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Reg.: A y S t 286 p 285/304. En la ciudad de Santa Fe, a los veintitrés días del mes de octubre del año dos mil
dieciocho, se reunieron en acuerdo los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia
doctores Daniel Aníbal Erbetta, Roberto Héctor Falistocco, María Angélica Gastaldi, Mario Luis Netri y
Eduardo Guillermo Spuler bajo la presidencia de su titular doctor Rafael Francisco Gutiérrez, a fin de dictar
sentencia en los autos caratulados: "MACIEL, JORGE GUSTAVO contra HIJOS DE MANUEL GONZALEZ
S.A. Y OTRO - ACCIDENTE LABORAL - (EXPTE. 19/13) sobre RECURSO DE
INCONSTITUCIONALIDAD (CONCEDIDO CÁMARA) (EXPTE. C.S.J. CUIJ NRO. 21-00510276-3)". Se
resolvió someter a decisión las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿es admisible el recurso interpuesto?
SEGUNDA: en su caso ¿es procedente? TERCERA: en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar?.
Asimismo, se emitieron los votos en el orden que realizaron el estudio de la causa, o sea doctores: Spuler,
Gutiérrez, Netri, Falistocco, Gastaldi, Erbetta A la primera cuestión, el señor Ministro doctor Spuler dijo:
Mediante resolución de fecha 28.07.2015 la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Laboral (fs. 541/542)
resolvió conceder el recurso de inconstitucionalidad deducido por la actora contra la sentencia de fecha
17.11.2014 que resolvió revocar parcialmente la resolución del Juez de Primera Instancia, en cuanto hace lugar a
la reparación integral y confirmarla en todo lo demás, imponiendo las costas de ambas instancias en un 20% a
cargo de la actora y el 80% restante a cargo de la demandada. En el nuevo examen de admisibilidad que le
compete efectuar a esta Corte por imperio del Artículo 11 de la ley 7055 no encuentro razones para apartarme de
lo decidido por el tribunal A quo. Voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión, el señor Presidente doctor
Gutiérrez y el señor Ministro doctor Netri expresaron idéntico fundamento al vertido por el señor Ministro
doctor Spuler y votaron en igual sentido. A la misma cuestión el señor Ministro doctor Falistocco dijo: Mediante
sentencia 392 de fecha 17 de noviembre de 2014 (fs. 477/485) la Sala Primera de la Cámara de Apelación
Laboral de Santa Fe revocó parcialmente la resolución de anterior instancia en cuanto atribuyera responsabilidad
civil con fundamento en el artículo 1113 del Código Civil a la codemandada "Hijos de Manuel González
Sociedad Anónima" por las sumas correspondientes en concepto de reparación integral del daño sufrido por el
actor a consecuencia del accidente acaecido en fecha 19 de agosto de 2005 en circunstancias en que prestaba
tareas para la referida codemandada. Mediante resolución 420 de fecha 28 de julio de 2015 (fs. 541/542), esa
misma Sala, concedió el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por el actor contra la aludida sentencia, por
entender que "...en el caso concreto, la recurrente logra esgrimir una postura que, con seriedad, puede resultar
conducente a configurar una hipótesis de arbitrariedad -con especial atención a las particularidades del presente
caso-; lo cual, sumado a principios como el de economía procesal, seguridad jurídica y a la necesidad de
garantizar la tutela judicial efectiva de los justiciables, conducen a esta Sala a la convicción moral de que es
pertinente, en situaciones como la presente, declarar la admisibilidad del recurso planteado... toda vez que frente
a la eventualidad de que fueran afectados derechos de raigambre constitucional, siempre resulta aconsejable una
interpretación amplia que garantice la efectiva protección de los mismos..." (f. 541v.). El nuevo análisis de
admisibilidad que impone el artículo 11 de la ley 7055, efectuado con los principales a la vista, me conduce a
ratificar esa conclusión, de conformidad con lo dictaminado por el Señor Procurador General (fs. 551/555v.). Por
ello, voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión la señora Ministra doctora Gastaldi dijo: Coincido con el
relato efectuado por el Ministro preopinante. Sin embargo, considero que el remedio debe declararse
inadmisible. Pues de la lectura del memorial recursivo, en confrontación con los antecedentes de la causa, se
evidencia que las alegaciones de la impugnante no traducen más que un mero disenso y una insistencia en sus
propias postulaciones, sin demostrar que la Cámara se hubiere desentendido de los extremos de la litis o que se
configurara un supuesto de apartamiento fáctico o normativo en modo tal de que otra solución se hubiere
necesariamente impuesto. En consecuencia, corresponde declarar inadmisible el remedio intentado. A la misma
cuestión el señor Ministro doctor Erbetta expresó idéntico fundamento al expuesto por el señor Ministro doctor
Spuler y votó en igual sentido. A la segunda cuestión, el señor Ministro doctor Spuler dijo: 1- Surge de autos que
el actor, Jorge Gustavo Maciel inicia demanda por indemnización integral de daños contra la firma de "Hijos de
Manuel González S.A." y/o contra quienes resulten responsables civiles de los daños producidos como
consecuencia del accidente de trabajo sufrido en fecha 19/08/2005 y contra Prevención A.R.T. S.A. en el marco
de lo dispuesto por la ley 24.557 (fs. 15/28). Sostiene que trabajó en forma no registrada para la demandada
durante aproximadamente 10 años como peón rural hasta el 19/08/2005. Que "... en fecha 19/08/2005 sufrió un
accidente mientras montaba a caballo cumpliendo tareas laborales habituales en el predio ubicado en la zona
rural de Naré, departamento San Justo, Provincia de Santa Fe, propiedad de la firma co-demandada...". Expresa
que el día del accidente el encargado del campo, el señor Mondino (ya fallecido) le impartió la orden de trasladar
a caballo medio rollo de alambre a los fines de la reparación y/o reemplazo de los alambrados existentes en los
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cercos del predio rural y, en estas circunstancias, afirma que se cae del equino, golpeándose la parte izquierda de
la cara, lo cual le lesionó severamente el ojo, frente y pómulo del rostro. Manifiesta que "... debió ser trasladado
de urgencia a un nosocomio de la ciudad de San Justo donde recibió asistencia primaria... fue su padre quién,
con la ayuda de un vecino (el señor Horacio Odriozola) que se prestó solidariamente para auxiliarlo, lo
transportó en su vehículo hasta la mencionada localidad de San Justo..." (f. 16). Destaca el hecho de que la
distancia de 20 a 30 km provocó una demora perjudicial en la atención médica del actor, el cual tuvo que ser
trasladado al día siguiente al Hospital José María Cullen de la ciudad de Santa Fe, donde permaneció internado
unos 15 días aproximadamente. Señala que: "... no se lo había capacitado en materia de medidas de seguridad ni
se le brindaron los elementos de seguridad necesarios...". Manifiesta luego, que la co-demandada A.R.T le abonó
la pertinente prestación dineraria mensual por Incapacidad Laboral Permanente, que el 10/04/2006 fue evaluado
por la Junta Médica de la A.R.T., que le determinó una incapacidad parcial y definitiva del 65%, a la cual se
arriba mediante una reducción infundada e irrazonable del 1,34%, dado que el resultado de su incapacidad era
del 66,34% por lo que afirma que la A.R.T. no le abonó las sumas debidas según la normativa vigente. Citada y
emplazada comparece la co-demandada "Hijos de Manuel González S.A." y en su responde a fs. 113/135 niega
en forma genérica y particular, la veracidad de los dichos del actor y afirma que "... el señor Higinio Humberto
Vega era peón en el campo de Naré... y a su ingreso declara a Maciel Jorge como nieto y cobra por él asignación
familiar por hijo hasta febrero de 1998..." (f. 115 vta.). Manifiesta que vivía en el campo y su actividad era
cuidarle los animales a su abuelo y que el accidente se produjo cuando se encontraba ayudándolo en la
reparación de los alambrados que se encontraban a exclusivo cargo del señor Vega. Afirma que "... no negamos
que al señor Maciel se le requería en cuestiones puntuales y absolutamente esporádicas, para tales tareas se le
tomaba un seguro temporario... " (f. 116). Dice que una vez producido el accidente, de buena fe lo denuncia a
Prevención A.R.T S.A. aún cuando no se encontraba trabajando para la empresa, sino que lo estaba haciendo
para su abuelo. Sostiene la inaplicabilidad del derecho común, la existencia de eximentes de responsabilidad, la
ausencia de incapacidad laboral práctica, la improcedencia de todo daño material, moral y pérdida de chance. A
su vez comparece la co-demandada Prevención A.R.T. S.A. y en su contestación (a fs. 175/181) dice que el actor
no se encontraba denunciado ante ella por parte de la empleadora, la que si contaba con contrato de afiliación, lo
cual queda comprendido en el supuesto descripto por el artículo 28 inciso 2 de la L.R.T., haciendo expresa
reserva del derecho de repetir de la empleadora todas las erogaciones que demanda la atención del actor.
