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TANATOLOGÍA OJEDA BELTRAN

DESPEDIDA
En el ocaso del noveno semestre,
Cuando la medicina abraza la muerte,
La tanatología nos invita a comprender,
Que ningún momento se vive dos veces.

Conocimos la esencia de la vida y la partida,


Acompañamos el último suspiro, la despedida,
En cada encuentro con la mortalidad aprendimos,
Que cada instante es único y jamás repetido.

Caminamos en el umbral de la existencia efímera,


Observamos el adiós y el legado que perdura,
En cada rostro, en cada historia compartida,
La fragilidad humana se volvió más conocida.

Enfrentamos el dolor, el luto y la desesperanza,


Pero también encontramos esperanza y bonanza,
Aprendimos que en cada despedida hay un renacer,
En cada partida, un motivo para crecer.

En este noveno semestre,


la tanatología nos mostró,
La importancia de cada aliento, cada latido,
Que cada paciente es un universo completo,
Y que cada vida merece ser comprendida.

Hoy nos despedimos, pero llevamos con nosotros,


La sabiduría de aceptar lo inevitable, de soltar los nudos,
Porque sabemos que cada encuentro es un regalo,
Un llamado a vivir intensamente, sin desenfado.

Así, en el cierre de este capítulo, miramos hacia adelante,


Con gratitud en el corazón y valentía radiante,
Sabemos que ningún momento se vive dos veces,
Por eso, abrazamos cada segundo que nos ofrezca la vida, mil veces.

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