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Jesuitas y Cardenales ADEMAS: 3 Staff Editora Felicitas Luna Director: Marfa Sdenz Quesada Secretaria de Redaccion’ Eliana de Arrascaeta Colahorador principal Gregorio Caro Figueroa Aechivo fetograticn: Folicitas Luna Directora administrativs: ‘Susana Slik eect sounerancn Vamos 773 3 5 (C1053) ABA, Boonos tres rm ol a322 4703788030903, axon 4322-4903, tr odoestorincem a ma {oeenetoriatarntoi come ‘rerb00e fee netris ‘iermawacr en casa ko SA buyin AA ‘ermaon ex itenon st Ata (ePaeasones able IT Osh eats ereoemnsc lees Gas ate Lo 81-0388, Incr ani sin Recrel e ‘esc dt S987, SN OO GIL Meme dea asa get fp nebocutuer spate por Charo cortanen spriors que ‘questa eno 14 20 28 37 58 76 Sumario ARO xLM E5:C\6N 52 JULIO De 2008 “Historia, mula del tleripo, depdsito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y avsa de lo preserte. advertencia de lo por veri, Cervantes. ujcte, i Los jesuitas, una Orden internacional Su expansion desde el siglo XVL al XVII pr Lucia Gaver Tomis Falkner, médico inglés y jesuita Su labor en el siglo XVIII por Roberto L. Elissalde y Fernando Tucillo Restanraciény expulsién de los jesuitas ‘Conflictos entre Rasa’ y los Feligiosos por Juan Francisco Baroffio Conversando con Roberto Di Stefano Un especialista en Historia dela Iglesia por Eliana de Arrascaeta Suplemento educativo 2013 ‘a Heramientas pra ensefa la Historia dels mujeres en lala por Karin Grammatien Elcardenal Copello, entre Diosy el César Politica y zeligin en la Argentina gor Roberto Bosca 4Quiénes son los focolares? Movimiento ecuménico del siglo XX por José Maria Poirier Y ADEMAS: 4 Carta de In directors "Los rostros de la Iglesia" por Marla Saenz Quesada. 35 Gas Argentine. Su historia y su gente “Gasoducto del fin del mundo” por Miguel Nuee Cortés. 36 Bases del Concurso de Investigacion Histérica 2013. 50 Hos~ pltal Britanieo "El doctor John O'Conar, un cirujano con decision y destreza” por Juan D, C, Emery, 52 Redeseubriende Buenos Aires "Lo Nuncistura Apostolica fn Buenos Aires" por Horacio Spinetto. 54 Por los eaminos de la historia “Lo avenidia pontificia” por Roberto L, Elissaide, 56 Listado de notas sobre Ia Iglesia catéllea en Todo es Historia. 53 Testimonies para la historia "De Bergoglio @ Francisca" por Maria Oliveira-Cézar. 74 La Fotohistoria del mes "Cua es Jorgito ergoglia?” por Mario Valdéz, 80 Esto pasé “El cacao: alimento de los dioses" y “Amor y tragedia” por Ana Arias. 82 Leetores amigos y Agenda. Diseno de tana: wawestudiacumbre.com ar ‘wera de aqul Este dibujo idiculiza el momento en el que el gobierno de Rosas expulsa por segunda vez alos jesuitas Los vaivenes de un conflicto entre los religiosos y e! gobernador Rosas Restauracion y expulsion de los jesuitas por Juan Francisco Barotfio ePor qué volvierony por qué se fueron? La pregunta es de rigor cuando nos relerimes # la restauracién de la Compania de Jesis por el gobemmador Rosas, en Buenos Aires, al breve idilio entre la socieed: base de amen: federal y la orden fundada por Ignacio de Loyola, y a su ex ‘més o menos directas, destrato oficial y pasquines, enla aos 1840. a época de Rosas y sus polémicas son, tal vez los ‘campos més estudlados por nuestra historiografia nacional. Entonces, ayer y hoy, se siguen embande- ando muchos de los estudiosos. Cualquiera que no sea un {angtico panegirista 0 un rabioso detractor, es resentido por ambas partes. sel conflicto amigo-enemigo de la historia, patria. Todo lo telacionado al tiempo y la persona cel Res- taurador ha suscitado (y suscita)rfos de tinta, Sobre todos los temas se ha polemizado, se ha discutido; en realidad sobre casi todos. Hay un tema, que inexplicablemente ha ‘sido la "chica fea” del baile. Ese tépico es el que tiene como ‘centro a la restauracién y expulsién de la Compania de Jestis en el teritorio nacional. En este breve escrito tratare- ‘mos de sacar algunas conclusiones que nos ayuden a entender mejor ese contficto. Los antecedentes La expulsién de la Compania de Jests del teritorio ame- ricano, por el rel decreto de 1767 de Carlos IH, no fue la primera