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cao) NV ie 0 ° a y IODOOOSOSOSOS DOOOOODO SOOO TERAPIA FAMILIAR DEL ABUSO Y ADICCION A LAS DROGAS po Vv 4 ° SOOO Ditigida por el Dr. CARLOS E. SLUZK! ste libro cuestiona la teoria y la practica de muchos programas para dro- ! gadictos, En un campo donde la mayoria de los programas se concentran en la responsabilidad individual, la proximidad, la cohesion grupal y la simetria, los autores enfatizan la mutua responsabilidad de los miembros de la familia en el funcionamiento familiar y desarrollan un método terapéutico que se concentra en la reestructuracion jerarquica y el distanciamiento,” “Pl resultado es una equilibrada mezcla de erudicién y practicidad que abarca desde una resefia integral de la literatura especializada hasta una con- centracion en los detalles de la sesion terapéutica. Se presenta un preciso modelo conceptual que a menudo es alterado y cuestionado por los detalles y refinamientos de los capitulos clinicos: la teoria y la praxis crecen, se desafian y se expanden mutuamente, Se brinda al lector la descripci6n de la danza tera- péutica, la conjuncién del ingenio de dos expertos en la manipulacion de la rea- l lidad; el adicto y el terapeuta.” “Los terapeutas son notables narradores, pero ni la estética de la terapia ni su narracién garantizan procedimientos eficaces de tratamiento, Este trabajo es significativo no sdlo por la dedicacién de los autores a la curacién, sino por la evaluacion de los resultados, La combinacion de este enfoque triple —formacion tedrica, procedimiento de tratamiento, metodologia para mensurar la eficacia de la intervencion— hace de este libro un modelo en la especialidad.” ISBN 84-7632-269-8 Codigo: 1.603 | ¥ 78B474'322897" M. D. Stanton, T. C. Todd y cols. TERAPIA FAMILIAR DEL ABUSO Y ADICCION A LAS DROGAS Grupo: PsIcoLocia Subgrupo: TERaPIA FAMILIAR Editorial Gedisa ofrece los siguientes titulos sobre TERAPIA FAMILIAR Rapu E. ANDERSON E Irv Carter MicwaeL DurRRANT y CHERYL WHITE (Comps.) STEVE DE SHAZER HEINZ VON FOERSTER J. Evizur y S. Minucnin E. Imper-B.ack, J. Roerts y R. Wuirine (comps.) H. Streruin y G. Weser Mony ELkaM P. STEINGLASS, L. A. BENNET Y OTROS F. B. Simon, H. STIERLIN y L. C. Wynne H. CH. Fisuman y B. L. Rosman (comps.) La conducta humana en el medio social Terapia del abuso sexual Claves en psicoterapia breve. Una teoria de la solucién Las semillas de la cibernética La locura y las instituciones Rituales terapéuticos y ritos en la familia gQué hay detrds de la puerta fe la familia? Si me amas, no me ames La familia alcohélica Vocabulario de terapia familiar El cambio familiar: desarrollos de modelos TERAPIA FAMILIAR DEL ABUSO Y ADICCION A LAS DROGAS por M. D. Stanton, T. C. Todd y cols. gedisa editor’ Titulo del original en inglés: The Family Therapy of Drug Abuse and Addiction © by arrangement with Mark Paterson, Wivenhoe, Colchester, 1985 Director de la Coleccién Terapia Familiar: Dr. Carlos E. Sluzli Traduccién: Carlos Gardini Cuarta edicién, octubre de 1999, Barcelona Derechos reservados para todas las ediciones en castellano © by Editorial Gedisa, S.A. Muntaner 460, entlo., 1° Tel. 93-201 60 00 08006 Barcelona. Espaiia correo-e: gedisa@gedisa.com http://www.gedisa.com. ISBN: 84-7432-289-8 Depésito legal: B. 40.887/1999 Impreso en Limpergraf Mogoda, 29-31. 08210 Barbera del Vallés (Barcelona) Impreso en Espaiia Printed in Spain Queda prohibida la reproduccién total o parcial por cualquier medio de im- presi6n, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o cual- quier otro idioma. INDICE PROLOGO, Salvador Minuchin............. 15 PREFACIO, M. Duncan Stanton y Thomas C. Todd ..... 7 INTRODUCCION, M. Duncan Stanton y Thomas C. T0dd wessessscsssssueessssesssseeeeses 21 I. ASPECTOS PRETERAPEUTICOS 1. UN MODELO CONCEPTUAL, M. Duncan Stanton, Thomas C. Todd, David B. Heard, Sam Kirschner, Jerry 1, Kleiman, David T. Mowatt, Paul Riley, Samuel M. Scott y John M, Van Deusen... Investigaciones sobre familias de adictos .. Antecedentes .. Elementos para la construcci6n de un model Un modelo homeostatico 36 Discusién 39 42 Resumen. 2. CONTEXTO: AMBIENTACION DE LOS PROGRAMAS Y LA INVESTIGACION, M. Duncan Stanton y Charles P. O'Brien Contexto institucional .. Discfio de la investigacion La relacién de colaboracidn .. COnclusiOn .......0.seceee 3. COMO PERSUADIR AL ADICTO DE QUE INVOLUCRE A SU FAMILIA DE ORIGEN: EL CONTACTO INICIAL, John M. Van Deusen, M. Duncan Stanton, Samuel M. Scout, Thomas C. Todd y David T. Mowatt Fundamentos generales .... La sesi6n inicial . Conclusién 4. USO DEL CONTACTO INICIAL PARA EVALUAR EL SISTEMA FAMILIAR, David T. Mowatt Quién se presenta para Ja entrevista inicial Evaluaci6n indirccta del sistema familiar .. 5. PRINCIPIOS Y TECNICAS PARA LOGRAR QUE LAS FAMILIAS “RESISTENTES” COLABOREN CON EL TRATAMIENTO, M. Duncan Stanton y Thomas C. Todd . Literatura relevant ... Contexto del tratamiento Principios y técnicas .. Comentario .. Il. ESTRATEGIAS Y TECNICAS DE TRATAMIENTO 6, ELMODELO TERAPEUTICO, M. Duncan Stanton y Thomas C. Todd Antecedentes .. Un enfoque estructural-estratégico del abuso de drogas Factores relacionados con el terapeuta Visi6n general de la Seccién II - 101 101 109 131 . 132 7, LA SENORITA HEROINA. UN MODELO CLINICO, Jay Haley 134 8. RESOLUCION DE CRISIS Y EL CICLO DE ADICCION, David T. Mowatt, David B. Heard, Frederick Steier, M. Duncan Stanton y Thomas C. Todd... Terapia oricntada hacia la crisis... El ciclo de adiccién y las crisis familiare: 162 . 168 9, LA MUERTE COMO MOTIVACION: EL USO DE LA INDUCCION DE CRISIS PARA PENETRAR EN EL SISTEMA DE NEGACION, David B. Heard . 169 El caso... . 169 Epilogo . . 188 10. UN TRUEQUE JUSTO NO ES UN ROBO: EL CASO DE UN VENDEDOR DE DROGAS, Thomas C. Todd, Paul Riley, David . B. Ueard y M. Duncan Stanton . 190 . 190 230 11. PROBLEMAS JUBILATORIOS: TRABAJANDO CON, PADRES DE EDAD, John M. Van Deusen y Peter Urquhart .. 