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I Bajo el signo del trabajo asalariado embridado Asi pues, Inglaterra emprendié la primera entre las naciones europeas la transi- «iin postesclavista. El conjunto del mundo, durante el medio siglo posterior, hubo deadoptar esta nueva regla del mercado de trabajo dependiente. Los cambios cons- titucionales tradujeron muy bien una «determinacién de forma» macroeconémica, pero su validacién econémica se basé en la transicién a un mercado de trabajo que habia perdido el control sobre la movilidad del trabajador dependiente mediante la sdgusicién de un titulo de propiedad hereditario sobre su persona. Las soluciones que se aportaron a este problema dibujaron las tres grandes direcciones en torno a las cuales se organizé lo que iba a ser el mercado internacional de trabajo depen- diente que habia dejado de ser esclavo desde el punto de vista juridico: (a) un mer- cado de peonaje para las minorfas étnicas antiguamente esclavas; (b) un mercado segmentado por el régimen de migraci6n internacional bajo contrato de trabajo Para una gran parte de inmigrantes extranjeros!; (c) un mercado protegido por ses ‘Selig Perlman, A theory of the Labor Movement (1928), Nueva York, Augustus M. Kelley, 1949, PP. 275-276) hace hincapié en este fenémeno al destacar el desarrollo de una concepcién del trabajo “ctiado en casa» (home grown), aunque el trabajo esta ligado a un territorio y existe un corolario al Patviotismo y al nacionalismo en el terreno del empleo. El sindicnto se convierte entonces en el guar- in dl job teritory, en el sentido de que no acceden al trabajo libre més que los ciudadanos del terri ‘oto a solidaridad del grupo existiré tan s6lo sobre la base de un territorio. Clark Keer (Labor Mar- ets and Wage Determination, The Balkanization of Labor Markets and otber Essays (1954), Berkeley, versity of California Press, 1977) ha visto bien la importancia de esta territorializacién del trabajo, ‘He implica que en el mismo movimiento haya excluidos del territorio y de una proteccién plena por Pate dl derecho del co: «El término de Selig Perlman job teritory viene perfectamente importanca atribuida a la ciudadanta y ala no ciudadanfa, a las restricciones impuestas ala inmi- cin, alas cuotas y a los pasaportes». El salario embridado se produce en esta territorializacién del abajo canéni 617 Digitalizado com CamScanner barreras raciales 0 por la discriminacién de las categorias de poblacién no Blancas Estas tres modalidades del salario embridado a veces se ocultaron o bien entraton en competencia, pero separadamente o combinadas afectaron a todos los mercados de trabajo de las zonas més dindmicas de la industrializacién: las de las fronteras de Ja acumulacién de la economia-mundo y de la colonizacién blanca’. A diferencia de la compartimentacién entre el centro y la periferia que preponderara durante la expansién del capitalismo mercantil de los siglos xvi y XVIII en materia de merca. do de trabajo dependiente, estas transformaciones tuvieron una profunda repercu. sién en el corazén del capitalismo industrial: la estratificacién del mercado de tra. bajo en virtud del color de la piel se instalé en Estados Unidos y en Sudéfrica, en Australia, a pesar de que las migraciones de trabajo bajo contrato se convirtieron en una caracteristica duradera del mercado laboral europeo desde comienzos del siglo XX en lo que atafie a Francia y Alemania, desde 1945 para el resto del norte de Europa y desde 1970 para el sur de Europa. La fijacién mediante la discriminaci6n: la segmentaci6n del mercado La transicién del trabajo dependiente esclavo al trabajo dependiente en el cual a persona es juridicamente libre siempre obedecié durante el siglo xix al mismo esquema cuya aplicacién hemos constatado tempranamente en la historia de la constitucién del trabajo dependiente concomitante a'la acumulacién