nt la tinica que sufré 1a orden fundada por Ignacio {de Loyola y Francisco Javier. En 1594 fueron expulsados de Francia por Enrique IV; en 1605, por Isabel de Inglaterra y nego por el shogun Tokugawa Ieyasu de Japén ese mismo afio, de Malta en 1639, de Portugal en 1759 y nuevamente de Francia en 1762. Finalmente, el papa Clemente XIV disolvi6 la Compafia en 1773. La obra educadora y evangelizadora que habfan desarrolla- do estos religiosos en el continente americano, y particular ‘mente en el actual territorio argentino, no fue olvidada, Ya en 1810 se inseribfa en el libro de Acuerdos Capitulares de Cordoba del Tucumén, una Solicitud hecha por don Ambrosio Funes, recordando la obra de los padres jesuitas y solicitando su venida. Similares intenciones se buscaron en ‘varias peticiones que el 16 de diciembre de 1810 presenta- zon conjuntamente los diputados americanos alas Cortes ‘extraordinarias de Cadiz: “Reputindose dela mayor impor- tancia para el cuttvo de las clencias y el progreso de las misio- nes que introduceny propagan tafe entre los indiosinfeles la resttucion de los Jesuitas, se concede por las Cortes para los rei- mos de América” Ambrosio Funes presentaba en 1811 una exposicién razo- nada ala Junta Gubemativa instalada en Buenos Aires en la que solicitaba se restaurase alos jesuitas en el naciente tertitorto: “El restablecimiento de ls Jesuitas ser til para la religin, para tas cencias, para la educaciOn de la juventud y ‘para las costumbres generals (..)"2, Si bien hubo estos pri- ‘meras intentos, a cosa quedé en la nada. Durante muchos afios no fue més que un anhelo de aquelles que habian ‘conocido la obra de los jesuitas. Pronto, como todo lo rela- cionado a le Iglesia catdlica, fue otto punto de discordia entte unitarios y federaes, Por um lado debemos tener en cuenta las concepciones que los hombres de ese tiempo tenian sobre la religién. Los pro- hombres del federalismo (Rosas, Quiroga, LOpe2 y otto), consideraban a la religién cat6lica como un elemento més de la ncipiente sociedad nacional. Por este motivo es que Facundo Quiroga enarbol6 la bandera de “ReligiGn o Muet- te", ¥ que a Jos unitarios se los caracterizara como libres pensadores Los unitarios tenfan la concepcién de que nacionalidad y religion eran lo mismo; por eso cuando ellos hacfan erticas ala eligiOn, en general, querfan referirse ala cultura here- dada de Fsparia. Por eso, caracterizarlos de ateos o enem- os de la religin, era un poco exagerado y respondia a un ‘uso politico de la fe. Rosas, al igual que sus contemporéneos, entendia que la zeligion “era uno de ls elementos esencialesen la integracicn ‘de un sentimiento nacional, y, por lo mismo, la Iles uno de Ios mejores instaamentos para afar la wnidad de una maciénr dlacerada por tos localismos"3. El propio Rosas afiadia un ‘elemento més. En su concepci6n, la religiOn no era sélo un ‘elemento de identidad nacional sino también un elemento de orden. “Su obra a favor de la religion abedece,en buena par- te, a que la considera como el mis eficaz elemento de orden. lace ezar el rosario al ejécito porque ve ex ello una disciplina. Por milo de los curas, tanto como por media de tos jueces de ‘paz y de los comancantes, establece el orden en ia campatia”®, ‘Sino se entiende la pasién por el orden, no se puede ‘entender ningiin aspecto de la personalidad y el proceder dde Rosas. Durante su primer goblerno (1829-1832) intent6 sin éxito traer sacerdotes lesultas. La Orden, que habla sobrevivido en Rusia bajo la proteccién de la zarina Catall- na la Grande, habia sido restaurada en 1814 por el papa Plo VIL, ¥ poco a poco se estaban volviendo a instalar en aquellos paises europeos de los que los habian expulsado TODOESHISTORIA N°552 /21 Los primeros contactos del gobiemo de Rosas se hicieron en Francia en 1833 a través del Ministerio de Relaciones Exteriores,a cargo del general Tomas Guido, pero resulta: ron nfructuosos, como expone el agente consular Santa Coloma: “El infuscrita(..) en conformidad a toque se prvi ine por las Notas de 10 y 24 de Sepiemtire ttm, que ha tendo el onor de recibir del Exceentisimo