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(eerste Libreria LA TIZA ‘ del Bn gist), "Los nifios del silencio". : Reflexiones acerca de la clinica con nifios sordos Lic. Maria Luisa Benedetti Bl €itulo del presente trabajo ya les anticipa la labor prof sional que me ocupa. Lo que no anticipa el titulo es que tal actividad me pre-ocpa y tamb me apasiona je Se’ que no esta bien considerado por muchos colegas, que un psi- c6logo clinico confiese algo que pueda delatarlo ante sus pacien- tes, pero la realidad es que, ante.todo, somos seres humanos con todos los defectos y virtudes que fos puedan otorgar los pacien- tes y todos los demas. Estamos aqui reunidos para el intercambio y la reflerién, para los acuerdos y los desacuerdos, para interrogar y ser interroga- dos pero, sobre todo, para aprender los unos de los otros; s6- lo este intento basta para que no nos angustiemos ante la impron- ta de que algo de lo que aqui se diga,pueda llegar a ofdos de nuestros pacieentes. El buen uso de la Etica nos ayudaraé a sal- var el obstéculo. Biew, asi es. Trabajo con sujetos sordos adultos pero mayorita- riamente con nifios también sordos. Todos, salvo raras excepcio- nes, son hablantes de la lengua de sefias argentina(en adelante L.S.A.) y que yo poseo como lengua materna. También trabajo con ni- flos oyentes hijos de padres sordos; pequeiios habitantes de dos mundos. El mundo de los sonidos y el mundo de los silencios. Practica también apasio— nante en la que hoy no me parece: oportuno detenerme. Antes bien, me circuns- eribiré a la préctica clinica con nifios sordos, 1a cual se desarrolla dentro del campo de 1a palabra. E1 andlisis es uno, bien lo sabemos. Tratdndose de nifios, entendemos a un ané- lisis con sus especificidades y trasladdndolo al andlisis con nifios sordos estamos ante, si se quiere, la especificidad delas especificidades. De por silo que marca la impronta m§ fuerte es que estamos en una dimensién casi paradéjica de lo que se entiende por una prdctica en donde uno es el hebia JnQ@o y otro es el que escucha. Aqui se habla y se escucha por carriles que, para nada, son los habituales. Aqui se "habla" con las manos_y_se "escucha” con los ‘ojos, Es el espacio de las palabras carentes de cualidad sonora, pero sis nificantes al fin. Gestemas propios de una lengua que tiene estatuto de tal. Lengua. Si yo no hubiese estado persuadida de ello, diffcilmente habria aceptado el desafio que implica esta clinica posible. Son por las manos parlantes de los nifios del silencio, por donde se, cuelan os lapsus, fallidos. Esas mismas manos son smn las que me indican que 1u- gar debo ocupar en un juego imaginario y son también aquellas en las que "Jeo!" los relatos asonoros, de 1a frondosa fantasia infantil . Manos que més de una vez, son el correo que portan los suefos que me donan. Es esta clinica una experiencia joven y més aGn en nuestro pats. Mis predece- sores més antigiios y pioneros de la labor psicoanalitica con sujetos sor- dos haciendo uso de 1a lengua de sefias son los Dres. Marie Francoise y Jac~ ques Laborit y Llevan poco més de veinte aos en este campo. Yo tan solo diez. Cierto es, por otro lado, que muchos aflos antes que yo otros psicéloges se dedicaron a trabajar con ninfos sordos; pero también es cierto que su que~ hacer se hallaba fuertemente pregnado por el discurso médico y el discurso siucativo, Hegenénicos tarito el uno como el otro, por 10 nefios, hasta comien gos de la decaa del 80. La ambicién 16gica de 1a medicina era que el nifio gorda oyera , que el enfermo se curara. La ambicién 16sica de 1a educa eign era que el aifo hablare, pero no con sus nanos. Mi atrevida ambicion fue desde el comienzo de mi carrera , rescatar al nifo que habitaba