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El Dormilón
El Dormilón
'El dormilón'. | Jack Rollins & Charles H. Joffe Productions, United Artists
Manuel Rodríguez Yagüe
Publicado: 27/08/2023 • 03:30
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Antes de que H. G. Wells inventara la máquina del tiempo en 1895, el único modo de
llegar en la ficción al futuro distante era dormir… y dormir mucho. Fue un recurso éste
empleado desde el siglo XVIII y cuyo ejemplo más ilustre es el cuento Rip van
Winkle (1819) de Washington Irving. A finales del siglo XIX, un puñado de
intelectuales encontraron en ese mismo truco la herramienta perfecta para articular sus
fantasías utópicas imaginadas a partir de las nuevas ideas socialistas que estaban
surgiendo de una sociedad en plena transformación por la vía del capitalismo industrial.
En todas ellas, el protagonista perdía la consciencia por razones poco explicadas -pero
en todo caso, no sobrenaturales- para despertar en un futuro nuevo y mejor que su
presente, el cual pasaba a descubrir de la mano de un guía sabio y generoso.
‘El dormilón’
‘El dormilón’
43 años habrían de pasar hasta que un cineasta en principio tan poco asociado a la
ciencia ficción como Woody Allen, firmara, con ayuda de su coguionista Marshall
Brickman, El dormilón, una de las comedias cinematográficas más destacadas dentro de
un género que no suele explotar esa combinación más allá de las versiones bufas de
grandes éxitos anteriores (La loca historia de las galaxias, Héroes fuera de órbita), las
aventuras ligeras (Regreso al futuro, Las alucinantes aventuras de Bill y Ted) o las
sátiras pesimistas (Teléfono rojo: ¿Volamos hacia Moscú?, Estrella oscura, El show de
Truman).
‘El dormilón’
Por otra parte, se hacen pocos intentos para parodiar la propia ciencia ficción o
reflexionar sobre sus clichés o temas principales, estando estos elementos dispersos a lo
largo de la película y usándose solamente como excusa para gags y bromas. Su diseño
de producción, claramente limitado por un magro presupuesto, combina el arte pop de
los sesenta con el estilo chic de los setenta, pero llevados ambos a niveles absurdos de
utilitarismo, como ese orbe plateado que parece una escultura minimalista y que pasa de
mano en mano para drogar a los asistentes a una fiesta; o el Orgasmatrón, un estilizado
cilindro que parece una ducha y que brinda orgasmos automáticos en una época en la
que los hombres son impotentes y las mujeres frígidas.
‘Walkaway’: crónicas de un futuro imperfecto
Guzmán Urrero
https://theobjective.com/cultura/2023-08-27/dormilon-woody-allen/