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PAPAYA: LA FRUTA DE LA VIDA

Cuando Colón descubrió América, descubrió también la


papaya. Una sabrosa y nutritiva fruta tropical que calmó la
indigestión del navegante y su tripulación tras el suculento
banquete. Desde entonces, han pasado algo más de cinco
siglos y, pese a unas más que probadas propiedades
digestivas, el fruto del papayo no goza aún en España de la
popularidad de otros miembros de su familia.

El mercado se abre con cautela a su paso, mientras los


nutricionistas recomiendan el consumo diario de la que los
cubanos denominaron fruta bomba. En la papaya se dan
cita minerales esenciales, como el potasio, el calcio y el
sodio; vitaminas A, B, C y D; fibra dietética y una mínima
aportación de grasa.

Son tales sus beneficios sobre el organismo que los nativos


de Costa Rica y México lo conocen como el árbol de la
buena salud, una medicina capaz de curar casi todas las
enfermedades. «Se trata de una fruta con múltiples
aplicaciones que viene bien a todo el mundo», asegura el
doctor Ignacio Bachiller, presidente de la Sociedad
Asturiana de Fitoterapia.

Además de facilitar la digestión, la Carica Papaya (así se la


conoce en latín) calma el dolor e inflamación del estómago,
la diarrea, el estreñimiento, y elimina los parásitos que se
instalan en el intestino. Su consumo está recomendado
tanto para hipertensos como para quienes padecen anemia
o reuma y enfermos de vesícula.

Papaína milagrosa

Sus propiedades van más allá, puesto que también resulta


muy efectiva en casos de insuficiencia cardiaca y crisis de
taquicardia. Eso sí, bajo prescripción médica y durante un
periodo de tiempo no superior a cinco días. También debe
destacarse el efecto cicatrizante de esta fruta, pudiendo
emplearse en los casos de úlceras gástricas, y la posibilidad
de extraer de su interior quimiopapaína, que se emplea
para el tratamiento mediante inyección intradiscal de las
hernias discales.
La papaya posee un aspecto exterior casi redondo, de color
amarillo verdoso, con pulpa blanda y semillas de color
negro. De ella se extrae la papaína, una enzima poderosa a
la que debe sus virtudes para facilitar la digestión y que
resulta idónea para suavizar la carne y limpiar las heridas
infectadas. Esta sustancia se caracteriza también por un
efecto laxante y se encuentra tanto en las hojas de la
planta, como en el fruto verde y, sobre todo, en las
semillas;
especialmente, cuando están maduras.

En su libro Papaya, sanando con la fruta milagrosa, Barbara


Simonsohn atribuye a los indios pieles rojas del sur y el
centro de Norteamérica la invención de la terapia de
enzimas y asegura que «los indios usan estos frutos,
incluso, para tratar el cáncer». Simonsohn recomienda, por
ello, no tirar las semillas, sino comerlas directamente o
combinarlas con otros alimentos para disfrazar su amargor.

Cuando las semillas están frescas, contienen también un


compuesto llamado carpasemina, que tiene una acción
destructiva sobre distintos parásitos. Gracias a su peculiar
sabor, esta sustancia es muy apreciada en gastronomía,
tanto en ensaladas, como en cócteles, salsas y postres. La
papaya también se puede combinar con frutas o carnes y
es especialmente requerida para la elaboración de cremas,
mousses y jugos.

Natural o en zumo

Conocidas las múltiples propiedades de la papaya, es


necesario estar al tanto sobre cómo sacarlas el máximo
partido. Debemos considerar que lo mejor siempre es tomar
las frutas tal y como las proporciona la naturaleza, no
obstante, en el caso de buscar una acción antinflamatoria,
puede ser interesante tomar preparados con una cantidad
mayor de papaína.

Lo que sí se debe tener en cuenta es que no conviene


excederse en el pelado, ya que la parte más externa, la que
está justo debajo de la piel, es la que concentra mayor
cantidad de vitaminas. En zumo, la papaya conserva
también la mayoría de sus propiedades, aunque pierde gran
parte de la fibra.

Algunos especialistas aseguran que los jugos actúan de la


misma manera que la fruta entera y eliminan las toxinas del
tracto digestivo, potencian los procesos inmunológicos y
evitan el envejecimiento prematuro de las células. Por algo
es la fórmula elegida por la mayoría de las personas para el
consumo de frutas, aunque su elaboración supone más
trabajo que comer la pieza entera.

Las últimas investigaciones concluyen que incluir dos vasos


de zumo en la dieta diaria reduce en un 30% la probabilidad
de accidentes cerebrales y que algunos tipos de cáncer en
adultos (próstata, vejiga, esófago y estómago, por ejemplo)
también se podrían evitar.

En los últimos años, la Organización Mundial de la Salud


(OMS) ha hecho especial hincapié en promover el consumo
de alimentos ricos en vitaminas antioxidantes A, C y E. La
papaya ocupa uno de los primeros lugares en este aspecto,
pero los especialistas advierten de que no se debe enfatizar
sobre un alimento concreto. En España tenemos las
naranjas, más conocidas y abundantes. O los kiwis.

La OMS alerta, asimismo, sobre el hecho de que muy pocas


personas incluyen la fruta en su dieta debido a la
incomodidad que supone pelarla y reconoce que aún queda
una dura batalla por ganar en este campo. Para la papaya,
el cuerpo a cuerpo será todavía más largo, puesto que
primero debe superar las barreras culturales que la
anteponen al producto nacional.

No le basta con haberse convertido, según la mayoría de


los nutricionistas, «en una de las plantas alimenticias más
importantes del mundo».

BENEFICIOS

La papaya es un alimento rico en vitaminas que resulta


muy beneficioso en los siguientes casos:

• Agiliza cicatrizaciones internas y externas


• Mejora el ritmo cardiaco
• Digiere las proteínas muertas, consiguiendo que no
influyan en el funcionamiento de las demás
• Reduce la inflamación intestinal
• Ayuda a conservar la piel sana
• Defiende al organismo ante alergias e infecciones
• Actúa como un laxante suave y combate el
estreñimiento
• Favorece el buen funcionamiento del hígado y el
páncreas

FUENTE:
http://www.servisalud.com/elpensa/nutricion38.htm

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