Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2020
EFIP II – Examen Final Integrador Presencial
DERECHO DE FAMILIA
Parentesco
Definición.
-Por naturaleza: es el que existe entre dos personas, una de las cuales desciende de la otra o
ambas de un antecesor común. -Por técnicas de reproducción humana asistida: “El Código
permite la fertilización con material genético de la pareja o de la persona que pretende alcanzar
la maternidad o paternidad a través del uso de las técnicas, como así también de material de
donante anónimo” .En este caso, el parentesco se crea en base a la voluntad procreacional.
-Por afinidad: es el que vincula a una persona con los parientes consanguíneos o adoptivos de su
cónyuge (pero no existe parentesco entre los parientes consanguíneos de uno u otro cónyuge, ni
existe parentesco entre cónyuges).
-Adoptivo: existente entre adoptante y/o adoptantes y adoptado (adopción simple, adopción de
integración) o entre el adoptado y sus parientes y los consanguíneos y afines de los adoptantes
(en la adopción plena).El parentesco por adopción se origina en una sentencia judicial que
constituye un vínculo jurídico familiar similar o igual al que surge de la filiación consanguínea
establecida.
La proximidad del parentesco constituye uno de los más sólidos fundamentos de la organización
socio familiar y supone la medida del afecto presunto de las personas aplicando la vieja idea de
que el afecto desciende prioritariamente, luego asciende y por último se extiende.
Línea: es la serie no interrumpida de grados (art. 531 CCCN). Hay dos clases de línea: línea
recta, que es la que une a los ascendientes y los descendientes, y línea colateral, que es la que
une a los descendientes de un tronco común (art. 532 CCCN).
Tronco: es el grado de donde parten dos o más líneas, es decir el antecesor común de dos
parientes colaterales (art. 531 CCCN).
Rama: es cada una de las líneas que parten del tronco por relación a su origen (art. 531 CCCN).
Mientras en la línea recta no hay un grado que marque el fin del parentesco, en la línea colateral
existe un hito divisorio del parentesco jurídico y la familiaridad biológica. En general, puede
decirse que, entre los colaterales, el límite más característico reconocido en doctrina para fijar el
cese del parentesco es el cuarto grado.
Los vínculos naturales que exceden el grado límite del parentesco emplazan a las personas en la
situación de simples familiares, categoría extrajurídica pues carece de relevancia para el
derecho. Son los que comúnmente llamamos “parientes lejanos”. Es decir que, en la línea
colateral, más allá del cuarto grado no hay efecto jurídico (no hay vínculo jurídico, lo que hay es
familiaridad).
Colaterales más próximos
Los hermanos bilaterales se llaman también hermanos carnales o hermanos de doble vínculo.
Por su parte, los hermanos unilaterales se denominan también medios hermanos o hermanos de
vínculo simple.
Parentesco: vinculo jurídico (se evidencia en los efectos que produce) en virtud del cual una
persona está obligada con respecto a otra.
Por afinidad: por muerte y divorcio, subsistiendo en los casos de impedimentos para contraer
matrimonio.
-Civiles :
-Penales
En el campo del derecho penal, el parentesco obra de tres maneras diferentes: como
agravante de ciertos delitos, como eximente de responsabilidad y como elemento
integrante de la figura delictiva.
Como agravante de los delitos de homicidio, homicidio en estado de emoción violenta,
lesiones violación, corrupción y prostitución, abuso de armas, estupro, abuso
deshonesto, y privación ilegítima de la libertad.
Como eximente de responsabilidad: por hurtos, defraudaciones o daños entre
ascendientes, descendientes, afines en línea recta y entre hermanos o cuñados que
viviesen juntos y por el encubrimiento de parientes.
Como elemento integrante de la figura delictiva: en el caso del delito de incumplimiento
de los deberes de asistencia familiar.
-Procesales
ALIMENTOS
Conforme la Real Academia Española, los alimentos son toda “prestación debida entre parientes
próximos cuando quien la recibe no tiene la posibilidad de subvenir a sus necesidades”.
En todas las legislaciones modernas existe un derecho a exigir y obtener prestación alimentaria
y su correlativa obligación de prestarla. Es una exigencia de carácter moral y equitativo.
Una primera gran clasificación distingue alimentos de fuente legal y alimentos de fuente
negocial.
Alimentos legales
Dentro de los alimentos legales se diferencian los que están fundados en razones de
solidaridad de los que están fundados en otros motivos, por ejemplo el deber de gratitud, la
donación o el deber de resarcir el daño injustamente sufrido.
La mayoría de los alimentos ex lege tienen naturaleza jurídica familiar extrapeculio y carácter
asistencial. La raíz o principio esencial en que estriban es la solidaridad familiar (paternal,
parental, conyugal) o la solidaridad cuasifamiliar, y su fundamento legal es el vínculo paterno-
filial o los distintos nexos parentales, o bien el ligamen matrimonial y determinadas relaciones
cuasifamiliares (como las relaciones protectrices pupilares o las posdivorciales).
También existen cargas alimentarias que pesan sobre la comunidad en general (Estado,
sociedad, acreedores) que reconocen como su razón última a la solidaridad social o humana.
Alimentos negociales
Frente a los alimentos de origen legal, se ubican los alimentos negociales, que, basados en la
autonomía de la voluntad, nacen del convenio o del testamento y, como en cualquier deuda
patrimonial, se rigen por las estipulaciones del acto jurídico que los generó y, subsidiariamente,
por las reglas genéricas de los créditos comunes.
El estatuto de cada una de las diversas categorías alimentarias está determinado por la
naturaleza jurídica de la respectiva relación, según su origen y fundamento, y atendiendo, en
ciertos casos, a la plenitud o relajamiento del vínculo. Así:
Los alimentos a favor de los hijos menores no emancipados se rigen por las
disposiciones específicas contenidas en el título De la responsabilidad parental.
La reglamentación de los alimentos entre cónyuges.
La asistencia alimentaria entre parientes. Los alimentos que impone la gratitud están
escuetamente reglamentados en el título contractual de las donaciones.
Los alimentos resarcitorios responden a los principios patrimoniales referidos al
resarcimiento de los daños.
Por último, las controversias sobre alimentos negociales se resolverán según las normas
del Derecho Civil patrimonial propias de las convenciones o contratos o de los
testamentos.
Conforme la ley 14.443, los salarios, jubilaciones y pensiones que superen los 5.000 pesos solo
pueden ser embargados hasta el 20% mensual. Sin embargo, estos límites no rigen para cobrar
cuotas alimentarias.
Asimismo, cabe destacar que ese porcentaje del salario, es en base al sueldo neto, es decir el que
surge una vez hechas las deducciones correspondientes de ley.
Definición.
En los alimentos familiares, dado que su finalidad es satisfacer necesidades vitales del hombre,
asegurando a la persona los medios de subsistencia, resulta esencial la indisponibilidad del
derecho, porque la vida humana no está en la esfera de los poderes dispositivos de nadie.
Los arts. 537 a 554 del Código Civil y Comercial, bajo la denominación “Derechos y
obligaciones de los parientes”, se limitan a legislar exclusivamente sobre la prestación de
alimentos. En este sentido, el vínculo jurídico determinante del parentesco establece una
verdadera relación alimentaria, que se traduce en un vínculo obligacional de origen legal que
exige recíprocamente de los parientes una prestación que asegure la subsistencia del pariente
necesitado.
Caracteres
Indisponible
Irrenunciable
Los derechos concedidos en miras al orden público son irrenunciables. En esta categoría están
encuadrados los alimentos parentales que, por estar fundamentados en razones de solidaridad
familiar, hacen a la superior organización del Estado, de la sociedad y de la familia. La
irrenunciabilidad es una forma de resguardar al individuo contra su propia ligereza o
inexperiencia.
Imprescriptible e intermitente
El derecho es inherente a la persona de cada uno de los sujetos de la prelación asistencial porque
es inseparable del estado (parental o conyugal).
El derecho a los alimentos futuros es incesible, pero se podrán ceder las cuotas vencidas ya que
se incorporaron al patrimonio del alimentado.-
Inembargable e incompensable
Con relación a la inembargabilidad, propia de los alimentos legales, recordemos que el sustento
de la vida es el único destino de los alimentos; por ello quedan fuera del contenido de la prenda
común de los acreedores, siendo inembargables e incompensables.
Intransigible
Parientes obligados
3- afinidad
En cualquiera de los supuestos los alimentos son debidos por los que están en mejores
condiciones de proporcionarlos. Si dos o más de ellos están en condiciones de hacerlo, están
obligados por partes iguales, pero el juez puede fijar cuotas diferentes, según la cuantía de los
bienes y cargas familiares de cada obligado.
“Entre los parientes por afinidad únicamente se deben alimentos aquellos que están vinculados
en línea recta en primer grado”. Nuestra ley reconoce el derecho y obligación alimentaria entre
afines en primer grado. La relación alimentaria de los afines es subsidiaria del recíproco deber
alimentario de los esposos y entre consanguíneos; por ende, el afín requerido de alimentos podrá
excepcionarse alegando la existencia del cónyuge o de consanguíneos pudientes del necesitado.
La jurisprudencia ha entendido que los parientes por afinidad sólo se deben alimentos entre sí en
caso de que no haya consanguíneos en condición de prestarlos.
Requisitos de exigibilidad del débito alimentario: de los artículos 537 y siguientes del CCCN
surge que:
El derecho alimentario se hace exigible cuando en los hechos convergen simultáneamente tres
requisitos: a) vínculo familiar, b) necesidad de quien lo solicita; c) pudiencia del obligado.
Vínculo familiar
El pariente que requiere alimentos deberá acreditar su situación carenciada, es decir que no está
en condiciones de atender, en todo o en parte, a su propio sostén.
Este presupuesto significa que el requerido por alimentos debe disponer de medios o de recursos
de tal envergadura que, además de permitirle satisfacer prioritariamente sus necesidades
personales, incluidas las del grupo familiar conviviente, y los compromisos asumidos (pago de
alquiler de su vivienda, aranceles por educación de sus hijos, impuestos, etcétera), le hagan
posible atender a la alimentación del necesitado requirente.
Monto
El monto de la prestación parental puede ser fijado por acuerdo entre las partes o por decisión
judicial. Asimismo, siempre se tendrá en cuenta la necesidad del alimentado y la pudiencia del
alimentante. En lo legados de alimentos la cuantía se suele fijar en el testamento.
El Código Civil y Comercial de 2014 trajo aparejada una novedosa norma que consagra el
principio de retroactividad de la sentencia de alimentos. Así, “los alimentos se deben desde el
día de la interposición de la demanda o desde la interpelación al obligado por medio fehaciente,
siempre que la demanda se presente dentro de los seis meses de la interpelación”.
El deber alimentario puede ser objeto de aumento o reducción, por haber variado las
circunstancias del alimentado o alimentante luego de la sentencia.
El derecho de comunicación busca mantener los vínculos afectivos entre parientes, dotándolos
del derecho de mantener adecuada comunicación con el pariente con quien no se convive.
Los que tienen a su cargo el cuidado de personas menores de edad, con capacidad restringida, o
enfermas o imposibilitadas, deben permitir la comunicación de estos con sus ascendientes,
descendientes, hermanos bilaterales o unilaterales y parientes por afinidad en primer grado. Si
se deduce oposición fundada en posibles perjuicios a la salud mental o física de los interesados,
el juez debe resolver lo que corresponda por el procedimiento más breve que prevea la ley local
y establecer, en su caso, el régimen de comunicación más conveniente de acuerdo a las
circunstancias.
A su vez, a raíz de la reforma del Código Civil y Comercial, en el art. 556 se establece que los
beneficiarios del derecho de comunicación podrán ser todas aquellas personas que puedan
justificar un interés afectivo legítimo. Esta reforma vino a contemplar lo que ya señalaba la
doctrina, en el sentido que el derecho debe serle otorgado a quienes pueden invocar un interés
legítimo basado en el interés familiar, por ejemplo los tíos del menor e incluso extraños - no
parientes- que mantienen con la persona a la que piden visitar un vínculo afectivo nacido de
circunstancias respetables, como los padrinos de bautismo (que determina, según el derecho
canónico, el llamado parentesco espiritual). En estos últimos supuestos, la visita puede ser
autorizada si los representantes legales de los menores o incapaces la impidieren sin razón
justificada.
DERECHO MATRIMONIAL
Definición
Es una institución jurídica que, basada en el consentimiento mutuo, se constituye por la unión
formal, aconfesional o civil, exclusiva, exogámica, igualitaria, estable y plena entre dos
personas de distinto o igual sexo que, emplaza a los contrayentes en el estado de familia de
cónyuges o esposos del que se derivan importantes, derechos y deberes, regidos por un estatuto
legal que el estado impone.
Una vez celebrado el matrimonio a través del acto jurídico, se inicia la relación jurídica
matrimonial.
La relación jurídica concierne, entonces, al desenvolvimiento de los vínculos creados por el acto
jurídico matrimonial, y se traduce en deberes y derechos interdependientes y recíprocos entre
los cónyuges. El derecho se ocupa de regular las condiciones de existencia y validez del acto
jurídico matrimonial, cuanto las relaciones conyugales y familiares que determina dicho acto.
Como acto jurídico, el matrimonio es voluntario, ya que el consentimiento es uno de los
elementos de existencia del matrimonio, pero una vez celebrado el mismo, los cónyuges se
someten a las normas imperativas de dicha institución
Caracteres
Igualdad: se veda toda discriminación en razón de la orientación sexual de sus integrantes y del
género (como lo dispone la Convención para la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, con jerarquía constitucional conforme artículo 75, inc. 22 CN).
Fines
Nuestro ordenamiento jurídico no ha establecido cuáles son los fines del matrimonio civil.
Antes de la sanción de Código Civil y Comercial de 2014, si bien tampoco estaban descriptos,
se infería que los mismos estaban implícitos en los derechos y deberes que tenían los cónyuges
entre sí, es decir: fidelidad, asistencia y cohabitación.
El matrimonio como acto jurídico es subjetivamente complejo y está constituido no solo por el
consentimiento de los contrayentes, sino también por el acto administrativo que implica la
intervención de la autoridad competente para celebrar el matrimonio. Los elementos
estructurales del acto son condiciones de existencia; la ausencia de alguno de estos provoca su
inexistencia, lo cual no equivale a invalidez o nulidad.
Nulidad: cuando el acto jurídico matrimonial tiene vicios o defectos de legalidad originarios,
que existen al tiempo de la celebración del matrimonio.
Para que exista matrimonio válido y lícito es necesaria la reunión de requisitos intrínsecos, o
de fondo, y extrínsecos, o de forma. Los primeros son: consentimiento y ausencia de
impedimentos, y los extrínsecos implican que dicho consentimiento sea expresado
personalmente frente al oficial público.
La ley reconoce que, para un acto de tal importancia personal y jurídica como el matrimonio, es
necesaria cierta madurez. Se pretende, así, asegurar mayor responsabilidad para el trascendente
acto de la vida civil que significa contraer matrimonio.
Nuestro Código Civil y Comercial, en el art. 403 inc. f, establece que es impedimento para
contraer matrimonio tener menos de 18 años. Sin embargo, hay que diferenciar cabalmente la
situación de los menores que no han cumplido los 16 años de la de aquellos adolescentes que
tienen entre 16 y 18 años.
Para el caso de los adolescentes que tienen entre 16 y 18 años, expresa el art. 404 que ellos
pueden contraer matrimonio con autorización de sus representantes legales. Esta autorización
también está contemplada en el art. 645, en el cual se enumeran los actos para los cuales los
menores requieren el consentimiento expreso de sus progenitores, estableciéndose, entre otros,
que lo requerirán los hijos adolescentes de entre 16 y 18 años para contraer matrimonio. Si los
padres o uno de ellos se niegan a prestar el consentimiento, supletoriamente debe decidir el juez.
Distinto es el caso de los menores de 16 años, para el cual la ley exige, como requisito
ineludible, la dispensa judicial.
A los fines de obtener la dispensa judicial, la norma establece que el juez debe mantener una
entrevista personal con los pretensos contrayentes y sus representantes legales, en donde el juez
indagará acerca del conocimiento y entendimiento de los efectos tanto patrimoniales como
personales del acto jurídico matrimonial que tengan los adolescentes. Así, la norma establece
que la decisión judicial debe tener en cuenta la edad y grado de madurez alcanzados por la
persona, referidos a la comprensión de las consecuencias jurídicas del acto matrimonial.
