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EDMUND HUSSERL IDEAS relativas a una fenomenologia pura y una filosofia fenomenolégica FONDO DE CULTURA ECONOMICA MEXICO — BUENOS AIRES CONCIENCIA Y REALIDAD NATURAL | a Cosa semejante constatamos acerca de cualesquiera cogite- linnes en el sentido de la esfera cartesiana de ejemplos, por res- pecto a todas las vivencias del pensar, del sentir y querer, sdlo que, como se pondri de manifiesto (en el préximo paragrafo), el “estar dirigido a”, el “estar vuelto hacia”, que distingue a la actualidad, no se identifica, como en los ejemplos de representa- ciones sensibles, preferidos por ser mis simples, con el atender a los objetos de la concicncia que los apresa y destaca, También dle todas estas vivencias es patentemente cierto que las actuales’ estin rodeadas de un “halo” de inactuales; la corriente de las vivencias® no puede constar nunca dé puras actualidades, Preci- samente estas tiltimas determinan, en la mas amplia genera cién posible por encima del circulo de nuestros ejemplos, y en el contraste con las inactualidades en que las hemos puesto, el sentido plenario de la ‘expresién “cogito”, “tengo conciencia de algo”, “Ievo a cabo un acto de conciencia”. Para mantener rigu- rosamente distinguido este concepto tan preciso, le reservamos exclusivamente los términos cartesianos de cogito y cogitationes, a no ser que indiquemos expresamente la modificacién por me- dio de una adicién, como “inactual”. etc.» © Podemos definir un yo “en vigilia” como un yo que, dentro liza- de Ia corriente de sus vivencias, practica continuamente la con- ciencia en Ja forma especifica del cogito; Io que no quiere decir, natvralmente, que dé, ni pueda dar a estas vivencias cons- tantemente, 0 en general, una expresién predicativa. Hay tam- bién, en efecto, sujetos-yos animales. Pero a la esencia de la corriente de vivencias de un yo en vigi ia es inherente, segiin lo arriba dicho, que la cadena de cogitationes que corre sin solucién de continuidad esté constantemente rodeada de un me- dio de inactualidad siempre presto a pasar al modo de Ja ac tualidad, como, a la inyersa, la actualidad a inactualidad. § 36. VIVENCIA INTENCIONAL, VIVENCIA EN GENERAL Por profunda que sea la alteracién que experimentan las vi- vencias de Ja conciencia actual al pasar a Ja inactualidad, siguen teniendo, sin embargo, las vivencias modificadas una significa tiva comunidad de esencia con las primitivas. En general es A 82 MEDITACION FENOMENOLOGICA inheiente a la esencia de todo cogito actual ser conciencia de algo: Pero a su modo es también, segin Io antes expuesto, la co- gitatio modificada igualmente conciencia, y* de lo mismo que la correspondiente no modificada, J.a propiedad esencial y general de la. conciencia se conserva, pues, en el curso de la modifica- ciém: Todas las vivencias que tienen en comin estas propiedades csenciales se Haman también “vivencias intencionales’. (actos, en el sentido mds amplio de las Investigaciones Idgicas), en tanto son conciencia de algo, se dicen “referidas intencionalmen- te” a este algo. ¥ Obsérvese bien que aqui no se habla de una relacién entre cierto proceso psicolégico —llamado vivencia— y otra existencia real en sentido estricto —llamada objeto— o de un enlace ¢psico- ldgico que en la realidad objetiva tuviera lugar entre lo uno y Jo otro. * Se habla, antes bien, de vivencias puramente segiin su esencia, 0 de esencias puras y de lo que en las esencias esta ence- rrado con absoluta necesidad, “a priori”. El ser una visencia conciencia de algo, por ejemplo, una fic- cién ficcién de un determinado centauro, pero también una per- cepcién percepcién de su objeto real, un juicio juicio de su relacién objetiva, etc., es cosa que no afecta al hecho de la sivencia que forma parte del mundo, especialmente dentro del complejo de los hechos psicolégicos, sino a la esencia pura y aprehendida en la ideacién como pura idea. ‘En Ja esencia de la vivencia misma entra no sdlo el ser conciencia, sino también de qué lo es y en qué sentido preciso 0 impreciso lo es.