Sr. Minstro de Relaciones Exterfores, ha procedido a tomar informes com el ceo que se le recomienda, respect els Jesuitas que residen en Franca, de saber, probidad y dems cuaidadesrequeretes (Sc) afin de hhaceres conocer a protein y favorable dsposiciones que ls ofece el Goblemo de Buenos Ales.) Bs de su deber mari: tar al Exc. Sr. Mistro que esta redid ol nero de Jesuits residents n Francia, que se hace if, sino impose ble, ques hallen algunos dspuestos a emigrar,exomaies de das calidades que se designan, y sobre too experts en el idio ‘ma castellano, Como se ve, las cuestiones idiométicas cerraron el asunto gue se dio por conciuido y no se volvie- ron a realizar diigencias tendientes al regreso de la Compa- nis de Jess, Regreso del Restaurador y de los restaurados Ta ola de revoluciones liberales que hizo tambalear a los sgobiemos europeos, también impacté en la Compania de Jess, En ese contexto, Rosas reinicié su antigua politica tendiente al regreso de los jesuitas, pero esta vez los busco en Espafa, Bl Restaurador no habia tenido experiencia de primera mano con la obra de los Padres -puesto que él raci6 en 1793, velntiséis afios después de la expulsién-, ‘pero si el capellin del Gobierno, doctor José Rafael de Rey- nna habia sido discipulo de la Orden durante su niftea y les _guardaba un gran afecto, tal como se evidencia en una car- ta escrita por Rosas: “No he conocido a os jesuitas, pero he visto yobservado sus obras. Conazco som hombres grandes: los traeremias,y nos warts a hacer mucho honor, Pero reserva, Doctor, reserva. Haga Ua. las dligencias necesaria, que yo sal- ‘go. todo"®. Teniendo en cuenta que Rosas recibi6 en st segundo gobierno la suma del Poder Pablico, Hama la aten- clon que imponga reserva en sus gestiones. Esto podria deberse a la situacién de inestabilidad politica que se vivia ‘en los tiempos posteriores al asesinato de Quiroga y a los nuevos alzamientos unitarios. También, hay que tener en cuenta que Rosas tenia un carécter suspicaz y eta descontiae doen grado sumo. Las diligenclas y comtactos com los jesultas de Espafia se hhicleron por medio de los comerciantes del Rio de la Plata, ‘que hacian saber a sus corresponsales de Cadiz y Sevilla de labuena disposicion que habia en Buenos Aires para rect Dizlos. ¥ su ofrecimlento de 1836, no pudo haber llegado en mejor momento, El 7 de julio de 1834 se habfa producl- do en Madrid una serie de degtellos de jesuitas, que se agravaron al afio sigulente durante los llamados “motines anticlericales l 4 de Julio de 1835, la Compafia era nue~ vvamente abolida por la Corona espafiola El General de la Compania de Jess, Juan Roothaan, prepa- zaba una misi6n a las Hlipinas cuando lleg6 la noticia de ‘que Buenos Aires se hallaba deseosa de recibirlos. Desistié de estos preparativos, y fueron destinados a Buenos Aires seis padres: Mariano Berdugo -maestro de novicios en Madrid, Francisco Majesté, Juan Coris, Cesdreo Gonzélez, Juan de la Mata Macarrén y el coadjutor Idelfonso Rome- x0, El padre Berdugo fue designado Superior a misién embarcé en Cadiz el 28 de mayo de 1836 en el bergantin inglés Eagle, Tras setenta dias de viaje, arribaron alas costas argentinas la noche del 7 de agosto de 1836. ‘Tuvieron que esperar hasta el dia sigulente para desembar. cat porque el rf estaba crecido y muy movido. Tan cextraoficial yreservado habia sido todo aquello, que el sismo Rosas y el padre Reyna recién supleron de la lega- da el dia 8 de agosto. Fl Gobernador mandé hacer una solemne recepcién el dia 9 de agosto. El capitan del navio, Jobn Martin, anuncié a los religiosos que se prepararan, para desembarcar por orden del gobierno, Asf_o cuenta el, padre Ceséreo Gonzélez: “Vestimos al punto la ropa tular ~ hasta el momento habian vestido como seculares-y dejan doer el bugue para cuidar de los equipajes al hermano Idelfon- 0 Romero, salimas alegre y gozosos de nuestro bergantin Aguila, y nos pusimos en breve tiempo a tio de fusi de la clu dak, Agu nos esperaba el carro de la capitania del puerto tra- do por es caballos blanco, er el cual entramos los cinco ‘padres y el eapitn; pues