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TESTIMONIOS DE LA CLINICA COTIDIANA MARIANA DAVIDOVICH AUTORA Y COMPILADORA LOS DES-BORDES PULSIONALES ABORDAJE PSICOANALITICO Wee hVVE) Y CENTRODOS | Mariana DavibovicH ‘AuTORA ¥ COMPILADORA LOS DES-BORDES PULSIONALES ALMENDROS, CAROLINA ANTONINI, PATRICIA Burrraco, Gracteta SILVIA CastAn, ADRIANA Cott, Maria CAROLINA Davinovici, MARIANA ‘Finaret, Marta, Gopeszer, VANESA Greco, GLORIA Iezzt, Lipa C. Ivos, Mita ‘Stascio, FRANCINA Letra Viva rc rer EIEN ET TIT Mariana Davidivich (autora Des bordes pusonaas Sot" 0, — Buenos Ares — Letra 208 p.; 22,5 x14 em tetra Viva, 2007 1 Cento Dos, 2007 ¥ compiiadora), ISBN 978-950-649-171.0 4, Pricoandlisis. | Titulo CoD 150.195 Coleccién Pricoandtiss e Sterdsciplina Directors de colecién Minas Mazoven (© 2007, Lerma Viva, Linssxta ¥ Emon, ‘Av, Coronel Diaz 1837, (1425) Buenos Aires, Argentina letraviva@elsigma.com (© 2007, Cena Dos Pucyrredén 538 1°A (primer cuerpo) - Tel: 4961-2197 informes@centrodos.com.ar-http://www.centrodos com at Dnzcronas ¥ Fuxpanonas: Lic, Adriana Casaretto - Lic, Patricia Hamma Lic. Miriam Mazover ISBN. 978.950-649-171-0 Primera edicién: Noviembre de 2007 mpreso en Argentina ~ Printed in Argentina ‘Queda hecho el depésito que marca la Ley 11723 eproduccibn total o parcial de esta obra bajo cuales metodo 4 : : npn ‘a fotocopia y el tratamiento digital, sin ls previ oe ete storiescion por eto eos ulate del ere Beek ex sci ning ee ye ‘Agradecimientos Presentacin Prélogo racién Notas sobre alienacion y separac Manuana Davpovicn / MARTA FINARET Los destinos del dolor Mantana Davipoviet Reflexiones psicoanaliticas sobre los trastornos de la alimentacin . Maniana Davipovic Dificultades en la transferencia: los rasgos de cardeter Maniana Davipovicit La pesadilla: del Otro a la letra Matiana Davipovict El pensamiento y la duda ssa bone Oe Mamaxa Davipovict De las pesadillas a los suefios de transferencia . Marea Fixanet Hacer posible un duelo. ‘Maxera FINARET Eladibs a Pantriste Parnacta Antoni El andlisis en los borde: 8: una elini i NS a clinica de la angustia 13 19 27 aT 19 89 un 121 131 143 6 MARIANA DAVIDOVICH (COMPTLADORA) Poder decir sobre la a-diccién Gracreza Smvia BurrRaco El dolor de no haber sido Grorta Greco alanecesidad. . . . . ae (Canronmva ALMENDROS La direccién de la cura: un pasaje de la anestesia. alaangustiasenal . . P ‘Livia C. Iezzr Cuando el cuerpo habla ‘Mirra Ivos Del desborde del panico a la angustia sefial . Apriana Castan / Marta Carouina Cozttt El sujeto en el cuerpo - ‘Vanesa GoLDESZER Lasautoras ———E—_—s——s—<(ae 2 61 159 165 175 183 189 199 Asgradecimientos agradezco: _..a todos los que posibilits tros Dos el Curso Superior sera nombrar especialment Seeeen ‘Hamra, y Miriam Mazover, quienes desde hace ‘0. liizan una fecunda y acreditada tarea, tanto en lo asis- jena alizan pnd “ransmision del psicoandlisis, lo cual hace Posie Hainan Mazover, quien con su permanente calidez y st rigurosa labor te6rica y clinica, pudo propiciar un marco soste- nedor de nuestro quehacer psicoandlitico, que este libre inten- ta reflejar. ...@ la Dra Silvia Amigo quien, a través de la formalizacion dela clinica desplegada en sus textos, nos permite pensar cues- jones fandamentales para la direccidn de la cura. ‘a Marta Finaret, por su apoyo permanente y firme colabo- en la funcién docente, asi como en la supervisién de los ‘intos trabajos que componen este volumen. ..al Equipo de Bordes, que nos permite sostener un fructife- roy enriquecedor espacio de interlocucién y creacién. ‘a Sandra Parente, por su amabilidad y brillante diligencia. =a Alejandro Fr in, si oe ega y Lorena Lalin, siempre tan atentos y ...a Eduardo Barrer: ri gene jarrera Oro, riguroso colaborador y corrector 8 MARIANA DAVIDOVICH (COMPILADORA) ---€ nuestros maestros, lizantes. ‘huestros