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Rosalind Franklin y Su Aporte A La Ciencia
Rosalind Franklin y Su Aporte A La Ciencia
Rosalind Franklin[1] poseedora de un inusitado talento para la física detectado por sus
instructores a una edad temprana, a los 17 años decide ir a la universidad para estudiar
Química, Física y Matemáticas. Entusiasmada por la ciencia, había escuchado a Einstein en
una de sus conferencias, y decidió, tal y como éste proclamaba, poner su vida al servicio de
ella, en un principio su padre desaprueba la idea, pero lo cierto es que él mismo había estudiado
ciencias e incluso aprendido alemán a fin de intentar convertirse en científico y defendía la
educación como un valor primordial, así que finalmente, llevado por su talante progresista, cede.
Universidad de Guayaquil
Facultad de ciencias Químicas
Bioquímica y Farmacia
Con una vocación científica muy temprana, Franklin estudió y trabajó en algunos de los
mejores centros de investigación del momento. Su sólida formación en el campo de la
cristalografía le permitió aplicar sus conocimientos a una de las grandes incógnitas de la
época: “la estructura del ADN”[2]. Gracias a las imágenes únicas que consiguió se pudo
establecer que esta poseía la forma helicoidal que hoy todos conocemos.
1951 empezó a trabajar para la universidad Kings College de Londres ya como experta
en cristalografía de rayos X, la cristalografía analiza la forma en que los cristales se
difractan, o se dispersan formando patrones, sobre platos fotográficos.
Estos patrones pueden usarse para entrever las estructuras moleculares tridimensionales del
objeto de estudio. Rosalind Franklin empezó a experimentar con la difracción de rayos X
para estudiar la molécula de ADN[4], y al poco tiempo creó la icónica "Foto 51" junto a
Raymond Gosling, un estudiante de doctorado que colaboraba con su departamento. Pero
además de la fotografía, la experta registró en sus cuadernos de laboratorio mediciones y
observaciones precisas que serían decisivas para el avance de la ciencia. Detalló, por
ejemplo, las distancias relativas de los distintos elementos repetitivos en una molécula de
ADN. También anotó detalles que sugerían que la molécula de ADN constaba de dos partes
iguales y complementarias. Trabajando independientemente Franklin hizo un progreso
increíble en el estudio del ADN, pero se sentía cada vez más incómoda y aislada
socialmente en el laboratorio de King's College en el que trabajaba.
Fue también Wilkins quien, en los meses siguientes, fue enseñando a Watson y Crick
imágenes de ADN tomadas por Rosalind Franklin, rara vez con su permiso y la mayor parte
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de las veces sin que ella lo supiera. En febrero de 1953, vieron tres imágenes y, entre ellas,
la famosa fotografía número 51. Para entonces, Watson y Crick llevaban más de un año sin
conseguir nada positivo. La número 51 la habían conseguido Franklin y Gosling en mayo
de 1952 y, años después, Watson recordaba lo que sintió cuando la vio: “En cuanto vi la
foto quedé boquiabierto y se me aceleró el pulso”[5]. Por lo que se sabe, Rosalind Franklin
nunca se enteró de que Watson había visto la fotografía.
Bibliografía
1. ‘ROBADO’, N. (10 de Octubre de 2016). LA VANGUARDIA. Obtenido de
https://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20161003/41752894909/rosalind-franklin-
cientifica-adn.html