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Acción Declarativa de Inconstitucionalidad: Marco

Federal. Una Mirada Diacrónica a Leyes de


Emergencia Económica
por LAURA PATRICIA SIMOS
6 de Enero de 2015
www.infojus.gov.ar
Infojus
Id SAIJ: DACF150004

SUMARIO: I. Introducción. II. Requisitos de Admisibilidad. III. El Caso. IV. Estado de Incertidumbre. V.
Dimensión de la Lesión. VI. Entidad de la Emergencia. VII. Sobre la Legitimación. VIII. Vía más Idónea. IX.
Reflexiones Finales.

I. Introducción.

La acción declarativa de inconstitucionalidad (1) llega hasta nuestros días atravesando diversos cauces y
doctrinas. En sus inicios cabe destacar su presencia adelantada en la Constitución de la Provincia de Buenos
Aires. En dicho ordenamiento, ya en el año 1873 se establecían las atribuciones de la Suprema Corte de
Justicia para resolver sobre la constitucionalidad o no, en ejercicio de su jurisdicción originaria, de leyes,
decretos o reglamentos, que incidan sobre materia a ella sometida y se vea alguno de estos dictámenes
controvertido por parte interesada. Hoy implica además un deber de los jueces el enjuiciamiento de la ley misma
conforme a los lineamientos informativos y valorativos de nuestro Bloque de Constitucionalidad Federal. Se trata
de un control constitucional difuso (2).

A nivel federal, el proceso fue más resistido (3). Acaso por resguardar el equilibrio entre los tres poderes, que
habilita el control pero no la injerencia tiránica. No obstante por avances pretorianos la ADI fue tomando cuerpo
al punto que es ya indiscutible que la supremacía de la Norma Fundamental (4) metódicamente obliga a no
ignorar estas cuestiones cuando ellas se presentan; máxime luego de la reforma de 1994 donde se introduce la
figura del amparo (5). Así la mirada doctrinaria se abre a un mayor espectro de tutelas y concomitante a ello,
concibe sectores sociales vulnerados históricamente. La jurisprudencia fue haciendo camino y ya en la causa
Hidronor (1971) comenzó a objetivarse lo que en definitiva estaba presente en el ideario común de los
estudiosos del derecho: que la ADC constituía ya una causa atendible. Implica per se que aun cuando se
pretende la declaración de inconstitucionalidad de una norma, en tanto de la acción iniciada sobre la base de un
interés legítimo -en virtud de un conflicto cierto y material entre oponentes- pudiere recaer sentencia con efecto
inter partes; esa declaración no invalidará el dictamen en sí, si no su aplicación a ese caso particular. Así la
Corte delimitó la forma en que habría de tramitar6 este control de constitucionalidad, dejando en las
prescripciones del artículo 322 CPCCN los requisitos de admisibilidad para evitar el rechazo in límine de los
planteos. De acuerdo al tema que se ha de abordar, la ADI en el marco federal, resulta adecuado recordar como
ilustra Palacio de Caeiro, que "la competencia federal en razón de la materia atribuye a los tribunales federales
el conocimiento y decisión de todas las causas que versan sobre puntos regidos por la Constitución, por leyes
del Congreso o por los tratados celebrados con naciones extranjeras, de acuerdo a lo establecido por art. 116
de la C.N. y art. 2, incs. 1º, 4º, 5º, 7º y 8º de Ley 48 y art. 33 incs. 1º y 2º del C.P.P.N." (7).

II. Requisitos de Admisibilidad.


Para la operatividad de la ADI se requieren determinados elementos similares a los requeridos para el amparo,
pero más adelante se tratarán sus diferencias. Tales supuestos habilitantes son: una relación jurídica, que
establezca a su vez, un estado de incertidumbre. La actualidad de esa lesión, entendida como inminente daño o
la continua pervivencia con las fluctuantes interpretaciones respecto de los alcances de las obligaciones. Una
legitimación adecuada en tanto promueva el interés cierto en que se establezcan con claridad los límites o
efectos precisos de esa vinculación jurídica controvertida y por último, que no exista otra vía más idónea. Todo
lo cual coadyuva a poner en cabeza de los ciudadanos y magistrados la posibilidad de depurar de leyes
inoperantes el sistema.

