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NACIDOS PARA REINAR

Estamos meditando acerca de un hecho trascendente y se trata de que, cuando


los creyentes son llamados por Dios, no son llamados para cualquier cosa sino
para formar parte de un pueblo escogido, pueblo de reyes y sacerdotes, ¡nada
menos! Todos los creyentes han sido llamados por Dios para llegar a ser reyes y
señores, es decir, para tener dominio, autoridad y señorío. ¡Ese fue el propósito
inicial de Dios para los hombres! No es su deseo que los hombres se arrastren en
la miseria, sintiéndose que son basura, que no sirven para nada, o creyendo que
la vida no tiene sentido ni propósito; Dios ha creado al hombre con propósito y es
que reine juntamente con Él.
EL EJEMPLO DE DAVID
Hay un personaje bíblico que nos representa y es el rey David quien nació siendo
pastor de ovejas y terminó reinando; Dios lo escogió para reinar, aunque él no era
nadie, aunque era el último de la familia, ignorado por todos.
Nosotros tenemos una vida paralela a la de David y las etapas que él vivió son
etapas que vive el creyente hasta llegar a reinar.
Leamos 2ª Samuel 2: 1- 5:
“Después de esto aconteció que David consultó a Jehová, diciendo: ¿Subiré a
alguna de las ciudades de Judá? Y Jehová le respondió: Sube. David volvió a
decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón. David subió allá, y con él sus dos
mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail, la que fue mujer de Nabal el de
Carmel. Llevó también David consigo a los hombres que con él habían estado,
cada uno con su familia; los cuales moraron en las ciudades de Hebrón. Y vinieron
los varones de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá. Y
dieron aviso a David, diciendo: Los de Jabes de Galaad son los que sepultaron a
Saúl. Entonces envió David mensajeros a los de Jabes de Galaad, diciéndoles:
Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis hecho esta misericordia con
vuestro señor, con Saúl, dándole sepultura”.
Este pasaje de la Biblia corresponde con un tiempo en el que Saúl había muerto;
éste era rey de Israel y había perseguido a David para matarlo. David había
sufrido mucho, fue muy perseguido, vivió un tiempo en el desierto, en cuevas,
huyendo del rey que lo quería matar, y también vivió un tiempo entre los enemigos
porque llegó a considerar que era más seguro habitar entre ellos que con los
amigos.
¿Te suena esto? “¡Señor cuídame de mis amigos porque de mis enemigos me
defiendo solo!” Había decidido irse a vivir con los filisteos y allí entre sus
enemigos, contra quienes él había combatido, se hizo el loco y dejaba caer la
saliva de su boca para que, considerándolo loco, no lo matasen.
David vivió etapas muy difíciles y cada una de ellas lo llevó a ser rey.
Si Cristo te ha llamado y si eres verdaderamente un hijo de Dios, tú has sido
llamado a ser rey y no importa los momentos difíciles que tengas que pasar, no
importan las circunstancias que tengas que vivir, tú llegarás a ser rey. Las
circunstancias son sólo circunstancias, son pasajeras.
Después de haber vivido en el desierto y haber pasado muchas dificultades, ya no
existía Saúl porque había muerto en la guerra, ya no había quien lo persiguiera,
David consultó a Dios y le dijo: “Señor, ¿qué haré? ¿Subo a vivir a alguna de las
ciudades de Judá?” Él era de esa tribu. Dios le respondió: “Sí, sube” Volvió a
preguntarle: “Señor, ¿a dónde subo?” Y el Señor le respondió: “Sube a Hebrón”.
Entonces, David y su familia subieron a la tierra de Hebrón y se establecieron allí.
El pasaje que he mencionado nos relata que David fue a vivir allí con su familia
pero también le acompañaron los hombres que habían estado a su lado, los que
habían pasado por todas las vicisitudes que él pasó. Estos hombres llegaron a ser
los valientes de David, constituyeron el equipo de David con el cual él reinó. Pero
no siempre fueron su equipo, hubo todo un proceso, el que quiero que hoy
conozcas para que entiendas que si eres un verdadero cristiano, estás en alguna
de las etapas por las que David tuvo que pasar.
Ningún creyente comienza la vida cristiana siendo maduro sino que comienza
siendo niño, inmaduro, y hay todo un proceso que le lleva al crecimiento, a la
madurez. Al principio, el creyente no asume responsabilidades, más espera
recibir, pero a medida que va creciendo y madurando asume las
responsabilidades. Madurez es asumir y aceptar responsabilidades, inmadurez es
esperar que te sirvan, que te den todo.
Aunque nunca has pensado que Dios quería escogerte para reinar y nunca creíste
que Él te había escogido para ello, si eres un verdadero cristiano entonces tienes
que saber que Dios te ha buscado, te ha llamado, te ha salvado, te ha perdonado
y quiere transformarte en un rey, en una reina. Por el solo hecho de ser hijo del rey
te corresponde vivir en el palacio, perteneces a la familia real, por lo tanto
perteneces a la familia gobernante. ¡No eres pasto del infierno! ¡No eres una
persona advenediza, cercana al palacio, tú eres del palacio y debes entender y
aceptar que tienes linaje divino, por lo tanto tienes que prepararte!
Aunque tú no lo sepas, Dios planificó esto antes de que nacieras, lo planificó antes
de que existiesen las cosas; Él no es un Dios que arregla las cosas en el camino,
es un Dios de planes. Él proyectó todo desde el principio e hizo al hombre para
que gobierne, para que sea señor y rey. Ahora, los que se pierden no serán reyes
pero los que se salvan tendrán que serlo. ¡Insisto en esto porque lo tienes que
asumir y no debes esquivarlo!