Respecto a la opinión de los representantes legales, si bien será tenida en cuenta por el
magistrado, ésta no es vinculante a la decisión judicial.
Una vez que el menor de 18 años haya contraído matrimonio, el casamiento emancipa al menor
de edad, teniendo en cuenta que, si se hubiere celebrado sin la correspondiente dispensa, el
matrimonio será pasible de nulidad relativa.
Mención especial merece el caso configurado por el pretenso matrimonio entre el tutor o sus
descendientes con la persona bajo su tutela.
En este caso, se profundizan los recaudos legales, y no bastará que el juez arribe a la convicción
sobre la conveniencia de las nupcias (Herrera, 2015), sino que, además, requerirá que estén
aprobadas las cuentas de la tutela. Este recaudo obedece a la necesidad de proteger el
patrimonio del pupilo, impidiendo que el tutor o sus descendientes puedan aprovecharse del
matrimonio para no rendir debidamente las cuentas de la misma. Si, no obstante, el tutor o sus
descendientes contrajeren matrimonio sin estar aprobadas las cuentas de la tutela, corresponde
la sanción descripta en el art. 403 infine, que establece que el tutor perderá la asignación que le
corresponda sobre las rentas del pupilo.
Habilidad mental
Si bien el art. 403 inc. g establece, como impedimento matrimonial, “la falta permanente o
transitoria de la salud mental que le impide tener discernimiento para el acto matrimonial”, a
este impedimento hay que complementarlo con lo dispuesto en el art. 405, el cual, bajo el
paradigma no discriminatorio, y respetando la ley de salud mental y los principios de Naciones
Unidas para la protección de enfermos mentales y para el mejoramiento de la atención de salud
mental, establece que las personas que padezcan afecciones en su salud mental puedan celebrar
el matrimonio, previa dispensa judicial.
Los impedimentos matrimoniales son los hechos o situaciones que importan un obstáculo para
la celebración del matrimonio. En palabras de la Dra. Marisa Herrera, son “las prohibiciones,
limitaciones y restricciones que el ordenamiento jurídico impone al derecho a contraer
matrimonio condicionando la capacidad para casarse de las personas”
Clasificación
Absolutos: los que obstan a la celebración del matrimonio con cualquier persona (falta de edad
legal).
Relativos: los que solo representan un obstáculo con respecto a personas determinadas
(parentesco).
Temporales: desaparecen o están sujetos a extinción por el transcurso del tiempo (falta de edad
legal).
a) Antes de la celebración del matrimonio: como causa de oposición a su celebración por parte
de los legitimados a oponerse (410 y 411 CCCN) y, respecto de cualquier persona, como
fundamento de la denuncia de su existencia ante la autoridad competente para celebrar el
matrimonio (412 CCCN).
b) Después de la celebración del matrimonio: operarán como causa de nulidad de las nupcias si
se trata de impedimentos dirimentes, o de la aplicación de sanciones civiles o penales en su caso
de conformidad a lo establecido por los arts. 134 a 137 del Código Penal.
PARENTESCO
LIGAMEN
CRIMEN
FALTA DE EDAD NUPCIAL
PRIVACION PERMANTE O TRANSITORIA DE LA SALUD MENTAL
Impedimentos impedientes
La dispensa para el matrimonio entre el tutor o sus descendientes con la persona bajo su tutela
sólo puede ser otorgada si, además de los recaudos previstos en el párrafo anterior, se han
aprobado las cuentas de la administración. Si de igual modo se celebra el matrimonio, el tutor
pierde la asignación que le corresponda sobre las rentas del pupilo… Como vemos, en este caso
no se sanciona con la nulidad, sino con pérdida de la asignación que le hubiere correspondido
sobre las rentas del pupilo.
El consentimiento
El art. 408 del CCCN exige que el consentimiento de los contrayentes debe ser puro y simple, es
decir que “no puede someterse a modalidad alguna”, y que “cualquier plazo, condición o cargo
se tiene por no expresado, sin que ello afecte a la validez del matrimonio”.
Vicios: art. 409 del CCCN ..Son los que inciden sobre alguno de los elementos del acto
voluntario; tradicionalmente, error, dolo o violencia.
Violencia: La violencia se traduce en una fuerza irresistible o amenazas “que generan el temor
de sufrir un mal grave e inminente que no se puedan contrarrestar o evitar en la persona o bienes
de la parte o de un tercero”.
Error: es el vicio del consentimiento consistente en el falso conocimiento que se tiene de algo, la
discordancia o disconformidad entre la realidad y la imagen mental que de ella se forma en
quien lo sufre.
El art. 409 del CCCN establece, efectivamente, que vician el consentimiento “el error acerca de
la persona del otro contrayente” y: …el error acerca de las cualidades personales del otro
contrayente si se prueba que, quien lo sufrió, no habría consentido el matrimonio si hubiese
conocido el estado de cosas y apreciado razonablemente la unión que contraía. El juez valorará
la esencialidad del error considerando las condiciones personales y circunstancias de quien lo
alega.
Sólo pueden alegarse como motivos de oposición los impedimentos establecidos por ley. La
oposición que no se funde en la existencia de alguno de esos impedimentos debe ser rechazada
sin más trámite.
Legitimados para la oposición. El derecho a deducir oposición a la celebración del matrimonio
por razón de impedimentos compete: a. al cónyuge de la persona que quiere contraer otro
matrimonio; b. a los ascendientes, descendientes y hermanos de alguno de los futuros esposos,
cualquiera sea el origen del vínculo;al Ministerio Público, que debe deducir oposición cuando
tenga conocimiento de esos impedimentos, especialmente, por la denuncia de cualquier persona
realizada de conformidad con lo dispuesto en el artículo siguiente.
Forma y requisitos de la oposición. La oposición se presenta al oficial público del Registro que
ha de celebrar el matrimonio verbalmente o por escrito con expresión de: a. nombre y apellido,
edad, estado de familia, profesión y domicilio del oponente; b. vínculo que une al oponente con
alguno de los futuros contrayentes; c. impedimento en que se funda la oposición; d.
documentación que prueba la existencia del impedimento y sus referencias, si la tiene; si no la
tiene, el lugar donde está, y cualquier otra información útil. Cuando la oposición se deduce en
forma verbal, el oficial público debe levantar acta circunstanciada, que firma con el oponente o
con quien firme a su ruego, si aquél no sabe o no puede firmar. Cuando se deduce por escrito, se
debe transcribir en el libro de actas con las mismas formalidades.
La oposición reputada válida impide la celebración del matrimonio (art. 184 CCCN)
Denuncia de impedimentos
Cualquier persona puede denunciar la existencia de algunos de los impedimentos desde el inicio
de las diligencias previas y hasta la celebración del matrimonio por ante el Ministerio Público,
para que éste deduzca, si corresponde, la correspondiente oposición (art. 412 CCCN).
En este apartado estudiaremos cómo se lleva a cabo la celebración del acto jurídico
matrimonial, tanto en su forma ordinaria como extraordinaria.
Formas ordinarias
El art. 418 establece que el matrimonio debe celebrarse públicamente, con la comparecencia de
los futuros cónyuges, por ante el oficial público del Registro Civil, con la presencia requerida de
dos testigos de conocimiento de los que quieren casarse, que declaren sobre su identidad y su
aptitud nupcial. El número de testigos requeridos se elevará a cuatro cuando el matrimonio se
celebra fuera de la oficina del Registro Civil.
A partir del momento en que los que pretenden casarse se han presentado ante el oficial público
encargado del Registro Civil, mediante la solicitud que prevé el art. 416, puede suscitarse la
oposición al matrimonio o en su caso la denuncia de impedimentos.
La celebración del matrimonio se consigna en un acta que debe contener (art. 420):
d. lugar de celebración;
g. declaración de los contrayentes de que se toman por esposos, y del oficial público de que
quedan unidos en matrimonio en nombre de la ley;
El acta debe ser redactada y firmada inmediatamente por todos los que intervienen en el acto o
por los que lo hagan a ruego de los que no supieren o no pudieren firmar.
El oficial público debe entregar a los cónyuges, de modo gratuito, copia del acta de matrimonio
y de la libreta de familia expedida por el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas.
“Si uno o ambos contrayentes ignoran el idioma nacional, deben ser asistidos por un traductor
público matriculado y, si no lo hay, por un intérprete de reconocida idoneidad, dejándose
debida constancia en la inscripción”.
Formas extraordinarias
El matrimonio in extremis (art. 421 CCCN), contempla el caso de que alguno de los
contrayentes se hallase en peligro de muerte y desease celebrar el matrimonio ante la
eventualidad, inminente, de fallecer.
Para esta hipótesis excepcional, se autoriza al oficial público a celebrar el matrimonio con
prescindencia de todas o algunas de las formalidades que deben precederle, si se justifica con el
certificado de un médico, o con la declaración de dos vecinos donde no hubiere médicos, que
alguno de los futuros esposos se encuentra en peligro de muerte.
Para estas mismas hipótesis, si no se hallare el oficial público, encargado del Registro Civil, se
dispone que el matrimonio podrá celebrarse ante cualquier magistrado o funcionario judicial -
por ejemplo un juez de paz del lugar o el secretario del tribunal-, el cual deberá levantar el acta
con las enunciaciones que exige el art. 420, que después deberá remitir al oficial público para
que la protocolice.
Respecto al matrimonio a distancia o entre ausentes (art. 422 CCCN), el art. 406 del CCCN
exige, además del consentimiento, que éste sea prestado por ellos personalmente ante la
autoridad competente para la celebración del matrimonio.
En matrimonio entre ausentes, se admite que el consentimiento sea prestado por uno de los
contrayentes aunque el otro esté ausente, si éste, luego y ante el oficial del Registro Civil de su
domicilio o del lugar en que se encuentre, expresa también su consentimiento; el matrimonio
queda entonces válidamente celebrado. La permisión del matrimonio entre ausentes es
excepcional.
El art. 422 del CCCN regula el matrimonio a distancia, considerándose tal aquel en el cual el
contrayente ausente ha expresado su consentimiento personalmente ante la autoridad
competente para celebrar matrimonios del lugar en que se encuentra. Las normas reglamentan el
matrimonio a distancia disponiendo:
a) El deber del oficial público de verificar que los contrayentes no se hallan afectados por
impedimentos para contraer matrimonio y de efectuar el control de mérito acerca de las causas
que justifican la ausencia de uno de los contrayentes.
b) El deber del contrayente ausente de haber expresado personalmente su consentimiento ante la
autoridad competente para autorizar matrimonios del lugar en que se encuentra.
c) La documentación que acredita el consentimiento del ausente tiene una vigencia limitada en
el tiempo; debe ser ofrecida -es decir, presentada ante el oficial público que celebrará el
matrimonio recibiendo el consentimiento del contrayente presente- dentro de los noventa días de
la fecha de su otorgamiento.
Esta norma implica que “se privilegia la existencia del matrimonio cuando el encargado de
celebrarlo aparentara contar con la competencia o con la designación correspondiente y por lo
menos uno de los cónyuges no conociera la realidad de la situación” .
Las formalidades para la celebración están expresadas en los arts. 417 a 420, para las formas
ordinarias y con las excepciones que expresamos acerca de las formas extraordinarias de
celebración del matrimonio (matrimonio in extremis y matrimonio a distancia).
La prueba supletoria
Quien invoca la celebración del matrimonio y pretende probarlo por otros medios debe acreditar
la imposibilidad de obtener aquéllos. Probada la imposibilidad, el hecho constitutivo de la
prueba supletoria será la celebración del matrimonio (por ejemplo, la declaración de testigos que
asistieron al acto o que concurrieron a la fiesta de bodas, participaciones de casamientos,
etcétera).
Todos los efectos personales y patrimoniales del matrimonio están signados por la igualdad
jurídica de los cónyuges que expresa, a su vez, la igualdad jurídica de los sexos.
Repercusión del matrimonio celebrado sobre los atributos de las personas: capacidad.
Estado. Domicilio. Nombre
Los atributos son aquellas cualidades inherentes a la persona. Son los presupuestos para que el
sujeto pueda ser titular de derechos. Los mismos son:
El matrimonio, como acto jurídico trascendental, repercute e incide en los atributos de las
personas.
Capacidad de derecho
Estado:
El estado de las personas es el conjunto de cualidades que la ley tiene en cuenta para atribuirles
efectos jurídicos o bien la posición jurídica que ellas ocupan en la sociedad dada por tal
conjunto de cualidades. En el caso del matrimonio, las personas pasan a ser de estado civil
casadas.
Domicilio:
El Art. 431 del Código Civil y Comercial de la Nación establece que “los esposos se
comprometen a desarrollar un proyecto de vida en común basado en la cooperación, la
convivencia y el deber moral de fidelidad”. Sin embargo, si bien se expresa el deber de
convivencia, hay que tener en cuenta que éste no es un deber jurídico, ya que no tienen ninguna
sanción el que los cónyuges no convivan, ya sea por decisión de ambos o de uno de ellos.
Es por ello, que a diferencia del Código Vélez Sársfield, donde el no cohabitar facultaba al
cónyuge a intimar al otro a reanudar la convivencia bajo apercibimiento de negarle alimentos e
incluso podía llegar a ser causa de divorcio vincular por culpa, a través del “abandono
voluntario y malicioso”, el Código Civil y Comercial de 2014, al receptar un sistema de
divorcio incausado, ha expresado el deber de cohabitar sólo como un deber axiológico, sin
generar sanción por su incumplimiento.
Nombre
El Art. 67 del Código Civil y Comercial de la Nación establece que “cualquiera de los cónyuges
puede optar por usar el apellido del otro, con la preposición “de” o sin ella”.
Tengamos en cuenta que, en el régimen anterior al Código Civil y Comercial de 2014, sólo la
mujer casada podía optar por añadir a su apellido el de su marido, impidiendo que el marido
pudiera optar por agregar a su apellido el de su mujer. En cambio, si el matrimonio era entre
personas de igual sexo, cualquiera podía añadir el apellido precedido de la preposición “de”. La
normativa actual, siguiendo los lineamientos de igualdad y no discriminación, permite que
cualquiera de los cónyuges, sean o no del mismo sexo, pueda incorporar a su apellido el de su
consorte.
Por último, cabe destacar el caso del cónyuge viudo. En este supuesto el viudo o viuda puede
seguir utilizando el apellido del otro cónyuge hasta tanto no contraiga nuevas nupcias, ni
constituya unión convivencial.
La celebración de las nupcias da origen a un vínculo jurídico, que es el vínculo matrimonial, del
cual emergen determinados efectos legales, clasificados genéricamente en efectos personales y
efectos patrimoniales.
A partir de la sanción y entrada en vigencia del Código Civil y Comercial de 2014, el paradigma
del modelo familiar se transforma, y con ello se modifican los derechos, deberes personales de
los cónyuges.
En este sentido, debemos diferenciar entre los deberes morales que propone la ley, pero de los
cuales de su incumplimiento no deriva ninguna sanción, de aquellos deberes jurídicos que
pueden ser reclamados frente a los estrados judiciales.
Así el Art. 431 del CCyCN expresa: “Los esposos se comprometen a desarrollar un proyecto de
vida en común basado en la cooperación, la convivencia, y el deber moral de fidelidad. Deben
prestarse asistencia mutua”.
De la norma citada debemos considerar que sólo la asistencia es un deber jurídico, de cuyo
incumplimiento derivará una sanción, siendo los deberes de cooperación, convivencia y el deber
moral de fidelidad tan sólo deberes morales o éticos.
Los deberes -MORALES ( cohabitación-fidelidad-cooperacion)
Los deberes mínimos, recíprocos, incoercibles salvo el de contribución y alimentos que tiene un
contenido patrimonial.
El deber de cooperación
El deber de cooperación, que es claramente un deber moral e incoercible, implica que “los
cónyuges deben obrar conjuntamente en miras a la realización de su proyecto de vida común” .
El deber de convivencia
Deber de fidelidad
El deber de fidelidad es expresamente un deber moral, con lo cual, como lo hemos mencionado
reiteradas veces, su incumplimiento no trae aparejado ningún tipo de sanción civil.
La eliminación del deber de fidelidad tiene su razón de ser en la consagración del divorcio
incausado.
Recordemos que en el Código de Vélez Sársfield, al existir un sistema de divorcio con causa, la
infidelidad o adulterio era sancionada al figurar expresamente entre las causales subjetivas de
divorcio y separación personal, pudiendo ser declarado un cónyuge culpable en la sentencia de
divorcio o separación personal si se probaban esas causales, entre otras, con sus
correspondientes consecuencias jurídicas.
