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EL INSTITUTO GEOGRAFICO DE COLOMBIA “AGUSTIN CODAZZI” Y SU Primeras reuniones. — Miembros fundadore Exactamente en frente del Teatro de Colén, en una oscura, vieja y destartalada casona, derribada Iné- go para ampliar el Palacio de San Carlos (hoy Pre- sidencial), nacié a mediados de 1935, el Instituto Geogrético. Alf funcioné, entre inmensas telara- fias y grandes incomodidades, durante varios me- ses, mientras se construfa su primer edificio, Con dificultad camindbamos en aquellos frios corredo res por entre grandes cajas de madera, cerradas al- gunas todavia, otras parcialmente ocupadas, de las cuales brotaban como por arte de magia —el mago era el doctor Ruiz Wilches—, los més bellos ins. trumentos que la imaginacién puede concebir. Agrupados en torno del maestro, unos en pie, otros sentados en los cajones, ofamos de sus labios las explicaciones concernientes a cada uno de los apa- ratos que se desembalaban. Asf conocimos los ma- ravillosos teodolitos Wild, de cfrculos de cristal, verdaderos prodigios de la meeénica y de la 6pti- ca, acabados de inventar y de construir en Europa ¥ que estaban causando sensacién en el mundo cien. tifico. Y también otra gran variedad de instru- mentos astrondmicos, geodésicos y aerofotogramé. tricos, ya de gabinete 0 bien de campo, comprados personalmente en el Viejo Continente por el Fun. dador del Instituto Geogréfico y nuestro primer Director. Asimismo acaricidbamos con las manos ¥ los ojos innumerables libros de consulta, folle- tos y tablas, que golosamente nos distribuiamos pa- ra Iuégo comentar los sabrosos hallazgos cientifi cos ¥ téenicos. As{ pronto nos familiarizamos, los ingenieros jévenes, con el texto de Geodesia del Profesor Pierre Tardi y con los interesantes fo- Netos especializados del U. 8. Coast and Geodetic Survey (lo més completo que sobre Geodesia préc- tica'se ha eserito en el mundo). Entre este grupo de colegas recuerdo a Luis Felipe Valencia, a Luis Ignacio Soriano, a Ernesto Parra Lleras, a Gon- zalo Arboleda, a Santiago Garavito, a Manuel Jo- sé Lobo Guerrero, gran compafiero en 1a Comision delimitadora en el Rfo de Oro, a Hernando Posa- da Cuéllar (Director del Instituto de 1940 a 1943), a Eduardo Alvarez Gutiérrez (Director del Institu- to de 1943 a 1949), a Hernando Lleras Franco, a ‘Manuel Silva, a Rafael Olarte, 2 Hernando Apari- clo, a Hernando Vergara, a Manuel Acosta, a Fran. cisco Forero, a los tenientes Forero Neira, Rafael Convers Pinzén y Augusto Ruiz Mora, lo mismo que a José Valenmuela Carrizosa y a Fabio Lopez Uribe, recién Hegado de Londres. “PETITE HISTOIRE” JOSE IGNACIO RUIZ El doctor Guillermo Merndeshausen, alemén, especializado en aerofotogrametria, admirable tée- nico y gentil compaiiero, que se quedé entre nos: otros, vino con el doctor Ruiz Wilches de Europa con el fin de instalar y ensefiar a manejar el deli- cado y novisimo instrumental aerofotogramétrico de 1a Casa Zeiss, Mendershausen, que ha cumplido su misién en forma perfecta, se nacionaliz6 en Co- lombia. ¥ hoy habla con marcado acento bogotano. Nos acompafiaba como secretaria del Direetor, Lucia Vergara Uribe, simplitiea y distinguida, que conti- mia hoy siéndole fiel a las Matemiticas y a la Astro- nomfa, como Secretaria del Observatorio Astrond- mico y de la Academia de Ciencias. ‘Unos meses més tarde, y ya al primer edificio construido en terrenos del antiguo Poligono de ‘Ti- ro, Iegaron tres colegas mis: Enrique Garcés, Be- lisario Arjona y Marcos Mora. El primero, profe sional de larga travesfa, habia sido Jefe de la Co- misién de Limites con Venemuela, (Murié hace po- cos afios). El segundo era también veterano de nuestras Comisiones Internacionales delimitadoras, a pesar de su briosa juventnd. Venfa del Brasil He. no de libros, tablas y formatos, escritos en la des: vertebraba y dulce lengua de Camoens. El dltimo, recién graduado entonces, escogié como aliada Ta Geodesia, y a ella le ha guardado, en 20 afios, una fidelidad inalterable. Un aiio después, en 1937, dos excelentes cofrade Jorge Noel Rodrigues y Elberto Ruiz, pletoricos de mistica geogréfica. Llegaron eélibes y continéan pagando impuesto de solteria. Otro caso de fideli- dad a los ntimeros impares. El segundo fatig6 Jas columnas de “Tripode”, Revista humoristica, al tilo del “Buzzard” del Coast and Geodetic Survey de Washington, que acerca de sus casos ¥ cosas se publicé en el Instituto Geogréfico durante varios afios. En ella hicieron gala de ingenio los expertos de la pluma que escribe y de la pluma que pinta. Personalidad det doctor Ruiz Witches, Funda- dor del Instituto. — Su dén de conviccién. Sobre este entusiasta y rumoroso enjambre, Avido de co- nocimientos, reinaba cordialmente el profesor Be Uisario Ruiz Wilches con su alter ego, el ingeniero Tomas Aparicio Vasquez (fallecido en 1948), am- bos ilustres y antiguos miembros de varias Com. siones Internacionales de Limites y de la Oficina de Longitudes. Centro cientifico que orient6 con su sabiduria Julio Garavito Armero y dirigié con in- teligencia y firmesa, durante més de un tercio de iglo, el doctor Julio Garz6n Nieto. — 419 — Con precisién recuerdo las tertulias que, en tor- no de los “dos grandes”, (después advino el tercer grande, el doctor Darfo Rozo), ¥ ya pasadas las ho- ras reglamentarias de oficina, formébamos cotidia. namente. La tranquilidad y parsimonia del doctor Aparicio eran, por contraste, el complemento indis. pensable a la vivacidad del doctor Ruiz Wilches. A este respecto cabe relatar aqui la siguiente anée- dota: El doctor Ciro Vasquez ©., venezolano, que fue compafiero de los ingenieros Ruiz Wilches y Aparicio en algunas de las Comisiones Inter- nacionales de Limites, me referia, en 1930, que afios atrés, estando en labores de campo, al acerearse una mafiana a las toldas colombianas aleanz6 a ofr que el doctor Ruiz Wilches en for- ma viva le decfa al doctor Aparicio: “Tomés, te tolero que me hayas dicho que toda la mt siea de Wagner no es otra cosa que una larga y ruidosa misa mayor, pero que este sublime pasaje de Shakespeare no te conmueva, eso si no te lo perdono!”