Todo comenzó con un David muy solitario, en el campo, cuidando las ovejas de su
padre. La mayor virtud de David fue su fidelidad y no en las cuestiones espirituales
en sí, sino en lo que respecta a lo natural, en el trato con sus semejantes, en la
obediencia a su padre, en el cuidado de las ovejas, en asumir las
responsabilidades que se le había dado. Nos cuenta la Biblia que David cuidaba
las ovejas de su padre y cuando atacaba algún león, como era un animal muy
grande David le decía: “Buen día señor león, elija la que se quiera comer, yo me
las tomo”. ¡No! ¡Eso no dice la Biblia! ¡David se lanzaba sobre el león! Aunque él
era muy jovencito, tenía entre doce y catorce años… Nos cuenta la palabra de
Dios que David mataba a los leones, y si el animal tenía una oveja en su
mandíbula, él luchaba hasta sacarle la oveja de su boca, viva o muerta se la
quitaba y le decía: “¡A esta oveja no la vas a saborear!”
DAVID, EL PARALELO DE JESUS
David es un paralelo de Jesús; no era nada, pero llegó a ser rey. Jesús era un
niño, nacido en Belén: no había lugar para Él en el mesón, nació en un pesebre,
es decir, en un corral con techo, pero Jesús creció y agradó a su Padre celestial.
El día en que Él se bautizó en el río Jordan, el día en que fue ungido con el poder
del Espíritu Santo, ese mismo día comenzó el ministerio de Jesús. A los treinta
años de edad no había predicado ningún gran mensaje ni sanado enfermos, no
había hecho milagros ni despliegue de obra espiritual alguno, no había
demostrado habilidades espirituales, simplemente había sido fiel en lo natural.La
Biblianos dice que se abrió el cielo y descendió el Espíritu Santo sobre Él en forma
de paloma y una voz dijo: “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia”.
Jesús no había hecho ningún mérito espiritual para agradar al Padre, simplemente
había sido una persona honesta, un hijo obediente, simplemente había sido un
carpintero que hacía las cosas bien, era una persona de buen testimonio.La
Bibliaafirma que Jesús crecía en gracia, en estatura y en sabiduría para con Dios y
con los hombres.
Tú comienzas a agradar a Dios cuando te portas bien, no necesitas mostrarle
dones espirituales porque Él es quien te los dará después, no necesitas mostrarle
grandes cosas porque las grandes cosas las hará Él contigo. Tú tienes que
portarte bien con tus hijos, tienes que ser prudente y sabio con ellos, tienes que
ser fiel en lo natural. Tú tienes que ser prudente y sabio en tu matrimonio, debes
amar a tu esposo y darle honor, debes amar a tu esposa. La palabra de Dios
asegura que aquel que es fiel en lo poco también será fiel en lo mucho; asegura
también que, quien no maneja bien las finanzas, quien no es fiel en lo económico,
quien no es prudente en el manejo del dinero, Dios no le dará otra cosa.
En el proceso de reinar comenzamos con fidelidad en las cosas sencillas. Hay
verdades profundas; si tú no amas a tu esposa, ¿cómo Dios pondrá en tus manos
a su novia, la iglesia? ¡Cosas sencillas! Te voy a declarar un misterio espiritual: en
el reino de los cielos no van a entrar los mugrientos, los desordenados. Tienes una
casa, límpiala, ordénala, ¡en ese lugar vive Dios! ¿Quieres que Dios viva en medio
de ese olor? A Dios le agrada que te vistas bien, que andes con la ropa limpia, le
agrada que cuides tu ropa, porque Dios se fija cómo administras las cosas que
tienes. Para Él eso es importante, debes ser fiel desde las pequeñas cosas y ser
fiel significa, hacer las cosas como a Dios le gusta. Hay algunos que son muy
espirituales, pero llegas a la casa y ésta se cae al piso, altos de ollas, platos que
no se lavan, grifos perdiendo, el inodoro con una costra tremenda, las cortinas
raídas, viejas; la paredes marcadas, dime ¿se agrada Dios de eso? ¡No!
¡Cuida tu boca! ¿Qué palabras salen de tu boca? ¿Qué les dices a tus hijos?
¡Ellos no son tus hijos, son hijos de Dios! ¡Él los trajo al mundo! ¡Él te usó como
instrumento de procreación! ¡Ten respeto por tus hijos! ¡Ámalos, cuídalos! Se fiel
en lo natural. El que es fiel en lo poco será puesto en lo mucho. ¡Esmérate,
esfuérzate!
¡He visto mujeres que salen tan bien vestidas de su casa pero su hogar es un
asco! ¡Cómo hacen para engañarnos! ¡Parecen pulcras pero son sepulcros
blanqueados!
Una persona que se endeuda deshonra a Dios, ¿sabías esto? La persona que
vive endeudándose tiene una condición de deudor, la Biblia dice que quien pide
prestado es siervo del que presta. Siervo significa esclavo. Quien vive de
préstamos, vive esclavizado según la Biblia, y quién presta se enseñorea del que
pide prestado. Si vives endeudado, no agradarás a Dios. Dios te ha dado bienes,
tú los tienes que multiplicar y cuidar. La Biblia está llena de enseñanzas, sobre
todo el Nuevo Testamento habla de temas que tienen que ver con el dinero y
compara lo natural con lo espiritual: lo que sucede con el dinero, es lo que también
sucederá después en lo espiritual. Si agradas a Dios en lo natural, en lo visible, Él
te llenará de su poder, porque necesita personas fieles.
