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LA HISTORIA DE GRECIA ANTIGUA.

1.- El País y sus habitantes.

Grecia es el nombre dado por los romanos a la más oriental de de la


penínsulas de Europa.

Es un territorio extraordinariamente recortado y abrupto y salpicado de


numerosa islas, en el interior fraccionado en un gran número de valles
separados entre sí por cadenas montañosas que guían a la costa del
mediterráneo.

La Grecia Antigua comprendía las siguientes zonas topográficas:

A) Hélade o zona continental.


B) Peloponeso o territorio Penínsular y,
C) Grecia Insular.
Las Regiones más importantes desde el punto de vista histórico son:

 Macedonia
 Tracia
 Epiro Norte
 Tesalia
 Ática
 Beocia
 Focia

 Arcadia
 Argólida
 Mesenia Sur
 Laconia

Y entre las islas se


destacan:
 Jónicas
 Creta
 Rodas
 Lesbos
 Samos
 Eubea

Aunque los antiguos griegos, llamados hélenos, presumían ser autóctonos,


lo más probable es que se trataba de una rama de los Pelasgos, primeros
pobladores históricos de Gracia: estos eran de raza aria o indogermánica y
pasaron de las regiones caucásicas a Europa Occidental, hacia el año 200 a.
C. Contra ello tuvieron que luchar los hélenos, los cuales , después de
establecerse en la Península, se dividieron en cuatro grupos, por las
características topográficas de la región:
 Aqueo
 Eolios
 Jonios
 Dorios
El centro político
Durante mucho tiempo la vida en Grecia estuvo
dominada por los clanes, agrupaciones de familias poderosas con un
antepasado mítico. Pero muy pronto los griegos comienzan a organizarse
en polis o ciudades-estado, que eran unidades políticas soberanas. Si
bien cada comunidad era vecina, eran totalmente independientes y
gobernadas por un rey asesorado por un consejo de nobles. Esta idea surgió
luego de la destrucción de los reinos micénicos por invasiones extranjeras,
por lo que se crearon estas ciudades-estado. Estas constaban de un centro
fortificado, una ciudad residencial y comercial a los pies de este, y un
territorio rural que rodeaba a la ciudad y que servía para la ganadería y la
agricultura, donde ocasionalmente se levantaban pequeñas aldeas.

Dentro de cada polis se diferenciaban diversos grupos. Por un lado


estaban el rey y los nobles, que controlaban la tierra y el ganado y formaban
parte del Consejo. Por otro, el pueblo, compuesto por campesinos y
artesanos, que era representado en la asamblea encargada de ratificar las
decisiones del Consejo. y finalmente los siervos y esclavos, que no formaban
parte de la vida política.

Sin embargo, a pesar de esta prolija organización, solo Atenas y


Esparta lograron expandirse y dominar amplias regiones, llegando a ser las
grandes potencias del mundo griego. Lo relativo a la estructura de estas
ciudades y su sistema de gobierno se denominó política, palabra que
utilizamos en la actualidad y que proviene del término polis, que significa
“ciudad.

Los integrantes de cada polis se reunían frecuentemente a discutir


ciertos temas relacionados con la libertad, muy importante para ellos, y a
tomar decisiones sobre la administración de la ciudad o cambiar al
gobernante si no cumplía con sus obligaciones. El magistrado al que se
confiaba el gobierno recibía el nombre de arkhos, que deriva de la palabra
“gobernar”. De ella deriva la palabra castellana arconte.

Grecia se expande

La población griega fue multiplicándose con el


tiempo, y la escasez de tierras fértiles no
proporcionaba la cantidad de alimentos necesarios
para vivir. Los gobernantes comenzaron a enviar
grupos colonizadores a territorios de todo el
Mediterráneo, donde fundaron ciudades y difundieron Pitágoras
su cultura. Comenzaron ocupando las costas del Asia Menor, dando origen a
la cultura jónica, de la cual surgen varios sabios y filósofos, como
Pitágoras, Tales de Mileto, Heráclito y Demócrito; poetas como
Hesíodo y Anacreonte, y el historiador Heródoto.