en un cuerpo carente de audicién, En otras palabras, yo quer‘a habérmelas con ese ye~ qiuefo sujeto que habia quedado por fuera de uno y otro discurso. No por ello ,dejo de reconocer los aportes que han hecho mis predecesored, $2” do que a ellos les tocé accionar en medio de un proceso hist6rico y sociccul~ tural y a mi en otro. Si se quierg ami me toc6 el tiempo de las rebeliones. Movimientos de la comunidad sorda en pro de sus derechos, sobre todo, el del = reconocimiento de su lengua de sefias estaba logrando sus frutos en paises desarrollados , en Francia por ejemplo, en donde estuvo prohibida por més de cien afios dentro del émbito de 1a educaci6n. El bilingiiisno, lengua o- ral/lengua de sefias, abria sus brechas dentro de la pedagogia destineda a los nifios sordos, a nivel mundial, La Psicologia tradicional por abu- s0 0 por desuso, cedia el terreno para que pudiera afianzarse la clinica de 1s palabra, 1a que nuevamente era relanzadX's4/"ite el advenimiento de la de. mocracia se enriquecia con el regreso de profesionales y docentes preclaros que sae habian visto obligados a exilar "Los sujetos sordos se iban desarro~ pando, lentamente de los sayos de 1a sordera como enfermedad, de 1a sordera como minusvalfa social, de la sordera como doble discapacidad (se los deno~ minaba sordomudos) y sus manos parlantes imposibles de amoréazar, denun- ciaban la sordera de 1a sociedad. Los movimientos histéricos y socioculturales son como piedras lanzadas en el centro de un rio calmo, las ondas del impacto sobre las aguas, indefecti- blemente 1legan hasta las orillas ms lejanas. Y yo indudablenente he sido tocada y demandada a iniciar una préctica diferente. Digo demandada por- que fueron algunos miembros de 1a comunidad sorda de mi pais, los que me pidieron que abriera un consultorio psicolégico dentro de la Asociacién de Sordomdos de Ayuda Mutua (A.S.A.X.M.), entidad madre de Latinoamérica y de Argentina, fundada en el afio 1912. El consultorio abrié sus puertas en la primavera del 88 y hasta hoy continia. Disculpen el pequefio recorrido histérico, pero considefenecesario hacerlo pa~ ra situarlos dentro de +a temética de 1a sordera y su relacién con la salud mental del pequeiio sujeto sordo. En la actualidad somos muy pocos los profesionales que trabajamos en esta Area del campo de la palabra, lo cual no es bueno ya que la demanda de tra~ tamiento para estos nufios cada vez es mayor.y no podemos satisfacer a a todas. La escasa poblacién profesional se debe a varios factores. Primero porque como ya lo mencioné, es unexperiencia relativamente nueva y hecha a todo pulmén . Piensen ustedes que nosotros ms que cualquier otro colege que tra- baja con nifios oyentes, tenemos la obligacién moral de indagar, desentrafiar, ahondar en los vericuetos de una teorfa clinica que no fue pensada para sujetos con este déficit, déficit que ellos mismos han resarcido creando su propia lengua,hecho que,por si solo,merece profundas reflexiones . Asi el psic6logo clinico se ve llevado a ser también un investigador perma~ nente con el consecuente insumo de tiempo que Sédd"a su formaci6n. Otro de los factores es tambicn,el aprendizaje de 1a lengua de sefias que el analista debe emprender. Para poder dominarla cogpetentenente se necesitan varios fics de estudio y-a ello hay que agfisest® el tiempo que Septica Ja obligacién éticajde conocer 1o suficientemente bien a la comunidad sorda y eso solo se logra interactuando con ella casi diariamente. Si es~ to Gltimo se salteg de nada le serviré conocer 1a L.S.A. para trabajar con los pacientes ya que solo leeré lo que las manos le dicen pero no po- dr& escuchar. No olvidemos que el psiquismo de las personas sordas esté atravesado por dos mundos