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cna can pes nin ce Eric R. Wolf, J. Clyde Mitchell y otros Antropologia social de las sociedades complejas Compilacién de Michael Banton dades consideradas habitualmente como primitivas. Este volume compiledo por MICHAEL BANTON, incluye seis ejemplares mo- nogratias que muestran la capacidad de explicacién y las hasta ahora desaprovechadas posibilidades de una ANTROPOLOGIA SOCIAL DE LAS SOCIEDADES COMPLEJAS. ERIC R. WOLF estudie las relaciones de parentesco, de amistad y de patronazgo» en ests formacisnes. BURTON BENEDICT describe «las catacterfsticas de los pequefios territorios y sus repercusiones en el desarrollo econém co», desde los roles, valores y précticas mégico-religiosas hasta las relaciones juridicas y a estructura politica. J. CLYDE MITCHELL resume «las ofientaciones te6ricas de los estudios urbanos en Africa», con especial referencia a los critetios metodolégicos, los estudios de social, el planteamiento situacional y los tipos de estudio sociolégico de las ciudades. La monogtafia de JOE LOUDON sobre «orden religioso y trastorno mental» toma como marco una comuni- dad rural del sur de Gales. La investigacién de ADRIAN C. MAYER acerca de ala io de las so ciedades complejas» versa parcialmente sobre comportamientos elec torales en una aldea india. Finalmente, el trabajo de RONALD FRANKENBERG —«Estudios sobre comunidades briténicas. Pro- blemas de sintesis»— se ocupa, entre otros temas, de los conceptos de continuo y del enfoque dramético el drama en los acontecimientos, en las ceremonias y en las costumbres) en Ja investigacién urbana. Como sefalan Max Gluckman y Fred Eggan en la presentacién general de la ic, estos trabajos demuestran que la creciente especializacién de Jos antropélogos sociales briténicos hi potenciado enormemente su capacidad de comprensin y explicacion de lap sociedad wee sociedades compiejas Alianza Universidad las cial. de fa So if logi Antropol Ne] Aree Batoril NN ee lama.2 | 81570 jet Alianza Universidad . : Eric R. Wolf, Burton Benedict, J. Clyde Mitchell, Joe Loudon, Adrian C. Mayer, y Ronald Frankenberg Antropologia social de las sociedades complejas ‘Compilacién de Michael Banton Versién espafiola de Joaquina Aguilar Alianza Editorial | INDICE Presentacisn, por Max Gleckmas y Fred Eeean = Nota de agradecimiento... = Bibliografia 3. Concept det 4. Un ec ‘ VILL, Conny en de dome 7 continue — Nota de to — Bibliogratia Orden teligioso y westorne mental Eso de una comunidad rural el sur de Gales: pe joe Loudon . IIL, Estudios sobre comunidades brit TV, Estudios sobre comunidades bri 'V. Conceptos del continuo .. 1, Conceptos derivados de la sociologta clisiea 2) Conceptos derivadas de la sociologia moderna ponble cntnuo 32 Antropologia social de las sociedades complejas Kroeber, A. L. 1948. Ancbropology. Nueva York: Harcourt Brace. (Existe tra aed spall: Aviropoiogie apnea. Ed ¥-C.E. 1945) Maine, H. 8.1909. Ancient Law. Londres: Jobs Satie EI Beecbo dnigue Bite J Saleuards for Democracy, Landes: Oxford Universiy Pres jovernment. Londres: Penguin ons, Lond Routiedge. (Es de Ore 1976] le Community. Chi Schapera, 1. 1956. Goi in @ Polynesian Society. United Nations. 1955. Processes and Problenes of Industri veloped Countries. Nueva York. ‘Wate, |W. F. 1955, Sires Corner Society. Chicago: Universiy of Chicago ion in Underde- & Wilson, M, 1945, The Analysis of Social Change, Cambridge: ‘Cambridge University Press ORIENTACIONES TEORICAS DE LOS ESTUDIOS URBANOS EN AFRICA! J. Clyde Mitchell En todas partes, los poblados y ciudades aparecen como fenéme- nos sociales diferenciados, en los que el género de vida de sus habi- 7 tantes presenta un acusado contraste con el de los camp las zonas préximas. Las diferencias de comportamiento entre tes de la ciudad y del campo han sido desde hace much jeto de estudio por parte de sociéloges y especialistas de sociales europeos y americanos y, en ocasiones, son analizadas con obsesiva minuciosidad en los manuales hal 2, Con frecuencia tales estudios tienen un alcance meramente descriptivo, pero los que tienen caricter més tedtico intentan determinar en qué medida el comportamiento que se considera especificamente urbano puede deri- varse de determinadas caraéteristicas demogréficas y «: tales como el mimero de habitantes, la heterogeneidad de éstos o Is den- sidad de poblacién y eriticas que ba hecho 2 Sorokin y Zimmerman (1929), Habra resado por E, Manheim entre Io rural y Jo urbano ha dejado de ser uno de los que mis interés suscitan en la moderna sociologia urbane americana 2 4 Antropologia social de las sociedades complejas En Africa, lo mismo que en otras partes, los estudios urbanos plantean estos s problemas *, Sin embargo, tales problemas co- bran mayor complejidad debido ai hecho de que la mayoria de las ciudades afticanas que han experimentado un épido crecimiento se hhan desarrollado a partir de la activided comercial, industrial y admi- nistrativa de los extranjeros, que han traido consigo tradiciones y ex periencia de vida urbana y han creado de este modo ciudades en medio de poblaciones cuya vida social se organizaba en toro a un género de vide tribal de base rural, dentro de un marco cultural tadicalmente distinto, Asi, como ha seBalado Forde (1956, pég. 48), en las ciudades «en lo que se refiere conctetamente a los afticanos, la vida laboral se halla disociada, no sélo de la experiencia infantil, sino también de su medio familiar, vecinal y tribal, y los valores de uno y otro medio differen con frecuencia enormemente>. Desde luego, es cierto que, ademés de en el norte arabe de Afti- ca, existieron ciudades de notable importancia en el Sudan yen Afri- ca Occidental, mucho antes de que la expansidn comercial europea en Africa, a lo largo dela segunda mitad del siglo xx, orignara tna proliferacién de ciudades en Africa. Pero se trataba de ciudades pre- industriales que