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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES


LICENCIATURA EN CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES

"LA PERSONA Y LA PERSONALIDAD INDIVIDUAL, LA CAPACIDAD Y EL ESTADO DE LA


PERSONA INDIVIDUAL Y SU PROTECCIÓN LOS DERECHOS DE LA PERSONALIDAD"
TESIS DE GRADO

TANIA ELIZABETH MÉNDEZ AVILA


CARNET 10254-07

GUATEMALA DE LA ASUNCIÓN, OCTUBRE DE 2014


CAMPUS CENTRAL
UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
LICENCIATURA EN CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES

"LA PERSONA Y LA PERSONALIDAD INDIVIDUAL, LA CAPACIDAD Y EL ESTADO DE LA


PERSONA INDIVIDUAL Y SU PROTECCIÓN LOS DERECHOS DE LA PERSONALIDAD"
TESIS DE GRADO

TRABAJO PRESENTADO AL CONSEJO DE LA FACULTAD DE


CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES

POR
TANIA ELIZABETH MÉNDEZ AVILA

PREVIO A CONFERÍRSELE

EL GRADO ACADÉMICO DE LICENCIADA EN CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES

GUATEMALA DE LA ASUNCIÓN, OCTUBRE DE 2014


CAMPUS CENTRAL
AUTORIDADES DE LA UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR

RECTOR: P. EDUARDO VALDES BARRIA, S. J.

VICERRECTORA ACADÉMICA: DRA. MARTA LUCRECIA MÉNDEZ GONZÁLEZ DE PENEDO

VICERRECTOR DE
INVESTIGACIÓN Y DR. CARLOS RAFAEL CABARRÚS PELLECER, S. J.
PROYECCIÓN:

VICERRECTOR DE P. JULIO ENRIQUE MOREIRA CHAVARRÍA, S. J.


INTEGRACIÓN UNIVERSITARIA:

VICERRECTOR LIC. ARIEL RIVERA IRÍAS


ADMINISTRATIVO:

SECRETARIA GENERAL: LIC. FABIOLA DE LA LUZ PADILLA BELTRANENA DE


LORENZANA

AUTORIDADES DE LA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES

DECANO: DR. ROLANDO ESCOBAR MENALDO

VICEDECANO: MGTR. PABLO GERARDO HURTADO GARCÍA

SECRETARIO: MGTR. ALAN ALFREDO GONZÁLEZ DE LEÓN

DIRECTOR DE CARRERA: LIC. ERICK MAURICIO MALDONADO RÍOS

DIRECTOR DE CARRERA: MGTR. ENRIQUE FERNANDO SÁNCHEZ USERA

DIRECTORA DE CARRERA: MGTR. HELENA CAROLINA MACHADO CARBALLO

NOMBRE DEL ASESOR DE TRABAJO DE GRADUACIÓN

LIC. WALTER ANTONIO HERNANDEZ RIOS

TERNA QUE PRACTICÓ LA EVALUACIÓN

LICDA. DEBBIE MICHELLE SMITH ALVARADO


DEDICATORIA

A DIOS Y A LA VIRGEN MARIA: por guiarme e iluminarme a lo largo de este


proceso. Por darme las fuerzas y la sabiduría para enfrentar cada obstáculo en mi
vida.

A MIS PADRES: por ser los guías de mi vida. Por su amor incondicional,
paciencia, fortaleza y esfuerzo. Sin ellos no hubiera podido llegar hasta donde me
encuentro el día de hoy y ser la persona que soy.

A MIS HERMANOS: por sus consejos, apoyo, escucha y cariño. Por siempre
instarme a esforzarme y luchar por las cosas que deseo en la vida y a ser cada día
mejor.

A MIS ABUELOS: quienes marcaron mi vida con sus enseñanzas, comprensión y


cariño. Por enseñarme y demostrarme que con esfuerzo y dedicación se puede
llegar muy lejos.

A MIS AMIGOS: por estar a mi lado, apoyándome en la buenas y en las malas, en


los triunfos y en las derrotas. Por ayudarme a seguir adelante.

A MI ALMA MATER: por darme el conocimiento y las herramientas para poner en


práctica esta profesión.
RESPONSABILIDAD

“La autora es la única responsable del contenido, doctrinas y criterios sustentados


en la tesis.
LISTADO DE ABREVIATURAS

CCG Código Civil de Guatemala

CCES Código Civil de El Salvador

CCH Código Civil de Honduras

CCN Código Civil de Nicaragua

CCCR Código Civil de Costa Rica

CCF Código Civil Federal de México

CCA Código Civil de Argentina

CCE Código Civil de España

RENAP Registro Nacional de las Personas de


Guatemala
RESUMEN EJECUTIVO

El presente trabajo de investigación se realizó dentro del contexto de creación de


un Manual de Derecho Civil, que desarrolla la primera parte del Derecho Civil,
principalmente la persona y la familia; el mismo se dividió en varias partes que
fueron llevados a cabo de forma individual con la finalidad de facilitar a los
alumnos de la carrera de Ciencias Jurídicas y Sociales, investigadores y público
en general, el conocimiento del tema que comprende esta rama del derecho.

La persona constituye el eje fundamental del Derecho Civil y del Derecho en


general, puesto que es la destinataria de las normas jurídicas que lo integran; sin
hombres y sin vida social el derecho no existiría pues no podría cumplir con su
función de instrumento para la organización justa de la convivencia. Dicho esto, el
Derecho no crea a las personas sino que únicamente se limita a reconocerles la
personalidad que les corresponde por el simple hecho de serlo.

Es así, que la personalidad es una atribución que toda persona tiene por el simple
hecho de serlo; ésta determina el punto de partida para la protección de los
derechos de la persona. No necesita un reconocimiento expreso por la ley puesto
que es un derecho inherente de las personas.

Los derechos de la personalidad, como su nombre lo indica, hacen referencia a los


derechos que nacen de la personalidad, estos derechos los adquiere la persona
desde el momento de su concepción y bajo ninguna circunstancia pueden ser
violentados pues se encuentran protegidos por la Constitución Política de la
República de Guatemala.
ÍNDICE

Introducción………………………………………………………………………………..1
CAPÍTULO PRIMERO: LA PERSONA

1.1. Etimología……………………………………………………………………………..4

1.2 Antecedentes………………………………………………………………………….5

1.3 Definición………………………………………………………………………………8

1.4 Acepciones del término persona…………………………………………………..10

1.4.1 Acepción jurídica………………………………………………………….10

1.4.2 Filosófica……………………………………………………………………11

1.4.3 Sociológica…………………………………………………………………12

1.4.4 Psicológica…………………………………………………………………12

1.5 Clasificación tradicional de personas……………………………………………..13

1.6 Definición de persona jurídica……………………………………………………...13

1.7 El sujeto y objeto de la relación jurídica…………………………………………..14

1.8 Modalidades del sujeto de la relación jurídica……………………………………15

CAPÍTULO SEGUNDO: PERSONALIDAD

2.1 Antecedentes………………………………………………………………………...17

2.2 Definición……………………………………………………………………………..18

2.3 Naturaleza jurídica…………………………………………………………………..20

2.4 Teorías jurídicas explicativas de la personalidad………………………………..21

2.4.1 Teoría de la ficción………………………………………………………..21

2.4.2 Teorías realistas…………………………………………………………...22

2.4.3 Teoría de Francisco Ferrara……………………………………………..23

2.4.4 Teoría de Hans Kelsen……………………………………………………24

2.4.5 Teoría iusnaturalista………………………………………………………26


2.4.6 Teoría formalista o jurídica……………………………………………….26

2.4.7 Teoría de la concepción………………………………………………….26

2.4.8 Teoría del nacimiento……………………………………………………..27

2.4.9 Teoría ecléctica……………………………………………………………28

2.4.10 Teoría de la vitalidad…………………………………………………….29

2.5 Caracteres……………………………………………………………………………30

2.6 Principio y fin de la personalidad………………………………………………….31

2.6.1 Existencia legal y existencia natural de la personalidad individual…31

2.6.2 Principio de la personalidad individual…………………………………32

2.6.3 Consideración jurídica del concebido (nasciturus)……………………35

2.6.4 Consideración jurídica del no concebido (concepturus)………………40

2.6.5 Naturaleza jurídica del nasciturus……………………………………….42

2.6.6 Fin o extinción de la personalidad individual…………………………...44

2.6.6.a La muerte y sus efectos………………………………………...45

2.6.7 El problema de la conmoriencia y premoriencia……………………….47

CAPITULO TERCERO: ATRIBUTOS DE LA PERSONALIDAD

3.1 Definición de atributo………………………………………………………………..50

3.2 Clasificación de los atributos……………………………………………………….50

3.3 El nombre de la persona individual………………………………………………..52

3.3.1 Antecedentes………………………………………………………………52

3.3.2 Definición…………………………………………………………………...54

3.3.3 Elementos del nombre……………………………………………………55

3.3.4 Naturaleza jurídica del nombre…………………………………………..56

3.3.5 Seudónimo y sobrenombre………………………………………………61

3.3.6 Adquisición de Apellido…………………………………………………...64


3.3.6.a Pérdida del Apellido……………………………………………..66

3.3.7 Cambio de nombre………………………………………………………..67

3.3.7.a Formas de identificar el nombre……………………………….70

3.3.8 Protección al Derecho de nombre……………………………………….71

3.4 El domicilio de la persona individual………………………………………………72

3.4.1 Definición…………………………………………………………………...73

3.4.2 Permanencia, residencia y domicilio…………………………………….74

3.4.3 Principio de “Ninguna persona puede dejar de tener domicilio”……..76

3.4.4 Caracteres del domicilio…………………………………………………..77

3.4.5 Importancia del domicilio…………………………………………………78

3.4.6 Clasificación del domicilio………………………………………………...80

3.4.6.a Domicilio particular o habitación………………………………81

3.4.6.b Domicilio voluntario……………………………………………..81

3.4.6.c Domicilio legal……………………………………………………82

3.4.6.d Domicilio convencional………………………………………….84

2.4.6.e Domicilio de origen……………………………………………...86

3.4.7 Cambio de domicilio………………………………………………………87

3.5 Estado de la persona individual……………………………………………………89

3.5.1 Antecedentes...…………………………………………………………….89

3.5.2 Definición…………………………………………………………………...90

3.5.3 Efectos del “Estado de”…………………………………………………...92

3.5.4 Consecuencias del estado……………………………………………….92

3.5.5 Características……………………………………………………………..94

3.5.6 Estado personal o capacidad…………………………………………….95

3.5.6.a Estado y capacidad……………………………………………..95


3.5.7 Estado civil o familiar……………………………………………………...97

3.5.7.a Inscripción o asiento del estado civil……………………….....99

3.5.7.b Objeto del estado civil…………………………………………100

3.5.7.c Clasificación del estado civil………………………………….101

3.5.7.d Caracteres del estado civil……………………………………102

3.5.7.e Comprobación del estado civil………………………………..103

3.5.8 Estado político……………………………………………………………105

3.5.8.a Nacionalidad……………………………………………………106

3.5.8.a.1 Nacionalidad de origen……………………………...107

3.6.5.a.2 Nacionalidad por naturalización……………………108

3.5.8.a.3 Pérdida de la nacionalidad………………………….109

3.5.8.b Ciudadanía……………………………………………………..110

3.5.8.b.1 Pérdida o suspensión de la ciudadanía…………..111

3.6 La Capacidad……………………………………………………………………….112

3.6.1 Antecedentes……………………………………………………………..112

3.6.2 Definición………………………………………………………………….113

3.6.3 Capacidad de goce………………………………………………………115

3.6.4 Capacidad de ejercicio o capacidad de obrar………………………...117

3.6.5 Diferencia entre capacidad de goce y capacidad de obrar………….120

3.6.6 La capacidad es la regla………………………………………………...121

CAPÍTULO CUARTO: LA ESFERA DE PODER JURIDICO DE LA PERSONA


INDIVIDUAL

4.1 La esfera personal…………………………………………………………………122

4.1.1 La esfera jurídica de la persona………………………………………..122

4.1.2 Bienes y derechos de la personalidad…………………………………123


4.2 La esfera corporal………………………………………………………………….124

4.2.1 Definición de Vida………………………………………………………..125

4.2.2 El surgir de la vida……………………………………………………….125

4.3 La esfera espiritual de la persona………………………………………………..127

4.3.1 La libertad…………………………………………………………………127

4.3.2 Los bienes sociales……………………………………………………...129

4.3.2.a El honor y la fama……………………………………………...129

4.3.2.b La intimidad personal y familiar………………………………130

4.3.2.c La propia imagen………………………………………………131

4.3.2.d En torno al Derecho de autor…………………………………131

4.4 La esfera patrimonial………………………………………………………………133

4.4.1 Definición de patrimonio………………………………………………...133

4.4.2 Características del patrimonio………………………………………….134

4.4.3 Tipos de patrimonios…………………………………………………….134

4.4.5 Clasificación de las cosas………………………………………………135

CAPÍTULO QUINTO: LOS DERECHOS DE LA PERSONALIDAD

5.1 Antecedentes……………………………………………………………………….137

5.2 Definición……………………………………………………………………………138

5.3 Diferencia entre derechos de la personalidad y derechos fundamentales…139

5.3 Caracteres…………………………………………………………………………..142

5.4 Naturaleza jurídica…………………………………………………………………143

5.5 Clasificación………………………………………………………………………...144

CAPÍTULO SEXTO: TUTELA DE LOS BIENES Y DERECHOS DE LA


PERSONALIDAD EN DERECHO COMPARADO

6.1 Guatemala…………………………………………………………………………..146
6.2 El Salvador………………………………………………………………………….148

6.3 Honduras……………………………………………………………………………150

6.4 Nicaragua…………………………………………………………………………...152

6.5 Costa Rica…………………………………………………………………………..153

6.6 México……………………………………………………………………………….155

6.7 Argentina……………………………………………………………………………156

6.8 España………………………………………………………………………………159

CAPÍTULO SÉPTIMO: PRESENTACIÓN, DISCUSIÓN Y ANÁLISIS DE


RESULTADOS

7.1 Discusión y análisis de los resultados del cuadro comparativo de la persona en


los países de Centroamérica, México, Argentina y España……………………….162

7.2 Discusión y análisis de los resultados del cuadro comparativo de la


personalidad en los países de Centroamérica, México, Argentina y España……162

7.3 Discusión y análisis de los resultados del cuadro comparativo de los atributos
de la personalidad en los países de Centroamérica, México, Argentina y
España…………………………………………………………………………………..163

7.4 Discusión y análisis de los resultados del cuadro comparativo de la esfera de


poder jurídico de la persona individual en los países de Centroamérica, México,
Argentina y España…………………………………………………………………….165

7.5 Discusión y análisis de los resultados del cuadro comparativo de los derechos
de la personalidad en los países de Centroamérica, México, Argentina y
España…………………………………………………………………………………..165

CONCLUSIONES………………………………………………………………………167

REFERENCIAS…………………………………………………………………………170

ANEXOS………………………………………………………………………………...176
INTRODUCCION

El presente trabajo de investigación se realizó dentro del contexto de un proyecto


de investigación de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad
Rafael Landívar, el cual consistía en la elaboración de un Manual de Derecho
Civil. Dicho manual desarrolla la primera parte del Derecho Civil, principalmente la
persona y las relaciones de familia; asimismo se dividió en varios capítulos que
fueron llevados a cabo de forma individual.

Esta parte del manual, que a la vez constituye el presente trabajo de tesis de
graduación lleva por título “La persona y la personalidad individual, la capacidad y
el estado de la persona individual y su protección. Los derechos de la
personalidad”, cuyo objetivo principal consiste en facilitar a los alumnos de la
carrera de Ciencias Jurídicas y Sociales el conocimiento del tema que comprende
esta rama del derecho, abarcando tanto aspectos doctrinarios como legales de la
persona y la personalidad individual, la capacidad y el estado de la persona
individual así como los derechos de la personalidad en el Derecho Civil, brindando
así un aporte en la realización de dichos materiales de estudio que sean útiles en
el desarrollo de los estudiantes universitarios y del público en general.

El derecho encuentra su fundamentación en la persona, pues es por y para ella


que se crea la normativa jurídica, constituyendo así el eje del funcionamiento del
derecho y de la sociedad en general. En este sentido, resulta de vital relevancia
dar a conocer la importancia que esta posee dentro del ordenamiento jurídico, a
través del estudio y conocimiento de las normas que la regulan.

Por lo que el alcance de la presente investigación se conforma por un análisis


comparativo entre los Códigos Civiles de Guatemala y El Salvador, Honduras,
Nicaragua, Costa Rica, México, Argentina y España. Los aspectos comparados
fueron las definiciones, clasificaciones, consideraciones jurídicas, entre otros

1
aspectos propios de cada tema con la finalidad de estableces las similitudes y
diferencias existentes entre los países mencionados.

Lo relativo a la persona se encuentra regulado, en nuestro ordenamiento jurídico,


en el Libro Primero del Código Civil, Decreto-Ley 106, denominado “De las
personas y de la Familia”. Del análisis de la legislación comparada se determinó
que cada país cuenta con legislación propia que en general regula los mismos
aspectos que la legislación guatemalteca con algunas diferencias y similitudes.

En el presente trabajo de graduación, específicamente en el capítulo primero, se


desarrolla la persona, desde sus antecedentes hasta su definición; las acepciones
que a lo largo de la historia de la humanidad se le han dado al término persona;
así como una clasificación de la misma hasta llegar a cómo se configura el sujeto
de la relación jurídica.

El capítulo segundo hace referencia a la personalidad, desarrollando sus


antecedentes y las distintas definiciones que proporcionan los juristas; así como
también, las teorías jurídicas explicativas de la personalidad que son cruciales
para determinar su naturaleza jurídica y el momento en que, según las
legislaciones y la doctrina, inicia y termina la personalidad; asimismo la protección
jurídica que se brinda al concebido y al no concebido y como solucionar el
problema de la conmoriencia y premoriencia.

El capítulo tercero versa sobre los atributos de la personalidad, aportando su


clasificación, así como las diversas definiciones doctrinarias que se proporciona de
cada uno de ellos. También desarrolla los antecedentes, clasificaciones,
naturaleza jurídica, características e importancia de los atributos de la
personalidad que son nombre, domicilio, estado de la persona y capacidad.

El capítulo cuarto comprende el tema de la esfera de poder jurídico de la persona


individual que ha surgido para proteger cada uno de los ámbitos en los que se
desarrolla la persona como tal, siendo éstas la esfera personal, corporal, espiritual
y patrimonial; asimismo se desarrolla en qué consiste cada una de ellas, que

2
derechos comprenden y la importancia que posee cada una de ellas en la vida de
la persona humana.

El capítulo quinto desarrolla lo que son los derechos de la personalidad, desde sus
antecedentes históricos que determinan la razón por la cual son considerados
como derechos inherentes a la persona, hasta su diferencia con los derechos
fundamentales; pasando por las definiciones proporcionadas por los
jurisconsultos, características, naturaleza jurídica y clasificación.

En el capítulo sexto se realiza un estudio de la legislación comparada entre


Guatemala y los países de Centroamérica, México, Argentina y España,
determinando la forma en que regulan cada uno de los temas que son objeto de la
presente investigación; así como si se encontraba regulado o no en el Código Civil
del país en cuestión.

Por último, en el capítulo séptimo se desarrolla la presentación, análisis y


discusión de resultados, presentándose un análisis profundo de cada legislación
estudiada, comparando cada una de ellas y tomando como punto de partida la
legislación guatemalteca. Estableciendo así, las similitudes, diferencias, eficiencias
y deficiencias de cada uno de los ordenamientos jurídicos analizados.

Para poder llevar a cabo la investigación, se recurrió a diversas bibliotecas


nacionales, con la finalidad de obtener la información bibliográfica necesaria para
la elaboración de un trabajo de tesis completo y confiable; y puesto que se trata de
un tema amplio, abundante y puramente doctrinario, no se encontró limitante
alguna al momento de recabar la información.

Las unidades de análisis utilizadas dentro del presente trabajo de tesis se


encuentran integradas por los Códigos Civiles vigentes y reformados de
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, México, Argentina y
España.

3
CAPÍTULO PRIMERO

LA PERSONA

La persona constituye el eje fundamental del Derecho Civil y del Derecho en


general, puesto que es la destinataria de las normas jurídicas que lo integran; sin
hombres y sin vida social el derecho no existiría pues no podría cumplir con su
función de instrumento para la organización justa de la convivencia. Dicho esto, el
Derecho no crea a las personas sino que únicamente se limita a reconocerles la
personalidad que les corresponde por el simple hecho de serlo.

1.1 Etimología

Para Rabinovich-Berkman1 la palabra “persona”, posee una etimología


interesante que ayuda mucho a entender su concepto. Los teatros griegos y
romanos eran al aire libre y, aunque tenían excelente acústica, todo lo que se
pudiera hacer para mejorar el sonido era bienvenido. Desde épocas muy antiguas,
se desarrolló el arte de las máscaras para los actores de dichos teatros, que eran
macizas y poseían una caja de resonancia; en su interior, se decía, la voz
resuena. De donde, al parecer, pasaron a ser llamadas “persona”, y por extensión
de los “personajes” que representaban.

Tomando como base el paralelismo existente entre las obras teatrales y la


sociedad, la doctrina romanista medieval atribuyó al hombre que reuniese los
estados de libre, ciudadano y no sometido a potestad ajena, el calificativo de
persona. De ahí, que la capacidad jurídica tomaba también el nombre de
personalidad.

Siguiendo la misma línea, Marcel Planiol y Georges Ripert sostenían que “La
palabra persona es una metáfora tomada por los antiguos del lenguaje teatral.
Persona designaba, en latín, la máscara que cubría la cara del actor, y que tenía
una apertura provista de láminas metálicas, destinada a aumentar la voz; por

Rabinovich-Berkman, Ricardo D. Derecho Romano. Argentina. Editorial Astrea de


1

Alfredo y Ricardo Depalma. 2001. Pág. 241


4
tanto, la palabra persona se deriva de la mima raíz que personare. Como había
tipos invariables para cada papel, se adivinaba el personaje, viendo la máscara.
En estas condiciones, persona designaba lo que llamamos papel, habiendo
pasado la palabra al lenguaje usual”.2

José CastánTobeñas por su parte, consideraba que “La palabra persona tiene su
origen en las lenguas clásicas. El sustantivo latino persona, ae, se derivó del verbo
persono (de per y sono, as are), que significaba sonar mucho, resonar. Se
designaba con dicho sustantivo la máscara o careta que usaban los actores, y que
servía al mismo tiempo para caracterizarse y para ahuecar y lanzar la voz. Por una
serie de transposiciones se aplicó la palabra persona al actor, y luego a los
actores de la vida social y jurídica; es decir, a los hombres considerados como
sujetos de derecho”.3

Por lo tanto, tomando como punto de referencia las posturas señaladas, el término
persona deviene de la época romana en la que los actores de una obra utilizaban
una máscara para interpretar sus papeles y los presentes adivinaban de quién se
trataba por el tipo de máscara que llevaban, a raíz de eso se les empieza a
denominar persona a los actores de obras teatrales que utilizaban máscaras.

1.2 Antecedentes

A lo largo de la historia, la persona ha sido considerada sujeto de derecho; capaz


de adquirir derechos y obligaciones. Al respecto, Julien Bonnecase4 establece
que por el sólo hecho de existir, el ser humano es una persona. Sin embargo,
este principio no siempre prevaleció en el curso de la historia, pues las personas
que eran sometidas a la esclavitud se les excluía la personalidad, aunque por la

2
Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Derecho civil. Volumen 8. Traducido por: Pereznieto
Castro, Leonel. México. Oxford. 1999. Pág. 61
3
Castan Tobeñas, José. Derecho civil común y foral. Tomo I. –vol. II. España. 1978. Pág.
111
Rogel Vide, Carlos. Derecho de la persona. España. José M. Bosch Editor. 1998. Pág. 11,
coincide con la postura establecida por el tratadista Castán Tobeñas.
4
Bonnecase, Julien. Tratado Elemental de Derecho Civil. (Parte A). Volumen 1. México.
Editorial Harla, 1997. Pág. 103
5
fuerza misma de las cosas el estatuto de la esclavitud experimentaba, en Derecho
Romano principalmente, la imposibilidad de desconocer de manera absoluta que
el esclavo era ser humano.

Otro ejemplo más reciente bajo el cual a la persona no se le reconocía la


personalidad es la muerte civil, que el Código de Napoleón y el Penal unían a
determinadas penas, ésta constituía un grave atentado a la atribución ipso iure de
la personalidad de todo ser humano.

Por su parte, Ricardo D. Rabinovich-Berkman5 establece que los romanos


tenían una actitud demasiado pragmática, por lo menos en un principio y por
largos siglos, como para atribuir facultades y obligaciones a otro ente fuera del ser
humano. Dicha afirmación hace referencia al “hombre”, que en el concepto
romano era la criatura de nuestra especie en general, fueran cuales fueren sus
circunstancias. Es decir que no solo el Derecho Romano se habría hecho por su
causa, sino que lo jurídico, como tal, es inseparable y esencialmente humano.

Sin embargo, la premisa de que sin hombres no habría habido derecho de ninguna
índole no significa en modo alguno que todos los miembros de nuestra especie
deban ser, por ese solo hecho, titulares de facultades y obligaciones. Para tener
esa posibilidad, así como la de ceder y adquirir prerrogativas jurídicas y de
reclamarlas ante los tribunales, en el ámbito gobernado por Roma, se requerían
en principio ciertas cualidades. Éstas correspondían a tres puntos de vista, cada
uno de los cuales generaba una clasificación. Los tres factores a considerar eran
la libertad, la ciudadanía y la familia.

Carlos Alberto Ghersi6 instituye que el derecho tiene sentido únicamente si es


considerado a partir del hombre y para el hombre, como medio para dirimir
conflictos y con la finalidad de la convivencia en paz y armonía.

5
Rabinovich-Berkman, Ricardo D. Op. Cit., Pág. 241
6Ghersi, Carlos Alberto. Derecho civil. Parte general. Argentina. Editorial Astrea de Alfredo
y Ricardo de Palma. 1999. 2ª. Edición. Pág. 179
6
Dicho lo anterior, establecía que siguiendo esta línea de razonamiento se revitaliza
la función del ordenamiento jurídico, resultando imprescindible establecer,
respecto del sujeto de derecho, una serie de características que regulan, desde su
ubicación en el contexto social-jurídico, hasta el fin de su existencia como persona
jurídica, para gozar durante ese lapso de las mayores garantías de su protección.

Vladimir Osman Aguilar Guerra7 hace referencia a que tanto en Roma como en
Grecia el hombre en sentido propio, era siempre identificado con el ciudadano. Los
no ciudadanos no eran considerados como personas en sentido estricto. De la
filosofía greco-romana sobre las determinaciones generales de la naturaleza
humana resultaba que la pertenencia al Estado, era una exigencia absoluta para
cada uno de los individuos. Es por ello que la personalidad humana surgía
completamente únicamente en aquellos que ya de hecho poseían los derechos
civiles. Es decir, sólo eran tratados como persona aquellos a quienes el Derecho
positivo vigente de cada Estado consideraba como tales, reconociéndoles trato y
consideración a través de una serie de normas que establecían una situación
subjetiva frente a la organización social. Por el simple hecho de ser hombre no se
reconocía la dignidad o los valores preexistentes del mismo. Así, ni los esclavos ni
los extranjeros eran considerados como personas.

Para los griegos y los romanos no existieron más personas que las que reunían
los requisitos establecidos por el ordenamiento jurídico, ni encontraron un apoyo
crítico para alterar este principio enfrentando al hombre, como valor en sí, con el
ordenamiento que no se lo concedía.

Las personas plenamente reconocidas como tales por el ordenamiento eran, en


Roma, conocidas como los cives y con ello el Derecho que les era propio, el
Derecho Civil, tenía en su propio concepto originario una connotación política
derivada de la polis, ciudad. El status civitatis constituía el presupuesto para la
plena titularidad y el ejercicio de los poderes y derechos dentro del Estado al que
pertenecían.

Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Derecho civil. Parte General. Guatemala. Editorial
7

Serviprensa. 2006. Segunda Edición. Pág. 46


7
En contraposición a lo anteriormente establecido, el Cristianismo opuso el vínculo
interior del hombre a la divinidad, por encima de cualquier vinculación política.
Esta idea, madurada y evolucionada, alteró de raíz el concepto romano. Este
fundamental paso se desarrolla a lo largo de las Edades Media y Moderna, y se
traduce en una multiplicidad de consecuencias, cuya causa central se encuentra
siempre en un nuevo valor del hombre y de la persona humana. Generando así,
que todas las construcciones posteriores sobre la persona deben partir del
principio que establece que el hombre con este nuevo valor, que es la divinidad,
es el centro del sistema jurídico.

El fundamento de la creación de la persona como sujeto de derecho, tiene sus


inicios en el Derecho Romano; durante esta época no se desarrolla
completamente la persona en sentido estricto puesto que se ve limitada por figuras
como la esclavitud y la muerte civil e incluso la extranjería pues no se consideraba
persona a quien no era ciudadano del Estado en el cual se encontraba. Así
mismo, se debían cumplir con ciertos requisitos que otorgaban la calidad de
persona, siendo estos la libertad, ciudadanía y familia y quien no cumpliera con
dichos requisitos no podía ser considerada como tal; sin embargo, quienes poseía
los requisitos establecidos, aparte de ser considerada persona, era considerada
como sujeto de derechos y obligaciones. Los requisitos mencionados son
conocidos comúnmente como los “estados de la persona” los cuales serán objeto
de estudio más adelante.

1.3 Definición

Para conocer más a fondo el rol de la persona dentro del Derecho en general y
específicamente en el Derecho Civil, es necesario delimitar el significado del
término persona, en este sentido, Manuel Ossorio indica que es todo “Ser o
entidad capaz de derechos y obligaciones, aunque no tenga existencia individual
física, como las corporaciones, asociaciones, sociedades y fundaciones”.8

8
Persona. Ossorio, Manuel. Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales.
Argentina. Heliasta, 2006. 33ª. Edición. Pág. 715

8
Otros autores como María Luisa Beltranena Valladares de Padilla9, Guillermo
Cabanellas de Torres10, Planiol y Ripert11, Castan Tobeñas12, Bonnecase13 y
Rogel Vide14 indican que persona es todo ser capaz de adquirir o ejercer
derechos y contraer obligaciones, es decir ser sujeto del Derecho.

Aguilar Guerra agrega además que “(…) deberíamos destacar cómo hemos
llegado, con el paso del tiempo, desde una idea de persona en cuanto sujeto de
derecho, un ser que puede ser titular de derechos y obligaciones, a un concepto
de persona como ser humano integrado en la sociedad, verdadera causa y fin del
Derecho, al que se reconoce dotado de valores y bienes prejurídicos, pero cuya
realización requiere que sean reconocidos e incorporados al ordenamiento, entre
otras razones porque el hombre vive en sociedad y el Derechos sirve para ordenar
la convivencia. La tendencia actual se dirige a la incorporación de los bienes y
valores de la persona en un orden positivo, general o universal, válido para todos
los hombres más allá de su vinculación o pertenencia a un determinado Estado”.15

Por último, Aguilar Guerra indica que “Estamos ante una persona como centro
del universo jurídico dotada de valores y protegida respecto de ellos. El
ordenamiento jurídico la incorpora de dos modos: como sujeto de la vida social
con libertad hacia sus propios fines, y como sujeto de la vida jurídica general
reconociéndole una aptitud global para los actos y las relaciones del mundo
jurídico”.16

Así, unificando las definiciones anteriores, se puede decir que persona es todo
ser, ya sea éste humano o entidades que tengan o no existencia individual,

9
Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Lecciones de derecho civil. Personas y
familia. Guatemala. IUS-ediciones, 2008. Quinta Edición. Pág. 17
10Persona. Cabanellas de Torres, Guillermo. Diccionario Jurídico Elemental. Argentina.

Editorial Heliasta. 2001.15ª. edición. Pág. 303


11
Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit.,Pág. 61
12Castan Tobeñas, José. Op. Cit., Pág. 112

13Bonnecase, Julien. Op. Cit., Pág. 100

14Rogel Vide, Carlos. Op. Cit., Pág. 11

15Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 69

16Ibid., Pág. 71

9
capaces de adquirir derechos y contraer obligaciones reconocidos y protegidos por
el ordenamiento jurídico, es decir, capaces de ser sujetos activos o pasivos de las
relaciones jurídicas.

1.4 Acepciones del término persona

Tal y como lo establecen Edgard Baqueiro Rojas y Rosalía Buenrostro Báez17


la definición del término persona implica un grado importante de complejidad en
virtud de las diversas acepciones que conlleva; resultando indispensable
delimitarlo debidamente desde el punto de vista eminentemente jurídico,
deslindándolo, por consiguiente de otras acepciones como la filosófica, sociológica
y psicológica.

Sin embargo, es necesario hacer una breve reseña de todas las acepciones
propuestas por la doctrina, que aunque no son el bastión de la investigación que
se propone representan un punto importante para la comprensión de la misma,
pues la definición de persona no siempre ha tenido el mismo significado y cada
disciplina la define desde el ángulo que la aborda.

1.4.1 Acepción jurídica

La acepción jurídica del término persona hace referencia a las definiciones


brindadas con anterioridad. Aun así, deviene importante ahondar un poco más en
el tema.

Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez establecen que “jurídicamente la doctrina ha


definido a la persona como un sujeto de derechos y obligaciones, esto es, el ente
al que el orden jurídico confiere la capacidad para que le puedan se imputadas las
consecuencias de Derecho; o dicho en otras palabras, como todo ente capaz de
ser titular de derechos y obligaciones”.18

17
Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Derecho civil. Introducción y
personas. México. Oxford. 2004. Pág. 133
18
Loc. Cit.

10
Siguiendo esta misma línea, los autores citados, hacen referencia a que la
definición de persona presentada no se refiere a ningún ser real, sino que
corresponde a la elaboración jurídica que en principio puede aplicarse a cualquier
clase de ser, real o ideal, ya sea al hombre, a un conjunto de estos, a un bien, a
un conjunto de bienes o a una abstracción.19

Es claro que tal definición es sumamente amplia, ya que no limita a las personas
como individuos de la especie humana; sino que lo amplía hasta las entidades,
que sin tener esa condición, pueden estar afectadas de derechos y obligaciones.

Castan Tobeñas20 agrega que el concepto de persona entendido en sentido


estricto, parece equivalente al de sujeto de derecho, si este último se toma en un
sentido abstracto. Hágase la salvedad que la persona no es sólo sujeto de
derecho, sino también de obligación; puesto que si se habla de sujeto de derecho,
no en un sentido abstracto, sino en una acepción concreta, para hacer referencia a
quien está investido de un derecho determinado, el término persona es más
amplio: todo sujeto de derecho será persona; pero no toda persona será sujeto de
derecho, porque la actuación supone aptitud o susceptibilidad, pero no viceversa.

1.4.2 Filosófica

Récasens Siches, citado por Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez define a la


persona desde esta perspectiva como “la expresión de la esencia del ser humano,
del individuo humano, esencia que no puede ser captada dentro del mero campo
de la ontología, más bien, es conseguible en la intercepción de este campo con el
de la ética”.21

Agregan Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez22 que dentro de esta disciplina la


persona se define no solo por sus especiales características ontológicas, sino
también y principalmente por su transportación en el mundo de los valores éticos,

19Loc. Cit.
20Castan Tobeñas, José. Op. Cit., Pág. 112
21
Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit., Pág. 134
22Ibid., Pág. 135

11
como ser sobre el cual pesa un deber ser, una misión moral a cumplir por sí
mismo y bajo su propia responsabilidad.

De acuerdo con Castán Tobeñas “Para los antiguos metafísicos, persona era una
sustancia individual de naturaleza racional, o bien el supuesto dotado de
entendimiento, concepto equivalente al anterior, pues en orden ontológico el
término supuesto indica sustancia o ser que subsiste por sí, y las sustancias se
hacen individuales por la subsistencia”.23

Por lo tanto, desde el punto de vista filosófico, la persona se define como el ser
que posee dignidad, es decir, con fines morales propios que debe realizar por sí
mismo y bajo su propia decisión y responsabilidad.

1.3.3 Sociológica

Récasens Siches, citado por Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez define a la


persona desde el ángulo sociológico, como comúnmente se maneja dentro de las
ciencias sociales, que es la de “individuo provisto de estatus social”.24 Atendiendo
para ello tanto a la persona humana, como determinante social y colectivo, como
al concepto de personalidad social, en tanto miembro de un grupo, de aquí que la
persona sea el individuo humano que desempeña un papel social en la vida en
comunidad de acuerdo con la cultura que lo ha condicionado para ello.25

Por tanto, de conformidad con esta acepción, el hombre es persona en cuanto a


que se relaciona con los demás, como agente social, y como sujeto de derechos
civiles y políticos dentro de un grupo social determinado.

1.4.4 Psicológica

Récasens Siches, citado por Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez establece que
“Desde esta óptica, persona es la esencia concreta de cada individuo humano, la
cual constituye el resultado de la íntima combinación de varios tipos de

23Castan Tobeñas, José. Op. Cit., Pág. 111


24
Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit., Pág. 134
25Loc. Cit.

12
ingredientes, por ejemplo, factores biológicos adquiridos, factores sociales y
culturales; y el Yo, es decir, la unidad radical y profunda del sujeto, su mismidad
concreta, irreductible, entrañable, única; la raíz profunda, incanjeable de cada
individuo, la base y esencia de su ser y su destino”.26

Esta acepción alude al hombre en sus relaciones personales con el mundo y


consigo mismo, hace referencia al ser humano como persona libre en su actuar y
pensar, anteponiendo el Yo ante cualquier situación.

1.5 Clasificación Tradicional de la Persona

Tanto Beltranena Valladares de Padilla27 como Ossorio28 señalan que


tradicionalmente las personas se han clasificado en individuales y jurídicas.

Las individuales han sido llamadas físicas o naturales; las jurídicas han recibido
varias denominaciones: morales, colectivas, sociales e incorporales, o
simplemente entidades.”

Por su parte, Beltranena Valladares de Padilla29 complementa su clasificación


estableciendo que en atención al lugar de origen o procedencia de la persona se
dividen en nacionales o extranjeras y que en relación con el domicilio se clasifican
en domiciliadas o transeúntes; resultado así en una clasificación más específica,
tomando en cuenta la condición de la persona dentro de su país como fuera de él.

1.6 Definición de Persona Jurídica

Para aclarar la problemática que pueda surgir entre la diferencia entre una
persona individual de una jurídica, es necesario brindar una definición de esta
última.

Para Beltranena Valladares de Padilla “Es persona jurídica el resultado de una


ficción de la ley, capaz de ejercer derechos y contraer obligaciones civiles y de ser

26
Ibid. Pág. 135
27
Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 18
28Persona. Ossorio, Manuel. Op. Cit., Pág. 715
29
Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 18

13
representada judicial y extrajudicialmente. Las personas jurídicas nacen por
creación o autorización de la ley”.30

Por su parte, Bonnecase31 establece que las personas morales o jurídicas, que se
reducen a grupos o establecimientos destinados a desempeñar un papel social y
provistos, para el efecto, de los atributos de la personalidad física compatibles con
su estructura y sus fines propios; en estas agrupaciones o establecimientos, los
individuos que forman parte de ellos, desaparecen jurídicamente en provecho de
una especie de ser abstracto; éste adquiere por ese hecho una individualidad que
lo coloca frente a la regla de derecho, en la misma situación que la persona
humana.

Por lo tanto, persona jurídica son aquellas que nacen como resultado de una
ficción de la ley, capaz de ejercer derechos y obligaciones. La diferencia entre una
persona individual y la persona jurídica radica fundamentalmente en cuanto a su
creación, pues la persona individual no es creada por la ley, sino que ésta se limita
a reconocerles los derechos y obligaciones que le corresponde por el simple
hecho de serlo; caso contrario es el de la persona jurídica pues esta únicamente
puede nacer por creación o autorización de la ley.

1.7 Sujeto y objeto de la relación jurídica

Beltranena Valladares de Padilla establece en forma muy puntual que “La


persona es sujeto de derecho. En ella residen en potencia tanto los derechos en
sí, como la facultad de ejercerlos.”32

Por su parte, Heinrich Lehmann33 indica que “Llamamos sujeto de derecho al


portador de las facultades contenidas en el Derecho subjetivo, y sujeto de deberes
al portador de la vinculación originada por los mandatos jurídicos.

