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ÁREA SOCIAL DE LA INSTITUCIÓN.

TERESIANA

CONFERENCIA DE SEBASTIÁN MORA

Los Negrales 16 – Febrero- 2019

LA GLOBALIZACIÓN EN EL MARCO DE LA PRIMERA LÍNEA DE ACCIÓN DE LA ASAMBLEA


DE TODAS LAS ASOCIACIONES DE LA INSTITUCIÓN TERESIANA.

Decía P. Poveda que quien anda mucho por el barro, necesita limpiarse muchas veces.
Yo creo que estos encuentros de personas que estáis en el barro, gente que estáis
tratando de vivir el compromiso del evangelio desde las periferias, son muy
importantes. Se trata de sentarse en un espacio para limpiarse, y no para no volver
a mancharse, sino para renovarse y volver al barro, y después volverse a limpiar. En
estos momentos se necesita tanto la encarnación como un cierto distanciamiento de la
encarnación; en definitiva, son precisos momentos de reflexión junto con la
experiencia continua de compromiso en los ámbitos de exclusión. Necesitamos un
cierto distanciamiento para ver cómo lo estamos viviendo, cómo lo estamos haciendo
y hacia dónde vamos; porque, es verdad que la experiencia es la madre de todas las
ciencias, pero también es la madre de todos los fracasos.

A veces decimos: llevo más de cincuenta años aquí haciéndolo y soy el que sabe más;
bueno, el que sabe distinto. Yo recuerdo en un curso con voluntarias de Cáritas que
una señora decía: “Pero qué me vas a contar tú a mi si llevo 30 años haciéndolo así”.
Pues quizás llevas 30 años haciéndolo mal. Es importante dar un paso atrás y
reflexionar.

- ¿Qué es lo que voy a tratar de compartir?:

EL MUNDO QUE VIVIMOS: ESCENARIOS, PROCESOS, NARRACIONES

1. Escenarios de un mundo en transición


 Contextos de incertidumbre
 Metamorfosis de lo social (Beck)
 Un cambio de época (In-betwenn)
2. Procesos significativos desde las periferias
 La lógica del descarte: exclusiones, desigualdades y expulsiones (Sassen)
 Movilidad humana forzada: tendencias, imaginarios y políticas
 Las heridas de muerte de nuestra “Madre Tierra”; del negacionismo a la
conversión ecológica
3. Narraciones para la esperanza
 De la “ banalidad del mal” (Arendt) a la obligación de gritar (Levinas)

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 De la construcción social de la frialdad (Adorno) al rescate de la
“conciencia afectiva” (Zambrano)
 Del individualismo afectivo (Taylor) a las comunidades de memoria y
resistencia (Zubero)
 De las “cartografías del horror” a la construcción de la “frágil niña de la
esperanza” (Péguy)
 De la “sociedad de la evidencia “(Han) “al fondo y lo hondo” (Teresa de
Jesús)
4. “ Pongo en el desierto un camino” (Is 43,19)

Voy a tratar de compartir tres fotografías, tres acercamientos a la realidad que están
conectados, que están articulados entre sí, pero que tienen una cierta independencia.

El primero alude al escenario existencial en el que estamos viviendo, eso que


denomino el mundo en transición. Tenemos que leer la realidad y tenemos que
leernos a nosotras mismas desde ese escenario de transición, de incertidumbre. Creo
que esta es una característica epocal, de primer signo. A mí me lo definió muy bien un
chico que estaba acogido en un albergue: “Mira, el mundo que vivimos se define así, lo
que puede pasar es que puede pasar cualquier cosa”.

Bueno, pues ese es nuestro mundo, que lo que puede pasar es cualquier cosa. Ese es
el mundo que vivimos y desde ahí tenemos que vivirnos, que analizarnos y tenemos
que proyectar.

Se nos ha caído el cuerpo de elementos sólidos tanto de pronósticos como de análisis


que que teníamos en los últimos años.

El segundo escenario tiene que ver más con un análisis de lo social, un análisis de la
realidad en el sentido más o menos clásico, destacando tres procesos que a mí me
parecen claves y que entroncan un poco con vuestras metas, vuestros objetivos . El
proceso con eso que dice el Papa Francisco: ”la lógica del descarte”, y que tiene que
ver con la pobreza, con la desigualdad, con la expulsión, con el contexto de la
movilidad humana forzada, migraciones, refugio, desplazamiento. Creo que es un
signo de los tiempos. Si tuviéramos que definir alguno de esos elementos claves, sin
duda, sería el de las migraciones, la movilidad humana.

El tercer escenario, el ámbito de lo ecológico: la crisis ecológica, las heridas que le


hemos hecho, y que parece que son bastante permanentes, a nuestra madre tierra.
Una visual a estos tres elementos, que no se puedan tomar independientemente,
porque van unidos: la crisis ecológica, como dice el Papa Francisco, es una crisis social
también, no son dos crisis, sino una misma que tiene dos vertientes. La desigualdad y
las migraciones tienen que ver con el ámbito ecológico y el ámbito ecológico tiene que
ver con las migraciones y con la desigualdad.

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Y el cuarto escenario, el de las narraciones. Cuanto más se analiza la realidad, parece
que nos queda, como decía Walter Benjamín, en periodo de guerra, sólo organizar el
pesimismo; pero yo creo que nos queda algo más que organizar el pesimismo, nos
quedan narraciones de esperanza, complejas narraciones de esperanza. Si no
construimos pequeños relatos de esperanza, entre otras cosas, nos faltaría al menos
el aroma del evangelio, porque en la cruz está la resurrección y si sólo nos quedamos
en la cruz, algo nos falta. No se trata de negar la cruz, como muchos y muchas hacen,
sino se trata de vivir la cruz con esa narración, la resurrección está en la misma cruz,
que diría el apóstol Juan.