232 233 238 12, DESINTOXICACION HOGARENA: UN ENFOQUE FAMILIAR, Samuel M. Scott y John M. Van Deusen . Principios . Un cjemplo clinice Resumen....... te 2 cS : tn wo As 13. EL TRATAMIENTO DE FAMILIAS CON ABUSADORES ADOLESCENTES, #7. Charles Fishman, M. Duncan Stanton, y Bernice L. Rosman Comparaciones entre abusadores adolescentes y adictos “adulto: Metas y direccién de la terapia Técnicas terapéuticas Resumen 14. OPINIONES DE LOS SUPERVISORES ACERCA DE LOS REQUERIMIENTOS ESPECIFICOS DE LA TERAPIA FAMILIAR, Thomas C. Todd, Henry Berger y Gary Lande . EI papel del supervisor ..... Comparacién con otras poblaciones Las tensiones del terapeuta . Supervisién médica ... Resumen y conclusione: 15. LAS ESTRATEGIAS Y LAS TECNICAS, Thomas C. Todd y M. Duncan Stanton Los casos ..... Los resultados Ouas poblaciones TI. OTRAS DIMENSIONES DE LA TERAPIA 16. FLEXIBILIDAD DEL PROGRAMA Y APOYO ADMINISTRATIVO, George E. Woody, Esther K. Carr, M. Duncan Stanton y H. Elton Hargrove Conexién cntre cl cliente y el terapeuta .. EI doble rol. Incentivos para las familia! Factores relacionados con cl terapcuta CONCIUSION .......cesssessssesceseseesnseseeeesee 17. RESULTADO DE LOS TRATAMIENTOS, M. Duncan Stanton, Thomas C. Todd, Frederick Steier, John M. Van Deusen y Linda Cook .... Prescindencia de drog: Niveles de éxito. Comentario general Resumen general y conclusione: 18. INDICACIONES PARA EL FUTURO, M. Duncan Stanton y | Thomas C. Todd ... 257 258 261 261 272 273 273 277 282 287 288 293 .. 294 APENDICE A: RESENA DE LOS INFORMES SOBRE EL LUGAR DE RESIDENCIA Y LA FRECUENCIA DE CONTACTO FAMILIAR ENTRE ABUSADORES DE DROGAS, M. Duncan Stanton ..cceeee 326 APENDICE B: DESCRIPCION DE LAS INSTITUCIONES INTERVINIENTES, M. Duncan Stanton y Charles P. O'Brien .. APENDICE C: DISENO INVESTIGATIVO DEL PROGRAMA DE ADICTOS Y FAMLIAS, M. Duncan Stanton, Thomas C. Todd y Charles P. O'Brien comes REFERENCIAS INDICE DE AUTORES .......sessssssesseesscssssessecssesssssessuesnecsnsensesssesssgsectseseneessaresssneeeane INDICE TEMATICO A los doctores Louise Richards, Daniel J. Letticri, Joan D. Rittenhouse y al médico Jack Blaine, del Instituto Nacional dcl Abuso de Drogas. Cada uno de ellos actué como director del proyecto cn algtin momento durante la vida del Programa de Adictos y Familias. Su agudeza, dedicacién y apoyo durante los afios nos permitié llevar a cabo lo que parecia, por momentos una tarea imposible. COLABORADORES HENRY BERGER, MD, Supervisor clinico, Programa de Adictos y Familias, Clinica de Orientaci6n Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania; practica privada, Filadelfia, Pennsylvania. ESTHER K. CARR, (ex) asociada dc investigacién, Programa de Adictos y Familias, Clinica de Oricntacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. LINDA COOK, asociada de investigacién, Programa de Adictos y Familias, Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. H. CHARLES FISHMAN, MD, director de ensefianza, Centro de Ensefianza de Terapia Familiar, Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. JAY HALEY, MA, director, Instituto de Terapia Familiar de Washington, D.C.; consultor, Programa de Adictos y Familias, Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. H. ELTON HARGROVE, MSW, asesor en drogas, Centro de Tratamiento de la Drogadependencia, Centro Médico de la Administracién de Veteranos de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. DAVID B. HEARD, PhD, practica privada, Alburquerque, Nuevo México; (ex) terapeuta familiar, Programa de Adictos y Familias, Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. SAM KIRSHNER, PhD, director, Instituto de Terapia Familiar General, Lansdale, Pennsylvania; (ex) terapeuta familiar, Programa de Adictos y Familias, Clinica~ de Orientaci6n Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. JERRY I. KLEIMAN, PhD, practica privada, Manhasset, Long Island, Nueva York; (ex) terapeuta familiar, Programa de Adictos y Familias, Clinica de Orientaci6n Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. GARY LANDE, MD, practica privada, Filadelfia, Pennsylvania; (ex) supervisor cli- nico, Filadelfia, Pennsylvania; (ex) supervisor clinico, Programa de Adictos y Familias, Clinica de Orentacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. DAVID T. MOWATT, EdD, terapeuta familiar, Programa de Adictos y Familias, Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania; practica privada, Filadelfia, Pennsylvania. CHARLES P. O’BRIEN, MD, PhD, jefe de Psiquiatria, Centro Médico de la Administraci6n de Veteranos de Filadelfia; profesor de Psiquiatria, Escuela de Medicina de la Universidad de Pennsylvania; (ex) director, Centro de Trata- miento de la Drogadependencia, Centro Médico de Ja Administraci6n de Veteranos de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. 13 ” PAUL RILEY, asistente familiar, Departamento de Externos y Programa de Adictos y Familias, Clinica de Asistencia Infantil de Filadel fia, Filadelfia, Pennsylvania. BERNICE L. ROSMAN, PhD, directora de investigaci6n, Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. SAMUEL M. SCOTT, director de Ensefianza y Servicio a los Retardados, supervisor- terapeuta familiar, Programa de Adictos y Familias, Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. M. DUNCAN STANTON, PhD, director, Programa de Adictos y Familias, Clinica de Orientacién Infantil de Filadel fia, Filadelfia, Pennsylvania; profesor asociado de psicologia en Psiquiatria, Escuela de Medicina de la Universidad de Pennsylva- nia, Filadelfia, Pennsylvania. FREDERICK STEIER, MS, coordinador de investigaciones, programa de Adictos y Familias, Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania; profesor, Escuela Annenberg de Comunicaciones, Universidad de Pensylvania, Filadelfia, Pennsylvania. THOMAS C. TODD, PhD, jefe de Psicologia, Centro Psiquiatrico Harlem Valley, Wingdale, Nueva York; psicélogo investigador, Programa de Adictos y Fami- lias, Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. PETER