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LA TRATA DE PERSONAS EN MÉXICO

Elena lleva dos horas bajo el agua de la regadera. Por más que lo intenta, por
más que se enjabona, talla y enjuaga, una y otra vez, no logra quedar limpia.
Quiere arrancar de su cuerpo pequeño, aún de niña, las caricias sucias de todos
ellos. Ya no siente tanto dolor, han dejado de violarla. Pero esa mugre y ese
asco que la invaden, no logra quitárselos...

Llora otra vez, y su llanto no la conmueve; ya no parece tener asideros para


sus sentimientos. Sigue aturdida. Elena tiene 10 años. Hace apenas unos días,
fue arrancada literalmente de las garras de sus explotadores sexuales. Es una
víctima más de las miles que en México han padecido el delito de trata de
personas. A pesar de todo, ella corrió con suerte y fue rescatada.

Para Teresa Ulloa Ziáurriz, directora de la Coalición Regional Contra el


Tráfico de Mujeres y Niñas de América Latina y el Caribe, las secuelas que
deja en las víctimas el delito de la trata de personas, son atroces y muy
“difíciles de atender”, como variados los trastornos psicológicos que
presentan: Personalidad Bipolar, Indefensión Aprendida, Síndrome de
Estocolmo, Automutilación, Intentos de Suicidio y Comportamientos
adictivos, entre otros.

La trata de personas es la captación, transporte, traslado, acogida o recepción


de personas recurriendo a la amenaza, al uso de la fuerza, rapto, engaño,
fraude, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, con fines de
explotación sexual, laboral o de otra índole, según se establece en el Protocolo
para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente
Mujeres y Niños (conocido como “Protocolo de Palermo”, adoptado en
Palermo, Italia el 13 de diciembre de 2000 y ratificado por México el 3 de
febrero de 2003).

Este delito está considerado como una modalidad contemporánea de


esclavitud que puede manifestarse de distintas maneras: secuestro, violación,
abuso, tratos crueles o degradantes, suplantación de identidad, trabajos
forzosos, daños a la salud, lesiones, prostitución forzosa; la utilización de
niñas y niños para la elaboración de pornografía y el tráfico o la venta de
órganos.

La trata opera ya como el tercer negocio más lucrativo para la delincuencia


organizada a escala mundial -sólo superado por el tráfico de drogas y el de

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armas-, ya que produce ganancias anuales por unos 9 mil 500 millones de
dólares.
Según un informe reciente sobre el tema de la Organización de Naciones
Unidas, al menos 27 millones de personas en todo el mundo han sido víctimas
de explotación laboral, sexual o comercial en los últimos 25 años. Asimismo,
reportes de ese organismo señalan que cada año entre 600 mil y 800 mil seres
humanos son víctimas de la trata de personas.

Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) refiere que en


los últimos tres años, del total estimado de personas reclutadas con fines de
explotación laboral o económica (unos 2 millones 450 mil), 56 por ciento son
mujeres y niñas, y el resto, hombres y niños. Según la propia OIT, en el caso
de las víctimas de explotación sexual, 98 por ciento son mujeres y niñas.

En México, 20 mil niños, niñas y adolescentes son víctimas cada año de


explotación sexual y 85 mil son usados en actos de pornografía, mientras en
21 de las 32 entidades del país existe turismo sexual, de acuerdo con el
Informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América sobre
Trata de Personas del año 2008, cifras con las que coinciden el Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática y el Fondo Internacional para
la Infancia.

Por su parte, Ulloa Ziáurriz refiere cifras de la Coalición Internacional contra


la Trata de Mujeres, que ubican a México en el quinto lugar mundial, respecto
de las víctimas de trata, y que señalan que al menos 250 mil niños y
adolescentes están inmersos en el comercio sexual.

Pese a la gravedad del fenómeno, el gobierno mexicano ratificó el Protocolo


de Palermo, 16 meses después (27-II-09), de que entró en vigor la Ley para
Prevenir y Sancionar la Trata de Personas, la primera legislación especializada
en la materia en México.

Algunas de las organizaciones civiles que por más de un año estuvieron


presionando al Gobierno de Felipe Calderón para que publicara el reglamento,
señalan que ese instrumento no garantiza una efectiva coordinación entre las
instituciones encargadas de combatir ese delito, además de que se lamentan de
que se otorgue poco peso a la participación y vigilancia de las organizaciones
civiles.

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Sin embargo, para Teresa Ulloa lo que no sirve en sí, es la Ley para Prevenir y
Sancionar la Trata de Personas. La activista, experta en derecho, que lleva más
de 15 años metida en la defensa y tratamiento de las víctimas de trata, como
pugnando por mayores instrumentos de protección a las víctimas de este delito
y de mayores sanciones a los delincuentes, indica que la actual legislación en
la materia tiene planteamientos que impiden una adecuada seguridad,
protección y cuidado de las víctimas, así como una efectiva persecución del
delito.

De entrada, dice Ulloa, la ley sobre la trata se queda corta, pues no tutela los
derechos humanos de los niños y las niñas de manera integral, sino que señala
que el bien jurídico a proteger es el desarrollo de la personalidad, lo cual
limita la tipificación del delito a los daños que puede causar, y no a las
múltiples modalidades en las que puede presentarse.

Indica además, que la tipificación del delito es absurda, pues establece como
elemento necesario, que éste se origine en el país y tenga vínculos
internacionales, o viceversa, que se origine internacionalmente y repercuta en
nuestro país. Esto deja de lado la trata de personas que ocurre internamente en
México, la cual según la activista, es por lo menos 10 veces mayor que la que
comprende vínculos con el crimen internacional.