1. ¿Cuál es este mundo en el que lo que puede pasar es que puede pasar
cualquier cosa?

Es un mundo cuyos contornos, en los cuales vivimos, son de profunda incertidumbre.


Los pronósticos de lo social han ido fallando en los últimos diez o doce años. Aquí, con
miembros de la I.T., colaboradores, gente formada, yo estoy convencido que hace
cinco años, si hubiera avisado en pleno desarrollo económico, que íbamos a sufrir la
mayor depresión económica desde el año 1929, a nivel mundial, pocas hubierais
acertado, porque no acertó nadie. Lo hemos explicado muy bien a posteriori, pero no
acertó nadie. Algún literato vio lo que nos podía pasar, pero la sensación, los
algoritmos, los famosos algoritmos, los pronósticos de los grandes centros de
investigación económica no acertaron a describir lo que se nos venía encima. Si os
hubiera preguntado si los británicos iban a votar un sí a un Brexit, me hubierais dicho
que estaba exagerando; si os hubiera preguntado si un Donald Trump iba a gobernar la
primera nación del mundo, me diríais que era ciencia ficción, y si hubiera comentado
que íbamos a tener la mayor crisis de refugio desde la segunda guerra mundial, me
tacharíais de catastrofista. Si hubiera planteado que íbamos a tener el universo político
que tenemos ahora en nuestro estado, con el surgimiento de VOX, con el problema
territorial profundo, con un presidente de gobierno que dura meses… Bueno, pues la
incertidumbre es el contexto en el que nos vamos moviendo.

Como recordaba Bauman, citando a Gramsi en su carta desde la cárcel: “la crisis
consiste en que el viejo mundo está muriendo y lo nuevo no puede nacer. En este
terreno aparece una gran variedad de síntomas mórbidos”. Hubo un grafiti que decía
“cuando conocimos las respuestas, nos cambiaron las preguntas”. En ese contexto
estamos. Ya sabíamos las respuestas, pero es que esas ya no son las preguntas, con lo
cual, a este mundo nuevo que va naciendo no podemos ponerle nombre, y por un
lado nos incapacita, pero por otro nos da unas potencialidades inéditas, porque al ir
construyendo un nuevo mundo tenemos posibilidades de ir generando narrativas de
ese nuevo mundo.

La situación actual es de parálisis, de incertidumbre existencial. Dice Beck en un libro


póstumo, “La metamorfosis del mundo”: no poseemos concepto para expresar la

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confusión del mundo, y esto nos lleva a una situación de perplejidad antropológica, de
incertidumbre existencial y de paradoja en la elección vital.

La pregunta que nos hemos ido haciendo en estos últimos 30 años en el campo de lo
social es: ¿cómo hacer esto?, ¿cómo intervenir con los menores?, ¿cómo generar
itinerarios para el empleo?, ¿cómo integrar a las personas que vienen de otras
culturas?, ¿cómo generar una sociedad intercultural? La pregunta ha sido cómo y la
pregunta ahora es qué y cuando la pregunta es qué, evidentemente también es una
pregunta por el cómo. Si la pregunta fue metodológica, la pregunta ahora es
existencial, dónde tenemos que estar, ¿en el ámbito de las migraciones, en el ámbito
de la exclusión, en el ámbito de…? ¿Dónde tenemos que estar? La pregunta del cómo
se va corriendo hacia la pregunta del qué y es una pregunta más profunda y que nos
deja más desnudos y más desnudas ante una realidad de estupor; además, con una
característica muy peculiar de nuestra época, la rapidez.

Si dijera: estamos viviendo un cambio de época, el mayor de la historia de la


humanidad, seguro que me equivocaría; la humanidad ha sufrido cambios muy
profundos pero en periodos de tiempos muy largos, en periodos de tiempo humanos.
Ahora estamos viviendo ese profundo cambio en periodo de tiempo digital y no
tenemos capacidad antropológica de asumirlos. Eso de que la realidad va por delante
de la idea, que siempre fue una convicción, hoy en día es patente.

Voy a poner un ejemplo. El abuelo de mi mujer murió con 103 años, un señor del Bierzo
rural. Cuando él nació no había luz en su casa, no había agua corriente, el arado que se
utilizaba era el arado romano, la noria árabe; el mundo no había cambiado en siglos.
Cuando él murió había internet, evidentemente tractores, algún dron, se regaban los
huertos con ordenador… ¿Cuál es la diferencia entre el abuelo de mi mujer y mi hijo que
tiene 14 años? Pues que para el abuelo de mi mujer el cambio era inconcebible, y para
mi hijo cuando sale algo nuevo sabe que mañana va a cambiar, y eso lo tiene
incorporado “en el chip”. Lo que para algunas personas el cambio era imposible
“¿cómo vamos a llegar a la luna?, para mi hijo, la pregunta será cuando estemos en
Marte “¿cuándo llegaremos a Plutón?”

Y en este contexto, los analistas de la CIA americanos, hablan de los contextos VUCA, el
acrónimo de las siglas en inglés de la volatilidad, incertidumbre, complejidad y
ambigüedad, porque el mundo es volátil, incierto, complejo y ambiguo.

