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Experlencias de autogestion de los trabajadores en Argentina. La recuperacion de fabricas y empresas en la ultima década Orietta Favaro y Graciela Inorno’ Desde los afios noventa aumenté la conflictividad social en Ar- jentina, acompafada por el surgimiento de nuevas formas de protesta y la emergencia de nuevos/viejos actores, Se inaugura asi, un fendmeno social complejo, con experiencias de autogestién interesantes. Proceso iniciado como consecuencia de la des industrializacién que se concreta con la dictadura militar (1976) y completa el gobierno de Menem (1989- 1999) con la privatizacién de empresas de servicios y el cierre de ramales ferroviarios. La “toma”, la “ocupacién” y la “recuperacién” de fabricas, empre- ¢ instituciones, son estrategias de los trabajadores con el objetivo de enfrentar el desempleo y la desocupacién. Estos territorios en disputa se convierten en escenarios donde las acciones de negociacién y de con- frontacién toman una dimensién particular desde el 2001, cuando el trabajador se hace cargo de empresas en quicbra, por incumplimientos salariales © por cierre de las mismas. El nuevo fenémeno de acciones colectivas que comenzé con cortes de rutas en la década de los noventa, pasé a ser Ia estrategia de ambientalistas, vecinos, estudiantes, sindica- listas y productos rurales. Se observa, por un lado, una declinacién de los cortes de ruta y vias puiblicas y con la presencia de los actores sociales dominantes de aquellos afios (piqueteros, docentes, empleados publi- cos); por otro, el cambio de protagonistas en dichos métodos de protes- ta, actualmente son los ruralistas. En este estudio, entendemos por protesta social aquel acto colec- tivo que se hace publico en un determinado tiempo y espacio y que tiene por objeto la manifestacién de un determinado contflicto. A su vez, * Docentes ¢ investigadoras de la Universidad Nacional del Comahue y del Centro de Estu- dios Hist6ricos de Estado, Politica y Culeura. Neuquén, Argentina. 339 el conilicio es la confrontacién de parte de wn colectivo soclal eon ay modalidades que asume fa organizacién de una determinada. situacidn De modo que, para que el conflicto sea una protesta se requiere de yn accién que ponga de manifiesto una insatisfaccién de parte de un grupo social, no alcanza con enuneiar el conflicto, es condicién necesaria pari que sea protesta la concrecién de un acto colective que consticuya lit alteracién de las actividades habituales sobre las que se organiza esa rea lidad social. En este contexto, nuestro objetivo es presentar algunas considera ciones tedricas y datos empiticos sobre la recuperacién de empresas y fabricas, como estrategia de los trabajadores frente al desempleo y la exclusién y los resultados alcanzados en este quinquenio en Argentina, Por ella, sin detenernos en el andlisis de casos, ya que fueron tratados en otros trabajos, solo se hard referencia a los mismos, segtin la dimensién temdtica que se aborda en perspectiva histérica. Coincidente con la cti- sis de representatividad del pais a comienzos del siglo XXI, se produce un ciclo de “tecuperacién” de establecimientos productivos, instalando gestiones colectivas que en la actualidad viven una situacién de repliegue, En este orden, analizamos las caracteristicas de estas experiencias auto- gestionarias, dando cuenta de antecedentes histéricos nacionales y lati- noamericanos', Experiencias historicas latinoamericanas La accion de tomar empresas y hacerlas producir por parte de los trabajadores, dejando a un lado los patrones, tiene precedentes —entre otros casos en las ocupaciones de fiibricas det notte de Italia en los afios "En las experiencias de los ttabajadores en la Argentina, nos preguntamos si el concepto de experiencia thomproniano es vilido para el andlisis de la realidad social y de los actores colectivos en las fabricas y empresas recuperadas. La nueva condicién de trabajo rompe la relacién empleado-patrén —‘desigualdad naturalizada’-, en résminos econémicos como en la coma de decisiones, creando los intersticios para la construccién de una mieva subjetivi- dad. Cuando una de las partes, en este caso el patrdn, decide cerrar la fibrica conmueve ios esquemas tradicionales de identificacién del trabajador, que en vez de patalizarlo —en fancién de una reserva simbdlica adqitida histéricamente- da lugar a la creacién de una forma de relacidn laboral basada en experiencias de normas, de conceptos criticos, de imperativos morales que permanecen entremerclados con las nevesidades econémicas del “sentido comtin” del poder (Thompson, 2000: 16-31). Los cambios en las relaciones soci les, sin patzén, son experimentados en la vida y en la cultura social a través de la coma de decisiones autogestionaras en la fabrica 340 1920 0 en lav tomas on ef contexte del Mayo Kraneds (1968). Recorde inos que exiaten conocimientos histdrivos de autogestidn en Fibricas que Jojgran una thuscendencia en tempo y espacio, como el que constitayen low casos en Yugoslavia, Chile, Bolivia y Perd, cada uno de ellos con sus fontalezas y debilidades. La autogestién de trabajadores (AGT) fue la decisién tomada para organiza + el trabajo y la produccién del régimen socialista yugoslavo entre los afios cincuenta y la desintegracién de la iederacién (1991), con periodos de mayor participacién de los trabaja- lores politizados, dada la impronta del PC que acotaba la extensién de A de telacién de poder entre cl Estado y las base trabajadora fabril. “4 los niveles locales 0 sectoriales, geneté una situacién particular En América Latina, mientras que en Chile la experiencia del siste- ma de AGT fue breve, bajo el gobierno de Allende (1970-1973) se logra que las fabricas sean més productivas y eficientes que las estatales con yerenciamiento centralizado; en Bolivia la revolucién popular (1952) dejé lecciones significativas: la experiencia solo en la minerfa fue vulnerable y la estatizacién de las fibricas controladas por los trabajadores lev a que estos iltimos se convirtieran en pequefios burgueses tecnécratas, cencrali- vando el control en el estado y organizando la empresa piiblica bajo una \éeica capitalista. Finalmente, en el caso peruano (1967) Ia “nacionaliza- Gién desde arriba’ reprodujo la estructura jerdrquica del capitalism, mar- ginando de esta manera, el papel de los trabajadores en al sector puiblico, La AGT defiende a las fibticas del cierre, conservando el empleo y mejo- 5-58). Las experiencias de ocupacién y recuperacién en Latinoamérica rando las condiciones sociales. (Blanc, Fal et al, 200+ tienen sus variantes en Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela. Una muestra de ello lo constituye el Primer Encuentro Latinoamericano de Empresas Recuperadas realizado en Venetuela (2005), donde se redacté un documento, “Compromiso de Caracas’, el que resume recomenda- ciones a los gobiernos nacionales -poniendo en relieve las contradiccio- nes de la “centroizquierda’ tendientes a la creacién de nuevas leyes, legislaciones y fondos especiales de recuperacién y reactivacién. Asimis- mo, se hacen consideraciones sobre los marcos normativos para la expro- piacién y estatizacién de las empresas que se encuentran autogestiona- das por los trabajadores. Las resoluciones se encuadran en Ia propuesta del ALBA, la integracién que alienta Hugo Chavez en alianza con go- biernos latinoamericanos (Séller, 2005: 2). La discusién fue coordinada por lideres de las organizaciones 341 convocantes: Luiy Primo de la UN'T' (Unidn Nactonal de 'Trabajadores, a), Eduardo Muria de MNER (Movimienta Nacional de Em presas Recuperadas, Argentina) y Sergi Brasil); contando, ademés, con la pa ottos paises, entre otros, Ecuador, México, Paraguay, Perti, Haitl y Cuba. Uno de los ejes centrales fue la consideracién de las “organiza: Venezu io Goulart (Fabsricas Ocupadas, ticipaciés de representantes de cianes productivas autogestionadas como un germen de transforma: cién social, sefialando que se presenta una forma alternativa de organi- zat la produccién, nuevas relaciones, précticas de solidaridad y com- promiso con la comunidad impensado en las empresas patronales lu crativas”, Se planteé constituir un canal para que los productos lle- guen a la comunidad: una red social que atraviese el mercado capita- Hista, donde los mismos tengan valor de uso —no valor social y que sirvan para el bienestar general (Badenes, 2005:1-2). La lucha de los sin empleo en Argentina. Antecedentes histéricos Las politicas de apertura levadas a cabo por Ja dictadura para favorecer sectores financieros y del capital, las acciones y alianzas —con el advenimiento de la democracia~ del gobierno radical (1983- 1989) y la redefiniciéa del modelo de acumulacién planteado en los afios noventa por Carlos Menem (1989-1999), operan en Argentina en un proceso de desindustrializacién, volcéndola hacia la reprimari- zacién de su economia. Los principales efectos sociales son ta apari- cién de Jos sin empleo, sin alimentos, sin vivienda, sin educacién, sin salud: la exclusién social. En efecto, “si bien en los afios del go- bierno de Alfonsin atin los niveles de empleo eran altos (1988: 6,5% y subocupados 8,9%), eran muchas las familias cuyos ingresos no eran suficientes para cubrir wna canasta bésica’(...) “En la década de los noventa la casa de desempleo Hega a niveles muy altos: en 1991, cuando se pone en marcha el Plan de Convertibilidad, la tasa de desocupacién abierta era de 6,5% alcanzando pocos afios mds tarde al 18,4% de la poblacién”, (...) “Cuando se desencadena la crisis de diciembre del 2001, la situacién ya se hace précticamente insosteni- ble. En octubre del 2002, mis de la mitad (54,3%) de los habitan- tes del pafs eran considerados pobres” (...) “En definitiva, la pobreza 342 for tigreto cas) ee dupliog entie S998 y 2002 afecrando a yastos sectares de Ja clave media" (Golher, 2005:2). La aplicacion de Jas poliiiess neoliberales en América Latina aw puso te redefinicién de Jas relaciones de dominacién y consolida un proyecto hegembnico con implicancias socioeconémicas y politico-eull curales que transforma espacios y multiplica las acciones colectivas, Es tas se dieron en un repertorio complejo de reclamos, se dio por fuera de las estructuras sindicales y partidarias y en una variedad de prieticas articuladas, Los cambios en el mercado de trabajo y en la composiciéit de la clase obrera exponen a sus organizaciones frente a varios proble mast nuevas condiciones de trabajo y crisis de representacién politica, ambas afectan a estas corporaciones y a las estructuras partidarias. Se re territorializa el espacio de construccién de lazos sociales, implicando ruptura y continuidad. La demanda es por trabajo digno; es por el ejer cicio de la ciudadanja social (Retamozo, 2006: 163). Los noventa encuentran al pais recortiendo los tramos finales del proceso de ajuste. Se trata de un pafs distinto, que vivid por primera vex una experiencia masiva de empobrecimiento como consecuencia de la estructura social que se modificé significativamente, Una sociedad seg- mentada, heterogeneizada, polatizada y en la que los problemas sociales se agudizaron; los nuevos pobres constituyen lo distintivo de la actual crisis social, La pobreza, la falta de una educacién adecuada, la desaten- cién de Ja salud, Ja carencia de servicios basicos son algunos de los signos mas evidentes en Jos nuevos tiempos (Minujin y Lépez, 1994: 88-105). La territorializacién de la protesta -con la ocupacién de empresas y lugares publicos-, se vincula con la politizacién de la demanda que se orienta a los podeses estatales. El proceso opera con escasa movilidad social ascendente y con una percepcidn de la desigualdad estructural- mente injusta. Permite, de este modo, visibilizar la existencia de tela- cién entre pobreza y exclusién social, desigualdad y ciudadanfa. En un contexto recesivo de ciertes y despidos, se produce el ajuste, la adapta cidn de los repertorios de provesta y resistencia a la pérdida del empleo y para el mantenimiento de la fuente de trabajo. Se produce de un nuevo repertorio de acciones colectivas a partir de las cuales, trabajado- res y empleades comenzaron a organizarse para tomar a su cargo la pro- duccién, con la recuperacién del trabajo. En consecuencia, la debilidad de la demanda de empleo asala- riado durante la mayor parte de los afios noventa, colaboré no solo 343 para ta disminuc de Ia influencia sindical, sino que provoed que los trabajadores buscaran ocupaciones por cuenta propia de baja pro: ductividad, con la evidente generacidn de reducidos ingresos fami liares. La fragmentacién del mercado de trabajo tiene al menos doy significados: uno, el que da cuenta de la diversifi idn de los pues tos con relacién a calidad del trabajo, remuneracién, prestigio, iden= tidades, y otro, remite a una diversidad de situaciones de exclusién (Tenti Fanfani, 1993: 252-253). Ante este contexto nacional, son otros los objetivos de la accién colectiva, a los que apelan los trabaj dores que se quedan en las fébricas que quiebran: la cecuperacién de la produccién y la conservacién del trabajo. En otras palabras, la exclusién del mercado de trabajo formal, la insercién incompleta, las transformaciones en las formas y las re- glas de contratacién y las particulars modalidades de insetcién la- boral y las posteriores formas de recuperacién con la “ocupacién”, tienen efectos importantes en la cultura social del mundo del traba- jo, especialmente sobre la conformacién de identidades y de los pro- pios actores colectivos. Desembalar el denso contenido de estas ilei- mas experiencias implica para los viejos sujetos sociales una crisis de autorepresentacién cldsica de obreros-patrén y la conformacién de nuevas identidades colectivas? Ocupacion, recuperacion, toma. Decurso de la teoriay la praxis No es posible homologar el concepto de ocupacién 0 toma, es decir, apropiarse de una unidad productiva, para lo cual se debe encarar una lucha para concretar la accién. Es un proceso que el 41% de las fabricas recuperadas han sido tomadas. La toma compromete la convi- vencia con el empresario durante un tiempos la ocupacién implica, des- de el comienzo, cl control de la planta para evitar su vaciamiento y conileva, generalmente, una situacién de relacién de fuerza y posicio- namiento mejor para negociar (con el empresario, gobierno o jueces) (Rebén, 2007: 94). Esto no es dbice para que se produzcan otras formas de lucha para las “recuperaciones”, tales como la “permanencia consen- suada” (el trabajador permanece cn la empresa en un acuerdo con el patrén o juez y se negocia su permanencia dentro de la unidad). Ello 344 dene ijo grado de conflietividad y representa ef 59% de lox casos; 1m permaneneia ante ef abandon (11,84); el acampe y negociacidn (5,99) y ef retiro de la empresa (5,9%) (Kebdn, 2007: 95). A su ver, la recuperacién es un proceso que se aleja cada vez mas de lo estvictamente taboral, ya que la lucha transita por sobrevivir y hacer funcionar la fabrica 0 empresa ccondmicamente. Esta accién tiene que hacer frente a la tensidn orientada a la obtencién de una cobertura legal que garantice seguridad para fos trabajados y a las tareas que de- manda en el mercado viabilizando el emprendimiento. En sintesis, si bien en los ambitos politicos, periodisticos 0 acadé- micos se usan distintas denominaciones, nos parece acertado enunciarlas como empresas y fdbricas recuperadas (FyER), porque refiere mds a una etapa del proceso y ao es inclusive de la totalidad de los casos. Por defini~ cién, una empresa o fibrica en produccién aucogestionaria son experien- cias cualicacivamente diferente a una fabrica tomada y por ultimo, se trata de empresas y fabricas porque nto se reduce fa cuestién a lo industrial sino de fos trabajadores de empresas de todo tipo, que quiebran, son vaciadas y recuperadas (clinicas, hospitales, colegios, hoteles, etc.). La actitud de “resguardo” al recuperar las empresas, no significa que se origine un nuevo sector en la produccién, con una orientacién de economia social o que se pretenda desplazar al capitalismo. Por esta ra~ z6n es que la mayoria apunta a definirse como autogestionarias —coope- rativas~ y son escasas, las de control obrero. Dicho de otro modo, zpor qué algunas adoptan unas formas y otras no? ;Por qué la mayorfa ad quiere la configuracién de cooperativa, mientras que son minimas las que operan bajo control obrero? Una razén importante, no la nica, es la influencia del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y el Partido Obrero, que a través de sus militantes tienen el “control” de las unida~ des productivas. Autogestién y control obrero en perspectiva historica Frente a las posiciones contradictorias en lo referente a Ja recupe= racién de FyER: control obreco con estatizacién provincial én el marco del sistema econdmico imperante, la historia aporta algunas experien cias sobre el control obreto. Uno de los ejemplo de autogestidn a lox cuales recurtir en auxilio tedrico-préctico de virtudes y falencias de las experiencias vividas por trabajadores sin patrén, lo representa fas acclo» 345 nes de los obreros tusoy en 1917 con el decreto del control vobre La produccidn, conservacién y compraventa de todos los productos y mu terias primas en las empresas industriales, comerciales, banearian, apr colas, etc., que cuenten por lo menos con cinco operarios y empleados El control serfa ejercido de manera directa en las pequefias y por medio de sus representantes ¢legidos en asambleas generales, ‘Todo ello bajo el ideal revolucionario que los trabajadores pueden demostrar que saben, sin los capitalistas, organizar la industria, En los afios treinta, Trorski a partir de las experiencias de coges- tién en Alemania ¢ Inglaterra opinaba que “si la participacién de los trabajadores en Ia gestién de la produccién ha de ser duradera, estable y ‘normal’ deberd apoyarse en la colaboracién y no en la lucha de clases” Desde este prisma, no se trataba de experiencias de control obrero sobre el capital sino de la subordinacién de la burocracia del trabajo al capital, aunque la situacién no podfa durar mucho: dependia de la paciencia del proletariado. Entendiendo asi, las diferencias entre la cogestién clavica —cooperacién y participacién~ del control obrero especie de poder econd= mico dual cn la fabrica (Trotski, 1931:30). En Argentina, luego de la ‘Revolucién Libertadora’ (1995), du- rante la resistencia peronista, la autogestién fue una préctica utilizada por los obreros en el marco de huclgas de bancatios, textiles y metaliirgicos en 1959. Los trabajadores ocuparon el Frigorifico Lisandro de la Torre (Mataderos, Buenos Aires, 1958) oponiéndose a la privatizacién del mismo; conflicto enmarcado “contra la entrega del pattimonio nacio- nal”. En el caso del frigorifico, los trabajadores fueron reprimidos, se quedaron sin trabajo y la empresa se privatizé (Salas, 1990:204-207). Durante el gobierno de la Unién Civica Radical del Pueblo (UCR, con Illia 1963-1966), se produjeron tomas de fabricas por breve tiem- po, dentro del plan de lucha lanzado por la Confederacién General det Trabajo (CGT) y las 62 Organizaciones sindicales en defensa de la in- dustria nacional’, En 1973, se ocuparon fabricas, escuelas, universida- * Durante gobierno del Gral. J. C. Ongania (Revolucién Argentina, 1966-1972), el Estado habia intervenido ocho ingenios en ‘Tucumsn con vistas a su cierre, pero el clima de tensién se tradujo en manifestaciones callejeras y ocupacién de las fabticas. Uno de los ingenios — que seguia funcionando— se comprometié al traspaso de 2.000 ha de tierea en concepto de indemnizacidny; allf se gesté la Cooperativa de Tiabajadores Unidos de Campo dle Herrera, bajo la asesoria de técnicos de la estacién experimental INTA de Famaillé, que funcioné hasta los afios ochenta (en Kindgard, Federico 1998 “21 afios de éxito cooperativo: Campo de Herrera, una asociacisn de trabajadores”, Buenos Aires- UBA). 346 des y hospltales, conflieta en parte sujeto por el acuerdo entre Perdn, los itudicaos y los empronarion, A ta muerte de Peron -1974-, algunos sectores se radicalizaron en el contexto de fracturas del peronismo, se generaron experiencias, como of control obrero en fa papefera Mancuso- Rossi (Buenos Aires) y la petroguimica PASA (Rosario, Santa Fe) (Mag- nani, 2003:35). En definitiva, entre los afios 1960-70, crecieron los experimentos de resistencia a los ritmos de produccién en el fordismo. Otro antecedente Jo constituyé la experiencia del contro! obrero en Gran Bretafia de los afios setenta, que se desenvolvié con un movi- miento sindical posicionado en Ja industria y en Ja sociedad. En ef ima- ginatio de los obreros de lucha militante y avance del movimiento obre~ ro, la idea del control proletario se volvié propia y en las industrias propiedad del Estado decidian las juntas de representacién igualitaria de trabajadores, sindicato y gobierno, Esto condujo a la presencia de comirés de fabricas y los sindicatos eran érganos para la colaboracién de clases (Sewell, 2005: 1-5). En coincidencia, en nuestro pais, hubo un proceso de lucha y de organizacidn, que influy6 en la creacién de coordinadoras interfabriles tras las huelgas de 1974-75, conocidas como el “villazo”, logrando para- lizar las fabricas de Villa Constitucién (Santa Fe): Acindar, Metcon y Marathon’, fas que ocupaban un total de 6 mil operarios metalirgicos. Durante el gobierno de Marfa Estela Martinez de Perén (1974-1976), los obreros cuestionaron ef Pacto Social, el congelamiento salatial, con- fiando en sus propias fuerzas y en las que se dieran a partir de huelgas de los trabajadores en fos principales cordones industriales del Gran Bue- nos Aires, donde se conformaron coordinadoras de solidaridad con la de Villa Consticucidn. Estas acciones provocaron movilizaciones que exi- gieron paritarias libres y la erradicacién del plan de ajuste conocido como el “Rodrigaza”, La experiencia de los obreros permitié ensayar la autogestién de la produccién en las metalirgicas. Lo interesante de estas experiencias, es que se traté de un sector joven, con estabilidad laboral y altos salarios, germen del sindicalismo clasista. En los