. Realmente, el ingeniero Tomés Aparicio era de una calma imperturbable. Calma aparente, pues era de fina sensibilidad. Eminente profesional y hom bre viajado, posela una cultura muy s6lida, pues: ta de presente en Ios altos cargos que ocup6, Entre otros, el de Presidente de 1a Sociedad Colombiana de Ingenieros. Como Safl en medio de su pueblo, el doctor Be lisario (que asf lo Hamébamos familiarmente) se destacaba entre todos por st arrogancia, por su inteligencia y por su fe en el buen éxito de 1a em presa. Con rasgos fisicos que parecen tomados de una galeria de genios del Renacimiento, su pre- sencia se impone favorablemente en cualquier rev. nién donde se halle. Su cultura general correspon. de a esta efigic. Grato placer ofrlo referir sus im- presiones de viaje por el Mar de Orellana ¥ por las, selvas virgenes que lo enmarcan, por las ardientes playas del Nilo, orladas de pirdmides y de leyen. das, 0 por los museos de Parfs, de Roma y de Flo rencia. O relatar con precisi6n, ligéndolos a la Ger gratia, episodios de la historia universal o patria, © de las mitologias orientales. 0 diseurrir con ori: ginalidad sobre diversas literaturas, 0 sobre mi: sica 0 alrededor de temas filos6ficos. Pero su pa- sién es Urania: entra en éxtasis al hablar, con imaginacién de artista y precision de mateméti- co, de las lejanas y misteriosas galaxias que pu- Inlan en el Cosmos. Quizh muchas vocaciones de astrénomos ¥ geégrafos se forjaron por simpatia al calor de su amistad cordial. Se ha preocupado, desde Inégo, por 1a forma matemética de nuestro globo, y asi ha planteado ¥ deducido ecuaciones a este respecto. Ecuaciones de equilibrio, de orden general, de una masa flut da que gira alrededor de un eje que pasa por en centro de gravedad, aplicables al caso de la Tierra ¥ de los demés planetas atin de Saturno, Ha idea- do, asimiemo férmulas y tablas sobre astronomfa de posicién, Fuera de ello, no ha permanecido aje- no a Ja ejecucién o a los proyectos de grandes obras de progreso patrio como carreteras, ferrocarriles 0 canales interocednicos. Bra, pues, natural que se preoeupara honda- mente por el levantamfento cartogrdfico de nues- tro territorio y que pusiera al servicio de este ideal todo su fervor y todo su prestigio. Logré ast com tagiar de su fe y de su entusiasmo al entonees Pre- sidnte de 1a Reptitlica, doctor Alfonso Lépez, quien le otorg6 carta blanca para conseguir en Eu- ropa el instrumental més moderno, sin reparar en el costo. ¥ asi, como César, fue, vié y triunf6. Y he agui que hoy contamos con esta realidad mag- nifica que es el Instituto Geogrifieo Militar de Colombia. Por Ia época en que se fundé el Instituto Geo- grifieo, algunas compaiiias extranjeras propusie- ron levantamientos topograticos parciales de nues. tro territorio, Puede, pues, afirmarse que sin el prestigio y autoridad del profesor Ruiz Wilches, y sin la tomdes y firmeza con que presenté y de fendié su idea ante los altos poderes del Estado, no se hubiera fundado una entidad nacional, con téenicos colombianos, para acometer In trascen: dental tarea de levantar el mapa exacto del pais por un procedimiento entonces poco conocido. El ilustre ingeniero merece, pues, bien de la patria ¥ el vivo reconocimiento de la Ingenieria nacional. Ruis Wilches, a su regreso de Europa, obtuvo la aprobacién del Decreto Ejecutivo que dio vida al Instituto Geogréfico Militar. Tal hist6rico do: cumento dice asf: DECRETO NUMERO 1440 DE 1935 (agosto 13) Por cl cual se crea el Instituto Geogrifico Militar EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE COLOMBIA, en uso de sus facultades legales, DECRETA: Artioulo 1°—El Departamento de Levantamiento del Estado Mayor General del Ejército (Departamento N¢ 3), funcionaré en la sucesivo con el nombre “Instituto Geogratico Militar”, y ser una entidad dedicada al levantamiento de Ia carta militar del pafs. Parégrafo—El Instituto Geogréfico Militar de pender& del Estado Mayor General del Hjéreito como ha venido dependiendo de é1 el De- partamento N° 3. Artioulo 2—Ep el levantamiento de la carta, cu- yo original se hard en la escala, distan: cia entre eurvas de nivel, ete., que se determinen por el reglamento interno de esta oficina, regla- — 420 — mento que deber& ser aprobado por el Ministerio de Guerra, se emplearén los procedimientos aero fotogramétricos apoyados en una red constitufda por una serie de puntos astropémicos determina- dos con exactitud y ligados entre si por cadenas de trifngulos 0 poligonales topogrificos. Pardgrafo—En 1 reglamento interno de la Ofi- cina se determinarén las condiciones que deberdn Henar las operaciones