Y con una última característica que me parece de suma importancia, la ignorancia


informada. En otras épocas de la humanidad lo que ocurría era que no había
conocimiento suficiente para gestionar el cambio. De alguna manera siempre hemos
definido la falta de conocimiento como un elemento de la ignorancia. En el contexto
que vivimos ahora la ignorancia se define por la cantidad de conocimiento. Es el
contexto de la ignorancia informada. Nunca hemos tenido tantos datos y nunca hemos

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sido tan ignorantes. La cualidad ya no viene por la cantidad de datos que tengamos,
sino por la capacidad de tamizar, de interpretar esa información. Si hemos vivido años
en que lo importante era el Big data, ahora estamos a la búsqueda del Smart data,
dato inteligente. ¿Cómo de esa maraña infinita sacar un dato inteligente? ¿Cómo sacar
un sentido, un significado que tenga penetración en la realidad y en el
comportamiento de las personas? Ahora mismo, donde se gana dinero, donde se
sacan ingentes cantidades de dinero es con la capacidad de generar algoritmos que
sepan interpretar el Big data, es decir, con mecanismos -sean digitales o de carácter
literario, ético, político- que sepan meter filtros a la ingente cantidad de información
que tenemos. Somos sabios ignorantes. Cualquiera que tenga un smartfhone tiene un
conocimiento de tendencia prácticamente infinita, pero tiene también una apertura a
un desconocimiento también prácticamente infinito.

Este es el contexto en el que nos movemos. Yo creo que nos abre a enormes
posibilidades, aunque tampoco lo tenemos fácil. Tenemos capacidad de crear
significados, capacidad de generar narraciones, capacidad de generar nuevas formas y
estilos de vida.

¿Desde dónde hay que leer la realidad? Desde este escenario que es incierto, volátil,
vulnerable. Bauman escribió aquella feliz expresión del mundo como mundo líquido;
bueno, pues últimamente los sociólogos empiezan a hablar del mundo gaseoso y eso
significa un nuevo componente en lo social, en lo político, en lo antropológico y en lo
religioso. Vivimos religiones gaseosas, y en el estado gaseoso caben muchas formas de
expresión y en lo religioso también. Y en este contexto ¿cómo podemos fijarnos en la
realidad?

Los tres procesos que planteo y que me parecen claves, esenciales, aunque podría
haber otros y muy interesantes, pero yo he elegido estos tres porque creo que están
dentro de vuestro esquema, de vuestros objetivos, de vuestras líneas de trabajo:

El primero, utilizando la formulación del papa Francisco de la lógica del descarte. Voy a
tratar de ser tremendamente sintético, después podemos profundizar. En estos
momentos estamos viviendo una dinámica a nivel mundial, que tiene su espejo a nivel
estatal, tremendamente paradójica. Por un lado hemos vivido en los últimos años, del
2000-2015, los objetivos del milenio de las Naciones Unidos, donde se ha producido la
mayor reducción de la pobreza que ha vivido la humanidad en los últimos 200 años.
¿La pobreza ha disminuido en el mundo? Sí, y ha disminuido en proporciones muy
grandes; en 1990 casi la mitad de la población mundial vivía por debajo de 1,25 dólares
que es la medida que tenía Naciones Unidas; frente a ese casi 50% hemos pasado en
2015 al 14%. Una disminución muy considerable de la pobreza. Es verdad que después
analizando el dato fino, nos damos cuenta que esa gran disminución de la pobreza se
ha concentrado en China y en India que son dos países con un desarrollo económico
muy importante y que tienen gran parte de la población mundial. Estadísticamente la

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pobreza ha sufrido una disminución muy importante. Si vemos otros datos como el de
salud o el educativo también hay factores que indican una mejoría considerable; pero
en este mapa los datos muestran y ocultan al mismo tiempo la realidad. Nos
encontramos con una dinámica paradójica, mientras en el panorama general hay una
mejora en indicadores, en el panorama particular hay un recrudecimiento, se
intensifica una dinámica de exclusión seria, importante y crónica.

Lo vamos a entender pasando a España. ¿Estamos creciendo económicamente? Sí,


estamos creciendo económicamente. ¿Están mejorando algunos indicadores sociales?
Sí, están mejorando. Si escogemos el nivel de integración social del último informe
FOESSA, con datos de 2018, en lo que respecta en integración social estamos
prácticamente igual que en el inicio de la crisis. Antes de la crisis estábamos en un 49%
con integración plena y ahora estamos en el 48 % con integración. En el lado contrario,
de exclusión más severa, estamos en el 10 %, a casi cuatro puntos más que al inicio
de la crisis, es decir a nivel general el panorama ha mejorado, pero se ha intensificado
la desigualdad, la exclusión severa, el que queden personas y grupos y comunidades
absolutamente al margen del bienestar. Hoy podemos hablar, como dice el papa
Francisco y otros analistas, que en la humanidad tenemos población sobrante. Ya no
estamos hablando de pobreza, ya no estamos hablando de exclusión, estamos
hablando de población que nos sobra, de población sobrante, de personas
descartadas. Quién se va a fijar en los que están absolutamente al margen, no
importan, no son necesarios, son absolutamente superfluos para el desarrollo de
nuestros procesos económicos. Hace unos años en un congreso sobre economía del
desarrollo se veía críticamente que, por ejemplo, África es necesaria para el desarrollo
económico de la humanidad y los africanos son innecesarios. ¿Por qué África es
necesaria? Porque tiene materias primas, porque tiene agua, tierras que pueden
producir. Eso se intensifica hasta el nivel de lo que técnicamente se llama el
acaparamiento de tierras, por eso es tan necesaria África y tan innecesarios los
africanos.

