B24 BR. F, CLAUDIO ALURGN ALvaMEZ. OE Sa,
vaibro de la Vida, y nos colocase entre aquellos que habian de
veonseguir la vida eterna” (404).
Después de lo que antecede, no piiede ya ponerse en duda el
pensamiento del P, Rios; hemos sido predestinados para la gloria,
te Oristo y de su Madre; en previsién de su amorosisima volun-
tad, nos predestiné Dios ab aeterno para ser familia y Corte de
‘honor de la Soberana Reina de los Gielos: Ella es, por consi-
guiente, fin de nuestra predestinacién,
CONCLUSION
Creemos haber expuesto con fidelidad en estas cuartillas 1a
doctrina del insigne maridlogo Agustino. Las conseouencias que
lo aqu{ se derivan, son las siguientes:
18 La Hrerarguia, no solamente # un Tratado de asoétion
‘amariana, o sea, la exposicién razonada del sistema de vida eepi-
ritual Hamado de la santa Esclavitud, como forma, la mds per-
fecta de devocién a la Santisima Virgen, sino también el primer
libro de Mariologia especializada que se conoce hasta hoy en
Espafia, en €l cual se estudian cientificamente las principales
‘excelencias y prerrogativas de la Madre de Dios,
24 -ELP. Rios es un maridlogo original, que sefiala rumbos
nuevos, tanto en el estudio de Ia causalidad de Maria en nuestra
predestinacién, como en la Corredencién, Mediacién y Realeza
de Nuestre Sefiora,
‘* Ningtin maridlogo, y menos los espafioles, puede desco-
nocer Ia HiskaRquis Maruana al escribir un Tratado sobre Mario-
logia.
44 Siendo tan escasos los ejemplanes de esta obra (105), es
de suma importancia una nueva impresién, debiendo ser consi-
derada como obra de interés mariolégico-nacional,
400 Hm ub. aM, C18, pa, 286,
03) Uh sJemplar en
etapa
SOBRE EL MERITO CORREDENTIVO DE MARIA
or et
R. P, Maruel Cuervo, 0. P.ELR. P. Manuel Cuervo, 0. P., Profesor de Teologia Dogmética
en Sdlamanca, es ya autorided en Mariologia, Sus intervencio-
nes no han sido muchas, pero han sido decisivas. Los articulos
publicados por él, en Ciencia Tomista y en La Vida Sobsenatural,
sobte la gracia y et mérito de la Virgen, bastan para marcar
rumbos y formar opinién,
El trabajito siguiente, escrito con certo aire polémico, podria:
considerarse como parte de una seccién que, en una u otra
Forma, tendré que aparecer en Estcpi0s MARIANOS, en In curl se
recojan los ecos de actualidad de ta ciensia mariotégice: biblio-
grafia, cuestiones disputadas, etc., algo, en fin, que comeunique al
Grgano de In Academia ta nota de molternidad y que a ta robus-
te de los estudios aitada el interés de tos teraas candentes y et
valor inapreciable de orientar a nuestros amigos y lectores,
Nuestra gratitud a entranable amigo por et desprendimientor
generoso con que se ha dignado avdlorar nuestros Estos.
a poco Lo atin gi,
En el nuimero de julio de la Revista “Marianum", publieada
en Roma, aparece un arlfculo del P. Roschini, su director, bajo
-
lestarse averiguando su existencia en Maria,
La posibilidad de ese mérilo 1a encontrdbamos nosotros
afirmada por Sto. Tomds en la UI. P. 4. 64 a 4, donde pregunia
st Jesueristo pudo comunicar a sus ministros le potesiad de
exeelencia que El tiene sobre los Sacramentos, la cual lleva con-
igo, como primera prerrogativa, el mérito condigno de la gracia
ue por ellos se nos comunica, A enya cuestién contesta el Ang?
lico Doctor afirmativamente, aunque no con ia misma perfes-
clén que aquélla tuvo en Jesucristo, Esta misma doctrina la en~
conirdbamos después ensefiada por todos los tedlogos en sus
comentarios a la cuestién citada de Sto. Tomés. Por lo cual los
Salmaticenses no vadilan en afirmar que “idem unanimiter asse-
rant thomistae” (Curs. theol,, in-IIT. P. tract. 22 q. 64 4). Y ‘0
mismo Sudrez (in TI, P. q. 6 disp. 12 sect. 2) con tos dems.
twélogos.