de esta manera se desembarca en el io de ia Plata, verifieindose aquel dicho: andar en carreta por mar, El rele se descubria colmado de gentes -entre ellos la comisién mandada por el gobierno, espectalmente ecesiés- ticos -e] dedn Reyna, Felipe Elortondo y Palacios, Casimiro Arellano, José Antonio Picasarsi, entre los més destaca- dos: y te de estas en otro carro -era la comision que man- aba el obispo Medranc- nos reibieran y acompafiaron por elrio Los religiosos fueron recibidos con imusitado entusiasmo ‘por parte del pueblo portefto, afecto a las novedades. Esto ‘debié ser un gran cambio para los jesuitas que venian de ser perseguidos en su pafs, Nada parecia augurarles nuevos; percances en medio de aquel clamor popula, repicar de campanas, estallidos de cohetes y luvia de flores desde los baleones. Sin embargo, el padre Mariano Berdugo pronto, cempez5 a recelar debido a un pedido peculiar de las auto- ridades: “Apenas pusimas el ple en la playa de Buenos Aires, los Eclessticossailerond recibirnes, yd propuesta de D. Fel pe Palacios, Cura de la Catedral al Sud, nos hicieron entrar en el almacén inmediato del buen espafo!vizeafno D. Juan Udaondo, p af nas pusiero ta divisa federal, que consistia en tuna cinta encamada con el epigrafe “Federacion". El dlsgusto {que yo entonces rib fue tan notorio, que conocido por el rs. petabe ecleslstico y principal autor de nuestro retablecimien- tn, Dr. D. José Rafael de Reins (sc), creyé oportunosatisfacer ‘nl repugnancta, diciéndome que no signficaba aquelto otra cosa sino el orden y sumision & ta autoridad, y que no sélo lo traian todos, cua los religlasas, mas haba orden de que mingt- rn si ella fuese recto en la casa del Gobernador(..) Proce réaguietarme, viendo que era uso general; pero siempre me qued6 ta desconflanza de que fuese ura seta de partido”®. ‘TODOESHISTORIA N°S52 23 Podrfamos decir, que el padre Berdugo, comprendi6 de entrada emo venta la situaci6n. Perfotio de bonanza ‘A pesar de los recelos iniciales de Berdugo, nada parecis augurat los contlictos por vent. El dia del artibo, los seis Jesultas fueron recibidos por Encamacién y Manuelita en. casa del Gobernador, que era la antigua residencia de la {familia Ezcurra que Rosas habia adquirido, situada en una cesquina de la ciudad, De boca de la esposa oyeron algo que Jos Hené de alegria y era que querian que residieran como jesultas. Al ot dia, durante la noche, Rosas los recibio y allf le solicttaron que se les dejase vivir como corporacién y comunidad religiosa sein sus constituciones, lo que excu- saba las Injerencias de las autoridades civies y eclestdsticas en el goblemo intemo del instituto. Sobre este punto Ber- dugo se habia mostrado insistente, seguramente porque estaba muy fresco el recuerdo de su disgusto por la divisa punz6, Este es un punto clave para entender el conflicto posterior: “El Gabemador no debiéaleanzar por de pronto el significado y trascendencia de aquella frase, “conforme a las CConstituciones*, que tanto le habia de contrariar después; y como por otra parte nada exigtan, sino este requisto para entre- _garse d cualquier género de trabajo propio de su Instituto, no ppareca que hubiese razén para negaro”® Para oficializar la buena recepci6n, el dia 26 de agosto de 1836, el gobiemo emitié un decreto por el que Ios jesultas eran admnitidos para vivir en comunidad conforme a su regla. Esto significaba que se establecia oficialmente ala Compania y que Buenos Aires se convertia en la primera cludad de América en restaurarlos. En el decreto tamblén se les hacia entrega de las Naves del Colegio, ubleado en la Manzana de las Luces, que habia pertenecido a la Compa: ‘Ala antes de su expulsion. La iglesia de San Ignacio de Loyola se la entregaron recién en 1838, ya que all funcio- rnaba la parroquia dela catedral al Sud, porque la Catedral se hallaba en eparaciones, Por otro decreto del 7 de diclembre de 1836 se les asignaba un subsidio estatal men- sual, retroactive al mies de octubre. Otro decreto facultaba en su articulo 1° a los padres para “abrir en dicho Colegio ‘aulas pblicas de Gramética Latina, y