analistas, y ‘Tuestros ana. ~-8 nuestras familias y parejas, amigos, y demés enlabog Preparacién de este libro, d : profesional, y de todos los dias. = Presentacion a lectura de “Los des-bordes pulsionales ~Abordaje, re “Testimonios de la clinica cotidiana”, este precioso y si ibro escrito por Mariana Davidovich junto a otras auto- trajo a la memoria una escena familiar que finalmen- ympartir con los futuros lectores. Debo decir que du- rante un lapso me sentf un tanto incémoda, como de hecho ocu- re, coincidiran ustedes conmigo, toda vez que por los motivos que fueren revelamos algo de nuestra propia intimidad. ¢Por qué entonces no decliné en mi intencién?... Un tiempo después ‘me respondi a m{ misma, y lo comparto ahora con ustedes: no hice otra cosa que ponerme en una meritoria sintonia con los libro, cada uno de los cuales se halla rica, ge- ta. Evidentemente no me bastaba, como bien pude leer a poste- riori, plasmar este agradecimiento genuino y profundo tan s6lo de manera coloquial. “Mama, te quiero hacer una pregunta: {Como podés trabajar de psicoanalista, estar todos los dias tantas horas con personas que estan tristes?, para mi, en el fondo estén todas deprimidas.” Con esta interrogacién, y con esta reflexion tan aguda y fina, me sorprendié un dia mi hijo de 11 afos: para colmo, cuando me faltaban pocas horas para irme a dormir. Esta es la escena que el libro evocd en mi memoria. No fue tarea facil articular alguna respuesta, considerando ademas que deseaba que en ella se escuchara un grano de ver. ‘lad, pero también que quedara al resguardo mi propia privaci- 10 MARIANA DAVIDOVICH (CoMPrLADORA) dad; mucho més en esta circunstan ia, atendi , stancia, atendiendo a lar del vinculo y ala edad del mentado interlacning Partiou Esta profesion “imposible” como eligi nombrarla su cre igmund Frew tiene su rafz propia en el sufrimiente an a fantif (aquél que incluye a la ninez, ry % es qi iye a la nifiez, a la pubertad y a la ado. De las ‘mareas de este dolor nace, para quienes ejercen co, 8e trata de un saber real sobre lo insoportable del desampa ,£o,comoasimismo, acerca del caracter arrasador de 4 vaguardias” que en esos tiempos primeros y primarios fructura pudimos constituir: Con toda logica y sensatez, ahora si, otro inter so nosotros mismos, podria preguntarse: exceptuados de estas experie ellas, y no una vez, sino en no advinieron psicoanalista Si bien no se trata de exceptuar a nadie, muy rio, nuestra experiencia de vida, no sélo de anal advertir que si bien las vivencias primarias son p partidas (justamente porque son primarias y como t tructurales del aparato psiquico) hay en relacién a las ppasajes diversos. Algunos, con menos inconvenientes, inclusi vve con buenos y afortunados arribos; o¢7os, con infortunios se- rrios, no tan corrientes ni usuales en el tramo que comprende Ta nifez, la pubertad y la adolescencia, Los analistas sabemos de esto tiltimo no s6lo por los andlsis que conducimos, sino pri ‘mordialmente por nosotros mismos. Por este motivo hemos ne- cesitado, y de hecho lo hemos podido formular, Ia ayuda de otro Teal (el analista) para desenquistar aquello que no cesaba de Ser frauimético a pesar del transcurso del tiempo, dejando esta ca consecuencia, a Ia libido acantonada, ‘yer obstaculizando la produccién de la ope- ‘Fatoria psiquica de inscripcion de las junturas que contornean ‘ala configuracién del deseo una ‘condicién de orden necesario. ¥ ~ Entonces volvamos a pensar la oportuna reflexién que hicie- ray formulara nuestro nifio:no todos eligen coexistir tantas ho- a8 diariamente, una y otra vez, con personas que manifiestan en forma explicita, oa través de multiples y muy disimiles ex- presiones, su depresidn de base, entendida en el sentido amplio légicamente esta ‘antes que la pregunta del sujto. El Otro no puede responder por el va- lor mismo