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Capítulo III. Derecho de Familia
Capítulo III. Derecho de Familia
El derecho de familia trata acerca del lugar que una persona ocupa dentro de esta
institución, a la que denominamos familia. A este respecto conviene recordar que según el
status familiae es posible distinguir entre personas alienni iuris y personas sui iuris, siendo el
primero el que está sometido a la potestad de un pater familias y el segundo aquel que no se
encuentra sometido a esa potestad.
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Lo característico de la familia propio iure es el sometimiento de todos los miembros a
una sola autoridad (manus, potestas) del pater familias, término que no aludía a la idea de
generación, ni se refería a alguien que tuviera descendencia biológica, sólo indicaba una
situación de independencia jurídica, una ausencia de sumisión a potestad.
A los miembros de la familia colocados bajo la potestad del jefe se los llamaba
filiafamilias, pero filius no significaba procreado, ni equivalía exactamente a nuestra palabra
hijo. La familia romana se estructura de forma semejante a un clan con relaciones de poder,
dependencia y protección.
Los miembros de una unidad familiar están sometidos al jefe de ésta (pater familias),
que ejerce dicho poder sobre los demás miembros de la familia, en que la distinción
fundamental entre personas no sometidas a potestad (sui iuris) y sometidas a la misma (alieni
iuris), determina la posición del individuo dentro de la familia y, según ella, la forma y
alcance de su actuación dentro de la esfera jurídica privada.
El pater es el hombre sui iuris; los demás, los alieni iuris (en potestad de otro), están
subordinados a su potestad, lo cual determina que en un principio el pater es el único con
capacidad jurídica de obrar.
1. Mujer casada cum manus con el pater o con una persona a él sometida. (La mujer
salía de su familia de origen, rompiendo con ella los vínculos de agnación, entraba en la
familia del marido como hija de familia (filia loco) o bien como nieta (neptis loco).
2. Los hijos e hijas legítimas del pater familias y los descendientes legítimos de sus
hijos varones, mientras no sean emancipados. (Los nacidos de hijas pertenecían a la familia
del padre, si es que habían sido procreados en legítimo matrimonio, ya que, si eran ilegítimos,
nacían sui iuris).
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Cabe destacar que, en principio, se trata de poderes vitalicios, esto es, no se extinguen
por alcanzar alguna edad el sometido, pero el pater puede liberarlo. El conjunto de los poderes
del pater se designaban genéricamente, en la época antigua, bajo la expresión manus, y más
tarde potestas, pero es posible distinguir las siguientes manifestaciones de esta potestas:
1. En el caso de la mujer casada cum manus, el poder o señoría del pater familia se
denomina manus. Esta manifestación de poder sólo puede detentarla un varón, se ejerce
siempre sobre mujeres y no existe ya en los tiempos de Justiniano.
2. Por su parte tratándose de los hijos e hijas legítimos, los descendientes legítimos de
sus hijos varones, los adoptados y los legitimados estamos ante la patria potestad. Este poder
sólo puede ser detentado por un varón.
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CONCEPTO: Es la relación o vínculo que existe entre personas que pertenecen a una misma
familia.
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La cognatio se basa en las relaciones creadas por la procreación, con o sin matrimonio
y se da entre personas que genéticamente provienen, de manera directa o indirecta, una de la
otra o de un tronco común. Así, la cognatio no puede crearse como la agnación,
artificialmente.
Conviene destacar, que este parentesco se da tanto por vía masculina como femenina y
no es posible extinguirlo.
Este parentesco sólo se toma en principio en consideración en lo referente a
impedimentos para contraer matrimonio, pero, poco a poco, termina por prevalecer,
especialmente en materia sucesoria.
Finalmente, la familia en el derecho justinianeo encuentra su fundamento en la
cognatio.
LA COGNATIO SERVILIS:
Es el vínculo que une a un cónyuge con los parientes cognados del otro. (suegro (a)(s)
(socer (socera)) soceris)), consuegro(a) (consocer (consocrus)), yerno (gener), nuera (nurus),
cuñado (vivi frater o levir (cuñada).
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número de generaciones o “engendramientos” que hay entre personas de la misma familia
consanguínea ya sea en línea recta descendente o ascendente ya sea en línea colateral.
Cómputo de los grados: Los grados se computan por el número de generaciones que
separa a los parientes, lo que ha dado lugar a la fórmula, tantos grados cuantas generaciones
(tot gradus, quot generationes).
Para computar el grado de consanguinidad en la línea recta, se sube del descendiente al
ascendiente y se cuentan las generaciones, vale decir, el grado está dado por el número de
generaciones. Así hijo y padre están en el primer grado de la línea recta, pues el hijo ha sido
generado por el padre (una generación); el nieto del abuelo lo están en segundo grado, el bis
nieto y el bisabuelo en tercer grado.
Para computar el grado en la línea colateral, se sube desde un pariente hasta el tronco
común, se baja hasta el otro pariente con el cual se quiere establecer el grado de parentesco y
se cuentan las generaciones que los separan. Así, dos hermanos están en el segundo grado de
la línea colateral, pues es necesario subir al tronco común que es el padre de ambos (una
generación) y desde allí, bajar al otro hermano (otra generación); dos primos (cuarto grado)
(modo práctico: los grados son tantos, cuantas sean las personas a considerar, incluidas
aquellas de cuyo parentesco se trata menos una).
La proximidad de parentesco tiene relevancia desde el punto de vista de algunas
prohibiciones para contraer matrimonio legítimo y para establecer la condición de heredero.
LA PATRIA POTESTAD:
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1. Sólo pertenece al jefe de familia, al pater, que podía ser el padre, el abuelo u otro
ascendiente. Vale decir, para estar investido de ella se requería ser sui iuris, de allí que quien
tuviera muchos ascendientes varones en la línea paterna estaba bajo la potestad del más lejano
(ej: bisabuelo), recordándose que los que nacían de las hijas mujeres no estaban bajo la
dependencia del pater de la mujer, sino que bajo la dependencia del marido de la mujer o del
pater de éste.
3. Es una institución propia del jus civile y sólo puede ejercerla un ciudadano romano
sobre su descendiente, también ciudadano romano.
Es necesario distinguir entre facultades relativas a la persona del hijo y a las relativas a
los bienes del hijo.
En lo referente al ius vendendi un comienzo se podía vender trans Tiberim, por lo cual
pasaba a ser esclavo, pero luego sólo se aceptó su venta in mancipium. Algunos autores
señalan que jamás se habría permitido que el padre vendiere en esclavitud a sus hijos. Cabe
señalar que la ley de las XII Tablas, estableció que tres mancipaciones realizadas por el pater
producían la liberación del hijo. La jurisprudencia interpretó que, para las hijas y los nietos,
bastaba una sola, lo cual posteriormente se extendió al hijo.
