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IV El relato de Irene HERENCIA DE SANGRE i Me llamo Roque Das Airas y dentro de tres semanas atra- yesaré la frontera de los cuarenta afios. Si en mi anterior cumpleafios alguien me hubiera dicho que mi vida iba a cambiar de un modo tan radical en solo doce meses, pensa- ria que se estaba burlando de mi y de mi biografia de fra- casos. Pero no somos mas que el producto de un azar ince- sante, que juega con nosotros como le apetece y a veces, solo aveces, decide recompensarnos con un golpe de suerte. Desde que cumpli los treinta, me vi metido en una vida que distaba mucho de la que yo haba sofiado en mi juven- tud. Trabajaba en el Adam Bank durante las horas inacaba- bles de la mafiana; una ocupacién rutinaria que solo incre- mentaba mi frustracién. Por la tarde retomaba mi actividad como escritor, mi verdadera pasion. Y a eso de las nueve salia de casa para encontrarme con Rosalia, con quien lle- vaba cinco afios de noviazgo y con la que tenfa previsto co Same en alguna fecha nunca concretada, diet Contada asi, hasta puede parecer una vida enw a Sobre todo en estos tiempos de penuria labora’ be {etenerun trabajo fijo yase considera ne itaba abe tal envidia. Mi cometido en el ban 43 — Powered by CamScanner q nfan a pagal facturas de oy {que, e80 81 Me permit dad de tipos humanes con los que uno se puede encontrar en la sociedad 1 ae h cuarta que escribfa, avanzaba a buen aie mas tem gees a neti he las tres anteriores, rechazacas | nt y habia perdido la cuenta. Y mi realtor ea hac tiempo que la habia devorado la rutina: beeen! sa, pero ninguno 4bamos mi pr eSivo de los dos mostr ears me llegé de la manera mas ioapea A prin cipios del verano murié mi tfo Cristovo, un epee le mi madre con el que casi no me relacionaba, y en el testamento me nombré a mi como su tinico heredero. No es que la a, pero para mi se trataba herencia fuera una gran fortuna, pero pé a de una riqueza con la que nunca habia sofiado. Ademas del dinero depositado en diferentes cuentas bancarias, la heren- cia principal era el piso donde él vivia desde hacfa muchos afios, Una vivienda situada en la plaza de los Magnolios, en Ia zona més cara y exclusiva de la ciudad. Que yo fuera el tinico heredero constituy6 una sorpresa para todos mis parientes. La familia ya habia asumido que el piso y el dinero serfan para mi prima Camila, que vivia con él desde hacfa unos cuatro afios y que se habia encar- gado de cuidarle hasta poco antes de fallecer. Y digo lo de «poco antes» porque, a finales de mayo, cuando el tfo Cristovo ya debfa de estar muy mal, todos los familiares recibimos una carta de Camila. En ella nos infor maba de que se habia enamorado de un empresario de S{d- meh ae peassben casarse y que, tras la boda, se marcharia fora ccxpundilivnce a que nuestro tio falleciera dae: inaicarad is gestiones, cumplir su ultima voluntad erado y esparcir después las cenizas en un lugat que solo ambos conocfan. Afiad{a que albei i rgaba el firme a atender a los clientes que ve casa cuantia; un trabajo mecanico conocer la rica varie 4 Powered by CamScanner caer pabia sentido q in a habfa tratado como se erect: Debfamos considerar aquella carta como su adiés tivo. oi el despacho del notario, durante la lectura del testa- nent0 del tfo Cristovo, comprobé que mi aceptacién lle- vaba aparejadas algunas condiciones. La principal era que no podia vender ni alquilar la casa, que deberia convertirse enmi vivienda habitual. Cuando, acompaiiado del notario, tomé posesién del piso Y de todo cuanto contenfa, aquella condicién me pa- recid ridicula. ;C6mo no iba a querer vivir en semejante maravilla! Se trataba de un cuarto piso, el més elevado del edificio, y desde la galeria, por encima de las copas de los magnolios, se podfan ver las torres de la catedral, que el sol doraba en las horas del atardecer. En la actualidad ya no se construyen pisos de estas caracterfsticas, que responden auna concepcién de la familia muy diferente de la que hoy impera en la sociedad. Nada que ver con mi reducido apar- tamento, que abandoné sin ninguna pena! El piso ocupaba toda la planta, de algo mas de 250 m* de superficie util. Contaba con un salén que me parecié enorme y con otras dos salas mas pequefias.-Tenfa una co- cina amplisima, que s€ prolongaba en una terraza de gene- tosas dimensiones, y una biblioteca muy nutrida, que tam- bién disponfa de un espacio reservado para la misica y el cine. Impresionaba examinar la coleccién de LP y CD, asi como la cuidada seleccién de pelfculas en DVD y Blue-Ray. Habfa, ademés, cinco estancias de diversos tamaiios, destina- das a dormitorios, de las que solo tres estaban amuebladas. Al dia siguiente de tomar posesion oficial de la vivien- da, Nevé allf a Rosalia para ensefidrsela. Ademas de dejarla impresionada, aquella visita desperto en ella los instintos Dees one uel piso era demasiado grande para mas mezquinos: Adve’ Pe‘ nabfa muchas posibilid Nosotros; ¥, dada su situacion, habfa muchas posit ilidades 45 Powered by CamScanner {ramos ni con los vecinos del edificig ». de la zona, razonaba ella. Lo més sensa Jo que obtendrfa por la venta Podtriamg: comprar otro nuevo en el barrio en el que vivian sus», dres; y, por supuesto, todavia nos ee dinero Para ag, quirir un automévil de los mejores y hasta un pequejio apar. tamento en la playa para veranear. El resultado de mi pertinaz negativa fue que Rosalia rompid definitivamente nuestra relacién. En vez de disgus tarme, como quizé esperaba ella, experimenté una inespe. rada sensacién