En nuestra, tradición afrocubana, Aggayú Argayú, Algallú, Agayú, Aganjú son
formas diferentes de llamar al mismo Orisha. Significa “Poderío del Mundo” nace en las entrañas de la tierra seca. En la naturaleza es representado por el Volcán. Representa además las fuerzas y energías inmensas de la naturaleza, la fuerza de un terremoto, las de un ras de mar, la lava de los volcanes circulando intensamente en el subsuelo ascendiendo a la superficie, la fuerza que hace girar al universo y a la tierra en él. Aggayú Solá es además el Orisha de los desiertos, de la tierra seca y de los ríos enfurecidos. Se encuentra también en los grandes océanos, porque Aggayú que es volcán, anduvo por allí. Las fuerzas terrenales que domina son símbolo de su tremenda energía. La lava que perfora la corteza terrestre, la potencia de los ríos (Odó) que con su fuerza dividen territorios y que en momentos de excesos de agua (Omí) pueden destruir pueblos, los terremotos que conmueven la corteza terrestre y el impulso que mueve la energía de la tierra misma y la hace girar eternamente. Este Orisha es el báculo de Obbatalá, Oroiña es su madre, ya que el volcán nace del centro de la tierra. Aggayú y Oyá son el mismo corazón (Okán-Nani), porque en el signo (Odu o Letra) Nueve (Mesán) del Diloggun, en el cual predomina Oyá, también toma parte activa Aggayú, ya que por su impulso e influjo, predominan de cierta manera en los elementos, necesarios para el mundo: El Sol, el fuego, el agua, el aire, y la tierra, el alimento, la salud, el trabajo y el nacimiento. Es el gigante de la Ocha, Orisha del fuego, de carácter belicoso y colérico. Es de carácter fuerte y varonil es uno de los Orishas más respetados en los signos de Ocha. Aggayú es un Orisha fuerte, tanto como Changó guerrero, solo que a diferencia de este, no tuvo guerras con Oggún. Es un Orisha que propicia la armonía y muchas veces es recibido junto con Changó para su concordia. Su refugio es la palma cuando se encuentra en una situación difícil. Este es un Orisha controversial hoy en día. Unos dicen que no se consagra directo y otros dicen que si se consagra directo. Lo cierto, es que la historia es clara y Aggayú, sí era hecho directo en Cuba. El Corpus de Ifá en el Odu Osa Ogbe avala la consagración directa de los hijos (Omó) de Aggayú. La controversia real existe entre los Orishas que deben servir de pilar a esta consagración: Unas dicen que Changó, otras lo hacen a través de Ochún, ya que comparte con esta las orillas de los ríos y en el Signo (Odu) Ogbe Oyekun, Ochún salva a Aggayú. En la mayoría de las Casas (Ilé), se hace a través de Changó. Sin embargo, cuando Aggayú es directo lleva once piezas: Una flecha, un tridente, un Gallardo, un arco, una estrella, un cometa con su cola, un hacha, una hachuela, una lanza, un arco y flecha armados y una llave. Cuando Aggayú no es directo, este lleva tres piezas y en otras Casas (Ilé) nueve. De hecho, hoy en día, hay muchas casas de Ocha, que su Aggayú nada más tiene una o dos piezas, así como también en muchas de esas Casas (Ilé) le dan chivo (Oúnko) macho, mientras que el Aggayú que vino del interior de la isla, tiene tres o más piezas y come chivo (Oúnko) capón. Como puedes observar, hay muchas formas diferentes que van de acuerdo a la Rama y Casa (Ilé) de la que estemos hablando. Esto bajo ningún concepto está mal, solo es diferente y en todas existen motivos sustentados de lo que otros llaman discrepancias. La idea de esto, no es imponer criterios de una Casa (Ilé) o Rama a otra, es que exista respeto en cómo se hacen las cosas. Ya sabes, que soy intolerante a los inventos y quiero darte las diferentes variantes, ya que no quiero que piensen que hay una y solo una forma de hacer las cosas en nuestra religión. Lo que es invento, te lo digo sin ninguna contemplación. Su número es el 9 el cual representa la participación de las partes con el todo y sobretodo dando lugar a la espiritualidad y sus efectos compasivos sobre el resto de seres vivos independientemente de su grado de conciencia. Es en este número donde se da la verdadera sabiduría, basada en la experiencia de forma impersonal y ajena al reconocimiento social y a cualquier recompensa material. Su color es el rojo oscuro o los 9 (Mesán) colores excepto el negro. En el sincretismo es comparado a San Cristóbal (25 de Julio). El culto a Aganju, según muchos de los “Awó Ensaladitas” y Los “Awofakan Globos”, no existía y que era un invento en Cuba, porque “Todo el mundo sabía que Aganju, solo había sido un Alaafin. Nada más alejado de la verdad, ya que casualmente en una de las historias de la creación recoge a Aganjú, como uno de los Orishas padres de los demás Orishas, tal como lo registra A. B. Ellis en su libro The Yoruba Speaking People of the West Coast, páginas 43 y 44. Veamos: Antes de su amorío con el cazador, Odudua dio a luz a su esposo, Obatala, un niño y una niña, LLAMADOS RESPECTIVAMENTE AGANJU Y YEMAJA. Yemaja se casó con su hermano Aganju y dio a luz un hijo llamado Orungan. Como puedes ver, antes de un amorío de Odudua con un cazador, ya Odudua había dado a luz un niño y una niña. De hecho, de la historia se desprende que Yemayá fue violada por Orungan y esta en su huída, se acostó y de su vientre surgieron quince Orishas más, entre ellos Changó, lo cual, al igual que en Cuba, coloca a Aggayú como PADRE de Changó. No son “Cuentos Cubanos”, son historias que vienen de la propia África. Ahora bien, Aganju, como personaje histórico, sucedió a su padre Ajaka, como el quinto Alaafin de Oyó (siglo 15). A partir de los registros, se dice que vivió largo tiempo y construyó un palacio amurallado, en los que mantenía leopardos domesticados, animales salvajes y serpientes venenosas en los parques dentro del mismo, ya que se dice que era un amante de la naturaleza y los animales. Se dice que Aganju no toleraba la opresión y fue conocido por liberar a los oprimidos y castigar a los opresores severamente. De hecho, el sincretismo de esta deidad como dueño de los desiertos y orilla de los ríos, se desprende del hecho que solía visitar tanto el desierto como los ríos y que solía caminar a cualquier parte, llevando su espada de doble filo. Cuenta la historia que fue querido y respetado. Aganju fue notable por erigir ciento veinte frontones de gran altura y la instalación de columnas de bronce y latón para aumentar la belleza del palacio de Oyó - Ile. Modernizó Oyó, construyendo plazas, con anchas calles, estableció una cuadra de mercado abierto y de hecho, Aganju es considerado como el primer urbanista de la ciudad en tierra Yoruba. Sin embargo, a pesar que la historia registra que Aganju llevó un reinado largo y próspero, hubo una crisis que se libró por su trono hacia el final de su vida, a causa de una hermosa mujer que conoció. Fue a la guerra contra Onisambo, Rey de un pueblo vecino, por negarle la mano de su hija Iyayun en matrimonio. En esta guerra murieron tres de los principales guerreros de Onisambo que fueron, Onitede, Onimeri y Alagbona, sus ciudades destruidas y la novia asegurada por la fuerza. Sin embargo, el fin de su reinado se vio empañado por grandes problemas domésticos. Su único hijo Lubego, fue descubierto teniendo relaciones ilícitas con su amada lyayun, en cuya cuenta tantos príncipes y personas habían perdido la vida. El severo padre se enfureció más allá de las palabras y la sentencia pronunciada contra Lubego, fue la pena máxima, la cual se llevó a cabo de manera rígida. Pero el rey fue vencido por el dolor y murió poco después de esto, incluso antes del nacimiento de un sucesor al trono. El nombre de su Basorun fue Banija, quien luego fuera sucedido por Erankogbina. Iyayun quedó embarazada del niño que se convertiría en el sexto Alaafin: Kori. Las leyendas dicen que trajo la práctica de Ifá de Oyó. La historia, sin embargo, dice que Oyó rechazó la idea al principio, hasta que más tarde fue re-introducido durante el reinado de Oluasọ, quien fuera conocido por su físico atractivo y fuerte. Aggayú construyó numerosos palacios en el imperio y también tuvo numerosas esposas e hijos. Sin embargo, no es del todo cierto que hubiese introducido el culto a Ifá, ya que según Samuel Johnson en su libro History of the Yorubas, nos dice que el Alaafin Ofiran, hijo de Onigbogi, fue quien reconoció oficialmente el culto a Ifá (años 1500’s). Y hasta aquí, puedes ver que lo deificación del Alaafin Aganju, no son, bajo ninguna circunstancia, hechos que se hayan dado en Cuba, sino que de esta forma la heredaron y conservaron nuestros viejos. Mucho fue lo que se hizo en materia de conservación de tradiciones propiamente yorubas y como se ve, tampoco eran unos “Confundidos” como aseguran unos IMPROVISADOS. Nuestros viejos eran YORUBAS y la mejor herencia que nos pudieron dejar, fueron nuestras tradiciones afrocubanas, llenas de recuerdos culturales e históricos. Aprende a apreciar NUESTRA herencia, que mucho costó conservarla.