diferentes y coexistentes., ¥ el eujete aye... habja.en e] andlisis es aquél age ge-esoma;ef{neranente, desde un lugar de doble pertenencia y que nuestra escucha visual debe asir. Otro factor no menos importante es 1a actual politica en salud mental, que no ha creado la infraestructura necesaria para que en el campo que nos ocu~ pa, se propicie la insercién laboral rentada del joven psicélogo. Esto unido a 1a cr{sis econémica desalienta al profesional y se ve obligado a ejercer una préctica més rentable.. No obstante los pocos que somos no bajamos los brazos y trabajamos en los espacios que, no sin ciertos res~ quemores nos ceden algunos servicios de psicopatologia de muy pocos hos~ pitales . Hay que aceptar que en relacién al vasto campo de 1a salud mental , estamos bastante solos. Nuestra sociedad mucho tiene que ver en esto . Esta,aparentemente sensibilizada ante la discapacidad, pocoha tenido en cuenta a la tenética de la sordera, o lo que es mejor @ los su- Jetos sordos. He pensado mucho sobre este fenfieno y creo que una de las ra~ zones estribayen que cuando una persona oyente intenta comunicarse con una persona sorda, queda momenténeamente, en estado de discapacidad, de minus- valfa, puede escuchar , hablar pero no puede entender. Situacién que no le ocurre cuando se dirije a una persona carente de la visién o imposibilitada para el andar, pues anbod fo tocan tan {ntimamente., la discapacidad que- da del lado del otro. la realidad es que esta discapacidad es poco contemplada, pero es el es- pacio en el que nos toca actuar y debemos ser lo mas operativos posible. ‘Al margen de 1a labor en nuestros consultorios, las més de las veces debe~ mos concientizar a los representantes de 1a sociedad para borrar los pre~ juicios y preconceptos que se tienen con respecto al ser sordo. Tratamos de hechar algo de luz sobre esta semiignorancia colectiva, que cae en cuenta que las personas sordas existen, porque una telenovela los introdujo en sus casas. No obstante, no nos desanimemos estamos en un momento de cambio y un cambio que hay que favorecerlo desde adentro mismo del 4mbito de nuestra profesién. aie Por eso es que no podemos admitir y yo en particular no, que atin se siga ‘hablando, por ejemplo, de aspectos psicol6gicos de la sordera, que tal es ademés, el titulo que algunas cétedras de los Institutos Superiores de EdueaciGn Especial siguen ostentando. Mucho menos debenos aceptar que se siga sosteniendo que existe un perfil psicolégico del nifio sordo,lig podenos atrevernos a convalidar las tradicionales posiciones,que aventuraban que los nifios sordos son més pasibles de conductas f6bicas que de les obsesivas,por oe Y la singularidad de la que nos hablaba Freud ipara quién existe? isdlo para los oyentes?. La sordera profunda y desde el nacimiento por si misma es casi inocua para la constitucipon del aparato psiquico jla clinica asi lo ha demostrado. Lo que si es lesivo, sin duda, es la mala tramitacién que de ella puedan hacer los padres y sobre todo la tramitacién materna.. Este si es un punto en el que debemos detenernos cuantas veces sea necesario pues las teorizaciones nunca estan del todo acabadas y pueden ser reformuladas, si es preciso. Sabemos que la deteccién de la sordera se produce generalmente antes de los dos afios de vida del nifio. El diagnéstico médico que confirma el dé- ficit, cae sobre los padres como una sancién condenatoria con toda la an~ gustia y desazon que ello provoca.. Hasta ese momento nada parecia perturbar el universo relacional en donde reinaba "su majestad, el bebé!