de alivio. La imagen de un globo aerost4. tico que se eleva como una flecha en cuanto se desprende de algin pesado lastre me sirve para explicar lo que sent, Tras solicitar la excedencia en el Adam Bank, decid mu. darme cuanto antes a la que seria mi nueva casa. El piso no necesitaba ni el mds m{nimo retoque. Se percibia la mano de mi prima Camila: habfa respetado el aire clasico que le habja ido imprimiendo mi tio; pero, al mismo tiempo, habia instalado buena parte de los adelantos tecnolégicos de los ultimos ajios. jIncluso habia un sistema de home cinema! Ideal para mi tfo, un apasionado del cine, e idéneo para mi, que compartfa con él esa pasién. ; Necesitaba escoger un espacio para escribir, una habit ci6n tranquila donde la inspiracién fluyese sin obstaculos. Al principio elegi uno de los dormitorios, que hasta parecia pre eparado para satisfacer mis deseos, Disponfa de una mesa ca ie pared donde estaba la puerta, Y ig trices y la de moe aaa instaladas las tomas € “ recta ocupada oe i ene La pared de la izquierda ape mente vactos, y préxima a wae de madera clara, conn ‘a de la derecha, en la que se @ una ventana, contaba con na cama individual y un ar \ , ba cc una cama ij de que no encaj tampoco con los era venderlo. Con En la pared de! ‘ trada, habia - tel fondo, Justo enfrente de la puerta doer “Spejo de cuerpo entero, con un marco ! 46 | Powered by CamScanner hermoso que resultaba dificil apartar los ojos ae un de una oscura madera exética, labrado con un dibujo ieitias que parecia una enredadera trepando por ambos thor al espejo; sin duda, una valiosa pieza de anticuario. Enseguida comprobé que no era el marco lo que susci- taba mi atraccién, sino el propio espejo, de un cristal dife- rente a todos los que habfa visto hasta entonces. El hecho de estar orientado hacia la puerta hacia que, si esta se en- contraba abierta, se reflejase en él todo el pasillo de la casa e incluso la parte de la sala principal donde finalizaba. Ofrecia tal sensacién de realidad que legaba a despertar el deseo de entrar en él y recorrerlo hasta el final, No es extrafio que, para identificarla, pasara a llamarla desde aquel dia «a habitacion del espejo». Los primeros dias trabajé alli. En contra de lo que habia Previsto, no fui capaz de escribir mas que unas cuantas I{- neas; parecia como si la inspiracién me hubiera abando- nado. Algo muy raro en mf: escribiré mejor o peor, pero nunca he tenido problema para llenar una pagina tras otra. No tardé en percatarme de la razén de aquel bloqueo: mi mente estaba mas ees pendiente del espejo que del folio en Decidf trasladar mies' Ras, que también estaba tudio a una de las dos salas peque- tual. Era preparada para el trabajo intelec- muy luminosa y, Ufan en Piracién, las Palabras Se seria if con una rara facilidad, Estaba decidido; fe ae ee donde escribirfa la novela con la que llevaba ‘ando. Si dentro de mf habia algtin talento esta era 8 Oportun; Portunida © mostrarselo al mundo, Powered by CamScanner "= 2 Era evidente que la herencia del tio Cristovo habia sy, puesto un cambio rotundo en mi vida. Las canti habfa en los bancos, bien administradas, me al para vivir tres afios sin dedicarme a nada mas q critura, {Nunca habja sofado con tal libertad! Durante las primeras semanas, el tiempo se me fue en. tre el trabajo en la novela, por las mahanas, y, por las tardes, la exploracién de la extraordinaria biblioteca que habia reunido mi tfo. Lo habfa tratado muy poco, ya lo he dicho, asf que fue una sorpresa descubrir Ja multiplicidad de te mas por los que se interesaba, Muc hos libros, ademis, apa recfan subrayados y con interesantes notas escritas en los margene La secci6n mas nutrid, esoléricas y al estudio de tes ci idades que canzarian ue a la es. a era la dedicada a las cuestiones 105 antiguos mitos de las diferen iones. Algunos voltimenes me so rprendfan pot Su antighedad o por estar en alemay © en latin, pues nada sabfa de las habilidades idiomatiers de mi tio, También encontré en estas estanterias a Ing grandes clasicos de la literatura de misterio y terror, me habj. ” UN género que a mf nunca ¢ habia llamado la a tencidn, el refer Pero que debi: ontarse entre sus preferidos, fa de c dire a re llos raros volimenes tenfan !# ireccién de una libreria situad; sal en una plaza cercana, de cidf ir a visitarla. BP ci Se trataba de la Librerja Nosferatu, dedicada a la com praventa de libros de segunda mano, Me tena aol tud y el acogedor ambiente Ue Se respiraba en ella, No ert como suele suceder en este tipo de establecimientos, u? lugar oscuro con los libros amontonados en est, antes polvo- rientos. La libreria era didfana y los voltimenes se agrupe ban por secciones tematicas. aie ened la disposicion de inci iniciaba en el la escalera principal, que se inici centro de la sala 48 ata Mi, Mii hd —d Powered by CamScanner y conducifa al piso superior, donde habfa una galerfa de arte que compartfa nombre con la librerfa. La duefia, que atendfa por Lavinia, como supe mas tarde, aparentaba unos aiios menos que yo. A aquella hora, yoera el tinico cliente. Constaté con sorpresa que me ob- servaba como si desconfiara de mi; me incomodaba verla atenta a cada uno de mis movimientos. Debja de tener ga- nas de hablar, porque no tard6 en abordarme: -;Por casualidad no sera usted Roque? -Si, soy Roque -contesté, desconcertado-. ;Nos cono- cemos de algo? -Ti a mi, no -para mi sorpresa, empez6 a tutearme en cuanto me identifiqué. Desde aquel momento, pasé a tratar- me con familiaridad, como si nos conociéramos de toda la