Cabe resaltar que frente a la decisión legislativa de despojar a la infidelidad de toda sanción
jurídica, parte de la doctrina ha mostrado su desagrado, expresando, entre otras cosas, que se
destruye la comunidad de vida y amor que son la base del matrimonio, así como también
expresan que la ley tiene una función educativa que debe poner de manifiesto lo que es correcto
de lo que no lo es en una relación matrimonial.
El derecho, deber de asistencia, tiene dos aspectos: uno material y uno moral.
Como surge del artículo, la fuente de la obligación alimentaria entre cónyuges puede ser legal,
es decir derivada de la ley, o convencional, es decir de la voluntad de las partes.
El derecho – deber alimentario rige entonces durante la vigencia del matrimonio de manera
igualitaria entre ambos cónyuges, incluso durante la separación de hecho. Para estos casos, la
ley prevé cuáles son las pautas para la fijación de alimentos (Art. 433 CCyCN), siendo éstas:
a) el trabajo dentro del hogar, la dedicación a la crianza y educación de los hijos y sus edades;
f) el carácter ganancial, propio o de un tercero del inmueble sede de esa vivienda. En caso de ser
arrendada, si el alquiler es abonado por uno de los cónyuges u otra persona;
“El derecho alimentario cesa si desaparece la causa que lo motivó, el cónyuge alimentado inicia
una unión convivencial o incurre en alguna de las causales de indignidad”.
Asimismo, en base al principio de solidaridad familiar, el Código sostiene que tras el divorcio,
los cónyuges se deberán alimentos si así se hubieren obligado por acuerdo entre partes, o en los
siguientes casos: 1) a favor del cónyuge que padece una enfermedad grave y que le impide
autosustentarse y 2) a favor del cónyuge que no tiene recursos suficientes ni posibilidad
razonable de procurárselo (Art. 434 CCyCN). En este último supuesto la obligación no puede
tener una duración superior al número de años que duró el matrimonio y no procede a favor del
que recibe la compensación económica.
En estos casos, se tendrán en cuenta las siguientes pautas para fijar los alimentos:
“Si desaparece la causa que la motivó, o si la persona beneficiada contrae matrimonio o vive en
unión convivencial, o cuando el alimentado incurre en alguna de las causales de indignidad”.
UNIONES CONVIVENCIALES
Definición
El Código Civil y Comercial de la Nación por primera vez regula las uniones convivenciales.
Son consideradas tales “la unión basada en relaciones afectivas de carácter singular, pública,
notoria, estable, y permanente do dos personas que conviven y comparten un proyecto de vida
común, sean del mismo o diferente sexo”.
Requisitos
El artículo 510 establece que para que se reconozcan los derechos establecidos en el Código
Civil y Comercial a las uniones convivenciales, éstas deben cumplir con ciertos requisitos, los
cuales analizaremos brevemente siguiendo a la Doctora Herrera (2015):
~que los dos integrantes sean mayores de edad: a diferencia del matrimonio, que en
determinadas circunstancias se permite que sea celebrado entre menores de edad, la unión
convivencial, al no haber ningún tipo de formalidad para constituirla, ni control estatal previo,
se impone que involucre solo a personas mayores de edad, es decir, personas que hayan
cumplido 18 años.
~no estén unidos por vínculos de parentesco en línea recta en todos los grados, ni colateral hasta
el segundo grado: Las uniones convivenciales implican una relación de pareja, por ello es
requisito que no estén unidos por vínculos familiares cercanos. A través de este requisito se
excluye del régimen a otro tipo de uniones como las llamadas uniones asistenciales, en las
cuales, por ejemplo, conviven juntos dos hermanos, dos amigos, etcétera.
~no estén unidos por vínculos de parentesco por afinidad en línea recta: por las mismas razones
expuestas en el inciso anterior, no serán consideradas uniones convivenciales las compuestas
por una persona y padres afines, abuelos afines, hijos afines, etcétera.
~no tengan impedimento de ligamen ni esté registrada otra convivencia de manera simultánea:
este requisito es de fácil comprobación ya que tanto del matrimonio subsistente, como de la
unión convivencial registrada se obtienen los correspondientes certificados.
~ mantengan la convivencia durante un período no inferior a dos años: se entiende que este
requisito tiende a materializar la publicidad, notoriedad, estabilidad y permanencia que d efine
las uniones convivenciales.
Registración
La existencia de la unión convivencial, su extinción y los pactos que los integrantes de la pareja
hayan celebrado se inscriben en el registro que corresponda a la jurisdicción local, sólo a los
fines probatorios. No procede una nueva inscripción de una unión convivencial sin la previa
cancelación de la preexistente. La registración de la existencia de la unión convivencial debe ser
solicitada por ambos integrantes.
Es decir, la registración se prevé solo a los fines de facilitar la prueba de la unión, aunque las
parejas registradas tendrán un plus de reconocimiento frente a terceros respecto de la protección
de la vivienda familiar, ya que solo para el caso de las uniones registradas, se protege la
vivienda familiar y los muebles indispensables al requerirse el asentimiento del otro conviviente
en caso de disposición, así como también se determina la inejecutabilidad por deudas contraídas
con posterioridad a la registración, excepto que hayan sido contraídos por ambos convivientes o
por uno con el asentimiento del otro.
Prueba
“La unión convivencial puede acreditarse por cualquier medio de prueba; la inscripción en el
Registro de uniones convivenciales es prueba suficiente de su existencia”, no es obligatoria para
constituir la unión convivencial, pudiéndose probar ésta por cualquier medio. Asimismo, el
beneficio de la inscripción es que es prueba fehaciente por sí misma para probar dicho unión.
Pactos de convivencia
La autonomía de la voluntad es la base del contenido de los pactos convivenciales, por lo tanto
lo establecido en el Código respecto a las uniones convivenciales se aplicará siempre y cuando
los convivientes no establecieran algo distinto en el referido pacto.
Sin embargo, hay ciertas disposiciones de orden público que el pacto de convivencia no puede
dejar sin efecto. Estas disposiciones son las referidas a:
*La responsabilidad solidaria de los convivientes, las deudas que uno de ellos hubiera contraído
para solventar las necesidades ordinarias del hogar o el sostenimiento y la educación de los
hijos.
*Si la unión convivencial ha sido inscripta, ninguno de los convivientes puede, sin el
asentimiento del otro, disponer de los derechos sobre la vivienda familiar, ni de los muebles
indispensables de ésta, ni transportarlos fuera de la vivienda. El juez puede autorizar la
disposición del bien si es prescindible y el interés familiar no resulta comprometido.
*Si no media esa autorización, el que no ha dado su asentimiento puede demandar la nulidad
del acto dentro del plazo de caducidad de seis meses de haberlo conocido, y siempre que
continuase la convivencia.
*La vivienda familiar no puede ser ejecutada por deudas contraídas después de la inscripción de
la unión convivencial, excepto que hayan sido contraídas por ambos convivientes o por uno de
ellos con el asentimiento del otro.
-Respecto a la forma que debe tener el pacto convivencial, éste debe ser hecho por escrito y no
se admite un medio distinto al establecido
El Código Civil y Comercial, de manera enunciativa, establece algunas de las cuestiones que
pueden ser incorporadas al pacto de convivencia. Así, el artículo 514 establece:
Los pactos de convivencia pueden regular, entre otras cuestiones: a) la contribución a las cargas
del hogar durante la vida en común; b) la atribución del hogar común, en caso de ruptura; c) la
división de los bienes obtenidos por el esfuerzo común, en caso de ruptura de la convivencia.
Como puede observarse, estas cuestiones son las que mayores conflictos suelen traer frente a la
separación de los convivientes.
Límites
Frente a la autonomía de la voluntad que tienen los contrayentes para celebrar el contenido de
los pactos de convivencia, se establecen límites a los fines de proteger a los convivientes.
Por un lado, tenemos los límites establecidos en el artículo 513, que hace referencia a aquellas
cuestiones que el pacto de convivencia no puede dejar sin efecto.
Por otro lado, el artículo 515 establece también límites a la autonomía de la voluntad,
estableciendo que: “Los pactos de convivencia no pueden ser contrarios al orden público, ni al
principio de igualdad de los convivientes, ni afectar los derechos fundamentales de cualquiera
de los integrantes de la unión convivencial”.
Los pactos, su modificación y rescisión son oponibles a los terceros desde su inscripción en el
registro previsto en el artículo 511 y en los registros que correspondan a los bienes incluidos en
estos pactos. Los efectos extintivos del cese de la convivencia son oponibles a terceros desde
que se inscribió en esos registros cualquier instrumento que constate la ruptura.
Como se observa, para que los pactos sean oponibles a terceros, se requiere necesariamente la
registración de la unión convivencial, y además, para el caso de que el acuerdo incluyese
cuestiones relativas a bienes registrables, también debe dejarse constancia de ello en los
respectivos registros.
El reconocimiento de las uniones convivenciales como una forma de organización familiar por
el cual puede optar una pareja, trae aparejado diversas cuestiones relativas al patrimonio de los
convivientes que es necesario dilucidar. En este sentido, el Código establece normas claras al
respecto, las cuales abordaremos a continuación.
Relaciones patrimoniales
Las relaciones económicas entre los integrantes de la unión se rigen por lo estipulado en el pacto
de convivencia. A falta de pacto, cada integrante de la unión ejerce libremente las facultades de
administración y disposición de los bienes de su titularidad, con la restricción Regulada en este
Título para la protección de la vivienda familiar y de los muebles indispensables que se
encuentren en ella.
Como se observa, la norma acerca de las relaciones patrimoniales entre los convivientes tiene su
eje en la autonomía de la voluntad de los mismos, con lo cual, existiendo pacto de convivencia,
la administración y disposición de los bienes se regirá de acuerdo a lo allí estipulado.
Como régimen supletorio, establece que cada integrante de la unión administra y dispone de los
bienes de su propiedad de manera exclusiva y sin limitación alguna, excepto respecto a la única
restricción a este derecho para poder disponer sobre la vivienda familiar y su ajuar (Roveda y
Giovannetti, 2014).
Asistencia
La asistencia comprende tanto la faceta material como espiritual y solo es debida durante la
unión convivencial.
Contribución a los gastos del hogar :“Los convivientes tienen obligación de contribuir a los
gastos domésticos de conformidad con lo dispuesto en el artículo 455”.
El ordenamiento jurídico obliga a los convivientes a contribuir a los gastos del hogar,
remitiéndonos al deber de contribución entre cónyuges. Por lo tanto, los convivientes deberán
contribuir a su propio sostenimiento, el del hogar y el de los hijos comunes, en proporción a sus
recursos.
Asimismo, y como lo expresa el artículo 455, dicha obligación se extiende también a las
necesidades de los hijos menores de edad, con capacidad restringida, o con discapacidad de uno
de los cónyuges que conviven con ellos.
Como regla general cada uno de los convivientes responde con sus bienes por las deudas
contraídas. Sin embargo, “los convivientes son solidariamente responsables por las deudas que
uno de ellos hubiera contraído con tercero para solventar las necesidades ordinarias del hogar o
el sostenimiento y la educación de los hijos.
El Código Civil y Comercial se caracteriza por una fuerte protección a la vivienda familiar, y las
uniones convivenciales no son ajenas a este principio protectorio.
En virtud de ello, el artículo 522 establece que: “si la unión convivencial ha sido inscripta,
ninguno de los convivientes puede, sin el asentimiento del otro, disponer de los derechos sobre
la vivienda familiar, ni de los muebles indispensables de ésta, ni transportarlos fuera de la
vivienda. El juez puede autorizar la disposición del bien si es prescindible y el interés familiar
no resulta comprometido.
Si no media esa autorización, el que no ha dado su asentimiento puede demandar la nulidad del
acto dentro del plazo de caducidad de seis meses de haberlo conocido, y siempre que continuase
la convivencia.
La vivienda familiar no puede ser ejecutada por deudas contraídas después de la inscripción de
la unión convivencial, excepto que hayan sido contraídas por ambos convivientes o por uno de
ellos con el asentimiento del otro.
Cabe destacar que esta extensa protección a la vivienda familiar, solo producirá efectos si la
unión convivencial está debidamente inscripta en el respectivo registro.
El artículo 523 del enumera taxativamente las causales por las cuales se extingue la unión
convivencial. Algunas causales son ajenas a la voluntad de las partes y otras tienen su origen en
la voluntad de los convivientes -
En virtud de ello,
La unión convivencial cesa: a) por la muerte de uno de los convivientes; b) por la sentencia
firme de ausencia con presunción de fallecimiento de uno de los convivientes; c) por
matrimonio o nueva unión convivencial de uno de sus miembros; d) por el matrimonio de los
convivientes; e) por mutuo acuerdo; f) por voluntad unilateral de alguno de los convivientes
notificada fehacientemente al otro; g) por el cese de la convivencia mantenida. La interrupción
de la convivencia no implica su cese si obedece a motivos laborales u otros similares, siempre
que permanezca la voluntad de vida en común.
La ruptura de la unión convivencial trae aparejado efectos, los cuales estarán regulados por las
normas de orden público abordadas ut supra y por supuesto por el pacto convivencial si lo
hubiera.
Asimismo, la figura de la compensación económica establecida como un posible efecto del
divorcio, se repite frente al quiebre de la unión convivencial. En este sentido, el artículo 524
establece que:
Caducidad
“La acción para reclamar la compensación económica caduca a los seis meses de haberse
producido cualquiera de las causas de finalización de la convivencia”.
Acerca del breve plazo que se concede para ejercer la acción, la Doctora Herrera explica que
“pretende evitar la perpetuación de reclamos o litigios derivados de una unión de sustento
fáctico, que ya se encuentra cesada; conductas que por lo demás podrían resultar abusivas con
relación al exconviviente a quien se reclama la prestación” (Herrera, 2014, pág. 525).
Como venimos expresando, la vivienda es un derecho humano, y como tal ha merecido gran
protección por parte de Código Civil y Comercial. En este sentido, se protege el derecho a la
vivienda tanto ante el cese de la unión convivencial en vida de ambos cónyuges, como en el
supuesto de muerte.
Respecto a la atribución del uso de la vivienda familiar, el uso del inmueble que fue sede de la
unión convivencial puede ser atribuido a uno de los convivientes en los siguientes supuestos :
si tiene a su cargo el cuidado de hijos menores de edad, con capacidad restringida, o con
discapacidad;
si acredita la extrema necesidad de una vivienda y la imposibilidad de procurársela en
forma inmediata.
Respecto al plazo, el código establece que “el juez debe fijar el plazo de la atribución, el que no
puede exceder de dos años a contarse desde el momento en que se produjo el cese de la
convivencia”.
Asimismo,a petición de parte interesada, el juez puede establecer: una renta compensatoria por
el uso del inmueble a favor del conviviente a quien no se atribuye la vivienda; que el inmueble
no sea enajenado durante el plazo previsto sin el acuerdo expreso de ambos; que el inmueble en
condominio de los convivientes no sea partido ni liquidado. La decisión produce efectos frente a
terceros a partir de su inscripción registral.
“El conviviente supérstite que carece de vivienda propia habitable o de bienes suficientes que
aseguren el acceso a ésta, puede invocar el derecho real de habitación gratuito por un plazo
máximo de dos años sobre el inmueble de propiedad del causante que constituyó el último hogar
familiar y que a la apertura de la sucesión no se encontraba en condominio con otras personas.
Este derecho es inoponible a los acreedores del causante. Se extingue si el conviviente supérstite
constituye una nueva unión convivencial, contrae matrimonio, o adquiere una vivienda propia
habitable o bienes suficientes para acceder a ésta”.
El matrimonio produce complejos efectos patrimoniales. Algunos de estos efectos operan desde
la celebración misma del matrimonio, mientras que otros lo hacen una vez acaecida la muerte de
uno de los cónyuges. Los primeros comprenden, el beneficio de competencia, la suspensión de
la prescripción. Los segundos comprenden la vocación hereditaria conyugal y el derecho de
habitación viudal
Beneficio de competencia
“El beneficio de competencia es un derecho que se otorga a ciertos deudores, para que paguen
lo que buenamente puedan, según las circunstancias, y hasta que mejoren de fortuna” (Art. 892
CCyCN).
Según el Art. 893 del Código: “El acreedor debe conceder este beneficio a su cónyuge o
conviviente”.