habfan florecido respondiendo a presiones econémi- cas y sociales surgidas dentro de los sistemas sociales de los que formaban parte. Los estudios sobre estas ciudades han servido para revisar las generalizaciones consttuidas por autores como Wirth (1938), teniendo en cuenta la realidad de las ciudades americanas y ‘europeas, La razén es que ofrecen una oportunidad de verifcar la hi- pétesis segtin la cual los rasgos del sistema social que cabtla consi- derar espectficamente urbanos tienen su otigen en los factores de diferenciacién econémica, heterogeneidad y movilidad, més bien que en.el complejo cultural total del que forman parte integrante (Mi- ner, 1953; aberg, 1960). Se trata, sin duda, de un método perfectamente vilido, pero, como sefiala Balandiet (1956, pég. 497), la realidad es que las citdades africanas més préspetas han nacido o experimentan actualmente una acusada expansién a taiz de lades comerciales ¢ industriales que dependen del*comercio internacional. La influencia de la organi- zacién econémica y social occidental, y en particular de la tradicién de las grandes ciudades, ha calado hondo en el continente aftica y se extiende dia a dfa a medida que el desarrollo econémico y pol tico avanza. En consecuencia, el estudio del grado en el que los ras- 1g0s clisicos de las ciudades europeas y americanas caracterizan tam is extensa bibliogratfa existente acerca de los estudios urbanos en “Attica puede encontrarse en Combaire (1952). Orientaciones teécicas de Jos estadios urbanos en Aftica 3 bién a las ciudades africanas preindustriales, ha perdido importancia y no parece tener demasiada trascendencia para fos estudios urbanos Gel Afvica actual. El interés sociolégico en los estudios urbanos sobre Africa tiende a-centrarse més bien en la forma en que el comportamiento de los hhabitames de las ciudades encaja en Ia matriz social creada por la estructura comercial, industrial y administrative de una modema me- tr6poli y se amoida'a ella, habida cuenta de que la mayor parte de Jos africanos que residen en las ciudedes han nacido y se han criado en Ias regiones rurales interiores, en las que el ambiente cultural di- fiere notablemente del de la ciudad, Criterios metodolégicos EI método conereto de investigacién que adopta un estudio ur bbano responde Iigleamente al tipo de problemas gue el socidlogo se propone sbordar. Algunos inétodo, a foe que es habitual reams en otros paises, tales como los estudios ecolégicos asociados a la socio- Jogia urbana elaborada en la Universidad de Chicago, apenas han tenido aplicacién en Aftica. Tampoco ha gozado de aceptacidn hasta ahora el sistema utilizado en Berkeley, California, por Kingsley Ds- vies, quien considera que el crecimiento de las ciudades es un aspecto més’ del desarrollo econémico y social general. Probablemente, ello cs debido a que ambos tipes de estudios requieren disponer de datos estadisticos bésicos, amplios y detallados, cortientes en América y ottos pafses desarrollados, pero de los que se carece casi por com- pleto en Africa‘ ‘De ahi que los estudios urbanos afticanos hayan supuesto una labor de acopio mAs bien que un anilisis de datos preexistentes. Es- tos estudios se agrupan en dos grandes categorfas. En los que perte- necen a la primera de ‘ellas, cuyo exponente tipico es la excuesta social [social survey], se tegistran distintas caracterfsticas sociales de las poblaciones urbanas y, a menudo, no se intenta dar una expli cacién de la relaci6n entre dichas caracteristicas. El segundo tipo de estudios se propone interpretar el comportamiento de los habitantes de las ciudades, bien en contraposicién a las costumbres tribales, bien presents algunas inter t Ges con Io ctu de Burkey wire i fog ete urbane ye Gimiento econ6mico, pero se ceumserbe a una ciudad y no abarce una gion fntera como fos etudios de Bekele. x 6 Antropologfa social de lat sociedsdes complejas desde el punto ciudades. participa ‘acompafiadas a (1956a, pé bs durante un perfodo de tiempo relativamente dilatado» gina 58). Encuestas sociales esos dos principales planteamientos metodolégicos, 1a ial ha predominado en el pasado, alcanzando s ina_en el decenio. comprendido por regla general, en los pas no se dispone at de estadisticas oficiales con las que un socidlogo puede conter e paises en los que se realizan censos de modo regul: En lo que respecta no cabe duda de de las encues a a falta de un marco adecuado de anélisis del fendmeno urbano afti- cano, Ia encuesta social —un método relativamente mecénico que cexige escasos fundamentos tedri ha revelado con frecuencia io de una zona ur- hecho de que un sencillo y cSmodo lades como en las zonas rurales, En tanto que le observa cién participante igadores de campo se ha i especialmente en la Mercier (1956); Southall y 1959); MeCull j, Ac. Sofer C.y R. COrientaciones teéricas de los estudios urbanos en Attica a” ada, sobre todo entre los antropé- de los datos hace que los ra las i lento y de las circunstancias (Banton, 1957, pég. XV; v. también Southall, 1956b, pg, 579). Fortes abunda en la misma opinién: en une sociedad sumamente diversiicada, ekistirin una amplia gama de principios (reciotes de las relaciones sociales), ninguno de los cuales tendré velidez general. En sociedades de este tipo no es mediante la inspeccidn y la eomparscién realiadas al azar, Son necesatios pro cedimientos mas sisteméticos, lo que implica la utiliacién de conceptos esta: Aisticos (1949, sjidad de la vida urbana, la mayor parte de los que han ién en profundided en este émbito se han pronanciado por la necesidad de combinar las encuestas sociales con los estudios cuaitativos (19560, pag, 55). Pero la idea de que es Ia comy necesario utilizar métodos cuant id de los datos lo que hace en dos estudios urbanos es iétodos cuantitativos cumplen, social, una funcién que no viene Se dice que la gama de varia tada en las sociedades cn las primeras es