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Leyenda de la Cantuña

Para las personas que han visitado Quito, seguramente han escuchado hablar de Cantuña.
Esta es probablemente una de las leyendas más populares, y lo curioso es que la versión que
te cuenten dependerá de la persona y el lugar en el que lo haga, aunque en realidad todas
van de lo mismo.

Varias interpretaciones aseguran que Cantuña es un mestizo. Este fue el resultado de un


hombre español y una mujer indígena. Aunque también se dice que este es el hijo de Hualca,
un ayudante bastante famoso de Ramiñahui.

Lo cierto es que la leyenda cuenta que el sacerdote de la ciudad estaba planeando


construir una iglesia, que sería la Iglesia de San Francisco. El sacerdote le preguntó a
Cantuña si este podía hacer la construcción y este dijo que sí, que lo haría sin
problemas.

El sacerdote se quedó tranquilo y dejó en manos de Cantuña todo el trabajo. El


problema es que este se dio cuenta e de que no tenía los recursos suficientes para
hacer el trabajo. Así que comenzó a rezar a Dios para que le ayudara, pero no tuvo
respuesta.

Al no tener una respuesta de Dios, decidió irse con el diablo. Este le respondió al
instante y cuando escuchó su solicitud le dijo que le colaboraría con la construcción,
pero Cantuña tenía que darle su alma en forma de pago.

Ante aquella solicitud, Cantuña aceptó, pero este era muy listo. Así que acordó con
el diablo para que hubiese una cláusula que estipulara que si el trabajo no estaba
completado al llegar las 6 de la mañana, todo se cancelaba. El diablo no tuvo
problema y lo aceptó porque confiaba en sus habilidades.

Así que el diablo mandó a todos sus secuaces a completar la construcción. Era tanto
el apuro de aquellos que jamás se dieron cuenta de que Cantuña quitó un ladrillo
cuando este estaba todavía fresco. Mientras, este se regocijaba observando cómo el
diablo y sus seguidores estaban construyendo un templo para Dios.

Y tal como aseguraron a las 6 de la mañana parecía que la iglesia estaba


completamente lista, así que el diablo fue a cobrar el alma de Cantuña. Sonaron las
campanadas de las 6 de la mañana y cuando estaban a punto de llevarse el alma de
aquel hombre, este pidió que se cercioraran de que la construcción estuviese
completa.
Al hacer una pequeña exploración, se dieron cuenta de que faltaba un ladrillo, lo que
significaba que se había incumplido el trato. Y de esta manera fue como Cantuña
logró burlar al diablo para que este construyera un templo para Dios.

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