III. El Caso (8).

Importa poner de resalto que donde mayores ambigüedades cobran apariencia de legitimidad y donde más
desprotegido se halla el ciudadano es ante el Estado. Y así, mientras los derechos pecuniarios de los
particulares se diluyen bajo el peso de otros derechos jerarquizados como de mayor preeminencia -y sin que
esto sea una crítica al resguardo de aquellos- no obstante, no es tolerable que el Sistema avasalle a los
administrados ya sea que el conflicto sobrevenga a raíz de los años trabajados, los años de aportes
previsionales, etc. En definitiva, la cancelación de deudas que el propio Estado asumió como obligación (9) y sin
embargo mantiene en un reprobable desideratum. Esto es comúnmente visible cuando una de las partes es el
Ministerio de Economía y Finanzas ya por Ley 11.192 (10) o 23.982 (11), etc. Los procedimientos de pago
establecidos por estas leyes no hacen más que diferir el plazo de cumplimiento efectivo de lo pactado y tornar
ilusorio el derecho de quien ha suscrito la novación y ha desistido del proceso judicial. Si bien ello encontraba
sentido en un estado de emergencia económica nacional y en la apelación a la solidaridad social para el
bienestar futuro de los ciudadanos, se debe advertir que a casi trece años, es ya insostenible aseverar la
existencia de tal momento crítico. Continuar afirmando ello torna absolutistas las prerrogativas del Estado y
configura la falaz legalidad en tanto se desvirtúen con carácter permanente tales garantías fundamentales e
irrenunciables.

A este respecto se advierte claramente que se hallan cumplidos los recaudos del artículo 322 del C.P.C.C.N.
(12). En estos casos en que la hiperinflación legislativa se muestra disfuncional sea porque se hace de ellas un
uso que desvirtúa su cometido teleológico, ético y social, o porque simplemente son mayores los obstáculos que
las soluciones que brinda a la comunidad en temas que la conmocionaron, como las privatizaciones; se
comprende que procurar la paz social, afianzar la justicia, promover el bienestar general (13) son casi letra
muerta y están lejos de alcanzarse por estos medios. Aun reconociendo que se eludió hábilmente el tema de un
crescendo del descontento popular o al menos de ciertos sectores perjudicados, apelando al socorrido y nefasto
recurso del agotamiento meramente procedimental. El hartazgo institucional que produce en el ciudadano hace
que los derechos naufraguen en el resignado decaimiento de la vigilancia del trámite, porque siempre existirá en
las múltiples áreas (14) por donde circule el expediente, un requerimiento nuevo para solicitar, un detalle formal
para impugnar, una ilegibilidad documental o un sellado que se cumple en una provincia y en otra no es
menester. Con ello los contratiempos que el administrado eventual justiciable, debe afrontar se tornan cada vez
más extenuantes, debido a que se encuentra en ocasiones teniendo que solicitar a los jueces de su jurisdicción
formalidades que esos ministros no acostumbran a reduplicar; porque justamente son eso: duplicaciones ad
infinitum del testimonio de un acto ya conforme, pero con la exigencia caprichosa de una nota escolástica al
margen que reafirme el carácter o tenor del ya concedido. Aquellos jueces (15) ante petitorios insólitos, acaban
denegando el pedido del administrado por absurdo.

IV. Estado de Incertidumbre.

Las leyes que solo persiguen una máscara de legalidad plantearán un escenario laberíntico lleno de falsos
avances procedimentales o lo que los franceses llaman trompe-l´oeil. Para estas situaciones no hay más
remedio que peticionar ante la justicia lo que en primer lugar no debería haber sucedido; no obstante el agravio
es un factor existente porque las reglas que constituyen el sistema son creadas conforme el paso del tiempo y
las necesidades válidas del Estado (16) y la operatividad de ellas es muchas veces lo que ocasiona el dislate.
Es así que ante la enorme e irrecuperable pérdida de tiempo, de costos, de salud, de inestabilidad económica
en lo que se perfila ya como un devenir histórico incierto de las cuestiones así burocratizadas, se hace
imperioso el remedio legal y procesal que verifique la constitucionalidad de tal norma en su aplicación al caso
concreto.