Reconoce que el 19/08/2005 el actor sufrió un accidente de trabajo, el cual fue denunciado ante ella el
24/08/2005, otorgándose desde allí las prestaciones correspondientes según la normativa aplicable. Ratifica que
le abona al actor la I.L.P con un grado de incapacidad del 65%, niega que haya existido reducción alguna del
mismo y reconoce que aún se encuentra pendiente el pago de la incapacidad laborativa definitiva toda vez que la
Comisión Médica no se ha podido expedir. 2- Pasado los autos a fallo, el Juez de Primera Instancia mediante
Resolución n° 752 del 14/11/2012, resolvió "I. Rechazando el planteo de nulidad y la impugnación subsidiaria
de la pericia médica formulada por Prevención A.R.T. S.A. a fs. 298/300, con costas a su cargo. II. Declarando
la inconstitucionalidad de los arts. 14.2 b, 21, 39 inciso 1, y 46 apartado 1° de la Ley 24.557, y -de oficio- la del
art. 16 del Decreto n° 1694/2009. III. Haciendo lugar a la demanda, condenando a las demandadas "Hijos de
Manuel Gonález Sociedad Anónima" y Prevención Aseguradora de Riesgos del Trabajo Sociedad Anónima a
pagar al actor, señor Jorge Gustavo Maciel, en el plazo de diez días, los rubros acogidos de acuerdo los
considerandos precedentes y sintetizados en los considerandos Nros. 31 y 32 respectivamente. IV. Las sumas en
concepto de reparación integral, a cargo de "Hijos de Manuel González Sociedad Anónima" y las prestaciones
dinerarias del Sistema de la Ley 24.557 a cargo de Prevención Aseguradora de Riesgos del Trabajo Sociedad
Anónima, devengarán intereses conforme considerandos nros. 30 y 18 respectivamente, que se computarán
desde la fecha que allí se indican hasta el respectivo pago. V. Imponiendo costas del juicio a la parte demandada
(art. 101 C.P.L) en forma proporcional al monto final que cada una de las co-demandadas deban abonar y
difiriendo la regulación de honorarios hasta la existencia de liquidación final de capital e intereses". Sostuvo la
sentenciante respecto a la pretensión de la actora de reparación integral -que es lo que interesa al recurso en
examen- que la empleadora co-demandada, "HIJOS DE MANUEL GONZALEZ S.A." entiende inaplicable el
derecho común "... en tanto la actora debe acreditar la existencia de la cosa (art. 2311 LCT.) su vicio o riesgo, el
daño, y la relación causal que no constan en autos...". Manifiesta que sostiene como factor de atribución el
riesgo propio de la actividad laboral rural, y el equino -cosa riesgosa- del que cae. Que en uno y otro caso,
afirma que coincide con su planteo, en cuanto a que como concepto jurídico "cosa" involucra a una y a otro. Y
en tales condiciones, entiende, que no asiste razón a la empleadora demandada en cuanto a que haya debido
acreditarse en autos su existencia y su riesgo, porque uno y otro han quedado evidenciados a lo largo del
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proceso. Señala que el equino es referido en la documental acompañada por la A.R.T en la denuncia de
accidente (fs. 142), en la Planilla de Investigación de Accidentes (fs. 144 y fs. 146), destacándose justamente en
esta última foja (146) una aclaración que dice: "El caballo que montaba es un animal de seis años, manso y
acostumbrado al trabajo. Aperos en buenas condiciones y bien desvasado. Al ocurrir el accidente el equino
queda quieto junto al trabajador." De ese documento expresa que surgen dos cosas: que verdaderamente el
equino intervino en el accidente, y que la empleadora no negó que fuera de su propiedad. Por tanto, afirma, que
está probado en autos la "existencia de la cosa" y su carácter riesgoso. En relación al daño, señala que se
encuentra ampliamente probado en el proceso con la información médica agregada a los autos. Respecto de la
relación causal, reconoce que no existen detalles que permitan ponderar o analizar la mecánica del hecho. Pero
no puede dejar de tener presente la naturaleza de la prestación laboral, dado que así como el trabajador urbano
suele estar rodeado de sus propios compañeros de tareas, sea en la obra, en la fábrica, en la oficina o en las
cuadrillas de operarios que trabajan en la calle, no es inusual para el trabajador rural el cumplimiento de tareas
en soledad, sin que exista -muchas veces- posibilidad de contar con testigos directos de los hechos. Para el caso
de autos, la relación de causalidad surge de la secuencia que se inicia cuando el trabajador sale -sano- a cumplir
con una tarea, y regresa -por sus propios medios- con un grave daño en su físico, sin que nada ni nadie explique
un hecho que intermedie, ni del propio trabajador ni de un tercero por quien no haya que responder. Por otra
parte, observa que son los médicos los que sostienen que el daño físico es atribuible al accidente, y son las
constancias de autos las que hablan de que a raíz del golpe el trabajador perdió el conocimiento. Por breve que
haya sido esa pérdida de conocimiento, no se puede reclamar al siniestrado una explicación detallada del suceso,
porque sencillamente no la puede brindar. Concluye por ende, que procede la pretensión de reparación integral
contra la firma accionada en su carácter de empleadora, y del monto total de condena deberá descontarse -hasta
su concurrencia- la suma que por su parte deberá abonar la Aseguradora de Riesgos de Trabajo, obligada por las
prestaciones de la Ley 24.557. 3- Contra dicho pronunciamiento, a f. 380 la co-demandada "Hijos de Manuel
González S.A." interpone recurso de nulidad y apelación de conformidad con lo establecido por los arts. 108,
109 y c.c. del C.P.L y a f. 394 la co-demandada Prevención Aseguradora de Riesgos de Trabajo S.A. La primera
de ellas se agravia, señalando que: 1) El actor no era empleado de la firma "Hijos de Manuel González S.A." y
sólo colaboraba con el trabajo familiar que le encomendaba su abuelo, el señor Vega; 2) El A quo debió esperar
a contar con sentencia firme en los autos caratulados: "MACIEL, Jorge Gustavo c/ Hijos de Manuel González
