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Adolf Hitler
Führer de Alemaniaa
Reichskanzler de Alemania
Información personal
Causa de
Suicidio por arma de fuego
muerte
Nacionalidad Austríaca
Alemana
Lengua
Alemán
materna
Familia
Educación
Educado en Escuela de Lambach
Realschule de Linz
Escuela Real de Steyr
Información profesional
Partido
DAP y NSDAP
político
Información criminal
Cargos
alta traición
criminales
Firma
Política
Ascendió al poder durante un período de crisis económica, social y política,
acentuada por los efectos de la Gran Depresión de 1929 y el descontento y
frustración popular en Alemania como consecuencia de la derrota en la Primera
Guerra Mundial. A lo largo de su mandato político utilizó la propaganda estatal y
su carismática oratoria para persuadir a las masas, enfatizando su oposición
al Tratado de Versalles de 1919, al pueblo judío, al pacifismo y
al comunismo internacional, particularmente el soviético-bolchevique. A la vez,
resaltaba el nacionalismo alemán, el militarismo, el racismo, la llamada
preservación de la raza aria, el pangermanismo y la anexión o recuperación
armada de territorios europeos perdidos por el Imperio alemán después de la
Primera Guerra Mundial. Después de reestructurar la industria y economía y frenar
en poco tiempo la inflación y el desempleo, Hitler se ganó el apoyo popular.
Rearmó y organizó las fuerzas armadas alemanas, estableciendo
una dictadura totalitaria personal que transformó a la sociedad alemana y
eliminó su sistema democrático. Su régimen se caracterizó por la discriminación
racial, la supremacía aria y la persecución étnico-religiosa y política. Desde 1939,
como consecuencia de la guerra, este modelo se extendió al resto de Europa. En
el plano ideológico, Hitler asumió los planteamientos del fascismo italiano pero con
matices propios basados en las características del nazismo y la sociedad
alemana. En torno a su figura se desarrolló un intenso culto a la personalidad.
Perseguía una agresiva política exterior expansionista para ampliar
el Lebensraum ('espacio vital') alemán al este de Europa, y combatir una
presunta conspiración internacional entre el judaísmo, la masonería, el comunismo
y el capitalismo por parte de los gobiernos estadounidense, inglés y soviético. Su
política tenía como objetivo establecer un Nuevo Orden (Neuordnung) en el que
Alemania y la raza aria tendrían un papel hegemónico mundial.
Responsable del inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa con la invasión
de Polonia en septiembre de 1939, para 1941, período de su apogeo, sus tropas y
aliados del Eje ocuparon la mayoría de Europa y partes de Asia y África, pero
fueron derrotadas por las potencias Aliadas en 1945. Hacia el final de la guerra,
las violentas políticas de conquista territorial y subyugación racial de Hitler habían
causado la muerte de entre 55 y 60 millones de personas (alrededor del 2 % de la
población mundial de la época) en su mayor parte civiles, así como un
considerable grado de destrucción de ciudades europeas. El exterminio
sistemático y masivo de enemigos políticos y personas consideradas racialmente
«inferiores» o «subhumanas», mediante la detención en una red de campos de
concentración y exterminio en Alemania y en los territorios conquistados, llevó a la
muerte a poco más de seis millones de judíos en lo que posteriormente en el
contexto histórico se denominó el Holocausto, como así también a homosexuales,
gitanos, eslavos, discapacitados físicos, enfermos mentales, prisioneros de guerra
soviéticos y opositores políticos a su régimen. Las estimaciones del número de
personas que perdieron la vida como consecuencia de medidas raciales
adoptadas por el gobierno de Hitler, sus aliados del Eje, estados
satélite y colaboradores, según la mayoría de los historiadores serían
aproximadamente once o doce millones de personas, de las cuales la mitad
corresponderían al Holocausto.
Primeros años
Infancia
Véase también: Familia Hitler
Hitler de niño. Alois Hitler, padre de
Sin embargo, su estadía en Viena fue muy importante. De acuerdo con Hitler,
su antisemitismo se formó en esta ciudad; aunque su amigo Kubizek lo contradice,
ya que asegura que Hitler ya era un profundo antisemita en Linz.30 No obstante, de
acuerdo al propio testimonio de Hitler, sus ideas políticas y raciales fueron
formadas, o por lo menos moldeadas, en esa ciudad. Hitler mismo reconocería
que la ciudad le enseñó todo lo que tenía que saber en la vida:
En este período tomó forma dentro de mí una imagen universal y una filosofía que se convirtió en la
base de todos mis actos. Además de lo que entonces creé, he tenido que aprender poco, y he tenido
que cambiar nada.31
En efecto, Hitler nunca se quejaba sobre la suciedad del frente y jamás pidió un
permiso para abandonarlo,35 aunque pudo salir cuando estuvo recuperándose de
la herida en su pierna en un hospital en Berlín. Cuando regresó, empezó a
pronosticar repetidamente que Alemania perdería la guerra por causa de los judíos
y los marxistas, a quienes acusó de robar a la nación y no prestar servicio militar.36
En el aspecto personal, Hitler nunca recibía cartas o presentes de amigos o
familiares, y no acompañaba a los soldados cuando hablaban de mujeres.35
Durante la guerra, también aprovechó la oportunidad para dibujar algunas
historietas y dibujos de instrucción para el periódico del Ejército.
Inicios en el nazismo
Artículo principal: Nazismo
Inicio de la actividad política
Carné de Hitler como miembro del DAP.