Se ha producido un cambio paradigmático; antes, para que un Estado consiguiera


soberanía sobre otro Estado, el mecanismo único era la guerra. Hoy, la soberanía se
compra y tenemos estados como China, Canadá o Australia y entidades privadas, los
grandes fondos de pensiones que tienen enormes territorios en África y ¿qué significa
cuando un país con una gran cartera de negocios compra un territorio en África? Que
los africanos sobran; normalmente estas tierras son para plantaciones, soja o
biocombustibles, con lo cual los habitantes de esas zonas quedan totalmente
aplastados. La primera vez que fui a África, a Mozambique, cuando bajé del avión en
Maputo, esperaba ver africanos, pero con los que primero me encontré fue con los
chinos que estaban haciendo las obras del aeropuerto, regalo del gobierno chino, que
a su vez tienen grandes explotaciones de la madera, y además, de una manera
absolutamente desproporcionada. ¿Qué ha cambiado? En la colonización la soberanía

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se mantenía desde la política internacional de la guerra, ahora, se mantiene desde los
ciclos económicos que dominan el mundo. Ya no tiene que haber mecanismos
regresivos como los de la colonización, ya son mecanismos de gestión económica.

La desigualdad llega a ser de tal nivel que genera exclusión Me gustaría insistir en el
hecho de la desigualdad, si este encuentro se estuviera celebrando hace 10 o 15 años
seguramente el tema de la desigualdad saldría muy marginalmente, estaríamos
tratando sobre la pobreza y el hambre que eran los conceptos que utilizábamos
entonces. La desigualdad ha entrado en la agenda como un primer elemento, porque
el mundo sí se ve capaz de disminuir la pobreza, pero no de disminuir las injusticias. Es
paradójico que disminuya la pobreza y se incremente el hambre en el mundo. En los
últimos tres años hemos llegado a unos 800 millones de personas que pasan hambre
severa en un contexto de disminución de la pobreza y de crecimiento económico, esto
con datos de la FAO y de la ONU, que no son ningún gabinete crítico, ni de ninguna
ONG, son datos oficiales de organismos internacionales. Esta paradoja es la que nos
encontramos en nuestro contexto.

Desde los años 80 la desigualdad en el mundo, tanto la desigualdad entre naciones,


como la desigualdad interna en los estados, no ha hecho más que crecer. Es verdad,
que no ha crecido en la misma proporción ni en la misma intensidad en unos ámbitos
que en otros; en EEUU ha crecido de forma muy intensa, en Europa el crecimiento de
la desigualdad ha sido de forma más proporcionada; son distintos modelos de
sociedad, con lo cual nos lleva a una reflexión: algo se puede hacer, porque si hay
regiones donde ha ocurrido menos, es que hay políticas, mecanismos o instrumentos
que nos lo permiten. La desigualdad ha crecido el 1% más en los que tiene mayor
riqueza, de manera que si la desigualdad sigue creciendo en estos términos y haciendo
ciencia ficción con series econométricas podemos llegar a afirmar que dentro de 70 u
80 años, el 1% de la población acumulará el 99% de los bienes de la tierra, si la
tendencia se conserva tal cual, sabiendo que esto tiene matices, pero nos sirve la
fotografía.

Me dio mucha luz una campesina salvadoreña que, cuando estábamos visitando un
proyecto de soberanía alimentaria, me dijo: “mire usted, a nosotros la pobreza no nos
asusta, siempre hemos sido pobres, hemos vivido con cuatro cosas: una plantación,
unas gallinas, un cerdo…, no nos asusta la pobreza, a nosotros nos enerva, nos indigna
la desigualdad, ¿por qué en mi barrio no hay escuelas y en el barrio de al lado hay
escuelas con sitios vacíos?, ¿por qué en mi barrio no hay médico y en el barrio de al
lado hay hospitales que tienen camas vacías?, ¿por qué en mi barrio no hay lugares
para que los niños se expandan y en el barrio de al lado hay grandes parques que nos
dejan entrar? No deseamos ser como los otros, lo que nos indigna es que sea a costa
nuestra”. La pobreza era un término técnico, la desigualdad pasa a ser un término
ético, de indignación. No es que todos pasemos frío, es que algunos nos congelamos y

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otros sudan de calor porque tienen una gran calefacción. Ahí, hay un elemento que
tenemos que profundizar.

Lo que acabo de hablar es el componente más clásico de la desigualdad que tiene que
ver con los bienes patrimonios; pero desde hace muchos años, la desigualdad va
adquiriendo en el mundo otro tono, y ahora se constata mucho más, no sólo se mide
por la cantidad de bienes que se tiene, sino por la desigualdad en las oportunidades.
Aquí la mayoría sois mujeres y es donde se da la gran brecha. Yo a mis alumnas les
digo: “por el hecho de ser mujeres, en términos estadísticos, tú vas a cobrar menos
que el chico que tienes al lado, después puedes llegar a ser la directora general de
Microsoft, pero en términos estadísticos tu vas a cobrar menos, por el hecho de ser
mujer; desde un elemento objetivo vas a tener un techo de cristal, que lo podemos
romper porque todavía estás en primero”. También podemos ver la desigualdad en el
acceso al mundo de internet. Se puede ir a la selva más remota y puede existir acceso
a internet, pero ellos ni tienen los aparatos, ni tienen la capacidad, ni tiene los
contenidos. Hablando con los jefes de los mundurukú, de la Cuenca del Tapajós, en un
contexto ribereño, en el que los grandes conflictos son los provocados por las
hidráulicas que cortan el agua, por los que buscan oro echando mercurio que
contamina el agua, y siendo que ellos viven de lo que comen del río y estaban
enfermando, les pregunté cuál era el gran peligro para el pueblo mundurukú. Me
contestaron: el gran peligro es que tenemos acceso ilimitado a internet pero los
contenidos del ámbito digital son generados en los centros de poder digital, no son
generados reticularmente. La gran promesa del mundo digital de un mundo en red,
donde todos vamos a poder disfrutar de los contenidos y producción de los
contenidos no es real, éste es otro ejemplo de desigualdad de oportunidades.

