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CAPITULO 1601

Al ser suprimidos por el aura aterradora de Orbe, todos estaban nerviosos en el fondo, pero nadie
dio un paso adelante.

Incluso aquellos alquimistas sin poder no dieron un paso adelante por el bien de su vida.

—Ya que ninguno de ustedes se aparta, no me culpen por lo que voy a hacer.

Orbe entrecerró el ojo, y su intención asesina se hizo más fuerte.

—¿Quién eres exactamente? ¿Por qué irrumpes en la Secta del Dios de la Medicina? ¿No sabes
quién es nuestro señor? —preguntó Álvaro a Orbe mientras daba un paso adelante.

—Ja, ¿no es Jaime Casas? ¿Qué esperas que haga si sigue desaparecido? Ahora, escúchame y
podré mantenerte a salvo.

Orbe soltó una carcajada.

Álvaro no dijo nada.

«Parece que esta gente sigue pensando que Jaime ha desaparecido y no saben que ahora está en
la Secta de los Dioses de la Medicina. Mientras gane tiempo para que Jaime venga, ¡ninguna de
estas personas podrá escapar!».

—Soy el anciano de la Secta del Dios de la Medicina. Ahora que nuestro señor está ausente, tengo
la última palabra aquí. Si nuestros alquimistas se van contigo, ¿puedes dejar ir a los demás? Si no
estás de acuerdo, te garantizo que no podrás llevarte a ningún alquimista vivo con ustedes —
amenazó Álvaro.

Orbe frunció el ceño. Tras un momento de deliberación, respondió:

—De acuerdo, tienes mi palabra. Ahora haz que todos los alquimistas den un paso al frente.

Álvaro asintió y se volvió hacia los miembros de la Secta de los Dioses de la Medicina. Intercambió
miradas con Los Cuatro Villanos y Leviatán.

Todos captaron la indirecta. Mientras esperaban que pasara el tiempo, Jaime volvería corriendo
cuando se enterara de lo que estaba pasando allí.

—Alquimistas de la Secta del Dios de la Medicina, a mi orden, apártense —gritó Álvaro.

Tras escuchar la orden de Álvaro, los alquimistas comenzaron a alejarse poco a poco de la
multitud.

Al ver a los alquimistas salir, Orbe miró a sus hombres.

Los alquimistas no eran poderosos, por lo que resultaba fácil controlarlos. Una vez que estuvieran
bajo control, el resto de la gente podría ser asesinada con facilidad.

Justo en ese momento, se vio a un hombre descender del cielo.

Todos en la Secta del Dios de la Medicina respiraron aliviados cuando vieron al hombre, que
resultó ser Jaime.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Cómo se atreven a venir aquí y amenazar con matar a la gente de la
Secta del Dios de la Medicina? —preguntó Jaime mientras miraba con frialdad a Orbe.

—¿Jaime?
La expresión de Orbe cambió un poco.

—Resulta que te has estado escondiendo en la Secta Dios de la Medicina. Parece que hoy estoy a
punto de hacer una gran contribución.

¡Whoosh!

Hubo un estallido de luz dorada, y se vio a Orbe ser lanzado muy alto en el aire antes de que se
escuchara un sonido de bofetada.

Orbe recibió una bofetada tan fuerte que se le cayó un diente.

—Contéstame, ¿quién eres?

La mirada penetrante de Jaime hizo que Orbe sintiera escalofríos.

—Somos de la familia Duval. Nos han ordenado acabar con la Secta de los Dioses de la Medicina.
No esperábamos encontrarnos contigo. Si podemos capturarte de nuevo, el Señor Duval seguro
que nos recompensará.

Aunque Orbe fue abofeteado, había un atisbo de excitación en su ojo un poco entrecerrado.

—¿Crees que unos esbirros piojosos como ustedes pueden capturarme? —se mofó Jaime.

Con expresión adusta, Orbe replicó enfadado:

—Jaime, no pienses nunca que puedes derrotarme sólo porque hayas conseguido atacarme hace
un momento. Has usado tu esencia de sangre, así que es imposible que recuperes tu forma
máxima incluso después de haber tardado tanto en recuperarte. Si eres sensato, deberías rendirte,
así no sufrirás.

—Hablas demasiado...

Mientras Jaime hablaba, una luz dorada salió disparada de sus dedos a toda velocidad.

Antes de que Orbe pudiera reaccionar, su brazo izquierdo fue cortado.

La sangre brotó de su cuerpo al instante. Había una mirada de conmoción en él.

CAPITULO 1602

—¿Cómo es posible?
La expresión de Orbe era sombría. Era un Marqués de Artes Marciales de fase avanzada, por lo
que no era fácil para un recién ascendido a Gran Marqués de Artes Marciales cortarle el brazo de
un solo movimiento.
Sin embargo, Jaime lo hizo con tal facilidad, que dejó a Orbe tan asombrado que no pudo
reaccionar durante mucho tiempo.
Los miembros de la Secta del Dios de la Medicina también se quedaron atónitos por un momento
ante el casual pero poderoso ataque de Jaime. Un instante después, se llenaron de infinita
excitación y alegría.
—Nada es imposible. Ya que te atreves a causar problemas en la Secta del Dios de la Medicina,
debes estar preparado para morir —dijo Jaime con indiferencia y una sonrisa burlona.
Las comisuras de los labios de Orbe se crisparon. No habló. En lugar de eso, intentaba encontrar
una forma de escapar.
—Chicos, acaben con Jaime Casas. El señor Duval ofrecerá una buena recompensa —ordenó Orbe
a sus hombres.
—¡A la carga!
Aunque los hombres de Orbe sabían que Jaime era poderoso, no tenían más remedio que luchar
duro. Si no lo hacían, les esperaría un castigo más cruel.
Más de una docena de hombres bombardearon a Jaime con varias magias.
Mientras Orbe se daba la vuelta y se ponía sobre sus talones.
—Menuda panda de humildes hormigas.
Con un resoplido frío, Jaime levantó un poco la palma de su mano hacia delante con un brillo
dorado en su cuerpo, y una enorme palma gigante dorada presionó a aquellos hombres desde el
aire.
¡Pum!
La enorme fuerza sacudió el suelo y lanzó rocas en todas direcciones.
Antes de que los que se apresuraron a atacar a Jaime pudieran reaccionar, todos fueron
estrellados contra el suelo, y sus cuerpos fueron martillados a más de diez metros bajo tierra.
Más de una docena de hombres, entre ellos muchos marqueses de artes marciales, fueron
convertidos en carne picada por la palma de Jaime.
Todos estaban muertos.
Sintiendo el horrible poder detrás de él, Orbe no pudo evitar mirar hacia atrás. La escena que se
encontró ante él fue inolvidable para el resto de su vida.
Vio que las personas que traía consigo se habían convertido en carne picada en un instante.
La escena dejó a Orbe estupefacto de terror.
Al cabo de un rato, recuperó la cordura, se dio la vuelta y siguió corriendo. Corría por su vida, así
que no podía detenerse.
En cuanto se dio la vuelta, se dio cuenta de que Jaime ya estaba delante de él sin que se diera
cuenta.
—¿Crees que puedes huir?
Jaime miró a Orbe con sorna.
—Jaime, déjame decirte que el señor Duval se ha convertido en un Gran Marqués de las Artes
Marciales que ha sufrido la tribulación del rayo. No te dejará escapar. Te hará pedazos.
Orbe apretó los dientes mientras su rostro se contorsionaba de rabia.
—Lo esperaré entonces, pero no tendrás oportunidad de ver lo que me ocurra.
Con una sonrisa, Jaime levantó la mano y le dio una bofetada a Orbe.
Orbe ni siquiera tuvo la oportunidad de gritar antes de que lo mataran como a una mosca.
Los Cuatro Villanos, Leviatán y todos los de la Secta de los Dioses de la Medicina miraron
conmocionados a Jaime con sentimientos encontrados.
Todos eran seguidores de Jaime, pero a medida que éste se hacía cada vez más poderoso, las
dificultades que encontraba eran aún mayores, lo que significaba que no podían ofrecerle mucha
ayuda.
La mayoría de las veces, incluso necesitaban la protección de Jaime, lo que les llenaba de
remordimientos.
Jaime los miró y pareció darse cuenta de algo por sus expresiones.
—No se estresen por ello. Todo el camino del cultivo consiste en progresar poco a poco. Mucha
gente elige ahora el camino del Cultivo Demoníaco para acelerar su progreso en el cultivo. Algunos
incluso se han convertido en marionetas y han sido poseídos por espíritus. Todos estos métodos
de cultivo deben ser evitados —dijo Jaime.
Todos permanecieron en silencio después de escuchar sus palabras, pero todos estuvieron de
acuerdo con su punto de vista.

CAPITULO 1603

Mientras tanto, en la residencia Duval de Ciudad de Jade, Edgar frunció el ceño al no ver señales
del regreso de Orbe.

—¿Qué está pasando? Ha pasado un día entero. ¿Es así como hace las cosas Orbe? ¿No puede
ocuparse de un asunto tan trivial?
—¿Puede ser que haya pasado algo? —Una sensación de inquietud se coló en el corazón de
Rigoberto.

—No pasará nada, papá. Orbe es un marqués de artes marciales de séptimo nivel. Una pequeña
secta como la Secta del Dios de la Medicina no es rival para un Marqués de Artes Marciales de fase
tan avanzada. Sólo temo que alguien esté interviniendo y estropeando nuestro plan. Después de
todo, muchas sectas han estado mirando a la Secta Dios de la Medicina.

A Edgar le preocupaba que alguien pudiera estar interfiriendo en su plan.

Aunque la mayoría de las sectas y familias prestigiosas del mundo de las artes marciales de Ciudad
de Jade se habían sometido a los Duval, sabía que no eran sinceramente serviles.

Era de esperar que alguien intentara arruinar su plan en secreto.

—¿Enviamos a alguien para que lo compruebe? —preguntó Rigoberto.

—Esperemos un poco más primero —Edgar decidió esperar después de consultar su reloj.

Al mismo tiempo, una fuerza aterradora se espoleó en el aire de la sala secreta de la Alianza de
Guerreros. De no ser por la barrera de la sala secreta, la fuerza habría causado un gran revuelo en
la ciudad.

Saulo abrió con lentitud los ojos y curvó los labios al sentir un poder sin precedentes en su cuerpo.

—El poder del Gran Marqués de las Artes Marciales en verdad es extraordinario.

Un brillo resplandeciente brilló en sus ojos mientras apretaba los puños.

Salió de la habitación secreta y se fue en dirección a la sala.

Al ver a Saulo completar su cultivo, todos en la Alianza de Guerreros se apresuraron a saludar:

—Señor Noguera.

—¿Dónde está el presidente Zapata? —preguntó Saulo.

Durante el periodo en que estuvo recluido, fue ajeno a las cosas que ocurrían en el mundo de las
artes marciales de Ciudad de Jade.

Al ver que todos bajaban la cabeza al mencionar a Sion y dudaban en hablar, sintió una sacudida
en el corazón y supo que algo debía haberle ocurrido a Sion.

Su expresión se volvió fría mientras interrogaba:

—Hablen. ¿Dónde está el presidente Zapata?

Justo después de que cayeran sus palabras, uno de los miembros de la Alianza de Guerreros dio un
paso al frente y explicó todo lo que había sucedido.

Sus palabras dejaron atónito a Saulo.


—¡Qué descarado es Edgar al tener la ocurrencia de hacer que todo el mundo de las artes
marciales de Ciudad de Jade se someta a él! —Los ojos de Saulo brillaron con una escalofriante
amenaza mientras hablaba.

—Señor Noguera, el señor Duval ya se ha nombrado a sí mismo presidente de la alianza y nos ha


pedido a todos que escuchemos a su familia —dijo uno de los miembros de la Alianza de
Guerreros.

—Como el presidente Zapata ha muerto, yo seré ascendido a presidente de forma natural. Hagan
lo que les digo. Ahora, por favor, convoca a todos los miembros de la Alianza de Guerreros a una
reunión —ordenó Saulo con tono sombrío.

—Señor Noguera, Edgar es ahora un Gran Marqués de las Artes Marciales y no tiene piedad.
Muchas sectas y familias prestigiosas le temen —añadió el miembro de la Alianza de Guerreros.

—¡Hmph! ¿Es un Gran Marqués de las Artes Marciales? Pues yo también. —Al final de sus
palabras, Saulo desató su aura, provocando un milagroso fenómeno de destellos de truenos.

—¡Madre mía! ¿Será que alguien más ha logrado un gran avance y se ha convertido en un Gran
Marqués de las Artes Marciales?

—¡Mira! Viene de la dirección de la Alianza de Guerreros. Alguien de la alianza debe haber entrado
en el nivel de Gran Marqués de Artes Marciales...

—¿Quién es? ¿Quién tiene la habilidad de hacer eso?

La gente comenzó a discutir y especular ante la visión.

No pasó mucho tiempo antes de que numerosas sectas y familias prestigiosas llegaran a la Alianza
de Guerreros. También la familia Duval recibió la noticia.

—Señor Duval, muchas sectas y familias prestigiosas han acudido a la reunión de la Alianza de
Guerreros. Algunos dijeron que la posición del viejo señor Duval es autoproclamada y no se tiene
en cuenta —se apresuró a informar a Edgar uno de los sirvientes de la residencia Duval.

—¿Cómo es posible? ¿Quién es tan osado como para oponerse a nosotros tan abiertamente? —A
Edgar le irritó la noticia.

—No estoy seguro de eso. Pero he oído que alguien de la Alianza de Guerreros ha logrado un gran
avance y se ha convertido en un Gran Marqués de las Artes Marciales. Por eso se ha convocado a
las sectas y familias prestigiosas a una reunión. —El sirviente negó con la cabeza.

CAPITULO 1604

—Ya veo. Bueno, en verdad no importa incluso si alguien ha logrado un gran avance y se ha
convertido en un Gran Marqués de las Artes Marciales. Sólo utilizaré a esa persona para establecer
mi autoridad. —Edgar entrecerró los ojos y se dirigió a la Alianza de Guerreros con Rigoberto.

Edgar era un Gran Marqués de las Artes Marciales que había pasado por la tribulación del rayo.
Aunque no hacía mucho que había logrado el avance, era tan poderoso como un gran marqués de
artes marciales de tercer nivel.
Cuando llegó a la Alianza de Guerreros con Rigoberto, las expresiones de las sectas y familias
prestigiosas que acudieron a la reunión cambiaron de golpe. Era como si fueran roedores a los que
el gato había asustado.

Saulo, que estaba en el asiento principal, comprendió al instante que Edgar había estado
utilizando tácticas brutales para atemorizar a aquellas sectas y familias prestigiosas.

—Saulo, ¿eres tú quien convoca esta reunión? —preguntó Edgar con frialdad, mirando al hombre
del asiento principal.

—Sí. Dado que el presidente Zapata ha muerto, yo, el vicepresidente de la alianza, seré ascendido
a presidente. ¿Hay algún problema para que convoque una reunión con mis compañeros de la
Alianza de Guerreros? En cuanto a ti, Edgar. No sólo mataste al presidente Zapata, sino que
también reclamaste el control de la Alianza de Guerreros. ¿De verdad crees que nadie de la
Alianza puede enfrentarse a ti? —La mirada de Saulo se ensombreció mientras un aura surgía de
su cuerpo.

—¿Quién te crees que eres? —se mofó Edgar—. No eres digno…

Soltó un golpe con la palma de la mano antes de terminar sus palabras, enviando una aterradora
ráfaga de viento directo hacia Saulo.

Saulo, por su parte, desató una poderosa aura y anuló la fuerte ráfaga de viento.

Los dos grandes marqueses de las artes marciales no lo dieron todo en el primer combate.

—Edgar, esto es la Alianza de Guerreros. No quiero luchar contigo aquí. Si no estás convencido,
veámonos mañana en la arena de artes marciales —tronó Saulo.

—Nos vemos entonces. Cuando llegue el momento, ¡mostraré a todo el mundo de las artes
marciales de Ciudad de Jade cómo moriste en mis manos!

Los ojos de Edgar estaban llenos de confianza. Pensaba que Saulo no era nada comparado con
alguien como él, que había pasado por una tribulación del rayo para lograr un gran avance.

Después de decir eso, barrió con su mirada a la gente en la escena.

—Escuchen todos con atención. Si vuelven ahora, lo pasado, pasado está. Pero si deciden
quedarse, les quitaré la vida después de acabar con Saulo mañana.

Su tono dictatorial hizo estremecerse a todos los presentes que intercambiaron miradas, sin saber
qué hacer.

Era evidente que tenían que elegir un bando, pasara lo que pasara. Si se equivocaban, perderían la
vida.

—De acuerdo. Esto es todo por hoy. Todos ustedes pueden regresar ahora. Recuerden estar
presentes mañana en la arena de artes marciales y ver cómo acabo con este mocoso arrogante. —
Saulo hizo un gesto con la mano para que todos se marcharan.
La multitud salió corriendo como ratones.

Fue en ese momento cuando Saulo consiguió ganarse el favor de todos. Rezaban en silencio en sus
corazones, esperando que Saulo pudiera decapitar a Edgar y convertirse en el nuevo presidente de
la alianza.

La mayoría despreciaba a Edgar y sólo temía su fuerza.

En cuanto se difundió la noticia de que Saulo luchaba contra Edgar en la arena de artes marciales,
el mundo de las artes marciales se alborotó.

Mucha gente animó a Saulo, esperando que pudiera ganar.

—¡Qué interesante! Nunca esperé que estas dos personas se enzarzaran en una pelea. Por cierto,
Saulo es considerado un buen talento. No puedo creer que haya logrado un gran avance y ahora
sea un Gran Marqués de las Artes Marciales. —Jaime se sorprendió un poco al recibir la noticia.

—Ahora todo el mundo le ha dado la espalda a Edgar. La mayoría en el mundo de las artes
marciales incluso lo quieren muerto. Parece que tiene los días contados —dijo Ramón con
indiferencia.

—Señor Casas, ¿quién cree que ganará esta vez? —preguntó Leviatán a Jaime.

Saulo y Edgar eran considerados dos jóvenes talentosos y hacía poco que habían conseguido
convertirse en grandes marqueses de las artes marciales.

Si luchaban, era impredecible cuál sería el resultado.

—Todo depende de los espíritus que llevan dentro, no de sus habilidades. Ganará quien tenga un
espíritu más fuerte. Incluso si están dotados, es casi imposible que logren un gran avance y entren
en el nivel de Gran Marqués de las Artes Marciales en poco tiempo. Definitivamente confían en el
espíritu de sus cuerpos —Los ojos de Jaime parpadearon con un brillo frío mientras continuaba—:
No importa quién sea el ganador, yo estaré allí mañana para unirme a la diversión...

CAPITULO 1605

Al día siguiente, un mar de gente abarrotaba la arena de artes marciales. Estaban impacientes por
ver el combate entre Saulo y Edgar.

Casi todo el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade estaba presente en la escena.

Muchos de ellos esperaban que Saulo ganara la batalla. Después de todo, la Alianza de Guerreros
seguía desaprobando la brutalidad de Edgar.

Pronto, Saulo llegó a la arena de artes marciales con cinco guerreros de la Túnica de Cobre Negro.
Consideraba la batalla de gran importancia, ya que aseguraría su posición en el mundo de las artes
marciales de Ciudad de Jade.

Como era una oportunidad única en la vida, juró ir con todo.

Edgar también llevó a varios expertos de la familia Duval a la arena de artes marciales. La animada
arena de artes marciales se sumió en un silencio sepulcral tras su aparición.
Mucha gente sintió un profundo temor al ver a Edgar.

Al ver la actitud del público hacia él, Edgar levantó la comisura de los labios. Lo que más le gustaba
era que la gente le temiera.

De repente, una voz aguda resonó entre la multitud:

—¡Edgar es un b*stardo! Debemos acabar con él hoy mismo.

Todos se giraron al instante hacia la dirección de la voz. Al principio, la persona quería huir de la
escena después de gritar esas palabras.

Para su desgracia, fue atrapado por la mirada de la multitud antes de que pudiera hacerlo.

Era un adolescente con cara de niño.

—¡Estás cortejando a la muerte! —Edgar entrecerró los ojos y desató su intención asesina.

No había forma de que soportara semejante provocación delante de tanta gente.

Levantó la mano mientras hablaba. Una intensa energía marcial llenó el aire y suprimió al
adolescente.

La multitud esquivó al instante de sentir el aura. El horror brilló en los ojos del adolescente.
Cuando la energía marcial se acercó al adolescente, de repente fue bloqueada por un aura.

—Edgar, no es más que un niño. ¿Cómo has podido hacer eso? ¿Acaso eres un hombre?

Fue Astrid quien se adelantó en ese preciso momento.

Fernando no la dejaba salir de la residencia Gabaldón a su antojo. Sin embargo, aquel día era la
batalla entre Saulo y Edgar. Abrumada por la curiosidad, corrió hacia la arena.

Quería saber qué tipo de batalla se desataría entre los dos grandes marqueses de las artes
marciales.

Siendo una persona de gran talento, lo único que deseaba era alcanzar el nivel de Gran Marqués
de las Artes Marciales.

Cuando Edgar vio a Astrid destacar entre la multitud, una sonrisa se dibujó de inmediato en su
sombrío rostro.

—Es usted, señorita Gabaldón. Hacía días que no la veía, y ahora está más guapa.

Le dedicó una sonrisa diabólica.

A Edgar le gustaba Astrid. Por desgracia, una persona dotada como él no tenía los logros actuales
que tenía entonces.

Como no era tan poderoso como ella, no se atrevía a confesarle su amor.


Pero ahora las cosas eran diferentes. Todo el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade se
había inclinado ante él, y se sentía demasiado orgulloso de sí mismo.

Los ojos de Astrid se llenaron de disgusto al ver su mirada.

Sin embargo, el hombre no se percató de ello y dio un paso al frente, acercándose a ella.

—Señorita Gabaldón, siendo usted la primera mujer con talento en el mundo de las artes
marciales de Ciudad de Jade, me temo que es la única persona digna de mí. ¿Sabe por qué no he
hecho ningún movimiento contra los Gabaldón hasta ahora? Es todo por usted. Estoy obsesionado
con su belleza. —Edgar se adelantó para tirar de la mano de Astrid ante la multitud.

La expresión de Astrid cambió de inmediato. No pudo evitar retroceder unos pasos por instinto.

—Edgar, mira ahora tu aspecto monstruoso. ¿Aún merece alguien como tú que yo le guste? Me
siento mal cuando te veo. Por favor, no te acerques más a mí —se burló ella con indiferencia.

La sonrisa de Edgar se desvaneció ante sus palabras.

—Estás pidiendo la muerte.

Su expresión cambió sin ton ni son. No hacía tanto tiempo que afirmaba que le gustaba Astrid,
pero entonces sus ojos estaban llenos de intenciones asesinas, como si quisiera matar a la mujer
de un palmetazo en cualquier momento.

CAPITULO 1606

Al saber que no era rival para Edgar, Astrid palideció.

La diferencia de poder entre el Marqués de las Artes Marciales y el Gran Marqués de las Artes
Marciales era demasiado grande.

Justo cuando Edgar estaba a punto de atacar a Astrid, una enorme ola de energía se le acercó de
repente y envolvió su cuerpo.

—¡Qué desvergonzado eres! No puedo creer que un hombre adulto como tú intente ponerle la
mano encima a niños y mujeres. —Tras decir eso, Saulo saltó y aterrizó con firmeza junto a Astrid.

Se volvió hacia ella y le dijo en tono caballeroso:

—No tenga miedo, señora Gabaldón. Mientras yo esté aquí, nadie podrá hacerle daño.

Sin embargo, Astrid lo miró con desprecio. Sin decir nada, se dio la vuelta y se adentró entre la
multitud.

—No te hagas el pretencioso intentando salvar a la damisela en apuros, Saulo. A ella no le


importas un carajo. Deja de creerte tan importante —se burló Edgar.

—Tú y yo estamos básicamente al mismo nivel, pero yo soy mucho más inteligente que tú. Sólo un
idiota como tú tomaría la iniciativa de enfrentarse a la Alianza de Guerreros y se creería invencible
sólo por ser un gran marqués de las artes marciales. ¡Qué chiste! El mundo es tan grande. Un Gran
Marqués de las Artes Marciales como tú no es nada. Nunca esperé que fueras tan ignorante.

Él había sido testigo de la reunión de los altos mandos de la Alianza de Guerreros antes. A pesar
del gran poder de Tacio, sabía que la fuerza de los guerreros Túnica de Plata Negra y Túnica de Oro
Negro era mucho más potente que la de los guerreros Túnica de Cobre Negro.

De hecho, incluso podría haber un Gran Marqués de las Artes Marciales entre los guerreros Túnica
de Cobre Negro y Túnica de Plata Negra.

—Tú eres el ignorante aquí. Te acabas de convertir en un Gran Marqués de las Artes Marciales.
¿Crees que puedes luchar contra mí? Aunque tú y yo somos marqueses novatos, tu fuerza está
muy por debajo de la mía. Puedo derrotarte con una sola mano. —Edgar soltó un bufido frío, con
los ojos llenos de desdén.

Pensaba que era diferente de Saulo, pues había pasado por la tribulación del trueno, y Saulo, sin
duda, no era rival para él.

—¡Ja, ja! No sabía que fueras tan bueno fanfarroneando. Incluso si quieres derrotarme a dos
manos, ¿crees que puedes hacerlo? ¡Mírate! Jaime te ha cortado un brazo. Me pregunto de dónde
sacas la audacia para ser tan arrogante.

La risa de Saulo hizo que la expresión de Edgar se volviera aún más fea.

Mientras tanto, Jaime miraba a Saulo y Edgar en un rincón de las gradas. Colín, René e Isabel
estaban sentados a su lado,

Se había puesto un simple disfraz para evitar ser reconocido.

En ese momento, Colín preguntó en voz baja:

—Jaime, ¿quién crees que ganará?

Jaime permaneció en silencio. Le brillaban los ojos. No podía usar su sentido espiritual para
sondear al dúo, pues se darían cuenta de inmediato.

Unos instantes después, separó los labios y dijo:

—Edgar ganará la batalla.

—¿Por qué dices eso? —preguntó Colín con curiosidad.

—No preguntes. Sólo observa con atención. —Jaime se quedó callado tras decir aquello.

En ese momento, Saulo y Edgar se disponían a enzarzarse en una pelea en la arena de artes
marciales.

—Saulo, aunque ambos somos marqueses novatos de las Grandes Artes Marciales, ¡hoy te haré
saber la diferencia entre nosotros!

Con eso, Edgar liberó su energía marcial y saltó en el aire, enviando un aura aterradora directo
hacia Saulo.
—¿Es ése el poder de un Gran Marqués de las Artes Marciales?

Una expresión de sorpresa se extendió por los rostros de la multitud al sentir el aura que
desprendía Edgar.

Ante el ataque de Edgar, Saulo también se lanzó con todo y desató el aura más potente de su
cuerpo.

En el momento en que ambas auras chocaron, todo el lugar se iluminó. Después, sonaron
explosiones y el suelo tembló.

Dos Grandes Marqueses de las Artes Marciales intercambiando golpes era, sin duda, una escena
poco común.

¡Crush!

El suelo tembló como si el mundo entero temblara bajo el impacto.

CAPITULO 1607

Saulo y Edgar utilizaban técnicas mágicas bastante peculiares, algunas de las cuales eran inauditas.

Resultó que ésas eran las habilidades más poderosas de los espíritus que residían en sus
respectivos cuerpos.

—¡Edgar! ¡cómo te atreves a ser tan arrogante a pesar de tus míseras habilidades! —bramó Saulo
antes de hacerse invisible en el aire.

Al segundo siguiente, Edgar sintió que una fuerza descomunal lo aplastaba, haciéndole temblar un
poco.

La figura de Saulo se rematerializó de repente, sólo para revelar la total conmoción e incredulidad
que había en su rostro.

«¿Cómo? Ése ha sido mi golpe más fuerte, ¡y Edgar apenas se ha inmutado!».

Mientras su rostro se ensombrecía, el resto de la multitud lo observaba con la respiración


contenida.

La mayoría esperaba que Saulo saliera victorioso, pero por lo que se veía, ese resultado ya no
parecía posible.

Edgar estalló al instante en una carcajada maníaca.

—¡Jajaja! Para que lo sepas, mi cuerpo ya ha soportado antes la tribulación del rayo. Es imposible
que puedas hacerme daño.

Con eso, un aura negra lo envolvió y se transformó en una mano gigante que se lanzó hacia Saulo.

Justo entonces, una vieja voz resonó en la mente de Saulo.


—¡Corre! Rápido, corre…

Por desgracia, estaba tan aturdido que apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que la mano
gigante se abalanzara sobre él.

¡Bum!

En un instante, Saulo perdió el equilibrio y cayó en picado al suelo.

Edgar, sin embargo, no estaba dispuesto a dar tregua a su oponente. En su lugar, lanzó un ataque
implacable, lanzando rayos de energía desde su mano contra Saulo, que quedó incapacitado para
moverse o contraatacar.

Para entonces, el público estaba estupefacto. Ni en sus mejores sueños pensaron que una pelea
entre dos grandes marqueses de las artes marciales acabaría tan rápido.

Habiendo presenciado la escena, todos en la familia Duval comenzaron a saltar de alegría.

—¡El Señor Edgar es el mejor! El Señor Edgar es el mejor…

Para sorpresa de la multitud, Saulo soltó de repente un rugido atronador mientras una sombra
oscura aparecía en su cuerpo.

Al estar envuelto en una nube de niebla negra, no había forma de distinguir los rasgos de la
sombra ni siquiera su sexo.

—¡Me has forzado! —bramó la sombra oscura antes de hacer que Saulo se pusiera en pie de un
salto.

Curiosamente, la sombra permanecía pegada a Saulo y, desde lejos, se diría que éste llevaba a una
persona a cuestas.

Cuando Saulo sintió que su poder aumentaba, sus ojos también empezaron a ponerse rojos.

Edgar, en cambio, permaneció imperturbable.

—Ah, hasta el espíritu ha decidido unirse a la batalla. Por desgracia, esos esfuerzos llegan
demasiado tarde. Me encargaré de que mueras hoy…

¡Whoosh!

Nada más pronunciar esas palabras, Saulo apareció de inmediato ante él y le asestó un puñetazo
en el cuerpo.

Al verse sorprendido, Edgar perdió el equilibrio y se tambaleó hacia atrás.

Saulo sintió de nuevo un rayo de esperanza, y el público empezó a vitorearle.

¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!

Sabiendo que tenía que golpear mientras el hierro estaba caliente, lanzó más de una docena de
puñetazos seguidos, obligando a Edgar a retroceder asustado.

Después de ver cómo Saulo había dado la vuelta a las cosas con el espíritu tomando el control,
todos empezaron a desear tener uno en ellos también.

—¡Vaya, ese espíritu es tan poderoso! Cómo me gustaría tener uno pegado a mí también…

—¿Pero eso no te convertiría en una marioneta? Perderías toda tu intimidad.

—¿A quién le importa la privacidad cuando puedes tener esa cantidad insana de poder? Ojalá el
espíritu me poseyera ahora mismo.

—Sí, y con la ayuda del espíritu, estoy seguro de que obtendríamos un impulso significativo en
nuestro cultivo…

Jaime no dijo nada mientras escuchaba la charla a su alrededor.

«Caramba. Si el mundo de las artes marciales sigue por este camino, pronto llegaría su fin. ¡No hay
forma de que la gente progrese de verdad cuando recurre a comportamientos sin escrúpulos para
alcanzar el poder!».

CAPITULO 1608

—Jaime, Saulo parece bastante formidable. ¿Crees que Edgar podrá contenerlo? —preguntó Colín.

—No te preocupes. Sigamos vigilando. Creo que Saulo ya está buscando una oportunidad para
huir. Puede parecer que ahora tiene la sartén por el mango, pero sólo está lanzando todos esos
ataques para tener una oportunidad de escapar —explicó Jaime—. Después de todo, sabe que
perdería si la lucha se prolongara. Atacando con todo lo que tiene, espera distraer a Edgar lo
suficiente para poder escapar.

Aunque Colín no acababa de entender las palabras de Jaime, hizo lo que le ordenaba y mantuvo
los ojos fijos en el combate.

Mientras tanto, Saulo se había vuelto aún más temible y seguía lanzando golpes sobre Edgar,
dejando a éste luchando por esquivar los ataques.

Ahora que Saulo se hacía más fuerte y estaba a punto de ganar el combate, varias personas del
público se entusiasmaron.

—¡El presidente Noguera es el mejor! ¡Adelante, mata a Edgar! Mátalo…

—Edgar Duval no merece una muerte rápida. ¡Debería ser desollado y azotado!

Al ver a aquella gente animando a Saulo, Jaime no pudo evitar sacudir la cabeza.

«¡Ja! Dado el carácter de Edgar, no hay forma de que deje escapar a esos tontos una vez que gane
el combate».

¡Bum!

De repente sonó una explosión ensordecedora, y Edgar volvió a tropezar hacia atrás.
Esta vez, sin embargo, Saulo no aprovechó la oportunidad para seguir atacando. En lugar de eso,
se detuvo por un instante antes de saltar por los aires y dirigirse hacia la salida de la arena de artes
marciales.

Naturalmente, ese giro de los acontecimientos dejó a todo el mundo conmocionado.

Para ellos, Saulo había ganado la batalla, así que no había ninguna razón lógica para que huyera.

No podían, por nada del mundo, justificar sus acciones.

Colín también se había quedado boquiabierto cuando se volvió para mirar a Jaime, con los ojos
llenos de admiración.

«Madre mía. ¡Su análisis ha dado en el clavo! ¡Es impresionante!».

Al segundo siguiente, Edgar soltó una carcajada.

—¡Jajaja! Al menos fue lo bastante listo como para huir. Si no, lo habría matado…

«Y lo que es más importante, no voy a dar caza. Ni siquiera he pensado en matar a Saulo. ¡Lo único
que quiero es demostrar a todo el mundo que soy imbatible!».

Sin Saulo, ni que decir tiene que Edgar fue coronado vencedor.

Por supuesto, nadie esperaba que la épica batalla entre dos grandes marqueses de las artes
marciales acabara de una forma tan cómica.

Dado el estatus de Saulo, era aún más chocante que tirara su ego por la borda y huyera con todo
el mundo mirando.

Haciendo algo así, se convertiría en el hazmerreír del público. Sin embargo, lo que mucha gente no
sabía era que a Saulo su ego le importaba un bledo.

Ahora que había huido, los que en la multitud clamaban por la muerte de Edgar empezaron a
temblar de miedo.

—¿Quiénes eran los que me querían muerto antes? ¡Salgan ahora mismo! —gritó Edgar,
irradiando un aura amenazadora.

Por desgracia, uno de los hombres estaba tan aterrorizado que tosió sangre y murió en el acto,
dejando que el resto cayera de rodillas y suplicara clemencia.

—¡Por favor, perdónenos, Señor Duval! Por favor. Le juraremos lealtad eterna…

Pero, Edgar carecía de emoción mientras agitaba una mano y de inmediato reducía a los hombres
suplicantes a un charco de sangre y cintas de carne.

Al presenciar sus crueles acciones, todos se sumieron en un tenso silencio.

En cuanto a Edgar, su mirada se había desviado hacia un adolescente de la multitud que no se


había movido ni un milímetro de su sitio.

Por la forma en que los ojos de Edgar ardían de furia, estaba claro que no iba a dejar escapar al
adolescente.

En ese momento, Astrid se puso delante del adolescente.

—Edgar, ¿por qué te quedas mirando al chico? Lo único que hizo fue decir algo malo.

—Oh, ¿estás tratando de salvarlo? —replicó Edgar, entornando los ojos al hacerlo—. Si es así,
quítate la ropa ahora y puede que le perdone la vida…

El rostro de Astrid enrojeció de ira al instante.

—¡Imbécil! ¡Eres una mi*rda!

CAPITULO 1609

—¿Mi*rda? —bromeó Edgar con una sonrisa burlona—. ¿Y qué si lo soy? Si te niegas a
desnudarte, no me culpes por lo que voy a hacer…

Con eso, agitó el brazo y atrajo al adolescente hacia su mano.

Éste, que ahora estaba a merced de Edgar, rompió a llorar.

—¡Señorita, por favor, sálveme! Por favor, ¡sálveme! —suplicó el adolescente mientras miraba
suplicante a los ojos de Astrid.

Tan frenética como estaba Astrid, no se atrevía a desnudarse en público.

Para empeorar las cosas, no sólo nadie más intervino para ayudar, sino que varias personas
también habían comenzado a instar a Astrid a quitarse la ropa.

Después de todo, no había forma de que alguien quisiera dejar pasar la oportunidad de ver a una
de las mejores bellezas de Ciudad de Jade haciendo un espectáculo de striptease.

—¿Aun no vas a desnudarte? —dijo Edgar mientras apretaba con fuerza el cuello del adolescente,
dejando a éste sin poder hablar ni respirar.

Cuando Astrid vio que el chico se ponía rojo y con los ojos desorbitados, se puso aún más nerviosa
y alterada.

Se sintió tan impotente en aquel momento que lo único que pudo hacer fue apretar los puños y
morderse el labio en señal de frustración.

—¡Date prisa y quítate la ropa! Salvar una vida es un acto noble…

—¿Qué problema hay en desnudarse? Cierra los ojos y finge que no hay nadie más alrededor.

—¡Vamos! Deja de hacernos perder el tiempo…

Con la multitud instándola con tanta insistencia, las lágrimas de Astrid comenzaron a fluir.
«Madre mía. ¿Por qué tengo que ser tratada así? Ojalá hubiera escuchado a papá. Si no me
hubiera escapado, nada de esto habría ocurrido. ¡Argh! ¡El niño se está muriendo, y yo estoy
atrapada en este dilema!».

—Jaime, ¿qué demonios les pasa a estas personas del mundo de las artes marciales y a las familias
prestigiosas? Ya es bastante malo que no hagan nada por ayudar, ¿pero tienen que alentar un
comportamiento tan despreciable? —Colín echó humo, indignado por las peticiones de la multitud
para que Astrid se desnudara.

—El mundo de las artes marciales es un auténtico pozo negro... —Jaime replicó con rotundidad.

Mientras tanto, Astrid había resuelto su conflicto interior y comenzó a quitarse la ropa con
lentitud.

Cuando la multitud vio que se había desabrochado el primer botón, se callaron de inmediato y la
observaron con la respiración contenida.

—No puedo creer que el hijo mayor de los Duval utilice a un niño para amenazar a una dama para
que se desnude. ¿Cuánta más desvergüenza se puede tener?

Con eso, sonó un rugido, seguido de una fuerte y aterradora onda de energía que salió disparada
hacia Edgar y golpeó su brazo.

El golpe fue tan potente que éste dejó caer al adolescente al instante.

—¿Quién es? —gritó Edgar frenético.

«¿Qué? ¿Hay otro experto en artes marciales escondido entre la multitud?».

Sin más preámbulos, Jaime se levantó y saltó a la arena de artes marciales, con la mirada fija en
Edgar.

—Jaime Casas... —dijo Edgar apretando los dientes mientras una nueva oleada de rabia se
apoderaba de él.

«Esto es perfecto. He estado buscando a Jaime en vano y ahora me ha ahorrado el esfuerzo


apareciendo él mismo».

La multitud tampoco pudo evitar el asombro. Después de todo, Jaime había desaparecido durante
varios meses, así que su reaparición fue como un rayo caído del cielo.

Astrid, en particular, sintió una repentina sensación de seguridad al ver al hombre.

—J…Jaime, ¿cuándo llegaste aquí? —preguntó.

—Siempre he estado aquí —respondió Jaime con una sonrisa—. Anda. Llévate al chico.

Astrid asintió al instante e hizo lo que se le ordenaba.

René, que se había dado cuenta de que Jaime sonreía a Astrid, se volvió de inmediato hacia Isabel.
—Isabel, ¿crees que Jaime se ha enamorado de esa mujer? ¿Y si decide salir con ella también?

—¡Deja de decir tonterías! —intervino rápidamente Colín—. Jaime no es ese tipo de persona. Ya
tiene a Isabel y a Josefina, así que es imposible que busque a otras mujeres…

CAPITULO 1610

René hizo un mohín de enfado.

—Aunque Jaime no busque a otras mujeres, eso no significa que otras mujeres no se le lanzaran
encima. Hay algo raro en la forma en que Astrid se le queda mirando…

—Ya, ya. Basta de conjeturas. Jaime es un hombre entre los hombres, así que no es de extrañar
que sea popular entre las mujeres. No me importará que tenga otras mujeres... —dijo Isabel con
una sonrisa, parecía indiferente ante la perspectiva de que Jaime saliera con más mujeres.

Al escuchar eso, René y Colín se quedaron boquiabiertos.

Mientras tanto, el enfrentamiento entre Jaime y Edgar era cada vez más intenso en la arena de
artes marciales.

Ambos irradiaban un aura amenazadora mientras sus ojos se llenaban de intenciones asesinas.

—Jaime, hoy lucharemos a muerte. Ya no te daré la oportunidad de vivir... —dijo Edgar con
confianza.

—¿Oh? ¿Estás seguro de que puedes derrotarme?

Edgar estalló al instante en una risa maníaca.

—¡Jajaja! No eres más que un Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel, así que ¿cómo puedes
compararte conmigo, un Gran Marqués de Artes Marciales? Además, ¿no viste cómo derroté a
Saulo antes? Tuvo que huir con el rabo entre las piernas. No puedo creer que tengas las agallas de
enfrentarte a mí. ¿Debo alabarte por tu valentía o llorar por tu estupidez?

—¿Ah, sí? —se burló Jaime—. Creo que mi poder como Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel
es suficiente para aplastarte. ¿Has olvidado que estoy acostumbrado a combatir con los de mayor
rango? No pudiste vencerme en el pasado, ¡y tampoco lo harás ahora! A mis ojos, siempre serás
basura. ¡Incluso tienes que depender de los espíritus para tu cultivo, por el amor de Dios! Sin la
ayuda de los espíritus, serías completamente patético e inútil. Cualquiera aquí sería capaz de
matarte de un solo golpe.

No hace falta decir que las palabras de Jaime hirieron profundamente a Edgar.

—¡Tienes ganas de morir, Jaime Casas! Ya que es así, ¡permíteme que te lo cumpla! —bramó éste
antes de liberar un aura que volvió a transformarse en una gigantesca mano negra.

Mientras la mano volaba hacia Jaime, éste levantó un puño brillante y lanzó un puñetazo.

Al segundo siguiente, un rayo de luz se elevó hacia el cielo y golpeó la mano gigante.
¡Bum!

En cuanto sonó la explosión, todos se dieron cuenta de que el ataque de Jaime había hecho añicos
la mano y la había reducido a una niebla negra.

No cabía duda de la ira de Edgar, cuyo rostro se contorsionó de rabia.

Jaime, sin embargo, permaneció inmóvil, con los ojos fríos y penetrantes.

Aunque los dos hombres acababan de intercambiar sus primeros golpes, Edgar ya notaba que la
fuerza de Jaime como marqués de artes marciales de alto nivel era comparable a la de Saulo.

Por desgracia, cuanto más veía lo tranquilo que estaba Jaime, más rabia le invadía.

Con los puños fuertemente apretados, Edgar liberó ráfagas de su aura de Gran Marqués de las
Artes Marciales y enseguida envolvió a Jaime con ella.

Para su sorpresa, éste se limitó a sonreír e irradió rayos de luz dorada que disiparon el aura hasta
convertirla en nada.

—Eres un Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel, pero tus poderes son comparables a los de un
Marqués de Artes Marciales Mayor recién ascendido. Debo admitir que estás bastante dotado —
dijo Edgar con frialdad—. Sin embargo, es tu desgracia haberme conocido hoy. Puede que acabe
de ascender a este nivel de cultivo, pero también soy el primer Gran Marqués de las Artes
Marciales que ha sufrido y sobrevivido a la tribulación del rayo. Mis poderes actuales pueden
rivalizar con los de un Gran Marqués de Artes Marciales de Tercer Nivel, ¡así que no tienes ninguna
posibilidad de derrotarme!

Una mueca de desprecio se dibujó al instante en el rostro de Jaime.

—¿De verdad? ¿Cómo puedes estar tan seguro de que no te venceré si no has probado a luchar
conmigo? Puede que seas tan poderoso como un Gran Marqués de las Artes Marciales de Tercer
Nivel, pero también te falta un brazo. Ese es tu defecto…

Naturalmente, esas palabras llevaron a Edgar al límite.

«¡Maldita sea! ¿Cómo se atreve Jaime a mencionar mi brazo cuando fue él quien me lo cortó?».

—No seas tan engreído, Jaime —se burló Edgar mientras miraba al hombre que tenía delante—.
¿Has olvidado que tu madre y tu novia están bajo mi control? ¿Qué derecho tienes a hablarme así
cuando ni siquiera has podido proteger a tus seres queridos?

CAPITULO 1611

Como Jaime le había cortado profundamente con palabras, Edgar estaba decidido a devolverle el
mordisco.

En efecto, Jaime se puso sombrío al instante al escuchar la burla de Edgar.

De él brotó una fría intención asesina que convirtió toda la arena de artes marciales en un gélido
infierno invernal y provocó escalofríos en todos los presentes.
—Has conseguido enojarme, Edgar... —dijo Jaime entre dientes apretados, con una voz tan grave y
gutural que hizo temblar de miedo a todo el mundo.

Edgar también había empezado a arrepentirse de sus actos.

«Madre mía. ¿Qué es esa aura aterradora que viene de Jaime? Quizá no debería haberlo
provocado... ¡Después de todo, la gente enfadada puede mostrar más fuerza de lo normal!».

Justo entonces, el espíritu en el cuerpo de Edgar habló.

—No bajes la guardia. El aura de este tipo es aterradora…

Con eso, Edgar abandonó su arrogancia y aumentó su vigilancia.

«No puedo creer que un Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel como Jaime me haya hecho
ponerme en alerta máxima. Pero, ¿qué otra cosa puedo hacer? Sus poderes son ridículos».

Para entonces, un furioso Jaime había empezado a exudar un brillante resplandor dorado mientras
el Poder de los Dragones se acumulaba en su puño derecho.

Al segundo siguiente, desató su ataque.

—¡Puño de Luz Sagrado!

Pronto se escuchó el rugido de un dragón mientras el puñetazo se transformaba en un dragón


dorado y cargaba contra Edgar.

Al verlo, éste agitó apresurado la mano y formó un escudo de energía marcial ante él.

Pero el dragón dorado no tardó en atravesar la barrera y volar hacia Edgar con las fauces abiertas.

A pesar de la conmoción, Edgar materializó al instante un sello negro en el aire y lo lanzó de


cabeza contra el dragón.

Ahora que el sello había quedado impreso en el dragón, el tono dorado no tardó en desaparecer.
Segundos después, tanto el sello como el dragón se desvanecieron en el aire.

—Vaya, Jaime Casas sí que es fuerte. No es más que un marqués de artes marciales de alto nivel,
¡y aun así ha conseguido empatar el combate con un gran marqués de artes marciales! —exclamó
alguien entre la multitud.

Sin embargo, tan pronto como esas palabras salieron, el sello negro reapareció tan
repentinamente que tomó a Jaime por sorpresa.

Cuando se dio cuenta de la gravedad de la situación, el sello le había golpeado el pecho y le había
hecho salir despedido hacia atrás.

Una cosa era segura: ¡el poder de un Gran Marqués de las Artes Marciales era un espectáculo
digno de contemplar!

—¿Qué demonios? Y pensar que estaba tan emocionado porque el combate acabara en empate.
¿Quién iba a pensar que Edgar aún tenía trucos bajo la manga? —murmuró el mismo hombre
entre la multitud.

Al ver cómo Jaime salía despedido por los aires con un solo golpe, Colín e Isabel no pudieron evitar
preocuparse.

Por suerte, Jaime no estaba malherido y ya había contraatacado con un poderoso golpe de palma.

Una palma dorada salió disparada en medio del rugiente viento y aterrizó de lleno en el cuerpo de
Edgar, haciéndolo volar tan lejos como a Jaime.

Aunque ambos ataques no habían infligido heridas de consideración a ninguno de los dos, no cabía
duda de que el combate estaba empatado.

Para Edgar, sin embargo, aquel era el resultado más humillante posible. Después de todo, era
imposible que no hubiera derrotado a alguien que no era más que un Marqués de Artes Marciales
de Alto Nivel.

—¡Jaime, abandonaré el mundo de las artes marciales si no te mato hoy mismo! —Edgar echó
humo, su ira subiendo como una marea.

—Oh, no te preocupes. No dejarás el mundo de las artes marciales. Dejarás este mundo... —Jaime
replicó antes de que su cuerpo se convirtiera en un rayo de luz dorada y empezara a acercarse a
Edgar.

Con su cuerpo de Golem y su insana fuerza física, Jaime sabía que el combate cuerpo a cuerpo
sería la forma perfecta de dar rienda suelta a su verdadero poder.

Al darse cuenta de la intención de Jaime, Edgar emitió de inmediato rayos de luz negra que lo
envolvieron como una armadura, imitando el efecto protector del Cuerpo de Golem.

Capitulo 1612

Además, también había una capa de tenue luz blanca que rodeaba a Edgar, lo que le hacía parecer
un poderoso ser divino.

—Jaime, ¿crees que eres el único invencible? ¡Mi cuerpo ha sufrido la tribulación del rayo y es tan
fuerte como el tuyo!

Con eso, Edgar lanzó un puñetazo en dirección a Jaime.

Ambos hombres siguieron intercambiando golpes, provocando enormes ondas de choque que
asustaron a todo el mundo y les hicieron retroceder.

Cada vez que chocaban, el suelo temblaba y las ondas rasgaban el aire, amenazando con hacer
pedazos toda la zona.

Ni Jaime ni Edgar contuvieron sus poderes y se emplearon a fondo en cada uno de sus ataques.

El aura de Edgar se intensificaba por momentos y, con la ayuda del espíritu, sus ataques también
se volvían más poderosos.
Por otro lado, Jaime parecía estar luchando bajo el peso de todo aquello.

Por otra parte, no era de extrañar que un marqués de artes marciales de alto nivel se enfrentara a
un gran marqués de artes marciales que casi había alcanzado el tercer nivel.

Después de todo, un avance en el nivel de cultivo siempre resultaba en un crecimiento


exponencial del propio poder.

El hecho de que la pelea de Jaime con Edgar pudiera durar tanto ya era una hazaña en sí misma.

Justo cuando los dos hombres estaban enzarzados en su batalla, Javier se acercó a Armando en el
Departamento de Justicia de Ciudad de Jade.

—Jaime Casas y Edgar Duval están luchando en la arena de artes marciales, señor Salazar.

—Ah. ¿Eso significa que Jaime ha vuelto? —contestó Armando asombrado—. ¿Ha subido de nivel
a Gran Marqués de las Artes Marciales?

—No. Por ahora es un Marqués de Artes Marciales de Nivel Superior. Aun así, parece que está
resistiendo bastante bien a Edgar.

Al escuchar eso, Armando frunció el ceño.

—¿Todavía no es un Gran Marqués de las Artes Marciales? En ese caso, dudo que sea rival para
Edgar... Vamos a echar un vistazo.

Un instante después, se puso en pie y se dirigió hacia la arena de artes marciales.

Cuando Armando y Javier llegaron a la arena, Jaime y Edgar ya habían intercambiado casi un
centenar de golpes.

El aura de Jaime empezaba a debilitarse, y Edgar no tardó en darse cuenta.

Ni que decir tiene que rápidamente se volvió aún más confiado y arrogante.

—¡Jajaja! Jaime, estoy seguro de que te destruiré en cien movimientos. Dicho esto, es bastante
impresionante que hayas durado tanto con tu fuerza de Marqués de Artes Marciales de Alto
Nivel...

Al segundo siguiente, Edgar lanzó un puñetazo atronador que resquebrajó el Cuerpo de Golem de
Jaime y lo lanzó por los aires.

Jaime permaneció en silencio mientras miraba a Edgar con ojos fríos.

«Edgar tiene razón. Si este combate se alargara, quizá no pudiera aguantar hasta el final. No sabía
que sus poderes se hubieran multiplicado por tanto».

Por supuesto, mucha gente de la multitud también se dio cuenta de que Jaime estaba a punto de
perder.

—Oh, Jaime está acabado. La diferencia en sus poderes es demasiado grande, aunque tengo que
admitir que ha hecho un buen trabajo durando tanto…

—Supongo que el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade estará bajo la autoridad de
Edgar a partir de ahora.

—Sí. Dudo que alguien tenga las agallas de negar a Edgar como el mejor luchador de nuestro
mundo de artes marciales.

Justo entonces, una vieja voz sonó en la cabeza de Edgar.

—Date prisa y absorbe los poderes de este tipo. Podría ayudarte a convertirte en un Santo de las
Artes Marciales. Cuando eso ocurra, ¡toda Cananea y el mundo tendrán que inclinarse ante ti!

«Santo de las Artes Marciales, ¿eh?».

Los ojos de Edgar empezaron a brillar mientras un rayo de deslumbrante luz negra aparecía sobre
su cabeza.

Había una presión tan abrumadora en la luz que, al precipitarse hacia Jaime, su aura amenazadora
envolvió la arena de artes marciales y aplastó a todos con una sofocante sensación de pavor.

Pronto, muchos empezaron a caer de rodillas por el dolor y la incomodidad. A pesar del aura
aterradora, Jaime apretó los dientes y activó el brillo dorado de sus puños.

El Poder de los Dragones se infundió con lentitud en sus puños en oleadas, haciéndolos varias
veces más grandes.

—Puño de Luz Sagrado…

Con un rugido furioso, Jaime lanzó un puñetazo, provocando que una aterradora ráfaga de viento
barriera la arena al instante.

Capitulo 1613

La luz negra chocó de inmediato con la poderosa ráfaga de viento conjurada por el puñetazo de
Jaime.

Un fuerte estampido resonó en el aire.

El puñetazo de Jaime fue destruido por la luz negra. A continuación, la luz negra cayó sobre su
cuerpo, lanzándolo por los aires.

Jaime voló hacia el cielo antes de estrellarse contra el suelo.

¡Bum!

El impacto provocó un enorme cráter en la arena de artes marciales.

La arena de artes marciales se construyó para los combates. En su construcción se utilizaron oro y
metales resistentes, y la arena estaba incluso reforzada por una matriz arcana.

Aun así, el impacto del cuerpo de Jaime contra el suelo provocó un enorme agujero.
Jaime apretó los dientes y salió con lentitud del cráter que había hecho su cuerpo.

En ese momento, Edgar miraba a Jaime desde arriba, como si fuera un dios todopoderoso.

—Jaja. No eres rival para mí. ¿Para qué te esfuerzas tanto? —Se rio con frialdad.

A continuación, otro rayo de luz negra apareció sobre la cabeza de Edgar. Como un rayo, salió
disparado hacia Jaime.

No se detendría hasta que Jaime muriera ante sus ojos. La batalla era una lucha a muerte. Entre él
y Jaime, uno de los dos tenía que morir.

Cuando Jaime lo vio, agitó su mano derecha y la Espada Matadragones apareció en su mano.

La espada estaba fortalecida por el Poder de los Dragones y brillaba con intensidad.

Jaime dejó escapar ondas de aura que salieron de su mano y envolvieron a la Espada
Matadragones.

Parecía que el Espada Matadragones sentía que Jaime estaba en peligro, porque emitió chillidos.

—¡Golpe Divino de las Nueve Sombras! Primer golpe... —Una luz aterradora brilló desde la espada
mientras Jaime bramaba.

La luz salió volando de la espada y chocó con fuerza contra la luz negra, pero no le causó ningún
daño.

El ataque de Jaime fue totalmente inútil.

Cuando la luz entró en contacto con la luz negra, desapareció al instante.

Al ver eso, la expresión de Jaime se volvió fea y apretó los dientes.

—Segundo golpe…

¡Whoosh!

Otro rayo de luz salió de su espada.

Sin embargo, el resultado fue el mismo. Sus esfuerzos fueron inútiles.

Jaime miró con atención la luz negra que se acercaba mientras una inminente sensación de
muerte lo envolvía.

Inspiró profundamente antes de agitar la Espada Matadragones y rugir con fuerza. Después,
sostuvo la Espada Matadragones y se enfrentó a la luz negra.

¡Bum!

La luz dorada de su espada y la luz negra chocaron, provocando una enorme oleada de energía.
Toda la arena de artes marciales se vio envuelta en una luz cegadora. Todos cerraron los ojos,
pues no podían soportar el brillo de la luz.

Incluso hizo que los miembros del público, que estaban a unos metros de distancia, volaran hacia
atrás.

Poco después, la luz se disipó y la ola de energía desapareció.

Todos se apresuraron a mirar hacia la arena de artes marciales. Se dieron cuenta de que el cuerpo
ensangrentado de Jaime yacía en el cráter. La luz de su cuerpo había desaparecido sin dejar rastro,
y la Espada Matadragones estaba clavada junto a su cuerpo.

—¿Está muerto?

—No puede morir con tanta facilidad, ¿verdad?

Todos empezaron a parlotear en voz baja.

—Señor Casas…

Colín y el resto del equipo se abalanzaron como si hubieran perdido la cabeza.

Isabel también se levantó de un salto y corrió hacia Jaime al instante.

—¡Jaime! Jaime... —Isabel gritó el nombre de Jaime una y otra vez, pero lo único que obtuvo a
cambio fue que Jaime respiraba de una forma muy débil. Tenía los ojos cerrados y parecía haber
perdido el conocimiento.

—¡Señor Casas! Por favor, abra los ojos. No puede morir.

Colín empezó a berrear delante de cientos de personas. En cuanto a René, se quedó mirando al
inmóvil Jaime mientras la ira se apoderaba de ella.

Poco después, una luz blanca la envolvió y una armadura blanca apareció a su alrededor.

Rayos de luz blanca sagrada rodearon a Jaime y parecieron curarle las heridas.

CAPITULO 1614

Aun así, Jaime no se movió. El poder de René no parecía tener efecto en él.

—¡Jajaja! No puedes salvarlo... —Edgar soltó una carcajada displicente.

Colín y los demás miraron a Edgar con furia en los ojos. Su aura aumentó exponencialmente.

Aunque murieran, no permitirían que Edgar matara a Jaime.

—Todos ustedes son como hormiguitas insignificantes. ¿De verdad creen que pueden detenerme?

Edgar pudo percibir sus intenciones asesinas y empezó a reír con creciente satisfacción.
Colín y los demás permanecieron en silencio, pero en sus ojos brillaba una cólera glacial. Era
evidente que planeaban ir a por todas en la batalla.

—Señor Salazar, ¿qué debemos hacer? —le susurró Javier a Armando en ese momento.

Jaime estaba al borde de la muerte y Javier se dio cuenta de que éste no tenía intención de echar
una mano.

—Esperemos a ver. Jaime no morirá con tanta facilidad.

Armando habló plácidamente mientras sus ojos se entrecerraban un poco.

Justo entonces, unos puntos de luz brillaron desde el cuerpo de Jaime.

Casi parecía como si se hubiera convertido en un rayo de luz.

Después, las nubes se agolparon en el cielo y los relámpagos brillaron mientras retumbaban los
truenos.

Envuelto en luz, el cuerpo de Jaime flotó hacia el cielo.

—Esto... ¿Qué está pasando?

—¿Es una tribulación del rayo? ¿Conseguirá Jaime un gran avance ahora?

—¿Cómo es posible? ¿Quién se sometería a una tribulación del rayo en un estado inconsciente?

—Esta escena parece tan aterradora. ¿Cómo de terrible será la tribulación del rayo?

Todos miraron con atención la peculiaridad en el aire y empezaron a discutir en estado de shock.

¡Boom!

De repente, se escuchó un estampido ensordecedor cuando un rayo cayó sobre el cuerpo de


Jaime.

Originalmente flotando en el aire, el cuerpo de Jaime cayó por el impacto, y un olor a quemado
emanó de su cuerpo.

Edgar soltó una carcajada al ver aquello.

—¡Jajaja! ¡Hasta el cielo me ayuda! ¡Deben de haber despreciado también a Jaime y le han
enviado una tribulación de rayos tan terrible! ¡No necesito hacer nada! Jaime se quemará pronto.

Se rio con alegría.

Ansioso, Colín se levantó de un salto y quiso salvar a Jaime.

Después de todo, consideraba que ni siquiera un cuerpo hecho de metales fuertes podría resistir
una tribulación del rayo tan espantosa.
—No te muevas. Con tus habilidades te matarán antes de que puedas alcanzarle... Tenemos que
tener fe en Jaime y creer que puede lograr un avance... —dijo Isabel mientras retenía a Colín.

Colín se sentía impotente. Sólo podía levantar la cabeza, mirar al cielo y rezar para que Jaime
pudiera atravesarlo.

¡Bum!

Un trueno ensordecedor retumbó en la arena.

¡Bum!

Otro rayo golpeó con fuerza el cuerpo de Jaime. Esta vez, un rayo de luz que parecía una bola de
fuego salió de inmediato del cuerpo de Jaime.

Al ver aquello, algunos suspiraron y otros se alegraron.

Mientras, Isabel, Colín y el resto miraban preocupados.

—No puedo creer que haya tenido que pasar por dos rondas de tribulación del rayo para
convertirse en un Gran Marqués de las Artes Marciales. Parece que este mocoso tiene talento
natural. Por suerte, lo heriste de gravedad antes de que se abriera paso. De lo contrario, sería
problemático que lograra un gran avance —resonó la voz del anciano en la mente de Edgar.

Edgar también se alegró. Era consciente de que, si Jaime en verdad lograba atravesar una
tribulación del rayo tan espantosa, sería incapaz de derrotar a aquel hombre.

—Señor Salazar... —Javier llamó con ansiedad a Armando entre la multitud.

En ese momento, el cuerpo de Jaime parecía arder. Era como si fuera a reducirse a cenizas.
Armando miró con atención la bola de fuego y permaneció en silencio.

Cuando Javier vio su reacción, sólo pudo seguir fijando su mirada en Jaime.

Mientras todos miraban a Jaime, la luz se disipó con lentitud del cuerpo de Jaime. Jaime, que al
principio había estado tumbado, se levantó poco a poco y flotó en el aire.

Dos rayos de luz salieron de sus ojos mientras recorría al público con la mirada.

CAPITULO 1615

—El señor Casas no está muerto... El señor Casas no ha muerto —gritó Colín emocionado al ver la
escena.

Todos murmuraban incrédulos mientras miraban atónitos. No entendían cómo Jaime había podido
sobrevivir a tan espantosa tribulación del rayo.

Cuando Edgar se dio cuenta de que Jaime seguía vivo, su expresión se puso fea.

En ese momento, éste parecía un inmortal mientras flotaba en el aire. Sin embargo, la mancha de
nubes grises sobre su cabeza no desapareció.
Bum...

Poco después, otro rayo lo alcanzó.

—¿Qué? ¿Tres rondas de tribulación del rayo?

—¡Esto es una jod*da locura!

—¡Es raro! Esto es en verdad raro…

Todos se quedaron boquiabiertos cuando escucharon el estruendo de los truenos. Incluso


Armando parecía un poco sorprendido. Sin embargo, la persona más sorprendida fue Edgar.

Sólo había sufrido una ronda de tribulación del rayo cuando se convirtió en Gran Marqués de las
Artes Marciales.

Aun así, se le podía considerar un talento natural especial. Sin embargo, Jaime pasó por tres
rondas de tribulación del rayo.

«¿Cómo es posible?».

La confianza de Edgar se hizo añicos ante la escena que tenía delante de sus ojos.

—¡Detenlo! Deprisa. No puede someterse con éxito a la tercera ronda de tribulación del rayo. De
lo contrario, seremos carne muerta... —apremió con ansiedad la vieja voz a Edgar.

Edgar recobró de inmediato el sentido. Tras aspirar hondo, de su cuerpo salieron rayos de luz
negra.

Poco después, la luz negra se acumuló en la palma de su mano.

—¡Deténganlo! Va a atacar al señor Casas.

Colín se dio cuenta de lo que Edgar planeaba hacer.

Uno era el más débil cuando sufría la tribulación del rayo. Si Edgar atacaba a Jaime en ese
momento, éste correría un gran peligro.

Colín soltó un rugido feroz y se abalanzó sobre él sin pensar en su propia seguridad.

—Insignificante hormiga…

Sin mirar siquiera a Colín, Edgar agitó un poco la mano y lo hizo volar hacia atrás.

Isabel fue hacia Edgar al ver lo que ocurría. Sin embargo, justo cuando empezaba a dirigirse hacia
él, una poderosa fuerza la lanzó por los aires.

La diferencia entre sus habilidades era demasiado grande. Por mucho que lo intentaran, no podían
retrasar ni detener a Edgar.

Edgar saltó y voló por los aires. Sin embargo, en ese momento, un rayo de luz sagrada lo envolvió.
La luz blanca hizo que Edgar se detuviera en seco mientras el espíritu de su cuerpo se acobardaba
y escondía al instante.

Entonces se dio cuenta de que René, con su armadura blanca, emitía rayos de luz blanca de su
cuerpo, que era lo que restringía sus movimientos.

La tercera ronda de la tribulación del rayo estaba a punto de comenzar.

Edgar sabía que no disponía de tiempo suficiente. Tras soltar un grito de rabia, se liberó de las
ataduras de René.

René fue alcanzada por su poderoso golpe. Escupió una bocanada de sangre antes de caer al
suelo.

—¡Ahora muere!

Edgar se convirtió en un rayo de luz negra y voló hacia Jaime.

¡Pum!

En ese momento, la tribulación del rayo se produjo una vez más.

Un gran rayo cayó con fuerza.

Edgar, que estaba frente a Jaime, fue lanzado hacia atrás por esa fuerza aterradora. Sólo pudo ver
cómo Jaime sufría la tribulación del rayo. Éste parecía haber sido atravesado por el rayo.

Edgar rezó para que Jaime no pudiera resistirlo.

La tercera ronda de la tribulación del rayo fue más fuerte que las anteriores.

Todos miraban con inquietud. Esperaban ver si Jaime podría superar la tercera ronda de la
tribulación del rayo.

Un rastro de nerviosismo apareció también en el rostro de Armando.

Pronto, el cuerpo de Jaime se volvió transparente. Los huesos y los vasos sanguíneos de su cuerpo
podían verse con total claridad.

CAPITULO 1616

El campo de elixir del cuerpo de Jaime giraba enloquecido, y su Alma Naciente estaba sufriendo un
cambio.

Al principio, el Alma Naciente era tan pequeña como un pulgar. Ahora, poco a poco se hizo más
grande y se podía ver con claridad una cara.

Parecía una versión reducida de Jaime.

A medida que el Alma Naciente crecía, los rasgos físicos de Jaime también cambiaban.
Un Manifestador podía cambiar sus rasgos físicos a su antojo. Sin embargo, en la época actual,
cuando la energía espiritual era escasa, la capacidad de un Manifestador para cambiar sus rasgos
físicos no estaba garantizada.

Sin embargo, a Jaime no le importaba el cambio de sus rasgos físicos. Lo que necesitaba eran
habilidades. Necesitaba habilidades más fuertes.

De pronto, abrió los ojos. En ese momento, dos rayos de luz brillaron en sus ojos.

Las nubes del cielo se dispersaron cuando la luz los atravesó.

El aura de Jaime cambió al instante. Su cuerpo físico se hizo diez veces más fuerte. Tales eran los
beneficios de un aumento en el nivel de cultivo.

Cuando Edgar miró a Jaime, que había superado con éxito la tribulación del rayo, su expresión se
volvió fea.

«No fui capaz de derrotar a Jaime cuando sólo era un marqués de artes marciales de alto nivel.
Ahora que ha pasado por tres rondas de tribulación del rayo, no hay forma de que pueda
derrotarlo».

—Retirada... ¡Rápido! —instó la vieja voz en la mente de Edgar.

Edgar se dio la vuelta y quiso huir.

Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, la voz de Jaime sonó con frialdad:

—Aún no hemos averiguado quién es el ganador. ¿Por qué quieres huir ahora? ¿No dijiste que uno
de nosotros debía morir hoy?

A Edgar le dio un vuelco el corazón. No sabía cómo Jaime había conseguido llegar a su lado en una
fracción de segundo.

—¡Concéntrate en escapar! No hagas caso de sus palabras... —La voz anciana instó a Edgar a
correr.

Edgar no se volvió y siguió corriendo.

Una sombra negra apareció detrás de él, formando una gran palma antes de volar hacia Jaime.

Parecía que el espíritu que Edgar llevaba dentro se había revelado. Intentaba retrasar a Jaime para
que Edgar tuviera tiempo de escapar.

—¡Hmph! No eres más que un espíritu sin cuerpo. Aun así, ¿te atreves a intentar desafiarme?

Jaime resopló con frialdad y levantó una mano. Una luz dorada apareció en su palma y a su
alrededor había una capa de llamas azul claro.

Cuando Jaime entró en contacto con la gran palma, ésta explotó antes de que sonara un
espantoso gemido.
Edgar no se atrevió a mirar detrás de él. Sólo podía correr con todas sus fuerzas. El sudor le
goteaba por su frente.

Ya no confiaba en sus habilidades y su corazón temblaba de miedo.

—¡Deprisa! Usa magia de teletransporte para detenerlo... —La vieja voz en la cabeza de Edgar
siguió hablando.

Un rastro de miedo podía detectarse en la vieja voz. Jaime la había herido y ahora le tenía un
miedo atroz.

Edgar hizo de inmediato una serie de sellos con las manos y el espacio que tenía delante empezó a
distorsionarse.

Corriendo delante de Jaime, el espacio que los separaba se volvió de pronto lejano y cercano a la
vez.

—¿Magia del teletransporte? —Los labios de Jaime se curvaron en una sonrisa—. Pero parece que
tu magia de teletransporte no está muy bien hecha.

Mientras hablaba, golpeó el aire frente a él. Un rayo de luz dorada brilló antes de que el sonido de
una explosión reverberara en el aire.

El espacio distorsionado fue destruido por Jaime en un instante.

Pudo ver con claridad a Edgar huyendo con una expresión asustada en el rostro.

—Sigues intentando huir, ¿eh?

Dio un paso adelante y apareció frente a Edgar al instante. A continuación, le propinó un fuerte
puñetazo en el pecho mientras de su puño brillaba una luz dorada.

Edgar tosió con la boca llena de sangre y salió despedido por los aires. Ya había conseguido
alejarse de Jaime una distancia considerable, pero el puñetazo de Jaime le hizo aterrizar de nuevo
en la arena de artes marciales.

Su cuerpo aterrizó con fuerza en la arena de artes marciales mientras miraba a su alrededor con
miedo en los ojos.

El público miraba a Edgar con desdén mientras estallaban carcajadas burlonas.

CAPITULO 1617

Edgar se puso en pie, con la mirada fija en los que se burlaban de él.

Al percibir sus intenciones asesinas, todos cerraron la boca al instante. El combate aún no había
terminado, así que no había garantías de que Jaime saliera victorioso.

Antes, Jaime había estado en una posición de desventaja, pero logró superarla durante la batalla.
Si Edgar tuviera la oportunidad de derrotar a Jaime y lo consiguiera, esa gente que se reía de él
estaría acabada.
Jaime descendió con lentitud del aire y aterrizó con firmeza frente a Edgar.

—Ya te he dicho que no puedes escapar. Uno de los dos morirá hoy. —Jaime lo miró y le dijo con
voz fría.

—¿Cómo eres capaz de romper incluso el espacio?

El pánico se arremolinaba en los ojos de Edgar, con las cejas muy juntas.

—No sólo voy a romper el espacio; voy a destrozarte el cráneo.

Jaime dio un paso adelante y blandió el puño con fuerza amenazadora.

Su puño brilló con luz dorada mientras se dirigía hacia Edgar a una velocidad aterradora,
iluminando todo el lugar.

Edgar palideció de miedo. Una luz negra empezó a emanar de su cuerpo mientras se preparaba
para bloquear el ataque de Jaime.

¡Bum!

Sin embargo, fue inútil. El ataque destrozó la luz negra que rodeaba su cuerpo y lo lanzó por los
aires.

Mientras su cuerpo salía disparado por los aires, Edgar tosió una bocanada de sangre mientras su
rostro se contorsionaba de dolor.

Al verlo, la multitud se excitó y empezó a gritar de nuevo.

—¡Mátalo a golpes! ¡Acaba con él!

—¡Vamos, Jaime! ¡No dejes que Edgar salga vivo de esta!

—¡Hazlo pedazos!

Muchos vitoreaban a Jaime mientras denunciaban unánimemente a Edgar.

Mientras Colín escuchaba los abucheos, sus ojos brillaban con desdén.

«Menuda panda de debiluchos sin carácter. ¡Apoyan al más fuerte!».

Edgar se enfureció al escuchar las burlas de la multitud. Sin embargo, no podía hacer nada.

Justo entonces, Jaime volvió la cabeza para mirar a la multitud de espectadores. Todos los
presentes pertenecían al mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade, abarcando casi todas las
sectas.

Su expresión se ensombreció y gruñó con frialdad:

—¡Que acabe con él o no, no tiene nada que ver con ninguno de ustedes! No piensen que voy a
olvidar lo que todos ustedes me hicieron sólo porque ahora estén de mi lado.
Sus palabras los hicieron callar al instante, y sus expresiones se volvieron incómodas.

—¡Jajaja! Son todos una panda de tontos de mente voluble. Me parece triste que en el mundo de
las artes marciales haya gente como ellos. Jaime, tú también eres un hombre. Da lo mejor de ti y
luchemos a muerte.

Edgar se limpió la sangre del borde de la boca. Su espíritu se materializó con lentitud, y su cuerpo
quedó rodeado de niebla negra.

—¿Una lucha a muerte?

Las comisuras de los labios de Jaime se curvaron.

—No eres digno.

Con eso, su cuerpo se convirtió en un rayo de luz dorada. Antes de que nadie pudiera parpadear,
había aparecido justo delante de Edgar.

¡Bam!

Volvió a blandir el puño, pero esta vez con una fuerza capaz de destruir la tierra. Su puño se
estrelló contra el pecho de Edgar y lo hizo ceder, haciendo que todo su cuerpo se contorsionara.

—Este tipo es más fuerte de lo que pensaba. Parece que me preocupaba por nada… —Armando se
levantó con lentitud de su asiento y abandonó las gradas.

Sentía que había desperdiciado un viaje hasta ahí. Podía imaginar e incluso creía que Jaime
ganaría.

—¡Arghhh!

Edgar soltó un rugido ensordecedor. Necesitaba una válvula de escape para descargar su ira.

Se dio cuenta de que ni siquiera era capaz de defenderse de Jaime.

No se atrevía a aceptar la enorme diferencia entre sus habilidades.

—Mantén la calma. Debes mantener la calma. Aún tenemos una oportunidad... —insistió la vieja
voz en la cabeza de Edgar.

En cuanto dejó de hablar, un clon de sombra negra salió retorciéndose del cuerpo de Edgar.

Cada clon de sombra que salía de su cuerpo emanaba un aura increíblemente fuerte.

Edgar observó cómo los clones de sombra seguían multiplicándose, paralizado por la sorpresa.

«¿Qué demonios son estas cosas?».

CAPITULO 1618
—Éstas son las almas resentidas de las que has absorbido poder. Ahora, haz lo que te digo y
atácalo —le dijo a Edgar la vieja voz de su cabeza.

Edgar lanzó un fuerte grito y corrió hacia Jaime como si se teletransportara.

Cuando se movió, los clones de sombra se movieron con él. Quedó completamente oculto por la
gran multitud de clones de sombra.

El aura seguía haciéndose más fuerte y cada clon aumentaba la potencia de su ataque.

De repente, se produjo una enorme explosión de energía. Los clones de sombra se fusionaron en
una gran masa y se adhirieron al cuerpo de Edgar.

Jaime observó en silencio cómo Edgar cargaba hacia él con un ataque.

Se quedó quieto, sin expresión.

Cuando Edgar estuvo frente a él, Jaime apretó el puño. Hubo un destello de luz dorada cuando
blandió el brazo.

Sabía que, ante el poder absoluto, todas las técnicas de fantasía eran nulas.

De su puño irradió una brillante luz dorada. El abrumador poder del ataque cubrió al instante la
arena de artes marciales.

Incluso las montañas cercanas temblaron sin control bajo el inmenso poder, produciendo fuertes
estruendos.

Edgar frunció el ceño. Sentía que algo peligroso se le acercaba cada vez más.

Un miedo inmenso se apoderó de su corazón y le impidió hacer algo.

Jaime lo había asustado hasta la sumisión.

—Inútil pedazo de basura.

La vieja voz se burló con desdén. También podía sentir el miedo que había en el corazón de Edgar.

Después de que el espíritu soltara un grito de rabia, las sombras que estaban sobre el cuerpo de
Edgar reaparecieron y rodearon a Jaime.

Fue entonces cuando Edgar se dio cuenta de que no era él quien estaba atacando. Sólo era el
cebo.

El puño de Jaime cayó con fuerza sobre él. Sus huesos se hicieron añicos y la sangre salpicó el aire.
Pero al mismo tiempo, las sombras envolvieron a Jaime en un capullo e intentaron devorarlo.

Edgar se desplomó en el suelo, furioso. Ni siquiera tenía fuerzas para mantenerse en pie. Sin
embargo, cuando vio que Jaime había quedado atrapado, se le pasó un poco la rabia.

Nunca esperó que el espíritu que llevaba dentro lo traicionara.


—No te enfades. Todo lo que tienes ahora viene de mí. Lo que te he dado, también puedo
otorgárselo a otro. Ahora, acaba con Jaime —dijo con calma la vieja voz.

Edgar se levantó del suelo y miró a su alrededor. La multitud sintió sus ojos clavados en ellos, y
bajaron la cabeza al instante.

La mirada de Edgar se posó finalmente en los expertos de la familia Duval.

—Vengan todos aquí —ordenó.

Se acercaron con cautela.

—¿En qué podemos ayudarlo, señor Edgar?

—Préstenme su poder.

Con eso, rayos de luz negra salieron disparados de su palma y golpearon a los expertos.

La energía marcial de los expertos fluyó fuera de sus cuerpos a lo largo de la luz negra y entró en el
cuerpo de Edgar.

Lucharon desesperadamente, pero fue inútil.

En apenas diez segundos, los expertos de la familia Duval estaban momificados.

Edgar sintió un alivio como nunca antes.

—Esta vez, convirtámonos en uno de verdad —sonó la vieja voz en su mente.

Poco después, Edgar sintió que el aura de su cuerpo aumentaba de manera exponencial.

Una sombra colosal se materializó con lentitud detrás de él.

La sombra sostenía un bastón en la mano mientras flotaba detrás de Edgar. La muchedumbre se


quedó estupefacta. Era la primera vez que veían el aspecto de un espíritu.

Sin embargo, Edgar no se dio cuenta de lo que ocurría a sus espaldas. Empujó la palma de la mano
hacia delante y una gigantesca palma apareció en el cielo, con un aura aterradora ondeando a su
alrededor.

CAPITULO 1619

El golpe cayó sobre Jaime. Jaime quedó inmovilizado e incapaz de hacer frente al ataque.

—¿De verdad crees que puedes contenerme así?

Jaime rio con frialdad antes de que una luz dorada brillara en su cuerpo. Después, un rayo de luz
pura y santa se elevó hacia el cielo.

Las sombras que habían estado reteniendo a Jaime fueron pulverizadas por la fuerte luz.
Jaime asestó un golpe sin esfuerzo y destruyó la gigantesca sombra de la palma de Edgar.

—Parece que el espíritu que llevas dentro ha tomado un camino demoníaco... —dijo Jaime con
frialdad mientras miraba a la figura negra que había detrás de Edgar.

La expresión de Edgar se puso fea cuando se dio cuenta de que Jaime había estado fingiendo estar
contenido antes. Se había alegrado por nada.

Había agotado todas sus habilidades, pero seguía sin poder derrotar a Jaime.

Incluso después de que el espíritu se hubiera hecho uno con él, era incapaz de hacerle algo a
Jaime.

Edgar no podía entender por qué Jaime podía ser tan fuerte y mejor que él en todo.

En su rostro apareció una expresión fea, pero el espíritu que tenía detrás tenía una expresión aún
más fea.

Sólo aceptó unirse a Edgar porque quería matar a Jaime. Sin embargo, no esperaba que Jaime
hubiera estado fingiendo estar atrapado.

Después de unirse a Edgar, el espíritu compartió el destino de Edgar. Si Edgar moría, él también
sería destruido.

Después de vivir miles de años, anhelaba reencarnarse. Sin embargo, ¿cómo podría aceptarlo el
espíritu si desapareciera, así como así?

—¡No me permitiré perder! —gritó Edgar, pero su voz sonaba muy vieja y ronca.

Jaime supo que la voz pertenecía al espíritu.

Poco después, el bastón en la mano del espíritu se movió y un enorme agujero negro apareció
sobre sus cabezas. Había una gran fuerza de atracción procedente del agujero negro. El espíritu
quería succionar a Jaime hacia el agujero negro.

Con la aparición del agujero negro, apareció y se expandió un aura que hizo temblar de miedo a la
gente. Todos se pusieron nerviosos.

—Las cosas nacen y las cosas perecen. Todo sucede según el destino... —Edgar empezó a cantar, y
el aura que emitía el agujero negro se hizo más aterradora.

Jaime levantó la cabeza para mirar el agujero negro y una expresión sombría apareció en su rostro.

—¿Esperas matarme así? Sin embargo, si destruyo este espacio... —Jaime reflexionó en voz alta
mientras entrecerraba los ojos.

Entonces, saltó y voló hacia el agujero negro.

Justo cuando saltó, una luz dorada sin límites salió de su cuerpo.

—Puño de Luz Sagrada…


Rayos de luz sagrada blanca surgieron hacia el agujero negro.

El Puño de Luz Sagrada era una técnica que se había transmitido de generación en generación. Fue
impartida a Jaime por un anciano que había vivido miles de años. Naturalmente, la técnica era
misteriosa y secreta.

Jaime tampoco podía comprender por completo los secretos de la técnica.

Rayos de luz sagrada fueron tragados por el agujero negro.

—¡Jajaja! ¡Es inútil! Esta es una técnica de las profundidades del infierno. Nada puede detenerla —
El espíritu soltó una carcajada maníaca.

Jaime permaneció en silencio mientras agitaba los puños hacia el agujero negro y los rayos de luz
sagrada desaparecían dentro del agujero negro.

Poco después, los cielos y la tierra temblaron con violencia. Todo el cielo se contorsionó y parecía
que alguien tiraba de él con fuerza.

¡Boom!

Un rayo de luz blanca salió del agujero negro. Sus rayos de luz eran más brillantes que el sol.

El agujero negro desapareció al instante bajo la luz blanca. Pronto, la luz brillante desapareció
gradualmente y el cielo recuperó su aspecto normal.

Edgar y el espíritu se quedaron atónitos.

—¿Eso es todo lo que tienes? —Jaime rio con frialdad.

Luego saltó y lanzó una bola dorada de energía espiritual hacia Edgar.

¡Pum!

El ataque hizo que Edgar escupiera una bocanada de sangre mientras el espíritu que tenía detrás
se debilitaba y desfallecía.

—Haz lo que puedas. No podemos escapar... —le dijo el espíritu a Edgar. Parecía resignado a su
destino.

CAPITULO 1620

Cuando Edgar escuchó las palabras del espíritu, estuvo a punto de derrumbarse. Su confianza
provenía del espíritu que llevaba dentro, ¡pero el espíritu de repente dijo unas palabras tan
deprimentes!

«¿No significa esto que moriremos?».

Edgar no quería morir. Se había esforzado demasiado para convertirse en un Gran Marqués de las
Artes Marciales, y aún no había disfrutado de la sensación de ser adorado por los demás.
—¡Jaime, admito la derrota! ¡Me rindo! No me mates... No me mates…

Edgar se derrumbó por completo. No deseaba morir ni quería seguir luchando. Sólo esperaba que
Jaime pudiera perdonarle la vida.

El espíritu de su cuerpo entró en pánico. El colapso de Edgar significaba que no le quedaba


esperanza.

En ese momento, se arrepintió de haberse unido a Edgar.

Las dos entidades compartían una vida. La crisis de Edgar afectó mucho al espíritu.

—¡Basura! ¿Qué haces? —gritó el espíritu.

Sin embargo, Edgar parecía incapaz de oírlo, pues lo ignoró y suplicó a Jaime.

—Jaime, conozco tu identidad. Soy tu primo. No puedes matarme. Somos familia…

Edgar quiso apelar a Jaime y jugó la carta de la familia. Con tal de sobrevivir, estaba dispuesto a
todo.

—Cállate. Yo no tengo una familia como tú.

Jaime se enfureció cuando Edgar dijo tales palabras.

«¡Menudo pedazo de mierda!».

Su madre llevaba más de veinte años encarcelada, ¡pero Edgar aún tenía la desfachatez de decir
que eran familia!

La expresión de Jaime era gélida. La luz dorada brillaba en su cuerpo mientras caminaba hacia
Edgar.

Edgar cayó al suelo con un fuerte golpe. Se arrodilló ante Jaime delante de todo el mundo de las
artes marciales. En ese instante, Edgar estaba destrozado y sufrió un ataque de nervios.

—Jajaja. No esperaba que Edgar fuera tan cobarde.

—¿No estaba muy confiado antes? Todavía quería ser el mejor luchador del mundo de las artes
marciales, sin embargo, ahora…

—Sólo aparenta ser fuerte, pero en realidad es muy débil…

Cuando Edgar se arrodilló, mucha gente empezó a burlarse de él en voz alta.

—¡Basura! ¡Eres un pedazo de basura! ¿Por qué te elegí antes?

El espíritu lo regañó airadamente y utilizó su sentido espiritual para controlar la mente de Edgar.
Tenía que tomar el control del cuerpo de Edgar por completo, o ambos morirían.

Justo cuando Jaime se acercó a Edgar, una energía helada salió de su cuerpo. Después, Edgar se
levantó y de repente corrió hacia Jaime mientras gritaba.

Aunque Jaime estaba preparado, fue atacado hasta tropezar hacia atrás.

Sin embargo, su cuerpo era demasiado fuerte en ese momento. Aunque Edgar lo atacara con toda
su fuerza, éste no sería capaz de hacerle daño.

Aunque Edgar estaba controlado por el espíritu, las habilidades de éste se habían debilitado
considerablemente. En ese momento no era tan fuerte como Edgar.

Sin embargo, el espíritu no estaba dispuesto a sentarse a esperar la muerte, pues sabía que,
aunque Edgar se arrodillara, no podrían escapar de su destino, pues les esperaba la muerte.

La mano de Jaime brilló con luz dorada mientras golpeaba con fuerza el pecho de Edgar.

Un gran agujero apareció en el pecho de Edgar y el espíritu que había en su cuerpo fue expulsado.

El espíritu negro cayó al suelo y quiso decir algo, pero Jaime lo mató de un puñetazo.

Sin el espíritu, Edgar recuperó el control de su cuerpo. Miró el agujero ensangrentado de su


cuerpo con miedo en los ojos.

—Perdóname, por favor... —Edgar rompió a llorar mientras suplicaba.

—No te perdonaré. No sólo a ti, sino a todos y cada uno de los miembros de la familia Duval…

Jaime lanzó un despiadado puñetazo a la cabeza de Edgar.

La cabeza de Edgar se pulverizó de inmediato, su aura se disipó con lentitud antes de desaparecer
por completo.

Sin embargo, incluso cuando Jaime miró a Edgar muerto, no sintió la más mínima alegría por su
victoria.

Salió con lentitud de la arena de artes marciales sin mirar atrás.

—La familia Duval... Voy por ustedes.

Los ojos de Jaime brillaban con escalofriante amenaza.

CAPITULO 1621

En el salón de la residencia Duval, un cuerpo sin cabeza estaba colocado sobre la mesa. El cuerpo
pertenecía a Edgar.

Rigoberto miró incrédulo el cadáver de su hijo.

—No... ¡Esto es imposible! ¡Este no puede ser mi hijo! Mi hijo es un Gran Marqués de las Artes
Marciales. ¡Nadie puede matarlo!

Rigoberto sacudió la cabeza y no podía creerlo ya que el cadáver estaba sin cabeza.
Fue también por esa razón que pudo engañarse pensando que su hijo seguía vivo.

—Señor Duval, este es el cadáver del señor Edgar. Jaime también se había convertido en un Gran
Marqués de las Artes Marciales, así que el señor Edgar…

Giovanni que estaba de pie al lado informó en voz baja.

—¡Cállate! Cállense todos... Mi hijo no está muerto. No morirá. ¡Volverá pronto! —Rigoberto
rugió. No estaba dispuesto a creer que su hijo hubiera muerto.

Giovanni se retiró a un rincón y permaneció en silencio sin expresión alguna.

Mucho tiempo después, Rigoberto aceptó por fin la verdad. Empezó a llorar desconsolado.

—¡Edgar! Hijo mío... ¿Por qué estás muerto? ¿Por qué has muerto así...? —Rigoberto se arrojó
sobre el cadáver de Edgar y se lamentó—. Es culpa de Jaime. Te vengaré. Definitivamente te
vengaré…

Rigoberto se secó las lágrimas y en sus ojos apareció un brillo vicioso.

Se levantó y se dirigió al calabozo de la residencia Duval. Se dirigió allí con el rostro lleno de furia.

Cuando Beatriz vio a Rigoberto, se levantó de inmediato. Ya se había acostumbrado. Siempre que
Rigoberto iba a verla, la azotaba.

Como era de esperar, tomó el látigo y la golpeó con dureza.

Quería descargar su ira sobre ella.

Poco después, se cansó y respiró con dificultad.

—Tu hijo mató a mi hijo. Tengo que vengarlo. Te dejaré presenciar la muerte de tu hijo delante de
tus ojos —le dijo Rigoberto en el tono más feroz.

Al mencionar a su hijo, su expresión cambió un poco. Sin embargo, la emoción desapareció


pronto. Habían pasado tantos años. No quería que Rigoberto conociera su punto débil.

Sabía que cuanto más se preocupara por su hijo, más en peligro estaría.

Cuando Rigoberto vio que la expresión de Beatriz apenas cambiaba, salió furioso de la prisión.

—Viejo señor Duval, alguien reveló que Jaime está corriendo hacia la residencia de los Duval
ahora. Es un Gran Marqués de las Artes Marciales. ¿Cómo debemos tratar con él? —Se apresuró a
preguntar Giovanni.

Un Gran Marqués de las Artes Marciales podría matar a todos los miembros de la familia Duval.

Rigoberto estaba sumido en sus pensamientos. No sabía cómo derrotar a un Gran Marqués de las
Artes Marciales.

Aunque juró vengarse por su hijo, no tenía la habilidad para hacerlo.


Después de pensar un rato, una luz fría brilló en sus ojos. Apretó los dientes.

—Giovanni, que vengan todos los de la familia Duval. Tenemos que estar preparados para luchar
contra él... —ordenó Rigoberto a Giovanni.

Tras dar instrucciones a Giovanni, Rigoberto entró en silencio en el estudio.

Poco después, sostuvo una carta en sus manos antes de abrir una habitación secreta en el patio.
Cuatro personas descansaban en la habitación. Eran las personas más fuertes de la familia Duval y
eran marqueses de artes marciales en fase avanzada.

Sin embargo, muy poca gente sabía de la existencia de las cuatro personas. Era el as bajo la manga
de Rigoberto, y no lo revelaría así nada más, a los demás.

Sin embargo, ahora no tenía más remedio que utilizarlos. Aunque las cuatro personas lucharan
contra Jaime, Rigoberto no confiaba en que pudieran derrotarlo. Por lo tanto, tenía otros planes
para ellos.

—Lleva mi carta al Palacio de la Nube Violeta y escolta a alguien hasta allí —ordenó Rigoberto.

—Viejo señor Duval, ¿a quién escoltamos? —preguntó uno de ellos.

CAPITULO 1622

—No tienes que hacer tantas preguntas. Envía a la persona y vuelve de inmediato.

Tras esto, Rigoberto ordenó a las cuatro personas que le esperasen fuera y se dirigió de nuevo al
calabozo.

Cuando salió, trajo a otra persona con él. Aquella persona tenía las manos y los pies atados con
cadenas y la cabeza cubierta con un velo negro. No se le veía la cara.

—Recuerda esto. Tienes que pasarle la carta a alguien llamado Santiago Higareda. ¿Lo entiendes?
—les recordó Rigoberto con seriedad.

Las cuatro personas se llevaron a la persona, y Rigoberto tomó unas piedras negras de la
habitación secreta antes de meterlas en la mazmorra.

—¡Jaime, aunque tenga que perecer contigo, te mataré!

Los ojos de Rigoberto estaban llenos de vileza. Sin embargo, los movimientos de Rigoberto habían
sido vistos por Giovanni.

Giovanni sabía que la familia Duval se enfrentaba a una situación de vida o muerte.

La familia Duval no podría derrotar a un Gran Marqués de las Artes Marciales por mucho que lo
intentaran.

—Rigoberto escondió tantas Piedras Relámpago Celestiales... ¿Está planeando matar a la familia
Duval junto con Jaime? —Giovanni musitó en voz alta con los ojos entrecerrados. Un ceño
fruncido apareció en su rostro.
—¿Quién anda ahí?

Rigoberto intuyó que había alguien en las inmediaciones y se volvió receloso. Giovanni se
sobresaltó. Retrocedió de inmediato, pero Rigoberto caminó hacia él con rapidez.

Giovanni iba a ser descubierto, pero una poderosa aura envolvió de inmediato la residencia Duval.

A continuación, un rugido ensordecedor resonó en el aire.

La puerta de la residencia Duval había sido derribada.

—¡Sal, Rigoberto!

La voz de Jaime retumbó en el aire.

La expresión de Rigoberto cambió. Se levantó de un salto y caminó hacia el patio. Giovanni lanzó
un suspiro de alivio en silencio antes de acercarse corriendo.

Cuando Rigoberto corrió hacia el patio, descubrió muchos cadáveres.

Jaime había matado a muchos Duval en tan poco tiempo.

—Jaime. Has matado a Edgar, y te atreves a venir a la residencia de los Duval. ¡Te has pasado de la
raya! —grito Rigoberto mientras miraba a Jaime.

Un sentimiento indescriptible bullía en el corazón de Rigoberto.

Hace unos meses, aún veía a Jaime como una persona tan insignificante como una hormiga. Sin
embargo, Jaime se había convertido en alguien a quien ni siquiera podía esperar derrotar ahora.

—¿Me he pasado? —Jaime rio con frialdad—. No sólo voy a matar a tu hijo, sino también a todos
los de la familia Duval. Libera a mi madre y podré dejarte morir de una forma menos dolorosa…

—¡Cómo te atreves! La sangre de los Duval fluye en ti. Soy tu pariente. ¿Cómo te atreves a
hablarme sin respeto? —Rigoberto regañó furioso a Jaime.

—¿Respeto? No eres digno de eso…

En apenas unos segundos, Jaime voló frente a Rigoberto antes de darle una sonora bofetada.

Rigoberto fue tomado desprevenido y recibió de lleno la dura bofetada. Se le cayeron los dientes
de la boca.

Era el patriarca de la familia Duval, pero Jaime le abofeteó delante de tanta gente. Aquello le
humillaba por completo.

—¡Jaime, mátame si puedes! No dejaré que vuelvas a ver a tu madre —Rigoberto lo amenazó en
voz alta mientras apretaba los dientes.

Sus amenazas resultaron efectivas.


La madre de Jaime seguía cautiva de Rigoberto, de ahí que Jaime no se atreviera a actuar con
descuido.

Rigoberto se alegró al ver que Jaime se quedaba pasmado ante sus palabras.

—Arrodíllate ante mi hijo. Si estoy satisfecho, podría considerar dejar ir a tu madre... —dijo
Rigoberto.

Jaime entrecerró los ojos mientras miraba a Rigoberto.

—¿Arrodillarme ante él? No eres digno…

A continuación, una presión aterradora emanó de Jaime mientras hablaba.

CAPITULO 1623

Los miembros de la familia Duval temblaron bajo la inmensa presión. Cayeron al suelo y se
arrodillaron. Algunos no pudieron soportar la presión y escupieron sangre antes de morir en el
acto.

Incluso Rigoberto, que hacía todo lo posible por soportar la presión, sólo pudo arrodillarse
impotente.

Jaime miró a Rigoberto y le dijo:

—Mira. No tienes derecho a negociar conmigo. De hecho, no tienes más remedio que escucharme.
Tengo muchas maneras de hacerte sufrir un destino peor que la muerte.

Mientras Jaime hablaba, un rayo de luz dorada entró en el cuerpo de Rigoberto.

El cuerpo de Rigoberto sintió un picor incontrolable y un dolor agudo recorrió su cuerpo. Sentía
como si decenas de miles de hormigas lo estuvieran picando.

Rigoberto rodó por el suelo mientras su cara se contorsionaba de dolor.

Era un viejo y renombrado marqués de las artes marciales y, sin embargo, rodaba por el suelo sin
dignidad alguna.

Sus subordinados lo miraban con expresiones indescriptibles en sus rostros.

Sólo Giovanni tenía una mirada fría mientras se arrodillaba.

—Está bien. La dejaré marchar. Te lo prometo. Dejaré ir a tu madre... —Rigoberto respiró con
dificultad. El atroz dolor lo torturaba tanto que no tuvo más remedio que acceder a la petición de
Jaime.

Jaime agitó una mano y la luz dorada salió del cuerpo de Rigoberto.

El cuerpo de Rigoberto estaba lleno de sudor frío. Exhaló con fuerza antes de ponerse de pie.

—Llévame allí —ordenó con frialdad Jaime a Rigoberto.


Sabía que sólo Rigoberto podía abrir las puertas del calabozo.

Rigoberto asintió antes de caminar hacia el patio mientras Jaime le seguía.

—No puedes irte…

En ese momento, Giovanni se levantó de repente.

Jaime se volvió hacia él y le preguntó:

—¿Qué pasa?

Rigoberto lo vio y miró furioso a Giovanni.

—Jaime, no puedes ir al calabozo. Tu madre ya no está allí. El lugar está lleno de Piedras
Relámpago Celestiales. Aunque seas inmortal, volarás en pedazos. Rigoberto planea dejar que
toda la familia Duval muera junto contigo... —Giovanni le dijo a Jaime.

Jaime se quedó de piedra. Se volvió para mirar a Rigoberto.

Rigoberto estaba al borde de un colapso mental. Gritó:

—Giovanni, ¿qué car*jo estás diciendo? Te voy a matar…

Rigoberto no esperaba que Giovanni, que siempre le había sido leal, dijera tales palabras en ese
momento crucial.

Rigoberto atacó con dureza a Giovanni. Aunque no podía derrotar a Jaime, podía vérselas
fácilmente con Giovanni, ya que era un experimentado Marqués de las Artes Marciales.

Sin embargo, cuando Rigoberto dirigió un golpe a Giovanni, entrecerró los ojos, y el poder de un
Marqués de las Artes Marciales emanó de él.

Sus ataques chocaron con fuerza.

¡Bum!

Un fuerte crujido resonó en el aire.

Rigoberto retrocedió unos pasos, pero Giovanni se limitó a dar un paso atrás antes de recuperar el
equilibrio.

El repentino giro de los acontecimientos dejó atónitos a todos.

Jaime frunció el ceño. No esperaba que Giovanni fuera tan poderoso. Sin embargo, Giovanni
ocultaba demasiado bien su poder, por lo que Jaime fue incapaz de percibirlo.

—Giovanni, tú... Tú... ¿Cuándo te has vuelto tan poderoso? —Rigoberto miró a Giovanni
asombrado.
—Quizá pertenezco a una rama cadete de la familia Duval, pero también soy miembro de la familia
Duval. Siempre he sido leal a los Duval... Sin embargo, todos estos años, como patriarca de la
familia Duval, sólo le diste los mejores recursos a tu hijo. ¡El resto de nosotros no hemos recibido
nada! Ya que no nos proporcionas recursos, sólo puedo adquirirlos usando mis propios métodos.
He estado cultivando en secreto con la esperanza de convertirme en el patriarca de la familia
Duval y reemplazarlos a ti y a tu hijo algún día —dijo Giovanni a Rigoberto con una sonrisa glacial
en el rostro.

CAPITULO 1624

Rigoberto se dio cuenta de algo de inmediato.

—Entonces, ¿el Manantial del Dragón no se había secado, sino que había sido robado por ti?

De pronto comprendió por qué el recurso más importante de la familia Duval, el Manantial del
Dragón, disminuía y dejaba de existir.

Resultó que Giovanni lo había estado utilizando en secreto.

Giovanni siempre había estado a cargo del Manantial del Dragón y Rigoberto nunca sospechó de
él. Ahora que lo pensaba, se daba cuenta de que la verdad era como una sátira punzante.

—¡Traidor! Nunca te perdonaré…

Rigoberto estaba furioso. Cargó hacia Giovanni una vez más. Sin embargo, justo cuando avanzaba
dos pasos, fue controlado por una fuerte fuerza de atracción. Jaime movió la mano y atrapó a
Rigoberto con facilidad.

—¿Cómo te atreves a engañarme?

Jaime miró a Rigoberto antes de lanzarle un puñetazo.

De la boca de Rigoberto brotó sangre fresca mientras su rostro se contorsionaba de dolor.

—Jaime, una vez que me mates, nunca sabrás dónde está tu madre…

Rigoberto apretó los dientes.

—Dímelo. ¿Dónde has escondido a mi madre?

Jaime agarró a Rigoberto por el cuello y lo zarandeó mientras gritaba.

—Jajaja. No te lo diré. Me aseguraré de que nunca puedas verla…

Rigoberto soltó una sonora carcajada.

—¡Ah!

Jaime le dio un puñetazo furioso a Rigoberto. Era como si hubiera perdido la cabeza.

Cada puñetazo aterrizaba en la carne de Rigoberto. La cara de Rigoberto estaba destrozada, pero
aun así se negaba a hablar. Se aferraba a su último aliento, pero no reveló dónde había escondido
a la madre de Jaime.

—A tu madre se la han llevado sus subordinados al Palacio de la Nube Violeta —reveló Giovanni.

—¿El Palacio de la Nube Violeta? —Jaime frunció el ceño. Ya había oído hablar de aquel lugar.

Antes, gente de ese palacio había pedido la mano de su madre en matrimonio, pero su madre
escapó y fue perseguida por los hombres del Palacio de la Nube Violeta...

—¿Dónde está el Palacio de la Nube Violeta? —preguntó Jaime.

Giovanni sacudió la cabeza y contestó:

—¡No tengo ni idea!

Jaime miró a Rigoberto.

—¡Dime! ¿Dónde está el Palacio de la Nube Violeta?

—¡Nunca te lo diré!

Rigoberto apretó los dientes y fulminó con la mirada a Giovanni.

—No hace falta que se lo preguntes. Ha enviado a cuatro hombres. Cuando vuelvan, puedes
preguntarles... —sugirió Giovanni.

Rigoberto empezó a maldecir de inmediato.

—¡Giovanni! ¡Eres un traidor! ¡No tendrás una buena muerte!

—¿Soy un traidor? Ni siquiera perdonaste a tu hermana biológica. Haga lo que haga, sigo siendo
mejor que tú, que no eres mejor que un animal... —Giovanni rio con frialdad.

El cuerpo de Rigoberto temblaba de rabia. Nunca imaginó que acabaría en semejante estado.

—Ya que no sirves para nada, vete al infierno…

Jaime dirigió una mirada indiferente a Rigoberto antes de pisotearlo.

¡Bum!

La cabeza de Rigoberto estalló y dejó de respirar al instante.

Después de matar a Rigoberto, Jaime se volvió para mirar a todos los demás miembros de la
familia Duval.

Todos bajaron la cabeza y evitaron su mirada.

—Jaime, tú y yo tenemos la sangre Duval corriendo por nuestras venas. Además, ellos no saben
nada. Espero que no los mates... Mientras me convierta en el patriarca, anunciaré a todo el mundo
marcial que somos tus aliados. Nunca nos convertiremos en tus enemigos —dijo Giovanni a Jaime
con sinceridad.

Jaime miró a Giovanni. No sabía si éste decía la verdad. Sin embargo, era cierto que los miembros
de la familia Duval no sabían lo que hacía Rigoberto, pues cometía tales pecados en solitario.

—¡Está bien, te creeré!

Jaime asintió.

Giovanni estaba extasiado. Con el apoyo de Jaime, podría asegurar su posición de patriarca. Nadie
se atrevería a ir contra él.

Giovanni se convirtió en el patriarca de la familia Duval. Jaime se quedó en la residencia de los


Duval y esperó el regreso de los cuatro hombres...

CAPITULO 1625

Al pie de las montañas Kazilion, cuatro hombres avanzaban apresurados con una mujer cuyo
rostro estaba cubierto por una tela negra.

Al llegar ante una enorme roca, se detuvieron.

Después de escudriñar a su alrededor, uno de ellos dio un paso adelante y cantó algo. A
continuación, unas ondas visibles se manifestaron en el aire, seguidas de la materialización de una
grieta espacio-temporal negra como el carbón.

Al ver esto, entraron de inmediato en la grieta con la mujer. Después, la grieta se cerró.

Pronto, el paisaje cambió. El entorno inicial con frondosos árboles se había convertido en un
paisaje nevado.

Por suerte, los cuatro eran Marqueses de las Artes Marciales, por lo que el frío no les afectó
demasiado.

Levantando la cabeza, dirigieron sus miradas al frente, sólo para ver un magnífico palacio a un tiro
de piedra de distancia. Bajo el reflejo de la blanca nieve, parecía grandioso y majestuoso.

—Así que este es el legendario reino secreto. Visitar este lugar una vez en la vida hace que este
viaje merezca la pena —exclamó uno de ellos.

A continuación, se dirigieron hacia el palacio.

Cuando llegaron a las puertas del palacio, les recibió una placa con tres palabras doradas: Palacio
de la Nube Violeta.

Ante las puertas del Palacio de la Nube Violeta había dos guardias con armaduras plateadas y
expresiones gélidas.

Sus auras eran demasiado poderosas, mucho más que las de los cuatro hombres.

—¿Quiénes son? —preguntaron los guardias con voz gélida.


—Somos de la familia Duval, y hemos venido al Palacio de la Nube Violeta para escoltar a alguien.
Aparte de eso, tenemos una carta para alguien llamado Santiago Higareda —respondió con
cautela uno de los cuatro hombres mientras daba un paso al frente.

—¡Cómo se atreve a dirigirse al señor del Palacio de la Nube Violeta por su nombre!

Los dos guardias se enfurecieron y sus auras estallaron de inmediato.

Sus piernas cedieron, y los cuatro elites de la familia Duval cayeron de rodillas al suelo.

Siendo Marqueses de Artes Marciales de fase avanzada, eran considerados élites en el mundo de
las artes marciales de Ciudad de Jade. De lo contrario, Rigoberto no los habría tomado bajo sus
alas como cartas de triunfo.

Sin embargo, ahora ni siquiera tenían la capacidad de presentar batalla ante los dos guardias del
Palacio de la Nube Violeta.

—¡Por favor, perdónennos, señores! No queríamos ofenderlos.

Ninguno de ellos había pensado que el hombre conocido como Santiago fuera en realidad el amo
del Palacio de la Nube Violeta.

«Si Rigoberto nos hubiera contado sobre la identidad del hombre, definitivamente no habríamos
expresado las cosas de esa manera».

En realidad, Rigoberto tampoco lo sabía. En aquel entonces, Santiago no era más que un rico
heredero dentro del Palacio de la Nube Violeta. Fue él quien se encaprichó de la madre de Jaime,
Beatriz.

Inesperadamente, el hombre se convirtió en el amo del Palacio de la Nube Violeta más de veinte
años después.

—¡El Señor Higareda dio la orden de dejarlos entrar!

Justo entonces, un rayo de luz apareció en el aire. Un instante después, una mujer vestida de
blanco salió de la luz.

Llevaba una horquilla y tenía la piel clara, pero a juzgar por su aspecto y atuendo, parecía ser una
criada del Palacio de la Nube Violeta.

Al verla, los dos guardias asintieron.

Los cuatro miembros de la élite de la familia Duval se pusieron en pie y siguieron a la mujer hacia
el rayo de luz con Beatriz.

Cuando la luz desapareció, sus figuras también se desvanecieron en el aire. Cuando los cuatro
hombres recobraron la cordura, descubrieron que ya estaban en una sala.

La sala era vasta y espaciosa, pero no había ni un alma.

Contuvieron la respiración, sin atreverse a hacer el menor ruido, pues allí eran más débiles que
una hormiga a pesar de ser miembros de la élite de la familia Duval.

—Los invitados están aquí, señor Higareda —dijo la mujer a la silla de mármol que tenían delante.

Justo cuando se preguntaban por qué le hablaba al aire, éste se onduló. En el siguiente latido, un
hombre de mediana edad apareció en la silla vacía sin previo aviso.

No era otro que el señor del Palacio de la Nube Violeta, Santiago Higareda.

Los cuatro miembros de la élite de la familia Duval se quedaron atónitos, pues nunca habían visto
una magia de teletransporte tan avanzada.

«Esto es simplemente asombroso, ¡increíble más allá de las palabras!».

—Este es nuestro maestro, el señor Higareda. ¿No decían que tenían una carta para él? —les
preguntó la mujer.

CAPITULO 1626

Al escuchar eso, los cuatro miembros de la élite de la familia Duval volvieron por fin en sí. De
inmediato sacaron la carta y se adelantaron con cautela.

—Señor Higareda, esta es una carta para usted del jefe de nuestra familia.

Uno de ellos le tendió la carta con cuidado.

Con solo un gesto de la mano de Santiago, la carta apareció en su mano.

Al abrirla, le echó un vistazo y la sorpresa apareció en sus ojos. Al instante siguiente, el placer y la
emoción bailaron en ellos.

Levantando con lentitud la cabeza, fijó su mirada en Beatriz, cuyo rostro estaba oculto por una tela
negra.

—Nunca esperé esto. De verdad, nunca se me había pasado por la cabeza…

Se puso en pie con calma antes de agitar una mano. Al instante, la tela negra que cubría la cabeza
de Beatriz cayó al suelo, revelando su impresionante semblante.

Al verla, los cuatro miembros de la élite de la familia Duval se quedaron estupefactos.

Habiendo sido todos criados por la familia Duval como cartas de triunfo, naturalmente la conocían.
De hecho, sabían algo del giro que habían tomado los acontecimientos en la familia Duval.

Pero, aun así, nunca esperaron que siguiera viva.

—Nunca esperé que siguieras viva, Bea. Me alegro mucho. Esto es genial.

Con la alegría dibujada en el rostro, Santiago se acercó a Beatriz. Nadie vio cómo se movía, pero en
un abrir y cerrar de ojos llegó hasta Beatriz. Por el contrario, Beatriz se limitó a mirarlo sin
expresión alguna.
Sin embargo, en cuanto Santiago se percató de las cadenas que la rodeaban, sus ojos ardieron de
furia.

—¡Cómo se atreven!

Alargó la mano y le quitó las cadenas antes de dirigir su mirada a los cuatro miembros de la élite
de la familia Duval y preguntarles:

—¿Qué significa esto?

Al sentir la rabia que emanaba de él, los cuatro miembros de la élite de la familia Duval entraron
en pánico.

—¡Fue cosa del jefe de nuestra familia, señor Higareda! No teníamos ni idea de nada —se
apresuraron a explicar.

—¡Hmph!

En respuesta, Santiago resopló. Antes de que nadie pudiera verle hacer un movimiento, una llama
azul claro envolvió a los cuatro hombres.

Los cuatro elites de la familia Duval de inmediato gritaron de agonía.

En sólo un segundo, todos quedaron reducidos a cenizas. Al final, sopló una ráfaga de viento e
incluso las cenizas desaparecieron sin dejar rastro.

Era como si nunca hubieran estado allí.

Eran cuatro marqueses de artes marciales de fase avanzada y, sin embargo, habían desaparecido
sin mucho esfuerzo.

Si los del mundo de las artes marciales fueran testigos de aquello, sin duda se les caería la
mandíbula.

Después de ocuparse de aquellas cuatro élites de la familia Duval, Santiago se volvió hacia Beatriz.

—Nunca pensé que podría volver a verte, Bea. Han pasado más de veinte años, pero sigues tan
hermosa y seductora como siempre. ¿Cómo has estado todos estos años? ¿Sabes lo desolado que
me quedé cuando huiste para esconderte de mí?

Él la miró sorprendido y exultante, pero Beatriz permaneció en silencio, con el rostro inexpresivo.
Los más de veinte años de encierro la habían despojado de todo apego emocional.

Aparte de Jaime, nada más podía provocarle emoción alguna.

El silencio de Beatriz hizo que Santiago frunciera un poco el ceño. Dio un paso adelante y le tomó
las manos con suavidad.

Ella no esquivó ni protestó, actuando como un robot.

Justo cuando la tomaba de las manos y estaba a punto de decir algo, su expresión cambió de golpe
y retrocedió con rapidez.

—Lleva a Bea al vestíbulo lateral, Calante. Cuida bien de ella. Te mataré si se enfada lo más
mínimo —Santiago instruyó a la sirvienta.

—¡Entendido! —Con expresión ansiosa, Calante se adelantó y sujetó con suavidad a Beatriz,
conduciéndola hacia la parte de atrás.

—¡Oh, sí, mantén esto en secreto para Romina! —afirmó Santiago.

—¡Entendido! —Calante se marchó con Beatriz.

Apenas salieron, una mujer de mediana edad se apresuró hacia la entrada principal.

CAPITULO 1627

—¿Qué te pasa que tienes tanta prisa, Romina?

Al ver a la mujer de mediana edad, Santiago se adelantó y formuló esa pregunta.

Resultó que la mujer de mediana edad era su esposa, Romina Arias.

—Hada…

Romina acababa de abrir la boca cuando se detuvo en seco. Sus cejas se fruncieron
imperceptiblemente y miró a su alrededor.

En ese momento, la expresión de Santiago cambió, su aprensión tan clara como el día.

—¿Qué le pasa a Hada, Romina? —preguntó.

Sin embargo, Romina hizo un gesto con la mano para callarlo antes de cerrar los ojos un poco,
como si tratara de discernir algo.

Al ver eso, Santiago comenzó a sudar frío.

Hizo algunos sellos con la mano derecha. Rayos de luz parecidos a los de las luciérnagas llovieron
por toda la sala, ocultando al parecer un aura particular.

Poco después, Romina volvió a abrir los ojos. Frunciendo el ceño, musitó:

—¿Por qué percibo la fragancia de una mujer en la sala?

—¿En serio? ¿Por qué yo no huelo nada?

Santiago fingió olfatear el aire.

—¡Deja de mentir! ¿Ha entrado una mujer aquí? —preguntó Romina.

—¡Oh, ahora me acuerdo! Calante vino antes y le dije que me hiciera unos recados —explicó
Santiago a toda prisa.
—¿Pero por qué siento como si este olor no le perteneciera?

Romina frunció el ceño, con expresión dudosa.

—¡Claro que le pertenece! Le estás dando demasiadas vueltas a las cosas. ¿Cómo podría entrar
una mujer si aquí es el reino secreto? —la tranquilizó Santiago con cariño, adelantándose y
rodeándole el hombro con un brazo.

—¡Hmph! Siempre actúas de forma lasciva. Permíteme advertirte que no se te permite tener
ningún designio con esas pocas sirvientas, aunque no haya otras mujeres. Hace tiempo que me di
cuenta de la expresión de tus ojos cuando las miras —advirtió Romina con una carcajada.

—¡Saca eso de tu mente, Romina! Yo soy el amo aquí ahora, ¡así que no puedo meterme con las
sirvientas! —replicó Santiago con fingido enfado.

Dicho esto, no tardó en preguntar:

—Ah, sí, ¿qué decías de Hada hace un momento?

—¡Oh, Hada se fue! —exclamó Romina con ansiedad.

—¿Se ha ido? ¿No me digas que se escapó a la Cueva Luminosa otra vez? —murmuró Santiago,
con las cejas fruncidas.

—No, no. Esta vez se fue al plano mundano. Se escabulló de todos —replicó Romina, agitando las
manos con frenesí.

¡Pum!

En cuanto Santiago escuchó eso, le entraron sudores fríos, a la vez que se le ponía la carne de
gallina.

—¿Están todos esos guardias muertos? ¡Qué inútil que ni siquiera puedan vigilarla! Enviaré
hombres a buscarla ahora mismo. Seguro que la encuentro.

Al ver al hombre tan furioso, Romina lo tranquilizó de inmediato:

—Cálmate. Otoño fue con ella, así que debería estar bien.

Sólo cuando Santiago escuchó que alguien acompañaba a Hada, respiró aliviado.

—Aun así, tenemos que enviar a algunos hombres a buscarla lo antes posible.

Hada era su única hija querida, así que no quería que le ocurriera nada.

—Ya he enviado a alguien a informar al Castillo de la Media Luna y que Cleo la busque. También es
una oportunidad de oro para que interactúen —comentó Romina.

Ante sus palabras, una sonrisa floreció en el rostro de Santiago.

—Siempre tan lista, Romina. Mientras el Palacio de la Nube Violeta y el Castillo de la Media Luna
se unan en matrimonio, ¡los recursos de todo el reino secreto pertenecerán a ambas familias en
exclusiva!

El reino secreto donde residía Santiago era vasto y albergaba a varias familias. En un intento por
competir por los recursos, las familias también luchaban entre sí.

De todos los lugares, los recursos eran más abundantes en la Cueva Luminosa y en la Cueva de la
Medía Luna.

La Cueva Luminosa estaba en el territorio del Palacio de la Nube Violeta, mientras que la Cueva de
la Media Luna estaba en el territorio del Castillo de la Media Luna.

Si las dos familias se unían en matrimonio, los recursos se repartirían entre ellas. En consecuencia,
otras familias no podrían hacer nada al respecto.

Además, podrían unirse y anexarse a otras familias.

CAPITULO 1628

En Ciudad de Jade, Jaime permaneció en la residencia Duval durante tres días seguidos, pero los
cuatro miembros de la élite de la familia Duval nunca regresaron.

Así pues, decidió marcharse.

Mientras tanto, Giovanni también había estabilizado a toda la familia Duval en los últimos tres
días.

A partir de entonces, emitió un comunicado en el foro de artes marciales, diciendo que la familia
Duval se había retirado de la Alianza de Guerreros y juraría lealtad a Jaime de ahora en adelante.

En un instante, esa declaración provocó una tormenta en todo el mundo de las artes marciales.

—¡Vaya! La familia Duval parece haber sido conquistada por Jaime.

—¿No te diste cuenta de que el jefe de la familia Duval había cambiado? Tal vez sea una
marioneta que Jaime puso en el poder. Ni siquiera he oído hablar de su nombre.

—Esperemos y veamos. La Alianza de Guerreros está condenada.

—No creo que sean los únicos, pues lo mismo puede decirse de las familias que se unieron a la
Alianza de Guerreros.

Mucha gente empezó a especular y a debatir la cuestión en el foro.

Temerosas de la venganza de Jaime, muchas familias anunciaron su retirada de la Alianza de


Guerreros.

Asimismo, muchas de ellas manifestaron su voluntad de jurar lealtad a aquel hombre y obedecer
sus órdenes. Sin embargo, Jaime no se conmovió en absoluto. Sabía que todas esas familias
volubles sólo decidían someterse a él por sus capacidades actuales.

Si algún día dejaba de ser tan poderoso, sin duda volverían a ponerse en su contra. Por lo tanto, no
prestó ninguna atención a las familias que solicitaban formar parte de sus fuerzas.

A pesar de su inacción, la Alianza de Guerreros ya no podía quedarse de brazos cruzados. En la


Alianza de Guerreros, en Ciudad de Jade, Saulo tenía una expresión demasiado sombría.

Edgar le había ganado la partida, pero Jaime lo había matado hacía tiempo.

Ni que decir tiene que la diferencia de capacidades entre ambos era evidente para todos.

El hecho de que muchas familias hubieran optado por retirarse de la Alianza de Guerreros y jurar
lealtad a Jaime mortificaba a Saulo más allá de las palabras.

Con Sion muerto, el desastre «Alianza de Guerreros» recaía sobre sus hombros.

—¿Cómo podía Jaime ser tan poderoso?

Saulo no lograba descifrar las técnicas que Jaime cultivaba para que sus capacidades se dispararan,
e incluso podía hacer frente a los ataques de los de rangos superiores sin esfuerzo.

—Acabas de poner un pie en el Gran Marqués de las Artes Marciales, así que todavía tienes que
centrarte en cultivar. No agobies tu mente con nada más.

En ese preciso momento, una voz sonó en su mente.

En realidad, él tampoco quería pensar en ello. Pero la realidad estaba ante sus ojos.

«Si Jaime se mete en problemas con la Alianza de Guerreros, ¿cómo voy a lidiar con ello? ¿Y quién
se hará responsable del lío de la Alianza de Guerreros si las autoridades persiguen el asunto?».

—Jaime nunca permitirá que la Alianza de Guerreros se libere. Es seguro que somos su próximo
objetivo. Después de todo, su novia sigue confinada aquí —murmuró Saulo con el ceño fruncido.

El espíritu ya no dijo nada, pues aquel era, en efecto, un problema difícil de desentrañar.

Al fin y al cabo, la Alianza de Guerreros había estado utilizando la sangre de Josefina para nutrir
élites continuamente.

Incluso el propio Saulo sólo experimentó una mejora tan rápida de sus capacidades porque
consumió su sangre.

—Señor Noguera, Jaime…

Un miembro de la Alianza de Guerreros se apresuró a informar a Saulo.

Pero antes de que pudiera terminar de hablar, Saulo extendió una mano y le voló la cabeza con
una ráfaga de energía marcial.

El olor cobrizo de la sangre impregnó el aire, y la visión hizo temblar a los demás miembros.

—Sion ha muerto, así que ahora soy yo el presidente. Ténganlo en cuenta —atronó Saulo,
dirigiendo una mirada al resto de los miembros de la alianza.
Todos agacharon la cabeza, sin atreverse a pronunciar una sola palabra.

—Parece que no tenemos más remedio que acudir a los de arriba. De lo contrario, nadie de
ustedes puede retener a Jaime.

Un ceño fruncido empañó el semblante de Saulo, pues sabía que la Alianza de Guerreros no era
rival para Jaime, teniendo en cuenta su fuerza en estos momentos.

Apenas dijo eso, el aire se agitó en la sala principal de la Alianza de Guerreros. A continuación, un
hombre vestido con una túnica negra se materializó.

El emblema en su pecho era de color plateado, dejando claro que su rango era superior al de
Saulo, Túnica de Cobre Negro.

—Pueden retirarse.

Saulo agitó una mano, despidiendo a todos los miembros de la Alianza de Guerreros.

CAPITULO 1629

Cuando todos se fueron, Saulo se arrodilló.

—¡Saludos, señor!

Sin demora, el hombre de la túnica negra y plateada sacó de sus ropajes un cetro brillante.

—Lord Tacio conoce tu situación, así que me ha enviado de manera especial para darte una
reliquia sagrada de artes marciales. Esta reliquia sagrada de artes marciales puede protegerte en
momentos críticos.

Al decir esto, le entregó el cetro a Saulo.

Saulo miró el cetro, con una mirada abrasadora como el fuego.

«Es una reliquia sagrada de las artes marciales, ¡la que usa un santo de las artes marciales!».

Aunque no tenía ni idea de qué había sido del dueño de aquella reliquia sagrada de las artes
marciales, sería un juego de niños utilizar una reliquia sagrada de las artes marciales infundida con
el poder de un santo de las artes marciales para derrotar a un marqués de las artes marciales.

—Por favor, transmite mi agradecimiento a Lord Tacio. Haré todo lo que esté en mi mano para
dirigir la Alianza de Guerreros —prometió con el júbilo reflejado en su rostro.

—Lord Tacio dijo que Jaime tiene un talento poco común, así que lo mejor será convencerle de
que se pase a nuestro bando. Si eso no funciona, haz las paces con él por el momento. No tengas
más conflictos con él. Tienes cosas mucho más importantes que hacer —afirmó el hombre de la
túnica negra plateada.

—Señor, su novia sigue confinada en el calabozo de la Alianza de Guerreros. Si hacemos las paces
con él, no tendremos más remedio que liberar a su novia —murmuró Saulo, con cara de conflicto.
«¿Cómo podría Jaime relacionarse pacíficamente con la Alianza de Guerreros si no liberamos a
Josefina?».

En respuesta, el hombre de la túnica negra plateada resopló.

—¡Qué idiota! ¿Qué tiene ella de importante si no es más que una mujer? La Alianza de Guerreros
tiene toneladas de recursos ahora, así que prométele algunos. Dada la elección entre una mujer y
recursos, ¡creo que todos los cultivadores elegirán lo segundo!

—¡Entendido!

Saulo asintió con fuerza, pues conocía las consecuencias si ofendía a un anciano de la Túnica de
Plata Negra.

Mientras una niebla negra empezaba a extenderse, el hombre de la túnica de plata negra se
desvaneció en el aire.

Con el cetro en la mano, Saulo se puso en pie, con una luz maníaca brillando en sus ojos. Ahora
que tenía el cetro, no quería hacer las paces con Jaime.

En lugar de eso, quería matarlo, vengar a su padre y a toda la familia Noguera.

Justo cuando se apoderó de él la intención de matar a Jaime, el espíritu de su mente le advirtió de


repente:

—Será mejor que hagas lo que dice Lord Tacio. De lo contrario, ambos tendremos una muerte
trágica.

La advertencia del espíritu le hizo reprimir de inmediato el impulso de venganza.

—¡Alguien! —Saulo gritó.

—¿Qué puedo hacer por usted, P…Presidente Noguera? —preguntó un miembro de la Alianza de
Guerreros.

Fue demasiado cuidadoso al dirigirse al hombre, temeroso de perder también la vida.

—Ve a buscar a Jaime. Dile que me gustaría invitarle a la Alianza de Guerreros para hablar de algo
—ordenó Saulo.

—¿Buscar...? ¿Buscar a Jaime?

El terror apareció en los ojos de los miembros de la Alianza de Guerreros.

Después de todo, conocían bien las capacidades actuales de Jaime y el hecho de que éste odiaba a
la Alianza de Guerreros hasta la médula. ¿No estaría simplemente cortejando a la muerte si fuera
a buscarlo?

—¿No me has escuchado? —atronó Saulo, frunciendo las cejas al ver la expresión aterrorizada del
hombre.
—¡Sí! ¡Entendido!

El miembro de la Alianza de Guerreros se marchó a toda prisa.

Saulo, por su parte, suspiró.

—Nunca pensé que Jaime ejerciera tanta presión sobre la Alianza de Guerreros.

—Con la reliquia sagrada de artes marciales, ya no necesitas tener miedo. Puedes hablar con él
amablemente —comentó el espíritu.

—Sólo me preocupa que no siga las reglas. Es un tipo extraño.

No era que Saulo no quisiera hablar con Jaime amablemente, ya que podría cultivar sin tener que
preocuparse de nada si en verdad conseguían hacer las paces.

«Cuando sea lo suficientemente poderoso, ¡podré encontrar la oportunidad de vengarme de él!».

—Tienes que blandir la reliquia sagrada de artes marciales cuando hables con él para que vea la
amenaza. Así, las cosas irán mucho mejor —sugirió el espíritu.

—¡Tienes razón!

Saulo asintió.

CAPITULO 1630

En ese momento, Jaime se encontraba en la residencia de los Gabaldón al no ver regresar a los
cuatro élites de la familia Duval. Jaime sabía que, si quería saber más sobre el Palacio de la Nube
Violeta, tendría que buscar a Fernando.

Esto se debía a que Francisco era un cultivador de energía espiritual y sabía dónde estaban las
ubicaciones ocultas de esas sectas de cultivo de energía espiritual. Por lo tanto, dedujo que
Fernando conocería la ubicación del Palacio de la Nube Violeta.

—Jaime, mi padre no está en casa y lleva ya bastante tiempo fuera. Dijo que quería ir a la finca de
la familia Gabaldón, pero no sé muy bien dónde está... —le dijo Astrid a Jaime.

—Ya que no está el señor Gabaldón, no la molesto más —respondió Jaime con una sonrisa.

Estaba seguro de que la finca de la familia Gabaldón, mencionada por Fernando, era sin duda el
lugar donde se ocultaba la secta de la familia Gabaldón.

Sin embargo, como Fernando no estaba presente, Jaime sólo podía esperar a que regresara.

Justo cuando Jaime estaba a punto de marcharse, Astrid se sonrojó de repente y preguntó:

—Jaime, ¿podrías quedarte un rato más? Me gustaría hablar contigo…

Fue un momento impactante para Astrid ver a Jaime hacer un avance y matar a Edgar con sus
propios ojos.
Después de todo, las bellezas se sentían naturalmente atraídas por los héroes. En ese momento,
Astrid ya estaba enamorada de Jaime.

No le importaba si tenía novia o no.

Jaime era consciente de las intenciones de Astrid. A pesar de ello, no estaba de humor para
quedarse a charlar con ella.

Jaime aún no estaba seguro de lo que estaría viviendo su madre ahora que la habían enviado al
Palacio de la Nube Violeta. En ese momento, estaba muy ansioso y preocupado.

—Ahora mismo estoy ocupado, señorita Gabaldón. Hablemos cuando esté libre.

Con eso, Jaime salió de inmediato y se fue en dirección a la Secta del Dios de la Medicina. Como no
conocía la ubicación exacta del Palacio de la Nube Violeta, tendría que centrarse por ahora en la
Alianza de Guerreros y encontrar la forma de rescatar a Josefina.

Sin embargo, en cuanto Jaime llegó a la Secta del Dios de la Medicina, se quedó boquiabierto ante
el espectáculo.

Casi todos los del mundo de las artes marciales habían ido ahí a jurarle alianza, con la esperanza
de recibir su protección.

Todos sabían que Jaime era el Señor de la Secta del Dios de la Medicina, y los que se habían
convertido en sus seguidores también habían formado una alianza con la Secta del Dios de la
Medicina.

Esa era la razón por la que habían acudido a aquel lugar.

La Secta Dios de la Medicina, que había sido rechazada y despreciada, de repente se llenó de
gente.

—¡Señor Casas! ¡Señor Casas!

Tan pronto como Jaime apareció en la Secta del Dios de la Medicina, todos gritaron como
maniáticos.

Había muchas chicas gritando enloquecidas, como si Jaime fuera su ídolo.

Entre ellas había una chica con un vestido azul que estaba detrás de la multitud, observando a
Jaime en silencio.

—Otoño, no veo nada especial en este Jaime. No parece poderoso ni extraordinario en absoluto,
así que ¿por qué estas chicas se vuelven locas por él? Qué pérdida de tiempo y energía seguirlas
hasta aquí…

La chica del vestido azul habló en tono decepcionante.

En realidad, era la hija de Santiago, Hada Higareda. Desde que escapó del reino secreto, Hada
había estado vagando por Ciudad de Jade. Por eso, todo lo relacionado con Ciudad de Jade le
resultaba nuevo y fascinante.
Más tarde, Hada escuchó a un grupo de chicas hablando de Jaime, elogiándolo efusivamente e
incluso comparándolo con los dioses del cielo.

Sus palabras despertaron su curiosidad, así que decidió seguirlas hasta la Secta del Dios de la
Medicina. Sin embargo, cuando Hada vio por fin a Jaime, se sintió totalmente decepcionada.

—Son simples mortales, señorita Higareda. Es obvio que no le interesan. Creo que será mejor que
volvamos ya. De lo contrario, el señor y la señora Higareda se pondrán muy nerviosos si nos
ausentamos demasiado tiempo —persuadió Otoño a Hada.

—¡Claro que no voy a volver! Me quedo aquí para divertirme unos días más.

Dicho esto, Hada se alejó de inmediato.

—¡Es peligroso que lo haga, señorita Higareda!

Otoño la persiguió.

—¿Qué peligro? No creo que nadie aquí sea rival para mí. Además, estoy protegida por ti. ¿Quién
se atrevería a meterse conmigo?

Hada no estaba preocupada en absoluto.

CAPITULO 1631

Si tuviera que clasificar su nivel de cultivo en el mundo de las artes marciales, Hada habría sido un
Gran Marqués de las Artes Marciales.

Considerando sus habilidades, no tenía mucho de qué preocuparse.

Como todos estaban concentrados en Jaime, nadie se dio cuenta de que Hada abandonaba el
lugar.

—¡Jaime, te amo! En verdad te amo…

—¡Jaime! ¡Quiero dar a luz a tus hijos! ¡Quiero que nuestros hijos sean tan impresionantes como
tú!

—¡Jaime!

Las chicas gritaban enloquecidas como si se hubieran vuelto locas.

Al igual que las ávidas fans que adulaban a sus celebridades favoritas, habrían accedido de buena
gana y sin vacilar si Jaime les hiciera alguna petición en ese momento.

Al ver sus acciones, Jaime se sintió avergonzado, mientras el rostro de Isabel se ensombrecía.

Después de todo, Jaime era su hombre, y ahora que tantas chicas le confesaban su amor, Isabel
estaba celosa.

—Por fin ha vuelto, mi señor. Esta gente lleva aquí unos días. Les dijimos que se marcharan, pero
ninguno estaba dispuesto a hacerlo... —dijo Álvaro con voz impotente.

—¿Qué vamos a hacer al respecto? ¿Los echamos?

Jaime también se sentía impotente, pues no tenía ni idea de cómo enfrentarse a ellos.

—No se irían a menos que intentáramos echarlos por la fuerza. Sin embargo, estoy seguro de que
sería un problema si hacemos eso —respondió Álvaro con el ceño fruncido.

—Entonces, ¿qué deberíamos hacer? Parece que es bastante molesto convertirse en una
celebridad…

A Jaime tampoco se le ocurría cómo librarse de ellos.

«Seguro que no puedo acoger a toda esa gente y a las familias prestigiosas, ¿verdad?».

Tan solo no tenía energía ni recursos suficientes para compartirlo todo con ellos.

—Jaime, ya que los Duval anunciaron su lealtad hacia ti, creo que está muy bien decirles a estas
personas que los Duval podrán representarte en el futuro y dejar que se dirijan a los Duval en su
lugar. Giovanni es un tipo listo, estoy seguro de que sabrá manejar esto bien —se acercó Ramón y
le dijo a Jaime.

—Así es. Que esta gente busque a los Duval en su lugar.

Jaime asintió contento y repitió las palabras de Ramón a la multitud.

Al oír el discurso de Jaime, muchos de ellos se dirigieron en tropel hacia la residencia de los Duval.
Mientras tanto, Jaime no necesitaba preocuparse por cómo Giovanni manejaría el asunto.

Con la multitud desaparecida, Jaime reunió a Leviatán, Álvaro y Los Cuatro Villanos, incluido
Ramón, para discutir la mejor manera de rescatar a Josefina de la Alianza de Guerreros.

—Señor Casas, usted está ahora en vista de todos, y Alianza de Guerreros ya no es tan poderosa
como antes. La mayoría de las familias prestigiosas ya han abandonado la alianza. ¿Por qué no
traemos a todas esas familias prestigiosas y la destruimos de una vez por todas? No creo que no
podamos salvar a la señorita Serrano —gritó Leviatán.

—No creo que sea posible hacerlo. ¿Y si no pueden soportarlo más y dañan a la señorita Serrano
en caso de que lancemos un ataque a gran escala contra la Alianza de Guerreros? No podemos
forzarlos de forma demasiado agresiva. Después de todo, la señorita Serrano sigue en sus manos.
Podrían tan solo utilizarla como moneda de cambio.

La idea de Leviatán fue rechazada por Orlando.

Jaime permaneció en silencio, incapaz de decidirse ahora mismo. Justo entonces, aparecieron
unos cuantos miembros de la Secta del Dios de la Medicina, llevando a alguien que estaba todo
atado.

—¿Qué está pasando? —preguntó Álvaro.


—Señor Narvarte, este tipo es de la Alianza de los Guerreros. Lo han encontrado escondido —
informó un miembro de la Secta del Dios de la Medicina.

—¿Alguien de la Alianza de los Guerreros?

Álvaro entró en cólera al oír aquello.

—El presidente Noguera me ordenó venir aquí y transmitir un mensaje al señor Casas.

Al ver que Álvaro se enfurecía, el miembro de la Alianza de Guerreros se explicó de inmediato.

—¿Transmitirme un mensaje?

Jaime se quedó helado.

—¿Es Saulo Noguera el actual presidente de la Alianza de Guerreros?

—Sí, así es. Al presidente Noguera le gustaría invitarlo a la Alianza de Guerreros, ya que tiene algo
importante que discutir contigo —dijo con cautela el miembro de la Alianza de Guerreros.

Capitulo 1632

—¿Qué hay que discutir? —preguntó Jaime.

—No lo sé. Sólo soy el mensajero —El miembro de la Alianza de Guerreros negó con la cabeza.

Jaime frunció un poco el ceño. Al acercar sus cejas, su sentido espiritual invadió la mente del
mensajero de la Alianza de Guerreros.

Con la ayuda de su sentido espiritual, descubrió que el hombre no mentía. Convencido, Jaime
retiró su sentido espiritual y agitó la mano, liberando al hombre.

—Mi Señor, ¿podría haber algo extraño para que Saulo lo invitara de la nada? —preguntó Álvaro.

—Tiene que ser una trampa. Saulo siempre ha sido un bicho astuto. Siempre está intentando timar
a los demás. No crea nada de lo que dice —intervino Leviatán.

Jaime permaneció en silencio con las cejas muy fruncidas. Parecía sumido en sus pensamientos.

Tras un momento de reflexión, Jaime exhaló un suspiro.

—Iré a la Alianza de Guerreros. Veré por mí mismo qué trucos se trae Saulo entre manos.

Jaime había decidido aceptar la invitación. Al fin y al cabo, Josefina estaba en sus manos. El propio
Jaime era muy consciente de que Saulo era un hombre malicioso. Si Jaime rechazaba la invitación,
podría ponerle la mano encima a Josefina. Por eso, Jaime prefería evitar que ese escenario se
hiciera realidad.

—Jaime, debes de tener cuidado. Yo también he oído hablar de Saulo. Es un embustero... —


Ramón no pudo evitar advertir a Jaime.

—No se preocupe, señor Duval. Ante el poder absoluto, ¡ningún ardid prosperará!
Con una sonrisa, Jaime comenzó a encaminarse hacia la Alianza de Guerreros.

Mientras tanto, Saulo se había preparado en cuanto recibió la noticia de que Jaime se acercaba.

El cetro estaba colocado junto a su mano. Varias docenas de personas estaban colocadas en todos
los rincones de la sala, ¡y todos eran marqueses de artes marciales!

Josefina desempeñaba un papel innegable en las inmensas habilidades que tenía la Alianza de
Guerreros.

Aunque tenía el cetro en la mano, Saulo seguía más que nervioso por el encuentro.

—No estés ansioso. Tienes una reliquia sagrada de las artes marciales en la mano. Jaime no puede
hacerte nada. Además, su novia es una rehén. Si se atreve a intentar matarte, ¡utiliza a su novia
como cebo para amenazarlo! Sin embargo, Lord Tacio quiere un tratado de paz esta vez. ¡Sería
mejor si pudieras atrapar a Jaime! Si es posible, ¡prométele más recursos! —La voz del espíritu
sonó en la mente de Saulo.

—¡Haré lo que pueda! —Saulo asintió en respuesta.

Aun así, Saulo no tenía grandes esperanzas con respecto al tratado de paz con Jaime. Conocía
demasiado bien el carácter de Jaime. Sin embargo, como era una orden de los superiores, no
podía hacer otra cosa que acatarla.

Era casi de noche cuando la figura de Jaime apareció por fin en la entrada de la Alianza de
Guerreros.

Al ver a Jaime, los guardias de la entrada se apartaron de inmediato, distanciándose lo más posible
de Jaime. Nadie se atrevía a interponerse en su camino.

Cuando se trataba de Jaime, los miembros de la Alianza de Guerreros se sentían como ratones
frente a un gato.

Jaime se dirigió a la sala principal sin vacilar. Al llegar, se fijó en Saulo, que lo estaba esperando.

En el momento en que Jaime atravesó las puertas, su atención se centró en el cetro que Saulo
llevaba en la mano.

Una enorme ola de aura emanaba del cetro.

Jaime entrecerró un poco los ojos.

«Parece que Saulo en verdad planea jugar».

Mientras tanto, Saulo se había dado cuenta de que el cetro había llamado la atención de Jaime.
Las comisuras de sus labios se levantaron un poco mientras se ponía en pie.

—¡Jaime, estás aquí! Siéntate, por favor. ¿Quieres un té?

A los pocos segundos de la orden de Saulo, alguien le trajo a Jaime una taza de té.
Jaime tampoco se molestó en las formalidades y enseguida tomó asiento frente a Saulo.

—¿Por qué has preguntado por mí? Escúpelo. Estoy muy ocupado.

La actitud de Jaime hizo que el temperamento de Saulo se encendiera en un instante. Sin


embargo, no se atrevió a perder los nervios. Con gran dificultad, Saulo fingió una sonrisa.

—Te he hecho venir para discutir la posibilidad de un tratado de paz. Después de todo, es mejor
que seamos amigos a que nos hagamos enemigos. Dejemos atrás el desagradable pasado entre tú
y la Alianza de Guerreros. Dejemos atrás el odio que nos tenemos.

Jaime miró a Saulo sin decir palabra. De repente, se inclinó hacia delante, acortando la distancia
entre Saulo y él, asustando a este último.

Capitulo 1633

—¿Dejar el odio? —Los labios de Jaime se curvaron en una mueca—. He matado a tu padre y
aniquilado a toda la familia Noguera. ¿De verdad puedes desprenderte de ese rencor?

Cuando Saulo escuchó aquellas palabras, todo su cuerpo empezó a temblar.

¡No había forma de que pudiera dejar ir la venganza que tenía contra el asesino de su padre!

—Controla tus emociones. Te está poniendo nervioso a propósito. —El espíritu se lo recordaba
seguido a Saulo.

Saulo respiró hondo antes de dedicarle otra sonrisa a Jaime.

—Eso es cosa del pasado. Ahora mismo, sólo quiero centrarme en el cultivo para aumentar mis
propias habilidades. Hace tiempo que dejé de pensar en la venganza. La venganza sólo se
convertirá en un ciclo interminable. Aunque me vengara, matarte no devolvería la vida a mi
familia.

La expresión relajada del rostro de Saulo no mostraba ni rastro del atroz dolor que sentía en aquel
momento.

Mirando a Saulo de arriba abajo, Jaime no pudo evitar sentir una nueva admiración por él. La
paciencia de éste superaba todas las expectativas.

—Si quieres discutir un tratado de paz, no tengo inconveniente. Pero primero tendrías que
demostrar tu sinceridad. —Afirmó Jaime con calma mientras se reacomodaba en su asiento.

—Por supuesto, somos sinceros. Sea lo que sea lo que quieras, háznoslo saber. —Saulo respondió
de inmediato al giro de los acontecimientos.

—Mi novia lleva ya mucho tiempo secuestrada por la Alianza de Guerreros. Libérala ahora y
demuéstrame la sinceridad de la alianza.

Aprovechando la oportunidad, Jaime intentó rescatar a Josefina.

En cuanto esas palabras salieron de la boca de Jaime, Saulo frunció el ceño.


—Jaime, estoy seguro de que sabes que hay una fuerza poderosa detrás de la Alianza de
Guerreros. Incluso como presidente de la Alianza de Guerreros, ¡no soy más que un mero peón!
No puedo autorizar la liberación de tu novia. Sin embargo, tienes mi palabra de que recibirá el
mejor tratamiento posible.

La ira de Jaime se disparó en cuanto escuchó eso.

—Entonces, ¿qué más hay que discutir? Ustedes están usando la sangre fresca de mi novia para
cultivar a las élites de la Alianza de Guerreros, ¿y tienen la osadía de decirme que ella recibirá el
mejor tratamiento posible? Si te encierro y te hago sangrar todos los días, ¿puedo decir que
recibes el mejor tratamiento posible?

La intención asesina se alzó tras los ojos desorbitados de Jaime.

—Jaime, cálmate. Como artistas marciales, no deberíamos tomarnos las relaciones románticas
demasiado en serio. Además de esta petición, puedo prometerte cualquier otra cosa. La Alianza de
Guerreros tiene muchos recursos para el cultivo. Puedo dártelos —insistió Saulo, aterrorizado de
que Jaime perdiera los estribos.

Jaime fijó su mirada en Saulo mientras su intención asesina se disipaba poco a poco. Tomando
asiento de nuevo, le dijo a Saulo:

—En ese caso, cambiaré mi petición. Dame el cetro que tienes en la mano. Me gustó desde el
momento en que lo vi.

Al escuchar aquello, Saulo apretó el cetro por instinto, temiendo que Jaime se lo arrebatara.

—¿Qué pasa? ¿No me lo das? —Al ver el pánico de Saulo, Jaime hizo una fría mueca.

—Yo... yo tampoco puedo opinar. Por favor, haz otra petición. —Saulo replicó con torpeza.

—Parece que no puedes autorizar nada, ¿entonces por qué demonios eres tú el que hace de
enlace conmigo? Ve a buscar a alguien que lleve la voz.

Jaime se puso en pie y se dispuso a marcharse.

—Jaime, la Alianza de Guerreros está en posesión de muchas ruinas antiguas. Si aceptas detener la
guerra contra Alianza de Guerreros, ¡aceptaremos darte uno de los yacimientos a cambio! —Saulo
ofreció en voz alta.

La Alianza de Guerreros organizaba una prueba cada año. Por lo tanto, tendrían que disponer de
un espacio adecuado para el evento.

Al escuchar eso, Jaime se detuvo en su camino y se dio la vuelta.

—¿Puedo elegir las ruinas antiguas que has mencionado?

—¡Por supuesto! —Saulo asintió.

—Muy bien, entonces. Elegiré el lugar de las ruinas antiguas.


Jaime volvió a tomar asiento.

La alegría invadió el corazón de Saulo. Sin perder más tiempo, ordenó a alguien que sacara un
tomo cuya cubierta estaba gastada. Por su aspecto, había pasado por muchas vicisitudes.

Capitulo 1634

—Jaime, este tomo nos lo pasaron nuestros mayores. Contiene información sobre antiguas ruinas
pertenecientes a sectas perdidas. Puedes elegir cualquiera de ellas —dijo Saulo.

—¿Y si me llevo este tomo?

Jaime sonrió con frialdad.

—No puedes hacer eso. Es un recurso valioso para la Alianza de Guerreros. Hemos tenido éxito
todos estos años gracias a la riqueza de conocimientos que contiene el texto. Aparte de los altos
mandos, nadie más tiene acceso a su contenido. El hecho de que estemos dispuestos a permitirte
echar un vistazo y escoger una antigua ruina es una señal de buena fe —resopló Saulo, con
expresión fría.

Jaime no respondió. En lugar de eso, se limitó a hojear el viejo tomo.

Las páginas estaban llenas de los nombres de muchas ruinas antiguas, así como de descripciones
detalladas de las propias sectas perdidas.

Con cada vuelta de página, Jaime sentía que descubría un continente completamente nuevo.
Nunca pensó que la Alianza de Guerreros pudiera poseer semejante tesoro de información.

Saulo se dio cuenta de que Jaime se tomaba su tiempo para hojear las páginas. Con una ceja
arqueada, Saulo dijo:

—Déjame darte un consejo. Cuanto más te adentres en el tomo, más valiosos serán los recursos
encontrados en las antiguas ruinas. Naturalmente, también hará que tu expedición sea más
peligrosa. Supongo que depende de si tienes o no las agallas para correr el riesgo.

Dicho esto, Saulo miró con atención a Jaime, esperando a ver qué iba a responder éste.

Al escuchar aquello, Jaime pasó de inmediato las páginas hasta llegar a la lista de ruinas antiguas
que había al final del libro.

Al darse cuenta de lo que Jaime había hecho, Saulo no pudo evitar sonreír satisfecho.

Antes había dicho esas cosas para provocar a Jaime a propósito.

Después de todo, ¿y si Jaime elegía una ruina antigua bastante peligrosa para explorar? No se
sabía si sobreviviría. Si eso ocurría, la venganza de Saulo se habría cumplido, y Jaime ya no podría
ser una amenaza para la Alianza de Guerreros.

Muy pronto, la mirada de Jaime se posó en una antigua ruina.

Esta ruina en particular pertenecía a una secta llamada Secta Ira del Cielo. La secta hacía mucho
hincapié en los hechizos de encantamiento como parte de su régimen de entrenamiento.

La Secta Ira del Cielo llamó la atención de Jaime porque era la más débil a la hora de lanzar
hechizos de encantamiento.

Forero, en cambio, era un hechicero más hábil. Si le acompañaba en el viaje, también facilitaría las
cosas a Jaime.

—Elijo ésta —dijo Jaime señalando la antigua ruina.

Saulo le echó un vistazo superficial y pidió a alguien que trajera un bolígrafo para que Jaime
pudiera tomar notas.

Poco después, Saulo hizo una marca indicando que las ruinas habían sido examinadas.

Jaime se guardó en el bolsillo una copia del mapa que había hecho antes y devolvió el tomo a
Saulo.

Saulo era todo sonrisas cuando le devolvió el tomo. Con su voz más sincera, dijo:

—Jaime, creo que estamos en paz. Si alguna vez necesitas ayuda de la Alianza de Guerreros, no
vamos a negártela.

—Bien entonces. Ahora que hemos dejado atrás nuestros agravios, espero que ya no guardes
rencor por la muerte de tu padre —dijo Jaime con suavidad.

—Claro que no…

Saulo contuvo el ardor de su ira y esbozó una leve sonrisa.

—Dicho esto, puede que hayamos dejado atrás el pasado, pero no olvides que la Alianza de
Guerreros sigue teniendo cautiva a mi novia. ¿Crees que voy a dejarlo pasar? Si la Alianza de
Guerreros no la deja ir, ¡destruiré toda la organización! —dijo Jaime en tono sombrío.

Todos podían sentir el aura asesina que irradiaba el cuerpo de Jaime. Parecía que, con un simple
chasquido de sus dedos, Jaime podría diezmar la Alianza de Guerreros sin más.

—¿Qué significa esto? —siseó Saulo, y su rostro era ahora una máscara de rabia no disimulada.

—Ya te lo he explicado. Nuestros agravios personales ya están solucionados, pero mi agravio con
la Alianza de Guerreros no ha desaparecido. Si no la dejas marchar, tarde o temprano destruiré la
Alianza de Guerreros —replicó Jaime con frialdad.

—¡Jaime, estás faltando a tu palabra! ¿Cómo puedes comportarte así? ¡Eres una figura importante
en el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade! —preguntó Saulo, haciendo lo posible por
mantener la compostura.

Capitulo 1635

Jaime soltó una carcajada y sonrió a Saulo en respuesta al arrebato de éste.

—¿Qué he hecho? Sinceramente, ¿creías que te lo iba a agradecer después de lo que le has hecho
a mi novia? El fin de la Alianza de Guerreros se acerca cada día que la tienes cautiva —respondió
Jaime con indiferencia.

Dicho esto, Jaime giró sobre sus talones y se marchó.

—¡Jaime, te estás pasando!

Esta vez, Saulo estaba en verdad furioso. El cetro en su mano zumbaba con poder mientras
planeaba atacar a Jaime.

Tras el furioso rugido de Saulo, un grupo de marqueses de las artes marciales salieron de entre las
sombras y rodearon a Jaime.

Jaime miró a su alrededor. Con una sonrisa de satisfacción, dijo:

—¿Creen que pueden detenerme?

Al decir esto, un aura terrorífica y amenazadora irradió de su cuerpo. El aura hizo que los
marqueses cayeran de rodillas uno a uno. Algunos incluso vomitaron sangre.

El poder absoluto que ejercía Jaime no podía ser superado por meros números.

Cuando Saulo vio aquello, agarró con fuerza la reliquia sagrada de artes marciales que tenía entre
las manos. A pesar de su bravuconería inicial, Saulo seguía siendo bastante tímido.

—Entonces, ¿vas a enfrentarte a mí? Si es así, te dejaré que me des unos cuantos golpes extra. Si
no, lárgate.

Jaime clavó una mirada gélida en Saulo, tras haber pisoteado con éxito lo que quedaba de la
dignidad de Saulo.

Saulo, por su parte, tenía una mirada sombría, pero seguía sin atreverse a hacer ningún
movimiento.

—Qué tontos.

Tras decir esto, Jaime no perdió el tiempo y abandonó la zona.

Saulo no se movió hasta que Jaime hubo abandonado el lugar.

En el momento en que Jaime puso un pie fuera, Saulo pudo sentir cómo su rabia se desataba una
vez más. Con una violenta onda, Saulo agitó el cetro que tenía en las manos hacia la figura de
Jaime, que se retiraba.

La onda envió una fuerte ráfaga de viento que atravesó las puertas de la Alianza de Guerreros.

—Jaime, juro que te haré pagar —rugió Saulo, con una expresión de fría rabia.

Tras abandonar la Alianza de Guerreros, Jaime se dirigió a la residencia de los Duval.

El ambiente en la residencia Duval era bastante animado, dado que muchas familias prestigiosas
habían desertado para unirse a ellos.

Con Jaime apoyando a la familia Duval, mucha gente estaba dispuesta a aliarse con los Duval.

Giovanni se dio cuenta entonces de que Jaime había llegado y fue a saludarlo.

—Señor Casas, hemos acogido a tantos…

Giovanni pretendía poner al corriente a Jaime.

Sin embargo, Jaime hizo un gesto con la mano y lo interrumpió.

—No hay necesidad de tales formalidades. Al fin y al cabo, por mis venas también corre sangre
Duval. En todo caso, deberías dirigirte a mí como lo harías con tus parientes.

Al principio, Jaime había despreciado a los Duval hasta la médula.

Sin embargo, Rigoberto y su padre ahora estaban muertos. Muchos de los Duval no sabían que el
incidente había sido orquestado por el propio Rigoberto, y Jaime no tenía intención de castigarlos
también a ellos.

Las palabras de Jaime habían aturdido a Giovanni al principio, pero luego se sintió bastante
emocionado.

En el fondo, Giovanni sabía que Jaime había aceptado ahora a los Duval y a él mismo, por
extensión.

—Jaime, ahora tenemos varias familias prestigiosas que se han aliado con nosotros, entre otras
innumerables que quieren jurarnos lealtad. Creo que deberíamos formar una alianza propia para
poder luchar contra la Alianza de los Guerreros. Giovanni hizo una pausa antes de continuar—: Sin
embargo, hay un pequeño contratiempo. Los Duval no tienen recursos para mantener una alianza
tan grande. Me temo que esto va a ser todo un desafío.

—Bueno, te dejaré presidir los asuntos relativos a la alianza. Sin embargo, tendrás que eliminar a
los indecisos. En cuanto a los recursos, he pensado en algo. Por favor, pídele a alguien que me
traiga un bolígrafo y algo de papel —respondió Jaime.

—¡De acuerdo!

Con un gesto de la cabeza, Giovanni mandó traer lo necesario.

Cuando Jaime entró en la habitación, cerró un poco los ojos al recordar vívidamente lo que
pensaba hacer. De inmediato, se puso manos a la obra para plasmar sus pensamientos en papel.

Todo lo que iba anotando era lo que había visto en el tomo perteneciente a la Alianza de
Guerreros.

Aunque Saulo no permitió que Jaime se llevara el tomo, la memoria fotográfica de Jaime le
permitía recordar la información necesaria con facilidad. Incluso había dibujado mapas que
conducían a los lugares.
Muy rápido, Jaime consiguió reunir una lista de ruinas y sus correspondientes mapas.

Giovanni, en cambio, permanecía aturdido, sin saber qué hacía Jaime.

CAPITULO 1636

—Guarda esto con cuidado. Son ruinas antiguas con muchos recursos. Cuando llegue el momento,
los Duval podrán celebrar pruebas para consolidar su posición entre el resto…

Jaime entregó entonces la pila de notas a Giovanni.

Giovanni se sobresaltó un poco al recibirlas. Aferró los mapas mientras miraba a Jaime con
asombro.

«¿Cómo se las arregló para averiguar la ubicación de estas ruinas?».

—Voy a quedarme aquí unos días. Ocúpate de tus asuntos como lo harías normalmente. No debes
preocuparte por mí —añadió Jaime con un gesto de la mano.

—Muy bien.

Giovanni asintió con frenesí y se dio la vuelta para marcharse.

—Espera, hay una cosa más. ¿Has podido acceder a la mazmorra? —preguntó Jaime.

Giovanni hizo una pausa y respondió:

—Podemos. Tras la muerte de Rigoberto, el conjunto arcano que rodeaba la mazmorra


desapareció. ¿Vas a echar un vistazo?

Giovanni supuso que Jaime iba a visitar el lugar donde una vez estuvo prisionera su madre.

Sin embargo, Jaime negó con la cabeza.

—No. Ya que se puede acceder a la mazmorra, deberías guardar allí Piedras Relámpago Celestiales
a buen recaudo. Tal vez algún día sean de utilidad.

—Ya he hecho que mis hombres las guarden —respondió Giovanni.

—De acuerdo. Eso será todo.

Cuando Jaime volvió a hacer un gesto con la mano, Giovanni salió de la habitación.

Jaime había pensado en utilizar las Piedras Relámpago Celestiales para volar la mazmorra de la
Alianza de Guerreros como último recurso.

Sin embargo, Jaime tenía que considerar la seguridad de Josefina. Si iba a volar la mazmorra, tenía
que determinar la ubicación exacta de su celda.

Aunque Jaime había entrado dos veces en las mazmorras, el tiempo que pasó allí fue demasiado
corto para poder hacer una observación adecuada.
Así las cosas, entrar en la mazmorra iba a ser difícil. Incluso con el Necroanillo como dispositivo de
teletransporte, no podría entrar en la mazmorra con tanta facilidad, ya que la Alianza de
Guerreros había seccionado algunas partes de la zona.

—¡Supongo que tendré que buscar la oportunidad de echar un vistazo más de cerca!

Jaime se levantó y salió de la habitación, con la intención de dar un paseo. Al mismo tiempo,
quería ver si Fernando había regresado.

Fernando era la única persona a la que podía pedir información sobre el Palacio de la Nube
Violeta.

Jaime también quería ponerse en contacto con Forero. Si tenía intención de descubrir los secretos
de la Secta Ira del Cielo, la presencia de Forero podría facilitarle mucho el trabajo.

Como ya había anochecido, Jaime buscó un restaurante pequeño pero distinguido y pidió algo de
comer.

El restaurante no era grande, pero estaba lleno hasta el tope de clientes ansiosos.

Pronto, dos mujeres sentadas no muy lejos de Jaime llamaron su atención.

Se dio cuenta de que emitían fuertes auras. En particular, las auras que emanaban estas mujeres
contenían una vibrante energía espiritual.

Sólo los cultivadores podían producir energía espiritual. Los artistas marciales, en cambio, sólo
irradiaban energía marcial.

Jaime miró inconscientemente a las dos mujeres, sintiéndose algo aturdido.

Si no fuera por el temor a ser descubierto, Jaime habría utilizado su sentido espiritual para
averiguar si las mujeres eran, en realidad, cultivadoras.

—Otoño, mira a ese asqueroso de ahí. No deja de mirarnos como si fuera un pervertido. Qué asco
—exclamó Hada.

Hada hacía tiempo que se había dado cuenta de que Jaime las miraba.

—Señorita Higareda, creo que deberíamos terminar de comer rápido e irnos a casa. Este hombre
tiene energía espiritual. Creo que también es un cultivador y puede que haya descubierto quiénes
somos —susurró Otoño.

—¡No! ¡Creo que deberíamos darle una lección a este tipo! Quiero saber qué métodos malvados
ha utilizado para engañar a tantas mujeres. Están todas locas por él —siseó Hada, fulminando a
Jaime con la mirada.

Jaime enarcó una ceja, con los ojos llenos de sorpresa.

Fue sólo cuando Hada liberó su sentido espiritual que Jaime se dio cuenta de que era una Gran
Marquesa de las Artes Marciales.
Naturalmente, eso le sorprendió. En el mundo de las artes marciales de la Ciudad de Jade, muy
pocos jóvenes de su edad habían alcanzado ese rango. De hecho, nunca antes había oído hablar de
una gran marquesa de artes marciales.

CAPITULO 1637

Cuando el sentido espiritual de Hada penetró en la mente de Jaime, éste contraatacó con un
destello de luz dorada que de inmediato cortó su conexión con los recovecos de su mente.

—¡Ah! —exclamó Hada.

—¡Señorita Higareda! ¿Se encuentra bien? —preguntó Otoño a toda prisa.

—¡Qué sentido espiritual tan poderoso tiene!

La expresión de Hada se volvió de repente bastante agria.

Cuando Jaime se dio cuenta de que Hada había utilizado su sentido espiritual, no vio la necesidad
de ocultar el suyo.

Reunió su propio sentido espiritual y lo lanzó a la mente de Hada, tratando de averiguar con
exactitud quién era Hada.

Justo cuando el sentido espiritual de Jaime se acercó a la mente de Hada, vio que el cuerpo de
Otoño empezaba a emitir un tenue resplandor púrpura.

Cuando los rayos de su sentido espiritual entraron en contacto con el resplandor de Otoño, fueron
desterrados, dejándolo sin margen de represalia.

Jaime se quedó estupefacto ante esto, mirando a la pareja con los ojos muy abiertos por la
incredulidad.

Una persona que podía derrotar con tanta facilidad su sentido espiritual tenía que ser más
poderosa que él.

—¿Desde cuándo tenemos tantas élites en Ciudad de Jade? —murmuró Jaime para sí.

Jaime no podía creer que una mujer tan joven pudiera tener tanto poder.

—¡Señorita Higareda, vámonos! —instó Otoño.

—¿De qué tienes tanto miedo? Este hombre no es rival para ti —replicó Hada.

Luego miró con frialdad a Jaime.

Hada seguía enfadado con él. Cuando Jaime cortó tan bruscamente el sentido espiritual de su
mente, Hada se quedó muy sorprendida.

—Señorita Higareda, si nos quedamos fuera demasiado tiempo, el señor Higareda me castigará
por esto —gimoteó Otoño con descontento.

Hada suspiró resignada al ver la expresión de la cara de Otoño.


—Está bien. Nos iremos.

Entonces se levantó y siguió a Otoño fuera del restaurante. Jaime, por su parte, también se
marchó sin haber probado bocado alguno.

Sentía mucha curiosidad por las dos mujeres. ¿De dónde habían salido cultivadoras tan
poderosas?

Había que saber que actualmente la energía espiritual era bastante escasa. No era fácil cultivar y
alcanzar ese nivel concreto.

Jaime se había apoyado en el poder de la Técnica del Enfoque, así como en otras oportunidades,
para alcanzar el nivel de cultivo de Gran Marqués de las Artes Marciales.

Mientras Otoño y Hada avanzaban, Jaime las seguía por detrás.

—¿Estás loco? ¿Por qué demonios nos sigues? —gritó Hada.

Había llegado al límite de su paciencia.

—Señorita, no le guardo rencor. Sólo quiero conocerlas…

Lo único que Jaime quería saber era cómo se las arreglaban las dos mujeres para cultivar hasta ese
punto cuando había escasez de energía espiritual.

—¿Quieres conocernos? —se burló Hada—. ¡Apuesto a que sólo buscas ligar!

—He visto a docenas de hombres como tú —se mofó ella—. ¡Sólo intentas meterte en nuestras
camas porque crees que somos guapas! ¿Por qué no te miras primero a ti mismo? ¿Crees que nos
mereces?

La repentina burla de Hada dejó a Jaime bastante confuso.

En realidad, Jaime sólo quería saber a qué secta pertenecían y no tenía intención de acostarse con
ninguna de ellas.

Tampoco esperaba que Hada fuera tan directa.

—Señorita, me temo que en verdad ha malinterpretado mis intenciones. No pretendo acostarme


con usted. Sólo quiero conocerla, eso es todo —respondió Jaime con seriedad.

—¿Quién demonios se va a creer eso? —replicó Hada, poniendo los ojos en blanco—. ¡Deja de
seguirnos o te mato!

Dicho esto, Hada y Otoño se adelantaron y desaparecieron en la noche.

Jaime se quedó de piedra. Nunca se había encontrado con una mujer tan poco razonable.

Jaime se dio la vuelta para marcharse, con la intención de volver al restaurante, pero de repente
percibió un aura temible muy cerca de él.
Pronto se escucharon gritos y pelea. De inmediato, Jaime empezó a correr para ver qué era aquel
alboroto.

En una esquina cercana, Jaime vio a cuatro hombres vestidos de negro enfrentándose a Hada y
Otoño.

Los hombres de negro no eran nada débiles. Cuando un solo golpe de ellos cayó sobre el hombro
de Hada, ésta tropezó y escupió sangre.

CAPITULO 1638

—¡Señorita Higareda, dese prisa! Tiene que irse —gritó Otoño.

Ella misma se estaba enfrentando a los cuatro.

Los ojos de Hada se llenaron de reticencia, pero al final mordió el anzuelo y echó a correr en
dirección a Jaime. Sin embargo, uno de los hombres de negro se dio cuenta de que Hada corría y
de inmediato se abalanzó sobre ella.

Otoño intentó retenerlo, pero sus compañeros se lo impidieron. A pesar de sus esfuerzos, no pudo
librarse de su acoso.

De un salto, aquel hombre solitario consiguió alcanzar a Hada y le asestó un golpe en la espalda.

En respuesta, ella se apresuró a girar para contrarrestar su golpe con la palma de la mano.

¡Bum!

Como Hada ya había sido herida antes por ellos, la fuerza de su ataque fue suficiente para lanzarla
por los aires antes de aterrizar a los pies de Jaime.

—¿Se encuentra bien, señorita?

Jaime ayudó a Hada a levantarse.

Cuando Hada se dio cuenta de que era Jaime, permaneció aún en guardia, poniendo cierta
distancia entre ellos. Parecía que aún no creía que Jaime tuviera buenas intenciones.

El hombre de negro se acercó a Hada, pero Jaime se interpuso en su camino, bloqueándolo.

—Mira, mocoso. Esto no te concierne. Lárgate de una vez —dijo el hombre enfadado.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué atacan a esta mujer? —preguntó Jaime.

—Ya lo he dicho antes. Esto no te concierne.

Dicho esto, el hombre alargó la mano para agarrar a Hada.

De inmediato, una luz dorada irradió del cuerpo de Jaime, que propinó un puñetazo al hombre de
negro.
Jaime había desatado su Poder de los Dragones con toda su fuerza.

Podían verse dragones dorados flotando sobre su puño.

—¿La Forma Verdadera del Dragón Dorado?

El hombre de negro estaba aturdido, pero siguió con su propio ataque.

¡Bum!

Se produjo un destello de luz dorada, y Jaime pudo sentir cómo una enorme oleada de energía se
estrellaba contra él.

Salió despedido hacia atrás y se estrelló contra una pared cercana, haciéndola añicos.

Un sabor metálico le llenó la boca y Jaime escupió una bocanada de su sangre.

Todo lo que Jaime pudo hacer fue mirar al hombre con incredulidad mientras arrastraba poco a
poco su cuerpo herido hacia arriba.

«Puede que sea un gran marqués de las artes marciales, ¡pero ni siquiera puedo enfrentarme a
estos tipos! ¿Qué tan poderosos son estos hombres? ¿Qué demonios está pasando en Ciudad de
Jade? No lo entiendo».

Jaime no entendía por qué habían aparecido tantas élites de la nada.

—¿Quién eres? ¿Por qué te inmiscuyes en nuestros asuntos? —preguntó con frialdad el hombre
de negro.

—Sólo intervengo en el horrendo trato que recibe una mujer. En realidad, no tengo ni idea de lo
que está pasando entre ustedes —respondió Jaime mientras se limpiaba la sangre de la boca.

—¡Ya que no tienes ni idea, aléjate de una p*ta vez! No me obligues a matarte.

Tras pronunciar esas palabras, el hombre de negro ignoró a Jaime y volvió a extender la mano para
agarrar a Hada.

Jaime se puso de pie tambaleándose y de sus puños brotó una deslumbrante luz dorada.

—¡Puño de Luz Sagrada!

Con todas sus fuerzas, Jaime se lanzó contra el hombre de negro. Aunque sabía que no era rival
para ellos, Jaime decidió actuar de todos modos.

—¿Puño de Luz Sagrada?

El hombre de negro entrecerró los ojos, pero estaba bastante sorprendido.

¡Bum!

Apareció otra ráfaga de luz dorada mientras Jaime salía despedido por una fuerza tremenda. Fue
entonces cuando la sospecha inicial de Hada sobre Jaime se desvaneció.

—¿Estás bien? —preguntó Hada, con un tono lleno de preocupación.

—¡Estoy bien! —respondió Jaime con un movimiento de cabeza.

Sin embargo, Jaime sabía que el hombre de negro no había usado toda su fuerza. Era casi como si
no tuviera intención de matar a Jaime.

—¡No me obligues a matarte! Vete.

El hombre avanzó poco a poco hacia Hada y Jaime.

—Sólo vete. Esto no tiene nada que ver contigo. No hace falta que arriesgues tu vida por mí.

Hada sabía que estaba rodeada y por eso le pidió a Jaime que se mantuviera al margen de esta
pelea.

—No te preocupes. Estaremos bien.

Tras decir eso, Jaime sacó su Necroanillo al instante.

Cuando lo lanzó al aire, apareció de repente un agujero negro.

Arrastrando a Hada tras él, entraron a prisa en el agujero negro.

CAPITULO 1639

El hombre de negro intentó alcanzarlos y agarrarlos, pero el agujero negro ya se había


desvanecido.

«¿Tiene un dispositivo de teletransporte? ¿Quién es ese joven?».

El hombre se quedó mirando el espacio vacío con expresión solemne.

Hada había logrado escapar. Cuando se dio la vuelta, el hombre vio que sus cuatro compañeros
estaban enzarzados en un combate a muerte con Otoño. Parecían no querer dejarla vivir.

Otoño ya estaba herida de gravedad, y dependía de lo que quedaba de su ingenio para


defenderse.

—¡Rápido! ¡Allí!

Justo en ese momento, se escuchó el alocado revuelo de pasos y fuertes gritos acercándose.

Cuando los hombres de negro escucharon la conmoción, compartieron una mirada y


desaparecieron sin dejar rastro.

Otoño también se marchó a toda prisa, arrastrando su cuerpo herido lo más rápido que pudo. No
quería que nadie la viera en ese estado.

Sólo cuando ambas partes se marcharon llegaron al lugar las Fuerzas del Orden Público,
encabezado por Javier.

Javier observó con atención los restos y vio que había sangre fresca en el suelo. Su expresión se
tornó grave en un instante.

—Señor, parece que han escapado —dijo uno de los agentes.

—Muy bien. Vámonos.

Con un gesto de la mano, el grupo se dispersó.

Mientras tanto, Jaime utilizó el Necroanillo para teletransportarse a sí mismo y a Hada a la


residencia de los Duval.

Se arrastraron con torpeza hacia el recinto principal, apoyándose el uno en el otro mientras
caminaban.

Cuando las amas de llaves vieron que Jaime regresaba en tan horrible estado, alertaron de
inmediato a Giovanni.

—Jaime, ¿qué demonios te ha pasado?

Dado que Jaime caminaba chorreando sangre, Giovanni no pudo evitar reaccionar conmocionado.

Después de todo, Jaime era un Gran Marqués de las Artes Marciales. ¿Cuánta gente en el mundo
de las artes marciales de la Ciudad de Jade poseía el poder suficiente para herirlo así?

—¡Prepara una habitación y envía hombres a la Secta del Dios de la Medicina por algunas hierbas!
—dijo Jaime.

Giovanni asintió y de inmediato emitió sus órdenes.

Incluso acompañó en persona a Jaime y a Hada a la habitación.

Cuando todos entraron en la habitación, Jaime hizo un gesto con la mano, indicando a Giovanni
que se marchara.

Hada estaba pálida. Era evidente que sus heridas no eran leves. Sin embargo, Jaime no estaba
mejor que ella.

—¿Dónde estamos? —preguntó Hada.

—Aquí es donde vivo. Aquí puedes relajarte y curarte las heridas —respondió Jaime.

Hada miró a Jaime con expresión de conflicto.

Si Jaime tenía malas intenciones hacia ella mientras se recuperaba, iba a estar completamente
indefensa. Sin embargo, Jaime no era esa clase de persona. Una mirada le indicó que Hada tenía
dudas, así que se levantó para marcharse.

—He mandado traer unas hierbas medicinales. Si no es nada grave, mañana deberías poder
recuperarte por completo. —Tras decir eso, Jaime salió de la habitación.

Hada bajó la guardia cuando Jaime se marchó. Cerró los ojos un poco y empezó a concentrarse en
curarse a sí misma.

Naturalmente, la escasez de energía espiritual de ahí no ayudó mucho. Como resultado, la


velocidad de curación de Hada acabó siendo bastante lenta.

Jaime se dirigió a la habitación contigua y comenzó a curar sus propias heridas.

En el Ministerio de Justicia de Ciudad de Jade, las luces del edificio seguían brillando en plena
noche.

Armando se sentó en su escritorio con las cejas un poco fruncidas.

—Señor Salazar, hemos peinado la escena antes. Los indicios dicen que no se trataba de una pelea
entre artistas marciales corrientes. Ciudad de Jade también tiene una postura clara al respecto.
Hemos prohibido estrictamente los combates en zonas civiles, por lo que creo que nadie se
atrevería a ir en contra de esta norma. Además, las auras residuales que encontramos indican que
estos hombres eran demasiado poderosos. Me temo que…

Javier se interrumpió, inseguro de si debía expresar sus especulaciones.

—Tus sospechas son ciertas. Son agentes del reino secreto —dijo Armando con gravedad.

Incluso sin que Javier terminara sus pensamientos, Armando pudo adivinar lo que el otro hombre
estaba pensando.

—¿Quiénes son esos hombres? ¿Y por qué se arriesgarían a abandonar el reino secreto para
luchar en el reino mundano? —preguntó Javier conmocionado.

Armando se limitó a suspirar y a negar con la cabeza.

—No estoy seguro. Sin embargo, últimamente ha habido un repunte de incidentes como éste.
Creo que pronto tendremos una tormenta de mi*rda entre manos…

Aunque Javier no tenía ni idea de lo que Armando quería decir con eso, una cosa quedaba clara:
una escena tan sangrienta iba a hacer acto de presencia una vez más.

CAPITULO 1640

A la mañana siguiente, Jaime se sentía mucho mejor, ya que tenía un físico fuerte.

Mientras tanto, Álvaro se apresuró a llegar a la residencia de los Duval con varias píldoras y
hierbas.

Había estado ansioso por conocer las heridas de Jaime y acudió él mismo con la medicación.

—Mi señor, ¿se encuentra bien? —preguntó preocupado tras ver a Jaime.

—Estoy bien —Jaime negó con la cabeza—. ¿Trajiste las hierbas medicinales que necesito?
—Sí. También traje unas pastillas. —Álvaro mostró a Jaime las pastillas y hierbas medicinales que
había traído.

Jaime lo recogió todo y llamó a la puerta de la habitación contigua a la suya.

Hada abrió la puerta. Después de atender sus heridas durante una noche, tenía mucho mejor
aspecto. Sin embargo, su aura seguía inestable.

Ver a Jaime como si ni siquiera se hubiera hecho daño tomó a Hada desprevenida.

«Sólo ha pasado una noche. ¿Cómo se ha curado Jaime tan rápido si aquí falta energía
espiritual?».

—¿Estás bien? —preguntó Jaime.

Hada le hizo un gesto tranquilizador con la cabeza.

—Estoy bien.

—Tengo algunas hierbas medicinales y píldoras que pueden ayudarte a recuperarte —dijo Jaime
mientras le entregaba las píldoras y hierbas que Álvaro le había traído.

Hada echó un vistazo a lo que le daba. Sabía que valían mucho en el reino mundano.

Confundida, preguntó:

—¿Por qué me ayudas?

Jaime y ella no eran parientes y no se conocían de antes. Por lo tanto, no tenía ni idea de por qué
la trataba tan bien.

—No te preocupes. No tengo segundas intenciones. Puedes irte cuando te recuperes del todo —le
explicó Jaime, preocupado de que ella malinterpretara su intención.

—Yo... —Hada separó los labios, pero no supo qué responder. Al final, sólo pudo decir—: Gracias.
Algún día te devolveré el favor.

Jaime esbozó una sonrisa y no dijo nada mientras se daba la vuelta para marcharse. Al fin y al
cabo, no había ayudado a Hada para que ella le devolviera el favor.

Otoño arrastró su cuerpo herido de vuelta al Palacio de la Nube Violeta.

Santiago montó en cólera al enterarse de que su hija había desaparecido. Romina incluso rompió a
llorar preocupada por Hada.

—¡Maldita sea! ¿Quién demonios ha tenido el valor de hacerle daño a mi hija? —exclamó Santiago
en un arrebato de ira.

—Señor Higareda, no creo que sean del reino mundano. A juzgar por su fuerza, deberían ser del
reino secreto —informó Otoño.
—Alguien del reino secreto, ¿eh? ¿Quién podría ser? ¿Por qué iban a atacarnos? —Santiago
frunció el ceño mientras se devanaba los sesos.

Sabía que Hada no era su objetivo. Era sólo un peón, porque su verdadero objetivo era el Palacio
de la Nube Violeta.

—Otoño, ¿dónde está Cleo? Envié a alguien para informarle que fuera a por Hada. ¿No lo has
visto? —preguntó Romina.

Romina había enviado a sus hombres al Castillo de la Media Luna para que Cleo buscara a Hada.

«Si Cleo hubiera encontrado a Hada, quizá esto no habría ocurrido».

—No vi al señor Lanz —respondió Otoño, negando con la cabeza.

—¿Qué está haciendo Cleo? Le dije que buscara a Hada, pero no está por ninguna parte —
refunfuñó Romina mientras la embargaba el remordimiento.

«Debería haber enviado a alguien del Palacio de la Nube Violeta a buscar a Hada. Si lo hubiera
hecho, quizá Hada aún estaría a salvo».

—Otoño, ve a descansar. No le cuentes a nadie la desaparición de Hada. —Santiago hizo un gesto


despectivo con la mano.

Temía que extraños con malas intenciones intentaran hacer daño a Hada si se llegaba a saber de
su desaparición.

—Santiago, ¿qué debemos hacer? ¡Date prisa, envía hombres a buscar a Hada! —Romina instó.

Santiago asintió con la cabeza. De inmediato envió docenas de hombres a Ciudad de Jade para
encontrar a Hada. Sin embargo, estos hombres tenían que salir del reino secreto en tandas para
no alertar al público y al gobierno en el reino mundano.

CAPITULO 1641

Pasó otro día.

Con la ayuda de las píldoras y las hierbas, Hada estaba casi curada.

Se acercó a Jaime para darle las gracias.

—Muchas gracias por tu ayuda. Tengo que irme ya que mis padres deben estar preocupados por
mí —le dijo a Jaime.

—¿Necesitas que te lleve de vuelta a casa? —le preguntó Jaime.

Lo dijo porque quería saber de dónde iba Hada y cuál era su identidad. Sin embargo, temía que
ella se enfadara y no hizo las preguntas en voz alta.

Hada negó con la cabeza.

—No hace falta. Sé que sientes curiosidad por mi identidad, pero no puedo revelártela. Pero sí
puedo decirte cómo me llamo. Soy Hada Higareda. ¿Cómo te llamas?

—Soy Jaime Casas —se presentó Jaime con una sonrisa.

—De acuerdo, lo tendré en cuenta. Si surge la ocasión, algún día te devolveré la amabilidad.

Con eso, Hada sacó una gema brillante de su bolsillo y se la entregó a Jaime.

—La tengo desde que era niña. Tómala como muestra de mi gratitud —dijo y se la dio a Jaime.

Al principio, Jaime quiso rechazar su regalo, pero la gema no parecía ser única ni cara, así que la
aceptó de buen grado.

No tenía ni idea de que aquella gema le salvaría la vida en un futuro próximo.

—Vamos. Te acompañaré fuera de Ciudad de Jade.

Jaime ya estaba bastante seguro de que Hada no era de Ciudad de Jade.

Hada asintió. Siguió a Jaime fuera de la residencia Duval y paseó por las calles de Ciudad de Jade.
Un sentimiento indescriptible surgió en el corazón de Hada cuando observó la bulliciosa ciudad.

Sabía que tal vez no tendría otra oportunidad de salir del reino secreto después de esto.

El reino secreto era un gran lugar con abundancia de energía espiritual y recursos, pero ella
prefería el reino mundano.

A Jaime le pareció extraña la reacción de Hada.

«¿Por qué Hada parece reacia a abandonar la ciudad llena de altos edificios y bulliciosas
multitudes? Todo parece nuevo para ella. ¿Es una diosa que ha descendido del cielo?».

Justo entonces, varias auras peligrosas se abalanzaron sobre Jaime.

Jaime palideció de horror, ¡porque sintió que no era rival para las aterradoras auras!

—¡Mi*rda! ¡Tenemos que irnos! —Agarró a Hada para escapar.

Pero ya era demasiado tarde. Al menos una docena de hombres habían rodeado a Jaime y Hada.

Sus auras eran tan fuertes y dominantes que Jaime no podía moverse ni un centímetro mientras
parecían sujetarlo.

La sorpresa brilló en los ojos de Jaime. Tras alcanzar el rango de Gran Marqués de las Artes
Marciales, había asumido que podría escapar con facilidad de su enemigo, aunque no fuera su
rival.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que no tenía forma de defenderse a pesar de haber
alcanzado ese rango.

De repente, Hada frunció el ceño y ladró enfadada:


—¡Alto!

Siguiendo su orden, las auras que suprimían a Jaime desaparecieron en el aire. Jaime recuperó por
fin la libertad.

—Señorita Higareda, síganos, por favor —le dijo con amabilidad un hombre a Hada.

Hada asintió con la cabeza. Luego se volvió hacia Jaime y le dijo:

—Gracias, Jaime.

El rostro de Jaime carecía de expresión, pues seguía desolado al darse cuenta de que alguien podía
impedirle moverse.

Incluso después de que Hada se marchara con los hombres, Jaime seguía clavado en su sitio,
aturdido.

Sólo volvió a la realidad al cabo de un rato.

—Son muy fuertes. No puedo creer que exista alguien tan fuerte en este mundo —murmuró Jaime
mientras miraba en la dirección en que se había marchado Hada.

De repente, se sintió como un ignorante.

CAPITULO 1642

Durante los días siguientes, Jaime permaneció en la residencia Duval, negándose a comer, beber o
salir de casa. Nadie sabía lo que tramaba.

¡Toc, toc, toc!

Ese día, Giovanni llamó a la puerta de Jaime.

—¿Qué pasa? —La voz de Jaime sonó desde el interior de la habitación.

—Jaime, ha venido a visitarte alguien que dice ser un buen amigo tuyo —le dijo Giovanni.

—¿Cómo se llama? —preguntó Jaime con las cejas fruncidas. No recordaba haber tenido un buen
amigo en Ciudad de Jade.

—Se llama Forero —respondió Giovanni.

Al escuchar aquello, Jaime se apresuró a abrir la puerta, con los ojos brillándole intensamente. Sin
embargo, con su vello facial crecido, parecía bastante desaliñado.

—¿Dónde está? Tráemelo ahora mismo —ordenó Jaime con ansiedad.

Sin dudarlo, Giovanni hizo entrar a Forero. Este se sorprendió al ver el estado de Jaime.

—¿Qué car*jo te ha pasado? ¿Decidiste hacerte amigo de los vagabundos? ¿Por qué tienes este
aspecto? —Forero estaba desconcertado.
Jaime solía ser un joven apuesto, pero ahora parecía un hombre de mediana edad con su barba
incipiente.

—Señor Forero, pase. Necesito hablar con usted. —Jaime metió a Forero en su habitación y le dijo
a Giovanni que pusiera a alguien de guardia fuera.

Nadie podía entrar en su habitación.

—¿Qué? ¿Por qué te haces el misterioso? —preguntó Forero.

—Señor Forero, ¿dónde aprendió sus hechizos de encantamiento? —preguntó Jaime.

—De mi mentor, por supuesto. ¿Por qué tienes que preguntar eso? —Forero le lanzó una mirada
perpleja.

—Sé que lo aprendió de tu mentor. Lo que quiero decir es: ¿cómo se llama su organización? —
Jaime tenía prisa y se volvió un poco incoherente.

—El Gremio de Turgos. Nuestro antepasado es el famoso Zalano —presentó Forero a su gremio
con orgullo.

—¿Conoce a la Secta Ira del Cielo? También están especializados en hechizos de encantamiento —
preguntó Jaime.

Atónito, Forero observó con atención a Jaime.

—¿Por qué preguntas de repente por la Secta Ira del Cielo? Son una secta antigua que desapareció
hace años. Las sectas que más tarde se especializaron en hechizos de encantamiento procedían en
su mayoría de la Secta Ira del Cielo. De hecho, el antepasado del Gremio de Turgos, Zalano, solía
ser un discípulo sin importancia en la Secta Ira del Cielo.

Los ojos de Jaime se abrieron de golpe.

—¿Tan capaz es la Secta Ira del Cielo?

—Por supuesto. Por aquel entonces, el jefe de la Secta Ira del Cielo escribió un encantamiento que
sometió a los demonios durante cientos de años. ¡Imagina lo poderoso que era ese amuleto!
Ahora los artistas marciales son la corriente dominante, así que mucha gente asume que los
hechizos de encantamiento son inútiles. Se equivocan, ¡pues los encantamientos pueden salvar
vidas y acabar con otras! ¡También pueden proteger un área de ser atacada! Un maestro de
encantamientos puede crear un encantamiento que puede matar a un Santo de las Artes
Marciales al instante. Del mismo modo, el encantamiento de un maestro puede ayudar a un Gran
Marqués de las Artes Marciales a convertirse en un Santo de las Artes Marciales. Los hechizos son
siempre cambiantes e infinitos. Según las leyendas, los encantos pueden utilizarse para someter
incluso a los dioses —explicó Forero con alegría.

Gracias a su explicación, Jaime estaba ahora bien informado sobre los hechizos de encantamiento.

—Tengo algo que enseñarte —dijo Jaime.


Entonces sacó el mapa de las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo con algunas notas
garabateadas en él.

Al ver el mapa, todo el ser de Forero tembló de emoción.

—Esto no es... No me digas... ¿Aún existe la Secta Ira del Cielo? ¡Eso es imposible! ¡No lo puedo
creer! ¿De dónde sacaste el mapa? ¿Podría ser falso? —preguntó Forero.

Se negaba a creer que existiera un mapa así en el mundo.

Jaime le reveló a Forero cómo había dibujado el mapa en la Alianza de Guerreros sin saltarse
ningún detalle.

CAPITULO 1643

—Si esto es de la Alianza de Guerreros, entonces puede que sea real. Oh, ¡esto es genial! ¡No
puedo creer que vaya a ver la secta más antigua especializada en hechizos de encantamiento en
toda mi vida! Vamos, partamos ahora. ¡No puedo esperar a estar allí! —instó Forero.

Tomó a Jaime de la mano, a punto de arrastrarlo fuera.

—¡Espera! ¡Tengo que asearme! —protestó Jaime.

Parecía un vagabundo, así que tenía que asearse antes de salir.

Durante los últimos días, Jaime se había revolcado en la autocompasión, pues sabía que le era
bastante difícil aumentar su nivel de cultivo en esta etapa.

Sólo progresaría si se le presentaba una oportunidad, pero las oportunidades eran difíciles de
conseguir. ¿Quién sabía cuánto tiempo tendría que esperar?

Si Jaime era capaz de dominar los hechizos de encantamiento y crear un amuleto para asustar a su
enemigo y proteger a la sociedad, su habilidad aumentaría de inmediato.

Podría crear amuletos protectores para sus seres queridos. De ese modo, no tendría que
preocuparse de que su enemigo los capturara.

Después de lavarse, Jaime volvió a ser el atractivo de siempre.

—Oye, ¿por qué tardas tanto en asearte? ¿Eres una mujer? Venga, tenemos que irnos ya.

Un impaciente Forero sacó a Jaime para dirigirse al aeropuerto.

—Señor Forero, creía que no se atrevía a volver a Ciudad de Jade. ¿Por qué ha vuelto ahora? —
inquirió Jaime.

—¡Sion está muerto, así que ya no tengo miedo! Ahora que está muerto, tú eres el único que
conoce mi identidad —explicó Forero con alegría.

«Parece que está encantado de que Sion haya muerto».

Subieron al avión rumbo a Puerto Blanco.


Las antiguas ruinas de Secta Ira del Cielo estaban cerca de Puerto Blanco, a miles de kilómetros de
Ciudad de Jade.

Jaime miró por la ventanilla sin comprender.

La última vez que fue a Puerto Blanco fue hace un año, con Tristán, a causa de la Secta Ira del
Cielo.

«Me pregunto cómo estarán Tristán y Marina...».

Los labios de Jaime se curvaron cuando se le ocurrió aquel pensamiento.

A medida que los enemigos de Jaime se hacían más poderosos, rara vez pedía a la familia Benítez
que se involucrara, pues no quería meterlos en problemas.

La familia Benítez no era más que una familia corriente del mundo empresarial que contrataba a
unos cuantos Grandes Maestros de las Artes Marciales como guardias de seguridad.

En el mundo de las artes marciales, unos pocos Grandes Maestros de Artes Marciales podían ser
derrotados con facilidad.

—¿Señor Casas? Señor Casas.

Una voz familiar sonó mientras Jaime miraba por la ventana sin comprender.

Se giró sobre su hombro y se quedó atónito al ver de quién se trataba.

—¿Tristán? ¿Qué haces aquí?

Jaime apenas pudo ocultar su sorpresa. Después de todo, acababa de estar pensando en Tristán, y
ahora Tristán estaba justo delante de él.

—¡Señor Casas, es usted de verdad! Marina me dijo que lo había visto, pero no le creí. —Tristán lo
saludó emocionado.

Luego le hizo señas a alguien que estaba sentado no muy lejos.

Marina no tardó en acercarse. A juzgar por el tamaño de su barriga, era evidente que estaba
embarazada.

—Señor Casas, lo vi antes y le dije a Tristán que comprobara si estaba en lo cierto. No puedo creer
que nos hayamos encontrado con usted aquí —dijo Marina con alegría.

Jaime miró sorprendido la barriga de Marina.

—¿Estás casado?

Tristán movió la cabeza.

—Sí, estamos casados. Pero es un embarazo no planeado. Volvemos a Puerto Blanco para celebrar
allí nuestra boda.

Marina se sonrojó y bajó la cabeza. Le daba vergüenza revelar el hecho de que se había quedado
embarazada antes de casarse.

—¡Qué bien! ¡Al final acabaron juntos! —Jaime estalló en carcajadas.

Curioso, Tristán preguntó:

—Señor Casas, ¿por qué se dirige a Puerto Blanco?

Puerto Blanco no era una ciudad importante, y no la visitaba mucha gente, ya que no tenía
muchas atracciones turísticas.

CAPITULO 1644

—Acompaño a mi amigo a gestionar unos asuntos —dijo Jaime impasible.

—Jaime, ¿este es tu amigo? —Preguntó Forero, que estaba al lado de Jaime.

—¡Sí! —Jaime asintió antes de volverse hacia Tristán y Marina y decirles—: Este es el señor Forero.

—Encantado de conocerlo, señor Forero —saludaron Tristán y Marina.

Forero asintió antes de fijar su mirada en el vientre de Marina.

Marina se ruborizó bajo su mirada. Sin embargo, Tristán frunció las cejas con desaprobación.
Habría golpeado a Forero si Jaime no estuviera cerca.

«¿Cómo se atreve a mirar así a mi mujer?».

—Señor Forero, ¿qué está haciendo? —preguntó Jaime dándole un codazo.

Con expresión adusta, Forero respondió:

—Señora, ¿sabe que está embarazada de gemelos?

Marina asintió.

—Sí. Me enteré durante la revisión.

—Uno de sus bebés ha sido maldecido por espíritus malignos. Supongo que será muy difícil
mantenerlo —comentó Forero con las cejas fruncidas.

—¿Qué? —exclamó Marina.

El rostro de Tristán se puso rígido y preguntó con frialdad:

—¿Qué quiere decir con eso, señor Forero?

Tristán empezó a asustarse cuando Forero dijo que uno de sus bebés estaba en peligro.
Jaime le hizo un gesto a Tristán para que dejara de hablar. Entonces, se volvió hacia Forero y le
preguntó:

—Señor Forero, ¿hay alguna forma de romper la maldición?

Sabía lo capaz que era Forero. Aunque éste no era el más aventajado en su campo, tal vez fuera el
mejor en la exploración de tumbas y en dibujar talismanes de túnica para ahuyentar a los malos
espíritus.

—De momento sólo puedo dibujar un amuleto. La dama tiene que llevarlo a diario y consumir
alimentos más nutritivos. Estas medidas tal vez puedan resolver el problema —respondió Forero.

A continuación, sacó un trozo de papel amarillo y dibujó un amuleto en él.

Forero dobló el papel y lo colocó en una exquisita bolsita antes de entregársela a Marina.

Marina se quedó perpleja y miró con atención la bolsita. Sin saber si debía aceptarlo, se volvió
para mirar a Tristán.

—Escucha al señor Forero. Él sabe más —dijo Jaime.

Tristán se apresuró a coger el sobre y se lo agradeció profusamente a Forero.

Tras unas horas de vuelo, el avión aterrizó sin novedad en Puerto Blanco.

Tras bajar del avión, Tristán y Marina invitaron a Jaime a la residencia de los Sandoval, así como a
su boda.

Jaime no se negó. Rastrear las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo podría llevar mucho tiempo,
y no era mala idea quedarse con los Sandoval mientras tanto.

Esperaron a la salida a que el coche del Sandoval los recogiera. Sin embargo, nadie llegó ni media
hora después.

—¿Qué hace el tío Toño? Le dije con claridad la hora a la que tenía que estar aquí —refunfuñó
Marina.

Frunció las cejas con impaciencia, pues se sentía mal por haber hecho esperar a Jaime y a los
demás.

—¿Y si pedimos un taxi para volver a casa? —sugirió Tristán mientras sujetaba a Marina y paraba
un coche.

El grupo se amontonó en el taxi y llegó a la residencia de los Sandoval.

La residencia Sandoval era más grande y estaba amueblada con más lujos que hacía un año.

Marina se había hecho cargo de los Sandoval desde que Danilo falleció.

Como la Secta Medialuna también había pasado a formar parte de los negocios de los Sandoval, el
estatus social de los Sandoval no había dejado de aumentar.
Los complejos turísticos de la Secta Medialuna eran la principal fuente de ingresos de los Sandoval.

—Marina, han vuelto. Estaba pensando en pedirle al chófer que fuera a buscarlos —pronunció un
hombre delgado de mediana edad. Tenía la mandíbula angulosa y los labios un poco salientes.

—Tío Toño, ¿no te dije la hora para recogernos? ¿Por qué se retrasó? —preguntó Marina con las
cejas fruncidas.

Era evidente que no estaba contenta.

CAPITULO 1645

—Se me había olvidado. No habrá próxima vez —dijo Toño avergonzado con una sonrisa
incómoda. Luego, se volvió para mirar a Jaime y Forero—. ¿Quiénes son?

—Tío Toño, estos son mis amigos —explicó Tristán.

—Ah, pues pasen…

El tío de Marina se apresuró a darles la bienvenida a la casa.

Se marchó tras ordenar al ama de llaves que sirviera bebidas.

Marina estaba agotada por el largo vuelo y se fue a descansar a su habitación, dejando a Tristán
haciendo compañía a Jaime y Forero.

—Señor Forero, ¿se dio cuenta de lo raro que era el hombre? —preguntó Jaime con una fina
sonrisa.

—Sí. Destila una malicia diabólica. Apuesto a que practica Cultivo Demoníaco —dijo Forero sin
rodeos.

—¿Cultivo demoníaco? —jadeó Tristán.

—Tristán, ¿quién es ese hombre? ¿Por qué está aquí, en la residencia de los Sandoval? Parece que
también tiene un alto cargo en la familia —preguntó Jaime.

—Señor Casas, es el tío de Marina, Toño Haro. Tras el fallecimiento del padre de Marina, ésta
heredó todos los negocios de la familia. Ha sido difícil para ella administrarlo todo sola. Por cierto,
su tío apareció y se quedó para ayudarla. Es un genio de los negocios. En apenas un año, ha
gestionado bien los negocios de los Sandoval y ha ganado mucho dinero. De hecho, Marina planea
dejarle llevar el negocio familiar después de casarnos. Después de todo, ella tendrá que
recuperarse en Ciudad de Jade tras dar a luz. No puede venir siempre a Puerto Blanco a supervisar
las cosas —contestó Tristán.

—Ah. Entonces parece que Toño es un buen hombre. Quizá estaba siendo demasiado sensible…

Jaime bajó la guardia después de escuchar a Tristán.

Dirigir el negocio de la familia Sandoval durante un año y conseguir tales resultados no era tarea
fácil. Por lo tanto, Toño debía de ser un hombre en verdad capaz.
Jaime y los demás se fueron a descansar después de charlar un rato.

Mientras tanto, más de una docena de hombres se escondían en una habitación de la residencia
de los Sandoval, y cada uno de ellos desprendía el aura de un Gran Maestro Superior.

Era increíble que hubiera tantos Grandes Maestros en un mismo lugar.

Toño miró a su alrededor antes de entrar en la habitación.

—¿Cómo ha ido? —preguntó un hombre que parecía ser el líder del grupo.

—Vuelve e informa al señor de que la chica Sandoval ha regresado. La ceremonia nupcial se


celebrará dentro de tres días. Todas las figuras prominentes de Puerto Blanco estarán presentes
ese día. Esa será la oportunidad perfecta de la Secta Destripadora para dominar Puerto Blanco. No
tendremos que escondernos más después de eso. Mi duro trabajo escondiéndome en la familia
Sandoval durante un año valdrá la pena —le dijo Toño al líder del grupo.

—Bien. Ahora iré a informar al señor. Sin embargo, tienes que estar atento por si han traído
expertos. Tristán es de Ciudad de Jade, así que tendremos problemas si trae a alguno aquí —le
recordó el líder a Toño.

—No te preocupes. Ha traído a un viejo y a un joven, ambos son débiles y serán la menor de
nuestras preocupaciones —dijo Toño con seguridad.

Los Sandoval estaban demasiado ocupados organizando la boda de Marina que no se habían dado
cuenta de que había una docena de personas más alojadas en la residencia de los Sandoval.

Jaime y Forero se despertaron temprano al día siguiente, tras una noche de descanso en la
residencia de los Sandoval.

Tenían previsto buscar las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo.

Aunque tenían un mapa que conducía a la ubicación aproximada de las ruinas antiguas, no sería
fácil localizar la entrada real. Si la entrada fuera fácil de localizar, todos habrían encontrado las
ruinas hace mucho tiempo.

Tristán no pudo acompañarlo porque tenía que cuidar de Marina. Sin embargo, dispuso un coche
para que Jaime y Forero lo utilizaran a su antojo.

No les costó mucho llegar a la ubicación aproximada de las ruinas siguiendo el mapa.

Una sensación familiar invadió a Jaime al contemplar las imponentes montañas y el valle.

—¿Será que las ruinas antiguas están en la Secta Medialuna?

A Jaime la idea le seguía pareciendo increíble.

—¿Has estado aquí antes? —preguntó Forero.

—Sí. Hace un año.


CAPITULO 1646

Con servicios de ocio por todas partes, la Secta Medialuna se había convertido en un
establecimiento turístico más grande que hace un año.

Tras indicar al chófer que esperara, Jaime hizo entrar a Forero. Entonces, liberó su sentido
espiritual al entrar en la Secta Medialuna en busca de pruebas. Por desgracia, no encontró nada
útil a pesar de la distancia recorrida.

Sólo había varios artistas marciales de rango Gran Maestro entre los clientes.

Mientras caminaban, la pareja se fue encontrando sola poco a poco. La temperatura también
empezó a descender.

—¿Qué están haciendo? No vayan más allá de este punto, el peligro acecha.

De repente, dos hombres con uniformes de seguridad aparecieron por ambos lados para impedir
el paso a Jaime y Forero.

A simple vista, ambos eran guardias de seguridad del complejo. Sin embargo, Jaime notó algo raro
en ellos.

«¿Por qué iba a contratar un complejo turístico a Grandes Maestros como guardias de
seguridad?».

Jaime se había dado cuenta de su fuerza desde el momento en que aparecieron.

Por otro lado, la pareja no sabía nada de Jaime y Forero.

Debido a la gran diferencia en sus niveles de cultivo, no podían detectar las auras de Jaime y
Forero y, como resultado, asumieron que eran turistas ordinarios.

—Perdónennos. Debemos habernos perdido deambulando. —Jaime sonrió antes de agarrar a


Forero y volver por donde habían venido.

Los guardias también se dieron la vuelta y se marcharon cuando lo hizo Jaime.

—¿Nos vamos ya? Debe de haber algo raro ahí dentro —le dijo Forero a Jaime.

—Ya lo sé, pero no podemos alarmarlos. Es evidente que los guardias no son empleados del
complejo.

Mientras Jaime hablaba, contempló una alta montaña cercana y, de un salto, llegó a mitad de
camino.

Siendo un Gran Marqués de las Artes Marciales, escalar el precipicio era para Jaime tan fácil como
caminar sobre terreno llano.

—¡Maldita sea, deja de molestarme por ser menos hábil que tú! —maldijo Forero mientras miraba
a Jaime con los ojos entrecerrados.

Entonces, sacó dos amuletos y trazó el aire con el dedo. Como uno solo, los amuletos se elevaron y
trajeron a Forero con ellos.

Así fue como los dos ascendieron por la montaña y burlaron a los guardias.

El sentido espiritual de Jaime no tardó en detectar una extraña energía a medida que Forero y él
se adentraban más.

—¡Aquí hay expertos!

Frunciendo el ceño, Jaime retrajo de inmediato su sentido espiritual para no llamar la atención.

—Parece que muchos se esconden aquí. —Forero también lo percibió.

—Nos acercaremos lentamente.

Con Forero a la cabeza, Jaime y él avanzaron con lentitud mientras hacían todo lo posible por
pasar desapercibidos.

Pronto aparecieron una serie de edificios, con guardias patrullando allá donde miraran. Parecía
que estaban en el campamento de una secta.

—¡Qué car*jo, no puedo creer que esté ocupado de nuevo en sólo un año!

«¡Ya hay un nuevo maestro de la Secta Medialuna!».

Sin embargo, muchas sectas se disputarían sin duda un sitio tan estratégico. Habría sido inusual
que permaneciera vacante durante mucho tiempo.

En ese momento, dentro de la Secta Medialuna, Augusto, el líder de la Secta Destripadora,


esperaba con ansiedad algo.

Poco después, tres figuras vestidas con túnicas negras y una insignia de color cobre en el pecho se
materializaron.

Augusto se apresuró a saludarlos.

—¡Saludos, señores! —exclamó, cayendo de rodillas ante los miembros de Túnica de Cobre Negro.

—Por favor, levántate. ¿Cómo va la misión que se te ha encomendado? —preguntó uno de ellos.

—Está completa. Sólo esperamos que inspeccionéis las antiguas ruinas —informó Augusto de
inmediato.

Los guerreros de Túnica de Cobre Negro asintieron satisfechos.

Resultó que Jaime se había llevado el mapa de las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo. Tras
darse cuenta de que lo habían engañado, Saulo se apresuró a enviar a sus hombres para
adelantarse en la investigación de las antiguas ruinas.

Era práctica común de la Alianza de Guerreros plantar sectas en ruinas antiguas importantes. Así,
la Secta Destripadora había sido enviada antes para ocupar el lugar.
CAPITULO 1647

Poco después, los tres miembros de Túnica de Cobre Negro guiaron a varios miembros de la Secta
Destripadora hacia la entrada de las ruinas antiguas.

—¡Maldita sea! Resulta que aquí hay gente de la Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade. ¡Incluso
hay tres miembros de Túnica de Cobre Negro presentes! —maldijo Jaime.

Sin embargo, su fuerza actual le permitía enfrentarse con facilidad a tres miembros de Túnica de
Cobre Negro. Además, tenía a Forero a su lado.

—¿Qué hacemos? —preguntó Forero a Jaime.

Jaime frunció el ceño y lo pensó un momento.

—¿Dirías que es peligroso en ruinas antiguas como las de Secta Ira del Cielo? —le preguntó a
Forero.

—Ni siquiera es necesario mencionarlo. Por supuesto que lo es. Ante su extinción, sectas como
éstas habrían tendido trampas por todas partes —comentó Forero con solemnidad—.
Perderíamos la vida sin obtener nada a cambio si no procedemos con cautela.

Jaime replicó:

—Entonces esperaremos —Con su fuerza, los tres miembros de Túnica de Cobre Negro podrían no
ganar mucho en las antiguas ruinas.

—¿Vamos a esperar así sin más? —preguntó Forero mientras se asomaba, con el rostro agrio, por
el acantilado.

Jaime se quedó helado.

—¿Sí o no?

—Vuelve abajo y tómate una taza de té mientras esperamos, por supuesto. Seguro que no te dan
miedo los insectos de abajo —Forero se rio.

Ni siquiera había un Marqués de las Artes Marciales en la Secta Destripadora. Incluso Augusto era
sólo un Gran Maestro Superior de primer nivel.

Con semejantes posibilidades, hasta Forero podía con ellos. Sería exagerado que Jaime levantara
un dedo.

Riéndose resignado, Jaime asintió con la cabeza.

Los dos saltaron y aterrizaron en los terrenos de la Secta Destripadora.

—¿Quién está ahí?

Los patrulleros de la Secta Destripadora se percataron de repente de la brecha. Corriendo hacia


allí, rodearon a Jaime y Forero a la vez.
Jaime y Forero ni siquiera se molestaron en mirar a los lacayos de la Secta Destripadora.

—Tenías razón. Este sitio es muy bonito —comentó Forero mientras miraba a su alrededor.

—Que te guste o no el té de aquí es harina de otro costal —respondió Jaime con una carcajada
bulliciosa.

—Sólo lo sabremos después de probarlo, ¿no?

En ese momento, Forero se dirigió enérgicamente hacia las profundidades de la Secta


Destripadora con Jaime pisándole los talones.

La actuación de ambos dejó atónitos a los lacayos de la Secta Destripadora.

—¡Cómo se atreven a invadir la propiedad de la Secta Destripadora! ¡Qué insolencia!

Incapaz de soportarlo por más tiempo, un miembro de la Secta Destripadora se lanzó con saña
hacia los intrusos mientras blandía su cimitarra por encima de su cabeza. El resto de sus
compañeros lo seguían de cerca.

Jaime y Forero ni siquiera vacilaron en su marcha hacia delante.

Sin previo aviso, Jaime agitó el brazo y conjuró un aura colosal. Como un tornado, hizo que los
miembros de la Secta Destripadora salieran volando hacia la distancia en un instante. Uno a uno,
cayeron con fuerza hacia la muerte. Los que no murieron sufrieron heridas graves.

Poco después, Jaime y Forero llegaron a la sala principal de la Secta Destripadora, donde Augusto
esperaba noticias de los tres miembros de Túnica de Cobre Negro con los altos mandos de su
secta.

Frunció el ceño al ver a los intrusos.

—¿Quiénes son? ¿Cómo se atreven a entrar en mi secta? ¿Los guardias de fuera están muertos o
dormidos? —rugió furioso.

Jaime no habló. Mientras tanto, los ojos de Forero barrieron la escena y encontraron las tazas de
té recién hecho frente a los altos mandos de la Secta Destripadora.

Forero se acercó a uno de los altos cargos, que se levantó para mirar al intruso con recelo.

—¿Qué estás haciendo? —Uno de los altos mandos de la Secta Destripadora frunció el ceño
mientras su aura se encendía.

—Sólo estoy tomando un sorbo de té. ¿Por qué estás tan nervioso?

En cuanto habló, Forero extendió la mano sin previo aviso, agarró al alto mando por el cuello y lo
arrojó fuera.

CAPITULO 1648

¡Pum!
El alto mando de la Secta Destripadora se golpeó con fuerza contra la pared. La sangre brotó al
instante de su boca antes de expirar.

Todos se quedaron estupefactos y miraron a Forero con asombro.

Para llegar a ser uno de los altos mandos de la Secta Destripadora, uno debe ser al menos un Gran
Maestro de Artes Marciales de Quinto Nivel. Para su sorpresa, un poderoso luchador de este nivel
fue asesinado tras ser lanzado de un solo movimiento.

En ese momento, todos los altos mandos de la Secta Destripadora se levantaron, temblando de
miedo.

Incluso el rostro de Augusto palideció en respuesta.

Forero tomó el té, le dio un sorbo y, asintiendo con la cabeza, dijo:

—Bueno, no está mal. Es el mejor orange pekoe. Ven a probarlo…

Forero hizo un gesto a Jaime para que se acercara.

Jaime se acercó. Un alto cargo de la Secta Destripadora se movió al instante para cederle el
asiento.

Jaime tomó asiento junto a Forero, uniéndose a éste para tomar el té. Mientras tanto, los
miembros de la Secta Destripadora sudaban la gota gorda. Casi se les para el corazón del susto.

—¿Quién es usted? —preguntó Augusto con timidez.

¡Paf!

En cuanto Augusto dijo eso, Jaime agitó la mano, y una ráfaga de su energía marcial golpeó al
instante la cara de Augusto.

—No mereces conocer nuestras identidades.

Jaime miró con frialdad a Augusto y este se apresuró a cerrar la boca.

Forero dio un sorbo a su té y le dijo a Augusto:

—Tengo hambre. Ve y tráenos algo de comer.

—¡De acuerdo!

Augusto asintió con fuerza y salió corriendo de allí. Al mismo tiempo, los altos mandos de la Secta
Destripadora siguieron su ejemplo. Jaime y Forero no les impidieron salir.

Los miembros de la Secta Destripadora dieron un largo suspiro de alivio cuando por fin salieron de
la sala.

—Mi señor, ¿qué debemos hacer? Los dos parecen bastante poderosos. Deben de ser marqueses
de las artes marciales —preguntó uno de los altos cargos de la Secta Destripadora.
—Intentemos entretenerlos primero mientras esperamos a que los Túnicas de Cobre Negro
regresen del reino secreto —dijo Augusto.

Pronto se sirvió un suculento almuerzo. Jaime y Forero empezaron a comer de inmediato. Desde
luego, se comportaban como si estuvieran en su propia casa. No les molestaba estar bajo el
escrutinio de mucha gente en el salón.

«Qué bien sienta actuar con condescendencia».

Una vez lleno, Forero se hurgó los dientes y dijo:

—Es tan agradable ser atendido por otros…

Jaime se limitó a permanecer en silencio mientras extendía su sentido espiritual para explorar las
antiguas ruinas. Sin embargo, Jaime no pudo detectar nada en absoluto después de que su sentido
espiritual entrara en las antiguas ruinas. Todo estaba borroso, como si hubiera entrado en un
mundo de caos.

Justo entonces, un aura dominante y tiránica apareció y destrozó el sentido espiritual de Jaime en
un instante.

Jaime se sacudió en respuesta.

—¿Qué ocurre? —se apresuró a preguntar Forero al ver aquello.

Jaime dijo con rostro severo:

—Los peligros acechan en esta antigua ruina…

Justo cuando Jaime terminó de hablar, escuchó un fuerte estruendo procedente de lo más
profundo de la Secta Medialuna.

¡Bum!

Una ráfaga de aura aterradora saltó por los aires, haciendo volar a muchos miembros de la Secta
Destripadora en un instante. Volaron por todos lados antes de chocar con fuerza contra el
acantilado, muriendo en el acto.

Muchas de las casas de la Secta Destripadora también fueron destruidas por esta aura.

Todos se quedaron boquiabiertos en lo más profundo del complejo de Secta Medialuna.

—¿Qué está pasando?

Forero se levantó con premura.

Mientras tanto, Jaime ya había salido corriendo, dirigiéndose directo a la entrada de las antiguas
ruinas.

Forero lo siguió de cerca.


Pronto, vieron a un guerrero de Túnica de Cobre Negro salir corriendo a toda velocidad de una
profunda y oscura cueva.

—¡Socorro! ¡Socorro! —gritó el guerrero de Túnica de Cobre Negro.

Había una criatura monstruosa rugiendo y persiguiéndolo.

El guerrero de Túnica de Cobre Negro salió corriendo de la cueva, pero la monstruosa criatura no
se detuvo en absoluto en su camino.

CAPITULO 1649

Aullaba ferozmente mientras continuaba su carga hacia delante.

—¿Qué es eso?

Jaime frunció las cejas. No esperaba encontrar una criatura tan monstruosa en la antigua ruina.

—No es un monstruo de verdad. Es un rostro conjurado por un amuleto manifestador.

Mientras Forero hablaba, murmuró algo. Entonces, un amuleto apareció en su mano antes de
volar hacia el monstruo.

¡Bum!

El amuleto ardió en llamas al acercarse al monstruo. El monstruo siseó varias veces antes de
desvanecerse en el aire.

En el suelo quedó un papel amarillo en el que había una foto del monstruo.

El papel amarillo ardió en el segundo siguiente y se convirtió en cenizas.

Jaime lo miró con incredulidad. Luego miró a Forero y preguntó:

—¿Tan poderoso es este amuleto manifestador? Si me dibujo a mí mismo con este amuleto,
¿obtendré un doble?

Forero asintió.

—En teoría, es totalmente posible. Pero nunca he visto a nadie que sepa conjurar un
encantamiento manifestador. Si no fuera porque era el encantamiento manifestador de nivel más
bajo, nunca habría podido disiparlo.

Los ojos de Jaime brillaron al escuchar eso.

«Si aprendo este encantamiento y lo uso para invocar a unas cuantas personas, ¿no obtendría
ayudantes extra?».

Forero pareció adivinar lo que Jaime estaba pensando, así que dijo con una sonrisa:

—El encantamiento Manifestador también tiene un límite. Aunque te dibujes a ti mismo en él, el
doppelganger formado no sobrevivirá más de tres días. Además, el doble sólo tendrá la mitad de
tu fuerza. Así que deja de idealizar su poder. Lo bueno es que, si en verdad dominas el
encantamiento manifestador, ¡podrás usarlo para escapar en momentos críticos!

Jaime se sintió un poco decepcionado al escuchar eso. Luego miró al guerrero de Túnica de Cobre
Negro, que evidentemente seguía en estado de shock.

—¿Qué viste dentro? —preguntó Jaime al guerrero de Túnica de Cobre Negro.

Con los ojos vidriosos, el guerrero de Túnica de Cobre Negro seguía murmurando:

—Infierno... Estoy en el infierno... Estoy en el infierno…

—Parece que el shock le ha destrozado la mente... —Forero soltó una risita.

Jaime mostraba una expresión solemne en el rostro. Fuera lo que fuese eso que estaba en la
antigua ruina, había traumatizado y sumido en la locura a un Marqués de las Artes Marciales. Uno
sólo podía imaginar el grado de peligro que había dentro.

En ese momento, Augusto se apresuró con su gente. Cuando vio al guerrero de Túnica de Cobre
Negro, de inmediato se arrodilló.

—Señor, estos dos intrusos han entrado en la secta. Por favor, actúe y atrápelos —exclamó
Augusto con los dientes apretados.

No sabía que la conmoción había llevado a la locura al guerrero de Túnica de Cobre Negro que
tenía delante.

Jaime y Forero intercambiaron miradas antes de estallar en carcajadas.

Augusto se quedó boquiabierto ante sus carcajadas.

—¿Esperas que un retrasado nos capture? —se rio Forero.

—¿Un retrasado? —Augusto se quedó perplejo.

—Míralo. ¿No parece un retrasado?

Cuando Forero terminó de hablar, le propinó una terrible patada al guerrero de Túnica de Cobre
Negro, haciéndole caer y detenerse ante Augusto.

—¡Infierno! ¡Esto es el infierno! Ayuda... —murmuraba para sí el guerrero.

Augusto miró al hombre con incredulidad antes de gritar con cautela:

—¿Señor? ¿Señor?

Sin embargo, el guerrero de Túnica de Cobre Negro no pareció oírlo y siguió murmurando sobre el
infierno.

Augusto estaba estupefacto por el giro de los acontecimientos.


—¿De verdad crees que puede apresarnos en su estado actual?

Jaime soltó una leve risita.

Tud.

Augusto cayó de rodillas al instante.

—¡Ten piedad! Por favor, perdónanos…

El resto de los discípulos de la Secta Destripadora también se pusieron de rodillas.

—Todos son de la Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade. ¿Cómo puedo perdonarlos?

La expresión de Jaime se ensombreció.

De ninguna manera perdonaría a nadie de la Alianza de Guerreros.

CAPITULO 1650

Lucharía a muerte contra la Alianza de Guerreros. Con eso, Jaime levantó la palma de la mano y
aplastó la cabeza del guerrero de Túnica de Cobre Negro.

Aunque el hombre estaba ya fuera de sí, Jaime se negó a perdonarle la vida.

Al verlo, los de la Secta Destripadora empezaron a inclinarse enérgicamente.

—Señor, no somos de la Alianza de Guerreros. No lo somos —intentó explicar Augusto.

—¿No? Ya que no lo son, ¿por qué obedecen las órdenes de los hombres de negro? —preguntó
Jaime.

Augusto respondió:

—Es el presidente Zapata, de la Alianza de Guerreros. Con la ficha en la mano, ordenó que nos
trasladáramos aquí.

—Sion murió hace mucho tiempo. ¿No lo sabías? ¿Qué clase de ficha tenía que les asusta tanto?
—preguntó Jaime, perplejo.

—Ya he visto esa señal antes. Hace veinte años, Gilberto Franciscano, un cultivador demoníaco,
llevaba una ficha así. Esta ficha permite a su poseedor invocar a todas las sectas de Cultivo
Demoníaco de Cananea. Pero no tengo ni idea de por qué Sion la tiene. Ahora que Sion está
muerto, no tenemos ni idea de dónde está la ficha. En el futuro, las sectas de Cultivo Demoníaco
estarán dispersas por todas partes y no habrá nadie que las dirija —explicó Forero.

Jaime soltó una carcajada al escuchar eso.

—No importa que la ficha haya desaparecido. Puedo hacer que Gilberto aparezca ahora mismo.

Entonces abrió el Anillo de Almacenamiento y una niebla negra salió de él. La niebla negra pronto
formó una figura humana, ¡y resultó ser el espíritu de Gilberto!

Forero se quedó boquiabierto al verlo. No sabía que el espíritu de Gilberto había estado con Jaime
todo este tiempo.

«¿Pensaban que Gilberto había muerto hace mucho tiempo?».

En cuanto a Augusto, parecía muy emocionado cuando vio a Gilberto.

—Señor Casas. —Gilberto saludó con respeto a Jaime.

Todo lo que tenía estaba controlado por Jaime, así que ahora no tenía más remedio que
obedecerlo.

—Fíjate bien en este grupo de gente. ¿Son tus discípulos y discípulos superiores? —le preguntó
Jaime a Gilberto.

Gilberto miró a aquella gente de la Secta Destripadora antes de preguntar:

—¿De qué secta son?

—Somos de la Secta Destripadora, señor —respondió Augusto de inmediato.

—¿La Secta Destripadora? —Gilberto frunció el ceño—. Recuerdo que su líder era más poderoso
que esto.

Augusto se avergonzó.

—Cuando la mayoría de las sectas de Cultivo Demoníaco estaban siendo aniquiladas, sólo un
pequeño grupo sobrevivió. Nuestras habilidades son consideradas bastante bien entre las sectas
de Cultivo Demoníaco...

Gilberto dejó escapar un fuerte suspiro y dijo:

—Escúchenme con atención. En el futuro, todos ustedes deben ser leales al Señor Casas y
obedecer sus órdenes.

—¡Sí, señor! —Augusto asintió con la cabeza y prometió.

Las instrucciones de un anciano eran más poderosas que una señal.

—Señor Casas, en el futuro, por favor, déjeme manejar a los clanes de Cultivo Demoníaco cuando
se encuentre con ellos —dijo Gilberto congraciándose.

—¡Bien! —Jaime asintió antes de preguntar a Gilberto—: Tú sabes bastante de ruinas antiguas.
Déjame que te pregunte. ¿Cuánto sabes de la Secta Ira del Cielo?

—Señor Casas, mis conocimientos sobre ruinas antiguas sólo se remontan a mil años atrás. La
Secta Ira del Cielo tiene una historia de varios miles de años. En verdad no sé mucho sobre ellos —
respondió Gilberto.
—Ya que ese es el caso, regresa. Cuando llegue el momento, encontraré un cuerpo mortal para ti.

Jaime abrió entonces el Anillo de Almacenamiento y guardó el espíritu de Gilberto.

Augusto y los demás se inclinaron ante Jaime.

—¡Todos los de la Secta Destripadora juramos seguirlo hasta el día de nuestra muerte! —gritó
Augusto con fervor.

Ahora que su mayor estaba bajo la custodia de Jaime, no tenían más remedio que someterse a él.

Jaime echó una mirada a Augusto antes de decir:

—Todos pueden seguirme, pero no se les permite volver a practicar el Cultivo Demoníaco y
devorar la esencia de inocentes. Si alguna vez me entero, no tendré piedad.

CAPITULO 1651

—Entiendo —asintió Augusto al instante.

Jaime miró a Forero y preguntó:

—Señor Forero, ¿entramos a echar un vistazo?

Forero echó un vistazo a la oscura entrada antes de suspirar.

—Lo haremos. Dejemos nuestras vidas en manos del destino.

—No te preocupes. En cuanto las cosas se tuerzan, evacuaremos. Esta vez, sólo estamos
explorando. Eso es todo.

Jaime sonrió sin preocupación antes de ser el primero en entrar.

En cuanto entró, ajustó su aura al máximo. Jaime no se atrevía a tomarse las cosas a la ligera allí.

Después, quiso usar su sentido espiritual para explorar los alrededores. Sin embargo, se dio cuenta
de que no podía utilizar su sentido espiritual en absoluto.

Tanto Jaime como Forero estaban alerta mientras avanzaban con cuidado.

—Señor Forero, ¿cree que hay alguien que siga vivo en esta antigua ruina?

De repente, Jaime soltó tal consulta.

—Es posible…

Forero asintió.

Al escuchar su respuesta, Jaime se quedó de piedra. Miró a Forero con incredulidad.

—Señor Forero, esta secta existió hace varios miles de años. ¿Cómo puede alguien vivir tanto
tiempo?
—Los hechizos de encantamiento son siempre cambiantes y están llenos de secretos. Funcionan
igual que las píldoras. Una vez que comes una píldora, nunca envejecerás ni morirás. ¿Qué te hace
pensar que no existe un encantamiento que pueda hacer lo mismo? —respondió Forero con una
pequeña sonrisa.

Jaime sintió curiosidad y preguntó:

—¿Cómo son esos amuletos? ¿Se parecen a los que dibujas? ¿Se necesita un papel amarillo?

—Por favor, deja de compararme con todo. Comparado con un maestro de encantos, lo que yo
hago no es nada. Un verdadero amuleto puede aparecer de cualquier manera. También puede ser
un objeto. De hecho, se puede escribir en el aire. Un amuleto también se puede plantar en la
mente de una persona. Todo lo anterior son hechizos de encantamiento. ¿Cómo debo responder a
tu pregunta sobre cómo son los hechizos de encantamiento? —respondió Forero.

Jaime se quedó sin habla. Sus conocimientos de encantamiento se limitaban a lo más básico. Por
eso le hizo una pregunta tan inferior.

Los dos hombres siguieron avanzando. Tras unos pasos cuidadosos, toda la antigua ruina empezó
a temblar de repente.

—¡Mi*rda! ¿Se va a derrumbar?

Una maldición escapó de la boca de Forero.

En ese momento, una ola de calor se abalanzó sobre ellos. Al instante siguiente, se produjo un
voraz incendio.

Con la luz del fuego, fue entonces cuando los hombres se dieron cuenta de los cadáveres que
yacían en el suelo. ¡Pertenecían a los guerreros de Túnica de Cobre Negro y a los miembros de la
Secta Destripadora!

—¡Retirada!

Jaime se agarró a Forero, y los dos se retiraron de inmediato.

Sin embargo, en medio de su evacuación, las paredes de ambos lados empezaron a incendiarse
también. Toda la entrada se había convertido en un infierno.

La expresión de Jaime cambió de golpe. Incluso su única salida estaba envuelta en llamas.

¡El fuego los tenía rodeados!

—¡Mi*rda! No puedo creer que este Amuleto de Fuego sea tan poderoso. Parece que los que
lanzaron este amuleto son maestros de los amuletos —dijo Forero con una expresión sombría.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Jaime.

En un lugar como aquel, no le quedaba más remedio que pedirle a Forero una solución.
—Déjame intentar usar el Encantamiento Evasor de Fuego y ver si podemos salir.

Con eso, Forero sacó un pincel de caligrafía, se mordió la punta del dedo y mojó el pincel con su
sangre.

A continuación, Forero empezó a agitar el pincel de caligrafía en el aire.

Muy pronto, un amuleto apareció en el aire. Su brillo rojo envolvió tanto a Jaime como a Forero.

—Vamos.

Forero tiró de Jaime y se precipitó hacia delante.

Jaime miró a Forero con asombro.

—No me había dado cuenta de que no se necesita un trozo de papel para escribir encantos.

CAPITULO 1652

—¡Qué demonios! Siempre he sido humilde, ¡pero eso no significa que puedas menospreciarme!
—espetó Forero mientras ponía los ojos en blanco hacia Jaime.

Como el Encantamiento Evasor de Fuego podía protegerlos del calor de las llamas ardientes, el
dúo avanzó de inmediato.

Mientras el aire a su alrededor se calentaba, escucharon un fuerte silbido en el camino.

¡Bum!

De repente, el Encantamiento Evasor de Fuego se destruyó. Las llamas empezaron a rodearlos de


nuevo, y una poderosa ola de energía cargó hacia ellos en el instante siguiente.

Sucedió tan rápido que antes de que Jaime y Forero pudieran reaccionar, la poderosa fuerza ya los
había lanzado por los aires.

—¡Cuerpo de Golem!

Cuando Jaime activó el Cuerpo de Golem, empezó a brillar, y unas escamas resplandecientes
envolvieron todo su cuerpo en un instante.

Mientras tanto, cuando Forero fue lanzado por los aires, sacó de inmediato un amuleto y se lo
pegó al cuerpo.

Mientras ráfagas de aire caliente asaltaban al dúo una tras otra, sus cuerpos giraban en el aire
antes de estrellarse contra una pared. Por desgracia, otra oleada de aire caliente los lanzó hacia
atrás.

Un par de minutos más tarde, el fuego se extinguió por fin. También fue entonces cuando la ola de
calor se disipó.

Después del terrible tormento, Jaime no pudo evitar toser con violencia. Como Gran Marqués de
las Artes Marciales, nunca pensó que se encontraría en un estado tan desdichado.
«¡Caramba! Si no hubiera activado el Cuerpo de Golem a tiempo, mi ropa se habría hecho cenizas
y ahora estaría completamente desnudo».

—¡Señor Forero! —gritó Jaime mientras miraba hacia donde estaba Forero.

No muy lejos, éste estaba tumbado de frente. Al ver que permanecía inmóvil, Jaime se apresuró a
ayudarle a ponerse en pie.

Al ver que Forero tenía la cara ennegrecida por el hollín, Jaime no pudo evitar soltar una carcajada.

—¡Qué demonios! ¡Cómo puedes estar riendo cuando casi morimos!

Forero lanzó una mirada fulminante a Jaime mientras hablaba.

El amuleto del cuerpo de Forero se había convertido en cenizas. Aunque las llamas habían causado
algunos agujeros en su ropa, era una suerte para él que aún se pudiera vestir.

—Por suerte, protegí mi ropa en el momento justo. De lo contrario, habrías tenido que enfrentarte
a mi cuerpo desnudo —dijo Forero.

Suspiró aliviado en silencio al comprobar que su ropa seguía intacta.

«¡Será tan embarazoso si estoy desnudo!».

—Esto es sólo la entrada... Aún no hemos llegado a la Secta Ira del Cielo, pero ya nos hemos
encontrado con un encanto tan impresionante. ¿No significa esto que nuestro viaje por delante es
aún más peligroso? —pronunció Jaime frunciendo el ceño.

—¡Eso es seguro! Creo que deberíamos irnos.

Forero pensó en dejarlo a medias sin más.

—Ya que estamos aquí, al menos deberíamos ir a echar un vistazo a la Secta Ira del Cielo.

Dicho esto, Jaime activó el Cuerpo de Golem y avanzó con paso firme.

Al ver eso, Forero sólo pudo sacar unos cuantos amuletos de su bolsillo y pegárselos al cuerpo.

—¡Por favor! No tenemos malas intenciones. Sólo venimos a echar un vistazo. Por favor, no nos
pongan las cosas difíciles otra vez... —murmuró Forero en varias ocasiones.

Por sorpresa, no encontraron ningún peligro en su viaje posterior. Quizás las plegarias de Forero se
habían hecho realidad.

Pronto llegaron a una amplia llanura, y todo lo que podían ver eran escombros y ruinas.

Bastaba un vistazo para saber que aquel lugar había sido un campo de batalla con numerosas
bajas.

Justo en el centro, había una gigantesca puerta de ladrillo erguida. Parecía indicar que este lugar
fue una vez una secta gloriosa y próspera.

—¡Secta Ira del Cielo! ¡Este lugar es la Secta Ira del Cielo! —vociferó Forero emocionado mientras
contemplaba el nombre en el portal.

Lleno de emoción, Jaime corrió hacia el portal sin dudarlo.

En ese momento, Forero quiso recordarle a Jaime que no se precipitara. Sin embargo, antes de
que pudiera decir nada, se dio cuenta de que Jaime había dejado de moverse de repente.

Poco después, una abrumadora oleada de energía marcial golpeó a Jaime, que salió volando antes
de estrellarse contra el suelo.

—¡Eh, estaba a punto de recordártelo! ¿Cómo puedes ser tan impulsivo? Debe de haber algún
mecanismo oculto en la Secta Ira del Cielo. Te estás cavando tu propia tumba por irrumpir así.

Forero estiró la mano de inmediato para ayudar a Jaime a levantarse del suelo mientras hablaba.

Tras limpiarse la sangre de la comisura de los labios, Jaime exclamó:

—¡Esa ola de energía es tan aterradora! —No pudo evitar fruncir las cejas al mismo tiempo.

«Es tan poderosa... Su poder es comparable a la capacidad de un Gran Marqués de Artes Marciales
de Alto Nivel, supongo».

CAPITULO 1653

—Tal vez deberíamos irnos ahora. Estamos desprevenidos. Me temo que irrumpir así no es la
forma de hacerlo —dijo Forero, intentando persuadir a Jaime para que se marchara.

—Déjame intentarlo de nuevo. Nos retiraremos si esta vez no consigo entrar.

Jaime no estaba dispuesto a rendirse mientras caminaba con lentitud hacia la puerta de ladrillo de
la Secta Ira del Cielo.

Esta vez, Jaime se acercó con mucha cautela. Activó su energía espiritual y la llevó al extremo
antes de dar cada paso.

¡Buzz!

Justo cuando estaba a punto de poner un pie en la Secta Ira del Cielo, el aire vibró de repente.
Jaime se sobresaltó de inmediato y retrocedió casi de inmediato.

A continuación, un anciano de cabello blanco apareció en el aire, como si su imagen hubiera sido
proyectada por un proyector de pantalla.

—¿Quién se atreve a invadir este lugar? Váyase ahora mismo —rugió el anciano con expresión
severa y tono glacial.

Jaime, estupefacto, se quedó mirando al anciano que flotaba en el aire.

En cuanto a Forero, cayó de rodillas con un sonoro golpe y saludó con tono cortés al anciano:
—Sinceros saludos de un humilde discípulo, Anciano.

—¿Quién eres tú? Márchate ya —reiteró el anciano. Su voz seguía siendo gélida.

—¡Señor! ¡Tenemos gran admiración por los hechizos de encanto de la Secta Ira del Cielo! Hemos
venido en busca de consejo —expuso Jaime mientras miraba al anciano.

—¡Imbécil! Secta Ira del Cielo no es un lugar donde se pueda entrar y salir con total libertad. Es
mejor que abandonen el lugar ahora mismo. Si no, ¡no me culpen por ser despiadado!

Dicho esto, el anciano desapareció de golpe.

A continuación, otra abrumadora oleada de energía salió disparada de las profundidades de la


Secta Ira del Cielo.

Sin embargo, Jaime estaba bien preparado esta vez. De inmediato dio un puñetazo cuando la ola
de energía salió disparada.

Su puño dorado brilló al interceptar la onda de energía.

¡Bum!

La colisión hizo temblar el suelo como si el mundo entero se estremeciera bajo el impacto. Un
fuerte zumbido reverberó al mismo tiempo.

En ese momento, Jaime sintió que se le oprimía el pecho y fue empujado hacia atrás sin control.

—¡Vámonos ya, Jaime! No debemos precipitarnos.

Forero se puso en pie y de inmediato se agarró a la mano de Jaime. A continuación, el dúo se


retiró de las antiguas ruinas a una velocidad pasmosa.

—¡Nunca esperé que aún hubiera gente viviendo en las antiguas ruinas que datan de hace miles
de años! —exclamó Jaime.

Estaba totalmente desconcertado al encontrarse con un anciano en un lugar así.

—Eso no es una persona viva. No es más que un holograma que conservaron utilizando hechizos
de encantamiento. Sin embargo, es sorprendente cómo habían predicho que la gente vendría por
sus tesoros. Después de todo, ¡eso fue hace miles de años! —pronunció Forero con expresión
asustada.

Al notar la mirada de Forero, Jaime pudo darse cuenta de que el primero estaba demasiado
asustado y nervioso.

—Parece que tenemos que planearlo bien antes de entrar en la Secta Ira del Cielo. De hecho, por
algo las antiguas ruinas de Secta Ira del Cielo estaban escritas en las últimas páginas de ese libro…

Jaime dejó escapar un largo suspiro tras decir aquello.


«Por desgracia, no puedo resistir la energía marcial de la Secta Ira del Cielo, ni siquiera con mi
cuerpo de Golem y mi físico... Lo que nos espera está más allá de toda contemplación, supongo».

Mientras tanto, Augusto y sus subordinados seguían esperando al dúo fuera de las antiguas ruinas.

Todos se sorprendieron al ver a Jaime y Forero salir con vida. En ese momento, todos sus ojos
brillaron de admiración.

Augusto, sin embargo, se dio cuenta de que la expresión del dúo era sombría y sus ropas estaban
manchadas de polvo y ceniza.

Con eso, sugirió:

—Señor Casas, volvamos a la secta para descansar un poco, ¿de acuerdo?

Jaime se limitó a asentir. Echó un vistazo a la entrada de las antiguas ruinas antes de marcharse.

A pesar de ser un Gran Marqués de las Artes Marciales, Jaime se había encontrado con un
incidente tras otro de derrota. Primero fueron los desconocidos vestidos de negro que perseguían
a Hada. Luego fueron los hombres de la familia de Hada. Ahora, ni siquiera podía entrar en una
antigua ruina como quería para una investigación o una búsqueda.

Todos estos incidentes fueron un duro golpe para su orgullo. Ciertamente le hizo darse cuenta de
que todavía tenía mucho margen de mejora.

Dado que convertirse en un Santo de las Artes Marciales era algo casi inaudito, se decía que un
Marqués de las Artes Marciales era el individuo más poderoso del mundo de las artes marciales.
Sin embargo, a juzgar por los recientes acontecimientos, estaba claro que el mundo de las artes
marciales era en verdad incomparable con el reino celestial.

Si no fuera por el agotamiento de la energía espiritual en el reino mundano, no habría habido


lugar para que florecieran las artes marciales.

CAPITULO 1654

Jaime encargó a Augusto que custodiara las antiguas ruinas mientras él regresaba a Puerto Blanco
con Forero.

Mientras tanto, los Sandoval estaban ocupados preparando la próxima boda de Marina y Tristán.

Jaime había aceptado previamente asistir a su boda. Por lo tanto, tendría que quedarse unos días
en la residencia de los Sandoval. Además, planeaba observar si el tío de Marina, Toño Haro, tenía
malas intenciones.

Por fin era el día de la boda, y los respetados hombres de negocios de diferentes industrias de
Puerto Blanco asistieron a su boda como estaba previsto. Había allí unos cientos de asistentes.

Toño estaba ocupado ayudando el día de la boda. Al ver lo duro que trabajaba, Marina se sintió
aliviada de alguna manera.

Entre los invitados, había una mesa de gente en un rincón con la mirada perdida. Parecía extraño
que estuvieran desinteresados por completo en la boda.
—Jaime, ¿te has fijado en esa mesa de ahí? Son los Grandes Maestros de las Artes Marciales. No
creo que hayan venido a dar sus bendiciones —le dijo Forero a Jaime.

De hecho, Jaime los había descubierto mucho antes cuando utilizó su sentido espiritual hacía un
rato. Como tal, pudo darse cuenta de todo lo que allí ocurría.

—Esperemos un poco. Pronto veremos sus verdaderas intenciones.

Jaime soltó una débil sonrisa.

Pronto terminó la ceremonia y Toño subió al escenario para pronunciar un discurso como familiar
de Marina. Habló por el micrófono.

—En primer lugar, gracias por dedicar su tiempo a asistir a la boda de mi sobrina. Ahora que
Marina está casada y embarazada, debe centrarse en cuidar de su bebé. Como su tío, espero que
pueda vivir una vida feliz y bendecida. Por lo tanto, por el presente anuncio que me haré cargo de
su puesto para gestionar el negocio de los Sandoval después de esto. En cuanto a Marina, se
trasladará a Ciudad de Jade y no volverá nunca más. —Y continuó—: ¡Espero que todos sigan
colaborando con los Sandoval después de este relevo!

En cuanto terminó su discurso, surgieron murmullos entre la multitud. Los invitados compartieron
una expresión de asombro y empezaron a discutir entre ellos.

Mientras tanto, Marina se puso furiosa al escuchar aquello. Rugió:

—Tío Toño, ¿de qué estás hablando? ¿Quién ha dicho que me voy a Ciudad de Jade y no vuelvo
nunca más? ¿Quién te ha dado permiso para apoderarte de nuestra familia?

—No te enfades, Marina. Sólo hago esto por ti. Eres una mujer, después de todo. ¿No deberías
quedarte en casa y cuidar de tu familia? Llevo cerca de un año gestionando los asuntos de los
Sandoval, y mi capacidad es evidente para todos. Soy la persona más adecuada para sustituirte. De
lo contrario, me preocupa que puedas arruinar pronto a los Sandoval.

Al escuchar eso, continuó:

—Deberías conocer tu posición. Sólo trabajas para los Sandoval. Puedo echarte cuando quiera y no
tendrás nada que ver con nuestra familia.

—No te enfades, Marina. No es bueno para el bebé —la consoló Tristán a un lado. Miró a Toño
con mirada gélida y le dijo—: ¿Quién te crees que eres para hacerte cargo de los Sandoval?

—Seré un don nadie, pero creo que deberías conocer a esos tipos de ahí.

En cuanto Toño dijo eso, la mesa de invitados de la esquina saltó y aterrizó en el escenario.

Todos ellos exudaban el aura de un Gran Maestro de Artes Marciales, lo que hizo que el ambiente
en la sala de banquetes se volviera cada vez más tenso. Su aura dominante era suficiente para
hacer que uno se estremeciera.

Sin embargo, Tristán se limitó a mirar con atención a los Grandes Maestros de Artes Marciales y no
pareció asustado.

Era consciente de que no era rival para ellos. Sin embargo, sabiendo que contaba con el apoyo de
Jaime, no les temía.

—¿Confías en esta gente para que te arrebaten las propiedades de los Sandoval? —le preguntó
Tristán a Toño.

—Sí, desde luego. Me pregunto si alguien en Puerto Blanco podrá derrotar a estos tipos. No sólo
quiero todo lo que pertenecía a los Sandoval, ¡sino que también me llevaré una parte de todas las
familias prestigiosas de Puerto Blanco!

Toño dirigió una mirada a la multitud mientras vociferaba.

CAPITULO 1655

La multitud se ofendió al escuchar que Toño quería inmiscuirse en los negocios de otras familias.

—¿Quién te crees que eres? ¿Cómo te atreves a tener la osadía de meterte en los negocios de
otras familias?

Un hombre alto y delgado de mediana edad estaba tan disgustado que empezó a reprender a
Toño.

En cuanto terminó de hablar, Toño saltó con fuerza por los aires y apareció justo delante de aquel
hombre.

¡Pfff!

Sin la menor vacilación, Toño atravesó el pecho del hombre y le sacó el corazón sin piedad.

La inesperada escena sangrienta conmocionó a todos los presentes, y nadie se atrevió a emitir
sonido alguno.

Mientras tanto, Toño sonrió con malicia al ver la reacción de la multitud.

Levantó el corazón carmesí y gritó a la multitud:

—¡Esta es la consecuencia para quien intente hacer más comentarios!

En ese momento, la expresión de Marina se tornó sombría. A su lado, Tristán la abrazaba con
fuerza mientras miraba a Toño con indiferencia.

—Toño, ni se te ocurra apoderarte de los Sandoval. ¡Por encima de mi cadáver! ¿Te crees
invencible con esa habilidad tuya? Si estás en Ciudad de Jade, ¡no eres más que un don nadie!

La ira inundó las venas de Marina mientras le reprendía.

Dejó escapar una risita y respondió:

—Tienes razón. En Ciudad de Jade me consideran débil. Sin embargo, esto no es Ciudad de Jade.
¿Quién puede detenerme aquí?
Con eso, Toño soltó un ladrido de risa arrogante.
—Yo puedo.

De repente, Jaime se levantó y caminó hacia el escenario poco a poco.

Al ver a Jaime levantarse, Tristán se apresuró y gritó:


—Señor Casas…

Con Jaime allí, aquella gente no eran más que payasos.

—¿Tú? —Toño escrutó a Jaime de pies a cabeza antes de decir—: ¿Intentas estorbarme? Piérdete
si no quieres morir.

Jaime le clavó la mirada y dijo sonriendo:

—¿Y si quiero morir?

—¡Si es así, cumpliré tu deseo!

Cuando Toño dijo eso, el aura que le rodeaba empezó a enfurecerse, y dirigió un golpe con la
palma de la mano hacia Jaime.

Jaime se quedó quieto, con las manos a la espalda y los ojos llenos de puro desprecio.

Al ver eso, Toño sintió al instante un destello de irritación.

¡Bang!

Toño levantó la palma y apuntó un ataque justo al pecho de Jaime.

Jaime, sin embargo, seguía fijo en su sitio, y la expresión de su cara seguía siendo la misma. Por
otro lado, Toño tenía la muñeca rota por el impacto.

—E…Esto…

En la cara de Toño se reflejaban la sorpresa y el asombro. Todos los presentes desviaron su


atención hacia Jaime, incrédulos.

Mientras tanto, Jaime miró al atónito Toño y esbozó una leve sonrisa.

—Quiero morir. ¿Qué tal si lo intentas otra vez?

A Toño se le cayó la cara de vergüenza y apretó los dientes.

—Yo también quiero morir. Ven por mí.

En ese preciso momento, Forero saltó al escenario y le dijo a Jaime:

—Ya está bien. Ya les has demostrado tus habilidades. ¡Déjame alardear de las mías esta vez!
Pocas veces tenemos una oportunidad como ésta para lucirnos…
Por dentro, Forero se emocionó pensando en hacer alarde de sus habilidades delante de cientos
de personas allí presentes.

Jaime miró a Forero, enmudecido por él. Entonces se apartó, dejando espacio para que Forero se
colocara frente a Toño.
Forero se llevó las manos a la espalda y le dijo a Toño:

—Oye, ya tengo edad para morirme, pero no he podido. ¿Puedes cumplir mi deseo? Prometo no
defenderme.

Toño se enfureció tanto que su cara se puso morada. Hacía un rato que presumía de sus
habilidades delante de la multitud, y ahora se sentía como si acabara de pegarse un tiro en el pie.

Y no sólo eso, lo habían desafiado no una, sino dos veces.

Los invitados no esperaban que eso ocurriera mientras observaban la escena excitados bajo el
escenario.

—¡Esto es demasiado! ¡Están yendo demasiado lejos!

Apretando los dientes, Toño liberó el aura cada vez más intensa que llevaba dentro.

Todos pudieron ver como un círculo de luz salía de sus palmas mientras concentraba toda su
energía marcial en ellas.

Al ver aquello, Forero no pudo evitar fruncir el ceño.

—Carajo. No hizo eso cuando se enfrentaba a ti hace un momento. ¿Me está apuntando a mí?

CAPITULO 1656

Forero estaba en el Nivel Superior de Núcleo Dorado, que también equivalía al Nivel Superior de
Gran Maestro de Artes Marciales. Aunque no usara sus encantos, podría ganarle la partida a Toño,
pero sería una batalla difícil.

Por eso Forero le echó la bronca a Toño. Luego arrastró a Jaime y le dijo:

—Ven aquí y dale una lección a este sinvergüenza.

Toño también estalló de rabia.

«Esto no es un juego de niños. ¡Cada movimiento que hacemos mata!».

Jaime rio entre dientes mientras se acercaba despreocupado y se colocaba frente a Toño. ¡Éste
había hecho acopio de su poder y estaba dispuesto a desatarlo sobre Jaime!

—¡Vete a la mierda, mocoso! —exclamó.

¡Entonces dio un golpe con la palma de la mano y soltó el rayo de luz que rodeaba su palma contra
el pecho de Jaime!
Jaime aguantó el ataque, pero el impacto fue tan fuerte que lanzó a Toño unos metros hacia atrás.

Toño cayó con fuerza sobre la mesa, rompiéndola en pedazos. Muchos invitados se apartaron de
inmediato para esquivar el ataque.
A continuación, Toño escupió una bocanada de sangre. El aura que desprendía también se había
debilitado.

Todos los invitados que habían presenciado la pelea empezaron a aplaudir a Jaime.

Al notar cómo todos vitoreaban y aplaudían a Jaime, Forero expresó su decepción:

—Carajo, te volviste a robar el espectáculo…


Claramente, Forero deseaba ser el centro de interés de todos.

Mientras tanto, Toño rechinó los dientes de rabia y apretó la mandíbula. Miró a Jaime y le dijo:

—Estás muerto, jovencito. Soy de la Secta Destripadora, ¡y mi señor te matará!

Jaime respondió con una sonrisa al escuchar la mención de Secta Destripadora.

—¿Eres de Secta Destripadora?

Una comisura de los labios de Toño se torció.

—¡Así es! Ahora estás aterrorizado, ¿verdad?

Pensó que todos en Puerto Blanco temblarían de miedo al escuchar el nombre «Secta
Destripadora».

—¿Estoy aterrorizado? —Jaime soltó un bufido frío antes de volver su atención hacia Forero—.
Señor Forero, ¡ahora es su turno en el espectáculo!

Eso puso al instante una sonrisa en la cara de Forero. De inmediato se acercó a Toño y se puso
delante de él.

—¿Qué quieres? —preguntó Toño ansioso mientras miraba al anciano.

Forero alargó la mano y le dio una palmada en la mejilla.

—Contacta ahora mismo con tu señor. Pídele que venga a matarme.

Toño se quedó pasmado un momento.

«¿Quién demonios es esta gente? ¿Cómo es que no parecen tener miedo de Secta Destripadora?».

Cuando aún estaba dudando, Forero volvió para abofetearlo.

—Te he dicho que llames a tu puto señor. ¿No me escuchaste? —le gritó Forero a Toño como un
padre regañando a un hijo.
En ese momento, Toño estaba a punto de derrumbarse porque ya no sabía cómo manejarlos.

Por eso, se puso en contacto con Augusto y le contó lo de Forero y Jaime. Al recibir su llamada,
Augusto partió de inmediato con un grupo de hombres.

—Tú espera. Mi señor llegará con sus hombres en breve... —Toño les lanzó una mirada
despiadada.

Muchos invitados se asustaron y quisieron marcharse. No querían verse arrastrados al lío, sobre
todo cuando Augusto y sus hombres estaban implicados.

Forero se puso ansioso cuando se dio cuenta de que los invitados estaban a punto de irse.

«¿Quién me va a ver actuar si ellos se van?».

—Chicos, chicos. No se vayan. Siéntense y observen. Todo irá bien —aseguró Forero en voz alta.

Sin embargo, ninguno de los invitados creyó sus palabras, y todos estaban decididos a marcharse.
Al ver esto, Forero sacó un par de amuletos de su bolsillo y los pegó al marco de la puerta.

Como resultado, ninguno de los invitados pudo atravesar la puerta, ¡aunque no estaba cerrada!
—Les dije que no se fueran. Si me hubieran hecho caso, no lo habría hecho. Vuelvan a sus
asientos. No les pasará nada malo, ¡confíen en mí! —Forero los tranquilizó con seguridad.

Sin más remedio, los invitados sólo pudieron volver a sus asientos mientras esperaban a Augusto.

CAPITULO 1657

Pronto llegaron Augusto y sus hombres. El primero entró por la puerta y exclamó:

—¡Toño! ¿Quién se atreve a despreciar a Secta Destripadora? Dímelo.

De inmediato, Toño se precipitó hacia él.

—Mi señor, estos dos hombres me han hecho llamarle…

Con eso, Augusto dirigió su mirada en la dirección que señalaba Toño. Se le fue el color de la cara
cuando vio a Forero y a Jaime.

—Soy yo. Desprecio a la Secta Destripadora. ¿Qué me vas a hacer? —Forero se dirigió hacia
Augusto.

Al ver su arrogante reacción, Toño bramó:

—¿Cómo te atreves a hablarle así a mi señor? Espera…

Antes de que pudiera terminar la frase, Augusto le interrumpió y le dio una fuerte bofetada en la
cara.

—¡Imbécil! ¿Cómo te atreves a faltarle el respeto al señor Forero?


Tras reprender a Toño, éste esbozó de inmediato una sonrisa irónica y se disculpó:

—Señor Forero, no sabía que estaba usted aquí. Siento que mi subordinado le haya faltado al
respeto.

Toño se quedó boquiabierto al ver lo cortés que era Augusto cuando éste hablaba con Forero.

Todos los invitados también se quedaron atónitos ante el giro de los acontecimientos. Volviendo
su atención hacia Forero, estaban por completo asombrados por él.

Sabiendo que todo el mundo lo admiraba, Forero disfrutó de su momento de gloria.

Jaime se acercó y dijo:

—No es una cuestión de respeto. Tu subordinado quería apoderarse de la familia Sandoval. Me da


igual que sea idea tuya o de tu subordinado, pero escucha bien: los Sandoval y yo nos conocemos
desde hace mucho. Si les pasa algo, serás la primera persona a la que buscaré.
—No sé nada de esto, señor Casas. Pero no se preocupe, ¡nadie pondrá un dedo sobre los
Sandoval mientras la Secta Destripadora esté por aquí! —Augusto prometió de inmediato.

—¡Saca a tus hombres de aquí! —Jaime hizo un gesto despectivo con la mano.

Augusto ordenó al instante a sus subordinados que se retiraran.

Tras pasar un rato arreglando el lugar, la boda continuó. Tras el incidente, Jaime y Forero robaron
el protagonismo a los recién casados en la recepción. Todos los invitados se acercaban a su mesa
para brindar por ellos y quedar bien con ellos.

Jaime acabó encontrando una oportunidad para escabullirse del salón, pero Forero se quedó atrás
porque le encantaba ser el centro de atención.

Al final, ¡se emborrachó tanto que se desmayó!

Cuando Forero se despertó al día siguiente, se dio cuenta de que Jaime se había marchado a
Ciudad de Jade.

Jaime también le había escrito una carta y le había dicho que se quedara en Puerto Blanco y
estudiara las antiguas ruinas de Secta Ira del Cielo. También prometió a Forero que volvería para
continuar la exploración si surgía la oportunidad.
—¿Se cree que soy su lacayo? —Forero arrugó la carta, la tiró a la basura y volvió a sumirse en un
profundo sueño.

Mientras tanto, la residencia de los Duval se había animado en pocos días.

Además de los Duval, la Finca de las Sombras de Leviatán y la Aldea de los Villanos de Los Cuatro
Villanos también se habían trasladado a Ciudad de Jade.
Antes, Leviatán no tuvo más remedio que aliarse con los Cuatro Villanos e ir a la Secta del Dios de
la Medicina. Tuvieron que hacerlo porque necesitaban pasar desapercibidos bajo el radar de la
Alianza de Guerreros.
Ahora que la influencia de la Alianza de Guerreros había disminuido, más familias prestigiosas
comenzaron a prometer su lealtad a Jaime.

Por eso volvieron a Ciudad de Jade.

Los Duval, el Estado de las Sombras y la Villa de los Villanos habían colaborado estrechamente
entre sí para mantener a raya al enemigo.

Además, la posición de Jaime como Señor de la Secta del Dios de la Medicina y el apoyo que
recibía de los Delgado reforzaban aún más su poder en Ciudad de Jade. En otras palabras, ¡ahora
era el hombre más poderoso de la capital!

Además de los cambios en Ciudad de Jade, Tomás de Ciudad Higuera y Fénix también se habían
subido al carro de Jaime y se habían convertido en el clan más establecido de su ciudad.

En ese momento, la influencia de Jaime estaba en su cenit. Se había convertido en objeto de la


admiración de la gente.

Nunca había esperado que ocurrieran tantas cosas en su ausencia en los últimos días.

Mientras la mayoría de las familias prestigiosas empezaban a jurar lealtad a Jaime, Saulo, de la
Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade, se había sumido en la desesperación.

«¿Cómo es posible que todo esto ocurra cuando acabo de hacerme cargo de la Alianza de
Guerreros?».

La gloria y el poder que la Alianza de Guerreros disfrutó durante su apogeo se habían convertido
en cosa del pasado.

CAPITULO 1658

Saulo rugió:

—¡Tengo que matar a Jaime! Tengo que hacerlo.

Su odio por Jaime era tan profundo que deseaba acabar con la vida de Jaime de inmediato.

Justo entonces, una voz anciana y áspera sonó en la cabeza de Saulo.

—No es imposible matarlo, pero tendrías que planear tus pasos con cuidado.

—Señor, ¿qué debo hacer para matarlo? —preguntó Saulo apresurado.

El espíritu anciano respondió:

—Ya tienes una reliquia sagrada de artes marciales en la mano. Reúne a algunos guerreros de
Túnica de Cobre Negro y piensa en una forma de atraer a Jaime hasta la Alianza de Guerreros,
donde tú y tus hombres le tenderán una emboscada.

Dudando de la sugerencia del espíritu, Saulo preguntó:

—¿Aparecería Jaime en la Alianza de Guerreros con tanta facilidad? ¿Por qué vendría ahora que
hemos quemado los puentes entre nosotros?

—¡Claro que vendría! ¿Has olvidado que tenemos algo muy valioso para él?

El espíritu sonrió satisfecho.

Mientras tanto, Saulo se acordó de la Josefina atrapada y esbozó una sonrisa siniestra.

—Así es. Puedo usar a su novia como cebo y atraerlo a la Alianza de Guerreros. Nunca lo dejaré
salir vivo una vez que aparezca. La Alianza de Guerreros nunca verá un día de paz mientras Jaime
siga vivo.

—Esa no es la parte que da miedo. Una vez que Jaime se haga más fuerte, perderías tu valor en la
Alianza de Guerreros, y Lord Tacio te echaría a patadas —explicó el espíritu.