vida-. Sin embargo, yo sé mucho de ti: tu prima Camila se encargé de informarme. Las dos mantenfamos una bue- na amistad, qué pena que se haya ido tan lejos. -Pues, por mi parte, no se puede decir que yo tuviera mucha relacién con ella —objeté, extrafiado. Nunca hubiera imaginado que formaba parte de las conversaciones de Camila. -Me conté que escribias y que eras una persona de fiar. Y que tti serfas el proximo duefio de la casa, porque ella tenia previsto marcharse a Australia, como seguramente ya sabes, Don Cristovo estaba empefiado en que la vivienda continuara en manos de algtin miembro de su familia. Camila me comunicé por carta su marcha, como al resto de los parientes, De la herencia de la casa, nada supe hasta que se abrié el testamento. Los dos permanecimos callados. Yo no queria marchar- me tan pronto. Habfa visto algunos titulos de interés y te- nia la esperanza de poder examinarlos en cuanto la librera Me dejara tranquilo, Fue entonces cuando sejialé la mesa que habfa cerca de la entrada y le pedi permiso para sen- larme. Ella se senté a mi lado, satisfecha. Tras preguntarme 49 Powered by CamScanner si me apetecia tomar algo, sacé un mévil del bolso y Hlamg a una cafeterfa situada en la misma plaza. Pasados unos mi nutos, una chica entré en el local. Trafa una bandeja con has bebidas que habfamos pedido. ~éPor qué no me cuentas algo mas de mi tio Cristove ~pregunté, tutedndola también yo-. Soy su heredero, perp lo cierto es que llevabamos tiempo sin tratarnos, -Tu tio era uno de mis mejores clientes, Camila tam. bién, claro -comenzé Lavinia-. Pero don Cristovo era quien me hacia encargos de libros que resultaba dificil conseguir. Durante los siguientes minutos, la librera me cont6 cémo era la vida cotidiana de mis parientes. Parecfa conocer bien tanto la distribucién de la casa como el mobiliario que con- tenfa. No tardé en aclararme que se debia a que la habfan invitado a cenar con ellos en miltiples ocasiones. ~Por cierto, ya casi lo habfa olvidado —afiadié Lavinia cuando ya habfa concluido con su informacién-, Hace unos fas, me llegé el tiltimo libro que tu tfo me habia encargado buscarle. Acabé encontrandolo en una librerfa de Venecia, Y pagué por él una cantidad considerable. Supongo qu? ahora tendré que devolverlo. ~¢Devolverlo? ;Ni lo suefes! ~respondi-. Si él te lo en” cargé, me corresponde a mi Pagarlo. La librera se acercé al armario situado detrds de la mes que ella ocupaba habitualmente y extrajo un paquete ef vuelto en un pajio negro. Volvié a mi lado y desenvolvié el pafio. Sobre la mesa aparecié un libro encuadernado en un® piel gastada por el paso de los afios; cualquiera sabia la a” tigiiedad de aquel volumen. Cogi el libro y lo abrf con delicadeza, Tenfa un titulo largo, como suele suceder en los textos antiguos: ae tions sur les apparitions des anges, des démons & des . prits et sur les revenants et vampires de Hongrie, de Bohém® 50 d Powered by CamScanner rer eG de Silésie. El autor era un fraile francés, Augus- de Moravie Poupart, y se habia publicado en el afto 1746. tin are de doscientos cincuenta afios! dd Lavinia me indicé el precio, no me sorprendi ctiad, a pesar de ser elevada. Lo pagué con mi tarjeta, re via envolver en el pafio y me levanté para marchar- pe ser la primera vez, ya llegaba de visita. Examina- a efi otra ocasion los titulos que me interesaban. Cuando nos despediamos, la librera afiadi _Don Cristovo era un tanto excéntrico, tenia sus rarezas. Pero también era una persona muy generosa. - {Por qué lo dices? ~Tal vez ya te hayas dado cuenta de que también regento una galerfa de arte. Te parecera modesta, pero forma parte de una red que se extiende por diversos pafses europeos. Estamos especializadas en artistas que, si bien son poco conocidos, poseen un gran potencial. Es como invertir en valores que sabes que subirdn en un futuro. El tinico riesgo estden el paso del tiempo. Algunos se consolidan, pero otros desaparecen como las estrellas fugaces »De vez en cuando, alguno de esos jévenes me viene avisitar ala galeria. Es gente con el dinero justo, que apro- vecha esa red de amistades para viajar por el mundo y co- hover el arte que se hace en otros lugares. sie en silencio, En ningun momento habfa ma- iQue aria interés por el arte, que era mas bien escaso, que ver aquello con mi tio? “Tu tio nunca Nesen su casa los Traban el hy 8 perfect tuvo inconveniente en acoger a esos jove- Pocos dias que pasaban aquf; asf se aho- otel y parte de la manutencion. Para los chicos Sibleg ine ie tio afirmaba que el contacto con gente sen- amb ‘4 enriquecfa su visién de la vida. A Camila «ign le apy, a ct ioven en ect idaban esas visitas, le gustaba tener gente 51 Powered by CamScanner ~Pues yo no tengo inconveniente en continuar con |g tradicién -dije, sin pensar en las dificultades que €s0 me podrfa suponer-. Vivo solo, y algo de conversacion siempre me vendra bien. Les doy casa y comida, y a cambio ellos me introducen en el mundo del arte. No es mal intercambio, creo que salgo ganando yo. 3 Dfas més tarde, recib{ una llamada de Lavinia. Tras una breve charla, me pregunté si recordaba el trato que me habfa propuesto en la librerfa. Y si seguia en pie la oferta de acoger a algiin artista joven en mi domicilio. —Verds, es que hoy llega a la ciudad Vladimir Volyniak. Es un pintor ucraniano que, aprovechando que le han concedido una estancia en Lisboa, viene a visitar los mu- seos de la ciudad. No estaré aqu{ mas de cuatro 0 cinco dfas. Lavinia y el tal Vladimir legaron a mi casa al atardecet. El pintor result6 