°% Por ende esté también encerrado en la esencia de la conciencia inactual en qué forma de cogitationes actuales sea trasponible por medio de Ja modificacién acabada de exponer que designa- mos como “vuelta de Ja mirada de Ia atencién hacia lo antes no atendido”. Por vivencias en el sentido mds amplio entendemos todo aquello con que nos encontramos en Ia corriente de las viven- cias; asi, pues, no sélo las vivencias intencionales, las cogitatio- nes actuales y potenciales, tomadas en. su plena concrecién, sino cuanto ingrediente encontremos en esta corriente y sus partes concretas. 7 : Facilmente se ve, pues, que no todo ingredicnte de la unidad concieta de una vivencia intencional tiene él mismo ef cardcter cron ete RE LAE AETERETE mer brecttees CONCIENCIA Y REALIDAD NATURAL 8% fundamental de la intencionalidad, o sea, la propiedad de ser “conciencia de algo”.-Esto concierne, por ejemplo, a todos los datos de la sengacién, que desempefian un papel tan grande en las intuiciones perceptivas de cosas. En la vivencia de la percep- Gaon de este papel blanco, o mas exactamente, en aquel de sus componentes que se reficre a Ja cualidad de blancura del papel, pos encontiamos, volviendo adecuadamente la mirada,* con el dato de la sensacién del blanco. Este blanco es algo que adhiere insepablemente a-la esencia de Ja percepcién concreta, y que adhicie a ella como ingrediente concreto. En cuanto contenido cslubidor del blanco fenoménico del papel, es sostén de una intencionalidad, pero no es él mismo conciencia de algo. Exac- tumente lo mismo cabe decir de otros datos de las vivencias, por ejemplo, de los Hamados sentimientos sensibles. Hemos de ha- blar de ellos todavia més extensamente més adelante. § 97. EL “ESTAR DIRIGIDO A” DEL YO PURO EN EL cociTo Y EL ATENDER APREHENSOR ‘sin poder entrar aqui mas a fondo en un anilisist descriptivo de las vivencias*intencionales, haremos resaltar algunos aspectos dignos de atencién para las consideraciones ulteriores. Llevada a cabo una vivencia intencional actualmente, 0 sea, en el modo del cogito, en ella se “dirige” el sujetot al objeto intencional. Al cogito mismo es inherente, como inmanente a él, un “mirar a” el objeto, que, por otra parte, brota del “yo”, el cual no puede, pues, faltar nunca, Este “mirar a” algo el yo es, segtin el acto, en la perccpadn percipiente, en Ia ficcién fingidor, en el querer vo- lente, en el agrado un mirar con agrado, etc. Esto quiere decit, pues, que este tener a la vista, ante los ojos del espi- 1itu, mherente a la esencta del cogito, del actot en cuanto tal, no es a su vez un acto peculiar, y en cspecial que no debe confundirse con un percibir (en ningtin sentido, por amplio que fuese), ni con ninguna de las demis clases de actos emparenta- dlos con las percepciones. Es de observar quet objeto intencional de un acto de conciencia (tomado tal como es en cuanto pleno conelato de éste) no quiere decir en modo alguno Jo mismo que objeto aprehendido, Solemos introducir sin més el estar aprehen- dido en el concepto de objetot (de objeto Yen general), porque 84 MEDITACION FENOMENOLGGICA tan pronto como pensamos en él 0 decimos algo de él, hacemos de el un objero en el sentido dcl objeto ajrchendido, En su sentido mas aniplio se identifica el aprehender con el atender a algo. el advertitlo, urétese de una atencidn especial o de una atencién accesoiia: al menos, tal como estas maneias de hablar se entienden habitualmente, Se trata, pues, con esie atender o apichender no del modo del cogito en general, del modo de Ia actualidad, sino, vistas las cosas mds exactamente, de un modo especial de acto, que puede adoptar toda conciencia 0 todo acto que no Io tenga todasia. Si Io hace, su objeto intencional no es sdlo en general objeto de conciencia, presente a la mirada del espiritu que esta dirigido a él, sino que es objeto aprehendido, advertido, A