—Tienes razón. No puedo permitirme perder la consideración de Lord Tacio. Debo matar a Jaime…
La determinación brilló en los ojos de Saulo. De inmediato utilizó su influencia para convocar a los
guerreros de Túnica de Cobre Negro.

Ajeno al complot de Saulo, Jaime permaneció en Ciudad de Jade, esperando con paciencia el
regreso de Fernando y noticias sobre el Palacio de la Nube Violeta.

Ese día recibió una llamada de Astrid.

En cuanto vio el identificador de llamadas, Jaime dio un respingo de emoción.

«¡Fernando debe de haber vuelto si Astrid me está buscando!».

Tal y como había supuesto, Astrid le pidió a Jaime que visitara la residencia Gabaldón, ya que su
padre había regresado.

Jaime se apresuró a llegar a la residencia Gabaldón y encontró a Fernando esperándolo en el


salón.

Cuando Fernando vio a Jaime, se puso en pie con premura e invitó a Jaime a sentarse.

—Por favor, tome asiento, señor Casas.

—Es usted demasiado amable, señor Gabaldón. Llámeme, Jaime.

Al fin y al cabo, era él quien le pedía un favor.

Su respuesta provocó una carcajada de Fernando, que dijo:

—Jaja, han pasado tantas cosas en Ciudad de Jade durante mi ausencia. La verdad es que no
debería dirigirme a usted más que como «señor Casas». De todas formas, me he enterado por
Astrid de que me estaba buscando. ¿Ocurre algo?

Jaime fue al grano.

—Señor Gabaldón, me gustaría preguntarle por el Palacio de la Nube Violeta. ¿Sabe dónde está?

—¿Por qué pregunta por el Palacio de la Nube Violeta? No puede entrar, aunque sepa dónde está.

—¿Por qué? —La confusión de Jaime era palpable.

Fernando se lanzó a una larga explicación.

—Las sectas como el Palacio de la Nube Violeta existen en reinos secretos. No se encuentran en el
reino físico. Por ejemplo, la familia Gabaldón. Nuestros verdaderos poderes también están ocultos
en un reino secreto. Muchas familias que practican el cultivo de la energía espiritual también
permanecen ocultas del mundo físico en reinos secretos. Estoy bastante seguro de que ya le he
hablado de esto antes. Los cultivadores de energía que permanecen en el mundo físico tienden a
ser relativamente poco exitosos.

—Si usted también permanece en un reino secreto como el Palacio de la Nube Violeta, ¿podría
llevarme allí, señor Gabaldón? —preguntó Jaime.

Una sonrisa irónica adornó el rostro de Fernando.

—Puede que ambos vivamos en un reino secreto, ¡pero no son el mismo reino! —Miró a Jaime y
continuó—: Después de que la Batalla Celestial dividiera los cielos y la tierra, los Ocho Guardianes
de Cuprum crearon ocho reinos secretos. Las familias de cultivadores de energía que sobrevivieron
a la batalla entraron en estos reinos y han vivido allí desde entonces. Estoy seguro de que ahora
entiende mi explicación, ¿verdad?

CAPITULO 1659

Jaime asintió y preguntó a Fernando:

—¿Es imposible viajar entre los ocho reinos secretos, señor Gabaldón?

—Pues la verdad es que no. Existen unas Matrices de Teletransporte que permiten viajar entre los
ocho reinos. Pero una misma persona sólo puede usar la matriz una vez cada tres días, así que no
mucha gente la usa —respondió Fernando.

—¿Por qué? —Jaime estaba confuso. «¿Por qué no explorarían los otros reinos secretos si existe
un medio de teletransporte?».

Preguntó Fernando.

—Bueno, señor Casas, ¿le gustaría encontrarse varado en una tierra completamente extraña?
Tendría que quedarse tres días, y le garantizo que alguien le robaría todas sus pertenencias,
aunque sólo estuviera tres horas en un reino extranjero. —Sonrió y continuó—: Los cultivadores
de energía espiritual de los reinos secretos comparten las mismas personalidades que los mortales
que ve en este mundo.

Jaime comprendió por fin a qué se refería Fernando. Incluso en los reinos secretos, el engaño y la
intriga eran prácticas comunes entre las familias inmortales.

De pronto recordó su anterior encuentro con Hada y con un grupo de hábiles hombres vestidos de
negro y sirvientes.

—Señor Gabaldón, ¿pueden los residentes en reinos secretos venir al reino mundano? —preguntó
Jaime.

Fernando respondió:

—Por supuesto. ¿No acabo yo mismo de regresar de un reino secreto? Aun así, es bastante raro
que los cultivadores de reinos secretos entren en el reino mundano. Estar mucho tiempo en este
espacio hace que sus habilidades se estanquen e incluso se deterioren. Por eso rara vez vienen al
reino mundano a menos que tengan emergencias. De hecho, la mayoría de las cosas aquí les
parecen mal. —Y añadió—: Como representante de la familia Gabaldón en el reino mundano, he
pasado una buena cantidad de tiempo en este reino, ¡por eso mis habilidades nunca han
mejorado!
Una sonrisa irónica curvó sus labios. Estaba claro que deseaba mejorar sus habilidades, pero sólo
podía aceptar su destino de ser elegido como el rostro de la familia Gabaldón en el reino
mundano.

Jaime reflexionó sobre las palabras de Fernando. En efecto, los cultivadores que conocía en el
reino mundano eran generalmente débiles, pero él era una excepción.

Por supuesto, no sabía si llegaría a un cuello de botella en su cultivo.

Si el reino mundano en verdad limitaba el alcance de su progreso en el cultivo, Jaime tenía toda la
intención de cultivar en un reino secreto.

Señor Gabaldón, tengo que pedirle un favor. No sé si accederá a mi petición.

—Adelante, señor Casas. —Fernando esbozó una sonrisa alentadora al joven.

Jaime preguntó con cautela:

—¿Podría llevarme al reino secreto para ver a esas familias de cultivadores, señor Gabaldón?

Medio esperaba que Fernando rechazara su petición. Después de todo, se arriesgaba a revelar el
secreto familiar de Fernando.

Para su sorpresa, Fernando respondió:

—Por supuesto. A decir verdad, antes de volver al reino mundano, el Gran Anciano de la familia
Gabaldón incluso me recordó que lo llevara de visita a la finca de la familia Gabaldón.

Jaime se quedó de piedra.

—Señor Gabaldón, ¿qué está pasando? ¿Cómo sabe de mí el Gran Anciano de su familia?

—¡Por supuesto! He informado de todos sus logros en el reino mundano a nuestro Gran Anciano,
¡y está muy interesado en conocerlo!
Jaime nunca imaginó que Fernando le hablaría del Gran Anciano de la familia Gabaldón. Sin
embargo, después de pensarlo un poco, se dio cuenta de que las acciones de Fernando tenían
todo el sentido del mundo. Como representante de la familia en el reino mundano, tenía la clara
responsabilidad de informar a su familia en el reino secreto de todos los acontecimientos
importantes que allí ocurrieran.

—¿Cuándo partimos entonces, señor Gabaldón? —Jaime se entusiasmó con la idea de visitar un
reino secreto.

—Hay tiempo de sobra, señor Casas. ¿Por qué no pasa la noche en la residencia Gabaldón?
Podemos partir mañana —le dijo Fernando a Jaime.

Jaime sólo pudo asentir y aceptar la sugerencia del otro hombre.

Sonrió al joven antes de lanzar una mirada cómplice a Astrid. La joven se sonrojó como un tomate.

La pareja parecía estar tramando algo.

CAPITULO 1660

Fernando ordenó que prepararan una habitación para Jaime.

Cuando Jaime entró en la habitación, notó que estaba muy limpia y que en el aire flotaba un dulce
aroma. Además, el interior de la habitación estaba exquisitamente decorado y equipado con todo
tipo de muebles. Estaba claro que se trataba del dormitorio de una mujer.

Jaime se quedó atónito y confuso al no saber por qué Fernando había dispuesto que se quedara en
aquella habitación. Sin embargo, no lo pensó demasiado y se dejó caer en la cama de inmediato.
Estaba impaciente por entrar en el reino secreto al día siguiente.

Después de charlar con Fernando ese mismo día, Jaime se dio cuenta de que había mucho más en
el mundo que la Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade.

Pronto, el hombre cayó en un profundo sueño.

En medio de su sueño, Jaime sintió de repente que alguien le tocaba el cuerpo. Por instinto, apartó
la mano de la persona de un manotazo.

Salió sobresaltado de su sueño y empezó a sudar frío. Nunca había sido tan descuidado y se
sorprendió de haber dejado que alguien se le acercara tanto sin darse cuenta.

—Ahhh…

Justo cuando Jaime iba a atacar de nuevo, escuchó un grito de mujer y se detuvo. Encendió de
inmediato las luces y, para su sorpresa, vio a Astrid de pie frente a él.

Ella era la que lo había tocado.

La mujer sólo llevaba un fino vestido de noche de satén que era casi transparente bajo la
iluminación de las luces.
—Señorita Gabaldón, ¿se encuentra bien? —preguntó Jaime tras girar la cabeza hacia un lado,
pues no se atrevía a mirar directamente a Astrid.

—¡Eso ha sido muy duro! ¡Cómo puedes tratar así a una mujer!

Astrid hizo un puchero y parecía estar bastante furiosa.

—Perdona. No sabía que era usted. ¿Qué hace en mi habitación a estas horas? —preguntó Jaime.

—Esta es mi habitación. ¿Por qué no puedo estar aquí? —preguntó Astrid.

Jaime empezó a asustarse al escuchar eso y se disculpó de inmediato.

—Señorita Gabaldón, lo siento mucho. Debo haber entrado en la habitación equivocada.

El hombre se sentía demasiado incómodo, ¡pensando que se había equivocado de habitación por
error!

Estaba a punto de marcharse cuando Astrid lo detuvo y le dijo:

—No. No te has equivocado. Quería que te quedaras en mi habitación.

Jaime se quedó helado y miró hacia Astrid con incredulidad.

Con un rubor en el rostro, la mujer dijo:

—Me gustas mucho, por eso quería que durmieras en mi habitación. Quiero ser tu mujer…

Sorprendido por la franqueza de Astrid, Jaime retrocedió unos pasos y replicó:

—Señorita Gabaldón, me temo que eso no es posible. Yo... Ya tengo novia.

—Lo sé, pero me da igual. Ni siquiera necesito un título apropiado. Sólo quiero estar a tu lado —
dijo Astrid sin mucha preocupación.

—Señorita Gabaldón, lo siento mucho. No puedo…

Tras decir esto, Jaime se dio la vuelta para marcharse, sintiéndose aun demasiado incómodo.

Sin embargo, Astrid le abrazó de repente por detrás y le dijo a regañadientes:

—¿Es porque no soy lo bastante guapa? ¿O no soy lo bastante capaz? ¿O es que el estatus de mi
familia no es lo bastante bueno para ti? ¿Por qué? Dime una razón.

Envuelto por el calor del cuerpo de la mujer, Jaime recitó en silencio el encantamiento
tranquilizador antes de decir:

—Señora Gabaldón, es usted muy guapa y la mujer más capaz que he conocido. Además, la familia
Gabaldón es una de las más influyentes de Ciudad de Jade. Es que mi novia sigue detenida en la
Alianza de Guerreros, y mi prioridad es sacarla… —Jaime apartó con suavidad la mano de Astrid e
intentó alejarse de ella.

—De verdad que no necesito nada. Lo digo en serio. Sólo puedes utilizarme para tus necesidades
físicas. ¿Por qué tu novia puede tenerte y yo no? Me gustas mucho. En verdad me gustas. Siempre
estás en mis pensamientos... Tal vez ahora sientas pena por mí, pero no me importa. Aunque
tengo muchos admiradores en Ciudad de Jade, ninguno me interesa. Soy una chica, y ya he
tomado la iniciativa de decirte lo que siento. ¿Por qué no te apiadas de mí?

Mientras Astrid hablaba, las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas.

CAPITULO 1661

Cuando Jaime vio aquello, le entró el pánico y no supo qué hacer. La verdad era que la Inteligencia
Emocional de Jaime era tan baja que prácticamente no existía. No sabía cómo engatusar a las
chicas, ¡por no decir de hablar con dulzura!

No entendía por qué tantas mujeres habían tomado la iniciativa de perseguirlo.

—Por favor, no llores. No es lo que piensas... De verdad…

Jaime no entendía nada mientras Astrid seguía llorando. Quiso secarle las lágrimas, ¡pero no se
atrevió a hacerlo!

—Es exactamente lo que pienso. ¿Crees que no sé nada de tu relación con Isabel? Lo he escuchado
todo. ¿Por qué te pareció bien acostarte con Isabel mientras tu novia estaba detenida en la Alianza
de Guerreros? Además, es la mejor amiga de tu novia... —Astrid interrogó a Jaime.

Parecía que la mujer ya había indagado en las personas cercanas a Jaime e investigado sus
relaciones con él.

—Eso son tonterías. Yo no me acosté con Isabel. ¿De quién te has enterado? Ni siquiera me he
acostado con Josefina todavía. ¡Todavía soy virgen! —Jaime explicó con ansiedad.

Al escuchar eso, Astrid se paralizó un momento y dejó de llorar antes de mirar a Jaime con
incredulidad.

«¡Dios mío! ¡Es un chico virgen!».

—¿Es de verdad? —preguntó Astrid, encontrándose incrédula.

—Te juro que no he hecho nada con ellas. Quería guardarlo hasta casarme... —contestó Jaime con
seriedad.

Astrid no pudo evitar soltar una risita al ver la expresión seria en el rostro de Jaime.

—¡Nunca hubiera esperado que un hombre formidable como tú siguiera siendo virgen! Puesto
que es así, no tendré que preocuparme más. Al menos no estoy en desventaja. No tengo nada que
temer. Estoy segura de que te enamorarás de mí.
Astrid rebosaba confianza.

No tenía nada de qué preocuparse, ya que Jaime no había intimado con aquellas otras mujeres.

Jaime dejó escapar un suspiro de impotencia al ver que Astrid volvía a sonreír. ¡Antes sí que le
había asustado!

El hombre agradeció el encantamiento tranquilizador. Si no fuera por él, ¡sería imposible para un
joven sano como él resistir la tentación!

—Se está haciendo tarde. Ahora debería descansar. Voy a salir… —¡Jaime no veía la hora de salir
de la habitación!

—No te vayas. Puedes dormir aquí esta noche... —Astrid se ofreció.

—No, no, no. Tengo miedo…

Antes de que Jaime pudiera terminar su frase, fue interrumpido por Astrid.

—Puedes quedarte aquí. Yo me iré. Hay otras habitaciones donde puedo dormir.

Tras decir esto, Astrid se dio la vuelta para marcharse. Cuando llegó a la puerta, se volvió de
repente y sonrió a Jaime.

—Buenas noches…
Después de que la mujer se marchara, Jaime cerró la puerta de inmediato y se sentó en la cama
mientras jadeaba con fuerza.

Mientras se secaba el sudor frío de la frente, dejó escapar una risita amarga.

No podía creer que, siendo un Gran Marqués de las Artes Marciales, ¡le aterrorizara tanto una
mujer!

—¡Ay! ¿Qué pasa con la sociedad moderna? Todas las mujeres son tan atrevidas hoy en día…

Jaime dejó escapar otro suspiro antes de sentarse con las piernas cruzadas y empezar a cultivar.
Estaba seguro de que aquella noche no podría conciliar el sueño.

Al día siguiente, Jaime se levantó temprano.

Mientras respiraba el aire fresco, no pudo evitar maravillarse ante el impresionante diseño del
patio de la residencia Gabaldón.

—Señor Casas, ¿durmió bien anoche?

En ese momento, Fernando se acercó a Jaime y le preguntó con una mirada burlona.

—Buenos días, señor Gabaldón. Estuvo bien... —Jaime contestó con torpeza, asintiendo con la
cabeza.

Cuando Fernando se dio cuenta de la expresión de Jaime, la sonrisa de su cara se hizo más amplia.
Tras dar una palmada en el hombro de Jaime, Fernando dijo en el tono que un anciano hablaría a
alguien de la generación más joven:

—Me alegro de que haya dormido bien. Más tarde lo llevaré a la finca de la familia Gabaldón. Para
su información, la finca de la familia Gabaldón siempre ha estado vedada a los forasteros…

CAPITULO 1662

Después de que Fernando dijera eso, Jaime pareció entender sus intenciones.

«No me extraña que Astrid entrara en mi habitación en mitad de la noche. Estaba planeado».

Jaime tendría que ser miembro de la familia Gabaldón si quería entrar en la finca de la familia
Gabaldón.

Si se juntaba con Astrid, naturalmente, se convertiría en miembro de su familia. Después de


convertirse en su familia, su entrada en la finca de los Gabaldón estaría justificada. Sin embargo,
Fernando no sabía que Jaime no había hecho nada con Astrid la noche anterior.

No le coaccionó para que hiciera lo que ella quería con el premio de ir a la finca de su familia. A
Jaime le pareció que en verdad tenía intención de esforzarse por conquistarlo.

—Señor Gabaldón, deberíamos irnos ya. Estoy deseando llegar —instó Jaime a Fernando.

Jaime temía que Fernando no lo llevara a su finca familiar si éste se enteraba de que no se había
acostado con Astrid.
—Está bien. Ya que está impaciente, vámonos.

Tras decir eso, agitó un poco las manos y un rayo de luz los envolvió de repente.

Jaime sabía que aquello era magia de teletransporte. Parecía que Fernando ya era un maestro de
ese hechizo.

Cuando las luces parpadearon, Jaime cerró de inmediato los ojos. Cuando los abrió, se dio cuenta
de que ahora estaban en el desierto.

—Es... ¿Es este el reino secreto? A mí no me parece diferente del reino mundano —exclamó Jaime
mientras miraba a su alrededor con curiosidad.

—Aún no hemos llegado al reino secreto. La magia del teletransporte sólo puede usarse en la
misma dimensión. Como el reino secreto no está en la misma dimensión que el reino mundano, es
imposible teletransportarse directamente al reino secreto, y mucho menos traer a alguien.

Al escuchar su explicación, Jaime se puso rojo de vergüenza. Sin embargo, continuaron su viaje.
Jaime siguió a Fernando durante algún tiempo antes de llegar al pie de una montaña.

Entonces, vio que Fernando sacaba un objeto con forma de octagrama y empezaba a entonar
cánticos.

Al instante, numerosas luces comenzaron a formarse en el aire, y una puerta se abrió poco a poco
donde se congregaban las luces.

Era como una puerta al cielo. Sin embargo, cuando Jaime intentó mirar dentro, no pudo ver nada.

—Esta es la Puerta del Fuego. Cuando se formaron los ocho reinos secretos, se basaron en el
patrón de los ocho trigramas. El reino secreto de nuestra familia está en el sur y simboliza el fuego.
De ahí que la nuestra se llame la Puerta del Fuego. También hay otras puertas, como la Puerta del
Cielo, la Puerta de la Tierra, la Puerta del Trueno, la Puerta del Viento, la Puerta del Agua, la Puerta
de la Montaña y, por último, la Puerta del Lago. El reino secreto del Palacio de la Nube Violeta está
en el este, así que la suya se llama Puerta del Trueno —explicó Fernando, y Jaime aprendió algo
nuevo.

—Señor Gabaldón, ¿cuántas sectas y familias prestigiosas viven en cada reino secreto? ¿Hay
alguna limitación?

Jaime quería saber cuán grande era el reino secreto y cuántas sectas y familias prestigiosas había
dentro.

Para su sorpresa, Fernando negó con la cabeza.

—La verdad, no lo sé. Está más allá de mis conocimientos. Nunca hice un recuento, así que no sé
cuántas sectas y familias de prestigio sobrevivieron aquel año.

Tras esto, Jaime siguió a Fernando hacia la puerta brillante. Una vez la atravesaron, desapareció de
inmediato.

Lo que entró por los ojos de Jaime fue una visión distinta. Todo lo que podía ver era un vasto
desierto desprovisto de vida. Aparte de las enormes dunas de arena, no vio nada más.

Jaime apenas podía creer lo que veía y miró dubitativo la cara de Fernando.

—Señor Gabaldón, ¿es éste... el reino secreto?

Según los conocimientos de Jaime, se suponía que los reinos secretos estaban llenos de
exuberante vegetación y las bestias campaban a sus anchas. En resumen, debería ser un buen
entorno.

«¿Por qué está este lugar tan desolado?».

Ante la confusión de Jaime, Fernando sonrió.

—¿Eh? No se parece a lo que habías imaginado, ¿verdad?


—No, es diferente. —Jaime negó con la cabeza.

Fernando soltó una carcajada.

—¡Jajaja! ¡Claro que es diferente! Cada reino secreto tiene su propio ambiente. Por ejemplo, la
Puerta del Trueno del Palacio de la Nube Violeta es un lugar con nevadas constantes durante todo
el año…
CAPITULO 1663

Jaime se sintió avergonzado después de escuchar eso. Aunque era un cultivador de energía
espiritual, ignoraba los asuntos relacionados con el reino celestial.

«Cielos, parezco un principiante. ¡Esto es tan vergonzoso!».

—No te preocupes. Aprenderás sobre esto tarde o temprano. Después de todo, puedo traerte a
este lugar a menudo cuando te hayas convertido en uno de nosotros.
Mientras Fernando miraba a Jaime, éste esbozaba una sonrisa cómplice. Entonces, agitó las manos
y la luz los envolvió de nuevo.

Al instante, aparecieron en una bulliciosa calle. Filas y filas de vendedores ambulantes vendían
comida y otros productos hasta donde alcanzaba la vista. Para Jaime, esta ciudad no era diferente
de las del reino mundano.

—Vamos, por aquí…

Fernando condujo a Jaime a través de una calle y se detuvo frente a un patio.

Mirando el patio, Jaime exclamó incrédulo:

—Señor Gabaldón, ¿no me diga que ésta es la finca de la familia Gabaldón?

Fernando asintió con la cabeza.

—Sí, éste es el lugar.

Por un momento, Jaime se quedó sin palabras. El patio no era impresionante y no le parecía un
lugar que perteneciera a una familia prestigiosa.

De hecho, ni siquiera podía compararse con el patio de Fernando en Ciudad de Jade.

Aunque Fernando podía adivinar lo que pasaba por la mente de Jaime, no dijo nada y sonrió un
poco. Luego, hizo pasar a Jaime.

Cuando Jaime cruzó la puerta, fue recibido con una ráfaga de energía espiritual, y lo siguiente que
vio fue una mansión elevada y majestuosa.

Dos guardias se erguían en la entrada de la mansión, emitiendo energía del nivel de los
Marqueses.

«¿Son marqueses de artes marciales?».

Jaime se quedó tan sorprendido que casi se le cae la mandíbula.

De nuevo, Jaime se volvió para mirar a Fernando con incredulidad. Sabiendo que Fernando
también era Marqués de las Artes Marciales, a Jaime le parecía extraño que los guardias
estuvieran al mismo nivel que él.

—Esta es la finca de la familia Gabaldón... —dijo Fernando con una sonrisa.

—Señor Gabaldón, si me permite la pregunta, ¿qué... qué cargo ocupa usted en la familia
Gabaldón? —Jaime sintió curiosidad.

Sonriendo un poco, contestó:

—Sólo soy el chico de los recados de la familia Gabaldón. En realidad, nadie de la línea directa
quiere ir al reino mundano.

Mientras explicaba, tenía una expresión de ligera impotencia en el rostro. En general, los
cultivadores de energía espiritual sólo tienen en mente un propósito primordial: practicar el
cultivo de energía espiritual.

Para ellos, ir al reino mundano era como poner una restricción a su progreso de cultivo.

—Entonces, ¿las otras familias prestigiosas que viven en los reinos secretos tienen representantes
en el reino mundano? No creo haberlos visto por ninguna parte.

En verdad, Jaime estaba un poco desconcertado. Después de todo este tiempo, sólo había
conocido a Fernando, un representante de la familia Gabaldón en el reino mundano.

—Creo que los hay, pero sus identidades suelen ser confidenciales, así que no estoy seguro. De
todos modos, entremos. Supongo que el Gran Anciano debe estar ansioso de esperar.

Sin perder más tiempo, Fernando condujo a Jaime al interior de la finca. Al pasar junto a los
guardias, Fernando les mostró su pase y los dejaron entrar.

«Oh. Parece que Fernando no es tan importante para su familia».

Atravesaron varios patios antes de detenerse en un edificio de tres plantas.

De pie en la entrada, Fernando gritó:

—Su humilde discípulo, Fernando Gabaldón, solicita una reunión con el Gran Anciano…
De inmediato, un hombre de mediana edad salió del edificio. Tenía una barba poblada y un aura
feroz a su alrededor.

Dirigió una mirada superficial a Jaime y Fernando y agitó un poco la mano.

Una ráfaga de energía espiritual apareció y envolvió a los dos.

A diferencia del inexpresivo Fernando, Jaime se alarmó. Al instante, una luz dorada parpadeó e
impidió que la energía espiritual extraña entrara en su cuerpo.

Eso fue porque Jaime se dio cuenta de que la energía espiritual estaba tratando de sellar su
cultivo.

¿Cómo podía Jaime permitir que alguien sellara su cultivo sin razón?

En el cuerpo de Jaime saltaron chispas doradas mientras luchaba con fuerza, usando el Poder de
los Dragones para impedir que la energía espiritual extraña entrara en su cuerpo.

El anciano frunció el ceño al verlo.

—Señor Casas, no se resista. Este es un procedimiento obligatorio para conocer al Gran Anciano.
Todo el mundo tiene que sellar su cultivo —dijo Fernando antes de entrar por la puerta.

CAPITULO 1664

Al ver aquello, Jaime tuvo que retraer el Poder de los Dragones.

En un instante, su campo de elixir quedó sellado, y su aspecto no difería en nada del de una
persona corriente.

—Adelante —invitó el hombre de vello facial abundante.

—Gracias, Tercer Anciano —dijo Fernando con una cortés reverencia.

Luego condujo a Jaime al interior del edificio.

Dentro, Jaime percibió una leve fragancia. La olió con fervor y en seguida frunció el ceño.

Como alquimista, Jaime conocía esa fragancia. Procedía de un árbol que emitía ese aroma cuando
se quemaba.

Sin embargo, la fragancia no se utilizaba para refrescar el aire. De hecho, se utilizaba igual que el
formaldehído para reducir la putrefacción. Así, los cadáveres no se pudrían durante mucho tiempo
después de ser fumigados con el humo.

Jaime no podía entender por qué se utilizaba esta especia en la finca de la familia Gabaldón donde
vivía el Gran Anciano.

Antes de que Jaime pudiera averiguar qué estaba pasando, Fernando se puso de rodillas.

—Saludos, Gran Anciano. Lo he traído aquí —declaró tras hacer una cortés reverencia.
Jaime se fijó en un anciano sentado en el asiento de arriba con vello facial blanco que le cubría
toda la cara.
Parecía muy viejo, pues tenía la piel arrugada. Parecía a punto de morir en cualquier momento.

El anciano no se movió ni un milímetro, pero sus ojos eran agudos y brillantes. Uno supondría que
estaba muerto si no fuera por sus ojos.

Jaime estaba tan absorto mirando al Gran Anciano que no le ofreció una reverencia.

—¡Señor Casas, dese prisa y haga una reverencia! —Fernando miró a Jaime con ansiedad—.
¡Ahora formas parte de la familia Gabaldón, así que es un pecado no inclinarse ante Gran Anciano!

Sin embargo, Jaime no se puso de rodillas. No era un Gabaldón y nunca se había arrodillado ante
nadie.

—¡Saludos, Gran Anciano! —dijo Jaime con cordialidad.

Un sudor frío se formó en la cabeza de Fernando, que temía que el Gran Anciano se enfadara por
la grosería de Jaime.

En lugar de montar en cólera, el Gran Anciano dijo con calma:

—Tome asiento.

Fernando se quedó estupefacto.


«Nunca me había sentado ante el Gran Anciano. Cada vez que vengo aquí, tengo que ponerme de
rodillas. ¿Por qué el Gran Anciano es tan amable hoy que Jaime está aquí? Nos pide que nos
sentemos».

Sin vacilar, Jaime se dirigió hacia una silla y se sentó. Sin embargo, Fernando no se atrevió a
ponerse en pie y permaneció arrodillado.

—Sírvenos café, por favor —ordenó Gran Anciano.

Justo en ese momento, una hermosa dama ataviada con un vestido blanco salió de una habitación.
Podría ser un hada con su impresionante aspecto.

Sin embargo, su rostro era pálido y Jaime no pudo detectar ningún aura en ella. Parecía un cadáver
andante.

La mujer se acercó con lentitud a Jaime. Bajó un poco la cabeza y le puso una taza de café delante.

Jaime se quedó mirando la cara de la mujer, totalmente desconcertado.

«No percibo ningún aura en ella. ¿Es una marioneta zombi?».

Jaime sintió un escalofrío al pensarlo.

«Si no me equivoco, la finca de la familia Gabaldón no es un lugar seguro para mí».

Cuando la mujer se dio la vuelta, Jaime fingió rozar su mano por accidente. La mano de la mujer
estaba helada, ¡así que Jaime estaba seguro de que era un cadáver! Al instante, la respiración de
Jaime se aceleró. Su fuerza había sido sellada, así que no podía defenderse y estaba a su merced.

Con cuidado, Jaime tomó la taza de café con manos temblorosas.

Nunca había estado tan nervioso en su vida.

CAPITULO 1665

Jaime contempló el café sin decir palabra durante largo rato. No tenía valor para bebérselo.
¿Quién sabe lo que habrán puesto?

—Por favor, tome un poco de café —dijo el Gran Anciano. Había un matiz de reverencia en su voz
que sorprendió a Fernando, que seguía arrodillado en el suelo.

Nunca había oído al Gran Anciano ser tan cortés con otra persona.

Jaime no tuvo más remedio que dar un sorbo al café.

«Mi poder ha sido sellado, así que no tiene sentido resistirse. A estas alturas, sólo puedo dejarme
llevar por la corriente».

Decidido, Jaime se bebió el café de un trago. Al instante, una sensación de calor recorrió su
cuerpo.
Para su sorpresa, su campo de elixir sellado se había liberado y podía sentir su energía espiritual
hirviendo dentro de su cuerpo.

Jaime se examinó y se dio cuenta de que había recuperado todas sus fuerzas. El sello se había
levantado.

Tomado por sorpresa, Jaime no pudo evitar preguntarse por qué el café podía ser tan efectivo.
Levantó la cabeza para preguntar qué había pasado.

Cuando levantó la vista, descubrió una enorme escultura en relieve que aparecía en la pared
detrás del Gran Anciano.

Era una escultura en relieve que representaba un enorme dragón que era la réplica exacta del
dragón del Anillo del Dragón de Jaime.

La cara de Jaime se llenó de asombro y su corazón de curiosidad.

El Gran Anciano ya había saltado de su silla y aterrizado ante Jaime.

Luego se puso de rodillas.

—Mi Señor, Casio Gabaldón, a su servicio —dijo con respeto.

«¡El Gran Anciano de la familia Gabaldón, Casio Gabaldón, se había arrodillado ante Jaime para
saludarlo con cortesía!».

Fernando apenas daba crédito a lo que veía. Se quedó boquiabierto.


«¡Nunca había visto al Gran Anciano abandonar su asiento ni arrodillarse ante nadie! En la familia
Gabaldón, el Gran Anciano es respetado por todos. Nunca se ha arrodillado ante nadie. ¿Por qué
se arrodilla ante Jaime, un joven de veinte años? Incluso se dirigió a Jaime como “¡Mi Señor!”».

La visión fue como un rayo para Fernando.

Al ver a Casio arrodillado ante él, Jaime miró la escultura en relieve y un poco tarde se dio cuenta
de lo que estaba pasando.

—¿También forma parte de la Secta de los Dragones? —preguntó.

—Mi señor, la familia Gabaldón es uno de los trece regimientos de la Secta de los Dragones. He
esperado veinte años a que apareciera —fue la respuesta de Casio. Había una pizca de alegría en
su voz temblorosa.

Jaime comprendió. No podía evitar la ilusión de conocer mejor a su padre.

No tenía ni idea de lo poderoso que era su padre para poder convertir a la familia Gabaldón, una
familia especializada en el cultivo de la energía espiritual, en uno de los regimientos de la Secta del
Dragón.

Jaime se preguntó si los regimientos restantes que aún no se habían revelado lo dejarían sin
sentido. Sin embargo, descubrió que los regimientos se revelarían según su fuerza. Cuanto más
tarde aparecieran, más fuertes serían. Además, siempre aparecían en su vida en consecuencia,
como si su vida formara parte del plan de alguien.

—Levántese. Tenemos que hablar —ordenó Jaime con un gesto de la mano.

Casio asintió y se puso en pie para situarse junto a Jaime.

—Señor Gabaldón, usted también puede levantarse —le dijo Jaime a

Fernando. Fernando negó profusamente con la cabeza.

—¡No me atrevería!

Casio estaba de pie junto a Jaime, así que no se atrevió a ponerse en pie.

—El señor te ha dicho que te levantes, así que haz lo que te dice —habló Casio.

Al escuchar eso, Fernando se levantó poco a poco, pero permaneció en posición encorvada.

Fernando nunca había oído hablar de la Secta de los Dragones ni del regimiento, pero sabía que
Jaime era ahora el jefe de la familia Gabaldón mientras Casio obedecía las órdenes de Jaime.

CAPITULO 1666

—Tengo una pregunta. ¿Qué le pasa a esa joven? —preguntó Jaime.

No quería que un regimiento dependiente de la Secta del Dragón creara marionetas zombis.

Al escuchar su pregunta, Casio se apresuró a explicar:


—Mi Señor, esta joven es mi hija.

—¿Su hija? —Una expresión incrédula se apoderó del rostro de Jaime—. ¿Por qué está sin vida?
¿Está muerta?

La expresión de Casio cambió al responder:

—Mi señor, alguien tendió una trampa a mi hija y la mató hace años. Hice todo lo posible por
reunir el alma y el espíritu que le pertenecían. Para ser exactos, no es un cadáver. Para evitar que
su cuerpo se pudra, tengo que quemar incienso todos los días en el salón.

Las lágrimas brillaron en los ojos de Casio.

No podía hacer nada para ayudar a su hija y tenía que pasar todo el tiempo con ella. Cualquiera
tendría la misma reacción si estuviera en su lugar.

Jaime observó analizando a la joven, que parecía tener unos veinte años. Era evidente que Casio
tenía más de cien años, por lo que Jaime nunca adivinaría que era su hija si él no se lo hubiera
revelado.

—¿Cuánto tiempo lleva su hija así? —preguntó Jaime.


—Veinte años.

La respuesta sorprendió a Jaime.

—Parece que tiene veinte años. ¿Cómo es posible? —Miró incrédulo a la hija de Casio. «No parece
una mujer de cuarenta años».

—Mi señor, a mi hija le hicieron daño cuando tenía veinticuatro años, así que su cuerpo se quedó
en esa edad. Además, los que cultivamos la energía espiritual como nosotros conseguimos
aumentar nuestra esperanza de vida según nuestra fuerza. Algunos pueden vivir hasta cientos e
incluso miles de años, así que esto no tiene nada de especial —explicó Casio.

Jaime asintió con fuerza.

—¿Nunca ha pensado en revivir a su hija en todos estos años?

—Bueno —suspiró Casio—, he utilizado todos los medios en vano. Cuando mi hija acabó en este
estado, tuve un sueño. Un dragón dorado me dijo que el próximo señor de la Secta del Dragón
podría revivir a mi hija. Por eso esperé con paciencia al señor durante veinte años, y hoy, por fin,
está aquí.

De repente, Casio volvió a ponerse de rodillas.

—Mi Señor, por favor, reviva a mi hija. Le juraré lealtad y arriesgaré mi vida para protegerlo.

Jaime entró en pánico al instante.

«No puedo revivir a la hija de Casio. Mi habilidad no es rival para un anciano de la familia
Gabaldón».
—Gran Anciano, me temo que no puedo revivir a su hija con mi habilidad actual. ¿Por qué no
piensa en otra forma? —sugirió Jaime con torpeza.

—Mi Señor, creo que puede hacerlo ya que el dragón dorado apareció en mi sueño y así me lo
dijo. Aunque ahora no pueda hacerlo, algún día podrá. Por favor, llévela con usted y encuentre la
forma de revivirla. Mi hija está en el nivel de Divisor de Espíritus, que se traduce al nivel de Santo
de las Artes Marciales en el mundo de las artes marciales. Puede que sólo tenga un alma y un
espíritu, pero su cuerpo es indestructible. Ella podrá ayudarlo, Mi señor —suplicó Casio.

Quería que Jaime llevara a su hija en su viaje.

Jaime estaba perplejo. Si la hija de Casio fuera una persona corriente, podría considerar llevarla
con él. Además, podría dirigirse a Alianza de Guerreros y salvar a Josefina con la ayuda de un Santo
de las Artes Marciales.

Sin embargo, la hija de Casio no era diferente de una marioneta zombi. Sería difícil de explicar si
Jaime la traía consigo.

CAPITULO 1667

Lo más importante era que Jaime sabía que no era capaz de revivir a la hija de Casio. Sin embargo,
no tuvo más remedio que decir que sí ante la insistencia de Casio.
Encantado, Casio ordenó a sus hombres que prepararan un banquete. También invitó a Jaime a
quedarse en su casa.

Jaime pasó tres días en la finca de la familia Gabaldón. Allí aprendió más cosas sobre el reino
celestial y los reinos secretos.

Resultó que el reino secreto era igual que el reino mundano, donde las familias y sectas
prestigiosas luchaban entre sí para conseguir los recursos que querían.

Jaime le preguntó a Casio si la familia Gabaldón confiaba en derrotar al Palacio de la Nube Violeta.
Sin embargo, Casio no tenía respuesta para eso. Estaban en reinos secretos diferentes, así que
Casio no sabía lo capaz que era el Palacio de la Nube Violeta y no estaba seguro de si los Gabaldón
eran su rival.

Era difícil ir a otro reino secreto y luchar allí, ya que existía la posibilidad de perder y morir en
territorio ajeno.

Esa era precisamente la razón por la que la gente rara vez usaba Matrices de Teletransportación
para teletransportarse a otros reinos secretos, aunque los reinos secretos estuvieran equipados
con Matrices de Teletransportación.

Casio también le contó a Jaime todo lo que sabía sobre Alianza de Guerreros.

Para sorpresa de Jaime, se enteró de que la Alianza de Guerreros ya había abandonado el mundo
de las artes marciales.

Algunos espíritus demoniacos que sobrevivieron a la Batalla Celestial controlaban ahora Alianza de
Guerreros.

Puede que perdieran la vida en la batalla, pero sus espíritus consiguieron sobrevivir.
Los espíritus tomaron cuerpos prestados para volver a la vida y controlar el reino mundano y
recuperar su fuerza. Por eso los espíritus podían aumentar su fuerza sin límites. Sin embargo, los
cultivadores de energía espiritual del reino secreto no podían permanecer demasiado tiempo en el
reino mundano.

Sólo podían volver a aparecer cuando el mundo entero cambiara, dando lugar al renacimiento de
la energía espiritual y a la desaparición de los reinos secretos.

Sólo así podrían liberarse del reino secreto artificial que los aprisionaba.

Sentado en el asiento más prestigioso de la familia Gabaldón, Jaime no pudo evitar dejar escapar
un pesado suspiro.

Cuanto más aprendía, más impotente se sentía.

Eso era porque se daba cuenta de que no era más que un don nadie que sólo podía seguir la
corriente en el reino celestial.

Después de pasar tres días en la finca de la familia Gabaldón, Jaime quiso marcharse. La finca de la
familia Gabaldón tenía una abundancia de energía espiritual y recursos en comparación con el reino
mundano, pero no podía quedarse allí porque tenía otra cosa que hacer.

—Mi Señor, por favor, cuide bien de mi hija. —A pesar de su reticencia, Casio entregó su hija a
Jaime.

La energía espiritual era escasa en el reino mundano, así que no temía que el cuerpo de su hija se
pudriera allí.

—No se preocupe, Gran Anciano. Encontraré la forma de revivirla —le aseguró Jaime, aunque no
estaba seguro de poder hacerlo.

—Mi Señor, su nombre es Evangelina Gabaldón. Sólo tiene un alma y un espíritu, pero después de
pasar algún tiempo conmigo, puede entender algunas palabras sencillas —le dijo Casio a Jaime.

—Está bien. No se preocupe, Gran Anciano.

Jaime condujo a Evangelina y a Fernando fuera de la finca de la familia Gabaldón para regresar al
reino mundano.

Astrid se llenó de celos cuando vio a Jaime regresando a la residencia de los Gabaldón con
Evangelina a cuestas.

«No lo entiendo. ¿Por qué Jaime volvió de la finca familiar con una chica?».

—Jaime, ¿por qué eres tan caprichoso? ¿Cómo pudiste traer a una chica de vuelta a casa? Todo lo
que dijiste aquella noche era mentira, ¿eh? —espetó descontenta.

—Señorita Gabaldón, se trata de un malentendido —dijo Jaime y esbozó una sonrisa avergonzada.

Antes de que Jaime pudiera explicarse, la expresión de Fernando cambió. Se volvió hacia Astrid y
le gritó:
—¡Cállate! ¿Cómo se te ocurre hablarle así al señor Casas? Lo que haga no es asunto tuyo. Vuelve
a tu cuarto y deja de decir tonterías.

CAPITULO 1668

Fernando estaba emocionado.

«¿Sabe Astrid lo poderoso que es Jaime ahora? Es alguien a quien el Gran Anciano rinde pleitesía.
¿Cómo puede hablarle en ese tono? ¿Está cortejando a la muerte? Además, Evangelina es la hija
del Gran Anciano. ¡En verdad está pidiendo que esté celosa de ella!».

—Papá, ¿qué pasa? Él…

Antes de que Astrid pudiera decir nada, Fernando la mandó de nuevo a su habitación.

—Señor Casas, por favor, ignórela. Ella es así…

Fernando se disculpó con premura ante Jaime.

Jaime sonrió con indiferencia.

—Creo que tiene que explicárselo bien a la señora Gabaldón. Al contrario de lo que ella creía, no
soy una persona promiscua.

—¡Por supuesto, se lo explicaré!

Fernando asintió con fuerza.

Jaime se fue con Evangelina. Mientras tanto, Fernando fue a buscar a Astrid para darle una severa
advertencia.

—Escúchame bien. La próxima vez que veas al señor Casas, tienes que ser respetuosa con él. No te
atrevas a faltarle al respeto. No puedes hablarle como acabas de hacerlo. ¿Lo has entendido? —
Fernando regañó a Astrid.

Astrid se quedó atónita.

—Papá, ¿qué pasa? Has vuelto de viaje a la residencia de los Gabaldón y ahora te comportas de
forma tan extraña. Jaime tiene algunas habilidades, pero no hay necesidad de que le tengas tanto
miedo. Además, ¿quién es la otra mujer? ¿Está saliendo con Jaime?

Al escuchar eso, Fernando reprendió:

—¡Cállate la boca! Si el señor Casas te pide que hagas algo, lo harás. No tienes derecho a
cuestionar ni a replicar.

—Papá, ¿por qué? Dime qué pasó —preguntó Astrid, perpleja.

—Lo sabrás en el futuro. Sólo tienes que escucharme ahora. —Fernando no se atrevió a revelar las
identidades de Jaime y Evangelina.
Cuando Fernando se marchó, Astrid tiró la almohada al suelo en un arrebato de rabia. Estaba
perpleja por lo drástico que había cambiado su padre en apenas unos días.

...

En la residencia de los Duval, Giovanni convocaba a los expertos para reunirse como patriarca de
la familia Duval. Leviatán y Los Cuatro Villanos también estaban presentes.

Como resultado, la residencia estaba repleta de expertos como sardinas en lata.

Sin embargo, todos tenían una expresión sombría.

—¡Todo el mundo, hoy es el último día, como se indica en la invitación! Si Jaime sigue sin
aparecer, tendremos que luchar a muerte contra la Alianza de Guerreros —dijo Giovanni mientras
fruncía las cejas.

—¡Car*jo! ¡Vamos con todo contra Alianza de Guerreros! ¿De qué hay que tener miedo? —bramó
Bosco.
—¡Bosco, cierra el pico! —Orlando lanzó una mirada fulminante a Bosco antes de continuar—:
¿Qué deberíamos hacer si vamos a luchar contra Alianza de Guerreros y herimos por accidente a la
señorita Serrano durante el proceso?

Al escuchar la declaración de Orlando, todos se quedaron en silencio.

En ese momento, Giovanni miró a Ramón y le preguntó:

—Señor Duval, ¿qué le parece si toma usted la decisión?

Ramón era el que tenía más autoridad entre todos los presentes. Por lo tanto, era él quien tenía
que tomar la decisión.

Ramón miró a Isabel.

—Isabel, ¿qué te parece?

Isabel no contestó. Sus manos agarraban con fuerza la invitación de la Alianza de Guerreros y sus
ojos estaban llenos de furia.

Cuando Jaime se fue, Saulo de la Alianza de Guerreros fue con una invitación para Jaime.
Amenazaron con cortarle un brazo a Josefina si no veían a Jaime en la Alianza de Guerreros en tres
días.

Tres días habían pasado desde entonces. Sin embargo, Jaime seguía ilocalizable, así que todos se
reunieron para discutir un plan.

Como tenían miedo de herir a Josefina, ninguno de ellos se atrevió a entrar en combate con la
Alianza de Guerreros.

Nadie deseaba asumir tal responsabilidad.


Justo cuando todos estaban perdidos, Jaime regresó con Evangelina.

—¡Volvió el señor Casas! —gritó alguien desde afuera.

CAPITULO 1669

Cuando todos escucharon eso, se llenaron de emoción y de inmediato salieron corriendo de la


residencia.

Jaime vio que todos estaban presentes y frunció el ceño.

—¿Ha pasado algo?

—Jaime, mira esto.

Isabel se adelantó y le pasó la invitación de la Alianza de Guerreros.

Luego, su mirada se posó en Evangelina, que estaba de pie detrás de Jaime. Sin embargo, no dijo
nada.

Jaime tomó la invitación y de inmediato montó en cólera.

—¡Este Saulo merece la muerte!

Apretó los dientes, mientras la invitación en sus manos se convertía en cenizas.

—Espérenme aquí. Ahora voy a la Alianza de Guerreros.

Con eso, Jaime dio media vuelta y se fue.

—Jaime, Saulo es un hombre astuto y sagaz. Es demasiado peligroso que vayas solo —gritó
Ramón.

—Señor Duval, no se preocupe. Tendré cuidado.

Después de decir eso, partió en dirección a la Alianza de Guerreros.

La invitación había dicho que Jaime fuera solo. Por lo tanto, no llevaría a nadie por la seguridad de
Josefina.

Evangelina, sin embargo, siguió de inmediato a Jaime mientras se alejaba.

—Jaime, esta chica está…

Isabel quiso decirle a Jaime que Evangelina lo seguía.

Jaime se volvió y vio a Evangelina. Pronunció:

—Quédate aquí.

Evangelina tenía los ojos vidriosos y desenfocados. Sin embargo, movió la cabeza sin expresión.
Isabel miró a Jaime con extrañeza.

—Te lo explicaré cuando vuelva. Seguramente a Saulo no le importará que me siga —dijo Jaime a
Isabel antes de tomar a Evangelina y marcharse a toda velocidad hacia la Alianza de Guerreros.

Evangelina ya no era más que una marioneta. Además, no desprendía aura alguna. Por lo tanto,
Saulo no diría nada si Jaime la llevaba consigo.

Mientras tanto, diez guerreros de Túnica de Cobre Negro estaban apostados en la Alianza de
Guerreros. Saulo sacó a Josefina del calabozo, sosteniendo un cetro.

Cuando la luz del sol iluminó el cuerpo de Josefina, ésta no pudo evitar cerrar los ojos. Hacía
mucho tiempo que no veía la luz del sol.

Su rostro estaba pálido y parecía bastante débil.

Aunque la Alianza de Guerreros le dio a Josefina muchas píldoras y suplementos para la salud, aún
se veía frágil.
—¿Por fin está sucediendo? —preguntó Josefina con calma, mientras mantenía una expresión
indiferente.

—Señorita Serrano, no se preocupe. No vamos a matarla. Usted es nuestro cebo.

se burló con frialdad Saulo.

Cuando Josefina salió de la mazmorra, entró en una jaula gigantesca.

La jaula estaba hecha de platino negro, por lo que era dura y resistente. Con una matriz arcana
envolviéndola, era casi imposible abrirla por la fuerza.

Cuando Josefina entró en la jaula, la colgaron en lo alto. Era como un animal enjaulado a la vista
de todos.

—¿Has pensado en esto? ¿Conoces las consecuencias? Si Jaime logra salvar a esta mujer, ambos
vamos a morir…

La voz del espíritu habló en la mente de Saulo.

—No te preocupes. Incluso tengo una reliquia sagrada de artes marciales. Además, aquí tenemos
una fuerte defensa. Jaime no va a poder salvarla. ¡Quiero que vea el patético estado de su novia!
¡Quiero hacerlo entrar en pánico! Si entra en pánico, no será capaz de pensar con claridad. Una
vez que Jaime pierda la compostura, será hombre muerto.

Saulo tenía una sonrisa siniestra. En este aspecto, era mucho más intrigante y astuto que Sion.

Saulo miró la hora y esperó a Jaime con paciencia.

—Jaime, te he preparado un regalo enorme. Espero que no me decepciones.

Saulo se quedó mirando la entrada de la Alianza de Guerreros con una sonrisa siniestra.

CAPITULO 1670
Jaime se dirigió a toda velocidad a la Alianza de Guerreros con Evangelina. Justo cuando estaba a
una distancia de la Alianza de Guerreros, se congeló.

Fue porque sintió a Josefina, y su aura se sintió intensa.

—¿Cómo puede ser? ¿Será que liberaron a Josefina?

Una expresión de asombro cruzó el rostro de Jaime, y aceleró el paso.

Cuando llegó a la entrada de la Alianza de Guerreros, uno de los miembros fue a informar a Saulo.

—Presidente Noguera, Jaime ha llegado —dijo el miembro.

La confianza de Saulo era palpable al pronunciar:

—Bien, por fin ha venido. Que pase.


—¿Estás seguro de que puedes parar a Jaime? —volvió a preguntar el espíritu a Saulo.

—Estate tranquilo. Estoy seguro al noventa por ciento. Mientras Jaime esté dispuesto a dejarlo
todo por salvar a su novia, no podrá escapar de esto —dijo Saulo con sorna.

Ya le había tendido una trampa a Jaime. Todo lo que necesitaba hacer ahora era enfurecer a Jaime
y hacerle perder la racionalidad.

Las puertas de la Alianza de Guerreros se abrieron poco a poco y Jaime entró con Evangelina. Los
guerreros de Túnica de Cobre Negro los rodearon al instante.

Cuando Saulo se dio cuenta de que Jaime había llevado a alguien más con él, frunció el ceño.

—Jaime, has roto nuestra promesa. ¿No temes que hagamos sufrir a tu novia?

Jaime miró a Evangelina y contestó:

—Ahora mismo no es más que un cadáver, así que no puede hacer otra cosa que seguirme a todas
partes. De todas formas, no puedo hacer que se vaya.

Al escuchar eso, Saulo entrecerró los ojos. Un rayo de luz salió disparado de ellos y veló a
Evangelina.

Evangelina no tenía vida, era como una marioneta.

Fue entonces cuando Saulo dejó escapar un suspiro de alivio. Apartando los ojos de ella, dijo:

—Jaime, nunca pensé que caerías en desgracia y empezarías a crear marionetas zombis. Sin
embargo, esta marioneta zombi es tan bonita. Pero, no tiene nada de vida, nada de poder. No
puedes haber creado una marioneta zombi así para poder acostarte con ella, ¿verdad? Eres la
estrella emergente del mundo de las artes marciales y el señor de la Secta del Dios de la Medicina.
Sin embargo, has hecho una marioneta zombi hembra para satisfacer tus deseos. Nunca pensé
que te gustaran esas cosas. Me pregunto qué pensarían las chicas que están enamoradas de ti si
yo divulgara la noticia —se burló Saulo, con una sonrisa cada vez más amplia.
Sin embargo, Jaime no se inmutó y le dedicó una sonrisa.

—Lo que quieras hacer no es asunto mío. No me has convocado aquí para decir esas tonterías,
¿verdad? Si esto es todo lo que tienes que decirme, tendré que decir que no tengo tiempo para ti.

Saulo soltó una carcajada.

—¡Jajaja! ¡Pues claro que no! ¿Aún no percibes el aura de tu novia?

—Sé que has estado deseando rescatar a tu novia, pero la mazmorra de la Alianza de Guerreros
está protegida por una matriz arcana. Esa matriz es algo que no puedes romper.

Sin embargo, hoy te daré una oportunidad. He traído a tu novia. Mientras puedas rescatarla de
nosotros, la Alianza de Guerreros no volverá a interponerse en tu camino.
Dicho esto, Saulo saludó con la mano. Un destello de luz apareció detrás de él, y Josefina, que
había estado enjaulada, se materializó.

Cuando Jaime vio que Josefina había sido encerrada en una jaula de acero y estaba pálida y débil,
la rabia se agitó en su interior.

Saulo empezó a reírse de la creciente rabia e intención asesina de Jaime.

—¡Car*jo! ¡Saulo! Saulo! —rugió Jaime.

La Espada Matadragones se manifestó en su mano y blandió la espada contra Saulo.

Mientras una ráfaga de energía de espada se dirigía hacia Saulo, Jaime volvió a blandir la espada
para liberar otro destello de energía de espada.

La segunda ráfaga se dirigió a la jaula de Josefina.

Saulo se burló. Con un movimiento de la mano, liberó ondas de aire.

CAPITULO 1671

Esas ondas chocaron contra la energía de la espada de Jaime.

Sin embargo, las ondas se destruyeron en cuanto entraron en contacto con la energía de la espada
de Jaime.

Después de todo, aún había una diferencia considerable entre el poder de Saulo y el de Jaime.
Pero, Saulo no se dejó llevar por el pánico. Levantó el cetro que tenía en la mano y lo golpeó hacia
abajo.

El cetro emitió un zumbido, y el sonido se propagó en todas direcciones como una ola.

Para su sorpresa, la energía de la espada que Jaime liberó se disipó al encontrarse con la onda
sonora.

Al mismo tiempo, Jaime retrocedió tambaleándose por la fuerza de la onda sonora. Su expresión
se ensombreció.
Saulo rio con arrogancia.

—¡Jajaja! Jaime, ¿has olvidado que tengo una reliquia sagrada de artes marciales? No podrás
resistir un golpe mortal de la reliquia sagrada de artes marciales.

—¡Que te j*dan! ¡Te voy a matar hoy mismo!

Jaime se llenó de furia. De hecho, empezó a temblar. Estaba atormentado por la visión de Josefina
en una jaula de acero. Sentía como si su corazón hubiera sido atravesado por mil flechas.

Mientras temblaba, la Espada Matadragones que tenía en la mano empezó a zumbar también.

El resplandor dorado empezó a parpadear, y el Cuerpo de Golem se activó. En el segundo


siguiente, unas escamas doradas cubrieron todo el cuerpo de Jaime.
—¡Déjame, Jaime! ¡Vete ya! ¡Date prisa y vete! ¡Esto es una trampa! —Josefina le gritó a Jaime.

—¡Silencio! —ordenó Saulo antes de mover la mano en su dirección.

Una ráfaga de energía marcial se transformó en un látigo que golpeó la jaula de acero.

La jaula tembló y una roncha roja apareció en el cuerpo de Josefina.

Sin embargo, no emitió ni un solo sonido.

—¡Maldito desgraciado! —gritó Jaime antes de cargar de nuevo contra Saulo.

Sin embargo, esta vez, en cuanto Jaime se movió, una docena de guerreros de Túnica de Cobre
Negro se movieron también.

Uno de ellos golpeó con la palma de la mano la nuca de Jaime, y el viento sopló a toda velocidad.

Jaime, enfurecido y triste, no dudó en contrarrestar el ataque del guerrero de Túnica de Cobre
Negro.

¡Whoosh!

Tras el destello de luz dorada se escuchó un grito agónico.

El guerrero de Túnica de Cobre Negro que había atacado a Jaime tenía el brazo cortado. La sangre
brotó del muñón.

En ese momento, los otros guerreros de Túnica de Cobre Negro inhalaron con fuerza.

—¡Todos los presentes tienen que morir hoy!

Jaime abrió los ojos y se le inyectaron en sangre. La intención asesina que emanaba era cada vez
más fuerte.

Saulo se alegró aún más al ver la furia de Jaime, y continuó burlándose de él.

—Qué hábil eres presumiendo, Jaime. Si fueras lo bastante capaz, habrías rescatado a tu novia
hace mucho tiempo. Presumes todo el tiempo, pero ni siquiera puedes salvar a tu propia novia.
¿De verdad te crees alguien grande?

Como era de esperar, Jaime se puso aún más lívido tras escuchar las palabras de Saulo. Mientras
apuntaba a Saulo con su Espada Matadragones, gritó:

—¡Saulo Noguera, hoy mismo voy a hacer que te arranques los órganos con tus propias manos!

El aura que rodeaba a Jaime se amplificó, y la Espada Matadragones de su mano se iluminó más.

Entonces, apareció un dragón dorado y empezó a rodear a Jaime.

Acto seguido, Jaime blandió el brazo con brusquedad para ejecutar el primer movimiento del
Golpe Divino de las Nueve Sombras.

El terrorífico poder de la espada de Jaime se precipitó hacia Saulo. Sin embargo, Saulo tenía una
reliquia sagrada de artes marciales, y no temía a Jaime.

Lo que hizo fue levantar su cetro, que también brilló antes de liberar un rayo de luz que se dirigió
hacia el rayo de la espada de Jaime.

¡Pum!

Tras el ensordecedor sonido, las ondas expansivas se extendieron hacia el exterior.

Los guerreros de Túnica de Cobre Negro hicieron lo que pudieron para resistir las ondas de
choque. Como ellos, Josefina fue afectada por las ondas. La jaula en la que estaba se sacudió de
forma agresiva, y empezaron a aparecer marcas en su cuerpo.

—¡Josefina!

Jaime se sintió abrumado por la preocupación al verla herida.

—Vamos, Jaime. Usa todo tu poder. Eso siempre que no te importe que tu novia muera por ello.
Me parece bien. Tengo la reliquia sagrada de las artes marciales, así que no podrás hacerme daño
—se burló Saulo mientras permanecía de pie frente a la jaula.

CAPITULO 1672

Jaime no tuvo más remedio que bajar poco a poco la Espada Matadragones empuñada. Procedió a
guardarla, preocupado de que su energía de espada pudiera dañar a Josefina.

Sin embargo, su aprensión acentuó la vibrante sonrisa en el rostro de Saulo.

—¡Agárrenlo! —Saulo ordenó a los guerreros de Túnica de Cobre Negro con un gesto de la mano.

Cuando más de diez de ellos cargaron contra Jaime, su cuerpo emitió un tono dorado mientras
una expresión aterradora descendía por su rostro.

Después, dos dragones dorados se entrelazaron alrededor de su puño. Emitían una luz tan
chirriante que hizo que todos los presentes entrecerraran los ojos.
Mientras tanto, los guerreros eran conscientes de que individualmente no eran rivales para Jaime.
Por lo tanto, todos combinaron sus fuerzas para desatar una energía marcial que rompía el cielo
en dirección a Jaime.

En respuesta, Jaime lanzó un grito de guerra mientras lanzaba un puñetazo hacia delante,
desatando un rugido de dragón que sacudió toda la tierra.

Su ataque neutralizó el ataque combinado de energía marcial de más de diez guerreros de Túnica
de Cobre Negro, tomándolos por sorpresa.

Aprovechando su conmoción momentánea, Jaime rugió de nuevo mientras lanzaba otro puñetazo.

El Puño de Luz Sagrado era una técnica antigua y sagrada.


Aunque Jaime aún no la dominaba, aprender lo básico era suficiente para desatar un poder
devastador.

Mientras una luz deslumbrante iluminaba toda la Alianza de Guerreros, una fuerza abrumadora
estalló hacia los guerreros de Túnica de Cobre Negro.

El inminente ataque llenó sus ojos de terror, pues nadie esperaba que una sola persona fuera
capaz de desatar un poder tan abrumador.

Incluso Saulo frunció el ceño y empezó a cuestionarse su decisión de enfurecer a Jaime.

¡Bum!

El puñetazo estalló en medio de los guerreros de Túnica de Cobre Negro.

Mientras muchos del grupo salían despedidos por la explosión, el que estaba más cerca de la zona
cero fue aniquilado, dejando tras de sí nada más que un charco de sangre y carne molida.

Mientras contemplaba los horripilantes restos, los ojos de Saulo se llenaron de incredulidad.

Inconscientemente, apretó con fuerza el cetro, ya que la reliquia sagrada de las artes marciales era
lo único que le daba sensación de seguridad.

Después, Jaime miró a los demás guerreros, provocándoles un escalofrío.

Mientras se acercaba paso a paso a Saulo, ninguno de los guerreros de Túnica de Cobre Negro se
atrevía a atacar de nuevo.

Al notar su vacilación, Saulo gritó:

—¡Deprisa, mátenlo!

Después de que los guerreros intercambiaran una rápida mirada, un destello vicioso brilló en sus
ojos mientras se abalanzaban de nuevo sobre Jaime.

Sabían que, aunque salvaran la vida no atacando a Jaime, Tacio nunca les perdonaría la vida.

Como los métodos de Tacio eran peores que la propia muerte, todos ellos prefirieron arriesgarse
con Jaime.

—¡Vamos! —Jaime rugió mientras una intención asesina surgía dentro de su cuerpo.

Mientras tanto, ráfagas de niebla negra comenzaron a aparecer sobre las cabezas de los guerreros
de Túnica de Cobre Negro.

Girando en el aire, poco a poco tomaron la forma de algunas figuras humanas.

Resultó que los guerreros de Túnica de Cobre Negro tenían espíritus incrustados en sus cuerpos,
cuya edad había sido olvidada hacía mucho tiempo.
Cuando los espíritus aparecieron, empezaron a cubrir los cuerpos de los guerreros, formando una
capa de armadura.

Envueltos en nieblas negras, los guerreros de Túnica de Cobre Negro parecían espectros.

Mientras la luz dorada de su cuerpo seguía parpadeando, el intrépido Jaime lanzó otro puñetazo.

A continuación, los guerreros de Túnica de Cobre Negro se enzarzaron en una brutal batalla con él,
envolviendo el campo de batalla en un huracán.

En consecuencia, un aura masiva golpeó sin cesar la matriz arcana de la Alianza de Guerreros.

Si no fuera por la matriz, una batalla de esta intensidad habría arrasado todo el lugar.

Mientras Jaime blandía sus puños con ferocidad, cada uno de sus ataques iba acompañado del
rugido de un dragón.

Durante toda la batalla, ninguno de los guerreros de Túnica de Cobre Negro fue capaz siquiera de
acercarse a él.

A pesar de enfrentarse a diez enemigos sin ayuda, Jaime seguía manteniendo la ventaja.

CAPITULO 1673

Si no fuera por la aparición de sus cuerpos espirituales, Jaime ya habría golpeado con sus puños a
los guerreros de Túnica de Cobre Negro hasta matarlos.

Los espíritus eran demasiado poderosos. Actuando como un amortiguador, eran capaces de anular
la mitad de la potencia del puñetazo de Jaime.

A medida que Jaime gastaba energía espiritual a gran velocidad, los dragones dorados que cubrían
sus puños se desvanecían poco a poco.

La visión de la fuerza de Jaime disipándose alegró a Saulo, pues no había esperado que el grupo de
más de diez guerreros de Túnica de Cobre Negro fuera capaz de derrotarlo.

—¡Está casi acabado! ¡Ahora! —instó Saulo.

Cuando ellos también se dieron cuenta de que Jaime se estaba debilitando, los ojos de los
guerreros de Túnica de Cobre Negro brillaron de esperanza.
—¡Hmph! ¿De verdad creen que pueden matarme? —rugió Jaime con todas sus fuerzas.

Con el tono dorado de su cuerpo brillando tan gloriosamente como siempre, los ojos de Jaime
rebosaban de su ansia de batalla.

Al momento siguiente, su Técnica de Enfoque empezó a funcionar, haciendo que la energía


espiritual de los cielos y la tierra invadiera su cuerpo.

La fuerza de atracción era tan grande que las nieblas negras que protegían los cuerpos de los
guerreros de Túnica de Cobre Negro también fueron absorbidas.
Los espíritus en forma de figuras humanas tampoco se salvaron ya que fueron absorbidos a la
fuerza por el cuerpo de Jaime.

La Técnica de Enfoque de Jaime era capaz de refinar cualquier cosa, incluyendo la energía negativa
y de resentimiento. Esto incluía espíritus que no poseían cuerpos físicos.

El repentino giro de los acontecimientos atemorizó a los espíritus, que regresaron a los cuerpos de
los guerreros de Túnica de Cobre Negro.

Aprovechando la oportunidad, Jaime golpeó con su puño el pecho de uno de los guerreros.

¡Bum!

El puñetazo atravesó al instante el cuerpo de su víctima, dejando a su paso un montón de sangre


fresca y órganos triturados.

Sin embargo, cuando el espíritu que poseía su cuerpo intentó huir elevándose por los aires, Jaime
se agarró a él.

A continuación, abrió la boca y lo succionó al instante hacia su cuerpo.

Sin oportunidad siquiera de luchar, fue refinado por la Técnica de Enfoque de Jaime.

La horripilante visión despertó de golpe a los guerreros de Túnica de Cobre Negro, pues nadie era
capaz de absorber un espíritu. Después de todo, la mayoría de la gente estaba concentrada en
correr por sus vidas.

«¿No está permitiendo que el espíritu controle su cuerpo?».

Sin embargo, en el momento en que el espíritu entró en el cuerpo de Jaime, se refinó al instante
sin ninguna oportunidad de afirmar su autoridad.

Era la primera vez que los guerreros presenciaban una técnica tan aterradora.

Mientras el impulso de huir crecía en su interior, ninguno de ellos se atrevió a acercarse a Jaime.

Por desgracia, éste no iba a dejarles escapar, aunque se abstuvieran de atacar. En un abrir y cerrar
de ojos, Jaime apareció frente a otro y le propinó un puñetazo devastador.

¡Pfff!
Después de que el cerebro de su víctima se hiciera añicos, una niebla negra comenzó a ascender
por el aire.

Una vez muerto el anfitrión del espíritu, su naturaleza era abandonarlo en busca de otro. Sin
embargo, Jaime repitió su táctica abriendo la boca para tragárselo.

En lugar de hacerle un rasguño a Jaime, los guerreros de Túnica de Cobre Negro acabaron
convertidos en un recurso del que podía echar mano.

—¡Lanza tus hechizos! ¡Lanza tus hechizos! —gritó Saulo.


A este ritmo, los guerreros de Túnica de Cobre Negro serían diezmados por Jaime uno a uno, con
sus respectivos espíritus devorados en consecuencia.

Mientras los guerreros restantes intercambiaban miradas, podían ver con claridad el terror y la
impotencia en los ojos de sus camaradas.

Al final, todos formaron un grupo con una niebla negra que se elevaba continuamente sobre sus
cabezas. Después, la niebla se amalgamó y formó la figura de un gigante.

Exudando un aura temible, era el resultado de todos los espíritus combinados.

El grupo de guerreros se quedó inmóvil, con la mirada perdida. Lo que quedaba de ellos no se
diferenciaba en nada a los cadáveres.

En el entrecejo, una bruma de esencia de sangre roja rezumó poco a poco antes de flotar en el
aire.

Posteriormente, se combinaron para formar una gema del tamaño de un huevo antes de posarse
en la frente de la figura gigante.

CAPITULO 1674

Al mismo tiempo, los guerreros de Túnica de Cobre Negro cayeron al suelo. Sus cuerpos se
arrugaron de inmediato como si les hubieran chupado toda su fuerza.

Dirigiendo a Jaime una mirada condescendiente, el gigante emitió un aura opresiva que llenó todo
el entorno.

Comparado con su imponente cuerpo que bloqueaba el cielo, Jaime era como un simple insecto
frente a él.

Mientras tanto, Saulo, con los ojos muy abiertos, miraba al gigante sin poder creer lo que veían sus
ojos.

Era la primera vez que veía el hechizo conocido como Corazón Infinito del Demonio.

Una vez lanzado, el hechizo despojaba todo al usuario. No sólo se secaría el cuerpo del guerrero
de Túnica de Cobre Negro, sino que el espíritu unido a él también pasaría a formar parte del
gigante.

En consecuencia, el poder del gigante era directamente proporcional a la fuerza del lanzador.
Cuanto más fuerte era el lanzador, mayor era la duración que podía mantener el gigante.
Por lo tanto, basándose en la fuerza de los guerreros de Túnica de Cobre Negro, el gigante tenía un
límite de tiempo de media hora.

Después de eso, se desvanecería de la existencia, mientras que los guerreros y sus respectivos
espíritus también morirían.

La brutalidad de este hechizo en particular era la razón por la que rara vez se utilizaba.
—Jaime, esta vez te espera la muerte.

Una expresión petulante pero maníaca se dibujó en el rostro de Saulo.

Aunque los guerreros de Túnica de Cobre Negro habían sacrificado sus vidas, Saulo no le dio
mucha importancia. Lo único que importaba era que él seguía vivo.

—¿Ah sí? En ese caso, mira tú.

Nada más hablar, Jaime dio un pisotón en el suelo y se lanzó por los aires.

A pesar de enfrentarse al gigantesco gigante, Jaime no sintió ni un ápice de miedo. Con su puño
brillando con el Poder de los Dragones, descargó otro puñetazo.

En medio del rugido de un dragón, Jaime dio todo lo que tenía en su puñetazo, que explotó hacia
delante como una bala de cañón.

En respuesta, la joya roja de la frente del gigante empezó a brillar antes de que éste interceptara
el ataque con su propio puño.

Aunque el tamaño del cuerpo de Jaime era minúsculo comparado con el del gigante «de hecho,
era más pequeño que su puño», sus ojos sólo mostraban determinación y carecían de miedo.

¡Bum!

En el momento en que sus contundentes puñetazos chocaron, Jaime salió despedido al instante
hacia atrás, mientras que el gigante temblaba visiblemente por el impacto.

Al recuperar el equilibrio, Jaime sintió que su convicción se acentuaba tras observar el resultado
de su ataque.

—No eres tan duro como pareces. Te voy a aplastar la cabeza con este puñetazo.

Jaime era consciente de que el gigante obtenía su poder de la gema que tenía en la frente,
compuesta de esencia de sangre solidificada. Mientras pudiera destruir la gema, el gigante
desaparecería.

Manteniendo ese pensamiento, Jaime lanzó otro puñetazo. Esta vez, el tono dorado de su cuerpo
deslumbró mientras todo su ser estallaba en dirección al gigante.

En un intento de contrarrestar el ataque, el gigante lanzó su propio puñetazo. Por desgracia, el


impacto destrozó su puño de inmediato.
El gigante se desplomó en el suelo, levantando una nube de polvo al aire.

A continuación, Jaime lanzó un ataque implacable contra la gema situada en la frente del gigante
para destruirla.

Parecía como si se hubiera vuelto loco mientras sus puños dorados golpeaban una y otra vez la
cabeza del gigante.
Una, dos, tres veces...

Tirado en el suelo, el gigante era incapaz de contraatacar.

Tras sufrir sólo unos ataques, se había desplomado y convertido en nada más que un saco de
boxeo.

La escena llenó a Saulo de incredulidad.

Este gigante estaba formado por el poder combinado de más de diez guerreros de Túnica de Cobre
Negro y sus espíritus. ¿Cómo había acabado siendo tan débil?

¡Bum!

El último puñetazo de Jaime hizo añicos la gema de la frente del gigante.

Después de eso, la cabeza del gigante se abrió de par en par, mientras su cuerpo se disipaba poco
a poco en el aire.

Una vez que se puso en pie, Jaime miró a Saulo con una mirada gélida.

—Y ahora, tú eres el siguiente.

Con un brillo agudo en los ojos, Jaime saltó en el aire y golpeó con sus puños dorados en dirección
a Saulo.

CAPITULO 1675

—Jaime, poseo una reliquia sagrada de las artes marciales. Tú eres el que va a morir.

Resoplando, Saulo levantó su cetro, que liberó un poder aterrador.

Arma en mano, lo blandió en dirección a Jaime, dirigiendo la poderosa fuerza hacia éste.

¡Bum!

Tras el impacto, la enorme energía lanzó a Jaime por los aires, y su Cuerpo de Golem se
desvaneció.

Como la reliquia sagrada de artes marciales contenía el poder de un Santo de las Artes Marciales,
Jaime no era rival para ella en su estado actual.

—¡Jajaja, Jaime, será mejor que te rindas!

La visión de Jaime siendo rechazado con tanta facilidad provocó una risa maníaca de Saulo.
—¡Que te j*dan! —maldijo Jaime, antes de abalanzarse sobre Saulo con el Poder de los Dragones
haciendo estragos en su interior.

Sin embargo, su fuerza palidecía en comparación con la de una reliquia sagrada de las artes
marciales.
A pesar de atacar con toda su fuerza, fue aplastado por el cetro.

Al escupir una bocanada de sangre, era evidente que había sufrido graves heridas por los dos
poderosos golpes.

Con aire sombrío, Jaime ajustó de inmediato el aura de su cuerpo. A pesar de ello, estaba
desesperado ante la reliquia sagrada de artes marciales.

—Jaime, corre. Déjame... Déjame aquí... —Josefina gritó con todas sus fuerzas.

No quería ver como Jaime sacrificaba su vida para salvarla.

—Josefina, hoy te rescataré cueste lo que cueste.

Era consciente de que una vez encerrada en la mazmorra, rescatarla sería una tarea mucho más
ardua.

Sin embargo, los esfuerzos de Jaime se veían frustrados por Saulo.

«¿Cómo puedo derrotar a Saulo para salvarla?».

Fue entonces cuando miró en dirección de Evangelina.

«Casio mencionó antes que Evangelina tiene la fuerza de un Santo de las Artes Marciales. Quizá
sea capaz de enfrentarse a la reliquia sagrada de artes marciales que empuña Saulo».

—Evangelina, Evangelina, ¿puedes matar a este chico por mí? —Jaime preguntó.

Para su desgracia, ella no se movió. Con la desganada mirada de sus ojos, era como si sus palabras
hubieran caído en saco roto.

Su respuesta, o la falta de ella, llenó a Jaime de impotencia.

«A pesar de poseer el poder equivalente al de un santo de las artes marciales, ahora no era
diferente de un retrasado, quizá peor. No debería engañarme pensando que ella es capaz de
ayudarme».

—Jajaja, Jaime, ¿ahora tienes tanto miedo que tienes que conseguir un tonto para luchar contra
mí?

Saulo estalló en carcajadas histéricas.

Al ver la expresión desquiciada de Saulo, un destello penetrante brilló en los ojos de Jaime.

Sacando la Espada Matadragones, supo que tenía que atraer a Saulo para salvar a Josefina.
Mientras éste estuviera custodiando la jaula de acero, no habría forma de que pudiera atacar.

—Saulo, aunque empuñes una reliquia sagrada de las artes marciales, aún soy capaz de matarte.

Justo cuando hablaba, Jaime saltó en el aire y lanzó su espada contra Saulo, disparando un enorme
arco de espada.
Sonriendo ante el inminente ataque, Saulo blandió su cetro para desatar una poderosa fuerza con
la que contrarrestar el arco de Jaime.

Al momento siguiente, todo lo que Jaime sintió fue la llegada de un poder abrumador antes de
que su cuerpo saliera despedido muy lejos de su posición anterior.

Mientras volaba hacia atrás, Jaime bramó:

—Saulo, voy a matarte tarde o temprano.

A partir de entonces, la figura de Jaime empezó a distanciarse en su intento de huir.

—Mi*rda, cómo te atreves a escapar.

Explotando en el aire, Saulo emprendió la persecución.

Con la reliquia sagrada de artes marciales en la mano, de ninguna manera iba a permitir que Jaime
huyera.

Sin embargo, en el momento en que Saulo inició su persecución, Jaime ya había empezado a
retroceder.

Su verdadera intención era alejar a Saulo para poder volver a rescatar a Josefina.

Después de todo, era imposible que se fuera sin salvarla.

CAPITULO 1676

Creyendo que Jaime había escapado, Josefina lanzó un suspiro de alivio, pero se puso ansiosa de
inmediato al verlo regresar.

—Jaime, vete. Déjame. No se atreverán a matarme.

Sus súplicas nunca iban a ser obedecidas por Jaime.

—¡Josefina, hoy mismo te sacaré de allí!

Apenas hubo hablado, dio un paso al frente para abrir los barrotes de acero de la jaula con fuerza
bruta.

Antes de que pudiera romperlos, un rayo de luz surgió de repente del suelo, envolviendo en su
interior tanto a Jaime como a Josefina.

A continuación, unas runas dispuestas comenzaron a aparecer a sus pies. Emitiendo un resplandor
radiante, las runas flotaron en el aire y comenzaron a rodearlos.
—¿Qué son? —Jaime frunció el ceño con curiosidad.

Sin saber lo que era, supuso que se trataba de una matriz arcana.

Mientras seguían desconcertados por la repentina aparición de las runas, ambos notaron que un
agujero negro se abría bajo sus pies.

El agujero contenía un poder de succión que los arrastraba poco a poco hacia él.

Sorprendido por lo que estaba ocurriendo, Jaime luchó con desesperación por liberarse. Sin
embargo, sus esfuerzos fueron inútiles, ya que continuaron hundiéndose como si estuvieran
atrapados en arenas movedizas.

—Jajaja, Jaime, qué tonto eres. ¿De verdad creías que te perseguía? Me fui a propósito para darte
la oportunidad de salvar a tu novia. Ahora que has mordido el anzuelo, tú y tu chica estarán
encerrados juntos en el calabozo. No eres más que un tonto al pensar que puedes derrotarme.

Los ojos de Saulo rebosaban triunfo sin reservas.

A pesar de mirar a Saulo, Jaime fue incapaz de liberarse del agujero negro por mucho que lo
intentó. Sin más, tanto Jaime como Josefina se fueron hundiendo poco a poco.

—¿Por qué? ¿Por qué has sido tan tonto? Ahora que has conseguido que te capturen, ¿merece la
pena?

Con la jaula de acero separando a ambos, Josefina alargó la mano para acariciar con suavidad el
rostro de Jaime.

—Sí vale la pena. Incluso en la muerte, morir a tu lado bien vale el riesgo.

Jaime estrechó con fuerza la mano de Josefina, con los ojos rebosantes de afecto. Hacía mucho
tiempo que ambos no tenían contacto físico.

El calor que se dieron apagó cualquier temor que Jaime hubiera sentido.

Por desgracia, el tierno momento encendió la ardiente rabia dentro de los ojos de Saulo.

—Jaime, me aseguraré de que ambos estén separados para siempre. Ni siquiera en el infierno
podrán verse.

Haciendo caso omiso de Saulo, Jaime siguió agarrando con fuerza la mano de Josefina, atesorando
el que podría ser su último momento juntos.

Para entonces, ambos tenían el pecho metido en el agujero y pronto se hundirían en la mazmorra.

Mientras Saulo observaba, una sensación de satisfacción descendió sobre él, pues por fin había
buscado venganza para su familia.

Durante todo este tiempo, Jaime había sido una pesadilla para él, pero ahora, el final de la
pesadilla estaba cerca.
Mientras observaba los últimos momentos de Jaime antes de acabar en el calabozo, Saulo notó
que una figura pasaba frente a él.

Al recobrar el sentido, vio a la antes despistada Evangelina de pie junto a Jaime.


Aunque su cuerpo estaba dentro del área efectiva de la matriz arcana, no se hundió en absoluto.
Después, dio un suave tirón a Jaime y lo sacó con facilidad del agujero.

Presa de la euforia, Jaime gritó con frenesí:

—¡Evangelina, saca a mi novia! Deprisa.

A pesar de lo fuerte que eran los gritos de Jaime, Evangelina no movió ni un músculo. Al final, lo
único que pudo hacer fue observar impotente cómo Josefina caía dentro del calabozo.

—¡Argh! —rugió Jaime con frustración.

Esto era lo más cerca que había estado de rescatar a Josefina, y, sin embargo, el fracaso fue el
resultado.

CAPITULO 1677

Mientras tanto, Saulo miraba a Evangelina, con los ojos llenos de desconcierto.

«¿Cómo es posible que un retrasado que no desprende aura alguna, rescate a Jaime de la matriz
arcana con tanta facilidad?».

La respuesta se le escapaba a Saulo.

«Espabila. Aunque Jaime no esté prisionero, aún tienes la reliquia sagrada de artes marciales y
eres capaz de matarlo. ¡Hazlo ya!». Le recordó el espíritu dentro del cuerpo de Saulo.

Cuando recobró el sentido, el cetro que llevaba en la mano empezó a brillar, desatando un aura
aterradora. El aura por sí sola era suficiente para presionar a un marqués de las artes marciales a
derramar sangre y morir.

En cuanto percibió el enorme poder del aura, Jaime frunció el ceño. Sin embargo, sabía que no era
el momento de ir con todo por Saulo. Con Josefina encerrada de nuevo en una mazmorra, salvarla
aquel día ya no era posible.

Por lo tanto, tenía que sobrevivir, pues su muerte acabaría con cualquier posibilidad de rescate de
Josefina. Con ese pensamiento en mente, Jaime saltó por los aires para huir.

Obviamente, Saulo no iba a darle la oportunidad. Blandiendo el cetro en su mano, desató una
fuerza devastadora para arrollar a Jaime.

Apretando los dientes, Jaime no se atrevió a aminorar el paso. Todo lo que podía hacer ahora era
rezar para sobrevivir al ataque de la reliquia sagrada de artes marciales.

¡Bum!

Tras un estruendoso estruendo, se desataron poderosas ondas de choque en todas direcciones.


Preparado para ser herido de gravedad por el ataque masivo, Jaime se sorprendió cuando no
sintió nada en absoluto.

—¿Qué está pasando?


Lleno de curiosidad, se dio la vuelta para mirar.

De inmediato se encontró con Evangelina que lo seguía por detrás. Era evidente que ella lo había
protegido del ataque.

Sorprendido por el giro de los acontecimientos, Jaime examinó de inmediato el cuerpo de


Evangelina. No podía permitir que la mataran después de que Casio le hubiera ordenado que
cuidara de ella.

Al examinarla a toda velocidad, se dio cuenta de que estaba ilesa. Aparte de eso, seguía allí con la
misma mirada apática.

Mientras tanto, Saulo se quedó boquiabierto.

—¿Cómo es posible?

«¡Ese era el poder de una reliquia sagrada de artes marciales! Aunque es más débil que el
verdadero poder de un santo de las artes marciales, la diferencia no es grande. ¿Cómo pudo haber
fallado en dañar físicamente a una persona ordinaria?».

La fuerza devastadora desatada hace un momento era suficiente para hacer que un Marqués de
las Artes Marciales estallara en papilla, y, sin embargo, no le hizo ni un rasguño a Evangelina.

Al darse cuenta de que Evangelina era mucho más dura de lo que había imaginado, Jaime esbozó
una sonrisa.

Cuando Casio le contó lo resistente que era el cuerpo de Evangelina, Jaime se mostró escéptico,
pues había pocos en este mundo que poseyeran un cuerpo físico más duradero que el suyo.

Sin embargo, no necesitó más convencimiento después de verla exhibir sus proezas.

También le llevó a preguntarse si tendría algo que ver el hecho de que su cuerpo estuviera
constantemente expuesto al incienso de preservación.

—Si tan sólo pudiera recuperar su presencia de ánimo y seguir mis instrucciones.

Jaime miró con atención a Evangelina, con la mente llena de esperanza.

Si ella fuera capaz de obedecer a Jaime, habrían podido rescatar a Josefina ahora mismo.

—Saulo, sólo espera. Es sólo cuestión de tiempo antes de que te quite la vida.

Apenas habló, Jaime siguió huyendo.

Con Evangelina cubriéndole la retaguardia, ya no tenía nada que temer.

—¡Jaime, tu alegría es prematura, pues no voy a dejarte escapar!


Con eso, el cetro de Saulo brilló con mayor intensidad antes de que se liberara un aura aún más
poderosa.
Presintiendo el inminente ataque, Jaime aceleró el paso, por temor a que Evangelina no fuera lo
bastante fuerte para resistirlo.

—Cómo te atreves a huir…

Justo cuando hablaba, Saulo lanzó el cetro en dirección a Jaime.

CAPITULO 1678

En ese momento, oleadas de energía surgieron hacia Jaime como un tsunami furioso.

Las ondas de energía hicieron que su entorno temblara con violencia y que oscuras nubes
ondearan en el cielo.

Mucha gente, que no tenía ni idea de lo que estaba pasando, salió corriendo de sus casas y se
quedó mirando el extraño fenómeno en el cielo.

Incluso los de la residencia Duval salieron corriendo.

—Viene de la dirección de la Alianza de Guerreros. Me pregunto cómo estará el señor Casas.

—No te preocupes. Estará bien.

—Espero que el cielo proteja al señor Casas.

Todos rezaban por Jaime.

¡Bum!

Una ensordecedora explosión resonó por todo el lugar. A pesar de sentir poderosas ráfagas de aire
caliente que se precipitaban hacia él, Jaime no se volvió para mirar. Lo único que podía hacer era
esperar que Evangelina estuviera bien.

El polvo se dispersó. Cuando Saulo lo alcanzó, Jaime ya había desaparecido en el aire.

—¡Maldita sea! Le he dejado escapar. ¿Qué le pasa a esa mujer? —maldijo Saulo, incapaz de
contenerse.

—Con la reliquia sagrada de artes marciales, no tienes por qué sentirte amenazado por Jaime —
dijo el espíritu con calma.

—¡Tienes razón!

Mientras Saulo acariciaba con suavidad el cetro, una mirada apasionada se dibujó en sus ojos.

Mientras tanto, Jaime escapaba desesperado de vuelta a la residencia de los Duval. Todos
exhalaron un suspiro de alivio cuando lo vieron regresar.

La conmoción en la dirección de la Alianza de Guerreros era demasiado grande.


—¿Estás bien, Jaime?
Al verlo, Isabel se abalanzó sobre él y le escrutó.

—Estoy bien.

El rostro de Jaime estaba muy pálido. De inmediato se giró para mirar a Evangelina, que lo había
estado siguiendo. Con expresión preocupada, inspeccionó su cuerpo.

Un destello de envidia cruzó a Isabel cuando presenció aquella escena.

Aunque Evangelina parecía bastante tonta, casi como una marioneta a veces, seguía siendo una
mujer.

Naturalmente, Isabel sentiría celos al ver que Jaime la tocaba por todas partes.

—Estás bien... Estás bien... Tu cuerpo es bastante fuerte. —Después de que Jaime inspeccionara a
Evangelina y descubriera que estaba completamente ilesa, le dio unas palmaditas en el hombro.

—Jaime, sigue siendo una mujer. No es apropiado que sigas tocándola —le recordó Isabel a Jaime
con un puchero.

Los demás se rieron al ver aquello, sabiendo que estaba celosa.

—¿Estás celosa, Isabel? —preguntó Jaime riendo.

—¿Quién está celosa? Sólo te estoy recordando... —Con eso, Isabel se dio la vuelta y corrió de
vuelta a su habitación.

Jaime la persiguió de inmediato para darle explicaciones mientras Evangelina continuaba


siguiéndolo de cerca. ¡Iba a todas partes donde iba Jaime!

Tras entrar en la habitación y ver la cara de furia de Isabel, Jaime le explicó:

—Escúchame, Isabel…

Jaime le contó cuál era la verdadera identidad de Evangelina; sin embargo, omitió el hecho de que
era el señor de la Secta del Dragón.

Mientras Isabel escuchaba la explicación de Jaime, lanzó una mirada de lástima a Evangelina.

—¡Es tan lamentable! ¿Hay alguna forma de ayudarla a recuperarse? —preguntó Isabel a Jaime.

Él negó con la cabeza.

—Todavía no tengo una solución, así que pienso llevar a Evangelina a la Secta del Dios de la
Medicina para ver si encontramos una píldora que pueda curarla. Si eso no funciona, tendremos
que buscar otra solución.

—¿Qué otras soluciones hay? —preguntó Isabel.


—Tal vez, los hechizos de encantamiento puedan ayudar a la gente a recuperar su alma…
Después de hacer una visita a la Secta Ira del Cielo y darse cuenta de lo poderosos que eran los
hechizos de encantamiento, Jaime se había interesado mucho por ellos.

Charló un rato más con Isabel antes de marcharse a descansar.

Aunque la batalla con Saulo no lo había matado, tenía heridas repartidas por todo el cuerpo.
Necesitaría recuperarse durante algún tiempo.

Sin embargo, pronto descubrió un incómodo problema.

Dado que Evangelina permanecería a su lado incluso cuando él durmiera, eso significaba que
tendrían que permanecer juntos en una habitación a pesar de ser del sexo opuesto.

CAPITULO 1679

Aunque al principio Jaime se mostró bastante reacio, la idea de que Evangelina no era diferente de
una marioneta disipó todas sus preocupaciones.

Después de descansar unos días en la residencia de los Duval, casi todas sus heridas se curaron.

Planeó llevar a Evangelina a la Secta del Dios de la Medicina para ver si había alguna píldora que
pudiera curarla.

Después de todo, la Secta del Dios de la Medicina era capaz de crear píldoras de alto nivel con el
Caldero Divino.

Sin embargo, justo cuando Jaime estaba a punto de llevar a Evangelina a la Secta del Dios de la
Medicina, alguien le informó de repente de que había una chica fuera solicitando ver a Jaime.

Jaime se sorprendió, pues no entendía por qué una chica venía de repente a buscarle.

Cuando salió, se dio cuenta de que era Astrid.

Al verlo, Astrid le acarició la mejilla.

—Hace unos días que no me ves. ¿Me echas de menos?

No hizo caso en absoluto al consejo de Fernando.

Jaime retrocedió unos pasos y preguntó con torpeza:

—¿Por qué me buscaba, señorita Gabaldón?

—No soy yo quien te busca. A mi padre le gustaría invitarte a la residencia Gabaldón —aclaró
Astrid.

Sabiendo que algo debía de haber pasado para que Fernando lo invitara, Jaime dijo:

—¡De acuerdo! Vamos…

Sin decir nada más, Jaime abrió la puerta del coche y entró en él.
Sonriendo, Astrid entró en el coche y se sentó también en el asiento trasero.

—Empieza a conducir —le ordenó al conductor mientras se apretaba contra Jaime.

Jaime no sabía qué hacer. Con Astrid sentada a su izquierda y Evangelina a su derecha, estaba
atrapado en medio de las dos, sin poder moverse.

Después de que el coche se alejara, una mirada apenada apareció en el rostro de Isabel, de pie en
el patio de la residencia Duval.

—Ya te he dicho que Jaime es un hombre excepcional. Habrá muchas chicas que se encaprichen
de él en el futuro. Si continúas siguiéndolo, debes aceptar esa realidad... —le aconsejó con calma
Ramón, que estaba junto a Isabel.

Isabel esbozó una sonrisa.

—Puedo aceptarlo, señor Duval. No se preocupe…

Mientras tanto, Astrid se apoyaba con insistencia en el cuerpo de Jaime.

Él no se atrevía a moverse ni lo más mínimo, ya que si lo hacía tocaría su cuerpo. Al notar lo rígido
que estaba, Astrid se burló de él con una sonrisa:

—¿Me tienes miedo? Has visto cada centímetro de mi cuerpo, así que no pasa nada, aunque me
toques. Ya te he dicho que me gustas y que haré lo que sea por tenerte…

Después de decir eso, Astrid incluso lanzó una mirada provocadora a Evangelina.

Las mujeres eran así. A pesar de que los ojos de Evangelina estaban apagados por completo como
los de una marioneta, Astrid seguía viéndola como una rival.

—Señorita Gabaldón, sé que le gusto, pero no quiero pensar en ello por el momento. Además, ya
tengo novia... —explicó Jaime con torpeza.

—He dicho que me da igual. De todas formas, tienes más de una novia, así que no importa si yo
también me uno a las filas.

Mientras Astrid hablaba, llegó a apoyar la cabeza en el hombro de Jaime.

Jaime no pudo hacer otra cosa que dejar que se apoyara en él. Cerró los ojos y recitó mentalmente
el conjuro tranquilizador.

De lo contrario, no podía garantizar que pudiera contenerse y no aprovecharse de Astrid allí


mismo.

Al fin y al cabo, era un hombre normal.

Justo cuando estaba recitando el encantamiento calmante, de repente sintió que alguien también
se apoyaba en su hombro derecho.
Cuando abrió los ojos para mirar, se dio cuenta de que era Evangelina. Aunque sus ojos seguían sin
vida, estaba imitando las acciones de Astrid y apoyaba la cabeza en su hombro.
Eso sorprendió mucho a Jaime. Si Evangelina había desarrollado sentimientos, eso demostraba
que se estaba recuperando poco a poco.

El chófer se llenó de envidia al ver cómo Jaime estaba rodeado de dos chicas guapísimas, aunque
con cara de tormento.

CAPITULO 1680

Cuando Jaime llegó a la residencia de los Gabaldón, Fernando lo recibió con respeto. Incluso trató
con sumo cuidado a Evangelina, que permaneció callada en todo momento.

Astrid se sintió confusa al ver a su padre actuar así, incapaz de comprender qué se había
apoderado de él.

—Por favor, siéntese, señor Casas…

Fernando dejó que Jaime tomara asiento, el que estaba designado para el señor de la casa.
Aunque al principio Jaime quiso rechazarlo, vio que Fernando ya se había sentado a un lado.

Sin más remedio, Jaime sólo pudo tomar asiento mientras Evangelina permanecía a su lado
inmóvil.

—¿Por qué me buscaba, señor Gabaldón? —preguntó Jaime.

Fernando miró a Astrid.

—Sal un rato, Astrid.

—Papá, ¿qué es lo que se supone que no debo saber? —protestó ella descontenta con un
puchero.

—Sal si yo te lo digo. ¿Por qué haces tantas preguntas? —Una mirada fría apareció en el rostro de
Fernando.

Astrid no tuvo más remedio que marcharse al ver aquello. Con un gesto casual de la mano,
Fernando los rodeó con magia de teletransporte.

Al notar el misterioso comportamiento de Fernando, Jaime tuvo la sensación de que se trataba de


algo importante.

—Señor Casas, El Gran Anciano nos ha transmitido un mensaje. Ahora que se están observando
fenómenos extraños por todo el cielo y la tierra, ¡el renacimiento de la energía espiritual podría
estar a punto de llegar! Las sectas principales y las familias prestigiosas de los ocho reinos secretos
están cada vez más inquietas. Muchas de ellas empiezan a revelarse a través de sus
representantes en el reino mundano. Habiendo permanecido ocultas durante tantos años,
exponerse en este preciso momento implica que un cambio drástico se va a producir pronto en el
mundo de las artes marciales. Si en verdad se trata de un renacimiento de la energía espiritual, los
ocho reinos secretos se derrumbarán. Por lo tanto, las sectas y las familias prestigiosas dentro de
ellas necesitarán ganar de antemano el control sobre los recursos y el territorio en el reino
mundano. El Gran Anciano espera que pueda empezar a prepararse ahora. Cuando los reinos
secretos colapsen, la familia Gabaldón podrá recuperar de inmediato territorio y recursos bajo su
liderazgo. Eso nos asegurará un respiro.

Fue difícil digerir el discurso de Fernando en un breve instante.

Si los reinos secretos se derrumbaban, las sectas y familias prominentes que practicaban el cultivo
de la energía espiritual regresarían al reino mundano, introduciendo el caos más absoluto.

¿Qué pasaría con el mundo de las artes marciales y su gente?

Después de todo, el mundo de las artes marciales no podía compararse con el reino celestial.

—Señor Gabaldón, si los reinos secretos colapsan, ¿no significará que el mundo de las artes
marciales también desaparecerá? —preguntó Jaime.

Fernando sonrió.

—Señor Casas, aunque los reinos secretos colapsen y las sectas y familias prestigiosas regresen al
reino mundano, el mundo de las artes marciales no estará condenado. Sin embargo, no será tan
glorioso como ahora. Las principales familias del mundo de las artes marciales también se verán
reducidas a humildes sirvientes de los cultivadores de energía. Actualmente, muchas familias de
artes marciales son apoyadas por familias que practican el cultivo de energía espiritual, actuando
como portavoces de estas familias en el reino mundano. Es bastante raro que las familias que
practican el cultivo de energía espiritual envíen personalmente representantes al reino mundano,
como la familia Gabaldón. Después de todo, debilitaría la fuerza de la familia. Los miembros de la
familia Gabaldón son incapaces de mejorarse a sí mismos ya que sus habilidades han sido
suprimidas. Por eso hice que Astrid se entrenara desde joven para convertirse en una artista
marcial en lugar de en un arte marcial divino. Si practicara el arte marcial divino, no podría subir
mucho de nivel en el reino mundano.

Jaime se quedó pensativo al escuchar lo que dijo Fernando.

«Si ese es el caso, en verdad debería prestar atención al desarrollo de mi poder y territorio».

Tal pensamiento nunca se le había pasado por la cabeza. Lo único que quería era salvar a Jaime y a
su madre.

Ni siquiera se había planteado crear una facción.

Incluso para los regimientos de la Secta del Dragón, Jaime mantenía una actitud de vivir y dejar
vivir y apenas se hacía cargo de ellos.

Aunque era el señor de la Secta del Dios de la Medicina, no era más que un título vacío. De hecho,
apenas se preocupaba por ella, ya que Álvaro la dirigía en su nombre sin ayuda de nadie.

CAPITULO 1681

Tras escuchar las palabras de Fernando, Jaime sintió que debía empezar a trazar un plan.

—Señor Gabaldón, tendré en cuenta sus palabras, y pensaré en la idea de fundar una secta —le
dijo a Fernando.
—Señor Casas, la familia Gabaldón estará encantada de facilitarle todo lo que necesite —le
contestó Fernando.

—De acuerdo, acudiré a usted si necesito algo. Hay otras cosas que tengo que arreglar, así que me
despido ya.

Jaime se puso en pie y se marchó con Evangelina.

Se dirigía a la Secta del Dios de la Medicina, pensando en encontrar una forma de curar a
Evangelina.

Durante su viaje hacia allí, reflexionó sobre las palabras de Fernando.

«La recuperación de la energía espiritual... Los grandes cambios en la situación... La aparición de


varias familias reclusas de prestigio...».

Jaime no sabía si aquellos asuntos le afectaban o no, pero su principal prioridad en aquel
momento era curar a Evangelina y rescatar a Josefina.

Al llegar con Evangelina a la Secta del Dios de la Medicina, se dirigió directo a Álvaro.

«Si la Secta del Dios de la Medicina no tiene medicamentos capaces de curar a Evangelina, tendría
que buscar otros métodos, aunque la alquimia del Dios de la Medicina es la mejor de todo el
mundo de las artes marciales».

—Mi Señor, a ella sólo le queda un alma y un sentido. ¿Cómo puede recuperarse? Si estuviera al
borde de la muerte, podría ser tratada mientras sus almas y sentidos estuvieran intactos. Pero ella
estaría bien si no fuera por el hecho de que todas sus almas y sentidos han desaparecido. Me
temo que las pastillas no podrán hacer que se recupere. Conseguir que se recupere es como ir al
más allá para arrebatar sus almas y sentidos a la parca. Eso es algo que la alquimia no puede hacer
—dijo Álvaro con expresión preocupada tras comprobar cómo estaba Evangelina.

El propio Jaime era alquimista, así que sabía de lo que hablaba Álvaro. Sin embargo, quería
intentarlo. Si las pastillas no podían ayudarla, no le quedaría más remedio que ir a ver a Forero
para preguntarle por los hechizos de encantamiento.

—Ay, parece que tendré que pensar en otra manera. —Jaime suspiró.

—Mi señor, ¿no tiene la Guía Sagrada de la Elaboración de Píldoras? Puede hojearla y ver si hay
alguna forma de que se recupere —sugirió Álvaro—. Sin embargo, si no hay nada en el libro, me
temo que no hay nada que podamos hacer.

—Ah, tiene razón. Cómo se me ha podido olvidar —exclamó Jaime mientras se golpeaba la cabeza.
Casi se había olvidado de la existencia del libro de alquimia.

Lo más importante es que había hecho una copia de la Guía Sagrada de la Elaboración de Píldoras
para la Secta del Dios de la Medicina cuando obtuvo el libro en aquel entonces.

Al recordarlo, Jaime se apresuró a pedirle a Álvaro que le trajera su ejemplar antes de hojearlo.
Al llegar al final del libro, vio algo que hizo que se le iluminaran los ojos.

—¡Jajaja! ¡Lo he encontrado, lo he encontrado! —Jaime comenzó a reír con fuerza.

Al escuchar su alegre carcajada, Álvaro se acercó a él y descubrió la receta a simple vista.

—¿Píldora de los sentidos? ¿Existe una píldora así? Es perfecta para ella —exclamó sorprendido el
anciano.

Jaime, todo sonrisas, se apresuró a decirle a Álvaro:

—¡Señor Narvarte, por favor, busque cuanto antes las hierbas medicinales acordes con esta
receta!

—¡Ahora mismo me pongo a hacerlo! —Éste asintió y se marchó.

Jaime se volvió entonces hacia Evangelina. Con una sonrisa en el rostro, dijo:

—Evangelina, te curaré en un santiamén.

Con eso, los dos se quedaron en la Secta del Dios de la Medicina mientras esperaban a que Álvaro
volviera con las hierbas medicinales.

Las hierbas medicinales necesarias para la píldora de los sentidos eran escasas, así que Álvaro
tardaría en reunirlas todas.

Mientras Jaime y Evangelina esperaban las hierbas medicinales en la Secta del Dios de la Medicina,
la situación en la escena de las artes marciales de todo el mundo terrenal cambiaba en silencio.

Las familias recónditas se convirtieron de golpe en prominentes, las clasificaciones del mundo de
las artes marciales sufrieron cambios caóticos, y los jóvenes artistas marciales brotaron como
setas de la noche a la mañana.

La Ciudad de Jade, que solía ser la capital del mundo de las artes marciales, fue superada por otros
lugares en un breve periodo de tiempo.

Además, los jóvenes luchadores de las familias de artes marciales que volvieron a circular de
repente eran todos Grandes Marqueses de Artes Marciales.

Fue un acontecimiento impactante para el mundo de las artes marciales.

Después de todo, todo el mundo sabía lo que significaba un Gran Marqués de las Artes Marciales.

«¿Por qué estas familias han estado manteniendo un perfil bajo cuando tienen Grandes
Marqueses de Artes Marciales entre ellos?». Esa era la pregunta que todos se hacían. ¡Y ahora
aparecen de la nada como si lo hubieran discutido de antemano!

CAPITULO 1682

Saulo, que estaba en la Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade, tenía una expresión sombría en el
rostro.
Por fin se había convertido en un Gran Marqués de las Artes Marciales con la ayuda de los
espíritus. Dado su logro en el cultivo, supuso que ya ningún otro igual, aparte de Jaime, sería rival
para él.

Mientras Jaime muriera, él sería el mejor luchador entre la generación más joven del mundo de las
artes marciales.

Sin embargo, estaban surgiendo familias de la nada, y los jóvenes miembros de esas familias eran
todos Grandes Marqueses de las Artes Marciales.

Era un golpe que Saulo no podía aceptar.

—¿Por qué...? ¿Por qué? ¿De dónde ha salido esta gente? —rugió mientras lanzaba objetos para
descargar su furia.

De repente, la voz ronca del espíritu resonó en la mente de Saulo:

—Lo que tiene que venir, vendrá. ¿De verdad creías que ibas a estar por encima de todos ellos?
Menuda broma.

—Señor, ¿qué quiere decir? ¿Quiere decirme que el poder combinado de los dos no me bastará
para apoderarme del mundo de las artes marciales? —preguntó Saulo, frunciendo las cejas.

El espíritu que llevaba dentro era un ser extraño que había vivido más de mil años. Con alguien así
apoyándolo, calculaba que no tendría problemas para hacerse con el control del mundo de las
artes marciales.

—¡Jajaja! ¡Qué ridículo! ¿Por qué iba a acabar residiendo en tu cuerpo si tenía ese poder? No soy
más que un personaje trivial, pero aquí estás tú, con planes grandiosos para apoderarte del
mundo de las artes marciales. La profecía está a punto de hacerse realidad. Cuando llegue el
momento, ¡descubrirás que ambos somos sólo personajes menores en el gran esquema de las
cosas!

El espíritu rio con fuerza, pero la melancolía en su risa era audible.

—Señor, ¿qué profecía? ¿Qué está pasando exactamente? —preguntó Saulo desconcertado.

No tenía ni idea de qué estaba hablando el espíritu.

Por desgracia, el espíritu no dijo nada más, por mucho que él siguiera preguntando.

Mientras tanto, los cambios en el mundo de las artes marciales también llamaron la atención del
Ministerio de Justicia de Ciudad de Jade.

—Señor Salazar, últimamente ha habido muchas familias dándose a conocer en el mundo de las
artes marciales. Los rangos y las alianzas de varios lugares han estado cambiando con mucha
velocidad. También hay un tipo llamado Vladimir Garay que luchó contra setenta y seis artistas
marciales de élite en tres meros días, ¡y ganó contra todos ellos! Si esto sigue así, me temo que el
mundo de las artes marciales se va a disolver en el caos... —Javier le dijo con cuidado a Armando.

—Déjalos. El mundo de las artes marciales no será el único en desorden porque el verdadero caos
está a punto de llegar. Lo único que podemos hacer es observar cómo se desarrollan las cosas. Me
pregunto si se repetirá la catástrofe que ocurrió hace miles de años.

Armando tenía los ojos cerrados y parecía agotado.

A Javier le dolió el corazón al ver la expresión de cansancio de Armando. Separó los labios, pero al
final volvió a cerrarlos sin decir nada.

—Di lo que piensas —espetó de pronto Armando, con los ojos aún cerrados.

—Señor Salazar, la familia Gayoso de Jetroina nunca ha renunciado a intentar colarse en nuestro
país, aunque siempre frustramos sus intentos. Pero esta vez, Jetroina ha emitido una diligencia,
permitiéndoles venir a nuestro país como delegación. No podemos detenerlos si es así —informó
Javier.

Al escuchar aquello, Armando frunció las cejas. Todo el tiempo había estado frustrando los planes
de la familia Gayoso de entrar en el país. De lo contrario, sus asesinos habrían intentado asesinar a
Jaime sin descanso.

Sin duda estaba más allá de sus expectativas que la familia Gayoso cambiara su método.

—Ya que vienen por la ruta oficial, tendremos que dejarles entrar. Aun así, vigílalos de cerca.
Además, investiga a cada uno de los miembros de la delegación —instruyó Armando.

—¡Entendido! —Javier asintió.

Una vez que se fue, Armando abrió los ojos para revelar la mirada cansada que había en ellos.

—Jaime, me temo que no podré ayudarte mucho a partir de ahora. Tendrás que depender de ti
mismo el resto del camino —murmuró en voz baja.

CAPITULO 1683

Habían pasado días desde que Jaime empezó a esperar a que Álvaro regresara con las hierbas
medicinales a la Secta del Dios de la Medicina.

Cada día que pasaba le parecía un año.

Por suerte, Isabel había dejado Lejanía en la Secta de los Dioses de la Medicina. Así, pudo
aprovechar la oportunidad de utilizar Lejanía para su cultivo.

Como todos los días, Jaime desenrolló Lejanía y dejó que su sentido espiritual entrara en el
cuadro.

Dentro del cuadro, el viento helado aullaba, pero el frío cortante del viento no era nada en
comparación con la energía espiritual concentrada en la zona.

Sin embargo, Jaime no se lanzó de inmediato al cultivo en cuanto entró en el cuadro.


Francamente, sólo había utilizado el cuadro un puñado de veces antes de dárselo a Isabel y René.

Por lo tanto, no entendía muy bien cómo funcionaba.


Cada vez que entraba, lo recibía una escena diferente. No podía imaginarse lo hábil que debía ser
el creador para haber utilizado la magia del teletransporte en un cuadro.

Jaime caminó poco a poco por el sendero nevado y pronto se dio cuenta de que no había nada
más que nieve y más nieve.

Justo cuando estaba a punto de dejar de caminar y empezar a cultivar, vio humo elevándose en el
aire a poca distancia de él.

—¿Hay alguien aquí? —murmuró Jaime sorprendido—. ¿Es este un mundo de verdad?

Entonces se dirigió a toda prisa en dirección al humo que se elevaba. Sólo cuando estuvo mucho
más cerca se dio cuenta de que el humo era vapor de una fuente termal.

«¿Una fuente termal en medio de una tierra nevada? ¡Qué extraño!».

Jaime se quedó un rato mirando las aguas termales humeantes. Poco después, cedió a la
tentación, se quitó la ropa y se metió en las aguas termales.

Al fin y al cabo, no había nadie. Estaba en una dimensión artificial, así que no tenía por qué temer
que alguien lo viera en ese estado.

Cuando Jaime se sentó en las aguas termales, sintió que oleadas de energía espiritual pura
invadían su cuerpo.

Lo emocionó demasiado. Nunca esperó que la energía espiritual de las aguas termales fuera
mucho más pura que la de la tierra y el aire. De inmediato, Jaime cerró los ojos y activó su Técnica
de Concentración.

La energía espiritual pura empezó a recorrer su cuerpo.

En un santiamén, su cuerpo se vio envuelto por la energía espiritual y se sintió como si estuviera
sentado en las nubes. Entonces, la energía espiritual comenzó a correr hacia su campo de elixir.

Las interminables corrientes de energía espiritual siguieron fluyendo hacia su cuerpo, y su cultivo
creció poco a poco.

Al cabo de un rato, unos fuertes golpes en la puerta sobresaltaron a Jaime. En cuanto abrió los
ojos, su cuerpo desapareció de la fuente termal.

A continuación, las alegres voces de dos mujeres se acercaron.

Si Jaime aún estuviera en las termas cuando llegaron las dos mujeres, se habría quedado de
piedra, pues las dos mujeres no eran otras que Hada y Otoño.

El lugar al que Lejanía llevó a Jaime no era una dimensión creada por el hombre. En su lugar, era
uno de los ocho reinos secretos principales, el siempre nevado Reino Secreto de Tremere, donde
se encontraban la Puerta del Trueno y el Palacio de la Nube Violeta.

El cambio de escenario en Lejanía era en realidad un cambio de reinos secretos.


Como cada reino secreto tenía un entorno distinto, Jaime era recibido con vistas diferentes cada
vez que iba a cultivar.

La verdad era que Lejanía era una pintura portal de los ocho reinos secretos, pero eso era algo que
Jaime aún no había averiguado.

—Otoño, ven a las aguas termales. Fui yo quien te causó una grave herida la otra vez —le dijo
Hada a Otoño en tono de disculpa.

—Deje de tomarme el pelo, señorita Higareda. Los sirvientes no podemos entrar en estas aguas
termales —replicó Otoño mientras agitaba la mano. Luego dijo—: Señorita Higareda, deje que le
quite la ropa.

Justo cuando Hada se quitó la ropa y entró en las aguas termales, se quedó helada y frunció el
ceño.

—Señorita Higareda, ¿qué le pasa? —preguntó preocupado Otoño.

CAPITULO 1684

—Otoño, ¿por qué parece que alguien ha estado en estas aguas termales? —comentó Hada con el
ceño fruncido—. Me parece sentir el aura de Jaime aquí.

Otoño soltó una risita antes de decir:

—Señorita Higareda, no sea tonta. ¿Cómo podría haber estado alguien aquí? Aunque hubiera
venido alguien, no sería Jaime. Lleva mencionando a Jaime de vez en cuando desde que volvió. No
puede haberse enamorado de él, ¿verdad? Espero que recuerde que es sólo una persona normal
del mundo terrenal. No es rival para usted. Además, está comprometida con el Señor Lanz. Por
favor, no deje que sus pensamientos se desvíen más.

—¿Quién está interesada en él? Era sólo un pensamiento pasajero.

Con eso, Hada comenzó a absorber la energía espiritual dentro de las aguas termales.

De vuelta en la Secta del Dios de la Medicina, Jaime abrió la puerta y se dio cuenta de que Álvaro
había regresado.

—Señor Narvarte, ¿cómo le fue? ¿Ha reunido todas las hierbas medicinales? —preguntó Jaime,
con las cejas alzadas por el placer.

—Mi Señor, he encontrado la mayoría de las hierbas medicinales, pero aún hay una cosa que no
encuentro: la Hierba Ojo del Siglo —dijo Álvaro, avergonzado.

Jaime frunció las cejas.

—Es cierto que la hierba Ojo del Siglo es difícil de encontrar. No tiene raíces ni da frutos. Además,
vive poco tiempo. Encontrarla llevaría mucho tiempo.

—Mi Señor, si podemos preguntar a los caminantes por ella, quizá puedan decirnos dónde
encontrarla. Me temo que perderemos demasiado tiempo si la buscamos nosotros mismos —
sugirió Álvaro.
Sabía que Jaime estaba ansioso por conseguir las hierbas lo antes posible, así que intentaba pensar
en formas de conseguir la hierba definitiva de la manera más rápida.

El encuentro con hierbas como Ojo del Siglo lo decidía el destino. Podía tardar un año y medio en
encontrarla, pero también podían pasar cinco años antes de que pudieran localizarla.

—Ya no necesita buscar la hierba Ojo del Siglo. Guarde bien las otras hierbas medicinales que ha
encontrado, y ya pensaré en otro método para esto…

Jaime decidió acudir a Forero.

«Ese hombre vaga por todas partes en busca de ruinas y tumbas antiguas. Como ha viajado por
todo el país, es probable que sepa dónde encontrar hierba Ojo del Siglo».

Sin perder un segundo, Jaime llevó consigo a Evangelina y tomó un avión a Puerto Blanco, donde
Forero disfrutaba de su vida.

Actualmente Forero era venerado por los Sandoval.

Después de que Tristán y Marina se casaron, regresaron a Ciudad de Jade y esperaron a que
naciera su bebé.

Mientras tanto, Forero se quedó en Puerto Blanco y dejó que los Sandoval se ocuparan de todas
las necesidades de su vida.

Fue una época maravillosa para él.

Cuando Jaime se acercó a Forero, fue recibido por la visión de éste siendo alimentado con frutas
por dos hermosas mujeres.

Ante eso, Jaime hizo un carraspeo sonoro.

—¡Ejem!

Al escuchar el sonido, Forero ladeó la cabeza y miró hacia allí. Cuando vio que era Jaime, se
apresuró a despedir a las dos mujeres.

—Jaime, ¿qué haces aquí? —preguntó sorprendido.

—Tal vez el renombrado señor Forero habría desaparecido de este mundo si yo no hubiera venido.
La paz de su estilo de vida lo va a pudrir por dentro —comentó Jaime, lanzándole una mirada
fulminante a Forero.

—¡Jajaja! No te preocupes. ¡Ni las joyas ni las mujeres hermosas van a ser mejores que los tesoros
de las tumbas antiguas! Es porque tú no estás, y no tengo agallas para ir yo mismo a la Secta Ira
del Cielo. No tenía nada que hacer, así que decidí charlar con las damas en su lugar. Además, ¡tú
también tienes una mujer guapa a tu lado! De hecho, hay más mujeres guapas a tu lado que al
mío, ¡así que deja de intentar mantener la moral alta!

Con eso, Forero le dio una palmadita sonriente en el hombro a Jaime, dejando a éste sin habla.
—¡Hola, guapa! —Forero saludó a Evangelina, pero ella no mostró ninguna reacción.

Jaime estaba a punto de decirle algo a Forero, sólo para ver que la expresión de éste se volvía
tensa. En el segundo siguiente, Forero sacó un amuleto y murmuró un cántico en voz baja antes de
pegar el amuleto en la frente de Evangelina.

—Señor Forero, ¿qué está haciendo? —preguntó Jaime con expresión perpleja.

—Esta mujer no tiene rastro de vida; sólo tiene energía espectral. Es una marioneta zombi. Joven,
te han engañado —le dijo con solemnidad Forero a Jaime.

CAPITULO 1685

Jaime se adelantó y arrancó el amuleto de la frente de Evangelina mientras replicaba:

—¿Marioneta zombi? Eso son tonterías.

—¡Eh! ¿Estás hechizado por este cadáver femenino? ¿Por qué no confías en mí? ¿O es tu tipo? —
Forero escrutó a Jaime, encontrándolo extraño.

—¡Como si lo fuera! —Éste puso los ojos en blanco y luego le explicó todo.

Sólo cuando Forero escuchó la explicación de Jaime comprendió la situación. Se echó a reír y
exclamó:

—Dime la verdad. ¿Te has aprovechado de ella? Ella no sabe nada, así que puedes hacer lo que
quieras con ella.

—No soy tan asqueroso como tú —Jaime se quedó sin habla. «Parece que Forero ha pasado
mucho tiempo con mujeres durante su estancia en Puerto Blanco. Si no, ¿por qué está lleno de
pensamientos sucios?».

Forero respondió:

—Entonces, ¿por qué la has traído aquí? Debo informarte que no soy lo bastante hábil como para
tratarla.

Supuso que Jaime había traído a Evangelina para que le ayudara a curarla.

—No necesito que trate su condición. Ya tengo una receta para eso, pero hay una hierba que me
falta: Hierba Ojo del Siglo. No la encuentro por ninguna parte. ¿Sabe dónde puedo conseguirla? —
preguntó Jaime.

—¿Hierba Ojo del Siglo? Forero frunció las cejas, pero enseguida se animó—. ¡Ah, ya sé dónde
conseguirla!

—¿Dónde? —insistió Jaime con impaciencia.

—Puedo decirte la ubicación, pero antes tienes que conseguirme un hechizo encantador de la
Secta Ira del Cielo —anunció Forero con suficiencia.
—¡Car*jo! ¿No sabe lo peligroso que es ese lugar? ¿Está intentando que me maten? —Jaime lo
fulminó con la mirada.

Forero se rio entre dientes y lo tranquilizó diciéndole:

—No te preocupes. No te dejaré morir. ¿Crees que lo he pasado bien? He explorado varias veces
las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo. Estaremos a salvo mientras no atravesemos la puerta
de la Secta Ira del Cielo. En cuanto a las trampas encantadas del interior del túnel, ¡ambos
podemos con ellas!

Jaime estaba asombrado.

—¿Cómo voy a conseguir el hechizo encantador si no entramos?

—Ah, no te molestes por eso. De todos modos, no es peligroso. Mientras me consigas el hechizo,
te ayudaré a encontrar Hierba Ojo del Siglo —prometió Forero.

Mantenía a Jaime en vilo.

Éste lo miró con atención durante un rato antes de asentir.

Con semblante serio, Jaime advirtió:

—Si se atreves a tenderme una trampa, me aseguraré de que lo pague.

Forero no pudo ocultar su alegría y sonrió mientras respondía:

—¡Tranquilo! ¿Por qué iba a hacerte daño? Sigo queriendo contar contigo en el futuro.

A continuación, se dirigieron juntos a la Secta Medialuna.

Después de atravesar la Secta Medialuna y llegar a la entrada de las antiguas ruinas de la Secta Ira
del Cielo, Jaime no pudo evitar ponerse ansioso. Su corazón se aceleró al ver la oscuridad que les
esperaba.

Después de todo, apenas lograron salir con vida cuando entraron por primera vez en las antiguas
ruinas.

—Vámonos. No nos pasará nada. He entrado varias veces en este lugar —instó Forero.

Entonces, agarró a Jaime del brazo y se adelantó.

Al entrar en las antiguas ruinas, Jaime se escondió con cuidado detrás de Evangelina, pues sabía
que su cuerpo era mucho más fuerte que el suyo.

Cuando Forero vio cómo Jaime utilizaba a una mujer como escudo, se burló:

—Jaime, ¿desde cuándo eres un cobarde? ¿Cómo puedes esconderte detrás de una mujer?
¿Puedes llamarte hombre de esta manera?

—¡No sabe nada! No es una mujer cualquiera, pues su cuerpo es más duro que el mío. —Jaime lo
miró de reojo.

—¿En serio? —El interés de Forero por Evangelina se despertó. Extendió la mano, con intención de
tocar su cuerpo.

—¿Qué haces? —Jaime le apartó la mano de inmediato.

Forero rio entre dientes y explicó:

—Sólo tengo curiosidad por saber cómo una mujer tan bella y dulce como ella tiene un cuerpo tan
fuerte…

CAPITULO 1686

Mientras los dos hablaban, aparecieron varios destellos de luz repentinos, y con ellos llegó energía
marcial afilada como cuchillas que cargó hacia ellos.

¡Whoosh! ¡Whoosh! ¡Whoosh!

¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!

Las ráfagas de energía marcial golpearon a Evangelina y se rompieron en pedazos. Sin embargo, su
cuerpo permaneció ileso.

El cuerpo de la mujer podía resistir el ataque de una reliquia sagrada de artes marciales, por no
hablar de unas cuantas ráfagas de energía marcial.

Jaime permaneció de una pieza ya que estaba escondido detrás de Evangelina. Sin embargo,
Forero no tuvo tanta suerte. Aquellas ráfagas de energía marcial originadas por un amuleto le
cortaron el cuerpo, y la sangre brotó de sus heridas.

—¿Qué car*jo? ¿Todavía hay amuletos que no se han activado? —maldijo en voz alta con rabia.

Al ver el estado en que se encontraba, Jaime soltó una carcajada.

—¿De qué te ríes? —Forero le clavó una mirada fulminante.

Sin embargo, al ver que Jaime permanecía ileso tras esconderse detrás de Evangelina, corrió de
inmediato a reunirse con él.

—Señor Forero, ¿no dijo usted que no es de hombres esconderse detrás de una mujer? —se burló
Jaime.

Al escuchar eso, Forero protestó de inmediato:

—No me escondo detrás de una mujer. Esto es un cadáver; no es humana, así que no se le puede
llamar mujer.

En lugar de replicarle, Jaime se puso en guardia y avanzó con cuidado. Ambos se escondieron
detrás de Evangelina y avanzaron paso a paso.

Pronto llegaron a la puerta de las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo, en la que Jaime se
detuvo porque no se atrevía a seguir adelante.

—Señor Forero, ¿dónde está el hechizo de encantamiento? No voy a entrar, aunque usted insista
—le dijo Jaime a Forero.

Forero respondió:

—No hace falta que entremos. Nuestro destino está justo al lado.

Entonces guio a los otros dos hacia un camino a un lado.

Pronto apareció a su vista un enorme peñasco cubierto de símbolos que Jaime no reconoció.

—¿Qué es esto? —preguntó Jaime.

—Es un canto rodado de encantamiento, y en él está el hechizo de encantamiento —reveló


Forero.

—Maldita sea, está justo aquí. ¿No puede memorizarlo todo solo? —Una oleada de furia se
apoderó de Jaime. «¿Cómo pudo Forero engañarme para que viniera hasta aquí cuando el hechizo
de encantamiento está justo aquí?».

Forero se quedó mirando a Jaime en silencio. De repente, una sonrisa se dibujó en sus labios y
dijo:

—¿Crees que puedo utilizar el hechizo de encantamiento una vez que lo memorice? Qué ingenuo
eres. Si es tan fácil, todo el mundo podrá dominar los hechizos de encantamiento.

—Entonces, ¿cómo puede uno dominarlos? —Jaime se sorprendió.

—Uno tendrá que domar el espíritu de encantamiento para dominar un hechizo de encantamiento
avanzado como éste. No es tan sencillo como memorizar el hechizo de encantamiento —explicó
Forero con paciencia.

—¿El espíritu de encantamiento? —Jaime estaba confuso, pues era la primera vez que escuchaba
hablar de espíritus encantadores.

—Hay un espíritu de encantamiento en cada hechizo de encantamiento avanzado. Para dominar el


hechizo de encantamiento, uno tendrá que domar su espíritu de encantamiento. ¿Lo entiendes
ahora? —Forero no tuvo más remedio que volver a explicarlo todo con detalle.

—¡Vaya a domarlo, entonces! —le instó Jaime.

Forero se quedó sin habla.

—¡No habría tenido que pedirte ayuda si pudiera domarlo! —replicó.

Jaime lo miró con cara de desesperación.

—Si soy capaz de domar al espíritu del encanto, seré yo quien domine el hechizo de
encantamiento. ¿Qué tiene que ver eso con usted?
—Cuando lo domines, podrás pasármelo. Así no tendré que domar al espíritu de encantamiento —
Forero reveló su plan mientras una sonrisa jugueteaba en sus labios.

—Tú... —Para consternación de Jaime, se quedó sin palabras.

Al final, suspiró y cedió.

—Bien. Iré a domar al espíritu de encantamiento.

—Sólo tienes que poner la mano sobre la roca. Esto es un Encantamiento Transformador de
Clones, así que no te fíes de nada de lo que veas —exhortó Forero.

—De acuerdo, entendido.

Y Jaime alargó la mano para tocar la roca.

Al instante, los símbolos de la roca irradiaron una luz cegadora que lo envolvió por completo.

Una luz blanca le iluminó los ojos, haciéndolo caer aturdido.

CAPITULO 1687

Jaime pronto se dio cuenta de que estaba en medio de una mazmorra.

—Esto me resulta muy familiar. ¿Dónde estoy? —murmuró en voz baja.

Se le frunció el entrecejo. En ese momento se sintió desorientado, por lo que le costó discernir si
estaba en un sueño o en la realidad.

—¿Jaime? ¡Jaime!

De repente, le pareció escuchar que alguien le llamaba por su nombre.

Jaime miró por encima del hombro. Para su sorpresa, vio a Josefina encerrada en una celda.

Su corazón dio un salto de alegría y corrió hacia ella.

—Josefina, ¿eres tú? Josefina —gritó.

Abrumado por las emociones, Jaime le agarró las manos con fuerza.

—No puedo creer que vuelva a verte. Parece un sueño —dijo emocionado, mirando a Josefina con
expresión tierna.

La mujer lo miró con lágrimas en los ojos.

—Esto no es un sueño; es real. Te he estado esperando todo el tiempo. Te he echado tanto de


menos…

—No llores. Te salvaré, así que no te preocupes —Jaime le secó las lágrimas con suavidad mientras
le daba su palabra.
Para su sorpresa, Josefina trató de persuadirlo para que se fuera.

—Jaime, no hace falta que me salves. Estoy satisfecha de poder verte por última vez. Deberías irte
ya.

—¡No! No me iré. Aunque tenga que destruir esta mazmorra, ¡debo salvarte! —respondió con una
mirada de determinación.

Un aura poderosa brotó de su cuerpo y empezó a golpear la celda que tenía delante.

«¡Debo destruir la celda y salvar a Josefina!».

Sin embargo, desde el punto de vista de Forero, Jaime tuvo la mano apretada con fuerza y contra
la roca todo el tiempo.

El drástico cambio en la expresión de Jaime, así como la creciente intensidad de su aura, pusieron
nervioso a Forero.

—¡Diablos, es un tonto enamorado! —murmuró Forero en voz baja, con el corazón hundido ante
la gravedad de la situación.

Desesperado, tomó un trozo de papel amarillo, se mordió el dedo y usó su sangre para dibujar
algo en él mientras murmuraba palabras crípticas.

Pronto, se hizo un amuleto. Luego lo pegó en la frente de Jaime.

Un rayo de luz roja entró en la mente de Jaime.

En el calabozo, Jaime, que golpeaba la celda sin parar con los brazos, se quedó de repente helado.

Con la mirada perdida, tartamudeó:

—Tú no eres Josefina. Tú no eres ella.

—Jaime, ¿qué pasa? ¿Por qué dices eso? —Josefina sollozó.

—No, tú no eres ella. De eso estoy seguro —Jaime cerró los ojos y empezó a recitar el conjuro
calmante para despejarse.

Sin embargo, incluso después de recitarlo durante largo rato, cuando abrió los ojos seguía viendo a
Josefina frente a él. Tampoco había salido de la mazmorra.

—¿Eh? ¿No es esto una ilusión? —Los ojos de Jaime se abrieron de golpe.

—Jaime, ¿qué estás haciendo? Me estás rompiendo el corazón —se lamentó Josefina.

Eso lo asustó mucho.

«¡Esto no es una ilusión!».


—Lo siento, Josefina. De verdad que lo siento. Déjame salvarte ahora —arrulló.

Sus palmas brillaron mientras lanzaba un ataque que aplastó la celda en pedazos. Sin dudarlo,
Josefina salió corriendo y saltó a los brazos de Jaime.

La abrazó con mucha fuerza. La sentía tangible y cálida al tacto.

—Jaime, no vuelvas a dejarme, ¿sí? —Josefina le miró con cariño.

—De acuerdo. ¡Me quedaré a tu lado para siempre! —Jaime juró y le dio un beso en la frente.

Mientras él estaba perdidamente enamorado, Forero estaba ansioso más allá de las palabras.

—¡Oh, qué tonto enamorado! —murmuró éste mientras se paseaba de un lado a otro inquieto.

Al final, pegó otro amuleto en el cuerpo de Jaime. Un instante después, su voz sonó en la mente
de Jaime.

—Jaime, despierta. Todo es falso. Nada es real. ¿Has olvidado lo que te dije?

Al reconocer la voz de Forero, Jaime se quedó de piedra.

CAPITULO 1688

—No, esto no es falso. Esto no es una ilusión —protestó Jaime moviendo la cabeza.

Forero rugió:

—Claro que no es una ilusión. Sin embargo, tu novia no es real; el espíritu de encantamiento se
está haciendo pasar por ella. ¿Has olvidado que esto es un Encantamiento Transformador de
Clones? El espíritu encantador puede adoptar la forma que quiera.

Quería que Jaime se diera cuenta de que Josefina era otra persona disfrazada.

—¿No es real? —Jaime apartó con fuerza a Josefina.

—¿Jaime? —le llamó la mujer con ojos apenados.

Sus movimientos y expresiones faciales eran idénticos a los de la verdadera Josefina.

Jaime arrugó las cejas y la miró con atención.

«No veo nada malo en ella. ¿Cómo puede ser falsa?».

—Jaime, ¿qué estás haciendo? —Josefina volvió a arrojarse a sus brazos.

Jaime se quedó inmóvil, pues no sabía qué hacer.

—¡Comprueba su aura! El espíritu encantador puede cambiar su apariencia, pero no su aura —le
recordó Forero.

Al instante, Jaime liberó su sentido espiritual para envolver a Josefina. Como era de esperar, su
aura no era la que él conocía.

—¡Sí eres falsa!

Sorprendido, Jaime de inmediato le lanzó un puñetazo.

Josefina salió volando hacia atrás. La sangre brotó de su boca, y su cuerpo se estrelló contra el
suelo con un fuerte golpe.

—Jaime, ¿por qué? ¿Por qué me has hecho daño? —gritó, mirando a Jaime con resentimiento. La
sangre que le corría por los labios aumentaba su lamentable aspecto.

Jaime se detuvo en seco. No sabía si era su verdadera novia o no.

Poco a poco, Josefina se puso en pie. Con expresión dolorida, se acercó a él. De su cuerpo
emanaba incluso una tenue fragancia.

En cuanto Jaime percibió el aroma, el corazón le dio un vuelco. Al instante, la Espada


Matadragones se materializó en sus manos y la empujó hacia delante, apuntando en dirección a
ella.

—¡Jaime! —gritó Josefina alarmada.

Sin embargo, la espada que tenía en la mano no mostraba signos de desaceleración. Mientras
brillaba, le clavó la espada en el cuerpo.

Aparecieron manchas de luz en el cuerpo de Josefina, y su aspecto empezó a cambiar


radicalmente.

La mujer, que al principio era bella y hermosa, se fue convirtiendo poco a poco en una antiestética
criatura con aspecto de mono y pelaje por todo el cuerpo.

Aquella visión asqueó a Jaime. El recuerdo de cómo había abrazado antes a aquella criatura le
hacía temblar de asco y repugnancia.

Al final, los puntos brillantes desaparecieron, junto con todo lo que tenía a la vista.

Fue entonces cuando Jaime pudo verse de nuevo ante la roca con la mano apoyada en ella. Los
símbolos que tenía delante surgieron de la superficie de la roca como si estuvieran vivos y se
introdujeron en su cuerpo.

Para su deleite, el Encantamiento Transformador de Clones apareció en su mente de inmediato.

—¡No puedo creer que estés sonriendo después de cómo casi encuentras la muerte! —exclamó
Forero enfadado mientras miraba al alborozado Jaime—. ¡Te lo advertí, pero aun así caíste en la
trampa, tonto enamorado!

Avergonzado por su reprimenda, éste le dedicó una sonrisa incómoda.

—Señor Forero, el espíritu de encantamiento era horrible.


—¿Por qué? ¿Esperabas que fuera una mujer preciosa? Si fuera guapa, ¿aún te atreverías a
matarla? —bromeó Forero.

Jaime asintió con una sonrisa.

—Eliminaré a cualquiera que se interponga en mi camino, por muy atractivo que sea.

—Como quieras —Forero le hizo un gesto despectivo con la mano—. Muy bien. Enséñame ahora
el hechizo de encantamiento.

—¡Oh, de acuerdo! —Jaime estiró la mano para tocar la cabeza de Forero.

Pronto apareció un rayo de luz, seguido de innumerables símbolos que entraron en el cuerpo de
Forero.

Forero enrojeció de emoción. Mientras Jaime lo observaba, recitó un hechizo que hizo que su
cuerpo emitiera un suave resplandor y su aspecto cambiara.

CAPITULO 1689

Al final, Forero se transformó en un hombre idéntico a Jaime, y él se quedó boquiabierto ante el


cambio.

—Vaya, eres exactamente igual a mí. ¿Significa esto que puedes transformarte en cualquiera y
hacer lo que quieras? —preguntó incrédulo.

—No soy lo bastante poderoso, así que esta Técnica de Transformación sólo puede durar media
hora como mucho —respondió Forero.

Y volvió a su estado original. Apareció otro destello de luz, y un hombre que era su réplica salió
detrás de él.

—Sin embargo, ¡soy capaz de mantener esta Técnica de Clones entre treinta minutos y una hora!
—continuó Forero.

Mientras observaba su clon sombra, asentía en varias ocasiones. Parecía que estaba muy
satisfecho con él.

Jaime se sobresaltó al ver a dos Foreros frente a él.

Su curiosidad le impulsó a dar un paso adelante, pellizcar la mejilla del clon sombra y abofetearlo.

—Eh, ¿eres un pervertido? ¿Por qué me pellizcas la mejilla? —Forero apartó la mano de un
manotazo.

—Esto... Esto es real. No es un hechizo de ilusión... —Jaime pudo sentir el calor en el clon de
sombra.

—¡Claro que sí! No se llamaría Técnica de Clones si fuera un hechizo de ilusión. Pero este clon de
sombra es sólo la mitad de poderoso que yo. Imagínate lo increíble que será si es tan poderoso
como yo —Forero suspiró y descartó su clon sombra.
Si el clon de sombra podía ser tan poderoso como él, significaba que tenía el doble de su propia
fuerza.

—¡Esto ya es increíble! —alabó Jaime.

Fue entonces cuando por fin vio lo poderoso que era el hechizo de encantamiento. Aunque sus
Nueve Sombras podían crear varios clones de sombra, eran meros productos de un hechizo de
ilusión y no eran reales.

Si poseyera el Encantamiento Transformador de Clones, podría crear un clon de sombra que le


ayudara a huir de situaciones difíciles. Era una herramienta perfecta para escapar.

Jaime se arrepintió enseguida de haberle pasado el hechizo de encantamiento a Forero.

—¿Por qué? ¿Te arrepientes de tu decisión? —preguntó Forero, esbozando una leve sonrisa.

—¿Por qué iba a arrepentirme? Ya que prometiste ayudarme a encontrar la Hierba Ojo del Siglo,
¡vámonos ya! —Jaime le recordó a Forero su promesa y le exigió que la cumpliera.

—No te preocupes. No olvidé mi promesa. Vámonos.

Radiante de alegría, Forero acompañó a Jaime a la salida.

Cuando pasaron por delante de la puerta de la Secta Ira del Cielo, Jaime echó un vistazo al interior.

«Cuando me haga más fuerte, ¡debo volver a las antiguas ruinas! ¡Seguro que dentro me esperan
hechizos de encantamiento más poderosos!».

Tras abandonar las ruinas antiguas, Jaime y Forero comenzaron su viaje para encontrar la Hierba
Ojo del Siglo.

Viajaron durante tres días y llegaron a la frontera de la Región Suroeste.

El vasto océano estaba frente a ellos.

—Señor Forero, ¿dónde está la Hierba Ojo del Siglo? ¿Me está mintiendo? —Jaime miró el mar
con exasperación.

—Tranquilo. ¿Por qué iba a mentirte? —replicó Forero.

Entonces sacó su brújula geomántica para buscar algo. La brisa marina soplaba junto a ellos, con
un toque salado.

Jaime siguió a Forero, curioso por ver adónde le llevaba éste.

Caminaron por la playa, y pronto una pequeña isla apareció ante sus ojos. Parecía estar cerca de la
costa, a unos pocos kilómetros de ellos.

Sin embargo, la isla emitía un ligero resplandor rojo. Desde la distancia, parecía una montaña en
llamas.
Forero contuvo la respiración y acumuló su energía espiritual en los pies. Luego caminó sobre el
mar, dirigiéndose hacia la isla.

Cuando Jaime vio sus acciones, fue de inmediato tras él. Dadas sus capacidades actuales, caminar
sobre el agua era un juego de niños para ellos.

Evangelina fue la última en moverse, flotando sobre el mar. Con eso, los tres se dirigieron a la isla.

Si los humanos normales los vieran, habrían pensado que eran inmortales que habían descendido
a la tierra.

Justo cuando estaban a punto de llegar a la isla, poderosas ráfagas de olas de calor se abatieron
sobre ellos. En poco tiempo, sus ropas estaban empapadas en sudor.

CAPITULO 1690

—El calor es abrasador. ¿Por qué parece que las piedras de la isla brillan en rojo como si las
estuvieran quemando? —preguntó Jaime con las cejas fruncidas.

Forero explicó:

—Ésta es una isla volcánica, así que las piedras se crearon con la lava que escupió el volcán cuando
entró en erupción. Ahora está muy caliente porque el volcán que hay debajo de la isla está a punto
de entrar en erupción. Por eso las piedras son de un rojo abrasador.

—Car*jo, ¿me está tomando el pelo? ¿Cómo puede crecer la Hierba Ojo del Siglo en un lugar como
éste? —Jaime estaba incrédulo.

—Cuanto más duro es el entorno, mejor crece la hierba. No me puedo creer que un alquimista
como tú no conozca esta teoría —Forero le lanzó una mirada de desprecio.

Luego saltó por los aires y aterrizó en la isla. Jaime no tuvo más remedio que ir tras él.

Una vez que sus pies aterrizaron en la isla, sintió como si se los estuvieran asando.

Jaime acumuló de inmediato su energía espiritual en los pies para aliviar su malestar. Mientras
tanto, Forero sacó dos amuletos y se los puso bajo los pies antes de seguir avanzando.

A medida que se adentraban en la isla, las olas de calor se hacían más insoportables.

—¿Ya llegamos? —preguntó Jaime mientras se secaba el sudor de la frente.

—¡Estamos a punto de llegar! —Forero jadeaba con fuerza por el calor.

Evangelina era la única sin expresión, siguiendo cada movimiento de Jaime. Cada vez que él se
detenía en seco, ella hacía lo mismo, y continuaba caminando cuando él reanudaba la marcha.

Pronto llegaron a un enorme cráter. Forero lo señaló y anunció:

—La Hierba Ojo del Siglo está dentro.

Jaime echó un vistazo al cráter y luego se volvió hacia Forero.


—¿No es este el cráter del volcán? La lava de su interior está burbujeando. ¿Está seguro de que la
Hierba Ojo del Siglo está dentro?

Se negó a creer que el cráter albergara Hierba Ojo del Siglo.

—Si no me crees, olvídalo. De todas formas, no te mentí —afirmó Forero.

Después, sacó una cantimplora y tragó un poco de agua para calmar la sed.

Jaime se quedó sin palabras. No le quedó más remedio que mirar el cráter. Sintiendo el calor que
irradiaba de su interior, supo que el volcán estaba a punto de entrar en erupción en cualquier
momento.

Entonces, tomó una piedra y la arrojó al cráter.

Sin embargo, la piedra se convirtió en ceniza en cuanto entró en contacto con la lava.

—Eh, ¿cómo consigo la hierba? —Jaime estaba perplejo.

—¿Por qué ibas a tener miedo de la lava cuando tu cuerpo es robusto, por no hablar de que tienes
el Cuerpo de Golem? Si no puedes hacerlo, haz que esta joven baje al cráter. Su cuerpo es más
fuerte que el tuyo, y no puede sentir nada —sugirió Forero mientras señalaba a Evangelina.

—Eso no servirá. Aunque pueda bajar, no sabe cosechar la Hierba Ojo del Siglo, ¡ni la reconoce! —
Jaime negó con la cabeza para descartar la sugerencia de Forero.

Volvió a mirar el cráter y sintió el calor abrasador antes de continuar:

—Señor Forero, ¿tiene usted algún amuleto que pueda resistir el calor y además cosechar esa
Hierba Ojo del Siglo?

—¿Tú qué crees? Si soy tan capaz, la Hierba Ojo del Siglo no seguiría aquí. Ni siquiera tendrías la
oportunidad de venir aquí —replicó Forero, poniendo los ojos en blanco.

—Deme algún Encantamiento Evasor de Fuego. No me diga que no los tiene —pidió Jaime.

—Tengo Encantamientos Evasores de Fuego, pero aquí son completamente inútiles. La lava
procede del núcleo de la tierra, así que los amuletos no funcionan. Si no confías en mí, ¡déjame
enseñártelo!

Con eso, Forero sacó un amuleto y recitó un hechizo para activarlo.

Luego lo arrojó al cráter.

Antes de que el amuleto llegara al fondo del cráter, las olas de calor lo prendieron y lo redujeron a
cenizas.

—¡Ves! ¡No te estaba mintiendo! —Forero se encogió de hombros.

Frustrado, Jaime volvió a observar el cráter. El corazón se le aceleró de miedo, pues no quería
morir asado.

—Señor Forero, ¿la Hierba Ojo del Siglo crece en otro sitio? Podemos ir allí en todo caso.

Jaime quería probar suerte en otro sitio, pues no se atrevía a saltar al cráter.

—No, éste es el único sitio que conozco. Si no vas a bajar, entonces me despido —anunció Forero
y giró sobre sus talones para marcharse.

CAPITULO 1691

Jaime corrió de inmediato delante de Forero y le cerró el paso.

—¡Espere, señor Forero! Voy a bajar.

Forero se paró en seco y le dijo:

—¡No me culpes si te achicharras!

—¡No lo haré! —prometió Jaime con una mirada decidida.

A continuación, activó Cuerpo de Golem y cubrió todo su cuerpo con brillantes escamas doradas.

Jaime echó otro vistazo al cráter, apretó los dientes y saltó dentro.

Al instante lo alcanzó una poderosa ola de calor que lo envolvió por completo. En cuestión de
segundos, todo el cuerpo de Jaime estaba envuelto en llamas.

Por suerte, tenía el Cuerpo de Golem para protegerse, así que su ropa no ardió.

Aun así, el calor abrasador se filtró en su cuerpo. Con los ojos inyectados en sangre, Jaime apretó
la mandíbula e hizo todo lo posible por soportarlo.

En ese preciso momento, Jaime se sintió como si estuviera dentro de un horno gigantesco.

Aunque Cuerpo de Golem pudo evitar que él y su ropa se quemaran, no hizo nada para protegerlo
del intenso calor.

Hisss...

Jaime pudo escuchar un chisporroteo procedente de su piel mientras el olor a carne quemada
llenaba el aire.

—Pero qué... No me voy a asar vivo, ¿verdad?

La mirada de Forero se volvió sombría cuando notó el olor a carne quemada que salía de la fosa.

Mientras el cuerpo de Jaime seguía cayendo en picado, sufrió lo que podría decirse que era el peor
dolor del mundo.

Había desatado toda la fuerza de su energía espiritual y el Poder de los Dragones, y, sin embargo,
no fue suficiente para protegerse del intenso calor.
¡Splash!

Jaime había caído justo en la lava fundida.

Al darse cuenta de que empezaba a hundirse con mucha rapidez, Jaime trató de sacar la pierna de
la lava fundida por instinto, pero fue en vano. Como si la lava fundida tuviera una poderosa fuerza
de succión, seguía tirando de Jaime hacia abajo a cada segundo que pasaba.

La desesperación llenó los ojos de Jaime cuando el nivel de lava fundida le llegó al pecho.

—Bien, estoy acabado... Definitivamente estoy acabado…

Un sinfín de imágenes pasaron por la mente de Jaime mientras pensaba en sus padres, Josefina e
Isabel.

Jamás había imaginado que tendría una muerte tan horrible.

«A este paso, ¡ni siquiera tendrán un cuerpo que encontrar y enterrar! ¿Qué será de mi alma
después de esto? ¿Se destruirá también mi alma?».

Justo cuando Jaime estaba a punto de sumergirse por completo en la lava fundida, vio una figura
saltar al pozo.

Jaime se sintió conmovido al ver las llamas que envolvían a la figura.

Pensando que era Forero quien había saltado a la fosa, Jaime murmuró:

—Señor Forero... Quién iba a decir que arriesgaría su vida para salvar la mía…

No fue hasta que la figura aterrizó frente a Jaime que se dio cuenta de que era Evangelina. Estaba
desnuda por completo, pues las llamas habían hecho cenizas sus ropas. Sin embargo, su piel
blanca y tersa no sufrió ningún daño por las llamas y el intenso calor.

Evangelina miró a Jaime en estado de shock después de caer en la lava fundida.

—¡Ayúdame, Evangelina! Súbeme —gritó Jaime con todas sus fuerzas.

Como si le hubiera entendido, Evangelina estiró la mano de inmediato y tiró de Jaime. Consiguió
que Jaime no se hundiera más, pero ella empezó a hundirse.

Bastaron unos segundos para que Evangelina se hundiera hasta las pantorrillas en la lava fundida.

Al ver esto, Jaime la soltó de inmediato y gritó:

—¡Déjame y sal de aquí! Deprisa.

Esta vez, sin embargo, Evangelina hizo caso omiso de sus gritos y le clavó una mirada sin vida.

No pasó mucho tiempo antes de que Evangelina, también estuviera sumergida por completo en la
lava fundida. Jaime estaba entrando en pánico como loco, pero no había nada que pudiera hacer
al respecto.

Al final, Jaime y Evangelina desaparecieron bajo la superficie de la lava fundida.

CAPITULO 1692

Para sorpresa de Jaime, el calor parecía reducirse en intensidad a medida que se adentraban más y
más en la lava fundida.

En un momento dado, Jaime incluso la notó algo fría al tacto.

«¿Eh? Esto no tiene sentido. Estamos en lava fundida. ¿Cómo es posible que esté fría? Espera...
¡No sólo la lava fundida es fría, sino que también puedo respirar en ella! ¡Es como si mi cuerpo
estuviera en un espacio cerrado que mantiene la lava fundida fuera!».

Con esa idea en mente, Jaime extendió la mano para agarrar a Evangelina. Para evitar que se
hundiera demasiado rápido, la abrazó con fuerza.

Como Evangelina estaba desnuda, Jaime se sintió excitado por la presión de su cuerpo contra el
suyo.

Jaime recitó de inmediato un conjuro tranquilizador en su corazón para reprimir sus impulsos. Al
mirar a su alrededor, se dio cuenta de que seguían descendiendo por el pozo.

Después de lo que pareció una eternidad, los dos dejaron por fin de descender. Al bajar la mirada,
Jaime vio que estaban parados sobre un ataúd rojo.

«Huh, qué extraño... ¿Por qué hay un ataúd aquí?».

Fue entonces cuando sintió una repentina sensación de frío procedente del ataúd bajo sus pies.

«Este ataúd está cubierto de lava fundida, ¿por qué emana una onda helada? ¡Esto es demasiado
extraño! Debe haber algún tipo de objeto mágico en su interior».

Con Evangelina aún en brazos, Jaime saltó del ataúd, para comenzar a descender de nuevo.

En un instante, Jaime extendió la mano para abrir la tapa del ataúd y rodó dentro con Evangelina.
Todo sucedió tan deprisa que no tuvo tiempo de echar un vistazo antes de estar dentro.

De no haberlo hecho, habrían seguido descendiendo hacia el pozo aparentemente sin fondo.

Jaime y Evangelina se vieron envueltos por un aire helado en el momento en que entraron en el
ataúd.

En pocos segundos, una fina capa de escarcha se había formado sobre su piel.

Tras observar cada detalle del interior del ataúd, Jaime vio que se encontraban sobre los restos
óseos de un cadáver.

En el lugar donde debería estar el cráneo, había una perla brillante del tamaño de un pulgar.

«¡Las escalofriantes ondas provienen de esa perla! ¿Qué será?».


Cuando Jaime tomó la perla por curiosidad, sintió al instante una sensación gélida que le recorría
el cuerpo y le helaba hasta los huesos.

Estaba tan concentrado en examinar la perla que no se dio cuenta de que los ojos apagados de
Evangelina volvían a la vida.

La mirada vacía de su rostro desapareció mientras examinaba su cuerpo con interés.

«¡Ésta sí que es una perla extraña! ¿Seré inmune al fuego si me la trago?».

Con esa idea en mente, Jaime se llevó la perla a la boca.

Evangelina se la arrebató de inmediato y gritó:

—¡Eh, esa perla me pertenece! No te atrevas a tragártela, cabr*n.

Jaime la miró estupefacto durante unos segundos antes de soltar un grito confuso.

—¡Aaaaaahhhhhh!

Sin saber la razón detrás del grito de Jaime, Evangelina decidió seguir su ejemplo y gritó junto con
él.

—¿Ya te recuperaste? —preguntó Jaime mientras la miraba incrédulo.

—¿De qué estás hablando? ¡Deja de mirarme, pervertido! —exclamó Evangelina mientras le
tapaba los ojos con las manos.

Jaime le quitó las manos de la cara y la agarró de los hombros mientras le preguntaba:

—¿Cómo has recuperado el conocimiento? ¿Es que ya no te acuerdas de mí?

—Ni siquiera te conozco, así que ¿qué tengo que recordar? Deja de mirarme y dame tu ropa —
exclamó Evangelina con timidez.

Jaime entonces se quitó la camisa y se la puso sobre los hombros.

CAPITULO 1693

Como Evangelina había recobrado el sentido, era natural que se sintiera avergonzada de su cuerpo
desnudo.

No fue hasta que se puso la camisa de él que se calmó un poco.

—Evangelina, ¿no recuerdas nada de mí? —preguntó Jaime.

Mientras Evangelina cambiaba la mirada entre él y los restos esqueléticos, sus ojos se llenaron de
lágrimas de repente.

Jaime se quedó perplejo ante su actitud.


«¿Qué le pasa?».

Mientras miraba confundido a Evangelina, una sensación espiritual envolvió su cuerpo de repente.

La mirada de Jaime cambió al instante.

—¿Quién eres?

Evangelina parecía haberse calmado mientras miraba con atención a Jaime y respondía:

—No soy tu amiga. Sólo tomo prestado su cuerpo por un rato. No creí que nadie fuera a aparecer
por aquí después de unos cuantos miles de años. Supongo que es el destino. ¿Quién hubiera
pensado que alguien con un alma incompleta vendría aquí? Si no, no habría vuelto a la vida. Sí,
¡definitivamente es el destino!

«¿Qué está divagando?».

Supuso que Evangelina había recuperado el sentido, pero resultó que otro espíritu había ocupado
su cuerpo en su lugar. El ceño de Jaime se frunció al preguntarse cómo explicaría las cosas a Casio.

—¡No me importa quién seas, pero tienes que abandonar el cuerpo de mi amiga ahora mismo!
Vete o te echaré a la fuerza —Jaime amenazó.

El espíritu en el cuerpo de Evangelina soltó una carcajada.

—¡Jajaja! ¿Y cómo harías eso, eh? ¿Me vas a matar? Ten en cuenta que aquí está el cuerpo de tu
amiga. Si me matas, ¡es tu amiga la que morirá!

Jaime hizo una pausa antes de decir:

—¡Oh, tengo mis maneras! Si tengo que obligarte a salir, ¡me aseguraré de destruir tu alma para
siempre! ¡Te sugiero que salgas por tu cuenta mientras puedas!

—¿Sí? Pues creo que eres un mentiroso —se burló el espíritu.

—Muy bien. Tú te lo has buscado.

Esas palabras apenas habían salido de la boca de Jaime cuando envolvió el cuerpo de Evangelina
con su brillo dorado. Luego puso la palma de la mano sobre la cabeza de Evangelina y canalizó la
Técnica del Enfoque.

La expresión de Evangelina se volvió feroz en un instante, y había una clara expresión de miedo en
sus ojos.

Entonces rompió a llorar y suplicó clemencia:

—¡No, por favor! Perdóname. Dejaré en paz a tu amiga si me sacas de aquí. Sólo tomé prestado el
cuerpo de tu amiga porque su alma está incompleta. ¡No quiero hacerle daño! Por favor, te lo
ruego.

Jaime retiró la mano y preguntó:


—Dime quién eres. También, ¿por qué estás aquí?

Con lágrimas aun corriendo por sus mejillas, el espíritu que habitaba el cuerpo de Evangelina
comenzó a contarle a Jaime todo sobre sí mismo.

Jaime se enfureció al escuchar toda su historia.

Al parecer, el espíritu pertenecía a una doncella sagrada del Palacio Lunar.

Hace unos miles de años, el Palacio Lunar fue atacado por la raza demoníaca. Como doncella
sagrada del Palacio Lunar, escoltaba la reliquia sagrada del palacio, la Perla de Inmunidad al Fuego,
hasta un lugar seguro.

Por desgracia para ella, los demonios consiguieron alcanzarla y la acorralaron. En un intento
desesperado por proteger la reliquia sagrada, la santa doncella se la tragó entera.

Enfurecidos, los demonios la metieron en un ataúd y lo sellaron en las profundidades del volcán.

Como la doncella sagrada tenía la protección de la Perla de Inmunidad al Fuego, su alma


permaneció en el ataúd a pesar de que su cuerpo se había descompuesto hacía miles de
años.

Sin embargo, su alma se debilitaba cada vez más con el paso del tiempo.

Si el alma de Evangelina hubiera estado completa, la doncella sagrada no habría podido entrar en
su cuerpo.

—Parece que esto en verdad es el destino, eh... —Jaime exclamó con un suspiro.

Al fin y al cabo, no había mucha gente con el alma incompleta como Evangelina.

—Ya que has tenido una vida dura, te prestaré el cuerpo de mi amiga por un tiempo más. Pero
tendrás que irte cuando la ayude a recuperar su alma. Por supuesto, haré lo posible por
encontrarte un nuevo cuerpo por el camino —dijo Jaime.

CAPITULO 1694

—Gracias, señor —respondió Evangelina mientras se arrodillaba ante él.

—Mientras tanto, tendrás que asumir la identidad de mi amiga para que nadie más se entere de
esto.

«La reputación de la familia Gabaldón se arruinará si se corre la voz de que Evangelina ha sido
poseída por otra alma. ¡Después de todo, tales incidentes son mal vistos por los cultivadores de
energía espiritual!».

Evangelina asintió.

—De acuerdo, lo entiendo. Vamos, ¡salgamos de aquí!

—No tan rápido. He venido aquí a buscar la Hierba Ojo del Siglo, así que necesito encontrarla
antes de irme —dijo Jaime.
—¿La Hierba Ojo del Siglo? —Evangelina frunció un poco el ceño mientras intentaba recordar qué
era. Después de pensarlo un poco, preguntó—: ¿Es la que sólo tiene tres hojas? Las hojas tienen
un dibujo que parecen ojos, ¿verdad?

—Sí, es ésa. ¿Sabes dónde puedo encontrarla? —preguntó Jaime emocionado.

—Lo siento. Esa cosa ha estado creciendo en mi ataúd, así que la absorbí toda... —Evangelina
respondió con expresión incómoda.

Al absorber la energía de la Hierba Ojo del Siglo, el alma de la santa doncella pudo mantenerse
hasta ese día.

Jaime se sintió un poco decepcionado al escuchar eso, pero sabía que no había mucho que pudiera
hacer en esta situación.

Por lo tanto, no tuvo más remedio que regresar al volcán con Evangelina.

Como Evangelina se había tragado la Perla de Inmunidad al Fuego, Jaime ya no sentía el intenso
calor de la lava fundida cuando estaba cerca de ella.

Mientras se tomaban su tiempo para volver a nadar hacia arriba, Forero estaba a punto de
derrumbarse por la ansiedad.

«¡Tanto Jaime como Evangelina llevan ya mucho tiempo allí abajo! ¡Es obvio que algo malo les
debe haber pasado!».

—Ay, Jaime... Quién iba a pensar que así ibas a morir... Bueno, al menos moriste con una hermosa
mujer a tu lado, ¡así que no estarás muy solo en la otra vida!

Forero no esperaba que Jaime acabara muriendo ahí.

Se dio la vuelta y estaba a punto de marcharse cuando la voz de Jaime sonó detrás de él.

—¡Eh, señor Forero! ¡No puede irse solo después de haberme traído hasta aquí! Eso no está bien.

Forero se giró sobresaltado al escuchar eso, sólo para soltar una risita al ver lo gracioso que se veía
Jaime en ropa interior.

—¡Jaime! ¡Estás vivo! ¡Creía que estabas muerto!

Forero se lanzó sobre Jaime y lo abrazó con fuerza.

La cara de Jaime se puso roja mientras tosía con fuerza.

—S…Señor Forero, me va a aplastar hasta la muerte si no me suelta…

Con cara de disculpa, Forero lo soltó de inmediato y preguntó:

—¿Y bien? ¿Conseguiste la Hierba Ojo del Siglo?


Jaime asintió.

—Sí, la conseguí. Y Evangelina también ha vuelto a la normalidad.

Le estaba echando en cara a Forero como si fuera lo más natural del mundo.

Forero miró a Evangelina y se sorprendió al ver que sus ojos ya no parecían sin vida.

—¡Vaya, sí que ha vuelto a la normalidad! No sólo ha recuperado su energía espiritual, ¡sino que
además está mucho más guapa que antes! Eres un tipo con suerte cuando se trata de mujeres,
Jaime.

Jaime lo fulminó con la mirada. —Ejem... ¿Qué está diciendo, señor Forero?

Forero soltó una risita traviesa antes de tenderle la mano a Evangelina.

—¡Eh, tú! Ya que has vuelto a la normalidad, ¡vamos a conocernos! Puedes llamarme señor
Forero.

Evangelina le dedicó una sonrisa mientras le estrechaba la mano.

—Mi nombre es Evangelina. Es un placer conocerlo, señor Forero...

La mirada de Forero cambió de golpe. Acto seguido, varios de sus encantos volaron por los aires y
rodearon a Evangelina.

CAPITULO 1695

—¡Espíritu insolente! ¿De verdad creías que no me daría cuenta? —gritó Forero mientras los
amuletos comenzaban a brillar más y más.

La mirada de Evangelina se contorsionó cuando la luz de los amuletos brilló sobre su cuerpo.

—¡Basta, señor Forero!

Jaime se adelantó al instante y apartó a Forero de ella antes de tirar los amuletos al suelo.

—¿Te has vuelto loco, Jaime? ¡No ha vuelto a la normalidad! Ha sido poseída por otro espíritu —
gritó Forero furioso.

—Ya lo sé, señor Forero. Mire, se lo puedo explicar…

Jaime le dio a Forero una rápida explicación de lo que había pasado antes.

Evangelina tenía los ojos llorosos.

«Nunca tuve la intención de usar el cuerpo de otra persona de esta manera porque es injusto para
la persona. Sin embargo, no tengo otra opción en esta situación. Era entrar en el cuerpo de
Evangelina o que mi alma se desvaneciera en la nada».

La sorpresa llenó el rostro de Forero tras escuchar la explicación de Jaime.


—¿Una doncella sagrada del Palacio Lunar? ¡Ese es un clan superpoderoso que existió hace miles
de años! Por lo que he escuchado, el Palacio Lunar fue destruido tras la Batalla Celestial, pero la
mayoría de su gente sobrevivió. El clan del Palacio Lunar aún debe existir en algún lugar por ahí.

—¿Sabe dónde está el Palacio Lunar, señor Forero? —preguntó Evangelina ansiosa mientras corría
hacia Forero y se preparaba para arrodillarse ante él.

—¡Vaya, no hace falta que te arrodilles! Sólo he oído rumores sobre el Palacio Lunar, ¡así que no
estoy muy seguro de que exista! —dijo Forero mientras sujetaba a Evangelina para impedir que se
arrodillara.

Evangelina puso cara de decepción al escuchar eso.

Prumm...

El suelo tembló bajo sus pies mientras un fuerte estruendo resonaba por toda la isla.

—¡Oh no! ¡El volcán está a punto de entrar en erupción! ¡Tenemos que irnos ya! —gritó Forero
con pánico en los ojos mientras se daba la vuelta y se dirigía hacia el océano.

Jaime también tomó a Evangelina de la mano y la llevó a través de la superficie del océano.
Mientras los tres se dirigían a tierra a gran velocidad, vieron cómo el volcán rociaba lava fundida a
decenas de metros hacia el cielo.

A medida que la lava fundida caía en el océano, producía una gran cantidad de vapor que
empañaba los alrededores.

—Volvamos —dijo Jaime mientras echaba un vistazo a la isla que ahora estaba envuelta en lava
fundida.

Forero negó con la cabeza.

—Ustedes vayan delante. Tengo que hacer un viaje a Puerto Blanco. El reino secreto de la Secta Ira
del Cielo está custodiado por un grupo de Cultivadores Demoníacos, y no me fío mucho de ellos.

No pensaba ir con Jaime.

Jaime le lanzó una mirada y le preguntó:

—Sólo echa de menos a las mujeres de la familia Sandoval, ¿no?

—¡Tonterías! ¡Los cultivadores de energía espiritual necesitamos deshacernos de nuestra lujuria y


nuestros deseos! ¡Hará falta mucho más que unas cuantas mujeres para tentarme! —Forero
respondió con una mirada seria en su rostro.

—¡Como era de esperar del señor Forero! La mayoría de los cultivadores de energía espiritual son
incapaces de convertirse en inmortales porque están atados por sus deseos —dijo Evangelina
mientras miraba a Forero con admiración.

Siendo una doncella sagrada del Palacio Lunar, había sido cultivadora de energía espiritual hace
miles de años. Por lo tanto, era la que más conocimientos tenía sobre el cultivo de la energía
espiritual.

Forero se llenó de suficiencia al escuchar su cumplido.

—¡Así es! ¡Hace tiempo que superé mis deseos mundanos! Nadie podría distraerme del camino
del cultivo de la energía espiritual.

Jaime se tapó la boca y soltó una risita al escuchar aquello.

Forero le lanzó una mirada feroz.

—¿De qué te ríes? ¿Dije algo malo?

Jaime negó con la cabeza.

—No, señor Forero. No se equivoca en absoluto. Estoy seguro de que ni siquiera miraría si una
mujer desnuda se presentara ante usted ahora mismo.

Forero asintió.

—¡En eso tienes razón!

Jaime tiró entonces de la camisa que llevaba Evangelina, haciendo que se deslizara por sus
hombros. Al darse cuenta de que su piel blanca y tersa quedaba expuesta al mundo, Evangelina
agarró de inmediato la camisa y se envolvió con ella.

CAPITULO 1696

En efecto, Forero tenía los ojos muy abiertos, y tragó saliva con fuerza para contener sus impulsos.

Jaime soltó una carcajada al ver la expresión de Forero.

Evangelina se puso roja y miró a Forero como una daga.

«Y yo que pensaba que el señor Forero era un gran cultivador de energía espiritual que se había
librado de sus deseos mundanos... ¡Resulta que no es más que otro asqueroso pervertido!».

Con una expresión de incomodidad en su rostro, Forero se limpió la saliva de la comisura de los
labios y dijo:

—Co… Como sea, ustedes dos continúen. Yo ya me voy…

Luego se dio la vuelta y salió corriendo sin mirar atrás.

Después de eso, Jaime llevó a Evangelina a la Secta del Dios de la Medicina.

Originalmente había planeado conseguir la Hierba Ojo del Siglo para ayudar a Evangelina a volver a
la normalidad, pero las cosas no salieron según lo planeado. No sólo no consiguió la Hierba Ojo del
Siglo, sino que Evangelina fue poseída por un espíritu. Por suerte, el alma pertenecía a un
individuo de buen corazón con un pasado trágico, así que decidió dejarla estar por el momento.
Jaime mintió a todos en la Secta del Dios de la Medicina diciendo que Evangelina había vuelto a la
normalidad, y todos le creyeron de buena gana.

—Me sorprende que la energía espiritual de este mundo se haya reducido tanto en sólo unos
miles de años. ¡No es suficiente para soportar el cultivo de energía espiritual! —Evangelina
exclamó con un suspiro cuando sintió la energía espiritual en el ambiente.

—La energía espiritual en el mundo disminuyó desde que tuvo lugar la Batalla Celestial. Como
resultado, quedan muy pocos cultivadores de energía espiritual y los artistas marciales han
alcanzado el poder. Los cultivadores de energía espiritual sólo pueden esconderse en reinos
secretos y esperar a que la energía espiritual se reponga en algún momento —explicó Jaime con
paciencia.

—Estoy segura de que no pasará mucho tiempo antes de que se reponga la energía espiritual en el
mundo. Sin embargo, cuando eso ocurra, lo más probable es que la raza demoníaca vuelva a
aparecer... —dijo Evangelina con una mirada preocupada.

Jaime no respondió.

«Fernando me dijo lo mismo. Si la energía espiritual vuelve a su estado original, sin duda el mundo
sufrirá otra gran transformación. Tengo que volver a Ciudad de Jade y poner en marcha mi secta
cuanto antes. ¡Mi fuerza por sí sola no será suficiente cuando la energía espiritual se reponga!».

Con esto en mente, Jaime abandonó la Secta del Dios de la Medicina y se dirigió a Ciudad de Jade.

En cuanto llegó, llamó a Giovanni.

—¿En qué puedo ayudarte, Jaime? —preguntó Giovanni con respeto.

—Giovanni, estoy planeando fundar una secta propia. Se llamará Secta Duval y su fundación será
la familia Duval. Asegúrate de tener cuidado con quién reclutas en la secta. Bajo ninguna
circunstancia aceptaremos a nadie con mal comportamiento. ¿Entendido? —instruyó Jaime.

Giovanni asintió.

—¡Entendido, Jaime! Para fundar una secta, primero tendremos que registrarla ante los
funcionarios. ¿Ya lo hiciste?

—Lo registraré mañana. Mientras tanto, quiero que empieces los preparativos para el
reclutamiento. Haz correr la voz de que la Secta Duval recluta a cualquiera de buen corazón, sin
importar su nivel de cultivo —ordenó Jaime.

—¡Entendido! ¡Empezaré ahora mismo! —dijo Giovanni y echó a correr para llevar a cabo su tarea.

Jaime subió a un lugar lo bastante elevado y contempló Ciudad de Jade desde lo alto. Sabía que el
camino que tenía por delante sería cada vez más difícil, pero no estaba dispuesto a rendirse con
tanta facilidad.

No pasó mucho tiempo antes de que la noticia del reclutamiento de la Secta Duval corriera como
la pólvora en el foro de artes marciales. Todo el mundo empezó a discutirlo.
«¡Vaya! ¡Jaime está comenzando una secta llamada Secta Duval! ¡Tiene a la familia Duval como su
cimiento!».

«¡Jaime es algo especial! La Alianza de Guerreros lo ha estado presionando mucho, pero eso lo ha
hecho más fuerte».

«¡Jaime es tan poderoso! ¡Quiero unirme a la Secta Duval!».

Muchos internautas expresaron su deseo de unirse a la Secta Duval.

La otra razón por la que muchos querían unirse a la Secta Duval era que Jaime era dueño tanto de
la Secta del Dios de la Medicina como de la Secta Duval.

Por lo tanto, creían que la Secta del Dios de la Medicina daría prioridad a la Secta Duval a la hora
de distribuir sus recursos en el futuro.

CAPITULO 1697

Después de todo, la mayoría de las personas que poseían dos empresas hacían que ambas se
ayudaran mutuamente.

La mayoría de las otras sectas felicitaron a Jaime por establecer su nueva secta después de
enterarse.

La familia Benítez, la familia Delgado, la familia Gabaldón, el Estado de las Sombras y la Aldea de
Villanos le dieron su bendición.

Leviatán y Los Cuatro Villanos habían querido unirse a la Secta Duval, pero Jaime denegó sus
solicitudes.

Ellos pertenecían a la Secta del Dragón, de la que Jaime era dueño, pero no era lo mismo, ya que
Jaime no había establecido esa secta por sí mismo.

Era cierto que el padre de Jaime había establecido la Secta del Dragón para proporcionar a Jaime
una poderosa secta a su disposición, pero Jaime no quería depender de ella.

Jaime prefería alcanzar el éxito por sus propios medios. Esperaba poder enorgullecer a su padre
con sus logros si algún día se reunía con él.

Como su identidad como señor de la Secta del Dragón se mantenía en secreto, Jaime podría
utilizarla como comodín si fuera necesario.

Al día siguiente, Armando estaba sentado en el vestíbulo del Ministerio de Justicia de Ciudad de
Jade muy temprano por la mañana.

—¿Qué le trae por aquí tan temprano, señor Salazar? —preguntó Javier.

—¡Oh, estoy esperando a alguien! —respondió Armando con una sonrisa.

—¿Está esperando a Jaime? —preguntó Javier.

Armando asintió.
—¡Sí!

—¡Jaime sí que está llevando las cosas a otro nivel! No puedo creer que esté creando su propia
secta. Creo que se llama Secta Duval o algo así. La noticia corrió como la pólvora ayer en el foro de
artes marciales. Miles de personas han solicitado en línea unirse a ella. Quién sabe, ¡puede que
Jaime acabe teniendo la mayor secta de Ciudad de Jade! —exclamó Javier.

—Siempre debemos intentar apoyar a los jóvenes y ambiciosos, pero para liderar una secta hace
falta algo más que fuerza personal. También hay que fortalecer a toda la secta en su conjunto.

Armando sabía que ser un poderoso luchador era muy distinto de ser un gran líder.

—Por cierto, ¿cómo van las cosas con la delegación de Jetroina? —preguntó a Javier.

—Ya han llegado al puerto y llegarán a Ciudad de Jade en dos días —respondió Javier.

—Bien. Asegúrate de vigilarlos de cerca. No pierdas de vista a ninguno de ellos hasta que entren
en Ciudad de Jade —ordenó Armando.

Javier asintió.

—¡Entendido!

Su conversación se interrumpió cuando entró Teodoro y dijo:

—Señor Salazar, el señor Casas ha llegado.

—De acuerdo. Que pase —contestó Armando asintiendo con la cabeza.

Teodoro volvió a salir para hacer pasar a Jaime.

A pesar de ser el general del Ministerio de Justicia, Teodoro se había convertido en un mandadero
desde que Armando decidió trabajar allí.

—Saludos, señor Salazar —dijo Jaime con respeto cuando entró en el vestíbulo y vio a Armando.

—¿Por qué eres tan educado? ¿Necesitas algo de mí? —respondió Armando con una sonrisa.

Riéndose, Jaime asintió y dijo:

—Sí, estoy planeando fundar una secta. Para ello, necesito registrarla con usted, señor Salazar.

Armando se volvió hacia Javier y le ordenó:

—Javier, tráele los documentos —Luego volvió a dirigir su mirada hacia Jaime mientras
continuaba—: Después de que nos encarguemos del papeleo, quiero que te adelantes y des lo
mejor de ti. Sin embargo, ten en cuenta que dirigir una secta es mucho más difícil de lo que
crees...

—Gracias por el recordatorio, señor Salazar. Sin embargo, confío en poder hacer que esto
funcione.

Jaime confiaba en su capacidad para llevar a la Secta Duval a la gloria.

A continuación, Javier entregó a Jaime los documentos para que pudiera terminar con los trámites
de inscripción. Después de eso, Jaime regresó directo a la residencia de los Duval.

Como iba a fundar la Secta Duval desde cero, tenía mucho trabajo que hacer.

Después de terminar con el papeleo, la Secta Duval estaba lista para iniciar oficialmente su
proceso de reclutamiento. Había tanta gente intentando entrar que casi rompen la puerta
principal de la secta.

Giovanni y un grupo de hombres empezaron a filtrar a los solicitantes. Los que habían hecho malas
acciones eran rechazados al instante, sin importar lo poderosos que fueran.

CAPITULO 1698

Mientras el reclutamiento de aprendices marciales avanzaba con paso firme, el cambio oficial de la
apariencia de la Secta Duval estaba programado para tres días después.

La mayoría de los artistas marciales de Ciudad de Jade fueron invitados.

El hecho de que Jaime se convirtiera en un Gran Marqués de las Artes Marciales a los veinte años
iba a atraer mucha atención.

Mientras la mayoría admiraba sus habilidades, otros estaban celosos de su éxito. Naturalmente,
también había gente que quería ganarse su favor.

Aunque la Secta Duval estaba de moda en el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade, no
era tan bien recibida por los de la Alianza de Guerreros. La expresión de Saulo se tornó sombría al
ver el éxito de Jaime.

«¿Cómo ha llegado Jaime tan lejos? ¡Hace un año no era nadie! ¡Podría haberlo aplastado con
facilidad tan sólo con mi dedo meñique! ¿Cómo es posible que haya sufrido una transformación
tan grande en sólo un año?».

Por mucho que Saulo odiara aceptar este hecho, sabía que no tenía otra opción.

—Uf... Esperemos que el éxito de Jaime llame la atención de Lord Tacio. A lo mejor manda a algún
Túnica de Plata Negra por él... —Saulo murmuró para sí.

«Es que no lo entiendo... Trabajo muy duro y tengo la inteligencia necesaria, ¿por qué sigo siendo
inferior a Jaime? ¡Él y yo somos los únicos que hemos llegado a Gran Marqués de las Artes
Marciales en el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade! Bueno, también está Edgar, pero
murió hace mucho tiempo».

—Jaime fue capaz de derrotarte a pesar de que tenías una reliquia sagrada de artes marciales.
Parece que tu nivel de cultivo no subirá más —dijo el espíritu de su interior en tono decepcionado.

—Yo... ¿Qué otra opción tengo? No pude matar a Jaime ni siquiera con la ayuda de una reliquia
sagrada de artes marciales. ¡Esa mujer con la que está es ridículamente poderosa! La ataqué con la
reliquia sagrada de artes marciales, ¡pero no le hizo ningún daño! —exclamó Saulo con
impotencia.

—Parece que tu posición como presidente de la Alianza de Guerreros está obstaculizando tu


entrenamiento de cultivo. Creo que deberías dejar de preocuparte por la alianza y centrarte en tu
cultivo —dijo el espíritu.

Saulo soltó una risita irónica.

—¿Crees que no quiero? No puedo mantener mi puesto de presidente aquí sin ser poderoso.

Hacía tiempo que había pensado en dejarlo. Sobre todo ahora que Jaime se había hecho más
fuerte y había fundado la Secta Duval.

Con la mayor parte del mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade acudiendo a la Secta
Duval, la Alianza de Guerreros tendría poca o ninguna influencia en Ciudad de Jade.

El resultado fue una pérdida de autoridad y poder.

De repente, una nube negra entró flotando en el vestíbulo, y segundos después apareció un
hombre vestido con una túnica negra.

Cuando Saulo desvió la mirada hacia el hombre, se fijó en un logotipo plateado y de inmediato se
puso de rodillas.

—¡Saludos, señor!

El luchador de Túnica de Plata Negra le lanzó una mirada desdeñosa mientras decía con frialdad:

—Lord Tacio está muy disgustado con tu reciente actuación. Me ha enviado a ocupar tu lugar.

Como Saulo había querido abandonar Alianza de Guerreros, se alegró en secreto al escuchar
aquello.

—¡Lamento haber decepcionado a Lord Tacio con mi incompetencia! —dijo disculpándose.

—¡Hmph! —El hombre de la túnica negra agitó entonces la mano e hizo desaparecer la túnica
negra de su cuerpo, revelándose como un joven de piel clara de unos veinte años.

Saulo se quedó boquiabierto al ver el aspecto del joven. Como los hombres siempre se cubrían el
rostro con sus túnicas negras, Saulo nunca supo que tuvieran miembros tan jóvenes, en especial
uno que fuera un Túnica de Plata Negra.

Aunque el hombre era unos años más joven que Saulo, su poder era mucho mayor en
comparación.

Eso supuso un duro golpe para el ego de Saulo.

—¿Jaime va a celebrar la ceremonia de inauguración de la secta dentro de tres días? —preguntó el


joven.
—S…Sí... —Saulo asintió con cara de conflicto.

—Prepara un regalo caro. Dentro de tres días visitaré la Secta Duval —ordenó con frialdad el
joven.

—Pero Jaime está…

Saulo fue cortado a media frase por una bofetada en la cara.

—¿No escuchaste lo que dije? —preguntó el joven mientras miraba con ira a Saulo.

—¡Yo... yo me ocuparé de eso ahora mismo! —murmuró Saulo con la cabeza gacha.

CAPITULO 1699

Mientras tanto, en la residencia Gabaldón de Ciudad de Jade, Fernando dijo:

—Astrid, escoge unos regalos caros y envíalos durante la ceremonia de inauguración de la Secta
Duval…

—Ya he hecho los preparativos necesarios, papá. Ya he vaciado nuestro almacén —Astrid rio entre
dientes.

—¿Eh? ¿Para qué?

El desconcierto se reflejaba en el rostro de Fernando.

—Voy a ser la mujer de Jaime a futuro. Eso significa que su secta también será la mía. Por
supuesto, tendré que traer más cosas —afirmó Astrid sin una pizca de timidez.

A Fernando se le encogió el corazón al escuchar aquello. Después de todo, conocía la verdadera


identidad de Jaime y comprendía que su hija nunca podría ser digna de él.

No obstante, si Jaime en realidad terminaba con Astrid, el estatus de la familia de Fernando subiría
mucho en la familia Gabaldón.

—Oh, bueno... Supongo que toda mujer tiene que casarse tarde o temprano... —murmuró con
una sonrisa amarga. Decidió no contener a Astrid y dejar que persiguiera a Jaime a su manera.

Justo entonces, un criado de la familia Gabaldón informó:

—Señor Gabaldón, un joven quiere verlo. Dice que es de la familia Garay.

—¿La familia Garay?

Un sutil ceño se frunció en el rostro de Fernando, que hizo un gesto con la mano.

—Que pase.

No mucho después, un joven de piel bastante oscura vestido con ropa informal entró en la zona.

—Hola, señor Gabaldón. Me llamo Vladimir Garay —saludó con cortesía Vladimir.
—¿Vladimir Garay? —A Fernando el nombre le resultó bastante familiar. Tras meditarlo un rato,
pronunció—: Ahora me acuerdo. Es de la familia Garay del noroeste, la persona que asombró a
todo el mundo derrotando a docenas de personas seguidas, ¿verdad?

Vladimir sonrió avergonzado.

—En efecto, pero no soy nadie comparado con usted, señor Gabaldón.

De inmediato, Fernando sacudió la cabeza en señal de desacuerdo.

—No, no. Usted es más poderoso que yo. Mire, ya es un Gran Marqués de las Artes Marciales a
tan corta edad. Tiene un futuro brillante por delante. Por otra parte, estoy bastante seguro de que
nuestras familias no son amigas. ¿Puedo saber cuál es el propósito de su visita el día de hoy?

No recordaba que su familia tuviera ningún tipo de relación con la familia Garay. Por lo tanto, no
tenía ni idea de por qué Vladimir estaba visitando su residencia.

Vladimir sonrió.

—Puede que no conozca bien a la familia Garay, pero seguro que sabe algo de El Adamantino.

Los ojos de Fernando se abrieron de par en par.

—¿Podría ser su familia la representante?

Era consciente de que últimamente habían aparecido muchas familias prestigiosas, y cada una de
ellas era representante de varias sectas en los reinos secretos.

Sin embargo, lo que no sabía era qué sectas y familias prestigiosas estaban respaldadas por qué
reinos secretos.

En cualquier caso, Fernando lo comprendió todo en cuanto Vladimir mencionó El Adamantino. Al


fin y al cabo, sólo el representante conocía los detalles del reino secreto.

Al igual que la familia Gabaldón, El Adamantino se encontraba al sur del reino secreto: la Puerta de
Fuego.

Ambas partes habían colaborado varias veces en el reino secreto. Por lo tanto, podían
considerarse conocidos.

Por eso, era comprensible que Vladimir visitara a la familia Gabaldón e incluso se dirigiera a
Fernando con tanta cortesía.

—Señor Gabaldón, mi familia es, en efecto, la representante de El Adamantino en el mundo


terrenal. Hemos estado ocultos en el mundo de las artes marciales durante cientos de años.
Recientemente, hemos decidido hacer un gran regreso —explicó Vladimir con sinceridad.

Al fin y al cabo, todo el mundo lo sabía ya. No tenía por qué ocultar la verdad.

Fernando miró al joven y sonrió con amargura.


—Vaya, vaya. Aquí estaba yo, pensando que mi familia ya era la mejor en pasar desapercibida.
¿Quién me iba a decir que hay otras familias prestigiosas que lo han hecho mejor?

Fernando había optado por afianzarse en el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade,
ignorando los asuntos mundanos y manteniendo un perfil bajo. Eso se debía a que la calidad de
vida y los recursos eran mejores allí.

Sin embargo, nunca esperó que tantas familias prestigiosas hubieran optado por vivir aisladas en
lugares remotos. Después de todo, los recursos eran escasos en lugares como aquel. A pesar de
todo, se las arreglaron para producir un Gran Marqués de las Artes Marciales como Vladimir.

Fernando miró a Astrid, y no pudo evitar sentirse fracasado.

«He fracasado en todos los aspectos».

CAPITULO 1700

—Señor Gabaldón, por lo que sé, durante estos dos días vendrá a Ciudad de Jade un enorme
grupo de representantes de prestigiosas familias —informó Vladimir.

Fernando se quedó perplejo.

—¿Ciudad de Jade? ¿Por qué vienen a Ciudad de Jade? ¿Intentan llamar la atención del Gobierno?

Sacudiendo la cabeza, Vladimir respondió:

—Su motivo es el mismo que el mío. Queremos ocupar el puesto de alguien.

Fernando apenas podía creer lo que oía.

«Son todos gente poderosa. ¿De verdad necesitan suplantar a alguien?».

—Ah, ya sé de qué me hablas. La secta de Jaime, la Secta Duval, va a celebrar su ceremonia de


apertura dentro de dos días. Ustedes están tratando de alcanzar a Jaime, ¿verdad? —preguntó
Astrid.

Vladimir asintió.

—Actualmente, Jaime es la persona más popular en el mundo de las artes marciales de Ciudad de
Jade. De ahí que todos quieran ocupar su lugar.

—Entonces, ¿has venido a Ciudad de Jade para desbancarlo? —Astrid frunció el ceño y su
expresión se tornó sombría.

Ajeno al disgusto de Astrid, Vladimir asintió y dijo:

—Por supuesto. La reputación de una persona en el mundo de las artes marciales de Ciudad de
Jade se dispararía en cuanto derrotara a Jaime. Es muy importante para el desarrollo de una
familia.

—¡Hmph! Quien se atreva a superar a Jaime se estará ganando la enemistad de la familia


Gabaldón. Nunca nos quedaremos de brazos cruzados —dijo Astrid con severidad.

Por un momento, Vladimir se quedó estupefacto antes de volverse para mirar a Fernando.

—Señor Gabaldón, ¿qué quiere decir la señora Gabaldón con eso? ¿Tiene su familia algún tipo de
relación con Jaime?

Por supuesto, Fernando nunca revelaría el hecho de que Jaime era el señor de la Secta del Dragón,
de la que formaba parte la familia Gabaldón.

Así, explicó:

—Bueno, ella y Jaime son amigos. De hecho, podríamos llegar a ser una familia en el futuro.
¿Entiendes lo que te digo?

Vladimir escuchó cona tención y al final cayó en la cuenta.

—Ya veo. Ahora que ha dicho eso, me dan ganas de ver a Jaime antes. Quiero saber qué le hace
tan atractivo que incluso una belleza como la señorita Gabaldón se enamoraría de él.

—Te lo advierto. Si te atreves a ponerle un dedo encima a Jaime, serás enemigo mortal de mi
familia. Será mejor que lo pienses bien —siseó Astrid mientras fulminaba con la mirada a Vladimir.

«Lo digo en serio. ¡Quien se meta con Jaime será enemigo de la familia Gabaldón!».

Al escuchar sus palabras, Vladimir frunció el ceño. Luego miró a Fernando en busca de
confirmación.

«La familia Gabaldón y Los Adamantinos ya han colaborado antes en el reino secreto. ¿De verdad
van a pelearse con nosotros por Jaime?».

Para su sorpresa, Fernando asintió.

—Ella tiene razón. Quien se meta con Jaime se estará ganando un enemigo de mi familia.

—Señor Gabaldón, ¿de verdad Jaime merece que su familia tome una decisión así? Además, su
familia está colaborando en este momento con El Adamantino. ¿Puede hablar en nombre del Gran
Anciano?

Vladimir no creía que la familia Gabaldón en realidad se enemistara con El Adamantino sólo por
Jaime.

«¿Y qué si Jaime es el novio de Astrid? Fernando y su familia no ocupan un lugar importante en la
familia Gabaldón. De lo contrario, no serían enviados al mundo terrenal como representantes».

—Escuche. Lo que yo diga es exactamente lo que dirá también el Gran Anciano. Si de verdad se
mete con el señor Casas, estoy seguro de que el Gran Anciano no sólo acabará con la colaboración,
sino que hará lo que sea para que El Adamantino lo pague —advirtió Fernando con seriedad.

Vladimir estudió la expresión de Fernando y se dio cuenta de que éste no parecía estar
bromeando. Ante eso, el primero sonrió y dijo:
—¿Por qué iba a meterme con Jaime si no hay mala sangre entre nosotros? Es sólo un sparring
normal para aprender el uno del otro. Seguro que me lo permite.

Ya que Vladimir lo había dicho, no había nada que Fernando pudiera decir para rebatir.

No tenía sentido que le impidiera a Vladimir hacer sparring para aprender de otra persona.

Después de todo, tal acción era muy común en el mundo de las artes marciales.

—Está bien, pero tenga en cuenta que hay un límite. Si se atreve a tramar algo, se arrepentirá —
amenazó Fernando.

Vladimir se apresuró a asegurar:

—No lo haré. Como Jaime es en parte miembro de la familia Gabaldón, entonces El Adamantino
también estará de su parte. ¿Cómo podría tramar algo?

CAPITULO 1701
El tiempo pasó volando en un abrir y cerrar de ojos.

Así, sin más, pasaron dos días; al día siguiente iba a ser la ceremonia de apertura de la Secta Duval.

Todos en la familia Duval se pusieron a trabajar.

Mientras tanto, Jaime no necesitaba preocuparse demasiado por los preparativos, ya que Giovanni
estaba al mando.

Todo lo que Jaime tenía que hacer era mostrarle los alrededores a Evangelina y presentársela a la
gente de allí.

Al mismo tiempo, quería ayudarla a familiarizarse con su cuerpo para evitar que se expusiera.

Al notar que Jaime estaba a menudo con Evangelina en los últimos días, René preguntó con
disgusto:

—Isabel, me he dado cuenta de que Jaime ha estado rondando mucho a esa mujer estos días. ¿Debo
recordarle que eres su novia?

—Deja que haga lo que quiera. El señor Duval dice que no debo presionar demasiado a Jaime.
Debería darle algo de espacio si en verdad me gusta esa persona. Cuanto más intente ponerle
riendas, más intentará escapar.

Isabel ya se había dado cuenta de las cosas. Luego miró a René y le preguntó:

—¿Dónde está Colin? ¿No te ve hoy?

—Está ocupado. Tiene mucho que hacer ya que mañana es la ceremonia de lanzamiento de la Secta
Duval. Si estás aburrida, ¿por qué no damos un paseo? —preguntó René, preocupada de que Isabel
se aburriera.

—¡Es una gran idea! —Isabel asintió.

Justo cuando estaban a punto de salir a dar un paseo, se acercaron dos mujeres de aspecto similar
vestidas de forma seductora.

—¿Adónde piensan ir? Por favor, llévennos con ustedes —dijeron con una sonrisa.

—¡Magnolia! ¡Lilia! —René corrió de inmediato hacia ellas.

Isabel también se adelantó con alegría y charló con ellas.

Las dos hermanas habían sido enviadas por Ramón a cultivar. Después de todo, eran naturalmente
talentosas en el uso de la Magia de Encantamiento. Si alguien pudiera guiarlas en su cultivo, de
seguro alcanzarían grandes logros en el futuro.

Por lo tanto, fueron enviados al extranjero para cultivar específicamente la Magia de


Encantamiento.

Así, se fueron por varios meses.

—¿Por qué han vuelto de repente? —Isabel preguntó con curiosidad.

—¿Cómo íbamos a estar ausentes un día en que Jaime quiere fundar una nueva secta? —Lilia
respondió con una pregunta, riendo un poco.

Su sonrisa era tan atractiva que incluso Isabel y René quedaron hipnotizadas por ella.

Era claro que las habilidades de Lilia en el uso de la Magia de Encantamiento habían mejorado
mucho.

—¡Llegan justo a tiempo! Vamos a dar un paseo —dijo René con alegría.

—¿Dónde está Jaime? —preguntó Magnolia.

Al escuchar esa pregunta, Isabel se sumió en un silencio incómodo. Al final, René fue la que contestó
con el ceño fruncido:

—Jaime está dando un paseo con otra mujer. A saber de dónde la ha sacado. Están casi pegados el
uno al otro todo el día.

Magnolia y Lilia se pusieron furiosas nada más escuchar aquello.

—¡Llévanos hasta él! Me aseguraré de darle una lección a Jaime y hacer que obedezca todo lo que
digamos —dijo Magnolia.

Con eso, las cuatro salieron a buscar a Jaime. Mientras caminaban por la calle, llamaron bastante la
atención, en especial Magnolia y Lilia, que se veían hermosas cuando sonreían.

De hecho, muchos hombres llegaron a los golpes al ver a las dos hermanas. Pronto, el cuarteto
divisó a Jaime y Evangelina.

Sin embargo, él no se percató de su presencia.

—Vaya. No puedo creer que el mundo se haya vuelto así después de miles de años —Evangelina
parecía asombrada por todo lo que veía, pero pronto un ceño fruncido empañó su semblante—. La
energía espiritual aquí es demasiado débil. No hay forma de que pueda cultivar. Con la fuerza de
este cuerpo, poder ejercer incluso dos tercios de mi poder ya es suficiente.
—¿De verdad no hay otra forma de que vuelvas al nivel superior? —preguntó Jaime.

El espíritu que habitaba el cuerpo de Evangelina tenía miles de años y además era la doncella
sagrada del Palacio Lunar, así que no podía creer que no tuviera solución.

CAPITULO 1702
Evangelina negó con la cabeza.

—No hay ninguna. La energía espiritual aquí es demasiado débil, y da la sensación de que hay una
energía restrictiva que impide que un cultivador de energía espiritual aumente sus capacidades. No
estoy segura de lo que es, ni sé cómo describirlo. En definitiva, siento como si algo me restringiera.

—¿Una energía restrictiva? —Jaime se quedó boquiabierto. Justo en ese momento, recordó sus
momentos en Isla Encanta por aquel entonces. La isla también tenía algún tipo de energía restrictiva
que impedía a la gente de allí alcanzar la cima de sus capacidades por mucho que entrenaran.

De repente, una idea descabellada acudió a la mente de Jaime.

«¿Podría alguien haber colocado una energía restrictiva sobre toda la tierra para controlar el
desarrollo de los cultivadores de energía espiritual?».

Un instante después, pensó que era ridículo.

«¿Cómo podría alguien ser tan poderoso para colocar una energía restrictiva sobre toda la tierra?
Eso es imposible».

—Vamos. Te llevaré por ahí —dijo Jaime, suspirando abatido. Pensó que tendría un Santo de las
Artes Marciales a su alrededor una vez que Evangelina se hubiera recuperado. Así, sería
prácticamente invencible.

Nunca esperó que las capacidades de Evangelina se vieran limitadas hasta el punto de que sólo
fuera una Gran Marquesa de las Artes Marciales de Quinto Nivel.

Justo cuando Jaime y Evangelina estaban a punto de seguir caminando, una fragancia penetró en
sus fosas nasales.

El olor lo mareó e hizo que su sangre bombeara más rápido, lo que aumentó la temperatura de su
cuerpo.

Sintiendo que algo era extraño, Jaime se apresuró a voltear y divisó a Isabel y a las demás.

«¿Magnolia y Lilia?».

Se dio cuenta en cuanto las vio. Antes de que pudiera hablar, la expresión de Evangelina se
ensombreció.

—¿Cómo se atreven, brujas, a usar magia de encantamiento a plena luz del día?

Evangelina no conocía a Magnolia y Lilia. Por lo tanto, estaba furiosa con las hermanas por usar
Magia de Encantamiento con Jaime y se abalanzó sobre ellas.

Naturalmente, las hermanas tampoco se echaron atrás. Reprendieron:

—¡Z*rra! ¡Tú eres la bruja por seducir al novio de otra!


Un instante después, el trío se enzarzó en una pelea, pero ninguna de ellas se atrevió a ir con todo,
ya que se encontraban en medio de una zona bulliciosa.

Mucha gente resultaría herida si desataban sus poderes. Eso no estaba permitido por el gobierno.

Por eso Evangelina puso freno a sus poderes. Era difícil saber qué partido iba a ganar. Al mismo
tiempo, mucha gente se reunía alrededor para observar, murmurando entre ellos.

Jaime no pudo evitar sentirse avergonzado.

—Ya basta. Dejen de pelear. Basta.

Sin otra opción, Jaime dio un paso adelante y separó a las mujeres.

—¡Ya basta! Esto es un malentendido. Hablemos de esto cuando volvamos —declaró Jaime con
descontento. Luego arrastró a las mujeres hacia atrás.

Aunque huyeron en un abrir y cerrar de ojos, alguien consiguió hacer fotos y las colgó en Internet.

En ese momento, muchos internautas empezaron a comentar la pelea sobre Jaime en el foro de
artes marciales.

Todo el incidente dejó a Jaime sin habla. Por suerte, las mujeres eran personas razonables y se
reconciliaron justo después de que Jaime se lo explicara todo.

Como Evangelina sólo se puso agresiva porque quería proteger a Jaime, Magnolia y Lilia no le
guardaron rencor.

Jaime, exasperado, fumaba un cigarrillo solo en el balcón.

No tenía miedo de enfrentarse a enemigos poderosos. Sin embargo, era impotente cuando se
trataba de lidiar con muchas mujeres.

—Nunca pensé que viviría para ver al poderoso líder de la Secta Duval sintiéndose atribulado por
asuntos relacionados con las mujeres.

Justo entonces, Ramón se acercó y se sentó junto a Jaime.

—¡Oh, señor Duval! En verdad no sé qué hacer... —dijo Jaime con impotencia mientras le tendía un
cigarrillo a Ramón.

—No tiene que hacer nada. Seguro que pueden solucionarlo solas. Las mujeres no deberían ser la
causa de tus preocupaciones. Deberías gastar tu energía en otros asuntos —aconsejó Ramón.

Al escuchar eso, Jaime asintió, y el ceño fruncido de su rostro desapareció.

CAPITULO 1703
En el Ministerio de Justicia de Ciudad de Jade, Javier entró tropezando en el vestíbulo principal.

—Señor Salazar, ha llegado la delegación de Jetroina. Ahora mismo están fuera.

Armando asintió con la cabeza.

—¡Que pasen!
A continuación, Javier condujo a la delegación al interior del edificio.

A la cabeza iba un hombre de mediana edad con barba, Kazuo Kawaguchi. También era el jefe de la
delegación.

Detrás de él iban cinco hombres, todos con trajes elegantes y zapatos de cuero, excepto uno. Iba
vestido de samurái, con una katana a su lado y una pequeña coleta en la nuca.

Al ver al hombre armado, la expresión de Javier se ensombreció. Se enfrentó a ellos de inmediato.

—Entreguen la espada. Nadie puede reunirse con el señor Salazar mientras esté armado.

—La espada representa el espíritu de un samurái. Por lo tanto, sólo la entregaremos en la muerte —
replicó el samurái con el ceño fruncido.

Arrugando las cejas, Javier alargó la mano para tomar la espada.

En el momento en que su mano la tocó, vio temblar la muñeca del samurái. Antes de que pudiera
reaccionar, fue golpeado por una fuerza descomunal que le obligó a retroceder varios pasos.

—Junio, cuida tus modales —reprendió Kazuo al samurái.

Fue entonces cuando Armando hizo un gesto con la mano.

—Déjalos. —Mientras Javier se resignaba a retroceder, Armando invitó a Kazuo—: Señor Kawaguchi,
por favor, tome asiento.

—Gracias, señor Salazar.

Con una inclinación de cabeza de Kazuo, todos tomaron sus respectivos asientos.

Justo antes de sentarse, Armando chasqueó los dedos.

¡Crash!

Sin más, la silla de Junio se hizo pedazos y se desplomó en el suelo.

Su expresión cambió de golpe ante el repentino giro de los acontecimientos.

—Señor Kawaguchi, tendrá que disculparme. La silla debía de ser vieja y necesitaba una reparación.

Nada más hablar Armando dirigió una mirada a Javier.

—Capitán Llano, tráiganos otra silla.

Reconociendo la indicación de Armando, Javier le siguió el juego.

—Señor Salazar, se han llevado todas las sillas para un evento. Me temo que no nos queda ninguna
extra.

—Es una verdadera lástima. Supongo que no nos queda más remedio que dejar al señor de pie —
respondió Armando con una sonrisa de disculpa.

Sus palabras enfurecieron a Junio, pero Kazuo se adelantó a la respuesta del primero.
—No hay ningún problema. Para un samurái de Jetroina, estar de pie no es más que un asunto
trivial.

A pesar del enfado de Junio, no tuvo más remedio que permanecer de pie tras lo dicho por Kazuo.

—Señor Kawaguchi, ¿puedo saber qué le ha traído hasta aquí? —preguntó Armando a pesar de
conocer la respuesta.

Por protocolo, las delegaciones de este tipo debían anunciar con antelación el objetivo de sus
visitas. Por lo tanto, era imposible que Armando lo ignorara.

—Señor Salazar, estamos aquí en un intercambio de artes marciales para fortalecer los lazos de
nuestros dos países. Hace poco escuchamos hablar de una estrella prometedora dentro de su
mundo de artes marciales. A pesar de su juventud, es demasiado poderoso. Por eso esperamos
desafiarlo para adquirir algunos conocimientos.

Kazuo habló con franqueza, pues sabía que andarse con rodeos delante de Armando era inútil.

—Es cierto que hay una nueva estrella en el mundo de las artes marciales. Sin embargo, ¿quién de
ustedes participará en este desafío?

Una mirada curiosa se posó en el rostro de Armando.

Kazuo se quedó atónito por un momento antes de responder:

—Obviamente, será Junio, ¡ya que es el único artista marcial entre nosotros!

A decir verdad, Armando podía decir que el resto eran gente corriente, pues no percibía aura alguna
en ellos.

—Bien. Sin embargo, esta estrella emergente no trabaja para las autoridades. Tendrás que lanzarle
tu desafío directo a él. En cuanto a si aceptará, es algo que escapa a mi control. Estaría fuera de
lugar por mi parte utilizar mi autoridad oficial para presionarlo. Espero que lo entienda, señor
Kawaguchi —explicó Armando.

—Sus palabras bastan para tranquilizarme. Gracias por su tiempo.

Kazuo se despidió.

La verdadera razón por la que había ido a ver a Armando era asegurarse de que las autoridades no
interfirieran, para evitar problemas innecesarios en el futuro.
CAPITULO 1704
Al día siguiente, todos los ojos del mundo de las artes marciales se posaron en la familia Duval, ya
que en adelante se les conocería como la Secta Duval.

Consiguieron reclutar más discípulos al pasar de ser una familia a una secta.

Giovanni, como el hombre competente que era, decoró el local de forma extravagante e incluso
reunió a miles de nuevos discípulos.

Su objetivo era exhibir el poder de la Secta Duval ante todas las familias prestigiosas.

—Jaime, ya que hoy es el día de la fundación de la Secta Duval, tengo un regalo para ti —sugirió
Giovanni con cierto misterio.
—¿Qué es? —inquirió Jaime sorprendido.

—Ven conmigo. Pronto lo sabrás.

Giovanni condujo a Jaime a una plaza construida exclusivamente para la fundación de la Secta
Duval.

Allí, una imponente estatua se alzaba sobre el lugar.

A su señal, un trozo de tela roja que la cubría fue retirado poco a poco.

Jaime se quedó atónito al ver lo que se descubría: ¡una estatua de sí mismo!

La estatua era tan realista que era el reflejo de Jaime.

—¿Desde cuándo trabajas en esto? —preguntó Jaime perplejo.

—Hace mucho tiempo, para darte una sorpresa —respondió Giovanni con una sonrisa.

Jaime le correspondió con una sonrisa y le dio una palmada en el hombro.

—Te lo agradezco.

Jaime era de la opinión de que Giovanni era bastante inteligente. Sólo que antes su talento se veía
sofocado por la cantidad de presión que Rigoberto ejercía sobre él.

Al acercarse el mediodía, llegaron muchos invitados, portadores de regalos y buenos deseos.

Jaime los recibió a todos con humildad.

En sólo media hora, más de diez sectas habían llegado para felicitar a Jaime. La grandeza del
acontecimiento no tenía precedentes entre las demás familias de prestigio.

—¡Ha llegado el jefe de la familia Gabaldón!

Apenas sonaron las palabras al otro lado de la puerta, Jaime salió corriendo a recibir a sus invitados.

—Señor Gabaldón —saludó Jaime con respeto.

—Señor Casas, ¡enhorabuena! —Fernando le entregó el regalo que traía.

—Señor Gabaldón, por aquí, por favor. —Jaime dejó paso a Fernando.

En ese momento, Astrid intervino:

—Jaime, ahora que mi padre te ha dado su regalo, yo también tengo uno para ti.

Con un gesto de la mano, un camión llegó al lugar.

Estaba lleno de recursos para el cultivo y muchas hierbas medicinales añejas.

La visión dejó atónito a Jaime.

«¿Quién en el mundo hace regalos de esta manera?».


La expresión de su cara provocó la sonrisa de Fernando.

—Señor Casas, parece que Astrid ha vaciado el almacén de la familia Gabaldón.

Jaime respondió con una sonrisa irónica.

—Señorita Gabaldón, no debería haberlo hecho. Por favor, venga por aquí.

—No intento ser cortés. Esto no es más que una mudanza. Al fin y al cabo, ¡es cuestión de tiempo
que me mude aquí contigo! —declaró Astrid sin pudor, dejando a Jaime sin habla.

Por suerte, el portero de fuera volvió a gritar.

—Vladimir de la familia Garay del noroeste…

—Marcelo de la familia García del suroeste…

—Royler de la familia Gracie del noreste…

—José de la familia Danaher del este…

El sonido de los nombres conmocionó a Jaime y a todos los demás invitados, pues pertenecían a las
prestigiosas familias que habían surgido hace poco. Cada uno de ellos era demasiado poderoso.

Vladimir, en particular, había derrotado a decenas de enemigos en un suspiro, convirtiéndose en


una sensación de la noche a la mañana.

Jaime también estaba desconcertado por su repentina aparición, ya que no tenía ninguna relación
con ellos.

—Señor Casas, no parece que hayan venido con buenas intenciones. Debe de tener cuidado —
susurró Fernando.

Jaime comprendió al instante lo que ocurría. Así, asintió con la cabeza antes de salir a recibirlos.
Después de todo, sería de mala educación no recibir a sus invitados.

Al mismo tiempo, Astrid salió detrás de Jaime.


CAPITULO 1705
—¡Jaime, felicidades, felicidades!

Al ver salir a Jaime con Astrid, Vladimir lo saludó con una sonrisa.

—Gracias, gracias.

Jaime se sintió visiblemente incómodo mientras miraba a Vladimir ya que no tenía ni idea de quién
era este último.

—Es Vladimir, de la familia Garay —le explicó Astrid.

Al darse cuenta de quién era, Jaime respondió de inmediato:

—Bienvenido, Vladimir. Tu reputación te precede.

—Jaja, Jaime, me halagas. Ahora eres tú el que tiene fama en todo el mundo de las artes marciales.
Tras soltar una risita cordial, señaló al grupo que tenía detrás y dijo:

—Jaime, deja que te presente. Este es Marcelo, de la familia García, del suroeste. Este es Royler, de
la familia Gracie, del noreste, y este es José, de la familia Danaher, del este. Todos te admiramos
mucho y hemos viajado hasta aquí para presentarte nuestros respetos.

Mientras Vladimir presentaba a los demás, Jaime los saludó con respeto uno a uno.

Sin embargo, su respuesta fue tibia. Apenas acusaron recibo de su saludo con una leve inclinación
de cabeza antes de entrar en el edificio.

No obstante, Jaime no se lo reprochó. Tras ordenar a sus subordinados que los entretuvieran, siguió
recibiendo a los demás invitados en la puerta.

—Jaime, debes tener cuidado. Pretenden hacerse un nombre atacándote —le recordó Fernando.

—No pasa nada. Están todos al nivel de un Gran Marqués de las Artes Marciales. No temo que me
desafíen. En cuanto a si pueden vencerme, aún es pronto para decirlo —respondió Jaime con una
leve sonrisa.

—Me gusta lo confiado que eres siempre. No te preocupes. La familia Gabaldón siempre te apoyará.
Al fin y al cabo, somos una sola familia —comentó Astrid con entusiasmo.

Sin saber qué más decir, Jaime esbozó una sonrisa de impotencia.

Fue entonces cuando la voz del exterior gritó:

—Cecilia Campana, del Palacio Carmesí…

El sonido del nombre hizo que Jaime se sobresaltara porque la llegada de Cecilia era inesperada.

Percibiendo la incómoda reacción de Jaime, Astrid se burló:

—¿Por fin te han alcanzado tus días de galanteo?

—Déjate de tonterías.

Jaime fulminó a Astrid con la mirada antes de salir corriendo a recibir a su invitada.

Cecilia lo recibió con un vestido blanco de cuerpo entero. Exudando un aire de exuberancia
femenina, entró con Moly y un grupo de asistentes del Palacio Carmesí detrás de ella.

La repentina aparición de tan deslumbrante belleza atrajo la atención de muchos invitados que, a su
vez, dirigieron sus miradas hacia ella.

—Señorita Campana, imagínese mi sorpresa al verla aquí.

Al acercarse, Jaime la miró con cara de conflicto.

—Señor Casas, por supuesto que debo estar aquí para felicitarlo por tan gran día.

A pesar de la escueta sonrisa con la que Cecilia respondió, rebosaba afecto por él.

—Pase, por favor.


A Jaime le costó encontrar un tema de conversación ya que había pasado mucho tiempo desde que
ambos se vieron.

—Por aquí. Por favor, pase.

En ese momento, Astrid se acercó para sujetar con suavidad el brazo de Cecilia mientras hablaba.

Un poco aturdida, Cecilia se volvió hacia Jaime, esperando una presentación. Sin embargo, Astrid se
adelantó a cualquier respuesta de Jaime.

—Señorita, soy Astrid Gabaldón, la novia de Jaime.

En cuanto escuchó las palabras «novia de Jaime» Cecilia respondió con una leve sonrisa:

—Es un placer conocerla, Astrid. Soy Cecilia Campana, amiga del señor Casas.

»La conozco. Jaime la menciona con frecuencia. ¿Qué es eso de ser sólo amigos? Quién sabe, puede
que algún día seamos familia. De todos modos, venga conmigo. Espero que pueda darme algunos
consejos sobre cómo consigue mantener tan bien su cutis y su figura.

Astrid, con su simpática personalidad, hizo que Cecilia se sonrojara ante la mención de que fueran
una familia. Cecilia, por naturalidad, le tomó cariño enseguida.
CAPITULO 1706
A pesar de todas las tonterías que estaba soltando Astrid, Jaime ni siquiera llegó a interrumpirla.

—Jaime, resulta que sigues echando de menos a mi hermana. En ese caso, ¿por qué hace tanto
tiempo que no nos visitas? Mi hermana incluso ha estado gritando tu nombre en sueños.

Moly, que se había adelantado, preguntó en tono burlón.

—Es que... he estado muy ocupado y no he conseguido encontrar tiempo —respondió Jaime
avergonzado.

—Eso no va a ser un problema en adelante. Nos veremos muy a menudo.

Una expresión de alegría apareció en el rostro de Moly.

—¿Por qué? —Jaime se quedó de piedra.

—Cecilia ha decidido trasladar aquí el Palacio Carmesí. Al estar cerca, podremos vernos con
frecuencia. —Terminó Moly con una risita.

La noticia dejó boquiabierto a Jaime, que no esperaba que Cecilia tomara una decisión tan
trascendental.

Ante el silencio de Jaime, Moly continuó:

—Cecilia hizo esto por ti. Por lo tanto, no puedes defraudarla.

Con eso, Moly se alejó brincando para alcanzar a su hermana.

Estupefacto, Jaime no supo cómo reaccionar. Considerando que ya tenía suficientes mujeres con las
que lidiar, no esperaba que Cecilia se uniera a la refriega.

Más de una hora después, la mayoría de los invitados ya habían llegado.


Jaime fue de un lado a otro, brindando por sus invitados en cada mesa. Independientemente de sus
verdaderas intenciones, Jaime trató a todos los presentes como sus invitados de honor.

Dicho esto, había una mesa en particular a la que Jaime temía acercarse: aquella en la que estaban
sentadas Cecilia y Astrid.

Jaime no sabía de quién había sido la brillante idea de concentrar a todas las mujeres en una sola
mesa.

Allí estaban sentadas Cecilia, Astrid, Evangelina, Isabel, Lilia y algunas más.

Con tantas de ellas allí reunidas, no pudo evitar preocuparse de que estallara una pelea en cualquier
momento.

A pesar de sus preocupaciones, se armó de valor y se acercó. Después de todo, tenía que mostrar su
agradecimiento a Cecilia por haber recorrido una distancia tan grande para asistir al evento.

Cuando Jaime se acercó a la mesa, las miradas de todas las mujeres se posaron en él.

La presión que sentía era más intensa que cuando se enfrentaba a un Santo de las Artes Marciales.

—Señorita Campana, gracias por venir hasta aquí. Brindo por usted.

Al terminar la frase con torpeza, Jaime se tragó la bebida de un solo trago.

La cara de vergüenza de Jaime provocó una discreta carcajada de Cecilia antes de que ella también
se bebiera toda la copa.

—Señoritas, por favor, sigan disfrutando mientras entretengo a los demás invitados.

Cuando Jaime terminó de murmurar una respuesta, se dio la vuelta de inmediato y se marchó como
si huyera.

Detrás de él, se escucharon los claros sonidos de risas femeninas.

Al terminar su ronda, Jaime se unió a la mesa de Vladimir. Como todos eran jóvenes y talentosos
artistas marciales, tenía la intención de conocerlos mejor.

Ya fueran amigos o enemigos, no había nada de malo en hacerlo.

En cuanto Jaime tomó asiento, Vladimir le dirigió una mirada envidiosa.

—Jaime, parece que eres algo más que un destacado artista marcial de nuestra generación. Me
sorprende que también seas un casanova, con tantas mujeres a tu lado. Estoy más que dispuesto a
sacrificar mi cultivo con tal de estar en la misma posición que tú.

Estaba claro que la admiración de Vladimir era sincera y no estaba siendo sólo cortés. Después de
todo, cada una de las mujeres de la mesa era una belleza impresionante por derecho propio.

Cecilia, en particular, cautivaba a cualquiera que la mirara.

Cada movimiento suyo, incluso algo tan simple como una sonrisa, emanaba el aire de un ángel que
hubiera descendido del mismo cielo.
Si no fuera por la presencia de Jaime, muchos hombres ya se le habrían insinuado.

En cuanto a Lilia y Magnolia, ambas habían nacido hermosas. Independientemente del encanto que
desprendían o del brillo de sus ojos, era suficiente para despertar el deseo de cualquier hombre.

—Eso es muy gracioso, Vladimir. Sólo son amigas…

Jaime sonrió con torpeza.

A continuación, desató una cantidad indetectable de sentido espiritual para envolver al grupo, con
la esperanza de medir su nivel de cultivo.
CAPITULO 1707
Justo cuando el sentido espiritual de Jaime fue enviado, fue cortado por un misterioso poder que
cada uno de ellos parecía poseer.

El sorprendente resultado hizo fruncir las cejas a Jaime.

Al ver la expresión de la cara de Jaime, Vladimir sugirió en un tono cordial:

—Jaime, actualmente eres el más fuerte entre la generación más joven de aquí. Cuando tengas
tiempo, ¿nos enfrentamos?

—Debes estar bromeando, Vladimir. Es imposible que yo sea tu rival. Has derrotado a decenas de
hombres en un suspiro, conmocionando a todo el mundo de las artes marciales. No soy más que un
espectáculo secundario comparado contigo.

Jaime fue demasiado humilde en su respuesta, lo que tomó a Vladimir por sorpresa.

Después de todo, nadie esperaba que alguien tan joven y poderoso como él admitiera ser inferior a
otro.

En consecuencia, Vladimir se asombró cuando Jaime se ridiculizó a sí mismo admitiendo que era un
segundón.

—Jaime, es imposible que seas capaz de fundar una secta si eres tan débil. De hecho, eres la única
persona que lo ha hecho a una edad tan temprana. Por lo tanto, no hay necesidad de ser humilde.
Todos somos conscientes de tu fuerza, por eso esperamos que nos enseñes un par de cosas. Estoy
seguro de que nos complacerás, ¿verdad?

En ese momento, Marcelo, de la familia García, habló por fin en tono hostil.

A pesar del diminuto cambio en la expresión de Jaime, éste se limitó a sonreír a su vez.

—Marcelo, estaré encantado de batirme contigo, pero hoy no es el día.

—Bien. En ese caso, dime un día y nos vemos en la arena de artes marciales.

Marcelo estaba ansioso por que ocurriera.

Antes de que Jaime pudiera responder, una voz en el exterior sonó de repente.

—Ha llegado el presidente Noguera de la Alianza de Guerreros.

La mención de la Alianza de Guerreros sorprendió a todos, pues era de dominio público que Jaime y
ellos eran enemigos mortales.
«¿Por qué vinieron? ¿Están aquí para felicitar a Jaime o para causar problemas?».

Cuando una mirada sombría se posó en el rostro de Jaime, Giovanni ordenó de inmediato a sus
hombres que tomaran posiciones defensivas.

Tenían que estar preparados para la batalla en caso de que la Alianza de Guerreros hubiera llegado
con intenciones hostiles.

Pronto, Saulo entró a grandes zancadas junto a un joven que vestía de manera informal.

Lo que parecía extraño era que Saulo siguiera al hombre por detrás, como si fuera un subordinado.

—Saulo, ¿qué haces aquí? ¿Intentas causar problemas? —Jaime lanzó a Saulo una mirada gélida—.
Si hoy intentas alguna tontería, te borraré de la faz de la tierra.

Justo cuando Saulo iba a hablar, el joven lo detuvo.

—Supongo que usted debe de ser Jaime Casas. Soy Julen Gracia, el actual líder de la Alianza de
Guerreros. He sustituido a Saulo en el cargo debido a sus fallos. Entiendo que ha habido algún
malentendido entre usted y la Alianza de Guerreros. Por lo tanto, he venido aquí hoy para arreglar
nuestra relación y para felicitarlo por fundar una secta a una edad tan temprana. Aquí tiene un
regalo como muestra de mi sinceridad.

Julen hizo un gesto con la mano en cuanto terminó. A continuación, un reticente Saulo le entregó su
cetro.

—La Alianza de Guerreros te ofrece esta reliquia sagrada de las artes marciales como un humilde
regalo —explicó Julen con una leve sonrisa en el rostro.

Al ver que la Alianza de Guerreros hacía entrega de tan valioso presente, muchos de los presentes
jadearon de asombro mientras los ojos de algunos brillaban de envidia.

A pesar de la sorpresa, Jaime extendió la mano para aceptar el cetro.

Al sostenerlo en la mano, Jaime le inyectó al instante una oleada de energía espiritual. Sin embargo,
una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro.

—Si mi suposición es correcta, este cetro sólo puede usarse unas pocas veces más, como mucho.

No había creído que el repentino cambio de actitud de la Alianza de Guerreros fuera sincero.
Resultó que no había mucho poder residual en el cetro, dejándolo al borde de la rotura.

El poder de las reliquias sagradas de artes marciales era limitado. Por lo tanto, blandir un arma así
no era equivalente a tener un Santo de las Artes Marciales al lado.
CAPITULO 1708
Una reliquia sagrada de artes marciales no era más que un arma utilizada por un santo de artes
marciales que había absorbido el poder de su usuario a través de años de uso.

Sin embargo, una vez agotada toda la energía que contenía, se rompía de forma natural si no se
recargaba más.

Julen esbozó una sonrisa torpe.

—Incluso una reliquia sagrada de artes marciales que sólo puede usarse una vez es demasiado
valiosa.

Ignorando las palabras de Julen, Jaime arrojó el cetro hacia atrás mientras se burlaba:

—Este lugar no es un basurero. Cualquier basura que tengas, devuélvela.

La multitud se quedó perpleja al escuchar a Jaime referirse a la reliquia sagrada de artes marciales
como basura.

Mientras fruncía el ceño, el aura de Julen se hinchó en su interior, envolviendo toda la sala con una
fuerza tremenda.

Era evidente que su aura era bastante más poderosa que la de Jaime.

—Si lo que quieres es pelea, salgamos. No destruyas las cosas que tengo aquí, ya que no puedes
pagarlas.

Jaime no se dejó intimidar por el aura de Julen.

Leyendo la situación, Julen fue retrayendo su aura antes de preguntarle a Jaime:

—En ese caso, señor Casas, ¿hay algo que quiera en particular? Se lo daremos siempre que esté en
nuestra mano. Lo único que importa es que ambos hagamos las paces.

—Quiero su vida. ¿Pueden dármela? —exigió Jaime mientras señalaba con un dedo a Saulo.

La petición puso a Julen en un aprieto al tiempo que infundía terror en Saulo.

«Si Julen accede a la petición, ¿no significaría mi muerte?».

—¡Presidente Gracia, no crea las mentiras que está soltando! Nos engañó la última vez sobre la
ubicación de las ruinas antiguas.

Saulo temía que Julen le diera la razón.

—Señor Casas, soy sincero en mi esfuerzo por enmendar los lazos con usted —apeló Julen con una
sonrisa plana, consciente de que Jaime le estaba tomando el pelo.

—¡No voy a reparar ningún p*to lazo con ustedes! —maldijo Jaime con el ceño fruncido—.
Encerraron a mi novia durante tanto tiempo, ¿y ahora quieren hacer las paces? Mientras me quede
aliento, la Alianza de Guerreros será mi enemigo mortal, ¡y no me detendré ante nada para
aniquilarlos a todos! Ahora, ¡dejen de ser un estorbo y lárguense antes de que los eche!

Los invitados estaban conmocionados por la arenga de Jaime.

Era obvio para ellos lo poderoso que era Julen por el aura que desprendía, y, sin embargo, Jaime no
mostraba temor alguno.

En consecuencia, el insulto de Jaime hizo que la expresión de Julen se ensombreciera.

—Jaime, espero que sepas lo que te conviene. Tú solo no eres digno de enfrentarte a la Alianza de
Guerreros —se burló Julen.

—¿No soy digno? —se mofó Jaime—. Si no lo soy, ¿a qué has venido? No creas que ignoro los
secretos de la Alianza de Guerreros. No son más que un grupo controlado por espíritus. De hecho,
estoy seguro de que también hay un espíritu dentro de tu cuerpo, ¿no? Una vez que absorba a esos
viejos parásitos que han vivido miles de años, vamos a ver cómo la Alianza de Guerreros puede
seguir comportándose con tanta impunidad.

Jaime había desenmascarado a la Alianza de Guerreros delante de los invitados, dejando a todos
boquiabiertos con la revelación.

—¡Qué disparate! ¡Parece que voy a tener que darte una lección para ponerte en tu sitio!

Apenas habló Julen, su aura explotó, haciendo que la temperatura de la sala descendiera al instante.

Los más débiles empezaron a asfixiarse, como si hubieran caído en una cueva de hielo.

Mientras un destello agudo cruzaba sus ojos, el cuerpo de Jaime comenzó a brillar con un tono
dorado, resistiendo con desesperación el aura de Julen.

A pesar de las circunstancias, Jaime se abstuvo de golpear, pues de hacerlo la ceremonia del día
sería un fracaso.

En el momento crucial antes de que estallara una batalla masiva, sopló una suave brisa que apagó el
aura de Jaime y Julen en un instante.

Frunciendo el ceño, Julen miró hacia la puerta.

—¿Por qué alguien está causando problemas en una ocasión tan festiva? ¿Se ha deteriorado tanto la
seguridad del mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade?

Apenas sonó la fuerte voz, Armando entró en el vestíbulo.


CAPITULO 1709
Todos y cada uno de los invitados se pusieron en pie ante la aparición de Armando.

—¡Señor Salazar! —saludaron.

Jaime no había previsto la llegada de Armando y se quedó atónito.

—Señor Salazar, ¿qué lo trae hoy por aquí? —inquirió Jaime mientras se acercaba rápido a
Armando.

—Sería un descuido no felicitar en persona al fundador más joven de la secta Ciudad de Jade —
Armando torció los labios.

Julen tenía una mirada sombría al ver a Armando, pero aun así se dirigió a él con tono cortés:

—Señor Salazar.

La mirada de Armando lo recorrió de arriba abajo antes de pronunciar con desdén:

—Lárguense.

Julen tiró de Saulo y se marchó a toda prisa.

La presencia de Armando aumentaba la gloria de Jaime, pues se decía que era cariñoso con este
último. Sin embargo, parecía que había mucho más que simple cuidado y preocupación.

Incluso Vladimir y los otros jóvenes y talentosos luchadores estaban verdes de envidia ante la
actitud de Armando hacia Jaime.

—Tome asiento, señor Salazar —le invitó Jaime.

—Gracias por el ofrecimiento, pero paso. No quisiera quitarles el apetito a todos. —El señor Salazar
sonrió con suavidad y continuó—: El motivo de mi visita era informarte que la familia Gayoso ha
pisado nuestras costas. Te van a lanzar un desafío, que confío en que sabrás afrontar.

A Jaime se le encogió el corazón. No esperaba que la familia Gayoso no se hubiera rendido después
de tanto tiempo.

Poco sabía Jaime que habían estado maquinando formas de entrar en Cananea y asesinarlo. Sin
embargo, sus intentos fueron frustrados por los hombres de Armando en las fronteras del país.

Asintió con la cabeza.

—Lo tendré en cuenta, señor Salazar.

Armando no se demoró mucho y se marchó poco después de transmitir su mensaje.

—Jaime, seguro que el señor Salazar te trata bien. Estoy seguro de que la Secta Duval tendrá un
futuro brillante ahora que han conseguido su sello oficial de aprobación —comentó Vladimir con
envidia.

Al principio, admiraba la popularidad de Jaime entre el sexo opuesto, pero ahora la había cambiado
por el trato preferencial que éste recibía de las altas esferas.

En cualquier caso, Jaime era el blanco de la envidia de todos.

—Tengo más ganas que nunca de retarte ahora, después de conocer tu gran fama en Ciudad de Jade
—declaró Marcelo con ardor.

Conseguiría aún más fama en el mundo de las artes marciales si lograba derrotar a Jaime.

Jaime estaba a punto de hablar cuando fue interrumpido por un alboroto en la entrada, seguido de
la visión de varios aprendices de artes marciales siendo lanzados a través de la puerta.

Junio, vestido con una armadura de samurái y una katana en la mano, entró.

Las miradas de todos se volvieron prejuiciosas al ver a un Jetroiniano.

Junio no se acobardó lo más mínimo ante sus miradas.

—¿Quién de ustedes es Jaime Casas? Revélate. —Junio miró a la multitud—. Como representante
de la familia Gayoso, yo, Junio Gayoso, te reto a un duelo.

Jaime frunció el ceño. No esperaba que aquel canalla eligiera precisamente este día para desafiarlo,
y su humor se agrió.

—¿Quién te crees que eres? ¡Piérdete! Qué atrevido eres al creerte tan bueno como para retar al
señor Casas.

Uno de los invitados se puso en pie y le levantó la voz a Junio.

Junio empuñó con fuerza su katana y la blandió, con el frío brillo de su espada como un lobo
preparado para abalanzarse sobre su presa.

El invitado apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que una nueva herida apareciera en su
cuello. Al instante siguiente, todo su cuerpo se inclinó hacia delante.

Junio parecía no haberse movido ni un milímetro.

Todo el mundo se puso en pie de un salto ante aquella flagrante muestra de violencia.

Jaime se puso en posición de combate y dirigió una mirada torva a Junio. Sin embargo, Marcelo saltó
en el aire justo cuando Jaime iba a comenzar su ataque.

—¡Cómo se atreve un simple Ronin de Jetroina a hacer lo que le da la gana!

Un aura aterradora emanó al instante de Marcelo y rodeó a Junio.


CAPITULO 1710
Junio miró a Marcelo a los ojos sin miedo.

—¿Eres Jaime?

—¡Ya quisieras! —Marcelo negó con la cabeza.

—Si es así, no tengo ningún interés en batirme en duelo contigo. Llama a Jaime ahora mismo.

Sus palabras molestaron mucho a Marcelo.

«¿Me está menospreciando porque cree que no soy tan bueno como Jaime?».

Esa fue la gota que derramó el vaso de Marcelo.

—Tonto Ronin, deberías pensar dos veces antes de asumir que Jaime es el único experto en todo el
mundo de las artes marciales. Soy capaz de derrotarte sin ayuda.

A continuación, golpeó con el puño a Junio.

Junio inclinó un poco el cuerpo y esquivó el golpe con facilidad. Saltó por los aires y aterrizó en el
patio.

Ante el ataque fallido, Marcelo lo siguió de cerca antes de saltar para asestarle una patada.

Junio bloqueó el ataque, cuya fuerza le hizo retroceder varios pasos.

Marcelo aterrizó frente a Junio.

—¿Sigues pensando que soy un luchador de tercera?

—Supongo que lo retiro. Como gran marqués de las artes marciales, podrías demostrar que eres un
oponente digno.

Junio echó mano entonces de su katana, que permanecía envainada, y le dirigió un golpe.

—¡Qué insolencia!

Marcelo resopló ante la negativa de Junio a desplegar un arma y estiró la mano derecha.
Agarró la vaina de Junio y sus electrizantes auras chocaron.

Un fuerte estruendo resonó en la zona, y Marcelo sintió una enorme fuerza impulsora que irradiaba
de la katana.

Inesperadamente, atravesó la hoja sin oponer resistencia y penetró en su cuerpo.

Marcelo sintió que su corazón vibraba antes de que su aura disminuyera. Retrocedió varios pasos y
escupió una bocanada de sangre.

—Supongo que ahora ya no eres tan engreído. Qué vergüenza —se burló Junio con desdén mientras
su mirada glacial observaba a la multitud—. Sal y enfréntate a mí, Jaime. No seas tan cobarde.

—¡Maldito seas, ahora se acabó para ti!

Marcelo sintió la punzante humillación de ser superado en público.

Tomó el látigo de nueve secciones que llevaba en el cinto. Con un movimiento de muñeca, se
transformó al instante en un bastón.

—¿Todavía no te has rendido?

Junio entrecerró los ojos.

—Ya estoy harto de tu palabrería. Vayamos al grano.

Marcelo blandió su bastón contra Marcelo, y el sonido de éste cortando el aire reverberó por todo
el vacío.

La destreza marcial de un Gran Marqués de las Artes Marciales era algo digno de contemplar.

Junio utilizó con rapidez su katana como escudo para esquivar una vez más.

El estruendo de las armas al chocar hizo que el Látigo de Nueve Secciones de Marcelo rebotara en
dirección contraria.

Al mismo tiempo, se transformó en una serpiente venenosa que se abalanzó hacia la espalda de
Junio.

Marcelo había logrado sorprender a Junio con la característica secreta del Látigo de Nueve
Secciones.

Cayó sobre Junio y le destrozó la piel de la espalda en tiras ensangrentadas.

La confianza aumentada de Marcelo por el golpe exitoso se reflejó en su expresión encantada.

—No me dejas otra opción —Junio hizo una mueca.

—¡Entonces descarga todo tu poder sobre mí! No tengo nada que temer.

Marcelo continuó con su embestida.

Junio desenvainó esta vez la espada y lanzó un tajo hacia delante.

En un abrir y cerrar de ojos, la katana de Junio volvió a su vaina. El látigo de nueve secciones se hizo
pedazos y quedó inservible.

Los espectadores se quedaron boquiabiertos ante el magistral manejo de la espada de Junio, tan rápido
como un rayo.
CAPITULO 1711

Al mirar el látigo que tenía en la mano, Marcelo también se quedó paralizado.

Aquel látigo de nueve secciones, duro como una roca, era la reliquia de la familia García y, sin embargo,
su oponente lo rompió con facilidad.

Mientras Marcelo seguía aturdido, Junio giró la palma de la mano hacia la cabeza del primero. Ese golpe
fue mortal. Estaba claro que Junio quería acabar con la vida de Marcelo.
Cuando Marcelo se dio cuenta del ataque de Junio, ya era demasiado tarde.

En ese momento crítico, Jaime se lanzó hacia delante y atajó el golpe de Junio de frente con la palma de
la mano, haciendo que éste retrocediera, y el cuerpo de Jaime también tembló un poco a su vez.

—¿Quién eres tú? —preguntó Junio con el ceño fruncido.

—Soy Jaime Casas. ¿No has venido a retarme a duelo? —se burló Jaime. Mientras Junio miraba a Jaime,
los ojos de éste rebosaban ira e intención asesina.
Mientras tanto, Marcelo lanzaba a Jaime una mirada de agradecimiento y al final retrocedió sin decir
nada tras sufrir una humillante derrota en su batalla con Junio.

—Sólo te atreves a mostrarte ahora porque quieres que gaste primero todas mis fuerzas antes de
luchar contra ti. ¿Estoy en lo cierto? —preguntó Junio.

«Pensó que era inteligente al salir en este momento. ¿Cree que soy tonto?».

—No eres digno de mis ardides ni de mis trucos. Si crees que tus fuerzas están mermadas y será injusto
para ti, puedo ceder primero los tres primeros golpes…

Al decir esto, Jaime se llevó las manos a la espalda, un movimiento que puso en vilo a mucha gente. El
enfurecido Junio ladró:
—¡Eres demasiado arrogante! Te haré pedazos.

En un abrir y cerrar de ojos, Junio apareció frente a Jaime con la katana desenvainada y lanzando un
tajo hacia abajo.

Fue tan rápido que nadie lo vio moverse. Todo lo que pudieron ver fue la imagen posterior de su
espada.

¡Swoosh!

La afilada hoja de la katana se dirigía directo hacia la cabeza de Jaime para acabar con su vida de un solo
movimiento.

Ante el agresivo golpe, Jaime seguía con las manos a la espalda sin rastro de pánico en su semblante.
Justo cuando la katana estaba a punto de alcanzarlo, Jaime giró un poco la cabeza y la katana pasó
rozándole la cara.

El movimiento de la hoja fue tan grande que el pelo e incluso la ropa de Jaime ondearon al viento. Sin
embargo, la espada no cayó sobre Jaime, que la esquivó con éxito.

Jaime miró a Junio con indiferencia y comentó en tono burlón:

—Todavía tienes dos oportunidades más para golpear…

—Tú te lo estás buscando…

Junio montó en cólera. En lugar de guardar su katana, blandió su espada hacia la cintura de Jaime.
Jaime saltó de inmediato en el aire antes de que la espada le pasara zumbando por los pies.
Una fracción de segundo después, varios pilares no muy lejanos fueron seccionados por la fuerza de la
espada mientras Jaime aterrizaba sobre la katana de Junio como una pluma.

Junio sólo sintió el aumento de peso de su katana, que casi cayó al suelo.

Con un ligero paso sobre la espada, Jaime se elevó en el aire una vez más antes de aterrizar frente a
Junio.

—¡Un golpe más! —dijo Jaime, mirando a Junio con desdén.

—¡Ah! —rugió Junio con absoluta furia.

Con las dos manos en la katana, volvió a golpear a Jaime. Esta vez, lo hizo con más fuerza y su velocidad
fue aún mayor.

Aunque fuera una montaña, podría partirse por la mitad con aquel tajo.

Los espectadores se apresuraron a mirar hacia Jaime y vieron que de su cuerpo emanaba una luz
dorada y que un dragón dorado envolvía su mano derecha.

Jaime alargó la mano para agarrar aquella katana con la mano, pues no pensaba esquivar el ataque de
Junio.

—¿Va a agarrarla con la mano desnuda? Todos se sorprendieron al ver eso.


¡Clap! ¡Clap! ¡Clap! Todos aplaudieron.

Con ambas manos sobre el cuchillo, Junio detuvo de repente su movimiento cuando estaba a punto de
cargar hacia delante.

CAPITULO 1712
Parecía un auto que se detiene en un instante.

Junio se quedó desconcertado por un momento. Un instante después, sus ojos se llenaron de
incredulidad cuando vio que Jaime agarraba la katana solo con su mano derecha, e incluso estaba
agarrando la propia hoja
—E…Esto…

Junio no podía creer la escena que tenía ante sus ojos.

Marcelo, que estaba de pie al lado, estaba asombrado hasta la médula. La katana de Junio astilló su
Látigo de Nueve Secciones, pero no hirió ni un poco la mano de Jaime.

«¿Qué tan fuerte es el cuerpo físico de Jaime?».

—Usaste tus tres movimientos…

Después de que Jaime hablara, aplicó algo de fuerza, y la katana de Junio se rompió al instante.

Junio se quedó atónito.

Antes de que Junio recobrara el sentido, Jaime levantó la pierna y lanzó una feroz patada al pecho
de Junio, haciéndolo volar a más de diez metros de distancia antes de caer en picado al suelo y
escupir una bocanada de sangre por la boca.

Al ver aquello, todos mostraron una expresión compleja mientras sentimientos inexplicables surgían
en su interior, en especial en Marcelo.

Después de todo, él fue quien juró desafiar y derrotar a Jaime hace un momento, y ahora, Jaime
derribó a Junio casi al instante.

Estaba más claro que el agua que la fuerza de Marcelo seguía siendo muy inferior a la de Jaime.

«No lo entiendo. Jaime no es más fuerte que yo, pero siempre que estamos en una batalla real,
puede enfrentarse con facilidad a alguien más poderoso».

Nunca sabrían lo que representaba la Forma Verdadera del Dragón Dorado. Era el cuerpo físico más
fuerte del mundo.

Junio quiso ponerse en pie, pero se dio cuenta de que la patada de Jaime casi le destrozaba los
órganos internos, y seguía expulsando sangre por la boca.

Jaime dio un paso adelante y pisoteó la cabeza de Junio, de modo que la cara de éste quedó pegada
al suelo.

Junio luchó por liberarse, pero fue en vano.

La humillación se apoderó de él y su expresión se ensombreció.

Jaime miró a Junio desde arriba y dijo con frialdad:

—¿Es que la familia Gayoso no tiene a nadie mejor? ¿Por qué me han enviado a una basura como
tú?

Junio siguió forcejeando con los ojos llenos de ira.

—Jaime Casas, te reto a que me dejes levantarme ahora. Si me dejas levantarme, acabaré contigo
ahora mismo… —Junio seguía burlándose en ese momento.

—¿Quieres levantarte? Dirígete a mí como es debido y te concederé tu deseo... —Jaime se mofó.


CAPITULO 1713
Aquella patada parecía haber hecho añicos la cabeza de Junio.

Justo cuando Jaime se disponía a darle un pisotón, sintió que un aura aterradora
descendía y le obligaba a apartarse en un santiamén. Sin embargo, consiguió
estabilizarse tras ser empujado hacia atrás una docena de metros.

Al volverse para mirar a Kazuo, Jaime descubrió que éste se había transformado
en otra persona a causa del aura escalofriante que lo empujaba.

Jaime frunció el ceño. Sus ojos se llenaron de asombro al no poder comprender


cómo Kazuo había logrado ocultar su aura hasta tal punto que ni siquiera él,
Jaime, podía detectarla.

—Gracias, señor Kawaguchi —le dijo Junio a Kazuo.

—¿Aún eres capaz de luchar, Junio? —preguntó Kazuo. Junio asintió.


—¡Sí!

—Entonces sigue adelante —ordenó Kazuo—. Somos samuráis de Jetroina, y


nunca nos retiramos,

aun en la derrota.

—¡Sí, señor! —Junio asintió, sus ojos brillaban con una determinación
sanguinaria.

Jaime estudió a Junio. Aunque podía deshacerse con facilidad de éste, la


repentina aparición de Kazuo le hizo recelar.

Kazuo pareció darse cuenta de la preocupación de Jaime, pues sonrió y dijo:

—No te preocupes, no voy a involucrarme. Ustedes son los que quieren pelear, y
yo, como líder de la misión, respetaré estrictamente las normas.

Jaime soltó un suspiro de alivio al escuchar las palabras de Kazuo, pues el aura
que éste desprendía antes era abrumadora.

Hizo una seña a Junio.

—¡Adelante!

—Vamos. —Kazuo le dio una palmada en el hombro a Junio.

Esa palmada provocó un repentino cambio en su aura, seguido de una oleada de


poder que alcanzó de inmediato su punto álgido.
Una fuerza, sin precedentes en su dominio, emanaba de Junio, cuya mirada se
volvió acerada en ese momento, como si se hubiera convertido en otra persona.

Jaime empezó a mostrarse confuso porque el aura que percibía emanar de Junio
era similar a la de Kazuo.

No entendía lo que Kazuo le había hecho a Junio.

—Hoy te mostraré el verdadero alcance del poder de Jetroina —declaró Junio,


enunciando cada palabra. Incluso su voz había cambiado.

—¡Ja! No eres más que un tipo que alberga un espíritu. ¿Cómo te atreves a
comportarte con tal descaro? El espíritu que llevas dentro será destruido después
de que te mate —replicó Jaime con frialdad.

Por la habilidad actual de Junio, se daba cuenta de que éste había sido poseído
por un espíritu que se había apoderado por completo de él.

Jaime no tenía miedo, pues había matado a muchas personas poseídas por
espíritus.

Después de todo, aunque los espíritus habían sido poderosos cuando estaban
vivos, su fuerza disminuía a sólo una décima parte de lo que era cuando se
convertían en espíritus y, por lo tanto, no había nada que temer.

—¡Ja! Tonto ignorante. ¿Qué sabes tú?

Junio se elevó varios metros en el aire mientras rugía de risa. Una fuerza
amenazadora envolvió de inmediato la residencia Duval.

Un revuelo de inquietud recorrió a la multitud, que ya no podía salir de la


residencia Duval aunque quisiera.

Entonces, una niebla carmesí envolvió poco a poco a Junio. El hedor a sangre,
sumado a la
aterradora fuerza, puso a muchos al borde del colapso.

Algunos de los más débiles entre la multitud incluso empezaron a ponerse


verdes.

Isabel y los demás apretaban los dientes con esfuerzo mientras canalizaban el
aura que llevaban dentro para resistir la fuerza opresiva.

En respuesta, el cuerpo de Jaime empezó a brillar y su aura estalló en una serie


de vetas doradas para resistir la de Junio.

Con la nueva resistencia añadida, la multitud se sintió visiblemente aliviada.


—¡Hmph! ¿Bola de insectos, creen que pueden defenderse de mí?

Todavía flotando en el aire, la niebla de sangre alrededor de Junio se solidificó


en una tortuga gigante.
CAPITULO 1714
La tortuga gigante asomó la cabeza fuera de su caparazón y, con cada aliento,
exudaba una fuerza tan aterradora que presionaba a Jaime y a los demás.

—¡Jaime! Es el antiguo hechizo Esiotrotus. ¡Date prisa y detenlo! No debes


dejar que termine de canalizarlo —le gritó Evangelina tras divisar a la tortuga
gigante en el aire.

El grito de advertencia de Evangelina atrajo de inmediato la atención de Kazuo,


que la miró con atención. Sus ojos estaban llenos de sorpresa.

No mucha gente reconocería el antiguo arte de Esiotrotus, ¡y mucho menos una


joven! Sin embargo, Kazuo ignoraba que dentro de Evangelina residía una
doncella sagrada de varios miles de años. Ella reconocería tales técnicas
antiguas.

—¡Ja, una tortuga! Son unos cobardes hijos de p*ta, ¿verdad?

Con un rugido, el cuerpo de Jaime se levantó para encontrarse con el de su


oponente y blandió sus puños dorados con fiereza hacia la tortuga ya formada.

Junio no se asustó lo más mínimo ante el inminente ataque de Jaime. En lugar de


eso, agitó las palmas de las manos entre las respiraciones de la tortuga para
formar un escudo ante él.

Una fría sonrisa se dibujó en los labios de Junio.

—Cuando Esiotrotus termine de canalizar, ninguno de ustedes saldrá vivo de


este lugar.

En su velocidad, Jaime parecía haberse materializado ante su oponente. Sus


puños dorados brillaron con una luz cegadora, y un dragón del mismo color
surgió de su cuerpo con un rugido y atravesó el escudo en un abrir y cerrar de
ojos como si estuviera hecho de humo.

—¿Cómo pudo pasar esto? —La expresión de suficiencia de Junio se transformó


en total estupefacción.

Incluso Kazuo frunció el ceño.

—Les voy a enseñar cómo el hijo de un dragón les va a dar una lección, hijos de
p*ta.

Con una fría burla, el aura que Jaime llevaba dentro estalló hacia su oponente.
Obligado a retroceder, Junio cayó de pie sobre el caparazón de la tortuga.
Murmurando en voz baja, golpeó con suavidad el aire con los dedos cuando la
tortuga se detuvo a respirar, y una cegadora luz blanca iluminó la escena.

—¡Estruendo de Ki! —Junio rugió y envió la cegadora luz blanca hacia Jaime.

Jaime estaba a punto de esquivarla, pero la luz blanca se convirtió de pronto en


una inmensa red y, antes de que pudiera reaccionar, lo atrapó.

Jaime quedó atrapado en un instante. Sin vacilar, Junio agitó la mano y en ella
apareció una katana del color de la sangre.

Un instante después, la espada se abatió con un poderoso golpe sobre el ahora


atrapado Jaime.

La tierra tembló en ese instante, y un zumbido de derrota retumbó en el aire. Ese


golpe casi alteró las leyes de la naturaleza.

—¡Jaime! —La multitud no pudo evitar un estremecimiento en su nombre.

Jaime, en cambio, mantuvo la compostura. Con un gesto de su mano derecha, la


Espada Matadragones apareció, emitiendo un resplandor oscuro.

Un coro de rugidos de dragón llenó los cielos cuando canalizó el Poder de los
Dragones en la Espada Matadragones.

—¡Destruye!

Con un golpe de la Espada Matadragones en la mano, la red que mantenía


cautivo a Jaime se desvaneció al instante.

Un instante después, la energía de las espadas de ambos combatientes chocó en


un destello cegador.

Junio fulminó con la mirada a su oponente.

—Para tu información, nadie se ha liberado jamás de Esiotrotus.

La luz se disipó en cuanto Junio habló, aunque la energía de la espada de Jaime


no menguó lo más mínimo.

El choque anterior no había logrado debilitar la energía de la espada de Jaime.


Junio abrió los ojos, atónito.
—¿Cómo puede ser? —exclamó mientras retrocedía a toda prisa junto a la
tortuga.

¡Pum!
Junio no retrocedió lo bastante rápido. La Espada Matadragones, rápida y mortal
en su delicadeza, atravesó de un tajo el cuello de la tortuga.

La multitud se quedó boquiabierta al ver cómo la tortuga se disipaba en una


brizna de humo junto a su cabeza incorpórea.

Junio cayó con fuerza al suelo. Su aura estaba notablemente debilitada.


CAPITULO 1715
—¡Bien hecho! —La multitud gritó por instinto mientras aplaudían a Jaime.

Mientras tanto, Kazuo mostraba una fea expresión en su rostro, pero su mirada
no estaba dirigida a Jaime. En cambio, estaba fija en Evangelina.

«¡Ningún mortal ordinario podría haber reconocido a Esiotrotus!».

Con el ceño fruncido, Junio se levantó del suelo. Una katana, del color de la
sangre, surgió en su mano con las almas de los malditos rodeando la hoja. Era
evidente que muchos habían caído bajo el arma de Junio.

El resplandor carmesí parpadeó y todo el cuerpo de Junio se tiñó de rojo, como


si lo hubieran bañado en sangre.

Los suspiros de las almas condenadas emanaban de Junio con un aura de


carnicería tras una batalla.

La Espada Matadragones en la mano de Jaime brillaba y zumbaba sin cesar


como un depredador sediento de sangre con la mira puesta en su presa.

Los espíritus iracundos, al sentir el aura de la Espada Matadragones, se agitaron


inquietos como si trataran de alejarse de él.

Junio frunció el ceño.

«Mi propia arma se acobarda ante el inicio de la lucha».

—Enciende tu esencia de sangre para despertar el espíritu del samurái que llevas
dentro —retumbó Kazuo, con la autoridad de la tierra primordial.

Ante aquellas palabras, Junio se mordió la lengua sin vacilar y escupió una
bocanada de sangre sobre la katana.

La hoja carmesí parecía haberse excitado al probar el sabor de la sangre. Los


espíritus dejaron de acobardarse y empezaron a rugir como bestias salvajes e
indómitas.

—¡Almas de los malditos, ataquen! —gritó Junio y, con un poderoso tajo de su


katana, desató una fuerza aterradora que parecía descender de los cielos.
Mostrando sus fauces ensangrentadas, los espíritus se precipitaron hacia su
oponente.

Jaime miró con desprecio a los espíritus.

—¡Luz Sagrada!

La Espada Matadragones en la mano de Jaime emitió un rayo dorado que


ascendió a los cielos antes de lanzar rayos de luz e iluminar la tierra con el brillo
del sol.

Los espíritus, al principio malignos, se retorcieron de dolor al menor contacto


con la luz dorada, antes de disiparse en una voluta de humo verde.

Aunque los espíritus desaparecieron, la luz dorada permaneció y brilló sobre


Junio, cuyos rasgos se contorsionaron con una mirada de terror antes de
debatirse de dolor.

Su cuerpo ardía en una densa niebla negra antes de disiparse con velocidad.
Mientras tanto, Kazuo
se estremeció.

Los labios de Jaime se curvaron hacia arriba al verlo.

—Así que es eso.

Por la expansión del aura de Junio, había deducido antes que éste estaba poseído
por un espíritu, pero no esperaba que Kazuo hubiera sobrevivido y enviado su
espíritu al cuerpo de otro huésped.

Al no haber presenciado nunca una magia como ésta, Jaime empezó a


interesarse mucho por Kazuo.

Junio estaba empapado en sudor frío. Sin el apoyo de Kazuo, se había


convertido en el chivo expiatorio.

De un salto, Jaime descargó un feroz puñetazo sobre este último. La fuerza de


aquel golpe deformó el espacio que rodeaba a Junio y le empapó de sangre por
el impacto.

Al notar que Junio seguía vivo, Jaime lanzó otro puñetazo. Sin duda, Junio no
sobreviviría a éste.

En ese momento, Kazuo agitó la mano y una enorme fuerza descendió e hizo
retroceder de inmediato a Jaime. A pesar de eso, el aura dentro de Jaime
continuó empujando hacia adelante.

—¿Qué significa esto? —preguntó Jaime mirando a Kazuo.


—Con el resultado de la batalla ya claro, no hay necesidad de derramar sangre
—respondió Kazuo con tono suave.
CAPITULO 1716
Jaime entrecerró los ojos.

—Antes se le permitió matar a su antojo. ¿Por qué no puedo matarlo yo? ¡Te
mataré junto a él si intentas detenerme!

se mofó Kazuo.

—Qué descaro por tu parte pensar que puedes matarme con tu nivel actual. De
hecho, ninguno de los presentes puede hacerme nada. Como los resultados ya
están claros, no dejaré que ninguno de ustedes lo mate.

Las palabras de Kazuo hicieron que la multitud se erizara indignada, pero se


vieron impotentes porque el verdadero alcance de su poder era insondable.

—Debe tener cuidado en Cananea, señor Kawaguchi, para que yo pueda


garantizar su seguridad en mi país. No dudaré en detenerlo si se atreve a hacer
de las suyas por aquí.

Luciendo una leve sonrisa, el señor Salazar se acercó desde la puerta en ese
momento.

—¡Señor Salazar!

Kazuo palideció al ver a Armando.

—Sólo estábamos jugando, señor Salazar. Ahora que los resultados están claros,
sólo quiero tomar a mi hombre e irme —explicó.

Jaime se volvió hacia Armando.

—Lleva matando gente desde que llegó, señor Salazar. ¿Cómo puede ser su vida
más valiosa que la nuestra?

Armando sofocó su réplica con un gesto de la mano antes de volverse hacia


Kazuo.

—Hacer sparring significa luchar hasta la muerte, que es el espíritu de los


samuráis de Jetroina, si no me falla la memoria. No tienes coartada, ¿verdad?

Armando silenció a Kazuo con un simple comentario.

Junio, que había estado al borde de la muerte, se puso en pie de repente y


desenvainó una daga.
—¡La batalla no ha terminado! —declaró antes de clavarse la hoja en el pecho.

La multitud se quedó atónita ante el giro de los acontecimientos, ya que tenían la


impresión de que se había suicidado ante su derrota.

Observaron cómo Junio se abría el pecho, hundía la mano en la cavidad y extraía


su corazón ensangrentado y aún palpitante.

La mayoría de las mujeres gritaron y cerraron los ojos horrorizadas.

Una luz diabólica comenzó a brillar desde el corazón antes de expandirse y


engullirlo, curando su herida mortal a una velocidad visible incluso a simple
vista.

Entonces, el corazón de Junio se volvió negro y colgó sin fuerzas fuera de su


cuerpo. Al mismo tiempo, le envolvió una armadura negra demasiado grotesca.

La multitud miraba atónita a Junio, incapaz de comprender lo que estaba


haciendo. Kazuo, mientras tanto, también lo miraba atención y cara de asombro.
De repente, Junio cayó de rodillas y hundió las manos en la tierra mientras
murmuraba:

—Seres divinos, lo sacrifico todo. Por favor, concédanme fuerza.

Jaime frunció el ceño, desconcertado al ver el comportamiento de Junio. Sin


embargo, percibió la abrumadora expansión del aura en el interior de su
oponente.

—¡Devoradioses! —gritó Evangelina en señal de advertencia—. Esta es una


antigua hechicería nativa de Jetroina, Jaime. Debes tener cuidado. Está
ofreciendo su vida y su alma a cambio del poder de los celestiales. No puedo
creer que esta rama de la hechicería se siga practicando después de miles de
años.

Las palabras de Evangelina hicieron que Jaime levantara la guardia de inmediato


mientras Kazuo la miraba con desconcierto.

Pronto, el ritual de Junio, parecido a una oración, se completó. Su cuerpo se


hinchó como si lo estuvieran llenando de aire.

El corazón negro de su pecho, en particular, seguía latiendo con un ritmo


constante y amenazador. Era un espectáculo espantoso.

—¡Ja! ¡Te mataré igual, aunque te transformes en el mismísimo Diablo!

En ese momento, Jaime envainó la Espada Matadragones y lanzó un puño de luz


dorada.
Con un gruñido, Junio también cargó hacia Jaime al instante.
CAPITULO 1717
Los puños de los dos hombres chocaron.

En el momento en que sus puños se encontraron, Jaime sintió una poderosa


oleada de energía que se dirigía hacia él. La onda de energía no parecía provenir
de un humano, sino del subsuelo.

Jaime salió volando antes de estrellarse contra el suelo, y bajo él se formó un


cráter. La multitud jadeó. Incluso Armando palideció.
Nadie esperaba que Junio utilizara una hechicería tan aterradora cuando estaba a
punto de morir. Al notar la palidez de Armando, Kazuo sonrió y dijo:
—Señor Salazar, nadie es capaz de sobrevivir al devoradioses. Esta es la
hechicería más antigua de la familia Gayoso, pero no sé cuándo la aprendió
Junio. Usted dijo antes que esto es un combate y una lucha a muerte. Si Jaime
está al borde de la muerte, por favor, no intervenga, o tendrá que ser testigo de
mi lado cruel.

Mientras Kazuo hablaba, sus ojos brillaban con regocijo.

—Aún es pronto para decir quién vivirá y quién morirá. Esperemos a ver —
murmuró Armando en tono llano.

Para entonces, Jaime se había puesto poco a poco en pie. Cuando fijó su mirada
en Junio, había un atisbo de excitación en sus ojos.

—¡Hoy te utilizaré para refinar mi físico!

Dicho esto, Jaime cargó contra Junio. Sin embargo, Junio no se dejó intimidar
por las palabras de Jaime y corrió al encuentro de su enemigo. Ninguno hizo
movimientos vistosos, sino que lucharon con los puños.

Jaime salió despedido hacia atrás varias veces, pero pronto volvió a la carga. Era
como si Jaime nunca fuera a morir.
Decenas de minutos después, Jaime se hacía más fuerte a medida que avanzaba
el combate. En cambio, Junio empezaba a perder su energía.

Ahora, Kazuo era el que parecía pálido. Nunca pensó que Junio fallaría en matar
a Jaime incluso después de usar la hechicería más antigua de la familia Gayoso.

Jaime era demasiado robusto. De hecho, Kazuo empezaba a preguntarse si él


mismo era capaz de matar a Jaime de un puñetazo.

—Muy bien, dejaré de jugar contigo.

Con una mueca, un rayo de luz dorada envolvió el cuerpo de Jaime. Entonces,
un dragón dorado surgió de detrás de él y rugió.
El aura de Jaime comenzó a intensificarse con la aparición del dragón.

—¡Echa un vistazo a mi Cuerpo de Golem!

Rayos de luz dorada envolvieron el cuerpo de Jaime antes de formar escamas


que lo cubrieron por completo. En un santiamén, Jaime estaba de pie ante Junio,
equipado por completo.

Gracias a su robusto físico y a Cuerpo de Golem, Jaime alcanzó el punto de


invencibilidad.

Kazuo miró a Jaime con ojos muy abiertos y sorprendidos. Sin embargo, Junio
no temía a Jaime, pues estaba seguro del poder de los celestiales. Así, lanzó otro
puñetazo a Jaime.

¡Pum!

El puñetazo de Junio aterrizó justo en el pecho de Jaime. Sin embargo, a


diferencia de las veces anteriores, Jaime no se movió. Fue como si el puñetazo
de Junio hubiera chocado contra una tabla de metal.

Ahora, la expresión facial de Junio cambió con un atisbo de incredulidad en sus


ojos. Había sacrificado su vida, su alma y su oportunidad de reencarnarse, pero,
por desgracia, seguía sin ser rival para Jaime.

Mientras Junio se tambaleaba, Jaime le lanzó un puñetazo. Junio se elevó hacia


el cielo antes de caer en picado al suelo. Jaime saltó con él.
Entonces, golpeó con su pie el cuerpo de Junio, haciéndolo caer metros bajo
tierra.