% De pronto todo se conmociona, el nifo pier- leoto bice FeEvb de el trono, abdica antes de tieapo y deviene extrafio ante los ojos de la madre. Ye ahi tenemos a un nifio en riesgo. La estructuracién del aparato psiquico se ve amenazada. Es casi imposible que en ese momento no se pro~ duzca un quiebre, una detencién en la estructuracién, amenazando al nifio sordo con una falla narcis{stica. El no sabe nada de todo esto, pero de golpe esté en otro lugar, es el ni- fio del engafio, porque 1a sordera no se evidencia, es un dficit oculto, no hay malformacién perceptible, la faltsa de la audici6n es invisible. El nifio nada sabe de esto,sdlo sabe que en algun punto es el causante de 1a angustia parental. Le retraccién libidinal materna hiere a la célula narcisistica y la primera funcién paterna que es la de cuidaria, > £oNServer/®, ~ see torna denasia~ do labil. La gravedad consectiente, estar& en relacién con la intensidad y el tiempo que dure tal retraccién y,en qué tiempo légico del narcisismo in~ fantil se produce la detencién. Por todo esto, no es para nada extraflo encontrarnos con nijios sordos de diffcil diagnéstico dentro del Grea que nos ocupa. Niflos sordos que nos son traidos por probleaas de aprendizaje o por problemas de conducta,a los que, algin diagnéstico psiquidtrico de sospechgs de, psicdsis se le agre~ ga. Siempre me ha admirado conque facilidad a Profesionales de 1a medicine dictaminan un diagnéstico cuando ni siquiera pueden comunicarse con el nifio. Cuantos psiquibtras pediatras manejan la lengua de sefias ?. Cudntos nifios sordos a esa edad son competentes hablantes de nuestra lengua sonora?. De todes modos estos nifios nos son confiados para el tratamiento y no pode- mos soslayar 1a cuestién del narcisismo ., debemos indagarlo y a la luz de Jos nuevos aportes, Debemos sospechar que algo del orden de los trastor~ nos #1. P * esté en juego y en el sentido de las teorizaciones que sobre esta entidad sostienen los psicoanalistas Marisa y Ricardo Rodulfo.. Digo que debemos estar atentos porque no quiero yo también caer en generali- zaciones. ypl respecto, creo oportuno aclarar que cuando hable’de nifios sor— dos en riesgo me referfa a aquellos nifios sordos hijos de padres oyentes. + dpruisistgs No Poveor/ ces gf. Yo, particularmente, no he visto @ nifios sordos, hijos de padres sordos o pertenepientes a toda una familia de sordos, manifestaciones del tipo de de los trastornos narcisistas no psic6ticos. Ya ven como los tiempos cambian, antes el tena del narcisismo, recafa con mucha fuerza sobre el narcisismo renaciente de los padres. Nosotros no de- jamos de tenerlo en cuenta, por cierto ,solo que el acento se ha corrido de luger. Un poco al margen de todo esto , me parece prudente también advertir, que cuando nos envfan a los nifios privados de 1a audici6n, por problemas de aprendizaje debemos estar més atentos que nunca, porque la hiatrogenia en Ja educacién existe. Y muchos educadores de nifios sordos se estén replantean- do seriamente esta situacién, al menos asi, muchos me lo han hecho saber. A veces los nifios pierden el interés por aprender porque los métodos no son Jo suficientemente creativos y me confiesan que se aburren. A veces no ob tienenrespuestas inmediatas a sus preguntas o no obtienen respuesta alguna. Lo cual reedita en el 4mbito escolar las situaciones que también se dan en el Smbito familiar. Todo esto es producto de una falla en la comunicacién. No todos los padres ni todos los maestros dominan la lengua de sefias que es la que el nifio més facilmente adquiere. AGn la dificultad persiste en el caso de nifios educados bajo 1a metodologia oralista; qué se ocupa més en corregir, si la pregunta”esté bien formilada a nivel de 1a articulacién fonatiora | que en responderla acorde a los intereses del nifio sordo. ‘Tenemos que saber diferenciar muy bien cuando se trata de problemas de apren- dizaje