Al finalizar la guerra, cuya última fase fue sin duda muy importante para su
evolución ideológica,38 Hitler se percató que no contaba con dinero, amigos,
familiares con conexiones, estudios universitarios o experiencia política;39 por lo
que decidió intentar continuar en el Ejército, algo bastante complicado en pleno
periodo de desmovilización, aunque consiguió permanecer en sus filas hasta el 31
de marzo de 1920.40
Hitler salió del hospital de Pasewalk el 19 de noviembre y el día 21 llegó a Múnich
para reintegrarse a su batallón.41 Después de la abdicación del káiser Guillermo
II el 9 de noviembre y la firma del armisticio el día 11, Alemania estaba sumida en
el clima de agitación revolucionaria en que nació la República de Weimar y que
en Baviera, tras la huida el 7 de noviembre del último rey de la dinastía de
los Wittelsbach, Luis III,42 dio paso a la nueva República de Baviera con un
gobierno provisional dominado por los socialdemócratas del SPD y sobre todo por
el más radical USPD, bajo la presidencia de Kurt Eisner.43 Surgieron consejos de
obreros y soldados al estilo soviético y Hitler se encontró a su regreso con que su
unidad estaba bajo el control de uno de ellos por lo que, según su propio relato
en Mein Kampf, solicitó ser transferido a otro destino y fue enviado al campo de
prisioneros de guerra de Traunstein, cerca de la frontera austriaca,44 donde
permaneció hasta finales de enero o principios de febrero de 1919.45 Aunque su
versión coincide con la de su compañero Ernst Schmidt, la actitud que mantuvo
durante estos meses debió ser bastante más ambigua de lo que deja traslucir y
hubiera justificado un tratamiento más extenso de haberse opuesto frontalmente al
gobierno que posteriormente sería calificado como el de los «criminales de
noviembre». No solo Traunstein estaba también regido por consejos de soldados
sino que Hitler aparece citado el 3 de abril como representante (Vertrauensmann)
de su batallón, un cargo que, entre otras atribuciones, tenía la misión de cooperar
con las autoridades transmitiendo a la tropa material propagandístico y que muy
probablemente Hitler ostentaba ya desde febrero.46 Además, después del
asesinato de Eisner el 21 de febrero, se produjo un periodo de caos y anarquía
que culminó con la corta fase de auténtico dominio comunista, con el fin claro de
instalar una república «soviética» y que es el estrictamente más conocido como
Räterepublik o «república de consejos».43 Al día siguiente de su instauración, el 14
de abril, Hitler fue reelegido representante de su unidad lo que parece indicar un
cierto grado de respaldo por su parte a la política del gobierno socialista o como
mínimo que se abstuvo de exteriorizar ningún tipo de oposición frontal.47 Este
comportamiento, sea de pasividad o de oportunismo, no solo trascendió más tarde
ocasionalmente en la prensa,48 sino que también fue objeto de comentarios por
parte de algunos dirigentes nazis como Ernst Röhm, Ritter von Epp o Rudolf
Hess,49 pero parece fuera de duda su rechazo a la izquierda revolucionaria y es
muy probable que los votos que recibió fuesen de soldados que compartían ese
criterio y conocían su hostilidad hacia la Räterepublik.50
Después de que el gobierno soviético de Baviera fuera derrocado por el Ejército
alemán y grupos paramilitares conservadores, a Hitler se le encargó la misión que
le dio la oportunidad de implicarse en la política por primera vez. Su labor consistía
en investigar a los miembros de su unidad que habían colaborado con el gobierno
soviético. Su trabajo fue apreciado por sus superiores, quienes lo emplearon a
tiempo completo, asignándolo al Departamento político de asuntos de prensa del
Ejército, a nivel distrital. De esta manera, Hitler se convirtió en un espía militar,
investigando a los muchos grupos socialistas que estaban naciendo en toda
Alemania. También participó como oficial educador en el «pensamiento nacional»,
cursos organizados por el Departamento de Educación y Propaganda del grupo
bávaro de la Reichswehr. La principal tarea de Hitler era entonces erradicar «ideas
peligrosas», como la democracia, el socialismo y el pacifismo.51 Un objetivo clave
de este grupo era crear una «cabeza de turco» para justificar la derrota alemana.
[cita requerida]
Las cabezas de turco fueron encontradas en el Judaísmo Internacional,
los comunistas y los políticos liberales, especialmente los miembros de la coalición
de Weimar, que eran considerados como los «criminales de noviembre».
En mayo o principios de junio de 1919, Hitler ya aparece listado como V-
Mann (Verbindungsmann, término alemán para un espía de la policía) del
Comando de Inteligencia (Aufklärungskommando) del Ejército, con el objetivo de
atraer a otros soldados de ideas similares. En septiembre, se le ordenó que se
investigara un pequeño partido denominado Partido Obrero Alemán (DAP).