V. Dimensión de la Lesión.

A este respecto la hermenéutica que recae sobre la dimensión de la lesión señala aquella que es ya una
amenaza inminente de daño. Aun sin que este último llegue efectivamente a concretarse o incluso si se
concreta, solo dará lugar a una sentencia declarativa. Y en este sentido se corresponde tal exégesis con las
prescripciones del artículo 43 de la C.N. en tanto se ha querido dar al ciudadano una protección eficaz contra
"...actos u omisiones de autoridades públicas (...) que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o
amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución (...)"
(17). Se corresponde y se diferencia también de aquel en tanto la ADI no requiere una menoscabo
"manifiestamente arbitrario" como sí es requisito básico del amparo. Obvio es que el continuum tempore del
estado de incertidumbre en los casos mencionados ut supra, configura ya una lesión al derecho del justiciable.
Es no solo una cuestión de operatividad de esas leyes por sus funcionarios sino también una cuestión de
derecho en tanto los llamados por ellas, "organismos de control" no hacen más que subvertir las garantías más
valiosas de la C.N. Se crea ex professo un status de indefensión del administrado ante la imposibilidad de
negociar con esas áreas burocráticas del Ministerio de Economía y de este modo deviene ineludible el cuadro
de incertidumbre que consume los años de salud y de vida y los recursos del particular (18) que en su intento
por conducirse conforme a lo debido, cumple (19) con cada nueva y sorpresiva solicitud formal que se le ordena
y así las erogaciones caprichosas van en aumento y son un elemento más de dilación cuyo corolario es el
persistente impedimento. Cabe concluir además que esas leyes pretendidamente procedimentales, no guardan
en realidad nada del espíritu procesal, porque pierden de vista lo esencial: la vida enérgica que corresponde a
los derechos y garantías de las personas y entonces sus reglas no proponen ni más ni menos que entrampar al
ciudadano en la eterna rueda del hamster.

VI. Entidad de la Emergencia.

Para abordar la doctrina del estado de emergencia económica y financiera se debe considerar la razonabilidad
en la duración de la restricción de los derechos constitucionales de los ciudadanos, en estos casos a la
propiedad, a peticionar ante la Justicia (20), etc. En tanto esa limitación ha tenido lugar atendiendo a una
situación de hecho (21) de tal envergadura que obligaba a ponderar intereses y conforme a ello resguardar en
tal suspensión de garantías una finalidad social tendiente al Bien Común y a la pervivencia de la Nación. No
obstante superada la gravedad de tal escenario o no subsistiendo las condiciones que le conferían ese tenor, lo
ajustado a Derecho y a buen gobierno es remover las reservas a tales derechos y garantías de la población. Ello
responde a ser consecuentes con la noción suprema de que ningún derecho es absoluto, ni siquiera puede ser
irrestricto para el Estado, caso contrario estaríamos constantemente frente a una gobernanza dictatorial en el
sentido romano de la intervención. De modo que la razonabilidad implica evaluar el real transcurso del tiempo y
las mudanzas en el status quo económico-social desde la promulgación de las mismas hasta la actualidad y si la
aplicación de tales términos al caso concreto es proporcional a la télesis de la norma cuestionada y a los bienes
que se proyectó resguardar. Lo que equivale a justipreciar la vigencia actual de estas leyes, reconocerlas en
definitiva obsoletas y arbitrarias, en tanto continúan operando hoy sin causa que las sustente y sobre la base de
una relación asimétrica de poder.

VII. Sobre la Legitimación.

En palabras de Toricelli, referimos el estado actual de la cuestión "ya no se puede impedir el acceso al proceso
de quien no ostente un interés directo y excluyente (22)". Se exige naturalmente legitimación adecuada en el
accionante y también en aquel que se presume interesado en la resolución del pleito (23). En el ejemplo que se
exhibe, la legitimación activa corresponde al particular y la legitimación pasiva al Estado en razón de ser los
funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas los que lesionan, restringen... construyendo así un estado
de incertidumbre para el justiciable que se ve burlado en su buena fe.