afios ochenta se produjo la ocupacién de instalaciones fabriles, sin los logros esperados. El iiltimo caso fue la ocupacién de la > Las tres grandes fbricas protagonistas del “Villazo”: Acindar y Marathon perrenecfan a la familia Acevedo y Metcon era propiedad de le empresa Ford. Los obretos de Acindar impusicron sus métodos de lucha: asambleas masivas, resolutivas, ocupacidn de fibricas con piquetes duros y coma de rehenes del personal jerérquico, 347 Ford (Pacheco, Buenos Aires, 1985) de lov obrerox ante el dexpido de sus compafieros; hasta que en los alos 1990 operd un fendmeno que comprende alrededor de 200 {Abricas recuperadas con mis de 10 mil operarios'. Sintetizando, se recrean nuevas formas de representacién, de conce birse asimismo en tanto posibilidades, de captacién y puesta en prictiea de habilidades antes no utilizadas ni valoradas que rompen con la forma tradicional del trabajo y de vinculos mutuos. Esto implica la teapropia- cién del quehacer en una nueva subjetividad a través de wn trabajo de e- hiscorizacién de fa rupeura de lo habitual (Neuhaus, 2006: 96-99). Desde el punto de inflexién en la realidad argentina que significé el afio 2001 (Barbetta y Bidaseca, 2004:67-88), la situacién econdmi- co-social condujo a los trabajadores de fabricas en quebranto, ocupar el lugar de trabajo y resistir, ensayando la produccién bajo diferentes for- mas de control y cogestién obrera. Es conocido que sin la nacionaiiz cién de los sectores claves de la economfa no se puede crear una admi- nistracién obrera para colocarse bajo el marco juridico estatal sin estar sometido a los vaivenes de los gobiernos de turno. Las fabricas en manos de los trabajadores, la propiedad y el derecho a enajenacién detentada por los capiralistas, presenta un decurso con un horizonte optimista para los primeros. Sin la expropiacién el control por parte de los obreros constituye una suerte de interregno econémico. Por ello, nos pregunta- mos ;el éxito dependeré de la correlacién de fuerzas politicas y de/en la misma sociedad? La lucha por el control obrero involucra y representa elementos de una “nueva sociedad” en el marco de [a “vieja”, donde el desafio es tomar las empresas y ponerlas en produccién? Solo cuando la propiedad de la industria es expropiada a los capitalistas es que los tra- bajadores pueden tener genuinamente dicho control. Por lo tanto, no es solo un proceso politico, sino ademés, revolucionatio. Ef hecho de que las experiencias estén “en curso”, su evolucién y destino posterior, impide que los historiadores podamos prever, prede- cir su devenir hasta que formen parte del pasado reciente, De todas formas, se hacen visibles algunas grandes Kneas que permiten tematizar fa naturaleza compleja de los nuevos fendmenos sociales. En Jas expe- tiencias paraddjicamente conviven dimensiones democraticas de deci- sién con métodos y valores propios de ta dindmica capitalisea. Es el “Llama la atencién que sobre 5.000 Fabricas quebradas y/o en crisis en los tiltimos afios, solo en 200, se generaron procesos de ocupacién y/o recuperacién por parte de los trabajadores, 348 renultido de la declsidn de conlormae cotectivor aurdnomos en medio de una crisis profirnda, Pero no ey un contexte revolucionario, sino que re decide ocupar tas fibricas para eviiae perder ef trabajo y caer en la pobreza Perfil de Jos trabajadores y de tas empresas recuperadas EI tipo de experiencias no tiene mas de tres 0 cuatro décadas de luncionamiento, san pymes, establecimientos con 50 a 100 obreros, que en las iiltimas década sultié progresivamente el proceso de crisis de la econom(a (se inicié en la industria y luego se extendié a los servicios), ingresando en un proceso de precatizacién laboral’. Los obreros tienen -en la mayoria de los casos~ experiencia sindical, son jefes de familia, con escasa calificacién e importante antigiiedad, Alrededor del 40% de las EYFR soa metahirgicas, sector golpeado por la crisis en la industria (Davolos y Perelman, 2004:7-9); le siguen las gréficas, alimentarias y textiles, El vaciamiento, la quiebra, el abandono, el intento de cierre, los atrasos salariales, son algunas de las modalidades elegidas por parte de los empresarios y/o fracciones de la burguesfa, cteando las condiciones para los trabajadores ocupen-resistan y asuman la produccida, en el con- cexto de debilitamiento sindical, que no se hizo eco de la fase de protesca y denuncias previas, quienes venian visibilizando el problema desarro- llando distintas manifestaciones colectivas. Emerge, de este modo, la necesidad de la lucha en varios frentes, Uno es el juridico, incentando mostrar las maniobras de vaciamiento y quiebra; otro, en las calles para difundir las razones de la protesta y por iftimo, en la propia fabrica o empresa, para “custodiarlas” ¢ iniciar el complejo camino de la puesta en produccién. La sensacién de los traba- jadores es que no pueden quedarse “afuera’, alli no hay {ugar para ellos, por lo tanto, preseryar su trabajo forma parte de la necesidad de defen- der su identidad (Rebén, 2004:4), *Bstudios demucsttan que un relevamiento sobre sesenta empresas (de un total de 160), el 32% carresponde al parque industrial de mas de 30 afias, el nivel de produccién no alcanza a fa mitad de fa capacidad instalada, seftalando los propios trabajadores que esto se debe a la dificultad para colocar la producci6n en e! mercado (4696) y ala falta de capital aportado (44%). Ademds, fa mayoria son categorizadas como Pymes; también el criterio para ubicar una empresa es su capacidad productiva y de factaracién, cuesciones que no son Ficiles de establecer en fas FyER. En Ruggeri, Andrés y otros,“Las empresas recuperadas: una expe riencia de la clases trabajadora argentina’. 349 La decision de ocupar y poner es produceléa como primer puso, para luego discutir la forma que adoptard In autogestion, tiene que ver en la mayoria de los casos de las FyER, con ottas experiencias, con tor sindicatos y/o partidos de izquierda. 1 acvionar dene un canicter defen sivo, ya que los abreros deciden Ja recuperacién porque estin convened dos que no tienen otra salida. En muchos casos es un ‘campo arrasado's adentro y afuera solo hay devastacién: los empresarios vendicton miqui- nas, no pagaron impuestos, disminuyeron el stock existente (Remozo, 2007:116). De modo, que hacerse cargo de todo ges apropiarse de lov medios de produccin? Las experiencias conforman interesantes redes internas y externas, Las FyER pasan a convertirse en espacios ptblicos; se recuperan para abrirse hacia fuera, la comunidad las hace propias y el conflicto deja de ser exclusive para convestirse en una reivindicacién del barrio, pueblo o comunidad. Hacia adentro, todo es nueyo, a veces impensado; en la fibrica o empresa recuperada, el trabajador manifiesta que siente mayor autonomia, menos presiones, mayor responsabilidad, aunque con ten- siones, originadas en las falta de comunicacién y disciplina interna. Los trabajadores intervienen ~al comienzo— en diferentes campos, desde el cuidado de las maquinas, los asuntos legales, reglamentaci6n, a la cons- truccién de vinculos con otras experiencias, La asamblea es el érgano decisorio por excelencia para la informacidn, permitiendo que las deci- siones, cifculen y sean transparentes y se igualen los salarios, En la ma- yorta de los casos, la forma organizativa es la representacién directa y soberana asamblearia, en