del tesoro significante; el tesoro es incompleto porque falta el término que designa y significa al sujeto. Lacan, Jacques: Subversion ddel Sujetoy dialética del deseo en el inconsciente reudiana Escritos 2. ‘Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 1986 25. En el Seminario La angustic Lacan despliega este concepto sa pavovtc(COMPTADORA) 8 sficantes que funcionan como sane ee ee aps del nem en te que es lo que le alta al Otro lov aren loreal de lnescena;en lugar deus ose £9 simbilico, va a“rayar al Otro™, va a sustraerse tod estofa distinta a seo que es nesciencia” por estructura, ‘Cuando el sujeto piensa, produce un resto inasimilable al sa- ber del Otro, resto que sélo se constituye si puede interrogar al ‘campo del Otro. El sujeto de la enunciacion se funda en el con- {junto vacio, el pensamiento determina un “rehusamiento del Pensar qué quiere el Otro en esas demandas y poder rees: las. Est en juego el pense-étre®, el pienso ser, como lo que puede “rehusar” algo del ser, en tanto ser es ser objeto del Otro. 26. En RSI Lacanse refiere ala posbilidad del sujeto de descontarse de Iacadenn signed Oto prequel yo snr nde on eee, : desconociiento por estructura, no pr represién. 2. 29. Lacan Jacques, La igica de fantasme, versiéninédita, Meee. En Ja operacién que lama alineacin, el sujeto se presenta ’, pienso.Y ser, recordémos- 30, Puede sequirse el detallad desarrollo que despliega sobre este tenia ‘Silvia Amigo en Clinica de los Fracascs del Fantasma, Homo Sapiens, Rosario, 1999. (RIANA DAVIDOVICH (CO asaje al acto. Serfan los Ilo, del P: jo tanto della Gbjeto donde el sujeto esta ‘a escena real. Est ponien- cautivo en la demané Seta a io have a Hr aue es muy verdadero, Pe un Be lama ‘otal dela verdad que alli se desplie- nivel de dorrpen el pasajeal act el sueto cae de la escena, os Bo cambio pale lato no ext digi al tr, no pide Pa eiaci, implica una caida de la escona, FE sujeto puc- arpumar af comiendo a escondidas y exliado del encuentro de Pavotre hasta que, ante una subida importante de peso en Srnaso mie arriba presentado, muestra paciente ya no come so- Jamente a escondidas y deja rastros de sus comilonas a In mi- sete del Otro, Se pone en juego algo del orden de un Hamado ue ee dirige al Otro, llamado que el Otro puede contestar ono, eta ingesta, recién ahi, pasaré a ser algo que interroga madre. Pero durante muchisimos afios, en plena adolescen sto no le hacia pregunta a ella nia la madre. Lo unico que bia esta muchacha es que mientras las amigas salfan y se di- vertfan, ella comfa y vomitaba. Como no subia mucho de peso tn ese entonoes, no habfa ocasién de que se notase el resultado elas ingestas como gordura; el Otro nolo advertia; ademas, co- tia. a eseondidas, de noche o en la calle. Al pedirle que me Ua ‘me por teléfono, intento significar sus ingestas como un proble- peer epieaereegee cme ni de Dov, sino més bien sitio cuestién en la via del significante y del goce. "Ena operacién transferencia la funcién del desco de! ana- lista empieza a operar y comienza a vacilar ese ser de objeto, al advertir la joven en qué tipo de situaciones comia. oy gem Aleaacion set a Seed r= 10s Des-20RDs ALES 65 na demanda de la- , es posible comen- pregunta de en qué zante ya no esté permanentemente en la escena real comien- doy vomitando. Esto no se logré facilmente, pero al menos los, jueves y viernes, cuando se ponia a comer, ya estaba adverti- da de la compleja trama que estaba en juego. Este viraje del goce sin ley al pensamiento— sera posible analista no se abroquela en la abstinencia mal entendida; tra intervencién es un semblante de Hamado para que la iente pueda pensar algo de su deseo. Poder preguntarse qué e posibilitaré salir de a posicién de respuesta: tragar, y ence- Por la via de la transferencia entonces, se produce algo de lo que Lacan llama la operacién