Dios está observando cómo manejas lo que tienes; tú tienes vehículo, casa,
dinero, trabajo, ¿cómo administras tu trabajo? ¿Cómo lo cuidas? ¿Cómo te
comportas con tu jefe y con tus compañeros? Una persona que en el templo tiene
cara de santo y en la casa habla como un demonio es falsa, es hipócrita. En la
iglesia son: “Sí apóstol, si pastora. ¿Le puedo servir en algo?” Después hablo con
los hijos y ellos me dicen llorando que no aguantan más al padre, y son muchos
los casos así. “¡Pastor, me quiero ir de mi casa porque no aguanto más a mi
padre!”
Hablé con la esposa de un pastor que estaba afligida junto con el marido, por su
hija de catorce años; el padre llama a una reunión familiar para orar, pero la hija
dice: “¿Para qué vamos a orar? ¡La oración que yo hago es que te mueras!” ¿Tú
crees que la nena salió torcida porque sí? El hijo de dieciséis le dijo al padre:
“Cuando yo cumpla los dieciocho años, me voy a la iglesia de Márquez”. ¡Qué
triste! ¿Eso es éxito en el ministerio? ¿Eso es tener el favor de Dios?
¿Qué hacía David? Cuidaba las ovejas de su padre y era muy responsable, él no
iba a permitir que un león o un oso le comieran alguna oveja, así que perseguía al
oso, perseguía al león pero no permitiría que se pierda una oveja. ¡Y Dios estaba
mirando eso! Dios sabía el corazón que tenía con ellas, las sacaba cada mañana y
las llevaba a donde había pastos delicados y aguas de reposo. David sabía qué
hacer como pastor y cuidaba a las ovejas; cuando pensaba en Dios se decía: “Yo
soy una oveja del Señor. Jehová es mi pastor, nada me faltará, en lugares de
delicados pastos me hará descansar, junto a aguas de reposo me pastoreará”. Ahí
estaba comparando su vida como oveja delante de Dios y diciéndose: “Dios es
conmigo como yo soy con las ovejas” Y era tal cual, las ovejas estaban tranquilas
con David porque él las defendía, y David decía: “¡Yo puedo estar tranquilo porque
Jehová me defiende!”
Si las ovejas podían estar tranquilas con David, las personas también estarían
tranquilas con él. Más adelante, él sería pastor de Israel, Dios le daría gente para
pastorear, para guiar y para reinar. Mientras tú eres fiel en lo natural, Dios se
encarga de que recibas revelación. ¡La fidelidad en lo natural produce revelación!
David sólo estaba obedeciendo, estaba siendo fiel con las ovejas, pero él ya tenía
una realidad, tenía una verdad: “Dios es el que me cuida; yo cuido a las ovejas
pero Dios me cuida a mí”. Luego de haber matado al león se maravilló: “¡Uh ¿qué
hice?! ¡Este no fui yo! ¡Dios estuvo conmigo y me ayudó a matar al león!” Un día
mató a un oso, y se dijo: “¡Hay, qué grandote es este oso! ¿Cómo hice? ¡Dios está
conmigo!”
CONSECUENCIAS DE LA FIDELIDAD
Fidelidad en lo natural produce revelación en lo espiritual. Él aprendió a recibir
revelación espiritual haciendo cosas sencillas. Si tú mientes, nunca tendrás la
confianza de nadie; las personas van a confiar una o dos veces, pero a la tercera
ya no confiarán más. ¡Se fiel en lo natural!
Si eres jetón la gente no querrá estar al lado tuyo y eso le desagrada a Dios,
porque Él quiere que seas una bendición para las personas; que tu marido se
deleite en estar al lado tuyo. Yo oré por la pastora y le dije: “No te hagas problema,
Dios ahora, te va a dar gracia para conquistar tu familia y a tu esposo”.
Es una bendición ser fiel en lo natural, pero eso no es todo, es sólo el comienzo.
David no estaba buscando ser rey, no se promocionó para serlo, nunca formó un
ejército con el que pretendiera conquistar la tierra para ser rey, pero fue fiel a Dios
y a las personas, fue fiel a Saúl y eso le agradó a Dios. Isaí, el padre de David le
dice: “Ve a llevarle unas pasas y queso a tus hermanos que están en la guerra”.
Sus hermanos eran grandes y estaban en la batalla pero él no tenía edad para ser
soldado, era un muchacho; así que a él le tocaba hacer los mandados, pero era
fiel en eso. Siendo fiel en lo natural, les llevó comida a sus hermanos y cuando
llegó al lugar en donde estaban, se encontró con un hombre grandote como de
tres metros de altura que asustaba a todos de muerte. ¡Los soldados del ejército
de Saúl se orinaban encima! ¡No había nadie que se animara a enfrentar a ese
hombre! David escuchó que hablaba sandeces, que zahería al pueblo de Dios y se
burlaba del ejército de Jehová. Mas él miraba y dijo: -“¿Nadie lo va a ir a matar a
éste?” -“¡No, no, es muy grande, muy malo!” Preguntó: -“¿Qué le darán al que lo
mate?” Y le respondieron que, a quien mate al gigante, el rey le daría a su hija,
sería yerno del rey. David pensó: “¡Qué bueno! ¡Yerno del rey!” Entonces dijo: “¡Yo
lo voy a matar!” Todos lo miraban y expresaban: “¡Pero es un pibito, es un gurí!
¿Qué va a hacer éste?” “¡Pero escúchenme! exclamó David, ¿cómo este
grandulón se anima a hablar de esta manera de los siervos de Dios?” ¡Los siervos
de Dios estaban todos orinados, pero David estaba decidido a matarlo!
¿Dios lo mandó a matar a Goliat? ¡No! El padre lo había mandado a llevarles
queso a sus hermanos. Fidelidad en lo natural, promociona. Te harás famoso si
eres fiel en lo natural, pero esto no es todo, sino el principio.
