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Kelsen la garantía

jurisdiccional de la
Constitución
La figura de Hans Kelsen, un jurista austriaco del siglo XX, ha
dejado una marca indeleble en la teoría jurídica, especialmente
en lo que respecta a su enfoque sobre la Constitución. Para
comprender plenamente su perspectiva, es fundamental
desglosar los elementos clave de su pensamiento.

Kelsen concebía la Constitución como el cimiento esencial de las


normas jurídicas que regulan la convivencia en una sociedad
estatal. Esta base no solo establece las reglas que rigen la
conducta de los ciudadanos, sino también las que delinean los
órganos responsables de aplicar y hacer cumplir estas normas. En
esencia, la Constitución es el pilar fundamental del orden estatal.
Esta visión resalta la importancia de un documento que
establezca la estructura y los límites del poder estatal.

La piedra angular de la perspectiva de Kelsen sobre la


Constitución es la garantía de anulación de actos
inconstitucionales. Esta garantía actúa como un faro que ilumina
la conformidad de las leyes y regulaciones con los principios
fundamentales de un Estado. No solo asegura la coherencia y
estabilidad en el sistema jurídico, sino que también salvaguarda
los derechos y libertades fundamentales de los individuos. En
esencia, la Constitución es un escudo protector de los valores y
principios que sustentan la sociedad.
En el modelo kelseniano, el control de constitucionalidad recae
en un tribunal constitucional independiente. Este tribunal,
compuesto por jueces especializados en derecho constitucional,
tiene la misión de evaluar si las leyes y acciones del poder público
concuerdan con la Constitución. La independencia de este
tribunal es vital para preservar la supremacía de la Constitución y
prevenir conflictos entre las leyes ordinarias y la carta magna.
Esta independencia garantiza una interpretación uniforme y
coherente de la Constitución, fortaleciendo así el imperio de la
ley.

Un concepto clave en la teoría de Kelsen es el del "legislador


negativo", que se encarna en el tribunal constitucional. Kelsen
argumenta que este tribunal no tiene la tarea de crear normas
jurídicas, sino de salvaguardar la constitucionalidad de las normas
existentes. No es un legislador en el sentido tradicional, sino un
intérprete de la Constitución. Esta distinción es fundamental, ya
que refuerza la idea de que la Constitución es un documento
supremo que no debe ser alterado a capricho, sino protegido y
defendido en su integridad.
Si bien Kelsen no identifica peligros específicos en el contenido
de las constituciones, se centra en la necesidad de distinguir
entre las normas constitucionales y las normas legales ordinarias.
También enfatiza la importancia de un procedimiento especial
para revisar las normas constitucionales. Esta atención al detalle
resalta la preocupación de Kelsen por preservar la integridad y
coherencia de la Constitución en un sistema legal en constante
evolución.

En conclusión, la perspectiva de Hans Kelsen sobre la


Constitución arroja luz sobre la importancia de este documento
en la organización de un Estado y la protección de los derechos
individuales. Su énfasis en el control de constitucionalidad, la
independencia de los tribunales constitucionales y la distinción
entre las normas constitucionales y las normas legales ordinarias
contribuye significativamente a la comprensión del papel
fundamental de la Constitución en la teoría jurídica. En un
mundo en constante cambio, las ideas de Kelsen siguen siendo
relevantes y dignas de reflexión en la discusión sobre el derecho
y la justicia

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