de capital: controlar el derecho de ruptura unilateral del compromiso de trabajo. La historia del mercado de trabajo en Europa y del de las plantaciones prescribfa durante el declive de la esclavitud los mismos medios que hemos analizado prolijamente en el nacimiento del trabajo dependiente en Europa occidental, que conocié tanto la segunda servidumbre vigente en la Europa oriental como la esclavitud moderna y 1a indenture colonial: leyes contra el vagabundeo y la ociosidad, la sumisién del tr2- bajador dependiente a un contrato de engagement casi siempre escrito, previendo una duracién minima obligatoria de trabajo, asi como sanciones penales pot rup- tura del contrato; la limitacién del derecho de libre circulacién, ya sea mediante la asignaci6n territorial pura y simple, ya sea mediante un sistema de salvoconducto; © limitacién del acceso al trabajo independiente (derecho de propiedad inmobi- cspacio del trabajo. Es contrario al principio de igualdad de los derechos del trabajador. La instaut™ a del estatuto de extranjero y de las cuotas «raciales» se produce sobre esta base. Véase Willemina Kloosterboer, Involuntary Labour Since the Abolition of Slavery, Leide™ E.J. Brill, 1960, 618 Digitalizado com CamScanner rr ciertas éreas del tebe dependiente asalariado, Al igual que durante el maciientO dela ore le pl pavacie ies Oy Se pusieron en marcha en jn capialismo YB PPO in a in ae y financiero gracias a una legislacién especifica votada bien a partir de una discriminacién étnica, bien por mor de la construccion moderna del estatuto de trabajo del extranjero en el Estado-naci6n. En los dos casos, la discriminacién —puesto que en ambos el trabajo dependiente Ba pet ode coor, ambos aa ver, nose hallaba equiparado al trabajo depen- dgiente blanco- podia presentarse bajo diferentes variantes con arreglo a su inten- sidad: como una teorfa «racista» sociobiolégica colonial de la inaptitud natural de Jas poblaciones autéctonas para la disciplina del trabajo («nativismo» de los colo- ws Pinslosajones) en sus versiones més severas; como una defensa de la suprema- a cultural del Occidente blanco (cristiana y racional); e incluso como una con- tic provisional de éxito para civilizar a una poblacién salvaje atin en la infancia ttenién cvilizadora)’, De esta suerte, en los albores del siglo xx, en plena fase de eclosién del mercado libre y de madurez del capitalismo industrial, aparecieron nuevas formas de racismo, en particular la segregaci6n urbana en Estados Unidos* yel apartheid en Sudéfrica, cuyas huellas se remontan a la creacién del Natal béer desde antes de 1850°. En todos estos casos, la unidad del mercado de trabajo depen- diente estaba segmentada, los fenémenos de competencia directa de grupos de mano de obra quedaban eludidos o fuertemente mitigados de forma exdgena, es decir, mediante dispositivos juridicos que obstaculizaban sensiblemente la liber- tad de movilidad del trabajador dependiente convertido en asalariado «libre». Fueron precisas en cada ocasién leyes especificas para garantizar este resultado. La regulacién obraba en beneficio de los mercados balcanizados de trabajo y con- ta un funcionamiento unificado que hubiera significado indefectiblemente un éxodo rural més importante, una mayor movilidad profesional y un sensible amen to de las remuneraciones. El proteccionismo interno de la mano de obra nacional jiaria) O* » Pensamos, por ejemplo, en Ia diferencia existente entre el racismo de aversién del Norte y el «dominador» de] Sur (George M. Frederickson, White Supremacy. A Comparative Study in America and South Africa History, Oxford, Oxford University Press, 1981, pp. 151-152, 161). “De hecho, fue con la primera abolicién de la esclavitud de los negros en los Estados del Norte ‘en tomo a la guerra de Independencia cuando aparecieron algunos rasgos duraderos de la sociedad ‘stadounidense, el aracismo