Esta facultad fue limitada particularmente por los emperadores a partir del siglo III
d.C. Así Caracalla y Diocleciano declararon ilícitas, deshonestas y nulas las ventas de hijos,
pero para evitar el infanticidio o abandono de los recién nacidos, Constantino autorizó la venta
en el momento mismo del nacimiento. Pero, por distintas razones, en la época romano-
helénica se produce un retroceso, admitiéndose la reducción al estado de verdadera escalvitud,
lo que, en definitiva, en los tiempos de Justiniano, fue limitado sólo a los recién nacidos y en
caso de extrema necesidad.
En relación con el derecho a abandonar al hijo, diremos que fue abolido en el Bajo
Imperio, y Constantino dispuso que el hijo abandonado fuese tenido bajo potestad de quien lo
recogiese. Justiniano dispuso que el hijo abandonado fuese libre, sui juris e ingenuo.
Por último, es del caso destacar que por ser el pater responsable de las consecuencias
patrimoniales de los delitos cometidos por sus hijos, podía recurrir al “abandono noxal”,
entregando al culpable in mancipium a favor del afectado, para que expiara su culpa mediante
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trabajo. A esta facultad se le designa como ius noxae dandi, la cual fue abolida en los tiempos
de Justiniano.
Para obtener la devolución el padre tenía, en una primera etapa, una acción
denominada Vindicatio in Patriam Potestatem, luego el pretor le concedió dos acciones más
pertenecientes a la clase de los interdictos.
Los interdictos tenían en determinadas circunstancias ventajas de índole procesal, de
procedimientos entre otras que el interdicto tiene una tramitación mucho más rápida y urgente
que otras acciones procesales.
b. Interdicto de liberis ducendia: Tenía por objeto que se le entregase al hijo, esto es,
que se le entregara el hijo por quien lo retenía. Si este alegaba que tenía la patria potestad,
debía resolverse esto en un juicio previo.
A partir de la época de los Antoninos se concede, mediando justos motivos, una
excepción a la madre, con la finalidad de que ésta retuviera al hijo.
En principio, todos los bienes que el hijo adquiere a cualquier título pasaban al pater
familias, éste se hacía dueño a su potestad. Lo único que tenía el hijo era una expectativa de
heredar a su pater.
La potestad del pater absorbe todo, lo que se adquiere pasa a su patrimonio y todos los
sujetos bajo su potestad son instrumentos para adquirir cosas y derechos.
El paterfamilias es, por tanto, el único integrante de la familia con derechos
patrimoniales, en razón de lo cual dispone del patrimonio familiar a su voluntad y todo lo que
adquieren los demás miembros de la familia le pertenece.
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Este principio no fue modificado, pero sí su rigor se atenuó. De este modo, en los
hechos la situación varió y el hijo de familia pudo tener para sí ciertos patrimonios, o sea
bienes, ya sea bajo su administración, ya sea bajo su dominio, a los cuales se les llamó
PECULIOS. A ellos ya nos referimos en el acápite anterior al tratar de las Personas, ahora
reiteraremos lo fundamental.
El establecimiento y regulación que se perfeccionó en torno a los peculios, que se
alejan de los viejos principios del derecho civil, contribuyeron a dotar al hijo de familia de una
autonomía en el ámbito patrimonial.
LOS PECULIOS:
Los principales peculios que reconoció el derecho romano en relación con el hijo de
familia fueron:
a. PECULIO PROFECTICIO.
b. PECULIO ADVENTICIO.
c. PECULIO CASTRENSE.
d. PECULIO CUASI CASTRENSE.
b. PECULIO CASTRENSE: Estaba constituido por los bienes que el hijo adquiría en
su condición de militar, esto es, sueldos, botin de guerra, herencias y legados de otros
militares, donaciones con motivo de su partida a campaña, etc.
Con respecto a este peculio el hijo de familia era reputado sui juris, teniendo el
dominio o propiedad de los bienes que lo componían, pudiendo disponer de ellos tanto por
acto entre vivos como por testamento (mortis causa). El pater no puede pretender ningún
derecho salvo los derechos sucesorios que le correspondan de acuerdo a las reglas generales.
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donaciones hechas por el emperador. Este peculio está asimilado al peculio castrense. Se dice
que fue introducido entre los siglos II y IV d.C.
Bajo esta denominación lo que se estudia y precisa son las formas en que un individuo
ingresa en calidad de filiusfamilia (hijo de familia) a una familia romana, en definitiva, cómo
se constituye o establece el vínculo agnaticio que conlleva la sujeción a la potestad del pater.
En este sentido se mencionan como fuentes de patria potestad las siguientes:
Todo hijo procreado en justa nuptia, reuniéndose los requisitos que se analizan al
tiempo de estudiar la filiación legítima, tiene la calidad de legítimo y por el solo hecho de ser
legítimo queda sometido desde su nacimiento a la patria potestad del pater.
La filiación es el vínculo que une a un hijo con su padre o madre y en Roma podía ser
legítima o ilegítima. Sin perjuicio de lo que diremos más adelante, al estudiarla, la filiación
legítima se fundamenta en la naturaleza y en la ley. Ella procede únicamente de legítimo
matrimonio romano, pero esto no quiere decir que todos los hijos que nacen durante el
matrimonio sean legítimos: lo que constituye la legitimidad de un hijo es la concepción dentro
de la iusta nuptia de sus progenitores, vale decir, para determinar si un hijo es legítimo o
ilegítimo, hay que atender a la concepción.
Por ser la concepción un hecho íntimo y la duración de la gestación variable, para
poder establecer si un hijo había sido concebido dentro de iusta nuptia debía recurrirse a una
presunción. Se trata de la que presume la época de la concepción, que como sabemos es de
derecho, vale decir, no admite prueba en contrario. En buenas cuentas se trata de una
presunción que se apoya sobre la base de una duración mínima y máxima, determinándose de
esta forma un período preciso o época dentro de la cual debe necesariamente haberse
producido la concepción, este período tiene una extensión de 120 días.
En este contexto y en razón de la referida presunción, sólo podían entenderse
procreados en justa nuptia, presumiéndose legítimos y que tenían por padre el marido
(presunción simplemente legal), los hijos nacidos después de los 180 días de celebrado el
matrimonio y mientras este subsistiera. La regla (adoptada después por nuestro Código Civil)
dice: de la época del nacimiento se colige la de la concepción según la regla siguiente; se
presume de derecho que la concepción ha precedido al nacimiento no menos de ciento
ochenta días cabales y no más que trecientos contados hacia atrás desde la medianoche noche
en que principia el día del nacimiento.