URQUHART, asesor familiar, Departamento de Externos, Clinica de Asis- tencia Infantil de Filadelfia, y (ex) asesor familiar, Programa de Adictos y Familias, Clinica de Orientaci6n Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. JOHN M. VAN DEUSEN, MAC, codirector, CONTEXTS, Ardmore, Pennsylvania; (ex) coordinador de investigacién y asociado en investigacién, programa de Adictos y Familias, Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia, Filadelfia, Pennsylvania. GEORGE E. WOODY, MD, director (y ex director médico), centro de Tratamiento de la Drogadependencia, Centro Médico de la Administracién de Veteranos de Filadelfia, Filadelfia, Pensylvania. Las abreviaturas corresponden a los siguientes titulos otorgados por universidades norteamericanas: EdD: Education Doctor MA: Master of Arts MAC: Master of Arts in Communications -MD: Medicinae Doctor MS: Master of Sociology MSW: Master of Social Welfare PhD: Philosophiae Doctor 14 Prdlogo Estc libro cucstiona la tcorfa y la practica de muchos programas para drogadictos. En un campo dondc la mayorfa de los programas se concentran en la responsabilidad individual, la proximidad, la cohcsién grupal y la simetria, los autores enfatizan la mutua responsabilidad de los miembros de la familia en ef funcionamiento familiar y desarrollan un método tcrapéutico que se concentra en la reestructuracién jerarquica y el distanciamicnto. Mc sorprendié la similitud entre este trabajo y el que he realizado en Wiltwyck con familias desorganizadas que tienen hijos delincuentes.[103] En ambos proyectos un grupo de terapculas preocupados se dedica a ayudar a gentes que han abandonado la esperanza; cn ambos proyectos, el contexto social responsable de crear las condi- cioncs para los desvios nicga Ja responsabilidad y culpa al pacicnte; en ambos proyectos, el drenaje cmocional del terapeuta se puede superar sdlo mediante el espiritu de cuerpo y cl compromiso con la acci6n social. Una terca negativa a aceptar la derrota, una libertad para usar la autoridad y el liderazgo, cierta flexibilidad ante la crisis, una capacidad para la furia y lacompasion, son los requisitos esenciales para trabajar con quienes abusan de la droga. Sin estos ingredientes personales, la terapia de los inadaptados sociales est4 destinada a fracasar. Pero cl terapcuta necesita un mapa formulado con claridad, para no extraviarse en el laberinto de verdades parciales que constituye la realidad de la inadaptacién. Este libro presenta la esencia de la terapia. Elresultadoes una equilibrada mezcla de erudicién y practicidad que abarca desde una resefia integral de Ia literatura especializada hasta una concentracién en los detalles de la sesidn terapéutica. Se presenta un preciso modelo conceptual que a menudo es alterado y cuestionado por los detalles y refinamientos de los capitulos clinicos: la teoria y la praxis crecen, se desafian y se expanden mutuamente. Se brinda al lector la descripci6n de la danza terapéutica: la conjuncién del ingenio de dos expertos en la manipulacién de la realidad, el adicto y el terapeuta. Se utilizan maniobras concretas, primero para comprometer al adicto y lograr que traiga a su familia, y luego para el acomodamiento y el cuestionamiento, cuando el proceso inicial de conexién se convierte en desarrollo y manipulacién de crisis terapéutica. Por ultimo, como medida de ladedicaci6n de los autoresalacuracion familiar, hay una descripcién de su trabajo mas reciente sobre desintoxicacion familiar. La complejidad de la terapia del drogadicto y su familia se refleja en el equilibrio entre el modo autoritario en que se presentan las reglas de la terapia y la sensibilidad del terapeuta a las idiosincracias familiares que trascienden dichas reglas; es decir, “Después de precisar la composicién de la familia, pero antes de sugerir que se traiga, el terapeuta debe averiguar cudnto sabe la familia acerca del problema de las drogas.” O, como enel Principio 12, “La justificacién del tratamiento familiar se debe presentar 15 de tal modo que ios familiares, para oponerse, tendrian que manifcstar abiertamente que desean que el paciente identificado conserve los sintomas.” En los capitulos clinicos, estas reglas se expanden con intervenciones-individuales mediante las cuales el terapeuta respalda la competencia y autonomia del paciente identificado. Este equilibrio enfatiza una terapia prdctica que facilita la libertad creativa del terapeuta. Los terapeutas son notables narradores, pero ni la estética de la terapia ni su narraci6n garantizan procedimientos eficaces de tratamiento. Este trabajo es significativo nosdlo por la dedicacién de los autores a lacuracién, sino por la evaluacién de los resultados. La combinaci6n de este enfoque triple — formulaci6n tedrica, procedimiento de tratamiento, metodologia para mensurar la eficacia de la intervencién— hace de este libro un modelo en la especialidad. Salvador Minuchin Prefacio El trabajo aqui descrito parte de diversas fuentes. El primer autor (Stanton) se interes6 inicialmente en el abuso de drogas durante su desempefio como psicdlogo del Ejército de Vietnam en 1969. Estaba signado a un equipo psiquiatrico que, un mes antes que él Ilegara, habia establecido el primer programa sistematico en ese pais para tratar los problemas de drogas de la tropa. Ademdas de actividades clinicas, Stanton también realiz6 investigaciones para evaluar el grado de uso de drogas en Vietnam, tanto entre soldados apostados alli como entre los que Ilegaban de los Estados Unidos.[{144] (Aunque el uso de drogas estaba muy difundido entre las tropas en ese teatro de operaciones, en general se ignoraba el problema en niveles superiores, y los que si tenian algin conocimicnto dedicaban a menudo bastantes energias a la eliminacién de hallazgos y testimonios relevantes.