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”La Hiena de Querétaro”

Alondra Brizeth Guzman Renteria

Roberto Alvarado

17-Febrero-2020
INTRODUCCIÓN

En la madrugada del 24 de abril de 1989, un asesinato a sangre fría detuvo para


siempre la calma de la ciudad de Querétaro, México. Todas las pruebas apuntaban
hacia ella. La sangre en la escena del crimen y en sus ropas, así como en las armas
que se usaron en contra de los niños Castaños Mijangos, todo demostró que en la
casa marcada con el 408 de la calle Hacienda del Vegil, en esa madrugada de
terror, del 24 de abril de 1989, sólo había cuatro personas: Claudia María, de 11
años, Ana Belén de 9, Alfredo de 6 y su madre, Claudia Mijangos Arzac.
Claudia Mijangos Arzac nació en Mazatlán, Sinaloa (México) en 1956. Su infancia y
adolescencia fueron felices, no sufrió maltratos y tuvo sus necesidades materiales y
afectivas resueltas.

Claudia Mijangos en su infancia


Estudió la carrera de Comercio. Cuando era una jovencita, fue elegida Reina de
Belleza en Mazatlán. Al morir sus padres, le dejaron una cuantiosa herencia. Poco
tiempo después se casó y se trasladó a vivir a Querétaro con su esposo, Alfredo
Castaños Gutiérrez, a la calle Hacienda Vegil no 408, Colonia Jardines de la
Hacienda.

Se casa con un empleado bancario, ocho años mayor que ella.


De formación católica, Claudia Mijangos fue maestra de Catecismo, Ética y Religión
en el Colegio “Fray Luis de León”, donde estudiaban sus tres hijos: Claudia María,
de once años; Ana Belén, de nueve; y Alfredo Antonio, de seis.
Pero Claudia comenzó a mostrar fuertes problemas psicológicos, a tal grado que el
matrimonio pronto se volvió insostenible. Ella y su esposo se divorciaron y Claudia
se quedó con la custodia de sus tres hijos. Siguió al frente de su tienda de ropa y
dando sus clases de religión, pero la gente que la rodeaba pronto notó que los
disturbios emocionales de aquella mujer se iban acentuando.
En la escuela donde sus hijos estudiaban, daba clases un joven sacerdote, el padre
Ramón. Claudia se obsesionó con él; muchos afirmaban que eran amantes, aunque
otros negaban tal versión. Él y otro cura, el padre Rigoberto, hablaban
constantemente con ella
FICHA DE IDENTIFICACIÓN
NOMBRE: Claudia Mijangos Arzac
EDAD: 33 años
SEXO: Femenino
COLOR DE OJOS: Café
COLOR DE PIEL: Blanca
COLOR DE CABELLO: Castaño
ESTRUCTURA
FÍSICA: Ectomorfica
ESCOLARIDAD: Universitaria
ESTADO CIVIL: Divorciada
NIVEL SOCIOECONÓMICO: Medio alto
RELIGION: Católica
RESIDENCIA: Querétaro
CIUDAD DE ORIGEN: Mazatlán, Sinaloa
GUSTOS Y PREFERENCIAS: Moda y religión
MAYOR LOGRO LABORAL: Emprendedora de su propia microempresa ACTITUD
OBSERVADA Incoherente.

ANTECEDENTES PATOLÓGICOS Epilepsia del lóbulo temporal.