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De la misma forma serían legítimos también los hijos nacidos dentro de los 300 días
subsiguientes a la disolución del matrimonio. La criatura que nace después de los 300 días no
se encuentra amparada por la presunción de tener por padre al marido. En todo caso, el pater
puede impugnar la paternidad.
Aquí conviene recordar que no sólo los hijos e hijas legítimos quedan sometidos a la
patria potestad del pater familias, sino también los descendientes legítimos de sus hijos
varones (las mujeres son finius familias). Los descendientes por línea femenina no son
miembros de la familia.
Es una institución que en algunos casos constituye un acto jurídico, mediante la cual
los hijos naturales, esto es, los nacidos de concubinato, adquieren la condición de legítimos.
Vale decir, sólo podían legitimarse hijos naturales, por cuanto ellos tenían una filiación
paterna cierta.
Se introduce en la época de Constantino quien la concibió como un remedio
transitorio, pero posteriormente Justiniano la establece como institución jurídica permanente.
Esta posibilidad sólo fue reconocida en los tiempos del bajo imperio, por la influencia del
cristianismo que consideraba al concubinato un desorden legal y una causa de mancha
involuntaria para los hijos, considerándose equitativo que el padre fuese admitido a levantar a
sus hijos de la condición desdorosa de su nacimiento, pero ese resultado debía ser obtenido por
la reparación de su falta, vale decir, contrayendo matrimonio con la concubina.
a.1. Hijo natural ya nacido: Si el padre natural contrae posteriormente justa nuptia con
la concubina que era la madre de ese hijo, este por el solo hecho del matrimonio de sus padres
adquiere la condición de hijo legítimo.
a.2. Hijo natural concebido, pero no nacido: Los hijos concebidos fuera de matrimonio,
pero nacidos en él se legitimaban ipso jure, por el solo ministerio de la ley.
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c. POR RESCRIPTO IMPERIAL: Era una forma de legitimar hijos naturales que requería
de una resolución del Emperador, concretamente un rescripto, exigiéndose que no existieran
hijos legítimos y se usaba en el caso en que no fuera posible el matrimonio con la concubina,
sea materialmente por la muerte o ausencia de la concubina, sea moralmente por su
indignidad.
INCAPACIDAD: Eran incapaces de adoptar, los peregrinos, los alieni juris, los castrados (no
los impotentes cuya incapacidad era desconocida a los ojos del derecho) y los que no habían
cumplido sesenta años, los que tuvieran descendientes legítimos, los tutores y curadores
mientras no rindieran cuentas y aquellos cuya fortuna fuere inferior a la del adoptado, salvo
casos excepcionales.
No podía adoptar nuevamente quien después de haber adoptado a una persona luego la
había emancipado.
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REQUISITOS PARA SER ADOPTADO:
En una primera época había que distinguir entre arrogados y adoptados. En efecto,
tratándose de una arrogación, los adoptados tenían que ser ciudadanos romanos, varones y
púberes, aunque con Justiniano, al no exigirse la intervención de los comicios, en que no
podían participar las mujeres y los impúberes se aceptó la arrogación de impúberes y de
mujeres.
Cabe destacar, que no podían adoptarse los hijos propios que eran susceptibles de ser
legitimados.
Diferencia de edad: Es del caso destacar que esta exigencia no estaba consagrada en el
antiguo derecho, pero se entiende que no habría sido vista con agrado la adopción en caso de
que el adoptante fuese más joven que el adoptado y es durante el Imperio que la jurisprudencia
tiende a establecer que el adoptante tenga más años que el adoptado y sólo Justiniano habría
exigido que el adoptante fuere más viejo sancionando que el adoptante había de tener 18 años
más que el adoptado como hijo y 36 años más en caso de adoptarse como nieto o sobrino.
Cabe destacar que no se podía adoptar ni a plazo o condición.
2. ARROGACIÓN.
Es la adopción de un alieni iuri, esto es, de una persona sometida a la potestad de otra.
Podían ser adoptados tanto hombres como mujeres.
Consistía en un acto jurídico de derecho privado, de ella no resultaba la desaparición
de una familia, ni de un culto familiar por ser el adoptado alieni juris. El adoptado pasaba a
formar parte de la familia agnaticia del adoptante como hijo y adquiría la calidad de heredero.
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2. ARROGATIO:
EFECTOS DE LA ADOPCIÓN:
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un ascendiente (abuelo) era cuando aún se producían todos los efectos a que daba
anteriormente lugar la datio in adoptionem.
1. Causales fortuitas, y
2. Causales voluntarias.
a. Por la muerte del pater familias: A la muerte del pater sus hijos pasan a ser sui iuris
y en el caso de los varones tienen la potencialidad necesaria para ser jefes de su propia familia.
b. Por la caída en esclavitud del pater. Claro que, si la caída en esclavitud fue por
prisión de guerra, existe una expectativa de recuperarla en virtud del ius post liminium.
g. Diversas causales. Así, por ej., cuando el hijo asumía ciertos cargos o dignidades,
ejemplo inauguratio como flamen Dialis o bien en caso de una hija, cuando asume los votos
vestales. En el bajo imperio, altos cargos políticos o religiosos determinaban la liberación de la
patria potestad.
Es del caso destacar que a diferencia de lo que ocurre en los ordenamientos modernos,
la patria potestad no se extingue por el hecho de alcanzar el hijo una determinada edad. Esta
en principio dura toda la vida del pater, cualquiera sea la edad de los hijos hasta que se
produjera, si ello ocurría, alguna de las otras causales de término de esta potestad.
2. CAUSALES VOLUNTARIAS:
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a. La entrega de un hijo en adopción, o en caso de una conventium in manus tratándose
de una hija o nieta. Estrictamente hablando en estos dos casos no se adquiere la condición de
sui iuris pues el adoptado como la hija que se casa cum manus sólo cambia de pater familia.
En el caso, de una arrogatio, ésta hace cambiar de pater a todos los sometidos al
arrogado, como nieto o bisnietos del arrogante, los cuales quedan de nuevo bajo la potestad
del arrogado al morir el arrogante o sufrir éste capitis deminutio máxima o media.
b. Por EMANCIPACIÓN:
Para efectos de este curso diremos que la emancipación es un acto, una declaración de
la voluntad del pater, en virtud del cual éste desvincula a una persona sometida a su patria
potestad sin someterla a otra. También se define como un acto solemne por el cual el pater
libera a una persona sometida a su patria potestad para hacerla sui iuris, adquiriendo de esta
forma capacidad para disponer de su propio patrimonio.
