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Hablemos de paz

OBERT ALEJANDRO ORTIZ R

A buena hora la biblioteca del Banco de la República, sede Neiva, inició los
conversatorios con estudiantes, profesores, servidores públicos y líderes en
general para reflexionar sobre la paz desde los territorios. Ya lo había advertido el
director del Departamento Nacional de Planeación, en el sentido de indicar que las
universidades, principalmente, están en mora de convocar la realización de estos
foros, conversatorios, diálogos y la priorización en la conformación de semilleros y
proyectos de investigación que aborden el tema de la paz, en este caso de la paz
total, como lo está promoviendo el presidente de la república. Y no solo este tema,
sino de todas las políticas de este gobierno. Que ni siquiera, en la Universidad
Nacional de Colombia se había dado este paso de manera visible. Es oportuno.
Pues no se hadado suficiente pedagogía a la Ley 2272/22. Tanto que ni la Corte
Constitucional se ha pronunciado de fondo sobre alguna demanda que fuera
interpuesta. Al contrario, ante el cúmulo de demandas que ya presenta esta
normatividad, la Corte decidió en sala plena y por unanimidad, realizar audiencia
pública en el marco del estudio que adelanta, precisamente para resolver de
fondo, de esta Ley, “por medio de la cual se modifica, adiciona y prorroga la ley
418 de 1997, prorrogada, modificada y adicionada por las leyes 548 de 1999, 782
de 2002, 1106 de 2006, 1421 de 2010, 1738 de 2014, 1941 de 2018, que define la
política de paz de Estado, crea el servicio social para la paz, y se dictan otras
disposiciones”. Interesante, entender porque la Procuraduría General de la Nación
le ha solicitado en dos ocasiones tumbar esta ley a la Corte, así como las
posiciones de expertos sobre algunos inconvenientes que presenta la misma. La
más llamativa, la reciente reflexión que realizara en una de estas audiencias, el ex
alto comisionado para la paz, Sergio Jaramillo, quien intervino para manifestar sus
reflexiones sobre la conceptualización y caracterización del conflicto y los peligros
de aplicar mecanismos de excepción para organizaciones guerrilleras y de bandas
criminales organizados en la llamada Ley de paz total. Pero no solo por esto. Sino
también, para indagar que se piensa desde los territorios sobre la paz. Al respecto,
en uno de mis ejercicios académicos, tenemos la siguiente encuesta abierta para
participar con sus resultados en uno de los eventos de la biblioteca, con los
siguientes interrogantes: 1.- ¿Cómo cree usted que debe construirse o gestionarse
la pacificación (la paz) del país en, o desde, los territorios?. 2.- ¿Qué rol le
gustaría desempeñar o realizar en ese proceso de construcción o gestión de la
paz, desde o en los territorios?. Y 3.- ¿Cree usted que el presidente Petro está
trabajando por la construcción y gestión de la paz del país de forma
completamente, poco, nada acertada y si debería cambiar esa forma de gestión y
construcción de la paz que adelanta?. Resultados preliminares interesantes. De
todas partes del país. Definitivamente, los ciudadanos quieren trabajar por la paz.
Como lo dijera Jaramillo, por ese “tratado por la paz”, pero a luz de lo plasmado y
entendido por la Constitución Política.

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