Pero esta expansión no llegó hasta aquí. El pueblo griego continuó su


camino hacia otras latitudes, fundando ciudades desde España hasta Rusia.
Los motivos que tuvieron para llevar a cabo la colonización fueron más que
nada económicos, sociales y políticos. Sin embargo, esto tuvo consecuencias,
ya que las ciudades griegas pasaron de una vida dedicada a la agricultura de
subsistencia a un auge comercial, con gran cantidad de importaciones de
puntos como Sicilia o el Mar Egeo. Iniciaron la fabricación de cosas para
exportar, lo que los llevó a enriquecerse rápidamente, pero también a
endeudarse y convertirse en esclavos. Es en esta época cuando aparecen los
tiranos, que a diferencia de lo que hoy pensamos de ellos, eran personas
comunes, incluso muy buenas, pero que no heredaban el poder sino que lo
ejercían sin derecho sobre alguna ciudad. Además, por lo general trataban
de beneficiar los intereses del pueblo, favorecer a los pequeños propietarios,
artesanos y comerciantes. A pesar de su inestabilidad, las tiranías lograron
superar a las aristocracias, favoreciendo el crecimiento de un poder público y
dando paso a la democracia, que se instauró por primera vez en Atenas a
comienzos del siglo VI.

Esparta: de alma guerrera

Esparta fue originalmente una ciudad aquea del interior, es decir, no


costera. En la Era Micénica tuvo mucha importancia, pero luego cayó en un
largo período de oscuridad al ser tomada por los dorios. Entre 1100 y 800
a.C. se levantó y llegó a ser la soberana dentro de la región de Laconia.

En esta ciudad, los únicos ciudadanos con derecho eran los dorios
conquistadores, que tomaron el nombre de espartanos. Exentos de las
tareas agrícolas se dedicaban al gobierno, a la caza y al entrenamiento
militar y deportivo. El comercio quedaba a cargo de los periecos, hombres
libres pero sin poder político. La gran mayoría de la población eran los ilotas
o esclavos, tratados cruelmente y carentes de derechos. De hecho, una vez
al año se les golpeaba en forma brutal sin causa aparente, y cuando se
consideraba que habían crecido mucho en cantidad, los asesinaban durante
la noche, acto que recibió el nombre de criptia.

En la cúspide del gobierno de Esparta habían dos reyes (diarquía), con


funciones militares y religiosas. Pero el poder real estaba en manos de un
Senado de 28 ancianos ilustres (todos mayores de 60 años), llamado
gerusía.

Esparta era básicamente una ciudad guerrera, siempre lista para


combatir. Los niños eran el blanco de la preparación militar, y al nacer, si no
eran sanos, se les abandonaba y dejaba morir. A los siete años los
separaban de su madre y se les daba crianza en cuarteles, enseñándoles a
sobrevivir en medio de la nada y sin alimentos. Al llegar a la edad adulta se
convertían en las “murallas de Esparta”, ya que la ciudad carecía de
fortificaciones
En cuanto a la mujer, podemos decir que su principal misión era dar al
Estado hijos sanos y fuertes.

Esparta, luego de la Guerra del Peloponeso, se convirtió en la potencia


dominante en Grecia; pero también proyectó un tipo de vida cruel y hostil.

Atenas: época de cambios


Esta ciudad logró sobrevivir a la invasión dórica y lentamente fue
construyendo lo que la antigüedad conocería como Atenas. Como otras
ciudades de la antigua Grecia, cambió la monarquía por una oligarquía,
compuesta en este caso por nobles (eupátridas o bien nacidos), que
anualmente elegían a magistrados llamados arcontes. Sin embargo, esto
no duró mucho tiempo, pues su gobierno fue brutal; en Atenas floreció la
actividad comercial, lo que llevó a los ciudadanos a protestar en contra de la
política que se estaba utilizando, y a exigir leyes escritas que regularan la
vida en sociedad. El primero que se estableció fue el código de leyes
atribuido a un legislador semilegendario llamado Dracón, caracterizado por
ser muy estricto con el pueblo y muy liviano con los oligarcas. La pena de
muerte se aplicaba a delitos casi sin importancia o muy pequeños, como
robarse un repollo. De ahí surge el término draconiano para describir a una
persona o legislación cruel e inhumana. Sin embargo, al ser un código
escrito, podía sufrir modificaciones, lo que hizo Solón aboliendo la esclavitud
por deudas, creando tribunales integrados por ciudadanos comunes y no con
nobles, y estimulando la inmigración de artesanos calificados.
Esta reforma no fue bien recibida por toda la aristocracia ateniense. Los
nobles, encabezados por Pisístrato, respondieron a esta situación tomando
el poder por la fuerza, convirtiéndose este en tirano en el año 561 a.C. Pero
debemos decir que de tirano no tenía mucho, ya que no fue capaz de
deshacer las reformas de Solón e incluso fue bastante blando en sus normas
para con el pueblo. Luego de ser sucedido en el poder por sus dos hijos,
llegó a la cabeza un noble llamado Clístenes, de orientación democrática,
que incorporó a las clases más pobres al poder.
Pero lo que Grecia no se imaginaba era que en poco tiempo enfrentarían una
guerra con los persas.