donde fa horizontalidad ¢s el motor decisorio. Se establece como prioritario en el caso de ta contvatacién, a los familia res de 1os socios fundadores y a los desocupados; pero se produce incer- tidumbre en Jos establecimientos que se ocupan, en los momentos de volver a la produccién, La formacién del colectiva provoca confrontacién que se agudiza por las ideas y medidas frente a los cambios en el mercado, la falta de insumos y tecnologia para competir y dar respuestas. A vec s sucede que *...cuando ef mercado nos hace un pedido, no tenemos las materias primas suficientes para producir los productos en el momento. Cuando finalmente logramos producirlo ya ese mercado no existe” (Hudson, 2007:118). Que se piense que los medios de produccién sean colecti- vos, no quiere decir que se genera una gestién colectiva, ya que a veces hay un descenso en la participacidn pues los trabajadores prefieren dejar 350 ony manor de ottoy las tareas, findamentalmente tas vinculadas a tn gew idn, plwmdndoxe una actitud delegativa, Ea este sentido, los erabaja dores dicen que “cuesta aceptar que no somos duchos”, “los elegimos para que estén al frente de fa fibrica”, “confiamos en ellos", “tienen més experiencia’; a veces esto es producto del cansancio. Asimismo existe lo contrario, voces convergentes y capacidad de continuar y establecer con acciones de escasa fragmentacién, la articulacién hacia la consticucién de un espacio autogestionario que beneficia a muchos trabajadores, Lin ef interior de fa empresa recuperada -en la primera etapa’ se restablece la solidaridad, la cooperacidn, la organizacién, la suma de experiencias, las instancias de asambleas para tomar decisiones. La expe- riencia transita a otras fabricas, estimulando la colaboracién que apunta a la tenencia colectiva de la unidad productiva, con un arreglo judicial, bajo la forma de cooperativa de trabajo o las expropiaciones provisorias’. En rigor, el proceso se desarrolla frente a fuerzas favorables y contratias, cuyas fronteras no son fijas para fo cual los trabajadores que asumen la direccién de la produccién deben estar alertas, organizando répidamen- te “un consenso societal” hacia la nueva situacién de la empresa y de los sujetos, En varios casos, la represién esté latente y cualquiera fuera la modalidad elegida, la gestién a cargo de la empresa se conforma nego de un largo ttanscurso, mediado por tensiones y contradicciones. Respecto de los trabajadores de las ER, no todos participan del proceso, algunos se incorporan lentamente al mismo; pero coinciden sus testimonios en el sentido del valor del trabajo como algo que otorga dignidad al hombre y como alrernativa 2 otras resoluciones cotidianas: ‘cartonear’ (recoger y vender papeles y cartones para reciclar), convertir- se en piqueteros o sobrevivir con los subsidios estatales. Consideran que ¢s una lucha que deben hacer, porque sin trabajo dicen, “no somos na- die” y si bien prefieren esta instancia productiva, no descartan sus alian- zas con otros sujetos ¥ organizaciones. Hacia fuera, se fortalecen los lazos de solidaridad porque no hay redes previas, organizando reuniones en las que se informa sobre la si- © Fim la etapa organizativa donde la recuperacién de la fuente del trabajo era to central, las decisiones eran aceptadas con amplio consenso. A medida que la empresa comienza a recuperar la rentabilidad y el mercado, se manifiestan las disidencias salariales e ideolégicas, La expropiacién de empresas y fabricas es escaso, se da bisicamente en Buenos Aites y limicado en el tiempo (Z afios). El estado local, declara de utilidad publica el inmueble, incluyendo marca, patentes y maquinarias, para luego otorgatlo en comodato, esto significa que no se sale de la forma coop iva. 351 tuucién de lay gooperativas y luv negociaelones con el Hyuide (Gracta y Cavalieri, 2004:12-13). En algunas FYER lox tabajadores denen ante cedentes sindicales, por ejemplo, Fricader en Rio Negro y Ados en New quén (Fayaro © luorno, 2008:171-198). En otras, existe un antecedente milicante'y gremial de izquierda, como el caso de la cerimica Zandn, tambi¢h en Neuquén’; es decir, los soportes organizativos son mis int portantes cuando hay redes previas, si no los primeros tiempos deb esta blecimiento son cadticos, Cuando Ia lucha es contra el patrén, el anca- gonismo adquiere intensidad y las resoluciones se tornan mas dificiles, aunque el conflicto, definido como enfrentamiento cnere yoluntades por un derecho que se trata de recuperar, otorga nuevas dimensiones de unidad, porque siempre existe mayor identificacién entre el obrero y el desocupado en oposicién a los empresarios; no obstante en el mundo fabril, las formas de conciencia son heterogéneas. Obviamente, quienes provienen de la lucha y con “pertenencia obrera”, logran construir una conciencia con mayor coherencia y las confrontaciones se presentan como un espacio de construccién de un saber especifico que puede transfor- marse en poder (Antén y Rebén, 2004:16). A veces, la empresa 0 fabri- ca abe sus puertas a las expresiones artisticas, los centros de educacién formal (bachilleratos para jévenes y adultos), atencién sanitaria. Los trabajadotes abservan que constituirse como cooperativas de trabajo —no de produccién ni consumo les permite a las muevas formas organizativas un armazén para establecerse como un colective més igua- litario y duradero. Logtando asi satisfacer deseos y necesidades, con una produccién democratico-horizontal y formas més equilibradas de distri- bucién det ingreso. La mayoria de las experiencias de control obrero ‘operan como cooperativas buscando la proteccidn del Estado, Usual- mente proveen almuerzos, guarderfas y pago equitativo, independiente- mente de la experiencia del trabajador Jrapko, 2003:1). “En Zanén, los ditigentes Godoy y Pedrero integtan el cuerpo directive del Partido de los Trabajadores por el Socialismo (PTS) regional Newquén, partida surgido en 1988 con povos milirantes en el valle de la regi6n. Reivindica el clasismo con predominio del movi- miento obrero y de la experierscia sindlical de finales de los anos 60. EI bachillerato con otiencacién cooperativa vinculada a la IMPA (Almagro, Buenos Aires), dirigido por el profesor Roberto Elizalde; integrante de la Cooperativa de Educadoses ¢ Invescigadores Populares, para jévenes y adultas del barrie. Cerca de la mitad de tos 180 obreros no habian terminado el secundario. Hoy cuenta con 66 inscriptos, entre 17 y 50 afios y tienen la calaboracién de los graficos de Chilavert, En Hauser, Irina “Se abrié una escuela cooperativa para obretos y vecinos”, 352 Ahorn bien, jon qué elementos se fundan los opositores a la expro piacidn? La metodologla de la expropiacidn es cuestionada por juristas y partidos de izquierda sustentindoxe en que al declarar algo de utilidad publica se comete una inequidad, ya que se tendria que utilizar el mis- ino procedimiento con todo. El Partido Obrero (PO) considera que el Estado debe asumir la responsabilidad asegurando que la fabrica tenga un piso salarial equivalente al salario de convenio, entregar subsidios y los bienes expropiados. A su vez, el Partido de los ‘Trabajadores Socialis- tas (PTS), plancea la estatizacién con control obrero, exigiendo al poder politico nacional, una ley nacional de expropiacién para los casos de Bauen y Zanén", Godoy, uno de los més importantes dirigentes de Zandn explica “...la