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HISTORIA DEL DERECHO ESPAÑOL CURSO

2022/2023

TEMA 3: LA ESPAÑA MEDIEVAL CRISTIANA


La recepción del IUS COMMUNE

DAVID TORRE PÉREZ


El Derecho común es un fenómeno de la evolución general de la
ciencia jurídica que da contenido a un tipo de derecho específico
resultante del cruce del derecho romano justinianeo y derecho
canónico (como componentes principales) y el derecho feudal y el
derecho mercantil (como componentes secundarios).

La denominación derecho común hace referencia al derecho que


se desarrolla en los territorios hispánicos entre los siglos XII y XVIII,
lo que implica un ámbito cronológico muy amplio que se inicia con
la invasión no violenta de una corriente conceptual jurídica, cultural
e ideológica procedente de Europa, que será recibida e incorporada
con intensidad desigual y en momentos diferentes por las diversas
culturas jurídicas de la Península.
El nacimiento del llamado Derecho común aparece relacionado
con el complejo cultural al que llamamos Renacimiento,
basándose en la legitimidad reconocida al Derecho romano
justinianeo.

Desde el S. XI, en la formación y concepción del ius commune se


combinan elementos viejos y nuevos, implantando la validez
universal de un derecho que, superando disparidades y diferencias
regionalistas de la España de los cinco reinos, utiliza el derecho
justinianeo como “lex imperii”, entrecruzando el Derecho romano
con el Derecho canónico y el Derecho feudal.
Derecho común es traducción del ius commune y acoge la
realidad de un mismo derecho para las diferentes comunidades
políticas de la Baja Edad Media, que habían servido de base a la
expansión del Imperio Romano, es decir, lo que actualmente es
Europa Occidental.

Respecto a las causas que originaron este tipo de derecho común


se han dado varias explicaciones historiográficas, pero la más
acertada es la que liga el fenómeno con el resurgir que Europa
experimentó hacia el siglo XII:
- notable aumento de la población
- revitalización de la vida agraria
- proliferación de las ciudades
- intensificación del tráfico de mercancías propiciada por la apertura
de grandes rutas comerciales y de personas que también en el
siglo XII atravesaban largas distancias desde el norte hacia el sur
de Europa por las cruzadas.
De acuerdo con esta explicación, estas causas provocaron cambios
importantes en los modos de vida y reclamaron una renovación
normativa que supera la dispersión altomedieval que resultaba
inoperante para esta diferente realidad.

La nueva ciencia jurídica fue influenciada a corto plazo por el


resurgir del derecho clásico, que habiendo pervivido de forma
legendaria, sólo podía recrearse a través de su estudio en los textos
que de él se habían actualizado en la época de Justiniano.

Por otra parte en esa misma época, también la Iglesia poseía ya su


propio derecho generado fundamentalmente por los cánones de
los Concilios y por las disposiciones de los Papas, llamadas
decretales.
Al derecho justinianeo y al derecho canónico hay que añadir como
componentes del derecho común, el derecho feudal lombardo
expresado fundamentalmente a través de las influencias de los
Libri Feudorum, y algunas fuentes del derecho mercantil,
principalmente procedentes de la zona del Mediterráneo, como el
Libre del Consolat del Mar.

El Libri Feudorum es una colección del siglo


XII de Pillius Medicinensis, originaria de
Lombardía, de costumbres feudales. La obra
obtuvo una amplia aceptación como
declaración de las diversas reglas que rigen la
relación entre señor y vasallo. Más adelante se
integró al derecho civil
Libre del Consolat del Mar o Libro del
Consulado de Mar es un compendio de
leyes de derecho marítimo que rigió durante
siglos el comercio en el Mediterráneo. De
origen valenciano, fue traducido a gran
cantidad de lenguas y ha servido como
base para la legislación marítima
internacional actual
Lo Codi. Es una obra teórico-
práctica de origen anónima,
redactada probablemente durante
el periodo entre 1149-1162.
Contiene una exposición general
del derecho que está realizada
mediante una síntesis crítica del
derecho justinianeo, escrita en
lengua provenzal y que pronto se
tradujo al castellano, francés, latín
y catalán, por lo que alcanzaría
gran difusión.
Unum imperium, unum ius: el Derecho común como Derecho
imperial

La conquista de España por los musulmanes impuso el


restablecimiento de la unidad peninsular, a mediados del S.VIII,
bajo un signo cultural nuevo.