ser un joven que tendria poco mas de veinte afios. Era alto, de pelo rubio y ojos grises, y con unas manos delicadas mds propias de un pianista. Le ensefié la habitacién del espejo, que era la que habfa decidido t servar para los invitados. Tras alabar la belleza de la esta” cia, manifest6 su deseo de ducharse y cambiarse. Mientt® lo hacfa, Lavinia y yo pasamos al salén y mantuvimos U"* amena charla. Me gustaba estar con ella, a su lado era i" posible aburrirse. Dentro de mi todavia guardaba el afect? hacia Rosalfa, tras tantos afios de relacién, pero lo cierto? que no la echaba de menos, Los invité a cenar a los dos en uno de los acogedores Ld taurantes del barrio. Fue bastante agradable, hacia tiem? que no conversaba con personas tan interesantes. Y ade™,” x jd? epor qué no reconocerlo?, cuanto mas la trataba, mas at" me sentia por Lavinia, 52 A Powered by CamScanner vladimir se hosped6 tres dias en mi casa. Pasaba todo el tiempo fuera, dedicado a visitar museos y galerfas, Por la noche cendbamos juntos y después, en la sobremesa, yo escu- chaba fascinado sus teorfas sobre la pintura. Defendia la abstraccién pura, la expresién de las emociones a través de Jos colores, la pasidn oculta que todo cuadro deberfa tener... Al cuarto dia, cuando me levanté, me encontré con que Vladimir se habia ido muy temprano, sin despedirse de mf. Me habfa dejado una nota sobre la mesa de la cocina, agra- deciéndome la hospitalidad. Confieso que me desconcerté aquella manera de actuar. éPor qué, si pensaba irse, no me lo habia comunicado la noche anterior? ¢O habrfa recibido alguna llamada nocturna que le habia obligado a marcharse? En cuanto entré en la habitacién del espejo, comprobé que mi invitado habia hecho la cama, habfa retirado las s4- banas usadas y lo habfa colocado todo tal como yo lo tenfa antes de su llegada. Hasta haba entornado la ventana para ventilar la habitaci6n. {Un joven ordenado, aquel ucraniano! En un momento dado, los rayos del sol inundaron la habitacién. Fue entonces cuando me fijé en unas diminutas manchas en el marco del espejo, que la intensa luz habia vuelto visibles. Cogi un pajiuelo de papel y me dispuse a mpiarlas, Aunque ya estaban secas, no me hizo falta llevar- me el dedo ala nariz para saber que se trataba de unas go- las de Sangre. Tenia que ser de Vladimir, sin duda. éAcaso Sehabfa Cortado con algo? sHabrfa sido ese el motivo de su jpresurada Partida? Fuera lo que fuera, me limité a limpiar 'SManchas y no le di mayor importancia al hecho. or la tarde me dejé caer por la librerfa y lo comenté avin También a ella le extraiaba esa desaparicién e log ee estaba acostumbrada alas excentricidades Mente oe Tenfa Ja seguridad de que en cualquier mo- leo” ibirfa un correo de Vladimir desde Barcelona, Siguie, ‘ ’ Por Buiente Ciudad de su trayecto, No me debfa preocupar "Ma cosa asi, Con Ten Powered by CamScanner WN Ya he mencionado que cada dia dedicaba una 0 dos ho, ras, generalmente por la tarde, a examinar ae ernet la biblioteca que mi tfo habfa ido reuniendo alo largo de décadas, Una de aquellas tardes, me sorprendié encontrar, en una de las estanterfas centrales, cuatro libros dedicados a estudiar la relevancia de las serpientes en las antiguas ci. vilizaciones, uno de los temas que me apasionan desde Me vendrfan muy bien para la novela que tenfa en march; necesitaba documentarme especialmente sobre los ofidios, Entusiasmado, los saqué de la estanteria y me los llevé ala mesa, dispuesto a examinarlos. Mi sorpresa fue mayts- cula cuando comprobé que eran otros muy distintos los temas tratados en aquellos voliimenes. Alguien se habia preocupado de quitarles las cubiertas originales y de encua- dernarlos con las que ahora lucfan. Seguramente no querfan que nadie descubriera su contenido real. sO serfa al revés? Tal vez, alguien conocedor de mis inquietudes deseaba que yo me fijara en ellos y eligié la forma ms eficaz para que me Hamaran la atencién. Sélo se me ocurrfan dos personas que pudieran haber pensado en una estratagema as(: mi tio y mi prima Camila Si estaba en lo cierto, squé sentido tenfa aquel engaiio? O aquel aliciente, si quiero ser Preciso, porque cumplié co eficacia la tarea de despertar mi interés, Durante varios dias, leer aquellos libros fue mi anic? ocupaci6n. De una manera compulsiva, solo con las paus@s imprescindibles, Devoraba una tras otra aquellas pagin® subrayando los pasajes que me Parecfan mas importante® El contenido me interes vivamente; nada sabia de cuan? allf se contaba. Al finalizar, me quedé desconcertado. dE" todo una ficcidn, o existfa cerca de mi una puerta que llevab™ aun mundo diferente? 54 Powered by CamScanner | 4 Una semana después, volvf a recibir una Ilamada de Javinia. Me pedfa que acogiera unos dfas a Carolina da Mo- reira, una chica portuguesa muy preparada, que llevaba ais tratando de abrirse camino en el campo de las insta- laciones. Carolina me cay6 bien desde el primer momento. Raras veces me he encontrado con una persona con tantas ganas de vivir. Me contd que algunas de sus obras habfan conse- guido cierta repercusién en el mundo del arte, aunque eso, hasta el momento, no se traducfa en resultados econémi- cos. Las instalaciones solo las suelen comprar los organis- mos; es mucho el espacio que requieren, y las suyas toda- via no habian tenido esa fortuna. Hacia unas semanas, habia recibido una invitacion para participar en la Bienal de Venecia con una obra original. Fue Lavinia quien la animé a viajar hasta nuestra ciudad, para reflexionar juntas sobre la obra que pensaba