modales de comportamien- situaciones sociales en las en cualquier tipo de inves dada por Ia com que interactée una persona que viva en la ciudad sean més variadas que las que se'dan en la vida del miembro de una tribu, desde el punto de vista del andlisis sociolégico, es probable que el comport miento del ciudadano en una situacién social dada no sea: més «com: del miembro de una tribu en una situacién rural. Por relacién de un hombre con su esposa gserd pleja en la ciudad que en el campo? En muchos aspectos quizé sex més s 8 “Antropslogla sovial de lus sociedades complejas simple, al encontratse trabada por menos relaciones con afines y récticas rituales. De hecho, en cierta medida, dado que es més pro- able que en el dmbito tribal relaciones sociales sean de tipo ‘multiplex, es posible que, desde el punto de vista analitico, sean més ecomplejas» y, por ende, més dificiles de analizar La aparente complejidad de los fendmenos sociales pone de ma- nifiesto con frecuencia Ia falta de concepins tedricos vidos para analizarlos, En este sentido, las sociedades segmeatarias fueron «com- plejas» hasta que se dispuso de una serie de conceptos analfticos tunidos a la nocién de «linaje> que per nan nos lo simplificé, fendmenos sociales en las zonas urbanas de Aftica se mente al hecho de que no disponemos ain de una perspectiva desde la que analizar y enfocar dichos fendmenos, Solemente el acopio de datos sobre las poblaciones urbanas y el ultesior andlisis de estos da tos, que dard lugar a la simplificacién inherente a las teotias correctas, puede darnos esta perspectiva Las encuestas sociales son uno de los medios de conseguir este objetivo. Sin embargo, sus categorfas de cuantifcacién deben estable- cerse mediante un andlisis tedrico previo. Los resultados obtenidlos 1 pattir de estas encuestas pueden servir después para verifcar la var lidez general de las hipétesis construidas, ya que las encuestas socia- les se apoyan —o deberfan apoy: clegidas de tal modo que sus resultados sean susceptibles de aplicarse a toda la po- blacién de Ia que se obtuvo la muestra. De este modo, los métodos cuantitatives pueden servirnos para clasificar y profundizar las gene- ralizaciones inferidas a partir de otros métodos o para poner de mani- fiesto regularidades que sin ellos podrian haber pasado inadvertidas. Ast, por ejemplo, Ja parcial coincidencia de estatus social y tribu en Livingstone (McCulloch, 1956b, pég. 50), la frecuencia, superior a Ja que cabe achacar a la meta casualidad, con que se producen ma- trimonios endogdmicos en el Cinturdn de Cobre (Mitchell, 1957b) y Ta vinculecién entre el grado de mayor heterogeneidad y dispersién tribales y el estatus social en los suburbios afticanos de Stanleyville (Pons, 1956b) son hallazgos que se deben a las encuestas sociales La utilizacién de métodos cuantitativos no es privativa de los es tudios urbanos: dichos métodos se emplean cada vez mas en los estu- dios tribales también. Como sefiala Fortes: Los antropélogos han demostrado asimismo que los métodos estadisticos, por ‘muy clementales que sean, son apropiados para el estudio de las denominadas Orientaciones reéricas de los esmdios urbanos en Africa 3 sociedades simples, aunque no se acepte cominmente la impoctancia esencs! revisten para el estudio de Je estructura social de cualquier sociedad, ni el Ihecho de que, en definitva, no son sino una depureciGn de lox snétodos de comparacién e indvccién’que se utiliaan babitualmente sina 59), Estudios en profundidad 3s métodos cuantitativos pueden emplearse de dos modos, Cabe ilizarlos para poner de manifiesto ssocisciones de caracteristicas les que exigen alguna explicacién sociolégica como, por ejemplo, Invalte tasa de masculinidad que se da entre los trabajadores migran. tes que han recorrido una larga distancia hasta las ciudades mineres del Cinturén de Cobre. Pueden emplearse también para analzar y dlasificar hipétesis elaboradas’a partir de estudios en profundidad, verificen lo, mediante el empleo de un cuestionatio ade. incia social entre las tribus. feraccidn entre investigacién en profundidad y cuantita- le que las hipStesis fecundas surjan con mayor frecuen cia a raiz de los conocimientos adquitidos en los estudios en protua didad. La misién de la investigacién cuantitativa consiste mds bien en contrastar y clasificar tales hipdtesis que en elaborarlas. No tiene por ello nada de extrafio que la conferencia de investigadores urbanos de Abidjan de 1954 —en plena época de predominio cuantitativo de J investigaci6n urbana en el Africe Subsahatiana— abogara por «una investigacién en profundidad de la configuracién cultural y las inst- tuciones sociales» (Forde, 1956, pég. 41), siento estructural» de problemas tales yen sobre la propensiéa a Ja migracién urbana, el grado de estabilidad de residencia, el nivel o los motivos de inseguridad econémica y la no- turaleza y circunstancias de la aparicién de nuevos objetivos sociales y materiales en las diferentes categorlas de poblacién (ibid., pag. 47) Estudios urbanos y cambio social __ Los estudios en profundidad de las ciudades del Africa Subsahe- tiana se han consagrado especialmente a analizar el contraste entte la vida tribal, de un lado, y Ia vida urbana, de otso, Se viene a con- siderar a las ciudades como centros a través de los cuales se intro- en las innovaciones culturales en la regién en la que se encuentran das, seguramente debido a la discontinuidad cultural entze Iss modernas ciudades afticanas y las regiones en las que radican, cy Antropologia social de las sociedades complejas género de dudas, la colonizacién y los consiguientes progresos industriales y comerciales han introducido numerosas inno- vaciones en la vida de la poblacién africana, una de las cuales es el répido crecimiento de las ciudades, Tampoco cabe duda de que en las ciudades han surgido pautas de comportamiento distintas a las de las zonas