Para entonces, Junio ya no podía contraatacar. Al instante, una niebla oscura


envolvió a Junio. Cuando la niebla se disipó, su cuerpo había desaparecido. No
quedaba ni rastro de él.
CAPITULO 1718
—¡Señor Casas, ha estado impresionante!

—¡Ha estado increíble, señor Casas!

—¡Jaime, eres increíble! Te quiero.

La multitud vitoreó a Jaime en el momento en que Junio murió. Kazuo, por


supuesto, tenía una mirada sombría.
—Señor Kawaguchi, dije que era incierto quién viviría y quién moriría. Aun así,
tengo que decir que la hechicería de Jetroina es patética —comentó Armando
con una pequeña sonrisa.

Kazuo tenía una mirada gélida mientras agitaba la mano y decía:


—Me despido, señor Salazar.

Y Kazuo se marchó. Sin embargo, antes de marcharse, se volvió para mirar a


Evangelina por última vez. Quería recordar a esta chica.

Armando no se quedó después de que Kazuo se fuera. Después de todo, estaba


allí para impedir que Kazuo interviniera en la pelea.

Si Kazuo entraba en la batalla, Jaime sin duda fracasaría, pues Jaime no era rival
para Kazuo.

Después de que Jaime matara a Junio, todos los que querían aliviar su estatus
retando a Jaime dudaron.

Todos ellos habían esperado luchar contra Jaime ese día, pero al descubrir el
verdadero poder de Jaime, se encontraron con que su confianza huía de ellos.

En especial Marcelo, ya no se atrevía ni a mirar a Jaime, pues la vergüenza lo


embargaba.

Aquel día, la noticia de que Jaime había matado al samurái jetroiniano corrió
como la pólvora en el foro de artes marciales. Además, Armando fue en persona
a la secta que Jaime había fundado para darle sus bendiciones.

Eso hizo que el estatus de Jaime se disparara a cotas sin precedentes, y mucha
gente empezó a manifestar su interés por unirse a la Secta Duval.

En pocos días, la Secta Duval superó a las demás sectas y familias prestigiosas,
su progreso no tenía parangón en ninguna otra organización del mundo de las
artes marciales.

Otro factor, aparte de la fama de Jaime, que contribuyó al rápido desarrollo de la


Secta Duval fue la forma en que Jaime pensaba compartir sus recursos. Planeaba
escoger a individuos con talento para entrenarlos y convertirlos en marqueses de
las artes marciales.

Cuanto más crecía la Secta Duval, más se daba cuenta Jaime de que no tenía
sentido depender sólo de su poder: necesitaba mejorar también el poder general
de la Secta Duval.

Un día, Jaime llamó a Giovanni.

—Giovanni, ¿cómo va la progresión reciente de la Secta Duval? —preguntó.

—Jaime, ahora hay unos cuantos miles de aprendices marciales en la Secta


Duval. No hay sectas ni familias prestigiosas en el mundo de las artes marciales
de Ciudad de Jade que puedan superarnos ahora —exclamó Giovanni.
—Tenemos los números, pero ¿qué hay de sus capacidades? ¿Han elegido a las
personas que les he pedido? —preguntó Jaime.

—Todos ellos tienen diferentes niveles de fuerza, y los más poderosos son sólo
Grandes Maestros de Artes Marciales. No hay ningún Marqués de Artes
Marciales entre ellos. Además, he hecho una lista de los individuos con talento
que estabas buscando —respondió Giovanni.

Jaime meditó sus palabras y les encontró sentido. Al fin y al cabo, un marqués
de las Artes Marciales era capaz de convertirse en un señor supremo, así que
¿por qué iban a querer unirse a la Secta Duval y verse limitados por las reglas
establecidas por otros?

Además, la Secta Duval acababa de crearse. Su futuro no estaba claro, y era


comprensible que ninguna figura poderosa intentara unirse a ella.

—Entrega tus tareas a otra persona. Te llevaré a un lugar después de algún


tiempo. Espero que seas un Marqués de las Artes Marciales cuando vuelvas de
ese viaje —dijo Jaime mientras palmeaba el hombro de Giovanni.

Giovanni casi saltó de alegría al escuchar aquello.

—¡No te preocupes, Jaime! Ahora mismo me dedico a eso.

Entonces, Giovanni se marchó con alegría. Después de todo, convertirse en


Marqués de las Artes Marciales era algo con lo que Giovanni nunca se había
atrevido ni a soñar.

Cuando Giovanni se marchó, Isabel entró en la habitación de Jaime.

Cuando se dio cuenta de quién había entrado en su habitación, Jaime hizo un


gesto con la mano para que Isabel se sentara en su regazo.

—¿No has ido de compras con René y las demás? —preguntó.

—Moly está aquí y quiere invitarte al Palacio Carmesí. ¡Vamos! —dijo Isabel
con una sonrisa.

—¿Palacio Carmesí? Eso está muy lejos. —Jaime frunció las cejas. Le
interesaba la visita, pero el viaje hasta allí sería largo.
—¿Qué quieres decir? Cecilia ha trasladado el Palacio Carmesí a la Ciudad de
Jade. Ahora está en el valle, en las afueras —le dijo Isabel.

CAPITULO 1719
Al escuchar eso, Jaime recordó lo que Moly le había dicho: que Cecilia tenía
planes de trasladar el Palacio Carmesí a Ciudad de Jade.

Nunca pensó que ella ejecutaría ese plan con tanta premura.
—Muy bien, entonces. Vamos.

Jaime sabía que Cecilia sólo había trasladado el Palacio Carmesí a Ciudad de
Jade por él. Por eso se dirigía allí para ver si Cecilia necesitaba ayuda.

Cuando Jaime se dirigió con Isabel, se dio cuenta de que Evangelina, Renée y el
resto también estaban por ahí. Fue entonces cuando se dio cuenta de que ellas
también querían visitar el Palacio Carmesí.

Poco después, se dirigieron en grupo hacia el Palacio Carmesí con Moly como
guía.

Cecilia había elegido establecer el Palacio Carmesí en un lugar alejado de la


Ciudad de Jade. El lugar era remoto, y aunque el viaje resultaba un poco
incómodo, era muy tranquilo y apacible.

Al fin y al cabo, todos los miembros del Palacio Carmesí eran mujeres. Algunas
personas siempre intentarían husmear en un lugar así.

Al llegar al Palacio Carmesí, Jaime se dio cuenta de que la vida en el nuevo


Palacio Carmesí era difícil, pues algunas de las comodidades seguían sin estar
disponibles para los miembros.

Además, había una visible disminución de los miembros, y los que estaban por
allí parecían estar demasiado ocupados con sus tareas.

—Caramba, ¿por qué el Palacio Carmesí tiene ahora tan poca gente? —preguntó
Jaime, desconcertado.

—Muchos no querían irse, así que estos son los que estaban dispuestos a venir...
—explicó ella.

Jaime frunció las cejas al escuchar su explicación. Sabía que todos estos retos
sólo existían porque Cecilia había trasladado el Palacio Carmesí por su bien. Sin
embargo, no se le ocurría nada que pudiera darle a Cecilia a cambio.

Sólo cuando Jaime vio a Cecilia vio la expresión de cansancio que tenía. No era
de extrañar, pues la mudanza era una tarea muy agotadora.

—¡Ya estás aquí! ¡Por favor, toma asiento!

Aun así, a pesar del cansancio, Cecilia sonrió al verlos.

—Cecilia, ¡qué demacrada estás! ¿Por qué no nos lo habías dicho? Podríamos
haberte ayudado — dijo Isabel mientras se acercaba a la otra mujer.

—Isabel, es un asunto sin importancia. Puedo ocuparme yo misma. Verás, le


pedí a Moly que te invite una vez que todo esté sobre la mesa —pronunció
Cecilia.

—De acuerdo. A partir de ahora, viviremos aquí contigo. Así podremos


ayudarnos mutuamente si pasa algo —le dijo Isabel asintiendo con la cabeza.

La conversación desconcertó a Jaime. Movió la cabeza hacia Isabel y soltó:

—¿Tú también piensas quedarte en el Palacio Carmesí?

—Ajá. Acordamos mudarnos aquí una vez que Cecilia se mude. Aquí somos
todas chicas, así que es más fácil que nos cuidemos entre nosotras —señaló
Isabel.

—¿Se van a quedar todas aquí? —repitió Jaime, aún incrédulo.

—Evidentemente. Ya estamos aquí, así que nos vamos a quedar aquí. ¿No te
estamos facilitando las cosas? Ya nos verás a todas sólo por venir aquí —dijo
Lilia, guiñándole un ojo a Jaime.

—En ese caso, ¿no es el Palacio Carmesí el harén de Jaime? Jaime ahora sí que
vive como un rey,
¿eh? —comentó René y soltó una risita. Jaime enrojeció avergonzado.
Al escuchar esto, las mujeres se rieron y el cansancio de Cecilia desapareció
cuando se echó a reír.

Jaime no permaneció mucho tiempo en el Palacio Carmesí. Tras regresar a la


Secta Duval, dio instrucciones a Giovanni para que enviara a algunas personas al
Palacio Carmesí para ayudar a las mujeres a acomodar las instalaciones.

Al mismo tiempo, el Palacio Carmesí anunció su fusión con la Secta Duval. En


otras palabras, el Palacio Carmesí se había convertido en verdad en el harén de
Jaime.

Mientras Jaime se centraba en el desarrollo de la Secta Duval, Saulo se remojaba


en un gran charco de agua negra en Alianza de Guerreros.

Sus rasgos faciales estaban contraídos como si estuviera pasando por un dolor
insoportable.

Del cuerpo de Saulo salía un vaho negro mientras estaba sentado en la


burbujeante piscina. Apretó los dientes mientras las venas de sus sienes
estallaban.

—Mientras puedas aguantar cuarenta y nueve días, el refinamiento de tu cuerpo


tendrá éxito. No
lograste vencer a Jaime porque su cuerpo era demasiado fuerte. Por lo tanto,
tienes que refinar tu cuerpo también.
»Puedes ver cuánto te valora Lord Tacio por lo dispuesto que estuvo a darte
fluido de necrosis para ayudarte con el proceso de refinamiento —dijo el espíritu
en Saulo.

—No se preocupe, señor. Sin duda sobreviviré a esto…

Saulo apretó los dientes una vez más antes de soltar un rugido. El burbujeo del
agua negra se intensificó.

CAPITULO 1720
Un sedán negro avanzaba a toda velocidad por una carretera desierta de
Cananea, llevando a Kazuo y a otros dos emisarios.

A esa hora ya deberían estar en un avión de vuelta a casa.

Los emisarios no tenían motivos para quedarse, puesto que Jaime ya había
matado a Junio. Sin embargo, tras comprar sus boletos de avión, renunciaron a
sus asientos y se quedaron en Cananea.

Uno de los emisarios preguntó:

—¿Adónde vamos, señor Kawaguchi?

La mirada de Kazuo se encapuchó mientras respondía:

—Sigue conduciendo. Deja de hacer preguntas.

El emisario se quedó en silencio y siguió conduciendo como se le había


ordenado. El coche sólo se detuvo cuando la carretera desembocó en una zona
abandonada.

Kazuo se apeó del coche y contempló la imponente montaña que tenía delante.
Sonrió cuando su mirada se posó en un bosque primigenio al pie de la montaña.

—Han pasado más de veinte años. Nunca pensé que tendría la oportunidad de
volver…

Tras murmurar aquellas crípticas palabras, Kazuo se adentró en el bosque


primigenio, seguido de cerca por los dos emisarios que le acompañaban.

Tras caminar durante más de media hora, Kazuo se detuvo de golpe y agitó la
palma de la mano. Dos figuras sombrías se materializaron de repente en el
espacio que tenía ante él y cargaron contra Kazuo, claramente armadas.

Kazuo agarró las armas con mucha facilidad y las arrojó al suelo.

Las dos figuras se pusieron rígidas por la sorpresa. Tras intercambiar miradas
cómplices, desaparecieron en el aire.

Con otro gesto de la mano de Kazuo, las dos figuras volvieron a aparecer.

—Son todos una bola de imbéciles. Los puestos de control no han cambiado en
veinte años —bramó Kazuo furioso.

Justo después de que Kazuo hablara, las dos figuras empezaron a definirse.
Vestían uniformes negros de samurái y llevaban katanas. La confusión era
palpable en sus rasgos mientras miraban a

Kazuo y a los emisarios.

Los dos emisarios que estaban detrás de Kazuo contemplaban la escena con los
ojos muy abiertos. Nunca imaginaron que unos samuráis jetroinianos
aparecerían en Cananea.

—¿Quiénes son? —preguntó uno de los samuráis. Kazuo respondió con frialdad:
—Pídele a Ono Jiro que venga a verme. Ese idiota…

Los dos samuráis se quedaron atónitos ante sus palabras. Uno de ellos se dio la
vuelta y salió corriendo.

Poco después, regresó a toda prisa con un hombre de mediana edad.

Cuando el hombre de mediana edad vio a Kazuo, se quedó helado antes de


adelantarse a saludarlo:

—Bienvenido, señor Kawaguchi. ¿Por qué nos visita de repente? ¿Ha recibido
nuevas órdenes del cuartel general?

Sin mediar palabra, Kazuo se adelantó y abofeteó a Ono dos veces en la cara.
Ono no se atrevió a protestar y aceptó de buen grado su destino.
Mientras tanto, Kazuo reprendía al hombre:

—¿Cómo puedes ser tan estúpido? ¡Nunca cambiaste los puntos de control! ¿Y
cómo has podido enviar a tan pésimos samuráis a hacer guardia? ¿Se te ha
entumecido el cerebro?

—Señor Kawaguchi, este lugar no ha sido descubierto en años. Nadie viene


nunca por aquí —explicó Ono.

—¡Estúpido! ¿Crees que puedes bajar la guardia sólo porque nadie ha


descubierto este lugar? Kazuo abofeteó a Ono varias veces más.
La cara de Ono se hinchó en furia, y no se atrevió a decir nada más, no fuera a
ser que volviera a molestar a Kazuo.

Poco después, condujo a Kazuo y a los emisarios a una enorme cueva. Estaba
bien equipada con todas las necesidades básicas.

La cueva estaba habitada solo por samuráis jetroinianos, cada uno de los cuales
desprendía un aura extraordinaria.

Los emisarios se quedaron boquiabiertos ante todo lo que había en la cueva.


Llegaron a una sala, donde Kazuo agitó la mano y anunció:
—¡Déjennos ya!

Los emisarios se marcharon, dejando a Ono solo en la habitación con Kazuo.


Ono se apresuró a preguntar:

—Entonces, ¿hay nuevas órdenes del cuartel general, señor Kawaguchi? Nos
estamos muriendo de aburrimiento, atrapados en este lugar desde hace años…

CAPITULO 1721
Kazuo aprovechó para sermonear a Ono:

—No hay órdenes. Me he dejado caer por aquí para comprobar si todos estaban
siendo complacientes. Siempre deben estar en guardia como forasteros en
Cananea.

—Sí, señor Kawaguchi. Tiene toda la razón —replicó Ono. Kazuo añadió:
—Traeré a una mujer dentro de un par de días. Vigílala de cerca.

—¿Una mujer? —Atónito, Ono respondió—: Señor Kawaguchi, las mujeres


tienen prohibida la entrada a esta cueva, al igual que los cananeos. Es una regla
de hierro.

—Lo sé, pero esta mujer es vital para nuestra investigación. No puedo llevarla
de vuelta a Jetroina, así que sólo podemos retenerla aquí —explicó Kazuo.

A Ono le picó la curiosidad. Preguntó:

—¿Quién es esta mujer? ¿Por qué está tan interesado en ella, señor Kawaguchi?

—Idiota... —Kazuo se interrumpió con el ceño fruncido—. No mereces saberlo.


Ono, siempre obediente, asintió con entusiasmo y respondió:
—¡Entendido!

Kazuo sólo pasó un día en la base secreta antes de marcharse. Sin embargo, se
fue solo.
...

Mientras tanto, más de diez hombres estaban de pie en medio de una plaza en la
Secta Duval, Ciudad de Jade.

Todos eran hábiles luchadores rebosantes de vigor. Cerca de ellos, Giovanni le


dijo a Jaime:
—He seleccionado a estos hombres basándome en tus requisitos, Jaime. Jaime
asintió y replicó:
—En este caso, más vale calidad que cantidad. Confío en que les hayas
informado de lo que deben hacer.

—¡Sí!

—Bien. Ahora nos iremos. Cuando volvamos, espero que te hayas convertido en
un Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel —Jaime le dio una palmada en el
hombro a Giovanni animándolo.

Giovanni preguntó con curiosidad:

—¿A dónde vamos, Jaime? ¿Cómo se puede impulsar el progreso del cultivo de
uno con tanta velocidad?

Jaime le respondió con una leve sonrisa.

—¡Lo descubrirás cuando lleguemos!

Entonces, condujo a Giovanni y a los otros hombres seleccionados a Isla


Encanta. La estatua del demonio de sangre, que aún permanecía en la isla, era un
pozo sin fondo de energía espiritual. Absorberla sin duda elevaría la velocidad
de cultivo de sus compañeros.

Jaime había decidido ayudar a estos hombres dotados a poner un pie en el reino
celestial. A diferencia de ellos, el progreso en el cultivo de Jaime no se veía
suprimido por la falta de energía espiritual en el mundo terrenal. Así, planeaba
usar su sangre para ayudarles a entrar en el reino celestial y evitar la naturaleza
represiva del mundo terrenal.

En un futuro próximo, los celestiales reaparecerían una vez que sus energías
espirituales volvieran a despertar. El mundo de las artes marciales entraría
entonces en una depresión. Jaime quería actuar ahora y adelantarse.

Por eso Jaime había pedido a Giovanni que seleccionara a sus hombres más
dotados. Jaime no podía llevar a todos los de la Secta Duval al reino celestial.
Eso tan solo era imposible.

Cuando Jaime y los demás llegaron por fin a Isla Encanta, todos quedaron
admirados con el entorno. Giovanni exclamó:
—Jaime, ¿es ésta la famosa Isla Encanta? Se parece a lo que me imagino que es
el paraíso.

Mientras tanto, Noé se había preparado para recibir a Jaime desde que se enteró
de su visita. Recibió a Jaime en el palacio y directamente en el trono.
Jaime preguntó:

—¿Has observado algo inusual en la estatua durante mi ausencia, Noé?

—La estatua no se ha movido en absoluto, señor Casas. Lo único es que la


estatua se cubre de rocío justo después de medianoche, ¡y no tenemos ni idea de
por qué! —respondió Noé.

Jaime frunció las cejas pensativo.

—¿El rocío se acumula en la estatua por la noche? ¿Está relacionado con el


tiempo húmedo? Noé sacudió la cabeza y contestó:
—No. El tiempo no ha cambiado, ¡pero el rocío nunca se había acumulado así
en la estatua!

—Qué raro. Tráeme a la estatua más tarde por la noche.

Jaime quería ver la situación por sí mismo. Después de obtener una


actualización de Noé, se volvió hacia el grupo de Giovanni y declaró:

—Descansen un poco. Pueden pasar los próximos días familiarizándose con la


isla. Después les
enseñaré algunas técnicas nuevas.

CAPITULO 1722
Giovanni se llevó al resto de la Secta Duval. En lugar de descansar, Jaime utilizó
su sangre para crear unas píldoras que liberarían de los grilletes del mundo
terrenal una vez consumidas.

Cerca de la medianoche, Noé buscó a Jaime y lo condujo detrás del palacio.

El terreno detrás del palacio seguía siendo un montón de escombros como antes.
Jaime contempló el desorden mientras los recuerdos de sus viejas batallas
resurgían en su mente.

La estatua del demonio de sangre yacía en el suelo, desprovista de su antiguo


poder.

Muy pronto, el reloj dio la medianoche. La estatua empezó a emitir un tenue


resplandor y gotas de rocío se filtraron sobre su superficie.

Jaime se acercó y tocó la estatua. Una gota de rocío fue absorbida al instante por
su cuerpo, seguida de una sensación refrescante, que le resultó muy
reconfortante.

Explicó a Noé:

—Estas gotas de rocío rebosan energía espiritual, así que no las desperdicies.
Envía a algunos hombres a recogerlas.

Aunque Jaime desconocía la razón de este fenómeno, sabía sin lugar a dudas que
las gotas de rocío eran ricas en energía espiritual.

Durante los días siguientes, Giovanni enseñó a sus hombres la Isla Encanta, lo
que les ayudó a relajarse.

Jaime se dedicó a crear píldoras y acabó produciendo un lote de píldoras de


color rojo sangre que contenían su propia sangre.

Luego, reunió a Giovanni y a los demás, ordenándoles que consumieran las


píldoras.

El color carmesí y el hedor sanguinolento de las píldoras eran, cuando menos,


repulsivos. Aun así, nadie se atrevió a desobedecer las instrucciones de Jaime, y
se las tragaron sin reproche.

El calor recorrió sus cuerpos casi al instante. Podían sentir algunos cambios en
sus meridianos e incluso en su sangre.

Entonces, el sentido espiritual de Jaime se apoderó de las conciencias de los


hombres y comenzó a impartir nuevas técnicas en sus mentes.

Declaró a la multitud:

—A partir de ahora, deben olvidar las técnicas de cultivo del pasado y


concentrarse en practicar estas nuevas técnicas. No duden en pedirme ayuda si
tienen alguna dificultad.

—¡Sí, señor Casas!

Su entusiasmo era palpable mientras se dirigían a cultivar bajo las instrucciones


de Jaime.

Mientras cultivaban, Jaime pasaba la mayor parte del tiempo absorbiendo la


energía espiritual de la estatua del demonio de sangre.

La estatua parecía liberar energía espiritual cada noche, que se condensaba en


gotas de rocío. Jaime
hizo que Noé recogiera todas las gotas de rocío para Giovanni y sus hombres. Y
así repitieron esta rutina durante su estancia en Isla Encanta.

Aunque Jaime estaba lejos de Ciudad de Jade, el mundo de las artes marciales
seguía en paz. Nadie intentó crear problemas con la Secta Duval.

Isabel y las demás jóvenes se lo pasaron en grande en el Palacio Carmesí. Se


llevaban bien y pasaban cada día con alegría y risas. Su momento favorito del
día era escuchar las extrañas historias del pasado de Evangelina.

No sabían que Evangelina estaba contando su experiencia personal en lugar de


transmitir rumores que había oído.

Un día, las mujeres se reunieron como de costumbre para almorzar.

La mirada de René recorrió al grupo. Cuando se dio cuenta de que faltaba


Evangelina, preguntó:

—¿Dónde está Evangelina? Sigo esperando su historia sobre los inmortales…

—Tal vez esté ocupada. No la esperemos. A veces es muy misteriosa, ¿no crees?
—respondió Isabel.

Todas ignoraron la ausencia de Evangelina y se dispusieron a almorzar. No


sabían que Evangelina estaba en un coche alejándose a toda velocidad de Ciudad
de Jade.

Tenía los ojos cerrados y un aspecto pálido.

El conductor del coche no era otro que Kazuo.

Condujo durante horas y sólo se detuvo hacia medianoche. Entonces, sacó a


Evangelina del coche y la arrastró hasta un denso bosque.

Evangelina ya se había despertado. No se asustó al ver a Kazuo.

Mientras tanto, Kazuo dio un suspiro de alivio una vez que llevó a Evangelina
hasta la base secreta de los samuráis.

CAPITULO 1723
Ono se percató del regreso de Kazuo y preguntó apresurado:

—Señor Kawaguchi, ¿dónde deberíamos alojar a esta mujer? Kazuo respondió:


—Car*jo. Esta mujer es demasiado poderosa. Enciérrala en una celda de
categoría A.

Ono asintió y llamó a algunos hombres para que llevaran a Evangelina a las
celdas. Mientras tanto, Kazuo se quitó la camisa, mostrando una espantosa
herida en el hombro.

Miró con atención la herida, con una mirada desbordante de ferocidad.

Tras limpiarse la herida, Kazuo se dirigió a las celdas de la prisión. Cuando


llegó, hizo un gesto a Ono y a los demás para que se marcharan, anunciando:

—¡Fuera todo el mundo! Tengo algo que decirle.


Kazuo se detuvo ante la celda de Evangelina, que estaba envuelta en una matriz
arcana diseñada para suprimir las habilidades de su prisionera.

Aun así, Evangelina no mostró el menor atisbo de pánico al encontrarse cara a


cara con Kazuo.

—¿Quién eres tú? ¿Por qué conoces hechicería secreta de hace miles de años?
¿Te has reencarnado en un nuevo cuerpo? ¿O estás poseída por un espíritu
ancestral? —preguntó Kazuo.

El desdén se reflejó en las facciones de Evangelina, que respondió:

—No te diré quién soy. Puedes investigar mis antecedentes si quieres saber más.

Kazuo entrecerró los ojos con un tinte de peligro justo cuando una nube de
sentido espiritual envolvía a Evangelina.

Justo cuando el sentido espiritual se adentró en el cuerpo de Evangelina, fue de


inmediato destrozado por alguna fuerza dentro de su cuerpo.

Aturdido, Kazuo saltó hacia atrás y balbuceó:

—¿P…Por qué no está suprimida tu habilidad? Evangelina esbozó una sonrisa


de satisfacción:
—Estos pequeños trucos apenas pueden afectarme.

Su cuerpo albergaba el alma de la doncella sagrada del Palacio Lunar, miles de


años atrás. El intento de Kazuo de infiltrarse en el cuerpo de Evangelina con su
sentido espiritual era prácticamente una broma.

La capacidad de la doncella sagrada se había reducido a la mitad bajo la


represión de la energía del cielo y la tierra. Esa fue la única razón por la que
Kazuo logró atrapar a Evangelina.

Aun así, no estaba asustada. Aunque Kazuo la atrapara, sin duda le resultaría
difícil intentar matarla. Kazuo miró a Evangelina un momento más antes de
darse la vuelta, resignado.
Recordó a Ono:

—No la pierdas de vista. No dejes que escape. Y que nadie se acerque a ella. Si
alguien es tan estúpido como para desobedecer mis órdenes, se lo tendrá
merecido…

Kazuo planeaba volver a Jetroina y buscar un Maestro Buscador de Almas. Su


interacción con Evangelina le dio pistas sobre la presencia de un poderoso
espíritu en su cuerpo.
Era probable que el espíritu hubiera existido durante miles de años. No era rival
para una entidad tan poderosa y necesitaría toda la ayuda posible.

Pronto, Kazuo abandonó Cananea con algunos refuerzos y regresó a Jetroina.

...

Mientras tanto, Isabel, Cecilia y los demás empezaron a inquietarse por la


desaparición de Evangelina.

Hacía días que no veían la piel ni el pelo de Evangelina. Todos en la Secta


Duval se unieron a los
esfuerzos de búsqueda, junto con la familia Gabaldón. Por desgracia, nadie
conocía la verdadera identidad de Evangelina, lo que dificultaba la
investigación.

Sólo Fernando sabía lo de la doncella sagrada en el cuerpo de Evangelina, pero


no se atrevió a contárselo a Casio.

«¡Sólo puedo esperar que Jaime resuelva esto!».

En ese momento, Jaime estaba absorbiendo fervientemente la energía espiritual


de la estatua del demonio de sangre de Isla Encanta.

La resistencia inicial de la estatua había desaparecido sin explicación, y su


aparente inagotable reserva de energía espiritual se había convertido en un
valioso recurso para Jaime y los miembros de la Secta Duval.

Casi quince días después, Jaime había ascendido a Gran Marqués de Artes
Marciales de Tercer Nivel. Sin embargo, por mucho tiempo que dedicara
después al cultivo, ya no sentía una mejora en sus habilidades.

Abrió los ojos y murmuró:

—Parece que la energía espiritual de esta estatua ya no puede soportar mi


cultivo.

Se quedó helado cuando su mirada se posó en la estatua del demonio de sangre.


Estaba cubierta por una densa red de grietas y parecía que iba a desmoronarse en
cualquier momento.

CAPITULO 1724
—Esta estatua de piedra no parece que vaya a durar mucho. No se sabe si
conseguirá aguantar hasta que los demás se abran paso para convertirse en
Marqueses de las Artes Marciales.

Jaime se puso en pie y abandonó el terreno prohibido. Cuando Noé vio salir a
Jaime, se adelantó con respeto y gritó:
—Señor Casas.

—¿Cómo van los demás en su cultivo? ¿Se siguen formando gotas de rocío en la
estatua todas las noches? —preguntó Jaime a Noé.

—Los demás cultivan a buen ritmo. En cuanto al rocío de la estatua, ha


aumentado bastante en los últimos días —respondió Noé.

Jaime asintió. Luego fue a ver cómo estaban Giovanni y los demás. Al observar
sus progresos en el cultivo, se sintió bastante satisfecho.

Sin embargo, estaba a punto de salir del palacio y dar un paseo cuando le
invadió una sensación de aprensión.

«Oh, mi*rda...».

Maldiciendo en silencio, se volvió hacia Noé y se excusó antes de volver


corriendo a Ciudad de Jade.

Había una conexión entre Evangelina y Jaime. Mientras estaba en la finca de la


familia Gabaldón, Casio le había pedido a Jaime que plantara un sentido
espiritual dentro del cuerpo de Evangelina

para hacerla seguir a Jaime todo el tiempo.

Aunque Evangelina tenía el alma de la doncella sagrada dentro de su cuerpo y


ya no necesitaba permanecer al lado de Jaime, seguía existiendo una conexión
entre el sentido espiritual y él.

Ahora que ella estaba prisionera, él podía sentirla en cuanto salía.

A su regreso a Ciudad de Jade, Isabel y las demás le rodearon de inmediato al


verlo. El grupo de señoritas empezó a parlotear con él.
—Ya está bien. No tienen que decir nada más. Ya lo sé —dijo agitando la mano.
Tras decir esto, salió del Palacio Carmesí y se dirigió a la residencia Gabaldón.

Necesito hablar con Fernando y que me explique con claridad lo que ha pasado.
Hay cosas que Isabel y las demás señoras no saben explicar con claridad.

Mientras tanto, Fernando estaba en ascuas.

«Conozco bien la identidad de Evangelina. Si le ocurre una desgracia, ¡no podré


explicarle nada!». Mientras se inquietaba por el asunto, Astrid abrió la puerta y
dijo:
—Papá, Jaime está aquí.

En cuanto Fernando lo escuchó, salió corriendo por la puerta para recibir a


Jaime.
—Señor Casas, ha vuelto. Evan…

Sin esperar a que terminara de hablar, Jaime le cortó con un gesto de la mano y
le dijo:

—Ya lo sé. Hablemos dentro.

Fernando asintió. Luego le dijo a Astrid:

—Que alguien haga guardia junto a la puerta. Nadie puede entrar. Siguió a
Jaime a la habitación y cerró la puerta.
Aún preocupado por la inseguridad, Fernando agitó la mano y los envolvió al
instante con magia de teletransporte.

Jaime se volvió hacia Fernando y le preguntó:

—Señor Gabaldón, ¿qué le pasó a Evangelina? ¿Cómo es posible que una


persona adulta como ella haya desaparecido de repente? Además, es bastante
hábil. En teoría, sería imposible que alguien la atacara. Sin embargo, puedo
sentir que está en peligro.

—Yo tampoco tengo ni idea, señor Casas. Sólo supe de su desaparición después
de que la señora Gómez me informara de ello. No tengo ni idea de cómo voy a
explicarle esto al Gran Anciano — contestó Fernando con cara de consternación.

—Cálmese, señor Gabaldón. Evangelina no corre peligro de muerte por ahora.


Percibo que está retenida, pero no puedo averiguar su ubicación exacta. ¿Tendría
la familia Gabaldón alguna forma de averiguar dónde está? Eso nos facilitaría
rescatarla.

La razón por la que Jaime había ido a buscar a Fernando era para descubrir el
paradero de
Evangelina.

Aunque su sentido espiritual seguía en el cuerpo de Evangelina, no podía


precisar su ubicación.

—Eh... no estoy seguro de eso. Aunque hubiera una forma, sólo el Gran
Anciano lo sabría — respondió Fernando.

—En ese caso, llévame al reino secreto para que podamos encontrarle y
preguntarle. No hay tiempo que perder.

A Jaime le preocupaba que la vida de Evangelina corriera peligro cuanto más se


demoraran.

«Si algo le ocurre a Evangelina, no sólo la perderíamos a ella, sino que también
desaparecería el alma de doncella sagrada que había en ella».

CAPITULO 1725
«El alma de la doncella sagrada ya es muy débil. Sin la protección de un cuerpo
humano, no tendría ninguna posibilidad de sobrevivir bajo la energía de
supresión del cielo y la tierra».

—Por supuesto —respondió Fernando.

Activó de inmediato su magia de teletransporte y desapareció con Jaime en un


instante.

Cuando ambos llegaron a la finca de la familia Gabaldón, encontraron a Casio


enfrascado en una profunda conversación con un anciano.

Al enterarse de que Jaime había llegado, Casio se apresuró a saludarlo. El


anciano se quedó boquiabierto.

«Es el Gran Anciano de la familia Gabaldón. No puedo creer que saliera a


recibir a sus invitados. ¡Ni siquiera yo he experimentado nunca una bienvenida
así!».

Desconcertado, el anciano siguió a Casio al exterior.

—Señor Casas —dijo Casio, apresurándose a saludar a Jaime con deferencia.

—Siento la intromisión, Gran Anciano. Necesitaba hablar con usted —respondió


Jaime.

—Podemos hablar dentro, señor Casas.

Casio hizo pasar de inmediato a Jaime al interior de la casa.

Una expresión de sorpresa cruzó el rostro del anciano cuando vio que la persona
a la que Casio había ido a recibir en persona resultaba ser un hombre joven.

Miró a Casio y le preguntó:

—¿Quién es esta persona? ¿Por qué lo tratas con tanto respeto?

—Es Jaime Casas —respondió Casio. Volviéndose hacia Jaime, le dijo—: Señor
Casas, éste es Bruno Garay, jefe de El Adamantino.

Jaime asintió con cortesía a Bruno.

—Encantado de conocerlo, señor Garay.

Mientras tanto, Bruno miraba a Jaime sorprendido. Exclamó emocionado:


—¿Eres la persona que fundó la Secta Duval, se enfrentó a Alianza de Guerreros
y acabó con la familia Gayoso de Jetroina?

Atónito, Jaime parecía confuso. No podía entender cómo Bruno, que había
estado en el reino secreto, sabía tanto sobre él.

Justo entonces, Fernando se adelantó y le explicó:

—La familia Garay es la representante de El Adamantino en el mundo terrenal,


así que Vladimir forma parte de El Adamantino.

Jaime cayó en la cuenta al escuchar aquello.

«Así que fue Vladimir quien se lo contó todo. Por lo que parece, también parece
que la familia Gabaldón y El Adamantino mantienen buenas relaciones entre sí.
¡No me extraña que Vladimir no me tratara con saña como los demás cuando me
conoció!».

—Señor Garay, todo eso que ha dicho no merece la pena ni mencionarlo —


respondió Jaime con una sonrisa.

—Eres en verdad joven y capaz —respondió Bruno con la admiración escrita en


su rostro.

—Es demasiado amable. Lo siento mucho, pero tengo algo que discutir con el
Gran Anciano —se disculpó Jaime.

—Por supuesto. Adelante, por favor.

Dicho esto, Bruno se hizo a un lado con tacto.

Con un suave gesto de la mano de Casio, apareció un espacio cerrado. Entonces,


le preguntó a Jaime:

—¿Qué lo trae por aquí con tanta urgencia?

Jaime le contó a Casio la desaparición de Evangelina. Incluso le reveló que la


doncella sagrada había poseído el cuerpo de Evangelina. Después de todo, no le
parecía bien ocultárselo a Casio.

Casio se inquietó al enterarse de que su hija había desaparecido, pero no pareció


inmutarse por el hecho de que el alma de la santa doncella hubiera poseído su
cuerpo. Cuando el alma de Evangelina regresara, el alma de la doncella sagrada
que llevaba dentro tendría que marcharse.

—Gran Anciano, ¿conoce alguna forma de determinar la ubicación de


Evangelina para poder rescatarla? —preguntó Jaime, revelando la razón por la
que había ido a buscar a Casio.

Casio frunció las cejas.

—Localizarla es algo demasiado difícil para nosotros. Sin embargo, no sería un


problema si tuviéramos maestros de encantamientos. Sólo tendrían que dibujar
un talismán rastreador para detectar su aura. De ese modo, seríamos capaces de
encontrarla. Sin embargo, los hechizos de encantamiento hace tiempo que se han
convertido en un arte perdido, y muy pocos saben cómo lanzarlos. No sé dónde
podríamos encontrar a un maestro de encantamientos.

A Jaime se le iluminaron los ojos al escuchar eso.

—Ahora que lo dice, conozco a alguien que sabe dibujar talismanes


rastreadores.

De inmediato pensó en Forero. Cuando Sion estaba cazando a Jaime, Sion había
conseguido talismanes de rastreo de Forero. Por eso, por mucho que Jaime
intentara huir, no podía escapar de la persecución de Sion.

CAPITULO 1726
Cuando el hilo de pensamientos de Jaime terminó allí, pareció algo emocionado
y deseoso de marcharse.

«¡Necesito encontrar al señor Forero!».

Al ver que Jaime tenía prisa por irse, Bruno le dijo:

—¿Tienes algún problema, Jaime? Si es así, puedo pedirle a mi familia que te


ayude. Después de todo, somos amigos. Eres bienvenido a pedir ayuda.

Mostró un gran interés por Jaime, como si quisiera embaucarlo. Agradecido,


Jaime respondió:
—Agradezco su oferta, señor Garay. Sin embargo, se trata de un asunto privado.
Si necesito ayuda, me aseguraré de visitar a la familia Garay.

—De acuerdo. Pediré a alguien que se ponga en contacto con mi familia y les
diga que obedezcan tu petición. —Bruno sonrió.

Después de que Jaime se despidiera de Bruno y Casio, siguió a Fernando de


vuelta a Ciudad de Jade antes de correr hacia Puerto Blanco sin detenerse.

Esperaba que Forero siguiera fascinado por las mujeres.

Y acertó, porque cuando llegó a la residencia de los Sandoval, vio a dos


hermosas mujeres haciéndole compañía. Además, Forero no tenía muy buen
aspecto.
De un vistazo, Jaime pudo darse cuenta de que era porque Forero se había
excedido en su deseo.

—¿Por qué estás aquí, Jaime? —Forero se sobresaltó e hizo un gesto a las
mujeres para que se marcharan cuando vio a Jaime.

—¡Si no lo hubiera hecho, podrías haber muerto en brazos de las mujeres!


¡Mírate ahora! ¡No te queda energía vital en el cuerpo! —Resignado, Jaime se
quedó mirando a Forero.

Forero rio entre dientes y se levantó antes de estirar el cuerpo.

—No lo entiendes. Yo también estoy cultivando aquí. En cualquier caso, ¿por


qué estás aquí?
¿Necesitas algo de mí?

—Quiero que me prepares unos talismanes de rastreo.

—Car*jo, ¿a quién planeas rastrear? Usar talismanes de rastreo drena mucho


poder espiritual.

—Quiero rastrear a Evangelina. Ha desaparecido...

—¿Qué? ¿Desapareció? ¿Se ha perdido? Además, muchas cosas han cambiado


en el transcurso de varios miles de años. —Forero era consciente del alma
milenaria que vivía dentro del cuerpo de Evangelina.

Con expresión seria, Jaime informó:

—No. Puedo decir que ha sido capturada y que está en peligro. Sin embargo, ¡no
puedo precisar su ubicación exacta!

Al ver la expresión seria de Jaime, Forero retiró su sonrisa y frunció un poco el


ceño.

—Es bastante fuerte, así que quien la haya apresado debe ser bastante poderoso.
¿Tienes algo que tenga su aura?

Para que Forero pudiera usar el talismán rastreador, necesitaba algo que
poseyera el aura del objetivo.

—Lo tengo. —Mientras Jaime hablaba, le entregó a Forero la ropa interior de


Evangelina. Forero se quedó pasmado y tragó saliva en cuanto la vio.
—¿Quieres que me distraiga mientras hago los talismanes? ¿Para eso lo has
traído aquí?

—Es que... creo que su aura será más densa con estas prendas. —Por aquel
entonces, Jaime no pensaba demasiado en lo que debía llevar consigo.
Tan solo fue al Palacio Carmesí y tomó la ropa interior de Evangelina.

—Está bien, dámela. —Forero puso la ropa interior sobre la mesa antes de sacar
un trozo de talismán y empezó a murmurar.

Sin previo aviso, el talismán estalló en llamas. Pronto, la ropa interior de


Evangelina también ardió, generando nubes de humo verde.

Mientras el talismán se convertía en cenizas, Forero frunció las cejas con fuerza.

—¿Por qué está tan lejos?

—¿Y? ¿Sabes dónde está Evangelina? —preguntó Jaime. Asintiendo, Forero


respondió:
—Sí. Sígueme.

Cuando terminó la frase, echó a correr hacia donde estaba Evangelina. Jaime lo
siguió. Ambos utilizaron su magia para llegar a su destino a gran velocidad.
De vez en cuando, Forero quemaba un talismán rastreador para asegurarse de
que iban en la dirección correcta.

Pronto, el dúo se encontró en medio de una jungla.

—¿Se ha equivocado de lugar, señor Forero? ¿Por qué iba a estar aquí? —Jaime
no daba crédito
mientras escudriñaba el bosque deshabitado.

CAPITULO 1727
—Tranquilo. Sin duda este es el lugar. ¿Dudas de mis habilidades? —Forero
miró a Jaime.

—En absoluto —Una sonrisa incómoda se dibujó en el semblante de Jaime antes


de adentrarse juntos en el bosque.

Atravesaron la selva durante otra media hora antes de que Jaime se detuviera
junto a Forero. Girando la cabeza, Forero preguntó:
—¿Qué pasa?

Jaime le hizo un gesto para que se callara y desató su sentido espiritual.

Pronto se dio cuenta de que había dos personas delante de él y que se habían
mezclado con la selva.

«Si no fuera por mi sentido espiritual, ¡me habría resultado difícil


descubrirlos!».

—¿Ninjas? —Frunció un poco el ceño.


«No esperaba encontrarme aquí con dos ninjas de Jetroina. No sólo eso, ambos
son bastante hábiles. Si no hubiera detectado su presencia de antemano, me
habría dejado engañar por su camuflaje».

Tras lanzar una mirada a Forero, Jaime avanzó junto a su compañero mientras
fingían no haberse percatado de nada.

Los ninjas se sorprendieron al ver al dúo porque rara vez recibían visitas.

Tras intercambiar una mirada entre ellos, los ninjas saltaron de sus escondites, se
situaron detrás de Jaime y Forero y colocaron sus espadas junto a los cuellos del
dúo.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué están aquí? —interrogó uno de los ninjas.

El dúo estaba preparado para la emboscada. Por eso, Jaime agarró de inmediato
la espada y la partió.

Sorprendido, el ninja lanzó un puñado de polvo blanco hacia Jaime.

Era una técnica utilizada cuando los ninjas necesitaban escapar de enemigos más
poderosos que ellos. Sin embargo, el polvo blanco del ninja no tuvo ningún
efecto sobre Jaime.

Con desprecio, Jaime dio un paso adelante y agarró al ninja. Cuando el otro
ninja lo vio, intentó cortarle la cabeza.
—¿De verdad crees que soy tan débil? —La expresión de Forero se volvió fría
mientras lanzaba tres amuletos en dirección al ninja.

Los amuletos ardieron antes de transformarse en bolas de fuego.

El ninja no pudo esquivar el ataque a tiempo y se prendió en fuego. En respuesta


al inmenso dolor, el ninja empezó a rodar por el suelo para apagar el fuego. Por
desgracia para él, el fuego verdadero

de Forero no podía apagarse con tanta facilidad.

Sin más, el ninja se quemó vivo. Momentos después, se convirtió en un cadáver


carbonizado. El otro ninja tembló sin control al presenciar aquella horrible
escena.
Mientras luchaba por su vida, se dio cuenta de que no podía reunir ninguna
fuerza, como si la energía marcial de su cuerpo estuviera sellada.

—¿Quiénes son? ¿Qué hacen aquí? ¿Han capturado a una chica? —interrogó
Jaime. Sacudiendo la cabeza, el ninja exclamó:
—¡No lo sé! Tan solo nos hemos perdido aquí. Jaime le dio una bofetada.
—¿Crees que somos estúpidos? La bofetada hizo callar al ninja.
—Creo que debería usar mi Encantamiento Devorador de Huesos para
torturarlo. Quizá esté dispuesto a hablar cuando acabe. —Mientras Forero
hablaba, sacó un talismán amarillo y dibujó algo en él.

Al verlo, el ninja apretó los dientes. Segundos después, sus ojos se abrieron de
par en par y una bocanada de sangre negra brotó de su boca.

El ninja se había suicidado con veneno. Jaime frunció el ceño.

«Parece que este grupo de gente no es tan simple como pensaba y es muy
disciplinado. Prefiere suicidarse antes que decir algo».

Después de arrojar el cuerpo del ninja, se volvió hacia Forero.

—Debemos tener cuidado al avanzar, señor Forero.

CAPITULO 1728
Forero asintió en respuesta antes de que continuaran su camino con cautela.

Mientras tanto, Jaime expandió su sentido espiritual y comenzó a explorar los


alrededores. De ese modo, si había algún ninja cerca de ellos, podría detectarlo
de inmediato.

Al mismo tiempo, dentro de una cueva, Ono miraba a Evangelina, su lujuria


despertada por su belleza. Sin embargo, debido a las órdenes de Kazuo, no se
atrevió a hacerle nada.

Justo cuando se levantaba, detecto algo con su sentido espiritual.

—¡Intrusos! —La expresión de Ono cambió mientras ordenaba en voz alta—:


¡Rápido! ¡Hay alguien aquí! Envíen un grupo para interceptarlos mientras los
demás cierran la entrada del escondite.

Momentos después, más de una docena de guerreros vestidos de negro salieron


disparados de la cueva. Al mismo tiempo, se escucharon crujidos alrededor de la
entrada de la cueva. Pronto, la entrada se cerró herméticamente y se integró en la
montaña.

—Más de una docena de personas se dirigen hacia nosotros, señor Forero —


advirtió Jaime.

Forero escupió con desdén:

—Los presiento. Sólo son un grupo de Grandes Maestros de las Artes Marciales.
No hay ni un solo Marqués de Artes Marciales entre ellos. Menuda bola de
basura.

—¿Puede con ellos?


—¿Qué? ¿Me estás menospreciando? —Al terminar su frase, Forero murmuró
un hechizo y transformó su apariencia para parecerse al ninja que había matado.

Sonriendo a Jaime, explicó:

—Fingiré ser uno de ellos y los sorprenderé con la guardia baja.

Jaime casi olvidaba que había enseñado a Forero a usar un Encantamiento


Transformador de Clones.

—En ese caso, observaré su actuación —Sonriendo, saltó a un árbol y ocultó por
completo su presencia.

Mientras Forero fingía estar herido, avanzó a tropiezos y se topó con los
samuráis que iban delante de él.

—¿Cuál es la situación? —preguntó el líder del grupo de samuráis.

—Alguien ha irrumpido aquí y mató a nuestra gente —respondió Forero con el


semblante pálido.

—¡Cómo se atreve alguien a invadir nuestro campamento! ¡Qué insolente! Sigue


al grupo. Iré a matar a ese intruso ahora mismo —rugió el líder del grupo y
avanzó con sus hombres.

Forero lo siguió y palmeó el hombro del samurái más alejado del grupo.

—¿Qué ocurre? —preguntó el samurái mientras se daba la vuelta.

Justo cuando lo hizo, vio el destello de una daga antes de que le rebanaran el
cuello. El samurái ni siquiera tuvo tiempo de emitir un sonido antes de conocer a
su creador.
Con cuidado, Forero dejó el cadáver del samurái en el suelo para no alertar al
grupo. Su acción fue tan limpia y silenciosa que nadie del grupo de samuráis se
dio cuenta de nada. Además, nadie sospecharía de él porque en ese momento
parecía uno de ellos.

Forero asesinó a varios samuráis uno por uno con la misma técnica. Jaime, que
seguía escondido entre los árboles, casi se ríe a carcajadas al ver aquello.

Al final, sólo quedaba el líder del grupo. Seguía avanzando con cautela,
preparándose para atacar en cualquier momento con la katana en la mano.

Al cabo de un rato, el líder frunció un poco el ceño porque no vio a ningún


intruso.

—Deberíamos separarnos y buscar al intruso. Tú...


Justo cuando giró la cabeza hacia atrás y estaba a punto de transmitir su orden,
se dio cuenta de que no quedaba nadie más que Forero detrás de él.

El líder se sobresaltó.

—¿Dónde están los demás? Forero negó con la cabeza.


—No lo sé…

En ese momento, la mirada del líder cambió mientras miraba a Forero. Luego
retrocedió y preguntó:

—¿Quién eres?

CAPITULO 1729
Riendo, Forero recuperó su aspecto original tras ser descubierto. Jaime bajó del
árbol y se dirigió a Forero.
—Este Encantamiento Transformador de Clones es bastante bueno, señor
Forero. Es una pena que no pueda alterar su aura. Si pudiera, ¡nadie sería capaz
de notar la diferencia!

Con suficiencia, Forero replicó:

—Aún no has visto mis hechizos de encantamiento, que son más poderosos.

El samurái se enfureció cuando Jaime y Forero hablaron entre ellos como si él


no estuviera allí. Al sacar su katana de la vaina, gruñó y la blandió en dirección
al dúo.

Como si nada, Jaime agarró la katana y la partió por la mitad.

El líder del grupo quedó desconcertado por la diferencia entre la fuerza de su


enemigo y la suya propia. Sin demora, intentó huir, pero Jaime lo aplastó hasta
convertirlo en pasta de carne.

—Deberías haber dejado al último para que yo lo matara. Quería acabar con
todos —se lamentó Forero.

—No hay tiempo que perder. Vámonos. —Jaime echó a correr hacia el
escondite de los samuráis mientras Forero lo seguía.

Llegaron rápido al pie de la montaña. Los bordes de la boca de Jaime se


curvaron hacia arriba cuando observó el pico intacto.

«¿Creen que no puedo encontrar su escondite sólo porque han camuflado la


entrada? Ya los había localizado cuando usé mi sentido espiritual».

Mirando directo a la montaña, levantó el puño, que empezó a brillar con una luz
dorada, y dio un puñetazo hacia delante.

¡Bum!

Toda la montaña tembló y la entrada de la cueva se abrió de par en par.

—¿Qué está pasando? —Ono se quedó atónito al ver cómo temblaba toda la
cueva.

—¡Alguien ha invadido nuestro campamento, capitán Jiro! —informó un


subordinado.

—¡Rápido, activa la matriz arcana! —ordenó Ono en voz alta.

Al mismo tiempo, en el momento en que Jaime abrió la entrada, sintió el aura


familiar de Evangelina.

—¡Está dentro!

Él y Forero entraron a toda velocidad en la cueva. Sin embargo, poco después de


entrar en el escondite de los samuráis, decenas de luces blancas salieron
disparadas en su dirección.

Esas luces blancas formaron una gran red y atraparon al dúo.

Mientras tanto, Ono se acercó a ellos con un grupo de hombres y los rodeó.

—¿Quiénes son? ¿Cómo encontraron este lugar? —preguntó Ono.

—¿No lo ven? Somos sus antepasados. De todos modos, me las arreglé para
encontrar este asqueroso lugar con simple magia. Así que, si no quieres tener un
final horrible, ¡será mejor que liberes a la chica que has capturado! —exclamó
Jaime.

Confiado, Ono se burló:

—Ah, así que han venido a rescatar a la chica. Por desgracia para ustedes, ¡su
empeño es infructuoso! Nadie puede escapar de esta cueva.

No temía a los intrusos porque estaban atados por la matriz arcana.

—¿Quién la trajo aquí? Es imposible que seas tan poderoso como para
secuestrarla —inquirió Jaime.

«Es imposible que sea él quien haya capturado a Evangelina. Aunque su fuerza
está suprimida, aún puede desatar el poder de un Gran Marqués de las Artes
Marciales. Por otro lado, este tipo es sólo un Marqués de Artes Marciales».
—¿Qué sentido tiene saber quién la capturó cuando ustedes dos están a punto de
encontrar su final? —se burló Ono.

En respuesta, Jaime se burló:

—¿Qué, no tienes las b*las de decírnoslo aun siendo tus cautivos? ¿Te ha dicho
tu amo que seas un cobarde?

Estaba enojando con intención a Ono porque en realidad quería saber quién
había capturado a Evangelina.

«Ya tenía una idea de quién era el responsable cuando vi a los samuráis. Sólo
necesito que alguien confirme mi suposición».

CAPITULO 1730
—¡Hmph! No es que puedas hacer algo al respecto, aunque te lo diga. El señor
Kawaguchi fue quien capturó a la chica porque lleva un secreto o algo así. —
Ono soltó la lengua con libertad.

«Creo que está bien si se lo digo. Están a punto de morir, después de todo».

—Como esperaba. Fue Kazuo. Es el único que puede capturar a Evangelina y


traerla aquí. —Jaime

entrecerró los ojos un poco mientras una mirada gélida se arremolinaba en ellos.
De nuevo, preguntó:
—¿Por qué estás estableciendo una base aquí? —«No puedo creer que estos
samuráis jetroinianos tengan las b*las de construir una base secreta en Cananea.
Tengo que averiguar qué se traen entre manos».

A diferencia de la última vez, Ono no le dijo nada.

—¿Por qué sigues sintiendo tanta curiosidad por nosotros incluso al borde de la
muerte? Bueno,
¡mátalos! —ordenó.

No iba a retrasar más la ejecución porque sentía que Jaime lo estaba provocando
a propósito para que revelara más información.

Numerosos samuráis intentaron acuchillar a Jaime y Forero mientras levantaban


sus katanas. En respuesta, Forero instó con pánico:
—¡Tu cuerpo puede ser increíblemente duro, Jaime, pero el mío no! Rompe
rápido esta matriz arcana.

Estaba seguro de que Jaime podría destruir la matriz arcana.

—¿Romperla? ¿Es una broma? No hay forma de que puedas destruir la matriz
arcana creada por los enviados de la Secta Elíseo en persona. —Justo cuando
Ono terminó su frase, vio que el cuerpo de Jaime explotaba con una luz dorada.

Un aura aterradora se estrelló contra los samuráis como una poderosa ola,
derribándolos al instante.

La red, formada por docenas de luces, también desapareció en un abrir y cerrar


de ojos.

—Tú... Tú... —Ono se sorprendió mientras palidecía—. ¡Eres un Gran Marqués


de las Artes Marciales!

Al volver la vista hacia Forero, Jaime preguntó:

—Dejaré que se encargue de los bichos pequeños mientras yo me encargo de


este tipo. ¿Qué le parece, señor Forero?

—No hay problema. —Forero asintió con la cabeza.

En el momento en que Jaime dio un paso hacia Ono, un aura aterradora explotó
de su cuerpo. Ono giró sobre sí mismo y retrocedió al sentir el aura de Jaime.

—Sigues intentando huir, ¿verdad? —Jaime se mofó y persiguió a su presa.

Para disuadir a su perseguidor, Ono golpeó hacia atrás, haciendo que varias
rocas enormes volaran hacia Jaime.

Con un movimiento casual de su puño, Jaime redujo esas enormes rocas a polvo.
Su puño siguió avanzando hasta caer con violencia sobre el pecho de Ono.

Varias costillas de Ono se rompieron mientras escupía una bocanada de sangre.

Temeroso, continuó escapando a gran velocidad.

Jaime lo persiguió con lentitud porque estaba seguro de que Ono lo llevaría
hasta Evangelina.

Por desgracia, Ono no era estúpido. Era consciente de la intención de Jaime, así
que no corrió hacia el encierro de Evangelina.

Cuanto más se adentraba en su cueva de escape, más estrecha se hacía. También


había un aura siniestra dentro de la cueva.

Justo cuando estaba avanzando, de repente golpeó un punto de la pared,


haciendo que salieran rayos láser de ambos lados.

Debido a lo estrecha que era la cueva, Jaime no tenía espacio para esquivar. Así,
fue alcanzado por los rayos láser.
Ono dejó de moverse con una mueca de desprecio. Sin embargo, cuando los
rayos láser golpearon el cuerpo de Jaime, éste salió completamente ileso.

—¿Qué? —Ono estaba estupefacto.

Su plan original era atraer a Jaime a la cueva y matarlo con la matriz arcana,
pero falló porque no previó que el cuerpo de Jaime sería tan resistente.

—¿A dónde crees que vas? —Mirando con frialdad a Ono, Jaime le dio un
puñetazo. Entonces, la ráfaga de viento generada por el ataque mandó a Ono
volando lejos.
CAPITULO 1731
Mirando a Jaime, Ono se dio cuenta por fin de que era tan débil como una
hormiga indefensa en comparación con su enemigo.

—¿Dónde está la chica que capturaron? —volvió a preguntar Jaime.

—¡Sígueme si te atreves, tarado! —Una mirada gélida pasó por los ojos de Ono
mientras apretaba los dientes, como si estuviera planeando hacer algo.

Siguiendo a Ono, Jaime se adentró en la cueva. Al mismo tiempo, un aura


sangrienta y aterradora se hacía más densa.

Poco después, se dio cuenta de que las paredes de yeso se estaban humedeciendo
y el suelo también.

Cuando Ono llegó frente a una puerta de piedra, detuvo sus pasos y se quedó
mirándola como si estuviera dudando sobre algo.

Al sentir que Jaime se acercaba por detrás, se armó de valor y empujó la puerta
antes de entrar en la habitación.

Sin vacilar, Jaime lo siguió.

Pronto vio una sala muy espaciosa en el interior.

En medio de la sala había un altar redondo. Una araña gigante, que no dejaba de
escupir hilos de

seda estaba sentada en el centro del altar, atrapada en una jaula hecha de luz.

Pegados a las paredes rocosas de la sala había objetos parecidos a crisálidas


envueltos en hilos de seda.

Jaime no esperaba que sus enemigos guardaran una bestia demoníaca en su


escondite.

«Por el tamaño de la araña y el aura que emite, está claro que es una bestia
demoníaca de alto nivel. Creo que podría ser tan poderosa como un Marqués de
Artes Marciales o incluso un Gran Marqués de Artes Marciales. Sin embargo,
una bestia demoníaca siempre será más fuerte que un humano, aunque estén en
el mismo nivel de poder».

—No puedo creer que tengas las agallas de seguirme hasta aquí, mocoso. No
hay duda de que morderás el polvo en cuanto libere a esta bestia araña —
amenazó Ono.

Jaime se burló:

—¡Deja de parlotear y suéltala! Si no me equivoco, esta bestia araña no obedece


tus órdenes. Si la sueltas, lo primero que comerá serás tú.

Al escuchar eso, Ono frunció el ceño. Estaba claro que Jaime había acertado de
pleno con su suposición.

—Será mejor que salgas de aquí ahora mismo. Si no me dejas otra opción, ¡me
aseguraré de que perezcas conmigo! —Ono puso la mano en un punto de la
pared de piedra, que parecía ser el núcleo del conjunto arcano.

Mientras Jaime miraba a la araña gigante con un deseo ardiente, la Espada


Matadragones se mostró poco a poco.

«Aunque se niegue a liberar a esta bestia demoníaca, ¡igual voy a matar a esta
cosa! ¡Los núcleos de bestia son recursos valiosos, después de todo!».

—¡Deja de hacerme perder el tiempo! Te reto a que sueltes a la bestia demonio


ahora! —Estaba listo para matar a la bestia demoníaca.

—¡E…Entonces lo haré, de verdad que lo haré! —El cuerpo de Ono temblaba


un poco.

—Hablas demasiado —Jaime levantó la Espada Matadragones y la lanzó en


dirección a Ono. Una energía marcial aterradora se elevó hacia Ono como un
rayo de luz.
En respuesta, Ono apoyó la mano en la pared de piedra.

Segundos después, se escuchó en la habitación un sonido desgarrador al


desaparecer la jaula de luz que aprisionaba a la bestia araña. La bestia araña
chilló y se abalanzó hacia él, que era el ser vivo más cercano en la sala.

¡Clang!

En lugar de Ono, la espada de Jaime cayó sobre la bestia araña.

Se escuchó un crujido mientras la bestia araña chillaba de agonía. Sin embargo,


resultó ilesa. Jaime hizo una leve mueca al ver aquello.
«Claro que no usé todo mi poder en ese ataque, ¡pero no puedo creer que ni
siquiera atravesara la
defensa de la bestia araña!».

La bestia araña lo miró, pero no lo atacó. En su lugar, abrió la boca e intentó


morder a Ono.

En el instante en que Ono se percató de la forma de actuar de la criatura, saltó y


pateó un objeto con forma de crisálida que había en la pared de piedra.

Cuando ese objeto estuvo a punto de golpear a la bestia araña, la criatura utilizó
dos de sus patas para atraparlo antes de desgarrar el hilo de seda exterior con dos
afiladas garras.

CAPITULO 1732
Cuando el hilo de seda fue arrancado, un espeso hedor a sangre llenó el aire.
Entonces, un cadáver cayó del objeto en forma de crisálida.

La bestia araña se tragó el cadáver y los hilos antes de atacar de nuevo a Ono.
Ono fulminó a la bestia con la mirada.
«¡Pedazo de mierda! ¿Por qué siempre me persigues?».

Sin otra opción, tuvo que seguir pateando los objetos en forma de crisálida que
había en la pared para bloquear el paso de la bestia araña.

Cada uno de ellos tenía un cadáver en su interior. Había hombres, mujeres e


incluso niños muertos. Jaime se quedó un poco atónito al ver aquellos cadáveres.
En ese momento, Forero había llegado al lugar. Su expresión se ensombreció
rápidamente al ver la situación dentro de la habitación.

—¿Qué ocurre, señor Forero? —preguntó Jaime.

Con los dientes apretados, Forero escupió con furia desatada:

—¡No puedo creer que estos animales estén haciendo crisálidas humanas!

—¿Qué es una crisálida humana, señor Forero? —Jaime estaba confuso.

«¡No tengo ni idea de lo que está diciendo!».

—La crisálida humana se hace cuando un humano vivo es envuelto en hilos de


seda. Se deja morir de sed y hambre a los humanos de su interior antes de
alimentar a la bestia demoníaca. Esto se hace para eliminar cualquier residuo
dentro de los cuerpos humanos para que a la bestia le gusten más — respondió
Forero.

La explicación de Forero enfureció a Jaime al instante. Los cadáveres de las


crisálidas fueron atrapados vivos.
Al mismo tiempo, Ono seguía usando las crisálidas humanas para esquivar los
ataques de la bestia araña.

Jaime lanzó un golpe con la palma de la mano en dirección a Ono, enviando un


aura abrumadora en su dirección.

Ono había estado muy concentrado en la bestia araña, así que cuando se dio
cuenta de que el aura
de Jaime volaba hacia él, ya era demasiado tarde para esquivarla.

¡Bum!

Tras la ensordecedora explosión, el cuerpo de Ono fue despedazado por Jaime.


Tras perder a su objetivo, la bestia araña volvió la vista hacia Jaime.
Como si la criatura supiera que su próximo objetivo era más poderoso que el
anterior, en lugar de cargar hacia delante, escupió hilos de seda para atar a Jaime
y a Forero.

En respuesta, Jaime blandió la Espada Matadragones para cortar los hilos al


instante. Luego se lanzó hacia la criatura para acuchillarla.

Al sentir el peligro, la araña retrocedió y envió ondas de energía marcial hacia


Jaime con sus dos afiladas patas traseras.

¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!

Jaime bloqueó los ataques con Espada Matadragones y apuñaló a la bestia araña.

¡Psh!

Del cuerpo de la bestia brotó sangre verde oscura. La Espada Matadragones


pinchó a la criatura, pero sólo lo suficiente para perforar su defensa.

Jaime se quedó atónito.

«Utilicé todo mi poder en este ataque, ¡pero sólo fue lo bastante fuerte para
atravesar su defensa!».

La bestia araña herida rugió y abrió la boca para morderlo. Al mismo tiempo,
sus garras se aferraron a la Espada Matadragones.

Jaime intentó sacar la Espada Matadragones antes de darse cuenta de que la


espada había caído en las garras de la bestia araña. Así, sin más opciones, saltó
hacia atrás, esquivando el ataque de la criatura, pero perdiendo la Espada
Matadragones en el proceso.

—¡No deberías seguir luchando aquí, Jaime! Esto es demasiado estrecho.


Tenemos que salir — sugirió Forero.

«¡La velocidad es su ventaja en la lucha contra una bestia demoníaca como la


araña! Es poco probable que la criatura pueda moverse a la misma velocidad con
su gigantesco cuerpo. Sin embargo, por muy rápido que sea Jaime, no tiene
suficiente espacio en esta sala cerrada para utilizarlo en su beneficio».

CAPITULO 1733
Jaime meditó un poco su siguiente movimiento antes de salir corriendo con
Forero. Mientras la bestia araña los seguía, no dejaba de chocar contra las
paredes rocosas porque la cueva era demasiado pequeña. En el proceso, hizo que
la montaña temblara y cayeran trozos de roca en todas direcciones.

Al ver la situación, Jaime pidió:

—Encuentre a Evangelina y rescátela, señor Forero. —«¡Si la bestia araña


derrumba toda la

montaña, Evangelina quedará aplastada y morirá!». Forero asintió y desapareció


en un cruce justo después.
En cuanto a Jaime, continuó corriendo hacia el exterior, con la bestia araña
siguiéndolo detrás. Los samuráis jetroinianos que se cruzaban sin saberlo en el
camino de la bestia eran devorados al instante por ella.

Se zambulló fuera de la cueva cuando divisó la entrada. Por otro lado, la bestia
araña se estrelló contra la entrada, ampliando su tamaño como resultado.

En el instante en que la bestia estuvo fuera, disparó numerosos hilos de seda en


su dirección, reteniéndolo. Luego abrió la boca y se lanzó hacia él.

El cuerpo de Jaime brilló con luz dorada mientras desgarraba los hilos.
Contemplando la Espada Matadragones pegada al cuerpo de la bestia, Jaime
volvió a invocar a distancia su arma con la mano.

En el momento en que la bestia araña estaba a punto de darle un mordisco, lanzó


la Espada Matadragones dentro de la boca de la bestia, abriéndola.

El vigoroso intento de la criatura de arrojar la Espada Matadragones lejos


terminó en fracaso porque el arma estaba bien clavada en el paladar.

Además, la Espada Matadragones era demasiado resistente. Por lo tanto, a pesar


de los esfuerzos de la bestia araña, no pudo romper la hoja.

Como ya no podía usar la boca para morder, empezó a blandir sus afiladas
garras, lo que provocó la destrucción de grandes franjas del bosque.

El desenfreno no preocupaba a Jaime porque su cuerpo relativamente pequeño y


su velocidad le permitían esquivar los ataques de la bestia araña.
Justo cuando la bestia lanzó sus dos garras en su dirección, saltó y aterrizó sobre
su cabeza.

Entonces, su puño empezó a brillar con luz dorada. Vertió el Poder de los
Dragones en su puño y golpeó la cabeza de la bestia araña.

Ese puñetazo tenía cinco toneladas de fuerza.

¡Bang!

Incluso después de que Jaime desatara su ataque, la bestia araña permaneció


ilesa. Mientras tanto, todo su brazo se había entumecido. En respuesta al ataque,
la bestia retorció su cuerpo de dolor como si tratara de arrojar a Jaime fuera de
su cuerpo.

Sin embargo, éste se aferró al cuerpo de la criatura y volvió a darle un puñetazo.

¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!

Como de costumbre, aunque la bestia araña experimentó dolor, permaneció ilesa


a pesar de haber recibido más de una docena de puñetazos de Jaime.

Por otro lado, su brazo había perdido toda sensibilidad.

Jaime empezó a sentir pánico cuando sintió que el Poder de los Dragones se
debilitaba.

«¡No esperaba que la bestia araña fuera tan resistente!».

Mientras tanto, tras múltiples intentos fallidos de sacudir al humano de su


cuerpo, empezó a chocar contra la montaña como loca.

¡Boom!

Cada vez que la bestia chocaba contra la montaña, la tierra temblaba y caían
trozos de roca a su alrededor.

Jaime se estaba mareando por todos los movimientos violentos, pero, aun así, se
negó a soltar a la bestia.

¡Bum!

La última colisión de la bestia araña contra la montaña fue tan potente que la
mitad de ella se desmoronó.

Jaime reaccionó desatando Cuerpo de Golem al máximo de su potencial.


Aunque no tenía miedo de las rocas que caían, le estaba costando mucho
asegurarse de que no se caería del cuerpo de la bestia.

«Si me caigo, me resultará difícil volver a montarlo. Sin embargo, si me quedo,


¡no podré atacarla!».

CAPITULO 1734
Justo cuando Jaime se preguntaba qué hacer, Evangelina aterrizó frente a la
bestia araña vestida de blanco como un ángel.

La bestia araña, ya en estado de locura, intentó al instante atacar a Evangelina


con sus afiladas garras.

En lugar de esquivar o huir, ella miró a la bestia con calma y empezó a cantar.

Su voz sonaba angelical y relajante, capaz de calmar incluso la mente más


maníaca en muy poco tiempo.

Las garras de la criatura se congelaron mientras la miraba.

Cuando Evangelina terminó de cantar, acarició la cabeza de la bestia. A pesar de


estar tan cerca de la araña, ésta no la atacó e incluso le permitió acariciarla.

Se volvió hacia Jaime, que seguía tendido sobre el cuerpo de la bestia, y le


sugirió:

—Debería recuperar su espada de su boca, señor Casas. Jaime la miró atónito.


—Si le quito la espada, puede tragarme.

Fue entonces cuando Forero levantó la cabeza y gritó emocionado:

—¡No lo hará porque se trata de una antigua técnica para domar bestias! Qué
maravilla.

Jaime se quedó perplejo porque no tenía ni idea de lo que era la técnica de


domar bestias, pero optó por confiar en Evangelina y retiró la Espada
Matadragones de la boca de la bestia araña.

Mientras ella seguía acariciando la cabeza de la bestia araña, una luz envolvió a
la criatura, haciendo que se encogiera hasta tener sólo el tamaño de un pulgar.

Jaime se quedó atónito al ver aquello.

Tomó una botella, metió a la bestia araña y se la metió en el bolsillo.

Mientras tanto, Forero se acercó a ella mientras la miraba con emoción y


respeto.

—¿Puedes enseñarme esta antigua técnica de domar bestias? Al mirarle,


Evangelina negó con la cabeza.
—No puedo.

Le disgustó un poco recibir esa respuesta.

—Oye, fui yo quien te salvó.

—No es que no quiera enseñarte. Es simplemente porque no puedes aprenderlo.


Sólo aquellos con corazones puros pueden aprender la técnica de domar bestias.
Yo soy la doncella sagrada del Palacio Lunar, por eso puedo aprenderla. Por el
contrario, tu mente está llena de lujuria, así que no puedes.

Sus palabras provocaron un rubor avergonzado en el semblante de Forero.

—Jaja, no pasa nada si no puedo aprenderlo. El amuleto de atrapar bestias que


tengo no es peor que la técnica de domar bestias. —Lo decía para aliviar la
incomodidad que estaba experimentando.

—Ya que tiene ese amuleto para atrapar bestias, ¿por qué no lo usó antes, Señor
Forero? Casi me muero. —Jaime lo fulminó con la mirada.

—¿Me estás tomando el pelo? Eres el hijo de un dragón y la Forma Verdadera


del Dragón Dorado. Es imposible que mueras, aunque te trague esa bestia
demoníaca.

—Muy bien, es suficiente. Deja de adularme —Jaime se volvió entonces hacia


Evangelina—. ¿Puedes enseñarme la técnica de domar bestias, Evangelina? Si
algún día puedo someter a una bestia demoníaca celestial, ¡seré invencible!

Ella puso los ojos en blanco y se sinceró.

—Sigue soñando. La técnica de domar bestias puede ser poderosa, pero sólo es
eficaz si la fuerza de la bestia demoníaca es inferior o igual al nivel de poder del
usuario. Así que es imposible que domes a una bestia demoníaca celestial.

Primero se quedó desconcertado antes de preguntar con confusión:

—Pero esta bestia araña es más poderosa que un Gran Marqués de las Artes
Marciales. ¿Cómo la domaste? —«Sé que su fuerza es limitada en este
momento, por lo que sólo es tan poderosa como un Gran Marqués de Artes
Marciales. ¿Cómo pudo dominar a una bestia demoníaca más poderosa que un
Gran Marqués de las Artes Marciales?».

—Porque esta bestia araña sólo es tan poderosa como un Gran Marqués de Artes
Marciales en fase principiante.

CAPITULO 1735
—No, eso es imposible. Casi fui devorado por la bestia araña. ¿Estás diciendo
que ni siquiera puedo derrotar a una bestia demoníaca tan poderosa como un
Marqués de las Grandes Artes Marciales en fase principiante? —Jaime no podía
creer que no hubiera podido derrotar a una bestia demoníaca de ese calibre
cuando su fuerza era igual a la de un Gran Marqués de las Artes Marciales de
tercer nivel.

Evangelina sonrió.

—Cada bestia demoníaca tiene sus propias fortalezas y debilidades. Esta bestia
araña tiene una defensa demasiado dura, y aun así elegiste luchar contra ella de
frente. Si hubieras atacado su cola cuando escupía hilos, la habrías matado con
facilidad.

Aquella revelación dejó a Jaime sin habla.

«En efecto, no me molesté en aprenderme las características de las bestias


demoníacas. Supongo que tendré que recurrir a los libros en el futuro».

Mirando la cueva derrumbada, recordó de pronto a la gente convertida en


crisálidas humanas.

La furia y la intención asesina ardieron en su corazón mientras pronunciaba con


los dientes apretados:

—¡Me aseguraré de que esos hijos de p*ta paguen el precio! No los olvidaré,
Secta Elíseo. Una mirada gélida se arremolinó en sus ojos.
—¡Vamos! —Forero llamó a Jaime.

En respuesta, Jaime asintió antes de que los tres se prepararan para partir.
Mientras tanto, un coche circulaba a toda velocidad por un sendero de la selva.
Kazuo y un hombre de mediana edad con bigote estaban sentados dentro del
vehículo.

—Cuento con usted, señor Sakata —dijo Kazuo con cortesía.

El hombre de mediana edad era el Maestro Buscador de Almas que Kazuo invitó
desde Jetroina, Masamura Sakata. Aunque Masamura no era demasiado
poderoso, su técnica de búsqueda de almas era, cuando menos, hábil.

—No hace falta que hable tan bien de mí, señor Kawaguchi. Yo también quiero
ver cómo es un alma de hace miles de años —respondió Masamura con una
sonrisa.

Después de que Kazuo aparcara el coche, empezaron a adentrarse en el bosque.


Sin embargo, en cuanto Kazuo se adentró en la jungla, su expresión cambió.

—¡Esto está mal! Alguien ha estado aquí. —Frunciendo el ceño, salió corriendo
hacia su campamento.
Masamura lo siguió de cerca.

Mientras tanto, justo cuando Jaime y los otros dos estaban a punto de marcharse,
sintieron una presencia demasiado peligrosa que se dirigía hacia ellos.

En un abrir y cerrar de ojos, Jaime captó el aura familiar de Kazuo.

—Kazuo está aquí. Tenemos que irnos rápido. —Mientras hablaba, cambió la
dirección de su rumbo. En lugar de dirigirse al exterior del bosque, optó por
adentrarse en él.

Cuando Kazuo llegó a la base secreta con Masamura, se quedó boquiabierto


mirando los cadáveres esparcidos por el suelo, la montaña derrumbada y la base
destruida.

—¡Hijo de p*ta! —Kazuo aulló lívido. Luego cerró un poco los ojos y trató de
percibir algún aura cercana.

Al abrir los ojos, informó:

—¡Nos llevan ventaja! ¡Persigámoslos! Furioso, Kazuo persiguió a Jaime y a los


demás.
No importaba lo lejos que corrieran Jaime y los demás, Kazuo no detendría su
persecución.

—Tome a Evangelina y corra en otra dirección, Señor Forero. Yo atraeré a


Kazuo —le ordenó Jaime. Preocupado, Forero preguntó:
—¿Estarás bien tú solo, Jaime? Kazuo no parece débil en absoluto.

—Tiene razón. Kazuo es inmensamente poderoso. Es tan fuerte como un gran


marqués de artes marciales de fase avanzada. Incluso yo no soy su oponente —
dijo Evangelina.

—Está bien. Puedo correr más rápido. Mientras no pueda alcanzarme, estaré
bien. Si no lo hacemos, acabará atrapándonos a todos —aseguró Jaime—. Si los
tres permanecemos juntos, nos alcanzará tarde o temprano. Ninguno de nosotros
podrá escapar cuando lo haga.

«Mientras Forero y Evangelina estén a salvo, yo podré escapar con mi


velocidad».

—Bien. Ten cuidado, entonces. Nos encontraremos en la ciudad fuera del


bosque. —Al terminar su frase, Forero huyó en otra dirección con Evangelina.

CAPITULO 1736
—Espera un momento —Evangelina sacó la botella de su bolsillo y se la entregó
a Jaime—. Si te encuentras en peligro, la bestia araña puede ayudarte a alejar a
tu enemigo.

Luego le dijo a Jaime el hechizo para activarla antes de marcharse con Forero.

Tras embolsarse la botella, Jaime liberó su aura a propósito y echó a correr en


dirección contraria. Kazuo y Masamura perseguían a Jaime y al final lo
alcanzaron en una colina.
—¡Lo sabía!

Kazuo miró a Jaime con una intención asesina ardiendo en su mirada.

«Hacía tiempo que había sentido el aura de Jaime».

Jaime había matado a Junio y destruido su base, así que Kazuo no lo dejaría
escapar con tanta facilidad.

—Kazuo, ¿cómo te atreves, Jetroiniano, a establecer una base secreta en nuestro


país y dañar a nuestro pueblo alimentando a bestias demoníacas? Te quitaré la
vida hoy para vengar a los que mataste —rugió Jaime furioso.

Kazuo soltó una carcajada arrogante.

—¿No te parece gracioso? ¿En serio crees que puedes matarme? Era obvio que
pensaba que Jaime no era rival para él.
—¿Por qué no lo intentamos y lo averiguamos?

Jaime activó su Cuerpo de Golem justo a tiempo para defenderse del agresivo
ataque. Todo su ser emitía una luz dorada mientras unas escamas cubrían su
cuerpo.

Al mismo tiempo, Jaime sujetó la botella, preparado para liberar a la bestia


araña. La bestia araña sería capaz de retener a Kazuo, permitiéndolo huir de la
escena.

Jaime no era tan tonto como para luchar contra Kazuo de verdad.

Después de todo, no era lo bastante capaz y además lo superaban en número en


esta situación.

—¡Ja! ¡Tonto insolente! —Kazuo se burló con desdén.

Justo después de decir eso, su aura se incrementó mientras extendía la mano


para atacar a Jaime. Antes de que pudiera lanzar su ataque, Masamura le detuvo.
—Señor Kawaguchi, no lo mate. Su espíritu es demasiado fuerte. Ganaremos
otro experto si podemos extraer su espíritu y controlarlo.

Al escuchar eso, Kazuo asintió y retrajo su aura.


—Adelante, Señor Sakata —dijo.

—Señor Kawaguchi, espere —Masamura asintió. Se dirigió hacia Jaime y le


espetó:
—Mocoso, si sigues el juego, no tendrás que sufrir un dolor insoportable.
¿Entiendes? Jaime se burló de Masamura, que parecía más débil que él.
—¿Qué te hace pensar que puedes capturarme? En verdad debes de estar
delirando para creer que puedes hacerlo en tu estado actual —dijo en tono
burlón.

—Mocoso, deja de ser testarudo. Pronto descubrirás lo capaz que soy —declaró
Masamura con orgullo.

De repente, del cuerpo de Masamura surgieron nubes de niebla negra. Formaron


una sombra negra y envolvieron el cuerpo de Jaime. En cuanto la sombra negra
entró en contacto con la piel de Jaime, penetró en su cuerpo al instante.

Jaime se puso rígido y su mirada se quedó en blanco al instante.

Una sonrisa se dibujó en los labios de Masamura al ver la reacción de Jaime.

Kazuo se sorprendió mientras alababa:

—¡Señor Sakata, su Técnica de Búsqueda de Almas es cada día más fuerte!


Masamura soltó una carcajada.
—Señor Kawaguchi, me halaga. No es tan especial.

Pronto, nubes de niebla negra surgieron del cuerpo de Jaime. La sombra negra
abandonó su cuerpo poco a poco, sacando con ella una figura de alrededor de
medio metro de altura.

Esa figura no era otra que el espíritu de Jaime. Las risas de Masamura y Kazuo
se hicieron más fuertes cuando vieron el alma de Jaime abandonando su cuerpo.
Apenas podían contener su alegría.

Justo después de que el espíritu de Jaime abandonara su cuerpo, de repente brilló


con intensidad y se convirtió en una pequeña estatua dorada.

Tanto Masamura como Kazuo se quedaron atónitos ante la visión.

CAPITULO 1737
Antes de que se dieran cuenta de lo que ocurría, el espíritu de Jaime asestó un
puñetazo que cayó sobre la sombra negra de Masamura.

—Tonto, ¿crees que puedes controlarme con tus míseras habilidades?

El alma de Jaime agarró la figura sombría de Masamura y la golpeó en varias


ocasiones.
El brillo que emanaba del espíritu de Jaime era tan intenso que Masamura y
Kazuo tuvieron que protegerse los ojos. Uno podría decir lo poderoso que es
sólo por ese resplandor.

—Es demasiado fuerte. —Masamura jadeó conmocionado y tosió con la boca


llena de sangre negra. Sentía como si su espíritu se hiciera pedazos, pero no
podía hacer nada al respecto.
¡Bum!

El espíritu de Jaime asestó otro poderoso golpe, lanzando lejos a la amenazadora


sombra negra. Masamura contuvo el dolor mientras abría la boca de par en par,
consumiendo la sombra para reclamarla en su ser.

El miedo penetró en su mirada cuando clavó los ojos en Jaime.

Kazuo frunció las cejas, concentrado. A pesar de saber que la forma física de
Jaime era prácticamente indestructible, se sintió sorprendido por la fuerza del
espíritu de Jaime.

«¡No puedo creer por qué la Técnica de Búsqueda de Almas de un Maestro de


Búsqueda de Almas no pudo controlarlo!».

El espíritu de Jaime volvió a entrar en su cuerpo. Con una sonrisa maliciosa,


bromeó:
—Creo que es hora de que vuelvas a casa y crezcas. Quizá deberías beber más
leche. Masamura se puso tan furioso que vomitó otra bocanada de sangre.

Mientras tanto, Kazuo sintió que le hervía la sangre al intensificarse su aura.

—¡Mocoso, hoy te mataré!

De repente, la mano de Kazuo se cerró en torno a una katana que parecía antigua
mientras su aura oscura emanaba una sensación de pavor.

Movió la muñeca, y la katana se dirigió hacia Jaime.

La afilada hoja cargó contra Jaime y apareció ante él en un abrir y cerrar de ojos.
Al ver aquello, Jaime retrocedió de inmedito y huyó.
Kazuo resopló y persiguió a Jaime mientras sus palabras resonaban en el aire:

—¡No podrás escapar!

Al ver eso, Jaime de inmediato lanzó la botella que tenía en sus manos y recitó
el hechizo.

¡Bum!
La botella se hizo añicos con un sonido ensordecedor. La bestia araña estalló y
se hizo más grande con cada segundo que pasaba.

Kazuo se detuvo en seco al ver a la bestia araña.

—¡Cómetelo! —ordenó Jaime.

La bestia araña se abalanzó sobre Kazuo sin pensárselo dos veces. Jaime giró
sobre sus talones y se largó. Aprovechó la oportunidad para alejarse de Kazuo.

—¡Ja! A esta bestia demoníaca la criamos nosotros. No puedo creer que pienses
que puede detenernos —se burló Kazuo. Con eso, saltó en el aire.

Con un movimiento de su katana, le cortó la cola a la bestia araña. Estaba claro


que Kazuo conocía la debilidad de la bestia.
¡Bum!

La cola de la bestia araña fue cortada y su cuerpo estalló tras el impacto.

Kazuo había matado a la enorme bestia con un solo movimiento de su espada. El


espectáculo dejó a Jaime estupefacto.

Tras la explosión, una perla verde esmeralda empezó a brillar entre los restos de
la bestia araña.

—¡Es el núcleo de la bestia! —Jaime vio el núcleo de la bestia de inmediato.

Al mismo tiempo, Kazuo vio el núcleo de la bestia y se adelantó, a punto de


recogerlo.

Jaime había tenido la intención de huir, pero se vio incapaz de abandonar el


núcleo y se quedó allí a pesar de su buen juicio.

«El núcleo de bestia pertenecía a una bestia demoníaca del nivel de Marqués de
las Grandes Artes
Marciales. Quizá pueda ayudarme a avanzar a otro nivel de cultivo».

Con ese pensamiento en mente, Jaime invocó su Espada Matadragones y la


blandió contra Kazuo con todas sus fuerzas.

Kazuo no tenía ni idea de que Jaime fuera tan osado como para volver a atacarle.
Tomado por sorpresa, retrocedió y no consiguió recoger el núcleo de bestia.

—¿Cómo te atreves a volver? —gruñó mientras una fea mueca se dibujaba en su


rostro.

Kazuo vio cómo Jaime ignoraba su amenaza y corría hacia el núcleo de bestia.
Había arriesgado su vida para recuperar el núcleo.
CAPITULO 1738
De ninguna manera Kazuo permitiría que Jaime se hiciera con el núcleo bestial.
Su katana brilló con intensidad mientras agitaba el brazo derecho para atacar a
Jaime con su poder destructivo.

Jaime estaba a punto de hacerse con el núcleo de la bestia cuando un aluvión de


poderosos ataques asesinos se abalanzó sobre él. Como no quería arriesgarse a
luchar, retrocedió de inmediato.

¡Bum, bum!

Los ataques provocaron un aluvión de explosiones alrededor de Jaime, lanzando


rocas en cascada por las montañas y creando fisuras en el suelo.

El corazón de Jaime se llenó de miedo al ver la destrucción causada por el


ataque de Kazuo. Por suerte, no intentó bloquearlo para conseguir el núcleo de
bestia, o de lo contrario ya habría muerto.

—¡Debo conseguir el núcleo de bestia ahora mismo!

Jaime miró con atención al núcleo de la bestia y blandió su Espada


Matadragones.

Un resplandor dorado se elevó en el aire y se dirigió hacia Kazuo de una manera


amenazadora. Al mismo tiempo, Jaime corrió hacia el núcleo de la bestia.

—Te has sobreestimado —se burló Kazuo con desdén. De inmediato blandió su
katana.
El ataque de Jaime fue anulado al instante. A continuación, un enjambre de
espadas en forma de media luna se materializó ante él.

Eran afiladas y se dirigían hacia él. Al ver eso, Jaime no se atrevió a ir más lejos
y retrocedió casi de inmediato.

Sin embargo, las cuchillas eran demasiado rápidas para que Jaime pudiera
esquivarlas. No tuvo más remedio que apretar la mandíbula y activar al máximo
el poder de Cuerpo de Golem para sobrevivir.

No olvidó esquivar las cuchillas con destreza.

¡Swoosh, swoosh, swoosh!

Las cuchillas atravesaron el cuerpo de Jaime, cortando su ropa en jirones.

Las escamas doradas se desprendieron de su cuerpo y desaparecieron en el aire.

A pesar de tener Cuerpo de Golem como escudo, los golpes lo hirieron de


gravedad. Como resultado, su Cuerpo de Golem resultó casi destruido.
Jaime contempló los cortes de su cuerpo, con expresión solemne.

—Es demasiado rápido —murmuró—. Su técnica es muy peculiar.

Los labios de Kazuo formaron una sonrisa cruel mientras observaba la ropa
dañada y las heridas de Jaime.

—Te lo he advertido, ¿no? No puedes competir con mi habilidad con la katana.


Soy mucho mejor que Junio, que era un completo idiota. Si sacrificas tu alma a
voluntad, te ahorraré más sufrimiento. De lo contrario, tendrás que experimentar
una agonía insoportable.

—¡Que te jod*n! Si te sacrificara, ¿aceptarías de buen grado? —Jaime siseó.

En el fondo, estaba ideando un plan para escapar con el preciado núcleo de


bestia. Por lo tanto, era testarudo y se negaba a rendirse.

Los ojos de Kazuo se movieron con furia.

—¡Te di una oportunidad, pero no la apreciaste!

—¡Deja de decir tonterías! Puede que seas hábil con la katana, ¡pero yo también
soy un espadachín experto! —declaró Jaime.

Mientras hablaba, el inicialmente dañado Cuerpo de Golem se recuperó por


completo, su cuerpo brillaba con el poder restaurado. Su aura también alcanzó el
máximo.

Jaime sabía que tenía que darlo todo para derrotar a Kazuo.

Cuando el Poder de los Dragones imbuyó la Espada Matadragones, ésta emitió


un brillo perpetuo y soltó un rugido sobrecogedor que pudo oírse tan lejos como
el cielo. Cuando Jaime levantó la vista, vio un magnífico dragón dorado que
volaba en círculos sobre su cabeza.

El dragón dorado era fuerte y poderoso. Esta vez, Jaime había puesto todo su
empeño, decidido a conseguir el núcleo de bestia legendaria. Si lo conseguía, sin
duda valdría la pena.

Kazuo entrecerró los ojos.

—¿De verdad crees que puedes alterar tu destino transformándote en un dragón


dorado? Con un poderoso tajo de su katana, envió múltiples golpes volando
hacia Jaime.
Esta vez, Jaime no esquivó sus ataques. En vez de eso, sostuvo su espada y la
blandió con fuerza.
—¡Golpe Divino de las Nueve Sombras!

El dragón dorado rugió y se lanzó hacia delante. Jaime activó de inmediato su


Cuerpo de Golem al máximo de su capacidad y fue tras él.

CAPITULO 1739
El dragón dorado avanzó con inmensa velocidad hacia el ataque que se
aproximaba.

Se abalanzó sobre él y anuló los ataques, aunque unos pocos lograron alcanzar a
Jaime. A pesar del

dolor que le produjo el impacto, apretó la mandíbula y lo soportó.

Al segundo siguiente, Jaime apareció ante el núcleo de la bestia y lo levantó.


Ante él, el dragón dorado se desvaneció de repente en el aire.
La expresión de Kazuo cambió.

—¿Cómo conoces el Golpe Divino de las Nueve Sombras de la familia Gayoso?

—¡Pfff! El Golpe Divino de las Nueve Sombras de la familia Gayoso no está


completo, ¡pero el mío es el original! —declaró Jaime con suficiencia.

No se molestó en contenerse ahora que estaba en posesión del núcleo de la


bestia.

Jaime se movió con rapidez mientras sus clones de sombras se multiplicaban a


toda velocidad.

Kazuo era incapaz de distinguir entre los clones de sombra y Jaime, ya que cada
uno de ellos empuñaba Espada Matadragones y emitía un aura idéntica.

—Golpe Divino de las Nueve Sombras, ¡diez mil flechas perforadoras de


corazones! —rugió Jaime con rabia.

Sus clones de sombra agitaron sus espadas al mismo tiempo.

Kazuo se encontró con un aluvión de luz procedente de las espadas de los clones
de sombra, que se unieron para formar un brillante resplandor dorado. El
resplandor descendió sobre él y le hizo un corte grande en el pecho.

Kazuo se miró la herida mientras sus ojos se llenaban de furia.

—¡Eres la primera persona que se atreve a hacerme daño!

Saltó por los aires y murmuró algo en voz baja mientras lanzaba su katana hacia
arriba.
En un instante, Jaime y sus clones de sombra se vieron rodeados por un mar de
decenas de miles de katanas idénticas que flotaban en el aire.

Las katanas descendieron sobre Jaime como una lluvia torrencial. Jaime estaba
cautivo de las katanas que le rodeaban.
Las luces cegadoras emitidas por cada una de ellas hicieron que los clones de
sombra creados por el Golpe Divino de las Nueve Sombras se desvanecieran al
instante.

La visión de los clones de sombra desapareciendo hizo que los labios de Kazuo
se curvaran. Sabía que nadie podría sobrevivir a su ataque.

Las luces se congregaron y brillaron con intensidad.

¡Bum!

Una luz deslumbrante se elevó como si hubiera estallado un trueno.

Kazuo observo la escena desordenada que tenia delante, pero no pudo ver a
nadie.

—¡Ja! Tonto insolente —comentó Kazuo, con el rostro inexpresivo.

Tuvo sentimientos encontrados al acabar por fin con Jaime. Había pensado que
sería una victoria rápida, pero le costó más esfuerzo del que esperaba.

Kazuo se disponía a marcharse, pues tenía la impresión de que Jaime había sido
aniquilado. De repente, divisó una figura que se alejaba a toda velocidad.

El individuo cuyas ropas estaban hechas harapos no era otro que Jaime.

—¿Cómo es posible? —Kazuo dio un grito de asombro y se apresuró a reunir


energía para perseguirlo.

¡Ni en sus sueños más salvajes esperaba que Jaime escapara!

Kazuo se quedó perplejo al no saber cómo Jaime había logrado escapar del
desgarrador asalto, ya que parecía imposible hacerlo.

En un abrir y cerrar de ojos, había acortado la distancia con Jaime y blandía su


katana en su dirección.

Quería partir a Jaime por la mitad con este ataque.

Al escuchar el aullido del viento a sus espaldas, Jaime no se volvió y empujó la


Espada Matadragones hacia atrás.

Bajo el control de Jaime, la espada bloqueó el ataque de Kazuo.


¡Clang!

Saltaron chispas por todas partes y la Espada Matadragones salió volando. Jaime
saltó al cielo para atraparla.

Katana sintió que el punto entre el pulgar y el índice se le entumecía por el


impacto. Estuvo a punto de perder el agarre de su katana.

Sin mirar, Jaime atrapó la Espada Matadragones y siguió corriendo hacia


delante.

Los ojos de Kazuo se abrieron de par en par, incrédulo, mientras miraba la


Espada Matadragones de Jaime. Frunció el ceño y murmuró asombrado:

—¿Un espíritu de espada? Esto sí que es un arma con espíritu de espada.

CAPITULO 1740
Kazuo estaba cegado por la codicia.

—Joven, tienes muchos tesoros, ¿eh?

Saltó al cielo, blandiendo su katana para pintar un loto en el aire. El loto


aumentó de tamaño y cubrió a Jaime por completo.
Kazuo no se atrevía a ir contra Jaime, pues temía destruir la Espada
Matadragones de Jaime.

Una espada con espíritu no tenía precio.

Jaime sintió que algo se acercaba a él y echó la mano hacia atrás por instinto
para contraatacar. Una luz surgió de su espada.

Sin embargo, la luz se limitó a penetrar en el loto y no causó ningún daño.


Pronto, Jaime fue engullido por completo por el loto.
—¡Ja! Corre si puedes —se burló Kazuo cuando se dio cuenta de que Jaime era
incapaz de escapar.

Jaime ignoró su comentario burlón y sostuvo su Espada Matadragones en


silencio. Una luz gris surgió de la espada.

Blandió la espada contra el loto con todas sus fuerzas. A pesar de penetrar con
éxito en el loto, éste permaneció indemne.

Jaime frunció el ceño. Estaba perplejo por el misterioso loto que lo mantenía
cautivo y por qué su espada parecía no tener efecto alguno sobre él.

Kazuo soltó una carcajada.


—¡Ja! Deja de malgastar tus esfuerzos. El loto no es real, así que por muy fuerte
que seas, no podrás liberarte de él. —Se acercó a Jaime y lo miró con frialdad—.
Si me das el núcleo de bestia y la espada mágica, puede que considere
perdonarte la vida.

Jaime miró a Kazuo.

—¿Hablas en serio?

—Por supuesto. Soy un hombre de palabra. Si me das esas cosas como te pido,
prometo perdonarte la vida —prometió Kazuo.

—De acuerdo. Aquí tienes —respondió Jaime.

A continuación, arrojó Espada Matadragones a Kazuo. Kazuo se alegró mucho y


tomó la espada con impaciencia.
En cuanto sus dedos asieron la empuñadura de la espada, sintió que una oleada
de sed de sangre recorría su cuerpo. En su mente se sucedieron visiones de
espantosas batallas e impensables atrocidades.

Conmocionado, Kazuo soltó la Espada Matadragones al instante.

—¿Y el núcleo de bestia? Dámelo ahora —exigió.

—¿Me liberarás una vez que te dé el núcleo de la bestia? —preguntó Jaime.


Kazuo asintió.
—Sí. ¡Te prometo que te soltaré!

Tras una breve vacilación, se metió la mano en el bolsillo y sacó el núcleo de


bestia. Jaime añadió:

—Debes cumplir tu promesa.

—No te preocupes, lo haré. Date prisa y dame el núcleo de bestia —instó Kazuo
con impaciencia. Jaime sostuvo el núcleo de bestia y estiró la mano con lentitud.
Al verlo, Kazuo extendió la mano con impaciencia para tomarlo.

Justo cuando estaba a punto de tomarlo, Jaime retiró de repente la mano y separó
los labios para tragárselo.

Jaime soltó una risa fría y burlona.

—¿De verdad crees que te lo voy a dar? Kazuo rugió furioso:


—¿Cómo te atreves a tomarme por tonto?

Kazuo estaba a punto de lanzar un ataque contra Jaime cuando la Espada


Matadragones, que yacía en el suelo, voló de repente por su cuenta y lo empaló
con fuerza.
Cuando Kazuo sintió que algo frío se clavaba en su espalda, se giró a toda
velocidad y bloqueó el ataque de Espada Matadragones.

Al mismo tiempo, Jaime cerró el puño y asestó un puñetazo en dirección al loto.

—¡Puño de Luz Sagrado!

Esta vez, Jaime no se molestó en usar su energía espiritual y utilizó su poder


para golpear el loto.

¡Bum!

El loto se rompió en pedazos y desapareció bajo el Puño de Luz Sagrada.

CAPITULO 1741
Mientras tanto, Jaime saltó por los aires y desapareció al instante. Kazuo se dio
la vuelta y se dio cuenta de que Jaime ya había escapado.
—¡Espera, mocoso! ¡Te voy a matar! —rugió Kazuo.

«Tranquilo. Aunque había escapado, dejó atrás esa espada mágica».

Para sorpresa de Kazuo, vio que La Espada Matadragones también había


desaparecido después de darse la vuelta.

Como el cuerpo de Jaime y la Espada Matadragones ya se habían fusionado y


convertido en uno solo, no había forma de que Kazuo pudiera conseguirla.

Tras escapar, Jaime no se atrevió a detenerse, y corría hacia la ciudad más


cercana.

«¡El núcleo de bestia de mi cuerpo libera el poder de una bestia demoníaca!


Debo encontrar un lugar donde refinarlo».

En efecto, el poder del núcleo de la bestia estaba liberando su energía dentro del
cuerpo de Jaime.

En ese momento, Forero y Evangelina, que se encontraban en una ciudad


cercana a Jaime, lo estaban esperando.

—Señor Forero, ¿cree que el señor Casas estará bien? —Evangelina estaba
abrumada por la culpa. Después de todo, Jaime sólo estaba en esa situación
porque la estaba salvando.

—No te preocupes. Él es un hombre con suerte. No va a morir…

Aunque Forero hablaba en tono despreocupado, su rostro estaba lleno de


preocupación.
Pronto, ambos sintieron el aura de Jaime. Eufóricos, corrieron de inmediato
hacia el aura que sentían.

Se quedaron perplejos cuando vieron a Jaime con la cara enrojecida y aspecto


desaliñado. Además, su piel se estaba poniendo verde.

—¿Qué te pasó, Jaime? —preguntó Forero.

—Señor Forero, me tragué el núcleo bestial de una bestia araña, y aún no ha sido
refinado. Necesito un lugar seguro para refinar el núcleo de la bestia... —explicó
Jaime.

—Sígueme... —Forero se apresuró a llevar a Jaime a un hotel.

Después de registrarse, Jaime le indicó a Forero que buscara la manera de


contactar a Ciudad de Jade y decirles que Evangelina había sido rescatada para
que no se reunieran.

Sabiendo que llevaría algún tiempo refinar un núcleo de bestia de ese grado,
Jaime también le dijo a Forero y a Evangelina que se quedaran en el hotel para
ser sus guardianes.

Tras dar sus instrucciones, Jaime se metió de inmediato en su habitación para


cultivar y refinar el núcleo bestial de su cuerpo.

Mientras tanto, Forero y Evangelina se turnaban para vigilar la puerta. Pasó el


tiempo y Jaime abrió los ojos al cabo de dos semanas.
Dejó escapar un pesado suspiro y murmuró:

—Parece que la energía espiritual aquí no se repone, y por eso tardé tanto en
cultivar en el reino mundano.

Después de refinar ese núcleo de bestia, Jaime todavía no podía alcanzar el


Tercer Nivel de Gran Marqués de Artes Marciales en su nivel de cultivo.

Aunque Jaime no estaba restringido por las leyes de la naturaleza, todavía


consideraba que su velocidad de cultivo era lenta.

Poco sabía él, que su velocidad era ridículamente rápida. Nadie más podía
alcanzar el nivel de Gran Marqués de Artes Marciales en tan poco tiempo.

Cuando Jaime abrió la puerta, vio a Evangelina custodiándolo. Al ver que Jaime
estaba despierto, Evangelina preguntó:

—¿Cómo le fue, señor Casas?

—Ya he refinado el núcleo de bestia, pero no fue tan bien como imaginaba. Sigo
teniendo el mismo nivel de cultivo. —Jaime parecía bastante abatido.

—El cultivo de la energía espiritual consiste en progresar. Para acelerar su


cultivo, muchos cultivadores de energía espiritual se rindieron y se unieron a los
demonios. De ahí que cada vez más cultivadores de energía espiritual se
convirtieran en demoníacos. Así ocurrió la Batalla Celestial.
Entonces todo se volvió caótico, los celestiales cayeron y el reino nunca volvió a
ser el mismo — consoló Evangelina a Jaime.

—¿Dónde está el señor Forero? —preguntó Jaime. Evangelina se sonrojó y


susurró:
—Creo que está en su cuarto…

CAPITULO 1742
—¡Ese hombre! ¿Te intimidó y te dejó hacer guardia sola? —preguntó Jaime
mientras caminaba hacia la habitación de Forero.

Nada más llegar a la puerta, escuchó una voz de mujer que provenía del interior
de la habitación. Enseguida, Jaime supo por qué Evangelina se sonrojaba.
—¿El viejo está poseído por un demonio sexual? —Jaime se adelantó y abrió la
puerta de una patada.

—¡Ah! —gritó una mujer y salió corriendo de la habitación con la ropa


desabrochada. Forero vio a Jaime y refunfuñó:
—He actuado como tu guardián durante tantos días. ¿Por qué no puedes dejar
que me relaje? ¿Por qué tienes que molestarme?

—Señor Forero, lo hago por su propio bien. ¿Y si agota su cuerpo y acaba


siendo incapaz de convertirse en inmortal? —replicó Jaime.

—¿Inmortal? Sólo estoy viviendo mi vida al máximo... —Forero se vistió y


añadió—: Ya que estás despierto, voy a volver a Puerto Blanco. No puedo dejar
sin vigilancia las antiguas ruinas de Secta Ira del Cielo…

Jaime sabía que Forero quería volver a Puerto Blanco porque echaba mucho de
menos a las chicas de los Sandoval en vez de querer vigilar las antiguas ruinas
de Secta Ira del Cielo.

—Acompáñeme primero a la Isla Encanta antes de volver a Puerto Blanco... —


pronunció Jaime.

—¿Isla Encanta? ¿Para qué? La matriz arcana de allí ya se ha roto, y no queda


mucha energía espiritual. ¿Para qué quieres ir allí? —preguntó Forero.

—¿Se ha olvidado de la estatua? Esa estatua contiene una enorme cantidad de


energía espiritual. Venga conmigo y hágame compañía, ¿quiere? —preguntó
Jaime en un tono un poco suplicante.
—Olvídalo. No quiero viajar más. Además, ¿no te acompaña ya una chica?
Pueden hacer lo que quieran sin tener a un viejo presente. —Forero hizo un
gesto despectivo.

—Yo no soy como usted. Si no me sigue, no lo voy a ayudar más con los
asuntos de la Secta Ira del Cielo. Además, tampoco arriesgaré mi vida para
heredar esos hechizos de encantamiento.

Con eso, Jaime se dio la vuelta para marcharse.

En respuesta, Forero fue inmediatamente tras Jaime.

—¡Sólo estaba bromeando! ¿Por qué crees que hablaba en serio? Hagamos las
maletas y marchémonos. Me lo tomaré como un descanso.

Jaime sonrió al ver cómo actuaba Forero. Los tres hicieron las maletas y se
pusieron en camino a la isla Encanta.

Después de dos días, por fin llegaron a Isla Encanta.

Nada más poner un pie en la isla, Evangelina se paró de repente en seco.

—¿Qué pasa? —preguntó Jaime.

—¿Por qué el aura de un demonio de sangre está presente en la zona? —


Evangelina parecía pálida.

—¡El demonio de sangre está en la isla, pero es sólo una estatua! —explicó
Jaime.

—¿Una estatua? —Evangelina estaba confundida.

—¡Ven! ¡Lo entenderás en cuanto lo veas! —Jaime llevó a Evangelina al


palacio de la isla Encanta.

Noé se enteró de que Jaime había regresado, y de inmediato llevó a sus hombres
para recibir a los invitados.

—¡Ahora que eres el jefe, parece que has vivido bien! —Forero vio a Noé y se
acercó a éste para palmearle los hombros.

—¡Usted también está aquí, señor Forero! Pase. —Noé esbozó una sonrisa
incómoda.

—Oye, tengo una pregunta para ti. ¿Ustedes tienen...? —Forero terminó su frase
susurrándosela al escuchado a Noé.

Al escuchar la pregunta de Forero, Noé asintió con fuerza y dijo:


—¡Tenemos! Yo se lo arreglo, señor Forero.

—¡Jajaja! ¡Qué bien! —Forero se rio y entró en el palacio.

Viendo cómo actuaba Forero, Jaime supo exactamente lo que Forero le pedía a
Noé.

—Después de mi partida, ¿ha habido algún cambio en el terreno prohibido? —


preguntó Jaime a Noé.

—Después de que usted se fuera, señor Casas, ordené a mis hombres que
sellaran el terreno prohibido. Desde entonces, nadie ha estado allí —respondió
Noé.

—Bien. Vamos al terreno prohibido. —Jaime quería ver la estatua.

CAPITULO 1743

Jaime se quedó totalmente atónito cuando llegó al terreno prohibido. Allí vio
que la estatua se había resquebrajado y desmoronado, y que había un cadáver
tendido en su interior.

Por el estado impoluto del cadáver, parecía que la persona acababa de morir no
hacía mucho. Estaba en tan buen estado que hasta la piel era flexible.

Ni que decir tiene que Jaime estaba perplejo. ¿Cómo había acabado aquí un
cadáver? Cuando Jaime se volvió hacia Noé, éste estaba sudando la gota gorda
cuando dijo:
—Señor Casas, no sé qué está pasando. Aquí no había entrado nadie... No sé
quién es. Al escuchar esas palabras, Jaime frunció el ceño.
«¿Por qué hay un cadáver fresco aquí?».

Justo en ese momento, Evangelina, que estaba junto a Jaime, se puso pálida
como una sábana al ver el cadáver.

—E…Eso es un demonio de sangre... —tartamudeó.

—¿Un demonio de sangre? —Sorprendido, Jaime miró el cadáver una vez más.
El hombre parecía joven, y como mucho tendría unos treinta años cuando murió.
Tenía bonitos rasgos faciales, ¡y ni siquiera parecía un demonio! Además, es
obvio que el hombre acababa de morir. No parece un demonio de sangre que
murió hace miles de años.

—Oye, ¿qué quieres decir con demonio de sangre? ¿Conoces a este hombre? —
preguntó Forero. Él no sabía nada de demonios de sangre.

Evangelina asintió.
—He visto demonios de sangre. Fueron los que llevaron a cabo la masacre en el
Palacio Lunar en aquel entonces.

—¿Quién iba a saber que este demonio de sangre podía ser tan joven? Además,
¿cómo es que el cuerpo sigue en tan buen estado a pesar de que lleva muerto
miles de años? —Jaime estaba atónito.

—No. No está muerto. Aún puedo sentir su aura. Una persona muerta no tendría
aura —comentó Evangelina.

Jaime dio un respingo de alarma al escuchar eso.

«Si el demonio de sangre sigue vivo, ¡vamos a morir todos! Después de todo,
tiene miles de años.
¡Tiene que ser fuerte!».

Al notar lo nervioso que estaba Jaime, Evangelina le dijo:

—No te preocupes. Aunque no esté muerto, eso no significa que vaya a


despertar. Creo que conservó un soplo de vitalidad en su cuerpo para evitar que
se descompusiera.

En cuanto esas palabras cayeron, Jaime respiró aliviado.

—Eso está bien. Ahora quemaremos el cuerpo para que los demás no se asusten.

Con eso, Jaime encendió una llama azul claro en su palma e infundió su energía
espiritual en la
llama. Al segundo siguiente, apareció un enorme fuego.

Jaime arrojó el fuego sobre el cadáver del demonio de sangre y éste empezó a
arder. Sin embargo, después de arder durante medio día, el cadáver del demonio
de sangre seguía ileso.

Jaime se quedó atónito al ver aquello.

«¡Ese es mi fuego verdadero! Se supone que lo quema todo. ¿Cómo es que ni


siquiera daña un cadáver?».

—¿Qué demonios está pasando? —preguntó Jaime perplejo.

—El demonio de sangre es demasiado fuerte. Su cadáver no puede ser destruido


con tanta facilidad
—respondió Evangelina.

Jaime frunció el ceño y escrutó el cuerpo del demonio de sangre. Justo entonces,
Forero pronunció:
—Ya que este tipo tiene un cuerpo tan fuerte, serás invencible si puedes
convertirlo en una marioneta zombi.

Los ojos de Jaime se iluminaron al escuchar eso.

«Forero tiene razón. Si puedo transformar el cadáver de este demonio de sangre


en una marioneta zombi y hacer que escuche mis órdenes, ¡voy a ser imbatible!
¡Podré derrocar a la Alianza de Guerreros y rescatar a Josefina! Sin embargo, no
sé cómo entrenar a un cadáver. ¡Diablos, ni siquiera sé cómo crear una
marioneta zombi!».

—Señor Forero, ¿sabe cómo convertir el cadáver del demonio de sangre en una
marioneta zombi?
—preguntó Jaime.

—¿Cómo voy a saber hacer eso? ¡Eso es una forma de magia negra! Soy un
cultivador de energía espiritual propiamente dicho, no un cultivador demoníaco.
—Forero hizo un gesto desdeñoso.

CAPITULO 1744
—¿Qué creen que son los demonios de sangre? ¿Transformar su cadáver en una
marioneta zombi, escuché bien? ¡Debe ser una broma! —Evangelina puso los
ojos en blanco ante Jaime y Forero. Hace miles de años, estos demonios de
sangre eran seres superiores. Aunque al cadáver sólo le quedara un hálito de
vitalidad, eso no significaba que alguien pudiera transformarlo sin más en una
marioneta zombi.

Jaime suspiró al escuchar eso.

—Es una pena desperdiciar un cuerpo tan fuerte como ese. No podemos ni
destruirlo ni utilizarlo… Justo entonces, Evangelina pronunció de repente:
—Aunque no puedas transformarlo en una marioneta zombi, puedes usar un
espíritu para poseerlo y controlarlo. Sin embargo, tiene que ser un espíritu
fuerte. Además, no podrás controlarlo durante mucho tiempo porque el cuerpo
devorará al espíritu.

—¿Poseer el cuerpo con un espíritu? —Jaime se quedó estupefacto. Luego


sacudió la cabeza y dijo—: Si uso mi espíritu para poseer el cuerpo, mi cuerpo
sería un cadáver andante.

—¿Eres estúpido? ¿Por qué tienes que usar tu espíritu? Siempre puedes
encontrar un espíritu y atarlo con un sentido espiritual. Después de eso, deja que
el espíritu posea el cadáver del demonio de sangre. De ese modo, podrás
controlar el cadáver —Evangelina se rio de Jaime.

Al escuchar eso, Jaime comprendió. Al golpearse la frente, dijo:

—¡Cierto! ¿Por qué no se me había ocurrido a mí?


—Es una buena idea, pero ¿dónde vas a encontrar un espíritu? Además, tiene
que ser un espíritu fuerte. Si no, no podrás controlar el cadáver del demonio de
sangre —preguntó Forero.

Jaime se quedó pasmado por un instante, pero enseguida recordó que había
guardado el espíritu de Gilberto en su Anillo de Almacenamiento.

«Ese tipo es un marqués de artes marciales de alto nivel. Debería poder usar su
espíritu para controlar el cadáver del demonio de sangre».

Con eso en mente, Jaime abrió de inmediato su Anillo de Almacenamiento y


liberó el espíritu de Gilberto.

En el momento en que el espíritu de Gilberto apareció, Jaime lo controló usando


su sentido espiritual.

En ese momento, el espíritu de Gilberto era demasiado débil. Por lo tanto,


Gilberto no tuvo otra opción que someterse a Jaime.

—Gilberto, conservé tu espíritu y te perdoné la vida. Ahora, te he encontrado un


cuerpo. Puedes vivir de nuevo —dijo Jaime.

Al escuchar eso, Gilberto se quedó perplejo.

«¿Quién hubiera dicho que Jaime me encontraría un cuerpo? ¿No le preocupa


que me vengue de él?».

Jaime sabía lo que pasaba por la mente de Gilberto, así que añadió:

—Estoy dejando un sentido espiritual en tu cuerpo. Si te atreves a traicionarme,


te reduciré a cenizas.

Gilberto inmediatamente cayó de rodillas cuando escuchó eso.

—¡No lo traicionaré, señor Casas!

Jaime asintió. Después de eso, disparó un rayo de luz dorada hacia Gilberto.

—Este es el cuerpo que te doy. Ya puedes poseerlo. —Jaime señaló el cadáver


del demonio de sangre.

Gilberto se alegró mucho cuando vio el cadáver del demonio de sangre, y al


instante se lanzó hacia él. Sin embargo, en cuanto lo hizo, el cuerpo del demonio
de sangre liberó un intenso rayo de luz y expulsó el espíritu de Gilberto.

Todos los presentes se quedaron estupefactos. Gilberto jadeó y dijo:


—¡Es un cuerpo tan fuerte! Ni siquiera puedo poseerlo.

Jaime lanzó entonces una mirada confusa a Evangelina.

—El espíritu es demasiado débil. Ni siquiera puede penetrar el escudo del


cadáver del demonio de sangre —explicó Evangelina.

—¿A un marqués de artes marciales de alto nivel se le considera débil? —Jaime


se sintió impotente.

«Gilberto es un Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel, y todavía no es


capaz de poseer el cadáver del demonio de sangre. ¿Qué puede? ¿Un Gran
Marqués de Artes Marciales? ¿Dónde se supone que voy a encontrar el espíritu
de un Gran Marqués de Artes Marciales?».

En ese momento, Jaime parecía abatido. Ya que el espíritu de Gilberto no puede


poseerlo, debería devolver su espíritu al Anillo de Almacenamiento.

Justo cuando Jaime estaba a punto de hacer eso, Gilberto preguntó de repente:

—Señor Casas, ¿quiere revivir ese cadáver?

CAPITULO 1745
—¡Así es! —Jaime asintió.

—Aunque no pueda poseerlo, podemos convertir este cadáver en una marioneta


zombi, así, seguirá escuchando al señor Casas —dijo de inmediato Gilberto, que
no quería que Jaime lo metiera en el Anillo de Almacenamiento.

—¿Sabes lo poderosa que es esta marioneta zombi? ¿De verdad piensas


convertirlo en un títere zombi? —cuestionó Forero con un resoplido.

—Cualquier cuerpo servirá; cualquier cuerpo puede convertirse en una


marioneta zombi. Incluso puedo usar los cuerpos de los que tienen nivel de
Manifestador —pronunció Gilberto con seguridad.

—¿De verdad puedes hacer eso? —preguntó Jaime dubitativo.

—Señor Casas, no me atrevería a mentirle —respondió Gilberto en tono cortés.

—Muy bien. Hazlo, entonces. Si lo consigues, te conseguiré un cadáver —


prometió Jaime. Sin embargo, Gilberto dijo con mirada perpleja:
—Señor Casas, ahora mismo sólo soy un espíritu. No podré crearlo. Sólo podré
hacerlo con un cuerpo.

Jaime miró a Gilberto largo rato en silencio. Un momento después, inclinó la


cabeza y dijo:
—Está bien, te conseguiré un cuerpo, pero si te atreves a mentirme, ten por
seguro que haré que te arrepientas de todo...

—Por supuesto. Señor Casas, usted es un gran Marqués de Artes Marciales.


Aunque consiga un cuerpo, seguiré sin ser rival para usted, así que ¿por qué iba
a tener el valor de mentirle? —Gilberto soltó.

—Noé, consíguele un cuerpo —ordenó Jaime.

Noé asintió. Pronto encontró un cuerpo cuyo rostro era barbudo y feo.

Aunque a Gilberto no le gustó su aspecto, era su única oportunidad de tener un


cuerpo, así que se armó de valor y lo tomó.

Pronto, Gilberto poseyó el cuerpo. Poco después, los ojos del hombre muerto y
barbudo se abrieron. Gilberto se había despertado.

Se emocionó al ver su cuerpo.

—Ahora, puedes empezar a crear marionetas zombis —le recordó Jaime a


Gilberto.

—Señor Casas, tendré que construir un escenario para crear una marioneta
zombi tan potente como ésta —le dijo Gilberto.

Jaime frunció las cejas.

—¿Cuánto tiempo necesitarás?

—Sólo unas horas.

—Muy bien. Haré que Noé consiga algunos hombres para ayudarte, pero el
tiempo es esencial. — Jaime le hizo un gesto con la cabeza antes de abandonar
el terreno prohibido.

Él y los demás habían tenido un viaje agotador, y necesitaban descansar.

—Jaime, ¿de verdad le crees a ese tipo? —preguntó Forero.

—No creo que se atreva a mentirme. Como Cultivador Demoníaco, quizá sí


tenga una forma de convertir a ese demonio de sangre en una marioneta zombi.

La única opción que tenía Jaime era creer a Gilberto. Las horas pasaron en un
abrir y cerrar de ojos.
Pronto, Noé mandó a alguien a llamar a Jaime y a los demás para que fueran con
ellos. En el momento en que Jaime entró en el terreno prohibido, fue recibido
por la vista de un escenario de seis metros de altura construido en el centro.
Alrededor del escenario había algunos objetos mágicos que Jaime supuso que
servían para estabilizar el escenario.

—Señor Casas, el escenario está construido, pero no hay objetos mágicos lo


bastante buenos para estabilizarlo. Tengo miedo de que se derrumbe a mitad de
camino. ¿Puedo saber si tiene algún objeto mágico de mayor calidad, Señor
Casas? —preguntó Gilberto.

Jaime frunció los labios y negó con la cabeza.

—Yo tampoco tengo objetos mágicos, pero tengo una espada espiritual. ¿Será
suficiente? Gilberto también negó con la cabeza.
—Para ir sobre seguro, tendré que conseguir objetos mágicos adecuados. Pero,
¿de dónde iba a sacar Jaime objetos mágicos en un momento así?

En ese momento, Forero se adelantó y dijo:

—¿Para qué necesitas objetos mágicos? Puedo dibujar unos cuantos talismanes
para asegurarme de que este escenario sea tan resistente como una montaña.

Mientras hablaba, sacó unos trozos de papel y empezó a murmurar en voz baja
mientras dibujaba algo en el papel.

En un abrir y cerrar de ojos, Forero terminó con sus talismanes y los pegó en las
cuatro esquinas del escenario.

A Gilberto le sorprendió la forma en que Forero dibujaba sus talismanes rúnicos.


No podía creer que alguien fuera tan hábil con los talismanes.

CAPITULO 1746
Gilberto ordenó entonces a la gente que pusiera el cuerpo del demonio de sangre
en medio del escenario antes de volverse hacia Jaime.

—Señor Casas, necesito que derrame unas gotas de su esencia de sangre sobre
ese cuerpo para que sea capaz de controlarlo.

Con un movimiento de cabeza, Jaime saltó al escenario e hizo salir unas gotas de
esencia de sangre del entrecejo para que gotearan sobre el demonio de sangre.

En el mismo instante en que las gotas de esencia de sangre tocaron el cuerpo,


fueron absorbidas por completo.

Como si se hubiera electrocutado, el cuerpo del demonio de sangre empezó a


retorcerse. Jaime se volvió para mirar a Gilberto conmocionado.
Saltando al escenario, Gilberto dijo entonces:

—Señor Casas, por favor, no deje que nadie me moleste mientras creo la
marioneta zombi, o todo se irá al car*jo...
—No te preocupes. Yo mismo vigilaré aquí. Pero, ¿cuántos días necesita para
crear la marioneta zombi? —preguntó Jaime.

No podía vigilar a Gilberto para siempre. Además, si Gilberto en verdad le


estaba mintiendo sobre su capacidad para crear la marioneta zombi, estarían
vigilándolo por toda la eternidad.

Mirando al cielo, Gilberto dijo entonces:

—Estará hecho antes de que el cielo se oscurezca.

—Claro —Jaime movió la cabeza y saltó del escenario.

Gilberto levantó las manos y empezó a cantar en voz baja. Rayos de energía se
filtraron desde el suelo y se reunieron alrededor del cuerpo del demonio de
sangre.

Mientras tanto, Jaime, Forero y los demás vigilaban en silencio a Gilberto a un


lado. El tiempo pasaba.
El sol estaba a punto de ponerse, pero Gilberto y el cuerpo del demonio de
sangre permanecían

inmóviles. Sin embargo, la energía seguía filtrándose del suelo.

Una mirada ansiosa cruzó el rostro de Jaime, pero sólo podía esperar.

Justo en ese momento, los sonidos de lucha llegaron a sus oídos. Entonces, dos
terroríficas oleadas de aura se precipitaron hacia el terreno prohibido.

Jaime frunció las cejas.

—¿Viene alguien?

—Tienen auras muy fuertes. Son Grandes Marqueses de las Artes Marciales —
dijo Forero con el ceño igualmente fruncido.

Jaime le dedicó una mirada a Gilberto antes de volverse hacia Evangelina para
decirle:

—Evangelina, quédate aquí y no dejes que nadie se acerque. Voy a revisarlo con
el señor Forero. Evangelina asintió, y al segundo siguiente, Jaime y Forero
salieron corriendo del terreno prohibido. Justo cuando salieron del terreno, se
toparon con el asustado Noé.
Jaime lo agarró y le preguntó:

—¿Qué pasa?
—Malas noticias, señor Casas. Dos personas han irrumpido en el palacio y se
dirigen a toda velocidad hacia el terreno prohibido. Mis hombres no pueden
detenerlos —gritó Noé.

Al escuchar eso, Jaime se puso inmediatamente en marcha.

Sin embargo, cuanto más se acercaban a los intrusos, más se ensombrecía la


expresión de Jaime. Podía percibir que ambos eran grandes marqueses de las
artes marciales.

Eran adversarios a los que Jaime no confiaba en derrotar, porque tal vez no
pudiera detenerlos en absoluto. Sin embargo, a pesar de eso, tenía que hacer
todo lo posible para interceptarlos y evitar que entraran en el terreno prohibido.

Forero tenía una expresión igual de sombría mientras seguía sacando talismanes
rúnicos.

Cuando Jaime y Forero entraron en el palacio, se encontraron con cadáveres


esparcidos por el suelo. Lo siguiente que vieron fue a un hombre y una mujer
caminando hacia la parte trasera del palacio.

—¡Alto ahí! ¿Quiénes son? ¿Por qué vinieron? —gritó Jaime. Sin embargo, el
hombre sólo miró a Jaime antes de sisear:
—Lárgate, si no quieres morir.

Con eso, el dúo ignoró a Jaime y continuó su camino hacia el terreno prohibido.

En ese momento, Jaime lanzó un puñetazo para detenerlos, pero el otro hombre
también le devolvió el golpe.

Se escuchó un fuerte estruendo.

Jaime voló hacia atrás y, cuando aterrizó, le tembló el brazo.

CAPITULO 1747
Después de dar puñetazos para probar la fuerza del oponente, Jaime supo que se
enfrentaba a adversarios con una fuerza muy superior a la suya.

—¿Quién demonios son ustedes? ¿Qué quieren de mí? Les daré lo que sea.

En ese momento, Jaime supo que él y Forero podrían ser incapaces de detenerlos
en una pelea. De ahí que quisiera ganar tiempo.

—Somos miembros de la Secta Demoníaca, y nos llevaremos el recipiente del


demonio de sangre — le dijo el hombre a Jaime.

«¿Secta Demoníaca?». Jaime se quedó sorprendido. Nunca había escuchado


hablar de semejante secta. Y no sólo eso, se quedó atónito por el hecho de que
supieran que el recipiente del demonio de sangre estaba allí.

—Sobre ese recipiente del que hablas, no tenemos nada parecido aquí con
nosotros. ¿Estás buscando en el lugar equivocado?

Jaime se hizo el desentendido.

—Chico, deja de fingir. Sabes de lo que estamos hablando. Si nos lo entregas


ahora, nos iremos sin causar problemas —dijo la mujer.

—La verdad es que no lo sé. Jaime negó con la cabeza.


—Sigues fingiendo. Parece que no te rindes hasta el último segundo.

Cuando la mujer terminó de hablar, levantó la pierna y la dirigió hacia Jaime. En


un instante, ¡sus largas piernas de marfil estaban ya frente a la cara de Jaime!

Jaime retrocedió de inmediato, le agarró los tobillos con ambas manos y tiró.

Sin embargo, la mujer lo utilizó como pivote para saltar en el aire y enroscó sus
piernas alrededor del cuerpo de Jaime, constriñéndolo como una serpiente.

Jaime se sintió incómodo al estar tan cerca de una mujer.

—Muy bien, súcubo. Adelante.

Cuando Forero vio lo que pasaba, se puso verde de envidia. En un instante,


lanzó un amuleto en su dirección.

El amuleto explotó delante de ella, ¡haciendo que se soltara de Jaime y esquivara


con una voltereta hacia atrás!

—Jaime, eres fuerte. Tú encárgate del hombre y yo me encargaré de esta mujer.

Forero tenía los ojos fijos en la mujer que tenía delante. Sin embargo, sus ojos
seguían recorriendo sus largas y bonitas piernas en lugar de centrarse en su
rostro.

La mujer sintió la mirada de Forero y frunció el ceño con disgusto.

Al notar el comportamiento de Forero, Jaime se quedó sin habla.

«Vamos. ¿Acaso es el momento adecuado para contemplar su belleza?».

—Señor Forero, es una oponente formidable. Tenga cuidado —le aconsejó


Jaime.

—No te preocupes. Si algo he aprendido es a tratar con las mujeres. Observa y


aprende. Mientras Forero hablaba, lanzó varios amuletos a la mujer, y luego
cargó contra ella.
¡Bum! ¡Bum! ¡Bum!

Los amuletos explotaron en el aire, y el fuego resultantes cortaron su ruta de


escape.

Para entonces, Forero ya estaba frente a ella. Con expresión lasciva, abrió los
brazos para abrazarla. La mujer se irritó y lanzó un fuerte puñetazo.
Justo cuando su puño estaba a punto de golpear a Forero, el amuleto de su pecho
detonó.

La mujer se sobresaltó por la explosión e intentó retroceder, ¡pero se dio cuenta


de que no tenía adónde ir! De inmediato, Forero alargó la mano y le acarició la
cara. Un instante después, Forero retrocedió de inmediato. Sin embargo, lo hizo
un poco tarde.

Cuando Forero le tocó la cara, la mujer se puso furiosa. Sin pensárselo dos
veces, lo lanzó por los aires con una patada.

Al estrellarse contra el suelo, Forero enseñó los dientes de dolor y murmuró:

—Tan suave, tan suave…

Mirando a Forero, Jaime se quedó completamente sin habla.

«¿Por qué este tipo está tan desesperado por coquetear con las mujeres?».

—¡Debes de estar cansado de vivir!

El hombre se enfadó y desató una presión aterradora de su cuerpo.

Jaime sintió de inmediato una inmensa presión que aplastaba su cuerpo, y sus
piernas temblaron un poco.

Por otro lado, tendido en el suelo, Forero estaba inmovilizado por la presión y
no podía levantarse en absoluto.

CAPITULO 1748
Jaime comenzó a exudar el aura de su cuerpo para resistir la presión.

Unas luces doradas brillaron en su cuerpo, iluminando el cielo nocturno y


llenando la sala de una luz cegadora.

El hombre miró a Jaime y entrecerró los ojos.

—Vaya sorpresa. Tu cuerpo también parece muy fuerte.

Mientras hablaba, su figura desapareció en un instante y reapareció ante Jaime.


Entonces, lanzó un puñetazo hacia el pecho de Jaime.

Jaime respondió del mismo modo, y sus puños chocaron.

¡Bum!

El impacto de sus puños creó un ruido ensordecedor, y Jaime retrocedió varios


metros. Por el contrario, el hombre tan solo se balanceó un poco mientras su
mano se entumecía.
—Si este cuerpo tuyo sigue creciendo, me temo que llegará a ser más fuerte que
el demonio de sangre.

Había un atisbo de pasión en los ojos un poco entrecerrados del hombre.

—No le hagas daño. Atrápalo en su lugar. Es un cuerpo de la más alta calidad.

Los ojos de la mujer también brillaban con fuerza. Incluso la forma en que
miraba a Jaime había cambiado.

El hombre la miró de inmediato con expresión adusta.

—No me digas que te enamoraste de este chico. La mujer enarcó las cejas.
—¿De qué estás hablando? Sólo estoy admirando su cuerpo.

—Entonces captúralo tú misma. Me da igual.

El hombre parecía estar celoso y enfadado al mismo tiempo, pues dejó de luchar
y se apartó.

Jaime miró entre la pareja y se quedó sin palabras. Los dos habían ignorado por
completo su presencia.

La mujer puso los ojos en blanco hacia el hombre antes de volverse hacia Jaime.

—Joven, obedéceme y nunca te haremos daño. Incluso te haremos más fuerte.


No quiero hacerte daño, así que será mejor que no te resistas.

La mujer habló mientras caminaba hacia Jaime.

Sus ojos parecían brillar de forma cautivadora. Estaba usando Magia de


Encantamiento con Jaime. Sin embargo, la magia de encantamiento no era su
fuerte. Comparada con Magnolia y Lilia, su técnica estaba muy por detrás.

Ni siquiera la Magia de Encantamiento de las hermanas podía afectar a Jaime.


Por lo tanto, no había forma de que fuera hechizado por esta mujer.

Jaime se burló por dentro. Sin embargo, su rostro permaneció inexpresivo.


Al ver a Jaime inexpresivo, la mujer sonrió un poco. Se acercó a Jaime y le
acarició con suavidad la cara con la mano.

Forero presenció la escena y golpeó el suelo con ambos puños.

—¡Imperdonable! ¿Por qué es él el que se lleva toda la acción y yo no? La mujer


exhaló con suavidad y susurró:
—Oye, pórtate bien y ven conmigo. Tomó a Jaime de la mano para llevárselo.
Justo cuando la mujer estaba a punto de levantar la mano de Jaime, un destello
brilló en los ojos de Jaime, seguido de una sonrisa burlona que apareció en sus
labios.

Antes de que la mujer pudiera reaccionar, Jaime la golpeó con su Puño de Luz
Sagrado. Su puño se clavó en el abdomen de la mujer y la lanzó por los aires.
Desprevenida, la mujer recibió el puñetazo de Jaime y cayó con fuerza al suelo
con sangre goteando de la comisura de sus labios.

—¡Maldita sea! ¿Es implacable incluso contra una mujer? Forero se quedó de
piedra al ver lo sucedido.
El hombre se puso furioso después de presenciar como Jaime mandaba a volar a
la mujer de un solo puñetazo. De su cuerpo comenzaron a surgir fuego rojas.

El fuego le envolvieron, liberando ondas de calor por todas partes.

Mirando el fuego que crecían en el cuerpo del hombre, la expresión de Jaime se


volvió sombría de inmediato.

«Conoce la Magia del Control de el fuego y parece controlarla a la perfección».

Jaime desató el Poder de los Dragones dentro de su cuerpo, haciendo que rayos
dorados de luz salieran de él. Entonces, un dragón dorado lo envolvió.

¡Whoosh!

Con un movimiento de la mano, el hombre disparó bolas de fuego desde su


cuerpo hacia Jaime. La temperatura era tan alta que inmensas olas de calor
siguieron al ataque.

Jaime no se atrevió a recibir el golpe de frente. Sólo pudo retroceder mientras


esquivaba a izquierda y derecha. Sin embargo, las bolas de fuego lo seguían
implacables como si tuvieran ojos.

CAPITULO 1749
Al ver aquello, Jaime tuvo que dejar de moverse. Al instante, una llama azul
claro se encendió en su palma. Se fortaleció con el Poder de los Dragones y se
intensificó.

Jaime decidió usar fuego contra fuego. Empujó un poco la palma hacia abajo, y
la llama azul claro se extendió de inmediato hacia el suelo, formando un muro
de fuego ante él.

—No puedo creer que también conozcas la Magia de Control de Fuego. Lástima
para ti, lo que estás haciendo no es más que un truco insignificante.

El hombre no pudo evitar soltar una risita burlona al ver el muro de fuego frente
a Jaime.

¡Whoosh, whoosh!

Bolas de fuego penetraron en el muro de fuego en un instante y golpearon a


Jaime. En un instante, el cuerpo de Jaime estalló en fuego y se desplomó en el
suelo.
Al momento siguiente, notó que el hombre saltaba por los aires. El fuego
comenzó a arder incluso en el aire, y fue como si toda la sala se cubriera de
fuego.

Las llamas se abalanzaron sobre Jaime con una presión horrenda, pareciendo
que iban a destrozarlo. Jaime rechinó los dientes mientras sus articulaciones
crujían por la fuerza abrumadora. Los ojos se le inyectaron en sangre, e incluso
empezó a sangrar por la nariz y la boca.

Pero justo cuando el fuego estaba a punto de caer sobre Jaime desde el aire,
sintió un repentino frío glacial. Entonces, vio una fina niebla que se derramaba
sobre el fuego y lo extinguía.

Jaime se quedó atónito porque no tenía ni idea de quién le estaba ayudando.


Cuando se volvió para ver de quién se trataba, se sorprendió al ver que era la
mujer de antes.

—¿Qué haces?

La ira se reflejaba en el rostro del hombre cuando se volvió para mirar a la


mujer.

—No puedes matarlo, así que deja que lo haga yo.

Con una expresión gélida, la mujer se acercó a Jaime, al parecer todavía


resentida por el puñetazo de hacía un momento.

Al ver la reacción de la mujer, el hombre no dijo nada más. En lugar de eso,


retrocedió unos pasos. Mientras la mujer miraba a Jaime, la energía helada de su
cuerpo lo envolvió.
Cristales azules helados se formaron de inmediato en el cuerpo de Jaime, y del
suelo surgieron carámbanos que parecían una jaula que lo atrapaba ahí.

Jaime quiso liberarse, pero notó que no podía mover ni un músculo, pues su
cuerpo estaba demasiado rígido.

—Al principio, se te dio una oportunidad, pero la arruinaste con tus propias
manos. Por eso, ahora sólo puedes morir.

Después de que la mujer dijera eso, un afilado carámbano apareció de repente en


su palma, apuntando en dirección a la cabeza de Jaime.

Mientras tanto, el Poder de los Dragones seguía surgiendo dentro de Jaime, y la


energía espiritual salía de inmediato de su campo de elixir.

Tenía que liberarse de la capa de cristal que cubría su cuerpo, o estaba destinado
a morir.

Justo cuando la mujer estaba a punto de atacar a Jaime, Forero, que al principio
estaba tendido en el suelo, saltó de golpe y agarró el muslo de la mujer.

—¡Jaime, corre! —le rugió Forero a Jaime.

—¡Ahh! —Mientras Jaime bramaba, los cristales de su cuerpo se hicieron


añicos. Al segundo
siguiente, saltó y se dio la vuelta para correr hacia el terreno prohibido. Sabía
que no era rival para el dúo, así que no siguió luchando con ellos.
La mujer se quedó pasmada un momento antes de querer perseguir a Jaime. Sin
embargo, se dio cuenta de que Forero la estaba agarrando por el muslo e incluso
seguía frotando su cara contra su pierna de forma repugnante.

—¡Suéltame! ¡Suéltame!

Aunque la mujer pateó con fuerza a Forero, éste seguía sin soltarla.

Mientras tanto, el hombre saltó por los aires al ver escapar a Jaime. Dejó que el
fuego envolviera sus puños y lanzó un puñetazo a Jaime.

Aquel puñetazo tenía una fuerza letal y ondas de calor.

Jaime no se atrevió a detenerse ni siquiera cuando la Espada Matadragones


surgió de su mano. Le lanzó un tajo en cuanto se dio la vuelta.

¡Clang!

Un sonido ensordecedor retumbó en el aire. Un intenso poder irradió por la


Espada Matadragones, haciendo que casi se resbalara de la mano de Jaime.

Sin embargo, Jaime utilizó ese poder para impulsarse aún más hacia delante.

—¡Maldita sea! Este poder es demasiado aterrador…


Jaime no se atrevió a dejar de moverse ni un segundo y siguió corriendo hacia
delante. Mientras tanto, el hombre volvió a perseguir a Jaime.

CAPITULO 1750
Como el hombre era rápido, alcanzó a Jaime en un abrir y cerrar de ojos.
Mientras apretaba los dientes, Jaime se volvió para blandir de nuevo su espada.
¡Clang!

Esta vez, la Espada Matadragones que Jaime tenía en la mano salió volando de
inmediato. La mano de Jaime se hirió y la sangre brotó de la herida.

La cara de Jaime se ensombreció.

«Ahora que la Espada Matadragones ha desaparecido, sólo puedo luchar contra


él de frente».

¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!

El hombre dio tres puñetazos consecutivos, mientras Jaime contraatacaba con


tres puñetazos también.

Después de los tres puñetazos, todo el ser de Jaime voló hacia atrás, y se estrelló
contra el suelo con un fuerte golpe.

—¡Maldito psicópata!

Jaime se puso en pie y una expresión de preocupación apareció en su rostro. Este


hombre es demasiado poderoso.

Cuando Jaime respiró hondo, la Espada Matadragones volvió a su mano.


Entonces le infundió el Poder de los Dragones.

La Espada Matadragones empezó a zumbar. Al instante siguiente, un dragón


dorado voló en círculos sobre Jaime.

A pesar de ello, el hombre no prestó atención a los cambios de Jaime y volvió a


asestarle un puñetazo.

Aquel puñetazo fue tan poderoso que provocó una fuerte ráfaga de viento que se
transformó en un dragón de fuego cargando contra Jaime.

Al ver aquella escena, Jaime blandió el arma que tenía en la mano con todas sus
fuerzas. El dragón dorado rugió antes de abalanzarse sobre él.
¡Bum!

Los dos dragones chocaron y el suelo tembló.

El dragón dorado de Jaime se convirtió de inmediato en motas de luz y se disipó,


mientras que el dragón de fuego rugió y siguió cargando hacia Jaime.
Jaime frunció el ceño al sentir la poderosa aura que emanaba del dragón de
fuego. No tuvo más remedio que maximizar el Cuerpo de Golem e intentar por
todos los medios aguantar aquel ataque.

¡Bang!

El cuerpo de Jaime salió despedido por los aires. Su Cuerpo de Golem se


desintegró y aparecieron varias heridas en su cuerpo físico.

Jaime se estrelló con fuerza contra el suelo, formando un cráter.

El hombre saltó en el aire y cargó contra Jaime sin vacilar antes de lanzarle un
puñetazo. A juzgar por ese puñetazo, Jaime tal vez no podría aguantar más.
Justo en ese momento, sonó un grito femenino. Entonces, Evangelina apareció
frente a Jaime mientras lo defendía. Un aura azul claro emanó de todo su cuerpo,
que se convirtió en un escudo en un instante.

¡Bum!

Cuando el hombre golpeó con su puño el escudo, éste se rompió en pedazos,


pero, al mismo tiempo, contrarrestó el poder de aquel puñetazo.

Sin embargo, el rostro de Evangelina palideció.

Evidentemente, el poder del cuerpo físico de Evangelina, incluido el del espíritu


de la santa doncella,

había disminuido bastante. Tampoco era rival para aquel hombre.

Sin embargo, la aparición de Evangelina dio a Jaime la oportunidad de recuperar


el aliento.

—No puedo creer que todavía haya otra élite. Entonces pueden venir los dos
juntos contra mí. El hombre mantuvo la calma al ver a Evangelina, incluso se
sintió un poco excitado.
Su cuerpo estalló en fuego de nuevo mientras se convertía en una antorcha
viviente, y un aura aterradora se extendió en todas direcciones.

Cuando el hombre sacó los puños, bolas de fuego y una poderosa ola de energía
se dirigieron de inmediato hacia Jaime y Evangelina.

El dúo entró de inmediato en acción mientras las explosiones resonaban en sus


oídos.

¡Boom!

Al final, Evangelina y Jaime no pudieron soportarlo y fueron alcanzados por el


fuego. El impacto de la poderosa fuerza fue tan inmenso que hizo que las
entrañas del dúo se revolvieran.

Apretando los dientes, Evangelina y Jaime se levantaron a pesar de estar heridos


porque no podían permitir que el hombre entrara en el terreno prohibido. Sin
embargo, justo cuando el dúo estaba listo para luchar juntos contra el hombre,
olas de aire helado los envolvieron cuando la mujer se acercó corriendo desde el
pasillo.

Cuando Jaime vio a la mujer, sintió tristeza porque sabía que algo malo podía
haberle ocurrido a Forero.

La rabia llenó los ojos de Jaime, y una aterradora intención asesina se


arremolinó en su interior en ese momento.

—No perdamos más tiempo. Matémoslos de una vez. Percibo que el aura del
demonio de sangre ha cambiado... —le dijo la mujer al hombre.

El hombre asintió antes de que ambos se lanzaran al unísono contra Jaime y


Evangelina.

CAPITULO 1751
Si eran dos contra uno, Jaime sabía que él y Evangelina podrían contener a aquel
hombre. Sin embargo, tenían cero posibilidades de ganar contra dos oponentes.
De hecho, tal vez no podrían sobrevivir ni siquiera a un movimiento de la otra
parte.

Justo cuando Jaime estaba a punto de arriesgar su vida en la batalla, el suelo


tembló con violencia como si hubiera habido un terremoto.

A continuación, un rayo de luz blanca salió disparado hacia el cielo, seguido de


una explosión sonora.

En ese instante, el hombre y la mujer se congelaron en el acto y lanzaron una


mirada solemne en dirección al terreno prohibido.

Poco a poco, la deslumbrante luz desapareció y un aura espantosa envolvió todo


el terreno prohibido.

—¿Esto es...?

Ensancharon los ojos, con gesto sombrío.

Pronto, dos figuras salieron del oscuro terreno prohibido.

El que iba delante era Gilberto. Su aura había disminuido bastante y parecía
pálido. No era difícil adivinar que la magia que había estado utilizando le había
pasado factura.
Detrás de Gilberto iba el cuerpo del demonio de sangre, que se había convertido
en una marioneta zombi.

El demonio de sangre estaba allí como un robot sin alma. Sus ojos estaban
apagados y sin vida.

—Señor Casas, lo conseguimos... —Gilberto habló sin fuerza.

—Bien. Ahora deberías descansar.

Después de asegurarse de que Gilberto estaba teniendo su merecido descanso,


Jaime entró en el cuerpo del demonio de sangre y conectó con los restos de su
propio sentido espiritual que quedaban dentro del cuerpo.

Jaime estaba exultante. No pudo ocultar sus sentimientos y estalló en carcajadas


a pesar de encontrarse en mal estado.

Por el contrario, el hombre y la mujer parecían demasiado hoscos.

—¡Date prisa y deshazte de ese tipo! Su sentido espiritual está ahora conectado
con el cuerpo del demonio de sangre.

De inmediato, el hombre saltó por los aires. El fuego abrasador de su cuerpo


ardía con fuerza, y su aura también creció demasiado.

Un peligro aterrador aguardaba a Jaime. El hombre estaba decidido a asestarle a


Jaime un golpe mortal, sin dejarle ninguna posibilidad de seguir con vida.

Cuando Jaime sintió la presión aplastante y el aura intimidatoria que se le venía


encima, activó de inmediato su sentido espiritual. Con ello, el cuerpo físico del
demonio de sangre saltó y bloqueó al hombre.

Sin embargo, el hombre no tenía intención de detenerse. Lanzó un poderoso


puñetazo al demonio de sangre. Sonó un fuerte estruendo, pero el demonio de
sangre permaneció ileso.

Por el contrario, el hombre se vio abrumado por una inmensa fuerza de energía
de rebote que hizo que su brazo se doblara de forma distorsionada.

El hombre se quedó de piedra al ver su brazo roto.

—¿Cómo puede ser tan poderoso? —exclamó el hombre con incredulidad.

«Golpeé al demonio de sangre, y no hizo nada. ¿Cómo es posible que mi brazo


acabara roto, mientras que el demonio no está herido en absoluto?».

—Vámonos. No podemos quedarnos aquí más tiempo —le dijo el hombre a la


mujer.

Ella asintió con la cabeza. A continuación, ambos saltaron al cielo.

—¡Mátalos! —le ordenó Jaime al demonio de sangre.

Jaime no iba a permitir que se salieran con la suya después de lo que le habían
hecho.

En cuanto el demonio de sangre escuchó la orden, apareció detrás del hombre,


aunque nadie lo vio moverse.

Sorprendido por la emboscada, el hombre le devolvió un puñetazo en un intento


desesperado de defenderse.

Por desgracia, el demonio de sangre levantó la mano, agarró el puño del hombre
y lo hizo pedazos.

—¡Argh! —Un aullido agónico rasgó el aire.

Cuando la mujer escuchó su aullido de dolor, no se atrevió a quedarse de brazos


cruzados, sino que huyó a la velocidad del rayo. De hecho, ni siquiera se
molestó en mirar al hombre herido.

Posteriormente, el demonio de sangre abofeteó al hombre en la cara con tanta


fuerza que se le

partió el cráneo y le estalló el cerebro.

¡Whoosh!

En un instante, la sangre brotó por todas partes y el hombre murió en el acto. Su


alma se disipó poco a poco en la atmósfera.

Mientras tanto, la mujer parecía haber percibido la desaparición del aura del
hombre. Se volvió para echar un último vistazo antes de continuar su huida.

El demonio de sangre estaba a punto de perseguirla, pero Jaime lo detuvo.

—Regresa. No vayas tras ella.

En el momento en que el demonio de sangre escuchó la instrucción de Jaime,


apareció justo delante de él en un abrir y cerrar de ojos, como si se hubiera
teletransportado.

CAPITULO 1752
Inequívocamente, Jaime se enamoró del demonio de sangre al comprobar de
primera mano su capacidad. Estaba más que encantado de tenerlo como
increíble compañero, más que de ver a una hermosa mujer. Incluso la Alianza de
Guerreros palidecía en comparación con el demonio de sangre.

Mientras Jaime estaba inundado de euforia, Gilberto le echó una buena


advertencia.

—Señor Casas, no he podido utilizar plenamente mi magia porque no tengo


cuerpo físico. Por lo tanto, esta marioneta zombi sólo puede durar siete días.
Cuando se acabe el tiempo, volverá a convertirse en un cadáver —dijo Gilberto.

La cara de Jaime se descompuso de inmediato al escuchar la mala noticia.

—¿No puedes usar tu magia y seguir cultivándola después de esos siete días?
Gilberto sonrió irónicamente y contestó:
—Señor Casas, no puedo cultivar una marioneta zombi con un calibre como tal
por segunda vez. Sin embargo, puede conservar el cadáver hasta que encuentre
un espíritu adecuado para controlarlo. También funciona así.

Al escuchar eso, Jaime sintió brotar un atisbo de esperanza en su desalentado


corazón. De todos modos, ¡siete días son suficientes para acabar con toda la
Alianza de Guerreros!

—¿Cuánto tiempo crees que se necesita para que esta marioneta zombi acabe
con la Alianza de Guerreros? —preguntó Jaime.

Como Gilberto llevaba más de dos décadas con la Alianza Guerrera, debía
conocer algunos de sus secretos.

Para su sorpresa, Gilberto negó con la cabeza.

—Señor Casas, los miembros de la Alianza de Guerreros son astutos. No los


conozco muy bien. Sin embargo, la marioneta zombi no es invencible. No es
más que un cadáver, y tal vez tenía mejores dotes de combate cuando aún estaba
vivo. La capacidad de la persona que controla la marioneta zombi también
importa mucho. De todos modos, enfrentarse a la Alianza de Guerreros ahora
debería ser como un paseo por el parque.

Jaime asintió.

—Eso es suficiente para mí. No puedo depender de un cadáver como protección


todo el tiempo. También necesito aumentar mi poder.

—Por cierto, señor Casas, ¿dónde está el señor Forero? —Justo en ese momento,
Evangelina se acordó de Forero ya que aún no lo había visto.

—¡Maldita sea! ¡Me había olvidado por completo del señor Forero!

Al darse cuenta de repente, Jaime corrió de inmediato hacia el salón principal.


Mientras tanto, Forero yacía en el suelo de la sala principal. Tenía todo el cuerpo
lleno de heridas y por la boca no paraba de brotar sangre.

—¡Señor Forero! Señor Forero…

Cuando Jaime vio a Forero en un estado tan horrible, se sintió muy culpable.

«Las cosas no habrían llegado a este punto si el señor Forero no hubiera


arriesgado su vida para salvarme».

Jaime puso la mano sobre Forero y se dio cuenta de que aún respiraba. O sea,
¡que Forero seguía vivo! De ahí que de inmediato transfiriera un flujo constante
de energía espiritual al cuerpo de éste.

—¡Cof! ¡Cof! ¡Cof!

Entonces, Forero tosió y abrió los ojos poco a poco.

—¿Se encuentra bien, señor Forero? —Jaime se alegró mucho de verle


despertar.

Jaime estaba desconcertado. No entendía ni una sola palabra de lo que decía


Forero. Poco después, por fin lo entendió y se quedó callado.
«¿Por qué el señor Forero sigue soñando con los muslos hermosos de la mujer
cuando está a punto de morir?».

Jaime sabía que el cuerpo poseído por el demonio de sangre no podía durar
muchos días. Por lo tanto, llevó a Forero a la isla Encanta y pidió a Noé que
cuidara de él. Luego, partió hacia Ciudad de Jade con Evangelina y los demás.

Isabel y el resto de las chicas estaban encantadas de recibir a Evangelina de


vuelta, ya que podrían volver a divertirse juntas en el Palacio Carmesí.

Había dos razones principales por las que Jaime no compartía su plan de acabar
con la Alianza de Guerreros con Isabel y los demás. Primero, temía que se
preocuparan por él. Segundo, temía que lo siguieran y se enfrentaran al peligro.

Jaime llevó a Gilberto y al demonio de sangre a la residencia Duval. La cabeza


de la familia Duval entonces era Ramón.

—Jaime, la Alianza de Guerreros se mantuvo ocupada mientras estuviste fuera.


Me pregunto dónde encontraron a todos estos formidables luchadores. Se
rumorea que ya hay ocho Grandes Marqueses de las Artes Marciales dentro de la
alianza. —Eso fue lo primero que Ramón le dijo a Jaime cuando se conocieron.

—¿Ocho Grandes Marqueses de las Artes Marciales? —Jaime estaba


estupefacto—. ¿De dónde sacaron tantos?
CAPITULO 1753
Justo entonces, Gilberto habló.

—No es nada extraño que la Alianza de Guerreros reúna ocho Grandes


Marqueses de Artes Marciales. Sé que incluso tienen Santos de las Artes
Marciales entre ellos…

—¿Santos de las Artes Marciales? —Jaime estaba estupefacto.

—Así es. La Alianza de los Guerreros tiene una política muy estricta sobre la
clasificación. Lo que sepas de ellos tal vez sea sólo la punta del iceberg. Lo más
probable es que los verdaderos cerebros de la alianza estén orquestando todo
desde el reino secreto. Los logotipos de sus túnicas negras representan los
distintos rangos. He escuchado que el último Túnica de Oro Negra es un Santo
de las Artes Marciales, pero no lo he visto antes —le explicó Gilberto con
paciencia a Jaime.

El curioso Ramón miró a Gilberto y luego le hizo una pregunta a Jaime.

—¿Quién es, Jaime? Parece conocer la Alianza de Guerreros como la palma de


su mano.

—Es amigo mío —Jaime respondió brevemente. Luego preguntó a Gilberto—:


¿Por qué conoces tan bien la Alianza de Guerreros?

Éste negó con la cabeza, diciendo:

—Eso es todo lo que sé. Sion me dijo que tienen muchos más secretos. En
realidad, el presidente de la Alianza de Guerreros tiene muy poco poder, y por
eso no sabe mucho. Una cosa es segura, la Alianza de Guerreros no es lo que
presumes que es. Me temo que es imposible para ti desarraigar toda la alianza.
Sin embargo, aún podrías salvar a tu novia con la ayuda de esta marioneta
zombi.

Gilberto le dio muchos detalles a Jaime ya que se sintió algo conmovido cuando
éste se dirigió a él como amigo.

—Pase lo que pase, debo intentarlo.

Jaime se mostró decidido e inquebrantable.

En la Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade, Julen había reunido a un buen


número de Túnicas de Cobre Negro tras suceder a Saulo como nuevo presidente.
También había convocado a siete Túnicas de Plata Negra.

Desde que Jaime estableció la Secta Duval, la gente empezó a evitar la Alianza
de Guerreros. Ya casi no había sectas ni familias prestigiosas que se unieran a
ellos.
A la inversa, las sectas y familias prominentes que antes eran miembros de la
alianza optaron por cortar lazos con ella una tras otra.

Con eso, Julen era como un general sin ejército. Por lo tanto, ideó un plan para
mejorar las capacidades de la Alianza de Guerreros mostrando su fuerza y poder
a más sectas y familias prestigiosas. Para ello, reunió a muchos guerreros de la
Túnica de Cobre Negro, así como a siete Túnicas de Plata Negra.

Los Túnicas de Plata Negra eran todos Grandes Marqueses de las Artes
Marciales, y cada uno de ellos era demasiado poderoso. Por otro lado, los
guerreros de la Túnica de Cobre Negro también eran individuos bastante
poderosos.

Cuando la gente de las familias y sectas distinguidas vieron lo fuerte que era la
Alianza de Guerreros, algunos empezaron a acercarse a ellos una vez más.

En una sociedad realista, no podía faltar quien cambiara de bando en beneficio


propio. Con todo comparado con la habilidad de cada uno, era una norma que la
gente se pusiera del lado de los dominantes.

Julen estaba sentado en el vestíbulo del edificio de la Alianza de Guerreros en


Ciudad de Jade con un cetro en la mano y el ceño fruncido.

«¿Qué tiene de bueno Saulo? ¿Por qué se le permitía cultivar en la sala secreta?
¿Por qué? Pensé que se había convertido en un inútil en cuanto lo sustituyera
como nuevo líder y que lo condenarían a muerte. ¿Por qué fue enviado a la
habitación secreta para cultivar?».

A pesar del gran disgusto que sentía, Julen no se atrevió a quejarse. Le daba
miedo desafiar el poder de Tacio.

—Últimamente, el paradero de Jaime es muy incierto, pero podría ser algo


bueno para nosotros. Mientras él no encuentre faltas en nosotros, mantendremos
las distancias. Por favor, céntrense todos en el proceso de cultivo. Te daré
prioridad y te proporcionaré la sangre fresca de la chica. Tacio está enfurecido
por lo que ha sido de la Alianza de Guerreros. Por lo tanto, debemos permanecer
unidos y restaurar la alianza a su antigua gloria —dijo Julen al grupo de
guerreros Túnica de Cobre Negro y Túnica de Plata Negro.

Sin embargo, ninguno de los asistentes respondió porque sabían lo difícil que era
para la Alianza de Guerreros recuperar su antigua gloria.

CAPITULO 1754
La expresión de Julen se ensombreció mientras recorría con la mirada a la
silenciosa multitud.

«Esta gente es astuta. Saben lo difícil que es revivir la Alianza de Guerreros a su


gloria pasada. Si ese objetivo no se logra y Lord Tacio quiere imponer un
castigo, ninguno de ellos podrá salir ileso. Por lo tanto, todos ellos quieren
trasladarme la responsabilidad a mí solo. Bueno, ¿qué puedo hacer? Soy el líder
de la Alianza de Guerreros, y ellos son meros ayudantes contratados».

El arrepentimiento inundó a Julen en ese momento por haberse metido en


semejante lío.

«¿Por qué me convertí en el líder de la Alianza de Guerreros?». Sin embargo,


sentir remordimientos ya no tenía sentido.
Julen sólo esperaba que Jaime no regresara a la Alianza de Guerreros para armar
un escándalo y así tener tiempo para desarrollar la alianza.

Sonidos de reprimenda llegaron del exterior, interrumpiendo su hilo de


pensamientos.
—¿Quién eres? ¿Eres consciente del delito que has cometido al irrumpir en la
Alianza de Guerreros? La condena demostraba que un intruso había irrumpido
en el territorio de la Alianza de Guerreros.

La expresión de Julen se tornó sombría.

—¡Hmmm! ¿Cómo se atreve esta gente a despreciar a la Alianza de Guerreros?


Tenemos que darles una lección esta vez.

Últimamente, los intrusos seguían entrando en la Alianza de Guerreros sin


permiso. Estaba claro que nunca habían visto a la Alianza de Guerreros como
una amenaza.

Julen se puso en pie y salió a la calle con guerreros vestidos de negro


siguiéndole de cerca.

Cuando llegó a la puerta principal, Julen vio cómo Jaime apartaba a un guardia
de la Alianza de Guerreros y entraba en el vestíbulo como si fuera el dueño del
lugar. Otra persona seguía a Jaime. Sin embargo, esa persona no tenía expresión
y su mirada estaba vacía, lo que le hacía parecer tonto.

—¿Jaime?

Julen frunció el ceño al reconocer al intruso como Jaime.

«Demasiado para esperar que Jaime no volviera a la Alianza de Guerreros a


armar pleito. Hablando del diablo, ya está aquí».

Jaime lanzó una mirada a Julen.

—¿Eres tú el que manda ahora en la Alianza de Guerreros? —preguntó


despreocupado. Julen asintió.
—Así es. Soy el presidente…
—Perfecto. Lo hablaré contigo entonces.

Jaime entró en la sala cuando terminó, ignorando a Julen y a los guerreros de


túnica negra.

Con el demonio de sangre detrás de él, naturalmente, Jaime no temía a la


Alianza de Guerreros.

Al ver la arrogancia de Jaime, la ira surgió dentro de Julen. Sin embargo, se


contuvo y siguió a Jaime al vestíbulo.

—Jaime, ¿qué haces aquí? ¿No tienes miedo de no salir con vida? Julen estaba
impresionado con la valentía de Jaime.
—Cuando decidí venir, no tenía intención de marcharme. Tú sabes por qué estoy
aquí. Dejaré que la Alianza de Guerreros se vaya sin un rasguño si liberas a mi
novia. De lo contrario, dejará de existir en este mundo a partir de hoy —dijo
Jaime con expresión pétrea.

Julen estalló en carcajadas ante la amenaza de Jaime.

—Jaime, acepto que eres competente, pero ¿no eres sólo un Gran Marqués de
Artes Marciales?
¿Crees que no tienes rival en este mundo? Déjame decirte algo. Tenemos ocho
Grandes Marqueses de Artes Marciales. Cada uno de ellos tiene habilidades a la
par contigo. ¿Qué te hace pensar que puedes venir aquí y exigir que tu novia sea
liberada? Deberías estar agradeciéndome por dejarte vivir en este momento.

Los labios de Julen se curvaron en una fría sonrisa mientras empuñaba su cetro.

Los guerreros de túnica negra lanzaron miradas burlonas a Jaime. Podrían haber
sentido una pizca de temor si Jaime hubiera reunido a todas las fuerzas de la
Secta Duval para una batalla a vida o muerte contra la Alianza de Guerreros.

Sin embargo, Jaime había ido solo. Eso significaba que estaba cavando su propia
tumba. Tenían los números de su lado, así que no le temían.

Las palabras de Julen no afectaron en lo más mínimo a Jaime, que afirmó con
calma:

—Te estoy dando una oportunidad. No me culpes por las consecuencias si no la


aprecias. Julen se rio.
—Jaime, tu novia está encerrada en la mazmorra y nadie puede liberarla ni
salvarla. Yo tampoco tengo ese nivel de autoridad. ¿Qué te hace pensar que
soltaré a tu novia, aunque la tenga? ¿Crees que la dejaré ir contigo abriendo la
boca?

Un aura poderosa explotó del cuerpo de Julen en medio de la conversación. En


un abrir y cerrar de ojos, el aura envolvió cada centímetro de Jaime.

CAPITULO 1755
Del cuerpo de Jaime emanaba un tenue brillo dorado para desafiar la presión del
aura de Julen.

El aura de Julen se volvía más frenética a cada minuto, mientras que el brillo
dorado del cuerpo de Jaime resplandecía con más intensidad.

Los dos estaban clavados en su lugar mientras luchaban. Ninguno se movía ni


retrocedía. Las dos auras chocaban continuamente.
Las cejas de Julen se fruncieron ante el punto muerto.

Pensaba que las habilidades de Jaime eran más débiles que las suyas, pero se
quedó atónito al comprobar que no era así tras un solo ataque. Por el contrario,
Jaime parecía estar en igualdad de condiciones que él.

Julen había desatado su aura al máximo, pero Jaime seguía inmóvil como una
estatua.

Los guerreros de túnica negra que los rodeaban retrocedieron. No querían


malgastar sus poderes soportando la presión generada por la batalla.

En ese momento, nadie se dio cuenta de que el aura de la sala se estaba agitando
ferozmente. El choque entre las dos auras creó una fuerza aterradora que
convirtió los muebles en polvo.

Sin embargo, el demonio de sangre que estaba detrás de Jaime resultó ileso. No
se movió, ni su expresión cambió.

¡Boom!

Al final, Julen y Jaime dieron un paso atrás al mismo tiempo. Las auras que
emanaban de sus cuerpos también se dispersaron de inmediato.

La batalla estaba empatada, ya que nadie ganaba.

—¡Jaime, cómo te atreves a invadir el territorio de la Alianza de Guerreros con


tus míseras habilidades! Eres un verdadero ignorante. Supongo que la ignorancia
es felicidad. No necesito ayuda de nadie. Quitarte la vida será pan comido con
este cetro mío —dijo Julen mientras lanzaba a Jaime una mirada de desprecio.

—¿Ah, sí? Yo me quedo aquí. Siéntete libre de venir a matarme cuando quieras.
Jaime se encogió de hombros, extendiendo los brazos con cara de pocos amigos.
Al ver la indiferencia de Jaime, Julen dudó en ir contra él. No estaba seguro de
si Jaime tenía alguna carta bajo la manga.

—¿Qué pasa? ¿No te atreves a hacer un movimiento? Deja ir a mi novia si tienes


miedo. La Alianza de Guerreros desaparecerá a partir de este momento si me
obligas a atacar —advirtió con frialdad Jaime.

—¡Hmph! No necesito ensuciarme las manos para matarte. —Con una burla,
Julen dio un paso atrás.

—¡Mátalo!

Julen no agredió a Jaime él mismo. En su lugar, ordenó a los Túnicas de Plata


Negra que lo hicieran.

«Siete Túnicas de Plata Negra, con el rango de Gran Marqués de Artes


Marciales, deberían ser suficientes para enfrentarse a Jaime solos. Un ataque de
cada uno podría hacer papilla a Jaime».

Los Túnicas de Plata Negra no podían desafiar la orden de Julen. Se adelantaron


y rodearon a Jaime en un segundo.

Las auras desatadas por los siete hombres hicieron temblar todo el edificio.
Jaime miró impasible a los siete guerreros. En sus ojos brillaba un destello frío.
—Mátalos a todos. No quiero a nadie vivo —ordenó Jaime.

La sorpresa invadió a Julen, que se apresuró a estirar el cuello para mirar al


exterior, pero no vio a nadie.

«¿A quién manda Jaime? ¿Podría ser el tipo de la mirada vacía que tenía
detrás?».

Julen ya había examinado al hombre nada más entrar en el vestíbulo. El


demonio de sangre no tenía aura alguna, como si fuera un cadáver.

«Una persona así no puede ser tan poderosa».

Al recibir la orden de Jaime, el demonio de sangre se puso delante de Jaime.

Mientras tanto, las comisuras de los labios de Jaime se dibujaron en una mueca
mientras se retiraba
hacia la pared.

Los siete Túnicas de Plata Negra intercambiaron miradas mientras se


enfrentaban al demonio de sangre, sin saber qué hacer.

Un hombre con la mirada perdida se había acercado. No tenía aura, así que no
sabían si debían atacarle.

—Maten también al retrasado —exigió Julen.

Un Túnica de Plata Negra asintió a la orden antes de lanzar su puño hacia el


demonio de sangre.

El Túnica de Plata Negra no puso toda su fuerza en su puñetazo, pensando que


el diez por ciento de su poder era más que suficiente para hacer papilla a un
hombre sin aura.

La sonrisa de Jaime se transformó en una mueca cuando vio que el Túnica de


Plata Negra había subestimado la capacidad del demonio de sangre. La
expectación lo invadió mientras observaba.

«Las cosas serían perfectas si ahora tuviera palomitas».

El puñetazo de la Túnica de Plata Negra se acercó cada vez más. Una fracción
de segundo después se estrelló contra el pecho del demonio de sangre.

CAPITULO 1756
¡Boom!

Aunque no puso toda su fuerza en el puñetazo, la fuerza de éste equivalía a


decenas de miles de kilos. Incluso podría aplastar la punta de una montaña con
facilidad.

Sin embargo, cuando ese puñetazo se estrelló contra el demonio de sangre, fue
como si hubiera sido golpeado por una suave brisa.

El demonio de sangre no mostró ninguna reacción al ataque. Por otro lado, el


Túnica de Plata Negra sintió un enorme contragolpe. En un instante, todos los
huesos de su brazo se fracturaron. Las afiladas puntas blancas atravesaron su
piel, dejando al aire los huesos puntiagudos.

La combinación de huesos blancos y sangre roja añadió un factor de horror a la


violenta escena. El resto de la multitud se quedó atónita ante lo que vio.
Esto fue así para el Túnica de Plata Negra que atacó. Tras el shock inicial,
retrocedió con urgencia.

Sabía que el hombre sin aura que tenía delante era mucho más poderoso de lo
que creían. Sin embargo, cuando el Túnica de Plata Negra retrocedió, el
demonio de sangre se movió. El demonio de sangre estiró el brazo para
abofetear al Túnica de Plata Negra en la cara.

Su movimiento podía parecer lento, pero en realidad fue demasiado rápido.

Antes de que el Túnica de Plata Negra pudiera reaccionar, la palma del demonio
de sangre había golpeado su cara.

¡Splat!

La cabeza del Túnica de Plata Negra estalló en pedacitos. La sangre salpicó por
todas partes, y un fuerte olor a hierro se extendió por el aire.

Julen y los otros guerreros de la Túnica de Plata Negra estaban estupefactos.

—¿Cómo es posible? —Julen miró al muerto Túnica de Plata Negra con


incredulidad.

«¡Era un Gran Marqués de Artes Marciales! No un don nadie, sino un Gran


Marqués de Artes Marciales. ¿Cómo podía matarlo una bofetada del oponente?
Era como matar una mosca de un manotazo. ¿No es esto demasiado ridículo?
¿Qué clase de poder posee alguien que puede matar a un Gran Marqués de Artes
Marciales con una bofetada? ¿Es un Santo de las Artes Marciales? ¿Un
Manifestador?».

Julen sintió que su cerebro había dejado de funcionar.

El resto de los Túnicas Plateadas Negras tenían miradas solemnes en sus rostros
mientras veían a su camarada morir de una bofetada.

No se atrevieron a atacar después de eso y por instinto dieron un paso atrás.

—Te dejaré vivir si liberas ahora a mi novia y me pides perdón de rodillas —


ofreció Jaime. Julen replicó con expresión fría:
—No lo celebres demasiado pronto, Jaime. Aunque no sé de dónde has sacado a
semejante luchador de élite, no subestimes a la Alianza de Guerreros. ¿Qué
puedes hacer, aunque tu hombre sea un Santo de las Artes Marciales? ¿Crees
que nosotros mismos no tenemos uno? La reliquia sagrada de artes marciales en
mi mano puede desatar el poder equivalente a un Santo de las Artes Marciales.

Olas de aura continuaron irradiando del cuerpo de Julen mientras apretaba el


cetro.

—Bien, muere entonces.

Sin perder más aliento, Jaime de inmediato controló al demonio de sangre para
que atacara.

—¡Atáquenlo todos! ¡No tenemos que asustarnos, aunque ese hombre sea un
Santo de las Artes Marciales! —gritó Julen.

Los seis Túnicas de Plata Negra restantes apretaron sus mandíbulas y cargaron
juntos. No tenían muchas opciones, ya que no podían huir. El castigo de Tacio
para los fugitivos era un destino peor que la muerte.

Los seis cargaron hacia el demonio de sangre. Julen se aferró a su cetro y buscó
una oportunidad para asestar un golpe letal al demonio de sangre.

Sin embargo, antes de que Julen pudiera atacar, vio que el demonio de sangre
empezaba a agitar su palma abierta.

Con cada movimiento, el demonio de sangre daba una bofetada en la cara de


cada Túnica de Plata Negra a una velocidad asombrosa.

En un abrir y cerrar de ojos, los seis Túnicas de Plata Negra se habían


convertido en cadáveres sin cabeza. Toda la sala se llenó del sabor metálico de
la sangre.

Julen, que había estado esperando la oportunidad perfecta para atacar, se quedó
atónito. Miró los cuerpos en el suelo con incredulidad. El shock estaba escrito en
su rostro.
Todos los Túnicas Plateadas Negras eran Grandes Marqueses de las Artes
Marciales. Algunos estaban incluso en la fase avanzada, por lo que ninguno era
más débil que Julen.

Sin embargo, tal existencia de élite en el mundo de las artes marciales murió por
una bofetada.

El problema era que una bofetada mataba a una persona. Los espíritus de los
Túnicas Plateadas Negras ni siquiera tuvieron la oportunidad de escapar de sus
cuerpos.

Fueron destruidos en un instante.

En ese momento, los Túnicas de Cobre Negro no pudieron contener su miedo


por más tiempo y salieron corriendo. Ya que los Túnicas de Plata Negra no
podían resistir ni una bofetada del demonio de sangre, seguramente los Túnicas
de Cobre Negro no tendrían ninguna oportunidad. Lo más probable es que
murieran si el demonio de sangre les lanzaba una bocanada de aliento.

—No los dejes escapar.

El cuerpo del demonio de sangre se movió un poco ante la orden de Jaime y


apareció frente a los Túnicas de Cobre Negro que huían.

CAPITULO 1757
Nadie vio cómo se movía el demonio de sangre. Desapareció en un instante,
como si acabara de
teletransportarse.

—¡Ah!

Los guerreros de la Túnica de Cobre Negro fruncieron el ceño antes de lanzarse


todos a la vez hacia el demonio de sangre.

Sabían que la única forma de sobrevivir era luchar por sus vidas.
Más de diez guerreros de la Túnica de Cobre Negro se lanzaron hacia el
demonio de sangre, pero con cada golpe furioso, el demonio de sangre les
arrancaba el alma de un bofetón tan fuerte que dejaban de existir por completo.

En un abrir y cerrar de ojos, ya no quedaba ninguno de los guerreros de la


Túnica de Cobre Negro. Ni siquiera sus restos se encontraban en ninguna parte.

La expresión de Julen se volvió más oscura que nunca al ver todo lo que se
desarrollaba ante él. Apretó con fuerza el cetro.

«Tal y como van las cosas, este cetro es mi mejor oportunidad para sobrevivir.
Después de todo, es una reliquia sagrada de las artes marciales. Aunque no
pueda usarlo contra el demonio de sangre,
¡confío en salir ileso mientras tenga este cetro conmigo!».

—¿Quieres negociar o no? Deja ir a mi novia y puede que te perdone la vida —


le dijo Jaime a Julen.

—Como te he dicho, no tengo autoridad para soltar a tu novia. Te digo que, de


todas formas, no podrías abrir la mazmorra ni aunque me mataras —dijo
impasible Julen.

—Puesto que no me sirves de nada, morirás.

Jaime lanzó una mirada al demonio de sangre, que empezó a caminar hacia
Julen.

—Para que no lo olvides, estoy armado con una reliquia sagrada de artes
marciales.

En ese momento, el aura de Julen se filtró en el cetro, que comenzó a brillar y


emitir un aura aterradora.

La sala se llenó de una aterradora presión inducida por el aura de Santo de las
Artes Marciales que se reunía dentro del cetro.

Incapaz de soportar la presión, las piernas de Jaime empezaron a temblar antes


de caer de rodillas. Ver a Jaime arrodillado llenó a Julen de confianza.
—Antes tratabas este cetro con desdén. Ahora conoces todo su poder. Julen se
burló antes de levantar el cetro por encima de su cabeza.
En un instante, un chorro tras otro de horrible aura se derramó incesantemente
hacia el exterior. Entonces, una cegadora ráfaga de luz brotó de la punta del
cetro, apuntando en dirección al demonio de sangre.

La luz cegadora lanzó a Jaime por los aires. Por sorpresa, era incapaz de
defenderse frente a la

reliquia sagrada de artes marciales.


En ese momento, se dio cuenta del verdadero alcance del poder de un santo de
las artes marciales.

Eso era sólo una pizca del aura liberada por la reliquia sagrada de artes
marciales. El poder de un verdadero Santo de las Artes Marciales sería
inimaginable.

Las cejas de Jaime se arrugaron de ansiedad al recordar la advertencia de


Gilberto sobre la existencia de un Santo de las Artes Marciales en la Alianza de
Guerreros.

Era una suerte que su demonio de sangre pudiera resistir a Julen. De lo


contrario, Jaime no habría tenido ninguna oportunidad contra la reliquia sagrada
de las artes marciales.

El demonio de sangre ignoró la luz que emitía el cetro y las repetidas ráfagas de
poder que golpeaban su piel.

Los ataques parecían meras cosquillas contra la robusta carne del demonio de
sangre. Al llegar ante Julen, el demonio de sangre blandió su garra contra él.
Julen rugió de asombro y rabia, y el cetro en su mano brilló aún más.

El demonio de sangre seguía imperturbable ante la luz. Golpeó el cetro y el


poder que emanaba de él fue destruido al instante.

Julen sintió como si sus brazos estuvieran rotos, y el cetro voló fuera de su
alcance.

Al desaparecer el horrible poder del Santo de las Artes Marciales, Jaime se puso
en pie de un salto y corrió hacia el cetro.

Al ver la determinación de Jaime por obtener el cetro, Julen se llenó de pánico,


pero como su única opción contra el demonio de sangre era huir, se vio obligado
a abandonar el cetro.

Mientras Julen se daba la vuelta y corría, Jaime tomó el cetro y lanzó una ráfaga
del poder del Santo de las Artes Marciales contra su presa.

Julen sintió que un aura ominosa se acercaba a él por detrás y, antes de que
pudiera reaccionar, la fuerza lo lanzó por los aires.

Cayó con fuerza al suelo y escupió sangre sin parar, al parecer había sufrido
heridas graves.

CAPITULO 1758
El demonio de sangre estaba a punto de dar un paso adelante para asestar el
golpe final a Julen, pero Jaime lo detuvo.
—No lo mates.

Jaime pretendía que Julen lo condujera al calabozo para rescatar a Josefina.

El demonio de sangre se detuvo en seco antes de retroceder. Llevando consigo el


cetro, Jaime llegó ante Julen y le dijo con frialdad:

—Las negociaciones quedan descartadas. Llévame a las mazmorras.

Julen miró al demonio de sangre y luego al cetro en la mano de Jaime antes de


respirar hondo.

—Aunque entres en la mazmorra, no podrás sacar a tu novia de allí.

—Basta ya de tonterías. Sólo tienes que hacerme entrar, y si tengo éxito o no en


mi empeño es asunto mío.

Jaime tiró de Julen para ponerlo en pie. Cojo y manso, Julen siguió a Jaime
hacia la puerta trasera de Alianza de Guerreros.

Al acercarse a la falsa montaña, Jaime ordenó:

—Abre el calabozo.

Julen no se atrevió a obedecer porque era consciente de las consecuencias de


traicionar a Tacio.

—Aunque abra la mazmorra, Jaime, no podrás rescatar a tu novia porque está


encerrada en una celda hecha a medida. Es imposible que lo consigas —dijo con
una mueca.

Jaime miró a Julen y, de repente, su sentido espiritual invadió el subconsciente


de este último.

Habiendo sufrido heridas considerables, Julen no estaba en condiciones de


soportar el implacable tormento al que le sometía el sentido espiritual de Jaime.

La intensa agonía le hacía sentir como si se le abriera la cabeza.

—Abre la mazmorra y no tendrás que sufrir más —le dijo Jaime a Julen.

Sin otra opción, Julen se vio obligado a aceptar. Caminó hacia la montaña falsa
y usó magia para moverla, revelando poco a poco la entrada a la mazmorra.

Eufórico al ver que la mazmorra se abría, Jaime estaba a punto de entrar


corriendo. Sin embargo, pensándolo mejor, desconfió de las trampas del interior.
Así que hizo que Julen caminara delante de él.
La pareja caminó hasta llegar a la celda de Josefina. Incapaz de contener sus
emociones, Jaime cargó hacia la celda.

Agarrando las puertas de hierro de la celda, gritó el nombre de Josefina.

En ese momento, Josefina estaba sentada en la cama. La celda estaba bien


amueblada y equipada con las necesidades diarias.

Josefina se alegró al escuchar la voz de Jaime. Al girar la cabeza y ver a Jaime,


no pudo evitar echarse a llorar.

—¡Jaime! ¡Jaime!

Corrió hacia la puerta y se agarró a las manos de Jaime.

—¿Cómo entraste aquí? ¿Te capturaron a ti también?

—No. Estoy aquí para rescatarte. Te voy a sacar de aquí.

Jaime acarició con suavidad las mejillas de Josefina.

La complexión de la mujer parecía estar bien, pero sus ánimos estaban bajos
debido a su prolongado cautiverio en la celda.

—¡Rápido, abre la puerta de la celda de una vez! —ordenó Jaime a Julen con
impaciencia.

—No puedo hacer eso —dijo a Jaime.

—Sí, claro. Puedes, y lo harás. Te mataré a palos si no lo haces.

Lívido, Jaime empezó a agredir a Julen, que estaba por completo indefenso ante
sus golpes. Como tal, sólo podía acobardarse y soportar los puñetazos y patadas
que le llovían.

A pesar de estar cubierto de moretes, Julen seguía negando con la cabeza.

—Te juro que no puedo. No tengo autoridad para abrir la puerta de la celda.

—Entonces dime. ¿Quién tiene autoridad para hacerlo? —exigió Jaime mientras
tiraba de Julen por el cuello.

—Saulo puede. Sabe cómo abrir la puerta de la celda.

Julen lanzó una mirada temerosa a Jaime, que parecía trastornado, y decidió
vender a Saulo.
—¿Dónde está? Que venga aquí ahora mismo —gritó Jaime, exigiendo que
Saulo emergiera.

Sin embargo, en ese momento, Saulo ni siquiera estaba en la Alianza de


Guerreros, sino en una habitación secreta hecha a medida para el cultivo
exclusivo de la Alianza de Guerreros.

CAPITULO 1759
Ni siquiera Julen conocía el paradero concreto de Saulo. Explicó con cuidado:
—No lo sé. Los de arriba convocaron a Saulo para el cultivo…

—¡Me niego a creer que no pueda abrirla!

—Mientras oleadas de aura seguían exudando de su cuerpo, Jaime agarró la


puerta de la celda y trató de derribarla con todas sus fuerzas.

Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la puerta permaneció intacta.

—¡Abre la puerta! —ordenó al demonio de sangre.

El demonio de sangre se acercó a la puerta y le dio un puñetazo, haciendo


temblar toda la mazmorra y casi provocando su derrumbe.

Sin embargo, la puerta se negó a moverse.

Eso sorprendió a Jaime.

«Este demonio de sangre es un ser poderoso que tiene miles de años. ¿Cómo es
posible que no tenga suficiente poder para romper esta puerta?».

Justo antes de que el demonio de sangre lanzara otro puñetazo a la puerta, Julen
se apresuró a decir:

—No puedes abrir esta puerta a la fuerza. De lo contrario, toda la mazmorra se


derrumbará y todos moriremos.

En respuesta, Jaime ordenó:

—¡Alto!

Mientras que tanto él como el demonio de sangre eran lo suficientemente


poderosos como para sobrevivir al colapso de la mazmorra, Josefina tal vez no
lo haría. Lo más probable era que muriera si eso ocurría.

Jaime estaba irritado porque no tenía ni idea de qué hacer.

—¡Debes tener una maldita manera de abrir esta puerta! Hazlo ahora mismo o
muere. Entonces agarró el cuello de Julen.
«Si no puedo abrir esta puerta con violencia, ¡le sacaré una idea a Julen!
Después de todo, es el presidente de Alianza de Guerreros».

Asfixiado, Julen enrojeció.

—No puedo. Aunque me mates, ¡no se abrirá!

Jaime lo ignoró y aumentó la fuerza de su agarre. Mirando a Julen con los ojos
inyectados en sangre, lo amenazó:

—¡Ya que tienes tantas ganas de morir, te concederé tu deseo!

Julen luchaba por respirar mientras su rostro se ponía morado, como si fuera a
caer muerto en cualquier momento.

Entonces, Josefina tomó la palabra.

—En verdad parece que no sabe cómo abrirlo, Jaime.

Sólo entonces Jaime recuperó una pizca de racionalidad y soltó a Julen. Julen
tosió sin cesar y respiró hondo varias veces.
—De verdad que no tengo ni idea de cómo abrirlo. En realidad, no tengo
ninguna autoridad porque sólo soy un sustituto temporal de Saulo.

Jaime sintió que le dolía mucho el corazón mientras miraba a la atrapada


Josefina. En respuesta, Josefina lo consoló:

—No estés triste, Jaime. Anímate. Creo que hay una forma de sacarme de aquí.
Además, no me matarán ni me torturarán.

—De acuerdo. Sin duda encontraré la forma de sacarte de esta prisión. Por
favor, espérame, Josefina —aseguró con decisión.

—Te creo. Ahora mismo, eres lo bastante poderoso como para llegar hasta aquí.
Estoy segura de que el día de nuestro verdadero reencuentro está a la vuelta de la
esquina.

Jaime se aferró a la mano de Josefina durante un largo rato, sin querer soltarla.
De repente, un aura aterradora inundó la mazmorra como si algo terrorífico
hubiera despertado.

Al detectar esa aura, supo que no podía permanecer más tiempo en la mazmorra.
Después de despedirse de Josefina, levantó a Julen y salió corriendo.

En el momento en que estaba fuera de la mazmorra, las puertas se cerraron


automáticamente. Entonces, unas ondas de luz que recordaban las escamas de un
pez aparecieron y volvieron a aplicar una matriz arcana a la entrada de la
mazmorra.
Al ver aquello, Jaime frunció las cejas.

«Estoy seguro de que alguien controla todo esto entre bastidores. ¡Tal vez
también sepan que entré en la mazmorra!».

Así, le dio una orden al demonio de sangre.

—¡Destruye la Alianza de Guerreros!

«Ya que no puedo aplastar el calabozo, ¡destruiré toda la Alianza de


Guerreros!».

El demonio de sangre cumplió la orden de Jaime emitiendo un aura aterradora,


conjurando tornados para destruir todo el lugar.

CAPITULO 1760
A pesar de la matriz arcana protectora de Alianza de Guerreros, el demonio de
sangre redujo en cuestión de segundos a escombros los antes esplendorosos
edificios.

Incluso el propio Jaime se quedó perplejo ante el abrumador poder del demonio
de sangre.

«¡Mi*rda! ¡Este demonio de sangre es demasiado fuerte! Si su cuerpo físico no


es lo único que conserva, y sigue vivo ahora mismo, ¡creo que será
prácticamente invencible!».

La cara de Julen se volvió cenicienta cuando vio que Alianza de Guerreros


estaba siendo demolida.

«Se acabó para mí. Lord Tacio no me dejará libre, aunque Jaime no me mate».

En un abrir y cerrar de ojos, toda Alianza de Guerreros dejó de existir, y lo único


que quedó en pie fue la montaña falsa.

A ninguno de los miembros de Alianza de Guerreros les quedaban cadáveres


que enterrar porque todos se habían convertido en papilla.

Cuando Jaime desvió su atención hacia Julen, éste sintió que se le apretaba el
corazón.

Era bastante humillante para alguien como Julen, que era un Gran Marqués de
Artes Marciales y un Túnica de Plata Negra de Alianza de Guerreros, verse
reducido a un humilde cautivo y estar en un estado tan miserable.

—Te ayudé a abrir la mazmorra y te lo conté todo, Jaime. ¿Puedes, por favor,
perdonarme? — suplicó, pues temía la muerte.
Jaime lo miró y pronunció con frialdad:

—Te di una oportunidad, pero no la supiste apreciar. Si quieres culpar a alguien,


cúlpate a ti mismo por ocupar el puesto de presidente de la Alianza de
Guerreros.

En lugar de matar a Julen en el acto, Jaime le pidió al demonio de sangre que lo


llevara a la residencia de los Duval.

La única razón por la que Jaime lo mantuvo con vida fue para poder ejecutarlo
en público. Quería que todos vieran las consecuencias de aliarse con la Alianza
de Guerreros.

Con el presidente de la Alianza de Guerreros muerto y su sede destruida, nadie


se atrevería a volver a unirse a esa organización.

Jaime no se rendiría hasta que la Alianza de Guerreros fuera borrada de la faz


del planeta.

Mientras tanto, en algún lugar de un espacio volátil, una figura vagamente


visible vestida con una túnica negra se levantó con lentitud.

—No puedo creer que alguien del reino mundano sea tan poderoso como para
sacudir mi matriz arcana. El aura de antes era demasiado poderosa. ¿Los seres
antiguos están despertando debido a la restauración de la energía espiritual? —
Aunque el hombre estaba hablando, no había nadie delante

de él.

—Lord Tacio, todos los reinos secretos importantes han recibido noticias de que
la era de la restauración de la energía espiritual llegó. Todas las familias
prominentes de prestigio parecen estar preparándose para ello. Muchos
poderosos representantes de esas familias han surgido en el reino mundano. Sin
embargo, la Alianza de Guerreros que tanto esfuerzo nos costó construir fue
demolida en este momento crucial. —Un anciano arrugado y un poco encorvado
apareció en el volátil espacio.

Tacio cacareó como si no le molestara en absoluto la destrucción de la Alianza


de Guerreros.

—La Alianza de Guerreros no es más que uno de mis cebos. Sin embargo, eso
no significa que pueda ser destruido con facilidad por otras personas. Quiero que
compruebes la situación. Si es posible, quiero que traigan a Jaime. Quizá si
obtenemos su Forma Verdadera del Dragón Dorado, podremos entrar en otro
mundo y, por fin, conocer a nuestro señor de los demonios...

—Entendido. —El anciano encorvado retrocedió con lentitud. De inmediato, su


cuerpo desapareció en el volátil espacio.
Mientras tanto, en Ciudad de Jade se extendía la noticia de la destrucción de
Alianza de Guerreros y la captura de su líder.

En ese momento, el prestigio de Jaime había alcanzado su punto más alto. Sin
embargo, nada de eso le importaba porque sólo le interesaba salvar a Josefina.

Aunque la Alianza de Guerreros había desaparecido, el calabozo permanecía.


Jaime estaba
desesperado porque no podía hacer nada para sacar a Josefina.

—¿Está frustrado porque no puede romper la puerta del calabozo de Alianza de


Guerreros, señor Casas? —preguntó Gilberto al acercarse a Jaime.

Jaime se volvió hacia él y asintió.

—La matriz arcana de esa puerta es demasiado poderosa. Ni siquiera el demonio


de sangre puede abrirla.

—Estuve atrapado en esa mazmorra durante dos décadas, así que sé lo única que
es esa matriz arcana. Sin embargo, tal vez pueda romperla si encuentra su
núcleo.

CAPITULO 1761
Al escuchar eso, Jaime puso los ojos en blanco. Todo el mundo sabía que
destruir el núcleo de una matriz arcana podía desmantelarla en un instante,
porque era la parte más débil de cada matriz.

Sin embargo, la dificultad residía en encontrar el núcleo.

Como si hubiera leído la mente de Jaime, Gilberto añadió de inmediato:

—Cada encantamiento corresponde a una matriz arcana, y el señor Forero es un


maestro de encantamientos. Si puede encontrarlo, tal vez él localice el núcleo
por usted o directamente rompa la matriz arcana.

Al escuchar eso, a Jaime se le iluminaron los ojos.

«En efecto, cada amuleto tiene un efecto único, ¡porque la matriz arcana de esos
amuletos es diferente! Por ejemplo, si puedo conectar la Formación Trampa
Mortal o la Formación Defensa de Montaña a un amuleto, ¡el amuleto podrá
desatar ese efecto específico! Sin embargo, no todo el mundo es capaz de
hacerlo. Mientras que alguien puede ser capaz de configurar una formación
arcana, no necesariamente puede ser capaz de dibujar talismanes rúnicos y
trasplantar los efectos a un amuleto. Lo mismo ocurre a la inversa. Forero puede
ser capaz de dibujar talismanes rúnicos, y sus hechizos de encantamiento son
casi invencibles, ¡pero eso no significa que pueda montar una Formación de
Defensa de Montaña si alguien se lo pide! Todo está conectado, pero es muy
diferente. Creo que ahora lo entiendo todo. Después de ejecutar a Julen en
público, visitaré al Forero. Si Forero no puede ayudar, me dirigiré a las antiguas
ruinas de la Secta Ira del Cielo. Tal vez tengamos suerte allí. Con un demonio de
sangre cerca, no necesito preocuparme por las trampas de las ruinas porque el
demonio es como un tanque andante».

A la mañana siguiente, un mar de gente se reunió en la arena de artes marciales


porque Jaime había decidido celebrar allí la ejecución de Julen.

Julen sería el primer presidente de Alianza de Guerreros en ser ejecutado.

Normalmente, las autoridades impedirían ese tipo de espectáculo. Después de


todo, la Secta Duval de Jaime era sólo una secta. No tenía autoridad para matar
al presidente de Alianza de Guerreros en público.

Sin embargo, las autoridades ni siquiera hicieron ruido.

Aunque la multitud comprendió por qué las autoridades guardaron silencio, dada
la relación de Jaime con Armando.

Jaime sacó en persona a Julen del calabozo de la Secta de Duval.

El semblante de Julen palideció, pues ya conocía su destino.

—No puedes matarme, Jaime. ¡Puedo contarte muchos más secretos que
ocultaba Alianza de Guerreros! —exclamó temblando de miedo.

Jaime se quedó estupefacto al escuchar aquello.

—¿Qué otros secretos conoces?

—Te los contaré si antes prometes no matarme. Con frialdad, Jaime cuestionó:
—¿Crees que estás en posición de negociar?

Al ver el frígido comportamiento de Jaime, Julen vaciló, apretó los dientes y


dijo:

—De acuerdo, te lo diré. Espero que me dejes ir…

Justo antes de que Julen pudiera revelar los secretos, sonó la voz de un anciano.

—Tienes valor para llamar «secretos» a la información superficial que conoces.

Tanto Jaime como Julen se giraron de inmediato en la dirección de la voz y


vieron a un anciano encorvado.

No sabían cuánto tiempo llevaba el anciano detrás de ellos. Jaime se sobresaltó.


—¿Quién es usted? ¿Cómo ha entrado aquí?
«Ahora mismo, la Secta Duval está fuertemente custodiada. Es imposible que un
extraño haya entrado con facilidad. Sin embargo, no detecté su presencia en
absoluto, ¡a pesar de que estaba justo detrás de mí! ¿Qué tan poderoso es este
anciano?».

—Cómo entré no es importante. Lo importante es que este Túnica de Plata


Negra avergüence a Alianza de Guerreros por tenerle tanto miedo a la muerte.
—El anciano suspiró y negó con la cabeza.

Frunciendo el ceño, Jaime preguntó:

—¿Es miembro de Alianza de Guerreros?

Mientras tanto, Julen estaba tan aterrorizado que su expresión cambió de golpe.
No tenía ni idea de quién era el anciano encorvado porque siempre que había
una reunión en Alianza de Guerreros, todos los que asistían llevaban una túnica
negra. Por lo tanto, nadie sabía quién era cada uno.

CAPITULO 1762
Julen estaba temeroso e inquieto ahora que la Alianza de Guerreros había
enviado gente.

—Señor, por favor. Ayúdeme. Era una medida provisional. Nunca he revelado
ningún secreto de Alianza de Guerreros —suplicó desesperado Julen al anciano
jorobado.

—Entonces, tenía razón. Los guerreros por debajo del nivel Túnica de Oro
Negro son una completa basura.

Resoplando con desdén, el anciano jorobado disparó un haz de luz desde sus
ojos. Cuando Jaime intentó actuar, ya era demasiado tarde.

El rayo de luz atravesó la mente de Julen en un abrir y cerrar de ojos, haciendo


estallar su cerebro y matándolo al instante.

El aura de Jaime creció de inmediato al ver a Julen morir miserablemente ante


sus propios ojos.

Era consciente de que el anciano era un oponente formidable y que no era rival
para él en absoluto. Por lo tanto, envió un hilo de sentido espiritual y
apresuradamente trató de convocar al demonio de sangre.

—No estás capacitado para luchar contra nosotros. Si te sometes a nosotros,


quizá consideremos dejar marchar a tu novia. También tenemos los medios para
elevar de inmediato tu nivel de cultivo con los recursos que disponemos. De lo
contrario, sería un desperdicio de tu Forma Verdadera del Dragón Dorado —El
anciano sonrió satisfecho mientras miraba a Jaime.
—Si eres sincero acerca de que me una, libera primero a mi novia. Entonces, tal
vez considere unirme a ti —dijo Jaime mientras detenía el tiempo para que
llegara su demonio de sangre.

—¡Jajaja! ¿Me tomas por tonto? —El anciano soltó una carcajada—. No te
preocupes, te daré tiempo. Me gustaría ver por mí mismo la verdadera forma de
ese experto que estás esperando.

Las palabras del anciano sorprendieron a Jaime. Preguntó:

—¿Fuiste tú quien colocó la matriz arcana en la mazmorra?

Sólo la persona que instaló el conjunto arcano sería capaz de percibir su


fluctuación, descubriendo así que Jaime tenía consigo a un experto capaz de
desmantelarlo.

—Me das demasiado crédito. No, no fui yo quien la preparó, pero te aconsejo
que te rindas. Nadie puede romper esa matriz arcana. No hay forma de que
puedas rescatar a tu novia. Sin embargo, cuando su valor disminuya, podríamos
considerar liberarla. Aunque debo decir que tiene una sangre especial
comparable a la medicina espiritual, así como un componente ardiente, así que
no creo que salga nunca de la mazmorra. —El viejo jorobado rio con frialdad.

La mención de Josefina hizo hervir la rabia dentro de Jaime. Su cuerpo empezó


a emitir una luz dorada mientras el Cuerpo de Golem cubría cada centímetro de
su piel.

Al mismo tiempo, el demonio de sangre había llegado por fin. Estaba detrás de
Jaime, esperando impasible sus órdenes.

Los ojos del anciano jorobado brillaron cuando vio al demonio de sangre detrás
de Jaime.

—Así que era un demonio de sangre. Me preguntaba qué antiguo ser había
resucitado.

El viejo jorobado se mofó al ver al demonio de sangre.

—¿Crees que eres invencible sólo porque tienes esta cosita vieja?

Cuando Jaime vio que el anciano reconocía al instante al demonio de sangre, los
globos oculares casi se le salieron de las órbitas del susto.

«Este demonio de sangre lleva muerto miles de años. ¿Cómo es que este anciano
aún sabe de su existencia? ¿Es un monstruo que también lleva vivo miles de
años?».
Ante la mirada atónita de Jaime, el viejo jorobado respondió:

—Si el demonio de sangre estuviera en verdad vivo, tal vez no podría sobrevivir
a sus ataques. Pero ahora, no es más que un cuerpo que has convertido en una
marioneta zombi. Además, con tu nivel actual, aunque puedas convertirlo en una
marioneta, tu control sobre el demonio de sangre no durará ni siete días. Había
pensado que tenías a un experto luchando a tu lado. Resulta que sólo contabas
con una criatura muerta para hacerte el poderoso.

El desdén del anciano jorobado hizo que Jaime hiciera una mueca.

«¿Quién es este anciano? ¿Cómo sabe tanto?».


—Aunque el demonio de sangre ya esté muerto, sigue siendo pan comido que te
mate. Jaime instó al demonio de sangre a atacar al anciano jorobado.

CAPITULO 1763
—¡Hmph! Qué tonto tan ignorante e intrépido —El viejo jorobado resopló con
burla.

—¡Ve por él! —Ignorando las palabras del anciano, Jaime ordenó al demonio de
sangre que atacara. El demonio de sangre golpeó sin piedad al anciano jorobado
con la palma de la mano.
Resoplando, el anciano jorobado empezó a cantar, y un aura ondulada empezó a
formarse sobre sus manos. A medida que la velocidad de su cántico aumentaba
por momentos, el aura antigua y misteriosa surgió y entró en erupción.

De repente, un rayo de luz golpeó la cabeza del demonio de sangre.

El demonio de sangre que estaba a punto de atacar se congeló en seco. En ese


momento, Jaime también sintió que algo había cortado la conexión espiritual
entre él y el demonio de sangre.

La mirada de Jaime cambió de golpe. Desconcertado, miró atónito al viejo


jorobado.

«¿Qué acaba de hacer? ¿Cómo ha cortado mi conexión con el demonio de


sangre?».

El viejo jorobado sonrió satisfecho. Sus ojos oscuros de obsidiana brillaban con
frialdad, trayendo consigo una abrumadora sensación de presión.

—Una marioneta zombi quedará reducida a un mero cadáver una vez que se le
corte el sentido espiritual. ¿De verdad creías que era capaz de enfrentarse a
alguien de la Alianza de Guerreros?

Frunciendo el ceño, Jaime se concentró en su sentido espiritual.

«¡Necesito recuperar el control del cuerpo del demonio de sangre!».


Sin embargo, todos sus intentos parecían estar bloqueados por algo. Un sudor
frío comenzó a formarse en la frente de Jaime.
De repente, el demonio de sangre se levantó y empezó a moverse. Sin embargo,
el viejo jorobado se había convertido en la persona que lo controlaba.

El viejo jorobado había enviado su sentido espiritual al cuerpo del demonio de


sangre, obteniendo así el control de sus movimientos.

—Este es un cadáver bastante poderoso. No sabía que fueras capaz de


convertirlo en una marioneta zombi. Por desgracia, tu sentido espiritual es
demasiado débil.

El viejo jorobado se mofó mientras controlaba al demonio de sangre para que se


acercara a Jaime.

Cerrando un poco los ojos, Jaime imaginó que el dorado sentido espiritual de su
mente salía corriendo y envolvía al demonio de sangre.

«Estoy seguro de que mi sentido espiritual podrá penetrar en el demonio de


sangre».

El demonio de sangre se acercaba con rapidez. De repente, un rayo de luz


dorada salió disparado del entrecejo del demonio de sangre. Al instante se
fundió con el sentido espiritual de Jaime, formando una conexión.

Resultó ser la esencia de sangre que Jaime había dejado dentro del demonio de
sangre al crear la marioneta zombi. Había reaccionado al sentido espiritual de
Jaime.

El sentido espiritual de Jaime entró en el cuerpo del demonio de sangre,


luchando contra el viejo jorobado por el control del demonio de sangre.

Los sentidos espirituales de los dos hombres chocaron de lleno dentro del cuerpo
del demonio de sangre.

El viejo jorobado sonrió satisfecho. Para él, Jaime no era más que una
insignificante hormiga.

La batalla entre los dos sentidos espirituales se hizo intensa. Si no fuera por el
robusto cuerpo del demonio de sangre, ya se habría hecho pedazos.

Mientras los dos sentidos espirituales seguían luchando por el control, la


expresión del viejo jorobado se tornó sombría de repente.

No esperaba que el sentido espiritual de Jaime fuera tan poderoso.

El sentido espiritual de Jaime continuó entrando sin parar en el cuerpo del


demonio de sangre. Había convertido sus oleadas de sentido espiritual en
afiladas cuchillas, usándolas para lanzar continuos ataques al sentido espiritual
del viejo jorobado.

Por sorpresa, el sentido espiritual del viejo jorobado empezó a flaquear. El


bombardeo de Jaime junto con la esencia de sangre dentro del demonio de
sangre convirtieron la embestida en un ataque doble.

Pronto, el sentido espiritual del viejo jorobado se hizo añicos y Jaime logró
recuperar el control del demonio de sangre.

La expresión del anciano se tornó sombría mientras miraba a Jaime con


incredulidad.

A decir verdad, Jaime tampoco había salido ileso. La batalla de los sentidos
espirituales había agotado gran parte de su energía, haciendo que su mente
estuviera aturdida en ese momento.

Sin embargo, no se atrevió a descansar. Un instante después de recuperar el


control del demonio de sangre, le ordenó atacar.

El demonio de sangre lanzó un puño hacia el viejo jorobado.

Resoplando con burla, el viejo jorobado unió el aura de su cuerpo y levantó una
palma para intentar bloquear el ataque del demonio de sangre.

CAPITULO 1764
¡Bum!

La mirada del viejo jorobado cambió cuando el puñetazo aparentemente casual


del demonio de sangre entró en contacto con su palma.

A pesar de lo fácil que el demonio de sangre lo hizo parecer, ese puñetazo tenía
un poder aterradoramente inmenso que hizo volar al viejo jorobado al contacto
sin darle la oportunidad de reaccionar.

—¡Este demonio de sangre tiene al menos miles de años! ¿Cómo puede seguir
siendo tan poderoso? —exclamó el viejo jorobado con una mueca mientras se
ponía en pie.

Había subestimado el poder del demonio de sangre. Sin saberlo, el cuerpo físico
del demonio de sangre no era un simple cadáver.

El cuerpo físico del demonio de sangre aún conservaba cierta aura y había
estado absorbiendo la energía vital de los habitantes de la isla Encanta durante
muchos años. Si Jaime no hubiera aparecido a tiempo, el demonio de sangre
habría revivido por completo.
Por tanto, sería un gran error suponer que el demonio de sangre no era más que
un cadáver ordinario.

Jaime se alegró mucho cuando vio que el viejo jorobado no era rival para el
demonio de sangre. Entonces controló al demonio de sangre y lanzó otro ataque
contra el viejo jorobado.

El anciano jorobado se puso tenso y levantó la mano en el aire, con lo que el


cielo se volvió oscuro y sombrío en un instante.

Las nubes oscuras se juntaron y formaron un puño gigantesco antes de volar


hacia el demonio de sangre.

La expresión de Jaime se volvió increíblemente solemne cuando vio la técnica


mágica que el viejo jorobado desató.

«Este viejo debe ser en verdad poderoso, ya que es capaz de usar una técnica
mágica tan aterradora».

En ese preciso instante, Jaime pudo sentir en verdad la fuerza de la Alianza de


Guerreros.

El demonio de sangre levantó la cabeza, miró el gigantesco puño que se


acercaba y contraatacó dándole un puñetazo.

A pesar de su pequeño tamaño, el puñetazo del demonio de sangre contenía una


fuerza enorme.

Una fuerte ráfaga de viento recorrió la zona cuando el puñetazo destrozó el


gigantesco puño en un instante.

La sangre brotó de la boca del viejo jorobado, que retrocedió tambaleándose


unos pasos.

—¿Cómo es posible? ¡Esta criatura no es más que una marioneta zombi! ¿Cómo
es capaz de generar tanto poder? —exclamó confundido e incrédulo.

Tras neutralizar el gigantesco puño, el demonio de sangre cargó contra el


anciano jorobado como una bestia rabiosa. El viejo jorobado clavó las manos en
el suelo y empezó a recitar un conjuro.

Prum...

Tras un fuerte ruido, el suelo empezó a temblar y se formó una brecha de un


metro de ancho en el suelo. Rugidos horripilantes resonaron en el agujero
aparentemente sin fondo.

—¡Sal, sabueso infernal! —gritó el viejo jorobado.


En respuesta a la invocación del viejo jorobado, un perro lobo completamente
negro salió saltando de la brecha en el suelo.

A pesar de emerger de un abismo oscuro y aparentemente sin fondo, el perro


lobo parecía bastante manso y dócil, a diferencia de su cruel nombre.

Jaime frunció el ceño mientras miraba al perro lobo que tenía delante.

«Esto es increíble. ¿Existe en verdad otra dimensión bajo tierra? ¿Este anciano
es en verdad capaz de abrir un portal al inframundo e invocar a una criatura de
él?».

Mientras Jaime trataba de procesar la situación, el perro lobo corrió obediente


hacia el viejo jorobado. El viejo jorobado se cortó un dedo y la sangre brotó a
borbotones.

Mientras el perro lobo lamía la sangre del dedo del viejo jorobado, su aura
empezó a cambiar y su cuerpo empezó a aumentar de tamaño.

Además, sus ojos se inyectaron en sangre y emanaron un aura aterradora.

Los ojos de Jaime se iluminaron de emoción al observar el proceso de


transformación del perro lobo.

No tenía el menor miedo. Estaba emocionado.

«Si puedo matar a este perro infernal y obtener su núcleo de bestia, ¡podré
recibir un enorme aumento de fuerza! También podría capturar a este anciano y
absorber su poder. Está claro que este anciano es mucho más poderoso que yo,
así que absorber su poder me aportará mucho».

CAPITULO 1765
Tras consumir la sangre del anciano, el perro lobo dirigió su mirada hacia el
demonio de sangre,
convirtiéndolo en su objetivo.

Su aura desprendía un fuerte olor a sangre.

—Este sabueso se crio en el inframundo. Lleva todo el año absorbiendo energía


negativa y consumiendo almas. Ahora que se ha alimentado de mi sangre, es
prácticamente imparable — exclamó el viejo jorobado, con los ojos brillantes.

Evidentemente, la aparición del perro lobo había aumentado bastante su


confianza.

—Je, ¿me tomas por tonto o algo así? Si de verdad eres tan poderoso como para
abrir una puerta entre el reino mundano y el inframundo, ¿por qué no puedes
derrotar a un simple demonio de sangre? ¡Era sólo un hechizo de ilusión!
¡Apuesto a que ese perro lobo es sólo una mascota que guardas en el reino
secreto! Mataré a tu sabueso, me comeré su carne y usaré su núcleo de bestia
para mi cultivo —replicó Jaime desafiante.

La mirada del viejo jorobado cambió en cuanto escuchó eso.

«Pero qué... ¡No puedo creer que haya dado en el clavo!».

Por supuesto, eso era sólo una suposición de Jaime. Supuso que una persona tan
poderosa como para abrir un portal al inframundo no sería tan débil.

Al darse cuenta de que ya no podría engañar a Jaime, el viejo jorobado le gritó al


perro lobo:

—¡Ataca!

El perro lobo enseñó los colmillos y miró ferozmente al demonio de sangre.


Cada bocanada de aire que lanzaba producía una fuerte ráfaga de viento que
soplaba por toda la zona.

Sin embargo, el demonio de sangre no respondió a las amenazas del perro lobo,
pues no era más que una marioneta zombi. No se inmutaría pasara lo que pasara.

Al no poder ahuyentar al demonio de sangre, el perro lobo abrió su boca


ensangrentada y cargó contra él.

En lugar de esquivar o apartarse, el demonio de sangre dejó que el perro lobo lo


mordiera en el brazo.

El perro lobo no sabía que el cuerpo del demonio de sangre era mucho más duro
de lo que parecía.

No solo el cuerpo del demonio de sangre salió ileso de la mordedura, sino que
también hizo que los dientes del perro lobo se rompieran en el proceso.

Justo cuando el perro lobo soltó el mordisco por el intenso dolor, el demonio de
sangre lo lanzó por los aires con una bofetada aparentemente sin esfuerzo.

Sin embargo, el perro lobo fue capaz de incorporarse de inmediato y recuperarse


del impacto. Al ser una bestia demoníaca, también poseía un físico bastante
fuerte.
El perro lobo soltó entonces un rugido y volvió a cargar sin miedo contra el
demonio de sangre. Su cuerpo exudaba ráfagas de niebla negra mientras se
movía a la velocidad del rayo.

Lo siguiente que supo Jaime fue que del cuello del perro lobo habían salido otras
dos cabezas gigantescas.
—Pero ¿qué...? ¿Una bestia de tres cabezas? —exclamó Jaime conmocionado al
ver aquello. Las tres cabezas del perro lobo abrieron la boca, enseñando los
colmillos.
Jaime aún no se había recuperado de su asombro cuando sintió una ráfaga de
vendaval que venía de frente.

Al levantar la vista, vio que el viejo jorobado estaba frente a él y extendía su


mano marchita para agarrarlo.

El anciano jorobado supuso que podría neutralizar al demonio de sangre


sometiendo a Jaime.

Sorprendido por el ataque del anciano, Jaime le lanzó un puñetazo en un intento


desesperado de defenderse.

¡Bum!

Jaime salió despedido por el impacto y aterrizó con fuerza en el suelo.

El viejo jorobado, por su parte, sólo se detuvo un segundo antes de abalanzarse


de nuevo sobre Jaime.

Al darse cuenta de que no era rival para el anciano, Jaime sacó su cetro y lo
infundió con el Poder de los Dragones. Como era de un Santo de las Artes
Marciales, podía desatar un poder mucho mayor

con el cetro que Julen.

El poder de una reliquia sagrada de artes marciales dependía en gran medida de


la persona que la blandía. Sólo un Santo de las Artes Marciales era capaz de
utilizar una reliquia sagrada de las artes marciales en todo su potencial.

CAPITULO 1766
Ni siquiera un Gran Maestro de Artes Marciales sería capaz de desatar el
verdadero poder de una
reliquia sagrada de artes marciales.

El anciano jorobado se estremeció y se ralentizó bastante cuando sintió el


intenso poder.

Al final, se armó de valor y apretó los dientes, alargando la mano para agarrar de
nuevo a Jaime.

Con un movimiento de su cetro, Jaime lanzó una onda de energía contra el viejo
jorobado en represalia.

¡Bum!
El viejo jorobado salió volando tras entrar en contacto con la onda de energía.

Contento de que su oponente no pudiera resistir su ataque, Jaime volvió a


infundir el cetro con el Poder de los Dragones.

El cetro emanaba un tenue resplandor mientras seguía exudando el poder de un


Santo de las Artes Marciales.

El viejo jorobado tenía una mirada sombría mientras se levantaba con lentitud y
miraba a Jaime. Esta vez, sin embargo, se quedó parado sin hacer nada.

Pensando que el anciano estaba asustado, Jaime se burló de él con sorna:

—¿Qué te pasa, anciano? Creía que ibas a luchar conmigo.

La cara del anciano jorobado era sombría mientras Jaime se burlaba de él y lo


humillaba. A pesar de su furia, se negó a atacar.

Jaime no sabía que el cetro que tenía en la mano empezaba a resquebrajarse tras
haber sido infundido por el Poder de los Dragones.

Aparentemente, el cetro ya estaba llegando a su límite cuando Julen lo usó en la


batalla contra el demonio de sangre.

Por eso, ahora que Jaime lo empuñaba de nuevo, podía romperse en cualquier
momento.

¡Roar!

Jaime estaba a punto de seguir burlándose del viejo jorobado cuando un fuerte
rugido resonó por toda la zona. Ambos se detuvieron y desviaron la mirada en la
dirección del sonido, sólo para ver que al perro lobo de tres cabezas sólo le
quedaban dos.

El demonio de sangre estaba golpeando con sus poderosos puños la cabeza del
perro lobo.

Los poderosos golpes hicieron vibrar el espacio a su alrededor, y la cabeza del


perro lobo fue arrancada de su cuello.

Así, las dos cabezas extra del perro lobo fueron destruidas en un instante.

Aunque el viejo jorobado estaba disgustado, no tuvo tiempo de lamentar la


pérdida de su mascota. Entonces empezó a recitar un conjuro que contorsionó el
espacio a su alrededor.

Jaime sabía que el anciano intentaba escapar utilizando magia de teletransporte,


ya que las cosas no le iban bien.

—¡No te escaparás con tanta facilidad! —gritó Jaime mientras agitaba su cetro y
lo blandía contra el anciano jorobado.

Sin embargo, el cetro se rompió en pedazos en el momento en que Jaime


canalizó su poder. Aprovechando esa oportunidad, la figura del viejo jorobado
se desvaneció poco a poco.
—¡Vendré a por tu vida cuando pierdas el control sobre esa marioneta zombi,
Jaime! —Su voz resonó junto a los oídos de Jaime.

—¡Hmph! ¡Soy yo quien va a quitarte la vida! —replicó Jaime desafiante, pero


el viejo jorobado ya se había ido.

Jaime desvió entonces la mirada hacia el perro lobo, que había sido molido a
golpes por el demonio de sangre.

«¡Oh, no! A este paso, el demonio de sangre destruirá el núcleo de la bestia».

Con eso en mente, corrió hacia el demonio de sangre mientras gritaba:

—¡Basta! ¡Basta ya!

El demonio de sangre se detuvo y se hizo a un lado mientras Jaime registraba el


cadáver del perro lobo.

Al descubrir su núcleo de bestia, Jaime se sorprendió al sentir el aura helada que


provenía de él.

«Vaya... No puedo creer que este perro lobo se haya criado en el inframundo...
Menos mal que puedo purificar su energía negativa con mi Técnica de Enfoque.
De lo contrario, ¡este núcleo de bestia no me serviría de nada!».

después de guardar el núcleo de la bestia, Jaime envió a alguien a informar a los


de la arena de artes marciales que no podría ejecutar a Julen frente a ellos, pues
Julen ya estaba muerto.

Después de todo, el cadáver de Julen ya no tenía cabeza, por lo que Jaime no


podría decapitarlo frente a todos.

Todos empezaron a cuchichear entre ellos tras recibir la noticia. Aunque el


incidente afectó de alguna manera la forma en que todos percibían a Jaime, a él
no podía importarle menos. Rescatar a Josefina era su única prioridad en ese
momento.

Jaime llevó al demonio de sangre y a Gilberto para reunirse con Forero en la Isla
Encanta antes de dirigirse a la Secta Ira del Cielo.
Para rescatar a Josefina, Jaime no tenía más remedio que ir con todo.

CAPITULO 1767
Mientras tanto, el viejo jorobado se hallaba ante la falsa montaña de la Alianza
de Guerreros, reducida a escombros.

Al recitar un conjuro, desató una técnica mágica que rodeó toda la montaña falsa
con una energía misteriosa.

A medida que el espacio circundante se deformaba y contorsionaba, el anciano y


toda la montaña falsa desaparecieron por completo.

Reaparecieron en un lugar lleno de exuberante vegetación.

Se trataba de uno de los reinos secretos de Alianza de Guerreros, donde también


se encontraba la mazmorra.

La mazmorra de Alianza de Guerreros fuera del reino secreto no era más que
una proyección de la mazmorra real.

A pesar de ser prácticamente un calco de la mazmorra real, era imposible


rescatar a alguien de ella, pues todo era falso.

Incluso si Jaime lograba abrir la puerta de la celda y rescatar a Josefina de la


mazmorra falsa, ella desaparecería en el momento en que la sacaran del alcance
de la matriz arcana de la mazmorra.

La verdadera Josefina estaba cautiva en el reino secreto. Esa fue la razón por la
que Tacio dijo que la Alianza de Guerreros era tan solo un cebo. No le afectaría
en lo más mínimo, aunque fuera

destruida.

El hecho de que la Alianza de Guerreros fuera capaz de acceder al reino secreto


y proyectar la mazmorra al reino mundano demostraba lo poderosos que eran.

Sin embargo, Jaime no era consciente de ello en ese momento y seguía


esforzándose por rescatar a Josefina.

Un miembro de Túnica de Plata Negra se adelantó en ese momento para dar la


bienvenida al viejo jorobado en cuanto entró en el reino secreto.

—Malphas, Lord Tacio ha dado la orden de que abras el reino secreto y


restaures la Alianza de Guerreros.

Con el ceño fruncido, el viejo jorobado hizo un gesto con la mano y dijo:

—Entendido. Alianza de Guerreros será restaurada en tres días. ¿Consiguieron


encontrar la zona de recuperación?

El miembro de Túnica de Plata Negra negó con la cabeza.

—Todavía no, pero conocemos su dirección general.

—Tienen que acelerar el paso, entonces. Tenemos que encontrarla y ocuparla


antes de que lo hagan los otros reinos secretos. Las leyes de la naturaleza no
tienen poder sobre nosotros en este momento. Esa es nuestra mayor ventaja, así
que aprovéchenla al máximo —dijo el anciano jorobado.

El miembro de la Túnica de Plata Negra asintió y se apresuró a cumplir con sus


obligaciones.

El viejo jorobado se quitó entonces la camisa y se quedó mirando la herida que


Jaime le había hecho en el pecho con su cetro.

—Espera, Jaime... Tarde o temprano te mataré y obtendré tu cuerpo… —


murmuró con un brillo gélido en los ojos.

Mientras tanto, Forero hacía tiempo que se había recuperado de sus heridas y
disfrutaba como nunca en la Isla Encanta con varias mujeres a su servicio.

Noé trataba a Forero como a un rey y se esforzaba por satisfacer todas las
peticiones de Forero, en especial las relativas a las mujeres.

Forero la estaba pasando tan bien en Isla Encanta que se había olvidado de las
dos hermosas mujeres de la familia Sandoval.

—Seguro que lo está pasando bien, Señor Forero. Parece que, después de todo,
no debería haberme preocupado por su bienestar —dijo Jaime al entrar en el
salón del palacio y ver la sonrisa de satisfacción en el rostro de Forero.

Forero se puso de inmediato en pie y se llevó una mano al pecho.

—¡Que sepas que aún me falta el aire! Casi muero intentando salvarte la vida.
Jaime se dio cuenta de que Forero estaba fingiendo, pero prefirió no exponerlo.
—Prepárese. Nos vamos a Puerto Blanco. Forero preguntó.
—¿Huh? ¿Puerto Blanco? ¿Por qué vamos a ir ahí?

—Siempre ha querido volver a la residencia Sandoval, ¿verdad? Si no recuerdo


mal, ¡alguien lo está esperando allí! —respondió Jaime con una sonrisa.

—No, no voy a ir. Sigo herido, así que de momento no estoy en condiciones de
viajar. Me quedaré aquí mientras me recupero de mis heridas —dijo Forero con
un gesto de la mano antes de volver a su asiento.

—¿Oh? ¿Es inconstancia lo que percibo, señor Forero? —preguntó Jaime.


Forero negó con la cabeza.
—¡Tonterías! Soy un hombre muy leal. Sólo que ahora no puedo regresar debido
a mi condición física.

—Ah, es una pena. Estaba pensando en que me acompañara mientras me dirijo a


la Secta Ira del
Cielo y exploro sus antiguas ruinas. Si no está en condiciones de viajar, entonces
supongo que tendré que ir yo mismo —dijo Jaime con un suspiro y empezó a
caminar para salir de allí.

CAPITULO 1768
En efecto, Forero se levantó de inmediato y lo detuvo.

—¿Quieres explorar las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo en tu estado
actual? ¿Has perdido la cabeza? ¡No eres lo suficientemente fuerte para eso! ¿Y
si acabas muriendo allí?

—Tengo el demonio de sangre, ¿recuerda? ¡Es tan fuerte que puedo usarlo como
escudo! ¡Ninguna trampa podría hacernos daño! —dijo Jaime mientras
palmeaba al demonio de sangre en el hombro.

Forero se dio un golpe en la frente.

—Sí, tienes razón. ¡No puedo creer que me olvidara del demonio de sangre! En
fin, dame un momento para recoger mis cosas. No tardaré mucho.

Cuando se viera obligado a elegir entre las mujeres y las antiguas ruinas de
Secta Ira del Cielo, Forero, con toda seguridad elegiría lo segundo.

Sin embargo, una mujer apareció con un grupo de personas cuando Jaime y los
demás estaban a punto de abandonar el palacio.

Los ojos de Forero se abrieron de par en par de lujuria al ver las hermosas y
esbeltas piernas de la mujer.

Jaime, por su parte, frunció el ceño al reconocer a aquella mujer.

«¡Ella es la que escapó después de fracasar en su intento de robarme este


demonio de sangre! También estuvo a punto de matar a golpes al señor Forero,
pero... a juzgar por la forma en que le está mirando las piernas, diría que no
parece nada enfadado con ella...».

—¿Vienes a vengarte? —preguntó Jaime mientras daba un paso al frente. Con el


demonio de sangre de su lado, no tenía por qué temerle en absoluto.
—No se preocupe; no estoy aquí por venganza. Hay algo que necesito hablar
con usted —respondió la mujer con una leve sonrisa.

—¿De qué quieres hablar? —preguntó Jaime confundido.


«No tengo ninguna relación con la Secta Demoniaca, así que ¿de qué querría
hablar conmigo?». La mujer miró a la gente que rodeaba a Jaime y preguntó:
—¿Seguro que quiere hablar de ello delante de todos?

—Ven conmigo —respondió Jaime tras una breve pausa.

Entonces condujo a la mujer a una de las habitaciones mientras Forero la seguía


de cerca. No fue hasta que cerró la puerta que Forero salió de su lujurioso
aturdimiento.

—¡Madre mía! ¡Qué piernas tan bonitas y esbeltas! —murmuró en voz baja.

—¿Y bien? ¿De qué querías hablar? Date prisa. Tengo un poco de prisa —la
apremió Jaime.

En lugar de enfadarse con él, la mujer le dirigió una leve sonrisa y dijo:

—Me llamo Jesica Zhar. Mi señor me ha encargado que hable con usted sobre la
posibilidad de que trabajemos juntos…

Jaime miró a Jesica de pies a cabeza mientras preguntaba:

—¿Trabajar juntos? ¿De qué tipo de colaboración estamos hablando?

—Conocemos algunos secretos que usted ignora, señor Casas. También sabemos
que tiene algunos problemas para rescatar a su novia. Verá, la Secta Demoniaca
puede ayudarle a solucionar todos esos problemas —respondió Jesica con calma.

Jaime frunció el ceño al escuchar aquello.

—¿Me han estado investigando?

—Por supuesto. ¡No estaríamos proponiendo una colaboración si no fuera así!


—Jesica lo admitió sin ningún reparo.

—Ustedes saben todo sobre mí, pero yo no sé nada sobre Secta Demoniaca. No
parece muy justo,
¿verdad? —dijo Jaime.

—Si está dispuesto a trabajar con nosotros, puedo llevarlo a dar una vuelta por
nuestra secta. Tenga

la seguridad de que somos muy sinceros con esta colaboración, señor Casas —
respondió Jesica con
sinceridad.

—¿Qué quieren de mí a cambio? ¿El demonio de sangre? —preguntó Jaime con


curiosidad.

«¡Es imposible que la Secta Demoniaca tenga la amabilidad de ayudarme sin


exigirme algo valioso a cambio!».

Jesica asintió.

—Así es. Todo lo que queremos es el cuerpo físico del demonio de sangre. Seré
brutalmente honesta con usted, señor Casas. No es capaz de sacar todo el
potencial del demonio de sangre. Puede que haya transformado el cuerpo físico
del demonio de sangre en una marioneta zombi, pero no durará mucho. Sería un
gran desperdicio de su gran potencial. Sin embargo, la Secta Demoniaca tiene la
capacidad de devolver a la vida el cuerpo físico del demonio de sangre. Por
supuesto, si acepta trabajar con nosotros, la Secta Demoniaca lo respaldará y
ayudará a destruir la Alianza de Guerreros cuando quiera...

CAPITULO 1769
Jaime fijó su mirada en Jesica. Sin embargo, pudo ver la sinceridad en sus ojos y
se dio cuenta de que no le estaba mintiendo.

—Has dicho que puedes salvar a mi novia y que conoces un secreto que yo
ignoro. ¿De qué se trata exactamente?

—Señor Casas, perdóneme, pero no puedo decírselo ahora. Sólo le contaré el


secreto cuando estemos de acuerdo —Jesica negó con la cabeza.

—Has dicho tantas cosas para convencerme, pero al final todo parecen tonterías.
¿Cómo esperas que crea que la Secta Demoniaca es lo bastante fuerte? —Jaime
la azuzó al ver que no revelaría el secreto.

Jesica sonrió. En lugar de enfadarse, desenmascaró la táctica de Jaime para


incitarla a contar el secreto diciendo:

—Señor Casas, no hace falta que intente incitarme. Le contaré otro secreto para
demostrar nuestra sinceridad. Usted está haciendo todo lo posible por salvar a su
novia, pero en realidad, la imagen que ve de ella no es más que una proyección.
Aunque encontrara la forma de abrir las puertas, ¡ella nunca podría salir de la
mazmorra! En el momento en que saliera de la matriz arcana, su cuerpo se
disiparía de inmediato, ya que su forma física no está en esa mazmorra.

Jaime quedó sorprendido por sus palabras.

—No. Eso es imposible. He visto a Josefina varias veces. Su aura y todo lo


demás parecían tan reales.
¿Cómo puede ser una proyección? No me tomes por tonto. Creo en mis
instintos. Es claro que no es falsa... Si fuera falsa, ¿por qué Josefina no me lo
dijo? No puede ser falsa. —Jaime sacudió la cabeza, negándose a creer lo que
Jesica había dicho.
Jesica sonrió satisfecha.

—Dije lo que tenía que decir. Depende de usted creerme o no. En cuanto a la
asociación con la Secta Demoniaca, espero que pueda pensarlo, señor Casas…

Al terminar su frase, se dio la vuelta para salir de la habitación. Justo cuando


abrió la puerta, vio a Forero fuera y casi chocó con él.

Un instante después de que Jesica saliera de la habitación, la mirada de Forero


bajó hasta sus muslos mientras aspiraba con avidez su delicioso aroma.

Jesica puso los ojos en blanco ante el comportamiento lascivo de Forero.

«Si no estuviera aquí para discutir una asociación con Jaime, ¡le habría dado una
paliza a este pervertido!».

No obstante, le sorprendió cómo Forero escapó de la muerte durante el incidente


anterior.

«Puede que sea un pervertido lujurioso, pero no se puede negar lo poderoso que
es». Jaime salió de la habitación cuando Jesica se marchó con sus compañeros.
Forero se acercó a toda prisa y olfateó el cuerpo de Jaime. Jaime preguntó
sorprendido:
—Señor Forero, ¿qué está haciendo?

—Intento averiguar qué hicieron ustedes dos en la habitación. Te digo que es mi


mujer, así que no te atrevas a hacerle nada —le advirtió Forero.

A Jaime le hizo gracia.

—Tu mujer casi acaba con tu vida.

—Eso no es asunto tuyo. Estaré encantado de dejar que me mate, ya que sería un
honor morir en manos de una mujer tan hermosa... —Forero balanceó la cabeza,
deleitándose con la belleza de Jesica antes de continuar:

—Ah, claro. ¿Qué te dijo?

Jaime no trató de ocultarlo y dijo con sinceridad:

—Quiere trabajar junto a mí.

—¿Trabajar juntos? —Forero se quedó perplejo.

—¿Aceptaste? Si lo hiciste, estaremos todos en el mismo bando, ¿no? Jaime


asintió.
—Así es. Si trabajamos juntos, todos seremos socios. Además, podrías verla a
menudo.

—¿En serio? —Los ojos de Forero brillaron de placer—. Acepta, entonces. Date
prisa y acepta la asociación.

Forero agarró a Jaime por los hombros y lo zarandeó de un lado a otro,


claramente emocionado. Jaime se quedó confuso al ver lo eufórico que estaba
Forero.
—Señor Forero, ¿qué le gusta de ella?

—Sus piernas... —Forero respondió sin dudar—. Son largas, delgadas y bonitas.

A Jaime se le escaparon las palabras durante unos segundos. Pronto recobró el


sentido y dijo:

—De momento vayamos a las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo. Ya
hablaremos de eso dentro de unos días.

CAPITULO 1770
Mientras el grupo de personas se dirigía hacia las antiguas ruinas de Secta Ira
del Cielo, Jaime no dejaba de pensar en lo que Jesica había dicho.

Decidió entrar de nuevo en la mazmorra de Alianza de Guerreros para confirmar


si Josefina no era más que una proyección, tal y como Jesica la había hecho
creer.

Una vez que llegaron a las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo, se
apresuraron a llegar al lugar previsto, ya que conocían el camino.

No tardaron mucho en encontrar la entrada.

Ni Jaime ni Forero se atrevieron a actuar con imprudencia mientras miraban


fijamente las gigantescas puertas.

Jaime se volvió para mirar a Gilberto, pero éste agitó la mano con timidez.

—Señor Casas, no soy lo bastante poderoso para abrir estas puertas.

Al final, Jaime sólo pudo invocar al demonio de sangre para abrir las puertas.

¡Pum!

El demonio de sangre no tenía mente propia. Sin vacilar, caminó hacia adelante
y descargó un feroz puñetazo sobre las puertas de la Secta Ira del Cielo.

El puñetazo fue tan potente que hizo que todo el espacio que rodeaba las
antiguas ruinas vibrara y se contorsionara.
Jaime se quedó atónito. No entendía por qué el espacio vibró cuando el demonio
de sangre sólo había dado un puñetazo a la puerta.

—¡Sinvergüenza! ¿Cómo te atreves a irrumpir en la Secta Ira del Cielo? ¿Tienes


ganas de morir? — Una débil voz sonó desde el interior de las antiguas ruinas de
Secta Ira del Cielo.

Junto con la voz llegaron corrientes de intención asesina. El aura era aterradora
sin igual.

Los rostros de Jaime y sus compañeros palidecieron al sentir la intención


asesina. En respuesta, se escondieron de inmediato detrás del demonio de sangre
para protegerse.

Gilberto hizo lo mismo, y usaron el cuerpo del demonio de sangre como escudo.

¡Ding! ¡Ding! ¡Ding! ¡Ding!

Las ráfagas de intención asesina golpearon el cuerpo del demonio de sangre,


pero no dejaron ni una sola marca en él.

Justo después, el demonio de sangre envió otro puñetazo, derribando las puertas.

Tras el derrumbe de las puertas de la Secta Ira del Cielo, una figura surgió de la
nada y flotó en medio del aire. Era un anciano de aspecto juvenil que vestía de
blanco.

Al verlo, Forero se apresuró a arrodillarse en el suelo en señal de respeto.

—Soy Forero, su discípulo. He venido a presentar mis respetos.

Sin embargo, el anciano ignoró a Forero y dirigió su mirada al demonio de


sangre.

—No puedo creer que el cuerpo de este demonio no se descompusiera después


de miles de años y en su lugar fuera transformado en una marioneta zombi por
ustedes, jóvenes.

Jaime se apresuró a decir en voz alta:

—Señor, no pretendíamos ofenderlo. Es sólo que los hechizos de encantamiento


de la Secta Ira del Cielo son imbatibles. Sería una lástima que se perdieran, así
nada más. De ahí que hayamos venido aquí con la esperanza de dar a conocer las
maravillas de los hechizos de encantamiento de la Secta

Ira del Cielo para que todos en el reino celestial lleguen a dominarlos...

Jaime halagó al anciano e hizo que éste se sintiera muy orgulloso de sí mismo.
—Sí que sabes hablar con dulzura. Sin embargo, no solemos impartir los
hechizos de encantamiento de la Secta Ira del Cielo a los forasteros. No eres un
discípulo de nuestro clan. ¿Cómo puedes difundir la práctica de nuestros
hechizos de encantamiento? —preguntó el anciano a Jaime.

Por un momento, Jaime no supo qué responder. Entonces señaló a Forero y


replicó:

—El señor Forero es de su clan. Puede enseñarle los hechizos de encantamiento.

Forero se emocionó al escuchar eso. Estaba tan agradecido a Jaime que quiso
arrodillarse y besarle los pies.

«¡No puedo creer que Jaime me haya propuesto heredar los hechizos de
encantamiento!». Forero estaba temblando de alegría.

—Hmph. Eres un maestro de encantos, y sin embargo piensas constantemente en


mujeres. ¿Cómo puedes impartir la práctica de nuestros hechizos de
encantamiento? —El anciano resopló.

Al escuchar eso, Jaime no pudo evitar soltar una carcajada, mientras que la cara
de Forero cayó

abatida.

El anciano miró entonces a Jaime y le dijo:

—¿Te gustaría convertirte en mi discípulo ahora mismo y ser miembro de la


Secta Ira del Cielo? Atónito, Jaime se encontró entre la espada y la pared.
«Obviamente, este anciano ya está muerto, y su alma espiritual es lo único que
queda de él. ¿Cómo puedo convertirme en discípulo de un alma espiritual?».

El anciano se enfadó al ver la vacilación de Jaime.

—Por favor, vete si no estás dispuesto a convertirte en mi discípulo. Tampoco te


culparé por destruir las puertas de nuestra secta.

—Señor, me encantaría convertirme en su discípulo —dijo Jaime, marchándose


sin más remedio.

CAPITULO 1771
Forero se quedó sin habla mientras miraba fijamente a Jaime.

«Si Jaime se convierte en verdad en discípulo de este anciano, ¿no se convertirá


también en mi maestro?».

—Muy bien. Ya que estás dispuesto a hacerlo, por favor, entra en la secta. En
cuanto a los demás, no se les permite entrar —Tan pronto como el anciano
terminó su frase, su figura desapareció en el aire.

Jaime se quedó mirando la oscuridad bajo las puertas de la secta antes de


volverse hacia Forero.

—Señor Forero, ustedes deberían esperar aquí. Yo entraré a echar un vistazo.

—¡Jaime, ten cuidado! —le recordó Forero. Jaime asintió antes de entrar en la
secta.
En el momento en que entró, el espacio a sus espaldas fluctuó, y pronto
desapareció de la vista.

Posteriormente, la oscuridad frente a él fue sustituida por un palacio altísimo y


una escena tranquila pero bulliciosa.

Todo el mundo iba vestido como un maestro de encantos, y los amuletos


flotaban con libertad en el aire. Sin embargo, Jaime parecía ser invisible para
aquella gente.

—¿Esta Secta Ira del Cielo cuando era próspera? —Jaime no pudo evitar
murmurar para sus adentros.

Justo cuando Jaime estaba perdido en sus pensamientos, el anciano de antes


apareció de repente frente a él y dijo:

—Sígueme.

Jaime asintió y siguió al anciano al interior de un palacio que atravesaba las


nubes.

Se detuvieron ante una estatua. El anciano murmuró un conjuro en voz baja y la


estatua parpadeó tres veces.

En ese momento, el anciano se volvió hacia Jaime y le dijo:

—Para formar parte de la Secta Ira del Cielo, no debes tener ninguna agitación
interior ni pensamientos que te distraigan. También debes ser bondadoso y tener
una mentalidad fuerte. Ahora entraré en tu cuerpo. Debes relajarte y liberar
todos tus sentidos espirituales.

Jaime no perdió más tiempo. Cerró los ojos y liberó su sentido espiritual
mientras esperaba a que el anciano le examinara.

Pronto, el anciano se convirtió en un destello de luz y entró en el cuerpo de


Jaime.

El alma espiritual del anciano vagó por todas partes en el cuerpo de Jaime, pero
cuando llegó a la mente de éste, un repentino destello de luz dorada iluminó la
oscuridad antes de que un dragón dorado apareciera frente a él. El dragón abrió
mucho la boca ante los ancianos.

Sus ojos brillaban como linternas y su mirada estaba llena de orgullo mientras
miraba al anciano con condescendencia desde arriba.

La expresión del anciano cambió mientras su alma espiritual retrocedía y


abandonaba de inmediato el cuerpo de Jaime.

Jaime abrió los ojos y vio al anciano sudando la gota gorda y con miedo en los
ojos.

—Señor, ¿ha terminado de examinarme? —preguntó Jaime.

El anciano permaneció en silencio. Tardó un rato en volver en sí.

—Eres la Forma Verdadera del Dragón Dorado y el hijo de un dragón. Me he


extralimitado. Por favor, perdóname... —dijo el anciano mientras caía al suelo y
pedía perdón a Jaime.

Sorprendido, Jaime se apresuró a ayudar al anciano a ponerse en pie.

—Señor, mucha gente ha dicho lo mismo de mí. ¿Puede decirme quién es mi


padre? ¿Es un dragón?
—preguntó Jaime, ya que el anciano también le había llamado hijo de dragón. El
anciano sintió curiosidad al escuchar la pregunta de Jaime.
—¿No sabes quién es tu padre? Jaime negó con la cabeza.
—No conozco a mis padres desde que nací…

El anciano guardó silencio un momento antes de decir:

—Quizá sea el destino. La recuperación de la energía espiritual se está


produciendo, y la catástrofe volverá a suceder. ¡Puede que seas tú quien inicie
esta catástrofe! La Secta Ira del Cielo se siente increíblemente honrada de
transmitir los hechizos de encantamiento a alguien como tú.

Jaime se quedó aún más confuso al escuchar lo que decía el anciano. Quería
seguir preguntando, pero el anciano sonrió y su cuerpo empezó a brillar.

A continuación, su cuerpo se disipó con lentitud y se convirtió en runas antes de


volar a toda velocidad hacia el cuerpo de Jaime.

Jaime sintió un intenso dolor en la cabeza antes de que destellos de hechizos


aparecieran en su
mente.
Se sentó de inmediato en el suelo con las piernas cruzadas e intentó absorber
todos los hechizos. En ese momento, su aura aumentó a gran velocidad.
CAPITULO 1772
Forero y Gilberto esperaron afuera durante mucho tiempo, pero Jaime seguía sin
regresar.

—Señor Forero, ¿cree que el señor Casas estará bien? ¿Por qué no ha salido
todavía? ¡Ya pasó tanto tiempo! —preguntó Gilberto.

—Creo que estará bien. Esperemos un poco más —respondió Forero.

Los dos siguieron esperando. No fue hasta que el cuerpo del demonio de sangre
se desplomó en el suelo con un fuerte golpe que se dieron cuenta de que habían
estado esperando durante varios días.

Finalmente, Forero empezó a asustarse.

—¿Qué está pasando? Se ha acabado el tiempo de controlar al demonio de


sangre y aún no hay rastro de él. Es tal desperdicio del poder del demonio de
sangre... —Forero no pudo evitar lamentarse al ver al demonio de sangre tirado
en el suelo.

—¿Entramos a buscarlo? —sugirió Gilberto.

—Quién sabe si dentro hay alguna trampa. Con nuestras capacidades, sólo nos
espera la muerte si entramos.

Forero era muy consciente de que las trampas explosivas dentro de la Secta Ira
del Cielo serían más impresionantes que nunca. Ellos dos no serían capaces de
resistir las trampas.

Sin más, los dos esperaron otro día. De repente, una ráfaga de luz dorada
irrumpió en la oscuridad bajo las puertas e iluminó todo el lugar.

En ese momento, por fin pudieron ver a Jaime sentado con las piernas cruzadas a
pocos metros de ellos.

La luz dorada que emanaba del cuerpo de Jaime parpadeaba sin cesar. Parecía
un sol que iluminaba las antiguas ruinas.

De repente, abrió los ojos y un rayo de luz dorada salió disparado de ellos. Su
aura también explotó con gran fuerza.

Apretando los puños, se sintió increíblemente relajado y tranquilo.

—¿He alcanzado la etapa de un Gran Marqués de Artes Marciales de Quinto


Nivel?

Los ojos de Jaime se llenaron de sorpresa. No esperaba que después de absorber


los hechizos de encantamiento, saltaría del Tercer Nivel de Gran Marqués de
Artes Marciales hasta el Quinto Nivel de Gran Marqués de Artes Marciales.

Después de todo, se necesitaban muchos recursos y energía para atravesar una


brecha tan grande en términos de niveles de cultivo.

La luz dorada del cuerpo de Jaime disminuyó lentamente, y la oscuridad volvió


a descender sobre las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo.

A continuación, Jaime murmuró un conjuro y dibujó algo en el aire.

Una llama se encendió en el aire y ardió salvajemente, iluminando las antiguas


ruinas de Secta Ira del Cielo.

Jaime miró a su alrededor y se dio cuenta de que había escombros por todas
partes, y esparcidos entre los escombros había huesos.

Estos huesos debían de pertenecer a los discípulos de la Secta Ira del Cielo.

Al ver la espantosa escena que tenía delante, pensó en el apacible paisaje que
había presenciado antes.

«¡Ambas escenas son completamente opuestas! Parece que la Batalla Celestial


de hace miles de años terminó de manera trágica...».

—Jaime, ¿te pasaron los hechizos de encantamiento de la Secta Ira del Cielo? —
preguntó Forero mientras se apresuraba a acercarse a Jaime.

Jaime asintió.

La cara de Forero se iluminó de felicidad.

—¡No te olvides de enseñarme cuando estés libre!

—Señor Casas, ya que ha heredado los hechizos de encantamiento, deberíamos


ponernos en marcha —dijo Gilberto.

—¡Claro! —En cuanto Jaime dijo eso, notó que el demonio de sangre no
aparecía por ningún lado. Desconcertado, preguntó:

—¿Dónde está el demonio de sangre?

Jaime liberó su sentido espiritual y notó que ya no podía vincularse con el


demonio de sangre.

—El periodo de control de la marioneta zombi ha terminado —explicó Gilberto


mientras señalaba el cadáver del demonio de sangre que yacía en el suelo.

Jaime se sintió frustrado al ver el cadáver del demonio de sangre. No esperaba


que hubiera estado ausente durante tantos días.

Aunque su poder había aumentado bastante, ya no podía controlar al demonio de


sangre.

Suspirando resignado, guardó el cuerpo del demonio de sangre en el Anillo de


Almacenamiento antes de echar un vistazo a las antiguas ruinas de la Secta Ira
del Cielo. Posteriormente, una llama azul claro apareció en la palma de su mano.

Con un movimiento de la mano, la llama envolvió la zona y quemó los huesos


esparcidos.

Tras contemplar cómo las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo se convertían
en cenizas, Jaime y compañía abandonaron el lugar.

Jaime, que acababa de heredar los hechizos de encantamiento de la Secta Ira del
Cielo, quiso
dirigirse de inmediato a la mazmorra y pensar en una forma de salvar a Josefina.
Quería comprobar si Jesica decía la verdad.
Esta vez, Forero optó por no quedarse en Puerto Blanco. Después de todo, las
antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo ya no existían, así que no tenía motivos
para quedarse.

Otra razón era que quería seguir a Jaime y hacer que éste le enseñara los
hechizos de encantamiento.

Así pues, los tres emprendieron el viaje de regreso a Ciudad de Jade.

CAPITULO 1773
Mientras tanto, en Ciudad de Jade, pocos días después de que Alianza de
Guerreros fuera destruida, se construyó un nuevo edificio aún más glorioso.

Esta vez, había siete Túnicas de Plata Negra supervisando Alianza de Guerreros.
Cada uno de ellos era un gran marqués de artes marciales en fase avanzada, y
dos de ellos empuñaban reliquias sagradas de artes marciales. Con esta fuerza,
no sólo eran magníficos en el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade,
sino también en toda Cananea.

Esas siete personas eran los mejores entre los mejores de las Túnicas de Plata
Negra. Incluso podrían alcanzar la Túnica de Oro Negro en poco tiempo.

Ahora que habían sido seleccionados para vigilar la Alianza de Guerreros, sería
como una prueba para ellos ser promovidos al siguiente rango.

Justo en ese momento, el viejo jorobado apareció en el asiento principal de


Alianza de Guerreros de la nada.

—¡Señor Malphas! —saludaron los siete Túnicas de Plata Negra al verlo.


—Todos ustedes pueden convertirse en Túnicas de Oro Negro si consiguen
capturar a Jaime. Ahora que su reliquia sagrada de artes marciales ha sido
destruida, existe la posibilidad de que también haya perdido el control sobre su
marioneta zombi. Con todas sus fuerzas combinadas, no hay forma de que fallen
en su captura. Sin embargo, asegúrense de no ser demasiado descuidados, y lo
más importante, no destruyan su cuerpo porque todavía es útil —pronunció el
anciano jorobado.

—Entendido. Los Túnicas de Plata Negra asintió.

Con eso, el anciano desapareció del asiento principal y reapareció en el reino


secreto.

Avanzando hacia una habitación secreta, el anciano jorobado abrió una ventana
de ojo de buey, revelando la oscuridad del interior.

Después de cantar algo, la habitación secreta se iluminó.

Había un charco de líquido oscuro en el interior, que era un espectáculo


espantoso. Aun así, Saulo estaba en remojo en la piscina sin nada de ropa.
—El cuerpo de este tipo es bastante bueno. Creo que ha llegado el momento.

Mirando su cuerpo con asco, el viejo jorobado abrió la puerta y entró en la


habitación.

Con un gesto de su mano, una niebla negra emergió del cuerpo de Saulo antes de
transformarse en
una forma humana.

Era el espíritu en el cuerpo de Saulo que había estado coexistiendo con Saulo
todo este tiempo. En cuanto el espíritu vio al viejo jorobado, se inclinó de
inmediato hacia él.
—Señor Malphas.

—Ser capaz de sumergirse en la piscina de magia negra durante tanto tiempo...


Este chico sí que tiene un físico fuerte, que tú arruinaste —pronunció con
frialdad el anciano.

El espíritu tembló al escuchar eso.

—Entré en él al azar, señor Malphas. No lo elegí a propósito —explicó.

—No importa. Quiero este cuerpo ahora mismo.

Cuando el viejo jorobado terminó la frase, abrió la boca. El espíritu se


estremeció antes de ser tragado al instante por el anciano.
Un instante después, una niebla negra rezumó del cuerpo del anciano jorobado y
entró en el de Saulo.

En un momento, el cuerpo físico del anciano jorobado perdió el conocimiento y


cayó en el estanque oscuro.

Su cuerpo se descompuso hasta convertirse en un esqueleto antes de desaparecer


sin dejar rastro. Por otro lado, Saulo abrió los ojos mientras un destello
malicioso brillaba en ellos.
—¡Jajaja! ¡Este cuerpo es en verdad genial! —Exclamó Malphas mientras
miraba fijamente el cuerpo bien construido.

—¿Quién eres tú? —preguntó Saulo al notar que la energía espiritual del espíritu
en su interior era ahora diferente.

No sólo eso, sino que también sintió que su fuerza y energía marcial estaban
ahora en un nivel superior.

—Deberías alegrarte de que me haya encaprichado de tu cuerpo, chico. Soy


Malphas, el encargado de todos los Túnica Negra —informó Malphas con
altivez.

Al escuchar eso, Saulo se congeló mientras la incredulidad aparecía en su rostro.

CAPITULO 1774
—¿Señor Malphas?

Como Saulo no era más que un Túnica de Cobre Negro en ese momento, era
demasiado insignificante para encontrarse con un pez gordo como Malphas.

Sin embargo, Malphas estaba en ese momento dentro de su cuerpo, lo que


significaba que todos los Túnica Negra tendrían que prestar atención a sus
palabras.

—Obedéceme, chico, y aumentaré tu fuerza notablemente —pronunció Malphas


con indiferencia.

—¡Sí, por supuesto!

Los ojos de Saulo se iluminaron mientras una sonrisa de satisfacción se dibujaba


en su rostro.

—Sólo tienes que esperar, Jaime.

Por otro lado, en la Secta Duval, Jaime estaba reuniendo a los miembros para
una reunión, que era la primera desde que fundó la secta.

Como patriarca temporal de la Secta Duval, Ramón había estado a cargo de la


Secta Duval después de que Giovanni se fuera a la Isla Encanta.

—¿Qué acaba de decir, Señor Duval? ¿La Alianza de Guerreros reconstruyó


todos sus edificios en tres días? —preguntó Jaime.

—Sí, tres días. Fue como si sus edificios salieran de la nada. Parecen aún más
magníficos que los de antes. Además, la Alianza de Guerreros cuenta ahora con
siete Grandes Marqueses de Artes Marciales de fase avanzada que los
supervisan. Además de eso, también tienen incontables Marqueses de Artes
Marciales y Grandes Maestros de Artes Marciales. Me pregunto cómo han
conseguido reunir a tantos miembros en tan poco tiempo cuando acabas de
destruir toda la alianza e incluso has matado a muchos de sus miembros de alto
rango. ¿Podría tener razón Gilberto? ¿Son gente del reino secreto o algo así?

Como Ramón no entendía nada del reino secreto, se quedó atónito. Jaime, sin
embargo, estaba sumido en sus pensamientos.
«Parece que la Alianza de Guerreros es más fuerte de lo que pensaba. ¿Cuántos
luchadores expertos hay en su reino secreto? Los que se dieron a conocer no son
más que Grandes Marqueses de las Artes Marciales. Tal vez ese viejo jorobado
sea un Santo de las Artes Marciales, pero no puedo estar muy seguro. Después
de todo, el demonio de sangre que invoqué aquella vez lo ahuyentó con sólo dos
bofetadas, así que no puedo saber lo fuerte que es en realidad. Ahora mismo, no
tengo ninguna reliquia sagrada de artes marciales y ya no puedo controlar al
demonio de sangre. No sé si lo conseguiré si me enfrento a esos siete Grandes
Marqueses de las Artes Marciales. Pensé que, con la Alianza de Guerreros
destruida, podría entrar en la mazmorra y sacar a Josefina de la celda. Nunca
pensé que la Alianza se restauraría en sólo tres días e incluso reuniría a muchos
luchadores expertos de la nada».

Con ese pensamiento en mente, Jaime no sabía qué hacer.

Aunque la Secta Duval parecía fuerte, aún estaba recién establecida, y los que
eran en verdad formidables se podían contar con los dedos de una mano.

Si iban a entablar una batalla con los Grandes Marqueses de las Artes Marciales,
Evangelina y Forero eran tal vez los únicos que podrían ser de alguna ayuda.

En cuanto a los demás, no eran lo suficientemente fuertes como para enfrentarse


a los Grandes Marqueses de las Artes Marciales de fase avanzada.

Justo en ese momento, Gilberto entró y dijo:

—Señor Casas, aunque tuviera que enfrentarse a siete Grandes Marqueses de las
Artes Marciales, no significa que sea completamente inútil. ¿Ha olvidado que
tiene esa única cosa?

—¿Qué cosa? —preguntó Jaime, atónito.


—¡El demonio de sangre!

—Pero ya no puedo controlar al demonio de sangre. No puedo hacer nada al


respecto —replicó Jaime, descorazonado.

—Aunque ya no pueda controlarlo, usar su cuerpo como escudo es algo que


puede considerar. Su cuerpo es tan poderoso que una reliquia sagrada de artes
marciales no puede destruirlo, y mucho menos un Gran Marqués de Artes
Marciales.

Los ojos de Jaime se iluminaron al escuchar la sugerencia.

—Así es. ¿Cómo he podido olvidarme de eso?

«Si uso el cuerpo del demonio de sangre como escudo, tal vez morirá de miedo
si siguiera vivo».

Con eso en mente, la confianza de Jaime aumentó. No importa, pediré ayuda a


Evangelina y Forero cuando llegue ese momento. Todavía es posible que derrote
a esos siete Grandes Marqueses de las Artes Marciales.

CAPITULO 1775
Justo cuando Jaime estaba a punto de dar por terminada la reunión y proceder
con los preparativos, alguien informó que Javier de las Fuerzas del Orden
Público había llegado, y Jaime de inmediato hizo que sus hombres recibieran a
Javier dentro.

«Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vi. Me pregunto qué habrá
estado haciendo».

Javier entró y se quedó un poco helado al ver a Jaime. Poco después, una sonrisa
se dibujó en su rostro.

—Se nota que has mejorado mucho tu fuerza, Jaime. Aún recuerdo la primera
vez que te vi. No eras más que un niño al que la gente acosaba, e incluso
necesitabas la protección de Ramón. Pero en apenas un año, ¡te has convertido
en el líder de la secta más importante de Ciudad de Jade!

Javier suspiró para sus adentros. Hace un año, consideraba a Jaime un


insignificante debilucho, pero ahora, tenía que admirar a Jaime.

—No me halague demasiado, capitán Llano. No me visitaría sin motivo. No


tiene más que decirme por qué está aquí —comentó Jaime con una leve sonrisa.

—El señor Salazar pidió verte y vengo a recogerte.

—¿El señor Salazar pidió verme? —Jaime se sorprendió, pues no sabía por qué
Armando quería reunirse con él en ese momento.
—Sí, ven conmigo. No hagas esperar mucho al señor Salazar. Tras decir esto,
Javier agarró la mano de Jaime y tiró de él.
Pronto, Jaime llegó al Departamento de Justicia, sólo para ver a Armando
tomando café con calma y con un tablero de ajedrez colocado frente a él.

Al ver a Jaime, Armando le hizo señas con la mano para que se acercara y le
dijo:

—Siéntate, Jaime. Juega una partida conmigo.

Jaime se quedó estupefacto.

«¿Me había citado aquí sólo para jugar al ajedrez conmigo?».

A pesar de su confusión, guardó silencio y caminó hacia Armando, tomando


asiento frente a él. Armando le sirvió él mismo a Jaime una taza de café.
—Pruébalo. Este café es auténtico.

Estudiando a Armando, Jaime trató de adivinar lo que pasaba por la mente del
otro hombre, pero fue en vano, así que sólo pudo sorber el café.

—Está bueno.

—Jajaja, que el café esté bueno o no depende del humor de la persona. En


realidad, no tiene nada que ver con el café.

Haciendo una pausa, Armando añadió:

—Echa una partida conmigo. Déjame ver si se te da bien el ajedrez o no.

Con una gran sonrisa dibujada en la cara, Armando tomó una pieza de ajedrez e
hizo su jugada. Los dos jugaron varias rondas, y Jaime perdió todas.
En lugar de hacer comentarios sobre las habilidades de Jaime, Armando se
limitó a pedirle que siguiera jugando con él.

Sin embargo, en ese momento, la frente de Jaime ya estaba cubierta de sudor


mientras se sentía ansioso.

«Estoy haciendo los preparativos para salvar a Josefina. No tengo tiempo que
perder jugando ajedrez aquí con el señor Salazar».

Aunque Armando notó la ansiedad de Jaime, se mantuvo callado y continuó


jugando ajedrez con el otro hombre.

Al final, Jaime no pudo aguantarse más.

—¿Hay algo más en lo que pueda ayudarle, señor Salazar? Si no hay nada,
discúlpeme, por favor, que tengo asuntos pendientes.

—¿Vas a salvar a tu novia? —preguntó Armando mientras esbozaba una leve


sonrisa. Jaime se paralizó por un instante antes de asentir.
—Sí. Lleva demasiado tiempo atrapada en la celda. Ahora que soy lo bastante
fuerte, la sacaré de allí.

—¿Lo suficientemente fuerte? —Armando levantó un poco la cabeza para mirar


a Jaime—. ¿Qué tan fuerte eres ahora?

