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Debido a la pandemia generada por la Covid-19, países de todo el planeta entramos en una

cuarentena total, cambiando drásticamente las rutinas de toda la población. De manera que,
nos ha traído cambios tanto a nivel social o laboral como de dinámicas familiares. Esto ha
hecho que los horarios y las rutinas de los hogares se hayan visto alterados provocando, en
lagunas ocasiones, afectaciones en la salud mental de adultos y menores. Dado que la
imposibilidad para continuar con las labores académicas y laborales ha implicado que la
actividad de los procesos cognitivos en el día a día disminuya, al verse alterados aspectos
fundamentales como pueden ser la alimentación o el sueño (Chacón-Lizarazo y Esquivel-
Núñez, 2020). Esto ha llevado a tomar medidas alternativas donde han surgido términos como
“teletrabajo”, “clases virtuales”, “terapia online” y “telemedicina”, siendo la tecnología la
mayor aliada en la actualidad, logrando facilitar gran parte de las responsabilidades y deberes.

El uso de las nuevas tecnologías (TIC), por tanto, está facilitando el desarrollo de programas
terapéuticos, la comunicación social de individuos afectados por diversas enfermedades o el
bienestar en general. Las TIC en el ámbito de la intervención neuropsicológica, ya sea en la
práctica como en investigación, otorgan la flexibilidad y la eficacia necesaria. En ambos tipos
han generado la creación de sistemas automáticos para diagnosticar, realizar terapia y
comunicarnos aparte de la posibilidad de tener un registro medico electrónico u otros
sistemas; el avance en sistemas de apoyo, el soporte de tecnologías en el área de evaluación y
el desarrollo de tratamientos de diversos trastornos cognitivos; el progreso de mecanismos
para minimizar la discapacidad; la tele-rehabilitación o la comunicación con los profesionales
de la salud mediantes webs e internet (Fernández, Fernández y Crespo, 2020).

Las TIC, además de los beneficios ya mencionados hasta el momento, poseen una amplia
variedad de ventajas en el ámbito de la neuropsicología entre las que se pueden mencionar
las siguientes (Fernández et al., 2020; Rodríguez—Martínez, Ortega y Sánchez, 2017;
Tapia, 2020):
1. Mayor objetividad, confiabilidad y rigor en los procesos de diagnóstico y los tratamientos.
2. La posibilidad de simplificar las tareas repetitivas.
3. Almacenar una gran cantidad de material.
4. Proporcionar rapidez a la hora de realizar actividades.
5. Aumento del sentido de autonomía haciendo uso de dispositivos móviles, Tablet, etc.
Generando nuevos conocimientos, destrezas y seguridad en sí mismo.
6. Permiten tener una visión más lúdica y recreativa aumentando la motivación de la persona
en comparación con la estimulación cognitiva convencional.
7. La posibilidad de que los profesionales modifiquen los programas pudiendo así seleccionar
los componentes a trabajar, el nivel de dificultad, la duración, el tipo de tarea y el número
de sesiones a realizar.
8. Presentación más llamativa que hace mostrar más interés, ya sea por elementos en
movimiento, colores, sonidos, etc.
9. Facilidad a la hora de tener que realizar la tarea, ya que, las instrucciones se pueden
presentar tanto en formato visual como auditivo. Aspecto fundamental en algunos de los
colectivos con los que se trabaja.
10. La presencia de un feedback rápido e instantáneo, tanto visual como auditivo.
11. Registro del desarrollo del usuario de cada sesión, señalando los errores y aciertos
cometidos y el tiempo de respuesta que se ha necesitado para ello.
12. En algunos casos permite el uso accesible y sencillo. Por ejemplo, dando la posibilidad de
realizar la sesión en dispositivos táctiles en vez de con ratón o con aplicaciones móviles
donde los iconos son muy visuales para que, personas mayores entre otros, tengan
acceso de forma autónoma.
13. Posibilita una rehabilitación a distancia mediante la tele-rehabilitación o tele-estimulación.
Donde, mediante la aplicación de programas informáticos con indicaciones previamente
estipuladas por el especialista, no es necesario la presencia del terapeuta. Esto es muy útil
cuando el paciente tiene problemas de movilidad o en la época de pandemia en la que nos
encontramos sumergidos cuando hay que realizar cuarentenas.
El avance y la generalización del uso de las tecnologías en el contexto de las neurociencias
han podido plantear nuevos usos de aplicación, como puede ser el caso de la evaluación y
la rehabilitación neuropsicológica, entre otras. Asimismo, el campo de la tecnología está en
constante desarrollo y no es posible imaginar dónde puede llegar. En su aplicación en el
área de la neurorrehabilitación, lo fundamental es seguir avanzando con el fin de mejorar la
calidad de vida de las personas (Fernández et al., 2020; Sastre, 2020).
Han sido diversos autores los que se han postulado a favor de la incorporación de las TIC
en las intervenciones psicológicas. Debido a que, en diferentes estudios se ha podido
observar que el uso de las tecnologías tiene un resultado positivo en pacientes con
diferentes patologías. Como por ejemplo, un declive cognitivo más lento o mejoras en áreas
como la memoria visual o de trabajo, atención, cálculo, velocidad de procesamiento, control
inhibitorio, funciones ejecutivas, flexibilidad cognitiva, aumento de la motivación,
optimización del procesamiento semántico y recuerdo libre, entre muchas otras.
De hecho como mencionan Rodríguez-Martínez et al. (2020) es muy recomendable la
introducción de las tecnologías en las terapias con personas con trastornos cognitivos,
puesto que se ha demostrado su eficacia ya sea como medida preventiva o como
herramienta para reducir sintomatología asociada a la enfermedad, como por ejemplo;
ansiedad y depresión. A eso se le suma que las TIC en este ámbito, ofrecen un abanico de
opciones casi ilimitado para los profesionales, facilitando la recogida de datos, la
individualización del tratamiento y el control del paciente.
Sin embargo, en el ámbito de la terapia online la sociedad todavía muestra ciertas
reticencias. Los datos reflejan, entre otros muchos datos de interés, que las mujeres
acceden a la terapia online con mayor frecuencia que los hombres, en un porcentaje cercano
al 67%.
Uno de los aspectos más estudiados es la alianza terapéutica, fundamental en los procesos
de cambio generados por la intervención psicoterapéutica. Un estudio afirmo que el 40% del
éxito de la psicoterapia era tener una buena alianza entre paciente y terapeuta donde se
generase un vinculación de confianza, respeto y compromiso forjada, sobretodo, a lo largo
de la primeras 4 sesiones (Bordin, 1979). No obstante, desde hace años se pudo comprobar
a través de diferentes estudios que la intervención online facilita igualmente, la formación de
una alianza al menos tan fuerte como en la terapia presencial (Cook y Doyle, 2002;
Knaevelsrud y Maercker, 2007; Reynolds, Stiles y Grohol, 2006). Del mismo modo, en el
2006 Skinner y Latchford realizaron un estudio donde compararon pacientes que realizaban
terapia presencial con aquellos que lo hacían mediante terapia online y no encontraron
diferencias significativas entre ambos grupos.
Todos estos aspectos han sido y son materia de estudio, y hay que destacar esa
importancia para que mediante esos estudios se puedan validar las tecnologías más
adecuadas en cada caso y de qué manera se puede optimizar su uso para conseguir la
generalización de las tecnologías en la vida de los pacientes (Sastre, 2020).

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