FAMILIA (GENOGRAMA): Esposo Alfredo castaños Gutiérrez (41 años),
hijos:
María (11 años), Ana Belén (9 años) y Alfredo Antonio (6 años)
PUNTOS FUERTES (CUALIDADES): Empresaria, buena madre y ama de casa,
inteligente,
responsable.
CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS
El reloj marcaba las 5 de la mañana del 24 de abril de 1989, cuando el cuerpo de
Alfredo Gutiérrez Mijangos, de 6 años de edad, fue despertado abruptamente por su
madre, Claudia Mijangos Arzac, quien sin compasión enterraba una y otra vez un
cuchillo.
El dolor que provocaba el arma blanca hizo gritar horrorosamente al niño, lo que
motivo que su hermana mayor, Claudia María, quien dormía en la habitación
contigua a la de su madre y en donde ocurría el asesinato de su hermano menor,
fuera a ver lo que ocurría; la sorpresa fue ver a su madre acuchillando a su hermano
de 6 años de edad.
Claudia María, de 11 años, le gritó a su madre que no lo hiciera y que dejara a su
hermano. Mijangos, de 33 años de edad, no reaccionó y observándola como a una
enemiga, se lanzó contra ella y la persiguió hasta las escaleras empujándola,
agarrándola del cabello y apuñalandola decenas de veces, hasta que Claudia María
dejó de defenderse.
Los gritos de auxilio de su hija mayor despertaron a los vecinos, quienes sin
sospechar lo que pasaba en la casa contigua, ignoraron los alaridos de la hija mayor
de Mijangos Arzac, y regresaron a los brazos de Morfeo.
Mijangos Arzac dejó el cuerpo de Claudia María tirado en las escaleras de su casa,
para dirigirse al cuarto de sus hijas y continuar con su macabra obra. Le faltaba
asesinar a sangre fría a su hija Ana Belén de 9 años de edad. Sin piedad y
contemplando a su hija que con temor la observaba, la agarró del brazo y la empezó
a apuñalar una y otra vez hasta que también ella dejó de defenderse.
Los tres cuerpos de los niños fueron arrastrados hasta la habitación principal para
ser colocados uno sobre otro. Así, sus vidas expiraron. El reporte del médico
forense fue enfático: los niños murieron desangrados.
No conforme con el asesinar de sus tres hijos, Claudia Mijangos Arzac durmió al
lado de sus cuerpos inertes y espero el amanecer.
A las 9 de la mañana, Verónica Vázquez, una de sus amigas, fue a visitarla. Tocó el
timbre y no obtuvo respuesta alguna, pero sabía que su amiga no saldría ese día,
así que insistió. La respuesta tardó en llegar y 5 minutos después, la escena
empezó tétrica. La perilla de la entrada de la casa de Mijangos Arzac daba vueltas
como en una película de terror, Vázquez esperaba ver a Claudia, pero no ocurrió
nada. La puerta sólo quedó entre abierta.
Asustada, Verónica entró para ver lo que pasaba y observó que Mijangos Arzac se
dirigía a las escaleras. Vázquez le habló, pero Mijangos no le respondió. Insistiendo,
Verónica le preguntaba desesperada a su amiga que qué pasaba y fue entonces
que Claudia Mijangos Arzac, volteando lentamente, le dio la cara. Su bata de dormir
estaba totalmente cubierta de sangre, las muñecas de sus manos estaban
sangrando, sus pies se encontraban descalzos.
Horrorizada, Verónica Vázquez salió de la casa y comenzó a gritar en la calle
pidiendo auxilio. Los vecinos salieron para ver qué es lo que sucedía. La policía no
tardó en llegar al lugar de los hechos.
Minutos después, dos policías entraron a la casa de Claudia Mijangos Arzac para
ver qué es lo que ocurría. Al llegar a las escaleras observaron que se encontraban
llenas de sangre; así, los dos policías se dirigieron lentamente al primer cuarto en
donde observaron que la cama estaba destendida y sin ningún ocupante. El
segundo cuarto, que pertenecía a las hijas de Claudia Mijangos Arzac, también se
encontraban vacías y con las camas desarregladas.
Al entrar a la tercera habitación, los policías no podían creer lo que estaban viendo.
La escena era de lo más brutal. Los tres niños estaban apilados, uno tras otro,
cubiertos de sangre y sobre la cama de su mamá. Mijangos se encontraba semi
sentada sobre su cama, con la mirada perdida y bañada en sangre. Los policías le
preguntaron si había alguien más en la casa y la única respuesta que obtuvieron fue
un implacable silencio.
Minutos después, las ambulancias y los agentes del Ministerio Público llegaron a la
casa que perteneció a Gutiérrez Mijangos, encontrando la misma escena tétrica y
devastadora que encontraron los policías.
Los tres niños fueron llevados al SEMEFO, mientras que a Claudia Mijangos Arzac
la trasladaron al IMSS para ser atendida por las heridas que tenía en sus manos y
muñecas.
En su primera declaración, Mijangos Arzac aseguró no recordar nada, mientras que
su esposo consiguió uno de los mejores abogados de Querétaro para que llevara el
caso de su aún esposa. Los familiares y amigos de Claudia no podían creer que ella
fuera la autora de los hechos ocurridos aquel 24 de abril y apoyaron moral y
económicamente a la infanticida
Para la segunda declaración, Mijangos Arzac aseguró que una voz le ordenó matar
a sus hijos. El proceso duró un año, tiempo en el cual Claudia Mijangos llevó su
proceso en el Penal de Mujeres del Estado de Querétaro, para tiempo después ser
trasladada a la Ciudad de México en donde fue recluida en un hospital psiquiátrico
donde permaneció, dicen lo que saben, menos de un año para ser puesta en
libertad.
OPINIÓN DE LOS MÉDICOS:
La lesión cerebral de Claudia Mijangos Arzac, en vez de ser curable, con el tiempo
sufriría un deterioro progresivo, afirmó el perito, Doctor en Psicología clínica y ahora
Jefe del Archivo Histórico de Querétaro, Alejandro Obregón Álvarez, quien recuerda
este caso como uno de los más impactantes de su carrera y de los más tristes.
Alejandro Obregón afirma que la psicopatía que padece Mijangos, aún interna en el
ala psiquiátrica del penal de Tepepan, en la ciudad de México, donde DIARIO la
redescubrió, no tiene remedio y es más preocupante porque esta personalidad
agresiva puede pasar como una persona común y corriente.