[145,156] Cuando Stanton regresé a casa, se le pidié asesoramiento y colaboracién para el establecimiento de muchos programas de abuso de drogas dentro del sistema médico militar. Al responder a las exigencias de estos diversos contextos, eventualmente desarrollé una especie de pericia inadvertida que éI no habia previsto ni buscado. Antes de su servicio en ultramar, Stanton habia coqueteado varios afios con la terapia familiar, en parte porque estaba a cargo del servicio de asistencia infantil en un puesto militar y estaba descubriendo la futilidad del tratamiento infantil individual. Este interés se reavivé después de Vietnam y empez6 a ver familias y parejas casi exclusivamente —muchas de ellas con problemas de drogas 0 alcoholismo— mientras estaba en Fort Mead, Maryland, y enel Walter Reed General Hospital. Asi obtuvo una apreciacion mucho ms aguda de los patrones familiares relacionados con el abuso de drogas. Durante ese periodo también recibié el aporte directo de varios cursos con Virginia Satir, MSW, y D. Ray Bardill, DSW, y la influencia indirecta de los escritos de Jay Haley, MA. . En 1972 Stanton tomé el puesto de director clinico asociado del servicio psiquiatrico de la Universidad de Pennsylvania en el Philadelphia General Hospital. Siguid viendo familias, incluidas las de los drogadictos. También eran importantes las reuniones familiares y las presentaciones de casos en vivo con Ivan Boszormenyi- Nagy, MD, asesor del programa, y Nobu Miyoshi, MSW. Como se indica en los Capitulos 1 y 6, ciertas facetas de esta experiencia tuvieron un impacto perdurable en el trabajo que surgié mas tarde. Thomas Todd se traslad6 a Filadelfia desde Nueva York (Universidad de Nueva York y el Centro de la Salud Mental de Staten Island) para un curso posdoctoral patrocinado por la Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia (PCGC, Philadelphia Child Guidance Clinic) y el departamento de Psiquiatria de la Universidad de Pennsylvnia (“Penn”). El componente Penn de este puesto involucraba trabajos con 17 Lester Luborsky, PhD, sobre investigacién psicoterapéutica: Todd tenia experiencia clinica y enestadistica de la investigacién, y tenia particular interés en la investigacion de los resultados. Al cabo de un afio, traslad6 casi todas susactividades al PCGC, donde se dedicé a la terapia familiar y se convirtid en parte del equipo original dirigido por el doctor Salvador Minuchin, que estudiaba y trataba a las familias psicosomaticas. Ademas del considerable aporte de Minuchin, el desarrollo de Todd como terapeuta recibié la influencia directa de Haley y de Henry Aponte, MSW. Como se indica mds adelante, el enfoque de Haley adquirid mAs tarde especial relevancia para el trabajo presentado en estas paginas. Lamayor parte del material de este libro deriva de lo que se Ileg6 aconocer como el Programa de Adictos y Familias (AFP, Addicts and Families Program). La colaboracién que condujo al AFP se produjo en el otofio de 1972. Stanton habia ido a Filadelfia con este trabajo en mente, habia elaborado un disefio de investigacién basico y, planeaba solicitar una subvencidn del Instituto Nacional del Abuso de Drogas (NIDA, National Institute on Drug Abuse). Dado el trabajo del PCGC con familias de bajos ingresos y pertenecientes a minorias, su considerable personal de terapeutas familiares, su inclinacién hacia la investigacién y su filiacién con Penn, era una instituci6n légica con la cual empalmar. Un colega mutuo, Byron Fiman, PhD, puso a Stanton y Todd en contacto y comenzaron a definir el disefio, con la colaboracién adicional de Luborsky, Jim Mintz, PhD y Karl Rickels, MD. En diciembre, también realizaron una encuesta (descrita en el Apéndice A) entre los adictos del Centro de Tratamiento de la Drogadependencia del Hospital de la Administraci6n de Veteranos (VA, Veterans Administration) de Filadelfia acerca de la frecuencia del contacto con sus familias de origen. Mas adelante, hubo que decidir cual de los diversos programas asociados con el Penn seria el mas apropiado para realizar los estudios. Albert Stunkard, MD, jefe del Departamento de Psiquiatria en ese momento, recomend6 el programa al hospital de la VA de Filadelfia. Esto se justificaba por varias razones: (1) el personal dela VA tenia interés; el director del programa, Charles P. O’Brien, MD, PhD, habia participado en el PCGC y también veia familias en forma privada; (2) varios miembros del personal, ante todo Karen Barton, MSW, y H. Elton Hargrove, MSW, trataban en forma permanente a varias familias de adictos; (3) el programa estaba estrechamente vinculado con el Penn, el PCGC y el Philadelphia General Hospital; (4) el programa estaba cobrando rdpidamente una excelente reputacién por sus logros investigativos. Asi la propuesta final para la subvenci6n incluia aportes de O’Brien, Barton y el director médico del programa sobre drogas, el doctor George Woody. Se solicitaron fondos a principios de 1973, se postergé una vez —después de una visita a la sede— y al fin recibié fondos en 1974.1 EI plan original consistia en instalar el AFP en el Philadelphia General Hospital y asignarle terapeutas PCGC de tiempo parcial. A sugerencia de Minuchin, sin embargo, se decidié trasladar todo el proyecto al nuevo edificio del PCGC, contiguo aPenn yal Children’s Hospital de Filadelfia. Asi Stanton ingresé con tiempo completo al PCGC en julio de 1974, dividiendo sus esfuerzos entre el AFP y el departamento de pacientes externos. Asimismo, Todd dividié su tiempo entre el AFP, la atencién de pacientes internos y sus deberes como director de psicologia clinica del PCGC. El desarrollo de un equipo clinico para realizar esta tarea requirié varias 1 La subvencién fue otorgada por el NIDA (subsidio n°DA 01119) y titulada “Caracteristicas familiares y terapia de los adictos a la heroina". 