—Ahora soy un Gran Marqués de Artes Marciales de Quinto Nivel.

—Gran Marqués de Artes Marciales de Quinto Nivel —repitió Armando.


Entonces, de repente, golpeó a Jaime con la palma de la mano.
Jaime trató de esquivar por instinto, pero fue demasiado tarde. Salió despedido
hacia atrás por la fuerza, aterrizando sobre una silla y haciéndola pedazos.

A pesar del impacto, salió ileso. Con expresión sombría, Jaime miró a Armando.

—¿Crees que puedes derrotar a siete Grandes Marqueses de las Artes Marciales
y a dos reliquias sagradas de las artes marciales con tu fuerza actual? —preguntó
Armando, mirando a Jaime.

—¿Dos reliquias sagradas de artes marciales? —Jaime se quedó helado—.


¿Quiere decir que la Alianza de Guerreros tiene dos reliquias de artes marciales
sagradas?

—Así es. —Armando confirmó con un movimiento de cabeza.

Al escuchar eso, Jaime entró en pánico. Le había costado mucho lidiar con una
reliquia sagrada de artes marciales, y eso que contaba con la ayuda de su
demonio de sangre.

CAPITULO 1776
Jaime sabía que estaba destinado a perder después de saber que su oponente
tenía siete grandes marqueses de artes marciales y dos reliquias sagradas de artes
marciales de su lado.

«¿Cómo es que la Alianza de Guerreros es tan rica? ¿Cómo acabaron con tantas
reliquias sagradas de artes marciales?».

—Con tu capacidad ahora, ¿aún crees que puedes rescatar a tu novia? —


preguntó Armando.

Jaime se quedó callado al instante, pues sabía que no había forma de que pudiera
salvar a Josefina. Con eso en mente, volvió a sentarse abatido.

En ese momento, su espíritu de lucha y la poderosa aura que desprendía se


habían desvanecido. Armando, por su parte, sonrió al ver la expresión de Jaime.
—No te desanimes. Tienes algo que nadie más tiene.

Con eso, Armando generó un tenue rayo de luz roja en la palma de la mano y
saludó a Jaime. De inmediato, La Espada Matadragones salió volando del
cuerpo de Jaime.
Jaime se quedó atónito al ver aquello.

«La Espada Matadragones se ha fusionado con mi cuerpo. Sólo puedo hacerla


aparecer si tengo la intención de invocarla, ¿no? Ni siquiera lo había pensado
hace un momento. ¿Cómo está ahora en las manos del Señor Salazar?».

La Espada Matadragones zumbaba con fuerza en las garras de Armando.

Al mismo tiempo, liberaba oleadas y oleadas de terrorífica energía de espada y


brillantes rayos dorados.

Jaime se quedó perplejo cuando percibió el aura horripilante que emitía La


Espada Matadragones.

«¡No sabía que La Espada Matadragones pudiera ser tan poderosa!».

—Frente a esta espada, esas reliquias sagradas de artes marciales son tan buenas
como la basura. Sin embargo, es una pena que hayas estado tan centrado en
mejorarte a ti mismo que la hayas descuidado. Recuerda esto. Es una parte de ti.
Las armas también pueden ser tu fuerza. No puedes descuidarla.

Al terminar su frase, Armando soltó la Espada Matadragones, y ésta volvió de


inmediato al cuerpo de Jaime.

Jaime pensó en lo que había dicho Armando y se sintió avergonzado.

«¡Durante todo este tiempo he estado tan celoso de los demás por poseer
reliquias sagradas de artes marciales y estaba tan empeñado en conseguir una
para mí que me había olvidado por completo de La Espada Matadragones! ¡Lo
que tengo es una espada espiritual! ¡Es una espada espiritual con espíritu de
espada! He estado ocupado buscando recursos para mejorarme a mí mismo,
¡pero nunca pensé en mejorar la habilidad de La Espada Matadragones! Si
tuviera que mejorarla simplemente luchando con ella, me llevaría eones.
Espera... Ni siquiera sé cómo mejorar la habilidad de La Espada Matadragones,
¿verdad? Puedo devorar núcleos de bestia, consumir medicinas espirituales e
incluso absorber los poderes de otros para mejorarme a mí mismo. Sin embargo,
¡no sé cómo mejorar a La Espada Matadragones! No puedo dejar que devore
núcleos de bestia. ¡No puede hacer eso!».

—Señor Salazar, tengo una pregunta. ¿Cómo puedo mejorar la habilidad de La


Espada Matadragones? —preguntó Jaime.
—Si me ganas una partida de ajedrez, te lo diré. —Armando sonrió. Jaime
respiró hondo y asintió con decisión.
Después, hizo todo lo posible por recuperar la compostura, olvidarse de todas las
distracciones de su mente y concentrarse en jugar al ajedrez con Armando.

Para su frustración, Jaime no pudo ganar ni una sola vez a Armando. Al ver lo
difícil que era, Jaime empezó a entrar en pánico.

Armando se dio cuenta de la ansiedad de Jaime y le dijo:

—Jugar una partida de ajedrez es como encontrar tu camino en la vida. Aquí no


estamos jugando al ajedrez, ¿verdad? Nos enfrentamos a la vida. Deberías ver el
panorama completo.

Jaime escuchó el consejo de Armando y observó con atención el tablero de


ajedrez. De repente, el tablero cambió ante sus ojos.

«El tablero está lleno de matrices arcanas, ¡y los peones son los núcleos que
pueden romper las matrices arcanas! ¡Por fin he descubierto lo que quería decir
el señor Salazar!».

En ese momento, unas runas empezaron a parpadear en la mente de Jaime, y


cada runa representaba una matriz arcana en miniatura.

Utilizando la herencia de la Secta Ira del Cielo, Jaime consiguió una ajustada
victoria contra Armando.

Al terminar la partida, Jaime se dio cuenta de que los hechizos de encantamiento


que había heredado también habían mejorado.

«Ahora, ¡hasta he comprendido los hechizos de encantamiento que no podía


entender antes de
esto!».

CAPITULO 1777
Jaime miró agradecido a Armando y le preguntó:

—Señor Salazar, ¿podría decirme ahora cómo mejorar La Espada


Matadragones?

—¡Por supuesto! —Y Armando se volvió hacia Javier. Parecía que Javier ya


había predicho el resultado porque, en el segundo siguiente, Javier sacó un
mapa.

Armando abrió el mapa y señaló un punto.

—En este lugar se abrirían ruinas antiguas. Para entonces, ya sabrías cómo
mejorar La Espada Matadragones.
—¿La Isla Oso de Hielo? —Jaime se sorprendió.

—¿Eso no está fuera de las fronteras de Cananea? Armando asintió.


—Así es. Este lugar está en Sanromán, nuestro país vecino. Hay muchos
Cananeanos allí porque es un territorio comercial.

Desconcertado, Jaime miró a Armando y le preguntó:

—¿Cómo sabe de los recursos de otro país, señor Salazar?

—¡Jajaja! La Alianza de Guerreros está al tanto de tantos lugares con recursos,


así que ¿cómo podría yo, un funcionario, no saberlo? Esta no es la única razón,
pero es todo lo que necesitas saber. Sin embargo, recuerda que una vez que estés
ahí fuera, estás por tu cuenta. Además, creo que muchos luchadores increíbles se
dirigen hacia las antiguas ruinas —recordó Armando.

—Gracias por su recordatorio, señor Salazar. Lo tendré en cuenta —Jaime


asintió.

Tras abandonar el Departamento de Justicia, Jaime volvió a la Secta Duval en


busca de Forero y Gilberto.

«Después de todo, esos dos están muy bien informados. Debería preguntarles
sobre la Isla Oso de Hielo».

—No sé nada de eso. Rara vez me involucro en asuntos extranjeros —Forero


negó con la cabeza. Por su parte, Gilberto frunció el ceño y reflexionó antes de
decir:
—Si no recuerdo mal, hace siglos había en la Isla Oso de Hielo una enorme
secta llamada Secta Engard. Todos en esa secta eran espadachines. Además,
había muchos espaderos en la Secta Engard. En aquel entonces, muchos buenos
espadachines fueron a la Secta Engard para desafiarlos, pero todos los retadores
sufrieron pérdidas significativas. Sin embargo, por alguna razón, la Secta Engard
desapareció después de eso. Según los rumores, una espada espiritual de la Secta
Engard entró en un estado de frenesí una noche y mató a toda la gente de allí.
Por supuesto, no sé si eso es un hecho. Es sólo un rumor.

Al escuchar esas palabras, Jaime supo que las ruinas antiguas estaban
definitivamente relacionadas con la Secta Engard.

«El señor Salazar me habló de las ruinas antiguas porque ahí es donde puedo
mejorar La Espada
Matadragones, y al mismo tiempo, ¡la Secta Engard tiene algo que ver con las
espadas espirituales!».

—Dentro de dos días, necesito que vayan conmigo a la Isla Oso de Hielo. Hay
ruinas antiguas abriéndose en esa isla. Creo que esas ruinas antiguas pertenecían
a la Secta Engard —dijo Jaime a Forero y Gilberto.

Gilberto no se opuso a la idea, pero Forero frunció los labios y dijo:

—¡Es un sitio asqueroso! Seguro que allí hace un frío que mata. Ese sitio no da
más que problemas.

—Señor Forero, seguro que es lo bastante fuerte como para soportar el frío, ¿no?
—preguntó Gilberto en tono desconcertado.

Jaime sabía que Forero no quería viajar lejos porque anhelaba regresar a la Isla
Encanta, donde las mujeres bonitas estarían a su servicio.

—Señor Forero, he escuchado que las mujeres de Sanromán tienen el cabello


azul y los ojos verdes. Además, todas son muy apasionadas. ¿Son ciertas esas
afirmaciones? —inquirió Jaime, haciéndose el ignorante.

A Forero se le iluminaron los ojos al escuchar aquello.

—¡Sí! ¡Es cierto! Además, son todos altos. Empezaré a hacer las maletas. Nos
iremos dentro de dos días.

Gilberto soltó una risita al ver el comportamiento de Forero.

—Señor Casas, parece que tiene al señor Forero en la palma de su mano.

Tras confirmar el viaje a la Isla Oso de Hielo, Jaime procedió a averiguar más
sobre la Secta Engard.

Para su consternación, no había mucha información sobre la Secta Engard.


Después de todo, era una secta extranjera. Aunque quisiera saber más sobre ella,
simplemente no había suficiente información disponible.

De repente, Jaime recibió una llamada de Isabel un día antes del viaje. Le pidió
que fuera al Palacio Carmesí.

Jaime pensó que había ocurrido algo, así que corrió hacia allí de inmediato.
CAPITULO 1778
Jaime intuyó que algo iba mal cuando llegó al Palacio Carmesí.

Todas las mujeres le clavaban la mirada, parecían enfadadas. Aquello confundió


a Jaime porque no sabía qué había hecho para enfadarlas.

Aunque no tenía ni idea de lo que pasaba, su intensa mirada lo hizo entrar en


pánico.

En lugar de explicarle algo, las damas continuaron mirándolo con desprecio, lo


que le hizo sentirse aún más ansioso.
Al final, René rompió el silencio.

—Jaime, escuché que te vas a Sanromán. Jaime asintió.


—Así es.

—¿Y tú vas a la Isla Oso de Hielo? —preguntó Isabel.

—Así es —Jaime volvió a asentir.

—¿Te vas mañana? —llegó la pregunta de Cecilia.

—Sí. —Jaime volvió a mover la cabeza.

—¿Por qué no nos dijiste que te vas a un sitio divertido? ¿Por qué no nos llevas
contigo? ¿Te olvidaste de nosotras? ¿Tienes corazón?

—Cecilia se mudó hasta aquí por ti, ¿pero así la tratas? —Lilia le espetó a
Jaime, su ira hirviendo.

—No he estado en la Isla Oso de Hielo. Tengo tanta curiosidad…

Evangelina había estado sellada durante miles de años, así que no tenía ni idea
de que la Isla Oso de Hielo existiera.

—Yo tampoco he estado allí. Quiero ver cómo es ese lugar... —Moly lanzó una
mirada lastimera a Jaime.

—Jaime, ¿puedes llevarme allí?

—¡Llévame allí! ¡Llévame allí!

—¡Yo también quiero ir!

—¡Yo también!

Las damas clamaron, expresando su deseo de ir a la Isla Oso de Hielo. Un dolor


de cabeza asaltó a Jaime en ese preciso momento.
—Sólo voy allí a explorar las ruinas antiguas, no de vacaciones. Es peligroso —
explicó Jaime con resignación.

—¿Y qué? Quizá podamos ayudarte con la exploración de las ruinas antiguas.
No es que seamos una carga para ti. Aquí todo el mundo es capaz —refutó
Moly.

—No digo que no sean capaces, pero este viaje es muy peligroso. No será
conveniente llevarlas conmigo.
Jaime frunció el ceño, sin saber cómo explicar la situación a las damas.

—¿Por qué iba a ser inconveniente? ¡Nos estás menospreciando a las damas!
¡Eso es sexista! — pronunció Magnolia.

—Yo…

Jaime se quedó sin habla. Al final, cedió e inclinó la cabeza.

—De acuerdo, acompáñenme. Sin embargo, tienen que hacerme caso cuando
lleguemos, y no anden por ahí solas. No tengo tiempo para cuidarlas a todas.

Las damas vitorearon a todo volumen ante la aquiescencia de Jaime. Estaban tan
exultantes que era como si hubieran ganado una batalla.
Jaime suspiró impotente mientras veía a las damas vitorear con alegría. No tenía
miedo de enfrentarse a rivales fuertes, pero cuando se trataba de estas damas,
estaba en verdad perdido.

De repente, una voz sombría llegó desde la puerta.

—¿Te olvidaste de mí?

Cuando Jaime se volvió, vio a Astrid en la puerta con lágrimas en los ojos, como
si hubiera sido agraviada.

La aparición de Astrid sólo hizo que a Jaime le doliera aún más la cabeza.

Al notar las lágrimas que estaban a punto de rodar por la mejilla de Astrid, se
apresuró a pronunciar:

—No, no, tú también vas.

Sólo entonces Astrid esbozó una sonrisa encantada.

Jaime no se atrevió a permanecer mucho tiempo en el Palacio Carmesí,


temiendo que las damas volvieran a ponerlo en un aprieto.

Al día siguiente, en el aeropuerto de Ciudad de Jade, Ramón llevó a un grupo de


personas para despedir a Jaime.

Jaime había planeado ir a la Isla Oso de Hielo sólo con Forero y Gilberto, pero,
por desgracia, acabó yendo con más de diez personas.

Para no perder de vista a las damas, Jaime le pidió a Colín que lo acompañara.
Aprovechaba la ocasión para que Colín y René se conocieran mejor.
CAPITULO 1779
—Buen viaje, Jaime —dijo Ramón con una sonrisa.

—Señor Casas, esta vez lo tiene difícil. Estas chicas no van a ser fáciles de tratar
—se burló Francisco, sonriendo de oreja a oreja.

Jaime le dedicó una sonrisa irónica antes de dirigir al grupo para subir al avión.

La atención de todos fue atraída de inmediato cuando las damas, Isabel,


Evangelina, Cecilia, Moly, Magnolia, Lilia y René, subieron al avión con Jaime.

Después de todo, las ocho damas eran encantadoras y hermosas por derecho
propio. La belleza surrealista de Cecilia, en especial, así como el encanto de
Magnolia y Lilia, atraían las miradas de los hombres del avión.

Sin embargo, las damas no se inmutaban ante las miradas de los hombres
mientras charlaban contentas entre ellas.

Jaime estaba sentado al lado de Forero, y en cuanto entraron en el avión, Forero


empezó a suspirar.

—¿Qué ocurre, señor Forero? —preguntó Jaime confundido.

—Jaime, no quiero escuchar comentarios tuyos cuando busque mujeres en el


futuro. ¡No te corresponde ridiculizarme cuando tienes tantas damas a tu
servicio! Mira lo guapas y destacadas que son. ¿Por qué no encuentro a nadie
que sea como ellas? —murmuró Forero mientras miraba celoso a Jaime.

A Jaime se le escapaban las palabras y no sabía cómo responder a las quejas de


Forero. Sin embargo, Colín intervino:
—Señor Forero, le conseguiremos algunas chicas cuando estemos en Sanromán.

La promesa de Colín era exactamente lo que Forero quería escuchar, así que
Forero sonrió.

—Claro, claro, pero no quiero escuchar nada de Jaime.

—Claro, claro —Jaime soltó una risita y sacudió la cabeza.

El avión despegó con paso firme hacia el cielo. Pronto se les pasó la emoción y
se calmaron. Jaime cerró los ojos y descansó.

Justo en ese momento, la voz de una azafata llegó desde el final del avión.

—Señor, el avión está en estos momentos en el aire. Por favor, vuelva a su


asiento y no se mueva.

—¿Qué tiene de malo que me mueva? Estoy cansadísimo. Deje de meter las
narices en mis asuntos. El pasajero calvo empujó entonces a la azafata, que
estuvo a punto de caerse por la fuerza.
Al instante, muchos pasajeros miraron furiosos al calvo. Pero ninguno se atrevió
a decir nada al ver la mirada feroz del calvo.

El calvo se adelantó con una rosa que había aparecido de la nada.

Una vez que alcanzó a las ocho damas, comenzó a estudiarlas con ojos lascivos.

Al notar su mirada, las ocho damas fruncieron el ceño y en sus rostros


aparecieron miradas similares de desdén.

—Jaime, alguien está mirando a tus damas —dijo Forero dando un codazo a
Jaime, que aún tenía los ojos cerrados.

Sin embargo, Jaime sólo abrió los ojos para mirar al calvo antes de volver a
cerrarlos. Forero estaba desconcertado por la falta de reacción de Jaime.
—¿No te importa que alguien coqueteé con tus damas?

—No. Además, el calvo va a tener problemas —respondió Jaime con


despreocupación.

Al fin y al cabo, Isabel y las demás no eran nada inofensivas. Cualquiera de ellas
podía darle una

paliza al calvo, así que ¿por qué iba a preocuparse Jaime por ellas?

Mientras tanto, el calvo no se inmutaba ante las miradas de asco de las damas.
Era todo sonrisas cuando dijo:

—Señoritas, ¿podemos conocernos? Cuando lleguemos a la Isla Oso de Hielo,


yo me haré cargo del alojamiento, la comida y el entretenimiento. Incluso puedo
llevarlas a los mejores sitios para comer de la zona, así como a los lugares
turísticos. No tendrán que gastar nada de dinero.

El calvo se esforzaba por quedar bien con la esperanza de impresionar a Isabel y


a las demás. Sin embargo, todas menos una «Lilia» lo ignoraron. Lilia se limitó
a levantarle la ceja.
Cuando el calvo se dio cuenta, se estremeció y le entregó la rosa que tenía en la
mano.

CAPITULO 1780
—Señorita, parece que es el destino que nos encontremos hoy aquí.
¿Intercambiamos números? El calvo estaba seguro de que su táctica había
funcionado cuando vio que Lilia lo miraba.
Lo único que quería era que al menos una mujer le respondiera. Así, el calvo
puso toda su atención en Lilia.
—Sí, creo que en efecto es el destino, buen señor —dijo Lilia mientras un
destello brillaba en sus ojos.

La forma en que le había llamado «buen señor» hizo que un agradable escalofrío
recorriera la espina dorsal del calvo. Por un momento, se sintió como si hubiera
ascendido a los cielos.

Lilia supo que había llegado el momento oportuno al ver la expresión del calvo.
De ahí que continuara:

—¿Por qué no haces una ronda de baile para animarnos?

—Claro, claro.

El calvo miraba aturdido a Lilia, casi babeando. Estaba tan encaprichado que
haría cualquier cosa que Lilia le pidiera.

Así, el calvo empezó a balancear su corpulento cuerpo en el avión.

El espectáculo hizo que la gente se riera divertida. Sin embargo, el calvo los
ignoraba y solo tenía ojos para Lilia.

—¿Por qué no haces también un striptease? —sugirió Lilia.

Pronto, el calvo empezó a quitarse la ropa. Sólo cuando se quedó en ropa


interior, Lilia lo detuvo.

Mientras el calvo seguía meneando las caderas, todos se agacharon, riendo tanto
que empezaron a lagrimear.

—Ponte de rodillas y abofetéate —ordenó Lilia.

Sin dudarlo, el calvo se arrodilló ante Lilia y empezó a abofetearse. Al ejercer


mucha fuerza en sus bofetadas, pronto se le hinchó la cara. En ese momento, los
espectadores se dieron cuenta por fin de que algo iba mal, y empezaron a mirar
al calvo perplejos.

En ese momento, un hombre inexpresivo con gafas de sol se las quitó, y su fría
mirada se posó en Lilia.

Al sentir su mirada, Lilia giró la cabeza hacia el hombre de gafas.

Este se volvió a poner las gafas de sol cuando Lilia se giró en su dirección. En
ese momento, Lilia se sacudió la extraña sensación y continuó molestando al
calvo.

—Jaime, nunca esperé que estas damas fueran tan impresionantes. Me gustaría
ver cómo vas a domarlas en el futuro —pronunció Forero con regocijo.
Jaime fingió no oírlo mientras seguía descansando con los ojos cerrados. Tras
siete horas de vuelo, el avión aterrizó en la Isla Oso de Hielo.
Al principio, no había aeropuerto allí, pero a medida que prosperaban los
negocios comerciales y aumentaba el número de turistas, se construyó un
aeropuerto.

Cuando Jaime y los demás bajaron del avión, fueron recibidos por una inmensa
vista nevada.

Un coche de policía esperaba cerca, y en cuanto los pasajeros bajaron del avión,
la policía se llevó al calvo.

Durante todo el año, la temperatura de la Isla Oso de Hielo oscilaba entre los
veinte y los treinta grados bajo cero, por lo que todos llevaban gruesos abrigos.

Jaime y los demás iban vestidos con ropas finas, pero para alguien con sus
capacidades, el frío no suponía ningún problema.

Justo al salir del aeropuerto, un hombre bajito que hablaba con acento
Cananeano dijo:

—Señor, ¿necesita un taxi? ¿Adónde quiere ir? Puedo llevarlo a cualquier sitio.

—Por favor, envíenos al hotel —le dijo Jaime.

—Claro. ¿Sólo son cuatro?

El hombre bajito observó que había cuatro personas delante de él y que cabrían
perfectamente en un coche. Sin embargo, Jaime negó con la cabeza y señaló a
Isabel y a los demás.

—Ellas también están con nosotros.

El hombre bajito frunció un poco las cejas al ver al numeroso grupo.

—¿Qué ocurre? ¿Somos demasiados? —preguntó Jaime confundido tras


estudiar la expresión del hombre bajito.

—No, no, no. Ahora voy por el coche.

El hombre bajito agitó las manos antes de salir corriendo a toda prisa.

Al cabo de unos minutos, el hombre bajito regresó con otros dos Cananeanos.
Había tres coches en total, y todos cabían a la perfección.

Sin embargo, justo cuando subían a los coches, se acercaron cinco hombres
corpulentos.
CAPITULO 1781
El hombre bajito palideció de golpe cuando vio a los hombres más corpulentos
acercarse. De inmediato, pidió a Jaime y a los demás que se marcharan.
—Señor, por favor, baje del coche. No podemos llevarlo. No lo haremos.
Desconcertado, Jaime preguntó:
—¿Qué pasa? ¿Por qué no nos llevan ahora?

Antes de que el hombre bajito pudiera decir algo, los fornidos hombres llegaron
hasta ellos. Uno de ellos, que tenía barba, agarró al bajito por el cuello y lo
levantó en el aire.

—Eh, ¿cómo te atreves a tratar de conseguir clientes en mi territorio? ¿Te


quieres morir? Justo cuando el barbudo dijo eso, golpeó al hombre bajo en la
cara.
La sangre brotó de la nariz del hombre bajo y goteó por las comisuras de sus
labios, pero sus compañeros no se atrevieron a decir nada ni a mover un
músculo.

—¡Al suelo! —rugió el barbudo a Jaime y al resto.

Forero estaba a punto de bajar del coche cuando Jaime le detuvo y se volvió
hacia Colín.

—Colín, hazte cargo. —Entendido.

Con un movimiento de cabeza, Colín se apeó del coche.

Sin embargo, tan pronto como Colín bajó del coche, una hermosa figura pasó
junto a él. En el segundo siguiente, un grito de agonía resonó en el aire. El
barbudo había recibido una patada en el aire.

—¡Son unos matones! Qué barbaridad —bramó Astrid a los fornidos hombres,
con expresión glacial.

Como Astrid había hecho un movimiento, Colín suspiró y se volvió para mirar a
Jaime. Éste le hizo un gesto para que volviera al coche.

El barbudo se aterrorizó cuando salió despedido por la patada de Astrid, pero


cuando se dio cuenta de que su atacante era una mujer, una expresión de
asombro cruzó su rostro antes de que una expresión de enfado la sustituyera.

—¡Tras ella! ¡Contra la chica! —rugió.

Los otros hombres fornidos cargaron al instante hacia Astrid.

—No los mates —le recordó Jaime, temeroso de que perdiera el control de sí
misma y matara a los hombres.
Al fin y al cabo, acababan de llegar y no conocían el lugar ni a la gente.
Además, lo que aquellos hombres habían hecho no justificaba la muerte.

Astrid asintió con la cabeza. Cuando los hombres se lanzaron sobre ella, les dio
una bofetada a cada

uno, derribándolos mientras algunos de sus dientes caían de sus bocas.

Una vez hubo acabado con ellos, se volvió hacia el hombre bajito y le dijo:

—Ya está todo bien, así que vámonos.

El hombre bajito asintió con fervor y con los ojos muy abiertos por la sorpresa y
arrancó de inmediato el coche, alejándolos del aeropuerto.

De camino al hotel, el hombre bajito no dejaba de mirar a Jaime por el


retrovisor. Al notar sus repetidas miradas, Jaime le preguntó:
—¿Pasa algo, señor?

El hombre de baja estatura se apresuró a contestar:

—¡Muchas gracias, señor! Muchas gracias. Jaime sonrió.


—No es gran cosa.

—Señor, ¿ustedes son... artistas marciales? —preguntó entonces el hombre


bajito. Jaime asintió con la cabeza y contestó:
—Así es. Me sorprende que conozca a los artistas marciales.

—Claro que sé. Aquí hay muchos artistas marciales.

El hombre bajito se emocionó bastante ante la mención de los artistas marciales.


Parecía que los envidiaba.

Por desgracia, no todo el mundo podía convertirse en un artista marcial, y


mucho menos en un cultivador de energía espiritual.

Durante el viaje, el hombre bajito charló con Jaime sobre artistas marciales.

Cuando llegaron al hotel, el hombre bajito no pidió a Jaime ni a los demás que
pagaran el taxi.

En lugar de descansar tras registrarse en el hotel, las damas quisieron dar un


paseo por el lugar. Temiendo que causaran problemas, Jaime pidió a Colín que
las siguiera.

Del mismo modo, Jaime quería dar un paseo por la zona para familiarizarse con
la isla, pero a Forero no parecía entusiasmarle la idea. En lugar de eso, reservó
una habitación individual en el hotel y empezó a contactar con señoritas.
De ahí que Jaime no tuviera más remedio que llevarse a Gilberto con él.

CAPITULO 1782

Acababan de salir del hotel cuando un taxi los detuvo en seco.


Jaime levantó la vista y se dio cuenta de que era el hombre bajito que lo había
llevado al hotel. No entendía por qué le había parado.

—Señor, ¿tiene tiempo ahora? Me llamo Cortés. ¿Puedo invitarlo a comer? —


preguntó Cortés. Jaime rechazó su invitación de inmediato.
—No hace falta. No ha sido nada. Además, no me pediste que pagara el viaje,
así que estamos en paz. No tienes por qué hacerlo.

Sin embargo, Cortés parecía perplejo.

Al ver eso, Jaime supo que no era tan sencillo como comer juntos.

—¿Necesitas algo más? —preguntó Jaime. Cortés asintió torpemente.


—Señor, el jefe de mi grupo, el señor Torres, me ha enviado aquí para invitarlo.
Quiere verlo.

—¿El jefe de tu grupo? —Jaime se sorprendió al saber que un taxista tenía un


jefe de grupo. Cortés se dio cuenta de su sorpresa y le explicó:
—Los Cananeanos que tenemos negocios aquí, incluidos los taxistas, hemos
formado La Hermandad Cananea para evitar que nos acosen. Cuando volví y le
conté el incidente del aeropuerto, expresó su deseo de reunirse con usted.

Jaime comprendió la explicación del hombre. Todos eran Cananeanos, así que
Jaime asintió y accedió a reunirse con el jefe de la banda.

También quería saber si conocían las antiguas ruinas de la Isla Oso de Hielo.
Después de todo, habían residido ahí durante décadas.
Cortés estaba encantado de que Jaime hubiera aceptado la invitación. Acogió a
Jaime y Gilberto en el coche y empezó a conducir hacia su destino.

Pronto, Jaime fue conducido a un enorme patio con algunas casas dentro. Cortés
los condujo a una casa de dos pisos y gritó:
—¡Señor Torres, están aquí!

Un hombre corpulento de mediana edad bajó las escaleras con paso lento y
grácil. Su fuerte aura revelaba que era un artista marcial.

Puede que sólo fuera un Gran Maestro de Artes Marciales, pero su rango era
suficiente para despertar la admiración de la población.

Tras echar un vistazo a Jaime y Gilberto, el hombre de mediana edad no pudo


evitar fruncir el ceño al darse cuenta de que no podía evaluar sus rangos.
—Por favor, tomen asiento —exclamó y les indicó con un gesto que se sentaran.
Luego le dijo a Cortés:

—Sírveles un poco de café.

—¡Claro! —Cortés sirvió de inmediato a Jaime y Gilberto una taza de café a


cada uno.

—¿Puedo saber su nombre? —preguntó el hombre de mediana edad a Jaime.

—Me llamo Jaime Casas —le dijo Jaime con cortesía.

—¿Jaime Casas? —El hombre frunció el ceño como si se le acabara de ocurrir


algo. Dijo—: He escuchado hablar de un joven con talento que ha ascendido en
Cananea. También se llama Jaime Casas. Ya es el jefe de la mayor secta de artes
marciales de Ciudad de Jade a su corta edad. ¿Es usted?

Observó con cuidado a Jaime.

Jaime ignoraba que su reputación ya se había extendido a otros países.

Sin embargo, no quería que demasiada gente se enterara de su paradero, así que
sacudió la cabeza y dijo:

—Tal vez tengamos el mismo nombre. No soy ni de lejos tan capaz como él.

—Eso es lo que yo también pienso. ¡A mí no me pareces un Gran Marqués de


Artes Marciales! — exclamó el hombre con efusividad. Luego continuó—:
Gracias por prestarme ayuda en el aeropuerto. De lo contrario, mis subordinados
se habrían llevado la peor parte. Ahora que están aquí, avísenme si necesitan
ayuda. Todos somos Cananeanos, y La Hermandad Cananea se creó para evitar
que los Cananeanos fueran acosados.

—¡Gracias! —Jaime le dio las gracias agradecido—. ¿Puedo tener el honor de


saber su nombre?

—Me llamo Dago Torres —respondió el hombre.

CAPITULO 1783
—Señor Torres, ¿puedo preguntarle algo? —preguntó Jaime.

—Por supuesto. Conozco todo lo referente a la Isla Oso de Hielo —respondió


Dago con confianza. Jaime preguntó:
—¿Sabe algo de las antiguas ruinas de la Isla Oso de Hielo?

—¿Las ruinas antiguas? —Sorprendido, Dago lanzó una mirada de sorpresa a


Jaime—. ¿Has venido aquí por las ruinas antiguas?
—Sí, así es —Jaime asintió.

—Mi joven amigo, te aconsejo que lo reconsideres. No tienes la habilidad


suficiente para aventurarte en las ruinas antiguas. A lo largo de los años, muchos
individuos han buscado la ubicación de las antiguas ruinas con la intención de
entrar en ellas. A pesar de todos sus esfuerzos, nadie ha tenido éxito. De hecho,
muchos murieron intentando encontrarlas —reveló Dago.

—¿No encontraron las ruinas? ¿Por qué? —Jaime se sorprendió.

«La Isla Oso de Hielo no es muy grande. ¿Por qué no encontraron las ruinas?».

—Las ruinas antiguas están ocultas bajo un espeso manto de nieve, por lo que su
ubicación es difícil

de encontrar. Muchos expertos de distintos países han intentado localizarla, pero


ninguno ha tenido éxito. Algunos incluso pagaron el precio más alto por sus
esfuerzos, muriendo o resultando heridos. Aquí todos somos Cananeanos, así
que mi consejo es que disfrutes de tu tiempo aquí y te olvides de las ruinas. No
vale la pena arriesgar la vida por ello —le aconsejó Dago.

Al escuchar eso, Jaime se interesó más por las ruinas antiguas. Preguntó:

—Señor Torres, ¿conoce usted la Secta Engard?

—¿La Secta Engard? —Dago se devanó los sesos antes de negar con la
cabeza—. No la conozco. Ni siquiera he escuchado hablar de ella.

Dago no sabía nada, así que Jaime dejó de hacer preguntas. Sabía que la Secta
Engard había desaparecido hacía mucho tiempo como para que nadie supiera de
su existencia.

Tras una breve charla con Dago, Jaime y Gilberto se dispusieron a marcharse.
Acababan de levantarse cuando se escuchó un alboroto fuera. Cortés llegó
corriendo poco después.

—Cortés, ¿qué está pasando? —preguntó Dago.

—Señor Torres, los motoristas están aquí. Quieren que les compensemos por
haber herido a sus hombres —Cortés informó.

—A la mi*rda. Todavía tengo que ajustar cuentas con ellos después de lo que
hicieron en el aeropuerto. ¿Cómo se atreven a aparecer por aquí? Vamos, ¡a ver
qué quieren! —Dago salió furioso.

Al ver eso, Jaime fue tras ellos. Al salir del edificio, se encontró con un
espectáculo aterrador. Había un grupo de hombres fornidos con los ojos
entrecerrados en una mirada amenazadora.

Frente a ellos estaban los hombres de La Hermandad Cananea. Sin embargo, los
miembros de La Hermandad Cananea no eran tan musculosos como sus
enemigos.

Un hombre cubierto de tatuajes y con pendientes entreabrió los labios para


hablar en un Cananeano entrecortado.

—Dago, tus hombres dieron una paliza a los míos en el aeropuerto. ¿Cómo crees
que deberíamos afrontarlo?

—Ivan, tus hombres iniciaron la pelea. ¿Cómo te atreves a venir aquí exigiendo
respuestas cuando acabaron heridos? Además, fue un pasajero quien derrotó a
tus subordinados, no nosotros. El pasajero no pudo tolerar el acoso de tus
hombres y entró en acción —replicó Dago con calma.

—¡Ahí está! ¡Están juntos en esto!

—Justo en ese momento, el hombre con barba que había recibido la paliza antes
vio a Jaime de pie detrás de los miembros de La Hermandad Cananea y lo
señaló.

Al ver eso, Ivan se mofó:

—Dago, ¿qué más hay que decir? ¡El culpable está aquí mismo! Entrégamelo y
paga los gastos médicos. Entonces, dejaré el asunto.

—¡Tonterías! ¿Has visto alguna vez a La Hermandad Cananea entregar a


alguien? Si te niegas a retroceder, ¡vamos a pelear! —anunció Dago.

No tomaba en serio a los motociclistas, ya que podía acabar con ellos con
facilidad como Gran
Maestro de Artes Marciales.

CAPITULO 1784
—Dago, sé que eres experto en artes marciales. Sin embargo, tus habilidades son
inútiles —exclamó Iván mientras sacaba una pistola.

Los demás motoristas también blandieron sus armas.

Decenas de pistolas apuntaban a Dago y a los miembros de La Hermandad


Cananea, lo que hizo que se pusieran nerviosos.

La expresión de Dago se volvió sombría. Si sólo hubiera una pistola, podría


esquivarla con facilidad. Sin embargo, había más de un arma apuntándoles. Era
imposible esquivarlas todas.
Iván soltó una risita socarrona mientras Dago y los demás palidecían de horror.

—No lo pongamos difícil —dijo—, saben que no son rivales para nosotros.
Entreguen al responsable y compensen los daños. Así les perdonaré la vida.

Ivan apuntó su arma a la cabeza de Dago.

La expresión de Dago cambió de golpe. Había prometido a Jaime que éste


podría acudir a él en busca de ayuda, pero si ahora entregaba a Jaime,
demostraría la falta de lealtad de La Hermandad Cananea. Todos eran
Cananeanos, por lo que su reputación quedaría manchada.

—Iván, no te lo entregaré. Si te atreves, dispara contra nosotros. Te prometo que


exhalarás tu último aliento en el momento en que dispares tu arma —declaró
Dago con maldad y la mandíbula apretada.

Iván rio con frialdad.

—Ya que tienes ganas de morir, acabemos con esto hoy mismo. Y se dispuso a
apretar el gatillo.
Sin embargo, Dago fue lo bastante rápido como para patear el arma de Iván en el
momento en que éste apretó el gatillo. El arma cayó al suelo con estrépito.

Al ver eso, Iván gritó:

—¡Fuego!

¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!

En un instante, se dispararon docenas de tiros.

Los miembros de La Hermandad Cananea bajaron los hombros, desesperados.


Incluso Dago hizo lo mismo, pues sabía que estaban condenados.

No se molestó en esconderse ni en resistirse, pues había demasiadas armas.


Pasara lo que pasara, el resultado sería el mismo.

Los miembros de La Hermandad Cananea esperaban su inminente perdición


cuando un resplandor dorado surgió detrás de ellos.

El resplandor dorado envolvió todo el patio. Los miembros vieron entonces que
las balas se
congelaban ante sus ojos como si hubieran sido detenidas por una barrera
invisible.

¡Clanc! ¡Clanc!

Las balas cayeron al suelo a escasos centímetros de ellos.


Todos contuvieron la respiración mientras todo el patio se sumía en un silencio
sepulcral.

Fue lo más cerca que estuvieron de la muerte, ya que las balas no los alcanzaron
por poco y cayeron al suelo ante sus propios ojos. Sin embargo, nadie sabía qué
había ocurrido exactamente.

Iván y su grupo de motoristas se quedaron boquiabiertos ante el sorprendente


espectáculo, con los ojos casi saliéndoseles de las órbitas.

Desconocían por completo el origen de la repentina aparición del resplandor


dorado y por qué las balas se detuvieron de golpe antes de caer al suelo.

A Dago se le desencajó la mandíbula y se le dibujó el asombro en el rostro.

Fue el único que percibió un aura espantosa que venía de detrás de él. Esa aura
fue precisamente lo que salvó a todos.

Las balas habían chocado contra un escudo invisible, obligándolos a detenerse


antes de caer al suelo.

Dago se volvió sobre su hombro para mirar a Jaime con miedo. El brillo dorado
que envolvía a Jaime acababa de desvanecerse.

Jaime sonrió a Dago antes de dar un paso adelante.

—Parece que estás aquí por mí, así que hagámoslo.

Iván se recuperó de su sorpresa inicial cuando Jaime dio un paso al frente.

Sin embargo, no tenía ni idea de que todo era obra de Jaime y supuso que una
deidad protegía a Dago y al resto.

—Joven, ya que te has adelantado, debes ser castigado por tus actos —declaró.

Iván tomó entonces la pistola de un motorista y apuntó a Jaime. Esta vez, fue lo
bastante listo como para mantener las distancias con Jaime.

Era consciente de que muchos Cananeanos dominaban las artes marciales, así
que supuso que, manteniendo una distancia prudencial con Jaime, podría hacer
que éste hiciera caso de sus palabras.

CAPITULO 1785
—¿Cómo vas a castigarme? —inquirió Jaime con calma. No mostraba miedo a
pesar de ser el objetivo del arma de Iván.

—Inutilizándote la pierna, por supuesto. —Tras hacer esa declaración, Iván


apretó el gatillo sin vacilar.

Era obvio que era una persona despiadada.

¡Bam!

Se escuchó un disparo, pero Jaime se quedó clavado en su sitio como si la bala


no le hubiera dado en la pierna.

Iván se puso rígido.

—¿Qué car*jo? ¿No le di a mi objetivo a pesar de estar tan cerca de él?


Desconfiando de su puntería, hizo otro disparo, apuntando a la pierna de Jaime.
¡Bam!

Otro disparo. Sin embargo, Jaime permaneció ileso.

Los motoristas se volvieron para mirar a Iván con incredulidad.

¿Había fallado dos disparos seguidos a poca distancia?

—¡Car*jo! No lo puedo creer.

¡Bang! ¡Pum! ¡Bang!

Iván disparó unos cuantos tiros sin parar hasta que agotó las balas de su arma y
se vio obligado a detenerse.

Jaime se quedó allí con una sonrisa en la cara, ileso. No mostraba signos de estar
afectado.

Todos, incluidos Iván y los miembros de La Hermandad Cananea, se quedaron


mirando a Jaime, totalmente estupefactos. Eran incapaces de comprender cómo
Jaime seguía ileso.

El cuerpo de Dago temblaba con fuerza. Si no estuvieran en público, habría


caído de rodillas ante Jaime.

—¿Qué car*jo le pasa a esta pistola? —Iván tiró su arma al suelo, culpándola de
no poder hacer daño a Jaime.

Jaime explicó con calma:

—No fue culpa del arma. Fui yo —Extendió las palmas de las manos, mostrando
varias balas que cayeron al suelo haciendo su característico ruido.

Iván se tambaleó hacia atrás mientras miraba a Jaime con incredulidad.


Ni en sus mejores sueños pensó que vería a alguien atrapar balas con sus propias
manos. El concepto parecía demasiado ridículo para ser real.

—¡No creo que puedas atrapar docenas de balas de una sola vez! —Ivan siseó.

Ordenó a sus hombres que apuntaran a Jaime con sus armas, dispuestos a
matarlo a tiros.

En el momento en que estos hombres levantaron sus armas, vieron aparecer ante
ellos una sombra. Al instante siguiente, las armas de fuego desaparecieron de
repente de sus empuñaduras.

Jaime ni siquiera se movió de su sitio.

Giraron la cabeza y vieron a Gilberto con más de diez pistolas en las manos.

—¿Por qué eres tan arrogante si lo único que posees es un montón de chatarra?
—se burló Gilberto. Mientras hablaba, arrugó las armas en una enorme bola de
metal.
Al ver eso, Iván empezó a temblar de miedo. A los motoristas también se les fue
el color de la cara. No podían entender a qué clase de seres capaces habían
ofendido.
—Hoy estoy de buen humor y no tengo ganas de matar a nadie. Ya pueden
largarse —anunció Jaime.

Al escuchar eso, Iván y sus motoristas giraron sobre sus talones y huyeron a toda
velocidad del lugar.

Justo después de que los motoristas huyeran, Dago cayó de rodillas con un ruido
sordo.

—Señor, por favor, acepte mi gratitud. Le pido disculpas por haberlo ofendido
antes. Por favor, perdóneme.

Dago temblaba mientras un sudor frío le resbalaba por la cara.

—Señor Torres, ¿qué está haciendo? No me ha ofendido —replicó Jaime


mientras levantaba con suavidad la palma de la mano, enviando una onda de
energía para ayudar a Dago a levantarse.

—Señor, yo...

Antes de que Dago pudiera terminar sus palabras, Jaime le hizo un gesto para
que se retirara.

—Señor Torres, usted es mayor que yo, así que por favor no me llame así. Suena
muy incómodo. Al escuchar eso, Dago corrigió de inmediato su forma de
dirigirse a él.
—Señor Casas, ¿eres quien formó la Secta Duval en el mundo de las artes
marciales de Ciudad de Jade?

Jaime rio entre dientes y asintió. Había revelado su habilidad, así que ya no
había necesidad de mantener su identidad en secreto.

La excitación de Dago creció al ver que Jaime lo admitía.

—¡Oh, eres mi ídolo, señor Casas! No puedo creer que tenga la suerte de
conocerte. Creo que encontrará las ruinas antiguas…

Dago cambió de idea y dejó de persuadir a Jaime para que se marchara.

CAPITULO 1786
Jaime se limitó a reír.

—¿Cómo podría haberla encontrado yo cuando tantos otros han fracasado en el


intento? Una isla de este tamaño llevaría año y medio peinarla.

—No tenemos que registrar toda la Isla Oso de Hielo para localizar las antiguas
ruinas, señor Casas. Hay un punto más probable que el resto porque allí
desaparece gente casi todos los años, y nunca se les vuelve a ver. Por eso
algunos sospechan que las antiguas ruinas están allí. Sólo que no encontramos la
entrada —le informó Dago.

Los ojos de Jaime se iluminaron.

—¿Dónde está ese lugar?

—Tráele un mapa al señor Casas.

Uno de los hombres de Dago volvió con un mapa poco después de dar la orden,
y Dago señaló un lugar.

—Por aquí, alrededor de las montañas nevadas. Se rumorea que las antiguas
ruinas están en las estribaciones del pico nevado, pero nadie las ha visto nunca.

Jaime miró pensativo el lugar y preguntó:

—¿Ha estado allí?

—He estado allí dos veces —afirmó Dago—, pero nunca he visto señales de las
antiguas ruinas. Son llanuras nevadas hasta donde alcanza la vista.

—¿Podría llevarnos allí a echar un vistazo mañana, señor Torres? Jaime quería
que Dago los llevara, ya que éste conocía bien la ruta.
—Sin ningún problema. Es un honor servirle, señor Casas —respondió Dago
con entusiasmo.
Al salir de La Hermandad Cananea, Jaime y Gilberto no regresaron al hotel, sino
que se dedicaron a pasear por la zona comercial.

Debido al frío que hacía, prácticamente no había lugares para entretenerse en el


distrito comercial, aunque de alguna manera tenía piedras preciosas y espadas
mágicas a la venta, dado su tamaño.

Los artículos a la venta se debían posiblemente al gran número de artistas


marciales que acudían cada año en busca de las antiguas ruinas. Después de
todo, la demanda alimentaba el mercado.

—Todos sus artículos son basura. Además, no hemos encontrado muchos


expertos. ¿Podrían haberse marchado todos tras no localizar la entrada a las
antiguas ruinas?

Gilberto se dio cuenta de la mala calidad de los productos del distrito comercial
y de la falta de expertos.

Lógicamente, las antiguas ruinas atraerían a muchos guerreros expertos, pero no


encontraron a ninguno.

Dedujo que los habían enviado a casa derrotados por no haber localizado la
entrada a las ruinas.

Justo cuando Jaime y su compañero estaban a punto de regresar tras su ronda, un


zumbido reverberó en el cráneo de Jaime. Como si presintiera algo, La Espada
Matadragones empezó a vibrar.

Jaime se quedó inmóvil. Levantó la vista y descubrió a un vendedor recogiendo


sus cosas,

aparentemente listo para volver a casa.

En ese momento, la atención de Jaime se vio atraída por una de las espadas que
el vendedor estaba guardando.

El aura tenue que emanaba la espada le atrajo hacia ella.

—¿Puedo ver la espada que tiene en la mano, señor? —preguntó Jaime al


acercarse.

—¿Esta espada? Toma, échale un vistazo. Puedes quedártela por cinco millones
si quieres. El mercader le entregó la espada a Jaime.
—¿Qué clase de espada vale cinco millones? ¿Nos estás robando a plena luz del
día? —Gilberto lo miró con desconfianza.

—Mi lamentablemente ignorante amigo, esta espada corta el acero como si fuera
arcilla. Es el orgullo de la Secta Engard.

Las palabras del vendedor dejaron atónito a Jaime, pues no esperaba que un
humilde vendedor ambulante conociera la Secta Engard.

—¿Cómo sabe que esta espada pertenecía a la Secta Engard? —preguntó


mirando con curiosidad al vendedor.

—Está escrito en la empuñadura, ¿ves? —respondió el mercader mientras


echaba un vistazo a la espada.

Jaime la miró más de cerca. La espada se había oxidado, lo que le daba un


aspecto viejo y sin valor. Sin embargo, en la parte inferior de la empuñadura se
podía leer la inscripción «Secta Engard» en letras gruesas, grabada claramente
cuando fue forjada.
Cuando Jaime tomó la espada, la Espada Matadragones encendió de poder en su
interior. Sonrió de emoción.

CAPITULO 1787
—Si me permite, señor, ¿cómo llegó a su poder esta espada? —preguntó Jaime.
En respuesta, el mercader miró hacia el lejano pico nevado.
—Estaba recogiendo loto de las nieves hace unos años cuando encontré esta
espada. Empezó excepcionalmente afilada, pero se embotó y se oxidó porque no
supe mantenerla. No la vendería por cinco millones si no estuviera en estas
condiciones. ¿La quieres o no? Quiero cerrar e irme a casa.

—La quiero —Sin decir una palabra más, Jaime transfirió cinco millones al
extasiado mercader, atónito de incredulidad por haber vendido la espada por
cinco millones.

Jaime no podía apartar las manos de la espada. Al menos, estaba seguro de que
la Secta Engard estaba cerca y de que era muy probable que se tratara de las
antiguas ruinas.

—No puedo creer que hayas gastado cinco millones en una espada vieja y
oxidada. ¿Has encontrado oro?

La voz de una mujer sonó detrás de Jaime, que se quedó helado al oírla, aunque
en ese momento no

podía identificarla.

Entonces, recordó tras darse la vuelta y ver con claridad el rostro de la


muchacha.

—¡Qué extraño verla por aquí, princesa Ana! —exclamó Jaime.

—Este es mi país. ¿Por qué no iba a estar aquí de vacaciones? A mí, en cambio,
me sorprende verte aquí. Incluso había pensado que me había equivocado —
respondió Ana, igual de emocionada.

Detrás de Ana venía el corpulento Andrés, cuya aura se hizo perceptible de una
sola mirada de Jaime. No esperaba que Andrés hubiera alcanzado el grado de
Marqués de Artes Marciales en tan sólo un año.

Aunque estaba a kilómetros de distancia en comparación con Jaime, era un ritmo


bastante impresionante.

Hacía un año, Jaime había participado en la competición internacional a petición


de Teodoro. Andrés era entonces sólo un Gran Maestro de Artes Marciales.
Jaime había matado a Ignacio y vengado por fin a la familia Gayoso de Jetroina.

—Has progresado mucho, Andrés —le dijo Jaime a Andrés con una sonrisa.

—Usted también lo está haciendo bien, señor Casas —replicó Andrés


correspondiendo a la sonrisa. No comprobó la fuerza de Jaime, sino que lo dijo
por cortesía.
Al fin y al cabo, Jaime lo había sometido durante la competición internacional.

Dado el temperamento explosivo de los senerianos, habría sido imposible que


Jaime les hablara así.

—¿Estás aquí de vacaciones, Jaime? —preguntó Ana.

—Algo así —Jaime no supo cómo decírselo.

—Ya que estás aquí, en mi territorio, debo cumplir con mi responsabilidad de


amable anfitrión. Te mostraré los alrededores y te tendré como invitado en mi
casa. Hay un corto vuelo de varias horas para llegar a casa desde aquí —declaró
Ana con alegría mientras se acercaba para tirar del brazo de Jaime.

Jaime no entendía nada con la generosidad de Ana. Ella se rio de su expresión.


—¿No te has traído a tus dos novias? ¿Ya te casaste y tuviste hijos? A Jaime se
le trabó la lengua ante las inquisitivas preguntas de Ana. Aunque Isabel había
ido, Josefina seguía encerrada en el calabozo.
—No habrás roto con ellas, ¿verdad? Los hombres son unos cerdos y unos
sinvergüenzas —le reprendió Ana con una risita.

Jaime suspiró sin replicar.

«Ya que me ha llamado canalla, canalla soy».

No deseaba defraudar a ninguna de las muchachas que se habían enamorado de


él.

La mirada triste de Cecilia, especialmente, era una que no podía rechazar.


Si fuera posible, pasaría a la clandestinidad una vez resuelto este asunto y
mantendría a estas chicas como refuerzos.

Jaime se preguntó si esa idea constituía ser aquello de lo que se le acusaba.

CAPITULO 1788
Ana tomó a Jaime del brazo y paseó con alegría mientras Andrés y Gilberto los
seguían de cerca.

—Jaime, ¿has venido por algo más aparte de venir de vacaciones? —preguntó
Ana de repente. Jaime se quedó por un instante estupefacto antes de negar con la
cabeza.
—¿Qué otra cosa puedo hacer aquí?

—¿No estás aquí por las ruinas antiguas?

Ella lo miró con una sonrisa burlona, aparentemente queriendo leer sus
pensamientos.

Al escuchar eso, él esbozó una sonrisa incómoda y guardó silencio. Sin


embargo, Ana comprendió su intención con sólo mirar la expresión de su rostro.

—En realidad, también estoy aquí por las ruinas antiguas. Si no, nunca habría
venido de vacaciones a un lugar tan pequeño —dijo.

—¿También estás aquí por las ruinas antiguas? ¿Pero están los dos solos?

Jaime se quedó un poco sorprendido. Después de todo, Ana no era una


luchadora experta, mientras que Andrés acababa de convertirse en marqués de
artes marciales. ¿Cómo iban a querer buscar en las ruinas antiguas con unas
capacidades tan limitadas? Esto no es diferente de buscar la muerte.

La sonrisa en el rostro de Ana se desvaneció de inmediato tras escuchar el


comentario de Jaime. Al momento siguiente, una mirada apenada se extendió
por su semblante.

Jaime no sabía si había dicho algo incorrecto.

—He escuchado que las ruinas antiguas contienen el Rey de las Hierbas, así que
estoy intentando conseguirlo para salvar a mi padre —se mordió el labio y habló
en voz baja.

Jaime se apresuró a preguntar:

—¿Qué le pasa a tu padre? ¿Está enfermo? Ella negó con la cabeza.


—No es eso. Alguien envenenó a mi padre, y se rumorea que sólo el Rey de las
Hierbas que hay dentro de las antiguas ruinas puede salvarlo.
—¿Envenenado? —Jaime se sorprendió. El padre de Ana era un duque. Se
preguntó quién se atrevería a envenenar al duque de un país.

—Alguien tiene en el punto de mira la posición de mi padre como duque, así


que querían matarlo

para apoderarse del título —se apresuró a explicar Ana al percibir la confusión
de Jaime.

—¿Quién es el temerario? —preguntó él. Ella lo miró con solemnidad.


—¿Quién crees que puede hacerse con el título de duque tras la muerte de mi
padre? La claridad inundó a Jaime tras escuchar sus palabras.
—¿Podría ser el culpable tu hermano mayor o menor?

Jaime se asombró porque sabía que sólo los hijos del duque podían heredar el
título nobiliario. Aun así, ¡es inhumano que envenenen a su padre hasta la
muerte para adquirir el cargo de duque!

Sin embargo, Jaime no tardó en recordar cómo Rigoberto había envenenado a su


padre hasta la muerte sólo para obtener el puesto de cabeza de la familia Duval,
por no hablar del título de duque de un país. Ese rango de nobleza era mucho
más tentador, después de todo.

Ante ese pensamiento, Jaime no pudo evitar suspirar para sus adentros. Dicen
que todos los parentescos son meras fachadas en una familia política. Parece que
esa es la verdad. Esta gente es capaz de despreciar sus lazos familiares con tal de
hacerse con el poder.

—Por ahora sospecho de mi hermano mayor, pero no tengo ninguna prueba que
apoye mi afirmación. Después de encontrar al Rey de las Hierbas y salvar a mi
padre, sabré quién es el culpable de haberlo envenenado.

Los ojos de Ana brillaron con determinación.

—¿Tan segura estás de poder localizar al Rey de las Hierbas?

Aunque Jaime admiraba el valor de Ana, la valentía por sí sola no podía


equipararse a las capacidades, ya que no todo el mundo podía sobrevivir a las
antiguas ruinas.

—Tengo que intentarlo, aunque vaya a morir. Ana parecía haberse decidido.
Sin más, Jaime y Ana charlaron mientras caminaban. Antes de que se dieran
cuenta, se habían alejado del animado mercado y habían llegado a un lugar
bastante desolado.

Una vasta extensión de blancura se extendía ante ellos. Incluso pudieron ver a
algunas personas jugando y animando alegremente en trineos tirados por perros.
—Su Alteza, debemos regresar ahora. Esto no es seguro —le dijo Andrés a Ana
con cautela, después de escudriñar a su alrededor.

Al ver su expresión sombría, Ana también se puso nerviosa.

—¿Sentiste algo, Andrés?

Como hombre-oso, Andrés tenía sentidos sobrehumanos y podía percibir con


antelación la existencia de seres peligrosos.

Asintió y protegió a Ana.

Jaime preguntó con el ceño fruncido:

—¿Qué ocurre? ¿Alguien intenta matarte?

CAPITULO 1789
Ana asintió.

—Nos han perseguido varias veces en nuestro camino hacia aquí. Supongo que
mi hermano mayor, Homero, envió a esta gente a perseguirnos porque no quiere
que sobreviva.

—Inesperadamente, las luchas de poder en ultramar también son muy brutales


—dijo Gilberto.

—En ese caso, deberíamos regresar.

Jaime estaba a punto de llevar de vuelta a Ana, pero justo después de darse la
vuelta y dar dos pasos hacia delante, aparecieron cuatro hombres de negro.

Sus rostros estaban ocultos tras máscaras, y todos empuñaban una cimitarra. Sus
ojos brillaban con intenciones asesinas.

Al ver a los cuatro hombres de negro que aparecieron de la nada, Andrés vigiló
de cerca a Ana, preparándose para enfrentarse a los formidables enemigos.

Jaime evaluó al cuarteto. Todos ellos eran considerados expertos por ser
marqueses de las artes marciales. Si se aliaban contra Andrés, sin duda perdería.

—Andrés, entrega a la princesa Ana y te perdonaremos la vida. De lo contrario,


te despellejaremos y convertiremos tu piel de oso en ropa —se mofó de Andrés
uno de los hombres de negro.

—De ninguna manera. Soy el guardia de la princesa Ana. Prefiero morir antes
de permitir que le causen algún daño a la princesa Ana —pronunció Andrés con
frialdad.
—De acuerdo. Ya que eres tan terco, te mataremos antes de asesinar a la
princesa Ana. Con eso, los cuatro hombres de negro emitieron ondas de auras
heladas dirigidas a Andrés. Actuaron como si Jaime y Gilberto no estuvieran
allí.
Los cuatro hombres de negro ignoraron por completo a Jaime y Gilberto, que
parecían relativamente más delgados y débiles.

¡Roar!

Al ver eso, Andrés se transformó de inmediato en su forma más fuerte.

Al segundo siguiente, su cuerpo se cubrió de pelo y enseñó sus afilados


colmillos.

Se transformó en un oso pardo gigante, rugiendo con fuerza mientras protegía


con cuidado a Ana.

—Hmph. ¿Y qué si te transformaste? —Uno de los hombres de negro resopló.


Entonces, se lanzaron hacia Andrés.
Andrés bramó y se lanzó hacia adelante, enfrentándose a los cuatro hombres de
negro en una
intensa batalla.

La lucha, en la que participaban cinco marqueses de las artes marciales, provocó


sucesivas
explosiones que reverberaron en el aire. La nieve del suelo voló por los aires
mientras forcejeaban y caían lentamente a tierra.

Incluso después de que Andrés se transformara en su forma más poderosa, no


era capaz de derrotar a los cuatro hombres de negro a la vez.

La enorme figura de Andrés voló por los aires después de que un hombre de
negro lo golpeara con fuerza. Posteriormente, Andrés cayó con fuerza al suelo,
creando un profundo cráter en él.

El pánico y la ansiedad embargaron a Ana al presenciar el giro de los


acontecimientos.

¡Roar!

Andrés volvió a rugir. Se levantó y blandió su enorme garra de oso contra los
cuatro hombres de negro.

Dos hombres de negro lo detuvieron mientras los otros dos se dirigían hacia
Ana.

Ana se tambaleó continuamente hacia atrás cuando los vio acercarse, pero
llegaron de inmediato ante ella.

—Princesa Ana, ¿quieres acabar con tu propia vida o lo hacemos nosotros por
ti? —preguntó uno de los hombres de negro.

—¿Quiénes son? ¿Los envió Homero? —preguntó Ana al hombre de negro.

—No tienes por qué saberlo. Te lo contaremos todo cuando estés muerta —se
burló.

Mordiéndose el labio, supo que no podría escapar de este aprieto mientras los
cuatro formidables hombres de negro la acorralaban.

—Señor Casas, parece que estos tipos nos ignoran —le dijo Gilberto a Jaime.

—En efecto. Nos están ignorando. Jaime soltó una risita.


Jaime era una figura prominente conocida por todos en Cananea, por lo que
nunca sería ignorado.

Inesperadamente, aquellos cuatro hombres de negro no le estaban prestando


atención en aquel momento.

—Ya que estos tipos no están usando bien sus ojos, ¿debería quitárselos? —
preguntó Gilberto.

—Es una buena idea —Jaime asintió.

Jaime había permitido que Gilberto atacara.

CAPITULO 1790
La conversación de Jaime y Gilberto enfureció a los dos hombres de negro.

—Será mejor que ustedes dos, Cananeanos, desaparezcan de mi vista. Si no, no


saldrán vivos de aquí —amenazó uno de ellos con mirada asesina.

Ana también se volvió hacia Jaime.

—Jaime, no te metas. Será mejor que te vayas con tu amigo. Estos hombres son
muy fuertes.

—Para ser sincero, tengo curiosidad por ver por mí mismo lo fuertes que son.
Esbozando una sonrisa, Jaime miró a Gilberto.
Gilberto asintió con la cabeza antes de saltar en el aire hacia los dos hombres.

—Jaime, no eres rival para ellos. Son marqueses de las artes marciales. Deberías
huir... —gritó Ana al ver que Gilberto hacía su movimiento.

Sin embargo, en el momento en que Ana terminó, sonaron dos gritos agónicos.
Ambos hombres se cubrían los ojos con las manos mientras cuatro globos
oculares ensangrentados podían verse claramente en el suelo cubierto de nieve.

Al mismo tiempo, la sangre salía a borbotones por los huecos entre los dedos de
los dos hombres. La horripilante visión dejó estupefacta a Ana.
—Ya que tus ojos no sirven de mucho, mejor te los quito —se burló Gilberto.

Mientras tanto, los otros dos hombres de negro que estaban enzarzados en una
batalla con Andrés se apresuraron a acercarse al escuchar los gritos.

Su partida trajo alivio a Andrés, que había llegado al límite con todo el cuerpo
cubierto de heridas.

Cuando los dos hombres llegaron, se quedaron sorprendidos por las cuencas
oculares vacías de sus compatriotas.

Dado que los cuatro conocían las fuerzas de los demás como la palma de su
mano, reconocieron que quien fuera capaz de sacar instantáneamente los ojos de
sus compatriotas tenía que ser mucho más poderoso que ellos.

Como resultado, los dos hombres ayudaron a sus compatriotas heridos a


levantarse y huyeron.

—¿Cómo se atreven a intentar escapar? Gilberto se abalanzó para detenerlos.


Con los dedos convertidos en garras, arrancó los ojos de los otros dos hombres,
provocando otra ronda de gritos desgarrados.

En ese momento, los cuatro hombres de negro habían quedado ciegos.

Sin dejar de gritar por el atroz dolor, tantearon sin rumbo y antes de chocar entre
sí.

Mientras tanto, Ana y Andrés estaban atónitos ante la magnífica exhibición de


habilidad de Gilberto. Al regreso de Gilberto, Ana no pudo evitar preguntar:
—Jaime, ¿quién es tu amigo? ¿Por qué es tan poderoso?

Jaime respondió con una risita.

—No es más que un Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel que no ha


conseguido llegar a Gran Marqués de Artes Marciales.

Sus palabras hicieron que Gilberto se sintiera avergonzado, pues éste había sido
incapaz de lograrlo a pesar de intentarlo durante veinte años.

Si alguien hubiera hecho ese comentario sobre él, definitivamente se habría


indignado, pero no hubo resentimientos cuando Jaime lo hizo.
Después de todo, Jaime sólo tardó algo más de un año en convertirse en Gran
Marqués de Artes Marciales.

Su talento excepcional y su fuerza alucinante se habían ganado el máximo


respeto de Gilberto.

En cuanto a Ana y Andrés, ambos estaban llenos de admiración e incredulidad al


saber que Gilberto era un Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel.

Aunque Andrés era un Marqués de Artes Marciales, sólo recientemente había


alcanzado ese nivel. Aún le quedaba un largo camino por recorrer antes de
alcanzar el Nivel de Gran Marqués de Artes Marciales.

Pronto, Ana sintió que algo andaba mal y le preguntó a Jaime con curiosidad:

—Cuando mencionaste que sólo era un Marqués de Artes Marciales de Alto


Nivel, no parecías nada impresionado. ¿Qué tan poderoso eres?

—¿Yo? Soy un Gran Marqués de Artes Marciales de quinto nivel —respondió


Jaime con una sonrisa.

—Debes estar presumiendo. ¿Cómo puede alguien tan joven como tú ser un
Gran Marqués de Artes Marciales de quinto nivel? ¿No eras apenas un Gran
Maestro hace un año?

Ana no creía en absoluto a Jaime, pues era imposible que hubiera dado un salto
tan grande en tan poco tiempo.

«Esto es imposible. Incluso Andrés, que podía cultivar a gran velocidad por ser
un Oso Hombre, tardó un año en elevarse de Gran Maestro de Artes Marciales a
Marqués de Artes Marciales.
Encima, consumió inmensos recursos de cultivo durante el mismo período.
Entonces, ¿cómo puede una persona ordinaria como Jaime progresar tan
rápido?».

CAPITULO 1791
Ana y Andrés tan solo se negaron a creerle.

Al no poder convencerlos, Jaime se encogió de hombros con resignación.

—Ya que no me creen, tendré que demostrarles. No me extraña que la gente


diga que las mujeres no confían. Es cierto.

Apenas hubo hablado Jaime, dio un suave golpe con la mano mientras miraba a
los cuatro hombres de negro que gemían.

De repente, un aura estremecedora descendió sobre el espacio.


¡Pum!

Los cuatro hombres estallaron en papilla que se esparció por todo el suelo, como
copos de nieve. Era como si nunca hubieran estado ahí.

Ana y Andrés se quedaron atónitos al ver la devastación instantánea.

Ana tardó un buen rato en recobrar el sentido. Fue entonces cuando su sorpresa
se convirtió en alegría.

—Yo... no esperaba que realmente fueras un Gran Marqués de las Artes


Marciales. ¡Esto es maravilloso!

Incapaz de contener su euforia, abrazó a Jaime y le dio besos por todo el cuerpo.

Su repentino despliegue de emociones dejó atónito a Jaime, que rápidamente


trató de apartarla.

«Esta chica de Sanromán es demasiado liberal».

A pesar de sus intentos por mantener las distancias, Ana se negó a soltarlo.
Durante el forcejeo, un aura aterradora se apoderó de él, provocándole un
escalofrío.

Con los pelos de punta, Jaime nunca se había sentido tan amenazado en su vida.

Cuando por fin se liberó y se dio la vuelta, se encontró con Isabel y las otras
chicas que se acercaban.

Todas lo miraban con ojos que escupían fuego. La aterradora visión


simplemente hizo volar la mente de Jaime.

—Maldita sea, Jaime, no me extraña que no quisieras ir de compras con


nosotras. Resulta que has venido a ver a esa chica Sanromana que además
resulta ser una vieja amiga tuya.

Lilia fue la primera en comentar, pues ya había conocido a Ana durante el


concurso internacional de hacía un año.

Además, ambas estaban en constante conflicto cuando se trataba de competir por


la atención de Jaime.

Ahora que Ana abrazaba a Jaime y lo besaba, Lilia estaba, sin duda, indignada.

En cuanto a Isabel, ella también sabía quién era Ana, pero no le molestaba que
Jaime se relacionara con ella. Después de todo, esperaba que alguien tan
destacado como Jaime tuviera muchas mujeres.
No obstante, la conducta clandestina de Jaime y la intimidad que mostraba
seguían inquietándola.

Aparte de Josefina, era la que más tiempo llevaba con Jaime. Por lo tanto, sentía
que Ana la había superado en cuanto a su relación física con Jaime.

—Jaime, parece que cada vez eres más avaricioso —comentó René con un
suspiro.

—Jaime, resulta que te gustan las chicas de Sanromán. No me extraña que no te


importara que mi hermana se lanzara a por ti —se mofó Moly con un puchero.

Llena de vergüenza, Cecilia la reprendió de inmediato:

—Moly, déjate de tonterías.

Al mismo tiempo, Astrid se adelantó y preguntó:

—Jaime, ¿quién es esa chica sanromana?

Abrumado por el aluvión de preguntas, Jaime sintió como si su mente fuera a


explotar. Mientras tanto, Colín y Gilberto no pudieron evitar sonreír al ver la
expresión de Jaime. A veces, es una carga tener demasiadas mujeres.
—Hola, señoritas. Me llamo Ana. Soy amiga de Jaime. Ahora mismo estaba
mostrando lo contenta que estaba de ver a un viejo amigo. Así es como
saludamos a nuestros amigos en este país. Espero no haber causado ningún
malentendido —explicó Ana a Isabel y a las demás antes de que Jaime pudiera
decir una palabra.

—Así es. Sólo nos saludábamos según la costumbre local. Esto es Sanromán, al
fin y al cabo, y Ana es ciudadana de aquí. Estaba encantada de verme, eso es
todo —añadió Jaime con rapidez.

—Mmm-hmm, he escuchado que los extranjeros se saludan besándose. Colín


hizo el comentario cuando todos menos se lo esperaban.
Con todos estallando en carcajadas, había conseguido apaciguar la situación.

CAPITULO 1792
Jaime aprovechó la oportunidad para ordenar que todos regresaran al hotel.

Tras enterarse de que Jaime era un Gran Marqués de las Artes Marciales, Ana y
Andrés se unieron a ellos con la intención de no separarse nunca de Jaime.

De ahí que a Jaime le preocupara que Ana entrara en conflicto con las otras
chicas.

Habiendo subestimado sus habilidades sociales, pronto se sorprendió al ver que


Ana encajaba perfectamente en el grupo como si todas ellas fueran viejas
amigas.

Además, se sintieron indignadas por Ana al enterarse de su situación. Todas


querían encontrar al Rey de las Hierbas y darle una lección a Homero en su
nombre.

Al día siguiente, Dago llegó al hotel a primera hora de la mañana para ver a
Jaime. Debía guiar a Jaime en su búsqueda de las antiguas ruinas.

Al principio, Jaime no quería que las chicas lo acompañaran. Sin embargo, no


tuvo más remedio, ya que no estarían contentas si Ana «que buscaba al Rey de
las Hierbas» iba sola con él.

—¿Dónde está el señor Forero?

Cuando todos se reunieron, Jaime no pudo ver a Forero por ninguna parte.

—No ha salido de su habitación desde que llegó. Dios sabe lo que estará
haciendo dentro — contestó Colín.

Jaime no necesitaba adivinar qué tramaba Forero, pero dada su pericia en la


navegación por las tumbas, no podían prescindir de su presencia.

Así pues, Jaime se dirigió a su habitación y llamó con fuerza a la puerta.

La puerta se abrió, dejando ver al forero bostezando. Sus ojos tenían una mirada
lánguida y estaban cargados de pesadas bolsas.

En su cama había dos chicas rubias tumbadas.

—Señor Forero, nos vamos a buscar las ruinas antiguas —le informó Jaime.

—Um... ¿Tan pronto?

A Forero le tomó por sorpresa.

—Si no me doy prisa, de seguro lo encontraría muerto en la cama. Jaime puso


los ojos en blanco ante Forero, que respondió con una risita.
—Estas chicas sanromanas son increíbles. Espérame mientras me visto.

Al poco tiempo, Forero salió tras arreglarse. Por la expresión de su cara, todo el
mundo sabía lo que se traía entre manos mientras estaba encerrado en su
habitación.

—¡Maldita sea, Jaime, eres increíble! ¿Ya te has ligado a una sanromana en sólo
dos días? En cuanto Forero vio a Ana, no pudo evitar admirar a Jaime por su
encanto.
—Ya está bien. Se está haciendo tarde. Démonos prisa.
Preocupado por si Forero empezaba a parlotear, Jaime instó rápidamente al
grupo a ponerse en marcha.

Con Dago a la cabeza, subieron a un autobús en dirección al pie de la montaña


nevada.

Cuando estaban a más de diez kilómetros, el autobús se detuvo. La carretera


asfaltada había llegado a su fin, por lo que tuvieron que caminar el resto del
trayecto.

Después de empaquetar algunas provisiones y una tienda sencilla, Dago informó


a Jaime:

—Señor Casas, el tiempo aquí puede ser impredecible. Por eso necesitaremos
llevar algo de comida. Quién sabe, puede que incluso tengamos que pasar la
noche aquí.

—¡De acuerdo! —Jaime asintió.

Tras echar un vistazo a las provisiones, las guardó todas en su Anillo de


Almacenamiento con un gesto de la mano.

Era una habilidad que Dago envidiaba demasiado.

Con eso, el grupo caminó por el suelo nevado mientras continuaban su viaje por
la montaña nevada. Lo que empezó como una aventura se convirtió en un viaje
turístico para las chicas.

Algunas empezaron a hacer el tonto e incluso a pelearse entre ellas con bolas de
nieve. En consecuencia, su comportamiento dejó sin habla a Jaime.

Dago, por su parte, se quedó atónito. Aunque las chicas parecían débiles, todas
ellas eran muchísimo más poderosas que él.

A lo largo del viaje, Jaime se encontró con otros grupos que también se dirigían
hacia la montaña.
Evidentemente, también buscaban las ruinas antiguas, y todos sus miembros
desprendían poderosas auras.

Sin embargo, los demás grupos no prestaron atención al séquito de Jaime. Por lo
ruidosas que se comportaban las chicas, todos supusieron que se trataba de un
grupo de turistas.

A medida que se acercaban a la montaña nevada, el tiempo empeoró. Una espesa


niebla envolvió poco a poco la montaña, como si la escondiera del mundo.

Cuando Jaime emitió su sentido espiritual, se sorprendió al ver que no podía


atravesar la niebla. Evidentemente, la niebla no era un fenómeno natural.

CAPITULO 1793
—Todos, tengan cuidado. Esta niebla ha sido creada por una matriz arcana.

En ese instante, la cara sonriente de Forero fue reemplazada por una mirada
solemne.

En cuanto a las chicas, adoptaron un estado mental vigilante mientras avanzaban


con cuidado.

—Señor Torres, ¿todavía recuerda el lugar que mencionó? —preguntó Jaime a


Dago. Le preocupaba que la niebla hiciera que Dago se perdiera.
—Señor Casas, no se preocupe. Puedo encontrarlo con los ojos cerrados.

Aunque sólo había estado allí dos veces, Dago confiaba en encontrarlo gracias a
su gran sentido de la orientación.

Asintiendo con la cabeza, Jaime invitó a Dago a que lo guiara.

Después de caminar durante más de una hora, notaron que la niebla empezaba a
disiparse, revelando la montaña nevada que tenían ante ellos. Si uno miraba
hacia abajo desde el cielo, podía ver que la montaña estaba rodeada por un anillo
de espesa niebla.

La niebla había confundido a muchos aventureros, haciéndoles perder el camino.

—Señor Casas, el pie oriental de la montaña es donde muchos desaparecieron


misteriosamente — comentó Dago mientras señalaba hacia el este.

—Muy bien, dirijámonos hacia allí —Tras asentir con la cabeza, Jaime se volvió
hacia Isabel y las chicas—. Todas deben de quedarse aquí, pues el viaje que nos
espera es peligroso. Les dejaremos la tienda y las provisiones, así que quédense
aquí y esperen.

Con eso, Jaime sacó las provisiones de su Anillo de Almacenamiento y a toda


velocidad armó la tienda.

Al principio, Astrid y Lilia se mostraron reacias a quedarse. Sin embargo,


Cecilia e Isabel, conscientes de que sólo servirían de distracción a Jaime,
accedieron a quedarse.

Con Dago a la cabeza, Jaime, junto con Forero, Gilberto, Ana y Andrés, se
dirigieron al lugar donde se había denunciado la desaparición de los Grandes
Maestros.
—Jaime, déjame ir contigo. En caso de peligro, podré ayudar. Evangelina
expresó su intención de unirse a ellos.
Dado que era una Gran Marquesa de las Artes Marciales, era más que capaz de
cuidar de sí misma.

Además, sus amplios conocimientos probablemente les serían de utilidad si se


encontraban con algún artefacto antiguo.

Jaime asintió después de tener en cuenta esos factores.

—Muy bien, adelante, entonces.

Una vez establecidos los grupos, Jaime instruyó:

—Colín, vigílalos de cerca. Quédate aquí y no te aventures a ningún otro sitio.

—No te preocupes, Jaime, no permitiré que deambulen sin necesidad —


prometió Colín.

Después de que Jaime y su grupo continuaron su viaje, pudo sentir un cambio


significativo en la energía espiritual dentro de sus alrededores.

Evangelina, que sintió lo mismo, frunció las cejas en respuesta. Al llegar a su


destino, fueron recibidos por unos grandes carteles. Decían:
«¡Peligro! ¡No entrar!».

Sorprendido, Jaime se preguntó quién había colocado los carteles.

—Señor Torres, ¿quién puso todo esto? —preguntó Jaime. Igualmente atónito,
Dago negó con la cabeza.
—No tengo ni idea. No los vi las dos últimas veces que estuve aquí.

—Alguien debe de haber venido aquí. Tal vez los carteles sirven para ahuyentar
a los demás — comentó Forero.

—No les hagas caso. Vamos a entrar —ordenó Jaime mientras daba un paso al
frente.

Nada más hacerlo, se escuchó el feroz rugido de una bestia. Era tan aterrador
que a todos les recorrió un escalofrío por la espalda.

—¿Hay aquí una bestia demoníaca?

La sorpresa se apoderó de Jaime. Dado el frío extremo, era difícil que alguna
bestia sobreviviera en la montaña.
Mientras tanto, la expresión de Dago cambió de golpe al escuchar los repetidos
rugidos.

CAPITULO 1794
—Se…Señor Casas, creo que no deberíamos seguir caminando hacia delante...
—dijo Dago mientras temblaba.

Al ver la actitud de Dago, Jaime preguntó perplejo:

—¿Qué pasa? ¿Te asustan sólo unos rugidos?

—Parece que no sabe nada de esto, señor Casas. Se rumorea que una vez vivió
aquí un demonio tigre. Era gigantesco, ¡y podía devorar a un humano de un
bocado! Sin embargo, nadie se había encontrado con el demonio tigre en
muchos años. Así, la gente lo olvidó poco a poco y se convirtió en una leyenda
—explicó Dago.

«Pero ahora es posible que el rugido proceda de ese demonio tigre. Además, es
probable que la gente que desapareció aquí fuera devorada por el demonio tigre.
Creo que no deberíamos seguir caminando. Es demasiado peligroso...».

Aunque Dago sabía que Jaime era un Gran Maestro de las Artes Marciales, lo
más probable es que se convirtieran en la comida del legendario demonio tigre si
se lo encontraban.

—¿En verdad existe un demonio tigre aquí? —Jaime parecía sorprendido.

—Si hay un demonio tigre aquí, entonces debe estar también el Rey de las
Hierbas. Siempre que hay un tallo del Rey de las Hierbas en un área, de seguro
habrá una bestia espiritual protegiéndolo. Tal vez el demonio tigre está ahí para
proteger al Rey de las Hierbas. —Ana parecía emocionada. Al menos, la
existencia del demonio tigre demostraba que el Rey de las Hierbas sí existiría en
la zona.

Al ver que Jaime y los demás no parecían temer en absoluto al demonio tigre y
querían seguir su camino, Dago dijo con expresión perpleja:

—Señor Casas, mis fuerzas son escasas. No me atrevo a caminar más. Además,
nunca había estado en esta montaña nevada. Supongo que ya no puedo guiarlo
por el camino.

El significado tras los comentarios de Dago estaba claro. Quería abandonar el


grupo y volver a casa, pues tenía miedo.

—Señor Torres, gracias por traernos aquí. Por favor, tenga cuidado de vuelta a
casa. —Jaime no culpaba a Dago. Después de todo, Dago no era más que un
Gran Maestro de Artes Marciales. Si se encontrara con algún peligro, ni siquiera
podría escapar.

—Entonces esperaré en la ciudad para celebrar tu regreso... —dijo Dago.

Una vez que Dago se marchó, Jaime y los demás siguieron adelante. Sin
embargo, el camino era cada vez más difícil de cruzar. No sólo eso, sino que
además conducía hacia la montaña nevada.

Por suerte, todos eran expertos. Si fueran gente corriente, no habrían sido
capaces de caminar tan lejos.

—Señor Forero, ¿puede sondear dónde están las ruinas antiguas? —Jaime
preguntó a Forero.

—Evidentemente. ¿Has olvidado a qué me dedico? —Con eso, Forero sacó una
varilla de metal de apenas unas decenas de centímetros. Era fina y brillante.

Despreocupado, Forero miró a su alrededor antes de encontrar un lugar para


clavar la barra de metal en la nieve.

A continuación, se colocó frente a la vara de metal y empezó a recitar un


hechizo.

—Los hechizos de un geomante nunca son generalizados, y la montaña donde se


encuentra la fortuna debe identificarse a través de la forma de la montaña. Puede
haber altos y bajos, y uno

puede rodear la misma zona varias veces. —Forero continuó—: Las montañas
subirán y bajarán
como un dragón o una serpiente. Hay que llevar provisiones suficientes para
caminar por las montañas y protegerse de los senderos al cruzar los cañones. No
hay nada para tomar de las montañas y darles algo a cambio. La relación con las
montañas es siempre misteriosa.

Y añadió:

—Venus, Júpiter, Mercurio, Marte y Saturno son los cinco planetas que nos
conducirán a las montañas. Júpiter y Marte crearán la civilización y traerán el
conocimiento. Saturno creará minerales y traerá riqueza. Venus y Mercurio
traerán la prosperidad de las montañas.

Después de que Forero recitara el conjuro, un resplandor dorado salió de la


punta de la vara de metal.

El resplandor dorado se extendía hacia los lados, y el área que cubría se hacía
cada vez más amplia.

¡Buzz!

De repente, la barra de metal empezó a vibrar y un zumbido resonó por toda la


zona.

La vibración de la barra metálica aumentó poco a poco. Empezó a calentarse


mientras vibraba, haciendo que la nieve de alrededor se derritiera.
Al ver eso, Forero agitó la mano de inmediato mientras su expresión cambiaba
un poco.

—¡Alto!

Al instante, la barra de metal dejó de vibrar, y el brillo desapareció. Entonces, la


vara volvió volando en dirección de la mano de Forero.
Jaime y los demás se quedaron boquiabiertos ante las acciones de Forero. Se
podía decir que Forero en verdad era un experto.

CAPITULO 1795
Jaime se acercó y preguntó:

—¿Qué pasa, señor Forero?

—Esta antigua ruina es bastante grande. Sin embargo, es probable que alguien
haya destruido la entrada... —respondió Forero.

—¿Qué quiere decir? —Jaime frunció el ceño—. ¿Está diciendo que alguien ya
había entrado antes en las ruinas antiguas?

Forero asintió como respuesta.

—Si alguien más había estado ahí dentro, ¿no significa que nuestro viaje hasta
aquí es en vano? — dijo Gilberto tras dejar escapar un suspiro.

—Eso es difícil de decir. Incluso si estas personas pueden entrar en las ruinas
antiguas, no está garantizado que puedan conseguir los objetos que hay dentro.
Es similar a las antiguas ruinas de la Secta Ira del Cielo que visitamos aquel día.
Aunque habíamos entrado en las ruinas antiguas muchas veces, casi no
conseguimos nada de ellas. Explorar ruinas antiguas no es lo mismo que
explorar tumbas antiguas. Cuando se abre una tumba antigua, técnicamente se
destruye por completo. Sin embargo, las ruinas antiguas están protegidas por una
matriz arcana. Los objetos del interior de las

ruinas antiguas no pueden ser tocados por nadie tal y como ellos quisieran —
explicó Forero.

—Señor Forero, ¿puede decirnos dónde está la entrada de las ruinas antiguas?
Lo averiguaremos cuando entremos, ¿no? —preguntó Jaime con ansiedad.

Sin embargo, Forero negó con la cabeza.

—No encuentro la entrada. Alguien borró los rastros de la entrada y reformó una
nueva matriz arcana. Ahora, tenemos que buscarlo.

—¿Podría ser que esas personas que irrumpieron en las antiguas ruinas aún estén
dentro? — preguntó Ana.

—Es posible... —Forero asintió con la cabeza.

—Entonces, ¿podrían ser ellos los que están difundiendo los rumores sobre el
demonio tigre y provocando la desaparición de personas? A lo mejor lo hacen a
propósito para asustar a la gente que está buscando las ruinas antiguas —dijo
Evangelina después de contemplarlo un rato.

—Sí, eso también es posible. Pero no importa cuál sea exactamente la situación
en este momento, todavía tenemos que encontrar la entrada primero... —Jaime
estaba ansioso por encontrar las antiguas ruinas lo antes posible.

Justo cuando Jaime estaba a punto de liderar a los demás y continuar su viaje
hacia la montaña nevada, sintieron una repentina oleada de auras que venían de
detrás de ellos.

Además, esas auras no eran débiles en absoluto. El aura más débil era una que
tenía un nivel de cultivo de Gran Maestro de Artes Marciales. No sólo eso, sino
que también había varias auras procedentes de algunos Marqueses de Artes
Marciales.

No hace falta decir que esas personas estaban ahí debido a las antiguas ruinas.

—¿Qué hacemos ahora, Señor Casas? —preguntó Gilberto al sentir también el


aura de esas personas.

Jaime frunció un poco el ceño y habló después de reflexionar un rato.

—Todos, escondan sus auras y no dejen que descubran nuestro origen. Podemos
dejarlos ir primero mientras les seguimos detrás.

Jaime pensaba dejar que esa gente caminara delante para que pudieran
arriesgarse primero si había algún peligro. Después de todo, nadie sabía qué tipo
de peligro había ahí. Jaime pensó que, en vez de arriesgar su propia vida, era
mejor dejar que esa gente pasara primero.

Forero miró a Jaime.

—Eres un tipo tan malvado… Jaime soltó una risita.


—Como dice el refrán: En la guerra todo se vale.

Jaime y los demás bajaron el tono de sus auras y se fueron a un lado a descansar,
mostrando una expresión de agotamiento extremo en sus rostros.

Pronto, más de diez personas se abalanzaron hacia Jaime y los demás. Entre
ellos, un hombre alto,
de cabello rubio y ojos azules era obviamente el líder.
Mientras tanto, un anciano delgado le seguía. El anciano parecía ciego, pues
llevaba un bastón en la mano.

En cuanto el grupo vio a Jaime y a los demás, se detuvieron. El hombre rubio


observó a Jaime y a los demás y no dijo nada. Luego, el hombre rubio se volvió
hacia el anciano y le preguntó:

—Joel, dijiste que alguien estaba usando la Habilidad de Búsqueda de Tumbas


para buscar las ruinas antiguas. ¿Venía de esta zona?

El anciano llamado Joel no dijo nada. Solo sacó una campana de bronce y la
agitó con suavidad. Entonces, unos sonidos claros salieron de la campana de
bronce y empezaron a extenderse a toda velocidad por la zona.
Las ondas sonoras parecían mágicas, pues hacían estallar las mentes de Jaime y
los demás. En un instante, un rayo dorado atravesó la mente de Jaime y expulsó
las ondas sonoras.

CAPITULO 1796
Mientras tanto, los demás mantuvieron sus mentes bajo control y no se vieron
afectados por la onda sonora.

Ana, sin embargo, era demasiado débil. La onda sonora se apoderó de ella, y sus
ojos se desenfocaron poco a poco.

Al ver eso, Jaime la agarró de la mano y transfirió una onda de energía espiritual
a su cuerpo, que la despertó al instante.

Cuando Ana vio que la tomaba de la mano, sonrió y le lanzó una mirada
burlona. Al notarlo, Jaime quiso soltarla, pero ella lo apretó con más fuerza y se
negó a soltarlo.

Jaime se quedó sin palabras. Nunca esperó que Ana malinterpretara su intención.

—No te hagas una idea equivocada. Sólo te estoy salvando…

—No lo hago. ¿No es estupendo que estemos así de la mano? ¿Por qué te
molestas en soltarme?
¿Acaso mi mano no es lo suficientemente bella? ¿No es mi piel lo
suficientemente suave? La voz de Ana estaba llena de picardía.
Forero, por su parte, sintió una gran envidia al ver la escena que tenía delante.

—Jovencita, Jaime es un hombre torpe. ¿Por qué no te tomo yo la mano en su


lugar? Ana puso los ojos en blanco y lo ignoró.
Sin embargo, a Forero no le importó en absoluto. Al fin y al cabo, un hombre
debía de tener la piel gruesa si quería coquetear con chicas.

Justo cuando Jaime y los demás hablaban en voz baja sin prestar atención a la
otra parte, Joel habló.

—Daniel, ¿hay alguien a nuestra izquierda?

—Sí, señor Joel. Hay seis personas: cuatro hombres y dos mujeres. Tal vez sean
turistas —dijo el hombre de cabello rubio.

—¿Turistas? ¿Han venido turistas aquí alguna vez? Joel sonaba un poco
enfadado.
Daniel se apresuró a explicar:

—No están aquí de viaje, señor Joel. La persona más poderosa de este grupo es
sólo un Gran Maestro de Artes Marciales, mientras que los demás son Grandes
Maestros de Artes Marciales.
¿Podrían estar aquí para explorar las antiguas ruinas con tales capacidades?

—Así que también hay un Gran Maestro de Artes Marciales. Parece que he
calculado mal la situación…

Con eso, Joel agitó la campana de nuevo. Esta vez, sin embargo, los anillos
llevaron energía espiritual a los oídos de Jaime y los demás. Después de eso, la
energía comenzó a atacar el sentido espiritual en sus mentes.

Esta vez el ataque fue bastante más poderoso que el primero. Justo cuando Jaime
intentaba alejar la energía, se congeló.

«Si ahuyentamos la energía ahora y evitamos que nos controlen, la otra parte
sospechará de nuestras verdaderas capacidades».

Jaime les lanzó una mirada. Comprendiendo lo que quería decir, los demás se
apresuraron a fingir que caían aturdidos, como si estuvieran controlados por la
energía.

Sin embargo, la mente de Ana en realidad sí estaba controlada por la energía


espiritual, y sus ojos se apagaron.

Joel curvó los labios en una sonrisa de suficiencia y dijo:

—Vengan todos aquí…

Al escuchar eso, Jaime y los demás se pusieron en pie y se acercaron obedientes


a las palabras de Joel.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó Joel.

—Viajando, además de probar suerte a ver si encontramos las legendarias ruinas


antiguas — respondió Jaime.
Joel se burló:

—Parece que son turistas de verdad. No puedo creer que hayan querido probar
suerte. ¿Cómo han podido tomarlo tan a la ligera? ¿Perdieron la cabeza? ¿De
verdad creen que habrían encontrado oro si encontraran las ruinas antiguas? No
tienen ni idea de lo peligroso que es este lugar. Con su fuerza actual, es más que
seguro que morirían si pusieran un pie en él.

Con eso, Joel sacudió su campana para despertarlos.

—¿Qué está pasando? ¿Quiénes son ustedes? —preguntaron Jaime y los demás,
fingiendo ansiedad.

—No tengan miedo. Somos de la Secta Flamígera. Este es nuestro líder. Esto es
demasiado
peligroso. Con sus capacidades actuales, les aconsejamos que regresen, no sea
que mueran en vano
—informó Daniel.

De repente, Ana chilló exaltada:

—¿Secta Flamígera? Ustedes son los poderosos en adivinación, ¿verdad?


Ustedes son los que pueden predecir el futuro y los destinos.

Asintiendo, Daniel admitió:

—En efecto. Me sorprende que nos conozcas.

CAPITULO 1797
—¡Claro que lo sé! Incluso sé que hay muchos de ustedes entre la familia real.
Ustedes se encargan de observar los fenómenos celestes y predecir la suerte.

Como preciada hija del duque Román, Ana naturalmente tenía conocimientos
sobre la Secta Flamígera.

Aun así, la secta era ajena a los plebeyos, pues los plebeyos no tendrían la
oportunidad de entrar en contacto con ellos.

Pero en cuanto Ana terminó de hablar, Joel resopló.

—Ni los menciones. Ya no forman parte de la Secta Flamígera. Han traicionado


a nuestra secta y roto nuestras reglas ancestrales. De hecho, han sido expulsados
de la Secta Flamígera hace mucho tiempo.

—Ah... ya veo.

Ana estaba estupefacta. Ella no era consciente de que los miembros de la Secta
Flamígera en la familia real eran desterrados de la secta.
—Señoras y señores, como han visto, alguien lanzó un hechizo aquí antes.
Usaron el hechizo para buscar en cuevas y tumbas —dijo Daniel a Jaime y su
grupo.

—Oh, antes vimos a unas cuantas personas con túnicas, pero ya se marcharon —
respondió Jaime.

—Parece que alguien se nos va a adelantar. Tenemos que irnos ya. Tras decir
eso, Joel se lanzó hacia delante.
Aunque era ciego, se movía como si pudiera ver.

Al ver eso, Daniel corrió de inmediato tras Joel con sus hombres.

—Jaime, ¿qué hacemos? —preguntó Ana.

—¡Vamos tras ellos, por supuesto! Con eso, Jaime los siguió.
Aunque el camino hacia la montaña era ventoso, fue pan comido para ellos
alcanzar a Daniel y Joel.

Cuando Daniel se dio cuenta de que Jaime y los demás los habían alcanzado, no
pudo evitar fruncir

el ceño.

—¿Por qué nos siguen en vez de descender la montaña?

—Sólo queremos disfrutar del paisaje y ver si ustedes pueden encontrar la


entrada a las antiguas ruinas. Pero no se preocupen. Seguro que no lucharemos
contra ustedes por las cosas que hay en las ruinas. Sólo tenemos curiosidad —
aseguró Jaime.

Daniel frunció un poco el ceño antes de mirar en dirección a Joel.

—Que nos acompañen. ¿Quién sabe? Podrían ser útiles —dijo Joel con frialdad.
Por lo tanto, Daniel no tuvo más remedio que decirle a Jaime:
—Sigue, entonces. No me eches la culpa si ocurre algo peligroso.

Jaime y compañía siguieron al dúo y caminaron un trecho montaña arriba antes


de que Joel se detuviera de repente en seco.

—¿Qué pasa, Señor Joel? —Daniel preguntó.

—Hay una energía restrictiva delante de nosotros. No podemos avanzar hasta


que la rompamos. Mientras Joel hablaba, clavó ambas manos en el suelo y
entonó un cántico enloquecido.
De inmediato, un rayo de luz surgió del suelo y salió disparado hacia delante
antes de explotar de repente cuando estaba a decenas de metros de distancia.
Tras el sonido de la explosión, apareció un tenue resplandor donde estaba la
barrera del conjunto arcano.

Si hubieran avanzado a ciegas, habrían quedado atrapados.

Daniel estaba estupefacto por lo que veía, mientras que Jaime estaba
impresionado por el ciego.

«Este hombre es ciego, pero aún puede detectar con precisión dónde está la
barrera de la matriz arcana».

—¡Rompe la barrera! —gritó Daniel. Un instante después de eso, docenas de


hombres detrás de él se reunieron alrededor y formaron una forma extraña.

Poco después, desataron sus auras, juntándolas, y cargaron hacia la barrera.

¡Bum!

Se escuchó un sonido ensordecedor, y los trozos de nieve de las ramas de los


árboles circundantes volaron por todas partes.

Sin embargo, cuando la enorme ola de aura golpeó la barrera, ésta resplandeció.
En el segundo siguiente, oleadas de energía de rebote salieron disparadas
continuamente como un maremoto en un mar embravecido.

En ese momento, una inmensa presión rompió la formación del grupo. Algunos
incluso se estremecieron y apretaron los dientes, luchando por mantenerse
firmes.

¡Pum!

Justo en ese momento, una poderosa fuerza que se asemejaba a un enorme


puñetazo lanzó por los aires al grupo de personas. Aunque estaban vivos, sufrían
graves heridas internas.

La expresión de Daniel se volvió sombría al instante.

CAPITULO 1798
—¡Hmmm! Menuda bola de tontos inútiles…

Joel resopló con frialdad y sacó su cencerro de bronce antes de empezar a


entonar cánticos. Las ondas sonoras reverberaron en el aire y rodaron hacia la
barrera como mareas crecientes, haciéndose cada vez más fuertes a medida que
seguía cantando.

¡Bum!
¡Bum!

¡Bum!

Las ondas sonoras chocaron una tras otra contra la barrera, que tembló bajo el
impacto. La enorme energía de rebote hizo palidecer el rostro de Joel.

—Echémosles una mano en secreto, o dudo que puedan entrar —susurró Jaime a
Forero.

Forero sonrió y sacó un amuleto. Luego garabateó unos extraños patrones en él.
En cuanto Forero lo soltó, el amuleto se elevó hacia el cielo y se pegó a la
barrera.

En un abrir y cerrar de ojos, la barrera se resquebrajó como si hubiera recibido


un fuerte golpe. La frente de Joel se cubrió de sudor frío cuando la barrera se
derrumbó.
—¡Es increíble, señor Joel! —Daniel felicitó a Joel.

—No esperaba que la matriz arcana fuera tan poderosa. Debe de haber muchos
objetos mágicos en las ruinas —dijo Joel.

Jaime se mofó de las palabras de Joel.

En realidad, la supuesta matriz arcana que custodiaba las ruinas no era obra de la
Secta Engard. Si hubiera sido desarrollado por la Secta Engard, no habría sido
destruida con tanta facilidad.
En su lugar, la matriz arcana fue reconstruida por alguien que se había
escabullido en la Secta Engard.

Justo en ese momento, unos cuantos hombres de negro bullían en las antiguas
ruinas dentro de la montaña de nieve.

Un extranjero rubio con un par de ojos azules estaba sentado en el asiento


principal. Sentado a su lado había un anciano vestido con una túnica negra.
En ese momento, uno de los hombres de negro se apresuró e informó:

—Príncipe Homero, alguien atravesó la barrera. Los intrusos se dirigen hacia


nosotros.

El hombre frunció el ceño y lanzó una mirada a los ancianos que estaban a su
lado.

Los ancianos, por su parte, permanecieron imperturbables ante la noticia.

—Liberen al demonio tigre. Envía a nuestros hombres a detenerlos. No debemos


dejarlos entrar.
—Entendido. —Dicho esto, el hombre de negro se marchó a cumplir las
órdenes.

—Señor Alex, ¿quién cree que es lo suficientemente capaz de atravesar la


barrera? —preguntó el hombre con curiosidad.

—Príncipe Homero, no hay necesidad de preocuparse. Aunque consiguieran


atravesar la barrera, no podrían sobrevivir al ataque del demonio tigre. Tendrían
que enfrentarse a docenas de matrices arcanas y trampas antes de poder llegar
hasta nosotros. Nadie puede llegar vivo hasta aquí —dijo Alex, el anciano, con
aire confiado.

—¡Genial! Llevamos unos meses controlando este lugar. Me pregunto cuándo


podremos entrar en la tumba de las espadas. Una vez que adquiera la espada
mágica, el título de noble sería mío.
Demonios, incluso podría reclamar el trono —exclamó Homero, con los ojos
brillantes de codicia.

—Tranquilo, príncipe Homero. Mientras tengamos suficientes cristales,


podremos entrar en la tumba de las espadas en unos meses —prometió Alex.

—Estupendo. Les pediré que extraigan más cristales. Por cierto, puede que mi
hermana venga aquí en busca del Rey de las Hierbas. Si la ve aquí, mátala en
cuanto la veas —dijo Homero.

—¡Entendido! —Alex asintió.

Después de que Homero abandonara la escena, Alex se subió a una plataforma


construida con cristales y en su rostro apareció una sonrisa ladina.

Mientras tanto, Jaime y los demás habían atravesado la barrera y ascendían por
la montaña de nieve. Sin embargo, cuanto más subían, más empinada era la ruta.

Un aura aterradora los envolvía durante el trayecto, y todo el grupo estaba en


alerta máxima constante.

De repente, Joel levantó la mano e hizo un gesto para que todos se detuvieran.

—Señor Joel, ¿qué ocurre? —preguntó Daniel.

—Estamos en peligro. Huelo una bestia demoníaca... —Joel frunció el ceño.


—¿Una bestia demoníaca? —La cara de Daniel cambió—. ¿Podría ser el
demonio tigre? Antes de que Joel pudiera emitir una respuesta, un fuerte rugido
de tigre atravesó el aire.

CAPITULO 1799
Todos se tensaron de inmediato mientras Jaime y sus amigos se llenaban de
emoción.
Después de todo, el núcleo de bestia del demonio tigre era un recurso de cultivo
superior. Su viaje merecería la pena si pudieran toparse con unas cuantas bestias
demoníacas más poderosas.

Jaime miró a Evangelina, que dominaba la técnica de domar bestias. Si lograba


domar al demonio tigre, ganarían un ayudante más para su equipo.

Justo en ese momento, un gigantesco demonio tigre se acercó a ellos y soltó un


rugido ensordecedor al verlos, como si tratara de amenazar a Jaime y compañía.

En cuanto apareció el demonio tigre, todos, incluidos Joel y Daniel, entraron en


pánico. Blandieron sus armas, preparándose para el ataque.

—Este demonio tigre es tan poderoso como un Gran Marqués de las Artes
Marciales. Debe haber algo bueno aquí dentro, o el lugar no estaría custodiado
por una bestia demoníaca tan poderosa — Los ojos de Jaime se iluminaron al
instante cuando se dio cuenta del nivel de cultivo del demonio tigre.

Sin embargo, las cejas de Evangelina se arrugaron al decir:

—Esta no es la bestia espiritual que custodia este lugar. Confundido, Jaime se


volvió hacia Evangelina.
—¿Qué quieres decir?

—Este demonio tigre no es la bestia espiritual que custodia las antiguas ruinas.
Ha sido criado por alguien y no es una bestia salvaje —explicó Evangelina.

—¿Fue criado por alguien? —Jaime recordó al instante lo que acababa de decir
Forero sobre que otros se les habían adelantado.

La persona que crio al demonio tigre debía de estar entre los que habían entrado
en las antiguas ruinas antes que ellos.

De ahí que, para evitar que otros entraran en las ruinas antiguas, el dueño soltara
al demonio tigre y difundiera la noticia para impedir que la gente se acercara.

La curiosidad de Jaime se despertó en ese momento. Quería saber quién había


pisado las antiguas ruinas antes que ellos.

El dueño de este demonio tigre debía ser inimaginablemente fuerte ya que era
capaz de criar una mascota con la capacidad de un Gran Marqués de las Artes
Marciales.

¡Roar!

Al ver que Jaime y los demás no intentaban huir, el demonio tigre enseñó los
dientes y volvió a aullar.
El rugido estaba lleno de un aura aterradora, y la fuerza hizo que varios
discípulos más débiles de la Secta Flamígera sufrieran graves heridas internas.
Sus órganos internos se contorsionaron y la sangre brotó continuamente de sus
bocas.

Al final, cayeron muertos por un simple rugido del demonio tigre.

La expresión de Daniel se volvió sombría al contemplar los cadáveres de sus


subordinados. El resto de los discípulos temblaban como una hoja a pesar de que
aún sostenían sus armas. Joel parecía el más tranquilo de todos, pero una capa de
sudor frío cubría su frente.

—Señor Joel, este demonio tigre tiene el poder de un Gran Marqués de las Artes
Marciales, n…no
somos rival para él... —Daniel le dijo a Joel horrorizado.

Su grupo sólo estaba formado por Grandes Maestros de Artes Marciales o


Marqueses de Artes Marciales en el mejor de los casos. Ninguno de ellos había
alcanzado el nivel de Gran Marqués de las Artes Marciales.

Joel era el más fuerte de todos ellos, pero sólo era un Marqués de Artes
Marciales de Alto Nivel y tampoco era rival para el demonio tigre.

—Un demonio tigre con la fuerza de un Gran Marqués de las Artes Marciales.
Es cierto, no hay forma de que podamos vencerlo…

Joel sabía que cuando una bestia demoníaca y un humano estaban al mismo
nivel de fuerza, el primero siempre sería más fuerte que el segundo.

Por lo tanto, era imposible que pudieran derrotar a un demonio tigre tan
poderoso.

—Señor Joel, ¿qué debemos hacer?

Daniel sudaba la gota gorda. Dado que incluso el propio Joel admitía que no
eran rivales para el demonio tigre, se preguntaba si eso significaba que sólo
podían rendirse y esperar su perdición como patos sentados.

Joel no dijo nada. Escrutó el aura del demonio tigre y dijo al cabo de un
momento:

—Sólo podemos intentar superarlo.

«¿Superarlo? ¿Cómo? El demonio tigre es más rápido que nosotros…».

Daniel estaba confuso, pues no sabía cómo pensaba Joel esquivar al demonio
tigre. Una mirada maliciosa apareció en el rostro de Joel cuando dijo:
—Todavía hay gente siguiéndonos, ¿no?

Daniel se quedó atónito un momento antes de comprender lo que Joel quería


decir.

—Señor Joel, ¿piensa dejar que se ocupen del demonio tigre? —preguntó
Daniel.

CAPITULO 1800
—Justo eso. Dejaremos que esta gente se ocupe del demonio tigre. Luego,
mientras el demonio tigre los engulle, podremos tomar otra ruta para rodearlo.

Joel pretendía dejar que Jaime y los demás se convirtieran en la comida del
demonio tigre para que él y sus compañeros pudieran escabullirse entre la bestia
mientras estaba ocupada devorando a su presa.

—Eh... Eso no parece una buena idea —dijo Daniel con inquietud.

—¿No es una buena idea? ¿Qué tiene de malo? Ahora estamos en una situación
de vida o muerte. No me digas que estás pensando en dejarlos vivir y enviarnos
a nosotros a la muerte —cuestionó Joel a Daniel en tono gélido mientras fruncía
el ceño.

Daniel no supo qué responder.

Al ver que Daniel permanecía inmóvil, Joel guio en persona a los demás
miembros hacia Jaime.

Mientras Jaime se sentía frustrado al saber que el demonio tigre había sido
criado por humanos y no podía ser domado, notó que Joel y sus hombres ya los
habían rodeado.

Todos los miembros de la Secta Flamígera lanzaban miradas amenazadoras a


Jaime y sus compañeros mientras empuñaban sus armas.

Joel tenía una expresión gélida mientras decía:

—El demonio tigre está bloqueando el camino. Ya que eligieron seguirnos,


tendrán que pagar un precio.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Jaime, fingiendo ignorancia.

En realidad, Jaime había adivinado lo que ocurría cuando se dio cuenta de que
Joel y su equipo los acorralaban.

—Ve a luchar contra ese demonio tigre —respondió Joel sin rodeos.
Sorprendida, Ana se volvió hacia Joel y le preguntó:
—¿Qué? ¿Quieres que nos enfrentemos al demonio tigre? Es obvio que la
criatura es muy feroz. Con nuestras rudimentarias habilidades, ¿intentar luchar
contra él no significaría una muerte segura?

Joel sacó una campanilla de bronce. Entonces, una ráfaga de aura hipnótica
brotó de su cuerpo y envolvió al instante al grupo de Jaime.

—Si van y matan al demonio tigre, quizá tengan una oportunidad de sobrevivir.
Si no lo hacen, sin duda perecerán…

Después de decir eso, los miembros de la Secta Flamígera miraron a Jaime y al


resto con miradas asesinas y apuntaron sus armas directamente hacia ellos.

Si Jaime y sus compañeros se atrevían a negarse, estaban listos para atacar de


inmediato. Enfurecida por aquellas palabras, Ana estaba a punto de montar en
cólera cuando Jaime la detuvo.
—No somos tan fuertes como tú, ¿no crees que pedirnos que nos enfrentemos al
demonio tigre no parece muy correcto? —preguntó Jaime con cautela.

—¡Hmph! Lo correcto o incorrecto no tiene nada que ver con esto. En nuestra
sociedad rige la ley de la selva. Mejor que mueras tú que nosotros…

Y Joel agitó la campanilla de bronce que sostenía, con expresión glacial.

Sonó el tañido nítido y claro de la campana. De inmediato, una serie de ondas


sonoras se dirigieron hacia Jaime y sus compañeros.

—¡Por favor, detengan eso! ¡Lo haremos! —se apresuró a suplicar Jaime. Joel
resopló con frialdad.
—Inteligente elección. Ustedes vayan y luchen contra el demonio tigre con todo
lo que tengan. En cuanto nos hayamos ido, podrán escapar. Así, al menos
tendrán una oportunidad de sobrevivir.

La cara de Ana se puso roja de ira.

No puedo creer que estas sean las verdaderas maneras de la Secta Flamígera. Y,
aun así, van por ahí promocionándose afirmando que lo único que quieren es
salvar el mundo y ayudar a los demás.

Mientras tanto, Jaime lanzó una mirada a los demás y comenzó a acercarse al
demonio tigre. Para alguien de su calibre, eliminar al demonio tigre sería como
un paseo por el parque.
Cuando Jaime y los demás pasaron junto a Daniel, éste se volvió avergonzado y
no se atrevió a mirarlos.

De pronto, el demonio tigre lanzó un rugido aterrador al ver al grupo acercarse a


él, y fuertes ráfagas de su aura surcaron el aire como vendavales.

Jaime agitó un poco la palma de la mano delante de él y al instante surgió un


escudo que bloqueó las oleadas de aura.

Joel se volvió hacia Daniel y le instó:

—Debemos darnos prisa y escapar.

«Debemos aprovechar esta oportunidad para escapar cuanto antes. Basándome


en las capacidades de esa gente, sé que no hay forma de que puedan contener al
demonio tigre durante mucho tiempo».

Daniel no tuvo más remedio que seguir a Joel y al resto. Después, tomaron otra
ruta y continuaron su viaje por la montaña nevada.

CAPITULO 1801
Viendo que los de la Secta Flamígera habían huido, Jaime y los demás ya no
tenían que ocultar sus verdaderas capacidades.

—¡Hmph! La Secta Flamígera es una completa basura. Cuando haya curado a


mi padre, me aseguraré de que todo el mundo sepa que esa bola de inútiles es
una secta —gruñó Ana con rabia.

—Vamos. No te enfades más. Centrémonos primero en matar a este demonio


tigre —dijo Jaime con tono persuasivo.

Entendiendo bien su situación, Forero le dijo a Jaime:

—Tú eres el único que puede matarlo. Si alguien más lo intenta, me temo que se
verá envuelto en una pelea con él durante algún tiempo. Puede que incluso
acaben heridos.

Jaime asintió y dio un paso adelante.

—De acuerdo. Lo haré.

Con un movimiento de su mano derecha, la Espada Matadragones se materializó


al instante en su mano, al tiempo que la hacía aparecer. Su cuerpo también
comenzó a emitir deslumbrantes rayos de luz.

«Puede que confíe en acabar con el demonio tigre, pero no me descuidaré.


Después de todo, es una bestia demoníaca con el nivel de cultivo de un Gran
Marqués de las Artes Marciales. Aunque no vive en la naturaleza y es menos
feroz que un demonio salvaje, debo estar alerta».

Continuó imbuyendo la Espada Matadragones con el Poder de los Dragones en


su interior. Cuando apuntó la espada hacia el cielo, brilló con un resplandor
verde.

Una enorme sombra de espada apareció detrás de Jaime, elevándose sobre todo
como una montaña.

En ese momento, la espada emitió un fuerte zumbido que parecía sacudir toda la
montaña nevada.

Entonces, un sonido pareció provenir de algún lugar dentro de la montaña


nevada, respondiendo a la Espada Matadragones en la mano de Jaime.

La emoción se extendió por el rostro de Jaime cuando percibió la respuesta.

En cuanto al demonio tigre, una pizca de miedo afloró en su feroz mirada


cuando sintió el aura que irradiaba Jaime.

Paso a paso, empezó a retroceder, parecía temeroso de luchar contra él. Jaime se
burló al ver al demonio tigre acobardado.
—Como era de esperar de una bestia criada por humanos, es muy inteligente.

«Pero, no dejaré que este demonio tigre se vaya, así como así. Después de todo,
el núcleo de bestia dentro de su cuerpo es el mejor recurso de cultivo».

Sin embargo, se estaba preparando para atacar cuando el demonio tigre se dio la
vuelta y salió corriendo a toda velocidad.

Con un par de poderosos saltos, desapareció de la vista en la montaña nevada.

Jaime no sabía qué hacer a continuación. Forero y los demás también parecían
confundidos.

—¡Maldita sea! No me puedo creer que ese maldito bruto haya huido de repente
y tan rápido — Forero no pudo evitar exclamar.

Después de todo, las bestias demoníacas eran feroces y salvajes por naturaleza.
Independientemente del enemigo que encontraran, sólo atacaban y rara vez
huían con el rabo entre las piernas.

Sin embargo, aquella bestia demoníaca en particular sabía darse la vuelta y huir
al percibir el peligro, lo que indicaba que había accedido a un plano superior de
sabiduría.

—Su inteligencia se debe a la forma en que fue criado. Por eso, es natural que
escape cuando se encuentra con un enemigo fuerte —explicó Evangelina.

—¿Criado? —repitió Forero, atónito—. Si algún día pudiera criar una bestia tan
feroz como esa, sería impresionante.

Tenía una expresión de envidia en la cara.


«Piensa en lo impresionante que sería tener una bestia demoníaca del nivel de un
gran marqués de artes marciales. ¡También podría ser mi montura!».

Jaime guardó su Espada Matadragones y pronunció en tono resignado:

—Bueno, parece que tendremos que perdonarle la vida a ese demonio tigre un
poco más. Vámonos. Con Jaime guiando a Forero y a los demás, siguieron
avanzando.
En algún lugar de las antiguas ruinas, Alex pareció sorprendido cuando sintió un
temblor en los alrededores.

—Ese temblor de hace un momento vino de la tumba de las espadas. ¿Significa


eso que la tumba está a punto de abrirse? —se preguntó en voz alta mientras
miraba la pila de cristales que tenía delante, con los ojos brillantes de
expectación.

De repente, una persona vestida de negro se apresuró a acercarse y saludó con


respeto a Alex antes de decir:

—El demonio tigre ha regresado.

Alex asintió y murmuró un reconocimiento.

—Tal vez ahora ha vuelto a comer bien. ¿Se ha retirado la gente que atravesó la
barrera? El hombre de negro respondió con un movimiento de cabeza.
—Todavía no. Descubrimos dos grupos de personas que ascendían por la
montaña desde distintas
direcciones. Una dama forma parte de uno de los grupos, y se parece a la
princesa Ana.

CAPITULO 1802
Alex se exaltó al instante al escuchar aquello.

—¿Qué? ¿Estás seguro? ¿Viste bien?

—Estaba bastante lejos, pero me resultaba muy familiar. —El hombre de negro
no se atrevió a confirmar lo que había visto.

—No puedo creer que Ana en verdad esté aquí... —La mirada de Alex se volvió
gélida—. Lleva unos cuantos hombres contigo e intercéptalos. Quiero a la
princesa Ana viva. No debes hacerle daño. En cuanto al resto, ¡mátalos en
cuanto los veas!

—Entendido —respondió el hombre de negro con un movimiento de cabeza


antes de marcharse.

El rostro de Alex reveló una sonrisa siniestra. Homero había ordenado a Alex
que matara a Ana, pero éste quería capturarla viva. Parecía que tenía su propio
motivo oculto para hacerlo.

En ese momento, Jaime y compañía desconocían el inminente ataque y


continuaban su camino hacia la cumbre.

Cabía la posibilidad de que la entrada a las antiguas ruinas estuviera en la cima


de esta montaña nevada.

—¿Cuánto más tenemos que caminar? —preguntó Ana sin aliento mientras
miraba hacia arriba, tratando de buscar la cumbre que no estaba a la vista.

Era la más débil del grupo. Por lo tanto, después de largas horas de escalada sin
parar junto con las duras condiciones climáticas, su resistencia se estaba
agotando.

—¿Por qué no descansas aquí un rato? Volveremos por ti cuando encontremos


las ruinas antiguas y al Rey de las Hierbas.

Jaime sabía que, con la fuerza actual de Ana, le era difícil continuar la caminata.
Si se esforzaba y los seguía, no sólo no sería de ninguna ayuda, sino que se
convertiría en su carga.

Ana asintió con la cabeza. Era consciente de sus limitaciones y sabía que ya no
tenía fuerzas para seguir subiendo.

—El resto del equipo contará contigo, Jaime —dijo Ana.

—No te preocupes. Andrés se quedará y cuidará de ti.

Jaime sacó algunas provisiones del Anillo de Almacenamiento y se las entregó a


Ana antes de asegurarse de que estaría bien. Después continuó la subida con el
resto del grupo.

Andrés encontró un lugar seguro para que Ana descansara y le dijo a la dama:

—Princesa Ana, por favor, descanse.

Ana se limitó a asentir como respuesta, pues estaba demasiado agotada para
decir algo. En cuanto se acurrucó en el saco de dormir, se quedó dormida.

Al mismo tiempo, Joel y compañía subían a la cumbre por otra ruta. Daniel tenía
una expresión de desconcierto y enfado.
Pareciendo percibir la furia de Daniel, Joel dijo:

—Daniel, parece que estás enfadado conmigo.

—Señor Joel, la salvación siempre ha sido el principio básico de la Secta


Flamígera. Pero, ¿por qué usó antes la violencia y obligó a la gente a morir?

Daniel estaba desconcertado. Lo que había sucedido antes era muy diferente de
las enseñanzas que había recibido cuando se unió a la Secta Flamígera en aquel
entonces.

—Daniel, deja de ser ingenuo. La sociedad en la que vivimos ahora se rige por
la ley de la selva, donde los fuertes se aprovechan de los débiles. Así que
deshazte de ese corazón compasivo tuyo. Ahora que Alex se ha infiltrado en la
familia real, me temo que se apoderará de la Secta Flamígera y nos exterminará
a todos —Joel explicó la cruel realidad a Daniel.

—Ya que el Papa nos ha enviado a buscar las ruinas antiguas, aprovechemos
esta oportunidad. Si podemos encontrar las ruinas antiguas y la legendaria
espada sagrada, podremos erradicar a Alex. Con él fuera, la Secta Flamígera no
necesitará mostrar respeto por la familia real. Mientras me seas leal, podrás
sucederme como sacerdote principal y heredar todo lo que poseo —Joel seguía
persuadiendo a Daniel para que creyera en su causa.

Daniel no dijo nada más, pero seguía sin comprender el razonamiento de Joel.
Poco después, una espesa niebla apareció y bloqueó su camino.

Había algo raro en la niebla. Era como si hubiera aparecido especialmente para
interponerse en su
camino.

—Señor Joel, mire. De repente hay niebla —dijo Daniel, mirando la niebla que
tenían delante.

—¡Ya lo sé! —respondió Joel con las cejas fruncidas mientras daba una ligera
sacudida a su cencerro de bronce.

Las ondas sonoras desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos cuando llegaron a


la niebla.

«Qué niebla tan extraña...». Joel frunció el ceño.

CAPITULO 1803
—Señor Joel, ¿qué hacemos ahora? ¿La rodeamos? —preguntó Daniel.

—Me temo que no podemos hacer eso. Envía a alguien a explorar las cosas,
pero no te alejes demasiado —respondió Joel.

Daniel asintió y se dio la vuelta para mirar a los miembros de la Secta Flamígera
que tenía detrás.
Todos parecían nerviosos. Ninguno de ellos deseaba ser el primero en adentrarse
en aquella niebla de aspecto misterioso.

Daniel señaló a uno de los discípulos y ordenó:

—Tú, entra y echa un vistazo.

El rostro del discípulo elegido palideció al instante cuando fue seleccionado, y


empezó a temblar de miedo. Aun así, no se atrevió a desobedecer la orden de
Daniel.

Sólo pudo tambalearse hacia la niebla con ansiedad.

El discípulo avanzó con lentitud y dejó de avanzar cuando llegó al borde de la


niebla. Estaba demasiado asustado para dar un paso más.

Joel se disgustó cuando vio que el discípulo se detenía en seco. Frunciendo el


ceño, hizo un leve gesto con la mano, enviando una onda de aura que empujó al
discípulo directamente a la niebla.

Todos fijaron sus ojos con nerviosismo hacia la niebla mientras esperaban en
silencio. Al final, tras más de diez minutos, el discípulo gritó desde el interior de
la niebla:
—Señor Joel, todo está bien. Entre. Es seguro.

Todos suspiraron aliviados al escuchar la voz del discípulo y empezaron a


caminar hacia la niebla.

Sin embargo, en cuanto llegaron al borde de la niebla, se escucharon gritos


repentinos desde el interior.

Poco después, el discípulo que había entrado antes salió corriendo de la niebla,
con el cuerpo cubierto de llamas.

—¡Rápido! ¡Apaguen el fuego! —Daniel ordenó de inmediato a la gente que


ayudara al discípulo, pero ya era demasiado tarde.

En cuestión de segundos, el discípulo se redujo a cenizas.

Todos entraron en estado de shock ante el inesperado espectáculo. La cara de


Joel se volvió sombría
en ese momento.

—¡Maldita sea! —Joel maldijo y envió otra oleada de aura para empujar a otro
discípulo hacia la niebla.

—Tú, entra a ver qué pasa ahí dentro —ordenó.


El cuerpo del discípulo quedó al instante envuelto por el aura de Joel, lo que le
permitió percibir lo que ocurría dentro de la niebla.

A pesar de su miedo, el discípulo no se atrevió a desafiar la orden de Joel. Se


adentró en la niebla mientras temblaba de miedo.

Mientras tanto, Jaime y compañía llevaban ya un rato caminando entre la misma


niebla.

—Jaime, esta niebla es extraña. Parece que nos perdimos y no hay salida —dijo
Forero preocupado.

—Yo también siento lo mismo. Es imposible orientarse con esta niebla —


coincidió Gilberto.

Jaime se quedó quieto y empezó a extender su sentido espiritual. Sin embargo,


por más que lo intentaba, seguía sin poder tener una visión clara de su entorno.

Justo entonces, Forero sacó una brújula geomántica de color cobre. A juzgar por
la pátina que cubría la brújula geomántica, se podía decir que era un instrumento
antiguo.

La aguja de la brújula geomántica giró sin control, parecía haber sufrido alguna
interferencia.

Forero se mordió el dedo, dejó caer una gota de sangre sobre la brújula
geomántica y empezó a cantar.

La aguja de la brújula geomántica empezó a estabilizarse poco a poco y al final


se detuvo.

—¡Maldita sea! Llevamos tanto tiempo caminando que no ascendemos. Sólo


caminamos en círculos
—Forero maldijo enfadado.

—¿Por qué no sacaste esto antes? —se quejó Jaime.

«Llevamos tanto tiempo atrapados en esta niebla, ¿y Forero decide sacar este útil
tesoro ahora?».

—¿Me estás tomando el pelo? Es un tesoro que me legaron mis antepasados.


¡No puedo sacarlo y usarlo a mi antojo! Ahora, sígueme, y pronto podremos
salir de esta niebla. —Forero guardó su brújula geomántica y procedió a caminar
hacia delante. Jaime y el resto lo siguieron de cerca.
El grupo apenas había dado unos pasos cuando una figura apareció de repente y
cargó hacia ellos. La persona empuñaba un cuchillo y gritaba histérica como si
hubiera sufrido un trauma.

CAPITULO 1804
—¡Quiero mataros! ¡Los mataré a todos!

Dicho esto, el hombre se abalanzó hacia Jaime, blandiendo el cuchillo de un


lado a otro.

La expresión de Gilberto se tornó gélida. En un abrir y cerrar de ojos, interceptó


el ataque y mandó al hombre a volar de un solo puñetazo.

El golpe fue tan fuerte que el agresor escupió una bocanada de sangre. Se
desplomó en el suelo, incapaz de levantarse.

Gilberto se adelantó y estaba a punto de rematar al atacante, pero Jaime lo


detuvo.

—No lo mates todavía. Vamos a ver quién es.

«¿Cómo alguien salió así de la niebla?». Jaime tenía bastante curiosidad por
conocer la identidad del emboscador.

Cuando Jaime y compañía se acercaron al emboscador para verlo más de cerca,


pronto se dieron cuenta de que era un discípulo de la Secta Flamígera.

El discípulo tenía los ojos muy abiertos y una expresión de profundo horror. A
pesar de sus graves heridas, seguía murmurando lo mismo una y otra vez.

—¡Matarlos! ¡Matarlos a todos!

—Creo que esta persona está mentalmente trastornada —dijo Evangelina


mientras miraba al discípulo de la Secta Flamígera.

Jaime también se dio cuenta. Este hombre sufría un trastorno mental, lo que
explicaba por qué se comportaba de una manera tan frenética.

—Tengan cuidado todos. Creo que esta niebla no es tan simple como parece.

Tras la advertencia de Jaime, el grupo continuó su viaje sin darle importancia a


aquel discípulo de la Secta Flamígera.

Jaime pensaba que la Secta Flamígera no tenía absolutamente nada que ver con
él, así que no era necesario salvar a un miembro de la secta.

Además, Joel incluso los había obligado a enfrentarse al demonio tigre, lo que
demostraba que la Secta Flamígera era claramente una secta malvada.

Sin embargo, cuando Jaime y los demás recorrieron cierta distancia por delante,
se dieron cuenta de que la niebla que tenían delante se había transformado en un
hermoso tono rosa.

La expresión de Forero cambió de golpe cuando se percató de la niebla rosa.

—Tengan cuidado todos. Esta niebla puede dañar la mente y desencadenar la


brutalidad en todo aquel que se encuentre con ella —exclamó Forero en voz alta.

A toda velocidad, todos contuvieron la respiración y se concentraron con fuerza


para proteger sus mentes de ser manipuladas por la niebla.

Jaime se sintió bastante mareado y desorientado en cuanto entró en la niebla


rosa. Sin embargo, cuando la luz dorada parpadeó en la mente de Jaime, pronto
se puso alerta.

Forero y Gilberto miraban al frente con expresión seria en sus rostros, sin
atreverse a distraerse en lo más mínimo.

Evangelina, en cambio, parecía un tanto relajada. Llevaba en su cuerpo el


espíritu de una santa
doncella del Palacio Lunar, un espíritu antiguo que contaba con miles de años de
experiencia. Por lo tanto, hacía tiempo que su mente se había vuelto
inexpugnable.
A medida que Jaime y su grupo se adentraban en la niebla, Forero y Gilberto
sudaban frío por la frente. Aunque se esforzaban por concentrarse, sus ojos se
enrojecían poco a poco.

Un aura de rabia brotaba lentamente de sus cuerpos, pero ninguno de los dos lo
notaba aún.

Cuando Jaime percibió el cambio de aura que irradiaban Forero y Gilberto, supo
que no podrían aguantar mucho más. Después de todo, nadie sabía cuánto
tiempo más necesitarían hasta poder abandonar la zona.

De repente, Jaime recordó su conjuro tranquilizador.

«¿No es perfecto para mantener la niebla a raya?».

—Señor Forero, Gilberto, voy a transferirles un encantamiento. Así podrán


resistir los efectos de esta niebla.

Dicho esto, Jaime transfirió el encantamiento calmante a los dos sin dudarlo.

Una sensación de calma y frialdad los invadió tras recitar el conjuro calmante.
Pronto, sus ojos inyectados en sangre volvieron poco a poco a la normalidad.
Justo cuando Jaime pensaba que podrían atravesar la niebla con facilidad, los
sonidos de una batalla sonaron delante y captaron su atención.

La batalla sonaba intensa, con gritos de agonía resonando de vez en cuando.

Jaime y compañía se miraron y de inmediato se dirigieron hacia la dirección de


la pelea.

Cuando llegaron al lugar, encontraron a más de una docena de personas


enzarzadas en una violenta pelea, y todos ellos eran miembros de la Secta
Flamígera.

Cada uno de ellos tenía los ojos inyectados en sangre, y estaban luchando entre
sí como si todos fueran enemigos jurados.

En ese momento, el suelo ya estaba lleno de cadáveres.

Daniel, que también se había vuelto loco, seguía blandiendo su arma sin
descanso.

CAPITULO 1805

Joel parecía ser el único al que esto no le afectaba. Tenía la cara cubierta de
sudor frío mientras agitaba la campana de bronce, con la esperanza de sacar a
sus subordinados de su estado de frenesí.

Sin embargo, por muy fuerte que tocara la campana, no parecía surtir efecto.

Al final, Joel no tuvo más remedio que guardar la campana de bronce y escapar
de la niebla.

En cuanto a sus subordinados, decidió abandonarlos.

—¿Qué hacemos, señor Casas? —preguntó Gilberto, mirando a Jaime.

Jaime miró a un Daniel de ojos rojos. Al final decidió actuar y agarró a Daniel
por la muñeca antes de forzar energía espiritual en su cuerpo.

Daniel volvió de inmediato en sí. Cuando vio a Jaime y a su grupo, el shock lo


inundó.

—Estás... ¿Están vivos?

Daniel había asumido que Jaime y compañía habían sido devorados por el
demonio tigre hacía un tiempo.
—Hablaremos más tarde. Primero deberíamos salir de aquí.

A Jaime le preocupaba que Daniel se distrajera y fuera manipulado por la niebla


una vez más. Como tal, escapó de inmediato de la niebla con Daniel y los otros.

Daniel observó impotente cómo sus sanguinarios subordinados se masacraban


unos a otros sin piedad. A pesar de su reticencia a marcharse, no podía hacer
nada.

Jaime y sus compañeros no tardaron en salir corriendo de la niebla. Al cabo de


un rato, se dieron la vuelta y miraron hacia atrás, sólo para descubrir que la
niebla había desaparecido.

En el suelo nevado, había más de una docena de cadáveres tirados aquí y allá.
Todos y cada uno de ellos eran de la Secta Flamígera.

—¡Daniel! —exclamó Joel, que parecía haber sentido el aura de Daniel.

Joel había huido solo de la niebla sin preocuparse de nadie más. Como tal, le
pareció extraño que pudiera sentir el aura de Daniel.

—Estoy aquí, señor Joel —respondió Daniel.

Joel no dijo nada, pero frunció el ceño.

—Daniel, ¿con quién estás? ¿Por qué son tan poderosas sus auras?

Joel sacó poco a poco su campanilla de bronce y se preparó para defenderse de


cualquier amenaza inminente.

Como Jaime y los demás habían ocultado sus auras antes, las auras que Joel
podía percibir ahora eran muy diferentes de las de antes.

Ni en sus sueños más salvajes hubiera sabido que se trataba de las mismas
personas a las que antes había obligado a luchar contra el demonio tigre.

—Señor Joel, son los viajeros que encontramos por el camino —respondió
Daniel.

Joel se quedó estupefacto.

—¡Eso es imposible! ¿Cómo puede ser? ¿Por qué son tan poderosas sus auras?

Estaba incrédulo.

«Si de verdad son tan poderosos, ¿cómo es posible que se sientan amenazados
por mí?».
Daniel no sabía cómo responder a Joel. Se limitó a mirar a Jaime.

Sin embargo, antes de que Jaime pudiera decir algo, Forero habló enfadado.

—Mantuvimos nuestras auras ocultas para estar contigo. Ciego estúpido. ¿De
verdad te crees poderoso? Pareces misterioso, tocando esa tonta campana de
bronce y murmurando. Si no fuera por mí, no podrías haber atravesado la
barrera.
¡Cómo te atreves a amenazarnos! ¡Creo que te estás buscando una buena paliza,
viejo! —gritó Forero.

Lívido, Forero se adelantó de inmediato y abofeteó a Joel dos veces.

Las dos bofetadas le dieron de lleno en la cara a Joel antes de que pudiera
esquivarlas. En ese momento, la expresión de Joel era sombría, pero no se
atrevió a decir nada.

Daniel, por su parte, tenía sentimientos encontrados mientras miraba a Joel, que
estaba tan asustado que no podía ni hacer ruido.

«Si me hubiera escuchado antes y no hubiera obligado a Jaime y su grupo a


quedarse a luchar contra el demonio tigre, ahora no estaría abofeteado. Todos
esos discípulos de la Secta Flamígera tampoco habrían perecido. Pero, no sirve
de nada llorar sobre la leche derramada».

—Vámonos, señor Forero —dijo Jaime.

Le preocupaba que Forero matara a Joel con las prisas.

CAPITULO 1806
Jaime y su grupo estaban a punto de partir, así que las cosas se iban a poner
incómodas si Joel decidía acompañar a Daniel.

Sin embargo, si los dos descendían solos la montaña, correrían un gran peligro si
se topaban con una trampa o una matriz arcana.

Sin embargo, a Daniel también le preocupaba que Jaime y sus compañeros no


accedieran a acompañarlos.

Justo cuando Daniel estaba pensando en pedirle a Jaime que los acompañara,
pudo sentir un gran número de auras que se dirigían hacia ellos.

Un instante después, más de una docena de hombres de negro rodearon a Jaime


y compañía. Frente a ellos, Jaime frunció el ceño.
—Gilberto, ¿no te resultan extrañamente familiares estas auras? —preguntó
Jaime. Gilberto asintió con la cabeza.
—Sí, me resultan familiares. Las auras son similares a las de las personas que
atentaron contra la princesa Ana.

—Espera. ¿Podrían ser los que ya han ocupado las ruinas? Jaime se quedó de
piedra.
«¿De dónde salieron? ¿Cómo aparecieron de la nada? Debían de estar aquí
desde hacía mucho tiempo, de lo contrario, no habrían sido capaces de abrir una
brecha en todas aquellas trampas y matrices arcanas con facilidad».

Joel, por su parte, parecía bastante emocionado ante la repentina aparición de


estos misteriosos hombres.

De repente, Joel levantó su campanilla de bronce y gritó con fuerza:

—¡Escúchenme, discípulos de la Secta Flamígera!

«¡Resulta que estos hombres son todos discípulos de la Secta Flamígera!». Joel
los reconoció en cuanto aparecieron.
Cuando los hombres de negro vieron a Joel tocando la campana de bronce, un
atisbo de pánico apareció en sus ojos, pero pronto se calmaron.

Daniel frunció el ceño al notar que los hombres no se inmutaban ante las
órdenes de Joel. Pronto cayó en la cuenta y susurró:
—Creo que estos hombres están relacionados con la familia real. Seguramente
son subordinados del señor Alex.

Las palabras de Daniel hicieron que el regocijo en el rostro de Joel fuera


sustituido por pura rabia desenfrenada.

—¡Traidores! Voy a matarlos a todos.

Con un grito, el aura de Joel empezó a dispararse salvajemente.

Hizo sonar con fuerza la campana de bronce y envió ondas sonoras que
ondularon por los alrededores.

Los hombres de negro formaron al instante un círculo y fusionaron sus auras


para formar un escudo y repeler el ataque de Joel.

Cuando Daniel vio esto, de inmediato saltó al aire con su arma.

—¡Traidores! Acabaré con sus vidas.

Daniel blandió su arma, lanzando múltiples destellos afilados en dirección a los


hombres de negro. Joel y Daniel no tardaron en enzarzarse en una acalorada
batalla con los hombres de negro.

Jaime y su grupo se habían convertido así en espectadores.


—¿Qué hacemos, señor Casas? —preguntó Gilberto.

—Vámonos. No debemos interferir en los asuntos internos de la secta. Jaime


hizo un gesto despectivo con la mano e intentó marcharse.
Después de todo, nada de eso le importaba.

Lo único que quería hacer en ese momento era encontrar las ruinas antiguas lo
más rápido posible sin perder más tiempo.

—Jaime, dada la rapidez con la que aparecieron esos hombres de negro, puede
que estuvieran al acecho en las ruinas. ¿Por qué no capturamos a uno y lo
interrogamos? —preguntó Forero.

Jaime sonrió.

—Es una idea brillante. Como esperaba de usted, señor Forero. Entonces
capturaremos a uno de ellos para interrogarlo.

Mientras tanto, Joel y Daniel seguían enzarzados en una batalla con los hombres
de negro.

Aunque aún no habían sido derrotados, ambos estaban en desventaja y habían


sufrido múltiples heridas por todo el combate.

—Gilberto, captura a uno de ellos —ordenó Jaime.

Gilberto asintió. En un instante, desapareció y se unió a la batalla. Un hombre de


negro vio a Gilberto y lo atacó con su cimitarra.
Gilberto esquivó el ataque y contraatacó con la mano, derribando la cimitarra del
hombre. La
cimitarra voló por los aires y atravesó el pecho de otro hombre.

CAPITULO 1807
Justo cuando el hombre estaba aturdido por el contraataque de Gilberto, éste
agarró al hombre por el cuello y lo arrastró rápidamente.

El hombre de negro luchó con todas sus fuerzas, pero fue en vano. Se quedó sin
palabras.

¡Zas!

Gilberto arrojó sin miramientos al hombre por delante. Éste aterrizó ante Jaime y
fue inmovilizado en el suelo por Gilberto, que le pisó la espalda.

El hombre de negro miró a Jaime con horror en los ojos.

—Contéstame. ¿Por qué te interpones en nuestro camino? ¿Ya has descubierto


las ruinas? — preguntó Jaime mirando al hombre de negro.

Aunque el hombre de negro estaba aterrorizado, se negó a hablar, cerrando la


boca con firmeza.

«Parece que piensa seguir resistiendo hasta el final».

Al ver lo decidido que estaba el hombre, Jaime hizo una mueca de desprecio y
trazó unas runas en el aire.

—¡Comecorazones!

Unos puntos brillantes aparecieron en el aire en un instante antes de entrar uno a


uno en el cuerpo del hombre.

Forero miró con envidia cómo Jaime podía trazar encantamientos así con
facilidad.

—¡Ah!

Pronto, el hombre de negro gritó de dolor mientras temblaba todo su cuerpo.

Sentía como si innumerables hormigas se arrastraran por su cuerpo, royendo sus


órganos internos.

—¡Bien! ¡Hablaré! ¡Hablaré!

El hombre de negro no podía soportar la tortura. Justo cuando iba a hablar, su


cabeza explotó de repente.

Jaime frunció el ceño y miró lo que quedaba de la cabeza del hombre.

—Maldita sea. Éste fue hechizado.

No esperaba que las sectas extranjeras también tuvieran por costumbre embrujar
las mentes de sus subordinados como medida de seguridad para evitar que
traicionaran a la secta.

—Gilberto, captura a otro —ordenó Jaime. Gilberto asintió y desapareció en un


instante.
Joel y Daniel, que aguantaban a duras penas en medio de la frenética batalla,
sintieron un aura que los rodeaba antes de capturar a uno de los hombres de
negro y desaparecer una vez más.

En ese momento, sólo quedaban unos pocos hombres de negro luchando contra
Daniel y Joel.

A pesar de darse cuenta de que se llevaban a sus camaradas, no podían escatimar


recursos humanos para intentar rescatarlos.

El hombre capturado estaba obviamente presa del pánico, y el miedo era


evidente en sus ojos.

Jaime no dijo nada. Lo único que hizo fue poner una mano sobre la cabeza del
hombre de negro. La energía espiritual surgió en la cabeza del hombre y rompió
de inmediato la maldición de su mente.

Sólo después de romper la maldición, Jaime preguntó:

—¿Quién eres? ¿Por qué te interpones en nuestro camino? ¿Has descubierto ya


las ruinas antiguas?

Esta vez, el hombre de negro no dudó en responder.

—Somos discípulos de la Secta Flamígera y servimos al señor Alex. Se nos


ordenó que nos deshiciéramos de la gente que venía en busca de las ruinas
antiguas, o que encontráramos la forma de obligarlos a desistir, porque ya
habíamos descubierto las ruinas hace siglos. Además, ya llevamos aquí unos
meses.

Cuando Jaime escuchó esto, se le encogió el corazón.

«Llevan aquí unos meses. Me pregunto qué quedará de las ruinas antiguas para
que las descubramos».

—¿Qué han estado haciendo en las ruinas antiguas durante esos meses?

Jaime no entendía por qué se quedaban en las ruinas antiguas durante meses
cuando podrían haberse marchado después de vaciar todo el lugar.

—Hemos estado construyendo un altar hecho de cristales. El hombre de negro


no se atrevió a ocultar nada.
—¿Un altar hecho de cristales? ¿Para qué sirve? Jaime tenía mucha curiosidad.
El hombre de negro negó con la cabeza.

—No estoy seguro de ello. Sólo el señor Alex lo sabe.

Jaime se dio cuenta de que el hombre de negro no era más que un lacayo que no
conocía mucha información privilegiada. Así pues, alargó la mano y acabó con
la vida del hombre de un solo puñetazo.

Después de todo, Jaime no era de los que se buscan problemas manteniendo


vivos a sus enemigos.
—Gilberto, ve a ayudar y rescata a ese tipo de las campanillas. Creo que puede
sernos útil. Dado que Jaime no sabía para qué servía el altar, era probable que
Joel conociera su finalidad.
CAPITULO 1808
Gilberto asintió y saltó en el aire.

En ese momento, Joel y Daniel estaban a punto de desmoronarse y se aferraban


a sus vidas.

Justo entonces, Gilberto apareció, lanzó unos cuantos puñetazos casuales y mató
a todos los hombres de negro sin más.

Daniel estaba muy agradecido a Gilberto después de ver cómo éste mataba a
todos los hombres de negro sin sudar.

—¡Gracias! ¡Gracias por ayudarnos! —Pronunció Daniel agradecido.

Sin embargo, Joel permaneció callado y parecía avergonzado. Era evidente que
estaba demasiado avergonzado para hablar.

—Fue una orden del señor Casas. Si no, no los habría ayudado. —Con eso,
Gilberto dio media vuelta y caminó hacia Jaime.

Desde el principio, Gilberto había estado descontento con el método de Joel para
hacer las cosas.

Daniel entonces llevó a Joel con él hacia Jaime. Como ambos estaban heridos,
no podrían llegar lejos si no seguían a Jaime y sus compañeros.

—Gracias por su ayuda, señor Casas. Nosotros... Nosotros... —Daniel quería


expresar su gratitud hacia Jaime, pero no sabía qué más decir.

Después de todo, todo el mundo era consciente de la forma en que la Secta


Flamígera trataba a Jaime y al resto.

Mientras tanto, Joel seguía agachando la cabeza sin decir palabra, avergonzado.

—Tengo una pregunta para ti. ¿A la Secta Flamígera le gusta construir altares
hechos de cristales? — preguntó Jaime a Daniel.

Daniel parecía confuso. Aunque sabía algunas cosas sobre la Secta Flamígera, su
conocimiento era limitado.

«Después de todo, la Secta Flamígera es reservada. Yo no sabría nada que no me


permitieran saber».

Joel, por otra parte, que había estado manteniendo la cabeza baja todo este
tiempo, de repente levantó la cabeza con incredulidad cuando escuchó hablar de
altares hechos de cristales.

Sonó horrorizado cuando dijo:


—¿Altares hechos de cristales? ¿Es posible que estén intentando invocar
demonios?

—¿Invocar demonios? ¿Qué está pasando? Sé más específico, ¿quieres? —


preguntó Jaime. Joel respiró hondo y respondió:
—Hay una leyenda en la Secta Flamígera. Quien construyera un altar hecho de
cristales podría invocar a los demonios del subsuelo. La persona también
necesitaría un cetro con poder espiritual. Tan pronto como una persona ha
convocado a los demonios, los demonios entonces darían al invocador sus
poderes. En otras palabras, el invocador se convertiría en un nuevo demonio y
gobernaría el infierno. Para entonces, el mundo entero estará tal vez sumido en
la confusión.

Mientras Joel se explicaba, su cuerpo temblaba con violencia como si estuviera


hablando de algo horripilante.

—¿Invocar demonios? ¡Como si eso fuera real! Apuesto a que sólo están usando
una matriz arcana para absorber los espíritus bajo tierra. Supongo que ese altar
es una matriz arcana, ¡y el cetro es un interruptor para activar la matriz arcana!
¡Los demonios no existen! Todo lo que están a punto de invocar no son más que
espíritus y energía negativa del subsuelo —dijo Forero con desdén.

—¡Los demonios existen! ¡Ustedes van a sufrir las consecuencias si no lo creen!


—dijo Joel,
creyendo con firmeza en la posibilidad de que los altares pudieran convocar
demonios.

—Ya basta. Averiguaremos si es cierto después de comprobarlo. Como sabemos


que ya han construido un altar, podrás seguirles la pista, ¿verdad? —preguntó
Jaime a Joel.

Joel asintió y empezó a cantar. De pronto, la campana de bronce que llevaba en


la mano empezó a temblar por sí sola.

La campana de bronce se agitaba cada vez que caminaban una cierta distancia.
Joel elegía la dirección de la marcha en función de la frecuencia de las sacudidas
de la campanilla de bronce.

Pronto estaban a punto de llegar a la cima de la montaña.

Mientras tanto, en las antiguas ruinas, Alex tenía una expresión eufórica
mientras miraba el alto altar.

En ese momento, sostenía un cetro con incrustaciones de piedras preciosas en


una mano y un cristal en la otra.

Todo lo que quedaba por hacer para completar la construcción del altar era
colocar el cristal de su mano sobre el altar.

CAPITULO 1809
—Señor Alex, han traído a la princesa Ana —le dijo uno de los hombres de
negro a Alex.

—Hazla pasar —ordenó Alex con rotundidad.

Ana no tardó en entrar. Sin embargo, tenía los ojos cerrados y era evidente que
estaba inconsciente. Andrés estaba junto a Ana, y parecía tranquilo. Aunque no
estaba constreñido, tampoco se resistía. Mientras miraba a la inconsciente Ana,
Alex le acarició la cara y pronunció:
—Como se espera de una princesa. ¡Mira sus mejillas seductoras! Una vez que
los demonios la posean, gobernará el país como reina. Yo, en cambio, seré la
mano derecha de la reina.

Los ojos de Alex estaban llenos de su hambre de poder. En lugar de ser sólo un
sacerdote para la familia real, quería poseer el poder definitivo.

Sin embargo, en Sanromán, por muy fuerte que uno fuera, sólo una persona de la
familia real podía gobernar el país.

Por lo tanto, necesitaba utilizar la sangre real de Ana para gobernar todo
Sanromán.

En cuanto a Homero, no era más que un peón de Alex. Una vez que los
demonios poseyeran a Ana, Alex mataría a Homero, ya que para entonces éste
no le sería de ninguna utilidad.

Para entonces, Ana sería la reina, y Alex sería el amante de la reina y ganaría la
máxima influencia.

—Señor Alex, ahora que le he traído a la princesa Ana, ¿puede liberar a mi


mujer y a mi hijo? — preguntó Andrés sin expresión.

—Has hecho bien, Andrés. No sólo me has traído a la princesa Ana, sino que
también has impedido que el príncipe Homero la asesinara. Bien hecho. No te
preocupes. Tu mujer y tu hijo están bien.
Sigue sirviéndome y en el futuro te convertirás en el jefe de la guardia de toda la
familia real —Alex

miró a Andrés con aprobación.

Sin embargo, parecía que Andrés no estaba interesado en convertirse en jefe de


la guardia.

—Sólo quiero alejar a mi familia. He agraviado y traicionado la confianza de la


princesa Ana y del duque Román. Por lo tanto, no puedo permanecer a su lado.
Sólo quiero que liberen a mi familia y me iré con ellos a algún lugar lejano.

Andrés era el guardia más leal del duque. Por eso Román le había encargado que
protegiera a Ana.

Sin embargo, Alex había secuestrado a la mujer y al hijo de Andrés, así que
Andrés se vio obligado a atraer a Ana a las antiguas ruinas mintiéndole con que
el Rey de las Hierbas estaba allí, y que podía salvar a Román.

En otras palabras, tuvo que mentir a Ana para salvar a su propia familia.

Si no se hubiera encontrado con Jaime y los demás, habría llevado a Ana ante
Alex mucho antes.

—Como te he dicho, no te preocupes. Una vez que todo vaya según mi plan,
seguramente liberaré a tu familia —Alex entonces agitó su mano sobre la frente
de Ana, despertando a la princesa.

Cuando Ana abrió los ojos y vio a Alex y a los hombres de negro rodeándola, se
quedó atónita.

—Andrés, ¿dónde estamos? ¿Por qué están aquí los miembros de la Secta
Flamígera? —Ana estaba entrando en pánico porque sabía que Alex era uno de
los hombres de Homero.

«Homero me persigue ahora, así que Alex seguramente también me quiere


muerta». Sin embargo, en lugar de contestar a Ana, Andrés bajó la cabeza y se
quedó callado.
—No tenga miedo, princesa Ana. No voy a hacerle daño. La traje aquí porque
quiero que se convierta en la verdadera soberana. Su hermano, el príncipe
Homero, quiere que la mate, pero no voy a hacerle caso. Estoy dispuesto a
servirle, princesa Ana. Es la única persona que puede gobernar Sanromán —
Alex habló en tono suave porque temía que Ana se sobresaltara y cometiera
alguna imprudencia.

—No. No quiero ser la gobernante. El Rey de las Hierbas es la razón por la que
estoy aquí. Lo necesito para salvar a mi padre. No busco el poder. —Ana negó
con la cabeza.

CAPITULO 1810
—Princesa Ana, aquí no hay ningún Rey de las Hierbas. Si quiere salvar a su
padre, debe prestar atención a mis palabras. Una vez que tenga el poder, no sólo
podrá salvar a su padre, sino incluso resucitarlo, si así lo desea —dijo Alex.

Ana se quedó perpleja. Lanzó una mirada perdida a Andrés y preguntó:


—¿Qué está pasando, Andrés? ¿No hay ningún Rey de las Hierbas aquí? Se
había arriesgado a ir porque Andrés se lo había dicho.
Después de todo, Andrés era el guardia en quien más confiaba. De hecho, era la
única persona en quien confiaba. Sin embargo, en ese momento, Andrés agachó
la cabeza y no se atrevió a mirarla, ni
a decir ni pío.

Al ver su actitud, Ana por fin se dio cuenta de lo que estaba pasando. Devastada
por la traición, Ana bramó:
—Andrés, me mentiste, ¿verdad? ¿Por qué? ¿Por qué me mentiste? Di algo…
Golpeó varias veces a su guardia de confianza, exasperada.
Andrés cayó de rodillas al suelo.

—Princesa Ana, lo siento. No tenía otra opción. Mi mujer y mis hijos están en
manos de Alex. Sólo puedo escucharlo…

El cuerpo de Ana temblaba de furia hirviente. Sus ojos se llenaron de


desesperación. No sólo la perseguía su hermano, sino que su guerrero de mayor
confianza también la había traicionado. De repente, sintió que su vida no tenía
sentido.

—Princesa Ana, recuerde siempre que, en este mundo, su propia fuerza es lo


único en lo que realmente puede confiar. Por lo tanto, debe concentrarse en
mejorarse a sí misma. Y ahora, estoy aquí para ofrecerle una oportunidad de
hacer precisamente eso…

Entonces, Alex hizo una señal a dos hombres de negro para que llevaran a Ana
al altar.

Tras atar a Ana al pilar de piedra situado en el centro del altar, los dos hombres
de negro se marcharon.

Mientras tanto, Alex se acercó lentamente al altar, llevando un cristal en la


mano.

En el borde del altar había una abertura para el cristal. El altar estaría completo
una vez colocado el cristal.

Alex colocó con cuidado el cristal en la abertura.

Con un fuerte zumbido, todo el altar emitió una luz deslumbrante, y luego, como
relámpagos, la luz empezó a parpadear continuamente sobre las antiguas ruinas.

Toda la montaña de nieve empezó a retumbar.

—Jajaja... Por fin lo conseguí... A medianoche, los demonios por fin honrarán la
tierra con su presencia…
Alex soltó una estridente carcajada como un loco.

Andrés se llenó de culpa mientras miraba a Ana, que estaba atada a un pilar del
altar. Sin embargo, ahora que las cosas habían llegado a esto, no había vuelta
atrás. No le quedaba otra opción.

¡Bum!

La montaña nevada volvió a temblar y la nieve empezó a derrumbarse.

—¿Qué está pasando? ¿Es un terremoto? —Daniel preguntó ansioso cuando


sintió el temblor. Ninguno de ellos podría salir de allí con vida si se trataba de
un terremoto.

—¡Maldita sea! Ese traidor ha completado el altar. ¡Tenemos que encontrar la


entrada a las ruinas
antiguas antes de medianoche! De lo contrario, todos estaremos condenados
cuando consiga invocar a los demonios —dijo Joel con una mirada sombría.

Sin embargo, antes de que pudiera terminar sus palabras, un fuerte estruendo
estalló de repente, ¡y vieron cómo se producían avalanchas por toda la montaña
nevada!

Al cabo de un rato, la montaña dejó de rugir. Sin embargo, la cima de la


montaña ya no estaba cubierta de nieve. La nieve se derrumbó, dejando al
descubierto las rocas marrones que había debajo.

—¿Podemos localizar la entrada a las antiguas ruinas sin la nieve? —preguntó


Jaime a Joel.

—Sí.

Joel asintió. De repente, la campana de bronce que llevaba en las manos se agitó
violentamente, enviando ondas sonoras que envolvieron toda la cima de la
montaña.

Al sentir la presencia de Joel, Alex, que estaba en las ruinas antiguas, frunció las
cejas.

—¿Por qué está aquí el vejestorio ciego?

—¡Omar! —gritó Alex.


CAPITULO 1811
Pronto, un hombre alto y corpulento apareció frente a Alex. El hombre, Omar,
estaba cubierto por completo de pelo largo como un salvaje.

La mirada de Andrés se puso rígida cuando vio a Omar. Era evidente que lo
conocía.
Andrés sabía a ciencia cierta que Omar era un valiente guerrero entre los
Hombres oso. De ahí que le sorprendiera que éste se sometiera a Alex.

—Señor Alex, ¿qué puedo hacer por usted? —preguntó Omar con una rodilla en
el suelo.

—Alguien entró. Consigue algunos hombres y bloquea la entrada. No dejes que


nadie atraviese la última formación de defensa de la montaña —ordenó Alex.

—Entendido —respondió Omar.

Con eso, reunió a algunos hombres y se fue a cumplir la orden. Alex miró a
Andrés y le dijo:

—Andrés, acompáñanos tú también. La seguridad de tu mujer y tus hijos


depende de que me seas leal.

Impotente, Andrés sólo pudo seguir a Omar.

En ese momento, Joel ya había guiado a Jaime y a los demás hasta la entrada de
las antiguas ruinas. Los recibió la vista de una cueva profunda y oscura que se
extendía hacia abajo.

Si no fuera por la avalancha, localizar la entrada sería como encontrar una aguja
en un pajar.
—Ya que hemos encontrado la entrada, por fin podemos entrar —comentó
Gilberto. Fue el primero en acercarse a la entrada.

Sin embargo, un destello de luz brillante apareció cuando se acercó, y la enorme


fuerza de la energía de rebote lo lanzó hacia atrás.

Un instante después, vieron algo parecido a una cubierta de cristal, que brillaba
con fuerza mientras hileras de runas parpadeaban sin cesar.

—¡Maldita sea! ¿Por qué hay una matriz arcana? —Gilberto maldijo.

No esperaba que la entrada estuviera custodiada por una matriz arcana.

Además, esta matriz arcana era mucho más fuerte, tanto que consiguió llevar a
Gilberto volando al instante.

—Parece que sí son cautelosos, ya que incluso colocaron una matriz arcana en la
entrada —comentó Jaime mientras entrecerraba los ojos.

Justo cuando Jaime estaba a punto de desmantelar la matriz, más de una docena
de personas salieron caminando de la entrada. El líder del grupo tenía una figura
musculosa y el cuerpo cubierto de pelo largo.
El hombre peludo no era otro que Omar, ¡un marqués de las artes marciales!
Jaime se sintió muy aliviado cuando vio a la gente salir de las antiguas ruinas.

Mientras siguieran dentro de las antiguas ruinas, no podrían escapar. Sin


embargo, Andrés bajó la cabeza con torpeza cuando vio a Jaime y a los demás.

Perplejo, Jaime abrió los ojos con incredulidad al ver a Andrés. Jaime se
adelantó unos pasos y preguntó a Andrés:
—Andrés, ¿qué haces aquí? ¿Dónde está Ana?

Aunque Andrés estaba justo delante de él, seguían separados por la matriz
arcana. Andrés agachó la cabeza y no dijo nada, pues no sabía cómo explicarse
ante Jaime.
Sin embargo, la expresión de Andrés reveló al instante a Jaime lo que estaba
ocurriendo. Lleno de ira, Jaime preguntó:

—Andrés, traicionaste a Ana, ¿verdad? ¿Han capturado a Ana? ¿Está dentro de


las antiguas ruinas?

—No. Yo no... Se llevaron a mi mujer y a mis hijos. Yo... No tuve otra opción.
De verdad que no tuve otra opción. —Andrés sacudió la cabeza con agonía y
rugió mientras intentaba explicarse ante Jaime a través de la matriz.

Sin embargo, Jaime se negó a escuchar nada de lo que Andrés tenía que decir.
Lamentaba haber dejado a Ana para que descansara y que Andrés la protegiera.
—¡Si algo le pasa a Ana, todos ustedes estarán muertos!

Jaime entrecerró los ojos, emitiendo un aura asesina que penetró en el conjunto
arcano,

envolviendo a Andrés y al grupo.

Al sentir la formidable aura, tanto Andrés como Omar se sintieron confundidos


y retrocedieron unos pasos.

—¿Cómo se atreven a invadir esta zona? Váyanse ahora y se salvarán. De lo


contrario, ¡el único resultado será la muerte! —gritó Omar.

La Formación de Defensa de la Montaña emanó ondas de presión aterradora en


ese momento.

CAPITULO 1812
Jaime y los demás sintieron de pronto oleadas de energía que se abalanzaban
sobre ellos, haciendo que Joel y Daniel se desplomaran al instante en el suelo al
no poder resistir la fuerza de tan poderosa formación arcana.

Cuando Omar vio a Joel caer al suelo, empezó a reír histéricamente.


—¡Viejo ciego inútil! No puedo creer que hayas tenido la osadía de venir aquí
en vez de vivir tus años de anciano en la Secta Flamígera.

Este último temblaba de rabia por el insulto, pero no pudo hacer nada porque la
aterradora energía lo había inmovilizado.

Por el contrario, Jaime se limitó a sonreír satisfecho ante el maniático


comportamiento de Omar.

—¿Crees que una pequeña matriz arcana puede detenerme?

Mientras decía eso, la Espada Matadragones apareció de repente en su mano, y


en cuanto la levantó en el aire, su terrorífica energía espiritual se disparó
exponencialmente.

—¡Rompe! —rugió Jaime.

A continuación, un aura aterradora y feroz emanó al instante de su cuerpo.

A pesar de la matriz arcana que los separaba de Jaime y compañía, Omar y los
demás aún podían sentir las ondas de imponente energía que persistían en el
aire.

La mirada de Omar reflejaba incredulidad. Después de todo, era un hombre-oso


con la fuerza de un marqués de las artes marciales. Su tipo era superior a la
persona promedio, ya sea en fuerza o físico.

Aunque la matriz arcana de la Montaña estaba entre ellos, el aura aterradora de


Jaime parecía no verse afectada por ella.

Mientras Omar miraba desconcertado, Jaime blandió su Espada Matadragones.

¡Bum!

El ruido que hizo temblar la tierra fue seguido por el temblor de toda la
montaña, mientras que el golpe de Jaime hizo que la matriz arcana brillara con
chorros de luz y que el escudo de cristal mostrara finas fisuras.

Con ese único golpe, la energía procedente de la matriz arcana de la Montaña se


desvaneció al instante, permitiendo a Daniel y Joel levantarse del suelo.

Omar abrió los ojos con total incredulidad al ver las grietas en la matriz arcana.
Después de todo, le

había llevado un mes entero y el agotamiento de incontables cristales crearlo.

Alex afirmó una vez que ni siquiera cientos de miles de expertos marqueses de
artes marciales serían capaces de romperlo por la fuerza, ya que era
inexpugnable.

¡Pero un solo golpe de esta persona ha hecho que la matriz arcana se llene de
grietas!

En ese momento, Omar estaba mucho menos confiado que cuando apareció por
primera vez.

No sólo no sabía si la matriz arcana podría resistir otro golpe, sino que tampoco
estaba seguro de si podría derrotar al joven que tenía delante.

Justo cuando la imaginación de Omar empezaba a volar, Jaime alzó de nuevo su


Espada Matadragones, que tenía un dragón dorado girando a su alrededor. Al
momento siguiente, blandió la espada, y el dragón atacó con un rugido.
¡Bum!

El dragón dorado se convirtió en motas de luz y desapareció al chocar contra la


matriz arcana, que también se desvaneció por el impacto.

Omar contempló la escena con la boca abierta.

Ignorando al atónito Omar, Jaime marchó hacia Andrés con expresión lívida, lo
agarró del cuello y lo levantó del suelo.

—Llévame con Ana. Si le pasa algo, ya sabes las consecuencias…

Soltó a Andrés nada más terminar de hablar, haciendo que éste cayera al suelo.

A pesar de guardar silencio, Andrés se levantó, dio media vuelta y se dirigió


hacia la entrada de las antiguas ruinas.

Omar se indignó cuando Jaime lo ignoró porque nunca había experimentado tal
desprecio y humillación siendo el guerrero que ostentaba el mayor prestigio
entre todos los Hombres oso.

—¿Cómo te atreves a ignorarme, mocoso? Crees que te tengo miedo… Mientras


hablaba, Omar lanzó un golpe a Jaime.
Ejerció toda su fuerza porque era consciente del considerable poder de Jaime,
golpeando con una fuerza que representaba su condición de guerrero Hombre
oso.

Jaime frunció un poco las cejas. Sin siquiera dedicar una mirada a Omar, empujó
la palma de la mano para responder al ataque del primero.

CAPITULO 1813
Un aura aterradora que hizo temblar la tierra estalló en el momento en que sus
palmas chocaron, haciendo volar por los aires a los hombres de negro que iban
detrás de Omar.

Eran demasiado débiles para soportar el impacto de un cara a cara entre


expertos.

Incluso Andrés apretó los dientes, resistiendo desesperadamente el aura


terrorífica para evitar salir herido.

Omar se horrorizó al presenciar este golpe. Después de todo, los Hombres Lobo
eran conocidos por su poderío. Nunca imaginó que Jaime se atrevería a
enfrentarse a él de frente. Además, la fuerza de este último parecía ser superior a
la suya.

Todo su cuerpo se sintió como si acabara de caer en un torrente en ese mismo


momento. No pudo controlar su movimiento y siguió tambaleándose hacia atrás,
deteniéndose por fin cuando su espalda chocó contra la pared de la montaña.

Omar miró horrorizado a Jaime y empezó a sentir pánico.

Sin embargo, éste se limitó a mirarlo con frialdad sin decir nada antes de
volverse hacia Andrés.

—Ve delante —le ordenó.

Andrés asintió. No se atrevía a hacer ninguna jugarreta delante de Jaime.

Omar, por su parte, estaba lleno de emociones complicadas mientras miraba la


espalda de Jaime.

«A pesar de su juventud, Jaime es demasiado fuerte. No puedo creer que yo, un


guerrero hombre- oso, haya sido derribado por un solo puñetazo suyo».

Sin saberlo, Jaime no usó toda su fuerza.

Si lo hubiera dado todo al desatar su Puño de Luz Sagrado, Omar no sería más
que un cadáver en ese momento.

Como no estaban igualados, no hubo contienda.

Jaime tan solo decidió perdonar a Omar porque éste no era miembro de la Secta
Flamígera y parecía ser un Hombre oso a juzgar por el pelaje de su cuerpo.

Forero y los demás siguieron a Jaime y Andrés hacia las antiguas ruinas.

Omar dejó escapar un suspiro. Al fin y al cabo, sólo podía regresar con aquellos
hombres de negro y esperar a ver cómo Alex manejaba la situación, sabiendo
muy bien que no podría eliminar a Jaime y a los demás por sí mismo.
Pronto, Andrés condujo a Jaime y a los demás al interior de las antiguas ruinas.

Las ruinas cubrían un área tan enorme que casi toda la montaña nevada estaba
hueca.

Además, el interior estaba por completo oscuro y sólo había un camino


serpenteante que descendía. Había un abismo a ambos lados y, si caían, morirían
en el acto sin duda.

Sin embargo, aunque ese tipo de camino podía ser difícil de recorrer para la
gente corriente, a Jaime y a los demás les parecía mucho más sencillo.

Como se encontraban en la cima de la montaña, siguieron bajando por el


sendero, girando de vez en cuando y ascendiendo en un punto determinado.

El estrecho sendero parecía estar suspendido dentro de toda la montaña.

Sin embargo, después de caminar durante algún tiempo, Jaime se detuvo de


repente y frunció el
ceño.

—¿Qué ocurre, Jaime? —preguntó Forero al verlo.

—Señor Casas, he venido siguiendo este camino, así que puedo asegurarle que
no me he equivocado. Jamás les mentiría a todos ustedes. —Se apresuró a
explicar Andrés, temiendo que Jaime lo malinterpretara.

Era perfectamente normal que Jaime se mostrara escéptico ante el sinuoso


camino, dado que también había un abismo oscuro y sin fondo a ambos lados del
sendero.

—Sé que no nos has mentidos —dijo Jaime afirmando a Andrés antes de desviar
la mirada hacia Forero—. Señor Forero, ¿percibe algo en alguno de estos
abismos?

—¿Hay algo? —preguntó Forero con el ceño un poco fruncido. Acto seguido,
liberó su sentido espiritual que de inmediato se adentró en el abismo para
explorar.

Por desgracia, fue cortado por un aura salvaje antes incluso de llegar al fondo.

—¡Mi*rda! ¿Hay algo terrorífico en este abismo? ¡Esa aura es demasiado


aterradora! —exclamó Forero conmocionado después de que su sentido
espiritual fuera cortado.

Para entonces, Jaime ya había cerrado los ojos y estaba percibiendo en silencio
los alrededores. De repente, su cuerpo empezó a brillar y, sin que él lo invocara,
la Espada Matadragones salió de su
interior.

CAPITULO 1814
En cuanto surgió la Espada Matadragones, un extraño ruido sonó desde los
abismos de ambos lados. La espada también empezó a temblar con violencia,
como si hubiera percibido algo.

Jaime agarró la Espada Matadragones, pero ésta siguió temblando por más que
Jaime intentó controlarla. Era la primera vez que no conseguía controlar la
Espada Matadragones.

Al poco rato, Jaime aflojó el agarre y la Espada Matadragones se le escapó de


los dedos, saliendo disparada hacia arriba. Flotaba en el aire y zumbaba sin
parar, como si respondiera al sonido procedente del abismo.

—Señor Casas, ¿qué está pasando? —preguntó Gilberto sorprendido.

—Yo tampoco estoy seguro, pero creo que hay algo ahí abajo que está
influyendo en mi Espada Matadragones —comentó Jaime con expresión grave
mientras centraba su mirada en el zumbido del Espada Matadragones.

Zuum...

La Espada Matadragones emitió otro zumbido antes de desaparecer en el abismo


de abajo en un abrir y cerrar de ojos.

Al descender, el resplandor de la Espada Matadragones iluminó la oscuridad y


permitió a Jaime y al resto echar un vistazo a lo que había debajo.

Por desgracia, el abismo era demasiado profundo. En cuestión de segundos, la


Espada Matadragones había sido engullida por la oscuridad más absoluta.

Preocupado de que algo malo pudiera ocurrir, Jaime intentó convocar la espada
de nuevo a su mano con la mente.

Al hacerlo, se dio cuenta con horror de que la conexión entre él y la Espada


Matadragones había desaparecido.

Jaime palideció mientras el pánico lo inundaba.

La espada se había hecho una con Jaime desde hacía mucho tiempo. Además, el
hombre y el espíritu de la espada compartían una conexión espiritual.

No era de extrañar que Jaime se asustara cuando la conexión se cortó de tal


manera.

Pronto se escucharon sonidos de metales chocando entre sí desde las


profundidades del abismo. Sonaba como si dos personas estuvieran teniendo un
duelo armado.

Al cabo de un rato, el sonido empezó a desvanecerse. No pasó mucho tiempo


hasta que se hizo el silencio y la Espada Matadragones volvió a la superficie.

Tras un rápido gesto de Jaime, la Espada Matadragones volvió a su mano.

Jaime inspeccionó con cuidado la espada que tenía en la mano. En su hoja eran
evidentes los rastros de una reciente pelea de espadas.

—¿Podría haber gente ahí abajo? —Desconcertado, Jaime se volvió hacia


Andrés—. Andrés, ¿sabes lo que hay ahí abajo? ¿Hay alguien allí?

Andrés negó con la cabeza.

—No conozco este lugar, señor Casas. También es la primera vez que vengo…
—Justo cuando hablaba, vio que Omar se acercaba a ellos con otras personas—.
Pero Omar debería saberlo — añadió rápido.

Jaime giró la cabeza para mirar a Omar. Al sentir la mirada de Jaime sobre sí
mismo, Omar, el valiente guerrero, sorprendentemente sintió que sus rodillas se
volvían gelatina.

—Pregunta. ¿Qué hay en los abismos a ambos lados? ¿Hay alguien viviendo
allí? —A pesar de su tono suave, sonaba lo bastante autoritario como para
prohibir cualquier disentimiento.

Si Omar se negaba a responder, había muchas posibilidades de que recibiera un


puñetazo en la cara.

—Yo tampoco estoy tan seguro. Eso es un secreto. No me dejaron saberlo. Sin
embargo, he escuchado que hay una tumba de espadas en algún lugar alrededor
de este lugar. Según los rumores, la Secta Engard había enterrado todas las
espadas mágicas allí. Creo que también hay una espada sagrada que está
suprimiendo todas las demás espadas mágicas en la tumba para evitar que las
espadas mágicas escapen e hieran a la gente, ¡pero no tengo ni idea de dónde se
encuentra la tumba! —Omar admitió con honestidad, sin atreverse a mentir.

—¿Una tumba de espadas? —Jaime frunció un poco el ceño—. En los pocos


meses que llevas aquí,
¿ha entrado o salido alguien de dicha tumba de espadas?

—No. Cada centímetro de la tumba de espadas estaba cubierto de intenciones


asesinas. Habíamos

enviado a docenas de personas al interior, pero ninguna regresó con vida. ¡Por
eso, Alex planea
entrar en la tumba de espadas con la ayuda del poder del altar! —Omar
respondió.

—Parece que esta tumba de espadas es el lugar que mencionó el señor Salazar
que ayudaría a mi Espada Matadragones a aumentar su poder.

Jaime se volvió para mirar la espada que tenía en la mano. Un destello de


excitación brilló en sus ojos.

Jaime creía que la tumba de espadas tenía que estar situada en el abismo. De lo
contrario, la Espada Matadragones no habría reaccionado de forma tan enérgica
y extraña.

CAPITULO 1815
«El sonido metálico de hace un momento tenía que ser una pelea entre la Espada
Matadragones y las otras espadas espirituales de la tumba de espadas».

Con ese pensamiento, Jaime decidió visitar la tumba de espadas después de


salvar a Ana.

Guardando la Espada Matadragones en su funda, Jaime pidió a Andrés que lo


guiara. Los hombres comenzaron a recorrer el camino en línea recta.

Al poco tiempo, el camino se despejó en un lugar espacioso. Jaime y los demás


se encontraron en un lugar muy iluminado, con muchos hombres de negro
caminando por allí.

Sin embargo, nadie prestó atención a sus inesperados invitados.

Un altar hecho de cristales se erguía orgulloso en el centro, brillando con una luz
resplandeciente. Una persona estaba atada al poste en el centro del altar. No era
otra que la propia Ana.

Justo encima del altar había un agujero redondo orientado hacia el cielo. Los
suaves rayos de la luna en el cielo nocturno brillaban en el agujero y sobre el
cuerpo de Ana como un foco.

—La princesa Ana está ahí arriba —informó Andrés a Jaime.

La intención asesina se apoderó de Jaime cuando vio el cuerpo atado de Ana. La


intención asesina envolvió al instante las antiguas ruinas.

Presintiendo la presencia de intrusos, Alex se apresuró hacia la entrada.

Cuando vio que Andrés había llevado a los intrusos con Omar siguiéndolos, se
despertó su ira.

—Andrés, ¿cómo te atreves a traer gente aquí? ¿Aún valoras la vida de tu mujer
y tu hijo? —tronó Alex.
Callado, Andrés se limitó a bajar la cabeza.

Al ver que Andrés no pensaba hablar, Alex dirigió su atención a Omar.

—Omar, te pedí que los detuvieras afuera. ¿Cómo han entrado aquí?

—Señor Alex, mi fuerza fue inútil contra ellos. Me fue imposible interponerme
en su camino — respondió Omar con sinceridad.

—¡Hmph! Lo hiciste a propósito, ¿no? ¿Me estás diciendo que ni siquiera


puedes luchar contra un ciego?

A los ojos de Alex, Joel era el más fuerte de todos, pero ni siquiera Joel era rival
para Omar.

Alex ni siquiera consideró la importancia de Jaime y su equipo.

—¡Traidor! ¿Cómo te atreves a construir el altar sin permiso para liberar a los
demonios? Hoy limpiaré la Secta Flamígera de traidores como tú.

Mientras Joel hablaba, su aura comenzó a elevarse mientras la campanilla de


bronce en su mano comenzaba a temblar sin parar.

Al ver eso, Alex tan solo se burló.

—¿Tú? ¿Un ciego? ¿Intentando matarme? ¡Ni en sueños!

Alex sacó una espada larga y la blandió hábilmente. Incontables rayos de luz
salieron disparados hacia Joel.

En lugar de esquivarlos, Joel agitó el cencerro de bronce con toda la fuerza que
pudo reunir. Ondas de sonido tras ondas de sonido chocaron con los rayos de
luz.

El suelo de las antiguas ruinas tembló.

Las dos fuerzas chocaron una y otra vez antes de que la energía se extendiera
por toda la zona.

Joel sintió que perdía el equilibrio en medio del impacto y tropezó hacia atrás.
Un sabor metálico le llenó la garganta mientras escupía una bocanada de sangre.

Joel había sido emboscado y ya estaba herido antes de que llegaran al altar. No
era de extrañar que estuviera en desventaja.
—¡Hmph! ¡Mira lo impotente que estás! Parece que es hora de que alguien más
asuma tu papel de líder. Ya que están aquí, ¡podría usar su sangre fresca como
sacrificio para los demonios!

Con una fría mueca, Alex indicó a sus subordinados que entraran en acción.

—Rodéenlos y vigílenlos. Que nadie escape.

Docenas de hombres de negro rodearon de inmediato a Jaime y a los demás,


pero nadie les puso la mano encima.

Alex, por su parte, había desviado su atención hacia el altar. Al levantar la vista,
vio que la luna ya se cernía directamente sobre el agujero redondo.

Todo el altar se bañó en el suave resplandor de la luna y empezó a brillar. Rayos


de luz tejieron alrededor del altar, haciendo parecer como si la luna estuviera
cargando el altar.

—¡Es la hora!

Una mirada de júbilo brilló en los ojos de Alex mientras corría hacia el altar.

—¡Deténganlo! No podemos dejar que triunfe. ¡Si los demonios son invocados,
todos morirán! — Joel gritó desesperado, esperando que Jaime y su equipo
pudieran detener a Alex.

CAPITULO 1816

Para sorpresa de todos, Jaime se limitó a mirar al frente, sin mostrar ninguna
intención de detener a Alex.

Gilberto miró a Jaime. Al ver que Jaime no se movía, él también se quedó


quieto, pero en el fondo, estaba confundido de por qué Jaime permanecía quieto.

—¡Señor Casas, por favor, salve a la princesa Ana! —Al ver que Jaime no hacía
nada, Andrés comenzó a rogarle a éste.

—¡Tsk! Tomaste la decisión de traicionar a tu propia princesa, ¿y ahora nos


pides que la salvemos?
¡No eres diferente a una prostituta pidiendo un monumento de castidad! —
regañó Forero a Andrés con desdén.

Forero despreciaba a los traidores como Andrés. Aunque éste no entendiera la


metáfora que utilizaba, Forero quería burlarse de él.

Andrés bajó la cabeza avergonzado. Era consciente de que algunos errores no


podían perdonarse.
Para entonces, Alex ya estaba de pie encima del altar, murmurando en voz baja.
Parecía como si estuviera recitando un conjuro.

Al segundo siguiente, perforó el suelo delante de Ana con su cetro.

La gema del cetro emitió un rayo azul radiante que salió disparado hacia las
nubes. Prum...
El suelo comenzó a temblar mientras los rayos que rodeaban el altar empezaban
a girar cada vez más rápido.

Auras aterradoras empezaron a emerger de debajo del suelo. Todo el mundo se


quedó petrificado.

—¡Jajaja! —La risa maníaca de Alex llenó el aire.

Ana, que estaba atada al poste de piedra, descubrió que sus intentos de liberarse
eran inútiles. Al final, sólo pudo lanzarle a Jaime una mirada de impotencia.

«¿Por qué Jaime no me rescata?».

Pronto, una niebla negra surgió del subsuelo. Horripilantes criaturas con garras y
colmillos comenzaron a formarse entre la niebla.

Los espíritus se reunieron alrededor del altar. En cuestión de segundos, el altar


se cubrió de una niebla negra, oscureciendo la vista de todos los que estaban
debajo del altar.

El terror estaba grabado en el rostro de Joel, que se desplomó en el suelo,


murmurando para sí mismo:

—Los demonios llegaron... Los demonios están aquí…

—¿Qué demonios? Como he dicho, sólo son espíritus y energía negativa. —


Forero miró las nieblas negras con total desdén.

—Qué gran cosa. Les daré la bienvenida.

Dicho esto, Jaime saltó en el aire.

Justo cuando los hombres de negro estaban a punto de detener a Jaime, Gilberto
los mandó a volar con sólo una bofetada.

Pronto, Jaime aterrizó encima del altar.

El rostro de Ana se contorsionó mientras la niebla negra se precipitaba en su


cuerpo. Aferrándose a la cordura que le quedaba, Ana gritó a Jaime:
—¡Jaime, mátame! ¡Mátame ya! No quiero convertirme en demonio.
Al escuchar su petición, Jaime rió entre dientes.

—Aunque quisieras convertirte en demonio, no puedes. Para empezar, estos ni


siquiera son demonios.

Jaime se dirigió entonces hacia Ana. Enfurecido cuando Jaime lo ignoró, Alex
rugió:
—¡B*stardo! Los demonios llegaron, ¿y aún tienes el descaro de ser tan
fanfarrón? Te mataré. Alex clavó la espada que tenía en la mano en Jaime.
Jaime levantó la mano y golpeó la espada. La fuerza de la bofetada bastó para
partirla en dos.

Una poderosa oleada de energía de rebote golpeó la muñeca de Alex, que apretó
los dientes de dolor.

Alex se quedó paralizado y miró horrorizado a Jaime, que ya no se atrevía a


moverse.

Jaime caminó hacia Ana. Colocó una mano sobre la cabeza de Ana y activó la
Técnica del Enfoque.

A continuación, todos los espíritus negativos del cuerpo de Ana fueron


succionados por Jaime. En cuestión de segundos, el color volvió a las mejillas de
Ana y se recuperó.

Mientras esa escena se desarrollaba ante él, Alex no podía creer lo que veían sus
ojos.

«¿Qué clase de brujería está usando para succionar todos los espíritus del cuerpo
de Ana con tanta facilidad? ¿Y cómo es posible que a él no le afecten en
absoluto los espíritus que entran en su cuerpo?».

CAPITULO 1817
Una vez liberadas las ataduras que pesaban sobre Ana, ésta se lanzó de
inmediato al abrazo de Jaime mientras lloraba.

La desesperada Ana sólo pudo encontrar un atisbo de consuelo en su corazón al


ver a Jaime.

—Déjame encargarme de este tipo primero, luego puedes abrazarme. ¿Cómo


voy a acabar con él si te aferras a mí? —Jaime habló en tono de impotencia.

Al escuchar esas palabras, Ana soltó al instante a Jaime. Después de todo, aún
no estaban libres de

peligro.
Los alrededores seguían envueltos en niebla negra y Alex seguía mirando a
Jaime.

—Es sólo un poco de energía negativa y espíritus. ¿Tenías que darle tanta
importancia? Tonto insolente —Jaime miró con frialdad a Alex y luego caminó
hacia éste.

Al ver a Jaime acercarse, el corazón de Alex comenzó a temblar


inconscientemente.

—Esto es un demonio. Tú eres el insolente aquí —Tras decir eso, Alex empezó
a formar sellos con las manos, y pronto, la niebla se reunió y condensó en un
monstruo humanoide—. Una vez que el demonio sea invocado, todos morirán…

Alex controló al monstruo humanoide recién formado y se preparó para atacar a


Jaime. Una luz dorada destelló en el cuerpo de Jaime, que abofeteó al monstruo.
El monstruo humanoide recién condensado se dispersó de inmediato en la niebla
y volvió a extenderse por los alrededores al recibir el golpe.

—E…Esto... —Alex se quedó atónito.

Sin embargo, Jaime no esperó a que Alex se recompusiera y volvió a blandir su


mano. Alex cayó del altar en un instante.
—Gilberto, acaba con estos tipos y luego vigílame. Esta es una buena
oportunidad para cultivar — ordenó Jaime a Gilberto desde lo alto del altar.

—Sí, Señor Casas. —Gilberto asintió.

Gilberto solo bastaría para lidiar con estos tipos. Además, Forero y Evangelina
también estaban presentes.

—Puedes bajar. Alguien te protegerá. Necesito refinar la energía negativa aquí


primero. —Jaime alejó a Ana del altar y se sentó con las piernas cruzadas antes
de comenzar a refinar aquellos espíritus y energía negativa.

Mientras tanto, los rugidos de un demonio tigre y los lamentos de dolor


resonaban bajo el altar.

Aunque el demonio tigre fuera liberado, Alex y sus hombres no podrían evitar la
muerte que les aguardaba.

La diferencia entre las fuerzas de ambos bandos era demasiado grande.

Alex y todos sus hombres no tardaron en morir. Forero guardaba el núcleo


bestial del demonio tigre en su bolsillo.

En ese momento sólo quedaba Andrés, que tenía una expresión de mucho
pánico.

—P…Princesa Ana... —Miró con torpeza a Ana, que se acercaba a él.

Ana miró a Andrés con una expresión llena de tristeza. Luego se dio la vuelta y
agitó la mano.

—Puedes irte, Andrés. Que no te vea ni asome tu cara por la mansión del Duque
nunca más.

Aunque Ana perdonó la vida a Andrés, sabía que no podía seguir utilizando sus
servicios.

Una vez que se producía una traición, no se podía volver a emplear al mismo
guerrero, aunque se le obligara a ello.

La vergüenza subió por el rostro de Andrés. Al final, dio media vuelta y se


marchó. No se atrevió a rogarle a Ana una segunda oportunidad.

Daniel y Joel también se marcharon. Como Alex estaba muerto, planeaban


volver con la familia real y acabar con el resto de los socios de Alex.

Mientras tanto, Forero y el resto se quedaron para vigilar a Jaime. Jaime


permaneció en el altar durante tres días.

Durante los tres días, Jaime permaneció inmóvil.

A medida que absorbía la energía negativa, el aura del cuerpo de Jaime sufría
cambios.

Una vez que refinara por completo esta energía negativa, la fuerza de Jaime
aumentaría otro nivel.

La niebla negra que rodeaba el altar desapareció por completo al cuarto día.
Jaime abrió los ojos y el aura a su alrededor se encendió.

Apretó los puños con fuerza.


—Gran Marqués de Artes Marciales de Sexto Nivel... Este viaje bien vale la
pena. El rostro de Jaime se llenó de deleite.

CAPITULO 1818
Cuando Jaime bajó del altar, Forero se adelantó y palmeó el hombro de Jaime.

—Mocoso, has vuelto a tener suerte.

Jaime sólo esbozó una pequeña sonrisa y luego miró a su alrededor.

—He escuchado rugir al demonio tigre. ¿Dónde está su núcleo de bestia? Tanto
Gilberto como Evangelina se volvieron hacia Forero.
Sin embargo, Forero se cubrió el bolsillo y dijo:

—Jaime, me tomé la molestia de venir aquí contigo. ¿No puedo tener un núcleo
de bestia? No me digas que quieres llevarte esto también.

—Por supuesto que no. Esta vez es gracias a ti. ¿Qué es un núcleo de bestia?
Puedes llevarte diez y seguirá estando bien —Jaime sonrió.

—Al menos tienes conciencia —Forero se relajó ante las palabras de Jaime. En
ese momento, Gilberto susurró:
—Señor Casas, debería ver cómo está la princesa Ana. No ha comido ni bebido
nada en los últimos

días y ha estado muy decaída.

Jaime se fijó por fin en Ana, escondida en un rincón. Había adelgazado mucho
en pocos días. Sabía que debía de estar deprimida tras recibir un golpe así. Así,
Jaime se acercó a ella.
—Princesa Ana, la mente de la gente es insondable. No hay necesidad de estar
tan desconsolada por un traidor —la persuadió Jaime.

Sin embargo, Ana negó con la cabeza.

—No estoy triste por la traición de Andrés. Pero, salvar a Padre es tal vez
imposible ya que el Rey de las Hierbas no está aquí.

Después de que Ana descubriera que lo del Rey de las Hierbas no era más que
una mentira, había estado preocupada por la seguridad de su padre.

Cuando Jaime comprendió la causa de la tristeza de Ana, dijo con confianza:

—Princesa Ana, no te preocupes. Una vez resuelto el asunto de las ruinas


antiguas, volveré contigo. Confío en tratar a tu padre.

—¿De verdad? —A Ana se le iluminaron los ojos y clavó su mirada en Jaime.

—Por supuesto. No me atrevería a gastarle una broma a la princesa de


Sanromán. —Jaime sonrió. Ana se sintió revigorizada al instante, y comenzó a
sonreír de nuevo.
—Jaime, ¿nos vamos o entramos en la tumba de espadas? —Forero se acercó y
preguntó.

—Señor Forero, ¿ha encontrado la entrada a la tumba de las espadas mientras yo


cultivaba? No podemos saltar al abismo, ¿verdad? —Jaime sabía que Forero no
había descansado durante los últimos días.

—La encontré, pero no podemos entrar... —Forero respondió con torpeza.


—¿Por qué no? ¿Hay una matriz arcana bloqueando el camino? —preguntó
Jaime.

—No, no es una matriz arcana, sino una matriz de espadas. Ninguno de nosotros
conoce ninguna técnica de espada, así que no podemos deshacer la matriz —
explicó Forero.

Ninguno de ellos conocía técnicas de espada, y aunque las conocieran, apenas


eran las básicas. Por lo tanto, era imposible romper la matriz de espadas.

Cuando se enteró de que se trataba de una matriz de espadas, Jaime despertó su


interés.

—Vamos.

Forero asintió y condujo a Jaime al interior de las antiguas ruinas hasta la


entrada de una cueva de poco más de un metro de altura.

El interior de la cueva estaba oscuro y no mostraba ningún indicio de hacia


dónde conducía.

—Después de atravesar esta cueva, llegaremos a la tumba de espadas. Sin


embargo, debes tener cuidado. Hay una fuerte energía de espada dentro de la
cueva, y ese conjunto de espadas también es siniestro. Podrías morir ahí dentro
si no tienes cuidado. Si no puedes manejarlo, regresemos. No desperdicies tu
vida en esto —convenció Forero a Jaime.

—Ya que estamos aquí, debo intentarlo. —Tras decir eso, Jaime entró en la
cueva sin dudarlo.

Si ocurría algún accidente en esta estrecha cueva, no había espacio suficiente


para que Jaime pudiera esquivar.

Sin embargo, Jaime creía en Forero. Si Forero había entrado antes en esta cueva,
significaba que ya no había peligro en su interior.

Después de caminar dentro de la cueva durante más de diez minutos, la vista


frente a Jaime se iluminó de repente.

Una extensión de bosque primigenio se extendía ante sus ojos. La temperatura


en este lugar era muy alta, a diferencia de la llanura blanca como la nieve que
había fuera de la cueva.

Además, ahí había una gran cantidad de energía espiritual. Una fina capa de
niebla fluía sobre el suelo como si este lugar fuera el dominio de un inmortal.
CAPITULO 1819
—¿No debería estar la tumba de las espadas llena de ruinas y esqueletos?

Jaime se sorprendió, pero se adentró poco a poco en el bosque puesto que ya


estaba allí.

Sin embargo, al cabo de unos minutos, Jaime vio altos árboles marchitos y
esqueletos por todas partes. El paisaje era muy diferente del exuberante verdor
de antes, como si una barrera separara ambas zonas.

Cuando Jaime estaba a punto de dar otro paso, sintió una repentina oleada de
energía de espada y utilizó de inmediato el Cuerpo de Golem para defenderse de
ella.

El suelo tembló de repente después de que Jaime diera dos pasos hacia delante.
Varias espadas mágicas oscilantes surgieron del suelo.

Las espadas sobresalían del suelo y formaban una barricada, bloqueando el


camino de Jaime.

—¿Es esta la matriz de espadas?

Jaime miró las espadas clavadas en el suelo con ligera incredulidad.

A pesar de ello, no lo pensó mucho e intentó caminar alrededor de las espadas.


Sin embargo, aparecían ante él fuera donde fuera.

Al ver eso, Jaime desenvainó la Espada Matadragones con la mano derecha. En


ese momento, las espadas mágicas del conjunto de espadas vibraron con fuerza
de repente.

Lo mismo ocurrió con la Espada Matadragones. Se le habría escapado de las


manos si no la hubiera sujetado con fuerza.

En ese momento, Jaime pudo sentir el aura despiadada de la Espada


Matadragones.

«Parece que la Espada Matadragones es una espada espiritual combativa y


poderosa».

Justo cuando Jaime estaba a punto de enfrentarse a la matriz, alguien apareció de


repente detrás de él, sobresaltándolo. Por instinto blandió la espada hacia atrás.

Un chorro de energía de espada salió de su movimiento.

—¡Qué mierd*!

Jaime escuchó una maldición antes de ver a Forero tirarse al suelo para evitar el
intenso ataque.

—Señor Forero.

Al ver eso, Jaime se apresuró a ayudar a Forero a levantarse y le preguntó:

—¿Por qué está aquí?

Mirando a Jaime, Forero explicó:

—Me preocupaba que estuvieras en peligro, así que vine por ti. No esperaba que
desenvainaras una espada tan rápido, mocoso.

Sonriendo, Jaime dijo:

—Señor Forero, no era mi intención. ¿Tiene miedo de que me lleve todos los
objetos mágicos para mí? ¿Por eso vino por mí?

—Tonterías. No soy esa clase de persona.

Mientras Forero hablaba, no pudo evitar apartar la mirada. Sin duda, se sentía
culpable. Al ver la expresión de Forero, Jaime soltó una risita antes de decir:

—Vamos a echar un vistazo después de que desmonte la matriz de espadas.

—Jaime, ten cuidado. Esta maldita matriz es impresionante —murmuró Forero


con terror mientras echaba un vistazo a las espadas largas del suelo.

—¡Sí!

Jaime asintió y saltó al aire con la Espada Matadragones. La espada zumbó y


exudó una abrumadora oleada de energía de espada.

Al mismo tiempo, todas las espadas mágicas se desprendieron del suelo y


formaron un escudo. Justo cuando Jaime estaba a punto de cortarlas, la Espada
Matadragones se le escapó de la mano. Voló hacia las espadas mágicas, y sonó
una serie de estruendos.
Al ver aquello, Jaime no tuvo más remedio que retroceder y mirar a la Espada
Matadragones que luchaba con las espadas mágicas.

Los ojos de Forero se abrieron de par en par, y se quedó atónito ante la escena.

—¡Vaya! No puedo creer que tu espada sea tan poderosa.

Una expresión de incredulidad se extendió por el rostro de Forero.

El Espada Matadragones lanzó una serie de ataques. Pronto, algunas espadas


mágicas se partieron por la mitad, mientras que otras cayeron al suelo.

Un tenue resplandor verdoso apareció en cada espada mágica, que la Espada


Matadragones absorbió.

CAPITULO 1820
Al cabo de unos minutos, la Espada Matadragones estaba de nuevo en manos de
Jaime, mientras que las espadas mágicas yacían en el suelo.

En ese momento, la matriz de espadas se desactivó y la poderosa oleada de


energía de las espadas también desapareció.

Sujetando la Espada Matadragones, Jaime pudo sentir su excitación y notó que


su fuerza había mejorado mucho.

«¿La Espada Matadragones aumenta su fuerza absorbiendo espíritus de


espada?».

Mientras miraba a la Espada Matadragones, la emoción se reflejaba en todo el


rostro de Jaime.

«De ser así, sería fácil aumentar el poder de la Espada Matadragones hasta el
nivel de reliquia sagrada de artes marciales».

—Jaime, ¿puedo echar un vistazo a tu espada?

Forero miró la Espada Matadragones en las manos de Jaime con cara de envidia.

—Toma. —Jaime le pasó la espada a Forero.

La Espada Matadragones vibró en las manos de Forero y exudó una oleada de


energía de espada.

Esto hizo que Forero aflojara la empuñadura, y la Espada Matadragones volvió


al instante a la empuñadura de Jaime.

—Jaja. Lo siento, señor Forero. Parece que la Espada Matadragones no le tiene


cariño. Al ver eso, Jaime soltó una carcajada.
—¡Hmph! Es sólo una espada, no una mujer. De todas formas, no la quiero —se
burló Forero.

Después de eso, continuaron su viaje, pero la energía de la espada desaparecida


surgió de nuevo después de algún tiempo. Se hizo más fuerte a medida que se
adentraban en el bosque.

La energía de la espada se dirigía a cualquier ser vivo que invadiera el lugar, ya


fuera humano o animal.
Jaime y Forero sólo podían confiar en sus fuerzas para resistir la energía de la
espada.

Sin embargo, la oleada de energía de la espada era abundante y parecía


ilimitada, mientras que su energía espiritual no lo era. Jaime podía soportarlo
con su físico musculoso, pero no Forero, que tenía que protegerse con un escudo
hecho de energía espiritual.

A medida que se adentraban en el lugar, la energía de la espada se hacía cada


vez más intensa y
seguía atacándolos.

Apretando los dientes, Forero hizo todo lo posible por resistir, y el esfuerzo hizo
que su frente se cubriera de sudor. Sin embargo, una mirada tranquila se
extendió por el rostro de Jaime. Después de todo, Jaime era mucho más
poderoso que Forero.

—Señor Forero, ¿se encuentra bien? —preguntó Jaime mientras miraba a


Forero.

—¡Esto es tan sofocante! Car*jo, ¡la energía de espada es impresionante! Es


demasiada. Me pregunto de dónde viene.

Forero estaba desconcertado ya que no había visto ni una sola espada por el
camino. Lo que sí habían visto en abundancia eran esqueletos.

«¿De dónde viene esa energía tan intensa de espada?».

Entonces, la Espada Matadragones en manos de Jaime tembló un poco y exudó


un aura para proteger a Forero de la energía de la espada.

Pronto, Jaime notó que la Espada Matadragones temblaba un poco en sus


manos. Como si hubiera sido absorbida, la energía de espada fue devorada por la
Espada Matadragones.

En ese momento, la Espada Matadragones era como una persona reseca


tragando agua, devorando la energía de espada a su alrededor.

De repente, Forero sintió que la presión sobre él disminuía y soltó un suspiro.


Con la ayuda de la Espada Matadragones, podían viajar más rápido.
Después de algún tiempo, hubo un cambio en el aire delante de ellos antes de
que apareciera una mujer vestida de blanco.

Tenía la cara ovalada, cejas finas, nariz delicada y ojos brillantes. Vestida con
una túnica blanca, parecía irresistiblemente seductora.
Llevaba una larga espada a la espalda. Tanto la vaina como la empuñadura eran
de color azul celeste y tenían un tono brillante que centelleaba bajo la luz. A
simple vista se podía decir que era una espada mágica.

—¿Quiénes son? ¿Cómo se atreven a invadir la tumba de espadas? ¡Váyanse


ahora mismo! Si no,
¡no me culpen por lo que haré!

La ira se reflejaba en el rostro de la mujer mientras miraba a Jaime y Forero.

Un destello brilló en los ojos de Forero cuando vio a la mujer. Soltando una
risita lasciva, dijo:

—Eres una mujer tan hermosa; lástima que sólo seas un espíritu. Qué
desperdicio. —La decepción era evidente en el rostro de Forero.

CAPITULO 1821
—¡Tú... sinvergüenza! —El rostro de la mujer enrojeció de ira ante el
comentario de Forero.

Jaime también pudo darse cuenta de que aquella mujer no era más que un
espíritu a simple vista. Por muy poderosa que fuera antes, en ese momento no
podía mostrar mucha fuerza.

—Señorita, he escuchado que la Secta Engard tiene una espada sagrada, y que
está aquí, en la tumba de las espadas. Hemos venido a echarle un vistazo. —
Jaime le mostró una débil sonrisa.

—¡Y una mi*rda! ¿Crees que no sé lo que están tramando? ¡Ni se les ocurra
entrar en la tumba de las espadas estando yo aquí!

De repente extendió la mano.

—¡Adelante, mi espada!

La mujer agitó su mano derecha mientras sonaba un zumbido. Una ráfaga de


energía de espada cortó el aire y una espada espiritual salió volando de su
espalda antes de descender a su mano. La energía de espada que liberó se elevó
hacia el cielo.

La espada espiritual brilló con un destello frío, emanando un aura escalofriante.


Mirando fijamente a Jaime, la mujer advirtió:
—¡Si no te marchas ahora mismo, morirás a manos de mi Espada Cortacielos!

La poderosa espada en manos de Jaime tembló con violencia cuando apareció la


espada espiritual de la mujer. De no haberla empuñado con todas sus fuerzas, la
Espada Matadragones tal vez se le habría escapado de las manos.
Jaime luchó por contener su inquieta arma mientras miraba con frialdad a la
mujer.

La mujer tenía un aspecto amenazador mientras sostenía la Espada


Matadragones. Al mismo tiempo, no sabía que la Espada Matadragones de
Jaime era una antigua espada espiritual. Sin embargo, como el espíritu de la
espada aún no había crecido del todo, no podía desplegar tanto poder. Por lo
tanto, no tomó en serio el arma de Jaime.

Mirando con intensidad a Jaime mientras sostenía la espada, la mujer pronunció


impasible:

—Ambos empuñamos una espada espiritual. Hoy te demostraré que no


cualquiera que usa una espada espiritual puede desatar su poder.

Los labios de Jaime se curvaron en una mueca.

—¿Me estás retando a un combate de espadas? —preguntó con indiferencia.

—¿No tienes agallas para aceptar mi desafío? —Una expresión de burla cruzó
su rostro. Sin inmutarse por sus comentarios burlones, Jaime dio una plácida
respuesta:
—Ya que eres un espíritu, dejaré que me golpees primero. Si consigues herirme,
me iré de aquí de inmediato y no volveré jamás.

«Si ni siquiera puedo enfrentarme a un espíritu, mejor me aplasto la cabeza


contra la pared y me muero».

La mujer quedó sorprendida por las palabras de Jaime. Sin embargo, a juzgar
por su expresión, no parecía que estuviera bromeando.

—Eres demasiado engreído, ¿verdad?

Como espíritu, la mujer sabía que sólo podía usar parte de su fuerza. Aun así,
era más que arrogante por parte de Jaime decir que le permitiría golpearlo
primero.

—Déjate de tonterías. Vamos. —Jaime sostuvo la Espada Matadragones


horizontalmente, listo para responder a su ataque.

Una intención asesina brilló en los ojos de la mujer al ver la arrogancia con la
que se comportaba Jaime.

—Ya que estás cortejando a la muerte, no me importa enviarte al más allá.

En ese momento, levantó la Espada Cortacielos con un golpe seco. Cuando la


energía de espada estalló en violencia, Forero sintió un dolor agudo por todo el
cuerpo. Sentía como si lo cortaran en dos.

Forero retrocedió todo lo que pudo. No quería verse envuelto en su lucha.

Mientras la mujer miraba a Jaime, el aura que emanaba de su cuerpo alcanzó su


punto álgido. Sintió que le hervía la sangre cuando su aura surgió. No se
atrevería a descuidarse frente a un oponente como él.

«Este tipo debe tener algunas habilidades para llegar hasta aquí ileso y luego
pronunciar palabras tan arrogantes».

—¡Cuchillada Cortante! —La mujer soltó un rugido grave.

Entonces, blandió su Espada Cortacielos hacia Jaime. Una niebla blanca se elevó
al instante en el aire. Cuando el espíritu de la espada fue liberado por la mujer,
se transformó en una larga serpiente blanca que giró alrededor de la Espada
Cortacielos, haciendo un zumbido ruidoso.

Jaime esbozó una sonrisa al ver la gran habilidad con la espada de la mujer.
Temía que no desatara el espíritu de la espada.

«Parece que aún desconfía de mí. Incluso manifestó el espíritu de la espada


desde el principio».

De esa forma, Jaime podría ahorrar sus esfuerzos permitiendo que su espíritu de
espada devorara el de ella directamente.

CAPITULO 1822
Después de devorar el espíritu de la espada, Jaime creyó que la fuerza de la
Espada Matadragones mejoraría a un nivel superior.

Cuando Jaime respiró hondo, de su cuerpo salieron rayos de luz dorada.


Mientras tanto, la Espada Matadragones que tenía en la mano empezó a brillar
también. En un instante, la espada quedó envuelta por una luz verde.

Jaime lanzó una mirada burlona a la mujer, que cada vez estaba más cerca.

Sus ojos eran fríos, sin ningún atisbo de emoción. Sin dejar de empuñar la
Espada Cortacielos, la blandió contra Jaime con una fuerza tremenda.

La aterradora energía de espada, junto con su devastadora aura, se dirigió directo


a la Espada

Matadragones de Jaime.

Forero, que estaba de pie a un lado, miró atónito. Una expresión de


preocupación se manifestó en su rostro mientras su respiración se volvía agitada.
«No esperaba que un espíritu pudiera liberar un poder tan grande. Si esta mujer
no fuera un espíritu, ¿no sería su fuerza aún más aterradora?».

¡Bum!

Con un movimiento hacia abajo, la Espada Cortacielos chocó con fuerza contra
la Espada Matadragones. Toda la tumba de espadas tembló debido al colosal
impacto del choque de espadas.

No hubo chispas cuando las espadas chocaron. En su lugar, los dos rayos de
energía de las espadas
«uno verde y otro blanco» se enrollaron uno alrededor del otro y salieron
disparados hacia el cielo como dos serpientes gigantes luchando.

Forero ladeó la cabeza y miró hacia arriba con incredulidad. Nunca había
presenciado un espectáculo semejante.

«¡No puedo creer que las energías espada puedan luchar entre sí!».

De hecho, no eran energías espada, sino espíritus espada luchando en el aire.


Como una inmensa lámpara, el rayo verde iluminaba la tumba de espadas en ese
momento.

Por otro lado, el rayo blanco intentaba con desesperación eclipsar el resplandor
del rayo verde. Sin embargo, el rayo blanco parecía insignificante bajo la luz
verde. Además, estaba siendo devorado poco a poco.

—¿Cómo es posible? —La mujer contempló atónita la escena que se


desarrollaba ante sus ojos.

Pronto, el rayo blanco desapareció. En cambio, el verde brillaba aún más.


Cuando la Espada Matadragones volvió a la mano de Jaime, un destello de
energía de espada brotó de la espada que zumbaba con fuerza.

La feroz energía de espada dejó al instante un temible tajo en el suelo de la


tumba de espadas. Comenzó debajo de Jaime y se dirigió hacia la mujer.
Temblando de miedo, retrocedió a toda prisa antes de saltar hacia el cielo.

El surco se extendió decenas de metros, dejando una profunda grieta en el suelo.


La poderosa energía de espada partió el suelo en dos y aparecieron crestas a
ambos lados. Era un espectáculo espantoso de contemplar.

La lucha se resolvió con un solo golpe. Tras perder el desafío, la mujer miró su
Espada Cortacielos. Hacía tiempo que el arma había perdido su brillo. Era como
un trozo de chatarra, sin rastro de energía espiritual.
La mujer se quedó atónita. Intentó infundir energía espiritual en la espada para
devolverle la vida e invocar el espíritu de la espada. Pero por mucho que lo
intentara, su arma no respondía.

Sin el espíritu de la espada, la Espada Cortacielos no era más que un trozo de


metal inferior a una espada mágica. Era una espada espiritual creada por el
maestro de espadas de la Secta Engard. Por desgracia, había quedado reducida a
chatarra.

Mirando a la mujer, Jaime le preguntó sin rodeos:

—¿Aún quieres continuar?

La mujer, impasible, tiró la espada al suelo. Luego negó con la cabeza. Jaime no
quería destruirla del todo, así que exclamó:
—Ya que estás derrotada, deberías dejarnos entrar en la tumba. Estoy aquí para
ver la espada sagrada.

Inesperadamente, la mujer dejó escapar una risita amarga.

—¡Ja! Eso no es una espada sagrada. En realidad, ¡es una espada demoníaca
destructora que aniquiló a toda nuestra Secta Engard! —Continuó explicando—:
Nuestro señor reunió a todos los ancianos de la Secta Engard y usó todas
nuestras espadas espirituales. Sólo entonces fuimos capaces de someter a esa
espada demoníaca en este lugar. Los miembros del clan que murieron se han
convertido en marionetas de espadas tras absorber la energía de espada en la
tumba de espadas después de tantos años. ¡No me he atrevido a entrar en ese
lugar ni una sola vez en los últimos cien años! Si insistes en entrar, no saldrás
vivo de allí…

CAPITULO 1823
—Nadie es inmortal, y la vida es impredecible. Puedo morir sin remordimientos
si consigo hacer las cosas que me gustan...

Jaime mantuvo una leve sonrisa y no dio muestras de asustarse por la mujer.

Estaba decidido a entrar en la tumba de espadas, sin importarle si allí dentro


había una espada sagrada o una espada demoníaca. Al fin y al cabo, fuera lo que
fuera, acabaría siendo devorada por su Espada Matadragones de todos modos.

La mujer suspiró al ver la determinación de Jaime y dijo:

—Puede que estés destinado a esto. Será la verdadera tumba de espadas una vez
que entres en este lugar. La energía de espada allí es cientos de veces más
potente de lo que es ahora. Por favor, piénsalo bien…

Tan pronto como terminó de hablar, la mujer comenzó a desvanecerse antes de


desaparecer por completo.
—Jaime, creo que lo mejor será que entres tú solo. Me preocupa que, con mis
habilidades actuales, entrar supondría una carga para ti porque requeriría tu
protección.

Forero estaba aterrorizado.

Tal vez todo su cuerpo sería destrozado por la energía de espada si lo que la
mujer había mencionado sobre que era cientos de veces más fuerte allí era
cierto.

Jaime asintió.
—Espéreme aquí, señor Forero. Puede regresar sin mí si no aparezco al cabo de
tres días. Tras escuchar eso, Forero respondió de inmediato:

—Jaime, tienes que volver. ¿Qué será de tus mujeres si no estás? Imagina lo
miserables y lastimeras que se sentirán. Debes sobrevivir y salir adelante.

Jaime se quedó sin habla.

«¿Puede Forero pensar en otra cosa que no sean las mujeres?».

—Voy a entrar…

Una vez que Jaime empezó a avanzar, Forero lo perdió de vista mientras la
forma de Jaime se difuminaba y desaparecía cada vez más.

La energía de espada se hizo mayor cuando Jaime avanzó cierta distancia. Frente
a él, el suelo estaba cubierto de largas espadas.

Aunque parecían clavadas en el suelo al azar, en realidad estaban dispuestas de


forma ordenada.

Jaime también pudo sentir el incesante choque de dos auras opuestas dentro de
esta tumba de espadas.

La escena que tenía delante ya no estaba formada por ramas y hojas muertas. En
su lugar, podía ver nuevas ramas y hojas creciendo en los grandes árboles.

Sin embargo, tan pronto como se habían desarrollado por completo, fueron
cortadas por la furiosa energía de espada.

Las dos fuerzas parecían enzarzadas en una batalla de ida y vuelta.

Jaime sacó la Espada Matadragones y absorbió la furiosa energía de espada.


Como resultado, las ramas y las hojas de los árboles crecieron a toda velocidad
hasta quedar cubiertas de un exuberante verdor.
—Parece que este lugar no es tan mortífero como afirmaba la mujer, pero por
suerte, llevo mi Espada Matadragones.

El rostro de Jaime se llenó de alegría. De repente, sintió un aura asesina. En un


instante, centró su mirada en un punto frente a él.

Pronto, un hombre con una espada en la mano se acercó a Jaime.

El hombre tenía la cara pálida y los ojos sin vida. Aparte del aura asesina, no
emanaba ninguna otra.

De un vistazo, Jaime pudo darse cuenta de que el hombre debía de ser una de las
marionetas espada que la mujer había mencionado.

Si el cuerpo seguía allí cuando alguien era asesinado por la energía de espada, el
cuerpo sería refinado por la energía, dando lugar a la formación de una
marioneta de espada.

La energía de espada tomaría el control del cuerpo, convirtiéndolo en una


marioneta sin pensamientos ni conciencia, como un zombi.

Además, no temía ser atacado porque no sentía dolor y estaba muerto.

Debido a la energía de espada que lo controlaba, una marioneta espada no


respondería, aunque le
cortaran los miembros.

Jaime se preocupó un poco al encontrarse con este tipo de criatura. Después de


todo, la marioneta espada no temía a la muerte. No reaccionaría en absoluto,
aunque Jaime usara una espada para atravesar su cuerpo.

Aparte de ser cortado en pedazos, no había otra forma de derrotarlo. Encontrar la


fuente de energía de espada y cortarla era la única opción para derrotarla. Sin
embargo, por lo que podía ver, localizar la espada demoníaca sería todo un reto.

CAPITULO 1824

Jaime se precipitó hacia delante mientras sujetaba la Espada Matadragones.

Incluso después de ver que Jaime se acercaba rápidamente, la marioneta espada


no reaccionó en absoluto. Siguió avanzando. Entonces, levantó ambos brazos y
los usó para bloquear cuando Jaime blandió su espada.

Una marioneta espada era difícil de manejar, pero sus tontas acciones hicieron
que Jaime sonriera divertido.
«Fue tan tonto como para usar su cuerpo para bloquear el ataque de una espada
espiritual, así que el resultado es obvio».

El poder de la Espada Matadragones había aumentado bastante como resultado


de la enorme cantidad de energía de espada y el espíritu de espada que había
absorbido. Los brazos de la marioneta espada fueron cortados de un solo tajo por
la hoja verde brillante de Jaime.

A pesar de tener ambos brazos amputados, la marioneta permaneció inexpresiva.


Agitó la otra mitad de los brazos y cargó contra Jaime.

Jaime sabía que la única opción era cortar la marioneta espada en pedazos,
porque cortarle la cabeza sería ineficaz. Balanceó su Espada Matadragones
mientras la marioneta espada corría hacia él. Al instante siguiente, su enemigo
fue engullido por la poderosa y densa energía que la espada de Jaime acababa de
crear.

—¡Toma esto! —rugió Jaime.

La marioneta espada fue destruida al momento en que la luz verde de la espada


explotó como fuegos artificiales. Mientras su carne y su sangre se esparcían por
todas partes, se desintegró en pedazos.

Jaime sonrió y se asombró al ver los miembros rotos esparcidos por el suelo. El
poder de la Espada Matadragones había aumentado demasiado, y ahora tenía un
vínculo aún mayor con el espíritu de la espada.

Jaime se propuso atravesar las espadas largas fuertemente agrupadas para


encontrar la espada demoníaca atrapada después de ocuparse de la marioneta
espada. Dado que era capaz de destruir una secta entera, tenía curiosidad por
saber qué clase de espada demoníaca era.

Avanzó unos pasos, pero todas las espadas largas del suelo empezaron a irradiar
luz antes de que una matriz de espadas surgiera en el aire.

La escena ante Jaime empezó a cambiar mientras la luz brillaba sobre él.

Al final, la luz desapareció, pero Jaime se encontró de pronto en medio de una


duna de arena

amarilla.

Jaime se sobresaltó al darse cuenta de que ni siquiera podía ver el final de la


duna a primera vista.

«¿No estoy ahora mismo en la tumba de espadas? ¿Cómo he acabé de repente en


el desierto?».
Justo cuando Jaime se quedaba sin palabras, una larga espada se elevó de
repente en el aire desde debajo de la arena.

La energía de espada surgió de la hoja y salió disparada en dirección a Jaime.


Aunque la espada larga no estaba en manos de nadie, estaba llena de intenciones
asesinas.

Jaime se sorprendió y blandió la Espada Matadragones.

¡Clanc!

La espada larga se partió de inmediato en dos.

Un rayo de luz se deslizó en la Espada Matadragones que Jaime empuñaba


después de que la espada se partiera en dos.

Sintió que el poder de su espada había vuelto a aumentar un poco. Sin embargo,
Jaime estaba aún más confundido, pues no sabía qué acababa de ocurrir.

De repente, el suelo empezó a temblar por un momento mientras Jaime estaba


aturdido, y entonces una tonelada de arena empezó a moverse.

Después de eso, la arena comenzó a formar la figura de una persona sosteniendo


una espada. La forma humana hecha por la arena fue adquiriendo el aspecto de
un anciano.

En cuanto Jaime se dio cuenta, dijo de inmediato:

—Señor, ¿quién es usted? ¿Qué es este lugar? Jaime quería saber qué estaba
pasando.
El anciano permaneció en silencio mientras blandía su larga espada. Entonces,
un gran número de espadas largas aparecieron de debajo de la arena, rodeando a
Jaime.

Jaime frunció un poco el ceño tras ver aquello. Al mismo tiempo, rayos de luz
verde empezaron a salir de la Espada Matadragones que llevaba en la mano.

Después de eso, innumerables espadas largas empezaron a caer hacia Jaime


como una lluvia.

Jaime no tuvo más remedio que empezar a blandir con desesperación su Espada
Matadragones, visualizándola como un muro de espadas invencible.

¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!

Tras el constante sonido del metal al chocar, las espadas rotas se esparcieron por
todo el suelo.
CAPITULO 1825
Jaime pronto se dio cuenta de que la Espada Matadragones que tenía en la mano
se hacía más
fuerte con cada espada que destruía.

«Tal vez esto sea como cultivar mi Espada Matadragones».

Cuando ese pensamiento cruzó su mente, Jaime blandió su Espada


Matadragones con renovado vigor.

En un santiamén, las espadas rotas se esparcieron por el suelo y la frente de


Jaime se llenó de sudor por el esfuerzo.

Aun así, Jaime apretó los dientes y siguió adelante. Sabía que la batalla que tenía
ante sí era una prueba tanto para su Espada Matadragones como para él.

Tras partir la última espada por la mitad, se desplomó en el suelo,


completamente agotado. El anciano miró a Jaime y pareció sonreír.
Pronunció:

—Has superado este reto, y espero que lo consigas hasta el final. Entonces,
habrás cumplido nuestro deseo de los últimos siglos…

Jaime estaba a punto de preguntarle quién era cuando, de repente, el anciano


lanzó su espada hacia Jaime y desapareció en el aire.

La espada cargó hacia Jaime y se detuvo a escasos centímetros de su cara.

La espada emitió un tenue resplandor, que fue rápidamente absorbido por la


Espada Matadragones. Un instante después, cayó al suelo y se desintegró en
polvo.

Al mismo tiempo, el entorno de Jaime cambió de golpe. Aunque permanecía en


el mismo lugar que antes, la Espada Matadragones que tenía delante había
desaparecido.

Jaime miró a su alrededor, pero no vio a nadie. La energía de espada en el aire


también parecía haberse disipado.

Murmuró:

—¿Eso es todo lo que tenía que hacer para ver la espada demoníaca? A pesar de
sus dudas, Jaime avanzó con valentía.
«Sería demasiado fácil si encontrara la espada demoníaca ahora».

Caminó durante más de diez minutos y al final se encontró con una zona
rebosante de energía de espadas, que era incluso más fuerte que la que había
experimentado antes.
A diferencia de un muro de espadas como antes, sólo había tres espadas
clavadas en el suelo y dispuestas en triángulo.

Jaime supo a primera vista que las tres espadas representaban un conjunto de
espadas. Y un conjunto de espadas no estaría completo sin marionetas de espada
cerca.

Tal y como esperaba, oleadas de aura asesina se abalanzaron sobre Jaime,


seguidas de una decena de marionetas espada.

Estas marionetas eran mucho más poderosas que las que Jaime había encontrado
antes. Aún vestían

las ropas que llevaban antes de morir, bordadas con el logotipo de la Secta
Engard.

Jaime supuso que eran discípulos altamente cualificados de la Secta Engard


antes de morir.

Enseguida alzó la Espada Matadragones en su mano, dispuesto a entablar


combate con ellos. Convencer a las marionetas de espadas para que no lucharan
era inútil; después de todo, ya no tenían pensamiento consciente.

—¡Nueve Sombras! —bramó Jaime y saltó por los aires.

La Espada Matadragones brilló con intensidad cuando Jaime la hizo caer sobre
una de las marionetas espada, destruyéndola al instante.

El golpe emitió poderosas ondas de choque que lanzaron lejos a las otras
marionetas espada.

Las marionetas espada no conocían el miedo y de inmediato se pusieron en pie


antes de cargar de nuevo contra Jaime.

Jaime agitó su Espada Matadragones y derribó marionetas espada con cada


golpe. Redujo a sus enemigos a polvo en un abrir y cerrar de ojos.
La Espada Matadragones se hizo aún más poderosa tras derrotar a las marionetas
espada.

Jaime dirigió su atención a las tres espadas clavadas en el suelo, consciente de


que la matriz de espadas se activaría en cualquier momento.

Su suposición fue acertada. Justo cuando la última marioneta espada fue abatida,
un pilar de luz se materializó en el espacio central entre las tres espadas.

El pilar de luz pareció descender de los cielos e iluminó de inmediato la zona


rodeada por las tres espadas.
Jaime mantuvo los ojos fijos en el pilar de luz mientras se adentraba en el
espacio que iluminaba.

La luz envolvió a Jaime en ese instante, que sintió que sus piernas se levantaban
del suelo. Su cuerpo empezó a flotar hacia arriba mientras lo envolvía por
completo el pilar de luz.

De repente, una intensa energía de espada surgió dentro del pilar.

Jaime se apresuró a invocar su cuerpo de Golem para protegerse, pero, para su


consternación, no pudo convocar ni una pizca de energía espiritual.

CAPITULO 1826
Jaime estaba desconcertado por su incapacidad para usar su energía espiritual.
Sólo podía apretar los dientes y defenderse de las oleadas de energía de espada
con su cuerpo físico.

La Espada Matadragones, por otro lado, absorbía fervientemente la energía de


espada en el pilar de luz para proteger a su amo.
Vibraba con vigor, y el resplandor verde que antes envolvía la espada empezó a
cambiar. Aun así, parecían estar en un charco sin fondo de energía de espada.

Empezaron a aparecer heridas en el cuerpo de Jaime al no poder desviar las


ondas de energía de espada.

Justo entonces, la Espada Matadragones emitió un fuerte zumbido como si


estuviera a punto de explotar.

Jaime no prestó atención a las punzantes heridas de su cuerpo y apretó con más
fuerza la espada. Sintió una agitación de energía espiritual en el interior de la
Espada Matadragones.

Un destello cegador después, la sofocante energía de espada y el pilar de luz


desaparecieron de golpe.

El cuerpo de Jaime se precipitó desde el aire.

Intentó utilizar su energía espiritual para ralentizar la caída, pero parecía estar
sellada.

Jaime se preparó para una mala caída. Justo antes de que su cuerpo tocara el
suelo, la Espada Matadragones adquirió mente propia. Se soltó de su agarre y se
colocó bajo sus pies.

Se tambaleó un par de veces, pero al final recuperó el equilibrio.

La Espada Matadragones descendió con lentitud hasta el suelo, llevando consigo


a Jaime. Los ojos de Jaime se iluminaron de alegría. A este paso, pronto podría
volar sobre su espada. La tumba de espadas estaba resultando ser un gran lugar
para reforzar su Espada Matadragones.

Jaime aterrizó con suavidad en el suelo. En lugar de revisar sus heridas, abrazó
agradecido su Espada Matadragones mientras le plantaba besos. Empezaba a
darse cuenta de que la espada era mucho más impresionante de lo que había
imaginado.

«¿Cómo de invencible sería esta Espada Matadragones una vez que absorbiera el
espíritu de la espada demoníaca?».

Jaime miró a su alrededor y se dio cuenta de que las tres espadas del suelo
habían desaparecido. Esperó a su alrededor en lugar de marcharse.

«¿No debería aparecer otro anciano ahora que la matriz arcana está rota?».

Fiel a sus expectativas, un rayo de luz destelló ante él, revelando a un anciano de
cabello blanco que empuñaba una espada.

La espada era verde desde la empuñadura hasta la punta y emanaba un tenue


resplandor. El anciano graznó:
—Eres la primera persona que se presenta ante mí en cientos de años, y quizá
seas el destinado a cumplir nuestro deseo secular.

Después de hablar, su espada verde brilló con intensidad. Una chispa de luz del
tamaño de una luciérnaga surgió de la espada y voló hacia la Espada
Matadragones de Jaime. Fue absorbida al toque.

El anciano continuó:

—La reaparición de esa antigua espada espiritual debe tener sus raíces en el
destino. Supongo que es nuestra forma de expiar nuestros pecados…

Se interrumpió y sonrió antes de desvanecerse.

Jaime se quedó perplejo. ¿Quién era aquel anciano? ¿Por qué necesitaba expiar
sus pecados? Pero no tenía tiempo para pensar en esas preguntas.
«Si no regreso pronto, Forero se irá sin mí. Y si les dice a Isabel y a las chicas
que morí en la tumba de espadas, ¡quién sabe qué locuras se les ocurrirán!».

Aquel pensamiento obligó a Jaime a apresurarse.

La energía de las espadas a su alrededor no hizo más que intensificarse. Jaime


activó su Cuerpo de Golem. En circunstancias normales, se habría desmoronado
entre las incesantes oleadas de energía de las espadas.

Por suerte, su Espada Matadragones absorbía una y otra vez la excesiva energía
de espada, permitiéndole avanzar, aunque a un ritmo dolorosamente lento. Sin la
Espada Matadragones, se habría quedado clavado en el suelo.

Tras caminar un rato, Jaime se encontró con una espada incrustada en una
enorme roca. Observó a su alrededor antes de acercarse con cautela a la espada.
La experiencia le decía que se materializaría una marioneta espada, y que sería
la más fuerte de todas las que había encontrado hasta el momento.

CAPITULO 1827
Jaime esperó largo rato, pero no apareció ninguna marioneta espada. De
inmediato decidió sacar la espada de la roca.

Una luz cegadora apareció ante él justo cuando se acercaba a la espada. Otro
anciano apareció junto a la roca.

Entonces, el anciano alargó la mano y sacó la espada de la roca.

Unas amenazadoras ondas de energía brotaron de la espada y se precipitaron


hacia Jaime.

«Es demasiado rápido».

Jaime apenas pudo reaccionar a tiempo. Sólo tuvo tiempo de parpadear antes de
que la explosiva energía de espada lo lanzara volando hacia atrás.

En su cuerpo aparecieron heridas frescas y sangrientas.

Su Espada Matadragones absorbió con avidez la enorme cantidad de energía de


espada durante todo este tiempo. Sin embargo, Jaime notó que la intensidad de
la energía de espada no disminuía en absoluto.

—¡Golpe del Demonio!

De repente, el anciano abatió su espada sobre Jaime en medio de una ráfaga de


rocas voladoras y

hojas arremolinadas. Era una escena sacada directamente del día del juicio final.

—¿Es esa la espada demoníaca? —murmuró Jaime con asombro.

Se preguntaba por la identidad del anciano que blandía el arma legendaria.

Un fuerte bramido acompañó el golpe del anciano. De repente, una niebla negra
surgió de la espada y se transformó en forma humana.

El recién llegado llevaba una capa negra y desprendía un aura mortal.

Mientras tanto, el anciano tosía con la boca llena de sangre y se debilitaba


visiblemente ante los ojos de Jaime. Se apoyó en la roca, exhausto.

—¿Quién eres? —interrogó Jaime a la figura de la capa.

La figura se levantó la capucha de la capa, revelando una complexión curtida y


arrugada.

Jaime se sorprendió al descubrir que el hombre de la capa era la viva imagen del
anciano que empuñaba la espada.

Un segundo antes de abalanzarse sobre Jaime, la figura murmuró:

—He echado de menos el sabor de la sangre humana… Jaime rugió:


—Golpe Divino de las Nueve Sombras.

Saltó al aire y alzó su Espada Matadragones, que emitió un haz de luz.

El Poder de los Dragones se concentró en la Espada Matadragones y estalló,


lanzando penetrantes rayos de luz directamente hacia la figura encapotada.

¡Bum! ¡Bum!

El aire se llenó de explosiones.

Los temblores se extendieron por la tumba de espadas.

Cuando los rayos de la espada de Jaime desaparecieron, éste se dio cuenta de


que la figura embozada había desaparecido.

Mientras fruncía el ceño por la desaparición de la figura, una sombra cayó de


repente del cielo, tomando a Jaime por sorpresa.

A toda velocidadlevantó la espada para defenderse, pero la sombra fue


demasiado rápida para él. Jaime recibió un puñetazo de la figura y salió volando
hacia atrás.

—C*rajo, es bueno…

Jaime se puso en pie y se limpió la sangre que le goteaba de la comisura de los


labios. Activó su

Cuerpo de Golem, cubriendo su cuerpo de escamas doradas.

Entonces, un rayo dorado salió disparado hacia el cielo, formando un dragón que
planeaba sobre la cabeza de Jaime.

El anciano que antes había blandido la espada contra Jaime contempló la escena
con deleite.
La figura embozada, sin embargo, frunció el ceño y rugió antes de reanudar su
ataque contra Jaime.

Jaime igualó su bramido y soltó la Espada Matadragones de sus garras. El


dragón dorado que tenía sobre él se enroscó alrededor de la espada antes de
volar directo hacia la figura embozada.

¡Swoosh!

El encapotado perdió un brazo por el ataque de la Espada Matadragones.

El muñón dejado por el corte era inusualmente liso y no sangraba en absoluto.

El hombre de la capa no parecía preocupado por la pérdida de su miembro.


Después de echarle una mirada descuidada al muñón, sonrió satisfecho y
desapareció en una nube de niebla negra, volviendo a la espada de antes.

Entonces, la espada se soltó de las garras del anciano y levitó en el aire,


exudando torrentes de aura asesina.

CAPITULO 1828
En ese momento, Jaime apuntó al cielo con su Espada Matadragones. Un rayo
de luz verde salió disparado de la espada: era el espíritu de espada de Espada
Matadragones.

El rayo verde salió disparado hacia la espada demoníaca y empezó a flotar sobre
ella. Al segundo siguiente, la espada demoníaca emitió un destello de energía
negra.

Al ver la energía negra, Jaime curvó los labios. Era el espíritu de espada de la
espada demoníaca y, al instante, el rayo verde y el negro se entrelazaron.

Sin embargo, la espada demoníaca era poderosa. Aunque la Espada


Matadragones era una espada espiritual antigua, aún no había madurado del
todo. Por lo tanto, no podía utilizar todo su potencial y no podía ganar ventaja
contra el espíritu de la espada demoníaca.

Sin embargo, Jaime no se asustó. Un destello pasó por sus ojos y salió disparado
hacia la espada demoníaca para agarrarla antes de quedarse quieto sobre la gran
roca.

¡Clink!

Jaime chasqueó el dedo sobre la espada demoníaca, y ésta dejó escapar un anillo
cristalino antes de partirse por la mitad.

Una espada demoníaca sin espíritu de espada no era más fuerte que una espada
normal.

Después de que la hoja de la espada demoníaca se rompiera, la energía negra,


que había estado ganando en la batalla contra el rayo verde, se volvió más tenue.
El espíritu de espada de la Espada Matadragones aprovechó la oportunidad para
devorar el espíritu de espada de su enemigo.

El rayo verde seguía creciendo y creciendo, y la energía de espada de la tumba


de espadas fue rápidamente absorbida por él.

Entonces, las plantas empezaron a crecer en la tierra estéril, y la tumba de


espadas desapareció.

La Espada Matadragones había alcanzado el nivel de una reliquia sagrada de


artes marciales, y eso entusiasmó a Jaime.

Mientras tanto, el anciano, que estaba de pie a cierta distancia, se quedó


boquiabierto tras presenciar la escena. Nunca pensó que Jaime se enfrentaría con
tal facilidad a la espada demoníaca por la cual habían utilizado sus vidas para
sellar durante cientos de años.

El anciano suspiró.

Apartando su Espada Matadragones, Jaime se acercó a él y le preguntó:

—¿Quién eres?

El anciano se levantó lentamente y dijo con cara de alivio:

—Soy el líder de la Secta Engard.

—¿Quién era el de la capa negra de antes?

Jaime estaba asombrado por lo idénticas que habían parecido las dos personas.

—También era yo —confesó el anciano. Jaime se sintió aún más confuso.


Ante la perplejidad de Jaime, el líder de la Secta Engard empezó a explicarle la
situación.

Resultó que la figura de la capa negra era la manifestación del demonio interior
del anciano, y ese demonio interior suyo había controlado la espada demoníaca.

Resulta que la espada solía llamarse Hoja del Exterior, ya que supuestamente
vino del cielo y aterrizó en los terrenos de la Secta Engard.

Todos esos años, la Secta Engard había estado protegiendo la espada, y mucha
gente había encontrado inspiración para técnicas de espada en ella.
Sin embargo, cuando llegó el momento de que el anciano gobernara, se volvió
codicioso. Quería la espada para él solo.

Por ello, convenció a los Grandes Ancianos para que sacaran la espada del suelo.

Después de eso, empezaron a investigarla, pero estaban tan absortos que


acabaron dejando que sus demonios internos controlaran la espada.

Al instante, la Espada del Exterior comenzó una masacre en la Secta Engard.

Todo el lugar estaba teñido de sangre y había cadáveres esparcidos por todas
partes. Cerca del final, el líder de la Secta Engard y sus compañeros ancianos
volvieron en sí.
Entonces usaron todas las matrices arcanas de espada de la Secta Engard, así
como sus vidas, para

sellar la espada allí.

Mucha gente acabó llegando a la zona con el paso del tiempo, pero nunca
pudieron entrar en ella.

Sin embargo, el conjunto de espadas y los espíritus que utilizaban para sellar la
Espada del Exterior eran cada vez más débiles. No sabían cuándo escaparía la
espada, trayendo la catástrofe a los demás.

Si eso ocurría, sus pecados empeorarían.

Jaime, que había aparecido de la nada, les había dejado ver una llama de
esperanza. Por eso el anciano anterior hablaba de expiación a Jaime.

CAPITULO 1829
—Ahora que la espada demoníaca ha sido destruida, por fin podemos entrar en
la otra vida…

El anciano miró a Jaime. Una leve sonrisa se dibujó en su rostro mientras se


desvanecía lentamente en el aire.

«¡Pensar que la codicia pasajera podía incluso aniquilar a toda una secta!». Un
suspiro escapó de los labios de Jaime.

Jaime se dirigió entonces hacia la salida, sólo para descubrir que Forero ya no
estaba en el mismo lugar esperándolo.

Impotente, Jaime tomó el mismo camino de vuelta por su cuenta.

Mientras tanto, Forero estaba sentado en las antiguas ruinas, con aspecto
desolado.
—Creo que deberíamos regresar. Aún tengo que pensar en la forma de dar la
noticia a esas mujeres que esperan en el hotel. Ese tipo es demasiado celoso para
su propio bien. Sabía que todas las mujeres lo estaban esperando, pero nunca
aprendió a apreciar a ninguna de ellas. Qué descaro tuvo para abrirse paso a
golpes. Qué movimiento más tonto y suicida —comentó a Gilberto y a los
demás.

—De ninguna manera... ¡Jaime no morirá! ¡Prometió curar a mi padre! A Ana se


le llenaron los ojos de lágrimas.
«Si Jaime está muerto, ¿quién más puede tratar a papá?».

—Señor Forero, es imposible que el señor Casas muera con tanta facilidad,
¿verdad? ¿Lo vio morir con sus propios ojos?

Gilberto tampoco estaba convencido de que Jaime fuera a morir tan pronto.
Después de todo, éste era hijo de un dragón.

—¿Estás dudando de mí? Dentro no hay más que peligro. Nunca lo logrará —
refutó Forero con seguridad.

Justo entonces, Evangelina intervino:

—Yo también creo que Jaime sobrevivirá.

Forero, a su vez, no se atrevió a refutar el comentario de Evangelina, pues era


plenamente consciente de la identidad de ésta. Jamás se atrevería a ofender lo
más mínimo a aquella dama.

—Bueno. Ya que ustedes no me creen, podemos esperar aquí un par de días


más. Si para entonces seguimos sin ver a Jaime, abandonaremos este lugar. No
podemos quedarnos aquí toda la eternidad, ¿verdad?

Forero estaba exasperado.

En ese momento, la voz de Jaime sonó desde atrás.

—¿Quién dice que estoy muerto? Señor Forero, usted no me vio exhalar mi
último suspiro, ¿verdad?
¿Me está maldiciendo con sus palabras?

—¡Jaime!

En cuanto Jaime estuvo a la vista, Ana fue la primera en abalanzarse hacia él


emocionada.

—¡Sabía que aún estarías vivo!

—¡Madre mía! ¡Seguro que vives una vida bendita! La energía de espada dentro
de la tumba de espadas es tan poderosa, y aun así saliste vivo.

Forero se sorprendió bastante al ver a Jaime. Luego vino la pregunta de Gilberto.


—¿Cómo le fue, señor Casas? ¿Pudo obtener la espada sagrada? Sólo le
interesaba saberlo.
—Salgamos de aquí primero. Hablaremos mientras nos vamos —sugirió Jaime.

Mientras tanto, Isabel y las demás chicas esperaban a Jaime en el hotel de la Isla
Oso de Hielo. Estaban disgustadas, pues llevaban muchos días esperando a aquel
hombre.
—¿Qué le pasa a Jaime, eh? Nos dejó aquí al pie de la montaña y luego se fue
por su cuenta.
¿Cuántos días han pasado ya?

—¡Debe haber sido seducido por esa extranjera y no soportaba separarse de ella!

—¿Crees que Jaime puede estar en problemas?

Lo único que el grupo de mujeres había estado haciendo cada día era contar los
días que faltaban para volver a ver a Jaime.

Colín podía ser un hombre, pero sólo podía asumir el papel de ayudante de las
mujeres, obedeciendo todas sus órdenes, ya fuera hacer un recado o solo
servirles una taza de café.

Aparte de René, Colín no podía permitirse molestar a las demás. No se sabía


cuál de ellas acabaría convirtiéndose en la mujer de Jaime.

Debía tener cuidado de no molestar a ninguna de ellas.

Justo cuando las damas charlaban entre ellas, Jaime y el conjunto aparecieron de
repente en la puerta.

Atrás quedaron las quejas y el resentimiento hacia Jaime cuando las mujeres lo
vieron. Se abalanzaron hacia él, anhelando un abrazo del hombre que habían
echado de menos.

Aun así, estaban demasiado avergonzadas para hacer un movimiento, ya que


había tanta gente alrededor.

—¿Me echaron de menos? —se burló Jaime.

Miró al grupo de mujeres que tenía delante y les dedicó una sonrisa burlona.

—Vamos, todas. Acérquense por turnos y les daré un fuerte abrazo a cada una.

—¡Hmph! ¡En tus sueños! Chicas, ignorémoslo.


Un bufido acompañó las palabras de Lilia mientras ponía los ojos en blanco.
Astrid replicó:
—¡Bien! Tendrá lo que se merece por dejarnos atrás.

Con eso, las damas regresaron a sus habitaciones. Jaime, sin embargo, se dio
cuenta de que todas habían estado preocupadas por él.

Al ver la escena, Forero se puso verde de envidia.

CAPITULO 1830
—¡Ya estoy harto de esta demostración pública de afecto! Será mejor que
vuelva con mis queridas. Mientras Forero murmuraba eso, se dirigió de
inmediato a su propia habitación.
Jaime y el grupo no se quedaron mucho tiempo en la Isla Oso de Hielo.
Embarcaron en un jet privado rumbo a la capital de Sanromán con Ana para
tratar a su padre, Román.

Al principio, Forero no tenía intención de unirse al resto en el viaje. Sin


embargo, después de que Ana mencionara que las mujeres de Sanromán eran
más guapas y abiertas de mente, cambió al instante de opinión y se entusiasmó.

En cuanto el grupo llegó a Sanromán y bajó del avión, fue recibido por un gran
convoy.

«Esto es increíble. Es genial formar parte de la familia real».

Más de una docena de Rolls-Royce habían ido a recibir a Ana y al resto. Por no
hablar de los cientos de guardias que mantenían el orden en el lugar.

Una persona normal nunca habría podido conseguir un séquito tan enorme.

Sin embargo, su asombro no terminó ahí. Cuando llegaron a casa de Ana, se


quedaron atónitos a un nivel nuevo.

La casa de Ana era un castillo de más de mil hectáreas.

Las chicas quedaron hipnotizadas por el magnífico y elegante castillo del lugar.
Emocionadas, empezaron a hacerle fotos como recuerdo.

Ana dispuso que alguien enseñara el castillo a Isabel y a las chicas mientras ella
designaba a otro asistente para que atendiera a Forero en privado.

A continuación, condujo a Jaime al interior para que viera a su padre.

En la habitación de Román ya estaba Homero, el hermano mayor de Ana. A su


lado, un hechicero que llevaba todo tipo de tocados rociaba a Román con un
líquido desconocido.
—¿Qué están haciendo?

Ana se acercó corriendo y apartó de un empujón a aquel hechicero. Homero, a


su vez, se sorprendió al ver a Ana.
—¡Ana! ¿Cuándo volviste? —fue su única pregunta.

A decir verdad, Homero pensaba que Ana hacía tiempo que había encontrado a
su creador en la Isla Oso de Hielo. Obviamente, aún no se había enterado de las
noticias de las ruinas.

Ana miró a Homero con frialdad. A pesar de saber que su propio hermano había
enviado a alguien para darle caza, no podía hacer nada al respecto por falta de
pruebas.

—¿Qué pretendes, Homero? ¿No sabes que papá está muy enfermo? —interrogó
Ana.

—¿Qué otra cosa podría estar haciendo si no es intentar curarlo? En lugar de


atender a nuestro pobre padre, veo que has estado ocupado jugando fuera del
castillo. Me toca a mí conseguir a alguien que trate a papá.

—¿Tratarlo, dices? ¿Te atreves a confiar en ese monstruoso engendro para curar
a nuestro único padre? —replicó Ana, señalando con el dedo al hechicero.

Homero se puso como una fiera al mirar a Ana.

—¡Cállate! Este es el mesías que he contratado en el extranjero, y puede incluso


resucitar a los muertos. Seguro que puede salvar a papá. Deja de decir tonterías
o lárgate.

—Creo que no vas a tratar a papá. Al contrario ¡intentas matarlo! La rabia


hirviente dentro de Ana estalló como un volcán.

«¡No lo entiendo! ¿Por qué se le ocurriría poner a nuestro padre en peligro sólo
por más poder?».

—¿Qué tonterías dices? Padre se va a poner bien muy pronto, así que no
sabotees esto. ¡Déjanos!
—reprendió Homero.

Ana se negó a cumplir las órdenes de Homero. Jamás creería que ese hermano
suyo tuviera intención alguna de curar la enfermedad de su padre.

—Para que lo sepas, Ana, como papá está muy enfermo, a partir de ahora yo
tendré la última palabra. Eres sólo una niña, y tarde o temprano tendrás que
casarte. Si te portas bien, te dejaré quedarte aquí como a la realeza; pero si pones
a prueba mi paciencia, Ana, ¡no me culpes por no mostrar piedad contigo!
El semblante de Homero era tan sombrío como la muerte, pues parecía haberse
enemistado por
completo con su hermana. Aun así, Ana insistió:
—¡No! Veré por mí misma cómo tratas a papá.

Al ver la resolución de Ana, Homero dejó de mandarla hacia la puerta. Se volvió


hacia el hechicero y le dijo:

—Por favor, comience el rito, señor. Debe salvar a mi padre. Mientras hablaba,
dirigió al hechicero una mirada significativa.
A pesar de lo sutiles que parecían ser los movimientos de Homero, Jaime se las
arregló para darse cuenta de lo que el dúo estaba tramando.

Justo cuando el hechicero estaba a punto de llevar a cabo el ritual, Homero


dirigió una mirada gélida a Jaime. Estaba claro que no le preocupaba la
presencia de éste.

CAPITULO 1831

Ana lanzó una mirada suplicante a Jaime, quien le devolvió una mirada
tranquilizadora. En cuanto Jaime entró, se dio cuenta de lo poderoso que era el
hechicero.
Además, lo que el hechicero había rociado sobre Román era una especie de
solución medicinal destinada a la manipulación del alma.

En otras palabras, el hechicero estaba tratando de usar la manipulación del alma


para hacer que Román lo escuchara.

Jaime ya había visto antes brujería de bajo nivel como ésta.

En aquel entonces, Gael, el alcalde de Ciudad Higuera, había sido controlado


por dos hechiceros y estuvo a punto de cometer un gran error.

Al final, Jaime fue quien lo rescató.

Por lo tanto, una simple manipulación del alma como esta no era nada para
Jaime. Ahora, lo único que Jaime hacía era observar cómo el hechicero
continuaba con su espectáculo.

El hechicero canturreó en voz baja antes de dar un suave golpecito. Román, que
antes tenía los ojos cerrados, los abrió de repente.

Ana se alegró de ver a Román despierto y se lanzó hacia él.

—¡Padre! ¡Padre! —gritó Ana, pero Román permaneció inmóvil, como si no la


hubiera escuchado. Ante eso, Ana entró en pánico. Se volvió hacia Homero y le
preguntó:
—Homero, ¿qué... qué está pasando? ¿Por qué papá no me reconoce? Homero
no habló, pero el hechicero sí.
—Princesa Ana, hace mucho tiempo que el alma del duque Román no abandona
su cuerpo. Ahora

que ha regresado, primero necesitará un tiempo para recuperarse.

Ana creyó en sus palabras, pues parecía que el hechicero había conseguido curar
a su padre.

—Duque Román, ha estado mucho tiempo en cama, así que debería caminar un
poco —le dijo el brujo a Román.

En efecto, Román se levantó y empezó a caminar, y eso emocionó a Ana.

—¿Viste? Fui yo quien trajo a la persona adecuada para curar a papá, así que a
partir de ahora quédate en casa y no vayas a ninguna parte. Además, ¿quién es
ese cananeo? ¿Por qué trajiste a un extraño a nuestra casa?

Fue entonces cuando Homero empezó a preguntar quién era Jaime. Ana se
apresuró a explicar:
—Es mi amigo. Se llama Jaime Casas y ha venido a curar a papá. Homero se
echó a reír ante aquello.
—¡Jajaja! ¿Me estás tomando el pelo? ¿Cómo puede un hombre de su edad
tratar a papá? ¿No tienes miedo de que lo termine matando?

Ana no sabía qué contestar a Homero, pues era cierto que no sabía si Jaime tenía
o no conocimientos médicos.

—Independientemente de si sé medicina o no, sigo siendo mejor que ese brujo.


Sólo utilizó la manipulación de almas para despertar a tu padre. ¿Me estás
diciendo que puede tratar a la gente sólo porque sabe hacer eso? —cuestionó con
frialdad Jaime.

Tanto el hechicero como Homero se quedaron helados cuando escucharon a


Jaime mencionar la manipulación de almas.

Ninguno de los dos esperaba que Jaime supiera de brujería.

—¿Qué tonterías estás diciendo? ¿Qué manipulación de almas? —negó el


hechicero.

—Aunque el duque Román ha despertado, las luces de su mente están apagadas.


Sólo sabe obedecer tus órdenes. Deja de avergonzarte con una pésima
manipulación de almas como ésta.

Jaime se mofó.
—Jaime, ¿qué... qué está pasando? ¿Estás diciendo que ahora mismo están
controlando a mi padre?
—Preguntó Ana nerviosa. Jaime asintió.
—Sí, ahora mismo están controlando la mente de tu padre con la manipulación
de almas. En otras palabras, ahora mismo tu padre no es más que un robot que
acepta órdenes de ellos. Por eso no te reconoce.

Al escuchar eso, Ana giró la cabeza hacia Homero con furia. Homero frunció el
ceño.

—Mocoso, ¿qué tonterías dices? ¿Quieres que te corte la lengua?

—¿De verdad estoy diciendo tonterías?

Jaime curvó los labios antes de pasar lentamente la mano por la cara de Román.
Una ráfaga de humo negro salió de Román, y Jaime lo absorbió en su estómago.

Una vez que ese humo negro salió de Román, la niebla de los ojos de Román se
disipó.

CAPITULO 1832
Román había recobrado el sentido de repente, y pronunció asombrado:

—¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy? ¿Ana? ¿Homero? ¿Por qué están ustedes
aquí?

—¡Padre!

Ana se arrojó a sus brazos y empezó a llorar. Mientras Román la consolaba, le


preguntó:
—Ana, ¿qué pasó? ¿Qué pasa?

—¡Padre, llevas días inconsciente, y Homero incluso contrató a un brujo para


que te controlara mentalmente! —gritó Ana.

A Homero se le fueron los colores de la cara al ver que su padre estaba


despierto.

—Homero, ¿qué está pasando aquí? —preguntó Román, mirando a Homero.

—¡Padre, no escuches sus tonterías! Estás enfermo y sólo llamé a alguien para
que te trate de tu enfermedad —respondió Homero.

—¡Ya basta! No digas más. Ya que estoy despierto, yo mismo me ocuparé de


esto —dijo Román con frialdad mientras agitaba la mano.

Luego se volvió para mirar a Ana con ojos cariñosos antes de peinarle un poco
el cabello con los dedos.
Homero arrugó la cara indignado al ver lo mucho que su padre adoraba a su
hermana.

Incluso se le cruzó una mirada asesina. Sabía que lo que había hecho saldría a la
luz si Román investigaba el asunto.

Con ese pensamiento en mente, Homero entrecerró los ojos y lanzó una mirada
al hechicero. El hechicero sabía lo que quería decir y de inmediato se movió
para bloquear la salida.

—Hace días que no caigo inconsciente. Estoy seguro de que gran parte de mi
trabajo se ha descuidado. Tendré que echarles un vistazo ahora.

Román estaba preocupado por su trabajo a pesar de que acababa de despertarse,


pero justo cuando se dirigía a la salida, se dio cuenta de que el hechicero estaba
bloqueando la entrada.

La expresión de Román se volvió gélida.

—¿Quién eres? ¿Por qué bloqueas la entrada?

—Mi padre quiere salir. ¿Por qué te interpones en su camino? —preguntó Ana
al hechicero.

Sin embargo, el hechicero no se movió de su sitio. Lívido, Román se volvió


hacia Homero y le preguntó:
—¿Qué pasa, Homero?

Homero empezó a caminar hacia Román con una sonrisa malvada en la cara.

—Padre, acabas de recuperarte de tu enfermedad y ya te has hecho viejo.


Sinceramente, creo que deberías dejarme a mí las preocupaciones de tu trabajo.
Me aseguraré de que todo salga bien —dijo Homero.

Román frunció las cejas al escuchar aquello, y la ira empezó a arder con fuerza
en sus ojos.

—¿Qué intentas decir, Homero? ¿Intentas usurparme?

—Así es. Ahora me gustaría ser duque —confesó Homero. Ana jadeó y dijo:
—Homero, ¿cómo puedes decir eso? Papá sigue vivo. ¿Cómo puedes decir que
quieres quitarle el ducado?

La intención asesina que emitía Homero se intensificó. Dijo:

—Pronto, padre estará muerto.


Las palabras de Homero casi provocan un infarto a Román de la furia que sentía.

—¡Animal! ¡Hijo sin corazón! ¡Te voy a matar! —rugió Román mientras
golpeaba con la mano la cara de Homero.

Por desgracia, Román acababa de despertar del coma y aún estaba débil. Así,
Homero esquivó con facilidad la bofetada.

—Padre, soy tu hijo biológico. ¿De verdad te atreverás a matarme? Pues


entonces, no dudaré más. Con eso, Homero se volvió hacia el hechicero y le
dijo:
—Hazlo. No dejes que estas tres personas salgan vivas de aquí.

El hechicero asintió y empezó a cantar en voz baja. Un humo negro empezó a


salir de su cuerpo. En un santiamén, la habitación quedó envuelta en humo negro
y nadie podía ver nada.

Ana chilló de miedo mientras Román entraba en pánico. En ese momento,


alguien agarró a Ana y tiró de ella.
—¡Ah! —Ana gritó y se agitó.

—Soy yo. Escóndete detrás de mí —le susurró Jaime a Ana.

CAPITULO 1833

Al escuchar eso, Ana asintió y de inmediato llevó a Román para esconderse


detrás de Jaime. Un resplandor rodeó a Jaime y alejó de él el humo negro.
—¿Eso los matará a todos? —llegó la voz de Homero mientras le preguntaba al
hechicero.

—No se preocupe, príncipe Homero. Esta es una niebla venenosa. Los que la
respiren morirán sin duda —respondió el hechicero con seguridad.

Decenas de minutos más tarde, el humo negro se disipó, y la gente recuperó una
visión clara de la habitación.

Pronto, Homero y el hechicero vieron que Jaime y los otros dos estaban
completamente ilesos a un lado de la habitación.

Aquello dejó estupefactos tanto a Homero como al brujo.

—¿Q…Qué está pasando? ¿No juraste que morirían? —preguntó Homero,


desconcertado por la situación.

Sin embargo, el hechicero estaba igual de confundido.

—Esto es imposible. Deberían morir después de respirar mi niebla venenosa, así


que ¿cómo pueden seguir ahí de pie?
—¡Tu brujería es inútil! Sólo idiotas como él creerían en un pésimo hechicero
como tú —comentó Jaime despectivamente.

—¿Cómo te atreves a decirme eso? Te haré saber lo poderoso que soy.

Con eso, las ropas del hechicero comenzaron a ondear a pesar de que no había
viento en la habitación.

Segundos después, una ráfaga de viento se manifestó, y masas de humo negro


comenzaron a formarse en fantasmas que se abalanzaron hacia Jaime y los otros
dos.

Tanto Ana como Román estaban aterrorizados.

Sin embargo, Jaime sólo hizo una mueca. Al segundo siguiente, separó los
labios para succionar las masas negras dentro de su cuerpo.

Aunque el hechicero no era poderoso y no tenía mucha energía negativa, seguía


siendo algo, así que Jaime no iba a dejar que su poder se desperdiciara.

El hechicero estaba desconcertado por la forma en que Jaime había absorbido las
masas negras de humo, y pronto, su rostro se puso pálido mientras un sudor frío
se acumulaba en su frente.

Por fin se dio cuenta de que se había encontrado con alguien más poderoso que
él.

—¿Qué otras habilidades tienes? ¿Por qué no me las lanzas todas a la vez? Si
no, luego no tendrás oportunidad —le dijo Jaime al hechicero.

En lugar de responder a Jaime, el hechicero echó un vistazo al exterior y salió


corriendo. Como, para empezar, el hechicero ya estaba cerca de la puerta, no
tardó en salir.

Sin embargo, justo cuando su pie alcanzó el exterior, una figura pasó a su lado.
Era Jaime, y ahora se
interponía en el camino del hechicero.

El hechicero inhaló con fuerza. Entonces, lanzó un puñetazo a Jaime, pero éste
lo agarró por el cuello y volvió corriendo a la habitación.

Luego tiró al hechicero al suelo.

—¡Señor, por favor, perdóneme! Por favor, tenga piedad.

El hechicero se derrumbó mentalmente. Resultó que era tan poderoso como un


insecto frente a un incendio. Sólo podía suplicar clemencia.
Román miró a Jaime sorprendido. No esperaba que el joven fuera tan capaz.
Toc, toc, toc.
En ese momento, el ruido de las pisadas de los caballos llenó el aire. Cientos de
guardias entraron corriendo y rodearon a los presentes.

Varios capitanes de la guardia entraron y se inclinaron ante Román.

—¡Arresten a este desalmado hijo mío ahora mismo! —ordenó Román.

En lugar de cumplir las órdenes de Román, los capitanes se giraron para mirar a
Homero confundidos.

Homero se burló.

—Padre, ahora todos trabajan para mí. ¿Por qué no se rinden en silencio? No
sólo los guardias del ducado trabajan para mí, sino también los sacerdotes de la
familia real. Tenemos una base secreta en la Isla Oso de Hielo, ¡y dentro de poco
seré yo quien gobierne Sanromán!

En ese momento, Homero sólo sentía confianza en sí mismo.

—¿Estás hablando de las ruinas antiguas? Deja de soñar. El altar fue destruido, y
ese sacerdote tuyo hace tiempo que murió —señaló Jaime con una sonrisa.

CAPITULO 1834
La sonrisa de Homero se congeló en su rostro mientras exclamaba incrédulo:

—¡Eso es imposible! Es imposible que destruyas ese lugar.

—No puedo hacer nada si no me crees. Jaime se encogió de hombros.


—No me importa si ese altar fue destruid o no. Ninguno de ustedes puede
escapar. Si quieren tener una muerte menos dolorosa, suicídense.

Homero tenía a los guardias de su lado, así que no tenía ningún miedo.

—¡Ja! ¡Debes tener algunas ideas equivocadas sobre tus habilidades! ¿Cómo te
atreves a pedirnos que nos suicidemos? —Jaime resopló con burla antes de
seguir hablando.

—¡Dejen de estar ahí parados y empiecen a luchar!

A continuación, se escuchó un alboroto procedente del exterior.

Un grupo de mujeres cargó contra los guardias con expresiones feroces en sus
rostros.

Aunque sus habilidades diferían bastante, derrotar a los guardias les resultó muy
fácil. Antes de que pasara un minuto, muchos guardias yacían en el suelo,
gimiendo de dolor.

Isabel y el grupo de chicas que lideraba irrumpieron en la sala.

Ana se enderezó y se apresuró a recibir a Isabel con una leve sonrisa en el rostro.
Ya no tenía miedo.

Homero estaba sorprendido. No entendía cómo aquel grupo de damas de aspecto


débil podía ser tan poderoso.

Los pocos guardias que tenía a su lado parecían resignados a su suerte. Cayeron
al suelo con sonoros golpes mientras pedían perdón a Román.

—Si capturan a Homero por mí, podré perdonar sus crímenes —declaró Román.
Sabía que los guardias se habían sentido tentados por Homero.
Al oírlo, los guardias se abalanzaron para capturar a Homero. El hechicero
tampoco se libró de ser capturado.

Jaime no se molestó en preguntar cuál sería el futuro de Homero.

Tras permanecer dos días en casa del duque, Jaime decidió traer de vuelta a
Isabel y al resto. La Espada Matadragones era ahora tan poderosa como una
reliquia sagrada de artes marciales, así que Jaime decidió regresar a Ciudad de
Jade para buscar a la Alianza de Guerreros. Quería averiguar si la Josefina de su
calabozo era real.

Cuando Jaime estuvo listo para partir, Román le ofreció a él y a su grupo un


gran banquete de despedida.

Al fin y al cabo, si Jaime no les hubiera ayudado, su familia se habría venido


abajo.

—Jaime, estoy muy agradecido por todo lo que has hecho por nosotros.
Propongo un brindis por ti. A continuación, Román se bebió su vaso de vodka
de un trago.
Jaime tampoco era débil. Se tragó el vodka de un trago. Para él, el alcohol no era
diferente del agua.
—Jaime, ¿qué piensas de mi hija? —Román preguntó de repente a Jaime.