1.Voluntad del pater: En general, la emancipatio es un acto que depende del solo
designio del pater, pero en ciertos casos el pater podía ser obligado a emancipar al hijo, como
por ejemplo cuando lo maltrataba o había procurado corromperlo o si lo había abandonado o
bien cuando aceptaba una herencia, que se le dejaba con la condición de emanciparlo, o bien
cuando tratándose de un hijo adoptado siendo impúber, él cual alcanzada la pubertad podía
solicitar ser emancipado.
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c. EMANCIPACIÓN JUSTINIANEA: La emancipación se efectuaba ante un
magistrado. El pater acompañado del hijo que iba a ser emancipado concurría ante el
magistrado y le solicitaba su emancipación, de ello tomaba nota esta autoridad.
EFECTOS DE LA EMANCIPACIÓN:
4. Al pasar a ser sui juris el hijo, éste adquiere plena capacidad de ejercicio, lo que le
permite hacerse de su propio patrimonio, que va a poder manejar en la forma que estime
conveniente.
LA MANUS.
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CONCEPTO DE MANUS:
Se entiende como una de las manifestaciones del señorío del paterfamilias sobre los
miembros de su familia, en cuya virtud la mujer entra a formar parte de la familia agnaticia de
su marido (vir), como si fuera hija de familia, quedando en consecuencia bajo la absoluta
dependencia del paterfamilias (del marido o, si éste es alienii juris, del jefe de la familia de
éste), dejando de pertenecer a su familia agnaticia originaria. Dentro de la estructura jurídica
del matrimonio romano, la manus tiene una importancia fundamental. En efecto, para los
romanos la mano (manus) es el miembro que puede manifestar exteriormente el poder, de allí
que la manus constituye, de manera significativa, el poder del marido sobre la mujer, sin
perjuicio que con el correr de los tiempos este poder se retringió.
La mujer in manu quedaba como hija de su marido (filiae loco) y hermana agnada de
sus hijos. Si el marido era alieni iuris, entraba ella bajo la potestad de su suegro, como nieta
(nepti loco), o como bisnieta cuando el marido era el nieto de aquel paterfamilias.
Esta manifestación del poder de un paterfamilias desaparece tempranamente, mucho
antes de Justiniano.
ADQUISICIÓN DE LA MANUS:
1. La confarreatio.
2. La coemptio.
3. El usus.
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cabo en presencia del librepens (persona que portaba una balanza) y de cinco testigos, el
marido golpea la balanza con una moneda de cobre (recudusculum) o con un trozo de cobre,
que entrega luego al que simbólicamente aparece como vendedor de la mujer (pater familias o
tutor). El marido intercambiaba algunas palabras con el vendedor simbólico, en que se
determinaba el objeto y las condiciones de la enajenación simbólica. Acto seguido, el varón
preguntaba a la mujer si quería formar parte de su familia.
La coemptio dejó de tener aplicación a fines de la República, desapareciendo
prácticamente a comienzos del Imperio.
3. EL USUS: Tal como lo señalamos podía darse el caso de que, celebrado un matrimonio,
éste no fuese acompañado de la confarreatio o de la coemptio, no adquiriendo por tanto el
marido la manus de la mujer al momento de su celebración. No obstante, podía adquirir la
manus mediante el USUS, que era la forma menos solemne de esta adquisición. Se trata de una
especie de Usucapión o prescripción adquisitiva, que es un modo de adquirir el dominio de las
cosas ajenas por haberse poseído dichas cosas durante un cierto lapso de tiempo y
concurriendo los demás requisitos legales.
En lo relativo a la manus, ésta podía adquirirse por el usus, por haber estado la mujer
un año continuo bajo la dependencia o posesión del marido. Así, el usus era una usucapión
especial que permitía adquirir la manus de la mujer por estar en posesión del marido
continuamente durante un año.
La mujer tenía una forma de impedir que el marido adquiriese la manus mediante el
usus. Se trataba de la tricnotii usurpatio, que consistía en que antes que se cumpliera el año
aludido, ella abandonaba durante tres noches seguidas la casa de su marido para irse a la de su
pater familias (participaba en las fiestas religiosas de su antigua domus para demostrar que
seguía sujeta a éste).
EFECTOS DE LA MANUS:
2. Como consecuencia de ello, la mujer para ser considera hija de su marido o del pater
familias de éste cuando el marido era alienni juris. Así, jurídicamente es considerada hermana
de sus hijos.
3. El marido o el pater familias, en caso de ser el marido alienni iuris, tiene poder o
facultad para corregirla, venderla en esclavitud e incluso matarla. Con el tiempo estas
facultades se fueron atenuando. La costumbre impuso al pater el consultar al consejo de
familia (parientes más próximos) cuando quisiese aplicar un castigo grave a la mujer, salvo el
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caso de adulterio de ésta. Finalmente, terminó por desaparecer la facultad de dar muerte a su
mujer.
1. Todos los bienes que la mujer tenía al momento de contraer matrimonio o adquiera
durante él, a cualquier título, pasan a ser de dominio del marido o del pater de éste en caso de
ser alienii iuris.
2. Por su parte, todas las deudas de la mujer anteriores al matrimonio se extinguen, por
la capitis deminutio que ella sufre, lo cual conllevaba a situaciones injustas que se prestaban
para fraudes. De allí, que el Pretor interviniera concediéndole a los acreedores una acción
especial, una in integrum restitutio en virtud de la cual se tenía por no celebrada la conventium
in manus en lo referente a los bienes de la mujer, de modo que los acreedores podían cobrarse
en ellos.
4. La mujer tiene derechos sucesorios sobre los bienes del pater, o su marido, por
cuanto forma parte de la familia agnaticia de éste.
EXTINCIÓN DE LA MANUS:
La manus se extingue por la muerte o capitis deminutio del pater, salvo en caso de ser
el marido alienni iuris, y por la venta formal mancipatoria (remancipatio) o por la ceremonia
religiosa de la difareatio.
La remancipatio se utilizaba para los casos de adquisición por coemptio o usus. La
difareatio para el caso de adquisición por confareatio.
II. EL MATRIMONIO:
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El matrimonio está íntimamente relacionado con la conformación de la familia romana.
En efecto, se trata de una relación personal que determina en ciertos casos la potestad del
pater sobre su mujer y sus hijos. Se trata de un asunto referido al orden privado, por lo cual
ninguna autoridad estatal intervenía en su celebración ni hacía falta solemnidad alguna.