Otra desigualdad muy importante también es la étnica, hay desigualdades por haber
nacido en un sitio o en otro, por tener la piel de un color o de otro y podemos ir
multiplicando la desigualdad. Vamos generando un mundo tremendamente desigual,
en algunos indicadores minimizados pero en otros indicadores en explosión. En último
término y esto es algo más novedoso, ahora se empieza a hablar de una dinámica que
está siendo tremenda y es que ya la desigualdad no se mide por quien tiene más
bienes, sino por quien sufre más los males de esta sociedad de consumo, de esta
sociedad de capitalismo salvaje. Voy a poner un ejemplo para que se entienda: surgió
una reflexión con mucha profundidad a partir del Catrina en Nueva Orleans. Se
rompieron los diques, se destrozó la ciudad, pero la ciudad de los barrios donde vivían
los negros pobres. Se llamó el “Catrina negro” porque arrasó los barrios más pobres, y
tras una reflexión la minoría negra dijo: la desigualdad ya no sólo se mide en que
tengamos más o menos, ni en que tengamos desigualdad de de oportunidades, se
mide en que el impacto de los males del mundo recae sobre nosotros con mayor
intensidad. Si esto lo vemos a nivel internacional, en el ámbito ecológico es
nítidamente claro; cuando hay una gran catástrofe climática ¿quién sufre más los

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males? Todos sufren, ¿pero quien sufre con intensidad y persistencia? los más pobre;
por tanto, este mundo lo que nos presenta es un desigualdad de acceso a bienes, una
tremenda desigualdad de acceso a oportunidades y una desigualdad también en el
reparto de males. Tenemos que pensar en esto que se nos ha colado en la agenda,
sabíamos que sufrían más los pobres, pero no habíamos pensado en términos de la
redistribución, pues los males también se redistribuyen inequitativamente. Ahí
tenemos la paradoja, por un lado la disminución de la pobreza y por otro lado el
incremento de la desigualdad en estos tres niveles que tiene manifestaciones muy
distintas, de manera que los pobres lo que nos dicen es: no me asusta la pobreza, me
indigna y me enerva la desigualdad. Si todos estuviéramos en el mismo barco, no
tendría de qué quejarme porque tendríamos capacidades para seguir adelante, lo que
ocurre es que tú vas en un yate y yo en un monopatín, y eso además lo legitimamos.

El segundo proceso: el tema de la movilidad humana. ¿Qué pasa?, ¿por qué hablo de
movilidad humana y no de migraciones? Porque en los últimos años porcentualmente
hemos vivido una locomotora conceptual en cuanto al mundo de las migraciones.
Cuando yo empezaba a trabajar en este campo hace 30 años, eran los migrantes,
después gente con papeles, gente sin papeles, y seguían siendo migrantes, ¿qué ha
ocurrido en los últimos años, especialmente con la crisis del refugio? Que hemos
categorizado unas divisiones y esas divisiones se han categorizado desde los
imperativos éticos que tenemos hacia esas personas. Lo explico con un ejemplo muy
concreto. Gran crisis de refugio, hace la llamada el Papa Francisco: los cristianos, las
parroquias tiene que acoger a estas personas. Un volumen de solidaridad inmenso, fue
algo difícilmente asumible, la gente daba dinero, ponían sus pisos, sus propias casas
para acoger a un refugiado, pero no había refugiados porque no se cumplían los cupos,
porque burocráticamente no venían refugiados, de esos que salen en la televisión.
Existían otras personas en movilidad forzada y dijimos; por qué no aprovechamos esta
red de solidaridad, no tenemos refugiados sirios pero tenemos muchos subsaharianos,
tenemos muchos marroquíes, tenemos mucha gente de diversas partes del mundo.
Pero entonces se decía: “no, yo un “negro” no, yo quiero un refugiado de los del Papa
y a ser posible cristiano. ¿Qué es lo que ha ocurrido? la opinión pública de una forma
muy masiva, desde los medios de comunicación, desde el gobierno, desde muchos
grupos también sociales hemos categorizado, los refugiados se merecen nuestra
ayuda, los emigrantes económicos son de segundo nivel y a estos sólo hay que
ayudarles si necesitamos trabajo, si el mercado mejora, si… Mientras para el refugio
hay una cierta incondicionalidad, con respecto a las migraciones no hay ninguna
incondicionalidad. Por eso me empeño en llamar movilidad humana porque lo
importante es que son humanos en movilidad, tanto refugiados, inmigrantes,
desplazados… Son personas en movilidad y esto cambia la estrategia, cambia el
horizonte, porque no es el elemento jurídico, que tiene su importancia y su valor, pero
eso no significa el menoscabo de los que no tengan esa condición de asilados. Después
estará la intervención con estas personas y hay diferencias y diferencias notables: los

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que vienen de Venezuela, que están pidiendo refugio en España, que tienen familiares
aquí y la misma lengua, que necesitan una intervención, y es diferente a aquellas
personas, muchas veces muy jóvenes, que vienen con un estrés postraumático de la
guerra que no conocen la lengua y que no tiene redes, que necesitan otro tipo de
intervención. Sin embargo el programa es igual para todos.

