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ESTUDIO DEL SECTOR AGROPECUARIO

Colombia es un país que ofrece grandes oportunidades agrícolas gracias a las


condiciones de su suelo, clima y ubicación geográfica que posee, lo cual puede
ser una ventaja para convertirse en potencia mundial en la producción de
alimentos.

A finales de la década de los 80, como consecuencia de decisiones


macroeconómicas y altos precios agrícolas internacionales se le dio un empuje a
la política agropecuaria a través del programa de 'oferta selectiva' el cual dispuso
de crédito, tecnología, mecanización, asistencia técnica y comercialización de
productos.

Para el 1998 dadas las diferentes situaciones que se habían presentado, el país
tenía que acomodarse a producir aquello en lo cual podía ser competitivo. Por una
parte, se tomaron decisiones políticas que fortalecieron los acuerdos de
competitividad de las cadenas productivas y se promovieron las alianzas.

Por otra parte, se diseñó una estrategia de 'oferta agropecuaria' la cual buscaba
recuperar y fortalecer la agricultura de cultivos transitorios. Todo esto fue
reforzado por una tasa de cambio favorable. Como resultado, entre 1998 y el 2002
el área de siembras creció en 9,5%, la producción 17%, las exportaciones en
volumen 11,9% y el PIB agropecuario 9,1%. (Editorial portafolio, 2015).

En el año 2003 se inició un proceso para adecuar el sector agropecuario a un


eventual TLC con E.U. Fue así como se diseñaron programas de inversión,
además, se estableció el programa apuesta exportadora, en el cual se definieron
unos cultivos y unas regiones con capacidad de exportación con el objetivo de
darles el apoyo necesario.

De acuerdo a informe publicado por portafolio, en el periodo 2002-2008 se


presentó un proceso de revaluación del peso, lo que combinado con una crisis
alimentaria y económica mundial hizo que el sector agropecuario presentara un
comportamiento errático, para lo cual se diferencian dos etapas. Entre 2002 y
2006 la producción aumentó 7,9%, el área cultivada 6,7%, las importaciones
26,5% y las exportaciones 7,3%. Entre 2006 y 2008 la producción disminuyó 2,4%,
el área 4,2% y las exportaciones 6,7%, mientras las importaciones crecieron 6,7%.
Paradójicamente, el PIB agropecuario creció 11,7% entre 2002 y 2006 y 6,5%
entre 2006 y 2008. Este crecimiento del PIB con comportamiento decreciente,
posiblemente se debió a los altos precios internacionales de los alimentos entre
2005 y 2008.

De acuerdo al estudio publicado por el Banco de Desarrollo de América Latina


(CAF), Colombia en los últimos 20 años la productividad laboral del sector
agropecuario se mantuvo en 15,1% por debajo del promedio de América Latina y
muy por debajo (47,5%) de la de países con condiciones similares de suelo y
clima como Costa Rica.

En lo que tiene que ver con la tierra, la informalidad en la tenencia es del 52% de
los predios del país según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA),
una realidad que afecta a la productividad agropecuaria como lo es la ausencia de
títulos de propiedad, también entran en escena las infraestructuras agrícolas. La
infraestructura de riego y drenaje sólo cubre el 6% del potencial en el país. Esto
tiene consecuencias evidentes, que van desde la pérdida de oportunidades
comerciales y baja competitividad, hasta la dificultad para integrar los productos en
las cadenas globales de valor.

La baja productividad se ha agudizado con la informalidad en la tenencia de la


tierra, que además tiene consecuencias negativas sobre el mercado de crédito, e
incluso sobre la inversión en bienes públicos. Como parte de los esfuerzos que
hoy debe hacer el país por la reactivación de la economía, es fundamental poner
amplificar el rol que puede tener el sector agropecuario en términos de generación
de empleo y crecimiento económico de largo plazo.

En lo que tiene que ver con el departamento del Cesar de acuerdo a la cifra
poblacional proyectada por el Dane para el 2022 existían 1.341.697 habitantes, el
2.5% de la población del país. El Cesar cuenta con 25 municipios entre los cuales
los de mayor extensión y número de habitantes se encuentran Valledupar con
559.462 habitantes. El Departamento cuenta con buenas condiciones climáticas y
de los suelos para la producción agrícola y ganadera. Unidades de Tierra que
presentan aptitud de uso para cultivos productivos y otras unidades que
corresponden a tierras consideradas como zonas de reserva y conservación de
biodiversidad o tierras marginales.

