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El retorno de Perón:
El retorno de Perón a la presidencia de Argentina en 1973 fue posible gracias a una
combinación de factores políticos, sociales y económicos:

En primer lugar, la sociedad argentina se encontraba en un estado de profunda crisis,


con una economía en recesión, una inflación galopante y una creciente polarización
política y social. En este contexto, Perón se presentó como un líder capaz de unir a la
sociedad argentina y de ofrecer soluciones a los problemas más acuciantes.

En segundo lugar, el movimiento peronista había logrado consolidarse como una fuerza
política hegemónica, con una amplia base social y una estructura organizativa sólida.
Perón contaba con el apoyo de los sindicatos, de los movimientos estudiantiles y de una
amplia gama de organizaciones sociales y políticas.

En tercer lugar, el gobierno de facto que había tomado el poder en 1966 había fracasado
en su intento de estabilizar la economía y de controlar la creciente conflictividad social.
La represión y la violencia política habían generado un clima de descontento y de
rechazo hacia el régimen militar. En este contexto, Perón logró capitalizar el
descontento social y presentarse como la única alternativa viable para sacar al país de la
crisis. En las elecciones presidenciales de 1973, Perón obtuvo una amplia victoria, con
más del 60% de los votos. Su retorno al poder fue recibido con entusiasmo por amplios
sectores de la sociedad argentina, que veían en él la esperanza de un futuro mejor.

En el 14 se describe que el retorno de Perón fue un momento clave en la historia


argentina. El 20 de junio de 1973, Perón regresó al país después de 18 años de exilio. Su
llegada fue recibida con gran entusiasmo por sus seguidores, que lo veían como el líder
capaz de solucionar los problemas del país. Perón llegó al aeropuerto de Ezeiza, donde
fue recibido por una multitud de seguidores que lo aclamaban y lo vitoreaban. Sin
embargo, su regreso también generó tensiones y conflictos en el seno del movimiento
peronista, ya que había diferentes sectores que esperaban cosas distintas de él. En el 13
se agrega que Perón, un día después de su retorno definitivo, se despojó de toda
ambigüedad y estableció un corte, cuya sustancia difería sensiblemente de aquél que
esperaban los sectores juveniles y las organizaciones armadas peronistas. Y por mucho
que éstos tardaran en reconocer las consecuencias del final del doble discurso, una
cascada de hechos, cada vez más convalidados por las diáfanas palabras de Perón, se
encargaría de desmentir el tortuoso ejercicio de sobre interpretación al cual se verían
librados. En resumen, el retorno de Perón fue un momento de gran expectativa y
entusiasmo para sus seguidores, pero también generó tensiones y conflictos en el seno
del movimiento peronista. Perón estableció un corte con la ambigüedad que había
caracterizado su discurso hasta ese momento, lo que generó descontento en algunos
sectores del movimiento. A partir de ese momento, se desencadenaron una serie de
hechos que llevarían a la renuncia del presidente Cámpora y a la asunción de Lastiri
como presidente interino.

En el 13 se describe que en Ezeiza ocurrió una masacre durante el retorno de Perón al


país el 20 de junio de 1973. Más de dos millones de personas, entre las cuales se
encontraban interminables columnas de la JP, marcharon hasta el aeropuerto de Ezeiza
para recibir a Perón. Sin embargo, desde el palco, donde todavía podían verse algunos
artistas, grupos de extrema derecha, que portaban armas largas y estaban bajo las
órdenes de Osinde y Rucci, comenzaron a disparar contra la multitud. Pronto se desató
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la tragedia y la gente, en medio del terror y el desconcierto, comenzó a dispersarse y


retroceder, buscando amparo entre los árboles o en los edificios allende al aeropuerto.
Las estadísticas finales dan cuenta de trece muertos y trescientos ochenta heridos.
Algunos asistentes fueron atrapados y torturados en el Hotel Internacional por grupos,
que por su accionar e ideología anticipaban la Triple A. Finalmente, el avión que
transportaba a Perón, aterrizó en el aeropuerto de Morón.

En él se menciona que Perón estableció un corte un día después de su retorno definitivo


al país en 1973. Este corte se refiere a una decisión que tomó Perón de despojarse de
toda ambigüedad y establecer una postura clara y definida, que difería sensiblemente
de lo que esperaban los sectores juveniles y las organizaciones armadas peronistas. A
partir de ese momento, se desencadenaron una serie de hechos que llevarían a la
renuncia del presidente Cámpora y a la asunción de Lastiri como presidente interino.