astrondmicas, topo- grificas, aerofotogramétricas, & para que lenen a condicion de exactitud de acuerdo con la escala adoptada. Artioulo Esta Oficina, ademés, estaré encar- gada de publicar Ia carta militar del pais de acuerdo con las observaciones que respecto a publicidad de los datos haga el Estado Mayor Ge- neral del Ejército. Articulo 4*°—Ademés de 1a carta general del pais esta Oficina estaré encargada de ejecn- tar los trabajos parciales de levantamiento, repro- dueeién de cartas, del levantamiento de planos de fronteras, estudio de limites entre varias seccio- nes del pais o internacionales, zonas dedicadas a obras especiales por los Ministerios de Agricultara © Industrias, estudio de regiones para trazados 0 construceiones de vias de comunicacién planos bi- sicos para estudios catastrales, & cuando asf lo ponga el Ministerio de Guerra. Articulo 5—E] personal, sueldos, & de esta Ofi- cina, se determinarén por el Decreto or- génico del Estado Mayor General del Ejército. Artioulo 6—Para la realizacién de los trabajos de que esti encargado el Instituto Geogré- fico Militar, contaré con el instrumental que per: tenect6 a la Oficina de Cartogratia del Estado Ma- yor General del Ejéreito, con el adquirido recien- temente en Europa con destino a esta Oficina por €l Jefe del Departamento de Levantamiento del Estado Mayor General, con el aut6grafo Wild que fue pedido para la Facultad de Mateméticas e In- genieria, y con el transformador que perteneci6 ala Casa Julius Berger Consortium, y que hoy pertenece al Ministerio de Obras Pablicas. COMUNIQUESE Y PUBLIQUESE. Dado en Bogoté a 18 de agosto de 1986. ALFONSO LOPEZ. El Ministro de Guerra, M.A. AULI. Primer edificio det Instituto—En abril de 1936 nos trasladamos al primer edificio construfdo espe- cialmente para albergar el Instituto Geogréfico, edificio levantado en la carrera 7 entre calles 52 y 58, AUK permanecié el Instituto durante veinte (20) afios, Empero, la necesidad de ensanche de los trabajos para poder satisfacer la creciente deman- da, de diversas entidades nacionales, y atin para cumplir compromisos internacionales de orden cientifico, obligé a pensar, en 1950, en la construc- cién de un nuevo ¥ definitivo edificio, en terrenos més amplios. Esta obra est terminindose en 1a. Ciudad Universitaria, Primera base y primeroe Vértioes Geodésicos.— La primera base medida sobre la antigua carrile ra del F. ©. del Norte, entre Ina estaciones Uribe ¥ Prado (hoy autopista), fue un gran aconteci- miento. Intervino todo el personal téenico, ansio- so de aprender a menajar las cintas de 50 metros, de metal INVAR (aleacién de acero y niquel, ev: yo coeficiente de -dilataciin es précticamente ce- ro), con dinamémetros especiales para mantener constante Ia tensién de Ia cinta & & Los resulta- dos fueron excelentes. La precision obtenida, en ‘una distancia de 2.600 metros, fue del orden de 1:700.000. Esto cumplfa muy bien las especitica clones de las triangulaciones geodésicas de segun do orden. En seguida se esparcieron los ingenieros, en gru- pos por todo el fimbito de la Sabana y por los altos cerros que la rodean, provistos de los mapas de la Oficina de Longitudes, en busca de puntos de apoyo para los diversos trifngulos que debian formarse. Era una nueva y mejor equipada Comision Coro. grifica que reanudaba trabajos, con el mismo en. tusiasmo patriético que Ia de antafio. Personalmente subi con el doctor Toms Apari cio y con Manuel Silva (“la cochona”) al alto ce rro de “El Tablazo”, al N. W. de Subachoque. Na- turalmente funcionaron muy bien los instrumen tos de exploracién que todavia olfan a nuevo, a saber: hips6metros, aneroides, anteojos de larga vista, niveles Abney, bréjulas de bolsillo & &. Tam- bién funcionaron bien las piernas, pues ante lo ma- lo de los caminos y la peor calidad de las mulas, en ocasiones hubimos de apelar a las primeras. Y era de ver al “Doctor Tomés”, ya entrado en aiios, eémo, en aquellas durisimas y largas excursiones, cuando casi siempre la noche nos sorprendia en despoblado, a veces bajo intensa Huvia, daba ejem- plo de resistencia y de frugalidad. Era de la esti. pe de los hermanos Reclus ¥ de Codazai. Y asi de cerro en cerro fuimos avanzando hasta el rfo Mag- dalena, y Inégo hasta el rio Cauca. Hecha 1a esco- gencia de los vértices y colocadas las torres de ma- dera y los hitos de eemento, con placas de bronee, vino la medida de Ios éngulos. Entonces pudimos apreciar la bondad del moderno instrumental Zeiss ¥ Wild. Con aparatos livianos, de facil transporte, casi de bolsillo, mediamos los Angulos con una pre- cisién mayor que con los antiguos teodolitos, gran- des y pesados, de méiltiples nonios. Los tridngulos cerraban maravillosamente, y asi nuestro esfuerzo quedaba gratamente compensado. No importaban Jos soles ardorosos, Ia sed y a fatiga, los vientos helados y violentos en las rocas tajadas a pico, la dura permanenecia bajo delgadas toldas, por dias 0 — 421 ‘por semanas, en espera angustiosa de que las foscas nieblas se disiparan, el hambre, el aislamiento de Ja familia, nada de eso importaba: “el tridngulo habia cerrado dentro de un segundo”. Diez, affos mis tarde, al visitar otros paises de la América, pude darme cuenta de que por allé apenas comenzaban a sustituir los obsoletos teo- dolitos por el moderno y cémodo instrumental. Nos habfamos, pues, adelantado dos lustros. Primeras operaciones