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Mito 3: El mito de Ícaro y Dédalo

El mito de Ícaro y Dédalo es una historia que advierte sobre la ambición desmedida y la
desobediencia a las advertencias. Dédalo, un hábil artesano y arquitecto, se encontró
encerrado en el laberinto del rey Minos de Creta junto con su hijo Ícaro. Dédalo ideó un plan
para escapar del laberinto: construir alas con plumas y cera para él y su hijo.

Antes de partir, Dédalo advirtió a Ícaro que no volara demasiado alto, ya que el calor del sol
derretiría la cera, ni demasiado bajo, ya que la humedad del mar mojaría las plumas. Sin
embargo, una vez en el aire, Ícaro se dejó llevar por la emoción del vuelo y ascendió más y más
alto, acercándose al sol. El calor del sol hizo que la cera de sus alas se derritiera, y Ícaro cayó al
mar y se ahogó.

Este mito sirve como una advertencia sobre el exceso de ambición y la desobediencia a los
consejos sabios. También destaca la fragilidad de la humanidad frente a la omnipotencia de los
dioses.

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