Demanda de la institucionalización:
La demanda de la institucionalización del movimiento se refiere a la necesidad de
establecer un marco institucional para el movimiento peronista, que permitiera su
participación en la vida política del país de manera más formal y organizada. Esta
demanda comenzó a instalarse en la época de la Cámpora, multiplicando las escenas de
conflicto.

En el texto se menciona que la demanda de institucionalización atravesaba tres


escenas: la propiamente económica, donde jugaban su disputa los actores corporativos;
la política, en la cual se trataba de definir la relación con las organizaciones armadas
peronistas; y, por último, la específicamente social, que daban cuenta de una sociedad
movilizada cuya participación desbordaba claramente los canales previstos por la
institucionalización.

En este sentido, la demanda de institucionalización del movimiento se refería a la


necesidad de establecer un marco institucional que permitiera la participación del
movimiento peronista en la vida política del país de manera más formal y organizada.
Esto implicaba la creación de espacios de representación y participación política para
los distintos sectores que conformaban el movimiento, como los sindicatos, las
organizaciones sociales y las ramas femenina y juvenil del partido.

La demanda de institucionalización del movimiento se expresó primero con


hesitaciones desde el seno del gobierno camporista, pero fue exigida cada vez con
mayor firmeza por el propio Perón y por la realidad misma de las alianzas económicas
establecidas. Esto se debía a que la institucionalización del movimiento era vista como
una forma de consolidar el poder del peronismo y de establecer un marco de
estabilidad política que permitiera la aplicación del modelo populista.

En resumen, la demanda de la institucionalización del movimiento se refiere a la


necesidad de establecer un marco institucional para el movimiento peronista que
permitiera su participación en la vida política del país de manera más formal y
organizada, y que fuera capaz de consolidar el poder del peronismo y establecer un
marco de estabilidad política que permitiera la aplicación del modelo populista.
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La demanda de institucionalización atravesaba tres escenas: la propiamente


económica, donde jugaban su disputa los actores corporativos; la política, en la cual se
trataba de definir la relación con las organizaciones armadas peronistas; por último, la
específicamente social, que daban cuenta de una sociedad movilizada cuya
participación desbordaba claramente los canales previstos por la institucionalización.
Estas tres escenas reflejan los distintos ámbitos en los que se planteaba la necesidad de
institucionalizar el movimiento peronista, y que se relacionaban con la economía, la
política y la sociedad en su conjunto.

El pacto social suscrito por la CGT y CGE


el Pacto Social fue un acuerdo tripartito suscrito en 1973 por el gobierno peronista, la
Confederación General del Trabajo (CGT) y la Confederación General Económica
(CGE). Este acuerdo establecía el congelamiento de precios y la suspensión de
negociaciones colectivas durante dos años, así como el reajuste de tarifas públicas y
sólo un aumento del 20% en los salarios. El objetivo del Pacto Social era lograr una
estabilización económica y social en un contexto de alta inflación y conflictividad
laboral. Sin embargo, el Pacto Social no logró cumplir con sus objetivos y se vio
afectado por la crisis económica y política que se desató en el país a partir de 1974.

¿Qué tomas hubo?


En el Texto 2 se menciona que durante el período de referencia (1973-1976) se
produjeron muchas tomas en todo el país, algunas de las cuales fueron realizadas en
nombre de la lucha "anticonstitucionalista" y otras con el objetivo de desarrollar
propaganda armada. Entre el 4 y el 15 de junio de un año no especificado, se
produjeron casi 500 tomas de distinto tipo en todo el país, y se calcula que hubo unas
2000 tomas en total durante ese período. Las tomas fueron muy difundidas por los
medios de comunicación, muchos de los cuales no ocultaban su desagrado por la
inacción del gobierno. Aunque el ministro Righi había saludado a esos hechos como
"saludables", al considerarlos como efecto de la descompresión política, es claro que la
situación habría de generar ambivalencias que se profundizarían con el tiempo.