Aunque este partido era nacionalista, los superiores de Hitler desconocían esto, y
sospechaban que podía ser un partido socialista o comunista.51
El 12 de septiembre Hitler asistió por primera vez a un mitin del DAP celebrado en
la Sterneckerbräu que debía tener como principal orador a Dietrich Eckart, aunque
debió ser sustituido a causa de una enfermedad por Gottfried Feder. Cuando en el
debate final uno de los presentes se enfrentó a Feder y comenzó a defender el
separatismo bávaro, Hitler replicó con un discurso de tal intensidad que llamó la
atención de Anton Drexler, quien le regaló un ejemplar de su obra Mi despertar
político y le animó a volver y unirse al partido.52 En la segunda mitad de ese mismo
mes ingresó en el partido y, aunque él aseguraría posteriormente ser su séptimo
miembro, se le asignó realmente el número 555,53 también ficticio porque por
razones de imagen se decidió comenzar la numeración en 501 repartiendo los
números en orden alfabético a los primeros militantes.54 Pocas semanas después,
el 16 de octubre, Hitler pronunció en la Hofbräukeller su primer discurso público en
un acto al que asistieron 111 personas,55 entre las que se encontraba Ernst Röhm,
que poco después ingresaría también en el partido.56
Desde ese momento, la figura de Hitler fue cobrando más y más protagonismo,
participando a tiempo completo en las actividades del partido y perfilando con
nitidez la nueva ideología:
A principios de la década de 1920, Hitler desarrolló un pronunciado sentido de su «misión nacional» (...).
La «misión» puede resumirse como sigue: nacionalizar las masas; apoderarse del Estado; destruir al
enemigo interno -los «criminales de noviembre» (refiriéndose a judíos y marxistas, más o menos lo
mismo para su punto de vista)-; construir defensas; llevar a cabo la expansión «por la espada» para
garantizar el futuro de Alemania, superando la «escasez de tierra» (Raumnot) y adquiriendo nuevos
territorios en el este de Europa.57
En el verano de 1921, Hitler era el líder del partido;62 no solo era el principal orador
y propagandista, sino que también era la principal fuente de ingresos de ese
movimiento revolucionario. No obstante, los fundadores se encontraban resentidos
debido a la conducta dictatorial de Hitler, y aprovechando que se encontraba de
viaje en el norte de Alemania, planificaron la fusión de su partido con otros grupos
políticos; de esta manera, pensaban reducir la importancia de Hitler y cuestionar
su liderazgo. Hitler se enteró de estos planes y regresó a Múnich, solicitando
poderes dictatoriales en el partido, de lo contrario renunciaría. Drexler respondió
publicando una carta en un periódico, denunciado los abusos autoritarios de Hitler,
pero este presentó una demanda legal en su contra, y Drexler se tuvo que
retractar. Derrotado, Drexler fue retirado de su cargo de presidente y Hitler lo
sucedió, convirtiéndose en el líder indiscutible del Partido Nazi. De esta manera,
se estableció el «principio del liderazgo», que formó el sistema de gobierno político
de la Alemania nazi.63
En estos años Hitler conoció a Rudolf Hess, Hermann Göring, a Ernst
Hanfstaengl y Alfred Rosenberg, quienes junto con Eckart, lo introdujeron a
círculos sociales más altos, de los cuales pudo obtener generosas donaciones
para el naciente partido.
Alentado por el rápido crecimiento, Hitler empezó a idear la toma del poder. Sin
embargo, su partido no era todavía la principal fuerza política en Baviera, y era
desconocido fuera de este estado, por lo que Hitler concluyó que necesitaba el
apoyo de las fuerzas políticas y las guarniciones militares bávaras para lograr este
objetivo.64 Influenciado por la marcha sobre Roma de Benito Mussolini, Hitler ideó
realizar una marcha similar hacia Berlín, con la que doblegaría al gobierno
nacional fácilmente.64
A finales de 1922, contaba ya con una pequeña y creciente banda de seguidores
fanáticos, inspirada por la marcha sobre Roma de Mussolini, que empezó a ver en
él el deseo de un líder nacional heroico. En este sentido, un libro publicado ese
año se refería a Hitler explicando que
el secreto de su personalidad reside en el hecho de que lo que yacía dormido en lo más profundo del
alma del pueblo alemán ha cobrado vida en él [...]. Y eso es lo que ha aparecido en Adolf Hitler: la viva
encarnación del anhelo de la nación.65
Putsch de Múnich
Artículo principal: Putsch de Múnich
Ascenso al poder
Artículo principal: Ascenso al poder de Adolf Hitler
El ascenso durante la Depresión
Strasser tenía control sobre una parte importante de la estructura nazi, pero en el
momento crítico decidió viajar a Italia a tomar unas vacaciones, con la esperanza
de que Hitler lo llamase de regreso. El futuro dictador no solo no lo llamó, sino que
aprovechó su ausencia para destituir a todos sus simpatizantes de los cargos de
importancia en el partido, y en su lugar nombró a partidarios más fieles. Luego,
convocó a todos los líderes nazis a Berlín, donde les tomó un juramento de
fidelidad personal. Cuatro días después de la partida de Strasser, Hitler había
tomado finalmente el control de toda la estructura política del partido.
Establecimiento de la dictadura
Hitler con su primer gabinete, el 31 de enero de
1933. Conformado principalmente por conservadores, que deseaban controlar a
Hitler, muy pronto fueron subyugados. (Al frente: Hermann Göring y Franz von
Papen a su izquierda)
Con su llegada al poder, Hitler estaba lejos de encontrarse en una situación
segura, las mismas fuerzas que habían motivado la renuncia de los tres últimos
cancilleres seguían vigentes, y por lo tanto Hitler tenía que lidiar con el presidente
Hindenburg y su camarilla, quien a su vez era respaldado por el Ejército y por su
propio gabinete de ministros, controlado por los conservadores e industriales,
donde los nazis eran minoría.108 Además, en el Partido Nazi estaban presentes las
expectativas de 4 millones de camisas pardas que, liderados por Ernst Röhm, no
ocultaban su desdén por el hecho de que tantos elementos conservadores
compartieran el gobierno con Hitler. Adicionalmente se encontraban las fuerzas
políticas opositoras en el Parlamento, socialdemócratas y comunistas, que
controlaban diversos gobiernos regionales; aunque, a pesar de su aversión por el
nazismo, jamás fueron capaces de aproximarse entre sí para formar un frente
común contra este.
