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EEAA Bloque01
EEAA Bloque01
del Aprendizaje
Conceptos y principios de la evaluación
del aprendizaje
BLOQUE 1
EEAA200320
Estrategias de Evaluación del Aprendizaje
Índice
Referencias Bibliográficas............................................................................................. 15
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Bloque 1. Conceptos y principios de la evaluación del aprendizaje
1. Conceptos y principios de la
evaluación del aprendizaje
Comencemos este tema con algunas definiciones del concepto evaluación. Para Tyler (citado en
Pimienta, 2008), la evaluación se entiende como un “proceso que tiene por objeto determinar en
qué medida se han logrado unos objetivos previamente establecidos, lo cual supone un juicio de
valor sobre la programación recogida, que se emite al contrastar esa información con los objetivos
previamente establecidos” (p. 3).
De la anterior definición podemos extraer tres elementos importantes; el primero de ellos recae en
su característica metodológica, reflejada al mencionarlo como un proceso. Esto nos lleva a pensar
en la evaluación como una actividad realizada en la ejecución de diferentes pasos (que además se
encuentran en un orden determinado) y no en un sólo instante. Un segundo elemento a resaltar es
la medición de logro que acarrea un proceso evaluativo y que suele ser la intención primaria de su
ejecución, logrado por medio del tercer elemento de la definición: el juicio de valor. Por su parte,
Castillejo (citado en Pimienta, 2008) la refiere como :
Sumado a esto, podemos agregar dos elementos importantes a través de la definición de Castillejo;
el primero en el enfoque de fiabilidad en la recuperación de información, la cual se obtiene por medio
del proceso que se ejecuta; el segundo, en cambio, se encuentra en el fin de la evaluación, consti-
tuido por la mejora continua. Como concepción final, nos referiremos a Escamilla y Llanos (citados
en Pimienta, 2008), quienes incluyen los principios relativos a la evaluación y la definen como un:
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Estrategias de Evaluación del Aprendizaje
Como puedes observar, los tres principios nos llevan a ejecutar una valuación ordenada, que sea
flexible de acuerdo con el contexto (en el sentido más amplio e inclusivo) en que se desarrolla; que
además sea ejecutado en secuencia, alejándose de una evaluación de un solo instante y con la parti-
cipación de diversidad de agentes, lo que estudiaremos más adelante por medio de la autoevaluación,
la heteroevaluación y la coevaluación.
Las diferencias entre estos tres conceptos son sencillas de identificar y ya en el punto anterior deja-
mos claro el término evaluación; en cuanto a la medición, de acuerdo con Pimienta (2008), “cuando
se aplica un instrumento o cuando utilizamos un instrumento (puesto que puede tratarse de una
evaluación cuantitativa o cualitativa), definitivamente estamos midiendo con nuestra vara” (p. 33).
Además, refiere que la medición es la base de la evaluación cuantitativa; “por ello es necesario dirigir
la atención hacia el diseño de los instrumentos que permitirán la medición, es decir, la recolección
de los datos para poder analizarlos o interpretarlos” (p.33). Finalmente, a decir de este autor, la ca-
lificación es “la asignación simbólica de la medida” (p. 33).
Analizando lo anterior, podemos decir que la medición es una parte del proceso de evaluación en
la que se recupera la información con el apoyo y uso de uno o varios instrumentos, mientras que la
evaluación es un proceso más amplio que incluye el juicio de valor respecto a la información recupe-
rada. Por su parte, la calificación únicamente asigna un indicador respecto a los resultados que se
obtuvieron por medio de la medición.
Para dejar en claro las definiciones, realicemos un ejemplo sencillo: pensemos en la aplicación de
un examen escrito que intenta verificar los conocimientos adquiridos por el alumno. En sí, la prueba
misma constituye el instrumento de medición y su resultado es la medición, puesto que arroja la
información que se busca. La calificación, por su parte, será la asignación numérica que se brinda,
en tanto que la evaluación permite el análisis sobre el punto de inicio en el proceso de aprendizaje,
los objetivos buscados y el nivel de logro obtenido para generar nuevas estrategias que beneficien
el aprendizaje del alumno.
