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Tema libre: Un ensayo puede hablar de prácticamente cualquier

disciplina. En el ambiente académico, el tema del ensayo depende


generalmente de las instrucciones del docente y de la asignatura que se
trate en el aula.

Estructura: Los ensayos poseen la clásica estructura de todo tipo de


texto: una introducción que presenta el tema o la tesis del ensayo;
una contenido donde se desarrolla los argumentos principales y
secundarios; y una conclusión que sintetiza los principales puntos que se
han explicado en el contenido.

Argumentos sólidos: Un argumento es un razonamiento para probar


una determinada proposición. Si, por ejemplo, el ensayista quiere
convencernos de que el el uso de móviles es un factor de distracción en
las escuelas, deberá probar con razonamientos fundados los motivos que
justifican su punto de vista, aportando datos y pruebas.

Objetividad: Un ensayo académico analiza una determinada realidad. El


ensayista, si bien aporta su propia subjetividad en el análisis de su
tema, siempre debe enfocarse «en el objeto». Si el autor pierde
objetividad, quedaríamos ante una simple opinión sin el aparato racional
que lo justifique y le dé fuerza persuasiva.

Estilo propio: Un argumento contundente y objetivo, tiene más peso si


el autor sabe imprimir su propio estilo a la redacción ensayística. El
estilo es un tema más complejo de la lengua en el cual es preciso la
utilización de diversos recursos literarios o lógicos-argumentativos para
poder enriquecer la expresión escrita.

Que un autor tenga un estilo propio implica que, el lector ha sabido


identificar rápidamente la «marca» del ensayista en su

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