verdad. Este vector, que grafica la operacién verdad, tiene que ver con el pensamiento, “pien- al acting entendido como llamado al Otro que pide interpre- tacién, como verdad no subjetivada. Recordemos que lo tini- co que vacia el ser es poder pensar, poder deducir, de toda la serie de demandas que se le dirigen al sujeto, qué es lo que le pide el Otro, He aqui un ejemplo de la apertura al pensamien- to posibilitada por : subrayar enig- mas: “qué raro jno? los viernes y los jueves, justo los dias pre- bios al fin de semana”. Pasaremos entonces del falso ser ofteciéndose a satisfacer esta demanda, al trazo del sujeto, al pensamiento, al inconscien- te. Elacting, deciamos mas arriba, se sitia también en este lu- ‘gar porque pone en escena una verdad, no subjetivada atin. Por ejemplo, “venéa bien, sin comer ni vomitar,y justo el viernes mi ‘mamé que me dice siempre que no me puede ver mal, se descom- ‘puso, y yo me puse mal porque ella se descompuso y me puse a comer”, Cada vez que hay un intento de salida del circuito en- dogémico, la madre ia lama “enfermdndose”. Nuestra pacien- aE #3 3274 uanuasa DAVIDOVICH (COMPTLADORY) 66 tro, y pide te advierte la repeticin de un gooe entre lla y el Otro, y Pi ‘una interpretaciOn. {camo se presenta especficamente a pulsion oral? e en relaci6n al Sabemos que Ia pulsion exta desde ol origen om TEN Otro, ala demanda del Otro. El objeto “mm! peer Grincsion, su pérdida por efecto del ingreso del sient °® & Gr eajeto determinard la biaqueda de ese gove perdido Das eaanere: La pérdida del objeto serd determinante en que Ja Pi ae cotce un vac"o, poniendo en juego una satisfaccin sexa), irreductible ala satisfaccién de laneeseidad. Loque se va.a bor- ‘un objeto eternamente faltante. dear es wn @eavcado por Ia eancolacién del goce del se, ser ‘condicion de la bisqueda de vestiduras del objeto perdido, es Secir que pondré en funcién al deseo, posibilitando el armado Gel fantasma como sostén del deseo del sujeto. Lacan precisa (que [a pulsidn oral se trata de la demanda dirigida al Otro, en Ta medida en que es el Otro quien interpreta el llanto del nifio ‘como demanda. ‘La clinica de estos trastornos nos da a leer ciertos impasses ‘en la constitucién del fantasma. El objeto comida queda rebaja- doa su dimensién real de alimento, cuando el sujeto no encuen- tra en dicho objeto un signo de amor. Entonces, en lugar de gi- rar la pulsin en tomo a un vacio, vacio que esta en relacién a ‘un Otro que da su falta, se incorpora compulsivamente el objeto de la necesidad como compensacién a la frustracién de amor. Lo que el parlétre busca es el signo de amor del Otro; el objeto de la necesidad perdido deviene signo de amor, Serd en relacién a las distintas texturas del deseo del Otro, que resultardn diferentes ‘efectos en la subjetividad, No es lo mismo hacerse comer por el Otro en Ia dimensin del deseo, haciendo semblante de objeto causa, que ser comido, tragado por el Otro, ocupando el lugar ob- jeto de goce del Otro sin que medie la funcién del semblante. ‘Lacan precisa la diferencia entre el punto de angustia y el ‘punto de deseo en la pulsién oral. Para ejemplificar lo inheren- ‘te a esta pulsién, da como ejemplo al ornitorrinco bebé", quien ‘5, Probablemente con fines didcticos Lacan esquematiza aqui describien- oa radimentaroaparata de lactacin del oritorinco como myo ‘mejante al de los mamiferos superiores. a 'U0S DES-BORDES PULSIONALES 67 hunde su pico puntiagudo en la mama de la madre ornitorrin- 0, y al asf hacerlo produce que emerja el pezén. Es decir, que es el impulso del pico del ornitorrinco bebé el que posibilita que se forme un pezén en la madre. Respecto al punto de angustia en la oralidad, esta en relacién a que no hay mds leche del lado del Otro. Podria ser equivalente a que no hay més teta, no hay més hombres, etc. Ante esta situacién