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TSUNAMI
TSUNAMI
Un tsunami,1 sunami 2 (del japonés 津 [tsu], 'puerto' o 'bahía', y 波 [nami], 'ola')3 o maremoto
(del latín mare, 'mar', y motus, 'movimiento')43 es un evento complejo que involucra un grupo
de olas en un cuerpo de agua de gran energía y de tamaño variable que se produce cuando se
desplaza verticalmente una gran masa de agua por algún fenómeno extraordinario, por
ejemplo, un terremoto, erupción volcánica, detonaciones submarinas, deslizamientos de
terreno, desprendimientos de hielo glaciar, impacto de meteoritos, etc.5 A diferencia de las
olas oceánicas normales producidas por el viento, o las mareas, que son generadas por la
atracción gravitatoria del Sol y la Luna, un tsunami es generado por el desplazamiento de agua.
Los tsunamis con olas desproporcionalmente altas se denominan megatsunamis.
Este tipo de olas desplazan una cantidad de agua muy superior a las olas superficiales
producidas por el viento. Se calcula que el 72% de estos fenómenos son provocados por
terremotos, en cuyo caso reciben el nombre más correcto y preciso de «tsunamis
tectónicos».6 La energía de un maremoto depende de su altura, de su longitud de onda y de la
longitud de su frente. La energía total descargada sobre una zona costera también dependerá
de la cantidad de picos que lleve el tren de ondas.7 Es frecuente que un tsunami que viaja
grandes distancias disminuya la altura de sus olas, pero siempre mantendrá una velocidad
determinada por la profundidad sobre la cual el tsunami se desplaza. Normalmente, en el caso
de los tsunamis tectónicos, la altura de la onda de tsunami en aguas profundas es del orden de
un metro, pero la longitud de onda puede alcanzar algunos cientos de kilómetros. Esto es lo
que permite que aun cuando la altura en océano abierto sea muy baja, esta altura crezca de
forma abrupta al disminuir la profundidad, con lo cual, al disminuir la velocidad de la parte
delantera del tsunami, necesariamente crece la altura por transformación de energía cinética
en energía potencial. De esta forma una masa de agua de algunos metros de altura puede
arrasar a su paso hacia el interior. Causas y fenomenología
Antiguamente, el término tsunami se utilizaba para referirse a las olas producidas por
huracanes y temporales que podían entrar tierra adentro, pero estas no dejaban de ser olas
superficiales producidas por el viento. Tampoco se debe confundir con la ola producida por la
marea conocida como macareo. Este es un fenómeno regular y mucho más lento, aunque en
algunos lugares estrechos y de fuerte desnivel pueden generarse fuertes corrientes.
La mayoría de los tsunamis son originados por terremotos de gran magnitud bajo la superficie
acuática. Para que se origine un tsunami, el fondo marino debe ser movido de manera abrupta
en sentido vertical, de modo que una gran masa de agua del océano sea impulsada fuera de su
equilibrio normal. Cuando esta masa de agua trata de recuperar su equilibrio genera olas. El
tamaño del tsunami estará determinado por la magnitud de la deformación vertical del fondo
marino entre otros parámetros como la profundidad del lecho marino. No todos los
terremotos bajo la superficie acuática generan tsunamis, sino solo aquellos de gran magnitud,
con hipocentro en el punto de profundidad adecuado.
La zona más afectada por este tipo de fenómenos es el océano Pacífico, debido a que en él se
encuentra la zona de sismos más activa del planeta, el cinturón de fuego. Por ello, es el único
océano con un sistema de alertas verdaderamente eficaz.
No existe un límite claro respecto de la magnitud necesaria de un sismo como para generar un
tsunami. Los elementos determinantes para que ocurra un tsunami son la magnitud del sismo
originador, la profundidad del hipocentro y la morfología de las placas tectónicas involucradas.