VIII. Vía más Idónea.

En razón de su designio preventivo la vía (24) más adecuada para incoar ADI exige extremos menos difíciles de
probar en comparación con el recurso de Amparo. En función de la no desnaturalización de los remedios
legales, siempre que se trate de arbitrariedad manifiesta en los supuestos del artículo 43 de la C.N. se ha de
estar por la admisibilidad de la tramitación por Amparo (25). Se entiende que este recurso excepcional tiene su
razón de ser en el resguardo inmediato, informal y efectivo de las garantías violentadas. En los demás casos, de
no demostrarse sumariamente la ilegalidad o arbitrariedad manifiesta corresponderá dar curso al trámite, ante el
estado de incertidumbre, conforme los jueces consideren apropiado, ya por ADC o por proceso sumario.

IX. Reflexiones finales.

"Las leyes inútiles debilitan a las necesarias". Nunca tan ciertas las palabras de Montesquieu. En este sentido,
es válido considerar por qué tenemos un sistema de Derecho como el que tenemos. Muchas normas
permanecen en vigencia afectando a los ciudadanos cuando son a todas luces contrarias a una presunta télesis
cuya causa fundante ha sido el Bien de la sociedad. Si ya no es solo al individuo a quien limita sino a esa misma
comunidad, a la que estas reglas desconocen incluso su status cardinal, lesionando y restringiendo los derechos
constitucionales de los ciudadanos con mecanismos que caen por fuera de lo meramente burocrático, hasta
convertirse en dispositivos de perversión estadual; entonces es ahí cuando en Justicia y razonablemente se las
debería remover del sistema legal, porque son una desviación del propio espíritu del Derecho. El Poder judicial
en su función de contralor de los otros dos poderes debería no perder de vista la razón de ser y los fines del
Estado y del Derecho y para quienes estos son relevantes u obsoletos; la respuesta no es otra que para la
Sociedad. De qué sirve declarar inconstitucional la aplicación de una ley a un caso particular, cuando esos
casos ya no son una particularidad, sino la regla general (26); claramente deberíamos rendirnos ante lo
evidente: la realidad es ya otra, nos interpela y exige nuevas y mejores respuestas que las arbitrarias.

Notas al pie.

(1) En adelante ADI y ADC para referir la acción declarativa de certeza.

(2) HARO, Ricardo; "La Competencia Federal", Edit. Depalma. Bs. As. 1989. "El tema es de capital importancia
a poco que reparemos en que toda declaración de inconstitucionalidad de una norma jurídica es un acto de
suma gravedad institucional a través del cual se manifiesta una de las formas más eminentes de la dimensión
política del Poder Judicial, que en el sistema del control difuso, realizan todos los jueces que lo integran,
cualquiera sea su jerarquía y fuero, con la CSJN como intérprete final." p. 224.

(3) HARO, Ricardo, op.cit. "No obstante que desde 1968 rigió esta acción debieron pasar más de dos décadas
para que recién en 1985 la CS admitiera a través de ella, la acción declarativa de inconstitucionalidad. Esta
lamentable resistencia jurisprudencial originó la presentación de proyectos de leyes reglamentándola en la
amplitud de su temática y con acertada precisión, como es el caso del proyecto del Diputado Nacional Jorge
Vanossi que la incorporaba al CPCCN en un artículo 322 Bis con cinco incisos y diversas normas
complementarias para su correcta inserción en el orden jurídico federal y dentro de la sistemática del citado
Código." p. 227.

(4) QUIROGA LAVIÉ, Humberto. "Visita guiada a la Constitución Nacional" Ed. Zavalía. Bs. As. 2006. "El
artículo 31 dispone la supremacía del derecho federal -formado por la Constitución, los tratados con las
potencias extranjeras y las leyes nacionales- sobre el derecho de las provincias, formado por las respectivas
constituciones y leyes provinciales (...) el artículo 27 establece que los tratados con potencias extranjeras deben
estar en conformidad con los principios de derecho público de la Constitución (...) el art. 28 consagra la
supremacía de los principios, garantías (...) el art. 99 inc.2º garantiza la supremacía de las leyes..." p. 10.