El "devotazo" fue un hecho ocurrido en la Argentina el 25 de mayo de 1973, durante la


asunción del presidente Héctor J. Cámpora. En ese momento, una multitud se
congregó frente a la cárcel de Villa Devoto, donde se encontraban gran parte de los
presos políticos de la dictadura, la mayoría ligados a organizaciones armadas de
izquierda. La multitud exigía su liberación y, luego de apresuradas negociaciones,
Cámpora resolvió firmar el indulto presidencial otorgando la amnistía general a los
presos políticos, que sería aprobada dos días después por el parlamento. Este hecho,
conocido con el nombre de "devotazo", asumió el carácter de un hecho irresistible, una
expresión de la fuerza de las cosas, natural corolario de un proceso histórico social. Por
otro lado, legitimó, sin grandes distinciones, todas aquellas formas de resistencia
desarrolladas.

Peronistas vs Peronistas:
Perón realizó un giro hacia la derecha en los últimos meses de su gobierno. Este giro se
manifestó en el reconocimiento de Perón hacia los "viejos peronistas", a quienes había
denostado hasta hacía poco tiempo, y en la reafirmación de la clase trabajadora
organizada como "columna vertebral del movimiento". Este giro fue interpretado por
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los sectores del sindicalismo burocrático como una expresión de la voluntad del líder de
devolver las cosas a su lugar. Sin embargo, este giro también generó conflictos con las
corrientes del sindicalismo combativo, que defendían la autonomía sindical y el
basismo. En él se menciona que este giro hacia la derecha también se manifestó en el
campo de la cultura, donde comenzaron a aparecer manifestaciones que proyectaban
en el centro del debate ideológico las posibles articulaciones entre la "Patria Socialista"
y la "Patria Peronista", colocando el acento en la distancia instalada entre la conjunción
(el "y") y la oposición (el "o"). En resumen, el giro hacia la derecha de Perón se
manifestó en su reconocimiento hacia los "viejos peronistas" y en la reafirmación de la
clase trabajadora organizada como "columna vertebral del movimiento", generando
conflictos con las corrientes del sindicalismo combativo y manifestándose también en
el campo de la cultura.

Dificultades del tercer gobierno peronista:


El tercer gobierno de Perón tuvo que afrontar diversas dificultades, como se menciona
en los Textos 1 y 2. Una de las principales dificultades fue la necesidad de desactivar la
ola de ocupaciones que se había producido en el país, lo que implicó la concertación
social con los sindicatos y otros sectores del peronismo. Esta concertación social fue
necesaria para evitar una escalada de la violencia y para garantizar la gobernabilidad
del país. Sin embargo, esta estrategia también generó tensiones y conflictos dentro del
propio movimiento peronista, ya que algunos sectores consideraban que se estaba
cediendo demasiado ante las demandas de los sindicatos. Otra dificultad que tuvo que
afrontar el tercer gobierno de Perón fue la polarización política y la violencia en las
calles, que se manifestó en la masacre de Ezeiza y en otros hechos violentos. Esta
polarización política se debió en parte a la falta de un proyecto político claro por parte
del gobierno, que se encontraba dividido entre las distintas corrientes del peronismo.
Además, la violencia en las calles fue alimentada por grupos armados de izquierda y de
derecha, que buscaban imponer su agenda política a través de la violencia. El tercer
gobierno de Perón también tuvo que enfrentar la oposición de los sectores de la
izquierda política y cultural, que se encontraban cada vez más acorralados entre la
opción del repliegue o el lanzamiento a la lucha armada. Estos sectores consideraban
que el gobierno de Perón no estaba llevando adelante un proyecto de transformación
social y que se estaba limitando a mantener el statu quo. Esta oposición se manifestó en
la creciente radicalización de algunos grupos de izquierda, que comenzaron a recurrir a
la lucha armada como forma de expresión política. Por último, el tercer gobierno de
Perón tuvo que afrontar las querellas internas dentro del propio movimiento peronista,
que se manifestaron en la exclusión de los dirigentes del sindicalismo antiburocrático y
de izquierda, y en el apoyo al desplazamiento de los últimos gobernadores ligados a la
Tendencia. Las querellas internas dentro del propio movimiento peronista se
manifestaron en la exclusión de los dirigentes del sindicalismo antiburocrático y de
izquierda, y en el apoyo al desplazamiento de los últimos gobernadores ligados a la
Tendencia. Estas querellas internas reflejaban las tensiones y divisiones dentro del
peronismo, que se encontraba dividido entre distintas corrientes y facciones. En
resumen, el tercer gobierno de Perón tuvo que afrontar dificultades relacionadas con la
concertación social, la polarización política y la violencia en las calles, la oposición de
los sectores de la izquierda política y cultural, y las querellas internas dentro del propio
movimiento peronista.
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el distanciamiento montonero se refiere a la ruptura que se produjo entre la