CONCEPTO:
Ulpiano nos dice que es la unión del varón y de la hembra que implica plena
comunidad de vida. (ets viri et mulieris conjunctio, individuam vitae consuetudinem
continens).
También se conceptualiza como la cohabitación de personas de distinto sexo, con la
intención de ser marido y mujer y constituir entre ellos una comunidad absoluta de vida.
Estrictamente hablando, estas definiciones pueden ser exactas para definir el
matrimonio romano de los tiempos arcaicos o para expresar un ideal de la institución, pero no
dan una idea plena del matrimonio romano, por lo menos de la institución de la época clásica y
subsiguientes. En efecto, desde fines de la República y durante todo el imperio, el matrimonio
es una unión entre un hombre y una mujer, esencialmente disoluble, que no conlleva casi
nunca la potestad del marido sobre la mujer, ni hay entre ellos ninguna comunicación de
derechos divinos y humanos, pero sí conlleva una comunidad plena y una cierta fusión de dos
personas, tomando la mujer el rango y los títulos del marido.
IUSTA NUPTIAE: El adjetivo justus dice relación a la conformidad de una institución con el
ius. Así, iustae nuptiae es el matrimonio que está de acuerdo con las normas del derecho
romano.
El matrimonio romano es una institución del ius civile y como tal, propia de los
ciudadanos romanos.
La iusta nuptia era únicamente posible entre ciudadanos romanos y aquellos que
gozaran del ius connubi y los hijos concebidos en tal matrimonio están sometidos a la patria
potestad del pater familias.
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Como relación de hecho no exige formalidades especiales, para su validez bastaba que
junto con la diferencia de sexo y la affectio maritalis, esto es, la intención marital,
concurriesen ciertos requisitos, algunos de los cuales están relacionados con el fin natural que
el matrimonio persigue.
1. PUBERTAD.
2. JUS CONNUBII.
3. CAPACIDAD DE LOS CONTRAYENTES O AUSENCIA DE IMPEDIMENTOS.
4. CONSENTIMIENTO.
1. LA PUBERTAD: Se exigía por ser esa la edad apta para procrear. Esta exigencia se
explica por el fin mismo del matrimonio que consiste en la perpetuación de la especie. En
concreto, se exige que tanto el varón como la mujer sean en razón de su edad sexualmente
capaces.
2. IUS CONNUBII: Es la capacidad o aptitud jurídica para contraer justa nuptia o legítimo
matrimonio romano.
En los inicios sólo era propia de los ciudadanos romanos y de los latinos veteres, luego
se fue concediendo a peregrinos, generalmente como concesión especial o privilegio, sin
perjuicio de que incluso se concedió a municipios enteros. En todo caso, en virtud de la
Constitución de Antonino Caracalla, a la época de Justiniano sólo carecen de el los esclavos y
los bárbaros.
Es necesario destacar que para poder contraer justa nuptia, ambos contrayentes debían
poseer el jus connubii.
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a) LA IMPUBERTAD: Anteriormente se destacó que el matrimonio exigía capacidad sexual,
la cual se alcanza cuando se llega a la pubertad, por lo cual los impúberes están impedidos en
forma absoluta de contraer nupcias.
a) PARENTESCO: Hay que distinguir sobre la base de los distintos tipos de parentesco.
a.1) En lo relativo al parentesco de sangre, hay que distinguir entre línea recta y línea
colateral.
En efecto, en la línea recta se impedía el matrimonio en forma absoluta, vale decir, en
toda la línea recta, no pudiendo contraer entre sí matrimonio los ascendientes y descendientes.
Por su parte, en la línea colateral no siempre se aplicó un mismo criterio. Los grados
de parentesco que constituían impedimento cambiaron con el tiempo. En efecto,
primitivamente llegaba hasta el sexto grado; más adelante, a comienzos del siglo II a.C. se
estableció la limitación hasta el cuarto grado (primos hermanos); luego se habría relajado,
limitándose al tercer grado (de esta forma se prohibía el matrimonio entre hermanos, entre tío
y sobrina y entre tía y sobrino); sin perjuicio de que en los tiempos del emperador Claudio (49
d.C.) un senado consulto autorizó el matrimonio entre tío y sobrina, hija de un hermano
(colaterales en el tercer grado) para permitir el matrimonio de Claudio con su sobrina
Agripina, hija de su hermano Gérmanico. Constantino, restableció las cosas al estado anterior.
a.2) En lo referente al parentesco por afinidad, no podían celebrar justa nuptia la madrastra
viuda o divorciada con su hijastro, el padrastro viudo o divorciado con su hijastra, la suegra y
el yerno y el suegro y la nuera, llegándose con el cristianismo a prohibirse el matrimonio entre
cuñados.
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a.3) También se prohibe el matrimonio entre adoptante y adoptado y entre el adoptante y la
mujer de su hijo adoptivo.
a.4) Por otra parte, en los tiempos del cristianismo se habría llegado a prohibir el matrimonio
entre padrino y ahijado, entre los cuales existiría algo así como un parentesco espiritual.
a.5) Es del caso recordar la distinción propiamente romana entre parentesco cognaticio y
agnaticio, limitándonos a señalar que en la época que se privilegió o consideró el parentesco
agnaticio, éste constituía un impedimento y así se señala que el matrimonio exigía que los
marido y mujer provengan de familias diversas.
c.2) En relación al cargo, existió siempre la prohibición de contraer matrimonio entre aquellos
que ejercían cargos importantes en provincia (como gobernador u otro cargo relevante ya sea
en la administración civil como militar) con mujeres que pertenecieran por su origen o
domicilio a la provincia en donde desempeñaban sus funciones. En todo caso, podían casarse
cuando hubiera termina el ejercicio de su cargo.
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e) EL ADULTERIO Y EL RAPTO: Por disposición de la ley Julia de Adulteris, confirmada
por las leyes Julia y Papia, estaba prohibido el matrimonio entre el adultero y su cómplice.
Posteriormente, se prohibió el matrimonio entre el raptor y la raptada.
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d. Si el pater de la contrayente se niega a prestar el consentimiento sin que exista causa
o motivo suficiente, puede ser suplido por el magistrado. Ello no ocurre cuando el pater
familias del varón es el que rehusa su consentimiento, pues aquí rige un principio según el
cual a nadie puede hacérsele un heredero contra su voluntad (se aplicaría en caso de
matrimonio de hijas). Finalmente, Justiniano equipara a los hijos de ambos sexos.