una cosa no podemos, sin duda, estar yueltos de otro modo que en el de la aprehensidn, ¢ igual a todas las obje- tividades “simplemente representables”: el volverse (aunque s6lo sea en la ticcién) es co ipso “aprehensién”, “atencién”. Pero en el acto del valorar estamos vueltos al valor, en cl acto de la ale- gria a lo que alegra, en el acto del amor a lo amado. en el obiat a la obra, sin aprehender nada de esto. El objeto intencional, lo valioso. lo que alegra, lo amado. lo esperado en cuanto tal. la obra en cuanto obra, se tema mas bien objeto apiehendido tan sdlo en un peculiar vulveise “objetivante”. En el estar vuclto valorando a una cosa esta encerrada también, sin duda, Ia apiehension de la cosa; pero no la mera cosa, sino Ia cosa valiosa © el valor es (sobre lo cual hablaremos atin mas e\tensamente) el pleno correlato intencional del acto valorante. Asi, pues, “es- tar eueltn valorando a una cosa” no quicre decir ya “fener po. objeto” el valor en cl sentido especial del objeto aprehendido. como necesitamos tenerlo para predicar algo de 1; ¢ igual en todos los actos Iégicos que a él se refieven. En actos de la indole de los valorantes tenemos, pues, un objeto intencional en un doble sentido; necesitamos distinguir entre la mera “cosa” y cl pleno objeto intencional, y paralela- mente una doble “inlentio”,» un doble estar yuelto, Si estamos dirigidos a una cosa en un acto de valorar, es el estar dirigidos a la cosa un atender a ella, un aprehenderla; pero “dirigidos” estamos —no sdlo en el modo de la aprehensién— también al va- lorar. No s6lo el representarse cosas, sino también el valorar cosas, que lo abiaa,e presenta el modo de la actualidads CONCIENCIA Y REALIDAD NATURAL 85 Pero nécesitamos afiadir en seguida que la situacién sdlo es tan simple en los actos simples del valorar. En general, son los actos del sentimiento y de la voluntad actos fundados en un grado més alto, y, en correspondencia, también se multiplica la objetividad intencional y se multiplican los modos en que Jos objetos encerrados en Ja objetividad unitaria y total se tor- nan objetos de un volverse a ellos, Pero en todo caso es una verdad lo que afirma la siguiente tesis En todo acto* impera un modo de la atencién. Pero sien- pre que cl acto no sea un acto de simple conciencia de cosas, siempre que en semejante forma de Ja conciencia se funde otra en que “se tome posicién” relativamente a la cosa, se separan la cosa y el pleno objeto intencional (por ejemplo. la “cosa” y el “valor”) y asimismo ¢/ entender y el tener a la vista del espi- vitu. Pero a la vez es inherente a la esencia de estos actos fundados la posibilidad de una modificacién por medio de la cual sus plenos objetos intencionales sc tornan objetos atendi- dos y en gste sentido “representados’, que por su parte son susceptibles de servir de sustratos a explicitaciones, referencias, apresamientos conceptuales y predicaciones, Gracias a esta obje- tivacién, estamos, en Ia actitud natural, y por ende en cuanto miembros del inundo natural, no frente a meras cosas naturales, sino a valores y objetos pricticos de toda indole, ciudades, calles con instalaciones de luz. habitaciones, muebles, obras de arte, libros, instrumentos, etc.> § 98. REFLEXIONE: PERCEPCIONES INMANI SOBRE ACTOS. TES Y TRASCI.NDENTES Ajiadimos, ademds: viviendo en el cogito, no tenemos con- ciencia de Ja cogitatio misma como objeto intencional; pero en todo momento puede convertirse en tal, siendo inherente a su csencia la posibilidad en principio de una vuelta “reflextua” de lo mirada, natmalmente en Ja forma de una nueva cogitatio que se dirige a ella’ en el modo de una simple aprehensié: En otras palabras, toda cogitatio puede convertirse en objeto de la Hamada “percepcién interna”, y ulteriormente cn objeto de una valoracién reflexiva, de una aprobacién 9 desaproba- cidn, etc. Lo mismo cabe decir, con Jas modificaciones corres-

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