Los soldados decían: “¡No, es muy grande, tenemos miedo!” Y David señaló:
“¡Justamente porque es grande no le puedo escapar a la onda! ¡Con toda
seguridad que se la pego!” Saúl le señaló: “Pero tú eres un muchacho, no vas a
poder pelear contra este hombre de guerra”. Los hermanos le reclamaban: “¿A
qué has venido a este lugar? ¿A quién le has dejado esas pobres ovejas? ¡Andate
fanfarrón, orgulloso, conocemos tu corazón!” Saúl le dijo: “¡No vas poder!”
Yo mencioné que fidelidad en lo natural produce revelación en lo espiritual.
Entonces David le respondió: “Cuando yo cuidaba las ovejas de mi padre y venía
un león o un oso, fuese león o fuese oso yo los mataba, porque Jehová estaba
conmigo. ¡Un león no es nada, un oso no es nada! ¡Este grandulón que insulta a
las huestes de Jehová es menos que un león y menos que un oso! ¡Jehová está
conmigo y yo lo voy a matar!”
Fidelidad en lo natural produce promoción. Aquí ya no estaba matando un oso,
solito, perdido en el campo, ahora mataría a Goliat a los ojos de todo el ejército. A
partir de ese momento, David no era un don nadie, era “el que mató a Goliat” Todo
Israel lo supo y las mujeres hicieron un cantito que decía: “Saúl hirió a sus miles y
David hirió a sus diez miles”. ¡Era más famoso David con catorce años de edad
que Saúl, que era el rey! ¡Nadie se había animado pero él sí!
Para David, Goliat no era un problema sino una oportunidad: La fidelidad en lo
natural produce oportunidades. ¿Necesitamos oportunidades para demostrar lo
que somos? ¡No tienes que andar buscando oportunidades, Dios te las dará, sólo
tienes que ser fiel en lo natural! Lo que le sucedió a David no fue una gran
dificultad sino una gran oportunidad. El creyente que está firme en Dios y tiene
buena comunión con Él, no teme a los grandes problemas porque a los que a Dios
aman, todas las cosas les ayudan a bien. ¡Un Goliat no es un problema! ¡Un Goliat
es una oportunidad!
Dios te va llevando, de la fidelidad en las pequeñas cosas a las oportunidades; Él
te comienza a elevar a los ojos de las demás personas porque te ha escogido para
ser rey, no para ser un buen vecino. Dios te ha elegido para reinar, ¡tu vida será
una vida de impacto! ¡Tu vida será una vida de milagros! ¡Nosotros estamos
ayunando y orando porque queremos ver milagros! ¡Queremos ver a los
endemoniados liberados! ¡Queremos ver la gloria de Dios! ¡Queremos ver gente
que se salva! ¡Queremos creyentes valientes! Algunos dicen: “¡No hable de
demonios porque me da miedo! Yo hago cualquier cosa menos liberar a un
endemoniado, ¡cruz diablo!” ¡Mira el rey que tenemos! ¡El rey se achica ante un
demonio!
Cuando Saúl escucha el cantito de las mujeres: “Saúl hirió a sus miles y David a
sus diez miles” pensó: “Este se quiere quedar con mi trono. Lo voy a tener que
matar”. ¡Se puso celoso y decidió matarlo! ¿Tú crees que hay algún Saúl o algún
diablo que pueda matar los planes de Dios sobre la vida de una persona fiel? ¡En
absoluto! No sé por cuántos años Saúl persiguió a David, con un ejército de dos
mil o tres mil soldados, mientras éste andaba solo como un perejil en el desierto,
escondiéndose en las cuevas. Un día, Dios se lo puso servido en la mano: Saúl se
bajó del caballo y entró en la cueva para usarla de baño, y adentro estaba David
con unos amigos. Estos le dijeron: “¡Mátalo, Dios lo puso en tus manos!” Pero
David que era fiel, dijo: “¡No, yo no voy a tocar! ¡Este hombre fue levantado rey por
Dios, Él lo ha ungido, yo no lo voy a tocar! ¡Que me cuide Dios a mí! Yo voy a
eliminar a los enemigos de Jehová pero no voy a matar a su ungido”. A Dios le
agradó eso, y Él lo cuidó.
DAVID EN LA CUEVA DE ADULAM
David se fue a vivir a la cueva de Adulam, allí se unieron a él cuatrocientos
hombres amargados, endeudados y afligidos. ¡Mira qué fichitas! ¡Mira qué pedigrí!
Los endeudados le preguntaban: -“¿En qué te puedo ser útil, quieres un
préstamo?” Los afligidos le decían: “Hagamos una fiesta” o “¡Lloremos juntos.
Ayúdanos a orar!” Y con respecto a los amargados, David no podía ni endulzar el
café con leche aún con la cantidad que eran. ¿Dime, qué se puede hacer con
gente así? ¿Por qué se le pegaron estas personas a David? Si él había sido
elegido por Dios para ser rey, ¿por qué se le unieron estas personas? ¡A Dios le
encanta eso! Si tú vas a ser rey y si asumes que Dios te ha llamado para serlo, se
te pegarán los afligidos, vendrán a ti a buscar consejos los amargados, los
endeudados, los quebrantados. Te diré por qué: porque por más mal que tú estés,
esas personas están más necesitadas que tú, y puedes darles ayuda aún así
como estás.