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Bloque 1. Conceptos y principios de la evaluación del aprendizaje
De acuerdo con Rosales (2014), “los propósitos que se persiguen con la evaluación enmarcan la
importancia de saber para qué evaluar y orientan en todo su desarrollo” (p. 6), y los refiere en una
amplia gama que considera desde los procedimientos, recursos y estrategias, hasta el alcance de
los aprendizajes y la asignación de calificación. Corresponden a los siguientes:
Como puedes notar, los objetivos de la evaluación no sólo implican al alumno, sino que permiten el
diseño de actividades, estrategias y recursos que estén relacionados con los objetivos y su nivel de
alance al momento de cada alumno. Pensemos en la evaluación como una radiografía que nos per-
mite identificar lo que de manera superficial no es visible y ayuda a tomar decisiones para mejorar.
Relacionemos los objetivos evaluativos con la evaluación cualitativa, que, si bien analiza los avan-
ces cognitivos del alumno, también incluye elementos como el conductual, el actitudinal e, incluso,
los intereses de los alumnos: factores que permiten la ejecución de un proceso con un componente
subjetivo. Partiendo de lo anterior, y analizando las observaciones de Medina y Muñoz (2014) en
referencia a las funciones de este proceso, podemos indicar que los objetivos evaluativos son los
siguientes: lograr una apreciación detallada y completa del desarrollo de las competencias y habili-
dades en cada estudiante y reconocer los avances en relación con las expectativas de desempeño,
considerando el proceso y el contexto (p. 5).
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Estrategias de Evaluación del Aprendizaje
Si relacionamos los objetivos evaluativos con la evaluación cualitativa, los objetivos de medición co-
rresponden con la evaluación cuantitativa, la cual tiene un enfoque directo a la medición de los logros
cognitivos de los alumnos. Por tanto, podemos decir que sus objetivos son de diagnóstico cognitivo,
de clasificación jerárquica basada en el rendimiento y en la creación de estadísticas comparativas
(Medina y Muñoz, 2014, p. 2).
De acuerdo con Miguel Ángel González y Noelia Pérez (s. f.), se pueden identificar cuatro funciones
de la evaluación del aprendizaje, las cuales corresponden a la elaboración de proyectos, toma de
decisiones, valoración de logros y garantizar experiencias similares, estas funciones son denomi-
nadas respectivamente como:
• Función orientadora.
• Función formativa.
• Función sumativa.
• Función de homologación.
Función Características
Ayuda para elaborar proyectos y programaciones al
orientar sobre aspectos básicos que el alumno debe
Orientadora
alcanzar.
Ligada a la evaluación inicial.
Ayuda a tomar medidas en el momento oportuno sin
esperar a situaciones de riesgo.
Formativa Implica la detección de la situación de cada alumno
en la actividad escolar.
Está unida a la evaluación continua.
Permite comprobar los resultados alcanzados y valorar
Sumativa el grado de consecución.
Relacionada con la evaluación final.
Exige tomar como referencia criterios y objetivos.
De homologación Garantiza a todos los alumnos experiencias y capaci-
dades esenciales y similares.
Cuadro 1. Funciones de la evaluación del aprendizaje
Elaborado a partir de González y Pérez (s. f., pp. 11-12).
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Bloque 1. Conceptos y principios de la evaluación del aprendizaje
Por su parte, Miriam González (2005) plantea tres funciones de la evaluación: “funciones sociales
que tienen que ver con la certificación del saber, la acreditación, la selección, la jerarquización y la
promoción” (p. 34). Además, refiere como una función oculta a la función de control, derivada de la
“significación social que se le confiere a los resultados de la evaluación y sus implicaciones en la
vida de los educandos” (p. 34).
Al hablar de la evaluación como un proceso entendemos que sugiere una serie de pasos a seguir para
lograr su ejecución adecuada. Pimienta (2008) propone un proceso de evaluación consistente en la
ejecución de cinco pasos; el primero de ellos es la construcción de una tabla de especificaciones,
que será de utilidad para pruebas objetivas (p. 43).