astronémicas, — Red del Atléntico—A fines de 1935 legs a Barranquilla la Comision Hidrogréfica americana del navio Nokomis, la que solicits 1a determinacién de dos puntos astronémicos, uno en dicha ciudad y otro en Cartagena. Por alli, pues, comenz6 1a astro- m{a de campo, Ia cual fue iniciada por el propio doctor Ruiz Wilehes, haciendo uso del moderno equipo que se habia adquirido entonces (anteojo meridiano portitil, tipo Bamberg, con micrémetro impersonal, cronémetro marino sideral, cronosco- pio de dos agujas, aparato receptor de sefiales ho- rarias rediodifundidas & &). Acompafiaron al Di- rector en dicho trabajo Eduardo Alvarez Gutié rex y Hernando Aparicio. Un poco més tarde se inicié el establecimiento de una red geodésica entre Barranquilla y Carta: gena, complementaria de los trabajos hidrografi- cos del Nokomis, En esta Comision actuaron Her- nando Aparicio, Posada Cuéllar, Santiago Cama- cho, Rafael Olarte ¥ otros. Red Bogoté-Ibagué-Cartago. — Desviacién de la vertical—Valores ineaperados de ésta.—Consterna- cién.—Mientras tanto avanzaba la red central ha- cia Ios anos altos del Tolima, AUS, en las inme- diaciones de Thagué, en “El Salado”, se escogié el sitio para la segunda base. Y cerca de ella se es- tablecié Ia segunda estacién astronémica de La- place (Ia primera estaba siendo determinada en el edificio del Instituto Geogréfico, en Bogoti). En estos trabajos geodésicos y astronémicos intervinie- ron directamente Gonzalo Arboleda, Belisario Ar jona, Manuel José Lobo Guerrero, Marcos Mora, Manuel Silva, Augusto Ruiz, José Valenzuela y quien esto eseribe. ‘Vino luego el tremendo paso de la Cordillera Central, por las cercanfas del majestuoso Nevado del Tolima, donde hubo necesidad de apelar al trabajo geodésico nocturno, en vértices situados a alturas superiores a los 3.500 metros sobre el ni- vel del mar. La legada a los risueiios y opulentos valles del Quindio y del Cauca fue una justa com- pensacién, Cerea de Cartago, la noble ciudad co- lonial, se eseogieron 1a tercera base y el corres. pondiente punto astronémico de Laplace. Fl per- sonal fue el mismo mencionado iiltimamente, ade- més de los ingenieros Hernando Lleras Franco, Rafael Olarte, José Maria Dominguez, Manuel Campillo y Luis José Castro. Entre Ibagué y Ar- menia hubo ayuda de los FI. NN., interesados en el plano de este sector. Se procedié en seguida al cAleulo de la red y a Ia confrontacién de las po- siciones astronémicas y las geodésicas. Y aqui se presenté un fenémeno de la mayor trascendencia cientifica, Al comparar la posicién astronémica directa de “El Salado” con la del mismo punto, obtenida por la triangulaci6n geodésica que parte de Bogotf, se encontrs una diferencia realmente enorme, a primera vista inexplicable. Discrepan- cia del orden de un minuto de arco sexagesimal, que tradncida a distancia lineal da cerca de dos (2) kil6metros. (Cabe recordar aquf que por-una diferencia similar pero mucho menor, también apa- rentemente inexplicable, perdié la raz6n el ilustre astronomo francés Pierre Méchain, a principios del siglo pasado. Nosotros no legamos a tanto, pero si realmente nos alarmamos). Claro esté que Jo primero que se pens6 (errare humanum est) fue en un error de cémputos. Pero revisados estos, tanto los astronémicos como los geodésicos, y en- eontrados perfectos, hubimos de rendirnos ante la evidencia de que se trataba del mismo fendmeno que perturbé a Méchain: la desviacién de la verti cal astronémica, como consecuencia de la atrac- cidn de los grandes macizos terrestres. Un cémpu- to aproximado del efecto combinado de este fen6: meno, tanto sobre Ja vertical de Bogoté como s bre la de “Bl Salado”, ocasionado por las cordille- ras Oriental y Central de los Andes, nos dio un valor muy cercano a la diferencia que se habia en contrado. Esta anomalia tuvo gran trascendencia, como dije atrés, Efectivamente, ella nos indies que no era posible, tratindose de cartas a escala grande, seguir a politica de la antigua Oficina de Longi: ‘tudes, consistente en utilizar como marco funda- mental de apoyo para la topografia una malla de puntos astronémicos. Era absolutamente indis- pensable contruir una red geodésica, aunque ello demandara mayor esfuerzo en tiempo y en dinero. Vale decir, era necesario, sin vacilacién, extender Ja triangulacién geodésica a todo el pas, pero prin- cipalmente a la regién dominada por las tres al tas cordilleras andinas. Asi se ha hecho, y hoy puede afirmarse que Ia parte montafiosa de nues: tro territorio quedaré, en breve, completamente cubierta por triangulaciones de primero y de se gundo érdenes, Nivelacién trigonométrica. —Simulténeamente con Ja triangulacién se iba Hevando una nivelaci6n tri- gonométrica multiple, es decir, con observaciones reefprocas de los Angulos verticales entre todos los vértices. En esta forma qued6 eliminado el efecto de Ia refraccién geodésica y, ademAs, se hallaron aumerosos valores de este coeficiente, el cual se encontré —fenémeno de interés cientitico— varia- ble en funeién de Ja altura. Las cotas trigonomé tricas asi obtenidas, con una precisién del orden de un metro, fueron utilizadas para la obtencién — 422 — del relieve de las cartas, por el procedimiento fo- togramétrico. Como es sabido, el relieve se repre- senta por medio de curvas de nivel, Para la carta general, a escala, de 1:25.000, el espaciamiento ver- tical entre