30
Loc. Cit.
Persona Jurídica. Cabanellas de Torres, Guillermo. Op. Cit., Pág. 304 y Persona Jurídica,
Ossorio, Manuel. Op. Cit., Pág. 717, coinciden con la definición presentada.
31Bonnecase, Julien. Op. Cit., Pág. 100

32
Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 19

14
En cuanto al objeto de la relación jurídica, Beltranena Valladares de Padilla
señala que las cosas únicamente pueden ser objeto de derecho. Son entes
jurídicos pasivos sobre las cuales el sujeto, ya sea éste persona natural o jurídica,
ejerce su acción.34

Por lo tanto, el sujeto de derecho está constituido por las personas, quienes tienen
la facultad de ejercer los derechos que adquieren por la calidad que sustentan y
por ende el objeto del derecho son las cosas. El objeto del derecho no puede ser
algo más que las cosas debido a que nunca podrán tener capacidad ni ostentar la
calidad de persona y por lo tanto no pueden ejercer derechos, únicamente sobre
ellas es que una persona puede ejercerlos.

1.8 Modalidades del sujeto de la relación jurídica

De conformidad con lo indicado por Castán Tobeñas35 las modalidades del sujeto
de la relación jurídica pueden ser las siguientes:

1. Modalidades por razón de su determinación o indeterminación. Pueden


darse al este respecto los siguientes casos:
a) Derechos cuyo objeto está individual e inmediatamente determinado, es
decir, que pertenecen a una determinada persona en cuanto tal. Este es
el caso normal.
b) Derechos cuyo sujeto no está personal e inmediatamente determinado,
sino que se determina de manera mediata. Siendo el caso de los
derechos conexos con otro derecho, que pertenecen siempre al titular
mismo a quien este último compete; por ejemplo, los derechos conexos
con la propiedad de un inmueble, como las servidumbres prediales.
c) Derechos con sujeto transitoriamente indeterminado. En este caso se
podría poner como ejemplo, la herencia antes de la aceptación o
renuncia por el heredero.

33
Lehmann, Heinrich. Tratado de derecho civil. Volumen I. Parte general. Traducción de:
Navas, José María. España. Editorial Revista de Derecho Privado. 1956. Pág. 121
34
Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 20
35Castan Tobeñas, José. Op. Cit., Pág. 109

15
En esta modalidad no pueden ser reconocidos los derechos que pertenecen a un
sujeto totalmente indeterminado que por ningún evento pueda resultar cierto
puesto que resulta imposible llegar a conocer quién es el sujeto de la relación
jurídica y por ende ésta no podría realizarse.

2. Modalidades del sujeto por razón de su posible pluralidad. Hay algunos


derechos que únicamente pueden corresponder a un solo sujeto: tal es el
caso de las potestades familiares, como la patria potestad, la autoridad
marital o la tutela. Pero la generalidad de ellos admite pluralidad de sujetos
titulares.
Esta participación de varios sujetos en la titularidad de un mismo derecho
subjetivo puede revestir las siguientes formas principales:
a) Descomposición del Derecho, cuando su contenido es divisible, en
derechos parciales y autónomos. Como por ejemplo sucede en las
obligaciones mancomunadas simples.
b) División del Derecho en tantas cuotas homogéneas y abstractas cuantos
son los partícipes, cuotas que reunidas forman el derecho total. Por
ejemplo, la comunidad romana.
c) Atribución del Derecho a varios sujetos conjuntamente, sin división de
cuotas entre ellos; la comunidad germánica. A pesar de que esta forma
de participación, no es normal en nuestro Derecho, se pueden encontrar
manifestaciones, más o menos claras de ella, no sólo en la comunidad
hereditaria y en la comunidad matrimonial de bienes, sino también en la
que entre nosotros se llama propiedad comunal.
d) Pertenencia del Derecho por entero a cada uno de los partícipes,
pudiendo cualquiera de ellos realizarlo o disponer de él: pero sobre la
base de que sólo puede realizarse el derecho una sola vez, y, por
consecuencia, el sujeto que actúe lo hace por todos y para todos; como
sería el caso de las obligaciones solidarias.

16
La modalidad del sujeto de la relación jurídica hace referencia a la forma en la que
una persona puede adquirir derechos y contraer obligaciones; dichas modalidades
pueden ser tanto determinadas o indeterminadas como singulares y plurales.

CAPÍTULO SEGUNDO

LA PERSONALIDAD

La personalidad es una atribución que toda persona tiene por el simple hecho de
serlo; ésta determina el punto de partida para la protección de los derechos de la
persona. No necesita un reconocimiento expreso por la ley puesto que es un
derecho inherente de las personas.

2.1 Antecedentes

La Declaración Universal de los Derechos Humanos36 proclama la igualdad de


las personas sin distinción alguna, dando como resultado el principio que la
atribución de la personalidad es un derecho inalienable del ser humano por su
simple condición como tal.

Sin embargo, Ghersi37 establece que a lo largo de la historia de la humanidad no


todos los seres humanos han tenido igual significación para el derecho y la
personalidad no era considera como un derecho inherente a la persona pues
existían individuos que no gozaban de este atributo por no cumplir con las
cualidades que se exigían para el mismo, como era el caso de los esclavos pues
estos no estaban investidos de personalidad jurídica, al igual que los muertos
civilmente. Con la abolición de la esclavitud no termina este flagelo pues en la
historia de la humanidad, para ser persona jurídica se implementaron diversas
situaciones que denigraban al ser humano y establecían diferencia por el color de
la piel, la religión y hasta por su contextura física.

36Organización de las Naciones Unidas. Declaración Universal de los Derechos Humanos.


Francia. 1948. Artículo 2.
37
Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit., Pág. 113
17
Hoy en día la historia no es muy distinta, pues la personalidad no se discute como
atributo esencial del hombre y para el hombre; sino que se limitan o vedan
derechos por vía del poder económico o la falta de oportunidades de acceso a la
educación, contrariando el punto de que sólo existe personalidad jurídica cuando
realmente se da un pleno goce de los derechos.

Es a raíz de lo anterior que el tema de la atribución de la personalidad del hombre


se plantea desde una perspectiva ética e ideológica, como premisa irrenunciable
de la lucha por la plena vigencia de los derechos humanos.

Al respecto, Ghersi38 complementa lo anterior estableciendo que la primera


consecuencia de la norma fundamental del respeto por el otro, es que el
ordenamiento jurídico reconozca ipso iure la personalidad, sin imposición de
ninguna particularidad teniendo como principio rector que cada hombre por sí tiene
por lo menos un derecho: a ser persona.

2.2 Definición

Debido a la complejidad del tema, deviene necesario delimitar de manera más


específica el término de personalidad. Al respecto, Roca Trias, citada por
Aguilar Guerra establece que “La personalidad es el complejo de derechos que el
ordenamiento reconoce al hombre por el hecho de serlo. En sustancia,
personalidad significa titularidad de derechos fundamentales, lo que implica una
concepción unitaria y dejar de lado el tradicional tratamiento civilista, basado en
criterios prioritariamente patrimoniales.”39

Por su parte, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez indican que “Jurídicamente se


define a la personalidad como la aptitud para ser sujeto de derechos y
obligaciones, por tal razón, todo sujeto de derechos y obligaciones es una persona
de Derecho, ya que con ello indica estar dotada de la cualidad o investidura
denominada personalidad jurídica.”40

38Loc. Cit.
39Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 70
40Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit., Pág. 151

18
De forma similar, Beltranena Valladares de Padilla41 señala que la personalidad
se constituye o determina por la apreciación de la persona, física o jurídica,
considerada en sí misma, en cuanto a su existencia y capacidad, como sujeto de
derecho.

Aguilar Guerra42, en cambio, va más allá y señala que la personalidad humana no


puede ser reducida a un puro concepto, a un simple elemento de la norma jurídica,
puesto que es necesaria una consideración que recopile y tome en cuenta los
datos de la vida social, la necesidad de dotar de tutela a los bienes elementales de
las personas y de asegurar que los hombres tengan la posibilidad efectiva de
desarrollar los bienes y valores que les son esenciales.

Continúa indicando el citado autor que “en sentido jurídico, la personalidad es la


traducción de ese valor mediante la atribución de una posición jurídica adecuada,
por medio de la cual el individuo humano puede introducirse como principio activo
en las relaciones jurídicas. Esta posición jurídica, frente a los demás hombres y
frente a las organizaciones humanas, refleja la natural dignidad del hombre.”43

Frecuentemente el término personalidad suele confundirse o utilizarse como


sinónimo de persona. Al respecto, Castán Tobeñas44 opina que aunque a veces
los términos persona y personalidad se usen como sinónimos y sean
consecuencia el uno con el otro, no deben confundirse. Si persona es todo ser
capaz de derechos y obligaciones, por personalidad ha de entenderse la aptitud
para ser sujeto, activo o pasivo, de relaciones jurídicas. Es decir, se es persona;
se tiene personalidad.

Por lo tanto, unificando las definiciones anteriores, se puede decir que


personalidad es el conjunto de derechos fundamentales que el ordenamiento
jurídico otorga a una persona por el simple hecho de serlo, sin distinción alguna.

41Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 22


42Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 55
43Loc. Cit.

44Castan Tobeñas, José. Op. Cit., Pág. 114

19
Sin embargo, para poder adquirir esos derechos la persona debe tener la aptitud
para ser sujeto, activo o pasivo, de relaciones jurídicas.

2.3 Naturaleza jurídica

Con relación a este tema, Castán Tobeñas45 indica que la teoría de la


personalidad jurídica, aunque su procedencia devenga del Derecho Romano, ha
pasado al moderno con una transición que ha modificado su significación; puesto
que en Roma, la personalidad no era un atributo de la naturaleza humana, sino
una consecuencia del estado, el cual tenía los caracteres de un privilegio o
concesión de la ley; en la actualidad la personalidad es considerada y reconocida
como un atributo de la naturaleza humana.

No obstante, la naturaleza de la personalidad jurídica resulta ser un tema muy


discutido entre los civilistas y filósofos del derecho. La discusión proviene de si
esta debe ser considerada como una realidad natural, un sustrato real, o como
una mera categoría jurídica, un producto del Derecho.

Continúa señalando Castán Tobeñas “Para los secuaces de las teorías


normativistas, formalistas o puramente jurídicas, la personalidad es una atribución
del orden jurídico. Por el contrario para los partidarios de las teorías realistas o
iusnaturalistas la personalidad es un atributo esencial del ser humano, inseparable
de este, ya que, como ser racionalmente libre, le corresponde la capacidad de
querer y de obrar para cumplir su fin jurídico”.46

En el fondo, estas teorías más que soluciones distintas, presentan dos vertientes
del problema de la personalidad jurídica. Pues, las teorías formales hacen
referencia principalmente al problema dogmático o de ciencia jurídica positiva,
esto es, cuando existe en una determinada ordenación y como se reconoce la
persona jurídica. Por el contrario, las realistas atienden al problema ético-jurídico y
jurídico-ideal de la misma, es decir, a qué entidades y en qué condiciones deber
ser concedida la personalidad jurídica.

Ibid. Pág. 115


45

Loc. Cit.
46

20
Dicho esto, es necesario señalar que son estas últimas teorías las que permiten,
sin el exclusivismo de las formales, vincular los dos puntos de vista para llegar a
conclusiones satisfactorias, facilitando así la solución de los problemas de
Derecho positivo, dándole al intérprete la orientación que resulta de la
consideración de la dignidad y valor de la condición humana.

Por lo tanto, en cuanto a la determinación de la naturaleza jurídica de la


personalidad, las teorías realistas o iusnaturalistas resultan las más adecuadas a
nuestro estudio pues la personalidad jurídica es un atributo esencial del ser
humano, inseparable de este, ya que, como ser racionalmente libre, le
corresponde la capacidad de querer y de obrar para cumplir su fin jurídico. Dicho
en otras palabras, la personalidad es un atributo inherente al ser humano por el
simple hecho de serlo, el cual no puede ser limitado bajo ninguna circunstancia.

2.4 Teorías jurídicas explicativas de la personalidad

Tal y como lo indican Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez47, estas teorías se


pueden agrupar en tres: la teoría de la ficción, las teorías realistas y las teorías
puramente jurídicas, entre las que destacan las de Ferrara y Kelsen.

Para Beltranena Valladares de Padilla48, las teorías sobre la personalidad se


clasifican en dos grupos: el primero trata sobre la personalidad o naturaleza de
ésta, las cuales serían la iusnaturalista y la formalista; el segundo trata sobre el
origen de la personalidad, las cuales serían de la concepción, del nacimiento,
teoría ecléctica y la de la vitalidad.

2.4.1 Teoría de la ficción

Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez señalan que “la teoría jurídica llamada de la
ficción, pretende explicar la naturaleza de la personalidad colectiva partiendo del
supuesto de que la única persona real es el hombre, por ser la única susceptible
de querer, de tener voluntad, origen y fundamento de los derechos subjetivos, por

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit., Pág. 136
47

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 23


48

21
tanto, careciendo de los entes sociales de voluntad, era necesario que el Derecho
supusiera, por medio de una ficción, esa voluntad colectiva, para que así pudieran
tener derechos y obligaciones distintas de los miembros que las constituyen. Para
esta teoría, las personas morales o colectivas no son algo real, sino tan solo una
ficción legal, pues los seres humanos son los únicos susceptibles de tener una
voluntad y consecuentemente ser capaces de derechos subjetivos y
obligaciones”.49

Savigny, fue el expositor más notable de esta teoría, quien señalaba que todo
derecho es la sanción de la libertad moral inherente al ser racional y por esto, la
idea de persona o sujeto de derecho se confunde con la idea de hombre,
pudiéndose formular la identidad primitiva de ambas ideas en esto términos: Todo
individuo y solo el individuo tiene capacidad de derecho. Sin embargo, el Derecho
Positivo puede crear artificialmente una personalidad jurídica, como sería el caso
de las personas jurídicas que son entes ficticios, pues no existen naturalmente de
la misma manera que la persona física, sino sólo para los fines jurídicos que la ley
específicamente establece.50

2.4.2 Teorías realistas

Es la contraposición a la teoría de la ficción. Sus principales oponentes eran los


tratadistas alemanes. Al respecto, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez51 señalan
que se pensaba que la personalidad no era una creación del Derecho, que los
entes colectivos existían en la realidad desde antes que el Derecho les
reconociera personalidad, otorgándoles facultades e imponiéndoles deberes de
carácter jurídico.

Por su parte, Otto Gierke, citado por Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez52
indica que por la capacidad de querer y obrar que tienen de las corporaciones, el

49
Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit., Pág. 136
50
Ibid., Pág. 137
51
Loc. Cit.
52Ibid., Pág. 137

22
Derecho les atribuye personalidad puesto que ve en ellos una voluntad colectiva
que es una y continua.

Para los partidarios de esta teoría, la sociedad existe independientemente de sus


miembros, pues ésta posee una voluntad colectiva distinta de cada uno de sus
componentes, existen intereses colectivos distintos, incluso contrario a los de los
miembros particularmente considerados, en fin hay un ser real, distinto de los
individuos, y el Derecho no tiene sino que encontrarlo y reconocerle personalidad
jurídica.

Su diferencia fundamental con la teoría de la ficción es que para ésta teoría el ser
humano es el único soporte real y para las teorías realistas además del ser
humano lo es el ente colectivo; otra distinción entre ambas teorías resultaría ser
que para la teoría de la ficción la personalidad de los entes colectivos es un don
de la ley, para las teorías realistas es un reconocimiento que existe obligación de
dar, pues las personas colectivas no son creadas por la ley sino que únicamente le
reconoce capacidad jurídica para poder adquirir una voluntad real dentro de las
relaciones jurídicas. Estas se semejan en cuanto a la existencia de la voluntad.53

2.4.3 Teoría de Francisco Ferrara

La contradicción existente entre las teorías de la ficción y las realistas fue


superada por las teorías jurídicas de Francisco Ferrara y Hans Kelsen.

Esta teoría surge como conclusión del estudio crítico que Ferrara hace sobre las
teorías anteriormente expuestas sobre la personalidad, reconociendo la verdad
que cada una de ellas señalaba.

Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez54 indican que como punto de partida,


Francisco Ferrara distingue el concepto jurídico de persona, del soporte o
contenido material al que se aplica, de donde se deducen una serie de
conclusiones tales como:

Loc. Cit.
53

54
Ibid., Pág. 138

23
a) “La personalidad jurídica es un don de la ley, puede darse o negarse al
hombre o a los seres colectivos, es solo una creación de la técnica jurídica
sin la cual es imposible la construcción de un ordenamiento jurídico;
b) En la persona deben contemplarse dos factores o elementos: el sustrato y
la personalidad, pues ésta no puede caer en el vacío;
c) Todo hombre debe ser persona, el imperativo ético de nuestra cultura lo
exige, y
d) Las personas colectivas denominadas asociaciones o instituciones
formadas para la consecución de un fin, para ser reconocidas por el orden
jurídico como sujetos de Derecho, requieren reunir determinados requisitos,
a saber: una asociación de hombres; un fin a cuyo logro se reúnan los
individuos, el que necesariamente debe ser lícito, determinado y posible;
una organización de la que se deriva la existencia de determinadas reglas,
la forma de los órganos por los que se expresará la voluntad colectiva, y por
último el reconocimiento que haga el Estado, con carácter constitutivo, de la
personalidad jurídica”.55

2.2.4 Teoría de Hans Kelsen

Teoría sostenida por el creador de la teoría pura del derecho, Hans Kelsen, nos
ofrece un concepto de persona estrictamente jurídico, desde el punto de vista del
derecho subjetivo. Con relación a esta teoría, Baqueiro Rojas y Buenrostro
Báez56 indican que para la teoría pura, el derecho subjetivo no es más que un
aspecto del derecho objetivo, este puede tomar la forma ya sea de un deber y de
una responsabilidad cuando establece una sanción; ya de un derecho cuando se
hace depender esa sanción de la declaración de un individuo determinado,
convirtiéndolo en un elemento esencial del procedimiento de sanción. Ahora bien,
si derecho objetivo y subjetivo son lo mismo, la persona viene a ser un conjunto de

Loc. Cit.
55

Ibid., Pág. 139


56

24
normas; un sujeto dotado de obligaciones, de responsabilidad y de derechos
subjetivos.

En cuanto a la persona denominada física, esta designa el conjunto de normas


que regulan la conducta de un solo individuo. La persona es el soporte de los
deberes, responsabilidades y hechos subjetivos que resultan de estas normas. De
la misma forma, la persona física es el vértice de un orden jurídico parcial
compuesto de normas aplicables a la conducta de un individuo.

Ahora bien, la persona colectiva, moral o jurídica designa un conjunto de normas


que regulan la conducta de una pluralidad de individuos. La persona jurídica en
ocasiones representa un nuevo orden jurídico parcial, como lo serían los estatutos
de una asociación y en otras ocasiones un orden jurídico total, que serían el
conjunto de los órdenes jurídicos parciales y es denominado habitualmente con el
nombre de Estado. Para una persona colectiva, los deberes, responsabilidades y
derechos subjetivos que resultan de la aplicación de las normas jurídicas no son
otra cosa que los deberes, responsabilidades y derechos subjetivos de ciertos
individuos, pero atribuidos de manera colectiva. La propiedad de una persona
moral está compuesta por la propiedad colectiva de los individuos que la
conforman, sin embargo estos no pueden disponer de ella de la misma manera
que disponen de su propiedad individual, sino que deben regirse por reglas
establecidas por el orden jurídico parcial, el cual como se indicó con anterioridad
serían los estatutos de una asociación o sociedad, es decir de una persona
jurídica.57

Por lo tanto, para Kelsen, el concepto de persona es una noción proveniente de la


ciencia de Derecho, la cual carece de existencia real o natural, considera que
únicamente son reales las conductas humanas y la personalidad es el punto de
imputación de un conjunto de normas que pueden referirse ya sea a un solo
individuo, a un conjunto de individuos o bien a la totalidad de los conjuntos de
órdenes jurídicos parciales, lo cual se conoce comúnmente con el nombre de
Estado o Nación.

Ibid., Pág. 140


57

25
2.4.5 Teoría Iusnaturalista

Con relación a esta teoría, Beltranena Valladares de Padilla58 señala que el


hombre posee personalidad por el simple hecho de ser hombre; de donde
lógicamente se deduce que no es necesario que el derecho se la conceda.

2.4.6 Teoría Formalista o Jurídica

En contraposición a la teoría iusnaturalista, se plantea la teoría formalista, la cual


de conformidad con lo establecido por Beltranena Valladares de Padilla59 el
hombre tiene personalidad porque el Derecho se la concede. Sin embargo, el
hecho de que hayan ocurrido equivocaciones jurídicas en la historia del Derecho,
no es suficiente para demostrar que la personalidad deber ser confirmada por el
derecho. Por lo tanto, el Derecho únicamente reconoce la personalidad.

2.4.7 Teoría de la Concepción

Esta teoría afirma que la personalidad principia desde que está concebido el ser.

Al respecto, Beltranena Valladares de Padilla60 indica que ésta teoría puede


generar problemas al momento de ser aplicada en la vida real, puesto que no
podría establecerse con exactitud el momento de la concepción porque no hay
método científico que la determine. De la misma forma, habría dificultades en
cuanto a la sucesión hereditaria por el mismo motivo. Esta teoría es aceptada por
la legislación argentina.

Aguilar Guerra establece que “podemos definir la concepción como el hecho


biológico en que el óvulo es fecundando por el espermatozoide dando comienzo a
la vida humana. Desde el punto de vista clásico, deberíamos agregar que es
comienzo de la vida dentro del seno materno. Sin embargo, en la actualidad, y por
obra de avances científicos, la fecundación puede producirse fuera del seno

58Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 23


59Loc. Cit.
60Ibid., Pág. 24

26
materno (fecundación in vitro), por lo que cambió el concepto clásico de la
concepción”.61

Según esta teoría, el concebido tiene existencia independiente desde ese


momento y por consiguiente, debe ser considerado como posible sujeto de
derecho, aún antes de nacer.

Continúa indicando Aguilar Guerra que “se afirma que el hecho determinante de
comienzo de la personalidad es la concepción, por tanto, el hombre existe desde
ese momento y es persona, y siendo la capacidad inherente a todo hombre, debe
reconocérsele desde la concepción”.62

El tratadista Castan Tobeñas63 coincide con las explicaciones brindadas por


Beltranena Valladares de Padilla y Aguilar Guerra, con relación a que el concebido
ha de ser tratado como posible sujeto de derecho por su existencia independiente.
También afirmaba que el hombre existe desde la concepción, y, por ende, siendo
la capacidad facultad inherente al hombre, desde el momento de la concepción
debe ser reconocida. Así mismo, reconoce que determinar el tiempo de la
concepción es un inconveniente serio en esta teoría.

Nuestra Constitución Política de la República de Guatemala, en el artículo 3°


adopta esta teoría al afirmar que “El Estado garantiza y protege a la vida humana
desde la concepción, así como la integridad y la seguridad de la persona”.64 Por lo
que nuestra ley suprema reconoce la personalidad del concebido y le otorga toda
la protección de nuestro ordenamiento jurídico, y lo hace acreedor de todos los
beneficios que como persona le corresponden.

2.4.8 Teoría del Nacimiento

Esta corriente se funda principalmente, según Aguilar Guerra, en “que durante la


concepción el feto (nasciturus) no tiene vida independiente de la madre, y que el

61Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 72


62Loc. Cit.
63CastanTobeñas, José. Op. Cit., Pág. 118

64 Asamblea Nacional Constituyente. Constitución Política de la República de Guatemala.

Guatemala. 1985. Artículo 3.


27
reconocimiento de su personalidad presenta como obstáculo el inconveniente
práctico de la imposibilidad de determinar el momento de la concepción”.65 Así
mismo, sostiene que la personalidad comienza en el momento mismo del
nacimiento, desde que el feto sale a la vida exterior con vida propia, puesto que
durante la concepción el feto no tiene vida independiente y no puede ser
considerado como sujeto de derecho.

Por su parte, Castan Tobeñas66 además de coincidir con Aguilar Guerra, indica
que históricamente, este punto de vista era adoptado por el Derecho Romano,
ligando la adquisición de la capacidad jurídica al momento en que el feto nace con
vida. Esta teoría, es hoy predominante en la doctrina científica.

Al respecto, Beltranena Valladares de Padilla67 agrega que esta teoría es


ampliamente aceptada por las legislaciones de Alemania, Francia y Chile, y
considera que la personalidad se inicia desde que el feto nace.

2.4.9 Teoría Ecléctica

Castan Tobeñas establece que “el origen de la personalidad en el nacimiento,


pero reconociendo por una ficción derechos al concebido, o retrotrayendo los
efectos del nacimiento al tiempo de la concepción. No hay que recurrir a ficción
alguna, ni debe considerarse al concebido como ya nacido, pues basta, para los
fines prácticos del Derecho, reconocer a su favor reservas de derechos
eventuales. El concebido es una esperanza de hombre (speshominis). Los
supuestos derechos que se le atribuyen no suponen reconocimiento de su
existencia jurídica, ni implica ficción alguna, pues son un caso de protección de
intereses expectantes y futuros, que solo por el nacimiento pueden convertirse en
derechos definitivos”.68 Coincide con esta postura Aguilar Guerra69, agregado
únicamente que esta teoría fue desarrollada por Savigni, quien trata de conciliar
las teorías anteriores.

65Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 73


66Castan Tobeñas, José. Op. Cit., Pág. 118
67Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 24

68Castan Tobeñas, José. Op. Cit., Pág. 119

69Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 74

28
Por su parte, Beltranena Valladares de Padilla70 señala que la personalidad
comienza con el nacimiento, pero se retrotrae al momento de la concepción para
todo lo que beneficie al que está por nacer, además indica que esta teoría es
aceptada por código español.

2.4.10 Teoría de la Vitalidad o Viabilidad

Aguilar Guerra71 establece que “viable significa capaz de vivir, vital habilis. La
viabilidad es un requisito impuesto por diversas legislaciones para poder
considerar legalmente al recién nacido por sí mismo fuera del vientre materno, es
decir, que tenga todos sus órganos, aparatos y sistemas en condiciones que le
permitan sobrevivir.

Por ende, esta teoría exige para el reconocimiento de la persona no sólo el hecho
de nacer está viva, sino además, la aptitud de seguir viviendo fuera del claustro
materno por sí sólo. Es sostenida por el Código Civil francés y el Código Civil
español.

Para Castan Tobeñas72 esta teoría exige para el reconocimiento de la persona no


solo el hecho de nacer ésta viva, sino que también la aptitud para seguir viviendo
fuera del claustro materno. Esta teoría encuentra detractores en el sentido que
tiene la dificultad de fijar con exacta precisión las condiciones y signos que se
refieren a la viabilidad.

Beltranena Valladares de Padilla73 agrega que dentro de esta teoría se concede


al nasciturus todo lo que le favorezca, como protección a lo que los tratadistas han
llamado una esperanza de hombre.

En nuestro ordenamiento jurídico existe una contradicción en cuanto al momento


en que se reconoce la personalidad, pues la Constitución de la República de
Guatemala admite la teoría de la concepción, mientras que el Código Civil admite

70Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 24


71Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 73
72CastanTobeñas, José. Op. Cit., Pág. 120

73Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 25

29
la teoría ecléctica. Sin embargo, esta contradicción se resuelve al inclinarse por la
teoría iusnaturalista, puesto que la legislación nacional únicamente señala los
límites de la personalidad, cuándo se inicia y cuándo se extingue, reconociéndola
implícitamente al hombre por el simple hecho de serlo.

2.5 Caracteres

La personalidad posee ciertas características esenciales que la diferencian de


otras instituciones. Al respecto Aguilar Guerra menciona las siguientes:

a) “La personalidad es la condición de la persona.


b) Se trata de una cualidad abstracta, porque se predica de la persona como
tal, sin fijarse en actos ni hechos concretos.
c) Es una condición previa para la adquisición de cualquier derecho u
obligación.
d) No es graduable, de forma que existe o no; por esta razón no puede
hablarse de personalidad civil restringida.
e) Está sustraída al ámbito de la autonomía de la voluntad: no se puede
negociar sobre la cualidad de persona, ni transferirla, ni renunciar, ni cabe
atribuirla a algo distinto del ser humano.
f) La cualidad de persona determina por sí misma la igualdad de trato, en los
términos que oportunamente destacaremos
g) La personalidad es permanente y sólo se extingue cuando se produce el
fallecimiento, e incluso algunos derechos gozan de una protección más
prolongada, que se produce a favor de lo que se ha llamado personalidad
pretérita.
h) La personalidad no la otorga el derecho, sólo la reconoce”.74

De lo anterior, se puede deducir que los caracteres más significativos de la


personalidad son, en primer lugar, que esta no la otorga el derecho, sino que sólo
se la reconoce al ser humano por el simple hecho de serlo. Se trata de una
cualidad abstracta pues no se ve manifestada a través de ningún acto concreto. La

Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 71


74

30
personalidad no puede ser restringida bajo ninguna circunstancia, de forma que
esta existe o no. Así mismo, no puede ser objeto de negociación, ni ser
transferida, ni renunciada; y por último, personalidad únicamente se extingue con
la muerte de la persona.

2.6 Principio y fin de la personalidad

2.6.1 Existencia legal y existencia natural de las personas individuales

Dentro de este ámbito, la persona individual existe desde dos aspectos: el legal,
que es cuando el derecho o la legislación les reconoce su existencia; y la natural,
que es la existencia inherente a todo ser humano, desde su concepción.

Al respecto, Beltranena Valladares de Padilla indica que la existencia legal de


las personas individuales comienza con su nacimiento. Desde ese momento se
inicia la personalidad civil del ser humano y se extingue únicamente con la muerte.

En cambio, la existencia natural de las personas individuales inicia desde su


concepción en el seno materno. Resulta evidente que todos los seres concebidos
requieren protección en cuanto a los derechos que por su existencia legal puedan
llegar a obtener, en dado caso nacieren vivos. Es lo que se conoce como la
protección de los derechos eventuales del que está por nacer.75

Sobre este particular el Código Civil en su art. 1 establece literalmente: “al que
está por nacer se le considera nacido para todo lo que le favorece, siempre que
nazca en condiciones de viabilidad”.76 Del contexto de dicha disposición legal se
encuentran los derechos del que está concebido, que en ese momento son
eventuales. Sin embargo, ello está sujeto al suceso del nacimiento del ser en
condiciones de viabilidad, el cual puede ser un acontecimiento futuro e incierto; de
nacer vivo, los derechos eventuales se convierten automáticamente, para el recién
nacido, en derechos adquiridos.

75
Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 19
76Peralta Azurdia, Enrique.Código Civil, Decreto 106. Guatemala. 1963. Artículo 1.

31
2.6.2 Principio de la personalidad individual

Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez77 señalan que la personalidad tiene principio


y fin, es decir, inicio y extinción, lo primero hace referencia a cómo se adquiere y lo
segundo a cómo se pierde.

El surgimiento y extinción de la personalidad tiene lugar de muy distinta manera en


los dos tipos de personas que regula el Derecho: físicas y morales.

Lehmann agrega que los requisitos que corresponden a la terminación del


nacimiento son:

a) “Completa separación del seno materno;


b) Vida, aunque sea por un momento;
c) Que el nacido sea un ser humano”.78

Por su parte, Aguilar Guerra establece que la vida humana se sitúa entre dos
momentos extremos y biológicamente definibles: el nacimiento y la muerte.

“El nacimiento es, a su vez, un hecho biológico y un hecho jurídico. Desde el punto
de vista biológico, es la culminación de un proceso de gestación, con la salida del
niño del claustro materno al mundo exterior. En el aspecto legal, el nacimiento es
un hecho jurídico, que significa la existencia de una persona física independiente
de la madre. El alumbramiento tiene lugar, por regla, después del nacimiento y
consiste en el desprendimiento de la placenta”.79

Como ha quedado claro, la personalidad comienza con el nacimiento, la


interrogante se sitúa en el momento en que el recién nacido obtiene el tratamiento
jurídico que se supone. Tradicionalmente, la cuestión se encuentra vinculada con
otros dos problemas: la protección del concebido pero todavía no nacido, y la
adquisición de derechos por parte del recién nacido que muere acto seguido o a
poco de nacer. Lo anterior, ha permitido distinguir entre un nacimiento natural y el

77Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit., Pág. 149
78Lehmann, Heinrich. Op. Cit., Pág. 585
79Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 115

32
hecho de tener a alguien por nacido, siendo el nacimiento el que se conoce como
nacimiento natural, momento en el cual comienza la personalidad de quien llegue
a adquirirla.

El momento del nacimiento se determina cuando el feto queda enteramente


desprendido del seno materno, siendo la total independencia física del feto el dato
que aprecia el Código Civil para los efectos que se producen en el ámbito jurídico.
Es pues, desde tal momento que se empieza a contar la vida de la persona, por lo
que en el acta de nacimiento de una persona se consiga la hora exacta del mismo.

El mero hecho del nacimiento constituye un hecho físico, no jurídico, y por tanto
era común que se exigieran otros requisitos, que unidos a tal circunstancia,
permitiesen surgir la personalidad. Por ejemplo, en el Derecho germánico, se
acostumbraba que los recién nacidos fueran expuestos en público y la aceptación
del niño por parte del padre que lo recogía del suelo era lo que se vinculaba a la
personalidad jurídica. En el Derecho español se consideraba suficiente el que el
recién nacido viviera un determinado lapso y hubiere sido bautizado, requisitos a
los que por influencia romana, se añadía además el que tuviera figura humana.
Entre los Códigos modernos, como el francés y el italiano de 1865, exigen además
la viabilidad, es decir, la aptitud del recién nacido para seguir viviendo.

La palabra viabilidad se ha entendido y utilizado en dos sentidos diferentes:


viabilidad propia que es la aptitud del recién nacido para seguir viviendo, y la
viabilidad impropia, que es la carencia de vicios teratológicos, es decir, de
defectos que hayan de determinar necesariamente su muerte.

No obstante, antes del nacimiento de la persona se le considera nacido para los


efectos declarados en el Código Civil, es decir, goza de la protección de la ley
desde su concepción.

Sin embargo, Bonnecase80 indica que “La personalidad física en ocasiones no


coincide con la duración de la vida humana. El derecho actual se preocupa del
reconocimiento de la personalidad física hasta el punto de que ésta no encuadra,

Bonnecase, Julien. Op. Cit., Pág. 104


80

33
rigurosamente, en ciertos casos, con la vida humana, considerada entre sus dos
términos: el nacimiento y la muerte. En tres series de casos la existencia o
duración de la personalidad física jurídicamente sobrepasa los límites materiales y
aparentes entre los cuales se desarrolla la vida humana; el nacimiento y la muerte,
más exactamente, en algunas hipótesis la personalidad es enteramente
independiente de la vida humana; ésta existirá sin que la personalidad aparezca o,
por el contrario, a pesar de que aún no haya vida humana, la noción de la
personalidad desempeñará su misión por cuenta de seres eventuales”.

Por último, Castan Tobeñas81 enfoca su intervención en lo establecido en el


Código Civil español e indica que es necesario que el recién nacido viva
veinticuatro horas enteramente desprendido del seno materno para que adquiera
personalidad; según el autor citado, el plazo de veinticuatro horas responde a una
tradición legislativa representadas por las leyes de Toro y la ley de Matrimonio
civil, pero no puede estimarse como verdadera prueba o presunción seria de
viabilidad, puesto que un feto no viable puede vivir de forma artificial durante más
del tiempo fijado, mientras que un niño viable puede morir antes del término legal
por un accidente cualquiera. Es así, que la única finalidad del plazo de vida exigido
es evitar dudas y litigios sobre el hecho de haber nacido vivo un feto y a la vez
disminuir los casos en que el nacimiento de un niño que en seguida muere,
cambia la trayectoria de la sucesión de los bienes familiares.

Por lo tanto, el principio de la personalidad es sin duda el nacimiento de la


persona; el principio de la existencia de una persona es la concepción, siendo
términos que no deben confundirse puesto que para efectos jurídicos lo importante
es el momento en que se adquiere completamente la personalidad, siendo este
como ya se mencionó el nacimiento de una persona en condiciones de viabilidad.

Castan Tobeñas, José. Op. Cit., Pág. 122


81

34
2.6.3 Consideración jurídica del concebido (nasciturus)

Rabinovich-Berkman82 señala como antecedente que posiblemente no exista


problemática más antigua y esencial a la especie humana que la vinculada con la
descendencia biológica. Ningún sistema jurídico ha dejado esta cuestión sin
atender. Y a su vez, dentro de las etapas del desarrollo de los nuevos miembros,
desde épocas tan remotas como testimonios se conservan, los humanos han dado
una importancia especial a la gestación. El tiempo de fecundidad humana es
breve, tanto con respecto a la duración de la vida como considerando cada
período menstrual en particular. Todo ello se sumaba antiguamente a la difícil
recuperación de las mujeres tras los abortos traumáticos, e incluso después de los
partos.
El gran valor biológico que se le daba a cada preñez humana exigió el
establecimiento, desde tiempos muy primitivos, de instituciones socio-jurídicas
destinadas a proteger, defender y ayudar, en general a las mujeres encintas. Sin
embargo, tanto los hombres como sus descendientes fueron, hasta hace apenas
unas décadas, bastante ignorantes sobre las alternativas del proceso de
reproducción, y asimismo de los inherente al desarrollo del embrión y el feto. De
allí, que los antiguos romanos, como otros pueblos con conocimientos biológicos
semejantes, considerasen que el objeto a proteger era el vientre de la mujer
encinta. Puesto que lo que la experiencia les mostraba era que si éste, cuando se
había hinchado, era objeto de cuidados, tras un ciclo de nueve meses lunares, por
alguna razón, fuera cual fuere, de su seno emergería un humano nuevo, que
perpetuaría al grupo; era esencial salvaguardar esos vientres y a las mujeres que
los portaban, para que el grupo continuase. Por lo que, desde un principio lo
custodiado no fueron directamente las criaturas, sino los vientres.

El sentido común les indicaba que la plena existencia de un nuevo ser se


considerase sólo a partir del momento en que aparecía a la luz, después del parto,
espontáneo o no, por lo que hubiera sido extraño que los hombres primitivos le

82
Rabinovich-Berkman, Ricardo D. Op. Cit., Pág. 250

35
asignaran individualidad jurídica a un ente que nadie podía ver, y que según toda
evidencia integraba el cuerpo de su madre como un órgano más.

Rabinovich-Berkman83 indica que la construcción latina alrededor del ser


humano en gestación recibió, entre otros, el nombre de nasciturus, que es un
adjetivo verbal sustantivado, participio futuro del verbo nascor, que se conjuga en
voz pasiva, pero posee el significado activo “nacer”. Por lo tanto, el nasciturus no
es “quien va a nacer”, sino “quien puede nacer”, quien posee la aptitud de nacer;
pero existe también la posibilidad de que no nazca, pues únicamente tiene la
potencia de nacer.

En la antigüedad, los romanos entendían que la unión del nasciturus con su madre
era sólo transitoria, pues durante el tiempo de gestación era considerado como
una víscera más del cuerpo femenino y que esa víscera, de acuerdo con el
transcurso normal de los eventos, adquiriría forma y caracteres humanos e
individualidad propia, hasta poder vivir autónomamente. Entonces, ese ser,
considerado individual en potencia, ya existía como ente jurídicamente protegido,
a los efectos de poder nacer. Las teorías propuestas por el Derecho Romano
llevaron a buscar medios para que el neonato gozara de los beneficios que
correspondían al nacido, adquiriéndolos completamente al momento de nacer.

Para Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez84 el nasciturus, como se le conoce en la


doctrina al embrión humano, al ser concebido antes de nacer, se encuentra
protegido por el Derecho y se le tiene como nacido por una ficción para todos los
efectos declarados por la ley.

Así mismo, indican que existen casos que se presentan ante esta anticipación de
la personalidad en el concebido, los cuales son:

1. El caso en que los concebidos puedan obtener herencia, antes de haber


nacido, siempre y cuando se encuentren en el seno materno en el momento
del fallecimiento del autor de la sucesión;

Ibid., Pág. 252


83

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit., Pág. 151
84

36
2. El de los no nacidos que pueden adquirir por donación, siempre y cuando
hayan estado concebidos al tiempo en que la donación se hizo y sean
viable.

Tanto en el Derecho Francés como en diversos códigos latinoamericanos se


aplica este principio de anticipación de la personalidad ficticia tanto para el caso
de sucesión testamentaria como legítima (falta de testamento) cuando se está en
el caso de la sucesión del ascendiente del concebido. Sin embargo, no todos los
autores están de acuerdo con esta teoría, no obstante sus antecedentes históricos
y doctrinales que se remontan al Derecho Romano.

En contraposición, Beltranena Valladares de Padilla85 indica que no se puede


reputar como ficta, que en este caso sería imaginaria o supuesta, a una persona
que da evidencias de su existencia y, que tal evidencia es una verdad científica.
Dicha posición es apoyada por los patrocinadores de la teoría de la vitalidad o
viabilidad, puesto que estiman que el nasciturus es “una esperanza del ser
humano” y que, en esa virtud, el Estado ha de brindarle protección, porque al
nacer en condiciones de viabilidad esa esperanza será sujeto de derechos y
obligaciones.