Esto hace que para algunos lugares del planeta se requieran grandes sismos para generar un
tsunami, en tanto que para otros baste con de sismos de menor magnitud. En otros términos,
la geología local, la magnitud y la profundidad focal son parte de los elementos que definen la
ocurrencia o no de un tsunami de origen tectónico.7
donde D es la profundidad del agua que está directamente sobre el sismo y g, la gravedad
terrestre (9,8 m/s²).8
A las profundidades típicas de 4-5 km las olas viajarán a velocidades en torno a los 600
kilómetros por hora o más. Su amplitud superficial o altura de la cresta H puede ser pequeña,
pero la masa de agua que agitan es enorme, y por ello su velocidad es tan grande; y no solo
eso, pues la distancia entre picos (longitud de onda) también lo es. Es habitual que la longitud
de onda de la cadena de olas de un tsunami sea de 100 km, 200 km o más.
Cuando la ola entra en aguas poco profundas, se ralentiza y aumenta su amplitud (altura).
El intervalo de tiempo entre cresta y cresta (período de la onda) puede durar desde menos de
diez minutos hasta media hora o más. Cuando la ola entra en la plataforma continental, la
disminución drástica de profundidad hace que la velocidad de la ola disminuya y empiece a
aumentar su altura. Al llegar a la costa, la velocidad habrá decrecido hasta unos 50 kilómetros
por hora, mientras que la altura ya será de unos 3 a 30 m, dependiendo del tipo de relieve que
se encuentre. La distancia entre crestas (longitud de onda L) también se estrechará cerca de la
costa.
Debido a que la onda se propaga en toda la columna de agua, desde la superficie hasta el
fondo, se puede hacer la aproximación a la teoría lineal de la hidrodinámica. Así, el flujo de
energía E se calcula como:
La teoría lineal predice que las olas conservarán su energía mientras no rompan en la costa. La
disipación de la energía cerca de la costa dependerá, de las características del relieve marino.
La manera como se disipa dicha energía antes de romper depende de la relación H/h. Una vez
que llega a tierra, la forma en que la ola rompe depende de la relación H/L. Como L siempre es
mucho mayor que H, las olas romperán como lo hacen las olas bajas y planas. Esta forma de
disipar la energía es poco eficiente, y lleva a la ola adentrarse en tierra como una gran marea.7
A la llegada a la costa la altura aumentará, pero seguirá teniendo forma de onda plana. Se
puede decir que hay un trasvase de energía de velocidad a amplitud. La ola se frena pero gana
altura. Pero la amplitud no es suficiente para explicar el poder destructor de la ola. Incluso en
un tsunami de menos de 5 m los efectos pueden ser devastadores. La ola arrastra una masa de
agua mucho mayor que cualquier ola convencional, por lo que el primer impacto del frente de
la onda viene seguido del empuje del resto de la masa de agua perturbada que presiona,
haciendo que el mar se adentre mucho en tierra. Por ello, la mayoría de los tsunamis
tectónicos se asemejan a una poderosa riada, en la cual es el mar el que inunda a la tierra, y lo
hace a gran velocidad.
Debido a que la energía de los tsunamis tectónicos es casi constante, pueden llegar a cruzar
océanos y afectar a costas muy alejadas del lugar del suceso. La trayectoria de las ondas puede
modificarse por las variaciones del relieve abisal, fenómeno que no ocurre con las olas
superficiales. En los tsunamis tectónicos, dado que se producen debido al desplazamiento
vertical de una falla, la onda que generan suele ser un tanto especial. Su frente de onda es
recto en casi toda su extensión. Solo en los extremos se va diluyendo la energía al curvarse. La
energía se concentra, pues, en un frente de onda recto, lo que hace que las zonas situadas
justo en la dirección de la falla se vean relativamente poco afectadas, en contraste con las
zonas que quedan barridas de lleno por la ola, aunque estas se sitúen mucho más lejos. El
peculiar frente de onda es lo que hace que la ola no pierda energía por simple dispersión
geométrica, sobre todo en su zona más central. El fenómeno es parecido a una onda
encajonada en un canal o río. La onda, al no poder dispersarse, mantiene constante su energía.