tribales, de las que no hace mucho que han llegado la ma- yoria de los habitantes de las ciudades. De ah{ que no sea ext {que muchos estudios urbanos est-blezcan la premisa de que se t ios de cambio social * idente que en es contexto ién al respecto cuando afitmaba: «Es im’ la tapidez de cambio de un sistema o situacién 2 de cambio de las personas.» Ello implica que los siste- 8 que funcionan en las ciudades y en las zonas tribales pueden considerarse relativamente estables y permanentes, aunque difieran uno del otro, El individuo que emigre de una zona tribal a una ciudad advertiré que su comportamiento, que era adecuado en el marco rural, no lo ¢s en la ciudad y que, por tanto, ba de adoptar ruevas costumbres y hébitos. Mayer ha formulado la misma observa- cidn. Refiriéndose a los emigrantes «de las escuclas» escribe: «Una persona puede perfectamente comenzar a observar ‘normas ciudada- has’ en consideracién a su amigo de East London, y no obstante desecharlas en atencidn a sus amigos mas conservadores de su medio, ya que no existe ninguna relacién activa entre ambos conjuntos de personas» (Mayer, 1961, pég. 290). Southall (1961a, pég. 19) comen- ta brevemente; «La transformacién de las pautas de accién desde la ivos utbanos es tan répida serie de objetivos rurales a la serie de obj como el viaje del emigrante a la ciudad.» Al mismo tiempo, los distintos sistemas sociales de ciudad y cam- po cambian tambié De abi que al observar el compor- tos tipos de cambio al diferente comporta tar cuando participa en las instituciones urbanas y se halla implic otto, originado por la evolucién de las antiguas rnormas e instituciones. Southall (19612, pig. 19) esctibe: Balandier (195 kind (19622); Eps Banton (1957, 1964), Southall (1956, pips. 1520 G 58) ) | | Otientaciones teévicas de los estudios urbanos en ‘cuando llega y Jas olvida cuando vuelve al campo. La influencis de ante sobre la He propuesto denominar cambios. «hi a los cambios globales del sistema soci los cambios de comportamiento que son consecuencia de la p cidn en sistemas sociales diferentes (Mitchell, 1962a, pég. 12 modo andlogo, Mayer (1962, pé reccionales» y modelos «alternat encuentra también implicita en presamente (1961a, pig. 70 ha sos» de cambio, Esta luckman, aunque no la afticano urbanizado esta fuera de influencia de la tribu. A su vee, ciudad a la zona politica de su tbaniza—, pero no queda libre de la in- Al observar omportamiento en una ciudad te el conjunto de pautas rurales preexistentes, en un mismo contexto los dos 9s de cambi res arar uno de otto. Muchos antzopclogos que trabejan ea las cindades ienden asi a formular sus problemas desde el punto de vista de teo. Benstles del cambio social, que generalmente cesultan inade El ejemplo més clato de este tipo de planteamiento es el consti- tuido por aquellos estudios urbanos que formulan sus problemes en funcién de la «destcibalizaciSn> w «occidentalizaciSno, 0 simplemente de la eaculturacién» en gen les estudios operan con el con- cepto de una «cultura» en Ia cual el contacto cultural produce la destribalizacién de los individuos. Las abjeciones que suscita el em pleo de conceptos como «destribalizacién», debido a los juicios de valor encubiertos que entrafa, son bien conocidas y no es necesario reiterarlas ", Desde el punto de vista que se mantiene en este articulo, su debilidad teética radica en la confusin del cam el cambio procesual. Las costumbres y valores de las zonas tt forman parte de un contexto social concreto y no pueden compararse con sus homélogos en las zonas urbanas, en las que forman parte de otro contexto diferente La obra ptecursora de Hellmann, escrita en la pasada generacién, en una época en Ia que la antropologfa se encontraba sumamente 19486). También, de modo i ‘Watson (1958) pag. 170), a ‘Aniropologia social de las sociedades complejas escribe: «Al parecer, reviste gran importancia pata éstos afticanos poder contar, en un mundo répidamente cambiante, cuya amplitid y complejidad aumentan, con la ayuda de parientes y amigos» (Powder. maker, 19: 809). Aunque reconoce que est te que era para ellos tener les ayudaran cuando Ilegas tes 0 danzas 0 a buscar empleo, estima insuficis afirma acto seguido: «La concepcicn de forma parte del orden moral en que esos jévenes se han criado, y el orden moral evoluciona por Jo general mucho més lentamente que €l técaico» odcia objetarse, sin embai les constituye Ja que la inmensa mayoria de sus relaciones se establecti con foras- teros. En otras palabras, la relacién entre un mundo cambiante y la actitud de los adolescentes africans respecto de la familia y la amis- tad no parece estar demostrada, Creo que Powdermaker ha intentado fenémeno de cambio situacional como que los fenémenos dice: «En cualquier ico y social répido, como el que est de Cobre de Rhodesia del Notte, de interés para el estudio del cambio soc dg. 783). sociGlogos urbanos de’ Estados Unidos, borador, patecen incurrir en andloga com ia de ciudades del siglo 2x y culturas exttaor- fcamente de la edad de piedsa en cuanto a su ‘organizacién y tecnologia) da lugar, en algunos. aspectos, a un contraste entre Jo rural y Jo urbano, mucho més acusado que el que puede encontratse en cual uier otra parce del mundo. Se trata del coatraste entre culturas neoliticss de ‘una parte, y una culeura industrial de otra, no mitigedo por siglos de evolucién * Actualmente Zambia. (N. del T.) Orientaciones reéricas de los estudios urbanos en Africa 6 sociocultural, sino en el que ambas cultaras se hallan yuxtapuestas y mealadas de golpe. De ello se infere que le afluencia del campo a la ciudad, en Africa, coresponde a una ripida transicidn que reduce vatios milenios a un breve lapso de tiempo (Davis & Hertz, 1954), La confusién entre cambio situacional y procesual no es siempre tan evidente. Algunos investigadores incurren en este exror al com parar, de forma implicita 0 expresa