La mala praxis podría definirse como un ejercicio errado o una
práctica sin habilidad por parte de un profesional de la salud, que puede causar daños a la salud del paciente. Esto implica descuido, omisión de actos debidos, desatención, que genera resultados negativos que perjudican no solo al paciente sino también al profesional de la salud. La mala praxis se da por no tener cuidado razonable al momento de realizar un determinado tratamiento. En muchos casos, no se da la mala praxis como un objeto criminal o deshonesto, pero si por una obvia negligencia, que pudiera evitarse si se tomaran en cuenta las previsiones necesarias. En la negligencia hay incumplimiento de elementales normas de la profesión, ya que sabiendo lo que realmente se debe hacer, no se hace o se hace de una manera errada o incompleta. Los errores de los profesionales en la odontología, pueden ser diferenciados como accidentes en la anestesia, de diagnóstico, de tratamiento, de pronóstico, en las pericias y por falta de higiene. Es por ello que se ha hecho una clasificación, a) en cuanto al tipo: culposo y no culposo. b) en cuanto al origen: por la economía, por falta de moral, por omitir las reglas o simplemente por la falta de vocación; c) en cuanto al grado de los errores: voluntarios, groseros y graves.
Las irregularidades con mayor incidencia son:
- Falta de comunicación, entre el odontólogo y el paciente. - Uso y manejo equivocado de materiales. - Ausencia de expediente clínico. - Carencia de estudios radiográficos, sanguíneos o de rutina. - Insatisfacción del paciente. - Tratamientos exageradamente prolongados.