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El útero o matriz es un órgano reproductor femenino importante.

Existen diferentes patologías uterinas y de ella hablaremos en este


apunte. Algunos tipos frecuentes de tumores uterinos son los miomas
no malignos, el cáncer endometrial y el cáncer de cuello uterino.

Los miomas uterinos, que pueden aparecer en mujeres de todas las edades, se efectúa con arreglo a su
localización en el útero. Aunque se desconoce cuál es la causa de los miomas uterinos, es probable que
estén relacionados con la secreción de estrógenos. Los tumores de pequeño tamaño pueden pasar
desapercibidos durante cierto tiempo, mientras que los de grandes dimensiones pueden provocar una
distensión del útero, producir menorragia, ejercer presión en los tejidos circundantes y originar dolor en
la porción inferior del abdomen y la pelvis. Las mujeres portadoras de miomas asintomáticos que deseen
concebir han de someterse a un seguimiento de estas masas tumorales.

En algunos casos se lleva a cabo una miomectomía (resección del mioma y el miometrio circundante)
laparoscópica. Los tumores de gran tamaño pueden requerir una histerectomía (resección de útero).
El cáncer endometrial es una neoplasia frecuente que afecta a mujeres de edades comprendidas entre
los 50 y los 70 años. Entre sus factores de riesgo se hallan la menarquia temprana, la menopausia tardía,
la utilización de preparaciones con estrógeno exentas de progestina durante períodos prolongados, la
obesidad y la diabetes. La formación de estos tumores de crecimiento lento comienza con la hiperplasia
endometrial (proliferación excesiva de células normales). El tumor suele aparecer en el fondo uterino y
crece hacia el miometrio hasta invadir el aparato reproductor femenino en su totalidad. La metástasis se
produce a través del sistema linfático, teniendo preferencia por el pulmón, el hígado y el hueso. El
tratamiento consiste en la histerectomía con ovariosalpingectomía bilateral (resección del útero y ambos
ovarios). Se puede administrar radioterapia con la finalidad de reducir el tamaño del tumor antes de la
intervención quirúrgica o bien en el período postoperatorio para destruir las células tumorales presentes
en el sistema linfático.
La mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino se debe a una infección por el virus del papiloma
humano (VPH). Otros factores de riesgo de esta neoplasia maligna son el comienzo de las relaciones
sexuales a una edad temprana, las relaciones sexuales sin protección de barrera, múltiples compañeros
sexuales, la infección por el VIH, el tabaquismo y la dieta deficiente. Se ha logrado reducir la incidencia
del cáncer de cuello uterino invasivo a través de la detección precoz y el tratamiento temprano. En su
mayor parte, el cáncer de cuello uterino debuta en forma de displasia cervical (cambios anómalos en el
tejido del cuello uterino) o neoplasia intraepitelial cervical (NIC), la cual se distingue por alteraciones de
las células epidermoides del cuello uterino. Con el paso del tiempo, estas alteraciones celulares dan lugar
a un carcinoma in situ, una neoplasia localizada que termina por invadir estructuras circundantes en
ausencia de tratamiento. El cáncer de cuello uterino invade los tejidos adyacentes, como la vagina, la
uretra, la vejiga y el recto. El cáncer de cuello uterino es asintomático en sus estadios iniciales. En la fase
invasiva cursa con hemorragias, lumbalgia y dolor en el muslo, hematuria, heces con sangre y anemia. El
diagnóstico se realiza a partir de los resultados de un frotis de Papanicolaou (Pap), en la que se recogen células y
secreciones del cuello uterino que se remiten al laboratorio para su estudio. Tras la identificación de células
cancerosas en el frotis, se puede realizar una resonancia magnética (RM) o una tomografía computarizada (TC) de
la pelvis, el abdomen y los huesos con el fi n de determinar la ausencia de invasión. Los tumores localizados en el
cuello uterino pueden resecarse con sondas de láser, calor o frío o cauterización. Está indicada la conización
(resección de una muestra coniforme de tejido cervical) cuando las lesiones se extienden hacia el canal
endocervical. De quedar embarazada, la paciente debería informar a su médico de la conización cervical. Conforme
avance el embarazo, el cuello uterino podría dilatarse debido a la presión y dar lugar a un parto prematuro. La
diseminación del cáncer a los tejidos circundantes requiere un tratamiento de cirugía radical, radioterapia y
quimioterapia.
Fuente de información:

Asistencia_de_enfermeria_materno_neonatal - Mary Ann Towle.pdf – CAPITULO II – Salud y Reproducción

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