de aversi6n», un rechaz0 de la:coloured people y una sélida disctimina- én desde el momento en que los negros libres ascendian socialmente, Véase, al respecto, Leon F.Lit- Wack, North of Slavery, The Negro in the Free States, 1790-1860, Chicago, Chicago University Press, 1961, pp. 3.29; Arthur Zilversmit, The First Emancipation. The Abolition of Slavery in the Nortb, Chi- oe, University of Chicago Press, 1967, pp: 222-226, y Thomas Sowell, Markets and Minorities, lueva York, Basic Books, 1981, p. 197: es 3 Co Frederickson, White Supremacy. A Comparative Study in America and South Africa History, 619 Digitalizado com CamScanner en bloque, o de una parte de ella, la blanca, se revelaria como la prolongacién del libre cambio de mercancfas; dicho de otro modo, Ia restriccién de la movilidag interna de uno de los factores (el trabajo) se revelaria como el complemento de una movilidad acentuada de los productos (libre cambio), e incluso de una movilidag internacional del trabajo (inmigraci6n)’. Lo que es cierto para la segmentacién del mercado de trabajo organizado en virtud de un criterio étnico y/o racista, asi como para la segunda servidumbre o la recreacién de la esclavitud, es (a) que su natura. leza directamente econémica resulta dificilmente discutible, y (b) que tiene como contenido y como efecto fijar la mano de obra cada vez que el mercado «puro» fun- cione en provecho del trabajo dependiente tanto en el caso de que sea inmévil, de tal suerte que la remuneracién deba ser aumentada para retenerlo, como en el caso enel que ante un precio ya fijado la movilidad geografica, social, profesional, demo- grafica demuestre ser el tinico modo de mejorar su situacién’. © En el ejemplo estadounidense, la movilidad de los negros hacia el Norte o hacia las ciudades fue atajada por todos los medios en el preciso momento en el que, tras el periodo de la reconstruccién, los antiguos esclavos fueron obligados por los plantadores a pagar un alquiler por su parcela o por sus viviendas, y se decidieron a emigrar (Nell Irving Painter, Exodusters. Black Migration to Kansas after Reconstruction, Nueva York, A. Knopf, 1976). Véase también Eric Foner, «O significado da Liberdade», Escravidao, especial de la Revista Brasileira de Historia VIII, 16, 1988, pp. 9-36; el mismo esquema se encuentra en Jamaica (Douglas Hall, «The Flight From Estates Reconsidered: The British West Indies, 1838-1842», Journal of Caribbean History X, 1978, pp. 7-24) o en Zanzibar (Frederick Cooper, From Sla- ves to Squatters. Plantation Labor and Agriculture in Zanzibar and Coastal Kenya, 1890-1925, New Haven, Connecticut, Yale University Press, 1980, pp. 74-75). Los blancos pobres del Sur y del Norte, ademés de los plantadores, por supuesto, fueron los beneficiarios de este proteccionismo «liberal». Los negros vie- ron cémo se les cerraban las puertas de las fabricas del Norte hasta la detenci6n de la inmigracién des- pués de 1922, Pero este bloqueo de la movilidad interna en el pais receptor de los flujos de inmigracién entrafié un aumento de la movilidad del trabajo a escala internacional (no discutimos aqui las probables consecuencias que entraiié este tipo de proteccionismo sobre la especializacién de la economia estadou- nidense). Este resultado empirico es perfectamente concebible en el marco de la teoria del intercambio internacional a condicién de que, como afirma Robert A. Mundell («ntemational Trade and factor mobility», American Economic Review XLVI, 3, junio de 1957, pp. 321-337), se descarte la doble hipé- tesis clésica de la inmovilidad de los factores y de la perfecta movilidad interna del factor trabajo (para tuna discusién sobre la interaccién entre movilidad de los factores y de los productos, cfr. Georges Pho- tios Tapinos, L’Economie des Migrations Internationales, Parts, Colin, 1974, pp. 211-222). 