``Muchos paranoides conviven con nosotros y son personas que se quejan de todo,
son inestables en su
trabajo, tienen dificultades familiares, difícilmente consiguen una pareja o viven con
esta pareja, se sienten agredidos por todos y por el otro lado, su parte esquizoide,
donde la persona se siente dentro de su propio mundo, de su propia lógica,
entonces estas personas pueden andar caminando en la calle, pueden trabajar,
pueden ser muy buenos choferes, carniceros, meseros, muy buenos
licenciados...hasta que algo desencadena esa psicopatía". – Psq. Martin Ortiz
Es una tragedia que una madre pueda llegar a ese grado de paranoia, quien calificó
a Claudia no como los clásicos criminales que están en los CERESOS, que no
tienen límites de moral.-
• Ella sí tenía ese límite moral, se comportaba como una persona común y corriente,
se confesaba, comulgaba, es decir, tenía una relación social y familiar normal, pero
por dentro, su psicopatía la hacía ver un mundo diferente".

Para el doctor en Psiquiatría clínica, mientras que con químicos podría ser posible
tratar su parte esquizoide, la paranoia y la falla emocional que ésta ocasiona, no
tiene remedio.
• Ahora por ejemplo se está encontrando que posiblemente la esquizofrenia sí sea
curable, pero con sustancias químicas, porque es una falla metabólica de la
bioquímica del cerebro, pero la paranoia es de origen psicogénico, difícil de curar, la
depresión sí, la esquizofrenia posiblemente, pero la paranoia no y la de la señora
Mijangos era una personalidad esquizo paranoide.
Se pudo haber evitado el triple filicidio, si se hubiera puesto atención a la conducta
previa de Claudia Mijangos, pero también el día del crimen si los vecinos hubieran
actuado rápido cuando escucharon los gritos de auxilio.
• De alguna manera los padres del colegio pudieron haber hecho algo, la familia
pudo haber hecho algo, el marido, las vecinas, los vecinos de la casa donde sucedió
esto muy temprano, ya en la madrugada ya casi para ser hora de salir a trabajar, a
las escuelas, oyeron los gritos, la trifulca que estaba sucediendo con sus vecinos,
pudieron haber intervenido, es decir, en general la sociedad puede prevenir esto,
puede de alguna manera hacer algo cuando está sucediendo, pero preferimos
soslayar, voltear la cabeza y decir, bueno, ese es su problema. Tres vidas
sesgadas, tres vidas inutilizadas, estos tres niños, eso es lo más triste del caso.

-Respuestas del Psiquiatra Martin Ortiz Reynoso, procedente del Edo de Guerrero.
Psicólogo Agustín Palacios Castañera, egresado reciente, experiencia de 1 año en
consultorio particular.
``El juez primero de la causa penal, Arturo González de Cosío condenó a Claudia
Mijangos Arzac a 30 años de internamiento, la pena máxima en ese momento, por
el crimen cometido en contra de sus tres hijos, Claudia María, Ana Belén y Alfredo
Antonio.
De ellos han transcurrido 20. Le restan 10. De acuerdo con las autoridades del
penal, al finalizar su condena, Mijangos podría salir libre y entonces se evaluará la
posibilidad de dejar que regrese a su casa, trasladarla a un hospital psiquiátrico
público en algún otro estado o en su caso, que algún pariente quisiera hacerse
cargo de ella y entonces la tendría bajo custodia solamente. ́ ́
Lo que sí, confirma el doctor Obregón, es que la enfermedad de Claudia es
incurable y al contrario, progresiva.