después cuando puedan y To tndiquen tas circunstancias, enseRar 1a lengua griega, ya retirica, poner escuelas de primeras letas para varones,y esta Dlecer cdtedras de Filosofia, Teologta, Cénomes, derecho natural 1y de gents, derecho civil y derecho piblico eclesidstco, como también matemeticas"®, También pontan a su disposicion, al arquitecto del gobierno y a los muebles y utensilios que no se utilizaran en la Universidad, Las actividades del Colegio comenzaron en los primeros meses del afio 37, luego de una ardua tarea de los jesuitas, que ademés debian cumplir con sus funciones pastorales| muy requetidas por la poblaci6n. La inscripcién para los ‘cursos autorizados por el Goblemo fue muy buena, Llegan- do en ese aflo a més de 250 alumnos. La disciplina y el, método pedagogico de los jesuitas, pronto fue admirado ‘por los padtes de los alumnos, tal como se observa en este ‘esecito: “El orden que reinaba era admirable; (..) I métado de censenanza nada deja de desear. (..) La restauractén del Colegio dela Compania de Jessen este suelo fli, es sin duda uno de 1s tanios monumentos de gratitud & que es justarente acreedor ‘nuestro Tustre Restaurador de las Leyes. Unos padres de familia (Girmado)"s, Todo esto también sirvi6 para prestigio del Gobiemo, Los sels esultas pronto no dieron abasto y fue necesario pedir al gobiemo la autorizacion para invitar a ots. A ‘medliados de 1837 legaron siete més (entre ellos el padre Bernardo Parés, que fue designado rector del Colegio), ¥ ‘para finales del mismo afto en total llegaron a ser diecisiete religiosos. En carta al Padre general, el obispo Medrano le cexpresaba: “en esta América todos los desean"™2 La obra educativa propuesta estaba en marcha con los _mejores prospectos. Asi lo expone el gobernador: “Pasan de trescentos los nifos que se educan en las aulasestablecidas ‘baja la protecién del Gobiemeo, por los Padres de Ia Compania de Jess. El piblico ha respondido al esmero de estos sacerdotes Lbenemeritos con la confianza de los padres de familia que entre EI Clero Federal Figures representatives El dean Felipe lortondo y Palacios, sobierno, Francisco Majesté, se ale de los lesuitas y siguio drigfen 0 ot Colegio (centro), monsencr Mariano Medrano, cc * ‘gonclas del poder (dere leq gad gan a sus hijos y en las rogactones para la recompesici6n del Colegio”. De sus conferencias con Rosas, el supetior Berdugo qued ‘muy impresionado ya que las intenclones del gobemadar formaban parte de un plan amplio de evangelizacion y edu- caclén. Asi lo expuso Berdugo en una carta de 1836: “Las rmiras que el Gobernador tiene sobre la Compata som muy vas- as, pues no slo desea que en ta capital se aban escuels y seminarias para ls ciuiadanos »joveneseclestastcos, sino que se extiende a querer confiarnos las poblaciones nuevas que acaba de hacer y el catecismo y cultura ce ls indios amigos, que au- que cvilizadas, no son eristianos"™4 A finales de 1837 los jesuitas emprendieron la primera alsin por la provincia encargada por Rosas. Los padres Berdugo, Cabeza y Malesté (que se habla ido granjeando la ‘mayor simpatia del goblemo), recorrieron los pueblos de ‘San Isidro (donde los alcanzé el obispo Esealada), San Fer- znando, Capilla del Seior, Baradero, San Pedro y San Nicolés de los Arroyos, En cada poblacién debian desarrollar una {ntensa labor escuchanéo contfesiones, celebrando misas, ‘bautizando, confirmando y demas tareas pastorales, Cuan- do regresaron a Buenos Aires, lo hicieron con més de 10.000 cconfesiones, 8.000 confirmaciones y 200 matrimonios. En 1838 emprendieron una nueva mislén acompafiados pot el obispo Escalada. Esta vez recomteron la guardia de Lujan (actual Mercedes), villa de Lujan y San José de Flores Para finales de ese ano ya eran treinta los miembros de la Compania que habian legado al pas. Tan entuslastas eran, Jas noticias que salian de Buenos Aires sobre estas “girs” {que pronto las otras provincias empezaron a solicitar jesu!