18 consideraciones. Todd inicialmente actuaba como supervisor clinico; cuando abando- no el PCGC para ir al Centro Psiquiatrico de Harlem Valley (Nucva York) en 1975, cl doctor Henry Berger, supervisor dentro de la clinica, lo reemplaz6. Haley habia sido supervisor en el tratamicnto de familias dc adictos a través de un proyccto clinico- investigativo en el hospital y centro de rehabilitacién Eagleville. Luego actué como supervisor-consultor del AFP por un ajo, y mas tarde, durante 1977, siguié ascsorando desde el Instituto de Terapia Familiar, que él y su esposa Eloé Madancs habian establecido én Washington, D.C. Fue reemplazado como supervisor de terapia por el doctor Gary Lande, quien habia trabajado en cl Proyecto Eagleville y en el Proyecto Esquizofrenia de Halcy, y también integraba el personal del Centro de Ensefianza de Terapia Familiar del PCGC. Los nueve terapeutas implicados en cl AFP eran Gerald Hawthorne, David B. Heard, PhD, Sam Kirschner, PhD, Jerry 1. Kleiman, PhD, David T. Mowatt, EdD, Paul Riley, Alexander Scott, MSW, Samuel M. Scott y Peter Urquhart. Ademds de su interés en este trabajo, y un minimo de un afio de experiencia en terapia familiar, cada cual fue contratado por una o mds de las siguientes razones: (1) experiencia anterior con drogadictos y/o sus familias; (2) experiencia anterior en el Proyecto Esquizofrenia; (3) cierta experiencia “callejera”; (4) la habilidad para no perder flexibilidad al trabajar con clientes “manipuladores”; (5) habilidad o potencial claramente demostrados en terapia familiar. Este grupo, pues, estaba compuesto por una interesante mezcla de expertos paraprofesionales y jévenes profesionales, lo cual brindaba una diversidad que se ha transmitido al presente volumen. Las personas més activamente relacionadas con el Centro de Tratamiento de la Drogadependencia (DDTC, Drug Dependence Treatment Center) del hospital de la VA eran Woody y Hargrove, con la continua participacién de O’Brien y Mintz. Todos ellos colaboraron en el tratamiento y la investigacién mientras duré el programa. Enconjunto, mAs de setenta personas trabajaron como personal de tiempo parcial 0 completo, 0 actuaron como asesores del AFP. Aunque muchos eran clinicos, la mayoria funcionaba en puestos investigativos o administrativos. La mayoria de las facetas investigativas —tales como estudios de interacci6n y percepci6n familiar—no se encarardn aqui. No obstante, varios investigadores fueron cruciales para el trabajo clinico, en especial John M. Van Deusen, MAC, y Esther K. Carr, que se unieron al AFP desde el comienzo como asociados de investigacién. Van Deusen mantuvo un interés tedrico y operativo durante la mayor parte del estudio y eventualmente llegé a coordinador de investigaciones. Fue sustituidoen 1977 por Frederick Steier, MS, quien més tarde conté con la asistencia de Linda Cook. Todas estas personas han sido coautoras de capitulos de este libro.” El aspecto clinico del AFP duré casi tres afios, desde el oiofio de 1974 hasta el verano de 1977. La investigacién posclinica de los casos continu6 hasta julio de 1981, aunque los andlisis dedatosde los iitimos dos afios de seguimiento no se han concluido mientras se escribe esto. EI material sobre familias de drogadictos adolescentes (por ejemplo, el Capitulo 2 Se agradece especialmente a Mary Roken, Eleanor Mullen y Kathy Brennan por sus infatigables esfuerzos para realizar las grandes tareas secretariales y administrativas requeridas para producir este libro. También deseamos agradecer a los doctores Salvador Minuchin y Alan Gurman por la cuidadosa lectura de tuna primera versin del manuscrito e invalorables sugerencias para mejorarlo. Los fondos paraestosestudios de seguimiento fueron otorgados de 1976. 1978 porel Fondo de Salud Pablica de la gobemacién de Pennsylvania (subsidio n® 56772) y de 1978 a 1981 porel NIDA (subsidio n® 02117). 19 13) deriva ante todo de Ia experiencia clinica del doctor H. Charles Fishman, y del doctor M. Duncan Stanton. Buena parte de los casos adolescentes vistos por Fishman se trataban, en rigor, en conjuncién con un proyecto investigativo (no terapéutico) del PCGC sobre tales pacientes dirigido por Bernice L. Rosman, PhD. El proyecto duré desde 1977 hasta 1980.* El modelo de terapia familiar aplicado en este trabajo tuvo dos influencias principales. Primero, muchos de los conceptos derivan del trabajo de Minuchin y sus colegas en el PCGC, particularmente el representado en el citado Proyecto de Investigacién Psicosomatica.> Este proyecto combinaba un enfoque terapéutico sistematico, evaluacién de interacci6n familiar grabada en video y resultados del tratamiento dentro de un solo programa de investigacién. El proyecto permitid y alenté la formulacién de principios terapéuticos, y también sirvid como modelo para el AFP y el proyecto sobre drogadictos adolescentes en sus facetas operativo-administrativas y como fuente de comparaciones entre familias psicosomaticas y familias de adictos y adictos-abusadores. Haley fue la segunda fuente importante de ideas. Introdujo en el AFP conceptos y métodos que habia elaborado con familias de esquizofrénicos, primero en Palo Alto y luego en el Proyecto Esquizofrenia del PCGC.° Ademas de haber contribuido a desarrollar la terapia familiar estructural, Haley aport6 muchas ideas que le pertenecen exclusivamente.[64,65,66] Hay una sintesis desu terapiaen el Capitulo6, y un ejemplo clinico en el Capitulo 7. Desde luego, durante la vida del AFP surgieron muchas ideas nuevas, procedi- mientos terapéuticos y hallazgos, directamente relacionados con nuestra creciente experiencia. Desde el comienzo nos interes6 mas lo que “funcionaba” que lo tedricamente interesante. Esto puede parecer obvio, pero a menudo hemos visto profesionales tan enamorados de Ia dindmica familiar que olvidan los medios para efectuar cambios. Mas atin, lamentablemente no ha sido caracteristica de la mayoria de los programas una evaluacién objetiva de su grado de éxito. Entendemos que una de las virtudes del AFP fue su continuo intento de monitorizar su propia eficacia para impulsar la evoluci6n de sus técnicas. 