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Sie mercado de la libertad La verdadera naturaleza de la anomalia brasilefia Entre las grandes naciones esclavistas, Brasil parece marcada por una profunda originalidad, en comparacién con las Antillas 0 con Estados Unidos: la transicién abolicionista fue en Brasil més larga que en el resto de lugares (a excepcién de Afri- ca); parece haber sido gradual y, mas que en Estados Unidos, uno tiene la impre- sin de que la masiva inmigracién transatléntica europea, que comenz6 en 1870, permitié esa lenta transicién. La vispera de la abolicién definitiva, en 1887, Brasil habia recibido 90.000 inmigrantes europeos'. Ese mismo afio tan sélo se contaron 107.000 esclavos registrados como tales. Resulta tentador hablar de una sustitucién: la esclavitud habria sido finalmente abolida porque el capitalismo ya no tenia nece- sidad de esclavos, una vez que encontré mano de obra sustitutoria, Brasil seria la ilustracién perfecta de esta providencia estructural de la acumulacién, de ese fun- cionalismo? que hace del paso a la libertad un apéndice del mercado econémico*. = ' Phillip Curtin, The Rise and Fall of the Plantation Complex. Essays in Atlantic History, Cam- bridge y Nueva York, Cambridge University Press, 1990, y «Migration in the Tropical World», en Vir- Binia Yans-McLaughlin (ed,), Immigration Reconsidered. History, Sociology, and Polities, Nueva York, Orford University Press, 1990, pp. 177-180. i Este teleologismo tautolégico, simple inversién de la religidn del progreso, es cultivado por las ‘alas bellas» de un funcionalismo de la predestinacién: todo lo que sucede en el mundo sirve eter- co para la dominacién capitalista, El antagonismo se reduce a Ia protesta siempre derrotada ines | iNada de transformacién! Ni siquiera hablamos de revolucién, hasta tal punto a.cosa parece Congruente, Sila esclavitud desaparece, se debe a que su solucién de reemplazo ya esta prepara- Ms Si se desarrolla el Welfare State se hace para que la gente trabaje mejor, etc. Una variante de este 641 Digitalizado com CamScanner Ahora bien, la profunda originalidad de Brasil, su carécter «anormal» en compe racién con Estados Uniclos, tinico pais comparable, consist: (a) en que latransicign, al mercado del trabajo asalariado libre a partir de 1840 fue dictada de hecho en gran medida por las transformaciones en profundidad que en lo sucesivo habrian de pro. ducirse en el seno de la esclavitud, y (b) en que el desmantelamiento de la esclavitud por los propios esclavos precipit6 el acta de abolicién, mientras que algunos planta. dores consideraban una extincién de la institucién en la década de 1930', Acercsn. dose a las conclusiones de S. W, Mintz sobre la transformacién campesina en el Caribe, S.C. F Cardoso ha hablado a propésito de Brasil de una «werdadera brecha campesina en el sistema esclavistay®. Se habia constituido un verdadero trabajo asalariado en teleologismo, desplazado esta vez a la elaboracién de las representaciones y de las costumbres, se encuentra en Maria Stella Bresciani, «Repenser le marché du travail libre dans le Brésil du xix° sid. cle», Genases 9, octubre de 1992, pp. 120-137), que insiste -en exceso, a nuestro modo de ver- en el papel de la ideologia del trabajo de la Nueva Repiblica en la puesta en marcha de un mercado de tra- bajo asalariado libre. El igualitarismo de los discursos politicos, fuertemente vinculado a la alabanza de las virtudes de regularidad y de moralizacién del mercado parece, en efecto, una pélida copia del discurso abolicionista anglosajén de los misioneros. Por nuestra parte, no estamos seguros ni de su efi cacia ni de su virtud progresista en el momento en que estuvo en boga (en los afios 1890-1910), como tampoco lo fue en Europa: en lo sucesivo, tuvo en Brasil una fuerte connotacién conservadora e inclu- so reaccionaria, ya que representaba el contrapunto preciso del movimiento de los esclavos y de los inmigrantes hacia el trabajo urbano independiente. 3 Si este primer rasgo es el del alma bella economista, existe ademés una simétrica a propésito de Bra sil: el del alma bella histérica y antropol6gica que defenders paretianamente la persistencia de los agre- gados esclavistas bajo las derivaciones modernas. La sociedad brasilefia moderna se explicaria por la remanencia de una esclavitud jamés climinada, Se han utilizado los trabajos de Roger Bastide (Relagdes raciais entre Negros e Brancos em Sao Paulo, So Paulo, 1955, y «Race Relations in Brazil», International Social Science Bulletin IX, 1957), de Roger Bastide y Florestan Fernandez (Brancos e negros em Séo Paulo. Ensaio sociologico sobre aspectos da formacao, manifestagées atuais efeitos do preconceito de cor na soce- dade paulistana, Sio Paulo, Cia Editora Nacional, 1959) y de F. Fernandez (The Negro in Brazilian Society, Nueva York, Columbia University Press, 1969), que planteaban un verdadero problema: Ia exis- tencia indudable de una forma de discriminacién hacia los negros a diferencia de la ideologia de una democracia multirracial apunta a la tesis discutible de una persistencia de la sociedad tradicional esc vista en el seno de la modernidad, Pero seria tener en poca consideracién la profunda originalidad de un pais en el cual los esclavos se liberaron por si solos, imponiendo un mestizaje mucho més importante que en otros lugares y desertando en masa de las plantaciones modernas de café entre 1887 y 1889. 