Sin embargo, Alberto G. Spota, citado por Baqueiro Rojas y Buenrostro


Báez86, indica que ya en la vida intrauterina del concebido, es decir nasciturus,
surge la capacidad de ser titular de derechos; pues antes del nacimiento los
concebidos pueden adquirir algunos derechos. Dichos derechos son actuales no
en potencia, incluso cuando están sometidos a una condición resolutoria las
personas por nacer los adquieren como si ya hubieren nacido y solo se resuelven
si no nacen con vida, en cuyo caso, serán considerados como si no hubieran
existido; en estos casos, más que de expectativas de Derecho se trata de
derechos existentes pero condicionales; para lo cual no se requiere recurrir a la
ficción de que en su beneficio se le considera nacido.

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 26


85

Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez. Op. Cit. Pág. 151


86

37
Esta posición resulta adecuada, según Baqueiro Rojas y Buenrostro
Báez87,puesto que aunque también recurre a la ficción de tener por nacido al
concebido no considera los derechos del nasciturus como condicionales o como
expectativas puesto que manifiestan que se requiere la existencia de un sujeto
para que puedan haber derechos condicionales o expectativos y si este sujeto no
existe aún, como en el caso del nasciturus, se estará ante el caso de derechos sin
sujeto, posición doctrinal que ya no es válida en la actualidad.

Por su parte, Planiol y Ripert88 señalan que la personalidad humana comienza


con el nacimiento. Hasta ese momento, el hijo no tiene una vida distinta; es, como
decían los romanos, una víscera más del cuerpo de su madre.

Continúan indicando, que por excepción a la regla, el hijo no nacido aún es capaz
de adquirir derechos desde su concepción. Por anticipado se le considera como
persona y sobre todo que posee personalidad para adquirir ciertos derechos, los
que varían con cada legislación. Esa personalidad anticipada, reconocida al hijo,
puede producir efectos útiles, sobre todo cuando se trata de la adquisición de una
nueva nacionalidad, de un reconocimiento voluntario de maternidad o paternidad
naturales, o de los derechos del hijo a la pensión, en caso de accidente de trabajo
ocurrido a su padre. Sin embargo, para que la personalidad de hijo concebido se
reconozca después del nacimiento, se requieren dos condiciones: debe nacer vivo
y viable.

Beltranena Valladares de Padilla89 indica que para algunos tratadistas la


protección dada al nasciturus es en virtud de consideraciones a la madre, lo cual
no resulta lógico pues el propósito y la finalidad fundamental es brindar esa
protección al ser que espera. Otros opinan que dicha protección crea un derecho
sin sujeto; la cual no se puede aceptar en la doctrina, porque todo derecho tiene
un sujeto. Además, tal derecho del nasciturus es eventual, que se torna en
adquirido cuando viene al mundo vivo o en condiciones de viabilidad. En el caso

87Loc. Cit.
88Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit., Pág. 61
89Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 25.

38
que existieren dudas sobre si nació vivo o muerto, la doctrina en general ha
establecido que la presunción de que nació vivo, salvo prueba en contrario, cuya
carga corresponde a quien sostenga el extremo opuesto.

Bonnecase opina al respecto “que se considera que la personalidad humana


existe y, por lo mismo, que produce consecuencias jurídicas desde antes del
nacimiento, a partir del momento de la concepción, con la condición de que el hijo
nazca vivo y viable. En este caso la personalidad precede a la vida humana en el
sentido usual y aparente del término. Mientras dura la gestación, se dice, el hijo
tiene personalidad a título de hijo concebido; a su nacimiento desaparece la
personalidad ante la comprobación de la no viabilidad; el hijo vive sin ser una
persona. Esto es exacto únicamente en apariencia, porque a virtud de la no
viabilidad, la personalidad del hijo que no era más que condicional (estando
subordinada a la viabilidad y a su nacimiento como ser vivo), se desvanece
retroactivamente”.90

Lehmann91 establece que, el concebido carece de capacidad; pero la aplicación


sin excepción de este principio resultaría excesivamente rigurosa, ya que el
concebido, pero no nacido, al tiempo de la apertura de la herencia no podría
heredar. De ahí que el Derecho Romano reserva al nasciturus su parte en la
herencia, considerando en este sentido al embrión como portador de derechos,
mas sólo para el caso de que nazca.

Hoy en día, indica Lehmann, también goza el concebido de especial protección, al


respecto:

1. “El derecho penal prohíbe el aborto.


2. El derecho privado toma en cuenta, a través de una serie de preceptos
especiales los intereses del concebido:
a) Le son reservados una serie de derechos que le corresponden para el caso
de que nazca. Hasta entonces se está ante una situación de vinculación

Bonnecase, Julien. Op. Cit., Pág. 104


90

Lehmann, Heinrich. Op. Cit., Pág. 585


91

39
jurídica, de expectativa, que se convierte en un derecho cuando el niño
(portador de derechos) nace.
b) Para la guarda de los derechos futuros del concebido puede nombrarse un
curador, en especial un curador de la herencia”.92

Finalmente, Castan Tobeñas93 hace referencia al nasciturus únicamente en la


teoría de la postumidad. La cual establece que con la palabra póstumos se
designaba en Derecho Romano y en la legislación de Partidas, a los hijos que
nacían después de la muerte de su padre o después de elaborado el testamento
de éste. Generalmente, sólo se aseguraban derechos por el nacimiento en el caso
de premoriencia y consiguiente sucesión hereditaria de los hijos. Pero, aunque no
sea tan frecuente, puede también suceder que un concebido adquiera derechos
de un extraño, que le instruya heredero y muera antes del nacimiento de aquél.
Por ello se ha ampliado el concepto de póstumo, extendiéndolo más allá de las
relaciones de paternidad y filiación. Así mismo, indica que las condiciones
constitutivas de la capacidad del póstumo son: 1. Estar concebido; y 2. Llegar a
nacer en condiciones legales, de lo contrario se tendría como si nunca hubiese
existido tal derecho.

En síntesis, puede decirse que el nasciturus es el ser que puede nacer, no se


traduce como el ser que está por nacer, puesto que no se puede asegurar su
nacimiento, ya que pueden suscitarse una serie de acontecimientos en los cuales
un embarazo no llegue a término o el feto no nazca vivo o éste no nazca en
condiciones de viabilidad, casos en los que el nasciturus no podría llegar a adquirir
completamente los derechos que adquirió eventualmente al momento de su
concepción.

2.3.4 Consideración jurídica del no concebido (concepturus)

El no concebido o concepturus es aquel ser capaz de llegar a adquirir derechos


sin siquiera estar concebido; siendo los únicos requisitos para que los pueda

Loc. Cit.
92

Castan Tobeñas, José. Op. Cit., Pág. 124


93

40
adquirir completamente, en primer lugar, que sea concebido y segundo, que nazca
vivo y en condiciones de viabilidad.

Fernando Moreno Mozo indica que “el concepturus (literalmente, el que va a ser
concebido), también denominado nondum conceptus (o, nasciturus nondum
conceptus, por oposición al simple nasciturus, que sí es un concebido o
conceptus) puede definirse como la hipotética futura persona que ni siquiera está
concebida al realizarse un acto jurídico en cuya virtud se le concede un derecho
para el caso de que nazca con los requisitos legales”.94

Castan Tobeñas señala por su parte, que “los no nacidos ni concebidos no


pueden, en principio, adquirir derechos ni ser titulares de ellos, pues no les
alcanza la concesión que para los no nacidos, pero sí concebido, establecen las
legislaciones. No obstante, por vía más o menos indirecta, a través de
determinadas instituciones jurídicas, cabe atribuir derechos a seres aún no
concebidos, siempre que sean susceptibles de determinación; ejemplo: los hijos
que puedan nacer de determinados padres”.95

Bonnecase96 establece que la personalidad física es independientemente de la


vida humana, puesto que la personalidad humana es tomada en consideración
aún antes de la concepción de los seres que eventualmente la tendrán; esta
fórmula conduce prácticamente a ver, en ciertas hipótesis, sujetos de derecho en
las personas futuras. Tal es el caso: a) de las sustituciones permitidas que pueden
dirigirse a los hijos nacidos y por nacer, es decir, aun a los no concebidos; b) de la
institución contractual que tiene en cuenta a los hijos por nacer del matrimonio.

Ahora bien, el concepturus es el ser que aún no ha sido concebido pero que en
algunos casos puede adquirir derechos antes de su concepción, los cuales
únicamente podrían llegar a adquirirse eventualmente al momento de su
concepción y en su totalidad al momento de su nacimiento en condiciones de

94VLex España. Fernando Moreno Mozo. El nacimiento. España. 2013. http://libros-


revistas-derecho.vlex.es/vid/nacimiento-323705635. 8 de septiembre de 2013.
95Castan Tobeñas, José. Op. Cit., Pág. 129

96Bonnecase, Julien. Op. Cit., Pág. 105

41
viabilidad; es decir, se está otorgando un derecho a una persona futura que puede
o no llegar a adquirirlo en su totalidad, en el caso que dicha persona futura nunca
llegue a ser concebida, tal derecho se tendrá como si no hubiese existido.

2.6.5 Naturaleza jurídica del Nasciturus

Rabinovich-Berkman hace referencia a la afirmación de Paulo respecto a este


tema: “Quien está en el útero ha de ser protegido como si estuviera entre los entes
humanos, siempre que sea buscada la conveniencia del feto [parto] mismo;
aunque de ningún modo puede beneficiar a otro antes que nazca”.97

La expresión pauliana separa los dos aspectos de la cuestión. Ante el nonato debe
verificarse una protección inmediata, actual, como la que merece cualquier
humano ya nacido. Pero, paralelamente, puesto que ese amparo se brindaba
considerándolo un sujeto de derechos, y que tal situación motivaría la posibilidad
de recibir válidamente otros beneficios, como legados, donaciones, herencias; era
necesario dar una solución para el supuesto de que el niño no llegare a nacer con
vida, la cual resultaría ser, que en ese supuesto, los derechos que el nasciturus,
adquiriera ya no eran válidos, estos desaparecerían.

Juliano, citado por Rabinovich-Berkman establece que “Los que están en el


útero son entendidos en casi todo el ius civil como naturalmente existentes”.98

García Marín, citado por Rabinovich-Berkman indica que “ya desde los tiempos
clásicos se fueron concediendo ciertos efectos al acto de la concepción con el fin
de proteger los derechos del futuro individuo. La más clara expresión de esa
función tuitiva del ordenamiento jurídico se halla concentrada en la conocida
máxima ‘el concebido ha de ser tenido como ya nacido’ de los juristas clásicos. Es
evidente que el derecho recurre aquí a la ficción de entender por nacido al feto,
cualquiera que sea el tiempo de la gestación, con el objeto de proteger sus
expectativas de derechos. Nada más indicativo de su afán por defender los futuros

Rabinovich-Berkman, Ricardo D. Op. Cit., Pág. 257


97

Ibid., Pág. 258


98

42
intereses del aún nonato que el recurrir una vez más a la ficción de considerarlo
nacido sólo para aquello que le pueda beneficiar”.99

Por su parte, Bonfante, citado por Rabinovich-Berkman señala que el


verdadero principio en el que se basaba el Derecho Romano es el siguiente: “el
concebido no es actualmente persona; siendo, empero, siempre una persona
eventual, en potencia, se le reservan y se tutelan aquellos derechos que desde el
momento del nacimiento se le habrían transmitido, y además, su capacidad
jurídica se calcula, en cuanto sea preciso, desde el momento de la concepción, no
desde el momento del nacimiento. Si el que está por nacer no es persona, por la
misma razón que no puede actualmente adquirir derechos, tampoco los hace
adquirir a quien pudiese conseguirlos por su nacimiento. Si su existencia lo hiciese
sujeto a un tutor, no se procede al nombramiento de éste hasta que el que está
para nacer no venga a la luz”.100

Aguilar Guerra señala que el artículo 1° del Código Civil, establece que al que
está por nacer se le tendrá como nacido para todo lo que le favorece, siempre y
cuando este nazca en condiciones de viabilidad. Esta norma funciona en este
punto sobre la base de una ficción, dicha ficción opera sólo en lo que sea
favorable para el nasciturus, pero no en aquello que pueda resultarle perjudicial.

Puesto que al concebido no se le atribuyen derechos patrimoniales ni personales;


es el nacimiento el que determina esta atribución, aunque con efectos retroactivos
hasta el momento de la concepción; es decir que la legislación más que atribuirle
al concebido derechos, declara en suspenso ciertas atribuciones de derechos a
otras personas, a la espera de que el nacimiento se produzca, siendo ese
momento el determinante para la adquisición de esos derechos, que si no hubiera
nacido, adquirirán otros pero con efecto retroactivo al momento de su
concepción.101

99Ibid., Pág. 259


100Ibid., Pág. 260
101Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 119

43
Por lo tanto, el concebido ha de tenerse como nacido para los efectos jurídicos
que le convenga, estando sujetos estos a una condición suspensiva, la cual es el
nacimiento del concebido vivo y en condiciones de viabilidad. Al producirse el
nacimiento, tiene efectos retroactivos el cumplimiento de la condición, y por una
ficción creada por el derecho, se entenderá que para tales efectos, el concebido
era persona a partir de su concepción. En el caso en que el nacimiento no se
efectúe, la adquisición de esos derechos no podrá surtir efectos y estos serán
adquiridos por las personas llamadas a ello en defecto del concebido.

2.6.6 Fin o extinción de la personalidad individual

Ghersi102 establece que la existencia física de la persona jurídica humana culmina


con la muerte. La muerte es un hecho jurídico y como tal produce la transmisión o
extinción de derechos y obligaciones. Por lo que, se extinguen el derecho al
nombre, el estado civil, la capacidad, las obligaciones intuitu personae y se
transfieren a los herederos del causante los derechos y obligaciones
patrimoniales.

Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez103 además, hacen referencia a que en el


hombre, junto con su existencia física termina su vida jurídica. La muerte pone fin
a la personalidad jurídica del hombre.

Indica Beltranena Valladares de Padilla104 que la existencia o vida de las


personas individuales termina con su muerte natural. Entendiéndose como muerte
natural, la cesación de la vida por cualquier causa o medio.

Por su parte, Aguilar Guerra105 señala que la muerte no puede ser otra que la
muerte física, en la que también se toma en cuenta el cese de la actividad
cerebral, puesto que en el Derecho moderno se rechazan los supuestos de muerte
civil de los antiguos ordenamientos, la cual podía ser determinada por la pérdida
de la libertad, la pena o la profesión religiosa. Puesto que sólo un hecho físico

102Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit., Pág. 196


103Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit., Pág. 153
104Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 20

105Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 121

44
puede extinguir la personalidad, sólo otro hecho físico, el nacimiento, determina su
existencia y relevancia para el mundo jurídico.

Por último, Planiol y Ripert106 coinciden con los autores citados, sin embargo,
agregan que el Derecho Romano admitió que la persona difunta sobrevivía
ficticiamente hasta que sus herederos aceptaran la sucesión; esta ficción se
expresaba diciendo: Hereditas personam defuncti sustinet.

Con lo anterior, pretendía evitarse que existieran herencias yacentes, lo cual es


perjudicial para la propiedad. Actualmente, no se hace uso de esa ficción sino que
se atribuyen efectos retroactivos a la aceptación del heredero. Ya no es pues, la
propiedad del muerto que se prolonga más allá de su defunción, sino que la del
heredero se remonta en el pasado.

Por lo tanto, unificando lo anterior, el fin o la extinción de la personalidad sucede al


momento de la muerte física de la persona; siendo esta el único hecho jurídico por
el que una persona puede perderla.

2.6.6.a La muerte y sus efectos

Al respecto, Castan Tobeñas107 señala que, desaparecida del Derecho Romano


la institución de la muerte civil no queda más que la muerte natural como una
causa extintiva de la capacidad jurídica.

Sin embargo, aunque la muerte extinga la personalidad, es decir, la potencialidad


para crear nuevas relaciones, no destruye las ya constituidas y pendientes aún de
cumplimiento, pues por el principio de la sucesión hereditaria, los derechos y
obligaciones del difunto, salvo los personalísimos, se transmiten a los herederos.
Así mismo, indica que la muerte se prueba por las actas del Registro Civil.

Beltranena Valladares de Padilla108 agrega que la muerte natural es un hecho


generador de efectos jurídicos. Tales efectos jurídicos pueden ser positivos o
adquisitivos y negativos o extintivos.

Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit., Pág. 62


106

CastanTobeñas, José. Op. Cit., Pág. 131


107

45
En el caso, por ejemplo en materia sucesoria, en que los sucesores o herederos
adquieren del causante se produce efectos jurídicos positivos o adquisitivos.

Ahora bien, en el caso del matrimonio, este causa efectos jurídicos negativos o
extintivos, pues provoca su disolución.

Por su parte, Ghersi109 indica que la muerte, como hecho jurídico que pone fin a la
existencia de la persona jurídica humana, produce la transferencia o extinción de
derechos y obligaciones del causante. Por lo que resulta importante distinguir los
derechos y obligaciones que se transmiten a los herederos, de aquellos que se
extinguen con su titular.

Se transmiten a los herederos los derechos y las obligaciones patrimoniales,


siendo propietarios, acreedores y deudores de todo lo que el difunto era
propietario, acreedor o deudor. Esta transmisión puede estar limitada por la ley o
por la voluntad contractual, como en el caso de la renta o del usufructo vitalicio,
que se extinguen con la muerte del beneficiario de los mismos.

Por el contrario, se extinguen con la muerte los derechos extrapatrimoniales, es


decir los derechos personales, como lo son los derechos y obligaciones
conyugales al producirse la disolución del matrimonio, los referidos a la patria
potestad y a las acciones penales. Lo mismo ocurre con los atributos de la
personalidad, como ser el nombre, el estado, el domicilio y la capacidad. Así
mismo, tampoco se transmiten a los herederos los derechos y obligaciones
denominadas intuitu personae, que son aquellas en que al contraerlas se tomó en
cuenta las cualidades personales del titular.

Coincide con lo anterior Aguilar Guerra110 indicando que la consecuencia más


importante de la muerte será la de la apertura de la sucesión y la disolución del
matrimonio.

108Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Pág. 21


109Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit., Pág. 202
110Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 122

46
Además, agrega que se tendrán por extinguidas una serie de relaciones por el
hecho de la muerte:

a) En la esfera familiar, se extingue la patria potestad y la tutela y debe


liquidarse el régimen económico matrimonial.
b) En el ámbito patrimonial, se extinguen las relaciones contractuales de las
que el difunto era titular si se hallaban constituidas como personalísimas o
la ley las ha configurado como tales.

Por último, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez111 indican que es de gran


importancia precisar el momento en que cesa la personalidad jurídica, con la
prueba fehaciente de la muerte que indique día y hora en que cesó la vida, pues a
partir de ese hecho, se derivan consecuencias jurídicas muy importantes como las
que se han mencionado con anterioridad.

Por lo tanto, se puede establecer que el principal efecto de la muerte es la


apertura de la sucesión testamentaria o intestada, para la cual es requisito
fundamental tener certeza jurídica de que la persona ha fallecido. Así mismo, con
la muerte de una persona se transmiten o extinguen los derechos y obligaciones
del titular de las mismas, dependiendo estos de que si se tratan de derechos
patrimoniales, que pueden ser transmitidos a los herederos, encontrándose estos
también sujetos a derechos u obligaciones contractuales adquiridos antes de la
muerte; o bien si se trata de derechos y obligaciones puramente personales o
personalísimos, los cuales se extinguen junto con la personalidad de su titular.

2.6.7 El problema de la conmoriencia y premoriencia

En cuanto a este problema que surge al momento de la muerte de una persona,


Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez112 indican que en el Derecho Romano se
establecían una serie de reglas para presumir la muerte de una persona,
presunciones por virtud de las condiciones físicas de los sujetos hacía creer la

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 154
111

Loc. Cit.
112

47
posibilidad de que unos hubieran muerto antes que otros o presunción de
premoriencia.

Siguiendo esta línea Beltranena Valladares de Padilla113 indica que cuando en


un suceso trágico determinado fallecieren dos o más personas, y hubiere
necesidad de determinar, para efectos sucesorios, cuál de ellas murió antes o
primero que las otras, si se llegare a comprobar esta circunstancia, se está en el
caso de la premoriencia.

Tanto Castan Tobeñas114 como Ghersi115 y Bonnecase116 coinciden con lo


indicado pero agregan que el Derecho Romano estableció una presunción de
premoriencia limitada al caso de que se trata de ascendientes y descendientes,
disponiendo que si el descendientes era púbero se entendía premuerto el
ascendiente, mientras que si era impúbero se consideraba muerto primero el
ascendiente; este sistema ha sido acogido por el Código Civil Francés el cual
establece que debe presumirse siempre la supervivencia del más fuerte y que el
grado de fortaleza se determina tomando en cuenta la edad y el sexo de la
persona.

En cuanto al tema de la conmoriencia Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez


señalan que ésta se creó por las dificultades que generaban en la práctica
determinar la presunción muerte de la mujer respecto del hombre, del niño
respecto del adulto; por lo que la conmoriencia hace referencia a aquellas
personas que siendo entre sí sucesoras mueren en un mismo acto o desastre, sin
que pueda determinarse en forma fehaciente quién murió antes y quién después,
puesto que el muerto con posterioridad heredará al primeramente muerto, y,
consiguientemente, transmitirá a sus propios herederos, no solo sus bienes, sino
aquellos que pudiere adquirir por virtud de la herencia del commoriente.

113Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 22


114Castan Tobeñas, José. Op. Cit., Pág. 131
115Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit., Pág. 202

116Bonnecase, Julien. Op. Cit., Pág. 104

48
Por su parte, Lehmann117 indica que para determinados casos en que no cabe
establecer la prueba de la vida, de la muerte o de la sobrevivencia mediante el
registro o de otro modo, o que dicha prueba se hace muy difícil, la ley preceptúa
ciertas presunciones, tal es el caso de la presunción de que la muerte ha ocurrido
al mismo tiempo cuando no cabe probar que, entre varias personas muertas o
declaradas muertas, la una haya sobrevivido a las otras. Continúa agregando el
citado autor, que cuando no es posible establecer quien murió antes de quién
debe presumirse que todos murieron al mismo tiempo.

Así mismo, Beltranena Valladares de Padilla118 coincide con lo establecido pero


agrega que al ser la simultaneidad de la muerte la primera impresión que se
experimenta; la conmoriencia se establece como una presunción de ley, prima
facie, pero con carácter iuris tantum, es decir, que admite prueba en contrario.

Por último, Aguilar Guerra señala que para que proceda la declaración de
conmoriencia son necesarios dos requisitos:

a) “Que existan dos personas que estén llamadas a sucederse


recíprocamente, ya sea en sucesión voluntaria, ya en sucesión legítima. Por
extensión, puede aplicarse a cualquier supuesto que exija la supervivencia
para la adquisición de una facultad o derecho.
b) Que exista duda acerca de cuál de los implicados ha fallecido antes, de
forma que no pueda determinarse esta circunstancia utilizando cualquier
medio de prueba”.119

En síntesis, el problema de la comoriencia y premoriencia surge al momento en


que dos o más personas, que están llamadas a suceder entre sí, perecen al
mismo tiempo, en determinar quién de ellas murió antes; en el caso que sea
posible determinar fehacientemente quien murió antes se está ante el caso de la
premoriencia; si no fuese posible determinar por varias circunstancias quien murió

117Lehmann, Heinrich.Op. Cit., Pág. 588


Coincide con ésta postura Castan Tobeñas, José. Op. Cit. Pág. 131
118Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit., Pág. 22

119Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit., Pág. 122

49
antes, se está ante la presunción de conmoriencia, en la cual se tendrá a todas las
personas como fallecidas simultáneamente. Es necesario aclarar, que la
conmoriencia puede aplicarse aunque las personas hayan muerto en lugares
diferentes, siempre y cuando no fuera posible determinar la hora de fallecimiento
de cada una; así mismo ésta tiene el carácter de una presunción iuris tantum,
puesto que admite prueba en contrario que acredite que una de las persona murió
antes que la otra, produciéndose así una transmisión de derechos entre ellas.

CAPITULO TERCERO

ATRIBUTOS DE LA PERSONALIDAD

3.1 Definición de atributo

Antes de ahondar en el tema de los atributos de la personalidad, es necesarios


delimitar el término atributo, al respecto, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez
establecen que “Por atributo entendemos cada una de las cualidades propias
características del ser, que lo distingue de los demás, y respecto a las personas
todas aquellas situaciones jurídicas que nos permiten identificar, individualizar y
situarla dentro de la sociedad y el orden jurídico”.120

3.2 Clasificación de los atributos

Ahora bien, ya teniendo una noción de que es atributo, Baqueiro Rojas y


Buenrostro Báez121señalan que los principales atributos de la personalidad
considerados tradicionalmente son:

a) Nombre
b) Domicilio
c) Estado
d) Patrimonio

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 161
120

Loc. Cit.
121

50
Siendo el nombre122 considerado como el primer atributo de la personalidad,
constituye el elemento que designa a la persona, diferenciándola de las demás de
su misma especie, es decir, delimita a cada persona jurídica individualizándola.

El domicilio123 considerado como el segundo atributo de la persona puesto que por


ser el lugar donde se les ubica constituye un elemento trascendental en virtud que
el Derecho lo toma en consideración para atribuirles efectos jurídicos a las
mismas.

El estado124 se considera para su estudio, en estado personal o en estado de


capacidad o incapacidad; en estado familiar o civil y en estado político.

Patrimonio125 es considerado frecuentemente como atributo de la personalidad, sin


embargo para algunos juristas modernos existe la duda que lo sea.

En cambio, para Beltranena Valladares de Padilla los atributos de la persona


son tres, a saber:

a) El nombre
b) El estado y
c) La capacidad

“El nombre es un elemento que sirve para diferenciar o distinguir a una persona
dentro de la familia o de la sociedad. Es indispensable en el terreno jurídico.

El estado determina el lugar o situación que jurídicamente le corresponde en


orden a sus relaciones de familia.

La capacidad establece el grado de aptitud para ejercitar derechos y contraer


obligaciones”.126

122Loc. Cit.
123Loc. Cit.
124Ibid. Pág. 162

125Loc. Cit.

51
Por último, Planiol y Ripert establecen que “las personas tienen un nombre, que
sirve para distinguir unas de otras; un estado jurídico, que se compone de
cualidades múltiples, del cual depende su capacidad, y que debe probarse por
medios especiales; sólo ellas pueden tener un patrimonio y un domicilio”.127

En cuanto a la clasificación de los atributos se considera que los principales


atributos de la personalidad son el nombre, el domicilio, el estado y la capacidad;
los cuales ayudan a individualizar a cada persona y así poder identificarla y
situarla dentro de la sociedad con un sujeto de derecho.

3.3 El nombre de la persona individual

3.3.1 Antecedentes

No siempre se ha formado el nombre con los elementos de nombre propio y


apellidos como ahora, tal y como lo establecen Baqueiro Rojas y Buenrostro
Báez128 sino que ello ha sido producto de una evolución que tiene sus inicios en
los antecedentes jurídicos más remotos.

En Grecia, el nombre era único e individual, cada persona llevaba un nombre y no


lo transmitía a sus descendientes. Ese uso sobrevino por mucho tiempo y los
nombres tenían un significado que caracterizaba a las personas.

En cambio, en Roma, poseían un sistema nombres muy bien organizado, basado


en sistemas lógicos y congruentes que ha trascendido hasta nuestros días. El
nombre romano se componía del nomen o gentilitium, llevado por todos los
miembros de la familia, el cual es equivalente a nuestro actual apellido paterno; el
praenomen o nombre propio de cada persona, y como tercer elemento, el
cognomen, que empezó siendo de libre elección, pero que después sirvió para
designar las diversas ramas de una misma familia. El nomen y cognomen eran
hereditarios y atribuibles a los miembros de la familia, según reglas muy
semejantes a las que actualmente rigen las distintas legislaciones.

126Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 26


127Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit.Pág. 61
128Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 168

52
Sin embargo, se sintió la necesidad de una mayor precisión en las
denominaciones, y se fueron formando los actuales apellidos que en un principio,
fueron libremente elegidos por los interesados o les fueron asignados por los
demás, atendiendo a ciertas características personales. La adopción del apellido
materno o segundo apellido es práctica exclusiva de los Derechos derivados del
español, ya que en otros países, como los anglosajones, solo se acostumbra el
uso de un apellido.

Planiol y Ripert129 coinciden con esta postura y además agregan que llegó un
punto en que era necesario evitar confusiones entre personas que llevasen el
mismo nombre. Para ello se emplearon procedimientos diferentes. El más antiguo
parece ser el de los sobrenombres, como Pepino el viejo, Roberto el fuerte, Hugo
Capeto. Otras veces, al nombre del individuo se añadía el nombre de su padre en
genitivo, como los jurisconsultos Joannes Rolandi y Petrus Jacobi.130

Finalmente, Beltranena Valladares de Padilla131 indica al respecto, que en el


Código Civil guatemalteco de 1877 no se establecían disposiciones reguladoras
relativas al nombre; y no es sino hasta el de 1964, que nos rige actualmente, que
se consignan normas relativas a su contenido, integración, uso y protección. Sin
embargo, hay que reconocer que en materia de nombre, nuestra legislación es
diminuta y pobre.

Por lo tanto, la formación del nombre ha sido variada a lo largo de la historia y


cambia de país en país. En Grecia, el nombre en los pueblos era único e
individual, cada persona llevaba un nombre y no lo transmitía a sus
descendientes; en Roma se empieza a organizar la forma de los hombres con
sistemas que trascendieron hasta el día de hoy, es decir, formado por un nombre y
un apellido que se heredaba.

129Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 64


130Loc. Cit.
131Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 36

53
3.3.2 Definición

El Diccionario de la lengua española define el nombre propio como “El que, sin
tener rasgos semánticos inherentes, se aplica a seres animados o inanimados
para designarlos”.132

Por su parte, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez indica que “Por nombre
entendemos la palabra o conjunto de ellas que sirven para designar a una persona
distinguiéndola de otras y que la individualizan”.133
Desde el punto de vista jurídico, el nombre es un atributo de la persona y como tal
tiene efectos jurídicos o sea que implica derechos subjetivos y obligaciones, pues
su función no es sólo de identificación.

Alberto Spota, citado por Beltranena Valladares de Padilla define el nombre


como “un medio de designar a las personas y constituye un derecho subjetivo
intelectual y de carácter eminentemente extrapatrimonial”.134

Bonnecase135 coincide con la definición anterior y agrega que el nombre de las


personas se compone de elementos fijos y de elementos contingentes. Los
primeros son el apellido o nombre patronímico y el nombre de pila; los segundos el
pseudónimo y los títulos o calificativos de nobleza. Coincide con este autor,
Beltranena Valladares de Padilla136 quien además agrega que el nombre es
jurídicamente indivisible.

Tomando como referencia las definiciones dadas por los autores citados, se puede
concluir que el nombre es la forma de identificación de una persona, tanto en su
ámbito personal como social, cuya función no consiste únicamente en identificar a
una persona sino que como atributo de la persona tiene efectos jurídicos, es decir,
implica derechos subjetivos y obligaciones. El nombre se compone de: el nombre

132 Diccionario de la lengua española. Vigésima segunda edición. Real Academia


Española. España. 2001. http://lema.rae.es/drae/. 13 de julio de 2013.
133Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 168

134Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op.Cit. Pág. 27

135Bonnecase, Julien. Op.Cit.Pág. 125

136Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 27

54
propio, prenombre, nombre de pila o de bautizo; y el patronímico, nombre de
familia o de apellido.

3.3.3 Elementos del nombre

Autores como Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez137, Aguilar Guerra138 y


Beltranena Valladares de Padilla139 coinciden en cuanto a cuáles son los
elementos del nombre. Sin embargo, la última autora va más allá y divide dichos
elementos en caracteres absolutos y relativos.

Al respecto, indica que los caracteres absolutos son:

a) Oponibilidad erga omnes;


b) Inalienabilidad; e
c) Imprescriptibilidad

En cuanto a la oponibilidad erga omnes el nombre puede hacerse valer en


cualquier caso, en cualquier tiempo y ante cualquier persona; por tal razón se le
ha atribuido la naturaleza de derecho de propiedad, pero debido a que el nombre
no puede ser transmitido o negociado a ningún título, este carece de las
características esenciales para ser objeto de derecho de propiedad.

Por la inalienabilidad, el nombre no puede ser enajenado en modo alguno, bajo


ningún título, es decir, no se puede ceder ni adquirir como objeto de un contrato,
está fuera del comercio, tiene carácter extrapatrimonial. Sin embargo, desde otro
punto de vista: de las relaciones de familia, que no son patrimoniales, puede
transmitirse: por filiación, adopción o por matrimonio.

Por imprescriptibilidad, el nombre o el derecho al mismo no se puede extinguir por


ninguna causa; no se pierde por el uso o desuso prologado. Dentro de este

137Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 171
138Aguilar Guerra, Vladimir Osman.Op. Cit. Pág. 105
139Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 30

55
carácter no se toma en cuenta la pérdida del apellido, sino únicamente el del
nombre propio.

Ahora bien, los caracteres relativos son dos: inmutabilidad e irrenunciabilidad140

Por la inmutabilidad debe entenderse en sentido estricto que el derecho a tener


un nombre no es susceptible de cambio. En sentido extenso el derecho al nombre
es mutable, puesto que la ley establece los casos en los que el nombre puede
cambiarse.

En cuanto a la irrenunciabilidad, el derecho al nombre no se puede renunciar,


puesto que jurídicamente la persona necesita de un nombre. Sin embargo, el
cambio de nombre de acuerdo con la ley implica una renuncia, pero es de carácter
sui generis pues no significa que se esté renunciando al derecho a un nombre sino
que el interesado adquiere otro. Lo que debe quedar claro es que ninguna persona
puede ser obligada a renunciar a su nombre.

3.3.4 Naturaleza jurídica del nombre

En torno a la naturaleza jurídica del nombre se han creado muchas teorías que
han dificultado su determinación creando gran controversia, sin embargo hasta la
fecha no existe una acepción general en torno a alguna de ellas.

Al respecto, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez141 indican que se ha


controvertido en la doctrina respecto a la naturaleza jurídica del nombre de las
personas físicas. Teniendo en cuenta sus características propias, las diversas
opiniones relativas a la naturaleza jurídica del nombre lo señalan como:

a) Derecho subjetivo o interés jurídicamente protegido

En cuanto a esta teoría, Rojina Villegas, citado por Baqueiro Rojas y


Buenrostro Báez142 indica que el derecho al nombre es un derecho subjetivo de

140Ibid. Pág. 31
141Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. 171
142Loc. Cit.

56
carácter extrapatrimonial, puesto que no es valorable en dinero, ni puede ser
objeto de contratación alguna.

Ihering, citado por Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez143 por su parte señala
que los derechos subjetivos son intereses jurídicamente protegidos y que no cabe
duda que el nombre encaja en esta disposición porque no solo cumple las
finalidades personalísimas del sujeto y se le protege en función de sus fines
individuales, sino también representa intereses generales que son necesarios
proteger.

b) Derecho de la personalidad

Para Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez144 no basta decir que el nombre


constituye un derecho subjetivo o un interés jurídicamente protegido pues son
muchos los derechos de carácter público, privado, patrimonial o extrapatrimonial
que se verían involucrados. Es así, que una importante corriente doctrinal, ha
construido la teoría en la cual el nombre es considerado como un derecho de la
personalidad. Esta orientación hace referencia no sólo a la individualización de la
persona mediante su nombre civil, sino también de una suerte de emanación de la
propia personalidad, como lo son todos los derechos que descansan en el ser
mismo del hombre. Debido a que tales derechos se han enseñado en la doctrina
con gran exageración, varios tratadistas han reaccionado al respecto, tal es el
caso de Savigny y Jellinek, quienes niegan la existencia de un derecho subjetivo a
la vida, al honor, al secreto, entre otros bienes jurídicos que incluyen al nombre.

Por su parte, Ferrara, Ruggiero, entre otros, sostienen que el derecho al nombre
posee carácter de derecho personalísimo, pues este constituye un derecho
privado, en cuanto a la persona, y tiene a su disposición la tutela de la ley para
garantizar su goce contra ataques o usurpaciones de tercero; así como también
tiene por objeto un bien no susceptible de cambio, un medio de identificación de la

Loc. Cit.
143

Loc. Cit.
144

57
persona inherente e inseparable de la personalidad. Por lo tanto, es un derecho
absoluto que puede hacerse valer contra todos.

Bonnecase145 proporciona una solución sobre la naturaleza jurídica del nombre


patronímico estableciendo que éste forma parte del estado de familia de la
persona, del cual es un elemento esencial y necesario.

Por lo tanto, al tener el nombre como un atributo esencial de la personalidad, se


obtienen resultados mucho más satisfactorios que los derivados de la tesis de la
jurisprudencia sobre el derecho de propiedad. Puesto que esta posee la ventaja de
que la persona pueda exigir el respeto a su nombre, sin tener que demostrar que
la usurpación le causa un perjuicio.

Tal y como lo menciona Aguilar Guerra146 ningún texto constitucional menciona el


derecho al nombre, el cual ha de ser considerado como un derecho básico de la
persona, pues responde a una necesidad ineludible tanto desde el punto de vista
de su personalidad cuanto desde la perspectiva de la identificación de la persona
como principio de orden público. El derecho al nombre constituye un verdadero y
propio derecho de la personalidad y no un derecho de propiedad sobre una cosa
incorporal, como algunos autores han sostenido, ya que para que esto último fuera
posible, el nombre debería ser algo ajeno a la persona que lo ostenta y susceptible
de valoración económica. Sin embargo, el nombre, por sí mismo, no tiene valor
patrimonial y solo la violación del derecho al nombre es lo que hace surgir un
derecho al resarcimiento patrimonial.

c) Derecho de Propiedad

Planiol y Ripert señalan que la jurisprudencia admite que el nombre patronímico


es propiedad de la familia que lo lleva. A lo largo del desarrollo de esta teoría se
tratado de demostrar plenamente esta idea pero no se ha logrado ni se logrará,

Bonnecase, Julien. Op.Cit. Pág. 131


145

Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 104


146

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 30, coincide con la postura
sostenida por Aguilar Guerra.
58
puesto que la doctrina de la propiedad del nombre es doblemente falsa, lo es
desde el punto de vista teórico y desde el punto de vista histórico.

Desde el punto de vista teórico, “el derecho de propiedad es la atribución exclusiva


de una cosa a una persona. La existencia de este derecho supone que la cosa
que constituye su objeto es de tal naturaleza, que no puede pertenecer al mismo
tiempo a varias personas que la aprovechen íntegramente cada una de ellas. Tal
es el caso de la mayor parte de las cosas materiales: goce exclusivo de cada una
de ellas por individuos diferentes, es la condición esencial de su buen
aprovechamiento. Pero no es así, tratándose de las cosas inmateriales y
especialmente del nombre. Dos personas y aún un gran número, pueden llevar a
la vez el mismo nombre, y cada una de ellas obtener todas las ventajas y las
comodidades que el nombre es susceptible de producir. No es necesaria la prueba
de que esto es posible. De hecho, los mismos nombres se encuentran en todas
partes, dados espontáneamente a hombres que no tienen nada en común. Sin
duda, sería deseable que hubiese nombres suficientes para evitar estas
repeticiones; pero las lenguas no son lo suficientemente ricas, para proporcionar
semejante nomenclatura; las formas variables de su ortografía constituyen una
ilusión, que cubre su número real”.147

Desde el punto de vista histórico, hace referencia a que el origen de los nombres
de las personas es absolutamente contrario a la idea de propiedad. “Todos los
nombres se han adquirido del fondo común de la lengua y de la historia; son
nombres de cualidades, de profesiones y de nacionalidades, o bien de un
personaje piadoso o célebre dado a un hijo por su padre, para brindarle un patrón
o modelo: el nombre no es una cosa apropiable”.148 El origen del error proviene
desde el nombre feudal, o sea el nombre de un dominio feudal, el cual introdujo en
el derecho la idea de la propiedad de los nombres. En esa época, cuando una
persona tomaba el nombre de una tierra que no le pertenecía usurpaba, de forma

Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 67


147

Loc. Cit.
148

59
exterior, el dominio de otra; pero si el nombre de una tierra llevado por el
propietario de ésta, podría conservar para ella el carácter de una propiedad.149

Por su parte, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez150 indican que la jurisprudencia


francesa sostenía que las personas tenían un derecho de propiedad sobre su
nombre, por lo que podía accionar en juicio para que su nombre no lo pudieran
usar terceros, además que se le indemnizara por la usurpación y cesara cualquier
acto por el que se tratara de impedir el uso pacífico de su nombre, las cuales
configuran las características de la propiedad patrimonial. Sin embargo, la utilidad
de esta posición ha recibido innumerables críticas, ya que una propiedad ordinaria
es alienable y prescriptible, mientras que las características principales del nombre
son su inalienabilidad e imprescriptibilidad; por otro lado, la propiedad es de orden
patrimonial y admite una evaluación pecuniaria lo que indiscutiblemente no es
verdadero respecto al nombre de las personas; la propiedad es esencialmente
exclusiva; ahora bien en el caso de los nombres y prenombres, estos son llevados
por miles de individuos.

