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De Visita
De Visita
“De Visita
De: Miguel Mármol (Jabino)
NORBERTA: ¡Pues sí, Leoncia! ¡Esta visita tuya sí que ha sido una sorpresa para mí,
después de tanto tiempo, niña!
LEONCIA: ¡Vamos a ver cuándo me la devuelves, porque tenemos muchas cosas de que
hablar! Mira, ¿Y las niñas tuyas no tienen novios?
NORBERTA: ¡Todavía! …Ay, mija… ¡Como andan esos noviazgos hoy en día! Yo estoy
espantada con las cosas que están pasando. Esos muchachos de ahora son una calamidad,
les falta fundamento.
LEONCIA: ¡No me hables! Que Luisita está en el mismo problema… ¿Verdad mi amor?
LEONCIA: Figúrate tú, una niña con las cualidades de mi Luisita…tú la puedes ver…tan
educada, tan dulcita ella… ¡Una niña que no te baila sino valses! ¡Porque eso de andar
bailando polcas es un escándalo! ¡Y ya ves, ella no consigue novio!
LEONCIA: Figúrate tú, mi Luisita no hace más que leer a Alejandro Dumás y los poemas
de Amado Nervo. En las tardes toca alguna armonía de Domizetti y hojea en alguna revista
las noticias sociales y de moda. Una verdadera santa… ¡Pero los hombres solo se fijan en
las mujeres modernas!
NORBERTA: ¡Qué horror! Yo a las mías también las he educado así…Y al varoncito… lo
llevo por el mismo camino. (LLAMA) ¡Ven acá! Pepito acércate para que la señora te vea
(PEPITO SE ACERCA. LEONCIA LE TOCA LAS MEJILLAS)
LEONCIA: ¡Ay, pero que simpático es…! ¿Cómo estás Pepito?
NORBERTA: No tienes idea de lo inteligente que es…Pepito, ¿Por qué no les recita una de
tus poesías a las señoras?
LEONCIA: No, niñas, que pena ni qué pena… ¡Anda, mijo, recita!
En mi pecho desgarrado.
¡He dicho!
PEPITO: Bueno, a lo mejor ustedes no han entendido el sentido de mis versos…es que
estos son misterios que solo comprenden los corazones enamorados. ¡Con permiso! (SALE
PEPITO ANTE EL ASOMBRO DE LEONCIA)
NORBERTA: Ya lo ves…esa es la educación que les he dado y a este par de joyas que tú
ves…lo mismo. Poesía, música y nada de baile ni de cosas raras.
LEONCIA: Es verdad, mijito, los bailes son una perdición. Miren. ¿Y por qué están tan
perfumadas esta tarde?
RITA: ¡Ay, imagínese que hemos ensayado unas charadas y unas adivinanzas para jugar
con él cuando venga!
LEONCIA: (ALARMADA) ¡Ay, Norberta! ¿Charadas? Pero si a mí me han dicho que eso
de las charadas es una cosa pecaminosa. ¡Que es un juego del Diablo! ¡Ay, las adivinanzas!
¡Yo no dejo a mi Luisita jugar jugar a las adivinanzas! ¡Sale cada cosa que espanta!
LEONCIA: Por experiencia. La otra noche estaban jugando en casa de las Pérez Gil, y
alguien preguntó: ¿Qué será lo que más se mete en el horno? Tú te imaginas, preguntar
semejante barbaridad.
CARMENCITA: ¡Ay, yo sé esa adivinanza! Lo que más se mete en el horno es… ¡El
pastel de crema!
LEONCIA: Bueno…sigue creyendo eso, mijita, menos mal. ¡Menos mal! (TOCAN A LA
PUERTA. TODAS SE AGITAN)
RITA: ¡Ay, ay, ese debe ser él! ¡Ya llegó, ya llegó!
NORBERTA: Carlitos, mire, estas son unas amigas de la casa. Las Verduguillo, doña
Leoncia y su hija Luisita.
LUISITA: ¡Ay, sí…! Por la tarde sobre todo…una se suda todita, todita…
LEONCIA: Y dígame una cosa, Carlitos. ¿Usted no ha ido a ese juego nuevo que se llama
beisbol?