4 Warren Dean, Rio Claro. Umi sistema brasileiro de grande lavoura, 1820-1920, Rio de Janeiro, Paz Terra, 1977, p. 128; ed, orig: Rio Claro. A Brazilian Plantation System, 1820-1920, Stanford, Sanford University Press, 1976. Ya hemos visto que en 1859, en Estados Unidos, de no haber sido por la Guerr# Civil, algunos abolicionistas «razonables» concedian a la institucién una duracién de noventa afios més- > FH. Cardoso y E. Faletto, Dependency and Development in Latin America, Berkeley, Universi of California Press, 1978; y Ciro Flamarion Cardoso, «A brecha camponesa no sistema escravis®> Escravo ou camponés? O protocampesinato negro das Americas, Sio Paulo, Brasiliense, 1987, ¥ Bsow vidéo e aboligéo no Brasil. Novas perspectivas, Rio de Janeiro, Jorge Zahar Editor, 1988. 642 Digitalizado com CamScanner dl interior de la condicién esclava, en particular en la ciudad, con la considerable extension de los esclavos de alquiler o de ganancia’, mientras que en el campo, jextension de la parcela y el desarrollo de una verdadera economia informal de auto- ubsistencia, pero también de produccién para el mercado, habian creado las condi- ones de una transicién hacia el mercado «libre», muy diferente de la proletarizacién ordinaria’. En este caso, al igual que en el ejemplo medieval, el campesino esclavo se libera en gran medida solo, tanto en los hechos como en el orden jutidico®, al mismo tiempo que crea las condiciones de su fijacién, lo que facilita el paso al mercado de trabajo libre’, disminuyendo para el empleador el riesgo de desercién de la propiedad aoe * Luiz Carlos Soares, «Os escravos de ganho no Rio de Janeiro do seculo x1x°», Revista Brasileira de Historia VII 16, marzo-agosto de 1988, pp. 107-142. Este proceso secunda en gran medida a aquel que seprodujo con motivo de la liberacién medieval. Recordemos que los esclavos de alquiler (de aluguel) se pestaban a cambio de una remuneracién entregada directamente al amo por parte de sus empleadores. Los esclavos de ganancia (de ganho) son insertados en el mercado de trabajo libre y ganan un salatio del «qe dan una parte a su amo. La parte de réditos percibidos por el amo es més o menos importante con arrezlo al grado de libertad que el esclavo ha conquistado, Estas formas mixtas (de las que hemos encon- trado ejemplos desde el siglo xvu) afectaban también a la semiservidumbre de engagement. La existen- Gia de estas formas intermedias debe llevar a hablar de la realidad econémica de un mercado de trabajo dependiente que constituye el género fundamental del que el trabajo asalariado libre no es més que una de us especies. Una cosa es que cada tipo de trabajo dependiente tenga sus limites, en particular en el mecanismo de revelacién, de transmisién y de reabsorcién de las externalidades negativas, y otra muy distinta reservar el calificativo de capitalismo o de mercado al tinico tipo de trabajo asalariado libre, lo ‘ud supone condenarse a no comprender nada ni de la acumulacién primitiva ni de sus metamorfosis, ti, por ende, al fin y al cabo, de la naturaleza del trabajo asalariado «normab» o «libre». ” Cfr. Gilberto Mathias, «Etat et salarisation restreinte au Brésil», Revue Tiers Monde XXVIII, 110, sbril junio de 1987, pp. 333-346. M.S, Bresciani («Repenser le marché du travail libre dans le Brésil du XIX siécle», cit.) recuerda que sdlo con el cambio de siglo se puso en marcha un mecanismo de fijacién dela renta inmobiliaria encaminado a expulsar a los campesinos instalados en las parcelas agricolas situa- das dentro de los grandes dominios. Pero esta incapacidad, desde los sesmarias coloniales, de establecer tela propiedad del suelo no es un retraso de las representaciones: traduce las resistencias socia- {es y dl surgimiento siempre renovado de una contrapropiedad de hecho, la de los moradores, * Esta distincién entre la realidad econémica y social, y el orden juridico colonial, més tarde impe- ‘ial, es particularmente importante en Brasil, donde las leyes de la metrpoli fueron evitadas y vacia- de su contenido, El empuje segregacionista que se manifesté en el siglo Xvut en las colonias espa- falas, francesas, holandesas e inglesas no lleg6 a modificar la realidad del mestizaje; los mulatos lograron slacceso al empleo pablico, a mandatos electivos, al sacerdocio catdlicoy al oficio de las armas. El color #86 a ser sindnimo de posicién social: la propiedad inmobiliaria blanqueaba la piel (brancos da terra), ¥¢ éxito social hacia subir peldatios, favoreciéndose y