El incendio del Reichstag y la ley habilitante
Incendio del Reichstag, Decreto del incendio del
Artículos principales:
Reichstag, Elecciones parlamentarias de Alemania de 1933 y Ley habilitante de
1933.
Con solo el 34 % del Parlamento bajo su control, Hitler todavía tenía que recurrir al
«Anciano Caballero», el presidente Hindenburg, para lograr aprobar sus leyes.109
El vicecanciller Franz von Papen, que gozaba del apoyo de Hindenburg, estaba
seguro de que «en dos meses habremos arrinconado tanto a Hitler que se pondrá
a chillar».109 Papen no fue el único que subestimó a Hitler, la prensa en general
seguía esta misma línea de pensamiento:
La composición del gabinete no deja a Herr Hitler la menor posibilidad de colmar sus ambiciones
dictatoriales.109
The New York Times, 31 de enero de 1933
Tercer Reich
Artículo principal: Alemania nazi
Habiendo obtenido el poder político que necesitaba, Hitler llegó a obtener el apoyo
y convencer a la mayoría de los alemanes de que él era su salvador ante la
economía derivada de la Gran Depresión, el comunismo, el «judeo-bolchevismo»,
y el Tratado de Versalles, junto con otras minorías «indeseables». Los nazis
eliminaron la oposición a través de un proceso conocido como Gleichschaltung.
Economía y cultura
Hitler y Mussolini.
Si bien se especula que desde 1919, se mantenía un programa secreto para
volver a armar un ejército por parte del gobierno Alemán, es en marzo de 1934,
cuando Hitler anuncia públicamente que el Ejército alemán se ampliaría a 600 000
hombres (seis veces el número estipulado en el Tratado de Versalles), así como la
introducción de una Fuerza Aérea (Luftwaffe) y el incremento del tamaño de la
Marina (Kriegsmarine). Gran Bretaña, Francia e Italia, así como la Sociedad de
Naciones rápidamente condenaron estas acciones. Sin embargo, dado que
Alemania nuevamente explicó que solo estaba interesada en la paz, ningún país
tomó medida alguna para detener este desarrollo y se permitió que el programa
armamentista alemán continuara. Además, el Reino Unido no compartía la visión
pesimista de Francia sobre Alemania, y en 1935 firmó un acuerdo naval con
Alemania, lo que permitió aumentar el tonelaje alemán hasta un 35% del de la
armada británica. Este acuerdo que se firmó sin consultar ni a Francia ni a Italia,
debilitó directamente la Sociedad de Naciones y puso al Tratado de Versalles en
camino hacia la irrelevancia.
En marzo de 1936, las disposiciones del gobierno alemán violaron nuevamente el
tratado al introducir tropas y ocupar nuevamente la zona desmilitarizada
en Renania. Ante la inacción de los gobiernos de Gran Bretaña y Francia, el afán
expansionista de Alemania se extendió. En julio de 1936, comenzó la guerra civil
española cuando el ejército, dirigido por el general Francisco Franco, se sublevó
contra el gobierno de la República española. Tras recibir una petición de ayuda del
general Franco en julio de 1936, Hitler envió tropas en apoyo de Franco, y España
sirvió como banco de pruebas para las nuevas fuerzas alemanas y sus métodos,
incluyendo el bombardeo de ciudades, como el de Guernica, en abril de 1937,
primer bombardeo contra blancos civiles de la historia,60 y que,
posteriormente, Pablo Picasso plasmó en su célebre cuadro.
El conde Galeazzo Ciano, ministro de Asuntos Exteriores de Benito Mussolini,
declaró el 25 de octubre de 1936 una alianza entre Berlín y Roma, a la que
denominó «El Eje». El 25 de noviembre del mismo año, Alemania firmó el Pacto
Anti-Comintern con Japón. Para fortalecer la relación con esta nación, Hitler se
reunió en 1937 en Núremberg con el príncipe Chichibu, hermano del
emperador Hirohito.
El Pacto Tripartito fue firmado por Saburo Kurusu en representación del Imperio
japonés, Adolf Hitler por Alemania y Galeazzo Ciano, el 27 de septiembre de 1940.
Más tarde se amplió para incluir a Hungría, Rumanía y Bulgaria. Este grupo se
conoció como las Potencias del Eje. Más tarde, el 5 de noviembre de 1939, en la
Cancillería del Reich, Adolf Hitler celebró una reunión secreta con los ministros de
Guerra y Exteriores, más los tres jefes de servicios, registrada en el Memorándum
Hossbach y reveló sus planes para la apropiación de «espacio vital»
(Lebensraum) para el pueblo alemán.
Hitler en Yugoslavia.
En abril de 1940, ordena a las fuerzas alemanas a marchar
sobre Dinamarca y Noruega. En mayo de 1940, Hitler ordena a sus fuerzas atacar
Francia, la conquista de los Países Bajos, Luxemburgo y Bélgica. Francia se rindió
el 22 de junio de 1940. Esta serie de victorias persuaden a su principal
aliado, Benito Mussolini de Italia, para unirse a la guerra al lado de Hitler en mayo
de 1940.