7 Por movilidad demogrifica se entiende aqui precisamente la tasa de exogamia (en particular ‘cuando el grupo es definido por el color o por la religién) que permite escapar de la inferiorizacién politica, social, cultural, religiosa y econémica, En determinadas situaciones, a .endogamia puede constituir también una estrategia de éxito econémico (véase el ethnic business). Pero en el caso de las Poblaciones social y étnicamente inferiorizadas, la exogamia es la solucién exit més eficaz en el plano intergeneracional, cualesquiera que sean las dificultades que encuentren los individuos que abando- nan el grupo inicial, 620 Digitalizado com CamScanner zl peonsie: fijar mediante el dinero Entre los otros medios desplegados para fijar la mano de obra en el arriesgado petiodo de la transicién postesclavista, encontramos asimismo el peonaje «econd- nico» puro’, &S decir, aquel que no estaba reforzado por la disctiminacién legal 0 dehecho, que suele acompajiarle?, Hemos visto en el capitulo anterior que el peo- naje en las ‘Antillas se vio facilitado por el estatuto indeterminado de los esclavos etadounidenses refugiados en navios ingleses y desembarcados en las Antillas. Londres les habia prometido la libertad, pero no se trataba de manumitirlos wrbi et orbi en las sociedades esclavistas de las Antillas. Asi pues, no fueron ni esclavos ni sonas enteramente libres. De esta suerte, el peonaje fue en gran parte un apén- fice dela liberacién de los esclavos a través de la fuga. Su principio, del que fueron victimas sobre todo los negros o los mulatos (al principio, para los cimarrones, se trataba més bien de un paso hacia la libertad), pero igualmente las capas mas des- favorecidas de dependientes blancos 0 mestizos, venia a modificar de forma sensi- blela forma del salario. La modificacién mas frecuente de la relacién salarial libre consiste en reducir al maximo la liquidez o la frecuencia de pago de la remunera- cién, ya sea no pagando al trabajador durante meses, ya, mas sutilmente, conce- diendo anticipos del salario como forma de asegurarse de que al afio siguiente regresaré a causa de su insolvencia’®, Semejante prictica respondia a menudo a una * Durante mucho tiempo, los economistas, abriendo con ello una fuente de malentendidos a menudo definitivos con los antropélogos y con los sociélogos que estudiaban el racismo, han restrin- ido la intervencién de lo econémico inicamente al peonaje de asalariados formalmente libres, dejan- do alas demas disciplinas el andlisis del papel, no obstante, eminentemente econémico de las institu- ciones en los inicios del proceso, y en particular sobre elitrabajo dependiente en general y sobre la constitucién continua del trabajo asalariado, Sobre el peonaje en el Sur estadounidense, véase Pete Daniel, The Shadow of Slavery. Peonage in the South, 1901-1969, Nueva York, 1973, y William Cohen, “Negro Involuntary Servitude in the South, 1865-1940. A Preliminary Analysis, Journal of Southern History XLU, 1976, pp. 30-60. *De esta suerte, el peonaje en México afecté particularmente a los mestizos de indios y de espa- oles; y sin duda es necesario remontarse més lejos, ya que en tiempos del Imperio azteca algunas tri- bus estaban dominadas,y Jos mestizos conocfan una fuerte diferenciaci6n entre ellos, con arreglo ala etnia de la que procedieran, En 1989, en Phoenix, en el distrito de Maricopa, tuve la sorpresa de des- cubrir que las diferentes oleadas de inmigrantesilegales clasificados répidamente como mexicanos res- Pondian a los contornos de las diferentes minorias étnieas, como otras tantas subnacionalidades. © Para una explicacién precisa de este ‘iltimo mecanismo para los lefiadores de caoba de Belice, véase O, Nigel Bolland, «Systems of Domination After Slavery: the Control of Land and Labour in British West Indies After 1838», Comparative Studies in Society and History XII, 4, 1981, pp. 608- 611; véase también més adelante