hacer. las instalaciones son las grandes desconocidas, incluso entre la ciudadanfa culta -me explicé-. A diferencia de la Pintura o de la escultura, necesitan espacios amplios, Y, ade- ina, buena parte de ellas son efimeras. Solo los museos 0 ta ciones pueden adquirirlas; un particular lo tendria 'Y complicado, agacntieso mi ignorancia -respondi-. He visto fotos de Naya al yaNe no te parezca mal, pero me cuesta creer que 60 de arte en ellas, rag tlor manera de comprenderlas es viéndolas. Es- Aleaby 2, 4 por mi ordenador, i apantalla sg un rato, estabamos los dos sentados frente a N Video fds a Portatil Tenfa por costumbre documentar Sen en lob : Sus obras, era el modo de que no se perdie- Tes, 10. Me ensefié las que ella consideraba mejo- “SO que me impresioné, "Y cong Se = Powered by CamScanner = Se me quedé grabada una que llevaba por titulo Holo. causto. Tras atravesar un pasillo estrecho con las paredes cubiertas por telas negras, se entraba en una sala amplia y luminosa. Lo tinico que habfa en ella era una gran cruz gamada, de color pardo, ocupando la totalidad de la pared frontal, Cuando uno se aproximaba mas, descubrfa que la esvastica estaba formada por mi dispuestos uno junto a otro. ~{Qué original! -reconoci-. de aguantar mucho tiempo. jTantos arenques que desprender un olor atroz! Esa era mi pretensi6n. Crear un olor insoportable, como el de la carne quemada que salia de las chimeneas de Austch- witz, Fue una obra muy polémica, la (nica que he conse- guido vender, La adquirié una asociacién judfa que tiene su sede en Paris. Creo que aprendi mucho durante los dfas que Carolina pasé en mi casa, incluso llegé a nacer cierta amistad entre nosotros. No obstante, la mafiana del quinto dfa, cuando me levanté, encontré una nota suya en la puerta de la ne vera. Le urgfa regresar a su casa: su padre habfa sufrido un grave accidente. Tba a tomar el avién que salfa a primera hora hacia Lisboa. Me agradecfa todas las atenciones yel trato que le haba dis; é pensado, y confiaba ard: semos en volver a vernos, te Jes de arenques ahumados, _ Pero en esa sala no se debia juntos tienen 7 beet gue desconcertado, éSeria una costumbre de los a hes parecer Sin avisar? Cuando se lo comenté a Lavr ay 2 hint Se habia despedido de ella, qu Ly arinet i mandado un correo electrénico info" marcha. Y que le habfa extrafiado, porque" comportamiento asf no Se Corre fi de Carolina. espondia con la forma des ‘ Intrigado, decidi examinar pejo, sin saber bien qué es ordenado: la cama hecha, a fondo la habitacién del &* peraba encontrar, Todo est* las sdbanas recogidas pata a 56 Powered by CamScanner Javadas, cada mueble y cada objeto en su lugar... Me llamé Ja atencién, es0 si, una mancha difusa en el suelo, como si alguien hubiera limpiado con prisa algtin liquido que se hubiese derramado sobre él. Habfa limpiado, sf, pero no tan bien como para que, al pasarle yo un pafio htimedo, no que- dase ligeramente manchado con una sustancia que recor- daba a la sangre seca. gEs que Carolina también se habia Jastimado con algdn instrumento cortante? jNo dejaba de ser una extraiia coincidencia! En semanas sucesivas, pasaron por mi casa Cornelio, unescultor siciliano que trabajaba la madera con unos re- sultados que me sorprendieron por su originalidad; Sandra, una joven lituana que anhelaba revolucionar el arte de la fotografia; Koldo, un chico de Donostia considerado como uno de los mejores grafiteros europeos..- En todos los casos se repitieron las mismas pautas que en los anteriores. El invitado pasaba tres 0 cuatro dias en casa y después, sin previo aviso, se marchaba de madrugada. tas que, con ligeras Siempre dejaban una nota, €s0 si. No! variaciones, venfan a decir lo mismo. Empecé a considerar si no residirfa en mi la causa de aquel comportamiento. ¢5¢ irfan por alguna costumbre oa rf resultara molesta? Repasé lo que habia and inten a los, valoré si alguna de mis afirmaciones po fa cia didapniy como ofensiva... Los artistas tienen una espe haby, nera de ser y una sensibilidad a flor de piel; quiz4 a en la habitacion del espejo algtin element que los Perturbaba.,, pejo a's ni lhc a me desconcertaba, todav' Versos lugane nee de tenues restos ‘lpunas ites de la habitacién, Una sa Ipicadu , Cama, los ae nadie habfa limpiado pot ¢s! estos de una mancha en la puerta fa me resultaba de sangre en di- on el espe] ar debajo de eliminada Powered by CamScanner Javadas, cada mueble y cada objeto en su lugar... Me lamé Ja atencién, eso sf, una mancha difusa en el suelo, sj alguien hubiera limpiado con prisa algun liquido hubiese derramado sobre él. Habja limpiado, si, pero bien como para que, al pasarle yo un paiio huimedo, no que- dase ligeramente manchado con una sustancia que recor- daba a la sangre seca. ¢Es que Carolina también se habfa lastimado con algtin instrumento cortante? iNo dejaba de ser una extrafia coincidencia! como que se no tan En semanas sucesivas, pasaron por mi casa Cornelio, unescultor siciliano que trabajaba la madera con unos re. sultados que me sorprendieron por su originalidad; Sandra, una joven lituana que anhelaba revolucionar el arte de la fotograffa; Koldo, un chico de Donostia considerado como uno de los mejores grafiteros europeos.. En todos los en los anterior: Casa y después, Siempre de variaciones, vel 8 Se repitieron las mi: mas pautas que El invitado pasaba tres o cuatro dfas en in previo aviso, se marchaba de madrugada. an una nota, eso si. Notas que, con ligeras nian a decir lo mismo. Empecé a considerar si no residirfa en mf la causa de ‘quel