—La princesa Ana es una buena persona, alegre y enérgica. Además, es muy
guapa. Sus grandes ojos son muy atractivos —respondió Jaime con sinceridad.

—Entonces, ¿te gusta mi hija? —preguntó Román. Jaime se quedó helado.

No sabía qué contestar a Román.

Mentiría si dijera que no le gustaba. Ana era guapa y muy liberal. Coqueteaba
con él tan a menudo que casi no podía controlarse.

Sin embargo, no podía decir que le gustara, pues ya tenía muchas mujeres a su
lado. A veces, ni siquiera sabía lo que quería.

Al notar que Jaime guardaba silencio, Román dijo:

—Jaime, le gustas a mi hija. Me doy cuenta. Si te juntas con ella, puedo permitir
que te quedes en Sanromán. Has de saber que en el futuro transmitiré mi
posición a Ana. Tal vez ella pueda ser la reina en el futuro. Como su hombre,
podrás disfrutar de gloria y riquezas sin límites.

Las palabras de Román podían tentar a mucha gente. Sin embargo, era una
lástima que a Jaime no le importaran la gloria y las riquezas. Además, le
disgustaba la idea de que se quedara en Sanromán.

—Gracias, duque Román. Sin embargo, no puedo quedarme en Sanromán. Le


pido disculpas... — Jaime rechazó con cortesía su sugerencia.

Román suspiró antes de decir:


—No puedo obligarte a que te guste, así que respetaré tu decisión. Ana, que no
estaba muy lejos de ellos, lloraba con amargura.

CAPITULO 1835
En el avión, Astrid le preguntó a Jaime en tono burlón:

—Jaime, ¿por qué no te quedaste para ser consorte? Todo el castillo pronto te
pertenecería. Tras escuchar las palabras de Astrid, el resto de las chicas se
giraron para mirar a Jaime.
—Jaime, ¿no tuviste la menor tentación de quedarte cuando el duque te lo pidió?
—preguntó Moly. René se rio y se burló de Jaime.
—Supongo que es porque a Jaime le da vergüenza aceptar ya que estamos todas
aquí. Si no, seguro que se habría quedado para ser consorte. Después de todo,
Ana es una princesa.

—¿Qué saben ustedes, niñas? ¿Cómo voy a sacrificar un bosque por un árbol?
Jaime miró al grupo de chicas mientras hablaba.
Muchas de ellas se sonrojaron ante sus palabras. Sin embargo, Forero dijo con
un tono sombrío:
—Tú no perdiste un bosque, pero yo perdí dos árboles robustos… Casi lloró.
Todos se rieron al mirarlo.

Lo primero que hizo Jaime cuando regresó a Ciudad de Jade fue preguntar si
había novedades sobre la Alianza de Guerreros.

Sin embargo, antes de que Jaime pudiera encontrar a Ramón, vio que Giovanni
había regresado de Isla Encanta.
—¿Por qué regresaste de Isla Encanta, Giovanni? —preguntó Jaime confundido.

«Según sus cálculos, Giovanni y el resto no deberían haber sido capaces de


alcanzar el nivel de Marqués de Artes Marciales a tal velocidad».

—Jaime, la Isla Encanta ya no es apta para el cultivo. Han empezado a ocurrir


cosas raras y mucha gente murió allí. Aunque Noé ha intentado incentivar a la
gente para que venga, muchos han abandonado la isla —explicó Giovanni.

—¿Cosas raras? ¿Qué cosas raras? Jaime estaba confuso.


—A veces, no se puede ver el sol durante tres días. Otras veces, el cielo está
siempre brillante porque no llega la noche. Además, con frecuencia se producen
tsunamis y terremotos que hacen que enormes olas rodeen la isla. Sin embargo,
el mar a cierta distancia de la isla está en calma. Es como si algo apuntara a la
isla y ahuyentara a los isleños a propósito. Ah, sí, ¡algunas bestias demoníacas
han estado emergiendo de los mares y atacando también a los habitantes de la
isla!

Cuando Giovanni describió la situación a Jaime, su expresión cambió un poco.


Era obvio que sus experiencias en la isla eran muy aterradoras.

—¿Cómo puede ser?

Jaime frunció el ceño mientras se lo pensaba detenidamente.

«¿Será porque me llevé al demonio de sangre de la isla Encanta?».

Después de pensarlo un buen rato, Jaime seguía sin encontrar una razón, así que
dejó de pensar en ello.

Ya se ocuparía del asunto más adelante. De momento, tenía que ocuparse de la


Alianza de Guerreros.

Tenía que averiguar si la Josefina presa en el calabozo de la Alianza de


Guerreros era real.

—Dejemos de lado primero el asunto de la Isla Encanta. ¿La Alianza de


Guerreros ha hecho algo en estos días? —preguntó Jaime.

Giovanni negó con la cabeza.

—No. Sin embargo, muchas familias de artes marciales se unieron de nuevo a la


Alianza de Guerreros...

—No hay necesidad de preocuparse por esos oportunistas. Sólo tienes que
recordar quiénes son esas familias.

Jaime sabía que, una vez que aumentara el poder de la Alianza de Guerreros,
muchas familias de artes marciales se acercarían para intentar ganarse su favor.

En cada generación, seguro que había gente que cambiaba fácilmente de bando
como ellos.

—Jaime, ¿cómo debemos tratar con la Alianza de Guerreros? ¿Debo hacer que
algunas personas
entren en acción ahora? —preguntó Giovanni.

—No hace falta. Ya que muchas familias volvieron a la Alianza de Guerreros,


les haré ver que la Alianza de Guerreros es tan débil como un espantapájaros.
Lánzales un desafío en nuestro nombre. Cualquiera puede luchar en la batalla.
Incluso si luchan conmigo en grupo, aceptaré el desafío.
Recuerda publicitar esto tanto como sea posible. Mientras yo viva, no dejaré que
la Alianza de Guerreros prospere.

Jaime decidió humillar en público a la Alianza de Guerreros.

CAPITULO 1836
Su Espada Matadragones ya era una reliquia sagrada de las artes marciales.

Además, con el cuerpo del demonio de sangre, Jaime tenía plena confianza en
ganar.

Mientras utilizara a los dos en su beneficio, Jaime estaba seguro de que podría
exterminar a la Alianza de Guerreros.

—Claro, iré a hacerlo ahora. Giovanni asintió.


Jaime se fue a descansar. Mucha gente quiso reunirse con él cuando supieron
que había regresado. Sin embargo, rechazó todas sus peticiones.

La noticia del regreso de Jaime se transmitió de inmediato a la Alianza de


Guerreros.

Siete Túnicas Plateadas Negras se sentaron a ambos lados de la sala, mientras


que Saulo se sentó al frente con una mirada orgullosa.

Saulo llevaba una Túnica de Cobre Negro. Sin embargo, los otros siete Túnicas
de Plata Negra bajaron la cabeza en señal de respeto cuando lo vieron.

El ego de Saulo se infló al ver la forma en que los Túnicas de Plata Negra lo
trataban.

—Jaime regresó. ¿Pensaste en una forma de derrotarlo? Sin duda creará


problemas a la Alianza de Guerreros. Además, Lord Tacio quiere conseguir su
cuerpo. Todos tienen que pensar en un plan ahora —dijo Saulo con arrogancia y
actitud dominante.
—Malphas, intentaremos capturar a Jaime en cuanto podamos. Somos siete y
tenemos dos reliquias sagradas de artes marciales. Jaime no es rival para
nosotros —dijo Primo con respeto a Saulo mientras se levantaba.

Aunque Saulo era joven y un simple Túnica Negra de Cobre, Primo y los demás
tenían que ser respetuosos con él. A Malphas le gustaba el físico de Saulo y
ahora se había apoderado de su cuerpo. Por lo tanto, los Túnicas Plateada Negra
tenían que obedecer sus órdenes.

—Bien. Sólo les doy los tres días. Si no pueden atraparlo en los próximos tres
días, serán castigados.

Después de que Saulo terminara de hablar, una nube negra lo envolvió antes de
que su cuerpo desapareciera.

—¡Ja! ¿Quién se cree que es? ¿Por qué eligió Malphas apoderarse de su cuerpo?
—Uno de los Túnicas Plateadas Negras expresó su disgusto.

—Quintus, no digas tonterías. No podemos cuestionar las acciones de Malphas.


Lo más importante
ahora es que tenemos que idear un plan para atrapar a Jaime antes de tres días —
dijo Primo con tristeza.

No sería difícil para los siete atrapar a Jaime, sobre todo porque tenían dos
reliquias sagradas de artes marciales.

Sin embargo, Jaime era el líder de la Secta Duval, cuyo poder se estaba
extendiendo. Además, Jaime contaba con el respaldo de Armando. Si lo
capturaban a plena luz del día, se encontrarían con una gran resistencia.

Tenían que pensar en un plan para atrapar a Jaime que no alarmara a todo el
mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade.

—Primo, ¿por qué no capturamos a la novia de Jaime y la usamos como cebo


para atraerlo hasta aquí? —sugirió alguien.

—No. Alguien ya usó este plan antes. Tal vez no se dejará engañar de nuevo,
pues sabe que ninguno de nosotros se atreverá a matar a su novia.

Primo negó con la cabeza.

—Primo, ¿por qué no lo acechamos? Cuando aparezca, lo capturaremos de


inmediato —dijo Tertius.

—¿De verdad crees que Jaime es una persona normal como para que podamos
atraparlo con tanta facilidad? Tendremos que luchar contra él. Si se produce un
motín, morirá mucha gente. ¿Crees que el gobierno se quedará de brazos
cruzados? Además, Lord Tacio nos ordenó que no vayamos contra el gobierno
antes de que recupere su energía espiritual —recordó Helico.

—Entonces, ¿qué podemos hacer? No podemos hacer esto, ni aquello. ¿Vamos a


esperar a que Jaime venga a buscarnos? —Quintus estaba un poco molesto.

En ese momento, se armó un revuelo en la entrada de la Alianza de Guerreros.


Primo ordenó a Quintus que saliera a echar un vistazo.

Quintus asintió antes de salir.

CAPITULO 1837
Mientras tanto, dos guardias habían detenido a Giovanni a la entrada de la
Alianza de Guerreros.

—Esta es una base importante de la Alianza de Guerreros. Nadie puede entrar


sin cita previa —gritó furioso un guardia.

Giovanni miró al guardia y rio con frialdad.

—La Alianza de Guerreros está a punto de ser exterminada. ¿Por qué sigues
trabajando aquí como su lacayo? ¿Cuántos beneficios te han dado? Únete a los
guardias de la Secta Duval. Te daré el doble de recompensas.

—¿Cómo te atreves a decir cosas tan insolentes? ¿Crees que no podemos


arrestarte y llevarte al calabozo? —dijo un guardia con enfado.

—¿De verdad creen que pueden hacerlo? Puedo derrotarlos a todos con una sola
mano. Parece que la Alianza de Guerreros en verdad está al borde del colapso.
Ni siquiera se molestaron en encontrar a alguien con la capacidad de vigilar su
puerta principal.

Los ojos de Giovanni estaban llenos de desdén.

—¡Estás cortejando a la muerte!

Un guardia no aguantó más y lanzó un puñetazo a Giovanni.

El guardia no era débil. Era un Gran Maestro de las Artes Marciales, y podía
calificarse con facilidad para ser guardia.

Un viento temible se levantó mientras lanzaba un puñetazo hacia Giovanni. Si


acertaba el golpe, la cabeza de Giovanni explotaría sin duda.

La expresión de Giovanni se volvió seria. No esperaba que la otra parte intentara


matarlo sólo tras unas frases de conversación.

De igual modo, lanzó un puñetazo.


¡Bum!

Los dos puños chocaron en el aire. El guardia salió volando de inmediato


mientras que Giovanni permanecía clavado al suelo.

El otro guardia tembló de miedo al ver aquello y no supo qué hacer.

Giovanni resopló y atravesó la puerta con arrogancia. El otro guardia no se


atrevió a detenerlo.

Cuando Giovanni se acercó al guardia caído y vio que estaba a punto de


levantarse, lo pisó. Un fuerte crujido resonó antes de que el guardia cayera de
nuevo al suelo.

—¿Aún vas a desafiarme? —preguntó con frialdad Giovanni al guardia.

—No... no lo haré. Me equivoqué…

El guardia comenzó a suplicar por su vida.

—Si hoy no hubiera estado aquí para traer una invitación de desafío, estarías
muerto.

Giovanni volvió a resoplar antes de entrar en el edificio de la Alianza de


Guerreros. Sin embargo, nada más entrar, una oleada de energía aterradora se
precipitó hacia él.

El corazón de Giovanni tembló mientras retrocedía rápidamente hasta salir del


edificio de la Alianza de Guerreros.

—¿Un Gran Marqués de las Artes Marciales?

Giovanni pudo darse cuenta de que el aura procedía de un Gran Marqués de las
Artes Marciales.

—¿Quién eres tú? ¿Cómo te atreves a venir a la Alianza de Guerreros y armar


alboroto? ¿Estás cansado de vivir?

Secundus se enfureció al ver cómo Giovanni trataba a sus hombres.

Giovanni echó un vistazo a Secundus y se dio cuenta de que llevaba una túnica
negra. De inmediato se dio cuenta de que la posición de Secundus en la Alianza
de Guerreros no era baja.

—Soy Giovanni de la Secta Duval. Estoy aquí para entregar una invitación de
desafío.

Mientras Giovanni hablaba, una invitación dorada apareció de inmediato en sus


manos.

La agitó, y la mandó volando hacia Secundus como una espada. Este la atrapó
sin esfuerzo entre sus dedos.

—¿Oh? ¿De quién es? —preguntó Secundus.

—Nuestro líder ha invitado a los miembros de la Alianza de Guerreros a un


combate. Pueden hacer que participen todos los luchadores que quieran. Los
derrotaremos tan a conciencia delante de las familias de artes marciales que
llorarán y suplicarán clemencia.

Giovanni rio con frialdad.

A esas alturas, Giovanni sentía una adoración casi ciega por Jaime. Sentía que
Jaime podía lograr cualquier cosa que prometiera hacer.

—¡B*stardo!

Indignado, Secundus lanzó un golpe a Giovanni.

Giovanni saltó y esquivó el golpe. Sin embargo, fue golpeado por el viento
resultante y retrocedió mientras la sangre se agitaba en su cuerpo.

—¡Eh, viejo! Si tienes la habilidad, lucha con nuestro líder. ¿Por qué intimidas a
un simple mensajero?

Aunque Giovanni sabía que no era rival para Secundus, se negó a actuar de
manera sumisa. Secundus echó un vistazo a la invitación y rio con frialdad.
—La Alianza de Guerreros asistirá sin duda. Su líder sólo tiene que esperar su
muerte.

Con la invitación en la mano, regresó al interior del edificio. A continuación,


Giovanni se dio la vuelta y se marchó.

—¡Primo! ¡Ha ocurrido algo maravilloso! —gritó Secundus en cuanto entró en


la habitación.

CAPITULO 1838
Después de todo, habían estado devanándose los sesos sobre cómo capturar a
Jaime y no esperaban que, en lugar de eso, les enviara una invitación.

—¿Qué está pasando? —preguntó Primo.

—Mira, Primo. Ese tipo, Jaime, nos está provocando. Ese tonto acaba de
ahorrarnos la molestia de ir a buscarlo.

Secundus le pasó entusiasmado la invitación del desafío a Primo. Mirando la


invitación de desafío, Primo se rio.
—Jaime no debería culparnos ya que él mismo tiene ganas de morir. Después de
mañana, el logo
plateado de nuestras túnicas negras será reemplazado por oro.

Mientras tanto, Giovanni había regresado a la Secta Duval para informar a Jaime
de que había enviado con éxito la invitación al desafío.

—Jaime, creo que deberíamos enviar más gente mañana por si pasa algo.
Giovanni temía que se aprovecharan de Jaime en la arena.
—No pasa nada. Hay algo más que ustedes pueden hacer —dijo Jaime
rotundamente. Giovanni se quedó perplejo.
—¿Qué es, Jaime?

—Llevar a algunas personas a la Alianza de Guerreros, derrotarla y conquistarla


mañana durante el desafío. No quiero volver a verlos en Ciudad de Jade.

Giovanni se emocionó en cuanto escuchó eso.

—¡No hay problema! Déjamelo a mí.

Derrotar y conquistar a la Alianza de Guerreros sería toda una hazaña. Si se


difundía la noticia, sin duda pasaría a la historia.

No mucho después de que Giovanni se fuera, Forero fue a buscar a Jaime, para
su sorpresa.

—Señor Forero, ¿qué hace aquí a estas horas en vez de estar con una mujer? —
preguntó Jaime confundido.

—Jaime, alguien quiere verte —respondió Forero.

—No. Dejé claro que hoy rechazo todas las visitas. Jaime negó con la cabeza.
Con gesto adusto, Forero dijo solemnemente:

—Escucha, tienes que ver a esta persona. Si no lo haces, nuestra amistad termina
aquí. Atónito, Jaime miró a Forero con incredulidad.
—Señor Forero, ¿esa persona es acaso su familia? Jaime no podía comprender la
insistencia de Forero.
—No te fijes en eso. Hazlo y punto. Si no, aquí acabamos. Forero sonaba
demasiado firme.
Ante la decidida exigencia de Forero, Jaime sólo pudo asentir resignado.

—De acuerdo, lo haré por usted. Traiga a esa persona.

De inmediato, Forero esbozó una sonrisa y salió corriendo. Momentos después,


regresó con una mujer.
Jaime se dio cuenta de por qué Forero estaba siendo testarudo en cuanto vio a la
mujer.

No era una mujer cualquiera, sino Jesica, de la Secta Demoniaca. A su lado


estaba Forero, que tenía una mirada congraciadora mientras miraba las piernas
de Jesica.

Al presenciar la escena, Jaime casi se echa a reír.

—Realmente es usted un hombre ocupado, señor Casas. Es difícil conseguir una


cita con usted. Incluso tengo que utilizar mis contactos.

Jesica miró a Jaime y sonrió un poco.

—Lo ha entendido mal, señorita Zhar. Sólo pensé que hoy debía descansar, ya
que mañana tengo que asistir a un acontecimiento importante —le explicó.

—¿El desafío contra la Alianza de Guerreros? Jesica sonrió satisfecha.


En ese momento, Jaime se quedó helado y la sonrisa de su rostro desapareció al
instante. No le había hablado a nadie del desafío, aparte de Giovanni.

Por lo tanto, Jaime estaba sorprendido y preocupado porque Jesica lo sabía.

—¿Desafío? ¿Qué clase de desafío?

Forero estaba confundido ya que no sabía que Jaime había enviado una
invitación de desafío a la Alianza de Guerreros.

—¿Pensé que habíamos acordado que no interrumpirías? Si sigues haciéndolo,


¡vete! Jesica fulminó a Forero con la mirada.
—De acuerdo, lo entiendo. Me callaré. —Se apresuró a decir Forero al darse
cuenta de que había roto su promesa.

Al ver el comportamiento de Forero, Jaime se quedó sin habla.

«Lo tiene dominado».

CAPITULO 1839
Sin inmutarse, Jaime miró a Jesica y le preguntó:

—¿Cómo te enteraste? Acabo de decidirlo y aún no se ha anunciado al público.

Jaime no creía que Giovanni se lo contara a Jesica. Por lo tanto, pensó que ella
debía de haber recibido la noticia de alguien de la Alianza de Guerreros.

—¿Qué te parece?

Jesica esbozó una leve sonrisa.


—Tienen un espía en la Alianza de Guerreros, ¿no? —preguntó Jaime.

Ésa era la única manera de que Jesica se enterara tan pronto del desafío.
Además, se suponía que el

incidente con Josefina era un secreto de la Alianza de Guerreros, pero la Secta


Demoniaca lo sabía. Esto había demostrado la existencia de un espía dentro de
la Alianza de Guerreros.

Además, el espía tenía un alto estatus. De lo contrario, estos secretos no se


conocerían.

Jesica le dirigió una sonrisa sin confirmar ni negar nada. Había cosas que Jaime
no debía saber antes de que llegaran a un acuerdo.

—Entonces, ¿por qué estás aquí?

Jaime pensó que Jesica debía de tener algo importante que decirle, ya que había
utilizado su conexión con Forero para reunirse con él.

—Nuestro señor te admira y quiere invitarte a Secta Demoniaca para mostrarte


nuestra capacidad
—dijo Jesica.

—No estaré disponible en los próximos días. Jaime negó con la cabeza.
—Lo comprendo, así que no te presionaré. Esperaré hasta después de que
aniquiles a la Alianza de Guerreros. Nos creerás después de descubrir el secreto
de su calabozo —dijo Jesica.

—¿Cómo estás tan segura de que derrotaré a la Alianza de Guerreros?


Desconcertado, Jaime miró a Jesica. No entendía cómo tenía tanta confianza en
él.
—Por supuesto, es una victoria garantizada para ti. No olvides tu promesa de
visitar la Secta Demoniaca conmigo después de ganar. Verás muchos secretos
que querías conocer.

Dicho esto, Jesica giró sobre sus talones y se marchó.

Forero la siguió de inmediato, con los ojos clavados en sus piernas y la


respiración acelerada.

Si no fuera por la fuerza de Jesica, Forero tal vez no habría podido soportarlo y
se habría lanzado sobre ella.

—Señorita Zhar, ¿puedo ir yo también a la Secta Demoniaca? —Forero siguió


detrás de Jesica y preguntó con una sonrisa congraciadora.
—Eso tendrá que pedírselo al señor Casas. La Secta Demoniaca no tiene
inconveniente en que le acompañe quien le acompañe.

Cuando Jesica terminó de hablar, lanzó una mirada significativa a Forero y se


marchó. Forero sintió su mirada y se estremeció. Luego, saltó de alegría.
—Mi corazón está a punto de salirse. ¿Es esto lo que se siente al estar
enamorado? Forero se llevó la mano al corazón, parecía embriagado por la
sensación.
Jaime sólo pudo poner los ojos en blanco al ver el comportamiento de Forero.
Todo el mundo tenía su debilidad, y una mujer era tal vez la debilidad de Forero.

Después de eso, Jaime le pidió a Giovanni que difundiera la noticia de que había
enviado una

invitación de desafío a la Alianza de Guerreros.

Pronto, este asunto corrió como la pólvora por toda la Alianza de Guerreros.

Los comentarios estallaron en el foro de artes marciales mientras todos discutían


la noticia.

«¡Dios mío! No puedo creer que Jaime esté pidiendo desafiar a la Alianza de
Guerreros una vez más. Además, los miembros de la Alianza de Guerreros
pueden luchar contra él juntos esta vez».

«Se hizo tan famoso después de desaparecer por un tiempo. ¿Ha adquirido algún
poder?».

«La Alianza de Guerreros tiene siete grandes marqueses de artes marciales y dos
reliquias sagradas de artes marciales. Jaime no sería rival para ellos, aunque
hubiera adquirido algún poder».

«Veamos cómo resulta esto. Estoy seguro de que Jaime perderá. Hagamos una
apuesta».

Eso desencadenó una quiniela sobre el desafío entre Jaime y la Alianza de


Guerreros. Mucha gente apostó por la victoria de la Alianza de Guerreros.

No era de extrañar, ya que la Alianza de Guerreros contaba con siete Grandes


Marqueses de las Artes Marciales y dos reliquias sagradas de las artes marciales.
Era imposible que Jaime ganara.

Sin embargo, ya que Jaime se atrevió a enviar la invitación al desafío, debía


tener un plan e incluso podría ganar.

CAPITULO 1840
Algunos apostaban a que Jaime ganaría, pero la mayoría de la gente apostaba a
que ganaría la Alianza de Guerreros. Era seguro confirmar que estas personas
suponían que Jaime no era tan capaz como su oponente.

Siete miembros de Túnica Plateada Negra de la Alianza de Guerreros se


reunieron para ver a Jaime dando publicidad al evento. Sospechaban que Jaime
no tramaba nada bueno.

—Primo, ¿Jaime está tramando algo malo? Mira cómo está provocando a la
Alianza de Guerreros sin miedo —preguntó Tertius.

—Sí, aquí hay algo raro. Sólo es un gran marqués de las artes marciales. ¿Por
qué iba a desafiarnos a los siete juntos? Además, tenemos dos reliquias sagradas
de artes marciales. Es obvio que Jaime perderá. ¿Cuál es su plan? ¿Tiene algún
motivo oculto? —preguntó Secundus.

Algo le decía que Jaime no tramaba nada bueno.

—Pase lo que pase, ya que Jaime ha difundido la noticia, tenemos que aceptar su
desafío. Malphas sólo nos dio tres días para capturarlo. Frente al verdadero
poder, cualquier forma de engaño no vale la pena —declaró Primo, sus ojos eran
tan fríos como bloques de hielo.

De repente, a Secundus se le ocurrió una idea.

—Primo, tengo una sugerencia que inquietará a Jaime y desbaratará sus planes
sean cuales sean.

—¿De qué se trata? —El interés de Primo se despertó.

Secundus reveló de inmediato su plan a Primo susurrándole al oído.

Los labios de Primo se curvaron hacia arriba tras escuchar la idea de Secundus.

—Es una buena idea. Te pondré al mando de esto.

Secundus asintió y se marchó.

Pronto llegó al calabozo donde Josefina estaba cautiva. Una sonrisa gélida se
dibujó en sus labios cuando vio a Josefina encerrada en la celda.

Josefina frunció el ceño al darse cuenta de que Secundus era un hombre


peligroso. A pesar de llevar mucho tiempo cautiva, nunca la habían torturado ni
golpeado.
La sangre de Josefina era una rara gema de cultivo. Nadie podía ponerle una
mano encima sin la orden de Tacio.

Sin embargo, en ese momento, Secundus la inmovilizaba con una mirada


fulminante. Entró en la celda de Josefina y le aseguró los miembros con cadenas.
Josefina entró en pánico y lo miró con odio.

Si se atrevía a agredirla sexualmente, pensaba suicidarse mordiéndose la lengua.


No quería traicionar a Jaime.

Sin embargo, Secundus no hizo eso. En su lugar, sacó un látigo hecho con
tendones de tigre y comenzó a azotar a Josefina.

Josefina apretó los dientes contra el intenso dolor.

Al ver eso, Secundus sacó su teléfono y comenzó a grabar sus acciones. Se


grabó a sí mismo golpeando a Josefina hasta hacerla papilla, causándole graves
heridas.

Secundus sólo paró cuando se cansó. Satisfecho, salió de la celda.

Fuera del calabozo, Secundus publicó el video que acababa de grabar en el foro
de artes marciales.

Pronto, el video causó un alboroto, ya que todos comenzaron a criticar a la


Alianza de Guerreros por ser tan arbitrario como para golpear a una mujer.

Sin embargo, la mayoría criticaba a Jaime por ser una escoria que ignoraba el
bienestar de su novia.

—Jaime... —Giovanni se acercó vacilante a la habitación de Jaime. Parecía tener


algo que decir.

—¿De qué se trata? —preguntó Jaime.

Giovanni agachó la cabeza, sin saber cómo explicar la situación. Jaime frunció
el ceño.
—Si tienes algo que decir, dilo. Si no, lárgate. No olvides que eres el jefe
adjunto de la secta Duval, con miles de seguidores. Ya es hora de que dejes de
ser tan vacilante.

Percibiendo la furia de Jaime, Giovanni le mostró su teléfono.

—Jaime, echa un vistazo a este video. La Alianza de Guerreros lo subió hace un


rato.

CAPITULO 1841

Jaime tomó el teléfono y vio el video. Mostraba a Josefina atada mientras un


hombre con capucha negra la azotaba una y otra vez mientras escupía
maldiciones a Jaime.

—Jaime Casas, sé que verás este video. Ni siquiera puedes proteger a tu propia
novia. ¿Cómo te atreves a desafiar a la Alianza de Guerreros? Solo mírate a ti
mismo. Cualquiera de nosotros puede quitarte la vida con facilidad. Le mostrare
al mundo de las artes marciales lo inútil que eres a pesar de tus constantes
fanfarronadas. Ni siquiera puedes proteger a tu novia.

El látigo atravesó el cuerpo de Josefina una y otra vez.

Josefina apretó los dientes y soportó el dolor en silencio mientras la ira


endurecía su corazón.

Jaime temblaba con rabia al contemplar aquella horrible escena. Apretó los
dientes con tanta fuerza que se escucharon sonidos chirriantes.

Una ráfaga de aura asesina surgió dentro del cuerpo de Jaime.

—¡Juro que acabaré con toda la Alianza de Guerreros!

Jaime apretó con tanta fuerza el teléfono que éste se rompió en pedazos, con los
ojos enrojecidos por la ira.

La energía que recorría su cuerpo le hacía parecer a punto de caer en la locura.


La ira consumía hasta el último de sus raciocinios, y su único deseo en aquel
momento era matar a todos los de la Alianza de Guerreros.

El cuerpo de Giovanni se estremeció con violencia al sentir el aura horripilante


de Jaime. Levantándose, Jaime anunció:
—Giovanni, reúne a todos los de la Secta Duval. Quiero acabar con la Alianza
de Guerreros.

—Jaime, mañana vamos a desafiar a la Alianza de Guerreros. Hemos lanzado un


desafío, así que, si actúas ahora, me temo que el mundo de las artes marciales…

—¡Cállate! ¡Quiero a todos los de Alianza de Guerreros muertos ahora! —gritó


Jaime antes de que Giovanni pudiera terminar sus palabras—. Informa a todas
las familias del mundo de las artes marciales: la Secta Duval tomará medidas
contra aquellos que se atrevan a unirse a la Alianza de Guerreros.

Giovanni movió la cabeza.

—De acuerdo. Me ocuparé de ello ahora.

Cuando Giovanni se marchó, Jaime salió de su habitación, levantó la cabeza y


lanzó un rugido gutural.

Su rugido era tan fuerte y poderoso que podía oírse a decenas de kilómetros de
distancia. La luz dorada de su cuerpo parpadeó mientras una fuerte oleada de
miedo y temor envolvía la zona. Su presencia era tan abrumadora que causaba
escalofríos a los que tenían la mala suerte de estar cerca de él. El poder que
desprendía era suficiente para hacer temblar de miedo incluso a las almas más
valientes.

El Cuerpo de Golem se activó, y capas de escamas doradas cubrieron todo el


cuerpo de Jaime. Jaime incluso invocó a la Espada Matadragones.

No podía esperar más y quería masacrar a todos los de la Alianza de Guerreros


en ese instante.

—¡Juro que acabaré con la Alianza de Guerreros! —rugió Jaime. Su brillo


dorado llamó la atención de muchos.
En el momento en que Forero, Isabel, Ramón y el resto sintieron la furia de
Jaime, de inmediato se dirigieron hacia él.

El video que Secundus subió en el foro de artes marciales provocó en ellos una
reacción furibunda. Estaban indignados por lo que vieron, y su ira aumentaba a
medida que veían el video.

Todos se sintieron mal por Jaime cuando vieron que sus ojos se habían puesto
rojos de ira. Eran muy conscientes de lo disgustado que se sentía Jaime en ese
momento.
—Por favor, reconsidere su decisión, señor Casas —le pidió Jesica—. Si se deja
llevar por sus emociones en este momento, el plan de la Alianza de Guerreros
tendrá éxito.

—Sí, tienes que calmarte. Es obvio que la Alianza de Guerreros publicó este
video para provocarte. Si te enojas, vas a perder la cabeza —aconsejó Ramón.

Jesica añadió:

—Te dije que era un espejismo en lugar de tu verdadera novia, ¿no? Si es así, a
tu novia no le dieron una paliza de verdad.

Jaime retrajo su aura asesina mientras recitaba para sus adentros el


encantamiento calmante.

—Ya lo sé. No perderé la cabeza. —Jaime les hizo un gesto tranquilizador con
la cabeza—. Sin embargo, no pararé hasta acabar con la Alianza de Guerreros
esta vez.

Jaime no se dirigió a la Alianza de Guerreros para causarles problemas, pero las


familias débiles que habían decidido unirse a ellos estaban condenadas.

De la noche a la mañana, la Secta Duval entró en acción y aniquiló a docenas de


prestigiosas familias que se habían unido a Alianza de Guerreros.

CAPITULO 1842
Los demás que se dieron cuenta de que algo no iba bien anunciaron de
inmediato su marcha de la Alianza de Guerreros.

Como resultado, nadie en el mundo de las artes marciales se atrevió a mencionar


la Alianza de Guerreros ni a unirse a ella.

Muchos de los empleados de la Alianza de Guerreros habían dimitido. Incluso


los guardias que debían vigilar la entrada se habían marchado.

El plan inicial de la Alianza de Guerreros era provocar a Jaime, ponerlo


nervioso. De ese modo, podrían encargarse de él con facilidad.

Ni en sus sueños más salvajes esperaban que la Alianza de Guerreros fuera


condenada al ostracismo en sólo medio día.

Aparte de los siete miembros de la Túnica de Plata Negra, sólo quedaba una
docena de individuos en la Alianza de Guerreros.

Llegó el mediodía, y era el momento del desafío.

La arena de artes marciales del campo estaba abarrotada de espectadores.

La Alianza de Guerreros quería hacer una gran entrada, pero sólo quedaba una
docena de ellos, por lo que no les quedó más remedio que hacer una entrada
mucho más discreta de lo que habían planeado al principio.

Los siete miembros de la Túnica de Plata Negra se dirigieron a la arena de artes


marciales, mientras que el resto se quedó en la Alianza de Guerreros para vigilar
su base.

Justo después de la partida de los siete miembros de la Túnica de Plata Negra,


Giovanni y sus hombres se precipitaron sobre la base de la Alianza de
Guerreros.

Masacraron a todos los que vieron, desatando su ira sin contenerse.

La docena de hombres de la Alianza de Guerreros no tardó en ser masacrada, y


Giovanni consiguió hacerse con el control de la Alianza de Guerreros.

Quitó sus letreros y los sustituyó por los de la Secta Duval.

Los siete miembros de la Túnica de Plata Negra no eran conscientes de ello, ya


que se dirigían a la arena de artes marciales.

Jaime estaba solo en la arena, esperándolos.

Aunque estaba solo, el aura poderosa que desprendía recordaba a la de un


ejército de miles de soldados y caballos, palpable para todos los que le rodeaban.
—Quiero cambiar mi apuesta. Apuesto a que Jaime ganará.

—El aura de Jaime difiere de la de los otros Grandes Marqueses de las Artes
Marciales.

—El desafío será interesante. Tendré que observarlos con cuidado. Todos
charlaban entre sí mientras observaban a Jaime en la arena.
—¡Llegaron los hombres de la Alianza de Guerreros!

Justo en ese momento, los siete miembros de la Túnica de Plata Negra subieron
poco a poco a la arena.

Cuando por fin llegaron los siete grandes marqueses de las artes marciales de la
Alianza de Guerreros, el público dejó de hablar y contempló la arena en silencio.

Mientras tanto, un hombre vestido con una túnica negra y con el rostro oculto
miraba la arena. Este hombre no era otro que Saulo, pero ya no era del todo él
mismo.
—Menuda bola de idiotas. Su intención era hacerle perder la compostura, pero
en lugar de eso, sólo han agravado la situación —dijo Saulo.

«Observa la pelea con atención. Algún día tendrás que enfrentarte a Jaime». La
voz de Malphas
resonó en su mente.

—Señor Malphas, ¿cree que los siete miembros de la Túnica de Plata Negra y
dos reliquias sagradas de artes marciales no pueden derrotar a Jaime? —
preguntó Saulo sorprendido.

«No puedo estar seguro de eso. Sin embargo, parece que Jaime ha venido
preparado. Parece lo bastante confiado como para derrotar él solo a la Alianza
de Guerreros», dijo Malphas.

—¿Y si después derrota a los siete miembros de la Túnica de Plata Negra?


¿Deberíamos actuar?

«No. Su misión es aumentar su fuerza. Pronto te será útil», roncó Malphas.

Saulo asintió. A pesar de no tener ni idea de cómo le sería útil, confiaba en que
le esperaba un futuro prometedor, dada la afirmación de Malphas.

En la arena, Jaime se enfrentó a los siete miembros de la Túnica Negra Plateada.

Primo dio un paso adelante y fulminó a Jaime con la mirada. Jaime también
clavó una mirada asesina en Primo.
Las auras de ambos recorrieron la arena, enfrentándose sin contenerse. Estaba
claro que Primo intentaba sondear los límites de Jaime.
CAPITULO 1843
¡Bum!

Tras el fuerte estampido, Jaime retrocedió unos pasos, pero Primo no se movió
ni un milímetro. El público se quedó boquiabierto.
Si Jaime no podía vencer ni a un solo miembro de la Túnica de Plata Negra, era
muy poco probable que pudiera derrotar a la Alianza de Guerreros.

Si los siete miembros de Túnica de Plata Negra se unían, Jaime sería molido a
palos. Primo miró a Jaime con un destello de desprecio en los ojos y resopló con
frialdad.
—En verdad tienes valor para desafiar a la Alianza de Guerreros. La Secta
Duval no es ni de lejos tan poderosa como pareces creer. Sólo yo tengo la
capacidad de destituirla en cualquier momento. Si te rindes y vienes conmigo, te
dejaré marchar con tu dignidad intacta. Si te niegas a rendirte, entonces no me
importará darte una paliza antes de arrastrarte fuera de la arena como a un perro
derrotado.

No se contuvo y advirtió a Jaime, ya que su intercambio anterior había


aumentado su confianza. Jaime soltó una leve risita.
—¿Tan seguro estás de derrotarme?

—Esto no tiene nada que ver con la confianza. Tengo la capacidad para hacerlo.
Si los siete unimos nuestras manos, te haremos pedazos —declaró Primo. Sus
labios se curvaron en una mueca.

Su mirada estaba llena de desdén y una pizca de burla.

—Entonces vengan todos a la vez. Estoy desafiando a la Alianza de Guerreros,


así que deberían

unirse. Para mí es una pérdida de tiempo matarlos uno a uno —dijo Jaime con
frialdad. Los siete miembros de la Túnica de Plata Negra se quedaron atónitos al
escuchar aquello.
Ninguno de ellos había esperado que Jaime tuviera las agallas de pedirles que se
le echaran encima todos a la vez.

«¡Qué arrogancia! ¡Ni siquiera nos toma en serio!».

—¡Jaime, mocoso! ¡Ni siquiera sabes cuál es tu sitio! ¡Qué arrogante! —gritó
Secundus.

Primo permaneció imperturbable. En su lugar, una sonrisa jugueteó en las


comisuras de sus labios mientras hablaba.

—Jaime, deja que te aclare una cosa. Puedo ver a través de tu plan. Esperas que,
si te atacamos todos juntos, puedas usar nuestra ventaja numérica en nuestra
contra y pintarnos como matones. De esa manera, incluso si pierdes, la Alianza
de Guerreros también será criticada por nuestras tácticas deshonrosas. No
permitiré que eso suceda. Estoy seguro de que yo solo puedo derrotarte con
facilidad.

Después de sondear a Jaime, Primo asumió que era mucho más poderoso que
Jaime. Iba armado con una reliquia sagrada de artes marciales, lo que le
facilitaba derrotar a Jaime.

—¿Quieres enfrentarte a mí uno contra uno? —preguntó Jaime con calma.

—Por supuesto. Una sola persona será suficiente. No hace falta que actuemos
los siete juntos — respondió Primo.

—Muy bien. Espero que no te arrepientas de lo que acabas de decir —Jaime


asintió—. Pero tengo una condición.

—Claro, adelante —Primo le hizo un gesto seco con la cabeza.

—¿Puedo elegir a cualquiera de los dos para que luche conmigo? Primo se
sorprendió ante su petición.
—¿Quieres elegir al más débil de nosotros? No tiene sentido. Todos estamos
igualados, así que elijas a quien elijas, el resultado no cambiará.

Jaime negó con la cabeza.

—Sólo quiero elegir a alguien que sea el primero en morir.

—Bien, entonces. ¿A quién vas a elegir? —preguntó Primo.

Los ojos de Jaime recorrieron el grupo antes de posarse en Secundus.

—Lo elijo a él. —Una intención asesina llenó la mirada de Jaime.

En el video había visto claramente cómo Secundus había agredido a Josefina.


Primo miró a Secundus antes de resoplar.
—Secundus, te ha elegido a ti. ¿Confías en ganar el combate?

—Primo, puedo derrotarlo en diez movimientos —respondió Secundus con


seguridad.

Durante el enfrentamiento anterior de Primo con Jaime, había evaluado el nivel


de fuerza de Jaime.

—Bien, es tu momento de brillar. Pero ten cuidado de no matarlo —le recordó


Primo.

CAPITULO 1844
Necesitaban el cuerpo físico de Jaime, que perdería mucho valor si estuviera
muerto.

—Sí, comprendo —respondió Secundus asintiendo con la cabeza.

Se adelantó y apuntó a Jaime con la espada mientras se burlaba de él:

—Tu novia parece frágil, ¡pero aguanta bien los golpes! Viste el video, ¿verdad?
Ni siquiera hizo ruido en todo el proceso.

Jaime entrecerró los ojos mientras una fuerte intención asesina recorría su
cuerpo.

—Haré que te arrepientas de todo lo que has hecho... —dijo, mientras la Espada
Matadragones aparecía lentamente en su mano derecha.

Todos los presentes pudieron sentir la intensa energía y sed de sangre que
emanaba de la espada cuando se manifestó por completo.

Como Jaime hacía tiempo que se había convertido en uno con la Espada
Matadragones, el espíritu de la espada en su interior podía sentir su rabia y
estaba sediento de sangre.

Al igual que su portador, la Espada Matadragones sólo quería aniquilar al


enemigo.

Por alguna razón, la espada de Secundus empezó a temblar un poco, como si


tuviera miedo de la Espada Matadragones de Jaime.

—¡T…Toma esto! —gritó ansioso mientras cargaba contra Jaime.

«Tengo que moverme antes de que el miedo me invada. Estaré en gran


desventaja si sucumbo al miedo en la batalla. Tengo que atacar primero para
controlar el combate. Existe la posibilidad de que pierda si dejo que él haga el
primer movimiento, ¡y no puedo arriesgarme a que eso ocurra!».

Como una flecha surcando el aire, la energía de la espada de Secundus emitió un


fuerte silbido al lanzarla contra Jaime con todas sus fuerzas.

En lugar de defenderse, Jaime blandió sin esfuerzo su Espada Matadragones y


envió una poderosa onda de energía de espada en dirección de Secundus.

Sin embargo, la energía de la espada de Secundus era muy afilada y


concentrada, por lo que pudo atravesar esa onda de energía con facilidad.

A pesar de que su ataque fue contrarrestado con tanta facilidad, Jaime mantuvo
una expresión neutral mientras activaba el Cuerpo de Golem.

Una luz dorada rodeó de inmediato el cuerpo de Jaime y lo protegió como una
armadura impenetrable.

Una enorme chispa se formó cuando la energía de la espada de Secundus entró


en contacto con el Cuerpo de Golem de Jaime, pero lo único que hizo fue dañar
algunas de sus escamas.

Los ojos de Secundus se abrieron de par en par con sorpresa e incredulidad


cuando vio que Jaime
estaba ileso. Intentó retirarse a toda prisa cuando se dio cuenta de que estaba
peligrosamente cerca, pero Jaime fue más rápido y envió otra onda de energía de
espada en su dirección.

Secundus envió una ráfaga de flores espada en un intento de bloquear la onda de


energía espada de Jaime, pero fue en vano.

La onda de energía espada de Jaime era tan poderosa que destrozó todas las
flores espada en un instante mientras seguía avanzando sin perder impulso.

Secundus no sólo fue derribado por la onda de energía de la espada, sino que su
ropa también se desgarró como resultado.

—¿Eso es todo lo que tienes? —preguntó Jaime con frialdad, mirando a


Secundus. Todos se sorprendieron al ver cómo Jaime lo había derribado en un
instante.
Después de todo, los miembros de la Alianza de Guerreros Túnica de Plata
Negra confiaban por completo en su capacidad para derrotar a Jaime con
facilidad.

Siendo el líder de los Túnica de Plata Negra, Primo estaba especialmente


sorprendido por la demostración de fuerza de Jaime.

—¡Retrocede, Secundus! No eres rival para él —ordenó.

Sin embargo, Secundus estaba tan furioso que se negó a retroceder. Decidido a
vengarse de Jaime, gritó con todas sus fuerzas:

—¡No! ¡Voy a derrotar a este tipo como sea!

Su cuerpo exudaba una tenue niebla negra mientras una figura sombría aparecía
a su lado y se superponía lentamente a su cuerpo.

La expresión de Secundus se volvió feroz a medida que aumentaba la fuerza de


su aura.

CAPITULO 1845
—¡Te mataré! —Secundus rugió mientras su espada se convertía en una sombra
amenazante que se abalanzaba sobre Jaime en un intento de envolverlo.
Toda la arena estaba cubierta por la sombra de su espada.

Incluso ante un ataque tan intimidatorio, Jaime se limitó a soltar un bufido


desdeñoso y desató una fuerte intención asesina con la mirada.

Con un poderoso golpe de la Espada Matadragones, Jaime activó Nueve


Sombras y creó clones de sombra de sí mismo.

Lo siguiente que Secundus supo fue que todos los clones de sombra iban hacia
él en perfecta sincronización.

De inmediato blandió su espada contra Jaime en un intento de golpearlo con la


sombra de la espada.

Se escuchó un fuerte estampido al aterrizar su ataque, pero lo único que alcanzó


fue el clon de sombra de Jaime, que desapareció tras el impacto.

Cuando Secundus se preparaba para lanzar otro ataque, vio un rayo de luz que se
dirigía hacia él. Lanzó un grito desgarrador y el brazo que empuñaba la espada
voló por los aires.
Jaime había cortado limpiamente todo el brazo de Secundus, pero estaba lejos de
sentirse satisfecho.

Todos observaron horrorizados cómo Jaime y sus clones de sombras seguían


atacando a Secundus. Nadie podía decir cuál era el verdadero Jaime, pero no
importaba en ese momento.

Lo único que escuchaban eran los gritos de agonía de Secundus mientras su


cuerpo y su sangre volaban por todas partes.

Los gritos se apagaron unos instantes después, y los clones de sombra de Jaime
volvieron uno a uno a su cuerpo.

La Espada Matadragones goteaba sangre mientras Secundus yacía derrotado en


un charco de sangre.

Todos sus miembros habían sido amputados y no aparecían por ninguna parte.
Su torso estaba cubierto de sangre y de espantosas heridas de arma blanca.

A pesar de la gravedad de sus heridas, Secundus seguía vivo y respiraba, pues


sus órganos vitales estaban intactos.

Jaime lo había mantenido con vida a propósito para prolongar su sufrimiento


todo lo posible.

Los ojos de Secundus estaban llenos de miedo mientras miraba a Jaime. Jadeaba
con fuerza y tenía la cara torcida por el intenso dolor, pero no podía decir ni una
sola palabra porque Jaime lo había degollado.
—Te dije que haría que te arrepintieras —dijo Jaime con un tono gélido
mientras miraba a Secundus.

En ese momento, nadie podía decir si era miedo o arrepentimiento lo que llenaba
los ojos de Secundus mientras yacía allí.

—¡Secundus!

—¡Secundus!

Unos cuantos miembros de la Túnica de Plata Negra lo llamaron y se


abalanzaron sobre él. Sin embargo, a medida que se acercaban, se dieron cuenta
de que no había forma de salvarlo.

De repente, una niebla negra salió del cuerpo de Secundus y voló al instante.

Era el alma que residía en los miembros de la Túnica de Plata Negra. Como
Jaime había destruido su cuerpo físico, necesitaba encontrar y ocupar un nuevo
cuerpo huésped lo antes posible.

Por supuesto, Jaime no iba a permitir que eso ocurriera. Abrió la boca y
succionó el alma con su cuerpo.

Como si acabara de comer un delicioso manjar, los labios de Jaime se curvaron


en una sonrisa de satisfacción tras consumir el alma.

Aquello petrificó a todos los presentes, en especial a los miembros de la Túnica


de Plata Negra. Al fin
y al cabo, no eran más que almas que ocupaban cuerpos físicos para usarlos
como marionetas.

Si alguien mataba el cuerpo que ocupaban, todo lo que tenían que hacer era
encontrar un nuevo cuerpo anfitrión y ocuparlo.

Por lo tanto, no temían que los mataran. Sin embargo, las cosas eran diferentes si
Jaime podía devorar sus almas, ya que significaría la muerte permanente para
ellos.

Todos y cada uno de los miembros de la Túnica de Plata Negra temblaban de


miedo al darse cuenta de lo que enfrentaban.

CAPITULO 1846

—Parece que te subestimé, joven —dijo Primo con enfado.

Se volvió hacia los miembros de la Túnica Negra Plateada y gritó:


—¡Tertius! ¡Quartus! ¡Quintus! Formen equipo y derríbenlo.

«Ese b*stardo fingía ser débil al principio para engañarme y hacerme bajar la
guardia, ¡y caí en la trampa! Secundus murió por mi error. ¡Necesito vengarlo!
¡Los tres deberían poder derrotarlo con facilidad! ¡No hay forma de que pueda
derrotarlos a los tres él solo!».

—¡B*stardo! ¡Te mataré y vengaré a Secundus! —Quintus rugió mientras


blandía su espada contra Jaime.

Tertius y Quartus también atacaron a Jaime al mismo tiempo.

Era obvio que los miembros de la Túnica de Plata Negra habían entrenado juntos
muy a menudo, ya que podían lanzar ataques simultáneos con una
sincronización perfecta.

Incluso ante el ataque simultáneo de tres miembros de la Túnica de Plata Negra,


Jaime no se asustó lo más mínimo. Mientras levantaba su Espada Matadragones
para bloquear el ataque de Quintus, el ataque del Puño de Hierro de Tertius le
alcanzó el pecho.

Jaime frunció un poco el ceño mientras retiraba la espada y saltaba hacia atrás
para esquivar el puñetazo.

Sin embargo, antes de que pudiera estabilizarse, la punta de un látigo de nueve


secciones salió volando hacia él. Emitía un brillo dorado al rozar su cuerpo de
Golem. Lo siguiente que supo Jaime fue que una gran parte de las escamas del
cuerpo de Golem había desaparecido.

—¡Ja! ¡Veamos si puedes esquivar nuestros ataques! —gritó Quartus, con una
mirada despiadada en los ojos. Maniobró su látigo de nueve secciones para
lanzar otro ataque desde un ángulo diferente mientras Secundus acuchillaba las
piernas de Jaime al mismo tiempo.

Tertius saltó al aire y golpeó con su Puño de Hierro desde arriba. Estaba claro
que intentaban matar a Jaime con este ataque combinado.

Impulsados por su deseo de vengar a Secundus, los tres habían olvidado el


consejo de Malphas. Todos en la multitud se tensaron mientras observaban
desde un lado.
Malphas, que en ese momento ocupaba el cuerpo de Saulo, frunció el ceño
mientras murmuraba:

—¡Estos tontos! ¡Lord Tacio tendrá sus cabezas si no lo matan! ¿Deberíamos


recordárselo, señor
Malphas? —preguntó Saulo.

«Olvídalo... Limitémonos a observar y ver cómo va», respondió Malphas.


El cuerpo de Jaime desprendía un brillante resplandor dorado mientras lanzaba
un fuerte grito de guerra. Lo siguiente que todos supieron fue que su Espada
Matadragones salió volando de su mano al blandirla.

Naturalmente, supusieron que había perdido el agarre del arma por miedo. Sin
saberlo, la Espada Matadragones era capaz de moverse por sí sola.

Hubo una chispa brillante cuando la Espada Matadragones chocó contra la


espada de Quintus y la cortó por la mitad al instante.

Jaime cerró el puño derecho, que emanaba un brillo dorado, mientras gritaba:

—¡Puño de Luz Sagrada!

Lo lanzó contra Tertius con todas sus fuerzas, haciéndole volar de un solo
puñetazo.

¡Bum!

Aunque el látigo de nueve secciones de Quartus pudo golpear y destrozar el


Cuerpo de Golem de Jaime, no le hizo mucho daño. Sus ojos se abrieron de par
en par con sorpresa e incredulidad cuando Jaime contraatacó con una rápida
patada a su cuerpo.

En un abrir y cerrar de ojos, Jaime había derrotado a los tres miembros de la


Túnica Negra Plateada. Tertius gritó de dolor porque el puñetazo le había
torcido y roto el brazo.
Jaime recuperó la Espada Matadragones y miró con frialdad a los tres miembros
de la Túnica Negra Plateada.

La multitud empezó a discutir entre ellos tras presenciar la carnicería.

—¡Jajaja! ¡No puedo creer que haya conseguido derribar a tres de la Alianza de
Guerreros con tanta facilidad!

—¡Los que apostaron por Alianza de Guerreros están a punto de perderlo todo!

—¡Jaime está dominando!

La multitud se burlaba de la Alianza de Guerreros y de los siete miembros de la


Túnica Plateada Negra.

CAPITULO 1847
La cara de Primo se contorsionó mientras escuchaba la discusión.

No podía entender lo terriblemente poderoso que podía ser Jaime y cómo tres
personas no eran ni siquiera rival.
Todos ellos eran Grandes Marqueses de las Artes Marciales en su fase avanzada,
y Primo ya estaba en el Nivel Superior.

Si hubiesen tenido tiempo, todos ellos podrían haber tenido su gran avance y
haberse convertido en

Santos de las Artes Marciales.

Aun así, con habilidades como esas, los tres no podían derrotar a Jaime.

Las habilidades que Jaime había mostrado eran sólo las de un Gran Marqués de
las Artes Marciales en la fase media.

Saulo, que estaba mirando la arena, también se veía sombrío.

Había pensado que definitivamente podría derrotar a Jaime por lo duro que
había entrenado, pero ver cómo Jaime había derrotado a tres miembros de la
Túnica de Plata Negra fue un gran golpe a su confianza.

Malphas, que estaba en el cuerpo de Saulo, habló en ese momento.

«¿Qué? ¿Tu confianza ha sufrido un golpe?».

Saulo no dijo nada y sólo asintió. Había peleado contra Jaime durante tanto
tiempo, Saulo siempre había pensado que él mismo era el más talentoso y el más
inteligente.

Nunca perdería en términos de intriga. Sin embargo, siempre era derrotado


dolorosamente cada vez que luchaba contra Jaime, y no sabía por qué.

Ahora Saulo había visto cómo Jaime había derrotado a tres miembros de la
Túnica de Plata Negra, que eran Grandes Marqueses de las Artes Marciales en
su fase avanzada, aunque Jaime sólo estaba en la fase media, y eso en verdad lo
enfurecía.

«Quieres saber por qué Jaime es tan fuerte y cómo pudo luchar contra esa gente
por encima de su nivel, ¿verdad?», preguntó Malphas.

—Sí. ¿Por qué? ¿Por qué Jaime es mejor que todos? —Saulo estaba confundido.

«Es por su físico único. Para que lo sepas, el físico de una persona puede
determinar su nivel de cultivo. Jaime tiene un físico único y la Forma Real del
Dragón Dorado. ¿Cómo puede un humano ordinario compararse con él?».

—¿La Forma Real del Dragón Dorado? —murmuró Saulo con un rostro lleno de
desolación.
Jaime tenía un físico único, y Saulo era sólo un ser humano ordinario. ¿Cómo
podía Saulo siquiera competir con Jaime?

Como oponentes, no estaban al mismo nivel.

Malphas volvió a hablar al ver la expresión de frustración en el rostro de Saulo.

«En realidad, tu físico tampoco es el de un ser humano corriente...». Los ojos de


Saulo se iluminaron cuando Malphas dijo eso.
—Señor Malphas, ¿acaba de decir que mi físico no es normal? ¿Qué físico
tengo, entonces?

—Si en realidad sólo tuvieras un físico normal, ¿crees que Lord Tacio te habría
dejado ir después de tu metedura de pata? ¿Crees que te habría proporcionado
todos esos recursos para que los cultivaras? Si fueras normal, ¿crees que yo,
Malphas, te habría elegido? Tienes la Forma del Diablo Infernal, pero este físico
especial tuyo está ahora sellado dentro de ti, y necesita ser activado. Nunca

más tendrás que temer a Jaime una vez que active la Forma del Diablo Infernal
en ti. Las palabras de Malphas hicieron temblar de emoción a Saulo.
—Forma del Diablo Infernal…

Los ojos de Saulo estaban ahora llenos de gran determinación mientras miraba a
Jaime, que estaba en la arena.

Sabía que necesitaba resolver esa pelea con Jaime de una vez por todas.

Saulo veía a Jaime como su némesis, pero poco sabía que Jaime ni siquiera se
preocupaba por él. El verdadero enemigo de Jaime era mucho más poderoso que
Saulo.

En la arena, Tertius, Quartus y Secundus ya estaban regulando su aura. Tertius


incluso se arregló los brazos.

—¡Sextus! ¡Septimum! ¡Atáquenlo juntos! Si no pueden atraparlo vivo, mátenlo


—ordenó Primo a los pocos miembros de la Túnica de Plata Negra con
expresión fría.

Nunca habían pensado que algo así ocurriría. Lo único que podían hacer ahora
era derrotarlo con números.

De inmediato, dos miembros de la Túnica de Plata Negra fueron contra Jaime.

CAPITULO 1848
Todos los espectadores se burlaron e insultaron a la Alianza de Guerreros por
hacer algo tan desvergonzado.

Sin embargo, los miembros de la Túnica de Plata Negra los ignoraron. No les
importaba lo que dijeran los demás, pues su prioridad era apoderarse de Jaime.

Los ojos de Jaime se iluminaron de emoción cuando vio que los otros iban
contra él.

La Espada Matadragones que llevaba en la mano seguía zumbando como si


también estuviera excitada.

Jaime desató Nueve Sombras y su cuerpo empezó a duplicarse.

Aunque Jaime no había liberado la novena sombra para su técnica de las Nueve
Sombras, todo el proceso seguía siendo arraigado y natural.

Ahora había seis Jaimes en la arena, y cada uno de ellos empuñaba la Espada
Matadragones mientras se enfrentaban a los miembros de la Túnica de Plata
Negra.

El Poder de los Dragones y un pequeño dragón dorado rodeaban la Espada


Matadragones.

Tras el rugido de Jaime, las seis sombras blandieron las espadas al mismo
tiempo, liberando oleadas de aterradora energía de espada que llenaron toda la
arena.

Pruuum...

Los miembros de la Túnica de Plata Negra palidecieron al ver aquello. Nunca


habían imaginado que las sombras de Jaime pudieran desatar una energía de
espada tan aterradora.

Las sombras eran en su mayoría desmotivadas e inactivas, y no poseían ninguna


fuerza real o poder

de ataque.

Sin embargo, eso no podía decirse de los clones de sombra de Jaime. Eran
exactamente como Jaime, tenían el mismo poder que él.

En otras palabras, tenían que enfrentarse a seis Jaimes.

Los miembros de la Túnica de Plata Negra entraron en pánico y se defendieron


con sus habilidades contra la horrible energía de la espada.

Con un destello, Jaime se movió entre sus clones de sombras a la velocidad de la


luz. Nadie podía ver cuál figura era el verdadero Jaime y cuál era su clon.
¡Pum!

Tertius fue el primero en salir volando tras ser atacado por la energía de la
espada, seguido de Quintus y Sextus.

Pronto, los miembros de la Túnica de Plata Negra recibieron un duro golpe y se


desplomaron.

La energía espada a la que se habían enfrentado era considerable, y todos


poseían poderes aterradores que podían causar graves daños.

Lo que no sabían era que una de las energías espada era la más letal en
comparación con las demás.

No habrían sido heridos por la energía espada si hubieran ido directamente a


través de los rayos de energía espada para atacar a Jaime en lugar de detenerse y
defenderse.

Jaime sólo había utilizado la diferencia de tiempo mientras se entrelazaba con


sus clones espada. Toda la energía espada fue liberada por él.

Con los poderes de Jaime ahora, aún no podía producir clones sombra que
tuvieran exactamente la misma fuerza que él.

La multitud se alborotó cuando los miembros de la Túnica de Plata Negra


volaron hacia atrás.

Nadie podía entender lo aterradora que era la fuerza de Jaime para derrotar a
algunos de ellos de un solo golpe.

Era imposible.

Primo también estaba sorprendido mientras miraba a Jaime, encontrándolo


difícil de creer. La fuerza de Jaime superaba su imaginación una y otra vez.
—Deberías unirte a la refriega y usar tu reliquia sagrada de artes marciales. Si
no, se irán todos al infierno —provocó Jaime mirando a Primo.

La cara de Primo se puso morada de rabia cuando vio la arrogancia en los ojos
de Jaime.

La razón por la que no usó su reliquia sagrada de artes marciales en primer lugar
fue que había pensado que seguramente podrían derrotar a Jaime con su número.

Las reliquias sagradas de artes marciales eran muy valiosas, y la vida de una
persona disminuía cada

vez que las usaba.

No serían capaces de soportar las consecuencias si una reliquia sagrada de artes


marciales se arruinaba también.
Los hombres se levantaron poco a poco. Todavía podían sentir sus órganos
revueltos a pesar de que la energía de la espada no les había quitado la vida.

Primo miró a Quintus y dijo:

—Quintus, saca la reliquia sagrada de artes marciales…

CAPITULO 1849
Quintus asintió y agarró la empuñadura rota de una espada, liberando un aura
verde que se convirtió en un tenue resplandor verde.

Ese resplandor verde se convirtió en la espada mientras Quintus sujetaba su


empuñadura.

La luz se disipó y el arma que Quintus tenía en la mano estaba completa.


Emanaba un aura desgarradora.

En el dorso de la hoja había tres enormes anillos. Al blandir la espada, los


anillos resonaban al tocar la hoja.

Mientras tanto, Primo de repente tenía nudillos de latón en la mano, y los picos
en los nudillos de latón brillaban con intensidad.

Todos se sintieron abrumados por su aterradora aura, como si una gigantesca


montaña les presionara el cuerpo.

Se trataba de una reliquia sagrada de artes marciales. Podía parecer ordinaria,


pero podía volver loco a cualquiera.

Muchas familias de artes marciales ni siquiera podían hacerse con una reliquia
sagrada de artes marciales en toda su existencia.

Si una familia de artes marciales tenía una reliquia sagrada de artes marciales,
sin duda podría alcanzar la cima del mundo de las artes marciales.

Este era el valor de una reliquia sagrada de artes marciales.

Toda la multitud contuvo la respiración ante la aparición de dos reliquias


sagradas de artes marciales.

Aunque Jaime era poderoso, ya que un solo tajo suyo podía derrotar a los
Grandes Marqueses de las Artes Marciales, con la aparición de las reliquias
sagradas de las artes marciales, la balanza de la victoria se inclinaba ahora hacia
la Alianza de Guerreros.

Había que saber que la fuerza de un Gran Marqués de las Artes Marciales
aumentaría enormemente una vez que tuvieran una reliquia sagrada de las artes
marciales, y ahora, tenían dos.
¿Cómo podría Jaime enfrentarse a ellos?

Jaime miró las reliquias sagradas de artes marciales de la Alianza de Guerreros


en silencio, pero su corazón ya ardía de pasión.

La Espada Matadragones en sus manos zumbaba, y la luz de la espada se hacía


más brillante.

Al final, la luz de la espada iluminó toda la arena de artes marciales. Todos los
que estaban sintiendo la presión de la reliquia sagrada de artes marciales se
sintieron aliviados cuando los rayos de luz de la Espada Matadragones de Jaime
brillaron en la arena.

El aura que emitía la Espada Matadragones en las manos de Jaime aplastaba el


aura de las dos reliquias sagradas de artes marciales.

—Jaime Casas, planeábamos atraparte vivo, pero ya que tienes deseos de morir,
entonces no nos culpes por lo que viene.

Después de que Primo dijera eso, lanzó un puñetazo al aire.

Una enorme ola de energía cargó contra Jaime, y el aire pareció temblar. Como
una enorme bestia, abrió la boca como si quisiera tragarse a Jaime entero.

Jaime no se inmutó ante el ataque de Primo. Levantó poco a poco su Espada


Matadragones y la blandió hacia abajo.

La energía que estaba frente a Jaime fue cortada por la luz de su Espada
Matadragones. El vacío se volvió caótico y la energía se desbocó.

Jaime volvió a blandir su Espada Matadragones y la energía desapareció. Todo


el vacío se transformó.

El movimiento liberado por la reliquia sagrada de artes marciales de Primo fue


con facilidad desactivado por la Espada Matadragones de Jaime.

Primo frunció las cejas y rugió:

—¡Todos juntos!

Tenían dos reliquias de artes marciales sagradas, pero la confianza de Primo


empezó a flaquear ante la Espada Matadragones de Jaime.

Lo único que podían hacer era atacar juntos para matar a Jaime.

En ese instante, había múltiples rayos de luz en la arena, y todos cargaban hacia
Jaime. Este miró a su Espada Matadragones, poniendo toda su esperanza en él.
La espada pareció escuchar la súplica de Jaime y emitió un zumbido.

A continuación, Jaime lanzó la Espada Matadragones. Acompañado de un agudo


silbido, un resplandor verde comenzó a envolver la Espada Matadragones.

Era un espíritu espada. El resplandor verde podía verse rodeando la Espada


Matadragones. Como si la espada estuviera motivada para luchar, el zumbido se
hizo más fuerte, y muchos de los presentes no pudieron evitar taparse los oídos.

CAPITULO 1850
¡Bum!

La Espada Matadragones era como un auténtico dragón mientras rayos de


energía de espada descendían del cielo.

La multitud estaba incrédula ante aquel espectáculo.

Nunca habían pensado que una espada pudiera emanar un poder tan fuerte por sí
misma y ese poder no era más débil que el de las reliquias sagradas de artes
marciales.

Incluso parecía ser más fuerte que las reliquias de artes marciales sagradas.

Al sentir el poder de la Espada Matadragones, todos los miembros de las


Túnicas Plateadas Negras se sorprendieron y vacilaron en sus movimientos.

—¡No te preocupes por eso y mata a Jaime! ¡Esa espada será inútil mientras
Jaime esté muerto! — rugió Primo, diciendo a sus subordinados que ignoraran a
la Espada Matadragones.

Para él, la Espada Matadragones seguía siendo controlada por Jaime, aunque
éste la hubiera soltado. Pensó que la defensa de Jaime sería más débil ahora que
controlaba la Espada Matadragones.

Sin embargo, Primo se equivocó. Jaime ya no controlaba la Espada


Matadragones. Era el espíritu de la espada quien la controlaba.

Seis aterradoras auras cargaron hacia Jaime, y dos de ellas provenían de las
reliquias sagradas de artes marciales. Aunque Jaime tuviera el Cuerpo de Golem,
o, aunque su cuerpo fuera fuerte, no podría resistir esos ataques.

Jaime sabía que su cuerpo no podría soportarlo, pero no se preocupó y se limitó


a esperar en silencio.

Primo tenía una sonrisa de satisfacción en la cara cuando vio a Jaime quieto.
Pensó que Jaime no podía concentrarse en eso ya que estaba controlando la
Espada Matadragones. Sin embargo, justo cuando una de las auras alcanzó a
Jaime, una persona apareció de repente frente a él.
Para ser más precisos, era un cadáver el que estaba frente a él. El cuerpo de un
demonio de sangre servía de escudo, bloqueando a Jaime de los ataques.

Todos se quedaron atónitos al ver aquello. No podían entender lo que Jaime


estaba tratando de hacer. Incluso los miembros de la Túnica de Plata Negra
estaban estupefactos ante aquella escena.

No entendían por qué sacaba un cadáver en una situación de vida o muerte como
esta. Sin embargo, pronto lo entendieron.

El aura golpeó el cuerpo del demonio de sangre y no le hizo ni un rasguño.

Incluso los ataques de las reliquias de artes marciales sagradas fueron con
facilidad bloqueados por el demonio de sangre.

Los miembros de la Túnica de Plata Negra estaban conmocionados hasta la


médula.

No podían entender cómo el cuerpo de una persona podía ser tan duro. Era tan
duro que incluso las reliquias sagradas de artes marciales no podían dejarle ni un
rasguño.

En ese momento, los ojos de Jesica se iluminaron al ver al demonio de sangre.

Había ido a invitar a Jaime a trabajar con ella y con la Secta Demoniaca. Incluso
le había contado a Jaime algunos de los secretos de la Alianza de Guerreros, y
todo por el cuerpo del demonio de sangre.

—¿Qué demonios es eso? —preguntó Tertius confundido.

Antes de que alguien pudiera responder, sintieron un aura amenazadora por


encima de ellos.

Vieron a la Espada Matadragones desatando una horripilante energía marcial


que cubría toda la espada y los envolvía desde encima de sus cabezas.

—¡Retirada!

Primo palideció mientras retrocedía al instante.

Los demás le siguieron al instante, pero los rayos de energía de la espada eran
como una lluvia que caía sobre los hombres.

Sin otra opción, agitaron sus espadas, intentando defenderse de la energía de la


espada.

Desde el punto de vista de la multitud, lo que vieron fue a los hombres de la


Túnica de Plata Negra intentando defenderse de una sola espada, y Jaime estaba
allí, mirando con calma.

Los hombres parecían desaliñados. Sus túnicas estaban rasgadas, lo que les hacía
parecer mendigos.

Había seis Grandes Marqueses de las Artes Marciales y dos reliquias sagradas
de las artes marciales en la arena, pero ninguno podía derribar a Jaime. Muchos
se quedaron atónitos.

—¡Quintus! ¡Septimum! ¡Síganme! ¡Derribaremos a Jaime! Tertius, Quartus y


Sextus, ¡ustedes tres detengan esa espada! —ordenó Primo después de recuperar
el aliento.

Necesitaban trabajar por separado. Primo sabía ahora que Jaime no controlaba la
Espada Matadragones. La espada tenía mente propia.

Era obvio que la Espada Matadragones era una espada espiritual, y el espíritu de
la espada también tenía algo de sentido espiritual.

CAPITULO 1851
De inmediato, la Espada Matadragones fue sujetada por los tres mientras
Quintus apuntaba a Jaime con su Espada de Artes Marciales. La lanzó sin piedad
hacia abajo y el resplandor verde de la espada salió disparado.

Jaime vio el movimiento de Quintus. Sin un arma, sólo podía usar el cuerpo del
demonio de sangre como arma.

El cuerpo del demonio de sangre comenzó a balancearse en el aire con un rugido


de Jaime.

¡Clang!

Tras un crujiente sonido, la energía de la espada empujó el cuerpo del demonio


de sangre hacia el lugar de donde procedía.

Al mismo tiempo, Septimum, que sostenía una espada circular, se abalanzó


hacia Jaime. Los afilados bordes de la espada rasgaron el aire, provocando una
serie de sonidos explosivos.

Jaime saltó de inmediato al cielo, dejando que la hoja circular pasara por debajo
de sus pies. Luego, agarró las dos piernas del demonio de sangre y lo envió
volando hacia Septimum.

La multitud vio cómo se desarrollaba la escena y no pudo evitar reír a


carcajadas. ¿Estaba Jaime usando el cuerpo del demonio de sangre como
escudo?
Nunca antes habían visto a nadie luchar de una forma tan poco convencional.

El demonio de sangre era un héroe ambicioso hace unos miles de años. Se


enojaría si se enterara de que ahora lo estaban utilizando como escudo.

Mientras tanto, en la plataforma de observación, Jesica se dio cuenta de que


Jaime había optado por utilizar el cuerpo del demonio de sangre como arma. El
arrepentimiento y la impotencia aparecieron en su rostro mientras un
pensamiento cruzaba su mente.

«¡Qué desperdicio!».

—¡Ten cuidado, Septimum! —advirtió Primo. Los nudillos de latón de sus dos
manos emitieron un brillo deslumbrante. Lanzó un puñetazo en dirección a
Jaime, y un aura horripilante se precipitó de inmediato hacia éste.

Jaime no cedió. Agitó el cuerpo del demonio de sangre en el aire como si aún
estuviera vivo.

Ráfagas de fuerte viento surcaron la atmósfera. Bajo el control de Jaime, todo el


espacio de la arena vibró y cambió.

¡Bum! ¡Bum! ¡Bum!

Primo lanzó oleada tras oleada de horrible aura contra Jaime, pero fue en vano,
ya que éste utilizó el cuerpo del demonio de sangre para bloquearlas.

Aunque hubo una serie de violentas explosiones, no había signos de daño en el


cuerpo del demonio de sangre. Por el contrario, Primo fue quien sintió que sus
muñecas se habían entumecido y que sus brazos temblaban un poco.

Jaime gritó:

—¡Maldito seas!

Entonces, hizo girar el cuerpo del demonio de sangre, provocando un aullido en


la atmósfera. La expresión de Primo cambió y retrocedió rápido. Sin embargo,
era demasiado tarde. Jaime ya le había lanzado el cuerpo del demonio de sangre.

La cabeza del demonio de sangre voló hacia la cabeza de Primo a la velocidad


del rayo. Si Primo no esquivaba a tiempo, la cabeza del demonio de sangre
rompería el cráneo de Primo sin causarse daño a sí mismo.

—¡Primo! —Quintus gritó con urgencia. De inmediato lanzó su Espada de Artes


Marciales, protegiendo a Primo del inminente ataque.

¡Clang!
La Espada de Artes Marciales de Quintus fue barrida hacia un lado. Primo
aprovechó la oportunidad para dar dos pasos hacia atrás y evitó ser golpeado por
la cabeza del demonio de sangre.

Jaime miró la Espada Santa de Artes Marciales, que seguía flotando en el aire.
Se le ocurrió una idea. Pisó el suelo, voló hacia la Espada de Artes Marciales e
intentó agarrarla.

«La Espada Santa de Artes Marciales es una reliquia sagrada de las artes
marciales. Si llega a ser mía, significará que la Secta Duval poseerá por fin su
primera reliquia sagrada de artes marciales. Nadie

se atreverá a menospreciar a la Secta Duval, aunque yo ya no esté».

Quintus se dio cuenta de lo que Jaime intentaba conseguir. Saltó al aire presa del
pánico. No se atrevía a perder la Espada Santa de Artes Marciales, pues Tacio lo
castigaría si se enteraba.

Justo cuando Quintus estaba a punto de alcanzar su Espada Santa de Artes


Marciales, Jaime utilizó al demonio de sangre como dardo y lo lanzó en
dirección a Quintus.

Quintus no pudo esquivar su ataque. El cuerpo del demonio de sangre se estrelló


contra él con fuerza. Lo que fue aún más aterrador para Quintus fue que chocó
contra la cara del demonio de sangre. Sus labios se encontraron con los del
demonio de sangre y esa sensación momentánea le produjo una oleada de
repugnancia.

La tremenda fuerza hizo que el cuerpo de Quintus cayera al suelo con velocidad,
haciendo que sus órganos internos se retorcieran y rodaran.

Jaime agarró la empuñadura de la Espada Santa de Artes Marciales. Al instante,


sintió el aura de la Espada de Artes Marciales entrando en su cuerpo.

Mientras aterrizaba con lentitud en el suelo, extendió la mano para atrapar el


cuerpo del demonio de sangre.

CAPITULO 1852
En ese momento, Jaime tenía la espada en la mano derecha mientras que el
demonio de sangre en la izquierda le servía de escudo. Dio una bofetada
provocativa con la Espada Santa de Artes Marciales en el cuerpo del demonio de
sangre, haciendo que sonaran crujientes ruidos por toda la zona.

El trío de la Túnica de Plata Negra se divirtió con su acción.

—¡Ahora muere! —Con la Espada Santa de Artes Marciales en su poder y el


cuerpo del demonio de sangre como escudo, Jaime ya no tenía que preocuparse
de ser derrotado por el trío de la Túnica de Plata Negra.
Jaime blandió la Espada Santa de Artes Marciales en el aire, y la espada emitió
al instante una luz que voló hacia el trío de la Túnica de Plata Negra.

El rayo verde que irradiaba era más potente que cuando la poseía Quintus. La
razón se reducía a que la reliquia sagrada de artes marciales estaba en contacto
con el aura de un guerrero Santo de las Artes Marciales. Con el apoyo del Poder
de los Dragones en él, ese único movimiento de Jaime desató docenas de rayos
de luz de la Espada Santa de Artes Marciales.

La expresión de Quintus se ensombreció cuando vio lo poderosa que era la


Espada Santa de Artes Marciales en posesión de Jaime. Diferentes pensamientos
aparecieron en su mente.

«La misma arma puede volverse más poderosa cuando la usa una persona
diferente. ¿Significa esto que mis capacidades no son nada comparadas con las
de Jaime?».

Primo resopló al ver lo que ocurría. De inmediato, unas luces cegadoras


irradiaron de los nudillos de latón de sus manos.

Entonces, asaltó a Jaime con múltiples golpes mientras rayo tras rayo de luz
volaban hacia él. Decenas de rayos verdes se estrellaron contra el suelo al entrar
en contacto con los golpes de Primo. Parecía que la reliquia sagrada de artes
marciales que poseía Primo era mucho más poderosa.

—No está mal. Parece que tendrás que darme la reliquia sagrada de artes
marciales que tienes en

tus manos —Jaime habló. Levantó de nuevo la Espada Santa de Artes Marciales
y soltó un rugido. El rayo dorado que rodeaba su cuerpo se hizo cada vez más
fuerte mientras el Poder de los Dragones fluía hacia el arma.

Era la primera vez que Jaime usaba la Espada Santa de Artes Marciales, así que
no sabía qué esperar. Pero ahora, parecía que había llegado a comprender el
arma que sostenía.

—¡Cuchillada! —gritó Jaime. A unos metros de altura, una luz penetrante brotó
de la Espada Santa de Artes Marciales. La deslumbrante luz era cautivadora,
captando la atención de todos.

Cuando Jaime blandió la espada hacia abajo, su enorme filo se rompió en miles
de trozos más pequeños y luego volaron hacia los hombres de la Túnica de Plata
Negra.

Las hojas eran como un tornado que esta vez rodeó al instante a los enemigos de
Jaime desde arriba.
Los tres guerreros de Túnica de Plata Negra no tuvieron más remedio que
resistir con todas sus fuerzas.

Primo contraatacó sin cesar con múltiples puñetazos que irradiaban un


resplandor para impedir que esas cuchillas parecidas a langostas le hicieran
daño.

Sin la ayuda de la Espada Santa de Artes Marciales, Quintus desató energía


marcial que rodeó su cuerpo y lo protegió. Al mismo tiempo, hizo todo lo
posible para usar su puño para protegerse de las cuchillas que parecían
langostas.

Por otro lado, Septimum lanzó su espada circular al aire. Voló hacia los
numerosos filos, intentando impedir que lo atacaran.

¡Bum! ¡Bum! ¡Bum!

Un sinfín de cuchillas cayeron sobre los tres, empujándolos hacia atrás.

La situación no era grave para Primo y Septimum, pues aún tenían sus armas
para escudarse. Sin embargo, las cosas no pintaban muy bien para Quintus. Sólo
podía usar sus puños y su musculoso cuerpo para protegerse.

Las interminables cuchillas causaron múltiples heridas en el cuerpo de Quintus a


medida que pasaba el tiempo. Al final, fue un espectáculo sangriento presenciar
cortes por todas partes en su cuerpo mientras sangraban.

—Veré cuánto tiempo pueden resistir mis ataques... —La voz de Jaime era
gélida mientras volvía a blandir la Espada Santa de Artes Marciales en su
dirección.

Las cuchillas que estaban a punto de dejar de atacar al trío comenzaron a llover
de nuevo. Los hombres estaban al borde del colapso cuando vieron aquello.
Quintus no pudo soportar la presión por más tiempo. La sangre brotó de su boca
mientras su cuerpo caía hacia atrás.

Las cuchillas atravesaron su cuerpo, dejando tras de sí innumerables lesiones y


cortes.

—¡Quintus! —La expresión de Primo cambió de golpe. Los nudillos de latón de


su mano brillaban mientras se movía en dirección a Quintus e intentaba
protegerlo del daño de los ataques de

langosta de la espada.

En ese preciso instante, la hoja circular en la mano de Septimum se convirtió en


polvo, incapaz de resistir los interminables ataques.
CAPITULO 1853
Después de todo, lo que poseía no era una reliquia sagrada de artes marciales. Le
resultaba imposible bloquear un ataque tan increíble.

Después de que su arma se redujera a polvo, su cuerpo fue acuchillado varias


veces. El ataque lo lanzó por los aires, formando un profundo barranco en la
arena.

La cara de Primo se contorsionó de rabia cuando vio aquello.

En un abrir y cerrar de ojos, Jaime había conseguido la Espada Santa de Artes


Marciales e incluso había herido a Quintus y Septimum. Claramente, estaban en
desventaja.

—¡En formación! —gritó Primo de repente.

Pronto, los ojos de Quintus, que ya estaba herido, y Septimum brillaron con
expectación. De inmediato, se sentaron erguidos.

Incluso Tertius, Quartus y Sextus, que mantenían a raya a la Espada


Matadragones, abandonaron de repente la batalla y se colocaron detrás de Primo.

—Voy a hacer que mueras, Jaime. Voy a hacer que mueran todos los que están
aquí —siseó Primo con expresión despiadada.

«Van a autodestruir sus espíritus», murmuró Malphas. Luego le dijo a Saulo:

«¡Date prisa y abandona este lugar!».

Aunque Saulo no sabía de qué tenía miedo Malphas, no tuvo más remedio que
obedecer a éste mientras huía a toda prisa del lugar.

Mientras se marchaba, Saulo echó una última mirada a sus espaldas.

—Jaime, espero que no mueras hoy. Espero que sobrevivas hasta el día en que
vuelva a batirme en duelo contigo.

Nadie se dio cuenta de que Saulo se marchaba, pues todos observaban la batalla
con emoción.

Justo entonces, los ojos de Primo cambiaron de color. El blanco de sus ojos
desapareció, y sus globos oculares se volvieron negros por completo.

Cuando empezó a cantar, los espíritus abandonaron sus cuerpos y flotaron en el


aire.

Los miembros de la Túnica de Plata Negra intercambiaron miradas y se llevaron


las manos al corazón.
Primo se clavó los nudillos de latón en el corazón y la sangre brotó de su boca.
Al momento siguiente, los demás también se apuñalaron el corazón con sus
armas.

La sangre salpicó al instante todo el suelo.

Al mismo tiempo, las auras de los miembros de la Túnica de Plata Negra se


desvanecieron y cayeron

al suelo.

La multitud estaba estupefacta. No podían entender lo que estaban haciendo.


¿Por qué se habían suicidado de repente?

Poco después, los miembros de la Túnica de Plata Negra brillaron. Para ser más
específicos, eran las runas de sus cuerpos las que brillaban.

Resultó que esos hombres tenían runas tatuadas en sus cuerpos.

Las runas seguían brillando y absorbían rápidamente la sangre del suelo.


Mientras tanto, los espíritus flotaban en el aire mientras la luz de las runas
brillaba sobre ellos.

Pronto, la multitud se dio cuenta de que los cuerpos de los guerreros de la


Túnica de Plata Negra que ya estaban sin vida volvían a moverse de repente.

Una aterradora ola de aura surgió de sus cuerpos en ese instante.

Entonces, sus ojos se volvieron negros como el carbón, y sus expresiones se


volvieron inexpresivas. Parecían marionetas zombis.

Los espíritus que flotaban en el aire entraron de nuevo en los cuerpos de los
hombres de la Túnica de Plata Negra.

De inmediato, sus ojos negros como el carbón brillaron y se volvieron rojo


carmesí, lo que les dio un aspecto aún más horrible.

—¿Qué magia es esta? ¿Por qué requiere que uno sacrifique su vida? —
preguntó confundido alguien desde abajo.

—La Alianza de Guerreros lleva ya mucho tiempo practicando el Cultivo


Demoníaco. No es de extrañar que conozcan magia negra como esta.

—Bueno, es hora de que Jaime elimine a la Alianza de Guerreros de una vez por
todas antes de que corrompan el mundo de las artes marciales.

—Nunca serán capaces de comprender el verdadero propósito del mundo de las


artes marciales si dependen de los espíritus y del cultivo de la magia negra.

Muchos entre la multitud comenzaron a increpar a la Alianza de Guerreros.

Sin embargo, los miembros de la Túnica de Plata Negra ya no podían escuchar


las discusiones de la multitud. Cosas como la reputación y la dignidad ya no les
importaban. En ese momento, no eran más que cadáveres.

—Eres la primera persona que nos obliga a entrar en este escenario —dijo
Primo. Sin embargo, su voz había cambiado a la de una persona mayor.

CAPITULO 1854
Jaime sabía que el espíritu había ocupado el cuerpo de Primo.

—Hmph. Ustedes deberían de estar muertos desde hace mucho tiempo y, sin
embargo, pusieron patas arriba el mundo de las artes marciales. Hoy voy a
eliminarlos a todos.

Con eso, Jaime cambió la Espada Santa de Artes Marciales por la Espada
Matadragones.

Sentía que podía hacer lo que quisiera con la Espada Matadragones.

—¡Estoy dispuesto a cambiar mi vida por la apertura de las puertas del infierno!
—gritó Primo.

Al momento siguiente, los miembros de la Espada Matadragones cayeron de


rodillas al unísono, y unos rayos de luz se extendieron por el suelo bajo ellos a
gran velocidad hasta cubrir toda la arena de artes marciales.

Al principio, la multitud no le dio importancia. Poco después, el suelo tembló y


una niebla negra se elevó en el aire desde todos los rincones. Sólo entonces
alguien se dio cuenta de que algo iba mal.

¡Prum!

La niebla negra llegó de todas partes y envolvió todo el estadio. También había
niebla negra rodeando los pies del público, agarrándose a sus pies como
grilletes.

Fue entonces cuando empezaron a sentir miedo. Lucharon y gritaron con todas
sus fuerzas, queriendo huir de aquel lugar.

No tardaron en darse cuenta de que era imposible liberarse de la niebla negra.


Además, se dieron cuenta de que estaban perdiendo gradualmente su energía
marcial.

Aunque ocurría poco a poco, aún podían sentirlo. Alguien intentó evitarlo, pero
fue en vano.
Mientras tanto, las auras de los guerreros de Túnica de Plata Negra se hacían
más fuertes a pesar de estar rodeados por la niebla negra.

Evidentemente, los hombres estaban absorbiendo la energía marcial perdida por


la multitud.

Jaime frunció las cejas al darse cuenta. Nunca había esperado que los hombres
desataran semejante magia negra.

Saltó al aire y blandió la Espada Matadragones.

No podía permitir que aquellos hombres continuaran con su ataque o todos los
allí presentes morirían.

¡Whoosh!

Un chorro de afilada energía de espada voló hacia Primo. Para sorpresa de


Jaime, Primo no sólo no lo esquivó, sino que fue contra él.

El brazo de Primo se rompió en el momento en que la energía de la espada


chocó contra él. Al mismo tiempo, su puño cayó con fuerza sobre el cuerpo del
demonio de sangre.
Jaime retrocedió unos pasos por el impacto. Podía sentir el cambio en las
capacidades de Primo. Por suerte, Jaime estaba protegido por el cuerpo del
demonio de sangre. De lo contrario, habría resultado herido por el puñetazo.

En cualquier caso, tuvo suerte de haber roto el brazo de Primo.

Justo cuando Jaime echó un vistazo, se dio cuenta de que el brazo roto de Primo
había desaparecido

y se había transformado en una niebla negra.

Rodeó el área donde había estado el brazo roto de Primo, y un nuevo brazo
apareció al instante. Jaime se quedó atónito ante lo que vio.
Mientras se quedaba helado, los luchadores de Túnica de Plata Negra se
dirigieron hacia él. En un instante, se enfrentó solo a seis miembros de Túnica
de Plata Negra.

Aunque el Espada Matadragones era poderosa y lograba herir a sus oponentes


con cada ataque, éstos no le temían lo más mínimo. Aunque les cortaran la
cabeza, podía volver a crecer a la perfección, lo que frustraba a Jaime.

Jaime no podía imaginar qué sería de él si no fuera por la protección del


demonio de sangre. Aun así, su cuerpo ya estaba cubierto de heridas.
—Maldita sea. Son indestructibles e incluso pueden absorber la energía marcial
de otra persona. Esto no puede seguir así…
Jaime frunció el ceño, aguantando con gran dificultad.

Aunque estaba lleno de energía, era inútil. Ni siquiera la Espada Matadragones


surtía efecto.

¡Bum!

Un sonido ensordecedor resonó mientras Jaime soportaba otro poderoso ataque.


Todo su ser voló hacia atrás y se estrelló contra el suelo con un fuerte golpe.

No se sabía cuántas veces había ocurrido aquello.

CAPITULO 1855

Miró la niebla oscura que surgía de todos los rincones y a la multitud que
gritaba, sabiendo que todos morirían si la situación continuaba.

En ese momento, la arena de artes marciales funcionó como una matriz arcana,
atrapando a todos en ella.

Los guerreros de la Túnica de Plata Negra, por otro lado, eran indestructibles en
la matriz arcana.

De repente, a Jaime se le ocurrió una idea.

Otra forma era suprimirla con una matriz arcana de nivel superior.

Con ese pensamiento, Jaime guardó la Espada Matadragones y el cuerpo del


demonio de sangre.

Cerrando un poco los ojos, activó a toda prisa la Técnica del Enfoque, que tenía
una poderosa fuerza que atraía la niebla oscura hacia su cuerpo.

De inmediato, la energía espiritual que había perdido se repuso.

Al mismo tiempo, los hechizos que había heredado de la Secta Ira del Cielo
pasaron por su mente.

Necesitaba encontrar una forma de enfrentarse al conjunto arcano.

Al notar que la niebla oscura que lo rodeaba fluía hacia el cuerpo de Jaime,
Primo frunció las cejas.

—¡Dense prisa y mátenlo! No perdonen ni a su cuerpo físico.


CAPITULO 1856
—Señor Casas, gracias por salvarnos —dijo alguien de la multitud.

Si no fuera por Jaime, sus habilidades habrían sido absorbidas por los enemigos.

—¡Gracias, Señor Casas!

—Gracias…

Mucha gente empezó a expresar su gratitud. Jaime asintió un poco.


—Jaime, tus poderes son mucho mayores de lo que había imaginado —comentó
Jesica con el asombro dibujado en el rostro.

—Ni siquiera conozco el alcance de mis poderes —Jaime esbozó una sutil
sonrisa.

Desde hacía un año, Jaime sentía que su vida avanzaba como si alguien lo
hubiera planeado todo para él.

«Tal vez este sea el camino que mi padre me ha allanado. Ahora que he pisado
este camino, seguiré andando por muy difícil que se ponga».

—Bueno, ya has arreglado tus asuntos. ¿Ya tienes tiempo para venir conmigo a
la Secta Demoniaca?
—preguntó Jesica.

—Todavía no he rescatado a mi novia. Tengo que hacer eso primero. Incapaz de


esperar más, Jaime fue hacia la base de la Alianza de Guerreros. Jesica negó con
la cabeza, pero lo siguió.
Cuando Jaime llegó a la base de la Alianza de Guerreros, ya estaban siendo
atacados por los hombres de Giovanni. Sin embargo, no pudieron entrar, pues la
mazmorra estaba protegida por un
conjunto arcano.

Al llegar ante la colina artificial, Jaime posó con suavidad la palma de la mano
sobre ella. Los amuletos flotaron en el aire, liberando una tenue luz.

Era la matriz arcana que protegía la mazmorra. En cuanto apareció la matriz


arcana, Jaime escaneó los amuletos y descubrió el núcleo.

Con la Espada Matadragones en la mano, Jaime la hizo caer sobre el núcleo y lo


destruyó. De ese modo, la matriz arcana desapareció.

Jaime empujó la puerta de la mazmorra y se abrió. De inmediato, Jaime entró


corriendo. Isabel y los demás entraron también. Hacía mucho tiempo que no
veían a Josefina.
Nada más entrar en la mazmorra, vieron que Josefina seguía encerrada en una
celda, en un rincón. Esta vez, sin embargo, estaba cubierta de heridas.
—Josefina…

Jaime sintió un inmenso remordimiento y angustia al ver sus heridas.

—¡Josefina! ¡Josefina! —Isabel también gritó.

Josefina se sorprendió al ver a Jaime e Isabel en la mazmorra.

—¿C…Cómo entraron?

Josefina sabía que no era fácil entrar al calabozo de la Alianza de Guerreros.

—Josefina, Jaime eliminó a la Alianza de Guerreros. Te vamos a sacar ahora.


Isabel se adelantó y usó todas sus fuerzas para romper la puerta de la celda. Sin
embargo, por más que lo intentó, la puerta no cedió.
—No malgastes tu energía, Isabel. No se abrirá —Josefina negó con la cabeza.
Isabel miró a Jaime. Sabía que éste tendría una idea.
—Apártate, Isabel.

Con eso, un débil resplandor apareció en la palma de su mano, y la presionó con


suavidad contra la puerta.

La celda resplandeció y unos amuletos brillantes rodearon toda la zona.

Era la matriz arcana que controlaba toda la celda. Por suerte, Jaime podía
encontrar su núcleo mientras la matriz arcana estuviera visible.

Con cuidado, escaneó las complejas runas y encontró el núcleo.

¡Bum!

Golpeó con el puño un punto concreto de la matriz arcana.

Ese puñetazo hizo temblar toda la mazmorra. Al mismo tiempo, Jaime fue
lanzado hacia atrás por la
tremenda fuerza de la energía de rebote. Por desgracia, la matriz arcana seguía
intacta. Eso demostraba que Jaime había encontrado el núcleo equivocado.
A pesar de todo, Jaime no se rindió. Siguió buscándolo y volvió a golpear con el
puño.

El quinto intento dio el mismo resultado, y Jaime salió despedido hacia atrás.
Después de más de diez intentos, Jaime estaba empapado en sudor y le salía
sangre por la boca.

CAPITULO 1857
—Jaime, deja de intentarlo. Deja de hacer lo que estás haciendo —persuadió
Josefina a Jaime. Si continuaba con sus intentos, moriría aplastado por el
retroceso del daño de la matriz arcana.
—Lo intentaré una vez más. Sólo una vez más —Volvió a tocar con suavidad la
puerta de la prisión, haciendo que el conjunto arcano brillara con fuerza.

Esta vez, cerró los ojos y sintió la mecánica del conjunto arcano con el corazón.

Así, se sumergió en la experiencia en silencio durante más de diez minutos.


Abrió de golpe los ojos y desató su habilidad, envolviendo su puño derecho con
una luz deslumbrante.

—¡Puño de Luz Sagrada!

Respiró hondo y lanzó un puñetazo feroz.

¡Bum!

Tras el fuerte estallido, la matriz arcana empezó a temblar tras ser golpeada por
el Puño de Luz Asustado de Jaime.

Jaime estaba encantado de ver eso. No se atrevió a dudar más y lanzó otro
puñetazo.

¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!

Después de dar más de diez puñetazos consecutivos, sus puños se cubrieron de


sangre. Al final, la matriz arcana no pudo soportar más impactos y se derrumbó.

Jaime abrió la puerta de la prisión a toda prisa y corrió hacia el interior para
abrazar a Josefina. Los dos se abrazaron con fuerza como si nadie los estuviera
viendo.
Podía sentir claramente el calor del cuerpo de ella, así que no creyó en la
afirmación de Jesica de que la Josefina actual era sólo una proyección. Ella no se
sentiría tan real si sólo fuera una ilusión.

Jaime y Josefina se abrazaron durante largo rato. En ese momento, sus ojos
enrojecieron. Había esperado demasiado y había sacrificado demasiado por
aquel momento.

A Isabel también se le llenaron los ojos de lágrimas. Abrazó a Josefina y charló


con ella. Todos parecían tener un sinfín de cosas que decir en ese instante.

¡Prum!

De repente, toda la mazmorra tembló con violencia como si estuviera a punto de


derrumbarse.

—La mazmorra se está derrumbando. ¡Dense prisa y salgan!


Después de decir eso, Jesica se apresuró a salir de la mazmorra. Todos los
demás la siguieron rápidamente para escapar. Jaime agarró la mano de Josefina,
sin querer soltarla ni un segundo.

Cuando salieron de la mazmorra, ésta se derrumbó tras ellos. Incluso la montaña


falsa se derrumbó con ellos.

El derrumbe de la mazmorra fue también una señal de que la Alianza de


Guerreros estaba a punto de pasar a la historia.

Jaime suspiró al ver la mazmorra en ruinas.

—Señorita Zhar, espero que nuestra colaboración pueda basarse en la confianza.


Ahora que mi novia está aquí, lo que ha mencionado de que es una proyección
no es cierto, ¿verdad? —preguntó Jaime a Jesica.

Jesica esbozó una débil sonrisa.

—Deberías darte prisa y decirle a tu novia lo que tengas que decirle. Salió de la
matriz arcana, así que no podrá quedarse mucho tiempo con nosotros.

—¿Qué es esa tontería? —Jaime fulminó a Josefina con la mirada. En ese


momento, Josefina chilló de repente:
—¡Mis piernas! ¡Mis piernas!

Se miró las piernas y gritó porque estaban desapareciendo poco a poco.

Jaime se quedó boquiabierto al ver aquello. Todos los demás también se


quedaron estupefactos. Sólo Jesica permaneció imperturbable. Parecía saber
desde hacía tiempo que ése sería el resultado. Incapaz de creer que Josefina
estuviera desapareciendo así, Jaime la agarró de las manos con fuerza.
Hizo todo lo posible por canalizar su energía espiritual hacia ella, pero su
esfuerzo fue en vano, ya que no pudo evitar que Josefina se desvaneciera.

—No, no dejaré que te vayas. De ninguna manera. Le agarró las manos con
fuerza y reunió su aura.
Jaime movió el brazo con todas sus fuerzas, creando un nuevo espacio.

El nuevo espacio era comúnmente conocido como un reino secreto. Sin


embargo, Jaime aún no estaba dotado de la capacidad de controlar la grieta
espacio-temporal. Solo la había creado por accidente cuando perdió el control de
sus emociones.

La grieta desapareció al poco tiempo.

Al darse cuenta de que no podía impedir que Josefina desapareciera, Jaime se


volvió para mirar a Jesica.
CAPITULO 1858

Dio un paso adelante y suplicó:

—Señorita Zhar, puedo acceder a todas las peticiones de la Secta Demoniaca


siempre y cuando pueda evitar que mi novia desaparezca ahora. Le daré todo lo
que quiera.

Sin embargo, Jesica negó con la cabeza.

—Nadie puede impedirlo porque ella no pertenece a este mundo. Ya dije que
ella es sólo una proyección. Si evitas que tu novia desaparezca ahora, ¿qué
pasará con su cuerpo físico? ¿Deseas tener dos novias idénticas cuando su
cuerpo físico regrese? ¿Crees que eso es posible? —le explicó, queriendo que
dejara de malgastar su esfuerzo.

Jaime no tenía que hacer todo eso, ya que era sólo una proyección de la
conciencia de Josefina.

—No. No puedo dejar que se vaya. —Sintiendo la incapacidad de Jesica para


salvar la situación, Jaime sólo pudo darse vuelta y abrazar a Josefina.

Quería usar ese método para evitar que Josefina desapareciera. Sin embargo, fue
un intento inútil.

—Jaime, no te pongas así. No voy a morir ni a desvanecerme por completo. Si


en verdad soy sólo una ilusión, deberías soltarme. Necesitas recomponerte para
rescatar mi forma física. Esa debería ser tu prioridad, ¿no?

Josefina le acarició las mejillas. Jaime le agarró las manos y le dijo:


—Te lo prometo. Te prometo que te salvaré a toda costa.

Josefina le sonrió y poco a poco se desvaneció en la nada. No quedaba ni rastro


de su aura. Era como si nunca hubiera existido.

Jaime se quedó aturdido, mirando el espacio en blanco que tenía delante sin
moverse un ápice. Todos se marcharon uno tras otro al ver aquello, sin querer
molestarlo.

Así permaneció tres días enteros.

Tres días después, sus ojos volvieron a brillar.

Sabía que Josefina tenía razón. Tenía que reponerse porque ella aún esperaba
que él la rescatara. Jaime fue a reunirse con Jesica.
—Te seguiré a la Secta Demoniaca, pero debes prometerme que me ayudarás a
salvar a mi novia.
—No te preocupes por eso. Sabemos muy bien dónde está confinada tu novia —
chistó Jesica. Jaime entrecerró los ojos mientras se fijaba en su comportamiento.
—¿Quién eres exactamente? ¿Por qué sabes tanto de la Alianza de Guerreros?
¿Podría ser la Secta Demoniaca el cerebro de la Alianza de Guerreros?

Le pareció que Jesica conocía muy bien la fuerza detrás de la Alianza de


Guerreros, ya que incluso sabía dónde estaba encarcelada Josefina.

Jesica sonrió.

—¿Sería necesario que nos esforcemos tanto en cooperar contigo si fuéramos el


cerebro de la Alianza de Guerreros? Sé que tienes muchas dudas, pero la
autoridad que se me ha conferido es limitada, así que no puedo divulgar
demasiada información. Sin embargo, hay algo que sí puedo decirte. La fuerza
que manipula la Alianza de Guerreros entre bastidores es también una secta
formidable. También son una secta demoníaca. Por eso tenemos una idea clara
de las tácticas de la Alianza de Guerreros. Nuestra Secta Demoniaca también es
experta en crear una matriz arcana que puede producir una proyección tan real y
convincente como la de tu novia. La razón es que procedemos del mismo origen.
¿Entiendes lo que digo? Eso es todo lo que sé. Si quieres conocer los detalles,
tendrás que hablarlo en persona con el líder de nuestra secta.

—¿El mismo origen? —Jaime estaba un poco desconcertado—. ¿Por qué


colaboras conmigo y me ayudas si comparten el mismo origen? ¿No equivale
eso a un conflicto interno?

Jesica soltó una carcajada.

—Eres un ingenuo. Todo lo demás es irrelevante ante los beneficios personales.

Jaime se quedó perplejo tras escuchar aquello. En la sociedad actual, incluso


hermanos biológicos y padre e hijo maquinarían para asesinarse mutuamente y
así obtener beneficios, por no hablar de las sectas que comparten el mismo
origen.

CAPITULO 1859
Al final, Jaime decidió no quedarse en Ciudad de Jade y partió de inmediato
hacia la Secta Demoniaca con Jesica.

A Forero le preocupaba tanto que el primero le arrebatara al amor de su vida que


insistió en acompañarlo. Sin más remedio, Jaime accedió a su petición.

Por otra parte, no era mala idea tener a Forero con ellos. Al fin y al cabo, el
hombre sabía moverse y podía servir de apoyo cuando fuera necesario.

Con eso, el trío subió a un avión y se dirigió camino a Ciudad del Norte, una
pequeña ciudad fronteriza.
Fuera intencionado o fruto del destino, Forero se encontró sentado justo al lado
de Jesica, lo que le produjo un vértigo de alegría.

Jesica, en cambio, bullía de resentimiento.

Tan frustrada como estaba, sólo podía mirar a Forero cada vez que lo encontraba
mirándola o intentando algún jugueteo.

No podía empezar una pelea en el avión, ¿verdad?

Forero era amigo de Jaime. Jesica no quería poner en peligro la asociación de la


Secta Demoniaca con este último ofendiendo a ninguno de los dos.

A pesar del drama que se desarrollaba a su alrededor, Jaime se limitó a cerrar los
ojos y fingir ignorancia. Por suerte, el constante acoso de Forero había llamado
la atención de un joven sentado cerca.

De hecho, el hombre había puesto sus ojos en Jesica desde que subió al avión,
pero cuanto más la veía acosada por un viejo pervertido como Forero, más se
enfadaba.

El joven se levantó y se acercó a Forero.

—Oye, vejestorio, cambiemos de asiento…

—No quiero —se burló Forero antes de colocar con suficiencia la mano en el
muslo de Jesica. Un destello de celos brilló al instante en los ojos del joven.
—Te pagaré diez mil por cambiar de asiento conmigo, vejestorio —dijo
mientras arrojaba un fajo de billetes sobre el regazo de Forero.

Forero ni siquiera se molestó en mirar el dinero.

—Dije que no quiero…

El joven estaba tan frustrado que agarró a Forero por el cuello.

—¡Será mejor que espabiles, vejestorio! ¿Sabes quién soy? Soy Kenzo Zepeda,
el hijo mayor de la familia Zepeda de Ciudad del Norte. ¡Deja tu asiento si sabes
lo que es bueno para ti! Si no, te haré sufrir cuando bajemos del avión…

Forero no se inmutó, pues incluso esbozó una sonrisa.

—Oye, ¿estás celoso? ¿También quieres tocarme?

Kenzo se congeló de inmediato mientras un rubor de vergüenza subía por su


cara.

—¡Q…Qué montón de mi*rda! No podía soportar cómo te ponías a manosear a


esta dama. La estás acosando.

—¿Quién la está acosando? ¿Qué te importa a ti si quiero tocar a mi mujer? —


replicó Forero, sonriendo satisfecho mientras seguía acariciando el muslo de
Jesica.

La mujer, sin embargo, permanecía impasible e inmóvil. Ni que decir tiene que
Kenzo se quedó de piedra.
«Madre mía. No puedo creer que sean marido y mujer...».

Antes de que pudiera decir nada más, una azafata se le acercó con gesto amable.

—Señor, por favor, vuelva a su asiento. Es peligroso pasear cuando aún estamos
en vuelo.

Al escuchar eso, Kenzo aflojó a regañadientes su agarre sobre Forero y regresó


furioso a su asiento.

Justo cuando Kenzo se dio la vuelta, Forero sacó un amuleto de su bolsillo y lo


pegó a la espalda del joven.

Como era de esperar, todo sucedió tan rápido que Kenzo no se dio cuenta de
nada. Miró a Forero con rabia después de sentarse, pero a este no le importó lo
más mínimo.

Segundos después, Kenzo empezó a sentir un picor que se extendía por todo su
cuerpo. Sentía como si miles de bichos se arrastraran sobre él, y la sensación era
horrible.

Su cara se torció con velocidad en una mueca, y no importaba cuánto se rascara,


no podía conseguir

ningún alivio.

—¡Argh! El picor me está matando…

Al final, Kenzo estaba tan desesperado por ver si había algún bicho en su cuerpo
que empezó a quitarse la ropa.

Con tales payasadas en exhibición, no pasó mucho tiempo antes de que los otros
pasajeros empezaran a charlar.

CAPITULO 1860
Una de las azafatas se apresuró a detener a Kenzo.

—Señor, estamos en un avión. ¿Qué cree que está haciendo?

Por desgracia, Kenzo se sentía tan incómodo que no podía preocuparse por el
decoro. Empujó a la azafata y continuó desnudándose y frotándose contra el
asiento. Como era de esperar, los demás pasajeros se quedaron boquiabiertos.

Para sorpresa de Kenzo, el picor desapareció de repente cuando se quitó los


pantalones. También fue entonces cuando se dio cuenta del amuleto pegado a su
parte trasera.

Una nueva oleada de rabia surgió al instante en Kenzo mientras lanzaba a Forero
una mirada amenazadora. No cabía duda de que este último era quien estaba
detrás.

—¡Ja! ¿Quién iba a pensar que ese vejestorio resultaría ser un maestro de los
encantos? Lo despellejaré vivo en cuanto bajemos del avión... —dijo Kenzo
apretando los dientes antes de volver a ponerse la ropa.

Forero permaneció imperturbable y se limitó a mirar divertido a Kenzo. Al ver


lo engreído que estaba el viejo, Jesica rompió por fin su silencio.
—Te vas a meter en un buen lío por meterte con el hijo mayor de los Zepeda…

—¿Oh? ¿Lo conoces?

—¡Todo el mundo en Ciudad del Norte lo conoce! —se burló Jesica—. Su


padre, Alain Zepeda, es el alcalde de la ciudad. En pocas palabras, su familia
dirige todo el lugar…

Forero escuchaba con total incredulidad, e incluso Jaime no pudo evitar abrir los
ojos sorprendido.

—¿Todavía se permite eso hoy en día? ¿No se llaman a sí mismos reyes? ¿Por
qué nadie interviene para hacer algo? —preguntó Jaime.

«¡Ridículo! ¿Cómo es posible que en estos tiempos la gente aún pueda


apoderarse de una ciudad y autoproclamarse líder?».

—Una ciudad fronteriza como Ciudad del Norte se considera una tierra sin ley.
Hay un vacío de poder porque nadie tiene tiempo para gobernarla —explicó
Jesica—. Los Zepeda llevan años trabajando y viviendo en la ciudad, así que era
cuestión de tiempo que Alain se convirtiera en alcalde.

Forero no pudo evitar lanzar otra mirada a Kenzo.

—Car*jo... ¿Quién iba a decir que ese chico tenía un padre tan poderoso?

—¿Pero no es bastante patético que el hijo del alcalde de una ciudad sea sólo un
Marqués de las Artes Marciales? —comentó Jaime.

«Estoy bastante seguro de que las habilidades de Kenzo Zepeda no son


superiores a las de un marqués de artes marciales. ¿Cómo es eso propio de una
familia poderosa?».

—Bueno, las ciudades fronterizas pequeñas suelen tener pocos recursos. Ya es


bastante impresionante que haya conseguido ser Marqués de las Artes Marciales.

Al escuchar el razonamiento de Forero, Jaime asintió.

—Sí. ¡Tienes razón!

—Los dos están equivocados —murmuró Jesica—. Puede que Ciudad del Norte
sea una pequeña ciudad fronteriza, pero ¿te imaginas lo poderosa que debe ser la
familia Zepeda para controlar toda la zona? Además, he oído que Alain se ha
apoderado de los recursos de la ciudad para su propio cultivo. ¿De verdad crees
que a los Zepeda les falta algo?

Jaime y Forero se quedaron de piedra.

«¡No puedo creer que hayan robado los recursos de la ciudad para ellos! En ese
caso, ¡no hay duda de que la familia Zepeda está impregnada de riqueza y
poder!».

—¡Ja! Kenzo Zepeda seguro que es un pedazo de basura, entonces. A su familia


no le faltan recursos, y sin embargo sólo es un Marqués de las Artes Marciales...
—dijo Forero con una sonrisa burlona.

—Creo que debería contenerse, señor Forero —le advirtió Jaime—. Aunque
Kenzo no sea más que un Marqués de las Artes Marciales, usted seguiría
estando a su merced al pisar su territorio.

«Caramba». Forero en realidad debería mantener un perfil bajo. «Vamos a


Ciudad del Norte para discutir nuestra colaboración con la Secta Demoniaca e
idear un plan para rescatar a Josefina. No estamos allí para empezar una pelea».

Justo en ese momento, una pregunta surgió en la cabeza de Jaime.

—Señorita Zhar, dado que todo Ciudad del Norte pertenece a la familia Zepeda,
¿la Secta Demoniaca no cae también bajo su control?

Después de todo, ¿cómo podría alguien soportar que otra familia o secta
invadiera su territorio? Jesica soltó una risita irónica.
—La Secta Demoniaca reside en el reino secreto. ¿Qué tiene eso que ver con la
familia Zepeda?

CAPITULO 1861
Jaime tuvo una epifanía. El reino secreto era otra dimensión que había sido
creada. Aunque era un lugar como tal, estar en una dimensión diferente
significaba que no había ningún conflicto.
—Señorita Zhar, me pregunto a cuál de los Ocho Reinos Secretos Mayores
pertenece el reino secreto de la Secta Demoniaca.

Jaime sabía que la familia Gabaldón tenía la Puerta del Fuego, mientras que el
Palacio de la Nube Violeta poseía la Puerta del Trueno. Tenía curiosidad por
saber a qué reino secreto pertenecía la Secta Demoniaca.

La pregunta de Jaime sorprendió a Jesica. Lo miró con incredulidad.

—Me sorprende que conozcas los Ocho Reinos Secretos Mayores. La


información es tan secreta que incluso las altas esferas del mundo de las artes
marciales saben muy poco de ella. Parece que te he subestimado.

A Jesica le sorprendió el detallado conocimiento que Jaime poseía sobre los


reinos secretos. Jaime esbozó una sonrisa incómoda.
—Resulta que conozco a algunas familias del reino secreto y he tenido la fortuna
de visitarlo dos veces.

En ese momento, el ensanchamiento de los ojos de Jesica fue imperdible.

—El reino secreto de la Secta Demoniaca no es uno de los Ocho Reinos


Secretos Mayores. La leyenda dice que, durante la Batalla Celestial, un inmortal
usó los ocho trigramas para crear esos ocho reinos como refugio seguro para los
cultivadores de energía espiritual. Nuestro reino secreto fue creado por varias
sectas. En términos de escala y estabilidad, es menos grande que los Ocho
Reinos Secretos Mayores. No obstante, nuestro reino secreto es literalmente un
reino secreto en el verdadero sentido. Los Ocho Reinos Secretos Mayores están
en una liga propia, así que no hay base de comparación —explicó Jesica.

—Ya veo... —Jaime asintió pensativo. Sólo entonces se dio cuenta de que,
aparte de los Ocho Reinos Secretos Mayores, había muchos reinos secretos más
pequeños en los que residía una secta o una familia.

Después de tres horas de vuelo, el avión aterrizó en Ciudad del Norte. A Jaime
le sorprendió que una ciudad tan pequeña tuviera aeropuerto.
Al desembarcar del avión, Kenzo fulminó a Forero con la mirada, pero éste se
limitó a ignorarlo. Mientras el grupo salía del aeropuerto, Kenzo continuó
siguiéndolos por detrás.
—Maldita sea. Parece que no se rendirá hasta que le den una lección —dijo
Forero, exasperado por la persistencia de Kenzo.

—Ignóralo y déjalo en paz. —A Jaime le preocupaba que estallara un conflicto


entre los dos.

—Vámonos. Los llevaré a comer algo bueno. El manjar local es estofado de


cordero... —Mientras hablaba, Jesica condujo a Jaime y Forero a una calle
cercana al aeropuerto.
Estaba llena de tiendas que vendían diversos manjares.

Aunque Jaime y Forero podían pasar tres días enteros sin comer, sus estómagos
rugieron al ver la deliciosa oferta.

Tras instalarse en un pequeño restaurante familiar, se saciaron rápidamente.

Kenzo seguía observándolos como un espíritu inquietante, pero nadie le hizo


caso. Después de comer, Jesica tomó un taxi y se dirigió al este de la ciudad.

Esta vez se sentó en el asiento del copiloto, pues había aprendido la lección.
Durante el viaje

anterior, se enfureció por los constantes intentos de Forero de manosearla.

Durante el trayecto, más de diez vehículos de lujo aparecieron de repente detrás


de ellos, tocando el claxon con furia.

Sorprendido por el giro de los acontecimientos, su conductor se puso pálido y


sus manos empezaron a temblar sobre el volante.

Era evidente que los perseguían.

Justo cuando el taxi estaba a punto de salir de la ciudad, un Porsche se detuvo


con un chirrido que le bloqueó el paso y obligó al conductor a frenar en seco.

CAPITULO 1862
Kenzo se apeó del Porsche y saludó a Jaime y a sus acompañantes.

Su conductor, aterrorizado por la escena, huyó al instante y abandonó el coche.

Jaime y sus compañeros se vieron rodeados por más de otros diez coches, de los
que se apearon una veintena de hombres. Todos ellos desprendían un aura
temible.

Sin más remedio, Jaime y sus acompañantes bajaron del taxi. Al ver a Forero,
Kenzo despotricó:
—Viejo cabr*n, te voy a pegar hasta que pidas clemencia por lo que me has
hecho.

Sin inmutarse por la amenaza, Forero estaba a punto de lanzar un torrente de


improperios cuando Jaime lo detuvo.

—Señor Zepeda, no pretendíamos ofenderlo. Para evitar más malentendidos,


espero que pueda dejarnos pasar —dijo Jaime con cordialidad.

Tras escrutar a Jaime de pies a cabeza, Kenzo dijo con desprecio:


—¿Quién te crees que eres? ¿Desde cuándo te corresponde hablar?

—Soy Jaime Casas. ¿No has escuchado hablar de mí antes? —preguntó Jaime
con rotundidad.

El nombre de Jaime era bien conocido en todo el mundo de las artes marciales.
Además, Kenzo había embarcado en el mismo vuelo que ellos hacia Ciudad de
Jade. Era evidente que había escuchado hablar de él.

—Así que tú eres Jaime Casas. ¿El mismo que no se molestó en mostrar respeto
a la Alianza de Guerreros? —exclamó Kenzo sorprendido.

—¡Ese soy yo! —Jaime asintió.

Supuso que Kenzo, tras escuchar su nombre, se echaría atrás por respeto, pero
Kenzo se mofó:

—Hace tiempo que he escuchado hablar de ti, la joven estrella del mundo de las
artes marciales, pero creo que todo es mentira. ¿Por qué no nos enfrentamos? Te
soltaré si me ganas.

Kenzo, sorprendentemente, quiso retar a Jaime. Jaime soltó una risita como
respuesta. No sabía qué decir.

«¡Este tipo es demasiado ingenuo al pensar que un humilde marqués de las artes
marciales como él puede enfrentarse a mí!».

Forero soltó una carcajada.

—Chico, será mejor que te des cuenta de a quién te enfrentas. Jaime puede
derrotarte con mucha facilidad y con una mano atada a la espalda.

—Hmph, las palabras no significan nada. Demuéstralo con hechos —replicó


Kenzo. Al ver la mirada despectiva de Kenzo, Forero sugirió:
—Jaime, ¿por qué no le pateas el c*lo con una mano para que no tengamos que
perder más tiempo?

Jaime lanzó a Forero una mirada de fastidio.

«¿Por qué toma decisiones en mi nombre?».

—Deberías irte a casa. No te lo voy a tener en cuenta, ya que tu padre dirige esta
ciudad. Cualquier otro que se atreviera a desafiarme hace tiempo que habría sido
convertido en cadáver —respondió Jaime en tono despreocupado.

—¡Maldita sea! Me estás menospreciando, ¿verdad?

El aura de Kenzo estalló en su cuerpo mientras hablaba. Apretó los puños y una
singular luz azulada empezó a brillar en ellos.

Tras el fuerte rugido de un grito de batalla, Kenzo saltó en el aire y lanzó un


puñetazo de dos puños. Al instante, un aura aterradora envolvió a Jaime y sus
compañeros.
Parecía que Kenzo no sólo iba por Jaime, sino por todos ellos a la vez.

Al darse cuenta de lo que ocurría, Jaime dejó que su aura estallara al instante,
provocando un estampido sónico que retumbó en el aire. La enorme onda
expansiva resultante hizo retroceder a Kenzo de inmediato.

—No voy a contenerme si sigues por este camino. Jaime estaba furioso por la
persistencia de Kenzo.
A pesar de la advertencia, Kenzo respondió con el ceño fruncido.

—No eres una joven estrella del mundo de las artes marciales. Para mí, no eres
más que un idiota. Ven por mí ahora si te atreves.

Jaime frunció el ceño en respuesta, y el aura que emitía se intensificó. Tras ver
de lo que era capaz Jaime, Kenzo se abstuvo de volver a golpear.

—¡Apártate!

Jaime se enfureció al ver que Kenzo le bloqueaba el paso y aun así no se movió
para atacar. En cuanto terminó, apareció justo delante de su oponente.

CAPITULO 1863
Le dio una bofetada a Kenzo antes de que éste pudiera siquiera reaccionar,
haciéndolo volar hacia atrás.

Un dolor atroz anunció una enorme hinchazón en su mejilla.

La escena dejó atónitos a todos los hombres de Kenzo, llevándolos a


intercambiar miradas de sorpresa entre sí.

El hijo mayor de la familia Zepeda había salido volando de una sola bofetada y
ni siquiera tuvo la oportunidad de defenderse.

Nadie de ellos daba crédito a lo que veían.

Abrumado por la ira, Kenzo fulminó a Jaime con la mirada.

—¡B*stardo! Mi padre no te perdonará que me hayas abofeteado. Jaime


respondió con una expresión gélida.
—Apártate de mi vista si aún valoras tu vida. Nunca quise convertirte en
enemigo, pero te negaste a dejarnos en paz. Si sueltas una palabra más sin
sentido, acabaré con tu vida. ¿Me oyes?
Sintiendo la intención asesina de Jaime, Kenzo sintió que sus párpados se
crispaban.

—De acuerdo. Espera. Esto no es Ciudad de Jade… Con eso, Kenzo se fue con
sus hombres.
Cuando se fue, Jaime le dijo a Jesica:

—Pongámonos en marcha…

—Señor Casas, como he dicho antes, el señor Zepeda es alguien mezquino.


Seguro que vuelve por venganza ahora que lo golpeó —le recordó Jesica.

—Que lo intente. No me importa convertirme en alcalde de la ciudad. Sería una


buena oportunidad para utilizar los recursos de cultivo disponibles aquí.

Jaime esbozó una sonrisa indiferente.

—Señor Casas, está subestimando a la familia Zepeda —volvió a subrayar


Jesica.

—¿Qué hay que temer? ¿Acaso la Secta Demoniaca no me cubre las espaldas?
No me diga que tienen miedo de la familia Zepeda —preguntó con descaro
Jaime mientras miraba a Jesica.

—¡No puede ser! Es imposible que la Secta Demoniaca le tenga miedo a esa
humilde familia —dijo Jesica con orgullo.

—Entonces, ¿cuál es el problema? Ahora que trabajamos juntos, no hace falta


decir que somos socios. No creo que la Secta Demoniaca se quede de brazos
cruzados en un conflicto entre ellos y yo, ¿verdad? —preguntó Jaime con una
sonrisa.

Jesica no sabía qué responder.

Después de todo, sólo era una de las embajadoras de la Secta Demoniaca y no


estaba en posición de
decidir.

Ante el silencio de Jesica, Jaime sugirió con una sonrisa:

—Vámonos antes de que el señor Zepeda vuelva con más hombres.

Tras asentir con la cabeza, Jesica y sus compañeros salieron de Ciudad del Norte
y pronto llegaron a un claro del bosque.

—¿Es ésta la entrada al reino secreto de la Secta Demoniaca? —preguntó Jaime.


Jesica asintió.
—Sí.
—Date prisa y ábrela. Nunca he visto un reino secreto.

Forero se veía muy emocionado, pues era la primera vez que entraba en un reino
secreto. Jesica respondió con torpeza:
—La apertura del reino secreto es un secreto, así que…

Jesica se detuvo a mitad de la frase, pero Jaime comprendió de inmediato lo que


quería transmitir, así que ordenó a Forero que se alejara junto con él.

—Car*jo, por qué tanto secretismo…

A pesar de sentirse molesto, Forero acató las instrucciones de Jaime.

Todo lo que vieron fue a Jesica sacando una piedra de aspecto especial mientras
empezaba a murmurar en voz baja.

Después, un portal ondulante empezó a brillar en el aire.

—Muy bien, vamos —dijo Jesica a Jaime y Forero. Los tres atravesaron el
portal con Jesica a la cabeza.
Una vez todos dentro, la luz abrasadora se desvaneció y el portal se cerró.
Dentro del reino secreto, Jaime fue recibido por la vista de un enorme palacio.
Más allá del edificio no había más que una neblina gris.

Aparte del palacio, que se extendía cientos de metros en todas direcciones, todo
lo demás que veía era del mismo gris borroso.

Jaime supuso que la Secta Demoniaca lo había nublado todo a propósito para
proteger un secreto.

CAPITULO 1864
Sin embargo, se quedó atónito al instante al escuchar las siguientes palabras de
Jesica.

—Este es el reino secreto de la Secta Demoniaca, y esto es todo lo que hay en él.
Las partes grises son la dimensión del caos. No está permitido entrar en ella —
explicó Jesica a Jaime y Forero.

—¿Qué? ¿Esto es todo?

Jaime estaba muy sorprendido.

Comparado con el reino secreto de la familia Gabaldón, ambos lugares estaban


en los dos extremos del mismo espectro.

Aunque Jaime no tenía ni idea de lo grande que era el reino secreto de la familia
Gabaldón, los lugares que había visto eran muchas veces más grandes que el
reino secreto actual.

—A pesar del tamaño del reino secreto, la Secta Demoniaca ha invertido


muchos recursos en desarrollarlo. Durante la calamidad de entonces, muchas
familias y sectas prestigiosas desaparecieron en los anales de la historia. Este
reino secreto es la única razón por la que la Secta Demoniaca sigue existiendo
—explicó Jesica.

En medio de la discusión, se les acercó un hombre vestido con una larga túnica
blanca. Una espada mágica colgaba de su cintura.

Dado su aspecto apuesto y distinguido, era inconcebible que estuviera vinculado


a la Secta Demoniaca.

—Señorita Zhar, ¿no son todos los miembros de la Secta Demoniaca espíritus
demoníacos? — preguntó Jaime con curiosidad.

Sabiendo lo que Jaime estaba pensando, Jesica puso los ojos en blanco.

—Los espíritus demoníacos también son humanos. Sólo que se cultivan con un
método diferente.
¿De verdad crees que todos los espíritus demoníacos son feroces y malvados?
Esos cultivadores pueden parecer justos, pero sus acciones pueden ser mucho
más despreciables que los espíritus demoníacos…

Jaime se quedó mudo ante la respuesta.

—Jesica, has vuelto —dijo con suavidad el hombre mientras se acercaba a


Jesica.

—¡Mm-hmm! —Jesica miró en dirección al hombre, su mirada rebosaba afecto.


Era obvio que sentía algo por él.
En consecuencia, Forero se sintió frustrado por la escena, ya que era claro que
un anciano como él saldría perdiendo en comparación.

—¿Es este el hombre que el señor quiere ver? —preguntó el hombre a Jesica
mientras volvía su atención a Jaime.

—Sí. Este es el señor Casas —Jesica asintió—. Jaime, este es Patricio Serrano,
vice líder de la Secta Demoniaca.

—Señor Casas, me gustaría disculparme en nombre de la Secta Demoniaca por


haberlo ofendido en el pasado. Espero que podamos dejar atrás el
acontecimiento y trabajar juntos en el futuro —dijo Patricio con tono cortés
mientras extendía la mano.

—Sólo quiero saber cuánto puedo sacar de esta asociación. Jaime tomó la mano
de Patricio y correspondió al gesto.
Sabía bien que no había amigos permanentes, sólo intereses permanentes.

Además, mantenía la vigilancia ya que era la primera vez que interactuaba con
la Secta Demoniaca.

—No se preocupe. Es seguro que lo dejaremos satisfecho —Con eso, Patricio


dio instrucciones a Jesica—: Jesica, lleva al señor Casas y a su acompañante a su
habitación. Enviaré a alguien si hay algo más.

—Claro. —Jesica asintió con la cabeza antes de desmayarse ante la silueta de


Patricio que se marchaba.

—Hmph, qué tipo tan aprovechado…

Forero no pudo evitar burlarse tras la marcha de Patricio.

Jesica le lanzó una mirada temible pero no dijo nada. A continuación, condujo a
Jaime y Forero a sus habitaciones.

Antes de marcharse, les comentó:

—Recuerden, no vayan a ningún sitio que no deban, en especial a la dimensión


del caos. Allí dentro les espera una muerte segura, ya que el tiempo y el espacio
se agitan entre turbulencias.

Una vez que se fue, Jaime se sintió intrigado al instante por la dimensión del
caos. Su curiosidad no se habría despertado si Jesica no lo hubiera enfatizado en
su advertencia.

—¿Qué? ¿Te interesa la dimensión del caos? Forero podía leer la mente de
Jaime.
Jaime asintió mientras esbozaba una leve sonrisa.

CAPITULO 1865

—Anda, vámonos. Nunca he estado en un reino secreto.

Hacía tiempo que Forero era incapaz de contener su curiosidad.

No pasó mucho tiempo antes de que él y Jaime salieran de la habitación y se


dirigieran con cuidado hacia la dimensión del caos.

Mientras tanto, de vuelta al interior de una lujosa mansión de Ciudad del Norte,
Kenzo se agarraba la mejilla mientras lanzaba algo con la mano.

—¡Bola de inútiles! ¿Cómo que no consiguieron encontrar a esos tipos? ¿Tan


difícil era dar con ellos? —rugió a su subordinado.
Había enviado a sus hombres a seguir a Jaime y encontrar la oportunidad
perfecta para vengarse de él, sólo para enterarse de que el grupo de éste parecía
haberse desvanecido en el aire.

A pesar de buscar por toda Ciudad del Norte, nadie pudo encontrarlos.

Ciudad del Norte ni siquiera era grande. De hecho, toda la ciudad pertenecía a la
familia Zepeda, así que no debería haber sido tan difícil encontrar a alguien. Sin
embargo, ninguno de los subordinados de Kenzo sabía dónde había ido Jaime.

Por el contrario, ahora temblaban de miedo con la cabeza agachada, sin


atreverse a pronunciar

palabra alguna en respuesta.

En ese preciso momento, entró un hombre de mediana edad. No era otro que
Alain Zepeda, el padre de Kenzo y alcalde de Ciudad del Norte.

Despidió a todos los subordinados con un gesto de la mano antes de preguntar:

—¿Qué pasa? ¿Por qué te pones así y lo destrozas todo?

—¡Papá! ¡Mírame a la cara!

Agraviado, Kenzo apartó la mano de la mejilla para mostrar al anciano lo


hinchada que tenía la cara. Alain miró la mejilla de su hijo y arrugó un poco las
cejas.
—¿Qué pasó? ¿Te pegó alguien?

—Por supuesto —respondió Kenzo con los dientes apretados—. ¡Fue Jaime
Casas! Voy a matarlo.

—¿Jaime Casas? —Alain reflexionó un poco antes de que una expresión de


asombro cruzara su rostro—. No estarás hablando del Jaime Casas que se
enfrentó a la Alianza de Guerreros, ¿verdad?

Kenzo asintió.

—Es él.

—¿Qué hace aquí, en Ciudad del Norte? —Alain empezó a mostrarse


preocupado—. ¿Cuánta gente trajo con él?

—Eran tres en total. Un chico, una chica y un viejo. Ese vejestorio no es más
que un pervertido. Kenzo se enfureció al pensar en Forero.
«Ni siquiera yo llegué a tocar esos muslos, ¡y eso que ese vejestorio se me
adelantó!».
—¿Un chico, una chica y un viejo?

La preocupación de Alain aumentó al preguntarse a qué había ido Jaime.

—¿Tendrá algo que ver con el Rey de las Hierbas que pronto nacerá? —
murmuró.

—¿Qué murmuras, papá? ¿Qué Rey de las Hierbas? —preguntó Kenzo.

—Nada. No preguntes demasiado —Alain le lanzó una mirada fulminante—.


¿Sabes dónde están ahora?

El joven negó con la cabeza.

—No. Ya envié a mis hombres a buscarlo. Seguimos sin encontrarlo incluso


después de registrar toda la ciudad.

—Recuerda, no te metas con Jaime. Será mejor que te mantengas lejos de él


cuando lo veas — advirtió Alain.

—Pero papá, ¿voy a dejar que me pegue y no hacer nada al respecto?

Kenzo no iba a dejar que alguien le pegara y se saliera con la suya.

—Déjalo así. Te lo advierto otra vez. No te metas con Jaime Casas. ¿Me oyes?
—repitió con severidad el hombre de mediana edad.

Independientemente de la razón por la que Jaime había ido, Alain no deseaba


cruzarse con él porque cierto Rey de las Hierbas nacería dentro de unos días. No
mucha gente lo sabía, y además de que el acontecimiento ocurriría en Ciudad del
Norte, Alain estaba decidido a poner sus manos sobre tal figura.

Aunque no podía evitar sospechar de la presencia de Jaime en Ciudad del Norte,


no deseaba iniciar una pelea entre ellos antes de la llegada del Rey de las
Hierbas.

El hombre pretendía mantenerse alejado de Jaime mientras no compartieran los


mismos motivos.

No era tan tonto como para intentar vengarse de Jaime sólo porque éste hubiera
abofeteado a su hijo.

CAPITULO 1866
—¡Hmph! Supongo que Jaime te da mucho miedo. ¡Te has vuelto blando de
tanto vigilar esta ciudad todos estos años, viejo!

Kenzo estaba lleno de desdén hacia su propio padre, creyendo que éste era un
cobarde que se sentía satisfecho sólo con gobernar la pequeña ciudad en la que
vivían.

—¡Dilo otra vez, mocoso!

Alain levantó una mano para golpear a su hijo, haciéndolo huir despavorido.

—¡Nunca te lo perdonaré, Jaime Casas! —se juró éste de todos modos.

Exasperado por su propio hijo, Alain jadeaba mientras su rostro palidecía. A


pesar de ser el alcalde de Ciudad del Norte, nunca pudo controlar a su hijo.

De vuelta en el reino secreto de la Secta Demoniaca, Jaime y Forero habían


llegado sigilosamente hasta la frontera y ahora se encontraban justo delante de la
dimensión del caos.

Nadie se había interpuesto en su camino durante el viaje, ni nadie los vigilaba.

Después de todo, este reino secreto pertenecía a la Secta Demoniaca, así que no
había problemas de seguridad.

En cuanto se acercaron a la dimensión del caos, la intención asesina les dificultó


el avance.

No podían ver nada ante ellos por mucho que lo intentaran. Era como si
hubieran quedado atrapados en una tormenta de arena.

Los dos intentaron resistirse a la intención asesina y avanzar, pero una fuerza
invisible los retuvo. Era prácticamente imposible avanzar.

—¿Es éste el fin del reino?

Jaime extendió el brazo, pero fue empujado hacia atrás por la fuerza invisible.

—La dimensión del caos no es sólo un vacío. ¿Por qué no podemos atravesarla?
—preguntó Forero

desconcertado mientras seguía intentando ver hacia delante.

—Probaré a usar mi sentido espiritual —propuso Jaime antes de desatar la


habilidad.

El sentido espiritual esquivó de inmediato la fuerza invisible como si nada lo


detuviera. Extasiado, Jaime se apresuró a extender la técnica a la dimensión del
caos.

Sin embargo, en cuanto su sentido espiritual traspasó la dimensión, la intención


asesina cortó su habilidad y lo hizo retroceder tambaleándose.
La sangre goteó de la boca de Jaime.

—Qué aterradora intención asesina. Pero si puedo entrar usando mi sentido


espiritual, eso significa que tiene que haber algo aquí dentro —concluyó
mientras se limpiaba la sangre de la comisura de los labios.

Al ver aquello, Forero no se atrevió a intentar el mismo método que había


utilizado Jaime. Sólo pudieron mirar aturdidos hacia la dimensión del caos.
«Sabemos bien que hay algo delante de nosotros, pero no podemos entrar».

—Si hubiera alcanzado la fase del Divisor de Espíritus y pudiera separar mi


alma de mi cuerpo, sería capaz de superar este desastre —se lamentó Jaime.

Por desgracia, aún estaba en la etapa de Manifestador y le quedaba mucho


camino por recorrer antes de alcanzar el siguiente nivel.

Si pudiera separar su alma de su cuerpo, podría eludir con facilidad la intención


asesina y echar un vistazo al interior de la dimensión del caos.

—Jaime, uno de nuestros hechizos de encantamiento incluye poder expulsar el


alma de una persona de su cuerpo, pero el hechizo sólo puede usarse durante
muy poco tiempo. ¿Quizás puedas investigarlo? —sugirió Forero.

Al escuchar eso, Jaime se sintió eufórico y en su mente aparecieron


innumerables hechizos de la Secta Ira del Cielo.

No tardó mucho en dar con un hechizo separador de almas. Sin embargo, el


talismán era muy difícil de pintar, y el tiempo que el alma podía permanecer
separada del cuerpo dependía en gran medida de las habilidades del maestro de
encantamientos.

—Deme algunos papeles de talismán, señor Forero. Lo intentaré. Decidido a


intentarlo, Jaime pidió unos trozos de papel talismán.
Tras recibirlos de Forero, sostuvo uno en el aire, se mordió el dedo y empezó a
dibujar en el papel con su sangre.

Al poco tiempo, una tenue luz emanó de la yema del dedo del hombre mientras
unas líneas comenzaban a formarse en el papel talismán.

CAPITULO 1867
Jaime contuvo la respiración y se concentró con fuerza, temiendo cometer el
más mínimo error. Aun
así, necesitó varios intentos antes de dibujar con éxito el amuleto.

En ese instante, Jaime estaba empapado en sudor y sin aliento.

—Señor Forero, debe custodiar bien mi cuerpo cuando mi espíritu abandone mi


cuerpo más tarde. No deje que nadie me robe el cuerpo físico —le recordó Jaime
a Forero.

—No te preocupes. Yo cuidaré de tu cuerpo. Además, en este reino secreto no


hay nadie que cometa robos —prometió Forero.

Jaime asintió. Luego se pegó el amuleto a sí mismo. Al segundo siguiente,


emitió un resplandor rojo, y su alma se desprendió de su cuerpo.

Mirando su forma física y a Forero, Jaime se sintió muy emocionado porque


nunca se había observado a sí mismo desde ese punto de vista.

—Jaime, tienes diez minutos. Ten en cuenta que ni siquiera yo puedo salvarte si
no vuelves en diez minutos —dijo Forero mientras miraba el espíritu de Jaime.

Jaime movió la cabeza y se dirigió a la dimensión del caos.

Sonrió de oreja a oreja cuando pasó junto a la masa de poderosa energía sin
oponer resistencia. Sin embargo, a medida que avanzaba, las corrientes de
intenciones asesinas empezaron a atacarlo.

Aunque Jaime era una mera forma espiritual en ese momento, la intención
asesina aún podía dañarlo.

Sintiéndose indefenso, sólo pudo apretar los dientes y adentrarse más en la


dimensión del caos mientras soportaba las oleadas de violentas intenciones
asesinas.

Al cabo de un tiempo indeterminado, sintió que la presión que ejercía sobre él se


disipaba, y la visión que tenía ante sí cambió por completo. Era como si hubiera
llegado a un mundo diferente.

Innumerables hierbas raras y preciosas crecían en el espacio blanco. Además, la


energía espiritual de aquel lugar era cientos de veces, quizá incluso mil veces,
más concentrada que la del exterior.

Jaime contempló aquellas hierbas poco comunes y se quedó atónito. Un destello


cruzó sus ojos.

Algunas de las hierbas ya estaban maduras, mientras que otras acababan de


germinar. Jaime se fijó en un ginseng de montaña milenario que brillaba con una
tenue luz dorada. Estiró la mano, queriendo desenterrar el ginseng.

Por desgracia, no pudo agarrar nada. Sólo entonces se dio cuenta de que no
podía tocar nada en su forma espiritual.

Jaime se rascó la cabeza, exasperado, pues no podía llevarse aquellos tesoros,


aunque los tuviera delante.
Pronto, un haz de luz dorada lo deslumbró. Desviando la mirada hacia la fuente
de iluminación, vio entre las plantas un Tubérculo de Flor de Lana de diez mil
años de antigüedad. El Tubérculo de Flor de Lana irradiaba una luz dorada
mucho más deslumbrante que otras hierbas.

—¿Un Tubérculo de Flor de Lana de diez mil años? —El corazón de Jaime
palpitó con fuerza contra su pecho.

Cualquier hierba que hubiera envejecido hasta mil años se consideraba muy rara
y valiosa. Encontrarse con una hierba de diez mil años era algo que sólo podía
ocurrir por casualidad.

Sin embargo, lo único que Jaime podía hacer era contemplar la preciada hierba
sin tener medios
para llevársela.

—¿Es esta la plantación de un inmortal? —murmuró Jaime con el ceño fruncido


mientras recorría con la mirada las innumerables hierbas medicinales.

Jaime pensó que la presencia inesperada de todas esas hierbas en un reino


secreto sólo podía ser obra de un inmortal, ya que un cultivador ordinario no
tendría la capacidad de lograr eso.

Mientras Jaime miraba sin comprender el campo de hierbas medicinales que


tenía delante, de repente sintió que su cuerpo temblaba. Se apresuró a mirar la
hora y se dio cuenta de que casi se le había acabado el tiempo.

Forero estaba palmeando la forma física de Jaime en el exterior, alertándolo para


que regresara con su alma lo más rápido que pudiera.

De mala gana, echó un último vistazo a aquellas hierbas antes de volver sobre
sus pasos. Volvió a soportar la aterradora intención asesina al salir.
Forero dejó escapar un largo suspiro de alivio después de que el alma de Jaime
volviera por fin a su cuerpo en el último segundo.

—¿Cómo pudiste entretenerte cuando sabías que había un límite de tiempo?


¿Qué hay ahí dentro?
¿O es sólo otra dimensión vacía del caos? —preguntó Forero con curiosidad.

Jaime jadeaba con fuerza mientras sentía un dolor terrible en todos los músculos
de su cuerpo.

CAPITULO 1868
Esa era la reacción de separar el alma del cuerpo. Como Jaime aún no había
alcanzado la fase del Divisor de Espíritus, era inevitable que sufriera efectos
secundarios, ya que había expulsado a la fuerza su espíritu de su cuerpo
utilizando el poder del encanto.
Sin embargo, sintió que la experiencia había merecido la pena. No esperaba que
existiera un lugar tan asombroso más allá de la barrera del reino secreto.

—Dentro de esa dimensión del caos…

Jaime estaba a punto de describirle a Forero lo que había visto cuando alguien le
interrumpió.

—¿Qué hacen ustedes dos aquí? ¿No les advertí que no vinieran aquí? —Jesica
fulminó al dúo con la mirada.

—Señorita Zhar, lo sentimos. Sólo hemos venido a echar un vistazo porque


tenemos curiosidad. Nos iremos enseguida —Jaime huyó de inmediato
arrastrando a Forero con él.

Cuando regresaron a su habitación, Forero volvió a preguntar impaciente:

—¿Qué hay en esa dimensión del caos?


Jaime miró por la ventana antes de contarle a Forero su descubrimiento. Forero
se quedó boquiabierto y abrió los ojos con asombro.

—¿Ese lugar está lleno de raras y preciosas hierbas medicinales, y además hay
un Tubérculo de Flor de Lana de diez mil años de antigüedad? ¿Me estás
mintiendo? ¿Por qué tengo la sensación de que no dices la verdad? —Forero
dudó de las palabras de Jaime.

—Señor Forero, ¿en qué me beneficiaría mentirle? Estoy siendo completamente


honesto — respondió Jaime con sinceridad.

—¡Maldita sea! ¿Significa eso que hemos encontrado oro? Esas hierbas
medicinales serán nuestras si se nos ocurre una forma de atravesar la barrera.

Forero se emocionó, pero la sonrisa de su cara desapareció al instante.

—¿Crees que la Secta Demoniaca también está al tanto de la existencia de ese


lugar, por eso nos prohibieron acercarnos? Otra posibilidad es que ese lugar sea
el área de recursos de la Secta Demoniaca. Hay mucha gente en la Secta
Demoniaca. Tienen que depender de los recursos para su cultivo. Tú también
has visto la escasez de recursos en este pequeño reino secreto suyo.

Jaime estaba de acuerdo con la opinión de Forero. Sin embargo, si aquel lugar
era en verdad el área de recursos de la Secta Demoniaca, Jaime supuso que debía
de haber un experto excepcional en la secta.

—Sondearé al líder de la Secta Demoniaca cuando me reúna con él mañana.


Entonces sabremos si ese lugar es su área de recursos.
Jaime decidió que averiguaría su hipótesis después de reunirse con el líder de la
Secta Demoniaca y sondear la información.

A la mañana siguiente, temprano, Jesica fue a buscar a Jaime después de que


éste y Forero hubiesen desayunado.

Les informó de que el líder de la secta quería reunirse con Jaime, mientras que a
Forero le dijo que se quedara en la habitación.

Forero frunció el ceño cuando vio llegar a Jesica junto con Patricio.

Una sensación de incomodidad se agitó en su interior, como si a su mujer se la


estuviera llevando otro hombre.

—Señor Casas, nuestro líder de secta desea verlo —pronunció Patricio con
cortesía tras encontrarse cara a cara con Jaime.

—Por favor, adelante, señor Serrano —respondió Jaime con cortesía.

Aunque Jaime siempre se había mantenido alerta cuando trataba con miembros
de la Secta Demoniaca, pensó que sería inapropiado que pusiera constantemente
cara de póquer cuando Patricio lo trataba con tanta gentileza.

Llegaron a la sala más grande del centro del reino. En ese momento, más de una
docena de personas estaban sentadas dentro de la sala. Todos tenían expresiones
amenazadoras y desprendían un leve aire de malevolencia.

Al verlos, Jaime no pudo evitar preguntarse cómo una persona caballerosa e


intelectual como Patricio se había convertido en el vicelíder de la secta.

—Por favor, tome asiento, señor Casas. Invitaré al líder de nuestra secta a salir
ahora —Patricio se

dio la vuelta y se marchó.

Jaime encontró una silla y se sentó.

Al sentir más de una docena de miradas hostiles sobre él, Jaime no sintió el
menor temor ni mostró ninguna inclinación a retroceder. Al contrario, incluso
les dirigió una mirada.

Justo en ese momento, un hombre vestido con una túnica verde oscuro se puso
en pie y preguntó a Jaime:

—¿Eres Jaime Casas?

—¡Así es! —Jaime asintió.


—He escuchado que tú solo luchaste contra la Alianza de Guerreros, mataste a
algunos de sus presidentes y causaste estragos en la alianza. ¿Es cierto todo eso?
—preguntó aquel hombre.

CAPITULO 1869
—No. La Alianza de Guerreros ya no existe en Ciudad de Jade —respondió
Jaime con indiferencia.

En lugar de jadear de asombro al escuchar aquello, la gente a su alrededor se


limitó a soltar una carcajada.

—¡Oh, la estupidez de la juventud! ¿De verdad creías que habías acabado con la
Alianza de Guerreros tú solo? La Alianza de Guerreros no es más que una treta.
Si quisieran mantenerla viva, surgiría una nueva Alianza de Guerreros en
Ciudad de Jade —dijo uno de los hombres con una sonrisa desdeñosa en el
rostro.

Creían que Jaime era demasiado joven para saber algo del lado feo de la
sociedad. A pesar de la provocación, Jaime no se enfadó con ellos en absoluto.
—Los tomaré como vengan. Pueden crear todas las que quieran, pero no
cambiará nada —dijo con una leve sonrisa.

—¡Seguro que hablas mucho, colega! No sé cómo tuviste la suerte de obtener el


cuerpo físico del demonio de sangre, pero he escuchado que eres el más fuerte
entre la joven generación del mundo de las artes marciales. Tengo ganas de un
buen combate, así que, ¿qué tal si lo intentamos? — respondió el hombre
mientras materializaba una espada en su mano.

La espada brilló con intensidad mientras el hombre apuñalaba a Jaime justo


entre los ojos.

«¡Esto no es una pelea! Está claro que quiere matarme».

La mirada de Jaime se volvió gélida al darse cuenta. De inmediato brincó hacia


atrás y se deslizó por el suelo para esquivar el ataque.

La espada acabó golpeando una silla detrás de Jaime, rompiéndola en pedazos al


instante.

—Oh, ahora lo estás buscando... —dijo Jaime con frialdad mientras volvía a
ponerse en pie.

—¡Ahora estás en la Secta Demoniaca, inútil! ¿De verdad crees que puedes
intimidarnos? —replicó el hombre con sorna.

No le asustaba lo más mínimo la amenaza de Jaime.

—¿Qué haces, Simón? Nuestro líder invitó al señor Casas —gritó Jesica con
ansiedad.

—¡Esto no es asunto tuyo, Jesica! Por mí, nuestro líder puede castigarme más
tarde. Ahora mismo, voy a darle una lección a este tipo —replicó Simón Lisboa
antes de acuchillar a Jaime.

Los ojos de Jaime se entrecerraron cuando se dio cuenta de que lo más probable
era que Simón estuviera siguiendo las órdenes de su líder.

«Si me hieren en esta pelea, la Secta Demoniaca tendrá ventaja en la


negociación. Si derroto a Simón, su líder tal vez ideará otra estrategia».

Con eso en mente, Jaime decidió dejar de contenerse y materializó la Espada


Matadragones en su mano izquierda.

La espada desprendía un aura tan poderosa que todos los presentes se quedaron
boquiabiertos al sentirla.

Como Jaime había absorbido muchos espíritus de espada mientras estaba en la


Secta Engard, su Espada Matadragones se había vuelto mucho más poderosa.

De hecho, su Espada Matadragones era perfectamente capaz de cortar casi


cualquier cosa.

Simón se congeló un poco cuando vio que Espada Matadragones brillaba con
intensidad en las manos de Jaime, pero siguió lanzando puñaladas a Jaime de
todos modos.

—¡Hmph!

Jaime soltó un bufido desdeñoso mientras blandía la Espada Matadragones


contra la espada de Simón con todas sus fuerzas.

¡Clang!

Un fuerte estruendo metálico resonó por toda la zona. Instantes después, los ojos
de Simón se abrieron de par en par de sorpresa e incredulidad al ver que su
espada se había partido por la mitad.

«Pero qué... ¡Es una espada mágica que tardó cuarenta y nueve días en forjarse!
Es ridículamente dura y, sin embargo, este delincuente ha conseguido partirla
por la mitad de un tajo...».

Simón seguía conmocionado por el repentino giro de los acontecimientos, pero


Jaime no iba a dejar de atacarlo. Tras romper la espada de Simón, Jaime
aprovechó su impulso hacia delante para seguir con un tajo ascendente.
CAPITULO 1870
¡Swoosh!

Antes de que Simón se diera cuenta de lo que ocurría, su brazo derecho, que
sostenía la mitad restante de su espada, había sido cortado a la altura del
hombro. Todo sucedió tan rápido que los vasos sanguíneos ni siquiera tuvieron
tiempo de empezar a sangrar. Los que estaban a su alrededor podían ver muy
bien la carne y los huesos a través de la herida abierta. Era un espectáculo
espantoso.

La sangre brotó de la herida un segundo después, y el dolor agonizante hizo que


Simón gritara con todas sus fuerzas.

Todos se quedaron helados al ver aquello. Incluso a Jesica le costaba creer lo


que veían sus ojos.

Jaime levantó entonces la Espada Matadragones y apuntó con su punta a la


frente de Simón. Bastaría un pequeño empujón para que la hoja atravesara el
cráneo de Simón.
La gente que los rodeaba de inmediato se puso en pie y rodeó a Jaime. Todos
estaban llenos de intenciones asesinas mientras le clavaban sus miradas.

Temiendo que la situación se agravara aún más, Jesica se adelantó e intentó


disuadir a Jaime.

—Por favor, cálmese, señor Casas. Si mata a Simón, destruirá su única


oportunidad de colaborar con la Secta Demoniaca. Entonces no podrá salvar a su
novia.

No fue hasta que Jaime escuchó a Jesica mencionar a Josefina que apartó con
lentitud la Espada Matadragones.

Simón lanzó a Jaime una mirada feroz antes de sentarse y dejar que alguien le
vendara la herida. Fue entonces cuando apareció Patricio con un hombre
enmascarado a su lado.
El hombre llevaba una máscara de bronce de aspecto un tanto extraño con
anillos decorando los laterales.

«Huh... ¿Por qué iba a llevar una máscara el líder de la Secta Demoniaca?
¿Tendría miedo de ser reconocido o algo así?».

—Señor Casas, nuestro líder lleva una máscara porque tiene la cara muy
malherida —explicó Jesica en voz baja.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Patricio con frialdad al ver la sangre y el
brazo amputado de Simón en el suelo.

—Simón retó al señor Casas a un duelo de espadas y se hirió por accidente,


señor Serrano — respondió Jesica.

—¿Qué tontería es ésta? Nuestro líder invitó al señor Casas. ¿Así se trata a un
invitado? ¡Fuera de aquí, pedazos de basura sin valor! Ah, ¡y recuerden de
ponerle ese brazo lo antes posible! —gritó Patricio con severidad.

Los miembros de la secta se limitaron a asentir y se marcharon sin decir nada.


Simón también agarró su brazo amputado y salió corriendo tan rápido como le
permitieron sus piernas.

—Tú también puedes irte, Jesica —añadió Patricio con un gesto de la mano.

—Entendido —respondió Jesica con un movimiento de cabeza y salió. Patricio


sonrió y le indicó a Jaime que se sentara.
—Por favor, tome asiento, señor Casas.

Aunque Jaime estaba sentado bastante cerca del líder de la Secta Demoniaca, no
pudo detectar el aura del líder de la secta en absoluto.

«¿Este líder sectario es tan poderoso que puede ocultarme su aura?». Jaime se
sintió desconcertado y perplejo.

—Lo he invitado hoy aquí para discutir una colaboración, señor Casas. Si nos
entrega el cuerpo del
demonio de sangre, le ayudaremos a rescatar a su novia —dijo el líder de la
secta con voz algo ronca.

De hecho, parecía como si le hubiera costado mucho esfuerzo sacar esas


palabras de su garganta.

—No me importa entregarles el cuerpo del demonio de sangre, pero ¿cómo voy
a saber si de verdad son capaces de salvar a mi novia? —preguntó Jaime
despreocupado.

—Estoy seguro de que a estas alturas ya lo sabe, pero su novia está atrapada en
el reino secreto. La Alianza de Guerreros está respaldada por la Secta de
Corazón Maligno. Solíamos estar en el mismo bando, pero nos separamos
debido a diferencias en nuestros ideales. Sé cómo abrir la puerta del reino
secreto de la Secta de Corazón Maligno, pero tendrá que encontrar su ubicación
exacta usted mismo —dijo el líder de la Secta Demoniaca.

—Oh, ¿así que sólo pueden decirme cómo abrir la puerta al reino secreto? Eso
no me parece un buen trato —dijo Jaime con sorna.

CAPITULO 1871
El líder de la Secta Demoniaca guardó silencio durante un breve instante antes
de continuar:
—También puedo contarte un secreto.

—¿Qué secreto? —preguntó Jaime.

—La energía espiritual volverá pronto a este mundo, pero nadie sabe a dónde.
Puedo darle la ubicación exacta para que pueda planearlo con antelación y llegar
antes que los demás —respondió el líder de la secta.

—Deja de hacerme perder el tiempo, ¿quieres? Si no me lo dices, me pondré en


camino. Puedes olvidarte de quedarte el cuerpo del demonio de sangre a menos
que estés dispuesto a pagar un alto precio —dijo Jaime con indiferencia.

Temiendo que Jaime se marchara, el líder de la secta dijo:

—Es la isla Encanta. Allí es donde primero se restaurará la energía espiritual en


este mundo. Es la razón por la que el demonio de sangre selló su cuerpo allí.

Jaime frunció un poco el ceño al escuchar eso.

—¿La isla Encanta?

«¡Eso explica todos los extraños incidentes que han tenido lugar allí
últimamente! Giovanni y los demás no tuvieron más remedio que regresar a
Ciudad de Jade. ¡Este debe ser el precursor de la recuperación de la energía
espiritual!».

Jaime preguntó a propósito en el tono más desinteresado posible:

—¿Eso es todo?

—Sí, es todo lo que puedo decirle... —respondió el líder de la Secta Demoniaca.

—Entonces creo que podemos olvidarnos de esto. Necesito un trato justo si


vamos a trabajar juntos.
¿Por qué iba a entregarles el cuerpo del demonio de sangre si no pueden darme
algo de igual valor?
Si se lo entrego a la Secta de Corazón Maligno, puede que liberen a mi novia y
me ahorren la

molestia de localizar su reino secreto —dijo Jaime con indiferencia.

—¿Qué quiere, entonces?

El líder de la Secta del Demonio estaba empezando a ponerse un poco ansioso.

Le preocupaba que Jaime en realidad entregara el cuerpo del demonio de sangre


a la Secta de Corazón Maligno.
—Necesito recursos. Hablo de hierbas raras que tienen decenas de miles de
años. Una secta del reino secreto como esta no debería tener problemas con eso,
¿verdad? —preguntó Jaime con una sonrisa.

Aunque no podía ver la expresión del líder de la secta a través de la máscara, se


daba cuenta de que tenía una expresión sombría.

Jaime sólo dijo eso para comprobar si el lugar que había descubierto antes era de
donde la Secta Demoniaca obtenía sus recursos.

Sin embargo, la reacción de Patricio sugería que no era así.

—Señor Casas, ¿sabe cuánto vale una sola hierba de diez mil años? No es algo
que podamos obtener con facilidad de la naturaleza. Hemos estado viviendo en
este reino secreto todo este tiempo, así que carecemos de recursos. ¿Dónde
encontraremos esas hierbas? Por favor, sea más realista con sus peticiones, señor
Casas —dijo Patricio con calma.

—Pero ustedes tienen muchos miembros en su secta. ¿De dónde sacan los
recursos para el cultivo, si no es del reino secreto? —preguntó Jaime con la duda
dibujada en el rostro.

—Seré sincero con usted, señor Casas. La mayoría de nuestros recursos se


compran en el exterior para apoyar el cultivo de nuestros miembros —respondió
Patricio.

—Si no me dicen lo que quiero saber, podemos olvidarnos de este trato. No


tiene sentido continuar esta conversación —dijo Jaime con el ceño fruncido y
empezó a alejarse.

Patricio se adelantó rápido para impedirle el paso.

—¿Qué le hace decir eso, señor Casas? No le hemos mentido.

—Bueno, sin duda se están burlando de mi inteligencia. Los recursos son


demasiado escasos y caros hoy en día. Dudo que haya una sola familia
prestigiosa dispuesta a mantenerse económicamente durante tantos años. Es
obvio que ustedes tienen su propia provisión de recursos, pero no confían en mí
lo suficiente como para decirme la verdad.

Jaime siguió caminando después de exponer su teoría.

—¡Espere, señor Casas! —Patricio tenía una mirada conflictiva mientras detenía
a Jaime por segunda vez. Después de vacilar un poco, apretó los dientes y dijo—
: La verdad es que no disponemos de recursos propios, pero nuestros
antepasados nos dejaron un mapa que indica la ubicación de las hierbas raras
cada vez que aparecían en el mundo. Hemos estado confiando en ese mapa para
localizar las hierbas raras y abastecernos de recursos.
CAPITULO 1872
La mención del mapa despertó el interés y la curiosidad de Jaime.

«Oh, vaya... ¡No sabía que existiera un mapa así! ¿Es capaz de escanear el
entorno como un radar o

algo así?».

—¿Podría enseñarme el mapa, señor Serrano? —preguntó Jaime. Patricio asintió


sin dudarlo.
—¡Claro que sí!

Ya que había llegado a hablarle a Jaime del mapa, estaba mentalmente


preparado para enseñárselo.

Mientras conducía a Jaime a la parte trasera del palacio, el líder de la Secta


Demoniaca se limitó a permanecer sentado sin decir palabra. Jaime no pudo
evitar encontrarlo un poco extraño.

«¿Por qué dejaría el líder de la secta que un vicelíder tomara todas esas
decisiones importantes?
¿Acaso no le importa?».

Jaime echó un vistazo al líder de la secta mientras pasaba junto a él. Sin
embargo, aparte de ser incapaz de detectar el aura del líder sectario, Jaime no
encontró nada extraño en él.

Patricio condujo a Jaime a una habitación secreta de unos cien metros


cuadrados.

Había un mapa muy detallado dibujado en una de sus paredes. Las plantas del
mapa parecían tan reales que uno podría confundirlo fácilmente con una imagen
por satélite de una zona.

Al examinarlo más de cerca, Jaime se dio cuenta de que el gran mapa sólo
abarcaba la zona situada en un radio de unos cientos de kilómetros desde Ciudad
del Norte.

—¿Este es el mapa que utilizaron para reunir sus recursos? —preguntó Jaime
confundido, pues no veía nada especial en el mapa.

—Así es. Cada vez que aparezca una hierba rara que tenga más de mil años, su
ubicación se indicará en este mapa —respondió Patricio asintiendo con la
cabeza.

—Hmm... ¡Qué peculiar! —Jaime probó a tocar el mapa con los dedos, pero no
encontró nada raro en él en absoluto—. ¿No se meterían en conflictos con la
familia Zepeda mientras recolectan recursos? Al fin y al cabo, este es su
territorio.

«No lo entiendo en absoluto. La Secta Demoniaca es una secta muy grande, así
que debe haber obtenido una enorme cantidad de recursos. ¿Cómo es que nadie
ha intentado detenerlos? Los recursos que están obteniendo son demasiado
valiosos y preciosos, después de todo».

—Rara vez entramos en conflictos porque por lo general somos capaces de


localizar la ubicación exacta de los recursos y enviar de inmediato a nuestros
miembros a traerlos de vuelta. La familia Zepeda ni siquiera lo sabe. Incluso si
de alguna manera se enteraran de los recursos, ya nos habrían llegado todos —
explicó Patricio con calma.

«Hmm... Supongo que esa explicación tiene sentido. Tener este mapa aquí no es
diferente de tener un radar de hierbas raras, ¡así que no hay forma de que los
otros puedan competir contra eso!».

—Independientemente de cómo obtengan sus recursos, no puedo entregarles el


cuerpo físico del demonio de sangre basándome sólo en una promesa verbal.
Tienen que darme algún tipo de beneficio como depósito o pago inicial —dijo
Jaime.

—No hay problema. Basándonos en nuestra experiencia pasada, pronto


aparecerá una enorme cantidad de hierbas raras. ¿Qué le parece si se lo damos
todo, señor Casas? —preguntó Patricio.

Jaime asintió.

—Muy bien. Les entregaré el cuerpo del demonio de sangre si considero que los
recursos valen la pena.

«De todas formas, el único beneficio que obtengo del demonio de sangre es usar
su cuerpo como escudo. ¡Mi principal prioridad ahora es rescatar a Josefina con
la ayuda de la Secta Demoniaca!».

Josefina había estado prisionera durante mucho tiempo, por lo que Jaime se
estaba poniendo demasiado ansioso tras varios intentos fallidos de rescatarla.

Después de salir de la habitación secreta, Patricio llamó a Jesica y la hizo


quedarse con Jaime por el momento.

La sonrisa de Patricio desapareció en el momento en que Jaime y Jesica se


marcharon.

De repente, un hombre cuyo cuerpo estaba todo cubierto por una túnica negra
salió de entre las sombras y preguntó a Patricio:

—¿De verdad crees que confiará en ti y te entregará el cuerpo del demonio de


sangre como prometió?

CAPITULO 1873
—Si quiere salvar a su novia, sin duda accederá. Pero, puede que no tengamos
más remedio que entregarle los recursos que están a punto de aparecer en breve
—dijo Patricio Serrano con expresión sombría.

—Este tipo tiene un espíritu rebelde. Por otra parte, nos será de gran ayuda si
sabemos cómo aprovecharlo —dijo con calma el hombre de la túnica negra.

—Encontraré la forma de utilizarlo en nuestro beneficio. Es mejor que muevas


ficha antes de que alguien te vea —instó Patricio al hombre de túnica negra para
que se marchara cuanto antes.

—Lo dejaré todo en tus manos entonces. Una vez revitalizada la energía
espiritual, nosotros, los espíritus demoníacos, volveremos.

Con eso, el hombre de la túnica negra agitó su mano en el aire, y un rayo de luz
brillante apareció. Luego desapareció en la luz.
Poco después de que el hombre de la túnica negra se marchara, Patricio miró al
líder de la Secta Demoniaca, que había permanecido quieto todo el tiempo. Se
acercó y le quitó la máscara.

Debajo de la máscara sólo había un conjunto de esqueletos. No se veía ni una


pizca de sangre ni de carne.

Una vez que Jesica llevó a Jaime de vuelta a su alojamiento, le dijo:

—Señor Casas, siempre puede buscarme si surge algo. Siento mucho lo que ha
pasado hoy. Simón es demasiado impulsivo.

Jesica se disculpaba porque Simón Lisboa había intentado atacar a Jaime antes.

—Eso no tiene nada que ver con usted. —Jaime sonrió. Sabía que su posición en
la Secta Demoniaca no era lo bastante alta. Por lo tanto, ella no tenía derecho a
interferir en este momento.

—Bien entonces. No le quitaré más tiempo. Señor Casas, por favor, descanse.
Jesica se dispuso a marcharse.
Forero había estado esperando junto a la puerta todo el tiempo, y de inmediato
abrió la puerta y dijo:

—Señorita Zhar, ¿por qué no entra y toma asiento? Vamos a charlar un rato.

Jesica puso los ojos en blanco ante Forero. Sabía que, si entraba en la casa,
Forero se aprovecharía de ella.

Sin embargo, justo cuando Jesica estaba a punto de marcharse, Jaime la llamó de
repente:

—Señorita Zhar, ¿cuánto tiempo lleva en la Secta Demoniaca? Ella se dio la


vuelta y lo miró.
—Señor Casas, ¿por qué quiere saberlo?

—¡Oh, sólo quiero conocerla mejor, ya que trabajaremos juntos en el futuro! —


explicó Jaime. Con una sonrisa, Jesica respondió:
—Llevo con ellos más de una década. Me trajeron aquí desde que era una niña.

—¿Por qué decidió unirse a la Secta Demoniaca? ¿La obligaron a unirse? —


preguntó Jaime con curiosidad.

—No, por supuesto. La Secta Demoniaca nunca obliga a nadie a unirse a ellos.
Cuando era sólo una niña, mis padres murieron después de que nuestra familia
fuera perseguida por nuestros enemigos. Alguien de la Secta Demoniaca me
salvó y me trajo aquí —aclaró Jesica.

En cuanto Jaime escuchó su explicación, se sintió muy incómodo. No esperaba


que Jesica tuviera un pasado tan desgraciado.

—Señorita Zhar, lo siento mucho…

Jaime se sintió mal por recordarle a Jesica su doloroso pasado.

—No pasa nada. Eso fue hace mucho tiempo. Además, ahora me encanta mi
vida. Aunque otros nos llamen espíritus demoníacos, este lugar me parece
reconfortante. Además, durante más de diez años, nuestro señor siempre nos ha
enseñado a convertirnos en mejores personas a través del cultivo y a no
perdernos. Si alguien que practica nuestra técnica de cultivo se vuelve codicioso
y pierde el control de sí mismo, será devorado por la técnica y se convertirá en
una persona cruel y despiadada. Por eso mucha gente se hace una idea
equivocada de nosotros. Ahora que ha conocido a gente de la Secta Demoniaca,
¿no cree que seamos diferentes de lo que se imaginaba que éramos?

Cuando Jesica hablaba de la Secta Demoniaca, sus ojos se iluminaban de


orgullo.

—Tiene razón. Sí que es diferente —dijo Jaime mientras asentía con la cabeza.

Era cierto que en cuanto Simón vio a Jaime, lo retó a un combate y no mostró
piedad alguna.

CAPITULO 1874
A pesar de ello, aquellas personas no le parecieron malvadas en absoluto.

En cuanto a aquellos hombres de túnica negra de la Alianza de Guerreros, tenían


espíritus que los poseían y exudaban un aura maligna.
«Tal vez las dos sectas se separaron porque tenían creencias diferentes».

Jaime sintió que tendría que ver a los Cultivadores Demoníacos y a los espíritus
demoníacos bajo una nueva luz en el futuro.

—Sinceramente, nuestro señor es la persona más encantadora que he visto en mi


vida. Desprende un sentimiento paternal cada vez que lo veo.

La admiración se dibujaba en el rostro de Jesica.

Jaime frunció el ceño y le pareció extraño que Jesica se deshiciera en elogios


hacia su señor.

—Su señor lleva una máscara y habla raro. No percibo el sentimiento paternal
del que habla.

—Eso es porque nunca ha visto a nuestro señor en el pasado. Solía parecer


incluso más educado y refinado que nuestro segundo al mando. Por desgracia,
hubo un incendio hace cinco años, y arruinó la cara de nuestro señor. Desde
entonces, su temperamento cambió de golpe. Desde entonces, no he vuelto a
hablar con él.

Jesica parecía triste mientras relataba el pasado.

—¿Cómo de cualificado está su vicejefe de secta?

En opinión de Jaime, Patricio no parecía muy viejo. Por sorpresa, era capaz de
convertirse en el vice- líder de la Secta Demoniaca.

Además, Jaime también se dio cuenta de que Patricio parecía ser más poderoso
que el propio señor. Por eso Jaime sintió curiosidad y le hizo esa pregunta a
Jesica.
—Nuestro vicejefe de secta sólo lleva aquí seis años. Aunque se unió a la secta
después que yo, es un hombre muy destacado y capaz. Desde que nuestro señor
fue herido en el incendio, el Señor Serrano fue elegido para ser nuestro vice líder
de la secta. Desde entonces ayuda a nuestro señor a dirigir la Secta Demoniaca
—dijo Jesica.

Jaime frunció el ceño al escuchar eso. Algo le parecía raro, pero no podía
precisarlo.

Patricio no había sido más que respetuoso con Jaime, y además parecía muy
sincero. Incluso le había revelado el secreto de la Secta Demoniaca.

Sin embargo, Jaime sentía que había algo misterioso en Patricio.

—¡Hmph! Sobresaliente, ¡mi pie! ¿Qué tiene de bueno? Es más guapo que yo,
eso es todo. No es más que un juguetito…

Cuando Forero escuchó a Jesica elogiando a Patricio, se molestó.

—¿Qué tonterías estás diciendo?

Jesica frunció el ceño y miró enfadada a Forero.

Jaime tomó nota del enfado de la mujer y al instante dijo:

—Lo siento, señorita Zhar. Ahora iremos a descansar. Y Jaime se llevó a Forero
a rastras.
—¡Hmph! Ese jugetito no se trae nada bueno entre manos. Esa niña tonta debe
haberse dejado engañar por él.

Forero estaba muy celoso de la forma en que Jesica cantaba alabanzas sobre
Patricio.

—Está bien, ya basta. Eso no es asunto suyo. Pero, definitivamente hay algo raro
con Patricio. Aunque no puedo explicar el presentimiento que tengo —dijo
Jaime mientras fruncía las cejas.

—¿Qué pasa? ¿No fue bien la discusión? ¿Ese lugar es la zona de recursos de la
Secta Demoniaca?
—preguntó Forero al ver la expresión de Jaime. Ante eso, Jaime negó con la
cabeza.
—La Secta Demoniaca no tiene ninguna zona de recursos. Sin embargo, tienen
un mapa mágico. A partir de entonces, Jaime empezó a contarle a Forero todo lo
sucedido en la sala principal.
—¡No puedo creer que exista un mapa mágico así en el mundo! —exclamó
Forero tras escuchar la descripción de Jaime.

Un mapa que podía predecir la ubicación del crecimiento de hierbas preciosas


era algo inaudito.

Después de que Jaime y Forero permanecieran en el reino secreto durante otro


día, empezaron a encontrar el lugar muy aburrido.

Después de todo, el reino secreto era demasiado pequeño y no había nada


especial en él. Al final, los dos hombres decidieron abandonar el lugar y
dirigirse a Ciudad del Norte.

Había otra razón por la que Jaime quería ir a Ciudad del Norte. Quería saber si
Alain en verdad era capaz de absorber toda la energía natural de la ciudad.

Después de obtener la aprobación, Jesica sacó a Jaime y a Forero del reino


secreto y los llevó a Ciudad del Norte.
CAPITULO 1875
Jesica recorrió Ciudad del Norte con Jaime y Forero durante medio día. Era una
ciudad pequeña, así que casi la recorrieron entera en ese tiempo.

—¡Estoy demasiado cansado! Ustedes pueden seguir explorando. Yo voy a


buscar un sitio para descansar. —Tras inventar una excusa, Forero se marchó a
toda prisa.

Jaime supo de inmediato por qué Forero salía corriendo.

«¡A ese tipo no se le puede separar de las mujeres!».

Jesica también pareció darse cuenta de las intenciones de Forero. No pudo evitar
poner los ojos en blanco.

—¿De verdad son los hombres tan incapaces de frenar sus deseos? No hay más
que ver la impaciencia en su cara.

Su comentario hizo que Jaime se sintiera un poco incómodo. Tosió un poco y


dijo:

—No todos los hombres son como el señor Forero. Todavía soy virgen.

Una expresión de sorpresa se extendió por el rostro de ella ante sus palabras, y
lo miró incrédula.

—Pero... Tiene tantas mujeres a su alrededor, y tiene novia. ¿Nunca ha...?

—No. Absolutamente no. Creo que eso es un acto sagrado que debe esperar
hasta después del matrimonio —contestó Jaime mientras agitaba la mano con un
poco de desprecio.

Ella rio de repente al observar su reacción.

—Vaya sorpresa. Nunca pensé que un joven tan puro siguiera existiendo en una
sociedad así. Si no fuera porque ya siento algo por otra persona, en verdad
tendría ganas de perseguirlo...

—¿Es Patricio la persona por la que siente algo? —preguntó sin andarse por las
ramas. Ella se sonrojó un poco. Luego, asintió.
—Sí. Es muy bueno conmigo.

Por alguna razón, su tímida expresión despertó un sentimiento de inquietud en el


corazón de Jaime.

«No consigo entender a Patricio. Tengo la sensación de que no es la persona que


parece ser».
Ambos charlaron mientras caminaban. Pronto llegó el mediodía y encontraron
un sitio para comer. Aunque la pequeña ciudad fronteriza no contaba con hoteles
de lujo como los de las grandes ciudades, tenía su propia cocina. Jesica pidió
varios platos, todos deliciosos.

—¿Viene a menudo a comer aquí? —preguntó. Sacudió la cabeza.


—La Secta Demoniaca tiene reglas estrictas. No se nos permite vagar fuera del
reino secreto a voluntad. Mi puesto me obliga a salir con frecuencia, así que he
comido aquí dos veces. Sin embargo, algunos no han salido del reino secreto
desde que se unieron a la secta.

—¿En qué se diferencia eso a estar encerrado en prisión? —Jaime no pudo


evitar comentar riendo.

«¡Ser obligado a permanecer en un espacio tan pequeño sin poder poner un pie
fuera es lo mismo que estar encarcelado!».

—Como cultivador, ¿no deberíamos ignorar los asuntos del mundo y centrarnos
en el cultivo? En realidad, no permitir que los otros miembros de la secta salgan
del reino secreto a voluntad es también la forma que tiene nuestro líder de
protegerlos. La energía espiritual del mundo se ha agotado, por lo que ya no es
un entorno de vida adecuado para los cultivadores. Además, según las leyes de
la naturaleza, permanecer fuera durante largos periodos de tiempo no sólo hará
que nuestro nivel de cultivo permanezca estancado, sino que incluso se
deteriore. Incluso podría causar

daños irreversibles en el cuerpo. De lo contrario, los cultivadores ya habrían


abandonado el reino
secreto y no quedaría ningún mundo de artes marciales. No obstante, la energía
espiritual está a punto de reponerse, y una batalla podría comenzar de nuevo…

Había un destello de preocupación en sus ojos.

«Una batalla por los recursos volverá a ocurrir después de la recuperación de la


energía espiritual. Cuando llegue ese momento, ¡tanto los inmortales como los
espíritus demoníacos harán lo que sea por sus propios intereses!».

—En realidad, sería muy bueno que pudiéramos seguir viviendo así. Si se
produce la restauración de la energía espiritual, será una época de tribulación
para la gente corriente. —Jaime podía imaginarse cada uno de los reinos
secretos abriéndose tras la recuperación de la energía espiritual y el mundo
entero sumiéndose en el caos. Para entonces, la gente común parecerá totalmente
despreciable para los cultivadores.

CAPITULO 1876
—Ese puede ser el destino, y nadie puede cambiarlo. La voluntad de los cielos
no puede ser frustrada. —En realidad, Jesica tampoco deseaba que la situación
llegara a eso. El día que llegara sólo significaría miseria, sufrimiento y luchas
interminables.

—Por cierto, señorita Zhar, la Secta Demoniaca comparte el mismo origen que
la Secta de Corazón Maligno, la secta detrás de la Alianza de Guerreros.
Entonces, ¿por qué se les permite vagar con libertad por esta tierra y no están
sujetos a las mismas restricciones? —preguntó Jaime con curiosidad.

«Siempre pensé que las leyes de la naturaleza sólo se aplicaban a los


cultivadores de energía espiritual, pero no a los de energía demoníaca. Sin
embargo, por lo que parece, la Secta Demoniaca también tiene que atenerse a las
mismas restricciones. Eso significa que mi suposición era incorrecta».

—Las mismas restricciones se aplican a la Secta de Corazón Maligno. ¿Por qué


crees que no han enviado a un luchador experto a matarte después de cómo
provocaste a la Alianza de Guerreros? La Alianza de Guerreros no es más que la
representante de la Secta de Corazón Maligno en el reino mundano. Sus
miembros no son más que personas poseídas por espíritus, y las leyes de la
naturaleza no rigen a los espíritus sin sus cuerpos reales. La Secta de Corazón
Maligno utilizó esa laguna para hacer que sus miembros se suicidaran, y luego
hizo que sus espíritus entraran en el reino mundano. Sin embargo, ese método
tiene un defecto fatal: la fuerza de los poseídos por los espíritus se verá muy
mermada. Además, no todo el mundo es apto para ser anfitrión, y seleccionar a
un anfitrión no es tan sencillo. La Secta de Corazón Maligno ha hecho todo lo
posible por trazar sus planes en el reino mundano antes de la recuperación de la
energía espiritual. Sin embargo, su práctica de conseguir lo que en realidad es
una victoria pírrica es demasiado cruel —replicó ella.

Jaime se sorprendió al escuchar su detallada explicación. Nunca se le había


pasado por la cabeza que la Secta de Corazón Maligno llegara al extremo de
hacer que sus miembros se quitaran la vida sólo porque querían crear espíritus.
De repente, recordó lo que ocurrió cuando estuvo en el reino secreto de la Secta
Demoniaca.

«No me detuvo la fuerza misteriosa cuando separé mi espíritu de mi cuerpo para


atravesar la dimensión del caos, así que parece que esa fuerza es el poder de las
leyes de la naturaleza».

Rápidamente, otra pregunta surgió en su cabeza.

«Jesica no tiene una posición alta dentro de la Secta Demoniaca, así que ¿por
qué sabe tanto? La recuperación de la energía espiritual y los planes de la Secta
de Corazón Maligno deberían

considerarse información confidencial. ¿Cómo se enteró ella de todo eso?».

Desconcertado, preguntó:

—Si no le importa que pregunte, ¿cómo ha llegado a saber tanto?


Su pregunta hizo que Jesica se diera cuenta de que había dicho demasiado.

«Por lógica, alguien de mi posición no debería conocer tanta información. Sin


embargo, como ya está sospechando, no puedo ocultarle nada más».

—Señor Casas, lo considero un amigo. Por eso, sin saberlo, he sido tan abierta
con usted. No puede permitir que el líder de mi secta sepa lo que le he contado,
¿de acuerdo? —respondió ella, mirándolo con gesto suplicante.

Él asintió.

—No se preocupe, señorita Zhar. Usted me considera un amigo, así que ¿cómo
podría traicionar a una amiga?

Jesica dudó un momento. Luego, por fin dijo:

—Como me lo pidió, se lo diré. Sé todo eso porque me lo contó el señor


Serrano. Parece que sabe bastante sobre la Secta de Corazón Maligno y
compartió muchas cosas conmigo. No se lo cuente a nadie. Si el líder de la secta
se entera, es seguro que castigará al señor Serrano.

—No se preocupe. Mis labios están sellados —prometió Jaime. Sin embargo, no
pudo evitar sentirse desconcertado.

«¿Por qué le había contado Patricio todo aquello? Aunque ambos mantuvieran
una relación, no era necesario tocar estos temas. Después de todo, en el
ambiente actual, cuanto más se sabe, más peligroso puede ser. Si Patricio se
preocupara por su seguridad, no le hubiera contado estas cosas».

—Señorita Zhar, todavía estoy un poco confundido. ¿Por qué el Señor Serrano
le contó todo esto? Después de todo, no le hará ningún bien estar al tanto de
estos asuntos, ¿verdad? —preguntó Jaime.

CAPITULO 1877
Las mejillas de Jesica se sonrojaron mientras confesaba:

—El vicepresidente estaba borracho una vez, y vino a mi habitación a decirme


que me daría una vida que no podía esperar…

—¿Fue a su habitación, borracho? No me diga que ustedes…

Al sentir su escrutinio, el enrojecimiento de las mejillas de Jesica se hizo aún


más intenso.

—Yo ya pertenezco al señor Serrano —murmuró Jesica en voz baja, bajando la


cabeza. Sin saber qué decir, Jaime forzó una sonrisa torpe y siguió metiéndose
comida en la boca.
Mientras comían, una extraña sensación, como si alguien lo estuviera
observando, le recorrió la espalda.

Jaime frunció las cejas ante la desagradable sensación antes de dar rienda suelta
a su sentido espiritual. Poco después, una sonrisa curvó sus labios y retiró su
sentido espiritual.

—¿Qué le pasa, señor Casas? —preguntó Jesica con curiosidad al notar el rápido
cambio en su expresión.

—No es nada. Vamos a comer. Supongo que alguien no puede esperar más —
dijo Jaime con una sonrisa.

—¿No puede esperar más? ¿Quién nos espera? Jesica se quedó perpleja.
—Lo sabrá dentro de un rato. Vamos a comer. Jaime se apresuró a terminar su
comida.
Cuando terminaron de comer y pagaron la comida, Jaime siguió a Jesica fuera
del restaurante.

Podría parecer que Jaime paseaba despreocupado por la calle, pero estaba
observando a la persona que los seguía con sigilo.

Mientras tanto, Kenzo estaba parado en una esquina calle abajo.

—¿Están listos? Ya casi están aquí —preguntó a sus ocho subordinados.

—Todo está listo, señor Zepeda. Quédese tranquilo —respondió uno de sus
subordinados.

—¡Genial! —Kenzo asintió satisfecho, y las comisuras de sus labios se curvaron


en una sonrisa—. Ya que ese imbécil se atreve a golpearme en la cara, dejaré
que sienta el poder de las Cadenas Vinculadoras de Almas de la familia Zepeda.

Cuando Jaime y Jesica llegaron a la esquina, esta última frunció el ceño ante la
fugaz sensación de peligro.

—Algo va mal, señor Casas. Este lugar debería estar repleto de gente, pero ¿por
qué está tan tranquilo? —dijo alarmada Jesica mientras observaba con recelo a
su alrededor.

—Tal vez todos se fueron a sus casas después de comer. No tiene nada de
extraño. Le aseguró Jaime con una sonrisa antes de seguir adelante.
—Señor Casas, esté atento a cualquier emboscada. Presiento que algo no va bien
aquí. Jesica se puso delante de Jaime y escudriñó con cautela a ambos lados de
la calle.
La ansiedad invadió a Kenzo, que estaba escondido en una esquina, mientras
observaba cómo Jesica impedía a Jaime avanzar.
«Si Jaime no se acerca, no podrá caer en la trampa que le he tendido».

—¡Car*jo! Será mejor que esta p*rra no arruine mi plan! —Kenzo maldijo
mientras se escondía en la oscuridad.

—Está siendo demasiado precavida, señorita Zhar. Creo que aquí no hay
peligro. No se preocupe. Jaime empujó a Jesica a un lado y siguió caminando.

La estupidez de Jaime llenó de regocijo a Kenzo.

«¡Este imbécil! El destino está de mi parte».

Sin perder de vista lo que les rodeaba, Jesica tomó despacio su espada y apoyó
la mano en la empuñadura por si surgía alguna amenaza inesperada.

Jaime dobló la esquina y vio que la calle estaba desolada. Con un barrido de su
mirada, siguió caminando despreocupado y con una leve sonrisa.

Kenzo apretó los puños con fuerza, con la palma húmeda por el sudor nervioso.
Jaime estaba a punto de caer en la trampa cuando se detuvo de golpe.
El corazón de Kenzo casi se le sale de la garganta en ese momento. Todo su
cuerpo estaba tenso.

«¡Camina hacia ella! ¡Un poco más! ¡Camina!». suplicó Kenzo en silencio.

—Usted dijo que era peligroso, señorita Zhar, pero yo no veo nada.

Jaime se dio la vuelta e incluso retrocedió dos pasos para hablar con Jesica.

Jesica volvió a observar los alrededores. Aunque podía sentir el peligro, no


estaba segura de ello. Cuando no vio ninguna amenaza, bajó la guardia.

—Tal vez sea demasiado sensible —comentó Jesica.

CAPITULO 1878
Jesica ya no estaba nerviosa, pero no podía decirse lo mismo de Kenzo. Observó
cómo Jaime casi caía en su trampa, pero para su consternación, Jaime retrocedió
cuando estaba a un paso.

—Señor Casas, creo que deberíamos volver, aunque no haya peligro. Jesica pasó
rozando a Jaime y tomó la delantera.
Cuando Kenzo vio que Jesica había tomado la delantera, casi le dio un vuelco el
corazón.

«Si Jesica activa la trampa, Jaime huirá».

La frustración inundó a Kenzo, y se sintió como un gato sobre un tejado de zinc


caliente.
—Señorita Zhar.

En ese momento, Jaime llamó a Jesica. Ésta se detuvo para mirar a Jaime por
encima del hombro.

—¿Qué ocurre, señor Casas? —preguntó Jesica.

—No es nada, pero creo que debo tomar la iniciativa. Es lo más apropiado, ya
que soy el invitado, después de todo —Jaime rio entre dientes.

A pesar de su confusión, Jesica obedeció de inmediato con una sonrisa.

—Tiene razón. Después de usted, mi respetado invitado.

Hizo un gesto a Jaime para que se adelantara, y éste pasó junto a ella con
indiferencia.

Kenzo, por supuesto, se sintió eufórico al ver aquello.

«Te lo mereces por darte aires, ¡imbécil! Estoy esperando a que muerdas el
anzuelo». Kenzo carcajeó en silencio con la mirada fija en Jaime.

Cuando Jaime cayó por fin en la trampa de Kenzo, el cielo se oscureció de


repente y ocho hombres surgieron de ambos lados de la calle. Cada uno de ellos
llevaba una cadena negra en la mano.

Los ocho lanzaron un extremo de la cadena contra Jaime al mismo tiempo. Con
las cadenas enroscadas alrededor de Jaime con fuerza como serpientes, sus pies
estaban firmemente arraigados al suelo. No podía mover el cuerpo en absoluto.

Jesica desenvainó su espada con urgencia, ansiosa por rescatar a Jaime. Sin
embargo, Jaime gritó:
—¡Corra, señorita Zhar! ¡Déjeme aquí! De lo contrario, ¡ninguno de nosotros
podrá huir! Jesica se detuvo en seco al escuchar la advertencia de Jaime.
Entonces gritó:
—¡No se preocupe, señor Casas! ¡Voy a buscar ayuda! Seguro que lo
rescatamos. Tras un salto en el aire, desapareció.
Jesica sabía que la única persona que querría capturar a Jaime era Kenzo, de la
familia Zepeda, porque Kenzo le guardaba rencor a Jaime.

Con sus habilidades, era consciente de que no podría enfrentarse a toda la


familia Zepeda, así que echó a correr. Kenzo no la persiguió mientras la veía
desaparecer. Su único objetivo era Jaime.

Al ver a Jaime constreñido por las Cadenas Vinculadoras de Almas de su


familia, Kenzo salió alegre de la oscura esquina.
—Ya te lo he dicho, Jaime. Nadie se atreve a faltarme al respeto en Ciudad del
Norte. Tú eres el primero, así que hoy vas a pagar por ello —se mofó Kenzo.

Jaime no se puso nervioso lo más mínimo cuando vio a Kenzo salir de su


escondite. En lugar de eso, preguntó con una sonrisa:

—Así que me has capturado. ¿Qué piensas hacer conmigo? ¿Matarme?

—No. ¿Cómo podría matarte? Eres una celebridad en el mundo de las artes
marciales. Sólo quiero que el mundo de las artes marciales sepa quién está en la
cima entre los jóvenes. No importa lo poderoso que seas, ahora eres mi
prisionero. Quiero que mi padre nos mire. Piensa demasiado bien de ti. En
realidad, no eres tan poderoso como pareces.

Con un gesto del brazo, ordenó:

—Llévenselo. Quiero que el mundo entero vea que yo, Kenzo Zepeda, he
derrotado a la nova más brillante del mundo de las artes marciales.

Jaime no se resistió lo más mínimo y, obediente, siguió a Kenzo de vuelta a la


residencia de los Zepeda.

—¡Papá! ¡Papá! —Kenzo empezó a gritar en cuanto cruzó la puerta principal.

Quería que Alain viera que Jaime no era tan poderoso como se rumoreaba, y que
fue él quien capturó a Jaime.

Mientras tanto, Alain hablaba de negocios con los ejecutivos de la familia


Zepeda. Una arruga se formó entre sus cejas cuando escuchó los gritos de
Kenzo.
—¿Qué ha hecho ahora ese idiota? —pronunció molesto.

—Demos por terminado el día. Ya puedes irte. No comentes con nadie lo que
hemos hablado — advirtió antes de hacer un gesto despectivo con el brazo.

Saliendo de la habitación secreta, le ladró a Kenzo:

—¿Por qué gritas? ¿Por qué me buscas?

CAPITULO 1879
Ante la aparición de su padre, Kenzo se jactó con alegría:

—Papá, dijiste que Jaime era poderoso, ¿no? ¿Y qué si es poderoso? Al final, ¡lo
atrapé! Quiero que todo el mundo de las artes marciales sepa que capturé a
Jaime Casas.

Kenzo mantuvo la cabeza alta mientras se mostraba triunfante ante su padre.


Alain se sobresaltó.
—¿Qué has dicho?

—Dije que capturé a Jaime Casas —repitió Kenzo.

—¿Cómo es posible? Ese tipo ni siquiera le teme a Alianza de Guerreros.


Numerosas élites de Alianza de Guerreros han muerto en sus manos. ¿Cómo lo
atrapaste?

Alain dudaba de la afirmación de su hijo. Después de todo, él conocía las


capacidades de Kenzo mejor que nadie.

—Papá, ¿cómo puedes no creerme? Utilicé las Cadenas Vinculadoras de Almas


para atraparlo — explicó Kenzo.

La ira se apoderó de Alain.

—¡Car*jo! ¡Cabr*n! ¿Intentas hacerme enojar hasta la muerte? ¿Cómo has


podido usar las Cadenas Vinculadoras de Almas por semejante motivo?

—Papá, ya las usé y atrapé a Jaime. El nombre de la familia Zepeda saltará a la


fama en el mundo de las artes marciales. Para entonces, ya no tendremos que
permanecer encerrados en esta pequeña ciudad. Podremos desarrollar nuestro
negocio familiar en ciudades más grandes —dijo Kenzo con indiferencia.

—Tú... Tú... —Todo el cuerpo de Alain temblaba de rabia—. ¿Dónde está Jaime
ahora?
—Está en el patio delantero. Te llevaré hasta él. Ya lo verás. Él también es
humano. Kenzo condujo a Alain al patio delantero.

Alain tuvo una mirada contradictoria cuando vio a Jaime atado a un gran pilar en
el patio delantero de la familia Zepeda por las Cadenas Vinculadoras de Almas.

Tras un momento de vacilación, Alain se apresuró a acercarse a Jaime.

—Señor Casas, lo siento mucho. Mi hijo ha sido un tonto al ofenderlo.

—¿Me conoce? —A Jaime le sorprendió la cortesía de Alain, ya que no conocía


a la familia Zepeda.

—Todos en el mundo de las artes marciales han escuchado hablar de su nombre.


Es usted el mejor entre los jóvenes del mundo de las artes marciales, señor
Casas. ¿Puedo saber por qué ha venido hasta Ciudad del Norte, señor?

Alain quería saber si la llegada de Jaime tenía algo que ver con lo que estaba a
punto de suceder en Ciudad del Norte.

—Un amigo me trajo aquí para divertirme —respondió Jaime despreocupado.


Naturalmente, no podía revelar a Alain su colaboración con la Secta Demoniaca.
—¿Sólo ha venido a hacer turismo, señor Casas? Alain dudaba de las palabras
de Jaime.
Tomando nota de la reacción de Alain, Jaime pensó que había algo más de lo
que parecía, así que preguntó:

—¿Por qué cree que estoy aquí en Ciudad del Norte entonces, señor Zepeda?

Perplejo ante la pregunta de Jaime, Alain esbozó una sonrisa tímida y dijo
congraciándose:

—Supongo que usted también está aquí por ocio. Sin embargo, con su fama y
estatus en el mundo de las artes marciales, la familia Zepeda debería darle una
calurosa bienvenida por su llegada a Ciudad del Norte.

Cuando Alain intentó desatar a Jaime, Kenzo corrió a detenerlo.

—Papá, ¿estás loco? Me costó tanto esfuerzo capturarlo.

¡Pas!

Alain levantó la mano y le dio a Kenzo una bofetada en la mejilla.

—¡Cabr*n! ¡Soy el patriarca de la familia Zepeda! ¿Pretendes rebelarte contra


mí ahora mismo? Kenzo se enfureció. Mordiendo el anzuelo, dijo con terquedad:
—Papá, no dejaré que lo liberes pase lo que pase. Mátame si quieres, pero no
puedo quedarme de brazos cruzados.

Kenzo amenazaba a Alain, pues sabía que él no lo mataría, ya que era su único
hijo.

—¡Tú!

El rostro de Alain enrojeció de ira al verse amenazado por su propio hijo.

CAPITULO 1880
Alain levantó la mano, pero no se atrevió a bajar la palma. Después de todo, no
podía matar a Kenzo a golpes.

—Empiezo a sentirme un poco avergonzado porque ustedes dos discuten sobre


si soltarme —Jaime sonrió—. Tomaré este asunto en mis manos para evitar un
conflicto entre ustedes.

Con eso, luces doradas envolvieron el cuerpo de Jaime, y el aura aterradora que
emitía llenó el aire sobre la residencia Zepeda.

Al sentir la formidable aura de Jaime, Alain y Kenzo abrieron los ojos con total
asombro.
¡Clang!

De repente, las ocho cadenas de alma que sujetaban a Jaime se hicieron añicos y
cayeron al suelo. Alain y Kenzo se quedaron atónitos al ver aquello.
Las Cadenas Vinculadoras de Almas eran la reliquia de la familia Zepeda y un
objeto mágico de alto grado. Sin embargo, Jaime la había destruido sin esfuerzo.

Jaime se quitó el polvo del cuerpo y le dijo a Alain con indiferencia:

—Señor Zepeda, siento haber roto su reliquia familiar.

Alain permaneció en silencio porque no tenía palabras, mientras Kenzo miraba


temeroso a Jaime como si estuviera viendo a un demonio.

Su arrogancia de antes se había disipado por completo en ese instante.

—Hoy te perdonaré en nombre de tu padre. Si te atreves a repetir este error,


sugiero que la familia Zepeda se prepare para asistir a tu funeral —le dijo Jaime
a Kenzo.

Luego, dio media vuelta y se marchó.

Alain recobró el sentido cuando Jaime llegó a la puerta. Se apresuró a


perseguirlo.

—Señor Casas, espere. Espere, por favor —gritó Alain. Jaime giró sobre sus
talones para mirar a Alain.
—¿Quiere que lo indemnice por la reliquia familiar, señor Zepeda?

—No, no, no es eso. Mi hijo tuvo la culpa en primer lugar, así que no me
atrevería a pedirle una indemnización. Solo deseo invitarlo a mi casa para que
mi hijo pueda pedirle disculpas. Además, he escuchado hablar muy bien de
usted, señor Casas, así que deseo charlar con usted.

Alain le pidió a Jaime que se quedara porque quería tener una charla con Jaime.

—De acuerdo —aceptó Jaime sin dudarlo.

Alain condujo a Jaime a su habitación y luego ordenó a Kenzo:

—¡B*stardo, ven aquí y sírvele al señor Casas una taza de café!

Kenzo apartó su porte altivo y llenó con respeto una taza de café para Jaime.

A juzgar por la facilidad con que Jaime había roto en pedazos las Cadenas
Vinculadoras de Almas, Kenzo supuso que no era rival para Jaime, ya que la
diferencia entre sus habilidades era enorme, más allá de su imaginación.
Alain levantó su taza de café y dijo con cortesía:

—Señor Casas, mi negligencia al educar a mi hijo ha causado una ofensa. Deseo


pedirle disculpas en su nombre. Espero que tenga piedad y perdone a mi hijo.

—Está bien, señor Zepeda. Es sólo un pequeño malentendido —respondió Jaime


con una leve sonrisa.

Alain se sintió más tranquilo después de escuchar aquello. De lo contrario, si


Jaime seguía adelante con aquel asunto y perjudicaba a Kenzo, la vida de éste
correría peligro.

—Señor Casas, es un honor para Ciudad del Norte recibirlo. Ordenaré de


inmediato a mis subordinados que le preparen alojamiento. Puede elegir
cualquier lugar de Ciudad del Norte en el que desee alojarse. Además, siéntase
libre de hacer aquí lo que quiera. También puede quedarse todo el tiempo que
desee. Soy capaz de proporcionarte grandes lujos en esta ciudad —Alain
empezó a lamerle las botas a Jaime.

—Es usted muy amable, señor Zepeda. Como le he dicho, me marcharé muy
pronto, ya que sólo estoy aquí con mi amigo en una breve escapada.

Jaime volvió a recalcar que sólo estaba allí unos días de vacaciones.

Pudo percibir que Alain se mostraba cauteloso ante su repentina llegada a


Ciudad del Norte, al parecer temeroso de que pudiera estar tramando algo.

CAPITULO 1881
Por eso, Jaime trató de calmar a Alain explicándole el motivo de su estancia en
Ciudad del Norte.

—Qué lástima. Esperaba que pudiera quedarse unos días más en Ciudad del
Norte. No obstante, no dude en pasar por Ciudad del Norte cuando esté libre.
Este lugar está lejos y aislado, pero sus paisajes no están mal. Sin embargo,
carecemos de recursos.

A pesar de lo que decía, Alain sonreía de oreja a oreja.

Independientemente de la razón de la llegada de Jaime, su advenimiento había


causado a Alain un estrés mental considerable.

—Señor Zepeda, hay algo que deseo saber, pero no estoy seguro de que sea una
pregunta apropiada —dijo Jaime.

—No hace falta que se comporte con tanta cortesía conmigo, señor Casas. Por
favor, pregunte. Le diré todo lo que sé —respondió Alain con la mayor
sinceridad.
Jaime preguntó con curiosidad:

—Señor Zepeda, ya que la familia Zepeda está establecida en Ciudad del Norte,
un lugar con escasos recursos, ¿puedo saber cómo cultiva usted? He escuchado
que cultiva absorbiendo toda la energía natural de esta ciudad.

Alain soltó una carcajada tras escuchar la pregunta de Jaime.

—¡Jajaja! ¿Usted también cree en esas habladurías, señor Casas? ¿Quién soy yo
para tener la capacidad de absorber la energía natural de la ciudad? Eso no son
más que falsos rumores que circulan por ahí. Todo lo que estoy haciendo es
utilizar mi estatus para absorber la energía de la fe de algunos ciudadanos. Como
alcalde de Ciudad del Norte, aún está en mi mano que cada hogar instale una
estatua mía en su residencia. Además, mis antepasados me transmitieron una
serie de técnicas que me permitían cultivar utilizando la energía de la fe de la
multitud. Dicho esto, la escasa cantidad de energía dista mucho de ser útil. Si
uno en verdad desea fortalecer sus habilidades, aún necesitará depender de un
gran número de recursos. Si soy capaz de aprovechar la energía natural de
Ciudad del Norte, no seguiré encerrado en esta pequeña ciudad fronteriza —
explicó Alain a Jaime.

—La energía de la fe…

La claridad inundó a Jaime.

«Esta técnica heredada de la familia Zepeda parece similar a la que utilizó el


demonio de sangre en la isla Encanta. Ese demonio de sangre también dependía
de las masas para adorar su estatua y absorber su energía espiritual».

Sin embargo, no compartía la creencia de Alain sobre la ineficacia de la energía


de la fe para aumentar el cultivo.

Alain consideraba que la energía de la fe era impotente porque Ciudad del Norte
era demasiado pequeña y tenía muy pocos ciudadanos. Además, esos ciudadanos
podían no venerarlo en gran medida, por lo que el efecto de la energía de la fe le
parecía insignificante a Alain, pero ¿y si la energía de la fe la acumulaban
personas que vivían en una gran ciudad con una densa población, en un país, o
incluso en el mundo entero?

Con un número tan elevado de contribuyentes, la intensidad de la energía de la


fe sería sin duda considerable. Sin embargo, convencer a mucha gente para que
adorase a una sola persona sería arduo.

Aun así, Jaime empezaba a albergar interés por una técnica así.

Mientras Jaime charlaba con Alain, Jesica había regresado a la Secta


Demoniaca.
—Señor Serrano, malas noticias.

Buscó a Patricio al llegar a la Secta Demoniaca.

—¿Qué pasa, Jesica? —Patricio frunció un poco las cejas.

—Al señor Casas se lo llevó el vástago de la familia Zepeda, Kenzo. Dese prisa
y piense en una manera de rescatarlo —dijo ella.

—¿Se lo ha llevado alguien de la familia Zepeda? ¿Por qué quieren apoderarse


de él? —preguntó desconcertado.

Jesica sólo pudo contarle a Patricio el conflicto con Kenzo, pero no mencionó el
asunto de cómo Forero se había aprovechado de ella.

—Este vástago de la familia Zepeda es tan tonto. No puedo creer que tenga la
osadía de capturar a

Jaime —chistó Patricio.

Al notar su despreocupación y diversión, Jesica preguntó perpleja:

—Señor Serrano, dese prisa y envíe a alguien a rescatar al señor Casas. ¿No
pensábamos colaborar con él?

—No te preocupes, Jaime estará bien. Si ni siquiera puede con un clan pequeño
como la familia Zepeda, ¿qué sentido tiene que colaboremos con él? Estoy
seguro de que estará bien, pero no se puede decir lo mismo de la familia Zepeda.
Deberías volver al lugar de donde viniste. De lo contrario, Jaime no podrá abrir
la puerta del reino secreto por sí solo —explicó Patricio con calma. CAPITULO
1882
Jesica lanzó una mirada de confusión a Patricio. No sabía si estaba diciendo la
verdad. Al notar su actitud dubitativa, Patricio acarició las mejillas de Jesica con
el dedo y dijo:
—¿Cuándo te he mentido? No te preocupes y ve a buscar a Jaime. Seguro que
está bien. El rostro de Jesica se sonrojó ante el contacto de Patricio. Ella asintió
y dijo:
—Está bien. Voy a buscarlo…

Salió del reino secreto y llegó a la residencia de los Zepeda.

Como era de esperar, se encontró con Jaime charlando con Alain mientras
tomaban café. Mientras tanto, Kenzo permanecía manso de pie junto a los dos,
con la cabeza gacha.

Alain vio a Jesica y lanzó una mirada significativa a Jaime.

—Señor Casas, ¿es ésta la amiga de la que ha estado hablando? Jaime asintió.
—Sí. Es Jesica Zhar.

—Hola, señor Zepeda —le saludó Jesica.

—¡Jajaja! No me extraña que haya venido hasta este desolado lugar. Parece que
ni siquiera los héroes pueden resistirse a los encantos de una mujer hermosa.

Alain supuso que Jaime y Jesica eran pareja.

Jaime no corrigió al hombre y se limitó a sonreír en respuesta. Mientras tanto,


Jesica dijo:
—Deberíamos irnos…

Después de despedirse de Alain, Jaime volvió al reino secreto con Jesica.

Jaime ni siquiera se molestó en ir a buscar a Forero, pues sabía que éste


desaparecería durante al menos tres días si se había ido a tontear con mujeres.

Tras regresar al reino secreto, Jaime quiso volver a echar un vistazo a la


dimensión del caos. Sin embargo, como Forero no estaba por allí, decidió no
hacerlo. Temía que otros pudieran poner en

peligro su cuerpo físico después de que su espíritu abandonara su cuerpo sin que
nadie lo custodiara.

Sin embargo, cada vez que cerraba los ojos, la imagen del Tubérculo de Flor de
Lana de diez mil años aparecía en su mente. Era algo tan raro que ni siquiera las
familias prestigiosas habían visto jamás algo parecido.

Al caer la tarde, Jesica se acercó de repente a Jaime.

—Señor Casas, el señor Serrano lo busca. Jaime se quedó perplejo.


«¿Por qué me busca Patricio a estas horas?».

Jaime se reunió con Patricio, que no perdió el tiempo y se fue por las ramas.

—Señor Casas, el mapa indica que aparecerán hierbas en una montaña al oeste
de Ciudad del Norte. Tampoco tenemos idea de qué tipo de hierba será. Sin
embargo, podemos estar seguros de una cosa: el volumen será grande. Como
muestra de sinceridad, vamos a entregarle este lote de hierbas. La Secta
Demoniaca no tomará ni una onza de este descubrimiento.

—¿Podrías dejarme echar un vistazo al mapa? —Jaime preguntó.

—Por supuesto…

Patricio condujo a Jaime a la habitación secreta. Jaime vio una luz dorada que
parpadeaba una y otra vez en un lugar marcado en el mapa, que estaba al oeste
de Ciudad del Norte, parpadeando más y más rápido a cada segundo que pasaba.

—¿Hmm? ¿Por qué la marca de la ubicación es diferente esta vez? —Patricio


murmuró confundido.

—¿Por qué? ¿Qué es diferente? —preguntó Jaime.

—La marca solía ser roja, no dorada. Además, nunca solía parpadear tan rápido
y con tanta intensidad. ¿Por qué se ha vuelto dorada? Seguía siendo roja cuando
la descubrí hace un momento…

Patricio frunció el ceño, desconcertado, mientras observaba el mapa con más


detenimiento.

—Señor Serrano, ¿puede decirnos el mapa cuándo aparecerán las hierbas? —


continuó preguntando Jaime.

—Unos tres días después, pero no podremos decir la hora concreta —contestó
Patricio.

—De acuerdo, voy a buscarla tres días después.

Por razones que desconocía, la expectación llenó el corazón de Jaime mientras


observaba el parpadeo de la luz dorada en el mapa.

—Señor Casas, espero que pueda hacer sus preparativos antes. Si se dirige allí
tres días más tarde, me temo que no quedaría nada... —le recordó Patricio.

Al fin y al cabo, toda Ciudad del Norte estaba bajo el control de la familia
Zepeda. Por lo tanto, los Zepeda serían los primeros en saber si aparecía alguna
hierba.

CAPITULO 1883
—De acuerdo. Partiré mañana.

Tras esto se dirigió fuera de la habitación secreta.

—Señor Casas, hemos demostrado lo sinceros que somos. Entonces, ¿qué vamos
a hacer con el cuerpo del demonio de sangre? —preguntó Patricio.

—No se preocupen. Como son sinceros, les regalaré el cuerpo del demonio de
sangre. De todas formas, no me sirve para nada.

Jaime se marchó al terminar la frase.

No pudo pegar ojo en toda la noche, pensando en el Tubérculo de Flor de Lana


de diez mil años.
Al final, Jaime no pudo contener más su curiosidad y se levantó con lentitud de
la cama. Se dirigió a los límites del reino secreto cuando aún estaba oscuro.

Tras examinar su entorno, Jaime conjuró un amuleto. Después del experimento


anterior, ya le había agarrado el truco a dibujar amuletos. De ahí que lo
consiguiera en un solo intento.

Pegó el amuleto en su cuerpo y su alma se desprendió de inmediato de él.

Jaime miró su cuerpo físico antes de pasar la barrera y entrar en la dimensión del
caos.

Podía sentir cómo una inconmensurable energía asesina atacaba su alma. Sin
embargo, perseveró y atravesó la barrera.

Después de mucho tiempo, pudo ver la luz frente a él. Jaime se encontraba de
nuevo en la zona de recursos.

Sólo tenía ojos para el Tubérculo de Flor de Lana de diez mil años y corrió en
dirección a él.

El Tubérculo de Flor de Lana de diez mil años brillaba con una tenue luz dorada.
Cuando Jaime se acercó a él, se balanceó con suavidad, como si sintiera su
presencia.

Estiró la mano para tocarlo. Sin embargo, como estaba en su forma de alma, no
podía tocar el Tubérculo de Flor de Lana.

A pesar de ello, el Tubérculo de Flor de Lana liberó un enjambre de energía


espiritual, vigorizando a Jaime.

«Qué bonito sería si pudiera llevarme este Tubérculo de Flor de Lana de diez
mil años...». Jaime miró aturdido el Tubérculo de Flor de Lana, decepcionado
por no poder llevárselo.
En ese momento, sin embargo, el Tubérculo de Flor de Lana, de diez mil años
de antigüedad, emitió una brillante luz dorada. Después, la luz se fue apagando
poco a poco.

Jaime se quedó boquiabierto al ver cómo el Tubérculo de Flor de Lana se volvía


transparente y se desmaterializaba justo delante de él.

«¿Qué está ocurriendo?».

Se inclinó hacia delante para agarrar el Tubérculo de Flor de Lana, intentando


impedir que

desapareciera. Sin embargo, no puede sujetarlo.


El Tubérculo de Flor de Lana pronto se desvaneció ante sus ojos. Era como si
nunca hubiera existido.

Jaime se sobresaltó y echó un vistazo a las otras hierbas medicinales que crecían
cerca del Tubérculo de Flor de Lana. Sin embargo, todo era tan normal como
podía ser.

«¿Cómo es posible?».

Arrugó las cejas en señal de contemplación.

«Seguía pensando en llevarme el Tubérculo de Flor de Lana después de


atravesar la barrera. Y, sin embargo, ¡desapareció ante mis ojos!».

Jaime no conseguía entender qué había pasado ni siquiera después de mucho


meditarlo. Como su tiempo estaba a punto de agotarse, no tuvo más remedio que
salir de la dimensión del caos.

Tras regresar a su dormitorio, Jaime permaneció despierto toda la noche,


pensando en el Tubérculo de Flor de Lana que había desaparecido.

Por la mañana, Jesica fue a buscar a Jaime, preparándose para salir con él del
reino secreto y dirigirse al lugar donde aparecerían las hierbas.

Jaime pensó que lo mejor sería llevar a Forero en su viaje.

Aunque Forero era un hombre lascivo, estaba bastante bien informado en varios
aspectos. Después de buscar un poco, encontraron a Forero en un hotel.
Jaime llamó a su puerta y Forero abrió molesto. Éste sólo llevaba puesta la ropa
interior, y había dos hermosas mujeres vestidas con lencería sexy sobre su cama.

Jesica fulminó a Forero con la mirada al ver el indecoroso espectáculo antes de


darse la vuelta para marcharse con la cara enrojecida. Mientras tanto, Jaime dijo:

—Señor Forero, habrá una manifestación de hierbas tres días después. Espero
que venga conmigo a echarle un vistazo.

Forero miró a Jesica, que se había alejado, y reprendió a Jaime:

—¿Por qué la trajiste? Estás arruinando mi impecable imagen.

—Para empezar, su imagen nunca fue impecable. Dese prisa. Jaime no hizo caso
de las quejas del hombre y lo arrastró.
—Oye, tienes que dejar que me vista…

Forero se vistió a toda prisa mientras Jaime lo arrastraba.

Los tres se dirigieron entonces hacia el oeste de Ciudad del Norte.


CAPITULO 1884
Mientras tanto, Alain estaba sentado frente a un anciano en una habitación
secreta de la residencia Zepeda. Alain trataba al anciano con respeto, por lo que
era de suponer que se trataba de un
hombre importante.

—Maestro Galván, ¿cómo va la deducción? —preguntó Alain al anciano con


cautela. El anciano frunció las cejas y pronunció con expresión adusta:
—Mantenga la boca cerrada cuando estoy deduciendo…

El anciano se levantó y salió de la habitación secreta. Luego esparció por el


patio las piedras negras que llevaba en la mano.

Bajo el sol, las piedras negras brillaron de repente con una tenue luz.

—La Técnica de la Axinomancia es el camino de la naturaleza. Soy Hugo


Galván, y quiero deducir la Ley Celestial…

En cuanto el anciano terminó esa frase, empezó a postrarse ante las piedras
negras. Lo hizo ante cada piedra, así que se inclinó decenas de veces.

Alain se limitó a observar desde un lado, y no se atrevió a pronunciar palabra.


Justo en ese momento, Kenzo entró corriendo en el patio y dijo:
—Papá, dijiste…

En cuanto Kenzo entró en el patio, vio las piedras negras esparcidas por el suelo
y se quedó atónito.
¿Por qué ese viejo hace reverencias sin parar?

Alain saltó alarmado e indicó con la mano cuando vio a Kenzo irrumpiendo en
el patio. Sin embargo, fue demasiado tarde porque la mirada de Hugo ya se
había vuelto gélida cuando levantó la cabeza.

Kenzo no pudo evitar estremecerse al ver la mirada de Hugo.

¡Whoosh! ¡Whoosh! ¡Whoosh!

De repente, las piedras del suelo salieron disparadas hacia Kenzo como si fueran
armas.

Kenzo era un Marqués de las Artes Marciales, así que no iba a quedarse quieto y
dejarse matar. Entonces liberó una nube blanca de niebla y protegió su cuerpo de
las piedras.

¡Tuc! ¡Tuc! ¡Tuc!

Las piedras golpearon el cuerpo de Kenzo, que salió despedido hacia atrás con la
boca llena de sangre.
—¡Por favor, tenga piedad, Maestro Galván! —Al ver eso, Alain saltó hacia
delante y protegió a Kenzo.

—El Arte de la Deducción va contra la Ley Celestial porque estoy espiando el


futuro. ¿Por qué te precipitas en este momento? ¿Quieres que muera? —tronó
Hugo con el ceño fruncido.

—Maestro Galván, por favor, perdone la insensatez de mi hijo. Además, no se lo


dije de antemano. Por favor, perdónenos, maestro Galván —se disculpó Alain.

—Papá, ¿quién es este viejo? ¿Cómo se atreve a hacerme daño en nuestro


territorio? —Kenzo se agarró el pecho y miró desconcertado a Alain.

«No lo entiendo. Papá es el alcalde de Ciudad del Norte. ¿Por qué es tan
cobarde? Sé por qué le
tiene miedo a Jaime, pero ¿por qué le tiene miedo a un viejo?».

—¡Cabr*n! ¡Cállate! —Alain fulminó a Kenzo con la mirada y le ordenó—:


Este es el Maestro Galván.
¡Discúlpate con el Maestro Galván ahora!

Alain le pidió a Kenzo que se disculpara, pero éste se negó a hacerlo. Al ver eso,
Hugo hizo un gesto desdeñoso y dijo:

—Olvídelo. Esto es el destino. Quizá no esté destinado a hacer esto. Por favor,
busque a otro. Con eso, Hugo agitó el brazo, y todas las piedras volvieron a su
mano.
Al ver que Hugo se marchaba, Alain se acercó a él y le suplicó:

—Maestro Galván, lo ocurrido fue culpa nuestra. Por favor, realice la deducción
una vez más. Estoy dispuesto a doblar el precio.

A pesar de las súplicas del otro hombre, Hugo no mostró ninguna intención de
quedarse.

—Señor Zepeda, la Técnica de la Axinomancia no es para tomársela a la ligera,


y no debería deducir a mi antojo. Sin embargo, puedo confirmar que su
oportunidad surgirá dentro de tres días, y aparecerá a cien millas al oeste de la
ciudad. No sé qué es exactamente, pero sé que se trata de algo enorme. Si lo
consigue, su fuerza crecerá exponencialmente. Si falla, podría morir.

Con eso, Hugo ignoró a Alain y se fue.

CAPITULO 1885
Kenzo escuchó lo que Hugo divagaba y refunfuñó con desdén:

—Papá, ¿cuándo empezaste a respetar tanto a los charlatanes? Es tan obvio que
el tipo es un estafador.

—¿Un estafador? —Alain estaba molesto, y le propinó a Kenzo una fuerte


bofetada en la cara. Kenzo cerró la boca al darse cuenta de lo enfadado que
estaba su padre.
Tras recuperar la compostura, Alain le dijo a Kenzo:

—Convoca a todos los altos mandos. Esto podría ser una gran oportunidad para
la familia Zepeda…

Kenzo no sabía a qué se refería, pero reunió obedientemente a todos los


ejecutivos de la familia Zepeda.

Hugo no abandonó Ciudad del Norte al salir de la residencia Zepeda. En su


lugar, se dirigió hacia a la zona oeste de Ciudad del Norte.

—¿Quién me iba a decir que me encontraría con una hierba de diez mil años? Es
una oportunidad única.

Hugo estaba exultante y aceleró el paso.

De hecho, Hugo se había dado cuenta de lo que ocurría gracias a su deducción.


Sin embargo, el aspecto de la hierba era tan atractivo que decidió ocultar la
verdad a Alain.

Al mismo tiempo, a Hugo le preocupaba que otras personas también se


enteraran. Por lo tanto, le dijo a Alain la ubicación general de la hierba, sabiendo
que Alain sin duda enviaría gente a vigilar la zona. Así, con la intervención de
los Zepeda, los demás tendrían que proceder con cautela.

Por otro lado, Hugo podría utilizar la Técnica Axinomántica para averiguar la
ubicación exacta de la hierba y llevársela.

Mientras Hugo se dirigía hacia el oeste, seguía lanzando sus piedras negras y
siguiendo en la dirección a la que le llevaban las piedras.

Pronto, Hugo llegó frente a un bosque. Cuando lanzó su piedra, se dio cuenta de
que la piedra no viajó tan lejos como esperaba. En lugar de eso, solo cayó al
suelo tres metros más adelante. Incluso un niño de tres años puede lanzar una
piedra más lejos. La estaba lanzando con fuerza, ¡y no salió volando!

Una sonrisa apareció en la cara de Hugo cuando vio eso.

—Este es el lugar…

Después de eso, Hugo sacó más piedras negras. Mientras cantaba algo, lanzó las
piedras en su mano en la arboleda circundante una por una.
Las piedras negras pronto se esparcieron por la zona.

Justo entonces, Jaime y los demás llegaron al mismo lugar. Jaime se quedó
confundido cuando se dio cuenta de que había alguien más por allí.

—¿Alguien se ha enterado de la existencia de este lugar? —Con el ceño


fruncido, Jaime se acercó con cautela.

Allí, Jaime vio a un anciano canturreando y lanzando piedras negras a su


alrededor. ¡Parecía un maníaco!

—¿Es un imbécil? —Jesica no pudo evitar preguntar al ver lo que estaba


haciendo Hugo.

—No lo sé, pero parece que está montando una matriz arcana... —Jaime no creía
que Hugo fuera tonto.

«Ese viejo parece que está montando una matriz arcana, ¡pero nunca había visto
a nadie hacerlo así!».

Sin embargo, cuando Forero vio a Hugo, se quedó de piedra.

—¿Hugo?

Al escuchar eso, Jaime se giró hacia Forero y le preguntó:

—Señor Forero, ¿conoce a ese hombre? Forero asintió.


—Ese sujeto es conocido como Hugo Galván. Es miembro de la Secta Destino.
Los miembros de la Secta Destino siempre están divagando sobre cómo pueden
comprender la Ley Celestial y deducir el futuro. La verdad es que todos ellos
son un montón de b*stardos adivinos. Aprendieron algún tipo

de técnicas extrañas, y están ahí fuera estafando al público. Muchas familias


prestigiosas les creen a
estos tipos…

Jaime miró a Forero y le preguntó:

—¿A qué viene ese tono? Señor Forero, ¿le guarda rencor a Hugo?

Jaime notó el enfado en el tono de Forero cuando éste hablaba de Hugo. Por lo
tanto, Jaime pensó que esos dos habían tenido un conflicto en el pasado.

—¡Hmph! Perdí a la mujer que más amaba por culpa de este imbécil. Por aquel
entonces, estaba a punto de casarme con mi entonces novia. Sin embargo, justo
antes de la boda, mi novia fue a ver a este tipo para que le adivinara el futuro. Al
final, me dejó por él... —Los ojos de Forero se llenaron de rabia cuando miró a
Hugo.
Jaime casi suelta una carcajada al escuchar esas palabras.

«¡No me puedo creer que a Forero le pasara algo así hace décadas!».

CAPITULO 1886
Jesica se llenó de asombro.

—¿Tenías novia? ¿Y te ibas a casar? ¡Encontrarse contigo debe ser lo peor que
le puede pasar a cualquier mujer!

—Yo no era así entonces. De hecho, era muy leal a mi novia de entonces. Sólo
me convertí en lo que soy hoy después de que ella me dejara. Ella me hizo
darme cuenta de que no puedo confiar en las mujeres. En vez de eso, debería
tratarlas como juguetes —explicó Forero.

A Jesica no le hizo ninguna gracia escuchar a Forero referirse a las mujeres


como juguetes.

—Señor Forero, aunque esté hablando mal de ese tipo, se las arregló para
encontrar el camino hasta aquí, ¿no? Parece que ese Arte de la Deducción suyo
es bastante útil —dijo Jaime.

«Después de todo, tuve que usar el mapa de la Secta Demoniaca para encontrar
este lugar. Sin embargo, Hugo lo encontró confiando tan solo en su deducción».

—¡Pfff! ¿Qué tiene de útil? Tiene que ser una manifestación de una hierba de
diez mil años. Una manifestación de tal hierba seguramente desencadenará todo
tipo de sucesos extraños. Mientras esté cerca, también puedo saber lo que está
pasando. No hay nada impresionante en ello. Diablos, incluso si estoy a cien
millas de distancia, todavía puedo localizar ruinas antiguas bajo tierra. ¡Es lo
mismo! Si en verdad pudiera comprender la Ley Celestial y deducir el futuro, se
habría convertido en un ser inmortal. —El rostro de Forero estaba lleno de
desdén.

Jaime se dio cuenta de que Forero tenía razón.

«A veces, no puedo evitar admirar la capacidad del señor Forero».

—Señor Forero, ¿cómo es eso de la deducción del futuro? Además, ¿cómo


puede saber la ubicación de unas ruinas antiguas? ¿Cómo siente la manifestación
de tales hierbas mágicas? —Jaime estaba intrigado.

—¿De qué se trata? ¿Estás interesado en aprenderlo? —preguntó Forero con una
expresión de suficiencia en el rostro.

—Sí. Siempre podemos aprender las buenas cualidades de los demás, ¿no? Si tú
me enseñas el Arte
de la Deducción, yo te enseñaré sobre hechizos... —Jaime temía que Forero no
le enseñara, así que
le ofreció el conocimiento de hechizos.

—Déjame preguntarte algo. Si alguien cercano se dispone a matarte, ¿serías


capaz de percibirlo? — le preguntó Forero a Jaime.

—Por supuesto. Puedo sentir el peligro de inmediato —Jaime asintió.

—¿Cómo lo haces, entonces? —Forero siguió preguntando.

Esta vez, a Jaime le costó encontrar la respuesta. Con el ceño fruncido,


respondió:

—No estoy seguro. Es sólo que, con el tiempo, mi cuerpo reacciona por instinto
a las auras peligrosas. No sé cómo explicarlo.

—Bueno, déjame que te lo explique. Cuando alguien quiere matarte, aparecerá


un aura asesina en el cuerpo de esa persona. Cuando esa aura aparezca en el aire,
sabrás que el peligro está a la vuelta de la esquina. Por lo tanto, tu cuerpo
responderá a ella. Si una persona corriente, sin ningún atisbo de hostilidad,
pasara a tu lado, no sentirías la presencia del peligro. Este tipo de aura asesina
no se puede ocultar. Si pretendes matar a alguien, tu cuerpo exudará intenciones
asesinas, ¿verdad? Por mucho que intentes ocultarlo, un buen luchador puede
detectar tu intención asesina. En términos de la Ley Celestial, funciona de
manera similar a como una persona exuda su aura. La Ley Celestial es la ley de
la naturaleza. Si ves a la Ley Celestial como una persona, ¡puedes sentir el aura
que exuda! Puedes saber si está feliz, triste o a punto de matar. Así funciona la
Ley Celestial. Necesitas entender la existencia de la Ley Celestial. Una vez que
lo hayas hecho, serás capaz de sentir todos los pequeños cambios alrededor del
mundo. De hecho, incluso serás capaz de decir cuando una hormiga ha muerto.
En otras palabras, ¡serás el gobernante del mundo! Así que, cuando se
manifieste una hierba de diez mil años, no necesitas comprender completamente
la Ley Celestial para darte cuenta. Todo lo que tienes que hacer es percibir los
cambios en el entorno —explicó Forero en detalle, pero no sabía si Jaime podía
entender todo lo que acababa de decir.

En realidad, el propio Forero tampoco había entendido del todo los principios de
la Ley Celestial.

CAPITULO 1887
Al escuchar aquella larga explicación, Jaime cerró un poco los ojos y percibió
con atención su entorno.

«Puedo sentir a Forero, Jesica y Hugo. Puedo sentir sus auras, pero eso parece
ser todo lo que puedo sentir».
Con eso en mente, Jaime hizo lo posible por eliminar esas auras y puso la mano
en el suelo. En ese momento, pudo sentir el aura de la naturaleza.

«Ahora puedo sentir las plantas».

Poco a poco, Jaime entró en un mundo mágico donde todas las plantas del
mundo eran capaces de comunicarse.

De hecho, incluso podía sentir con claridad a las hormigas que caminaban por la
tierra.

Al mismo tiempo, esos seres vivos también podían sentir la presencia de Jaime.
Todos exudaban auras diferentes.

«¡Parece que todos ellos tienen sus propias cosas que decirme! En cuanto puse la
mano en el suelo, su presencia se volvió ilusoria y realista al mismo tiempo».

Además, Jaime pudo sentir una oleada de aura violenta y horripilante en algún
lugar cercano.

«¡La fuente de esa aura está tratando de atravesar el suelo con desesperación! Lo
más probable es que allí se encuentre la hierba de los diez mil años».

Por el momento, sin embargo, el alcance que Jaime podía percibir era limitado.
Cualquier lugar más allá de cien metros se volvía borroso e indetectable.

—¿Así que esta es la llamada Ley Celestial? —murmuró Jaime.

—¿Qué Ley Celestial? Por favor, no me digas que dominas la Ley Celestial. —
Forero miró a Jaime con incredulidad.

«Ni siquiera yo entiendo del todo la Ley Celestial, y sólo estaba explicando lo
que sé de ella. ¡No me digas que Jaime ya domina la Ley Celestial! Eso es
ridículo».

—No. ¡Sólo tengo curiosidad! —Jaime esbozó una leve sonrisa.

«A partir de ahora, yo también estoy inseguro. Ni siquiera sé si lo que sentí era


la Ley Celestial o no».

Justo en ese momento, Hugo ya había terminado de montar su matriz arcana. El


suelo estaba lleno de piedras negras, y todas estaban bien escondidas entre los
arbustos. Uno tendría que mirar de cerca para ver las piedras.

—Con esta matriz arcana, nadie podrá agarrar la hierba cuando se manifieste.
Por lo tanto, ¡será mía! —Hugo sonrió y escudriñó a su alrededor antes de huir
de la escena.
Justo antes de que Hugo se fuera, Forero quiso ir tras Hugo. Después de todo,
había mala sangre entre ellos dos.

Jaime detuvo a Forero justo a tiempo y le aconsejó:

—Señor Forero, aún no hemos conseguido la hierba. Si actúa ahora, todo el


mundo se va a enterar. Puede vengarse después de que consigamos la hierba
porque ese tipo de seguro estará por aquí cuando la hierba se manifieste.

Al escuchar eso, Forero clavó la mirada en la figura de Hugo que se retiraba, con
la mirada llena de intenciones asesinas.

Obviamente, que le robaran a su prometida era una ofensa imperdonable.

Aunque lo único que había hecho Hugo era arrebatarle a Forero su novia, seguía
considerándose una grave humillación de por vida.

Jaime no pudo evitar pensar en su propio pasado al ver el estado en el que se


encontraba Forero.

«Si no hubiera aprendido el cultivo de energía espiritual de Daniel, ¡todavía


estaría viviendo mi vida agobiado por una humillación sin fin!».

Tras la marcha de Hugo, Jaime y los demás quisieron salir de su escondite. De


repente, el suelo tembló un poco y escucharon pasos.

A juzgar por los sonidos que escucharon, parecía que mucha gente corría hacia
ellos.

Jaime y los demás volvieron a esconderse al instante. En ese momento, cientos


de personas llegaron
en tropel.

Alain era el líder, y esos cientos de personas eran todos sus subordinados.

—¡Sellen la zona! Que nadie se acerque a este lugar —Alain ordenó en voz alta.

—¡Entendido!

Pronto, aquellos cientos de personas rodearon la zona hasta varios kilómetros de


radio, y todos se mantuvieron a distancia unos de otros.

CAPITULO 1888
—Papá, ¿por qué haces tanto alboroto? ¿Va a pasar algo aquí? —preguntó
Kenzo.

—¡Pronto aparecerá aquí una hierba de diez mil años! —exclamó Alain.
—¿Una hierba de diez mil años? —Kenzo se quedó helado—. ¿Aquí?

—Si la deducción del maestro Galván es correcta, entonces este es el lugar. Voy
a sellar este lugar para que nadie pueda llegar a él antes que yo —continuó
Alain.

—¡Esta será la oportunidad de oro de la familia Zepeda! ¿Una hierba de diez mil
años? Nuestra familia es más que afortunada.

Kenzo también estaba encantado.

No muy lejos de ellos estaba Jaime, que miraba al dúo de padre e hijo Zepeda.
Fue entonces cuando se dio cuenta de por qué Alain le había estado preguntando
por qué estaba en Ciudad del Norte.

Resultó que Alain sabía que la hierba de los diez mil años iba a aparecer pronto,
así que temía que estuviera allí para robársela.

—Vigilen de cerca este lugar. Pasado mañana aparecerá la hierba de los diez mil
años. Si la conseguimos, todos ascenderemos a grandes alturas —dijo Alain a
los ejecutivos.

—No se preocupe, señor Zepeda. Aquí no podrá entrar ni un pájaro —juró uno
de los ejecutivos.

Alain asintió. Luego llamó a Kenzo, preparándose para marcharse. Al fin y al


cabo, la hierba sólo aparecería pasado mañana, así que no había necesidad de
que se quedaran.

Sin embargo, justo cuando Alain estaba a punto de marcharse con Kenzo, se
paró de repente antes de mirar en dirección a donde se escondían Jaime y
Forero.

—Se han fijado en nosotros —dijo Forero al notar la mirada de Alain. Sin
embargo, Jaime le hizo un gesto para que se callara.
—Sal ya. Es vergonzoso para ti esconderte en las sombras —dijo Alain, mirando
hacia donde estaban Jaime y compañía.

Forero miró a Jaime, y al comprobar que éste permanecía quieto, hizo lo mismo.

Mientras tanto, cuando Alain se dio cuenta de que nadie salía, frunció las cejas y
pronunció:

—Si no vas a salir, no tendré piedad contigo.

Justo cuando dijo eso, los ejecutivos de la familia Zepeda sacaron sus
respectivas armas.
Una bola de luz comenzó a brillar en la mano derecha de Alain cuando aún no
recibía respuesta. Entonces, levantó el brazo y lanzó la energía hacia Jaime y
Forero.

¡Pum!

Sonó una fuerte explosión y la tierra voló por todas partes.

Dos figuras saltaron por los aires desde un lugar no muy lejos de Jaime y Forero.

Forero se quedó atónito ante la brusca aparición de las dos figuras. No sabía que
había otras personas escondidas a su alrededor.

Una vez que aquellas dos figuras se aquietaron, Jaime observó sus rostros e
inspiró con fuerza. Resultaba que las dos figuras eran Marcelo, de la familia
García, de la región suroeste. Jaime sólo había visto a Marcelo una vez, cuando
se fundó la Secta Duval, y nunca después. Esta vez, Marcelo iba acompañado de
un hombre de unos cincuenta años.

Al ver a las dos figuras, Alain entrecerró los ojos y dijo:

—¿Por qué hace algo tan turbio el prestigioso hijo de la familia García?

—Señor Zepeda, ¿qué cosas turbias he hecho yo? ¿Acaso no se me permite


experimentar las necesidades humanas básicas y hacer mis necesidades en el
bosque? Aunque usted sea el alcalde de Ciudad del Norte, no puede impedirme
que c*gue, ¿verdad? —replicó Marcelo en tono burlón.

Jaime no pudo reprimir una carcajada al escuchar aquello.

Por un momento, Alain no supo cómo responder a las palabras de Marcelo.

—Dilo ya, Marcelo. Tu casa está a cientos de kilómetros de aquí. ¿Cómo has
podido venir hasta aquí para cag*r? Yo diría que estás aquí por la hierba de los
diez mil años —gruñó Alain.

Ambos eran jóvenes e hijos de familias prestigiosas. Aunque Kenzo no era tan
poderoso como Marcelo, estaban en Ciudad del Norte, que era territorio de la
familia Zepeda. De ahí que Kenzo no temiera a Marcelo.

Sin embargo, Alain estuvo a punto de morir de un infarto cuando escuchó a su


hijo hablar a Marcelo de la hierba de los diez mil años.

«¿Es un maldito idiota?».

CAPITULO 1889
—¿Una hierba de diez mil años? ¿Qué hierba de diez mil años? ¿Será que
pronto aparecerá aquí una
hierba de diez mil años? —Pronunció Marcelo con mirada confusa—. He venido
a hacer turismo, pero hace un momento me dolía el estómago, así que fui a
c*gar. ¿Quién me iba a decir que el Señor Zepeda me iba a echar de mi sitio
poco después de agacharme? No esperaba que el Señor Zepeda tuviera tan mal
genio. No puedo creer que me haya puesto en su punto de mira sólo por c*gar en
su territorio.

—Señor García, vayamos directo al grano. ¿Por qué está usted aquí? Sea sincero
—dijo Alain con frialdad.

—Estoy aquí de vacaciones. ¿No está permitido? Si no, nos vamos ya.

Con eso, Marcelo le dijo al hombre a su lado:

—Vámonos.

Los dos se dieron la vuelta para marcharse. Alain los miraba con el ceño
fruncido, pero no hizo ningún movimiento.

Por otro lado, Kenzo dio un paso adelante, a punto de impedir que Marcelo se
marchara. Pero su padre se lo impidió.
—Papá, ¿por qué me lo impides? No podemos dejar que se vayan. Está claro
que están aquí por la hierba de los diez mil años —gritó Kenzo con ansiedad.

¡Pas!

Alain le dio una bofetada a Kenzo.

—¿Cuándo car*jo vas a madurar? ¡Eres un idiota! Aunque no ha habido muchas


noticias sobre la familia García de la región suroeste, su poder no ha dejado de
crecer. ¿Crees que podemos permitirnos ofenderlos? Aunque detengamos a
Marcelo, ¿nadie más se enterará de esto?

Mientras Kenzo se agarraba la mejilla enrojecida, preguntó miserablemente:

—¿Entonces qué hacemos?

—¿Qué podemos hacer? Sólo podemos dar un paso a la vez. A pesar de todo,
estamos en Ciudad del Norte, el territorio de la familia Zepeda. No dejaremos
que nadie nos arrebate esa hierba de diez mil años. —Alain gruñó mientras una
mirada fría brillaba en sus ojos.

Una vez que el dúo de padre e hijo Zepeda se fue, Jaime y Forero se marcharon
también. No había necesidad de que se quedaran allí después de haber localizado
la ubicación de la hierba. Además, había mucha gente vigilando el lugar. Sería
imposible que Jaime y Forero se acercaran más.

Una vez que regresaron a Ciudad del Norte, fueron a hospedarse a un hotel.
—Parece que la manifestación de esta hierba de diez mil años no es tan secreta
—comentó Jaime con el ceño fruncido.

Cuanta más gente supiera del asunto, más difícil le resultaría a Jaime hacerse
con la hierba de los diez mil años. Después de todo, todo el mundo arriesgaría su
vida para conseguir un recurso tan tentador como aquella hierba.

—Ciertamente habrá fenómenos extraños cuando la hierba se manifieste. Es


imposible mantenerlo en secreto. Me pregunto cuántas sectas y familias
prestigiosas lo sabrán —respondió Forero con solemnidad.

«La manifestación de un recurso de alto grado como éste provocaría sin duda un
baño de sangre. La guerra sería inevitable».

—Vamos, demos una vuelta por las calles. Si esta hierba de diez mil años está
atrayendo a todo tipo de sectas y familias prestigiosas, estoy seguro de que
notaremos la diferencia ahí fuera —le dijo Jaime a Forero, planeando ir fuera
para ver si podían descubrir algo nuevo.

Sin embargo, Jesica se adelantó. Dijo:

—Señor Casas, nuestro vicepresidente nos está buscando, así que tendré que
volver.

—Por supuesto. Cuídese en el camino de vuelta, señorita Zhar. Jaime asintió.


Después de unos días de interactuar con Jesica, Jaime se dio cuenta de que tenía
una buena impresión de ella. De hecho, de todos los miembros de la Secta
Demoniaca, era la que más confianza le inspiraba.

Aunque Patricio también era cortés con él, había algo extraño en él que Jaime no
podía identificar.

Además, nunca había visto al señor de la Secta Demoniaca después de


intercambiar unas palabras con él la otra vez.

Mirando a la figura en retirada de Jesica, Forero suspiró y dijo:

—Esta chica es demasiado ingenua. Algún día acabará siendo engañada para
acostarse con Patricio. Qué buena mujer es. Qué pena.

A Forero casi se le cae la baba. Jaime se rio y dijo:


—No tiene que preocuparse por eso. Ella ya se acostó con él.

Forero se puso rígido antes de volverse para mirar a Jaime con incredulidad.
—¿Cómo? ¿Ya se acostó con él? ¿Lo dices en serio?
CAPITULO 1890
—¿Por qué iba a mentirle? —preguntó Jaime.

—Ay, qué pena, qué pena.

Forero seguía golpeándose el muslo y lamentándose.

Por desgracia, no podía hacer nada. Al fin y al cabo, su consumación había sido
consentida.

—¿Por qué dice eso? Ni que necesitara más mujeres. Jaime sacó a Forero del
hotel.
Mientras ambos paseaban por las calles, Jaime desató su sentido espiritual y se
dio cuenta de que había muchos maestros de combate por allí. Sin embargo, no
se mostraban hostiles hacia Jaime; todos estaban haciendo sus propias cosas.

Con el ceño fruncido, Jaime siguió deambulando por la calle.

Mientras tanto, en el salón de la residencia de los Zepeda, Alain se sentaba con


gesto adusto en el asiento principal, mientras numerosos miembros de la familia
Zepeda se sentaban más abajo en la mesa.

—Señor Zepeda, hay muchas caras desconocidas que han aparecido hoy en
Ciudad del Norte. Además, todos ellos son maestros de combate. Incluso los
más débiles de todos ellos son Marqueses de Artes Marciales. También hay
muchos Grandes Marqueses de las Artes Marciales entre la multitud —informó
uno de los miembros a Alain.

—¿Sabes de dónde vienen? —preguntó Alain.

—No, pero algunos de ellos proceden de diversas sectas y familias prestigiosas


de los alrededores de Ciudad del Norte. No estoy seguro de los demás —
respondió.

—Un recurso material de primer orden como la hierba de los diez mil años
nunca puede ser un secreto, ¿eh?

Alain suspiró. Sentía como si hubiera envejecido diez años en un segundo.

—Papá, Ciudad del Norte es el territorio de nuestra familia. Tenemos siete


Grandes Marqueses de las Artes Marciales trabajando para nuestra familia, e
incluso tenemos docenas de Marqueses de las Artes Marciales. ¿Por qué
deberíamos tenerles miedo? ¿Y qué si los que están aquí son de las grandes
familias de Ciudad de Jade? La parte más fuerte tiene la última palabra aquí —
dijo Kenzo con confianza.

—Señor Zepeda, no necesita preocuparse demasiado por esto. Con nuestra


capacidad, esos visitantes no serán capaces de derrotarnos —tranquilizó uno de
los ejecutivos a Alain.

—No me preocuparía si la familia García de la Región Suroeste fuera la única


que viniera, pero
¿quién sabe cuántas sectas y familias prestigiosas han enviado aquí a sus
marqueses de artes marciales? Si formaran una alianza para enfrentarse a nuestra
familia, ¿qué posibilidades crees que tendríamos de ganar? Aunque saliéramos
victoriosos y consiguiéramos la hierba de los diez mil años, habríamos sufrido
una gran pérdida. ¿Cómo vamos a proteger la hierba para entonces? La hierba de
los diez mil años no será nada beneficiosa para nosotros cuando eso ocurra. En
su lugar, será la bomba de tiempo de nuestra familia. Todos nos mirarán y
estarán dispuestos a destruirnos por la hierba.

Dado que las noticias sobre la hierba de los diez mil años se habían extendido
como la pólvora, Alain era muy consciente de que el desastre caería sobre la
familia Zepeda incluso si conseguían hacerse con la hierba.

—¿Qué hacemos entonces? No podemos quedarnos mirando cómo otras sectas y


familias prestigiosas se quedan con la hierba, ¿verdad? —señaló Kenzo
confundido.

—Por supuesto que no. Si nuestra familia no puede conseguirla, podríamos


hacerle un favor fácil a alguien en su lugar... —Alain entrecerró los ojos antes de
decirle—: Encuentra la forma de invitar a Jaime aquí. Recuerda ser amable y
educado. Si vuelves a enfurecer a Jaime, te romperé las piernas.

—Papá, ¿de qué estás hablando? ¿Vas a darle a Jaime la hierba de los diez mil
años? —Kenzo jadeó.

—¿Qué hay de malo en dársela si no podemos conseguirla? Además, no vamos


a conseguir la hierba de los diez mil años, así que en realidad no se la vamos a
dar. Sin embargo, si Jaime es capaz de conseguirla, le estaremos haciendo un
favor al ayudarle. Nos meteremos en sus buenos libros. ¿No te parece una buena
idea? —explicó Alain.

—Pero, papá…

Kenzo iba a decir algo más, pero cerró la boca al ver la mirada de Alain.

—Cállate. ¿Cuándo te crecerá un cerebro en esa cabeza tuya? Eres tan corto de
vista…

Una vez reprendido, Kenzo ya no se atrevió a protestar. Así, dio media vuelta y
se marchó en busca de Jaime.

Por otro lado, Alain dijo a los ejecutivos:

—Ordena a todos tus hombres que investiguen los antecedentes y detalles de


todos los recién llegados a Ciudad del Norte. Quiero saber cuántos están aquí
por la hierba de los diez mil años.

—¡Sí, señor!

Los ejecutivos se marcharon.

CAPITULO 1891
Jaime y Forero seguían deambulando por las calles de Ciudad del Norte, pero
Jaime tenía una expresión grave en el rostro.

Eso se debía a que había percibido una veintena de Grandes Marqueses de las
Artes Marciales a su alrededor.

Un número tan grande de ellos no podía pertenecer en su totalidad a la familia


Zepeda.

—Jaime, parece que la hierba de los diez mil años ha atraído a muchas sectas y
familias prestigiosas. A este paso las cosas se van a animar —dijo Forero
preocupado al percibir la presencia de numerosos marqueses de artes marciales
en la ciudad.

Jaime frunció las cejas.

—Parece que la hierba de los diez mil años no será algo fácil de conseguir. Me
pregunto si esta gente conoce la ubicación específica de la hierba. Si no la
conocen, podemos pensar en una forma de atraerlos a otro lugar.

Jaime no confiaba en conseguir la hierba de los diez mil años si tenía que
enfrentarse a tantos marqueses de las Grandes Artes Marciales.

Sin embargo, estaba seguro de que la mayoría de la gente no conocía la


ubicación específica de las hierbas y sólo estaban informados de la zona general
donde se encontraba.

Por ello, tendría más posibilidades de conseguirla si lograba que confundieran la


ubicación de la hierba de los diez mil años con otro lugar.

—¿Cómo vamos a hacer eso?

Forero no sabía cómo iban a convencer a tanta gente de que la hierba se


encontraba en otro lugar. Sin embargo, Jaime no le respondió de inmediato.
Estaba pensativo, con las cejas muy fruncidas.
Justo en ese momento, Kenzo y otros dos hombres que había llevado con él
encontraron a Jaime y Forero.

—¡Ahí están!
gritó Kenzo mientras detenía con alegría a Jaime y Forero.

—Joven, ¿qué quieres? ¿Estás intentando buscar pelea otra vez? —Cuestionó
Forero en tono gélido.

—No, no, no. Me has entendido mal. No he venido a pelear. Mi padre me ha


pedido que invite al
señor Casas para hablar —se apresuró a aclarar Kenzo.

—¿Invitarme a su casa? ¿Para qué? Jaime estaba desconcertado.


—Mi padre sabe que pronto se producirá la manifestación de una hierba de diez
mil años, así que pensaba invitarle a usted para hablar de la adquisición de la
hierba, señor Casas —confesó Kenzo, pues sabía que sólo la verdad podría hacer
que Jaime le creyera.

Jaime se quedó estupefacto al escuchar que Alain le invitaba a discutir la forma


de conseguir la hierba de los diez mil años.

Sin embargo, Forero susurró:

—Jaime, ¿qué demonios pretende la familia Zepeda? ¿Por qué acudirían a ti


para hablar de la adquisición de la hierba?

Jaime negó con la cabeza. Tampoco tenía ni idea de lo que planeaba Alain.
Luego, asintió a Kenzo.
—De acuerdo, ve delante entonces.

Jaime había decidido seguir a Kenzo para averiguar qué quería Alain.

En poco tiempo, Forero y Jaime llegaron a la residencia de los Zepeda. Cuando


llegaron, Alain esperaba ansioso en el salón.

Al ver a Jaime, se adelantó apresurado y dijo:

—Señor Casas, por fin está aquí.

—Señor Zepeda, ¿por qué me buscaba? —preguntó Jaime.

—Señor Casas, estoy seguro de que ha escuchado hablar de la oportunidad de


oro en Ciudad del Norte: la aparición de la hierba de los diez mil años —dijo
Alain sin rodeos.

Ante eso, Jaime inclinó la cabeza y contestó:

—Así es. He escuchado hablar de ella.

Alain continuó revelando lo que tenía en mente.


—No sé cómo se filtró la noticia de la aparición de la hierba de los diez mil
años, pero muchos miembros de sectas y familias prestigiosas han venido a
Ciudad del Norte. Le seré sincero, señor Casas. Quería conseguir la hierba de los
diez mil años para mí, pero ahora que tanta gente la busca, las posibilidades de
que la familia Zepeda la consiga son escasas. Incluso si la conseguimos, temo
que nos convirtamos en el objetivo de esa gente. Por eso, después de meditarlo,
he decidido darle la hierba de los diez mil años. Mientras tanto, nuestra familia
le ayudará a conseguirla de todas las formas posibles. Mientras unamos nuestras
fuerzas, estoy seguro de que la probabilidad de que consigamos la hierba es
alta...

CAPITULO 1892

Jaime no podía creer las palabras de Alain.

—¿Por qué su familia está tan dispuesta a ayudarme a conseguir la hierba de los
diez mil años sin pedir nada a cambio? ¿De verdad son tan generosos haciendo
esto por la bondad de su corazón? — Jaime miró incrédulo a Alain.

—Señor Casas, me gustaría conocerlo de cerca. Mi intención es ganarme su


favor para que, en el caso de que nuestra familia necesitara ayuda alguna vez,
sea más probable que usted acuda en nuestra ayuda —reveló Alain.

—¿Eso es todo? —Jaime se sorprendió.

—Sí, eso es todo —afirmó Alain con un serio movimiento de cabeza. Como
Alain no parecía estar bromeando, Jaime preguntó:
—Señor Zepeda, ¿qué fuerza tiene la familia Zepeda?

No tenía ni idea de lo influyente que era la familia Zepeda. Si Alain era el único
Gran Marqués de Artes Marciales de su familia, que le ofrecieran o no ayuda no
supondría mucha diferencia.

—Hay siete Grandes Marqueses de Artes Marciales en la familia, incluyéndome


a mí, alrededor de una docena de Marqueses de Artes Marciales, y una reliquia
sagrada de artes marciales —le dijo Alain con sinceridad.

Al escuchar eso, Jaime y Forero se quedaron estupefactos.

No tenían ni idea de que la familia Zepeda fuera tan capaz a pesar de estar en
Ciudad del Norte, que era una pequeña ciudad fronteriza.

—Señor Zepeda, usted es bastante capaz como para establecer una secta en
Ciudad de Jade. ¿Por qué eligió quedarse en Ciudad del Norte? —preguntó
Jaime.

Alain se apresuró a explicar:


—Puede que haya muchos recursos en Ciudad de Jade, pero también está
poblada por numerosas sectas y familias prestigiosas. Por lo tanto, no
obtendremos mucho si nos dirigimos allí. Además, la mayoría de los recursos
están gestionados por la Alianza de Guerreros, lo que impide aún más el
desarrollo de las sectas y las familias prestigiosas, así como su acceso a los
recursos disponibles.
Ciudad del Norte suele pasar desapercibida debido a su inmensidad y escasa
población. Por ello, nuestra familia puede disfrutar de abundantes recursos sin
temor a la competencia. Sin la aparición de la hierba de diez mil años, no
habríamos visto una afluencia de élites a nuestra ciudad. Aunque los
invitáramos, no se molestarían en hacer el viaje hasta aquí.

Jaime lo pensó y se dio cuenta de que tenía razón. Las sectas y las familias
prestigiosas de Ciudad de Jade estaban centradas en conspirar unas contra otras.
Además, la Alianza de Guerreros ejercía un férreo control sobre los recursos, lo
que creaba un ambiente que dificultaba cualquier tipo de desarrollo.

—Señor Zepeda, me doy cuenta de que está siendo sincero y comunicativo


conmigo, así que estoy más que encantado de aceptar su oferta. Mientras pueda
ayudarme a conseguir la hierba de los diez mil años, la Secta Duval está
dispuesta a ser su aliada. ¡Si algo le ocurriera a usted o a su familia, estaremos
allí para ofrecerles toda la ayuda que podamos! —prometió Jaime a Alain
mientras le palmeaba el pecho con confianza.

Alain sonrió emocionado y respondió:

—¡Bien! Ya que ha dado su palabra, la familia Zepeda hará todo lo posible por
ayudarle a recuperar la hierba de los diez mil años.

De repente, a Jaime se le ocurrió una idea y preguntó:

—Por cierto, señor Zepeda, ¿cómo se enteró de la manifestación de la hierba de


los diez mil años?

Había obtenido la información del mapa de la Secta Demoniaca, así que le


intrigaba saber cómo Alain había conseguido acceder a la misma información.

—Le seré sincero, señor Casas. Fue el maestro Galván quien lo dedujo atisbando
en la Ley Celestial
—reveló Alain.

—¿El maestro Galván? ¿Está hablando de Hugo Galván? —Jaime se sorprendió.

—Sí, es él. ¿Conoce al maestro Galván, señor Casas? —Alain sintió curiosidad.

«Me pregunto cómo llegaron a conocerse».

Jaime soltó una leve risita y se volvió hacia Forero. Forero resopló con frialdad.
—No es un maestro. Metiéndose en la Ley Celestial, ¿eh? ¡Menuda sarta de
tonterías! Aparecerán anomalías en la tierra al manifestarse la hierba de los diez
mil años, así que cualquiera lo sabría si fuera un poco capaz.

Alain miró a Forero antes de preguntar:

—Señor Casas, este es…

—Este es el señor Forero, un experto en encantos. Nadie puede superar su


habilidad para buscar tumbas. —Jaime se deshizo en elogios hacia Forero.

Al escuchar eso, Alain saludó con cortesía a Forero al instante:

—Señor Forero, es un placer conocerlo. Por favor, acepte mis disculpas por
haber sido irrespetuoso. Forero hizo un gesto seco con la cabeza a modo de
saludo.
Con severidad, Jaime dijo:

—Señor Zepeda, fue engañado por Hugo. Alain estaba desconcertado.


—¿Cómo es eso, señor Casas?

CAPITULO 1893
Jaime relató a Alain su experiencia en la zona oeste de Ciudad del Norte.

También le reveló cómo Hugo preparó de antemano una matriz arcana en la


zona donde surgiría la hierba de los diez mil años.

A Alain le invadió una profunda sensación de temor que se asentó como plomo
en la boca de su estómago, pero ese sentimiento fue rápidamente sustituido por
una rabia hirviente que le recorrió las venas.

—¿Cómo se atreve? Sabía exactamente dónde se materializaría la preciada


hierba, pero me ocultó esta información y sólo me dio una ubicación general. En
lugar de eso, ¡fue allí a colocar una matriz arcana por adelantado! Parece que él
también quiere apropiarse de la hierba. No puedo creer que confiara tanto en él
como para darle tantos recursos.

Las mejillas de Alain enrojecieron de furia mientras le decía a Kenzo:

—Kenzo, ve a la ciudad y caza a Hugo. Cuando lo encuentres, tráemelo.


Recuerda, ¡lleva tantos élites como sea posible, ya que este hombre es
demasiado fuerte!

—Papá, no te preocupes. Ese anciano me ha caído mal desde el principio —


Kenzo estuvo de acuerdo.

A continuación, se marchó con dos grandes marqueses de artes marciales a


cuestas.
Ciudad del Norte estaba bajo el dominio de la familia Zepeda, así que no les
resultó difícil cazar a alguien.

Cuando Kenzo se marchó, Alain se volvió hacia Jaime.

—Señor Casas, ¿hasta qué punto confía en obtener la hierba con la ayuda de la
familia Zepeda? Jaime lo meditó antes de contestar:
—Me temo que no puedo responder a eso con certeza. La verdad es que hay
demasiadas sectas y familias prestigiosas en esta zona, y cada una de ellas tiene
sus propios grandes marqueses de artes marciales. Me resulta imposible dar una
respuesta precisa.

Inseguro del alcance de las capacidades de sus oponentes y, por tanto, de la


probabilidad de éxito, Jaime expresó su plan para la victoria:

—Creo que tengo una estrategia que podría darnos ventaja. Si funciona,
podríamos acabar con la hierba en nuestro poder.

Alain apremió:

—¿De qué se trata, señor Casas?

—Podemos inducir a error a las sectas y a las familias prestigiosas, llevándolas


así al destino equivocado. De ese modo, ¡aumentaremos nuestras posibilidades
de conseguir la hierba! —fue la respuesta de Jaime.

—¿Cómo lo haremos?

—Tengo un plan del que no estoy del todo seguro que funcione, pero vale la
pena intentarlo. Podemos encontrar una hierba milenaria y colocarla en otro
lugar antes de crear una anomalía. Esto hará que los demás asuman por error de
que ese es el lugar donde aparecerá la hierba de diez mil años. Correrían hacia
allí e incluso se pelearían por ella. En cuanto a nosotros, podríamos situarnos en
el lugar real donde aparecerá la hierba y esperar a que aparezca. Una vez que la
tengamos en nuestras manos, será muy difícil que alguien nos la arrebate —
sugirió Jaime.

—Señor Casas, tengo un ginseng de tres mil años que podría sustituir a la hierba
de diez mil años.
Pero, ¿cómo creamos una anomalía?

—Eso es fácil. Déjamelo a mí. Con unos cuantos encantos, haré temblar al
mundo —le dijo Forero con despreocupación.

Con la hierba sustituta y las habilidades de Forero para fingir la anomalía, Jaime
y el resto del grupo sólo tuvieron que esperar con paciencia los resultados.
Alain hizo que sus hombres subieran el ginseng a la montaña y lo enterraron en
dirección opuesta a la hierba de diez mil años.

—Señor Zepeda, siento que haya tenido que sacrificar un ginseng de tres mil
años, pero después de esto, crearé una píldora Triespíritu para ayudarle en su
cultivo —dijo Jaime.

No iba a permitir que la familia Zepeda sacrificara un ginseng de tres mil años
por nada. Alain estaba eufórico.
—Muchas gracias, señor Casas. He escuchado que usted es alquimista y también
el Señor de la Secta del Dios de la Medicina.

Jaime sonrió.

—De nada, señor Zepeda. Al fin y al cabo, somos aliados, y es mi deber


ayudarles en todo lo que pueda. Demos una vuelta para averiguar cuántas sectas
y familias prestigiosas hay aquí. Como dice el viejo refrán: «Conócete a ti
mismo y conoce a tu enemigo».