Usted cree ¿es posible rehacer una vida con ese padecimiento?
El de esta señora era un diagnóstico muy pobre, por lo que difícilmente podría
rehacer su vida. Muy difícilmente
Bueno debemos recordar que estas personas cuya esquizofrenia fue tardía, significa
que debió de haber existido un detonante a este comportamiento; sus alucinaciones
fueron para ella tan reales como para nosotros es nuestra vida, sin embardo debo
de decir que he tratado con pacientes que han terminado sus licenciaturas, tienen
un estilo de vida decente, por sus cuidados, terapias, medicamentos.
No creo que sea lo mejor el dejar a esta persona libre sin ningún tipo de atención o
patrullaje ya que es muy probable el empeoramiento de esta.
``Hasta la fecha son confusos los elementos propiciatorios de la tragedia, pero en
los análisis más serios aparece siempre el “trastorno mental orgánico”, determinado
por el juez con apoyo en los hechos y en los estudios de especialistas, entre ellos el
doctor Alejandro E. Obregón Álvarez, colaborador de PLAZA DE ARMAS.
Igualmente ha quedado acreditado el antecedente de la separación de Claudia con
su esposo Alfredo Castaños Gutiérrez –padre de las víctimas– que la acusaba de
estar loca por su supuesta relación con un sacerdote llamado Ramón.
El día anterior al triple filicidio, los niños acudieron a una kermés con su papá, quien
al entregarlos por la noche tuvo una fuerte discusión con Mijangos y la amenazó con
quitárselos.
Consta en autos que después de ese incidente, Claudia cerró la casa por dentro, dio
la bendición a sus hijos, se quedó dormida y lo siguiente que recuerda es que
despertó en la mañana porque alguien tocaba la puerta. Era su amiga Verónica, que
al verla ensangrentada salió corriendo y avisó a la policía.
La escena encontrada por los agentes en la recamara principal de la casa era
terrible: la mujer acurrucada con sus tres hijos acuchillados. ́ ́
``No comprendía por qué estaba ahí y le angustiaba que sus hijos se hubieran
quedado solos. “Mis hijos están
dormidos en la casa. Yo quiero mucho a mis hijos, son niños muy buenos y no son
traviesos”. ́ ́ - Sara Feregrino, entonces agente del Ministerio Público y hoy
presidente del Pueblo Mágico de Bernal.
• En esta frase dicha por la paciente nos volvemos a dar cuenta de sus
alucinaciones; la mujer piensa o cree que sus hijos están dormidos, ella reprime sus
acciones violentas hacia ellos, aquí nos damos cuenta que sus hijos no fueron
ningún tipo de detonante para su esquizofrenia. – Psc. Agustín P.
FRAGMENTO DE ESTUDIO CLÍNICO PSICOLÓGICO
Realizado por los doctores Alejandro Obregón y Rafael Núñez, realizado el 29 de
junio de 1989.
"La primera experiencia humana más hermosa que ha tenido fue el nacimiento de
su primera hija. Actualmente llora y sufre por haber pasado toda esa tragedia, que
considera tan horrible y le atormenta como una pesadilla.
Su mayor deseo es salir del Reclusorio, curarse. Le gustaría, si pudiera aprovechar
los medios de comunicación para causas positivas, 'conocerse a sí misma,
aceptarse como es, compartir con los demás sus experiencias, enseñar, vivir
intensamente dentro del seno de la sociedad, sin olvidar a los demás. No le gustaría
jugar ningún papel en especial, simplemente ser mujer.
Cree que su actitud general y su estimación hacia el mundo sociales es el ser
auténtica, trabajadora, convivir, con toda clase de seres, sin olvidar (sic) su posición
social y moral. Actualmente, algunos la aceptan y otros no, pero siente que existe
estimación como ser humano que ha vivido una experiencia muy difícil. Ante nuestra
interrogante acerca de la estimación general acerca de sí misma, señala que se
acepta, se quiere, pero que le gustaría ser menos sensitiva, menos profunda.
'Soy extraña, o tal vez curiosa, tal como todo ser humano, muchas veces nos
amamos como somos y otras nos quejamos, porque somos humanos'".
EXPEDIENTE DEL PROCESO 224/89
Consta que Claudia Mijangos Arzac sufría alucinaciones, imaginaba cosas extrañas
y escuchaba voces que, en la noche trágica le dijeron que Mazatlán, su pueblo,
había desaparecido y que todo Querétaro era espíritu.
“Yo sentía como si se fuera a acabar el mundo”, declaró.
Lo cierto es que no ha habido en la historia del Querétaro moderno un drama
familiar más lamentable, tanto que muchos medios informativos nacionales e
internacionales lo han publicado, frecuentemente sin rigor y con sensacionalismo,
mientras, a 23 años de los hechos, Claudia Mijangos, declarada inimputable,
permanece en reclusión en el Distrito Federal y su esposo Alfredo Castaños
Gutiérrez vive en Sinaloa, en donde rehízo su vida.

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