3 M. Duncan Stanton Thomas C. Todd 4 Los terapeutas que actuaron en este proyecto, titulado “Abuso de drogas por parte de adolescentes centres contextos familiares” (subsidio NIDA no. 5 RO1 DA 01629) fueron Janet Berson, PhD, Susan Bogas, PhD, Barbara Bryant, Jorge Colapinto, Lic, Kweneth Covelman, PhD, Jody Cox, MSW, H. Charles Fishman, MD, (que también oficié de supervisor clinico), Héctor Goa, MD, Jay Lappin, MSW, Barbara Penn, David Treadway, MEd, y Peter Urquhart. 5 El personal del Proyecto de Investigacién Psocosomitica, ademas de Minuchin y Todd, incluia a Lester Baker, MD, Ronald Liebman, MD, Leroy Milman, MD, y Bernice L. Rosman, PhD. Los casos fueron tratados clinicamente por dieciséis terapeutas diferentes. 6 Los miembros del Proyecto Esquizofrenia del PCGC eran Charles Billings, MD, Harold Cohn, MD, Charles Fishman, MD, Paul Gross, MD, David B. Heard, PhD, David Hunt, MD, Gary Lande, MD, Law- 3 rence Miller, MD, David T. Mowatt, EdD, Lee Petty, MD, Alberto Rish, MD, Meyer Rothbart, MD, y Fran ces Ziegler, MSW. ; 20 Introduccién M. DUNCAN STANTON THOMAS C. TODD Los problemas del abuso de sustancias y la drogadiccién han adquirido creciente predominio en América del Norte y todo el mundo desde por lo menos Ia mitad de la década de 1960. En algunas regiones de los Estados Unidos, y en ciertos otroscontextos como el de las tropas de Vietnam, cobran a veces proporciones epidémicas. Por cierto han producido un impacto en el sistema de salud mental, y Nicholas Cummings,[35] en su discurso presidencial ante la Asociacién Psicolégica Norteamericana, sefiala que (1) 1 de cada 11 norteamericanos, y 1 de cada 6 adolescentes, sufre de un severo problema de adiccién, y (2) el 23% de los pacientes de psicoterapia sufre de problemas de adiccién o de problemas emocionales sustancialmente exacerbados por el abuso de alcohol o de drogas (aunque s6lo el 3,5% fueron asf identificados por sus propios terapeutas). La tendencia al abuso de sustancias ha provocado dos reacciones principales, e interrelacionadas, en los Estados Unidos: el establecimiento de varias organizaciones locales, estatales y federales contra el abuso de drogas (como el Instituto Nacional de Abuso de Drogas, el Instituto Nacional de Abuso del Alcohol y Alcoholismo), y el desarrollo de diversas modalidades de tratamiento conectadas especificamente con la adiccién. La segunda incluye el nacimiento de muchas comunidades terapéuticas para el tratamiento de la adiccién, la monitorizacién y examen del uso de drogas a través del anAlisis de orina, y la implementacién de procedimientos que suministren sustitutos farmacolégicos, tales como el mantenimiento por metadona. Estas modalidades han tenido variados grados de éxito, segin una multitud de factores. Sin embargo, casi todas ellas encaran la adicci6n, ante todo, como un problema del individuo, es decir, un problema localizado en el “cuerpo” o la “personalidad”. Se ha prestado poca atencién a los aspectos interpersonales de la adiccién, excepto la influencia del grupo de pares, tal como se Ia encara en ciertos grupos de autoasistencia como Al-Anon y Families Anonymous, que hacen hincapié en la familia. Aunque existe literatura especializada sobre las familias de drogadictos desde la década de 1950, [52,98,199} hasta los afios recientes [147] se ha prestado muy escasa atencién a los factores familiares dentro del campo general. En consecuencia, el propésito de este libro consiste, en parte, en identificar algunos patrones recurrentes en las familias de abusadores de drogas, y mds importante aun, en presentar fundamentos, estrategias y técnicas para cambiar tales patrones y el ciclo de drogadiccién encastrado en ellos. Tal vez sea obvio que nos hemos propuesto que esto sea un texto integrado, con continuidad entre las paginas, antes que un compendio de capitulos. Desde luego hay variaciones de estilo y, hastacierto punto, de énfasis, pues los diversos capitulos fueron escritos por diferentes combinaciones de autores. No obstante, ha habido mucha influencia mutua entre los integrantes del personal de la Clinica de Orientaci6n Infantil 21 de Filadelfia que trabajaban con problemas de droga, y cl contenido de sus escritos deriva de un conjunto de datos compartidos. El libro se divide cn tres secciones. El capitulo inicial de la Seccién 1 cs fruto de diversas sesiones “maraténicas” —la mayoria de cllas se prolongaban hastaaltas horas de la nochc— celebradas en cl verano y el otofio de 1977. Los nucve autores sc propusieron introducir una sintcsis conccpual de su experiencia y definir una plata- forma te6rica sobre la cual pudicra descansar el resto del material clinico. El documen- to resultante se conocié como la “picdra angular” [170] y cl Capitulo] cs una versién revisada y actualizada de la publicacién original. La Scccion I también incluye una descripcién del contexto del trabajo y varios capitulos que tratan sobre los medios para lograr que estas familias (habitualmente Tesistentes) se sometan a la terapia. Lamayor parte del material clinico del libro est presentada en la Seccién IL Esta incluye una visiGn general y un comentario sobre cl modclo terapéutico, cuatro casos, un modelo de desintoxicacién familiar, técnicas para ratar familias con un abusador de drogas adolescente, un vistazo a la resoluci6n de crisis a través de muchos casos, y una discusién entre los supervisores de terapia acerca del proceso de tratamicnto. La Seccién II encara el impacto del programa de tratamiento y los procedimien- tos administrativos sobre la terapia, ¢ incluye capitulos sobre resultados de la terapia y rumbos para el futuro. Estc libro esta dirigido primordialmentca los clinicos. ' Aunque la mayoria de los terapcutas no se especializan en tratar familias dc abusadores de drogas, la mayoria se topan cada vez mascon tales problemas en su practica gencral. Los principios, técnicas y cl modelo terapéutico presentados estdn disefiados para ayudarlos en tales situaciones. Ademas, buena parte de la sustancia del libro se relaciona con casos