i con las rurales. El ensayo de Baker y Bird 3 ejemplo, com- ppara el estatus de las mujeres en el sistema de linaje con la posicién de las mujeres en las ciudades, equipatando as{ cambio situacional y cambio procesual, res cometen el mismo erzor al 9s como una reestructuracién de relacién. Por ejemplo, Banton (1961, pég. 113) es cién de un marco conceptual para estudiar el cambio so: Ja tarea més importante con la que se enfrentan hoy los antr sociales», pasando a continuacién a analizar el problema punto de vista de la «reestructuracién» de las rel be Ja forma en que surgen en , especialmente compins de baile, que cumplen Ia fina- lidad de incorporar a los emigrantes a la vida de la ciudad. Sefala in nuevas posiciones y estatus en sus- 9s de la posicién ocupad: ién de nuevos valores que alteran el iudad —escribe— y trata de adquirit etc. Estos cambios imponen la re- uurbano y ale forma en que en el mismo los roles oportunos. Sefala, acertadamente, ibolos, muchos de ellos tomados de los ‘nuevos significados y cumplen nuevas funciones convierten en parte integrante del sistema de relaciones sociales de los africanos en las ciudades. Sin embargo, Banton se refiere al cambio situacional cuando afir- ma que: «Un african emigrante de las zonas rurales puede adaptarse 4 trabajar en una gran planta industrial en un perfodo de tiempo rela- tivamente corto» (ibid., pég. 116). El individuo debe aportar en la fabrica normas y valores adecuados a su rol, que le serfan extrafios en su medio tribal. No trae consigo a Ja ciudad sus instituciones “ ‘Antropologia social de las sociedides comple sociales. Estas forman parte de diferentes sistemas sociales y el i vviduo pasa de uno a otro. Por consiguiente, es erréneo creer que las, instituciones rurales se transforman en tipos urbanos de las mismas iones. Lo que ocurre mé= bien es que los habitantes de las ciudades crean jones para hacer frente a sus necesidades y i causa de la diferencia de contextos, son =n las mismas nece- que existe como parte de un sistema social diferente de.modo que, con toda probabilidad, el comportamiento de un emigrante en la cit dad, cuando difiere del que observa en su medio rural, constituye la manifestacién de un cambio «situacional més bien que de un cambio «eprocesuab El estudio del cambio social, en su acepcién hist6 del modo en que una institucién se ha originado a pat ha adoptado gtadualmente una nueva forma como social cambiante, puede ser un estudio urbano tan valido como cual quier otro. Pero tales estudios deben realizarse dentro del mismo contexto abarcando un lapso de tiempo relativamente largo, como o« re, por ejemplo, en el estudio de Epstein (1958) sobre el de de las instituciones través de las cuales los africanos consiguiezon el derecho a expresarse politicamente en el CinturSa de Cobre, en tre 1930 y 1953, o el propio estudio de Banton (1957, cap. IX) sobre le constitucién de asociaciones de j6venes en Freetown, en: tre"1930 y 1955. Uno y otro son estudios sobre cambios institucio- rales en el marco urbano y no intentan establecer erréneas compa- raciones con las instivuciones rurales correspondientes. El andlisis del urbenismo debe partir de un sistema urbano de relaciones, y yo irfa més lejos que Gluckman (1961a, pég. 80) y me atreveria a decir que los origenes tribales de la poblacién, en Is medida en que im- plican modos tribales de comportamiento, deben —y no s6lo «pueden jincluso»— ser considerados de importancia secundaria. El planteamiento situacional En otras palabras, es posible que, al menos en el estadio actual, los socislogos que estudian las ciudades puedan egar a una mejor del comportamiento si adoptan en sus estudios un to situacional». Ello implica considerar las relaciones s Jes, asf como las normas y valores que apuntalan Jas ciudades, parte integrante de un sistema social por su misma Orientaciones teérias de los esmudios urbanas en Attica 6 naturaleza, Sin embargo, las relaciones actian en un marco que, si bien determina el cardcter de las pautas de relacién social en el seno de la ciudad, no tiene por qué formar parte del estudio de la ciudad misma’. Llamatemos extetnos a aquellos factores que detev:ninan el con- texto en el gue interacttian los habitantes de las ciudades, ya que, aunque puedan constituir el objeto de estudio de otras disciplinas, podemos darlos por supuestos, en lo que atafie a la sociologia ur bana, analizando el comportamiento de los individuos dentro de la mattiz social creada por dichos factores. Son lo que Southall (19618, pégina 5) llama «factores extrinsecos», y yo he denominado antes «imperativos externos» ". Podemos considerar como determinaciones externas, algunas de Jas cuales caracterizan 2 las ciudades en todas partes, las siguientes" Densidad de poblacién. La densidad de poblacién comunica én social en las ciudades determinadas caracteristicas, La es la amplia gama de contactos personales tes de la ciudad y, por consiguiente, las mayores posi- idades de elegir que tienen a Ia hora de asociarse. b) Movilidad. La poblacién de a mayoria de las ciudades afri-, canas crece a una tasa superior @ la tasa normal de crecimiento de la poblacién de las regiones en que aquéllas se hallan situadas. En ‘mayor o menor medida, los emigrantes circulan de ciudad en ciudad, entte la ciudad y la zona tribal, y entre distintas zonas de la misma ciudad. Esta inestabilidad de residencia de las poblaciones urbanas africanas trae consigo un grado de inestabilidad de las relaciones so- ciales que afecta al cardcter de éstas. viene de vastas regiones interiores, es probable que sus habitantes procedan de diferentes zonas étnicas y tribales. Por consiguiente, los sistemas sociales urbanos tienen que proporcionar la base que permita de lado aqui aquellos estudios de la emigracén que consideran cv dad y campo como partes integrentes de un sstema socal en cl que eid embros de la tibu se hallan