Al otro lado de los Pirineos surge como réplica al imperio islámico


la estructura política del imperio carolingio fraguándose la idea y
creación de Europa.

Como agentes catalizadores de la unidad actuaron el romanismo,


el cristianismo y el germanismo, además de servir de vehículo el
latín. El imperio cristiano aparece como una gran empresa cristiana.
Carlomagno será aclamado como padre o rey de Europa a fines del
siglo VIII.
La idea de restablecer el antiguo Imperio Romano fue patente en
los monarcas alemanes, que, a partir de Otón I se consideraban
restauradores del Imperio Carolingio y aparecían con el título de
emperador de romanos inspirándose en la recreación del derecho
romano como único del Imperio, y considerando que debía existir
un único derecho para un único imperio: “unum imperium, unum
ius”.

Mas allá de nuestras fronteras se estaba gestando desde el S. XI lo


que podemos denominar el origen de Europa, partiendo de
elementos jurídicos como la obra de Justiniano (Instituciones,
Digesto, Código y Novelas), desde 1585 denominada “Corpus Iuris
Civilis”, unido al Derecho Canónico, con Graciano y los
decretalistas, y el Derecho feudal y sus influencias germanistas.
Obras destacables para la difusión del derecho común fueron las
Exceptiones Petri Legum Romanorum o, lo que es lo mismo,
extractos de las leyes romanas hechas por un jurista llamado Pedro.
Es una refundición de dos obras anteriores inspirada en el Código
de Justiniano (los Libros de Ashburnham y Tubinga). El Libro
de Ashburnham reproduce material de las Instituciones, del Código
y de algunas partes del Digesto. El libro de Tubinga contiene
también derecho justinianeo pero ya reelaborado.

El Derecho común romano-canónico

El derecho común será construido sobre dos elementos


fundamentales, el ordenamiento romano y el canónico, a los que
los glosadores incorporan un tercero basado en los textos del
derecho feudal.
El derecho romano: la Escuela de Bolonia y los glosadores

Entre las escuelas jurídicas, la Escuela de Bolonia destacó ya que


entre las enseñanzas de gramática y retórica acogió también los
estudios de derecho.

La recuperación de la obra justinianea se debe a la Escuela de


Bolonia, destacando sus juristas: Irnerio y sus discípulos. Estos
iniciaron una nueva forma de estudio del Derecho, otorgándole su
propio lugar como saber y ciencia y utilizando para ello el estudio
del Digesto.

La glosa fue su método de trabajo, que consistía en la explicación


e interpretación textual de los párrafos comentados: explicaban y
fijaban el alcance de cada término, los glosaban, los analizaban, los
aclaraban y relacionaban con otros conceptos.
Suponía realizar un esfuerzo comprensivo del texto leído, tanto en
su literalidad como en su contexto, es decir, se trataba de llegar al
espíritu del escrito o mens legis (voluntad del legislador, espíritu
de la ley) inspiradora de cada precepto.

Partiendo de ese principio metodológico, los glosadores trataban de


llegar a la construcción sistematizada de dogmas o pensamientos
jurídicos armónicos y lógicos entre sí.

Estos estudios, junto con los del Derecho canónico, fueron


esenciales para la difusión del Derecho común entre los sucesores
de aquellos juristas, como los comentaristas Accurzio (Glosa
ordinaria o Glosa Magna: se impuso en la práctica jurídica y sirvió
para el conocimiento del Corpus iuris) o Azo de Bolonia (quien
redactó un compendio o suma del Código de Justiniano, la Summa
Codicis, ampliamente divulgada en la práctica jurídica de los
siguientes siglos).
El derecho canónico: Graciano y los decretalistas

Junto con el ius civile, el derecho canónico representa el otro pilar


fundamentalmente de la recepción del derecho común en el
ordenamiento jurídico medieval.

En el S. XI, el Papa Gregorio VII impulsó la unidad del derecho de


la Iglesia, encaminada a elaborar un derecho canónico de ámbito
universal dictado desde Roma. El Derecho canónico nuevo y
unificado debía construirse bajo la dirección del Papa y sobre la
base de las resoluciones y respuestas pontificias, más que sobre
cánones conciliares.