- tas, En 1839, repetidas misiones recomtieron Cordoba y la regién serrana, Tan importante era la labor que desarrolla bban, que Roothean, el general de los Jesultas, erigié en 1838 ala misién en vice-provincial. En 1842 establecieron fliales fen San Juan y en 1844 en Catamarca, a tintca de las empresas que les faltaba emprender era la evangelizacion de los indios, que slempre habia sido una de las miras de los que abogaban por la vuelta de los jesut- tas, Sin embargo, en esta oportunidad, no legaron a con- cretacla, Cambios y recelos Hasta entonces la situaclon de los jesultas habia tenido viento a favor, Igual clima de bienestar y seguridad se habia sentido en la economia y en la politica hasta 1838, Todo parecia marchar al compas que marcaba Rosas. En 1838 el clima empez6 a cambiar. Francia, atropellando la soberanfa de la Confederacién Argentina, impuso un blogueo al puerto de Suenos Aires. Esta situacién fue apro- vvechada por los enemigos de Rosas, que comenzaron a conspiar junto alos franceses para derrocatlo. La conjura encabezada por el coronel Ramén Maza que pretendia ase- sinar al Restaurador y el levantamiento de los Libres del Sud, desencadenaron un pandemonio en la provincia, Las ‘masas federales, presas de su fanatismo, atropellaron a todo el que no fuese rabiosamente rosista, El mismo gobiemo pparecia incapaz de contener Ia euforia y el espiral de violen- cia, en los momentos en que pretendié reprimitlos, En ese contexto, también se desarrollaba la guerra conta las aspi- raciones expansionistas del boliviano Andrés de Santa Cruz ‘que tras invadir Perd, buscaba hacerlo propio en Chile y la Confederacion Argentina. En el interior comenzaban: ne- vos alzamientos unitalos Todos estos acontecimientos llevaron a una potitica més represiva contra todo el que no se embanderara a favor del federalismo en general y del rosismo en particular. ¥ alli ‘surgi el primer malestar con los jesuitas, Como en el Cole 10 no se habia designado un uniforme general para los, alumnos, cada uno tba vestido como queria. Ocurtié que algunos estudiantes vistleon de azul y de verde, colores ‘dentificados con el unitarismio y por lo tanto proseriptos; ‘otros asistan a clase sin Ia divisa punz6, Este tema legs a ‘ofdos det Gobernador (algunos autores acusan al general Corvalén, edecin de Rosas) £1 doctor Reyna se present6 ante Berdugo y le hizo notar esta irxegularidad. Berdugo respondié que al momento de encargares la edueacién, no les habian exigido que cumplimentaran tales requisites. Rosas envié a través del ministro Arana, copia certficada del decreto que obligaba el uso general de a divisa punzé, Esto no agrad6 al padre Berdugo, pero comunicé la disposi= clon a los padres de los alumnes. Promover nuestra cultura es asegurar la memoria, proteger el presente y velar por el futuro de los pueblos, En permanente apoyo a la cultura. ‘TODOPSHISTORIA N°552 /25 En tiempos en que las muestras de adhesién al régimen, ya fuera de parte de civies, militares 0 eclesiésticos, eran fre- ccuentes hasta la obsecuencia, que Ios padres jesuitas no hhubiesen visitado por largo tiempo a Rosas, podia ser moti vvo de sospecha contra ellos. Pronto una serie de paniletos contra los jesuitas inundé las calles. Se lanzaron imprope- tos y acusaciones contra los padres; algunos fueron lleva dos a cabo por Busebio de la Santa Federacién, aquel “tontt oco" que Rosas utilizaba como bufén contra adulones y adversarios de menor importancla. ‘Alertado por estas circunstancias, el padre Berdugo comié a entrevistarse con Rosas, quien lo atendié desganado y fue vvago en sus criticas y consejos. Berdugo tra de sacar ade- lante al Colegio como pudo. Mientras que antes se los habia colmado de elogios en los mensajes ala Legislatura, en 1839 cl silencio fue mis fuerte que las acusaciones. La feialdad de {rato continud. Las divisiones llegaton al mismo clezo jesul- tico. Algunos de los padres contaban con amplio apoyo ofi- cial, como los padres Majesté, que era un excelente oradar, Garcia y Cabezas. En contraposicién, ottos eran sefalados ‘como enemigos de la feeraci6n, lista que encabezaba Ber- ‘dugo. Los jesuitas que no querian embanderarse en los con- fictos, fueron vistos por su neutralidad como opositore. El resto del clero portefio también particip6 de este clima pol!