fabrica funcionarfa con el Estado pagando los insu- mos, salarios y nosotros produciendo y ditigiendo el dinero a donde se necesita, para que la comunidad sepa donde va el dinero...” (Magnani, 2003: 106). Estos partidos de izquierda consideran que la recuperacién de los medios de produccién no debe hacerse bajo el marco legal vigen- te: en definitiva, las leyes de expropiacién, jlogran dar una solucién al problema o lo postergan? ;Se institucionalizan/burocratizan como em- pleados ptiblicos? Los trabajadores de las FyER intentan conformar su identidad social La mds amplia experiencia de hicha y antecedentes sindicales, hacen a una mayor conciencia de pertenencia, situacién compleja ya que las historias personales influyen sobre ellos. De todos modes, el desplazamiento de la direccién de la produccién no presupone una “conciencia anticapitalista’, el hecho en sf es la nueva herramienta frente a estos cambios, Al respecto, reflexiona la trabajadora de una fibrica: “Nosotros no robamos nada a na- die,... queremos trabajar nada mas” (Antén y Rebén, 2004:6), Aqui surge el tema de “trabajo digno”, concepto que registran en sus testimonios los mismos trabajadores con un carécter de valoracién del trabajo como alterna- tiva a “vivir del Estado o del ‘afano” (Fain y Rebén, 2005:54) Bn el 2005, la justicia comercial local decreca fa quiebta y fos trabajadores de la coopera- tiva Fasinpat (Fabrica sin patrones) solicitan la administracién de la misma, el juez de turno autoriza a la empresa a continuar la gestién obrera por tres aftos; no obstante la Camara acepta Ja apelacién efectuada por Sacmi S.A., empresa acreedora de Zanén y avala la propuesta de la Fiscalfa General de reducir el plazo a dos afios, Ia apelacién fue respaldada por la AFIP (gobierno nacional). Hoy con el proyecto de expropiacién en la Legislarura Neuguén, tambign esré la posibilidadt de que fa justicia proceda a su remate. Si se concreta- ra, tendrfan prioridad para cobrar el Banco Mundial (20 millones de pesos) que tiene como garantia el predio y los editicios, a provincia del Neuquén (5 millones) y la empresa italiana que posee en garancia las maquinarias. 353 fin définitiva, este fendmena soclopolitico que adquiere auge en Argentina ~2001~ refuerza la ir agen de cierto agotamiento de viejas organizacione y modelos polfticos, culturales y sindicales, pero ta fitet institucionalizacién /cooptacién por el sistema politico, lo sacan del si tial de nuevos movimientos sociales antisisteémicos. Por qué se adopta la forma cooperativa En Argentina existe una larga tradicién cooperativista. El coopera~ tivismo surge como oposicién y defensa frente la concepcién capitalista como limitadora de las posibilidades de condiciones de vida digna a los obreros del siglo XIX. Aunque desde sus inicios no expresa un movimicn- to politico, sus ideas bésicas se asientan en la ‘cooperacién’ y el ‘bienestar general’, cuestionando los presupuestos de ‘competencia’ y de ‘lucto’. La cooperativa tenfa por objeto realizar actividades de produccién, consumo y crédito con la finalidad de proporcionar a sus asociados una utilidad murua, antes que en el aporte de capital. Nuestra experiencia tiene un importante desarrollo y en la legista- cién nacional son denominadas “cooperativas de produccién” (Ley 11.388) y “cooperativas de produccién 0 trabajo” (Ley 20.337), pero tengamos en cuenta que las cooperativas de produccidn equivalen a cooperativas de productores. En la actualidad, existe un régimen general, resoluciones ininisteriales y del organismo de aplicacién con relacién a las distintas clases de cooperativas; conservéindose regulaciones especificas de las de trabajo. De cualquier modo, se desartolla suficientemente, pero es conve- niente una mayor extensién, tratando de impedir el mal principal: el frau- de contractual. En este marco, el concurso, la quiebra, implican “per se” y consisten en esencia, en limitaciones sustanciales al derecho de propiedad y ent los hechos de la realidad econémica justifican la afectacién sustanci del detecho de propiedad del fallido y de los acreedores quirogeafarios. La solucién que propone la Ley 24,522, aun con las reformas recientemente introducidas en el art. 190 (texto Ley 25.589) para propiciar que la con tinuidad de la empresa en marcha se apoye en el trabajo, no satisface la realidad cuando los restantes factores de la produccién colapsaron''. Ante el pedido formal de los erabajadores quienes deberin actuar en el periodo de continuidad bajo la forma de una cooperativa de trabajo, es imprescindible que ascgure a la empresa y a los obreros un futuro juridico. Esta salida es transitoria, pero no inhibe la 354 Fan linear generales, en In snayorla de tas Pyle yo adopra la forma cooperutiva, Lor propios actores la definen como."la forma asociativa y legal que han adoptado para enfrentae al Estado y el sistema juridico, ante Ja amenazs y decisién de quiebra de las fabricas y empresas por parte del juez competente; la posibilidad que se abre en ella es la de ser cedida a tos ttabajadores” Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), (). demas, es la forma juridica que mejor se adecua a los fines planteados y fuertemente propiciada por el mismo. Esta organizacién es més bien una confederacién de grupos con algunos referentes y se constituyé en un “movimiento” promotor de acciones en el sentido expresado; surgid en el aio 2001 a través de una alianza entre figuras vinculadas a la empresa IMPA", cuyos ditigentes son Mura y Robledo, El primero es un mil tante peronista de los afios 1970, vinculado a Ja organizacién armada Monconetos y obreto en diversas fabricas. Fue delegado de una metaltirgi- ca en oposicién a la conduccién de Lorenzo Miguel (UOM), donde cono- ce a Robledo —proveniente de una familia de la burguesia con inversiones en la industria— que también habia participado de aquel peronismo. Cuan- do en los afos ochenta el EMPA comienza a discontinuar su produccién, estos dirigentes se convierten en conductores de la empresa. Poco después se incorporan al grupo activistas ~con tradicién de fucha— provenientes de fa universidad, de la cultura y de los micro emprendimientos. E] MNER. es el que acufia el término de recuperacidn como concepto para referirse al proceso, pensindola como un “rescate de la produccidn, el empleo y la dignidad de los trabajadores’ (Rebén, 2007:121). Incluso el lema “ocu- par, resistir y producir” es el que sintetiza para esta organizacién, la forma del proceso que promueven'®. A su vez, el Movimiento Nacional de Fédbri- cas Recuperadas por los Thebajadores (MNERT), surge a partir de la escision del MNER en el 2003, liderado por el abogado Luis Caro, Lo integran varias empresas" y su principal representante, peronista y vinculado a la continuidad de las ejecuciones de acseencias con privilegio prendario o hipotecario, ni la cenajenacién de ia empresa en marcha, porque no delimita las facultades y funciones de la cooperativa y las de la sindicatura. " ELIMPA es una cooperativa mecalirgica plistica dedicada a laminados y situada en Almageo (Buenos Aires) logrs dar el puntapie inicial de una de las experiencias mds intere- sante entre las empresas “recuperadas como el buscar la solidaridad del bartio mediante el armado de un centro cultural y un centro de salud en ef edificio fabril Esre ema se toma del Movimiento Sin Tierra del Brasil y se refiere a “ocupat los