S.A y Otro s/ Accidente Laboral" -Expte. 277 - Año 2007 de trámite por ante el mismo juzgado respecto de si
existió o no relación de empleo para decidir sobre la existencia del accidente laboral; 3) La inexistencia absoluta
que acredite que el señor Maciel tuvo un accidente por caída de un equino en ocasión de trasladar un rollo de
alambre. En relación a ello, destaca que es el propio actor el que desconoce si se cayó de un caballo o si se chocó
un árbol; 4) El A quo no ponderó la existencia del trabajo benévolo que realizaba el actor con su abuelo, que era
en definitiva el único beneficiado de su esfuerzo laboral; 5) El hecho de que el Juez dejó de lado el "hecho
nuevo" mediante el cual se acreditó la capacidad restante del actor para realizar tareas como peón rural y 6)
Dado que no ha podido probarse que el accidente se ha producido como consecuencia de la caída de un caballo,
no existe causa fuente probada que genere su responsabilidad civil; "... y al no haber 'cosa riesgosa' de propiedad
de mi mandante, no existe responsabiliad civil y si no existe dicha responsabilidad no procede indemnización
alguna...". Contesta, luego la co-demandada Prevención Aseguradora de Riesgos del Trabajo S.A. los agravios
de la recurrente y expresa, en síntesis, los suyos : 1) En primer lugar, recuerda que su parte fue traída al proceso
como consecuencia de una denuncia realizada por un empleado de la propia co-demandada, la que sin embargo
negó categóricamente toda relación laboral y agrega que "... luce en extremo autocontradictorio, pero nada
ingenuo, negar el vínculo laboral, pero -paralelamente- denunciar como accidente de trabajo lo ocurrido..." (f.
441 vta.), reservándose por ello el derecho de repetir toda erogación efectuada por su parte, 2) Se agravia en lo
atinente al rechazo de nulidad e impugnación subsidiaria de la pericia médica obrante en autos, impugna la
segunda pericia (fs. 288/289) en virtud de la cual el perito realiza una ampliación en la que se cambia el grado de
incapacidad. 4- En fecha 17/11/2014 la Sala I de la Cámara de Apelación del Trabajo resolvió: "hacer lugar
parcialmente, según los fundamentos precedentes, al recurso de apelación intentado por la co-demandada "Hijos
de Manuel González S.A.", debiéndose revocar parcialmente la resolución del Juez de Primera Instancia en
cuanto hace lugar a la reparación integral y confirmándola en todo lo demás; imponiendo las costas de ambas
instancias en un 20% a cargo de la actora, y el 80% restante a cargo de la demandada. " 5- Contra dicho
decisorio la actora interpone recurso de inconstitucionalidad, con fundamento en el Artículo 1, Inciso 3, Ley
7055, sosteniendo que la Sala en la sentencia dictada incurrió en "arbitrariedad fáctica y normativa", no siendo
en consecuencia derivación razonada del derecho vigente. Del memorial recursivo -no obstante su confusa y
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repetitiva exposición y las diversas tachas que imputa al decisorio- el recurrente, en definitiva, se agravia de que
la Sala mediante una interpretación irrazonable del artículo 1113 del Código Civil incurrió en
"autocontradicción" por tener por acreditado el accidente laboral y hacer lugar al reclamo fundado en el régimen
de la ley 24.557 y rechazar la pretensión resarcitoria fundada en el derecho común -artículo 1113 del Código
Civil- por considerar que no existen pruebas que acrediten la relación de causalidad entre el hecho y el daño.
Afirma, que para arribar a dicha conclusión la Sala consideró que: a) La configuración de la responsabilidad
objetiva por el hecho de una cosa requiere necesariamente la prueba de la existencia de un daño en cuyo
acaecimiento haya ejercido una influencia causal decisiva la cosa o su riesgo o vicio y que el accionante debe
probar la condición necesaria del perjuicio, circunstancia que hace presumir que dicha condición era adecuada
para la producción del resultado, todo lo cual no se ha acreditado en autos. b) Que Mondino, encargado del
predio rural efectuó la denuncia ante la Aseguradora en base a los "comentarios de familiares" y no porque él
haya presenciado el evento dañoso. c) Que el actor no recuerda si se golpeó contra el suelo producto de la caída
del caballo o que no cayó al suelo pero que se golpeó contra un árbol cuando iba en plena marcha. d) Que no
surgen de autos elementos probatorios que acrediten que el siniestro ocurrió y que el daño producido al
trabajador fue consecuencia del accidente producido cuando estaba cumpliendo tareas a las órdenes de la
empresa demandada. En sustento del agravio esgrimido sostiene que si bien el actor debe probar la condición
necesaria "del perjuicio", dicha condición está ínsita en las tareas desarrolladas por el actor y "... no cabe duda
que el daño experimentado..." se conecta causalmente con el accidente, todo lo cual subsume el caso en el
artículo 1113 del Código Civil (segunda parte, segundo párrafo) siendo aplicable la teoría del riesgo creado
como factor objetivo de atribución de responsabilidad. Que el hecho que Mondino haya manifestado que las
circunstancias del caso las sabía por los "comentarios de familiares" de Maciel carecen de entidad suficiente para
dispensar a la empleadora de la reparación integral al trabajador. Que tampoco dispensa su responsabilidad que
el actor no recuerde cómo se produjo el accidente, lo que es común en un predio rural por cuanto el golpe
sufrido por el actor lo fue montado en el equino -cosa riesgosa- y cumpliendo tareas en el predio rural para la
firma demandada. Agregando, por último, que contrariamente a lo sostenido por el A quo existen sobradas
pruebas que acreditan, no sólo que el siniestro ocurrió, sino que el daño que el mismo le produjo fue
consecuencia del accidente acaecido cuando estaba cumpliendo tareas a las órdenes de la empresa demandada.