David estaba huyendo de Saúl, vivía en una cueva y se le pegaron éstos que se
quejaban por los problemas que tenían; él tenía que ser el jefe de ellos. ¡Y en la
iglesia sucede lo mismo! Cuando yo era un pastor nuevito, pensaba: “¡Dios me va
a levantar, me va a ungir!” ¡Se me llenaba la iglesia de gente afligida, no era que
venían a buscarme para ayudarme sino para complicarme! No venían a darme
sino a pedirme; no venían a servirme sino a servirse, y encima la gente se
fastidiaba: “¡Quiero hablar con el pastor y nunca se puede!” ¡Se enojaban! Como
vienen por sus propios intereses, por ejemplo, me dicen: “Pastor, necesito hablar
con usted; me quiero casar con mi cuñada. Ayúdeme, ¿qué puedo hacer?” Yo le
respondo: “Pero, está mal, Dios no quiere eso”, entonces agregan: “¡Yo sabía que
me diría eso! ¡Pero, es que no la quiero más a mi esposa! Mi cuñada me dijo que
estaba enamorada de mí y yo estoy enamorado de ella. ¿Es qué Dios me va a
impedir que me enamore de mi cuñada?” “¿Has venido a pedirme consejo o a que
te apoye en lo que quieres?” ¡Las personas vienen a buscar su propio consejo!
Vienen por su necesidad, mirando su problema, vienen a ti porque creen que tú se
lo vas a solucionar. Ellos tienen derecho a enojarse contigo pero tú no tienes
derecho a enojarte con ellos, tienen derecho a ofenderse contigo, pero tú no tienes
derecho a ofenderte con ellos. Han tirado a la basura tus consejos y ahora vienen
a pedirte más, y tú oras: “Señor, ¿lo mato o le doy otro consejo?” ¡Pero le tienes
que dar el consejo! Y volverá afligido o afligida y te compadecerás de él o de ella.
¿Por qué vienen? ¡Porque Dios está probando tu corazón! Porque no vas a llegar
a ser rey si no tienes un corazón como el de Jesús.
Cuántos tenían enfermedades, pestes y demonios caían sobre Jesús, y Él los
sanaba, y los liberaba. Jesús vivió las mismas etapas, vivió un tiempo en lo natural
y agradó al Padre, y después vivió la otra etapa, en que lo insultaban, lo escupían,
le decían que era un endemoniado que echaba fuera los demonios por el poder de
Beelzebú, le reclamaban que sanaba a los enfermos en día sábado, ¡Él ni
descansaba! Se hacía la noche y seguía atendiendo a los quebrantados. Los
discípulos le decían: “Maestro, córrelos porque molestan” Y Él les respondía:
-“¡No! Déjenlos que vengan a mí”. ¡Jesús es el Rey de reyes y es el Señor de los
señores! Pero el reinado de Jesús es muy distinto al de los reyes de ésta tierra; los
reyes de esta tierra se constituyen en reyes y en déspotas, forman ejércitos y
conquistan, toman el poder, pero Jesús te conquista por amor.
Tú tienes necesidades, no quieres saber nada con Jesús, quieres que te arregle el
dolorcito o el problemita que tienes, y Él te lo resuelve porque está lleno de amor,
de misericordia y de gracia, pero no se va a enseñorear de ti, te va a amar hasta
que te derribe y tú vengas a Él y le digas: “¡Quiero que seas mi Señor! ¡Quiero
darte mi vida!”
Así que, pasamos de la soledad y el anonimato; David tuvo que tomar muchas
decisiones solo, como matar a Goliat, ahora tenía un grupo de amargados a quien
liderar, gente difícil, gente pesada, gente que te dejará en cualquier momento, que
se ofende con facilidad porque está herida y con facilidad se hiere. Pero tú los
amas y de nada te sirve porque ellos no están buscando tu interés sino el suyo
propio; en cuanto ven que no has suplido bien lo que ellos querían, se van y
hablan mal de ti.
¿Vas a ser rey o no? No tienes escapatoria, si perteneces al pueblo de Dios,
entonces perteneces a un pueblo de reyes y sacerdotes. ¡Y se terminó! ¡No
puedes aspirar a menos! Dios te llevará en un proceso como el que te he
mencionado, hasta que tengas autoridad, poder y dominio.
En este proceso de ser el jefe de los endeudados y de los afligidos, hay gente que
se comienza a sensibilizar y te comienza a amar. Y ya no estará contigo por
interés sino que le empieza a interesar Dios y lo que tú tienes de Dios; le
comenzará a interesar el reino de Dios y su justicia. En este proceso, algunos
siguen bebés, siguen inmaduros, pero otros comienzan a crecer y dicen: “Yo
quiero ayudar, quiero ser un instrumento de Dios”. ¡Dios va cautivando tu corazón
y te va llevando para que seas un rey como Él quiere!
“¿Señor, y a nosotros qué nos darás? Nosotros hemos dejado todo, hemos dejado
casa, familias por ti”; mas Jesús les responde: “Miren, el que ha dejado casa,
familia, bienes de ésta tierra, recibirá cien veces más aquí en la tierra y después la
vida eterna”. “¿Y qué nos vas a dar Señor?” Y el Señor les dice: “Ustedes han
dejado casas, yo les voy a dar a ustedes que estén sobre naciones” ¡Se fiel en lo
natural!
¿Qué has dejado, padre, madre? Yo se que tengo un gran premio en la gloria, se
lo qué es dejar padre y madre, se lo qué es dejar tierra y gente amada; se lo qué
es dejar una iglesia amada para ir a buscar aquello que Dios tenía para mí.