nuestro anélisis del sistema puesto en prictica en Ia isla Mauti- cio, Para los melanesios bajo contrato en Australia véase A. Graves, «Truck and Gifts: Melanesian 621 Digitalizado com CamScanner sh SS discriminacién de facto asi como a una violacién de hecho de las normas y de la costumbres existentes en el mundo del trabajo dependiente, incluido dl esclavol, pero se completaba, sin embargo, con el control monopsonista de los circuitos de consumo y de abastecimiento de las herramientas de trabajo de los dependientes, ya fueran asalariados 0 trabajadores formalmente independientes pagados con Ja venta de su producto en los almacenes de abastecimiento’?, El pago en especie en forma de trueque (truk system) permitia intervenir sobre el poder de compra del tra. bajo dependiente, no tanto para rebajar el monto las temuneraciones y aumentar los beneficios, como para asegurarse la fidelidad de la prestacién de trabajo depen. diente. Existia, finalmente, otra forma de peonaje indirecto, que llamaremos el com. promiso con el trabajo independiente, puesto que, aunque conducia a una reduccién de la liquidez, estaba obligada a componerse con el deseo de libertad y de inde- pendencia econémica de los trabajadores dependientes: la remuneracién del traba- jo asalariada se hacfa en gran parte en especie o cediendo el derecho de propiedad (por regla general el usufructo), asi como el cultivo y la comercializacién de los pro- Immigrants and the Trade Box System in Colonial Queensland», Past and Present 101, 1983, pp. 87- 101, passim. ™ La existencia de una costumbre no escrita, pero que gobierna las relaciones entre amos y sier- vos, entre amos y esclavos o entre patrén/oficial/aprendiz, y finalmente entre patrones/asalariados ‘queda atestiguada por las formas de sancién del no respeto de la palabra dada, del compromiso o de la costumbre aceptada. De este modo, los dafios al patrimonio del empleador del dependiente (robo, sabotaje, no mantenimiento de las herramientas, incendios) por regla general se originan a partir dela violaci6n de una de estas reglas no escritas. Por ejemplo, los esclavos consideraban que el disfrute de! Peculio, de una parte de las ganancias cuando eran alquilados, el usufructo de la parcela y de la vivien- da, asi como el mantenimiento de los ancianos, constitufan verdaderos derechos. La violacién de estas reglas no escritas (puesto que el esclavo no era una persona jutidica) fue la causa principal de la deser- cin de las plantaciones tras Ja abolicién (D. Hall, «The Flight From Estates Reconsidered. The Bri- tish West Indies, 1838-1842, cit), Toda forma de trabajo dependiente posee sus «contornos», con independencia de su formulacién juridica, Algunas categorias de trabajadores agricolas, como pueden ser los gitanos temporeros de hoy dia, toman la «palabra» de este modo, "* Esta costumbre de crear tiendas en el corazén de la plantacién data de la esclavitud rara vez obedece a un deseo filantrépico 0 puramente racionalizador de los plantadores. A nuestro juicio, corres: Ponde a una intencién por parte de los empleadores de prohibir a los esclavos el comercio al pot menor, el acceso al dinero y las posibilidades de venta de los productos robados (alimentos, herta- Imientas, ropa, armas) y, més en general, a la intencién de limitar la constitucidn del trabajo indepen- dlente en torn ala vivienda, En el caso de os tramperos,cazadores, gauchos 0 cowboys, o de los Pros Pectores mineros, las sucursales de las compaiitas coloniales se aseguraban el monopolio del comercio Para retener a sus empleados y hacer que regresaran de una estacién a otra, El debilitamiento de los | monopolios del «trifico», asi como del acceso Ia tierra, en la primera colonizacién pionera, no fue fon victorias «del mercado» (este dltimo funcionaba en todos los casos y més bien bajo su form ‘monopolista en un principio) sino de este pueblo