Un segundo elemento es que la movilidad humana ha existido siempre, es una


obviedad; es más, podemos afirmar incluso que biológicamente, ya no socialmente,
somos viables como especie porque han existido migraciones, porque ha existido
movilidad y dejaremos de serlo si no la hay. Esto tiene una profundidad tremenda
aunque parezca una tontería. Es verdad que estamos históricamente, al menos desde
que se tienen datos, en el momento en el que hay un mayor número de personas que
están en movilidad forzada (migrantes económicos, desplazados y refuigiados), en
torno a 500 millones. Si cogemos la tasa de población, sin embargo, estamos en una
constante porque ha aumentado mucho la población, con lo cual en términos
absolutos estamos en un número mayor pero en términos relativos permanecemos en
una cierta constante. Nos movemos en números relativos con una cierta constancia
desde los años 90 (especialmente en las migraciones económicas. Los desplazamientos
de población y el refugio sufren ciertos “picos” de intensidad notable).

Ahora mismo en España, si preguntáis en cualquier bar, la sensación es de invasión,


pero estamos en un momento en el que los flujos migratorios son más pequeños en el
Estado español, en términos proporcionales y en términos absolutos, y los flujos
migratorios están llegando de otra forma y de otra manera. Esto tenemos que tenerlo
en cuanta de cara a una dimensión de la interculturalidad, de la diferencia y del
mensaje que nos dan y que estamos viviendo de una cierta invasión que legitima a
determinadas opciones políticas que eran impensables en España, al menos hasta
ahora. Las migraciones están en un momento de mucha complejidad, de mucho
sufrimiento humano, pero cuantitativamente no estamos en el momento más masivo
con respecto a Europa

Tercera reflexión que nos viene muy bien para mirarnos como sociedad. ¿Sabéis donde
están acogidas el 80% de las personas que migran? En los países de Sur, la migración
no es sur norte, es sur- sur. Cuando decimos que nos invaden estamos diciendo una
falacia, porque la mayoría de las migraciones se dan sur-sur. Si cogemos la tasa de
población del Líbano y la tasa de población refugiada en el Líbano y tuviéramos que
aplicarla a Europa, tendríamos que tener más de 80 millones de refugiados en Europa,
porque 1 de cada 5 en Líbano es refugiado. No es verdad la invasión. ¿Qué es lo que
ocurre? Voy a poner otra imagen: “Gran crisis de refugio en la frontera de Austria,
Checoslovaquia, esto es la debacle, otra guerra mundial”. Es que hablamos de crisis de
refugiados cuando están muy cerca de nosotros, porque ese millón de personas estaba
en Siria y estaba en Líbano un año antes y eso no era crisis, eso eran personas que
estaban por allí. ¿Cuándo hacemos problema? Cuando se acercan a nosotros. El
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problema para el mundo norte no es que haya 65 millones de refugiados en el mundo,
eso no es problema. El problema es que se acerquen a nosotros. El icono de esto es
Trump: declara emergencia nacional para coger dinero y hacer un muro, ese es el
icono en el cual estamos viviendo. Vivimos bajo la geopolítica de la emergencia
humanitaria ¿qué significa esto? Que nos movemos a golpe de emergencia puntual
siempre que se acerque a nosotros, y las políticas migratorias se están haciendo desde
ahí, no desde una política migratoria que trabaje en origen, que trabaje en tránsito…
Estamos externalizando, de alguna manera, subcontratando nuestra indigencia moral.
A muchos españoles nos indigna cierto tratamiento en las vallas de Ceuta y Melilla,
espero que a la mayoría de vosotras, pero después somos ciegos al saber que nuestra
valla por cruenta que sea, es lo de menos, porque la valla peor es la que ha gestionado
Marruecos con dinero español; ahora ha estado el rey pidiendo a Marruecos que
profundice, que solidifique el control migratorio, si el mal lo hacen otros…, hemos
subcontratado nuestra indigencia moral. Se da a Turquía 3000 millones de euros para
que los refugiados no estén en Grecia y nos veamos obligados a inculcar los derechos
humanos, así, que Turquía los inculque, les pagamos 3.000 millones de euros y nuestra
indigencia moral queda subcontratada. Es un mecanismo que se ha hecho también a
nivel ecológico. Compro lo que tú no vas a contaminar, cuanto cuenta tu
contaminación que no haces, 1000 millones de euros, pues yo te doy 1.000 millones de
euros y contamino mil millones de euros más. Hemos subcontratado lo ético, lo moral.

Otra reflexión que es importante hacer. La mayoría de los migrantes en el mundo en


los últimos 10 años ¿qué religión tienen? La mayoría de los migrantes en el mundo son
cristianos, con entidad acumulativa; en España no. La gente que sale de su país o es
echada de su país son mayormente cristianos y sin embargo hablamos de la invasión
de los musulmanes, pero los cristianos estamos invadiendo distintos territorios.