Ajuste
(Tiempo)
Peso Número Número
Contenido Descripción Núm. de %
relativo de ítems de ítems
Clases
Temas
El segundo paso del proceso consiste en realizar la distribución de las competencias y, en su caso,
de los temas, tomando en consideración el nivel de asimilación del conocimiento, de acuerdo con sus
cuatro niveles referidos como comprensión, conocimiento o familiarización, saber o reproducción,
saber hacer o aplicación y creación (Pimienta, 2008, p. 45).
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Temas / Competencias %
Nivel de asimilación de la Núm de ítems/re-
actividad cognoscitiva I II III IV V activos por nivel
I Compresión 3 2 2 2 2 11 37
II Reproducción 2 3 3 1 2 11 37
III Aplicación 1 1 1 3 6 20
IV Creación 2 2 6
Totales 6 6 6 3 9 30 100
Como tercer momento del proceso, Pimienta (2008) nos sugiere el diseño del instrumento de evaluación,
para dar lugar a su ejecución como siguiente paso, considerando que de desarrollarse inadecuada-
mente los datos que aporte no serán fiables. Finalmente, Pimienta (2008) plantea la metaevaluación,
entendida como una reflexión y evaluación de todo el proceso de evaluación realizado (pp. 46-47).
Por su parte, Flotts y Rodríguez (s. f.), a través del Instituto Nacional para la Evaluación de la Edu-
cación (INEE) proponen el ciclo evaluativo que se detalla en la Figura 1.
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Bloque 1. Conceptos y principios de la evaluación del aprendizaje
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Hablar de un proceso de autoevaluación implica riesgos con respecto a la autopercepción, por lo que
brindar una metodología clara que oriente a quien se autoevalua a llevar un análisis adecuado de su
proceso resulta no sólo necesario, sino de gran ayuda para que el resultado sea fiable. En relación
con la coevaluación, Pimienta (2008) refiere que “la evaluación entre pares es un medio valiosísi-
mo para la emisión de juicios de valor, pero, al igual que en cualquier caso, debemos dar a conocer
desde el principio cuáles serán los criterios de coevaluación” (p. 42). Notarás que ambos procesos
no eximen al docente de participar en el proceso, ya que brinda una guía respecto al proceso que se
está ejecutando; es decir, no se trata de permitir que el o los alumnos se evalúen libremente, sino de
brindar pautas de partida y a lo largo del proceso.
Como último tipo, hablaremos de la heteroevaluación, que es realizada por un tercero sobre el proce-
so de aprendizaje de otra persona; para ello, brevemente citaremos una vez más a Pimienta (2008),
quien indica que durante su ejecución, “sin dañar, debemos emitir los juicios que contribuyan a la
mejora de alguien más” (p. 42). Esta forma de evaluación es ejecutada por el docente y permite que
su análisis detecte los niveles de avance; por eso no podemos desligarlo del proceso de enseñan-
za-aprendizaje, sino que debe realizarse con la calidad humana necesaria y centrando el proceso
en el desarrollo integral del alumno.
Pruebas auténticas son desafíos representativos de las tareas propias dentro de una
disciplina determinada. Son diseñadas para enfatizar un grado de complejidad realista
(pero, a la vez, justo y razonable); entizan la profundidad más que la amplitud. Para
hacer esto, necesariamente deben involucrar tareas o problemas poco estructurados
y que tengan cierto grado de ambigüedad. (p. 95).
Los impulsores de la evaluación auténtica proponen evaluar —y, por tanto, también
enseñar— a través de situaciones que sean más parecidas a aquellas en las que el
conocimiento es producido y utilizado en la vida real, tanto en la sociedad en general
como por parte de quienes se dedican a la construcción del mismo en las diferentes
disciplinas. (2017, p. 96).
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Bloque 1. Conceptos y principios de la evaluación del aprendizaje
Como puedes observar, la esencia de la evaluación auténtica radica en la creación de situaciones que
favorezcan un aprendizaje que sea útil para la vida real, debido a su existencia en contextos socia-
les y su consecuente comprensión; lo que supone que los procesos de evaluación serán realizados
con las mismas características. Propone evolucionar los procesos educativos y de evaluación para
hacerlos cercanos a los alumnos por medio de la realidad, esto permitirá que encuentren un sentido
a lo que están aprendiendo y el desarrollo de un mayor nivel de interés.