—De acuerdo. ¡Espero sinceramente que consiga con éxito la hierba de los diez
mil años! —dijo Alain asintiendo con la cabeza.

Jaime y Forero abandonaron entonces la residencia de los Zepeda para pasear


por las calles de Ciudad del Norte.

CAPITULO 1894
Mientras tanto, Jesica descubrió que el ambiente en el salón principal estaba un
poco tenso cuando regresó a la Secta Demoniaca.

Patricio estaba sentado en su silla de vicepresidente, presidiendo a los diáconos


de la Secta Demoniaca que se habían reunido con él.

Asimilando el ambiente tenso, Jesica se acercó con cuidado y preguntó a


Patricio:

—Señor Serrano, ¿por qué ha pedido verme?

—Jesica, ¿ha señalado Jaime el lugar donde se manifestaría la hierba? —


preguntó Patricio. Jesica respondió con sinceridad:
—Sí, lo hizo. Sin embargo, ¡alguien se le había adelantado instalando una matriz
arcana en la zona!

—¿Alguien instaló una matriz arcana? ¿Quién fue? ¿Cómo descubrió la zona
antes de tiempo? — Patricio se sorprendió al enterarse de la noticia.

Jesica le dijo:

—Es un hombre llamado Hugo Galván. Creo que es un maestro en deducción o


algo así…

—¿Hugo Galván? —Patricio frunció el ceño, pues era la primera vez que
escuchaba ese nombre. En ese momento, Simón tomó la palabra.
—Señor Serrano, Hugo es, en efecto, un reputado maestro de la deducción. Al
parecer, domina la Ley Celestial, por lo que ningún secreto está a salvo de él. No
es de extrañar que fuera capaz de deducir la ubicación de la hierba antes que
nadie.

Patricio mostró una expresión sombría al responder:

—No puedo creer que exista una persona así. Eso significa que tendremos
dificultades para conseguir la hierba.

Jesica estaba desconcertada.

—Señor Serrano, ¿no pensamos regalarle esa hierba al señor Casas? ¿También
vamos a intentar conseguirla?

Patricio resopló con frialdad.

—No me importa regalarle una hierba corriente, pero esa hierba tiene diez mil
años. ¿Cómo podríamos dársela, así nada más? Es un sacrificio demasiado
grande. Por eso te he convocado. Necesito que vigiles de cerca a Jaime sin que
él lo sepa. Si acaba quedándose con la hierba, quiero que busques la forma de
arrebatársela.

Patricio quería que Jesica encontrara la manera de robarle la hierba a Jaime. Una
mirada amarga cruzó el rostro de Jesica.
—Señor Serrano, usted sabe bien lo capaz que es Jaime. ¿Cómo podría quitarle
la hierba? Simón asintió con la cabeza.
—Sí, señor Serrano, Jaime es bastante famoso por sus habilidades. Aunque
bajara la guardia, sería muy difícil que Jesica consiguiera robarle la hierba. He
escuchado que Jaime posee un Anillo de Almacenamiento, en el que guarda sus
posesiones, lo que significa que nadie puede arrebatarle nada. Creo que el
cuerpo del demonio de sangre también está dentro.

Las cejas de Patricio se fruncieron por un momento, pero enseguida se relajó y


sacó de su bolsillo un líquido incoloro e insípido.

—Jesica, ésta es la Poción de Inversión del Cultivo. Cuando Jaime consiga la


hierba, dale esta poción y quedará a tu merced —anunció mientras le lanzaba la
poción a Jesica.

Sosteniendo la Poción de Inversión de Cultivo, Jesica preguntó dubitativa:

—Señor Serrano, ¿no vamos a colaborar con el señor Casas? Si le hacemos esto,
¿seguirá aceptando trabajar con nosotros?
Patricio hizo un gesto despectivo con la mano.

—Ya está bien. Deja de hablar de la colaboración. La hierba de diez mil años es
una rareza, así que

debemos conseguirla. Haz lo que te digo.

Jesica no tuvo más remedio que marcharse como le habían dicho. Después de
que ella se fuera, Patricio miró a los diáconos y anunció:

—El renacimiento de la energía espiritual va a ocurrir pronto, así que debemos


actuar con rapidez. Nuestro objetivo primordial debe ser eliminar o someter a la
familia Zepeda, ¡y así poner Ciudad del Norte bajo nuestro control! Hacerlo nos
permitirá progresar y expandirnos. Tras el renacimiento de la energía espiritual,
debemos conquistar más lugares para que el mundo aprenda nuestro nombre.

CAPITULO 1895
—Señor Serrano, la regla ancestral de la Secta Demoniaca nos prohíbe
estrictamente abandonar el reino secreto antes de que la energía espiritual
comience a recuperarse. Además, se nos ha recordado que evitemos cualquier
tipo de confrontación con las sectas y familias del reino mundano. Si de repente
lanzáramos un asalto contra la familia Zepeda para hacer nuestra Ciudad del
Norte, es muy probable que se descubriera el reino secreto de la Secta
Demoniaca. Y lo que es más importante, creo que una decisión tan importante
sólo debería tomarla el propio líder de la secta —expresó sus protestas Simón.

—No hay necesidad de hacerlo. El líder de la secta me ha autorizado a tomar las


medidas necesarias, así que, por favor, siga mis instrucciones —respondió
Patricio con frialdad.

Simón separó los labios para protestar, pero Patricio hizo un gesto desdeñoso.

—Ya está bien. Ya pueden marcharse a cumplir mis órdenes. Al ver aquello,
todos no tuvieron más remedio que marcharse.
Cuando todos salieron, apareció un hombre vestido con una capa oscura. Poco a
poco se quitó la capucha para revelar un rostro demasiado atractivo.

La persona no era otra que Saulo, que ahora era Malphas.

—Saludos, señor Malphas. —Patricio se arrodilló sin vacilar.

—Levántate —respondió Saulo con frialdad.

Patricio se levantó y lanzó a Saulo una mirada envidiosa.

Saulo y Malphas tenían la misma edad, pero sus circunstancias eran muy
distintas. El cuerpo de Saulo había sido tomado por el alma de Malphas, lo que
le otorgaba un estatus elevado que Patricio no habría podido alcanzar de otro
modo.

A pesar de proceder de la misma fuente, la Secta de Corazón Maligno podía


producir un gran número de espíritus demoníacos, pero la Secta Demoniaca se
negaba a permitirlo.

Patricio podía formar parte de la Secta Demoniaca, pero siempre había soñado
con unirse a la Secta de Corazón Maligno. Nada deseaba más que tener un
espíritu fuerte residiendo en su cuerpo.

De esa manera, su capacidad llegaría a aumentar, y su estatus sería elevado.

—¿Está hecho? —preguntó Saulo.

—Sí. Mientras Jaime consuma la poción de inversión del cultivo, no podrá


escapar. Aunque no estoy seguro de que Jesica lo consiga —respondió Patricio.

—No importa. Aunque Jaime no consuma la Poción de Inversión del Cultivo, ¡la
hierba de los diez
mil años no será suya! En cuanto al cuerpo del demonio de sangre, creo que
resucitará pronto. Cuando resucite, los espíritus demoníacos podremos dominar
el mundo —Saulo se mofó mientras sus labios se torcían en una sonrisa
amenazadora.

Dejó escapar una carcajada sonora y áspera.

—Señor Malphas, si Jaime se niega a darnos el cuerpo del demonio de sangre,


¿cómo lo reviviremos? —preguntó Patricio.

—Se niega a darnos el cuerpo, ¿eh? Sé que no nos dará el cuerpo de buena gana.
Después de todo, no es tonto.

Saulo entrecerró los ojos mientras su mirada se volvía oscura.

—¿Sabía que no nos lo dará? —Patricio se quedó perplejo—. Señor Malphas, ya


que sabía que Jaime no nos daría el cuerpo del demonio de sangre, ¿por qué me
pidió que colaborara con él?

—Si no colaboramos con él, ¿cómo va a descubrir los misterios de los espíritus
demoníacos, averiguar el reino oculto y descubrir que la isla Encanta es el lugar
donde se reavivará la energía espiritual? —respondió Saulo, esbozando una
pequeña sonrisa.

La confusión de Patricio aumentó.

—Señor Malphas, ¿está diciendo que me ha dicho que colabore con Jaime para
que lo averigüe todo?
—Por supuesto. Si se lo contáramos nosotros, quizá no nos creería. Sin
embargo, contigo iniciando la empresa conjunta, sin duda creerá lo que le digas.
Aunque estoy seguro de que aún dudará en entregarnos el cuerpo del demonio
de sangre. Jaime puede elegir ir a la Isla Encanta o aventurarse en el reino
secreto para salvar a su novia. Independientemente de su decisión, nuestro plan
se pondrá en marcha. Si entra en el reino secreto, se encontrará con un aluvión
de interruptores y trampas que he preparado para él, y no podrá sobrevivir. Si va
a la isla Encanta, se desencadenará una anomalía energética por la reactivación
de la energía espiritual. No importa lo fuerte que sea, no podrá sobrevivir. Por
otro lado, ¡el demonio de sangre podrá usar la anomalía para volver de entre los
muertos!

Hizo una pausa para reír a carcajadas antes de declarar emocionado:

—¡Para entonces, los espíritus demoníacos dominarán el mundo entero!


¡Seremos los primeros en quedarnos con el control de los lugares que estarían
sufriendo una restauración de energía espiritual! No importa lo que Jaime intente
hacer, ¡no podrá eludir mis garras!

CAPITULO 1896
A Patricio le entraron sudores fríos al escuchar lo que había dicho Saulo.

«¡Este tipo tiene unos pensamientos tan meticulosos! No puedo creer que sea tan
previsor como para incluirme en su plan».

Saulo esbozó una débil sonrisa al ver la expresión de Patricio.

—No te preocupes. Tacio seguro reconocerá tu esfuerzo una vez que Secta de
Corazón Maligno se haga cargo de Secta Demoniaca.

—Gracias, señor Maligno…

Patricio inclinó la cabeza y se encontró demasiado asustado para tener otros


pensamientos mientras se enfrentaba a Saulo.

Lo cual era una sorpresa, ya que había estado al acecho en la Secta Demoniaca
como espía durante tantos años y se había entrenado para mantener la calma y la
compostura en cualquier situación. A pesar de ello, a Patricio se le aceleraba el
pulso cada vez que se enfrentaba a Saulo.

Mientras tanto, en Ciudad del Norte, varias personas vestidas con el mismo
uniforme buscaban a alguien con una foto en la mano.

Todos trabajaban para la familia Zepeda, y la persona de las fotos no era otra
que Hugo. Hugo había mentido a Alain, y éste no podía dejar pasar el asunto.
En ese momento, Kenzo también estaba buscando a Hugo por las calles con dos
grandes marqueses de artes marciales a cuestas.
—¡Maldito sea ese viejo cabr*n! Me aseguraré de matarlo en cuanto lo
encuentre... —Kenzo maldijo en voz baja.

Mientras tanto, Hugo bebía café en una cafetería mientras esperaba con calma a
que cayera la noche del día siguiente. Eso se debía a que las hierbas de diez mil
años solían manifestarse durante una noche de luna llena.

Pronto, un par de hombres vestidos de uniforme entraron corriendo en la


cafetería y subieron las escaleras con una foto en la mano mientras registraban el
lugar, examinando los rostros de cada uno de los clientes.

Hugo frunció un poco las cejas.

«Sé que trabajan para la familia Zepeda, pero ¿a quién buscan? ¿A qué viene
tanto alboroto?».

Justo cuando Hugo se preguntaba a quién estarían buscando, uno de los hombres
miró de repente a Hugo y luego a la foto que tenía en la mano.

El hombre de la familia Zepeda gritó de repente:

—¡Lo encontramos!

En respuesta, todos se giraron y miraron a Hugo al mismo tiempo. Hugo se dio


cuenta de que lo estaban buscando.
Blandiendo sus sables, los pocos hombres se abalanzaron sobre Hugo,
intentando clavarle sus armas.

Aunque Hugo no temía a los luchadores de la familia Zepeda, no quería meterse


en problemas innecesarios que le impidieran conseguir la hierba de los diez mil
años. Así pues, saltó por los aires y salió por el escaparate de la tienda.

Aterrizó con firmeza en el suelo después de saltar desde el sexto piso. A


continuación, se rio mientras miraba a los hombres que estaban tan frenéticos
como gatos sobre un tejado de zinc caliente.

Cuando se dio la vuelta para marcharse con expresión desdeñosa, tres hombres
se acercaron a él.

No eran otros que Kenzo y dos grandes marqueses de las artes marciales. Los
ojos de Kenzo brillaron
cuando vio a Hugo.

—¡Mentiroso! ¡Por fin te he encontrado! ¿Cómo te atreves a mentir a la familia


Zepeda? ¿Tienes ganas de morir?

Hugo estaba a punto de dar media vuelta y huir cuando los vio, pero los dos
Grandes Marqueses de las Artes Marciales se abalanzaron sobre él y lo
detuvieron.

Mirando a los dos luchadores y a Kenzo, que lo miraba con el ceño fruncido,
Hugo frunció las cejas.

Hugo no era débil, pero le resultaba imposible enfrentarse solo a dos grandes
marqueses de las artes marciales y a Hugo, un marqués de las artes marciales.

—¿De qué está hablando, señor Zepeda? No le entiendo. ¿Desde cuándo he


engañado a la familia Zepeda? —preguntó Hugo, haciéndose el tonto.

—¡Maldito seas! ¡No te hagas el tonto conmigo! Nos dijiste el área aproximada
de la manifestación de la hierba, ¡pero disimuladamente colocaste una matriz
arcana en el lugar específico! Parece que lo tenías todo planeado. Planeaste usar
a la familia Zepeda para atraer la atención de todos mientras tomabas para ti la
hierba de los diez mil años que está oculta en la matriz arcana. ¿Es eso cierto?
—gritó Kenzo, exigiendo a Hugo que respondiera a su pregunta.

Hugo se quedó atónito, pues no sabía cómo Kenzo se había enterado de su plan.
Había comprobado los alrededores cuando estaba instalando la matriz arcana y
se había asegurado de que no hubiera nadie cerca.

Al ver que Hugo no le respondía, Kenzo le espetó:

—¡Será mejor que vuelvas conmigo a ver a mi padre y le pidas perdón!


Veremos si mi padre te perdona.

CAPITULO 1897
Los ojos de Hugo daban vueltas mientras se le ocurría una idea. Asintiendo,
dijo:

—Iré con usted, señor Zepeda. Yo mismo me disculparé con su padre cuando
me encuentre con él.

Hugo bajó la cabeza tras decir eso, y Kenzo bajó la guardia. Se adelantó y
planeaba llevarse a Hugo con él.

Sin embargo, en cuanto Kenzo dio dos pasos hacia delante, Hugo curvó los
labios en una mueca antes de agitar la mano, liberando una estela de humo
blanco que envolvió al instante a Kenzo.

Sorprendido, Kenzo retrocedió unos pasos por reflejo y contuvo la respiración.


A continuación, empujó ambas palmas hacia delante y comenzó a soplar una
poderosa ráfaga de viento.

Kenzo estaba seguro de que el humo blanco que surgió de la nada contenía
veneno, y no debía inhalarlo.
El viento aulló y dispersó el humo blanco, pero en ese momento, Hugo ya estaba
justo delante de Kenzo. Agarró el hombro de Kenzo con una mano mientras
presionaba con la otra en el centro de la espalda del joven, donde estaba el
corazón.

Si Hugo ejercía fuerza ahora, los órganos de Kenzo se aplastarían, y él


encontraría su perdición.

Los dos Grandes Marqueses de las Artes Marciales se asustaron cuando vieron
que Kenzo era agarrado por Hugo. Saltando hacia delante, se abalanzaron sobre
Hugo.

—¡Alto! Les sugiero que se queden quietos si no quieren que el señor Zepeda
muera —gritó Hugo mientras sometía a Kenzo.

Los dos grandes marqueses de las artes marciales se detuvieron en seco, sin
saber qué hacer. Ahora que Kenzo estaba bajo el control de Hugo, no podían
hacer nada.
Al ver lo nerviosos que estaban los dos Grandes Marqueses de las Artes
Marciales, Hugo sonrió mientras se retiraba con Kenzo aún en sus manos.

Sin atreverse a actuar con imprudencia, los dos Grandes Marqueses de las Artes
Marciales sólo pudieron mirar con ansiedad en lugar de seguirlo.

Justo cuando Hugo pensaba que podría salir ileso, alguien le gritó de repente.

—¡Hugo Galván!

Hugo miró inconscientemente en la dirección de la voz y agrandó los ojos.

—¿Forero?

Nunca esperó encontrarse con Forero ahí después de tantos años sin verse.

—Hugo, ¡me sorprende que aún te acuerdes de mí! Ahora que por fin te he
encontrado, te haré pedazos —dijo Forero apretando los dientes.

Hugo se limitó a burlarse.

—Forero, no fuiste rival para mí en el pasado, y lo mismo pasará ahora. ¿Te has
preguntado alguna vez por qué Katia me eligió a mí en vez de a ti en aquel
entonces?

Forero estaba tan furioso que temblaba por todo su cuerpo, exudando un aura
maliciosa.

Cuando Jaime vio lo enfadado que estaba Forero, supo de inmediato quién era
Katia. Debía de ser la ex novia de Forero.

—Señor Forero, es evidente que Hugo está intentando enfadarlo a propósito. Le


está haciendo el juego si se enfada ahora. Además, eso pasó hace más de diez
años. Apuesto a que usted ha jugado con más mujeres de las que él ha visto en
su vida —dijo Jaime, apaciguando a Forero.

El enfado de Forero se calmó al escuchar las palabras de Jaime. Asintió con la


cabeza.

—Es verdad. Las mujeres con las que he jugado superan con creces a las que él
ha visto. Lo que cuenta pasó hace mucho tiempo, así que no debería enfadarme.

Tras volver en sí, Forero miró a Hugo con sorna.

—Ni siquiera intentes provocarme, Hugo. Ya no me importan los asuntos


mundanos. Sin embargo, ya que me he topado contigo hoy, no te dejaré vivir.

Varios amuletos aparecieron en la mano de Forero al terminar la frase. A


continuación, lanzó los amuletos al aire, y múltiples llamas aparecieron en el
aire.

Después de eso, las llamas se conectaron y formaron una red, sellando la ruta de
retirada de Hugo.

Hugo frunció el ceño al ver aquello.

—Forero, nos ocuparemos de nuestros rencores en otro momento. Hoy no tengo


tiempo para entretenerte, así que aléjate o lo mataré.

Hugo utilizó a Kenzo como escudo con la esperanza de que Forero le dejara
marchar. Sin embargo, una sonrisa gélida se dibujó en los labios de Forero.
—Mátalo, entonces. ¿Qué tiene eso que ver conmigo? Ni siquiera lo conozco.

Forero actuó como si no tuviera ni idea de quién era Kenzo.

CAPITULO 1898
Hugo se quedó un momento pasmado antes de decir:

—Déjame decirte que él es Kenzo, el heredero de la familia Zepeda. Toda


Ciudad del Norte pertenece a su familia.

—Me da igual quién sea. Si lo matas, su padre vendrá por ti para vengarse. Yo
no tengo nada que ver con eso. Mi objetivo hoy eres tú —respondió Forero.

Con eso, la palma de la mano de Forero emitió una tenue luz mientras desataba
un ataque sin preocuparse por la seguridad de Kenzo.
Ante el fracaso de su amenaza, Hugo desechó la idea de hacer daño a Kenzo.
Era consciente de que, si mataba a Kenzo, la familia Zepeda nunca lo dejaría
libre de culpa.

Frustrado, Hugo empujó a Kenzo a un lado y luego intentó esquivar el ataque de


Forero con la palma de la mano.

¡Bum!

Tras un fuerte ruido, una aterradora energía marcial se extendió en todas


direcciones. Forero se tambaleó hacia atrás, y su mano derecha empezó a
entumecerse.

Resultó que todavía había una gran diferencia entre su fuerza y la de Hugo.
Hugo resopló con burla, con una sonrisa fría en los labios.
—Forero, no fuiste rival para mí en el pasado y nunca lo serás. Siempre vivirás
bajo mi sombra.

—Hugo, será mejor que controles tu arrogancia. Te daré una lección —Los ojos
de Forero se entrecerraron un poco.

Aunque no era fuerte, no tenía rival a la hora de lanzar hechizos de


encantamiento.

Cuando activaba los sellos de sus manos, aparecían a su alrededor amuletos


amarillos sobre los que emergían runas de color rojo sangre. Al instante, los
amuletos se transformaron en feroces bestias que se abalanzaron sobre Hugo
rugiendo.

Hugo se limitó a hacer una mueca.

—Hugo, no te tengo miedo ni a ti ni a tus hechizos.

Mientras hablaba, se giró y miró a otro lado antes de arrancar un trozo de tela
amarilla de una de las puertas. Luego, se mordió el dedo y dibujó algo en la tela
amarilla con su sangre.

Pronto, la tela amarilla se incendió y un gran pájaro salió volando de entre las
llamas. El pájaro fue engullido por las furiosas llamas.

—El Fénix de las Llamas... —Forero arrugó el ceño—. Hugo, ¿cómo has
invocado al Fénix de las Llamas? Eso es de Katia…

La ex novia de Forero tenía un físico único que le permitía invocar al Fénix de


las Llamas. Sin embargo, esa habilidad no era una técnica que se pudiera
impartir a alguien. Por lo tanto, nadie podía dominarla.

Sin embargo, Hugo había invocado al Fénix de las Llamas ante los ojos de
Forero. Eso dejó a Forero anonadado.

—Todo lo que ella posee me pertenece. Ya que ha elegido estar conmigo, debe
dedicármelo todo — dijo Hugo con sorna.

El pavor inundó a Forero mientras miraba a Hugo.

—¿Qué le has hecho a Katia? —preguntó Forero mientras una sensación de


presentimiento se arremolinaba en sus entrañas.

—No le hice nada. Solo nos fusionamos. El núcleo dorado de su cuerpo está
ahora dentro de mí. Si no, ¿cómo podría haber invocado al Fénix de las Llamas?
—Hugo respondió con frialdad.

—¿Tú la mataste? —El cuerpo de Forero tembló mientras las llamas de la furia
surgían en su interior.

Al parecer, Katia aún ocupaba un lugar en el corazón de Forero. De lo contrario,


no habría sido decadente durante tantos años y habría recurrido a convertirse en
mujeriego en un esfuerzo inútil por adormecerse.

El profundo amor que Forero sentía por Katia se encendió en su corazón cuando
supo que Hugo la había matado.

—Oye, estás exagerando. Yo no la maté; solo la dejé vivir en mi corazón de una


manera diferente — dijo Hugo sin pudor.

—¡Vete al infierno! —La ira de Forero hirvió mientras rugía y desataba a las
feroces bestias que también gruñían.

CAPITULO 1899
Hugo mantuvo la compostura mientras hacía un gesto despreocupado para que el
Fénix de Llamas hiciera su movimiento.

¡Whoosh! ¡Whoosh! ¡Whoosh!

Las alas del Fénix de las Llamas aletearon sin cesar, haciendo que las llamas se
elevaran en el cielo, pintando de rojo la mitad del firmamento.

Las bestias conjuradas por el amuleto de Forero rugieron entre las llamas, pero
todas se encendieron y acabaron desapareciendo sin dejar rastro.

Forero ejecutó al instante otra serie de sellos de mano, y sus amuletos volvieron
a elevarse en el aire.

Gritó:

—¡Conjuro del Dominio del Agua! —y el suelo a su alrededor crujió mientras


columnas de agua salían disparadas hacia el cielo.

Las columnas de agua convergieron formando un tornado que se dirigió hacia el


Fénix de las Llamas.

El Fénix de las Llamas escupió llamas furiosas, pero se extinguieron al entrar en


contacto con el agua, y el tornado de agua se cerró a toda velocidad envolviendo
al fénix y bombardeándolo con agua.

Las llamas del cuerpo del Fénix no eran fuego espiritual ni fuego verdadero
Samadhi, por lo que se fueron atenuando ante tal descomunal volumen de agua.

Justo cuando el Fénix estaba a punto de ser engullido por el tornado de agua,
Forero se detuvo. Se le ocurrió que el Fénix de las Llamas era lo último que
quedaba de Katia en el mundo.

Sin embargo, cuando Forero estaba dudando, Hugo ordenó al Fénix de Fuego
que atravesara el tornado de agua y cargara contra Forero mientras lanzaba un
agudo rugido.

Forero no pudo esquivar a tiempo y salió volando cuando el Fénix se estrelló


contra él, vomitando una bocanada de sangre en el proceso.

El tornado de agua, sin que nadie lo controlara, se convirtió en un charco de


agua y salpicó el suelo. Las llamas del cuerpo del Fénix de las Llamas volvieron
a arder con fuerza.
—Forero, nunca podrás superarme. Incluso tu amada mujer me eligió, así que
¿de qué más puedes alardear ante mí? —Hugo cacareó mientras miraba a
Forero, burlándose de él.

—Hijo de... —Forero se agarró el pecho mientras la sangre le subía por la


garganta. Estaba decidido a luchar a muerte contra Hugo, pero en cuanto se
movió, tosió otra bocanada de sangre.

—Señor Forero, no se mueva. Déjeme encargarme de este tipo —Jaime vio lo


que pasaba e impidió que Forero se moviera.

Hugo miró a Jaime y se burló.

—¿Quién te crees que eres? ¡La osadía de decir que te encargarás de mí! ¡Los
jóvenes de hoy en día son tan arrogantes! ¡Te voy a aplastar con mis propias
manos, mocoso! —amenazó al ver lo arrogante que se comportaba el joven.

—Me llamo Jaime —dijo Jaime con calma.

Tan pronto como Jaime mencionó su nombre, el desdén en el rostro de Hugo


pronto fue reemplazado por una mirada de horror.
—¿Jaime? —Hugo escrutó a Jaime—. ¿Tú eres el que fundó la Secta Duval y se
opuso a la Alianza de Guerreros?

El nombre de Jaime era muy conocido en el mundo de las artes marciales y


aparecía a menudo en el

foro de artes marciales.

—Sí, soy yo. Me gustaría ver cómo me aplastas con tus propias manos —Jaime
sonrió con desdén. La expresión de Hugo se volvió sombría ante eso.
Todo el mundo sabía que Jaime tenía un físico increíble. Junto con su posesión
del Cuerpo de Golem, ni siquiera un Gran Marqués de las Artes Marciales
podría matarlo con sus propias manos.

Ni siquiera un Santo de las Artes Marciales se atrevería a presumir frente a


Jaime. Claramente, lo que Hugo acababa de decir no era más que palabrería.
—Jaime, no hay mala sangre entre nosotros. ¿Por qué te entrometes? Sabes que
soy diestro en el Arte de la Deducción. ¿No te da vergüenza atacarme con fuerza
bruta? —Hugo esperaba que Jaime no hiciera ningún movimiento contra él
porque sabía que no era rival para Jaime.

—Que coincidencia. Yo mismo he comprendido la Ley Celestial y aprendido un


poco sobre el Arte de la Deducción. El Arte de la Deducción se basa en una
poderosa energía mental para dominar la Ley Celestial y, como resultado,
comprender las leyes de todo el mundo. Ya que ambos estamos familiarizados
con él, ¡luchemos con nuestra energía mental! —sugirió Jaime con sorna.

CAPITULO 1900
Los ojos de Hugo brillaron.

—¿Lo dices en serio, Jaime? Jaime asintió.


—Por supuesto. Me gustaría ver hasta qué punto los supuestos maestros de la
deducción como tú han cultivado su energía mental.

—Muy bien. Te tomo la palabra…

Al final de su frase, Hugo recordó a Fénix y cerró los ojos. Después, sacó
guijarros negros de su bolsillo y los esparció por el suelo.

—Está haciendo trampa, Jaime. Está usando los guijarros del suelo para designar
una zona y así poder ampliar su rango de deducción —le informó Forero a
Jaime.

Hugo sólo necesitaba meter la mano en los guijarros que dejaba caer y así
percibir su entorno a través de ellos.

Era un método astuto, pero como la información se transmitía a través de los


guijarros, no siempre era fiable.
Jaime soltó una risita indiferente.

—Que haga trampas. Veremos de lo que es capaz…

Confiaba plenamente en su energía mental. Además, su comprensión de la Ley


Celestial era escasa.

«¡Mi objetivo se lograría si pudiera profundizar mi conocimiento de la Ley


Celestial a través de una confrontación con Hugo!».

Breves instantes después, Hugo cerró los ojos, y ondas de inmensa energía
mental comenzaron a

extenderse en todas direcciones.

A medida que su energía mental se derramaba, los guijarros negros del suelo
comenzaron a brillar.

Los guijarros luminiscentes del suelo eran un buen indicador de dónde había
llegado la percepción de Hugo.

En un instante, Jaime se vio envuelto por aquella tremenda energía mental y


sintió como si hubiera entrado en un espacio desconocido.

Era blanco dondequiera que mirara, sin un solo objeto a la vista.

Ni siquiera el cielo y la tierra se distinguían de la vasta extensión blanca, lo que


hizo que Jaime se sintiera como si flotara en el aire.

La mayoría de la gente se sentiría aterrorizada y angustiada en un entorno así.

Sin embargo, Jaime mantuvo la calma. Esperó en silencio el siguiente


movimiento de Hugo.

Pronto, la blancura circundante comenzó a disiparse. La tierra apareció bajo los


pies de Jaime.

Filas de casas se materializaron a su alrededor. Incluso había vastas tierras de


labranza en las que trabajaban muchas personas.

—¡Jaime!

—¿Cuándo has vuelto, chiquillo?

—¡Cuánto has crecido!

Los trabajadores de la granja saludaron a Jaime uno tras otro.


Aunque le resultaban muy familiares, Jaime no recordaba dónde los había visto,
para su asombro.

—Los ancianos te están hablando, Jaime. ¿Por qué no respondes? En ese


momento, una voz familiar llegó a oídos de Jaime.
Se dio la vuelta y encontró a su madre, Elena, que aún tenía la cabeza llena de
pelo negro. Con herramientas en las manos, se disponía a trabajar en el campo.

—Mamá, ¿qué estás...?

Jaime estaba a punto de decirle algo a Elena cuando una punzada de dolor le
atravesó la mente.

Una vaga oleada de energía mental extraña había penetrado en su subconsciente


y comenzó a sondear sus pensamientos más íntimos.

Jaime curvó los labios.

«Parece que Hugo no es del todo inútil, ya que es lo bastante hábil como para
enviar su energía mental a mi cabeza sin que me dé cuenta».

—¿Ya has terminado de jugar?

Mientras hablaba, disipó la ilusión con un movimiento de la mano. El flujo de


energía mental a su
mente también fue cortado por él al instante.

Hugo retrocedió un paso con fuerza. Tenía la frente perlada de sudor frío y
jadeaba con fuerza. Jaime, por su parte, miró con calma a Hugo.
—¿Cómo te atreves a pretender ser un erudito maestro en la Ley Celestial sólo
por conocer ese pequeño truco?

Sonriendo, emitió un haz de luz desde sus ojos. Una oleada de energía mental
mucho más dominante penetró en la mente de Hugo en un instante.

Hugo se congeló y su mirada se desenfocó.

Pronto, una expresión de terror apareció en su rostro. Le temblaba todo el cuerpo


y empezó a agitar los brazos sin parar.

CAPITULO 1901
—¡No te acerques más, Katia! Me equivoqué. No te acerques. Te devolveré el
elixir dorado. Te lo juro…

Hugo parecía haber visto algo aterrador mientras pedía clemencia una y otra vez.

Empujó con un brazo su abdomen y extrajo de su interior un elixir dorado en


medio de un chorro de sangre.

Jaime le quitó el elixir dorado que brillaba con una luz tenue y se lo entregó a
Forero, ya que había pertenecido a Katia.

Forero contempló el elixir dorado en la mano de Jaime con complicadas


emociones en los ojos.

Poco a poco, extendió un brazo y lo recibió. Tras un momento de vacilación,


abrió la boca y tragó el elixir dorado.

Una sensación familiar recorrió el cuerpo de Forero. En ese momento, le pareció


ver a la mujer que amaba profundamente y que lo había traicionado.

Con un brazo extendido hacia delante, acarició el espacio ante él como si ella
estuviera allí mismo.

Todo se debía al efecto de la energía mental de Jaime. Su intención era que


Forero se liberara de aquella miseria suya.

Pronto, las mejillas de Forero se humedecieron con lágrimas mientras abrazaba


el espacio vacío ante él.

Jaime sintió que había llegado el momento. Por lo tanto, retiró con suavidad su
energía mental.

—¡Katia! ¡Katia! —Forero gritó desconsolado, pero la figura que tenía delante
desapareció. De pie al otro lado, Hugo miraba aterrorizado a Katia. Esperaba su
desaparición.
«Sería intrigante saber cómo se sentiría si aún estuviera viva para presenciar
aquella escena».

—¡Ah!

Al volver en sí, Hugo miró el sangriento corte en su abdomen. El dolor


agonizante le hizo aullar.

Se dio cuenta en cuanto se miró la mano. Todo lo que había visto antes era una
ilusión conjurada por la energía mental de Jaime.

Estaba más claro que el agua que Hugo era inferior a Jaime, incluso cuando se
trataba de energía mental.

—¿Todavía tienes algo que decir? —Jaime miró a Hugo con una mirada gélida.
Hugo ya estaba convencido de la superioridad de Jaime.
—Por favor, perdóname. Seré tu esclavo si me dejas vivir... —suplicó, bajando
la cabeza.
—¿Que te perdone? —Jaime inclinó un poco la cabeza para mirar a Forero—.
Eso es decisión del señor Forero.

Hugo se paralizó antes de dirigir su mirada hacia Forero con una expresión de
horror en el rostro. Por desgracia, éste ya iba con ferocidad contra él sin darle la
oportunidad de hablar.
—¡Voy a vengar a Katia, Hugo!

Mientras Forero bramaba, arremetió contra Hugo.

Ya herido de gravedad, Hugo fue incapaz de esquivar el golpe. El puño de


Forero dio en el blanco y destrozó el cráneo de su oponente.

Con la muerte de Hugo, el aura de ira que rodeaba a Forero se disipó.

—Es una suerte que no destruyeras su cuerpo, o el elixir dorado que llevaba
dentro se habría desperdiciado —comentó Jaime mientras agitaba la mano.

El cuerpo de Hugo explotó como una bomba.

El elixir dorado salió despedido por los aires y Jaime lo atrapó.

Aunque su poder no aumentaría mucho al ingerir el elixir dorado de Hugo


porque hacía tiempo que era un Gran Marqués de las Artes Marciales, aun así,
sería mejor que nada.

Le preocupaba tener que ingerir el elixir dorado de un Gran Marqués de las


Artes Marciales de alto nivel, o incluso de un Santo de las Artes Marciales, para
aumentar su poder.

Kenzo, que había estado observando en silencio desde una esquina, apenas podía
mantenerse en pie. Para entonces, sus piernas se habían vuelto gelatinosas.

Estaba orgulloso de haber escuchado las palabras de su padre. Habría perdido la


vida si siguiera yendo contra Jaime.

A partir de entonces, Kenzo empezó a admirar a su padre por haber sido capaz
de ajustar su mentalidad con rapidez, optando por cooperar con Jaime cuando la
familia Zepeda se vio en apuros.

«Ahora que lo veo, papá tomó la decisión más acertada. De verdad vale la pena
perder la hierba de los diez mil años para hacerse aliado de Jaime».

CAPITULO 1902
Jaime siguió a Forero de vuelta al hotel mientras Kenzo volvía para informar a
Alain. Jesica había vuelto de la Secta Demoniaca justo cuando Jaime y Forero
llegaban al hotel. Esa vez, sin embargo, parecía melancólica.
—¿Qué le pasa, señorita Zhar? —preguntó Jaime.
—Oh, no es nada. Quizá estoy un poco cansada —se apresuró a explicar Jesica.

Llevaba un frasco de poción de inversión del cultivo en el bolsillo, pero no


pensaba usarla con Jaime y Forero.

Su interacción de los últimos tiempos le había dado a Jaime una impresión


favorable de Jesica. Lo más importante era que la conducta de Patricio violaba
los principios de la Secta Demoniaca.
—Debería dormir un poco si está cansada, señorita Zhar —sugirió Jaime.

Jesica asintió antes de dirigirse a su habitación. Cuando pasó junto a Forero, éste
no le dedicó ni una mirada, ni siquiera a sus hermosos muslos.

Eso la inquietó. De repente, sintió que Forero se había transformado en otra


persona. Jesica incluso se detuvo a propósito, pero él siguió sin mirar en su
dirección.
Tal era la naturaleza de las mujeres. Cuando los hombres luchaban
insistentemente por su atención, ellas los despreciaban y los consideraban
moscas. Sin embargo, las mujeres no soportaban que los hombres dejaran de
adularlas como ellas habían deseado.

Jesica se encontraba en tal aprieto. Aunque el frecuente acoso de Forero la


enfurecía, se sentía desconcertada cuando de repente dejaba de hablarle o de
mirarla.

Al final, sólo pudo volver a su habitación con cara de confusión. Forero, en


cambio, permanecía sereno. La bruma de lujuria que solía nublar sus ojos había
desaparecido.

Jaime sabía la razón de la transformación de Forero. Todo se debía al elixir


dorado de Katia. Sin embargo, en su opinión, a Forero le convendría que le
quitaran la carga de su corazón.

Al día siguiente, Alain ordenó a sus hombres que escondieran el ginseng de tres
mil años en las montañas y también llamó a los subordinados a los que había
ordenado rodear la zona.

Como debía de haber muchas sectas y familias prestigiosas vigilando de cerca


aquel lugar, era inútil que los hombres de Alain siguieran montando guardia,
pues era tanto como señalar el lugar de nacimiento de la hierba de los diez mil
años.

La hierba de los diez mil años surgía por la noche, pero de día no se veía a nadie
dirigirse hacia su lugar de nacimiento.

Sin embargo, el ambiente en Ciudad del Norte se había vuelto un poco extraño.
Aunque todo parecía ordinario y sin incidentes en la superficie, ya se habían
puesto en marcha planes en las sombras.

Muchas sectas y familias prestigiosas hicieron alianzas secretas porque sabían


que pronto lucharían
por la hierba de diez mil años cuando apareciera. Sin un dominio absoluto,
ninguna de las partes saldría victoriosa.

En consecuencia, se formaron alianzas secretas para obtener ventaja sobre los


demás cuando llegara el momento de luchar por la hierba de los diez mil años.

Al anochecer, Jaime, Forero y Jesica comenzaron a dirigirse hacia el lugar


donde nacía la hierba.

Por el camino, Jaime envió su sentido espiritual que abarcaba un radio de doce
millas y pronto descubrió combatientes ya al acecho.

—Este lugar está plagado de luchadores ocultos, Jaime. Ya hay más de veinte
marqueses de las Grandes Artes Marciales…

Forero también detectó las auras abrumadoramente poderosas en el aire y no


pudo contener su sorpresa.

—Me temo que eso es sólo una parte. El encanto de la hierba de los diez mil
años es demasiado poderoso para resistirse. Es probable que todas las sectas y
familias prestigiosas hayan llegado con toda su fuerza —dijo Jaime frunciendo
las cejas.

«Si ese es el caso, tengo que ser aún más cauteloso. No debo alertar a esta gente
sobre el verdadero lugar de nacimiento de la hierba de los diez mil años».

Cuanto más se acercaban al lugar, más tangibles se hacían las poderosas auras.
Aunque los luchadores ocultos suprimían sus auras, la densa concentración de
tantos expertos en la zona seguía exudando una opresión amenazadora.

CAPITULO 1903
Ningún humano corriente se atrevería a dar un paso más por esa zona.

Justo cuando Jaime estaba explorando los alrededores con su sentido espiritual,
otras auras los envolvieron.

Mientras Jaime las investigaba, ellas también lo examinaban a él.

Como anacondas en círculos, pinchaban y sondeaban sin hacer ningún


movimiento. Cada uno sabía que era un derroche de energía luchar contra el otro
antes de que la hierba de diez mil años se materializara, y sólo un tonto lo haría.

Habiendo percibido también que una serie de auras habían salido a investigarlos,
Forero levantó un amuleto con un gruñido, trazó el aire con el dedo, y un aura
suave se fundió con la de Jaime.

De ese modo, ocultaban parte de su verdadero poder. No debían dejar que el


enemigo conociera su verdadera fuerza, o perderían el factor sorpresa.

Jaime siguió a Forero y a Jesica hasta el lugar donde nacía la hierba de los diez
mil años y se detuvo en su destino. Sin embargo, no eran los únicos que estaban
allí. Era evidente que muchos otros también habían deducido la ubicación
exacta.

Flanqueado por varios hombres, Marcelo caminó hacia Jaime y le preguntó:

—Como maestro de la Secta Duval, ¿qué haces en un lugar tan recóndito como
éste, Jaime?

Jaime le dirigió una leve sonrisa.

—Incluso tú, el hijo mayor de la familia García de la Región Suroeste, estás


aquí. Entonces, ¿por qué no puedo venir yo también?

Mientras hablaba, su sentido espiritual envolvió al anciano que estaba junto a


Marcelo.

Hizo ese movimiento porque se dio cuenta de que, entre el séquito de Marcelo,
sólo el anciano suponía una amenaza.

Cuando Jaime envió su sentido espiritual para averiguar el poder del anciano, un
aura aterradora brotó de repente de éste, sobresaltándolo.

—¿La fuerza de un Gran Marqués de las Artes Marciales? —El corazón de


Jaime dio un vuelco.

El color se desvaneció de los rostros de Forero y Jesica. Evidentemente, ellos


también habían percibido esa aura.

Marcelo se mofó al ver la expresión de Jaime.

—No estamos en Ciudad de Jade, Jaime. En Ciudad de Jade tienes respaldo,


pero aquí nadie puede protegerte. Si has venido por la hierba de los diez mil
años, te aconsejo que te vayas. Con tanta gente poniendo sus ojos en la hierba de
los diez mil años, nunca llegarás a tenerla en tus manos.
Márchate o tendrás una muerte espantosa. Considérate advertido. Jaime sonrió
en respuesta.
—Le debo mi gratitud, entonces, señor García. Sin embargo, me gustan las
multitudes, así que me dirigiré a dondequiera que sea la fiesta.

Viendo que el otro hombre no podía convencerse de lo contrario, Marcelo dijo:


—Permíteme que te sea sincero, Jaime. La familia García va a tomar la hierba
de los diez mil años. Espero que no te interpongas en nuestro camino, o de lo
contrario…

Un aura asesina irradiaba de Marcelo mientras hablaba.

—La hierba de los diez mil años no tiene dueño; cualquiera puede tomarla. ¿Es
una amenaza? — tronó Jaime, con expresión cada vez más fría.

Una oleada de opresión abrumadora sacudió a Marcelo. Su expresión cambió un


poco.

En ese momento, el anciano que estaba a su lado rompió el aura de Jaime, lo que
permitió a Marcelo recuperar el aliento.

Jaime miró al anciano. Sin decir palabra, se dio la vuelta para marcharse. Aún no
era el momento de empezar una pelea con Marcelo.

—Parece un poco complicado para ti conseguir la hierba de los diez mil años,
Jaime. Me pregunto si los muchos expertos que hay aquí caerán en la trampa —
le susurró Forero a Jaime.

—¿Caerán en qué? —preguntó Jesica con curiosidad.

Debido a su ausencia durante la discusión estratégica entre Jaime y Forero, no


estaba al tanto de su plan para cambiar las tornas.

Sin embargo, Forero no dio explicaciones ni dirigió una mirada a Jesica, que
para entonces se sentía
muy incómoda. No podía comprender el cambio que se había producido en él.
«¿Se habrá dado cuenta de que planeo hacerles daño?». Su corazón empezó a
acelerarse con nerviosismo.

CAPITULO 1904
De hecho, Forero tan solo tuvo un gran cambio de opinión. Con el elixir dorado
de Katia dentro de él, los dos estaban, de esa manera, reunidos.

Por eso Forero ya no se atrevía a sentirse atraído por otras mujeres, ni siquiera a
mirarlas. Pensaba que Katia se enteraría si hacía alguna de esas cosas.

Su lealtad hacia ella era evidente.

—Vayamos paso a paso —dibujó Jaime—. Con el apoyo de la familia Zepeda,


tenemos ventaja.

Mientras los expertos no unan sus fuerzas y se las arreglen por su cuenta, aún
tendremos esperanzas.
De repente, una conmoción sonó a su alrededor. Aquellos expertos inicialmente
ocultos salieron de su escondite con el miedo en sus rostros.

—¡Mi*rda! No puedo creer que la familia Danaher haya movilizado a la Élite


Dieciocho.

—Nadie más tiene una oportunidad ahora que la familia Danaher ha sacado su
carta de triunfo.

—¡Genial! Tendremos un buen espectáculo para ver. Incluso la familia Danaher


ha viajado hasta aquí para esto. Parece que la aparición de la hierba de los diez
mil años es de dominio público desde hace tiempo…

Los expertos que los rodeaban se enzarzaron en una discusión con el terror
reflejado en sus rostros.

Jaime, por su parte, miró en cierta dirección y se encontró con un grupo que
corría hacia ellos bajo la tenue luz de la luna.

La mayoría llevaban la cabeza rapada, que brillaba bajo los rayos de la luna.

Jaime hizo un rápido recuento y encontró dieciocho cabezas calvas. Debían de


ser la Élite Dieciocho de los que hablaban.

La persona que iba en cabeza era José, de la familia Danaher de Bahía Hélice.

José no impresionó mucho a Jaime, ya que sólo se vieron una vez durante la
apertura de la Secta Duval.

Como representantes del reino secreto, esas familias habían dado a conocer su
existencia al mundo de las artes marciales hacía poco tiempo.

Su influencia no tardó en afianzarse en el mundo de las artes marciales, prueba


de su fuerza.

Al llegar con sus hombres, José recorrió con sus agudos ojos a la multitud.
Muchos percibieron su mirada y la desviaron de inmediato.

Por fin, la mirada de José se detuvo en Jaime. Dio un respingo de sorpresa al


verlo.

Era evidente que no esperaba que Jaime estuviera allí.

—Así que el renombrado maestro de la Secta Duval también está aquí. Ha


pasado mucho tiempo. José se adelantó y saludó a Jaime.
—Me halaga, señor Danaher —respondió Jaime con tono cortés—. Sólo soy un
hombre humilde que ha tenido un golpe de buena fortuna. Difícilmente soy
comparable a usted.

—Es usted demasiado amable, señor Casas. —José le dedicó una leve sonrisa en
respuesta antes de dirigirse hacia Marcelo, cuyos ojos brillaron de miedo al ver
acercarse a José.

—Me sorprende que la familia Danaher también se haya enterado de esto, José,
y que incluso hayas venido hasta aquí para ello —dijo Marcelo, adelantándose.

—Es sólo una hierba de unos diez mil años, apenas merece la pena que viaje
hasta aquí. Sólo he decidido hacer una visita de paso —anunció José con
altanería.

Marcelo se apresuró a halagar a José.

—Así es. He escuchado que la familia Danaher posee una parcela de tierra sin
raíces donde crecen todas las hierbas raras imaginables. La hierba de los diez
mil años está por debajo de ti.

Jaime consideró el intento de José como una fanfarronada. A los jóvenes de hoy
en día les encanta presumir cuando sólo tienen un poco de poder.

—¿A los jóvenes de hoy en día les encanta presumir, Jaime? —Forero se rio
entre dientes—. Me alegro de que no seas como ellos. Si te pusieras a tocar la
trompeta así todos los días, hace tiempo que me habría largado.

—Todo el mundo tiene libertad de expresión. No podemos impedírselo si


disfruta tocando una trompeta —replicó Jaime con una leve sonrisa.

—En eso se equivoca, señor Casas. José no está tocando su propia trompeta…

De repente, sonó una voz detrás de Jaime, que se giró y encontró a Vladimir
acercándose con una docena de hombres a su paso.

—¿Qué haces aquí, Vladimir? —preguntó Jaime con asombro.

No esperaba que la aparición de la hierba de los diez mil años atrajera la


atención de tantas sectas y familias prestigiosas.

Es más, ¡estos son los representantes del reino secreto en el reino mundano!

CAPITULO 1905
—¡Tan solo traje a mis hombres para que se unieran a la diversión! —dijo
Vladimir con una leve sonrisa.

—Vladimir, acabas de decir que José no está tocando su propia trompeta.


¿Podría ser que los Danaher en realidad estuvieran despreciando una hierba de
diez mil años? —preguntó Jaime.
Vladimir asintió.

—Así es. Por lo que sé, su familia es la que menos carece de recursos.
Supuestamente poseen una parcela de tierra sin raíces capaz de producir muchas
hierbas medicinales raras, ¡así que son los que más recursos tienen!

—¿Qué es exactamente una tierra sin raíces? —preguntó Jaime. En lugar de


aclarar su confusión, Vladimir sonrió con torpeza.
—Yo tampoco lo sé. Solo he escuchado hablar de ello.

Al ver que Vladimir tampoco tenía ni idea, Jaime no insistió y le preguntó:

—Vladimir, ¿cómo supiste de la aparición de esta hierba de diez mil años?


¿Trajiste aquí a tus hombres para quedarte con ella?

Ante su pregunta, Vladimir sonrió.

—No pretendo presumir, señor Casas, pero una sola planta de una hierba de diez
mil años no merece que yo recorra una larga distancia con un grupo de personas
a cuestas. En realidad, tenemos otros asuntos que atender. Es sólo que nos
enteramos de este asunto cuando pasábamos por aquí, así que decidimos echar
un vistazo ya que estábamos.

—¿Otros asuntos? ¿Qué son exactamente? —Preguntó Jaime con curiosidad.

—Eh…

Vladimir parecía preocupado.

En cuanto Jaime se dio cuenta, soltó:

—No hace falta que lo digas si eso te pone en un aprieto, Vladimir. Mientras no
estés aquí para competir por la hierba de los diez mil años, no pasa nada. De lo
contrario, ¡me habría quedado perdido!

—No se preocupe, Señor Casas. Ya que desea la hierba, no intentaré


conseguirla. Puedo ayudarle si requiere mi ayuda —se ofreció Vladimir.
—Agradezco tu amabilidad, Vladimir. Por ahora no la necesito, pero te avisaré
si la necesito. Por el momento, Jaime no quería la ayuda de Vladimir. A pesar de
que Bruno, el jefe de El
Adamantino, le dijo que siempre que necesitara algo, la familia Garay se lo
proporcionaría cuando
fuera a la finca de la familia Gabaldón, seguía sin tener planes de dejar que
Vladimir le ayudara por el momento.

—Si necesita algo, señor Casas, ¡llámeme! Voy a su encuentro… Con eso,
Vladimir se acercó y saludó a Marcelo y José.
Había muchas familias prestigiosas y expertos artistas marciales presentes en ese
momento. Todos se pusieron nerviosos ante la repentina aparición de varias
familias prominentes que se habían dado a conocer en los últimos días en el
mundo de las artes marciales, por no mencionar que cada uno de ellos iba
acompañado de numerosos expertos.

Algunos decidieron echarse atrás y se escabulleron en silencio. Aunque la hierba


milagrosa era tentadora, la condición previa era que tenían que estar vivos para
disfrutarla.

«¿De qué sirve desear esa hierba de diez mil años si morimos como
consecuencia de obtenerla?».

Pasó el tiempo. La luna colgaba en lo alto del cielo, iluminando con su luz el
bosque y haciéndolo parecer aún más sagrado.

Alain llegó con los miembros más elitistas de la familia Zepeda. Tanto si se
trataba de un Gran Marqués de las Artes Marciales como de un Marqués de las
Artes Marciales, todos llegaron en tropel.

Sin embargo, cuando Alain llegó con sus hombres, se asustó al ver a los
miembros de varias familias prestigiosas ante él.

«Gracias a la bondad de retirar a mis hombres con antelación y optar por


cooperar con Jaime. Si hubiera acordonado este lugar por la fuerza sólo porque
es mi territorio y hubiera obtenido la hierba de los diez mil años en solitario,
calculo que las élites de mi familia ya se habrían convertido en cadáveres. Si eso
ocurre, la familia Zepeda se convertirá en el enemigo común de esta gente antes
que yo. ¡Mi familia no es lo bastante fuerte como para repeler los ataques de
tantas familias prestigiosas!».

—¡Señor Casas! —Alain saludó a Jaime mientras se acercaba a éste.

—¿Está todo listo, señor Zepeda? —preguntó Jaime. Alain respondió:


—Todo está listo, pero el momento se acerca. Si la hierba de los diez mil años
emerge de verdad, de seguro habrá fenómenos inusuales. Me temo que no
podremos ocultarlo.

—No se preocupe. He hecho mejoras en la matriz arcana instalada por Hugo,


para que pueda suprimir la hierba de los diez mil años. Cuando llegue el
momento, mientras esta gente se sienta atraída por otros lugares, incluso si la
hierba de los diez mil años causara fenómenos inusuales, ¡esa gente no podrá
dirigirse a tiempo! —dijo Jaime con seguridad.

CAPITULO 1906
Todos esperaban la aparición de la hierba de los diez mil años mientras
albergaban diversas intenciones en sus mentes.
Marcelo tomó la iniciativa de acercarse a José y le dijo:

—¡José, creo que Jaime está decidido a quedarse con esa hierba de los diez mil
años!

—¿Y qué si lo está? ¿Qué tiene que ver conmigo?

José sólo se acercó a ver la diversión y no le importó quién obtendría la hierba


de los diez mil años.

—Jaime es considerado ahora como el talento sobresaliente de la generación


más joven en el mundo de las artes marciales, José. Ahora todo el mundo sólo lo
conoce a él. ¿Quién te conocería a ti? ¡No debes ser eclipsado por él! Si Jaime
obtiene la hierba de los diez mil años, sus habilidades de seguro crecerán
demasiado. Cuando llegue ese momento, ¡sólo podremos ser pisoteados por sus
pies! —Marcelo animó al otro hombre en voz baja.

Sin embargo, José no era tonto. Cuando la Secta del Dragón celebró la
ceremonia en aquel entonces, fue allí con la intención de interceptar la ascensión
de Jaime.

Sólo gracias a la aparición de Armando y los emisarios jetroinianos ninguno de


ellos luchó contra

Jaime.

Sin embargo, por el momento, José no quería batallar con Jaime porque tenía
cosas más importantes que hacer.

—Marcelo, ¿cuándo aprendiste a ser tan malvado? ¿Intentas provocarme para


que me ocupe de Jaime? Escúchame bien. No me tomes por tonto. Quien quiera
la hierba de los diez mil años no tiene nada que ver conmigo. Sólo vine a ver la
diversión. Estoy seguro de que la hierba no es la única razón para traer a tantos
expertos aquí. Todos sabemos muy bien lo que es importante.

La expresión de Marcelo se tornó sombría ante el reproche de José, pero no se


atrevió a decir nada.

En ese momento, dos personas vestidas de negro se habían ocultado en la


oscuridad, mirando en silencio a la gente que tenían delante a poca distancia.

Aunque había Grandes Marqueses de Artes Marciales de Alto Nivel entre la


gente allí reunida, nadie reparó en ellos.

No eran otros que Patricio y Saulo. Parecían preocupados por la hierba de diez
mil años, así que se acercaron a echar un vistazo.

La luna en el cielo era cada vez más redonda. El humor de todos se complicó
cuando se dieron cuenta de que se acercaba la medianoche.

Algunos empezaron a respirar con dificultad.

—¡Ya es medianoche! —anunció alguien de repente. Nadie pudo evitar mirar la


hora.
Por desgracia, había llegado la hora, pero no habían sido testigos de la aparición
de la hierba de los diez mil años. Todo el bosque seguía igual de tranquilo.

Al darse cuenta, Marcelo frunció las cejas y murmuró:

—¿Qué está pasando? ¿Hemos calculado mal la fecha?

Los demás también empezaron a discutir entre ellos. Por lógica, no debía ser un
error ya que tanta gente sabía que la hierba surgiría ese día.

—¿No será que nos hemos equivocado de lugar? —sugirió alguien.

—Sí, debería ser eso. Aquí no es donde surgirá la hierba de los diez mil años.
Alguien empezó a recalcular el lugar donde surgiría la hierba de los diez mil
años.
Mientras tanto, Jaime lanzó una mirada a Forero, que comprendió de inmediato
su señal y se marchó.

No mucho después, unas nubes oscuras aparecieron de repente en el cielo, al


suroeste de donde estaban todos. Oscurecieron la luna, y un sonido retumbante
las acompañó.

El inusual fenómeno atrajo al instante la atención de todos, y todos miraron en


esa dirección.

—¡La hierba de los diez mil años ha surgido, y no está aquí!

Todos corrieron en dirección suroeste poco después de que alguien gritara esa
frase.

Vladimir se quedó mirando el insólito fenómeno en aquella dirección y también


sintió curiosidad por acercarse a echar un vistazo. Sin embargo, cuando vio que
Jaime se quedaba quieto, preguntó con curiosidad:

—¿No se dirige hacia allí, señor Casas? ¿No quiere conseguir la hierba de los
diez mil años? Éste sonrió.
—Sea lo que sea lo que está surgiendo allí, seguro que no es la hierba de los diez
mil años…

A Vladimir le sorprendieron sus palabras. No sabía por qué Jaime se mostraba


tan confiado, pero no pudo contener su curiosidad y así se puso en marcha en
dirección suroeste.
CAPITULO 1907
Mientras tanto, Forero lanzaba amuleto tras amuleto al cielo. Crush...
El estruendo de los truenos se intensificó, y el suelo tembló junto con las
potentes ondas sonoras.

—¡Jaime, no olvides lo que he hecho por ti cuando consigas la hierba de los diez
mil años!

Para entonces, el sudor corría por la frente de Forero. La magia que estaba
realizando le exigía mucha energía.

Al sentir la vibración del suelo, todos aumentaron su velocidad.

Cuando Forero vio que la multitud se acercaba, lanzó un hechizo al suelo,


haciendo que la tierra se resquebrajara en todas direcciones. Parecía como si
algo estuviera a punto de brotar de debajo.

—¡Está surgiendo la hierba de los diez mil años! —Marcelo, que fue el primero
en llegar al lugar, no pudo evitar exclamar emocionado.

La multitud lo siguió de cerca.

Al ver cómo el suelo subía y bajaba, sus corazones saltaron a sus gargantas e
inconscientemente apretaron con fuerza sus armas.

¡Bum!

Tras el trueno, una luz brillante se elevó hacia el cielo, dispersando las oscuras
nubes.

—¡Ya está aquí! —Marcelo saltó eufórico y corrió hacia el rayo de luz.

Al mismo tiempo, la gente que le rodeaba también corrió hacia la luz. Parecía
que estaban dispuestos a renunciar a sus vidas por la hierba de los diez mil años.

El hecho de que decidieran quedarse demostraba que se habían propuesto darlo


todo.

—¡Deténganlos! —Se apresuró a gritar Marcelo al ver que se acercaban.

Al instante después, sus subordinados entraron en acción e impidieron que


aquella gente llegara a la hierba de los diez mil años.

Al mismo tiempo, el anciano del séquito de la familia García desprendía un aura


aterradora. Empujando las palmas de las manos hacia delante, generó una fuerza
suficiente para hacer volar a varias personas.

La destreza marcial de un Gran Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel no


era algo con lo que se pudiera jugar.

Cada movimiento de las manos y los pies del anciano era tan poderoso como un
tigre feroz corriendo montaña abajo. Los demás ni siquiera tenían la oportunidad
de acercarse a la hierba de diez mil años.

Al ver la feroz fuerza del anciano, muchos del otro grupo ya no se atrevían a
avanzar, y mucho menos a considerar la idea de obtener la hierba de los diez mil
años para su propio uso.

La gente de la familia García formó un círculo con su maestro en el centro,


proporcionándole protección. En ese momento, Marcelo saltó en el aire y
extendió la mano hacia la luz, atrapando un tallo de ginseng en la mano.

Emocionado, empezó a reír a carcajadas.

—¡Ya la tengo! ¡La tengo!

Un destello de envidia y codicia brilló en los ojos de todos al contemplar el


ginseng en la mano de Marcelo.

Sin embargo, Marcelo no se preocupó por ellos. En su lugar, mantuvo la mirada


fija en José. Mientras éste no se interesara por la hierba, nadie podría
arrebatársela.

Justo en ese momento, alguien de otro grupo no pudo contener su deseo por la
hierba y cargó contra Marcelo, queriendo arrebatársela de la mano.

—Te lo estás buscando…

Con un bufido, el anciano agitó la mano con fuerza.

¡Pum!

Con un simple movimiento de la mano, el hombre que había intentado


arrebatarle la hierba murió en el acto.

Nadie más tuvo el valor de intentar arrebatarle la hierba a Marcelo. Sólo podían
mirarlo con envidia. Mientras tanto, en el otro lado, Forero volvió corriendo a
reunirse con Jaime, jadeando.
—Jaime, la bola de tontos se lo ha tragado todo. Date prisa y llévate la hierba de
diez mil años. Me debes una, chico. Casi me muero de agotamiento.

—No se preocupe, señor Forero. Seguro que recordaré sus aportaciones.

Jaime sonrió a Forero antes de chasquear los dedos. Siguiendo sus movimientos,
el suelo empezó a vibrar.
Pronto, los guijarros negros empezaron a flotar en el aire uno a uno. Todos
brillaban bajo la luz de la luna.

—¡Destrocen!

Con un movimiento de sus manos, los guijarros negros estallaron al instante, y el


conjunto arcano establecido por Hugo se desvaneció en un instante.

En el momento en que el conjunto arcano desapareció, todo el bosque fue


iluminado por una extraña luz.

Un Tubérculo de Flor de Lana de diez mil años crecía en silencio en el suelo.

El Tubérculo de Flor de Lana emitía un resplandor dorado tan brillante que


eclipsaba a la luna.

Cuando todos vieron el Tubérculo de Flor de Lana de diez mil años de


antigüedad, sus ojos se abrieron de par en par, incrédulos.

CAPITULO 1908
—Así que ésta... ésta es la hierba de los diez mil años…

Alain se estremeció ante el magnífico espectáculo. Era la primera vez que veía
una hierba de los diez mil años.

Hipnotizados por el Tubérculo de Flor de Lana de diez mil años, todos eran
incapaces de apartar la vista de él. Sin embargo, Jaime se quedó inmóvil,
estupefacto ante lo que estaba viendo.

Se dio cuenta de que el Tubérculo de Flor de Lana de diez mil años era el mismo
que había visto en la zona de recursos del reino secreto de la Secta Demoniaca.

La segunda vez que Jaime entró en el reino secreto, se dio cuenta de que el
Tubérculo de Flor de Lana de diez mil años estaba desapareciendo poco a poco.

Nunca esperó que apareciera en el reino mundano.

—¿Significa esto que todas las hierbas de ese reino acabarán de algún modo en
el reino mundano?
—murmuró Jaime para sus adentros.

El asombro recorrió la mente de Jaime ante el desconcertante fenómeno.

—¡Jaime, rápido! Ve por el Tubérculo de Flor de Lana, de diez mil años de


antigüedad. —Forero apremió a Jaime.

—¡Oh! —Ante el recordatorio de Forero, Jaime salió de su aturdimiento. Tras


asentirle, corrió hacia el Tubérculo de Flor de Lana, de diez mil años de
antigüedad.

En ese momento, el corazón de Jaime latía con fuerza contra su caja torácica.
Estaba más que emocionado.

Sin embargo, justo cuando estaba a punto de alcanzar el Tubérculo de Flor de


Lana, un rayo cayó sobre él.

¡Ksh!

El repentino rayo cayó sobre el Tubérculo de Flor de Lana de diez mil años de
antigüedad. Al segundo siguiente, el Tubérculo de Flor de Lana comenzó a
emitir una horrible explosión de energía.

La inmensa fuerza hizo que todos los que estaban cerca salieran volando a unos
cientos de metros

de distancia. Ni siquiera Jaime se salvó del poderoso impacto.

En el cielo comenzaron a formarse nubes oscuras. Destellos de relámpagos


azules surcaban las nubes. Era como si buscaran su objetivo.

Jaime se puso en pie y se volvió hacia el Tubérculo de Flor de Lana antes de


saltar en su dirección. Por las buenas o por las malas, ¡tendría el Tubérculo de
Flor de Lana de diez mil años en sus manos!
Justo cuando estaba a punto de tocar el Tubérculo de Flor de Lana de diez mil
años, cayó otro rayo, seguido de una ola de tremenda fuerza que le hizo volar
hacia atrás una vez más.

—¡Parece que conseguir esta hierba de diez mil años no es tarea fácil! —
comentó Jaime con el ceño fruncido.

—Por supuesto. Para una hierba de diez mil años como esta, por lo general
habría bestias espirituales protegiéndola en los alrededores antes de su aparición.
No hay bestias espirituales alrededor de este Tubérculo de Flor de Lana de diez
mil años, así que por lo que parece, el trueno y el relámpago son las fuerzas que
lo protegen —explicó Forero mientras levantaba la cabeza para mirar el
relámpago entre las nubes oscuras.

—¡Tenemos que pensar en un plan ahora! Si no, esa gente podría volver pronto
—les recordó Alain. Con un suceso tan extraño, la multitud que acababa de
marcharse volvería corriendo a investigar.
De ser así, sería aún más difícil para Jaime hacerse con el Tubérculo de Flor de
Lana de diez mil años de antigüedad.

—¡Cuerpo de Golem! —rugió Jaime, y su cuerpo resplandeció mientras


brillantes escamas doradas cubrían cada centímetro de su piel.
Planeaba enfrentarse a los rayos para atrapar al Tubérculo de Flor de Lana de
diez mil años.

Con su Cuerpo de Golem activado y su duro cuerpo físico, Jaime marchó hacia
el Tubérculo de Flor de Lana de diez mil años con determinación.

Cuando se acercaba al Tubérculo de Flor de Lana, un rayo lo alcanzó con toda


su fuerza.

¡Crack!

El rayo golpeó el cuerpo de Jaime y destruyó al instante su Cuerpo de Golem.


Bajo la enorme fuerza del rayo, sus rodillas también se vieron obligadas a
doblarse.

Sin embargo, Jaime apretó los dientes y enderezó las piernas antes de estirar los
brazos para agarrar el Tubérculo de Flor de Lana.

Justo cuando sus dedos estaban a punto de tocar el Tubérculo de Flor de Lana,
cayó otro rayo.

¡Pum!

Cuando el segundo rayo alcanzó su cuerpo, Jaime cayó al suelo con un ruido
sordo. Sus ropas se hicieron jirones de inmediato.

Apretando los dientes, Jaime se levantó con gran fuerza y siguió tratando de
alcanzar el Tubérculo de Flor de Lana, de diez mil años de antigüedad.

Por desgracia, otro trueno resonó por todo el bosque.

¡Bum!

Aquella vez, el cuerpo de Jaime había caído inerte en el suelo. Durante un largo
rato, no se pudo detectar ningún movimiento suyo.

Ante esa visión, Forero y Alain empezaron a entrar en pánico.

—¡Jaime! ¡Vuelve! —gritó Forero, sabiendo que Jaime sería abrasado en


pedazos por los relámpagos si éste persistía en completar su búsqueda.

CAPITULO 1909
Mientras tanto, dos hombres de negro escondidos en un lugar oscuro se
sorprendieron.

—Señor Malphas, su predicción ha dado en el clavo. Sí que es difícil conseguir


la hierba de los diez mil años. Dejar que Jaime fuera primero fue inteligente —le
dijo Patricio a Saulo.
—¿Está todo listo? Ayuda a Jaime en nombre de la colaboración si alguien
intenta arrebatarle la hierba. De todas formas, la hierba de los diez mil años
acabará en nuestras manos. No estaría mal que Jaime nos estuviera agradecido
—declaró Saulo.

—Sí, ya están hechos todos los preparativos. Esas personas aparecerán en cuanto
las convoque — respondió Patricio.

Saulo asintió y se volvió para mirar a Jaime. En ese momento, se dio cuenta de
que Jaime ya había salido rodando del barro, lejos del Tubérculo.

—¿Estás bien, Jaime? —Forero se acercó a él y le preguntó.

—Estoy bien, pero este rayo es demasiado fuerte. Es incluso peor que mi
tribulación.

Con eso, Jaime se levantó despacio y se quedó mirando al Tubérculo de Flor de


Lana perplejo.

Mientras tanto, Marcelo se disponía a marcharse después de obtener la hierba,


pero de repente escuchó un estruendo en el lugar donde estaban antes.

Pronto, nubes oscuras se reunieron en el cielo, y dentro de las nubes oscuras,


innumerables destellos azules de relámpagos caían una y otra vez.

Era una escena más espectacular que la de ahí.

—¿Aparecerán hoy dos hierbas de diez mil años? —preguntó alguien.

En el rostro de Marcelo apareció un sutil ceño fruncido mientras sostenía el


ginseng.

—Esto es malo. Hemos caído en una trampa.

La verdad es que Marcelo se mostró escéptico cuando obtuvo el ginseng porque


el aura que desprendía no era la de una hierba de diez mil años.

Sin embargo, no dijo nada porque no estaba seguro.

Ahora que había visto el extraño suceso en el lugar donde estaban antes y que
Jaime no había ido

con ellos, sabía que podía haber sido engañado.

—¡Vuelve! ¡Rápido!

Con un rugido, Marcelo corrió hacia donde estaba hace un momento.


Por otro lado, José miraba el extraño suceso con la comisura de los labios un
poco levantada.

—¡Este tipo, Jaime, parece más listo de lo que pensaba!

José y su grupo regresaron también. De repente, Vladimir se dio cuenta de lo


que Jaime quería decir.

Pronto, la multitud que se había marchado regresó apresurada al lugar.

Cuando vieron el reluciente y dorado Tubérculo de Flor de Lana, se dieron


cuenta de que ésta era la auténtica hierba de diez mil años.

La que tomó Marcelo era una falsificación, ya que todos sabían que obtener la
hierba de diez mil años no sería fácil.

Al no poder mantener su deseo bajo control mientras miraban la hierba de diez


mil años, alguien se precipitó hacia el Tubérculo de Flor de Lana de diez mil
años.

Sin embargo, antes de que esa persona pudiera acercarse al Tubérculo de Flor de
Lana, un rayo cayó sin previo aviso.

Esa persona quedó reducida a cenizas al instante. Conmocionado, nadie se


atrevió a seguir avanzando. Con el ceño fruncido, Marcelo preguntó a Jairo:
—¿Confías en conseguir el Tubérculo de Flor de Lana, Jairo?

Debido al rayo, Marcelo no se atrevía a arriesgarse por la hierba. Estaría


acabado si lo convirtieran en cenizas. Ni siquiera la reencarnación sería capaz de
resucitarlo.

—No estoy seguro, pero haré lo que pueda. Por favor, deme más tiempo —dijo
Jairo.

Marcelo volvió a fruncir el ceño. Con tanta gente mirando la hierba, no había
tiempo que perder.

Si se podía ahuyentar a toda esa gente, Marcelo podía permitirse unos días para
encontrar una solución que acabara con el Tubérculo de Flor de Lana.

—Me pido el Tubérculo de Flor de Lana. Márchense ya, a menos que tengan
ganas de morir. Si no, no me culpen —dijo Jaime tras lanzar una fría mirada a la
multitud.

Con tanta gente mirando, Jaime sabía que, si no podía resistir el rayo, tal vez esa
gente iría contra él de inmediato.
Por eso necesitaba hacer que se marcharan antes de pensar en la forma de
obtener el Tubérculo de Flor de Lana.

CAPITULO 1910

—Jaime, el Tubérculo de Flor de Lana no pertenece a nadie. Es de quien lo


toma. ¿Por qué reclamas su propiedad y nos amenazas con irnos antes de que te
lo lleves? ¿No estás siendo demasiado irrazonable? —Marcelo se acercó a Jaime
y le dijo con frialdad.

—Márchense o mueran. Elijan.

Un aura aterradora emanó al instante del cuerpo de Jaime mientras hablaba,


extendiéndose fervientemente en todas direcciones.

Jaime sabía que, si esta gente no podía ser contenida ahora, tendría un sinfín de
problemas en un futuro próximo.

Cuando la multitud sintió el aura aterradora que Jaime emitía, hubo un cambio
en la expresión de sus rostros. Pronto, algunos vacilaron.

Sabían que sólo una persona podía obtener la hierba de los diez mil años, así que
no tenía sentido seguir ahí.

—Este tipo, Jaime, debe ser capaz ya que se atreve a ir contra la Alianza de
Guerreros.

—Fundó la Secta Duval a tan temprana edad. Incluso el Señor Salazar le cubre
las espaldas. ¡Creo que es mejor que nos vayamos!

—Vámonos. No importa quién se quede con el Tubérculo de Flor de Lana. De


todos modos, no seremos nosotros.

La gente discutía entre sí y empezó a marcharse. Aunque eran reacios a dejar


atrás el Tubérculo de Flor de Lana, no tenían elección.

Marcelo declaró al ver que la multitud empezaba a marcharse:

—Todos, si me apoyan y me ayudan a conseguir el Tubérculo de Flor de Lana,


yo, Marcelo García, prometo que todo el que me ayude obtendrá una hierba de
mil años. Creo que muchos de ustedes han escuchado hablar de la influencia de
la familia García. La familia García se ha desarrollado en secreto durante cientos
de años. Debido a nuestros enormes recursos, destacamos entre otras familias de
artes marciales. Cualquiera que me ayude aquí será un amigo de la familia
García.

Las palabras de Marcelo detuvieron a la multitud desesperada que quería


escabullirse.
Una hierba milenaria no era rara, pero era mejor que nada. Además, podían
aprovechar esta oportunidad para establecer una conexión con la familia García.

En un instante, la multitud caminó al lado de Marcelo y se colocó detrás de él.

La gente traída por Marcelo no era débil, para empezar, pero ahora con esta
gente, se hacía más fuerte.

—Jaime, si te rindes por voluntad propia, puedo darte este ginseng. Así nadie
saldrá herido. Pero si insistes en pelear conmigo por el Tubérculo de Flor de
Lana, me temo que no podrás soportar las consecuencias...

Marcelo tenía a su lado al Gran Marqués de las Artes Marciales de Alto Nivel y
una reliquia sagrada de las artes marciales. Por lo tanto, no temía en absoluto a
Jaime.

Sin embargo, Marcelo no era consciente de que Jaime había matado a unos
cuantos Túnicas

Plateadas Negras de Alianza de Guerreros a pesar de tener dos reliquias sagradas


de artes marciales.

La Espada Matadragones de Jaime era más poderosa que cualquier reliquia


sagrada de artes marciales.

—Hmph, yo fui quien ordenó que enterraran allí el ginseng. De todos modos,
me pertenece. Es ridículo que digas que quieres regalármelo —se burló Jaime.

Cuando Marcelo escuchó aquello, su rostro se llenó de ira. Estaba seguro de que
ahora Jaime lo había engañado.

Por suerte, la extraña aparición del Tubérculo de Flor de Lana era poderosa. De
lo contrario, Jaime ya habría huido con él, y Marcelo estaría demasiado
arrepentido.

—Jaime, ¿cómo te atreves a utilizar trucos sucios para engañarnos? Parece que
los rumores que el mundo de las artes marciales tiene de ti son falsos. ¡No eres
más que otro perdedor que confía en engaños! Ahora estamos lejos de Ciudad de
Jade. Veamos si puedes hacer algo sin el apoyo del señor Salazar.

Marcelo fulminó a Jaime con la mirada mientras se encendía su espíritu


competitivo.

—Esto está mal, Jaime. Forero se inclinó y dijo:


—Ese chico, José, también está actuando raro. Está demasiado callado. Si
sufrimos grandes derrotas, me temo que conseguirá cosechar los beneficios sin
esfuerzo.
Forero no quería que José fuera el último hombre en pie en la lucha entre Jaime
y Marcelo.

CAPITULO 1911
Era imposible que Jaime no lo supiera. Sin embargo, Marcelo era un hombre
testarudo. Mientras los demás guardaban silencio sobre el Tubérculo de Flor de
Lana, él se negaba a dejar pasar el asunto.

—Señor García, el Tubérculo de Flor de Lana pertenece a otra persona. Fue


encontrado en los límites de Ciudad del Norte. Como alcalde de Ciudad del
Norte, tengo derecho a decidir dónde distribuirlo.

Justo en ese momento, Alain dio un paso al frente y se encaró con Marcelo.
Marcelo resopló mientras miraba directo a Alain.
—Alain, ¿te faltan algunos tornillos? ¿Cómo se atreve una familia insignificante
como los Zepeda a decir semejante cosa? ¿Y qué si el Tubérculo de Flor de Lana
pertenece a la familia Zepeda? ¿Qué puedes hacer si digo que me lo llevo para
mí? Si no quieres que destruyan a la familia Zepeda, mejor no te metas.

Marcelo veía a la familia Zepeda con desdén. Aunque la familia tenía Grandes
Marqueses de las Artes Marciales, seguían siendo bastante insignificantes entre
las filas de las familias prestigiosas.

Detrás de la familia García había un reino secreto de familias y sectas


prestigiosas. Las familias sin importancia del reino mundano nunca podrían
aspirar a medirse con ellos.

—¡Marcelo, eres demasiado arrogante! Los Zepeda no son fáciles de convencer


—Alain estaba embravecido. Emanando un aura aterradora, varios Grandes
Marqueses de las Artes Marciales de la familia Zepeda dieron un paso al frente.
Detrás de ellos, docenas de marqueses de artes marciales

también miraban con atención.

—Alain, ¿piensas quedarte con Jaime? —Marcelo entrecerró un poco los ojos.

—Así es. Aunque tenga que aportar todo lo que tiene la familia Zepeda, ¡pienso
ayudar al señor Casas!

Aunque la expresión de Alain era decidida, también se estaba arriesgando. A


primera vista, Marcelo parecía mucho más fuerte que Jaime. Sin embargo, Alain
conocía las verdaderas capacidades de Jaime. Este último era mucho más fuerte
de lo que parecía.

—Ya que estás ayudando a Jaime, no veo razón para contenerme. —Marcelo
lanzó una mirada a su subordinado, y el Gran Marqués de las Artes Marciales
que estaba cerca de él saltó hacia delante y se abalanzó sobre Alain.
Como gran marqués de las artes marciales que era, Alain no tuvo miedo ante la
embestida. Agarró su puño con fuerza y lo llevó hacia adelante en un poderoso
golpe.

¡Bum!

En el momento en que sus puños chocaron, una explosiva energía marcial se


extendió en todas direcciones.

Un enorme cráter de varios metros de ancho apareció en la superficie del suelo.


Era obvio que los dos habían ejercido un gran poder.

La figura de Alain salió despedida por los aires y, cuando aterrizó en el suelo, se
vio obligado a dar varios pasos hacia atrás.

Su hombro empezó a entumecerse. Era evidente que Alain era un poco inferior a
su oponente.

Insatisfecho con enviar a Alain volando hacia atrás, su oponente continuó


atacando sin descanso y envió otro puño hacia la cara de Alain.

Atacó con la intención de matar.

Al ver el ataque, Alain se llevó la mano a la cintura y sacó una alabarda.

La alabarda emanaba una luz escalofriante mientras una corriente de energía de


Santo de las Artes Marciales comenzaba a extenderse.

—Una reliquia sagrada de las artes marciales…

Todos los presentes se quedaron boquiabiertos al ver la alabarda que sostenía


Alain.

El experto de la familia García se quedó quieto, y un rastro de conmoción


apareció en sus ojos cuando vio la reliquia sagrada de artes marciales en la mano
de Alain.

—¡Muere! —gritó Alain mientras lanzaba un tajo diagonal con la alabarda.

Un rayo de luz se elevó en el aire al tiempo que una ráfaga de viento soplaba en
dirección del experto de la familia García.

Sorprendido, el experto saltó de inmediato hacia atrás. Sin embargo, era


demasiado tarde. Todo su cuerpo fue envuelto por aquel rayo de luz.

La multitud vio cómo el experto de la familia García quedaba suspendido en el


aire. Una violenta
energía golpeó su cuerpo hasta cubrirlo por completo.

¡Bum!

Una niebla sangrienta llovió del cielo mientras el cuerpo del experto de la
familia García volaba en pedazos.

La expresión de Marcelo se tornó sombría al contemplar la escena que tenía ante


sí.

No esperaba que una familia insignificante como los Zepeda poseyera una
reliquia sagrada de artes marciales.

Ni siquiera las sectas influyentes y las familias prestigiosas de Ciudad de Jade


poseían una reliquia sagrada de artes marciales.
«¿Podría la familia Zepeda ser también una familia oculta o un representante de
un reino secreto?». Marcelo frunció las cejas al pensarlo.

CAPITULO 1912
—Marcelo, no deberías menospreciar a los demás. Los Zepeda no son fáciles de
convencer — declaró Alain con seguridad mientras blandía la alabarda.

—Alain, debes estar cansado de vivir... —Entrecerrando los ojos, Marcelo sacó
de la manga un abanico de mano. Una luz dorada brilló mientras desplegaba el
abanico de oro. El aura que emitía el abanico era aterradora.

La expresión de Alain se nubló al ver que el abanico era también una reliquia
sagrada de las artes marciales.

Además, el anciano que estaba junto a Marcelo también emanaba una fuerte
aura.

Era un Gran Marqués de las Artes Marciales de Alto Nivel, una existencia que
era la más cercana al Santo de las Artes Marciales.

La persona que Marcelo llevaba consigo estaba claramente por encima de los
Grandes Marqueses de las Artes Marciales de la familia Zepeda.

Los grandes marqueses de artes marciales de la familia Zepeda eran en su


mayoría de primer a segundo nivel. Incluso Alain, que era el más fuerte entre
ellos, era sólo de cuarto nivel.

Por otro lado, el nivel más bajo de los marqueses de artes marciales mayores de
la familia García era de cuarto nivel.

No estaba nada igualado.

Cuando la situación hizo que Alain se quedara en silencio, la expresión de Jaime


se volvió fría. Inspiró profundamente y comenzó a desplazar el Poder de los
Dragones dentro de su cuerpo.

También la Espada Matadragones estaba lista para ser desatada.

—Señor García, ¿no es mala educación armar tanto alboroto por el Tubérculo de
Flor de Lana? Hasta se ha traído un séquito enorme. Y lo que es más importante,
¿cómo va a informar si sufre una gran pérdida aquí? Por consideración hacia mí,
¿por qué no le da al Señor Casas el Tubérculo de Flor

de Lana de diez mil años de antigüedad? Puede considerarlo un favor a la


familia Garay.

Al ver que la tensión aumentaba entre ambas partes, Vladimir dio un paso al
frente en un intento de suavizar las cosas.

Mirando a Vladimir, Marcelo replicó con frialdad:

—Vladimir, ¿qué significa esto? ¿Tú también pretendes ayudar a Jaime?

—Señor García, si sigue insistiendo en luchar contra el señor Casas por el


Tubérculo de Flor de Lana, me temo que no tengo más remedio que ayudarle.
¿Cree que puede enfrentarse también a la familia Garay? ¿Por qué no asumir la
pérdida y hacer que le deba un favor en su lugar?

Aunque el tono de Vladimir era tranquilo, bajo él se escondía una amenaza.

El rostro de Marcelo enrojeció al escuchar las palabras del otro hombre. Con el
ceño fruncido, preguntó:

—Vladimir, ¿estás dispuesto a convertirte en enemigo de la familia García por el


bien de Jaime?

—Marcelo, ¿de verdad no eres consciente de la situación, o tan solo te haces el


tonto? Aunque este asunto no se hubiera interpuesto entre nosotros, nuestras
familias nunca iban a ser amigas. Tarde o temprano, nos habríamos convertido
en enemigos —se mofó Vladimir.

Las palabras de Vladimir dejaron a Marcelo sin habla. Lo que decía el primero
era cierto. Tarde o temprano, se habrían convertido en enemigos mientras
compitieran por los beneficios. Mientras ese beneficio existiera, estaban
destinados a convertirse en enemigos.

La expresión de Marcelo se volvió fea y guardó silencio.

«Si Vladimir ayuda a Jaime, no tendré ninguna posibilidad de ganar».

Justo cuando Marcelo se debatía internamente entre retroceder o no, José, que
había estado disfrutando del espectáculo, dio un paso al frente. Sonriendo sin
fuerza, dijo:

—Vladimir, ¿por qué te metes en la lucha por el Tubérculo de Flor de Lana? No


tiene nada que ver contigo, y sin embargo has tenido que meter la mano. Estás
arruinando mi disfrute del espectáculo. Si te mantienes al margen, yo tampoco
me involucraré. Sin embargo, si eliges ayudar a Jaime, yo elegiré ayudar a
Marcelo. Estoy seguro de que la familia García agradecerá la ayuda.

¡José estaba amenazando a Vladimir para que se mantuviera al margen y no se


involucrara!

—José, tú... —Vladimir miró furioso al otro hombre. Marcelo estalló en


carcajadas.
—José, no te preocupes. La familia García no olvidará tu amabilidad. Cuando
llegue el momento…

—Cállate…

José cortó antes de que Marcelo pudiera terminar la frase. Miró furioso a
Marcelo, obligándolo a tragarse sus palabras.

Al escuchar esto, Jaime frunció el ceño.

«Así que parece que las familias se dirigen hacia un objetivo común y han
decidido mantenerlo en
secreto».

Aquello sólo servía para resaltar lo importante que era aquel lugar para ellos.

CAPITULO 1913
Los demás contemplaban la escena con perplejidad. No podían entender cuáles
eran las relaciones entre aquellas familias. Todos estaban confundidos sobre por
qué se ayudaban unos a otros.

Igual de desconcertados estaban Saulo y Patricio, que se escondían en la


oscuridad.

—Señor Malphas, ¿qué relación tiene Jaime con la familia Garay? Además, ¿por
qué Alain se arriesga tanto para ayudar a Jaime? Y parece que las familias
García y Danaher no están aquí por el Tubérculo de Flor de Lana —le susurró
Patricio a Saulo.

Saulo frunció las cejas, totalmente confundido.

No sabía que Jaime era el jefe supremo de la Secta del Dragón, y mucho menos
que la familia Gabaldón del reino secreto era uno de los regimientos de la Secta
del Dragón.
Mientras tanto, la familia Garay era la representante de El Adamantino en el
reino mundano, y El Adamantino estaba estrechamente relacionado con la
familia Gabaldón.

Por eso, el jefe de los Adamantinos, Bruno Garay, ordenó a la familia Garay que
ofreciera ayuda a Jaime si se enfrentaba a algún problema.

No había forma de que Saulo se enterara de su complicada relación.

Sin embargo, logró adivinar algo, que era el destino final de todas aquellas
familias.

—¿Está todo listo en la isla Encanta? —preguntó Saulo a Patricio.

—Sí. Jaime caerá en nuestra trampa en cuanto ponga un pie en la isla. —Patricio
asintió.

—No deben descuidarse. Supongo que esta gente también se dirige a la isla
Encanta. Deben de saber que la tierra de la recuperación de la energía espiritual
está en la isla Encanta. Por eso llevan allí a tantos luchadores capaces. Estas
familias intentan dominar la isla Encanta antes de que comience la recuperación
de la energía espiritual para poder dar cobijo a su amo en el reino secreto
—dijo Saulo preocupado mientras entrecerraba un poco los ojos.

—En ese caso, una serie de sangrientos desaguisados se asegurarán en la isla


Encanta. ¿Cree que las falsas ruinas antiguas que construimos serán suficientes
para engañarlos y atraparlos? —preguntó Patricio preocupado.

—Seguiremos la corriente, pero el Tubérculo de Flor de Lana, debe ser


adquirido por Jaime. De lo contrario, no tendremos ninguna posibilidad de
echarle la mano —dijo Saulo a Patricio.

Si Marcelo conseguía el Tubérculo de Flor de Lana, las esperanzas de la Secta


Demoniaca de obtenerlo se verían aplastadas. Si arrebataban la hierba a la
familia García abiertamente, podrían fracasar en su intento de apoderarse del
bien e incluso correr el riesgo de exponer el reino secreto de la Secta
Demoniaca.

Por otro lado, si el Tubérculo de Flor de Lana llegaba a manos de Jaime, la Secta
Demoniaca podría hacerse con mayor facilidad de la hierba con Jesica a su lado.
Lo único que tenía que hacer era darle Poción de Inversión del Cultivo.

—Bien. Volveré a la Secta Demoniaca de inmediato para reunir a mis hombres.


Si Jaime pierde, le
proporcionaré ayuda. En consecuencia, él también depositará más confianza en
mí. Patricio se marchó a toda prisa tras decir eso.
Mientras tanto, la tensión entre Jaime y Marcelo seguía siendo tan intensa como
antes.

Al mismo tiempo, Vladimir fulminó con la mirada a José sin saber qué hacer en
ese instante.

—Vladimir, gracias por tu amabilidad. Puedes quedarte a un lado y mirar. Yo


me ocuparé solo de este asunto —le dijo Jaime a Vladimir.

Éste no tuvo más remedio que asentir y retirarse a un lado.

Si ayudaba a Jaime, José ayudaría a Marcelo. En ese caso, la situación se


tornaría más desventajosa para Jaime.

Ambas partes llegaron a un punto muerto mientras el Tubérculo de Flor de Lana


seguía brillando. Oscuros nubarrones se acumulaban mientras relámpagos azules
iluminaban el cielo nocturno.

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, la luz emitida por el Tubérculo de
Flor de Lana se hacía más tenue. La apariencia del Tubérculo de Flor de Lana
incluso empezó a volverse borrosa, como si fuera a desaparecer.

—¡Mi*rda! El Tubérculo de Flor de Lana va a desaparecer.

Al ver aquello, Jaime recordó de inmediato la escena que observó en el área de


recursos de la Secta Demoniaca.

En aquella ocasión, le ocurrió lo mismo al Tubérculo de Flor de Lana antiguo.


Se volvió transparente con el tiempo antes de desvanecerse por completo.

El Tubérculo de Flor de Lana, que tenía delante estaba sufriendo el mismo


proceso. Dentro de poco también se desvanecería, y Jaime no tenía ni idea de
adónde iría a parar el Tubérculo de Flor de Lana tras su desaparición.

CAPITULO 1914
—¡Muévanse! El Tubérculo de Flor de Lana, va a desaparecer. —Con esto,
Jaime se lanzó en dirección al Tubérculo de Flor de Lana.

Sin embargo, cuando corría hacia el Tubérculo de Flor de Lana de los diez mil
años, unos cuantos hombres del bando de Marcelo salieron corriendo para
interceptarlo.

La expresión de Jaime cambió un poco y aceleró el paso.

¡Bum!

En ese momento, un aura aterradora se acercó a Jaime. Un instante después, una


sombra se estrelló contra él.
—¡Puño de Luz Sagrado! —Jaime gritó y lanzó su ataque.
Jaime atacó con todas sus fuerzas, sin atreverse a reservarlas en ese momento.
La sombra fue derrotada sin más y enviada volando hacia atrás por él.

Al mismo tiempo, el anciano marqués de las Grandes Artes Marciales entró en


acción, dirigiéndose hacia Jaime.

Jaime frunció un poco el ceño.

«Si sigo enredándome en estas peleas, no hay forma de que pueda alcanzar al
Tubérculo de Flor de Lana».

Justo en ese momento, Alain, empuñando una alabarda, golpeó al anciano con su
arma. Una luz deslumbrante hizo retroceder directamente a este último.

—Señor Casas, vaya a recuperar el Tubérculo de Flor de Lana. Nosotros nos


encargaremos de la situación aquí —gritó Alain a Jaime, empuñando su
alabarda.

Jaime asintió. Al segundo siguiente, se lanzó en dirección al Tubérculo de Flor


de Lana.

Al mismo tiempo, Forero y Jesica se enzarzaron en una feroz batalla con los
subordinados de Marcelo.

Cuando Marcelo vio a Jaime corriendo hacia el Tubérculo de Flor de Lana, agitó
su abanico de mano y disparó un rayo de luz contra Jaime.

Al sentir el ataque, Jaime blandió la Espada Matadragones, que desprendía un


tenue resplandor verde. Una poderosa oleada de energía de espada estalló,
haciendo que incluso el aura del abanico de mano de Marcelo, una reliquia
sagrada de las artes marciales, fuera menos impresionante.

¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!

Sonaron unos cuantos crujidos mientras Jaime esquivaba los pocos rayos de luz.

Sin embargo, cuando estaba a punto de estirar la mano para tomar el Tubérculo
de Flor de Lana, un rayo azul cayó de entre las nubes oscuras.

El rayo alcanzó a Jaime y le hizo emitir un resplandor azul. Al instante


siguiente, voló hacia atrás y se estrelló contra el suelo.

Marcelo supo que aquella era su oportunidad después de asimilar el giro de los
acontecimientos. Se levantó de un salto y se dirigió hacia el Tubérculo de Flor
de Lana, ignorando por completo el riesgo de ser alcanzado por un rayo como le
había ocurrido a Jaime hacía unos instantes.
Cuando Marcelo estaba cerca del Tubérculo de Flor de Lana, cayó otro rayo.
Marcelo levantó su abanico de mano y gritó:
—¡Forma protectora!

El abanico se agrandó en el aire y protegió a Marcelo. Cuando el rayo azul


golpeó el abanico, Marcelo, que estaba bajo el abanico, resultó ileso.

Eufórico, Marcelo alargó la mano para agarrar el Tubérculo de Flor de Lana.

Al ver eso, Jaime saltó al aire y disparó energía de espada afilada como una
cuchilla desde su Espada Matadragones. La energía de la espada abrió una
profunda grieta en el suelo y se dirigió hacia Marcelo.

Marcelo percibió el aura amenazadora de la energía de la espada, así que no tuvo


más remedio que
renunciar a agarrar el Tubérculo de Flor de Lana, y se hizo a un lado para
esquivar el ataque.

Jaime había llegado antes que Marcelo. Éste había perdido la oportunidad de
poner sus manos sobre el Tubérculo de Flor de Lana.

Jaime volvió a blandir su espada. Un rugiente dragón dorado apareció y cargó


contra Marcelo.

Al darse cuenta, Marcelo sólo pudo agitar la mano para que el abanico volviera a
su palma. Un segundo después blandió el abanico, desatando un violento chorro
para dispersar al dragón dorado.

Sin embargo, Jaime no se inmutó. Su único objetivo era hacerse con el


Tubérculo de Flor de Lana.

Mientras Marcelo se defendía, Jaime había extendido la mano para apoderarse


del Tubérculo de Flor de Lana.

Un rayo azul descendió de las oscuras nubes cuando estaba a punto de envolver
la hierba con la mano.

CAPITULO 1915
¡Bum!

Un rayo aterrador hizo volar a Jaime y Marcelo con la sola fuerza de su onda
expansiva.

Tras haber sido alcanzados dos veces por los rayos, ni Jaime ni Marcelo se
atrevieron a acercarse demasiado al Tubérculo de Flor de Lana.

El abanico en la mano de Marcelo tenía grietas después de que lo usara para


bloquear el rayo.
«Esta reliquia sagrada de las artes marciales está muy dañada. Dudo que dure
mucho...». Jaime y Marcelo se miraron fijamente, pero ninguno de los dos hizo
nada.
Mientras tanto, Forero y Alain seguían luchando contra los hombres que
Marcelo había llevado consigo.

Aunque Alain llevaba consigo su reliquia sagrada de artes marciales, enfrentarse


a un Gran Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel y a un puñado de
luchadores decentes seguía poniéndolos en enorme desventaja.

Sólo sería cuestión de tiempo que fueran derrotados, y que Jaime obtuviera él
solo el Tubérculo de Flor de Lana era a todas luces imposible.

Justo cuando Forero y Alain pensaban que estaban acabados, un enorme grupo
de gente llegó en el momento justo.

—¡He venido a ayudarle, señor Casas! —le gritó Patricio mientras se unía a la
lucha junto a los miembros de la Secta Demoniaca.

Con el nuevo apoyo de la Secta Demoniaca, la balanza se inclinó a favor de


Jaime.

Al darse cuenta de que los hombres de Marcelo estaban en desventaja, los


artistas marciales, que se pusieron del lado de la familia García con la esperanza
de obtener algún beneficio, huyeron del lugar.

Sólo decidieron ayudar a Marcelo porque vieron que el equipo de Jaime estaba
en inferioridad numérica y de clase.

Por ello, decidieron retirarse en cuanto Jaime recibió refuerzos de la Secta


Demoniaca.

El repentino cambio en el equilibrio de poder tomó a Marcelo desprevenido y lo


dejó confundido.

«¿Quiénes son? ¿De dónde han salido? ¿Por qué están ayudando a Jaime de
repente?».

—¡Retírense! —Marcelo gritó con todas sus fuerzas.

Sabía que todos sus hombres acabarían muertos si seguían luchando.

Tras recibir la orden, los combatientes de la familia García corrieron a toda


velocidad al lado de Marcelo.

Todos estaban heridos, e incluso el Gran Marqués de Artes Marciales de Alto


Nivel parecía estar pasándolo mal.
—¿Se encuentra bien, señor Casas? —preguntó Patricio mientras caminaba
hacia Jaime.

—Estoy bien. Gracias por su ayuda, señor Serrano —exclamó Jaime agradecido.

—¡No tiene por qué darme las gracias, señor Casas! Somos socios, ¿recuerda?
Además, se supone que estas hierbas son nuestro regalo para usted, ¡así que no
podemos dejar que nadie más las tenga! —respondió Patricio con una leve
sonrisa.

Alain tenía la confusión escrita en la cara mientras miraba a Patricio y a los


demás de la Secta Demoniaca.

«¿Desde cuándo ha entrado en mi territorio un grupo tan poderoso? ¿Cómo no


me había dado cuenta?».

José y Vladimir estaban igual de perplejos. Temiendo que Patricio y los demás
se convirtieran en sus enemigos, los dos empezaron a observar al grupo de reojo.

No sabían cuántas familias prestigiosas conocían el secreto de la isla Encanta, ni


cuántas más se ocultaban en el reino secreto.

Sin embargo, creían que todas las familias prestigiosas saldrían de su escondite
una vez que la energía espiritual se restableciera en la isla Encanta.

Después de todo, nadie querría quedarse de brazos cruzados y dejar que otro
acaparara un punto de recuperación de energía espiritual.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Tienen idea de quién soy? —preguntó Marcelo


mirando con frialdad a Patricio.

Patricio le dedicó una leve sonrisa y respondió:

—Me da igual quién seas. Este Tubérculo de Flor de Lana es para el señor
Casas. Cualquiera que intente arrebatárselo se estará enemistando con nosotros.
En cuanto a quiénes somos... Todavía no son dignos de averiguarlo, ¡así que
reúne a tus hombres y lárguense de aquí antes de que decidamos matarlos a
todos aquí y ahora! —respondió Patricio con arrogancia, para disgusto de
Marcelo.

CAPITULO 1916
Aunque Marcelo estaba furioso con Patricio, no los atacó pues sabía que era
seguro que perdería la pelea.

—Muy bien. Tengan en cuenta que los García siempre nos vengamos, así que
hoy pagarán caros sus actos —amenazó Marcelo.
Luego hizo un gesto a sus hombres y dijo:

—Vamos. Vámonos.

José sacudió la cabeza cuando vio que Marcelo se marchaba con sus hombres.

—¡Qué aburrido! —exclamó mientras conducía a sus subordinados también


fuera de allí. Vladimir y sus hombres eran los únicos que quedaban en el lugar.

Jaime sabía que no podía permitirse perder más tiempo cuando vio que el
Tubérculo de Flor de Lana empezaba a desvanecerse, así que corrió hacia él.

¡Bum!

Un rayo derribó a Jaime contra el suelo casi al instante.

Jaime apretó los dientes y soportó el dolor mientras se ponía en pie y seguía
corriendo hacia delante.

Su cuerpo desprendía un tenue resplandor dorado mientras mantenía la mirada


fija en el Tubérculo de Flor de Lana.

¡Pum!

Otro rayo cayó desde lo alto. Las oscuras nubes del cielo empezaron a
arremolinarse mientras aparecían entre ellas rayos de color azul.

La Espada Matadragones de Jaime seguía zumbando y vibrando como si


intentara liberarse de su agarre.

—¡Adelante, entonces! —gritó mientras la lanzaba al aire.

Como un caballo liberado en la naturaleza, su Espada Matadragones voló hacia


los rayos.

Se formaron chispas azules cuando los rayos golpearon en repetidas ocasiones a


la Espada Matadragones, pero no sirvieron de nada para frenar la espada.

El poder de Espada Matadragones no disminuyó mientras volaba hacia las nubes


oscuras y luchaba contra los rayos azules.

Jaime empezó a asustarse al ver aquello. Le preocupaba que la Espada


Matadragones resultara dañada por los rayos.

Después de todo, él veía a la Espada Matadragones como un aliado de confianza


y no como una mera arma.

—¿Por qué dudas, Jaime? ¡Date prisa y trae el Tubérculo de Flor de Lana! —
gritó Forero ansioso al ver a Jaime mirando al cielo.

Jaime, que había salido de su estado de aturdimiento, se apresuró a tomar el


Tubérculo de Flor de
Lana.

Sólo necesitó un suave tirón para arrancarlo del suelo.

Jaime se sintió emocionado cuando percibió la energía espiritual del Tubérculo


de Flor de Lana.

Las nubes oscuras del cielo se dispersaron de inmediato cuando obtuvo el


Tubérculo de Flor de Lana, y los rayos azules desaparecieron con ellas.

La Espada Matadragones cayó entonces del cielo y aterrizó justo en la mano de


Jaime.

Jaime frunció el ceño sorprendido al sentir una oleada de electricidad recorrer


todo su cuerpo cuando su mano entró en contacto con la Espada Matadragones.

Al bajar la mirada, se dio cuenta de que la Espada Matadragones tenía chispas


azules que fluían por ella.

—Pero qué…

Preocupado por si su Espada Matadragones había sido dañada por los rayos,
Jaime canalizó el Poder de los Dragones hacia la espada e intentó comunicarse
con ella.

La Espada Matadragones pudo sentir que Jaime se estaba comunicando con ella,
por lo que zumbó con fuerza en respuesta.

—Acuchilla…

Jaime hizo lo que se le dijo y blandió Espada Matadragones hacia un espacio


vacío en la distancia. Quería saber si la Espada Matadragones seguía siendo tan
poderosa como antes.

¡Bum!

Aquel golpe provocó una tormenta eléctrica y un rayo azul salió de la punta de
Espada Matadragones.

Lo siguiente que supieron fue que el rayo había arrasado una colina a lo lejos.

Las rocas volaban por todas partes y los árboles habían quedado reducidos a
cenizas. Parecía una escena sacada de una película apocalíptica.
Jaime miró atónito e incrédulo la Espada Matadragones. No esperaba que
obtuviera el poder del rayo.

Los que lo presenciaron también se quedaron tan sorprendidos que casi se les
salen los ojos de las órbitas.

CAPITULO 1917
Aunque la alabarda de Alain era una reliquia sagrada de las artes marciales,
parecía un juguete para niños en comparación con la Espada Matadragones de
Jaime.

Patricio entrecerró un poco los ojos mientras los crispaba un poco.

Aunque Saulo envidiaba el poder de Jaime, también se puso nervioso, pues le


resultaría demasiado difícil superar a Jaime.

—¿Qué te pasa? ¿Tienes miedo? —preguntó el espíritu dentro del cuerpo de


Saulo cuando detectó las fluctuaciones en su estado mental.

—¡No, no tengo miedo! —respondió Saulo mientras intentaba calmarse con


desesperación.

—No puedes mentirme. Pero no tienes por qué preocuparte. Cuanto más fuerte
se haga Jaime, más beneficios podremos sacarle. Cuando sea lo bastante fuerte,
Lord Tacio podrá usar su cuerpo para volver al Reino Etéreo. Puede que incluso
tengas la suerte de verlo en persona —dijo el espíritu con entusiasmo.

Saulo había querido preguntar qué era el Reino Etéreo, pero supuso que el
espíritu no le hablaría de él. Además, probablemente no lo entendería, aunque el
espíritu se lo contara, así que no se molestó en preguntar.

—Ahora que has conseguido el Tubérculo de Flor de Lana, ¡vámonos de aquí!


—gritó Forero a Jaime. Sabía que tener esa rara hierba en su poder pintaría una
diana en su espalda.
Ningún trato o asociación estaba a salvo de la traición cuando se enfrentaba a
algo tan tentador. Jaime asintió y saludó a Alain y Patricio antes de regresar al
hotel con los hombres de Vladimir.
No se atrevía a dirigirse a la residencia de los Zepeda con el Tubérculo de Flor
de Lana en su poder, y se negaba a acercarse a la Secta Demoniaca. Sin
embargo, confiaba en Vladimir, ya que Bruno de El Adamantino había ordenado
en persona a la familia Garay que le ayudara.

Jaime creía que la familia Garay no se atrevería a desobedecer una orden directa
de Bruno.

Con el Tubérculo de Flor de Lana en sus manos, Jaime planeaba refinarlo para
convertirlo en una píldora mientras estuviera en el hotel. De ese modo, no
tendría que preocuparse de que otros intentaran arrebatársela.
Sin embargo, un caldero ordinario no sería suficiente para una hierba rara de tal
nivel. Fue entonces cuando Jaime recordó el Caldero Divino de la Secta del Dios
de la Medicina.

De inmediato contactó con Álvaro y le hizo llevar el Caldero Divino al hotel.

—Debe estar cansado, Señor Casas. ¿Qué tal si le preparo un café? —preguntó
Jesica cuando llegaron al hotel.

—Gracias por su ayuda hoy, señorita Zhar. Usted también debería descansar.
Haré que el personal del hotel me traiga café —respondió Jaime con amabilidad.

—¡Oh, no se preocupe! Yo se lo traigo —dijo Jesica con una sonrisa y salió de


la habitación del hotel.

Sin embargo, dudó cuando sacó la poción de inversión del cultivo y se dispuso a
verterla en la cafetera.

Jaime le había causado una buena impresión durante todo este tiempo, así que
Jesica no quería hacerle daño de esta manera.

Sin embargo, era miembro de la Secta Demoniaca, así que tenía que seguir las
órdenes de Patricio sin condición.

Después de lo que pareció una eternidad, Jesica apretó los dientes y vertió la
Poción de Inversión
del Cultivo en la cafetera. Luego le dio una buena sacudida y la llevó a la
habitación del hotel.

Jesica tenía una mirada sombría y no se atrevía a mirar a Jaime mientras les
servía a él y a Forero una taza de café a cada uno.

Como Jesica nunca le servía café a Forero, éste se sorprendió un poco por su
actitud. Aun así, no pensaba utilizar a las mujeres para distraerse.
—Parece que no se encuentra bien, Señorita Zhar. ¿Está cansada? —preguntó
Jaime al notar la extraña expresión de su rostro.

—¡Oh, estoy bien! Tal vez sólo necesito descansar un poco —respondió Jesica
con una sonrisa forzada.

—Muy bien. Debería descansar un poco. Podemos ocuparnos de las cosas aquí
por nuestra cuenta
—la instó Jaime.

—Creo que al menos debería quedarme hasta que terminen el café para poder
asearme antes de irme a la cama —insistió Jesica.
Quería ver ella misma que tomaron el café antes de salir de la habitación.

CAPITULO 1918
Jaime no se molestó en seguir discutiendo al escuchar aquello.

—Sería de mala educación rechazar a la Señorita Zhar antes de terminar la


bebida que nos ha traído. Salud, señor Forero.

Forero levantó su copa en respuesta. Los dos estaban a punto de tomarse el café
cuando Jesica les llamó ansiosa:

—¡Es…Esperen!

Seguía sintiéndose conflictuada por esto, ya que no tenía idea de lo que pasaría
con Jaime y Forero después.

Era posible que Patricio hiciera que los mataran a ambos más tarde.

—¿Qué pasa, Señorita Zhar? —preguntó Jaime confundido.

—Me preocupaba que el café estuviera demasiado caliente para ustedes. No


querría que se quemaran la lengua ahora, ¿verdad? —tartamudeó Jesica
nerviosa.

Jaime soltó una leve risita.

—No pasa nada.

Luego se bebió el café de un trago, incitando a Forero a hacer lo mismo. Jesica


sintió algo inexplicable en el corazón cuando los vio terminarse el café.
—Ustedes dos sigan con su conversación. Yo iré a descansar un poco... —dijo
Forero mientras se
levantaba y salía de la habitación.

Ni siquiera había estado mirando a Jesica en todo el rato, para confusión de ella.

—¿Le ha pasado algo al señor Forero? Siento que se ha convertido en una


persona completamente diferente —preguntó con curiosidad.

Por supuesto, Jaime sabía bien de qué estaba hablando.

—Sí, ha cambiado bastante…

Jaime le contó a Jesica lo que le había pasado al forero, dejándola estupefacta.

—¿Qué? ¡No sabía que el señor Forero era una persona tan dañada! Siempre
pensé que sólo era un viejo pervertido. No puedo creer que haya pasado por algo
así. Ese pobre tipo…
De repente, Jesica sintió simpatía por Forero.

«La mujer que amaba lo dejó por otro hombre la noche antes de su boda, y ahora
está muerta. Aun así, el Señor Forero no se ha olvidado de ella. Eso demuestra
que es un hombre sentimental y leal».

—Todo el mundo tiene sus secretos que ocultar a los demás —dijo Jaime con
una leve sonrisa. Lo que vivió Forero no fue nada en comparación con lo que
pasó hace un año.
No sólo fue a la cárcel por su novia, sino que ella lo dejó por otro hombre. Sin
embargo, Jaime mantuvo esa parte suya en secreto para los demás.

—Acuérdese de cerrar la puerta y la ventana de su habitación antes de acostarse,


señor Casas. Ahora voy a descansar —le recordó Jesica mientras limpiaba la
mesa y salía de la habitación.

Jaime dejó escapar un suspiro al verla marchar.

—Eres una buena mujer. Esperemos que aprecies la oportunidad que te he dado.

Apenas habían salido esas palabras de la boca de Jaime cuando Forero regresó a
la habitación.

—¿Cómo sabías que Jesica iba a envenenarnos, Jaime? —preguntó confundido.

—Noté un olor extraño en ella desde que volvió de la Secta Demoniaca. Ese olor
no estaba allí antes, así que tuve mis sospechas. Para colmo, Patricio y sus
hombres aparecieron en el momento justo mientras luchábamos hoy por el
Tubérculo de Flor de Lana. Es imposible que sea una coincidencia. Debe haber
estado observándonos todo el tiempo. También percibí ese extraño aroma en el
café que Jesica nos había traído antes. Su expresión facial también era
antinatural. ¿No se dio cuenta? — respondió Jaime con una leve sonrisa.

Forero negó con la cabeza.

—No, no lo noté. El café olía muy bien.

—Claro, usted no sería capaz de percibir ese aroma. Habría sido alquimista de
haber podido. Es curioso cómo planearon tanto, pero no son conscientes de que
mi cuerpo es inmune a esos venenos. Lo que sea que me hayan dado sólo se
convertirá en recursos para mi cultivo —dijo Jaime.

Su Técnica de Enfoque era capaz de refinar cualquier cosa, incluidos los


venenos que entraban en su cuerpo y convertirlos en recursos para el cultivo.
CAPITULO 1919

—Tú eres invulnerable, pero ¿y yo? Aun así, no siento nada extraño en mí.
¿Será que tu suposición era errónea?

Forero se encontraba bien, y no mostraba ningún signo de envenenamiento.

—El envenenamiento podría no ser mortal. Puede que su objetivo sea otro. Con
eso, Jaime se volvió para mirar al Tubérculo de Flor de Lana.
—¿Podría la Secta Demoniaca habernos envenenado por el Tubérculo de Flor de
Lana? ¿Por qué no lo tomaron ellos en vez de robároslo? —Se preguntó Forero
en voz alta.

—Yo tampoco estoy seguro, pero el Tubérculo de Flor de Lana no debe ser lo
único que buscan. Hay algo raro en Patricio, pero no sabría decir qué es.
Además, sólo he visto una vez al señor de la Secta Demoniaca. Empiezo a dudar
de la existencia del señor de la Secta Demoniaca. Creo que quien controla la
Secta Demoniaca es en realidad Patricio —enunció Jaime.

—¿Qué pretende esta gente? Yo diría que los espíritus demoníacos no son de
fiar —espetó Forero.

—No lo creo. Dudo que los miembros de la Secta Demoniaca sepan que su
señor se ha ido y que, en su lugar, han estado siguiendo las órdenes de Patricio.
Además, los miembros de la Secta Demoniaca no son como los demás espíritus
demoníacos, es decir, no son asesinos. Sólo están siendo engañados por Patricio.
En cuanto a lo que está pasando ahora, yo diría que lo averigüemos esta noche.
Tengo un antídoto conmigo. Independientemente de si se encuentra mal o no,
debería tomarlo antes.

Jaime le pasó una pastilla a Forero. Aunque Forero parecía estar bien, en
realidad podría no estarlo. Forero tomó la pastilla y se la tragó antes de salir de
la habitación de Jaime.
Jesica volvió a la Secta Demoniaca para hacer su informe.

—Jesica, ¿has hecho que Jaime se tome la Poción de Reversión del Cultivo? —
preguntó Patricio. Jesica movió la cabeza.
—Sí, lo he hecho.

—¡Lo has hecho bien! ¡Has hecho mucho por nuestra Secta Demoniaca!
Mientras Patricio hablaba, se acercó a Jesica y le acarició la mejilla con
suavidad. Luego, la besó.
Sentimientos complicados inundaron a Jesica. Le habría encantado si hubiera
sido otro día. Sin embargo, aquel día, Jesica no sentía nada por él. Incluso pensó
en alejarse de él.

Al cabo de un rato, Patricio se dio cuenta de que ella no respondía a su beso. Por
eso le preguntó:
—¿Qué pasa?

—Yo... —Una expresión de preocupación apareció en el rostro de Jesica—.


Señor Serrano, ¿va a matar a Jaime?

—¿Qué te pasa? ¿Estás preocupada por él? —preguntó Patricio, frunciendo el


ceño.

—No, es que no creo que sea necesario que matemos a alguien si podemos
conseguir lo que
queremos —se apresuró a contestar Jesica.

Sin embargo, Patricio se la quedó mirando un momento antes de abofetearla con


fuerza.

¡Slap!

Jesica cayó al suelo por la fuerza.

Levantando a Jesica, Patricio arrugó la cara y gruñó:

—Hija de p*ta, ¿te has enamorado de él? No puedo creer que ahora estés
preocupada por él. Dime,
¿te has acostado con él?

Jesica estaba muerta de miedo. Nunca había visto a Patricio actuar con tanta
saña.

Patricio solía ser una persona educada y de modales suaves, y su repentina


transformación sorprendió a Jesica.

Ante su silencio, Patricio la empujó sobre la cama antes de arrancarle la ropa.


Jesica intentó defenderse, pero Patricio respondió golpeándola.
Al final, Jesica se rindió. Sus lágrimas escaparon de sus ojos con desesperación
mientras Patricio la violaba.

CAPITULO 1920
Los ojos de Jesica no tenían alma. No podía entender dónde se había metido el
educado y amable Patricio.

Justo en medio de su asalto, alguien abrió la puerta de la habitación.

Patricio se sobresaltó y se volvió para reprender al que acababa de irrumpir. Sin


embargo, se calló cuando contempló el aspecto del recién llegado y se vistió de
inmediato.

—Señor Malphas... —Patricio saludó con respeto.


En efecto, el que iba era Saulo, que vestía de negro. Estudió brevemente a
Jesica, que luego se cubrió con pudor el cuerpo con la manta.

Saulo hizo una mueca, y cuando habló, tenía la voz ronca.

—Patricio, me sorprende que aún tengas ganas de divertirte con una mujer. Qué
maravilla…

En cuanto Jesica escuchó la voz, se dio cuenta al instante de que había un


espíritu dentro del hombre que estaba junto a la puerta.

Sólo los miembros de la Secta de Corazón Maligno podían tener posesiones


como ésa, pues el acto estaba prohibido en la Secta Demoniaca.

Jesica miró directo a Saulo. La repentina aparición de una cara desconocida en


la Secta Demoniaca estaba haciendo saltar las alarmas en la cabeza de Jesica.

—Señor Malphas, yo…

Patricio quería ofrecerle una explicación, pero no sabía por dónde empezar.

—Ya está bien. No quiero sus explicaciones. ¿Cómo va la tarea que te he


asignado? —preguntó Saulo.

—Jaime ha tomado la poción de reversión del cultivo. Supongo que ahora se ha


convertido en un hombre corriente —contestó Patricio.

—Bien. Ahora que nos hemos ocupado de Jaime, es hora de que nos ocupemos
de esa gente de la isla Encanta. Después de hoy, te convertirás en el verdadero
vicepresidente —dijo Saulo mientras palmeaba el hombro de Patricio.

—Gracias, señor Malphas. Trabajaré en ello ahora mismo.

Con una inclinación de cabeza, Patricio se volvió para mirar a Jesica antes de
salir de la habitación. Pronto sólo quedaron en la zona Jesica y Saulo.
Saulo entrecerró los ojos. Mientras miraba los hombros y la piel blanca de
Jesica, la lujuria entró en sus ojos.

—Haz lo que tengas que hacer. No tienes por qué preocuparte por la falta de
mujeres en el futuro — dijo el espíritu de Saulo.

Saulo se apresuró a salir de la habitación.

Jesica no sabía quién era Saulo, pero sabía que Jaime iba a correr peligro. De
hecho, toda la Secta Demoniaca iba a estar en peligro.

Después de vestirse con premura, Jesica corrió hacia la puerta, pero se encontró
con que estaba cerrada. Incluso había una matriz arcana para impedir que Jesica
escapara.

Mientras tanto, muchos altos cargos de la Secta Demoniaca se habían reunido en


la sala de la Secta Demoniaca.

—¿Por qué el Señor Serrano nos convocó?

—¡No lo sé! Ya estaba en la cama.

—Luché temprano en el día, y mis músculos están dolidos. Yo también estaba a


punto de dormir.

—Hace tanto tiempo que nuestra secta no entra en un conflicto importante con
alguien.

Todos los altos mandos estaban discutiendo, pero Simón, a diferencia del resto,
fruncía el ceño en silencio.

—Simón, tú no has estado hoy por aquí, así que no sabrás cómo el señor Serrano
nos ha llevado a un combate en el que hemos aplastado a nuestros oponentes —
le explicó uno a Simón.

Éste asintió, pero seguía con cara de preocupación. Parecía que Simón se había
enterado de algo. Pronto llegó Patricio, y tomó asiento. El resto cerró la boca.
—Todos, los he reunido a todos aquí para hacerles un anuncio. Deben saber
sobre la restauración de la energía espiritual y sobre las renovadas luchas. Las
sectas autoproclamadas justas intentarán

sin duda acabar con nosotros, los espíritus demoníacos. Por lo tanto, uniremos
fuerzas con la Secta
de Corazón Maligno antes de la restauración de la energía espiritual.
Procedemos de los mismos seres, así que ¿por qué deberíamos ser enemigos?
Mientras trabajemos juntos, esas sectas y familias prestigiosas no tendrán
ninguna oportunidad contra nosotros. Se someterán a nosotros.

Las palabras de Patricio hicieron enloquecer a la multitud.

CAPITULO 1921
La Secta Demoniaca podía ser un culto demoníaco, pero mantenerse al margen
del mundo y centrarse en el cultivo eran sus principios.

Durante muchos años, la Secta de Corazón Maligno permaneció recluida y tuvo


conflictos mínimos con las otras sectas seculares y familias prestigiosas.

Además, la Secta Demoniaca y la Secta de Corazón Maligno nunca habían


estado de acuerdo entre sí. El repentino anuncio de Patricio había dejado
desconcertados a muchos, que no daban crédito a lo que escuchaban.
—Señor Serrano, ¿qué quiere decir? ¿Dónde está el Señor Venzul? ¿Cómo es
que no está aquí para hacer este importante anuncio? —preguntó uno de los
líderes a Patricio.

Para estos dirigentes, Gamal seguía siendo la máxima autoridad.

Estaban descontentos con Patricio porque pensaban que era demasiado joven e
inexperto.

—El señor Venzul no se encuentra bien, así que hago el anuncio en su nombre.
Nos ha dado luz verde, así que sólo tienen que obedecer su decisión —respondió
Patricio con frialdad mientras miraba a la gente a su alrededor.

—Deberíamos hacerle una visita al señor Venzul si no se encuentra bien.


Llévanos hasta él para que podamos escuchar sus instrucciones directamente. —
Otro líder se levantó y alzó la voz.

—¡Maldita sea! Soy el segundo al mando en la Secta Demoniaca. ¿Estás


diciendo que no tengo poder para tomar ninguna decisión? ¿Cómo te atreves? —
Patricio agitó la mano y lanzó una onda de energía, ¡haciendo salir volando a
aquel líder!

Su repentino movimiento dejó atónita a la multitud.

Aquella gente no sabía nada de la capacidad de Patricio. Siempre pensaron que


sólo era un joven educado y lo subestimaron.

Por eso no le temían y se negaban a obedecer sus órdenes a menos que el líder
de la secta se las diera en persona.

Sin embargo, ahora Patricio era capaz de someter a la multitud con un solo
movimiento. Observando el silencio que se había hecho en la sala, sonrió con
indiferencia.
—Señor Serrano, lo que ha dicho tal vez no sea decisión del Maestro de la Secta,
sino suya, ¿verdad? Usted debió matar al señor Venzul hace mucho tiempo. —
De repente, Simón se levantó e interpeló a Patricio.

—¿Qué quiere decir, señor Lisboa? —Patricio entrecerró los ojos.

—¿Qué quiero decir? Usted debería saberlo mejor que nadie. El señor Venzul
empezó a llevar máscara hace años, alegando una desfiguración y miedo a ser
visto. Creo que ya lo mató y que

desde entonces ha estado manipulando su cuerpo mediante magia oscura. Ahora,


el señor Venzul
no es más que un esqueleto —dijo Simón distante mientras miraba a Patricio y
comenzaba a reunir su aura.
—¿Qué tonterías está soltando, señor Lisboa? ¡Tenga cuidado o pagará el precio
de difundir rumores! —bramó Patricio.

—¿Me acusa de difundir rumores? Le demostraré todo lo que he dicho, ¡y le


demostraré que no son sólo rumores! —dijo Simón.

Entonces ordenó en voz alta:

—¡Que pase el señor Venzul!

Pronto, dos miembros de la Secta Demoniaca hicieron entrar a Gamal. Como era
de esperar, el líder de la secta seguía con la máscara puesta.

Al verlo desde lejos, la multitud se arrodilló y saludó:

—Señor Venzul.

Los ojos de Patricio brillaron con un destello asesino al descubrir que Simón
había llevado en secreto a Gamal. Sus puños se cerraron involuntariamente con
rabia.

—¡Miren todos en qué se ha convertido el líder de nuestra secta! —dijo Simón,


quitándole la máscara para revelar ¡un esqueleto!

A todos se les fue el color de la cara y se quedaron horrorizados.

—¿Quieres explicarte, Patricio? —preguntó Simón. Patricio respondió con un


bufido frío.
—No tengo nada que explicar. O hacen lo que digo o se atienen a las
consecuencias. Y si todos me obedecen, duplicaré los recursos que necesitan
para su cultivo.

Esa fue su promesa a todos los miembros de la secta.

Al percatarse del giro de los acontecimientos, muchos miembros decidieron


desertar al lado de Patricio colocándose detrás de él.

Estaba claro que Patricio se había ganado el apoyo de sus seguidores desde que
había sido subjefe de la secta durante tantos años.

Sin embargo, sólo unos pocos miembros estaban del lado de Simón.

Aún quedaba un grupo de miembros indecisos, pues no sabían a qué bando


apoyar.
CAPITULO 1922
Tras fulminar con la mirada a los hombres que estaban detrás de Patricio, Simón
no pudo evitar estallar de rabia.

—¡Traidores! ¿Olvidaron lo que nos enseñó el señor Venzul?

—Señor Lisboa, deberíamos dejarnos llevar. El señor Venzul ya no está con


nosotros, y sería prudente seguir el consejo del señor Serrano. Ser testarudo no
le beneficiará en nada —dijo uno de

los líderes de la Secta Demoniaca mirando a Simón. Simón se burló.


—¿No tienen vergüenza? La Secta Demoniaca y la Secta de Corazón Maligno
son archienemigas. Nunca aceptaré fusionar las dos sectas.

Con eso, se levantó de un salto y golpeó al líder que había hecho ese comentario.

—¡Cómo te atreves! —Exclamó Patricio mientras agitaba despreocupado la


mano, desatando una tremenda fuerza que golpeó a Simón y lo lanzó por los
aires.

La disparidad de poder entre Simón y Patricio era evidente.

De la boca de Simón goteaba sangre y sus órganos internos se agitaban. Ese


único golpe le había infligido graves heridas.
—¡Señor Lisboa, corra! Lo retendremos... —Los pocos miembros que habían
apoyado a Simón corrieron hacia Patricio sin importarle su propia seguridad,
ganándole tiempo para escapar.

Al darse cuenta, Simón apretó los dientes y corrió hacia el reino secreto.

Mientras tanto, Jaime esperaba en silencio. Sabía que la Secta Demoniaca haría
el siguiente movimiento desde que se había enterado de lo que había hecho
Jesica.

Despreocupadamente, colocó el Tubérculo de flor de lana de diez mil años sobre


la mesa.

Pronto, Jaime percibió un aura tenue, casi imperceptible. Estaba claro que la otra
parte ocultaba su aura a propósito.

El rostro de Jaime mostró un atisbo de excitación.

«Debe de ser Patricio».

De repente, un hombre vestido con una túnica negra y un aura sombría apareció
fuera de la habitación de Jaime.

La persona que estaba bajo la túnica negra era Saulo, ¡que tenía cara pálida!
Tras abrir la puerta de la habitación de Jaime, vio el Tubérculo de flor de lana de
diez mil años colocado como si nada sobre la mesa.

Al darse cuenta, el espíritu del cuerpo de Saulo exclamó:

—¿De verdad Jaime colocó allí el Tubérculo de flor de lana sin ningún cuidado
ni consideración? Qué arrogante.

Sin embargo, Saulo no estaba de acuerdo. Cuando vio el Tubérculo de flor de


lana de diez mil años sobre la mesa, se sintió nervioso e inquieto.

Como conocía a Jaime desde hacía mucho tiempo, Saulo sabía que Jaime no era
una persona descuidada.

El hecho de que Jaime hubiera colocado el Tubérculo de flor de lana sobre la


mesa con tanta

despreocupación le sugirió a Saulo que, o bien se trataba de una acción


intencionada, o bien Jaime
se había preparado bien y estaba esperando a que llegara alguien.

—Date prisa y llévate el Tubérculo de flor de lana. Deberíamos llevarlo con


nosotros también. Sólo asegúrate de no hacerle daño al cuerpo —instó el espíritu
a Saulo.

Saulo frunció las cejas.

—Tengo un mal presentimiento. Jaime podría estar haciendo esto a propósito.

—¿No se ha tomado la Poción de Inversión de Cultivo? No puede hacerte nada,


aunque sepa que estás aquí. ¿Por qué siento que cada vez estás más nervioso? —
expresó consternado el espíritu.

Al escuchar aquello, Saulo no tuvo más remedio que recuperar con cuidado el
Tubérculo de flor de lana de diez mil años de antigüedad.

Al comprobar que Jaime yacía inmóvil en la cama, soltó un suspiro de alivio y


liberó su aura.

No había nada por lo que Saulo debiera preocuparse, ya que Jaime había tomado
la Poción de Inversión de Cultivo y ahora no se diferenciaba en nada de una
persona corriente.

Con el Tubérculo de flor de lana en sus manos, Saulo sintió una oleada de
excitación.

—Llévate también a Jaime con nosotros. Estoy seguro de que Tacio nos
recompensará muy bien cuando lo vea —pronunció el espíritu.

Saulo se acercó y dio unos golpecitos en la espalda de Jaime.

—Despierta. Despierta.

Jaime fingió estar aturdido y refunfuñó:

—¿Quién es? ¿Por qué me molestas en mitad de la noche?

CAPITULO 1923
—Jaime, nos volvemos a encontrar —se mofó Saulo con malicia mientras
miraba a Jaime.

—¿Saulo?

Jaime se quedó de piedra, nunca esperó que fuera Saulo quien apareciera.

Al principio pensó que iría Patricio. Desde luego, no esperaba que Saulo
estuviera allí. Aquella observación le causó un asombro total.

—Así es. Soy yo. Sorprendido, ¿verdad? Has trabajado tanto para conseguir este
Tubérculo de flor de lana de diez mil años, pero ahora es mío.

Saulo exhibió el Tubérculo de flor de lana ante Jaime. Luego alargó la mano
para agarrarle del hombro.

—Ahora, no sólo es mío este Tubérculo de flor de lana, sino que también te
llevo conmigo. Saulo pensó que Jaime había perdido su poder, así que trató de
agarrarlo despreocupado.
Sin embargo, los ojos de Jaime brillaron en ese momento. Estiró la mano, agarró
la muñeca de Saulo

y luego le arrebató el Tubérculo de flor de lana de diez mil años. Después,


golpeó el pecho de Saulo con todas sus fuerzas.

Sorprendido, Saulo salió despedido, estrellándose contra la pared y dejando un


enorme agujero. Atónito, Saulo se puso en pie y miró a Jaime.
—¿Tus poderes no se han desvanecido?

—¿Desvanecer? ¿Por qué se iban a desvanecer? ¿Estás sugiriendo que


envenenándome podrías hacer desaparecer mi poder? —dijo Jaime con frialdad.

La cara de Saulo se ensombreció.

—¡Maldita sea! Menuda bola de inútiles.

Aun así, ninguna maldición serviría de nada en aquel momento. No le quedaba


más remedio que apoderarse del Tubérculo de flor de lana por la fuerza.

El alboroto atrajo a Forero y Vladimir, que se apresuraron a acercarse.

—No te entretengas. Vámonos —dijo el espíritu a Saulo.

Saulo y el espíritu que llevaba dentro aún podrían luchar si se enfrentaran solos
a Jaime, pero ahora que el refuerzo de Jaime estaba allí, Saulo sólo podía
retirarse por el momento.

En ese instante, Jaime entrecerró los ojos tras percibir el aura dentro del cuerpo
de Saulo.

—No me extraña haber sentido una presencia familiar hace un momento. Así
que ese viejo jorobado habita ahora en tu interior.

—¿Viejo jorobado? —Saulo parecía desconcertado.

No sabía que Jaime se había enfrentado antes a Malphas cuando éste residía en
el anciano jorobado.

—Deja de gastar saliva con ellos. Vámonos de aquí —instó el espíritu.

Saulo asintió. Entonces, las llamas brotaron de golpe y envolvieron su cuerpo.


Al instante siguiente, se disipó poco a poco.

Jaime se quedó atónito cuando vio aquello. No sabía cuándo había adquirido
Saulo semejante magia.

—¡Jajaja! Jaime, déjame decirte algo. No eres el único con un físico especial.
Yo también poseo la Forma del Diablo Infernal.

El cuerpo de Saulo se desvaneció en el aire mientras soltaba una carcajada.

—¡Hmph! ¿Crees que puedes escapar confiando en una simple magia de


teletransporte? Vladimir resopló. De repente, una cuerda brillante se materializó
en su mano.
Vladimir lanzó la cuerda a Saulo sin más preámbulos.

Pronto, tras un estallido de luz dorada, Saulo, que estaba a punto de desaparecer,
reapareció.
Además, la cuerda estaba entrelazada a su alrededor.

—¿Cuerda Inmortal? —El miedo brilló en los ojos de Saulo.

—No creí que reconocieras la Cuerda Inmortal —dijo Vladimir con suficiencia.

La Cuerda Inmortal era la reliquia sagrada de artes marciales de la familia


Garay. Vladimir la había llevado a propósito aquella vez.

—Jaime, sella ahora este espacio a nuestro alrededor.

Mientras Forero hablaba, unos papeles talismán amarillos emergieron de su


cuerpo y volaron hacia Jaime.

Al verlos, Jaime comprendió la situación de inmediato. Al instante se mordió el


dedo y agitó la mano en el aire. A continuación, aparecieron runas de color rojo
sangre en los papeles talismán.

Esos amuletos brillaron y cerraron toda la habitación alrededor de Jaime,


impidiendo que Saulo huyera usando magia de teletransporte.

Saulo miró sorprendido aquellos amuletos parpadeantes.

—Jaime, ¿tú también dominas los hechizos de encantamiento?

Jaime ya dominaba demasiadas habilidades. Darse cuenta de que Jaime también


había aprendido hechizos de encantamiento, por no decir que era experto en
ellos, hizo que el terror se apoderara de Saulo.

CAPITULO 1924
—Saulo, ésa no es toda la extensión de mis habilidades. Te daré una muestra de
todas mis capacidades.

Una tenue luz dorada emanaba de las manos de Jaime mientras hablaba.

Al escuchar eso, tanto Saulo como el espíritu que llevaba dentro entraron en
pánico.

Saulo no tenía ninguna posibilidad de ganar si se enfrentaba a Jaime, Forero y


Vladimir. Además, sus enemigos poseían una reliquia sagrada de artes
marciales.

—Encoge tu cuerpo —le recordó el espíritu a Saulo.

Saulo no tuvo más remedio que apretar los dientes y seguir el consejo del
espíritu. De inmediato, su cuerpo empezó a contraerse y, por fin, se liberó de la
Cuerda Inmortal.

Sin embargo, justo después de recuperar su libertad, los puños de Jaime se


abatieron sobre él.

—¡Puño de Luz Sagrado!

Saulo no esquivó el aterrador ataque de Jaime. Como resultado, su poderoso


puñetazo penetró directamente en el pecho de Saulo.
Saulo escupió una bocanada de sangre y miró con odio a Jaime.

—Jaime, ¿t…tú tienes que ser tan despiadado y decidido para eliminarme?

—Tonterías. A un alborotador como tú no se le debería permitir existir en este


mundo.

La expresión de los ojos de Jaime era fría y carente del menor atisbo de piedad.
Al momento siguiente, se lanzó de nuevo contra Saulo.

¡Bum!

Esta vez, Jaime desató toda su fuerza. De un solo golpe, casi destroza la parte
superior del cuerpo de Saulo, dejándolo empapado en sangre. Incluso su aura
estaba muy debilitada.

Al ver a Saulo en ese estado, Forero y Vladimir bajaron la guardia. Al fin y al


cabo, en el estado en que se encontraba Saulo, Jaime podría acabar con él de un
simple puñetazo.

Sin embargo, Jaime encontró la situación un poco peculiar.

«Aunque Saulo no fuera tan fuerte como él, no debería estar tan débil como para
estar al borde de la muerte después de recibir dos puñetazos míos».

Aun así, la apariencia de Saulo al borde de la muerte no le pareció a Jaime una


pretensión, lo que desconcertó a Jaime.

—Jaime, fíjate en lo que te digo. Si no muero hoy, te haré pedazos —gruñó


Saulo, con el rostro retorcido por la rabia mientras seguía provocando a Jaime.

—Tenlo por seguro. Hoy no dejaré que salgas vivo de aquí. —Y Jaime le dio un
puntapié a Saulo.

Saulo aprovechó la patada de Jaime, permitiendo que su cuerpo se estrellara


contra la pared y aterrizara fuera de la habitación.

—Esto está mal.

Jaime se dio cuenta de lo que pasaba al instante y se apresuró a perseguirlo.

Por desgracia, cuando Jaime salió, sólo llegó a tiempo de ver cómo Saulo se
convertía en un rayo de luz negra y desaparecía sin dejar rastro.

En el suelo quedó la túnica negra manchada de sangre de Saulo.

—Maldita sea. Se ha escapado —maldijo Jaime, sujetando la túnica negra.


En ese momento, Forero y Vladimir también salieron corriendo. Jaime le dijo a
Forero:

—Señor Forero, por favor, compruebe si Jesica sigue aquí.

Forero asintió antes de entrar corriendo en la habitación de Jesica, sólo para


descubrir que no estaba allí.

—No está aquí. A lo mejor ya ha vuelto a la Secta Demoniaca —dijo Forero.

—Vámonos. Nosotros también iremos a la Secta Demoniaca. Quiero averiguar


qué está pasando exactamente. ¿Será que la Secta Demoniaca y la Alianza de
Guerreros están coludidas?

Jaime quería determinar si toda la Secta Demoniaca había caído realmente bajo
el control de Patricio.

Jaime condujo a Forero hacia Secta Demoniaca mientras Vladimir y los expertos
de la familia Garay
lo seguían.

Cuando llegaron a la entrada del reino secreto de Secta Demoniaca, vieron que
la puerta brillaba y que una persona cubierta de sangre salía tropezándose.

Ese hombre se tambaleó hacia Jaime y su grupo, con varios otros


persiguiéndolo.

Al acercarse, Jaime se dio cuenta de que aquel hombre empapado en sangre no


era otro que Simón, con quien había luchado antes.

Aquellos perseguidores eran miembros de la Secta Demoniaca, a quienes Jaime


había visto antes en el salón principal de la secta.

Al ver a Jaime, Simón cayó aturdido durante unos segundos antes de decir
ansioso:

—Jaime, llegas en el momento perfecto. Se ha producido una rebelión dentro de


la Secta Demoniaca, y esas personas son ahora seguidores de Patricio. La Secta
Demoniaca y la Secta de Corazón Maligno se han fusionado y se han vuelto
indistinguibles. Creo que la colaboración entre tú y la Secta Demoniaca es tal
vez una farsa. Será mejor que escapes mientras puedas.

CAPITULO 1925
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Jaime cuando escuchó las palabras de
Simón. La situación era tal y como él había esperado.

Patricio no era la persona que aparentaba ser. Era, de hecho, demasiado


ambicioso.

—Simón, ¿con exactitud qué pasó con la Secta Demoniaca? —preguntó Jaime.

Patricio mató al señor de Secta Demoniaca hace mucho tiempo, y desde


entonces ha estado controlando en secreto Secta Demoniaca y construyendo su
propio ejército. Ahora que ha llegado el momento, va a hacerse con el control de
Secta Demoniaca.

Mientras Simón hablaba, varios miembros de alto rango de Secta Demoniaca los
alcanzaron. Los hombres se sorprendieron al ver a Jaime. Uno de ellos señaló a
Simón y le dijo con fuerza:
—Ven con nosotros tranquilo, Simón. Es una orden del señor Serrano. De lo
contrario, no tendremos más remedio que recurrir a la violencia.

—¡Hmph! ¡Son todos unos traidores! Nuestro señor los ha tratado muy bien a
todos. Sin embargo,
¡ninguno de ustedes está interesado en vengar su muerte! ¡Traidores! —Simón
escupió a los hombres con rabia.

Las caras de los hombres se volvieron feas de rabia. Después de todo, a nadie le
gustaba que le llamaran traidor.

—Simón, todos intentamos sobrevivir. No nos lo pongas difícil. Los hombres


empezaron a acercarse a Simón.
Simón apretó los dientes. Una mirada de desesperación cruzó su rostro.

—Son todos de la misma secta. ¿Cómo pueden volverse unos contra otros en un
abrir y cerrar de ojos? ¿Todo esto es por Patricio? —dijo Jaime, interponiéndose
entre Simón y los hombres.

Los hombres se volvieron hacia Jaime con expresión gélida y respondieron con
desdén:

—No te metas, Jaime. Esto es asunto de la Secta Demoniaca. No tiene nada que
ver contigo. Será mejor que no interfieras.

—Tengo una relación comercial con la Secta Demoniaca. Si hay un problema


dentro de la secta, sin duda me concierne. Váyanse ahora, todos ustedes. Vayan
a decirle a Patricio que vine a matarlo — declaró Jaime con sorna.

Las caras de los hombres se torcieron de rabia ante las palabras de Jaime.

—¡B*stardos! ¿No escucharon lo que dijo el señor Casas? —maldijo Vladimir.

Al escuchar su voz, los hombres de la familia Garay rodearon de inmediato a los


hombres de la Secta Demoniaca.
Aquellos hombres se quedaron atónitos ante el repentino giro de los
acontecimientos.

Eran cobardes que habían estado dispuestos a traicionar a su secta sólo para
salvar su pellejo. Con el peligro a su alrededor, sus rostros perdieron el color.

Era claro que no iban a ser capaces de dar una buena pelea.

—Bien, volveremos y pasaremos tu mensaje al Señor Serrano. Los hombres


cedieron y comenzaron a retirarse poco a poco.
Una vez fuera de la línea de fuego, los hombres invocaron la puerta del reino
secreto y la atravesaron.

Una vez que los hombres desaparecieron en el reino secreto, Simón se volvió
hacia Jaime y le gritó:

—Gracias, señor Casas. Me ha salvado la vida. Espero que también pueda salvar
a la Secta Demoniaca. Demasiada gente ha sido víctima de Patricio.

—Me libraré de Patricio independientemente de tu petición, Simón.

Después de todo, Jaime y la Alianza de Guerreros eran enemigos, y la Alianza


de Guerreros contaba con el apoyo de la Secta de Corazón Maligno. Como
Patricio planeaba llevar la Secta Demoniaca a someterse a la Secta de Corazón
Maligno, Jaime no permitiría que eso sucediera.

—Con su ayuda, la Secta Demoniaca será salvada. Lo llevaré al reino secreto


ahora... Si más tarde se cambia la forma de entrar en el reino secreto, ya no
podremos entrar.

Simón condujo a Jaime y a los demás al reino secreto. Pronto llegaron a las
puertas de la Secta Demoniaca.

En ese momento, Patricio había conseguido hacerse con el control de Secta


Demoniaca tras deshacerse de varios miembros de alto rango de Secta
Demoniaca que se le habían resistido.

Ahora era el verdadero señor de la Secta Demoniaca. Patricio estaba


entusiasmado con el futuro. Esperaría a que su energía espiritual se recargara.
Después, el mundo sería suyo.

Patricio volvió a la habitación con una expresión de júbilo en el rostro. Jesica


estaba tirada en el

suelo. Había hecho todo lo posible por atravesar la matriz arcana, pero seguía sin
poder liberarse
incluso después de agotar toda su energía.
CAPITULO 1926
Jesica intentó ponerse en pie cuando vio a Patricio entrar en la habitación, pero
había perdido todas sus fuerzas.

Miró a Patricio. La ira corría por sus venas.

«Nunca me habría imaginado que fueras de esta calaña».

Patricio ignoró la mirada mortal de Jesica. Bajó poco a poco hasta la altura de
sus ojos y le acarició la mejilla con suavidad.

—No me mires así. Ahora toda la Secta Demoniaca me pertenece, y tú serás la


esposa del señor en un futuro próximo. Deberías estar contenta.

Se lanzó sobre Jesica y la besó con fuerza.

Jesica se resistió, mordiendo con fuerza los labios de Patricio.

Patricio se apartó dolorido y la abofeteó con rabia en la mejilla. Le brotó sangre


de la comisura de los labios.

—Acéptalo. Me perteneces. ¿Por qué sigues actuando así? Se la echó al hombro


y la llevó a su cama.
Jesica le volvió la cara y lloró en silencio, demasiado impotente para resistirse
más.

En aquel momento, Simón conducía a Jaime al salón principal de la Secta


Demoniaca. En cuanto entraron en la sala, algunos hombres los rodearon.

Simón miró a todos los hombres. Una expresión de profunda tristeza cruzó su
rostro.

—Todos Son miembros de la Secta Demoniaca. ¿Cómo se han convertido en


traidores a la secta?
¿Dónde está Patricio? —Simón rugió a los hombres que le rodeaban.

Ninguno de los hombres dijo una palabra. De hecho, ninguno quería enfrentarse
a Simón.

—Simón, deberías aprovechar la oportunidad para marcharte mientras el señor


Serrano no esté cerca. No te detendremos —dijo un miembro de alto rango de la
Secta Demoniaca.

—¡No huiré! Si me voy, la Secta Demoniaca desaparecerá. Traje aquí al señor


Casas para salvar a esta secta. ¡Mataremos a Patricio! —declaró Simón.

—¡Hmph! ¡Eres demasiado arrogante, Simón! ¿De verdad crees que puedes
matar al señor Serrano?
Varios hombres de Patricio se acercaron a Simón. Eran los que habían apoyado
a Patricio en sus planes.

Simón iba a replicar, pero Jaime habló primero:

—No es él quien quiere matar a Patricio, sino yo.

—Jaime, esto es un asunto de la Secta Demoniaca. ¿Qué tiene que ver contigo?
—preguntó uno de

los hombres.

—No tiene importancia. Tan solo no me gusta la cara de Patricio. Por eso quiero
matarlo. ¿Te parece bien? —respondió Jaime con sorna.

—T…tú…

Los hombres de Patricio se quedaron sin palabras.

—Vayan por Patricio. Si no, serán ustedes los que morirán —ordenó con
frialdad Jaime.

—Jaime, no seas tan... —dijo uno de los hombres, pero antes de que pudiera
terminar la frase, una aterradora ráfaga de energía brotó del cuerpo de Jaime.
Justo después lanzó un puñetazo.

Una espantosa ráfaga de viento atravesó la sala y se abalanzó sobre todo lo que
encontraba a su paso. Fue hacia el hombre y lo lanzó por los aires.

¡Bum!

La sangre salpicó toda la habitación y en el aire flotaba un fuerte olor a sangre.

Jaime había hecho semejante hazaña porque sabía que la mejor manera de
enfrentarse a aquellos hombres era conmocionarlos y asustarlos.

En efecto, la explosión de energía de Jaime había aturdido a todos los hombres.


Incluso los hombres leales a Patricio parecían asustados y empezaron a
retroceder.
—Vayan por Patricio o acabarán todos muertos... —repitió Jaime con voz llana.

Los hombres miraron los cadáveres destrozados de su compañero y huyeron al


instante.

Los miembros restantes de la Secta Demoniaca ni siquiera se atrevieron a


respirar. No esperaban que los poderes de Jaime fueran tan aterradores.
En ese momento, Patricio seguía divirtiéndose, teniendo sexo con Jesica en la
habitación.

La puerta se abrió de golpe y varios de sus hombres entraron corriendo. Sin


embargo, se detuvieron en seco, estupefactos al ver la escena que tenían delante.

CAPITULO 1927
No esperaban que Patricio estuviera acostado con una mujer justo después de
hacerse cargo de la Secta Demoniaca.

Al verlos, Patricio se enfureció y gritó:

—¡Fuera!

Sus confidentes salieron corriendo de inmediato de la habitación antes de


exclamar:

—¡Señor Serrano, hay malas noticias! Simón y Jaime han entrado y han traído a
mucha gente. Al escuchar aquello, Patricio se congeló por un instante. Saltó de
la cama y gritó:
—¿Quién dijiste que era?

—¡Jaime! ¡Jaime Casas está aquí! —replicó uno de sus confidentes.

—¡Eso es imposible! ¡Jaime debería haber sido capturado hace mucho tiempo!
¿Cómo es que está aquí en la Secta Demoniaca?

Patricio sabía que Jaime había tomado la Poción de Inversión de Cultivo, y


Saulo había ido a capturar a Jaime, por lo que le parecía increíble que aquel
hombre estuviera aquí.

—Señor Serrano, es Jaime de verdad. Además, acaba de matar a uno de nuestros


hombres —dijo ansioso uno de los confidentes de Patricio.

Al escuchar las palabras de su confidente, Patricio no tuvo más remedio que


creerlo. Arrugó las cejas.

«Qué extraño. ¿Será que Jaime no tomó la Poción de Inversión de Cultivo?».

Pensando en eso, Patricio fulminó con la mirada a Jesica, que estaba tendida en
la cama. Se puso furioso.

«Si Jaime todavía tiene su cultivo e incluso aparece por aquí, la única
explicación es que Jesica nos haya engañado y no le haya dado a Jaime la
Poción de Inversión de Cultivo».

Después de fulminar con la mirada a Jesica, Patricio dirigió a sus hombres de


inmediato hacia la sala principal.
Patricio había olvidado activar de nuevo su matriz arcana antes de partir. Al ver
eso, Jesica se vistió de inmediato y luchó por salir de la cama. Luego, salió de la
habitación.

Pronto, Patricio llegó al salón principal.

Al ver a Jaime, su expresión se ensombreció. Sin embargo, fingió cortesía y le


dijo a Jaime con amabilidad:

—Señor Casas, ¿puedo preguntarle por qué ha venido a la Secta Demoniaca a


una hora tan tardía? Al ver que Patricio seguía fingiendo en ese momento, Jaime
no pudo evitar burlarse con frialdad.
—Patricio, trabajaste con Jesica para engañarme y atraerme hasta aquí. ¿Cuáles
son tus intenciones? —preguntó sin rodeos.

Patricio fingió sentirse agraviado e interpeló a Jaime:

—Señor Casas, ¿de qué está hablando? Deseo sinceramente cooperar con usted.
Todo lo que le dije era la verdad. ¿No le hablé de la hierba de los diez mil años y
de la zona de recuperación de energía espiritual? ¿Cómo ha podido dudar de mi
sinceridad?

Jaime se quedó mirando el comportamiento pretencioso de Patricio y las


comisuras de sus labios se curvaron en una sonrisa.

—Patricio, ¿y Simón? Escuché que la Secta Demoniaca se está fusionando con


la Secta de Corazón Maligno. Todo el mundo sabe que apoyan a la Alianza de
Guerreros, y tú también comprendes mi odio contra la Secta de Corazón
Maligno. Además, mi novia sigue en manos de esta secta.
Prometiste que salvarías a mi novia.

Jaime interrogó a Patricio. Sin embargo, Patricio no mostró ningún signo de


nerviosismo ante el

interrogatorio de Jaime. Por el contrario, sonrió con calma.

—Señor Casas, en cuanto al asunto con Simón, eso es parte de los asuntos
internos de Secta Demoniaca. Aunque estamos trabajando juntos, no tengo
ninguna obligación de decirle nada al respecto. Esto significa que no puede
intervenir en los asuntos internos de mi secta. La única razón por la que estoy
trabajando con la Secta de Corazón Maligno es para salvar a su novia. ¿No le
parece suficiente?

¡Patricio seguía tratando de inventar excusas!

¡Jaime no esperaba que Patricio fuera tan desvergonzado y siguiera tratando de


engañarlo en este momento!
Justo en ese momento, Jesica entró en el salón principal. Se apoyó con una mano
en la pared mientras hablaba con rabia:

—Patricio, eres un b*stardo de dos caras. Me hiciste envenenar al señor Casas y


enviaste gente por el Tubérculo de flor de lana. ¿Cómo te atreves a decir que
todo esto es por el bien del señor Casas?

CAPITULO 1928
Con el cabello revuelto, Jesica parecía despeinada y agotada.

Forero miró a Jesica, y un destello de lástima brilló en sus ojos. Aunque Jesica
intentaba envenenarlos, no se atrevía a odiarla.

Patricio vio a Jesica y su expresión se ensombreció. El aire se llenó de


intenciones asesinas:

—¿Cómo te atreves a traicionarme? Te pedí que les dieras la poción de


inversión de cultivo. ¿Por qué no lo hiciste y me mentiste?

—Ella no te mintió. Vertió la Poción de Inversión de Cultivo en nuestro café,


pero no me afectó porque soy inmune a todos los venenos.

Jaime hizo una mueca fría.

Jesica miró a Jaime y bajó la cabeza avergonzada. Ya no se atrevía a enfrentarse


a Jaime después de verter la Poción de Inversión de Cultivo en el café de Jaime
y los demás.

—No me lo esperaba.

La expresión de Patricio se tornó sombría. Ya que la verdad había salido a la luz,


no había necesidad de seguir fingiendo.

—Todavía tienes mucho que aprender…

Con eso, Jaime comenzó a emanar un aura aterradora de su cuerpo. Al ver esto,
Patricio no pudo evitar burlarse con frialdad.
—Jaime, no eres rival para mí con tu habilidad actual. Además, debes haber
olvidado que aún estás en la Secta Demoniaca. Este es mi territorio, así que será
mejor que no intervengas en los asuntos de nuestra secta. Puedo dejar que se
vayan y seguir apoyándolos tanto si van a salvar a tu novia como si van a la Isla
Encanta. Sin embargo, si siguen insistiendo en interferir en los asuntos de mi
secta, no podrán culparme por actuar sin piedad.

Patricio se mostró bastante tranquilo al enfrentarse a Jaime.

—¿No soy rival para ti? ¿Eres un narcisista?


Jaime se mofó con frialdad.

Patricio emanó un aura horripilante y suprimió al instante la de Jaime.

—¿Narcisista? ¿Sigues pensando que soy un narcisista con esto? No llegué a


vicepresidente sólo con tácticas, sino también con mi fuerza.

—¿Gran Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel?

Jaime frunció las cejas. No esperaba que Patricio fuera tan fuerte y ya fuera un
Gran Marqués de las Artes Marciales.

Todos miraron sorprendidos a Patricio, incluido Simón.

Era evidente que todos habían sido engañados por Patricio durante tantos años y
no conocían su fuerza real.

El desprecio apareció en el rostro de Patricio, que pronunció con calma:

—¿Qué? ¿Ahora tienes miedo? Si tienes miedo, deberías irte con calma. No te
pondré las cosas difíciles y te obligaré a dejar atrás el cuerpo del demonio de
sangre.

Jaime frunció el ceño. La única razón por la que Patricio decidió trabajar con él
fue para obtener el cuerpo del demonio de sangre.

Por eso le sorprendía que Patricio ya no lo quisiera. Pasara lo que pasara, Jaime
no pensaba marcharse.
—Eres demasiado arrogante. ¿No sabes que he matado a los siete Grandes
Marqueses de Artes Marciales de la Alianza de Guerreros? Los masacré a pesar
de que tenían una reliquia sagrada de artes marciales. ¿Cómo puedes ser tan
arrogante cuando sólo eres un Gran Marqués de las Artes Marciales? Ustedes
deberían conocer a Saulo. Sólo podría intentar escapar de mí cuando me ve.

Jaime sonrió satisfecho.

—¡No me compares con ese tonto! Si el señor Malphas no estuviera en su


cuerpo, no sería nada. Quiero que todos sepan que aún puedo convertirme en
Gran Marqués de las Artes Marciales e incluso en Santo de las Artes Marciales
sin espíritu.

Patricio estaba lleno de desdén, pues ni siquiera consideraba a Saulo una


amenaza. La única razón por la que era tan respetuoso con Saulo era por
Malphas.
—Hoy te enfrentarás a la muerte, Patricio.

Con eso, un destello frío brilló en los ojos de Jaime.


CAPITULO 1929
—No destruyas mi salón. Te estaré esperando fuera.

Patricio se llevó las manos a la espalda y salió con calma. Sus ayudantes de
confianza fueron rápido tras él.

—¿Pero qué car*jo...? Es tan arrogante, ¿eh? Deja que le dé una lección —gruñó
Vladimir. Era incapaz de contener su ira ante la arrogancia de Patricio.
—Vladimir, cálmate. Deja que me encargue yo. —Le aseguró Jaime con una
sonrisa.

Con la Espada Matadragones, Jaime no tenía por qué temer a nadie, ni siquiera a
un Gran Marqués de las Artes Marciales.

Mientras todos salían de la sala, Forero no pudo evitar echar una mirada furtiva
a Jesica. Quería ofrecerle unas palabras de consuelo, pero no tenía ni idea de qué
decirle.

Al llegar al patio, Jaime y Patricio se colocaron uno frente al otro. Patricio


levantó poco a poco el brazo y liberó una poderosa aura.
¡Bum!

Poderosas ráfagas de energía emanaron de él y se dirigieron hacia Jaime como


un tsunami.

Apareció de pronto un inesperado e intenso tornado, cuyos poderosos vientos


sacudieron el reino secreto y lo estremecieron hasta la médula.

Las baldosas del suelo se resquebrajaron y las casas temblaron. Parecía que el
reino secreto iba a desmoronarse en cualquier momento.

Sintiendo el aterrador poder, todos huyeron de la escena y los observaron en


silencio.

—Ciertamente, un Gran Marqués de las Artes Marciales es fuerte. Jaime asimiló


el poder destructivo mientras fruncía las cejas.
«Jaime, te equivocas si crees que este es el alcance del poder de un Gran
Marqués de las Artes Marciales. Este es un reino secreto con sus propias leyes, y
yo soy el legislador aquí».

Una corriente interminable de energía invisible surgió de la dimensión del caos


que rodeaba a Jaime y lo presionó. Sintió como si una fuerza interminable y
poderosa lo oprimiera.

Las baldosas bajo los pies de Jaime se aplastaron, y pudo escuchar crujir los
huesos de su cuerpo.

Jaime tardó en darse cuenta de lo poderoso que era Patricio en el reino secreto.
Era como si tuviera las habilidades de un maestro de la matriz arcana. Después
de construir una matriz arcana, sus poderes crecían bastante e incluso era capaz
de modificarla en cualquier momento.

El reino secreto no fue construido por Patricio, pero él llevaba años aquí y
conocía las leyes de memoria.

La expresión de Jaime se tornó un poco sombría mientras su cuerpo empezaba a


temblar.

Jaime confiaba plenamente en que podría vencer a Patricio en una pelea, pero
ahora que su oponente había accedido al misterioso poder del reino secreto, la
cosa cambiaba. Apretó la mandíbula con fuerza, tratando de mantener la
compostura.

Al poco rato, Jaime se dio cuenta de que el poder que sentía le resultaba algo
familiar.

Cuando tuvo que atravesar la dimensión del caos, ¡tuvo que apretar la mandíbula
y soportar este
mismo poder!

Debe de ser el poder de las leyes. Cuanto mayor es el reino secreto, más fuerte
es el poder de las leyes.

Al ver a Jaime temblar sin control bajo la presión, Patricio soltó un bufido frío y
desdeñoso.

—Parece que el mundo exterior se equivocaba contigo. ¿Por qué iba a agradarle
a alguien como tú? Ya te he dicho que no te mataré. Sin embargo, si sigues
entrometiéndote en los asuntos de la Secta Demoniaca, puedo deshacerme de ti
con un simple movimiento de la mano. El inmenso poder te destrozará en un
instante.

Quería reconciliarse con Jaime en lugar de intensificar la disputa entre ellos.

Tacio se había fijado en el cuerpo de Jaime, así que Patricio no podía ponerle la
mano encima. Aunque tuvieran razón, Patricio debía tener cuidado de no hacerle
daño.

Por lo tanto, no quería verse envuelto en un altercado físico.

Tanto si Jaime decidía marcharse para intentar salvar a su novia como si


emprendía su viaje a la isla Encanta, habría trampas acechándolo. Por lo tanto,
Patricio no tenía prisa por deshacerse de él todavía, pero quería que se fuera de
momento.

Jaime se mofó:
—El poder de las leyes no es nada. Todavía puedo manejarlo.

Con eso, soltó un rugido, ¡y la Espada Matadragones se materializó en su mano!

La Espada Matadragones se desencadenó con un poderoso golpe, haciendo


temblar el suelo bajo su fuerza. La energía letal de la espada salió disparada
hacia Patricio con una precisión infalible, sin dejar lugar a dudas de su intención
destructiva.

Al ver esto, Patricio se apartó rápido del camino de Jaime.

CAPITULO 1930
—¿Cómo has tenido energía para contraatacar? —Patricio miró sorprendido a
Jaime. Justo en ese momento, unos gritos de angustia sonaron detrás de él.
Patricio se giró con lentitud para descubrir lo que menos esperaba ver. Sus leales
ayudantes habían sufrido diversas heridas como consecuencia de la despiadada
energía de la espada. La víctima más grave había sido seccionada por completo.

Los ayudantes de confianza de Patricio lo miraban con una mezcla de


desesperación en los ojos. Tras muchas deliberaciones, al final decidieron
separarse de la Secta Demoniaca y seguir a Patricio. Por desgracia, no tenían ni
idea de lo que les iba a ocurrir.

De hecho, la energía de la espada de Jaime tomó a Patricio por sorpresa. No


tenía ni idea de que Jaime aún era lo bastante poderoso como para causar daño a
sus leales seguidores, que estaban detrás de él.

Si lo hubiera sabido, no se habría apartado del peligro y habría evitado que la


energía de la espada hiriera a alguien.

Pero ya era demasiado tarde. Las acciones de Jaime habían desencadenado un


trágico desenlace para los ayudantes en los que había confiado. Estaban a punto
de sufrir una muerte cruel e inmerecida, y no había nada que pudiera hacer para
evitarlo.

Estos fieles seguidores eran peones que permitían a Patricio controlar la Secta
Demoniaca. Ahora, se enfrentaba a la desalentadora tarea de gobernar la secta
sin la ayuda de estos peones, y no estaba seguro de cuántos miembros de Secta
Demoniaca seguían negándose a someterse a su autoridad.

Con lentitud, Patricio se volvió sobre su hombro para mirar a Jaime.

Jaime esbozó una sonrisa desinteresada mientras su cuerpo irradiaba un tono


dorado que iluminaba toda la Secta Demoniaca.

El poder de las leyes era innegablemente fuerte, pero el reino secreto de la Secta
Demoniaca era demasiado pequeño. Aunque Patricio contaba con la ayuda del
poder de las leyes, el cuerpo físico de Jaime era más que capaz de
contrarrestarlo.

Después de todo, Jaime podía incluso resistir el poder de la dimensión del caos.

—No me mires así, en breve te unirás a ellos —dijo Jaime con calma.

—Jaime, te he subestimado. Resulta que incluso puedes resistir el poder de las


leyes. Esta vez no tengo más remedio que ponerme serio —gruñó Patricio con
saña.

Su rostro se retorció de ira mientras en sus ojos brillaba una intención asesina.

Obviamente, quería a Jaime muerto, pues intuía que Jaime era lo bastante
poderoso como para matarlo.

—¿Estabas bromeando antes? —Los labios de Jaime se curvaron—. Lo siento,


pero sólo estaba calentando. Tus subordinados eran demasiado débiles.

—¡Eh! —Patricio echó humo con rabia, pues sus ayudantes de confianza eran
Grandes Marqueses de Artes Marciales y altos cargos de la Secta Demoniaca.

El grupo había sido tomado totalmente desprevenido cuando Jaime soltó una
onda de energía de su espada, dejándolos a todos heridos.

Jaime estaba bajo la enorme presión del poder de las leyes, por lo que ninguno
de ellos sabía que aún era capaz de contraatacar.

El objetivo de la energía de la espada era Patricio, y nadie sabía que la


esquivaría.

Como resultado, los ayudantes de confianza de Patricio sufrieron heridas de


diversa consideración, no gracias a la energía de la espada de Jaime.

—Jaime, yo mando en el reino secreto con la ayuda del poder de las leyes. Me
aseguraré de que pagues el precio de tu arrogancia.

Y Patricio desapareció en un instante.

Jaime frunció el ceño, frustrado, y miró a un lado y a otro en un vano intento de


localizar a Patricio. Patricio se movía a una velocidad increíble, haciendo
imposible que los ojos y la mente de Jaime

siguieran sus movimientos.

Al darse cuenta, Jaime cerró los ojos y liberó su sentido espiritual.

«Ya que no puedo ver a Patricio, ¡usaré mi sentido espiritual para atraparlo!».
Pronto, Jaime descubrió que Patricio estaba a su lado y disparó su puño para
golpear a Patricio. Su puño brillaba con intensidad, y toda la dimensión tembló
por su fuerza.
A pesar de sus esfuerzos, Jaime no fue lo suficientemente rápido. Su intento de
puñetazo estuvo cerca, pero al final falló, ya que Patricio logró esquivarlo y
asestar un golpe en el costado izquierdo de Jaime.

¡Bam!

Jaime retrocedió unos pasos por la fuerza.

Patricio, sin embargo, se detuvo y esbozó una sonrisa gélida.

CAPITULO 1931
—¡Señor Casas!

—Jaime…

Vladimir, Forero y el resto se precipitaron hacia delante y rodearon a Jaime


preocupados. Jaime hizo un gesto desdeñoso con la mano para indicar que
estaba bien.
—Señor Casas, ¿por qué no atrapo a este b*stardo con la Cuerda de Atadura
Inmortal? —sugirió Vladimir.

—No hace falta. Esto es una batalla entre nosotros.

Jaime rechazó su sugerencia al instante y conservó su Espada Matadragones. Su


aura empezó a arremolinarse.

—¡Ja! ¡Ja, Jaime, eres demasiado arrogante! —se mofó Patricio.

Se sintió insultado ya que Jaime no iba a usar su arma. Sin dudarlo, lanzó una
patada que se convirtió en innumerables sombras.

Jaime sintió como si lo bombardearan con innumerables piernas mientras el


sonido del aire silbante llenaba sus oídos, creando un ruido demasiado fuerte.

—¡Puño de Luz Sagrado! —gruñó y lanzó su puño.

Su puño se movió tan rápido que parecía que iba a cámara lenta, pero la
velocidad de su puñetazo era tan poderosa que creó una multitud de
parpadeantes y luminosas sombras de puño que iluminaron el área a su
alrededor.

Bam, bam, bam...

Parecía que ambos sólo habían soltado un golpe cada uno, pero a continuación
se produjo una sucesión de fuertes explosiones que hicieron temblar todo el
reino.

El viento aulló con furia a través de Secta Demoniaca, creando una atmósfera
tumultuosa que hizo que Forero y el resto retrocedieran.

Jaime había activado su Cuerpo de Golem para soportar la inmensa presión y


atacar a Patricio. Patricio lanzaba continuos ataques contra Jaime.
En un abrir y cerrar de ojos, ya habían comenzado a enzarzarse en una lucha
tumultuosa y caótica. Nadie podía ver con claridad sus figuras ni discernir
cuántos movimientos habían repartido.
Patricio utilizó el poder de las leyes y su habilidad como Gran Marqués de las
Artes Marciales para lanzar una andanada de ataques contra Jaime.

Mientras tanto, Jaime se apoyó en su Cuerpo de Golem y en su duro cuerpo


físico para contraatacar, sin mostrar signos de retirada o miedo.

Aún no había vencedor.

Jaime se volvía más audaz con cada movimiento, y Patricio se horrorizaba cada
vez más, a pesar de haber dominado el poder de las leyes en el reino secreto.

Si hubieran permanecido en el reino mundano en vez de en el reino secreto,


Patricio ya habría sido derrotado.

¡Thud, thud!

Tras el sonido, Jaime y Patricio se separaron por fin.

Sus rostros mostraban una expresión sombría mientras resoplaban y respiraban


cansados.

—¡Esto es muy emocionante! —comentó Jaime mientras se secaba el sudor de


la frente.

Le sorprendió gratamente comprobar que era más emocionante enfrentarse a


Patricio que a Saulo. Saulo no era un oponente formidable, pues su única fuerza
provenía del espíritu que llevaba dentro.

En contraste con su apariencia gentil y modesta, Patricio tenía una base de


cultivo muy fuerte que había trabajado duro para adquirir.

Su expresión se contorsionó con furia al escuchar el comentario de Jaime.

Era un Gran Marqués de Artes Marciales experto en aprovechar el poder de las


leyes del reino, pero se encontraba en un empate con Jaime, que era un Gran
Marqués de Artes Marciales de fase media.
Patricio se sintió humillado mientras los de la Secta Demoniaca le lanzaban
miradas extrañas.

Sabía que ese día tendría que derrotar a Jaime, o nunca podría obligar a los
miembros de la Secta Demoniaca a mostrarle respeto.

—Como era de esperar de la Forma Verdadera del Dragón Dorado. Es capaz de


hacer tu cuerpo excepcionalmente fuerte. Aunque seas un dragón de verdad, ¡te
juro que te arrancaré la piel y destruiré tus tendones! —Patricio juró con maldad.

De repente, una brillante luz verde surgió en la cabeza de Patricio.

Jaime y los demás se quedaron boquiabiertos ante el asombroso espectáculo.

—Car*jo, ¿qué es eso? ¿Es un ave? —soltó Forero, confundiendo la luz verde
con las plumas verdes de un ave.

Se calló de golpe cuando se dio cuenta de que Jesica seguía de pie a la entrada
de la sala.

Al fin y al cabo, Jaime acababa de decirle que Jesica y Patricio habían tenido
relaciones sexuales anteriormente.

Si afirmaba que Patricio se estaba convirtiendo en un cornudo, estaba diciendo


que Jesica había engañado a Patricio.

CAPITULO 1932
Al escuchar el comentario de Forero, nadie pudo evitar reírse a carcajadas,
tapándose la boca para amortiguar el sonido.

Incluso Simón, que había estado ansioso todo el rato, soltó una carcajada.

—¿Estás demostrando lo diferente que eres? ¿De verdad es tan increíble ser
cornudo? —se burló Jaime.

El rostro de Patricio se contorsionó de ira. Un músculo de su mandíbula se


crispó mientras gruñía:

—Ríete todo lo que quieras. Te haré saber lo capaz que es mi Hechizo de


Madera Espiritual.

Para sorpresa de todos, pequeños brotes verdes habían empezado a brotar de la


parte superior de la cabeza de Patricio. Gruesas y frondosas enredaderas
surgieron y cubrieron por completo el cuerpo de Patricio.

Parecía que Patricio se había adornado con un chaleco hecho de lianas. Sus
manos se habían convertido en lianas y se abalanzaron sobre Jaime a la
velocidad del rayo.
Jaime se sobresaltó al ver la transformación de Patricio.

«¿Es Patricio un humano? ¿O es un demonio arbóreo disfrazado?».

Jaime estaba desconcertado cuando las lianas se deslizaron y lo envolvieron,


levantándolo del suelo y elevándolo por los aires.

Al instante, Jaime luchó por liberarse, pero las lianas le rodeaban como si
quisieran estrangularlo hasta la muerte.

Patricio soltó una carcajada.

—¡Ja! Jaime, no soy un pusilánime.

—¿Eres humano o demonio? —Jaime estaba confundido.

«¿Cómo se había convertido Patricio en esa criatura?».

—Soy humano y también demonio. ¿Ahora tienes miedo? —Patricio se burló.

Había cambiado de un momento a otro. Su antigua apariencia gentil había sido


reemplazada por un rostro desagradable.

En la puerta, Jesica tuvo arcadas al recordar sus momentos íntimos del pasado.

Ni en sus sueños más salvajes esperaba que el hombre al que amaba se


convirtiera en una criatura monstruosa.

—¿Asustado? Nunca tengo miedo de nada. Si tú eres un demonio, yo seré un


cazador de demonios
—anunció Jaime.

Sin previo aviso, una brillante luz dorada llenó el aire, y la poderosa Espada
Matadragones apareció de la nada. Con un arco casi grácil, se balanceó hacia
abajo.

Su afilada energía se dirigió hacia las lianas que habían atrapado a Jaime.

¡Whoosh!

Las lianas fueron cortadas y Jaime cayó al suelo.

Alargó el brazo para agarrar la Espada Matadragones y dirigió una mirada


helada a Patricio.

Patricio miró fijamente la Espada Matadragones en las manos de Jaime. Las


enredaderas que habían sido cortadas comenzaron a crecer de inmediato, como
si la espada nunca las hubiera tocado.

De repente, Patricio lanzó un rugido atronador y sus pies golpearon el suelo con
una fuerza que hizo que se formaran grietas visibles en la tierra que tenía debajo.

Un mar interminable de lianas se extendió desde el suelo y rodeó a Jaime.

Cada liana que rodeaba a Jaime era muy fuerte. De inmediato se encontró en el
punto de mira de las lianas, cuya intención era azotarlo.

Se abalanzaron por el aire y fueron a por él.

Cada liana era lo bastante fuerte como para destrozar el cuerpo de una persona.

—¡Golpe Divino de las Nueve Sombras! —Jaime declaró mientras balanceaba


la Espada Matadragones.

En un instante, seis Jaimes se materializaron, todos blandiendo una Espada


Matadragones. Eran idénticos en todo, hasta el último detalle.

Los seis blandieron al mismo tiempo la espada hacia fuera.

La brillante energía de la espada parecía estar viva, su resplandeciente poder se


elevaba hacia el cielo, apuntando directamente a las enredaderas.

Las enredaderas se cortaron en pedazos y explotaron cuando se produjo la


colisión.

Patricio se quedó helado de confusión cuando vio seis Jaimes idénticos ante él.
No tenía ni idea de que Jaime fuera capaz de lograr esa hazaña.

Al principio, supuso que eran clones en la sombra de Jaime, pero enseguida se


dio cuenta de que eran capaces de causar el mismo nivel de destrucción.

Después de que la luz se desvaneciera, el suelo quedó sembrado de trozos rotos


de enredaderas. El

rostro de Jaime estaba sombrío mientras gotas de sudor resbalaban por su frente.

CAPITULO 1933

Jaime había agotado demasiada energía desatando el Golpe Divino de las Nueve
Sombras y materializando cinco clones de sombra de sí mismo.

Después de todo, los rayos de luz que emitían esos clones de sombra también
procedían de la fuerza interior de Jaime.

Si los clones de sombra hubieran sido meras ilusiones, nunca habrían tenido
poder de ataque.

Patricio miró atónito a Jaime. El primero había realizado su movimiento


definitivo, pero no parecía poder acabar con Jaime, por no hablar de que ni
siquiera había logrado incapacitarlo.

Patricio vislumbró entonces a Jaime jadeando con mucho cansancio. La


comisura de sus labios se curvó un poco hacia arriba cuando un pensamiento le
vino a la cabeza.

—No importa qué técnica utilices, Jaime, sólo gastarás mucha energía espiritual.
En cuanto a mí, dispongo del poder de las leyes. ¡Se acabó tu tiempo! Prepárate
para tu perdición.

Patricio sabía que Jaime ya estaba al límite.

Alterando su postura, Patricio echó raíces en el lugar y envió lianas que


penetraron profundamente bajo tierra. Al segundo siguiente, su aura se
intensificó.

Innumerables lianas empezaron a girar, enroscándose unas con otras y bailando


en el aire a una velocidad cada vez mayor.

En un instante, un tornado se conjuró en el cielo. Reuniendo una fuerza enorme,


el salvaje tornado giró mientras avanzaba hacia Jaime.

Si Jaime se viera arrastrado por él, incluso su físico hercúleo se convertiría en


pasta de carne.

Miró a aquel tornado titánico, sólo para descubrir que todo lo demás a su
alrededor era engullido por él y despedazado.

Aquella visión aturdió a Forero y a los demás, que sin darse cuenta retrocedieron
todo lo que pudieron.

Justo cuando Forero se estaba distanciando del peligro inminente, se dio cuenta
de que Jesica, en la entrada, estaba siendo absorbida poco a poco por el tornado.
Como era débil, el fuerte viento resultó ser demasiado para ella.

Jadeando de horror, Forero saltó hacia donde estaba la mujer, sin tener en cuenta
su propia seguridad. De inmediato tomó a Jesica en brazos y se lanzó con todo
para escapar de la atracción del tornado.

Mientras las ráfagas de viento surcaban el aire, rechinó los dientes, luchando por
mantenerse firme a cada paso que daba.
«Pase lo que pase, ¡no soltaré a Jesica!».

Jesica, a su vez, se aferró a Forero, contemplando en silencio al viejo feo que


tenía ante sus ojos.

Por alguna razón, Forero le parecía un hombre diferente en aquel momento.

«¿Desde cuándo es tan apuesto y musculoso?».

Jesica no se daba cuenta de que aquel hombre empezaba a gustarle.

Mientras tanto, el monstruoso tornado se acercaba a toda velocidad a Jaime. Al


ver el aura aterradora que se dirigía hacia él, sintió que su vida corría peligro.

Agarró la Espada Matadragones con ambas manos y canalizó el Poder de los


Dragones hacia la espada.

Entonces, la Espada Matadragones emitió una serie de zumbidos.

Jaime lanzó un rugido, y la Espada Matadragones irradió un magnífico


resplandor. Un instante después, un haz de aura dorada emanó de la espada.

En cuestión de segundos, el aura dorada formó una colosal espada de decenas de


metros de largo en el aire y protegió a Jaime.

Rayos de luz dorada iluminaron el oscuro cielo con tal intensidad que parecía la
luz del día.

—¡Ahora!

Jaime blandió el arma con todas sus fuerzas. Un chorro de luz cegadora atravesó
la escena y se dirigió hacia el tornado salvaje.

En el momento en que las dos auras chocaron, se escuchó una atronadora


explosión.

El implacable tornado no se detendría hasta alcanzar a Jaime. Sea como fuere,


tendría que superar la poderosa luz dorada de la Espada Matadragones.

El aura horripilante de la atmósfera no cesaba de crecer. Al final, provocó una


distorsión del reino secreto.

—¡Para! A este paso, el reino secreto se va a desmoronar. —Simón fue el


primero en gritar cuando presenció el aterrador espectáculo.

Sería lógico, pues los reinos secretos eran creados por matrices arcanas. En
cierto sentido, no eran indestructibles. Para sostener una colisión tan poderosa
como

aquella, no se sabía si el reino secreto en verdad se derrumbaría.

La voz de Simón distrajo a Patricio. Éste frunció las cejas al oírlo.

Destruir el reino secreto era lo último que quería.

«No, la Secta Demoniaca no debe caer. Mi esfuerzo no puede desperdiciarse».

Por otro lado, Jaime parecía imperturbable. Tanto si el reino secreto se


desmoronaba como si no, a él no le afectaría.

En todo caso, los miembros de la Secta Demoniaca tendrían que empezar una
nueva vida en el reino mundano. En cualquier caso, no supondría una amenaza
para ninguno de ellos.

Justo cuando Patricio se perdía en sus propios pensamientos, un destello brilló


en los ojos de Jaime.

«¡Aquí llega mi oportunidad!».

CAPITULO 1934
Con un movimiento de manos, Jaime lanzó la Espada Matadragones a lo alto del
cielo. La Espada Matadragones giró en el aire antes de lanzarse en dirección a
Patricio.
Patricio se sobresaltó y retrocedió un par de pasos. Sin embargo, el tornado se
apagó al instante tras ser alcanzado por la luz dorada de la Espada
Matadragones.

Una energía aterradora se extendió por el campo como un reguero de pólvora.


Debido a ello, Jaime salió despedido hacia atrás una y otra vez.

Sin embargo, las cosas no pintaban bien para Patricio, que se esforzaba por
contener con sus lianas la Espada Matadragones y al espíritu de la espada que
contenía.

Por desgracia, todas sus lianas fueron cortadas por la afilada luz emitida por la
Espada Matadragones.

¡Bum!

La Espada Matadragones acuchilló a Patricio sin piedad.

Así, el brazo de Patricio fue cortado. La sangre rojo carmesí comenzó a supurar
mientras su aura se marchitaba.

Mirando fijamente su miembro cercenado en el suelo, se asustó.


Una voz de desesperación lo inundó, disipando por completo el Hechizo de
Madera Espiritual. Volvió a su verdadera forma y se puso de rodillas.

—¿Cómo...? ¿Cómo es posible? —murmuró.

Después de todo, era un Gran Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel, y


estaba pisando el suelo del reino secreto de la Secta Demoniaca. No sólo había
sido bendecido con la ventaja de dominar el poder de las leyes, sino que incluso
había recurrido al Hechizo de Madera Espiritual.

«¿Por qué acaba así?».

Patricio cambió entonces su línea de visión hacia Jaime con total incredulidad.

«Jaime es sólo un Gran Marqués de las Artes Marciales en la fase media. Es


imposible que haya triunfado sobre mí».

Una vez que la Espada Matadragones cayó de nuevo en manos de Jaime, levantó
la espada y apuntó con ella al devastado Patricio.

—¡Enséñame qué más tienes, o muere si ya te has quedado sin fuerzas!

Estaba dispuesto a blandir la Espada Matadragones directo contra Patricio al


soltar esas palabras.

—¡Espera! —Jesica detuvo de repente a Jaime.

—¿Por qué, señorita Zhar? No va a alegar en favor de este imbécil, ¿verdad? —


cuestionó Jaime. Jesica negó con la cabeza.
—No. Sólo quiero saber por qué me mintió…

Mientras hablaba, se encontró cara a cara con Patricio, con los ojos brillantes de
rabia.

—¡Tú! ¡Me has hecho daño y me has arruinado la vida! ¿Por qué tienes que
hacerme esto?

Patricio agachó la cabeza. No se atrevía a mirar a la mujer a los ojos. Lo único


que hizo fue separar un poco los labios y decir:

—No tuve elección… La Secta de Corazón Maligno me manipuló. Me


envenenaron, y si no hago lo que dicen, ¡moriré a sus manos!

Hizo todo lo posible por explicarse, con la esperanza de ganar simpatía y


sobrevivir al calvario.

—No quiero escuchar nada de eso. Puedes traicionar a Secta Demoniaca todo lo
que quieras. Pero,
¿cómo has podido tratarme así? ¿Tan solo soy uno de tus juguetes, una de tus
herramientas para desahogar tus deseos? —se enfureció Jesica.

Nunca podría perdonar al hombre por abusar de ella.

—¡Claro que no! Te quiero de todo corazón. No eres mi juguete. Tienes que
creerme. Patricio sacudió la cabeza con fervor, intentando negar aquellas
afirmaciones.

—¡Bestia! No te creo…

Jesica se redujo a un lío de sollozos, golpeando el pecho de Patricio sin tregua.

Patricio permaneció inmóvil. Ni siquiera se molestó en resistirse a la mujer. De


repente, le brillaron los ojos. Mientras nadie le prestaba atención, agarró rápido a
Jesica por el cuello.

Ésta se quedó paralizada. Intentó zafarse del agarre del hombre, pero fue en
vano. Sujetando a Jesica como rehén, Patricio gritó:
—¡Quítate de en medio, Jaime! Todos atrás.

Su intención era huir del reino secreto de la Secta Demoniaca y correr hacia la
Secta de Corazón Maligno.

Forero, por su parte, se convirtió en un manojo de nervios al ver a Jesica cautiva


de aquella manera.

—¡Cabr*n! Si te atreves a ponerle un dedo encima, te hago pedazos —bramó.


Patricio escuchó la amenaza sin pestañear. En lugar de eso, se mofó:
—¡Vil viejo lascivo! Sé que sientes algo por esta mujer. Le has estado echando
el ojo a sus largas y esbeltas piernas, ¿verdad? Es una lástima que eso sea todo
lo que puedes hacer, mientras que yo hace tiempo que me harté de ella. ¿Qué
derecho tienes a amenazarme así?

CAPITULO 1935
Las palabras de Patricio dejaron sin habla a Forero.

Por otro lado, Jesica tenía una expresión de vergüenza en la cara mientras
maldecía a Patricio:

—¡Animal! ¡Te reto a que me mates! ¡Mátame!

»Señor Casas, déjeme. Mátelo. Mátelo…

Cuando Patricio ejerció fuerza sobre su agarre, las palabras de Jesica fueron
cortadas.
—Hazte a un lado, Jaime. Mientras me dejes ir, la perdonaré —le dijo Patricio.

—No creo que su clemencia tenga mucho que ver conmigo. Ella forma parte de
la Secta Demoniaca, y nos conocemos desde hace poco tiempo. Ni siquiera
somos amigos todavía, así que ¿por qué debería dejarte ir por ella? —preguntó
Jaime con sorna.

Patricio se quedó helado al notar las palabras de Jaime, pero volvió a apretar el
puño.

—En verdad voy a matarla. Espero que consideres las consecuencias de tus
actos…

—Hazlo. Mátala y te mataré. —Fue la respuesta de Jaime mientras se acercaba a


Patricio. Sin embargo, al mismo tiempo, Jaime miraba con discreción a Forero.
Forero captó de inmediato su mensaje y se dirigió en silencio al lado de Patricio.
—¡Alto! ¡Alto ahí! Da un paso más y la mato —gritó Patricio mientras
empezaba a retroceder. Jaime hizo una mueca de desprecio, pero no se detuvo, y
eso hizo que Patricio entrara en pánico.

Patricio tenía toda su atención puesta en Jaime, así que no se dio cuenta de que
Forero ya estaba a su lado.

Justo cuando Patricio dio otro paso atrás, una poderosa ráfaga de viento vino de
su lado. Forero lanzó un ataque.
En ese momento, Patricio sacó por instinto la palma de la mano hacia Forero
para bloquear su ataque.

Como Patricio había perdido un brazo, atacar significaba soltar a Jesica. Jaime
aprovechó la oportunidad para agarrar a Jesica y tirar de ella hacia él.
¡Pum!

La palma de Patricio chocó contra la de Forero.

Aunque Patricio estaba herido, seguía siendo un Gran Marqués de las Artes
Marciales. Por lo tanto, Forero no era rival para él.

En el segundo siguiente, Forero voló hacia atrás mientras la sangre brotaba de su


boca. Luego, se estrelló contra el suelo.
—¡Señor Forero! —gritó preocupada Jesica antes de correr hacia él.

Patricio giró sobre sí mismo e hizo ademán de huir, pero Jaime atacó con la
Espada Matadragones, clavándola en el cuerpo de Patricio.

¡Pum!

Patricio cayó al suelo. No llegó a cerrar los ojos antes de morir.


Al otro lado, Jesica sujetaba la cabeza de Forero mientras seguía limpiándole la
sangre que le salía por la comisura de los labios.

—¡Señor Forero, despierte! ¡Despierte! —gritó.

Forero seguía con los ojos cerrados y la cabeza hundida entre sus brazos. El
dulce aroma de ella le llegó a la nariz.

Jaime miró por un instante a Forero cuando se acercó, y una sonrisa se dibujó en
sus labios.

—Señor Casas, haga el favor de atender al señor Forero, ¡por favor! Jesica le
pedía a Jaime que atendiera a Forero.
Mientras tanto, corrió hacia Patricio, tomó un cuchillo y empezó a rebanar el
cuerpo de Patricio.

La sangre salpicaba en todas direcciones y casi descuartizaba el cuerpo de


Patricio. Era un espectáculo aterrador.

Por otro lado, Jaime despertó a Forero con sólo presionar su muñeca. En cuanto
Forero abrió los

ojos, empezó a lanzar miradas a Jaime.

Una vez que Jesica terminó de desahogar su ira, volvió hacia ellos y preguntó
con ansiedad:

—Señor Casas, ¿cómo está el señor Forero? Jaime frunció las cejas y suspiró.
—El señor Forero está malherido. Tengo que llevarlo de vuelta al hotel para
tratarlo. Entonces se volvió hacia Vladimir y le dijo:
—Vladimir, trae a algunos hombres para que lleven al señor Forero de vuelta al
hotel. Necesito tratarlo.

Vladimir asintió y de inmediato ordenó a los hombres de la familia Garay que


sacaran a Forero del reino secreto.

CAPITULO 1936
Jesica estaba preocupada por Forero, así que los siguió.

—¡Señor Casas, muchas gracias! —pronunció Simón en señal de gratitud.

—No hace falta que me lo agradezcas. También lo hago por mi bien. En cuanto
a la Secta Demoniaca... Te dejo con eso.

Dicho esto, Jaime lanzó una mirada a los miembros de la Secta Demoniaca antes
de marcharse con Vladimir.

Lo que Simón fuera a hacer con el traidor de Secta Demoniaca era cosa suya.
Jaime no pensaba involucrarse ni quería hacerlo.

Cuando estuvieron de vuelta en el hotel, Jesica volvió a limpiar con cuidado la


sangre de los labios de Forero.

—Señorita Zhar, voy a atender al señor Forero ahora, así que por favor
abandone la habitación por ahora —le dijo Jaime.

Ella asintió y se marchó. Una vez se fue, Jaime palmeó el hombro de Forero y le
dijo:

—Muy bien, ya está fuera.

Forero abrió los ojos y miró como si estuviera intoxicado.

—Olía tan bien, y se sentía tan suave… Jaime suspiró.


—Pensaba que habías pasado página, pero sigues siendo el mismo.

Forero había cambiado bastante después de consumir el elixir dorado de Katia, y


Jaime pensó que sufriría una transformación completa.

—¿Cómo que sigo siendo el mismo? Me gusta de verdad, y no es sólo porque


me la quiera echar — dijo Forero con solemnidad.

—¿Entonces no te importa que alguien se haya acostado con ella antes? —


preguntó Jaime. Forero negó con la cabeza.
—No tiene importancia. Soy viejo y me he acostado con mucha gente. Todo está
bien mientras ella esté bien conmigo.

—Muy bien, entonces deja que te ayude. Recuéstate.

Jaime le pidió entonces a Forero que se acostara y volviera a cerrar los ojos.

Una vez que Jaime se recompuso, salió de la habitación y encontró a Jesica


esperando en el pasillo. Cuando vio a Jaime, corrió hacia él.

—Señor Casas, ¿cómo está el señor Forero? —preguntó. Jaime suspiró con
fuerza antes de fruncir los labios.
—El ataque ha dañado bastante los órganos internos del señor Forero. Me... Me
temo… La vacilación de Jaime hizo que Jesica se tensara.
—Señor Casas, tiene que salvar al señor Forero cueste lo que cueste. ¡Él sólo
terminó así porque me estaba salvando a mí! Si lo salva, ¡haré todo lo que me
pida!

Entonces, Jesica se movió para arrodillarse ante Jaime. Jaime se apresuró a


detener a Jesica y le dijo:
—Señorita Zhar, no hace falta que haga eso. No es que el señor Forero no pueda
salvarse, pero necesitaré su cooperación en algo.
—¿Mi cooperación en algo? —repitió Jesica.

—Yo... Yo…

Jaime se puso rígido antes de inclinarse más cerca del escuchado de Jesica para
susurrarle. Cuando terminó, tenía la cara roja. En cambio, Jesica parecía
tranquila.
—Con tal de salvar al señor Forero, haré lo que sea. Ya soy una manzana
podrida, ¿para qué voy a seguir teniendo miedo?

Una vez que esas palabras salieron de su boca, Jesica abrió la puerta de la
habitación y entró.

Una oleada de sentimientos complicados inundó a Jaime al verla entrar. No


sabía si era correcto mentirle a Jesica, pero adivinó que Jesica estaba interesada
en Forero por la forma en que le respondió.

Al comprobar la hora, se dio cuenta de que pronto amanecería, así que Jaime
volvió a su habitación a descansar.

Fue una noche agotadora, pero cuando Jaime se acostó en la cama, pronto
escuchó el alboroto que venía de la otra habitación.

Pronto pudo escuchar los gemidos de Forero y Jesica.

Jaime parpadeó desconcertado. Aunque sabía que sus habitaciones estaban una
al lado de la otra, nunca pensó que sería capaz de escuchar los sonidos de la otra
habitación con tanta claridad.

Jaime cerró los ojos, pero no conseguía dormirse hiciera lo que hiciera. Las
voces de Forero y Jesica seguían viajando hasta sus oídos. Incluso después de
decenas de minutos, no daban señales de detenerse.

Jaime se incorporó en la cama, con una expresión de exasperación en el rostro.


Se había condenado a sí mismo a pasar la noche en vela por ayudar a Forero con
su plan. Al final, Jaime no tuvo más remedio que ir a hablar con Vladimir.

CAPITULO 1937
Cuando Jaime fue a ver a Vladimir, éste le preparó un café antes de que
empezaran a charlar.

—Vladimir, tu familia y algunas otras familias han venido de repente a este


lugar. ¿Va a pasar algo grande pronto? —preguntó Jaime.

—Señor Casas, ¿no lo sabe ya? La Isla Encanta es el lugar donde la energía
espiritual será restaurada por primera vez en este mundo. Nuestro destino inicial
es Isla Encanta. Esperábamos apoderarnos del lugar antes de la restauración de
la energía espiritual —explicó Vladimir.

—Pero hay muchas familias que se dirigen a la isla Encanta. Allí estallará una
batalla que traerá desastres a todas las familias —señaló Jaime.

—Lo sé, pero todas las familias prestigiosas del reino secreto están intentando
apoderarse de la tierra de la restauración de la energía espiritual. Es la única
forma de que puedan hacer los preparativos adecuados antes de la restauración
de la energía espiritual en todo el mundo. Nuestras familias son los
representantes de las prestigiosas familias del reino secreto, así que sólo
podemos acatar sus órdenes.

Vladimir sabía lo que Jaime intentaba decirle, pero esto no dependía de él ni de


su familia.

—¿Hay alguna forma de detener la restauración de la energía espiritual? Si la


energía espiritual en verdad se restaura, y las familias prestigiosas abandonan el
reino secreto, nos disolveremos en el caos. La gente corriente sufrirá.

Jaime sabía que una vez que las familias del reino secreto abandonaran su reino,
el reino mundano sería aplastado bajo ellos como insectos.

En última instancia, la gente normal iba a ser víctima de la guerra entre las
familias prestigiosas.

Por eso Jaime quería detener la restauración de la energía espiritual y hacer que
esas familias permanecieran en el reino secreto.

El reino mundano tenía leyes naturales que suprimían el poder de la gente del
reino secreto, y así era el mundo. Sin embargo, la restauración de la energía
espiritual pondría el mundo patas arriba.

—Señor Casas, ¿de verdad quiere detener la restauración de la energía


espiritual? —Vladimir puso cara de sorpresa. Luego sacudió la cabeza y
continuó—: No sé si podemos detenerlo, pero me temo que la restauración de la
energía espiritual está grabada en piedra desde hace miles de años. Dudo que
alguien pueda impedirlo.

Jaime frunció las cejas. Independientemente de que pudiera o no detener la


restauración de la
energía espiritual, iba a hacer un viaje a la isla Encanta.

Sin saberlo, Jaime charló con Vladimir hasta el amanecer. Cuando salió de la
habitación de Vladimir y se disponía a volver a la suya, se encontró con Jesica,
que tenía las mejillas sonrosadas y estaba a punto de salir de la habitación de
Forero.

Cuando sus ojos se encontraron, la cara de Jesica se puso roja.


—Señor Casas, no puedo creer que me haya mentido.

Eso fue todo lo que dijo Jesica antes de darse la vuelta y salir corriendo.

Mientras tanto, Forero se estiró y salió, con la cara radiante. Al ver a Jaime, le
dio una palmadita en el hombro y dijo:

—Jaime, muchas gracias. No dudes en acudir a mí si alguna vez necesitas mi


ayuda. Al ver la mirada de satisfacción de Forero, Jaime sonrió y dijo:
—Ahora está satisfecho. Tiene que ser amable con ella a partir de ahora.

—Por supuesto. Jesica va a ser mi mujer —respondió Forero asintiendo con la


cabeza. Justo cuando Jaime se disponía a descansar, llegó Álvaro con el Caldero
Divino.
Álvaro no se había tomado ni un solo descanso durante su viaje, temiendo que
su tardanza retrasara a Jaime en resolver su asunto.

Jaime se emocionó al ver a Caldero Divino. Se preguntaba qué clase de píldoras


podrían fabricarse con el Tubérculo de flor de lana de diez mil años de
antigüedad.

Tras intercambiar unas palabras con Álvaro, Jaime pidió a Forero que lo
custodiara mientras empezaba a crear las píldoras.

Sin embargo, para asegurarse de que no hubiera contratiempos durante su


creación, Jaime también pidió a Vladimir que apostara a sus hombres fuera de su
habitación.

Temía que Forero se escapara a echar una siesta.

Tras colocar el Caldero Divino, Jaime arrojó con suavidad el Tubérculo de flor
de lana de diez mil años al caldero.

Luego, se sentó con las piernas cruzadas y colocó ambas palmas hacia arriba. Se
manifestó una llama azul claro. Era el fuego espiritual para la creación de
píldoras.

Con un movimiento de su dedo, la llama voló hacia el Caldero Divino, y pronto,


aparecieron intensas llamas en el caldero.

CAPITULO 1938
Manteniendo los ojos cerrados, Jaime contuvo la respiración y se concentró en
practicar la alquimia. Envuelto por las llamas del fuego espiritual, el Tubérculo
de flor de lana, de diez mil años de antigüedad, se convirtió poco a poco en
líquido mientras un aroma refrescante salía del Caldero Divino.

El tiempo pasó volando en un abrir y cerrar de ojos, y pronto transcurrieron tres


días. En ese

momento, una luz brillante y colorida brilló desde el Caldero Divino. Los rayos
de luz se hicieron más fuertes, envolviendo todo el hotel.

Forero y Vladimir se sorprendieron por el aura que irradiaba de la habitación de


Jaime.

Mientras tanto, Alain de la familia Zepeda corrió a toda velocidad al hotel con
Kenzo cuando se dio cuenta de los extraños sucesos en el hotel.

De camino, Kenzo preguntó a Alain:

—Papá, ¿qué pasa? ¿A qué se debe ese repentino fenómeno inusual en el hotel?

—¡Tal vez sea la manifestación de una píldora divina! ¡Apuesto a que el señor
Casas está refinando el Tubérculo de flor de lana de diez mil años de
antigüedad! —exclamó Alain emocionado, acelerando el paso.

Mientras tanto, en el hotel, Forero y Vladimir esperaban con paciencia y en


silencio fuera de la habitación de Jaime.

Buzz...

De repente, el Caldero Divino de la habitación de Jaime empezó a emitir un


zumbido antes de que una luz deslumbrante se extendiera en todas direcciones.

Las luces de colores se dispararon hacia el cielo, y la espectacular vista detuvo a


muchos transeúntes en sus pasos. Todos se preguntaban qué estaba pasando.

Al mismo tiempo, en la cima de una montaña no muy lejos de Ciudad del Norte,
Saulo lo observaba todo con expresión solemne.

No se marchó tras escapar de Ciudad del Norte. En su lugar, esperó la señal de


Patricio para dirigirse a la isla Encanta, pues allí habían tendido una trampa.

Si Jaime se dirigía a la isla, la trampa que habían preparado serviría para


enfrentarse a Jaime. Saulo y Patricio podrían incluso aprovechar la recuperación
de la energía espiritual para revivir al demonio de sangre.

Si, por casualidad, Jaime no se dirigía a la isla Encanta, Saulo y Patricio


utilizarían la trampa para enfrentarse a otras familias, porque de ninguna manera
se quedarían de brazos cruzados viendo cómo otros reclamaban la isla Encanta
como suya.

Mirando el extraño fenómeno, Saulo murmuró confundido:

—¿Qué es eso?
—Es la manifestación de una píldora divina. Estoy seguro de que es obra de
Jaime. No creía que fuera posible que pudiera crear una píldora divina a partir de
la hierba de diez mil años que tenía en sus manos. —Malphas habló desde el
interior de Saulo.

—¿Píldora divina? —Saulo estaba confundido. No sabía mucho de píldoras, y


mucho menos de píldoras divinas.

—Una píldora divina es una píldora de nivel celestial. Cuanto más alto es el
nivel de una píldora, más difícil es crearla y más duros son los requisitos para
que un horno de píldoras funcione. ¿Quién habría esperado que Jaime fuera
capaz de crear una píldora divina? Y lo que es más importante,

¿cómo consiguió un horno para píldoras capaz de crear una píldora divina?
Jaime esconde
demasiados secretos. Esperemos que esta vez podamos eliminarlo durante el
periodo de recuperación de la energía espiritual —dijo Malphas con voz
preocupada.

—Señor, Jaime tiene muchos expertos a su lado. Me temo que es difícil que
podamos eliminarlo — Tras la batalla de hace unos días, pensar en Jaime
invocaba un temor persistente en Saulo, porque cada vez que luchaba con Jaime,
salía derrotado.

—¿Tienes miedo? —preguntó Malphas.

—Yo... —Saulo vaciló, sin saber qué responder. De hecho, su confianza y su


personalidad ambiciosa habían empezado a flaquear después de ser derrotado
por Jaime una y otra vez.

—Hmph, perdiste contra él unas cuantas veces, eso es todo. ¿Cómo puedes
tenerle miedo sólo por eso? Eres un perdedor para ser un Demonio del Infierno.
¡No tienes que temerle una vez que desates tu poderoso físico! Además, esta vez
he informado a los guerreros de Túnica de Oro Negro. Enviarán gente para
ayudarnos en la lucha —se mofó Malphas.

Los ojos de Saulo se llenaron de esperanza al escuchar que los guerreros de


Túnica de Oro Negro iban a participar. Después de todo, los guerreros de Túnica
de Oro Negro eran todos santos de las artes marciales, y Jaime sólo se
enfrentaría a la derrota cuando se movilizaran figuras tan poderosas.

CAPITULO 1939
—Han pasado algunos días. ¿Por qué Patricio aún no se ha puesto en contacto
con nosotros? —se quejó Saulo mientras miraba en dirección a Ciudad del
Norte.

Llevaban varios días esperando el mensaje de Patricio, pero aún no habían


recibido nada de él.

Sin que Saulo y Malphas lo supieran, Patricio ya había muerto, y la Secta


Demoniaca estaba sufriendo una importante reforma en la que Simón había
eliminado a los confidentes de Patricio que quedaban.

¡Bum!

De repente, una explosión ensordecedora resonó en el aire mientras una luz


multicolor estallaba en todas direcciones.

En medio de la luz cegadora había una píldora envuelta en un brillo dorado, que
irradiaba un calor abrasador como un sol. Era tan brillante que incluso eclipsaba
al sol.

—¿Es la píldora divina? —Saulo miró sorprendido la píldora que flotaba en el


aire.

Poco después, una figura se elevó hacia el cielo, agarrando la píldora. La luz
brillante desapareció en cuanto la palma de la mano de la figura cubrió la
píldora, y la tranquilidad volvió a Ciudad del Norte.

Jaime abrió la palma de la mano y miró la píldora, que desprendía un tenue


brillo dorado. Su corazón se llenó de emoción.

—¿Es ésta... la legendaria Píldora de Vitalidad Púrpura? Emocionado, Jaime


sintió que su cuerpo temblaba un poco.
«Esta Píldora de Vitalidad Púrpura me ayudará a lograr un gran avance y
ascender de la fase media de Gran Marqués de las Artes Marciales a la fase
avanzada. Incluso podría alcanzar otro nivel de
Gran Marqués de las Artes Marciales».

De hecho, Jaime apostaba por el éxito de la creación de la Píldora Violeta de


Vitalidad. Después de todo, era un hecho conocido que el éxito no estaba
garantizado en términos de alquimia, y cuanto más alto era el nivel de la píldora,
mayores eran las posibilidades de fracasar en su creación.

Consumir el Tubérculo de flor de lana de diez mil años de antigüedad refinado


no aumentaría su fuerza de forma significativa, pero era otra historia si se creaba
la Píldora de Vitalidad Púrpura. La píldora mejoraría enormemente sus
capacidades.

Sin embargo, la creación de la Píldora de Vitalidad Púrpura también tenía sus


riesgos. Si Jaime fracasaba, también perdería el preciado Tubérculo de flor de
lana de diez mil años de antigüedad, y la energía espiritual que hubiera agotado
también habría sido en vano.

Por suerte, Jaime lo consiguió con la ayuda del Caldero Divino. No se podía
subestimar el poder del antiguo caldero.

Forero y Vladimir corrieron hacia Jaime en cuanto aterrizó en el suelo con la


píldora en la mano. Forero exclamó emocionado:
—Jaime, ¿has... creado una píldora divina?

Jaime asintió mientras esbozaba una leve sonrisa. Al ver eso, Forero se sintió
inundado por el miedo.
—¡Qué atrevido eres! ¡No puedo creer que hayas creado una píldora divina! Si
fallaba, ¡el Tubérculo de flor de lana de diez mil años se habría echado a perder!
¿Cómo estabas tan seguro de que tendrías éxito?

—La vida misma es una gran apuesta, ¿no? Nadie sabe lo que depara el futuro
—Jaime sonrió.

—Eres increíble. Yo nunca me atrevería a hacer algo así... —Forero le dio un


pulgar hacia arriba a Jaime.

Al mismo tiempo, Alain y Kenzo llegaron por fin. La envidia se dibujó en la


cara de Alain cuando vio a Jaime.

Felicitó a Jaime:

—Bien hecho, señor Casas. Felicidades por el éxito de hacer una píldora divina.

—Gracias. Prometí crear la Píldora De Tres Espíritus. Ahora escribiré la receta y


podrás preparar los ingredientes —dijo Jaime con indiferencia. Era un hombre
de palabra, así que crearía la píldora como había prometido. Además, le sería
más fácil crear la Píldora De Tres Espíritus con la ayuda del Caldero Divino.
Aunque la Píldora De Tres Espíritus no era una píldora divina, seguía siendo una
píldora de alto nivel que podía aumentar la fuerza en gran cantidad.

Alain asintió con entusiasmo cuando escuchó las palabras de Jaime.

—De acuerdo. Las prepararé ahora mismo.

Con eso, Jaime le dio a Alain una receta. Éste envió de inmediato a sus
subordinados por todo Ciudad del Norte en busca de las hierbas medicinales
escritas en la receta.

Todas las hierbas fueron recogidas en medio día, lo que demostraba que la
influencia de Alain como
alcalde de Ciudad del Norte no podía ser subestimada.

Esa noche, Jaime utilizó el Caldero Divino para crear la Píldora De Tres
Espíritus para Alain. Mientras lo hacía, también preparó unas cuantas Píldoras
de Gran Suplementación para Forero, pues pensaba que el estilo de vida
licencioso de este último acortaría su esperanza de vida y dañaría su salud de
forma significativa.

CAPITULO 1940
Tras recibir la Píldora De Tres Espíritus de Jaime, Alain se sintió tan agradecido
que no quería otra cosa que adorar al hombre.

Forero también estaba eufórico por haber recibido la Píldora de Gran


Suplementación.

Como aún quedaba algún tiempo antes de que se restaurara la energía espiritual
de la Isla Encanta, Jaime decidió aprovechar la oportunidad para cultivar y
mejorar sus habilidades. Después de todo, sabía que cada vez aparecerían más
expertos cuando la isla volviera a rebosar de energía espiritual.

«Lo mejor sería poder detener la restauración de la energía espiritual, pero si no,
todo el reino mundano se sumiría sin duda en el caos. Todo lo que puedo hacer
es usar mis poderes para proteger a los que me rodean...».

—Señor Forero, ahora usaré la Píldora de Vitalidad Púrpura para mi cultivo.


Necesitaría que me protegieran mientras tanto —dijo Jaime.

—No te preocupes —respondió Forero mientras se golpeaba el pecho—.


Conmigo haciendo guardia, puedes estar seguro de que no entrará ni un
mosquito.

En ese momento, Alain dijo:

—Señor Casas, ¿por qué no se va a mi casa a cultivar? Allí es más seguro, y


puedo decretar un bloqueo en toda la ciudad para impedir que nadie entre o
salga.

Al escuchar eso, Jaime reflexionó un momento antes de asentir.

«Tiene razón. La residencia de los Zepeda es mucho más segura que el hotel».

Sin más preámbulos, el grupo se dirigió a la residencia Zepeda. Incluso


Vladimir, decidido como siempre a proteger a Jaime, condujo a sus hombres a la
casa en lugar de precipitarse a la isla Encanta.

Pronto, Jaime se encontró sentado con las piernas cruzadas en la habitación


secreta que Alain había preparado para él. Mientras sostenía la Píldora de
Vitalidad Púrpura en la mano, oleadas torrenciales de energía espiritual
comenzaron a llegar a su cuerpo.

Al segundo siguiente, abrió la boca y tragó la píldora entera.

Con eso, poderosas corrientes de energía espiritual envolvieron a Jaime,


haciéndolo sentir como si estuviera bañándose en un mar de energía espiritual,
flotando con libertad.

En cuanto activó la Técnica de Enfoque, pequeños vórtices de energía espiritual


empezaron a aparecer en su cuerpo, haciendo que su entorno quedara envuelto
en una espesa niebla blanca.

Segundos después, Jaime frunció el ceño. Aunque la Píldora de Vitalidad


Púrpura podía mejorar las habilidades de uno, las ondas de energía eran tan
intensas que tenía que concentrarse en guiar y controlar el poder.

Así, no sólo mejoraron poco a poco las habilidades de Jaime, sino que su físico
también se hizo más
fuerte y resistente.

El tiempo pasó y pronto había transcurrido medio mes.

Sorprendentemente, Jaime no se había movido ni un centímetro en la habitación


secreta durante ese periodo.

—Ya ha pasado medio mes. ¿Crees que el señor Casas está bien? —preguntó
Alain preocupado.

Todo el mundo sabía que las píldoras divinas eran estupendas, pero al mismo
tiempo, el impacto que tenían en el cuerpo era tremendo. No hace falta decir que
sería peligroso que el cuerpo no pudiera soportar la presión.

—Todo irá bien. No olvides que Jaime es la Forma Verdadera del Dragón
Dorado. Una píldora divina no podría hacerle daño —respondió Forero mientras
daba un sorbo a su vino, nada preocupado.

De hecho, se había estado entregando a los placeres de la vida todos los días, y
gracias a los estertores nocturnos de la pasión, Jesica se estaba volviendo aún
más encantadora y hermosa.

Por mucho que lo intentara, Forero no podía apartar las manos de ella.

—Señor Forero, ¿está seguro de que el señor Casas se pondrá bien? —Vladimir
intervino ansioso.

«Ha pasado medio mes, y sin embargo apenas hay movimiento en el cuarto
secreto. Lo peor de todo es que ni siquiera podemos detectar el aura del señor
Casas».

—No se preocupen. Pueden confiar en mí. El cuerpo de Jaime no es como el de


un humano normal. Incluso con la ayuda de una píldora divina, dudo que pueda
aumentar mucho su nivel de cultivo — tranquilizó Forero.

Viendo lo seguro que estaba y lo bien que conocía a Jaime, ni Alain ni Vladimir
dijeron nada más.

Pasaron tres días más en un abrir y cerrar de ojos, pero por desgracia, la
habitación secreta permaneció en completo silencio.

Aquella noche, sin embargo, cuando todos se habían dormido, unas nubes
oscuras cubrieron de repente la brillante luna.

Al instante, el cielo se volvió negro como la tinta, tanto que era imposible ver
algo.

Justo entonces, una ráfaga de luz brillante salió disparada de la habitación


secreta e iluminó el oscuro cielo.

¡Bum!

Tras una abrupta explosión, la robusta habitación secreta quedó reducida a


cenizas mientras Jaime saltaba a los cielos como una estrella fugaz y se
precipitaba a la cima de una montaña cercana.

CAPITULO 1941

En ese momento, el cuerpo de Jaime se tiñó de rojo fuego, como si le hubieran


prendido fuego desde dentro.

Mientras sonaba un rugido agudo, un aura aterradora envolvió el bosque,


haciendo que los árboles de alrededor se derrumbaran y el suelo temblara.

En una fracción de segundo, la montaña quedó reducida a escombros, como si


un meteorito hubiera golpeado y destruido la zona.

En ese momento, todos los habitantes de la residencia Zepeda se despertaron


sobresaltados y se volvieron para mirar la montaña a lo lejos.

—¿Qué pasó? ¿Fue un meteorito? —preguntó Alain mientras se levantaba


apresurado, con el rostro sombrío y pálido.

Todos corrieron al patio sin más dilación y se quedaron mirando la bola de luz
roja y ardiente que había en lo alto de la montaña.

—Veo a un humano. El que emite luz desde la cima es un humano... —murmuró


Kenzo.

Conmocionada, la multitud se apresuró hacia el patio trasero, sólo para ver la


bien construida habitación secreta reducida a escombros y cenizas.

De repente, Alain se congeló en seco.


—¿Podría ser el señor Casas?

En ese momento, todos sintieron que un aura amenazadora se acercaba poco a


poco a ellos. Aunque todos eran Grandes Marqueses de las Artes Marciales, sus
corazones no podían dejar de acelerarse por la abrumadora ansiedad.

—Es el señor Casas —respondió Vladimir, con los ojos desorbitados por la
sorpresa—. Es él…

Forero, por su parte, permaneció imperturbable.

—Jaime sí que es extraordinario. Dadas sus habilidades actuales, no me


sorprendería que aplastara una montaña entera.

—Pero, ¿por qué fue el señor Casas a esa montaña? —preguntó Kenzo,
provocando una risita de Forero.

—¡Si no lo hubiera hecho, la residencia Zepeda habría sido arrasada!

Sólo entonces Kenzo cayó en la cuenta.

«¡Ah! ¡El señor Casas sólo intentaba evitar que su aura destruyera nuestra
casa!».

—Vamos. ¡Vamos a echar un vistazo! —le instó Forero antes de subir a la


montaña.

Entusiasmados por ver lo poderoso que se había vuelto Jaime tras consumir una
píldora divina, los demás lo siguieron.

Mientras tanto, el cuerpo de Jaime brillaba tanto que hasta sus entrañas se
iluminaban.

Mientras la luz seguía parpadeando, el aura de Jaime también seguía creciendo.


De hecho, se esforzaba por controlar el poder de su cuerpo para que aumentara
gradualmente. Si lo hubiera soltado todo de golpe, la explosión, sin duda,
arrasaría la montaña.

Lo peor de todo es que su cuerpo también resultaría muy herido por el impacto.

Cerca de allí, Saulo contempló el punto brillante y siguió avanzando.

—¡Está justo enfrente! Esta aura es aterradora... Por lo que sabemos, ha


superado
el nivel de Gran Marqués de las Artes Marciales.

Detrás de él, según parecía, ¡había cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro!

Al principio, Saulo había planeado dirigirse a la Isla Encanta después de reunirse


con los guerreros de Túnica de Oro Negro. Si lograban encontrarse con Jaime en
la isla, lo matarían allí mismo.

Si no, aprovecharía para eliminar a todos los de las familias prestigiosas.


Después de todo, los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro eran presencias
inigualables.

Sin embargo, apenas habían partido hacia la isla Encanta cuando se percataron
del extraño suceso cerca de las montañas.

Ni que decir tiene que Saulo sabía que algo iba mal.

«Estos sucesos repentinos debían de ser el resultado del avance de Jaime. Este
fenómeno inusual, combinado con el hecho de que había creado hace poco una
píldora divina, ¡debía significar que la había consumido!».

Tras meditarlo mucho y recibir luz verde de Malphas, Saulo se precipitó hacia la
montaña con los guerreros de Túnica de Oro Negro a cuestas.

Una cosa era segura: no podían dejar que Jaime subiera más de nivel. Si superaba
el nivel de Gran Marqués de las Artes Marciales y alcanzaba el de Santo de las
Artes Marciales, capturarlo sería imposible.

Poco después, Saulo y su equipo llegaron a su destino. Sin embargo, al ver a Jaime
con los ojos cerrados y el cuerpo enrojecido, Saulo empezó a sentir pánico.

Sólo el viaje hasta el lugar donde se encontraba Jaime ya les había costado mucho
a Saulo y a los guerreros, sobre todo porque tenían que resistir su aura tan fuerte a
cada paso del camino.

—¡Como era de esperar de la Forma Verdadera del Dragón Dorado! A pesar de haber
consumido directamente una píldora divina, aún puede suprimir el estallido de energía y
subir de nivel poco a poco. Por otra parte, no puedo creer que no haya asignado a nadie
para protegerlo durante este proceso crucial. ¡Ja! En ese caso, no
puede culparnos por hacer nuestro movimiento... —dijo Malphas con sorna

CAPITULO 1942
En ese momento, la energía dentro del cuerpo de Jaime aumentaba poco a poco, mientras él suprimía con
desesperación ese poder para evitar que estallara y lo hiriera. Por lo tanto, sólo podía dejar que su nivel de
energía fuera incrementando.

Jaime había percibido la llegada de Saulo, pero no se atrevía a actuar con imprudencia en ese momento.
Sólo podía esperar que el poder que llevaba dentro se absorbiera más rápido.

Al percibir el estallido de energía en Jaime, Saulo supo que había llegado su oportunidad. Si esperaba más,
permitiendo que Jaime lograra un avance, la situación se volvería problemática.

Saulo se acercó a Jaime mientras dirigía a cuatro hombres vestidos con túnicas de oro negro.

—Jaime, no esperabas que nos encontráramos tan pronto, ¿verdad? —dijo Saulo con sorna. Jaime se limitó
a mirarlo sin decir nada. Sin embargo, una pizca de ansiedad brilló en sus ojos. Al ver la mirada de Jaime,
Saulo se volvió aún más petulante.
—Si no fuera porque Lord Tacio está interesado en tu cuerpo, te habría decapitado ahora mismo — dijo
Saulo, con los ojos llenos de intenciones asesinas.

Odiaba a Jaime hasta la médula, pues no podía olvidar que él fue el causante de la muerte de su padre y de
la destrucción de la familia Noguera.

Si no fuera por Jaime, Saulo seguiría siendo el vástago de una familia adinerada, permitiéndose una vida de
lujo y no corriendo de un lado a otro como sirviente de otro.

—Deja de decir tonterías. Ahora mismo está en una fase crítica, así que puedes aprovechar este momento
para absorber la energía espiritual que hay en él y dejar su cuerpo mortal ileso. — Malphas, que residía en
el interior de Saulo, tomó la palabra.

Saulo miró a los cuatro hombres de Túnica de Oro Negro. Luego, los cinco pusieron al mismo tiempo sus
manos sobre Jaime.

Planeaban absorber la energía espiritual del cuerpo de Jaime y dejarlo incapacitado.

Además, esa energía espiritual también podría ayudarles a cultivar. Sabían que la energía espiritual dentro
de Jaime era demasiado abrumadora, y si una persona intentaba absorberla toda, su cuerpo tal vez
explotaría.

Sin embargo, justo cuando el quinteto ponía sus manos sobre Jaime, varias ráfagas de viento los golpearon
de repente, ¡obligándolos a esquivar!

—¿Cómo te atreves a intentar aprovecharte del señor Casas en Ciudad del Norte? —bramó Alain mientras
fulminaba con la mirada a Saulo y su grupo.

El rostro de Forero se ensombreció en cuanto se fijó en Saulo y en los pocos guerreros de Túnica de
Oro Negro que había detrás de éste.

—¿Son miembros de la Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade? —preguntó Forero impasible. Saulo cayó
en un aturdimiento momentáneo.
«Es de noche y todos vamos vestidos con túnicas negras. Por no hablar de que la Alianza de Guerreros de
Ciudad de Jade ya no existe, así que no esperaba que nadie nos reconociera».

—Así es. Me sorprende que alguien haya sido capaz de identificarnos —admitió Saulo y asintió con
presteza porque sabía que las pocas personas que tenía delante no eran rivales para su grupo.

Forero, Alain y Vladimir no eran más que grandes marqueses de artes marciales, y Kenzo no era más que
un marqués de artes marciales. No había forma de que pudieran enfrentarse a cuatro Santos de las Artes
Marciales.

Los cuatro hombres de Túnica de Oro Negro eran Santos de las Artes Marciales, y con sus capacidades,
enfrentarse a Forero y a los demás debería ser pan comido.

—¿Miembros de la Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade? —Vladimir también hizo una mueca y frunció
las cejas.

—¿A quién le importa que sean de la Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade? Esto es Ciudad del Norte, el
territorio de la familia Zepeda. Cualquiera que venga aquí debe mostrar obediencia a nuestra familia —
Kenzo, inconsciente de la fuerza del oponente, gritó con arrogancia.

—Kenzo, cállate —Alain regañó a Kenzo en voz alta, ya que parecía haberse dado cuenta de la fortaleza de
su oponente.

Sin embargo, aparentemente ignorante de los peligros, Kenzo siguió provocando a Saulo:

—Será mejor que salgan de Ciudad del Norte. De lo contrario, les mostraré las consecuencias.

En cuanto Kenzo terminó de hablar, Saulo agitó la palma de la mano y Kenzo salió volando hacia atrás,
escupiendo sangre en el aire.

—¡Kenzo! —Alain saltó rápido y atrapó a su hijo.

CAPITULO 1943
—Sal de aquí si no quieres morir. Sólo tengo como objetivo a Jaime y no quiero matarte. —Saulo no quería
luchar contra Forero y los demás.

Forero y Vladimir miraron a Jaime y luego intercambiaron una mirada, al parecer ya decididos. De repente,
Vladimir sacó la Cuerda Inmortal y la azotó con fiereza.
La Cuerda Inmortal era una reliquia sagrada de las artes marciales. Ni que decir tiene que su poder era
extraordinario.

Al ver esto, Saulo se levantó de un salto, y los cuatro hombres vestidos con túnicas de oro negro se
acercaron al instante.

Uno de ellos agarró la Cuerda Inmortal de Vladimir y la rompió con un chasquido.

Vladimir se quedó estupefacto al ver cómo se cortaba con tanta facilidad.

Mientras Vladimir estaba distraído, el hombre de la túnica dorada golpeó con fuerza a Vladimir, haciéndolo
volar a cientos de metros de distancia como una cometa con la cuerda rota.

Los dos no estaban luchando en igualdad de condiciones debido a sus desiguales niveles de cultivo. Había
un mundo de diferencia en habilidades entre un Gran Marqués de las Artes Marciales y un Santo de las
Artes Marciales.

Aunque Vladimir tuviera una reliquia sagrada de artes marciales, no podría sacar toda la fuerza del arma,
que tenía todo el potencial para alcanzar el nivel de Santo de Artes Marciales.

Por eso el hombre de la Túnica de Oro Negro pudo cortar sin esfuerzo la Cuerda Inmortal y enviar a
Vladimir volando hacia atrás.

Después de ver eso, Forero supo que no podría detener a sus enemigos con su fuerza. Aun así, no podía
permitir que esa gente pusiera sus manos sobre Jaime. Por lo tanto, sacó un puñado de amuletos, se
mordió la punta de la lengua y roció una bocanada de esencia de sangre sobre los amuletos.

Los amuletos se convirtieron al instante en rugientes llamas que se transformaron en una figura de fuego
de diez metros de altura. El ardiente humanoide se precipitó hacia aquellos hombres de Túnica de Oro
Negro.

Las llamas abrasadoras elevaron al instante la temperatura circundante, dificultando la respiración de


todos los presentes.

Sin embargo, los cuatro hombres vestidos con túnicas de oro negro parecían no tener miedo y al mismo
tiempo blandieron sus puños.

Un estruendo similar a una avalancha estalló mientras el humanoide ardiente de diez metros de altura era
destruido al instante. Las brasas se esparcieron e incendiaron los árboles circundantes.

El aterrador poder no desapareció tras hacer añicos al humanoide llameante. Por el contrario, penetró en
su objetivo y golpeó con fuerza a Forero.

El cuerpo de Forero salió despedido al instante y se estrelló con fuerza contra el suelo.

Se le fue el color de la cara y vomitó sangre por la boca. Poco después, se quitó un trozo de amuleto del
pecho con el miedo atenazándole.

De no haber sido por ese amuleto, Forero calculó que habría muerto antes a causa del feroz ataque.

Sujetando a Kenzo y contemplando la escena que tenía delante, Alain no se atrevió a moverse. Sabía que,
aunque tomara represalias, su intento sería inútil.

Frente a oponentes tan capaces, no tenía más remedio que resignarse a su destino.

La brecha entre un Gran Marqués de las Artes Marciales y un Santo de las Artes Marciales era insalvable.

Además, tenía que enfrentarse al mismo tiempo a cuatro Santos de las Artes Marciales. Ningún clan en
toda Cananea podía resistirlos, mucho menos la familia Zepeda de Ciudad del Norte.

—Hmph. ¿En verdad pensaste que podrías detenernos? Menuda broma. —Saulo dirigió una sonrisa

despectiva al herido Forero y a los demás.

—Deja de parlotear y ponte en marcha. Jaime está a punto de tener un gran avance —le instó el espíritu de
Saulo.

Saulo asintió. Entonces, junto con los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro, llegó ante Jaime y se
preparó para hacer su movimiento.
Inesperadamente, cuando pusieron sus manos sobre el cuerpo de Jaime, con la intención de absorber su
energía espiritual, se escuchó un repentino zumbido.

Un extraño poder emanaba del cuerpo de Jaime. El poder parecía poseer una inmensa fuerza de succión,
absorbiendo instantánea y rápidamente la energía espiritual del quinteto.

—¿Qué está pasando?

Saulo entró en pánico porque sintió que su aura se agotaba a un ritmo alarmante en lugar de sentir que la
energía espiritual de Jaime era absorbida.

—Algo va mal. Esto es malo.

Los cuatro hombres de Túnica de Oro Negro también perdieron la calma. Todos eran Santos de las Artes
Marciales, pero ni siquiera ellos podían detener el rápido flujo de su aura hacia el cuerpo de Jaime.

CAPITULO 1944
No tenían idea de que la Técnica de Enfoque de Jaime era una técnica superior. Podía absorber y refinar
cualquier cosa.

Era una tontería que quisieran absorber la energía espiritual de Jaime.

Si hacían un movimiento contra Jaime, era probable que Jaime no pudiera tomar represalias. Sin embargo,
querer absorber su energía espiritual era como caer en una trampa.

—Rápido... Retirada… Malphas rugía maniático.


Incluso un espíritu como él podía sentir como su fuerza vital se agotaba. Se sentía como si estuviera a
punto de ser succionado y refinado por Jaime.

Saulo y los demás emplearon todas sus fuerzas para intentar liberarse. Les corrían sudores fríos por la
frente.

Cuando Forero y los demás vieron lo que ocurría, se quedaron mirando incrédulos.

Los cuatro Santos de las Artes Marciales y un Gran Marqués de las Artes Marciales estaban siendo burlados
por Jaime durante un momento crítico de su cultivo. Todos entraron en pánico.

No tenían idea de que Jaime estaba absorbiendo su aura a una velocidad tremenda.

Saulo y los demás intentaron liberarse, pero sus palmas permanecieron pegadas al cuerpo de Jaime.

—¿Qué técnica es ésta? Esto es despreciable... —pronunció Saulo asustado.

Malphas pareció darse cuenta de lo formidable que era la Técnica de Enfoque de Jaime y dijo de

inmediato:

—Retira tu poder. Usa la fuerza bruta para liberarte. Sé rápido…

Cuando Saulo y los demás escucharon su orden, retrajeron de inmediato sus energías espirituales y usaron
fuerza pura para liberarse de Jaime antes de retirarse.

Los cinco miraron a Jaime con incredulidad y confusión. Zuum...


Justo entonces, rayos dorados comenzaron a salir del cuerpo de Jaime.

El aura aterradora siguió aumentando, y el cuerpo de Jaime comenzó a transformarse. Era como si su
cuerpo físico se estuviera refinando.

En un instante, esa aterradora aura salió disparada hacia el cielo, iluminando los oscuros cielos con un
estallido de luz cegadora.

Bum...

La tierra tembló, y toda la montaña empezó a temblar. Al principio, la selva que les rodeaba ardía, pero tras
la explosión de su aura, el fuego se apagó, ¡y toda la montaña empezó a desmoronarse!

Forero y los demás resistieron el aura explosiva de Jaime. Al ver que la montaña estaba a punto de
derrumbarse, Forero cargó a Vladimir y corrió montaña abajo con Alain y su hijo.

Querían salvar a Jaime, pero su aura era demasiado horripilante. Si se quedaban allí más tiempo, podrían
ser aplastados.

Saulo y los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro saltaron al cielo cuando vieron lo que ocurría. En el
momento en que lo hicieron, toda la montaña se derrumbó. Al instante, Jaime no aparecía por ninguna
parte.

Saulo se resistía a ver a Jaime perecer bajo los montones de rocas. No era por Jaime por quien sentía
lástima. Eran los objetos mágicos y los secretos que Jaime llevaba consigo.

Saulo y los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro huyeron hasta el pie de la montaña. Miraron la
montaña que se derrumbaba y el polvo que llenaba todo el cielo.

—Señor Malphas, Jaime debe de estar enterrado bajo las rocas, ¿verdad? —le preguntó a Saulo uno de los
Túnicas de Oro Negro.

Saulo no sabía qué decir mientras miraba los montones de rocas.

Después de todo, era una montaña enorme. Aunque hubiera un santo de las artes marciales enterrado
debajo, sólo podía aceptar su destino.

Un Santo de las Artes Marciales no era inmortal. No había forma de que pudiera salir una vez que las rocas
se hubieran derrumbado sobre él.

Si un Santo de las Artes Marciales no podía salir de entre los escombros, Jaime tampoco. Malphas pareció
intuir algo y dijo:

—Salgamos de aquí. Esta montaña no podrá retener a Jaime por mucho tiempo.

Antes, habían perdido bastante de su energía espiritual con Jaime y aún no la habían recuperado. Si Jaime
salía de entre los escombros, estarían en problemas.

Saulo huyó de inmediato con los cuatro Túnicas de Oro Negro.

En medio de la polvareda, se pudo ver a Jaime salir de entre los escombros sin una pizca de polvo sobre él.
CAPITULO 1945
Al ver huir a Saulo y los suyos, no los persiguió. En su lugar, centró su atención en Forero y los demás.
En el rostro de Jaime había tranquilidad en ese momento. Incluso antes de llegar frente a Forero y los
demás, ya podían sentir el aura intensa que provenía de él.

Jaime hizo todo lo posible por suprimir su aura. Sabía que su aura presionaría a Forero y al resto.

—Señor Forero, ¿se encuentra bien?

Cuando Jaime vio el estado de Forero, le dio un apretón en los hombros. Una oleada de energía espiritual
entró sin más en el cuerpo de Forero.

Todo lo que Forero sintió fue una oleada de calor, y al instante, ¡se sintió mucho mejor! Jaime también
curó las heridas de Vladimir y Kenzo. Los dos estaban bien.
—Señor Casas, ¿ha logrado un gran avance? ¿Ahora es un Gran Marqués de las Artes Marciales de Alto
Nivel? —dijo Alain con envidia mientras miraba a Jaime con asombro.

Jaime apretó un poco los puños, y la fuerza en su interior se desbordó.

—Sólo soy un Gran Marqués de las Artes Marciales de Octavo Nivel, así que aún necesito tiempo para
alcanzar el nivel superior. Me temo que es un camino aún más largo hasta convertirme en un Santo de las
Artes Marciales.

Aunque la Píldora de Vitalidad Púrpura había permitido que la habilidad de Jaime mejorara tanto, y ahora
era un Gran Marqués de las Artes Marciales de fase avanzada, Jaime todavía estaba un poco disgustado.

No pensó que su habilidad aumentaría tantas veces más que la de otras personas.

«Si otros hubieran consumido la Píldora Púrpura de Vitalidad, ya se habrían convertido en Grandes
Marqueses de Artes Marciales de alto nivel. De hecho, ¡algunos ya serían Santos de las Artes Marciales!».

Sin embargo, Jaime sólo era un Gran Marqués de Artes Marciales de Octavo Nivel.

—Hmm... Parece que todavía tengo un largo camino por recorrer…

Jaime dejó escapar un suspiro. Sin embargo, se alegró de ser capaz de enfrentarse a esos nuevos Santos de
las Artes Marciales a pesar de ser sólo un Gran Marqués de las Artes Marciales de Octavo Nivel.

Con su Forma Real del Dragón Dorado, era muy común que Jaime luchara contra luchadores que

estaban más allá de su nivel.

A medida que la habilidad de Jaime aumentaba, también lo hacían sus habilidades mágicas, de
encantamiento y alquimia.

Aunque Jaime no era capaz de convertirse en un Gran Marqués de las Artes Marciales de alto nivel, ya era
suficiente.

Una vez de vuelta en casa de la familia Zepeda, Jaime les dijo que descansaran un poco, ya que al día
siguiente se dirigirían a la Isla Encanta.

Quería pensar en una forma de detener la energía espiritual o evitar cualquier derramamiento de sangre
innecesario.

Había un buen número de personas que se alojaban en la Isla Encanta en los últimos años. Ahora que varias
familias y sectas prestigiosas iban allí, se podía ver la revitalización de la energía espiritual.
Por desgracia, esos visitantes eran muy hábiles. No había forma de que Timeo pudiera detenerlos si iban a
la Isla Encanta.

Si no tenían cuidado, incluso el palacio de la familia Durero podría ser derribado, y Timeo ciertamente no
se atrevería a pronunciar una palabra.

Por lo tanto, Jaime tenía que apresurarse a ir a Isla Encanta lo antes posible para evitar cualquier conflicto.

Si fuera posible, Jaime querría impedir que se reavivara la energía espiritual. De ese modo, esa gente del
reino secreto no se atrevería a salir al reino mundano.

El orden del reino mundano permanecería como hasta ahora.

A la mañana siguiente, Jaime llevó a Vladimir, Forero y los demás al salón de la familia Zepeda.

—Señor Casas, ¿se está preparando para partir?

Alain sabía que Jaime planeaba marcharse de Ciudad del Norte. A eso, Jaime asintió.
—Así es. Gracias por su hospitalidad. Ahora nos vamos.

—Ni lo mencione, señor Casas. No dude en volver a Ciudad del Norte. Ciudad del Norte siempre los acogerá
—aseguró Alain.

Jaime sonrió un poco y dijo:

—Señor Zepeda, usted no es la única familia prestigiosa de Ciudad del Norte. De hecho, hay otra que se
llama Secta Demoniaca pero están en el reino secreto. Por eso no puede verlos. Sin embargo, la entrada de
la Secta Demoniaca se encuentra en las afueras de Ciudad del Norte. Espero que no tenga ningún conflicto
con ellos si alguna vez se los encuentra. Si la Secta Demoniaca alguna vez planea atacarlos a todos, siempre
pueden darles mi nombre. No se atreverán a hacerles nada cuando lo hagan.

Jaime decidió contarle a Alain el secreto de la Secta Demoniaca para evitar una futura pelea entre
las dos familias.
CAPITULO 1946
Aquellas palabras llenaron de estupor a Alain. A pesar de haber pasado tanto tiempo en Ciudad del Norte,
nunca supo que había otras sectas en su territorio.

—Gracias por avisarme, señor Casas. Tendré cuidado.

Si Jaime no se lo hubiera dicho, Alain seguiría sin darse cuenta.

La razón por la que no se había fijado en ellos era que los miembros de la Secta Demoniaca eran
cuidadosos con sus movimientos en el reino mundano y no hacían daño a nadie.

Al salir de Ciudad del Norte, Jaime partió hacia la Isla Encanta con Vladimir, Forero y Jesica.

Ahora que Jesica y Forero eran inseparables, Jaime le permitió unirse a ellos. Además, ella sería de gran
utilidad a la hora de abrir el reino secreto de la Secta de Corazón Maligno para salvar a Josefina.

Mientras tanto, en la Isla Encanta, Noé estaba preocupado sentado en su trono.

Desde que Jaime destruyó la estatua de piedra del demonio de sangre, una calamidad tras otra se
abatieron sobre la isla Encanta, provocando la huida de sus habitantes.
Sin embargo, en lugar de marcharse, Noé se quedó con el resto. Al menos, el lugar estaba aislado del resto
del mundo y libre de conflictos.

Además, Noé podía vivir la vida despreocupada de un rey en la isla, algo que le complacía enormemente.

Sin embargo, un flujo continuo de poderosos recién llegados había estado pululando en la isla los últimos
días.

Aunque no hacían otra cosa que asentarse en la isla, a Noé le inquietaba la repentina afluencia de
poderosos guerreros.

En consecuencia, hizo que sus subordinados vigilaran a esos recién llegados e incluso envió a alguien a
Ciudad de Jade para avisar a Jaime.

Mientras muchas familias y sectas prestigiosas del reino mundano vigilaban la isla Encanta, muchas otras
familias de reinos secretos hacían lo mismo.

Dado que la Isla Encanta era la primera zona de renacimiento de la energía espiritual, querían apoderarse
de ella durante el periodo de renacimiento.

Mientras tanto, los miembros del Palacio de la Nube Violeta celebraban una reunión en su reino secreto.

Santiago, el maestro del Palacio de la Nube Violeta, tenía una expresión solemne mientras hablaba.

—El renacimiento de la energía espiritual es parte del ciclo de la Ley Celestial. Creo que la mayoría de los
principales reinos secretos ya conocen la zona de renacimiento y han enviado hombres a luchar por ella. Lo
que plantea la pregunta, ¿hemos enviado nosotros a los nuestros?

Uno de los ancianos se levantó para responder:

—Sí, señor Higareda. Ya han llegado a la isla Encanta. El hijo mayor de la familia Danaher, José, ha
llevado allí a la Élite Dieciocho. Son los guerreros más fuertes de la familia.

—¿Tiene alguna información sobre los hombres enviados por otros reinos secretos importantes? —
preguntó Santiago.

En ese instante el silencio se apoderó de la sala. No sólo desconocían la fuerza de los equipos enviados por
otras familias y sectas prestigiosas, sino que tampoco tenían forma de averiguarlo.

Las familias prestigiosas de los reinos secretos tenían familias representativas en el reino mundano, y todo
lo relacionado con esas familias era confidencial. Si no fuera por el periodo de renacimiento de la energía
espiritual, ninguna de esas familias se mostraría jamás. Por lo tanto, no había forma de investigarlas.

Ante tal situación, Santiago dejó escapar un profundo suspiro.

—El renacimiento de la energía espiritual anuncia una nueva era de derramamiento de sangre. Si ni
siquiera conocemos la fuerza de nuestros enemigos, ¿cómo vamos a sobrevivir a lo que se avecina? Vayan
a investigar cada uno de los Ocho Reinos Secretos Mayores ahora mismo.

En el momento en que terminó su frase, Santiago hizo un gesto a todos para despedirlos.

Otra razón por la que estaba tan enfadado era que ni siquiera había tenido la oportunidad de pasar tiempo
con Beatriz a pesar de haberla escondido durante tanto tiempo.
Dado lo terriblemente estricta que era su esposa, no se atrevía a cruzar la línea bajo su atenta mirada.

Mientras tanto, Hada se había quitado la ropa y se remojaba en una fuente termal dentro de un reino
secreto. Otoño vigilaba, impidiendo que alguien se acercara.
CAPITULO 1947
—Señorita Higareda, si no me equivoco, a usted nunca le han gustado las aguas termales. ¿Por qué de
repente le ha tomado gusto? ¿Sigue pensando en Jaime? Debería darse por vencida. Es imposible que
venga aquí —comentó Otoño con picardía.

—¿Qué tonterías dices, Otoño? Me gustan las termas. No tiene nada que ver con Jaime en absoluto.

A pesar de su negación, Hada se encontró pensando en su primer encuentro con Jaime mientras el calor de
las aguas termales envolvía su cuerpo.

Ver a Hada soñando despierta provocó una risita de Otoño. Cuando la risa de Otoño la hizo volver en sí,
Hada dijo:
—Otoño, tengo algo que hablar contigo.

—¿De qué se trata? Si se trata de dejar el reino secreto para ir al reino mundano, puede olvidarlo. Otoño
cortó la idea de raíz.
—Sólo déjame ir allí esta vez. Escuché a mi padre mencionar el renacimiento de la energía espiritual en la
isla Encanta. ¡Podemos ir allí de vacaciones! —sugirió Hada en tono adorable, con la esperanza
de que Otoño cediera.

—Olvídelo, el señor Higareda ha dado una orden. Quien la lleve al reino mundano será ejecutado. No hay
lugar a discusión. ¿Quiere que el Señor Higareda me decapite? —replicó Otoño.

Hada sacudió la cabeza de mala gana con un puchero.

Mientras tanto, también se estaba celebrando una reunión en el cercano Castillo de la Media Luna.

Dado que ambos edificios se encontraban en el mismo reino secreto y cerca el uno del otro, ambas familias
mantenían una estrecha relación.

Además, Cleo, el hijo mayor de la familia Lanz, creció junto a Hada. Así, ambas familias pretendían que se
casaran y formaran una alianza matrimonial que reforzara la influencia política de las familias en el reino
secreto.

Sin embargo, ahora se enfrentaban a la inminente recuperación de la energía espiritual. Si la energía


espiritual se restablecía por completo, los reinos secretos como prisiones perderían su ventaja, lo que
provocaría que numerosos habitantes salieran de los reinos hacia el reino mundano.

Como el Castillo de la Media Luna no era una excepción, el propósito de la reunión era discutir los
problemas de la Isla Encanta.

—Señor Lanz, la familia representante del Palacio de la Nube Violeta en el reino mundano ha llegado a la
Isla Encanta. Lo mismo puede decirse de otras familias prestigiosas. En cuanto a las otras familias de los
reinos secretos, estoy seguro de que también han enviado allí a sus hombres. Es probable que la isla
Encanta esté a reventar en estos momentos —informó uno de los altos mandos a Bosco Lanz, el señor del
castillo de la Media Luna.

—Se producirá un baño de sangre incluso antes del renacimiento de la energía espiritual. Una vez que se
produzca, pondrá patas arriba la jerarquía de poder del mundo. Ahora que todas las familias intentan
tomar la iniciativa, es una pena que nuestra familia representante en el reino mundano sea un fracaso. Sólo
tienen un Gran Marqués de las Artes Marciales que no sirve para nada —se enfadó Bosco.

Aunque el Castillo de la Media Luna también había preparado una familia representativa en el reino
mundano, era tan débil que sólo acabarían siendo carne de cañón si los enviaban a la Isla Encanta.

—Papá, ¿por qué no dirijo un grupo de hombres a la Isla Encanta? No podemos permitir que las otras
familias prestigiosas la conquisten, ¿verdad? Además, estoy seguro de que la isla guarda un secreto para
ser la primera zona de renacimiento de la energía espiritual...

Cleo dio un paso al frente y se ofreció voluntario para dirigirse a la isla.

—Eso no servirá. Dejar el reino secreto por el reino mundano hará que tus poderes se estanquen y
potencialmente se deterioren. Estoy seguro de que conoces bien los límites que nos imponen las leyes de
la naturaleza en el reino mundano.

No queriendo que su hijo arriesgara su vida, Bosco negó con la cabeza.

—Papá, puedo tomar la Píldora Estabilizadora del Espíritu. Mientras mi fuerza esté asegurada, no se
deteriorará, aunque permanezca estancada. Conquistar la isla Encanta y descubrir los secretos del
renacimiento de energía espiritual es una gran oportunidad que no podemos desaprovechar — convenció
Cleo a Bosco.

Evidentemente, Cleo se había decidido hacía mucho tiempo.

CAPITULO 1948
Tras un momento de deliberación, Bosco asintió con la cabeza. No obstante, recordó a Cleo:

—Una vez que estés en el reino mundano, debes de tener cuidado con lo que hagas. No sabemos cuántas
familias prestigiosas se han reunido en la isla, así que mantén la cabeza baja. Recuerda, sólo el último
hombre en pie es el vencedor.

—Entendido.

Cleo asintió antes de abandonar el reino secreto entusiasmado.

Mientras tanto, cientos de poderosos personajes se habían reunido en la Isla Encanta. Procedían de todo el
país y representaban a muchas familias y sectas prestigiosas. Además, la gente seguía pululando por la isla
sin parar.

Aunque no había reglas que impidieran a esta gente causar problemas, lo único que hacían era instalarse
en sus respectivas zonas pacíficamente, como si todos estuvieran esperando algo.

Mirando a la multitud, un guerrero de Túnica de Oro Negro exclamó:

—¡Señor Malphas, me sorprende ver a tanta gente reunida aquí!

—Parece que las familias de los Ocho Reinos Secretos Mayores llevan mucho tiempo preparando sus
propias facciones en el reino mundano y las han estado ocultando muy bien.

Aunque Saulo estaba hablando, su voz pertenecía a la de un anciano.

La razón por la que la Secta de Corazón Maligno apoyaba a la Alianza de Guerreros en Ciudad de Jade era
para que ellos también pudieran hacerse un hueco algún día en el reino mundano.
La Alianza de Guerreros no era más que una herramienta para recopilar información.

—Señor, ¿caerán todos en la trampa que hemos tendido en la isla? —preguntó Saulo, preocupado por la
enorme multitud.

Después de todo, la fuerza acumulada de su gran número podría superar la capacidad de su trampa.

—No te preocupes. Los más fuertes de entre ellos son, como mucho, grandes marqueses de las artes
marciales. No tenemos nada que temer, aunque posean reliquias sagradas de artes marciales.
¿Por qué tienes tanto miedo cuando tenemos cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro de nuestro lado?
Seguro que Jaime te ha dado un susto de muerte —le reprendió Malphas.

Cuando Saulo se acobardó y guardó silencio, Malphas ordenó a los cuatro guerreros de Túnica de Oro
Negro:

—Disfrácense y difundan el rumor de que en las antiguas ruinas del centro de la isla hay una matriz arcana
que puede poner en marcha el renacimiento de la energía espiritual.

—Entendido.

Los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro asintieron antes de marcharse.

—Señor, ¿en verdad hay ruinas antiguas y una matriz arcana en la isla? —preguntó Saulo con curiosidad.

—No estoy seguro de las ruinas antiguas, pero sin duda hay una matriz arcana o un altar de algún
tipo. Si no, ¿por qué se produciría aquí el renacimiento de la energía espiritual? —Malphas respondió con
tono rotundo.

—¡Pensaba que el renacimiento de la energía espiritual se producía debido a las leyes de la naturaleza! —
preguntó sorprendido Saulo.

«¿Hay alguien que la controla?».

—Eres demasiado ingenuo. Las leyes de la naturaleza también las desarrollan los humanos. Incluso todo
este mundo ha sido creado por algún tipo de ser divino. Desde la perspectiva de la gente corriente, la
energía del cielo y la tierra procede de la naturaleza. Para nosotros, es el poder del ser divino. Al igual que
los Ocho Reinos Secretos Mayores creados por un inmortal en la vasta extensión de este mundo, el ser
divino es capaz de crear otros mundos, incluido el universo. Dicho esto, esto no es algo comprensible ni
siquiera para mí. Nuestra prioridad ahora es averiguar cómo fortalecernos y atravesar las leyes de la
naturaleza para poder viajar a otro mundo y encontrarnos con el líder de los demonios…

Saulo se quedó boquiabierto al escuchar la explicación de Malphas.

Como no era cultivador, sus conocimientos sobre esos temas eran limitados. No fue hasta que se unió a la
Alianza de Guerreros cuando empezó a aprender sobre el reino celestial.

Sin embargo, la teoría de Malphas sobre la presencia de un ser divino hizo que Saulo sintiera como si un
par de ojos los observaran a cada uno de ellos.

—¿Por qué te estoy contando todo esto? No es que lo entiendas en absoluto. Al darse cuenta de que había
dicho demasiado, Malphas ordenó:
—Dirijámonos a las ruinas antiguas para comprobarlo una vez más. Mientras podamos atraer a esas
familias, podremos enterrarlas allí para toda la eternidad.
CAPITULO 1949
Pronto, Saulo llegó a una pequeña colina justo en el centro de la isla Encanta. Su altura era de unos cien
metros sobre el nivel del mar.

Escondida en algún lugar había una puerta de piedra con runas talladas en ella. Parecía muy desgastada y
ya se había abierto.

Saulo la atravesó con facilidad y se encontró con un pasadizo oscuro. Siguió caminando unos doscientos o
trescientos metros antes de llegar a una enorme sala.

La sala era tan grande que en ella cabían unas diez mil personas. Justo en el centro había un altar, pero los
pilares de piedra ya se habían derrumbado. Parecía como si alguien lo hubiera destruido a propósito.

—Señor, ¿son éstas las ruinas falsas que hemos construido para engañar a todo el mundo? Saulo se
asombró ante el espectáculo.
«Se necesita una gran suma de dinero para construir estas ruinas falsas. Además, completarlas habría
llevado años. ¿Acaso la Alianza de Guerreros se enteró de antemano del renacimiento de la energía
espiritual y construyó este lugar?».

A Saulo le costaba creerlo.

—Encontramos el lugar en estas condiciones y no sabemos a qué secta pertenece. Por desgracia, alguien ya
lo había destrozado. Hace algún tiempo, envié aquí a unos hombres para que lanzaran una matriz arcana y
reformaran el lugar. Mientras esas personas de familias prestigiosas entren en este lugar, quedarán
atrapadas aquí para siempre. Cuando llegue el momento, la isla será nuestra, y podremos esperar con
calma el renacimiento de la energía espiritual y averiguar los secretos que esconde este lugar —explicó
Malphas.

Resultó que el fenómeno percibido antes por Giovanni y los demás no estaba causado por la reactivación
de la energía espiritual. Más bien se debía a la matriz arcana instalada por la Alianza de Guerreros, que
acabó espantando a todo el mundo.

Si Jaime se enteraba de que la Alianza de Guerreros era la razón por la que Giovanni había huido a Ciudad
de Jade, sin duda le echaría pleito.

Pronto empezó a extenderse la noticia de que las antiguas ruinas del centro de la isla Encanta contenían un
arsenal arcano.

A medida que el rumor continuaba extendiéndose a lo largo y ancho, poco a poco se fue exagerando.

Aunque hordas de personas fueron en su busca, ninguna tuvo éxito porque la entrada había sido sellada
por Saulo. No iba a dejar que nadie la descubriera hasta el último momento.

Cuando Jaime llegó a la isla Encanta con Vladimir y Forero, miles de guerreros de élite ya se habían reunido
en la isla. El gran espectáculo conmocionó a Jaime.

Sin perder un instante, condujo a sus compañeros al palacio para ver a Noé.

Cuando Giovanni y los demás abandonaron la isla, Noé prefirió quedarse. Al fin y al cabo, era el rey de la
tierra.

Al enterarse de la llegada de Jaime, se apresuró a salir del palacio extasiado para darle la bienvenida.

—Señor Casas, gracias a Dios que está aquí. ¡Se ha reunido tanta gente en la isla! Estoy tan preocupado por
el caos que puedan causar... —Noé, al borde de las lágrimas, gritó en cuanto vio a Jaime.

Todos los que habían llegado a la isla eran guerreros lo bastante poderosos como para destruir su palacio
sin ayuda de nadie.

Por suerte para él, nadie le había causado problemas todavía. Lo único que hicieron fue acampar en sus
respectivas zonas.

—¿Cómo sabías que iba a venir?

Jaime lanzó a Noé una mirada de sorpresa.

—Oh, he enviado un mensajero a Ciudad de Jade para solicitar su presencia. No esperaba que llegara tan
rápido.

Noé pensó que Jaime había sido llevado ahí por su subordinado. Poco sabía que su mensajero ni siquiera
llegó a ver a Jaime durante su viaje a Ciudad de Jade.

—Vengo de otro sitio y no he podido reunirme con tu mensajero. De todos modos, prepara las

habitaciones para que descansemos —le ordenó Jaime.

—Claro, claro.

Noé se apresuró a hacer los preparativos, permitiendo que los hombres de Vladimir se instalaran
enseguida.

En cuanto a Forero, se fue directo a su habitación con Jesica a cuestas.

Cuando sonaron gemidos amorosos en la habitación, Jaime y Vladimir intercambiaron sonrisas entre sí,
sabiendo lo que Forero estaba tramando.
CAPITULO 1950
—Vladimir, vamos a dar un paseo fuera —le dijo Jaime a Vladimir.

—¡Claro! —respondió éste con un movimiento de cabeza.

Jaime y él salieron entonces del palacio y pasearon por la calle. Muchas puertas de las casas estaban
cerradas. Era evidente que mucha gente había abandonado el lugar.

Si no fuera por la repentina llegada de miles de expertos de varias familias, toda la isla Encanta tal vez
parecería mucho más desierta.

Por el camino, el dúo seguía escuchando a la gente mencionar las antiguas ruinas del centro de la isla. Todo
el mundo se enzarzaba en una acalorada discusión.

—Señor Casas, ¿qué pasa con las ruinas antiguas? ¿Alguien ha descubierto algo? A Vladimir le pareció muy
extraño.
«Sólo han pasado unos días. ¿Cómo se había enterado todo el mundo de la existencia de ruinas antiguas en
la isla Encanta?».

Jaime también estaba un poco desconcertado y frunció un poco el ceño.

—No sé si hay ruinas antiguas, matrices arcanas o altares en Isla Encanta, pero ¿cómo es posible que
alguien vaya por ahí corriendo la voz sobre las ruinas si lo ha descubierto? Además, si hay ruinas y conocen
la ubicación, ¿por qué esta gente no las ha encontrado?

Vladimir pensó que las palabras de Jaime tenían sentido, así que inquirió:

—¿Cree que los rumores sobre estas ruinas antiguas son falsos, señor Casas? Jaime negó con la cabeza.
—No puedo juzgar si es cierto o no hasta que lo averigüe, pero debemos proceder con cautela.

Estaba charlando con Vladimir cuando vio a tres personas que caminaban hacia ellos. No eran otros que
Marcelo, de la familia García, Royler, de la familia Gracie, y José, de la familia Danaher.

Aquellos hombres eran relativamente conocidos entre los muchos otros miembros de prestigiosas familias
de la isla, por lo que, se relacionaban entre ellos.

La furia se apoderó de los ojos de Marcelo cuando vio a Jaime.

—No esperaba volver a verte tan pronto, Vladimir.

José se acercó a saludar a Vladimir antes de desviar la mirada hacia Jaime.

—Enhorabuena, señor Casas. Tus habilidades deben de haber aumentado bastante tras obtener el
Tubérculo de flor de lana de diez mil años.

—Fue sólo una casualidad —dijo Jaime con indiferencia.

—¿Cómo va a ser una casualidad si lo has obtenido con tus propias habilidades? —José se rio antes de
volverse para mirar a Vladimir—. Necesito hablar contigo, Vladimir. ¿Podemos hablar en privado? —
preguntó.

—¡Si tienes algo que decir, dilo aquí! —dijo Vladimir, con tono plácido. Sin embargo, José miró a Jaime y
dudó en hablar.
—Ustedes sigan hablando. Yo iré a dar un paseo.

Jaime pensaba marcharse cuando se dio cuenta de que José parecía reacio a hablar en su presencia.
Inesperadamente, Vladimir lo agarró y le dijo:
—No tiene por qué irse, señor Casas.

Tras esto, Vladimir se volvió para mirar a José y declaró con desagrado:

—Ve al grano. Si no hablas, me iré.

—Espere.

José impidió que Vladimir se marchara.

—Vladimir, estoy seguro de que te has dado cuenta de que decenas de sectas y familias prestigiosas han
llegado a la isla Encanta. Deberías saber lo que representan. Muchas de ellas se están agrupando en
secreto ahora mismo, así que espero que nuestras cuatro familias puedan formar una alianza temporal
para hacer frente a lo que ocurra después. Si luchamos por nuestra cuenta y estamos divididos, al final
todos seremos expulsados o aniquilados.

Resultó que José quería hablar con Vladimir de unir fuerzas para poder triunfar sobre las otras sectas y
familias prestigiosas.

Vladimir no esperaba que José expresara el deseo de formar una alianza con él, así que miró a Jaime,
buscando su opinión.

Después de todo, Vladimir representaba a El Adamantino, e incluso Bruno, el jefe de El Adamantino, le


había ordenado que escuchara a Jaime. Claro, Vladimir se conformaría con las instrucciones que le dieran.

Una expresión de sorpresa apareció en el rostro de José cuando vio que Vladimir miraba a Jaime.

«Aunque Vladimir compartiera una estrecha relación con Jaime, ambos deberían ser iguales, pero a juzgar
por la situación actual, ¡Jaime parece ser superior a Vladimir!».

—¡Vladimir, eres el heredero de la familia Garay del noroeste! ¿Por qué sigues pidiendo la opinión de
Jaime? ¿Es tu padre o algo así?

Al instante, Marcelo hirvió de ira al ver la forma en que Vladimir miraba a Jaime. CAPITULO 1951
—Cállate, Marcelo —reprendió José a Marcelo.

Sabía que no era el momento adecuado para que Marcelo se dejara llevar por la ira. Si se peleaban en ese
momento, sólo beneficiaría a las otras sectas y a las familias prestigiosas.

No había surgido ni un solo conflicto a pesar de que muchas sectas y familias prestigiosas se habían reunido
en la isla Encanta porque todas preservaban sus fuerzas y se abstenían de pelear por asuntos triviales.

Las palabras de Marcelo enfurecieron a Vladimir, y éste pronunció con una mirada despiadada:

—Marcelo García, te juro que si te atreves a decir una palabra más…

Estaba a punto de lanzar un puñetazo a Marcelo, pero fue detenido por José.

—Cálmate, Vladimir. Ignora a Marcelo. Así es como habla. Marcelo reprimió su ira tras escuchar las
palabras de José.
—Olvídalo, Vladimir. —Apretando la mandíbula, Vladimir retrocedió dos pasos a regañadientes después de
que Jaime le dijera algo.