(5) PALACIO DE CAEIRO, Silvia B. "Competencia Federal Civil-Penal" Ed. La Ley. Bs.As. 1999. "Se superó a
través del artículo 43 de la C.N. la limitación impuesta por la ley 16.986 -Acción de Amparo- que dispuso en su
art. 2º inc. D; Gallegos Frediani, Pablo, "La declaración de inconstitucionalidad en la nueva regulación
constitucional del amparo", ED, 26/11/97, Guisado, Hector G., "Algunas consideraciones sobre el control de
constitucionalidad en el amparo", ED, 12/5/97" p. 73.

(6) TORICELLI, Maximiliano; Reflexiones en torno a la Acción Declarativa de Inconstitucionalidad. Legitimación


y Medidas Cautelares. Rev. Abeledo Perrot Nº 0003/008265. "No existe en la actualidad consenso sobre el rol
de este proceso constitucional, presentándose tres posturas al respecto, la que lo entiende como proceso
subsidiario, la que lo ve como vía principal y la que sostiene que el amparo es un mecanismo excepcional pero
no subsidiario." §1º p. 3. Por su parte PALACIO DE CAEIRO, Silvia B. op.cit. "Hoy la Corte admite el ejercicio de
las acciones directas de inconstitucionalidad como un medio idóneo -ya sea bajo la forma del amparo, la acción
de mera certeza o el juicio sumario en materia constitucional- para prevenir o impedir las lesiones de derecho de
base constitucional." p. 71.

(7) PALACIO DE CAEIRO, Silvia B. op.cit. "Ese cuadro normativo conforma el derecho federal, que se identifica
por el contorno jurídico -materia que regula, por su propósito o finalidad normativa y por el ámbito de aplicación
propio que posee. El contorno jurídico-material está constituido por la Constitución Nacional en el vértice, por los
tratados internacionales y las demás normas inferiores o infraconstitucionales, que regulan materias que hacen
a la actividad propia de la Nación, de sus organismos, de la administración centralizada y descentralizada y de
las empresas privatizadas donde existan intereses nacionales en juego." p. 157-158.

(8) PALACIO DE CAEIRO, Silvia B. op.cit. "la determinación del caso concreto si bien proviene del art. 2 de la
ley 27 y fue un punto examinado en antiguos pronunciamientos de la CSJN, ha cobrado nueva actualidad con la
aparición en la escena jurídica de las acciones declarativas de inconstitucionalidad que emergieron como
acciones declarativas de certeza y que luego tomaron vuelo propio merced a la constante jurisprudencia que las
llevó a su consagración definitiva en el fallo "Peralta C/Ministerio de Economía" (LL, 1991-C, 158. Fallos
313:1513) p. 71. Idem op. cit. En ambas acciones... se exige un interés jurídico concreto lesionado o de
inminente lesión, producido o a producirse por la aplicación al caso particular de una legislación que se repute
inconstitucional, lo que lleva a concluir que resultan inadmisibles los planteos abstractos,..." p. 72.

(9) PALACIO DE CAEIRO, Silvia B. op.cit. "La CSJN sostuvo que el poder conferido a los jueces debe ser
ejercido en causas o casos contenciosos y no, en declaraciones generales de inconstitucionalidad de las
normas o actos de los otros poderes, pues el examen de inconstitucionalidad debe llevarse a cabo en un pleito o
litigio común, "como medida tendiente a superar el obstáculo que deriva de las leyes o actos impugnados para
el reconocimiento del derecho invocado por el litigante. (Fallo 306:1125 "Baeza Aníbal Roque c/Nación
Argentina". La C.A.D.H. en artículos 8 y 25 refiere que toda persona tiene derecho a ser oída con las debidas
garantías dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal competente y la protección judicial que toda
persona posee a través de un recurso simple, rápido y efectivo iniciado en los fueros competentes para lograr el
amparo ante actos que violen sus derechos, reconocidos por la Constitución, la ley o esa Convención".