comportamiento. éSe irfan por alguna costumbre thla que les resultara molesta? Repasé lo que habfa habla- 5, £0 ellos, valoré si alguna de mis afirmaciones podia Merpretarse como ofensiva... Los artistas tienen una espe- i Manera de ser y una sensibilidad a flor de piel; quiza fa en la habitacié jo algiin elemento que los Petunbaba abitacién del espejo algtt més ; oy © esto me desconcertaba, todavia me cae Verso rolita la presencia de tenues restos de sangre e 7 algunas &*eS de la habitacién. Una salpicadura en ee naa i : fea SS Botas que nadie habia limpiado por estar deba} : ™9.los restos de una mancha en la puerta eliminada bo 57 Powered by CamScanner ualidades existen, Pero aque. me sospechosa. Sospe. de forma apresurada... Las casi az de establecer nin, a resultarr lla reiteracién comenzaba a a sie chosa ¢ inexplicable, pues N° it 5 casos guna conexién entre Jos diferente: 5 Confieso que aquellos hechos generaron en los una per- sistente preocupacion. No me importaba que /os jovenes se marcharan de forma precipitada, Jo que me preocupaba era conocer las razones que Jos llevaban a hacerlo. Decidido a comprobar si algo extrafio sucedfa por las noches en la habitacién del espejo, tomé la decisién de dormir allf du. rante varios dfas. Una decisi6n absurda, tal vez no serviria de nada, pero era el unico camino que me podfa proporcio- nar algtin nuevo dato. ‘Aquella noche trasladé al dormitorio lo que necesitaba Y, poco antes de las doce, abandoné la sala y me dispusea acostarme, Me met en la cama y estuve leyendo durante horas. El dfa anterior habfa comenzado Crénicas marcia nas, de Ray Bradbury, que me tenfa fascinado. Cuando senti que me vencfa el suefio, abandoné el libro y apagué la luz. Tal como me sucede habitualmente, el suefio no tardé en llegar. Sin embargo, algtin sentido debfa de permanecet vigilante en mi inconsciente, porque en algtin momento de la noche me desperté con la sensacién de que no me encon- Ge. ene habitacién, Habia algo, o alguien, movié r rmitorio, : ai ieee ce ojos, pero los mtisculos se negabat inane tnéstl 7 encender la luz, pero mi brazo per iEstaba arian incapaz de mover ni un solo dedo. " La sensacién de miedo ali 4 do maximo cuando noté que al; rege nied plcanad eb gril ni siquiera me rozaba, ‘pet ra Fl 8e sentaba en mi cama; un cuerpo ejercta abe * beans ie sentir la presién qué . Después senti una lige 58 Powered by CamScanner icadura en la muiieca; mas que dolerme, tuvo la virtud de mitigar mi miedo y sumirme en un tranquilo sopor. En algin momento me desperté de nuevo. No sabia cuanto tiempo habia dormido, pero recordaba de un modo. muy vivo las sensaciones que antes habia experimentado. Intenté abrir los ojos, esta vez si que fui capaz. En el mo- mento en que los abria, me parecié distinguir dos sombras ue se movian veloces por la habitacién y...y... y penetraban enel espejo, perdiéndose en la oscuridad que reflejaba. ‘Encendi la luz. El corazén me bombeaba sangre con des- controlada energia. En la habitaci6n no habfa nadie, como eraprevisible. Y el espejo, como siempre, reflejaba fielmente el pasillo de la casa. Como siempre? Cuando volv‘ la vista, comprobé que lapuerta del dormitorio estaba cerrada. La puerta, y no otra cosa, era lo que el espejo deberfa reflejar. ;Cémo era posible aquella anomalia? Volvia mirar el espejo, con mayor atenci6n. Por un ins- tante vi, o cref ver, una figura que se introducfa con rapidez enuna de las estancias que comunicaban con el pasillo. Me levanté de inmediato, abri la puerta y corr{ hasta la habita- cién que se correspondia con Io reflejado. Alli no habia nadie, todo estaba como siempre. Y cuando regresé al dor- Mitorio, me encontré con que el espejo tan solo reflejaba lo {ue por las leyes fisicas le correspondfa: mi figura, la puerta abierta, el pasillo... ;Qué me sucedia? me resto de la mafiana sumido en el desconcierto. . Neen Hamar al doctor Planas, el médico que 3 ya eee loam ; fo, Tenfa la consulta a escasos minu- pli ido a visitarlo en més de una ocasi6n. Le ex- ity urgia verlo: necesitaba consultarle lo que me 2 hora lo. Me cité a las cinco de la tarde. Poco antes ya estaba yo esperando ansioso en la antesala. habja de 59 > Powered by CamScanner I Una vez en el despacho, le expliqué con todo etal cuanto me habia ocurrido, insistiendo en las extrafias ig! saciones que habia experimentado. Tras escucharme cop la mayor atencién, me dijo: —Amigo Roque, puede usted tranquilizarse. Todo |y que me acaba de explicar encaja como un guante en |; sintomas del trastorno que se conoce como No enciendas la luz. Nos °° Necesitamos. Teneo? ro me de lesta y, ademas, tras opciones. rola o 63 Powered by CamScanner 9 Una de las sombras colocé sobre la cama una Pequeii pirdmide que emitfa una tenue luz azul. Una luz suficiente para permitirme distinguir con claridad los dos rostros que ten{a ante mf: jel de mi tfo Cristovo y el de mi prima Camila! Deberia decir que me sorprendié, pero no fue asi. Com. prendi que, en mi interior, una parte de mf esperaba un en- cuentro semejante, sobre todo después de la lectura de los libros con las falsas cubiertas estratégicamente colocados en la biblioteca. Supongo que me encontraba en una ocasién propicia para decir una frase trascendente; sin embargo, solo se me ocurrié una banalidad: -Tenfa entendido que Australia quedaba muy lejos. ~Te debemos una explicacién, querido Roque -hablé Camila-. Aunque, tal vez, ya ni siquiera sea necesaria. Bas tara con que vayas encajando todas las piezas que y2 noces. ~Para eso necesitas comprender lo mas importante, !