curvas es de veinticinto (25) metros. Entre la nivelacién -trigonométrica Mevada de Bo: got hasta Cali y Ja del F. ©. del Pacifico, con ori: gen en Buenaventura, se encontré una concordan- cia completamente satisfactoria. Primer trabajo aerofotogramétrico. — Carta’ del Sarare—El Consejo Nacional de Vias solicité a mediados de 1936, por conducto del Ministerio de Guerra, el concurso del Instituto Geogréfico para efectuar un reconocimiento aerofotogramétrico en os rios Margua y Sarare, con el objeto de proyec- tar una carretera hacia el Arauca. Una comisin aérea, utilizando el avién “Junkers” 406, facilita- do por la Aviacién Militar, tomé las fotografias aéreas con la cimara Zeiss de 9 lentes P. K. 33. tra comisién terrestre fij6 los puntos de control. Este fue el primer trabajo aerofotogramétrico rea. lizado por el Instituto, con muy buen éxito. Més tarde comenz6 a utilizarse 1a cdmara de 10 centimetros de distancia focal, también Zeiss, par ra fotografias verticales exclusivamente. Uno de Jos primeros trabajos efectuados con dicha cima. ra fue el levantamiento aerofotogramétrico soli citado por el Acueducto de Bogoté, en las cabece- ras del rio Tunjuclo. Advenimiento del Profesor Dario Rozo al Ins. tituto. — Su rica personatidad.—A principios de 1938 legé el tercer grande al Instituto. Venia de alguna de las Comisiones de Imites internaciona, les, pues el doctor Rozo fue miembro de casi todas aquellas comisiones, En la fijacién de la totalidad del perimetro colombiano intervino este distin- guido matemftico y astrénomo, sagaz comentador de Einstein. (El profesor Rozo Mega a las £6rmu: las de Ia Relatividad por un interesante camino, diferente del transitado por el eélebre sabio ale- mén). Pertenecié o la antigua Oficina de Longitu- des, ¥ alli de su pufio y letra dibujé el ditimo ma- pa general que produjo aquel centro cartogrétfico. Ha de saberse que el profesor cultiva, en sus ocios, al dibujo artistico y Ia pintura, con firme e ins- pirada mano. Como a su propia casa Ieg6 el doc- tor Rozo, pues la casi totalidad de los profesiona: es j6venes que encontré habiamos sido sus dis. cipulos. Alguno de ellos nos hizo saber que el doc. tor Rozo —como otrora el astrénomo persa OMAR KHAYYAM— tenia trato disereto con las musas ¥ Tecord6, entre otros, el siguiente excelente so- neto titulade “El Toro”, que parece eseapado del libro de Rivera, publicado en ia revista “Apex” de la Facultad Nacional de Ingenieria, en 1934. (Nétese el bello simil “de la bicorne Inna”, decidi- damente astronémico). “Sobre el recio testuz, que la tormenta vanamente ultrajé se ven sutiles, copiados en la aguda cornamenta, de la dicorne luna los perfiles; enhiesta la cerviz, la vista atenta, preside el trashumar de los rediles, ante eu bronco rebramar se ahuyenta el jaguar y s¢ inquictan los reptiles. Cautivo en el torit a fuer de engaito xy echado al redondel sin el rebaiio ae frunce de furor. La espada fria : destroza de aus venas ol maraio; vacila, eae, estalla la alegria, y sucumbe sofiando que embestia”. El soneto anterior lo plagié (irrespeto estudian- til) uno de sus disetpulos (Elberto Ruiz) asi: EBL TORO (Del latin, Bajo et ancho pilar, que 1a tormenta vanamente ultrajé, se ven sutiles, ornando 1a columna macilenta, del bovel sofoliento los perfiles. torus: bocel). Curvada la cerviz, alli sustenta el fardo de sus ansias juveniles, y ante su ofidico sofiar se ahuyenta Ta rude orquestacién de los reptil Cautivo en et pilar a fuer de engaio, © en rico capitel, aio tras aiio se'frunce de furor, porque é ansia destrozar de sue venas el maraiio xy derrumbar la arquitectura fria por Ia auprema libertad de un dia. Fo Esto estimul6, affos después, a un tercero a per petrarle al doctor Darfo las siguientes estrofas, que aparecieron en el mentado “Tripode” : Ia eterna y blanca nieve que en la cumbre imponente domina majestuosa loe puntos cardinales estd ya descendiendo suave, pausadamente, sobre Ia testa gravida de ideas trascendentales. Et dios Término un dia al Sur, Orto y Poniente lo News de su mano por seloas y raudales: xt grabé en la patria firme, perennemente, sobre thalwegs y rocas las lindes nacionales. Otrora en su bufete, con rasgo dgil, seguro, dibujé aquese mapa que vemos sobre el muro. De Polimnia es amante (y ello discretamente) : de su péola fluyen, indiferentemente, © sabiae ecuaciones simétricas y légicas © Bien tajados vereos de dulzuras eglégicas. — 423 — Durante dies aiios fue el doctor Rozo, en el Ins tituto, compafiero y maestro. Hizo importantes es: tudios sobre astronomia y geofisica. Con el inge- niero Belisario Arjona aboc6 el estudio a fondo de Ja mejor proyeccién cartogréfica que convenia a Colombia, El resultado de ese estudio quedé con- signado en la Publicacién Técnica N’ 2: “Sistema de Proyecciin para Ia Carta Geogrifica de Co- Tombia”. El doctor Rozo terminé entonces la redaceién de un voluminoso ¢ importante texto de astrono- mfa, el cual esté listo pare ser publicado. Fate libro contiene muchos trabajos originales del es- clarecido hombre de ciencia. Revista Geogréfioa—De 1935 a 1939 se publicé la Revista Geogrética de Colombia, érgano del Instituto. De esta publicacién salieron diez (10) nfimeros con estudios cientificos y téenicos, eon reproduceiones de mapas antiguos y, asi mismo, de relatos de viajeros eélebres que vinieron a nues- tro pafs en el siglo pasado & & Esta Revista