Señala, al efecto, los testimonios rendidos en autos, las documentales médicas, la denuncia del accidente de
trabajo ante la A.R.T -reconocimiento expreso de la empleadora del infortunio del trabajador- las periciales
médicas y psicológicas y el examen médico efectuado por la propia A.R.T. Finalmente, afirma, que en autos
quedó debidamente acreditado que el actor probó el carácter peligroso de los trabajos realizados, y al no haber
probado las demandadas la culpa de la víctima o de un tercero por quien no debieran responder resulta
responsable de las consecuencias dañosas (artículo 1113, Código Civil). 6- Se adelanta que el presente recurso
no ha de tener favorable acogida. Un detenido estudio de la sentencia recurrida, en confrontación con el agravio
vertido por el compareciente en el recurso de inconstitucionalidad deducido, permiten concluir que la tacha de
"autocontradicción" que imputa al decisorio no surge configurada en el pronunciamiento dictado, y por ende, no
merece reproche constitucional alguno. En efecto, consideró la Sala en primer lugar que de la prueba aportada a
la causa se acreditó que: a) Maciel sufrió el 19/08/2005 y estando en el predio que la demandada tiene en la
localidad de Naré, departamento de San Justo, Provincia de Santa Fe un accidente que le ocasionó trágicamente
lesiones en el ojo, la frente, pómulo y parte izquierda de su rostro. Dichas circunstancias, de tiempo y lugar no
pueden en modo alguno ser soslayadas.; b) El mismo se encontraba reparando, conjuntamente con su abuelo los
alambrados del predio de la demandada; c) Mondino encargado del predio al momento de acaecimiento del
accidente fue quien denunció lo sucedido a la A.R.T. (fs. 142/146). Señaló luego, que también quedó acreditado
que el actor era empleado de la firma "Hijos de Manuel González S.A". según surge de los autos "MACIEL,
Jorge Gustavo c/ HIJOS DE MANUEL GONZALEZ S.A. y Otro s/ Accidente Laboral" - (Expte. 277 - Año
2007) tramitado ante el mismo Juez de Primera Instancia donde se reconoció la existencia de la relación laboral
mediante resolución n° 697 de fecha 26/10/2012 sentencia que debidamente notificada, adquirió firmeza para las
partes. Estiman, que a igual conclusión, se arriba de las probanzas rendidas en autos, entre las cuales se pueden
destacar: 1) que Mondino, encargado de la empresa co-demadada (f. 145 in fine) denuncia el suceso ante la
A.R.T. como un "accidente de trabajo" (f. 142) e incluso otorga especificaciones del vínculo laboral que une a
las partes: Zona rural, peón agropecuario (f. 143), turno habitual de trabajo de 7 a 11hs. y de 15 a 19 hs. (f. 144).
Dicha conducta, en palabras de la propia A.R.T. : "... luce en extremo autocontradictorio, pero nada ingenuo,
negar el vínculo laboral, pero -paralelamente- denunciar como accidente de trabajo lo ocurrido" (f. 441 vta.); 2)
Asimismo, resultan esclarecedoras en torno a este punto, las testimoniales rendidas por el señor Horacio
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Odriozola: "Si trabajaba y lo se porque somos vecinos" (f. 253) y la Señora Alicia Beatríz Molina: "Si trabajaba
y lo se porque somos vecinos" (f. 255); 3) La propia demandada, al contestar los agravios de la A.R.T., a f. 451
expresa que: "... acá el único hecho acreditado es que la A.R.T. que no es justamente una sociedad de
beneficencia hizo lugar a las prestaciones al actor, por una denuncia efectuada en la cual se detalló claramente
que era un trabajador ocasional...". Refiere en relación a este primer aspecto, que un análisis exhaustivo y
coherente de las probanzas rendidas en autos y dentro del esquema diseñado por la L.R.T. que las mismas
resultan conducentes y suficientes para determinar que Maciel, no sólo ha sufrido la lesión objeto de la litis en el
lugar, sino también "en ocasión de trabajo"; interviniendo justamente, el débito laboral y las circunstancias
propias de la prestación del servicio como una condición razonablemente relevante del accidente sufrido por él.
Advierten además, que la situación descripta en autos debe ser analizada conjuntamente con las características
particulares del débito laboral que desarrollaba Maciel y en particular con el hecho de que las tareas eran
cumplidas en un predio rural, distante de los centros de atención médica, motivo por el cual el actor tuvo que ser
trasladado, en un primer momento, de urgencia al Samco de San Justo para luego recibir atención definitiva en el
Hospital Cullen de esta ciudad. Dichas circunstancias no deben ser soslayadas al momento de la calificación del
hecho dañoso como accidente laboral acaecido "en ocasión de trabajo", toda vez que puede inferirse,
razonablemente, que el retraso en la atención médica recibida por el actor influyó indefectiblemente en el daño
final sufrido por el trabajador, motivo por el cual consideran que debe mantenerse la condena en los términos
descriptos por el A quo respecto de las prestaciones establecidas por la Ley 24.557. Por el contrario, consideran
que no se acreditó en autos dentro de los parámetros exigidos por el derecho común, que el daño sufrido por el
trabajador ha sido como consecuencia de la caída de un caballo mientras Maciel trasladaba un rollo para arreglar
los alambres del predio rural. Señalan que la actora fundó la existencia de responsabilidad objetiva de la
empleadora, argumentando como factor objetivo de atribución la actividad riesgosa que desempeñaba y la
intervención de una cosa riesgosa -un equino- (f. 25). Y así lo consideró el A quo, al entender que quedó
debidamente acreditado la intervención en el suceso del mencionado animal, haciendo referencia a la Planilla de
Investigación de accidentes en los siguientes términos: "... De este documento... surgen dos cosas: que
verdaderamente el equino intervino en el accidente, y que la empleadora no negó que fuera de su propiedad.
Tampoco lo hizo en el proceso judicial. Por tanto, está probado en autos... la 'existencia de la cosa' y su carácter
riesgosa...". Sin embargo, consideran que el Juez de baja instancia omitió ponderar, en este aspecto, que el
documento referenciado puntualiza que los dichos de Mondino encargado del predio, son consecuencia de "...
los comentarios recibidos de los familiares..." de Maciel y no porque él ha presenciado el evento dañoso. En
otras palabras "... Mondino ha denunciado ante la A.R.T. lo que los familiares y el actor le manifestaron. A igual
conclusión debe arribarse, en este aspecto, en torno a las testimoniales producidas en la causa". Consideran, por
ello, que de las probanzas rendidas en autos no existen elementos suficientes que permitan determinar
verosímilmente la mecánica del siniestro y así lo ha reconocido el propio A quo a f. 375 "... es verdad que no
existen detalles que permitan ponderar o analizar la mecánica del hecho"; para agregar, luego, que: "... Para el
caso de autos, la relación de causalidad surge de la secuencia que se inicia cuando el trabajador sale -sano- a
cumplir con una tarea, y regresa -por sus propios medios- con un grave daño en su físico, sin que nada ni nadie
explique un hecho que intermedie, ni del propio trabajador ni de un tercero por quien no haya que responder...".