Gran Bretaña, cuyas fuerzas derrotadas en Francia fueron evacuadas de la ciudad
costera de Dunkerque, continuó luchando junto a las fuerzas canadienses en la
batalla del Atlántico. Después de sus gestiones en pro de la paz sistemáticamente
rechazadas por el Gobierno británico, ahora conducido por Winston Churchill,
Hitler ordena los bombardeos sobre las islas británicas, dando lugar a la batalla de
Inglaterra, un preludio de la ya prevista invasión alemana. Los ataques
comenzaron a golpear por las bases de la Real Fuerza Aérea y la protección de
las estaciones de radar sudeste de Inglaterra. Sin embargo, la Luftwaffe no derrota
a la Real Fuerza Aérea británica a finales de octubre de 1940. La superioridad
aérea para la invasión, denominada Operación Sealion, no estaba asegurada, y
Hitler ordenó diversos bombardeos que se llevarían a cabo en ciudades británicas,
incluyendo Londres y Coventry, en su mayoría por la noche.
La caída
El 22 de junio de 1941, aún sin doblegar a Inglaterra, tres millones de soldados
alemanes atacaron la Unión Soviética, rompiendo el pacto de no agresión que
Hitler había firmado con Stalin dos años antes. Esta invasión, llamada Operación
Barbarroja, cuya duración se estimaba en unos pocos meses, incautó grandes
cantidades de territorio, incluidos los estados bálticos, Bielorrusia, y Ucrania.
También rodearon y destruyeron a muchas fuerzas soviéticas. Pero los alemanes,
debido al retraso de cuatro meses por las operaciones en Grecia y Yugoslavia, no
consiguieron llegar a Moscú en diciembre de 1941, en lo que también influyó la
llegada anticipada del invierno ruso con temperaturas de hasta -50 °C (el más duro
en 50 años), todo ello unido a la feroz resistencia soviética, reforzada con tropas
siberianas del entonces general Zhúkov especialmente adaptadas a las
condiciones extremas. La invasión no había logrado el triunfo rápido que Hitler
quería.
Últimos días
Hitler regresó por última vez a Berlín el 15 de enero de 1945, en un tren especial
procedente de Ziegenberg, localidad cercana a Bad Nauheim, donde desde su
cuartel general conocido como «Adlerhorst» o «Nido del Águila» había dirigido
desde el 11 de diciembre de 1944 la fracasada ofensiva de las Ardenas.138139
Ahora su principal preocupación era la ofensiva soviética en el frente oriental y el
motivo inmediato de su viaje fue la radical oposición de Guderian a su decisión de
trasladar a la división Grossdeutschland desde Prusia Oriental hacia el sur para
reforzar la defensa del frente polaco.140 Con su habitual desconfianza hacia los
generales de la Wehrmacht decidió que debía estar más cerca del Estado Mayor
de Zossen.141
El 30 de enero, con motivo del duodécimo aniversario de su ascenso al poder,
dirigió por última vez unas palabras al pueblo alemán en un discurso radiado que,
pese al optimismo de Goebbels, permitió constatar que sus palabras ya no
conseguían levantar la moral de la población ante la evidencia de lo desesperado
de la situación.142 Ese mismo día Albert Speer le comunicó que la pérdida de la
producción de la Alta Silesia significaba la total imposibilidad de seguir
manteniendo un mínimo suministro de armas y municiones al Ejército, a lo que
Hitler se limitó a contestar que no le gustaba recibir informes derrotistas y que
mantuviera un completo secreto.143 Pocos días después, el 3 de febrero, un
devastador bombardeo diurno estadounidense, el más duro que había sufrido
Berlín hasta entonces, destruyó casi completamente la vieja Cancillería del
Reich y dañó gravemente el nuevo edificio de Speer, lo que obligó a Hitler a vivir
desde entonces casi permanentemente bajo tierra, en un búnker subterráneo de
dos plantas situado bajo el jardín de la Cancillería en el que ya dormía desde su
regreso.144
El 12 de febrero el comunicado de la conferencia de Yalta, que incluía las duras
condiciones impuestas por los Aliados a Alemania después de su derrota, entre
ellas la división del país, la prohibición del Partido Nazi y el procesamiento de
los criminales de guerra, no hizo si no reafirmar su postura de que cualquier tipo
de rendición estaba fuera de discusión.145 Sus esperanzas estaban puestas en lo
que consideraba inevitable en un momento u otro: la ruptura de los aliados
occidentales, británicos y estadounidenses, con los soviéticos.146 Al día siguiente
Hitler reaccionó con furia al enterarse del bombardeo de Dresde y fue necesaria la
insistencia conjunta de Keitel, Jodl, Dönitz y Ribbentrop para convencerle de que
sería contraproducente su intención inicial de ejecutar a un prisionero aliado por
cada civil muerto.147
El 24 de febrero celebró la última reunión con los Gauleiter con motivo del
vigesimoquinto aniversario de su discurso de presentación del programa del
partido. Estaba en muy mala condición física, con dificultades para controlar los
temblores de su brazo izquierdo y habló sentado durante una hora y media en la
que rememoró la época «heroica» del partido y, entre evocaciones a sus triunfos
pasados, afirmó que era el único que podía juzgar el curso que tomaría la fase
decisiva en que se encontraba la guerra. Poco más podía añadir que aludir a las
armas milagrosas que se estaban desarrollando antes de volver a recordar sus
tesis, en el estilo del más implacable darwinismo social, de que si se perdía la
guerra sería porque al fin y al cabo el pueblo alemán no poseía el «valor interno»
necesario y él no sentiría la menor compasión por su destrucción. Las obligadas
ausencias de Erich Koch (Prusia Oriental) y Karl Hanke (Breslau) eran reflejo de la
situación real, así que su discurso no pudo disipar el pesimismo incluso entre los
incondicionales de la vieja guardia,148 aunque no faltaron quienes como Rudolf
Jordan, el Gauleiter, de Magdeburgo-Anhalt, se sintieron revivir creyéndose ver
ante el «antiguo Hitler».149 La fecha había sido hasta 1942 motivo para un gran
discurso de Hitler en la Hofbräuhaus de Múnich, pero en esta ocasión se limitó a
una proclama de cuya lectura se encargó Hermann Esser y que se convirtió en la
última que dirigió a los alemanes.150
Boda con Eva Braun y testamento
Rasgos de su personalidad
Psicopatografía de Adolf Hitler, Opiniones religiosas de Adolf
Artículos principales:
Hitler, Vegetarianismo de Adolf Hitler y Sexualidad de Adolf Hitler.