En cuanto al daño patrimonial o moral, este debe de existir o al menos la


usurpación del nombre debe implicar una amenaza por mínima que sea, de que
ese daño llegue a producirse. En el caso de la propiedad, no es necesaria la
prueba del daño ocasionado por la usurpación, puesto que al ser su goce
naturalmente exclusivo, el solo hecho de si posesión constituye una lesión cuya
reparación puede ser demandada en justicia.

d) Institución de Policía
Marcel Planiol, citado por Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez151 establece que
el nombre es para la persona que lo lleva una obligación, más que un derecho.
Sostiene que el nombre es una institución de policía civil, es decir, es la forma

149Loc. Cit.
Coinciden con esta postura Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 128 y Baundry-Lacantinere
y Houques-Fourcade, citados por Bonnecase.
150Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 172

151 Loc. Cit.

60
obligatoria de la designación de las personas, pero no es un objeto de propiedad;
no es enajenable, la ley no lo pone a disposición de quien lo lleva y más que en
interés particular se establece en interés general, la ley es la que, para hacer
notorio el hecho de filiación, exige que este hecho se anuncie mediante la
identidad del nombre, lo que excluye toda idea de propiedad. Desde esta
perspectiva, el nombre se ha considerado como un deber de política
administrativa.

Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez152 agregan que lo que se necesita en sí no


es la protección del nombre, sino impedir los daños que se puedan causar a una
persona con el mal uso que se haga de su nombre y para dicha protección se
establece la acción de indemnización cuando se obre ilícitamente y de esto se
produzca un daño.

La naturaleza jurídica del nombre ha sido muy discutida a lo largo del tiempo
debido a las distintas acepciones y posturas de los juristas; sin embargo, la teoría
que se adapta más a la legislación guatemalteca es la que establece que el
nombre es un derecho de la personalidad, puesto a que es un derecho inherente a
la persona y como tal debe ser protegido y respetado por terceros, que aunque
lleven el mismo nombre no tienen que hacer un uso indebido del mismo.

3.3.5 Seudónimo y sobrenombre

Estos dos términos causan gran confusión en lo que al nombre se refieren puesto
que son otras formas en las que una persona puede ser identificada sin tener que
hacer un uso obligatorio de su nombre. A este respecto, Baqueiro Rojas y
Buenrostro Báez indican que “el seudónimo responde a un nombre ficticio,
convencional, de fantasía, nombre artístico o nombre de batalla, es aquel que
libremente escoge una persona para presentarse en un determinado círculo social
o como autor de alguna obra artística”.153

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 172
152

Ibid. Pág. 173


153

61
Los autores continúan indicando que tradicionalmente se ha establecido que el
seudónimo es un nombre falso que se usa para ocultar la identidad personal del
que lo usa. Sin embargo, el seudónimo también sirve para realzarla. Pues, el
hecho de que un individuo use un seudónimo atrayente, sirve para fijar su
identidad con mayor fuerza entre las masas. No se trata de ocultar el nombre sino,
por el contrario, de ayudar a que el individuo que lo usa, sea más fácilmente
reconocido.154

Es más, puesto que el seudónimo se elige libremente por el interesado, esta


persona tiene derecho de propiedad intelectual respecto del mismo, ya que puede
serlo gratuitamente o en forma onerosa y puede evitar su uso por terceros sin
necesidad de demostrar que ello le causa un perjuicio de carácter económico.

Por su parte, Planiol y Ripert hacen referencia a que el “pseudónimo es un


nombre supuesto que la persona se da a sí misma, para disimular al público su
verdadero nombre. Su empleo es lícito mientras no sirva para cometer un fraude.
Así, los escritores, periodistas, autores líricos o dramáticos frecuentemente sean
conocidos bajo un nombre de fantasía, Moliére, Voltaire, son pseudónimos. Los
militares seguían también el mismo uso; por ello la expresión nombre de combate
designa a menudo el pseudónimo”.155

Ahora bien, Aguilar Guerra156 agrega que el seudónimo puede formarse de un


prenombre y un apellido o con una denominación de fantasía o con un apellido
solamente, por ejemplo: Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Pepe Milla. Quien lo
adopta se propone, en el medio que lo usa, que se le identifique como artista u
hombre de letras, precisamente por medio del seudónimo, tratando que se le
distinga de los demás.

154Loc. Cit.
Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 35 coincide con esta
postura.
155Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op.Cit. Pág. 69

156Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 107

62
En cuanto al sobrenombre, que también se conoce como apodo o alias, Baqueiro
Rojas y Buenrostro Báez157 señalan que el sobrenombre es también una forma
de identificación de las personas, el cual se distingue del seudónimo en que no se
elige por el interesado, sino que le es impuesto por determinados círculos
sociales, atendiendo a ciertas características personales.

Sobre el apodo no se tiene ningún derecho, ni existe protección legal para su uso;
solamente cuando con toda libertad se admite y usa como seudónimo, adquiere
las características de este, y, consecuentemente, su protección jurídica.

De igual forma, Bonnecase señala que “sobrenombre es la mención o apodo con


que se conoce de hecho, y en un medio dado, a una persona; en los grupos
rurales se acostumbra a calificar a sus miembros con nombres fantásticos, con el
de un abogado de renombre, o con el de un hombre político célebre, según las
extravagancias o aptitudes del interesado”.158

De conformidad con el autor citado y con Planiol y Ripert159 en principio, el


sobrenombre no tiene ningún valor jurídico. Pues como indica Beltranena
Valladares de Padilla “Al sobrenombre se le da la protección cuando sustituye al
nombre total o parcialmente”.160

Para Aguilar Guerra161 “El sobrenombre es un nombre que se da a un individuo,


distinto del que normalmente le corresponde, por parte de otras personas. No
tiene por finalidad la mejor distinción de quien lo lleva. Es espontáneamente
impuesto por la sociedad en los casos de homonimia, o tiene su origen en la
práctica frecuente de designar a los individuos por alguna cualidad propia, en la
mayoría de los casos para ridiculizarla, en este último caso, es muy utilizado por la
población de bajo nivel cultural”.

157Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 174
158Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 128
159Planiol, Marcel y Ripert, Georges.Op. Cit. Pág. 69

160Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 35

161Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 107

63
En síntesis, el nombre es la forma tradicional de identificar a una persona, sin
embargo, ésta también puede ser identificada por medio de seudónimos o
sobrenombres; el primero es un nombre supuesto que una persona libremente
escoge para identificarse ante un grupo de personas o para disimular su nombre
propio, este se encuentra protegido por los derechos de autor; ahora bien, el
sobrenombre es un nombre que no se escoge libremente sino que es impuesto
por determinados círculos sociales para identificar a una persona atendiendo sus
características propias, este no se encuentra protegido por la legislación.

3.3.6 Adquisición del Apellido

El apellido o nombre patronímico es la forma bajo la cual se identifica una familia.


Al respecto, Beltranena Valladares de Padilla162 indica que la adquisición del
apellido no es voluntaria sino que está regulada por la ley y tiene lugar en los
siguientes casos:

a) Filiación;
b) Adopción; y
c) Matrimonio

Continúa señalando Beltranena Valladares de Padilla163 que es importante


resaltar que en Guatemala no existe regulación legal alguna que establezca el
orden de la colocación de los apellidos. La costumbre en nuestro país, como en
muchos otros, ha impuesto primero el apellido del padre y en segundo término el
de la madre.

En el caso del matrimonio, que atañe únicamente a la mujer, la ley no obliga al uso
del apellido del esposo, sino que establece un derecho o facultad en favor de la

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 28


162

Loc.Cit.
163

64
mujer; es más tampoco existe regulación alguno sobre el empleo de la preposición
“de”, precediendo el apellido de casada.164

Por su parte, Bonnecase establece que “El apellido individualiza socialmente a la


familia más que a sus miembros. En el seno de la familia, éstos, a su vez, están
individualizados por uno o varios nombres. Nombre y apellido forman un todo, que
asegura la individuación exterior de la persona física”.165

Asimismo, continúa indicando Bonnecase que una vez constituido y comprobado


el nombre patronímico, este se transmite por vía hereditaria o más bien por la
filiación. Sin embargo, esto es exacto únicamente en principio, puesto que es
necesario distinguir:

1. “Los hijos legítimos reconocidos por ambos padres, toman el nombre del
padre;
2. Los hijos naturales legalmente reconocidos toman el nombre del progenitor;
cuando el padre y la madre reconocen al hijo, éste toma el nombre del
progenitor que lo haya reconocido primero;
3. Los hijos naturales no reconocidos llevan el nombre de su madre, si de
menciona el nombre de ésta en el acta de nacimiento;
4. Los hijos cuya filiación adulterina esté legalmente probada por una
sentencia de desconocimiento de paternidad llevan, en lo sucesivo, solo el
nombre de su madre;
5. Los hijos expósitos y, por extensión, los naturales no reconocidos por
ninguno de sus padres, reciben su nombre del oficial del estado civil
directamente, o de la administración del hospicio al que han sido
confiados”.166
Planiol y Ripert167 coinciden con lo establecido, y además agregan que “el
apellido no es propio de una persona determinada, sino común a todos los
miembros de la familia que desciende, por la línea masculina, del mismo autor. Es

164Loc. Cit.
165Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 127
166Ibid. Pág. 126

167Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 65

65
elemento hereditario del nombre, el que indica la filiación; por ellos se le llama
nombre patronímico, o nombre de familia. Corresponde al gentilitium romano”.168

Por lo tanto, el apellido es la parte del nombre que se hereda a los descendientes,
este puede ser adquirido por filiación, matrimonio y adopción. Tradicionalmente en
Guatemala así como en la mayoría de países, se coloca primero el apellido del
padre y en segundo lugar el de la madre, sin embargo, no existe legislación
nacional al respecto que regule lo relacionado con la colocación del apellido, por lo
que sin restricción alguna se puede colocar en primer lugar el apellido de la madre
y en segundo el del padre, no obstante, la jurisprudencia ha establecido que los
apellidos de todos los descendientes deberán guardar el mismo orden, pues de lo
contrario, ante la sociedad y la ley no serían parientes al no llevar los mismos
apellidos.

3.3.6.a Pérdida del Apellido

Tal y como lo establece Beltranena Valladares de Padilla “El apellido se pierde


por extinción del derecho de filiación, por cesación o revocación de la adopción; y
respecto de la mujer, por nulidad o disolución de su matrimonio”.169

En el caso del derecho de filiación, la extinción tiene lugar única y exclusivamente


cuando el padre impugna la paternidad y obtiene una resolución judicial firme
acorde a sus pretensiones.

Planiol y Ripert170 establecen que la jurisprudencia señala que el apellido es


imprescriptible; que la propiedad de los nombres no puede ni adquirirse ni
perderse por prescripción; es decir, que las reglas establecidas para la
prescripción de los derechos en general no son aplicables al nombre, por lo que
los jueces puede establecer libremente el valor y duración de los hechos de
posesión o de uso que les sean sometidos.

168Loc. Cit.
169Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 28
170Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 68

66
Las principales aplicaciones de esta idea son las siguientes:

1. los nombres familiares pueden recobrarse por los representantes


actuales de la familia de que se trate, por prolongada que haya sido
la interrupción en el uso del nombre.
2. El uso y la posesión de un nombre pueden ser tomados en
consideración, para que la persona que lo lleva, lo conserve, aun
cuando se demuestre que su forma actual es la alteración de una
forma antigua.

Por lo tanto, el apellido se pierde por la extinción del derecho de filiación, por
cesación o revocación de la adopción; y respecto de la mujer, por nulidad o
disolución de su matrimonio. Aparte de las mencionadas, no hay otro motivo por el
cual una persona pueda perder el apellido, además que no sería válido que una
persona quede sin apellido o que simplemente quiera tener el apellido de alguien
más que no sea su pariente o su cónyuge pues estaría alterando su filiación, que
es la que lo une a sus familiares.

3.3.7 Cambio de nombre

El cambio de nombre aún es un tema discutido entre los estudiosos del Derecho
puesto que contradice uno de los caracteres principales del nombre que es el de la
inmutabilidad, al respecto, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez171 indican que en
principio, el cambio de nombre sólo se permite por vía de la consecuencia, como
cambio de un estado civil. Asimismo, puede decirse que el nombre de las
personas físicas es inmutable, de aquí que está prohibido su cambio en forma
voluntaria por casi todas las legislaciones.

Sin embargo, existe en muchos casos la necesidad de cambiar de nombre, para


ello se ha establecido que se obtenga autorización judicial y demostración de
buena fe cuando el cambio de nombre procede de acuerdo a lo previsto en la
legislación, como sería en los casos en que se ha usado nombre distinto del que

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 175
171

67
aparece en el acta de nacimiento o cuando el nombre se presta a la burla o al
ridículo. Al respecto, los Tribunales no ha seguido un criterio fijo y en algunas
ocasiones han permitido el cambio de nombre, tomando en cuenta lo motivos
mencionados; y en otros casos han seguido un criterio diferente, negando el
cambio de nombre.

De igual forma, Beltranena Valladares de Padilla172 establece que se reconocen


dos formas o vías de cambio de nombre: la consecuencial y la judicial.

En cuanto a la consecuencial, esta tiene lugar en los casos de adopción y


reconocimiento de filiación, con respecto al hombre y a la mujer; y, respecto de la
mujer, en los casos de matrimonio, nulidad o disolución del mismo. En el caso de
la viuda tiene derecho de continuar usando el apellido de casada.

En cuanto a la judicial es la que se otorga por autorización o decreto judicial; en el


caso de Guatemala, el cambio de nombre se realiza con apoyo del artículo 6° del
Código Civil y conforme al procedimiento establecido en los Art. 438 y 439 del
Código Procesal Civil y Mercantil. En otras legislaciones se puede autorizar el
cambio de nombre por la vía administrativa”. 173 Coincide con lo establecido
Bonnecase174 quien también sostiene que el cambio de nombre se puede hacer
por vía judicial o por vía de la consecuencia.

Por su parte, Lehmann175 sostiene que el cambio de nombre propio es sólo


admisible mediante acuerdo de la autoridad. Siendo competente para este caso la
autoridad administrativa inferior. Por lo que el autor citado no admite el cambio de
nombre por la vía consecuencial puesto que estos se tienen como un cambio que
apareja la filiación, adopción o matrimonio, no como un cambio sustancial que
amerite ser un cambio de nombre como tal, sino que únicamente está variando su
estado civil.

172Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 32


173Loc. Cit.
174Bonnecase, Julien. Op.Cit. Pág. 127

175Lehmann, Heinrich. Op. Cit. Pág. 615

68
Asimismo, Planiol y Ripert176 indican que el cambio de nombre voluntario es
ilegal; toda alteración del nombre, ya sea en su composición o en su ortografía,
está prohibida. Este autor señala que el cambio de nombre únicamente se puede
dar por medio de un decreto o por vía de la consecuencia.

Al respecto, establece que el cambio de nombre debe hacerse en principio por vía
administrativa, es decir por medio de un Decreto; “mediante el cual debe dirigirse
una demanda motivada al gobierno que falla en la forma prescrita para los
reglamentos de administración pública, es decir, después de oír la opinión del
consejo de Estado. Si el cambio se autoriza sólo puede ejecutarse un año
después de haberse publicado el decreto en el Boletín de Leyes. Durante este
plazo, los terceros pueden oponerse ante el gobierno, lo que posiblemente origine
la revocación del decreto; al terminar el plazo de un año, este es inatacable”.177

Ahora bien, el cambio de nombre se produce algunas veces como consecuencia


de otro hecho. En este caso no es necesario el decreto, y a pesar de ello es
regular porque tiene una causa legal. Se trata de la investigación de paternidad o
maternidad, destinada a establecer la verdadera filiación de una persona.
Dependiendo el resultado, estas acciones implicarían o no el cambio del nombre
que lleva la persona. Surte el mismo efecto, independientemente de todo juicio, el
reconocimiento de un hijo natural, que le atribuye una filiación y un nombre al
mismo tiempo.

En síntesis, se puede establecer que el cambio de nombre no puede ser voluntario


sino que únicamente por vía judicial o por vía de la consecuencia; en el caso de la
vía judicial, es cuando siguiendo el procedimiento establecido en la legislación se
solicita ante la autoridad competente el cambio de nombre, quien determinará si
procede o no el mismo. En el caso de la vía de la consecuencia, este tiene lugar
cuando se produce como consecuencia de otro hecho, como es el caso de la
filiación, adopción o matrimonio.

Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 66


176

Loc. Cit.
177

69
3.3.7.a Identificación de la Persona

Como ya se observó con anterioridad, el nombre de la persona está compuesto


por el nombre propio y apellido de sus padres casados, o del de sus padres no
casados que la hubieren reconocido o los de su madre soltera; o tratándose de
hijos de padres desconocidos, el nombre con que los haya inscrito la persona o
institución que los inscriba.178

Ahora bien, la legislación guatemalteca establece el caso que quien constante y


públicamente utiliza un nombre distinto del que consta en su partida de
nacimiento, use incompleto su nombre u omita alguno de los apellidos que le
corresponden, puede establecer su identificación de persona por medio de una
declaración jurada que debe realizarse en escritura pública, ya sea por la misma
persona si fuera mayor de edad o por sus padres que ejercieren la patria potestad,
así también da la posibilidad que la haga cualquiera que tenga interés en la
identificación.

Beltranena Valladares de Padilla179 señala que “La identificación propia o


personal la gestiona la persona misma, la cual se solicita ante notario y se hace
constar en escritura pública. El testimonio y una copia se presentarán al Registro
Civil correspondiente para la anotación de la partida.

En cuanto a la identificación de terceros, se solicita ante el juez de Primera


Instancia o ante un notario. Dicha solicitud se publicará por edicto en el Diario
Oficial; y si se dedujere oposición, se suspenderán las diligencias voluntarias y se
seguirá aquella en juicio ordinario ante la autoridad judicial competente. En caso
de que notario conociera de tales diligencias, las remitirá a dicho juez.

Si no hubiere oposición, el juez dictará resolución declarando si procede o no la


identificación y mandará que se anote en el Registro Civil. La resolución es
apelable.

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 33


178

Ibid. Pág. 34
179

70
Por lo tanto, la identificación de persona procede en cualquiera de los siguientes
casos:

a) Por el uso constante y público de un nombre propio distinto del que


aparece en su partida de nacimiento.
b) Cuando el interesado use incompleto su nombre.
c) Cuando se omita algunos de los apellidos que le correspondan.

Estas situaciones suelen ser muy comunes puesto que las personas suelen no
identificarse con su nombre completo, por lo que para determinadas situaciones
sociales será conocido con un nombre distinto al que aparece en su partida de
nacimiento, haciendo que ante la ley sean personas diferentes, por lo que sería
indispensable realizar una identificación de persona para evitar problemas futuros.

3.3.8 Protección al Derecho de Nombre

Para evitar confusiones y problemas con terceros, es necesario que se proteja el


derecho al nombre, no con la finalidad de una exclusividad en cuanto a un nombre
sino respecto a la buena utilización de los mismos. Al respecto, Ghersi sostiene
“que la protección jurídica al nombre es uno de los derechos personalísimos e
inalienables de la persona humana, pues atañe a su dignidad, la de su familia,
entre otros”.180

Por su parte Beltranena Valladares de Padilla181 indica que tanto la doctrina


como la legislación positiva aceptan la necesidad de la protección del derecho del
nombre. Tal protección puede ser desde el punto de vista civil y el penal.

“En el campo del Derecho Civil se lleva a cabo mediante la impugnación del
interesado contra la persona que indebidamente esté usando el nombre de aquél.

Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Pág. 183


180

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 35


181

71
Y en el campo penal, mediante la acción correspondiente fundada en el Art. 229
del Código Penal”.182

Finalmente, Lehmann señala que el derecho al nombre puede hacerse valer en


los casos por vía de acción:

a) “Para proteger el uso, si el derecho al uso del nombre es discutido al titular.


Y ello de palabra o de hecho; por ejemplo arrancando la placa de la puerta.
b) Para protegerse contra el uso ajeno, pero sólo contra aquel que use el
mismo nombre sin derecho para ello y lesione con ello el interés del titular.
Según la jurisprudencia, no solo constituye uso indebido del nombre ajeno
cuando se usa dicho nombre como propio, sino también cuando se utiliza
para designar una explotación industrial o unas mercancías, a menos que el
nombre se haya convertido en una designación genérica. Puede también
consistir el uso indebido del nombre en la utilización de un nombre ajeno
para designar un animal o figura representada en productos literarios o
pictóricos”.183

Por lo tanto, la protección jurídica al nombre deviene necesaria pues es un


derecho personal e inalienable que atañe a su dignidad y a la de su familia. Dicha
protección puede hacerse valer por la vía civil o por la vía penal, siempre y cuando
concurran los elementos que demuestren que hubo una mala utilización del
nombre en su perjuicio.

3.4 El domicilio de la persona individual

El domicilio de una persona es el lugar donde esta puede ser localizada para
efectos ya sean jurídicos o sociales. El domicilio individualiza a la persona desde
el punto de vista territorial. De tal manera, Bonnecase indica que “considerado en
su verdadero sentido jurídico, el término domicilio expresa una relación de
derecho: la relación que obligatoriamente liga a una persona con un lugar preciso

Loc. Cit.
182

Lehmann, Heinrich. Op. Cit. Pág. 617


183

72
del territorio, en el cual se considera que se halla siempre, cuando se trata de su
participación activa en la vida jurídica o de las repercusiones de éstas sobre ella.
Pero en el uso corriente, se sobreentiende la relación de derecho, y por domicilio
se considera lo que realmente debe llamarse el lugar del domicilio”.184

3.4.1 Definición

Antes de entrar a conocer un poco más a fondo el domicilio de la persona


individual, es necesario delimitar el término domicilio. Al respecto, Alberto Brenes
Córdoba, citado por Beltranena Valladares de Padilla indica muy
acertadamente que es “la morada que la ley conceptúa que tiene toda persona
para el ejercicio de ciertos derechos y el cumplimiento de ciertos actos”.185

Por su parte, Beltranena Valladares de Padilla186 indica que el término domicilio


proviene del latín domus, que quiere decir casa u hogar. El domicilio entonces, es
la ubicación jurídica de la persona dentro del territorio.

Para Bonnecase el domicilio es el “asiento principal, y más bien, asiento de


derecho de la persona”.187

Según Lehmann188 el domicilio establece el fuero general de una persona, la


competencia para los actos de jurisdicción voluntaria y el lugar de cumplimiento en
materia de obligaciones. Asimismo, indica que en muchos casos el Derecho
internacional privado se basa en el domicilio para establecer el Derecho aplicable
en determinada situación jurídica.

De conformidad con lo establecido por Ferrara, citado por Baqueiro Rojas y


Buenrostro Báez, “el orden jurídico siente la necesidad de concentrar en
determinados lugares las relaciones jurídicas de la persona, tanto para su

184Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 132


185Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 76
186Loc. Cit.

187Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 132

Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 90 coinciden con la definición
proporcionada por el tratadista Bonnecase.
188Lehmann, Heinrich. Op. Cit. Pág. 608

73
desenvolvimiento, como para su protección en juicio, de modo que la persona
tenga un círculo central, bien determinado, donde desarrollar sus derechos y
cumplir sus obligaciones, esta esfera local que forma la platea de la persona se
llama sede jurídica”.189

Ahora bien, para Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez190 y Ghersi191, el domicilio


es el asiento legal de la persona, la sede jurídica de la persona, el punto central de
las relaciones y actividades humanas.

Continúan agregando Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez192 que delimitar el


concepto de domicilio es algo que no ha resultado fácil, puesto que la ley le
atribuye distintas funciones según el ámbito del Derecho a que se aplique, así, por
ejemplo, en el Derecho Procesal, sirve para determinar el lugar donde deberán
recibirse todo tipo de notificaciones y emplazamientos y fijar la competencia de los
jueces; en el caso del Derecho Internacional sirve para resolver el conflicto de
leyes; en materia civil, para fijar el lugar en el que deben cumplirse las
obligaciones y así sucesivamente.

Por lo tanto, tomando en consideración las definiciones brindadas, el domicilio es,


desde el punto de vista jurídico y social, el lugar donde se ubica una persona y
desde el cual puede cumplir con los derechos y obligaciones establecidos por la
ley. Se tiene domicilio por el simple hecho de residir o encontrarse en un lugar
cuando no se puede fijar exactamente el lugar habitual de residencia.

3.4.2 Permanencia, residencia y domicilio

Suele confundirse los términos de residencia y domicilio, pero éstos no son


sinónimos y por ende no representan lo mismo. Leopoldo Valencia Zea, citado
por Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez193 indica que el sentido originario del
domicilio entre los juristas romanos fue el de emplear la palabra domicilio como

189Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 181
190Loc. Cit.
191Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Pág. 191

192Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 181

193Ibid. Pág. 182

74
sinónimo de casa de habitación; sin embargo, el domicilio es diferente de la
residencia o habitación de una persona y conforme se fue desarrollando el
Derecho, estos juristas diferenciaron claramente el domicilio de la casa de
habitación.

Por su parte, Beltranena Valladares de Padilla194 indica que la residencia es un


hecho susceptible de ser conocido, siendo el hecho la estancia, ya sea esta
accidental o más o menos duradera; asimismo es un hecho objetivo, externo y
fácil de apreciar por los sentidos.

En cambio, el domicilio es un hecho más complejo, integrado por dos elementos


fundamentales e indispensables: por un lado el elemento externo u objetivo, el
cual es el asiento de una persona en un lugar; y por el otro el elemento interno o
subjetivo, que es el ánimo de permanencia, el cual sólo puede ser conocido por
hechos que lo revelen, como por ejemplo, tener establecido un hogar o el asiento
de los negocios. De la misma forma, este ánimo de permanencia puede ser
determinado por presunción de ley.195

Para Bonnecase196 las nociones de la residencia y de la habitación aclaran la del


domicilio. La residencia es el asiento de hecho de una persona, en oposición al
domicilio que es el asiento de derecho; es decir, el lugar donde habitualmente se
encuentra una persona. Ahora bien, la residencia puede ser distinta del domicilio;
a un comerciante, por ejemplo, le es lícito tener el centro de sus negocios en una
ciudad, y su habitación en un municipio vecino. En cuanto a la habitación, esta se
entiende como el asiento ocasional y esencialmente transitorio de una persona,
como por ejemplo, la ciudad donde se pasa una temporada.

Finalmente, Planiol y Ripert197 señalan que una vez establecido el domicilio en un


lugar determinado, implica necesariamente cierta permanencia. Asimismo, este
puede desplazarse bajo condiciones determinadas, pero también permanece

194Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 76


195Ibid. Pág. 78
196Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 135

197Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 91

75
aunque se ausente de él por un tiempo prolongado. Sin embargo, el domicilio no
se desplaza si la persona no hace de un lugar distinto su morada habitual, puesto
que cuando la persona regresa a ella, se dice que ha vuelto a su domicilio, pues
no lo había perdido. Esta permanencia del domicilio, que perdura en el lugar
donde se ha establecido, a pesar de la ausencia temporal de la persona, es lo que
nos lleva a distinguir el domicilio propiamente dicho, de la residencia.

Continúan agregando, que la residencia es el lugar en donde una persona fija


temporalmente su habitación. Comúnmente, la residencia se confunde con el
domicilio pero ésta puede estar separada de él, y es en ese momento que la
palabra residencia adquiere valor técnico. Es decir, todo lugar donde la persona se
encuentra de manera algo prolongada, se convierte para ella en su residencia,
aunque su domicilio permanezca fijo en otro lugar.198

Por lo tanto, la diferencia fundamental entre la residencia y el domicilio es que la


primera es el lugar donde una persona habita de forma temporal, en cambio, en el
domicilio, ya hay un ánimo de permanencia para establecerse en ese lugar por un
período de tiempo más largo e incluso permanente. Asimismo, la residencia
presenta dos características que la diferencian del domicilio, siendo éstas: la
residencia no se encuentra reglamentada por la legislación por lo que ha
permanecido en estado de puro hecho; y ésta tiene una estabilidad menor que el
domicilio, es decir, que se pierde tan pronto se abandona de manera permanente.

3.4.3 Principio de “Ninguna persona puede dejar de tener domicilio”

Autores como Beltranena Valladares de Padilla199, Bonnecase200 y Planiol y


Ripert201 coinciden con que se discute si una persona tiene obligadamente un
domicilio, la opinión generalizada ha sido que sí, fundamentándose en que las
personas conservan su domicilio de origen, que es el de su nacimiento, tal y como
lo veremos más adelante, aunque no tengan ningún tipo de relación con él.

198Ibid. Pág. 99
199Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 79
200Bonnecase, Julien.Op. Cit. Pág. 135

201Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 98

76
Asimismo, la legislación hace referencia únicamente al cambio de domicilio, es
decir, la sustitución de uno por otro nuevo, no de la pérdida pura y llana del
mismo; pues toda persona tiene por lo menos un domicilio en su vida, el de origen.

Por lo tanto, la ausencia total del domicilio resultaría prácticamente imposible, ya


que si una persona no tiene una residencia habitual en ningún lado, para efectos
jurídicos se le tendrá como domiciliada en el lugar en el que se encuentra en ese
momento. Siendo esto último lo que hace referencia al principio que establece que
ninguna persona puede dejar de tener domicilio.

3.4.4 Caracteres del domicilio

El domicilio posee ciertos caracteres que lo hacen diferenciarse de la residencia y


de la habitación. Con relación a este tema, Beltranena Valladares de Padilla202
indica que de conformidad con nuestra legislación, se puede deducir que los
caracteres del domicilio son tres:

1) Fijo: este hace referencia a que el domicilio sea estable. Sin embargo, la
estabilidad no debe confundirse con la inmutabilidad puesto que el domicilio
puede cambiar.

2) Obligatorio: quiere decir que siempre es necesario y siempre debe existir,


pues conforme con el objeto jurídico del domicilio y la doctrina que ampara
la norma obligatoria de que ninguna persona puede dejar de tener domicilio.
3) Uno o múltiple203, es decir singular y plural: por lo general se supone que
una persona solo tiene un domicilio; sin embargo, existe la posibilidad que
una persona tenga un domicilio múltiple es decir, varios domicilios al mismo
tiempo. Este se encuentra regulado en el artículo 34 del Código Civil, el
cual establece: “Si una persona vive alternativamente o tiene ocupaciones
habituales en varios lugares, se considera domiciliada en cualquiera de

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 81


202

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 80


203

77
ellos, pero si se trata de actos que tienen relación especial con un lugar
determinado, éste será el domicilio de la persona”.204

Por su parte, Bonnecase205 señala que el Código Civil francés establece que el
domicilio, para el ejercicio de sus derechos civiles, es el lugar de su principal
establecimiento. Entendiéndose el principal establecimiento como el centro de los
intereses económicos o profesionales de una persona, es decir, el lugar donde se
encuentra el elemento predominante de su patrimonio. Sin embargo, la regla de la
unidad del domicilio no es absoluta, pues en ocasiones la propia legislación
designa cual es el lugar del principal establecimiento para determinadas
actividades.

3.4.5 Importancia del domicilio

En el ámbito del Derecho, la designación de un domicilio resulta indispensable,


pues este se toma como referencia para poder llevar a cabo determinadas
actividades jurídicas. Al respecto, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez206 indican
que la importancia del domicilio radica en que éste es el que el Derecho toma en
consideración para atribuir efectos jurídicos a las personas, pues es en el domicilio
el lugar en que se les ubica para el ejercicio de sus derechos en cumplimiento de
sus obligaciones. Asimismo, el individuo, en principio, es libre de realizar los actos
jurídicos que le interesen en cualquier lugar; sin embargo, existen determinados
actos que únicamente se pueden celebrar en el domicilio en cual se encuentra el
interesado, siendo el caso del Derecho de Familia en el cual actos como el
matrimonio, la autorización para que un menor contraiga matrimonio, entre otras,
deben tramitarse en el lugar de residencia de cualquiera de las partes; pero es en
materia procesal donde el domicilio y la residencia adquieren mayor importancia
pues sirve para fijar la competencia de los jueces que deban conocer de las
diferentes situaciones que se someten a su jurisdicción. Así como también
adquiere gran importancia en el Derecho Internacional Privado, pues en el ámbito

204Peralta Azurdia, Enrique. Código Civil, Decreto 106. Guatemala. 1963. Artículo 34
205Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 133
206Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 184

78
del conflicto de leyes se toma en consideración el domicilio de la persona para
determinar el Derecho aplicable a la situación jurídica en conflicto.

Por su parte, Beltranena Valladares de Padilla207 señala que la importancia del


domicilio radica en que señala el lugar donde una persona fácilmente puede
ejercer sus derechos así como ser forzada a cumplir con compromisos u
obligaciones que haya adquirido. En consecuencia, como ya se indicó
anteriormente, el domicilio fija la jurisdicción de los jueces que deban conocer de
las demandas en su contra, salvo las excepciones establecidas en la legislación.
Como por ejemplo, dependiendo del lugar donde se contrajo determinada
obligación, es en ese lugar donde debe cumplirse; o en el caso de la apertura de
una sucesión, el lugar donde se encuentran los inmuebles.

Bonnecase208 coincide con lo indicado y agrega que en materia civil, el domicilio


es de gran importancia pues es en él donde únicamente pueden realizarse actos
de trascendencia para la persona. Como sería el caso de matrimonio, la adopción,
la declaración de emancipación, la apertura de la sucesión, así como el pago de
determinadas obligaciones.

Ghersi209 en términos más generales señala que la importancia del domicilio es


que la ley considera como que la persona siempre está presente en él, es una
necesidad impuesta por el derecho en razón de las relaciones jurídicas de la
persona, que son de diferente índole, penales, administrativas, electorales, entre
otras, que de no establecerse un domicilio sería imposible mantenerlas para el
Estado y para las demás personas jurídicas que de otra manera sería imposible
mantenerlas para el Estado y para las otras personas jurídicas.

Finalmente, Planiol y Ripert210 clasifican en cinco grupos principales los intereses


prácticos que se unen a la determinación del domicilio, es decir, a la cuestión de
saber dónde se encuentra la persona, siendo estos como vimos anteriormente: el

207Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 80


208Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 133
209Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Pág. 191

210Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 91

79
envío de comunicaciones, la determinación de la competencia, el ejercicio de
ciertos derechos; sin embargo agrega dos de suma importancia para el Derecho:

Como medida de publicidad, pues cuando se produce un hecho que modifica la


capacidad de una persona, los terceros necesitan ser advertidos, ya que la validez
de los contratos depende de tal capacidad. Es por eso que la legislación exige que
este hecho sea objeto de publicación, y evidentemente ésta debe hacerse en el
lugar donde se encuentra el domicilio de la persona afectada.

Y como centralización de los intereses económicos, ésta en el caso en que deban


liquidarse operaciones en conjunto de los intereses económicos de una persona,
pues es en el domicilio de dicha persona que se reunirán, según el caso, sus
parientes y acreedores. Por ejemplo, la apertura de una sucesión testada o
intestada.

En síntesis, la importancia del domicilio radica en que la ley considera como que la
persona está siempre presente en él; señala el lugar donde una persona puede,
en fáciles, condiciones ejercer sus derechos o ser forzada a cumplir con
obligaciones que haya adquirido. Es así, que el principal efecto de la designación
del domicilio es la certidumbre y confiabilidad de que la persona pueda ser
localizada para que cumpla cualquier obligación o ejerza derechos, otorgando así
al sistema seguridad y certeza jurídica. Además que hay actos que únicamente
pueden llevarse a cabo en el lugar donde la persona se encuentra domiciliada.

3.4.6 Clasificación del Domicilio

Debido a la importancia que el domicilio ejerce dentro del Derecho, éste ha sido
clasificado dependiendo la forma en que una persona lo adquiere, ya sea de forma
voluntaria o impuesto por la legislación para fines prácticos. Es por ello que la
doctrina en forma general, lo ha clasificado de la siguiente forma.

80
3.4.6.a Domicilio Particular o la Habitación

Beltranena Valladares de Padilla211 establece que tradicionalmente suele


llamarse domicilio particular o simplemente domicilio a la casa de habitación de
una persona, es decir su vivienda, con exclusión de cualquier connotación legal o
jurídica. Sin embargo, este concepto no tiene nada que ver con el domicilio que le
interesa al Derecho puesto que hace referencia simplemente a la vivienda de una
persona sin ninguna relación jurídica.

Asimismo, Planiol y Ripert212 indica que en cuanto al papel de la habitación, debe


tomarse en cuenta primero que nada la habitación ordinaria de la persona.
Efectivamente, la habitación fue la primera noción que se tuvo para crear la teoría
del domicilio, puesto que domicilium se deriva de domus, que significa la casa en
que una persona habita y la cual no puede abandonar sin considerarse ausente.
Por lo que no existe duda en cuanto a que la mayoría de personas tienen una
residencia única, la casa o apartamento que ocupan, pero si la persona reside
alternativamente en varios lugares, no se dificultará reconocer cuál de estas es la
principal de sus residencias, que vendría a ser la que habite con mayor frecuencia
o la que utilice por mayor tiempo.

3.4.6.b Domicilio voluntario

Habitualmente, en ejercicio de un derecho subjetivo de libertad, una persona fija


de forma espontánea y voluntaria su lugar de residencia, tal y como lo establecen
Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez, el cual es tomado en consideración por el
Derecho para fijarle a su vez el domicilio, constituyéndose así el domicilio
voluntario. Por éste entendemos “aquel que espontáneamente fija la persona física
para residir y a falta de él, el lugar en que tiene el principal asiento de sus
negocios, y cuando no existen los anteriores, el lugar donde se encuentre”.213

211Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 80


212Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 93
213Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 186

81
Asimismo indican que el domicilio que de manera consciente adopta una persona,
también es conocido como domicilio real o domicilio general. Coincide con lo dicho
Beltranena Valladares de Padilla214 quien además agrega que este es el
domicilio por excelencia, que se constituye voluntariamente en un lugar con el
ánimo de permanecer en él.

Por su parte, Ghersi215 señala que el domicilio real es el lugar donde las personas
tienen establecido el asiento principal de su residencia y de sus negocios. Dicho
esto, son dos los elementos que en forma indistinta o conjunta pueden constituir el
domicilio real: el asiento principal de la residencia y/o el asiento principal de los
negocios. El primero es el lugar donde la persona normal y ordinariamente habita
y el segundo, en igual sentido, hace referencia al centro de negocios de la
persona, ya sea por su profesión o comercio. En el caso en que una persona
tuviera varias residencias, el domicilio real será aquel en donde habite con su
familia, es decir, el hogar conyugal.

De forma más escueta pero puntual, Lehmann indica que “el domicilio voluntario
es el lugar del establecimiento permanente”.216

Finalmente, Bonnecase217 establece que la principal aplicación del domicilio de


elección se hace en los contratos celebrados entre personas que,
respectivamente, tienen su domicilio en lugares distintos, con objeto de evitar que
el acreedor tenga que recurrir a los tribunales del domicilio del deudor e
inversamente. Este domicilio puede ser un lugar determinado, como el de la
jurisdicción de un tribunal, o bien el de una persona.

3.4.6.c Domicilio legal

El domicilio legal de una persona, llamado también forzoso, necesario o de


derecho, es “el lugar en donde la ley le fija su residencia para el ejercicio de sus
derechos y el cumplimiento de sus obligaciones, aunque de hecho no esté allí

214Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 81


215Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Pág. 192
216Lehmann, Heinrich. Op. Cit. Pág. 608

217Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 134

82
presente”.218 El domicilio legal, llamado también forzoso, necesario o de derecho,
aparece definido en el Art. 36 del Código Civil.

De conformidad con Beltranena Valladares de Padilla219 los casos de domicilio


legal son taxativos, pues se encuentran regulados por el Código Civil de
Guatemala, específicamente en el artículo 37, el cual establece:

1) El de los menores de edad e incapaces, es el de sus padres y tutores.


2) El de los funcionarios, empleados, dependientes y demás personas, el lugar
en que prestan sus servicios; pero los que accidentalmente se hallen
desempeñando alguna comisión, no adquieren domicilio en el lugar.
3) El de los militares en servicio activo, el lugar donde están destinados.
4) El de los que se hallen extinguiendo una condena, el lugar donde la
extinguen, por lo que toca a las relaciones jurídicas posteriores a ella; en
cuanto a las anteriores, conservarán el último que hayan tenido.
5) El de los diplomáticos guatemaltecos residentes en el extranjero por razón
de su cargo, el último domicilio que tenían en el territorio nacional.220

Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez221 por su parte indican que hay ocasiones en
que el Derecho, independientemente de la voluntad de las personas, les asigna
una sede jurídica específica, ya sea para su propia protección o por motivos de
orden público. Este domicilio fijado sin la voluntad del interesado recibe el nombre
de domicilio legal o necesario.