organización guerrillera Montoneros y el gobierno peronista de Isabel Perón en 1974.
Montoneros era una organización peronista de izquierda que había apoyado la vuelta
de Perón al país en 1973 y había participado activamente en la campaña electoral que
llevó a Isabel Perón a la presidencia. Sin embargo, a medida que el gobierno peronista
se fue consolidando, Montoneros comenzó a criticar su política económica y social, que
consideraba insuficiente para llevar adelante un proyecto de transformación social. El
distanciamiento entre Montoneros y el gobierno peronista se profundizó a medida que
la organización guerrillera fue incrementando sus acciones armadas, mediante
secuestros extorsivos y la eliminación física de sus enemigos políticos. Estas acciones
generaron una creciente oposición dentro del propio movimiento peronista, que
consideraba que la violencia no era el camino para lograr los objetivos políticos y
sociales del peronismo. Además, Montoneros comenzó a criticar abiertamente a Perón
y a su política de concertación social, que consideraba una traición a los ideales
revolucionarios del peronismo. Finalmente, en septiembre de 1975, la cúpula de
Montoneros decidió su autoproscripción del marco de la legalidad, anunciando su
voluntario pase a la clandestinidad. Poco después, la organización fue declarada ilegal
por el gobierno constitucional de Isabel Perón. El distanciamiento entre Montoneros y
el gobierno peronista reflejaba las tensiones y divisiones dentro del peronismo, que se
encontraba dividido entre distintas corrientes y facciones.

El "carácter mágico" al que se refiere el 17 se refiere a la idea de que la figura de Perón


tenía un poder sobrenatural y mágico que lo hacía invencible y capaz de resolver todos
los problemas del país. Esta idea era muy común entre los seguidores del peronismo y
se basaba en la figura mítica que se había construido alrededor de Perón como líder
carismático y mesiánico. Sin embargo, Montoneros y otros sectores críticos del
peronismo comenzaron a cuestionar esta idea, argumentando que era una ilusión que
impedía ver la realidad política y social del país. En este sentido, el "carácter mágico" se
convirtió en un símbolo de la polarización política y la lucha por el poder dentro del
peronismo durante el período 1973-1976

Medidas del tercer Gobierno Peronista:


El tercer gobierno peronista, encabezado por Héctor J. Cámpora y luego por Juan
Domingo Perón, implementó una serie de políticas que buscaban consolidar el poder
del peronismo y llevar adelante un proyecto de transformación social y económica.
Algunas de las políticas más importantes fueron:

1. La amnistía a los presos políticos y la legalización de los partidos políticos y


organizaciones sociales que habían sido perseguidos durante la dictadura militar de
1976.

2. La nacionalización de la banca y de las principales empresas públicas, con el objetivo


de controlar los sectores estratégicos de la economía y redistribuir la riqueza.

3. La implementación de un plan de emergencia social que incluía la creación de


empleo, la construcción de viviendas populares y la mejora de los servicios públicos.

4. La promoción de la participación popular y la democracia directa, a través de la


creación de organizaciones barriales y la realización de asambleas populares.
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5. La búsqueda de una política exterior independiente y solidaria con los países del
Tercer Mundo, en contraposición a la política de alineamiento con los Estados Unidos
que había caracterizado a los gobiernos anteriores.

Sin embargo, el tercer gobierno peronista también enfrentó una serie de dificultades y
contradicciones, como la polarización política y la violencia política, que dificultaron la
implementación de estas políticas y generaron una creciente inestabilidad social y
política.

El Operativo Dorrego:
Fue una acción civil llevada a cabo por las Fuerzas Armadas argentinas, junto con la
Juventud Peronista (JP) y Montoneros, en octubre de 1973. El objetivo de esta acción
era brindar ayuda a los sectores más perjudicados por las inundaciones que habían
afectado a la provincia de Buenos Aires en ese momento. El Operativo Dorrego fue una
de las primeras acciones conjuntas entre las Fuerzas Armadas y los grupos guerrilleros
peronistas, y se llevó a cabo en un contexto de creciente polarización política y violencia
en el país. Si bien la acción fue presentada como una muestra de solidaridad y
compromiso social por parte de los grupos involucrados, también fue criticada por
otros sectores del peronismo y de la sociedad en general, que la consideraron una
maniobra oportunista y una muestra de la creciente influencia de los grupos armados
en la política argentina. En este sentido, el Operativo Dorrego fue un ejemplo de la
complejidad y la ambivalencia de las relaciones entre los distintos actores políticos y
sociales en la Argentina de 1973-1976, y de la creciente polarización y violencia que
caracterizó a este período.

