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Hoy mi publicación va dirigida a ese sector “gamer” que estoy

segura de que existe entre nuestros lectores. Como ex – adicta a


los videojuegos (por falta de tiempo, no porque ya no me guste)
siempre he estado dudando que hay realmente de cierto en esa
creencia popular de que los videojuegos violentos convierten a
nuestros niños en pequeños criminales. Por eso, me ha parecido
realmente interesante escribir sobre unos nuevos estudios que se
han publicado en este campo.

Para empezar, os hablaré sobre la reciente investigación realizada


por Whitney Gunter y Kevin Daly. Estos dos científicos
americanos utilizaron datos de 6567 estudiantes de 8º grado (13-
14 años), recogidos en Delaware para investigar si jugar a
videojuegos violentos de forma habitual causa realmente un rango
de comportamientos violentos, incluyendo comportamientos no
violentos pero inadecuados como faltar a la escuela, robar o
engañar, y el abuso de sustancias.

El estudio se dividió en dos partes. En la primera parte, buscaron


correlaciones directas entre jugar a videojuegos y el
comportamiento violento (correlación directa significa que en el
estudio de dos variables, en este caso jugar a videojuegos y el
comportamiento violento, cuando una variable aumenta, la otra
también). Los resultados en esta parte, no fueron para nada
sorprendentes. Se concluyo que, efectivamente, los chicos que
jugaban a videojuegos violentos eran un 60% más propensos a
cometer estos actos violentos (o no violentos pero inadecuados)
que los chicos que no los jugaban.
Lo más sorprendente viene en la segunda parte de la
investigación. En esta segunda parte los investigadores buscaron
la relación entre jugar a videojuegos violentos y el
comportamiento violento pero usando la técnica estadística de
puntajes de propensión, una técnica que compara múltiples
variables. Así, se emparejó a los estudiantes (uno que jugaba a
videojuegos violentos y uno que no lo hacía) según sus
personalidades y entorno social. Utilizando esta técnica, no había
diferencias significativas entre los chicos jugadores y los no
jugadores. Para las chicas también disminuían las diferencias,
aunque las chicas “gamers” todavía permanecían un 26% más
propensas a meterse en una pelea, y 66% más propensas a llevar
un arma.

Estos resultados demuestran que la relación causal entre jugar a


videojuegos violentos y una actitud violenta no es tan fuerte como
se piensa, sino que existen otros muchos factores que intervienen
en esta relación. Algunos de estos factores son el entorno familiar,
los amigos, el entorno escolar…y éstos ejercerían más influencia
que los videojuegos en sí. También parecen demostrar que las
chicas son más vulnerables a la influencia de los videojuegos
violentos.

Otro estudio publicado en el mismo número de la revista


“Computers in Human Behavior”, los científicos Tobias
Greitemeyer, Eva Traut-Mattausch y Silvia Osswald compararon el
efecto de los juegos de un solo jugador y el efecto de los juegos
multijugador, y encontraron que jugar a videojuegos en grupo
aumenta la cooperatividad de los jugadores así como su confianza
y empatía.

Así que, según estos nuevos estudios, no tenemos que


preocuparnos por convertirnos en delincuentes juveniles por el
simple hecho de ser unos frikis del World of Warcraft, League of
Legends, etc. Al parecer, también podemos extraer cosas buenas
de una de las aficiones más extendidas desde la invención del
arcade games.

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