o de fracaso escolar. Uno es el nifio que hace sintoma ahi y el otro el sintoma de la institucs6n ,respectivamente. De todos modos es el nifio el ned ea EDN rasaal peel MLS copice, Nuestro lugar no solo se reduce al lugar de la emergencia de la consulta psicolég ica primero y al tratamiento después. Al menos no deberfa pasar Por ese 4mbito exclusivamente. Nuestro lugar también debe estar en el ejer- cicio de la prevencién. Pero iquién nos abre un espacio para actuar dentro de un servicio de pediatrfa , e intervenir en el drama parental cuando re— ciben el diagnéstico de sordera de su hijo y efectuar el seguimiento corres~ pondiente? Casi al principio,antes de que me fuera por las ramas, cosa que me sucede con frecuencia cuando tengo que hablar sobre la préctica que me ocupa y preocupa que la clinica con nifios sordos también tiene sus especificida~ des. Les contaré como trabajo y ustedes sacarén sus propias conclusiones. Si de la entrevistas con padres se trata, me manejo de la misma manera que Jo harfa con padres de nifios oyentes. Son entrevistas lo més libres: posible, sobre todo en la primera de elas. Estas entrevistas son previas a la que voy a tener con el nifio y minimamente son dos.. Trato de propiciar que a las mismas asistan ambos padres. A través de ellas intento rastrear en la historia que precede a la del pequefio sujeto, y me voy formulando las primeras hiStesis dignésticas. Es en la segunda entrwista donde me permito hacer algunas preguntas porque algo no me ha quedado claro, o algo sospecho que qued6 por decir o simplemente algunas que estén relacionadas con lo que co- munmente se denomina historia vital, pero muy lejos por cierto de pare~ cerse a una anamnesis. Pero s{ hay una pregunta y que es de capital importan— cia para mi, que siempre la-formulo. ‘Qué sintieron cuando recibieron el diagn6stico médico de la sordera de su hijo? La respuesta casi siempre Ja encuentro después reenlazada con el drama del nifo.. Luego sostengo una entrevista con el nifio a solas. Lo hago pasar al consul— torio. Me presento y le digo quién soy, esto es, le confirmo que soy la psic6loga con la cual sus padres tuvieron un par de entrevistas. Si el ni- fio sordo tiene dominio de 1a L.S.A. me presento primero con mi nombre el que prénuncio, acompafitandolo con las seflas dactilolégicas (letra por letra) y después le digo mi nombre de "sorda". De inmediato le pregunto su nom bre, el que me es dado en sus dos versiones.(aclaracién), de inmediato tam bién le pregunto si sabe por lo trajeron a verme. Si su respuesta es que no lo sabe o que nolo sabe bien porque no ha entendido las explicaciones que Jadiosea-que les dieron sus padres - sobre todo si los padres desconocen 1a laengua de sefias - soy yo 1a que le cuento el motivo de la consulta. Muchas veces los chicos sordos me preguntan, casi de inmediato si yo tam bign soy sorda, les aclaro que no y que si sé su mismo idioma, hablar con las manos igual que ellos, es porque mis padres sordosYla legaron y yo la laprendi de ellos. En este punto tal vez muchos de ustedes puedan criticar me tal proceder, pero 1o hago con fundadas razones, una de ellas es para que sepa que también hay adultos sordos que se casan, forman una familia, tal co- mo el lo. podré hacer cuando sea grande. Aunque les parezca mentira, hay mu- chos nifios sordos que crecen sin estar en contacto con adultos sordos. Se ima~ ginan que si para ellos no existen adultos sordos, es muy facil que saquen 1a cuenta de que cuando crezcan pueden morirse. Siempre sugiero a los pa- dres que Leven a su hijo a alguna asociacién de sordos en donde se pueda fomentar el contacto, por ejemplo con los j6venes de las comisiones de de~ portes. A veces suelo introducir