La cultura, entre la 'Y' y la 'O':


Hace referencia a la situación cultural en la Argentina durante el tercer gobierno
peronista (1973-1976). El título hace alusión a la tensión entre dos concepciones de la
cultura que coexistían en ese momento: una cultura popular y masiva, representada por
el peronismo y sus manifestaciones culturales, y una cultura más elitista y
vanguardista, representada por los sectores intelectuales y artísticos que se
identificaban con la izquierda y la lucha revolucionaria. Durante este período, la cultura
se convirtió en un campo de disputa política y simbólica, en el que se enfrentaban
distintas visiones del país y del futuro. Por un lado, el peronismo promovía una cultura
popular y nacionalista, que buscaba reivindicar las tradiciones y los valores de la clase
trabajadora y los sectores populares. Por otro lado, los sectores intelectuales y artísticos
de izquierda promovían una cultura más crítica y experimental, que cuestionaba los
valores y las instituciones de la sociedad capitalista y proponía nuevas formas de
expresión y de organización social. En este contexto, la cultura se convirtió en un
espacio de conflicto y de negociación, en el que se expresaban las tensiones y las
contradicciones de la sociedad argentina de la época. El capítulo "La cultura, entre la 'Y'
y la 'O'" analiza en detalle estas tensiones y las distintas manifestaciones culturales que
surgieron en este período, desde el cine y la literatura hasta la música y el teatro.

Perón – Balbín:
La relación entre Perón y Balbín fue compleja y ambivalente. Durante el tercer gobierno
peronista (1973-1976), ambos líderes políticos establecieron un acercamiento que
sorprendió a muchos, dado que provenían de tradiciones políticas y sociales muy
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diferentes. Perón era el líder indiscutido del peronismo, un movimiento populista y


nacionalista que había dominado la política argentina durante gran parte del siglo XX.
Balbín, por su parte, era el líder de la Unión Cívica Radical (UCR), un partido político
de centro-izquierda que había sido históricamente el principal rival del peronismo.

El acercamiento entre Perón y Balbín se produjo en un contexto de creciente


polarización y violencia en la Argentina, y fue motivado en parte por la necesidad de
buscar apoyo institucional y estabilizar el sistema político. En este sentido, ambos
líderes coincidían en la demanda de normalización del sistema político argentino,
aunque diferían sensiblemente en su concepción de la acción política. Balbín era un
hombre fiel a las clásicas formas de representación partidaria, y, por ende, a los límites
impuestos por las estructuras. En cambio, Perón era un líder populista, acostumbrado a
una modalidad específica de ejercicio del poder, caracterizada por el equilibrio
tensional.

A pesar de estas diferencias, Perón y Balbín lograron establecer un diálogo y una


colaboración que sorprendió a muchos. En un discurso pronunciado en 1974, Balbín
expresó su apoyo a Perón y a la "permanencia de las instituciones argentinas", en
nombre de su esposo muerto. Esta muestra de apoyo fue vista como un gesto de
conciliación y de compromiso con la estabilidad institucional, aunque también fue
criticada por algunos sectores del radicalismo y de la izquierda, que la consideraron
una traición a los principios y valores del partido. En cualquier caso, la relación entre
Perón y Balbín fue un ejemplo de la complejidad y la ambivalencia de las relaciones
políticas y sociales en la Argentina de la época.

Gobierno de Isabel Perón:


La política de Isabel Perón durante su gobierno (1974-1976) se caracterizó por una
inflexión importante en términos políticos y económicos. Su política apuntó a la
consolidación de un proyecto ultramontano, que preveía no sólo la exterminación total
del ala izquierdista sino también la disolución del modelo nacional popular, mediante
la subordinación del histórico actor del modelo peronista, el poder sindical. Isabel
Perón heredó un país en crisis, con una economía en recesión, una inflación galopante y
una creciente conflictividad social y política.

En este contexto, su gobierno buscó apoyarse sobre la ortodoxia sindical y el peronismo


político, pero su marcha errática y la escalada de la violencia política llevaron a que su
gobierno continuara por poco tiempo más. Durante su gobierno, se produjo un
agravamiento de las constricciones externas y las luchas internas dentro del
movimiento peronista, lo que llevó a la fractura de las alianzas sociales que habían
hecho posible el modelo nacional popular.