Una interpretación tan genérica puede dar lugar, so pretexto de la teoría del riesgo creado (artículo 1113, Código
Civil), a interpretaciones arbitrarias e irrazonables que busquen imputar al dueño o guardián de las cosas, sin
mayores elementos probatorios, todas y cada una de las consecuencias dañosas que se producen durante la
jornada laboral en el predio rural. La sola existencia del daño no puede -sin más- considerarse como
consecuencia de la intervención de una cosa riesgosa y generadora de la responsabilidad integral de la
empleadora y que desafortunadamente, ni siquiera Maciel recuerda con exactitud la mecánica del accidente,
como bien lo destaca el perito doctor Conrado Aparo: "... producto de una caída de caballo o golpe con un árbol
no recuerda bien ya que tuvo pérdida temporaria de conocimiento...". Afirman que en el ámbito del derecho
común y estando la carga de la prueba en cabeza del actor deben necesariamente concluir que no se han
acreditado los extremos que harían aplicables la responsabilidad integral de la empleadora, en particular la
mecánica del accidente y la relación de causalidad. Que ello es así, toda vez que, ya fuera del micro-sistema
diseñado por la L.R.T., y a los fines de que prospere la acción civil intentada por la actora, se requiere de una
prueba de vasto alcance que acredite los extremos de la responsabilidad del derecho común y, en particular, el
nexo de causalidad entre el evento y el daño sufrido. Tal razonamiento seguido por el tribunal A quo luce
razonable, guarda coherencia y logicidad interna. En efecto, ya sea que se entienda que el damnificado debe
demostrar que el daño ha obedecido al riesgo o vicio que engendra o padece la cosa, o bien que se considere que
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a aquél le bastará con acreditar la intervención de la cosa y su conexión causal con el daño -presumiéndose a
partir de ello que el detrimento ha sido generado por el riesgo o vicio de la cosa-, cabe remarcar que, cualquiera
sea la postura que se adopte, estando controvertido en autos que la cosa en cuestión haya sido la causante del
daño, es a la víctima a quien incumbe probar la relación de causalidad adecuada entre ambos (v. por todos, Trigo
Represas, Félix A. y López Mesa, Marcelo J. "Tratado de la Responsabilidad civil", La Ley, 2004, T III, págs.
358/360.) (A y S. T. 274, pág. 236/242). La solución brindada por la Sala, a juicio del compareciente, es
autocontradictoria por considerar el Oficio acreditado el accidente laboral sufrido por Maciel y juzgar
procedente la indemnización fundada en la Ley 24.557, e improcedente la pretensión resarcitoria fundada en el
derecho común (artículo 1113 del Código Civil). Corresponde, entonces, analizar si tal vicio se encuentra
configurado en la sentencia dictada. Sabido es, que conforme reiterada jurisprudencia de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación y de esta Corte el vicio de "autocontradicción" se da cuando una sentencia padece
irremediable incongruencia interna, de suerte que las proposiciones esenciales que la integran resultan
incompatibles entre sí y que, para tornarlas inteligibles sea menester hacer aportes argumentales extraños a su
contenido. No ocurre, empero, tal cosa en el sub-judice. En efecto, no puede afirmarse que las proposiciones que
el compareciente entiende autocontradictorias sean irreconciliables y constituyan una antinomia a punto tal de
aniquiliarse mutuamente. Y es que, conectando ambas proposiciones surge que la Sala consideró que de las
pruebas rendidas en autos y dentro del esquema diseñado por la L.R.T. las mismas resultan conducentes y
suficientes para determinar que Maciel, no sólo ha sufrido la lesión objeto de la litis en el lugar, sino también en
"ocasión de trabajo" interviniendo, justamente el débito laboral y las circunstancias propias de las prestación del
servicio, como una condición razonablemente relevante del accidente sufrido por él. Empero, no consideró que
la prueba de la responsabilidad extrasistémica rendida en autos fuese suficiente a los efectos de acreditar el
"nexo de causalidad adecuado" entre el hecho, la cosa riesgosa y el daño acaecido. Se advierte así, que las
conclusiones a que arriba el decisorio no se fundan en proposiciones que niegan y afirman, al mismo tiempo,
una determinada situación jurídica, sino que, por el contrario se sustentan racional y lógicamente, cumpliendo
con la exigencia de motivación suficiente como condición de validez de los fallos, que se identifica en el caso,
con que ellos sean derivación razonada del derecho vigente con aplicación a las circunstancias comprobadas de
la causa. En definitiva, los fundamentos expuestos por el tribunal A quo para arribar a la solución adoptada, son
fruto del análisis y valoración de los elementos probatorios aportados por ambas partes, guardan coherencia
lógica suficiente, superando, en consecuencia el "test de constitucionalidad" para mantener su validez como acto
jurídico jurisdiccional. En virtud de lo expuesto el agravio del recurrente, tal como surge de la reseña expuesta
en el apartado 5 sólo traduce una mera discrepancia con la valoración e interpretación que de los hechos, pruebas
y derecho aplicable efectuó la Sala, materia que es privativa de los jueces de la causa y ajena, en principio, al
recurso reglado por la Ley 7055. Voto, en consecuencia, por la negativa. A la misma cuestión el señor Presidente
doctor Gutiérrez y el señor Ministro doctor Netri expresaron idénticos fundamentos a los expuestos por el señor
Ministro doctor Spuler y votaron en igual sentido. A la misma cuestión el señor Ministro doctor Falistocco dijo:
Encontrándose objetada la validez constitucional del fallo dictado por la Alzada, el detenido estudio de las
cuestiones esenciales involucradas en la litis, aporta el convencimiento que el recurso excepcional interpuesto
merece favorable acogida al comprobar que la Cámara ha conferido un tratamiento irrazonable al caso debatido,
adoptando una solución que connota arbitrariedad al apartarse de los cánones de motivación y fundamentación
exigibles y, por ende, de la correcta resolución de la causa, con afectación de los principios y garantías
constitucionales invocados, resultando tales deficiencias decisivas para la suerte de lo fallado en el "sub lite".
Liminarmente, resulta imperioso remarcar que si bien es cierto que los agravios esgrimidos remiten al examen
de cuestiones de hecho, prueba y derecho común, que en principio no habilitarían la vía intentada (por ser
materias privativas de los jueces ordinarios), en el "sub lite" corresponde hacer excepción a dicha regla al
comprobar que la solución de los Sentenciantes omitió ponderar circunstancias fácticas conducentes para la
solución del litigio a la luz de las previsiones del artículo 1113 del Código Civil, lo cual determina que aquélla
no puede ser vista como la necesaria derivación del derecho vigente con aplicación a las circunstancias
comprobadas de la causa. En efecto: 1. El A quo -en lo que aquí resulta materia de análisis- revocó el fallo de
primera instancia por cuanto consideró que de acuerdo a las probanzas rendidas en autos, no existían elementos
suficientes que permitan determinar verosímilmente la mecánica del siniestro y que "...una interpretación tan
genérica puede dar lugar, so pretexto de la teoría del riesgo creado (art. 1113 del C.C.), a interpretaciones
arbitrarias e irrazonables que busquen imputar al dueño o guardián de las cosas, sin mayores elementos
probatorios, todas y cada una de las consecuencias dañosas que se producen durante la jornada laboral en el
predio rural." Y que "La sola existencia del daño no puede -sin más- considerarse como consecuencia de la
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intervención de una cosa riesgosa y generador de responsabilidad integral de la empleadora." (f.481v.). En ese
orden, destacó que ya fuera del micro-sistema diseñado por la ley de riesgos del trabajo y a los fines de que
prospere la acción civil intentada en autos, se requiere de una prueba de basto alcance que acredite los extremos
de la responsabilidad del derecho común y, en particular, el nexo de causalidad entre el evento dañoso y el daño
sufrido. Añadió a esa inteligencia que, por el contrario, el planteo del accionante fue exiguo y no ha acreditado
la mecánica de producción del evento dañoso ni la intervención de "la cosa riesgosa", siendo que la
responsabilidad objetiva por el hecho de una cosa requiere necesariamente la prueba de la existencia de un daño
en cuyo acaecimiento haya ejercido una influencia causal decisiva o relevante la cosa o su riesgo o su vicio. Y
que "El accionante debe probar la 'condición necesaria' del perjuicio, circunstancia que hace presumir que dicha
condición era adecuada para la producción del resultado; todo lo cual no ha quedado plasmado en autos." (f.