La nube persa
Las Guerras Médicas son llamadas así porque en ellas se enfrentó Grecia
con los medos y los persas, que se habían apoderado de las colonias griegas
del Asia Menor. Para entender mejor este conflicto, podemos dividirlo en tres
períodos: período de Darío, período de Jerjes y período de la
confederación de Delfos.
Durante la primera etapa, los persas, bajo el mando de Darío que en el año
512 a.C. volvieron sus ojos sobre Tracia y la dominaron, cayendo con ella
varios territorios y ciudades griegas. Los jonios, bajo dominio persa, se
rebelaron y expulsaron a los tiranos. Además, pidieron ayuda a Esparta y
Atenas, aunque esta última fue quien se lo concedió. Dos años después,
Darío, enfurecido con esta situación, les exigió a las ciudades griegas que se
sometieran a los persas, lo que algunas de ellas aceptaron por temor. Sin
embargo, Atenas y Esparta lograron sublevarse, y el 12 de septiembre de
490 a.C. el ejército ateniense, a cargo de Milcíades el Joven, se lanzó
contra los persas en la llanura de Maratón, y los venció. Aquel día, Atenas
salvó a Grecia.
Darío murió cinco años después y lo sucedió su hijo Jerjes, quien no solo
quiso castigar a los atenienses, sino también echar abajo todo su poderío,
para lo que preparó una gran expedición. Mientras tanto, los griegos
consultaban al oráculo de Delfos, quien les dijo que “solo la muralla de
madera quedaría sin conquistar”. Fue así como un noble ateniense llamado
Arístides propuso construir un gran muro de madera en torno a la acrópolis.
Pero Temístocles, otro noble demócrata, dijo que la muralla de madera era
una metáfora para hablar de los barcos de madera de una flota. Se hizo una
votación y ganó este último, lo que trajo como consecuencia el exilio de
Arístides.
En el año 480 a.C., Jerjes inició su marcha hacia Grecia. Los griegos sabían
que solo podrían vencerlo en un lugar estrecho, por lo que eligieron el paso
de las Termópilas, a 160 kilómetros de Atenas, y que en esa época no
tenía más de 15 metros de ancho. Fue ahí donde se enfrentaron los ejércitos
persas y griegos, este último al mando del rey de Esparta, Leónidas. Pero
fue traicionado por un pastor, que mostró a los persas un camino oculto para
atacarlos por la espalda. Sin embargo, Leónidas no quiso rendirse y se quedó
defendiendo el paso junto a 300 espartanos, quienes murieron por Grecia.
Los griegos de la ciudad comenzaron a huir a las islas cercanas, y los barcos
de la flota construida por Temístocles se trasladaron cerca de la isla de
Salamina. Los persas entraron en Atenas y la quemaron completamente.
Como dijo el oráculo, solo la muralla de madera, es decir, la flota,
sobreviviría. Frente a la isla de Salamina, esta se enfrentó a los barcos
persas. Sin embargo, como el lugar era muy angosto, los persas no pudieron
desplegar completamente su flota, lo que llevó a un triunfo indiscutible de los
griegos. Jerjes, cansado de todo este conflicto, volvió a Persia y nunca más
volvió su odio contra los griegos.
Las Guerras Médicas volvieron a Atenas y Esparta las ciudades más
poderosas de Grecia. Pero Esparta miraba con recelo a su rival, ya que
Atenas se había dedicado a las conquistas marítimas y a proteger a las
ciudades del Asia Menor. Atenas formó la Confederación de Delfos con las
principales ciudades jónicas, a la cual cada ciudad debía facilitar hombres,
dinero y barcos. Si bien la flota podía proteger a muchas ciudades, no lo
podía hacer lo mismo con Atenas, por lo que Temístocles la mandó
amurallar, provocando inquietud entre los espartanos.