# Pieza central de esta revelacién —afiadié mi tfo-. Levantal® y ve a mirarte en el espejo, Me levanté con movimientos lentos y me coloqué fre" a aquel espejo que habia i Ps examinad ss. La § presa me dej io tantas vece: de articular }0 at6nito; durante varios minutos fui incap”” beria enconi ~éendremo: en la vor de oe ate Fecordértelo? —habfa un tone burl Ma~, i i 1s espeos. Es uno de low mec os NO nos reflejame realidad coinciden, oy? 8 Pocos aspectos en que el mit?Y Estas noch Nes pasadas e: ‘i ” Po —explicd mi io, que se acoreg oe rabalando en Wy acere 2 el hombro- Sf, en este instan Ae corriendo por tus venas, p so una mane ® puso una mane > no te molest hay sangre ¢ mp antidad justa pare we : do tu vida pet 0 Persona, Ya Negara el mom! 64 ¢ a luz y puedas seguir diana como cualquier otra dl Powered by CamScanner de que adquieras otras cualidades y nos puedas acompaiiar al mundo del otro lado. ~Ya amanece, debemos irnos -advirtié Camila. Ambos se levantaron, se acercaron al espejo, que parecié volverse Ifquido a su contacto, y se introdujeron en él. Desde aquel pasillo del otro lado, que tanto se parecia al de mi casa, el tio Cristovo me dijo: —Somos tu familia, recuérdalo, y conviene que nos ayu- demos mutuamente. Confiamos en que en el futuro conti- mies ejerciendo tu generosa hospitalidad con el gremio de los artistas. recib{ una nueva llamada Aquel mismo dfa, por la tarde, r ometedora pintora vene de Lavinia. Jessica Burns, una pr" . drid zolana, hab{a conseguido una beca para estudiar en Madr durante seis meses. Antes de trasladarse a la capital, ee a en nuestra ciudad para hablar con Lavinia y conocer CO! detalle nuestros museos. : diolelae ~Hace dias que no apareces po aqui, no ie ee lehumor esta temporada. Seria mucha comp” Sehospedara en tu casa? -concluy6- al ~Tus amigos siempre tienen abies a Lavinia, La habitacién del esp2l0 La Colgud aqui ala hora que le he la chica vene wig satistecho, quell Mg Yo lo ee so dormiria al lado de aquel &P°? _ de alimentatla bestBarme de atenderla come 8° mer ca quem .Y de limpi «ana las 0 é aah tran auedar a ree 1 cuatto. ala a ‘na ihe la gente de tu estirpe, siempre * ha '"lud digna de alabanza! s las puertas de mi rada, puede tas 65 & Powered by CamScanner Vv laprecari aria luz de | las velas, pue: fini pues era el tinico Tugar de la casa encender la coci la cocina de hi i le hierro, que enseguida caldeaba la es- nadie ma is se di s ., ‘i e diera cuenta, me dijo que debjamos reunirnos Rigsey iésemos en la sala: necesitbamo un sitiomas resistid jlemos reunirn' ermite olvi- Mos ‘ del frfo; contar con la om discret 7 «todo, Sabine No ande cerca, e disu n sus a sidia em con Nice, r | alos demas de que icité elevanlo Ja vou": yer ( po Por la noche, tras la discusi@ 67 Desde que el hostal habi desayurid ‘al habia quedado si F ayunabamos en la mesa de 7 ado sin electricidad, hme cocina, iluminados por uena temper atura a aquell: * se levantaba a las siete ia di ahora de Jamafiana. Sabine ifa y su primera ocupacién era tancia. F ‘ue mee ee el desayuno posterior a Janoche de lec- uth se acercé a mf y, bajando la voz para que con urgenci eI * : 10s, te née pues tenia algo muy importante que conta ‘4s curioso fue su jnsistencia en que no nos reu- rar ds screto, ; 5 encontrar Un & Prefer . Le pedi explicaciones, pero se a darmelas. i. fa contarnoslo a todos cua” io estuviéram bdiee ee qué no po i gar mas comodo. Y el ranico que 205 Pa ndicion. 4 Th « ened eS bendicion -Tie ent Cuando ne que ser en un lugat mas ff iL 0s lo cuente. Un lugar &? ue, 99 Elt jsuadid de PY” lem , i y Nga nor que descubri é jos Pd re: € dl inter i ficult i rogatorio. La mayo ls comodiad de a handonat a shih Asli que intentatl© *Scuchadme u nent see oti elatos, in mon “an poste alos! P owered by (3 CamScanner rr estuve revisando lo que llevamos hecho y me entré la duda de si no nos estaremos adentrando en un camino equiv cado. Propongo que nos reunamos a las once en la sala de juegos. Id abrigados, alli no hay chimenea. Sera una reunién corta; el frio se encargara de que no perdamos el tiempo, No hubo protestas. A las once en punto, estabamos los cinco en la sala. Por las ventanas podiamos ver cémo la nieve continuaba con su caer obstinado. Nadie se quité el anorak; la habitacién estaba fria como una nevera. Juntamos dos de las mesas dispuestas para jugar al ajedrez y nos sentamos en torno a ellas. Sin perder tiempo, expuse la raz6n por le que nos encontrébamos allf: ~Olvidaos de lo que os he dicho en la cocina, porqut era todo una mentira. Nos hemos reunido aqui a peticiéa de Ruth. Hay algo importante que nos quiere conta. Ruth nos miré con una seriedad nada usual en ella, pu’ tenfa un cardcter alegre. Y no perdié el tiempo con explict Clones previas. En cuanto comprobé que los demés estéb# Mos pendientes de ella, comenzé su relato: ~Ya sabéis que, por la arritmia que padect en la adole* cencia, estoy obligada a tomar dos pastillas para el co z6n, una por la mafiana y otra por la noche. Ayer, antes © acostarme, saqué de la caja la pastilla que me correspond ¥ cuando me la iba a tomar, posiblemente porque él f#” me habia dejado los dedos sin tacto, se me resbalé de ef!” tos dedos y cayé al suelo, En vex de quedarse donde abi ” Irene y i acionar el con- "eservados, tal vez porque Or inevitet i sobre la lesa tenido de la carta con los datos que salam Paricién de Tania y Rebe 73 | Powered by CamScanner le la Jectura pro —No dices que en el sobre est su tarjeta? Ahi constarg el teléfono; podemos llamar para comprobar si esa mujer