–Las investigaciones más recientes muestran que so-ñamos
aproximadamente el veinte por ciento del tiempo que dormimos,
es decir dos o tres horas todas las noches. Si se nos estorba en la fase del sueño, nos ponemos nerviosos e irritables. Esto significa nada menos que todos los se-res humanos tenemos una necesidad innata de elaborar una expresión artística de nuestra situación existencial, pues de nosotros trata el sueño. Nosotros somos el director de la película, los que recogemos todos los ingredientes y los que interpretamos todos los papeles. El que diga que no entiende nada de arte, no se conoce a si mismo –Seguro que tú misma la has vivido. Por ejemplo, en niños agotados es fácil estudiar esos estados «inspirados». Como sabes, los niños están a veces tan cansados y con tanto sueño que parecen exageradamente despiertos. De pronto empiezan a contar cosas, es como si recogiesen pa-labras que aún no han aprendido. Pero claro que las han aprendido; las palabras y los pensamientos han estado la-tentes en su consciencia, pero ahora, por fin, cuando el cuidado y la censura se aflojan, emergen. También para el artista puede ser importante que la razón y la reflexión no puedan controlar una actividad más o menos inconsciente.
«El hombre está conde-nado a ser libre»,
–Se refería a la mujer. En nuestra cultura se la ha convertido en
«el segundo sexo». Sólo el hombre aparece como sujeto, y la mujer se convierte en un objeto del hombre. De esta manera, se le quita la responsabilidad de su propia vida.
–Ella tiene que reconquistar esta responsabilidad. Tiene que
recuperarse a sí misma y no sólo atar su identi-dad al hombre. Porque no es sólo el hombre el que reprime a la mujer. Al no responsabilizarse de su propia vida, la mujer se reprime a sí misma
En las estanterías había libros con títulos muy intere-santes tales
como: ¿Una vida después de la muerte?, Los secretos del espiritismo, Tarot, el fenómeno de los OVNIS, vuelven los dioses, Has estado aquí antes, ¿Qué es la astro-logía? etc., etc. Había centenares de títulos diferentes. –Esto también es el siglo xx, Sofía. Es el templo de nuestra época. –Tú no crees en esas cosas, ¿no? –Aquí hay mucho de engaño. Pero se vende tan bien como la pornografía. De hecho, mucho de esto podría considerarse como una especie de pornografía. Aquí los jóvenes pueden comprar exactamente los libros que les ponen más cachondos. Pero la relación entre la verdadera filosofía y los libros como éstos es más o menos como la diferencia entre verdadero amor y pornografía