En un tsunami existe, cierta dispersión pero, sobre todo, en las zonas más alejadas del centro
del frente de onda recto.
Hay quienes sostienen9 que los tsunamis son ejemplos de un tipo especial de ondas no lineales
denominadas solitones.
El fenómeno físico 10 de los solitones fue descrito, en el siglo XIX, por J. S. Russell en canales
de agua10 de poca profundidad, y son observables también en otros lugares. Al respecto se ha
expresado que:
...en ríos (de varios metros de altura: mascaret del río Sena o bore del río Severn ) y en
estrechos (como en la pycnoclina del estrecho de Gibraltar, donde pueden alcanzar hasta cien
metros de amplitud aunque sean apenas perceptibles en la superficie del mar) o en el océano
(maremoto es una ola gigantesca en un puerto que ocurre como etapa final de una onda
solitaria que ha recorrido de tres a cuatro mil kilómetros a unos ochocientos kilómetros por
hora, por ejemplo de Alaska a Hawái).11
Existen otros mecanismos generadores de tsunamis menos corrientes que también pueden
producirse por erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra, meteoritos, explosiones
submarinas y de origen meteorológico conocidos como meteotsunami.12 Estos fenómenos
pueden producir olas enormes, mucho más altas que las de los tsunamis corrientes. De todas
estas causas alternativas, la más común es la de los deslizamientos de tierra producidos por
erupciones volcánicas explosivas, que pueden hundir islas o montañas enteras en el mar en
cuestión de segundos. También existe la posibilidad de desprendimientos naturales tanto en la
superficie como debajo de ella. Este tipo de maremotos difieren drásticamente de los
maremotos tectónicos.
En primer lugar, la cantidad de energía que interviene. Está el terremoto del océano Índico de
2004, con una energía desarrollada de unos 32.000 MT. Solo una pequeña fracción de esta se
traspasará al maremoto. Por el contrario, un ejemplo clásico de este tipo de tsunamis es la
explosión del volcán Krakatoa, cuya erupción generó una energía de 300 MT. Sin embargo, se
midió una altitud en las olas de hasta 50 m, muy superior a la de las medidas por los tsunamis
del océano Índico. La razón de estas diferencias estriba en varios factores. Por una parte, el
mayor rendimiento en la generación de las olas por parte de este tipo de fenómenos, menos
energéticos pero que transmiten gran parte de su energía al mar. En un seísmo (o sismo), la
mayor parte de la energía se invierte en mover las placas. Pero, aun así, la energía de los
maremotos tectónicos sigue siendo mucho mayor que la de los mega maremotos. Otra de las
causas es el hecho de que un maremoto tectónico distribuye su energía a lo largo de una
superficie de agua mucho mayor, mientras que los mega maremotos parten de un suceso muy
puntual y localizado. En muchos casos, los mega maremotos también sufren una mayor
dispersión geométrica, debido justamente a la extrema localización del fenómeno. Además,
suelen producirse en aguas relativamente poco profundas de la plataforma continental. El
resultado es una ola con mucha energía en amplitud superficial, pero de poca profundidad y
menor velocidad. Este tipo de fenómenos son increíblemente destructivos en las costas
cercanas al desastre, pero se diluyen con rapidez. Esa disipación de la energía no solo se da por
una mayor dispersión geométrica, sino también porque no suelen ser olas profundas, lo cual
conlleva turbulencias entre la parte que oscila y la que no. Eso comporta que su energía
disminuya bastante durante el trayecto.
Algunos geólogos especulan que un mega tsunami podría producirse en un futuro próximo (en
términos geológicos) cuando se produzca un deslizamiento en el volcán de la parte inferior de
la isla de La Palma, en las islas Canarias (cumbre Vieja). Sin embargo, aunque existe esa
posibilidad (de hecho algunos valles de Canarias, como el de Güímar, en Tenerife, o el del
Golfo, en El Hierro, se formaron por episodios geológicos de este tipo), no parece que eso
pueda ocurrir a corto plazo.