Hay que tener presente que el pater no puede imponer a un filiusfamiliae un
matrimonio.
B) SITUACIÓN DE LOS SUI IURIS: Cabe destacar que respecto de los sui juris, en virtud
de dos constituciones de Constantino, se exige para el matrimonio de las hijas menores de
edad el consentimiento del padre, de la madre y a falta de ésta, de los más próximos parientes.
En el caso de una mujer sui iuris mayor de edad, algunos autores consideran que debía
intervenir la autorización del tutor, pero cesada la tutela en razón del sexo, sólo se exigía el
consentimiento de los parientes próximos y en caso de disenso, la intervención de la autoridad
judicial.
En caso de discusión sobre si dos personas estaban casadas, podían usarse todos los
medios de prueba contemplados en la ley, esto es, testigos, instrumentos, confesión de los
interesados, etc.
Hay que destacar que la propia convivencia marital era un importante instrumento
probatorio del consentimiento matrimonial.
En todo caso, para muchos la convivencia marital sería un elemento objetivo del
matrimonio, pero que el consentimiento de las partes no exige estar sostenido por una
cohabitación efectiva.
En concreto, puede contraerse el matrimonio entre personas ausentes, que manifiesten
su intención por carta o mensaje, pero a condición de que la mujer entre en la casa del marido,
iniciando así aquella vida común que sería el elemento objetivo del matrimonio.
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A este respecto se estila distinguir entre los efectos respecto de la mujer (uxor) y los
efectos respecto a los hijos.
1) Los cónyuges se deben mutua fidelidad, cuya violación constituye el adulterio, que es justa
causa de divorcio, pero en el caso la mujer se le considera más grave pues conlleva el peligro
de introducir en la familia sangre extraña. También, como consecuencia de este efecto, resulta
que existe impedimento para toda persona casada de contraer segundo matrimonio antes de la
disolución del primero.
En el matrimonio romano, nos dice Valencia, sólo la mujer es responsable por
infidelidad sexual. El marido, en cambio, no lo es: su infidelidad únicamente se tenía en
cuenta como eximente o atenuante del adulterio de la mujer.
3) Los cónyuges no pueden ejercer el uno contra el otro acciones que conlleven pena
infamante, ni las sustracciones entre ellos son consideradas como hurto, o por lo menos se
excluye, por regla general, salvo situaciones especiales, la acción de hurto.
5) Marido y mujer deben cohabitar y la mujer tiene por casa a la del marido, siendo ese su
domicilio.
6) La mujer asumía la condición social de su marido.
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A) EFECTOS DEL MATRIMONIO CUM MANUS: Esta materia ya fue analizada, dado
que la manus era un poder familiar que correspondía al paterfamilias de la familia agnaticia
del marido. Sin perjuicio de ello podemos resumir la situación de la mujer in manus
distinguiendo entre efectos respecto de su persona y efectos respecto de sus bienes.
2. El marido o el pater familias, en caso de ser el marido alieni iuris, tiene poder o facultad
para corregirla, venderla en esclavitud e incluso matarla.
Con el tiempo estas facultades se fueron atenuando y la costumbre impuso al pater el
consultar al consejo de familia (parientes más próximos) cuando quisiese aplicar un castigo
grave a la mujer, salvo el caso de adulterio de ésta. Finalmente, terminó por desaparecer la
facultad de dar muerte a su mujer.
1. Todos los bienes que la mujer tenía al momento de contraer matrimonio o adquiera durante
él, a cualquier título, pasan a ser de dominio del marido o del pater de éste en caso de ser
alieni iuris. Vale decir, en el caso de casarse cum manus una mujer sui iuris, perdía su
capacidad patrimonial, por cuanto su patrimonio anterior y cuanto adquiría en lo sucesivo
incrementaba el patrimonio del nuevo pater.
2. Todas las deudas de la mujer anteriores al matrimonio se extinguen, por la capitis deminutio
que ella sufre, lo cual conllevaba a situaciones injustas prestándose para fraudes. Lo anterior,
motiva la intervención del pretor, quien concede a los acreedores una acción especial, una in
integrum restitutio, en virtud de la cual se tenía por no celebrada la conventium in manus en lo
referente a los bienes de la mujer, de modo que los acreedores podían cobrarse en ellos.
3. Durante el matrimonio la mujer no puede obligarse contractualmente por ser alienni juris. A
este respecto es pertinente recordar las nociones e instituciones estudiadas en relación a la
situación y capacidad patrimonial de los alieni iuris (peculios y acciones adjetitia qualitates).
4. La mujer tiene derechos sucesorios sobre los bienes del marido. Esto se explica por cuanto
la mujer al casarse cum manus sale de su familia agnaticia originaria e ingresa a la familia del
marido.
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B.1. EFECTOS RESPECTO DE LA PERSONA DE LA MUJER.
2. La capacidad de la mujer se mantiene igual a la que tenía antes de contraer matrimonio, vale
decir permanecería sui juris o bien continuaría bajo la potestad de su pater familias.
La mujer casada sine manus pertenece a una familia civil o agnaticia distinta a la de
sus hijos, con los cuales no la unen más vínculos que los de cognación, parentesco que en los
primeros tiempos no tiene mayor importancia en el ámbito de los derechos sucesorios y de
alimentos, lo cual va a cambiar con el tiempo.
1. Los bienes aportados por la mujer y que había adquirido antes de contraer matrimonio, así
como los bienes que adquiriera durante el matrimonio eran de su propiedad.
Presunción muciana: Normalmente durante el matrimonio los bienes eran adquiridos por el
marido y no por la mujer. Siendo esto lo normal era lo que se presumía, de esta forma quien
pretendiera lo contrario debía probar que habían sido adquiridos por la mujer, vale decir, se
trata de una presunción simplemente legal.
2. Subsisten las deudas u obligaciones contraídas por la mujer antes de celebrar matrimonio.
3. La mujer podía disponer de sus bienes en la misma forma que lo hacía antes de contraer
matrimonio.
Bienes Parefernales: La mujer sui iuris, casada sine manus, podía confiar a su marido la
administración de todo o parte de sus bienes (ordinariamente lo hacía bajo inventario que
suscribe el marido), los que recibían el nombre de bienes parafernales (expresión de origen
griego (dote=ferne). Significaba que se trata de bienes de la mujer que no están incluidos en la
dote. La mujer podía recuperar estos bienes cuando se cumplían los requisitos para que ellos le
fuesen devueltos por el marido. En caso que éste se negara, tiene unas acciones procesales
para exigirlos. Estas son la acción de mandato y la acción de depósito.