frecuentemente fuera de la ley, que impuso la plu- ralidad de los agentes yla libertad de transacci6n, 2 622 Digitalizado com CamScanner agricolas incluso mineros", No se trata sino del sistema de aparceria pues- duct0s por los primeros plantadores de café brasilefios que instauraron el «colo- 0 forma de trabajo dependiente no era ni un colonato a la romana (con iad scion de tierras en plena propiedad) ni trabajo asalariado agricola (con un pro- " do a destajo y desprovisto de todo derecho, aunque fuera parcial, sobre cto). ‘Cuando el senador Nicolai Vergucito inauguré en 1847 el sistema del colonato pata los inmigrantes suizos 0 alemanes en sus cafetales de Rio Claro, al noroeste de Sio Paulo -sistema que constitufa una suerte de apatcerfa diferida'‘— hacia ya seis fos que intentaba emplear en su plantacién de cafia de azticar en Ibicaba, junto a sus esclavos, a portugueses inmigrantes, quienes con la totalidad de las ganancias del primer aiio tenfan la posibilidad de devolver los gastos del viaje y de su mante- nimiento. Estos inmigrantes, hospedados, alimentados y trabajando en equipos igual que los esclavos, respondian fielmente a la figura de los indentured servants extadounidenses: concretamente, no cobraban ningiin salario durante su primer aio de estancia y, para los afios siguientes, todo dependia del coste de su manteni- miento, subordinado en gran medida a la apreciaci6n del empleador. Sabemos tam- bign que junto a estos proletarios peones solteros, N. Vergueiro recluté también a familias portuguesas que eran alojadas en casas separadas de la senzala, y que dis- ponian de parcelas de tierra a cambio de un alquiler!’. De este modo, estas familias podian disminuir la carga de la deuda. Lo interesante es que la polaridad de este sis- Véase, por ejemplo, para Brasil, Mauricio A. Font, Coffee, Contention and Change in the Making of Modern Brazil, Cambridge (MA), Basil Blackwell, 1990, p. 19; véase de forma més general Sidney W. Mintz, Caribbean Transformations, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1984, sobre la trans- formacién del trabajo esclavo en distintas formas de campesinado y de pequefios productores. El pago de los trabajadores semiindependientes en las zonas de extraccién minera antes de la normalizacién industrial y la consolidacién de grandes compaiiias obedece al mismo principio. Esta claro, por ejem- plo, que en las minas de diamantes de Kimberley, en Sudaftica, el verdadero salario concedido a los mineros comprendia no sélo la suma efectiva pagada por la empresa, sino también la venta ilegal de diamantes recuperados por los trabajadores, que llegé a estimarse entre el 30 y el 40 por 100 del valor dela produccién extraida en 1880 (Colin Newbury, The Diamond Ring. Business, Politics, and Precious Stones in South Africa, 1867-1947, Oxford, Clarendon Press, 1989, pp. 58-59), El plantador empleador adelantaba los gastos del viaje desde Europa, de la instalacién y del mantenimiento; los inmigrantes, llamados pomposamente colonos (que en realidad no lo eran, a dife- rencia de los colonos de Rio Grande do Sul), ya que de hecho eran aparceros, recibian la mitad de los ingresos de la venta de la recoleccién del café tras la deduccién de los costes de transporte, de las comisiones y de los impuestos. El adelanto hecho por el plantador permitiaretenetlos, ya que el pago dela deuda se repartia en vatios ais (Warren Dean, Rio Claro, Um sistema brasileiro de grande lavow- 1, 1820:1920, Roo de Janeiro, Paz ¢ Terra, 1977, p. 97). » Ibid. 623 Digitalizado com CamScanner tema embrionatio de salario procedia directamente de Ia esclavitud. El trabajo asa laviado, en su versién proletarizada, remitia al negro soltero apenas salido de Ia trata y alojado en los barracones dela senza; el trabajo asalariado del colono eral caleo de Ia esclavitud familiar crioulo (actiolla», es deci, de generaciones nacidas