Tsunamis en el pasado
Golfo de Cádiz
Los investigadores Antonio Rodríguez Ramírez y Juan Antonio Morales González , de los
Departamentos de Geodinámica-Paleontología y Geología de la Facultad de Ciencias
Experimentales de la Universidad de Huelva, han estudiado abundantes restos de tsunamis en
el golfo de Cádiz. Estos estudios se han centrado en el estuario del Tinto-Odiel y en el del
Guadalquivir. Las evidencias más antiguas corresponden al Guadalquivir con un episodio del
1500-2000 años antes de nuestra era, afectando a áreas que distan más de 15 km de la costa.
En el estuario del Tinto-Odiel aparecen depósitos sedimentarios relacionados con tsunamis
históricos del 382-395, 881, 1531 y 1755.
El historiador Amiano Marcelino describió con todo detalle el tsunami que tuvo lugar en
Alejandría y devastó la metrópoli y las orillas del Mediterráneo oriental el 21 de julio del
365.19
Valparaíso (1730)
El 8 de julio a las 04:45 toda el área central de Chile fue remecida por un fuerte terremoto que
causó daños en Valparaíso, La Serena, Coquimbo, Illapel, Petorca y Tiltil. El tsunami resultante
afectó alrededor de 1000 km de costa. Por primera vez en su historia, el puerto de Valparaíso
fue inundado y severamente dañado. En las partes bajas de El Almendral todas las casas,
fortificaciones y bodegas fueron destruidas por la inundación. 20También inundó el sector
cubierto hoy en día por la avenida Argentina, llegando hasta los pies de Santos Ossa.21
El terremoto y tsunami de 1730 inundó Valparaíso, arrasó Concepción, hizo retroceder las
aguas del río Valdivia e incluso llegó a Perú. El tsunami también cruzó el Océano Pacífico hasta
Japón, donde inundó casas y campos de arroz en la península de Oshika en Sendai.21
Callao (1746)
El 28 de octubre de 1746 ocurrió un fuerte terremoto en toda la costa central del Perú, que
tuvo su epicentro en el mar frente a Lima y el Callao, El fuerte sismo fue causado por el
proceso normal de subducción de la Placa de Nazca bajo la Placa Sudamericana. Unos treinta
minutos después del sismo se produjo un tsunami con olas de 10 a 15 metros de altura que
inundaron y destruyeron el Puerto del Callao. Casi todos los habitantes de la ciudad que en esa
época era de unos 5000 aproximadamente perecieron en este desastre. Puesto que el agua
avanzó cerca de 1 legua o 5.57 km tierra adentro, aun alcanzó a aquellos que trataban de huir
hacia Lima. solo 200 personas lograron salvarse aferrándose a objetos de madera y fueron
lanzados entre el área de la costa y la isla San Lorenzo, a una distancia de hasta 8 km. De los 23
barcos anclados en el puerto, 19 se hundieron y 4 fueron llevados tierra adentro.
Cuando el mar retrocedió la mayoría de las casas y edificios fueron arrancados de sus
cimientos y llevados por las aguas, además dejaron expuestos los cadáveres, algunos desechos,
resultado de la violencia de las aguas. Una gran parte de las murallas de la ciudad, incluyendo
la puerta, fueron arrastradas también. A eso de las 04:00 del día siguiente, el Callao fue
nuevamente inundado por otra ola. La máxima altura de inundación fue estimada en 24
metros, en el área de la costa verde. El maremoto llegó hasta Concepción (Chile); y en
Acapulco (México),
Después de la tragedia, el mar nunca volvió a su límite anterior, es decir, gran parte del Callao
se hundió.