En ese proceso en que él está luchando por su vida y por los cuatrocientos, en
una oportunidad, lo quisieron matar; le incendiaron la ciudad donde vivían y todos
dijeron que era culpa de David. Él estaba tan angustiado como todos los demás,
mas ellos, además de estar angustiados lo querían matar. Pero, algunos
comenzaron a sensibilizarse y Dios comenzó a tocar sus corazones. Cuando Saúl
murió y ya no hubo persecución; llegamos a 2ª Samuel 2:1. Fue en esa
oportunidad en que le preguntó a Dios si podía subir a una de las ciudades de
Judá y Él le respondió que vaya a Hebrón; subió, entonces, David con su familia y
con los hombres que habían permanecido con él, y sus familias. Esto ya era un
proyecto, ya no era David solo ayudando a esos amargados y afligidos, ahora eran
personas que, con sus familias, se unían a él para un proyecto más grande. No
era gente que se servía de él, ahora eran sus aliados. ¡Esa fue la gente que le
ayudó a reinar!
Dios está haciendo lo mismo contigo, Él te está llevando en este proceso. Te
pregunto: ¿En qué parte del proceso estás?
DAVID EN HEBRÓN
Cuando David llega a Hebrón, vienen a él los habitantes de la tribu de Judá; una
sola de las doce que se presenta delante de él, y le dicen: “Queremos que seas
rey sobre nosotros”. David no hizo una campaña política, no levantó un ejército; él
es del tipo de rey como lo es Jesús, que conquista un reino entero, sirviendo,
amando, teniendo paciencia y misericordia, y compadeciéndose de la gente. La
gente le pide que él sea rey sobre ellos y aquí cambia todo porque antes las
personas se servían de David pero ahora se presentan delante de él para servirle.
Porque, cuando le dicen: “Queremos que seas rey sobre nosotros”, le están
señalando que se ponen bajo su autoridad junto con sus familias y bienes, y están
dispuestos a hacer lo que David dijera que hagan. Ya no les importaba sus propios
proyectos, ahora querían acompañarlo en el proyecto que Dios le ha dado. ¡Lo
reconocen rey! Y proclaman: “¡Este hombre es la autoridad que Dios ha puesto
sobre nosotros!”
¡No creas que Dios te pondrá en autoridad sobre otras personas si tú no has
aprendido quién es la autoridad espiritual sobre tu vida! Algunos me escuchan de
lejos, jamás me han venido a saludar, jamás me han dicho: “Cuente conmigo”.
Algunos me dicen: “Pastor, mire el auto que me he comprado, óremelo, únjamelo,
este auto es de Dios, es para Él”. Ve a pedirle que te hagan un mandadito, ¡están
muy ocupados! O te dicen: “Esta casa es de Dios”; ve a pedirles que hospeden a
alguien y verás qué te contestan. Hay algunos que son oidores lejanos, les gusta
sólo recibir pero no se comprometen con Dios, no crecen, no maduran, no son
fieles en lo poco; les gusta la tranquilidad, están encantados de haber venido a
Cristo porque ahora tienen una vida más tranquila y pueden tomar mate tranquilos.
Yo voy a escribir un libro que añadiré ala Bibliaen el que dirá: “Los materos no
entrarán en el reino de los cielos”. “¡Es que yo estoy muy cansado, trabajo mucho!
Es que los fines de semana me gusta atender a mi familia”. ¿Sabes a qué le
llaman atender a la familia? A ir a un partido de futbol, a sentarse a mirar televisión
o dormir todo el fin de semana. No puedes contar con ellos porque durante la
semana trabajan y el fin de semana descansan, así que, Dios está incluido en sus
planes; pero para esas personas es lindo asistir a la iglesia y escuchar un
mensaje: “¡Qué bien que habló el pastor. Aunque no me gusta esa parte cuando
dijo que yo iba al partido. ¿Qué, Dios no quiere que vayamos? No me gustó es
partecita en la que señaló que nos gusta quedarnos a ver televisión el fin de
semana. ¿Es pecado ver televisión?” Pero hay otros que dicen: “¡Pastor, cuente
conmigo! Dios me ha puesto en esta iglesia, yo formo parte de ella y usted es mi
pastor”. En cambio algunos me dicen: “Yo reconozco que usted es un pastor”
“¿Ah, yo soy un pastor pero no soy tu pastor?” “Bueno sí, usted es mi pastor, pero
quiero decir que…” ¡No, no, o soy tu pastor o soy un pastor! Hasta que no
aprendas a estar bajo autoridad, ¿tú crees que tendrás autoridad?
Mucha gente está apresurada no por crecer sino por subir, y hay otros que crecen
pero para el costado nomás, se hinchan y explotan. El pueblo le dijo a David:
“Queremos que seas nuestro rey”; se inclinaron delante de él, se arrodillaron y le
expresaron: “Para lo que tú quieras, puedes contar con nosotros. Si vas a la
guerra iremos contigo, si vas a la conquista iremos contigo. Nuestras vidas y
nuestras familias están en tus manos”. ¡Dios te quiere llevar hasta que seas rey
como David lo fue!
¡No me vengas con que eres humilde! “¡No, rey yo no! ¡Yo soy humilde! Yo no
quiero figurar, me conformo con ser escolta, me conformo con estar en la puerta
como un gil ahí parado”. No te creas que eso es humildad delante de Dios, eso es
una tontería, es no aceptar el plan de Dios sobre tu vida, es rechazar su propósito
sobre tu vida. ¡Dios quiere que seas rey en su reino y quiere que vivas el proceso
para llegar a serlo! ¡Si tú se lo permites Él te hará pasar por estas etapas!
Los que no se comprometen, los que no se consagran, los que no ponen su vida
al servicio del reino de Dios, no quieren llegar a ser reyes, le tienen miedo a los
planes de Dios y miedo a Él; mas los cobardes no entrarán en el reino de los
cielos. ¡Dios quiere que alcances todo lo que Él quiere y se terminó! Un poquito
menos es desobediencia, es rebelión. O haces la voluntad de Dios o no; eres de
su reino o no lo eres.
