Uno de sus planteos es el análisis genealógico que reivindica la necesidad de un
uso determinado de la historia en el análisis de los procesos y de las instituciones
sociales con el fin de comprender el presente. Foucault parte de una concepción del espacio social como un espacio en el que existen relaciones de poder, en el que se producen enfrentamientos y luchas para alcanzar la hegemonía social Tiene una concepción estatalista del poder, así como con una concepción marcadamente dicotómica de las relaciones sociales (dominantes/dominados) para centrarse en el análisis del funcionamiento de poderes específicos, pues de lo que se trata es de comprender como han llegado a establecerse Analiza procesos el fin descubrir la lógica interna de las transformaciones que se producen en cada momento histórico, de descubrir las interdependencias que existen entre distintos niveles. Y si bien su punto de partida son los procesos microfísicos, confiere una especial atención a las mediaciones, a los procesos mediadores para llegar a un nivel general de interpretación. La genealogía concede importancia a la recuperación de saberes sometidos, desvalorizados académicamente, con el fin de analizar cómo se imbrican saberes y poderes específicos en determinadas estrategias y tácticas
Foucault en su libro Vigilar y castigar, en el que se refiere a las instituciones
escolares, expuso una serie de conceptos tales como disciplinas, poder disciplinario, microfísica del poder, política de la verdad, anatomía política del cuerpo. Tenía el fin de mostrar las transformaciones que se produjeron en el ámbito de ejercicio del poder en conexión con la instauración de los saberes disciplinarios (las ciencias), la instauración del orden burgués y la formación de nuevas formas de subjetivación que permiten la emergencia de una nueva figura: el individuo Utilizó el concepto de disciplinas para dar cuenta de un tipo de poder, destinado a formar sujetos dóciles y útiles a la vez. Este poder supuso la puesta en marcha de tecnologías y procedimientos específicos, así como diferentes niveles y blancos de aplicación. De esta manera se mostró como se produjeron cambios en las formas y actuaciones del poder, como surgió una nueva economía de poder que hacía que fuese más rentable vigilar y normalizar que reprimir y castigar. Foucault concedió un especial interés a los colegios de los jesuitas, una de las instituciones donde se fraguaron los dispositivos del poder disciplinario y puso así en relación la lógica de funcionamiento de diferentes instituciones (cuarteles, hospitales, fábricas, y escuelas) y desarrolló como las nuevas tecnologías de poder que condujeron a la gubernamentalizacion del Estado, estaban relacionadas con los principios del poder pastoral y su dispositivo central: la confesión. Y es que el examen, en tanto que dispositivo central de las disciplinas en el que se articulan la vigilancia jerárquica y la sanción normalizadora, no sólo permite comparar, controlar, jerarquizar, y normalizar a los sujetos, sino también extraer de ellos saberes (formación de diversas ciencias, y, concretamente, la pedagogía), e intervenir en la formación de los sujetos como individuos. El concepto de disciplinas le permitió articular los cambios que se produjeron a nivel microfísico -el adiestramiento, de los cuerpos, los gestos y los comportamientos de los sujetos- con las transformaciones que tuvieron lugar a otros niveles tales como una nueva organización del espacio, del tiempo y de las actividades. Los efectos del poder disciplinario se manifestaron en una nueva percepción funcional del cuerpo -un cuerpo-segmento articulable en conjuntos más amplios-, en la formación de un espacio y un tiempo seriados y analíticos que, a su vez, están en la base de una concepción progresiva del tiempo -la historicidad evolutiva y el progreso lineal-, y en la puesta en marcha de un nuevo arte de organizar y distribuir a los sujetos que, a la vez que combina sus fuerzas para obtener de ellos el máximo rendimiento, permite evitar aglomeraciones y repartos peligrosos e indeseados La genealogía aboga por la conveniencia de realizar un análisis ascendente de los mecanismos de poder, partir del nivel microfísico, para observar como esos mecanismos son investidos, transformados y utilizados por tecnologías más amplias, hasta llegar a condensarse en formas específicas de dominación. La Escuela es, por tanto, para Foucault uno de los espacios en el que se ensayan nuevos procedimientos y tecnologías que hacen posible la formación de una nueva anatomía del cuerpo, de una nueva física del poder, y que contribuye, en determinados momentos históricos, a la formación de identidades sociales nuevas