‘Tres condiciones sefialan todos ellos para que este mérilo:
condigno de la gracia sea viable en una pura crealura, respecto.
do todas las demés: a) representacién moral del género humano;
) gracia pecfectisima; ¢) y ordenacién divina universal al mé
rilo de tn misma para todos.
A esta dockvina comin de los teblogos, pqué es lo que opone
el P. Rosohini? Por su parle, nada. Y no deja de ser bien sign’
ficativo su silencio en una cuestién que nadie dird que carece
de importancia. Unicamente se limita a reproducir, en nota,
aprobéndolo, cierto reparo que nos hizo a ella el ilusire mari.
logo belga J. Bittremieux, “Contro eid si pottrebe forse obietare
‘che in questc testo di S. Tommaso si tratta di un valore di merito
in rapporto a la grazia, gid meritata da Christo, mentre qui <4
‘ratte dell'acquisto medesimo delle grazie effeltuato dalla SS. Ver-
gine, @ che per conseguenza no esisterebbe “paritas” (Il Movimen~
fo mariologico del'anna 1938-88, p. 45. Extract, de Maria.
zum, 1940);
‘A esta difieultad, expuesta en esa forma dubitativa (forse),
eae
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poets
SOORF FL MERITO CORREDENTIVO DE wARIA 329
contestamos nosotros ya en Vida Sobrenaiural, también om note
(mayo-junio, p. 177, 1940), que ni aun asi tiene lugar. Porque la
potestad dg exeelencia sobre los Sacramentos en cuestién es (a
misma de Jesucristo, 1a cual lleva como primer atributo esencial
el mérito condigno de Ia gracia, en cuarito a su misma adquisi-
zién, De donde si a ia creatura pudo comunicarse esa potestad,
sélo en cuanto a la aplicacién de la geacia, pero no en cuanto a
su adguisicién, ya no seria la misma ppolestad de Jesneristo, sino
‘otra muy dislinta, La conelusién de Sto. Tomés en ese articulo
debiera ser por lo tanto negativa, y no afirmativa como es, 80
pena de incurrir en una flagrante falacia aequivocationis. Luego,
hecho mismo de admitir como posible la comunicacién de Ia
potestad de excelencia sobre los Sacramentos a una pura crea
tara, aungue no con la perfeccién que esa potestad tuvo en el
anisino Jesueristo, es un argumento decisiva, digase lo que se
-quiera, en favor de la posibilidad del mérito eondigno de Ta gr
ia, en cuanto a su misma adquisicién, en una pura creatura*
respecto de todos los hombres, Al menos, en el sentir de Santo
‘Tomis. ¥ de igual manera en el de los demds tedlogos. Esta cues-
tién no encuentra la menor resistencia en la corriente tradicio-
nal de la Teologi
Para saber ahora si esa mera posibilidad se convierlo en un
‘hecho real en Marfa, no hay mds que averiguar si en Ella ss cum-
plen las condiciones que todos los teblogos sefinlan para que esa
‘posibilidad se traduzea en un hecho positivo
Dijimos antes que esas condiciones eran tres: representacién,
moral del género humano, gracia perfectisima y ordenacién in-
‘trinseea de la misma al mérito para los demés,
En cuanto a la primera, tiene una realizacién plena en los
‘titulos de Maria como Mediadora y Corredentora de ios hombres.