se suspendié y fue reemplazada por Publicaciones ‘Técnicas Especiales. Otros trabajos—Entre los trabajos cartogréti- cos més destacados acometidos en esta época, de- bemos recordar ¢l reconoeimiento aerofotogramé- trico Hevado a cabo en la tremenda y salvaje re- gién del Rio de Oro (afluente del Catatumbo), con el fin de encontrarle solucién al largo pleito de Vimites con la hermana reptiblica de Venezuela. Como representante del Ministerio de Relaciones Exteriores actué el entonces Jefe de la Comisién de Limites con Venezuela, doctor José Vicente Davila Tello, que Hev6 a feliz enlminacién tan gra- ve controversia internacional. Comisionados por €1 Instituto actuaron los ingenieros Ernesto Par rra Lleras y Francisco Forero. El Dr. Parra Lleras nos acompafia todavia como columna maestra de la aerofotogrametria y del domicilio, en construceién, del Instituto. Se han disminuido un poco sus ca- ellos y sobre el resto ha caido nieve, pero sigue campante y optimista pensando en més aviones, més estereoplanigrafos y en el ensanche del nue- vo edificio, que ya le parece pequefio. Asimismo debemos mencionar el plano aerofoto- gramétrico de la regin Ibagué-Armenia, el cual sirvié para que el Consejo Administrative de los Ferrocarriles Nacionales estudiara la mejor ruta posible en este diffeil sector. EI acortamiento lo- grado fue del orden de dies (10) kilémetros sobre el mejor trazado existente. Estos trabajos carto: grificos, y otros de las misma jerarquia, le demos- ‘traron palmariamente al pafs el valor inmenso del nuevo sistema aerofotogramétrico, el que podia aplicarse econémicamente afin en regiones inacee- sibles y malsanas, (Precisamente alli es donde més se justifiea). Habia, pues, Hegado la hora de reco- ger los frutos opimos. Y ellos se han cosechado maravillosamente. A fin de no alargarnos, dejaremos para otra opor tunidad Jo referente a la vida del Instituto del afio 40 en adelante, Aqui s6lo daremos una ojeada panorémica. Direcoiin de Posada Cuéllar (1940 « 1948)—En 1940 el Gobierno decidié adseribirle al Instituto ¢l levantamiento del Catastro Nacional. El enton- ces muy joven ingeniero Hernando Posada Cué Har trabajé con denuedo e inteligencia y logré sa- lir airoso en esta nueva y dificil tarea. La enti dad se denominé Instituto Geggrético Militar y Catastral, con sede en el Ministerio de Haciend: y Crédito Pablico. El ingeniero Posada y el téeni- co suizo Pierre B. Grandchamp, contratado por €l Gobierno, eseribieron una obra fundamental, en dos tomos, sobre catastro, la cual ha sido muy #0- licitada como obra de consulta por varios pafses de la América, y mereci6 premio de la Sociedad Co lombiana de Ingenieros. Se le cre una renta especial al Instituto y se ensancharon Varias secciones. Se inicié la ayuda sistemftica en ¢l control geodésico del levanta- miento de los planos de las ciudades més impor- tantes del pafs, el estudio de los suclos de nues: tro territorio, y la elaboracién de mapas agrol6- gicos. Asimismo se iniciaron los deslindes inter- municpales e interdepartamentales, y la conexién entre el Catastro ¥ el Registro. La red geodésica se extendi6, Se publicaron varias cartas de muni- cipios completos, y algunos folletos téenicos. Direcoién de Eduardo Alvarez Gutiérres (1948: 1949)-—En 1943 se organiz6, en Washington, la Comision de Cartografia del Instituto Panameri cano de Geografia e Historia, con delegados de to dos los paises americanos. Bajo sus auspicios co- menz6 a funcionar el Inter American Geodetic Sur vey (Servicio Geodésico Interamericano), con el propésito primordial de impulsar el establecimien. to de Ia red geodésica continental de primer or. den. En Colombia, el Instituto comenz6 esta la- bor en 1947, con la inmediata colaboracién del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas ¥ con Ia asistencia técnica del mencionado Servi- ‘cio Internacional. Se iniciaron los sectores Mede- Ifn-Turbo y Popayén-Ipiales. La presencia en la direccion del Instituto de Alvarez Gutiérrez, in- geniero de larga experiencia, edueado en los EE. ‘UU, que habla el inglés como el propio Eisenko wer, facilit6 el trabajo mixto colombo-estadinense. Simulténeamente se adelant6 la red de segundo orden y se dio principio a la nivelacién geodésica de alta precisiOn. En el mismo afio de 1947 ge ad- quirieron dos aviones especiales para el servicio aerofotogréfigo. También se enviaron ingenieros del Instituto a los Estados Unidos a especializarse en Astronomia, Geodesia, Aerofotogrametria y Suelos. Se impuls6 el estudio de los suclos y la labor catastral. — 424 — Actual Direocién (1949-1957) —Se intensifies no- tablemente Ia colaboracién con el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas y el Servicio Geo- aésico Interamericano. Gracias a glla se termina- ron las cadenas de red geodésica continental que atraviesan nuestro territorio. Igualmente se le- varon lineas de nivelacién geodésica de alta preci- si6n desde Bogota hasta Buenaventura y Tumaco, en el Pacifico, y hasta Cartagena y Riohacha, en el Atléntico. Se crearon nuevas secciones, se en- sancharon otras. Se adquirieron nuevos aparatos de fotogrametria y de reproduccién de cartas y planos, y se intensificé la produccin de éstos. Se han hecho importantes estudios técnicos. Se ha pa- trocinado la publicacién de obras sobres nuestros recursos naturales, y el comienzo de Ia edicién, en Espafia, de