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EDITADO POR: VAZQUEZ ALVAREZ CESAR JOSUE

FARMACOGNOSIA

En todas las culturas, diversas sustancias han sido empleadas para curar y para
dañar, como "filtros de amor" o para devolver la salud, como antídotos contra la
brujería y con el fin de privar al enemigo de la fuerza o hasta de la vida. Las
reflexiones del gran pensador francés Bachelard a propósito de la formación del
espíritu científico se relacionan muy de cerca con esas sustancias, su empleo y las
concepciones que las rodean y se pueden extender en gran medida a diferentes
épocas que él estudió, en especial de los siglos XVII y XVIII; de hecho, estas
cuestiones sobreviven el día de hoy y continúan ofreciendo un campo fértil para
investigaciones de carácter interdisciplinario y de frontera.

FÁRMACOS DEL CERCANO ORIENTE


Las más antiguas recetas médicas de que tenemos noticia se grabaron unos 3000
años a.C. en una tablilla de arcilla con escritura cuneiforme. Ahí se describe una
sustancia que se elaboraba a partir de "semillas de carpintero, gomorresina de
marcasi, tomillo, yodo en polvo y cerveza"; otra receta estipula que hay que
"pulverizar raíces de planta de la Luna y peral blanco, para diluir en cerveza",
aunque en ambos casos se desconoce la indicación para el remedio.

LA CIENCIA QUE FLORECIÓ A ORILLAS DEL NILO


Las ciencias egipcias se encuentran fuertemente ligadas al misterio religioso, que en
Egipto, más que en ninguna otra región del mundo, se sumerge de lleno en las
cavilaciones sobre el mundo de los muertos y la vida en el más allá. Los mitos
egipcios explican la estructura del cuerpo médico y los procedimientos terapéuticos,
pero también anteponen el continuo interés que dominaba el alma egipcia: el viaje al
más allá. El primer médico egipcio de quien se tiene noticia fue el legendario
lmhotep (lmutlw, en griego), quien fue primer ministro o gran visir del faraón Djoser,
unos 3000 años a.C. A manera de leyenda, los antiguos egipcios atribuían a
Imhotep la edificación de la pirámide escalonada de Saqqarah, una de las primeras
pirámides levantadas en Egipto, y le confirieron la dignidad de dios de la medicina.

Los papiros que crecen a orillas del Nilo fueron empleados por los egipcios para
escribir sobre sus tallos prensados; varios de esos escritos, milagrosamente
preservados de la destrucción durante milenios, pudieron descifrarse en la época
moderna. Uno de los más célebres es el llamado Papiro de Ebers, que en realidad
es una compilación de textos médicos que datan aproximadamente de 1550 años a
C. y constituye una de las colecciones de documentos más antiguas del mundo
sobre el arte de curar. Las 700 fórmulas que se incluyen en el Papiro de Ebers (así
llamado en honor del alemán que lo adquirió en 1873) mencionan su uso contra
gran variedad de dolencias, mezclando la sabiduría popular y la superstición con
procedimientos racionales, que resultaban muy avanzados para la época.
EDITADO POR: VAZQUEZ ALVAREZ CESAR JOSUE

CARÁCTER DISTINTIVO DE LA MEDICINA GRIEGA

La ciencia griega es inconfundible por la agudeza y equilibrio de sus juicios, y aún


constituye el modelo ético supremo y el primer capítulo brillante del conocimiento,
sin influencias míticas y religiosas, que dieron paso a un razonamiento claro y
preciso con bases científicas.

A pesar de la belleza poética de los mitos helénicos, las prácticas farmacológicas


antiguas se distinguían poco en cuanto a espíritu y filosofía de las de otros pueblos
hasta el siglo v a.C., que se ha dado en llamar el Siglo de Oro. En esa época, la
ciencia occidental despertó por primera vez y se adornó con los gloriosos nombres
de Hipócrates y Empédocles, quienes dieron a la ciencia griega su peculiar
fisonomía, y de manera indirecta prolongaron su influencia hasta nuestros días;
especialmente en el caso de los diferentes libros atribuidos a Hipócrates.
.
Los otros grandes nombres de la farmacología griega son los de Teofrasto y
Dioscórides y, de manera indirecta, pero incorporado a la cultura helénica,
Mitrídates, rey del Ponto.

Teofrasto, considerado el padre de la botánica, fue un filósofo griego, discípulo de


Aristóteles y director del Liceo cuando su maestro debió retirarse. Fue uno de esos
genios multifacéticos que sistematizó sus conocimientos en muchas áreas.

El gran compilador de la farmacología griega fue e l cirujano militar Dioscórides,


quien en una época posterior al Siglo de Oro viajó con los ejércitos de Nerón en el
siglo 1 de nuestra era y pudo resumir en su De materia medica los conocimientos de
muchos investigadores anteriores, aunque hizo muchas contribuciones propias. La
obra de Dioscórides incluye descripciones precisas y confiables de más de 600
plantas, entre las que se incluyen cáñamo, cólquico, cicuta, menta y varias más.
Describió el valor medicinal y dietético de productos animales como la miel y la
leche e hizo un resumen de sustancias químicas como mercurio, arsénico, acetato
de plomo, hidruro de calcio y óxido de cobre.

REFERENCIAS
Sumario Lopez, H. S., & Ocampo Camberos, L. (2006). Farmacología veterinaria (3°
ed.). Mc Graw Hill Interamericana.

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