Hitler, era muy poco proclive a demostrar algún rasgo emocional o demostrar
afinidad hacía alguien cuando se tomaba fotografías en presencia de personas de
su confianza y aceptación; en cambio si demostraba una faceta muy humana en
presencia de niños, sobre todo cuando era visitado en Berghof.208
Hitler demostraba además insensibilidad y falta de escrúpulos cuando se trataba
de deshacerse de enemigos y/o sacrificar soldados; se puede citar como ejemplo
la destrucción del 6.º Ejército alemán en Stalingrado.
En su vida sentimental, muy discreta, se asocian los nombres de Geli
Raubal, María Reiter, Eva Braun, quien fue su amante, Unity Mitford e Inga
Ley. Leni Riefenstahl, una de las más sindicadas en su momento, negó haber sido
amante de Hitler. Hitler era muy celoso y no permitía a casi nadie inmiscuirse en
esos temas. Albert Speer en sus memorias señaló que Hitler mostraba un trato
desconsiderado, opresivo y vejatorio a Eva Braun.
Respecto de la orientación sexual de Hitler mucho se ha escrito[cita requerida] debido a
su vínculo inicial con Ernst Röhm, pero las evidencias indican que Hitler era, sin
lugar a dudas, heterosexual.205
Una de las secretarias personales de Hitler, Traudl Junge, describió así la energía
que emanaba de la persona de Hitler:
Cuando estaba presente (Hitler), todo el edificio bullía de actividad, todos corrían, los teléfonos sonaban,
los radioespectadores no cesaban de enviar y recibir notas de comunicados (...) Cuando él estaba
ausente, todo volvía a una monótona normalidad, Hitler era como una especie de dinamo.
Junge describió a Hitler como una persona que presentaba dos personalidades:
una muy considerada y afable, y otra muy fría, iracunda y avasallante en extremo,
apasionada y calculadora.
Cita Junge en sus remembranzas:
Hitler era vegetariano, gustaba del té y además no soportaba el calor; no se podía fumar en su
presencia y hacía climatizar sus ambientes a no más de 11 °C de temperatura. Otro de los aspectos es
que a Hitler le gustaba escuchar chismes, pues lo distraían de su realidad. Además, Hitler se acostaba
muy tarde, a las tres o cuatro de la madrugada, y se levantaba también muy tarde, entre las 10:00 y las
11:00 horas; el personal militar de la primera planta se acostaba en torno a la medianoche, terminada la
última reunión de guerra de cada día y se levantaba hacia las siete.[cita requerida]
Para los miembros cercanos a Hitler, Keitel, Lammers y Bormann, Hitler predicaba
con el ejemplo pagando sus propios costes personales sin derogar ningún fondo
del Estado. Los ingresos de Hitler, hábilmente administrados por su secretario
personal Martin Bormann, sucesor de Rudolf Hess, provenían de los derechos por
su imagen postal y por su libro Mein Kampf. [cita requerida]
Otro de los rasgos característicos de Hitler era su desprecio por la debilidad ante
el enemigo y por este, sobre todo al judaísmo y en segundo grado al comunismo,
su impulsividad y su obcecación por las metas sin importar el costo que tuvieran.
Por ejemplo: cuando Brauchistch le solicitó la retirada estratégica de Moscú, Hitler
se encolerizó diciendo:
¡No me podéis quitar Moscú!, ¡quiero Moscú!.
Hitler, de perfil.
Hitler era autodidacta. Sus conocimientos detallados acerca de diversos temas no
los había adquirido en forma sistemática o bajo dirección científica, dado que
además siempre tuvo una aversión contra las universidades y los profesores
universitarios, a los que despectivamente llamaba "Profaxe". Repetidas veces
expresó su aversión a las ciencias establecidas.209 Siguiendo a su mentor Dietrich
Eckart, Hitler alababa las enseñanzas esotéricas y ocultistas de autores
como Guido von List o Hanns Hörbiger, los que unían ciertas tesis científicas con
elementos míticos y místicos y que con frecuencia también integraban ideas
nacionalistas o racistas en sus obras.