482). Asimismo, destacó que "...desafortunadamente, ni siquiera el Sr. Maciel recuerda con exactitud la
mecánica del accidente, como bien lo destaca el perito Dr. Conrado Aparo '...producto de una caída de caballo o
golpe con un árbol no recuerda bien ya que tuvo pérdida temporaria de conocimiento.'" (fs. 271 y 481v.). 2. Sin
embargo, al analizar anteriormente la responsabilidad que correspondía por vía sistémica (ley 24557), la Sala
entendió que de un análisis exhastivo y coherente de las probanzas rendidas en autos, las mismas resultan
contundentes y suficientes para determinar que el Sr. Maciel "no sólo ha sufrido la lesión objeto de la litis en el
lugar, sino también 'en ocasión del trabajo', interviniendo, juntamente, el débito laboral y las circunstancias
propias de la prestación del servicio como una condición razonablemente relevante del accidente sufrido por él."
(f. 480v.). A ello agregó que "La situación descripta en autos, a su vez, debe ser analizada conjuntamente con las
características particulares del débito laboral que desarrollaba el Sr. Maciel y en particular con el hecho de que
las tareas eran cumplidas en un predio rural, distante de los centros de atención médica, motivo por el cual el
actor tuvo que ser trasladado, en un primer momento, de urgencia al Samco de San Justo para luego recibir
atención definitiva en el Hospital Cullen de esta ciudad." (f. 480v.). Y así, concluyó al respecto que "Dichas
circunstancias no deben ser soslayadas al momento de la calificación del hecho dañoso como accidente acaecido
'en ocasión del trabajo', toda vez que puede inferirse, razonablemente, que el retraso en la atención médica
recibida por el actor influyó indefectiblemente en el daño final sufrido por el trabajador..." (f. 480v.). 3.
Conforme fuera adelantado "ut supra", esta respuesta jurisdiccional deja un vacío ostensible de fundamentación.
3.1. En efecto, resultaba conducente para la suerte del litigio y omitido de valorar -a los fines de acreditar el
nexo de causalidad adecuado- el reconocimiento que del accidente efectúa el empleador en su responde, cuando
manifiesta que "...las quemas de pastizales... dañaban los alambrados, la reparación de los mismos era a su
exclusivo cargo y para tales tareas utilizaba los servicios del Sr. Maciel, es en dicha oportunidad cuando sufre el
accidente..."; que "...en dicho arrendamiento se establecía que la totalidad de los alambrados debía estar en
perfecto estado. Es en dicha oportunidad que el Sr. Vega se ve en la obligación de repararlos, para lo cual el
ponía su trabajo y mi mandante los materiales..." y que "...no negamos que al Sr. Maciel se le requería en
cuestiones puntuales y absolutamente esporádicas, para tales tareas se le tomaba un seguro temporario."
Seguidamente, destacándolo con negritas y subrayado, agrega que "Mi mandante, de buena fe, cuando se
accidentó, dada la gravedad del accidente solicitó que se le atienda a Prevención, pero al momento del accidente
no estaba trabajando para mi mandante sino para su padre, realizando tareas de reparación de alambrados
perimetrales..." (f. 116). Este reconocimiento del accidente en ocasión de estar Maciel reparando alambrados en
el predio de su propiedad, coincide con lo expresado por el actor en su demanda y ante el perito médico (f. 271);
así como con lo declarado por los testigos (Vega a f. 251, Odriozola a f. 253, Molina a f. 255, Ayala a f. 257);
declaraciones que fueran descartadas por el A quo "por no haber presenciado el evento dañoso", quien de ese
modo se desentendió de tenerlos en cuenta como meros indicios que adquieren mayor valor convincente si son
complementados con otros elementos asertivos de carácter coincidente. 3.2. Por otra parte, la argumentación de
la Sala evidencia autocontradicción al valorar "las características particulares del débito laboral" como
determinantes de la responsabilidad en el marco de reparación por vía sistémica mas omitiendo su consideración
en los términos de la responsabilidad civil. En efecto, la omisión de ponderar -al analizar los presupuestos de la
responsabilidad civil- las circunstancias que sí menciona para determinar la responsabilidad sistémica (entre
ellos, el tipo de actividad que el trabajador se encontraba realizando -traslado a caballo de un rollo de alambre- y
los riesgos que ello podría implicar, la distancia del lugar en que aconteció el accidente con los centros de
atención médica y sus efectos en el cuadro padecido, que el empleador no poseía los elementos de seguridad
requeridos para las tareas rurales, ni elementos y medios para primeros auxilios en casos de accidentes como el
de autos), no puede tolerarse desde el linaje constitucional desde que resultaban extremos determinantes a fin de
dar adecuada respuesta al planteo. Así, omitió considerar el A quo que Maciel, luego de recibir la orden del
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capataz de trasladar -a caballo, pues no se contaba con otra movilidad- medio rollo de alambre a los fines de su
utilización en la reparación y/o reemplazo de los alambrados existentes en el predio rural, sale sano a realizar la
tarea y regresa lesionado (tal como concluyera el juez de baja instancia), tras sufrir un accidente mientras
prestaba tareas para el empleador, en el campo de su propiedad (f. 480 segundo párrafo), circunstancias que -
como ya se señaló- el propio empleador reconoce al contestar la demanda (f. 116). A estas circunstancias se
agregan otras (también puestas de manifiesto por el juez de primer grado de conocimiento, pero omitidas de
ponderar por el A quo): el riesgo propio de la tarea encomendada -traslado de un rollo de alambre- por la
precariedad e inseguridad del modo en que fue llevada a cabo -a caballo-, así como la falta de elementos de
seguridad mínimos que hubiesen prevenido e incluso evitado el hecho dañoso, como también la ausencia de
elementos de primeros auxilios en el establecimiento y la distancia existente entre el predio rural y los centros de
salud más cercanos, circunstancias que redundaron en el retraso en la atención médica recibida; ésto último -en
términos de la propia Sala al evaluar la procedencia de la responsabilidad sistémica- "...influyó
indefectiblemente en el daño final sufrido por el trabajador..." (f. 480vta., último párrafo). 4. De este modo, el A
quo omitió ponderar adecuadamente la responsabilidad civil del empleador -en los términos del artículo 1113 del
Código Civil- por el accidente ocurrido en el lugar y en ocasión del trabajo, encontrándose el trabajador
cumpliendo una orden impartida por su empleador -a través del capataz- de reparar los alambrados del predio
rural; accidente que el propio empleador reconoció al contestar la demanda (f. 116) y respecto del cual sólo
podría haberse eximido acreditando culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder (prueba que
estaba a su cargo). En efecto, soslayó el A quo analizar si el empleador -al determinar la tarea a realizar -traslado
de un rollo de alambre- y el modo de realizarla -a caballo, sin haber proveído al operario de maquinaria
(camioneta, tractor, u otro) y/o de elementos de seguridad que podrían haber evitado el daño- impuso una
actividad riesgosa para el trabajador, que finalmente devino en un accidente con consecuencias dañosas. Al
respecto, el Procurador General de esta Corte puntualizó que si la versión de los hechos estaba en duda -
conforme sostuvo la Sala- ello "...no juega en contra del actor sino del demandado, quien no pudo acreditar que
el daño sufrido fuese auto-producido o causado por un tercero." Puesto que, sostuvo: "Si la versión del accidente
no es clara, la duda perjudica a quien debe probar la ruptura del nexo causal..." (f. 555). 5. Adviértase que, las
consideraciones efectuadas, no implican concluir que todos y cada uno de los accidentes que ocurran en el lugar