ligados por redes de relacones en ; 'éase también Forde (1956, pigs. 47-48); Balandier (1956, des 19592, pig. 7); Southall (196la, pigs. 6 y sig); Gutkind (19626, 6 Antropologia social de las sociedades complejas 308 elementos diversos. Aparte de esos diversos ele. les, en muchas ciudades afticanas existe también una able de poblacién no africana. d)_ Desproporcién demogréfica. Dado que las empresas indus. triales y comerciales, en funcién de las cuales fueron creadas la ma. forts dé las ciudades, han necesitado sobre todo tabsjadores meus. se ha registrado en las ciudades una tendencia a techitar funda. mentalmente jSvenes varones de las regiones cereanss. De abi que la estructura pot edades y sexo de Jas poblaciones de la mayorta 4e las ciudades africanas en desartollo muestre una acusada desproporeiSn, debido a su nimero de densidad de poblacon pee den mantener una amp! idades econdmicas distintas gama de a Esto conduce @ su vez a una diferenciacidn profesional, a niveles de vida diferenciados, ién social que afecta, tas de interaccién social. £ _Limitaciones politicas y administrativas, Muchas ciudades, s0- bre todo en la mitad sur del continente, se han visto, y se ven ain, de una istrativa en la in africana se en- igidos. Tales’ restricciones administrati- "mente a las pautas de interaccién social, ricanos como entre los mismos afticanos. Seguramente, cada ciudad tiene una seri distint ciones externas y constituye una entidad social irrepeuble: pero, sin embargo, cabe establecer grandes divisiones de las ciudades afticenas Cabe, por ejemplo, distinguir aquellas ciudades que se hen desarre Mado de acuerdo con una economia no industrial y no occidental y ‘otras que han surgido gracias a la actividad de les potencias coloniales y de las empresas extranjeras. Esta distincién estabe im plicita en los debates que tuvieron lugar en la Conferencia de Abidjan (Forde, 1956, pgs. 26:34), y ha sido formulada por Southall (19612, paginas 6 y sigs.). En su esquer i lel tipo A son ciude: des de antigua creacién y crecimiento lento, basadas en gran medida fen una economia tradicional, y que presentan un notable grado de homogencidad ¢tnica. Existen’ciudades de este tipo en Tanganica, Uganda, antiguos tetritorios del Africa Ecuatorial fram. esa y del Afsien Occidental y francesa. Las ciudades del tipo B son ciudades nuevas, de crecimiento répido, basadas en el desarrollo industrial y comercial, y que presentan determina Orientaciones teéricas de los estudios urbanos en Africa 6 acusada heterogencidad étnica, Pueden encontrarse ciudades de este tipo sobre todo en la Repai y el Congo, Como sefiala ‘ cidlogo urbano consiste en estudiar jones sociales —y los valores que las refuerzan— detitro de este marco variable de fac- tores extrinsecos. Bascom (1955, 1959, 1961), Schwab (1954), Lloyd (1953, 1955, 1959) y Miner (1953) han mostrado que Ja estructura social de las ciudades de uno y otto tipo difieren sensiblemente, Sus hallazgos han serido paa contrstar las generaliacones de Wisth sobre el urbe i fendme ioldgic eto tales estudios pre siamo como fenmeno socolégico univer. Pero les etude re reraccién en las ciudades yoruba, segin Bas- |, ¢5 el lingje més bien que una serie de factores especif- camente urbanos. Ademés, Bascom afirma que las ciudades yoruba son, no cosmopolitas y que su economfa, como la de las zonas rurales, se basa en la aj ‘0 en el comercio y en la especislizacién artesanal dentro de la ciudad (ver también Lloyd, 1953, 1955 y 1959). Por consiguiente, resulta dificil separar en estos estudios aquellas caracteristicas que guardan relacién con el urbanismo como tal y aguelas otras que se refieen especficamente los yoruba (ver tam bién , 1959a, pags. 5-12). Tipos de estudio sociolégico de las ciudades Las relaciones sociales que existen dentro del marco establecido por las determinaciones externas en cualquier ciudad africana pueden segin su pertenencia, a tres tipos distintos, que podemos aestructurales», «categori y «personales» (eegocén- >) (Mitchell, 1958, 1959b; 1962), Pasamos a analizar iversas formas en que esos distintos tipos de relacién social han lo estudiados en las ciudades africanas Relaciones estructurales Son aquellas relaciones que, dentro de un sistema social urbe- no, tienen pautas permanentes de interaccién y se encuentran estruc- trades, es decir, en las que las normas se. definen desde el punto de vista de las expectativas de rol de los demés. De éstas, las més importantes, de acuerdo con el tiempo que los africanos hebitantes de la ciudad les consagran, quizd sean las relaciones de trabajo. Se trata probablemente de las relaciones sociales urbanas més riguro- 6 Antropologia social de las sociedades complejas samente estructuradas, en el ido de que los estatus y roles de los trabajadores se encueni i reign de igidamente definidos en funcién de la participan. Sin embargo, en términos generales, existen pocos estudios sobre la interaccién de los afticanos de, la cad en los ssedioe industil y comercial ®. Los sociloges an puesto de relieve que en Europa y en América las selaciones informales entre los trabsjadores modifan y vienen a in crementar las pautas formales de relaciones enite ellos. Cabria esperar que este fenémeno se produjera ta los trabajadores.afti- canos. Desde un punto de vista. tedrico, s esante saber si factores tales como el tribalismo o el_parentesco desempeian en oe un pat el mas importante que en Europa y en América en las relaciones in i i que implican rela- han susci as ciudades de Africa Occidental adaptacién» que ayudan al emigrante recién rnormas de comportamiento y a configurer por iones una red de relaciones de apoyo en torno , apoyindome en el trabajo de la sefiora Bran del, he sugerido que los pagos matsimo udades sirven, entze otras cosas, para demostrar la posicién social de las familias fen cuestidn més bien que para establecer derechos en favor