sancionéndose pot los matrimonios. En tres feneraciones el esclavo podia liberarse y el mulato ascender (Cft. Carl N. Degler, Neither Black Nor nner and Race Relations in Brazil and United-States, Nueva York, Macmillan, 1971, pp. 187- ” Este fendmeno ha sido descrito por Sidney W, Mintz, Caribbean Transformations, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1974, parte IL. Para el sistema brasilefio se constata el mismo fenémeno 643 Digitalizado com CamScanner por parte de los esclavos. Es la extensi6n de esta transformacién campesina, en fit parte debida ala presién social ejercida por los esclavos en el siglo XVI y hastala dé, da de 1830, lo que explica a un tiempo la relativa tranquilidad con la que se hizo |, transicién y su extrema lentitud, pero también las dificultades ultetiores on las que topé la proletarizacién de este campesinado, que comenz6 a producirse a comienzos del siglo xx, cuando al régimen de mera ocupacién tolerada de las arcelas le sucedis un régimen de titulos de propiedades por el cual los grandes propietarios intentaron liberar mano de obra para la industrializacién y bloquear a instalacién de los inmi. grantes como pequefios propictarios". Los finos ani de la mano de obra esclava y libre en el Estado central de Minas Gerais han mostrado que en el momento de l ‘en Minas Gerais, donde el esclavo no fue sustituido por un inmigrante internacional: los amos pro pietarios de las plantaciones de café dejaron a Jos esclavos parcelas de cultivo lo suficientemente importantes para que pudieran mantenerse a si mismos y a sus familias. Véase Stuart B. Schwartz, ‘eResistance and Accomodation in Eighteenth-Century Brasil. The Slaves Views of Slavery», Hispanic ‘American Historical Review NII, 4, 1977, pp. 69-81; C. F, Cardoso, «A brecha camponesa no sistema cescravista», Escravo ou camponés? O protocumpesinato negro das Americas, cit, y el estudio en pers- peetiva de M. HT, Machado, «Em toro da autonomia escrava: uma nova direcio para a historia social da escravidio», Revista Brasileira de Historia VIML, 16, marzo-agosto de 1988, pp. 154-160. "® Es evidente, al y como ha expuesto Frank Tannenbaum (Slave and Citizen. The Negro in Ame- rica, Nueva York, Vintage Books, 1947), que la condicién cotidiana de los esclavos de plantacién en Brasil en los siglos xvutty xt« (excepto quizss en las minas del Estado) fue menos dura que la de los negros del Sur estadounidense, En el plano de las condiciones sanitarias, de la vivienda, de la cant- dad de alimentos y de ropa, de la duracién del trabajo, se podria decir que, en materia de eugenismo de la cabaiia humana, los amos de la casa grande estaban claramente dominados por el utltarismo bien entendido de los empleadores anglosajones, lo que explica en parte las tsas de mortalidad pro- vocadas por los accidentes de trabajo en el engenbo (véase Charles Ralph Boxer, Salvador de Si and ‘the Struggle for Brazil and Angola, Londres, Althone Press, 1952, y Race Relations in the Portuguese Colonial Empire, 1415-1825, Oxford, Clarendon Press, 1963) y por un recurso mucho més frecuente y permanente ala trata. Pero s6lo en parte. Tal y como sefiala Eugen D. Genovese («Le traitement des ae fapeshie probléme dlapplication de la méthode comparative», en S. Mintz (ols Lsoapncet-larrion Lee politique de Vesclavage, Patis, Dunod, 1981, pp. 175174) ee elec nea la condicién de los esclavos eran el grado de autonomia Cee aie fase nae ae més bien que ellos habfan conquistado, asi como la posibild Siete nnclecenaiae can ec omen Pee ats a clandesinidd y la vida en ls guombo). La posibilidad ave tenan art ito Fj: Met et deve Pe elie tee Pgs) so robs ct el genic dee hse sarees pa 82 i atriarca bls més tardos (G. Freyre, Ondem e Progresso. Procesto de desintegnogdo das sociedades patie sembaracl no Bra sobre o rege de trabalo lire, Rio de Jani, Livrata José O47, . er feet uel Para evaluar el régimen esclavsta y su grado de dureza des de manumisién (David Bi ae racial, en particular en los matrimonios mixtos, ¥ ‘Nueve avis, The Problem of Slavery in Western Culture, Ithaca ¥ 644 Digitalizado com CamScanner Yr Jarga fase de la abolicién de la esclavitud, el protocampesinado esclavo, més tarde manumiso, quedé fijado en parte gracias a un desarrollo de la produccién agricola de Jos cultivos alimenticios comercializados (y, por ende, a la atribucién del usufructo, nfs tarde de la aparceria o parceria) y al empleo temporal, alimentado por una consi- vjerable movilidad'!, Este movimiento fue paralelo a la importancia de las manumi- sjones, que distinguia a Brasil del Sur estadounidense: la mayoria de los esclavos'fue- ron manumitidos antes de la abolicién oficial de la institucién'2, Se puede leer esta caracteristica brasilefia como un simple resultado de la persistencia de la trata a partir de Angola hasta finales de la década de 1840: los plantadores del Sur estadounidense, por su parte, estaban sometidos al racionamiento de los suministros desde 