- tico y dejé aislados a los jesuitas. En julio de 1840, mes dedicado por Ios jesultas a su funda- dor San Ignacio de Loyola, la ciudad fue cubierta de pasqui- nes donde se Jes daba el rato de inmuncios, salvajes y asquerosos unitaros, Es que ese afto era muy sensible para cl rosismo todo: Lavalle, al frente de un ejéeito financiado por a Francia bloqueadora, pretendia evar una revoluci6n alas puertas mismas de Rosas. 4119 de julio de 11840 los padres Panés y Majestélograron luna entrevista con Rosas, qulen sostuvo que “el P. Superior 25/ TODOESHISTORIA N'552 (Gerdugo) no marchaba de frente, que su marcha era tortuosa, no ra federal, era unitaia”8, Sin embargo, e resto de ese ato, zo fueron molestados, ni siquiera durante los sangrientos ‘eplsodios de octubre, Como si no existiesen. Algunos jesuitas siguleron llegando y el noviciado siguié con sus funciones. 1as clases continuaton e incluso se abrieron nuevas materias ‘como Metalisica y Fisica. En 1861, el panorama cambio nue- vamente. (Octubre, mes de cambios ‘Amediados de 1841 comenzé a corer un rumor de que habia sido interceptada una cata dl vice- provincial Berdu- soa losuntarios Este neg rotndament os crg08¥ pidi6 que se hiciese pablica la cara El asunto queda. UUnos pasquines que mostraban a jesitas en la horea 0 una pistols apuntando ala ez, maevamentecircularon por Buenos Aires se cima host también seextendi6a otras provincia, como Cércobs Los festa trataron nuevamente de entrevistarse con Ross, pero no ls ecb, Por boca de Manuela les reteraron las ‘Objeclone a Berdugo. No mucho despus se hicieron nse ‘uaciones muy claias de que ese debia dejar lSuperorata, 1a propuesta, hecha por Peco De Angelis era. que fuera reetmplazado por alguien afin alos federlesy nom cxpresamenteal padre Majest Dstubre de 841 foe un mes fanest, Ea 5 apareceron pasquines amenazantes que de(aban entever que se romaria Porasalo Colegio, Ese aloe padres se eta # cas particulars, En los dias venideros no oc nada, Trataron Intructuosanente de obtener alguna seguridad por parte de Rosas. E Colegio debi solves yclausrarse. pare ergo debie pasar a Montenigeo clandestinamente Fle ro en genenly ls obisps de Ruenos Ares no movie un Cid a tvor dels “sospecnoss" fests ReaROZ Nueva expuisién Durante todo el ano 42 los jesuitas permanecieron disper- 0s y en silencio. Los confictos intemos del gobierno y la guetta, tampoco permitieron darle tratamiento a este affai- re, Con la sallda de Berdugo, el padre Cabeza, que contaba con simpatias federales, qued6 como superior. Rosas tat6 Ge tentarlos con la reconstrucci6n de la comunidad y la reapertura del Colegio; para esto se vali6 de los ministros| Arana y Anchorena, que eran fervorosos admiradores dela ‘Compaita. Se eabrié el templo de San Ignacio y se nom- br6 directores del Colegio a Cabeza y Majesté El padre PParés, ospechado de unitario al igual que Berdugo, tavo que salir dela escena, La mayorfa de los religiosos, sin ‘embargo, se mostraron reticentes a los nuevos ofrecimien- tos, pues veian el intento gubernamental de interferir en Jos asuntos de la Compasiia. Algunos optaron por recbit iistones de su superior mayor en Rio de Janeizo 0 del vice- provincial Berdugo en Montevideo. Otros, como el padre ‘Majesté, se pasaron al cero secular (depenciente del obis- po}, abandonando la Orden. Esto significé una toma de posicion politics, ya que el clero portefio era rablosamente rosista pues 1s tibios habjan sido expulsados. El superior Cabeza no tomé posiciones federales y también cayé en desgracia El dia 22 de marzo de 1843 se emitié un decreto que man- ddaba que todos los jesuitas que atin quedaban en el terito- to, se secularizaran o salieran fuera de la Republica en el téxmino de ocho dias. E1 29 de marzo, diecinueve religiosos se embarcaron rumbo a Montevideo, En los meses y afios siguientes, las Legislaturas provineiales tomaron iguales medidas y para 1848 los padres de la Compariia se encon- traban expulsados de todo el terltorio, El principio que todo lo rige Para entender la postura de Rosas, primero hay que ‘explicar c6mo era la politica eclesiéstica de la época. Los ‘gobernadores de provincia, herederos de la tradiciGn hispé- nica, se desenvolvfan con la Iglesia de una forma muy par- ticular Existia una marcada injerencia estatalen los asun= Notas 2. Citaso en Hen ez, Fabio (SL: La Corgan de essen fos Reps gol Sir de Amencs (1636- 1914) Burelona, Ee. Ines, 1916 pa. 6 Para ura vied gone ‘alde la expulsen ver Cercenas,Flce Jess restauraa on Repubca Argentina y Chie. Uruguay ye fran, ares Impeera de Hewich y Cen comand, $80, pip 818 2 Sia, Vicente storia a argent ‘a. Tome Vl. Be Be lattes Arsen a, 1968 pag 658. 