El Siglo de Oro
Atenas, destruida durante las Guerras Médicas y victoriosa en la batalla
naval de Salamina, ganó un considerable prestigio. Con los recursos que les
producía el comercio, los ateniense se dedicaron a reconstruir y embellecer
su ciudad bajo la dirección de Pericles, quien gobernó a partir del año 460
a.C. El gran auge cultural y económico del que gozó Atenas en esa época es
considerado el período más esplendoroso de la historia griega, llamado por lo
mismo Siglo de Oro de Pericles.
Pericles era un gran demócrata, que se preocupó de que sus ciudadanos
fueran todos iguales ante la ley. Esto excluía a extranjeros y esclavos, ya
que no eran considerados ciudadanos. Sin embargo, la voz del pueblo era
muy importante para Pericles, por lo que se podían expresar
fundamentalmente a través de tres instancias: el Consejo o Bulé, la
Asamblea Popular y la Magistratura.
El siglo de Pericles se caracterizó por la confianza en la capacidad del pueblo
ateniense para dirigir todo tipo de asuntos de Estado. Sin embargo, esa
confianza terminó por traicionarlos, y los intereses de los hombres se
antepusieron a los de la comunidad, decayendo así la democracia.

La Guerra del Peloponeso


Como ya dijimos, luego de la victoria de Salamina Atenas se engrandeció,
alcanzando prestigio y poderío. Esto se tradujo en una fuerte rivalidad con
Esparta, que creó la Liga del Peloponeso, temerosa de ser dominada por
Atenas. Esto provocó una gran guerra entre ambas, conocida como la
Guerra del Peloponeso, que se extendió desde el 431 a.C. hasta el 404
a.C., con pequeños períodos de paz. En ella participó toda Grecia, aliándose
las ciudades con una u otra de las partes. Apoyado por los persas, Esparta
venció a Atenas, lo que trajo como consecuencia la decadencia de la Antigua
Grecia. Sin embargo, poco les duró el sabor a triunfo a los espartanos: en
breve tiempo perdieron su supremacía; Atenas logró rehacerse con rapidez,
y la ciudad de Tebas comenzó un breve período de auge bajo sus grandes
generales Pelópidas y Epaminondas; pero todas fueron opacadas por las
conquistas posteriores de Filipo II de Macedonia, que culminaron con la
derrota de los griegos. La decadencia griega permitió al hijo de Filipo II,
Alejandro Magno, expandir la cultura griega por todo el mundo.

La grandeza de Alejandro Magno


Cuando Filipo murió, Alejandro tenía apenas 22 años, pero esto no fue
obstáculo para que heredara un reino, un ejército y una tradición militar,
además de una educación a cargo de uno de los pensadores más grandes de
todos los tiempos: Aristóteles.
En esta época, Atenas y Esparta estaban muy debilitadas, al contrario de
Macedonia, que estaba adquiriendo gran poder. Por lo mismo, Alejandro
quería vencer a toda costa a los persas y debilitar su poder en Grecia. Con
un ejército compuesto por más de 40 mil soldados, logró dar la pelea y
triunfar sobre Persia, conquistando Asia Menor y Egipto, que estaban en
poder de estos, lo que lo convirtió en el gran libertador. Es precisamente en
Egipto donde funda la más famosa ciudad del mundo antiguo: el puerto de
Alejandría, famoso por una gran biblioteca compuesta por 700 mil libros.
Tras la conquista de Mesopotamia y luego de penetrar en la India, donde sus
hombres se niegan a seguir adelante, se dedicó a reorganizar su gobierno.
Se preocupó de mezclar a griegos con bárbaros, ordenando una ceremonia
masiva donde soldados griegos y macedonios se casaran con mujeres
asiáticas. En el año 324 a.C. murió su mejor amigo, Hefestión, lo que lo
sumió en la más amarga melancolía. Un año después murió producto de una
corta y extraña enfermedad.
Decadencia de un reino