Suspensión de la prescripción
Con el objetivo de no perturbar la armonía entre los esposos, que podría comprometerse si la
ley los pusiera en la necesidad de ejercer las acciones judiciales correspondientes a los efectos
de conservarlas y con el fin de superar los obstáculos que, por respeto o afecto, traban el
accionar de un cónyuge contra el otro, el Art. 2543 establece que se suspende el curso de la
prescripción tanto adquisitiva como liberatoria entre cónyuges durante el matrimonio (así como
también se suspende entre convivientes durante la unión convivencial).
A continuación, haremos referencia a los efectos patrimoniales post mortem, es decir que
ocurren luego de la muerte de uno de los cónyuges.
El cónyuge supérstite tiene derecho real de habitación vitalicio y gratuito de pleno derecho
sobre el inmueble de propiedad del causante, que constituyó el último hogar conyugal, y que a
la apertura de la sucesión no se encontraba en condominio con otras personas
Derecho sucesorio
Si bien no profundizaremos en esta temática por ser parte del derecho sucesorio, adelantamos
que el cónyuge se consagra como un heredero forzoso frente a la sucesión de su cónyuge
premuerto. Esto implica que hay una porción de la herencia que le pertenece por ley.
Según la extensión de la masa, ésta puede ser universal o restringida. En la universal, todos los
bienes, se hacen comunes y se dividen oportunamente sin distinguir a su origen. En la
comunidad restringida caben la comunidad de muebles y gananciales, o simplemente la de
gananciales, debiendo distinguirse entre bienes propios y bienes gananciales (adquiridos a título
oneroso durante la vigencia del régimen).
Según la gestión de los bienes, el régimen de comunidad puede ser de gestión del marido (en la
actualidad prácticamente sin uso), de gestión separada, de gestión conjunta o de gestión
indistinta.
Participación
En este régimen no existen estrictamente bienes comunes, sino que cada cónyuge es exclusivo
propietario de los que adquiere durante el matrimonio. El régimen es semejante al de
separación, pero al disolverse el matrimonio, se reconoce a cada uno de los ex cónyuges o al
supérstite, el derecho a participar en los adquiridos por el otro hasta igualar los patrimonios
de ambos.
Separación
A partir de la sanción del Código Civil y Comercial de 2014 hubo un giro trascendental en esta
materia, a partir de la posibilidad de elección de los cónyuges entre un régimen de comunidad y
un régimen de separación de bienes, cuestión impensada en el Código de Vélez Sársfield, donde
se tenía único régimen legal, imperativo y forzoso llamado sociedad conyugal.
Caracterización
*Convencional no pleno: ya que permite que la pareja antes o en el acto de celebración del
matrimonio opte por cualquiera de las dos regímenes que ofrece el sistema: comunidad de
ganancias o separación de bienes. Ante la falta de opción, funcionará por vía supletoria la
comunidad de ganancias.
*Mutable: durante la vigencia del matrimonio, los cónyuges pueden cambiar de régimen la
cantidad de veces que lo consideren necesario, con la única limitación que permanezcan en el
mismo régimen al menos un año. Es decir que al momento de la celebración del matrimonio
pueden optar los cónyuges por el régimen de comunidad y transcurrido al menos un año, a
través de una convención matrimonial, mutar al régimen de separación de bienes o viceversa.
Los principios que informan el régimen patrimonial – matrimonial argentino son coincidentes
con los que inspiraron el Código Civil y Comercial de 2014.
Dentro de las convenciones matrimoniales permitidas, se encuentra la opción que pueden hacer
los cónyuges por alguno de los regímenes patrimoniales previstos en el Código. Estos
regímenes son el régimen de comunidad y el régimen de separación. Esta elección puede
realizarse al momento de la celebración del matrimonio e incluso después de la celebración del
mismo por convención de los cónyuges. En este caso, “esta convención puede ser otorgada
después de un año de aplicación del régimen patrimonial, convencional o legal, mediante
escritura pública. Para que el cambio de régimen produzca efectos respecto de terceros, debe
anotarse marginalmente en el acta de matrimonio” (Art. 449 CCyCN).
Asimismo, el Art. 449 expresa que: “los acreedores anteriores al cambio de régimen que sufran
perjuicios por tal motivo pueden hacerlo declarar inoponible a ellos en el término de un año a
contar desde que lo conocieron”.
los regímenes patrimoniales – matrimoniales entre los cuales pueden optar los cónyuges,
aproximamos las características básicas de cada uno de ellos en nuestro derecho:
En cuanto a los bienes gananciales, forman una masa que al momento de la disolución de la
comunidad se partirá por mitades.
La gestión es separada con tendencia a la gestión conjunta, teniendo en cuenta que como regla
que cada cónyuge tiene la libre administración y disposición de los bienes propios y gananciales
que ha adquirido.
Sin embargo, es necesario “el asentimiento del otro para enajenar o gravar ciertos bienes
gananciales”.
En cuanto a las deudas, “cada uno de los cónyuges responde frente a sus acreedores con todos
sus bienes propios y los gananciales por él adquiridos”. Asimismo la responsabilidad será
solidaria en los siguientes casos frente a “deudas contraídas para solventar las necesidades
ordinarias del hogar, el sostenimiento y la educación de los hijos comunes”.
Régimen de separación: que implica que cada cónyuge ostenta la titularidad de los bienes que
tenía antes del matrimonio y con posterioridad al mismo. Cada cónyuge conserva la
independencia de su patrimonio, lo cual implica que tiene la propiedad, el exclusivo uso, goce y
disposición de sus bienes y frutos. En este sistema no hay bienes propios y gananciales, sino
sólo bienes personales. Asimismo, ningún cónyuge tiene derecho actual o eventual sobre las
ganancias del otro .
Respecto a la gestión de los bienes, hablamos de una gestión separada, con la salvedad de que se
requerirá el asentimiento del otro cónyuge para disponer de los derechos de la vivienda familiar
y de los muebles indispensables de ésta.
En relación a las deudas, rige el principio de separación de deudas, pero existe un deber de
contribución que se traduce en responsabilidad solidaria de ambos cónyuges frente a deudas
contraídas para solventar las necesidades ordinarias del hogar, el sostenimiento y la educación
de los hijos comunes.
El Art. 463 del Código Civil y Comercial establece que: a falta de opción hecha en la
convención matrimonial, los cónyuges quedan sometidos desde la celebración del matrimonio al
régimen de comunidad de ganancias reglamentado en este Capítulo. No puede estipularse que la
comunidad comience antes o después, excepto el caso de cambio de régimen matrimonial
previsto en el artículo 449.
En los fundamentos de la reforma del Código Civil y Comercial 2014 se exponen las razones
por las cuales el régimen de comunidad es el supletorio, estableciéndose que los motivos son:
Capitulaciones matrimoniales
Definición
Las convenciones matrimoniales son el acuerdo celebrado entre los futuros consortes con
el fin de determinar el régimen matrimonial al cual van a someterse, así como también
pueden referirse a alguno de los aspectos de sus relaciones patrimoniales.
Convenciones permitidas
Según el Art. 446 del Código Civil y Comercial: antes de la celebración del matrimonio los
futuros cónyuges pueden hacer convenciones que tengan únicamente los objetos siguientes:
d. la opción que hagan por alguno de los regímenes patrimoniales previstos en este Código.
Estas son las únicas convenciones permitidas, por lo tanto “toda convención entre los futuros
cónyuges sobre cualquier otro objeto relativo a su patrimonio es de ningún valor”.
Régimen legal
Respecto a la forma de las convenciones, éstas “deben ser hechas por escritura pública antes de
la celebración del matrimonio, y producen efectos a partir de la celebración del matrimonio y
mientras el mismo no sea anulado”.
En caso de que la convención verse sobre la opción del régimen de separación de bienes, y para
que la misma sea oponible a terceros, ésta debe quedar asentada y anotarse marginalmente en el
acta de matrimonio (Art. 448).
El art. 1002 del Código Civil establece que “no pueden contratar en interés propio (…) los
cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí”. Esto implica que la restricción alcanza
únicamente a los cónyuges que estén bajo el régimen de comunidad.
Si bien el Código Civil y Comercial confiere a los contrayentes la posibilidad de optar entre dos
regímenes patrimoniales – matrimoniales, es decir, el régimen de comunidad (régimen
supletorio) o régimen de separación de bienes, se ha establecido un régimen primario.
El régimen primario implica una serie de normas que se imponen por sobre la voluntad de los
esposos y que se aplican independientemente del régimen patrimonial – matrimonial elegido, es
decir, son normas de orden público que se aplican ya sea que los cónyuges hayan optado por el
régimen de separación de bienes o se encuentren en el régimen de comunidad. Estas
disposiciones son inderogables por convención de los cónyuges, excepto disposición expresa en
contrario que prevea el Código Civil y Comercial. prevista en el ordenamiento jurídico (Art.
454).
Deber de contribución
Los cónyuges deben contribuir a su propio sostenimiento, el del hogar y el de los hijos
comunes, en proporción a sus recursos. Esta obligación se extiende a las necesidades de los
hijos menores de edad, con capacidad restringida, o con discapacidad de uno de los cónyuges
que conviven con ellos. El cónyuge que no da cumplimiento a esta obligación puede ser
demandado judicialmente por el otro para que lo haga, debiéndose considerar que el trabajo en
el hogar es computable como contribución a las cargas (Art. 455).
El asentimiento conyugal
Esta conformidad del cónyuge no contratante del acto, es requerida a los fines de la validez de
ciertos actos, sea cual sea el régimen patrimonial – matrimonial bajo el que se encuentren los
cónyuges.
Ninguno de los cónyuges puede, sin el asentimiento del otro, disponer de los derechos sobre la
vivienda familiar, ni de los muebles indispensables de ésta, ni transportarlos fuera de ella. El
que no ha dado su asentimiento puede demandar la nulidad del acto o la restitución de los
muebles dentro del plazo de caducidad de seis meses de haberlo conocido, pero no más allá de
seis meses de la extinción del régimen matrimonial”.
La vivienda familiar no puede ser ejecutada por deudas contraídas después de la celebración del
matrimonio, excepto que lo hayan sido por ambos cónyuges conjuntamente o por uno de ellos
con el asentimiento del otro.
El asentimiento “debe versar sobre el acto en sí y sus elementos constitutivos”. Es decir que: se
impone un conocimiento efectivo del contenido que sólo se adquiere a través de la información
y de la transparencia que le permitan al cónyuge que asiente valorar la conveniencia del acto,
particularmente en un contexto intrafamiliar (posición vital), en el cual puedan presentarse
supuestos de “influencia injusta o de abuso de posición (Herrera, 2015, pág. 48).
Autorización judicial
Es preciso determinar qué sucede cuando uno de los cónyuges no puede o no quiere prestar el
aludido asentimiento, ya sea por estar ausente, por ser persona incapaz, por estar
transitoriamente impedido de expresar su voluntad, o si su negativa no está justificada por el
interés de la familia (art.458).
En estos casos, el Código prevé la manera para suplir ese asentimiento, permitiendo que el
cónyuge que desee realizar el acto jurídico pueda solicitar la autorización judicial para suplir
dicho asentimiento. A su vez, la norma expresa en el art. 458 que “el acto otorgado con
autorización judicial es oponible al cónyuge sin cuyo asentimiento se lo otorgó, pero de él no
deriva ninguna obligación personal a su cargo”
En el caso de que uno de los cónyuges se niegue a prestar el asentimiento, quien pretende lograr
la venia judicial deberá demostrar que la falta de conformidad de su consorte “impide la
realización de los fines esenciales de la pareja matrimonial y de su descendencia, acreditando la
falta de razonabilidad de la postura sostenida por el otro”
Si bien el art. 1002 del CCyCN establece que los cónyuges que están sometidos al régimen de
comunidad están inhabilitados para contratar entre sí, ésta es claramente una excepción al
respecto.
Uno de los cónyuges puede dar poder al otro para representarlo en el ejercicio de las facultades
que el régimen matrimonial le atribuye, pero no para darse a sí mismo el asentimiento en los
casos en que se aplica el artículo 456. La facultad de revocar el poder no puede ser objeto de
limitaciones.
Excepto convención en contrario, el apoderado no está obligado a rendir cuentas de los frutos y
rentas percibidos.
Así, el reconocimiento del derecho a realizar contrato de mandato entre cónyuges “encuentra un
límite insoslayable: (…) prohíbe dar mandato al cónyuge cuando el encargo consiste en que el
mandatario se dé a sí mismo el asentimiento”. En este sentido, “la exclusión se limita al
acuerdo del no titular para disponer los derechos sobre la vivienda familiar y los muebles a que
hace referencia el Art. 456”.
Asimismo, es claro el art. 459 al establecer que el cónyuge que confirió mandato puede revocar
el poder en cualquier momento, siendo nula cualquier limitación a dicho precepto.
El régimen primario, bajo el principio de solidaridad familiar que inspira el Código Civil y
Comercial, ha introducido novedosas modificaciones al régimen de deudas, sea cual sea el
régimen patrimonial – matrimonial bajo el que se encuentre los cónyuges.
En este sentido, el Art. 461 del CCyCN establece que: “los cónyuges responden solidariamente
por: Las obligaciones contraídas por uno de ellos para solventar las necesidades ordinarias del
hogar o el sostenimiento y la educación de los hijos de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 455”. Es el deber de contribución. “Fuera de esos casos, y excepto disposición en
contrario del régimen matrimonial, ninguno de los cónyuges responde por las obligaciones del
otro”.
Entonces, podemos concluir que, como principio general, se consagra el principio de separación
de deudas, en el cual cada cónyuge responde con sus bienes propios y los gananciales que
administra (en el caso de el régimen de comunidad) y con sus bienes personales (en el caso del
régimen de separación de bienes) por sus deudas personales, con la excepción de que la
responsabilidad será solidaria, es decir que el acreedor podrá atacar los bienes de cualquiera de
los cónyuges, cuando la deuda haya sido contraída para “solventar las necesidades ordinarias del
hogar o el sostenimiento o la educación de los hijos comunes”.
En tales casos, el otro cónyuge puede demandar la nulidad dentro del plazo de caducidad de seis
meses de haber conocido el acto y no más allá de seis meses de la extinción del régimen
matrimonial.
Como hemos estudiado, los cónyuges pueden optar por el régimen patrimonial – matrimonial
que regulará sus relaciones patrimoniales, pudiendo optar por el régimen de separación o de
comunidad. Asimismo, se establece un marco normativo que funcionará como régimen
supletorio a falta de opción, este es el régimen de comunidad.
Así, entonces: …a falta de opción hecha en la convención matrimonial, los cónyuges quedan
sometidos desde la celebración del matrimonio al régimen de comunidad de ganancias (…). No
puede estipularse que la comunidad comience antes o después, excepto el caso de cambio de
régimen matrimonial.
Bienes propios y gananciales de los cónyuges. Prueba del carácter de los bienes
Bienes propios
El art. 464 establece cuáles son los bienes propios de los cónyuges. Para mayor comprensión,
los agruparemos según distintos criterios (Medina, 2014):
a) los bienes de los cuales los cónyuges tienen la propiedad, otro derecho real o la posesión al
tiempo de la iniciación de la comunidad;
b) los adquiridos durante la comunidad por herencia, legado o donación, aunque sea
conjuntamente por ambos, y excepto la recompensa debida a la comunidad por los cargos
soportados por ésta.
Los recibidos conjuntamente por herencia, legado o donación se reputan propios por mitades,
excepto que el testador o el donante hayan designado partes determinadas.