Al notar cómo Vladimir acataba las palabras de Jaime, José se volvió hacia Jaime e intentó persuadirlo en su
lugar:

—Señor Casas, estoy seguro de que sabe lo que ocurrirá en la isla Encanta, ya que ha venido hasta aquí, así
que espero que pueda considerar lo que acabo de sugerir. Mientras unamos nuestras fuerzas, las otras
sectas y familias prestigiosas no se atreverán a desafiarnos. Podemos asignar los territorios una vez que la
energía espiritual se haya recuperado. Es mejor que permanecer divididos y ser aniquilados por otras
sectas y familias prestigiosas, ¿verdad?

Sin embargo, Jaime se limitó a dedicarle una leve sonrisa y respondió:

—Muchas gracias por tu ofrecimiento, pero prefiero hacer las cosas por mi cuenta. Lo siento. El significado
de las palabras de Jaime estaba claro. No se aliaría con José y los demás.
José frunció un poco las cejas al escuchar aquello, pues no esperaba que Jaime lo rechazara con tanta
rapidez.

Justo cuando iba a decir algo, Marcelo tomó la palabra.

—¿Quién te crees que eres, Jaime? No te creas el más fuerte del mundo. Mira a todos los que han venido a
la Isla Encanta. Hay muchos grandes marqueses de las artes marciales. Seguro tendrás una muerte horrible
si estás solo.
—Si moriré o no, no parece tener nada que ver contigo, ¿verdad? Jaime miró impasible a Marcelo con un
deje de frialdad en los ojos.
Éste se asustó tanto por la mirada despiadada de Jaime que se acobardó y guardó silencio.

José no tuvo más remedio que dirigirse a Vladimir.

—¿Cuál es tu postura en este asunto, Vladimir? —preguntó. Vladimir respondió sin vacilar:
—Por supuesto, seguiré al señor Casas. ¿Hay necesidad de preguntar?

—Espero que lo pienses, Vladimir. Aunque Jaime está ahora…

—Está bien, es suficiente. Si no hay nada más, ¡nos vamos! —Vladimir interrumpió a José antes de que
pudiera terminar.

La expresión de éste se tornó sombría, y pronunció con frialdad:

—Vladimir, en esta isla somos amigos o enemigos. Cuando volvamos a vernos, no tendré piedad.

—Yo tampoco —comentó Vladimir.

—Vamos, Vladimir —llamó Jaime a Vladimir, y los dos se alejaron.

José rechinó los dientes con tanta fuerza que se escuchó un crujido al ver partir al dúo.

—¿Qué demonios? Vladimir es idiota! —maldijo Marcelo. Luego le dijo a José—: Olvidémonos de ese
idiota, José. Sólo las fuerzas combinadas de nuestras tres familias no tienen rival en esta isla.

Sin embargo, José dio media vuelta y se marchó sin responder.

Mientras tanto, Jaime y Vladimir encontraron un bar en la isla. Pidieron unos platos y una botella de vino y
empezaron a beber.

—¿Sabes por qué no me alié con ellos, Vladimir? —preguntó Jaime mientras bebía su vino. Vladimir negó
con la cabeza antes de comentar:
—Con su habilidad, aunque no se alíe con nadie, seguirá siendo invencible en esta isla, señor Casas. Jaime
soltó una carcajada en cuanto escuchó aquello.
—Veo que dominas el arte de la adulación, Vladimir. No quise formar la alianza porque todos ellos están
anticipando el renacimiento de la energía espiritual, mientras que yo quiero destruirla. Si el renacimiento
se produce de verdad, la masacre se extenderá desde la Isla Encanta a todo el mundo. La gente se hundirá
en la miseria y el sufrimiento cuando llegue el momento, y todas las familias del mundo de las artes
marciales se convertirán en esclavos. Creo que deberías conocer las habilidades de las sectas y las familias
prestigiosas del reino secreto. ¿Puede el mundo de las artes marciales del reino mundano competir con
ellas?
CAPITULO 1952
Las palabras de Jaime dejaron atónito a Vladimir, que se sumió en profundos pensamientos.

«Si se restablece la energía espiritual, las sectas y las familias prestigiosas del reino secreto regresarán al
reino mundano. Las familias del reino mundano perderán su estatus y quedarán reducidas a esclavos.
Además, las familias más importantes lucharán por los recursos sin restricciones. Al fin y al cabo, no hay
reglas que puedan limitarlas y mantenerlas bajo control. Como resultado, el mundo entero se sumirá en el
caos, y los plebeyos se convertirán en insignificantes hormigas sin estatus en la sociedad».

—Señor Casas, ¿cuál es su plan para detener la recuperación de la energía espiritual? —preguntó Vladimir
con curiosidad.

Jaime frunció el ceño ante su pregunta antes de suspirar.

—Todavía no se me ha ocurrido una solución, así que vayamos paso a paso.

Mientras Jaime y Vladimir charlaban y bebían, un hombre de unos veinte años, vestido con ropa informal,
entró en el bar. Lo seguían cuatro lacayos.

A primera vista, se diría que era el rico heredero de una secta o de una familia prestigiosa. Recorrió el bar
con la mirada y luego cruzó la sala para sentarse en un rincón.

Jaime frunció el ceño mientras estudiaba al hombre con detenimiento. Al notar la expresión de Jaime,
Vladimir preguntó:
—¿Lo conoce, señor Casas? Jaime negó con la cabeza.
—No, pero percibo algo extraño en su aura. Aunque suprime su aura a propósito, tengo la impresión de
que su rango supera el de Gran Marqués de las Artes Marciales. O, al menos, es un Gran Marqués de Artes
Marciales de alto nivel.

Vladimir también echó un par de miradas al joven. El análisis de Jaime había despertado su curiosidad.

—No veo nada especial en él. Parece el típico heredero rico. Hay muchos en la isla Encanta. Además,
¿no es básicamente imposible alcanzar el rango de Gran Marqués de las Artes Marciales o de Santo de las
Artes Marciales a tan temprana edad? Es la persona con más talento que he conocido, Señor Casas. Sin
embargo, ni siquiera usted ha alcanzado el rango de Gran Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel. ¿Cómo
puede alguien superarlo?

—No es un artista marcial —afirmó Jaime con indiferencia.

—¿No es un artista marcial? —Vladimir estaba desconcertado—. Entonces, ¿es un cultivador de energía
espiritual? ¿Pertenece al reino secreto?

Jaime no respondió a ninguna de las preguntas de Vladimir porque no estaba seguro de que el joven
procediera del reino secreto. Sin embargo, entre todos los cultivadores de energía espiritual que había
conocido en el reino mundano, nunca se había encontrado con un cultivador de energía espiritual tan
poderoso, a excepción de los cultivadores demoníacos poseídos de la Alianza de Guerreros.

Al fin y al cabo, las leyes de la naturaleza no eran un juego. Los cultivadores de energía espiritual del reino
mundano estaban restringidos por ella. Por lo tanto, sus habilidades nunca podrían alcanzar un nivel tan
alto.

Sin embargo, si el joven pertenecía a uno de los reinos secretos, se vería sometido a la supresión del
desarrollo de su poder, lo que en última instancia provocaría su estancamiento e incluso su descenso en
términos de fuerza.

¿Quién querría que le ocurriera algo así?

Por eso, los cultivadores del reino secreto no entraban en el reino mundano a menos que fuera
absolutamente necesario. De lo contrario, se habría desatado el caos.

La mirada del joven se desvió hacia Jaime mientras éste lo escrutaba. Sus ojos se encontraron durante una
fracción de segundo, pero pronto desviaron la mirada al mismo tiempo.

Jaime estaba seguro de que el joven poseía poderosas habilidades. Mientras tanto, unas arrugas marcaban
la frente del joven.

—Señor Lanz…

En ese momento, uno de los lacayos del joven intervino, pero fue interrumpido por una mirada feroz.

El joven no era otro que Cleo. Para no llamar la atención, sólo llevó consigo a un puñado de hombres e
incluso ocultó su aura.

Para su consternación, Jaime mantuvo sus ojos fijos en él desde que entró.

Al mismo tiempo, Cleo también percibió las fluctuaciones de energía espiritual que emanaban de Jaime,
que era una característica única que sólo poseían los cultivadores de energía espiritual. Por lo tanto, estaba
seguro de que Jaime era un cultivador de energía espiritual.

También pudo darse cuenta de que Jaime poseía la habilidad de un Manifestador de Octavo Nivel, que era
igual a la de un Gran Marqués de Artes Marciales de Octavo Nivel.

Una capacidad tan formidable era rara en el reino mundano, ya que uno nunca podía desafiar las
restricciones de las leyes de la naturaleza. Era demasiado difícil para los cultivadores del reino mundano
alcanzar el nivel de Manifestador.
CAPITULO 1953
Jaime y Cleo estaban absortos en sus propios pensamientos mientras se observaban discretos. Al poco
rato, cinco hombres vestidos con túnicas negras entraron de golpe en el bar y captaron su atención.

Los semblantes de Jaime y Vladimir se enfriaron ante la aparición de los cinco hombres vestidos de negro.
Enseguida se pusieron nerviosos.

Los dos reconocieron a los hombres como Saulo y sus guerreros de Túnica de Oro Negro. Saulo también se
sorprendió al ver allí a Jaime.
—Qué pequeño es el mundo para que nos sigamos encontrando, Jaime. No esperaba volver a encontrarte
aquí —dijo Saulo con una sonrisa maliciosa.

—Saulo Noguera, eres el orgulloso heredero de la familia Noguera de Ciudad de Jade. No puedo creer que
hayas sucumbido a ser el perro faldero y el recipiente de alguien. Me pregunto qué pensarás de tu estado
actual —Jaime sonrió con frialdad.

—¡Todo por tu culpa he acabado así, Jaime! Seguro que algún día te mato. Te lo juro.

La puya de Jaime enfureció a Saulo. Con un gesto de la mano, los guerreros de Túnica de Oro Negro
rodearon a Jaime.

Sintiendo el aura de los guerreros de Túnica de Oro Negro, Jaime habló con una expresión sombría.

—Esto es entre nosotros, Saulo. Espero que no involucres a otros. Sólo ven hacia mí. Cuando terminó de
hablar con Saulo, se volvió hacia Vladimir.
—Regresa primero, Vladimir. Me reuniré contigo una vez que resuelva el asunto aquí.

Jaime era consciente de que ni siquiera las fuerzas combinadas de Vladimir y él eran rivales para los cuatro
guerreros de Túnica de Oro Negro, ya que todos ellos eran Santos de las Artes Marciales.

—No me iré, señor Casas. Lucharé con usted hasta el final —declaró Vladimir con valentía.

—Hmph, es sólo cuestión de minutos antes de que los tenga a ambos masacrados. Aunque hayas mejorado
tus habilidades y te hayas hecho más fuerte, ¿crees que podrás derrotar a cuatro guerreros de Túnica de
Oro Negro, Jaime? Son todos Santos de las Artes Marciales. Puedo perdonarte la vida si te rindes —dijo
Saulo con desprecio.

Saulo y sus hombres habían estado recuperándose después de que Jaime absorbiera sus poderes hacía
unos días. Se habían recuperado casi por completo, pero no esperaban volver a encontrarse con Jaime en
la isla Encanta.

Saulo aún le guardaba rencor a Jaime por lo ocurrido aquel día, así que lo único en lo que podía pensar era
en vengarse al encontrarse de nuevo con Jaime.

—Saulo, aunque un espíritu habite ahora en tu cuerpo, puedo acabar contigo en menos de diez
movimientos si quiero. ¿Te atreves a luchar conmigo?

Jaime empezó a provocar a Saulo, incitándole a aceptar el reto.

Después de todo, era muy difícil para Jaime y Vladimir enfrentarse a cuatro guerreros de Túnica de Oro
Negro a la vez.

—Hmph, ni se te ocurra provocarme. ¿De verdad crees que morderé el anzuelo? Ya que te niegas a
rendirte, supongo que tendré que hacerte admitir la derrota.

Saulo hizo un gesto a los guerreros de Túnica de Oro Negro para que atacaran. Mientras tanto, la expresión
de Cleo se tornó sombría al sentarse en un rincón.
«¡No puedo creer que los Cultivadores Demoníacos sean tan poderosos en el reino mundano que hayan
alcanzado el nivel de Santos de las Artes Marciales! En otras palabras, ¡han alcanzado la etapa de Divisor de
Espíritus!».

Cleo había supuesto que, dado que pertenecía al reino secreto, aunque estuviera limitado por las leyes de
la naturaleza, seguiría siendo uno de los más fuertes y que le resultaría pan comido aniquilar a los débiles
del reino mundano.

Sin embargo, el miedo burbujeó dentro de Cleo cuando vio la demostración de poder de los Cultivadores
Demoníacos.

Trató de ocultar toda su aura con desesperación, aterrorizado de que Saulo y compañía pudieran darse
cuenta de su presencia.

Al mismo tiempo, el aura de Jaime surgió con violencia. Oleadas de energía aterradora emanaban de él, y
era tan intensa que los demás clientes del bar huyeron despavoridos.

Cleo se estremeció al sentir el aura aterradora que irradiaba Jaime.

«¿Existe ya en el reino mundano una tierra con energía espiritual restaurada? ¿Por qué esta gente no se
rige por las leyes de la naturaleza? ¿Venía también de otro reino secreto?».

Cleo no podía entender cómo Jaime había llegado a su nivel actual. Incluso empezó a preguntarse si Jaime
venía de otro reino secreto como él.

—¡No empieces una pelea ahora! ¿Has olvidado por qué estamos aquí? —gritó el espíritu dentro del
cuerpo de Saulo, lleno de furia.
CAPITULO 1954
Al escuchar eso, Saulo hizo un gesto con la mano para que los guerreros de Túnica de Oro Negro
retrocedieran.
Lanzó una fría mirada a Jaime y le advirtió:

—Espera, Jaime. Cuando lo resuelva todo aquí, ajustaré cuentas contigo.

Saulo salió furioso del bar con sus guerreros de Túnica de Oro Negro a cuestas. En cuanto Saulo se dio la
vuelta, Jaime dejó escapar un suspiro de alivio.
Todavía le resultaba bastante estresante enfrentarse a cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro sin ayuda.

Esta gente habría sometido a Jaime si no hubieran sufrido un contragolpe al intentar absorber la energía
espiritual de Jaime.

—Vámonos también, señor Casas —dijo Vladimir con sudor frío cubriéndole la frente por lo cerca que
había estado.

Jaime asintió y se marchó con Vladimir mientras Cleo permanecía aturdido en el bar, con los ojos llenos de
sentimientos encontrados.

—Señor Lanz, ninguno de esos Cultivadores Demoníacos de antes estaba por debajo de usted en cuanto a
rango. ¿Qué debemos hacer? —preguntó uno de los seguidores de Cleo.

Cleo no respondió. Se limitó a fruncir el ceño.

Al principio pensó que, a pesar de las restricciones de las leyes de la naturaleza, estaba en el escalón más
alto de las élites del reino mundano. Sin embargo, su visión del mundo se revolucionó cuando se encontró
con cuatro guerreros de la Alianza de Guerreros justo después de salir del reino secreto. La demostración
de su formidable poder supuso un duro golpe para su inflado ego.

Otro de los lacayos de Cleo se preguntó en voz alta:

—Estoy seguro de que esos Cultivadores Demoníacos también proceden del reino secreto, pero sus
habilidades no parecen estar limitadas por las leyes de la naturaleza.

—¿No se han dado cuenta de los espíritus que viven en esos Cultivadores Demoníacos? Eso significa que
sus físicos son los de artistas marciales ordinarios en el reino mundano, y los espíritus dentro son los
verdaderos Cultivadores Demoníacos. Las leyes de la naturaleza no se aplican a los espíritus. Esos
Cultivadores Demoníacos se aprovecharon de esa laguna para desbocarse en el reino mundano
—explicó Cleo.

—Pero ese joven no parece un Cultivador Demoníaco. Sin embargo, su aura no es débil —dijo uno
de los lacayos de Cleo.

—Tal vez ese hombre sea también un joven heredero que proviene de otro reino secreto.

Cleo estaba muy interesado en la identidad de Jaime. Quería averiguar si Jaime procedía de un reino
secreto.

—¿Cuál es nuestro siguiente paso, señor Lanz? —preguntó el lacayo.

Cleo pensaba que podría tomar con facilidad las riendas del reino mundano, pero parecía que se
equivocaba. Había muchas élites ocultas y manteniendo un perfil bajo.

—Ocultaremos nuestras habilidades y observaremos la situación. No hagamos ningún movimiento a menos


que sea absolutamente necesario.
Cleo se zampó su comida después de eso. Jaime y Vladimir regresaron al palacio.
La expresión del primero era sombría y marcada por la preocupación, pues la situación en la isla Encanta
había superado sus expectativas.

«¡No esperaba que viniera tanta gente y élites a la isla! ¡Incluso hay otros Santos de las Artes Marciales
aparte de los guerreros de Túnica de Oro Negro de la Alianza de Guerreros! Parece que me será difícil
intentar detener la recuperación de energía espiritual».

—Jaime —llamó Giovanni mientras se acercaba a Jaime con sus hombres.

—¿Qué te trae por aquí, Giovanni? —preguntó Jaime, sorprendido de verlo ahí.

—No soy el único que ha venido. El señor Gabaldón también está aquí. Noé envió a alguien a buscarlo a
Ciudad de Jade, pero no estaba allí, así que traje a mis hombres aquí. El señor Gabaldón también trajo a
miembros de su familia.

Mientras Giovanni hablaba, Fernando se acercó a Jaime con un grupo de hombres siguiéndolo. Astrid y
Evangelina también estaban allí.
Fernando se acercó a Jaime y lo saludó:

—Señor Casas.

Cuando Vladimir reconoció a Fernando, se apresuró a saludarlo con respeto:

—Me alegro de verlo, señor Gabaldón.

Fernando inclinó un poco la cabeza en señal de reconocimiento.

—¿Qué lo trae por aquí, señor Gabaldón?

Jaime se sorprendió al ver a Fernando. A pesar de las habilidades de Fernando, no era más que un saco de
boxeo, ya que el lugar estaba repleto de élites.
CAPITULO 1955

—Señor Casas, todas las familias prestigiosas del reino secreto han enviado hombres a la isla Encanta aquí.
Como tal, la familia Gabaldón tiene que seguir su ejemplo. El Gran Anciano nos ha dicho que lo ayudemos
en la medida de nuestras posibilidades. Mientras se reavive la energía espiritual y consigamos el control de
la isla Encanta, la familia Gabaldón tendrá ventaja —respondió Fernando con franqueza.

En cuanto Jaime escuchó aquello, supo que Casio estaba al tanto de la inminente reactivación de la energía
espiritual en Isla Encanta y quería ocupar el lugar.

Precisamente porque todas las familias compartían los mismos sentimientos, iba a estallar una sangrienta
batalla.

Mientras tanto, Jaime estaba decidido a detener tal baño de sangre.

—Sinceramente, señor Gabaldón, mi propósito al venir esta vez a Isla Encanta no es ocupar este lugar. Más
bien, es impedir el renacimiento de la energía espiritual —divulgó sin rodeos.

Fernando se quedó muy sorprendido. Sin embargo, sabía que las palabras de aquel hombre eran una
orden. Lo único que podía hacer era obedecer.
—La familia Gabaldón se adhiere a sus disposiciones, señor Casas —afirmó con firmeza, sin preguntar el
motivo de la decisión de Jaime.

El tiempo pasó volando y pronto habían pasado más de diez días desde que Jaime y los demás llegaron a la
isla Encanta.

En los últimos diez días, las cosas en la Isla Encanta habían estado bastante tranquilas. Aparte de los grupos
de gente que llegaban uno tras otro al principio, apenas vino nadie en los días siguientes.

En un hotel, Saulo estaba al otro lado de la ventana, contemplando toda la isla Encanta.

—Señor, ya casi es la hora, ¿no? —preguntó sin prisa.

—Sí, ya es la hora. Da la orden de activar la Formación de Defensa de Montaña —respondió el espíritu que
llevaba dentro.

Asintiendo, Saulo convocó de inmediato a dos guerreros de Túnica de Oro Negro y se dirigió hacia la colina
en medio de la isla Encanta.

Poco después, toda la isla Encanta empezó a temblar como si hubiera habido un terremoto.

Al mismo tiempo, estallidos de luz comenzaron a parpadear en la colina en medio de la Isla Encanta.
Aquella repentina anormalidad atrajo de inmediato la atención de todos.
De pie en el punto más alto del palacio, Jaime frunció el ceño mientras observaba la colina resplandeciente
en medio de la isla.

—Señor Casas, nada más llegar escuchamos que aquí había ruinas antiguas, pero nadie las encontró.
¿Será que se manifiestan ahora porque el renacimiento de la energía espiritual es inminente? —se
preguntó Vladimir, con los ojos fijos en la colina resplandeciente que se divisaba a lo lejos.

Jaime permaneció en silencio, pues no tenía ni idea de si las antiguas ruinas estaban a punto de
manifestarse. Sin embargo, sabía que el repentino resplandor de luz de la colina que tenía ante sus ojos no
era ninguna anomalía, sino la activación de un enorme conjunto arcano.

A pesar de la gran distancia, podía sentir el aura aterradora de la activación de la matriz arcana.

Mucha gente empezó a arremolinarse hacia la colina del centro de la isla, temerosa de quedarse atrás.

—Antiguas ruinas se han manifestado en la Isla Encanta, Jaime. Todos afirman que hay un altar en las
ruinas antiguas, y que es el altar que provocaría el renacimiento de la energía espiritual. Aparte de eso,
algunos incluso dicen que quien llegue primero al altar desencadenará un fenómeno celestial y ganará la
inmortalidad —pronunció Giovanni frenético cuando llegó hasta Jaime, jadeando con fuerza.

Por lo que parecía, había hecho muchas averiguaciones por ahí.

Jaime estaba convencido de que la isla Encanta no habría sido elegida para el renacimiento de la energía
espiritual sin motivo. Además, como señor de las generaciones, el demonio de sangre nunca encontraría su
propio cuerpo en la isla para esperar una resurrección.

Por lo tanto, debía de haber algún secreto sobre la isla Encanta que ellos desconocían. Pero entonces, el
logro de la inmortalidad en la última mitad era una charla sin sentido.

—¿Por qué no vamos nosotros también a echar un vistazo, señor Casas?


Aunque Jaime se mostraba escéptico al respecto, Vladimir estaba más que entusiasmado a su lado.

«¡Tenemos que ir y presenciar algo así en persona! Independientemente de su veracidad, ¡lo sabremos
después de ir allí a echar un vistazo!».

—Vamos. —Jaime inclinó la cabeza en señal de asentimiento.

Para cuando Jaime y los demás se apresuraron a llegar, hacía tiempo que la colina había sido rodeada por
una horda de gente. A poca distancia, una antigua puerta de piedra fue tomando forma poco a poco.

Todos miraban boquiabiertos la puerta de piedra con estrellas en los ojos. Era como si hubiera infinitas
riquezas tras aquella puerta de piedra.
CAPITULO 1956
José y los demás se situaron en la primera posición con sus respectivos subordinados. Frente a ellos, más
de diez hombres yacían en el suelo, todos parecían muertos.
—¿Qué ha pasado aquí? —preguntó Vladimir perplejo, mirando a los que se habían desplomado y muerto
en el suelo.

La cara de José estaba tan negra como un carbón, y no dijo nada. En cambio, Marcelo maldijo:

—¡Maldita sea! Resulta que aquí hay una Formación de Defensa de Montaña, ¡lo que nos ha hecho perder
a tantos de nuestros hombres!

En cuanto Vladimir escuchó eso, comprendió.

«Ah, estas personas eran de las familias de José y los demás. Tal vez querían entrar primero, así que se
olvidaron de comprobar la situación y acabaron siendo asesinados por la matriz arcana».

Gracias al precedente de José y los otros, todos los que estaban detrás de ellos no se atrevieron a

actuar precipitadamente.

Nadie estaba dispuesto a arriesgar su vida ante un conjunto arcano tan poderoso.

En ese momento, los miles de personas allí reunidas sólo podían observar impotentes, sin atreverse a
intentar desactivarlo.

Después de todo, se necesitaba una fuerza tremenda para desactivar una matriz arcana, e incluso se podía
perder la vida. Si eso ocurría, el sacrificio beneficiaría a otros.

Por lo tanto, se limitaron a observar. Ninguno de ellos dio un paso adelante para desactivar la matriz
arcana. El ambiente se volvió incómodo.

Todos se miraron unos a otros. Nadie hablaba ni se movía, y el único sonido audible era la respiración
agitada de la multitud.

Ráfagas de luz parpadeaban alrededor de la colina. Era la Formación de Defensa de Montaña, y sólo se
podía entrar después de desactivar la matriz arcana.

Con semejante despliegue arcano, todos estaban convencidos de que debía de haber toneladas de tesoros
en las antiguas ruinas.

Mientras todos permanecían inmóviles y esperaban en silencio, Jaime barrió con la mirada en busca de
Saulo y también de Cleo, a quien conoció en la taberna.
En su opinión, representaban la mayor amenaza para él.

Por desgracia, no vio señales de ellos ni siquiera después de escudriñar todo el lugar.

«Hmm, ¡quizás no están aquí o se esconden en algún rincón!».

—Señor, ya que queremos que toda esta gente entre en el falso reino secreto, ¿por qué hemos colocado
una matriz arcana tan poderosa en el exterior de este? Ahora nadie se atreve a entrar — reflexionó
perplejo Saulo.

No entendía muy bien por qué habían levantado un obstáculo cuando querían engañar a todo el mundo
para que entrara.

Ante aquella pregunta, el espíritu que llevaba dentro rio con suavidad.

—¿Qué sabrás tú? Cuanto más formidable es la matriz arcana exterior, mayor es su curiosidad por lo que
hay en el interior. En ese momento, sin duda entrarían en tropel. Sin duda, alguien desactivará esta matriz
arcana. Espera con paciencia.

El tiempo pasaba, pero nadie se movía. Ninguno de ellos se fue, pero tampoco hicieron ningún movimiento
para intentar desactivar la matriz arcana.

Por fin, un anciano barbudo de una de las familias se dirige hacia la colina a paso firme.

En el instante en que la multitud vio que alguien había dado el primer paso, todos dirigieron sus miradas
hacia el anciano.

Jaime se dio cuenta de que el anciano era un gran marqués de artes marciales de fase avanzada, por lo que
supo que debía de ser un anciano de una de las familias.

—¿Puede desactivar la matriz arcana, señor Casas? —preguntó Vladimir en un susurro cuando vio
salir al anciano.

—Yo tampoco estoy seguro. Si la matriz arcana se desactiva más tarde y conseguimos entrar, no actúen de
forma temeraria, y mucho menos se ensañen con los demás. Esperen mis órdenes — ordenó Jaime a
Giovanni, Fernando y Vladimir.

Los tres hombres asintieron con la cabeza, pues todos miraban a Jaime en busca de orientación.

Justo en ese momento, el anciano había alcanzado la matriz arcana. Justo después de que estallara una
ráfaga de luz, soltó de golpe un rugido tan resonante que parecía el retumbar de un trueno.

Se levantó una salvaje ráfaga de viento. A continuación, una tenue niebla blanca surgió de su mano y
empezó a girar, formando un vórtice.

Nadie entre la multitud tenía idea de la técnica que estaba utilizando y sólo podía mirar en silencio.

—¡Destruye!

Extendió la palma de la mano, sobre la que estalló un aura majestuosa. La mayoría de la multitud
retrocedió rápido. Al sentir la aterradora oleada de energía, todos sintieron que la matriz arcana se
rompería.
CAPITULO 1957
Cuando la mano del anciano entró en contacto con la matriz arcana, de repente salió despedido hacia atrás
y se estrelló contra el suelo. La sangre empezó a brotarle de la nariz y la boca, y su rostro perdió el color.
Era evidente que estaba malherido.

Los ojos de todos se abrieron de par en par, incrédulos. El anciano era poderoso, pero ni siquiera él era
capaz de romper la poderosa matriz arcana que bloqueaba la entrada a las antiguas ruinas. Esto significaba
que nadie podría entrar en las ruinas.

—La matriz arcana es demasiado fuerte. No puedo creer que un Gran Marqués de Artes Marciales de fase
avanzada no pudiera destruirlo —comentó Vladimir conmocionado.

Jaime explicó con calma:

—Hay que buscar el núcleo de la matriz arcana para destruirla. Sólo aquellos que son lo bastante
poderosos son capaces de aniquilarlo a base de fuerza y poder.

Era obvio que Jaime sabía que el anciano no sería capaz de destruir la matriz arcana antes incluso de que
éste entrara en acción.

Giovanni preguntó:

—Jaime, ¿puedes destruirlo? Jaime asintió.


—Sólo necesito una espada para destruir la matriz arcana.

No estaba presumiendo, pues había conseguido descubrir el núcleo de la matriz arcana. Con su propia
habilidad y la ayuda de la Espada Matadragones, estaba seguro de que podría demolerla sin ninguna
dificultad.

Sin embargo, Jaime no iba a hacerlo. Estaba esperando a que otro lo hiciera.

Sabía que Saulo había llevado consigo a cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro. Podrían unirse y destruir
con facilidad la matriz arcana.

El joven que vio en la taberna también debería ser capaz.

Estas personas no entraron en acción ni se revelaron, así que Jaime decidió quedarse quieto. Todos
competían por ver quién podía mantener la paciencia y la compostura dadas las circunstancias.

Jaime era paciente, pero no podía esperar más. José salió y anunció:
—Todos, por fin hemos llegado a la isla Encanta, así que no debemos dejar que una simple matriz arcana se
interponga en nuestro camino. Todos los presentes están equipados con una reliquia sagrada de artes
marciales, así que somos más que capaces de manejar la matriz. Si alguien más desea unirse a nosotros
para derribar la matriz arcana, agradeceríamos su ayuda. Si tienen una reliquia de artes marciales sagradas,
¡mejor que mejor! Podemos trabajar juntos y demostrar que no hay nada que temer cuando unimos
nuestras fuerzas. Sin embargo, debo ser claro. Una vez que destruyamos la matriz arcana, aquellos que no
ofrecieron ninguna ayuda deben quedarse atrás. De lo contrario, no me culpen por tomar medidas contra
ustedes.

La matriz arcana fuera de las antiguas ruinas por sí sola era lo bastante poderosa, por lo que José sabía que
más peligros estarían al acecho en el interior. Quería que más familias se unieran a ellos para mantener la
situación bajo control.

Después de todo, las tres familias de su facción no eran lo bastante fuertes como para enfrentarse solas a
los obstáculos.
Un representante de una de las familias declaró:

—Estoy dispuesto a unir fuerzas con usted, señor Danaher. Tengo una reliquia sagrada de artes marciales.

Tras el incidente, se hizo evidente que, si continuaban por su cuenta, no obtendrían recompensa alguna.

—¡Yo también estoy dispuesto a unirme a ustedes! —Otra familia decidió unirse a José.

En poco tiempo, más de diez familias decidieron unir sus fuerzas a las de José, y la facción que dirigía creció
rápido hasta contar con cientos de miembros. Este nuevo poder los convirtió en el grupo más influyente de
la isla.

Una mueca de burla se dibujó en el rostro de José mientras lanzaba a Jaime una mirada desafiante. Luego
se volvió hacia la matriz arcana.

—¡Todos, unamos nuestras fuerzas para destruir esta matriz arcana! —declaró y sacó su reliquia sagrada
de artes marciales.

Todos los demás sacaron sus armas y unieron su energía marcial para crear una luz tan brillante que
iluminó la zona.

Todos eran Grandes Marqueses de las Artes Marciales, que ejercían una fuerza inmensa con la ayuda de
algunas reliquias sagradas de las artes marciales. Esta fuerza que eran capaces de conjurar era mucho más
poderosa que la que una sola persona podría generar por sí misma.

Todos observaban con atención. En el momento en que la Formación de Defensa de Montaña se


rompiera, irrumpirían de inmediato en las antiguas ruinas sin dudarlo.

José y sus secuaces habían rodeado la entrada, formando una barrera impenetrable que negaba el acceso a
cualquier otra persona.

Muchos estaban disgustados por sus acciones, pero no tenían otra alternativa que aceptarlo.

¡Bum!

Tras el atronador sonido, la energía combinada cargó hacia la matriz arcana.

El suelo tembló y el mar rugió mientras toda la Isla Encanta temblaba con violencia. Eso demostraba lo
poderosa que era su energía combinada.
Por desgracia, su agresivo ataque sólo consiguió dejar una débil marca en la Formación de Defensa de
Montaña. Esta gente no sufrió ningún contragolpe, pero aun así no consiguieron destruir la
formación arcana.
CAPITULO 1958
Al ver esto, todo el mundo se quedó boquiabierto. Incluso José y los demás se quedaron paralizados.
Ninguno de ellos había esperado que la matriz arcana fuera capaz de resistir sus esfuerzos combinados,
que habían sido reforzados por el poder de varias reliquias sagradas de artes marciales.

Tras un momento de conmoción, la actitud de José cambió de golpe. Un brillo amenazador apareció en sus
ojos y su semblante se ensombreció mientras fruncía el ceño, furioso.

—Señor, siguen sin poder destruir la matriz arcana a pesar de unir sus fuerzas y contar con la ayuda de las
reliquias sagradas de artes marciales. ¿Es demasiado poderosa para ellos? Si no pueden destruirla, todos
nuestros esfuerzos habrán sido en vano.
Mientras observaba desde un rincón, se sentía cada vez más ansioso por descubrir que José y los suyos no
podían destruir la matriz arcana a pesar de sus esfuerzos combinados.

Malphas espetó:

—Menuda bola de basura. ¿No entienden lo importante que es encontrar el núcleo de la matriz arcana
para destruirlo? Hay mucha gente aquí. No me digas que ninguno de ellos sabe dónde está el núcleo.

No se esperaba que la gente de ahí no supiera nada de matrices arcanas.

El aura de José seguía intensificándose. Estaba decidido a no ser visto como un tonto y ser objeto de burlas
por su incapacidad para destruir la matriz arcana.

—¡Vamos a intentarlo de nuevo!

Con eso, José y sus compañeros volvieron a lanzar otro ataque. Esta vez, habían puesto cada gramo de su
energía y estaban decididos a ver un resultado exitoso.

La poderosa fuerza hizo temblar la tierra de la Isla Encanta, y el sonido de las olas rompiendo se podía
escuchar a kilómetros de distancia.

Por desgracia, nada cambió. La matriz arcana seguía intacta.

Tras lanzar dos ataques consecutivos, José y sus compañeros habían gastado la mitad de su energía
marcial. Se miraron en silencio.

Si no podían destruir la matriz arcana, no había forma de que consiguieran entrar en las antiguas ruinas.

Sin embargo, la fortaleza de la matriz arcana sólo hizo que todos se entusiasmaran más con las antiguas
ruinas, ya que estaban seguros de que debía haber algunos tesoros escondidos en su interior. De hecho, los
rumoreados objetos mágicos que concederían la inmortalidad bien podrían ser ciertos. La perspectiva de
poner por fin los ojos en tales tesoros era demasiado tentadora como para ignorarla.

Saulo se estaba poniendo ansioso. Si nadie podía destruir la matriz arcana, las trampas que habían tendido
serían en vano.

—Señor, ¿deberíamos destruir la matriz arcana nosotros mismos? —sugirió. Ellos lo habían creado, así que
era posible que también pudieran destruirlo. Para su sorpresa, el espíritu le dijo:
—Destruir la matriz arcana no es posible, ya que fue creada en persona por el propio Lord Tacio. Pero
también me sorprende la magnitud del poder que albergaba.

Saulo se quedó helado de incredulidad.

«Si no se puede destruir, ¡no nos queda más remedio que esperar!». José parecía cabizbajo e impotente
cuando Jaime salió y se mofó:
—Elegiste usar la fuerza bruta para desmantelar la matriz arcana en lugar de intentar descubrir su núcleo.
Me pregunto cómo has conseguido llegar tan lejos en el cultivo.

Marcelo estaba furioso. Ya estaba furioso antes de que Jaime hablara, pero ahora su temperamento había
alcanzado el punto de ebullición.

—Jaime, ¿qué car*jo acabas de decir? Si crees que tienes lo que hay que tener, ¡destrúyelo en vez de hacer
comentarios sarcásticos! —exigió.
José entrecerró los ojos y miró con frialdad a Jaime.

—Jaime, ¿de qué estás hablando? ¿Estás diciendo que sabes dónde está el núcleo?

—Por supuesto —fue la respuesta de Jaime. Marcelo levantó la voz para preguntar:
—Deja de fanfarronear. ¿Por qué no pasas a la acción si tienes lo que hay que tener? ¿Acaso pretendes
cosechar los frutos sin esforzarte?

—¿Por qué iba a pasar a la acción? Soy libre de hacer lo que quiera. Lo que haga no es asunto tuyo
—La réplica de Jaime dejó a Marcelo sin habla. José miró a Jaime con calma.

—Jaime, si eres capaz de destruir la matriz arcana, te permitiré unirte a nosotros como uno de los
primeros en entrar en las antiguas ruinas. ¿Qué te parece?

Estaba claro que el primer grupo en acceder a las ruinas antiguas tendría una ventaja innegable sobre los
que lo siguieran.

Para su sorpresa, Jaime negó con la cabeza.

—Puedo destruir la matriz arcana, pero no te seguiré a las ruinas antiguas. Eres libre de entrar antes que
yo.

Al escuchar eso, Marcelo resopló con frialdad.

—Jaime, ¿tienes miedo de que haya trampas o armas ocultas en las antiguas ruinas?
Los labios de Jaime se curvaron, pero no se molestó en responder a la pregunta de Marcelo. Su reacción
sólo sirvió para aumentar la furia de Marcelo.
CAPITULO 1959
Todos los demás miraron con burla a Jaime cuando descubrieron que pretendía emprender la formidable
tarea de destruir la formación él solo. Dudaban de su capacidad para encargarse de ello porque ni siquiera
José y sus compañeros lo habían conseguido a pesar de contar con reliquias sagradas de artes marciales.

«Es imposible que Jaime pueda destruir la formación arcana por sí solo. Aunque supiera dónde está el
núcleo, la matriz arcana es demasiado poderoso para destruirlo él solo».

Vladimir susurró con suavidad:

—Señor Casas, usted…

Quería advertir a Jaime que tuviera cuidado con intentar desbaratar la formación, ya que los que lo habían
intentado antes habían muerto por la reacción.

El anciano de antes era un Gran Marqués de las Artes Marciales, pero por desgracia acabó sufriendo graves
heridas.

Forero, Giovanni y Fernando se adelantaron juntos para impedir que Jaime intentara su peligrosa hazaña
de destruir la formación arcana. Después de todo, aunque mucha gente había unido sus fuerzas para
romper el conjunto, sus esfuerzos habían sido infructuosos hasta el momento.

Astrid y Evangelina también se acercaron a Jaime.

La expresión de Evangelina era solemne mientras decía en voz baja:


—Señor Casas, esta matriz arcana no es tan ordinaria como parece. Si no me equivoco, es una Formación
Letal de Alma de Sangre, una poderosa formación creada por espíritus demoníacos. Se necesita un
demonio inimaginablemente fuerte para ser capaz de formar esto. Me pregunto por qué ha aparecido aquí.

El espíritu que habitaba el cuerpo de Evangelina tenía miles de años y también era la doncella sagrada del
Palacio Lunar, así que sabía muchas cosas que Jaime y los demás no habían escuchado nunca.

Forero intervino:

—Escuché hablar de ese conjunto arcano. Me suena el nombre, pero no sé por qué está aquí. ¿Por qué iba
a aparecer aquí un conjunto arcano perteneciente a los espíritus demoníacos? ¿Lo colocó el demonio de
sangre antes de morir?

Jaime apenas podía ocultar también su sorpresa.

«Si las ruinas antiguas son lo que acciona la revitalización de la energía espiritual, ¿por qué habría entonces
una matriz arcana perteneciente a los espíritus demoníacos? Es imposible que los espíritus demoníacos
crearan las ruinas antiguas para activar la revitalización de la energía espiritual».

—¿El demonio de sangre creó esto antes de su muerte? —Jaime estaba confundido.

Sin embargo, el demonio de sangre sí había fallecido en la isla Encanta y había convertido su cuerpo en una
escultura. Por tanto, era muy probable que la matriz arcana fuera obra suya.

No importaba quién la hubiera creado, Jaime tenía que destruirlo y entrar en las antiguas ruinas.

«Comprendo sus temores, pero deben estar seguros de que el poder de este conjunto arcano está
disminuyendo. A pesar de su fuerte apariencia, su núcleo ya es frágil».

Poco a poco, se dirigió al frente y se paró frente al conjunto arcano.

—¡Espada!

Jaime levantó el brazo y la Espada Matadragones se manifestó en sus manos. La hoja resplandeció y brilló
con luz etérea.

En el momento en que Jaime blandió la Espada Matadragones, todos sintieron un tremendo chorro de
poder que se extendía en todas direcciones.

Todas las miradas se dirigieron hacia la antigua espada en manos de Jaime.

«¡Es una espada espiritual!».

Cleo había estado escondida en un rincón, sin apenas notar su presencia. Sin embargo, cuando vio la
Espada Matadragones de Jaime, sus ojos se iluminaron de repente.

Este tipo debe de proceder de una familia de uno de los reinos secretos. Esa es la única explicación lógica
de por qué tiene una espada espiritual de tan alto calibre.

La codicia brilló en los ojos de Cleo mientras fijaba su mirada en la espada espiritual de Jaime.

Jaime ignoró las miradas codiciosas y dirigió el Poder de los Dragones hacia su espada. Pronto, la Espada
Matadragones empezó a zumbar, sonando como el rugido de una bestia feroz.
Una brillante y reluciente energía de espada surgió de la Espada Matadragones y se elevó hacia el cielo. La
luz de la energía afilada de la espada parpadeó y bailó mientras se elevaba más alto.

—¡Rompe! —rugió Jaime.

Hizo descender la Espada Matadragones en un potente arco, apuntando a la matriz arcana.

¡Bum!

Aquel golpe sacudió toda la isla. Todos sintieron las vibraciones como si un poderoso terremoto hubiera
sacudido la isla.

La matriz arcana brilló con intensidad y se rompió en pedazos antes de disolverse en la nada, como si nunca
hubiera existido.

Todos se quedaron boquiabiertos al darse cuenta de que la matriz arcana había sido destruida.

A pesar de sus esfuerzos combinados, José y su facción fueron incapaces de romper la formación utilizando
sus reliquias sagradas de artes marciales. Sin embargo, Jaime consiguió llevar a cabo la tarea que parecía
imposible con un solo movimiento.

Su éxito asombró a todos los presentes, que apenas podían creer que lo hubiera logrado con tanta
facilidad.

José y los demás tenían sentimientos encontrados.

Saulo se llenó de una caótica mezcla de emociones al ver cómo Jaime destrozaba sin esfuerzo la matriz
arcana. La rabia y la envidia se acumulaban en su interior.
CAPITULO 1960
A medida que crecía su sed de venganza, estaba cada vez más decidido a atrapar a Jaime en las antiguas
ruinas. De ninguna manera permitiría que Jaime se volviera más poderoso, o nunca lograría vengar la
muerte de su padre.

Al recuperarse de la conmoción, muchos individuos recobraron pronto el sentido y se dirigieron en tropel


hacia las antiguas ruinas.

Cualquiera que entrara primero en las ruinas antiguas tendría ventaja.

Antes de que pudieran entrar en las ruinas, José blandió de repente su espada. La terrorífica energía de la
espada cortó a los primeros individuos frente a la multitud.

—Cualquiera que se atreva a entrar en las antiguas ruinas morirá —gritó.

Los hombres de José bloquearon la entrada a las ruinas antiguas. Estaba claro que querían monopolizar
todo el lugar.

Su facción era muy numerosa, lo que les daba la audacia de ser asertivos.

Las otras sectas y familias prestigiosas protestaron a todo pulmón por sus acciones.

—Retirémonos —anunció Jaime.

Era consciente de que ambos bandos estaban a punto de enzarzarse en una batalla, por lo que ordenó a
Fernando, Vladimir y el resto de sus compañeros que se retiraran.
Justo después de retirarse, comenzó la batalla.

Nadie estaba dispuesto a rendirse, así que todos se lanzaron al ataque mientras José y sus hombres
intentaban impedir que avanzaran.

El ruido de las armas al chocar era ensordecedor, y los gritos angustiados de los que resultaban heridos o
muertos llenaban el aire.

José lo había planeado todo de antemano y había unido fuerzas con muchas familias, lo que les permitió
obtener ventaja sobre el resto.

En unos diez minutos, todo el lugar estaba teñido de sangre y había cadáveres esparcidos por todas partes.
Era un espectáculo horrible.

Jaime contemplaba la escena con el rostro inexpresivo.

Sin embargo, en ese momento, se sintió cada vez más decidido a detener la recuperación de energía
espiritual.

Muchas familias ya estaban enzarzadas en una violenta lucha incluso antes de la recuperación de la energía
espiritual. Si se recuperara la energía espiritual y las familias de los reinos secretos pudieran regresar al
reino mundano, este mismo desafortunado suceso se extendería tal vez al resto del mundo.

Pronto, la batalla llegó a su fin. José y sus camaradas permanecieron en la entrada, impidiendo la entrada a
las demás familias. Lo único que podían hacer era mirarlos con frustración y rabia, sin poder hacer nada
más.

José y sus compañeros tenían una clara ventaja sobre sus oponentes. En el transcurso de diez minutos, las
familias contrarias habían sufrido una pérdida considerable y no se atrevían a seguir adelante con su
ataque.

Justo en ese momento, salió un hombre de mediana edad con un brazo herido. Obviamente, se había
herido en la pelea anterior.

Se acercó a José y le dedicó una cortés inclinación de cabeza.

—Señor Danaher, ambos procedemos de familias de artes marciales, por lo que los dos comprendemos la
importancia de la lealtad a nuestros respectivos maestros. No hay animosidad entre nosotros, así que le
imploro que no sea demasiado extremista en sus acciones. Estamos dispuestos a dejarlos entrar primero en
las antiguas ruinas, pero les pedimos que no bloqueen y nos nieguen la entrada. Si seguimos luchando,
aunque usted y sus hombres acaben como vencedores, será una victoria ajustada. ¿Cuántos de sus
hombres quedarán en pie? No olvide que todavía hay alguien observándonos desde la barrera. No podrás
tomar el control de las antiguas ruinas en una situación así.

Habiendo fracasado en su intento de derrotar a la facción de José, querían razonar con él.

José echó un rápido vistazo a Jaime y se dio cuenta de que éste, junto con Vladimir, Fernando, Giovanni y
otros no participaban en el altercado que se estaba desarrollando.

Los hombres de Fernando y Giovanni eran artistas marciales de bajo rango, pero las fuerzas de Vladimir
estaban compuestas por muchos marqueses de las Grandes Artes Marciales.

Aunque la facción de Jaime contaba con un número considerable de personas, sus capacidades colectivas
no eran muy impresionantes. Por eso José tuvo la osadía de actuar así.

Sabía que existía la posibilidad de que Jaime observara a salvo mientras los demás luchaban, y luego
recogiera el botín cuando ambos bandos sufrieran. De ninguna manera permitiría que eso sucediera.

José había escondido un arma secreta bajo la manga. Había llevado consigo a la Elite Dieciocho, pero

no hicieron nada hasta ese momento, ya que estaban vigilando a Jaime.

—Deja de perder el tiempo diciendo tonterías. Si no quieres morir, lárgate. Si aún quieres entrar en las
ruinas antiguas, ¡continuemos luchando! —Marcelo marchó hacia delante y gritó.
CAPITULO 1961
El hombre de mediana edad estaba lívido, pero sabía que era impotente frente a la facción de José. Todos
los demás tenían su propio plan y nadie quería ir con todo, así que nunca podrían desafiar el poder de la
facción de José.

Al ver que nadie se atrevía a decir nada, José esbozó una sonrisa de satisfacción mientras lanzaba a Jaime
una mirada de suficiencia.

«Jaime acaba de destruir la matriz arcana. Le prometí que lo dejaría entrar en las ruinas antiguas con
nosotros, pero rechazó mi oferta. ¡Debo hacer que se arrepienta bloqueándole el paso!».

—Señor Casas, ¿qué debemos hacer? —preguntó Vladimir con ansiedad. José montaba guardia en la
entrada, impidiéndoles el acceso.
—Esperar. —Fue la cortante respuesta de Jaime.

Jaime giró la cabeza para echar un vistazo a Saulo y sus compañeros. Aunque todos se habían quitado sus
capas negras, intentando mezclarse con la multitud, Jaime pudo identificarlos con facilidad.

Jaime también vio a Cleo, que estaba en un rincón tratando de ocultarse.

Jaime se dio cuenta enseguida de que estas personas eran las más competentes de todos los presentes.
Parecían contentos de permanecer a la expectativa, así que Jaime optó por hacer lo mismo.

«A ver quién es el primero que se impacienta». Saulo preguntó con urgencia a Malphas:
—Señor, ¿qué debemos hacer? José está bloqueando la entrada en estos momentos, y si sigue así, nos
impedirá llevar a cabo nuestro plan de acabar con todos ellos de un solo golpe.

El espíritu dentro de su cuerpo respondió:

—Atácalo con tus hombres. No podemos permitir que se queden con el control de la zona, ya que podría
poner en peligro nuestros planes.

Su plan consistía en permitir que todas las familias idearan sus propias estrategias y entablaran una feroz
competencia para conseguir el acceso. En última instancia, pretendían eliminar a cualquier superviviente
de la batalla.

De ese modo, la Secta de Corazón Maligno conseguiría conquistar la isla Encanta.

Ahora que José intentaba hacerse con el monopolio total y formar alianzas con las demás familias, sería
difícil deshacerse de él más adelante.

Al escuchar eso, Saulo dirigió a los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro hacia el frente.
Se cubrió la cara a propósito con un pañuelo negro para que nadie reconociera que pertenecía a la

Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade.

Agitando la mano, José se disponía a guiar a sus hombres hacia el interior de las antiguas ruinas tras
comprobar que nadie se interponía en su camino.

—¡Un momento! —gritó Saulo.

Al escuchar eso, José se giró sobre su hombro para mirar a Saulo.

—¿Quién eres? ¿Qué quieres?

—Quien soy es irrelevante. Me niego a que tengas el control exclusivo de las antiguas ruinas. No tienes
derecho a impedirnos la entrada —declaró Saulo.

José frunció el ceño.

—¿Qué? ¿No has visto la batalla de antes? ¿Conoces las consecuencias de negarse a admitir la derrota?

—Lo sé, pero sigo negándome a admitir la derrota —insistió Saulo. Con voz engreída, añadió—: Esta
antigua ruina no pertenece a tu familia. ¿Qué derecho tienes a negarnos la entrada?

—¿Qué derecho tengo? Soy poderoso, por supuesto.

Los ojos de José se entrecerraron mientras un aura gélida descendía sobre él. Entonces golpeó a Saulo con
el puño.

Sin embargo, Saulo no contraatacó ni se movió.

Cuando José se acercó a Saulo, un guerrero de la Túnica de Oro Negro que estaba detrás de Saulo entró en
acción.

Lanzó una poderosa patada a José, que se vio sorprendido y salió despedido hacia atrás.

¡Crash!

El cuerpo de José se estrelló contra las montañas, provocando una avalancha. Escupió una bocanada de
sangre, sintiendo como si sus órganos fueran aplastados.
—Un Santo de las Artes Marciales... —Su expresión se volvió negra como un trueno mientras miraba al
guerrero de la Túnica de Oro Negro que acababa de atacarlo.

Desconocía por completo la presencia de un Santo de las Artes Marciales. Como si no fuera lo bastante
sorprendente, el Santo de las Artes Marciales parecía ser el sirviente de alguien más.

Después de todo, un Santo de las Artes Marciales era muy estimado y venerado dentro de una familia,
nunca considerado de un estatus bajo, como el de un sirviente.

Cualquier familia con una reliquia sagrada de artes marciales en su poder sería capaz de ejercer un gran
poder e influencia, y mucho más si poseían un Santo de las Artes Marciales.

José estaba desconcertado.

«¿Hay alguna familia en el reino mundano que tenga santos de las artes marciales como
sirvientes?».
CAPITULO 1962
Los demás también hicieron una mueca al ver al hombre de Túnica de Oro Negro, que acababa de entrar en
acción. Al principio, las habilidades de todos eran más o menos iguales, pero la repentina aparición de un
Santo de las Artes Marciales rompió ese equilibrio.

Mientras tanto, José observó con cautela a Saulo, y luego desvió la mirada hacia los cuatro hombres de
Túnica de Oro Negro que estaban detrás de él. Como sus auras estaban ocultas, José no podía estar seguro
de si los cuatro eran Santos de las Artes Marciales.

«Si todos son Santos de las Artes Marciales, no tendremos más remedio que rendirnos, ya que su presencia
nos hará irrelevantes».

—¿Quién eres exactamente? —preguntó José a Saulo con el ceño fruncido.

—Ya te lo he dicho. Sólo creo que están siendo injustos. ¿Por qué deberían de ser los únicos autorizados a
entrar en las antiguas ruinas? Estas ruinas no pertenecen a tu familia. Si van a entrar, todo el mundo
debería poder entrar también. ¿Están todos de acuerdo conmigo? —preguntó Saulo, volviéndose hacia los
miembros de las otras familias.

—Así es. ¿Quiénes son ustedes para monopolizar las ruinas antiguas?

—Si vamos a entrar, deberíamos hacerlo todos juntos. De lo contrario, nadie debería entrar.

—Si me haces enfadar, me haré explotar y destruiré esta colina para que nadie pueda tenerla.

La multitud se hizo eco de los sentimientos de Saulo. Habían estado resentidos, pero debido a la
abrumadora fuerza del bando de José, antes no tuvieron más remedio que reprimir sus quejas.

Ahora que alguien los había defendido, se alinearon de inmediato con la facción de Saulo.

El rostro de José se ensombreció al escuchar los comentarios de la multitud. Sus ojos se llenaron de rabia y
miró a Saulo.

«Si no fuera por él, ya habríamos entrado en las antiguas ruinas y tal vez incluso habríamos conseguido los
tesoros de su interior».

—No creas que puedes ignorarnos sólo porque cuentas con el apoyo de un santo de las artes marciales. Si
tantos de nosotros unimos nuestras fuerzas, ¿qué diferencia hay si tienes un Santo de las Artes Marciales
que te respalde? —pronunció José apretando los dientes.

No creía que las cuatro personas que estaban detrás de Saulo fueran santos de las artes marciales. De ser
así, los santos de las artes marciales serían demasiado comunes y no valiosos.

Sin que José lo supiera, los santos de las artes marciales abundaban en el reino secreto. Sin embargo, los
del reino secreto no llegaban con facilidad al reino mundano, lo que llevaba al público a pensar
erróneamente que los santos de las artes marciales eran pocos y tenían un estatus invencible.

—Si no estás dispuesto a admitir la derrota, puedo darte la oportunidad de unir fuerzas. Sin embargo, si
pierdes, deberás permitir que todos entren en las antiguas ruinas —le dijo Saulo a José.

La petición de Saulo dejó a José algo desconcertado. Éste no entendía por qué Saulo insistía en dejar entrar
a todos en las ruinas antiguas.
«¡Esto es ilógico!».

Sin embargo, aquel no era el momento adecuado para que José reflexionara detenidamente sobre la
situación.

—De acuerdo. Estoy de acuerdo. No creo que ustedes cinco puedan resistir los ataques de tantos de
nosotros.

José rechinó los dientes, y la espada larga en su mano comenzó a zumbar.

—No van a ser cinco personas, sino sólo cuatro. —Con eso, Saulo dio un paso atrás, dejando a los cuatro
hombres de Túnica de Oro Negro frente a José.

Con cara de póquer, José se dirigió a las numerosas familias con las que se había aliado:

—De esta huelga depende que podamos ocupar estas antiguas ruinas. Espero que todos lo den todo.

Después de decir eso, José dirigió al grupo y cargó directamente hacia los cuatro hombres de túnica de oro
negro.

Más de una docena de armas, impregnadas de inmensas energías marciales, envolvieron a los cuatro
hombres de Túnica de Oro Negro.

Esas energías marciales convergieron, creando un poderoso ataque que se estrelló contra los cuatro
hombres de túnicas de oro negro como un meteorito.

Por otro lado, el desdén llenó los rostros de esos cuatro hombres. Parecían indiferentes incluso ante el
ataque combinado de más de una docena de personas. Los cuatro hombres con túnicas de oro negro
levantaron las manos, liberando cuatro auras dominantes que se extendieron en todas direcciones.

José y los demás salieron volando lejos al instante por esas auras antes de que pudieran siquiera acercarse
a los cuatro hombres.

Más de una docena de artistas marciales volaron por los aires antes de que pudieran siquiera tocar el
dobladillo de la ropa de sus oponentes. Notablemente, esas personas eran Grandes Marqueses de Artes
Marciales de fase avanzada, y algunos incluso blandían reliquias sagradas de artes marciales.
CAPITULO 1963
Aun así, no eran rival para su oponente. A juzgar por el camino que tomaban los acontecimientos, aquellos
cuatro hombres vestidos con Túnica de Oro Negro eran, sin duda, Santos de las Artes Marciales.

Tirados en el suelo, José y los demás miraron aterrorizados a los cuatro hombres.

«¡El poder de cuatro Santos de las Artes Marciales está más allá de lo que podemos manejar!».

Al ver aquella escena, los miembros de las otras familias corrieron al lado de Saulo, formando
inconscientemente una nueva alianza.

Sin embargo, no tenían ni idea de que la intervención de Saulo no era para defenderlos o ayudarlos, sino
para quitarles la vida.

Saulo miró a José y le preguntó con sorna:

—¿Ya pueden entrar todos?


José no contestó. Se limitó a bajar la cabeza. Ante el poder absoluto, no tuvo más remedio que someterse.

A continuación, Saulo gritó:

—Muy bien. Ya pueden entrar todos en orden.

Al escuchar eso, la multitud se arremolinó en las antiguas ruinas, revolviéndose e incluso pisoteándose
unos a otros.

Saulo curvó la comisura de los labios en una mueca mientras observaba la escena.

—Estas personas no son de familias ordinarias de artes marciales. Son cultivadores demoníacos... —
pronunció Jesica con rostro pálido mientras miraba a los cuatro hombres vestidos con túnica de oro negro.

Aunque habían cambiado sus atuendos, Jesica llegó a esa revelación cuando desataron sus habilidades
antes.

Después de todo, la Secta Demoniaca y la Secta de Corazón Maligno eran del mismo linaje. De ahí que
pudiera sentir las auras de esos cuatro hombres.

Forero, Fernando y los demás se sorprendieron al escuchar las palabras de Jesica. En cambio, Jaime
intervino con calma:
—Lo sé. Son guerreros de la Alianza de Guerreros con Túnica de Oro Negro de Ciudad de Jade, y ese
hombre vestido de negro y oro es Saulo.

—¿Son gente de la Alianza de Guerreros?

Forero, Fernando y el resto del grupo estaban asombrados.

Nunca esperaron que apareciera gente de la Alianza de Guerreros, y mucho menos cuatro Santos de las
Artes Marciales.

—¿Por qué los miembros de la Alianza de Guerreros ayudarían a esta gente de las familias prestigiosas?
¿No quieren acaparar las ruinas antiguas y ocupar la isla Encanta? —preguntó Forero, con cara de
perplejidad.

No entendía por qué Saulo hacía eso.

Jaime frunció un poco el ceño. Él tampoco era capaz de descifrar las verdaderas intenciones de Saulo.

—Debemos tener más cuidado. Esta repentina materialización de las ruinas antiguas parece más bien una
conspiración —recordó Jaime a todos.

Cleo tenía una expresión solemne en ese momento. La aparición de los cultivadores demoníacos superaba
sus expectativas.

—Señor Lanz, ¿qué debemos hacer ahora? ¿Debemos entrar de todos modos? —preguntó uno de

los subordinados de Cleo.

—Por supuesto que entraremos. Deberíamos entrar y echar un vistazo ya que estamos aquí. Sin embargo,
no revelen nuestras habilidades a menos que sea absolutamente necesario. Nos quedaremos detrás del
grupo y observaremos.
Con eso, Cleo guio a sus hombres al interior de las antiguas ruinas.

Cuando pasó junto a Jaime, no pudo evitar mirar a este último. Jaime hizo lo mismo. Sus ojos se
encontraron por un momento, pero apartaron rápido sus miradas.

Jaime esperó a que todos entraran en las antiguas ruinas antes de conducir a sus subordinados al interior.
El interior de las ruinas antiguas no parecía abarrotado ni siquiera después de albergar a casi mil personas.
Eso demostraba la inmensidad de la zona.

Aparte de una estructura parecida a un altar de piedra en el centro, no se veía nada más en las ruinas
vacías.

Todos se quedaron boquiabiertos al contemplar aquella escena.

No podían creer que las antiguas ruinas, protegidas por una poderosa red arcana, estuvieran vacías.

«¿Cómo es posible?».

Poco convencidos, muchos empezaron a golpear las paredes de piedra, pero no había mecanismos ocultos
por ninguna parte. Algunos incluso registraron el altar de piedra, pero lo único que descubrieron fue un
montón de piedras.

—José, ¿qué está pasando aquí? —le preguntó Marcelo a José.

Gastaron tanto esfuerzo y perdieron tantas vidas, sólo para entrar y encontrar las antiguas ruinas vacías.

José frunció las cejas y también se quedó perplejo.

—Que todo el mundo busque con cuidado en cada esquina. No creo que este lugar esté vacío. Debe de
haber algún mecanismo oculto —pronunció José.

Pronto, Marcelo dirigió a sus hombres para peinar la zona centímetro a centímetro.
CAPITULO 1964
Mientras tanto, Jaime observaba las vastas ruinas antiguas con aire sombrío. Tenía la persistente sensación
de que algo andaba mal.

«Con lo vacío que está este lugar, ¿para qué necesita un conjunto arcano tan poderoso que lo proteja?
¿Por qué Saulo les pidió a todos que entraran aquí?».

Entonces, cuando algo hizo clic en su mente, Jaime se apresuró a decir:

—¡Retirada! Tenemos que abandonar ahora este lugar.

—¿Qué ocurre, señor Casas? —preguntó Vladimir, desconcertado por la repentina petición de Jaime.

Jaime no dio explicaciones. Forero tal vez se sobresaltó y exclamó:

—¡Mi*rda! ¡Este lugar ha sido preparado con la Matriz del Trueno Celestial! ¡Es una trampa! Vámonos!

Sin embargo, justo cuando Jaime y los demás estaban a punto de darse la vuelta y salir por el pasadizo, una
repentina y aterradora ráfaga de viento los golpeó, haciéndolos retroceder al instante.

—Jaja, Jaime. Ni sueñes con irte ahora —se burló Saulo.


Se paró en el pasadizo y soltó una risita malvada. Entonces se dieron cuenta de que una roca había
bloqueado el paso.

La repentina conmoción atrajo de inmediato la atención de todos. Empezaron a asustarse cuando se dieron
cuenta de que el pasadizo estaba bloqueado por la roca.

—¿Qué está pasando ahora?

—¿Por qué está bloqueada la salida? ¿Quién ha hecho esto?

—¿Cómo vamos a salir? ¿Nos van a enterrar vivos aquí? Mucha gente empezó a entrar en pánico y a gritar
exasperada.
Al mismo tiempo, aparecieron relámpagos en el cielo mientras seguían emitiendo deslumbrantes luces
azules sobre las antiguas ruinas.

Varias personas levantaron la cabeza para contemplar el fascinante espectáculo.

—¿Es una señal de la recuperación de la energía espiritual? —gritó alguien.

Sin embargo, Jaime sabía que Saulo tenía la intención de matar a todos en las ruinas antiguas con su Matriz
de Trueno Celestial.

¡Bum!

Justo en ese momento, un rayo cayó al suelo, rompiéndolo en pedazos al instante.

Todos se quedaron estupefactos. Se quedaron mirando las densas luces azules que crepitaban en el aire,
¡sintiéndose más que petrificados!

No podían evitar preguntarse si podrían sobrevivir si los rayos llovieran sobre ellos.

¡Bum!

Un instante después, cayeron varios rayos, y algunos no pudieron esquivarlos a tiempo y murieron en el
acto.

El resto, aterrorizados, corrieron hacia la salida. Sin embargo, la roca la bloqueaba y no había salida.
Algunos intentaron golpear la roca con exasperación para aplastarla.
Después de todo, la mayoría de ellos eran Grandes Marqueses de las Artes Marciales, y debería haber sido
pan comido aplastar una roca.

Sin embargo, la roca no se movió en absoluto.

Justo entonces, varios relámpagos golpearon de nuevo, sacrificando algunas vidas más.

Todos entraron en frenesí. Si no podían mover o aplastar la roca, terminarían muertos en las antiguas
ruinas.

—José, ¿qué hacemos ahora? —Marcelo preguntó ansioso.

—¿Cómo car*jo voy a saberlo?

José también entró en pánico. Era obvio que alguien los había atrapado allí a propósito.
—Déjame intentarlo…

Royler, que había estado callado, de repente dio un paso adelante.

Entonces, desató su aura de Gran Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel, sorprendiendo tanto a José
como a Marcelo.

No esperaban que Royler fuera un Gran Marqués de las Artes Marciales de alto nivel. Había ocultado sus
verdaderos poderes a todos los demás.

La formidable aura de Royler golpeó la roca.

¡Bum!

En el momento en que su palma aterrizó en la roca, el polvo y la suciedad de las antiguas ruinas llenaron el
aire. A pesar de eso, la roca permaneció fija en su lugar.

—Q…Qué…

Royler estaba asombrado mientras miraba la roca.

Un instante después de golpearlo, un rayo de luz apareció sobre la roca. Entonces, la imagen de un
unicornio apareció en la roca como si hubiera sido tallada en ella.

Royler frunció las cejas en respuesta. La furia ardía en su pecho mientras que no podía creer que su aura de
Gran Marqués de Artes Marciales de Alto Nivel ni siquiera pudiera aplastar una roca.
CAPITULO 1965
¡Boom! ¡Boom! ¡Boom!

Royler asestó unos cuantos golpes más, levantando más polvo y suciedad. Pero la roca seguía inmóvil.

Jadeaba con fuerza mientras su frente se llenaba de sudor frío.

—¿Qué te pasa, Royler? ¿Cómo te atreves a ocultarnos tus verdaderas capacidades? ¿Planeabas
traicionarnos? —preguntó Marcelo con rabia.

Parecía que el hombre tenía intención de golpear también a Royler.

Después de todo, habían formado una alianza. El hecho de que Royler les ocultara sus verdaderas
capacidades debía significar que tenía un plan propio.

José detuvo a Marcelo y le reprendió:

—¡Basta! No es el momento de pelearnos entre nosotros. Trabajemos juntos para romper la piedra.

José tampoco estaba muy contento con Royler. Sin embargo, su prioridad debía ser aplastar la roca que
bloqueaba su camino.

Justo cuando José intentaba reunirlos para romper la roca, Jaime habló.

—No malgasten su energía. No podrán romper la roca, aunque trabajen todos juntos. José y los demás se
volvieron para mirar a Jaime, frunciendo las cejas.
—Jaime, ¿qué quieres decir con eso? ¿Estás diciendo que puedes romper esta roca?
—Esta roca ha sido encerrada dentro de la matriz arcana, así que la roca no se romperá mientras la matriz
arcana siga intacta —afirmó Jaime.

—Nos estás tomando el pelo. Si la roca en verdad está dentro de la matriz arcana, ¿por qué no sentí nada
cuando la golpeé varias veces antes? —replicó Royler en voz alta.

Él no había sentido la presencia de una matriz arcana.

—Yo también creo que está diciendo estupideces. Ignóralo. Seguro que podemos romper la roca si
trabajamos juntos —dijo Marcelo con sorna.

Puso los ojos en blanco mirando a Jaime, obviamente sin creer lo que el hombre había dicho.

José asintió. No tenían más remedio que intentarlo. Los tres, junto con otros miembros de prestigiosas
familias, trabajaron juntos para golpear la roca.

Las auras de los Marqueses de las Artes Marciales se entrelazaron y golpearon con saña la roca.

Se produjo un estruendo ensordecedor. Con el constante bombardeo de rayos, todo el lugar se había
convertido en un verdadero infierno.

Sin embargo, la roca no se vio afectada, conmocionando a todos los presentes. Viendo que incluso su
esfuerzo combinado era inútil, se volvieron a mirar a Jaime.
—Deja de malgastar tu energía y espera tu inminente muerte… La voz de Saulo sonó desde el exterior.
José hirvió de furia al escuchar la voz de Saulo. Otros miembros de familias prestigiosas también
empezaron a proferir blasfemias contra el hombre. Por fin sabían por qué Saulo había pedido con tal
amabilidad que todos se dirigieran al interior de las antiguas ruinas. Era una trampa.

José miró a Jaime y le preguntó con tono sombrío:

—Jaime, has dicho que la roca está encerrada en una matriz arcana. ¿Eres capaz de romperlo?

—Por supuesto. —Jaime sonrió.

—Pues entonces date prisa en hacerlo —dijo José exasperado.

Los demás lanzaron miradas de expectación a Jaime. Podrían marcharse una vez aplastada la roca.

—Atentos todos…

Jaime se acercó a la roca. La palma de su mano brillaba con una luz dorada, como un sol en plena
oscuridad.

Todos se quedaron boquiabiertos mientras esperaban ver cómo Jaime rompería la matriz arcana y la roca.

Jaime golpeó tres veces consecutivas la cabeza del unicornio impresa en la roca. Sin embargo, la roca no se
movió y los demás empezaron a desesperarse.
—Vamos a morir aquí.

—¿Por qué Jaime tuvo que actuar como si supiera todo eso? Pensé que en verdad podría romper la roca.

Los demás estaban disgustados porque Jaime les había mentido, pero Jaime no se inmutó.
CAPITULO 1966
Después de tres golpes, Jaime se mordió el dedo medio hasta que sangró antes de limpiarse la sangre en
los ojos del unicornio.

En el momento en que la sangre de Jaime se filtró en los ojos del unicornio, apareció un destello de luz
blanca. Como si hubiera cobrado vida, los ojos del unicornio sobre la roca se movieron de un lado a otro.

Entonces, con un grito, el unicornio saltó de la roca.

Todos retrocedieron temerosos. Nunca habían visto una criatura tan extraña, y mucho menos viva. Sin
embargo, el unicornio no atacó a nadie. Después de caminar alrededor, parpadeó y desapareció. Al mismo
tiempo, el unicornio tallado en la roca desapareció.
Al instante, todos se volvieron hacia Jaime. Nunca se habían encontrado con algo así. Como los unicornios
eran criaturas míticas, no se había visto ninguno.

¿Significaba la aparición de la bestia mítica la inminencia de la restauración de la energía espiritual?

—Señor Casas, ¿dónde...? ¿Dónde se ha metido ese unicornio? —soltó Vladimir.

Quería echar otro vistazo a aquel unicornio, y sería aún mejor si pudiera llegar a montarlo. Justo cuando
Jaime iba a explicárselo con una sonrisa, Forero dijo:
—Eso no es un unicornio. Sólo era una ilusión. Este peñasco tenía una Matriz Arcana de Carga Unicornio.
Por eso nadie pudo destruir la roca antes. Nadie sería capaz de tomar nada que tuviera esta matriz arcana
fundida sobre él, ni siquiera si fuera una aguja. Es una simple matriz arcana de restricción, pero algunos son
ignorantes y no pueden reconocerla.

Las palabras de Forero iban dirigidas a José y los demás.

Aunque José estaba enfadado, no podía perder los nervios. Al fin y al cabo, Forero estaba diciendo la
verdad: no se había dado cuenta de la red arcana.

Por el momento, seguían cayendo rayos de truenos celestiales. Muchos ya habían muerto, así que la
gente no se detuvo mucho en el asunto. Una vez que se deshicieron de la matriz arcana, José aplastó la
roca.

En cuanto se abrió la entrada, la gente se lanzó hacia el exterior.

Todos corrían tan rápido como podían, temiendo que los rayos del trueno celestial los golpearan si iban un
poco más lentos.

Cuando José y los demás se acercaron a la puerta, ráfagas de viento se abalanzaron sobre ellos. Aunque
José consiguió esquivarlas, los que lo seguían no tuvieron tanta suerte; al ser alcanzados por el viento,
perecieron.

José se asomó temeroso, sólo para descubrir que Saulo y los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro
bloqueaban la entrada. Si alguno de ellos salía corriendo, sin duda lo matarían.

La salida estaba custodiada por cuatro Santos de las Artes Marciales, lo que hacía imposible que incluso un
insecto escapara sin ser visto.

José retrocedió rápido, dudando en aventurarse más lejos. Sin embargo, al mismo tiempo, la gente detrás
de él estaba tratando de avanzar con ansias.

La gente de delante fue empujada hacia fuera.

De inmediato, los guerreros de Túnica de Oro Negro que estaban fuera los mataron. La multitud dejó de
moverse al instante, y los que todavía estaban en las antiguas ruinas tuvieron que empezar a esquivar el
ataque del trueno celestial.

—¡Jajaja! ¡Ríndete! No podrán conservar su vida después de entrar. Saulo reía con fuerza.
Muchos entre la multitud empezaron a lanzar insultos a Saulo, pero éste no se inmutó ante ellos.

—¿Qué hacemos ahora, Jaime? Tampoco podemos irnos. Saulo y los cuatro guerreros de Túnica de Oro
Negro están bloqueando la salida —le dijo preocupado Giovanni a Jaime.

Jaime frunció las cejas, mirando las antiguas ruinas vacías. Tampoco él tenía ideas.

Jaime no tendría ninguna oportunidad contra los guerreros de Túnica de Oro Negro, aunque consiguiera
salir por la fuerza. Después de todo, eran santos de las artes marciales.

Además, José y los demás habían vuelto a entrar. El pasadizo estaba lleno de cuerpos, y esos cuerpos
impedían a los demás salir.
CAPITULO 1967
—¡Argh!

Una tras otra, las personas iban siendo alcanzadas por los rayos celestiales, y gritaban de agonía. Después
de acercarse a Jaime, José preguntó:
—Jaime, ¿no dominas las matrices arcanas? ¿Puedes encontrar la forma de desactivar la Matriz del
Trueno Celestial? Si no, más gente perderá la vida.

—¿Quién te crees que eres para pedirle a Jaime que desactive la matriz arcana? ¿No eras tan engreído
antes? ¡Pues hazlo tú mismo! —espetó Giovanni.

No podía creer que José tuviera la desvergüenza de pedir ayuda a Jaime a pesar de que ya no estaban en el
mismo bando.

El rostro de José se tornó pálido por la furia, pero no tuvo el valor de pronunciar una palabra en represalia.

Supuso que Jaime podría ser el único entre ellos que podría ayudarles a escapar de la zona porque Jaime
era el único que conocía los entresijos de las matrices arcanas.

Si encontraba el núcleo de la matriz arcana, podría desactivarla.

—¡Señor Casas, por favor, sálvenos!

—¡Por favor, sálvenos!

En ese momento, un grupo de personas corrió a arrodillarse ante Jaime.

La visión de cada rayo parpadeando en el cielo y amenazando con golpear era un aterrador recordatorio de
que la muerte podía llegar en cualquier momento, sin dejar a nadie con ganas de enfrentarse a ella.

En poco tiempo, cada vez más gente se arrodillaba ante Jaime. Incluso los miembros de las familias que se
habían aliado con José ya no se preocupaban por la alianza y se arrodillaban en el suelo.

Cuatro Santos de las Artes Marciales vigilaban fuera del área, y rayos celestiales golpeaban dentro. Si nadie
podía salvarlos, éste sería su lugar de descanso final.

Jaime recorrió con la mirada a la multitud arrodillada y frunció las cejas. Pronto, su mirada se posó en
Marcelo.
Cuando Marcelo vio que Jaime lo miraba, se estremeció y bajó la cabeza sin atreverse a mirar a Jaime.

—Si se arrodilla ante mí y me suplica ayuda, pensaré en una forma de desactivar la Matriz de Trueno
Celestial —dijo Jaime señalando a Marcelo.

Al instante, todos se volvieron para mirar a Marcelo.

—¡Sigue soñando, Jaime! Prefiero morir a arrodillarme ante ti —rugió Marcelo.

Como hijo de la familia García, se negaba a arrodillarse ante nadie. Además, le guardaba rencor a Jaime.

—Marcelo, arrodíllate. ¿Vas a dejarnos morir?

—Tiene razón. Deberías humillarte y arrodillarte. Tu temperamento no está a la altura de tus habilidades.
Quizá si no enfurecieras al señor Casas, ya nos habría salvado.

—¡Date prisa y arrodíllate!

Todos le gritaban a Marcelo, queriendo que se arrodillara.

Marcelo temblaba y hervía de rabia. Siseó:

—¡Cállate de una p*ta vez! Prefiero morir que someterme a él.

Marcelo estaba decidido a no arrodillarse, aunque eso supusiera enemistarse con todos los presentes.

Justo entonces, José enunció:

—Arrodíllate ante él.

Marcelo se quedó helado antes de soltar:

—José, tú…

—Te estoy diciendo que te pongas de rodillas. ¿No me has escuchado? José tenía una mirada gélida y una
intención asesina.
Marcelo, que juraba que nunca se arrodillaría, no pudo evitar doblar las piernas al ver al furioso José. Al
final se arrodilló ante Jaime.

—Jaime, Marcelo se ha arrodillado. ¿Desactivarás ahora la Matriz de Trueno Celestial? —preguntó José.

—Claro. Aléjate de ese altar —dijo entonces Jaime.

En ese momento, todos corrieron hacia los lados antes de estirar el cuello para ver cómo Jaime iba a
desactivar el Trueno Celestial.

—Señor Forero, por favor, écheme una mano —dijo Jaime.

—Jaime, ¿cómo vas a desactivar esto? La matriz de Trueno Celestial no es como las demás matrices
arcanas. No será fácil desactivarlo —recordó Forero.

—Lo sé —dijo Jaime con una pequeña sonrisa—. No pensaba desactivarlo desde el principio.
CAPITULO 1968
—¿No vas a romper la matriz? —Forero se quedó de piedra—. Si no piensas hacerlo, ¿por qué se lo
prometiste a esa gente? ¿No les estás dando una razón para atacarte?

Si esa gente unía sus fuerzas para atacar a Jaime, hasta él lo tendría difícil para lidiar con el problema.

—No pienso romper la formación, pero podemos idear una forma de desviar el trueno celestial hacia un
lugar. Así, mientras la gente evite ese lugar, nadie volverá a ser alcanzado por el trueno celestial —explicó
Jaime.

Al escuchar eso, Forero comprendió al instante y asintió.

—Es una buena idea, pero ¿dónde piensas desviar el trueno celestial?

—¿Ve ese altar? Guiemos el trueno celestial hacia allí, ya que es el punto más alto de todas las ruinas
antiguas —dijo Jaime mientras señalaba el altar.

—De acuerdo, ¿y cómo piensas conseguirlo? —preguntó Forero.

—Sígame —Jaime guio a Forero hasta la cima del altar. Jaime se paró en medio del altar y le dijo a Forero:
—Señor Forero, utilice su encanto para atraer el trueno celestial aquí usándome como médium.

—Jaime, ¿estás loco? ¿Pretendes dejar que el trueno celestial te golpee? —preguntó Forero asombrado.

—Sin un médium, desviar el trueno celestial hacia un lugar es imposible. Cuando el trueno celestial se
reúna aquí y me bombardee, encontraré una oportunidad para irme, y el trueno seguirá golpeando el
mismo lugar. Ya lo he comprobado; aunque el trueno celestial la Matriz de Trueno Celestial es poderoso, es
mucho más débil que la tribulación del rayo a la que me enfrenté durante mi avance. No me causará
ningún daño —explicó Jaime con confianza.

—Jaime, piénsalo bien. Esto no es un juego —volvió a recordarle Forero.

—No se preocupe. Empecemos —Con eso, Jaime blandió Espada Matadragones y la alzó por encima de su
cabeza para atraer mejor el trueno celestial.

Al ver aquello, Forero no tuvo más remedio que sacar varios trozos de amuleto. Murmuró conjuros en voz
baja y los lanzó de golpe al aire.

Varios amuletos empezaron a girar en el aire, y los relámpagos azules que los rodeaban empezaron a
reunirse sobre la cabeza de Jaime como si hubieran sido atraídos por algo.

Todos contemplaban la escena estupefactos, con la boca abierta.

—¿Qué está intentando hacer Jaime? ¿Va a soportar las ráfagas del trueno celestial?

—¿Está loco?

—Esto es increíble. No puedo creer que en verdad tengamos un maestro de encantamientos entre
nosotros.

La multitud bullía de discusiones mientras José miraba a Jaime con una mueca.

—Señor Lanz, este tipo está intentando provocar el golpe del trueno celestial. ¿Está loco? — preguntó en
voz baja un subordinado junto a Cleo.
Cleo entrecerró los ojos y habló despacio.

—No creo que esté loco. El físico de este tipo es bastante formidable. Supongo que tiene confianza para
resistir el trueno celestial.

Cleo había estado ocultando su verdadera fuerza, de pie entre la multitud, sin querer revelarse hasta el
último momento.

—Papá, Jaime se ha vuelto loco. ¿Qué está intentando hacer? ¿Hacer esto no es diferente de cortejar a la
muerte?

Cuando Astrid vio que Jaime estaba a punto de convertirse en el blanco del trueno celestial, de inmediato
se mostró en desacuerdo y quiso abalanzarse sobre él para derribarlo.

No podía permitir que le pasara nada a Jaime. No sabría cómo vivir si algo le pasara.

—No te muevas. El señor Casas debe tener un plan. Estará bien. —Fernando se adelantó y detuvo a Astrid.

—Astrid, quédate tranquila. El señor Casas estará bien. —Vladimir también expresó su confianza en Jaime
en ese momento.

¡Bum!

El trueno celestial convergía ahora sobre la cabeza de Jaime. Incontables relámpagos azules se podían
observar zigzagueando alrededor.

¡Crack!

De repente, un rayo de trueno celestial cayó, golpeando directamente a Jaime y haciendo que su cuerpo
emitiera un resplandor azul.

Apretó los dientes, resistiendo la fuerza del trueno celestial.


CAPITULO 1969
Después de ser golpeado por el primer trueno celestial, Jaime permaneció inmóvil, aun sosteniendo la
Espada Matadragones en su mano.

Mucha gente se sorprendió ante esa visión. Después de todo, el poder del trueno celestial era aterrador, y
la mayoría de la gente resultaría malherida, si no muerta, al ser golpeada por él.

Sin embargo, Jaime recibió un golpe directo y permaneció ileso.

«Su cuerpo es demasiado fuerte».

¡Crash!

Después de diez segundos, otro rayo celestial cayó.

Esta vez, el poder del trueno celestial fue aún mayor, haciendo que Jaime sintiera como si sus órganos
internos se agitaran.

—Jaime, ya basta. Date prisa y quítate de en medio —le gritó Forero a Jaime.

Jaime ya había soportado la ráfaga del trueno celestial dos veces, y si continuaba quedándose, podría
resultar verdaderamente herido.
Era sabido que el poder del trueno celestial se hacía más fuerte cada vez.

Sin embargo, Jaime no se movió. Planeaba resistir la fuerza del trueno celestial una vez más antes de
encontrar la oportunidad de marcharse.

¡Bum!

El tercer trueno celestial lo golpeó.

El poder de ese trueno celestial era aún más potente que los dos anteriores juntos. Jaime sintió que se le
doblaban las piernas y casi se desplomó.

Justo cuando sentía que no podía perseverar ante la presión, sintió de pronto un aura inusual que

emanaba del altar bajo sus pies.

Aquella extraña aura subió por sus piernas y penetró poco a poco en su cuerpo, haciéndolo sentir relajado
al instante.

Jaime se quedó atónito, pero al mirar hacia el altar que tenía debajo, no vio más que algunas piedras
apiladas. No había rastros de matrices arcanas ni nada parecido en las rocas. Entonces, ¿de dónde procedía
esa aura tan peculiar?

Mientras una expresión de aturdimiento se dibujaba en el rostro de Jaime desconcertado por lo ocurrido,
Forero saltó de repente y empujó a Jaime fuera del altar.

Justo después de que Forero hiciera eso, cayó otro rayo de trueno celestial. Sin embargo, esta vez golpeó el
altar, haciendo volar piedras por todas partes.

—Jaime, ¿eres estúpido? ¿Por qué no te has movido? Si te hubiera golpeado una vez más, sin duda habrías
resultado herido —regañó Forero a Jaime.

Astrid se acercó corriendo y abrazó con fuerza a Jaime mientras mostraba una expresión de preocupación
en su rostro.

—Jaime, ¿estás bien? ¿Estás bien?

En ese momento, Jaime seguía contemplando el origen de la extraña aura que había sentido antes,
permaneciendo quieto como una estatua y sin pestañear siquiera.

Al notar el estado de Jaime, Astrid preguntó ansiosa a Forero:

—Señor Forero, ¿qué le pasa a Jaime? ¿Se ha vuelto tonto después de ser golpeado tantas veces por un
trueno celestial?

Forero agitó la mano delante de Jaime, pero éste permaneció inmóvil y sin responder.

—Yo tampoco lo sé. No me digas que sí se ha convertido en un imbécil.

Forero también estaba desconcertado ya que era la primera vez que veía a Jaime así. Astrid lloraba
abrazando a Jaime.
En ese momento, José y los demás se reunieron a su alrededor. Con un rayo azul aun parpadeando sobre
su cabeza, Marcelo bramó:
—¡Jaime, mentiroso! No rompiste la Matriz del Trueno Celestial ni siquiera después de hacerme arrodillar.

Jaime no parecía haber escuchado los gritos de Marcelo. Forero lo fulminó con la mirada y le dijo:

—¡Cierra tu p*ta boca! Jaime ya ha desviado el trueno celestial hacia un punto para que no golpee los
demás lugares. Arriesgó su vida para conseguirlo, ¿y aún te quejas? —reprendió Forero, dejando sin habla
a Marcelo.

Todos vieron que, en efecto, el trueno celestial se concentraba ahora en el altar, haciendo que las demás
zonas estuvieran a salvo.

—Matriz del Trueno Celestial ya no es una amenaza, pero ¿cómo se supone que vamos a salir de

este lugar? —José empezó a cavilar sobre cómo escapar tras comprobar que Matriz del Trueno
Celestial ya no podía hacerles daño.

Con Saulo y los otros cuatro Santos de las Artes Marciales vigilando el exterior, no tenían ninguna
posibilidad de escapar.

—Ya lo tengo. Lo tengo... —De repente, Jaime murmuró—: Debe haber un secreto bajo el altar. Debe
haber…

Con eso, corrió hacia el altar mientras hablaba.


CAPITULO 1970
Justo cuando Jaime corría hacia el altar, se escuchó un fuerte estruendo y cayó un rayo celestial. Una
enorme fuerza arrojó a Jaime.
El rayo celestial parecía ser más poderoso que nunca. Muchos otros tampoco pudieron resistir la energía
dispersa y retrocedieron tambaleándose.

Cuando Jaime recuperó el equilibrio, se sorprendió al ver que el altar frente a él comenzaba a
desmoronarse poco a poco.

Las piedras se resquebrajaron, revelando una versión encogida del altar que era completamente negra.

Todos miraron desconcertados, ya que eran incapaces de determinar de qué material estaba hecho el altar.

Zum...

De repente, el altar empezó a emitir un zumbido.

La gente sintió una sensación de vértigo y de inmediato se tapó los oídos.

En medio del sonido, el Rayo Celestial se derrumbó al instante y desapareció.

Cuando el sonido cesó, un rayo de luz salió disparado del altar y atravesó toda la colina.

Fuera, Saulo y los demás que vigilaban la zona vieron de repente un rayo de luz que salía disparado hacia el
cielo desde el interior de las antiguas ruinas.

En el aire, la luz se expandió de repente y toda la isla Encanta quedó envuelta en ella.

—¿Qué está pasando? —Saulo estaba desconcertado.


—¿Podría haber tesoros en esta ruina? —preguntó un Túnica de Oro Negro.

Cuando la luz envolvió toda la isla Encanta, empezó a formarse una niebla que oscureció la isla.

—La energía espiritual ha revivido. Son energías espirituales…

Malphas que estaba dentro de Saulo sintió una gran cantidad de energía espiritual extendiéndose a su
alrededor.

—La energía espiritual ha revivido. Debe haber tesoros en estas antiguas ruinas que desconocemos.
¡Apresurémonos a entrar! —gritó Malphas.

Saulo también sintió los cambios a su alrededor y de inmediato se llevó a cuatro Túnicas de Oro
Negro a las antiguas ruinas.

Al mismo tiempo, Jaime y su grupo en las ruinas antiguas también sintieron los cambios repentinos a su
alrededor.

—Señor Lanz, la energía espiritual ha revivido. Parece que este altar es la clave de la reactivación de la
energía espiritual —dijo con entusiasmo una persona que estaba junto a Cleo.

—Si podemos hacernos con esta cosa, ¿no podrá la familia Lanz crear un lugar de reactivación de la energía
espiritual? —exclamó otro subordinado.

Al escuchar eso, el propio Cleo tembló de emoción.

La energía espiritual había revivido, lo que significaba que podrían liberarse de las restricciones del reino
secreto y de la supresión de las leyes de la naturaleza y viajar con libertad entre el reino secreto y el reino
mundano.

—Prepárense para atacar —susurró Cleo.

Varios de sus hombres asintieron y al instante se prepararon para la batalla.

Después de mirar el altar, Jaime se dio cuenta de que la energía espiritual de la isla Encanta había revivido
gracias a este altar. Mientras destruyeran el altar, podrían controlar el renacimiento de la energía
espiritual.

—Señor Forero, Vladimir, prepárense para atacar —dijo Jaime a Forero y a los demás en voz baja.

Al mismo tiempo, José miró el altar, que era negro, pero no de gran tamaño, con un brillo en los ojos.

—¡José! —Marcelo le gritó emocionado.

—Diles a todos que se preparen para atacar —ordenó José. Él también rebosaba excitación.
Justo cuando varias fuerzas del reino secreto estaban a punto de enfrentarse, Saulo y sus cuatro Túnicas de
Oro Negro ya habían entrado corriendo.

Eran como lobos entre ovejas y nadie podía detenerlos. No tardaron nada en abrirse paso hasta el frente.

Saulo miró el altar negro y resplandeciente con emoción en los ojos.

La cara de José se puso fea cuando vio que Saulo y sus hombres entraban corriendo, y Jaime también
frunció el ceño.
Jaime seguía confiando en enfrentarse a José y su grupo. Sin embargo, ahora que Saulo se había
abalanzado con cuatro Túnicas de Oro Negro, le resultaba casi imposible destruir el altar.
CAPITULO 1971
Saulo caminó poco a poco hacia el altar, ignorando por completo a todo el mundo. Cuatro Túnicas
de Oro Negro estaban a su izquierda y a su derecha, y todos los demás sólo podían mirar en silencio.

Incluso Cleo frunció el ceño.

«Habría traído más combatientes de haber sabido que esto ocurriría».

Ahora que la energía espiritual se había restablecido, ya no estaban reprimidos por las leyes de la
naturaleza, y su fuerza se había recuperado.

Jaime miró a Saulo, que se acercaba al altar, y apretó los puños, pero Jaime fue suavemente retenido por
Forero, que negó con la cabeza.

Los cuatro Túnicas de Oro Negro eran Santos de las Artes Marciales. Jaime no tenía ninguna posibilidad de
ganar si luchaba ahora.

Además, todos los que les rodeaban tenían sus propios motivos, así que nadie le ayudaría. Saulo llegó al
altar, disfrutando del aura que emanaba de su cuerpo mientras parecía divertirse.
Pronto, el cuerpo de Saulo empezó a temblar con violencia, y entonces una sombra negra se separó del
cuerpo de Saulo.

El aura imponente que emanaba del cuerpo de Saulo se debilitó bastante después de que la sombra se
separara.

La sombra se paró frente al altar y puso con suavidad la mano sobre él.

Entonces, un rayo de luz entró en el cuerpo de la sombra y ésta fue tomando forma poco a poco, hasta
convertirse en una persona viva.

Era Malphas, que vivía dentro del cuerpo de Saulo.

Malphas miró su cuerpo y, de repente, soltó una carcajada maníaca:

—¡Jajaja! La energía espiritual se ha restaurado, y ya no tengo que sobrevivir en la oscuridad…

Aunque las fuerzas de Saulo habían disminuido bastante debido a la separación de Malphas de su cuerpo,
no se atrevió a quejarse y se arrodilló de inmediato en el suelo.

—¡Bienvenido de nuevo al mundo de los vivos, señor Malphas! —anunció Saulo a pleno pulmón. Los cuatro
Túnicas de Oro Negro también se arrodillaron, gritando al unísono.
Muchas de las personas de diversas sectas y familias prestigiosas que vieron todo lo que tenían delante no
pudieron evitar respirar hondo.

No tenían ni idea de que la gente que tenían delante eran todos cultivadores demoníacos.

—Saulo, dile a esta gente que se vaya. Si no lo hacen, morirán. La Alianza de Guerreros ha tomado este
lugar ahora —le dijo Malphas a Saulo.

Saulo asintió y luego miró a la gente que le rodeaba.


—Malphas les ha ordenado que se vayan. Morirán todos si no lo hacen —gritó Saulo arrogante como un
matón.

Sin embargo, toda esa gente había ido a la isla Encanta, y no era probable que se marcharan con

tanta facilidad.

Al ver que la gente no respondía, el rostro de Saulo se volvió frío.

—Sólo les daré un minuto para marcharse. Los que no se vayan morirán aquí.

José y los demás intercambiaron miradas entre sí. No sólo tenían que enfrentarse juntos a cuatro Túnicas
de Oro Negro, y ahora estaba ese tal Malphas. Obviamente, Malphas era mucho más fuerte que los cuatro
Túnicas de Oro Negro.

No podían vencerlos, en especial porque todos luchaban por sí mismos, y no había unidad entre ellos.

—Estás siendo demasiado arrogante —dijo Cleo con lentitud mientras caminaba hacia ellos. No había duda
de que el aura que emanaba de él era la de un Santo de las Artes Marciales.
Incluso sus subordinados habían alcanzado todos el Nivel Superior de Gran Marqués de las Artes Marciales.

Este tipo de fuerza sorprendió a todos. No esperaban que entre ese grupo de gente hubiera alguien que
hubiera alcanzado el nivel de Santo de las Artes Marciales.

Saulo intuyó que se trataba de Cleo. Frunció el ceño, pues no esperaba que hubiera un Santo de las Artes
Marciales entre el grupo.

Sin embargo, Saulo no tenía miedo, ya que sólo Cleo había alcanzado la categoría de Santo de las Artes
Marciales.

Saulo estaba sorprendido, dado que sólo había muy pocos Santos de las Artes Marciales en todo el mundo
de las artes marciales. Si no fuera por el apoyo de la Secta de Corazón Maligno, estos Túnicas de Oro Negro
nunca habrían alcanzado el nivel de Santos de las Artes Marciales.

«Entonces, ¿quién es este joven Santo de las Artes Marciales que está ante mí? ¿De qué familia procede?
¿Cómo ha podido llegar a Santo siendo tan joven?».

Justo cuando Saulo estaba perplejo, Malphas se mofó con frialdad:

—¿Cómo se atreve un joven sirviente del pequeño e insignificante Castillo de la Media Luna a presentarse y
decir palabras tan grandilocuentes? Aunque tu padre, Bosco Lanz, estuviera aquí, no se atrevería a hacer
semejante afirmación…
CAPITULO 1972
Cleo miró a Malphas con ligera sorpresa, sin comprender cómo la persona que tenía delante se imaginaba
que era el amo del Castillo Media Luna y que incluso conocía a su padre.

Al escuchar las palabras «Castillo Media Luna» la expresión de José se congeló. Entonces, se apresuró a dar
un paso adelante y se inclinó con cortesía ante Cleo.

—Saludos, señor Lanz. Soy José Danaher, de la familia Danaher. Un poco sorprendido, Cleo frunció el ceño
mirando a José.
—¿Quiénes son ustedes?

—Señor Lanz, nosotros, los Danaher, somos la familia representante del Palacio de la Nube Violeta.
Escuché decir a mi maestro que el Palacio de la Nube Violeta y el Castillo de la Media Luna mantienen una
larga amistad, y hemos recibido instrucciones de tratar con respeto a los miembros del Castillo de la Media
Luna —explicó José.

Después de escuchar eso, Cleo se aclaró.

«Ya veo. Pertenece a la familia representativa del Palacio de la Nube Violeta».

—Si ese es el caso, esto es genial. Podríamos tener una oportunidad de ganar si unimos nuestras fuerzas en
esta lucha —chistó Cleo, que no se lo esperaba.

Supuso que no necesariamente perderían contra Saulo y su grupo si se aliaba con José y sus hombres.

Mientras tanto, la expresión de Jaime se ensombreció al instante ante la mención del Palacio de la Nube
Violeta porque sabía que su madre estaba prisionera en ese lugar.

Sin embargo, sin que él lo supiera, Beatriz recibía un trato muy bueno en el Palacio de las Nubes Violetas
todos los días, mucho mejor que cuando estaba en la residencia Duval.

Al ver la mueca de Jaime, Giovanni comprendió la razón que había detrás de ella y tiró con suavidad de la
manga de Jaime. Temía que Jaime pudiera actuar impulsivamente, ya que sería desfavorable para él actuar
contra cualquiera de las partes en aquella situación.

José era ajeno a los rencores que Jaime guardaba contra el Palacio de las Nubes Violetas, así que se volvió
hacia éste y le dijo:

—Jaime, llegados a este punto, ¿por qué no unimos nuestras fuerzas y luchamos juntos contra los de la
Alianza de Guerreros? ¡Sé que tú también albergas un odio irreconciliable hacia ellos! Parece que tu novia
sigue en sus manos, ¿verdad? ¿No quieres vengarla?

José quería ganarse el apoyo de Jaime. Mientras Jaime se uniera a ellos, tendrían mucha más gente,
además de la destreza de cultivo de Cleo como Santo de las Artes Marciales, sería difícil para Saulo y los
demás obtener una ventaja significativa en una batalla.

—De acuerdo. Estoy de acuerdo en unir fuerzas contigo.

Aunque Jaime sentía enemistad hacia el Palacio de la Nube Violeta, seguía siendo racional en ese
momento. Sólo cooperando con José tendría la oportunidad de destruir ese altar.

—Hmph. Jaime, no creas que uniendo fuerzas tendrás la capacidad de vencerme. —Saulo resopló con
frialdad.

—Cállate. ¡Ataquemos!

Cleo sabía que no podía alargar demasiado las circunstancias en curso, ya que su alianza sólo se había
formado porque cada parte buscaba obtener algún beneficio eliminando a sus enemigos comunes de la
Alianza de Guerreros.

Si la alianza duraba demasiado, tal vez se desmoronaría antes de conseguir algo. La única forma de avanzar
era luchar juntos con todas sus fuerzas.
Con eso, Cleo cargó contra uno de los guerreros de Túnica de Oro Negro. Como santo de las artes
marciales, Cleo no temía en absoluto a su oponente.
Siguiendo el ejemplo de Cleo, sus seguidores también comenzaron a luchar. José dirigió a sus
hombres para que también se unieran a la refriega.

—Señor Forero, Vladimir, ustedes también pónganse en marcha. —Jaime les hizo un gesto con la cabeza.

Posteriormente, el dúo ayudó también en la batalla mientras Jaime clavaba sus ojos en el altar, buscando
una oportunidad para destruirlo.

Sin embargo, Malphas se limitó a permanecer inmóvil ante el altar, sin mostrar preocupación alguna por
Saulo y los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro, que estaban siendo atacados en grupo.

Sólo estaba concentrado en vigilar el altar, impidiendo que alguien se acercara.

Durante unos instantes, las antiguas ruinas temblaron y las rocas volaron por todas partes. Sin embargo,
nadie se atrevió a usar todo su poder en ese momento. Si todo el lugar se derrumbaba debido a la intensa
batalla, ninguno de ellos podría escapar.

A pesar de que todos se contenían, empezaron a aparecer grietas dentro de las antiguas ruinas, y las rocas
seguían cayendo.

—Señor Gabaldón, Giovanni, dense prisa y saquen a su gente de aquí. Este lugar está a punto de
derrumbarse. —Les indicó Jaime para que se marcharan tras contemplar la escena.
CAPITULO 1973
—Jaime, ¿y tú? —le preguntó Astrid a Jaime.

—Estaré bien. Estas rocas no pueden hacerme daño. Deberían darse prisa e irse —instó.

—Señor Casas, cuídese —Fernando tiró de Astrid y salió corriendo.

En ese instante, muchas personas también se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo. Al ver las
antiguas ruinas derrumbándose, también empezaron a correr hacia el exterior.

Sin embargo, no muchos pudieron escapar, ya que el pasadizo era muy estrecho.

Por suerte, gracias al recordatorio de Jaime, Fernando y Giovanni consiguieron escapar.

¡Prum!

Se produjo un violento temblor, seguido de la caída de enormes rocas.

Todos dejaron de luchar y corrieron para salvar sus vidas. Forero y Vladimir volvieron al lado de Jaime.

—Señor Casas.

Vladimir se extrañó al ver que Jaime no salía de las antiguas ruinas.

—Señor Forero, que muramos aplastados por las rocas o no depende de usted ahora —le espetó Jaime a
Forero.

—¡Considere esta sencilla tarea hecha!

Forero sacó unos trozos de amuleto y dibujó despreocupado unos trazos en ellos.

Luego, lanzó los papeles hacia arriba, y unos cuantos amuletos empezaron a girar sobre sus cabezas,
bloqueando con eficacia las rocas que caían sobre ellos.

Al ver aquello, Vladimir se volvió para mirar a Forero con ojos llenos de asombro y envidia.

Mientras tanto, Saulo y los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro se reunieron en torno a Malphas.

Malphas emitió una serie de auras, envolviéndolos a todos.

Aunque la montaña se derrumbara, ni ellos ni el altar sufrirían daño alguno.

¡Bum!

La montaña empezó a desmoronarse de verdad, levantando nubes de polvo en el aire mientras las rocas
gigantes caían sin cesar.

Muchas personas que no lograron escapar murieron aplastadas por las piedras que caían, mientras que
otras gemían en agonía.

Lamentablemente, nadie podía ayudar a nadie en un momento así. El derrumbe duró más de diez minutos.
Al final, toda la pequeña colina se derrumbó. Los que habían conseguido salir miraban aturdidos los
escombros y no sabían qué hacer.

Aunque José y los demás lograron salir con vida, muchos seguían atrapados dentro. Como resultado,
perdieron cerca de la mitad de sus fuerzas.

—¡Jaime! ¡Jaime! —Astrid gritó desesperada entre los escombros.

—No te preocupes. Jaime estará bien —dijo Evangelina abrazando a Astrid.

—¿Cómo sabes eso, Evangelina?

—No sería Jaime si muriera con tanta facilidad aplastado. Además, puedo sentir su aura. Si estuviera
muerto, ¿cómo podría seguir presente su aura? —elaboró Evangelina.

Al escuchar eso, Astrid se calmó un poco.

¡Prum!

De repente, la colina que se había calmado empezó a temblar de nuevo. Al segundo siguiente, pedazos de
rocas se esparcieron por todas partes.

Jaime y los demás no tardaron en reaparecer. Saulo y su grupo también despejaron las rocas que los
rodeaban, dejando al descubierto el altar.

Mucha gente se asombró al ver a Jaime y a su grupo ilesos.

Aun así, Jaime era consciente de que, aunque habían resistido los daños causados por el derrumbe, habían
gastado una gran cantidad de energía espiritual.

Lo mismo ocurría con sus oponentes, incluidos Malphas y los cuatro guerreros de Túnica de Oro
Negro. Resistir el desmoronamiento de una montaña tampoco habría sido fácil para ellos.

—José, esta es la oportunidad perfecta para atacar. ¿Qué esperas? ¿Quieres esperar a que recuperen sus
fuerzas? —gritó Jaime al desconcertado José.
Sólo entonces José recobró el sentido. Miró a Cleo, que también captó la intención de Jaime. Asintieron y
fueron de nuevo contra Saulo y su grupo.

Saulo y los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro entraron en combate con Cleo y los demás. Era
evidente que las auras de los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro se habían debilitado bastante, al
parecer porque resistir contra una montaña que se derrumbaba también había agotado demasiado su
resistencia.

Aun así, Malphas no se movió ni un milímetro, permaneciendo frente al altar y protegiéndolo, sin dejar a
Jaime la oportunidad de actuar.

Comprendiendo la intención de Jaime, Forero pronunció:


—Jaime, distraeré a ese viejo demonio para proporcionarte una oportunidad de golpear ese altar. Sin
esperar la respuesta de Jaime, Forero saltó hacia adelante y corrió hacia Malphas.
CAPITULO 1974
Forero no podía descuidarse al enfrentarse a Malphas. Hizo acopio de toda su aura y, de repente, liberó de
su cuerpo docenas de amuletos empaquetados. Estos encantos se precipitaron hacia el espíritu como
afiladas cuchillas.

—¡Encantamientos al unísono! —gritó Forero, canalizando su poder interior para desatar un movimiento
que había practicado durante toda su vida.

Necesitaba contener a Malphas para dar tiempo a Jaime. Cuando todos vieron a Forero desencadenar su
movimiento definitivo, no pudieron evitar sorprenderse.

Incluso Jaime estaba sorprendido porque nunca había esperado que Forero, que siempre se mostraba
despreocupado, tuviera una técnica tan notable.

Sin embargo, estaba claro que Forero estaba usando este movimiento desesperado porque, después de
este movimiento, no tenía más encantos en su cuerpo. Para un maestro de encantos, ¡no tener encantos
era como un tigre sin dientes!

Innumerables amuletos que portaban un aura aterradora sin fin se precipitaron hacia Malphas y lo
rodearon en un instante.

El rostro de Saulo se volvió sombrío al ver el tremendo poder de este movimiento. Si Malphas no podía
resistirlo, sin duda sería derrotado.

Sin embargo, Malphas se limitó a hacer una mueca de desdén. A pesar de estar rodeado de docenas de
amuletos, ni siquiera se inmutó ni se movió un milímetro.

—Esto es un juego de niños. ¿Cómo te atreves a alardear de ellos ante mí? Debes de estar cansado de vivir.

A continuación, Malphas hizo un sutil gesto con la mano sin ningún signo de esfuerzo o energía. Todos
estaban desconcertados acerca de sus intenciones; incluso Jaime se esforzaba por comprender la fuerza
que había detrás del movimiento aparentemente sin esfuerzo del enemigo.

Sin embargo, cuando Malphas agitó la mano, Forero, que se acercaba a él, palideció de repente.
Podía sentir una presión abrumadora que se precipitaba hacia él como si una avalancha estuviera a punto
de aplastarlo.

Se dio cuenta de que el movimiento aparentemente inofensivo de Malphas podía tener efectos
devastadores. Sin embargo, nadie más parecía percibirlo.
Era un testimonio de la aterradora fuerza de Malphas.

En un instante, el cuerpo de Forero voló hacia atrás como una cometa con una cuerda rota, y las docenas
de amuletos que lo habían rodeado estallaron al instante en cenizas, desapareciendo en el viento.

Durante todo ese tiempo, Malphas no se movió de su sitio, limitándose a agitar un poco la mano.

—Señor Forero…

—¡Forero!

Jaime y Jesica corrieron hacia él presas del pánico.

Los ojos de esta última estaban llenos de preocupación mientras abrazaba con fuerza a Forero, con
lágrimas cayendo por su cara.

—¡Cof! ¡Cof! —Tras dejar escapar una tos, Forero instó a Jaime—: Malphas es demasiado poderoso.
Encuentra una oportunidad para escapar. No eres rival para él.

Jaime frunció un poco el ceño. Aunque sabía que Malphas era fuerte, no podía dejar que esa gente ocupara
el altar. Si lo hacían, ¡las posibilidades de que rescatara a Josefina serían aún más improbables!

—Señor Forero, no se preocupe —Jaime se volvió hacia Jesica y le dijo—: Lleva al señor Forero de vuelta al
palacio.

Jesica asintió y fue a ayudar a Forero a hacer su salida. Sin embargo, él se negó a irse y le dijo:

—Estoy bien. No me voy a morir. Con una dama tan hermosa como tú acompañándome, ¿cómo voy a
soportar morir? Deja que me quede…

Al ver que Forero no corría peligro de muerte, no pudo evitar poner los ojos en blanco.

—Sigues haciendo el tonto incluso en un momento crítico como éste… Jaime invocó la Espada
Matadragones y miró con frialdad a Malphas.
Pero justo cuando iba a atacar a Malphas, ¡un grupo de gente lanzó de repente un ataque suicida!

¡La característica más prominente de estos atacantes eran sus cabezas calvas!
CAPITULO 1975
Jaime reconoció de un vistazo que se trataba de la Élite Dieciocho llevada por José.

El hombre había utilizado a la Elite Dieciocho como último recurso, pero siempre los había mantenido
ocultos como un plan secreto para sí mismo.

Quería disponer de una poderosa fuerza de combate después de la batalla.

Como el estancamiento continuaba, al final decidió que era el momento de liberar a la Élite Dieciocho y
tomar el altar divino.

Dado que los combatientes eran leales a la familia Danaher, seguirían sus órdenes incluso si eso significaba
enfrentarse a enemigos formidables.

Frente a los repentinos ataques de la Élite Dieciocho, Malphas seguía teniendo una expresión tranquila.
Una poderosa aura de su cuerpo dejaba claro que no consideraba a esa gente una amenaza.
Sin embargo, Jaime estaba desconcertado por el movimiento de José, ya que significaría sacrificar a la
poderosa Elite Dieciocho para luchar contra un demonio fuerte.

Pronto, Jaime discernió las verdaderas intenciones del hombre mientras los luchadores avanzaban con
feroz determinación. Su sangre corría, haciendo que sus ropas se rasgaran y revelando su robusto físico.

Se disponían a autodestruirse para acabar con Malphas.

Todos se quedaron atónitos, ya que no se trataba de luchadores ordinarios, sino de Grandes Marqueses de
Artes Marciales de fase media, y algunos incluso habían alcanzado la fase avanzada.

Su autodestrucción sería como la explosión de una bomba.

Además, tanta gente iba a autodestruirse junta. ¡El poder de eso sería inimaginable!

—¡Atrás! —Todo el mundo comenzó a retroceder a la orden de José.

Era probable que toda la montaña fuera aplastada por el poder de la autodestrucción.

—Ustedes, retírense rápido... —Jaime se apresuró a gritar a Forero y a los demás. Al observar esto, Forero
y Fernando se apresuraron a retirarse.
—¿Malphas? —Saulo miró sorprendido al hombre.

No se les permitía marcharse por su cuenta sin una orden. Malphas agitó la mano y dijo:
—Tú también deberías irte…

—¿Estás...? —Saulo quiso preguntar si Malphas podía resistir el poder de la autodestrucción.

—No te preocupes. No pueden hacerme nada. —La boca de Malphas se curvó con desdén.

Saulo dirigió entonces a los cuatro Túnicas de Oro Negro para que se retiraran. Pronto, todos se alejaron de
la colina, excepto Jaime, que permaneció de pie como si esperara algo.

Justo cuando la Elite Dieciocho estaba a punto de abalanzarse sobre Malphas, éste por fin se movió. De
repente, pasó como un rayo y agitó la mano, ¡golpeando con la palma!

La poderosa fuerza provocó una fuerte ráfaga de viento, levantando a dos luchadores en el aire.

¡Flush!

En el aire, los cuerpos de los dos luchadores estallaron como bombas en un instante, y la sangre y la carne
volaron por todas partes. Todo el cielo se llenó de olor a sangre, y los miembros destrozados y la carne
cayeron como lluvia.

Jaime se vio rodeado por una tenue niebla, que le aisló al instante de la lluvia sangrienta.

Malphas seguía golpeando; un movimiento tras otro hizo volar por los aires a los dieciocho combatientes
antes de que se autodestruyeran en el aire.

Jaime supo que había llegado la oportunidad. Malphas había abandonado por fin el altar. De ahí que
sujetara la Espada Matadragones y corriera hacia el altar.
¡La espada seguía emitiendo un zumbido mientras el cuerpo de Jaime estallaba con un aura infinita!
¡Swoosh!

Jaime blandió ferozmente la espada y golpeó el altar.

De repente, una ráfaga de luz salió del altar, seguida de una fuerza de retroceso que hizo salir volando al
hombre.

Pero el altar seguía intacto y no sufrió ningún daño.

Jaime se sorprendió. Sabía que su Espada Matadragones era una espada espiritual que podía cortar el
hierro como si fuera barro, pero no tenía ni idea de qué material estaba hecho el altar para ser tan duro y
soportar un poder tan grande.

Para entonces, Malphas ya había vuelto corriendo al frente del altar después de que la Élite Dieciocho se
autodestruyera en el aire. No le habían causado ningún daño.
CAPITULO 1976
A José se le llenó el corazón de dolor al contemplar los restos destrozados de la Élite Dieciocho.
¡Nunca imaginó que la fuerza de Malphas fuera tan espantosa!

—¿De verdad crees que puedes destruir el altar divino con tus míseras habilidades? Eso no son más que
ilusiones. Déjame decirte que este altar está hecho del hierro helado de Kohron. Si fueras capaz de
destruirlo, ¿no estarías arruinando la reputación de Kohron? —Malphas miró con desprecio a Jaime.

—Ya que no puedo destruir el altar, te destruiré a ti... —Los ojos de Jaime estallaron con una luz brillante
mientras miraba a Malphas.

Malphas no sabía por qué se sentía incómodo al ser mirado de esa manera por Jaime. Después de todo,
aquel hombre sólo era un marqués de las artes marciales. No había forma de que pudiera ser una amenaza.

Ahora que había utilizado el poder del altar para reencarnarse, su fuerza era mucho mayor que cuando era
un espíritu. Pero, aun así, seguía sintiendo la presión de la mirada de Jaime.

—¡Muere! —Jaime rugió y fue contra Malphas.

Saltó del suelo y blandió su espada, con el poder espiritual dentro de su cuerpo circulando de

manera salvaje.

Una aterradora aura opresiva emanaba del cuerpo de Jaime, haciendo que incluso los que estaban lejos la
sintieran.

Saulo se quedó atónito cuando sintió el aura que emanaba de Jaime. En ese momento, el hombre parecía
una bestia feroz, incluso más aterradora que cuando estaba en la cima del Gran Marqués de las Artes
Marciales.

A pesar de ello, no significaba que fuera capaz de derrotar a Malphas.

La autodestrucción de la Élite Dieciocho no consiguió herir ni un poco su espíritu.

Como Gran Marqués de las Artes Marciales, era aún más improbable que destruyera a Malphas.

¡Nadie creía que Jaime ganaría!

—Jaime, eres demasiado arrogante. Los inútiles mortales que te rodean te han hecho sentir invencible. Hoy
te daré una lección recordándote tu verdadero yo.

Malphas rio con frialdad ante el exceso de confianza de Jaime, que creía provenía de sentirse invencible en
el mundo de los mortales. No importaba que la formidable fuerza de aquel hombre superara la de la cima
del Gran Marqués de las Artes Marciales.

Para golpear a Jaime, Malphas colocó una mano detrás de la espalda y empujó un poco la otra hacia
delante, liberando un aura demasiado feroz que se precipitó hacia su oponente. Quería demostrar su poder
para hacer que Jaime pidiera clemencia con una sola mano.

Jaime, sin embargo, mantuvo la calma a pesar de la arrogancia del espíritu. Sabía que cuanto más lo
subestimara su oponente, mayores serían sus posibilidades de victoria. Aunque no estuviera seguro de
derrotar a Malphas, tenía conocimientos suficientes para defenderse.

En el instante siguiente, Jaime blandió de inmediato su espada, desatando una poderosa energía hacia
Malphas.

El hombre aún conservaba su arrogante compostura, manteniendo una mano detrás de la espalda,
mientras usaba la otra para mostrar las consecuencias de desobedecerlo.

Pero Jaime permaneció imperturbable, centrando su atención en su Espada Matadragones. El Poder de los
Dragones surgió a través de él, transformándose en dragones dorados que atacaron a Malphas.

¡Bum!

La energía de la espada chocó con fiereza con el viento de la palma, desatando una poderosa aura que se
extendió como un huracán. Incluso la gente que se encontraba a cientos de metros podía sentir su poder.

La cordillera se desmoronó y las rocas volaron en todas direcciones.

Con este golpe, el Poder de los Dragones interno de Jaime estalló como una bestia feroz, chocando con el
golpe de Malphas.

El contacto hizo que la expresión de Malphas cambiara un poco.

Había supuesto que derrotar a Jaime sería fácil, pero ahora se daba cuenta del inmenso poder de la
espada de aquel hombre.

Era casi tan poderosa como la de un Santo de las Artes Marciales recién ascendido.

La expresión de Malphas se tornó más sombría, pues quería darle una lección a Jaime y demostrar su
fuerza, ¡pero parecía que lo había subestimado!

—¿Señor Malphas? —Saulo miró sorprendido al espíritu.

La expresión de Jaime era solemne. Casi había agotado todas sus fuerzas, pero aun así su oponente había
bloqueado con facilidad su ataque con una mano a la espalda.
CAPITULO 1977
Era evidente que el abismo entre ambos era enorme.

—¡Jaime, reconozco que eres el adversario más fuerte que he encontrado en el reino mundano! Malphas
llevó al frente la mano colocada detrás de él.
—Déjate de tonterías. Acabemos con esto —espetó Jaime.
A pesar de sus palabras, la atención de Jaime se centró en el altar en lugar de en Malphas. Era imperativo
que destruyera el altar o detuviera el renacimiento de la energía espiritual.

Sus observaciones le decían que el renacimiento de la energía espiritual era causado por la luz que el altar
disparaba al cielo. Si pudiera cortar la luz, tendría la oportunidad de acabar con el fenómeno.

—¿Tienes ganas de morir, chico?

Un destello insidioso brilló en los ojos de Malphas mientras los entrecerraba. Después, sus palmas
liberaron un aura explosiva.

Con intención asesina, Malphas desplegó toda la gloria de su cultivo antes de lanzar un golpe de palma
contra Jaime.

El inminente ataque hizo que la expresión de Jaime cambiara de golpe. Cuando el aura abrasadora y mortal
se abalanzó sobre él, Jaime sintió como si una enorme montaña se desplomara sobre él.

Sin embargo, justo cuando estaba mirando directo a los ojos de la muerte, su cuerpo desapareció en un
instante y pareció como si hubiera sido teletransportado a un lado.

¡Bum!

Aunque la palma de la mano de Malphas golpeó el aire, el impacto hizo temblar la tierra, dejando un cráter
de diez metros de ancho en el suelo.

La visión del cráter provocó un escalofrío en todo el mundo. Si el golpe se hubiera producido, Jaime habría
sido aplastado por el impacto, por muy duro que fuera.

Malphas se sorprendió de no haber dado en el blanco. Entonces, una mirada solemne apareció en sus ojos.

Sin prestar atención a Malphas, Jaime activó el Cuerpo de Golem sin vacilar. Una vez que su cuerpo estuvo
cubierto de escamas doradas, saltó por los aires y blandió su espada contra el altar.

—Hmph, ¿no te dije que eres incapaz de destruirlo? —Malphas se burló al ver lo persistente que era
Jaime.

Nunca se le había pasado por la cabeza que el altar no era el objetivo de Jaime. En su lugar, intentaba
cortar el rayo de luz.

Aunque había conseguido cortarlo, la luz se partió en dos por un momento antes de volver a salir disparada
hacia el cielo.

Era un hecho que la luz nunca podía cortarse. La única forma de detenerla era bloquearla.

¡Whoosh! ¡Whoosh! ¡Whoosh!

Después de que Jaime soltara otros tres tajos, la Espada Matadragones que sostenía empezó a atenuarse.
Intentó revigorizarla de nuevo con el Poder de los Dragones. Sin embargo, sus esfuerzos fueron inútiles.

Sentía como si el espíritu de la Espada Matadragones estuviera herido, lo cual no era una sorpresa dado el
poder que llevaba dentro la luz.

—Jajaja, Jaime, ¿eres tonto? ¿Cómo es posible que cortes una luz que conecta el cielo y la tierra con una
espada? A menos de que bloquees la luz con algo más fuerte que tu cuerpo físico, no hay forma de que
puedas detener el renacimiento de la energía espiritual.

El plan de Jaime de cortar el rayo de luz en lugar de destruir el altar divirtió a Malphas.

«La luz sólo se puede bloquear. No se puede cortar en dos».

Las palabras de Malphas le recordaron a Jaime el cadáver del demonio de sangre dentro de su Anillo de
Almacenamiento.

«Su cuerpo es bastante más fuerte que el mío. Estoy seguro de que es capaz de bloquear la luz».
Manteniendo ese pensamiento, Jaime lo sacó de su Anillo de Almacenamiento.
La visión de Jaime sacando un cadáver de la nada sorprendió a todos. Muchos de ellos ni siquiera sabían de
la existencia del demonio de sangre.

En cuanto a Malphas, presenciar las acciones de Jaime lo llenó de emoción. Sin embargo, ocultó sus
emociones y fingió entrar en pánico.

El cadáver del demonio de sangre fue arrojado al altar. Como era de esperar, su dureza le permitió
bloquear la luz en su totalidad.

Como resultado, la intensidad de la energía espiritual que envolvía la tierra se redujo.

Ver a Jaime morder el anzuelo llenó a Malphas de júbilo. De inmediato, una resplandeciente luz blanca
salió de sus palmas. Manteniéndose alerta, Jaime guardó su espada y se preparó para interceptar el golpe
de palma de Malphas.
CAPITULO 1978
—¡Palma demoníaca! —Malphas rugió con su aura estallando a través de su cuerpo.

En medio de un aullante vendaval, el cielo se oscureció. Poco después, una palma del tamaño de una
pequeña colina cayó del cielo en dirección a Jaime.

Cubrió un área enorme con un radio de cien metros, dejando a Jaime sin escapatoria independientemente
de por dónde esquivara.

Todos los presentes se quedaron boquiabiertos ante el tamaño de la gigantesca palma. Al sentir el aura que
traía, todos retrocedieron asustados.
Ni siquiera un Santo de las Artes Marciales podía sobrevivir a una técnica tan aterradora.

Mientras tanto, Cleo tenía una mirada sombría. Le resultaba insondable que un cultivador demoníaco del
reino mundano pudiera ejercer semejante poder.

—Jaime... —exclamó Astrid. Sus manos empapadas en sudor estaban con fuerza entrelazadas. Era un
reflejo de la preocupación que sentía por él.

De pie bajo la sombra de la palma gigante, Jaime apretó los dientes, sus ojos brillaban. Sabía que defender
el ataque era crucial para su supervivencia.

—¡Puño de Luz Sagrado! —rugió.

Sombras de puño que brillaban con un tono dorado fueron lanzadas hacia el cielo con una grandeza
abrasadora.

En el momento en que ambos ataques chocaron entre sí, las dos auras opuestas desaparecieron a la vez.
La incredulidad se reflejaba en el rostro de Malphas, que miraba al aire.

Jaime se quedó igual de atónito al ver cómo el Puño de Luz Sagrado, que contenía todo su poder, se
desvanecía en la nada.

En medio de la conmoción de ambos, se escuchó una crujiente explosión. Crush... Crush...


Cuando Jaime y Malphas volvieron la mirada en la dirección del sonido, se dieron cuenta de que el altar
indestructible había empezado a resquebrajarse.

En cuanto al cadáver del demonio de sangre, estaba erguido con el cuerpo bañado en luz.

¡Crash!

El altar se rompió en pedazos mientras la luz se desvanecía. A pesar de ello, el cuerpo del demonio de
sangre permaneció en pie y empezó a emitir un aura.

Jaime se quedó atónito ante lo que veía y no entendía qué estaba pasando.

En contraste con Jaime, Malphas estaba lleno de éxtasis mientras caía de rodillas.

—Bienvenido de nuevo, Lord Baal. Su humilde lacayo está a su servicio.

En el momento en que Malphas se arrodilló, Saulo y los cuatro Túnicas de Oro Negro se acercaron y se
unieron de rodillas.

Baal permaneció suspendido en el aire. Aunque no se movía, el brillo de sus ojos era inconfundible.

—¿Qué está pasando?

Las cejas de Jaime se fruncieron con curiosidad.

—Jajaja, Jaime, te han engañado. Te dije a propósito que usaras un cuerpo sólido para bloquear la luz del
altar. Sólo entonces usarías el cuerpo de Baal para ese propósito, ¡permitiéndole ser resucitado por el
poder del renacimiento de la energía espiritual! Jajaja, ahora que Baal ha resucitado, el mundo es nuestro.
¡Todos ustedes van a ser asesinados!

Malphas estalló en carcajadas histéricas.

La revelación provocó una expresión sombría en Jaime, que no podía creer que hubiera caído en el truco de
Malphas.

—No puedo permitir que lo resuciten…

Entrecerrando la mirada, Jaime planeó destruir el cuerpo de Baal.

Antes de que pudiera actuar, un aura intimidatoria estalló en todas direcciones, envolviendo toda la isla.

Todo lo que todos vieron fue a Baal levantando la mano y un maremoto se elevó en el aire desde la
superficie del océano.

La abrumadora presión generada por el aura hizo que Jaime cayera de rodillas. Incluso los que estaban más
alejados se vieron obligados a hacer lo mismo.

Algunos de los más débiles murieron aplastados sólo por la presión.


Lo único que hizo Baal fue levantar un poco la mano, pero el gesto bastó para sembrar el caos en los
alrededores.

—Nos alegramos por su resurrección, Señor Baal —repitió Malphas con el cuerpo tembloroso por la
emoción.

A continuación, Baal descendió del aire. Cuando barrió con su mirada a la multitud, todos sintieron una
presión aplastante sin precedentes.

Mientras Baal no mostraba ninguna emoción, todos los demás bajaban la cabeza, sin atreverse a establecer
contacto visual.
Sólo Jaime intentaba levantar la cabeza con desesperación para mirarlo. A pesar de devolver la mirada a
Jaime, los ojos de Baal carecían de ira.
CAPITULO 1979
—Como era de esperar, un draconiano nunca se inclina ante nadie. No han pasado más que unos pocos
miles de años. Sin embargo, el hijo de un dragón es tan débil —comentó Baal mientras le dirigía a Jaime
una mirada curiosa.

—¿Estás diciendo que soy un draconiano? —preguntó Jaime en respuesta al comentario.

Estaba entusiasmado por la oportunidad de aprender de Baal sus orígenes y tal vez quién era su padre.

En cambio, Baal negó con la cabeza.

—Aún no eres draconiano. Es imposible que alguno de ellos sea tan débil como tú. Dicho esto, has
demostrado un poder decente con el Puño de Luz Sagrado. Esa es la técnica más poderosa del viejo
demonio. ¿Cómo conseguiste aprenderla? —preguntó Baal.

—¿El viejo demonio? —Jaime no conocía a ningún viejo demonio. Había aprendido el Puño de Luz Sagrado
en la Torre de Pentacarna del alma de un anciano que después se marchó.

Ni siquiera sabía la identidad del anciano, y mucho menos si éste era algún tipo de viejo demonio.

Después de que Jaime le explicara cómo aprendió el Puño de Luz Sagrado, se sorprendió al escuchar a Baal
soltar una carcajada.

—Jajaja, el alma de ese viejo ha sido suprimida dentro de una torre. Su destino es mucho peor que el mío.

A pesar de la risa de Baal, se notaba que él y el anciano eran tal vez amigos.

—El hecho de que salvaras al viejo demonio y heredaras de él el Puño de Luz Sagrado demuestra que eres
su discípulo. Ahora que he resucitado, te concederé un deseo. Es mi forma de recompensarte en nombre
del viejo demonio —ofreció Baal.

Para entonces, Baal había contenido su aura, permitiendo a todos los presentes volver a ponerse en pie.

Como su oferta llegó muy de repente, el desprevenido Jaime no supo qué pedir. Mientras tanto, Malphas
estaba estupefacto por lo que acababa de escuchar.
«¿Y si Jaime pide que nos maten? ¿No sería nuestro fin?».

—¡Lord Baal, no puede hacer esto, este hombre es un enemigo mortal de los espíritus demoníacos!
Malphas ansioso trató de detener a Baal.
—¿Quién eres tú? —preguntó Baal.
—Soy miembro de la Secta de Corazón Maligno —respondió de inmediato Malphas.

—«¿Secta de Corazón Maligno?» —Baal frunció las cejas.

—Somos una rama de Secta Demoniaca del Cielo —aclaró rápido Malphas, consciente de que Baal no
conocería la Secta de Corazón Maligno.

—Hmph, ¿cuál es el problema con la Secta Demoniaca del Cielo? ¿Cómo se atreven siquiera a llamarse
espíritus demoníacos?

Al soltar un bufido, Baal ignoró a Malphas y devolvió su atención a Jaime.

—Chico, ¿has descubierto lo que quieres?

—Señor Baal, no…

Justo cuando Malphas seguía protestando, Baal le lanzó una mirada repentina, haciéndolo volar y
estrellarse contra una roca gigante.

La roca se rompió en pedazos entre el grito agónico de Malphas.

—Señor Malphas…

Saulo y los cuatro Túnicas de Oro Negro se apresuraron a llegar a su lado sólo para ser recibidos por un
montón de papilla. Si Malphas fuera un humano corriente, ya habría perdido la vida.

—B…Baal…

Levantando el dedo hacia Baal en un intento de decir algo, Malphas perdió el conocimiento antes de poder
hacerlo.

La escena fue tan impactante que todos se quedaron sin aliento.

En contraste con la explosión suicida de la Elite Dieciocho que apenas dañó a Malphas, una sola mirada de
Baal lo convirtió en picadillo.

—Mírate. ¿Cómo te atreves a llamarte espíritu demoníaco? No eres más que una vergüenza —se burló
Baal.

Después, extendió la mano y agarró el aire.

Los cuatro Túnicas de Oro Negro empezaron a temblar mientras cuatro sombras negras abandonaban sus
cuerpos antes de huir en cuatro direcciones diferentes.

Eran los espíritus de las Túnicas de Oro Negro y miembros de la Secta de Corazón Maligno. CAPITULO 1980

se desvanecieron en la nada.

En cuanto a los cuatro Túnicas de Oro Negro, su aura se debilitó demasiado a medida que sus niveles
descendían de Santos de las Artes Marciales a Grandes Marqueses de las Artes Marciales.
—Unir espíritus a sus cuerpos no es más que una desgracia —declaró despectivamente Baal.

Sin perder un instante, Saulo guio a los cuatro Túnicas de Oro Negro para que recogieran a Malphas y se
marcharan a toda prisa.

No se atrevieron a demorarse más, pues Jaime los mataría, aunque Baal no lo hiciera.

Tras la marcha de Saulo y sus hombres, Baal desvió su mirada hacia Evangelina.

La razón era que el espíritu de la santa doncella del Palacio Lunar habitaba su cuerpo.

Cuando Evangelina vio que Baal la miraba, apartó la mirada asustada.

Por desgracia, no sirvió de nada. Una sola mirada de Baal le provocó un fuerte dolor de cabeza que anunció
la separación del espíritu de su cuerpo.

Al momento siguiente, Baal se agarró al espíritu.

Antes de que el conmocionado Jaime pudiera impedir que Baal la matara, Baal se quedó atónito mientras
la miraba con atención.

—¿Eres miembro del Palacio Lunar?

—Sí. Soy la doncella sagrada del Palacio Lunar. Cuando los espíritus demoníacos atacaron el Palacio Lunar,
me las arreglé para huir, pero sólo pude sobrevivir como

espíritu —respondió el espíritu de la doncella sagrada mientras miraba a Baal.

«¡El Palacio Lunar y los espíritus demoníacos nunca pueden coexistir!».

—Hmph, aquí estás, culpando a los espíritus demoníacos de nuevo. Por aquel entonces, estaba
investigando la razón de la Batalla Celestial. Por desgracia, tuve que encerrarme después de que me
tendieran una trampa. Los celestiales hemos vivido en paz durante miles de años. ¿Por qué querríamos
empezar una guerra de repente y sembrar el caos en todos los aspectos de nuestras vidas? —replicó Baal
con el ceño fruncido.

Jaime se sorprendió al escuchar el comentario.

—Señor Baal, ¿hay una conspiración detrás de la Batalla Celestial?

Aunque Jaime había escuchado hablar del suceso, no tenía ni idea de qué lo causó y cómo condujo a los
acontecimientos actuales.

—Es inútil que se lo cuente a alguien corriente como tú. Ahora que he resucitado, debo llegar al fondo del
asunto. No puedo permitir que los espíritus demoníacos carguen injustamente con la culpa. Como
nosotros, los ancianos de los espíritus demoníacos, fuimos sellados o suprimidos en aquel entonces, el
momento de buscar justicia para los de mi propia especie es ahora.

En cuanto terminó, el aura de Baal comenzó a hincharse, haciendo que todos retrocedieran asustados.

La reacción de Baal le dijo a Jaime que, en efecto, los espíritus demoníacos habían sido acusados
injustamente.

«En verdad podría haber una conspiración detrás de la Batalla Celestial. El simple hecho de ser un espíritu
demoníaco no lo convierte en malvado. Por ejemplo, la Secta Demoniaca tiene muchos discípulos
bondadosos».

En ese momento, la doncella sagrada del Palacio Lunar dejó de hacer ruido.

De repente, Evangelina gritó:

—¡Ah!

Dada la falta de su alma y el hecho de que había estado habitada por un espíritu durante mucho tiempo, la
partida del espíritu fue un shock insoportable. Uno que la hizo desplomarse en el suelo.

—Señorita Gabaldón…

El repentino giro de los acontecimientos dejó atónito a Jaime.

Casio le había confiado su hija a Jaime, con la esperanza de que pudiera ayudarla a recuperarse. Si le
ocurriera algo, Jaime no se atrevería a enfrentarse a él.

Antes de que Jaime pudiera correr a su lado, Baal agitó la mano, atrayendo su cuerpo hacia él.

Le dirigió una rápida mirada antes de acariciarle con suavidad la cabeza con la palma de la mano, haciendo
que Evangelina abriera los ojos de repente.
CAPITULO 1981
—Su alma estaba incompleta. Ahora está bien —dijo Baal con calma.

Evangelina se levantó, mirando algo desconcertada a Jaime y a los demás. En ese momento, tuvo algunas
vagas impresiones de Jaime, pero, al mismo tiempo, también sintió como si no supiera nada de él.

Al ver aquello, Fernando y Astrid se llevaron rápido a Evangelina. Ella aún recordaba a Fernando, ya que
ambos eran de la familia Gabaldón, después de todo.

—Joven, ¿te has decidido? ¿Quieres que te transmita mi método de cultivo, que te enseñe artes marciales
o que te proporcione un arma excepcional? —preguntó Baal a Jaime.

De manera inesperada, Jaime negó con la cabeza.

En cuanto a métodos de cultivo, su Técnica de Enfoque era un arte marcial divino superior. En cuanto a
armas, su Espada Matadragones era una espada espiritual de grado superior.
Al ver que Jaime negaba con la cabeza, Baal frunció un poco el ceño:

—¿Qué quieres con exactitud?

—No queremos ninguna de esas cosas. Sólo quiero saber quién es mi padre. ¿Puedes ayudarme con eso?
—preguntó Jaime mirando a Baal.

—Eso es fácil. Solo tienes que exprimir una gota de tu esencia de sangre —contestó Baal despreocupado.

Jaime frunció las cejas, y una gota de esencia de sangre brotó poco a poco de su frente y acabó flotando en
el aire.

Baal extendió un dedo y tocó con suavidad la gota de esencia de sangre. Entonces, la gota de esencia de
sangre fue absorbida al instante por el cuerpo de Baal.

Un instante después, Jaime fue testigo de cómo la expresión facial de Baal cambiaba de golpe en sorpresa a
conmoción y al final a miedo.

Incluso la respiración de Baal se aceleró en ese momento.

Aquella observación dejó a Jaime algo perdido, pues no entendía por qué Baal reaccionaba de aquella
manera.

Después de un largo rato, Baal por fin dejó escapar un largo suspiro, con la frente ya cubierta de sudor frío.

—Señor Baal, ¿sabe ahora quién es mi padre? —preguntó Jaime con ansiedad.

El demonio de sangre asintió. Jaime estaba exultante. Siempre había querido saber quién era su padre y la
verdad que se ocultaba tras su identidad.

«¿Por qué tanta gente se refería a mí como el hijo de un dragón? ¿Podría mi padre ser un miembro de los
draconianos?».

Sin embargo, justo cuando Jaime esperaba que Baal le respondiera, éste dijo:

—Ahora entiendo por qué ese viejo diablo te enseñó el Puño Sagrado de Luz. Ese viejo también debió darse
cuenta de algo. Sé quién es tu padre, pero no puedo decirlo. Aun así, puedo decirte esto. Tu padre es
alguien a quien incluso yo admiro y no puedo aspirar a igualar.

Jaime se quedó boquiabierto tras escuchar eso, porque Baal ya era parecido a un inmortal, en su opinión.

«Con las capacidades de Baal, tal vez podría aniquilar la existencia del reino mundano con un movimiento
de su mano. Sin embargo, mi padre es alguien a quien incluso Baal venera y ni siquiera puede igualar.
¿Quién es mi padre?».

En medio de las reflexiones de Jaime, Baal frunció las cejas de repente, pareciendo muy indispuesto
mientras una expresión amenazadora se dibujaba en su rostro.

—Señor Baal, ¿qué ocurre? —se apresuró a preguntar Jaime.

—El poder de las leyes de la naturaleza es demasiado abrumador, lo que me dificulta la respiración
—respondió Baal con el ceño fruncido.

Ahora que el altar había sido destruido y la recuperación de energía espiritual había desaparecido,
las leyes de la naturaleza suprimirían en mayor medida a seres como Baal con habilidades más formidables.
Si Baal permanecía en el reino mundano durante un largo periodo, su cultivo podría arruinarse.

—Yo también soy un cultivador del arte marcial divino, ¿por qué no puedo sentir el poder de las leyes de la
naturaleza?

A Jaime le pareció muy extraño.

«¿Por qué él, un cultivador de energía espiritual no siente la supresión de las leyes de la naturaleza?».

—¿Estás bromeando? Con tu línea de sangre, las leyes de la naturaleza no son nada. —Al darse cuenta de
que estaba a punto de meter la pata, Baal se contuvo inmediatamente. Entonces, dijo—: Me voy de este
lugar ahora. Si el destino lo permite, espero verte en el Reino Etéreo.

Con eso, Baal extendió la mano y cortó el aire, rasgando el espacio y revelando un agujero negro.

—Deberías venir conmigo. No podrás sobrevivir aquí, y si hay una oportunidad, te ayudaré a restaurar tu
cuerpo físico —dijo Baal, llevándose consigo el alma de la doncella sagrada del Palacio Lunar y saltando
directo al agujero negro.

—Señor Baal, ¿qué es el Reino Etéreo? —Jaime quiso indagar más sobre los detalles y la ubicación del
Reino Etéreo.

Sin embargo, Baal ya no estaba, y el agujero negro ya había desaparecido sin dejar rastro.
CAPITULO 1982
Se hizo un silencio sepulcral tras la marcha de Baal.

Todos acababan de presenciar poderes que nunca antes habían visto.

Los Grandes Marqueses de las Artes Marciales o los Santos de las Artes Marciales eran tan insignificantes
como hormigas ante un poder tan absoluto.

—Señor Casas…

En ese momento, Vladimir se adelantó, queriendo preguntar a Jaime qué debían hacer a continuación.

El altar estaba destruido, y la recuperación de energía espiritual había cesado. Tampoco tenían la menor
idea de cuándo aparecería la siguiente zona de recuperación de energía espiritual.

—Vámonos.

Ahora que la restauración de energía espiritual se había detenido, Jaime no veía razón alguna para
permanecer más tiempo en la Isla Encanta.

Jaime y los demás se dieron la vuelta para marcharse. José y los demás miraban a Jaime aturdidos. Nadie
habló ni trató de detenerlos, en especial Marcelo, que ahora miraba a Jaime con miedo, sin su arrogancia
anterior.
Cleo miró a Jaime, los ojos del primero rebosaban de indicios de impaciencia y espíritu de lucha. Ansiaba
enfrentarse a Jaime en un combate. Sin embargo, como no podía dar rienda suelta a toda

su fuerza en el reino mundano, sólo podía esperar que Jaime tuviera la oportunidad de entrar en el reino
secreto.

Jaime, que ya se había marchado, se detuvo de golpe. Al parecer, tras percibir la mirada de Cleo, Jaime se
volvió para mirarlo.

—¿Eres del reino secreto de la Puerta del Trueno?

Cleo asintió. No le sorprendía que Jaime conociera el reino secreto. Después de todo, todos los que iban a
ese lugar eran representantes de prestigiosas familias de varios reinos secretos.

—Si tengo la oportunidad, sin duda visitaré tu reino secreto. —Con eso, Jaime giró sobre sus talones y se
marchó sin decir nada más.

El Palacio de la Nube Violeta se encontraba en el reino secreto de la Puerta del Trueno. Si Jaime quería
rescatar a su madre, tendría que encontrar la forma de entrar en ese lugar. Sin embargo, su prioridad
actual era rastrear el reino secreto donde estaba prisionera Josefina.

Por suerte, con Jesica acompañándolos, podría encargarse de la responsabilidad de buscar el reino secreto
de la Secta de Corazón Maligno y abrirlo.

Después de todo, la Secta Demoniaca y la Secta de Corazón Maligno eran del mismo linaje, por lo que
incluso los métodos para desbloquear sus reinos secretos eran similares.

Al dejar la Isla Encanta, Jaime y su grupo se dirigieron a Ciudad de Jade.

Supuso que esas mujeres en casa debían de echarlo de menos desde que había estado fuera tanto tiempo.

...

Mientras tanto, dentro del reino secreto de la Secta de Corazón Maligno en Ciudad de Jade, Tacio frunció el
ceño al ver a Malphas, que había quedado reducido a un montón de barro.

Saulo y los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro se arrodillaron en el suelo. Al sentir el aura imponente
de Tacio, ninguno de ellos se atrevió a levantar la cabeza.

—¿Estás diciendo que Baal lo golpeó hasta dejarle en este estado? —preguntó con frialdad Tacio.

—Técnicamente, Baal no golpeó a Malphas. Se puso así después de que Baal lo mirara —respondió Saulo
con sinceridad.

De hecho, en ese momento, Baal se limitó a mirar a Malphas, y éste se convirtió de inmediato en un
montón de barro.

Tacio guardó silencio después. Sin embargo, su pesada respiración estaba cargada de tensión.

«Una sola mirada de Baal bastó para que mi subordinado, Malphas, se pusiera así. Ni siquiera hace falta
mencionar lo aterrador que es ese poder. Incluso si me enfrentara a Baal en persona, tal vez no sería capaz
de resistir una sola bofetada suya».

—¿Por qué Baal, un espíritu demoníaco compañero, ayudaría a ese Jaime? —Tacio estaba desconcertado.

«¿En qué estaba pensando ese demonio de sangre?».

—Lord Tacio, Baal dijo que no somos dignos de ser miembros del espíritu demoníaco. Incluso
exterminó a los espíritus de los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro —añadió Saulo.

—¿Qué? Tacio se quedó sorprendido. Al segundo siguiente, agitó con suavidad la mano, envolviendo con
su aura a los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro. —«¡Los espíritus se han ido de verdad!».

Arrugó las cejas, sintiendo por primera vez una sensación de crisis.

«Si un poderoso demonio como Baal se pone del lado de Jaime, podemos olvidarnos de ponerle un dedo
encima».

De repente, Tacio agitó ambas manos y cinco espíritus se materializaron al instante. Entonces, los cinco
espíritus entraron en los cuerpos de Saulo y los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro.

—He convocado cinco almas nuevas para ustedes. No se preocupen por Jaime por el momento. Durante
este periodo, practiquen y cultiven con más frecuencia con sus respectivos espíritus.
Malphas también puede aprovechar esta oportunidad para recuperarse —dijo con frialdad Tacio.

—¡Entendido! —Saulo y los demás asintieron.

—Por cierto, ¿cómo está la chica? —preguntó Tacio.

—Josefina está detenida en un calabozo secreto del reino Ese lugar es muy seguro —respondió Saulo.

—Muy bien. Ya pueden irse. —Tacio agitó la mano.

El cuerpo de Tacio desapareció poco a poco después de que Saulo y los demás se fueran.
CAPITULO 1983
Mientras tanto, en el Palacio Carmesí de Ciudad de Jade, Cecilia, Isabel, Magnolia y Lilia esperaban con
ansiedad a Jaime en la entrada del palacio tras enterarse de que regresaba a la ciudad.

Sabían que las visitaría en el Palacio Carmesí cuando regresara.

Desde que Jaime encontró un lugar para Cecilia en Ciudad de Jade y trasladó el Palacio Carmesí, Isabel y las
otras chicas habían estado viviendo allí.

Después de todo, el Palacio Carmesí sólo estaba formado por chicas, así que les resultaba más cómodo vivir
allí juntas. Incluso podían charlar entre ellas todos los días.

Mientras las chicas esperaban, Jaime y sus compañeros bajaron del avión. En cuanto salieron del
aeropuerto, Jaime fue detenido por dos agentes uniformados del Departamento de Policía.

—Señor Casas, el señor Salazar desea verlo. Acompáñenos, por favor —dijeron con cortesía los dos
oficiales a Jaime.

Jaime frunció un poco el ceño.

«Acabo de regresar y pensaba visitar a Isabel y a las chicas, pero el señor Salazar dio instrucciones a sus
hombres para que me interceptaran en el aeropuerto».

No obstante, como era Armando quien solicitaba su presencia, Jaime no podía negarse. Por lo tanto, Jaime
pidió a Forero y a los demás que regresaran primero.

Jaime siguió a los dos oficiales hasta el coche. Luego preguntó con curiosidad:

—¿Dónde está el capitán Llano?

Por lo general, Javier atendía en persona las peticiones de Armando cada vez que éste quería reunirse con
Jaime.

Esta vez, Armando se limitó a enviar a dos oficiales, lo que extrañó un poco a Jaime.

La pregunta de Jaime hizo que una expresión de tristeza se dibujara en el rostro de los dos oficiales. Sin
embargo, ninguno de los dos dijo nada.

Sin embargo, al observar sus expresiones faciales, una sensación de presentimiento se apoderó del pecho
de Jaime.

Cuando el coche llegó al Ministerio de Justicia, Jaime bajó del vehículo y vio a Teodoro, General del
Ministerio de Justicia, de pie en la puerta, esperando su llegada.

Al percatarse de la presencia de Jaime, Teodoro se acercó a toda prisa y saludó:

—Señor Casas.

—General Jiménez, ¿le ocurrió algo al capitán Llano? —preguntó Jaime a Teodoro. Teodoro miró a su
alrededor antes de asentir.
—El señor Salazar también está furioso por esto. El capitán Llano ha quedado tullido a golpes. Su vida
pende ahora de un hilo.

Al escuchar eso, Jaime frunció las cejas.

—¿Quién es el culpable?

Jaime no podía imaginar quién se atrevería a atentar contra un miembro de las Fuerzas del Orden Público.

«El señor Salazar dirige en persona las Fuerzas del Orden Público, así que ¿quién es el temerario que tiene
la osadía de provocar al señor Salazar?».

—Debería enterarse de esto por el Señor Salazar. Te está esperando dentro.

Teodoro llevó a Jaime al pasillo exterior de una habitación. Luego, se marchó. Algunas cosas no debían ser
conocidas por él, el General del Ministerio de Justicia.

Jaime entró en la habitación y vio a Armando fumando, con cara de extrema infelicidad.

—Siéntate —dijo Armando con indiferencia al ver a Jaime.

Jaime se sentó frente a Armando. Por alguna razón, Jaime se sentía nervioso cuando estaba cerca de
Armando.

—Señor Salazar, capitán Llano... —Jaime no sabía cómo preguntar sobre aquel asunto.

—Sobrevivirá. —Armando dio una profunda calada a su cigarrillo antes de pisar con fuerza la colilla

con el pie—. ¿Sabes cómo se hirió el capitán Llano?

Jaime negó con la cabeza.

—Fue herido por Kazuo. Ahora la familia Gayoso se opone abiertamente a nosotros para vengarse
—explicó Armando.
Cuando Jaime escuchó eso, una mirada de intensa ira se dibujó en su rostro.

La familia Gayoso nunca había renunciado a dar caza a Jaime. Aun así, debido al impedimento de Armando,
la familia Gayoso no podía pasar la frontera, aunque quisieran asesinar a Jaime.

Sin embargo, Kazuo había causado un daño increíble a Javier, lo que significaba que se habían revelado.

La familia Gayoso ya no actuaba encubierta y buscaba matar a Jaime con descaro.

—¡Malditos bast*rdos! —Jaime apretó los dientes.

La rabia ardía en su interior mientras su aura seguía aumentando. Armando se sorprendió un poco al sentir
el aura de Jaime.
—¿Ahora eres un Gran Marqués de las Artes Marciales de Octavo Nivel?

Jaime asintió. Luego, le contó a Armando la historia del hallazgo del Tubérculo de flor de lana de diez mil
años de antigüedad en Ciudad del Norte.
CAPITULO 1984
Armando no pudo evitar suspirar tras escuchar la historia de Jaime.

—Un Tubérculo de flor de lana de diez mil años de antigüedad sólo te permitió avanzar hasta Marqués de
Artes Marciales Mayores de Octavo Nivel. En verdad no sé cómo cultivarás en el futuro. Me temo que,
aunque te dieran todos los recursos, seguiría siendo difícil para ti abrirte paso hasta el nivel de Santo de las
Artes Marciales. Parece que deberías empezar a explorar los reinos secretos ahora. Es la única forma de
mejorar tus capacidades.

Jaime se quedó un poco sorprendido.

—Señor Salazar, ¿usted también sabe de reinos secretos? Al ver la expresión de Jaime, Armando soltó una
risita.
—Sé más de lo que he dejado entrever.

—En ese caso, ¿sabe dónde están los reinos secretos situados cerca de Ciudad de Jade? —preguntó Jaime
con urgencia.

Como Josefina estaba cautiva en un reino secreto, Jaime necesitaba encontrar el reino secreto de la Secta
de Corazón Maligno y rescatarla.

—En este mundo existen innumerables reinos secretos. Sólo cerca de Ciudad de Jade hay más de cien
reinos secretos. ¿Cómo voy a saber dónde están todos? —respondió Armando.

Al escuchar esto, Jaime se quedó bastante asombrado.

—Señor Salazar, ¿no hay sólo los Ocho Reinos Secretos Mayores y algunos menores? ¿en verdad hay tantos
reinos secretos sólo alrededor de Ciudad de Jade?

Jaime nunca había imaginado que aparecerían tantos reinos secretos de repente.

—Lo que conoces son sólo algunos de los reinos secretos más grandes y habitados por personas. Algunos
reinos secretos se han quedado sin ocupantes, ya que las personas que los habitaban han muerto,
convirtiéndolos en reinos secretos sin dueño. Sin embargo, aunque las personas hayan muerto, los
recursos de los reinos secretos permanecen. Como resultado, algunas grandes familias se han estado
peleando por muchos reinos secretos sin dueño. El único problema es que estos reinos secretos son
difíciles de encontrar —aclaró Armando.
—¿Reinos secretos sin dueño? ¿Significa eso que pertenecen a quien los encuentre? —preguntó Jaime con
la pasión ardiendo en sus ojos.

«Si es así, puedo encontrar un reino secreto sin dueño y trasladar allí la Secta Duval e incluso el Palacio
Carmesí. Entonces, ese lugar se convertirá en mi dominio, y yo en el verdadero amo de ese mundo».

Por desgracia, mientras Jaime imaginaba el maravilloso escenario, Armando le aguó la fiesta con el discurso
subsiguiente.

—En teoría, los reinos secretos pertenecen a quien los encuentre, pero los reinos secretos sin dueño son
demasiado difíciles de localizar. Al fin y al cabo, nadie ha entrado o salido de ellos en muchos años, así que
no hay rastro que seguir. Por lo que sé, la probabilidad de descubrir un reino secreto sin dueño es sólo de
una entre mil. Además, incluso si te tropiezas con un reino secreto sin dueño y te conviertes en su amo,
¿podrás defender tu territorio? Si otras grandes familias se enteran, te expulsarán. Si careces de
capacidades suficientes, aunque te dieran un reino secreto, no podrás mantenerlo en tu poder —dijo
Armando.

Tras escuchar a Armando, Jaime se sumió en profundos pensamientos.

«No es de extrañar que la Secta Demoniaca rara vez permitiera a la gente entrar y salir de su reino secreto,
sólo enviaba a la gente fuera del reino cuando era muy necesario. Era una medida para protegerse y evitar
revelar a otros la entrada a su reino secreto. Si las familias de los Ocho Reinos Secretos Mayores supieran
dónde se encuentra el reino secreto de la Secta Demoniaca, tal vez la habrían atacado. Los reinos secretos
son territorios, y ¿qué familia prestigiosa no querría expandir su territorio?».

Aun así, el deseo de Jaime por un reino secreto ya se había vuelto bastante fuerte.

«Si estuviera dentro de un reino secreto, podría cultivar mejor».

Además, no tendría que preocuparse de que los que le rodeaban corrieran peligro. Después de todo, las
amenazas del reino mundano serían prácticamente inexistentes dentro de un reino secreto.

En ese momento, Jaime aún ignoraba que los Miles de Kilómetros de Distancia que poseía podrían haberle
permitido explorar con libertad los Ocho Reinos Secretos Mayores. No necesitaba buscar un reino secreto
sin dueño.

—Señor Salazar, discutamos este asunto relacionado con los reinos secretos otro día. ¿Qué piensa hacer
ahora que el capitán Llano fue herido por esa gente de Jetroina? —preguntó Jaime.

—¿Qué otra cosa puedo hacer? Por supuesto que los mataremos. Por desgracia, Kazuo se escapó. Sin
embargo, sin duda vendrá a buscarte, así que debo advertirte que tengas cuidado. Además, este

tipo es un Gran Marqués de las Artes Marciales de Alto Nivel y está cerca de convertirse en un Santo
de las Artes Marciales —le recordó Armando a Jaime. Jaime asintió.
—Entendido. Me mantendré alerta. Además, me pondré en contacto con el señor Narvarte, de la Secta del
Dios de la Medicina, para que venga en persona a tratar al capitán Llano. No dejaré que pierda sus
habilidades y se convierta en un discapacitado.

Armando agitó la mano y dijo:

—De acuerdo. Esta es la segunda cosa de la que quería hablarte y por la que te pedí que vinieras. Ocúpate
de ello ahora mismo.
CAPITULO 1985
Jaime se levantó y salió del Ministerio de Justicia. Luego se puso en contacto con Álvaro, de la Secta del
Dios de la Medicina, y le hizo llevar las mejores píldoras para tratar a Javier.

Sin embargo, cuando Jaime regresó al Palacio Carmesí, nadie lo recibió en la puerta.

También notó una extraña atmósfera en el aire tras entrar en el Palacio Carmesí. Los discípulos del Palacio
Carmesí se rieron cuando lo vieron.

—Moly, ¿dónde están tu hermana y los demás? —preguntó Jaime al verla.

—No lo sé. Dijeron que iban a recogerte al aeropuerto. ¿No las has visto? —respondió Moly.

—¿Eh? ¿Iban a recogerme? No las vi allí —exclamó Jaime confundido.

Curioso por lo que ocurría, Jaime se dio la vuelta y estaba a punto de marcharse cuando vio que la puerta
principal del Palacio Carmesí estaba cerrada.

Isabel, Cecilia y los demás salieron entonces corriendo y lo rodearon por todos lados.

—¡Te hemos estado esperando todo el día! ¿Dónde has estado? Bombardearon a Jaime con una serie de
preguntas sobre su paradero.
Aunque la mayoría de la gente mataría por estar rodeada de mujeres tan hermosas, lo único que Jaime
quería era huir.

No fue hasta que lo explicó todo que lo soltaron.

Mientras Jaime se divertía tonteando con Isabel y las demás, un hombre de mediana edad vestido con
ropas grises y sombrero se dirigía a toda prisa hacia Ciudad de Jade desde las afueras.

Como estaba sucio de pies a cabeza y mal vestido, todos supusieron que era algún tipo de refugiado y lo
evitaron nada más verlo.

A pesar de su aspecto repugnante, el hombre tenía un brillo gélido en los ojos. Ese hombre no era otro que
el mismísimo Kazuo Kawaguchi.
Como Jaime había destruido la base secreta de Jetroina en Cananea, Kazuo recibió duras críticas
cuando regresó a Jetroina.

Lo hicieron regresar a Cananea con miembros de la familia Gayoso para matar a Jaime en represalia. Sin
embargo, Javier y sus hombres los detuvieron en cuanto llegaron a la frontera.

Por lo general, huían para evitar el enfrentamiento directo con las autoridades y probar suerte en otra
ocasión. Sin embargo, los miembros de la familia Gayoso atacaron a las personas de las Fuerzas del Orden e
incluso mataron a uno de sus hombres.

Esto provocó una lucha sin cuartel entre ambos bandos. Como las Fuerzas del Orden Público eran mucho
más débiles, todos murieron en la batalla resultante, y Javier también resultó malherido.

Naturalmente, eso no le sentó nada bien a Armando. Estaba tan furioso que ordenó que mataran a Kazuo y
a los demás.

Los miembros de la familia Gayoso que Kazuo llevó acabaron siendo masacrados en represalia. Fue un
milagro que Kazuo consiguiera escapar con vida, pero no se atrevió a regresar a Jetroina sin antes matar a
Jaime.
Después de todo, allí lo esperarían duros castigos.

—¡Es culpa tuya que esté en este terrible estado ahora mismo, Jaime! Te haré pedazos —murmuró Kazuo
con rabia en voz baja.

Sus ojos estaban llenos de rabia mientras miraba a Ciudad de Jade, que estaba justo delante de él.

Mientras el cielo se oscurecía poco a poco, la vida nocturna de Ciudad de Jade estaba a punto de comenzar.
Luces de neón iluminaban las calles de la ciudad mientras la gente salía vestida con ropa elegante.

Kazuo, por su parte, iba vestido de forma desaliñada mientras permanecía sentado en un rincón cerca de la
Secta Duval y lanzaba miradas de daga a su entrada.

No pasó mucho tiempo antes de que uno de sus miembros saliera por la puerta y se dirigiera a un callejón
cercano.

Aprovechando la oportunidad, Kazuo corrió tras aquel hombre tan rápido como le permitían sus piernas.

Un fuerte grito de dolor resonó por todo el callejón, y Kazuo salió con el ceño fruncido y confundido
instantes después.

—¿Jaime no está dentro de la Secta Duval? —murmuró en voz baja.

Poco sabía Kazuo, Jaime estaba pasando esa noche en el Palacio Carmesí rodeado de un montón de chicas.

Jaime tenía la cara llena de notas mientras jugaba a las cartas con las chicas.

—¡Nada de trampas, Jaime! ¡Retira tu carta ahora mismo! —exclamó Lilia con un puchero. Las otras chicas
se unieron para ayudarse mutuamente a atacar a Jaime.
Justo cuando Jaime estaba a punto de sufrir un colapso mental, recibió una llamada de Giovanni.

—¡Hay problemas en la Secta Duval, Jaime! ¡Acaban de matar a uno de nuestros miembros! — Giovanni
gritó angustiado en cuanto recibió la llamada.

—¿Qué? —Jaime se puso en pie de un salto al instante.

Las chicas se callaron por completo y no se atrevieron a decir ni una palabra al ver la sombría expresión en
el rostro de Jaime.
CAPITULO 1986
—¡Uno de nuestros miembros fue atacado y asesinado en un callejón poco después de salir del edificio! El
asesino sigue en libertad —repitió Giovanni.

La mirada de Jaime era sombría y tensa.

—Espérenme…

Luego tiró a un lado las cartas que tenía en la mano y salió corriendo de la habitación.

Ninguna de las chicas se atrevió a hacer ruido, ya que podían percibir con claridad el aura asesina que
provenía de Jaime.

—¿Deberíamos ir a echar un vistazo también, Cecilia? —preguntó Isabel. Cecilia era la más veterana del
grupo, así que todas las chicas la escucharon.
—No. Deberíamos abstenernos de causarle más problemas a Jaime.
Cecilia sabía que sólo estorbarían y empeorarían las cosas si iban con Jaime.

Después de correr hacia la Secta Duval tan rápido como pudo, Jaime se dirigió a la habitación donde estaba
el cuerpo del miembro muerto.

La mirada de Jaime se volvió solemne mientras se arrodillaba e investigaba la herida en detalle.

—¿Sabes quién ha hecho esto, Jaime?

Giovanni y los demás no tenían ni idea de quién iba a atacar a la Secta Duval, que ahora era la secta más
grande de Ciudad de Jade.

Era tan grande que incluso se había apoderado de la Alianza de Guerreros.

Además, dada la reputación de Jaime, nadie en su sano juicio se atrevería a llevarle la contraria de todos
modos.

Jaime supo enseguida que era obra de Kazuo, pero prefirió no decírselo, pues no quería crear el pánico en
masa.

En su lugar, ordenó a Giovanni:

—¡Diles a todos los miembros de la Secta Duval que no salgan solos de noche!

—¡Entendido! —Giovanni asintió y se fue a informar al resto de la secta.

Jaime se dirigió entonces a las calles y vagó sin rumbo para ver si podía atraer a Kazuo.

Incluso desató a propósito su aura para que Kazuo la captara y fuera tras él. Sin embargo, pronto pasó una
hora sin rastro de Kazuo por ninguna parte.

«Es probable que Kazuo siga siendo perseguido aquí en Ciudad de Jade, así que tal vez no se
atrevería a permanecer en la ciudad demasiado tiempo. En ese caso, ¡me dirigiré al campo y ampliaré el
alcance de mi aura unos cuantos kilómetros!».

Momentos después de hacer eso, Jaime notó que una poderosa aura se dirigía en su dirección. En efecto,
esa aura pertenecía a Kazuo. Era su forma de hacerle saber a Jaime que iba por él.

Jaime se detuvo en seco y esperó con paciencia la llegada de Kazuo. No pasó mucho tiempo antes de que
Kazuo apareciera frente a él.
—¿Me estabas esperando aquí, Jaime? —preguntó con sorna al ver a Jaime tranquilo de pie. Jaime asintió
a Kazuo, que parecía un completo desastre, mientras respondía:
—Sí, te estaba esperando para matarte. Kazuo soltó una carcajada.
—¿Tú? ¿Matarme? Tuviste suerte de escapar la última vez, ¡pero eso no va a volver a ocurrir! Te habrás
traído ayuda, ¿eh? No hay forma de que te sientas tan seguro enfrentándote a mí tú solo.

Mientras Kazuo miraba a su alrededor, Jaime dijo con frialdad:

—Vine aquí solo, así que no te molestes en buscar. No necesito ayuda para matar a alguien como tú.

—¡Pagarás por tu arrogancia, insolente b*stardo! —Kazuo gritó furioso mientras canalizaba su aura y
envolvía a Jaime con ella.
—Deberíamos ir a un lugar más alejado. No querría herir a los civiles inocentes.

Como estaban a las afueras de la ciudad, a Jaime le preocupaba que su pelea afectara a los civiles.

—¡Hmph! Mi objetivo es matarte, así que ¿por qué iba a preocuparme de lo demás? —le espetó Kazuo a
Jaime mientras se abalanzaba sobre él y le lanzaba un puñetazo.

No se guardó nada y golpeó a Jaime con todas sus fuerzas.

Jaime activó de inmediato el Cuerpo de Golem y cubrió su cuerpo con un escudo dorado de luz.
CAPITULO 1987
¡Clang!

Se escuchó un «clang» ensordecedor cuando el puño de Kazuo chocó contra el cuerpo de Jaime, pero su
golpe no causó daño alguno.

El Tubérculo de flor de lana de diez mil años y el impulso de la Secta Demoniaca habían hecho a Jaime muy
resistente.

—¿Por qué te gustan tanto los ataques furtivos a los Jetroinianos? ¿Tienes miedo de no poder vencerme en
una pelea justa? —preguntó Jaime con indiferencia mientras se giraba un poco y lanzaba a Kazuo una
mirada desdeñosa.

Los ojos de Kazuo se llenaron de ira e incredulidad al escuchar aquello.

Cuando Jaime estaba a punto de dar un paso adelante, Kazuo desenvainó su katana y la blandió en

dirección a Jaime. La hoja emanó una afiladísima onda de energía que salió volando hacia Jaime. Jaime
miró con calma el ataque mientras apretaba el puño y le daba un puñetazo.
A pesar de lo ordinario que parecía su puñetazo, tenía un terrorífico poder destructivo.

¡Bum!

Un estampido ensordecedor rasgó la tierra, levantando una mini tormenta de polvo con su onda expansiva.

El impacto sacudió el suelo bajo ellos y asustó a los habitantes de los alrededores. Esa era la razón por la
que Jaime había querido llevar su lucha a otro lugar. Dada la gran cantidad de zonas residenciales cercanas,
su pelea iba a afectar a la gente de allí.

Kazuo se quedó boquiabierto cuando vio que Jaime destrozaba en un instante su ataque de ondas de
energía con un puñetazo aparentemente normal.

Jaime, por otro lado, parecía demasiado tranquilo, pues ya sabía lo que iba a pasar.

—No puedo creer que te hayas vuelto tan fuerte en tan poco tiempo, Jaime... —murmuró Kazuo entre
dientes apretados.

—¡Si quieres matarme, tendrás que darlo todo! —replicó con frialdad Jaime.

Kazuo frunció el ceño al darse cuenta de que había subestimado la fuerza de Jaime.

—¡No te pongas tan valiente todavía, Jaime! —gritó mientras se lanzaba contra Jaime al tiempo que
blandía su katana.
Como si estuviera cargando un ataque devastador, la hoja brillaba con intensidad mientras cortaba el aire
con un fuerte «swoosh».

¡Swoosh!

—¡Ataque de cien tajos! —Kazuo rugió mientras desprendía una luz cegadora de su katana. Incontables
sombras de espadas salieron volando hacia Jaime en un instante.
Las sombras espada tenían tanta potencia que producían ensordecedores estampidos sónicos y
distorsionaban el espacio a su alrededor mientras surcaban el aire.

Kazuo estaba decidido a cortar a Jaime en pedazos.

¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!

Jaime se limitó a aguantar todos los golpes con su Cuerpo de Golem.

Al final, el Cuerpo de Golem comenzó a romperse mientras sus escamas se desprendían con lentitud y
desaparecían.

Aun así, Jaime continuó recibiendo todos los golpes de Kazuo con su cuerpo endurecido.

—¡Ja! —Gritó Jaime de repente, haciendo que su cuerpo desprendiera un resplandor dorado que iluminó la
zona a su alrededor como el sol.

La katana de Kazuo emitió un fuerte estruendo mientras las sombras de la espada seguían
golpeando a Jaime en rápida sucesión.

Aunque Jaime era capaz de resistir el ataque de los Cien Tajos, no podía decirse lo mismo del suelo bajo sus
pies. Las grietas empezaron a formarse y extenderse con cada golpe que recibía.

¡Bum!

Una bola de luz dorada salió del cuerpo de Jaime y destruyó todas las sombras de espada que lo rodeaban,
pero también creó un cráter bajo él de varios metros de profundidad.

Kazuo saltó de inmediato hacia atrás cuando sintió la aterradora fuerza destructiva que había detrás de
aquel ataque.

Una ligera sonrisa se formó en sus labios mientras el polvo se disipaba un poco.

—Aceptando mi Ataque de los Cien Tajos de frente sin luchar, ¿eh? ¡Eres un insolente! Me temo que esa
insolencia tiene un precio —dijo Kazuo mientras se abría paso a través de la nube de polvo, sólo para darse
cuenta de que Jaime ya no estaba de pie en el cráter.
CAPITULO 1988
—¿Eh? ¿Adónde se ha ido? —Masculló Kazuo frunciendo el ceño confundido.

—¿Me estás buscando?

La voz de Jaime le llegó de repente desde arriba.

Cuando Kazuo levantó la vista, vio que el cuerpo de Jaime estaba ileso a pesar de que su camisa había sido
hecha jirones.

Tenía un aspecto majestuoso y su cuerpo desprendía un brillo dorado.


—¿Pero qué...? ¿Cómo puede ser?

Kazuo no podía creer lo que estaba viendo.

—Nada es imposible. Para mí no eres más que un insecto insignificante. Podría aplastarte con un dedo si
quisiera. ¿De verdad creías que serías capaz de matarme? —preguntó con frialdad Jaime con sorna.

—¡Oh, espera, Jaime! Te daré una lección por abrir esa boca tuya —Kazuo gritó a pleno pulmón, frustrado,
mientras levantaba su katana en el aire y la cargaba con energía marcial.

La katana zumbó con fuerza mientras una energía aterradora surgía de su hoja.

—¡Muere! —rugió Kazuo mientras desataba con ella un ataque cegador.

Era como si alguien hubiera comprimido el sol en una onda de energía y la hubiera disparado como
proyectil.

¡Bum!

Con un golpe de su katana, Kazuo envió aquella onda de energía volando hacia Jaime, que seguía en el aire.

Parecía diminuto y débil en comparación con un ataque tan abrumador.

Aun así, se limitó a seguir levitando en ese mismo punto sin intentar siquiera bloquearlo o esquivarlo.

Cuando la onda de energía se acercó a Jaime, éste extendió los brazos como si le diera la bienvenida.

La onda de energía produjo una tonelada de chispas al chocar contra la luz dorada que rodeaba el cuerpo
de Jaime, haciendo que desde lejos pareciera un espectáculo de fuegos artificiales.

A medida que pasaban los segundos, la onda de energía de Kazuo empezó a hacerse cada vez más corta.

Al final, desapareció por completo, mientras Jaime seguía como si nada.

Así de simple, Jaime había disipado por completo el ataque de Kazuo con la sola fuerza de su cuerpo.

—Q…Qué…

Kazuo tragó saliva, nervioso e incrédulo.

«¡Soy un maldito Gran Marqués de las Artes Marciales que pronto se convertirá en un Santo de las Artes
Marciales! ¿Cómo es que mis ataques son tan débiles contra Jaime? ¿Podría ser que ya se haya convertido
en un Santo de las Artes Marciales a tan corta edad?».

—¿Eso es todo lo que tienes? Si es así, ¡ya es hora de que te envíe de vuelta a casa! —dijo Jaime con
frialdad.

—¡Aaaargh! —Kazuo gritó como un loco mientras lanzaba ondas de energía a Jaime una y otra vez.

¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!

Sin embargo, todos sus ataques fueron bloqueados por la luz dorada que rodeaba el cuerpo de Jaime, por
lo que no le causaron daño alguno.
No pasó mucho tiempo antes de que Kazuo estuviera empapado en sudor y jadeando con fuerza.

—¡Me sorprende que alguien tan débil como tú haya tenido la osadía de venir por mi vida! —dijo Jaime con
un tono despreocupado mientras descendía del cielo.

Kazuo empuñó su katana con ambas manos, apretó los dientes y fulminó a Jaime con la mirada cuando lo
vio venir.

¡Bum!

Jaime blandió su puño con tanta fuerza que creó un estampido sónico en el aire al caer sobre Kazuo.

Kazuo intentó bloquearlo por instinto con su katana, sólo para que su arma se partiera por la mitad al
entrar en contacto con el puño de Jaime.

El rostro de Kazuo se nubló mientras miraba a su katana rota.

—Tú... ¿Cómo te atreves a romper mi katana? Es un objeto real —gritó furioso.

—¡Hmph! ¡Demasiado para ser un objeto real! No es nada comparada con mi espada —replicó Jaime
mientras invocaba la Espada Matadragones.
CAPITULO 1989
La espada emitía un tenue resplandor gris y producía un continuo rugido de dragón.

Al aparecer la Espada Matadragones, Kazuo sintió una inmensa presión e involuntariamente retrocedió
unos pasos.

Sin tener en cuenta la presión que Jaime ejercía sobre Kazuo, sólo la Espada Matadragones ya era
suficiente para hacerlo temblar de miedo.

Si Jaime hubiera sacado la Espada Matadragones desde el principio, Kazuo tal vez no habría luchado y
habría huido de inmediato.

No se lo había esperado en tan poco tiempo, y la fuerza de Jaime había crecido tanto que incluso su arma
se había vuelto más poderosa.

El pánico brilló en los ojos de Kazuo mientras le decía a Jaime:

—Jaime, la familia Gayoso me obligó a intentar matarte. Si no lo hubiera hecho, no me habrían dejado
escapar.

Kazuo intentaba ganar simpatía, temiendo que Jaime lo matara.

—¿Tienes miedo? —Jaime sonrió satisfecho—. ¿Acaso los jetroinianos no odian más el fracaso? En cuanto
fracasan, tienen que destriparse por vergüenza.

—No, no, no todos los Jetroinianos harían eso. Espero que puedas perdonarme, y eso también garantizará
tu seguridad. Si me matas, la familia Gayoso seguirá enviando gente tras de ti, y nunca tendrás paz. Piensa
en ello. Si me dejas ir, no volveré a Jetroina, pero transmitiré a la familia Gayoso que te persigo. Mientras
yo siga vivo, no enviarán a nadie más —suplicó Kazuo.

En un intento desesperado por salvar su propia vida, Kazuo analizó la situación para Jaime.
—Si te mato, es probable que la familia Gayoso no envíe a nadie más —dijo Jaime con lentitud.

—¿Por qué?

Kazuo se quedó desconcertado.

—Porque después de matarte, destruiré a la familia Gayoso, así que nunca más tendrán la oportunidad de
enviar a nadie más a matarme.

Jaime había planeado durante mucho tiempo que después de matar a Kazuo, iría a Jetroina y erradicaría
por completo a la familia Gayoso.

No podía dejar un peligro tan oculto, ni podía dejar que los de las Fuerzas del Orden Público murieran en
vano por su causa.

—Jaime, ¿te atreves a ir a Jetroina para destruir a la familia Gayoso? ¿Sabes lo poderosos que son? E
incluso si vas a Jetroina, ¿cómo estás tan seguro de poder encontrarlos? ¿Puedes entrar en el territorio de
la familia Gayoso? Si planeas irrumpir, apuesto a que no saldrás vivo de Jetroina.
Aunque tengas la fuerza de un Santo de las Artes Marciales, ¡es imposible destruir a la familia

Gayoso y salir ileso! —grito Kazuo.

Kazuo pensó que Jaime estaba loco por tener semejante idea.
Las cejas de Jaime se fruncieron un poco, pues también sabía que lo que Kazuo decía era cierto. Jaime
desconocía todo en Jetroina. ¿Cómo iba a encontrar a la familia Gayoso? Y aunque lo hiciera,
¿cómo podría acercarse a ellos?

Incluso si destruía a la familia Gayoso, ¿cómo podría escapar ileso? Todas estas eran preguntas que Jaime
aún no se había planteado. Al ver las cejas fruncidas de Jaime, Kazuo se apresuró a continuar:
—Jaime, mientras no me mates, puedo ayudarte. Estoy dispuesto a llevarte a Jetroina. De hecho, hace
tiempo que estoy harto de la arrogancia de la familia Gayoso. Ahora ni siquiera el poder imperial puede
controlarlos. Se han vuelto demasiado engreídos.

Kazuo intentaba persuadir con desesperación a Jaime para que le perdonara la vida, mostrando lo
aterrorizado que estaba ante la muerte.

Jaime miró la expresión nerviosa de Kazuo y sacó una píldora de su bolsillo y se la entregó.

—Es una píldora para el ardor de estómago. Si te la tomas, no te mataré, pero tendrás que hacerme caso,
ya que soy el único que tiene el antídoto. De lo contrario, morirás con un dolor extremo — Jaime habló
despacio, luego observó los cambios en la expresión de Kazuo.

Kazuo no dudó en tomar la píldora y tragarla de inmediato. En ese momento, mientras pudiera sobrevivir,
estaría contento.

Al ver que Kazuo se tragaba la píldora, Jaime sonrió.

—Muy bien, puedes irte. Pero recuerda que debes tomar el antídoto antes de tres días. Yo iré a Jetroina
durante esos tres días, y creo que podrás encontrarme.

—Sí, está bien... —Kazuo asintió repetidas veces, luego se dio la vuelta y echó a correr.
CAPITULO 1990
Jaime regresó a la Secta Duval, sintiendo una oleada de energía dentro de su cuerpo. Se sorprendió al
descubrir que la reciente batalla con Kazuo le había dado una sensación de avance inminente.
Aunque un Tubérculo de flor de lana de diez mil años de antigüedad sólo había permitido a Jaime avanzar
hasta el Octavo Nivel de Gran Marqués de las Artes Marciales, estaba a un paso de alcanzar el Noveno
Nivel de Gran Marqués de las Artes Marciales.

Después de luchar contra Kazuo, Jaime sintió un cosquilleo en el cuerpo.

—Jaime, ¿has encontrado al asesino? —preguntó Giovanni al ver regresar a Jaime. Jaime asintió y dijo:
—Informa a todos de que se han levantado las restricciones. He ahuyentado a la persona. Es un ronin de
Jetroina. Además, saca algunas de las hierbas medicinales almacenadas en la Secta Duval.
Necesito refinar algunas píldoras…

Giovanni asintió y se apresuró a hacer los preparativos.

Más tarde, Jaime también informó a Álvaro de que llevara hierbas medicinales extra cuando fuera a Ciudad
de Jade a tratar a Javier.

Jaime quería utilizar estas hierbas para refinar una píldora condensadora de energía y ver si podía abrirse
paso hasta el Noveno Nivel de Gran Marqués de las Artes Marciales.

Si podía, tendría más posibilidades de éxito cuando fuera a Jetroina.

Después de dar instrucciones, Jaime salió de la habitación y miró hacia la Alianza de Guerreros. A estas
alturas, el edificio de la Alianza de Guerreros ya se había convertido en una oficina de la Secta Duval.

—Josefina, ¿dónde estás ahora? —Jaime suspiró.

Aunque sabía que Josefina estaba encerrada en un reino secreto, ¿dónde debía buscar ese reino secreto?

Jaime tenía que ir a Jetroina a tratar con la familia Gayoso, así que la tarea de buscar el reino secreto
quedaba en manos de Forero y Jesica.

Aunque Jaime estuviera allí, no sería de mucha ayuda para encontrar el reino secreto de la Secta de
Corazón Maligno. Dependería de Jesica.

Jaime se dirigió hacia la habitación de ambos, con la intención de contarles su viaje a Jetroina.

Pero al acercarse a la puerta, escuchó los gemidos de Jesica. La cara de Jaime se puso un poco roja, y no
tuvo más remedio que esperar fuera hasta que terminaran.

Jaime se fumó un cigarrillo y esperó media hora hasta que por fin se calmó la habitación. Entonces Forero
dijo:

—Jaime, pasa…

Jaime empujó la puerta y entró. La cara de Jesica estaba enrojecida y rápido le sirvió un vaso de agua a
Jaime.

—Jaime, ¿por qué estás aquí tan tarde? ¿para espiarme en vez de dormir? Tienes tantas mujeres, así que
elige a una para que se acueste contigo —dijo Forero en burla y con expresión juguetona.

—Sabía que estaba fuera y aun así ha tardado tanto. Por algo he venido a verlo. Necesito ir a Jetroina unos
días para tratar unos asuntos personales, así que los necesitaré a usted y a la señorita Zhar para buscar el
reino secreto de la Secta de Corazón Maligno —dijo Jaime con seriedad.
—¿Te vas a Jetroina? ¿Para qué? ¿A rodar una película? —bromeó Forero.

—No le estoy mintiendo. ¡Me voy de verdad a Jetroina! —A continuación, Jaime le relató a Forero los
sucesos relacionados con las Fuerzas del Orden y Kazuo que habían ocurrido ese día.

Al escuchar esto, Forero dejó de sonreír. Apretando los dientes, dijo:

—Car*jo, estos ronins de Jetroina son implacables. Pero ir solo a Jetroina es demasiado peligroso para ti, y
la familia Gayoso no es tan débil como imaginas. Es imposible que destruyas a toda la familia tú solo. Yo te
acompañaré. Tengo amigos en Jetroina que pueden ayudarnos una vez que

estemos allí.

Jaime negó con la cabeza.

—No es necesario. Buscará el reino secreto de la Secta de Corazón Maligno con la señorita Zhar. Espero
que cuando regrese, hayan conseguido encontrarlo.

—Me temo que no conseguirás volver. Iré contigo mejor. Jesica puede encargarse ella misma de la
búsqueda del reino secreto. La entrada debe estar cerca de la Alianza de Guerreros, así que no debería ser
muy difícil de encontrar.

Forero insistió en ir con Jaime, preocupado por su seguridad.

—Señor Casas, por favor, deje que el señor Forero lo acompañe. Estará solo y desconocerá el lugar, y es
cierto que habrá muchos peligros. Yo misma puedo encargarme de la búsqueda del reino secreto. Mientras
la entrada esté cerca, puedo sentirla —dijo Jesica a Jaime.
CAPITULO 1991
Al ver que Jesica había dicho eso, Jaime sólo pudo asentir.

—De acuerdo, entonces. Partiremos dentro de dos días.

No se demoró mucho, pues ya era de noche. Se puso en pie y partió. Pero apenas salió de la habitación de
Forero, escuchó de nuevo el grito de placer de Jesica.

Una leve sonrisa curvó sus labios.

«La capacidad de lucha de Forero es normal, ¡pero en la cama no tiene rival!».

Al día siguiente, recogió las hierbas medicinales que la Secta Duval y Álvaro le habían enviado.

Aunque el montón de hierbas medicinales era un recurso de cultivo enorme para otros, no estaba seguro
de que fueran suficientes para ayudarle a abrirse paso hasta el Noveno Nivel de Gran Marqués de las Artes
Marciales.

Posteriormente, sacó el Caldero Divino.

—¡Activar!

Con un movimiento casual de su mano, una ráfaga dorada de llamas salió disparada de su palma. Después
de eso, fue atraída por el Caldero Divino y de inmediato se deslizó en el caldero.

Mientras tanto, el montón de plantas espirituales volaron hacia el Caldero Divino, una tras otra.
¡Crack!

Una serie de sonidos crepitantes salieron del interior del Caldero Divino. En un abrir y cerrar de ojos, las
hierbas medicinales fueron devoradas por el fuego espiritual y licuadas en un brebaje medicinal antes de
solidificarse en píldoras.

En un santiamén, el manojo de hierbas medicinales se convirtió en una docena de píldoras condensadoras


de energía.

Al ver las píldoras, Jaime empezó a metérselas en la boca sin la menor vacilación.

La eficacia de las píldoras condensadoras de energía era muy alta. Junto con el refinamiento del Caldero
Divino, sería sin duda mucho más eficaz que absorber directamente las hierbas medicinales.

Al tragarlas una a una, la energía espiritual de su interior se disparó. Incluso su piel emanaba una luz
radiante.

Podía sentir cómo se acercaba cada vez más a convertirse en un Gran Marqués de las Artes Marciales de
Noveno Nivel.

Dos días después, ráfagas de aura aterradora salieron de su habitación.

Aunque los recursos que necesitaba para pasar a cada nivel de cultivo menor eran varias veces o incluso
docenas de veces superiores a los de los demás, el aumento de sus capacidades y la grandeza de sus
avances también eran tremendos cada vez.

En ese mismo momento, el aura que exudaba era mucho más poderosa a pesar de haber llegado sólo hasta
el Noveno Nivel de Gran Marqués de las Artes Marciales.

—¡Jaime se ha abierto paso de nuevo!

Cuando Giovanni percibió el aura petrificante que salía disparada de la habitación de aquel hombre, sus
ojos rebosaron envidia.

Extendiendo un poco las manos con las palmas hacia arriba, Jaime las vio brillar con una tenue luz. Junto
con la amplificación de sus capacidades, su cuerpo físico también se había fortalecido.

Cuando salió de su habitación, Forero ya hacía rato que lo esperaba.

—¿Te has vuelto a abrir paso, Jaime? —preguntó Forero con el placer escrito en su rostro.

—Sí, sólo un nivel de cultivo menor —respondió Jaime plácido.

—¡Es aún más evidente cuando superas un nivel de cultivo menor que cuando otros lo hacen por uno
mayor!

Tras ese comentario, Forero soltó una risita antes de añadir:

—¿No vas a despedirte de tus amantes?

—No, está bien. No quiero preocuparlas. Jaime negó con la cabeza en respuesta.
—Bueno, yo te lo aconsejé. No digas que no te lo recordé si tus amantes se enteraran de que te vas sin
informarles y se enfadaran contigo.
Dicho esto, Forero le dedicó una sonrisa significativa.

Por su expresión, Jaime se dio cuenta de que Isabel y los demás debían de haberse enterado de su
inminente viaje a Jetroina.

Antes de que pudiera decir algo, Isabel y las demás ya habían llegado.

—Jaime, ¿de verdad vas a ir a Jetroina sin contárnoslo?

—¡Si no fuera porque Jesica nos informó, aún estaríamos a oscuras!

—¿Por quienes nos tomas? ¡Ni siquiera nos dijiste nada! Rodeándolo, las mujeres empezaron a criticarlo.
Jaime no sabía cómo justificarse.

—Ya basta, chicas. Sólo lo hizo por nuestro bien, temiendo que nos preocupáramos. No le pongamos las
cosas difíciles y recemos para que todo le vaya bien al llegar a Jetroina —intervino Cecilia.

Como era la mayor entre ellas, las demás mujeres callaron al instante cuando ella habló.

Después de despedirse de ellas, Jaime abandonó la Secta Duval con Forero y partió hacia Jetroina.
CAPITULO 1992

En el aeropuerto internacional de Ciudad de Jade, Jaime y Forero se movieron entre la multitud con ropa
informal.

Poco después, subieron al avión.

Como no era temporada alta de turismo, había pocos pasajeros a bordo. Jaime y Forero tomaron la cabina
de primera clase.

Si no fuera por miedo a llamar demasiado la atención, Jaime habría tomado un jet privado.

Apenas unos instantes después de que los dos hombres ocuparan sus asientos, se acercó una chica vestida
elegante y con gafas de sol, con el cabello cayéndole en cascada sobre los hombros y una figura
despampanante.

Con unos vaqueros ajustados que se ceñían a sus piernas, parecía una hembra alfa que llamaba la atención
allá por donde pasaba.

Se quitó las gafas de sol y se sentó junto a Jaime.

En ese preciso momento, sonó su teléfono. Lo tomó con impaciencia y contestó.

De inmediato, de su boca brotó un fluido jetroiniano. Por suerte, Jaime entendió el idioma y supo lo que
decía.
Hmm, tal vez está irritada porque su familia la está apresurando.

—Ya he abordado y el avión despegará pronto. No me llames más, que ahora voy a apagar el teléfono.

Después de decir eso, la chica puso su teléfono en modo avión.

Pronto, el avión despegó. Jaime cerró los ojos en señal de descanso. Mientras tanto, Forero se durmió sin
siquiera dedicarle una mirada a la chica que estaba a su lado. Al parecer, éste ya no tenía ningún interés en
mirar a otras mujeres después de haberse juntado con Jesica.

—Disculpa…

Mientras Jaime tenía los ojos cerrados, la voz de la chica a su lado llegó a sus oídos de sopetón.

Abriendo los ojos, se giró hacia la chica perplejo.

—Siento molestarte, pero ¿puedes abrirme esto, por favor?

La chica tenía un bote de chicles en la mano, se veía incapaz de desenroscar el tapón.

Jaime, con una leve sonrisa, abrió el bote y se lo devolvió.

La chica le dio las gracias con fervor y sacó un chicle, tendiéndoselo.

—Toma, esto es para ti.

Para su sorpresa, Jaime no lo rechazó, sino que se lo metió en la boca.

Cuando vio que pensaba cerrar los ojos y seguir descansando mientras mascaba el chicle, su mirada cambió
de golpe.

Empezó a sentir curiosidad por él.

Por lo general, muchos hombres tomaban la iniciativa de entablar conversación con ella. Sin embargo, ella
había dado el primer paso con él y él parecía no querer hablar con ella.

Eso despertó en ella el deseo de conocerlo.

—Encantada de conocerte. Soy Yuri, soy de Jetroina, pero he estado estudiando aquí. ¿De dónde eres?

La chica, Yuri, le hizo esa pregunta a Jaime radiante.


—Soy Jaime Casas, de aquí —respondió Jaime con tono calmado.

—¿Vas a Jetroina de vacaciones, entonces? Aunque no creo que sea la mejor época para hacerlo —
preguntó Yuri en voz baja, acercándose al hombre.

—Voy a ocuparme de unos asuntos, no a divertirme.

Jaime negó con la cabeza antes de volver a cerrar los ojos.

En ese momento, a Yuri no le pareció apropiado seguir hablando con él, así que sólo pudo volver a sentarse
en su asiento, aburrida.

Tras varias horas de vuelo, el avión aterrizó en Xenón, Jetroina. Jaime se levantó y bajó del avión con
Forero.

Yuri los siguió de cerca.

—¿Viene algún amigo a recogerte, Jaime? Si no, puedo hacer que mi chófer te lleve —se ofreció Yuri.

—Gracias, pero alguien vendrá a recogernos —declinó Jaime con una leve sonrisa antes de salir del
aeropuerto.

Justo en ese momento, varios coches lujosos estaban aparcados en fila en el exterior del aeropuerto,
dando la sensación de que en el vuelo viajaba una figura prominente.

CAPITULO 1993
Sólo entonces se dio cuenta Jaime de que los guardaespaldas estaban allí para recoger a Yuri. A juzgar por
este gran despliegue, su familia debía de ser muy poderosa.

—En verdad no esperaba que tuviera un origen tan influyente. Mira la grandiosidad de esta escena. Es
impresionante. —Forero no pudo evitar exclamar al ver el convoy que iba a recoger a Yuri.

Justo cuando Yuri estaba a punto de subir al coche, se detuvo de golpe y miró por encima del hombro a
Jaime. Le blandió el teléfono que llevaba en la mano.

Al segundo siguiente, un guardaespaldas se acercó a Jaime y le entregó un papel. En él estaba el número de


teléfono de Yuri.

A continuación, el convoy se marchó. Alguien se acercó a Jaime y comentó con envidia:

—Qué suerte tienes, joven. Quién iba a imaginar que la heredera de la familia Gayoso te daría de buena
gana su número de teléfono.

Al escuchar aquello, Jaime se quedó estupefacto de inmediato.

—¿Cómo? ¿La heredera de la familia Gayoso?

—Sí. Era la señorita Yuri. ¿No la conoces? El hombre miró sorprendido a Jaime.
—Oh, sí la conozco, pero acabábamos de conocernos.

Jaime sólo pudo dedicarle una sonrisa avergonzada antes de alejarse.

A pesar de hacerlo, permaneció sorprendido durante mucho tiempo. Nunca había imaginado que Yuri
resultaría ser la heredera de la familia Gayoso.

En ese caso, lo más probable es que el nombre completo de Yuri sea Yuri Gayoso.

—Aprovecha esta oportunidad, chico. Así nunca tendrás que preocuparte por el dinero el resto de tu vida
—dijo el hombre de antes de darse la vuelta para marcharse.

Forero se quedó boquiabierto mirando a Jaime antes de soltar una carcajada.

—El mundo es muy grande, pero el destino es tan irónico que hayas acabado sentado junto a la heredera
de la familia Gayoso en el avión. Me pregunto si ella habría tomado la iniciativa de hablar contigo de haber
sabido que venías a arrasar con su familia.

Jaime tampoco había esperado semejante coincidencia y sólo pudo reírse con impotencia. Posteriormente,
los dos esperaron a Kazuo a la salida del aeropuerto durante un rato.
Pasaron diez minutos, pero aún no había rastro de éste. De repente, Forero reflexionó:

—¿No será que Kazuo te ha traicionado, Jaime? Deberías haberlo matado en el acto. Empezó a refunfuñar
cuando nadie fue a recogerlos, con una expresión furiosa en el rostro.
—No lo creo. Si me hubiera traicionado, hace tiempo que habría aquí una multitud tendida en una
emboscada —replicó Jaime tras escudriñar a su alrededor.

—Esperaremos otros cinco minutos, entonces. Si no aparece nadie, llamaré a mi amigo para que nos recoja
—declaró Forero tras mirar la hora.

En cuanto sonaron sus palabras, un joven se apresuró a acercarse a Jaime tras echar un vistazo a su
alrededor.

—¿Es usted el señor Casas? —preguntó.

En respuesta, Jaime inclinó un poco la cabeza.

—Sí.

—Venga conmigo. El señor Kawaguchi me ha enviado a recogerle. Justo después de decir eso, el joven giró
sobre sus talones y se alejó. Jaime y Forero le siguieron de cerca.
En poco tiempo, el joven los condujo hasta un vehículo multiusos. Acto seguido, el coche arrancó a toda
velocidad.

Poco más de una hora después, el coche se detuvo ante una mansión.

El joven abrió la puerta del coche y acompañó a Jaime y Forero al interior de la mansión. En ese preciso
momento, Kazuo apareció sin prisas. Agitando una mano, despidió a todos los presentes.

—Señor Casas, he estado cansado y sufriendo migrañas estos últimos días. Ahora que he hecho lo que me
ordenó, ¿me dará el antídoto? —aventuró Kazuo.

Jaime sacó una pastilla del bolsillo y se la lanzó a Kazuo. Sin dudarlo un instante, Kazuo se la tragó.
Cuando lo hizo, su complexión y vitalidad mejoraron al instante a pasos agigantados.
—Kazuo, eso no era más que un antídoto temporal y sólo puede ayudarte a suprimir el veneno por
el momento. Si quieres curarte del todo, tendrás que esperar a que acabe con la familia Gayoso — explicó
Jaime.

Kazuo se quedó perplejo. Su expresión de entusiasmo inicial se tornó gélida en ese mismo instante.
CAPITULO 1994
Sin embargo, el cambio de expresión de Kazuo sólo duró un breve segundo. Al instante siguiente, soltó una
risita de impotencia.

—¿Qué necesita que haga por usted, señor Casas? Sólo tiene que decirlo. Pero espero que cumpla su
promesa y me dé el antídoto al final del día —afirmó.

—Por supuesto. Mientras me obedezcas al pie de la letra, te daré el antídoto. Ahora, háblame de la familia
Gayoso. Hoy me he encontrado con una chica llamada Yuri Gayoso. Es la heredera de la familia Gayoso,
¿no? —preguntó Jaime.

—¿Te has encontrado con Yuri? —Kazuo se quedó desconcertado por un instante. Entonces, empezó a
narrar la historia de la familia Gayoso.

Los Gayoso eran una familia relativamente prominente en Jetroina, en especial en Xenón. Prácticamente
controlaban toda la ciudad, e incluso las autoridades tenían que concederles cierto respeto.

De lo contrario, Kazuo no estaría a su merced a pesar de ser un delegado.

Los Gayoso proliferaban y tenían muchos descendientes, pero el actual jefe al mando de toda la casa era
Romario Gayoso. No era otro que el padre de Yuri.

Ignacio, a quien Jaime había matado, era hijo de Arlo Gayoso. Arlo tenía tres hijos, e Ignacio era uno de
ellos.

Romario y Arlo eran hermanos biológicos, pero había habido innumerables conflictos entre ambos en el
pasado mientras luchaban por el control de la familia Gayoso.

En ese momento, casi había llegado el momento de la transición de poder y la reelección del jefe de la
familia Gayoso. Por ello, ya se estaban gestando conflictos en el seno de la familia Gayoso, aunque todo
parecía tranquilo.

Además, Romario sólo tenía una hija, Yuri. Por esa razón, no se sabía si esta vez podría mantener el control
sobre la familia Gayoso.

Pura sorpresa inundó a Jaime después de escuchar todo aquello. ¡En realidad no esperaba que una familia
tan enorme tuviera luchas internas en lugar de ser indivisible!

—Entonces, ¿quien te ordenó matarme fue Arlo? —preguntó. Kazuo asintió con la cabeza.
—Sí. Como la hija de Romario estudia en Cananea, él nunca daría la orden de enemistarse con las
autoridades de Cananea cuando hacerlo pondría en peligro la seguridad de su hija. Tal vez se enteró del lío
que armamos en Cananea y llamó a Yuri porque temía que las autoridades de Cananea le hicieran daño.
Por eso esta vez Yuri regresó de repente al país a toda prisa.

La elaboración del hombre recordó a Jaime la llamada telefónica que Yuri atendió impaciente en el avión.

«Hmm, lo más probable era que el interlocutor le urgiera regresar a Jetroina lo antes posible. Por lo
que parece, hay facciones dentro de la familia Gayoso. Si es así, ya no necesito destruir a toda la familia.
Mientras elimine a Arlo y a su linaje, ya nadie se meterá en problemas conmigo. Quizá incluso pueda
utilizar el conflicto entre Romario y Arlo para instigar una pelea entre ellos. Entonces,
¡tendré más posibilidades de acabar con Arlo!».

Ante ese pensamiento, decidió ponerse en contacto con Yuri y tantear a Romario. Posteriormente,
amenazó a Kazuo.
—Será mejor que mantengas en secreto mi llegada a Jetroina, Kazuo. Si necesito tu ayuda, te buscaré.
Recuerda esto: no se te ocurra engañarme. Aunque sea en Jetroina, tu propio territorio, será pan comido
para mí si quiero matarte.

—¡No, nunca intentaría hacer ningún truco!

Kazuo se apresuró a sacudir la cabeza. Podía sentir que el aura de aquel hombre se había hecho mucho
más fuerte que hace unos días.

Por lo tanto, nunca se atrevería a jugarle una mala pasada a Jaime, aunque tuviera la tentación de hacerlo.
En su opinión, las capacidades de este último eran tan formidables que nada era imposible para él. Jaime
salió de la casa de Kazuo con Forero, y éste llevó a Jaime a conocer a su viejo amigo.
CAPITULO 1995
Mientras tanto, en casa de Romario, una de las mansiones más lujosas de los suburbios de Xenón, Yuri le
preguntó a Romario disgustada:

—¿Por qué me trajiste a casa cuando aún tenía clases a las que asistir, papá?

—De momento no vayas a Cananea a estudiar. Tampoco andes por ahí. Quédate en casa y ya veremos
cómo van las cosas pasado un tiempo —ordenó Romario con la solemnidad dibujada en el rostro.

—¿Qué pasa? ¿Intentas asfixiarme prohibiéndome no sólo ir a la escuela, sino también salir de casa?
Quiero salir y divertirme —rugió Yuri, con tono rebelde.

—Yuri, tu padre sólo lo hace por tu bien. ¿Cómo puedes hablarle así?

En ese preciso momento, la madre de Yuri, Keika Tanimoto, salió y la reprendió.

Aunque tenía más de cincuenta años, parecía demasiado joven, ya que se cuidaba mucho. Por lo tanto,
parecía más bien la hermana de Yuri.

Aparte de eso, lo suyo con Romario era amor verdadero. Cayó muy enferma tras casarse y dar a luz a Yuri,
lo que le privó de la posibilidad de tener más hijos.

Aunque tanto su familia como Keika siempre lo habían persuadido de que se casara con otra mujer para
poder tener un hijo que heredara su posición, Romario los rechazó.

En verdad, un hombre leal como él escaseaba entre las familias prominentes de Jetroina.

—¿Por mi propio bien? ¿En qué me beneficia encerrarme en casa? No quiero hablar más con

ustedes.

Tras gruñir eso, Yuri giró y salió corriendo.

Mientras Romario miraba la espalda de su hija, no pudo evitar soltar un suspiro. Al ver eso, Keika se
adelantó con suavidad y le dijo:
—Algún día entenderá tus razones, Romario. Pero, ¿cómo piensas resolver los asuntos de Cananea cuando
Arlo ha provocado un lío a tus espaldas e incluso ha matado a varias autoridades? Si las cosas no se
manejan bien esta vez, es probable que la familia Gayoso sufra un gran desastre.

Romario frunció las cejas.

—Ya he enviado a un delegado para que explique la situación. Arlo ha estado luchando conmigo por el
puesto de cabeza de familia, y esta vez no dejaría pasar la oportunidad de la elección. Temo sobre todo que
haga un movimiento contra nuestra hija. Sabe que lo que más me preocupa son tú y Yuri. Si me amenazara
con ustedes dos, no tendría más remedio que dimitir y cederle mi puesto. Por eso, ustedes deben de tener
más cuidado estos días. Quédense en casa y no vayan a ninguna parte. Por muy osado que sea, no se
atreverá a entrar en casa. Pero entonces, las cosas serán difíciles para los dos.

Acarició con suavidad el cabello de su mujer con todo el cariño del mundo.

—No me importa mientras pueda estar contigo —Keika se acurrucó contra el pecho de su marido.

Para entonces, Yuri hacía tiempo que había salido corriendo de casa. Ya que estaba de vuelta, planeaba
buscar a sus amigos para divertirse.

«Pase lo que pase, ¡nunca me quedaré encerrada en casa!».

—Por favor, vuelva, Señorita Yuri…

A pesar de no tener valor para detenerla, dos subordinados la siguieron y le aconsejaron que se fuera a
casa.

—¿Están hartos de vivir? Sólo quiero salir a divertirme. ¡Dejen de seguirme! ¡Es molesto! —gritó Yuri.

—Señorita Yuri, el Señor Romario ha dado la orden de que no salga de casa. Si se va, no podremos darle
explicaciones.

Los dos subordinados mostraban expresiones amargas en sus rostros.

—¿Así que obedecen a mi padre pero no a mí? No es el único que se atreve a matar. Yo también me
atrevo.

Al decir esto, Yuri levantó la mano.

Por desgracia, los dos subordinados permanecieron impasibles, sin mostrar signos de irse. Ante eso, no se
atrevió a quitarles la vida de verdad. Después de todo, sólo pretendía asustarlos.
CAPITULO 1996
Al ver que los dos permanecían inmóviles, Yuri no tuvo más remedio que resoplar con frialdad antes
de seguir adelante, dejando que se pusieran al día.

Sin embargo, Yuri no llegó muy lejos cuando de repente se paró en seco, con una expresión sombría.

Antes de que pudiera reaccionar, siete u ocho enmascarados vestidos de negro se abalanzaron sobre ella
desde ambos lados de la carretera, armados con katanas.

Los dos que iban detrás de Yuri desenvainaron de inmediato sus espadas y cargaron contra ellos al ver lo
ocurrido.

—¡Fuera de aquí, señorita Yuri! —gritó uno de ellos.


Yuri estaba algo sorprendida, ya que la familia Gayoso era una de las más importantes de Xenón. No
muchos en la ciudad se atreverían a cruzarse con ellos.

Era casi impensable que alguien tuviera las agallas de atacar a un Gayoso a plena luz del día.

Por desgracia, Yuri sabía que no tenía tiempo que perder después de que sus subordinados fueran abatidos
sin piedad, así que se apresuró a dar media vuelta y salir corriendo.

La mente de Yuri se quedó completamente en blanco mientras los hombres de negro, que parecían
empeñados en capturarla, la perseguían.

Tras correr un trecho, chocó de repente con alguien, lo que casi le hizo perder el equilibrio. Cuando Yuri
levantó la vista, se dio cuenta de que la persona con la que había chocado era Jaime.
—¿Tú? —exclamaron Jaime y Yuri al unísono, pues ninguno de los dos pensaba que volverían a verse tan
pronto después de separarse en el aeropuerto.

Sin embargo, los hombres de negro los alcanzaron antes de que ambos pudieran decir nada más.

Jaime y Forero se quedaron de piedra cuando se dieron cuenta de que los hombres iban detrás de Yuri.

«¿No acababa de mencionar Kazuo lo poderosa que era la familia Gayoso y cómo controlaban casi todo
Xenón? ¿Por qué, entonces, persiguen a la preciada heredera a plena luz del día?».

—Si valoran sus vidas, apártense ahora mismo —amenazaron los hombres de negro a Jaime y Forero.

Agarrando con fuerza el brazo de Jaime, Yuri miró expectante al hombre.

—Ayúdame. Por favor, ayúdame…

Jaime no pudo evitar sonreír al ver la forma de actuar de Yuri.

—Estoy más que encantado de ayudar a una damisela en apuros.

Cuando los hombres de negro escucharon eso, de inmediato hirvieron de rabia.

—¡Te mataremos a ti también si intentas hacerte el héroe!

Los hombres de negro cargaron hacia delante con sus katanas en la mano, pero no llegaron lejos antes de
que Jaime agitara la mano para liberar una onda de aura. De repente, los hombres se quedaron inmóviles,
como si se hubieran convertido en estatuas.

Un instante después, la sangre empezó a brotar de sus pechos antes de que todos cayeran al suelo.

Yuri se quedó boquiabierta al ver lo que les había ocurrido.

Aunque conocía algunas técnicas, se quedó mirando a Jaime como si fuera un ser inmortal.

Forero se rio disimuladamente mientras miraba a Jaime, preguntándose qué pasaría si grababa la
petulancia del hombre y se la enseñaba a las chicas.

Cuando Jaime percibió la risita de Forero, de inmediato le lanzó una mirada.

—¡Eso ha sido increíble, Jaime! ¡Me acabas de salvar la vida! ¿Qué tal si vienes a mi casa? Seguro que mi
padre te recompensa con creces —dijo Yuri con admiración en los ojos.
Jaime negó con la cabeza.

—Eso no es necesario. Tengo algunos asuntos personales que atender.

De pronto, escuchó una cascada de pasos que le informaban de que un numeroso grupo de personas se
dirigía hacia él.

Después de que Jaime y Forero intercambiaran miradas, los dos se apresuraron a huir del lugar, dejando a
Yuri mirando con cariño la espalda de Jaime.

—¡Yuri! ¡Yuri! —gritó Romario mientras corría hacia su hija, seguido por una docena de hombres.

—¡Papá! —Yuri se lanzó sobre Romario en cuanto vio a su padre, todavía aterrorizada por la terrible
experiencia. No podía imaginarse lo que habría pasado si no se hubiera topado con Jaime.
CAPITULO 1997
Romario respiró aliviado cuando vio que su hija estaba a salvo. Sin embargo, cuando se volvió hacia los
cadáveres cercanos, su expresión adquirió un tono sombrío.

Preguntó:

—¿Qué ha pasado aquí, Yuri? ¿Has matado a esa gente?

—No —respondió Yuri mientras negaba con la cabeza.

Luego le contó a su padre lo que había ocurrido antes. Mientras escuchaba sus explicaciones, Romario se
ponía cada vez más furioso, y su mirada oscurecida se llenaba de intenciones asesinas.

—Dijiste que tus amigos cananeanos mataron a esa gente y te salvaron, ¿dónde están ahora? — preguntó.

—Se fueron en cuanto llegaste.

En lugar de hacer más preguntas, Romario se volvió hacia sus subordinados y ordenó:

—Lleven estos cadáveres a la mansión e investiguen sus identidades. Pronto se llevaron los cadáveres, y
Yuri fue escoltada a casa sana y salva.
Mientras tanto, Jaime y Forero se escondían cerca y observaban cómo se desarrollaba todo ante sus
ojos.

—Me llamaste pervertido, pero creo que eres más o menos igual que yo, Jaime. Cuando viste a esa chica
Jetroiniana, tampoco pudiste controlarte, ¿verdad? Tengo que admitir que está muy bien — Forero lanzó
una mirada burlona a Jaime.

—¿En qué demonios estás pensando? Me acerqué a Yuri porque necesito entrar en la familia Gayoso para
desmantelarla desde dentro —explicó Jaime.

Confundido, Forero preguntó:

—¿Entonces por qué no aceptaste volver a casa con ella? ¿Por qué huir?

—Me hago el duro. ¿Habías escuchado hablar de eso antes? Si hubiéramos accedido de forma proactiva,
sin duda Romario desconfiaría de nosotros. Tomémonos nuestro tiempo y esperemos. Creo que Romario y
su gente encontrarán la forma de contactar con nosotros. —Una leve sonrisa se dibujó en los labios de
Jaime mientras hablaba, mostrando la confianza que tenía en su plan.
Pasado algún tiempo, Romario estaba de vuelta en su mansión, mirando los cadáveres con una expresión
sombría en su rostro.

Volviéndose hacia su subordinado, le preguntó:

—¿Y bien? ¿Has averiguado quiénes se supone que son?

—No tienen identidad, señor Gayoso. No puedo averiguar quiénes son en absoluto. —Su subordinado negó
con la cabeza.

—La única persona que se atreve a hacer daño a mi hija en Xenón debe de ser Arlo. Se ha vuelto loco con
su obsesión por convertirse en el cabeza de familia. —Romario era muy consciente de que nadie más
tendría el valor de hacer semejante jugarreta aparte de Arlo.

—Todas estas personas murieron al mismo tiempo por una herida en el pecho, señor Gayoso. Quien los
haya matado debe haber sido demasiado poderoso —analizó el subordinado.

—Escuché decir a Yuri que su amigo cananeano los mató a todos con un gesto de la mano. Basándome sólo
en eso, ¡supongo que debe ser al menos un Gran Marqués de las Artes Marciales! Podría ser incluso más
poderoso que eso. Quiero que investigues quién es su amigo en secreto y averigües qué clase de persona
es —ordenó Romario.

Su subordinado asintió en señal de comprensión y se apresuró a cumplir con sus obligaciones.

Un instante después de que el subordinado se marchara, Romario escuchó gritos fuera, seguidos de una
serie de pasos apresurados.

—¡Mi*rda! ¿Quién se ha atrevido a hacer daño a mi sobrina? Precisamente en Xenón. Deben tener ganas
de morir para herir a un miembro de la familia Gayoso. Si descubro quién ha sido, lo despellejaré vivo. —
Un hombre de mediana edad vestido de samurái entró en la habitación con un par de zuecos de madera.

Era Arlo Gayoso, el hermano pequeño de Romario.

Un joven iba detrás de Arlo. A pesar de su aspecto caballeroso, había una mirada aguda y fría en sus ojos.

Era el hijo de Arlo, Haro Gayoso.

Ver a su hermano menor llegar aterrorizado mientras fingía era repugnante para Romario.

—¿Has atrapado ya a los asesinos que amenazaron la vida de Yuri, Romario? —preguntó Arlo nada más
entrar.

—Están tirados en el suelo. —Romario señaló los cadáveres.


CAPITULO 1998
Arlo se quedó atónito cuando vio los cadáveres. Estaba claro que no sabía que ya estaban muertos.

Mientras tanto, Romario observaba con detenimiento y frialdad el cambio en el semblante de su hermano
pequeño.

—¿Has descubierto ya sus identidades, Romario? No puedo creer que alguien tenga el descaro de atacar a
Yuri. Esto es indignante. —Arlo siguió actuando, fingiendo que estaba indignado por el incidente.

—Sus identidades han sido borradas. No puedo encontrar nada sobre ellos. Aunque, independientemente
de quién esté detrás de esto, acabaré con ellos —espetó Romario, con un tono frío como el hielo.

En respuesta, Arlo evitó mirar a su hermano mayor y movió la cabeza con seriedad.

—Sí, debemos hacerlo. Me alegro de que Yuri esté bien. En cualquier caso, ahora me marcho. Al terminar
la frase, giró sobre sus talones y se alejó con su hijo a cuestas.
Justo cuando salía de la casa de Romario, Arlo dirigió la vista hacia su hijo y le gritó:

—¡Cabr*n! ¿A quién demonios has contratado para hacer el trabajo? Menuda bola de inútiles. Haro no
pudo hacer otra cosa que bajar la cabeza en silencio.
«No lo entiendo. Envié a tanta gente a secuestrar a Yuri, ¿por qué los mataron en vez de conseguirlo? Estoy
seguro, ¡Yuri no es lo bastante poderosa para derrotarlos!».

Cuando su hilo de pensamientos terminó, ofreció una explicación a su padre, deduciendo:

—Quizá un experto la está protegiendo, papá. Por eso fracasó la operación.

—¿Estás diciendo que Romario ha desconfiado de nosotros y ha contratado a un poderoso guardaespaldas


para defenderla? —Los ojos de Arlo se entrecerraron.

—Sí. Debe haberse dado cuenta de algo. Debemos acelerar el paso. —El hombre más joven asintió. Tras
contemplar un poco su siguiente movimiento, Arlo ordenó:
—Dile a Kazuo que se reúna conmigo. Quiero discutir el asunto con él.

Haro se marchó para cumplir la petición de su padre. Mientras tanto, Arlo giró hacia y contempló la
mansión de Romario con una mirada aguda.

—Espera. Un día, viviré dentro de esa mansión…

Al mismo tiempo, en una taberna algo vieja, Jaime y Forero se sentaban a la mesa.

Ante ellos había un viejo borracho engullendo una jarra de alcohol.

Mirando al viejo, Jaime preguntó resignado:

—¿Es éste su viejo amigo, señor Forero? Forero asintió.


—Es él.

—¿Me está diciendo en serio que este borracho es tan fuerte o más que usted? Está bebiendo ese alcohol
como si su vida dependiera de ello. —Tras una breve pausa en su discurso, Jaime mostró a su compañero
una sonrisa amarga—. Aunque tiene sentido que sean buenos amigos. Después de todo, uno es un
pervertido y el otro un alcohólico.

Una pizca de incomodidad apareció en el rostro de Forero, que se inclinó hacia delante y le arrebató la olla
al anciano.

—Llevas años en Jetroina, Fabio. ¿Has estado bebiendo así todo este tiempo? Fabio Lerdo levantó los ojos y
apenas sonrió.
—La vida es corta, y beber me hace feliz, así que ¿por qué no?

Al terminar su frase, inspiró con suavidad, aspirando el alcohol de la olla que tenía Forero en sus manos
directamente a la boca.

Cuando Jaime vio eso, de inmediato se dio cuenta de que Forero decía la verdad.
«No percibí ninguna energía espiritual procedente de Fabio cuando se llevó el alcohol a la boca. ¡Es
realmente poderoso!».

Tras vaciar la olla, Fabio se frotó la boca con inmensa satisfacción y se volvió hacia Forero. Entonces, le
pidió con descaro:

—Págame la cuenta, ¿quieres?

Forero se puso furioso al escuchar aquello.

—He venido hasta aquí para visitarte, ¿y me pides que pague tu alcohol en vez de darme la bienvenida?
Increíble.

De inmediato, Jaime se levantó y ofreció:

—Yo lo haré.

Como respuesta, Fabio soltó una risita.

—Gracias. Bueno, ya que pagas tú, supongo que me beberé otra jarra de alcohol…
CAPITULO 1999
Mientras hablaba, Fabio ordenó al camarero que llevara otra jarra de vino. Jaime le dedicó una leve sonrisa
y pagó la cuenta.

Luego sacó un fajo de billetes, lo puso sobre la barra del bar y le dijo al camarero:

—Dejo el dinero aquí. A partir de ahora, este señor no tiene que pagar cuando venga a beber.

—De acuerdo... —Al notar el fajo de billetes, el camarero se lo guardó de inmediato. Fabio rio con ganas.
—Qué joven tan constante. Eres mucho mejor que ese viejo tacaño. Ven, vamos ahora a mi casa. Fabio
siguió riendo y rodeó con su mano el hombro de Jaime.
Después de lanzar puñales por los ojos a Fabio, Forero salió del bar con ellos.

Poco después de salir del bar, Jaime sintió que alguien les seguía por detrás. Cuando estaba a punto de
darse la vuelta para ver quién era esa persona, Fabio le tocó el hombro y le advirtió:

—Sigue andando…

Jaime hizo caso del consejo del anciano y siguió caminando, como si no se diera cuenta de que alguien les
seguía.

Cuando llegaron a una esquina apartada, Fabio dejó de caminar. Sus ojos turbios y brumosos se iluminaron
de repente en un instante.

—Muéstrate o prepárate para enfrentarte a la muerte. —La suave voz de Fabio resonó con inmenso poder,
audible a varios cientos de metros de distancia.

Tras escuchar la voz de Fabio, dos artistas marciales vestidos con atuendos de samurái salieron de su
escondite.

—Bola de inútiles de la familia Gayoso, ¿cómo se atreven a seguirme? —Fabio entrecerró los ojos y un aura
asesina envolvió al instante a los dos samuráis.
Los dos samuráis estaban tan aterrorizados que temblaron y cayeron de rodillas.

—Perdónenos, señor Lerdo. No pretendíamos molestarlo. Sólo lo seguíamos... —explicaron, señalando con
un dedo a Jaime.

Para Fabio era evidente que no tenían el valor de acecharle. Interrogó al samurái:

—Es mi amigo. ¿Por qué lo siguen?

Los samuráis intercambiaron miradas, pero ninguno de los dos se atrevió a romper el silencio. Fabio
resopló antes de exhalar una nube de niebla que envolvió a los dos samuráis.
—¡Ah! —Los dos samuráis gimieron de dolor.

Uno de ellos no pudo soportarlo más y soltó de golpe.

—Señor Lerdo, el señor Romario nos ordenó investigar a ese hombre porque rescató a la señorita Yuri.
Quería saber más sobre ese hombre…

Al escuchar eso, Fabio agitó la mano despreocupado, disipando la niebla. Cuando el dolor se disipó, los dos
samuráis se levantaron, temblando de miedo.

—Ahora que ya saben que es mi amigo, vuelvan y díganle a Romario que no tenga ideas raras sobre
él —advirtió Fabio con frialdad.

—Entendido, señor. —Los samuráis de la familia Gayoso huyeron despavoridos. Cuando se marcharon,
Jaime y Forero miraron a Fabio asombrados.
No podían entender por qué los dos samuráis de la familia Gayoso tenían miedo de aquel borracho
desaliñado e incluso se dirigían a él como señor Lerdo.

«La familia Gayoso es la más influyente de Xenón, ¿verdad? Creía que nadie se atrevía a enfrentarse a ellos.
Pero parece que tienen miedo de pisarle los talones a Fabio».

—¿Qué pasa, Fabio? ¿Por qué los samuráis de la familia Gayoso te han llamado señor Lerdo y por qué te
tienen miedo? —preguntó Forero, con cara de confusión.

—Porque saben que los mataré si me molestan —respondió Fabio con una leve sonrisa. Justo cuando
Forero quería seguir preguntando, Fabio intervino:
—Está bien. Te contaré más cuando lleguemos a casa.

Forero y Jaime siguieron caminando con Fabio durante media hora más antes de llegar a un pueblo de las
afueras.

El pueblo parecía tranquilo, y la casa de Fabio estaba situada justo en el corazón de este.

La casa, sin embargo, estaba muy deteriorada. No era más que una destartalada choza de madera.
CAPITULO 2000
Jaime y Forero se quedaron boquiabiertos cuando entraron en la choza de madera y vieron lo destartalada
que estaba la casa.

La habitación carecía de muebles decentes, pero estaba abarrotada de botellas de alcohol vacías.

—Fabio, ¿es aquí donde vives? Es casi como si vivieras en una casa de perro destartalada. ¿Qué clase de
trabajo has estado haciendo en Jetroina? Parece que ni siquiera puedes ganarte la vida decentemente. —
Forero no pudo evitar suspirar.
A Jaime también le sorprendió lo que vio. Pensó que Fabio llevaría una vida mejor que ésta, dadas las
capacidades de éste.

Fabio suspiró y dijo:

—No es fácil llevar un negocio hoy en día. Está fuera de mi control…

—¿Qué tipo de negocio? —preguntó Forero.

Entonces llegó la respuesta de Fabio, pronunciada en un tono tan tranquilo como el mar.

—Me dedico a los asesinatos…

—¿Asesinatos? —Forero no entendió por un momento.

En cambio, Jaime comprendió de inmediato lo que Fabio decía. Preguntó:

—¿Eres un asesino?

Fabio movió la cabeza en respuesta, dejando claro que no tenía ningún deseo de ocultarles la verdad.

—¿Cómo has acabado viviendo así a pesar de tu fuerza? Estoy seguro de que la gente estaría dispuesta a
contratar a alguien tan capaz como tú. —Observando la situación actual de Fabio, Forero supuso que no
estaba muy solicitado.

Fabio negó con la cabeza.

—No es que nadie quiera contratarme. Es que no pueden pagarme…

Una vez más, sus palabras dejaron boquiabiertos a Forero y Jaime, que se esforzaban por comprender su
significado.

—¿No pueden pagarte? ¿Cuánto cobras? ¿Hasta el punto de que no tienen dinero para pagarte? —
preguntó Forero con curiosidad.

—Diez mil millones... —Respondió Fabio con indiferencia. Jaime y Forero se quedaron sorprendidos por su
respuesta.
«¿Diez mil millones sólo por matar a una persona? No me extraña que esté fuera del alcance de
cualquiera».

—¿Has llegado hasta aquí e insistes en diez mil millones como compensación? Nadie sería tan tonto como
para pagar esa astronómica cantidad por tus servicios. ¿No tendría más sentido bajar tu precio y mejorar
tus condiciones de vida? —Forero no entendía por qué Fabio exigía una cantidad tan desorbitada por un
proyecto de asesinato cuando era evidente que éste tenía dificultades para llegar a fin de mes.

—Puedo sobrevivir sin comer ni beber, pero el precio no puede cambiar. De lo contrario, estaría rebajando
el valor de mis habilidades —dijo el anciano con gran orgullo.

Forero no supo cómo reaccionar ante su comentario. Jaime, en cambio, tenía curiosidad por saber más.

—¿Por qué te temían los samuráis de la familia Gayoso? ¿Es por los diez mil millones que exigías?

—Por supuesto que no. Es porque acabé con todos los demás asesinos de Xenón para atraer más negocio.
Por eso me tienen miedo. Pero ahora, nadie quiere contratarme, a pesar de que me había deshecho de
todos los asesinos de la ciudad... —explicó Fabio con tono de impotencia.

Forero y Jaime no daban crédito a lo que escuchaban cuando se enteraron de que Fabio había acabado con
todos los asesinos de Xenón sólo para conseguir más negocio. Deshacerse de todos sus competidores: ¡sólo
a Fabio se le podía ocurrir una estrategia comercial tan inusual!

Mientras Jaime estaba impresionado con Fabio, Forero miraba a éste con expresión perpleja.

—Fabio, ¿puedes contarme algo más sobre la familia Gayoso? Vine aquí por ellos —preguntó Jaime
mientras miraba a Fabio.

—¿Has venido por los Gayoso? —Fabio se quedó desconcertado por un momento.

Forero no tardó en intervenir y dilucidar la animadversión entre Jaime y la familia Gayoso.

Al escuchar eso, Fabio por fin tuvo una idea más clara de su relación. Poco a poco fue tomando la palabra.

—Te contaré algunos secretos ya que me has invitado a unas copas.

A medida que Fabio iba desvelando los secretos, Jaime y Forero se iban alarmando cada vez más.

El ascenso de la familia Gayoso al poder y la influencia en Jetroina, especialmente en Xenón, se atribuía al


apoyo que recibían de un santuario en particular.

Los habitantes de Jetroina tenían una gran fe en el poder de los santuarios, hasta el punto de que algunos
estaban dispuestos a hacer sacrificios para complacer a sus seres divinos imaginarios.

Se rumoreaba que el presidente del Santuario de las Mil Grullas, que apoyaba a la familia Gayoso, era un
antiguo ser divino que había sobrevivido a la prueba del tiempo tras sufrir una transformación divina.

¡Era como si se hubiera reencarnado de nuevo en este mundo! CAPITULO 2001


El Santuario de las Mil Grullas no sólo albergaba a muchos expertos, sino también a algunas organizaciones
ocultas.

La familia Gayoso no era más que la familia subordinada del Santuario de las Mil Grullas, responsable de
proporcionar recursos y financiación.

Jaime frunció el ceño al escuchar lo que dijo Fabio.

Si lo que decía era cierto, a Jaime le resultaría difícil eliminar a la familia Gayoso, aunque sólo fuera la línea
de ascendencia de Arlo.

Además, Kazuo ni siquiera mencionó el Santuario de las Mil Grullas cuando presentó la familia Gayoso a
Jaime.

Evidentemente, Kazuo se lo ocultaba a propósito a Jaime: no le había jurado lealtad a este.

—En ese caso, no será tan fácil eliminar a la familia Gayoso —dijo Forero con solemnidad.

—Todo está en tus manos... —comentó Fabio antes de tomar el vaso de alcohol y beber.

Ya que las cosas habían salido así, Jaime decidió seguir su plan inicial. En lugar de dejar volar su mente,
bebió junto a Fabio.
De vuelta en su mansión, Romario se quedó estupefacto al escuchar lo que le informaban sus dos
subordinados.

—¿Quién es ese joven? ¿Es amigo de Fabio? Parece que debo conocerlo en persona. Lleno de curiosidad
hacia Jaime, Romario ordenó a su subordinado:
—Dile a Yuri que venga.

Pronto, Yuri fue llamado. Romario le preguntó:

—Yuri, sé sincera conmigo. ¿Cómo se llama la persona que te salvó? ¿Cómo lo conociste?

—¿Por qué preguntas eso, papá? —Yuri lo miró con recelo.

Sabía que su padre era un hombre desconfiado y astuto. Si revelaba algo sobre Jaime, temía que Romario
le hiciera algo malo.

—Ya que quiero agradecérselo como es debido, necesito saber más sobre él. Cuéntame... —instó Romario
con ansiedad.

A Yuri no le quedó más remedio que revelarlo todo con sinceridad. Cuando Romario supo que había
conocido a Jaime en el avión, su expresión cambió un poco.

No podía estar seguro de que el encuentro de Jaime con Yuri fuera pura coincidencia y que no formara
parte de un intrincado plan.

—¿Sabes cómo se llama? —volvió a preguntar Romario.

—Dice que se llama Jaime, pero no parece que mienta... —respondió Yuri.

—¿Jaime? —Atónito, Romario frunció el ceño—. ¿Por qué me suena tanto ese nombre? Lo escuché antes
en alguna parte…

En ese momento, un subordinado se adelantó y susurró con suavidad junto a Romario. Sus ojos se abrieron
de inmediato y una expresión de asombro llenó su rostro.

—No puede ser él, ¿verdad? ¿Cómo se atreve a venir a Jetroina? Romario apenas podía creer lo que
escuchaba.
—¿De qué estás hablando, papá? —preguntó Yuri en tono confuso, tras ver su reacción.

—Oh, no es nada. Vuelve y descansa.

Después de que Romario despidiera a su hija, la ansiedad empezó a invadirlo.

Si ese Jaime era el mismo hombre que asesinó a Ignacio, definitivamente sería inapropiado que Romario se
reuniera con él.

Además, era evidente que el objetivo del viaje de Jaime a Jetroina era la familia Gayoso.

En ese caso, su encuentro con Yuri tal vez estaba planeado de antemano. El hecho de que consiguiera
salvar a Yuri tal vez fuera sólo un acto para ganarse su confianza.

Romario, que al principio había planeado encontrarse con Jaime, ahora no sabía qué hacer. Después de
todo, como Jaime no conocía la verdadera situación de la familia Gayoso, sin duda culparía a toda la familia
de haberle perseguido.

Como cabeza de la familia Gayoso, Romario sería el primer objetivo de venganza de Jaime.

Sin embargo, sin que Romario lo supiera, Jaime lo sabía todo sobre la familia Gayoso como la palma de su
mano.
CAPITULO 2002
—Señor Gayoso, si Jaime ha venido a Jetroina a vengarse, correrá usted peligro. Escuché que es la
persona más poderosa de Ciudad de Jade, Cananea. Además, eliminó la Alianza de Guerreros en

Ciudad de Jade y fundó la Secta Duval. ¡Ha crecido hasta convertirse en el clan más grande de allí! Ahora
que se acercan las elecciones, ya hay muchas amenazas internas y externas con las que lidiar. Si Jaime
pretende crear caos aquí, tendríamos problemas —le dijo un subordinado preocupado a Romario.

Naturalmente, Romario lo sabía bien. Sin embargo, no podía hacer nada.

—¡Arlo podría haber provocado a cualquiera menos a Jaime! ¡Ahora, ese hombre tal vez va a ajustar
cuentas conmigo! —Romario maldijo furioso a su hermano menor.

«Si Arlo no hubiera seguido en Cananea para vengarse de Jaime, éste no habría venido a Jetroina.
¿Acaso no perdió sólo un hijo? Como ya tiene tres, ¡perder uno no supone una gran diferencia en
absoluto!».

—Señor Gayoso, ya que la señorita Yuri conoce a Jaime, ¿por qué no le pedimos que se lo explique todo?
Ella puede dejarle claro que no somos nosotros los que intentamos matarlo. ¡Si consigue la ayuda de Jaime,
tendremos una buena oportunidad de ganar las elecciones! Ya escuché que Arlo está intentando ponerse
en contacto con el Abuelo Gayoso... —informó su subordinado en voz baja.

—¿Qué? ¿Arlo ya ha contactado con el abuelo? ¡Ya tiene más de noventa años! Hace mucho tiempo que
dejó de preocuparse por los asuntos familiares. ¿Es posible que haya conseguido convencer al abuelo de lo
contrario?

Romario estaba conmocionado.

El «abuelo» al que se refería era Marlo Gayoso. En realidad, no era su verdadero abuelo ni el de Arlo. Era el
hermano de su abuelo.

Como Marlo ya tenía más de noventa años, hacía tiempo que había dejado de ocuparse de los asuntos
familiares. Sin embargo, como miembro mayor de la familia Gayoso y con la mayor antigüedad, se le
consideraba una persona demasiado importante en la familia.

De ahí que las palabras de Marlo tuvieran un poder considerable sobre la familia. Los miembros de la rama
familiar de los Gayoso obedecerían sin dudarlo cada una de sus sentencias.

Si Arlo conseguía la ayuda de Marlo, sería imposible que Romario siguiera siendo el cabeza de familia.

Y lo que es más importante, Marlo pudo contactar directamente con el Santuario de las Mil Grullas, que
respaldaba a la familia Gayoso.

Aunque la familia Gayoso era considerada la familia subordinada del Santuario de las Mil Grullas, era casi
imposible que Romario entrara siquiera en el santuario a pesar de ser el cabeza de familia.

En cambio, Marlo era diferente. Podía rezar en el santuario en cualquier momento e incluso conseguir
hablar con los altos mandos del lugar.
—No, no puedo esperar más. Prepara el auto. Me dirijo a la casa ancestral…

Atacado por una fuerte sensación de amenaza, Romario decidió reunirse con Marlo, con la esperanza de
que el anciano no interviniera en los asuntos familiares.

Mientras Romario se apresuraba a reunirse con Marlo, Haro ya había invitado a Kazuo a la villa de Arlo.

—¡Por favor, tome asiento, señor Kawaguchi! —Arlo saludó a Kazuo con extremo entusiasmo al
verlo.

Sonriendo un poco, Kazuo no se sentó. En su lugar, preguntó a Arlo:

—¿Por qué me ha invitado aquí, señor Arlo?

—Ya que ha ido hasta Cananea y me ha ayudado con un favor tan grande, debo agradecerle como es
debido.

Con una sonrisa, Arlo lanzó una mirada a su hijo.

Pronto, Haro llevó una caja de madera. En su interior había un Loto de Nieve. Aunque no era grande, era
evidente que procedía de la montaña Fujio.

Los lotos de nieve tardaban mucho en crecer, en especial los de la montaña Fujio. Aunque este loto de
nieve no era grande, tal vez llevaba creciendo más de cien años.

Como poseer un loto de nieve de la montaña Fujio era motivo de orgullo entre los famosos samurais de
Jetroina, se consideraba un bien muy preciado.
CAPITULO 2003
—Señor Arlo, ¿q…qué está haciendo? —Los ojos de Kazuo se abrieron de par en par al ver el Loto de Nieve.
No entendía qué clase de ardid o truco estaba tramando Arlo.

—Me ayudó a vengarme, así que, por supuesto, quiero compensarle. Aunque algunas personas fueron
sacrificadas, no es nada —respondió Arlo.

Al escuchar esto, Kazuo se sintió un poco avergonzado. Después de todo, no había sido capaz de matar a
Jaime y sólo había engañado a Arlo.

Pero mirando el loto de nieve que tenía delante, Kazuo sabía que no podía rechazarlo sin más...

—Muchas gracias, señor Arlo.

Kazuo tomó rápido el loto de las manos de Haro.

Al mirar el loto blanco como la nieve, Kazuo no pudo evitar sentirse enamorado de él. Arlo lo notó y curvó
las comisuras de sus labios en una leve sonrisa.

—Señor Kawaguchi, en realidad tengo una cosa más para la que me gustaría pedirle ayuda... —dijo Arlo.

—Por favor, señor Arlo, dígamelo. —Los ojos de Kazuo estaban fijos en el Loto de Nieve, y en ese momento
accedería a cualquier cosa.

—Quiero que capture a Yuri y la traiga aquí —pronunció Arlo.


Cuando Kazuo escuchó esto, su entusiasmo desapareció al instante, y le devolvió el loto de nieve a Haro.

—Señor Arlo, no quiero involucrarme en los asuntos de la familia Gayoso. Espero que lo comprenda. Tengo
cosas que hacer, así que me despido ahora... —dijo Kazuo antes de salir corriendo.

Kazuo no era estúpido. Sabía que no debía involucrarse en las luchas de poder de una familia tan numerosa
porque sabía que, ganara quien ganara al final, él se convertiría en el cordero del

sacrificio.

Al ver a Kazuo huir despavorido, Arlo no pudo evitar maldecir:

—¡Cobarde! No es más que un cobarde…

—Papá, ¿qué hacemos ahora? Va a ser difícil capturar a Yuri, sobre todo después de esto... —Haro le
preguntó a su padre.

«Después de este fracaso, Seguro que Romario reforzará las medidas de seguridad en torno a Yuri e incluso
podría impedirle salir de su casa».

—¡Hmph! Incluso sin Yuri como moneda de cambio, tomaré la posición de cabeza de familia. Sígueme a la
casa ancestral... —exigió Arlo, con expresión sombría y amenazadora.

Al pie de la montaña Fujio, en los suburbios de Xenón, había una sencilla casa de madera que servía de
hogar ancestral a la familia Gayoso. Marlo Gayoso, que vivía allí, era el miembro más anciano de la familia.

Romario llegó a la casa de madera con sus hombres y se bajó del auto, caminando hacia la casa tras aparcar
a unos cientos de metros. Aunque era la cabeza de familia de los Gayoso, seguía respetando a los mayores
y conservando la etiqueta necesaria.

Al llegar frente a la casa, Romario llamó con suavidad a la puerta. Ésta se abrió poco a poco, revelando una
reunión de personas que parecían estar discutiendo algo. Esto tomó desprevenido a Romario, ya que Marlo
hacía tiempo que se había retirado de los asuntos familiares y no permitía que lo molestara tanta gente.
Esta situación era muy inusual y, como cabeza de la familia Gayoso, le sorprendió que nadie se lo hubiera
notificado.

Al ver a Romario, mucha gente se levantó y le hizo una reverencia. Después de todo, su estatus como
cabeza de familia era superior al de ellos. Sólo quedaban dos personas sentadas: Marlo, que tenía el
cabello ralo y le faltaban dientes, y que estaba sentado en lo alto, y un hombre de mediana edad vestido de
samurái sentado a su lado.

El hombre de mediana edad estaba arrodillado junto a Marlo con una vieja katana colocada frente a él.
Aunque los ojos del hombre eran fríos y estaban llenos de falta de respeto, Romario no se atrevió a
mostrar ningún resentimiento hacia él.

Aquel hombre era Kawano Chishima, un renombrado maestro de la espada en Xenón, cuya habilidad con la
katana era legendaria y cuya verdadera fuerza nadie conocía.

Kawano había velado por la seguridad de Marlo desde que era joven y seguía haciéndolo ahora con la
mayor lealtad.
CAPITULO 2004
Ésta era la razón por la que Marlo, a pesar de su avanzada edad y su falta de implicación en los asuntos de
la familia Gayoso, seguía siendo el alma de la familia. Era la presencia de Kawano la que permitía a Marlo
disfrutar de su vejez en paz.
En cuanto Romario se sentó, llamaron a la puerta y ésta volvió a abrirse. Pronto, Arlo entró. Al ver la
situación, Arlo también se sorprendió, sobre todo cuando vio a Romario allí, y empezaron a surgir
emociones encontradas en su interior.

—Los dos llegaron justo a tiempo. Por favor, tomen asiento —dijo Marlo, agitando la mano.

Todos se sentaron y esperaron a que Marlo hablara. Nadie se atrevía a mostrar ningún signo de falta

de respeto, sabiendo que el más mínimo movimiento se encontraría con la afilada katana de Kawano.

—He recibido noticias del Santuario de las Mil Grullas de que nosotros, la familia Gayoso, tenemos que
entregar nuestros recursos y fondos a principios de año —habló Marlo con lentitud.

—Abuelo, ya he preparado los recursos y los fondos, y pueden ser entregados en cualquier momento —
respondió Romario de inmediato. Ahora que se acercaban las elecciones, Romario necesitaba demostrar
sus capacidades.

—¡Bien! —Marlo asintió y continuó—: Escuché que nuestros samuráis se enfrentaron al gobierno de
Cananea hace algún tiempo y mataron a muchos de sus funcionarios. ¿Es cierto?

—Sí, yo también investigué este asunto. Fue Arlo quien ordenó cazar a algunos enemigos en Cananea, lo
que provocó un conflicto con las autoridades de Cananea y tuvo consecuencias negativas para nuestra
familia. He enviado a alguien a Cananea para explicar este asunto.

Romario relató de inmediato todo lo que sabía a Marlo cuando éste mencionó el incidente.

Quería utilizar este asunto para evitar que Arlo compitiera con él por el puesto de cabeza de familia. En
este momento, no había ninguna relación fraternal entre ellos.
Arlo fulminó con la mirada a su hermano mayor y empezó a explicarse:

—Abuelo, yo…

Sin embargo, Marlo la interrumpió con un gesto de la mano.

—Arlo, has hecho bien. La familia Gayoso no se dejará intimidar por nadie. Buscaremos venganza, sobre
todo cuando nos enfrentemos a la gente de Cananea —dijo Marlo, dejando a Arlo estupefacto.

Éste asintió rápidamente y dijo:

—Seguiré tu consejo, abuelo.

Romario también se quedó desconcertado porque había querido reprimir a Arlo con este asunto, pero su
plan le salió mal. Marlo miró entonces a Romario con frialdad y le dijo:

—Como cabeza de la familia Gayoso, incluso tomaste la iniciativa de disculparte, lo que ha dañado la
reputación de nuestra familia. También escuché que enviaste a tu hija a estudiar a Cananea. Parece que
has olvidado la sangre que corre por tus venas. —Después, el anciano añadió—: Ahora que tu hija ha sido
contaminada, debe ser enviada al santuario para ser purificada…

Lo que dijo Marlo conmocionó a Romario hasta la médula. Sintió como si le hubiera alcanzado un rayo.

Podía soportar cualquier cosa, incluso perder su puesto como cabeza de familia, pero nunca aceptaría
enviar a su única hija al santuario para que la purificaran. Después de todo, sabía lo que le ocurriría allí.
—Abuelo, yo…

Romario quiso discutir e impedir que enviaran a su hija al santuario, pero Marlo ignoró sus súplicas y

agitó la mano diciendo:

—Ya está. Márchense todos, por favor.

Todos se levantaron y se marcharon, y Romario no tuvo más remedio que hacer lo mismo. Nada más salir,
vio a Arlo mirándolo con una sonrisa burlona en la cara.

—Mi querido hermano Romario, te advertí que no enviaras a Yuri a Cananea, pero no me hiciste caso.
Ahora, Yuri será enviada al santuario, y puede que no la vuelvas a ver en esta vida. Mi pobre sobrina sigue
siendo tan joven, vivaz y hermosa... —dijo Arlo, con una sonrisa de oreja a oreja.
CAPITULO 2005
Romario fulminó a Arlo con la mirada, pero no pudo hacerle nada. Sólo podía marcharse frustrado.
Después de todo, seguía siendo la cabeza de familia y el hermano de Arlo, por lo que no se atrevía a
pegarle en público.

Volvió a casa echando humo, y cuando Keika lo vio, se acercó a prisa y le ayudó a cambiarse de ropa.

—¿Qué te ha pasado? ¿Qué te hizo enfadar tanto, Romario? —preguntó Keika. Romario le explicó todo lo
que había pasado ese día, dejando a Keika atónita. Después de un rato, Keika se emocionó y exclamó:
—N…No... Eso es imposible. Nunca llevaré a nuestra hija al santuario. Si te atreves a hacerlo, moriré ante
tus ojos…

Al escuchar eso, Romario abrazó con fuerza a su esposa, sintiendo pena por ella.

—Yo tampoco quiero, pero ¿qué podemos hacer? —respondió.

Romario se resistía a hacerlo, pero tenía que seguir las órdenes de Marlo. Además, podía ser una orden del
propio santuario. ¿Qué podía hacer para resistirse?

—Podemos irnos. Vayámonos lo más lejos posible, y tú deberías renunciar al cargo de cabeza de familia...
—sugirió Keika.

—¿Irnos? ¿Ir a dónde? Aunque huyamos hasta el fin del mundo, nos encontrarán. —Romario negó con la
cabeza, considerando inviable la sugerencia de su esposa.

—¡No me importa! ¡No me importa! ¡No dejaré que envíes a nuestra hija al santuario! —Keika gritó como
loca.

Romario parecía impotente, pero por suerte, no había límite de tiempo establecido. Aún podían ganar
tiempo e idear un plan.

Habían pasado tres días desde entonces.

Jaime y Forero se pasaban el día bebiendo y roncando con Fabio, y así había sido la rutina de beber y
dormir durante los últimos tres días.

—Jaime, ya han pasado tres días. ¿Todavía no ha tenido éxito tu plan? Romario no ha venido a verte para
nada —se quejó Forero con desgana.
Aunque bebían y dormían todos los días, el ambiente era terrible, y lo más importante, no había mujeres. Si
Jesica estuviera ahí, Forero no estaría tan ansioso.

Jaime arrugó un poco la frente.

—Es extraño. Le salvé la vida a su hija. Al menos debería venir a darme las gracias, ¿no?

A Jaime también le parecía extraño que Romario no hubiera aparecido desde que envió gente a investigarlo
la última vez. No había noticias de la familia Gayoso, ni Romario había enviado a nadie a verlo, y a Jaime
esto le parecía desconcertante.

—¿Qué están murmurando? Vengan a beber —Fabio hizo señas a Jaime y Forero. Pero ninguno de los dos
se movió esta vez.
Al ver esto, Fabio tomó la botella y se acercó.

—No se preocupen, ya viene. Estará aquí dentro de diez minutos —dijo con seguridad, y luego empezó a
beber él solo.

Jaime y Forero se sorprendieron, pues no estaban muy seguros de si Fabio estaba borracho o no.

En efecto, unos minutos después, Romario llegó a la puerta de la destartalada casa de Fabio, cargado con
un regalo y acompañado de Yuri.

—Disculpe, soy Romario Gayoso. He traído a mi hija aquí para presentar mis respetos al señor Lerdo
—dijo Romario con educación.

—Pase —dijo Fabio, con los ojos entrecerrados.

Jaime y Forero no entendían cómo Fabio sabía que Romario vendría.

Romario entró en la destartalada casa con Yuri y colocó una botella de vino delante de Fabio, diciendo con
cortesía:

—Señor Lerdo, esto es para usted.

Pero Fabio ni siquiera la miró. En cambio, dijo:

—No acepto regalos sin motivo. Si quieres que mate a alguien, sólo tienes que ingresar el dinero en mi
cuenta.

Romario pareció avergonzado de repente; no tenía miles de millones para contratar a Fabio para matar.

—Jaime, muchas gracias por salvarme de ser secuestrada hace dos días —le dijo Yuri a Jaime con alegría.
CAPITULO 2006
—No fue nada —respondió el hombre con una leve sonrisa.

—Señor Casas, gracias por ayudar a mi hija. He estado ocupado estos últimos días, así que perdone que
haya venido tarde a darle las gracias —dijo Romario con amabilidad mientras se acercaba a Jaime.

—Ya dije que no era para tanto —pronunció Jaime con calma y una expresión serena en el rostro.

Esto desconcertó a Romario, que se preguntó por qué Jaime estaba tan tranquilo con él y no mostraba
ningún signo de resentimiento o ira si iba a vengarse.
—¿No están todos cansados? Vayamos al grano —intervino impaciente Fabio—. Romario, no creo que
hayas venido sólo para darle las gracias a Jaime.

A Romario lo tomó desprevenido y dudó un momento antes de explicarse:

—Señor Casas, conozco su propósito de venir a Jetroina, pero quiero explicarle que, aunque las personas
que le han estado dando caza son de la familia Gayoso, fue mi hermano pequeño Arlo quien lo orquestó
todo... —Y continuó—: Yo no tenía ni idea de esto, incluido el ataque a los funcionarios cananeanos. Nunca
me habló de ello. En cuanto me enteré, envié de inmediato a gente para disculparse y explicar la situación.
No tengo intención de ir contra Cananea ni contra usted, señor Casas. Espero que pueda entenderlo…

Romario habló con rostro serio, temiendo que Jaime no le creyera. Sin embargo, Jaime respondió con una
leve sonrisa:
—Señor Gayoso, ya sé todo esto. Usted no es responsable de las acciones de su hermano, así que lo tendré
en cuenta.

—Señor Casas, ¿usted ya lo sabía? —Romario se sorprendió. Se preguntaba cómo lo sabía Jaime, porque
sólo los altos cargos de la familia Gayoso estaban al tanto de esto.

—Kazuo me lo dijo. Por algo lo traje vivo de Cananea —dijo Jaime con indiferencia.

Romario respiró aliviado al escuchar eso; como Jaime lo sabía, ya no tenía que preocuparse.

—También sé que se acercan las elecciones de la familia Gayoso, y que compite por el puesto de cabeza de
familia con su hermano. Si mato a Arlo, ¿no sería usted el mayor beneficiado? —añadió Jaime.

Dado que Romario optó por decir la verdad, Jaime tampoco tenía intención de ocultar nada. Quería ver si
podía conseguir algunos recursos de la familia Gayoso.

Después de todo, ahora que Romario también quería a Arlo muerto, sus objetivos estaban alineados.

Pero inesperadamente, Romario dejó escapar un suspiro lastimero tras escuchar las palabras de Jaime.

—En realidad, la posición de cabeza de familia ya no es importante para mí. Sólo quiero que mi hija viva
feliz…

Romario le contó entonces a Jaime la situación de Yuri y cómo estaba a punto de ser enviada al santuario.
Yuri escuchaba estupefacta a su lado.

—Entonces, señor Gayoso, ¿está diciendo que quiere que me lleve a Yuri? —preguntó Jaime, aún
confundido.

Romario asintió.

—Sí, porque sólo así Yuri podrá tener una vida estable. Sé de su poderosa influencia en Cananea, y en
cuanto a matar a Arlo, lo ayudaré a completar la tarea.

—Pero si lo hace, no podrá convertirse en cabeza de familia, y su vida correrá peligro. Después de
todo, nadie se atrevería a desobedecer las órdenes del santuario, ¿verdad? —preguntó Jaime.

—Por el bien de Yuri, ésta es la única manera. Mientras ella pueda vivir feliz, es lo único que importa
—respondió Romario con la expresión decidida y cariñosa de un padre. En efecto, el amor de un padre por
su hijo no tenía límites.
Esta decisión fue tomada después de que Romario y Keika la discutieran, ya que era la única forma de que
Yuri escapara de cualquier daño.
CAPITULO 2007
—No... No... —Yuri lloró y se lanzó a los brazos de Romario. —Papá, no quiero ir a ninguna parte. Quiero
estar contigo y con mamá…

—Yuri, escúchame. No sabemos qué te pasará si te envían al santuario. Aún eres joven, pero lo entenderás
más tarde. Sigue al señor Casas, y con su carácter, confío en que te protegerá.

Tras hablar, Romario se volvió hacia Jaime y añadió:

—Por supuesto, no le pediré que nos ayude a cambio de nada. La familia Gayoso ofrecerá pronto un lote de
recursos al santuario, que pienso entregarle como recompensa, señor Casas.

Esto dejó a Jaime perplejo. En un principio había ido a destruir a la familia Gayoso, pero ahora se
encontraba en esta situación.

«¿De verdad voy a llevarme a Yuri y el lote de recursos? Traer a una belleza de Jetroina así, de repente,
sería difícil de explicar, ¿no?».

Pero justo cuando Jaime no sabía qué responder a Romario, Fabio tomó la palabra.

—Romario, deja de jugar la carta emocional del amor paternal. Háblanos de tus otros planes… Al escuchar
esto, la cara de Romario se puso roja de vergüenza.
—Señor Lerdo, tengo otro plan... —Romario sólo pudo mostrarles una sonrisa incómoda.

—Escuchémoslo, señor Gayoso —le instó Jaime.

—Mi otro plan es que usted entre en acción y mate tanto a Arlo como a Marlo, señor Casas. Una vez que
estas personas estén muertas, toda la familia Gayoso estará bajo mi control —dijo Romario. Y añadió—:
Por supuesto, será recompensado generosamente.

—Pero si es así, aún tiene que seguir las órdenes del santuario, y Yuri seguirá siendo llevada lejos — dijo
Jaime, desconcertado.

Romario negó con la cabeza.

—Una vez que la familia Gayoso esté bajo mi completo control, el santuario no abandonará a toda la
familia por mi hija. Además, enviar a mi hija al santuario puede haber sido idea de Marlo. Una vez muerto,
nadie se ocupará de este asunto.

Al escuchar esto, Jaime siguió preguntando:

—Podría hacerlo usted mismo. Después de todo, sigue siendo el jefe de la familia Gayoso. ¿Por qué

gastar dinero en contratarme?

—Porque no tiene capacidad para ello. Incluso con todos los expertos de alto nivel que pueda reunir
Romario, puede que no sean rival para Kawano, el samurái que está al lado de Marlo —explicó Fabio antes
de que Romario pudiera responder.

—El señor Lerdo tiene razón. Kawano es un famoso maestro de la espada, y nadie conoce su verdadera
fuerza, así que... —Romario se rio con torpeza, con la voz entrecortada al final de la frase.

—¿Pero está seguro de que puedo vencer a Kawano? —preguntó Jaime confundido.
Después de todo, Romario no conocía la verdadera fuerza de Jaime, así que ¿cómo podía estar seguro de
que Jaime podría derrotar a Kawano?

Si Jaime fracasaba, ¿no sufriría también Romario? Romario no dijo nada, pero miró a Fabio.
El significado era claro. Si Jaime no era rival para Kawano, entonces Fabio debía actuar. Después de todo,
¡Fabio era amigo de Jaime!

Jaime comprendió al instante las intenciones de Romario. Romario intentaba que Fabio actuara a través de
él.

—Por diez mil millones, mataré a quien tú quieras —dijo Fabio mientras Romario lo miraba. Una mirada
preocupada se dibujó entonces en el rostro de Romario.
—Señor Lerdo, en verdad no puedo reunir diez mil millones, pero haré todo lo posible por ofrecerle todo lo
que pueda. Usted y el señor Casas son amigos, así que espero…

—Basta. Los amigos son amigos y los negocios son negocios. No se pueden mezclar. Si no puedes producir
el dinero, entonces no tiene sentido discutirlo. —Fabio habló con franqueza, lo que puso a Romario en un
aprieto.
CAPITULO 2008
Cuando Fabio terminó de hablar, añadió:

—Pero si no tienes dinero, hay otra manera…

—¿Qué manera? —preguntó Romario, con la voz cargada de impaciencia. Creía que Fabio era el único que
podía derrotar a Kawano, y estaba dispuesto a hacer lo que hiciera falta para que Fabio se uniera a su plan.

—Escuché que tienes un antiguo loto de nieve de la montaña Fujio. Si me lo entregas, tendré en cuenta tu
petición —dijo Fabio con suavidad.

Romario se quedó atónito al escuchar eso, porque nadie sabía que poseía el loto de nieve, ni siquiera los
altos cargos de la familia Gayoso o del santuario. De lo contrario, el santuario se lo habría pedido.

«¿Cómo se enteró Fabio de semejante secreto?».

Romario estaba perplejo, pero Fabio debía de saberlo con certeza para mencionarlo.

—Señor Lerdo, de hecho, el Loto de Nieve ya se ha marchitado. Es sólo un espécimen y no tiene

ningún valor —explicó Romario.

—No me importa si tiene valor o no. Sólo te pregunto si estás dispuesto a renunciar a él —preguntó Fabio
con firmeza, mirando a Romario mientras pronunciaba cada palabra.

—Um... —Romario dudó, pero al cabo de un momento miró a Yuri. Apretando los dientes, al final se
decidió—. De acuerdo, estoy dispuesto a renunciar a ello siempre que pueda matar a Kawano, señor Lerdo.

Fabio se rio a carcajadas al escuchar aquello y pronunció con suma confianza:

—Jajaja, no te preocupes, Kawano ya está muerto.

Jaime y los demás siguieron entonces a Romario hasta la mansión de la familia Gayoso. Era la residencia del
jefe de la familia Gayoso, así que estaba en un lugar céntrico.
Sin embargo, Jaime fue llevado ahí. Si Arlo se enteraba, se pondría furioso.

—Romario, muéstranos lo que prometiste. Si eres sincero, no sólo podremos matar a Marlo, sino también
destruir el Santuario de las Mil Grullas —dijo Fabio con seriedad.

Al escuchar esto, Romario asintió e hizo que sus hombres sacaran muchos recursos. Luego se dirigió al
dormitorio y, tras un largo rato, salió con una caja de cristal transparente.

Dentro de la caja había un Loto de Nieve, pero ya estaba marchito y desprovisto de energía espiritual.

Fabio tomó el Loto de Nieve y sus ojos se abrieron de par en par. Luego, sonrió con suavidad y dijo:

—Esto es muy valioso…

Guardó con cuidado el loto de nieve y le dijo a Romario:

—Muy bien, prepara un lugar para que nos quedemos. Ya no tienes que preocuparte por los asuntos de la
familia Gayoso.

Romario asintió al instante y ofreció la mansión más grande que poseía para que Fabio y Jaime se alojaran
en ella.

—Fabio, ¿para qué quieres un Loto de Nieve marchito? —preguntó Forero, extrañado por las intenciones
del anciano.

—No lo entiendes. Tengo una forma de revivirlo —dijo Fabio.

Entonces abrió la caja de cristal y vertió en ella un poco de vino de una petaca que llevaba en la cintura.

Forero y Jaime se quedaron perplejos, preguntándose si Fabio planeaba hacer licor con el antiguo Loto de
Nieve.

Pero entonces ocurrió algo mágico. A medida que el Loto de Nieve se empapaba en el licor, volvía poco a
poco a la vida y adquiría un color más vibrante.

Entonces, una gran cantidad de energía espiritual comenzó a esparcirse por la habitación, e inhalarla les
hizo sentirse renovados y felices.

Al ver esto, Forero y Jaime no pudieron evitar sentir envidia. Si pudieran refinar este antiguo Loto de
Nieve y convertirlo en una píldora, podrían mejorar mucho su fuerza.

Si fuera Jaime, tal vez podría alcanzar el nivel de Santo de las Artes Marciales. Sin embargo, como el loto de
nieve pertenecía a Fabio, no podían tomarlo sin permiso.
CAPITULO 2009
—Fabio, ahora que has tomado el Loto de Nieve, ¿estás seguro de poder matar a Kawano? —le preguntó
Forero.

Sin embargo, Fabio negó con la cabeza.

—No estoy…

Forero se quedó desconcertado.

—¿No estás seguro? Entonces, ¿cómo has podido presumir y decir incluso que destruirías el santuario? ¡Tu
jactancia es demasiado!

