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LA POLITICA

La política es un tema espinoso, genera controversia, malentendidos, disgustos y


disputas, muchas veces innecesarias. ¿Es que la política tiene algo que nos hace perder la
cordura? A simple vista, diríamos que sí.
El cerebro está equipado para reaccionar frente a amenazas externas e internas, y
protegernos. Las amenazas externas son exigencias del entorno, como una pandemia, un
accidente o un asalto en la calle, mientras que las internas son, curiosamente, nuestros
pensamientos, deseos, motivaciones, impulsos y recuerdos, tanto conscientes como
inconscientes.
Pues, aquí está la clave para entender por qué nos enfurecemos cuando hablamos de
política: nuestro cerebro, creámoslo o no, percibe este tema como un estresor. Veamos
este ejemplo: nos sentamos a la mesa con nuestra familia y, mientras comemos aquella
comida favorita, alguien dice «Ese candidato es un corrupto», haciendo referencia al
político de nuestra preferencia. Lo que sucede, en ese momento, es una rápida reacción
de nuestro cerebro que los prepara para defendernos o huir, porque considera esta frase
como un ataque. Así que, probablemente, nos molestemos y digamos algo «sin pensar».
Como nuestro cerebro no quiere sentir este tipo de emoción, lo siguiente que va a hacer
es intentar maquillar o negar la verdad: si es que nuestro candidato es realmente
corrupto, vamos a distorsionar las pruebas. Es una reacción: no estamos pensando en ese
momento. Todos podemos sentir miedo, ansiedad o ira ante opiniones diferentes, pero
no todos vamos a dejar que nuestras emociones tomen el control.
Cuando nuestro cerebro reacciona ante una amenaza, automáticamente, suceden
procesos que nos activan y nos hacen tomar una postura defensiva. Pero, aunque
requiera nuestro máximo esfuerzo, hay algo que podemos hacer. En primer lugar,
debemos procurar ser conscientes de esta reacción: detectar qué emoción estamos
sintiendo, por qué ha surgido y cuál es su intensidad. Algunas veces, sin notarlo,
asociamos a un político con personas que han sido o siguen siendo significativas para
nosotros, queremos ser como él o sentimos que nos brinda protección (aunque no sea
cierto). En segundo lugar, debemos analizar si son ciertas las acusaciones contra el
político que seguimos: a pesar de hacernos sentir mal, seamos capaces de aceptar que,
quizá, no era tan bueno como parecía. No caigamos en la vieja práctica de justificar la
corrupción: la frase «Roba, pero hace obras» debe ser eliminada si queremos construir
una mejor sociedad.
1. El tema que engloba el texto es:
A. La política como elemento de amenaza externa
B. Las amenazas internas en tiempos difíciles
C. La polaridad respecto a preferencias políticas
D. Sugerencias de cómo afrontar temas de actualidad
E. Justificación de acciones de malas autoridades

2. Según el texto:
I. Cuando hablamos de política: nuestro cerebro percibe este tema como un estresor.
II. El tema de política genera discusión, malentendidos y discordia, muchas veces superfluos.
III. Nuestro cerebro está preparado para confrontar diferentes desafíos, pero no puede defendernos.
IV. Ante una amenaza, el cerebro reacciona inconscientemente, y nos hace tomar una postura
defensiva.
V. Se puede sentir miedo, ante opiniones distintas, por eso todos dejamos que nuestras emociones
tomen el control sin darnos cuenta. Son falsas:
A. I – III B. II – IV C. III – V D. I – V E. IV – V

3. Respecto a las recomendaciones que propone el autor, es una deducción válida.


A. Las disputas son innecesarias ya que dañan las relaciones familiares.
B. Muchos políticos no son dignos de amparo, puesto que obran mal.
C. Las amenazas internas se evidencian en actitudes nocivas para la convivencia.
D. Es importante morigerar nuestras posturas políticas.
E. Una sociedad justa se forma con políticos cabales.

4. Si existiera una reacción apática frente a distintas posiciones políticas, entonces sucedería que:
A. El cerebro estaría reaccionando ante una amenaza interna.
B. La política se asociaría al placer, satisfacción, no sería un estresor ni reaccionaría de manera
defensiva.
C. Existiría una reacción tácita de defensa y huida frente a una amenaza.
D. Se tendría un caso muy común de reacción frente a una amenaza.
E. Se trataría del caso de un político acostumbrado a recibir críticas de diversa índole ideológica.

5. “Todos podemos sentir miedo, ansiedad o ira ante opiniones diferentes”. De la frase anterior se
puede derivar lo siguiente:
A. Los temas político-económicos desencadenan en nuestro cerebro miedo, ansiedad o ira.
B. Las reacciones cerebrales de defensa y huida son generadas por estímulos estresores.
C. El tratar temas políticos representa una amenaza que estresa a nuestro cerebro.
D. La política se relaciona con nuestros pensamientos, deseos, motivaciones, impulsos y recuerdos.
E. Se debe procurar ser conscientes de esta reacción detectando qué emoción estamos sintiendo, por
qué ha surgido y cuál es su intensidad.

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