y/o en ocasión del trabajo deban ser reparados por el empleador, sino que deberá ponderarse -a la luz del artículo
1113 del Código Civil- que cuando estos ocurran porque la actividad que se encargo resulta riesgosa y/o porque
para ello se empleó una cosa riesgosa, la norma crea una presunción de responsabilidad del patrón (quien se
beneficia con el resultado de la tarea encomendada), presunción que puede ser rebatida si se demuestra que el
accidente ocurrió por culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder. Es que el riesgo creado
por el modo en que la actividad encargada se desarrolló o la actuación dañosa de la cosa riesgosa, importa un
factor objetivo de atribución de responsabilidad en cabeza de quien encomendó la tarea o del dueño o guardián
de la cosa, salvo que éste pruebe la culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder, a fin de
excluir la presunción de causalidad en que se funda tal responsabilidad. Así, las eximentes legalmente previstas
exigen que el demandado pruebe la interrupción del nexo causal por la incidencia de una causa extraña, ajena al
riesgo propio de la actividad o modo en que ésta se desarrolló o a la cosa riesgosa. 6. Esta Corte se ha
pronunciado en numerosas oportunidades en materia de accidentes de trabajo cuando se demanda por reparación
integral en los términos del artículo 1113 del Código Civil, invocando el carácter riesgoso de la actividad. Y así,
en las causas "Peger" (A. y S., T. 122, pág. 356) y "Prado" (A. y S., T. 124, pág. 189), este Tribunal sentó la
siguiente doctrina: "...en esta labor de ponderación el sentenciante no puede soslayar el examen de las
particulares condiciones del débito laboral para juzgar la presencia o no de riesgo de la cosa, sin que pueda
rechazarse una pretensión sin un minucioso análisis de las tareas desempeñadas y de las circunstancias en que se
cumplieron." En "Peger" (ant. cit), además, se puntualizó que "...cuando deben ponderarse las modalidades de
las tareas desempeñadas con la intervención de una cosa que juega un rol pasivo, la responsabilidad objetiva que
prevé el artículo 1113 funciona cuando interviene en la producción del evento una cosa capaz de causar un daño,
no siempre por el riesgo intrínseco de la misma sino por la 'forma de su uso'. En tal situación, la intervención de
la cosa inerte debe ser analizada en el contexto en que opera a fin de verificar si por el 'modo de uso impuesto
por las directivas patronales'... puede ser calificada de peligrosa o riesgosa y, consecuentemente, causa adecuada
a los fines de la imputación objetiva del resarcimiento pretendido." En la causa "Gómez c. Petru" (A. y S., T.
110, pág. 336), donde el actor fundó su pretensión en la actividad riesgosa desempeñada por la víctima con
motivo de su trabajo -arriar ganado desde las islas a zonas altas, circunstancia en que, haciendo cruzar al ganado
por un caudaloso afluente del Paraná, yendo el actor a caballo, fue arrastrado por la corriente y se ahogó- esta
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Corte juzgó arbitraria la sentencia que "frente a una demanda fundada en el artículo 1113 del código de fondo,
omitió efectuar una ponderación razonada del grado de incidencia que pudo tener la tarea desempeñada por el
actor respecto del accidente sufrido, porque es propio de la naturaleza del trabajo físico una relación necesaria
con las cosas". Asimismo, allí se mencionó que "...la Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene dicho que en
las demandas emergentes de relaciones de trabajo, 'los perjuicios no pueden dejar de asociarse con las tareas que
cumplía el trabajador (Fallos: 307:1316), sin que pueda desecharse una pretensión sin el debido examen de las
labores desarrolladas y de las circunstancias en que se cumplieron' (Fallos: 306:352; 307:622)". In re "Espíndola
c. Insuga S.A." (A. y S. T. 144, pág. 324), esta Corte declaró improcedente el recurso de inconstitucionalidad
intentado contra una sentencia que responsabilizaba civilmente al empleador en los términos del artículo 1113
del Código Civil por el daño sufrido por el actor (hernia discal, varias cirugías y posteriores recidivas),
atendiendo a las tareas que desempeñaba (carga y descarga, estiba, hombreado de bolsas de harina de 50 kgr.,
recorriendo con éstas 15 metros) señalando que "...la situación que da lugar a la responsabilidad se trasunta a
través de daños ocurridos a raíz del 'riesgo de la actividad' de la empresa y de la que surge del propio
funcionamiento de la 'cosa' y en esa esfera responde el dueño o guardián." En ese caso, la Sala había verificado
que "...la labor llevada a cabo obedeciendo las directivas patronales obligó al actor a realizar esfuerzos
'reiterados' que las convierten en causa adecuada a los fines de la imputación objetiva del resarcimiento
reclamado...". En la causa "Suligoy c. Provincia de Santa Fe" (A. y S. T. 105, pág. 171), el actor, empleado de la
Dirección Provincial de la Energía de esta Provincia, en circunstancias de prestar sus tareas recibió una descarga
eléctrica, fue arrojado a tierra desde 5 metros de altura y murió. Esta Corte condenó a la accionada en el
entendimiento de que "...la naturaleza peligrosa de la actividad desarrollada involucra un riesgo que hace
responsable del mismo a la Provincia de Santa Fe en los términos del artículo 1113 del Código Civil..." norma
que "...consagra la imputación objetiva del deber de reparar, deja de lado la exigencia de un soporte subjetivo
para la responsabilidad y se la atribuye por los daños ocasionados por el riesgo o vicio de la cosa, favoreciendo
la exigencia generalizada de que los daños sean reparados." En "Steeman c. Frigorífico Paladini S.A." (A. y S. T.
222, pág. 76), esta Corte rechazó una queja por recurso de inconstitucionalidad denegado contra un fallo de
Cámara que responsabilizara objetivamente bajo la siguiente premisa "...La responsabilidad del dueño de la cosa
surge por el incumplimiento de las normas de seguridad que hacen que una persona, trabaje o no, haya ingresado
al lugar riesgoso. Para eximirse de responsabilidad se debió demostrar acabadamente en autos que se cumplió
con todas las normas de seguridad y que, no obstante ellas, la víctima, culposamente las ignoró." 7. Por último,
no puede dejar de encumbrarse que esta obligación objetiva de reparar los daños causados por la actividad
riesgosa, que otrora fue paulatinamente receptada por la doctrina y la jurisprudencia en el marco del artículo
1113 del Código Civil, hoy recibe expreso reconocimiento legal en el artículo 1757 del Código Civil y
Comercial de la Nación: "Toda persona responde por el daño causado por el riesgo o vicio de las cosas o de las
actividades que sean riesgosas o peligrosas", tipificando la norma tres sub-tipos: "...por su naturaleza, por los
medios empleados o por las circunstancias de su realización." A su vez, el artículo 1758 último párrafo del
Código Civil y Comercial de la Nación, no deja dudas en cuanto a que "En caso de actividad riesgosa o
peligrosa responde quien la realiza, se sirve u obtiene provecho de ella, por sí o por terceros, excepto lo
dispuesto por la legislación especial." 8. Bajo los parámetros hasta aquí desarrollados, es dable advertir que el
razonamiento seguido por los Sentenciantes omitió ponderar -a la luz de las referidas pautas y de la sana crítica
racional- un estado de hechos que resultaba decisivo en orden a determinar si existió responsabilidad civil
objetiva del empleador por el accidente laboral. Lo dicho en precedencia conduce a colegir que la respuesta
jurisdiccional, en razón de las deficiencias de motivación apuntadas, no puede ser aceptada como la adecuada
derivación razonada del derecho vigente a los hechos comprobados de la causa y, por tanto, no reúne las
condiciones exigidas por el orden fundamental para la satisfacción del derecho a la jurisdicción del impugnante.