1808. Sin embargo, también podemos dar la vuelta al orden de la explicacién y sostener que la fuerte tasa de la movilidad ascendente de esclavos mediante los matrimonios mixtos y Jlamanumisién, pero también mediante una fuga continua, explica esta persistencia de York, Cornell University Press, 1966, p. 53). También en este caso, la sociedad mezclada brasilefia, que contaba con un gran ntimero de libertos y blanqueaba a sus mulatos, era mas abierta y, por lo tanto, mis movil (cf. A. J. R. Russel Wood, «Colonial Brazib», en David W. Cohen y Jack P. Green (eds.), Neither Slave nor Free, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1972, pp. 84-85, 97; y Charles Wagley, Race and Class in Rural Brazil, Paris, UNESCO, 1952, pp. 7-9); para un resumen reciente de la discusi6n, véase Thomas Sowell (Race, politique et economie. Une approche internationale, Paris, PUF, 1986, cap. 4, pp. 96-139), Los mestizos indios o negros jugaron un papel crucial en la evolucién politica y social. Esta dimensin de sangre mezclada (mulatos, mestizos y cafuso en Brasil; principal- mente negra en las Antillas; sobre todo india en el resto de la América Latina espafiola) es mucho mis limitada en las colonias estadounidenses. Pero sobre todo se convertira en una obsesién de la socie- dad esclavista sudista estadounidense a partit del momento en que los mestizos aparecerin en todos 4os lados como la palanca de las luchas de liberacién en el Caribe, y de las grandes revueltas abolicio- nistas. Una mutacin andloga se puso de manifiesto en Sudéfrica, donde los afrikiners contaban con ‘mestizos y mulatos al comienzo de la colonizacién, para después aislarse progresivamente en la endo- famia blanca hacia comienzos del siglo Xx. 4 " Apna Lucia Duarte Lanna, A transformagdo do trabalho. A passagem para o trabalbo livre na zona da mata mineira, 1870-1920, tesis presentada en la Universidade Estadual de Campinas, 1986, y A ‘ransformagéo do trabalho, Campinas, Editora da Unicamp, 1988; Douglas Cole Libby, Transformagdo € trabalho em uma economia escravista, Minais Gerais no Seculo xtx, Sio Paulo, Editora Brasiliense, 1988; Roberto B, Martins y A. Martins Filho, «Slavery in a Non-Export Economy. Nineteenth-Cen- tury Minas Gerais Revisited», Hispanic American Historical Review 63, Dutham, 1983; R. Slenes, Os ‘multiplos de porcos e diamantes. A economia escravista de Minas Gerais no seculo x1x, Campinas, Cadernos IFCH, UNICAMB, 17, 1985. Estos resultados muy recientes sobre Brasil van en el mismo Sentido que el andlisis expuesto por Richard L. Rudolph («Agricultural Structure and Proto-Indus- Utialization in Russia, Economic Development With Unfree Labor», Journal of Economic History XLV, 1, marzo de 1985) de la Rusia anterior a la abolicién de la servidumbre, que conocié también impor- ‘antes transformaciones y el surgimiento de un campesinado que trataba de pagar el obrok, desarro- indo una poliactividad protoindustrial. : 2 Ch, Wagley, Race and Class in Rural Brazil, cit. P- 143, 645 Digitalizado com CamScanner Ny Ia demanda de nuevos esclavos, con indepencia del crecimiento de la economia, Como sefiala Eugene D. Genovese, los plantadores estadounidenses no debian, como sus homdlogos del noreste de Brasil, encerrar todas las tardes a sus esclavos bien tra. tados, incluidos los esclavos domésticos, para impedirles que se fugaran y confundie. ran en la masa de los negros libres, La importancia de la poblacién de los libertosy de los mestizos aumentaba sensiblemente las probabilidades de una fuga coronada por el éxito!®, mientras que en las pequefias Antillas, las leyes que prohibjan Jos matri. monios mixtos y que limitaban la manumisi6n iban encaminadas precisamente, tal y como hemos visto, a confinar la cimarronerfa a las zonas salvajes de Mornes o las mon. taiias, poco pobladas y ficilmente matginalizables'®, Ahora bien, en Brasil, desde el °° Thomas Sowell (Race, politique et economie, cit., pp. 103-104) tiene razén cuando hace hincapié cen este punto, cuya importancia ya fue sefialada por D. B. Davis (The Problem of Slavery in Western Culture, cit). Es evidente que desde el punto de vista de los esclavos esta cuestién revestia un aspecto crucial, tl vez més que el trato cotidiano experimentado con tal o cual amo. Curiosamente, E. D. Geno- vese («Le traitement des esclaves dans différents pays. Probléme d’application de la méthode compa- rativen, cit, p. 174) parece reprochar aD. B, Davis la mezcla de esta cuestién con la del trato alos escla vos. Pero la condicién (en el ciclo de la vida) es més importante que el trato transitorio. Del mismo modo que cuando los inmigrantes blancos reprocharon de forma cada vez més violenta a los coolis chi- ‘nos que aceptaran condiciones de remuneracién y de trabajo inaceptables, olvidaban que la estrategia social de estos inmigrantes cheap, colocados en semiesclavitud temporal, consistia ante todo en con- quistar su libertad. Una sociedad que prohibe los matrimonios