Hitler poseía más de 16 000 libros distribuidos en tres bibliotecas privadas
ubicadas en Múnich, Berlín y Berchtesgaden, de los que unos 12 000 se han
conservado.210 Junto a literatura militar práctica, como Heigls Taschenbuch der
Tanks (El compendio de tanques de Heigl),211 que representaba alrededor de la
mitad del inventario,210 Hitler leía a numerosos escritores nacionalgermanos y
antisemitas tales como Paul de Lagarde, Hans F. K. Günther211 o Jörg Lanz von
Liebenfels212 y documentaba su comportamiento como lector con subrayados y
notas al margen. Más de un diez por ciento de los libros que se conservan estaban
representados por esotérica de derecha y ocultismo, por ejemplo obras de Carl
Ludwig Schleich, Maximilian Riedel o Ernst Schertel.210211
Hay poca ficción o bellas letras entre las obras que se conservan.211 La afirmación
de Hitler, de que en prisión habría realizado estudios filosóficos con Immanuel
Kant, Arthur Schopenhauer y Friedrich Nietzsche, merece ponerse en duda por la
falta de estos filósofos entre lo que se conserva de la biblioteca.210211 Solamente un
tomo con escritos de Johann Gottlieb Fichte, regalado por y con dedicatoria
de Leni Riefenstahl, se encuentra211 junto a dramas de Shakespeare, preferido por
Hitler antes de Goethe y Schiller. Le gustaba impresionar a sus auditores con citas
de Julio César y Hamlet.210 Hitler era capaz de memorizar en forma duradera
informaciones esenciales fruto de sus lecturas, incluso muchos detalles,
intercalándolas a voluntad en sus discursos, conversaciones o monólogos. Al
hacerlo, generalmente evitaba indicar la fuente, de manera que a los auditores con
frecuencia les daba la impresión de que se trataba de ideas originales del propio
Hitler.209
No dominaba ningún idioma extranjero aparte de un francés rudimentario que
había aprendido en la enseñanza media de Linz, terminando sus estudios en el
ramo al tercer año con la nota de «insuficiente».213 Es de suponer que en los años
1914-1918 tuviera ocasión de refrescar en algo sus conocimientos de francés en
el frente occidental. Como canciller, Hitler se informaba de la prensa extranjera
solamente por vía de su traductor jefe Paul-Otto Schmidt. Aparte de Praga (1939),
Varsovia (1939), París (1940) y Roma, así como Viena y Berlín, Hitler
personalmente no conoció otras capitales europeas.
Dado que tenía mala vista, pero rehusaba portar gafas por vanidad, los sirvientes
debían distribuir gafas para leer en todas las salas de la Cancillería, para que
Hitler tuviera rápidamente una a mano.214
Antisemitismo
El primer testimonio de Hitler sobre la cuestión judía se encuentra en una carta
escrita en septiembre de 1919:
Utilizando la terminología biológica que frecuentemente desplegaría, declaró que las actividades de los
judíos producían «una tuberculosis racial en las naciones». Afirmó categóricamente que los judíos eran
una raza, no una religión. El antisemitismo como movimiento político, declaró, debería basarse en la
«razón», no en la emoción, y debería conducir a la eliminación sistemática de los derechos de los
judíos. Sin embargo, concluía:
El «objetivo final», que sólo podía alcanzarse con un gobierno de «fortaleza nacional» tenía que ser la «eliminación
completa de los judíos».215
Veinticinco años después, en vísperas de su suicidio, dejó escrita en
su Testamento Político su valoración de la «raza judía» como la verdadera
culpable de la guerra en curso.
En un pasaje de Mein Kampf, escribió que el sacrificio de los soldados alemanes
en el frente de la Gran Guerra no hubiese sido necesario si «doce o quince mil de
estos judíos corruptores del pueblo hubiesen sido sometidos a los gases
tóxicos».216
El antisemitismo de Hitler era un componente muy arraigado y esencial de su
ideología, más allá de los usos propagandísticos que pudo darle a lo largo de su
trayectoria política. Junto con el deseo de asegurar la hegemonía de Alemania en
Europa y la consecución de un espacio vital para su país, la eliminación de los
judíos era el tercer elemento que conformaba su ideología.217
El deseo de venganza que Hitler desarrolló tras la capitulación alemana en
noviembre de 1918 se centró en una serie de enemigos que ya había identificado
años antes, a los que solo se podía combatir mediante la guerra;
Ya que bajo su punto de vista los judíos eran los responsables de los crímenes más terribles de todos
los tiempos -por la «puñalada en la espalda» de 1918, la capitulación, la revolución, la desgracia de
Alemania-; ya que bajo su pervertida percepción eran los principales protagonistas del capitalismo de
Wall Stret y de la City de Londres, así como del bolchevismo de Moscú; y ya que, según su creencia en
la leyenda de la «conspiración judía
La obsesión de Hitler contra los judíos propició que este, incluso, llegara a
despreciar, en sus últimos años, al cristianismo por su origen judío. En su círculo
más cercano Hitler solía pronunciar largos monólogos, a modo de propuestas de
mesa, que su secretario personal, Martin Bormann, escribía minuciosamente. Así,
en 1943 y en plena guerra, Hitler dijo:219
El golpe más duro para la humanidad es el cristianismo —el comunismo es hijo del cristianismo— son
todo invenciones de los judíos.
Adolf Hitler, 1943.
Legado de Hitler
Durante los Juicios de Núremberg se acusó a 611 personas, integrantes de las
diversas instituciones del Tercer Reich, de cinco delitos: complot, crímenes de
guerra, crímenes contra la humanidad (exterminio), crímenes contra la
paz y genocidio. Los principales jerarcas nazis apresados fueron condenados a
la horca o a largas penas de prisión; otros murieron en los meses que siguieron a
la caída de Berlín.