puestas de trabajo, resistir los embaces judiciales y producix”, Las mds importantes son Gheleo, Grissinépoli, Briukaraa y ef Hospital Israclita, 355 Iglesia Catdlica, cuemta entre sus antecedentes sindicales, haber participa- do como delegado de la petrolera Esso en los afios noventa. Su primera actuacién priblica fue la recuperacién de la Cooperativa Unién y Fuerza de Avellaneda. Si bien tienen militancia politica se autodefinen —para contra- ponerse a la MNER- de apoliticos y como movimiento que defiende el derecho al trabajo. Se oponen a la ocupacién de fibricas y empresas por- que lo consideran un ilicito, pretenden institucionalizar el proceso a partir de cambios en la legislacién y reforma de la ley de quiebras. Tampoco estén de acuerdo con el tipo de actividades que promueven las anterio- res, por ejemplo, de tipo cultural, por considerar que en la fabrica se produce, orientando el proceso de recuperacién en cooperativa. También se encuentra la Federacién de Cooperarivas de Trabajo (FE- COOTRA), nucleamiento de cooperativas, cuyo origen se remonta a i bien 1988, agrupando exclusivamente a las asociaciones de trabajo. inicialmente eran 25, su ntimero disminuyé notoriamente en los ilti- ‘mos afios; en el 2001 participa con el MNER, pero no se incorpora y su propuesta es el cooperativismo como forma social. Por tiltimo, de en- cuentra la Federacién Nacional de Cooperativas de Trabajo y Empresas Re- convertidas (FENCOOTER), que se formé a partir del desprendimiento de FECOOTRA, encabezado por el frigorifico Yaguané, una de las em- presas recuperadas con mayor ntimero de trabajadores. Esté integrada por un nuimero escaso de cooperativas més de diez y como la anterior, su propuesta es la cooperativa de trabajo, cuestionando el concepto “re- cuperadas”, utilizando la acepcién “reconvertidas’, pues consideran que solo se recupera los puestos de trabajo pero no el capital, ello se hace solo con un revolucién (Rebén, 2007:130). En sintesis, todas las formas asociativas descritas dan cuenta de una institucionalizacién del fenémeno ya que répidamente dirigentes del partido gobernante, reencauzan las acciones colectivas y diteccionan las decisiones de como resolver juridica y legalmente su funcionamien- to, dejando poco espacio a las resoluciones auténomas, quedando por lo tanto, restringida la democratizacién de las experiencias al interior de la dinémica del proceso productivo y de las relaciones so les que articu lan la produccién y el mercado. La relacién Estado-experiencias autogestionarias El Estado aparece para el trabajador, inicialmente, como el prin- cipal enemigo, porque en ef imaginario social predominante, la instan- cia nacional es la que se opone a los procesos de lucha y cambios sociales. No obstante, todos acuden a él para la adopcidn de la estrategia de conversién clegida. En este sentido, a partir de la inflexién del 2001 se intensifica la intervencién estatal en el caso de los desocupados, los pi- queteros y los operarios de FyER, a través de la ayuda social, como Jefes y Jefas de Hogar'’. Los desocupados operan con fuerte resistencia la intervencién estatal, de los sindicatos y de los partidos politicos; al pri- mero por la centralidad que adquieren las redes clientelares y a los otros dos, por la progresiva pérdida de representatividad. En la Argentina, tomar medidas politico-econémicas requiere de una accién amplia y aunque prosperen ideas para resolver los proble- mas, para que una prevalezca como politica, se deberd obtener el apoyo de quienes cjercen el poder politico (Gourevitch, 1993:17). El Estado nacional gno pudo ni puede, por ser una relacién social capitalista, in troducir el procedimiento de estatizacién de empresas? Quedan pocas opciones por la falta de decisién estatal, orientadas a encontrar alterna- tivas legales a los trabajadores enfrentados al desempleo estructural, sal- yo la falsa salida de los Planes Trabajar'®. En Buenos Aires fue donde el proceso hallé mayor apoyo y Jo tolerancia por parte del Ejecutivo; Rio Negto y Entre Rios son algunos de las provincias en los que las recupetaciones tuvieron el respaldo de sus gobiernos “expropiéndose en forma definitiva la marca, patentes y Es notoria la resistencia a la ayuda estatal por parte de estos trabajadores, dado que su accién va ditigida a la recuperacién de la fuente de trabajo y emiren criticas respecto de los métodos de los piqueteros. Las razones esgrimidas para esa toma de distancia son que no estén de acuerdo con “vivir de un plan para no trabajar”. No existe acuerdos en el tema de recuperacién de una fabrica cerrada algunos sostienen la nocién de propiedad vinculada al trabajo; afirman que tienen derecho a tomar una Fabrica los que han trabajado en ella, porque el trabajo ha generado un vinculo de propiedad que se puede ejercer cuando el patrén incumple el contrato laboral. (Davolos y Perelman, 2004: 14), Segrin una encuesta 11 9294 le parece injusto que los trabajadores de una Fabrica que paga los salarios en tiempo y forma, expulsen al patréns no se cuestiona ka relacién capital-trabajo, sino el modo que la ruptura de la relacién salarial (Antén y Rebén, 2004: 5- 6) "En 1991, por ley se erearon programas de empleo para los trabajadores que no tenia sscceyo a ningun tipo de prestacidn provisional y se multiplica la oferta de planes de ‘empleo’ no de trabajo teal EI mus conocido ex ef Plan ‘Trabajar y otros similares como: PIT, et Servicio Comitnitarioy el Provempleo, Korestas; Prolana, de Emergencia laboral y Manos a I Obra Ooo | Yor THGUTAAFAN Hasta WA determina Monto, luego se ovorga en comodaca © alquiler a la cooperativa de trabajo" (Pajn y Rebdn, 2005;52-53) Mientras que en La Rioja, Santa Fe y Neuquén, el curso sultid mayor oposicién gubernamental. La continuacién de las empresas a través de Jas cooperatinas de trabajo se presenca como alternativa y se convalida en los hechos por la propia previsién del segundo pirrafo def articulo 190 de la Ley de Quie- bras, que instruye dicha forma. En ellas se cumple incegralmente el prin- cipio de identidad ya que el empleador o propietario de la empresa se confunde con la del socio trabajador, iViabilidad ecandmica de las Empresas y Fabricas Recuperadas? La division de las ganancias en partes entre todos los que trabajan en las FyER, es importante en un pais que se caractetiza por la desigual- dad extrema, A pesar del oxigeno que trae en medio del capitalismo salvaje; es necesario, de todos modos, racianalicar el proceso, para nuttin el discurso y el accionar con sustento material orientado a hacer frente al neoliberalismo. En realidad, las experiencias aurogestivas, operan con pardmetros, ya que cada una tiene dimensiones y formas propias de funcionamiento; todas tienen una historia, un rubro al que se dedican, estén basicamente en ciudades de la pampa hiimeda, integran o no ale gunos de los movimientos de fabricas recuperadas, producen sin duefio, todos son socios y operan con una organizacién del trabajo. Concretada la cooperativa convirtiéndola en una unidad econd- mica competitiva Jos trabajadores deben transitar por una variedad de caminos: que no falte Ja materia prima, los recursos financieros, los indi- ces de productividad, cubrir los gastos, mantener las maquinas, colocar la produccién en el mercado; concretar fa capitalizacién, tener capaci- dad de inversién y mantenerse sin deuda. (Klimberg, 2005:3-12). Sin embargo, el problema mds importante con que se encuentran los tra- bajadores al “recuperar” es los voltimenes de demanda para una ain precaria tecnalagta, Dice un trabajador: “Cuando ef mercado nos hace tun. pedido, no tenemos fas materias primas suficientes para producir los productos en el momento, Cuando finalmente logramos producirlo ya ese mercado no existe” (Hudson, 2007:118). 