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4. Si bien en el Derecho antiguo y en la primera parte del clásico, el cónyuge sobreviviente,
cuando se trataba de matrimonio sine manus, no heredaba al pre muerto, por obra del Derecho
Pretorio, en la segunda fase del Derecho Clásico y definitivamente con Justiniano, terminó por
aceptarse que el cónyuge sobreviviente heredaba al pre muerto.
7. Entre los cónyuges se puede invocar el beneficio de competencia, vale decir, en caso de
existir deudas entre ambos, debería dejarse al deudor lo necesario para una modesta
subsistencia atendiendo a su condición social o clase.
Se llama así, al conjunto de bienes que por la mujer (res uxoria) o alguien a nombre de
ella se entregan al marido para contribuir a sostener las cargas del matrimonio (onera domus).
ORIGEN: Históricamente, se otorgaba tanto en los matrimonios cum manus como en el sine
manus.
CONSTITUCIÓN DE LA DOTE:
B) PROMISSIO DOTIS, esto es, cuando el constituyente se obliga a dotar sin existir entrega.
Esta, se efectuaba verbalmente y tenía dos modalidades:
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b.1.- DICTIO DOTIS: Contrato verbis especial mediante el cual el que constituía la dote se
obligaba a dotar a la mujer. Sólo podía serlo antes de la celebración del matrimonio.
b.2.- PROMISSIO DOTIS (en sentido estricto): Tenía la forma de una estipulatio pero era
un simple pacto, pues no estaba dotado de acción para exigir su cumplimiento. Podía
constituirse antes y después de la celebración del matrimonio.
CLASES DE DOTES:
DOTE ADVENTICIA: Que era la constituida por la mujer o alguno de sus ascendientes
maternos o por un tercero que deseare dotar a la mujer.
Se señalan como efectos del matrimonio, dos instituciones importantes del Derecho
Romano, la filiación y la patria potestad, sin perjuicio de que la patria potestad no supone
necesariamente matrimonio, existiendo otras fuentes de adquisición de ésta, según se señaló al
tiempo de estudiar la patria potestad.
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Habiéndose estudiado ya la patria potestad, sus características, fuentes, efectos y forma
de extinguirla, nos limitaremos sólo al estudio de la filiación.
LA FILIACIÓN.
Es el vínculo que une al hijo con su padre o madre y puede ser legítima si el hijo es
concebido dentro justa nupcia, o ilegítima, si el hijo es concebido fuera de justa nupcia.
CLASES DE FILIACIÓN:
1. FILIACIÓN LEGÍTIMA.
2. FILIACIÓN ILEGITIMA, la cual divideremos en:
a) Filiación Natural.
b) Filiación Ilegítima propiamente tal.
c) Filiación Espúrea.
Los derechos y obligaciones que nacen de las relaciones de familia son, por regla
general, una consecuencia de la filiación. Así, la filiación legítima produce la plenitud de ellos.
En cambio, la filiación ilegítima sólo produce algunos y con mayor o menor extensión, según
su clase.
1. FILIACIÓN LEGÍTIMA:
Concepto: Es aquella en que el nexo entre el hijo y sus progenitores deriva del legítimo
matrimonio o justa nupcia. Esta forma de filiación tiene su fundamento en la naturaleza y en
la ley, por cuanto ella sólo procede en caso de existir matrimonio entre los progenitores al
tiempo de la concepción, vale decir, lo que constituye la legitimidad de un hijo es su
concepción dentro del matrimonio de sus padres.
REQUISITOS:
A) IUSTA NUPTIA ENTRE LOS PROGENITORES, conforme a las disposiciones del jus
civile. Debemos recordar que para unirse en legítimo matrimonio es necesario que ambos
posean el ius connubium, sin perjuicio de los efectos que se reconocieron a los matrimonios en
que el varón ciudadano se unía con una mujer creyéndola ciudadana o con ius connubiium.
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la duración de la gestación variable, la ley lo presume partiendo de un hecho conocido, el
parto. Para ello los juristas romanos tomaron en consideración los límites extremos de la
duración del embarazo. El límite menor del embarazo será de 180 días y el mayor de 300. En
atención a esto se establece una presunción de derecho según la cual la concepción ha debido
preceder al nacimiento en no menos de 180 días y en no más de 300 días cabales, contados
hacía atrás desde la medianoche en que principie el día nacimiento. No se admite prueba en
contrario. Esta presunción ha sido recogida por las legislaciones modernas, por ejemplo, se
encuentra en el artículo 76 de nuestro Código Civil. De esta forma se entienden concebidos
dentro de justa nuptia aquellas criaturas que nacen transcurridos que sean 180 días contados
desde la celebración del matrimonio y hasta dentro de los 300 días siguientes a su disolución.
C) MATERNIDAD: Que la madre del hijo sea la cónyuge del padre. Aquí, se menciona un
aforismo que nos dice que la madre siempre es cierta (MATER SEMPER CERTA EST). En este
sentido, cabe destacar, que la maternidad es algo fácil de demostrar, y supone dos elementos:
que la mujer haya dado a luz a un hijo y que el hijo que pasa por suyo sea realmente el
producto de ese parto (identidad del parto), de allí que para impugnar la maternidad basta con
destruir uno de ellos.
IMPUGNACIÓN DE LA PATERNIDAD:
a) Da lugar a la agnación o parentesco civil. Los hijos legítimos y los demás descendientes
legítimos por vía de varón están sujetos a la patria potestad de su padre o del paterfamilias de
este si el padre es alieni iuris.
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b) Crea una obligación recíproca de darse alimentos;
e) Finalmente es del caso destacar que los hijos legitimados y adoptados se encuentran en la
misma situación que los hijos legítimos frente al paterfamilias.
2. FILIACIÓN ILEGÍTIMA:
A) FILIACIÓN NATURAL:
Concepto: Es el vínculo que une a los hijos nacidos en concubinato con su madre y sus
parientes maternos. Se le denomina como liberis naturales.
El hijo, en este caso, sigue la condición de la madre en razón del hecho cierto de la
procreación.
Jurídicamente carece de padre, sin perjuicio de que éste es conocido, pues los hijos
naturales son producto de una relación de concubinato.
C) FILIACIÓN ESPÚREA:
CAUSALES: En términos generales se puede decir que el matrimonio termina por la muerte
de los uno de ambos cónyuges, o por la pérdida de la capacidad de uno de o ambos, o de la
affectio maritalis, pero para efectos didácticos podemos mencionar las siguientes causales.