Además, su política económica se caracterizó por una fuerte intervención del Estado en
la economía, con medidas como la nacionalización de la banca y la creación de
empresas estatales, pero estas medidas no lograron revertir la crisis económica y la
inflación. En cuanto a la política social, el gobierno de Isabel Perón impulsó una serie
de medidas destinadas a mejorar las condiciones de vida de los sectores más
vulnerables de la sociedad, como la creación de planes de vivienda y la ampliación de la
cobertura de la seguridad social. Sin embargo, estas medidas no lograron contrarrestar
la creciente conflictividad social y la violencia política que se vivía en el país.
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Sumado a esto, la polaridad se mantuvo debido a factores como:

1. La creciente violencia política: Durante el gobierno de Isabel Perón, la violencia


política se intensificó, con enfrentamientos entre grupos armados de izquierda y de
derecha, y una creciente militarización de la sociedad. Esta violencia generó un clima
de polarización y de miedo, que dificultó cualquier intento de diálogo y de negociación
entre los distintos sectores políticos y sociales.
2. La crisis económica: La economía argentina se encontraba en una situación de
recesión y de inflación, lo que generaba un clima de incertidumbre y de descontento
social. La política económica del gobierno de Isabel Perón, basada en una fuerte
intervención del Estado en la economía, no logró revertir la crisis, lo que generó un
clima de desconfianza y de polarización en torno a las políticas económicas.
3. La política represiva del gobierno: El gobierno de Isabel Perón impulsó una política
represiva contra los grupos armados de izquierda, lo que generó una fuerte polarización
en la sociedad. Esta política represiva incluyó la creación de grupos parapoliciales y la
censura de los medios de comunicación, lo que generó un clima de miedo y de
desconfianza en la sociedad.
Orden sindical en el Gobierno de Isabel:
el gobierno de Isabel Perón mantuvo el orden sindical a través de una política represiva
y de la intervención del Estado en los sindicatos. Durante su gobierno, se produjo una
fractura en el movimiento sindical, con la creación de distintas corrientes y tendencias
que disputaban el liderazgo del movimiento. El gobierno de Isabel Perón impulsó una
política de intervención en los sindicatos, con el objetivo de controlar y disciplinar a los
trabajadores. Esta política incluyó la creación de organismos estatales encargados de
supervisar y regular la actividad sindical, así como la promoción de líderes sindicales
afines al gobierno. Además, el gobierno de Isabel Perón impulsó una política represiva
contra los sectores más combativos del movimiento sindical, especialmente aquellos
vinculados a la izquierda. Esta política represiva incluyó la detención y la tortura de
dirigentes sindicales, la censura de los medios de comunicación y la creación de grupos
parapoliciales.

El fin del Tercer Gobierno Peronista:


El tercer gobierno peronista culminó en marzo de 1976 con el golpe de Estado que dio
inicio a la última dictadura militar en Argentina. El gobierno de Isabel Perón se
encontraba en una situación de debilidad política y económica, con una creciente
violencia política y una economía en recesión. Además, el gobierno había perdido el
apoyo de amplios sectores del peronismo y de la sociedad en general, debido a su
política represiva y a su incapacidad para resolver la crisis económica y social. El golpe
de Estado fue llevado a cabo por las Fuerzas Armadas, que establecieron un régimen
autoritario y rep. El tercer gobierno peronista, encabezado por Isabel Perón, culminó
de manera abrupta y traumática. El 24 de marzo de 1976, un golpe militar liderado por
el general Jorge Rafael Videla derrocó a Isabel Perón y estableció una dictadura militar
que gobernaría el país durante los siguientes siete años. El golpe militar se produjo en
un contexto de creciente violencia política y social, con enfrentamientos entre grupos
armados de izquierda y de derecha, y una economía en crisis. La dictadura militar se
autodenominó Proceso de Reorganización Nacional y se caracterizó por la represión
sistemática de cualquier forma de oposición política, la violación sistemática de los
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derechos humanos y la implementación de políticas económicas neoliberales. Isabel


Perón fue arrestada y permaneció en prisión durante varios años. Posteriormente, fue
liberada y se exilió en España, donde vivió hasta su regreso a Argentina en 2007. En
resumen, el tercer gobierno peronista culminó con un golpe militar que estableció una
dictadura militar en Argentina. Este evento marcó el comienzo de un período oscuro en
la historia del país, caracterizado por la represión y la violación de los derechos
humanos.