En contraposición con la definición del Código Civil guatemalteco y del mismo


Código Civil Federal, para estos autores el domicilio legal debió ser definido como
“el sitio que la ley fija para el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las
obligaciones, con independencia de la residencia o permanencia en dicho lugar”,
puesto que no puede concebirse una residencia en la que no se esté presente.

218Peralta Azurdia, Enrique. Código Civil, Decreto 106. Guatemala. 1963. Artículo 36
219Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 81
220Peralta Azurdia, Enrique. Código Civil, Decreto 106. Guatemala. 1963. Artículo 37

221Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 187

83
Para Bonnecase,222 la determinación del principal establecimiento es una
cuestión de hecho; sin embargo, la ley cuidadosamente ha fijado el domicilio de
ciertas personas y, por consiguiente establece, respecto de ellas, lo que debe
entenderse por principal establecimiento. De aquí se deriva la noción de domicilio
legal en oposición al domicilio real. Para este autor, tres categorías de personas
tienen su domicilio obligatoriamente fijado por la ley.

I. Algunos incapaces;
II. Los mayores que sirven o trabajan habitualmente en casa de otra
persona; y
III. Los funcionarios inamovibles.

Por su parte Lehmann establece que “el domicilio legal se constituye sin tener en
cuenta el establecimiento permanente”.223

Planiol y Ripert224 establecen que en ciertos casos, la ley determina de oficio el


lugar de domicilio de una persona porque estima que su principal establecimiento
necesariamente debe encontrarse en el lugar que indica. Las categorías de
personas a quienes se les asignan un domicilio legal no son numerosas, pero sí
los individuos comprendidos en ellas, al grado de que constituyen la mayoría de la
población. Al fijar por sí mismo el domicilio de estas personas, el legislador pensó
evidentemente que existe para ellas una residencia obligatoria, y que no pueden
tener otra. Sin embargo, la práctica contradice lo establecido en la legislación, de
modo que el domicilio, a veces, resulta ficticio.

3.4.6.d Domicilio convencional

Además del domicilio voluntario y el legal, que toda persona necesariamente, si no


es que obligatoriamente debe tener, la ley prevé el caso de que, para el
cumplimiento de determinadas obligaciones, y en relación con actos jurídicos
concretos, se pueda fijar un domicilio convencional. Al respecto, Baqueiro Rojas

222Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 134


223Lehmann, Heinrich. Op. Cit. Pág. 609
224Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 93

84
y Buenrostro Báez225 indican que en este caso, existen simultáneamente un
domicilio voluntario o legal y un domicilio convencional, el que debidamente no
debe ser llamado domicilio, sino más bien un lugar para el cumplimiento de
determinadas obligaciones, reservando el término domicilio únicamente para
designar la sede jurídica de la persona.

Beltranena Valladares de Padilla por su parte, indica que “el domicilio


convencional, llamado también especial o contractual, es el que las partes señalan
de modo particular para el cumplimiento de las obligaciones que se deriven de ese
contrato”.226 Asimismo, indica que en la mayoría de los casos la designación de un
domicilio especial, resulta como consecuencia de una exigencia del acreedor de la
relación jurídica y por ende implica la renuncia del domicilio del deudor. Esto es
completamente válido, siempre y cuando se señale con anticipación el domicilio
especial que se ha fijado y que no se deje a elección del acreedor en caso de
eventual demando o ejecución, ya que lo justo es que el deudor sepa
anticipadamente donde sería demandado en caso de incumplimiento o mora.

Por último, Ghersi227 señala que de conformidad con los principios contractuales,
las personas puede establecer en sus relaciones jurídicas domicilios especiales.
Es por ello que el domicilio especial genera una presunción legal, que implica que
se produzcan todos los efectos del domicilio legal; sin embargo, la constitución de
un domicilio legal no puede afectar las leyes del orden público o mediante su
imposición violentar derechos del otro contratante, así por ejemplo, la cláusula que
establezca que la constitución del domicilio de una empresa extranjera en su país
de origen con la cual cada adquiriente debería litigar en ese país (el de origen),
devendría nula puesto que imposibilita y ataca el principio al acceso de justicia.
Además, es necesario aclarar que el domicilio especial establecido en un contrato,
va a ser válido y eficaz únicamente para esa relación particular.

225Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 189
226Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op Cit. Pág. 81
227Ghersi, Carlos Alberto.Op. Cit. Pág. 195

85
3.4.6.e Domicilio de origen

En cuanto a este domicilio, no toda la doctrina lo admite o reconoce como tal; sin
embargo, para fines de proteger el principio por el que ninguna persona puede
dejar de tener domicilio es necesario hacer mención del mismo. Al respecto,
Planiol y Ripert228 indican que el domicilio de origen lo adquiere un menor desde
el momento de su nacimiento, siendo éste el domicilio de sus padres. Ya en el
Derecho Moderno este se constituye como el primer domicilio ordinario y puede
sustituirse por otro. Dicho cambio, puede producirse aún antes de la mayoría de la
edad o de la emancipación del menor si el domicilio de los padres se desplaza, o
bien, por el nombramiento de un tutor que tenga un domicilio diferente. Una vez, el
menor adquiere la mayoría de edad o la emancipación, este es capaz de escoger
otro domicilio, pero si no lo hiciera conservará indefinidamente su domicilio
original.

Ghersi229 señala que si bien es cierto, el domicilio de origen el del día del
nacimiento de los hijos, es decir, el domicilio del padre, debe entenderse que se
trata del domicilio de los padres, en el caso que se encuentren unidos en
matrimonio o convivan en el mismo lugar, aunque alguno de los padres se
encuentre transitoriamente fuera del hogar conyugal; pero si se tratare de un hijo
extramatrimonial, el domicilio de origen del menor será el de la madre. Así, que el
domicilio de origen es el primero que tiene una persona al nacer, el cual subsiste
mientras la persona sea menor de edad, salvo el caso de la emancipación.

Por lo tanto, el domicilio se clasifica en: domicilio particular, el cual es el lugar de


habitación de una persona con exclusión de cualquier connotación legal o jurídica;
domicilio voluntario, en el cual el individuo fija en forma voluntaria y espontánea su
lugar de residencia; domicilio legal, es el caso en que la ley determina de oficio el
lugar del domicilio de una persona porque estima que su principal establecimiento
necesariamente debe encontrarse en el lugar que indica; domicilio convencional,
es el que las partes señalan de modo particular para el cumplimiento de las

Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 98


228

Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Edición. Pág. 192


229

86
obligaciones que se deriven de un contrato suscrito por ambas partes; domicilio de
origen, es el que un menor adquiere al momento de su nacimiento y es el domicilio
de sus padres, este domicilio nunca se extingue respecto a una persona.

3.4.7 Cambio de domicilio

El cambio de domicilio hace referencia a todas las clases de domicilio que vimos
con anterioridad, pues las personas tienen la libertad de cambiarlo cuando lo
deseen, la excepción a la regla sería el domicilio legal, puesto que este se fija por
la ley y únicamente puede ser cambiado cuando la misma ley lo indique o cuando
finalice la situación por la que una persona fue sometida a este domicilio.

Al respecto, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez230 establecen que en principio,


el domicilio voluntario puede ser libremente por el interesado, pues bastará con
que mude su residencia y para considerarla como habitual, que permanezca en el
lugar por más de seis meses. No obstante, la permanencia por más de seis meses
no es lo único que puede ser tomado en consideración para presumir el cambio de
domicilio de una persona, pues también lo podrían ser el celebrar un contrato de
arrendamiento por un tiempo mayor a seis meses, inscribir a los hijos en la
escuela del lugar, aceptar un empleo que requiera cambio de residencia, entre
otros. Bonnecase231 coincide con lo establecido pero difiere un poco en cuanto a
los indicios que pueden ser tomados en cuenta para presumir el cambio de
domicilio, pues establece que en principio la prueba de la intención de permanecer
en un lugar distinto se deducirá de la declaración expresa hecha tanto a la
municipalidad del lugar que se abandone como a la del nuevo domicilio. No
obstante, en defecto de declaración expresa, la prueba de intención se deducirá
de las circunstancias del caso, las que frecuentemente son tomadas en
consideración por los tribunales, sin que ninguna de ellas pueda por sí sola probar
plenamente y en forma absoluta, el cambio de domicilio.

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 190
230

Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 134


231

87
Con la postura de Bonnecase coinciden Planiol y Ripert232 quienes agregan que
el cambio voluntario de domicilio supone reunidas dos condiciones: la primera el
hecho de que exista una habitación real en otro lugar; y el segundo la intención de
fijar en él su principal establecimiento. Por tanto, deviene necesario que la persona
haya llegado ya al lugar donde piensa habitar para que se configure la primera
condición. En cuanto a la segunda intención, los autores citados plantean la
problemática del cambio de domicilio en el supuesto en que una persona muera y
no se hubiese completado el cambio de domicilio. En principio, la sucesión se
abrirá en el lugar de su antigua habitación; pero ¿qué sucede con la intención que
tenía la persona de hacer de ese lugar su principal establecimiento?, pues si no lo
llega a concluir solo sería un cambio de residencia. Es aquí donde los autores
coinciden con la postura de Bonnecase, pues indican que la intención puede
probarse con hacer una declaración expresa a la alcaldía del lugar que se
abandona y otra en el lugar donde se fija el nuevo domicilio. En defecto de este
medio probatorio la intención se probará dependiendo de las circunstancias, las
cuales no son taxativas pues quizá no haya una sola que, tomada aisladamente,
pueda bastar para ello. La intención se deducirá más bien por una serie de hechos
o actos, que el tribunal apreciará. Sin embargo, algunos hechos tendrán más valor
que otros, porque la intención de cambiar de domicilio deberá manifestarse ante
ellos bajo una forma jurídica. Cuando estas dos condiciones se reúnen y pueden
ser probadas, el cambio de domicilio opera de inmediato.

Sin embargo, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez233 añaden que el cambio de


domicilio no siempre es voluntario, ya que puede ser forzoso en el caso en que la
ley asigne un domicilio legal, el cual puede ser incluso en contra de la voluntad del
interesado, ya sea porque es declarado en estado de interdicción, entre al servicio
de las armas, a la administración pública, al servicio diplomático, al servicio
exterior, al desempeño de comisiones o empleos en el extranjero o sufra condena
corporal; pues en estos casos, se pierde el domicilio voluntario para adquirir el
domicilio legal, excepto en el caso del condenado, que conserva el domicilio que

Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 97


232

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 190
233

88
tenía antes de estar preso y que adquiere el del lugar donde cumple su condena,
es decir, tiene dos domicilios simultáneos.

El cambio del domicilio legal se configura cuando cambia la situación en la que se


encontraba la persona cuando se le fijó dicho domicilio, así por ejemplo, el
domicilio legal de los menores de edad cambia al adquirir la mayoría de edad,
aplicándose a partir de ese momento las reglas del domicilio voluntario; lo mismo
respecto a los incapacitados que recuperan su capacidad. En relación con los
servidores públicos y militares, el domicilio legal termina cuando concluye el
empleo o bien se modifica, al cambiar el lugar de asignación, y así en cada uno de
los casos en que la ley fija un domicilio legal.

En síntesis, el cambio de domicilio en principio es voluntario y permitido por la ley,


puesto que una persona puede libremente decidir en qué momento cambiar su
residencia; pero también existen casos en los que el cambio de domicilio es
forzoso y en ocasiones en contra de la voluntad del interesado, tal sería el caso
del domicilio legal.

3.5 Estado de la persona individual

3.5.1 Antecedentes

Para tener una idea más generalizada de cómo se llegaron a determinar los
estados de la persona, Ghersi234 a manera de antecedente señala que la idea de
estado se inicia con la atribución o reconocimiento del ser humano como persona
jurídica, pues es a partir de allí que nace el estado de ente de imputación
normativa. No obstante, esta situación jurídica no se aplica en el uso normal del
derecho a los efectos del estado.

Continúa señalando el citado autor que todos los códigos de base romano-
napoleónica, centran la cuestión del estado en torno a la familia y al Estado, como
organización política; sin embargo, hoy en día sorprende el hecho que los
ordenamientos jurídicos se ocupen de la cuestión de la familia, puesto que las

Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Pág. 184


234

89
relaciones de familia se desarrollan, por su naturaleza, como si el derecho no
existiera, es decir, que en el derecho se legisla a partir de ella. Por lo tanto, el
estado como función del derecho, se piensa y se legisla en consideración a la
familia y al Estado.

Durante la fase precapitalista, apareció la función del Estado respecto de los


comerciantes, por la influencia que estos factores de poder poseían en la sociedad
de su tiempo, es por ello que se hace referencia al estado de comerciante, como
una distinción en la sociedad. Ahora bien, en la actualidad, la función de estado
adoptó diversas formas, como situación jerárquica social, cultural, de estrados
económicos, etc., que de alguna manera se fueron reflejando en el derecho hasta
llegar a configurar una distinción entre las personas, que es lo que es conocido
como los estados de la persona.

En síntesis, el concepto de estado se inicia con la atribución o reconocimiento del


ser humano como persona jurídica. Éste como función del derecho se piensa y se
legisla en consideración a la familia y al Estado; es decir, el estado de la persona
determina su status dentro de la sociedad desde el punto de vista civil o familiar y
político.

3.5.2 Definición

Para comprender más cuales son los estados de la persona y en base a qué se
determinan, es necesario conocer que es estado de la persona individual. Al
respecto, Bonnecase, nos brinda una definición muy completa y acertada sobre el
tema, “El estado como atributo de la personalidad es la situación jurídica de un
individuo en función con los grupos sociales de que necesariamente forma parte:
la Nación y la familia; el estado contribuye, a la individualización de la persona
uniéndola a un grupo social determinado”.235

Ghersi, luego de explicar los antecedentes del estado de la persona, lo define


como “aquella situación jurídica, real –la familia- o ficta –presunción de

Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 139


235

90
fallecimiento- que el ordenamiento jurídico alude, para el desarrollo de una función
o rol, sin la cual el derecho no podría cumplir su cometido”.236

Para Maseaud, citado por Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez “El estado de
una persona es su situación jurídica, su estatuto jurídico. Determinar el estado de
una persona es precisar sus contornos jurídicos, su situación frente al Derecho”. 237

Por su parte, Rabinovich-Berkman lo define como, “Puntos de vista a partir de


los cuales se clasificaba a los hombres en orden a atribuirles un sitio jurídico en la
sociedad”.238

Finalmente, Planiol y Ripert señalan que “Se llama estado de una persona (status
o conditio) a determinadas cualidades que la ley toma en consideración para
atribuirles ciertos efectos jurídicos”.239

Continúan indicando los autores citados que, designar el estado de una persona
es calificarla, no sin precisar el punto de vista bajo el cual se juzga, puesto que no
toda cualidad que produzca efectos jurídicos puede denominársele estado, ya que
no se consideran como estados las diversas profesiones y funciones, a pesar que
todas implican derechos y deberes propios, reglamentados por la ley. Por lo tanto,
el derecho reserva este nombre a las cualidades inherentes a la persona, con
exclusión de los calificativos que le corresponden en razón de su ocupación.

En síntesis, tomando en consideración las definiciones aportadas, se puede decir


que el estado de la persona son todas aquellas cualidades que le otorgan a la
misma una la situación jurídica frente a la sociedad y al Estado, que la
individualiza y la une a determinado grupo social; y sin las cuales el Derecho no
podría cumplir su cometido.

236Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Pág. 186


237Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 205
238Rabinovich-Berkman, Ricardo D. Op. Cit. Pág. 262

239Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 71

91
3.5.3 Efectos del “Estado de”

La ubicación, tanto social como jurídica, que brinda la situación del estado –estado
de— conlleva determinados derechos y obligaciones, dependiendo de cuál sea el
estado que ostenta una persona.

Al respecto, Ghersi240 indica que la ubicación que brinda la situación jurídica del
estado, significa para el que lo porta una actitud referencial del derecho respecto a
determinadas situaciones o relaciones, que conllevan, a su vez, la aplicación de
determinadas instituciones, normas, o estatutos, que son la base del derecho.

Asimismo, es importante mencionar que, a partir de la situación de –estado de—,


distingue los diferentes roles que cada uno ejerce en la sociedad, como por
ejemplo, el estado de casado con sus consiguientes derechos y obligaciones no
van a ser los mismos que los del estado de soltero; estado de comerciante o
estado de consumidor, entre otros.

Por lo tanto, al determinar el estado de una persona portante de un derecho, se le


reconoce un doble efecto jurídico, puesto que se le ubica su función dentro de la
sociedad y al mismo tiempo se le aplica una normativa particular que reviste la
situación jurídica que ostenta, la cual le otorga el –estado de—.

3.5.4 Consecuencias del estado

No basta únicamente con determinar el estado de una persona, es indispensable


establecer cuáles son las consecuencias que generan ese estado, pues solamente
en razón de los efectos jurídicos que produce, surge la importancia y necesidad de
conocer el estado de las personas.

Al respecto, Planiol y Ripert241 indican que tales consecuencias son de dos


clases:

En primer lugar, establecen que el derecho sirve para determinar el número y


naturaleza de los derechos y obligaciones de la persona: en consideración de su

Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Pág. 186


240

Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 73


241

92
estado, la ley le concede o le niega un derecho; le impone una obligación o lo
dispensa de ella. Así pues, los ciudadanos de determinado país, tienen derechos y
obligaciones que un extranjero no tiene. Así como, las personas unidas en
matrimonio regular, tienen deberes recíprocos de fidelidad y asistencia que no
existe entre los concubinos.

Y en segundo lugar, el estado de la persona sirve también para determinar su


aptitud para ejercitar por sí misma sus derechos o cumplir sus obligaciones. Esta
aptitud constituye la regla puesto que el derecho o la obligación, será ejercida o
cumplida por la propia persona interesada. En este caso, se dice que una persona
es capaz, aunque en ciertas ocasiones, la persona titular del derecho o sujeta a
una obligación carecerá de esa aptitud, en ese caso sería incapaz. En este caso,
no se trata de saber si la persona es apta para ostentar un derecho o una
obligación, sino si podrá actuar libremente y por sí misma, en el ejercicio del
derecho de que es titular o en la obligación a la que está sujeta.

Continúan señalando Planiol y Ripert242 que estas consecuencias se explican


mejor con expresiones particulares tales como: el goce y el ejercicio de los
derechos. Así, a manera ilustrativa se puede decir que tener el goce del derecho
de propiedad, es tener la aptitud necesaria para ser propietario; en cambio, tener
su ejercicio es poder usar el derecho de propiedad, es decir, vender sus bienes,
reivindicarlos, arrendarlos, cobrar las rentas, todo esto por sí mismo y sin
intervención de nadie. Ahora bien, un menor sujeto a tutela tiene el goce de todos
sus derechos, porque su minoría de edad no le impide ser propietario, acreedor o
deudor, pero no tiene el ejercicio de sus derechos porque no puede actuar por sí
mismo y solo, sino que es a su tutor a quien le corresponde obrar por él.

Sin embargo, no debe entenderse que el estado jurídico de una persona es la


única fuente de derechos y obligaciones, puesto que además de los que derivan
de su estado, hay una gran gama de derechos y obligaciones que provienen de
los contratos y delitos regulados en la legislación.

Ibid. Pág. 74
242

93
Por lo tanto, la razón de saber si una persona posee o no determinado estado,
interesa unas veces a la existencia misma del derecho u obligación, y en otras a
su simple ejercicio. Siendo sus consecuencias de dos clases: la primera de ellas
es que en consideración del estado de una persona, la ley le concede o le niega
un derecho, le impone una obligación o lo dispensa de ella; y la segunda es que el
estado de la persona sirve para determinar su aptitud para ejercitar por sí misma
sus derecho o cumplir sus obligaciones.

3.5.5 Características

Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez proporcionan las características del estado


de las personas, siendo las siguientes:

a) “Es una relación entre la persona considerada y un grupo social


determinado:
i) En el estado civil o familiar. La relación se establece con respecto a
una familia y así se dice que la persona es hijo de matrimonio,
esposo, padre o pariente.
ii) En el estado político. La relación se establece con la Nación y según
sea esta relación se puede hablar de mexicano a extranjero,
ciudadano o no ciudadano.
iii) En el estado personal. No hay propiamente una relación sino una
comparación entre el individuo considerado y los demás miembros
de la comunidad y entonces se habla de que sea mayor o menor de
edad, capaz o incapaz.
b) Es una alternativa, toda persona tiene un estado y no el contrario; no se
pueden tener dos estados contradictorios; no se es nacional y extranjero, ni
soltero y casado al mismo tiempo, se tiene uno u otro de los estados;
c) Es indivisible y absoluto; no se puede tener un estado respecto de una
persona y el contrario respecto a otras; no se puede ser hijo de matrimonio
respecto a ciertos miembros de la familia y no serlo respecto a otros;
d) Se encuentra fuera del comercio; no tiene un valor apreciable en dinero,
aunque puede tener efectos pecuniarios (alimentos, herencia);

94
e) Es intrasmisible, en tanto que no puede ser objeto de traslado, entrega,
sesión, traspaso o enajenación;
f) Es irrenunciable ya que es un derecho que no puede ser renunciado;
g) Es imprescriptible en tanto que no se adquiere ni se extingue por el simple
transcurso del tiempo; y
h) Puede ser materia de posesión”.243

Las características del estado ayudan a comprender más cuáles son sus
funciones dentro del sistema jurídico. Las características a resaltar serían que es
intransmisible, irrenunciable e imprescriptible; es indivisible y absoluto; se
encuentra fuera del comercio; sin embargo, la característica más importante es
que es una relación entre la persona considerada y un grupo social determinado.

3.5.6 Estado personal o capacidad

En relación a este tema, se ha establecido que la capacidad no es una relación


entre las personas, sino una comparación respecto a los otros miembros de una
comunidad, y se traduce en las situaciones jurídicas de capacidad e incapacidad.

Por lo tanto, tal y como lo establecen Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez, “el
estado personal refiérase entonces, a la situación particular en que se encuentra
la persona física frente a la sociedad, clasificando a los individuos en capaces e
incapaces”.244

3.5.6.a Estado y capacidad

Al respecto, Bonnecase245 indica que el estado se distingue principalmente de la


capacidad en cuanto a que cuando se habla del estado de la persona, se le
considera a ésta en sus relaciones con un grupo determinado de personas o con
los miembros del mismo. En cambio, cuando se habla de capacidad, se considera
a la persona en sí misma, en su estructura jurídica desde el punto de vista de su

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 206
243

Ibid. Pág. 207


244

Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 140


245

95
estructura orgánica (edad, locura) o desde el punto de vista del estado (soltero,
casado).

Por su parte, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez establecen que “para algunos
autores la capacidad o incapacidad no constituyen propiamente un estado, pues
se dice que falta la característica de relación con un grupo determinado como la
que existe en el estado de familia y en el estado político”.246

Sin embargo, a pesar de lo indicado, algunos autores consideran a la capacidad


como un aspecto de estado de las personas. Quienes apoyan esta tesis, se
encuentra Savatier, quien al respecto establece que el estado de una persona
debe considerarse desde tres puntos de vista:

1. “Según sus relaciones con la agrupación política: el estado en la ciudad


2. Según sus relaciones con el grupo familiar: el estado en familia
3. Según su situación meramente personal, el estado personal”.247

Asimismo, Planiol y Ripert señalan que el estado de una persona no es simple y


único, sino múltiple. Puede apreciarse desde tres puntos de vista:

1. “Según las relaciones de orden político (estado en la ciudad, o estado


desde el punto de vista político).
2. Según las relaciones de orden privado (estado familiar)
3. Según la situación física de la persona (estado personal)”.248

Lo anterior hace referencia a que en las primeras dos categorías existe siempre
una relación entre una persona considerada y otra más. En cambio en la última,
no se supone ninguna relación particular entre diversas personas, por lo que las
cualidades de ésta se determinan por una simple comparación entre una persona
y las demás.

246Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 207
247Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 140
248Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 71

96
En síntesis, el estado personal o capacidad es la situación particular en que se
encuentra una persona física frente a la sociedad. Coincido con la doctrina que
establece que la capacidad o incapacidad no constituyen propiamente un estado,
pues falta la característica de la relación que tiene la persona con un grupo social
determinado o con los miembros de éste; y cuando se hace referencia a la
capacidad se considera a la persona en sí misma, en su estructura jurídica, ya sea
ésta un resultado de su estructura orgánica o de su estado. El estado pues, es el
conjunto de cualidades constitutivas que distinguen al individuo en la ciudad y en
la familia, no en su ámbito personal.

3.5.7 Estado civil o familiar

El estado civil o familiar constituye el estado más importante de la persona, puesto


que de él se derivan los principales derechos y obligaciones que una persona
adquiere y en las cuales se fundan las bases de la sociedad.

Al respecto, Beltranena Valladares de Padilla indica que “El estado civil es la


calidad de una persona en orden a sus relaciones de familia, en cuanto le otorga o
impone determinados derechos y obligaciones civiles”.249 Asimismo, en las Siete
Partidas, específicamente en la partida número IV, el estado civil se definía como
la “Condición o manera en que los hombres viven o están”.250

Por su parte, Rogel Vide hace referencia a que el estado civil es un concepto
fundamental para la legislación, del cual el intérprete no puede prescindir de
ninguna manera. Brindándonos así una definición desde el punto de vista subjetivo
y una desde el punto de vista objetivo. “En sentido subjetivo, ha de entenderse por
tal la suma de puestos que una persona ocupa en relación a ciertas circunstancias
que el ordenamiento valora como esenciales para determinar la posición y el trato
jurídico asignable a ésta dentro de la comunidad y de la familia, su capacidad de
obrar y su ámbito de poder y responsabilidad. En sentido objetivo se entiende por

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 39


249

Loc. Cit.
250

97
estado civil, por estados civiles, cada una de las circunstancias consideradas
como esenciales”.251

Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez252 indican que el estado civil es la relación o


situación particular en que el individuo se halla dentro del grupo familiar respecto
de las instituciones del matrimonio y el parentesco. Su origen es el hecho de la
generación, o sea, el vínculo de sangre o vínculo matrimonial que produce entre
cada uno de los cónyuges y los parientes del otro una relación denominada
parentesco de afinidad o bien, el vínculo puramente civil llamado adopción.

Por la naturaleza de las relaciones, derechos y deberes que se crean a raíz del
estado familiar, es que algunos autores lo denominen también estado civil,
asimismo lo relacionan con la situación de la persona respecto del matrimonio, así,
desde esta perspectiva las personas tienen el estado civil de soltera (cuando no
ha contraído matrimonio), casada (cuando está unida en matrimonio), divorciada
(cuando ha disuelto su vínculo matrimonial en vida de su cónyuge) o viuda
(cuando ha muerto su cónyuge), aunque este último no sea reconocido como
estado civil en varias legislaciones.

Ghersi253 indica que el estado civil se determina desde dos puntos de vista:
respecto del matrimonio y respecto de la filiación.

Respecto del matrimonio, hace referencia que el matrimonio es una institución


jurídica fundada en el consentimiento de dos personas de distinto sexo, con el
propósito de conjugar en esa unión, finalidades comunes, morales, éticas,
materiales y sociales, y la procreación de la especie humana. De esta forma, del
matrimonio se deriva el estado de esposo o cónyuge, en contraposición al estado
de solteros pues es a partir de esta situación jurídica que se inicia la aplicación de
una normativa común y supuestos diferenciados que derivan de la institución del
matrimonio. Como por ejemplo, nace para ambos cónyuges la obligación jurídica

251Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 15


252Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 216
253Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Pág. 186

98
de fidelidad, en cambio, existe una diferencia en cuanto a la presunción de
maternidad y de paternidad respecto de los hijos.

Ahora bien, respecto de la filiación, hace referencia a que la importancia de la


condición de hijo es que ésta va más allá de la forma de concepción, pues esta
condición significa la aplicación de diversas normas y estatutos jurídicos, así, por
ejemplo, lo atinente a los alimentos o a la calidad de heredero, entre otros”.

Bonnecase254 y Planiol y Ripert255 coinciden con lo establecido por Ghersi; sin


embargo, dividen la filiación en parientes consanguíneos y parientes por afinidad.
El estado de pariente por consanguinidad representa la situación recíproca de las
personas que descienden unas de otras o de un autor común; por su parte, el
estado de parientes por afinidad define la posición jurídica de uno de los esposos,
con relación a los parientes del otro. Los cuales a su vez se subdividen en
variedades diversas, puesto que por la naturaleza del parentesco este puede ser
real o ficticio (el nacido de la adopción); a su vez, el parentesco real se divide en
legítimo y natural y cada uno tiene diferentes líneas y grados.

Por lo tanto, se puede establecer que el estado civil o familiar es la situación


jurídica que las personas físicas tienen, frente a las instituciones del matrimonio y
el parentesco y que les origina ciertos derechos, obligaciones y prohibiciones en el
ámbito del Derecho Civil.

3.5.7.a La inscripción o asiento del Estado Civil

Para que la calidad del estado civil que se ostenta sea legal y válida, deberá
hacerse constar o inscribir en el RENAP; el cual, de conformidad con Beltranena
Valladares de Padilla “es una institución pública del Derecho Civil, Administrativa
o de Familia, en donde se asientan con individual particularización los principales
hechos relativos al hombre: nacimiento, matrimonio, muerte, y otras circunstancias

Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 139


254

Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 72


255

99
o actos de importancia que le atañen o conciernen en sus relaciones familiares o
sociales”.256

En principio, las inscripciones o actas registrales constituyen la prueba idónea de


los actos o hechos que en el RENAP deben figurar; sin embargo, en caso de
omisión de la inscripción, o que no apareciere en el libro en que se pueda suponer
que se encontraba el acta correspondiente, la ley permite establecer el estado civil
ante el juez competente, mediante las llamadas pruebas supletorias o incluso
mediante las certificaciones de las partidas eclesiásticas o parroquiales. Las
pruebas supletorias pueden consistir en cualquier medio legal probatorio, por
medio de los cuales se pueda demostrar la veracidad de la aseveración de que
una persona ostenta determinado estado civil; las cuales son principalmente
declaraciones de testigos y documentos.

3.5.7.b Objeto del Estado Civil

El estado civil, como punto determinante de la condición de la persona frente a la


sociedad y el Estado, tiene por objeto determinar la naturaleza de los derechos
que incumben a las personas, así como delimitar los mismos, puesto que no se
pueden otorgar los mismos derechos a una persona que es soltera a una que
contrajo matrimonio con alguien más, incluso yendo más allá, no puede tener los
mismos derechos un hijo legítimo de una persona que alguien que se adjudica ese
estado en perjuicio de alguien más.257

Sin embargo, hay autores, como Planiol258, que consideran que el estado civil
también tiene por objeto determinar la aptitud para ejercer los derechos y
obligaciones que otorga el mismo. No obstante, esta aseveración resulta
incongruente, puesto que hace más referencia a la capacidad de la persona que al
estado civil de la misma, distorsionando de esta manera el verdadero objeto del
estado civil que es determinar el número y naturaleza de los derechos que
adquieren las personas.

256Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 39


257Ibid. Pág. 40
258Loc. Cit.

100
3.5.7.c Clasificación del Estado Civil

Beltranena Valladares de Padilla señala que la clasificación del estado civil de


las personas ha variado, puesto que se han agregado divisiones que en la
antigüedad no eran permitidas por la ley o las costumbres, o eran instituciones
desconocidas en ese momento. Por lo que modernamente, se ha establecido la
siguiente clasificación del estado civil de las personas:

A. “En relación con la nación:


1. Nacionales
2. Extranjeros

B. En relación con la familia:


1. En función con el matrimonio:
a) Soltero
b) Casado o conviviente de hecho
c) Viudo
d) Divorciado
2. En función con el parentesco por consanguinidad:
a) En línea recta:
1) Abuelo
2) Padre
3) Hijo
4) Nieto
b) En línea colateral:
1) Hermanos
2) Tíos
3) Sobrinos
4) Primos
c) En función con el parentesco por afinidad:
1) Suegro
2) Yerno

101
3) Nuera
4) Cuñado

C. En relación con la persona considerada en sí misma:


1. Por su situación física o psíquica:
a) Normal
b) Anormal
2. En razón de la edad:
a) Mayores
b) Menores adultos
c) Impúberes.”259

3.5.7.d Caracteres del estado civil

Al respecto, Beltranena Valladares de Padilla260 señala que los principales


caracteres del estado civil son tres, a saber: inalienable, imprescriptible e
irrenunciable.

Por su carácter inalienable el estado civil no puede ser objeto de enajenación,


negociación, compromiso o gravamen, bajo ningún título.

En cuanto a la imprescriptibilidad, se hace referencia a que no se extingue en


modo alguno ese derecho, ni siquiera para quienes ignoran su paternidad o
maternidad, o su filiación en general.

Ahora bien, por su carácter irrenunciable, a nadie le es dado abdicar tal derecho;
aún en aquellos casos en que alguna persona, por complejo o vergüenza, no
quiera tener determinada filiación.

Bonnecase261 coincide con lo anterior, agregando además que el estado


considerado en sí mismo, no tiene carácter patrimonial; pero es fuente de

259Ibid. Pág. 41
260Ibid. Pág. 42
261Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 140

102
derechos patrimoniales, los cuales una vez nacidos, se separan en cierta forma de
él, y se sitúan dentro de los límites generales de los bienes materiales. Por lo que
no existe una razón válida por la cual se pueda impedir, a los acreedores, el
ejercicio, por cuenta de su deudor, de la acción de petición de herencia que le
pertenece a su propio derecho en una sucesión abierta.

Finalmente, Rogel Vide262 establece que en cuanto a los caracteres de estado


civil, deviene importante resaltar que debido a que su regulación se considera de
orden público y estando establecida mediante normas imperativas que excluyen el
juego de la autonomía de la voluntad, está prohibido contratar sobre el estado civil.
Asimismo, el estado civil es público, se manifiesta sobre el mismo la eficacia erga
onmes y la ruptura del principio de eficacia de la cosa juzgada.

En síntesis, se puede establecer que los caracteres más relevantes del estado civil
son que es inalienable, imprescriptible e irrenunciable, pues este no se puede
negociar, no de extingue bajo ninguna circunstancia y nadie puede abdicar tal
derecho.

3.5.7.e Comprobación del estado civil

Como se mencionó con anterioridad, en principio, el estado civil se prueba con las
certificaciones de las actas extendidas por el RENAP, y que en casos expresos
que señala la legislación, se puede probar por medio de pruebas supletorias.

De acuerdo con Beltranena Valladares de Padilla263 en cuanto a la filiación se le


concede carácter de prueba supletoria a la denominada posesión notoria del
estado civil o simplemente posesión notoria de estado. Esta consiste en un
conjunto de testimonios fidedignos que la establezcan de modo irrefutable.

Para la justificación de la posesión notoria de estado, la doctrina señala como


indispensable la debida comprobación de tres circunstancias, las cuales son: 1) el
nombre; 2) el tratamiento y 3) la fama.

Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 16


262

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 44


263

103
En cuanto al nombre, la doctrina establece que su demostración se da con el uso
público y constante de un apellido derivado de la filiación, siendo este en la gran
mayoría de casos el apellido paterno.

En cuanto al tratamiento, este consiste en acreditar que los presuntos padres


hayan tratado al interesado como hijo suyo, proveyendo a su educación y
establecimiento de modo competente y presentándolo con ese carácter ante la
sociedad.

Por último, en cuanto a la fama, esta se establece con demostrar que los
parientes y amigos de los presuntos padres, haya reputado y reconocido como hijo
al interesado, así como la sociedad en general; es decir, que en las relaciones
sociales y de familia el interesado haya sido reconocido como hijo de los
presuntos padres.

Por su parte, Bonnecase264 indica que en términos generales la teoría de


posesión es estudio del derecho de los bienes, puesto que su dominio normal se
encuentra en los intereses de orden patrimonial. Sin embargo, de ese estudio se
deriva que en muchos casos la posesión de estado es un hecho contrario al
derecho estricto, pero que en ocasiones es tomado en consideración por el
derecho, el cual lo eleva a la categoría de hecho jurídico haciendo producir,
simultáneamente efectos jurídicos.

Asimismo, proporciona el concepto de la posesión de estado de conformidad con


el Código Civil francés, el cual establece en su artículo 321 que “la posesión de
estado se justifica por el concurso suficiente de hechos que indiquen la relación de
filiación y parentesco entre un individuo y la familia a la que pretende pertenecer.
Los principales de estos hechos son: que el individuo haya usado el apellido del
que se supone su padre. Que este le haya tratado como su hijo, suministrándole
en este concepto lo necesario para su educación,, mantenimiento y colocación

Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 142


264

104
definitiva. Que públicamente haya sido su padre, y que haya tenido el mismo
concepto para la familia”.265

De conformidad con la definición aportada, se creó una fórmula que contenía los
elementos de la posesión de estado del Código Civil: Nomen, tractus, fama. Estos
en general coinciden con los establecidos por Beltranena Valladares de Padilla,
sin embargo son explicados de otra manera que vale la pena mencionar.

Nomen: este consiste en llevar de hecho, el nombre de la persona de quien se


reclama el reconocimiento de la filiación; puesto que el nombre es la expresión
material del estado.

Tractus: hace referencia a haber sido tratado, de hecho, en el círculo de la familia


como titular jurídico del estado que se reivindica.

Fama: consiste en ser considerado por el público y en su medio social, con


derecho a ese estado.

Planiol y Ripert266 coinciden con la fórmula sostenida por Bonnecase, sin


embargo agrega que esta solo consiste en una fórmula nemotécnica y que por lo
tanto no debe atribuírsele el valor de una regla de derecho.

3.5.8 Estado político

Este estado hace referencia a los derechos y obligaciones que una persona
adquiere frente al Estado propiamente, ya sea que reside en ese Estado o se
encuentra de paso.

Al respecto, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez establece que el estado político


“es la situación jurídica concreta que guarda el individuo frente al grupo nacional.
Por virtud de ella se puede ser nacional o extranjero, ciudadano o no
ciudadano”.267

265Loc. Cit.
266Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 74
267Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op.Cit. Pág. 217

Coinciden con tal postura Planiol, Marcel y Ripert, Georges. Op. Cit. Pág. 72
105
Por su parte, Bonnecase268 indica que el estado político se refiere a la situación
de la persona con respecto a la nación y en la nación.

Con respecto a la nación, en términos precisos una persona es nacional o


extranjera. En la nación, una persona tiene o no el carácter de ciudadano que, en
el sentido estricto, equivale al carácter se poder ser elector o elegible para un
cargo público.

Por tanto, de conformidad con este autor, el estado político de las personas en el
sentido amplio de la palabra, implica un doble aspecto: se es nacional o
extranjero, pero no necesariamente se es ciudadano.

Para Lehmann269 la pertenencia jurídica a un Estado determinado es de gran


importancia para el Derecho Público. Cada estado reglamenta de modo
independiente los requisitos de adquisición y pérdida de la nacionalidad. Sin
embargo, las normas de carácter internacional público son escasas. La
nacionalidad es un concepto fundamental para el Derecho Internacional Privado
pues es a partir de esta que se determina el Derecho aplicable en caso de un
conflicto. En cuanto al Derecho Privado material, en principio no se hace ninguna
distinción entre nacionales y extranjeros pues todos tienen los mismos derechos
dentro de los territorios alemanes.

3.5.8.a Nacionalidad

Para Aguilar Guerra la nacionalidad “es aquella condición o atributo inherente a la


persona que se caracteriza por establecer un vínculo político y jurídico entre ésta y
un Estado determinado en el que ésta se integra y frente al cual tiene derechos y
obligaciones”.270 De conformidad con Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez271 la
nacionalidad se determina en razón de la pertenencia o no a un Estado, en el
sentido de entidad política.

268Bonnecase, Julien. Op.Cit. Pág. 139


269Lehmann, Heinrich. Op. Cit. Pág. 606
270Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 181

271Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 217

106
Por su parte, Ghersi272 indica que el estado de nacional tiene una condicionalidad
de pertenencia con determinado estatuto jurídico a que el ser humano tiene
derecho, como resultado de su ubicación en el contexto mundial.

Asimismo, indica que la nacionalidad es la expresión de valores históricos,


axiológicos y deontológicos a que el individuo tiene derecho y que el Estado sólo
puede restringir en casos muy específicos y no por causas circunstanciales o
políticas, puesto que la Carta Magna sólo castiga su pérdida a quien cometa el
delito de traición a la patria.

Por lo tanto, según este autor, la nacionalidad es el estado civil de la persona


jurídica, ya sea esta de existencia visible o física, conlleva un conjunto de
relaciones con el Estado, con los Estados extranjeros y con la comunidad
internacional.

Por último, García Amigo, citado por Ghersi establece que “la nacionalidad es la
relación de la persona con el ordenamiento jurídico nacional –como expresión del
Estado de derecho- a que está sujeta”.273

3.5.8.a.1 Nacionalidad de origen

Aguilar Guerra274 indica al respecto, que es la que el Estado atribuye a una


persona cuando nace.