4 Gover, Manve: “iso de Ban Juan Manuel ce Rosse Bueros Ars Te, 1968, pig. 248, care eenada en Burceos el? 2 rode #33. Cade en Hemandea, ope ag 6 6 Cada en Hemin- az, op.ct. pag 8. ‘cara fecheds of 19 se agosto de 1835. (Chass en Brin, Cayetane:Histovia dt in alosiaon i Argo: fina. Tome 1k unos Dies, £8: Den Beso, 194, pag, 36. 8. Pérez, op cit, pls a iy l3 Compania de tos intetnos de la Iglesia y una aceptacién con beneplicito de sus miembros, Este sistema se conoce como “regalismo" Yy es una “intromisin del Estado en terrnas reservados al Papa 2 los obispos, Implica un desconocimiento del orden jeréguico 1 pretende que la Iglesia se integre dentra de un campo", Esto, sumado a un excesivo cleicalismo, era lo acostumbrado. Durante sus goblernos, Rosas fue regalista y a medida que aumentaba su poder también aument6 esta tendencia, Por un lado, era un hombre devoto y de fe. Eta, lo que podia- ‘mos decir, un catélico convencido. Peto por otro lado, supo utilizar en su favor la adulacién que le rendian obis- Bos y el clero en general. “Hay evidentemente en Rosas un ‘eso de favorecer et erecimiento de la fe cristiana,y de hecho ej sin efecto a reforma vivadaviana entre otra actitudes bien- Jhechoras para la libertad dela Iglesia: sin embargo, mse tamnbién un no menor einequivoco esprit de servrse de o ret- oso para su voluntad politica”. Con estas regla de juego, aceptadas y avaladas por ambas partes, los jesultas resulta- zon set un caso sui generis. La Compania anteponfa su Regla las cuestiones estatales. Observaban fielmente aquello de “dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios"; Jo que necesariamente debié ser un motivo de discordia ppara el excesivo personalismo de Rosas. +I Restaurador pretendia uniformidad del pensamiento politico en Tos tlempos de guerra; en los tiempos de paz se ppermitié clerta libertad de accién, como hemos visto en los primeros afios de los jesultas en Buenos Aires. La cosa mat- Chaba distinta en tiempos de caos; af, dea afirmarse expresamente de qué lado se estaba, y aceptar las conse- ccuencias que tal decisin traf aparejadas. Por eso no es de extraniar que en medio de aquellos complejos azios de anar~ ‘quia, invasiones, atentados y bloqueos, el neutralismo de los jesuitas haya sido interpretado como una toma de pposicién en contra del gobierno. EL mismo Rosas le habia recomendado al gobernador de Santiago del Fstero, Juan Felipe Ibarra en marzo de 1835, “no contentarse con hombres ni con sericios a medias y consa- ‘rar el principio de que esté comtra nosotros el que no esté del {ado con nosotres"#8, Tado un credo, lesie Nacional Peo ‘ia. euenes ares, Sudamericana, 1987, le. 68, Seen AAW. viaoy muerte de Manuel Verte Wa. 85 As, Irie de ies Cones Fisterieas a "Dr sore € Gari’, 13885, pg, 2 create fotoertcns Las graces quo ts tren eta naa son el 29, Carlos Morene idem. pag 75. | (27 de alciembre de 10, Deore ce 74e_ | 1857, En Castegnnn sScieibr de 1836. En | op. cit. ps 35 Castngrino, aH | 44 Brin, op. Foss yl suites. | nag. 368 Buencs aves Plex | 15: Hernandez op. mat 1870, pags. sty | ot. pag. aL % 16 Sentamarva do BL Pablcado ene! | Beira Sila Un pee Dano dee Trtecet_| bose cate: prove: Zaderovemize ge | tock o poser 13836. EnCastagrino, | fporal. Ls sia op. pégs 34 35. | cuvarie os gobiemo AB EnBruno.op cit. | de Ross. Guenos i. 367. ‘res, Guacalupe, BEeMenasjeats Desi | 1908 oie 18 rmogunta vegiature | 12 Bosca, Reber: La ‘TODOESHISTORIA N°352 /27

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