de “no hay mds”, el suje- to podria avanzar o bien hacia el corte de goce que implica ad- vertir que es 6! mismo quien pone en funcionamiento a la mama como emblema falico, es decir, que es él mismo quien crea la fa- licidad de esta mama, o bien, si elige continuar en esa posicion de que la mama falica la dispone el Otro a su antojo, arriesga quedar retenido en el lugar de objeto. Lacan intenta demostrar que el sujeto puede o bien no advertir que es su propia opera- cién la que puede hacer que la madre siga teniendo teta, o bien, el sujeto podria armar una respuesta fantasmstica y advenir como sujeto al deseo. Esta légica se aplicaria asi en nuestra paciente: o bien Ma- rfa permanece al lado de la madre haciendo lo necesario para seguir dando consistencia a ésta, es decir, contintia haciendo existir al Otro, en ese caso, la funcién propiciatoria de la sefial de angustia caduca®, O bien nuestra paciente se hace cargo de que su deseo no es pasarse més afios hipotecande su vida come dama de compafifa de su madre. Para ello tiene que atravesar el “didmetro de la angustia” en términos de Freud. Cuando el analista empieza a leer cual especie de objeto re- presenta el sujeto para el Otro, recién all{ comienza a funcio- nar la angustia como sefial, mas precisamente la posibiliiad del corte. Mediante la lectura, el sujeto comienza a advertir su en- cierro en el campo del Otro, pero atin no esta asegurada su sa- lida. El corte aparece como posibilidad. Por efecto de la angus- tia como sefial, se abren ante el sujeto dos posibilidades. Podria suceder que el sujeto retroceda ante su deseo y permanezca en su casa tomando la teta de la madre, acompafiandola los fines de semana para que ella no se descomponga, para no se des- complete. En ese caso se quedarfa sosteniendo a la madre y re- trocediendo ante la angustia que siente porque la madre, efec- tivamente, se desmaya. O bien podria armar una respuesta fan- tasmética que, sosteniendo su deseo, la saque de este encierro. ‘32. Aqui la angustia es sefial de este encierro en el campo del Otro,con le ‘cual queda fuera ce juego sl ofrecerse el sujeto como objets. — MARIANA DAVIDOVICH (COMPILADORAY 63 arse como sujeto deseante, sue pod posicion: Nos referimos a que podré poste ante dejar de ser ese po ‘mplicaria para nuestra eee Pind gallina y slit ‘Nos preguntamos ahora: ;Cul Maria dejar de ser ésa que toma la ser compaia de la madre, lnaue s jendoleche,laquela rant eter a algo del orden de la verdad del deseo, se ten que poner en escena el acto, En el acto subyace una vers través de la cual el sujeto descubre la inconsistencia del Setrata de advertir que el Otro no posee el significante q fine el ser del sujeto. Lo que se evidencia en el momento del acto es que el toa cumplia la funcién de darle consis fasma, con lo cual lo que se revela es la inconsi Se reconstruye en la cura que si hay algo que ble del lado del ser es su vacfo como objeto, es decir, que ne ninguna sustancia, No se puede predicar nada del ser, mas que en tanto siendo este vacfo -lo que implica que el ser del su- jetono-vaya al lugar del objeto del Otro. En el acto queda por lo tanto al descubierto la inconsisten- cia del Otro, precipitando en ese instante el momento de con- eluir. Queda claro asf que el Otro no puede darle un sentido al ‘quién soy. Recordemos que el sujeto se constituye sustrayéndo- ‘se y descompletando la bateria de los significantes del Otro, al ‘ocupar el lugar de la falta. Deseubrir que en el Otro hay una falta, implica qu el ic ‘i ificante. Por ende, la sustan- a poe asia el chjeto a alrededor del cual el ta- 20 unario que apunta al vacio lograré una marcacién, El traba- Joanalitico devuelve al S, 1a funcién seftalizadota del vacio, -1, poniendo en funcién el agujero de la causa perdida en la raiz | sujeto. Recordemos que el sujeto es efecto de la