La Constitución Política de la República indica: “Nacionalidad de origen. Son


guatemaltecos de origen, los nacidos en el territorio de la República de
Guatemala, naves y aeronaves guatemaltecas y los hijos de padre o madre
guatemaltecos, nacidos en el extranjero. Se exceptúan los hijos de funcionarios
diplomáticos y de quienes ejerzan cargos legalmente equiparados. A ningún
guatemalteco de origen, puede privársele de su nacionalidad”.275

272Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Pág. 190


273Loc. Cit,
274Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 183
275
Constitución Política de la República de Guatemala. Artículo 144.
107
Por su parte, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez276 la denominan nacionalidad
por nacimiento. Tradicionalmente, ésta atiende a dos factores: en relación de
sangre y en relación territorial.

a) Relación de sangre o iure sanguinis: este principio establece que el hijo


nacido en el extranjero adquiere la misma nacionalidad de sus padres si
ambos son mexicanos o si el padre o la madre lo son.

b) Relación territorial o iure soli: esta establece que independientemente de la


nacionalidad de los padres, el que nazca en territorio mexicano, o por
extensión a bordo de embarcaciones o aeronaves mexicanas, es mexicano
por nacimiento, atendiendo a la relación territorial.

3.5.8.a.2 Nacionalidad por naturalización

Aguilar Guerra277, indica que la nacionalidad adquirida significa un cambio de la


que ostentaba de forma originaria. Por lo tanto, en la nacionalidad de origen como
en la adquirida, los nacionales están en situación de igualdad y no pueden ser
discriminados por el hecho de haber adquirido la nacionalidad guatemalteca por
cambio de la originaria.

La Constitución Política de la República establece por naturalización: “Son


guatemaltecos, quienes obtengan su naturalización, de conformidad con la ley.
Los guatemaltecos naturalizados tienen los mismos derechos que los de origen,
salvo las limitaciones que establece esta Constitución”.278

Para Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez279, la nacionalidad por naturalización es


aquella que se adquiere por quien, teniendo una nacionalidad distinta, decide
adquirir la mexicana, en atención a cualquiera de estas tres posibilidades
siguientes:

276
Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez. Op. Cit. Pág. 217
277
Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 183
278
Constitución Política de la República de Guatemala. Artículo 146
279Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez. Op. Cit. Pág. 217

108
a) Por concesión de la soberanía. En la cual, se solicita que se le conceda al
extranjero la nacionalidad mexicana, a través de la obtención de la carta de
naturalización correspondiente expedida por la Secretaría de Relaciones
Exteriores.
b) Por virtud de matrimonio. La mujer o varón extranjeros que contraigan
matrimonio con varón o mujer mexicanos y tengan o establezcan su
domicilio dentro del territorio nacional, adquieren la nacionalidad mexicana.
Previa comprobación de los requisitos de ley, para que la Secretaría de
Relaciones Exteriores expida el certificado correspondiente de
nacionalidad.
c) Por elección. Cuando se presenta conflicto entre dos legislaciones,
respecto de qué nacionalidad corresponde a un individuo, cuando ambas
coinciden en reputarlo nacional de su Estado; la regla aceptada por la
mayoría de los sistemas jurídicos, es la que, corresponde en cada caso al
propio interesado, optar por la nacionalidad que le convenga, siempre que
se llenen algunos requisitos tales como, en el caso de México: tener
establecido su domicilio en el territorio del país por cuya nacionalidad opta,
tener modo honesto de vivir etc..

3.5.8.a.3 Pérdida de la nacionalidad

La doctrina coincide en establecer los casos en que se puede perder la


nacionalidad, siendo estos:
a) Un acto de voluntad al adquirir otra nacionalidad.
b) Por medio de una disposición legal, cuando por determinados actos
positivos se menosprecia la nacionalidad que se posee.

En los casos mencionados no se hace referencia a una pérdida de la nacionalidad


stricto sensu, sino que hacen referencia más que nada a un cambio de
nacionalidad, puesto que si una persona no poseyera nacionalidad alguna no
estaría reconocida por ningún Estado como perteneciente a éste.

109
Sin embargo, hay un caso específico en el que se puede perder la nacionalidad
sin la voluntad de quien la posee; tal caso es cuando se comete el delito de
traición a la patria, el cual se castiga con la pérdida de la nacionalidad y por ende
la expulsión de esta persona de dicho país.

3.5.8.b La ciudadanía

Rabinovich-Berkman280 indica que en Roma, el segundo factor que se


consideraba para clasificar jurídicamente a los hombres era la ciudadanía. Es
decir, la relación que cada uno tenía para con esa realidad política, social,
económica, religiosa, que había ido apareciendo en el Lacio, y a la que sus
fundadores habían dado el nombre único, que en un principio sólo se aplicaba a
ella: la urbe.

La urbe era en tiempos antiguos el sustrato material de una unión vista como
espiritual, metafísica, sagrada, entre familias de varias etnias diferentes, con
intereses comunes, residencias colindantes, culturas muy parecidas, y todas ellas
sometidas al fuerte influjo etrusco de modo inmediato, y a la más débil presencia
griega en segundo término. Esa comunicación recibió desde muy antiguo dos
denominaciones coexistentes; “república” y “ciudad”.

Baquiro Rojas y Buenrostro Báez281 establecen que la ciudadanía está


íntimamente relacionada con la nacionalidad, pues son ciudadanos los mexicanos
mayores de dieciocho años que se encuentren en el pleno goce de sus derechos
políticos y que tengan un modo honesto de vivir.

Continúan indicando que la ciudanía es una calidad de la nacionalidad, en


principio implica la facultad de ser órgano del Estado, ya en forma permanente
desempeñando puestos dentro de la organización estatal o en forma transitoria

Rabinovich-Berkman, Ricardo D. Op. Cit. Pág. 277


280

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 218
281

110
votando en las elecciones para elegir a los representantes y funcionarios de la
Federación, de los Estados o de los Municipios.

Por último, Planiol y Ripert señalan que la calidad de ciudadano es la aptitud para
ejercer derechos políticos. Fue creada por la revolución, pero pronto fue alterada
la noción por el espíritu popular. Usualmente se emplea la palabra ciudadano de
una manera general, como sinónimo de súbdito francés, y se aplica a todos los
miembros de la nación.

3.5.8.b.1 Pérdida o suspensión de la ciudadanía

Rabinovich-Berkman282 La ciudadanía se perdía con la deportación, es decir, la


condena a dejar Roma de un modo definitivo, tan empleada a partir del Principado.
Sin embargo, la forma tradicional y antigua de perderla era por medio de la
interdicción del agua y el fuego, figura arcaica cuyo nombre, se remonta a aquellas
épocas primitivas de las familias reunidas en sus casas alrededor de sus hogueras
domésticas. El sujeto sobre el cual caía esta sanción ya no podía ser recibido por
ningún romano en la intimidad de su hogar, no se le podía dar asilo, ni compartir
con él los alimentos. Era un ser sin etnia, incluso sin derechos, con excepción de
las protecciones generales del derecho de gentes. El sancionado era considerado
como un excomulgado de la sociedad.

Para Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez283 al igual que la nacionalidad, la


ciudadanía también es susceptible de perderse. En este caso, se pierde al aceptar
o usar títulos nobiliarios que impliquen de alguna manera sumisión a un gobierno
extranjero o por prestar servicios oficiales a gobiernos de otros países sin
autorización del Congreso Federal y por ayudar, en contra de la Nación, a un
extranjero o Gobierno extranjero en reclamaciones diplomáticas o jurídicas ante
tribunales internacionales; con excepción de los abogados que pueden defender a
los extranjeros o gobiernos extranjeros en reclamaciones contra la Nación
mexicana ante Tribunales Nacionales.

Rabinovich-Berkman, Ricardo D. Op. Cit. Pág. 282


282

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op.Cit. Pág. 218


283

111
Asimismo, la ciudadanía también puede suspenderse, la cual se impone cuando
no se cumple con las obligaciones que la ley fija para los ciudadanos o bien
durante el tiempo determinado en que por virtud de estar sujeto a proceso, prófugo
o extinguiendo una pena corporal, no se pueden ejercitar los derechos; lo mismo
en los casos de vagancia o ebriedad consuetudinaria.

A manera de síntesis, se puede establecer que el estado político hace referencia a


la situación de la persona respecto a la nación y en la nación. Respecto a la
nación, una persona puede ser, frente a terceros, nacional o extranjera; en la
nación, una persona tiene o no la calidad de ciudadano. La nacionalidad se
determina en razón de la pertenencia o no a un Estado en su acepción de entidad
política. Asimismo, la nacionalidad se adquiere por virtud del nacimiento o por
virtud de naturalización. La primera atiende a dos principios; el primero es en
relación de sangre, el cual establece que el hijo nacido en el extranjero adquiere la
misma nacionalidad de sus padres; el segundo es en relación al territorio, el cual
establece que independientemente de la nacionalidad de los padres, se adquirirá
la nacionalidad del territorio donde se nazca. En cuanto a la nacionalidad por
virtud de naturalización, es aquella que se adquiere por quien, teniendo una
nacionalidad distinta, decide adquirir otra nacionalidad; esta puede ser: por virtud
de matrimonio o por elección. Aunque en principio la nacionalidad no se pierde, la
doctrina establece casos en los que se puede llegar a perder, los cuales son: por
adquirir otra nacionalidad a elección del interesado o por realizar actos que
menosprecien al país de que es nacional.

3.6 La capacidad

3.6.1 Antecedentes

De conformidad con lo establecido por Rabinovich-Berkman284 la capacidad


jurídica, como concepto abstracto, existió a partir del siglo XIX, pues fue la época
en la que Savigny formuló de un modo completo la idea de la persona como sujeto

Rabinovich-Berkman, Ricardo D. Op Cit. Pág. 282


284

112
de derechos. Los latinos, con el sentido común que los caracterizaba y su poco
afecto por la abstracciones, preferían hablar de “cabeza”, pues es por cabeza, de
lo que se hace la imagen, que se es conocido.

Continúa indicando que “capacidad es un sustantivo abstracto, derivado de


‘cabeza’ (caput en latín –la “i” y la “u” se intercambiaban a menudo-). Como
sabemos, fue una creación pergeñada por los romanistas medievales y
concretados definitivamente por la pandectística del siglo XIX, a partir de los
desarrollos de Savigny. La palabra es un neologismo, aunque por cierto ya muy
viejo ahora, resultante de agregar a caput una de las terminaciones típicas del
latín para las abstracciones –itas, que es el antepasado de nuestro sufijo
inseparable “idad”. De modo que la ‘capacidad’ es aquello que distingue a una
cabeza, que la hace ser tal. Hubiera sido mucho más claro el sentido si hubiera
dado en castellano “cabecidad”, pero tal vocablo nunca existió. Ahora bien, como
hemos visto que el sujeto de Derecho se denominaba en Roma “cabeza”, la
capacidad vendría a referirse a todo lo que específicamente hace o caracteriza a
eso que, con el correr del tiempo, se acabaría llamado ‘persona’”.285

Asimismo, Lehmann286 señala que en armonía con el Derecho Civil alemán


corresponde la capacidad jurídica al ser humano y, concretamente, a todo ser
humano. No es éste un principio expreso, sino sobreentendido de acuerdo con los
puntos de vista de todos los pueblos civilizados. Al contrario, se niega la
capacidad jurídica de los animales pues al reconocerla se opondrían dificultades
técnicas, ya que el ejercicio de la personalidad jurídica eventualmente concedida
a un animal podría serle atribuido al hombre y esto en la práctica no podría ser.

3.6.2 Definición

Para comprender más en que consiste la capacidad, es necesario exponer lo que


los tratadistas explican sobre la misma. Al respecto, Bonnecase indica que “Este
término designa la aptitud de una persona para ser titular de cualquier derecho, de

Loc. Cit.
285

Lehmann, Heinrich. Op. Cit. Pág. 122


286

113
familia o patrimonial, y para hacer valer por sí misma los derechos de que esté
investida”.287

Por su parte, Ghersi288 indica que la capacidad es considerada como una


segunda aptitud o idoneidad otorgada por el ordenamiento jurídico, siendo la
primera el ser persona jurídica.

Para Aguilar Guerra la capacidad se puede entender como “la idoneidad o aptitud
reconocida por el Ordenamiento Jurídico para ser sujeto de la actividad jurídica, es
decir, para ser el destinatario de las normas jurídicas y titular de los intereses que
el legislador asume para su protección. La capacidad jurídica así entendida, es
una cualidad esencial de la persona y corresponde siempre a la misma”.289

Julio Luis Martínez Martínez coincide con la definición dada por Aguilar Guerra y
además agrega que los elementos que caracterizan a la capacidad jurídica son:
“es una e indivisible, porque la persona es una y la capacidad jurídica es reflejo o
expresión de la dignidad de las personas, y es igual para todos los que son
reconocidos como personas; estática, es decir, no modificable por las condiciones
empíricas o fenoménicas del individuo; irreductible, en el sentido de que no puede
ser limitada ni restringida en forma alguna; tiene el carácter de fundamental,
porque contiene in potentia todos los derechos de que el hombre puede ser sujeto
y en los cuales se traduce la capacidad.”290

Por lo tanto, capacidad es la aptitud de una persona para ser titular de cualquier
derecho, ya sea de familia o patrimonial, y para hacer valer por sí misma los
derechos de que esté investida; dicha aptitud es reconocida por el ordenamiento
jurídico para ser sujeto de la actividad jurídica. La capacidad jurídica es una

287Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 164


Coincide con la definición presentada Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa.
Op. Cit. Pág. 49 y Arturo Alessandri Rodríguez y Manuel Somarriva Undurraga, citados
por Beltranena Valladares de Padilla.
288Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Pág. 135

289Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 125


290
Martínez Martínez, Julio Luis. Exclusión social y discapacidad. España. Universidad
Pontificia Comillas. Fundación Promi. Pág. 101

114
cualidad esencial de la persona y corresponderá siempre a la misma; sus
características esenciales son: es una e indivisible, es estática, irreductible y tiene
el carácter de fundamental. La capacidad se divide en dos nociones
completamente distintas: la capacidad de goce y la capacidad de ejercicio.

3.6.3 Capacidad de goce

Para Cabanellas de Torres capacidad de goce es “La aptitud que tiene el hombre
para ser sujeto o por parte, por sí o por representante legal, en las relaciones de
Derecho; ya como titular de derechos o facultades, ya cual obligado a una
prestación o al cumplimiento de un deber”.291

Por su parte, Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez indica que la capacidad de


goce, llamada también capacidad de Derecho o capacidad jurídica, “es la aptitud
de ser titular de derechos subjetivos y obligaciones, la titularidad implica, más que
la actual existencia de derechos subjetivos o de obligaciones jurídicas, la aptitud
de llegar a tener esos derechos o deberes”.292

Continúan indicando, que es por ello que la capacidad jurídica implica


personalidad jurídica. Como consecuencia, toda persona por el solo hecho de
serlo tiene capacidad jurídica o de goce, no se concibe la persona completamente
incapaz de tener derechos y obligaciones; la capacidad constituye la regla y sólo
admite restricciones en razón de la ley. Por lo tanto se tiene capacidad de goce
cuando se es apto para tener derechos y obligaciones, es decir, se es persona.

Sin embargo, Aguilar Guerra293 agrega que la definición proporcionada refleja la


idea de subjetividad que caracteriza a la capacidad jurídica, en el sentido de que
su principal manifestación consiste en la posibilidad de ser sujeto, ya sea del lado
activo de la relación jurídica, es decir, del derecho subjetivo, o bien del lado pasivo

291
Capacidad Jurídica. Cabanellas de Torres, Guillermo. Diccionario Jurídico Elemental.
Argentina. Editorial Heliasta. 2001.15ª. edición. Pág. 61
Coincide con la definición de Capacidad jurídica. Ossorio, Manuel. Diccionario de Ciencias
Jurídicas, Políticas y Sociales. Argentina. Heliasta, 2006. 33ª. Edición. Pág. 146
292Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 208

293Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 128

115
de la misma, del deber u obligación que puede recaer sobre su persona o su
patrimonio. La capacidad es el fundamento y la precondición de cualquier derecho
y es un status.

Es por ello, que por el hecho de la adquisición de la capacidad jurídica la persona


deviene titular de los derechos inherentes a su dignidad, que se conocen como
derechos de la personalidad consagrados en gran medida por las Constituciones
como derechos fundamentales; para los demás derechos se le reconoce
únicamente una virtualidad potencial para ser titular de los mismos, cuya
adquisición se producirá siempre que concurran las circunstancias requeridas
legalmente.

Asimismo, Bonnecase define la capacidad de goce como “la aptitud de una


persona para participar en la vida jurídica por sí misma o por medio de un
representante, figurando en una situación jurídica o en una relación de derecho,
para beneficiarse con las ventajas o soportar las cargas inherentes a dicha
situación o relación. En una fórmula más breve ya reproducida, se dirá que la
capacidad de goce es la aptitud de ser titular de un derecho”.294

Por otra parte, continúa indicando Bonnecase295 que si bien es cierto que la
capacidad de goce de una persona no se puede suprimir totalmente, sí puede
sufrir ciertas restricciones, es decir, no existen incapacidades de goce generales,
pero por el contrario, hay incapacidades de goce especiales muy limitadas en
número pues al parecer atentan contra la esencia misma de la personalidad. Tal
sería el caso de la incapacidad de goce que afecta a los condenados a una pena
perpetua, que les impide tanto dar como recibir a título gratuito bajo ciertas
reservas; lo mismo sucede con la disposición que niega, en Francia, el voto y la
elegibilidad política a las mujeres, se trata de una capitis diminutio, que
corresponde a un estado social desaparecido. Por el contrario, la naturaleza
misma de las cosas impone que se fije una edad antes de la cual es imposible
contraer matrimonio, hacer testamento, adoptar; en estos casos, se está ante una

Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 164


294

Loc. Cit.
295

116
incapacidad de goce, puesto que la persona afectada por ella, no puede hacer
esos actos ni por sí misma ni por medio de un representante.

Finalmente, Spota, citado por Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez “La persona
tiene capacidad de derecho para llegar a ser titular de posibilidades jurídicas
atribuidas por el Derecho Objetivo a su voluntad y para satisfacer intereses
humanos propios o ajenos. De ahí que toda aquella que carece de tal actitud sufre
de incapacidad jurídica. Pero si el ser persona implica ese estado potencial, esa
actitud de llegar a la titularidad de derechos subjetivos y de ser sujeto pasivo de
deberes jurídicos, deriva de ello como lógica consecuencia, que la persona
individual, es, por regla, capaz de derecho. Solo en razón de disposición contraria
de la norma existe incapacidad jurídica. De lo anterior se deduce que la capacidad
de goce de las personas físicas solo admite restricciones limitadas en función de
la ley”.296

Por lo tanto, la capacidad de goce, llamada también capacidad de Derecho o


capacidad jurídica, es la aptitud de ser titular de derechos y obligaciones; ésta
titularidad implica la idoneidad de llegar a tener esos derechos u obligaciones. Es
innata al ser humano, a la persona; incluso a la que está concebida; toda persona
por el solo hecho de serla tiene capacidad de goce. Es subjetiva e inseparable de
la persona humana. Solamente puede privársele de ello en forma relativa. En
conclusión, la capacidad de goce faculta a la persona para adquirir derechos e
incorporarlos a su patrimonio; ser titular de ellos; y ser sujeto de derecho.

3.6.4 Capacidad de ejercicio o capacidad de obrar

La capacidad de ejercicio, de obrar o de hecho, de conformidad con Beltranena


Valladares de Padilla “es la aptitud legal de una persona para poder ejercer
personalmente, por sí misma, los derechos que le corresponden o de que es
titular”.297 Esta capacidad atiende única y exclusivamente a la manera de hacer

Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 210
296

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 50


297

117
valer los derechos por el que es titular de ellos. De la misma forma no es subjetiva,
ya que es el derecho objetivo puesto en función o llevado a la práctica.

Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez298 coincide con la postura de Beltranena


Valladares de Padilla y agrega que la capacidad de ejercicio o de obrar presupone
la capacidad jurídica o de goce, pero no a la inversa; la persona con aptitud o
capacidad de goce puede tener limitada su capacidad de ejercicio, estas
limitaciones son las que constituyen las llamadas incapacidades y que han sido
divididas en naturales y legales.

Para Spota, citado por Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez la capacidad de


obrar es “la actitud de poner en movimiento, por sí mismo, los poderes y
facultades que surgen de los derechos o la de cumplir por sí mismos con sus
deberes jurídicos y también la idoneidad de celebrar actos jurídicos o capacidad
negocial”.299

Por su parte, Bonnecase indica que “La capacidad de ejercicio puede definirse
como la aptitud de una persona para participar por sí misma en la vida jurídica,
figurando efectivamente en una situación jurídica o en una relación de derecho,
para beneficiarse con las ventajas o soportar las cargas inherentes a dicha
situación, siempre por sí misma”.300 En cuanto a la capacidad de ejercicio, esta
puede ser afectada libremente por el legislador, pues su único objetivo es proteger
a la persona, no afectarla.

Aguilar Guerra define la capacidad de obrar o de ejercicio, como “la aptitud


reconocida por el ordenamiento jurídico para actuar con eficacia en el mundo del
Derecho, es decir, es la aptitud de una persona para hacer valer sus derechos y
cumplir con su obligaciones por sí misma”.301

Asimismo, agrega que la capacidad de obrar se concreta en la posibilidad de


realizar comportamientos voluntarios dirigidos a producir los efectos jurídicos

298Baqueiro Rojas, Edgard y Buenrostro Báez, Rosalía. Op. Cit. Pág. 211
299Loc. Cit.
300Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 165

301Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 130

118
reconocidos en las normas, lo que se conoce como actos jurídicos. Dicha
capacidad constituye una manifestación de la libertad de la persona, en cuanto
que le permite asumir por sí misma la defensa de sus propios intereses; es por ello
que es preciso que la persona tenga la madurez necesaria para poder medir las
consecuencias de sus actos. La legislación guatemalteca la plena capacidad se
adquiere con la mayoría de edad, que está fijada en los 18 años, que es la edad
en la que, a juicio del legislador, se puede presumir la existencia de la madurez
necesaria para actuar en forma responsable en la defensa de sus propios
intereses. Por lo tanto, se puede afirmar, en principio, que solo la minoría de edad
y determinadas enfermedades, que afecten la conciencia del individuo, pueden ser
causa de limitación de la capacidad de obrar.

Por último, Rogel Vide302 la define como “la aptitud de la persona para realizar
actos con eficacia jurídica; la posibilidad, conferida a esta, de producir, con sus
actos, efectos jurídicos para sí misma y para su patrimonio”.

En síntesis, se puede establecer que la capacidad de ejercicio o capacidad de


obrar, como también es conocida, es la aptitud reconocida por el ordenamiento
jurídico por la que una persona puede ejercer por sí misma, los derechos de que
es titular y cumplir con sus obligaciones. La persona figura efectivamente en una
situación jurídica para beneficiarse con las ventajas o soportar las cargas
inherentes a dicha situación, siempre por sí misma. Esta capacidad únicamente se
relaciona con la forma en que se hacen valer los derechos por el titular de los
mismos; sin embargo, la capacidad de hecho no es subjetiva sino que es el
derecho objetivo llevado a la práctica.

Así pues, la capacidad de obrar constituye una manifestación de la libertad de la


persona, en cuanto que le permite asumir por sí misma la defensa de sus propios
intereses; es por ello que el requisito indispensable para que se goce de plena

Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 13


302

Coinciden con esta definción Ossorio, Manuel. Op. Cit. Pág. 146, Cabanellas de la
Torre, Guillermo. Op.Cit. Pág. 61 y Lehmann, Heinrich. Op. Cit. Pág. 122
119
capacidad es la mayoría de edad, que en nuestro ordenamiento jurídico, está
fijada en los 18 años.

3.6.5 Diferencia entre capacidad de goce y capacidad de obrar

Diferenciar entre los dos tipos de capacidad deviene necesario pues cada una
tiene funciones específicas en el actuar de la persona dentro de las actividades
jurídicas. Al respecto, Aguilar Guerra303 indica que la capacidad jurídica, como
esencial a toda persona, es igual e invariable en todas ellas, en cambio, la
capacidad de obrar depende del estado civil de cada una, siendo, por tanto
cambiante y diferente en cada momento y en cada sujeto. Por una parte se
encuentra determinada por la misma aptitud natural de cada individuo, y por otra
parte se manifiesta como un reflejo del estado de la situación que cada uno
guarda en relación con la comunidad. De esta forma, la capacidad de obrar se
presenta como una condición necesaria para la validez y eficacia de los actos que
realiza una persona jurídicamente.

Asimismo, la capacidad de goce corresponde a toda persona por el solo hecho de


serlo, y precisamente por ello es una aptitud abstracta, genérica, no graduable;
mientras que la capacidad de obrar se presume, salvo prueba en contrario, en
todos ellos, de donde se deduce que cualquier tipo de incapacidad debe ser
alegada y debidamente probada, así como interpretada en sentido restrictivo,
resolviéndose todas las dudas que la ley genere a este respecto a favor de la
capacidad y puede requerir la concurrencia de determinadas circunstancias, como
por ejemplo que se haya alcanzado una concreta edad.

Por su parte, Ghersi304 las diferencia de la siguiente manera: la capacidad de


goce es la idoneidad para adquirir derechos y contraer obligaciones; es decir,
estar en condiciones legales para ser titular de derechos y obligaciones. Esta se
estructura en virtud de una condición legal, sin que importe la edad o sexo.

Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 131


303

Ghersi, Carlos Alberto. Op. Cit. Pág. 136


304

120
Ahora bien, en cuanto a la capacidad de hecho, esta se encuentra ligada con el
ejercicio y no existe en todas las personas, sino únicamente a favor de aquellas a
las cuales la ley se las conceda, mientras que a otras se las niega en su propio
beneficio como medida de protección, tal es el caso de los menores impúberes y
dementes, con la salvedad de que se les asigne un representante legal para que
ejerza esos derechos en su nombre.

Por último, Beltranena Valladares de Padilla305 señala que la capacidad de


derecho puede tenerse aunque no se posea la de hecho; esto porque se puede
ser titular de un derecho y no ejercerlo por sí mismo, sino por el ministerio de otra
persona calificada y autorizada por la ley.

Por lo tanto, la diferencia entre la capacidad de goce, denominada capacidad de


derecho, y la capacidad de obrar, también llamada capacidad de hecho; radica en
que la primera es la aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones, es una
cualidad de la persona que determina, conforme a su estado, la eficacia jurídica de
sus actos, es decir, estar en condiciones para ser titular de derechos y
obligaciones; la segunda está ligada con el ejercicio, no existe para todas las
personas sino sólo a favor de aquellas a las cuales la ley se las conceda. Depende
del estado civil de cada una, siendo, por tanto cambiante y diferente en cada
momento y en cada sujeto.

La capacidad jurídica la posee todo sujeto, mientras que la capacidad de obrar se


presume, salvo prueba en contrario, en todas las personas, de donde se deduce
que cualquier incapacidad deber ser alegada y debidamente probada.

3.6.6 La capacidad es la regla

Principio fundamental sentado por la doctrina el cual establece, de conformidad


con Beltranena Valladares de Padilla306que toda persona es legalmente capaz,
excepto aquellas que la ley declara incapaces”. Por lo tanto, la capacidad es la
regla, implica el estado ordinario de las personas. La incapacidad no puede ser

Beltranena Valladares de Padilla, María Luisa. Op. Cit. Pág. 51


305

Loc. Cit.
306

121
objeto de presunción, debe constar expresamente en un texto legal. En esta
materia no hay, ni puede haber interpretaciones analógicas, cuando la ley
establece la incapacidad debe interpretarse en sentido restrictivo.

Como se estableció, este principio es fundamental para el ordenamiento jurídico,


puesto que es tomado como base para la elaboración de las legislaciones en
materia civil de los países anglosajones y por ende latinoamericanos, esto debido
a que la persona en principio es capaz por el simple hecho de ser persona,
excepto que se pruebe lo contrario, que es precisamente lo que se regula, los
casos taxativos en los que una persona puede ver disminuida su capacidad, y
específicamente en qué momento la recupera o cuando no puede hacerlo.

CAPÍTULO CUARTO

LA ESFERA DE PODER JURIDICO DE LA PERSONA INDIVIDUAL

Las esferas del poder jurídico de la persona, hacen referencia a los ámbitos en los
cuales la persona puede desenvolverse jurídicamente, es decir, los ámbitos en los
cuales adquirirá derechos y obligaciones y en los cuales los puede hacer valer.
Esta esfera hace referencia a la esfera personal, corporal, espiritual y patrimonial
de cada persona.

4.1 La esfera personal

La esfera personal es el ámbito en cual una persona se interrelaciona con los


demás individuos. Es la esfera en la cual cada una de las personas adquiere sus
derechos y sus obligaciones. Aquí la persona actúa de manera individual pues se
trata primordialmente de proteger sus derechos inherentes, los que tienen mayor
relevancia dentro del ámbito jurídico.

4.1.1 La esfera jurídica de la persona

A este respecto, Rogel Vide307 nos indica que la persona es el centro de


imputación del poder jurídico, es decir, es la base del derecho, es la persona el ser

Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 125


307

122
primordial por el cual se crea el derecho; asimismo, es a la persona a quien se le
impone una serie de deberes que derivan del ordenamiento jurídico y como
consecuencia de los mismos, se le impone un ámbito de responsabilidad.

Este poder y responsabilidad surgen de situaciones, que de conformidad con el


Derecho, son relevante, en las cuales una persona se puede ver involucrada a lo
largo de su vida. Ahora bien, a este conjunto de situaciones se le denomina la
esfera jurídica de la persona y dentro de cual encontramos la esfera personal y la
patrimonial.

En cuanto a la esfera personal, de conformidad con Rogel Vide308, el


ordenamiento jurídico otorga a la persona una serie de poderes jurídicos que van
dirigidos a la conservación y desenvolvimiento de su individualidad dentro de la
sociedad, así como a la protección de los bienes inherentes a la misma, tales
como la vida, el nombre o el honor. Por lo tanto, se está ante la presencia de los
bienes y derechos de la personalidad.

4.1.2 Bienes y derechos de la personalidad

En cuanto a este tema Rogel Vide309 señala que el tema de los bienes y derechos
de la personalidad, es en la actualidad un tema clásico del Derecho Civil, que
aunque no esté expresamente regulado en el Código Civil, la jurisprudencia
reconoce el carácter indemnizable del daño moral, con lo cual se abre paso a la
consideración y protección jurídica de los bienes de la personalidad en general.

La clasificación más sencilla de los bienes, respecto a este tema, es la siguiente:


bienes relativos a la esfera corporal o física de la persona, dentro de los cuales se
puede mencionar la vida y la integridad física; y bienes relativos a la esfera
espiritual de la misma, entre los cuales podemos mencionar el honor, la fama, la
propia imagen, la intimidad personal, las libertades y el nombre, así como también
la condición de autor.

Loc. Cit.
308

Loc. Cit.
309

123
Asimismo, afirma que a pesar de que se habla de los anteriores derechos como
derechos subjetivos de la personalidad, se asignan a estos, caracteres singulares
no propios de otros derechos, los cuales son los siguientes: son esenciales,
innatos u originados, inherentes a la persona, personalísimos, individuales,
privados, absolutos, oponibles erga omnes, intransmisibles, irrenunciables,
inexpropiables e imprescriptibles.

Por lo tanto, la esfera personal hace referencia a que el ordenamiento jurídico


concede a la persona una serie de poderes jurídicos dirigidos a la conservación y
al desenvolvimiento de su individualidad y a la protección de los bienes inherentes
a la misma; los cuales constituyen los bienes y derechos de la personalidad que
se clasifican en: bienes relativos a la esfera corporal o física de la persona y
bienes relativos a la esfera espiritual de la misma.

4.2 La esfera corporal

De conformidad con lo establecido por Rogel Vide310 dentro de la esfera personal


el bien protegido por excelencia, presupuesto indispensable para que todos los
demás se den, es la vida. Asimismo, indica que no se puede hablar de la vida
como un derecho absoluto sobre la misma correspondiente al que disfruta de ella,
como si se tratase de una propiedad strictu sensu. Por lo tanto, no es posible
hablar en modo alguno de un derecho sobre el propio cuerpo, puesto que la
persona carece de un poder de disposición sobre la vida, ésta se encuentra fuera
del comercio de los hombres.

Sin embargo, la propia legislación establece que cada persona tiene obligación de
respetar la vida ajena, salvo los casos en los que se está defendiendo de una
agresión injusta.

Cosa aparte es cuando alguien, en el pleno uso de sus facultades mentales,


decide, en el caso de enfermedades, que la naturaleza siga su curso y prescinda
de atenciones médicas, medicamentos o tratamientos médicos, lo que llevará
inminentemente a la muerte. Este caso es muy discutido en la doctrina, puesto

Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 130


310

124
que hay autores que sostienen que dicha práctica es factible, mientras hay
quienes opinan que no lo es. Sin embargo, parece preponderante la tesis de
quienes no están de acuerdo con dicha práctica, en base a la cual no debe
estimarse vinculante la negativa de una persona a someterse a un tratamiento
médico, transfusión de sangre o intervención quirúrgica que se estimen, según
criterio médico, necesarios o imprescindibles para salvar la vida del enfermo; no
obstante, se han establecido parámetros bajo los cuales, para que el tratamiento
sea exitoso, sea imprescindible la colaboración activa del paciente.

4.2.1 Definiciones de vida

Como se estableció con anterioridad, la vida es el bien protegido por excelencia


dentro del ámbito corporal de la persona. Por lo tanto, resulta importante conocer
una definición del término vida para adentrarnos más en el tema en cuestión.

Al respecto, Ossorio311 indica que vida “Constituye la manifestación y la actividad


del ser. Tiempo que transcurre desde el nacimiento hasta la muerte.”

Asimismo, el Diccionario de la lengua española312 la define como “Fuerza o


actividad interna sustancial, mediante la que obra el ser que la posee. Estado de
actividad de los seres orgánicos. Espacio de tiempo que transcurre desde el
nacimiento de un animal o un vegetal hasta su muerte. Duración de las cosas.”

4.2.2 El surgir de la vida

Este tema está íntimamente relacionado con el momento en que inicia o se


reconoce la personalidad jurídica; el cual, como quedó establecido con
anterioridad, es el momento de la concepción. Al respecto, Rogel Vide313 indica
que es en el momento de la concepción, el momento inicial de un largo proceso
que conducirá posiblemente al nacimiento, comienza el surgir de la vida. Entre la
concepción y el nacimiento se pueden distinguir tres estados biológicos: el

311
Vida. Ossorio, Manuel. Op. Cit. Pág. 984
312Vida. Diccionario de la lengua española. Real Academia Española. 22ª. Edición.
http://lema.rae.es/drae/?val=vida
313Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 131

125
primero, el momento del cigoto o pre embrión, fruto de la fecundación por unión de
dos gametos, el óvulo y el espermatozoide, y su desarrollo hasta que se implanta
en la pared del útero materno, tras semana o semana y media; el segundo es el
momento del embrión: desde que el cigoto se implanta en el útero hasta el tercer
mes del embarazo; y el tercero el momento del feto: cuando éste ya posee
apariencia humana y órganos formados que maduran paulatinamente, momento
comprendido desde el tercer mes de embarazo hasta el parto.

Dicho lo anterior, es por ello que se ha llegado a defender la consideración de


persona para el ser humano desde el momento de su concepción. Siendo lo más
importante el reconocimiento que el embrión merece como vida humana, puesto
que la vida humana, en efecto, es un proceso que comienza con la gestación,
convirtiéndose en una realidad desde el inicio de ésta. Por lo tanto, la vida del
nasciturus ha de considerarse como un bien jurídicamente protegido, lo cual
conlleva, por regla general, la obligación de no obstaculizar el proceso natural de
gestación y protegerse sobre todo a éste. Por ello el aborto es siempre un mal, por
mucho que haya sido despenalizado y para evitar males que se consideran
mayores. El hecho de despenalizar el aborto no es algo para celebrar, pues lo
único que significa es no punir el hecho de interrumpir el surgir de la vida.

Por lo tanto, el bien jurídico tutelado de la esfera corporal de la persona es la vida.


Esta hace referencia a que la persona carece de un poder de disposición sobre la
vida, que está fuera del comercio de los hombres. Sin embargo, esto no es una
limitación para que la persona pueda ‘vivir’ su vida como mejor le convenga. El
surgir de la vida comienza con la concepción, momento en el cual el nasciturus
debe ser considerado como un bien jurídicamente protegido. En el tema de la
disposición sobre la vida, entra en discusión la práctica denominada ‘eutanasia’, la
cual consiste en el derecho que tiene una persona de decidir poner fin a su vida
debido a un desesperanzado sufrimiento proveniente de una enfermedad; pues si
bien es cierto que la persona tiene el poder de disposición sobre su cuerpo, eso no
quiere decir que puede decidir sobre ella como si se tratase de un derecho de
propiedad propiamente dicho, ya que no puede exponerse a tal riesgo que pueda

126
conducirlo a la muerte pues no se estaría respetando el derecho fundamental a la
vida consagrado en la Carta Magna; dicha práctica, en los países en los que no
está legalizada, puede ser considerada como homicidio o inducción al suicidio.

4.3 La esfera espiritual de la persona

La esfera espiritual de la persona hace referencia más que nada a los derechos
que atañen la moralidad de la persona, su esencia como tal. Dentro de esta esfera
encontramos derechos que de ser transgredidos, se estarían violentando derechos
fundamentales para el correcto desarrollo de las personas dentro de la sociedad,
como serían: la libertad, el honor y la fama, la intimidad personal y familiar, la
propia imagen, y por último los derechos de autor.

Al respecto, Rocco Buttiglione indica que la esfera espiritual, “es donde se halla
la plenitud de la persona y su felicidad, que consisten en el don de sí y en la
participación a la comunión universal”.314

Por su parte, Leopoldo Eulogio Palacios señala que “la esfera espiritual es lo
humano con valor propio. Constituye una unidad en la totalidad de lo humano.
Pero no es algo definitivo y acabado, sino una construcción y un proyecto, que se
realiza en la construcción de la personalidad por medio de la búsqueda de
sentido”.315

4.3.1 La libertad

El Diccionario de la lengua española define la libertad como la “Facultad natural


que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que
es responsable de sus actos”.316

314
Buttiglione, Rocco. La persona y la familia. Traducción por: Francisco Fernández.
España. Ediciones Palabra. 1999. Pág. 211
315
Palacios, Leopoldo Eulogio y otros. Tratado de educación personalizada. El concepto de
persona. España. Ediciones Rialp. 1989. Pág. 109
316Libertad. Diccionario de la lengua española. Real Academia Española. 22ª. Edición.

http://lema.rae.es/drae/?val=vida
127
Por su parte, Ossorio la define como el “Estado existencial del hombre en el cual
éste es dueño de sus actos y puede auto determinarse consistentemente sin
sujeción a ninguna fuerza o coacción psicofísica interior o exterior”.317

Ahora bien, Rogel Vide318 nos indica que dentro de la esfera espiritual de la
persona se manifiestan, en primer lugar, las libertades. De las cuales, la doctrina
habla de diversas libertades, en ocasiones derechos de libertad, en función de los
distintos objetos sobre los que pueda versar.

En función de lo anterior, la doctrina ha querido distinguir entre libertades públicas


y civiles. Entre las libertades públicas encontramos la residencia y circulación,
cátedra, creación, expresión e información, reunión, asociación, enseñanza,
sindicación y huelga. Entre las libertades civiles, propias del Derecho privado
encontramos las libertades físicas, morales y profesionales. Las primeras serían
las de locomoción, de hacer o no hacer, de quedarse en casa; las morales como
las del modo de vida, de conciencia; las profesionales en las que también se
podrían mencionar las libertades contractuales, comerciales y de trabajo.

Las que resulta más interesante destacar son las libertades de expresión e
información. La primera resulta más amplia que la de información, puesto que no
opera, en el ejercicio de la libertad de información, el límite de veracidad aplicable
a ésta.

Asimismo, es importante señalar en este punto, que dentro de las libertades es


aplicable el principio rector que establece que mi libertad de restringe o se detiene
ante las libertades de los demás, y sobre todo ante los derechos de los demás.
Asimismo, si bien es cierto, que estos derechos, en presencia de las libertades, en
determinado punto pueden ver restringido su campo de aplicación, llegan a
desaparecer como tales en determinados casos, con lo cual el choque entre
ambos resulta imposible, y las posibles intromisiones en derechos de la

Libertad. Ossorio, Manuel. Op. Cit. Pág. 547


317

Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 135


318

128
personalidad, como el honor, la fama, la intimidad o la imagen, no pueden
reputarse ilegítimas al final.