La evaluación diagnóstica nos permite tener un panorama general sobre el alumno al momento de
su aplicación; regularmente podemos escuchar que es referida como evaluación inicial debido a que
su implementación es llevada a cabo al inicio de un ciclo escolar y nos permitirá tomar decisiones
respecto al nuevo proceso de enseñanza-aprendizaje; por ello, es importante que se realice una
evaluación exhaustiva y completa.
En realidad, la evaluación inicial tiene en efecto un fin diagnóstico que llevaría a tomar
decisiones sobre la orientación del proceso al inicio del ciclo escolar. Sin embargo, no
sólo debe consistir en aplicar un examen, pues, además, existen variantes muy efec-
tivas para recopilar información que ayudaría a explicar mucho de lo que ha sucedido
con el aprendizaje de los estudiantes. Por ejemplo, es recomendable la creación de
un portafolios que contenga los datos personales anotados en una ficha, el acta de
nacimiento, un resultado de examen médico o una entrevista realizada por el médico
escolar en caso de que exista en la institución, una entrevista con los padres o tutores,
una entrevista con el mismo estudiante, los resultados de la prueba que exploró sus
conocimientos antecedentes para el ingreso al nuevo ciclo escolar, algún resultado
del ciclo anterior recabado con los profesores; es decir, todo lo que pueda brindarnos
información acerca del ser humano que tenemos frente a nosotros. (Pimienta, 2008, p. 38).
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Tiburcio Moreno (2016), a partir de Heritage, explica tres tipos de estrategias para la evaluación for-
mativa: el primer tipo está constituido por las estrategias de evaluación al vuelo, que se llevan a cabo
de forma espontánea durante del desarrollo de la clase; el segundo tipo corresponde a la evaluación
planeada para la interacción, en la que “el profesor decide de antemano cómo aclarar las ideas de
los alumnos durante la enseñanza” (p. 159) y, finalmente, la evaluación situada en el currículum,
que pueden ser las incorporadas en el currículum y las “que son parte de las actividades continuas
del aula (p. 159).
En cuanto a los elementos de la evaluación formativa, y a decir del autor, se puede lograr la identifi-
cación del vacío que existe entre la meta y el momento actual del aprendizaje del alumno, el segundo
elemento es la retroalimentación al docente y al alumno sobre los aprendizajes alcanzados y sobre
los pasos a seguir; el siguiente elemento es la participación del alumno, ya que ejecutan procesos
de autoevaluación, de evaluación de pares (pp. 160-161) y progresiones del aprendizaje, que “debe
articular claramente las submetas que constituyen el progreso hacia la meta última” (p. 161).
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Bloque 1. Conceptos y principios de la evaluación del aprendizaje
Muchas veces, cuando se habla de evaluación, se tiene en mente la evaluación sumativa, ya que
permite el análisis final; sin embargo, como pudiste observar, este proceso no se limita a un sólo tipo
de evaluación.
Pedro Ravela, Loureiro y Picaroni (2017) en referencia a la evaluación de certificación, indican que:
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Un proceso de evaluación carente de ética afecta los resultados que emite, por lo que resulta incon-
cebible que se realice cualquier tipo de evaluación en alguno de sus momentos que permita la vulne-
rabilidad de sus principios éticos. De acuerdo con Rosales (2014), son ocho los principios éticos que
rigen a la evaluación y que, si bien no son exclusivos, pueden servir como una guía clara al respecto:
Las estrategias e instrumentos que se pueden realizar en un proceso de evaluación son bastas, por
lo que resulta importante que siempre se contemple la ética como un factor implícito en cada uno de
ellos; resultaría incongruente llevar un proceso de enseñanza-aprendizaje en el que el alumno es
tratado como aquel que tiene a su alcance diversidad de recursos que favorezcan su desarrollo inte-
gral y que, por otro lado, la evaluación sea ejecutada como un proceso desarticulado e independiente
que funcione a manera de revancha por parte del docente; no olvidemos nunca que la evaluación no
sólo brinda información respecto a lo que puede mejorar el alumno, sino sobre las adecuaciones y
mejoras que el docente y la institución escolar deberán implementar.
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Referencias Bibliográficas
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