DE LA JURISDICCIÓN ADMINISTRATIVA A LA JURISDICCIÓN DE LO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO: LA ÚLTIMA PARTE DEL LENTO VIAJE DE VUELTA
En Francia, el control de la actividad de la administración es ejercido por una jurisdicción administrativa que de hecho hace parte del poder ejecutivo, por lo que pertenece a la administración, ello implica la no existencia de la separación de poderes, justificado en que juzgar a la administración es de hecho administrar, aunque sea a la inversa, como en el caso en que se deja sin efectos un acto administrativo. En nuestro país, el órgano encargado de controlar la actividad de la administración se llama jurisdicción de lo contencioso administrativo y es de hecho parte del poder judicial, bajo el entendido de que juzgar a la administración es, a fin de cuentas, juzgar. Realizar un viaje de vuelta, implica el paso que la jurisdicción administrativa realiza paulatinamente hacia una jurisdicción contenciosa administrativa, así como los cambios estructurales que ello requiere: 1. La jurisdicción de lo contencioso administrativo no es el juez de la administración ni del interés general. Si es cierto que la existencia de un juez administrativo implica que exista un interés general que equilibre la balanza entre la administración y los administrados, sin convertirse en un obstáculo para la actividad de la administración. Debido a esto podría pensarse que el juez administrativo o juez de lo contencioso administrativo es el juez del interés general, sin embargo, debido a su carácter de juez, ello no funciona de esa manera, la función de proteger el interés general es meramente administrativa, de otro modo, ¿cómo se podrían justificar las altas sumas concedidas a los administrados por concepto de indemnizaciones, si está claro que ese dinero serviría para realizar actividades que beneficien el interés general?; de igual forma, esta afirmación (que el juez administrativo es el juez del interés general) nos llevaría a pensar que los fallos están direccionados desde el momento de su presentación a ir a favor de este interés general y con ello parcializar las decisiones que esta tome. La jurisdicción especializada es el juez de lo contencioso administrativo y como cualquier juez podrá fallar a favor del interés general o a favor del administrado, lo que no implica que el administrado esté en contra del interés general. Uno de los grandes conflictos que se ha presentado en el estado francés debido a la inexistencia de una separación de poderes y al carácter administrativo de su jurisdicción administrativa es la figura del comisario del gobierno, los cuales son representantes del gobierno que están en la sala de decisiones para explicar la posición del mismo, en otras palabras estos representantes del gobierno son los magistrados ponentes del Consejo de estado, sin embargo, estos no defienden una postura imparcial, si no la decisión que la administración ha tomado previamente, ello fue justamente lo que motivó a la señora KRESS a realizar la denuncia ante la Convención Europea para Salvaguardar los Derechos Humanos o CESDH, quien es la encargada de la protección de los derechos humanos en el continente europeo, derechos como el libre y efectivo acceso a la administración de justicia. El estado francés se defendió afirmando que el comisario no participaba en las deliberaciones, que simplemente las presenciaba, sin embargo, la Corte Europea sancionó esto debido a que el proceso no solo debe ser equitativo si no parecer equitativo, y la presencia aún cuando fuera muda del comisario generaba desconfianza en los administrados y un sentimiento de desigualdad. Nuevamente el estado francés resistió y consagró formalmente en el Código de la justicia administrativa que la participación del comisario estaba prohibida pero su asistencia no, medida que fue nuevamente sancionada tanto por el secretario general del Consejo de Europa como por la misma CESDH, por lo que condenaron incluso la pasiva presencia de este funcionario. Hasta que finalmente en 2006 se excluyó por completo la presencia del comisario en los tribunales y en las cortes administrativas de apelaciones, mientras que la permitía en el Consejo de Estado siempre que las partes no solicitaran su exclusión. Actualmente y debido al proceso continuo de transformación en una verdadera jurisdicción de lo contencioso administrativo, se ha abandonado el nombre de comisario del gobierno y se ha permitido la participación directa de las partes en las decisiones, de modo que puedan alegar ante los órganos de decisión no solo por escrito, así como les dan la posibilidad de controvertir lo dicho por quien cumpla el rol del comisario del gobierno. No obstante aún existen muchas figuras de la justicia administrativa, como lo son los consejeros de estado en servicio extraordinario, aquellos que durante cierto tiempo ejercen funciones en la administración y luego vuelven al consejo de estado a cumplir sus funciones naturales, con la obligación de no participar en el contenciosos de las decisiones que ellos mismos hallan tomado o en donde ellos hallan participado, asunto que hasta el momento ha funcionado, no obstante volvemos al asunto de que el proceso no solo debe ser equitativo si no parecerlo, y en este punto, no lo parece, asunto que debe desaparecer si se quiere tener una jurisdicción de lo contencioso administrativo, que se deja claro, no es un juez de la administración. 2. Una jurisdicción de lo contencioso administrativo especializada. La especialización de la jurisdicción, es otro paso importante para llegar a ser una verdadera jurisdicción de lo contencioso administrativo, ello implica la separación se las funciones contenciosas y consultivas tal como ocurre en el caso colombiano, en donde los miembros de la sala de consulta y servicio civil, quienes son los que ejercen funciones consultivas, no pertenecen a la vez a la sala de lo contenciosos administrativo ni siquiera excepcionalmente, como si ocurre en el caso francés con los consejeros de estado extraordinarios. En el caso colombiano, el único viso de función jurisdiccional en la sala consultiva es el deber de decidir sobre los conflictos de competencia entre dos autoridades administrativas, ello con el fin de descongestionar la jurisdicción, no obstante, ello no deja la puerta abierta a otras reasignaciones y poderes de decisión en la sala de consulta. El aspecto negativo de esta división tan marcada se encuentra en que esta función consultiva se ha vuelto meramente residual, hasta el punto en que el gobierno prefiere acudir a otro tipo de consultas informales no institucionalizadas del agrado del gobierno en funciones, lo que implica que no exista una centralización de la información. En Francia, por el contrario, el consejo de estado siempre ha estado regido por un principio de doble asignación, debido a la creencia de que, si no tienen funciones administrativas, estos funcionarios tomarán decisiones desde la ignorancia de la actividad de la administración, volviendo a la acepción de que juzgar a la administración debe ser una actividad administrativa en si misma. Esta doble asignación decanta en un problema de imparcialidad e independencia que se manifiesta en que un consejero de estado podría terminar decidiendo en la controversia que genere una decisión administrativa que el asesoró a tomar, aun cuando existe un principio consuetudinario normativizado en el 2008 según el cual no se juzga cuando se ha aconsejado, que obliga al funcionario a auto declararse impedido en estos casos. No obstante, es importante afirmar, que este principio de doble asignación, lejos de formar buenos jueces, forma buenos consejeros, consejeros con conocimientos jurisdiccionales de lo que es o no procedente realizar al momento de administrar el estado. A pesar de la normativa que intenta hacer una separación que conduzca a tomar decisiones imparciales e independientes, ello no ha sido posible, asunto que genera otro obstáculo para la final conversión de jurisdicción administrativa en jurisdicción de lo contencioso administrativo.