Última reflexión con respecto a las migraciones para ir profundizando. ¿Cuáles son las
actitudes de los cristianos europeos? Si cogemos un grupo de cristianos y un grupo de
agnósticos, indiferentes o ateos ¿quién tiene mejores actitudes de acogida? a nivel
europeo, los ateos, es muy paradójico porque después la mayoría de proyectos lo
llevan los cristianos. En esto, los cristianos en España, que mayoritariamente somos
católicos, la actitud es de mayor acogida que la de los agnósticos e indiferentes, por
muy poquito pero sí que es un dibujo distinto. Cuando hablamos de cristianos en
Europa, la mayoría es protestante. Con lo cual aquí también hay una llamada a las
religiones, de forma que eso de generar contextos interculturales para los que somos
creyentes, significa generar contextos interreligiosos y eso lo tenemos muy poco
trabajado. En España no deja de ser un fenómeno nuevo: hay entre el 6 o 7 % de
personas creyentes en otras religiones, es una minoría dentro las minorías. Somos un
60% aproximadamente de católicos, aunque practicantes en torno al 10 % de ese 60 %,
pero seguimos siendo una inmensa mayoría y no sabemos trabajar el diálogo

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interreligioso, ni a nivel más conceptual de una teología sistemática, ni a nivel de calle
donde a veces nos da miedo o nos perdemos o hacemos muchas tonterías también.

El Tercer proceso es el tema ecológico. La Laudato Si, pone encima de la mesa algo que
no queríamos creernos. Mayoritariamente el mundo comprometido católico tenía muy
claro lo social, con todas las oscuridades, con todas las incomprensiones y con todos
los pecados; pero ahora que nos pongan el tema ecológico en la agenda, nos parece
como de ciencia ficción. Pues el Papa nos dice que hay sólo una crisis, con dos
vertientes: ecológica y social. Lo que yo hago en mi vida cotidiana tiene un impacto a
nivel general, en lo ecológico y en lo social: contaminación de agua, contaminación
atmosférica, acidez de la tierra subsuelo marino, el tema de los plásticos…

En Honduras teníamos un proyecto de soberanía alimentaria que tenía que ver con el
cambio climático y las semillas que los indígenas sustituyeron, de las autóctonas a las
semillas de alto rendimiento, con el cambio climático se fueron al garete porque no
funcionaban, entonces tenían que volver a un tipo de semilla que tampoco era ya la
autóctona, porque había cambiado radicalmente, pero que fuera compatible. Dentro
de estos proyectos que están financiados por la comunidad europea hay que dar
charlas sobre el cambio climático, y una señora indígena me decía: “ yo no sé lo que es
el cambio climático, yo lo que sé es que cada día se sienta en mi mesa, porque antes
tenía para dar de comer a mis hijos y ahora no tengo para darles”. El impacto es
intenso. Estamos en un momento en que la madre tierra está en sus límites. Es muy
significativo que incluso Trumb ya tiene un “negacionismo” blando: sí, esto se da,
pero… pero hay que seguir haciendo lo mismo porque no hay otra salida, o que ya se
inventará algo para que los efectos secundarios… Aquí tenemos un reto que se nos
pone encima de la mesa de una forma muy clara, el triple componente del
compromiso que tiene que ver con lo estructural, con el modelo de desarrollo
económico que nos hemos dado, y hay una resistencia estructural, tiene que ver con
nuestra vida comunitaria, cómo nos organizamos, cómo son nuestra ciudades, cómo
son nuestros pueblos, y tiene que ver también con la dimensión personal, qué
consumo, cómo consumo, para qué consumo, en dónde consumo, porque es un
círculo que tiene esa triple dimensión. Se precisa que cambiemos el sistema
económico, cambiemos nuestro modo de vida y cambiemos nuestra vida personal.
Eso de lo personal es político, adquiere una lucidez tremenda, lo personal es político.
Tu calefacción es político, lo que tú comes es político, lo que tú no gastas es político…
porque vamos conformando ese estilo.

NARRACIONES PARA LA ESPERANZA. En este entramado de elementos, creo que caben


narraciones para la esperanza y yo pongo cinco que no son para arreglar el mundo,
pero creo que de alguna manera tenemos que transitar. Lo he tratado de hacer de la
mano de autores, algunos más conocidos que otros pero que creo que son referentes,
significativos para lo que quiero expresar

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1. De la banalidad del mal a la obligación de gritar . Hanna Arendt, filósofa judía que
tuvo que huir a Estados Unidos, en tiempos del nazismo, asistió como periodista a
un juicio en Jerusalén, el juicio a Eichmann y ella acuñó un término: la banalidad
del mal -fue muy criticada por el sionismo por este concepto- en la que ella venía a
decir: el gran problema no era que hubiese gente monstruosa, el gran problema es
que el resto permaneció en silencio. Es decir, los buenos guardaron silencio. El
problema no es que haya monstruos anormales, Eichmann, Hitler…, el problema
eran los monstruos normales, los vecinos de la casa de al lado que callaban.
Hicieron el mal banal, aceptaron el mal. El monstruo exige la obligación de que se
grite. La esperanza pasa por la indignación. La obligación de gritar, por otra parte,
tenemos que modularla, porque a veces no hacemos más que una afirmación de
nuestra ideas y no una defensa del otro. A veces nuestra protesta es más un grito
de defensa de mí mismo, más que un grito de defensa de los otros. Aquí hay una
tarea: no pactar con el mal, y a veces estamos pactando con la barbarie, hay
políticas, situaciones, actitudes que nos parecen normales y, sin embargo, estamos
pactando con el mal: que se ahoguen en el mediterráneo nos parece normal, que
haya vallas que hieran a los emigrantes… Recuerdo que cuando Rajoy puso de
nuevo las concertinas, que instaló Zapatero y que después las quitó, un alto cargo
de Interior me decía, pero porque os ponéis así, si sólo cortan, no matan. No
podemos pactar con el mal, y esto no significa ni frontera abierta ni cerrada,
significa no pactar con el mal, lo otro es una pregunta secundaria. La esperanza
hoy se nutrirá de la capacidad que tengamos de evitar el sufrimiento del otro, ser
voz de todos. En una columna que escribí en Facebook, terminaba diciendo:
prefiero que me acusen de buenista, que pactar con el malismo. El termino
buenista se utiliza para la persona de buena voluntad pero tonto. En una radio
católica me hicieron una entrevista y el locutor me dijo: es que usted es un
buenista, y yo le contesté: sí, él se quedó un poco descolocado porque pensó que
me tenía que haber defendido, y añadí: prefiero ser un buenista sin complejos que
pactar con el malismo que es lo que estáis haciendo vosotros, porque el paso es
muy claro y previo -esto no quiere decir si tiene que haber frontera abierta, flujos,
etc. es muy previo.
¿Cómo declináis vuestra obligación de gritar?
2. La construcción social de la frialdad, generamos solidaridad a distancia, una
piedad sin alma, generamos una compasión inocua, donde parece que todo nos
afecta mucho pero lo que hace es cubrirnos de un manto de indiferencia. ¿Cómo
rescatar esa conciencia afectiva, que decía María Zambrano?, ¿cómo hacer que el
mundo nos duela con conciencia? No sólo la sensación del dolor sino la
inteligencia ascendente que nos indica el camino, desde saber, sentir y afectarse
con los otros. Jesús sintió compasión, a Jesús se le removieron las entrañas y eso
es el principio de cualquier camino. La misericordia cristiana es uterina, es de
entrañas: genera espacios y actitudes de ternura, de hospitalidad, de compasión