El monje Graciano, en Bolonia, realizó entre 1140-1142 una obra


conocida como el Decreto de Graciano que en realidad se titulaba
Concordia discordantium canonum para sistematizar y ordenar
los textos canónicos contradictorios.
Graciano acertó al separar la teología del derecho canónico. Al igual
que habían hecho los glosadores con el Corpus iuris, el Decreto
fue comentado y estudiado por los llamados decretistas, juristas-
teólogos especializados en el estudio del Decreto de Graciano.

Las “Decretales” fueron las respuestas dadas por los Papas


Alejandro III e Inocencio III a cuestiones de contenido jurídico
planteadas por los particulares. Dada su importancia, el Papa
Gregorio IX encargó a Raimundo de Peñafort la elaboración del
Liber Decretalium o Decretales de Gregorio IX. Los autores que
comentaban las primeras colecciones de decretales son llamados
decretalistas.

El Decreto de Graciano y las Decretales de Gregorio IX serán


estudiadas y cometidas la primera por los denominados decretistas
y la segunda por los decretalistas y constituirían las fuentes más
directas por la formación del Corpus Iuris Canonici, así como para
la elaboración en el siglo XX del Código de Derecho Canónico.
El triunfo del Derecho común

Los comentaristas

Desde el S. XIII, a los juristas que siguen la labor de los glosadores


se les conoce como comentaristas. Su técnica en la elaboración de
comentaría recibió el nombre de mos italicus, al desarrollarse
sobre todo en las Universidades del norte de Italia, aunque se
ampliase en Francia.

Los comentaristas elaboran la ciencia jurídica profundizando sobre


problemas concretos surgidos de la práctica, considerando los
textos romanos fundamentales, pero no intocables, siendo
instrumentos de los que servirse para resolver equitativamente
casos prácticos.
La libertad interpretativa de los comentaristas significó que se
creara una verdadera técnica en la elaboración del derecho. Los
comentarios de estos comentaristas no se limitaron a la glosa de
los preceptos, sino que integraron además los derechos locales y
un rico casuismo, es decir, todo aquello que por contraposición al
derecho común era derecho particular o propio.

Surgió así un derecho nuevo, un derecho de juristas y fue conocido


como mos italicus. El propio pragmatismo y apego a la realidad del
mos italicus garantizaron su expansión. Al no absolutizar el
derecho romano con esquemas rígidos, los comentaristas
contribuyeron decisivamente a la europeización del ius commune
y a su triunfo real.

El comentarista más importante fue Bartolo de Sassoferrato, que


planteó la vigencia del derecho municipal o ius municipale dentro
de un sistema jurídico más amplio, basado en el Derecho
romano, que sería el derecho común o subsidiario. Su principal
discípulo fue Baldo de Ubaldis.

En Castilla será reiterada la prohibición de utilizar para la resolución


de los pleitos los textos legales diferentes a los nacionales y sólo
en un momento tardío, a mediados del siglo XIV, en el
Ordenamiento de Alcalá, Alfonso XI fijaría un orden de prelación
de fuentes en el que el derecho común figuraría como derecho
supletorio al que se podía recurrir en caso de que resultasen
insuficientes el derecho real y el derecho local. Pero tras las
sucesivas contradicciones todavía a principios del XVI, la ley (Leyes
de Toro de 1505) reiteró la prohibición de aplicar el derecho común.
El proceso de difusión: el papel de las universidades

La creación doctrinal del ius commune y la aparición y desarrollo


de las universidades en Europa fueron en cierto modo fenómenos
simultáneos e interdependientes.

La labor más importante en la propagación del derecho común fue


la desarrollada por la Universidades, especialmente la de Bolonia.

Solo se enseñaba y cultivaba el Derecho romano-canónico. El


Corpus Iuris Civilis y el Corpus Iuris Canonici eran los únicos
textos de estudio.

Compartían un mismo método y enseñanza del Derecho,


impartiéndose la enseñanza en latín.
En 1364 el cardenal Egidio de Albornoz fundó en Bolonia el
Colegio de San Clemente para estudiantes españoles, de gran
influencia para los juristas españoles.

El número de docentes en el extranjero decreció como


consecuencia del mayor realce de nuestras universidades.

Con el tiempo, la recepción del Derecho común a través de estos


juristas formados en las Universidades se extendió al estudio y
elaboración del Derecho de cada reino o Estado.

Los juristas así formados ocuparían altos cargos en los consejos de


los reyes o en los tribunales de justicia. Muchos monarcas
propiciaron la difusión de estas enseñanzas al reforzarles en su
poder y sentar las bases del modelo de Administración central que
culminaría en el Estado Moderno.

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