Lisboa (1755)
Krakatoa (1883)
El 27 de agosto de 1883 a las diez y cinco (hora local),27 la descomunal explosión del Krakatoa,
que hizo desaparecer al citado volcán junto con aproximadamente el 45% de la isla que lo
albergaba, produjo una ola de entre 15 y 42 metros de altura, según las zonas,28 que acabó
con la vida de aproximadamente 20 000 personas.29
La unión de magma oscuro con magma claro en el centro del volcán fue lo que originó dicha
explosión. Pero no solo las olas mataron ese día. Enormes coladas piroclásticas viajaron incluso
sobre el fondo marino y emergieron en las costas más cercanas de Java y Sumatra, haciendo
hervir el agua y arrasando todo lo que encontraban a su paso. Asimismo, la explosión emitió a
la estratosfera gran cantidad de aerosoles, que provocaron una bajada global de las
temperaturas. Además, hubo una serie de erupciones que volvieron a formar un volcán, que
recibió el nombre de Anak Krakatoa, es decir, ‘el hijo del Krakatoa’.
Mesina (1908)
En la madrugada del 28 de diciembre de 190830 se produjo un terrible terremoto en las
regiones de Sicilia y de Calabria, en el sur de Italia. Fue acompañado de un tsunami que arrasó
completamente la ciudad de Mesina, en Sicilia.31La ciudad quedó totalmente destruida y tuvo
que ser levantada de nuevo en el mismo lugar. Se calcula que murieron cerca de 70.000
personas en la catástrofe (200.000 según estimaciones de la época).22La ciudad contaba
entonces con unos 150.000 habitantes. También la ciudad de Regio de Calabria, situada al otro
lado del estrecho de Mesina, sufrió importantes consecuencias. Fallecieron unas 15.000
personas, sobre una población total de 45.000 habitantes.
Un terremoto en el océano Pacífico provocó un maremoto que acabó con 165 vidas en Hawái y
Alaska. Este maremoto hizo que los estados de la zona del Pacífico creasen un sistema de
alertas, que entró en funcionamiento en 1949.
Alaska (1958)
El 9 de julio de 1958, en la bahía Lituya, al noreste del golfo de Alaska, un fuerte sismo, de 8,3
grados en la escala de Richter, hizo que se derrumbara prácticamente una montaña entera,
generando una pared de agua que se elevó sobre los 580 metros, convirtiéndose en la ola más
grande de la que se tenga registro, llegando a calificarse el suceso de megatsunami.
Valdivia (1960)
Vista de una calle en el centro de Valdivia tras el maremoto del 22 de mayo de 1960
En los minutos posteriores un maremoto arrasó lo poco que quedaba en pie. El mar se recogió
por algunos minutos y luego una gran ola se levantó acabando a su paso con casas, animales,
puentes, botes y, por supuesto, muchas vidas humanas. Cuando el mar se recogió varios
metros, la gente pensó que el peligro había pasado y en vez de alejarse caminaron hacia las
playas, recogiendo pescados, moluscos y otros residuos marinos. Para el momento en que se
percataron de la gran ola, ya era demasiado tarde.32
Como consecuencia del terremoto se originó un tsunami que arrasó con algunos lugares de las
costas de Japón (142 muertes y daños por 50 millones de dólares), Hawái (61 fallecimientos y
75 millones de dólares en daños), Filipinas (32 víctimas y desaparecidos). La costa oeste de
Estados Unidos también registró un maremoto, que provocó daños por más de medio millón
de dólares estadounidenses.
Colombia (1979)
Un terremoto importante de magnitud 8,1 grados Richter ocurrió a las 02:59:43 (UTC) el 12 de
diciembre de 1979 a lo largo de la costa pacífica de Colombia y el Ecuador. El terremoto y
tsunami asociado fueron responsables de la destrucción de por lo menos seis municipios de
pesca y de la muerte de centenares de personas en el departamento de Nariño en Colombia. El
terremoto se sintió en Bogotá, Pereira, Cali, Popayán, Buenaventura, Medellín y otras ciudades
y partes importantes en Colombia, y en Guayaquil, Esmeraldas, Quito y otras partes de
Ecuador. El tsunami de Tumaco causó, al romper contra la costa, gran destrucción en la ciudad
de Tumaco y las poblaciones de El Charco, San Juan, Mosquera y Salahonda en el Pacífico
colombiano. Este fenómeno dejó un saldo de 259 muertos, 798 heridos y 95 desaparecidos.