en las sesiones fotos que le he pedido que me trajera en donde estuviera 61 en diferentes edades, s6lo 0 acompaiia~ do, no necesariamente todas las fotos sino aquellas que el decida traer. Después le pido que me cuente lo que se le ocurra al respecto. Es una mane~ ra de que se vaya rehistorizando frente a.la presencia de un tercero que sigue atentamente y con mucho respeto una historia que seguramente nunca tu- vo le oportunidad de contar. Esta forma de trabajar que no la practico con todos los nifios en tratamiento, surgiédespués de encontrarme, en més de una oportunidad conque los padres, apoyados en una dificultad de comunicacién no les contaban a los nifios sucesos de su infancia ono les mostraben las fotos que le habian sacado. Esos mismos nifios cuando yo les preguntaba algo acerca de sus historia, inmediatamente me remitian a preguntérsela a la madre, porque mané "sabe". Todo esto me parecié de una violencia muy signi- ficativa, y me puso en alerta. cA qué criatura no le gusta que le cuenten como era cuando era chiquito y verse infinidad de veces en sus propias fo- tos?. Y por otro lado, iqué es eso que 61 cree que s6lo su mamé puede saber de 61, algo que de 61 diga sin que pueda escucharla ni entenderla’ Cuidado con sostener tanta omnipotencia materna... Muchas son las uwadres que he visto "traducirme" lo que sus hijos sordos estaban diciendo, o mejor dicho lo que ellas crefan que su hijo decia. Este control omnipotente so- bre el discurso del nifio sordo suele ser lesivo. Armar una historia de a dos es tan importante como ser llamado, nombrado por primera vez, Y esto lo digo en el punto en que un niflo sordo jamais escucharé e1 sonido de su propio nombre, pero si ser verdaderamente nombrado cuando sus pares, compaiieritos de 1a escuela para sordos bilingiie a la que ha ingre~ sado, lo bauticen con sus manos guiados por algiin rasgo fisico o de perso~ nalidad que lo distinga de todos los dems, en ese nombre se reconoceré afin cuando ya sepa escribir bajo las leyes sociales y de la grmAtica espafiola. Trato siempre que estemos durante las sesiones, frente a frente, para poder hacer una intervencién de inmediato si la circunstancia lo requiere. Pero cuando jugamos y el se coloca de espalda nada puedo hacer, no tiene sentido correr hacia 61 y colocarmele delante, las intervenciones se hacen en el mo- mento preciso nunca ni un segundo deopuéen ands ‘rc! com seguurcto olagbuses Muchas veces, también cuando 1a angustia estalla en zollozos incontenibles y ausentes de palabras , me he acercado ufo de un tiempo prudencial y les he Jevantado 1a barbilla hasta que pueda mirarme y les he dicho que si sus ma~ nos no me hablan yo nada puedo hacer, que sé que su tristeza necesita de palabras , las mias y que su Llanto no se las permite ver.. Cuando las pala~ bras asonan, cede 1a angustia, y recomenzamos eltrabajo clinico. Este es el nifio que recibimos en nuestros consultorios, el que todavia carga sobre sus pequefios hombros, al especial, al enfermo, al discapacitado, al rey sin trono. Suerte de pequefio naufrago cuyo madero de salvacién es el sintoma en el mejor de los casos. Qué analista para estos nifios? Unanalista para nifios sordos?. No Basta. Un analista para niflos sordos con lengua’de sefias?. No basta Un analista-revisando la teorfa?. No basta. Entonces, éQué analista?. El que admita que cada pacientito lo inaugura como analista. El que sin pudor recurra @ la memoria del nifio que fue. El que haya padecido por su propio andlisis. Un analista creativo sin por ello, ser menos riguroso Un analista militante en todo el sentido de la palabra. Sociedad, comunidad cientifica dennos 1a oportunidad. Awiteee (97.

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