Cuando Alejandro falleció, no había nadie que pudiera


sucederlo en el trono. Antes de morir dijo que el poder
lo heredaría el más fuerte, pero en su familia no había
nadie que tuviese las condiciones para hacerlo. Solo
estaban sus generales, que a estas alturas estaban
repartidos por toda la extensión del imperio
conquistado. Estos, que eran 34, querían a toda costa
llegar al poder, lo que los llevó a enfrentarse durante
mucho tiempo. Como consecuencia, se formaron tres
grandes reinos, encabezados por generales de
Alejandro: el de Egipto, con la dinastía de los

Dios Apolo
Ptolomeos; el de Siria, donde reinó la dinastía de los Seleucidas; y el de
Macedonia, con la dinastía de Casandro
La mezcla que se produjo, de elementos helénicos, macedónicos y orientales,
dio como resultado lo que hoy llamamos cultura helenística, aunque
prevaleció la de los helenos por sobre las otras.
Las ciudades de Antioquía, Pérgamo y Alejandría se
transforman en los centros más importantes de
desarrollo cultural helenístico. Se construyen
museos, bibliotecas, teatros y academias visitados
por los pensadores más importantes del mundo
antiguo, como Euclides y Arquímedes.
La cultura griega era distinta a la que la civilización
helenística estaba viviendo. La primera se
caracterizó por ser sobria y moderada, y todo el
pueblo participaba de ella; la cultura helenística, en
cambio, era lujosa y soberbia, y estaba disponible
solo para los más ricos.
De todos los reinos helenísticos, Egipto fue el que Euclides
más sobresalió. Un general de
Alejandro llamado Tolomeo y sus descendientes gobernaron en él durante
tres siglos, preocupándose por la cultura. Su último monarca notable no fue
un hombre, sino una mujer que más tarde daría mucho que hablar:
Cleopatra. Seguramente pensarás que era egipcia, pero realmente era
macedónica y su nombre, de origen griego, quería decir “padre famoso”. Su
padre fue Tolomeo XI.
Después de la época de Cleopatra, los reinos helenísticos fueron
conquistados por Roma, absorbiendo toda la cultura griega. De aquí en
adelante comienza la cultura greco-romana.

Conocimiento griego
Matemáticas griegas
¿Recuerdas que en el colegio te enseñaron el teorema de Pitágoras?
Seguramente tu profesor de matemáticas intentó explicártelo muchas veces
antes de que entendieras que en un triángulo rectángulo, la suma de los
cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa. Pero lo que
tal vez no sabías es que Pitágoras era un matemático y filósofo griego, que
luego de viajar por muchos países de Oriente, fundó una escuela en Crotona
(Magna Grecia).
Juramento de Hipócrates
Cuando se reciben, los estudiantes de medicina deben prestar un juramento
llamado Juramento de Hipócrates, que entre otras cosas dice: “Ni aún
ante un pedido insistente proporcionaré a ninguna persona un remedio
mortal, ni daré a persona alguna tal consejo...”. Hipócrates es considerado
el padre de la medicina. Su filosofía consistió en una visión puramente
natural de las enfermedades y en el rechazo de las interpretaciones mágicas
y religiosas que predominaban en su época.
El arte que trasciende
Una de las características más importantes del arte griego fueron sus
columnas arquitectónicas, ya que todos los monumentos de este pueblo
están sostenidos o decorados por ellas. Las había de tres órdenes: dórica,
jónica y corintia. La dórica, la más antigua, no tiene base; su fuste (parte
entre la base y el capitel) es macizo y acanalado, y su capitel (parte
superior) es sencillamente un tablero de piedra. La jónica reposa en un
asiento llamado basa; el capitel está adornado con dos volutas o adornos en
espiral con forma de cuernos de carnero. La corintia, posterior a las citadas,
tiene un capitel más adornado, que representa un ramillete de hojas de
acanto
Por lo general los templos tenían en su interior una
cámara con la imagen de la divinidad a la que estaban
consagrados, y otra donde se depositaban ofrendas y
tesoros. En el frontis se levantaba un pórtico que
siempre iba rodeado de columnas.
En cuanto a la escultura, los griegos se preocupaban
mucho del cuerpo humano, que debía ser sano y bien
Ruinas del Templo constituido para ser hermoso. Básicamente, esculpían
de Heras modelos naturales, pero muchas veces improvisaban.
Pero sin duda su mayor característica era la
idealización del cuerpo y los rostros. Si bien en un principio las figuras eran
muy rígidas, con el tiempo los griegos impusieron el dinamismo, que le daba
mayor credibilidad a los cuerpos en movimiento.
En general, el arte griego era de una belleza inigualable. Pero fue Atenas la
ciudad que rompió con todos los cánones de hermosura. La parte más alta,
llamada Acrópolis, que había servido como refugio en los primeros tiempos,
se convirtió en el verdadero centro espiritual de la ciudad. Su construcción
más importante fue el Partenón, templo levantado en honor de la diosa
Atenea. Su construcción, en la que se utilizó mármol blanco, duró 15 años.
En su interior había una gran estatua de Atenea creada
por un escultor llamado Fidias. Otro de los edificios
destacados de esta época es el Erecteon, levantado en
honor a Erecteo, un héroe legendario de Atenas.
Teatro al aire libre
En la ciudad de Atenas se celebraba año a año un
festival de teatro en honor a Dionisos, dios de la alegría
o dios del vino. Esta era una gran fiesta a nivel de
comunidad. Se dejaba de trabajar, se paraba el
comercio e incluso las cárceles quedaban vacías.