pérdida del ia es la anorexia. “La famos 5 jvenes me parece una m id no desarrollada. Pérdi 10 de los caracteres sexuales secunda- to pueda dar nuevas respuestas a las real que irrumpe, que exige. Es decir, dinal y sus identificaciones se desorganizan, inventar nuevas categorias para poder tramitar impe. La adolescencia seré un momento propi- cio para estallidos, porque el sujeto se enfrenta con algo nuevo, erturbador alo que se ve compelido a responder. Narcisismo y sexualidad En Introduccion del Narcisismo™ Freud plantea que con el desarrollo puberal, por el advenimiento de los caracteres sexta- les secundarios, sobreviene un acrecentamiento del narcisismo originario que lleva a la mujer a la complacencia consigo mis- la hace hermosa”. Pero ala mujer no es sino la mi sera condicién el amor que investir félicamente su nue- reciba del Otro el que logre I 33. Ver nota al pie 17. Bl yo como agujero en la demanda det Otro. Puede seguirse su desarrollo en RSI, seminario de Jacques Lacan, inédito jgmund, Manuscrito G, Obras Completas, Amorrortu Eaitores. Buenos Aires, 1979 35. Freud, Sigmund, Introduecin del Narcisisma, Obras Completas, Amo- rrortu Editores Buenos Aires, 1968 aniANA DAVIDOVICH (COMPHADORA) jones del lado del Otro fraca- eee determinadas oPerener el proceso de asuncién del = Ss Pic, impidiendo que éste pueda sor aa pe ada yl asia. Esto eS, de hecho, lo ae sucede oe rie La excesiva pérdida de peso facilita la en nanos Peprtruaionyelborramiento de os ncpients emaciare ‘ 1 andamiaje cor- tales secundarios, con 10 cual el poral eis domtijado Por otro lado, la pérdida de amor en = Jacastracién. La necesidad de la mu- uj jivalente a 2 aa Sd amando sine siendo oma’ aque ls mujeres ‘uclen compensar con la vanidad de su cuerpo 1a falta de geni- tales es decir que la belleza serd en ellas cobertura necesaria a ahora de jugar la comedia de los sexos. Y ser amada la resarci- 4 de su falta, bordedndola. Hasta tal punto, que cada mujer se “prenda del hombre que les colma esa necesidad”. Es decir que i amor tendré una particular importancia en los semblantes femeninos como cobertura de la falta, razén por la cual la ano- rexia es mas frecuente en las mujeres que en los varones. ‘Para desarrollar algunas cuestiones, haremos un recorrido ‘sobre el tema dela feminidad. Freud plantea que la nifia es tan ‘activa como el varén, pero aclara que “s6lo es mas décil que él ‘encel control de esfinteres™, siendo éste Ia domesticacién de la necesidad en aras de la demanda del Otro. ¢Por qué la nina no sdefiende su goce? Qué ocurre eon el amor del Otro, que al que- rer obtenerlo, ella renuncia mas fécilmente a su goce? Subra- ‘yemos que serd el padre quien tendré que darle una respues- ta sobre que es ser mujer, déndole el pene o su equivalente en el nifio, porque ésta es la eausa por la que al no haberlo recibi- do, desilusionada, se ha separado de ella. Pero Freud nos ad- vierte: "No he tratado las complicaciones que surgen cuando la nina regresa a la ligazn madre, resignada a consecuencia de ‘su desilusiOn con el padre”. {De qué desilusiGn se trata? Cree- ‘mos que se trata de una desilusin que ataie a la pérdida del ‘amor, ya que como mencionéramos anteriormente, la pérdida ee oles fp ea ran en el vara, Y Jjustamente en ese terreno, en Ipevalidar pus ecablanten.” Smegerce cus Podes Avancemos. Poder llegar a ubicarse como semblante de ser el {falo de.un hombre, seré el resultado de un proceso complejo en {Freud Sigmund Soba Seuaidad ror Boe Bune inn a6 ments Obes Completa, Amo- 108 DES BoRDES PLLSIONALES n Ja adquisicién de la feminidad, pues s6lo seré posible si ha lo- grado sustraerse a la alienacién en tiempos instituyentes donde tuvo que ser el falo de la madre. Por lo cual podemos afirmar que el semblante de ser el falo de un hombre, sera un movimiento solidario de la caida de ella en