(10) Resultan interesantes varios artículos pero destacamos el siguiente: Artículo 16°: La consolidación legal del
pasivo público (...) implica la novación de la obligación original y de cualquiera de sus accesorios así como la
extinción de todos los efectos inmediatos, mediatos o remotos que la imposibilidad de cumplir sus obligaciones
por parte de cualquiera de las personas jurídicas u Organismos comprendidos por el artículo 2° pudiera provocar
o haber provocado. En lo sucesivo, sólo subsisten a su respecto los derechos derivados de la consolidación...".

(11) Por demás interesantes las siguientes prescripciones: Artículo 1º "(...) Las obligaciones mencionadas sólo
quedarán consolidadas luego de su reconocimiento firme en sede administrativa o judicial..."Artículo 3° " Las
sentencias judiciales, los actos administrativos firmes, los acuerdos transacciones y los laudos arbitrales que
reconozcan la existencia de las obligaciones alcanzadas por la consolidación dispuesta en los artículos
anteriores, tendrán carácter meramente declarativo con relación a los sujetos del artículo 2º, limitándose al
reconocimiento del derecho que se pretenda. La única vía para su cumplimiento es la establecida en la presente
ley".

(12) Art. 322. - Podrá deducirse la acción que tienda a obtener una sentencia meramente declarativa, para hacer
cesar un estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance o modalidades de una relación jurídica, siempre
que esa falta de certeza pudiera producir un perjuicio o lesión actual al actor y éste no dispusiera de otro medio
legal para ponerle término inmediatamente. El Juez resolverá de oficio y como primera providencia, si
corresponde el trámite pretendido por el actor, teniendo en cuenta la naturaleza de la cuestión y la prueba
ofrecida. C.P.C.C.N. Edit. Zavalía. Bs.As. 2012.

(13) QUIROGA LAVIÉ, Humberto, op.cit. "Debiendo el Congreso introducir todas las reformas de la legislación
que sean necesarias para que el reconocimiento de los derechos y el ejercicio de los poderes que la
Constitución y las leyes disponen se haga con equidad y sin discriminación (...) promover el bienestar general,
como definición política manifiesta consistente en la instauración de un "estado social de plena justicia y
participación (Vanossi)" p. 24-25.

(14) Dirección mesa de entradas y notificaciones, Área de Coordinación, Consolidación y Liquidación de deuda,
Bco. de la Nación Argentina, Dirección General de Asuntos jurídicos, Dirección de Asuntos Judiciales de los
Entes liquidados, Dirección de Asuntos Administrativos Laborales y Financieros, etc. Cada sector parece no
tener intercomunicación con los restantes y a cada uno corresponde una dirección de correo electrónico a la que
resulta imposible acceder, v.gr. edgajuri@mecon. Cabe preguntarse por el acceso a la información entre tantos
otros derechos vulnerados por este obrar flemático de los operadores en consonancia con estas leyes.

(15) Es lógico que ante el fallecimiento del titular, se exija testimonio de la declaratoria de herederos, pero es
irracional y maquiavélico que ese requerimiento se multiplique cada ocho meses con nuevas exigencias de
forma que ya revisten imperativos absurdos a los ojos de los jueces de provincia, además de constituir una
argucia para dilatar el pago. Así se erigen estas leyes aberrantes como una esfinge soberana que, expresado de
manera literal, aguardan pacientemente la muerte de cada titular.

(16) Sobre el Estado de Emergencia Económica ver Apartado VI. p. 8 del presente trabajo.

(17) QUIROGA LAVIÉ, Humberto, op.cit.


(18) Estos procesos ante la administración, llevados de tal forma demoran siete años o más. Resulta
inconcebible que un ciudadano albergue esperanzas o Fe en las Instituciones luego de tanta manipulación.

(19) BIDART CAMPOS, Germán. "Manual de la Constitución Reformada" Ediar, 3º re-edición B.A. 2008. "Es
casi sacral la fórmula acuñada por el derecho judicial de la Corte en el sentido de que quien se somete
voluntariamente a un determinado régimen jurídico, no puede después impugnarlo de inconstitucional. La laxitud
con que la Corte ha aplicado muchas veces este principio compromete seriamente el control constitucional. Hay
que tener sumo cuidado en no presumir renuncias tácitas al derecho propio y al control de constitucionalidad,
para no suponer que quien se ha sometido al cumplimiento o a la aplicación de una norma queda, desde allí y
para siempre, inhibido de discutir su constitucionalidad (...) no es ni puede ser un principio, porque el principio es
el inverso: nunca se presume que alguien renuncia al control de constitucionalidad" Tº III, p. 448-449.