Discóbolo
Temprano en la mañana todos se dirigían a él y pasaban todo el día allí, no
solo por entretención, sino porque el teatro tenía una función educativa.
Por lo general los teatros eran abiertos, y allí la tragedia (obra dramática
seria) alcanzó sus más notables cumbres con tres importantes autores:
Esquilo, Sófocles y Eurípides. En la comedia predominó la figura de
Aristófanes.
Los años posteriores
Como dijimos, la herencia griega pasó a manos de los romanos, quienes se
encargaron de extenderla a las épocas que vinieron. En el siglo V, la parte
oriental del Imperio Romano (Imperio Bizantino) fue una entidad
independiente, de cultura, lengua y tradición griegas. Tras la caída de este
imperio en manos de los turcos otomanos en 1453, los sabios de Bizancio
contribuyeron al Renacimiento con el aporte del pensamiento griego clásico y
la tradición jurídica romana.
El 25 de marzo de 1821 se inicia el movimiento independentista en el
Peloponeso, la antigua patria griega, que duró hasta 1829, año en que se
reconoce formalmente la independencia de Grecia.
Hoy en día la República Helénica, nombre oficial de Grecia, es un país
europeo situado al sur de la península de los Balcanes. Su superficie de
131.957 km2 e incluye numerosas islas en los mares Jónico y Egeo,
limitando con Turquía, Bulgaria, Yugoslavia y Albania.

El arte de pensar
Los filósofos (amantes del saber) fueron muy importantes en la antigua
Grecia, siendo tres los más renombrados: Sócrates, Platón y Aristóteles.
El primero intentó que los individuos desarrollaran su pensamiento mediante
largas conversaciones, logrando que revisaran sus juicios y reconocieran sus
errores y la verdad. Su postura frente al conocimiento la podemos ver
reflejada en una frase célebre de este filósofo: “Solo sé que nada sé”.
Por su parte Platón, discípulo de Sócrates, fue quien logró que a nuestras
manos llegaran los diálogos de Sócrates, ya que se encargó de escribirlos,
llegando en su versión hasta el día de hoy. Proponía que los hombres
actuaran de acuerdo a la razón buscando la verdad, la belleza y el bien.
Además, fundó una escuela donde fueron los más importantes filósofos de la
época. Incluso Aristóteles acudió a ella, donde desarrolló un pensamiento
más claro que los demás. Su método para llegar a la verdad era más
perfecto que el de Sócrates y consistía básicamente en la deducción. El
pensamiento de Aristóteles dominó el mundo hasta fines de la Edad Media.

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