Nicaragua (1992)
Un terremoto ocurrido en las costas del Pacífico de Nicaragua, de entre 7,2 y 7,8 grados en la
escala de Richter, el 2 de septiembre de 1992, provocó un tsunami con olas de hasta 10 metros
de altura, que azotó gran parte de la costa del Pacífico de este país, provocando más de 170
muertos y afectando a más de 40.000 personas, en al menos una veintena de comunidades,
entre ellas San Juan del Sur. 33
Hokkaido (1993)
Las olas adquirieron una altura de 31 metros, pero solo atacaron a esta isla.
El terremoto fue de 9,1 grados: el tercero más poderoso tras el terremoto de Alaska (9,2) y de
Valdivia (Chile) de 1960 (9,5). En Banda Aceh formó una pared de agua de 10 o 18 m de altura
penetrando en la isla 1 o 3 km desde la costa al interior; solo en la isla de Sumatra murieron
228.440 personas o más. Sucesivas olas llegaron a Tailandia, con olas de 15 metros que
mataron a 5.388 personas; en la India murieron 10.744 personas y en Sri Lanka, hubo 30.959
víctimas. Este tremendo tsunami fue debido además de a su gran magnitud (9,1), a que el
epicentro estuvo solo a 9 km de profundidad, y a que la rotura de la placa tectónica fue de
1600 km de longitud (600 km más que en el terremoto de Chile de 1960).
El terremoto de Chile de 2010 fue un fuerte sismo ocurrido a las 3:34:17 hora local (UTC-3), del
27 de febrero de 2010, que alcanzó una magnitud de 8,8 MW de acuerdo al Servicio
Sismológico de Chile y al Servicio Geológico de Estados Unidos. El epicentro se ubicó en la
costa frente a la localidad de Cobquecura, aproximadamente 150 km al noroeste de
Concepción y a 63 km al suroeste de Cauquenes, y a 47,4 km de profundidad bajo la corteza
terrestre.
Un fuerte tsunami impactó las costas chilenas como producto del terremoto, destruyendo
varias localidades ya devastadas por el impacto telúrico. El Archipiélago de Juan Fernández,
pese a no sentir el sismo, fue impactado por las marejadas que arrasaron con su único
poblado, San Juan Bautista, en la Isla Robinson Crusoe. La alerta de tsunami generada para el
océano Pacífico se extendió posteriormente a 53 países ubicados a lo largo de gran parte de su
cuenca, llegando a Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, la Antártida, Nueva Zelanda,
la Polinesia Francesa y las costas de Hawái.
El sismo es considerado como el segundo más fuerte en la historia del país y uno de los diez
más fuertes registrados por la humanidad. solo es superado a nivel nacional por el cataclismo
del terremoto de Valdivia de 1960, el de mayor intensidad registrado mediante sismómetros.
El sismo chileno fue 31 veces más fuerte y liberó cerca de 178 veces más energía que el
devastador terremoto de Haití ocurrido el mes anterior. La energía liberada fue cercana a 100
000 bombas atómicas como la liberada en Hiroshima en 1945.
1:00
Tras el sismo se generó una alerta de maremoto (tsunami) para la costa pacífica del Japón y
otros países, incluidos Nueva Zelanda, Australia, Rusia, Guam, Filipinas, Indonesia, Papúa
Nueva Guinea, Nauru, Hawái, islas Marianas del Norte, Estados Unidos, Taiwán, América
Central, México y las costas de América del Sur, especialmente Colombia, Ecuador, Perú y
Chile.36 La alerta de tsunami emitida por el Japón fue la más grave en su escala local de alerta,
lo que implica que se esperaba una ola de 10 metros de altura. La agencia de noticias Kyodo
informó que un tsunami de 4 m de altura había golpeado la Prefectura de Iwate en Japón. Se
observó un tsunami de 10 metros de altura en el aeropuerto de Sendai, en la prefectura de
Miyagi,37 que quedó inundado, con olas que barrieron coches y edificios a medida que se
adentraban en tierra.38
Se habrían detectado, horas más tarde, alrededor de 105 réplicas del terremoto, una alerta
máxima nuclear y 1000 veces más radiación de lo que producía el Japón mismo debido a los
incendios ocasionados en una planta atómica. Se temía más tarde una posible fuga radiactiva.