No son propios los bienes recibidos por donaciones remuneratorias, excepto que los servicios
que dieron lugar a ellas hubieran sido prestados antes de la iniciación de la comunidad. En caso
de que el valor de lo donado exceda de una equitativa remuneración de los servicios recibidos,
la comunidad debe recompensa al donatario por el exceso;
III) Los bienes adquiridos por subrogación real con otros bienes propios.
c) los adquiridos por permuta con otro bien propio, mediante la inversión de dinero propio, o la
reinversión del producto de la venta de bienes propios, sin perjuicio de la recompensa debida a
la comunidad si hay un saldo soportado por ésta. Sin embargo, si el saldo es superior al valor el
aporte propio, el nuevo bien es ganancial, sin perjuicio de la recompensa debida al cónyuge
propietario;
d) los créditos o indemnizaciones que subrogan en el patrimonio de uno de los cónyuges a otro
bien propio;
e) los productos de los bienes propios, con excepción de los de las canteras y minas;
f) las crías de los ganados propios que reemplazan en el plantel a los animales que faltan por
cualquier causa. Sin embargo, si se ha mejorado la calidad del ganado originario, las crías son
gananciales y la comunidad debe al cónyuge propietario recompensa por el valor del ganado
propio aportado;
i) los originariamente propios que vuelven al patrimonio del cónyuge por nulidad, resolución,
rescisión o revocación de un acto jurídico;
j) los incorporados por accesión a las cosas propias, sin perjuicio de la recompensa debida a la
comunidad por el valor de las mejoras o adquisiciones hechas con dinero de ella;
k) las partes indivisas adquiridas por cualquier título por el cónyuge que ya era propietario de
una parte indivisa de un bien al comenzar la comunidad, o que la adquirió durante ésta en
calidad de propia, así como los valores nuevos y otros acrecimientos de los valores mobiliarios
propios, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad en caso de haberse invertido
bienes de ésta para la adquisicIón;
l) la plena propiedad de bienes cuya nuda propiedad se adquirió antes del comienzo de la
comunidad, si el usufructo se extingue durante ella, así como la de los bienes gravados con otros
derechos reales que se extinguen durante la comunidad, sin perjuicio del derecho a recompensa
si para extinguir el usufructo o los otros derechos reales se emplean bienes gananciales;
m) las ropas y los objetos de uso personal de uno de los cónyuges, sin perjuicio de la
recompensa debida a la comunidad si son de gran valor y se adquirieron con bienes de ésta; y
los necesarios para el ejercicio de su trabajo o profesión, sin perjuicio de la recompensa debida a
la comunidad si fueron adquiridos con bienes gananciales;
Bienes gananciales
La Dra. Méndez Costa (2011) define los bienes gananciales como aquellos incorporados al
patrimonio de uno o ambos esposos durante el régimen de comunidad por causa onerosa,
siempre que no corresponda calificarlos como propios, presumiéndose la ganancialidad de los
bienes existentes a la culminación del régimen.
Son bienes gananciales, según el art. 465:
a) los creados, adquiridos por título oneroso o comenzados a poseer durante la comunidad por
uno u otro de los cónyuges, o por ambos en conjunto, siempre que no estén incluidos en la
enunciación del artículo 464;
b) los adquiridos durante la comunidad por hechos de azar, como lotería, juego, apuestas, o
hallazgo de tesoro;
c) los frutos naturales, industriales o civiles de los bienes propios y gananciales, devengados
durante la comunidad;
d) los frutos civiles de la profesión, trabajo, comercio o industria de uno u otro cónyuge,
devengados durante la comunidad;
f) los bienes adquiridos después de la extinción de la comunidad por permuta con otro bien
ganancial, mediante la inversión de dinero ganancial, o la reinversión del producto de la venta
de bienes gananciales, sin perjuicio de la recompensa debida al cónyuge si hay un saldo
soportado por su patrimonio propio. Sin embargo, si el saldo es superior al valor del aporte
ganancial, el nuevo bien es propio, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad;
h) los productos de los bienes gananciales, y los de las canteras y minas propias, extraídos
durante la comunidad;
i) las crías de los ganados gananciales que reemplazan en el plantel a los animales que faltan por
cualquier causa y las crías de los ganados propios que excedan el plantel original;
k) los adquiridos por título oneroso durante la comunidad en virtud de un acto viciado de
nulidad relativa, confirmado después de la disolución de aquélla;
l) los originariamente gananciales que vuelven al patrimonio ganancial del cónyuge por nulidad,
resolución, rescisión o revocación de un acto jurídico;
m) los incorporados por accesión a las cosas gananciales, sin perjuicio de la recompensa debida
al cónyuge por el valor de las mejoras o adquisiciones hechas con sus bienes propios;
n) las partes indivisas adquiridas por cualquier título por el cónyuge que ya era propietario de
una parte indivisa de carácter ganancial de un bien al extinguirse la comunidad, sin perjuicio de
la recompensa debida al cónyuge en caso de haberse invertido bienes propios de éste para la
adquisición;
ñ) la plena propiedad de bienes cuya nuda propiedad se adquirió a título oneroso durante la
comunidad, si el usufructo se consolida después de su extinción, así como la de los bienes
gravados con derechos reales que se extinguen después de aquélla, sin perjuicio del derecho a
recompensa si para extinguir el usufructo o los otros derechos reales se emplean bienes propios.
No son gananciales las indemnizaciones percibidas por la muerte del otro cónyuge, incluso las
provenientes de un contrato de seguro, sin perjuicio, en este caso, de la recompensa debida a la
comunidad por las primas pagadas con dinero de ésta.
Según el art. 466 del CCyCN “se presume, excepto prueba en contrario, que son gananciales
todos los bienes existentes al momento de la extinción de la comunidad”. Es decir que todo
bien que no pueda calificarse como propio es ganancial, perteneciendo a la masa ganancial.
Cada uno de los cónyuges tiene la libre administración y disposición de sus bienes propios,
excepto lo dispuesto en el artículo 456 (asentimiento conyugal). (art 469).
e) las acciones nominativas no endosables y las no cartulares, con excepción de las autorizadas
para la oferta pública, sin perjuicio de la aplicación del artículo 1824.
Cada uno de los cónyuges responde frente a sus acreedores con todos sus bienes propios y los
gananciales adquiridos por él (art 467)
Excepciones: ambos cónyuges responden solidariamente, aunque solo uno hubiese contraído la
deuda, y el motivo de la misma fuese para solventar:
En este régimen cada cónyuge conserva la propiedad y administración tanto de los bienes
anteriores al matrimonio como de los que adquiere durante el mismo. Cada cónyuge responde
individualmente por las deudas que contrae. Existe independencia patrimonial total entre los
cónyuges como si no estuvieran casados. Al disolverse el matrimonio ninguno de los dos tiene
derechos sobre los bienes del otro.
Cada uno de los cónyuges tiene la libre administración y disposición de sus bienes personales
(administración separada – art 505).
Ninguno de los cónyuges debe responder por las obligaciones del otro. Cada uno responde
frente a sus acreedores con sus bienes personales. El acreedor solo podrá ir contra el cónyuge
que contrajo la deuda, excepto que (art. 461) la deuda provenga de:
Cada uno de los cónyuges puede demostrar la propiedad exclusiva de un bien por todos los
medios de prueba. Los bienes cuya propiedad exclusiva no se pueda demostrar se presume que
pertenecen a ambos cónyuges por mitades. Demandada por uno de los cónyuges la división de
un condominio el juez puede negarla si afecta al interés familiar.
Viscisitudes del vinculo
Proceso de divorcio
Competencia
En las acciones de divorcio o nulidad, las conexas con ellas y las que versan sobre los efectos de
la sentencia, es competente el juez del último domicilio conyugal o el del demandado a elección
del actor, o el de cualquiera de los cónyuges si la presentación es conjunta.
En este sentido, tenemos que tener en cuenta si el pedido de divorcio es unilateral o conjunto. Si
se trata del pedido unilateral de divorcio, es decir, si uno solo de los cónyuges es quien solicita
el divorcio, será competente el juez del último domicilio conyugal o el del demandado a
elección del actor. Por otro lado, si se trata de la petición bilateral o conjunta de divorcio, es
decir, aquella que ambos cónyuges solicitan, va a ser competente el juez del último domicilio
conyugal o el de cualquiera de los cónyuges a opción de ellos.
Nulidad de la renuncia
“Es nula la renuncia de cualquiera de los cónyuges a la facultad de pedir el divorcio; el pacto o
cláusula que restrinja la facultad de solicitarlo se tiene por no escrito”. Esta directiva ya estaba
presente en el Código de Vélez Sársfield, siendo un principio de orden público, que restringe la
facultad de los cónyuges a renunciar a la facultad de solicitar el divorcio.
Requisitos y procedimiento
Los cónyuges, de manera conjunta o unilateral, pueden solicitar el divorcio ante el juez
competente sin tener que alegar causa ni prever plazo alguno. Esta es una de las instituciones
que mayores cambios ha tenido a partir de la sanción del Código Civil y Comercial de 2014,
teniendo en cuenta que a partir de este código nuestro ordenamiento recepta el divorcio
incausado y sin someter la posibilidad de peticionarlo a ningún plazo.
Junto con la demanda de divorcio deberá acompañarse un convenio regulador que contemple los
efectos de la disolución del vínculo. Entre ellos podríamos nombrar la atribución de la vivienda,
distribución de los bienes, eventuales compensaciones económicas entre los cónyuges, y en caso
de haber hijos menores, ejercicio de la responsabilidad parental, la prestación alimentaria,
etcétera. La presentación de este convenio es un verdadero requisito de admisibilidad de la
demanda, atento a que la omisión de este requisito impide dar trámite a la misma. El convenio
puede ser consensuado entre los esposos, o bien ofrecido por uno solo de ellos. En este último
caso, el otro cónyuge puede ofrecer una propuesta reguladora distinta. Ambas propuestas van a
ser evaluadas por el juez, quien convocará a los cónyuges a una audiencia.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que en ningún caso el desacuerdo en el convenio suspende
el dictado de la sentencia de divorcio. Por ello, de existir “desacuerdo sobre los efectos del
divorcio, o si el convenio regulador perjudica de modo manifiesto los intereses de los
integrantes del grupo familiar, las cuestiones pendientes deben ser resueltas por el juez”.
El procedimiento de divorcio, tal como hemos expresado, se desprende del artículo 438 del
CCyCN, que establece:
Toda petición de divorcio debe ser acompañada de una propuesta que regule los efectos
derivados de éste; la omisión de la propuesta impide dar trámite a la petición.
Si el divorcio es peticionado por uno solo de los cónyuges, el otro puede ofrecer una
propuesta reguladora distinta.
Al momento de formular las propuestas, las partes deben acompañar los elementos en
que se fundan; el juez puede ordenar, de oficio o a petición de las partes, que se
incorporen otros que se estiman pertinentes. Las propuestas deben ser evaluadas por el
juez, debiendo convocar a los cónyuges a una audiencia.
En ningún caso el desacuerdo en el convenio suspende el dictado de la sentencia de
divorcio.
Si existe desacuerdo sobre los efectos del divorcio, o si el convenio regulador perjudica de
modo manifiesto los intereses de los integrantes del grupo familiar, las cuestiones pendientes
deben ser resueltas por el juez de conformidad con el procedimiento previsto en la ley local.
Efectos.
La disolución del matrimonio en vida de los esposos, a través del divorcio vincular, trae
aparejado ciertos efectos:
2) Como principio general, cesa el deber de alimentos entre los ex cónyuges. La prestación
alimentaria luego del divorcio es excepcional en los casos establecidos por el Código Civil y
Comercial o por convención entre las partes.
4) Apellido: La persona divorciada o cuyo matrimonio ha sido declarado nulo no puede usar el
apellido del otro cónyuge, excepto que, por motivos razonables, el juez la autorice a
conservarlo.
7) Surge la necesidad de regular ciertas cuestiones si hubiere hijos menores de edad, como el
ejercicio de la responsabilidad parental, en especial, la prestación alimentaria.
Convenio regulador
En este sentido, conforme el art. 439 del Código Civil y Comercial de la Nación, “el convenio
regulador debe contener las cuestiones relativas a la atribución de la vivienda, la distribución de
los bienes, y las eventuales compensaciones económicas entre los cónyuges; al ejercicio de la
responsabilidad parental, en especial, la prestación alimentaria”. Estas enunciaciones no son
taxativas, y por lo tanto no impiden “que se propongan otras cuestiones de interés de los
cónyuges”.
Recordemos que “si el divorcio es peticionado por uno solo de los cónyuges, el otro puede
ofrecer una propuesta reguladora distinta”.
Asimismo, las partes deben acompañar los elementos en que se fundan; sin perjuicio de que el
juez puede ordenar, de oficio o a petición de las partes, que se incorporen otros que se estiman
pertinentes. Las propuestas deben ser evaluadas por el juez, debiendo convocar a los cónyuges a
una audiencia (…) Si existe desacuerdo sobre los efectos del divorcio, o si el convenio
regulador perjudica de modo manifiesto los intereses de los integrantes del grupo familiar, las
cuestiones pendientes deben ser resueltas por el juez de conformidad con el procedimiento
previsto en la ley local.
El juez puede exigir que el obligado otorgue garantías reales o personales como requisito para la
aprobación del convenio. El convenio homologado o la decisión judicial no son inmutables y
pueden ser revisados si la situación se ha modificado sustancialmente.
Como principio general, los ex cónyuges no se deben alimentos después del divorcio. Sin
embargo, “las prestaciones alimentarias pueden ser fijadas aun después del divorcio” en los
siguientes casos :
a) a favor de quien padece una enfermedad grave prexistente al divorcio que le impide
autosustentarse. Si el alimentante fallece, la obligación se transmite a sus herederos.
La obligación no puede tener una duración superior al número de años que duró el matrimonio y
no procede a favor del que recibe la compensación económica del artículo 441. En los dos
supuestos expuestos, la obligación cesa si: desaparece la causa que la motivó, o si la persona
beneficiada contrae matrimonio o vive en unión convivencial, o cuando el alimentado incurre en
alguna de las causales de indignidad. Si el convenio regulador del divorcio se refiere a los
alimentos, rigen las pautas convenidas.
Compensación económica
La acción para reclamar la compensación caduca a los seis meses de haberse dictado la
sentencia de divorcio.
Única vez
Una renta por un periodo determinado
Una renta por un periodo indeterminado (excepcionalmente)
Supuestos de procedencia
b. La dedicación que cada cónyuge brindó a la familia y a la crianza y educación de los hijos
durante la convivencia y la que debe prestar con posterioridad al divorcio;
Uno de los cónyuges puede pedir la atribución de la vivienda familiar, sea el inmueble propio de
cualquiera de los cónyuges o ganancial. El juez determina la procedencia, el plazo de duración y
efectos del derecho sobre la base de las siguientes pautas, entre otras:
b. La persona que está en situación económica más desventajosa para proveerse de una vivienda
por sus propios medios;
A petición de parte interesada, el juez puede establecer una renta compensatoria por el uso del
inmueble a favor del cónyuge a quien no se atribuye la vivienda.
Si se trata de un inmueble alquilado, el cónyuge no locatario tiene derecho a continuar en la
locación hasta el vencimiento del contrato, manteniéndose el obligado al pago y las garantías
que primitivamente se constituyeron en el contrato..
Nulidad de matrimonio
La nulidad del matrimonio importa la existencia de un vicio o defecto en torno a algunos de los
presupuestos que la ley exige para que el acto matrimonial produzca efectos válidos y que
tienen que ver con la falta de aptitud nupcial (Herrera, 2015, pág. 424)
No sólo estima que las reglas de nulidad de los actos jurídicos son inaplicables al matrimonio,
sino que entiende que debe construirse toda la teoría del acto jurídico familiar
independientemente de la del acto jurídico en general.
A favor de esta doctrina se cuenta con los antecedentes históricos y con la voluntad expresa del
legislador. Es también la solución acogida por los códigos civiles más modernos.
También razones de orden práctico inclinan a admitir esa doctrina. El matrimonio es un acto
jurídico, pero de naturaleza tan trascendental para el orden social que requiere normas
especiales que regulen su invalidez, ya que ésta puede acarrear la disolución de la familia y la
colocación de los esposos en la categoría de concubinos. Es muy distinto pues, anular un acto
que sólo produce consecuencias patrimoniales, de uno que da origen a un sinnúmero de
relaciones de orden familiar.
Por lo tanto, la formación histórica del régimen de las nulidades matrimoniales, la voluntad
legislativa claramente expresada, la naturaleza del acto y la comparación de los resultados de la
aplicación práctica concurren al sostenimiento de la tesis de que el régimen de nulidades
matrimoniales es especial y no le son aplicables las reglas sobre nulidad de los actos jurídicos
en general.
En cuanto a las causales de nulidad del matrimonio, no hay otras que las expresamente
previstas en la ley, es decir, las enumeradas en los artículos. 424 y 425 del Código Civil
y Comercial de la Nación (nulidades absolutas y relativas).
Por lo tanto, no son nulos los siguientes matrimonios.
+ El celebrado con vicio de forma. La única formalidad esencial del matrimonio es la presencia
del oficial público ante quien debe ser expresado el consentimiento de los contrayentes. De
modo que no hay matrimonio, el acto es inexistente.