“He mejorado un montón pastor, ya no insulto, Dios tiene que estar contento con
eso. He tenido una gran victoria”. ¡Eso es una victoria parcial! Victoria parcial, para
Dios no es victoria. Recordemos cuando Dios envió a Saúl a destruir a los
amalecitas. Él fue a hacerles guerra y los destruye. Pero Dios le había dicho que
no debía dejar a nadie vivo, ni hombres, ni mujeres, ni a los niños, aún a los
animales debía matar. Los amalecitas eran anatema para Jehová, o sea, eran
maldición para Él, y Jehová los quería barrer de la faz de la tierra, que no quedara
nadie, estaban totalmente endemoniados y contaminados espiritualmente. Así que
Saúl los exterminó, pero cuando estaban acabando con el ganado, alguno dijo:
“¡Mira qué vaquitas! ¡Son Hereford! ¡Qué tira de asado podemos sacar de acá!”
Entonces le señalan a Saúl que no querían matar a todas las vacas ya que había
algunas muy buenas. Y Saúl les dijo que eligieran algunas del ganado para
ofrecérselas a Dios en ofrenda agradable. ¡Las vacas del anatema de Dios! Y
luego se mandó otra metida de pata; en vez de matar al rey que era la cabeza
visible de los amalecitas, la cabeza de la maldición, del anatema, ¡le perdona la
vida! Pensó que era un lindo trofeo así que consideró mejor, dejarlo vivo.
Entonces, Dios le dice a Samuel: “Me pesa haber puesto a Saúl sobre mi pueblo
Israel. Ve y dile que quitaré de él el reino y se lo daré a un consiervo suyo, mejor
que él”. Samuel le reclama a Saúl: “¿Por qué no obedeciste a lo que Jehová te
mandó?” Y él le responde: “¡Pero si los destruí a todos!” “¿Y qué es eso mugido
de vaca que oigo?” “¡Ah! hemos escogido algunas vacas para hacer una ofrenda
agradable a Dios”. “¿Pero no te mandó Dios a que los mates a todos? ¿Ese
hombre que está ahí quién es?” “¡Ah! Es el rey, mira qué trofeo…” “Dice Jehová
que te va a quitar el reino, tu descendencia no va a reinar y Él le dará el reino a
uno mejor que tú”. “¡Pero si yo hice lo que Jehová me mandó!”
Saúl obedeció parcialmente y obediencia parcial es desobediencia; no creas que
agradarás a Dios si haces una parte de lo que Él quiere. ¡Tienes que hacer el cien
por ciento de lo que te mandó a hacer! Victoria parcial, delante de los ojos de Dios
es derrota, victoria parcial es desobediencia, es rebelión. Tú no puedes andar a
medias con Dios, tienes que ser íntegramente de Él, debes obedecerlo y amarlo;
tienes que honrarlo y hacer su voluntad. ¡Tienes que comprometerte con Dios!
¡Demasiados cristianos viven un compromiso a medias con Dios! Pero Dios no
quiere compromisos a medias, quiere que te cases con Él. ¡Te casas o no te
casas! ¡Dios no quiere que te juntes con Él!
David reinó en Hebrón siete años sobre una sola tribu, pero las otras tribus vieron
la clase de gente que era David, quedaron impactados con la clase de siervo que
era. Un día le dijeron: “David, aún cuando Saúl estaba vivo, tú salías y entrabas en
Israel y nos llevabas a la guerra y nos traías. Henos aquí, somos carne de tu carne
y hueso de tus huesos. Nosotros nos presentamos delante de ti y te pedimos que
reines sobre nosotros”. ¡Todo el pueblo le pidió que reinara sobre ellos! ¡Así llegó
a ser rey David!
Entonces dijo: “Bueno, vamos a ir a conquistar la fortaleza de Sión, vamos a ir a
Jerusalén”. Allí, en la fortaleza de Sión vivían los jebuseos; era un lugar alto, muy
difícil de alcanzar, y los jebuseos les habían ganado siempre con facilidad a todos
sus enemigos. Ellos estaban totalmente confiados en que David no iba a poder
subir por lo tanto no iban a ser vencidos. ¿Sabes lo que le dijeron a David? “Los
ciegos y los mancos de Jebus te va a destruir”. Pero, los jebuseos estaban mal
informados porque Dios tenía otros planes. ¡David conquistaría la fortaleza de
Sión!
La fortaleza de Sión es el lugar donde luego se construyó el templo de Salomón,
es el lugar donde Abraham debía sacrificar a su hijo Isaac, es el lugar donde hoy
se encuentrala Mezquitamusulmana a la que le llaman la explanada del Templo.
Es el lugar de más litigio en todo el mundo, porque los musulmanes declaran que
ahí Mahoma ascendió al cielo y fue ahí donde Abraham presentó en sacrificio a
Ismael y no a Isaac. Sión es el lugar donde se construirá el próximo Templo en
Jerusalén, es el lugar donde el anticristo se sentará para reinar como dios y para
obligarle al mundo que le adore, pero es el lugar donde, cuando Cristo vuelva,
destruirá al anticristo y se sentará Él y reinará desde Jerusalén. ¡Sión es el lugar
del domino de Dios en la tierra! ¡No quedará más en las manos de los injustos, de
los infieles!
Entonces, los que habían acompañado a David que ahora ya no eran los
amargados, los afligidos y endeudados, se constituyeron en los valientes de
David. Ellos subieron y conquistaron la fortaleza de Sión; los jebuseos perecieron
y su nombre fue cambiado: Ya no se llamó más la fortaleza de Sión sino la ciudad
de David. Ahí habitó David, desde allí reinó.