mixtos, que bloquea al maximo las ‘manummisiones y que confunde cada vez més la condicién social inferior para toda la vida con el color de la piel, incluso silos negros son alimentados correctamente y tratados sin violencia homicida, es mis dura que una sociedad donde existe una fuerte probabilidad estadistica de acceder a la libertad, aun- que ésta sea miserable y haya de vérselas con la injusticia y con las desigualdades del subdesasrollo. “*E. D. Genovese, «Le traitement des esclaves dans différents pays. Probléme d’application de la méthode comparative», cit., p. 174, ” Desde el comienzo de la esclavitud brasilefia (véase infra, libro 2) el capitéo-do-mato, cazadot de recompensas encargado de devolver los esclavos fugitivos a su amo, y de detectar y reducir los quilom- bs, es la figura que sucede a los bandeirantes de principios de la historia brasilefia, En Minas Gerais, en el siglo xvi, las sumas ofrecidas a todo hombre que capturara un esclavo legaron a ser tan consi- derables (25 oitavos de ouro) que los propietarios terminaron pot implorar que se bajara la tarifa de las , encuentra en ninguna otra parte del pafs antes del ciclo paulista de los Aios 197 1910, y se desprende de la débil concentracin de la propiedad de ls ese” como de su dispersién tras su emancipacién’’, El esclavo y el liberto desempergr un papel esencial en el desarrollo de una industria diversificada, y se volvieron hy el mercado interior, tal y como lo muestra el ejemplo del textil’’, La industria de tes. do y de hilado de algodén, que abastecié al conjunto de Brasil hasta la apertura, las regiones algodoneras al comercio briténico, empleé masivamente a las Mujer, esclavas o libertas en las pequefias empresas 0 a domicilio, La tercera industria dominante de Minas, la industria textil, mostré, en efecto, las mismas caracteristicas que la metalurgia: difusi6n geogréfica y un fuerte con nido de mano de obra de procedencia servil. El origen de su desarrollo Se remon. taba hasta la segunda mitad del siglo xviii, en un momento de repliegue muy sensi ble de las industrias extractivas y de la emancipacién consistente de una Parte de sy mano de obra, en particular por la Ley del Vientre Libre. Los antiguos esclavos inventaron en un principio una actividad de pura supervivencia, preocupandose é su vestimenta, algo de lo que los plantadores y los buscadores no se preocupaban, Mas tarde, la presencia de polvo de oro y de plata Ilevé a la industria textil nacien- tea refugiarse en la producci6n de prendas de lujo, con un cierto éxito, por lo visto, ya que en 1785 un decreto ley de Lisboa prohibié hacer tejidos bordados en or00 en plata, de buena calidad, excepto los tejidos bastos de algodén para vesti alos esclavos y confeccionar los sacos de embalaje”?, Esta represién, casualmente en la linea de defensa por parte de su monopolio manufacturero de las metropolis euro- Peas, apuntaba también a la represién del contrabando del oro, que se encontraba muy desarrollado. Ello da fe no sélo de una «brecha campesina», sino cabalmente de una «brecha industriosa ¢ industrial», En. 1827-1828, la produccion textil & Minas alcanzé proporciones «gigantescas», en opinién de un testigo europeo de Véase la obra de R. Slenes, Os multiplos de porcos e diamantes. A economia esoravista de Mind! Gerais no seculo xix, cit. ” Esta relacin entre densificacién durkheimiana de los segmentos sociales y diversificacion dele division técnica del trabajo es susceptible de generalizarse a las situaciones de trabajo depend! libre. Lo que los economistas llaman la densidad del tejido industrial, en contraposicién a las region <4 monoindustria, depende también del caréter descentralizado y democritice de una soced 5g DG Libby, Transformagio ¢ abalbo em uma economia escravista, Minais Gerais no seco cit., pp. 351-352. 2” Ty algodén, «cutivo del pobre», represertaba una simbiosis entre la industria miner, Ia testes y los cultvosalimentcios. Hay un verdadero ciclo del nlgd cel lad de loses © , tivo del algodén, que ya era tradicional entre los amerindios, y que fue retomado por los qui” Por los liberos afrcanos y por los cimarrones, alimentaba una acted que permitia a a vez secauime del trabajo independiente y, en la plantacién esclavista, vest al ceclavo,fiarl0 ¥ P™ sacos a bajo precio, habida cuenta del coste del transporte de las mercancfas importadas. 