+El celebrado por oficial público incompetente. Es competente para la celebración del
matrimonio el encargado del registro civil del domicilio de cualquiera de los contrayentes. Sin
embargo, si el acto se celebrase en otro lugar, igualmente sería válido.
En cuanto a las personas legitimadas para ejercer la acción de nulidad, sólo pueden
ejercerla aquellos a quienes le acuerdan los artículos 424 y 425 del Código Civil; no
puede hacerlo otra persona, por más interés que tenga en la declaración, ni la acción es
transmisible por sucesión ni por cesión.
En cuanto a los efectos de la nulidad, ellos son los establecidos en los artículos. 428,
429 y 430 del CCyCN., según los diferentes supuestos (buena fe de ambos
contrayentes, buena fe de uno solo o mala fe de ambos).
Para que haya matrimonio se requieren dos elementos esenciales o de existencia del
matrimonio: el consentimiento de los contrayentes, y su expresión ante la autoridad competente
para la celebración de los matrimonios.
Por lo tanto, son casos de inexistencia: la falta de consentimiento, y la falta de expresión de ese
consentimiento ante el oficial público.
Consecuencias
Matrimonios anulables
La nulidad absoluta responde a una razón de orden público; de allí que el acto es inconfirmable
y la acción imprescriptible. Estos principios propios de los actos jurídicos en general son
también aplicables al matrimonio.
Según el artículo 424 Código Civil y Comercial de la Nación “ la nulidad puede ser demandada
por cualquiera de los cónyuges y por los que hubieran podido oponerse a la celebración del
matrimonio”. Estos son:
La acción está limitada a estas personas y no se extiende, como en el caso de los otros actos
jurídicos, a todos los que tengan interés de hacerlo.
Mientras la nulidad absoluta responde a razones de orden público, la nulidad relativa tiende,
fundamentalmente, a proteger el interés de las partes intervinientes en el acto. De ahí que el acto
sea confirmable y la acción prescriptible. La acción de nulidad no sólo está abierta para las
partes, sino también a otras personas estrechamente vinculadas con ellas.
Según el artículo 424 es de nulidad absoluta el matrimonio celebrado con alguno de los
siguientes impedimentos:
Falta de edad legal (artículo 403 inciso f y 425 inciso a). En este caso, la nulidad puede
ser demandada por el cónyuge que padece el impedimento y por los que en su
representación pudieren haberse opuesto a la celebración del matrimonio. En este
último caso el juez debe oír al adolescente, y teniendo en cuenta su edad y grado de
madurez hace lugar o no al pedido de nulidad. Si se rechaza, el matrimonio tiene los
mismos efectos que si se hubiera efectuado con la correspondiente dispensa. La petición
de nulidad es inadmisible después de que el cónyuge o los cónyuges hubiesen alcanzado
la edad legal.
Falta permanente o transitoria de salud mental (artículos 403 inciso g y 425 inciso b):
En este caso la nulidad puede ser demandada por cualquiera de los cónyuges si
desconocían el impedimento. La nulidad no puede ser solicitada si el cónyuge que
padece el impedimento ha continuado la cohabitación después de haber recuperado la
salud; y en el caso del cónyuge sano, luego de haber conocido el impedimento. El plazo
para interponer la demanda es de un año, que se computa, para el que sufre el
impedimento, desde que recuperó la salud mental, y para el cónyuge sano desde que
conoció el impedimento.
La nulidad también puede ser demandada por los parientes de la persona que padece el
impedimento y que podrían haberse opuesto a la celebración del matrimonio. El plazo para
interponer la demanda es de tres meses desde la celebración del matrimonio. En este caso, el
juez debe oír a los cónyuges, y evaluar la situación del afectado a los fines de verificar si
comprende el acto que ha celebrado y cuál es su deseo al respecto.
El matrimonio celebrado con alguno de los vicios del consentimiento el artículo 409. La nulidad
sólo puede ser demandada por el cónyuge que ha sufrido el vicio de error, dolo o violencia. La
nulidad no puede ser solicitada si se ha continuado la cohabitación por más de treinta días
después de haber conocido el error o de haber cesado la violencia. El plazo para interponer la
demanda es de un año desde que cesa la cohabitación.
Las acciones de estado en general son susceptibles de caducidad cuando así lo establece
expresamente la ley. En tal supuesto la caducidad opera consolidando el estado de familia.
La ley prevé un supuesto genérico de caducidad de la acción de nulidad del matrimonio y varios
específicos para algunos de los casos de nulidad relativa.
Supuesto genérico El artículo 714 del Código Civil y Comercial de la Nación establece:
La acción de nulidad del matrimonio no puede ser intentada después de la muerte de uno de los
cónyuges, excepto que:
a) sea deducida por un cónyuge contra el siguiente matrimonio contraído por su cónyuge; si se
opusiera la nulidad del matrimonio del cónyuge demandante, se debe resolver previamente esta
oposición;
b) sea deducida por el cónyuge supérstite de quien contrajo matrimonio mediando impedimento
de ligamen y se haya celebrado ignorando la subsistencia del vínculo anterior;
c) sea necesaria para determinar el derecho del demandante y la nulidad absoluta sea invocada
por descendientes o ascendientes. La acción de nulidad de matrimonio deducida por el
Ministerio Público sólo puede ser promovida en vida de ambos esposos.
Supuestos específicos
Los supuestos de caducidad específicos, están previstos para los casos de nulidad relativa por
falta de edad legal, falta de salud mental y vicios del consentimiento.
Efectos de la nulidad.
Como principio, la anulación del matrimonio por sentencia judicial priva de sus efectos al título
de estado de familia que derivaba del acto anulado, desplazando a los contrayentes del estado
de casados. Su estado de familia vuelve a ser el anterior a la celebración del acto; "las cosas
vuelven al mismo o igual estado en que se hallaban antes del acto anulado".
Matrimonio putativo
La anulación del matrimonio tiene gravísimas consecuencias. No parece justo que quien fue
sorprendido en su buena fe deba sufrir, además del derrumbe de sus ilusiones y de la afrenta que
importa la nulidad, la calificación legal de concubino, con todas las consecuencias morales, ni
que los hijos deban ser tenidos como extramatrimoniales.
El derecho canónico introdujo la teoría del matrimonio putativo, que significa atribuir, al
matrimonio nulo, pero celebrado de buena fe, los mismos efectos del válido, hasta el momento
de la sentencia. En lo futuro, el vínculo queda disuelto, pero hasta entonces los cónyuges son
legalmente cónyuges, y sus hijos legítimos.
La condición esencial y suficiente para la existencia del matrimonio putativo es la buena fe.
Consiste esta en la ignorancia de que existía un impedimento para contraer nupcias. El error o
ignorancia deben ser excusables y, como es natural, no se puede invocar el error de derecho.
La buena fe existe no sólo cuando se ignora la existencia del impedimento, sino también cuando
conociéndolo, ha sido imposible evitar la celebración del acto, tal es lo que ocurre en el caso de
violencia. En realidad, lo que configura la buena fe, más que el error, es la honestidad y rectitud
del propósito y conducta.
La buena fe debe existir en el momento de la celebración, no importando que con posterioridad
el cónyuge se haya enterado de la existencia del impedimento.
Consecuencias respecto de las relaciones personales y patrimoniales entre los ex esposos, según
los distintos supuestos:
Si el matrimonio hubiese sido contraído de buena fe por ambos cónyuges, producirá, hasta el día
que se declare su nulidad, todos los efectos del matrimonio válido
Se presume que los actos realizados por uno cuentan con la conformidad del otro. Esta regla no
implica que el ejercicio se atribuya a uno solo de los progenitores si así lo establecieran, en
virtud de la autonomía de la voluntad. Nombre: El cónyuge pierde el apellido del otro, pero el
juez puede autorizarlo a seguir usándolo.
Si hubo buena fe solo de parte de uno de los cónyuges, el matrimonio hasta el día de la
sentencia que declare la nulidad producirá también los efectos del matrimonio válido, pero solo
respecto del cónyuge de buena fe.
La sentencia tendrá efectos retroactivos respecto del cónyuge de mala fe, pero no del que obró
de buena fe. Las consecuencias son por lo tanto:
Como en estos casos la determinación del perjuicio material es con frecuencia imposible y, por
lo demás, mucho mayor es la lesión moral que la económica, es obvio que también ella debe
indemnizarse. Si los autores son varios, su responsabilidad es solidaria, puesto que tiene ese
carácter la responsabilidad derivada de hechos ilícitos, trátese de delitos o cuasi delitos.
“La mala fe (…) consiste en el conocimiento que hubieren tenido o debido tener, al día de la
celebración del matrimonio, del impedimento o circunstancia que causare la nulidad”.
“El matrimonio anulado contraído de mala fe por ambos cónyuges no produce efecto alguno”.
No sería equitativo que el que obró confiando en el estado que surgía de un matrimonio
formalmente celebrado sufriera más tarde las consecuencias de la invalidez. La ley exige que el
tercero sea de buena fe, es decir, que ignorase la existencia de la causal de nulidad.
La filiación es el vínculo jurídico, determinado por la procreación entre los progenitores y sus
hijos. En un principio, el Código Civil no solo estableció originariamente la categoría de hijos
legítimos e ilegítimos sino que además entre estos últimos distinguía los hijos sacrílegos,
incestuosos, adulterinos y naturales.
Los sacrílegos eran los hijos de clérigos de órdenes mayores o de padre o madre ligados
por voto solemne de castidad en orden religiosa aprobada por la Iglesia Católica. Esta
categoría desapareció con la sanción de la ley 2.3931.
Los incestuosos eran los nacidos de quienes eran hermanos, ascendientes o
descendientes.
Los adulterinos eran aquellos cuyos padres no podían casarse a la época de la
concepción del hijo por tener, uno de ellos o ambos, impedimento de ligamen.
Respecto a todos ellos, la ley proclama que no tenían padre ni madre, ni derecho a investigar la
paternidad o la maternidad. Sólo se les permitía reclamar alimentos hasta los 18 años de edad si
habían sido reconocidos voluntariamente y estaban imposibilitados para proveer sus
necesidades.
Los hijos naturales nacidos de quienes habrían podido contraer matrimonio al tiempo de
la concepción del hijo, tenían cierto estado de familia ya que se les permitía demandar
por reclamación de filiación, solicitar alimentos y tenían porción hereditaria a la muerte
de sus padres, aunque concurriendo con hijos legítimos, esa porción equivalía a un
cuarto de la parte de éstos.
La ley 14.367 de 1954 eliminó las calificaciones entre los hijos extramatrimoniales y les
confirió a todos, los derechos que hasta ese momento tenías los hijos naturales, además elevó su
porción hereditaria de la cuarta parte a la mitad de la que correspondería a un hijo matrimonial.
La ley 23.264 (de Código Civil y Código de Comercio) de 1985 estableció que la filiación
matrimonial y extramatrimonial producen los mismos efectos; sin embargo, las categorías de
hijos matrimoniales y extramatrimoniales se mantienen, pero no para crear distingos entre unos
y otros en cuanto a derechos reconocidos, sino porque es diversa la forma de establecer la
paternidad en el caso de hijos matrimoniales y extramatrimoniales, según veremos.
Fuentes de la filiación
La filiación es el vínculo jurídico que une a una persona con sus progenitores. Tres son las
clases de filiación que se conocen:
Filiación por naturaleza o biológica: la que tiene su origen en la unión sexual de un hombre y
una mujer.
Dispone a este respecto el artículo 558 del Código Civil y Comercial: “La filiación puede tener
lugar por naturaleza, mediante técnicas de reproducción humana asistida, o por adopción”.
La igualdad de los hijos y la verdad biológica representan dos de las ideas claves que han
inspirado al legislador en la reforma de la filiación completándose con el de la protección a la
familia.
Pero también la igualdad se evidencia en que todos los hijos (sin límite alguno) tienen derecho a
la verdad de su origen: toda filiación por naturaleza puede ser establecida.
Respecto a la filiación por adopción, este principio también se ve resguardado en el artículo 596
el cual establece:
Respecto a las técnicas de reproducción humana asistida, el artículo 564 establece la posibilidad
de revelar “la identidad del donante, por razones debidamente fundadas, evaluadas por la
autoridad judicial”.
Este tipo de técnicas no solo son una manera de que parejas heterosexuales accedan a la
maternidad o a la paternidad, sino que también permite que parejas del mismo sexo accedan a la
misma.
Según esta ley, se entiende por reproducción médicamente asistida a los procedimientos y
técnicas realizados con asistencia médica para la consecución de un embarazo. Quedan
comprendidas las técnicas de baja y alta complejidad que incluyan o no la donación de gametos
y/o embriones.
Asimismo, se establece la creación de “un registro único en el que deben estar inscriptos todos
aquellos establecimientos sanitarios habilitados para realizar procedimientos y técnicas de
reproducción médicamente asistida. Quedan incluidos los establecimientos médicos donde
funcionen bancos receptores de gametos y/o embriones”. Los procedimientos de técnicas de
reproducción humana asistida sólo pueden realizarse en dichos establecimientos.
A los fines de cumplir con el objeto de la ley, el Ministerio de Salud de la Nación deberá:
a) Arbitrar las medidas necesarias para asegurar el derecho al acceso igualitario de todos los
beneficiarios a las prácticas normadas por la presente. b) Publicar la lista de centros de
referencia públicos y privados habilitados, distribuidos en todo el territorio nacional con miras a
facilitar el acceso de la población a las mismas. c) Efectuar campañas de información a fin de
promover los cuidados de la fertilidad en mujeres y varones. d) Propiciar la formación y
capacitación continua de recursos humanos especializados en los procedimientos y técnicas de
reproducción médicamente asistida.
El artículo 560 del Código Civil y Comercial establece pautas acerca del consentimiento en las
técnicas de reproducción humana asistida, expresando que:
El centro de salud interviniente debe recabar el consentimiento previo, informado y libre de las
personas que se someten al uso de las técnicas de reproducción humana asistida. Este
consentimiento debe renovarse cada vez que se procede a la utilización de gametos o embriones.
El artículo 561 establece que: la instrumentación de dicho consentimiento debe contener los
requisitos previstos en las disposiciones especiales, para su posterior protocolización ante
escribano público o certificación ante la autoridad sanitaria correspondiente a la jurisdicción. El
consentimiento es libremente revocable mientras no se haya producido la concepción en la
persona o la implantación del embrión.
Es importante, entonces, destacar que la expresión del consentimiento es formal, que debe ser
por escrito y protocolizado por escribano público o certificado ante la autoridad sanitaria
correspondiente.
Asimismo, tiene enorme relevancia el hecho de que “el consentimiento es libremente revocable
mientras no se haya producido la concepción en la persona o la implantación del embrión”.
Voluntad procreacional
Como lo establece el artículo 562 del Código Civil y Comercial de la Nación, los nacidos por
las técnicas de reproducción humana asistida son hijos de quien dio a luz y del hombre o de la
mujer que también ha prestado su consentimiento previo, informado y libre (…), debidamente
inscripto en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, con independencia de
quién haya aportado los gametos.
En esta fórmula legislativa, se percibe que la paternidad y/o maternidad se determina por el
elemento volitivo, que es la voluntad procreacional. Por ello, la filiación corresponde a quien
desea ser padre/madre, a quien quiere llevar adelante un proyecto parental, y para ello ha
prestado el debido consentimiento.
Derecho a la información
En concordancia con el derecho a la identidad, el artículo 563 del Código Civil y Comercial de
la Nación, expresa que “la información relativa a que la persona ha nacido por el uso de técnicas
de reproducción humana asistida con gametos de un tercero debe constar en el correspondiente
legajo base para la inscripción del nacimiento”.
En esta temática, es importante preguntarse qué información podría requerirse del centro de
salud que ha intervenido en el procedimiento.
Con esta norma, se ha pretendido resguardar la intimidad del donante, ya que de lo contrario se
correría el riesgo de que pocos accedieran a donar material genético para este tipo de prácticas.
Sin embargo, este principio de anonimato tiene excepciones que ceden ante el interés del
requirente, con dos limitaciones: a) el acceso a la información debe brindarse sólo a aquel que la
solicitó y b) la utilización de los datos brindados sólo puede ser utilizado a los fines para los que
fueron requeridos (González Magaña 2014).
ACCIONES DE FILIACION
Son acciones de estado de familia que tienden a reclamar la vinculación jurídico paterno – filial
o a impugnar la que se halla establecido. Es la pretensión de ostentar el estado de familia que ha
sido desconocido o bien de requerir la exclusión del que se ostenta en discordancia con la
realidad.