Plan económico del tercer gobierno Peronista:


Para comenzar, El tercer gobierno peronista tuvo dos ministros de economía: José Ber
Gelbard y Alfredo Gómez Morales.

el objetivo principal del plan económico del tercer gobierno peronista era llevar a cabo
una profunda reestructuración del capitalismo argentino. El plan buscaba fomentar el
desarrollo nacional, establecer una planificación integral de la economía y abarcar
múltiples aspectos de la vida económica. El plan económico del tercer gobierno
peronista se centró en dos objetivos principales. En primer lugar, se buscaba dotar al
sector público de instrumentos que hicieran factible el proceso de reestructuración. En
segundo lugar, se pretendía estimular el desarrollo del sector privado nacional en pos
de contrarrestar el poder económico del capital extranjero y de la “oligarquía nacional”
y revertir el proceso de desnacionalización y dependencia, a partir de la promoción del
desarrollo de las pequeñas y medianas empresas (pymes). El ministro de Hacienda y
Finanzas, José Ber Gelbard, fue el encargado de llevar a cabo la implementación del
plan económico. Durante su gestión, se implementaron políticas económicas de corto
plazo y se desarrolló un proyecto de reforma estructural. El objetivo de estas políticas
era mejorar la distribución del ingreso y reducir la dependencia económica del país. En
términos de las principales consecuencias de la política implementada, el plan
económico del tercer gobierno peronista logró reducir la inflación y mejorar la
distribución del ingreso. Sin embargo, también se registraron algunas debilidades en la
implementación del plan, como la falta de inversión en infraestructura y la falta de
medidas para mejorar la productividad. En resumen, el plan económico del tercer
gobierno peronista buscaba lograr una reestructuración del capitalismo argentino, con
el fin de reducir la dependencia económica del país y mejorar la distribución del
ingreso. La implementación del plan estuvo a cargo del ministro de Hacienda y
Finanzas, José Ber Gelbard, y se centró en la dotación de instrumentos al sector público
y la promoción del desarrollo del sector privado nacional. Aunque se lograron algunos
objetivos, también se registraron algunas debilidades en la implementación del plan.

La política económica del tercer gobierno peronista se basó en llevar a cabo una
profunda reestructuración del capitalismo argentino, a partir de la puesta en práctica
de un ambicioso programa estructural que buscaba fomentar el desarrollo nacional,
establecía una planificación integral de la economía y abarcaba múltiples aspectos de la
vida económica. El gobierno peronista llevó a cabo la reestructuración del capitalismo
argentino a través de la implementación de un ambicioso programa estructural que
buscaba fomentar el desarrollo nacional, establecía una planificación integral de la
economía y abarcaba múltiples aspectos de la vida económica. El Plan Trienal para la
Reconstrucción y la Liberación Nacional fue una de las principales herramientas
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utilizadas para llevar a cabo esta reestructuración. Además, se llevaron a cabo políticas
económicas de corto plazo para lograr los objetivos del programa económico

Durante su mandato como ministro de Hacienda y Finanzas del tercer gobierno


peronista, José Ber Gelbard implementó varias políticas económicas. Una de las
principales políticas fue el Plan Trienal para la Reconstrucción y la Liberación
Nacional, que buscaba fomentar el desarrollo nacional, establecía una planificación
integral de la economía y abarcaba múltiples aspectos de la vida económica. Otra
política económica importante fue la política de ingresos concertada entre los
sindicatos (CGT), los empresarios (CGE) y el Estado, conocida como el "Pacto Social".
Esta política incluía un incremento salarial inicial de $200 a partir del primero de junio
de 1973, que debía ser absorbido en su totalidad por el sector no asalariado,
respetándose asimismo los aumentos por convenios ya pactados. Luego de este
incremento, se estableció un congelamiento de precios y salarios. Además, Gelbard
implementó políticas para fomentar la inversión y el financiamiento externo en el
desarrollo del país, así como para recuperar la independencia económica en el agro y en
la industria. También se llevaron a cabo políticas de corto plazo para lograr los
objetivos del programa económico, como la expansión del empleo y la plena ocupación
para el año 1977.