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3. CAPITIS DEMINUTIO MEDIA DE UNO O DE AMBOS CÓNYUGES. (Por pérdida
del ius connubii). En los primeros tiempos la pérdida de la ciudadanía conllevaba la disolución
del matrimonio, pero en tiempos posteriores, se entendía que, si bien cesaba la iusta nuptia,
ésta adquiría el carácter de matrimonio iuris gentium o sine connubii.
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social de los romanos, y de forma directa, por la introducción paulatina en las constituciones
imperiales principios fundamentales.
En todo caso, el intento de la Iglesia de crear un derecho específicamente cristiano no
tuvo éxito. En la legislación justinianea encontramos una marcada influencia del cristianismo,
relativa al matrimonio, especialmente sobre el divorcio, aumentándose las limitaciones sobre
la posibilidad de divorciarse, pero no se considera imposible su práctica, por lo cual, en Roma,
siempre fue posible el término del matrimonio por divorcio.
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D) DIVORCIO BONA GRATIA.
Esta regulación del Divorcio, fue efectuada por Justinano, pues antes de él no hay
mayor sistematización. Este emperador, trató de limitar y suprimir la institución del divorcio,
pero por ser algo muy arraigado en la costumbre de los romanos, se vio obligado a regularlo y
según algunos a perfeccionarlo al explicitar las categorías de divorcio.
D) DIVORCIO BONA GRATIA: Se refiere al caso en que uno de los cónyuges optaba por
poner término al matrimonio alegando una causal que justificara ponerle término, pero que no
era imputable al otro, como, por ejemplo, el caso del marido que iba a recibir ordenes
sacerdotales, incapacidad de generar, ausencia del soldado sin dar noticias por más de cuatro
años, locura furiosa, reclusión en un convento, etcétera.
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En los primeros tiempos la sociedad romana no era partidaria de las segundas nupcias;
posteriormente, y en especial por la obra de Augusto, la situación varió e incluso se puede
decir que se fomentó, pero con el cristianismo la tendencia volvió a ser desfavorable. En todo
caso, nunca se prohibieron las segundas nupcias. Cabe recordar que la mujer viuda que
deseaba volver a casarse debía aguardar el llamado año de luto, no pudiendo contraer
matrimonio mientras no hubiese transcurrido éste, que luego se bajó a 10 meses contados
desde la muerte del anterior marido. En caso de infringir esta norma, la mujer era tachada con
nota de infamia y perdía los derechos que le correspondían como heredera de su marido
fallecido.
ESPONSALES:
Concepto: Es la promesa hecha por los novios o sus respectivos paterfamilias para la
celebración de un futuro matrimonio, es la “mención y promesa de futuras nupcias”
(Digesto).
Forma: En una primera época los esponsales se celebraban por medio de estipulaciones
mutuas entre los celebrantes, llamadas sponsiones, de donde vendría el nombre sponsalia para
la promesa, de sponsus para el novio o futuro marido y de sponsa para la novia o futura mujer.
En este sentido, se señala que el contrato utilizado para perfeccionar la promesa se llama
sponcio, que es una modalidad de contrato verbis.
En la época clásica y postclásica, los esponsales se formalizaban mediante un simple
acuerdo.
Quienes intervienen: Intervienen los titulares de la patria potestad, aunque para muchos
autores siempre se habría requerido el consentimiento previo del hijo o hija pues sería de la
esencia del matrimonio que el matrimonio se preste libremente.
Capacidad: Los requisitos eran los mismos que para el matrimonio, pero se aceptaba la
celebración entre impúberes infantia maiores y con una viuda antes de transcurrido el año de
luto.
EFECTOS:
Lo primero que debemos destacar es que los esponsales tienen un carácter más social
que jurídico. Sin perjuicio de ello, en los primeros tiempos, de no cumplirse la promesa por
uno de los esposos, podía ejercerse una acción que emanaba del contrato de sponcio, pero que
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sólo permitía reclamar por los daños y perjuicios, traduciéndose en el pago de una suma de
dinero, pero no se podía exigir el cumplimiento de la promesa.
En el derecho clásico los esponsales no daban acción, vale decir, si bien generaban una
obligación de hacer (celebrar el matrimonio prometido) no daban acción para exigir el
cumplimiento de esta obligación, lo cual se explica por la libertad que se exige para celebrar
iustas nuptias, pero se le reconocen algunos efectos jurídicos, entre otros, el referido al
impedimento.
Disolución: Se disolvían por muerte, por capitis diminutio de uno de los promitentes, por
haber sobrevenido a su celebración algún impedimento de matrimonio, por mutuo acuerdo y
hasta por el desistimiento de uno solo.
a. El concubinato.
b. El matrimonio sine connubii.
c. El contubernio.
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b. MATRIMONIO SINE CONNUBII: También llamado "matrimonio de derecho de
gentes", era una unión o convivencia entre hombre y mujer que careciera o carecieran del jus
connubii y era aceptada por el derecho romano.
Este matrimonio sine connubii, eran plenamente válido mas no producía los efectos de
la justa nuptia, pero podía convertirse en legítimo matrimonio o justa nuptia, si con
posterioridad el marido o la mujer adquirían el jus connubii.
Los hijos son cognados de la madre y de los parientes maternos, nace sui juris.
Cabe destacar, que si un ciudadano romano demostraba que se había equivocado al
momento de contraer matrimonio en el sentido de creer que su cónyuge tenía el jus connubii,
pero que en realidad era latina, el matrimonio sine connubii podía transformarse en justa
nuptia (erroris causae probatio).
En todo caso, este matrimonio se hizo raro con la extensión del derecho de ciudadanía.
c. EL CONTUBERNIO (con taberna: tener tienda o techo común): Era la unión entre una
esclava y un esclavo, o también la unión entre un esclavo y una mujer libre, o una esclava y un
hombre libre.
En un principio no tenía reconocimiento jurídico, pero en el Derecho Romano Clásico
se reconoció la existencia de vínculos por consanguinidad entre los esclavos, lo que
denominaron "Cognatio servil", lo cual se hizo principalmente para impedir las uniones entre
esclavos en razón de parentesco consanguíneo muy cercano, de tal forma que tal como
existían para el matrimonio se establecieron ciertos impedimentos para contraer contubernio
entre esclavos vinculados por lazos de consanguinidad muy cercanos, por ejemplo en toda la
línea recta y entre hermanos, pero también se trató de evitar la separación de los unidos en
contubernio y de sus hijos (Así, en el legado de instrumentos de un fundo, si en él va
comprendido algún esclavo, se comprende también a su mujer y a los hijos.).
Los hijos nacidos de contubernio recibían la calificación de hijos espurios. El hijo
sigue la condición de la madre.
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