Caracteres:
La caducidad integra el supuesto de hecho que atañe a la existencia del derecho como tal,
mientras que los plazos de prescripción no afectan a la existencia del derecho.
3.- Inalienable: dado que son acciones que importan el ejercicio de derechos no patrimoniales
emergentes del estado de familia que es inalienable: estas acciones también lo son: no pueden
ser cedidas.
4.- Inherencia Personal: que el estado de familia que es inherente a la persona, las acciones
también lo son, pero con algunas limitaciones por regla general no son transmisibles por vía
sucesoria pero en ciertos casos la ley si la otorga.
Tienen por objeto Tienen por finalidad Tienden a obtener Tienden a reconocer
inmediato ubicar a una primordial desalojar o una sentencia que un estado que les
persona en un estado remover al individuo cree un estado de corresponde a los
de familia que le del estado de familia familia nuevo o accionantes y del
concierne. con que se muestra. extinga o modifique que -por diversas
el existente. Por ello
razones- no gozaban
sus efectos sólo se o a desconocer un
producen para el estado aparente que
futuro (ex nunc), ostentan los
salvo la adopción, demandados y que
que se retrotrae al no se compadece
día de la guarda, y la
con el estado
declaración deverdadero que les
muerte presunta. corresponde. Por
ello, sus efectos son
retroactivos (ex
tunc)
Por ejemplo:las Por ejemplo: todas las De estado De reclamación:
acciones declarativas acciones declarativas matrimonial: - Reclamación de
de reclamación de de impugnación y de - De divorcio estado matrimonial,
estado y las contestación vincular. cuando falta el acta
constitutivas, salvo la - Declaración de de celebración.
de revocación de la muerte presunta. - Reclamación de
adopción simple filiación.
De estado filial: De impugnación o
- De adopción plena. constatación
- De adopción (tienden a
simple. desconocer un
- De adopción de estado aparente que
integración. se ostenta y que no
se compadece con el
estado verdadero
que corresponde):
- Declaración de la
inexistencia de un
matrimonio, cuando
existe un acta.
- Nulidad de
matrimonio.
- Impugnación de la
filiación.
- Negación de
filiación.
- Impugnación de la
maternidad.
- Impugnación del
reconocimiento.
-Nulidad del
reconocimiento.
- Nulidad de la
adopción.
- De revocación de
la adopción simple y
de integración.
Adopción
Como hemos estudiado, nuestro ordenamiento jurídico consagra tres clases de filiación:
biológica, por técnicas de reproducción humana y adoptiva. En esta lectura nos ocuparemos de
esta última clase de filiación.
Filiación adoptiva
A continuación estudiaremos la filiación adoptiva, es decir aquella que surge de una sentencia
judicial y con los efectos previstos según sea la adopción simple, plena o de integración.
Definición
La adopción es una institución del derecho de familia en virtud de la cual, y por medio de una
sentencia judicial, se crea entre personas no ligadas por lazos biológicos próximos un vínculo
jurídico de parentesco idéntico o similar al que surge de la filiación consanguínea establecida.
Principios generales
El artículo 595 detalla los principios de la adopción, los cuales explicaremos a continuación. La
adopción se rige por los siguientes principios:
La subsidiariedad de la adopción significa que ella sólo debe aflorar, o actualizarse como
posibilidad jurídica, cuando la familia biológicanuclear o ampliada- no está determinada o,
hallándose determinada, se encuentra impedida de contener en su seno al menor en las
condiciones mínimas que exigen su desarrollo físico y formación integral; o cuando el grupo lo
rechaza o cuando sus padres biológicos abdican de sus funciones y responsabilidades, de sus
derechos-deberes paternos, a través de actos u omisiones que evidencian el estado de desamparo
en el que ha caído el menor. En tales situaciones es el propio interés superior del menor el que
reclama su inserción en un grupo familiar subsidiario.
“f) el derecho del niño, niña o adolescente a ser oído y a que su opinión sea tenida en cuenta
según su edad y grado de madurez, siendo obligatorio requerir su consentimiento a partir de los
diez años”.
el adoptado con edad y grado de madurez suficiente tiene derecho a conocer los datos relativos a
su origen y puede acceder, cuando lo requiera, al expediente judicial y administrativo en el que
se tramitó su adopción y a otra información que conste en registros judiciales o administrativos.
Como se observa, no hay una edad determinada para que el adoptado pueda ejercer estos
derechos, sino que habrá que estar al caso concreto, en virtud del principio de la autonomía
progresiva de niños y adolescentes.
Normas
generales
A continuación estudiaremos las normas generales del instituto, que se aplican a cualquier clase
de adopción.
Requisitos en el adoptante
La ley fija reglas generales para la adopción, cualquiera que sea el tipo:
Cabe destacar que en esos dos supuestos las personas solo pueden adoptar si lo hacen
conjuntamente, y excepcionalmente la adopción por personas casadas o en unión convivencial
puede ser unipersonal si:
Cabe resaltar el supuesto en el que la ley acepta la adopción conjunta de personas divorciadas o
cesada la unión convivencial cuando durante el matrimonio o la unión convivencial
mantuvieron estado de madre o padre con una persona menor de edad, pudiendo adoptarla
conjuntamente aún después del divorcio o cesada la unión. El juez debe valorar especialmente la
incidencia de la ruptura al ponderar el interés superior del niño.
Requisitos en el adoptado
Se trate del hijo del cónyuge o conviviente de la persona que se pretende adoptar.
Cuando hubo posesión de estado de hijo mientras era menor de edad, fehacientemente
comprobada.
Respecto al número de adoptados, el artículo 598 establece que: pueden ser adoptadas varias
personas, simultánea o sucesivamente. La existencia de descendientes del adoptante no impide
la adopción. En este caso, deben ser oídos por el juez, valorándose su opinión de conformidad
con su edad y grado de madurez. Todos los hijos adoptivos y biológicos de un mismo adoptante
son considerados hermanos entre sí.
Residencia en el país
A los fines de evitar la adopción por parte de extranjeros no residentes (Bueres, 2015), puede
adoptar la persona que: a) resida permanentemente en el país por un período mínimo de cinco
años anterior a la petición de la guarda con fines de adopción; este plazo no se exige a las
personas de nacionalidad argentina o naturalizadas en el país; b) se encuentre inscripta en el
registro de adoptantes.
No puede adoptar:
Estas últimas dos restricciones tienen en cuenta que ya existen los lazos afectivos naturales que
permiten que el menor halle un entorno familiar adecuado a falta de sus padres.
El Código Civil y Comercial, recepta esta práctica judicial consolidada como un procedimiento
con reglas propias para demarcar correctamente el rol de la familia de origen y de la pretensa
familia adoptante en todo el proceso hasta la adopción de un niño, niña o adolescente (Roveda y
Alonso Reina, 2014).
Supuestos
a) un niño, niña o adolescente no tiene filiación establecida o sus padres han fallecido, y se ha
agotado la búsqueda de familiares de origen por parte del organismo administrativo competente
en un plazo máximo de treinta días, prorrogables por un plazo igual sólo por razón fundada;
b) los padres tomaron la decisión libre e informada de que el niño o niña sea adoptado. Esta
manifestación es válida sólo si se produce después de los cuarenta y cinco días de producido el
nacimiento;
Asimismo, la ley impone plazos, estableciendo que “el juez debe resolver sobre la situación de
adoptabilidad en el plazo máximo de noventa días”. Por último, el artículo 610 establece que “la
sentencia de privación de la responsabilidad parental equivale a la declaración judicial en
situación de adoptabilidad”.
con carácter de parte, del niño, niña o adolescente, si tiene edad y grado de madurez
suficiente, quien comparece con asistencia letrada;
con carácter de parte, de los padres u otros representantes legales del niño, niña o
adolescentes.
Otras intervenciones:
El artículo 609 establece que se aplican al procedimiento bajo análisis las siguientes reglas:
tramita ante el juez que ejerció el control de legalidad de las medidas excepcionales;
es obligatoria la entrevista personal del juez con los padres, si existen, y con el niño,
niña o adolescente cuya situación de adoptabilidad se tramita;
la sentencia debe disponer que se remitan al juez interviniente en un plazo no mayor a
los diez días el o los legajos seleccionados por el registro de adoptantes y el organismo
administrativo que corresponda, a los fines de proceder a dar inicio en forma inmediata
al proceso de guarda con fines de adopción.
El propósito de la ley, al imponer el plazo de la guarda, que no puede exceder los seis meses, es
permitir no sólo la reflexión del adoptante, sino además que el jueZ analice en qué medida ha
surgido a través del tiempo una armónica y afectiva relación entre adoptante y adoptado.
La ley prohíbe expresamente “la entrega directa en guarda de niños, niñas y adolescentes
mediante escritura pública o acto administrativo, así como la entrega directa en guarda otorgada
por cualquiera de los progenitores u otros familiares del niño”.
Asimismo, el Código establece una sanción cuando se viola dicha norma, estableciendo que: la
transgresión de la prohibición habilita al juez a separar al niño transitoria o definitivamente de
su pretenso guardador, excepto que se compruebe judicialmente que la elección de los
progenitores se funda en la existencia de un vínculo de parentesco, entre éstos y el o los
pretensos guardadores del niño. Asimismo, y para concluir, el Código establece que “ni la
guarda de hecho, ni los supuestos de guarda judicial o delegación del ejercicio de la
responsabilidad parental deben ser considerados a los fines de la adopción”. “Ello porque el
paso del tiempo no puede consolidar ni convalidar una situación que contraría la regulación
jurídica”(Herrera, 2015, p.611).
Competencia
Conforme el artículo 612, es competente, para discernir sobre la guarda con fines de adopción,
el juez que dicta la sentencia que declara la situación de adoptabilidad.
Es importante conocer quién y de qué manera se selecciona a guardadores, que son los pretensos
adoptantes. En este sentido, la norma establecida en el artículo 613 expresa que “el juez que
declaró la situación de adoptabilidad selecciona a los pretensos adoptantes de la nómina
remitida por el registro de adoptantes”.
Para la selección, se tendrán en cuenta, entre otras pautas: las condiciones personales, edades y
aptitudes del o de los pretensos adoptantes; su idoneidad para cumplir con las funciones de
cuidado, educación; sus motivaciones y expectativas frente a la adopción; el respeto asumido
frente al derecho a la identidad y origen del niño, niña o adolescente. El juez debe citar al niño,
niña o adolescente cuya opinión debe ser tenida en cuenta según su edad y grado de madurez,
garantizando de esta manera el derecho del niño a ser oído.
Plazo. Sentencia
Cumplidas las medidas relativas a la elección del guardador, el juez dicta la sentencia de guarda
con fines de adopción. El Código Civil y Comercial ha reducido el plazo de guarda,
estableciendo que éste no puede exceder los seis meses.
Juicio de adopción
“Una vez que ha culminado el plazo de guarda, el juez interviniente, de oficio o a pedido de
parte o de la autoridad administrativa, inicia el proceso de adopción”.
Competencia
Sera competente en el juicio de adopción el juez que otorgó la guarda con fines de adopción o lo
pretensos adoptantes podrán elegir el del lugar en el que el niño tiene su centro de vida si el
traslado fue tenido en consideración en esa decisión.
Partes
Reglas de procedimiento
El juicio de adopción se rige por las siguientes reglas, contenidas en el artículo 617 del Código
Civil y Comercial de la Nación:
“La sentencia que otorga la adopción tiene efecto retroactivo a la fecha de la sentencia que
otorga la guarda con fines de adopción”.
Si bien esa es la regla, en el supuesto de adopción del hijo del cónyuge o conviviente, los
efectos de la sentencia se retrotraen a la fecha de promoción de la acción de adopción.
Tipos de adopción
Hasta el momento, hemos estudiado las reglas y normas relativas a todo proceso de adopción. A
continuación abordaremos cada clase de adopción en particular.
Adopción plena: es aquella que “confiere al adoptado la condición de hijo y extingue los
vínculos jurídicos con la familia de origen”. “El adoptado tiene en la familia adoptiva los
mismos derechos y obligaciones de todo hijo”. El adoptado deja de pertenecer a su familia de
sangre y se extingue el parentesco con los integrantes de ésta, así como todos sus efectos
jurídicos, a excepción de los impedimentos matrimoniales.
adopción simple: “confiere el estado de hijo al adoptado, pero no crea vínculos jurídicos con
los parientes ni con el cónyuge del adoptante” (excepto disposición en contrario que
expresamente establezca el Código).
adopción de integración: este tipo de adopción fue incorporada con el Código Civil y
Comercial de la Nación 2014 y “se configura cuando se adopta al hijo del cónyuge o del
conviviente”.
Si bien hay distintos tipos de adopción, es el juez quien “otorga la adopción plena o simple
según las circunstancias y atendiendo fundamentalmente al interés superior del niño”.
El Código Civil y Comercial trae novedades en materia de adopción, y entre ellas está la
facultad del juez de flexibilizar tanto los efectos propios de la adopción simple como de la
plena. Esto implica que habrá casos en que el régimen de la adopción simple o plena no serán
puros. Es por ello que el artículo 621 establece que: cuando sea más conveniente para el niño,
niña o adolescente, a pedido de parte y por motivos fundados, el juez puede mantener
subsistente el vínculo jurídico con uno o varios parientes de la familia de origen en la adopción
plena, y crear vínculo jurídico con uno o varios parientes de la familia del adoptante en la
adopción simple. En este caso, no se modifica el régimen legal de la sucesión, ni de la
responsabilidad parental, ni de los impedimentos matrimoniales regulados en este Código para
cada tipo de adopción.
Asimismo, una adopción que en su momento fue simple, podrá convertirse en plena a petición
de parte y por razones fundadas. El juez evaluará en el caso concreto si es conveniente esta
modificación.
En caso de proceder la conversión, ésta tiene efecto desde que la sentencia queda firme y para el
futuro.
Solo a modo de excepción, y por razones fundadas en las prohibiciones establecidas en las
reglas para el prenombre en general o en el uso de un prenombre con el cual el adoptado se
siente identificado, el juez puede disponer la modificación del prenombre en el sentido que se le
peticione.
Irrevocabilidad
Tal como en el Código de Vélez Sársfield, la adopción plena es irrevocable. Sin embargo, una
novedad que trae el Código Civil y Comercial es la posibilidad de que el adoptado inicie acción
de filiación contra sus progenitores biológicos o que éstos lo reconozcan. Sin embargo, ésta
posibilidad sólo es admisibles a los efectos de posibilitar los derechos alimentarios y sucesorios
del adoptado, sin alterar los otros efectos de la adopción.
El artículo 625, establece que: la adopción plena se debe otorgar, preferentemente, cuando se
trate de niños, niñas o adolescentes huérfanos de padre y madre que no tengan filiación
establecida. También puede otorgarse la adopción plena en los siguientes supuestos:
Apellido
Conforme el artículo 626, el apellido del hijo por adopción plena se rige por las siguientes
reglas:
si se trata de una adopción unipersonal, el hijo adoptivo lleva el apellido del adoptante;
si el adoptante tiene doble apellido, puede solicitar que éste sea mantenido;
si se trata de una adopción conjunta, se aplican las reglas generales relativas al apellido
de los hijos matrimoniales;
excepcionalmente, y fundado en el derecho a la identidad del adoptado, a petición de
parte interesada, se puede solicitar agregar o anteponer el apellido de origen al apellido
del adoptante o al de uno de ellos si la adopción es conjunta;
en todos los casos, si el adoptado cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, el
juez debe valorar especialmente su opinión.
Como hemos estudiado, la adopción simple es aquella que confiere el estado de hijo al
adoptado, pero no crea vínculos jurídicos con los parientes ni con el cónyuge del adoptante.
como regla, los derechos y deberes que resultan del vínculo de origen no quedan
extinguidos por la adopción; sin embargo, la titularidad y el ejercicio de la
responsabilidad parental se transfieren a los adoptantes;
la familia de origen tiene derecho de comunicación con el adoptado, excepto que sea
contrario al interés superior del niño;
el adoptado conserva el derecho a reclamar alimentos a su familia de origen cuando los
adoptantes no puedan proveérselos;
el adoptado que cuenta con la edad y grado de madurez suficiente o los adoptantes,
pueden solicitar se mantenga el apellido de origen, sea adicionándole o anteponiéndole
el apellido del adoptante o uno de ellos; a falta de petición expresa, la adopción simple
se rige por las mismas reglas de la adopción plena;
el derecho sucesorio se rige por lo dispuesto en el Libro Quinto.