666 Digitalizado com CamScanner {poct: 7440.00 metros lineales de tejido, de los cuales 2.140.000 se exportaron fuera de la provincia®®. En ciertos distritos, la mano de obra femenina empleada en dhilado del algodén superaba los efectivos de la mano de obra agricola femenina*. Brecha industriosa, ya que se trataba de un trabajo esencialmente femenino y libre. Las obreras textiles, si incluimos las costureras, representaban el 85 por 100 de las mujeres libres y el 55,5 por 100 de las mujeres esclavas que tenfan una profesién declarada con motivo de la encuesta llevada a cabo por Douglas C. Libby (1831- 1840). El aislamiento de Minas Gerais tuvo mucho que ver con esta posibilidad de desarrollo, pero se trataba de la condicién permisiva externa; en el plano interno, este desarrollo de la industria a domicilio permitié a la masa de descendientes de esclavos y libertos salvaguardar su independencia econémica. Entre 1850 y 1872, bajo los golpes de la competencia extranjera (esencialmente inglesa), se asistié a una caida sensible del ntimero de mujeres censadas como trabajadoras en los oficios tex- tiles, aunque una buena parte de ellas entra de hecho en la categoria de empleadas de casa. El otro rasgo resefiable es que esta industrializacin difusa no se transformé de golpe en gran industria, Aunque la aparicién de una mano de obra masculina marc6é ciertamente el cardcter lucrativo del sector, no hubo ms que dos tentativas de crea- cién de fabricas textiles de 1830 a 1870. La fabrica Cana do Reino, reactivada con fondos piblicos, funcionaba en 1853 con personas libres, pero apenas un tercio de laplantilla prevista, la cual incluso estaba compuesta por tres nifios de entre 11 y 13 aiios, por tres mujeres y por un viejo septuagenario™. Diecisiete afios mas tarde, el problema seguia siendo, para el director de la fabrica, el de asegurar una «regulari- dad en el trabajo», a pesar, escribe, «de la casi total repugnancia de las clases infe- riores a cualquier trabajo, sea el que sea, por muy facil que sea». De hecho, la fabri- ca nunca dejé de ser una pequefia fabrica de hilados, que debia recurrir a la subcontratacién exterior para garantizarse el tejido, lo cual obligaba, por lo tanto, arecurrir a la industria doméstica ya existente. Cuando el surgimiento de un protec- cionismo nacional permitié la creacién de verdaderas fabricas textiles entre 1872 y 1889, Brasil se encontraba en pleno periodo de transicién hacia la emancipacién. Pero {a concentracién de una gran cantidad de mano de obra necesaria en las fabricas cho- caba con un extrafio limite: la dispersi6n entre un gran ndmero de propietarios con J.J. Sturz, A Review, financial, statistical and commercial of the Empire of Brazil and its resour- es: together with a suggestion of the experiency and mode of admitting brazilian and other foreign sugars ‘nto Great Britain for refining and exportation, Londres, Effingham Wilson, 1837, pp. 111-113, "D.C. Libby, Transformagio e trabalho em uma economia escravista. Minais Gerais no seculo XIX, ‘Git, p. 197, ° Ibid. p. 210. ” Ibid, p. 221 667 Digitalizado com CamScanner un pequefio ntimero de esclavos cada uno (lo que se ha llamado el «cardcter demo- critico» del esclavismo mineiro). La generalizacién del alquiler de esclavos permi. tié superar la dificultad, ¢ instauré una movilidad equivalente a la de un mercado de trabajo asalariado. Sin embargo, tras la emancipacién de 1889, lo esencial de esta mano de obra de origen servil se volvié a encontrar casi por entero en el sector agro- pastoril y en la aparceria (parceria de meagio). Durante el periodo de transicién, una gran fabrica, la de Sao Sebastiao, instalada en la fazenda perteneciente a la familia Mascarenhas, funcionaba atin en 1884 tinicamente con esclavos. En el resto de las fabricas creadas, la casi totalidad de la mano de obra era libre; pero de 4.000 obre- ros que contaba esta industria, el 56,9 por 100 eran mujeres, y el 40 por 100 de los hombres eran sobre todo nifios y adolescentes*. La disciplina era muy dura, y muchos asalariados eran huérfanos o mujeres solteras, lo que permitia al empleador imponer reglamentos no sélo en la fabrica, sino también en la comunidad®. Hay gue concluir, por lo tanto, que los varones adultos de origen esclavo no pudieron ser incorporados a la gran industria, La solucién al problema de la transicién al trabajo libre que se adopté en Minas Gerais no se decret6 mediante una reforma desde arriba; se adapté a los contornos del mercado de trabajo dependiente. Los esclavos y los libertos habfan adquirido el habito de instalarse en las parcelas que cultivaban, procurindose al mismo tiempo, a través de la comercializacién de los géneros procucidos, el dinero que les permi- tia acumular el peculio de su liberacién, Las plantaciones azucareras y cafeteras per- dian asi un control omnipotente sobre sus dependientes y, con el tiempo, el capital que representaba la posesién del esclavo, pero sobre todo de su progenie. No obs- tante, ganaban una cierta estabilidad de las relaciones sociales®* y, sobre todo, la seguridad de no perder a los libertos al final de los cinco afios de engagement que | debjan suscribir, ya que estaban fijados, y tanto més ligados a la tierra toda vez que Jos titulos de usufructo no estaban asegurados, ni a fortiori eran susceptibles de cesién, La solucién de la manumisién, unida a un contrato de engagement, result6 a su vez probablemente de un primer compromiso: la libertad personal contra la | Sijacion domicilaria y la de la prestacién de servicio, Al igual que sucedié en