en Bra- sil) que ya habia conguistado margenes de autonomfa gracias a la parcela de tierra y, por lo tanto, al derecho implicito a trabajar en ella una parte de la semana, Lo que da fe de esta revolucién en marcha es el precio del jornalero en el mercado: el empleador tenia que pagarle 16.000 reis al mes, mientras que el Portugués impor. tado no salia por més de 12.000 reis mensuales!S, De esta suerte, las primeras for- mas de empleo de los dependientes libres se colaron en las formas elaboradas por los esclavos. Si el senador liberal Vergueiro «invent6» el sistema de inmigra colono, o més valdria decir de la aparceria-diferida en 1847, tras una activa campa- iia de reclutamiento en la Europa no lus6fona, fue porque los solteros portugueses proletarizados no se quedaban en Ibicaba, mientras que las familias se habian asen. tado mejor”. Habia sin duda un compromiso con ellas: el trabajador dependiente arrancaba al empleador una parte de su tiempo y de su prestaciGn; poseia una par- cela y, de este modo, tenfa la posibilidad de comercializar el excedente que no sir- viera para su autoconsumo. No obstante, presentar el peonaje econémico como una forma radicalmente nueva, como la sefial de la irrupcién de las relaciones esta vez capitalistas en con- ttaposicién a la esclavitud, incluso a la indenture, formas que, por otra parte, remitirian * Ibid. p. 96, Estos jomnaleros eran trabajadores libres, esclavos de alquiler, antiguos esclavos ¢ incluso esclavos fugitivos que los empleadores toleraban a falta de mano de obra suficiente en el | ‘momento de la cosecha, "El compromiso con las familias de inmigrantes portugueses no fue tan ventajoso para él, yu que ‘cis afios més tarde el senador Verguciro hizo de la plantacién de caiia de Ibicaba un cafetal. El hecho de que Vergueiro buscara candidatos en Suiza y Alemania no puede explicarse tan sélo por los fact $8 push que existian en esos pafses, ya que en Portugal también los habia, El argumento de la cualifi cacién tampoco sirve: la experiencia revel6 que los ‘migrantes suizos o alemanes en la mayoria de los casos carecian de experiencia alguna en cultivos de plantacién y, por el contrario, evan freeuentemen uF antesanos, encofradores o carpinteros, En cambio, los lus6fonos se acostumbraban mucho mas ti doala situacién del mercado de trabajo, alos procedimientos de comercializacién del café y a las pos bilidades de la seemigracion; ademés, se convertian ripidamente ex brasilefios, Durante el gran fonflcto de 1856, que enfrenté a los colonos con su empleados tal Y como se narra en las memorias de Thomas Davatz (Meeoras de um colono no Brasil [1858], Sao P il i 1941, «Pre facio de Sergio Buarque de Holanda»), rs , Sao Paulo, Martins, reed. de 1941, taba de ‘simetria en la informacién, de la que los empleadores no dudaron <0 beneliciare haciendo trampas sobre el precio rel del cafe eadig o el puerto de Santos, lo que eins ! punto de partida de la puesta en tela de juicio de este tipo de «colonato» (W. Dean, Rio v0. Umi sistema brasileiro de grande lavowra, 1820. 1920, cit., pp. 103-106). 624 Digitalizado com CamScanner yr ecnicas de gestion de ha mano de obra precapitalistas, 0 rigurosamente a modos acer juccion no capitalistas, resulta falso hist6rica y analiticamente, Hist6rica- reel peonaie es una técnica de control del trabajo dependiente utilizada en empedida en el propio mecanismo de instauracién del engagement desde el seuiae, en la indenture y bajo su forma atenuada del rescate (redemplioner) No olvidemos que este caso era una muestra del control de hecho que existia sobre vrochos manumisos, quienes continuaban viviendo en ta érbita de la plantacién, 0 mraban bajo el mando de sus antiguos amos!®, Analiticamente, la no liquide de la retribucion se analiza como una técnica de retencién del trabajo dependiente, inclu-

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