escribid esto 0 no. -Olvidas que no tenemos ni baterfa ni cobertura, que estamos incomunicados -intervine-. Solo nos queda esperar a que algiin dfa finalice esta nevada. Entonces si que sal- dremos de dudas. ~Ademéds, sdénde se ha visto que un muerto pueda reen- carnarse en s{ mismo? Y las amenazas, el hacer dajio... No conozco ninguna leyenda o historia de fantasmas que con- tenga hechos semejantes —aseguré Irene. Fue entonces cuando me fijé en que el rostro de Miro de Castro habfa palidecido. Estaba como ensimismado, ajeno alo que hablabamos. —{Te pasa algo, Miro? Miro continué callado, mirandonos con ojos de descom cierto. Finalmente, exclamé: —4Como es posible? jNo... no puede ser! Nos sorprendieron aquellas palabras pronunciadas ¢? un tono tan intenso, algo nada frecuente en la forma de s* de nuestro compajiero. Sostuvo nuestras miradas durante unos segundos. Luego se levant6 de la silla y, con la man? ya en el pomo de la puerta, anunci6: -No os movais del sitio, no tardo nada, Voy a buscar alg? que tengo en mi habitacin. 7 ae re poco ons, Trafa dos libros, uno cot teen aliano. Los dejé sobre la mesa pat pst ah se oe titulos: Myths and beliefs in East bas ps ‘0 del male. peice ue estos dos libros forman parte del lot cumentarme, Pero no es asf, estos lib 0 son mios, Son propiedad de Abraham, el traductot Huubo gestos de extraniezas raham, el traducto g Za; sin embargo, nadie dijo" Entendiam 10s que la explicacié jl ‘ho 5 cacién de Mir abfa hee més que empezar, de Miro no habfa 74 4 Powered by CamScanner -Recuerdo bien el dia que me los presté, Fue cuando Ta- nia y Rebeca se marcharon. Después de comer, Sabine nos anuncié que habia hablado con su marido, que habjan Ile. gado bien a Lugo y que la pareja tenfa intencién de viajar a Vigo. Todos vosotros subisteis después a las habitaciones, pero yo me quedé en la sala; me apetecta terminar un cruci- grama que habfa dejado empezado. Abraham vino a sentarse ami lado. Lo hizo de un modo tan discreto que dudo que al- guien se fijara en él. Sacé estos dos libros de la mochila que siempre lo acompaiia y me los entregé, «Te vendra bien leer estos voltimenes. Ya me los devolverds antes de que os va- ydis». Casi ni tiempo tuve de agradecérselo, porque se levanté de inmediato y regresé a la mesa que ocupa habitualmente. »Al leer los titulos, pensé que me los habia ofrecido por- que, sabedor del trabajo que nos ha trafdo aqui, juzgaba que me podfan ser titiles como documentacién. ¥ sf, claro que va- len para eso. Pero pronto comprobé que el préstamo obede- cia a otras razones. 5 Miro se callé. Tal vez lo hacfa para darnos tiempo @ ast milar la informacién o para suscitar todavia més nuestro interés. ~Cuando abri este libro para mirar el indice esoguie a escrito en inglés, el mas yoluminoso-, commer que a - Un capitulo marcado con un postit. En eet ae ren- tres palabras: «Comienza por este». Asi lohice, ee der qué tenia de especial aquel capitulo. ne erp. an o mas que los otros del libro, a¥P yas cabal creo saber embargo, después de lo que acabo de ones , Por qué Abraham me pas6 est0s VOI ay, mnoesta ~4Nos lo vas a explicar 0 nor rcalaba. Por los largos silencios ane Mai todo enla regi Monee ae cea de Rome parecet mezclar reciele 7 , existen leye’ , n otras que mas bien re ticas atribuidas a los Fantasmas CO" 7 tas leyendas Suerdan al vampirismo _continud Miro~ © ion de 75 Powered by CamScanner sobre los strigoi, muertos que pueden volver ala vida si consiguen extraer de alguna persona la energia que Nos permite existir. Cuando eso sucede, la persona muere sin causa aparente y el strigoi puede mantenerse con la apa. riencia de vivo durante un tiempo. Hasta que llega el mo- mento en el que necesita mas energfa vital, para la que bus. card una nueva victima. Encadenando una con otra, pueden vivir hasta el fin de los tiempos. ~@Y el libro italiano? —pregunté Irene. ~También tenfa marcados dos capitulos, ambos dedicados a algunos entes de ultratumba presentes en diversos lugares de Europa. Tanto en uno como en otro aparecen los strigoi. Se cuentan historias sobre ellos, hechos que parecen sélida- mente documentados. Pero esto no es todo, hay algo més. Si Miro queria que no decayera nuestra atencién, sabia bien el modo de conseguirlo. No me extrafiaba su éxito como narrador. Todos esperébamos atentos a sus palabras, Avidos de escuchar las nuevas revelaciones, ~Ya sé que puede pareceros mas propio de la literatura barata o de las peliculas de serie B, pero en este libro también se habla de la manera de librarse de estos seres, Contra los ae eee ae contra otros entes maléficos, hay un proce: ento infalible: una bala de plata en el corazén. ~opiné Diego-. u + Pero no se me desafiar la tor Ocurre cémo alguien podria - En los escasos mint” Separé su americana lo rme en el revélver que Wat, Por supuesto, per? Volver esta cargado con ho que su estancia en ¢! Para que llevaba debajo, No 1 10 puedo asegu lo a que ese re ¢ extrafa mucl ‘4 necesidad de term; ; iteriinasinse eters nes, como quiere hacernos creep, tt WMA traduccio 76 4 Powered by CamScanner La informacién de Miro nos dejé pasmados. Era como silas piezas desordenadas de un puzle se hubieran recolo- cado en mi cabeza y permitieran vislumbrar la imagen de conjunto. La confesién de aquella desconocida nos parecia ahora mas crefble, y también la sospecha de que Damian y Sabine no eran quienes aparentaban ser. Pero tampoco podiamos atribuirles hechos tan atroces sin tener algtin in- dicio consistente. ~

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