Otro asunto en cuestión, es que en la referida legislación, persisten los


llamados medios comisivos, es decir, deja en la víctima la obligación de
presentar los elementos de prueba sobre las vejaciones o abusos de que fue
objeto, lo cual inhibe las denuncias o resulta oportunidades para que los
delincuentes intimiden a sus víctimas y las disuadan de seguir el proceso legal
en su contra.

Teresa Ulloa, considera que esta legislación representa un severo atraso con
respecto a la que aprobó la Cámara de Senadores en 2005, la cual quitaba los
medios comisivos, no circunscribía el delito a aspectos que tienen que ver con
la manera en que el crimen se organiza, y era más amplio el bien jurídico que
tutelaba, pues tendía a proteger efectivamente los derechos de las víctimas de
trata.

Con la renovación de la Presidencia y del Congreso en el 2006, la


preocupación sobre la trata de personas, que tanto trabajo ha costado inyectar
en los espacios de toma de decisión, se diluyó debido a que cambió el enfoque
de abordaje para este delito.

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El Gobierno del presidente Felipe Calderón dejó de lado todo compromiso con
las causas civiles, y se enfrascó en una “guerra” contra el narcotráfico, como
preocupación única en torno a la seguridad nacional. El conjunto de delitos en
contra de grupos y sectores vulnerables, pasó a un segundo o tercer plano, ello
a pesar de que el mismo combate al crimen federal, ha llevado a que la
delincuencia organizada diversifique sus crímenes, para mantener el nivel de
sus ganancias. No es extraño entonces que se hayan incrementado delitos
como el secuestro, la extorsión y la trata de personas.

La llegada de César Camacho Quiroz a la presidencia de la Comisión de


Justicia de la Cámara de Diputados, propició cambios a la legislación sobre
trata de personas aprobada en el 2005 por el Senado, lo cuales convirtieron a
esa legislación en un instrumento ineficaz, no sólo para frenar la trata de
personas, sino para darle una protección a las víctimas.

Versiones de diversas organizaciones civiles, señalan que la manera en que se


ha incrementado el delito de trata en nuestro país, y la impunidad con la que
gozan aquellos delincuentes a los que con dificultad se les ha logrado probar
este delito, indican que existe una extensa red delincuencial, protegida por
poderosos grupos políticos del país, que han logrado silenciar las denuncias,
modificar los instrumentos legales para perseguirlos, o por lo menos, retrasar
los cambios que se requieren para una mayor protección.

Se sabe incluso, de la existencia de un Grupo político que desde Tijuana,


controla el 60% de todo el comercio de mujeres que llega a nuestro país desde
Europa del Este. No parece casual entonces, la tardanza de 16 meses para
publicar el reglamento de la ley sobre trata, como no lo es el hecho de que en
esa normatividad, se desplace de la función de vigilancia a las organizaciones
civiles y se les relegue a labores de prevención y asistencia.

Acaso por esos intereses oscuros que presionan y limitan la acción de la


justicia en este tema, el Gobierno Federal ha decidido mantener cerrada la
participación ciudadana en los organismos de control sobre la aplicación y
resultados de la ley de trata de personas. Si no rinde cuentas abierta y
transparentemente, evita quedar atrapado entre la presión social y la de los
grupos de poder que tienen relación con la criminalidad en este rubro.

No hay que olvidar que este delito, es parte imprescindible para aumentar los
recursos de la delincuencia organizada. México es el segundo país productor
de pornografía infantil, y ocupa el tercer lugar mundial en consumo de ese

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material. En Latinoamérica, las ganancias de la delincuencia dedicada a este
latrocinio representan el 17% del Producto Interno Bruto de la región. La trata
de personas afecta mayormente a las mujeres y las niñas, y el 90% de este
crimen se limita a la explotación sexual.

Para Teresa Ulloa, lo peor de todo es que este tema no está en la agenda
política nacional, ni en la de algún partido político, lo cual dificulta
enormemente procesar las reformas que necesariamente se le deben de hacer a
la ley de trata de personas, para hacerla efectiva.

En los tiempos que corren, para desgracia de las víctimas, entre las que puede
estar su hija, mi hermana, la joven vecina que va entrando a la adolescencia o
la niña que aparece en el cartel de SE BUSCA pegado en la ventanilla del
Metro, los partidos políticos, sólo atienden aquello que le puede representar
valoraciones positivas en función de los próximos comicios electorales.
Prueba de ello es la nula atención y la falta de acción que muestra para
responder al incremento de un delito tan atroz y tan extendido como la trata de
personas.

La experiencia de Teresa Ulloa, quien refiere que le ha tocado arrancar de


brazos criminales a niñas ultrajadas sin clemencia, se suceden los casos
terribles, los relatos que llenan de indignación y coraje.

Esta el caso de una indígena de Chiapas, a la que "Las autoridades rescataron


y la reintegraron a su hogar de origen, pero la familia la volvió a vender por
dos cartones de cerveza o dos chivos", relata Teresa.

Revela Ulloa que "lo grave es que están utilizando a bebés, de menos de seis
meses, en pornografía; niñas menores de seis meses en prostitución, que las
están alquilando en los bares. Un caso más que sacude y obliga a llorar de
piedad o de miedo: hay fotografías y videos que tiene la AFI, de los hombres
chupando la vulva de una bebé.

"Eso, en el desarrollo psicosexual de la criatura ya no tiene regreso. A la


mejor, con el tratamiento adecuado pueda llegar a ser una niña mejor, nunca
va a ser la misma si hubiera tenido un desarrollo psicosexual al que tenía
derecho como ser humano", remata.

Y nosotros, ¿qué estamos haciendo?

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