que no manifiestan un problema de abuso de sustancias. El material sobre el trato con familias resistentes (Capitulo 5), la atribuci6n de intenciones 0 “atribuciones nobles” (Capitulo 6), la induccién de crisis (Capitulo 6 y 9), el desarrollo de tareas familiares (Capitulo 12), y el logro de una alianza funcional (Capitulo 13), es tan genérico que resulta aplicable a un espectro de problemas clinicos que trascienden el abuso de sustancias. Respecto de los problemas de drogas, se debe sefialar que hasta ahora no se ha escrito demasiado sobre el tratamiento real del abuso de drogas desde un punto de vista familiar: Hay una especial escasez de informacién practica relacionada con las operaciones de la terapia. Asif el terapeuta familiar centrado en la familia quedaba librado a sus propios recursos si queria progresar desde una “comprensién” de las familias de abusadores de drogas hasta la aventura de producir cambios.” En conse- cuencia, en estas paginas procuramos presentar algunas estrategias y técnicas que esperamos no disminuyan la naturaleza aventurera del viaje, pero que ayuden aimpedir que el terapeuta se pierda o desanime mientras navega por estas aguas poco exploradas. 1 Los lectores mAs interesados en la investigaci6n encontrarén material técnico tratados mAs extensa y detalladamente en los diversos apéndices. Tanto aqui como en el resto del texto el pronombre masculino se usa ante todo por razones de comodidad. Por parafrasear a Haley, [66] “los terapeutas y los clientes vienen de ambos sexos, y los autores admiten la desigualdad del uso tradicional del pronombre masculino”. Los términos “familias de abusadores” y “familias de adictos” también se usan en todo el libro por comodidad. No obstante, como enfatiza nuestra colega Marianne Walters (comunicacién personal, marzo 1981), el término més propio seria “familias con un miembro adicto”, aclarando que no todos son adictos en la familia. 22 Seccion I Aspectos preterapéuticos Un modelo conceptual M. DUNCAN STANTON/THOMAS C. TODD/ DAVID B. HEARD/ SAM KIRSCHNER/ JERRY I. KLEINMAN/ DAVID T. MOWATT/ PAUL RILEY/SAMUEL M. SCOTT/ JOHN M. VAN DEUSEN Este capitulo es revisién de una monografia de los autores titulada “Heroin Addiction as a Family Phenomenon: A New Conceptual Model” y publicada en el American Journal of Drug and Alcohol Abuse, 1978, 5, 125-150. (C) Marcel Dekker, Inc. Se reproduce con autorizaci6n. Se agradece a Jim Mintz, PhD, Salvador Minuchin, MD, Braulio Montalvo, MA, y Bemice L. Rosman, PhD, por sus titiles comentarios sobre una versién anterior de este capitulo. El drama de la drogadiccién es obvio. Produce violencia, robos, arrestos, intensos picos emocionales, periodos de desesperada ansiedad y muerte por sobre- dosis. Menos obvia, sin embargo, resulta la estabilidad que subyace a estas fluctua- ciones, una estabilidad que incluye al adicto y a su familia. Se trata de fenémenos estables en su previsibilidad, su recurrencia y la funcién que cumplen para la gente involucrada. Este capitulo intenta identificar algunos. de los elementos del proceso ¢ integrarlos en un modelo conceptual. Nos proponemos explicar al lector la evolucién de algunas ideas surgidas de nuestras observaciones e investigaciones, y en lo posible integrarlas con el trabajo de otros investigadores. Nos concentraremos en factores que no siempre se han tenido en cuenta en el cainpo del abuso de drogas y parecen ser muy potentes, especialmente cuando se relacionan con la persistencia de la adiccién. Deseamos enfatizar que, aunque apliquemos un encuadre particular para el uso compulsivo de drogas, no negamos la importancia de las variables fisioldgicas en la adiccién; reconocemos que una droga puede ser muy poderosaen si misma. Aceptamos que, ademas dela familia, también son cruciales los determinantes econdmicos, ambientales y condicionantes, INVESTIGACION SOBRE FAMILIAS DE ADICTOS EI abuso de drogas suele originarse en la adolescencia. Esta vinculado con el proceso normal, aunque problematico, del crecimiento, la experimentaci6ncon nuevas conductas, la autoafirmacién, el desarrollo de relaciones intimas (habitualmente heterosexuales) con gente ajena a la familia, y el abandono del hogar. Kandel y col., [76] extrapolando a partir de sus datos, sugieren que hay tres etapas en el uso 25 adolescente de drogas y cada cual tiene concomitantes diversos. El! primero es e! uso de drogas legales, comoel alcohol, y es principalmente un fendmeno social. El segundo implica el uso de marihuana y también esté influido por los pares. La tercera etapa, el uso frecuente de otras drogas ilegales, parece depender més de la calidad de las relaciones padres-adolescentes que de otros factores. Asi, se concluye que el abuso de drogas més serio es predominantemente un fendmeno familiar, lo cual se corresponde con la conclusién de Blum y col. [17] de que Ja influencia del grupo de pares es nula o escasa mientras la familia permanezca fuerte. Se han publicado por lo menos cinco resefias sobre los factores familiares en la drogadiccién. [67, 80, 127, 134, 150] Estas resefias describen un patron prototipico para familias de adictos masculinos donde la madre est4 involucrada en una reaccién indulgente, apegada, sobreprotectora, abiertamente permisiva con el adicto, que ocupa la posicién de un hijo favorecido. A menudo es “malcriado” [198]. La madre declara que fue el hijo “mas facil de criar” y generalmente era “bueno” cuando era niifio. [51,179] Las declaraciones indican que el padre de los adictos varones es distante, desapegado, débil o ausente.' Las relaciones padre-hijo en las familias de adictos, en contraste con las normales, son descritas por el adicto como muy negativas, con una disciplinaruda e incoherente, especialmente entre aquellos que se inyectan heroina en vez de inhalarla. [41, 84, 93] Se declara que un nimero desproporcionado de padres beben demasiado. [22, 43, 58, 105, 122, 164, 179, 198] ? Schwartzman [130] describe