De acuerdo a datos de Unidad de Planificación Rural Agropecuaria –UPRA-


(2018), el departamento posee un área de 2.256.550 hectáreas que corresponden
al 2% del total nacional, determinándose que el 34,8% de los suelos Cesarense
sirven para actividades agropecuarias, el 13,1% para ganadería, el 9,5% para
agroforestales y el 2,0% para forestales de producción; mientras que se vienen
usando los suelos un 53,8% en áreas de pastoreo, el 8,9% en agricultura, el 2,6%
está conformado por superficies de agua y el 0,1% se viene usando en desarrollos
forestales de producción.

En lo que tiene que ver con la productividad, esta es afectada por el bajo nivel de
producción expresada en términos de áreas sembradas y cosechadas, ya que, en
promedio, el área sembrada en los municipios del departamento del Cesar es de
apenas el 17%, y cosechada de 15%. Respecto al componente de factores
productivos, el factor productivo más deficiente para el departamento es el de
capital debido a que los productores realizan muy baja gestión para lograr acceso
a crédito, y el porcentaje de aprobación es también bajo. En promedio, apenas el
9,5% de las Upas de los municipios del Cesar realizan solicitud de crédito o
financiación, y el porcentaje promedio de aprobación de crédito a los productores
es de apenas 7,9%. (Plan Departamental de Extensión Agropecuaria 2020-2023).

El perfil productivo del Cesar lo configuran tres grandes sectores: la minería con
las explotaciones de carbón mineral y petróleo, ubicadas en los municipios de La
Jagua de Ibirico, Chiriguaná, Becerril y El Paso. Existen además explotaciones de
petróleo y gas en los municipios de San Martín, Río de Oro, San Alberto y
Aguachica, las cuales generan el 99% de las exportaciones del Departamento.
Esta industria tiene baja participación en la economía departamental. El segundo
gran componente es el sector comercio y servicios a través del transporte, la
prestación de servicios sociales y el turismo. Este último con un enorme e
inexplotado potencial, seguido del sector agropecuario, que ha tenido descensos
en la productividad, pero avances paulatinos hacia la agroindustria, donde se
destaca la relacionada con los alimentos.

En el Cesar, durante la historia se ha identificado un sistema de producción


agropecuario, sin embargo, dicha estructura basada en bienes primarios de este
sector, ha sido desplazado por el sector minero (extracción de carbón e
hidrocarburos), comercio y prestación de servicios principalmente, así lo registran
las cifras oficiales del DANE. Conseguir el crecimiento económico es desafiante y
debe mejorar, para crecer en lo social. (PDD 2020-2023)

Pese a los esfuerzos realizados en el país en las últimas tres décadas, para
fomentar la explotación de la tierra mediante la producción agropecuaria, persisten
fallas en las políticas del estado que vayan en pro del agro, del mismo modo
existen problemas de mercado, articulación y gobierno que limitan la creación,
sostenibilidad y crecimiento de emprendimientos que materialicen aumentos en la
productividad e internacionalización del país y sean generadores de ingresos y
riqueza. Las causas de esta problemática son: las insuficientes habilidades y
competencias para el emprendimiento; el incipiente desarrollo de mecanismos de
financiamiento y dificultades de acceso a activos productivos; las insuficientes
redes y baja comercialización; el limitado desarrollo tecnológico y poca innovación;
y la debilidad institucional y falta de apoyo gubernamental.

En cuanto a tecnología, qué se define para este análisis en términos del acceso a
asistencia técnica para el desarrollo de actividades agropecuarias, acceso a riego,
maquinaria, infraestructura agropecuaria y penetración de banda ancha, se
evidencia que las unidades de producción agropecuaria (Upa) tienen bajos niveles
de conectividad que les permita estar informados oportunamente sobre aspectos
relacionados con el sector, y de otro lado, el porcentaje de UPA con acceso a
asistencia técnica se encuentra alrededor del 10%, y en cuanto a maquinaria e
infraestructura este porcentaje se encuentra alrededor del 30%. (Plan
Departamental de Extensión Agropecuaria 2020-2023).

Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas –DANE-,


el Producto Interno Bruto (PIB) del Cesar aumentó durante 2018 ubicándose en
una cifra aproximada de 19,5 billones de pesos, siendo el sector minero el que
más contribuyó al mismo con un 42,8%, y en cuarto lugar de orden de importancia
el sector agropecuario que aporta el 8% del PIB, lo que resalta la importancia del
agro para la economía departamental, más si se tiene en cuenta la gran diferencia
en cuanto a generación de empleos por actividad económica, en el que el agro
aporta en una proporción de 35:1 por cada punto porcentual del PIB respecto al
sector de minas y canteras.

El Cesar tiene una fortaleza en las actividades económicas primarias. Hoy en el


mundo actual existe una baja demanda en el sector minero energético debido al
cambio climático y dada las políticas de beneficio a energías limpias, por lo que se
viene buscando una transición minero energética. Este planteamiento quedó
incluido en el Plan de desarrollo nacional que preside el Dr. Gustavo Petro,”
Colombia Potencia mundial de la Vida 2023-2026”, así mismo dentro de este se
busca el fortalecimiento de las actividades del campo, la inclusión productiva y
financiera de pequeños y medianos productores rurales, así como la promoción de
la agroindustria sostenible de la agricultura.
Dentro del PDD 2020-2023, el objetivo estratégico del PROGRAMA I:
TRANSFORMACION DEL CAMPO define: Fortalecer el sector agroindustrial, para
brindar los instrumentos necesarios que conduzcan a una transformación integral
del campo, dirigidos a la provisión de bienes públicos de infraestructura que
permitan superar los retos y dificultades para seguir consolidando el aparato
productivo, promoviendo la asociatividad y alianzas público privadas, para el
apoyo a los productores, en la adaptación de tecnologías para la tecnificación y la
agregación de valor a sus procesos, apostándole a la transformación productiva
para el aprovechamiento de las ventajas comparativas y así, mejorar los
indicadores de competitividad de este renglón económico.

La Gobernación del Cesar reconoce las fortalezas de cada territorio, de acuerdo


con su vocación productiva y potencialidades en los diferentes sectores
económicos agropecuarios, talento humano (calificado y no calificado) y posibles
encadenamientos productivos, con el fin de impulsar el desarrollo económico y
social a partir de la asociatividad.

Los modelos asociativos surgen como uno de los mecanismos de cooperación que
persigue la creación de valor a través de la solución de problemas comunes
originados fundamentalmente, por falta de escala. Es decir, la insuficiencia del
tamaño de las empresas hace muy difícil la incorporación de tecnologías, la
penetración a nuevos mercados y el acceso a la información, entre otros. La
asociatividad permite, a través de la implementación de estrategias colectivas y de
carácter voluntario, alcanzar niveles de competitividad similares a los de empresas
de mayor envergadura.

Con los modelos de asociatividad se busca aprovechar y potenciar las fortalezas


de cada uno de los integrantes, este modelo posibilita desarrollar proyectos más
eficientes, minimizando los riesgos individuales. Los modelos asociativos,
generalmente, mediante la implementación de acciones conjuntas mejoran la
competitividad e incrementan la producción a través de alianzas entre los distintos
agentes que interactúan en el mercado incrementando las oportunidades de
crecimiento individual y colectivo.

Las alianzas productivas son un instrumento del Ministerio de Agricultura y


Desarrollo Rural que vincula a pequeños productores rurales con los mercados a
través de un esquema de agronegocio con un aliado comercial formal, con una
propuesta productiva rentable, sostenible y competitiva, buscando fortalecer el
eslabón más débil de la cadena: La producción.

El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural dentro de su política de apoyo a la


asociatividad, para los años 2020, 2021 y 2022 puso en marcha el proyecto
Alianzas Para la Vida, a través del cual invitó a los pequeños productores rurales
(asociados formalmente o no) y a sectores afines a la producción agropecuaria
para que presentaran los diferentes perfiles con el fin de desarrollar una Alianza
Productiva con una o varias empresas agroindustriales o comerciales que
expresen mediante un documento escrito intención de compra del producto de la
alianza.

En el proyecto de Alianza Productiva, se establecieron unos requisitos,


cumpliendo con ello 28 asociaciones de campesinos productores; a las cuales se
les realizó por parte del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural los respectivos
estudios de pre inversión.

De acuerdo al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, los proyectos


productivos que se trabajan a través de modelos asociativos son más propensos a
lograr los resultados esperados debido a la articulación de diferentes actores,
quienes aportan conocimiento, experiencia, y recursos. Factores indispensables
para lograr mejoras en la producción.

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