tanto objeto en relacién al Otro materno, ya que en el movimiento de alienacidn-separacién que culmina en la escritura del no soy,” para poder ubicarse como objeto causa del deseo de un hombre, se requerird de una nue- va vuelta al ser, y para recortarse en el semblante de ser cau- sa del deseo de un varén, tiene que haber salido de abi, del lu- gar de objeto del Otro. Para ello debera contar con que él deseo de la madre quede articulado al amor y al falo, cwestion funda- ‘mental para que el significante félico opere. Si no hay entre es- tos tres terminos, madre-nifio-falo, un margen suficiente, el jeto tendra que poner algo de su parte, subraya Lacan™. Es da- ble pensar que e! vémito o el ayuno responderian a esta logica de poner en juego algo de su cuerpo para sustraerse de “la pa: pilla asfexiante” con la que el Otro tapona el deseo del Sujeto. Recordemos que dar amor es dar lo que no se tiene, es dar la falta®; la anoréxica se consagra a que al Otro le aparezca ella ‘como lo que le falta, a riesgo de perder su vida Avatares de la demanda El no proferido por la anoréxica tiene una funcién libidinal, pues es un intento desesperado de rechazar la demanda del Otro. Recordemos como punto de partida en la constitucidn de ese “vi viente lamado a la subjetividad en la pulsion”®, que las necesi- dads quedan desnaturalizadas por la funcidn del significante, es decir que en su camino al encuentro con el objeto, el parlétre se encuentra con la demanda del Otro, y las necesidades retor- 37. Me refiero a los vectores trabajados por Lacan, donde se opera un pa saje del no pienso al no soy el objeto. 38. Lacan, Jacques, Seminario 4, La Relacién de Objeta, Editorial Paidés. Buenos Aires, 1994. 89. No se trata de dar objetos, eso seria rebajar Ia falta a ln demanda. El amor en su dimensién real y simblica estaria en relacin al signi- ficante falico que posibilita que el nif represente la falta del Otro, sin taponarla, 40. Lacan, Jacques, Seminario XI, Lox Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoandlisis, Paidés, 1992 a | a MARIANA DAVIDOVICH (COMPILADORA) das on su naturaleza,lionadas. Una nan, profindamente cam ied ‘an este proceso, a leche materna es Coa sidad, y en lugar de eso, el abolida como objota de Ronee de la madre. La deman fesaré a demandar Ia presencia de lam iigsepi wok ide amor,elsujeto pasar a demandar come rl On ad fa del Otro. Lo tinieo tadeamoryanoclalimento,sinola presencia del Oto. sc ahora tendré valores a incondicionalidad de enced que en los casos elinicos donde observamos tomo relaconado eon la anorexia, habitualmente nos ramos con una particular textura del deseo del Otro, lugar dela falta en el Otro, es decir esa hiancia d proviene su deseo, estétaponado, por lo que el Otro insiste Pratisfaecion de la necesidad. Y la anoréxica quiere una vi distinta ala satisfaccion de la necesidad, por eso se vuelv’ {al ‘comer nada”! ya que el deseo es de ninguin objeto, y por lo tanto, no podrfa ser colmado. La anoréxica trata de hacer del nn, del rechazo del alimento, un equivalente de su deseo, pero! foreda no se instala para ella de manera lidica, j recuperar un pequefio objeto, sino que se io Buerpn como vida'y muerte. Detenida en el rechazo al {que atiborra al sujeto.con la papilla asfixiante, rechaza la Gién que tiene el Otro respecto al deseo, y ese rechazo se mani- fiesta al negarse a comer. La anorexia es una estrategia subje- tiva llevada al extremo del riesgo de muerte, para poner en fal- ta al Otro, pero en este proceso queda detenida en el no, en el rechazo a recibir el alimento del Otro, No puede avanzar en un no a la demanda del Otro, que implicaria abrir la posibilidad dde querer otra cosa. De vez en cuando, sin embargo, cedersi a su posicién de ayuno y tendré comilonas, cuestién que podriamos Bensr que remit ala bascula entre cer al papilla volver