Finalmente el tsunami azotó las costas de Hawái y toda la costa sudamericana con daños
mínimos gracias a los sistemas de alerta temprana liderados por el Centro de Alerta de
Tsunamis del Pacífico.
Indonesia (2018)
Fue un tsunami causado por un sismo de magnitud 7,0 en la escala de Richter. Registrado el
día viernes 28 de septiembre del año 2018. Dejando un total de 1995 fallecidos. ´
Sistemas de alerta
Muchas ciudades alrededor del Pacífico, sobre todo en México, Perú, Japón, Nueva Zelanda,
Ecuador, Estados Unidos y Chile disponen de sistemas de alarma y planes de evacuación en
caso de tsunamis. Diversos institutos sismológicos de diferentes partes del mundo se dedican a
la previsión de tsunamis, y la evolución de éstos es monitorizada por satélites. El primer
sistema, bastante rudimentario, para alertar de la llegada de un tsunami fue puesto a prueba
en Hawái en los años veinte. Posteriormente se desarrollaron sistemas más avanzados debido
a los tsunamis del 1 de abril de 1946 y el 23 de mayo de 1960, que causaron una gran
destrucción en Hilo (Hawái). Los Estados Unidos crearon el Centro de Alerta de Tsunamis del
Pacífico (Pacific Tsunami Warning Center) en 1949, que pasó a formar parte de una red
mundial de datos y prevención en 1965.
Señal que indica zona de amenaza ante un tsunami en la península de Cavancha en Iquique,
Chile.
A pesar de todo, los sistemas de alerta no son eficaces en todos los casos. En ocasiones el
terremoto generador puede tener su epicentro muy cerca de la costa, por lo que el lapso entre
el sismo y la llegada de la ola será muy reducido. En este caso, las consecuencias son
devastadoras, debido a que no se cuenta con tiempo suficiente para evacuar la zona y el
terremoto por sí mismo ya ha generado una cierta destrucción y caos previo, lo que hace que
resulte muy difícil organizar una evacuación ordenada. Este fue el caso del tsunami de 2004
pues, aun contando con un sistema adecuado de alerta en el océano Índico, quizá la
evacuación no habría sido lo suficientemente rápida.
Prevención
Un informe publicado por el PNUE sugiere que el tsunami del 26 de diciembre de 2004
provocó menos daños en las zonas en que existían barreras naturales, como los manglares, los
arrecifes coralinos o la vegetación costera. Un estudio japonés sobre este tsunami en Sri Lanka
estableció, con ayuda de una modelización sobre imágenes satelitales, los parámetros de
resistencia costera en función de las diferentes clases de árboles.39
Las marejadas se producen habitualmente por la acción del viento sobre la superficie del agua,
sus olas suelen presentar una ritmicidad de 20 segundos, y suelen propagarse unos 150 m
tierra adentro, como máximo total, tal y como observamos en los temporales o huracanes. De
hecho, la propagación se ve limitada por la distancia, de modo que va perdiendo intensidad al
alejarnos del lugar donde el viento la está generando.
Las fallas presentes en las costas del océano Pacífico, donde las placas tectónicas se introducen
bruscamente bajo la placa continental, provocan un fenómeno llamado subducción, lo que
genera maremotos con frecuencia. Derrumbes y erupciones volcánicas submarinas pueden
provocar fenómenos similares.
Japón, por su ubicación geográfica, es el país más golpeado por los tsunamis.40