dos tipos dé padres de adictos, un “hombre de paja” autoritario y violento pero facilmente controlado por la madre, y un tipo distante que esta claramente en segundo lugar después de la madre en lo concerniente al poder dentro de la familia. Rosemberg [123] sefiala que los hermanos de los adictos masculinos suelen tener unarelacién més Positiva con el padre. En contraste con los varones, las adictas mujeres parecen estar en abierta competencia con las madres (a quienes consideran sobreprotectoras y autoritarias), mientras que sus padres suelen caracterizarse como ineptos, indulgentes, sexualmente agrcsivos y a menudo alcohdlicos; la probabilidad de incesto es mucho mayor que la normal, (36,43, 190] con estimaciones que se elevan hasta un 90%. [78] Se sefiala una alta incidencia de privacién parental para familias de ambos sexos, muchas de las cuales han experimentado 1a separacién o muerte de un progenitor — mas comunmente el padre— antes de los 16 afios. [39, 43, 67, 80, 111, 123, 182] Sin embargo, esta incidencia ha cambiado en los afios recientes, de modo que los porcentajes de las familias de adictos son ahora mas comparables con la poblacién general. [151] En general, la investigacién en este campo ha progresado desde informes del usuario acerca de su familia a evaluaciones diddicas (por ejemplo, madre-hijo) y conceptos tridicos (padres ¢ hijo), y, con los estudios mds sofisticados, a evaluaciones de la conducta interaccional de toda la familia. * Comoe sefiala en el Capitulo 6, se debe ser cauto con estas conclusiones, pues Kaufman y Kaufman [78] advierticron relaciones padre-hijo apegadas en un 40% de sus casos, sobre todo en ciertos grupos €tnicos. Mas atin, Alexander y Dibb [2] entienden que el padre (antes que 1a madre) asume el papel de intromisién excesiva en ciertas familias de clase media, un patrén que también descubrimos en aproximadamente un 5% de las familias del Programa de Adictos y Familias (AFP). ? Desde luego la distribucién estadistica de este y otros estudios citados en esta seccién se superponen (por ejemplo, algunas familias “normales” también revelan estos patrones). 26 semaine nasntousisuatatiain Contacto adicto-familia En el estudio del abuso de drogas se ha tendido a pasar por alto o desconocer el grado en que los usuarios de drogas crénicos se relacionan con la gente que los crié. En el caso de los adolescentes, una relacién estrecha es natural y evolutivamente adecuada, pucs todavia son menores y en general se supone que no han dejado su hogar. Por otra parte, no es necesariamente obvio que los adictos de alrededor de 30 afios ain se peguen a sus familias de origen. Su edad, su inmersién en la subcultura de la droga, los frecuentes cambios de residencia, tal vez el servicio militar, y otras circunstancias parecen implicar que estén separados, o al menos distanciados, de uno 0 ambos progenitores. Por otra parte, existen abundantes pruebas (presentadas en el Apéndice A) de que, a pesar de sus alardes de independencia, la mayoria de los adictos mantienen estrechos lazos familiares. Aunque no vivan con los padres, tal vez residan en las cercanias; su frecuencia de contacto es mucho mas elevada que la existente entre “normales” comparables, otros grupos de pacientes psiquiatricos 0 aun los abusadores de polidrogas. Este patrén est testimoniado en 15 de cada 17 informes sobre habitos de residencia y 7 de cada 7 informes sobre frecuencia de contacto familiar (estos estudios se resefian en el Apéndice A). Por ejemplo, Perzel y Lamon [113] hallaron que el 64% de los adictos a la heroina entablaban contacto telef6nico diario con por lo menos un progenitor; la cifra para los usuarios de polidrogas es del 51%, y para los normales del 9%. Mas aun, esto parece ser un fenédmeno internacional, pues tasas similares de adictos viviendo con los padres se han hallado en Puerto Rico, Italia, Inglaterra y Tailandia, no s6lo en América del Norte. En sintesis, parece que por lo menos dos tercios de los drogadictos masculinos de menos de 35 afios viven con la gente que los crié y el 80-85% mantienen por lo menos un contacto semanal con estas figuras parentales. En verdad, hemos observado estos lazos intensos con tanta frecuencia, en nuestro trabajo clinico,que ahora somosescépticos cuando un adictonos dice que no vea sus padres con regularidad. Tomamos esas respuestas como maniobras para proteger a la familia y no como afirmacién con validez propia (véanse Capitulos 4y5). Desde luego, vivir con los padres 0 verlos regularmente no es por fuerza indicio de disfuncién. Tales situaciones pueden ser muy naturales, segiin el medio cultural y tnico, y un apego familiar permanente por cierto no implica drogadiccién. Mas importante, quizds, es la calidad y la estructura operativo-funcional dentro de las familias que tienen hijos que abusan de las drogas, y también se debe prestar atencién a la etapa dentro del ciclo de la vida familiar. El apego excesivo, pues, sdlo puede tomarse como medida indirecta de disfuncidn. Sin embargo, ciertas pruebas sefialan que puede ser significativo y valioso para determinar tanto la prognosis para los paradigmas de tratamiento existentes y la direccién para nuevas modalidades terapéuticas. Por ejemplo, Vaillant [182] hall6 que los adictos que se volvianabstemios no vivian con lospadres, y los datos de Zahn y Ball [196] indican que lacuraseasociaba con el no vivir con padres ni parientes. Ambos informes indicaban una correlacién entre la residencia en el hogar de los parientes y la continuidad de la adiccién. Mas atin, en una comparacién de resultados postratamiento realizada por Stanton y col., [171] se encontraron correlaciones significativas entre la regularidad del contacto con un padre y el grado de uso de drogas ilegales[20], asi como del uso de marihuana [23]; las correlaciones eran similares cuando se tenia en cuenta si el adicto vivia con los padres 27

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