4.3.2 Los bienes sociales

Los bienes sociales de conformidad con Rogel Vide319 son aquellos que aun
separables de la propia persona, le atañen muy directamente, tales como el honor
y la fama, la intimidad personal y familiar y la propia imagen. La doctrina ha
cuestionado, en relación con los bienes sociales y los derechos existentes sobre
los mismos, caracteres clásicos de los derechos de la personalidad, como lo son:
esenciales, absolutos, indisponibles e intransmisibles.

4.3.2.a El honor y la fama

En cuanto a este tema, Ossorio nos proporciona una definición de honor, la cual
establece que es la “Cualidad moral que nos lleva al más severo cumplimiento de
nuestros deberes respecto del prójimo y de nosotros mismos”.320

Ahora bien, en cuanto a la fama, el mismo autor la define como la “Opinión que las
gentes tienen de una persona. Buen estado del hombre que vive rectamente
conforme a la ley y a las buenas costumbres”.321

Por su parte, Rogel Vide322 indica que Tribunal Supremo español establece que
el honor, como bien, está integrado por dos aspectos: el de inmanencia o
mismidad, que es la estimación que cada persona hace de sí mismo; y el de
trascendencia o exterioridad, que es el reconocimiento que los demás hacen de
nuestra dignidad.

Asimismo, es necesario distinguir entre el honor y la fama, que aunque se cree


coloquialmente que son sinónimos, no lo son. El honor, considerado como el
patrimonio del alma, es una cuestión de la persona consigo misma,

319Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 137


320Honor. Ossorio, Manuel. Op. Cit. Pág. 458
321 Ibid. Pág. 405

322Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 139

129
independientemente de que ésta sea famosa o no. El honor tiene que ver con la
propia estima, con la adecuación de la propia vida y conducta a un patrón honesto
y la satisfacción que ello causa. La fama, por su parte, hace referencia a la
reputación, que puede ser buena o mala, tiene que ver con la consideración ajena,
con lo que los demás piensen o digan de uno, sea cierto o no.

Se entiende que existe un atentado al honor cuando, más allá de la crítica


razonable, de desciende al terreno del ataque personal; es decir, la vulneración al
honor se da por manifestaciones objetivamente difamatorias, aunque no concurra,
en quien las hace, la intención de causar un daño. Por lo tanto, el ataque o lesión
al honor, puede tener lugar tanto en el ámbito íntimo o familiar como en el ámbito
social, así como también en el ámbito profesional en que cada persona se
desenvuelve.

4.3.2.b La intimidad personal y familiar

Antes de conocer más sobre la intimidad personal y familiar, es importante


conocer una definición de derecho de intimidad, y al respecto Ossorio nos indica
“Refiérase la expresión al derecho que todas las personas tienen de que sea
respetada su vida íntima, a efectos de que nadie pueda entrometerse en la
existencia ajena publicando retratos, divulgando secretos, difundiendo
correspondencia, mortificando a otro en sus costumbres y perturbando de
cualquier otro modo su intimidad”.323

Ahora bien, en cuanto a la intimidad personal y familiar, Rogel Vide324 nos indica
que esta implica la existencia de un ámbito propio y reservado frente a la acción y
conocimiento de los demás, un espacio en el cual no se permiten las intromisiones
extrañas, lo cual es necesario para mantener una calidad de vida mínima. Para
establecer los límites de la intimidad, es necesario tomar en cuenta los usos
sociales y los propios actos, las cuales representan las pautas de comportamiento
escogidas por cada persona para sí misma y en el seno de la familia. Ya sea en

Derecho a la intimidad. Ossorio, Manuel. Op. Cit. Pág. 296


323

Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 140


324

130
mayor o menor representación, todas las personas tienen una esfera de intimidad
que no puede ser traspasada impunemente.

En el ámbito de la intimidad podemos mencionar los siguientes: sexualidad,


noticias relativas a la salud de las personas o a cualesquiera otros hechos, sean
ciertos o no, relativos a su vida privada o íntima, secreto profesional, inviolabilidad
del domicilio, de la correspondencia y de las comunicaciones telefónicas y
telegráficas, sanción del abuso en el manejo de datos e información relativa a las
personas por parte de quien las posee, uso ilegal de la informática, entre otros.

4.3.2.c La propia imagen

En cuanto a la libertad a la propia imagen, Rogel Vide325 señala que la imagen de


una persona es la representación o descripción de su apariencia física, que la
hace presente, ya sea de forma personal o por cualquier medio de reproducción,
retrato, pintura, fotografía, filmación e incluso grabación de la voz.

En su aspecto positivo, el derecho a la propia imagen, otorga a la persona la


posibilidad de reproducir la propia imagen, exponerla, publicarla, y comerciar con
ella, contratando su utilización para fines comerciales o publicitarios, incluso
mediante precio. Cuando se transgrede el derecho sobre la propia imagen, este
permite prohibir, en principio, la obtención, reproducción o divulgación, por
cualquier medio, de la imagen de una persona sin su consentimiento.

4.3.2.d En torno al derecho de autor

Los derechos de autor se encuentran protegidos y regulados por el Derecho de


Propiedad Intelectual; sin embargo, en ámbito del derecho civil, y más
específicamente en las esferas jurídicas de poder de la persona, se mencionan los
derechos de autor puesto que en caso se transgredan dañan la moral de la
persona. Al respecto, Ossorio nos brinda una definición de derecho de autor: “El
que tiene toda persona sobre la obra que produce y especialmente el que

Ibid. Pág. 141


325

131
corresponde por razón de las obras literarias, artísticas, científicas o técnicas para
disponer de ellas por todos los medios que las leyes autorizan”.326

Rogel Vide327 indica que el derecho del autor sobre la obra del espíritu que crea
es un derecho de propiedad intelectual que está integrado por derechos de
carácter personal y patrimonial, que atribuyen al autor la plena disposición y el
derecho exclusivo a la explotación de su obra. Asimismo, posee derechos o
facultades morales o personales como el inédito, la paternidad, la integridad y el
arrepentimiento.

En base a estas últimas facultades la doctrina ha pretendido establecer la


condición de autor como bien de la personalidad; es decir, que el derecho de autor
sea considerado como derecho de la personalidad. Sin embargo, la mayor parte
de la doctrina opina lo contrario, puesto que no todas las personas son autores,
los derechos de autor implican una exteriorización, una creación que sale fuera de
la persona; el autor, con cada obra intelectual que saca a la luz, no incorpora algo
a sí mismo, sino que acrece su circunstancia; el derecho de autor, ciertamente
contiene facultades que son personalísimas, en cuanto que su ejercicio no puede
ser encomendado a otro, pero no es un derecho de la personalidad; ya que la obra
que crea, siendo algo creado por la persona, es perfectamente distinto y separable
de ella.

Por lo tanto, en síntesis se puede establecer que la esfera espiritual de la persona


hace referencia a lo humano con valor propio, constituye una unidad en la
totalidad de lo humano. La esfera espiritual se compone de las llamadas
libertades, en función de los distintos objetos sobre los que puede versar. La
libertad se basa en el principio fundamental del derecho que establece que la
libertad de una persona se detiene cuando comienza el derecho de otro. Los
bienes de la personalidad son derechos que son inherentes a la persona, los que
le atañen muy directamente, como lo son el honor y la fama, la intimidad personal
y familiar y la propia imagen. El detrimento de cualquiera de estos derechos causa

Derecho de autor. Ossorio, Manuel. Op. Cit. Pág. 301


326

Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 143


327

132
un efecto perjudicial en la moral de la persona, en su espíritu como tal; es por eso
que se protegen como derechos de la personalidad.

4.4 La esfera patrimonial

El patrimonio representa todos aquellos bienes que son aptos para satisfacer las
necesidades económicas de las personas. Los bienes económicos constituyen el
objeto del patrimonio. En sí, el poder y deberes sobre dichos bienes surgen de una
serie de situaciones jurídicamente relevantes, cuyo conjunto conforman la esfera
patrimonial de la persona.

4.4.1 Definición de patrimonio

Para Ossorio328 “El patrimonio representa una universalidad constituida por el


conjunto de derechos y obligaciones que corresponden a una persona y que
pueden ser apreciables en dinero”. José Luis Lacruz Berdejo329 agrega que
cuando una persona fallece, este patrimonio se transforma en herencia.

Por su parte, Rogel Vide indica que se puede entender el patrimonio como la
“masa de bienes destinada a un común y sometida a unas normas específicas de
gestión y a una misma esfera de responsabilidad”.330 Lo normal sería que una
persona sea titular de un solo patrimonio, sin embargo es posible que sea titular
de varios, así como también es posible la existencia de un patrimonio sin sujeto.

Por lo tanto, se puede decir que el patrimonio es todo aquel conjunto de bienes
materiales, derechos y obligaciones que posee una persona y que pueden ser
valorables en dinero. En principio, una persona solo puede ser titular de un
patrimonio; sin embargo, puede darse el caso que una persona sea titular de
varios patrimonios al mismo tiempo o que existan patrimonios sin titular.

328Patrimonio. Ossorio, Manuel. Op. Cit. Pág. 697


329
Lacruz Berdejo, José Luis. Nociones de Derecho civil patrimonial e introducción al
Derecho. Madrid. Editorial Dykinson. 2004. 4ª. Edición. Pág. 113
330Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. 145

133
4.4.2 Características del patrimonio

Alessandri R. y otros331 indica que del principio que liga el patrimonio a la


personalidad, derivan las características que se le atribuyen al patrimonio, las
cuales son las siguientes: a) Toda persona, sea física o jurídica, tiene un
patrimonio; b) El patrimonio no es transferible, aunque sí puede ser objeto de ser
transmitido por sucesión a la muerte del titular; c) Sólo las personas pueden tener
un patrimonio; y d) Una misma persona no puede tener sino un patrimonio, que es
uno e indivisible. Esta última característica es la que se conoce como principio de
la unidad del patrimonio.

Rogel Vide332 coincide con las características anteriores, sin embargo agrega las
siguientes: a) Legalidad. Hace referencia a que el Derecho es el único que puede
autorizar la consideración jurídica unitaria de un conjunto de bienes; y b)
Autonomía. Hace referencia a la independencia de un patrimonio, respecto de
otros, en el ámbito de la responsabilidad por deudas.

4.4.3 Tipos de patrimonios

Debido a que los bienes, derechos y obligaciones que componen un patrimonio


pueden ser variados, es importante hacer mención de los distintos tipos de
patrimonios que reconoce la doctrina. Al respecto, Rogel Vide333 indica que los
tipos de patrimonios son los siguientes:
1. Patrimonio personal. Es el atribuido a una persona física o jurídica para
atender a los fines generales de la misma y a la responsabilidad que a ésta
le incumba.
2. Patrimonio separado. Es todo aquel patrimonio que diferenciado del
personal, está destinado específicamente a un titular distinto de quien lo

331Alessandri R., Arturo y otros. Op. Cit. Pág. 480


332Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 146
333 Ibid. Pág. 148

Coincide con las características mencionadas Alessandri R., Arturo y otros. Op. Cit.
Pág. 481
134
posee en la actualidad. Se puede mencionar como ejemplo, el patrimonio
del menor o el del ausente.
3. Patrimonio colectivo. Aquel en que la titularidad corresponde a varias
personas. Como por ejemplo, la comunidad de gananciales, los restantes
posibles regímenes de comunidad conyugal, la masa de la herencia indivisa
e, incluso, el patrimonio de las sociedades sin personalidad jurídica.
4. Patrimonio en situación interina. Sería el caso del patrimonio en liquidación,
como el patrimonio concursal y herencia a beneficio de inventario, o en
espera de un titular, como por ejemplo, el patrimonio del ausente, la
herencia yacente o bajo condición.

4.4.4 Clasificación de las cosas

De conformidad con Rogel Vide334 existen clasificaciones diversas de las cosas,


dependiendo de las cualidades que posean llevan aparejadas ciertas
consecuencias jurídicas. Algunas clasificaciones versan sobre cosas fungibles,
divisibles o consumibles, en tanto que otras versan sobre la idea del interés
referible a un sujeto. En base a lo anterior, las principales clasificaciones posibles
son las siguientes:

1. Cosas dentro y fuera de comercio. Esta clasificación hace referencia a que


pueden ser objeto de contrato todas las cosas que no están fuera del
comercio de los hombres. No están dentro del comercio los bienes del
dominio público ni los del comercio prohibido
2. Cosas corporales e incorporales. Dependiendo de si están dotadas o no de
existencia material pueden ser incorporales, que son los derechos, las
energías y las creaciones intelectuales; y corporales que sería todas las
cosas materiales.
3. Cosas consumibles y no consumibles. Según que el uso de las mismas,
adecuado a su naturaleza, las consuma o simplemente las deteriore. El

Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 150


334

135
dinero, jurídicamente, es cosa consumible, no en el sentido de que pierda
su valor sino en el de que, al ser usado, sale del patrimonio del usuario.
4. Cosas fungibles y no fungibles. Las primeras son sustituibles fácilmente y
no tienen valor como objeto en sí, a diferencia de cuanto sucede con las no
fungibles, las cuales no pueden ser sustituidas con facilidad pues son
únicas.
5. Cosas específicas y genéricas. Según estén individualmente determinadas
o lo estén tan solo por su pertenencia a un género del que se puede
especificar algunos datos.
6. Cosas divisibles e indivisibles. Físicamente, todas las cosas son divisibles.
Jurídicamente, son divisibles las cosas susceptibles de ser divididas sin
menoscabo, de tal modo que las partes resultantes tengan la misma
naturaleza y función que el todo; si ello no puede ser, son indivisibles.
7. Cosas presentes y futuras. Las primeras tienen propia individualidad física y
jurídica actual. Las segundas carecen de individualidad jurídica autónoma.
8. Cosas registrables y no registrables. En función de que tengan acceso, o
no, a los distintos registros de bienes, es decir, que para que puedan surtir
efectos jurídicos o para que sean válidas deben estar inscritos en los
registros que estipule la legislación.

Por lo tanto, en síntesis se puede establecer que la esfera patrimonial de la


persona consiste en una serie de situaciones jurídicamente relevantes derivadas
del poder sobre bienes económicos y los deberes sobre los mismos. El patrimonio
representa una universalidad constituida por el conjunto de derechos y
obligaciones que corresponden a una persona y que pueden ser apreciables en
dinero. Es de hacer notar que luego de la muerte, el patrimonio se convierte en
herencia y son heredables no solo los derechos sino también las obligaciones del
causante que no se extinguen con la muerte. Dentro de sus características
principales se pueden mencionar: el patrimonio es uno e indivisible; es autónomo;
es intransmisible, salvo el caso de la transmisión por causa de muerte; solo las

136
personas pueden tener un patrimonio. El patrimonio es una emanación de la
personalidad.

CAPÍTULO QUINTO

LOS DERECHOS DE LA PERSONALIDAD

5.1 Antecedentes

Juan José Bonilla Sánchez335 indica que el primer antecedente de los derechos
de la personalidad son el Código de Hammurabi pues este fue la primera
legislación que trató de poner límites a la esclavitud; en el Derecho Romano sus
antecedentes se remontan al ius Gentium; y por último el cristianismo defendió los
derechos de la personalidad humana mediante la idea de una paternidad
universal, lo que implicaba la igualdad de todas las personas y de sus derechos, al
ser humanos entre sí.

El término Derechos fundamentales se acuña por primera vez en la Constitución


Alemana de la Paulkirche, de 18-05-1848. Con el liberalismo, la Constitución se
convierte en una norma organizadora de los poderes del Estado, cuyo principal
objetivo consiste en demarcar el que ejerce el monarca. Así, acceden a ella los
derechos fundamentales para avalar el espacio personal de libertad del hombre
que es inmune a las acechanzas de la autoridad.

Luego, la Ley Fundamental de Bonn recoge de forma expresa el doble carácter de


los derechos fundamentales: en primer lugar el carácter subjetivo, siendo el que
delimita la dignidad del ser humano, y el carácter objetivo, que son los
mecanismos conformadores de los poderes del Estado. Asimismo, establecerá los
dispositivos necesarios para resguardar el respeto al carácter constitucional que
se le ha otorgado a los mismos, su eficacia directa y el sometimiento a ellos de
todos los poderes públicos.

335
Bonilla Sánchez, Juan José. Personas y Derechos de la personalidad. España. Editorial
Reús. 2010

137
Por su parte, Aguilar Guerra336 establece que los derechos esenciales de la
persona, tienen por objetivo los bienes más elevados de entre los que son
susceptibles de dominio por el hombre. Estos perfeccionan la transferencia al
plano jurídico de la personalidad, al darle un contenido mínimo de reconocimiento
efectivo, como requiere el calor que esa personalidad significa, y sirven para
impedir que la personalidad en sentido jurídico se convierta en una fórmula
inservible.

Los derechos de la personalidad han sido integrados a los ordenamientos jurídicos


en un doble plano: como fundamento del orden social y defensa frente a las
invasiones por parte de las invasiones por parte del poder público. Asimismo,
confieren instrumentos de protección de los bienes y valores que se consideran
necesarios para el pleno desarrollo de la personalidad humana.

Por lo tanto, los derechos de la personalidad tienen como antecedentes el


cristianismo, que defendió los derechos fundamentales de la persona mediante la
idea de una paternidad universal, que implicaba la igualdad de todas las personas,
así como el respeto a sus derechos entre sí. El término fue acuñado por primera
vez en la Constitución alemana de la Paulkirche del 18-05-1848, y es así como
bajo influjo de la teoría alemana se formula la teoría de los derechos de la
personalidad, definiendo de este modo un tipo de poder y de protección sobre
bienes y valores esenciales para la persona.

5.2 Definición

Para poder adentrarnos en el tema en cuestión, es importante delimitar el


significado de derechos de la personalidad, al respecto, Etcheverry Court,
Eleonor y otros señalan “Llámense derechos primordiales o de la personalidad
los que tienen por fin defender intereses humanos ligados a la esencia de la
personalidad. También se dice que son aquellos derechos que toda persona física,

Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 59


336

138
en la calidad de sujeto jurídico, lleva inseparablemente desde su origen y que no
tienen otro presupuesto que la existencia de la persona”.337

Para Bonnecase338 son el conjunto de reglas e instituciones que se aplican a una


persona considerada en sí mismos, es decir, en su existencia, individuación y
poder de acción.

Oscar Ochoa339 los define como aquellas facultades concretas de las que se
encuentra investido las personas como su núcleo fundamental, teniendo el
derecho como impedimento desconocerlos, ni dejar de regularlos o sujetarlos a
normas que nieguen al hombre esa esencia de serlo.

Aguilar Guerra340 por su parte indica que cuando se habla de derechos de


personalidad se hace referencia a una doctrina formada en el ámbito del Derecho
privado con la doble intensión de superar el tratamiento formal de la persona, al
dotarla de un mínimo de protección de bienes y valores cardinales, así como crear
una categoría específica de derechos subjetivos que se adaptan mejor a las
peculiaridades del objeto sobre el que recaen, y particularmente a la difícil relación
entre sujeto y objeto en ese ámbito.

Por lo tanto, los derechos de la personalidad se pueden definir como aquellos que
tienen por finalidad defender intereses humanos ligados a la esencia de la
personalidad. Asimismo, son aquellos que consideran a la persona en sí misma y
la organizan socialmente; estableciendo en qué condiciones el ser humano es
sujeto de derechos y en qué medidas lo son.

5.3 Diferencia entre derechos fundamentales y derechos de personalidad

Generalmente, se tiene la idea que los derechos fundamentales y de la


personalidad son sinónimos; sin embargo, esta afirmación resulta en la práctica
337
Etcheverry Court, Leonor, y otros. Familia y personas. Chile. Editorial Jurídica de Chile.
1991. Pág. 485
338
Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 100
339
Ochoa G., Oscar E. Personas. Derecho civil I. Venezuela. Editorial Texto C.A. 2006.
Pág. 435
340Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 62

139
equivocada. Al respecto, Aguilar Guerra341 indica que el problema entre la
diferenciación de ambos procede de una serie de factores tales como la distinta
perspectiva metodológica con que se ha analizado una misma realidad jurídica, la
dimensión histórica de ese análisis o, incluso, la propia estructura interna de los
distintos derechos. Los derechos de la personalidad fueron desarrollados por la
doctrina jurídico-civil desde finales del siglo XIX y eran un mecanismo muy útil de
impulso de protección y tutela de los valores esenciales de la personalidad
humana. Se centraban en las relaciones privadas y trataban de explicar las
características de los instrumentos de protección y tutela puestos a disposición de
cada persona. Sin embargo, también fueron utilizados para delimitar el ámbito de
defensa de la persona frente a los poderes públicos.

Es por ello, que en la actualidad los derechos de la personalidad forman un


pequeño grupo dentro del más general de los derechos fundamentales, que se
caracteriza por un específico mecanismo de tutela que se superpone al sistema de
protección establecido en la Constitución. Por lo que los derechos de la
personalidad deben entenderse como un círculo de derechos inserto en el ámbito
general de los derechos fundamentales.

Por su parte, Rogel Vide342 indica que todos los bienes de la personalidad se
encuentran contemplados en la Constitución española, junto con muchos otros,
como objeto de los derechos fundamentales en ella consagrados.

La problemática entre ambas categorías surge de saber si unos y otros son


iguales o distintas, se trata, más que nada de saber si ha de seguir hablándose o
no, de derechos de personalidad como categoría propia, específica y distinta de
cualquier otra.

En la opinión de este autor, la respuesta a la última interrogante es afirmativa,


pues se pueden identificar diferencias diversas entre los derechos de la
personalidad y los fundamentales, aunque el objeto de los mismos llegue a

Ibid. Pág. 63
341

Rogel Vide, Carlos. Op. Cit. Pág. 127


342

140
coincidir, al estar pensados los primeros dentro de un marco privado, de
relaciones entre particulares, en tanto que los segundos se afirman en el ámbito
del Derecho Público, a favor del ciudadano frente a los poderes del Estado.

Asimismo, se encuentran diferencias en el origen histórico de los derechos


contemplados. En primer lugar, están los derechos fundamentales, que se
encuentran aparejados a los derechos humanos. Estos tienen sus orígenes en la
intolerancia de los pueblos, guerras de religión, con tensiones entre grupos que
gozaban de derechos casi inexistentes. Más adelante y en ciertos países, las
declaraciones de derechos propician el tránsito de los derechos humanos
constitucionalizados, hacia los derechos fundamentales de los ciudadanos, es
decir, aquellos derechos dotados de garantías tangibles en los textos
constitucionales, garantías que solo excepcionalmente pueden suspenderse.
Siendo las garantías un componente indispensable de los derechos
fundamentales. Ya entrado el siglo XIX, surge la categoría de los derechos de la
personalidad, puesto que habiendo conseguido la persona un mínimum de
garantías frente al Estado puede empezar a construir sus relaciones privadas.

En segundo lugar, existen diferencias en cuanto al ámbito predicable, puesto que


los derechos de la personalidad se mueven en un ámbito más reducido que el de
los derechos fundamentales, que son más numerosos que los primeros. Los
derechos de la personalidad vendrían a coincidir con los llamados derechos de
ámbito personal.

Por último, existen diferencias en cuanto a la protección y garantías de cada


categoría. Hay ciertos bienes, como la vida, honor, intimidad, entre otros, que son
contemplados por distintas ramas del derecho, y se regulen sobre los mismos
cierta protección y garantías diversas que tienen un solo común denominador.
Existen, por último, diferencias en lo que a protección y garantías respecta. Ahora
bien, cuando un particular transgrede un bien de la personalidad perteneciente a
otro particular, la protección y las garantías se singularizan, pudiendo ser
específicamente civiles y constitutivas de un delito o falta, lo cometa quien lo

141
cometa, pudiendo ser cometido por particulares, por los poderes del Estado o por
funcionarios al servicio de la Administración del mismo.

Por lo tanto, se puede establecer que a través del tiempo, de los derechos
humanos consagrados en la Constitución hemos llegado a los derechos
fundamentales y dentro de éstos se encuentra un grupo de derechos específicos
fundamentales que reciben el nombre de derechos de la personalidad. Por lo
mismo, sí existen diferencias fundamentales entre los derechos fundamentales y
los de la personalidad, pues a pesar de que el objeto de los mismos llegue a
coincidir en un punto determinado, ambos tienen finalidades diferentes. Los
derechos de la personalidad están pensados dentro de un marco estrictamente
privado, de relaciones entre particulares, se mueven dentro de un ámbito más
reducido, vendrían a coincidir con los llamados derechos de ámbito personal;
mientras que los derechos fundamentales se afirman en el ámbito del Derecho
público, a favor del ciudadano y frente a los poderes del Estado, suelen ser más
numerosos y coinciden con los derechos de ámbito político o socioeconómico.

5.4 Caracteres

Puesto que los derechos de la personalidad son inherentes a la persona, estos se


adquieren desde el nacimiento sin ninguna formalidad. Son concedidos al hombre
por el Derecho Natural y por el solo hecho de ser hombre. Estos derechos
protegen y defienden bienes esenciales en la vida de las personas, que
constituyen el núcleo más profundo de la personalidad.

Al respecto, Ochoa343 indica que los caracteres propios de los derechos de la


personalidad son los siguientes:

1) Los derechos de la personalidad son innatos; pues se adquieren con la


existencia misma de la persona, están adheridos a su individualidad
espiritual y material como ser viviente, y por ello le son connaturales.

Ochoa G., Oscar E. Op. Cit. Pág. 439


343

Coinciden con las características mencionadas Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit.
Pág. 81 y Alessandri R., Arturo y otros. Op. Cit. Pág. 486
142
2) Los derechos de personalidad son derechos vitalicios; debido a que surgen
con su concepción, los derechos de la personalidad se extinguen con ella,
cuando deja de ser persona en términos jurídicos.
3) Los derechos de la personalidad tienen carácter extrapatrimonial; pues no
son valorables en dinero ni pueden ser objeto de contratación.
4) Los derechos de la personalidad son derechos indisponibles; siendo por la
misma razón intransmisibles, irrenunciables, enajenables, inembargables,
inejecutables, expropiables e imprescriptibles.
5) Los derechos de la personalidad son derechos absolutos; en cuanto son
oponibles erga omnes e imponen una obligación negativa a todos,
excluyendo cualquier conducta que lesione su contenido.
6) Los derechos de la personalidad son derechos privados o particulares de
cada persona. Son privados en el sentido de que ellos son particulares y
personales de cada uno, puesto que no se refieren sino a los intereses
personales de los particulares.

En síntesis se puede establecer que las características principales de los derechos


de la personalidad son: innatos, vitalicios, tienen carácter extrapatrimonial, son
indisponibles y por lo tanto, intransmisibles, irrenunciables, enajenables,
inembargables, inejecutables, imprescriptibles; absolutos y privados o particulares.

5.5 Naturaleza jurídica

La naturaleza jurídica de los derechos de la personalidad ha sido muy discutida


dentro de la doctrina, pues hay quienes la consideran como derecho subjetivo y
hay quienes le otorgan el carácter de derechos naturales. Al respecto, Ochoa344
indica que la polémica de la naturaleza de los derechos de la personalidad radica
en que si dichos derechos son poderes que el hombre ejerce sobre su propia
persona, es decir, derechos en los que la persona tenga por objeto a sí misma.

Asimismo, el hecho de que en Derecho civil sea admitida la existencia de los


Derechos de la personalidad o derechos fundamentales de la persona ha hecho

Ochoa G., Oscar E. Op. Cit. Pág. 435


344

143
surgir en la doctrina de los civilistas la interrogante sobre la existencia de
verdaderos derechos subjetivos de la personalidad, negando así su existencia. En
contra de esa doctrina desfavorable a los Derechos de la personalidad como
verdaderos derechos subjetivos, se ha sostenido que tales derechos tienen rango
de derechos subjetivos. En Francia han sido admitidos los Derechos de la
personalidad como verdadero y auténticos derechos subjetivos, aun cuando se
limitan sólo a ciertos derechos que denominados "de la personalidad” no son tales,
sino más bien derechos protegidos, así como lo ha sido en Italia y en España.

Por su parte, Alessandri y otros345 señalan que de conformidad con la escuela de


Derecho Natural, los derechos de la personalidad derivan de la propia naturaleza
humana y son preexistentes a su reconocimiento por el Estado, pero su
efectividad emana del reconocimiento de éste.

En cuanto a la naturaleza jurídica de los derechos de la personalidad coincido con


la opinión de Alessandri y otros, pues al igual que ellos considero que los
derechos de la personalidad son derechos naturales. Si bien es cierto, estos
necesitan ser reconocidos por el ordenamiento jurídico para su efectividad, son
derechos inherentes a la persona, los cuales se adquieren desde su concepción y
la única forma en que los pueden perder es por la muerte. Son preexistentes a su
reconocimiento por el Estado.

5.6 Clasificación

Aguilar Guerra346 señala que la doctrina los clasificaba en dos clases: bienes o
derechos esenciales, como la vida, integridad y libertad; y bienes o derechos
sociales e individuales, como el honor, intimidad, imagen, derecho moral de autor
y nombre. La distinción se basa en la esfera de protección y en el bien protegido,
según fuere un atributo básico para la existencia misma de la persona o afectara a
su proyección respecto de los demás.

Alessandri R., Arturo y otros. Op. Cit. Pág. 486


345

Aguilar Guerra, Vladimir Osman. Op. Cit. Pág. 82


346

144
Por su parte, Ochoa347 indica que de conformidad con la doctrina conocida como
“Sistema unitario”, de origen alemán, los Derechos de la personalidad no son
múltiples, plurales y distintos unos de otros, sino que todos ellos son de la persona
considerada en sí misma, como un sujeto de derecho con dignidad.

Contra esa concepción unitaria de un derecho general de la personalidad de


carácter básico, que engloba otros derechos dependientes de él, se concreta que
existe el criterio de que no hay sino distintos derechos personalísimos que tienen
por objeto diferentes atributos de la persona humana.

Bonnecase348 señala que el derecho de la personalidad reglamenta tres órdenes


de materias que son: 1. La existencia e individuación de las personas físicas; 2. La
capacidad de las personas físicas y sus variaciones; 3. La existencia, individuación
y capacidad de las personas morales o jurídicas.

Por último, Alessandri y otros349 indican que la clasificación de los derechos de la


personalidad es variada pero ninguna los agota puesto que son numerosos. Sin
embargo, dentro de los más importantes se pueden mencionar:

1. Derecho a la vida
2. Derecho a la integridad física o corporal
3. Derecho de disposición del propio cuerpo y del propio cadáver
4. Derecho al libre desarrollo de la propia actividad o derecho de libertad
4.1 derecho a la libertad de locomoción, de residencia o de domicilio
4.2 derecho a la libertad matrimonial
4.3 derecho a la libertad contractual y comercial
4.4 derecho a la libertad de trabajo
5. Derecho al honor
6. Derecho a la imagen
7. Derecho moral de autor y de inventor
8. Derecho al secreto epistolar, telegráfico y telefónico

347Ochoa G., Oscar E. Op. Cit. Pág. 449


348Bonnecase, Julien. Op. Cit. Pág. 101
349Alessandri R., Arturo y otros. Op. Cit. Pág. 487

145
Asimismo, agrega que otros autores, agrupan, por un lado, a los derechos que
protegen la inviolabilidad física de la persona y, por otro, a los que resguardan su
integridad moral.

Por lo tanto, determinar la extensión y clasificación de los derechos de la


personalidad ha suscitado polémicas entre los juristas, pues consideran que
debido a que los derechos de la personalidad son inherentes a la persona no
pueden ser determinados taxativamente. Sin embargo, la clasificación
proporcionada por Alessandri y otros, resulta muy completa pues contempla los
derechos de la personalidad más importantes, tales como la vida, la libertad, el
honor, a la integridad, a la libre disposición del cuerpo, entre otros, de los cuales
se pueden derivar otros derechos que eventualmente puedan surgir a lo largo del
desarrollo humano y social de las personas.

CAPÍTULO SEXTO

TUTELA DE LOS BIENES Y DERECHOS DE LA PERSONA Y PERSONALIDAD


EN DERECHO COMPARADO

6.1 Guatemala

Para conocer más sobre los antecedentes del Código Civil de Guatemala, es
necesario hacer mención que en el año de 1875, mediante acuerdo del 26 de julio,
Justo Rufino Barrios nombró una comisión codificadora para que se encargara de
redactar un Código Civil. Dicha comisión fue suspendida debido a un estado de
guerra con El Salvador, retomándose de nuevo por medio de un acuerdo del 29 de
septiembre de 1876. El primer proyecto de Código Civil fue presentado el 5 de
febrero de 1877 por Decreto número 175 del Presidente de la República emitido el
8 de marzo de 1877. El proyecto se transformó en ley entrando en vigencia a partir
del día 15 de septiembre de 1877, siendo el primer Código Civil de Guatemala.

El actual Código Civil fue emitido el 14 de septiembre de 1963 por el Decreto Ley
número 106 por el Jefe de Gobierno de ese entonces Enrique Peralta Azurdia, el
cual antes de entrar en vigor fue objeto de varias reformas mediante el Decreto

146
Ley 218, el cual entró en vigencia el 10 de julio de 1964.De conformidad con el
artículo 2,178 del Código Civil reformado por el Decreto Ley número 180; el actual
Código entro en vigencia el 1 de julio de 1964.350

En el año 2010, mediante el Decreto 27-2010, se emitieron reformas al Decreto


Ley 106, relativas al matrimonio, divorcio y presunción de paternidad.351

En cuanto al tema de la persona, en el título y capítulo específicos del Código Civil


que deberían regular lo relacionado al tema, denominados “De las personas” y “De
las personas individuales” respectivamente, no proporcionan una definición ni
clasificación de la misma; y por ende nada relacionado con la persona individual.

Sobre la personalidad el Código Civil la regula en el artículo 1° del Título I,


Capítulo I, el cual establece que la personalidad comienza con el nacimiento y
termina con la muerte; pero que el nasciturus será considerado como nacido para
todo lo que le favorezca, siempre y cuando nazca en condiciones de viabilidad.
Asimismo, regula el parto doble, en el cual si dos o más personas nacen en un
mismo parto, se considerarán iguales en sus derechos; y la conmorencia, que
establece que si dos o más personas fallecen sin poder probar quién murió antes,
se presume que todas fallecieron al mismo tiempo.

De los atributos de la personalidad, se encuentran regulados específicamente, el


nombre, el domicilio y la capacidad. En cuanto al primero, se regula que la
personal individual se identifica con el nombre con que es inscrito en el RENAP, el
cual se compone de nombre y apellido de ambos de sus padres o solo de uno.
Asimismo, se regulan los motivos por los que se puede proceder a hacer una
identificación de persona, así como el cambio de nombre. En cuanto a la
capacidad, se encuentra regulada en el artículo 8 del Código Civil y establece que
se adquiere con la mayoría de edad, que en Guatemala son los 18 años
cumplidos; los menores que han cumplido 14 años poseen capacidad relativa. El

350
Castillo Salcedo, Carlos Alberto. Análisis jurídico del artículo 637 del Código Civil
guatemalteco. Guatemala. 2006. Tesis de Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales.
Universidad Mariano Gálvez de Guatemala. Pág. 6
351Congreso de la República de Guatemala. Decreto 27-2010.

147
domicilio se encuentra regulado en el capítulo III, de los artículos del 32 al 41, en
los cuales se establece la forma en que se constituye, así como la presunción de
ánimo de permanencia, qué lugares son considerados domicilio, el domicilio legal
y en qué consiste la vecindad. Los estados de la persona individual no se
encuentran regulados en el Código Civil.

La esfera de poder jurídico de la persona individual se encuentra regulada en el


libro II, título I, capítulo I, de los artículos 442 al 463. El CCG define los bienes
como las cosas que son o pueden ser objeto de apropiación, también establece la
clasificación de los bienes en inmuebles y muebles.

Ahora bien, los derechos de la personalidad no se encuentran regulados en el


CCG puesto que son derechos que se encuentran regulados taxativamente en la
Constitución Política de la República de Guatemala.

6.2 El Salvador

En la época previa a la sanción del Código Civil, en El Salvador reinaba el


desorden jurídico, el cual se fue intensificando hasta su independencia el día 15
de septiembre de 1821. En la Constitución salvadoreña de 1824 se asignan
atribuciones al Congreso para que cree el Código Civil, sin embargo dicha
atribución se llevó a cabo casi 25 años después, cuando el Presidencia Gerardo
Barrios sancionó el Código Civil tres días después que la Comisión Revisador le
entrega el proyecto, siendo finalmente decretado el 23 de agosto de 1859,
entrando en vigor el 1860.352

El Código Civil salvadoreño ha sido objeto de varias reformas desde la fecha de su


creación, siendo la más significativa la del año 1993, en la cual separa todo lo

352
Morales Palacios, Hugo. Sobreseimiento. Procedimiento y Eficacia. El Salvador. 2007.
Tesis de Licenciatura en Ciencias Jurídicas. Universidad Francisco Gavidia.
http://wwwisis.ufg.edu.sv/wwwisis/documentos/TE/347.052-M828s/347.052-M828s.pdf. 13
de julio de 2013.

148
referente al Derecho de Familia, argumentando su autonomía respecto del
Derecho Civil y por la necesidad de regular por separado los derechos
patrimoniales y los extra patrimoniales del mismo. Creándose así el Código de
Familia, Decreto 677.

La persona se encuentra regulada en el libro primero del CCES, en el cual se


proporciona una definición de persona natural en el artículo 52, siendo ésta todos
aquellos individuos de la especie humana, cualquiera que sea su edad, sexo,
estirpe o condición. Asimismo, se establece que la persona puede ser natural o
jurídica; definiendo a esta última en el mismo artículo 52 como como aquella
persona ficticia que es capaz de ejercer derechos y contraer obligaciones y ser
representada judicial o extrajudicialmente.

La personalidad se encuentra regulada en el Título II denominado “Del principio y


fin de la existencia de las personas”, comprendido de los artículos 72 a 78, el cual
regula que la existencia legal de toda persona principia al nacer, es decir el
momento en que comienza la personalidad es al momento del nacer; además
regula todo lo relacionado al nacimiento de las personas, la situación jurídica del
nasciturus, y la protección que se le brinda a este. En cuanto al fin de la existencia
de las personas, el CCES regula que esta termina con la muerte natural de la
persona, también regula lo que se conoce como conmorencia.

En cuanto a los atributos de la personalidad, el CCES únicamente regula el


domicilio en el Capítulo II, artículos del 57 al 71, el cual establece que el domicilio
consiste en la residencia acompañada del ánimo de permanecer en ella y se
divide en político, real y municipal, así como también brinda una definición de
vecindad; y el estado político en el Título I, artículos del 53 al 56, y establece que
las personas naturales se dividen en salvadoreñas y extranjeros, domiciliados y
transeúntes. Los salvadoreños reciben esa calidad por la Constitución y los demás
serán considerados como extranjeros; sin embargo, el ejercicio de los derechos
civiles regulados en el CCES no diferencia entre salvadoreño y extranjero por lo
que a nadie pueden vedársele. A su vez, el Capítulo III del citado código regula el
domicilio que depende de la condición o estado civil de la persona. Se podría decir

149
que la capacidad se encuentra regulada en el art. 26 del CCES puesto que
establece en que edades se encuentra comprendido un infante, impúber, menor
adulto y mayor de edad.

Los bienes conforman la esfera de poder jurídico de la persona y se encuentra


regulada en el CCES en el libro segundo, título I. El CCES define los bienes como
todas las cosas que son o pueden ser objeto de apropiación y se divide en bienes
inmuebles y muebles; fungibles o no fungibles

Ahora bien, el nombre no se encuentra regulado en el CCES; así como tampoco


los derechos de la personalidad pues estos al igual que en Guatemala, son
regulados por la Carta Magna.

6.3 Honduras

Antes de la independencia de Honduras en 1821, no existía regulación civil


alguna. Posterior a la independencia se han creado 3 Códigos Civiles. El primero
fue promulgado por el gobierno de la reforma liberal de Marco Aurelio Soto en
1880, fue redactado por don Adolfo Zúñiga, Carlos Alberto Ucles y Jerónimo
Zelaya y derogó la legislación civil y de familia contenida en las Siete Partidas. El
segundo, fue aprobado en el Gobierno de Policarpo Bonilla el 31 de diciembre de
1898 y estuvo vigente hasta el 15 de septiembre de 1899. El tercero, es el Código
Civil vigente, entró en vigencia en 1906 por Manuel Bonilla, presidente de la
República de Honduras, este Código está basado en el Código Civil de Chile.353

En el CCH se encuentra regulada la persona en el Libro I, denominado “De las


personas”, sin embargo ni este capítulo ni cualquier otro, regulan algo relacionado
a la persona ni se proporciona una división de las mismas o una definición.

El principio de personalidad es regulada en el Título II, Capítulo I, de los artículos


51 al 55 y establece que la personalidad se adquiere con el nacimiento y se pierde
con la muerte natural de la persona. Asimismo, establece la protección jurídica al

353
El Código Civil hondureño cumplió 100 años. La Tribuna. Honduras. 5 de enero de
2007. http://old.latribuna.hn/2007/01/05/post10002986/. 13 de julio de 2013.