de los nifios (Mitchell, 1960a). ® Los estudios de Hellman (1953), Glass (1960) y Bell (1961 pi, sesh cacti defo tian steamy de = jien que de las pautas de interaccién social en situaciones laborales y comer 3) aguf el término sinstitucién» en sentido malinowskiano, es decir, ceeds ni go cal came Punto de vita intractian lee prope. on Aifcado al conjunto de normas ue regulan el comport de que s tate, fo gue pune preted Orientaciones teévicas de los studios ucbanos en Alica 6 Relaciones categoriales Bastante mayor interés han despertado les relaciones que podrian denominarse «categoriales». Se desarrollan en situaciones en las que, por su misme naturaleza, los contactos son superfciales y rutinaric Desde luego, existen muchas situaciones de este tipo en la vida coti- diana de una gran ciudad poblada por personas que pertenecen 2 muchas tribus diferentes y cuya vecindad cambia continuaizente de Suelen darse en las aglomeraciones urbanas, en los be- res, en los metcados, etc. En todas estas situaciones los habitantes de las ciudades tienden a categorizar a la gente en funcién de algunas caracteristicas visibles y a ordenar su comportamiento de acuerdo con dicha categorizacién. El concepto de relaciones categoritles esté {ntimamente ligado al de eestereotiposn, tal y como se utiliza en la psicologia social. fundamental, en este tipo de relaciones, el pasar por alto las ternas de una categoria. Southall (1961, pdg. 39) opina iis bien de un fenémeno de clasficacién externa que cacién.» Pero esto no es totalmente exacto, ya que si comportamiento respecto de B en funcién de una ca- tegorfa social, su comportamiento supone que Ego se identifica a sy, vez con una categoria respecto de B. En lo que atafie a las ciudades del Africa Subsahariana, sobre todo en Ia mitad sur del continente, el tipo de relaciones categoriales que més llama la atencién es el que se da entre razas. Los socidlogos ur- banos han prestado poca atencién al fenémeno, aunque hay que men- i obra de los Sofers (1955). Debido a la distancia socal exis- el modelo de comportamiento entre las mismas se convierte en categorial. Ast se espera, en un primer contacto, que cualquier persona reconocida como miembro de una raza concreta por un miembro de otra, se comporte de una forma uniforme. De este modo, un europeo tiende a esperar que un africano culto se comporte del mismo modo que un africano analfabeto y, de modo anélogo, un africano espera que todos los europeos se comporten con 41, en un primer contacto, de una forma tfpica. Este tipo de compor- tamiento ha sido estudiado en estrecha conexién con aquello « lo que than llamado «tribalismoy entre los africanos de las que han trabajado en Africa Central, Rouch lo denomii tribalismo», y «Wallerstein, «cardcter étnico» [etbnicity) W Rouch (1956); Mitchell (1957s, 1962b); Epstein (1958, 1962); Southall (19562, 1961); Wallerstein (1960) al Antropologia social de las sociedades complejas La importancia de estudiar el cardcter ét eee 0 como relacién cate: nite evalua con mayor i iles urbanas. En pocas acta como un método para simplificar o codificar el com ortamiento en situaciones que, de otro modo, serfan «no estructe. tadas». Esto se ha puesto claramente de manifiesto en estudios sobre el tribelismo en Rodesia del Norte, que han te 10 de vista de cualquier observador, lei grupos tribales puede reducirse a siete u ocho categoris pi epresentadas poz una tribu «modelo», y que el compoztani con los miembros de tales grupos normas relacionadas con la histo ie grupos tribales. Entre es las telaciones jocosas {joking relationships] por medio cle la tribus en un inci enfrentadas entre si i" ; in en la que estaba proscrita la aaa chell, 1s) ve este modo, la et ismo 19 tipo categorial de relacién puede teferirse funcionalmente a tipo de situaciGn social existente en las chudades afticwee ne“ » considerando el fenémeno de la al, la es- mds fre- Varios observadores han sefialado que la es. meio presto se Polasan enue la eviiacién en su extremo y el ruralismo tribal en el otto, De este modo, ae ién st se refleja claramente en los escasos Sitios de prestzio profesional que se han llevado & cabo en ls Podemos considerar funcionalmente de estratificai . salmente est le estratificaciér cial como uno de los dispositivos que permiten a los ciudadwoe ordenar su comportamiento unos respecto de otros en situaciones Poliglotas, heterogéneas y no estructuradas. Sin embargo, existen po, 0s estudios sobre situaciones concretas en las que ln «clase sochly aparezca funcionando como una relacién categorial mediante la eval i6n socal, En East London, en Sudéfrica, se ha descrito un int i E ; crito un interesante tipo de relacic S 1962, pag. 585) describié una categorizacién de ciudadanos euyas relaciones sociales se centran en Ie ciudad, contraponiéndolos a los emigrantes, cuyas relaciones se centean rientaciones teéricas de los estudios urbanos en Africa n inuacin clasifica a los emigrantes en eles $ educa los ade las escuelas»). Se ha puesto de manifiesto jercen una acusada influencia en el comporta- luos de cada una de esas categorias que, salvo cen sus relaciones més intimas con relaciones constituyen relaciones ida en que sieven para ordenar arias de los habitantes.africanos en Jas zonas ru xhosa tradicio cin occident que estas Redes personales 1e ha despertado interés ido por Ja red de lazos judades en tomno de las redes personales en los estudios ur- i6n de conocimientos significativos sobre el comportamiento social en las ciudades. El concepto de red fue ut zado por Bares (1954) en su estudio sobre una comarca isleiia noruega, y elaborado posteriormente por Bott (1957) en su anilisis de los roles conyugales de las familias de Londres. Barnes y Bott conciben esta red como una serie de relaciones de catdcter perso: nal que un individuo configura en torno suyo. El concepto se encuentra implicito en Ia obra de Southall