otros luga- tes como, por ejemplo, en las Antillas coloniales y en el Sur estadounidense posterior a la Guerra de Secesién, los plantadores propusieron al principio un engagement de cinco aifios, en virtud del cual debian trabajar estrictamente como dependientes, pero Ibid., pp. 223-247, ” Ibid., p. 237. “ No hemos podido verificar este punto, pero podemos formular la hipétesis de que las zonas de 0 desarrollo del régimen de parceria coincidieron con las zonas més encémicas de ls reveltaS 668 | Digitalizado com CamScanner — r jugs fueron obligados a ceder en la cuestidn de la perennizacién de la parce- pte ransforms e0 tia especie de salario permanente en especie”, El ejemplo plantaciones de café (cafezals) de la Mata Mineira muestra que las explota- jcontraron la mano de obra que necesitaban, por una parte, mediante la He los eselavos libertos y i bd la je las jones er d fincion ¢ i tos y erados de los alrededores, y por otra, median- eel recurso auna inmigracion interna temporal procedente de las regiones mine- pos para asegurar unas Cotas altas de actividad. Este esquema se encuentra en orras provincias-Estado, pero en el caso de Minas Gerais, el hecho de que se ali- mentara de otros sectores de actividad ademas del de la agricultura y que tuviera ‘una amplia aceptacion explica que Ilegara a determinar un aprovisionamiento regu- jar, abundante y de un coste aceptable para los plantadores de café. La diversifi- jon de la actividad habia segregado un verdadero mercado de trabajo emplean- go una movilidad intersectorial antes de la emancipacién definitiva propiamente gicha de 1889. La débil concentracién de la propiedad esclavista, el reducido tamaio de las explotaciones de parcelas, la ausencia de una metrépoli que atraje- saa la poblaci6n rural, como fue el caso de Sao Paulo, explica que la bisqueda de trabajo exdgeno en sustitucién de los esclavos y, por lo tanto, el recurso a las migra- jones internacionales, no fuera considerada por las autoridades de Minas, ni apo- yado por una fraccién de los empleadores. Afiadiremos a ello la movilidad social de los esclavos, mas fuerte en esta regi6n fronteriza que en las provincias del nores- te o en la zona costera. ‘A comienzos de 1870, cuando Brasil se interné en la via abolicionista gradual, en el Estado de Minas Gerais las relaciones de trabajo dependiente libre eran las siguientes: los empleados a tiempo completo de las fazendas estaban fijados median- te una especie de aparcerfa original (parceiros de meagio); responsables de planta- cién de los nuevos cafetales, se ocupaban de la escardadura y de una parte de la cosecha, pero en lugar de recibir una remuneracién por este trabajo, recibian el derecho a cultivar cereales en otros terrenos de las plantaciones, y el derecho a per- cibir el total de la renta generada por esta actividad. La parte de la cosecha que mas mano de obra demandaba la llevaban a cabo trabajadores libres migrantes y asala- riados bajo contrato temporal. Procedentes de otras regiones del Estado, estos tem- poreros eran arrastrados hacia las explotaciones por agentes reclutadores, y la © En las situaciones en las que los propietarios rechazaron este reconocimiento, tuvieron que eafrentase a una desercin generalizada, tal y como lo muestran los ejemplos de los estados sulistss de Estados Unidos durante la Reconstruccién, o también en las Antillas. Los antiguos esclavos se fue- ron cuando no pudieron preservar la gratuidad del uso de su vivienda y de su parcela (fr, N. L. Pain- ter, Exodusters. Black Migration to Kansas after Reconstruction, cit. para los primeros, y D. Hall, «The Flight From Estates Reconsidered. The British West Indies, 1838-1842, cit para los segundos), 669 Digitalizado com CamScanner mayoria de las veces regresaban al término de la cosecha®®, Este particular sistema de aparceria constituia la institucionalizacién de la costumbre instalada en el cora. z6n de la esclavitud de plantacién: el derecho a la parcela y a la comercializacién de sus productos permitfa al empleador resolver el problema, siempre dificil, de la ali. mentacién del esclavo y del eventual mantenimiento de su familia; pero constituia una recompensa, un instrumento de incitacién al trabajo inmediato, puesto que repre. sentaba la posibilidad de conseguir la emancipacién acumulando al peculio. Una gran parte de estos aparceros eran antiguos esclavos 0 sus descendientes. La parti- cularidad de Minas Gerais no estribaba en ese mecanismo, que encontramos en todo Brasil, sino en su éxito a la hora de fijar una parte suficiente de la poblacién esclava o liberta para evitar la penuria de mano de obra, y con la creacién de un salatio agricola que no existia en las provincias de Sio Paulo y Rio de Janeiro, Numerosos factores explican este éxito. Se ha evocado el dinamismo del comercio de bienes de consumo en el interior de Minas Gerais, que suministraba a las peque- fias explotaciones agricolas una salida indispensable para su