CONCLUSIÓN
Me queda por preguntarte: ¿Asumes que Dios te está llevando por un proceso
como el de David para que llegues a reinar? ¿Asumes que no llegarás si no eres
fiel en lo natural? ¿Asumes que no vas a llegar si no dejas de mirarte el ombligo, y
asumes que no llegarás si no renuncias a tus planes y veles por los problemas de
los otros?
Dios me llevó en ese proceso; en un tiempo se me pegaban los afligidos de una
manera increíble y fue como con la cueva de Adulan. Yo estaba en la lona, no
había dinero, no había trabajo, no tenía iglesia. Estaba en una congregación que
pastoreaba un amigo mío, y un día él se presentó y nos dijo que renunciaba y se
fue, ¡nos quedamos mirándonos! “Búsquense otro pastor”, nos dijo. Yo no era
pastor, ni diácono, sólo maestro de escuela bíblica, no sabía qué hacer con mi
vida; se me acerca un diácono y me dice: “Yo veo la paz que Dios te ha dado, veo
la unción que tienes, yo quiero ser como tú. Te pido que ores por mí, porque
quiero tener eso que tú tienes”. Yo me miraba y pensaba: “¿Qué tengo?” Así fui
entendiendo que aunque no tenía nada, tenía a Dios, tenía unción; aunque yo
creía que no servía para nada, Dios me quería usar con gente quebrantada. Se
me acerca una mujer desesperada porque le había llegado un cedulón con el
desalojo, y me dice: “¿Qué voy a hacer? ¡Los tengo encima! ¿A dónde me voy a
ir?” Dos meses tenía de tiempo para el desalojo, estaba desesperada, ansiosa.
Resulta que yo me había quedado sin trabajo y llevaba tres meses sin pagar el
alquiler y como no quería que a la dueña le viniera un infarto ya que estaba
desesperada, le dejé el apartamento. Un amigo me llevó a vivir a su casa; en un
dormitorio se quedó él con sus dos hijos y su mujer embarazada, y en el otro
dormíamos, mi esposa, yo y mis dos hijas. ¡Vivíamos apretados! ¡Éramos una
carga para nuestros amigos! La dueña de casa al ver que pasaban las semanas,
comenzó a preguntarle cada día a mi esposa cuándo nos iríamos. Nosotros no
sabíamos a dónde ir, no teníamos un lugar, estábamos sin trabajo y sin dinero.
Contábamos con un apartamento en la ciudad de San Juan que estábamos
alquilando pero no nos habían pagado más el alquiler, y ese dinero con el que
pagábamos el alquiler en Buenos Aires, ¡así es que no sabíamos qué hacer!
La mujer me dice: “¡Me han dado el desalojo! ¡En dos meses me tengo que ir!”
¡Estaba ansiosa! Yo le contesto: “¡Mujer no te impacientes! ¡Dios tiene cuidado de
ti! ¡Él te va a ayudar! Vamos a orar y esta impaciencia que tienes se te irá. Dos
meses es mucho tiempo para Dios, para Él un día son como mil años y mil años
como un día, así que para Dios esos sesenta días son como sesenta mil años.
¡Mira si Dios tendrá tiempo para ayudarte!” Cuando terminamos de orar me dijo:
“¡Qué paz tengo, qué bien me ha hecho hablar con usted! ¡Usted es un siervo de
Dios! ¡Qué bien le debe ir a usted! ¿No? ¿Usted dónde vive?” “Bueno, yo estoy
viviendo en la casa de un amigo porque no tengo a dónde ir…” Así era con David
en la cueva de Adulam, él estaba huyendo para salvar su vida y los endeudados le
pedían un préstamo.
¿Eres conciente que tienes que entrar en el proceso o estás huyendo de él?
¿Eres conciente que no debes esquivarle al asunto, que cuando hay alguien
quebrantado lo tienes que amar, que cuando hay alguien afligido tienes que
amarlo y ayudarlo? ¿Lo estás haciendo o no? ¡Tienes que rendir esa materia!
Si eres de los que están esquivando los planes de Dios, si eres de los que se
conforman con menos de lo que Dios quiere darles, te digo que debes pedirle
perdón a Dios, tienes que confesarle que quieres entrar en el proceso, que
aceptas su plan de ser un rey juntamente con Él. Pídele que te libre de egoísmos,
que te enseñe a ser fiel en lo natural, así te dará oportunidades. Confiésale que te
vas a dedicar a servir y que te pondrás bajo la cobertura de aquellos que Él ha
puesto como autoridad sobre ti. Tienes que decidir si eres miembro de la iglesia,
tienes que decidir si soy tu pastor o no, si me seguirás o no, si me vas a obedecer
o no. ¡Tienes que decidir consagrarte porque te das cuenta que has estado muy
absorbido por tus planes y preocupaciones!
Quiero ayudarte a hacer una oración; debe ser genuina, sincera, tiene que ser
audible. Dios tomará en cuenta aquello que sale de tu boca con fe y hará la obra.
Dile: “Señor, te doy mi vida, te la he estado mezquinando, no tenía claro que tú
quieres que yo sea rey. ¡Quiero someterme al proceso al que sometiste a David y
te entrego mi vida! Perdona mi egoísmo, te lo suplico Señor, me presento hoy para
consagrar mi vida, para servir, no para servirme, sino para servirte. ¡Úngeme hoy!
Lléname con tu Espíritu Santo, te lo suplico Señor, en el nombre de Jesús hago
esta oración, amén”.

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