358 Se aflema que las FYRR son viable porque disminuye 0 desapare ce el osto empreracio", es deetr lt necevidad del eapitalista de producir ania dotorminada cantidad de beneficio que justifique la inversién y el rieago, Una tasa de ga ncia para una empresa privada en Argentina es de cerca del 10% ded rotat producido, el resto se gasta en capital variable y en constante: salarios, insumos, reinversién, etc. Para la mayorfa de los empresa rios acostumbrados a lo que obtenian en los afios noventa, este porcentaje esta por debajo de lo razonable, considerando que faltan ele- mentos para mantener la fabrica abierta (Magnani, 2007:118-119). Por cllo es que frente a la crisis, deciden aumentar la productividad, redu- ciendo 0 no pagando los salarios, despidiendo empleados, pidiendo la quicbra; todas situaciones que no producen impacto en la tasa de ga~ nancia del propierario, ya que no paga indemnizacién. En mayor 0 me- nor grado, estos son los problemas con que se enfrentan la mayorfa de las FyER y que llevan a los trabajadores a su ocupacién, resistencia y produccién. £1 objetivo de una filbrica o establecimiento recuperado es pre- servar la fuente de trabajo. En sintesis, el fendmeno de las FyER no se plantea como una alcernativa al capitalismo. Los trabajadores cn los paises latinoamerica- nos buscan producir cambias, La pregunta es si se convierte en una alternativa real o senciflamente fo hacen para encontrar mejores condi clones en sus contratos, ZEs posible desarrollar una nueva economia so- cial 0 solidaria en las grietas del capiralismo global? En definitiva, no serdn “islas de cooperacién fomentadas por estados, organizaciones no gubernamentales [...] son para-golpes para las consecuencias econémi- cas y politicas de la globalizacién capitalista” (Lebowitz, 2007 ). Para Ja discusién sobre un cambio estructural, es necesario comprender la estructusa existente y Ia légica del capital, cuyo objetivo es la ganancia y no la satisfaccién de las nece- sidades humanas””. 1 E) caso de Venezuela, la Constitucién contiene las cimientos de la economia solidaria, aunque garantiza el derecho de propiedad, designa un papel para ka iniciaciva privads en ke generacién del crecimiento y el empleo o lama al Estado a promover fa iniciativa privada; no obstante, plantea una vés alternativa y complementaria al sector privado y puiblico. Es en realidad, un programa para incorporar al sector informal ala economia social, transforman- do los erabajadores informales en pequefios gerentes, por ello se alienta la instraccidn y ef financiamienco a las empresas familiares, cooperacivas y autogestionadas, en especial por instituciones coma ef Banco de Desarrollo de la Mujer (Lebowitz, Michael “América Latina: Mas all de Ja supervivencia: la economia social como alternativa real”,). 359 Reflexiones finales La resistencia de la sociedad civil a la deshumanizacién, “al meta bolismo del hombre con ta naturaleza” y a la exclusidn que la acumula cién desmedida en el pais, genera una nueva categorla social, econdaica y juridica: las FyER a través de los derechos constituyentes a la vida ble, de 1a “autogestién cmpresaria’, de la “cooperacidn” y de Ja solidaridad. ja- dores frente a los despidos y cierses de establecimientos, consecuencia digna y al trabajo como un derecho humano fundamental ¢ in: La recuperacién es una respuesta no convencional de los tral del programa de liberalizacién econémica de los noventa. Es una forma novedosa dentro de la protesta social, porque se centra en la lucha con acciones concretas por Ja fuente de trabajo, por afuera de las escructuras sindicales y partidarias, En todo caso hay que inscribir estas experiencias como un cambio en la respuesta de la clase trabajadora a la posibilidad del desempleo. Los trabajadores creen en sus propias fuerzas después de afios de recesién y desindustrializacién y no tienen otra posibilidad que ocu- par los espacios productivos. Creemos que pasados ya algunos afios de las primeras experiencias estamos frente a un proceso alternativo, Los operarios no decidieron ocupar las empresas para hacerse cargos de los medios de produccién, en una actitud ofensiva y revolucionaria antica- pitalista. Los rabajadores no recuperan los medios de produccién de los que no son dueios, sino que al perder su fuente de trabajo tavieron que construir una experiencia colectiva ~segtin ellos mismos afirman— por- que no tenfan otra salida. El proceso abre una serie de intezrogantes, tales como hay un abandono parcial de la direccién capitalista de la producci6n? jLos capi- talistas intentarén recuperar empresas recuperadas? ;El repliegue es de conflictividad a Jos Vimites de la empresa o se repliega esta herramienta: la recuperacién de empresas como estrategia de los trabajadores? zEs factible consctuir un movimiento que supere los limites de cada fibrica, alentando un modelo alternativo de produccién? O, en ditima instan- cia, se verd ~con el desarrollo del proceso que el grado de integracién lo determina el sistema no la voluntad politica de los sujetos sociales? El desplazamiento del capitalista de la direccién de la produccién no pre- supone una conciencia anticapitalistas aunque ¢s correcto pensar que existe una mayor aceptacién de la ocupacién de te fibrice y empresa, entre trabajadores con mayor pertenencia obrera, en particular si en el 360 pando cuvieron experienelas de lucha Esto produce un dilema, sobre que serfa interesante reflexionar jer la hucha la que explica la conciencia © la conciencia la lucha? Algunos tienen historias personales muy iden- ‘ificadas con el trabajo, Por lo tanto, creemos que no se deberfa exigir a estas experiencias mas de lo que pueden dar, reconociendo el cardeter defensivo de la lucha de los trabajadores para mantener su puesto de trabajo. Su limitacién es la incapacidad por superar la légica del merca- do, por lo tanto, ¢s posible que la experiencia no se ditija hacia empresas autogestionarias competitivas, pues los propios operarios se ven envuel- tos en la logica capitalista. En sintesis, en coincidencia con estudios sobre el tema, las trabajadores no quieren quedar afuera, porque afuera, estd el vacto y alli no hay lugar para ellos. 361 Bibliografla Antén, Gustavo, Rebén, Julidn 2009 “El conocimiento de los piv sociales. Una aproximacién a la conciencia de la clase open sas Recuperadas’, en /arermal nal Instituto of Social History, entre los trabajadores de Empr Badenes, Daniel 2005 “Las fabricas autogestionadas y los perliles comunicador: un diagnéstico de areas de intervencidn’, en «hij /www.redcom.org.ar/congreso2005/rosariocd/documentis i at0Lmlopo2-bademos.pdf>. 7 Barbetta, Pablo y Bidaseca Karina 2004 “Reflexiones sobre el 19 y au de diciembre de 2001. ‘Piquete y cacerola, la lucha es una soli emergencia discursiva o nueva subjetividad?”, en Revista Argent na de Sociologia (Buenos Aires: UBA), 2. ! Blanc, Ana; Fal Juan, er al. 2004 “Protestas sociales en la Argentitil Contempordnea. 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