la Flora de Mutis, actividades del emi- nente boténico Enrique Pérez Arbelées. Se fun- 46 y organiz6 el observatorio geomagnético de 1a isla de “El Santuario”, en el lago de Faquene. Se colaboré en el establecimiento del nuevo observa torio de Astrofisica de la Universidad Nacional. Se construy6 un nuevo edificio para el Instituto, en predios de la Ciudad Universitaria de Bogoté, cerca del cual se erigiré un Planetario, cuyos pla nos ¢ hallan en estudio. En el moderno edificio se ha montado un Pén: dulo de Foucault de treinta (30) metros de altura, el primero que se instala en la Zona Ecuatorial. Cambios de nombre de la Rntidad. — Pertonal que trabaja actualmente—En 1950, con el fin de honrar la memoria de Codazzi, al cumplirse el primer centenario de la iniciacién de trabajos de a célebre Comision Corogrifica que él presidié, se le dio a este Centro el nombre de “Instituto Geogré- fico de Colombia Agustin Codazzi”. El primero de mayo del aiio pasado (1956) pas6 a ser nuevamente dependencia del Ministerio de Guerra, con el nom- bre de INSTITUTO GEOGRAFICO MILITAR. El actual Subdirector, Coronel Luis Laverde Gou- bert, muy distinguido militar, miembro de Ia So- cledad Geogrétiea de Colombia, leva varios afios en el ejercicio de aquel cargo. En el afio pasado (1956) fue galardonado por la Sociedad Colombiana de Ingenieros con el premio de Geogratia “LORENZO CODAZZI”, por un estudio sobre canales interoces. nicos. Su simpatia personal y dén de gentes han hecho del “mono Laverde” un 6ptimo Iazo de unién entre el elemento civil y el milita Por la Secretaria General han pasado cumplidos caballeros y fimeionarios. Siempre recordaremos, entre otros, a los jurisconsultos Miguel Villegas, Francisco Casas Manrique y Santiago Iriarte Ro- cha. Este filtimo, diestro ante el foro y ante el toro, © en buen romance: tan perfilado jurista, como amo y.seflor sobre la arena. El y Manuel Silva (“Ia co- ‘chona”) fueron las primeras espadas del Instituto. Todavia resuenan los aplausos. En Ia némina actual de profesionales, atin se en. cuentran nombres que figuraron en las primeras €pocas del Instituto. Son ellos Ernesto Parra Lle- ras, Luis Felipe Valencia, Belisario Arjona, Gui- Hermo Mendershausen, Marcos Mora, Manuel Jo- 86 Lobo Guerrero, Alfonso Llafia, Jorge Noel Ro- Ariguez, José Vicente Tamayo (“el hombre que calcula”), Enrique Leongémez, Alfonso Garcia, Al- fonso Samper, y otros modelos de perseverancia. Son los pilares del Instituto de hoy. Constituyen un ejemplo de consagracién a una obra por si mis- ‘ma, por la importancia que ella encierra, por su belleza intrinseca. Sin embargo, alguno de ellos mismos califiea guasonamente este hecho insélito como “simple y pura falta de imaginacion”. Bendita falta de imaginacién que ha redundado en positivo beneficio para la ciencia y para la patria. Ojalé todos los colombianos pudiéramos asi sedimentar ‘un poco a “a loca de la casa”... Hay, ademés, un selecto grupo de ténicos jove- nes, como Clemente Garavito Baraya (Director del Observatorio Magnético), Alfredo Diax, Pedro Gar. z6n, y otros que marchan al Iado de los primeros con entusiasmo y eficiencia. Son ellos los renuevos. ‘Los que, como en la parébola biblica, seguirdn man- teniendo encendida la lampara, con 6 y con amor. La roméntica isla de “EL Santuario”, en Frique ne, y el popular repentista “jetén” Ferro. — El Ovservatorio Geomagnéticn.—A 2.550 metros sobre el nivel del mar, entre colinas plécidas cercanas y adustos cerros remotos que alzan su perfil agresi- vo desatiador del rayo, alimentada por el rfo Uba 16 y genitora del Suérez que pocas leguas adelan- te serpea por el risuefio valle de Chiquinquird, or- Iada por largas y flexibles pestafias de juncos que Jas brisas hacen juguetear sin descanso sobre las frias aguas, se tiende sobre su lecho, que es el mis. mo “lecho del Diablo” (tal es el significado de, su nombre en el dialecto muisea), la laguna de FU. QUENE. Este antiguo adoratorio de los chibchas, “eepejo taciturno de un cielo gris”, segtin a exac- ta y feliz imagen de Armando Solano, fue escena- rio de miltiples holocaustos celebrados para apla- car la ira de sus dioses por los sacerdotes de la ra- za vencida, y teatro de roménticas leyendas, im pregnadas de amor y de muerte. En ciertas épocas del afio, cuando los vientos son huracanados y parece que Fu se revoleara en su télamo, se levantan altas olas que hacen cru: ir el tosco maderamen de las canoas de remos que surean las espumosas y ambarinas aguas, y que infunden pavor a los navegantes primerizos. Sin embargo, los viejos Iobos del Iago, quiero decir los nautas veteranos que han nacido y vivido en él, sonrien despreocupadamente. Ellos saben que sus diminutas naos, hechas de un solo tronco de frbol, fon seguras y estén protegidas por el Mohin, o sea Por el espfritu de las aguas... Ha habido tremendas eatéstrofes, es cierto, pero no por culpa de las na- ves, ni de los vientos, ni de las ondas encrespadas, sino por imprudencia e inconsciencia humanas, avivadas por el alcohol. — 425 — En noches de plenilunio, cuando apenas si so pla una leve brisa ¥ es terso y pulido el cristal del agua, ¢l paisaje lacustre es realmente magico, De la. bruiiida superficie parece surgir, entonces, el fantasma de Furatena, la doliente princesa de los muzos, par de Ofelia, Durante el invierno, vienen de las altas latitu- des del continente innémeras