‘0 el principio del consoreio no significa nada, 0, por lo menos,
tiene que significar eso. ,Qué significaria una Mediadora y Co-
-rredentora universal que no tuviera la represemtacién de los hom-
bres en cuanto a Ios mistos efectos de la mediaeién y correden-
‘ein? Diriamos, sin duda, que era una verdadera implicatio in
terminis, Los teélogos antiguos deefan, es verdad, que la creatura
a quien fuera conoedida prerrogativa tan singular como es la de
—s-330 1. F, MANUEL CUERVO, 0, P.
‘merecer la gracia para todos los dems, debia ser constitufda en
eabeza del género humano, cosa que no perienece a Maria, Pero.
esto lo afirmaban por razin de la representacién moral de todos
para los mismos efectos del mérito, Si entonces se hubiera di
‘eutido y planteado 1a euestién do la mediacién mariana en los
\érminos de hoy, igualmente hubieran dicho que bastaba el ser
Mediadura, con Jesueristo, de todos los hombres. Porque Media-
dora y Corredentora de los hombres es lo mismo que decir una
persona a la cual fué encomendada por Dios, dependiente y
subordinadamente a Jesueristo, nuestra salvacién y redencién.
Luego nos representa a todos en cuanto a los fines de éstas
Respeolo a la perfeccién de Ia gracia de Maria, las ensefian—
as de los ledlogos no pueden ser mas expresivas y terminantes
Comunmente se admite que, desde Iuego, la gracia consumada
supera a la de todos los hombres de la tierra y bienaventurados
del cielo juntos. Santo Tomés funda Ia plenitud de la gracia de
“Maria en su mayor proximidad a Jesuoristo, principio de la mis
tha, y en das causas finales préximes de ella, que fueron su Ma—
ternidad divina y la espiritual de los hombres (UL. P. q. 27 a 5).
¥ asi como su dignidad de Madre de Dios, de Mediadora y Co-
rredentora del género humano, sobrepasan sin comparacién «
todo otro don ereado concedido por Dios a una pura ereatura, ole-
vandola al mismo orden hipostitico y a los fines de la Enearna—
ci6n, asi también Ia plenitud de Ia gracia de Maria es tan grande
como su dignidad de Madre de Dios y de Mediadora universal,
siendo inferior sélo a la de Jesucristo, Por eso el mismo Santo
‘Tomas no vacila en afirmar quo la gracia de Maria es suficiente
para salvar a todo el género humano. “Magnum est enim in quo—
libet saneto, quod habeat tantum de gratia quod sufficit ad salu-
tem multorum; sed quando haberet tantum, quod sufficeret ad
salutem omnium honeinum de mundo, hoe esset maximum, at
hoc est in Christo et in B. Virgine.” (Optise. VIUL)
La condicton tereora, o sea la ordenabién intrinseca de Ia gra—
cia al mérito de la misma para todos nosotros, fluye del mismo:
principio del consorcio, en virlud del cual constituye con Jesu-
cristo un solo prineipio de nuestra salvacién, como Mediadora y
Gorredentora con El de todo ol género humano. Pues a cada unos
-6H
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SomRE EL MERIT CORREDENTIVO DF Maia 308
-se le da In gracin segiin aquello para 1o cual es elegido (2). Y ast
como la gracia de Jesucristo tiene un orden intrinseeo al mérito
de la misma para todo el género humano, en cuanto Redentor y
“Mediador de todos Jos hombres, de manera semejante también
la de Maria, Mediadora universal y Corredentora con Jesucristo
«de todos nosotros. Por eso hemos sostenido que la gracia de Sfa-
xia se distingue especificamente, in esse moris, por una parte de
‘a de Jesuoristo, puesto que no es capital, y por otra, de Ia nues-
4tra, por razén de esa ordenaeién intrinseca al mérito y a la satis-
faceién por todos. Este punto lo consideramos de fundamental
mportancia en toda esta cuestién de la Corredencién mariana, al
-eual, sin embargo, los maridlogos modernos apenas le conceden,
ninguna, Pues, como ensefia Juan de Santo Tomas, de acuerdo
-en esto con los demés tedlogos, “non posse mereri aliis primam
‘gratiam de condigno, won provenit ex impossibilitate gratiae, sod
‘ex negatione ordinationis divinae” (In 1-1, q. Mt, disp. 34 a 2).