(20) QUIROGA LAVIÉ, Humberto, op.cit.

(21) Principio necessitas ius constituit establece la clase y el estado de emergencia constituye una subclase.

(22) TORICELLI, Maximiliano; Reflexiones en torno a la Acción Declarativa de Inconstitucionalidad. Legitimación


y Medidas Cautelares. Rev. Abeledo Perrot Nº 0003/008265. p. 2.

(23) TORICELLI, Maximiliano; Reflexiones en torno a la Acción Declarativa de Inconstitucionalidad. Legitimación


y Medidas Cautelares. Rev. Abeledo Perrot Nº 0003/008265. "... no sólo debe ostentar legitimación activa quien
demanda (y que la misma debe ser conferida por la ley a quien tiene un interés especial) sino que aquel sobre el
que se pretende también tiene que encontrarse interesado en la resolución del pleito." p. 6.

(24) TORICELLI, Maximiliano, idem. "Siendo la acción declarativa excepcional y subsidiaria, y el amparo
solamente excepcional, primero se deberá analizar la procedencia de esta última vía, y en caso que la misma no
sea admitida por no cumplirse los requisitos, entonces procederá la acción declarativa, atento que no existirá
otro medio legal para poner fin al estado de incertidumbre. En este punto de contacto es donde ambos procesos
constitucionales tienen claras similitudes, dado que procuran una tutela preventiva. Tanto es así que en diversas
oportunidades la Corte en lugar de rechazar acciones de amparo intentadas por no...".

(25) Cabe señalar que el Amparo resuelve la cuestión de fondo. En este sentido MILJIKER, María Eva, La
desnaturalización de la Garantía del Amparo "La DADDH prevé en su artículo XVIII que toda persona "debe
disponer de un procedimiento sencillo y breve por el cual la justicia lo ampare contra actos de la autoridad que
violen, en perjuicio suyo, alguno de los derechos fundamentales consagrados constitucionalmente". En
particular, corresponde hacer referencia a la Convención Americana de DH: en primer término porque nuestro
país se encuentra sometido a la jurisdicción de la CIDH, lo que abre la posibilidad de una instancia más ante la
violación de los derechos internacionalmente protegidos; en segundo lugar porque nuestra Corte Suprema ha
resuelto que los fallos y opiniones consultivas de los tribunales internacionales a cuya jurisdicción nuestro país
está sometido, son obligatorios en nuestro derecho interno. En igual tesitura el PIDCCP (art. 2°, inc.3°) y CADH
(art. 25). Y Cita: "Cabe resaltar, además, que los tratados internacionales no diseñan "el amparo" con carácter
subsidiario. Y que, por ende, los individuos pueden exigir -para la protección de sus derechos fundamentales-
que el Estado les otorgue la garantía de un remedio sencillo, rápido y eficaz consagrada por las normas
internacionales de modo más ventajoso que el amparo previsto por el derecho interno. Al respecto, debe
recordarse que el incumplimiento de las obligaciones del Estado para con sus habitantes genera
responsabilidad internacional (lo que fue reconocido por la CSJN en la causa "Méndez Valles", LA LEY, 1996-C,
501)." www.palermmo.edu/derecho/noticias/pdf/desnaturalización.

(26) BIDART CAMPOS, Germán. "Manual de la Constitución Reformada" op. cit. 2008."... Tampoco hay acción
popular de inconstitucionalidad, pero podría haberla." Tº III, p. 444. De todas formas Bidart Campos sostiene ser
partidario de que se establezca por ley en el orden federal el efecto derogatorio de normas generales cuando
una sentencia de la Corte Suprema las declare inconstitucionales y cit "Ver tomo I, Cap. V, nº 64, 1)" Tº III,
p.447.

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