Las razones expuestas determinan la procedencia del recurso interpuesto, debiendo anularse la sentencia
recurrida en cuanto fuera materia de anterior análisis y remitirse los autos al subrogante legal a fin de que dicte
un nuevo pronunciamiento que de respuesta suficiente a las cuestiones referidas. Voto, pues, por la afirmativa. A
la misma cuestión la señora Ministra doctora Gastaldi dijo: A estar al voto de la mayoría en la cuestión que
antecede corresponde que me expida en la presente, adelantando al respecto que el recurso extraordinario no
puede prosperar. En este sentido coincido sustancialmente con lo fundamentado y con la solución propuesta en
orden a declarar improcedente el remedio interpuesto. Ello en tanto, conforme lo expresado ut supra, no se
evidencia un supuesto de dogmatismo o de falta de fundamentación en lo resuelto, quedando la discrepancia de
la recurrente reducida a una mera disconformidad con lo decidido en una materia que resulta ajena a la vía del
remedio extraordinario -y por ende, de excepción- intentado. Y sin que se demuestre un supuesto de
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arbitrariedad o de apartamiento de las constancias o normas implicadas. Por lo cual, más allá de su menor o
mayor grado de acierto, la conclusión a la que arribó el Sentenciante podrá no ser compartida por la recurrente,
pero en la medida que no se demuestre un apartamiento del derecho a la jurisdicción no puede descalificarse por
inconstitucional. Voto, pues, por la negativa. A la misma cuestión el señor Ministro doctor Erbetta dijo: El
detenido estudio del caso me convence de que, en concordancia con lo sostenido por el señor Ministro
preopinante, la impugnación planteada merece favorable acogida en esta instancia, pues si bien la misma remite
al examen de cuestiones que por su naturaleza resultan prima facie ajenas al remedio intentado, corresponde
hacer excepción a dicho principio cuando -como ocurre en el sub examine- el tribunal a quo ha realizado una
interpretación irrazonable de las constancias de autos y del derecho común, arribando con ello a una solución
que sólo en apariencia satisface la exigencia de que los pronunciamientos judiciales constituyan el resultado de
la necesaria derivación razonada del derecho vigente aplicable a las circunstancias comprobadas de la causa. En
ese orden, cabe recordar que la Sala para resolver como lo hizo, rechazando la pretensión indemnizatoria del
artículo 1113 del Código Civil, consideró que "no existen elementos suficientes que permitan determinar
verosímilmente la mecánica del accidente" (fs. 480) y con ello la relación de causalidad entre el daño y la
intervención de la cosa o actividad riesgosa. Dicha conclusión, sin embargo, traduce una apreciación dogmática
de las constancias de autos, toda vez que omite valorar adecuadamente que -como el mismo Tribunal lo sostuvo-
el Sr. Maciel sufrió la lesión objeto de la litis en el lugar y en "ocasión del trabajo" que prestaba al empleador -
vide fs. 480-, como consecuencia de recibir la orden del capataz de trasladar a caballo, sin los elementos de
seguridad debidos, medio rollo de alambre a los fines de su utilización en la reparación y/o reemplazo de los
alambrados del predio rural de la demandada, según resulta de la contestación de la demanda (en concreto en fs.
115 a 116 v.) y de la documental acompañada por la ART en la denuncia del accidente, la Planilla de
Investigación del Accidente (fs. 144 y 146) elaborada conforme lo declarado por encargado del establecimiento,
el señor Mondino. Ante dicha circunstancia fáctica, el Tribunal debió tener en cuenta las bien conocidas pautas
sentadas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación in re "Rivarola", Fallos 329:2667 (y reiterado en esencia
en "Rodriguez", Fallos 332:857), en el sentido que en orden a la aplicación de la responsabilidad del principio
objetivo que emana del artículo 1113, párrafo segundo, del Código Civil, cuando de las constancias de la causa
no surge la forma en que sucedió el hecho que provocó el daño pero sí que se trata de un trabajador dependiente
y que aquél ocurrió en ocasión y lugar del servicio laboral que prestaba a la empleadora, basta que el
damnificado pruebe el daño y el contacto con la cosa dañosa, como sucedió en el caso, donde -se reitera- el actor
probó que salió ileso, en el caballo propiedad de la empleadora, a realizar las tareas encomendadas y regresó
dañado. Asimismo, siguiendo tales pautas jurisprudenciales, debió observar que para eximirse de tal presunción
de responsabilidad, la demandada -como patrón, dueño o guardián del objeto riesgoso- debía demostrar la culpa
de la víctima o de un tercero por quien no responder, carga que a la luz de las pruebas aportadas en el
expediente, no puede reputarse asumida por aquélla. Estas omisiones de los juzgadores hacen, a mi entender, que
el pronunciamiento no reúna las condiciones mínimas necesarias para satisfacer el derecho a la jurisdicción -
artículo 95 C.P.-, extremo que justifica su anulación, debiendo reenviarse la causa al tribunal que corresponde a
fin de que la misma sea nuevamente juzgada conforme a las pautas que surgen del presente. Voto, pues, por la
afirmativa. A la tercera cuestión, el señor Ministro doctor Spuler dijo: En atención al resultado obtenido al tratar
las cuestiones anteriores, corresponde declarar improcedente el recurso de inconstitucionalidad interpuesto en
cuanto ha sido materia de concesión, con costas. Así voto. A la misma cuestión el señor Presidente doctor
Gutiérrez, los señores Ministros doctores Netri y Falistocco, la señora Ministra doctora Gastaldi y el señor
Ministro doctor Erbetta dijeron que la resolución que correspondía adoptar era la propuesta por el señor Ministro
doctor Spuler y así votaron. En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia
de la Provincia RESOLVIÓ: Declarar improcedente el recurso de inconstitucionalidad en cuanto ha sido materia
de concesión, con costas. Registrarlo y hacerlo saber . Con lo que concluyó el acto, firmando el señor Presidente
y los señores Ministros por ante mí, doy fe. Fdo.:GUTIÉRREZ-ERBETTA-FALISTOCCO-GASTALDI-NETRI-
SPULER-FERNÁNDEZ RIESTRA (SECRETARIA) Tribunal de origen: Sala Primera de la Cámara de
Apelación en lo Laboral, Santa Fe Otro Tribunal interviniente: Juzgado de Primera Instancia en lo Laboral de la
Tercera Nominación de Santa Fe

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