Qué le falta a Ia Virgen para habernos merecido de hecho
ex condignitate 1a gracia? Segin las exigencias de la teotogia
tradicional, nada. Elevada por Dios al mismo orden hipostatico,
en cuanto Madre del Redentor; asociada a Cristo en los mismos
fines de la Encarnacidn; lena de gracia con Cristo sobre toda
pura criatura, Maria guarda, respeeto de la gracia para todo el
género humano, una proporeién semejante a Ia del mismo Je-
sueristo, y a la que cada uno de nosotros tenemos en orden al
aumento de In misma y a la consecuctén de Ia vida eterna, Luego,
asi como nosotros merecemos é condignitate el aumento de la
gracia y la vida eterna, asi también Maria nos consiguiéa todos,
‘aquélla, excepto para si misma, La diferencia entre nuestros mé-
sritos dé condignidad y los de Marfa, estd en que los nuestros se
refieren s6lo al aumento de la gracia en nosotros mismos y a la
eonseencién de In vida eterna, ¥ los de Marfa, ademés de esto,
tienen por objeto In misma consecucién de Ia gracia para el gé-
nero humano, por la diversa ordenaci6n intrinseca de ésta en
Gp ie pare ejects akan erates plosags, quando quis abet plone srtim
csi mam sno ee nsony ro ost i
Tine ad trnsumn praefcom t's Deo, av slam sectogam wovutem, fe qeetom
se abe uae eae a i, ne erent at suet ef se352 RP, MANUEL CUERVO, 0.
Bila y en nosotros, ¥ Ia diferencia del mérito de Jesueriste, em
que el de Este es ex toto rigore justitiae, y el de Maria solamente
e condignitate, por lo mismo que se obtiene en visiud de la
gracia reetbida ce Aquél
Bn sintesis, podriamos resumir el argimento en favor del
mérito condigno de la gracia en Maria, extraido de las enseian-
2s firmes de la teologia tradioional, en la forma siguivate: Va.
Hiflcada la eondieion, se da de hecho el condieionado. Es asi quo
fen Maria se cumplen ampliamente todas las condiciones reyue.
idas por la teologia tradicional para In existencia del moto.
condigno ds Ia gecia on une pura eure, para todas las e-
s. Luego la Virgen nos merecié to
ins Lingo i Vie todos la’ gracia de eondigno
Contra esta ergumentacton must son las cosas que
opone el P. Roschini: ec een
419 “Praster conditiones a P. Cuervo positas ad habencum
meritum de condigno, requititur insuper, et praseipue, aequiva.
tenia sou operls propor intsinseca eum pracmio” (h 2)
® “Insuper ad merendum de condigno pro alii, requiritur
gratia capita, sou necesse wah ul meen si caput estes boo
quibus meretur. Bene enim intelligit erm quomodo actio east
equivaleat aliquo modo gratiae omniuta membrorum ejust at
rime vero intlligitur quomodo aotio alicujus mombri asquivale
Ye possit gratiae aliomm membrorum, Ideo Christus de condig-
xno meruit, quia est caput omnium, Jamvoro B. Virgo nullimaie
est caput Eeolesins” (p. 248).
8° Por titimo, enfrente del mérito de condigniad de Maria
se hallan: “communis traditio et communis thealogoruma senton.
fia”, “tandem obvius sensus verborum Pii' X" (Ad diem lum)
pagina 213, ;
Vayamos por partes, En cuanto a lo primero, ten
decir al P. Roschini que no somos peered ptteeic these.