—No estoy presumiendo. No tengo confianza en mí mismo, ¡pero sí en otra persona! —comentó Fabio.

—¿En quién? —preguntó Forero. Fabio señaló a Jaime.


—Sin duda puede vencer a Kawano, y con su fuerza, no debería ser un problema, aunque intente destruir
el santuario.

—¿Yo? —Este último se sorprendió al escuchar aquello—. Ahora sólo estoy en el nivel de Gran Marqués de
las Artes Marciales. No soy tan fuerte como dices.

—Pronto alcanzarás el de Santo de las Artes Marciales —dijo Fabio, lanzando el antiguo Loto de Nieve a
Jaime—. Con esto y otros recursos, estoy seguro de que podrás abrirte paso. Una vez que te conviertas en
Santo de las Artes Marciales, ¿qué son para ti la familia Gayoso o el Santuario de las Mil Grullas?

—¿Me estás dando esto a mí? —Los ojos de Jaime se abrieron de par en par con incredulidad. Nunca
esperó que Fabio le regalara un objeto tan caro y preciado.

—Tú pagaste mis copas, así que te doy esto para igualar —dijo Fabio con una leve sonrisa—. Además, esta
cosa no me sirve para nada…

Jaime no entendió las palabras de Fabio, pero vio que de repente hacía un movimiento hacia él. Se asustó y
también hizo un movimiento.

Cuando sus palmas se encontraron, Jaime se sorprendió al ver que Fabio tenía algún poder de contención
en su interior que parecía estar limitando su fuerza.

Además, la fuerza de Fabio no era tan grande como había imaginado. Como mucho, Fabio era un gran
marqués de artes marciales de sexto nivel.
«¿Cómo podía este nivel de fuerza inducir miedo en tanta gente?». Al ver la reacción de Jaime, Fabio sonrió
un poco y dijo:

—Cuando maté a todos los asesinos de Xenón, causé un gran revuelo. Sin embargo, también atrajo
la atención de un experto de Jetroina, que destruyó mi cultivo y sólo me dejó en el nivel de Gran Marqués
de las Artes Marciales. También se me impuso un poder de restricción. —Continuó—: No importa cuánto
cultive, no puedo aumentar mi poder ni siquiera un poco. Así que sólo pude aumentar mis honorarios por
asesinato a diez mil millones, sólo para asegurarme de que la gente no venga a contratarme. Ya no puedo
aceptar trabajos de asesinato con mi fuerza actual. He estado viviendo de mi reputación durante estos
últimos años. La razón por la que accedí a la petición de Romario es que sé que puedes hacerlo con tu
fuerza. Además, el antiguo loto de nieve de Romario puede proporcionarte una gran ayuda.

Las palabras de Fabio hicieron que Jaime sintiera una punzada de tristeza. Desde el principio, Fabio sólo
había tratado con Romario por él.

—No te preocupes, Fabio. Encontraré la forma de romper el poder de restricción que te fue impuesto —
dijo Jaime con firmeza.

Pero Fabio hizo un gesto despectivo con la mano.

—No hace falta. Estoy bien como estoy. Ya no persigo el poder. Beber y divertirme me resulta más
cómodo.

Forero miró sorprendido a Fabio. Nunca imaginó que su viejo amigo tuviera tales experiencias.
Entonces, Jaime convirtió el antiguo Loto de Nieve y algunos de los recursos en píldoras y se las tragó de un
bocado.

En ese momento, gruesos remolinos de energía espiritual fluyeron en su interior.

Una semana después, una gran nube oscura apareció de repente sobre la mansión de Romario, cubriendo
todo el cielo. Mucha gente se detuvo a observar este repentino fenómeno, e incluso Romario levantó la
vista con expresión seria.

Este repentino fenómeno en el cielo sólo podía significar problemas para su familia. Sólo Forero y Fabio
estaban emocionados.
—Nunca pensé que Jaime pudiera abrirse paso tan rápido... —Fabio dijo sorprendido.

—La Forma Real del Dragón Dorado no es algo que deba tomarse a la ligera. Alejémonos para que no nos
alcance el trueno celestial y muramos en un instante —dijo Forero, saliendo rápido de la mansión.

Fabio lo siguió de cerca, manteniéndose a una distancia prudencial de la mansión.


CAPITULO 2010
Crshh...

Las ondulantes nubes negras se hacían cada vez más bajas, acompañadas por el ensordecedor trueno que
parecía envolver toda la residencia de Romario.

—Papá, ¿qué... está pasando? Tengo miedo... —Yuri parecía conmocionada mientras se escondía detrás de
su padre.

La cara de Keika estaba pálida mientras también se agarraba con fuerza a la ropa de Romario.

El propio Romario estaba conmocionado, pero por su mujer y su hija, sólo podía intentar mantener la
calma.

¡Crack!

De repente, un rayo cayó sobre la mansión donde se encontraba Jaime. Crshh...


Tras el impacto del rayo, ¡la mansión se derrumbó en un instante!

—¡Ah! —gritó Yuri asustada, retrocediendo.

Romario también se apresuró a hacer retroceder a su mujer, contemplando la mansión, antaño intacta,
que se había convertido en ruinas en un abrir y cerrar de ojos. Al instante, se sintió incómodo ante la visión.

En ese momento, Romario vio a Fabio y Forero corriendo hacia allí y se apresuró a preguntar:

—Señor Lerdo, ¿qué está pasando? ¿Cómo ha podido pasar esto?

—Romario, tu familia tiene suerte ahora. La deidad ha descendido —dijo Fabio jugando.

—¿La deidad ha descendido? —Romario se quedó atónito, pero pronto una expresión de alegría se dibujó
en su rostro.

Crack...

Otro rayo cayó con fuerza en el mismo lugar.


En el momento en que el rayo cayó, el cuerpo de Jaime emitió una tenue luz dorada y se elevó poco a
poco.

El rayo golpeó el cuerpo de Jaime, y su cuerpo se convulsionó como si estuviera recibiendo una descarga
eléctrica, y entonces salió un olor a carne quemada.

—Eh... —Romario abrió los ojos ante la escena.

—¡Jaime! —Yuri no pudo evitar gritar.

Pero Jaime parecía no darse cuenta. Tenía los ojos cerrados con fuerza y su cuerpo emitía una luz dorada
mientras flotaba en el aire inmóvil.

¡Crack! Crshh...
El trueno celestial comenzó a golpear el cuerpo de Jaime una y otra vez. Fabio miró a Jaime, que estaba en
el aire, y no pudo evitar suspirar.
—Nunca había visto a nadie causar tal conmoción durante su ascensión al reino del Divisor Espiritual y
sufrir tal tribulación relámpago…

Forero tampoco pudo evitar exclamar:

—Con esta ascensión, Jaime tal vez sea ahora imbatible en todo el reino mundano...

Romario escuchaba su conversación, con el rostro desencajado porque no tenía ni idea de lo que era el
reino del Divisor de Espíritus, ni de lo que era el reino mundano. Para él, sólo existía el mundo de las artes
marciales, y no sabía nada de cultivadores de energía espiritual ni de la existencia de reinos secretos.

Crshh...

El trueno celestial continuó golpeando. Yuri miraba nerviosa con sudor en la frente, y apretó los puños. Tal
vez estaba preocupada por Jaime.

Tras el noveno trueno celestial, las nubes negras del cielo empezaron a dispersarse.

Después, la radiante luz del sol volvió a brillar sobre la tierra, y el cuerpo de Jaime descendió poco a poco.

—Eh... ¿es Jaime la deidad de la que hablaba, señor Lerdo? Romario miró a Jaime, con el rostro lleno de
incredulidad.
—Sí, ve a dar la bienvenida a tu deidad —Fabio asintió.

Romario condujo de inmediato a su mujer y a su hija hacia Jaime, mientras Forero le seguía detrás de
Fabio.

—Jaime, ¿te has abierto paso? —preguntó Forero con alegría.

Jaime asintió, sintiendo la transformación de la energía en su cuerpo. Nunca esperó que su fuerza
aumentara tanto con un solo incremento en su nivel de cultivo.

En ese momento, el cuerpo de Jaime era como una gema mientras emitía una tenue luz. Incluso sin usar su
Cuerpo de Golem, Jaime podía resistir los ataques de un Santo de las Artes Marciales sólo con su cuerpo
físico.
CAPITULO 2011
Romario se apresuró a dar un paso adelante y espetó:
—¡Señor Casas, no me había dado cuenta de que era usted una deidad! He sido un tonto. No debería
haberlo tomado a la ligera.

Habría adorado a Jaime en un altar de haber sabido antes que éste era una deidad.

—¿Una deidad? —Jaime estaba desconcertado por las palabras de Romario.

Forero se dio cuenta de su confusión y rápido le explicó la situación. Sólo entonces se dio cuenta Jaime de
que se trataba de uno de los trucos de Fabio.

Los jetroinianos eran conocidos por sus creencias supersticiosas en las deidades.

En cualquier caso, Jaime acababa de experimentar un gran avance y estaba ansioso por poner a prueba sus
habilidades mejoradas. No se molestó en corregir la idea equivocada de Romario y declaró:

—Por favor, lléveme a conocer a Arlo, señor Romario.

—¡Por supuesto! —Romario asintió con entusiasmo.

La mansión de Romario estaba a apenas un kilómetro de la de Arlo, y el grupo no tardó en llegar a su


destino.

Arlo y su hijo, Haro, miraban en dirección a la mansión de Romario. Un perplejo Haro preguntó a su padre:
—¿Qué ocurre, padre? Apenas hemos llegado y parece que una fuerte tormenta es inminente. Arlo frunció
un poco el ceño y contestó:
—No puede ser. No escuché que se avecinara ninguna tormenta cuando veníamos hacia aquí.
¿Cómo puede cambiar el tiempo en un instante? No nos preocupemos de eso por ahora. Pon todo en
orden y vete a casa de tu bisabuelo. Pronto empezarán las elecciones y debo asegurar mi posición como
próxima cabeza de la familia Gayoso.

Entonces, Arlo regresó a su habitación.

No mucho después, Romario llegó a su mansión con Jaime a cuestas.

Jaime miró hacia la puerta principal. De una sola patada, hizo añicos la puerta de bronce puro.

La conmoción alertó a los guardias de la casa de Arlo. Más de diez hombres armados con katanas corrieron
hacia la puerta principal, rodeando a Jaime en cuestión de segundos.

Arlo salió furioso de su habitación, aunque la ira se convirtió rápido en confusión cuando vio a su hermano
mayor con un joven desconocido en el centro de la multitud.

Preguntó:

—Romario, ¿qué significa esto? ¿Has traído a alguien aquí para derribar mi puerta?

—No he venido a destrozar tu puerta; he venido a verte. ¿No has deseado siempre vengar a tu hijo? Este
hombre de aquí es tu enemigo —explicó Romario y señaló a Jaime.

Arlo se puso rígida por la sorpresa. Miró a Jaime y frunció el ceño.

—¿Este hombre es Jaime Casas? Jaime asintió con la cabeza.


—De carne y hueso. Fui yo quien mató a Ignacio Gayoso.
—¡Eso es imposible! —La incredulidad de Arlo era palpable mientras continuaba—: Kazuo mató a Jaime
hace mucho tiempo. ¿Cómo puede seguir vivo?

Jaime se limitó a esbozar una sonrisa de satisfacción:

—¿No me crees? ¿Por qué no llamas a Kazuo y le preguntas en persona? ¿De verdad crees que alguien
como él podría matarme?

La expresión de Arlo se ensombreció ante las palabras de Jaime. Con una mirada cómplice, envió a
Haro a llamar a Kazuo y confirmar las acusaciones de Jaime.

Por desgracia, ninguna de las llamadas de Haro fue atendida. Los ojos de Arlo se entrecerraron. Empezaba
a creer las afirmaciones de Jaime.

Lanzó a Romario una mirada acusadora y exigió:

—Eres el jefe de la familia Gayoso, Romario, y sin embargo estás aquí confabulando con el enemigo.
¿Qué significa esto? ¿No sabes que él mató a Ignacio? Para su sorpresa, Romario replicó con sorna:
—No digas nada más, Arlo. ¿Qué no has hecho para luchar por el puesto de cabeza de familia?
¡Hace mucho que no te veo como un hermano! Ya sé que tú y Marlo conspiraron para enviar a Yuri al
santuario. Nunca estaré de acuerdo.

Arlo se burló y replicó:

—¿De verdad creías que trabajar con Jaime te permitiría desafiar los deseos del abuelo, Romario? Aun así,
supongo que debo darte las gracias por tu numerito de hoy. Seguro que me ahorrarás muchos problemas.

Agitó la mano y llamó a sus guardias.

—¡Vayan! Maten a ese hombre.


CAPITULO 2012
Romario apenas se inmutó mientras rugía:

—Guarden sus espadas. Sigo siendo el jefe de la familia Gayoso. Ahora, atrás. La imponente orden detuvo
de inmediato a los guardias que cargaban contra él.
Al fin y al cabo, estaban al servicio de la familia Gayoso. No se atrevían a desobedecer las instrucciones del
activo cabeza de familia.

—¡A la carga! ¡Se los ordeno! —gritó Arlo a los guardias, que permanecían congelados de miedo a pesar de
su orden.

Los jetroinianos eran bien conocidos por su estricta deferencia al sistema jerárquico tradicional. Aunque
Romario seguía siendo el jefe de la familia Gayoso, los guardias tan solo no se atrevían a desobedecer sus
órdenes directas.

Al ver esto, Arlo maldijo a pleno pulmón, pero sus enfurecidas protestas fueron en vano. Mientras tanto,
Jaime lanzó a Arlo una mirada gélida mientras se acercaba poco a poco a él.
—Hoy eres carne muerta, Arlo.

Arlo tiró de Haro con él y retrocedieron hasta que al final se escondieron en su habitación.

¡Bam!

De repente, una fuerte explosión estalló frente a Jaime, envolviendo el lugar en una humareda
blanca.

Jaime agitó la mano y disipó el humo al instante, pero Arlo y Haro no aparecían por ninguna parte.

—Maldita sea. Deben de haber escapado por un túnel secreto bajo la mansión —conjeturó Romario con el
ceño fruncido.

—No se preocupe. Es imposible escapar.

Jaime cerró los ojos y utilizó su sentido espiritual para escanear la mansión y sus alrededores, que
abarcaban un diámetro de varios kilómetros.

Pronto localizó a los dos fugitivos.

—Vámonos.

Tras su abrupta orden, Jaime desapareció en un instante, dejando que Romario se apresurara tras él.

Jaime rastreó el aura de Arlo hasta el pie de la montaña Fujio.

Un pequeño ejército de samuráis montaba guardia frente a la cabaña de Marlo, al pie de la montaña Fujio.

Marlo estaba en la cabaña, reunido con numerosos miembros de las ramas de la familia Gayoso. Un
anciano de una de las ramas de la familia dijo:
—Romario ha estado demasiado callado últimamente. No creo que acepte enviar a su hija al santuario.

Varios parientes coincidieron de inmediato con su opinión.

—Así es. Incluso me enteré de que Romario estaba en contacto con alguien en Cananea. Quizá esté
intentando conseguir su ayuda y trasladar a toda su familia al extranjero.

—¡Incluso escuché que está pagando diez mil millones para contratar al asesino, el señor Lerdo, para que
acabe con el abuelo!

Marlo permaneció en silencio en medio de sus chismes, aunque su furia era palpable en sus facciones
envejecidas y arrugadas.

Se burló con frialdad y espetó:

—Debe de pensar que soy un viejo senil. No se molesta en escuchar mis órdenes una vez que he dejado de
preguntar por los asuntos de la familia.

Justo entonces, la puerta de la cabaña se abrió de golpe. Arlo y Haro se precipitaron a la habitación presas
del pánico.

Su expresión frenética hizo que Marlo frunciera el ceño. Exigió:

—Bribón. ¿Dónde están tus modales? No puedes irrumpir en este lugar como y cuando te plazca. Arlo
gritó:

—Sálvame, abuelo. ¡Sálvame! Romario quiere mi sangre y ha traído a Jaime Casas con él. Incluso dijo
que iba a matarte a ti también.
—¿Qué? —Marlo se puso en pie de inmediato.

Un coro de gritos de asombro resonó por toda la cabaña. No podían creer que Romario se desentendiera
por completo de sus lazos familiares y persiguiera abiertamente a su hermano menor.

Uno de los miembros de la rama familiar preguntó a Arlo:

—¿Quién es ese tal Jaime Casas?

—Es la persona que mató a mi hijo, Ignacio. Escuché que es un luchador demasiado fuerte. La explicación
de Arlo avivó la ira de Marlo. El anciano tronó:
—¿Un cananeano? Parece que Romario está empeñado en jurar lealtad a otro país.

Justo entonces, Kawano, que había parecido estar sumido en un ligero sueño todo el tiempo, abrió con
lentitud los ojos y dijo:

—Sea quien sea, mientras sea tan osado como para causar problemas aquí, el único destino que le espera
es la muerte.

Mientras hablaba, Kawano se puso en pie y agarró una katana, lanzando una mirada penetrante por la
ventana.

Uno de los poderosos miembros de la familia Gayoso tomó la palabra.

—Con el maestro Kawano cerca, ¿crees que Romario tendría el valor suficiente para perseguirnos?

—Vamos. Acompáñame mientras encuentro y mato a ese traidor de la familia Gayoso —declaró Marlo con
calma.

Arlo y Haro se adelantaron de inmediato y apoyaron al anciano mientras salía de la cabaña.


CAPITULO 2013
Mientras tanto, Jaime y Romario continuaron su persecución.

Sin embargo, en cuanto este último se dio cuenta de hacia dónde se dirigían, sus ojos relampaguearon de
pánico.

—¿Señor Casas, debemos esperar al señor Lerdo? El hogar ancestral de nuestra familia está más adelante,
que es donde vive Marlo. Eso significa que Kawano también estará allí. Me temo que... — La voz de
Romario se entrecorta.

«¡Me temo que ninguno de nosotros será rival para Kawano! Aunque el señor Casas ha sido golpeado hoy
por un trueno celestial, aún no conozco el alcance de sus habilidades. ¡Eso es lo que me preocupa! Después
de todo, si perdiéramos este combate, toda mi familia estaría condenada».

—Puede regresar si tiene miedo. Le avisaré cuando los haya matado a todos... —Jaime respondió mientras
marchaba hacia la Montaña Fujio sin romper el paso.

Al ver aquello, Romario no tuvo más remedio que armarse de valor y seguirlo.

En poco tiempo, Jaime llegó a la cabaña de madera al pie de la Montaña Fujio, sólo para ver a cientos de
samuráis reunidos fuera, junto con Marlo y el resto.

—¡Romario, eres una vergüenza para la familia Gayoso! ¡No puedo creer que te confabularas con los
cananeanos para matar a tu propio hermano! Mereces morir... —Marlo echó humo mientras miraba con
frialdad a Romario y Jaime.

A pesar de su avanzada edad, su voz seguía siendo muy fuerte.

Por desgracia, Romario no se atrevió a decir una palabra, ni supo cómo refutar a Marlo.

«¡Argh! Si no me hubieran obligado a enviar a Yuri al santuario, ¡ahora no estaría en esta situación!».

Tras el furioso rugido de Marlo, cientos de samuráis rodearon a Romario y Jaime.

Aunque trabajaban para la familia Gayoso, era imposible que escucharan las órdenes de Romario. Después
de todo, los samuráis pertenecían a las familias leales, así que ¿por qué iban a responder ante él?

—¡Romario, eres una vergüenza para la familia Gayoso! ¡Si no te matamos hoy, estaremos defraudando a
nuestros antepasados!

—¡Eres una basura, Romario! Eres peor que un animal…

Ni que decir tiene que Arlo se alegró al ver a las familias de la rama Gayoso lanzando insultos y vejaciones
contra Romario.

—Deja de malgastar tu aliento con él —dijo Marlo con frialdad—. Mata a los dos ahora…

Con eso, la horda de samuráis cargó contra Jaime y Romario, asustando tanto a este último que al instante
desató toda su energía marcial.

Jaime, sin embargo, se limitó a mirar a los samuráis con indisimulado desprecio.

Nunca les había temido ni siquiera antes de convertirse en un Santo de las Artes Marciales, así que
¿por qué iba a cambiar algo ahora que lo era?

—Hmph. Menuda bola de seres insignificantes…

Al segundo siguiente, agitó su mano como una espada, y un rayo de luz salió disparado de inmediato.

Con la energía espiritual de Jaime, la luz creció varios metros y atravesó el aire, creando una espada de más
de diez metros.

La hoja era tan afilada que cortó a docenas de samuráis por la cintura en un abrir y cerrar de ojos.

—¡Ah!

En cuestión de segundos, los gritos de agonía y el nauseabundo olor a sangre llenaron el aire.

Los samuráis que corrían detrás de sus camaradas caídos no pudieron detenerse a tiempo y acabaron
tropezando con los cadáveres y cubriéndose de una repugnante mezcla de sangre y

vísceras.

Era una escena tan aterradora que se detuvieron en seco. Se quedaron atónitos y sin habla. Marlo y el
resto de las familias de la rama Gayoso también miraban con total incredulidad. Incluso Romario no pudo
evitar mirar a Jaime con la boca abierta.
—Convertir la energía espiritual en una espada no es tan interesante... No es tan poderosa como la Espada
Matadragones —comentó éste.
En ese momento, la Espada Matadragones apareció en su mano derecha y brilló con un verde intenso.

La presión de la espada fue tan aterradora que los asustados samuráis fueron cayendo al suelo uno tras
otro. Algunos incluso se obligaron a arrodillarse para evitar caer de bruces en el sangriento caos.
CAPITULO 2014
Cuando Jaime blandió la Espada Matadragones, rayos de luz verde surcaron el aire y rebanaron todo lo que
tenían delante. Tras una cadena de explosiones, los samuráis restantes cayeron muertos al suelo de un solo
golpe.

Con sólo dos golpes, Jaime había matado a cientos de samuráis. Fue, sin duda, un auténtico baño de
sangre.

Lo que lo hacía aún más aterrador era que todos los samuráis eran luchadores de élite de la familia Gayoso
y, sin embargo, Jaime los había abatido sin sudar una sola gota.

Así de fácil, la familia Gayoso había perdido a cientos de sus mejores guerreros, y el hedor de la sangre los
abrumaba.

Habiendo perdido su bravuconería inicial, Marlo no pudo evitar temblar como una hoja.

Del mismo modo, Arlo y su hijo estaban tan petrificados que casi se orinan en los pantalones.

Incluso Kawano se estremeció ante la visión sangrienta. Agarró con fuerza su vieja katana mientras
escrutaba al formidable oponente que tenía delante.

Romario se arrodilló a los pies de Jaime con inmenso asombro y admiración.

—S…Señor Casas... No... Señor, por favor, mate a todos los que están aquí y sálvenos a mi hija y a mí…

«Me da igual lo que digan los demás. ¡No tengo duda de que Jaime Casas es una deidad hasta la médula!
¡Es nuestro maestro!».

Al ver las acciones de Romario, Marlo y el resto se pusieron lívidos de rabia.

—Mata a ese mocoso, Kawano. Y de paso, corta en pedazos al traidor de Romario... —ordenó Marlo
mientras una oleada de furia se apoderaba de él.

Al escuchar aquello, Kawano desenvainó lentamente su katana y tiró la vaina, con el rostro sombrío y
tenso.

Sabía que no podía bajar la guardia, sobre todo cuando acababa de presenciar cómo Jaime

masacraba a cientos de sus compañeros samuráis.

Aunque la katana de Kawano era vieja y sencilla, aún se podía sentir el agudo estallido de aire frío cuando
la hoja quedaba al descubierto.

Después de todo, ¿cómo podía haberse ganado el título de maestro espadachín si no tenía una espada
formidable?

La katana no sólo era resistente, sino también demasiado afilada; podía cortar cualquier cosa como un
cuchillo a la mantequilla.
¡Slash!

Cuando Kawano blandió un poco la katana, apareció un rayo de luz blanca que atravesó el aire y pulverizó
una roca gigante al pie de la montaña.

A todos los demás les heló hasta los huesos el aura gélida de la espada, pero al mismo tiempo, la exhibición
de poder fue un gran consuelo para la familia Gayoso.

Marlo, en particular, se sintió mucho más tranquilo.

—¡Romario, escoria desleal! Debería darte vergüenza confabularte con los cananeanos para matar a tu
propia familia. Tú, tu hija y el resto de tu familia directa morirán hoy... —espetó mientras fulminaba con la
mirada a Romario.

Al escuchar a Marlo amenazar a su familia, Romario se enfureció tanto que sus ojos empezaron a temblar
sin control.

Al segundo siguiente, se volvió hacia Jaime y cayó de rodillas.

—Maestro, por favor, mate a esta gente…

Para sorpresa de todos, Jaime accedió a la ferviente súplica del hombre sin pensárselo dos veces.

—Por supuesto…

Con eso, el Espada Matadragones emitió una ráfaga de energía de espada que salió disparada hacia Marlo
y los demás.

Pálidos de miedo, el grupo retrocedió tambaleándose y se escondió apresurado detrás de Kawano.

Éste frunció el ceño y blandió con fuerza su katana, haciendo que su hoja chocara con la energía de la
espada de Jaime.

¡Bum!

Al estallar el estallido de energía, fuertes ondas surgieron del epicentro y destrozaron en pedazos los
cuerpos muertos y destrozados de los samuráis.

La escena se volvió aún más sangrienta y macabra. CAPITULO 2015

Su confianza se renovó al instante después de ver con qué facilidad Kawano había bloqueado el ataque de
Jaime.

De hecho, estaban empezando a pensar en cómo torturar a Jaime y a Romario más tarde. Sin embargo,
ninguno de ellos se dio cuenta de que las manos de Kawano temblaban un poco mientras agarraba su
katana.

Una mirada solemne se dibujó en su rostro. El ataque de Jaime no era tan sencillo como les había parecido
a Marlo y al resto.

Kawano lo había dado todo desde el principio. Ya que se enfrentaba a Jaime, no se atrevía a descuidarse lo
más mínimo.
—¡Protejan al Señor Gayoso y márchense! —ordenó Kawano mientras Marlo y el resto se regodeaban
confiados.

Todos se quedaron atónitos ante sus palabras.

—Señor Chishima, ¿por qué tenemos que irnos con el abuelo? ¿No es capaz de derrotar a Jaime?

—¡Sí! Definitivamente puede derrotar a Jaime, Señor Chishima. ¡Vamos a verlos morir de una muerte
horrible!

—Jaime ha matado a muchos de nuestros hombres. ¡No debemos dejarlo libre!

Todos los miembros de la familia Gayoso protestaron airados. Se resistían a marcharse, pues querían
presenciar la muerte de Jaime y Romario.

Viendo lo estúpidos que eran los Gayoso, Kawano empezó a tramar su propia huida. Si no podía derrotar a
Jaime, escaparía primero e ignoraría a esos tontos de la familia Gayoso.

—Señor Chishima, confío en usted. No iré a ninguna parte. Este es mi territorio, de

todos modos... —Mientras Marlo hablaba, indicó a alguien que le trajera una silla y se dejó caer en ella.

Kawano se quedó sin habla al ver aquello, pues aquella gente era el epítome de la ignorancia y la
intrepidez.

Jaime había comprendido de inmediato las habilidades de Kawano tras intercambiar un golpe con él.

Si se hubiera encontrado con Kawano en los dos días anteriores, no habría tenido tanta confianza.

Sin embargo, ahora que era un Santo de las Artes Marciales, derrotar a Kawano sería pan comido.

—Dadas tus habilidades, estoy seguro de que también eres una persona de renombre en Cananea. Espero
que vuelvas al buen camino y dejes de intervenir en los asuntos de la familia Gayoso. Si tienes algún
malentendido con la familia Gayoso, estoy dispuesto a pedirte disculpas en su nombre —le dijo Kawano a
Jaime con humildad.

—¿Qué está diciendo, señor Chishima? Como ciudadano de Jetroina, ¿cómo puede disculparse ante un
cananeano? No se merecen esto. No son más que un puñado de débiles —bramó Marlo furioso al ver lo
cortés que era Kawano con Jaime.

Marlo no sólo era el que más odiaba a los cananeanos, sino que además era muy testarudo.

Mirando a Marlo, Kawano quiso decir algo. Sin embargo, se detuvo.

Todo el ser de Jaime destilaba intenciones asesinas en cuanto escuchó lo que dijo Marlo.

—Si puedes bloquear uno de mis golpes, te perdonaré la vida. Sin embargo, esta

gente debe morir.


Jaime barrió con su fría mirada a los Gayoso. Ya los había sentenciado a muerte.

—¡De acuerdo! —Kawano asintió. Después de bloquear el golpe de Jaime, se marcharía sin un ápice de
vacilación.

Marlo y el resto de la familia Gayoso se quedaron boquiabiertos al escuchar las palabras de Kawano.

Antes de que pudieran reaccionar, Jaime levantó la Espada Matadragones por encima de su cabeza. La
espada emitía un resplandor verde.

—¡Toma esto!

La energía de la espada se transformó en un dragón dorado que voló en el aire con un rugido intimidatorio.
El aura aterradora salió disparada de inmediato hacia Kawano.

—¡Mi*rda!

La expresión de Kawano cambió de golpe al ver aquello. No esperaba que el golpe de Jaime, que parecía
tan ordinario, estuviera cargado con tanta energía. El dragón dorado formado por la energía de la espada
parecía a punto de devorarlo todo a su paso.

CAPITULO 2016

Cuando Marlo y el resto vieron al dragón dorado precipitarse hacia ellos con un aullido, se asustaron
muchísimo.

Nunca habían esperado que un simple ataque de espada como aquel pudiera tener tales poderes divinos.

Casi parecía de otro mundo. Algo así sólo podía ser conjurado por un dios.

Kawano agarró la katana con fuerza. Ya no estaba en condiciones de preocuparse por la familia Gayoso. Su
cuerpo temblaba con violencia. Levantó la katana, que rebosaba de brillo, y la blandió con fuerza.

La hoja salió disparada como un rayo que surca el cielo y se dirige hacia el dragón dorado.

Sin atreverse a descuidarse en absoluto, Kawano había reunido todo su poder en aquel ataque.

¡Bum!

La energía de la espada y la hoja chocaron entre sí una vez más.

Sin embargo, en lugar de simplemente blandir la espada esta vez, Jaime canalizó el Poder de los Dragones
en la Espada Matadragones.

Con una fuerte explosión, la energía marcial volvió a llenar de sangre el recinto.

Al igual que Jaime, que permanecía inmóvil con su Espada Matadragones, Kawano no se movió en
absoluto.

Seguía agarrando con fuerza su katana.


—¡Señor Chishima! ¡Señor Chishima! —Arlo llamó a Kawano en voz baja.

Sin embargo, éste se limitó a permanecer inmóvil, como si no hubiera escuchado nada.

Cuando Arlo se puso delante de Kawano para ver cómo estaba, se dio cuenta de que Kawano tenía los ojos
muy abiertos. Sin embargo, sus pupilas no se movían en absoluto.

Mirando hacia abajo, Arlo vio que había una línea roja expandiéndose por el cuello de Kawano. Arlo gritó
conmocionado, provocando una conmoción inmediata.
La cabeza de Kawano rodó de repente fuera de su cuello y cayó frente a Marlo. Fue entonces cuando el
cuerpo de Kawano se desplomó sobre el suelo.

Contemplando la cabeza de Kawano junto a sus pies, Marlo se quedó atónito.

Para ellos, Kawano era un poderoso maestro de la espada que nunca podría ser derrotado. Sin embargo,
fue derrotado por un solo golpe de Jaime. Incluso le habían cortado la cabeza.

Los Gayoso contemplaban estupefactos el cadáver de Kawano, incapaces de reaccionar ante lo que
acababa de ocurrir. Apenas podían creer lo que se había desarrollado ante ellos.

—¿Cómo es posible? —murmuró Marlo.

Nadie respondió porque todos los miembros de la familia Gayoso estaban igual de atónitos.

Pasó mucho tiempo hasta que por fin recobraron el sentido. Esta vez, sus ojos se llenaron de miedo cuando
miraron a Jaime.

Era tan aterrador que apenas podían describirlo con palabras.

Mientras tanto, muchos de los parientes de las familias de la rama Gayoso miraban a Arlo con ojos llenos
de reproche.

«Si Arlo no hubiera provocado a Jaime, éste no habría venido a Jetroina en busca de problemas con la
familia Gayoso».

Sin embargo, por mucho que culparan a Arlo, ya era demasiado tarde.

Tras ver a Jaime matar a Kawano de un solo golpe, Romario sintió aún más admiración por él. Se arrodilló
ante los pies de Jaime, sin atreverse siquiera a levantar la cabeza.

Con la Espada Matadragones en la mano, Jaime se dirigió hacia los Gayoso.

A todos se les fue el color de la cara cuando lo vieron caminar hacia él con fuertes intenciones asesinas.

—¡Arlo, tú has traído esta muerte a la familia Gayoso! Ya que tú causaste todo, debes asumir la
responsabilidad. Arrodíllate y pide perdón al señor Casas ahora mismo y expía tus pecados con tu muerte.
—Marlo no tuvo más remedio que empujar a Arlo.

Ya que Arlo era el objetivo de venganza de Jaime, podrían tener una oportunidad de vivir si Arlo moría.

—¡Sí! Tú creaste este lío. ¡Debes cargar con las consecuencias!

—No nos arrastres contigo. La familia Gayoso no reconoce a alguien como tú. Ahora que Marlo había
dejado clara su postura, todos empezaron a increpar a Arlo.
Una expresión de sorpresa cruzó el rostro de Arlo. CAPITULO 2017
—Abuelo. —Arlo miró a Marlo.

—Si no mueres, ¿esperas que toda la familia perezca junto contigo? Una vez que estés muerto, nuestra
familia no tendrá que preocuparse más. —Marlo fulminó a Arlo con la mirada.

Arlo no tuvo más remedio que dar un paso al frente y arrodillarse ante Jaime.

Jaime miró a Arlo con indiferencia sin decir una palabra y se limitó a lanzar una katana hacia él. Mirando la
katana que tenía delante, Arlo comprendió la intención de Jaime.
Recogió con lentitud la katana mientras levantaba la cabeza para mirar a Jaime.

—Puedo morir, pero espero que puedas perdonar a los demás.

Sin embargo, Jaime no le dedicó ni una mirada a Arlo, ni lo reconoció.

Al ver eso, Arlo dejó escapar un suspiro resignado, limpió con suavidad la sangre de la katana y apuñaló su
propio abdomen con el arma.

Justo antes de que la katana atravesara el estómago de Arlo, sus ojos brillaron, y de inmediato cambió la
dirección de la espada con un movimiento de muñeca para clavársela a Jaime, que estaba muy cerca y
completamente desprevenido.

¡Pum!

Arlo clavó con fuerza la katana en el abdomen de Jaime.

Inesperadamente, justo cuando Arlo estaba a punto de celebrarlo, se dio cuenta de que la espada parecía
clavada después de haber penetrado cierta distancia en el cuerpo de Jaime.

Por mucho que Arlo lo intentara, no podía empujar la espada más allá. Sorprendido, levantó la cabeza y se
dio cuenta de que Jaime lo miraba con desprecio.

Inmediatamente después, Arlo vio un destello de luz blanca ante él.

Jaime cortó la cabeza de Arlo de un espadazo mientras la katana caía de la mano de éste.

Sólo entonces los miembros de la familia Gayoso vieron que la katana no había perforado el abdomen de
Jaime.

Ni siquiera le dejó un rasguño.

Jaime, que había ascendido al nivel de Santo de las Artes Marciales, tenía una dureza física que no podía
ser penetrada por cualquiera.

¡Tuc!

Todos los miembros de la familia Gayoso cayeron de rodillas. Incluso el arrogante Marlo tembló al
arrodillarse.

Todos imploraban el perdón de Jaime, esperando que los perdonara.

Jaime miró a los miembros arrodillados de la familia Gayoso sin el menor rastro de simpatía en sus ojos.
—¡Romario! —gritó Jaime.

Romario se levantó poco a poco y caminó hacia Jaime.

—Te encargarás tú solo de los asuntos de la familia Gayoso. —Con eso, Jaime guardó su Espada
Matadragones y retrocedió unos pasos.

Al notar eso, Romario recogió una katana del suelo y se acercó a los miembros de su familia que estaban
arrodillados en el suelo.

Complicadas emociones llenaron sus ojos.

—Romario, ¿qué estás haciendo? Soy tu abuelo —chilló Marlo, temblando de mala manera.

Los demás miembros de la familia Gayoso también empezaron a apelar a las emociones de Romario uno
tras otro, con la esperanza de que los dejara escapar.

El conflicto y la agonía se agitaban en el interior de Romario mientras blandía la katana. Los sentimientos
de Romario no habrían sido tan intensos si Jaime los hubiera matado. Sin embargo, se sentía desgarrado si
tenía que ejecutarlos él mismo.

Romario se volvió para mirar a Jaime, deseando obtener una respuesta de Jaime.

En ese momento, tanto si Jaime le ordenaba actuar como si dejaba marchar a la familia Gayoso, Romario
seguiría las órdenes sin dudarlo.

Para su sorpresa, Jaime no le dio ninguna orden.

En lugar de eso, se dio la vuelta y volvió sobre sus pasos.

A Jaime no le importaba si Romario lo hacía, pero si Romario mostraba piedad y perdonaba a esas
personas, Jaime acabaría con Romario sin pensarlo dos veces ya que Jaime le había dicho a Kawano que los
Gayoso debían morir.

En ese instante, Jaime solo estaba poniendo a prueba a Romario.

—¡Ahh!

Poco después de que Jaime girara sobre sus talones, unos horribles gritos sonaron detrás de él.

Con los ojos inyectados en sangre, Romario parecía haberse convertido en un loco mientras masacraba sin
descanso a los miembros de su familia.
CAPITULO 2018
Mientras tanto, en la mansión de Romario, Forero y Fabio descansaban en unas lujosas aguas termales.

Junto a Fabio había unas cuantas botellas de buen vino, mientras que Forero estaba acompañado por dos
chicas jóvenes que le daban suaves masajes.

—Fabio, ¿crees que Jaime podrá derrotar a ese Kawano? —preguntó Forero preocupado.

Después de todo, Forero no estaba familiarizado con los samuráis de Jetroina, así que no estaba seguro de
si Jaime podría ganar.
—No te preocupes. Si no me equivoco, Kawano debería estar muerto tras un solo golpe de Jaime. Deberían
volver pronto —Fabio sorbió su vino con calma.

Justo después de terminar de decir eso, Jaime y Romario regresaron.

—Papá. —Al ver a Romario, Yuri se apresuró a dar un paso adelante—. Papá, ¿cómo te fue?

—El maestro mató a esa gente, incluido Kawano —respondió Romario emocionado.

—¿Maestro? —A Yuri le tomó por sorpresa.

—Así es. A partir de ahora, el señor Casas será el amo de la familia Gayoso. Los miembros de la familia
Gayoso deberán obedecer sin condición sus órdenes a partir de ahora —dijo Romario.

Ella miró atónita la espalda de Jaime. Jaime se limitó a callar. No le interesaba convertirse en el amo de la
familia Gayoso. Tal vez no volvería a Jetroina después de esta ocasión.

Jaime se dirigió al patio trasero de la mansión. No pudo evitar reírse al ver a Fabio y Forero disfrutando
como nunca de las aguas termales, por no mencionar que incluso había dos chicas sirviendo a Forero.

Al ver a Jaime, Forero se levantó rápido y despidió a las dos chicas.

—Jaime, ¿cómo te ha ido? ¿Pudiste vencer a Kawano? —preguntó.

—Bastó un golpe —respondió Jaime con indiferencia.

—Bueno, ¿qué te había dicho? Enfrentarse a Kawano no llevará más de un movimiento —chistó Fabio.

—Señor Forero, debería prepararse. Pronto regresaremos.

Jaime planeaba regresar a su país. Ahora que Arlo estaba muerto, quería volver y pensar en una manera de
salvar a Josefina.

Después de todo, rescatar a Josefina tenía prioridad sobre todo lo demás.

El viaje a Jetroina le había permitido a Jaime avanzar al nivel de un Santo de las Artes Marciales, lo que le
daba aún más confianza para liberar a Josefina.

—¿Volvemos tan pronto? —Forero se quedó atónito.

—Así es. —Jaime asintió.

A pesar de su reticencia, Forero no tuvo más remedio que acceder a la orden de Jaime. Sin embargo,
cuando Romario se enteró de que Jaime se marchaba, se arrodilló frente a él de la nada.

—Maestro, por favor, ayude a la familia Gayoso a liberarse del control del Santuario de las Mil Grullas.

Romario sabía que, aunque los otros miembros de la familia Gayoso habían sido eliminados y ya nadie
podía amenazar su posición como cabeza de familia, calculaba que el santuario nunca lo dejaría marchar.

Después de que Jaime se fuera, el santuario sin duda lo molestaría. Para entonces, supuso que su familia
podría sufrir un destino peor.

Jaime miró a Romario sin expresión.


—Ayudarte a matar a Kawano es mi pago por el loto de nieve que me diste. Ahora no tengo ninguna
obligación de ayudarte a acabar con el Santuario de las Mil Grullas, ni tengo tiempo de sobra…

—Maestro, la familia Gayoso está dispuesta a estar a su servicio para siempre y ofrecerle tributo en forma
de recursos cada año. —Romario se arrastró a los pies de Jaime.

—Jaime, creo que deberías quedarte. Los recursos que posee el Santuario de las Mil Grullas son mucho
más abundantes que los de estas familias de artes marciales. Además, cada santuario tiene su propia
deidad. Me imagino que deberías estar interesado en adquirir el poder reunido en esas deidades —
persuadió Fabio a Jaime mientras tomaba su copa de vino.

Jaime lanzó una rápida mirada a Fabio y se quedó pensativo unos instantes antes de asentir.

—De acuerdo.

Romario se alegró al ver que Jaime aceptaba.

Aquella noche, Jaime estaba recostado en su cama, con la mente ocupada pensando en cómo podría
rescatar a Josefina.

En ese momento, sonaron suaves pasos.

Jaime se incorporó de inmediato, sólo para ver cómo empujaban la puerta para abrirla. Al segundo
siguiente, entró Yuri, con el cuerpo apenas cubierto por la ropa.
CAPITULO 2019
Sus hombros blancos como la nieve y sus delgados muslos quedaron al descubierto, y sus ojos se llenaron
de tierno afecto.

Jaime se sorprendió al ver a Yuri arrodillada ante él.

—Amo, permítame servirle esta noche... —El rostro de Yuri enrojeció, su mirada ardía mientras buscaba a
Jaime.

Su respiración era agitada y febril, como si quisiera devorarlo.

Jaime frunció un poco el ceño y su dedo tocó con suavidad la frente de Yuri, enviando una oleada de
energía espiritual a su cuerpo.

Su mirada ardiente desapareció y fue sustituida por una tímida mirada llena de miedo. De inmediato, Jaime
tomó una sábana para cubrir a Yuri.

Yuri asimiló su propia mirada y un torrente de lágrimas rodó por sus mejillas.

—Ve a decirle a tu padre que, ya que he aceptado quedarme, liberaré a la familia Gayoso del santuario. No
hay necesidad de esto —dijo Jaime.

Con eso, cerró los ojos y comenzó a cultivar.

El camino del cultivo era interminable, y Jaime sabía que no podía descansar. Mucha gente y muchos
asuntos lo esperaban.

Yuri miró el rostro sereno de Jaime y se quedó aturdida por un instante, con el corazón latiéndole con
fuerza.
Al principio, Yuri se había mostrado reacia cuando Romario le había pedido que acompañara a Jaime. Sin
embargo, por su familia y sus padres, no tuvo más remedio que tomar alguna medicina para armarse de
valor y entrar en la habitación de Jaime.

Para su sorpresa, Jaime tenía un autocontrol increíble, sin mostrar ningún signo de tentación.

Yuri se levantó despacio, con los ojos fijos en Jaime. Al cabo de unos diez minutos, por fin se marchó.

Jaime abrió los ojos y suspiró con fuerza tras asegurarse de que ella se había ido. Al fin y al cabo, sólo era
humano. ¿Cómo podía no reaccionar ante tanta belleza?

Sin embargo, sabía que no podía cruzar esa línea. Josefina seguía sufriendo, y él no podía hacer nada que la
traicionara.

La noticia de la muerte de Arlo y Marlo se extendió de inmediato por todo Jetroina. Kawano, que había
estado al lado de Marlo, también había sido decapitado.
Surgieron muchas especulaciones, pero sin testigos, la gente sólo podía adivinar quién era el responsable.

Algunos creían que Romario era el culpable, pero otros argumentaban que no tenía poder para

matar a Marlo, que estaba protegido por Kawano.

Otros sugirieron que había sido un experto de Cananea resentido con la familia Gayoso, pero ¿por qué
Romario, la cabeza de la familia estaba ileso?

Esta teoría tampoco se sostenía.

Además de que Romario despertara rumores a propósito, la identidad del asesino seguía siendo un
misterio. Sin embargo, alguien sentía el peligro en el aire.

Esa persona era Kazuo. Aunque no presenció cómo Jaime mataba a Kawano y a los demás, estaba seguro
de que Jaime era el responsable, ya que nadie más haría algo así.

La única explicación para la seguridad de Romario era su acuerdo con Jaime.

De este modo, Jaime podría vengarse, y Romario podría eliminar a sus oponentes y mantener su posición
como cabeza de la familia Gayoso.

La asociación parecía normal, ya que ambas partes salían beneficiadas.

—¡Toma el auto! —gritó Kazuo a toda prisa.

Mientras tanto, en el Santuario de las Mil Grullas, cuatro personas vestidas con el atuendo tradicional
jetroiniano estaban sentadas frente a frente.

Un anciano entre ellos mantenía los ojos cerrados y permanecía en silencio.

De los cuatro, había una mujer, con un bello rostro y una pizca de frialdad en los ojos.

Sentado en la cabecera de la mesa había un hombre de mediana edad, Hiroichi Ono, el presidente del
Santuario de las Mil Grullas.
CAPITULO 2020
—¿Cómo puede el Santuario de las Mil Grullas mantener su dignidad cuando ni siquiera sabemos quién
está detrás del desastre que asoló a la familia Gayoso?

El rostro de Hiroichi estaba lleno de ira.

—He examinado las heridas de Kawano. Lo mataron de un solo golpe de espada que lo decapitó. Sólo hay
un puñado de personas en toda nuestra Jetroina que podrían matar a Kawano con un solo golpe de espada.
Es muy probable que lo matara un experto en artes marciales de otro país —dijo un hombre que sostenía
una katana junto a Hiroichi.

El hombre desprendía un aura profunda y sus ojos emanaban una aterradora luz fría. Era Maki Tanaka, un
samurái aún más famoso que Kawano.
En términos de habilidad con la espada, Maki estaba entre los tres mejores de toda Jetroina, y su fuerza
superaba a la de Kawano.

Incluso comparado con Hiroichi, Maki no tenía nada que envidiarle.

—Mieko, ¿qué piensas de este asunto? —Preguntó Hiroichi a la única mujer presente. Mieko Harumi se
levantó, dejando al descubierto su curvilínea figura.

Se dirigió poco a poco hacia la puerta, y su figura se volvió cada vez más etérea hasta desaparecer en el
interior de la habitación.

Sin embargo, a los demás no les pareció extraño y no mostraron ninguna sorpresa. Pronto, Mieko
reapareció, pero ahora tenía a otra persona con ella.
Esta persona solía ser un guardia en la casa de Arlo y era miembro de la familia Gayoso. Al ver a Hiroichi, el
hombre se arrodilló de inmediato.
—Dile al presidente todo lo que sepas —le dijo Mieko.

El hombre no se atrevió a demorarse y se apresuró a relatar lo que había presenciado aquel día sin ninguna
omisión.

Sin embargo, solo vio a Romario llevar a Jaime a casa de Arlo para cazar a Arlo y a su hijo. No sabía si
Romario había matado a Marlo y a Kawano.
Hiroichi frunció un poco el ceño.

—La disputa fraternal de Romario y Arlo por el puesto de cabeza de familia no es inesperada. Después de
todo, es un juego de supervivencia del más fuerte. Eso sigue sin explicar quién mató a Kawano, ¿verdad?

Mieko asintió.

—Tienes razón. En efecto, esto no puede probar que Marlo y Kawano fueran asesinados por ellos. Sin
embargo, creo que te interesará el joven que trajo Romario.

Sacó una foto y la puso sobre la mesa. La persona de la foto era Jaime.

—¿Quién es esta persona? —preguntó Hiroichi con el ceño fruncido.

—Parece muy joven. Me parece haberlo visto antes en alguna parte... —Maki examinó con cuidado la foto,
sumida en sus pensamientos.

—Este hombre es Jaime Casas, un prometedor experto en artes marciales de Cananea. Mató a Ignacio, el
hijo de Arlo, por lo que la familia Gayoso guarda un profundo rencor a Jaime. Esta vez, Romario trajo a
Jaime con él. Escuché que, para asesinar a Jaime, Arlo buscó a Kazuo Kawaguchi y fue a Cananea con un
grupo de personas. Por eso Jaime está aquí en Jetroina —explicó Mieko.
—¿Kazuo? —Hiroichi se quedó perplejo—. Tráelo aquí ahora mismo. Quiero preguntarle en persona qué ha
pasado.

Sin embargo, tan pronto como dijo eso, un subordinado llegó e informó:

—Señor Ono, Kazuo Kawaguchi está aquí para reunirse con usted. Está esperando en la puerta. Hablando
del diablo.
—Date prisa y hazlo pasar —dijo Hiroichi.

Pronto, Kazuo entró en el santuario. Ni siquiera se atrevió a levantar la cabeza y cayó de rodillas al
ver a Hiroichi.
CAPITULO 2021
—Señor Ono... —Kazuo, a pesar de ser una figura influyente y de haber trabajado como emisario, no tenía
más remedio que permanecer sumiso a la gente del santuario.

Después de todo, estos santuarios ostentaban el más alto nivel de autoridad en Ciudad de Jade.

—¿Qué te trae por aquí, Kazuo? —preguntó Hiroichi.

—Señor Ono, sé quién asesinó a Marlo y Kawano —respondió Kazuo.

—¿Quién? —Al escuchar eso, el agitado Hiroichi se puso en pie.

—Fueron Romario Gayoso y Jaime Casas —dijo Kazuo.

—¿Es él? —Hiroichi le tendió una foto a Kazuo. Kazuo le echó un vistazo y respondió:
—Así es. Es él. Este hombre es Jaime Casas.

—Es tan joven, ¿y aun así fue capaz de matar a Kawano? ¿Qué tan capaz es este hombre? — preguntó
Maki mientras fruncía las cejas.

—Señor Tanaka, no estoy seguro de sus capacidades, pero estaba claro que yo, un Gran Marqués de las
Artes Marciales, no era rival para él. —Kazuo les contó entonces su experiencia en Cananea.

—Por favor, señor Ono. Por favor, ayúdeme... —Kazuo les explicó todo porque quería buscar refugio en el
santuario.

Sabía que la deidad del santuario podría ayudarle a purgar el veneno que Jaime lo había hecho consumir en
cuestión de minutos.

Hiroichi resopló, exudando un aura majestuosa.

—¿Cómo se atreve un Cananeano a pisarnos los talones?

De repente, un rayo blanco salió disparado e impactó en el cuerpo de Kazuo.

—No estás envenenado. Jaime debe de haberte mentido —dijo Hiroichi.

—Señor Ono, yo... —Kazuo no lo creía, pero antes de que pudiera terminar la frase, se dio cuenta de que
Mieko lo miraba con desprecio.

—¿Estás interrogando al señor Ono? —preguntó Mieko con indiferencia.


—No, no, no, no... —Kazuo sacudió la cabeza varias veces y retrocedió alejándose del santuario.

—Mieko, ahora que Romario nos ha traicionado, quiero que te hagas cargo de la familia Gayoso. En cuanto
al hombre llamado Jaime, haré que Maki se ocupe de él. No molestemos a la deidad con asuntos tan
insignificantes —dijo Hiroichi.

—De acuerdo, señor Ono —Mieko y Maki se levantaron juntos e hicieron una reverencia.

Después de que Mieko y Maki se marcharan, el anciano que no había pronunciado palabra se
levantó y abrió mucho la boca.

Una niebla oscura comenzó a salir de su boca y voló de inmediato hacia la estatua de la deidad situada
detrás del santuario.

Al darse cuenta, Hiroichi se levantó, sujetó su cuerpo y lo metió en un pabellón oculto.

Después de la discusión sobre cómo tratar con Romario y Jaime en el Santuario de las Mil Grullas, pusieron
su plan en acción a toda velocidad.

Mientras tanto, Jaime y los demás, ignorantes de lo que estaba por venir, disfrutaban de la cómoda vida en
la residencia Gayoso.

Jaime esperaba con impaciencia la actividad anual de los santuarios Jetroinianos y ya había empezado a
idear un plan para derribar el Santuario de las Mil Grullas durante el evento.

Desde que Jaime llegó allí, Yuri había estado cuidando de él.

Mientras Jaime tomaba el sol, Yuri le llevó un vaso de zumo de frutas. Se arrodilló ante él y le metió la
pajita en la boca.

—Amo, tome zumo —le dijo Yuri con su dulce voz.

—Yuri, deja de llamarme amo. Llámame por mi nombre. —A Jaime le incomodaba que alguien le llamara
así.

—Maestro, usted es el amo de la familia Gayoso, así que no puedo dirigirme a usted por su nombre
directamente. En Ciudad de Jade, juramos lealtad a un solo amo. Una vez que reconocemos a alguien como
nuestro amo, le seremos fieles hasta nuestro último aliento —explicó Yuri en voz baja.

Al escuchar eso, Jaime decidió dejarlo pasar y que no le molestara más.

«Oh, bueno, puede llamarme como quiera».

Justo cuando estaba a punto de dar un sorbo al zumo, frunció las cejas. Su mirada se volvió fría mientras
observaba las paredes de la mansión.
CAPITULO 2022
—Amo, ¿qué ocurre? —preguntó Yuri al notar el cambio de expresión en el rostro de Jaime.

—Parece que tenemos un invitado —pronunció Jaime con una sonrisa burlona.

—¿Un invitado? —Yuri siguió la línea de visión de Jaime y giró la cabeza hacia la puerta con aire perplejo,
pero no vio a nadie.

—No veo a nadie junto a la puerta, amo —dijo Yuri con cara de confusión.
—¡Nuestro invitado no tardará en llegar! —dijo Jaime.

De repente, extendió la mano y liberó una ráfaga invisible de energía contra la pared.

Una figura apareció de repente en la pared antes vacía y, con un rápido salto, aterrizó en el suelo y se retiró
a la velocidad del rayo.

—¡Tenemos un intruso aquí! —exclamó Yuri.

Al darse cuenta, los miembros de la familia Gayoso persiguieron a la figura. Romario frunció las cejas y
corrió tras el intruso.

No mucho después, Jaime escuchó el sonido de una pelea y, antes de darse cuenta, Romario apareció
escoltando a un hombre con un traje ajustado.

A pesar de estar cautivo, el hombre mantuvo la compostura y no mostró ningún signo de miedo.

—¿Quién eres? ¿Por qué te metiste en la residencia Gayoso? —preguntó Romario mirando al hombre.

El hombre lanzó una mirada glacial a Romario, pero no pronunció palabra. Inclinó la cabeza, mostrando un
tatuaje en el cuello.

Era un tatuaje de un escorpión con una larga cola que parecía haber sido tallado profundamente en la piel.

La expresión de Romario cambió al ver el tatuaje.

—¿Escorpión? ¿Trabajas para Mieko? —Romario se sorprendió. El hombre se mofó:


—¿No vas a soltarme ahora que sabes quién soy? Si no, te enfrentarás a la ira de la señorita Harumi. A
Jaime le repugnó la arrogancia del hombre.
Se volvió hacia Romario y le preguntó:

—Romario, ¿quién es esta señorita Harumi?

—Amo, Mieko Harumi dirige el departamento de inteligencia del Santuario de las Mil Grullas, supervisando
la recopilación de información de las familias que se encuentran bajo el santuario. El departamento emplea
como espías a personas muy cualificadas, todas ellas con un tatuaje de escorpión. Mieko es conocida por
su conducta despiadada, pero su impactante belleza también llama la atención. Como resultado, se ha
ganado el apodo de Belleza Escorpión entre quienes la conocen —explica Romario con detalle.

—Parece que en el santuario ya han empezado a sospechar de ti —dijo Jaime con una leve sonrisa.

—Supongo que sí. —Romario asintió como respuesta.

—Será mejor que me sueltes, Romario Gayoso. La señorita Harumi viene hacia aquí ahora mismo —
amenazó el hombre a Romario. De alguna manera, no era consciente de su peligrosa situación.

—¿No tienes miedo a la muerte? —preguntó Jaime con curiosidad al ver su actitud descarada incluso
cuando fue capturado.

El hombre resopló y respondió con una mirada fría y desdeñosa.

—¡No temo a nada, ni siquiera a la muerte!


—Estoy impresionado. Me agradan los hombres que no temen a la muerte —comentó Jaime, agitando la
mano y envolviéndolo en una ráfaga de energía.

El hombre sintió de pronto que su cuerpo se tensaba, y su respiración se agitó mientras su rostro
enrojecía.

—Se lo dejo a usted, señor Forero. Pero no lo deje morir con tanta facilidad, ya que no tiene miedo a morir
—le ordenó Jaime.

En un abrir y cerrar de ojos, Forero salió de la mansión. Tras estirar el cuerpo, dijo:

—Joven, ¿de verdad tienen que molestarme con algo tan insignificante?

Entonces sacó un amuleto, recitó unos conjuros y lo arrojó sobre el cuerpo del intruso.

En cuestión de segundos, enjambres de hormigas e insectos salieron de todas direcciones, rodeando al


hombre.

Sus gritos de agonía resonaron por toda la mansión.


CAPITULO 2023
El grito del hombre bastaba por sí solo para transmitir su agonía.

Las expresiones de Yuri y Romario cambiaron mientras sus corazones temblaban.

Observaron a Jaime de pie junto al hombre, tranquilo, como si no tuviera nada que ver con su víctima.

—¡Tienes valor, Romario! Sabías que era mi subordinado, ¡y aun así miras cómo lo atacan! —gritó una voz
femenina.

Romario sintió una sacudida en el corazón porque reconoció la voz.

«¡Mieko!».

Sin embargo, sólo escuchó su voz y no pudo ver su figura.

De repente, los guardias de la familia Gayoso cayeron muertos con largos tajos en el cuello. Romario entró
en pánico. Sabía que estaba cerca por su voz, pero no podía verla.

Las inexplicables muertes de sus subordinados no hacían más que aumentar su angustia.

—Tratando de hacerte la misteriosa, ¿eh? Hmph! —Jaime agitó la mano.

¡Plaf!

De repente, en un punto no muy alejado de Romario, apareció Mieko, presionando con una de sus manos
su mejilla hinchada y mirando a Jaime con furia.

—Así que tú eres Jaime Casas. Se nota que eres hábil. No me extraña que consiguieras matar a Kawano de
un solo golpe.

Una intención asesina se arremolinó en sus ojos.

—Puedo hacer lo mismo contigo. —Jaime se levantó con calma.


Estaba lleno de confianza ilimitada en ese momento porque se había convertido en un Santo de las Artes
Marciales.

Al sentir la intención asesina de Jaime, Mieko retrocedió dos pasos por reflejo.

El cuerpo de Jaime tembló un poco mientras una poderosa ola de aura envolvía toda la zona, dejando al
descubierto a los ninjas que se escondían a la fuerza.

Los ninjas se arrodillaron con una mueca de dolor bajo el aura intimidante de Jaime. El miedo se hizo visible
en el semblante de Mieko al presenciar aquella escena.
El poder que Jaime mostraba iba más allá de su imaginación.

—¡Cómo se atreve un simple cananeo a causar alboroto en Ciudad de Jade! —exclamó alguien antes de
que un aura igual de poderosa chocara contra la de Jaime, eliminando el aura avasalladora de este último.

Mieko y sus subordinados eran libres de moverse de nuevo.

En ese momento, un hombre de mediana edad vestido de samurái entró en el patio con una katana en los
brazos.

—¿Maki? —Las pupilas de Romario se contrajeron y su expresión se volvió incómoda. Yuri se inclinó hacia
Jaime y lo presentó:
—Es Maki Tanaka, uno de los tres espadachines más poderosos de Ciudad de Jade. Tenga cuidado, amo. Es
mucho más poderoso que Kawano.

Aunque Yuri no era más que una estudiante, conocía muy bien a Maki, lo que decía mucho de su fama en
Ciudad de Jade.

Sin expresión alguna, Maki se acercó a Jaime y se detuvo unos metros ante él. Estudió un poco a Jaime.
—¿Eres tú el que mató a Kawano?

—¡Sí! —Jaime asintió como si asesinar a Kawano no fuera nada fuera de lo común.

—Tu habilidad para matar a Kawano de un solo golpe ilustra tu destreza con la espada. Saca tu arma. —
Mientras Maki hablaba, sacó su espada de la vaina.

Jaime negó con la cabeza.

—No, mi habilidad con la espada no es genial en absoluto. Es que Kawano era un espadachín terrible. Si
alguien tan poco hábil como él era conocido como maestro espadachín en Ciudad de Jade, parecería que la
esgrima de tu país no es nada impresionante. ¡Hmph!

Su burla al final estaba llena de desdén y mofa, enfureciendo a Maki al toque.


CAPITULO 2024
—Saca tu arma —pronunció Maki mientras lo rodeaba una intención asesina.

—No lo haré. Porque si lo hago, no tendrás ninguna oportunidad —afirmó Jaime con calma.

—¡Insolente! —ladró Maki—. Nunca me bato en duelo con alguien que no tenga una espada en las

manos. Saca tu arma. Hoy te daré una muestra de la verdadera esgrima de Ciudad de Jade. En respuesta,
Jaime se volvió hacia Forero.
—Dejaré que se encargue de la chica y sus subordinados, señor Forero. Mirando a Mieko con una sonrisa,
Forero aseguró:
—No te preocupes. Cuidaré bien de ella.

Mieko enrojeció de ira al notar su mirada lasciva.

Jaime se dirigió hacia un árbol cercano y arrancó una rama. Sosteniendo la rama, dijo:
—Ahora tengo un arma. Ya puedes atacarme.

Maki se quedó boquiabierto por un momento. Rugió:

—¿En serio vas a luchar contra mí con una rama? —«¡Está claro que se burla de mí!».

—Una rama me basta para derribarte. Ni siquiera iba a usar una rama al principio. —cuando Jaime dio un
paso adelante, su aura explotó de su cuerpo.

Después de inyectar el Poder de los Dragones en la rama ordinaria, al instante empezó a soltar un brillo
tenue y se volvió más dura que el acero.

Maki estaba furioso.

«Miles de personas en Ciudad de Jade me admiran, ¡y sin embargo este mocoso se burla de mí!
¡Imperdonable!».

La katana en sus manos empezó a temblar con un zumbido.

Un aura de sed de sangre emanaba de la hoja. Estaba claro que el arma se había cobrado muchas almas.

Mientras la katana zumbaba, Maki la blandió contra Jaime, abriendo agujeros negros en el espacio que
atravesaba.

Aquella hazaña demostraba lo poderoso que era. Sin embargo, Jaime se limitó a levantar la rama con
serenidad y bloquear el ataque.

La katana de Maki chocó contra la rama con un fuerte estruendo.

¡Bum!

A continuación, se produjo una explosión, cuya onda expansiva hizo volar por los aires a todos y cada uno
de los que se encontraban a su alrededor, incluida la mansión cercana.

Jaime retrocedió dos pasos, con la rama partida en dos.

Mientras tanto, Maki sólo había dado un paso atrás. Seguía sujetando la katana con fuerza, y nada parecía
extraño.

Aunque pareciera que Maki era el vencedor, él no lo creía así.

«No sólo mi espada fue astillada por su rama, ¡sino que mis muñecas tiemblan mientras se entumecen!
¡Ese ataque no me dio ventaja en absoluto! ¡No puedo creer que Jaime hiciera todo eso con una rama
cualquiera que arrancó de un árbol! Este espantoso poder y sensación es algo que sólo yo puedo entender.
Si hubiera usado una espada de verdad, nuestro combate habría acabado de forma muy distinta».

Al ver que Maki había ganado ventaja, Mieko comprendió que no debía dudar. Con un gesto de su mano,
dirigió a su subordinada para atacar a Romario.
Su misión era capturar vivo a Romario o matarlo para poder controlar temporalmente a la familia Gayoso
CAPITULO 2025
Romario no tenía miedo porque estaba seguro de que Mieko no podría hacerle nada con Forero y Fabio
cerca.

Justo después de que Mieko corriera hacia él con sus ninjas, éstos se volvieron invisibles antes de
desaparecer por completo.

Romario frunció las cejas.

«¡Están usando artes marciales de Jetroina!».

—¡Y pensar que vas a usar un truco tan mezquino como ese! —Forero se burló antes de sacar múltiples
amuletos y derramar su esencia de sangre en ellos.

—¡Rompe! —Lanzó los amuletos al aire, tiñendo de rojo el cielo de la mansión. De repente, Mieko y sus
ninjas volvieron a ser visibles.
—¡Mátenlos! —gritó Romario, incitando a los guardias a atacar a sus enemigos.

El patio se llenó de los ensordecedores sonidos de las batallas. Sin embargo, nadie se atrevía a acercarse a
la zona que ocupaban Jaime y Maki.

Jaime tiró la rama rota y escupió:

—Siéntete libre de atacarme. Aún tienes una oportunidad más.

Maki no le pidió a Jaime que usara un arma como la última vez porque sabía que su victoria no estaría
garantizada en esa situación.

—¡Vete al infierno! —Con un rugido, Maki blandió su reluciente katana contra Jaime.

«¡Me niego a creer que Jaime pueda bloquear mi ataque con su cuerpo!». Al presenciar aquella escena,
Yuri gritó:
—¡Maestro, cuidado!

Jaime permaneció sereno. De su mano derecha se veía destellar una luz roja. Justo antes de que la katana
estuviera a punto de golpearlo, agarró la hoja.

A pesar de que aquel tajo de Maki era lo bastante potente como para cortar una pequeña montaña
por la mitad, Jaime sostuvo el arma como si fuera una espada de juguete que le hubiera lanzado un niño.

Maki miró a Jaime con incredulidad cuando se dio cuenta de que la palma de este estaba ilesa. Por más que
probó todas sus fuerzas, no pudo arrancar la katana del agarre de Jaime.

Fue entonces cuando el miedo inundó sus ojos.

—Te dije que era tu última oportunidad —dicho esto, Jaime partió la espada por la mitad.

Con la hoja medio rota en la mano, se lanzó hacia delante y la blandió contra el cuello de su adversario.

Un destello frío pasó por los ojos de Maki, que sintió entonces una sensación gélida en el cuello.

Arrojó lejos la katana que tenía en la mano y, temeroso, se llevó las manos al cuello mientras la sangre
brotaba de la herida, con la esperanza de poder ralentizar la pérdida de sangre.
Mientras miraba a Jaime con incredulidad y horror, intentó hablar, pero ni siquiera pudo articular palabra.

Poco a poco, la luz de sus ojos se desvaneció antes de desplomarse en el suelo. Yuri se sobresaltó tanto con
aquella escena que se quedó muda.
Maki siempre había sido un símbolo indomable en sus mentes porque había sido uno de los raros expertos
de Ciudad de Jade desde que eran niños.

En el pasado, ella lo admiraba, con la esperanza de llegar a ser un maestro de la espada como él algún día.
Sin embargo, en aquel momento, Jaime había cortado sin esfuerzo a su ídolo como si pisara una hormiga.

Su reverencia por Jaime se disparó mientras se arrodillaba ante él y exclamaba:

—¡Maestro!
CAPITULO 2026
Mieko, que estaba luchando contra Forero, entró en pánico cuando vio a Maki desplomarse.

Si Maki, alguien mucho más poderoso que ella, había sido abatido por Jaime, era poco probable que tuviera
un final mejor que el suyo.

En un momento de su distracción, Forero le golpeó el pecho con la palma de la mano, haciéndola salir
volando.

—Vaya, parecían bastante suaves. —Se quedó un poco sorprendido.

Mientras Mieko volaba por los aires, su cuerpo se volvió transparente antes de desvanecerse ante sus ojos.

Justo cuando disfrutaba de la sensación que había sentido antes, se dio cuenta de repente de que se había
ido y le entró el pánico. A toda prisa lanzó un par de amuletos más con la esperanza de volver a descubrirla.

Por desgracia, esos amuletos no funcionaron. Era como si Mieko hubiera desaparecido en otra

dimensión.

—No te vas a escapar después de venir aquí. —Jaime resopló antes de liberar energía invisible en el aire,
manifestando una gigantesca palma lo bastante grande como para envolver casi toda la mansión.

Mieko estaba retrocediendo cuando su técnica de invisibilidad se disipó bajo la palma. Por desgracia para
ella, Jaime era demasiado poderoso para resistirlo.
En un instante, fue succionada hacia él por una fuerza poderosa, y su cuello cayó directa y firmemente en
sus garras.

Hizo una mueca de dolor.

—Perdóname... Por favor…

—Creía que los ninjas preferían morir antes que someterse a sus enemigos. ¿Por qué pides clemencia? —
Jaime se sorprendió un poco.

«El ninja hombre de antes no se sometió, así que ¿por qué ella, su líder, hace esto?».

—Por favor... Perdóname... —continuó suplicando porque era su única opción.

Después de presenciar la muerte de Maki a manos de Jaime, sabía que no tenía ninguna posibilidad de
escapar de él. Sin embargo, Jaime no pensaba liberarla. De hecho, nunca había sido amable con sus
enemigos.

Al notar la intención asesina en sus ojos, se dio cuenta de que no la dejaría vivir y centró su atención en
Forero.

Cuando Forero vio que Mieko seguía insinuándole con una mirada lastimera en los ojos, se relamió los
labios.

Jaime se dio cuenta y soltó a Mieko antes de encararse con Forero.

—Dejaré que se encargue de ella, señor Forero.

Una vez liberada, jadeó con fuerza y se arrastró hacia Forero. Se abrazó a la pierna de Forero y siguió
frotándose contra ella.
—Por favor, perdóneme…

En respuesta, Forero la ayudó a levantarse.

—Levántate. Rápido.

Mieko le lanzó una mirada seductora y suspiró aliviada porque notaba que no podía soportar matarla.

—Si me perdona, haré lo que quiera. Le serviré bien, amo. —Apoyada en su cuerpo, fingió debilidad.
Romario y Fabio se quedaron boquiabiertos al ver lo mucho que Forero estaba disfrutando.

Antes de que Fabio pudiera ofrecerle a Forero una palabra de recordatorio, Jaime lo detuvo. Quería
ver cómo se las arreglaba Forero con Mieko.

Ella seguía apoyada en el cuerpo de Forero mientras sonreía.

«No tengo que morir...».

—¿De verdad estás dispuesta a hacer lo que yo quiera? —preguntó Forero.


CAPITULO 2027
—Por supuesto. Le prometo que haré todo lo que quiera ahora mismo, amo. —Mieko miró a Forero con
cariño.

«Es obvio que es un pervertido, teniendo en cuenta dónde me miraba cuando peleamos antes. De hecho,
¡estoy segura de que me golpeó el pecho a propósito! Por eso aposté por él y esperé que fuera receptivo a
mi llamada. Definitivamente valió la pena, ya que me está mirando con lujuria».

—Bien. Me encantan las mujeres obedientes. —Sonriendo, Forero tocó la cara de Mieko. En respuesta,
Mieko actuó con timidez como si fuera una joven virgen.
Yuri casi vomitó al presenciar aquello.

Todos en Ciudad de Jade sabían que Mieko era una femme fatale, pero en ese momento fingía ser una
joven inocente.

Con burla, Forero preguntó:

—Ya que eres tan obediente, ¿y si te pido que mueras ahora? Mieko se quedó atónita, con los ojos llenos
de horror.
Antes de que pudiera reaccionar, él le quitó la mano de la mejilla y le golpeó la cabeza, abriéndosela como
una sandía.

¡Pum!

La sangre saltó por los aires, conmocionando a todos los presentes.

—¿Cómo te atreves a intentar seducirme, sucia zorra? ¿De verdad crees que soy un hombre insípido al que
le parece bien cualquier m*rda de mujer? —Se limpió la mano y escupió a su cadáver.

Yuri se quedó boquiabierta. No esperaba que Jaime y Forero, la gente con la que había llegado ahí en
avión, tuvieran este tipo de personalidad.

«Su comportamiento cruel y asesino no encaja en absoluto con su imagen».

—¿Cuándo se celebrará el gran ritual del Santuario de las Mil Grullas, Romario? —preguntó Jaime.

—Mañana, Maestro —contestó Romario de inmediato.

—Bien. Visitaré el santuario al día siguiente para reunirme con el ser divino de Ciudad de Jade — Jaime
sonrió.

Romario lo halagó:

—Los demás seres divinos son falsos, Maestro. Usted es el único auténtico que conozco.

Mientras tanto, Hiroichi estaba sentado en una sala del interior del Santuario de las Mil Grullas, mientras la
gente se afanaba en el exterior.

Se había construido un altar altísimo y muchas gradas. El día siguiente sería el día del gran ritual del
Santuario de las Mil Grullas.

Todos los santuarios de Ciudad de Jade daban gran importancia a su gran ritual. Todos estos dependían de
sus fieles para desarrollarse, y el gran ritual era su oportunidad de lucirse. Si los santuarios hacían un gran
trabajo con el ritual, atraían a más fieles.

El número de fieles representaba la influencia del santuario en Ciudad de Jade. Frunciendo el ceño, Hiroichi
se preguntó en voz alta:
—Mañana es el gran ritual. ¿Por qué no han informado Maki o Mieko? No importa lo que les pase, no debo
permitir ningún error en el ritual de mañana.

Fue entonces cuando un anciano, que se sentó con Hiroichi y Maki hace unos días, apareció detrás de
Hiroichi.

Al verlo, Hiroichi se arrodilló ante él.

—Definitivamente haré que este ritual sea un éxito, Su Santidad. Aparte de Hiroichi, nadie sabía que el
anciano era un ser divino.
—De acuerdo. Una vez que haya recuperado mi fuerza divina, te ayudaré a lograr tu avance — prometió el
anciano.

—¡Gracias, Su Santidad! —exclamó Hiroichi sin levantar la cabeza.

Cuando sintió que el anciano se había marchado, se levantó poco a poco con un sudor frío cubriéndole la
frente. Espero que el ritual de mañana concluya sin contratiempos.
CAPITULO 2028
Al día siguiente, Jaime y su grupo se dirigieron al Santuario de las Mil Grullas.

Estaba situado en la cima de la montaña Fujio. El clima allí era gélido todo el año, y la niebla era espesa.

Aun así, no impedía a los fieles hacer el viaje hasta el santuario para el gran ritual.

El viaje de los fieles hasta la montaña era un espectáculo extraño porque muchos de ellos iban
acompañados de una chica.

Además, todas iban vestidas con trajes tradicionales jetroinianos. Tanto Forero como Jaime encontraron
extraño el fenómeno.
Confundido, Jaime preguntó:

—¿Por qué tantos llevan niñas en su peregrinación al santuario, Romario?

—Porque Su Santidad elegirá a una chica durante el gran ritual de cada año, Maestro. Una vez

elegida, su familia tendrá un futuro brillante. Por eso muchos traen a la niña más hermosa de sus familias al
santuario, después de vestirlas bien —respondió Romario.

Forero gruñó:

—¿Qué demonios? Sea lo que sea, ¡parece un viejo pervertido!

A pesar de su aparente rabia, no podía ocultar la envidia en sus ojos.

«¡Nunca había experimentado lo que es elegir a una consorte!».

—¿Adónde van después las elegidas? —preguntó Jaime. Romario negó con la cabeza.
—Nadie lo sabe. Sus familias no se molestan en preguntar una vez que han alcanzado mayores alturas.

Jaime se mofó:

—Parece que la deidad del Santuario de las Mil Grullas es bastante interesante… Pronto llegaron al
santuario y vieron un majestuoso edificio en lo alto de la cima.
El Santuario de las Mil Grullas era evidentemente influyente para ser capaz de construir una arquitectura
tan gigantesca en la cima de la montaña.

En aquel momento, miles de fieles se habían congregado en la plaza.

Hiroichi estaba sentado en una silla ante un altar, vestido de samurái. Su rostro se llenó de deleite al
contemplar a los fieles.

Después de un rato, pronunció un apasionado discurso a la hora señalada para despertar a los fieles.

Justo cuando la multitud estaba cada vez más emocionada, Hiroichi ordenó a sus hombres que sacaran una
escultura oculta en una tela negra.

—Deidad todopoderosa que nos protege, le ofrecemos todo lo que tenemos para recompensarle. —
Mientras hablaba, se cortó un dedo.

La sangre brotó de la herida y flotó en el aire en lugar de caer al suelo.


Al ver aquello, miles de fieles hicieron lo mismo. Algunos incluso se mordieron el dedo. Su sangre flotaba
en el aire.

—¿Qué demonios está pasando, Jaime? —Forero estaba estupefacto ante la escena.

«Me he encontrado con mucha magia antes, ¡pero nunca había visto algo así!». Con las cejas fruncidas,
Jaime observó la escena en silencio.
Cuando la sangre se acumuló en el aire, la tela negra de la escultura se retiró, revelando la escultura de un
hombre vestido con armadura que sostenía una katana.

Cuando la sangre acumulada cayó sobre la escultura, ésta la absorbió. A continuación, los ojos de la

escultura brillaron con fuerza en rojo.

Al ver eso, Hiroichi y los adoradores se arrodillaron rápido ante la escultura y corearon:

—Dios de las Artes Marciales, Dios de las Artes Marciales…


CAPITULO 2029
En ese momento, Jaime y su grupo destacaban como un par de arroces quemados porque eran los únicos
que no estaban arrodillados.

Cuando Hiroichi se volvió hacia el torpe grupo de gente y vio a Romario, su expresión cambió al instante.

«¿Por qué está Romario aquí? ¿Mieko fracasó en su misión?».

A pesar de notarlos, no hizo nada porque tenía que asegurarse de que el ritual concluyera sin problemas.

Estaría cometiendo un gran pecado si cuestionaba o causaba un alboroto con Romario.

—¿Qué clase de jod*da deidad es esta? —maldijo Forero al ver la escultura. Eso provocó que muchos
adoradores se encararan con él.
De inmediato, Romario explicó:

—Señor Forero, esa es la estatua de Toyotomi Hideyoshi, el Dios de las Artes Marciales de hace unos
cientos de años. Es la deidad a la que rinde culto el Santuario de las Mil Grullas.

—¡Mi*rda! ¿De verdad? ¿Sólo hace unos cientos de años? No merece ser llamado deidad —se mofó
Forero.

Aunque no hablaba en voz alta, todos podían escucharlo con claridad. De inmediato, los adoradores lo
miraron con furia desenfrenada.

Hiroichi entrecerró los ojos, que rebosaban intención asesina.

«¡Está claro que están causando una conmoción aquí!».

Sin embargo, a Forero no le importaba la atención porque, de todos modos, su grupo estaba allí en busca
de problemas.

Sonriendo con torpeza, Romario dijo:

—Sé que unos pocos cientos de años no es tan impresionante en comparación con la cultura de Cananea
que abarcó miles de años, pero... —«¡Si el Señor Forero pronuncia una sola palabra más, esos adoradores
asesinos no dudarán en atacarnos!».
Incluso Hiroichi no podía contenerse más. Aun así, reprimió su ira. No tenía elección porque el ritual era
demasiado crucial para el Santuario de las Mil Grullas.

De la nada, una voz perteneciente a un antiguo ser viajó hasta sus oídos.

—Tráelos dentro.

Al escuchar eso, Hiroichi se levantó y se enfrentó con frialdad a Romario.

—Trae a tu gente contigo y sígueme dentro, Hiroichi.

Romario se volvió hacia Jaime en busca de su aprobación, y Jaime asintió en respuesta.

Cuando el grupo entró en el santuario, el gran ritual se detuvo por un momento. Miles de fieles miraban
con envidia al grupo de Jaime entrar en el santuario.

Después de todo, se suponía que los no devotos no tenían derecho a entrar en el santuario.

Muchos habían sido adoradores durante más de una década para tener la oportunidad de poner un pie en
el santuario.

Cuando el grupo de Jaime entró en el santuario, Hiroichi desató su ira y rugió a Romario:

—¡Hijo de p*ta! ¿Cómo te atreves a traer aquí a estos bufones y provocarnos frente a todos? Nada menos
que el día del gran ritual.

Su furia abrumó al instante a Romario.

La expresión de Romario cambió. En el pasado, le habría sido difícil incluso encontrarse con Hiroichi. Ser
reprendido como tal por Hiroichi en verdad lo asustaba.
—Soy yo quien quiere que vengamos aquí para poder conocer a tu deidad. Si tienes algún problema,
háblalo conmigo —dijo Jaime mientras su aura estallaba en su cuerpo, que rápido suprimió la de Hiroichi.

—¿Tú? —Hiroichi tardó un segundo en recordar quién era Jaime—. ¿Tú eres el que mató a Kawano?
¿Jaime Casas?

—Así es. Puedes añadir una persona más a tu lista de subordinados muertos porque yo también maté a
Maki. —Jaime sonrió.

—¿Qué? ¿Mataste a Maki? ¡Imposible! ¡Absolutamente imposible! —Hiroichi se negó a creerle.

—¿Qué hay de imposible en eso? Tanto Maki como Mieko están muertos. ¿No te preguntaste qué les pasó
cuando no aparecieron? —se burló Jaime.

Aquello enfureció a Hiroichi, haciendo que la intención asesina se agolpara a su alrededor.


CAPITULO 2030
—Tráelos dentro —La antigua voz volvió a resonar en la mente de Hiroichi.

La intención asesina en el cuerpo de Hiroichi se desvaneció al instante mientras miraba a Jaime. Luego los
llevó más adentro del santuario.

Pronto llegaron a una grandiosa sala con un leve escalofrío oculto bajo su majestuoso exterior.
Cuando Hiroichi condujo al grupo al interior de la sala, vieron que el amplio espacio tenía el suelo
pavimentado con gemas, múltiples incensarios y pinturas.

En el centro de la sala había un anciano marchito sentado de rodillas ante un cuadro.

Sin demora, Hiroichi se arrodillo ante el anciano con devoción y presiono con fuerza su frente contra el
suelo.

—Siéntate. —Cuando el anciano habló, su voz sonó como si viniera de lejos.

Jaime se acercó al anciano y se sentó ante él, pero los demás no tuvieron el valor de hacer lo mismo.

La razón era que, aunque el anciano parecía marchito, poseía un aura abrumadora, que hacía que Romario
y los demás se sintieran inquietos sin control.

Incluso la expresión despectiva de Forero de antes se tornó sombría cuando conoció al anciano.

—Es la primera vez en cien años que veo a un Cananeo. Permítame que me presente. Soy Toyotomi
Hideyoshi. Creo que todos habrán escuchado mi nombre antes. —El anciano contempló a Jaime con una
mirada aparentemente omnisciente.

Los demás no se atrevían a establecer contacto visual con el anciano porque sentían que podía leer sus
pensamientos con sólo mirarlos.

Mientras tanto, a Jaime no parecía importarle, pues miraba a Toyotomi con diversión.

—No eres más que un alma divina, así que no intentes asustarnos con tu nombre. Apuesto a que ahora
mismo no posees ni la décima parte de la fuerza de tu cuerpo original. En cuanto a por qué no has visto a
ningún Cananeo, es porque no puedes salir de este santuario. Si lo haces, tu alma divina se disipará de
inmediato.

—¡Desgraciado insolente! ¿Cómo te atreves a maldecir a la deidad? —gruñó Hiroichi.

—¿Deidad? —Jaime soltó una risita—. No es más que un muerto en el mundo de los vivos. No hay
necesidad de ponerlo en un pedestal.

En lugar de enfadarse, Toyotomi soltó una carcajada.

—Puedes llamarme como quieras. No importa. Lo que importa es que tú, que posees la Forma Verdadera
del Dragón Dorado, has venido a mí por tu propia voluntad. Esto debe ser el destino. Mis años de devoción
deben de haber tocado el cielo.

Forero frunció el ceño al escuchar eso.

«Sabe lo de la Forma Real del Dragón Dorado de Jaime, ¡lo que significa que tiene un motivo oculto para
ello! Después de todo, el cuerpo de Jaime es una rara oportunidad para un espíritu como él,
¡que aspira a resucitar!».

Sin embargo, Jaime no se sorprendió. De hecho, parecía demasiado tranquilo.

—¿Te gusta mi cuerpo?

—Por supuesto. En el pasado, no tenía ni idea de cuánto tiempo tendría que esperar para volver a ver la luz
del día. Pero ahora que el destino te ha traído hasta mí, sé que ese día es hoy —Toyotomi respondió
emocionado.

Al observar el deleite de Toyotomi, Jaime preguntó divertido:

—¿Confías en poder obtener mi cuerpo?

—¡Hmph! Aunque ahora no sea más que un alma divina, sigo siendo una deidad de este santuario. No
puedes escapar de mis garras. Si me entregas tu cuerpo, puedo asegurar que tu alma divina

permanecerá intacta. Después de eso, te encontraré un nuevo cuerpo y permitiré que tus amigos
salgan de aquí sanos y salvos...
CAPITULO 2031
—¿Y si me niego? —preguntó Jaime.

Había un brillo siniestro en los ojos de Toyotomi cuando respondió:

—¡Si te niegas, te mataré y destruiré tu alma para que nunca puedas reencarnarte! En cuanto a tus amigos,
se convertirán en sacrificios en el altar. Los sacrificaré a los cielos a cambio de un cuerpo físico.

El ambiente en el santuario cambió en un instante y la puerta principal se cerró de golpe. Forero y los
demás pusieron sus posturas de combate y se prepararon para el combate.
—¡Relájese, señor Forero! Esto no es más que un resto de alma. ¡No tenemos nada que temer!
¡Absorberé su fuerza y destruiré este santuario! Me sorprende que tengas la audacia de llamarte a ti
mismo deidad. ¿Qué tan desvergonzado puedes llegar a ser? Si así son las deidades en Ciudad de Jade,
¡podría considerar absorberlas a todas y hacer que los jetroinianos me adoren a mí en su lugar! —dijo
Jaime con calma.

Jaime se había hecho mucho más fuerte después de convertirse en un Santo de las Artes Marciales, y eso le
daba mucha más confianza.

«¿Cómo se atreve a insultar así a nuestros santuarios y deidades?». Enfurecido, Hiroichi gritó:
—¡Cabr*n insolente! Te mataré.

Tan pronto como habló, Jaime agitó su brazo sin siquiera mirarlo.

Lo siguiente que supo Hiroichi fue que una intensa ráfaga de aura se dirigía a toda velocidad hacia él.

El rostro de Hiroichi palideció al ver aquello, pero ya era demasiado tarde para hacer algo al respecto. Sin
más, la poderosa ráfaga de aura le hizo salir volando del santuario de un solo golpe.

Tosió una enorme bocanada de sangre mientras su cuerpo se estrellaba contra un pilar de piedra en el
exterior.

«Pero qué... ¡Jaime fue capaz de herir de gravedad a Hiroichi con un simple movimiento de la mano!».

Romario tragó saliva nervioso al pensar en aquello. Habiendo sido testigo de la fuerza de Jaime, se
convirtió aún más en su leal seguidor.

—¡Cállate! Los perros como tú no tienen por qué interrumpirme cuando estoy hablando —dijo Jaime
mientras miraba a Hiroichi—. Tu perro me estaba molestando con sus ladridos incesantes, así que tengo
que darle una lección. No te importaría, ¿verdad?

—¡Estás tentando demasiado a tu suerte, Cananeo!


Toyotomi estaba a punto de estallar de rabia en ese momento. Su sangre hervía de ira y sus ojos eran tan
fríos como el hielo. Sus ropas incluso comenzaron a ondear al viento mientras cargaba su

aura.

Todo el santuario quedó sumido en una oscuridad total mientras los gritos de los espíritus resonaban a su
alrededor.

Yuri estaba tan asustada que se escondió detrás de Romario.

Forero sacó unos cuantos amuletos, se mordió el dedo y dibujó algunos símbolos en ellos.

Luego pegó los amuletos en los cuerpos de todos, lo que hizo que las espeluznantes voces desaparecieran
al instante y disipó la niebla negra que los rodeaba.

Sin embargo, todos los que estaban a su alrededor sin los amuletos seguían viendo la niebla y escuchando
las espeluznantes voces. Eso se debía a que la niebla negra contenía un poder siniestro.

—¡Durante cientos de años, ningún Cananeo se ha atrevido a hablarme así! Ya que has tenido la osadía de
insultarnos, ¡destruiré tu alma como castigo! No podrás reencarnarte nunca más —gritó Toyotomi
mientras señalaba a Jaime y apretaba el puño.

Lo siguiente que todos supieron fue que el aire del santuario empezó a vibrar mientras una gigantesca
palma se extendía para agarrar a Jaime.

La gigantesca palma atravesó el cuerpo de Jaime y le arrancó el alma.

El alma de Jaime podía verse flotando en el aire mientras su cuerpo físico permanecía sentado e inmóvil.

Romario y Yuri se quedaron boquiabiertos al ver aquello.

Ninguno de los dos esperaba que a alguien tan poderoso como Jaime le quitaran el alma con tanta
facilidad.

Era imposible que su cuerpo sobreviviera sin su alma.


CAPITULO 2032
Forero, por otro lado, no estaba preocupado en lo más mínimo. Al notar las miradas ansiosas en sus
rostros, los tranquilizó:

—No se preocupen. Jaime estará bien.

Jaime había alcanzado la etapa de Divisor de Espíritus, por lo que podía hacer que su alma se separara de
su cuerpo incluso sin que Toyotomi se la arrancara.

Toyotomi se echó a reír cuando vio lo fácil que era arrancar el alma de Jaime de su cuerpo.

—¡Jajaja! Estabas hablando con tanta arrogancia, ¡así que pensé que serías un reto mayor! ¿Quién iba a
pensar que tu alma sería tan débil que podría sacarla con tanta facilidad? —se regodeó mientras miraba
emocionado el cuerpo físico de Jaime.

—¿Ya has terminado de reírte? —preguntó Jaime de repente mientras una brillante luz verde aparecía en
la palma de su mano.

Aunque el alma de Jaime era incapaz de usar la Espada Matadragones, aún podía condensar la energía a su
alrededor en forma de espada.

La brillante luz verde tomó entonces la forma de una larga espada que iluminó todo el santuario.

Con un movimiento suave y sin esfuerzo de su brazo, Jaime golpeó la gigantesca palma con su espada de
energía.

¡Slush!

Se escuchó un ruido sordo cuando la gigantesca palma se partió por la mitad. El alma de Jaime volvió a su
cuerpo justo después, para sorpresa de todos.

—Que dem…

Toyotomi estaba tan sorprendido por el repentino giro de los acontecimientos que por instinto retrocedió
unos pasos.

No esperaba que el alma de Jaime fuera capaz de combatir tras abandonar su cuerpo físico.

Un alma que hubiera abandonado su cuerpo físico se debilitaría mucho, y algunas almas ni siquiera serían
capaces de luchar.

La única forma de que esas almas recuperaran parte de su fuerza era atándose a un cuerpo anfitrión. Sin
embargo, Jaime había conseguido crear espadas de energía y lanzar ataques tan devastadores mientras su
alma estaba fuera de su cuerpo físico.

Ni siquiera Toyotomi estaba seguro de poder alcanzar el nivel de fuerza de Jaime como alma.

—Parece que te he subestimado, jovencito. No tenía ni idea de que tu alma fuera tan fuerte como tu
cuerpo físico. Aun así, no te servirá de mucho. Podría solo matarte y apoderarme de tu cuerpo físico. La
Forma Real del Dragón Dorado se debilitará como resultado, pero aun así sería suficiente para mí. Para que
lo sepas, ¡tengo el poder supremo en este santuario! Nunca podrás matarme — dijo mientras la gigantesca
palma, que había sido cortada por la mitad, se regeneraba y reaparecía sobre la cabeza de Jaime.

Toyotomi hizo entonces que la gigantesca palma se abatiera sobre Jaime.

A pesar de tener una gigantesca palma cayendo sobre él, Jaime agitó con calma su mano derecha e invocó
la Espada Matadragones antes de lanzarla hacia delante y enviar una onda de energía de espada por el aire.

Todos y cada uno de los discípulos que se encontraban en el exterior mostraron miedo y conmoción en sus
rostros al ver aquello.

Aunque el ser que vivía dentro de este santuario era su deidad, no pudieron evitar sentir pánico cuando
unas nubes oscuras se cernieron de repente sobre el santuario.

Un estruendo resonó por toda la zona y todo a su alrededor empezó a temblar con violencia.

Lo siguiente que supieron fue que el majestuoso santuario se resquebrajó y explotó ante sus propios ojos.

La mayoría de los discípulos no pudieron correr a tiempo y acabaron muriendo aplastados por el hormigón
que caía.

En pocos segundos, el recinto exterior del altar quedó cubierto de sangre. Una figura negra saltó por los
aires y aterrizó sobre la escultura.
Al observarla más de cerca, vieron que se trataba de un anciano tan delgado que podían ver con claridad la
forma de sus huesos a través de la piel.

Todos se quedaron boquiabiertos, pues no sabían quién era aquel anciano. También un joven voló por los
aires y aterrizó en el altar.
—¿Destruirías tu propio santuario, en el que se te ha rendido culto durante cientos de años, sólo para
poder sobrevivir? Me pregunto cómo se sentirían tus discípulos al respecto —dijo Jaime con frialdad
mientras mostraba a Toyotomi una leve sonrisa.

El rostro de Toyotomi estaba sombrío mientras se erguía sobre su escultura y miraba con odio a Jaime.

Hiroichi, Forero y los demás salieron corriendo del santuario poco después. CAPITULO 2033
Hiroichi estaba cubierto de barro de pies a cabeza y también había sufrido algunas heridas. Fue un milagro
que lograra escapar con vida, así que no podía preocuparse menos por su aspecto.

Los discípulos, sin embargo, casi se desmayan del susto cuando vieron el estado en que se encontraba
Hiroichi.

Después de todo, Hiroichi era el presidente del Santuario de las Mil Grullas, por lo que también era una
persona muy respetada.

Aun así, su aspecto no difería en nada del de un mendigo de la calle. Jaime llamó a los discípulos que
estaban en el patio:
—Este anciano es la deidad a la que adoran. Permítanme que les muestre lo que es en realidad.

Los discípulos lo miraron atónitos e incrédulos. No podían creer que la deidad a la que habían estado
adorando todo este tiempo resultara ser un anciano flacucho.

—Ya les he dicho que aquí tengo el poder supremo. Aunque destruyan el santuario, no podrán matarme
mientras estemos en esta montaña —Toyotomi echó entonces la cabeza hacia atrás y gritó—: ¡Por la
energía del cielo y la tierra y la sangre de todos los mortales, vuelve a la vida!

Un fuerte estruendo sonó de fondo mientras oscuras nubes cubrían la cima de la montaña.

Lo siguiente que supieron fue que una fuerte fuerza de succión empezó a succionar la sangre de los
cuerpos de los discípulos muertos.

La sangre se acumuló sobre la escultura antes de salpicarla.

¡Crack!

Un segundo después, la escultura se cubrió de grietas por todas partes.

Los trozos de la escultura empezaron a desprenderse junto con el barro, revelando un cadáver con dientes
de aspecto monstruoso y escamas negras que cubrían todo su cuerpo.

Los discípulos se quedaron estupefactos al descubrir que la escultura que habían estado venerando
contenía en realidad el cuerpo de un monstruo.

—¡Vaya! ¿Es este el cuerpo físico de Toyotomi? ¡Es muy feo! —exclamó Forero con el asco escrito
en su rostro.

—¡Nunca había visto algo tan horrible en toda mi vida! Fabio también se quedó de piedra.
—Supongo que su madre estuvo con algún monstruo o algo así. ¿Si no cómo iba a salir así? — comentó
Forero.

Naturalmente, Toyotomi no se tomó a bien su afirmación. Le lanzó una mirada despiadada a Forero en
respuesta, pero no le atacó ni nada por el estilo.

Los discípulos gritaron asustados mientras retrocedían. Ninguno de ellos esperaba que un cuerpo tan
horrible estuviera dentro de aquella majestuosa escultura.

Cuando Toyotomi sacudió su cuerpo, una nube de humo negro salió de él y entró en el cuerpo físico de
aspecto monstruoso.

El cuerpo del anciano se desplomó justo después de que el humo negro saliera de él y estalló en llamas
unos instantes después.

—¡No puedo creer que me hicieras activar mi cuerpo físico antes de lo previsto! ¡Te voy a matar! — gritó
Toyotomi con una voz que resonó por toda la zona como una campana.

—¡Ahora veo por qué querías mi cuerpo físico! ¡Estás tan jodid*mente feo! Nunca había visto a alguien tan
feo en toda mi vida. ¡Dudo que tuvieras un solo discípulo si los reclutaras con este aspecto! —dijo Jaime
mientras fingía arcadas de asco.

—¡Cabr*n! ¡Te voy a matar!

Los ojos de Toyotomi se abrieron de par en par mientras la zona que les rodeaba quedaba envuelta en la
oscuridad.

Entonces desató su sentido espiritual en dirección a Jaime en un intento de destruir su energía mental y
matar su alma dentro de su cuerpo.

Toyotomi sabía que su cuerpo físico era feo, pero escuchar a Forero y Jaime insultar su apariencia lo
enfureció hasta la médula.

—¡Hmph! ¡Adelante! —replicó Jaime desafiante.

El rugido de un dragón resonó a su alrededor mientras su cuerpo se cubría de escamas doradas. Jaime
levitó en el aire mientras la débil imagen de un dragón dorado aparecía tras él.
Había un enorme contraste entre las escamas doradas de Jaime y las negras de Toyotomi.
Visualmente, las brillantes escamas doradas de Jaime parecían majestuosas y grandiosas. Las escamas
negras de Toyotomi, por otro lado, parecían aterradoras.
CAPITULO 2034
—¿Sabes qué? He cambiado de opinión. Ya no quiero tu cuerpo físico. En su lugar, consumiré tu
esencia dracónica, devoraré tu alma divina y absorberé tu poder. —La voz de Toyotomi era tan

poderosa que golpeó como un tsunami mientras desataba un poderoso ataque de sentido espiritual.

Se había vuelto tan fuerte después de volver a su cuerpo original que incluso su voz tenía un gran impacto.

Aunque un ataque de sentido espiritual así no dañaría en absoluto a una persona normal, era devastador
para los cultivadores.

Forero y los demás se taparon los oídos y pusieron cara de dolor.

—¡Qué casualidad! Yo también pienso devorar tu poder —contestó Jaime despreocupado con los brazos a
la espalda.

Los ataques de los sentidos espirituales no le afectaban en absoluto.

Los ojos del dragón dorado detrás de él brillaron con intensidad mientras rugía a todo pulmón. Jaime
desató su sentido espiritual, que chocó con violencia contra el de Toyotomi.
Forero y los demás se sintieron mucho mejor tras escuchar el rugido del dragón.

¡Bum!

Un fuerte estampido atravesó la montaña cuando los dos poderosos ataques de los sentidos espirituales
chocaron y se extendieron en todas direcciones.

Las zonas afectadas por las ondas sonoras parecían las de un mundo apocalíptico, ya que destruían todos
los edificios a su paso.

Fue una suerte que los ataques de los sentidos espirituales no afectaran a la gente corriente. De lo
contrario, todos los discípulos habrían muerto en el acto.

Toyotomi frunció el ceño mientras una luz roja como la sangre se formaba sobre su cabeza.

Lo siguiente que todos supieron fue que una enorme ola roja surgió en dirección a Jaime, convirtiéndose en
un dragón rugiente que se dirigía hacia él.

El dragón estaba cubierto de escamas rojo sangre y tenía un aspecto horrible.

—No sólo eres feo como persona, sino que tu alma espiritual también lo es. Quizá sea cierto que tu
apariencia externa refleja en cierto modo tu interior —comentó Jaime con una fría mueca.

—¡Puede que tengas la Forma Real del Dragón Dorado, pero sigues siendo demasiado débil para
derrotarme! No te andarás con tonterías cuando seas testigo de mi poder —le espetó Toyotomi a Jaime
mientras el dragón rojo sangre seguía cargando hacia él.

Jaime resopló con desdén al escuchar aquello.

—Débil, ¿eh?

El dragón dorado detrás de él exudaba una luz dorada que iluminaba toda la cima de la montaña. Era tan
brillante que incluso el sol palidecía en comparación.

El dragón dorado parecía tan majestuoso cuando rugía que hacía que el dragón de Toyotomi pareciera una
broma.

El párpado de Toyotomi se estremeció un poco cuando vio al dragón dorado flotando sobre la
cabeza de Jaime. Un escalofrío recorrió su espina dorsal, y el dragón rojo sangre también retrocedió en
respuesta.

La ferocidad que había tenido momentos atrás había desaparecido sin dejar rastro.

Aunque ambos dragones estaban formados por sus almas espirituales, el contraste entre ellos era enorme.

Justo cuando Toyotomi empezaba a flaquear, Jaime aprovechó la oportunidad e hizo que su dragón dorado
cargara contra el dragón rojo sangre.
El dragón rojo sangre intentó luchar arañando al dragón dorado, pero fue en vano. El dragón dorado abrió
la boca y se tragó al dragón rojo sangre en un instante.

Así, la batalla entre sus sentidos espirituales terminó sin lucha.

El dragón dorado entonces se desvaneció poco a poco después de ganar ese intercambio.

—¿Cómo... ¿Cómo es posible que tengas una energía mental tan poderosa? ¿Cómo puede ser? —
Toyotomi exclamó conmocionado e incrédulo.

Había asumido que el dragón dorado de Jaime sólo parecía intimidante, ya que un joven de veinte años no
podía tener una energía mental tan poderosa.
CAPITULO 2035
Aunque Toyotomi había estado sobreviviendo gracias a su alma divina y, por tanto, había sido incapaz de
mejorar su propia fuerza, aún podía cultivar su alma espiritual, y había pensado que su alma espiritual
podía rivalizar con cualquiera en el mundo.

Sin embargo, Jaime había cambiado por completo su percepción. Aquel hombre era tan joven y, sin
embargo, ¡su alma espiritual era ya más poderosa y refinada que la de Toyotomi!

Los creyentes también estaban incrédulos al ver como su venerada deidad era aplastada con facilidad por
Jaime, en especial cuando apareció el dragón dorado de Jaime. Casi se arrodillaron para adorarlo, sintiendo
la majestuosidad del dragón.

Su fe empezaba a desmoronarse en ese momento.

—¿Tienes algún otro truco? Si no, voy a hacer mi jugada.

El rostro de Jaime se volvió serio, y de repente blandió su Espada Matadragones hacia delante. Una luz de
varios metros de longitud salió disparada al instante, apuntando a Toyotomi.
Toyotomi entrecerró los ojos, cruzó las manos y las clavó en el suelo. De repente surgieron llamas del
subsuelo.

Estas llamas comenzaron a converger, formando una gigantesca bola de fuego. Toyotomi entonces lanzó la
bola de fuego.

¡Bum! ¡Boom! ¡Boom!

La luz chocó con la bola de fuego, haciendo temblar la tierra.

Los creyentes siguieron retrocediendo, petrificados por la escena que tenían ante ellos.

Forero y Fabio se apresuraron a lanzar hechizos de protección corporal. De lo contrario, ¡la fuerza residual
los heriría de gravedad o incluso los mataría!

—Sí que tienes habilidades... —Jaime miró a Toyotomi.

—Jovencito, ya te lo he dicho, mientras yo esté aquí, éste es mi territorio, y aquí puedo usarlo todo.
¿Qué hay de ti? Cuando te quedes sin energía espiritual, ¿qué usarás para luchar contra mí? — Toyotomi
dijo con frialdad.

—Veamos si puedes hacer que use toda mi energía espiritual. —Jaime saltó de nuevo con su Espada
Matadragones.
En un instante, Jaime y Toyotomi lucharon en la cima de la montaña, con continuos estruendos resonando
por toda la zona.

—Señor Forero, el maestro... —Yuri miró preocupado a Jaime luchando con Toyotomi.

—No te preocupes. Jaime ganará seguro —Forero habló con rostro decidido.

Pronto, la batalla entre Jaime y Toyotomi llegó a su clímax. En ese momento, Toyotomi sólo podía
defenderse.

Cada vez estaba más sorprendido, pues no podía entender por qué la energía espiritual de Jaime era como
una fuente, inagotable y que este no se cansaba.

Toyotomi sólo podía esquivar y evadir los ataques de Jaime en un estado lamentable.

No muy lejos, Hiroichi observaba como su deidad, el ser divino al que había pasado media vida adorando,
era golpeado miserablemente con sentimientos encontrados en su corazón.

—Joven, sigues suprimiéndome confiando en tu espada espiritual. ¿Qué clase de habilidad es esa?
—Toyotomi sintió que había llegado a su límite.

Además, la Espada Matadragones en la mano de Jaime era demasiado afilada. Aunque el cuerpo de
Toyotomi estaba cubierto de gruesas escamas negras, éstas se rompían con facilidad. Su cuerpo estaba
ahora cubierto de heridas de todos los tamaños.

«Si tan sólo pudiera hacer que Jaime dejara de usar la Espada Matadragones, ¡aún tendría una oportunidad
de ganar!».

De lo contrario, sólo podría ser reprimido y vencido por Jaime.

—¿No te parece justo que yo use un arma mientras tú estás desarmado? —preguntó Jaime con
indiferencia.

—¡Claro que es injusto! —exclamó Toyotomi.

En ese momento, Hiroichi y los creyentes reaccionaron como si les hubiera caído un rayo encima.

Su deidad, el poderoso Toyotomi, estaba regateando y utilizando tácticas de provocación. Esto destrozó
por completo la idea que tenían de él.
CAPITULO 2036

—Muy bien, ya que te parece injusto, dejaré de usarla —dijo Jaime, y la Espada Matadragones que tenía en
la mano desapareció al instante.

Toyotomi miró a Jaime, sintiéndose un poco tonto. Sólo había estado tanteando el terreno. Después de
todo, ¿a quién le iba a importar la imparcialidad en una batalla a vida o muerte?

Sin embargo, no esperaba que Jaime fuera a guardar en realidad la Espada Matadragones.

La única explicación para las acciones de Jaime era que no se estaba tomando en serio en absoluto a
Toyotomi.

—Recuerda, sin la espada, sigues siendo basura a mis ojos —dijo Jaime.
Su mano derecha brilló con una luz dorada y golpeó con fuerza el suelo con el pie derecho.

El suelo se derrumbó al instante, y el cuerpo de Jaime salió disparado hacia Toyotomi como una flecha
liberada de la cuerda de un arco.

Jaime se movió demasiado rápido, y en un abrir y cerrar de ojos, estaba frente a Toyotomi.

—¡Puño de Luz Sagrado! —Jaime golpeó el pecho de Toyotomi con gran fuerza.

Toyotomi fue tomado desprevenido. Fue golpeado por el poderoso puñetazo que hizo que las escamas
negras de su cuerpo se hicieran añicos.

Su enorme cuerpo salió volando hacia atrás.

¡Boom!

El cuerpo de Toyotomi se estrelló con fuerza contra el suelo, creando un cráter de casi diez metros de
ancho, y quedó enterrado entre las rocas rotas.

Todos contemplaron la escena con incredulidad y se hizo el silencio. La nuez de Adán de Hiroichi se
balanceó. Miró hacia el fondo de la montaña, aparentemente buscando una forma de escapar.

Pronto, el gran cráter empezó a agitarse, y Toyotomi se arrastró fuera de él. Un enorme agujero apareció
en su pecho, pero no acabó con su vida.

—Joven, ¿de verdad conoces la técnica del Puño de Luz Sagrado? Esa era una técnica secreta del Señor de
los Demonios de hace miles de años —dijo Toyotomi, mirando a Jaime con confusión.

La herida de su pecho se estaba curando a una velocidad visible.

—Parece que sabes bastante sobre Cananea. Incluso reconoces de quién es esta técnica secreta — dijo
Jaime con una leve sonrisa.

—Joven, no importa de quién sea la técnica secreta que has aprendido, es imposible que me mates. Ya lo
he dicho antes. Yo soy el amo aquí, una existencia imposible de matar —dijo Toyotomi con frialdad,
mirando su herida ya curada.

Sin embargo, Jaime no mostró la menor sorpresa al ver la herida cicatrizada de Toyotomi.

—No es que no puedas morir; es que no quiero matarte. Quiero devorar todo tu poder —declaró Jaime.

—Hmph, ni se te ocurra. Yo…

Toyotomi quiso decir algo, pero antes de que pudiera terminar, vio un destello de luz fría ante sus ojos.

De alguna manera, Jaime ya había aparecido frente a él.

Al ver esto, Toyotomi rápido extendió la mano para agarrar el hombro de Jaime, pero Jaime también le
agarró el hombro a cambio.

—Veamos entonces de quién es el poder devorador más fuerte —dijo Toyotomi.

Un vórtice se formó dentro de su cuerpo, produciendo una tremenda fuerza de succión, que comenzó a
extraer la energía espiritual del cuerpo de Jaime.
Jaime sonrió un poco, activó su Técnica de Concentración y desató una enorme fuerza de succión similar a
una inundación, atrayendo al instante una gran cantidad de poder del cuerpo de Toyotomi hacia el suyo.

La expresión de Toyotomi cambió de golpe. Por instinto quiso soltarlo, pero se dio cuenta de que el cuerpo
de Jaime parecía estar lleno de fuerza de succión, haciéndole imposible mover la mano.

La Técnica de Enfoque de Jaime era una técnica excelente, muy superior a la de Toyotomi. Toyotomi
luchaba, pero no podía liberarse. Todos lo observaban perplejos.
Pronto, el enorme cuerpo de Toyotomi comenzó a marchitarse. El aura de su cuerpo se fue debilitando
hasta que, al final, ya no le quedaba vida.
CAPITULO 2037
Jaime aflojó su agarre, y el cuerpo disecado de Toyotomi cayó al suelo con un leve golpe.

—¡Guau! ¡Esto se siente bien!

La excitación inundó a Jaime ante la oleada de energía espiritual en su interior.

Aunque había absorbido los poderes de Toyotomi, la habilidad de Jaime no avanzaba al siguiente nivel.

Jaime estaba satisfecho con el resultado a pesar de todo, ya que los poderes actuales de Toyotomi eran
una pequeña fracción de lo que eran antes.

Además, después de avanzar al rango de Santo de las Artes Marciales, Jaime necesitaría una cantidad
sustancial de energía espiritual y recursos para aumentar aún más su nivel de cultivo.

Hiroichi miraba el cadáver disecado de Toyotomi con la boca abierta.

«Es la Deidad a la que adora toda la población de Xenón. ¿La Deidad con incontables adoradores que había
sido venerada durante siglos fue arrasada así nada más? ¿Cómo es posible?».

A pesar de la incredulidad de Hiroichi, la verdad estaba delante de sus ojos. Fue testigo de la derrota de
Toyotomi con sus propios ojos, así que negarlo no tenía sentido.

Romario cayó de rodillas y gritó:

—¡Todopoderoso amo, usted es la verdadera deidad!

Al ver la acción de Romario, Yuri siguió su ejemplo y se arrodilló en el suelo.

Como cabeza de la familia Gayoso, Romario era una figura muy conocida, y muchos lo admiraban. Sin
embargo, el respetado Romario se arrodillaba frente a Jaime e incluso lo consideraba una Deidad.

Viendo cómo se desarrollaba la escena, Hiroichi se apresuró a arrastrarse hasta el lado de Romario y se
impulsó para arrodillarse a pesar de temblar como una hoja.

—¡Gran deidad, por favor acepta nuestra devota plegaria! Hiroichi se inclinó con expresión piadosa.
—Deidad…

En ese momento, los seguidores del Santuario de las Mil Grullas que habían sobrevivido se arrodillaron e
hicieron reverencias.

Supusieron que incluso Hiroichi había reelegido a una nueva deidad. Los meros seguidores como ellos no
tenían motivos para mantener su antigua fe. Además, su creencia había sido aplastada delante de sus
propios ojos.

Las comisuras de los labios de Jaime se curvaron en una fría sonrisa mientras miraba a Hiroichi con mirada
gélida.

—Has adorado a Hideyoshi durante tantos años. ¿Cómo puedes cambiar de creencia tan rápido? Me
parece que tu fe no es fuerte en absoluto —comentó Jaime con indiferencia.

—¡Su Santidad, ese Hideyoshi no era más que un farsante! No era más que una brizna de alma.
¡Usted es la verdadera deidad! Ordenaré que se erija un nuevo templo y colocaré en él una estatua de Su
Santidad. Para que Su Santidad pueda recibir las plegarias de decenas de miles de fieles — halagó Hiroichi.

Huelga decir que Hiroichi estaba haciendo todo lo posible por ganarse el favor de Jaime para poder vivir.

—Cobarde de Mi*rda, ¿qué sentido tiene perdonarte la vida?

Con un suave movimiento de la mano de Jaime, un chorro de aura atravesó el pecho de Hiroichi.

Hiroichi miró incrédulo la sangre que emanaba del agujero de su pecho antes de caer con lentitud al suelo.

Contemplando el campo de fieles arrodillados, Jaime dijo:

—Romario, te dejo esto a ti. Haz que todos entiendan que soy su deidad, y que su deidad es un Cananeo.

—Sí, Amo —cumplió Romario con una inclinación de cabeza.

Jaime guio a Forero y a los demás montaña abajo mientras Yuri se pegaba a Jaime.

Yuri actuaba como una sirvienta con la cabeza un poco inclinada. Prestaba atención a cada uno de los
movimientos de Jaime e intentaba comprender el significado detrás de cada gesto.

En un día, el Santuario de las Mil Grullas fue erradicado. La noticia de que la familia Gayoso había
reelegido a una nueva Deidad se había extendido por toda la Ciudad de Jade.

Con seguidores que presenciaron toda la escena, difundieron con entusiasmo lo que habían visto. En poco
tiempo, Jaime fue ganando adeptos a diestra y siniestra.

Romario había construido un nuevo santuario y preparado una estatua de Jaime.

Al mismo tiempo, se había extendido la noticia de que la nueva deidad era cananea.

Esto provocó el descontento de otros santuarios, ya que las deidades veneradas de los otros santuarios
eran todas figuras jetroinianas bien conocidas.

No era bien recibido que un Cananeo sin nombre apareciera de repente y fuera tratado como una de las
deidades de Ciudad de Jade.
CAPITULO 2038
Los otros santuarios empezaron a presionar a Romario. Aunque la familia Gayoso era grande y tenía una
alta posición social en Xenón, a Romario le resultaba difícil soportar la presión ejercida por unos pocos
santuarios.

—Maestro, la construcción de nuestro santuario se ha visto obstaculizada. Además, montones de nuestros


seguidores han sido engañados para rezar en otros santuarios.
Como un niño que ha hecho algo mal, Romario informó a Jaime de las últimas novedades con la cabeza
gacha.

En un principio, Jaime había planeado regresar a Cananea. Después de todo, Arlo ya estaba muerto. Ya
nadie le causaría problemas en Cananea.

Además, había erradicado el Santuario de las Mil Grullas y estaba siendo venerado como una deidad. Sin
embargo, viendo la situación actual, decidió quedarse en Ciudad de Jade un tiempo más.

Jaime pensó que era mucho más rápido y fácil mejorar sus rangos absorbiendo los poderes de Toyotomi
que a través del cultivo.

Como los que drenaba eran Jetroinianos, no sentía ninguna culpa por sus acciones.

—Romario, ¿cuántos santuarios hay en Ciudad de Jade? —preguntó Jaime impasible. Aturdido por la
pregunta, Romario se recompuso rápido antes de responder:
—Hay cuatro santuarios en Ciudad de Jade, Maestro. Aparte del Santuario de las Mil Grullas que destruyó,
también están el Santuario de Zenko, el Santuario de Zenden y el Santuario de Seida. Las deidades
veneradas por los tres santuarios son todas Dioses de las Artes Marciales de hace siglos…

Romario miró a Jaime en silencio mientras esperaba su orden. Sabía que Jaime no le pediría esos detalles
sin motivo.

—Jaime, ¿estás pensando en erradicar también los otros santuarios? Forero se había dado cuenta de la
intención de Jaime.
Jaime asintió.

—Así es. Quiero que Ciudad de Jade reverencie a una sola deidad, y esa soy yo.

Además de que los jetroinianos lo venerasen, Jaime quería principalmente devorar los poderes de las otras
deidades.

Si absorbía todos los poderes de las otras tres deidades, lo más probable era que su habilidad ascendiera al
siguiente nivel.

—Maestro, tal vez atraerá la atención de los altos mandos y causará un alboroto si erradica los otros tres
santuarios. —Señaló Romario.

—¿Y qué si atraigo su atención? Si no les hace gracia, puedo masacrarlos y ocupar sus puestos —dijo con
indiferencia y una sonrisa fría.

Con sus habilidades actuales, no tenía rival en el reino mundano.

Mientras no entrara en el reino secreto, todo el reino mundano estaría bajo sus pies.

El rango de cultivo más alto en el reino mundano era el de Santo de las Artes Marciales. Los poderes de
otros Santos de las Artes Marciales no podían compararse con los de Jaime a pesar de estar en el mismo
rango.

Al escuchar el comentario de Jaime, Romario se limitó a bajar la cabeza en silencio. Creía que Jaime era un
hombre de palabra ya que tenía la capacidad.

Al llegar a la Montaña Fujio, Jaime se llevó las manos a la espalda mientras contemplaba toda la Ciudad de
Jade con mirada gélida.
«Este lugar marca mi comienzo en Ciudad de Jade».

—Empezaré la masacre a partir de hoy.

Con esa declaración, desapareció de la montaña.

...

El Monte Shuumei de Ciudad de Jade era famoso por su empinada pista de carreras. Cada año, montones
de entusiastas de las carreras subían y bajaban sus coches por los sinuosos senderos de la montaña.

Un pequeño santuario se asentaba en la cima del Monte Shuumei.

Era uno de los Cuatro Grandes Santuarios de Ciudad de Jade, el Santuario Zenko.

La deidad venerada en el santuario era Chika Zenko, un Dios de las Artes Marciales. Sin embargo, en la
plaza del Santuario Zenko no se veía ni un solo fiel, sólo cientos de samuráis en formación de combate.

Dentro del santuario, Sugimoto Zenko, el presidente del Santuario Zenko, estaba sentado en silencio con
los ojos cerrados, como si estuviera esperando algo.

A su alrededor había diez magos jetroinianos de renombre.

Como descendiente de la séptima generación del Dios de las Artes Marciales, Chika, Sugimoto siempre
había residido en el santuario para salvaguardar la estatua de su antepasado.

La erradicación del Santuario de las Mil Grullas hizo saltar las alarmas en la cabeza de Sugimoto. A
través de la adivinación, sintió que algo grande golpearía el santuario ese día. Por ello, había reunido todas
las fuerzas que poseía el santuario.
CAPITULO 2039
Todos esperaron en un silencio sepulcral. Nadie hablaba.

En la base del monte Shuumei, unos cuantos todoterrenos modificados dejaron escapar rugidos
ensordecedores de sus motores.

Con un agudo sonido de silbato, los coches de carreras salieron disparados de la línea de salida.

Todas las carreteras del monte Shuumei eran sinuosas curvas. Sin embargo, los coches de carreras no
redujeron la velocidad al acercarse a las peligrosas curvas. En lugar de eso, tomaban una curva tras otra sin
miedo.

Un joven de cabello rubio teñido iba en cabeza. Los demás coches estaban a cierta distancia de él. Miró por
el retrovisor con una sonrisa de satisfacción mientras se alejaba del coche que le seguía.
¡Swoosh!

En ese momento, el joven sintió que una sombra pasaba junto a su coche en un instante.

Sorprendido por la repentina aparición de un hombre, el joven estuvo a punto de despeñarse con su coche.

Se frotó los ojos para intentar tener una visión más clara. El miedo se apoderó de él tras confirmar que lo
que veía era en efecto un hombre.

¿Cómo podía un hombre corriendo a pie ser más rápido que un coche de carreras?
Antes de que pudiera ver de quién se trataba, el hombre había pasado corriendo junto a su coche y
desaparecido por la curva.

Mientras tanto, en el Santuario Zenko, los ojos de Sugimoto se abrieron de golpe.

—Está aquí.

Sugimoto se levantó poco a poco y salió de la antigua estructura. Los diez magos lo siguieron.

Cuando Sugimoto atravesó la puerta principal, vio a un joven de unos veinte años, vestido con ropa
deportiva, que caminaba tranquilo por la montaña y se detuvo frente a él. El rostro del joven carecía de
expresión alguna.

Parecía un corredor cualquiera.

Sin embargo, Sugimoto podía sentir que el joven era una gran amenaza. Este no era otro que Jaime.
Frente a cientos de samuráis reunidos en la plaza, Jaime se dirigió hacia Sugimoto como si estuviera
dando un paseo, sintiendo los rayos del sol de la mañana.

Cientos de miradas de los samuráis se centraron en Jaime.

Cuando Jaime se acercó, docenas de samuráis desenvainaron sus katanas y lo rodearon de inmediato. Los
ojos de los samuráis eran fríos como el hielo. Sus movimientos eran ágiles. De los afilados filos de sus
pulidas katanas irradiaban intenciones asesinas.

Las habilidades de los samuráis no tenían nada que envidiar a las de un Gran Maestro de las Artes
Marciales. Podían ser con facilidad un lord en cualquier parte del reino mundano.

A pesar de las docenas de samuráis equivalentes a Grandes Maestros de las Artes Marciales que rodeaban
a Jaime, su rostro seguía siendo una máscara de calma.

A sus ojos, los samuráis no eran más que hormigas. Puede que ni siquiera los considerara hormigas.

—¿Quién eres? ¿Por qué has venido al Santuario Zenko? —Sugimoto interrogó a Jaime con voz atronadora.

—Para matar —dijo Jaime con indiferencia. Con el ceño fruncido, Sugimoto preguntó:
—¿Fuiste tú quien erradicó el Santuario de las Mil Grullas? Jaime asintió.
—Así es. Destruye la estatua de tu deidad y sustitúyela por la mía si no quieres correr la misma suerte.
Adórame como tu nueva deidad y te perdonaré la vida. No pondré una mano sobre mis adoradores…

—¡Insolente! —Sugimoto rugió furioso. La Deidad venerada en el Santuario Zenko era el ancestro de la
familia Zenko. ¿Cómo podía reemplazarlo por Jaime?

—La muerte es el único camino para ti, ya que no estás de acuerdo.

Ignorando a los samurais que le rodeaban, Jaime continuó acercándose a Sugimoto.

—¡Mátenlo! —ordenó Sugimoto.

Docenas de samuráis dieron gritos de guerra antes de blandir sus katanas contra Jaime. Docenas de
katanas se convirtieron en destellos y rodearon a Jaime. A pesar de ello, Jaime siguió ignorando sus
ataques y continuó avanzando.
¡Clang!

Jaime no esquivó ni resistió los ataques de los samuráis.

Sabía que los samuráis ni siquiera podrían hacerle un corte en el cuerpo, aunque no activara el Cuerpo de
Golem.
CAPITULO 2040
Tras un sonido metálico, las katanas de los samuráis del frente se partieron. Al mismo tiempo, una enorme
fuerza de contragolpe hizo que salieran volando y estallaran en el aire convirtiéndose en nieblas de sangre.

Sugimoto, que había estado observándolo todo desde su lugar, no pudo evitar fruncir el ceño.

Aunque los samuráis habían estallado en nieblas de sangre provocadas por la fuerza del contragolpe, los
demás guerreros no retrocedieron.

El espíritu de los samuráis y sus creencias les hacían no temer a la muerte.

—¡Ataquen!

Docenas de samuráis bajaron sus espadas hacia Jaime al unísono, y sus hojas se concentraron en un punto.

Al ver eso, Jaime activó el Cuerpo de Golem, y su cuerpo se cubrió al instante de brillantes escamas
doradas.

Era como si se hubiera puesto una armadura dorada.

—Hmph. Voy a destruir ese espíritu samurái tuyo —se burló Jaime. Con un suave movimiento de la mano,
una energía aterradora salió disparada y golpeó a docenas de sus enemigos. Todos salieron despedidos por
los aires y estallaron en nieblas de sangre.

La sangre empezó a llover del cielo mientras miembros y órganos incorpóreos se esparcían por el suelo. Un
fuerte olor a sangre permanecía en el aire de la montaña.

Eso era lo que Jaime quería. Puesto que los samuráis estaban controlados por las enseñanzas de los
samuráis, Jaime tenía que utilizar el método más despiadado y violento para hacerles sentir miedo.

Sin embargo, tan pronto como ese grupo de samuráis murió, otro grupo se lanzó al ataque. Cada uno de
ellos tenía un aura asesina. No parecían tener el más mínimo miedo.

En ese momento, Jaime extendió su mano derecha y en ella apareció la Espada Matadragones.

Jaime agitó entonces la Espada Matadragones, produciendo una luz de varios metros de largo que partió
por la mitad a los samuráis que iban contra él.

La parte superior de los cuerpos de los guerreros se desplomó en el suelo mientras sus pies seguían
corriendo por la inercia antes de caer.

La sangre brotaba por todas partes. Con la ayuda de la Espada Matadragones, Jaime mató a docenas de
samuráis de un solo golpe.

Cuando los samuráis, partidos por la mitad, se desplomaron en el suelo, un grupo de intrépidos guerreros
volvió a la carga.

Jaime entrecerró la mirada mientras una poderosa energía de espada rodeaba a la Espada Matadragones.
La energía de la espada se precipitó hacia los samuráis y los cortó en pedazos. Jaime no los dejaría morir
mientras su cuerpo permaneciera intacto.
Mirando a los samuráis caídos y esparcidos por el suelo, Sugimoto se dio la vuelta y lanzó una mirada a los
diez magos. De inmediato asintieron y empezaron a lanzar hechizos.

Hilos blancos como la seda se formaron en el cielo y se dirigieron hacia Jaime.

Los hilos empezaron a enredarse a su alrededor hasta envolverlo firmemente como un capullo.

Sugimoto dejó escapar un suspiro de alivio cuando vio a Jaime sujeto, y una sonrisa se dibujó en sus
labios.

Mientras Sugimoto seguía sonriendo con regocijo, vio que una luz dorada se derramaba de los hilos
blancos. En el segundo siguiente, los hilos blancos se rompieron, permitiendo a Jaime recuperar su libertad.

—¿Me estás retando a un combate con magia? —se mofó. De repente, Jaime cruzó las manos y las levantó
hacia el cielo.
Al instante se formaron nubes oscuras en el cielo y rugieron truenos celestiales. El repentino fenómeno
dejó boquiabiertos a Sugimoto y a los magos.

Sabían cuánta energía mental se necesitaba para realizar una magia tan espectacular. Antes de que
pudieran reaccionar, rayos de truenos celestiales descendieron por el cielo.
¡Crush!

Cada golpe del trueno celestial reducía a un mago a polvo.


CAPITULO 2041
Sin más, los diez magos desaparecieron de la vista de todos. Ni uno solo se salvó del golpe del trueno
celestial.

Ni siquiera tuvieron la oportunidad de esquivar o huir de los rayos. Sugimoto estaba desconcertado. Miró a
Jaime con incredulidad.
Mientras tanto, los samuráis quedaron un poco aturdidos antes de empezar a cargar contra Jaime en todas
direcciones con las armas en las manos.

Planeaban agotar a Jaime superándolo en número.

Por desgracia, su idea fue una mala jugada. Para Jaime, eran como insignificantes insectos a los que podía
matar con un solo golpe de espada. Podría derrotarlos con facilidad, sin importar cuántos fueran.

La Espada Matadragones desprendía un brillo verde y sanguinario. Con un solo tajo de la espada, Jaime
cortó por la mitad a docenas de samuráis a su alrededor.

Pronto, sólo unos pocos samuráis quedaron en pie en la plaza. Toda esta estaba cubierta de sangre y
miembros sin cuerpo.

En ese momento, los samuráis que quedaban no pudieron soportarlo más. Ni siquiera con el espíritu
samurái pudieron aguantar más. Incapaces de soportar el hedor de la sangre, algunos samuráis empezaron
a vomitar. Algunos se trastornaron y corrieron como locos. Algunos incluso intentaron huir del lugar.
Habían perdido la intrepidez de los primeros momentos.

Jaime había aplastado sus espíritus de samuráis.

Cuando Sugimoto vio aquello, supo que estaría acabado si aquella situación continuaba. Así, lanzó un
puñetazo a Jaime cuando éste estaba distraído.

Sugimoto era un Gran Marqués de las Artes Marciales. Por lo tanto, era varias veces más poderoso que
Kazuo.

Sabiendo que sólo tenía una oportunidad, Sugimoto concentró todas sus fuerzas en ese puñetazo.

Sugimoto cargó contra Jaime como un toro enloquecido, pero éste se dio la vuelta de repente y lanzó
también un puñetazo.

¡Bum!

Un ruido ensordecedor recorrió la zona al chocar los dos puños. La poderosa fuerza de la colisión hizo caer
el santuario.

Mientras Jaime permanecía inmóvil, Sugimoto fue lanzado hacia atrás. Al final, Sugimoto aterrizó con
fuerza en el suelo y escupió una bocanada de sangre.

Jaime contempló la imponente estatua y blandió su Espada Matadragones.

La estatua se partió en dos y cayó al suelo. Una niebla oscura salió volando de la estatua y fue directo hacia
Sugimoto.

Jaime sabía que era el alma divina de Chika. ¡Intentaba apoderarse del cuerpo de Sugimoto!

Por supuesto, Jaime no permitiría que Chika tuviera éxito. Por lo tanto, blandió su espada contra Sugimoto.

Debido a lo malherido que estaba, Sugimoto no pudo esquivar la energía de la espada de Jaime que iba
hacia él.

¡Zas!

Sugimoto fue decapitado, y su cabeza fue lanzada a lo lejos.

La niebla negra se detuvo frente a Sugimoto, y poco a poco se condensó para formar una figura humana.

—Bribón. ¿Cómo te atreves a matar a mi descendiente...? —Chika fulminó a Jaime con la mirada.

—Eso no es todo. Voy a refinarte a ti también.

Jaime sonrió con sutileza. Tratar con el alma divina de Chika sería más fácil que tratar con Toyotomi.

Al momento siguiente, el abdomen de Jaime se expandió. Entonces abrió la boca y respiró profundamente
mientras iba hacia Chika.

Como mera alma divina, Chika no pudo evitar la poderosa succión. Al final, fue succionado por el estómago
de Jaime.

Jaime se apresuró a activar la Técnica de Enfoque y refinó el alma divina de Chika. No hubo cambio en su
expresión mientras miraba los cuerpos en el suelo.
—El siguiente —dijo, mientras guardaba la Espada Matadragones y descendía por la montaña. Justo
entonces, el rubio llegó por fin a la montaña. Se llevó un gran susto cuando vio la montaña

cubierta de miembros incorpóreos y sangre.


Cuando Jaime pasó junto al rubio, éste curvó los labios en una sonrisa, el tipo de sonrisa que permanecería
en su mente para siempre.
CAPITULO 2042
Jaime había eliminado dos santuarios en un solo día. Prácticamente había matado a todos los que estaban
allí.

Ese mismo día, innumerables creyentes de Ciudad de Jade estaban perdidos. Las deidades en las que creían
fueron destruidas, y los santuarios que adoraban, demolidos.

Al mismo tiempo, Jaime ordenó a Romario que reconstruyera todos los santuarios y sustituyera las
estatuas de las deidades por las de Jaime.

Con el apoyo de la familia Gayoso y los testimonios de algunos testigos, Jaime no tardó en ganarse un
nutrido grupo de seguidores.

Al fin y al cabo, los jetroinianos eran raros, pues sólo adoraban a personas poderosas.

Aunque Jaime era un cananeo que masacró a innumerables ciudadanos de Ciudad de Jade, seguían
tratándolo como a una deidad porque para ellos era alguien poderoso.

La noticia de la destrucción de los Cuatro Grandes Santuarios corrió como la pólvora. Pronto, toda Ciudad
de Jade lo supo.

Conmocionó al mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade.

Incluso los funcionarios de alto nivel de Ciudad de Jade percibieron la gravedad de la situación.
Rápidamente reunieron a todos los expertos del mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade para idear
un plan.

Después de todo, los santuarios eran las organizaciones más poderosas de Ciudad de Jade. Sin embargo,
fueron destruidos en un solo día. Muchos Jetroinianos no pudieron soportar la humillación y la conmoción.

Mientras tanto, Jaime estaba sentado con las piernas cruzadas mientras ajustaba su aura en la mansión de
Romario.

Habiendo devorado tantas almas divinas de Dioses de las Artes Marciales, Jaime tenía que tomarse su
tiempo para digerirlas, por muy poderosa que fuera su Técnica de Enfoque.

Tres días después, Jaime abrió los ojos, que parecían contener el vasto universo. Justo entonces, entraron
Forero y Fabio.
Al notar el aura de Jaime, Forero se rio y dijo:

—¿Has tenido otro avance? Jaime asintió.


—He alcanzado el Tercer Nivel de Santo de las Artes Marciales. El alma divina de ese tipo era muy buena.
Es una pena que haya tan poca.

Si Ciudad de Jade tuviera unos diez de esos santuarios, la habilidad de Jaime podría mejorar más a

un ritmo más rápido.

—¿Planeas devorar más? Toda Ciudad de Jade está patas arriba porque eliminaste esos santuarios. Incluso
los oficiales de alto nivel de Ciudad de Jade y la gente del mundo de las artes marciales están alerta.
Quieren deshacerse de ti —recordó Forero.
—¿De verdad? Eso es estupendo. Puedo aprovechar la oportunidad para absorber más poder. En lugar de
sentirse preocupado, Jaime se sintió más feliz.
Al fin y al cabo, todos eran Jetroinianos. Jaime no tenía que contenerse. Su Santo de Artes Marciales de
Nivel tres le bastaba para enfrentarse a todos ellos.

—Señor Casas, no debe ser demasiado optimista. He preguntado por ahí. Los funcionarios de alto nivel de
Ciudad de Jade están furiosos y han ordenado al mundo local de las artes marciales que lo retiren del altar.
De lo contrario, los ciudadanos corrientes de Ciudad de Jade se convertirían en sus seguidores.

—Por eso, el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade está pensando en contratar a su mejor
luchador, Kawasaki Kuroki. Ese tipo tiene casi doscientos años y hace tiempo que avanzó a Santo de las
Artes Marciales. En la actualidad, nadie sabe cuál es su nivel de cultivo.

—Como no había nadie que pudiera luchar contra él, vivió recluido durante casi diez años. Al parecer, el
mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade va a pedir a Kawasaki que abandone la montaña —informó
Fabio con expresión sombría.

A Jaime le brillaron los ojos.

—¿Ah, sí? Parece que tendré otra gran comida, entonces.

Al escuchar eso, Forero y Fabio se miraron, completamente desconcertados.

Al principio, querían persuadir a Jaime para que regresara a su país. Después de todo, había puesto Ciudad
de Jade patas arriba.

Además, Jaime se había vengado y sus habilidades habían mejorado.

Por tanto, podía decirse que su viaje a Ciudad de Jade había valido la pena.
CAPITULO 2043
Nadie esperaba que Jaime quisiera luchar contra el mejor luchador de Ciudad de Jade. Al ver la expresión
del dúo, Jaime sonrió.
—No se preocupen. Aún puedo huir si no soy rival para ese tipo. No puede detenerme.

—Cierto. Con tus capacidades actuales, nadie en el reino mundano puede detenerte —asintió Forero con
un movimiento de cabeza.

...

Mientras tanto, algo ocurría en la entrada de la Montaña Fujio en Ciudad de Jade.

El interior de la montaña estaba caliente todo el año. Aunque no hubiera explosión volcánica, el magma
subterráneo seguía emitiendo mucho calor. Sin embargo, la zona exterior de la montaña estaba cubierta de
gruesas capas de nieve. El clima era demasiado frío.

Era como si dos mundos completamente diferentes existieran en el mismo lugar.

La entrada estaba a una docena de kilómetros del Santuario de las Mil Grullas. Sin embargo, la entrada a la
montaña era demasiado empinada, lo que la hacía inaccesible.

No obstante, se construyó una pequeña cabaña de madera justo en medio del cráter volcánico. Incluso
había rastros evidentes de actividad humana fuera de la cabaña.
Apenas se podía imaginar a alguien viviendo allí.

De hecho, la gente corriente se escandalizaría si lo descubriera.

En ese momento, decenas de personas se apresuraron hacia la entrada. Se movían con rapidez, a pesar de
lo empinado del camino.

El más débil de ellos estaba en el nivel de cultivo de Gran Marqués de las Artes Marciales. Eso explicaba
cómo eran capaces de subir por el acantilado como si fuera terreno llano.

Al llegar al borde de la entrada, echaron un vistazo al cráter de cien metros de profundidad y saltaron a él
sin dudarlo.

Poco después, llegaron frente a la cabaña de madera y cayeron de rodillas.

Eran personas influyentes en Ciudad de Jade, personas que podían afectar con facilidad a todo el país.

A pesar de ello, se arrodillaron ante la cabaña de madera con la cabeza baja en señal de reverencia.

En ese momento, el anciano de la cabaña estaba vestido con una armadura de samurái y meditando.

No era otro que el mejor luchador de Ciudad de Jade: Kawasaki Kuroki.

No se inmutó por la gente que se arrodillaba ante su cabaña. Tan solo se sentó en silencio sin abrir los ojos.

Aun así, los hombres de fuera no se atrevieron a hacer ruido y siguieron arrodillados. Aunque eran gente
poderosa, el calor abrasador del cráter los dejaba empapados en sudor. Aun así, no se atrevían a moverse.

Después de varias horas, Kawasaki abrió los ojos.

—Adelante...

Sonó la voz de Kawasaki. Sólo entonces los hombres se pusieron en pie y entraron en la cabaña.

Sólo unos pocos habían visto antes a Kawasaki. La mayoría tan sólo había oído hablar de él, pero nunca lo
había visto.

Al entrar en la cabaña, muchos empezaron a echar miradas a Kawasaki, sólo para quedarse asombrados.

Después de todo, todos imaginaban que Kawasaki era un anciano de barba blanca que apenas podía
caminar.

Para su sorpresa, Kawasaki no sólo no tenía barba, sino que también lucía un cabello negro y abundante.
Parecía un hombre de mediana edad en lugar de alguien que tuviera cerca de doscientos años.

—¿Están aquí porque los cuatro santuarios han sido destruidos? —preguntó Kawasaki. Sus palabras los
sorprendieron aún más.
Kawasaki era la única persona que vivía en el cráter volcánico y llevaba mucho tiempo aislado del mundo
exterior.

«¿Cómo lo sabe?».

De inmediato, los hombres cayeron de rodillas.


—Señor Kuroki, un granuja de Cananea ha destruido los Cuatro Grandes Santuarios. Le imploramos que
proteja el prestigio de Ciudad de Jade —suplicó alguien con sinceridad.

—Hmph. No son más que almas divinas, y sin embargo ustedes las adoran como deidades. Nunca pensaron
en mejorar ustedes mismos. Sólo cuando los atacan se dan cuenta de que no son lo suficientemente
poderosos. La razón por la que el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade se encuentra en un
estado tan terrible es por culpa de ustedes —se burló Kawasaki.
CAPITULO 2044
Sólo esa afirmación ya hizo sudar la gota gorda a la multitud.

Los presentes podían representar a la perfección a todo el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade.
Cada uno de ellos era un prodigio en el mundo de las artes marciales, con una autoridad y una fuerza que
no tenían parangón en toda Ciudad de Jade.

Irónicamente, una palabra de Kawasaki era más que suficiente para asustarlos.

Entre ellos estaba el líder del grupo, que fue el primero en bajar la cabeza con respeto y decir:

—Señor Kuroki, es cierto que sólo podemos culparnos a nosotros mismos de la caída del mundo de las
artes marciales de Ciudad de Jade. Aun así, necesitamos su ayuda para deshacernos de ese mocoso de
Cananea y levantar la moral de nuestros civiles. Claro que vendremos a pedirle perdón después de eso.

Todos eran muy conscientes de que Kawasaki estaba enfurecido por cómo el mundo de las artes marciales
de Ciudad de Jade había quedado reducido a ese estado.

—¡Alguien tiene que rendir cuentas por esto!

—Estamos dispuestos a reparar el daño, señor Kuroki. Le imploramos que nos ayude a recuperar la gloria
de Ciudad de Jade —gritó el grupo al unísono.

Mirando a las docenas de hombres que tenía ante sus ojos, Kawasaki soltó un suspiro.

—De acuerdo. Les ayudaré por última vez. No vuelvan a molestarme cuando esté meditando. Al dejar caer
su comentario, su cuerpo flotó en el aire.
Un instante después, el lugar donde había estado sentado se abrió poco a poco, liberando ráfagas de ola de
calor que de inmediato envolvieron el lugar. Lo siguiente que vieron fue el lago de lava

hirviente y fundida que había debajo.

A todos se les salieron los ojos de las órbitas de la impresión. Justo en medio de la lava fundida había una
katana clavada.
Kawasaki alargó la mano para sacar la katana, y en un instante, un escalofrío recorrió las espinas dorsales
de los espectadores.

De hecho, incluso el más débil de ellos era al menos un Gran Marqués de las Artes Marciales. Para que se
sintieran intimidados por semejante aura, ésta tenía que ser muy poderosa.

Además, a pesar de desprender un aire tan intimidante, esa katana no parecía nada fuera de lo común.

—Ya pueden marcharse. Vuelvan tres días después junto con ese Cananeo. Me da igual cómo lo hagan. De
cualquier forma, no esperen que baje la montaña —ordenó Kawasaki.

—Entendido. —El líder de la banda asintió con fervor.


Lograr una intervención de Kawasaki ya era una hazaña considerable. Nunca tendrían el descaro de pedir
más.

Cuando la multitud salió de la cabaña de madera, se quedaron perplejos ante la visión del cráter volcánico.

Cuando llegaron por primera vez a aquel lugar, la ruta podría haber sido escarpada, pero les había sido
posible pisar el suelo. En aquel momento, sin embargo, no había ni siquiera un lugar en el que pudieran
pararse, y mucho menos trepar por el volcán de más de cien metros de altura.

Ninguno de ellos tenía lo que hacía falta para superar esa altura, no con su fuerza actual.

Justo en ese momento, Kawasaki salió de la cabaña de madera y les lanzó una mirada ardiente.

¡Clang! Desenvainó su katana.

Con un movimiento de sus manos, envió un rayo de luz de varios metros de largo.

Por muy casual que pareciera ese movimiento, Kawasaki desató una ola de energía tan aterradora que al
grupo de hombres le costó respirar, por así decirlo.

El rayo de luz se dirigió hacia la pared del cráter volcánico y lo destrozó todo.

¡Bum!

Tras una serie de sonidos ensordecedores, empezaron a llover trozos de roca. En poco tiempo, surgió una
pendiente que conducía directo a la cima del volcán.

Nadie podía creer lo que veía y su respiración se aceleró.

Frente a ellos había un muro de unos cien metros de altura. Incluso tenía una barrera muy resistente que
se había formado tras ser bañada por la lava humeante.

«Pensar que el Señor Kuroki podía atravesarla y crear un camino como este...».

El júbilo inundó sus corazones en ese momento. Creían que mientras existiera un ser supremo como
Kawasaki, el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade sería inquebrantable. Todos ellos se
arrodillaron y le rindieron pleitesía antes de partir hacia la cumbre.
La noticia de la intervención de Kawasaki no tardó en extenderse por toda Ciudad de Jade.

La gente del mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade estaba encantada. Después de todo, Kawasaki
siempre había sido una figura legendaria en el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade.

Los miembros del consejo de Ciudad de Jade también se sintieron aliviados cuando la noticia llegó a sus
oídos. Creían que los días de Jaime estaban contados desde el momento en que Kawasaki decidió
intervenir.
CAPITULO 2045
Mientras tanto, Jaime estaba en su asiento de la residencia Gayoso, dándose aparentes aires de grandeza.

Sentado frente a él había un jetroiniano con bigote, vestido de traje.

—Buenos días, señor Casas. Soy Muto Shinichi, un mensajero del mundo de las artes marciales de Ciudad
de Jade —se presentó como tal.

—¿A qué ha venido? ¿El mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade ha decidido por fin rendirse? —
dijo Jaime con una leve sonrisa.

A decir verdad, sabía muy bien que no sería así. Puede que Muto no fuera a subyugarle el mundo de las
artes marciales de Ciudad de Jade, pero nunca desperdiciaría la oportunidad de asquearlo.

Como era de esperar, el rostro de Muto dio un giro de 180 grados al escuchar lo que Jaime había dicho.

Sin embargo, reprimir el asco era su única opción. Se limitó a sacudir un poco la cabeza.

—No, señor Casas. Vengo a enviarle una invitación para un duelo. Hablando de eso, le entregó a Jaime una
exquisita tarjeta de invitación. En lugar de dedicar un momento a mirar la tarjeta, Jaime la tiró a un lado.
—No me hagas perder el tiempo. Sólo dilo.

Al ver la actitud arrogante de Jaime, Muto hizo todo lo posible por contener la rabia que hervía en su
interior.

—Los campesinos del mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade estaban descontentos con la
masacre en Ciudad de Jade. Por eso, señor Casas, al señor Kuroki le gustaría retarlo a un duelo. ¿Se atreve a
aceptar la invitación? —dijo Muto con un deje de desprecio en la voz.

Era su intento deliberado de burlarse de Jaime, con la esperanza de ponerlo nervioso y obligarlo a aceptar
el reto.

Teniendo en cuenta la alta estima que gozaba Kawasaki, le preocupaba que Jaime acabara acobardándose
de miedo.

Aunque sorprendido al principio, al escuchar esas palabras Jaime se mofó:

—No me hables con ese tono. Puede que Kawasaki sea el genio de Ciudad de Jade, pero para mí no es
nadie. Si lo que quiere es un duelo, estaré encantado de complacerlo.

A Muto se le frunció el ceño.

—¡Qué insolencia! El señor Kuroki es el samurái más importante de nuestro país, y lleva aquí casi
doscientos años. Es inmortal. Cómo te atreves a hablar así de él.

—¿Inmortal, dices? ¿Has visto alguna vez a uno? Aparte de otras cosas, no eres más que un mensajero.
Qué valor debes tener para arremeter contra mí.

Lo siguiente que supo Muto fue que del cuerpo de Jaime ya emanaba una inmensa aura, que se
manifestaba como una horrible presión y se dirigía hacia él.

Muto era un artista marcial, pero ante la energía dominante de Jaime, no era más que un esbirro. Cayó de
rodillas bajo el talón de Jaime, sin más.
—No te mataré hoy, pero te haré saber cómo es un verdadero inmortal.

Con eso, Jaime dejó de canalizar su poder, permitiendo que Muto se pusiera en pie con piernas
temblorosas.

Para entonces, el rostro de este último ya carecía de color.

—Muy bien, entonces. El señor Kuroki esperará su llegada al cráter de la montaña Fujio dentro de tres días.

En cuanto Muto dijo lo que tenía que decir, ya estaba listo para marcharse cuando sonó una voz.
—Espera un momento.

Fabio entró y paró en seco a Muto.

—Ya que es una invitación a duelo, ¿por qué tienen todos la última palabra tanto en la hora como en el
lugar? Si han fijado la hora, deberíamos ser nosotros los que decidiéramos el lugar.

La comisura de los ojos de Muto se crispó un poco al escuchar aquella exigencia. Si dejaba que Jaime
eligiera el lugar, Kawasaki de seguro no se presentaría, dado que éste había insistido en quedarse en la
montaña.

Entonces llegó la insistencia de Muto.

—¿Por qué? ¿Es porque tienes miedo de no poder subir ni al cráter de la montaña Fujio?

—Ya basta con tu psicología inversa. Haré lo que deseas. Piérdete, ahora. Jaime agitó las manos, molesto.
Muto se alegró al ver que Jaime accedía al acuerdo. Se marchó a toda prisa por miedo a que Jaime faltara a
su palabra.

Fabio, a su vez, expresó su preocupación:

—Ha caído en su trampa, señor Casas. Ese Kawasaki puede ser fuerte, pero su poder se resentirá cuando
abandone la montaña. La mayor parte de su energía marcial proviene de la lava fundida del volcán, que es
precisamente por lo que ha estado viviendo recluido cerca del cráter. He hecho un gran esfuerzo sólo para
encontrar esta información.

Parecía que Fabio había anticipado desde hacía tiempo una batalla entre Jaime y Kawasaki. No era de
extrañar que hubiera estado buscando todo tipo de información sobre Kawasaki día tras día.
CAPITULO 2046
Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Jaime.

—No pasa nada, Fabio. Confío en ganar el duelo.

Al ver que aquel hombre estaba tan seguro de sí mismo, Fabio no pudo decir nada más.

Desde que Jaime aceptó batirse en duelo con Kawasaki tres días después, el mundo de las artes marciales
de Ciudad de Jade empezó a darle bombo al asunto y ordenó a todo el que fuera alguien del mundo de las
artes marciales que viera el evento.

Iba a ser el último combate de Kawasaki. En el futuro, ya nadie podría presenciar el talento de los mejores
samuráis de Ciudad de Jade.

Mucha gente se puso en marcha al enterarse del duelo y se dirigió hacia el cráter volcánico de la Montaña
Fujio.

Aunque la gente corriente no podía subir al cráter volcánico, aun así, hicieron lo posible por ascender la
Montaña Fujio hasta el punto más alto posible.

así, el monte Fujio ya estaba abarrotado antes del día del duelo.

Todos iban a ver al mejor samurai de Ciudad de Jade, un inmortal que había vivido casi doscientos años.

Incluso el gobierno de Ciudad de Jade estaba prestando mucha atención al asunto. En aquel momento,
todos los ciudadanos del país estaban pendientes de aquel duelo épico.

En un abrir y cerrar de ojos, pasaron tres días.

Jaime, Forero y Fabio se dirigieron al cráter volcánico de la montaña Fujio.

Esta vez, Jaime no llevó a Romario porque había un montón de cosas relacionadas con la familia Gayoso de
las que éste tenía que ocuparse en ese momento.

Entre ellas estaba supervisar la construcción del santuario.

Cuando Jaime y los demás llegaron, se quedaron atónitos ante el espectáculo que tenían ante sus ojos.

Había gente por todas partes en la montaña Fujio, casi ocupando todo el espacio disponible.

Muto estaba al pie de la montaña, esperando ansioso la llegada de Jaime. Temía que el hombre no
apareciera. Si eso ocurría, no tendrían forma de explicar las cosas a la gente.

Mucha gente estaba atenta a aquel asunto, incluido el gobierno.

En verdad, no sabría cómo justificar las cosas si Jaime no se presentaba.

En cuanto vio que el coche de Jaime se acercaba lentamente, el corazón que tenía en la garganta volvió a
su sitio.

—Vaya, es usted bastante puntual, señor Casas —comentó Muto.

—Siempre he sido puntual, sobre todo cuando se trata de un duelo que estoy seguro de ganar — replicó
Jaime con una sonrisa burlona.

—Es muy arrogante —comentó Muto, levantando las comisuras de los labios.

—No, no es arrogancia, sino confianza —enmendó Jaime con calma.

—¡Genial! Espero que pueda mantener la confianza hasta el final.

Tras decir eso, Muto se dio la vuelta y clavó su mirada en la montaña. Al instante, la densa multitud se
separó y les dejó paso.

Siguiendo a Muto, Jaime subió lentamente la montaña. Durante toda la caminata, todos hablaron de él.
—¿Fue él quien destruyó los Cuatro Grandes Santuarios? Es demasiado joven.

—¿Podría ser un caso de identidad equivocada? Sólo parece tener unos veinte años.

—¡Si es él, puedo matarlo de un solo puñetazo sin necesidad de que intervenga el Señor Kuroki! Todos lo
miraron incrédulos.
Pronto, Jaime y los demás llegaron al pie del cráter volcánico. Si uno quería escalar el cráter volcánico,
necesitaba poseer cierto grado de capacidad.

Aunque entonces había mucha gente en el cráter volcánico, todos eran figuras poderosas en el mundo de
las artes marciales de Ciudad de Jade. De hecho, la mayoría de ellos eran Grandes Marqueses de las Artes
Marciales.

—El señor Kuroki lo espera en el cráter volcánico. Tendrá que subir solo, ya que yo no tengo la capacidad
para hacerlo —murmuró Muto.

Mirando hacia el cráter volcánico, Jaime saltó hacia arriba, disparándose hacia el cielo como una flecha
lanzada desde la cuerda de un arco.

Con ese ligero salto, se elevó decenas de metros.

Acto seguido, golpeó la pared de piedra con el pie delantero y su figura volvió a elevarse. Le bastaron dos
saltos para alcanzar el borde del cráter volcánico.
En ese momento, muchas personas estaban de pie en el borde del cráter volcánico. Eran todos élites del
mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade.

Huelga decir que Kazuo era uno de ellos.

Cuando Jaime vio al hombre, su mirada se detuvo en él durante un instante. Al sentir los ojos de
Jaime clavados en él, Kazuo se estremeció y se apresuró a esquivar a la persona que tenía al lado.
CAPITULO 2047
Mientras tanto, todos los demás miraban boquiabiertos a Jaime.

A pesar de ser tan capaces, aún tenían que emplear energía marcial para subir el cráter volcánico. Sin
embargo, el hombre lo consiguió con un suave salto.

Nunca habían presenciado capacidades tan formidables. Si tuvieran tal poder, no habrían quedado
atrapados en el cráter volcánico y habrían necesitado que Kawasaki les abriera un paso con un tajo de
espada.

Fijando los ojos en la pequeña cabaña del cráter volcánico, Jaime descendió planeando y aterrizó con paso
firme frente a la estructura.

En cuanto sus pies tocaron el suelo, la puerta de la cabaña de madera se abrió en automático y Kawasaki
salió con lentitud.

Cuando vio a Jaime, se sobresaltó, pues nunca había imaginado que aquel hombre fuera tan joven.

Jaime también se sorprendió. No esperaba que Kawasaki hubiera conservado su aspecto de mediana edad,
pues siempre había supuesto que éste era un anciano de barba canosa.

Ambos se quedaron un poco estupefactos, pero al segundo siguiente recobraron el sentido común.

—¿Eres Jaime Casas? —preguntó Kawasaki.

—¿Y tú eres Kawasaki Kuroki? —preguntó Jaime.

A pesar de que Jaime le llamó por su nombre, Kawasaki no montó en cólera, aunque nadie en Ciudad de
Jade se atrevía a hacerlo, ni siquiera el emperador.

—Sí, soy yo.

Kawasaki asintió con la cabeza.

—Y yo soy Jaime Casas.

Del mismo modo, Jaime agachó un poco la cabeza.


A partir de entonces, ninguno de los dos dijo nada, limitándose a mirarse en silencio.

Mientras lo hacían, ambos liberaban una gran ráfaga de sentido espiritual hacia el otro. En otras palabras,
estaban tanteando las capacidades del otro. Sin embargo, la multitud en el cráter volcánico estaba perpleja
al ver a ambos hombres inmóviles. No podían comprender qué estaban haciendo exactamente Jaime y
Kawasaki.

Unos minutos después, Kawasaki retiró su sentido espiritual y comenzó sin prisas:

—Nunca esperé que fueras tan joven de verdad. Aunque tu físico difiere del de una persona normal, es
imposible que hayas alcanzado un nivel de cultivo tan alto a esta edad. Qué extraño. Es muy peculiar.

Jaime también retrajo su propio sentido espiritual.

—No me extraña que no te atrevieras a salir de aquí para batirte en duelo conmigo. Si sales de aquí,
no sólo se debilitarán tus capacidades, sino que tu aspecto actual también envejecerá rápido. Dicho sin
rodeos, este lugar no es más que tu jaula. Si yo no hubiera aceptado venir aquí a batirme en duelo contigo,
tú tampoco podrías haber hecho nada.

El sondeo anterior les permitió entenderse un poco.

—Tienes razón. En efecto, no soy más que un tigre enjaulado. Pero ya que has venido aquí, sólo puedes
resignarte a tu destino.

Mientras Kawasaki decía eso, agitó un poco una mano. En un instante, la pequeña cabaña de madera
explotó.

Justo después, una corriente de magma brotó del centro de la cabaña de madera, trayendo consigo una
katana.

Kawasaki agarró la katana con la mano.

—Desenvaina tu arma —instó.

—Mi espíritu es uno con mi espada. Usaré un arma cuando sea el momento de hacerlo —respondió Jaime
con tono plácido.

—¿Oh? ¿Planeas luchar conmigo con las manos vacías?

Entrecerrando un poco los ojos, Kawasaki arrojó de nuevo al magma la katana que tenía en la mano antes
de continuar:

—Si es así, haré lo mismo.

—Te aconsejo que uses tu katana. De lo contrario, me temo que nunca tendrás la oportunidad de volver a
usarla —replicó Jaime con suavidad.

—¡Hmph! ¡Qué mocoso tan arrogante! Tu futuro habría sido prometedor, ya que has conseguido alcanzar
un nivel de cultivo tan alto a esta edad. Por desgracia, eres demasiado engreído y poco precavido. Por lo
tanto, ¡tienes que pagar el precio de tu arrogancia!
Kawasaki resopló. En sus ojos brilló un destello gélido y levantó la mano hacia Jaime. Había dado el primer
paso.
CAPITULO 2048
Al ver que Kawasaki había hecho un movimiento, la multitud en el cráter volcánico miró con los ojos muy
abiertos por miedo a perderse un segundo de la intrigante batalla.

¡Whoosh!

Una ráfaga de fuerte viento se abalanzó sobre Jaime.

Con un rugido que parecía un vendaval aullante, la inmensa ráfaga de energía marcial alcanzó a Jaime en
una fracción de segundo.

Tras esa ráfaga de aire, incluso el magma que salía a chorros fue arrastrado, desatando una serie de llamas
abrasadoras.

En ese momento, Jaime apretó la mano derecha. Una luz dorada brilló en ella.

—¡Puño de Luz Sagrada!

Mientras sacaba su mano cerrada, una densa energía espiritual se juntó en ese instante y formó un
gigantesco puño, corriendo hacia las corrientes de aire generadas por el puñetazo de Kawasaki.

¡Bum!

La energía y el viento chocaron, tras lo cual sonó un estruendoso boom. El cráter volcánico se convirtió en
un altavoz natural, transmitiendo el sonido a los cielos.

La gran explosión obligó a todos los que se encontraban en el cráter volcánico a taparse los oídos con las
manos. De hecho, toda la Ciudad de Jade pudo escuchar aquel estruendo ensordecedor.

Posteriormente, una gran ola de energía residual se extendió en todas direcciones. Bloqueada por las
paredes del volcán, procedió a dispararse hacia arriba.

En un santiamén, todos los que se encontraban en el cráter volcánico salieron despedidos por esa fuerza
antes de darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Fueron cayendo uno tras otro, con el resultado
inmediato de graves heridas y bajas devastadoras.

Incluso Kazuo voló y se golpeó con fuerza contra el suelo.

Todos los que pudieron mantenerse en pie en el cráter volcánico eran algunas de las personas más capaces
del mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade.

Sin embargo, en ese mismo momento, las secuelas del duelo de Jaime y Kawasaki los dejaron malheridos o
muertos.

Eso evidenciaba el tremendo poder de la batalla entre los dos hombres.

El magma que brotó del cráter volcánico al principio salpicó debido a la fuerza de la energía residual
durante el duelo esta vez y llovió desde el cielo.

Al mismo tiempo, muchas personas resultaron escaldadas por el magma, y sus gemidos de dolor resonaron
sin cesar. En ese momento, el exterior del cráter volcánico parecía el infierno en la Tierra.

Mientras tanto, Jaime y Kawasaki se miraron fijamente tras intercambiar aquel golpe.

La expresión de Kawasaki empezó a adquirir un tono sombrío, y su brazo derecho tembló. Sólo con ese
primer intercambio de golpes, había percibido la infinita energía dentro de Jaime.
Después de todo, bastaba un solo movimiento para saber quién era el vencedor cuando luchaban élites.

Sus pupilas comenzaron a contraerse. A pesar de haber cultivado durante más de cien años, dudó de sí
mismo en ese instante.

«Aunque Jaime hubiera cultivado desde el día en que fue concebido, ¡no debería poseer una energía
marcial tan colosal!».

No obstante, permaneció impávido ante su conmoción.

Estaba convencido de que la energía marcial dentro de Jaime acabaría agotándose a pesar de su
enormidad.

Por el contrario, podía absorber el calor del magma subterráneo mientras permaneciera en el cráter
volcánico.

En otras palabras, podía tener un flujo interminable de infusión de poder, pero no podía decirse lo mismo
de Jaime.

Esa era su ventaja.

—¡Déjame ver cuánta energía marcial puedes almacenar en tu cuerpo, chico! Dicho esto, Kawasaki soltó un
rugido y atacó a Jaime una vez más.
Usó la palma de la mano como espada y la blandió contra Jaime sin contenerse.

Esta vez, la energía marcial estaba tan condensada que de inmediato cortó el aire con un zumbido
penetrante.

Al ver eso, Jaime movió un dedo en el aire, usándolo como espada. Un destello de luz dorada brilló, seguido
de una inmensa ráfaga de energía espiritual que salió disparada de su dedo. Luego se condensó en una
larga espada y golpeó a Kawasaki.

Aunque ninguno de los dos usaba armas, formaron espadas con sus energías y lucharon.

¡Clang!

Aunque las hojas estaban formadas por energía condensada, produjeron un crujido metálico al chocar.

Acto seguido, la dominante espada de Kawasaki fue cortada por el destello de luz de la espada de Jaime.
Sin embargo, la terrorífica energía de la espada no se detuvo ahí. Se fue en dirección al pecho de Kawasaki.

Las cejas de Kawasaki se arrugaron, y no tuvo más remedio que retroceder para esquivarla. Por desgracia,
su retirada fue considerada una derrota a los ojos de los demás.
CAPITULO 2049
La expresión de Kawasaki empezó a oscurecerse. Al principio pensó que podría ganar con facilidad el duelo,
sin embargo, estaba en el lado perdedor.

¡Crack!

Extendiendo la palma de la mano, sacó su katana y empezó a usar el arma.

Cuando sacó la katana, salió otro chorro de magma. Esta vez, no sólo brotó, sino que fluyó en todas
direcciones.
Pronto, el magma llegó a los pies de Kawasaki, pero el hombre permaneció inmóvil. Incluso cuando le
envolvió los pies, no se movió ni un milímetro.
Nubes de niebla blanca comenzaron a salir del magma, durante el cual inhaló profundamente. Absorbió el
calor del magma en grandes cantidades y lo transformó en energía.

El magma fluyó de forma similar hasta los pies de Jaime, pero el hombre tampoco se inmutó. Era como si él
no fuera la persona que estaba bajo el calor abrasador.

Cuando Kawasaki tuvo la katana en la mano, su aura cambió de repente y su confianza se disparó.
Agarrando la katana con ambas manos, la blandió hacia Jaime.
Una luz plateada brilló en la hoja, y toda su energía marcial se condensó en el arma.

En ese momento, Jaime blandió su mano derecha en el aire. En un instante, la Espada Matadragones
apareció en su mano.

En el momento en que eso ocurrió, Kawasaki se quedó un poco aturdido. Al principio entendió
erróneamente que Jaime no tenía ningún arma, ya que éste no llevaba ninguna consigo.

Pero, el arma de Jaime se había integrado con el cuerpo del hombre de verdad. Ese era el nivel de cultivo
más alto en el que la espada y el espíritu se convertían en uno.

Por desgracia, le fue imposible detenerse cuando ya había blandido su katana. No tuvo más remedio que
morder la bala y seguir blandiendo la espada.

Al instante, la Espada Matadragones que Jaime tenía en la mano zumbó y salió disparada a su encuentro.

Cuando las espadas chocaron, se escuchó un crujiente sonido metálico.

Al instante, el aire empezó a vibrar con violencia. Era como si el tiempo y el espacio estuvieran a punto de
desbordarse, a punto de colapsar en un agujero negro.

Kawasaki se dio cuenta de que no había forma de romper la energía de la espada de Jaime. Su katana brilló,
y él se convirtió en una corriente de luz cuando su espada y su espíritu se hicieron uno. Sin embargo, a su
fusión aún le faltaba práctica. Mientras toda su persona giraba, la katana en su mano emanaba destellos de
destellos metálicos, envolviendo a Jaime por completo.

A los ojos de los forasteros en ese momento, innumerables clones de Kawasaki con katanas en la mano
atacaban a Jaime por todos lados.

Por mucho que éste intentara mantenerse firme, le sería imposible bloquear los ataques procedentes de
todas direcciones.

—¡Nueve Sombras!

Justo después de que Jaime rugiera eso, su cuerpo vibró. En un abrir y cerrar de ojos, se manifestaron, uno
tras otro, clones de sombras que irradiaban fuertes auras.

Todos ellos sostenían la Espada Matadragones en la mano y empezaron a blandirla con eficacia.

El verdadero yo de Jaime y sus clones de sombra formaron un círculo, con la Espada Matadragones en sus
manos emitiendo energía de espada sin parar.

Con eso, Kawasaki perdió su oportunidad.


¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!

Sonaron golpes metálicos ensordecedores pero nítidos. Todos los golpes de Kawasaki fueron bloqueados, y
no pudo atravesar la defensa de Jaime.

Al ver las Nueve Sombras de Jaime, Kawasaki se quedó aturdido.

En ese momento, ni siquiera él tenía forma de distinguir cuál de las figuras era el verdadero yo de Jaime,
pues podía sentir auras genuinas y sangre fluyendo por las venas de cada figura.

Nunca había visto clones de sombras tan realistas.

Nueve Sombras era la técnica definitiva de la familia Gayoso, y una vez fue testigo de ella, pero palidecía en
comparación.

Sin que él lo supiera, Jaime no había robado Nueve Sombras. En su lugar, alguien se la transmitió.

Por lo tanto, el potencial de las Nueve Sombras de Jaime era mucho mayor que el de cualquiera de la
familia Gayoso.

La expresión de Kawasaki se tornó sombría.


CAPITULO 2050
El calor del magma seguía acumulándose en el cuerpo de Kawasaki. La energía marcial que había perdido
se repuso en un instante. En otras palabras, el poder de Kawasaki podía mantenerse al máximo durante
mucho tiempo. Esa era la mayor ventaja de Kawasaki. Por lo tanto, confiaba en sus habilidades.

—Me gustaría ver cuánto tiempo pueden durar tus clones de sombra… Con eso, Kawasaki blandió su
katana contra Jaime una vez más.
Por otro lado, Jaime volvió a convocar a todos sus clones de sombra. Después de todo, su energía espiritual
se agotaría más rápido si tenía muchos clones de sombra.

Kawasaki podía obtener energía del magma, pero Jaime no. Tampoco podía convertir el calor en energía
espiritual.

Kawasaki seguía blandiendo su katana, la espada se movía tan rápido que todo lo que se veía eran sombras
borrosas.

Jaime también blandió su espada hacia Kawasaki.

¡Clang!

Saltaron chispas cuando sus espadas chocaron, y un ruido ensordecedor se extendió por toda la zona.

Era la enésima vez que luchaban mientras sus espadas chocaban entre sí.

Los cambios en el viento debido a la batalla hicieron que el magma del volcán salpicara por todas partes.

¡Clang!

Se escuchó otro fuerte clang antes de que las dos figuras se separaran. Kawasaki miró fijamente a Jaime
mientras la sorpresa brillaba en sus ojos.
No esperaba que Jaime no mostrara ningún indicio de agotamiento después de luchar durante tanto
tiempo. Se sorprendió al ver que Jaime seguía lleno de energía marcial y con una fuerte aura.
El espíritu de lucha de Jaime creció mientras miraba a Kawasaki. Cuanto más fuerte era su oponente, más
excitado se ponía Jaime.

Eso era porque Jaime podía absorber más poder de oponentes más fuertes.

—¡Increíble! ¡Vamos otra vez!

Jaime sonrió satisfecho mientras su agarre de la Espada Matadragones se tensaba. Su espíritu competitivo
estaba encendido, y no había señales de que se debilitara.

Levantó la Espada Matadragones y la blandió hacia delante.

Se escuchó un estruendoso rugido de dragón al blandir la espada. La energía de la espada se transformó al


instante en un dragón dorado, que se elevó hacia el cielo y voló a su alrededor.

Al ver eso, la expresión de Kawasaki se volvió sombría mientras avanzaba y seguía golpeando el cuerpo del
dragón dorado.

¡Clang!

Las dos espadas chocaron una vez más.

Kawasaki recibió un enorme contragolpe que le hizo tambalearse hacia atrás. La katana en su mano vibraba
sin parar como si temiera al dragón dorado.

Jaime no se detuvo.

«¡Kawasaki está en desventaja! ¡Ha llegado mi oportunidad!».

Un destello asesino brilló en los ojos de Jaime mientras su espíritu competitivo bullía en su interior.

—¡La primera técnica de las Nueve Sombras!

Una luz brillante brilló alrededor de Espada Matadragones antes de que una luz verde saliera disparada de
la espada.

La luz verde se transformó en una figura humana. Aunque no se podía determinar su rostro ni su sexo, era
con claridad la figura de un humano.

—El espíritu de la espada…

Jaime se sorprendió al ver la figura.

No esperaba que se hubiera formado el espíritu de la espada de Espada Matadragones. Aunque no había
madurado del todo, salió de la espada y apareció.

«¡Ganaré otro poderoso ayudante si el espíritu de la espada madura por completo!». El espíritu de la
espada se alzaba orgulloso sobre el dragón dorado.
Kawasaki se aterrorizó al ver tal escena.

No esperaba que la Espada Matadragones en manos de Jaime produjera un espíritu espada. El espíritu de
la espada no se había formado bien, pero podía salir de la espada, y el aura que emitía
era demasiado fuerte.

Kawasaki elevó toda la energía marcial de su cuerpo mientras intentaba controlar la vibrante katana que
tenía en la mano.

El magma bajo sus pies se solidificó y se volvió negro mientras absorbía grandes cantidades de calor de él.

El espíritu de la espada montó en el dragón dorado y se elevó hacia Kawasaki. Kawasaki apretó los dientes
y blandió la katana.
¡Clang!

La luz se extendió en todas direcciones cuando la katana chocó con el espíritu de la espada y el dragón
dorado. La katana se tambaleó hacia atrás una vez más mientras aparecía una pequeña abolladura en la
katana.
CAPITULO 2051
Una pizca de miedo surgió dentro de Kawasaki.

Aunque Kawasaki podía absorber energía marcial continuamente, Jaime también parecía tener una energía
infinita en su interior. Si continuaban luchando, Kawasaki perdería ante Jaime, aunque pudiera seguir
absorbiendo energía marcial.

Justo cuando Kawasaki intentaba idear una nueva estrategia, Jaime agarró su espada y saltó. Su espada
destelló una luz verde.
No iba a dejar a Kawasaki ni siquiera la oportunidad de respirar. Cada vez que hubiera una pausa en el
combate, permitiría a Kawasaki recuperar más energía marcial.

«¡No dejaré que tenga la oportunidad de recuperarse!».

La luz verde parpadeó ante Kawasaki. No podía descuidarse y giró su katana hacia la espada de Jaime para
contrarrestar el ataque.

El fuerte sonido de una explosión estalló mientras Kawasaki retrocedía una vez más. Jaime era cada vez
más rápido con cada golpe de su espada.
Kawasaki no tuvo más remedio que recibir cada uno de los ataques de Jaime. La energía marcial en él se
estaba agotando muy rápido. Aunque pudiera absorber el calor del magma para obtener más, recuperarse
de una disminución tan grande de energía marcial era difícil.

Gotas de sudor frío se formaron en la frente de Kawasaki mientras respiraba con fuerza. La katana que
llevaba en la mano estaba astillada y abollada.

Aunque parecía a punto de partirse por la mitad, Kawasaki no tenía elección. Sólo podía confiar en la
katana para continuar el combate.

Por otro lado, Jaime se emocionaba más a medida que avanzaba la batalla. La energía espiritual de su
interior estalló mientras la esencia dracónica de su pecho brillaba con fuerza, y el Poder de los Dragones
fluía constantemente a través de él.

Guardó la Espada Matadragones cuando se dio cuenta de que Kawasaki estaba al límite. Jaime no

quería matar a Kawasaki, sino absorber su poder.

Al ver que Jaime había guardado la Espada Matadragones, Kawasaki se dio cuenta de que era su última
oportunidad de derrotar a Jaime.
—¡Cuchillada Sombra!

Kawasaki gastó lo último de su energía y levantó su katana. Sus ojos brillaban en rojo. Parecía que estaba a
punto de fundirse con la espada.

La luz salió disparada de la katana y se elevó hacia el cielo, fuera de la entrada del volcán. Incluso la gente
de fuera del volcán podía ver la aterradora luz volando a través de las nubes.

Kawasaki se adelantó de inmediato mientras la luz de su katana lanzaba un tajo hacia delante. Ese último
ataque determinaría el final de la lucha.

Justo después de que Kawasaki asestara el último golpe, la katana no pudo soportar más la presión y de
inmediato se rompió en varios pedazos.

Contempló estupefacto la katana a la que sólo le quedaba el mango antes de tirarla.

«No importa cómo acabe esto. Después de todo, ¡es el último ataque!». Sólo podía esperar que el último
golpe pudiera dañar o matar a Jaime.
—¡Hmph!

Sin embargo, Jaime soltó una risita mientras se enfrentaba al último golpe de Kawasaki.

¡Bum! Giró el puño y abrió un agujero negro en el vacío.

Jaime no podía manipular el espacio a su alrededor en ese momento, ni podía confiar en su poder y abrir el
vacío para ir al lugar que quisiera.

Sin embargo, era posible si quería perforar el vacío y crear un agujero.

La luz de la espada de Kawasaki entró en el agujero creado en el vacío y de inmediato se desvaneció.

El agujero en el vacío desapareció pronto, pero las ondas de choque creadas por el puñetazo de Jaime no.

Las ondas de choque golpearon a Kawasaki, haciéndolo volar hacia atrás antes de estrellarse contra la
pared de piedra y escupir una bocanada de sangre.

Kawasaki envejeció rápido y pronto adquirió el aspecto de un anciano. Su rostro estaba lleno de arrugas y
su respiración era lenta. Parecía a punto de morir.

Los ojos de Kawasaki ya no brillaban. Con las manos en el suelo, intentaba absorber el calor del magma en
su cuerpo.

Jaime se dirigió a pasos lentos hacia Kawasaki. Sin embargo, Kawasaki no se movió, ni podía moverse. En
ese momento, su cuerpo estaba envejeciendo, y la energía en su interior se estaba disipando.

—Aunque muera, no dejaré que absorbas mi poder... —dijo Kawasaki. Podía ver a través de las
intenciones de Jaime.
CAPITULO 2052
Jaime hizo una mueca.

—¿De verdad crees que aún tienes derecho a elegir?

«Tengo a Kawasaki en la guillotina. Es barro en mis manos».


—Estoy a un paso —se lamentó Kawasaki, con el rostro marcado por el arrepentimiento—. No serías rival
para mí si alcanzara el Dios de las Artes Marciales.

«Si hubiera superado el nivel de Santo de las Artes Marciales y hubiera alcanzado el de Dios de las Artes
Marciales, Jaime no sería rival para mí. Aunque Toyotomi era un Dios de las Artes Marciales, sólo había sido
una sombra cuyos poderes estaban muy reducidos. Yo, en cambio, soy diferente. Si consiguiera llegar a
Dios de las Artes Marciales, sería un Dios de las Artes Marciales viviente, sin parangón en el mundo de las
artes marciales. En el mundo de las artes marciales no hay un nivel de cultivo más alto que el de Dios de las
Artes Marciales».

—Incluso si lo hicieras, terminaría de la misma manera.

Con una mirada mordaz, Jaime cerró la brecha entre él y Kawasaki paso a paso. Siendo sólo artistas
marciales, no entenderían cómo es el reino celestial.
«¿Y qué si alcanzamos el Dios de las Artes Marciales? Aunque llegáramos a los reinos secreto o celestial,
seguiríamos siendo insignificantes».

Mirando boquiabierto a Jaime, Kawasaki fue incapaz de comprender el origen de la confianza de éste. Sabía
que bajo ninguna circunstancia permitiría que Jaime absorbiera su poder.

Kawasaki soltó un rugido repentino. El alma divina que llevaba dentro se encendió y se transformó en una
mancha de humo negro que intentaba escapar.

Habiendo alcanzado un nivel de cultivo tan alto como el suyo, una resurrección era posible mientras su
alma divina permaneciera intacta.

Jaime se burló del intento de huida de Kawasaki.

Entonces, abrió la boca de par en par e inhaló, conjurando un inmenso vórtice que atrajo el alma divina de
Kawasaki hacia su cuerpo.

Al final, sólo quedó la piel de Kawasaki. Bajo el calor abrasador del magma, empezó a arder y pronto quedó
reducida a cenizas.

Kawasaki, el mejor luchador de Ciudad de Jade que estaba a punto de convertirse en Dios de las Artes
Marciales, se disipó en una brizna de humo.

No quedó ni rastro de él.

Fuera del cráter del volcán, la multitud contemplaba el pico, pero nadie se atrevía a subir. En ese momento,
el pico había estado en silencio durante bastante tiempo.
«¿Terminó la batalla? ¿Quién ganó al final?».

Todos estaban seguros de que había sido Kawasaki porque era el mejor luchador de Ciudad de Jade
y el pilar de apoyo en el mundo de las artes marciales de allí.

Ninguno de ellos contemplaba la posibilidad de que Kawasaki pudiera perder.

—Ya debería haber terminado. Ya podemos sacar los restos de Jaime Casas —dijo Muto con cautela,
rompiendo el silencio mientras contemplaba la ahora tranquila cima.

Justo cuando se disponían a subir al volcán para hacerlo, una silueta se cernió desde su cima de repente.

Observaron cómo la figura flotaba hasta el borde del cráter antes de descender a pie por el volcán paso a
paso.

Al ver de cerca la figura, la multitud se quedó atónita. Se quedaron boquiabiertos.

—¿Qué está pasando?

Muto miró incrédulo a Jaime, que bajaba poco a poco. Su rostro palideció.

—¿Dónde está el señor Kuroki?

—Es imposible que el señor Kuroki lo dejara ir. ¿Por qué no lo mató?

—Este tipo no podría haber suplicado clemencia al Señor Kuroki, ¿verdad? La multitud se debatía
confundida.
Sólo Kazuo parecía haber comprendido lo sucedido, pues su semblante se tornó horrible, como si se
hubiera tragado algo desagradable.

Cuando Jaime llegó abajo, la multitud se separó por instinto para dejarlo pasar.

—Señor Casas, ¿dónde está el señor Kuroki? —preguntó Muto a Jaime, mirándolo a los ojos.

Jaime lanzó una fría mirada a Muto, que de repente sintió el peso de una montaña aplastándolo. Entonces,
cayó de rodillas con un ruido sordo.

—El mejor luchador que tenías ha desaparecido. A partir de ahora, sólo puede haber un ser divino en
Ciudad de Jade: yo.

Aunque Jaime hablaba con ligereza, sus palabras fueron escuchadas con claridad por todos los Jetroinianos
presentes.
CAPITULO 2053
Cuando Jaime hizo su proclamación, exudó una supresión abrumadora.

El aura envolvió toda la Montaña Fujio. Sucumbiendo a su presión, todos los presentes cayeron
involuntariamente de rodillas.

Aunque se negaban a creer que su deidad y pilar de apoyo había caído, la presencia de Jaime, que exudaba
el poder de un inmortal, les obligo a aceptar la verdad.

—¡Salve su Santidad!

De repente, una voz resonó entre la multitud.

Esa persona era Kazuo, el hombre que había traicionado a Jaime filtrando su información a Marlo.

«Jaime no sólo ha destruido los Cuatro Grandes Santuarios, sino que también ha matado a Kawasaki.
¿Quién más en Ciudad de Jade podría desafiarle de igual a igual?».

Para poder sobrevivir, Kazuo se vio obligado a mantear a Jaime. Sin embargo, la voz de Kazuo sonó sola.
Nadie más se unió a él.

Aunque Jaime había matado a Kawasaki, iba a llevar tiempo que el mundo de las artes marciales de Ciudad
de Jade aceptara el hecho.

También eran necesarias algunas medidas para subyugar a los artistas marciales de Ciudad de Jade. Al
darse cuenta de que nadie más se le unía, Kazuo bajó la cabeza avergonzado.
Jaime se limitó a mirar a Kazuo antes de volverse hacia Muto.

—Ustedes, los Jetroinianos, pueden enfrentarse a mí cuando quieran si se niegan a someterse. Estaré aquí
varios días más.

Sin decir nada más, Jaime bajó de un salto hacia el pie de la montaña.

Los artistas marciales de Ciudad de Jade se sumieron en sus pensamientos mientras contemplaban la
silueta de Jaime, como un halcón en vuelo.

Cuando Jaime desapareció en la distancia, Muto dirigió su mirada hacia Kazuo.

—¡Víbora traicionera! Has avergonzado a los artistas marciales de Ciudad de Jade. Te sentencio a muerte.

Su rabia era palpable.

A la vez, todos los artistas marciales se lanzaron hacia delante. Antes de que Kazuo pudiera pronunciar una
palabra en su defensa, la multitud lo destrozó con tal saña que quedó muerto sin lugar a dudas.

La noticia de la muerte de Kawasaki a manos de Jaime se extendió como pólvora por toda Ciudad de Jade.

Aunque muchos artistas marciales de Ciudad de Jade hicieron todo lo posible por ocultar la noticia, fue
inútil.

Casi de la noche a la mañana, el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade había sido comparado con
ratas callejeras, ridiculizadas y despreciadas por el resto del mundo.

Muchos de los artistas marciales más jóvenes de Ciudad de Jade llamaron a restaurar la dignidad
jetroiniana y vengar a Kawasaki.

Sin embargo, Muto y los demás ancianos los detuvieron porque sabían que era una misión suicida que no
podía acabar de otra forma.

«¡Son tan insignificantes como insectos cuando se enfrentan a Jaime!».

Bajo el liderazgo de Jaime, la familia Gayoso se convirtió de repente en la más poderosa de Ciudad
de Jade.

Romario comenzó a encargar santuarios para Jaime y estatuas a su semejanza para que sus seguidores le
rindieran culto.

Aunque nadie en el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade podía enfrentarse a Jaime, no se
sometieron. Se negaron a reconocer su divinidad, y mucho menos a adorarlo como un ser divino.

Por muy poderoso que fuera, Jaime seguía siendo un cananeo. El orgullo de los Jetroinianos les impedía
someterse.

Encerrándose en una habitación, Jaime pasó tres días refinando por completo el alma divina de Kawasaki.

Como resultado, alcanzó el nivel cinco de santo de las artes marciales de un salto. No temería ni aunque se
encontrara con un verdadero Dios de las Artes Marciales.

Además, la Espada Matadragones estaba ahora imbuida con un espíritu de espada. Con el tiempo
suficiente, el arma podría incluso enfrentarse a un Santo de las Artes Marciales.

—Sus seguidores en Ciudad de Jade se cuentan ahora por millones, Maestro, pero esos artistas marciales
no se someterían a usted —informó Romario en voz baja al notar que Jaime había completado su cultivo.

—No les hagas caso. Tengo un plan.

Sin decir nada más, Jaime salió de la habitación.

Contemplando la luna llena, Jaime saltó y alcanzó una altura de varios cientos de metros de un solo salto,
como si casi hubiera llegado a la cima de la propia luna.

Romario se quedó boquiabierto.

Con varios saltos, Jaime llegó al centro de Xenón, a un lujoso palacio.


CAPITULO 2054
Era el edificio más alto de Xenón y el más fastuoso, porque era el hogar del líder espiritual y emperador de
Ciudad de Jade, Yusa Tasuku.

En ese momento, se encontraba ante las ventanas del gran salón, admirando la brillante luna.

Durante los dos últimos días, los acontecimientos en el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade le
habían provocado dolor de cabeza.

De repente, Yusa sintió la presencia de alguien en lo alto del tejado del palacio.

Incrédulo, se quitó las gafas y las limpió. Luego se las puso y entrecerró los ojos para ver más de cerca. Sin
embargo, no pudo ver a nadie.

Dejó escapar un largo suspiro.

«Este lugar está muy vigilado. No hay nadie en la azotea. Debo de estar viendo cosas, ya que no he
descansado en los últimos días».

Yusa se acarició su característico bigote y se dispuso a irse a la cama por ahora.

«He trabajado tanto estos últimos días que estoy viendo cosas». Al darse la vuelta, se quedó inmóvil,
incapaz de moverse.
Había un hombre joven sentado en el sofá del salón, saboreando su vino tinto.

—¿Quién eres? —preguntó Yusa temeroso.

Sin su permiso, no se permitía la entrada a ningún forastero. Además, era de noche, y las posibilidades de
entradas no autorizadas eran imposibles.

Sin embargo, ¡este tipo se sentaba ahí con descaro!

—Me llamo Jaime Casas.

Jaime agitó la copa antes de dar un sorbo.

—Es un vino decente.

Yusa se estremeció al escuchar el nombre de Jaime, al que reconoció como el responsable de sembrar el
caos en todo el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade.

—¿Qué haces aquí?

Mientras hablaba, se acercó al lado donde estaba situada una alarma.

—No tiene sentido pulsar la alarma, ya que sólo conseguirá que mueran sus guardias. Sólo estoy aquí para
charlar, no para hacerle daño. Relájese.

Jaime sonrió un poco antes de señalar el asiento frente al suyo.

—Por favor, toma asiento.

Cualquiera que viera esto pensaría que Jaime era el hombre de la casa.

Yusa miró a Jaime, luego retiró la mano que estaba a punto de pulsar la alarma y se sentó con cautela
frente a éste.

—¿De qué te gustaría hablar? —preguntó con timidez.

—Soy consciente de su estatus y poder en Ciudad de Jade, por eso quiero que emita un decreto para
conseguir que esos obstinados artistas marciales de Ciudad de Jade se sometan a mi divinidad. Ya que he
matado a Kawasaki, ¿a quién más adorarían los jetroinianos si no es a mí? —dijo Jaime con frialdad.

Yusa frunció el ceño ante aquellas palabras.

—No participaré en los asuntos del mundo de las artes marciales. Los artistas marciales tienen derecho a
elegir.

Los ojos de Jaime se entrecerraron.

—¿Está diciendo que no dictará el decreto?

—Así es...

Yusa asintió con decisión, aunque por dentro temblaba de miedo.

—Si no lo hace, no dudaré en hacer cambios de personal en la monarquía jetroiniana. Dicho esto, el aura
de Jaime estalló.
Entonces, un dragón de oro vivo se materializó detrás de Jaime, girando en un despliegue de fuerza en el
aire.

Aunque Yusa era el emperador, era un mortal que nunca había presenciado algo de esa naturaleza.

Con la boca abierta ante el dragón giratorio, se quedó mudo y temblando de pies a cabeza. Estuvo a punto
de mojar los pantalones.

Aunque había escuchado que los artistas marciales podían materializar su poder con el cultivo suficiente,
nunca lo había visto.

Al presenciar la manifestación de Jaime, se quedó atónito.

—Si no aceptas hacerlo, mataré a todos los del mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade y me
convertiré en su emperador.
El aura de Jaime se encendió una vez más. El dragón, cuyos ojos saltones parecían una campana de bronce,
miró directo a Yusa.

CAPITULO 2055
Ensanchando sus fauces, el dragón se lanzó hacia él. Al instante, la vejiga de Yusa cedió.
—¡Bien! Haré lo que dices.

En respuesta, Jaime agitó la mano y el dragón retrocedió.

—Lo escribiré ahora y enviaré a alguien para que lo anuncie mañana —prometió, temblando de miedo.

—Muy bien. Espero que no me mientas por tu seguridad. Ya sabes cuáles son las consecuencias. Al decir
esto, el aura de Jaime disminuyó, y el dragón se desvaneció.
Vaciando el vaso de vino, contempló la luna llena antes de alejarse flotando.

Mientras contemplaba la silueta menguante de Jaime, Yusa echó humo por lo inútiles que eran los guardias
de su palacio y se resignó a dictar el decreto.

«No hay forma de evitarlo. Es culpa de esos artistas marciales por ser inferiores. Incluso su líder, Kawasaki,
cayó por la mano de Jaime. ¡No hay nadie en el mundo de las artes marciales que pueda enfrentarse a ese
mocoso insolente!».

Trasnochando, terminó de redactar el decreto y envió a un pregonero a anunciarlo cuando amaneció.

Jaime se despertó tarde a la mañana siguiente, y Romario entró emocionado a saludarlo.

—¡Excelentes noticias, maestro! El emperador emitió un decreto que obliga al mundo de las artes
marciales a adorarlo. Esos obstinados artistas marciales están ahora obligados a hacerlo —anunció
Romario, agitando el decreto del emperador en la mano.

Jaime se limitó a mirarlo inexpresivamente, pues ya conocía el resultado desde el principio.

—Ahora que se han aclarado los asuntos en Ciudad de Jade, Romario, creo que nadie tocará a la familia
Gayoso a toda prisa. Debería volver.

El ánimo de Romario decayó ante aquellas palabras, y sus ojos se llenaron de desgana.

—Yo supervisaré los asuntos aquí en Ciudad de Jade en su lugar, Maestro. Además, haré que la gente envíe
los recursos cada cierto tiempo. Sin embargo…

Romario vaciló, parecía avergonzado de hablar.

—Di lo que piensas —dijo Jaime.

—Yuri ha estado estudiando en Cananea, Maestro. Espero que pueda volver con usted para completar su
educación —dijo Romario—. Si le complace, puede permanecer a su lado para servirle.

—Como Yuri aún es joven, debería completar su educación. Podemos discutir su tiempo conmigo en el
futuro.

Jaime no se atrevía a tomar a Yuri como sirvienta.

«Si las mujeres de casa se enteran de esto, tendré un infierno que pagar». Tras localizar a Forero, Jaime
recogió a Yuri y se preparó para volver a casa.
—Vuelve con nosotros, Fabio. ¿Qué sentido tiene quedarse aquí solo? —le imploró Forero a Fabio.

—No creo ir, ya que me va bien aquí. Además, ya no tengo que fingir ser sabio. Incluso con mis pésimas
habilidades, los artistas marciales de aquí me adorarán de todos modos —dijo Fabio, riendo entre
dientes—. Como ahora adoran a mi amigo, me lo voy a pasar como nunca aquí en Ciudad de Jade.

—Gracias por tu ayuda estos últimos días, Fabio.

Jaime se sintió en deuda. Si no hubiera sido porque Fabio hizo que Romario produjera el loto de nieve de la
Montaña Fujio, Jaime no podría haber llegado a Santo de las Artes Marciales.

Además, la cadena de acontecimientos que siguieron a eso no habría ocurrido, y Jaime no habría ejercido
su poder sobre Ciudad de Jade a tal velocidad.

Fabio esbozó una leve sonrisa.

—No hace falta que me des las gracias. Dado que ahora eres el ser divino de Ciudad de Jade, mi estatus ha
ascendido junto al tuyo.

Pronto, Jaime y sus compañeros embarcaron en el avión de regreso a casa. Miró su puño cerrado. Esta vez,
erradicaría a la Secta de Corazón Maligno a su regreso.
CAPITULO 2056
Emocionadas al recibir la noticia del regreso de Jaime, Isabel, Cecilia y las demás se arreglaron antes de
llegar al aeropuerto de Ciudad de Jade para recibirlo.

Mientras esperaban en el aeropuerto, las chicas llamaron mucho la atención.

Jesica estaba entre ellas. Había puesto especial cuidado en estar guapa para Forero.

Poco después, Jaime y Forero aparecieron por la puerta de llegadas y salieron de ella con lentitud.

Las chicas se apresuraron al ver a Jaime, pero se quedaron heladas cuando vieron a la joven y guapa chica
detrás de él.

—¡Qué sorpresa tan agradable que todas hayan venido por mí! Jaime sonrió al ver a las chicas.
Las chicas lo ignoraron. En su lugar, se quedaron mirando a Yuri, que estaba de pie detrás de él.

—Por cierto, Yuri. Toma un taxi al colegio que no te voy a llevar —dijo Jaime al notar que Isabel y las demás
la miraban con atención.

—Sí, amo. ¿Podemos salir cuando tenga tiempo? —preguntó Yuri con una dulce sonrisa.

—¿Eh? Puedes, supongo.

Jaime parecía no saber qué contestar a Yuri.

—¡Hasta luego, amo, señor Forero! Yuri saludó y se marchó en un taxi.


Isabel y Lilia miraban a Jaime cuando Yuri se marchó.

—Te estás volviendo un descarado, Jaime. No me extraña que quisieras ir a Ciudad de Jade. Ya veo que te
has buscado una sirvienta —echó humo Lilia.

—¿De qué estás hablando? Es un malentendido. Dejen que les explique. Jaime sabía que habían entendido
mal.
—¡No hay ningún malentendido! —espetó Cecilia—. Explícate cuando lleguemos a casa.

A la orden de su líder, las otras chicas rodearon a Jaime y lo obligaron a entrar en el coche. Forero se echó a
reír de Jaime.
Jesica le dio un violento tirón de orejas.

—¿Hiciste algo que no debías en Ciudad de Jade? Sé lo lascivas que son las mujeres jetroinianas.

—No, no lo hice. Te prometo que no lo hice.

Forero rio entre dientes antes de marcharse con el brazo alrededor de la cintura de Jesica.

...

Jaime visitó a Forero aquella noche. Quería preguntarle a Jesica cómo había ido la búsqueda de la Secta de
Corazón Maligno.

Sin embargo, escuchó algo que le hizo sonrojarse al llegar a la habitación de Forero. Sin palabras, Jaime
encendió un cigarrillo y esperó.

Media hora más tarde, el ruido procedente de la habitación de Forero por fin amainó. Forero abrió la
puerta y se sorprendió al ver a Jaime allí de pie.
—¿Qué haces aquí, Jaime? ¿Cuándo llegaste? Jaime puso los ojos en blanco.
—Llevo aquí media hora.

Forero soltó una risita e hizo pasar a Jaime a la habitación.

Jesica ya se había vestido. Sonrojada como manzana, saludó a Jaime.

—¿Cómo va el asunto con la Secta de Corazón Maligno, Jesica? —preguntó Jaime de repente.

—Encontré un reino secreto de la Secta de Corazón Maligno, señor Casas, pero no sé si es ahí donde tienen
retenida a su novia. Además, no me atreví a abrirlo en su ausencia —informó Jesica.

—¿Dónde está? —preguntó Jaime emocionado.

—En el patio trasero de la Alianza de Guerreros. Ahí está la entrada al reino secreto. Le dije a Giovanni que
hiciera que sus hombres la vigilaran de cerca —dijo Jesica—. Sin embargo, nadie ha salido de la entrada en
los últimos días, así que no puedo saber si el reino secreto ha sido abandonado o si hay otra salida.

—Vamos. Muéstrame.

Jaime se puso en pie de un salto, pues estaba bastante ansioso por echar un vistazo.

—Es medianoche, Jaime. Iremos mañana. Además, el reino secreto no va a ninguna parte. Si en

verdad es la Secta de Corazón Maligno, deberíamos hacer planes cuidadosos en lugar de proceder sin
pensar...

Forero sabía que Jaime estaba ansioso por rescatar al rehén, ¡pero no podían actuar con imprudencia!

Jaime asintió. También se dio cuenta de que estaba siendo imprudente. Tras hablar un poco más con
Jesica, Jaime se marchó.
«Después de su tiempo separados, supongo que Forero no dormirá en toda la noche». CAPITULO 2057
Al salir de casa de Forero, Jaime pensaba volver a la Secta Duval cuando se encontró con Javier nada más
dar unos pasos.

—Capitán Llano, ¿cómo va su herida? —preguntó Jaime al ver que era Javier.

—Hace tiempo que me he recuperado e incluso estoy más fuerte que antes —respondió Javier agitando los
puños.

—¿Qué lo trae por aquí tan tarde? —inquirió Jaime.

—Vengo a buscarte, por supuesto. El señor Salazar se ha enterado de que has vuelto y ha preparado en
especial un banquete para invitarte. Déjame que te lo cuente. Eres la primera persona que recibe una
invitación privada a cenar del Señor Salazar. Esta vez está encantado. No sabes lo preocupado que estaba
cuando se enteró de que habías ido en secreto a Ciudad de Jade en busca de venganza. Después de eso,
incluso desplegó al agente secreto que plantó allí durante muchos años para que te ayudara —le susurró
Javier a Jaime.

—¿El señor Salazar desplegó un agente secreto? ¿Quién es? —Jaime cayó en un aturdimiento
momentáneo antes de fruncir el ceño al segundo siguiente.

«No recuerdo haber recibido ayuda de nadie cuando estaba en Ciudad de Jade». En ese momento, pensó
de repente en una persona. Fabio.
Aunque Fabio era amigo íntimo de Forero, Jaime siempre había sentido que Fabio era en especial atento
con él desde el principio, incluyendo la primera vez que Fabio le presentó la situación en Ciudad de Jade y
la posterior acción de obligar a Romario a entregar el loto de las nieves.

Después, Fabio incluso le regaló el loto de nieve a Jaime.

Cabe señalar que el encuentro de Jaime con Fabio fue pura coincidencia. Aunque Fabio afirmaba estar
pagando a Jaime por comprar alcohol, nadie le ofrecería algo tan valioso a cambio.

Jaime logró un gran avance gracias a ese loto de nieve.

Además, cuando Jaime luchó contra Kawasaki, Fabio también logró obtener información sobre Kawasaki.

Kawasaki no era un cualquiera, así que, ¿cómo era posible que su información confidencial se obtuviera
con tanta facilidad?

Además, cuando Forero invitó a Fabio a volver al país, éste se negó y se mostró poco dispuesto a regresar.

A juzgar por esos indicios, Jaime pensó de pronto que Fabio bien podía ser el agente secreto que Armando
había desplegado.

De lo contrario, basándose tan solo en la relación entre Fabio y Forero, no había necesidad de que Fabio
ayudara a Jaime hasta ese punto.

—Desconozco la identidad de los agentes secretos. Si quieres saberlo, deberías preguntárselo al señor
Salazar en persona —dicho esto, Javier dio media vuelta y se adelantó.

Jaime lo siguió de cerca.

Al mismo tiempo, el Ministerio de Justicia estaba iluminado.


En el salón principal se había dispuesto una gran cena. Armando, que desprendía un aire caballeroso, se
sentó con calma a la cabecera de la mesa.

Cuando Jaime entró en la sala, Armando esbozó una leve sonrisa.

—Toma asiento.

Jaime asintió y se sentó frente a Armando.

Armando clavó sus ojos en Jaime, haciendo que éste se sintiera algo incómodo.

—Tu talento y valor han superado mucho mis expectativas. El reciente crecimiento drástico de tus
capacidades ha sido rápido más allá de mi imaginación. Por no hablar de que fuiste lo bastante audaz como
para aventurarte solo en Ciudad de Jade, convertirte en la deidad de toda la nación e irrumpir de noche en
el Palacio Imperial. Ahora me resulta cada vez más difícil entenderte y seguirte el ritmo —dijo Armando.

—Al principio no planeé que ocurriera todo eso. Sin embargo, después de conseguir mi venganza, esa
gente de Ciudad de Jade no estaba dispuesta a dejarme marchar, así que no tuve más remedio que
entretenerlos unos días más —respondió Jaime con una sonrisa irónica.

—¡Jajaja! Mírate tratando de hacerte el inocente después de recibir todas las prebendas. De acuerdo.
Comamos ahora. Hoy te he preparado un buen vino.

Armando agitó un poco la mano mientras hablaba, enviando la copa de vino que tenía delante volando
hacia Jaime.

Jaime estiró la mano y tomó la copa. Al instante, sintió que se le entumecía el brazo y casi se le cae la copa.

Jaime miró atónito a Armando.

«Ahora soy un santo de artes marciales de quinto nivel con una fuerza comparable a la de un santo de
artes marciales de alto nivel. Desde luego, no esperaba que tomar una copa de vino lanzada tan casual por
el señor Salazar me entumeciera el brazo».
CAPITULO2058
—Sírvete un poco de vino —dijo Armando.

Jaime salió de su asombro y se sirvió un vaso de vino. Luego, los dos empezaron a beber y a charlar.
—¿Te parece estimulante haber destruido los santuarios de Ciudad de Jade y convertirte en la deidad que
adoran sus ciudadanos? —preguntó Armando.

Jaime se limitó a asentir en silencio.

De hecho, se sentía eufórico, y su confianza se disparaba en aquel momento.

Sentía que podía aniquilar a toda la Secta de Corazón Maligno con sus habilidades actuales. Al ver el
comportamiento de Jaime, Armando sonrió un poco.
—Sin embargo, debo decirte esto. Aunque ahora puedas dominar todo el mundo de las artes marciales, no
es una hazaña impresionante en absoluto porque nunca se ha tomado en serio a los miembros del mundo
de las artes marciales. Hay incontables expertos en los reinos secretos.
Incluso la fuerza que respalda a la Alianza de Guerreros no es tan débil como crees. Todavía te queda un
largo viaje por delante.

La expresión de Armando se volvió más solemne mientras hablaba.


Jaime miró a Armando. No podía deshacerse de la sensación de que nunca había conocido en realidad a
Armando, incluso después de que se conocieran durante tanto tiempo.

Jaime tampoco tenía ni idea de la verdadera fuerza de Armando.

—Señor Salazar, ¿conoce usted el Reino Etéreo?

Jaime recordó de pronto el Reino Etéreo que Baal le había mencionado. No tenía la menor idea de lo que
era el Reino Etéreo.
—¿Quién te habló del Reino Etéreo? —preguntó Armando con el ceño fruncido.

Jaime le contó a Armando todo lo sucedido en la isla Encanta. La expresión de éste se relajó bastante al
saber que había sido Baal quien le había hablado a Jaime sobre el Reino Etéreo.

—Ya que quieres saberlo, te lo contaré. En la vasta extensión del espacio y el tiempo, existen incontables
mundos. Sin embargo, no pueden percibirse porque existen en dimensiones diferentes. Al igual que los
reinos secretos que has descubierto, aunque existen en el mismo espacio-tiempo, no mucha gente es
consciente de su existencia. El Reino Etéreo también es un mundo, sólo que no está en la misma dimensión
que el mundo actual en el que vivimos. Cuando

aumentes tus capacidades para viajar por el espacio-tiempo, podrás visitar los otros mundos con libertad
—explicó Armando.

Jaime miró a Armando perplejo. No entendía cómo éste sabía todo eso.

Tras la comida, Jaime abandonó el Ministerio de Justicia con complicadas emociones agitándose en su
interior.

Al principio, el haber absorbido las habilidades de tantos Santos de las Artes Marciales en Ciudad de Jade y
haber alcanzado el nivel de un Santo de las Artes Marciales de Quinto Nivel hizo que Jaime se sintiera un
tanto engreído de sí mismo, ya que se había convertido en un ser invencible en todo el mundo de las artes
marciales. De ahí que lo primero que quisiera hacer al regresar al país fuera arrasar la Secta de Corazón
Maligno.

Sin embargo, tras escuchar las palabras de Armando y experimentar el entumecimiento de su brazo por el
golpe casual de Armando con la copa de vino, Jaime se dio cuenta de que sus habilidades distaban mucho
de ser suficientes para hacerlo inigualable.

Aquella noche, Jaime pensó mucho y la identidad de Armando le pareció cada vez más misteriosa. Al día
siguiente, Forero y Jesica fueron a buscar a Jaime.
El trío fue al antiguo emplazamiento de la Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade, que ahora se había
convertido en territorio de la Secta Duval. Incluso había aprendices marciales de la Secta Duval vigilando la
entrada.

Al ver el advenimiento de Jaime, los aprendices marciales se irguieron y gritaron:

—¡Saludos, señor Casas!

Jaime movió un poco la cabeza en señal de reconocimiento antes de entrar.

—Jaime —se apresuró a saludar Giovanni al ver que éste había llegado.

—¿Cómo te fue? ¿Ha habido algún problema aquí últimamente? —preguntó Jaime.
—No. Después de que la señorita Zhar me diera instrucciones para aumentar la mano de obra, he estado
vigilando en persona y no he descubierto nada raro —respondió Giovanni.

—De acuerdo. Llévanos allí para echar un vistazo —pronunció Jaime. CAPITULO 2059
Giovanni condujo a Jaime y a los demás al patio trasero, donde una vez estuvo el calabozo de la Alianza de
Guerreros. Sin embargo, tras la destrucción de esta por Jaime, la mazmorra ya no existía.

Jaime miró a Jesica, que levantó los brazos como si presintiera algo.

Pronto, sus manos se detuvieron en el aire y un resplandor comenzó a emanar de ellas.

—Señorita Zhar, ¿es ésta la entrada al reino secreto? —preguntó Jaime cuando se dio cuenta de

que había dejado de moverse. Jesica asintió.


—¡Sí, la entrada está aquí, y estoy segura de que pertenece a la Secta de Corazón Maligno porque el aura
de la entrada es muy parecida a la de nuestra Secta Demoníaca!

La emoción de Jaime era palpable cuando dijo:

—Entonces abrámosla ahora.

La luz de las manos de Jesica se hizo más brillante y empezó a murmurar lo que parecía un conjuro.

Un agujero negro surgió del vacío y aumentó poco a poco de tamaño. Incapaz de contener su excitación,
Jaime saltó hacia el agujero negro. Buzz...
Sin embargo, justo cuando estaba a punto de atravesarlo, una enorme fuerza golpeó su cuerpo y rebotó.

Jaime miró a Jesica desconcertado, y ella frunció el ceño mientras le explicaba:

—Aunque el reino secreto de la Secta de Corazón Maligno es similar al nuestro, han añadido un hechizo
extra, como una cerradura extra en una puerta. Puedo abrir una cerradura, pero no puedo abrir la
adicional.

Jaime frunció las cejas en respuesta. Evidentemente, la Secta de Corazón Maligno se había preparado para
su llegada, anticipándose al intento de Jaime de acceder a su reino secreto utilizando su conexión con la
Secta Demoníaca. Habían añadido un hechizo extra a la entrada como precaución.

Con el reino secreto tan cerca y el hecho de que Josefina estaba justo dentro, Jaime ya no pudo contener
su rabia.

Su aura se disparó y sus puños brillaron con una luz dorada.

—Jaime —gritó Forero preocupado.

Sin embargo, los ojos de Jaime ya se habían teñido de rojo sangre.

—¡Rómpete! —rugió, golpeando la entrada del reino secreto con un potente puñetazo.

El puñetazo hizo añicos el vacío, creando un estruendo atronador que resonó por toda la Ciudad de Jade.

Su golpe podría haber arrasado una montaña, pero, por extraño que parezca, no dejó rastro alguno en el
agujero negro.

La poderosa fuerza de su puñetazo se desvaneció al instante, como si se la hubiera tragado el agujero


negro.

Sin inmutarse, Jaime lanzó otro ataque más potente.

Tras una docena de puñetazos más, ya estaba cubierto de sudor, pero la entrada del reino secreto
permanecía inalterada.

Sin aliento, Jaime miraba impotente la entrada del reino secreto.

—Señor Casas, es inútil. Por mucha fuerza que emplee, no podrá romper la entrada del reino secreto. No
es un objeto físico, sino una grieta espacio-temporal. Su poder no puede hacer ningún daño —aconsejó
Jesica.

—¿Qué debo hacer, entonces? ¿Qué puedo hacer? ¿Debo quedarme de brazos cruzados mientras Josefina
sufre dentro? —Jaime se desesperó.

Incluso con su nueva fuerza como Santo de Artes Marciales de Quinto Nivel, era impotente ante la entrada
del reino secreto.

La devastadora constatación había destrozado su confianza.

—Señor Casas, hay una forma de abrir el reino secreto, pero... —Jesica se interrumpió a mitad de la frase.
CAPITULO 2060
—¿Qué debemos hacer? Dímelo. No importa lo que cueste mientras pueda entrar en el reino secreto y
salvar a Josefina —dijo Jaime con ansiedad.

—Sé que hay un clan conocido como Clan Artesano en la Montaña Bermeja, y dentro de él, hay un
Pergamino Divino. Se dice que este Pergamino Divino puede abrir la entrada a cualquier reino secreto, pero
este pergamino es el tesoro del clan, y no se lo prestarán a otros con facilidad. Sin embargo, al jefe del clan
le gusta coleccionar diversos objetos mágicos. Si alguien posee algo que le guste, puede ser el Pergamino
Divino —dijo Jesica.

—¿Clan Artesano? ¿Pergamino Divino? —Jaime frunció un poco el ceño—. ¿Cómo es que nunca he
escuchado hablar de ellos?

Aunque Jaime no llevaba mucho tiempo en el mundo de las artes marciales, a medida que aumentaban su
fuerza y su fama, fue adquiriendo más conocimientos sobre muchas sectas y clanes del mundo de las artes
marciales.

Ahora conocía a algunas familias que representaban a los reinos secretos, pero nunca había escuchado
hablar del clan conocido como Clan Artesano.

—Señor Casas, puede que no sepa que, aunque el Clan Artesano está en el reino mundano, rara vez
interactúa con las familias de artes marciales del reino. En su lugar, ¡las familias con las que tratan son
todas de varios reinos secretos! Como el Clan Artesano puede refinar objetos mágicos y posee el
Pergamino Divino, muchas familias de reinos secretos han tratado con el clan —le dijo Jesica a Jaime.

Jaime al final lo comprendió y preguntó:

—¿En qué lugar de la Montaña Bermeja se encuentra el Clan Artesano? Iré a buscarlo ahora mismo.

Jesica sacudió la cabeza y contestó:

—No estoy segura de la ubicación exacta. Sólo escuché hablar de él cuando estuve en la Secta Demoniaca.
Jaime conocía la Montaña Bermeja, pero su vasta extensión se iba a cientos de kilómetros. ¿En qué lugar
de semejante paisaje debía buscar al enigmático Clan Artesano?

Además, la escasa conexión del clan con las familias de artes marciales en el reino mundano significaba que
no podría obtener ninguna información útil, aunque preguntara en otro lugar.

Por otra parte, aventurarse a la Secta Demoníaca en busca de respuestas le consumiría demasiado tiempo
precioso.

Cuando Jaime estaba indeciso, una epifanía lo golpeó como un rayo: Armando Salazar.

Sin duda, si Armando conocía el reino etéreo, podría tener la clave de los misterios del Clan Artesano.

Con esta revelación, Jaime giró sobre sus talones y se dirigió hacia el exterior, con la mente puesta en
consultar a Armando.

—Jaime, ¿adónde vas? —Forero, testigo de la escena, no pudo evitar preguntar.

Sin embargo, Jaime ya se había desvanecido en la distancia, sin que se conocieran sus intenciones, dejando
sólo su débil voz que decía:

—Vigilen esta entrada al reino secreto. Debo irme…

Forero sabía que la rabia ardía en el interior de Jaime como un infierno rugiente, y temía que su amigo
sucumbiera a la imprudencia, por lo que se apresuró a seguirlo.

Cuando Forero siguió a Jaime hasta el Ministerio de Justicia, se quedó estupefacto. No podía comprender la
razón de Jaime para ir ahí.
—Jaime, ¿qué te trae por aquí? ¿De verdad esperas que las autoridades te ayuden a encontrar a ese
supuesto Clan Artesano?

Forero se adelantó y detuvo a Jaime.

—Sí, debo consultar al señor Salazar. —Jaime asintió con decisión. Los ojos de Forero se abrieron
alarmados.
—Jaime, ¿has perdido la cabeza? Sabes que para ver al señor Salazar hay que ser citado. ¿Quién se

atreve a molestarlo sin esa invitación? Te aconsejo que no provoques al hombre. Aunque ha sido amable
contigo, debes conocer tus límites.

La expresión de Forero se ensombreció al conocer las intenciones de Jaime.

—Ten por seguro que no habrá problemas. El señor Salazar nunca me trataría mal —declaró Jaime con
seguridad.

Sin embargo, Forero apretó con fuerza a Jaime, impidiéndole seguir adelante.

En ese momento, Javier salió del interior y su mirada se posó en Jaime y Forero. Se quedó un poco
sorprendido.

—Jaime, sí estás en la entrada. El señor Salazar me ha dado instrucciones hace un momento para que
saliera y te invitara a pasar…
Las palabras de Javier dejaron a Jaime estupefacto también, pues indicaba con claridad que Armando ya
estaba al tanto de su llegada.
CAPITULO 2061
Jaime le dijo a Forero:

—Señor Forero, suélteme. Me ha citado aquí el señor Salazar, ¿sabe? Forero aflojó el agarre al escuchar
eso.
Jaime añadió:

—¿Quiere entrar conmigo?

—No, no quiero…

Forero retrocedió varios pasos. Era evidente que tenía miedo a Armando.

Jaime soltó una risita. Después de haber interactuado con Armando durante tanto tiempo, no le parecía
que el hombre diera miedo en absoluto. De hecho, éste era bastante amable a veces.

Después de conducir a Jaime a la habitación de Armando, Javier se excusó. Al ver a Jaime, Armando sonrió.
—Jaime, ¿qué haces aquí tan temprano? ¿No será que anoche no tomaste suficiente vino y has venido a
pedir más?

Jaime negó con la cabeza.

—Señor Salazar, he venido a preguntarle si sabe algo del Clan Artesano.

—Sí que sé. De hecho, hay algo de historia entre el jefe de Clan Artesano, Pascual San Miguel, y yo... —fue
la respuesta de Armando.

—¿Historia? ¿Qué clase de historia? ¿Significa eso que sabe dónde está el Clan Artesano? —Jaime se sintió
eufórico al escuchar las palabras de Armando.

Éste soltó una risita.

—Pero claro. Déjame adivinar... Estás buscando al Clan Artesano porque intentas conseguir el Pergamino
Divino para abrir la entrada a un reino secreto. ¿Estoy en lo cierto?

Jaime se quedó helado. No esperaba que Armando fuera capaz de adivinarlo todo como si pudiera ver a
través de su mente.

Sí, encontré una entrada a un reino secreto en el patio trasero de la Alianza de Guerreros. Es posible que
mi novia esté encerrada allí.

En respuesta, Armando dijo:

—Puedo decirte la dirección del Clan Artesano, y te daré una ficha. Mientras le lleves la ficha a Pascual, él
te prestará el Pergamino Divino.

Al terminar su frase, tomó un pincel de caligrafía de la mesa y lo lanzó en dirección a Jaime antes de decirle
la ubicación del Clan Artesano.

Jaime tomó el pincel y usó su sentido espiritual en él, sólo para descubrir que el pincel de caligrafía era un
pincel ordinario sin la más mínima energía espiritual en él.
No podía entender cómo un pincel de caligrafía corriente podía ser una ficha. Sin embargo, no se atrevió a
preguntar a Armando. Tras darle las gracias, salió del Ministerio de Justicia.

Cuando Forero lo vio, le preguntó:

—¿Cómo te fue? ¿Obtuviste respuesta? Jaime asintió.


—La tuve. Ahora mismo partimos hacia el Clan Artesano.

Justo un día después de regresar, estaba a punto de partir de nuevo.

Aunque Isabel y las demás eran reacias a verlo partir, sólo podían rezar para que Jaime tuviera un viaje
seguro. Después de todo, su objetivo era salvar a Josefina.

Mientras tanto, Jesica y Forero tampoco soportaban separarse.

Aprovechando el tiempo necesario para que llegara su transporte, Forero se aseguró de satisfacer
plenamente a Jesica antes de partir con Jaime.

Justo cuando Jaime y Forero se dirigían al Clan Artesano en Montaña Bermeja, se pudo ver a Saulo y
Malphas saliendo de un destello de luz dentro de la Secta de Corazón Maligno.

Una fuerte aura emanaba del cuerpo de Saulo, haciendo que la atmósfera se volviera pesada con una
presión abrumadora.

Con la admiración brillando en sus ojos, Malphas alabó:

—Como se esperaba de la Forma del Diablo Infernal. Tu físico y tus vasos sanguíneos ya han empezado a
desarrollarse. No puedo creer que hayas sido capaz de lograr un gran avance y convertirte en un Santo de
las Artes Marciales de Cuarto Nivel en tan poco tiempo. Con tu Forma del Diablo Infernal, ¡estoy seguro de
que incluso un Santo de Artes Marciales de Quinto Nivel no será rival para ti!

—Es todo gracias a usted y a Lord Tacio que fui capaz de lograr esto. Daré lo mejor de mí en el futuro y
trabajaré duro por el desarrollo de nuestra secta —fue la humilde respuesta de Saulo.

Malphas respondió con frialdad:

—Me alegra oírlo. De todos modos, sé que siempre has querido encontrar a Jaime para vengar el asesinato
de tu padre, así que esta es tu oportunidad. Jaime ha encontrado la entrada a nuestro reino secreto y ha
intentado entrar por la fuerza. Aunque fracasó, aún necesito que le impidas entrar en nuestro reino
secreto.

Saulo se desconcertó al escuchar eso.

—Pero señor Malphas, ¿no es imposible abrir la entrada a nuestro reino secreto sólo con la fuerza bruta?
Siendo así, aunque yo no lo detuviera, Jaime seguiría sin poder entrar en el reino secreto,
¿verdad?

CAPITULO 2062
La entrada al reino secreto ha sido reforzada con un hechizo. A menos que alguien sepa cuál es el hechizo,
no podrá entrar.

Malphas parecía preocupado cuando explicó:


—En eso te equivocas. Aunque es cierto que la fuerza bruta por sí sola no puede abrir la entrada al reino
secreto, hay algo que sí puede, y estoy seguro de que esos tipos de la Secta Demoníaca se lo habrán
contado a Jaime. Existe la posibilidad de que ya haya salido a buscarla. Si la encuentra, podrá entrar con
facilidad en nuestro reino secreto. No sólo podrá entrar en la zona de las mazmorras, sino que también
tendrá acceso al lugar donde vivimos y cultivamos.

Saulo se sorprendió.

—¿Qué clase de objeto posee tal poder?

—El Pergamino Divino del Clan Artesano... En cualquier caso, deberías dirigirte al Clan Artesano y hablar
con ellos en nombre de la Secta de Corazón Maligno. Con suerte, estarán dispuestos a ayudar. Lo mejor
sería que pudieras capturar a Jaime con vida, pero si no puedes, destrúyelo.
Debes asegurarte de que esta vez muera.

Al decir esto, Malphas sacó una calabaza de diez centímetros de largo con una cuerda roja atada a ella.

Luego añadió:

—El jefe del Clan Artesano es un maestro en la fabricación de armas, y le encanta coleccionar objetos
mágicos. Si le llevas esto, estoy seguro de que te echará una mano.

Mientras hablaba, le pasó la calabaza a Saulo.

Saulo echó un vistazo a la calabaza antes de preguntar dubitativo:

—Señor Malphas, ¿es esta calabaza un objeto mágico de alto nivel? Malphas le hizo un gesto desdeñoso
con la mano.
—No preguntes y haz lo que te digo. Estoy seguro de que el jefe del Clan Artesano te contará la belleza de
la calabaza cuando llegue el momento.

Saulo se arrodilló y asintió antes de prometer:

—Lo daré todo para completar esta misión y capturar vivo a Jaime.

Situado en el interior de la Montaña Bermeja, el Clan Artesano estaba aislado del mundo, por lo que era un
lugar donde ningún humano corriente podía encontrarlo.

Aparte de eso, el empinado camino de la montaña también hacía imposible que el común de los mortales
pudiera llegar hasta allí.

Dicho esto, no había un lugar en el mundo que fuera demasiado difícil de alcanzar para los artistas
marciales o cultivadores.

En ese momento, Saulo estaba mirando la majestuosa puerta del Clan Artesano mientras estaba de pie en
la entrada. No había guardias a ambos lados de la puerta, y en su lugar había una escultura de un dragón y
un tigre. Mirando más allá de la puerta, Saulo no podía ver nada, excepto la oscuridad total delante de él.

Aparte de eso, también había una sensación palpable de opresión procedente de dentro del Clan Artesano
que lo ponía ansioso.

Como no había guardias, Saulo no podía hacer notar su presencia. Al final, sólo podía caminar a través de
las puertas y entrar en el Clan Artesano. Sin embargo, dos auras aterradoras se dirigieron hacia él en
cuanto atravesó la entrada.
Sorprendido, Saulo vio cómo las esculturas junto a la puerta cobraban vida antes de abalanzarse sobre él.

Al ver eso, se impulsó hacia atrás y aterrizó a más de diez metros de distancia.

En el instante en que estaba fuera de la puerta del Clan Artesano, las feroces bestias se convirtieron en
esculturas una vez más.

Saulo se secó el sudor frío de la frente y se lamentó:

—Qué objeto mágico tan poderoso. No es de extrañar que este lugar sea conocido como la forja

sagrada.

Estoy seguro de que nadie habría adivinado que, en lugar de guardias, tienen dos objetos mágicos
custodiando el lugar. Ni siquiera el reino mundano ni las familias prestigiosas podrían pensar en tener tales
medidas de seguridad.

Justo entonces, un hombre de mediana edad vestido con una túnica salió y bramó a Saulo:

—¿Quién eres?

—Soy Saulo Noguera, de la Secta de Corazón Maligno, y vengo a solicitar audiencia con el jefe del Clan
Artesano —respondió Saulo con cortesía.

Aunque ahora poseía la fuerza de un Santo de Artes Marciales de Cuarto Nivel y el hombre que tenía
delante era sólo un Gran Marqués de Artes Marciales, aun así, no se atrevía a mostrar el más mínimo
atisbo de falta de respeto.

—¿Secta de Corazón Maligno? —El hombre de mediana edad se quedó atónito por un momento—
. Ven conmigo…

Con eso, Saulo siguió al hombre de mediana edad al Clan Artesano.

Aunque había entrado en el Clan Artesano, se dio cuenta de que sólo podía ver a una distancia de más de
diez metros, mientras que el resto del lugar estaba envuelto en una especie de neblina.

«Supongo que es imposible ver toda la distribución del Clan Artesano, ¿eh? Saulo tenía el presentimiento
de que todo el lugar estaba envuelto por un enorme objeto mágico, lo que explicaría su limitada visión».
CAPITULO 2063
El hombre de mediana edad llevó a Saulo a un rincón del salón y llamó a la puerta.

—Un miembro de la Secta de Corazón Maligno solicita audiencia con usted, señor.

—Dios mío, sí que son un grupo molesto. Ni siquiera recuerdo a cuántos de ellos he visto en los últimos
tiempos —Un bramido a regañadientes sonó desde el interior de la sala. A pesar de ello, a Saulo se le
permitió la entrada—. Déjalo entrar.

El hombre de mediana edad abrió la puerta y le recordó a Saulo:

—Entra. Pero según las normas, sólo tienes media hora para decir lo que piensas.

Saulo hizo una pausa. No tenía ni idea de que el Clan Artesano se rigiera por tales normas. Sin embargo, no
le molestó que su tiempo se limitara a media hora, ya que era suficiente para transmitir su mensaje.
Al entrar, Saulo fue recibido por un joven de su misma edad sentado en una silla. Sostenía un abanico
mientras una atractiva mujer le masajeaba la espalda.

Los ojos del joven se entrecerraron al mirar a Saulo.

—Tienes media hora. Elige lo que quieras. Una vez que termines, se te cobrará según la calidad de tu
elección.

A Saulo lo tomó desprevenido su declaración. Las palabras del joven empezaron a cobrar sentido cuando se
fijó en la plétora de objetos mágicos que se exhibían por la sala.

Lo habían confundido con un comprador de objetos mágicos, pero ese no era el motivo de su visita.

—Lo siento, pero no estoy aquí por los objetos mágicos. ¿Está el señor San Miguel? —preguntó Saulo sin
rodeos.

El joven abrió los ojos al escuchar hablar de Pascual y lo miró con recelo.

—¿Por qué busca a mi padre? Está en un retiro para refinar sus objetos mágicos y no tiene tiempo para
verlo.

Saulo se apresuró a esbozar una sonrisa cuando se dio cuenta de que estaba hablando con el hijo de
Pascual.

—Le pido disculpas por mi falta de decoro, señor. El Señor Malphas me envió aquí para regalarle al Señor
San Miguel un objeto mágico.

La expresión del joven se iluminó al instante al saber las intenciones de Saulo. Hizo un gesto con la mano a
la dama que estaba detrás de él.

—Puedes retirarte —Ella se retiró de la habitación obedientemente, y el joven se puso en pie—. Tome
asiento. Soy Sixto San Miguel. ¿Quién es usted?

—Soy Saulo Noguera. —Saulo asintió.

—Ya veo. Señor Noguera entonces. Venga, tome asiento —Sixto invitó a Saulo a sentarse y le sirvió en
persona una taza de café—. Me pregunto qué objeto mágico habrá traído para mi padre..

—Este... —Saulo vaciló antes de continuar—: Señor Sixto, el señor Malphas me ordenó que se lo entregara
en persona al señor San Miguel, ya que es el único que sabe usarlo.

Sixto frunció las cejas.

—Señor Noguera, me temo que mi padre no verá a nadie durante algún tiempo mientras refina sus objetos
mágicos en aislamiento. Puede marcharse ya que veo que no confía en mí.

Saulo se aplacó con urgencia:

—No me refería a eso, señor Sixto. ¡Claro que confío en usted! Mi única preocupación es que no sabría
cómo activarlo, aunque lo poseyera.

Con eso, Saulo recuperó la pequeña calabaza y la colocó sobre la mesa. Sixto miró la calabaza y empezó a
juguetear con ella.
Parecía anticuado y sencillo, y no pudo detectar ningún rastro de fluctuaciones del aura en su interior.

—¿Está seguro de que es un objeto mágico? —Sixto se mostró escéptico.

—Señor Sixto, el mismo Señor Malphas lo dijo. Sin embargo, no tengo ni idea de cómo activarlo — admitió
Saulo con sinceridad.

—Qué raro. No percibo que sea un objeto mágico ni siquiera cuando lo tengo en la mano —Sixto frunció el
ceño—. Discúlpeme un momento, señor Noguera. Enseguida vuelvo.

Se marchó junto con la calabaza y se dirigió a una oscura habitación del patio trasero, donde un anciano de
cabellos níveos roncaba.
CAPITULO 2064
—Señor Yandel —llamó Sixto en voz baja.

Los ojos del anciano se abrieron de par en par casi al instante.

—Mi muchacho Sixto, ¿hay algún otro objeto mágico que no entiendas? Cuando Máximo vio que era Sixto,
se incorporó y dejó escapar un bostezo.
—Tiene razón, señor Yandel. Alguien me ha regalado un oscuro objeto mágico que necesito que me ayude
a autentificar.

Sixto mostró la calabaza.

Máximo Yandel era el tasador residente de objetos mágicos del Clan Artesano que podía identificar el nivel
de la mayoría de los objetos mágicos que se le había pedido que averiguara. Con su habilidad excepcional,
incluso Pascual lo veneraba profundamente. Por eso Sixto también se dirigió a él con cortesía.

Máximo tomó la pequeña calabaza y jugó con ella. De pronto, una expresión de sorpresa apareció en su
rostro.

Sixto se sorprendió por la expresión de Máximo. Preguntó apresurado:

—Señor Yandel, ¿se trata en verdad de un objeto mágico?

—En efecto. Es un objeto mágico de alto grado.

Máximo, muy embargado por la emoción, tomó el mazo que tenía a su lado y golpeó un poco la calabaza.

Empezó a murmurar un conjuro, haciendo que la aparentemente vieja y simple calabaza brillara con una
luminiscencia púrpura.
Los rayos púrpura salieron disparados hacia el cielo e iluminaron toda la habitación. Sixto contempló los
penetrantes rayos de luz con la boca abierta.

La luz se desvaneció poco a poco cuando Máximo terminó su conjuro.

En ese momento, la vieja calabaza hecha jirones se transformó en una entidad resplandeciente que
irradiaba una poderosa aura.

—Señor Yandel, ¿qué objeto mágico es este? tartamudeó Sixto con asombro.

—Es la Calabaza Dorada. Contiene la energía del cielo y de la tierra. He escuchado que solía pertenecer al
reino demoníaco. Es curioso cómo has conseguido quedarte con ella.
Máximo estaba perplejo.

—Señor Yandel, esto lo envió un miembro de la Secta de Corazón Maligno —dijo Sixto.

—Ya veo —Máximo inclinó la cabeza—. Deben de tener un favor que pedirnos, ya que nos han obsequiado
con un objeto mágico de tan incalculable valor. Ahora que tu padre está refinando sus objetos mágicos en
aislamiento, tienes que ser prudente a la hora de tomar decisiones y pensar dos veces antes de hacer
promesas.

Máximo sabía que siempre había un precio que pagar por todo. La Secta de Corazón Maligno debía
necesitar algo del Clan Artesano a cambio de un objeto mágico tan fino. Máximo pensó que era vital
señalárselo a Sixto, que aún era joven e inexperto.

—No se preocupe, señor Yandel. Yo sé qué hacer. Sixto asintió y se marchó con la calabaza.
Comenzó a inyectar su energía marcial en la calabaza en cuanto salió de la habitación. Una terrible ráfaga
de luz surgió de su interior, y un aura sobrecogedora empezó a expandirse por todas partes, haciendo
temblar el suelo.

El choque de auras entre la de la calabaza y la de los objetos mágicos que protegían al Clan Artesano había
provocado los temblores.

Sólo cuando Sixto retiró su energía marcial, la horrible aura empezó a disiparse.

—¡Qué fuerza tan formidable! ¡Estuvo cerca de los objetos mágicos del Clan Artesano!

Los ojos de Sixto estaban llenos de ardiente pasión mientras miraba con atención la calabaza que sostenía.

Saulo todavía lo esperaba con ansiedad cuando regresó.

—Señor Sixto, ¿qué tal? —Se puso en pie al verlo.

—Señor Noguera, esta calabaza de la Secta de Corazón Maligno es bastante impresionante, pero entiendo
cómo funciona la reciprocidad en este mundo. ¿Qué quiere su secta de nosotros? —Sixto fue al grano.

Saulo ya no se andaba con rodeos ante la franqueza de Sixto.

—Señor Noguera, esperamos que después de regalarle este objeto mágico, nos ayude a capturar a alguien.

—¿Quién podría ser?

—Es Jaime Casas. Intentó entrar en el reino secreto de la Secta de Corazón Maligno, pero no pudo acceder
a su entrada. Lo más probable es que pruebe suerte con su Pergamino Divino. El señor Malphas espera que
no le preste el Pergamino Divino y lo detenga en nuestro nombre —dijo Saulo.
CAPITULO 2065
—¿Jaime Casas? —pensó Sixto un poco antes de que sus ojos se iluminaran en señal de reconocimiento—.
Puede que haya escuchado hablar de él. ¿No es el mocoso ridículamente orgulloso en el mundo de las artes
marciales que según destruyó la Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade?

Sixto sabía poco de Jaime ya que el Clan Artesano raramente se asociaba con el mundo de las artes
marciales. No sabía que la Secta de Corazón Maligno apoyaba a la Alianza de Guerreros de Ciudad de Jade.

Se quedó atónito al enterarse de la brutalidad de Jaime.


—Así es. Nos guarda rencor a los de la Secta de Corazón Maligno. Esperamos que el Clan Artesano nos
ayude a capturarlo —Saulo asintió.

—No deben preocuparse. Después de todo, no prestaremos sin más el Pergamino Divino a cualquiera que
nos lo pida. No me importa echar una mano para capturar a Jaime. Sin embargo, mi única exigencia es que
esto permanezca estrictamente confidencial. No quiero involucrarme en su conflicto sobre el reino secreto,
ya que nuestro clan no quiere arriesgarse a arruinar nuestro negocio…

El Clan Artesano podía existir con relativa estabilidad gracias a que nunca habían tomado partido en
ninguna batalla y sólo se dedicaban a refinar armas.

También poseían el Pergamino Divino, un objeto mágico que hacía que todos los reinos secretos lo
pensaran dos veces antes de atacarlos.

El Pergamino Divino podía desbloquear todos los portales del reino secreto. Por ello, nadie se atrevía a
enemistarse con el Clan Artesano.

El Clan Artesano sufriría una pérdida irrecuperable si tuviera que entregar el Pergamino Divino a un reino
secreto que se enfrentara a ellos.

—No se preocupe, Señor Sixto. Nosotros dos seríamos los únicos al tanto de este asunto. Jaime no viviría
para decir ni una palabra más —aseguró Saulo a Sixto.

Sixto torció los labios.

—Eso sería lo mejor. Acepto su petición, entonces.

Saulo estaba encantado. No había forma de que Jaime escapara si alguna vez visitaba el Clan Artesano.

Justo en ese momento, un miembro del Clan Artesano se acercó a ellos e informó a Sixto:

—Señor Sixto, hay otros dos afuera esperando verlo.

—¡Ya he tenido suficiente! ¿Qué pasa con el enjambre de gente interesada en inspeccionar objetos
mágicos de repente? —Sixto estaba disgustado—. ¿Quiénes son? Haz que se vayan si no son nadie
importante. Estoy demasiado ocupado en este momento.

—Señor Sixto, dice llamarse Jaime Casas. Sixto y Saulo se quedaron estupefactos.
«¡Hablando del diablo!».

—¡Tráiganlo ahora! —ordenó Sixto.

Mientras el miembro del Clan Artesano se dirigía a recibir a Jaime y a su acompañante, Sixto pidió a Saulo
que se escondiera.

Jaime y Forero admiraron la majestuosa entrada del Clan Artesano, a ambos lados de la cual se erguían dos
esculturas de un dragón y un tigre.

—El Clan Artesano sí que lo toma en serio al usar dos objetos mágicos para proteger la entrada principal.

Forero quedó impresionado mientras recorría con la mirada las esculturas. El miembro del Clan Artesano
los hizo pasar.
—Bienvenidos.
Jaime siguió a Forero mientras entraban.

Al llegar a un rincón de la sala principal, quedaron asombrados por la escena que tenían ante ellos. Todos
los objetos mágicos imaginables estaban dispuestos a su alrededor.
Forero se sintió abrumado por la cantidad de objetos mágicos que allí se presentaban.

Jaime les echó un vistazo y descubrió muy pocos objetos mágicos de alto nivel entre la multitud de objetos
ordinarios.

—¿Quieren comprar objetos mágicos? —preguntó Sixto, acercándose.

—No. Pensábamos pedirle algo prestado al señor San Miguel —respondió Jaime con amabilidad—.
¿Y tú eres?

—Sixto San Miguel. El señor San Miguel es mi padre —se presentó Sixto.

CAPITULO 2066
—¡Así que eres el hijo del señor San Miguel! Soy Jaime Casas —Extendió la mano y estrechó la de Sixto con
entusiasmo.

Jaime se humilló pues tenía que pedir un favor a otro.

—Mi padre está recluido mientras refina sus objetos mágicos y no volverá hasta dentro de un tiempo.
¿Qué quiere que le preste?

Fingió ignorancia.

Jaime dirigió su petición a Sixto debido a la ausencia de Pascual.

—Señor Sixto, esperamos pedirle el Pergamino Divino. Juro por mi nombre devolvérselo una vez hayamos
terminado.

—¿Qué? ¿El Pergamino Divino? Debe estar bromeando. ¿Cómo espera que prestemos el tesoro del Clan
Artesano a cualquiera que nos lo pida? —arrugó Sixto.

Jaime sabía que no sería fácil convencer a Sixto. Se apresuró a tomar el pincel de caligrafía que le había
dado Armando y le dijo a Sixto:

—Señor Sixto, el señor Salazar quería que le entregara esto a su padre. Lo entenderá en cuanto lo vea.

Sixto tomó el pincel de caligrafía y le echó un vistazo superficial antes de arrojárselo a Jaime.

—¿Qué es este trasto? No parece más que un pincel de caligrafía corriente. ¿Quién es ese señor Salazar?
Nunca he escuchado hablar de él.

A Sixto se le había acabado la paciencia.

Jaime estaba confundido. ¿Cómo iba a pedir prestado el Pergamino Divino sin Pascual ahí y sin que Sixto
supiera quién era Armando?

—Señor Sixto, necesito el Pergamino Divino para salvar a alguien. Por favor, ¿qué condiciones debo cumplir
para que me lo preste? —imploró Jaime.

—No percibo que tenga usted ningún objeto mágico poderoso. Pero si tiene alguno, consideraría hacer un
intercambio —Sixto escrutó a Jaime.

—Tome, tengo un Anillo de Almacenamiento. ¿Servirá esto? Jaime sacó su Anillo de Almacenamiento.
—¡Tenemos muchos de estos nosotros mismos y no tenemos uso para el suyo! —Sixto ni siquiera lo miró.

Un Anillo de Almacenamiento no significaba nada para él.

Jaime abrió el Anillo de Almacenamiento y buscó el Necroanillo.

—Señor Sixto, ¿qué le parece esto? Es un dispositivo de teletransporte que le permite viajar a todas partes.

Sixto tomó el Necroanillo y resopló mientras lo recorría con las manos.

—Este dispositivo de teletransporte está dañado y no le quedan muchos viajes. Además, no es tan valioso,
ya que no puede teletransportar a largas distancias. Pero servirá, al fin y al cabo, es un teletransportador.
¿Qué más tienes?

Jaime negó con la cabeza.

—Eso es todo lo que llevo encima. Pero podría refinar varias píldoras de esencia pura como agradecimiento
si me presta el Pergamino Divino.

—¿Sabes alquimia? —Sixto estaba asombrado.

—¡Pero por supuesto! ¿Cómo podría el señor de la Secta del Dios de la Medicina no saber algo tan
elemental? —intervino Forero.

—Si es así, se lo prestaré por una vez. —Sixto inclinó la cabeza y aceptó el Necroanillo.

Saulo, que había visto cómo se desarrollaba todo mientras estaba escondido, apretó los dientes con furia.
El Necroanillo era suyo antes de que Jaime se lo arrebatara.

Jaime sólo lo había usado como moneda de cambio.

—¡Muchas gracias, señor Sixto! —Jaime expresó su gratitud.

—Los dos, síganme. —Sixto condujo a Jaime y Forero fuera de la sala principal hasta las profundidades del
jardín.

—Jaime, ¿no es extraño lo fácil que hemos conseguido tomar prestado el Pergamino Divino? — Exclamó
Forero con ansiedad.

—Calle y sígame —le pidió Jaime a Forero que dejara de hablar. Su actitud mansa había desaparecido hacía
tiempo y ahora era reemplazada por una expresión calculadora.
CAPITULO 2067
Forero dejó de hablar y empezó a seguir de cerca a Jaime.

Sixto llevó a Jaime y a los demás a una habitación secreta poco iluminada. En cuanto entraron en la
habitación secreta, tanto Jaime como Forero sintieron el poder supresivo de la habitación.

Quedaron desconcertados y dejaron de avanzar. Sixto les explicó rápido:

—Por favor, no se preocupen. El Pergamino Divino es demasiado valioso, así que mi padre lo guarda en
esta habitación secreta. Además, también ha colocado allí un talismán para suprimir el poder de cualquiera
que entre en la habitación secreta. Así evitará que el Pergamino Divino sea arrebatado por la fuerza. Una
vez que abandonen esta habitación secreta, la sensación de supresión desaparecerá. No afectará a su
cuerpo de ninguna manera. Por favor, relájense.

Después de escuchar la seguridad de Sixto, Jaime y Forero continuaron caminando hacia la habitación
secreta. Sin embargo, ¡la puerta tras ellos se cerró de repente!

Jaime frunció el ceño y miró a Sixto que estaba frente a ellos. Por desgracia, Sixto había salido por otra
puerta. Justo cuando Jaime y Forero querían salir, esa puerta también se cerró con fuerza.

Ahora, Jaime y Forero estaban atrapados en la habitación secreta, y el Pergamino Divino no aparecía por
ninguna parte.

Crush...

Se escuchó un sonido penetrante. Antes de que se dieran cuenta, la oscura habitación se volvió más
luminosa, y el entorno se hizo más claro.

Sixto les sonreía con frialdad.

—¿Qué intentas hacer? —preguntó Jaime mientras miraba con frialdad a Sixto.

—Nada, pero alguien me ha pedido que te mantenga cautivo. Eso es todo... —respondió Sixto con una
sonrisa gélida.

—¿Te ha metido Saulo en esto? —preguntó Jaime con calma. Sixto se quedó un poco sorprendido.
—¿Cómo lo sabes?

—¡No sólo lo sé, sino que también sé que está aquí! Con eso, Jaime miró detrás de Sixto.
—¡Saulo, muéstrate! Quieres vengarte, pero no te atreves a mostrarte delante de mí. Después de todo,
eres el hijo mayor de la familia Noguera y solías ser un talento sobresaliente en el mundo de las artes
marciales de Ciudad de Jade. ¿Por qué te has vuelto tan cobarde ahora?

Justo cuando Jaime terminó de hablar, Saulo salió y lo fulminó con la mirada.

—Jaime, tengo que darte las gracias. Si no me hubieras forzado hasta este punto, no me habría vuelto tan
poderoso. ¡Nunca sabré si tengo un físico único! Si el señor Malphas no quiere tu físico,
¿para qué voy a malgastar tanto esfuerzo en capturarte? En vez de eso, te habría masacrado.

Aunque Jaime estaba cautivo en la habitación secreta, no había señales de miedo o pánico en su rostro. Por
el contrario, sonrió y dijo:

—¿De verdad crees que eres capaz de mantenerme cautivo así nada más? Aquello dejó estupefacto a
Saulo, que miró a Sixto.
—Nadie puede escapar una vez que ha sido encerrado en esta habitación secreta. El poder supresor de su
interior te convertirá en una persona normal. ¿Cómo piensas escapar? —preguntó

Sixto.

Dijo esas palabras para apaciguar a Saulo y tranquilizarlo. No había forma de que Jaime pudiera escapar...

—¿Nadie ha escapado nunca de aquí? —se mofó Jaime—. Piensas demasiado bien de tu habitación
secreta…
—¿Qué? ¿Estás diciendo que puedes escapar de esta habitación secreta? Sixto se acercó y provocó a Jaime.
Jaime no respondió. En vez de eso, iba a responder usando sus acciones.

Cuando Jaime apretó los puños, brillaron rayos dorados de luz. A continuación, golpeó la pared.

¡Bum!

Con un fuerte estruendo, una aterradora energía espiritual derribó las paredes de la habitación secreta. La
energía residual era igual de poderosa. Una ráfaga de fuerte viento sopló sobre Sixto,
¡y cayó hacia atrás!

La estructura de la habitación secreta no era fuerte en absoluto. Todos los que entraran en la habitación
secreta serían suprimidos. Por lo tanto, no serían capaces de abrir la habitación secreta y salir.
CAPITULO 2068
—¿Eso es todo? ¿Quieres atraparme con esto?

Con una mueca de desprecio en el rostro, Jaime salió de la habitación secreta. Sixto se levantó y miró a
Jaime con incredulidad.
—¿Qué está pasando? ¿No están siendo suprimidos tus poderes?

¡Sixto no podía entender por qué el poder supresor de la habitación no funcionaba con Jaime!

—Te dije que no pensaras demasiado bien de tu habitación secreta... —dijo Jaime con desdén.

Ni siquiera las leyes de la naturaleza podían suprimir los poderes de Jaime, y mucho menos el mero poder
supresivo de un talismán.

Sixto parecía demasiado molesto. No esperaba que eso sucediera.

—Jaime, ya que no puedo atraparte hoy, te mataré. Creo que el Señor Malphas no me culpará… Los ojos de
Saulo se iluminaron de emoción cuando vio a Jaime escapar de la habitación secreta. Sólo entonces podría
tener una verdadera pelea con Jaime.
Sólo entonces podría vengarse de su padre y de la familia Noguera...

En ese momento, Saulo estaba muy confiado en su habilidad. Como un Santo de Artes Marciales de cuarto
nivel, ¡era invencible!

—Innumerables personas quieren matarme. Sin embargo, ninguno ha tenido éxito. Tú tampoco eres la
excepción... —dijo Jaime con una leve sonrisa.

Esa sonrisa de Jaime fue la mayor humillación y provocación de Saulo. El brillo de sus ojos oscuros
desprendía una presión abrumadora.
Al mismo tiempo, había una intención asesina proveniente de Jaime. Todo el Clan Artesano se llenó de un
aura amenazadora.

—Acabemos con todo hoy…

Saulo apretó los puños, y su aura siguió estallando.

Las auras de ambos hombres chocaron. Hubo una fuerte explosión, ¡y todo el espacio tembló! Forero y
Sixto comenzaron a retroceder al ver lo sucedido.
Era imposible que no pudieran resistir ni siquiera la energía residual de los dos Santos de las Artes
Marciales cuando estaban luchando.
—¡Vete al infierno!

Saulo fue incapaz de controlar su intención de matar y fue contra Jaime.

Su puñetazo cayó sobre Jaime, y el poder de un Santo de las Artes Marciales llenó todo el pabellón.

Jaime parecía muy calmado cuando se enfrentó al ataque de Saulo. No había señales de miedo en sus ojos,
y se quedó de pie con ambas manos en la espalda.

Sólo había desdén y burla en sus ojos.

Sixto se sorprendió mucho al ver a Jaime inmóvil. Un puñetazo de un Santo de las Artes Marciales era
suficiente para derribar una pequeña colina, sin embargo, ¡Jaime estaba ahí parado como una estatua!

¿Quizás estaba tan traumatizado por el poder de ese puñetazo que no podía moverse? Sixto seguía
haciendo conjeturas. Mientras tanto, Forero empezaba a preocuparse.
Forero sabía que Jaime era muy poderoso ahora mismo. Cuando estaban en Ciudad de Jade, ni siquiera
Kawasaki era rival para él. Sin embargo, eso no significaba que Jaime pudiera quedarse quieto, aunque lo
asaltara un Santo de las Artes Marciales.

Si uno cometiera un error durante una pelea con un Santo de las Artes Marciales, su alma tan solo se
desvanecería y dejaría de existir.

—Jaime, ten cuidado —gritó Forero. No quería que Jaime perdiera la vida sólo porque quería hacerse el
interesante.

Por desgracia, Jaime no pareció escuchar la advertencia de Forero. Seguía allí de pie. La falta de acción de
Jaime fue el insulto definitivo para Saulo.
Esta vez apretó los dientes y golpeó con más fuerza.

¡Boom!

Una vez más, el puñetazo de Saulo cayó sobre el cuerpo de Jaime.

El impacto produjo una explosión ensordecedora, y arrasó todos los edificios y árboles de los alrededores.
Las secuelas fueron como un tornado que seguía destruyendo todo a su paso.

CAPITULO 2069
Aunque Forero y Sixto habían retrocedido, aún podían sentir la fuerza de la réplica. Mientras se preparaban
con desesperación, los edificios a su alrededor soportaban la mayor parte de la fuerza.

Una vez que cesó el vendaval y se asentó el polvo, la devastación causada en el jardín recordaba a la de un
huracán furioso.

Jaime permaneció donde estaba, sin mostrar cambio alguno en sus emociones. La única diferencia era el
creciente desprecio en sus ojos.
A Sixto se le rompió el corazón al ver la devastación del patio. Después de todo, el lugar era propiedad de
su familia. Si su padre lo viera al salir de su reclusión, seguro lo dejaría paralizado.

Dicho esto, Sixto se asombró de lo imperturbable que estaba Jaime.

Los ojos de Saulo también se abrieron de par en par, conmocionado, mientras se le iba el color de la cara.

—¡Esto es imposible!
Ver a Jaime ileso lo llenó de incredulidad.

Todo este tiempo, había estado cultivando duro y aumentando su fuerza continuamente con el único
objetivo de matar a Jaime algún día.

Ahora que ostentaba el poder de un Santo de las Artes Marciales y poseía la Forma del Diablo Infernal,
supuso que podría acabar con facilidad con la vida de Jaime.

Pero no esperaba lo contrario.

«¿Por qué no puedo hacerle ni un rasguño a Jaime a pesar de atacar con el poder más fuerte dentro del
mundo de las artes marciales?».

Saulo no podía entender la razón.

—¿Por qué es imposible? ¿En verdad crees que un Santo de las Artes Marciales es el nivel más poderoso
dentro del mundo de las artes marciales? No puedo creer lo ingenuo que eres. He matado a muchos Dioses
de las Artes Marciales antes, y como menos a un Santo de las Artes Marciales como tú —se mofó Jaime.

La razón por la que no se movió y le dio vía libre a Saulo para que lo golpeara fue sólo para destruir
psicológicamente a este último.

Jaime creyó necesario hacerlo dada la insaciable ambición y el implacable plan de Saulo. Como era de
esperar, Saulo se quedó estupefacto ante las palabras de Jaime.
—¿Dios de las artes marciales? —murmuró.

Hasta donde él sabía, no existía tal cosa como un Dios de las Artes Marciales.

Se suponía que un Santo de las Artes Marciales estaba en la cima del mundo de las artes marciales, por no
hablar de los pocos que había.

«Después de haber pasado por un entrenamiento infernal para alcanzar el nivel de Santo de las Artes
Marciales, ¿ahora me dices que existe algo más poderoso en la forma de un Dios de las Artes Marciales?».

Saulo estaba destrozado por la revelación.

—¿Quieres probar el poder de un Dios de las Artes Marciales? Déjame abrirte los ojos. Apenas terminó,
Jaime le dio una bofetada a Saulo.
¡Plaf!

En el momento en que sonó un crujiente sonido, Saulo sintió que su cuerpo se aligeraba mientras su
cabeza empezaba a dar vueltas.

Antes de que se diera cuenta, estaba volando por el aire a una velocidad vertiginosa y podía sentir una
intensa corriente de aire soplando sobre su piel.

Los ojos de Forero y Sixto casi se salieron de sus órbitas cuando un único punto negro fue todo lo que
pudieron ver de Saulo.

La bofetada de Jaime lo había lanzado por los aires, haciendo que todos los demás se preguntaran si había
sido arrojado al espacio exterior.

Pasó un tiempo indeterminado antes de que el cuerpo de Saulo por fin se estrellara contra el suelo.
¡Bum!

Un estruendo atronador se escuchó desde lejos mientras el impacto lanzaba un hongo de polvo al aire.

Lleno de incredulidad, Sixto tragó saliva nervioso.

Para cuando Saulo se arrastró fuera del suelo, la mitad de su cara ya estaba contorsionada, dando lugar a
una visión espeluznante.

La mirada que dirigió a Jaime rebosaba miedo, un resultado que éste buscaba.

«¡No le creas! Él no es ese supuesto Dios de las Artes Marciales. No te olvides de tu Forma del Diablo
Infernal», le recordó el espíritu dentro de Saulo al sentir su miedo.

—Tienes razón. Tengo la Forma del Diablo Infernal. No hay razón para que le tema... Argh... — Saulo rugió
de repente.

Su cuerpo empezó a brillar mientras sufría una transformación.

Rápidamente, un infierno ardiente se encendió a su alrededor, elevando la temperatura del edificio del
Clan Artesano.

CAPITULO 2070
—Hoy, te mostraré lo poderosa que es mi Forma Diablo Infernal... ¡Explosión!

En ese instante, el fuego a su alrededor se concentró, moldeándose en una bola de fuego que salió
disparada en dirección a Jaime.

Sin embargo, las manos de Jaime permanecieron detrás de su espalda, mientras sus ojos mantenían una
mirada indiferente.

—Es inútil. Sea cual sea la constitución de tu cuerpo, es inútil ante mí.

En cuanto terminó, el cuerpo de Jaime emitió un tono dorado mientras escamas doradas revestían su
cuerpo pieza a pieza. Con el Cuerpo de Golem activado, un dragón dorado surgió detrás de él y surcó el aire
en un bucle.

Justo antes de que la bola de fuego lo alcanzara, Jaime la interceptó con sus propias manos. La energía
marcial que contenía envolvió rápido a Jaime, mientras el fuego que portaba ardía como un infierno.

—Hmph, voy a incinerarte en un mar de llamas. El engreído Saulo soltó un bufido.


A pesar de estar envuelto en llamas, Jaime no se resistió y permaneció como estaba. Se limitó a sonreír
ante la bola de fuego que tenía en la mano.

—Ya que esto te pertenece, te lo devolveré.

Con eso, Jaime lanzó la bola de fuego hacia adelante, haciéndola volar hacia Saulo con un poder

abrumador.

¡Bum!

La bola de fuego dio en el blanco con precisión. Saulo escupió una bocanada de sangre mientras se
tambaleaba hacia atrás sin control.

En ese instante, sintió como si su cuerpo se hubiera roto en pedazos. Todo su pecho estaba cubierto de
sangre.

Aunque el fuego en el cuerpo de Jaime se había apagado, dejó un brillo aún mayor en la armadura de
Jaime.

Parecía el mismísimo dios de la guerra que había descendido a la Tierra con su armadura dorada.

Cuando Saulo vio el estado en que se encontraba su cuerpo, perdió las ganas de luchar. Ahora era evidente
para él que no era rival para Jaime.

—¿Planeabas derrotarme sólo confiando en un espíritu de magia negra?

Jaime se acercó a Saulo paso a paso, haciendo que un escalofrío recorriera la espina dorsal de este.

Saulo se levantó en un intento de huir, pero Jaime lo estrelló contra el suelo con el puño, incapacitándolo
para mantenerse en pie.

Con su aura disipándose rápidamente, Saulo pudo sentir cómo todo su cuerpo se deshacía.

Fue entonces cuando una niebla negra salió flotando de su cuerpo y se alejó volando tan rápido como
pudo.

—¿Cómo te atreves a intentar escapar? —Jaime se burló al reconocer el espíritu en el cuerpo de Saulo.

Abriendo la boca y respirando hondo, Jaime creó un poderoso vórtice que succionó la niebla negra hacia su
boca.

Los ojos de Saulo se llenaron de horror mientras miraba.

La fuerza de Jaime había alcanzado un nivel que superaba incluso su imaginación más salvaje.

—Ahora muere…

Mirando con atención al malherido Saulo, Jaime no sintió ninguna piedad mientras levantaba su pierna
para acabar con su enemigo.

La cabeza de Saulo sería aplastada en el momento en que pisara a fondo.

—¡Jaime, espera! —gritó Forero de repente.

Sacudido por la voz, Jaime retrajo la pierna y se volvió hacia Forero.

—¿Qué ocurre, señor Forero?

Al llegar al lado de Jaime, Forero le susurró algo. Jaime asintió y respondió:


—En ese caso, vigile a Saulo mientras yo me encargo del resto.

Dicho esto, Jaime se volvió para mirar a Sixto, cuyas piernas empezaron a temblar de miedo.

—¿Dónde está el Pergamino Divino? —preguntó Jaime.


—M…Mi padre lo guardó. No tengo ni idea de dónde está —respondió el tembloroso Sixto.

—¿No lo tienes? En ese caso, llévame con tu padre.

Jaime no iba a marcharse hasta tener el Pergamino Divino en sus manos.

—No podemos interrumpirlo. Está trabajando en reclusión, así que…

Antes de que pudiera terminar, Sixto fue enviado al suelo por la bofetada de Jaime.

La escena hizo que muchos miembros del Clan Artesano se reunieran con objetos mágicos en sus manos.

A la señal de sus subordinados, Sixto ladró:

—¡Deténganlo!

Todos fueron contra Jaime a la señal de Sixto.

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