mantenimiento, que no podia explicarse por la autosubsistencia®. Este ejemplo histérico reciente confirma la tesis que hemos desarrollado mas arriba a propésito de la constitucién de la economia de plantacién esclavista en el siglo xvii colonial, y del papel del campesinado libre en el surgimiento del capita- lismo mercantil en los siglos xii a XIV europeos. El esclavo liberto era a menudo el resultado del rescate. Para acumular el dinero necesario para este rescate, el escla- Vo se convertia en asalariado de ganancia o de alquiler (en este ultimo caso, recu- peraba ante su empleador una parte o todas las ganancias monetarias, a veces a espaldas de su amo, otras veces con su consentimiento tacito), o bien se hacia cul- tivador a tiempo parcial, produciendo lo suficiente Para asegurar su reproduccién alimenticia y la de su familia, ademas de lo que producia para el mercado™, De este modo, se explica el famoso milagro, sefialado por A, Smith, de la «superioridad» del trabajo asalariado libre sobre la esclavitud, y también las condiciones de validez A. L. Duarte Lanna, A transforma; mata mineira, 1870-1920, cit., p. 18, © Ibid., pp. 27-28; R. Slenes, Gerais no seculo xix, cit., p, 49. * Los esclavos negros, y después los libertos, sao do trabalho. A passagem para o trabalbo livre na zona da Os multiplos de porcos e diamantes. A economia escravista de Minas escravisma colonial (1978), Sio Paulo, Editora Ati Uagio ¢ mestissagem, cit. y Pierre Monbeig, cia del maiz, a Atica, 1992, p. 240, citando a Th. de Azevedo, Civil Pionniers et planteurs de Sado Paulo, cit, p. 80), « diferet” 670 | Digitalizado com CamScanner -e a aley» general izadla con excesiva rapidez por el «mas grande economista» ais. El mantenimiento del trabajo asalariado se volvia menos caro, no porque en se convirtiera en un ecénomo de recursos que en adelante tendria que cae it gralmente deduciéndolos de su retribucién, a diferencia del esclavo, sino wt empresa que empleaba trabajo asalarado libre podia beneficiarse de las catemalidades positivas generadas para ella por medio de una economia agricola de subsistencia Y de una pequeiia produccién mercantil. De esta suerte, la plantacién w shorraba cl mantenimiento de los alojamientos colectivos de los esclavos (la sen- ‘ela, una parte de los gastos de mantenimiento de las familias y la parte mas cos- vecadela alimentaci6n, el suministro de proteinas, Pero esta «divina sorpresa» del trabajo asalariado no se producia precisamente més que a condicién de que hubie- ta tenido lugar este proceso de campesinizacién o de conquista de una actividad independiente de tipo industrial o comercial, por parte de los esclavos (0 de los sier- vos de finales de la Edad Media europea) o del trabajo asalariado in nuce presente enlas ciudades’'. De hecho, dependia del grado de autonomia y de la libertad mate- ral ya conquistada por el esclavo, como en Europa el cardcter estable y benéfico de las primeras fabricas que recurrieron al trabajo dependiente asalariado libre fue en gran medida una funcién de la civilizacién de campesinos productores libres, que yase habia materializado, Es necesario entonces hablar de un doble proceso de scumulacién. El primero concierne a los medios de produccién y obedece a una logica relativamente simple de la inversién de los recursos ya reunidos; el segundo, ala mano de obra dependiente, en tanto que se vuelve susceptible de ofrecerse en el mercado de trabajo a un precio rentable. El mecanismo de esta segunda acumu- lacin ¢s mucho mas complejo; la carrera de la libertad, y no la busqueda de bene- ficio, fue el resorte secreto de esta acumulacién, necesaria para la primera, y actué como su doble, Dicho de otto modo, en el célebre encuentro del hombre de los escudos con el proletario, evocado por K, Marx, el elemento clave del encuentro, y ue explica la dindmica del proceso, no es el proletariado en tanto que tal, ni siquie- ta dl trabajo asalariado ya constituido, sino la marcha hacia la libertad del trabajo dependiente, cualesquiera que fueran sus diferentes formas. Durante una gran Parte de la industrializacién europea, los obreros asalariados fueron campesinos a —_ deost Kesulta sorprendente constatar que los esclavos de ganancia comenzaron a trabajar frecuente ‘Mente en Jo que hoy en dia se llama el «sector informal» en las ciudades del Tercer Mundo (comercio ‘inbulante, servicios de proximidad ~que sirven de sucedineo de servicios colectivos ain inexisten- ‘> basreros, aguadore,traperos, manipuladores, toda la economia gis o negra come la prosti- wei, os juegos, el hampa), No representaban mis que una parte de ese sector, pero encontraban M tefugio clientela y alojamiento una vez libertos o fugados. ® Véase el ejemplo ya citado de Holanda, Jan de Vries, «The Role of Rural Sector in the Dev ment of the Dutch Economy, 1500-1700», The Journal of Economic History XXX1.2, 1971, 671 Digitalizado com CamScanner

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