CARLITOS: Pues como no. Ese juego es una maravilla, por eso entusiasma tanto. Allá en
Nueva York yo era asiduo concurrente a los match.
LEONCIA. ¡Pues a mí me tienen con el beisbol hasta aquí! Y es que estos jóvenes de ahora
tienen un instinto imitador desesperante. ¡Figúrense ustedes que al otro día recibimos una
visita de etiqueta y han improvisado una partida en el patio! ¡Y cuando menos pensamos, le
han largado un pelotazo en plena boca a una señora mayor que estaba ahí sentada!
LEONCIA: La señora se levantó airada, con el labio roto, mientras los muchachos gritaban:
¡Jonrón! ¡Jonrón! … Carlitos, ¿Qué es un jonrón?
LUISITA: ¡Ay, qué bien…a mí me encanta la gente inteligente como usted Carlitos!
LEONCIA: Niña… (EN VOZ BAJA LA PELLIZCA) Luisa, o te quedas tranquila o te saco
de aquí inmediatamente… ¡Disimula!
CARMENCITA: ¡No me digas que se casa! Pero como va ser porque a mí me dijeron que
no andaba muy bien de… (HACE GESTO DE DINERO)
TODAS. ¿¿¿Cómo???
LUISITA: Si, un “adelanto”
LEONCIA: ¡Pues tú me cierras esa boca! ¡Y deja que lleguemos a la casa para que me
aclares ese asunto! ¡Ay, yo como que te voy a dar mere mere con pan caliente! (HABLA A
NORBERTA) ¡Niña, pero ¿qué será lo que está pasando? ¡Estas muchachas están
alborotadas!
NORBERTA: ¡Así se casa mucha gente hoy! Un joven de estos que no tienen donde caerse
muerto, y se enamora de alguien… y allí lo tienen instalado todas las tardes al pie de la
ventana de su adorado tormento…hasta que el padre tiene que llamarlo a botón… y aceptar
que la visite en la casa, para evitar las murmuraciones.
LEONCIA: Es que de lo contrario, la muchacha sale perjudicada con esos amores por la
ventana y un amansa postes instalado en la esquina.
CARLITOS: (CORTADO) ¿Yo señora? … este… Y ¿Por qué me pregunta usted eso?
RITA: Ay, a propósito de las Escabeche, ¿es verdad que están muy mal de situación?
LEONCIA: ¡No me hables de eso, mijita, que la última cocinera que salió de esa casa me
ha contado unas cosas!
CARMENCITA: ¡Es verdad mamá, ellas se creían que como el papá fue Ministro, tenían a
Dios agarrado por las chivas!
LUISITA: Ay, sí, son unas necias…bueno, pero para allá vamos. ¡Adiós!
LEONCIA: Hasta luego, muchachas…hasta luego Norberta…y que sigas tan bién como
siempre.
RITA: A mí no es que me guste hablar mal de nadie. Y además, a pesar de todo ellas no son
malas en el fondo.
CARLITOS: Parecen gente acomodada.
RITA: ¡No tienen ni donde caerse muertas, ni otro oficio que tocar el piano y cantar arias,
con unas voces horribles!
CARMENCITA: Sí, en verdad. La sortija de Luisita parece el anillo del arzobispo. ¿Se
fijaron en las pulseras y el reloj?
RITA: Sí, todo muy fino… ¡Pero son los regalos de los novios! Y como cada seis meses la
niñita cambia de novio, dentro de tres años van a montarse una joyería… ¡Las pobres!
Nosotros las queremos mucho.
NORBERTA: Allí tiene usted ese caso, Carlitos…por eso yo he educado a mis niñas tan
bien…de otra forma…inculcándoles las doctrinas más sanas y la moral más severa… ¡Y
sobre todo, las he enseñado a que no hay nada peor que el chisme y el lengüeteo!
CARLITOS: La verdad sea dicha (IRONICO) Es que, no es porque sean sus hijas…pero el
que se case con ellas, se llevan un verdadero tesoro.
CARLITOS: Sí, pero lo que pasa es que cuando las mamás recomiendan su mercancía…
¡la cosa como que no debe andar muy bien! (SORPRESA GENERAL EN LAS MUJERES)
FIN