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con conciencia de un imperativo, no simplemente esa anestesia solidaria que a
veces tenemos, sino esa ética compasiva que surge de la contemplación del
evangelio.
3. Del individualismo atomista a comunidades de memoria y resistencia . Aquí
tenemos una tarea ingente. ¿Cómo definirías tú lo que más falta nos hace?
Comunidades, es el único resorte de la resistencia que tenemos, que es sostenible
en el tiempo, es sostenible en el espacio y económicamente. Proyectos podemos
realizar muchos y debemos hacerlos, pero se gastarán; la comunidad en tanto
más la practiquemos, más fortalecida saldrá. Los bienes no son escasos, sólo
algunos bienes son escasos, otros son más sostenibles, más intensos y más amplios
en la medida que más los practiquemos y ¿cómo generar estas comunidades que
en lo personal, en lo comunitario, cultural y en lo estructural funcionen? Es terea
primordial. ¿Dónde se van a integrar las personas diferentes? En las comunidades,
en las parroquias, en Asociaciones, en equipos de futbol, en… Generar vinculación.
Una sociedad líquida es incapaz de generar vinculación. Tenemos que luchar
contra esa liquidez desde la generación de comunidades de memoria y resistencia
4. De las cartografías del horror, a la construcción de la niña esperanza . Necesitamos
pequeñas experiencias de salvación, necesitamos disfrutar de las pequeñas
experiencias que alivian el sufrimiento, necesitamos de iconos para poder disfrutar
que el mundo puede ser cambiado. Aquello que decía Galeano, no quitaremos el
hambre del mundo, pero nos creeremos que el hambre es evitable. Nos falta
muchas veces a los cristianos, el disfrute de lo que hacemos bien, no para decir
qué buenos somos sino para poder compartir con el mundo y disfrutar nosotros
eso que hacemos. Lo que dice el Papa que los cristianos más comprometidos
tenemos cara de pepinillos en vinagre. Siempre estamos amargados, porque
siempre queda algo por hacer, pues hay que disfrutar un poco de lo hecho.
5. De la sociedad de la evidencia al fondo y a lo hondo, citando a Teresa de Jesús. El
Papa dice que no solo tenemos una crisis económica y social sino también
espiritual; aquello de Rahner, de que el cristiano del futuro sería un místico, o no
sería cristiano. Creo que actualmente es una necesidad no sólo religiosa sino
también antropológica. Tenemos un imperativo como personas, también como
cristianos, saber profundizar y penetrar la realidad. Decía también P.Poveda:
“aprovecha todo el tiempo que puedas vivir contigo mismo”. Vete al fondo.

Voy a terminar compartiendo una experiencia biográfica. Fue un momento místico


en mi vida y me pasó un día que tuve que tender la lavadora. Dios está entre las
cacerolas decía Santa Teresa y ahora… Me puse frente a la lavadora, esperando
que terminara y me quedé mirando, y éste fue un encuentro conmigo mismo y
encuentro con Dios, porque me sentí reflejado en la lavadora. Cuando centrifuga,
da vueltas muy rápido, pero la lavadora no se mueve, y yo me veía dando vueltas
sin parar: “mañana con las teresiana, pasado con las franciscanas, una charla, la

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clase, el congreso para el que tengo que preparar una comunicación, el
voluntariado en Vallecas… y yo veía que cuanto más vueltas daba la lavadora, la
ropa se pegaba a la superficie, cuanto más cosas hago, más superficial me hago y
¿qué es lo que pasa en el centro? Que se queda vacío. Y le pedí a Dios: “yo no
quiero ser una lavadora, yo quiero ir al fondo de lo real. Quiero escuchar la justicia
que brota del silencio, yo quiero vivir conmigo y con todos, desde lo hondo,
quiero ir más allá, a la “fonte donde todo mana y corre, más adentro en la
espesura” que diría S. Juan de la Cruz, porque estoy convencido que la esperanza,
o surge de lo hondo para ser compartido en “los afueras”, o simplemente vivimos
en “los afueras” pervirtiendo lo hondo aunque hablemos en su nombre.

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