sce del rechazo: Si el deseo de la madre no se anuda al amor al f zonte del goce del Otro se torna arrasador,y la angust ciona como sefial. En ese caso, el falo, como seftalador de la falta, en vez de anudarse a la sexualidad, queda obligado a vincular- secon la muerte. Hay desintricacion de sexualidad y muerte, y se produce una inhibicién en masa para frenar el goce del Otro. je donde 41 Puede seguirse este desarrollo en La direccién de la cura y los Princi- ios de su poder Lacan, Jacques, Escritos 2, intiuno Editores. pen eels Siglo Veintiuno Rai “2 Persnalmente pienso que Do hay anorexias paras, se sucln alterna 108 DES RORDES PULSIONALES 3 ién del fantasma /oner en falta al O' \daverizandose. No k "ga. a muerte con su pro el tinico recurso para levar a cabo el fo pe Cuando el rechazo de la demanda no abre al Se0: un recorte clinica Verénica padece un goce ruinoso. Su cuerpo cadavérico, su mirada opaca y su rostro enjuto en nada se asemejan al brillo adolescente, a pesar de tener apenas quince afios, La han de, jado salir condicionalmente de una it colocada una sonda nasogistrica. Casi no habla, lo dice es que no quiere comer. Tampoco llora. Luego de algunos encuentros la abrazo y le digo: “quiero ayudarte”. Es recién allt que Verénica, llorando, dira: * callarme, no me dejan llorar”.. die, se referiré al padre. Este se t6 suicidarse cuando Ver vez que se dirige a su hi Ja puede ver asi. Escuchém« de su sufrimiento, que cambie su imagen y que no llore. Sera el analista quien le preste cuerpo a este dolor. Con su abrazo, la invita a que lo anude a palabras. “Fgoista” es una de las maneras con que suelen nombrarla, Pero no la tinica. En la serie de injurias que provienen del Otro ‘se cuentan, entre otras: “enferma, arpia”, cada vez que intenta minimamente salir de su borramiento subjetivo, de su silencio, de su pieza. Vamos armando la complejidad de su historia. Al nacer esta joven, el padre amenazé a la madre con abandonar- la, alegando que él ya estaba viejo para tener mds hijos, ya que tenfa dos de un matrimonio anterior. Hasta hoy rechaza cual- pide que cambie su cara, que no padre le ordena que no hable 4. Puode seguirse este desarrollo en Amigo, Silvia: Clinica de los fracasos del Fantasma, yacitada - ‘ros, gatos, hamsters; habla constantemente de ellos, como si por dil crculara la cobertura amorosa faltante en su casa. El comer tra para esta joven una tortura, y se podia leer en sus palabras ‘cudn dcido era el cima de su casa, es decir que allf el 0 no funcionaba como sostén para que el deseo despunte. a tira o esconde la comida y se queja de que esto es incontrolable. Su pulso y su ritmo cardiaco estén lentos. Pareciera que todo va ‘a terminar en una nueva internacién. ‘Allidonde el amor y el deseo no lograban hacer de barrera al _gove superyoico", se escuchaba un padecer que no le daba tregua. ‘Desvanecido todo el yo, percibido como objeto de goce del Otro “ya que el abandono es vivido por el sujeto como goce- no hay borde por donde recortarlo, no puede proferir un no a ese Otro ‘que se le presenta como consistente, con un poder absoluto. ‘La madre le insiste que coma y la controla. Sélo le habla que- Jjéndose de la falta de recursos econémicos para separarse de su ‘arido, alegando que ése fue el motivo por el que siguié a su Jado, Veronica repite con dolor el sintoma que la aqueja, la falta de sentido de su vida. Legitimo su sufrimiento, posibilitando asi ‘que despliegue el lugar de objeto abandonado que ocup6 para el troy el dolor que siente, Comenzamos a historizar el sintoma anoréxico, apostando a que, de este modo, algo del lugar de obje- to de goce que ocupa en el fantasma parental para el : parental para el Otro, pue- da empesa coer El nio recurso para construir la separs- s, por el moment 7 son oes por

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