Ninguna de estas situaciones debe alterar los efectos de este tipo de adopción”.
Revocación
“Se extingue la adopción desde que la sentencia queda firme y para el futuro”.
“El adoptado pierde el apellido de adopción. Sin embargo, con fundamento en el derecho a la
identidad, puede ser autorizado por el juez a conservarlo”.
entre el adoptado y el adoptante: La adopción de integración produce los siguientes efectos entre
el adoptado y el adoptante:
Es decir lo relativo a las facultades judiciales del juez respecto a lo que sea más conveniente
para el niño, niña o adolescente.
Asimismo, este tipo de adopción tiene ciertas reglas particulares, entre ellas:
los progenitores de origen deben ser escuchados, excepto causas graves debidamente
fundadas;
el adoptante no requiere estar previamente inscripto en el registro de adoptantes;
no se aplican las prohibiciones en materia de guarda de hecho;
no se exige declaración judicial de la situación de adoptabilidad;
no se exige previa guarda con fines de adopción; f) no rige el requisito relativo a que las
necesidades afectivas y materiales no puedan ser proporcionadas por su familia de
origen.
Este tipo de adopción también es revocable por las mismas causales previstas para la adopción
simple.
Si perjuicio de las nulidades que resulten de las disposiciones de nuestro Código Civil y
Comercial, estudiaremos las nulidades absolutas y relativas de la adopción.
Nulidades absolutas
Nulidades relativas
Inscripción
“La adopción, su revocación, conversión y nulidad deben inscribirse en el Registro del Estado
Civil y Capacidad de las Personas”.
Responsabilidad parental
La responsabilidad parental, como instituto que regula los derechos y deberes entre los
progenitores y sus hijos menores de edad.
Definición
el conjunto de deberes y derechos que corresponde a los padres sobre las personas y bienes de
los hijos, para su formación y protección integral, desde la concepción de éstos y mientras sean
menores de edad y no se hayan emancipado.
Con la sanción del Código Civil y Comercial, se modifica la denominación patria potestad por
responsabilidad parental, “lo que resulta más adecuado a la realidad de nuestros días para
describir las relaciones entre los progenitores y los hijos”
Principios generales
El Código Civil y Comercial, trajo consigo la enunciación de los principios generales que
regirán la responsabilidad parental, siendo éstos:
La diferencia entre estos dos conceptos no parece fácilmente precisable, sin embargo, es pasible
advertir que la titularidad es el conjunto de los derechos y deberes, que, en principio,
corresponden a ambos progenitores e independientemente, mientras que el ejercicio es la
facultad de actuar concretamente en virtud de esos derechos–deberes y que corresponden en
unos casos a uno u otro o a ambos progenitores. De manera que puede haber en algunos
supuestos titularidad con ejercicio actual de la responsabilidad parental y en otros, si bien se
comparte la titularidad, se carece de ese ejercicio.
Distintos supuestos
El artículo 641, establece distintos supuestos de hecho, y en base a ello determina a quién
corresponde el ejercicio de la responsabilidad parental:
a) en caso de convivencia con ambos progenitores, a éstos. Se presume que los actos realizados
por uno cuentan con la conformidad del otro, con excepción de los supuestos contemplados en
el artículo 645, o que medie expresa oposición;
e) en caso de hijo extramatrimonial con doble vínculo filial, si uno se estableció por declaración
judicial, al otro progenitor. En interés del hijo, los progenitores de común acuerdo o el juez
pueden decidir el ejercicio conjunto o establecer distintas modalidades.
Como hemos estudiado, se presume que los actos realizados por uno de los progenitores cuentan
con la conformidad del otro, con excepción de los supuestos contemplados en el artículo 645
(en los que se requiere el consentimiento de ambos progenitores), o que medie expresa
oposición. Y separadamente, el artículo 642 establece que cuando hay desacuerdo, cualquiera de
ellos puede acudir ante el juez para que resuelva en definitiva según la conveniencia del niño,
niña o adolescente.
La oposición puede ser formulada para evitar que el otro progenitor realice un determinado acto,
o aun, si ya lo hubiere realizado (por ejemplo, si han anotado al hijo en un colegio) para que no
tenga efectos, es decir, para que no se concreten los hechos que daría lugar el consentimiento
prestado por el otro progenitor.
En este supuesto, se ofrece la oportunidad a ambos progenitores, de acudir al juez para que
resuelva las diferencias de criterios entre ellos.
Asimismo, la ley prevé el caso de que los desacuerdos se den en forma reiterada, o si
concurriese cualquier otra causa que entorpece gravemente el ejercicio de la responsabilidad
parental, el juez podrá atribuir el ejercicio de la responsabilidad parental total o parcialmente a
uno de los progenitores, o distribuir entre ellos sus funciones, por un plazo que no puede
exceder de dos años.
En virtud de lo expuesto, el artículo 643 establece que “en el interés del hijo y por razones
suficientemente justificadas, los progenitores pueden convenir que el ejercicio de la
responsabilidad parental sea otorgado a un pariente”.
“El acuerdo con la persona que acepta la delegación debe ser homologado judicialmente,
debiendo oírse necesariamente al hijo”. La ley establece que le plazo máximo de duración de la
delegación del ejercicio de la responsabilidad parental es de un año, “pudiendo renovarse
judicialmente por razones debidamente fundadas, por un período más con participación de las
partes involucradas”.
Progenitores adolescentes
Se debe tener especial consideración en aquellas situaciones en las cuales los padres de un niño
sean adolescentes, es decir que sean mayores de 13 años pero menores de 18, momento en el
cual se adquiere la mayoría de edad. En estos casos, la ley establece que ..“los progenitores
adolescentes (…) ejercen la responsabilidad parental de sus hijos pudiendo decidir y realizar
por sí mismos las tareas necesarias para su cuidado, educación y salud”.
autorizar a los hijos adolescentes entre dieciséis y dieciocho años para contraer
matrimonio;
autorizarlo para ingresar a comunidades religiosas, fuerzas armadas o de seguridad;
autorizarlo para salir de la República o para el cambio de residencia permanente en el
extranjero;
autorizarlo para estar en juicio, en los supuestos en que no puede actuar por sí; e.
administrar los bienes de los hijos, excepto que se haya delegado la administración de
conformidad con lo previsto en este Capítulo.
Enumeración. Prohibición
Además de estos deberes se menciona en el artículo 647 la prohibición expresa de malos tratos
al niño, niña o adolescente, prohibiendo “el castigo corporal (…), los malos tratos y cualquier
acto que lesione física o síquicamente” a los mismos.
A los fines de colaborar y orientar a los progenitores en situaciones delicadas, en los cuales sea
difícil lograr un ejercicio idóneo de la responsabilidad parental, se prevé también que los
progenitores puedan solicitar el auxilio de los servicios de orientación a cargo de los organismos
del Estado.
Cuando los padres no conviven, el cuidado personal puede ser de dos maneras:
Alternado: En esta modalidad “el hijo pasa períodos de tiempo con cada uno de los
progenitores, según la organización y posibilidades de la familia”.
Indistinto: En esta modalidad “el hijo reside de manera principal en el domicilio de uno de los
progenitores, pero ambos comparten las decisiones y se distribuyen de modo equitativo las
labores atinentes a su cuidado”.
Como principio general, “el juez debe otorgar, como primera alternativa, el cuidado compartido
del hijo con la modalidad indistinta, excepto que no sea posible o resulte perjudicial para el
hijo”.
“En caso de que cuidado pernal sea atribuido a un solo progenitor, el otro tiene el derecho y el
deber de mantener una adecuada comunicación con el hijo”.
Como hemos expresado, la regla general es que el cuidado personal del hijo debe ser
compartido e indistinto. Sin embargo, si de manera excepcional el cuidado personal del menor
fuera unilateral: el juez debe ponderar
la prioridad del progenitor que facilita el derecho a mantener trato regular con el otro;
la edad del hijo;
la opinión del hijo;
el mantenimiento de la situación existente y respeto del centro de vida del hijo. El otro
progenitor tiene el derecho y el deber de colaboración con el conviviente.
En este sentido, y según el artículo 655 del Código Civil y Comercial de la Nación:
Los progenitores pueden presentar un plan de parentalidad relativo al cuidado del hijo, que
contenga:
En el plano familiar, es lógico que lo ideal sería el acuerdo entre los progenitores, la
presentación de dicho acuerdo ante el juez competente y la consiguiente homologación del
acuerdo. Sin embargo,
En dicho casos, “el juez debe fijar el régimen de cuidado de los hijos y”, como ya hemos visto,
“priorizar la modalidad compartida indistinta, excepto que por razones fundadas resulte más
beneficioso el cuidado unipersonal o alternado”..
El artículo 657 establece que: en supuestos de especial gravedad, el juez puede otorgar la
guarda a un pariente por un plazo de un año, prorrogable por razones fundadas por otro período
igual. Vencido el plazo, el juez debe resolver la situación del niño, niña o adolescente mediante
otras figuras que se regulan en este Código. El guardador tiene el cuidado personal del niño,
niña o adolescente y está facultado para tomar las decisiones relativas a las actividades de la
vida cotidiana, sin perjuicio de que la responsabilidad parental quede en cabeza del o los
progenitores, quienes conservan los derechos y responsabilidades emergentes de esta titularidad
y ejercicio.
La Doctora Herrera (2015) explica que la diferencia de esta figura con la de la delegación de la
responsabilidad parental radica en que el otorgamiento de la guarda es judicial y luego de
evaluar exhaustivamente la conflictiva de dicha familia en el caso concreto.
DEBER ALIMENTARIO
Partiendo del principio de que el trabajo en el hogar debe ser reconocido, el artículo 660
establece que “las tareas cotidianas que realiza el progenitor que ha asumido el cuidado personal
del hijo tienen un valor económico y constituyen un aporte a su manutención”.
Legitimación
En caso de que el progenitor falte a la prestación de alimentos podrá ser demandado por: a) el
otro progenitor en representación del hijo; b) el hijo con grado de madurez suficiente con
asistencia letrada; c) subsidiariamente, cualquiera de los parientes o el Ministerio Público.
“El progenitor que convive con el hijo mayor de edad tiene legitimación para obtener la
contribución del otro hasta que el hijo cumpla veintiún años”, ya que como hemos visto la
obligación alimentaria se extiende hasta dicha edad, excepto que el hijo tenga recursos
suficientes para su manutención.
La obligación alimentaria de los padres a los hijos se puede extender incluso hasta los 25 años si
la prosecución de estudios o preparación profesional de un arte u oficio, le impide proveerse de
medios necesarios para sostenerse independientemente. Pueden ser solicitados por el hijo o por
el progenitor con el cual convive; debe acreditarse la viabilidad del pedido.
Hijo no reconocido
Mujer embarazada
“La mujer embarazada tiene derecho a reclamar alimentos al progenitor presunto con la prueba
sumaria de la filiación alegada”.
La norma otorga el derecho a reclamar alimentos a la mujer embarazada, pero dichos alimentos
son para el hijo. Teniendo en cuenta que la persona existe desde la concepción, el hijo tiene el
derecho alimentario, desde el momento en que es concebido, y la madre es quien pueda
reclamarlos en su representación (Pitrau, 2014).
Cuando el cuidado personal fuese compartido hay que tener en cuenta dos supuestos: si ambos
progenitores cuentan con recursos equivalentes, cada uno debe hacerse cargo de la manutención
cuando el hijo permanece bajo su cuidado; si los recursos de los progenitores no son
equivalentes, aquel que cuenta con mayores ingresos debe pasar una cuota alimentaria al otro
para que el hijo goce del mismo nivel de vida en ambos hogares. Los gastos comunes deben ser
solventados por ambos progenitores.
Ya en el Código de Vélez Sársfield se preveía la situación en la cual: el hijo que no convive con
sus progenitores, que se encuentra en un país extranjero o en un lugar alejado dentro de la
República, y tenga necesidad de recursos para su alimentación u otros rubros urgentes, puede
ser autorizado por el juez del lugar o por la representación diplomática de la República, según el
caso, para contraer deudas que satisfagan sus necesidades.
La novedad del Código Civil y Comercial es que si el menor es adolescente (mayor a trece
años) “no necesita autorización alguna; sólo el asentimiento del adulto responsable, de
conformidad con la legislación aplicable”.
Reclamo a ascendientes
Los alimentos a los ascendientes pueden ser reclamados en el mismo proceso en que se
demanda a los progenitores o en proceso diverso; además de lo previsto en el título del
parentesco, debe acreditarse verosímilmente las dificultades del actor para percibir los alimentos
del progenitor obligado.
Los alimentos se deben desde el día de la demanda o desde el día de la interpelación del
obligado por medio fehaciente, siempre que se interponga la demanda dentro de los seis meses
de la interpelación. Por el período anterior, el progenitor que asumió el cuidado del hijo tiene
derecho al reembolso de lo gastado en la parte que corresponde al progenitor no conviviente.
El Código Civil y Comercial regula las relaciones entre progenitor afín e hijo afín. Se denomina
progenitor afín al cónyuge o conviviente que vive con quien tiene a su cargo el cuidado personal
del niño o adolescente.
Así como el art 643 permite, bajo ciertas circunstancias, delegar el ejercicio de la
responsabilidad parental a un pariente , también se permite que el progenitor a cargo del hijo
delegue a su cónyuge o conviviente el ejercicio de la responsabilidad parental cuando no
estuviera en condiciones de cumplir la función en forma plena por razones de viaje, enfermedad
o incapacidad transitoria, y siempre que exista imposibilidad para su desempeño por parte del
otro progenitor, o no fuera conveniente que este último asuma su ejercicio. Esta delegación
requiere la homologación judicial, excepto que el otro progenitor exprese su acuerdo de modo
fehaciente.
El Código prevé que en casos excepcionales como la muerte, ausencia o incapacidad del
progenitor, el otro progenitor puede asumir dicho ejercicio conjuntamente con su cónyuge o
conviviente. Este acuerdo entre el progenitor en ejercicio de la responsabilidad parental y su
cónyuge o conviviente debe ser homologado judicialmente. En caso de conflicto prima la
opinión del progenitor. Este ejercicio se extingue con la ruptura del matrimonio o de la unión
convivencial.
También se extingue con la recuperación de la capacidad plena del progenitor que no estaba en
ejercicio de la responsabilidad parental.
Alimentos
El progenitor afín tiene una obligación alimentaria respecto de sus hijos afines, pero esta
obligación tiene carácter subsidiario.
Asimismo, esa obligación subsidiaria cesa en los casos de disolución del vínculo conyugal o
ruptura de la convivencia. Sin embargo, si el cambio de situación puede ocasionar un grave
daño al niño o adolescente y el cónyuge o conviviente asumió durante la vida en común el
sustento del hijo del otro, puede fijarse una cuota asistencial a su cargo con carácter transitorio,
cuya duración debe definir el juez de acuerdo a las condiciones de fortuna del obligado, las
necesidades del alimentado y el tiempo de la convivencia.
A continuación estudiaremos las tres maneras por las cuales puede finalizar la responsabilidad
parental.
Se trata de actos de los progenitores que merecen reproche y determinan la necesidad, para
seguridad del niño, niña o adolescente, de sustraerlo de la esfera de autoridad del progenitor.
Causas:
ser condenado como autor, coautor, instigador o cómplice de un delito doloso contra la
persona o los bienes del hijo de que se trata;
abandono del hijo, dejándolo en un total estado de desprotección, aun cuando quede
bajo el cuidado del otro progenitor o la guarda de un tercero;
poner en peligro la seguridad, la salud física o psíquica del hijo;
haberse declarado el estado de adoptabilidad del hijo.
“La privación de la responsabilidad parental puede ser dejada sin efecto por el juez si los
progenitores, o uno de ellos, demuestra que la restitución se justifica en beneficio e interés del
hijo”.
En estos casos, no se trata de reproche al progenitor, sino que este material o judicialmente no
puede ejercerla. Son consecuencias de tales hechos que operan ministerio legis, sin necesidad de
resolución judicial.
Las causas son:
Por más que la responsabilidad parental se vea suspendida o privada, “los alimentos a cargo de
los progenitores subsisten”
UN CAMINO DE MIL MILLAS COMIENZA POR UN SOLO PASO ¡!!!! SE PUEDE ¡!!!!!