bandadas de aves acuéticas a posarse entre los tupidos juncales. Y el paraje se torna en un edén’ para los cazadores. En una isla de este lago, de aspecto selvitico, la misma donde oficiaban los ministros del culto aborigen, posé su planta aventurera, a principios del siglo, un bohemio singular con alma de ermi- tafio, néufrago de la Grata Simbélica. Como Ro- binson Crusoe Ieg6 solo. Levant6 una ermita con sus propias manos. Su escopeta, la cafia de pescar ¥ las redes le proporcionaron alimento. Asi pasa Fon los dias y Iuégo los afios, Antonio Ferro, “el Tetén”, que asi se Hamaba el néufrago, retorné a Ja civilizacién y a su bohemia espiritual. Sus co- frades de antafio habfan muerto, pero hizo nuevas amistades. Formé un club de cazadores. Levant6 una vivienda més amplia en su isla, en “El San- tuario”. Fue desbrozando maleza y construyendo avenidas y puertos que bautizaba con los nombres de sus grandes amigos ya desaparecidos, hijosdal g0 del ingenio, sefiores de 1a capa, y del verso, al- truistas y gallardos. A artistas de més reciente data quiso también rendir homenaje. Asi esculpié en su fundo nombres que ya estaban grabados en su corazén, a saber: Avenida Climaco Soto Borda, puerto Julio Fléres, avenida Enrique Alvarez He nao, cumbre José Asuncién Silva, puerto Ricardo Rendon & & & ¥ labr6 en la roca viva senderos y refugios y grutas. Sobre un acantilado levanté la estatwa de la Virgen Maria, En la mano derecha Ella sostie ne amorosamente un esquife, Es, pues, la Virgen del lago. Guillermo Valencia lo visité algin dia y elec. trizado por el chisporroteo de epigramas que bro- taba de su amplia boca de sonrisa cordial lo la. m6 “Maestro Jetén”. Ya Soto Borda lo habia bau: tizado “Padre y Sefior del Chispazo”. Por muchos Iustros vivié alli, como rey de la isla, bajo sus eucaliptus y pinares, dialogando con las aves migratorias entre los juncos y los sauces, administrando su soledad con la misma sabiduria con que Sancho adminitraba justicia en Ja otra in- sula, cultivando su jardin, sus recuerdos y sus es- trofas, y haciendo las delicias de sus amigos que de tarde en tarde iban a visitarlo y a gozar de su sencilla hospitalidad. ‘As{ lleg6 un dia-de 1932, conducido por uno de dllos, un aprendiz de astrénomo. Fascinado con el encanto del lugar, se qued6 largo tiempo. Mas tar de, en 1989, fue como geodesta del Instituto Geo- gréfico en bused de un punto’de apoyo para su red. Lo encontré en “Cumbre Silva”, el sitio mis alto del islote. El vértice geodésico se convirtié fécil- mente en astron6mico pues en la alta noche, s0- bre el cielo del lago rutilan, sin velos, las conste- laciones. Como el excéntrico islefio repudiaba todo mecanismo, el ingeniero visitante calculé e insta. 16, al pie de la Virgen, un reloj de sol, tallado en mérmol de Villa de Leiva. Desde entonces el viejo Sia, dios mayor de la raza primitiva, le marcé al sefior de la isla, con sus agujas de sombra, silen- ciosamente, las horas de alegria y también las ine vitables de congoja y de desesperanza, El Instituto Geogréfico efectué Inego una densa, triangulacién en contorno y un estudio geomagné tico minucioso del territorio insular ¥ de los alre- dedores. ¥ al encontrarlo apropiado para erigir un Observatorio destinado al estudio del magnetismo terrestre, le propuso compra a su propietario, Con- sinti6, con la sola condicion de que allf, lejos del mundano bullicio, habrian de reposar eternamen. te sus conizas. El Instituto rectbié 1a eglégiea parcela el 15 de agosto de 1952, La ceremonia, efectuada en la is- la, fue impresionante. Con voz quebrada por la emocién el octogenario bohemio salud6 a los dele- gados del Gobierno en cléusulas que mostroban que més que de su terrufio se estaba desprendien- do de su propio coraz6n. El funcionario que recibia prometié que las nuevas actividades no perturba: rian la tranquilidad del refugio. Antes bien, en aquel suelo cuasisagrado, rico en tradiciones, se hermanarfan calladamente lo cientifieo y lo ar- tistico. El comisionado del Instituto concluy6 ast: “En primer término instalaremos el Observatorio Geomagnético, después una estacién meteoroldgica, més tarde una sismolégica, Aqui pudiéranse estu- diar también los rayos e6smicos. ;Por qué no ha. bria de salir de este sosegado ambiente, propicio a la meditaci6n, algén descubrimiento trascenden- tal que ligue a Colombia al desarrollo ecuménico de la cultura y de la civilizacién? En todo caso, Maestro Ferro, vuestro nombre quedaré aqui, fir- memente anclado, como el humus que se confunde con las rafces de los Arboles que os prodigaron su sombra, como la lama adherida a las rocas mile narias que sustentan la insula. Seré lo ‘nico “fe- rroso” que perturbe los imanes de nuestro magne- tégrafo. Asi por los siglos de los siglos Pocos dias después, Antonio Ferro entregé su alma al Creador. El Instituto esti cumpliendo su promesa. Fun- cionan ya el Observatorio y las estaciones men- cionadas. Muy pronto se trasladarin las cenizas del caballero de la sal y del ingenio. Reposaré en la tierra de sus amores, en sitio escogido por 4, dentro de una roca, cerca de la Virgen y de su reloj de sol, arruMado por el melancélico batir de las olas que Morarén eternamente a quien fue el auténtico Mohan de la laguna: al “Maestro Jeton”, extrafia mezcla de vagabundo, de poeta y de santo! — 426 —

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