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Visiones Acerca de La Naturaleza Del Ser Humano
Visiones Acerca de La Naturaleza Del Ser Humano
El hombre no es más que una caña que piensa. El hombre es una caña, la más débil que
hay en la naturaleza pero la única que piensa.
No es necesidad que el universo entero se confabule para aplastarlo, un vapor, una gota
de agua bastaría para aplastarle. Pero sería más noble que el universo que lo mata, porque él sabe
que muere y conoce el universo sobre él, mientras que el universo no sabe la superioridad que
tiene sobre el hombre.
Que el “hombre” no es algo creado ya, sino una exigencia del espíritu, una posibilidad
lejana, tan deseada como temida, y que el camino a que él conduce sólo se va recorriendo en
pequeños trocitos y bajo terribles tormentos y éxtasis, precisamente por aquellas raras
individualidades a las que hoy se prepara el patíbulo (lugar en que se ejecuta la pena de muerte) y
mañana el monumento.
- Primer momento, en negativo (lo que no es). El hombre no es un ser hostil, o destructivo.
No es una “tabula rasa” (hoja en blanco) en la que se puede insertar lo que se quiera. No es
“naturaleza esencialmente perfecto” que ha sido corrompida por el contacto con la sociedad.
No es una «máquina» que reacciona de manera automática a los estímulos. No es un ser
manipulable a voluntad. No es mera racionalidad, o inteligencia. No es, en definitiva, un ser
prisionero de su pasado, de su inconsciente.
- Segundo momento, en positivo (lo que es). El hombre posee naturaleza. Esta naturaleza
humana merece respeto y es digna de confianza. La naturaleza del hombre posee un sistema
de autorregulación que preserva y desarrolla el organismo. El hombre es un proceso de
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diferenciación e independencia donde el influjo de los factores sociales es fundamental. Está,
asimismo, determinado por su propia capacidad de autocomprensión y de actuación de las
capacidades biológicas y sociales que ha recibido. Es controlable desde el exterior y arquitecto
de sí mismo. Es un ser histórico en proceso de autocreación. Es, en síntesis, libre, responsable,
creador de su existencia.
Son varios los principios y conceptos que postula con respecto a la naturaleza del ser humano.
Uno de los más relevantes es la tendencia a la autoactualización, la cual considera que forma parte
de la naturaleza humana. Esta necesidad no se circunscribe a los seres humanos, sino que es parte
del proceso de todos los seres vivos: "Es el impulso que se aprecia en todas las formas de vida
orgánica y humana: expandirse, extenderse, adquirir autonomía, desarrollarse, madurar; y es la
tendencia a expresar y activar todas las capacidades del organismo, en la medida en que
enriquezca al organismo o al self" (Rogers, 1961, p. 35).
Se inclina a creer que ser totalmente un ser humano es penetrar en el complejo proceso de ser
una de las criaturas de este planeta, más ampliamente sensible, responsiva, creativa y adaptable.
Rogers señala que en cada uno de nosotros hay una tendencia inherente a explotar nuestras
capacidades y competencias hasta donde lo permita nuestra estructura biológica. Así como un
vegetal crece para transformarse en una planta sana y la semilla posee el impulso germinativo
para convertirse en un árbol, el humano se ve impelido a transformarse en una persona plena,
completa y autorrealizada. De tal manera que cuando esto no sucede así, se debe a que la persona
no ha recibido las condiciones básicas necesarias para ello. Sin embargo, esa tendencia a la
autorrealización siempre estará presente aunque en ocasiones requiera compensarse.
Sus escritos sugieren intensamente que las personas son capaces de resolver sus propios
problemas, que son actores significativos de su destino y que la comunicación entre la gente
puede mejorar aplicando determinados principios: escucha activa, empatía, congruencia,
aceptación incondicional.
ROSA LARIOS
La persona es la realidad, es el ser que sólo podemos conocer y hacer desde adentro y
que, estando presente en todas partes, no está dado en ninguna.
Ser persona es el modo propio de existir, y esa manera de existir no está hecha, sino que
es algo que incesantemente se va conquistando.
El ser persona implica una profunda solidaridad con los demás, una íntima unión con ellos.
Estar separado de otros no es ser persona; porque serlo es irradiarse sobre el mundo, dejar salir lo
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secreto del corazón, elegir opciones y decidir. Por lo tanto, ser persona es ser solidario, estar
vinculado. Es sentirse libre, con esa libertad que sólo da la existencia creada.
Ser persona es no estar separada del mundo, sino muy unida a los demás. Ser persona es
asumir que la multiplicidad existe en nosotros, que la gran variedad de lo que somos mantiene un
nivel de unificación impresionante; que ese ser que constituye la unidad de mi multiplicidad o de
mi pluralidad no es una abstracción, sino la fuerza dinámica y viva que me une y me unifica. Por lo
tanto, ser persona es estar con el otro y no una solidaridad en abstracto.
Ser persona es estar muy compenetrado con la naturaleza, que es espíritu. Siendo así se es
totalmente cuerpo y totalmente espíritu, y totalmente uno; con sus instintos, sus limitaciones, su
amor y su dolor.
Ser persona es trascender la naturaleza. El ser humano es un ser natural, pero no sólo eso.
La persona no es enteramente un juguete de la naturaleza, la persona la trasciende. Darse cuenta
es una capacidad única del ser humano. Cuando no desarrolla la posibilidad de darse cuenta, limita
su proceso de ser persona. En el momento de darse cuenta, la conciencia se refleja sobre sí
misma.
No debo dejarle al otro el paquete de vivir ni de ser responsable por mí. Por el contrario,
tengo que asumir el compromiso y la responsabilidad de dar las respuestas que pueda ir
encontrando en cada momento pues en la medida en que voy dando respuestas, adquiero la
habilidad de responder. Así es como se van uniendo estos tres elementos: darme cuenta –
hacerme responsable –ser una persona libre.
JAIME MONTOYA
La pregunta qué es el hombre busca aquello que todos tenemos en común. A esto se le
suele llamar esencia o naturaleza.
El fin del hombre es perfeccionar al máximo sus capacidades, en especial las superiores
(inteligencia y voluntad, alcanzando la verdad y el bien). La inteligencia busca el conocimiento de
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la realidad. Cuando lo logra, alcanza la verdad, que es el bien propio de la inteligencia: abrirse a lo
real. Su fin es la verdad y el bien porque, de hecho, ya desde el inicio de su existencia (y desde que
empieza a ejercer operaciones de un modo más visible) anhela alcanzar la verdad y lograr el bien,
y por eso mismo se mueve hacia ellos desarrollando su historia personal
Además, no está asegurado de antemano alcanzar el propio bien ni la verdad. Los fines de
la naturaleza humana vienen exigidos (se anhelan, se buscan) pero se pueden conseguir o no.
Depende de la libertad, de que yo lo decida y lo consiga o no. Como decía Albert Camus: "el
hombre es la única criatura que se niega a ser lo que ella es".