requerimos aquellas tres condieiones para el mérilo eondigne de
‘a gracia, sino el pensamiento de ta teologia tradicional, lo. que
vale tanto como ¢ecir la misma Teologia. Es muy distinlo,
Ademés, sogin una regia elemental de légiea, verificada la
condicién se veritica también el condicionad, ef cual no debe:
i
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SOBRE £L NERITO CORREDENTIVO DE wARiA 333
entrar on la eondicién, puesto que es efecto de ella. De aqui
desprenden inmediatamente dos cosas: primera, que realizadas
jas condiciones del mérito condigno, se da también éste de he-
cho, 0 sea la misma equivalencia entre el mérito y el premio,
puesto que el mérito condigno es, por definicién, esa misma
equivalencia, Y segunda, que el mérito condigno, o lo que es
igual, la equivalencia entre el mérito y el premio, no debe con-
larse entre las condiciones de aquél, que es precisamente 4o que
hhace el P, Roschini, Porque el mérito condigno, o la equivalen-
cia entre el mérito y el premio de la gracia, es el condicionado y
no 1a condicién,
El argumento del P, Roschini equivale a lo siguiente: Para
el mérito condigno de la gracia, o sea para la equivaleneia entre
el mérito y el premio de la gracia, se requiere, ademas de Ins
condiciones que verifican o realizan esta equivalmneia, la misma
equivalencia enive el mérito y el premio.de la gracia... Pero esto,
ademés de lo dicho, si que equivale a una verdadera redun~
dancia,
AIP, Roschini no le quedan més que dos caminos: o negar
que aguellas condiciones del mérito condigno sean completas, en
euyo caso 61 veri el modo de arreglirselas con las ensefianzas.
de la Teologia y de los teblogos, 0, en easo contrario, admitir la
posibilidad, en general, de ese mérito en una ereatura, y el hecho:
de su existeneia en la Virgen Marfa,
Por lo visto, és lo primero lo que opina nuestro objetante, por-
que, ademas do la eguivalencia, como condicién del mérito con~
digno de la gracia para todos, sefiala también la gracia capital,
no enumerada por nosotros.
‘Tenemos gran placer en mostrar el perfecto acuerdo que existe
entre el P. Roschini y nosotros al negar a la Virgen la gracie
capital. En nuestros eseritos anteriores hemos sostenido siempre
esto. Pero nuestra divengencia del P. Roschini es completa evan:
do {rata de convertir Ia gracia capital en condicién necesaria
del mérito condigno de la misma gracia para los demés. De la
gracia capital se sigue necesariamente el mérito condigno de le
gracia para todos. Pero de aqui no se puede concluir que sin ella
no sea realizable ese mérito en una pura creatura,
Seg it334 RP. MANUEL CUERVO, 0. P.
4a gracia capital, en su concspto, implica, entre otras, do
co ioe el es,
gracia; yb) Representacién universal en cuanto a la salisfac,
sien al mérito de ia misma para todos, por medio de Ia orde,
Racién intrinseea a estos fines. Estas dos razones son separable,
pudiendo darse la segunda sin la prim: {
is recor ee nt® todos juntamente eon el Hijo en cuanto
ls consecucién de la vida eterna. Por lo mismo, s
i | Por lo , Su gracia tiene
lambin un ordenasin intrnsco diving talento nn
vag, & It gracia para todos nosotros. Pensar olta eosn equi-
orate i, lesttuir los mismos titulos de Mediadora y Cormedom,
nin eorriente, supera a la de todos |
, in de todos los miembros jantos del Cuer.
po mustico (ofr. Merkelbach, Mariologia, page, 76-89) emus Te
{alla Para que de hecho nos haya merecidy de condigny Jesueristo, que nos la metecié a tados de ung weaned
‘mucho més perfecta. 0 si, como dice el P. Roschini, Ie sett
cidn ds congruo de Maria es suficiente (2i6), por ouante Dave
da por conlento con ella, salisfacer de congeuo por el reande
¥ tmerecernos de condigno la gracia, gQuign no fe extant
HMM de cueslionss formalmente distintas? Y si todavia “quiere
81 P. Rosehini una eontirmacién bien eloouente de eta: ame
‘ne més que fijarse en que los teélogos més representativas de ty
ee