El nazismo y cualquier reminiscencia ideológica afín fueron prohibidos en casi toda
Europa; de hecho no se pueden publicar textos de orientación nazi ni utilizar
públicamente esvásticas y otros símbolos hitlerianos sin riesgo de cometer falta o
delito punible. Sin embargo, la discriminación antisemita permaneció hasta bien
entrada la década de los 60, sobre todo en países americanos.
Predecesor: Sucesor:
Anton Drexler Líder del Partido Nazi Martin Bormann
1921-1945
Predecesor: Sucesor:
— Reichsstatthalter de Prusia Hermann Göring
1933-1935
Véase también
Adolf Hitler en la cultura popular Nacionalsocialismo
Alemania Nazi Opiniones religiosas de Adolf Hitler
Holocausto Culto a la personalidad de Adolf Hitler
Mein Kampf Anexo:Calles designadas como Adolf Hitler
Teorías raciales nazis
Notas
1. ↑ A la muerte del presidente Hindenburg, se intituló Führer und Reichskanzler («líder y
canciller imperial»), asumiendo las funciones del Reichspräsident (presidente), que se
sumaron a las que ya desempeñaba como jefe de Gobierno desde 1933. Dicho título
fue el empleado hasta julio de 1942, fecha en la que cambió por Führer des
Großdeutschen Reiches («líder del Gran Imperio alemán»).
2. ↑ En alemán, Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei o NSDAP.
3. ↑ Nicolaus von Below, Gerda Christian y Else Krüger declararon que la boda se celebró
antes de medianoche, pero todos los demás testimonios y pruebas, incluida la fecha
del certificado de matrimonio, confirman que se celebró comenzado el día 29 de
abril.151
4. ↑ El resto de los componentes del gobierno eran Paul Giesler (Ministerio del
Interior), Karl-Otto Saur (Ministerio de Armamento), Werner Naumann (Ministerio de
Propaganda), Schwerin von Krosigk (Ministerio de Finanzas), Walther Funk (Ministerio
de Economía), Otto Georg Thierack (Ministerio de Justicia) y Herbert Backe (Ministerio
de Agricultura).157
5. ↑ Ninguno de los testigos más próximos y creíbles afirmaron haber escuchado el
sonido de un disparo.169
6. ↑ No tienen credibilidad las fuentes, recogidas intencionadamente por algunos autores
soviéticos, que afirmaron que Hitler se envenenó con cianuro. Este fue el testimonio de
Fritz Tornow, que solo entró en la habitación cuando ya se habían retirado los
cuerpos. Hans Baur, el piloto de Hitler que tampoco estaba presente, sostuvo la
versión de que se envenenó previamente a dispararse, igual que Artur Axmann citando
a Günsche, algo que contradecía sus primeras explicaciones y además desmentido
por el mismo Günsche. Ni Linge ni Günsche hablaron en ningún momento de
envenenamiento y tampoco mencionaron el olor característico del ácido prúsico en el
caso de Hitler, un envenenamiento previo que es además extremadamente improbable
por razones forenses debido a la rápida acción del ácido prúsico. No tienen ningún
fundamento tampoco las versiones que sostienen que Hitler se disparó en la boca o
que fue un tiro de gracia de Günsche o Linge.172
7. ↑ Según un primer relato oficial de los soviéticos Krebs se entrevistó con Vasili
Chuikov, mientras que otra versión afirma que llegó a encontrarse con Zhúkov.178
Según el relato de Zhúkov, después de informar a Stalin de la muerte de Hitler, para
encontrarse con Krebs envió al cuartel general de Chuikov a su jefe de Estado
Mayor, Vasili Sokolovski.179
8. ↑ Los soviéticos también habían tenido noticias del matrimonio de Hitler y Eva Braun
por medio de un prisionero civil que afirmó ser un técnico encargado de una
reparación del sistema de ventilación del búnker, a cuya declaración el NKVD no le
concedió ninguna credibilidad.193
9. ↑ La cita: «En algún periodo del futuro, no muy distante, como en cuestión de siglos, es
casi seguro que las razas civilizadas del hombre exterminarán y reemplazarán a las
razas salvajes en todo el mundo. Al mismo tiempo, los monos antropomorfos, tal como
el profesor Schaaffhausen ha señalado, serán sin duda exterminados. La ruptura entre
el hombre y sus aliados más cercanos entonces será más amplia, porque intervendrá
en el hombre en un estado más civilizado, como podemos esperar, incluso que el de
los caucásicos, y algunos monos tan inferiores como el mandril, en lugar de como
ahora [pasa] entre el negro o el australiano y el gorila»; Charles Darwin, El origen del
hombre (1871), Cap. VI, «En el lugar de nacimiento y la antigüedad del hombre».
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la cifra considerada por los historiadores era de por lo menos 5,5 millones; Adolf
Eichmann, por su parte, había señalado a 6 millones como una probable cantidad (cf.
Evans, Richard J. El Tercer Reich en guerra, pág. 409). Según las investigaciones de
Michael Brenner, durante la Segunda Guerra mundial los nazis asesinaron entre 5,6 y
6,3 millones de judíos (Kleine Jüdische Gechichte, Múnich: Beck, C. H. 2008; Breve
historia de los judíos, Buenos Aires: La Marca y Goethe Institut, 2011, pp. 299-300);
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