Además de las políticas mencionadas anteriormente, Gelbard implementó otras


medidas económicas durante su mandato. Por ejemplo, se estableció un sistema de
control de cambios para evitar la fuga de capitales y se creó el Banco Nacional de
Desarrollo (BANADE), que tenía como objetivo financiar proyectos de inversión en el
sector productivo. También se implementó una política de sustitución de
importaciones, que buscaba fomentar la producción y la exportación de bienes
industriales para favorecer a la burguesía nacional. Sin embargo, esta política generó
tensiones con los sectores más poderosos de la economía argentina, que se veían
perjudicados por la misma. En general, la política económica de Gelbard buscaba
fomentar el desarrollo nacional a través de la planificación integral de la economía, la
promoción de la inversión y el financiamiento externo, la recuperación de la
independencia económica en el agro y la industria, y la implementación de políticas de
corto plazo para lograr los objetivos del programa económico.

Durante el tercer gobierno peronista, los sindicatos, representados por la


Confederación General del Trabajo (CGT), jugaron un papel importante en la economía
argentina. En particular, los sindicatos participaron en la política de ingresos
concertada entre los sindicatos, los empresarios y el Estado, conocida como el "Pacto
Social". El Pacto Social incluía un incremento salarial inicial de $200 a partir del
primero de junio de 1973, que debía ser absorbido en su totalidad por el sector no
asalariado, respetándose asimismo los aumentos por convenios ya pactados. Luego de
este incremento, se estableció un congelamiento de precios y salarios. A pesar de su
participación en el Pacto Social, los sindicatos también se encontraban sumamente
movilizados durante todo este periodo y presionaban "desde abajo" por mejoras en las
condiciones laborales y salariales. Durante el mismo se produjo una proliferación de los
conflictos laborales que bregaban tanto por mejoras en las condiciones laborales como
por incrementos salariales, que fueron "arrancados" a los empresarios en las luchas en
el interior de las fábricas, más allá del congelamiento oficial. los sindicatos jugaron un
papel importante en la política económica del tercer gobierno peronista, participando
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en el Pacto Social y presionando "desde abajo" por mejoras en las condiciones laborales
y salariales.

Burguesía y el rumbo económico:


La reestructuración del capitalismo argentino durante el tercer gobierno peronista tuvo
un impacto significativo en la burguesía nacional. Como resultado de las políticas
implementadas en 1973, la burguesía nacional se encontraba debilitada en términos de
su posición en la estructura productiva, teniendo peso en las ramas mediana y
escasamente concentradas, con una productividad por lo general menor que la de las
empresas extranjeras, y un uso más intensivo de mano de obra. Sin embargo, debe
decirse que había un sector relativamente minoritario de la burguesía nacional que sí
estaba ligado al núcleo más dinámico de la acumulación de capital orientado a la
exportación de bienes. Estas empresas, dedicadas a la producción y exportación de
bienes industriales, se beneficiaron de las políticas de promoción de la producción y la
exportación de bienes industriales. En general, la reestructuración del capitalismo
argentino tuvo un impacto negativo en la burguesía nacional, que se vio debilitada en
términos de su posición en la estructura productiva. Sin embargo, un sector minoritario
de la burguesía nacional sí se benefició de las políticas de promoción de la producción y
la exportación de bienes industriales.

El texto destaca 2 conceptos: La burguesía nacional, la cual se refiere a los capitales


locales no integrados en conglomerados empresarios, y la oligarquía diversificada, la
cual se refiere a la fracción de la oligarquía que paulatinamente fue diversificando su
cartera de inversiones hacia otros rubros económicos, desarrollando una inserción
multisectorial en la economía local con intereses en la industria, el agro y otras
actividades económicas.

Problemas y debilidades del plan económico:


En cuanto a los problemas y debilidades que tuvo el programa económico, podemos
destacar:

1. La mayoría de los indicadores económicos más relevantes tuvo una evolución que
distó considerablemente de las proyecciones delineadas en el Plan Trienal.

2. A pesar de que se esperaba un considerable crecimiento de la economía entre 1973 y


1977, que debía resultar superior al incremento del consumo, la realidad fue que la
economía no creció tanto como se esperaba y los indicadores económicos no se
comportaron de la manera prevista.

3. Hubo una falta de una estrategia clara para enfrentar la inflación.

4. Hubo una falta de una política de ingresos y precios efectiva.

5. Hubo una falta de una política de inversión pública que permitiera un crecimiento
sostenido de la economía.

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