sobre Kampala (1956a, 1961b), y en el estudio de Pons sobre los grupos reducidos (1961), pero sélo ha sido utilizado de forma expresa hasta ahora en Africa por Mayer (1961, 1962, 1964) y Epstein (1961). Mayer muestra de modo convincente cémo determinados tipos de emigrantes una ciudad sudafticana se «encapsulan» en una hermética red de personales y cémo esta red, que se prolonga a la zona re a la vez para proteger a sus miembros de verse envueltos, cn relaciones sociales de cardcter ciudadano y para potenciar sus taciones rurales. Otros emigrantes, sobre todo emigrantes «de las escuelass, les que les permiten particpar en actividades sociales de carécter ciudadano sin que relaciones con parientes y amigos del campo. Pot co ricter de la red de relaciones personales explica por qué algunos antes se mantienenvincalados al campo y otros se vinculan a la ciudac Epstein utiliza el concepto de red de un modo algo distinto al de Mayer. Pattiendo de una serie de situaciones en las que un inves tigador auxiliar participa durante algunos dias, muestra cémo fur Un tercer tipo de re! en los iltimos estudios urbanos es el con 10s. configuran banos presagia la o R Antropologta social de las sociedades complejas cionan en ellas algunos de los rasgos destacados del sist i srbano. AD analizt el canécter dela ted de tolatenss got participé su ayudante, sugiere que algunas de las personas conscides por éste se conoctan también entre sf y forman lo que Epstein lleme Ia red areal». Ottis no se conocian chire si. En la medi #6 conocen a otras que tampoco se conocen entre si se n la ciudad una serie de relacones que Patten del syudente formula la interesante hipStesis de que, a través de Is charls las normas y valores adecuados a la vida en’la ciudad se aclaran’ redefinen y reafirman en el seno de Ia red real, y de que las normas y valores ‘establecidos en la red real de personas que ocupan los ‘amos superiores de la escala de prestigio impregnan la ted ample lel resto de la comunidad urbana. Por tanto, gracias al concepto de fet disponemos de una hipétsis acerea de la forma en que ey pro. able que se difundan las normas y valores en una comunidad. ash ome de le forma en que tiene lugar el proceso de stetrolimen He aguf un ejemplo del tipo de hipstesis qu diante In utiizaién dl concepto de ned: Nase (9 eb tanta importancia que opina que una vez i tizar un método normalizado de registrar tipos de redes, éste pola desempetiar en los estudios urbanos (y en los estudio: de algunas comunidades rurales) el mismo papel que en Ia actualidad deecn pefia Ia genealogta en los estudios tribales La ciudad como sistema social tinico | dlsis, hemos dividido la interaccién s as ciudades en tres tipos distintos. De este modo, hemoy ionaraca | eventuales relaciones de cualesquiera de tipos de interacci foci con los dems, asi como el efecto de influencias, prsiones y jerzas externas a una situacién social concreta, que operan sobre cl Comportamiento de las personas que se encuentran en dicha situ oblema de en qué medida podemos considerar *s sociales de una ciudad como un sistema son or cami, Jos estos dels relacone sc on parciales, en el sentido de que aislan para analizarlo me tun axpecto particular de la serie total de seladones, Se ws ne problema que afecta no sélo a Ia sociologia urbana, sino también a ‘muchos otros estudios socioldgicos modernos. El ensayo antropolé. Orientaciones teéricas de los estudios urbanos en Africa B fsico considera esa unidad atribu», «sociedad» 0 «co- y presenta el compoi de sus miembros desde el vista de una serie de instituciones, estructuras, not las anttopélogos que. tr mantener este supue punto valores interrelacionados. No sélo en zonas urbanas les resulta di también a aquellos que han lev moderne Africa (y con toda probabilidad, también en ot Han descubierto que grupos nes que no se hallan fisica- mente presentes en la zona luyen en el comportamiento de los individuos de la misma, En otras palabras, la unidad de relacio- nes interactuantes tiene un mbito mayor que el de la tribu. Con el fin de hacer frente a problemas de este tipo, Gluckman (1940, 1961b, pag. 14) y otros autores han propuesto conceptos como el de «campo social», que han demostrado ser titiles para ayu- dar a antropélogos y soci6logos a comprender el comportamiento so cial en el contexto de las situaciones actuales. Un campo social puede concebirse como una serie de relaciones interconectadas que se influyen todas ellas reciprocamente. En la concepcién de Barnes (1954), cada campo constituye un segmento del sistema social que larse desde el punto de vista de la interdependencia de las relaciones y actividades de las personas im mo. Por consiguiente, la superposicién de - P sma social total, aungue no podamos determinar si el sistema social mismo debe ser considerado como el agregado de los campos sociales, 0 concebido como un «campo de campos» en el que los diversos campos de relaciones sociales se encuentran a su vez interconectados. En tanto que Barnes estima que todas las relaciones en Bremnes estén incluidas en tres campos —los campos industrial y territorial y ti comunidad, Epstein (1958, pags. 232 y si ‘iones sociales del Cinturén de Cobre forman un «inico campo». Sin embergo, este ‘campo, que es un continuo de relaciones cuyos limites se establecen a los fines de un estudio concreto, esté formado por subs ivamente auténomas entre 3 ¢s en parte independie embargo, todas esas escries» constituyen un campo dentro del cual la accién en una serie puede reactuar en las demés e influir sobre ellas. Asi, las acciones en Ia «serie» politica pueden influir sobre las acciones en la serie familiar. Epstein, como hemos visto, va un poco més lejos sugitiendo que la «zed personal», como parte del campo, ” ‘Antropologia social de las sociedades complejas puede constitui Ja retroalimenacién ®

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