150
nasciturus y en cuanto a los partos dobles ambas personas tendrán igualdad en
derechos y obligaciones. El fin de la personalidad regulado en el Título IV,
Capítulo I, que establece que ésta únicamente puede perderse con la muerte
natural de la persona, así como establece el caso de la conmorencia.

Los atributos de la personalidad que son regulados por el CCH son el domicilio, el
estado civil y político y la capacidad. El domicilio se encuentra regulado en el
Título III, artículos del 60 al 80 y establece que el domicilio es el lugar de
residencia de una persona, así como cuál es la residencia de los militares,
empleados públicos, de los privados de libertad, de la mujer casada, de los
mayores y menores de edad, entre otros, asimismo regula el domicilio civil y
especial. El estado civil se encuentra regulado a partir del artículo 296 del CCH y
establece que este es la calidad de un individuo en orden a sus relaciones de
familia, en cuanto le confiere o le impone determinados derechos y obligaciones
civiles; el estado político se encuentra regulado en el Libro I, “De los hondureños y
extranjeros” el cual establece que son hondureños los que declara la Constitución
del Estado, los demás son extranjeros, también establece la nacionalidad de los
hijos y de la mujer casada. La capacidad es denominada en el CCH como
habilitación de edad, la cual se encuentra regulada en el Título XIII y establece
que este es un privilegio concedido a un menor para que pueda ejecutar actos
judiciales y extrajudiciales excepto los que la ley lo declare como incapaz. La
mayoría de edad se adquiere a los 21 años.

La esfera patrimonial se encuentra regulada en el Libro II, Título I, sin embargo no


se proporciona una definición de cosas o bienes pero sí una clasificación que es:
cosas corporales o incorporales; las corporales son las que pueden ser percibidas
por los sentidos y las incorporales son los que consisten meros derechos.

Los derechos de la personalidad no se encuentran regulados en el CCH sino que


son regulados en la Ley Suprema.

151
6.4 Nicaragua

El primer Código Civil de Nicaragua se creó en 1867. En 1901 se encargó al Dr.


Bruno Buitrago que elaborara un proyecto de Código Civil, en el cual el Gobierno
le nombró como compañeros a los Drs. José Francisco Aguilar y Francisco
Paniagua. El Código Civil vigente fue aprobado en 1904, el cual tomó como base
el Código Civil argentino.354

El CCN regula la persona en el Libro I, Título I, Capítulo I, el cual brinda una


definición legal de persona y de sus divisiones: persona natural y persona jurídica.
Por lo tanto, define a la persona como todo ser capaz de ejercer derechos y
contraer obligaciones; y la persona natural como aquellos individuos de la especie
humana, cualquiera que sea su edad, sexo, estirpe o condición.

En cuanto al inicio de la personalidad, el CCN la regula en el Capítulo II del Título


I, artículo 5, el cual establece que ésta inicia con el nacimiento de la persona. El
CCN dedica dos capítulos enteros a regular la protección jurídica del nasciturus,
de los artículos 11 al 24, en el cual establece que todos los derechos que el que
está por nacer adquiere antes de su nacimiento los adquirirá por completo cuando
nazca en condiciones de viabilidad. El fin de la personalidad se encuentra
regulado en el Capítulo VI del mismo título y establece la conmorencia así como
que la existencia de la persona termina con la muerte natural de ellas, la muerte
civil no tendrá lugar en ningún caso.

Sobre los atributos de la personalidad, el CCN regula el domicilio en el capítulo V,


de los artículos 25 al 45, el cual es definido en el artículo 25 como el lugar donde
una persona tiene su residencia habitual; a su vez, establece que es transeúnte el
que está de paso en un lugar. Regula también el domicilio civil y el especial, así
como el domicilio de los empleados públicos, militares, de los mayores y menores
de edad, de los condenados, de las personas jurídicas, entre otros. El estado civil,
regulado en el Título VI, Capítulo I del CCN establece que es la calidad que tiene
354
Felipe Rodríguez Serrano. Investigación sobre los orígenes del Código Civil en
Nicaragua. Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Revista de Derecho.
Nicaragua. 2012. http://fcj.uca.edu.ni/Revistas/Revista%202/2.pdf. 13 de julio de 2013.

152
un individuo en orden a sus relaciones familiares en cuanto le confiere o impone
derechos y obligaciones civiles. El estado político únicamente es regulado en el
artículo 4 que establece que las personas se dividen en nicaragüenses y
extranjeras de conformidad con la Constitución del Estado y la Ley de Extranjería.
La capacidad se encuentra regulada del artículo 278 al 282 y establece que la
mayoría de edad se adquiere a los 21 años.

En cuanto a la esfera de poder jurídico de la persona individual, únicamente se


regula la esfera patrimonial, la cual es compuesta básicamente por cosas y
bienes. En el CCN se encuentran regulados en el Libro II, título I, capítulo único,
en el cual se establece que las cosas que sirven para procurar beneficios a las
personas que tienen la facultad para ejercer derechos sobre ellos se llaman bienes
y estos se clasifican en bienes muebles e inmuebles.

Los derechos de la personalidad no se encuentran regulados en el CCN.

6.5 Costa Rica

El actual Código Civil de Costa Rica fue promulgado por medio de la ley No. XXX
del 19 de abril de 1885, entró en vigencia en enero de 1888 por medio de la ley
No. 63 del 28 de septiembre de 1887; derogando así el Código General, llamado
“de Carrillo” del 30 de junio de 1811. Durante los primeros 20 años de
independencia política de España, rigió en Costa Rica las Leyes de Toro, las Siete
Partidas del Rey Don Alfonso El Sabio y las Leyes de Indias de 1680.355

En el CCCR se encuentra regulada la persona en el Libro I, sin embargo, dentro


de su articulado no se brinda una definición de persona individual ni jurídica,
tampoco una clasificación de las mismas.

La personalidad se encuentra regulada en el Título I, Capítulo I, denominado


“Existencia de las personas”, del artículo 31 al 35. Al respecto se establece que la

Arroyo Alvarez, Wilberth. “El artículo 595 del Código Civil de Costa Rica: ¿Limitación a
355

la libertad de testar?, Revista de Ciencias Jurídicas. 101. Costa Rica. Mayo-Agosto 2003.
http://www.iij.ucr.ac.cr/archivos/publicaciones/revista/Revista%20101.pdf. 13 de julio de
2013.

153
existencia de la persona física principia al nacer viva y se reputa nacida para todo
lo que le favorezca desde 300 días de su nacimiento, a diferencia de las demás
legislaciones que no establece un período de tiempo dentro del cual se puede
hacer valer los derechos del nasciturus. Asimismo regula los partos dobles y la
conmorencia.

El nombre, como atributo de la personalidad se encuentra regulado en el Título II,


Capítulo I, artículos del 49 al 59 y establece que es un derecho y obligación de la
persona tener un nombre que la identifique, el cual estará formado por el nombre
de pila seguido del primer apellido del padre y del primer apellido de la madre, en
ese orden; siendo la única legislación que establece el orden en que deberán
colocarse los apellidos. Asimismo, regula el cambio de nombre y el seudónimo. El
domicilio, regulado en los artículos del 60 al 66 establece que el domicilio real de
una persona física es el lugar donde ha establecido la sede principal de sus
negocios; también regula el domicilio de las personas jurídicas, el especial y el
cambio de domicilio. La capacidad está regulada en el Título I, Capítulo II,
artículos 36 al 43; el cual establece que la capacidad es inherente a las personas
de forma absoluta y general, esta únicamente puede verse limitada o modificada
por su estado civil, su capacidad cognoscitiva o su capacidad legal. Son mayores
de edad quienes han cumplido 18 años y menores quienes no han llegado a esa
edad, el menor de 15 años es absolutamente incapaz.

De la esfera de poder jurídico de la persona individual se regula la esfera


patrimonial, la cual se encuentra en el Libro II, Título I, Capítulo I y II, artículos del
253 al 263; el CCCR no proporciona una definición de patrimonio pero sí brinda
una clasificación de los bienes y regula los bienes y cosas como parte del
patrimonio. La esfera corporal se encuentra regulada en el artículo 45 que
establece que la persona tiene disposición sobre su propio cuerpo siempre y
cuando no se cause una disminución permanente de la integridad física de la
persona.

154
Los derechos de la personalidad se encuentran regulados en el CCCR en el Título
II, Capítulo I, artículos del 44 al 48. Estos establecen que los derechos de la
personalidad se encuentran fuera del comercio y que su transgresión debe ser
indemnizada. Los derechos que regula expresamente son el de disposición del
propio cuerpo y el de la fotografía o imagen de una persona.

6.6 México

El Código Civil para el Distrito y Territorios Federales surge como consecuencia de


una autorización otorgada en 1926 por el Congreso de la Unión al titular del Poder
Ejecutivo para reformar, entre otros ordenamientos, al Código Civil, tal
autorización fue prorrogada en dos ocasiones, en 1927 y 1928. La comisión
encargada de elaborar el Código Civil necesitó aproximadamente dos años de
estudios, siguiendo como método de trabajo la revisión y crítica del Código Civil de
1884, así como el estudio comparativo de la legislación común latina
hispanoamericana, europea, americana e inglesa.

El Código Civil se publica por secciones con el nombre de Código Civil para el
Distrito y Territorios Federales en Materia Común y para toda la República en
Materia Federal, en el Diario Oficial de la Federación el 26 de mayo, 14 de julio, 3
y 31 de agosto de 1928. El Código entró en vigencia el 1° de octubre de 1932,
según decreto de Pascual Ortiz Rubio, con fecha 29 de agosto de 1932 y
publicado en el DOF el 1° de septiembre de 1932.356

La persona se encuentra regulada en el CCF en el libro primero, sin embargo no


brindan una definición de persona individual y persona jurídica; de la misma forma
tampoco brindan una clasificación de la misma.

El CCF regula la personalidad en el artículo 2 y 22 bajo el nombre de capacidad


jurídica, y establece que esta es igual para el hombre y la mujer, bajo ninguna

Jiménez García, Joel. “Código Civil para el Distrito Federal de 1928”. Revista de
356

Derecho privado. Año II. Número 5. México. Mayo-Agosto 2003.


http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derpriv/cont/5/dtr/dtr2.pdf. 13 de julio de
2013.

155
circunstancia se puede restringir el ejercicio de sus derechos cualquiera que sea
su naturaleza. También establece que esta se adquiere por el nacimiento y se
pierde con la muerte, pero desde el momento en que un individuo es concebido
entra bajo la protección de la ley.

De los atributos de la personalidad, el CCF regula la capacidad, el estado civil y el


domicilio. En cuanto al primero, se encuentra regulado en los artículos 22, 23, 646
y 647; los cuales establecen que la mayoría de edad se adquiere a los 18 años
cumplidos, y que a esa edad se puede disponer libremente de su persona y de sus
bienes, salvo las limitaciones que establece la legislación. El estado civil se
encuentra regulado en el artículo 35, el cual establece que los jueces del Registro
Civil son los encargados de autorizar todos los actos relacionados con el estado
civil de las personas, así como extender las respectivas constancias. En cuanto al
domicilio, se encuentra regulado en el Título tercero del libro primero, del artículo
29 al 34; este título establece que el domicilio es el lugar donde la persona reside
habitualmente, el domicilio legal es aquel que la ley le fija a una persona para el
ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones, así como el
domicilio de las personas morales y el domicilio convencional.

La esfera patrimonial de las personas se encuentra conformada principalmente por


bienes, estos se encuentran regulados en el CCF a partir del artículo 747, y
establece que son objeto de apropiación todas aquellas cosas que no estén
excluidas del comercio y se dividen tradicionalmente en bienes inmuebles y
muebles.

Los derechos de la personalidad no se encuentran regulados por el CCF.

6.7 Argentina

En 1864, el presidente Mitre le encarga a Dalmácio Véliz Sársfield la tarea de


redactar un Producto de Código Civil, en 1869 culmina la elaboración del Código
Civil argentino. En agosto de ese año el Ejecutivo eleva el proyecto al Congreso.
Fue aprobado a libro cerrado, es decir, sin modificaciones, el 29 de septiembre de

156
1869 mediante la Ley No. 340 y entró en vigencia el 1 de enero de 1871. 357 El
Código Civil argentino se caracteriza por haber sabido conjugar armoniosamente
la tradición jurídica hispánica, las costumbres del país y la moderna doctrina
civilista.358

En el año 2012, se propuso un proyecto de reforma al Código Civil en materia de


persona, familia y procedimientos. Dicho proyecto proponía un cambio al concepto
de personalidad, en el cual se comenzaría a hablar de persona humana en lugar
de persona de existencia visible; la capacidad sería considerada respecto a la
persona humana y las personas jurídicas serian entes a las que la ley les confiere
la aptitud de conferir derechos y obligaciones. Un aporte importante es el de la
incorporación del derecho del menor de edad a ser oído, atendiendo al interés
superior del niño en concordancia con los derechos de los niños, niñas y
adolescentes reconocidos por tratados internacionales; inclusive respecto a los
menores entre 13 y 16 años se presume su aptitud para decidir por sí respecto de
tratamientos que no resulten invasivos ni comprometan su salud o provoquen
riesgo de vida. Dicha reforma no ha sido aprobada ya que existen muchos
opositores a la misma pues contempla reformas innovadoras como la de incluir el
vientre subrogado.359

En Argentina la persona individual recibe el nombre de persona de existencia


visible, la cual se encuentra regulada en el libro primero, sección primera, título II y

357
Universidad Nacional de Rosario. Reforma del Código Civil. Un poco de historia.
Argentina. 2012. http://www.unr.edu.ar/noticia/4800/reforma-del-codigo-civil-un-poco-de-
historia. 13 de julio de 2013
358
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Luis. Dalmácio Véliz Sársfield y el Código Civil Argentino. Argentina.
http://www.acaderc.org.ar/doctrina/dalmacio-velez-sarsfield-y-el-codigo-civil 13 de julio de
2013
359
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reformas en el Código Civil en materia de personas, familia y procedimientos. Argentina.
2012. http://abogacia.maimonides.edu/%E2%80%9Clas-reformas-en-el-codigo-civil-en-
materia-de-personas-familia-y-procemientos%E2%80%9D/. 13 de julio de 2013.

157
establece que persona de existencia visible son todos los entes que presenten
signos característicos de humanidad sin distinción alguna.

La personalidad se encuentra regulada del artículo 63 al 88 y del 103 al 109 del


CCA. Estos artículos establecen la protección otorgada al nasciturus, así como el
embarazo de la madre. También establece que la personalidad se adquiere con la
concepción y únicamente se puede perder con la muerte natural de ellas, sin que
tenga lugar alguno la muerte civil de la persona. Asimismo, se regula el tiempo
que dura un embarazo y la forma en que éste debe ser reconocido, en el caso del
fin de la existencia de la persona se regula la conmorencia y cómo debe probarse
el fallecimiento de una persona si no sucedió en la República.

La capacidad y el domicilio son los únicos atributos de la persona que son


regulados en el CCA; en referencia al primero se establece que las personas de
existencia visible son capaces de adquirir derechos y obligaciones, adquiriendo la
mayoría de edad a los 18 años, los menores adultos tienen capacidad para los
actos que la ley expresamente le permite y los menores de edad actuarán por
medio de sus respectivos representantes legales. En los artículos 89 y 90 del CCA
se define el domicilio real, el de origen y el legal; asimismo se regula el cambio de
domicilio y qué domicilio poseen los funcionarios públicos, eclesiásticos o
seculares, los militares, personas jurídicas, entre otras, así como la duración del
mismo.

Debido a que la esfera patrimonial de la persona individual está compuesta por


bienes, éstos se encuentran en el libro tercero, título I del CCA, artículos 2,311 en
adelante. Se establece que las cosas son los objetos materiales de tener un valor;
ahora bien los bienes son los objetos y cosas inmateriales susceptibles de tener
un valor y el conjunto de bienes es lo que constituye el patrimonio de una persona.
También regula la clasificación de las cosas, siendo esta: cosas muebles e
inmuebles; fungibles y consumibles; divisibles e indivisibles; principales y
accesorias.

Los derechos de la personalidad no se encuentran regulados en el CCA.

158
6.8 España

El Derecho Civil español está formado por la influencia de los sistemas de


Derecho Romano y Derecho Germánico; en este país el derecho civil se encuentra
regulado fundamentalmente en el Código Civil de 1889. En España el primer
intento codificador no consigue llegar a ser un Código sino que solamente una
recopilación denominada ‘La Novísima Recopilación’ de 1805. En 1851 se da el
primer proyecto importante de Código Civil; este se caracteriza por el liberalismo
decidido, progresivo y moderado. Dicho proyecto no llegó a convertirse en Código
pero termino siendo la base para la elaboración de los siguientes proyectos. En
1881 y 1885 se realizaron los proyectos de Ley Bases los que fueron utilizados
como base para la elaboración del código vigente; dando como resultado que en
octubre de 1888 se publicara el Código Civil en la Gaceta de Madrid y tras ser
discutido en Cortes se produce una segunda edición del mismo, el cual entra en
vigor el 27 de julio de 1889.Dicho Código ha sufrido varias modificaciones desde
su entrada en vigor.360

El CCE regula la persona en el libro primero, sin embargo no brindan una


definición de persona individual y jurídica, así como tampoco una clasificación de
la misma.

La personalidad se encuentra regulada en el título II del CCA, establece que el


nacimiento determina la personalidad pero el concebido se tiene por nacido para
todos los efectos que le favorezcan y se extingue por la muerte de las personas.

La capacidad, el estado civil y político y el domicilio son los atributos de la


personalidad que se encuentran regulados en el CCA.La capacidad absoluta,
regulada en el artículo 315 del CCA se adquiere a los 18 años cumplidos, edad
que fue modificada pues la mayoría de edad estaba establecida en 23 años
cumplidos; la emancipación se puede solicitar a los 16 años; asimismo regula los

360
Derecho Civil I. Arnau Moya, Fernando. El Derecho Civil español. España. 2002.
http://ocwbeta.uji.es/material/4978/raw. 13 de julio de 2013.

159
casos en los que los menores poseen capacidad relativa.El estado civil, regulado a
partir del artículo 325 y establece que todos los actos relacionados con el estado
civil de las personas se hará constar en el Registro creado para el efecto; el
estado político regulado en el título primero del libro primero, artículos del 17 al 28
establece la nacionalidad de origen y adquirida; así como el procedimiento que se
debe seguir para obtenerla, la forma en que se pierde la nacionalidad y la forma
de recuperarla en caso se perdiera. En cuanto al domicilio se encuentra regulado
del artículo 40 y 41 del CCA y establece que el domicilio de las personas naturales
es el lugar de su residencia habitual o el que determine la Ley de Enjuiciamiento
Civil, así como también regula el domicilio de las personas jurídicas.

De la esfera de poder jurídico de las personas individuales, el CCA únicamente


regula la esfera patrimonial, pues como se estableció esta se compone de los
bienes de una persona. Se encuentra regulada en el libro segundo del CCA; no se
brinda una definición de cosas o bienes pero sí una clasificación de bienes, la cual
es bienes muebles e inmuebles y bienes públicos o privados; de la misma forma
se enlista cuáles son considerados bienes muebles e inmuebles, públicos y
privados.

Los derechos de la personalidad no se encuentran regulados en el CCA pues son


regulados por la Constitución española y poseen la calidad de derechos
inherentes a la persona.

CAPITULO SÉPTIMO

PRESENTACIÓN, DISCUSIÓN Y ANÁLISIS DE RESULTADOS

La discusión y análisis de resultados está basada en un estudio de derecho


comparado que consistió en analizar la regulación legal relacionada con “La
persona y la personalidad individual, la capacidad y el estado de la persona
individual y su protección. Los derechos de la personalidad” de Guatemala y
compararla con los países centroamericanos, México, Argentina y España.

En tal sentido, se elaboraron cinco cuadros de cotejo con la información obtenida.


Dichos cuadros tienen dos tipos de indicadores; los horizontales hacen referencia
160
a las unidades de análisis (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa
Rica, México, Argentina y España) y los verticales hacen referencia al tema
analizado. Las opciones utilizadas para llenar las casillas de los cuadros fueron
dos: “SI”, en el caso que el tema era abordado por la legislación en cuestión,
asimismo se consignó el artículo que lo regulaba y en el caso que fueren varios
artículos se consignó el primero que lo regulaba; y “N/R”, en caso el tema no era
regulado por el Código Civil correspondiente.

Los cuadros de cotejo que se acompañan en el apartado de anexos de la presente


tesis de graduación se describen a continuación:

Cuadro 1: comparativo de la regulación legal sobre la persona, siendo las


unidades de análisis los Códigos Civiles de Guatemala, El Salvador, Honduras,
Nicaragua, Costa Rica, México, Argentina y España; y los indicadores definición
de persona, clasificación, definición persona jurídica y sujeto de la relación
jurídica.

Cuadro 2: comparativo de la regulación legal sobre la personalidad, siendo


las unidades de análisis los Códigos Civiles de Guatemala, El Salvador, Honduras,
Nicaragua, Costa Rica, México, Argentina y España; y los indicadores definición,
principio de la personalidad, consideración jurídica del concebido, consideración
jurídica del no concebido, fin de la personalidad, conmorencia y premoriencia.

Cuadro 3: comparativo de la regulación legal sobre los atributos de la


personalidad, siendo las unidades de análisis los Códigos Civiles de Guatemala,
El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, México, Argentina y España; y los
indicadores definición de atributo, clasificación, el nombre, el domicilio, estado
civil, estado político y capacidad.

Cuadro 4: comparativo de la regulación legal sobre la esfera de poder


jurídico de la persona individual, siendo las unidades de análisis los Códigos
Civiles de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, México,
Argentina y España; y los indicadores la esfera personal, esfera corporal, esfera
espiritual y esfera patrimonial.

161
Cuadro 5: comparativo de la regulación legal sobre los derechos de la
personalidad, siendo las unidades de análisis los Códigos Civiles de Guatemala,
El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, México, Argentina y España; y los
indicadores definición, caracteres y clasificación.

7.1 Discusión y análisis de los resultados del cuadro comparativo de la


persona en los países de Centroamérica, México, Argentina y España

En general, la regulación civil de los países que son objeto de investigación siguen
la misma línea; sin embargo, se encuentran diferencias puntuales dentro de la
regulación de la persona, tal y como se observa en el cuadro uno del apartado de
anexos.

a) La persona es ampliamente regulada y reconocida en todos los países


objeto del presente trabajo de tesis, con algunas restricciones que varían de
país en país.
b) Todos los países objeto de estudio poseen un Título completo dedicado a la
persona, en el cual regulan todo lo relacionada a ella y sus disposiciones.
c) Países como Honduras, Costa Rica, México y España no se regula
contenido en relación a la persona como tal, puesto que no proporcionan
definiciones legales ni clasificación de las mismas; en el caso de
Guatemala, únicamente se regula una definición de persona jurídica.
d) Ahora bien, El Salvador, Nicaragua y Argentina si regulan una definición de
persona individual y jurídica, así como una clasificación de las mismas.
e) Tanto los países centroamericanos como México, Argentina y España no
regulan nada relacionado con quien es el sujeto de la relación jurídica ni
hacen referencia al mismo.

7.2 Discusión y análisis de los resultados del cuadro comparativo de la


personalidad en los países de Centroamérica, México, Argentina y España
En este cuadro361 se observan de forma marcada las similitudes que poseen los

Ver cuadro dos en el apartado de anexos.


361

162
Códigos Civiles de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica,
México, Argentina y España.
a) Todos los países objeto de estudio, con excepción de Argentina, regulan el
principio de la personalidad estableciéndolo en el momento del nacimiento
de la persona, siempre y cuando ésta nazca viva y en condiciones de
viabilidad. En el caso de Argentina, el Código Civil establece la concepción
como el momento en que inicia o principia la personalidad no el nacimiento.
b) La consideración jurídica del concebido, es regulada de la misma forma
tanto en los países centroamericanos como México, Argentina y España;
puesto que otorgan protección jurídica al nasciturus desde el momento de
su concepción, siendo ésta de forma temporal pues en el momento de su
nacimiento adquirirá todos los derechos que adquirió en el vientre de su
madre de forma definitiva.
c) El fin de la personalidad, determinado con la muerte de la persona física y
la conmorencia, que establece que en caso que dos o más personas
mueran en un mismo hecho y no pueda determinarse quien murió antes, se
tendrá como que todas fallecieron al mismo tiempo, se encuentran
regulados de la misma forma en los Códigos Civiles de Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, México, Argentina y España;
en el caso de la conmorencia, el único país que lo regula bajo ese nombre
es el Código Civil de Guatemala y el único país que no la regula es México.
d) En el caso de la definición de personalidad, la consideración jurídica del no
concebido y la premoriencia, los Códigos Civiles de Centroamérica, México,
Argentina y España coinciden en no regularlos dentro de su articulado.

7.3 Discusión y análisis de los resultados del cuadro comparativo de los


atributos de la personalidad en los países de Centroamérica, México,
Argentina y España

En este cuadro se observa lo siguiente:362

Ver cuadro tres en el apartado de anexos.


362

163
a) Los países objeto de estudio no proporcionan una definición legal de
atributo, ni regulan una clasificación sobre los mismos.
b) Países como Guatemala y Costa Rica regulan el nombre de la persona
como un atributo inherente de la misma, así como la forma en que se
compone, siendo el Código Civil de Costa Rica el único que establece el
orden en que deben colocarse los apellidos de los hijos que se reconozcan,
primero el apellido del padre y luego el de la madre en ese orden; asimismo
regulan el procedimiento que debe seguirse en caso se desee cambiar el
nombre.
c) Los Códigos Civiles de Honduras, Nicaragua, México y España coinciden e
llamar estado civil a la calidad que tiene un individuo en orden a sus
relaciones familiares en cuanto le confiere o impone derechos y
obligaciones civiles, y el mismo se hará constar en un Registro creado para
ese fin. Guatemala, El Salvador, Costa Rica y Argentina no regulan dentro
del Código Civil lo relativo al estado civil de las personas.
d) Ahora bien, El Salvador, Honduras, Nicaragua y España regulan dentro del
Código Civil el estado político de las personas, siendo más amplia la
regulación que proporciona España sobre el tema.
e) Por el contrario, Guatemala, Costa Rica, México y Argentina no regulan el
estado político de la persona dentro del Código Civil, pues para el efecto se
han creado leyes que son específicas en la materia. En el caso de
Nicaragua, en el artículo 4 únicamente hace mención de la ley que lo regirá.
f) Todos los Códigos Civiles de los países objeto de estudio, sin excepción
alguna regulan el domicilio de las personas y la capacidad de las mismas.
La capacidad, fundamental para el ejercicio de los derechos civiles, la
mayoría de edad se adquiere a los 18 años en Guatemala, El Salvador,
Costa Rica, México, Argentina y España. En Honduras y Nicaragua se
adquiere a la edad de 21 años. Sin embargo, cuando se creó el Código Civil
de España se fijó la mayoría de edad en 23 años, edad que resultaba
incongruente con la evolución del derecho, por lo que en 1978 se reformó el
Código Civil fijándola actualmente en 18 años.

164
7.4 Discusión y análisis de los resultados del cuadro comparativo de la
esfera de poder jurídico de la persona individual en los países de
Centroamérica, México, Argentina y España

En este cuadro se puede observar lo siguiente:363

a) Costa Rica es el único país que su Código Civil regula las 4 esferas de
poder jurídico de la persona individual, la personal, la corporal, la espiritual
y la patrimonial; sin embargo no son reguladas de manera extensa dentro
de su articulado.
b) Las legislaciones de los países que son objeto de estudio, salvo Costa
Rica, no regulan nada relacionado con las esferas de poder jurídico de la
persona individual a excepción de la esfera patrimonial.
c) La esfera patrimonial se encuentra compuesta por cosas y bienes que son
precisamente los regulados en las legislaciones en materia civil de
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, México,
Argentina y España. Los criterios considerados por los legisladores
coinciden en cuanto a la clasificación de los mismos, la cual es bienes
inmuebles y muebles; así como en establecer que los bienes deben ser
objeto de apropiación.

7.5 Discusión y análisis de los resultados del cuadro comparativo de los


derechos de la personalidad en los países de Centroamérica, México,
Argentina y España

En este cuadro364 se puede observar de manera marcada la similitud que existe


entre las legislaciones de los países que son objeto de estudio en cuanto a los
derechos de la personalidad.

Es criterio unificado de los legisladores el no regular dentro del Código Civil los
derechos de la personalidad, puesto que por la jerarquía que estos poseen deben

Ver cuadro cuatro en el apartado de anexos.


363

Ver cuadro cinco en el apartado de anexos.


364

165
ser objeto de una legislación aparte y con la supremacía que los mismos merecen
para tener la calidad de derechos inherentes a la persona.

La excepción al criterio anterior se encuentra en el Código Civil costarricense


puesto que de los Códigos Civiles objeto de estudio, es el único que regula los
derechos de la personalidad dentro de su articulado, pues si bien es cierto que no
proporciona una definición de los mismos ni sus características ni una clasificación
taxativa, dedica un Capítulo entero a este tema estableciendo que estos derechos
se encuentran fuera del comercio del hombre y regula específicamente los
derechos a la libre disposición del cuerpo y la imagen y fotografía de una persona.

166
CONCLUSIONES

1. La persona es ampliamente reconocida y regulada por los países que


conformaron el estudio en la presente investigación; con variaciones que
dependen del cuerpo normativo de cada país.

2. La persona constituye la base del Derecho Civil y del Derecho en general


pues es en función de ella que se crean y que se protege su actuar en el
ámbito del Derecho, es la destinataria de las normas jurídicas que integran
el Derecho.

3. El derecho no crea a las personas, pues estas no necesitan de un


reconocimiento para ser consideradas como tales, sino que únicamente se
limita a reconocerles la personalidad que les corresponde por el simple
hecho de serlo y para poder actuar dentro de la vida jurídica.

4. La personalidad es de suma importancia para el actuar de la persona


dentro de la vida jurídica, ya que ésta le otorga la aptitud para adquirir
derechos y contraer obligaciones.

5. De la misma forma, la personalidad determina el punto de partida para la


protección de los derechos de la persona, el cual se establece al momento
del nacimiento de la misma en condiciones de viabilidad, otorgándosele
protección al nasciturus desde su concepción; y la única forma en la que se
extingue la personalidad es con la muerte natural de la persona.

6. Los principales atributos de la personalidad son el nombre, el domicilio, los


estados de la persona y la capacidad; los cuales son de vital importancia
pues le brindan a la persona esa calidad de sujeto de derecho; en cuanto a
su identificación, al lugar en el que puede ser localizado y a la aptitud que
posee para ejercitar sus derechos.

167
7. Todos los países objeto del presente trabajo admiten la mayoría de edad
como la edad determinante para poseer capacidad absoluta para ejercer
derechos y contraer obligaciones con algunas restricciones. Es así que en
los países de Guatemala, El Salvador, Costa Rica, México, Argentina y
España, se adquiere la mayoría de edad a los 18 años. Sin embargo, los
Códigos Civiles de Honduras y Nicaragua establecen la edad de 21 años
como la edad en la que se adquiere la mayoría de edad.

8. Las esferas personal, corporal y espiritual de poder jurídico de la persona,


no son reguladas por los países objeto de estudio comparado, con
excepción de Costa Rica, que sí las regula dentro del articulado del Código
Civil, aunque de manera muy escueta. Sin embargo, todos los países
regulan la esfera patrimonial en sus respectivos Códigos Civiles, pues los
bienes son parte esencial para el desarrollo de la persona dentro del ámbito
jurídico y social.

9. La esfera personal hace referencia al ámbito en el cual la persona se


relaciona con los demás individuos y es donde nacen las relaciones
jurídicas. La esfera corporal es aquella en la cual a la persona se le confiere
la posibilidad de poder disponer de su cuerpo siempre y cuando, sea para
su beneficio y no para el detrimento del mismo. La esfera espiritual hace
referencia a los aspectos morales y valores que la persona debe practicar
en su día a día y los mismos deben ser protegidos, pues de lo contrario se
violentarían los derechos morales de la misma. Y la esfera patrimonial
constituye el conjunto de bienes y cosas que son objeto de apropiación por
parte de las personas y con los cuales puede lucrar para su beneficio y el
de su familia.

10. El Derecho Civil, al igual que en otras ramas del Derecho, toman como
base para su regulación legal los derechos de la personalidad, pues estos

168
tienen como fin primordial defender los intereses de la persona ligados a la
esencia de la personalidad; es decir, que son aquellos derechos que son
inherentes a la persona y que bajo ninguna circunstancia se pueden ver
limitados, ya que los bienes que protege son de mayor importancia que los
demás.

11. A pesar de que el objeto de los derechos fundamentales y los derechos de


la personalidad llegan a coincidir en un punto determinado, poseen fines
distintos que son los que los diferencian unos de otros. Los derechos de la
personalidad se desarrollan en un marco puramente privado de relaciones
entre particulares y su ámbito es más reducido; mientras que los derechos
fundamentales se desarrollan en un ámbito completamente público y su
protección se enfoca más a favor del ciudadano frente a los poderes del
Estado, por su naturaleza suelen ser más numerosos.

169
REFERENCIAS

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3. El sujeto de derecho. Parte 1 y 2. Argentina. Ediciones Depalma. 1968.

b) Referencias Normativas

1) Asamblea Nacional Constituyente. Constitución Política de la República de


Guatemala.1985
2) Asamblea Nacional de Nicaragua. Código Civil de la República de
Nicaragua. 1904
3) Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión. Código Civil
Federal de 1928 y sus reformas. 1928
4) Congreso Constitucional de la República de Costa Rica. Ley número xxx de
19 de abril de 1885 Código Civil. 1885
5) Congreso de la República de Guatemala. Decreto 27-2010. Reformas al
Código Civil y Código Penal, relativas al matrimonio, divorcio y presunción
de paternidad. 2010
6) Congreso de los Diputados. Real Decreto de 24 de julio de 1889, Código
Civil Español y sus reformas. 1889
7) El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina. Código Civil.
Sanción Ley 340. 1869
8) General de División y Senador encargado de la Presidencia de la República
de El Salvador. Código Civil de 1859. 1859
9) Peralta Azurdia, Enrique. Código Civil. Decreto Ley-106 y sus reformas.
Guatemala. 1963

173
10) Poder Judicial de Honduras. Código Civil de la República de Honduras de
1904. Honduras. 1904

c) Referencias electrónicas

1. Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdova. Moisset


de Espanés, Luis. Dalmácio VélizSársfield y el Código Civil Argentino.
Argentina. http://www.acaderc.org.ar/doctrina/dalmacio-velez-sarsfield-y-el-
codigo-civil13 de julio de 2013
2. Derecho Civil I. Arnau Moya, Fernando. El Derecho Civil español. España.
2002. http://ocwbeta.uji.es/material/4978/raw. 13 de julio de 2013.
3. Arroyo Alvarez, Wilberth. “El artículo 595 del Código Civil de Costa Rica:
¿Limitación a la libertad de testar?, Revista de Ciencias Jurídicas. 101.
Costa Rica. Mayo-Agosto 2003.
http://www.iij.ucr.ac.cr/archivos/publicaciones/revista/Revista%20101.pdf 13
de julio de 2013
4. Carrera de Abogacía. Bravo Palumbo, Ana María. Universidad Maimónides.
Las reformas en el Código Civil en materia de personas, familia y
procedimientos. Argentina. 2012.
http://abogacia.maimonides.edu/%E2%80%9Clas-reformas-en-el-codigo-
civil-en-materia-de-personas-familia-y-procemientos%E2%80%9D/. 13 de
julio de 2013.
5. El Código Civil hondureño cumplió 100 años. La Tribuna. Honduras. 5 de
enero de 2007. http://old.latribuna.hn/2007/01/05/post10002986/. 13 de julio
de 2013.
6. Jiménez García, Joel. “Código Civil para el Distrito Federal de 1928”.
Revista de Derecho privado. Año II. Número 5. México. Mayo-Agosto 2003.
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derpriv/cont/5/dtr/dtr2.pdf.
13 de julio de 2013.
7. Morales Palacios, Hugo. Sobreseimiento. Procedimiento y Eficacia. El
Salvador. 2007. Tesis de Licenciatura en Ciencias Jurídicas. Universidad

174
FranciscoGavidia.http://wwwisis.ufg.edu.sv/wwwisis/documentos/TE/347.05
2-M828s/347.052-M828s.pdf. 13 de julio de 2013
8. Felipe Rodríguez Serrano. Investigación sobre los orígenes del Código Civil
en Nicaragua. Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Revista de
Derecho. Nicaragua. 2012. http://fcj.uca.edu.ni/Revistas/Revista%202/2.pdf.
13 de julio de 2013.
9. Universidad Nacional de Rosario. Reforma del Código Civil. Un poco de
historia. Argentina. 2012. http://www.unr.edu.ar/noticia/4800/reforma-del-
codigo-civil-un-poco-de-historia. 13 de julio de 2013.
10. VLex España. Fernando Moreno Mozo. El nacimiento. España. 2013.
http://libros-revistas-derecho.vlex.es/vid/nacimiento-323705635.8 de
septiembre de 2013.
11. Diccionario de la lengua española. Vigésima segunda edición. Real
Academia Española. España. 2001. http://lema.rae.es/drae/. 13 de julio de
2013.

175
ANEXOS

CUADRO 1

Comparativo de la regulación legal sobre la persona en los países de Centroamérica, México, Argentina y España

El Salvador

Costa Rica
Guatemala

Nicaragua

Argentina
Honduras

España
México
Definición de SI SI SI
N/R N/R N/R N/R N/R
persona Art. 52 Art. 2 Art. 51
Si SI SI
Clasificación N/R N/R N/R N/R N/R
Art. 52 Art. 1 Art. 31
Definición SI Si SI SI
N/R N/R N/R N/R
persona jurídica Art. 16 Art. 52 Art. 3 Art. 32
Sujeto de la
N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R
relación jurídica

176
CUADRO 2

Comparativo de la regulación legal sobre la personalidad en los países de Centroamérica, México, Argentina y
España

El Salvador

Costa Rica
Guatemala

Nicaragua

Argentina
Honduras

España
México
Definición N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R
Principio de la SI SI SI SI SI SI SI SI
personalidad Art. 1 Art. 72 Art. 51 Art. 5 Art. 31 Art. 22 Art. 70 Art. 30
Consideración
SI SI SI SI SI SI SI SI
jurídica del
Art. 1 Art. 73 Art. 52 Art. 13 Art. 31 Art. 22 Art. 70 Art. 29
concebido
Consideración
jurídica del no N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R
concebido
Fin de la SI SI SI SI SI SI SI SI
personalidad Art. 1 Art. 77 Art. 81 Art. 46 Art. 34 Art. 22 Art. 103 Art. 32
SI SI SI SI SI SI SI
Conmorencia N/R
Art. 3 Art. 78 Art. 82 Art. 47 Art. 35 Art. 109 Art. 33
Premoriencia N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R

177
CUADRO 3

Comparativo de la regulación legal sobre los atributos de la personalidad en los países de Centroamérica,
México, Argentina y España

El Salvador

Costa Rica
Guatemala

Nicaragua
Honduras

Argentina

España
México
Definición de
N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R
atributo
Clasificación N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R
SI SI
El nombre N/R N/R N/R N/R N/R N/R
Art. 4 Art. 49
SI SI SI SI SI SI SI SI
El domicilio
Art. 32 Art. 57 Art. Art. 25 Art. 60 Art. 29 Art. 89 Art. 40
SI SI SI SI
Estado civil N/R N/R N/R N/R
Art. 296 Art. 499 Art. 35 Art. 325
SI SI SI SI
Estado político N/R N/R N/R N/R
Art. 54 Art. 46 Art. 4 Art. 17
SI SI SI SI SI SI SI SI
Capacidad
Art. 8 Art. 26 Art. 269 Art. 278 Art. 36 Art. 646 Art. 126 Art. 315

178
CUADRO 4

Comparativo de la regulación legal sobre la esfera de poder jurídico de la persona individual en los países de
Centroamérica, México, Argentina y España

El Salvador

Costa Rica
Guatemala

Nicaragua

Argentina
Honduras

España
México
SI
Esfera personal N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R
Art. 44
SI
Esfera corporal N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R
Art. 45
SI
Esfera espiritual N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R
Art. 47
Esfera SI SI SI SI SI SI SI SI
patrimonial Art. 442 Art. 560 Art. 599 Art. 596 Art. 253 Art. 747 Art. 2,311 Art. 333

179
CUADRO 5

Comparativo de la regulación legal sobre los derechos de la personalidad en los países de Centroamérica,
México, Argentina y España

El Salvador

Costa Rica
Guatemala

Nicaragua

Argentina
Honduras

España
México
Definición N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R
Caracteres N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R
SI
Clasificación N/R N/R N/R N/R N/R N/R N/R
Art. 45

180

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